Cuando Dios Esta en Casa Grandes Cosas Suceden
Cuando Dios Esta en Casa Grandes Cosas Suceden
Cuando Dios Esta en Casa Grandes Cosas Suceden
PREDICAS CRISTIANAS
Predicas Cristianas Predica de Hoy: Cuando Dios está en casa grandes cosas suceden
INTRODUCCIÓN
La Biblia relata la historia de una mujer adinerada que vivía en Sunem, una ciudad que se
encontraba entre samaria y el Monte Carmelo, justo por el camino, camino que siempre era
recorrido por el profeta Eliseo.
Esta mujer siempre veía pasar a Eliseo cerca de su casa y veía que Eliseo era alguien especial
y diferente a los demás, por lo cual ella, cada vez que Eliseo pasaba por su casa lo invitaba
a comer, hasta que un día esta mujer le dijo a su esposo: Mira, yo se que este hombre Eliseo,
el que siempre pasa por aquí y que come con nosotros, es alguien especial y lleno de Dios;
pues cuando esta con nosotros yo puedo sentir su paz.
Como vez si le construimos una recamara para que se quede a descansar con nosotros cada
vez que venga, a lo cual el esposo accedió; y Eliseo cada vez que pasaba por Sunem comía
y descansaba con ellos en su casa.
Esta mujer a pesar de tener tanto dinero y de ser muy hospitalaria, y se alegraba cada vez
que el profeta llegaba a su casa, su alegría y su gozo no estaba completo pues en su corazón
había un hueco sin llenar, y este era que no tenia hijos y su esposo ya era viejo.
Ella hacia todo lo que podía para que Eliseo siempre estuviera cómodo y lo hacia sin obtener
nada a cambio. Pero Dios que todo lo ve, no se dio por mal pagado, por lo que la mujer para
su siervo.
Y un buen día Eliseo le dice a la sunamita que Dios le iba a cumplir el deseo de su corazón y
que le iba a dar un hijo, pero la mujer a pesar de que toda su vida deseo tener un hijo, lo
dudo y le dijo a Eliseo que no se burlara de ella, pues su esposo ya era viejo.
Pero lo que la mujer no sabia era lo siguiente: Que lo que para ella era imposible, para Dios
era posible; y Dios cumplió su palabra y la mujer dio a luz a su hijo; este creció y un día
enfermo y murió en sus brazos, entonces ella lloro amargamente por su hijo y hasta se
enojo, porque sintió que Dios se había burlado de ella.
Pero ella no se quedo llorando en su casa, sino que recordó que Eliseo estaba lleno de Dios,
por lo cual ella deja a su hijo en el lugar que había preparado para Eliseo, y corrió al Carmelo
en donde se encontraba el profeta, pues ella sabia que allí en el monte se encontraba la
solución a su problema, pues el Carmelo es el lugar de la provino de Dios.
Ella llegó a donde Eliseo y lo primero que hizo fue reclamarle (y esto no porque no creyera
en Dios, pues si no hubiera creído jamás hubiera ido en buscadle profeta, mas claramente
en busca de Dios).
Pero ella no se conformo con el que Eliseo mandara a su asistente, sino que se aferro a
Eliseo y le dijo: Si usted no va conmigo (en otras palabras lo que le dijo fue: Si Dios no va a
mi casa), yo no me volveré para ver a mi hijo muerto y a llorar; quiero que su presencia este
conmigo, y Eliseo después de ver la determinación de la mujer se fue con ella y Dios
(dejemos claro que el que resucito al niño fue Dios, a través de Eliseo) resucito al niño y ella
da gracias y vuelve a sonreír.
Deposita toda tu ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de nosotros, como dice 1ª
Pedro 5:7
Y Recuerda que:
LA MUJER SUNAMITA
ALGUIEN DE QUIEN APRENDER...
"Aconteció también que un día pasaba Eliseo por Sunem; y había allí una mujer
importante, que le invitaba insistentemente a que comiese; y cuando él pasaba por allí,
venía a la casa de ella a comer."
2 Reyes 4:8
Esta es una mujer de la cual no conocemos el nombre, solo sabemos que era una mujer de
Sunem por eso se le conoce como la SUNAMITA, vamos a reflexionar en varias cosas de las
que podemos aprender de ella.
1. UNA MUJER DEBE APRENDER A SER SENSIBLE AL MOVER DE DIOS:
"y cuando él pasaba por allí, venía a la casa de ella a comer.Y ella dijo a su marido: He aquí
ahora, yo entiendo que éste que siempre pasa por nuestra casa, es varón santo de Dios."
2da. De Reyes 4:8-9
La sunamita era una mujer importante, no sabemos por qué exactamente era importante
pero menciona que a pesar de ser una mujer importante dentro de Sunem ella era sensible
al mover de Dios. No importa lo que nosotros hagamos o que labor realicemos, debemos
de aprender a ser sensibles a la voz de Dios, no podemos vivir la vida por vivirla sin
detenernos a buscar qué es lo que Dios quiere de nosotros. Dios puede permitir que nos
acontezcan situaciones y dependerá de nosotros el responder al Señor al llamado que nos
hace.
La mujer Sunamita era una mujer esforzada y hospitalaria, sabía que Eliseo era un varón de
Dios y quitó su comodidad y privacidad para hacer un sitio en su casa para que cuando el
pasara por allí pudiera descansar en su casa. Cuando estamos dispuestas a obedecer la
voluntad de Dios y seguir lo que el nos manda, debemos estar dispuestas a ser hospitalarias,
esforzadas, no busquemos el lado mas cómodo de las cosas sino el que más le agrada a Dios.
Dios cumple su promesa y ella concibe un hijo al año siguiente de la profecía, el niño crece
y de pronto un día enferma sin razón y muere en las rodillas de su madre. La palabra dice
que ella lo puso sobre la cama de Eliseo y cerró la puerta y salió. La actitud de la sunamita
es admirable, la templanza, la prudencia y la calma con que vivió esta prueba tan fuerte es
impresionante, cualquier madre podría tener un arranque de desesperación al ver a su hijo
enfermo y verle morir, ella no salió corriendo dando gritos o lamentando la muerte de su
hijo solo dice la palabra que cerró la puerta y salió. Las situaciones en nuestra vida se pueden
tornar muy dificiles y adversas pero dónde está tu confianza??, eres prudente tienes
templanza? La mujer sunamita era una mujer prudente y de fe.
6. UNA MUJER DEBER SER SINCERA Y ABRIR SU CORAZÓN CON LAS PERSONAS INDICADAS
"Te ruego que vayas ahora corriendo a recibirla, y le digas: ¿Te va bien a ti? ¿Le va bien a tu
marido, y a tu hijo? Y ella dijo: Bien. Luego que llegó a donde estaba el varón de Dios en el
monte, se asió de sus pies. Y se acercó Giezi para quitarla; pero el varón de Dios le dijo:
Déjala, porque su alma está en amargura, y Jehová me ha encubierto el motivo, y no me lo
ha revelado. Y ella dijo: ¿Pedí yo hijo a mi señor? ¿No dije yo que no te burlases de mí?
2da. Reyes 4:24-28
La mujer sunamita sabia que Dios haría algo pero no sabía qué, no abre su corazón con el
criado del profeta Eliseo sino le responde que está bien, pero en su corazón habia un gran
dolor por la muerte de su hijo, cuando llega ante el profeta no le pide nada, solo le rebela el
dolor de su corazón y la amargura que habia en su interior. Cuando pasamos por pruebas o
problemas debemos ir a la persona correcta, no digamos a unos y a otros todo lo que nos
acontece, abramos nuestro corazón con El Señor y con quien realmente puede ayudarnos,
no dejemos que el dolor y la amargura se apoderen de nosotros, esta mujer era humilde y
sabia, abre tu corazón y no cierres la puerta porque Dios puede hacer algo donde pensamos
que ya no hay solución.
"Entrando él entonces, cerró la puerta tras ambos, y oró a Jehová. Después subió y se tendió
sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre sus ojos, y sus manos
sobre las manos suyas; así se tendió sobre él, y el cuerpo del niño entró en calor. Volviéndose
luego, se paseó por la casa a una y otra parte, y después subió, y se tendió sobre él
nuevamente, y el niño estornudó siete veces, y abrió sus ojos. Entonces llamó él a Giezi, y
le dijo: Llama a esta sunamita. Y él la llamó. Y entrando ella, él le dijo: Toma tu hijo. Y así que
ella entró, se echó a sus pies, y se inclinó a tierra; y después tomó a su hijo, y salió." 2 Reyes
4:33-37
Finalmente la Sumita confía su pena al varon de Dios y recibe el milagro de la sanidad de su
hijo, aprendió a confiar en Dios y aunque se quedó fuera de lugar donde el profeta Elias oro
y resucito a su hijo, ella tuvo la fe y recibió el regalo de la sanidad de su pequeño. El Señor
habia preparado todo para que esta mujer conociera la bondad y el poder de Dios. Dios es
quien da la vida y El mismo es quien la quita. Dios le da un hijo que ella no pidió y luego se
lo quita repentinamente y luego el niño vuelve a vivir. Cómo puede el corazón de una madre
enfrentar este dolor. Dios conoce nuestro interior y sabe de lo que estamos hechos, esta
mujer era una sierva de Dios, una mujer de fe, las pruebas permitieron que ella creciera en
fe, Dios probó su fe y su confianza, le devuelve la vida de su hijo y pasa a la historia como
una mujer de la que hay mucho que aprender.
Tu también eres especial para Dios, si tienes deseos en tu corazón Dios los conoce, si estas
viviendo tiempos en los que El Señor ha quitado de tu vida quizás personas, cosas, un
trabajo, lugares o ha permitido situaciones contrarias, no te desesperes, debes ser
prudente, Dios está trabajando y quiere glorificarse en cada situación que vivimos,
esforcémonos cada día y seamos valientes porque El Señor está con nosotros y no nos
cansemos de hacer el bien porque un día veremos la cosecha de nuestra siembra y la
respuesta de nuestras peticiones.
Por un lado tenemos al profeta Eliseo, el cual representa la presencia de Dios. Por otro lado
tenemos una mujer importante de la ciudad, no se conoce su nombre. Ella representa al
cristiano buscador de Dios.
La mujer sunamita era una persona que reconocía, respetaba y valoraba la Presencia de
Dios. Por ese motivo ella le dijo a su marido en el v.9 “Y ella dijo a su marido: He aquí ahora,
yo entiendo que éste que siempre pasa por nuestra casa, es varon santo de Dios.” Ella era
una mujer bajo la cobertura de su esposo y reconocedora de la importancia de crear un
espacio para la presencia de Dios, representada en la vida del profeta. Por eso
en v.10 dijo: “hagamos un aposento… para que se quede”
El ejemplo de la vida de la mujer sunamita, es un reflejo de lo que Dios esta buscando hoy
de Su pueblo: Personas que preparen un espacio principal en sus vidas, para darle lugar a la
presencia de Dios.
Así como la sunamita no se conformó con la visita del profeta, y quería que se quedara lo
más que pudiera, así nosotros hoy podemos ser igual a ella, si creamos un espacio en
nuestra vida para darle lugar a la presencia de Dios.
Ahora bien, ¿Cuál fue el resultado de respetar la presencia de Dios?
En el v.13 leemos: “¿qué quieres que haga por ti?”
Siempre hay una recompensa para los buscadores de Dios. El Señor les pregunta
específicamente: ¿que quieres que haga por ti? ¿Sabremos cómo responder cuando Dios
nos pregunte esto?
Parece, por lo que dice el relato, que la pregunta tomó por sorpresa a la mujer sunamita.
Ella simplemente respondió: “Yo habito en medio de mi pueblo.”, como diciendo “soy una
mas del pueblo”. Eso lo pensaba ella, pero Dios no. Él es galardonador de los que le buscan
y le hacen espacio para que se mueva en sus vidas.
La sunamita a esta altura no parece una mujer de fe intrépida, que todo lo pide a su Dios.
Ella era una persona humilde, buscadora de Dios y de Su presencia. A pesar de todo, se le
profetiza que iba a tener un hijo pronto (v.16). Ella era estéril y su esposo ya era viejo. ¡¡Era
la situación indicada para un milagro!!
El relato continúa diciendo que ella quedó embarazada y en el tiempo indicado tuvo a su
hijo entre sus brazos. ¡¡Todo era felicidad para esta buscadora de Dios!! ¡Ella tenía entre sus
brazos a la bendición prometida de Dios!
Esta mujer sabia realmente lo que significaba la presencia de Dios. Era cuestion de vida o
muerte.
El relato continúa diciendo como Dios hizo resucitar al niño: “Partió, pues, y vino al varón
de Dios, al monte Carmelo.Y cuando el varón de Dios la vio de lejos, dijo a su criado Giezi:
He aquí la sunamita. Te ruego que vayas ahora corriendo a recibirla, y le digas: ¿Te va bien
a ti? ¿Le va bien a tu marido, y a tu hijo? Y ella dijo: Bien. Luego que llegó a donde estaba el
varón de Dios en el monte, se asió de sus pies. Y se acercó Giezi para quitarla; pero el varón
de Dios le dijo: Déjala, porque su alma está en amargura, y Jehová me ha encubierto el
motivo, y no me lo ha revelado. Y ella dijo: ¿Pedí yo hijo a mi señor? ¿No dije yo que no te
burlases de mí? Entonces dijo él a Giezi: Ciñe tus lomos, y toma mi báculo en tu mano, y ve;
si alguno te encontrare, no lo saludes, y si alguno te saludare, no le respondas; y pondrás mi
báculo sobre el rostro del niño. Y dijo la madre del niño: Vive Jehová, y vive tu alma, que no
te dejaré. El entonces se levantó y la siguió. Y Giezi había ido delante de ellos, y había puesto
el báculo sobre el rostro del niño; pero no tenía voz ni sentido, y así se había vuelto para
encontrar a Eliseo, y se lo declaró, diciendo: El niño no despierta. Y venido Eliseo a la casa,
he aquí que el niño estaba muerto tendido sobre su cama. Entrando él entonces, cerró la
puerta tras ambos, y oró a Jehová. Después subió y se tendió sobre el niño, poniendo su
boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre las manos suyas; así
se tendió sobre él, y el cuerpo del niño entró en calor. Volviéndose luego, se paseó por la
casa a una y otra parte, y después subió, y se tendió sobre él nuevamente, y el niño
estornudó siete veces, y abrió sus ojos. Entonces llamó él a Giezi, y le dijo: Llama a esta
sunamita. Y él la llamó. Y entrando ella, él le dijo: Toma tu hijo. Y así que ella entró, se echó
a sus pies, y se inclinó a tierra; y después tomó a su hijo, y salió.” (vv. 25-37)
¡Gloria a Dios! El niño fue resucitado y todo volvió a la normalidad.
Mas adelante, leyendo 2 Reyes 8:1-6 aparece en escena otra vez la mujer sunamita. En
los vv.1-2 leemos: “Habló Eliseo a aquella mujer a cuyo hijo él había hecho vivir, diciendo:
Levántate, vete tú y toda tu casa a vivir donde puedas; porque Jehová ha llamado el hambre,
la cual vendrá sobre la tierra por siete años. Entonces la mujer se levantó, e hizo como el
varón de Dios le dijo; y se fue ella con su familia, y vivió en tierra de los filisteos siete años.”
Esta mujer era muy sensible a la presencia de Dios y a la guía del Espíritu Santo. Ella
inmediatamente obedeció, dejando todo… no se si usted puede entender lo que está
sucediendo…. Esta mujer por seguir la guía del Espíritu Santo se quedó sin nada… perdió
todo lo que tenía. Ella perdió todo, no por desobediencia, sino por obediencia. ¿Puede
entender la diferencia?
En el v.3 leemos que ella volvió y fue a ver al rey para que le devolviesen lo que ella había
dejado y le habían expropiado injustamente: “Y cuando habían pasado los siete años, la
mujer volvió de la tierra de los filisteos; después salió para implorar al rey por su casa y por
sus tierras.”
Por lo que leemos, no había manera humana de que le devolviesen lo que injustamente ella
había perdido y ellos le habían quitado.
Hoy es necesario nosotros construir un aposento no fisico, sino espiritual. Esta noche tu y
yo nos vamos a convertir en arquitectos espirituales.
1. Salir de la rutina
2. Subir a las alturas. "Venid y subamos al monte de Jehova" Is. 2:3
3. Dios habita en las alturas. " ... yo habito en las alturas" Is. 57:15 "...hace mis
pies como de ciervas" Hab. 3:19
4. Dios hablo con Moises desde al monte. Ex. 18:19
c. Cama y silla
d. Mesa
IV. Conclusion: