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LINEAMIENTOS GENERALES PARA LA ELABORACIÓN DE TRABAJOS DE GRADO,

MODALIDAD MONOGRAFÍA
DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA
UNIVERSIDAD DE PAMPLONA

1. Presentación
El presente documento busca esclarecer algunas nociones relativas a la elaboración y
evaluación de textos monográficos para optar al título profesional de filósofo. Esclarecer
dichas nociones en un documento como el que se lee posee fundamentalmente dos
dificultades. La primera de ellas tiene que ver con el hecho de que es más fácil hacer
investigación en filosofía que teorizar sobre ella. El segundo, que diferentes investigadores
pueden llegar a diferentes conclusiones acerca de lo que es investigar, cómo se hace, para
qué, con qué herramientas, etcétera. En conclusión, no es nada claro, en el ámbito
académico, qué significa realizar una investigación filosófica. Por ello, distintas academias
han consensuado algunos lineamientos generales y nociones comunes para el trabajo de
investigación y el de elaboración y evaluación de trabajos monográficos. Éste es el
objetivo que aquí se persigue.

2. ¿Qué es una monografía?


A lo largo de la historia los filósofos han presentado sus reflexiones de las más diversas
formas literarias; mediante diálogos, poemas, novelas, ensayos, tratados, papers, por
mencionar unos cuantos. En la academia contemporánea encontramos el subgénero de
“monografía”, un tipo de texto que toma algunos elementos de los géneros anteriores,
pero que posee ciertas especificidades relativas al contexto académico actual y que
pueden variar de acuerdo a la tradición académica de la que haga parte el investigador.
Las especificidades que asume como propias el Departamento de Filosofía de la
Universidad de Pamplona, para orientar en la elaboración y evaluar las monografías de sus
estudiantes, se enuncian a continuación:
 En primer lugar, se entiende por monografía un trabajo de “revisión documental”
en donde el estudiante aborda una temática específica y bien delimitada. Deben
evitarse planteamientos confusos o muy generales.

 Dicha temática necesariamente debe hacer parte del campo del saber filosófico, es
decir, pertenecer a alguna disciplina de aquello que tradicional y clásicamente se
ha llamado “filosofía”. Sin embargo, en muchos casos dar el adjetivo de
“investigación filosófica” a ciertas propuestas no resulta evidente por sí. Por ello,
siempre se debe justificar por qué la temática elegida para trabajar es una
temática genuinamente filosófica.
 Su redacción debe ser clara, precisa y rigurosa. Su estructura debe poseer la
coherencia y la cohesión propia de un texto de ensayo. Y su estilo de escritura
debe ser argumentativo. Por todas estas características una monografía es un tipo
de texto más cercano al ensayo que a cualquier otro género de literatura filosófica.
Debe evitarse la formulación de aseveraciones sin un sustento, o bien en la
argumentación desarrollada dentro de la monografía, o bien en una fuente
académica; pues la monografía no es un texto aforístico. También debe evitarse la
inclusión de contenidos que no sean relevantes para el objetivo trazado, es decir,
no se debe incluir en el cuerpo del trabajo biografías de autores, reseñas históricas
o cualquier otro tipo de contenido siempre que no haga parte de la estructura
misma de la monografía, siempre que no haga parte esencial del trabajo. Además,
debe evitarse la pretensión de abordar la temática de la monografía como si se
tratase de un trabajo enciclopédico, es decir, abordando de forma general un
conjunto de temas sin ningún nexo argumentativo entre sí.

 El trabajo debe poseer cierta originalidad. Y se dice “cierta originalidad” y no


“originalidad en absoluto” por dos razones. La primera de ellas tiene que ver con la
eterna discusión filosófica acerca de si puede existir un pensamiento radical y
genuinamente nuevo, que se aparte por completo de su tradición. Un trabajo
académico, como la monografía de grado, se gesta a partir de toda una labor de
revisión bibliográfica, lectura atenta, análisis crítico, exegesis textual,
interpretación intertextual, etcétera, que prefigura, o si se quiere, condiciona, el
análisis personal que pueda realizar el investigador. ¿Qué es lo original de un
trabajo académico, en ese sentido? Precisamente el trabajo que se realiza, no los
contenidos que allí se presentan. Ello nos lleva a la segunda razón. La finalidad que
persigue el trabajo de grado, en el nivel de formación profesional, no es la de
generar investigación científica, en sentido propio, sino la de propiciar una
experiencia investigativa en el estudiante. Tal cosa es lo que se llama
“investigación formativa”. Por el contrario, la investigación formal o, por decirlo de
alguna manera, la investigación “en serio”, es algo que se desarrolla en los niveles
de maestría o doctorado. Así, original, desde esta perspectiva, es un trabajo de
grado en pregrado cuando logra enfrentar al estudiante a la experiencia de
investigar, así los resultados de su estudio sean algo muy evidente o poco
novedosos.

 La forma clásica de desarrollar una monografía de pregrado en filosofía cosiste en


realizar un estudio de un concepto en un autor; por ejemplo, investigar qué
entiende Aristóteles por el concepto de diferencia en su obra “Metafísica”; o cómo
entiende Schopenhauer en “El mundo como voluntad y representación” el
concepto de “verdad” y su relación con el de “realidad”, etcétera. No obstante,
existen muchas otras diversas formas en que puede plantearse un estudio
monográfico: no enfocarse en un concepto en un autor, sino en un problema
filosófico en uno o varios autores. Sobra recordar que no es lo mismo trabajar la
filosofía sobre problemas que sobre autores. De ahí que, también resulte válido,
por nombrar un par de casos, realizar un estudio que describa y discuta un
problema filosófico desde una corriente o perspectiva; por ejemplo, analizar el
problema del rol social de los medios de comunicación desde la teoría crítica. O
realizar un análisis comparativo entre la filosofía de dos autores respecto a un
mismo problema, por ejemplo, examinar cómo John Locke y Gottfried Leibniz
explican que puede el entendimiento humano lograr conocerse a sí mismo. Acá,
nótese, que el énfasis recae sobre el problema de cómo comprender el
entendimiento humano y no sobre los autores, como en los dos primero casos. A
modo de conclusión, un trabajo monográfico puede plantearse como se quiera
siempre que busque responder una pregunta filosófica concreta desde la
perspectiva de un autor o de una escuela filosófica, es decir, siempre que el
objetivo de la investigación esté bien definido y delimitado 1.

 Finalmente, su extensión debe oscilar entre 40 y 60 páginas.

3. ¿Cómo hacer una monografía?


Muy difícil sería en tan pocas páginas dar una buena receta para la elaboración de un
trabajo monográfico. Y, sobre todo, de muy mal gusto sería que tuviese que existir un
manual o recetario para elaborar un trabajo intelectual, como lo es la monografía, en el
que el pensamiento crítico y libre es su materia prima fundamental. Nada habría más
contradictorio que un manual para investigar en filosofía. No obstante, sólo con el
objetivo de consensuar algunos lineamientos generales que permitan evaluar trabajos
monográficos con criterio unificados e imparciales, se recomienda lo siguiente:
3.1 Título
El título es una descripción corta, clara y precisa del tema de investigación. Debe expresar
claramente de qué trata el trabajo y se debe evitar cualquier tipo de ambigüedad o
imprecisión. En la medida de lo posible, el título debe dar cuenta de la delimitación
temática del trabajo. En muchos casos los autores modifican el título de su trabajo en
numerosas ocasiones hasta que por fin se sienten satisfechos; debido a esto, es
recomendable que el estudiante considere el título inicial de su trabajo como un título
“provisional”.
3.2 Objetivos
3.2.1 Objetivo general
Corresponde a la acción investigativa fundamental que se persigue en de la pregunta de
investigación: analizar, comparar, definir, contextualizar, etcétera. De hecho, se trata de la
pregunta de investigación misma pero puesta bajo la forma de objetivo, esto es,

1
Se debe buscar un buen ‘justo medio’ entre un planteamiento muy general y uno muy restrictivo.
redactada de forma tal que la acción investigativa que se realice, responda a la pregunta
directamente. Normalmente el objetivo de la investigación se enuncia en la introducción
del trabajo.
3.2.2 Objetivos específicos
Corresponde a las acciones investigativas particulares que se llevan a cabo para lograr
cumplir el objetivo general, es decir, los medios necesarios para alcanzar el objetivo
general. Se concentran en llevar a cabo procedimientos muy específicos, por ejemplo,
aclarar un concepto, describir la etimología de una palabra, mostrar la relación de un
problema con otro, discutir la traducción de un término, proponer una analogía, analizar
un problema específico, etcétera. Normalmente cada capítulo o subcapítulo de la
monografía corresponde al desarrollo de cada objetivo específico.
3.3 Pregunta de investigación
Si el estudiante tiene total claridad sobre lo que desea investigar, puede perfectamente
formularlo a manera de pregunta en dos o tres líneas. Es indispensable que en la pregunta
de investigación se diga explícitamente qué cuestión o problema filosófico se desea
abordar, cuáles son sus alcances y sus limitaciones y desde qué enfoque teórico o
perspectiva filosófica se pretende abordar. La pregunta de investigación indica qué se
quiere investigar, mientras que el planteamiento del problema y justificación indican por
qué. Deben evitarse las preguntas generales o ambiguas; por ejemplo, “¿qué es la verdad
según Platón?” o “cuál es la importancia de la educación?”, etcétera. La pregunta refleja la
claridad, precisión y profundidad de la cuestión que se quiere investigar. Se trata del
objetivo general de investigación planteado a modo de pregunta.
3.4 Planteamiento del problema y justificación
Ninguna pregunta es filosófica per se. Preguntar filosóficamente, de cierta manera, implica
también preguntarse por qué la cuestión que se ha planteado es, de hecho, una cuestión
filosófica. Además, ninguna pregunta filosófica por sí sola aclara todas las implicaciones
que de ella derivan ni el contexto que le da sentido.
En primer lugar, debe justificarse o explicarse por qué el trabajo posee una naturaleza
filosófica. El hecho de que se analice o se cite un texto filosófico no hace a la investigación
filosófica. Recordemos que los filósofos también son seres humanos y, en algunos casos,
sus obras contienen prejuicios, opiniones personales o afirmaciones sin ningún sustento.
Asimismo, el hecho de que se analice o se cite un texto que no pertenezca a lo que
tradicionalmente se llama filosofía no hace que el trabajo pierda su naturaleza filosófica.
Recordemos que la filosofía es un saber pluridisciplinar que estudia críticamente los
principios de toda actividad humana o del universo. De acuerdo a ello, se ha especializado
en: filosofía de las ciencias, filosofía de la música, filosofía del derecho, filosofía de la
tecnología, filosofía de la biología, filosofía de las matemáticas, etcétera.
Asimismo, una pregunta que aspira a convertirse en pregunta de investigación filosófica
debe ser aclarada de forma exhaustiva. Es decir, debe mostrarse explícitamente la
complejidad del problema de investigación: analizar, en la medida de lo posible, todos los
presupuestos, los antecedentes y el contexto que rodea a dicha pregunta: cómo surge,
cómo se relaciona con otros problemas de la filosofía y qué implicaciones se derivan de
ella. Se trata, en pocas palabras, de plantear el problema filosófico en toda su extensión y
complejidad.
La descripción del problema acompaña a la pregunta de investigación y le da sentido. Una
pregunta de investigación, planteada de la forma cómo se ha indicado arriba, brinda el
sentido de especificidad que requiere la investigación; pero la descripción o
planteamiento del problema esclarece el sentido o contexto general que se requiere para
comprender la pregunta en contexto. Véase un ejemplo. Se plantea como pregunta de
investigación lo siguiente: ¿Qué entiende Aristóteles por el concepto ontológico de
“diferencia específica” en el libro V de su obra Metafísica? La pregunta nos brinda el
sentido específico que se está indagando, nos dice qué se está investigando, pero no
aclara por qué. Ahora bien, ¿por qué? Entonces se debe plantear el problema. Se diría, por
ejemplo, que la pregunta de investigación determina lo que el filósofo piensa sobre la
esencia y las definiciones, que proviene de la investigación sobre “lo que es” o “ser” y
sobre la “sustancia”, que responde a la cuestión acerca de lo que hace que cada cosa sea
eso que es, que posee implicaciones éticas y políticas, y muchas cosas más. Todo ello debe
desarrollarse con más detalles en varios párrafos y debe perseguir el objetivo de ubicar al
lector en la profundidad filosófica de la pregunta de investigación.
Por último, cabe aclarar que en numerosos manuales de investigación la descripción del
problema y la justificación se toman como cosas distintas dentro del anteproyecto y se
trabajan por separado. A nuestro juicio, en la investigación filosófica, no es posible separar
la descripción del problema de su justificación. Pues según se demuestre la complejidad
de la pregunta investigativa, cuánto más merece ser investigada. En otras disciplinas
normalmente se tienen en cuenta criterios cuantitativos referidos a la productividad,
eficiencia, novedad, rentabilidad, etcétera, para justificar una pregunta de investigación;
sobra decir que todo ello en filosofía no tiene cabida.
3.5 Marco teórico-metodología
Una misma pregunta de investigación filosófica puede intentar responderse desde
diversas perspectivas teóricas o, dicho de otra forma, mediante diversos modos de
investigar filosóficamente. Aunque puede afirmarse con seguridad que no existe algo así
como un “método” unificado para investigar en filosofía. Lo que existe es un conjunto muy
diverso de maneras de tratar con las ideas abstractas de la filosofía, múltiples formas de
orientar una investigación filosófica. En efecto, el trabajo puede tener una orientación
fenomenológica, hermenéutica, exegética, filológica, semiótica, analítica, estructuralista,
deconstruccionista, psicoanalítica, etcétera. Desde luego, en cada caso debe ser claro por
qué el trabajo se perfila de tal manera; es decir, debe indicarse, si es el caso de una
interpretación psicoanalítica, por ejemplo, desde qué psicoanalista u obra psicoanalítica se
asume la investigación. Asimismo, puede orientarse el trabajo bajo la perspectiva de una
teoría filosófica en un autor; por ejemplo, analizar un objeto de estudio cualquiera desde
el historicismo hegeliano o interpretar algún concepto o aspecto de la filosofía de Platón
desde el punto de vista aristotélico. Cabe aclarar que la elección de objeto de
investigación y enfoque de investigación (marco teórico) no puede ser arbitraria; deben
existir una coherencia entre el objeto de estudio y la manera como se aborda.
Ahora bien, en el planteamiento “clásico” de un trabajo monográfico —aclarar un
concepto filosófico en un autor— pareciera que el enfoque de investigación que se utiliza
es un rudimentario ejercicio de leer y escribir sobre el tema, casi que a modo de ensayo y
error. Esto es acertado desde el punto de vista exterior, esto es, desde el punto de vista de
los procedimientos “objetivos” que realiza el investigador. Sin embargo, desde el punto de
vista interno, desde el punto de vista de los procedimientos cognoscitivos que el
investigador lleva a cabo, el aparente ejercicio de lectura y escritura implica todo un
elaborado conjunto de micro-sistemas de interpretación crítica y diversas formas de tratar
o trabajar con las ideas abstractas de la filosofía —aquello que Hegel llamara la
experiencia de la conciencia—: realizar análisis (descomponer en partes simples una idea
compleja), realizar síntesis (construir una idea compleja a partir de otras más simples) o
realizar comparaciones (asumir un criterio unívoco para leer dos diferentes ideas). El
estudiante debe, en la medida de lo posible, tratar de hacerse consciente de todos estos
micro-sistemas cognoscitivos que le permiten reflexionar filosóficamente y que asume
bajo el presupuesto de que la investigación filosófica consiste en un simple ejercicio de
lectura y escritura de textos. Es cierto que a investigar no se aprende teorizando sobre el
pensamiento en general sino mediante la práctica, sin embargo, no es menos cierto que si
se toma una actitud de autocrítica respecto de lo que se hace cuando se hace
investigación, los resultados tienden a ser mejores. Éste es el sentido del ejercicio de
elaboración de un marco teórico o metodología en una investigación filosófica. En todo
caso, una monografía planteada bajo el punto de vista de simplemente leer y escribir
acerca de un tema asume una metodología exegética, así el investigador no se percate de
ello.
3.6 Plan de capítulos

El siguiente es un ejemplo de un plan de capítulos:

INTRODUCCIÓN
1. LA ESTRUCTURA GENERAL DE LA DIFERENCIA
1.2 MODOS EN QUE SE DICE QUE ALGO ES DIFERENTE
1.2.1 PRIMERO MODO
1.2.2 SEGUNDO MODO
1.2.3 TERCER MODO
2. DIFERENCIA ESENCIAL
2.1 EL CAMINO HENOLÓGICO
2.1.1 LO UNO EN MET. V
2.1.2 LO UNO EN MET. XI
2.2 EL CAMINO ONTOLÓGICO
2.2.1 REDUCCIÓN ONTOLÓGICA
2.2.2 GÉNEROS Y ESPECIES
3. EL LUGAR INTERMEDIO DE LA DIFERENCIA
3.1 DIVERSIDAD DEL SER
3.2 LA DIFERENCIA COMO PUNTO MEDIO
3.3 LA IMPOSIBILIDAD DE LA CONTRADICCIÓN
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA
El anterior ejemplo en realidad corresponde a la tabla de contenido de un trabajo
monográfico sobre el concepto de diferencia en la Metafísica de Aristóteles. Lo que acá
llamamos plan de capítulos es una tentativa o provisional tabla de contenido. Se trata de
la planeación preliminar de la distribución del contenido de la monografía. Es una manera
de estructurar y cohesionar los distintos tipos de análisis filosóficos que se deben realizar
para lograr alcanzar el objetivo general. El plan de capítulos da cuenta de una visión
panorámica o general sobre los puntos centrales de cada parte del estudio. Es una
planeación los temas, argumentos, preguntas o conceptos que deben desarrollarse en
cada capítulo y en cada subcapítulo —y cuantas subdivisiones sea pertinente realizar—
para responder a la pregunta de investigación. Desde luego, como se trata de una
planeación preliminar, es tentativa. Puede modificarse y sufrir cambios ligeros o
sustanciales en la medida en que se desarrolla la investigación. Una de las exigencias
fundamentales para realizar un plan de capítulos exitoso es poseer una claridad total
sobre lo que se quiere investigar y sobre cómo hacerlo. Si no es claro qué y cómo
investigar, desde luego, el plan de capítulos no tendrá un asidero en el que
fundamentarse, todo lo que se escriba será un andar a tientas.
3.7 Estado del arte
Corresponde a una revisión bibliográfica previa a la realización de la investigación en la
que el estudiante examina de qué forma otros investigadores han tratado el tema, cómo
se han planteado propuestas similares, a qué conclusiones se ha llegado, qué aspectos del
objeto de estudio aún no se han estudiado y, en general, en qué estado se encuentra la
investigación académica acerca del tema de investigación. Su realización aporta
elementos fundamentales al planteamiento del problema y a la consulta bibliográfica; al
planteamiento del problema, en la medida en que permite ubicar la pregunta de
investigación en contexto, es decir, en la medida en que muestra los antecedentes que
dan sentido a la pregunta de investigación; a la consulta bibliográfica, en la medida en que
arroja fuentes bibliográficas primarias y o secundarias que sirven para orientar por buen
camino la investigación desde su planteamiento inicial.
Dependiendo de los objetivos planteados en la investigación el estado de arte puede
hacer parte o no de alguno de los capítulos —especialmente el primero—. En efecto, si
alguno de los objetivos, sea el general o alguno de los específicos, es el de reconstruir
teóricamente (contextualizar) un problema, una pregunta o una idea, entonces esta
revisión del estado de la cuestión es parte del cuerpo de la monografía. En los casos en
donde no se plantea como objetivo una revisión de la tradición filosófica que previamente
ha estudiado la cuestión, entonces situarlo —el estado del arte— dentro de alguno de los
capítulos del trabajo resultaría innecesario y restaría coherencia a la estructura del texto.
Es cierto que ni Platón, ni Aristóteles, ni Kant, ni Hegel, ni ningún otro filósofo que haya
investigado antes de la aparición de la filosofía académica, tuvo que realizar un
“anteproyecto de investigación”. Pero esto no significa que no haya realizado ciertos
procedimientos, análisis o reflexiones previas a la realización de sus investigaciones.
Podemos entender esto a partir de, por ejemplo, la Metafísica de Aristóteles. El libro
primero, del capítulo tres al siete, ofrece un estado del arte acerca de la cuestión de las
causas. En el libro tercero realiza un planteamiento del problema de las cuestiones que
busca aclarar —investigar— a lo largo de la obra: las catorce aporías que deben poder
contestarse si se quiere alcanzar la ciencia que él denomina “Filosofía Primera”. El libro
quinto contiene un diccionario filosófico o un glosario de los términos más polémicos o
que admiten diversas interpretaciones y que, por esto, merecen ser aclarados
exhaustivamente; algo así como lo que llamaríamos marco teórico o conceptual. La
justificación, los objetivos, y los demás aspectos metodológicos que se describen en el
presente documento, se encuentran, en la Metafísica de Aristóteles, dispersos en diversos
pasajes a lo largo de toda la obra. Esto indica que ciertamente cuando se investiga en
filosofía se llevan a cabo ciertos procedimientos metodológicos; o que actualmente, bajo
la perspectiva de la filosofía académica, llamamos metodológicos: metodología de la
investigación.

3.8 Consulta bibliográfica


En una investigación filosófica debe distinguirse entre una bibliografía primaria —la fuente
bibliográfica que fundamenta o corresponde al objeto del trabajo planteado— y una
bibliografía secundaria —libros, artículos, monografías, documentales, etcétera, que
sirven de apoyo para interpretar o estudiar la bibliografía primaria—.
No necesariamente la calidad de un trabajo investigativo depende del número de fuentes
bibliográficas consultadas o citadas; en cambio, lo haría de la rigurosidad y el cuidado con
que se traten. Aun así, se recomienda que el trabajo incluya, al menos, tres libros y diez
artículos académicos.
3.9 Qué, por qué y cómo
A modo de conclusión, todo proyecto de investigación debe poder responder a tres
preguntas fundamentales: (a) qué investigar, (b) por qué y (c) cómo hacerlo. (a) ¿Qué se
quiere investigar? Esto debe quedar suficientemente claro en la formulación del objetivo
general de investigación (3.2.1) y la pregunta de investigación (3.3). (b) ¿Por qué se debe
investigar dicha cuestión? Esto se explica en los apartados de estado del arte (3.7) y
planteamiento del problema y justificación (3.4). Y, finalmente, (c) ¿cómo podría
investigarse la cuestión planteada? Esto debe aclararse en la formulación de los objetivos
específicos (3.2.2) y el marco teórico y metodología (3.5). Cada uno de los apartados
enunciados anteriormente persiguen propósitos singulares, pero, en conjunto, forman el
qué, por qué y cómo de la propuesta de investigación. Esto significa que debe existir una
profunda coherencia entre todos estos puntos antes descritos. Desde el título (3.1) hasta
la bibliografía consultada (3.8), debe existir una perfecta cohesión de las ideas expuestas
en cada apartado. Basta recordar que lo descrito anteriormente no es sino la aclaración de
ciertos aspectos procedimentales sobre la iniciativa de investigación; si, en realidad, lo que
se pretende investigar es perfectamente claro para el investigador, redactar el
anteproyecto resultaría algo sencillo. Si no hay claridad respecto de lo que se pretende, su
elaboración precisamente ayuda a aclarar y a delimitar mejor las ideas que motivan la
investigación. En esto radica su importancia para la elaboración de un trabajo
monográfico de calidad.
SEGUNDA PARTE: ESTRUCTURA DE LA MONOGRAFIA
TÍTULO
INTRODUCCIÓN
 Planteamiento del problema
 Propósitos
 Plan de trabajo
CAPÍTULOS (Mínimo tres)
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA

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