Trinidad
Trinidad
Trinidad
Síntesis
Especulativa
Después del bautismo, mientras Jesús salía del agua, los cielos se abrieron y vio
al Espíritu de Dios descendía sobre él como una paloma. Y una voz [Dios
Padre] dijo desde el cielo: «Este es mi Hijo amado, quien me da un gran gozo».
MATEO 3:16-17
El ateísmo
El ateísmo se deriva del negativo “a-”, que significa “no”, “ni” o “sin”, y
“theos”, que significa “dios”. básicamente, el ateísmo cree que Dios no existe.
Similar al ateísmo son las creencias de que no hay demonios, ni sobrenaturales,
ni milagros ni verdad moral absoluta sobre todas las culturas, y nada más que el
mundo material, por lo que nadie tiene un alma y no hay posibilidad de una vida
espiritual después de la muerte física. Curiosamente, el ateísmo es un concepto
históricamente joven.
El agnosticismo
Al decir que no hay dios, el ateísmo tiene que demostrar que dios no existe;
esto requiere que tengamos una comprensión completa, lo cual es imposible. En
consecuencia, el agnosticismo se ha vuelto más popular entre los escépticos de la
existencia de un Dios o dioses. El agnosticismo está derivado de “a-“, que
significa “pecado”, y “gnosis”, que significa “comprensión”. Un agnóstico es
inconsciente o ignorante de Dios. El agnosticismo dice que, aunque podemos
examinar el mundo físico, no tenemos acceso al mundo espiritual, por lo que
nunca sabremos si existe un Dios o dioses.
el deísmo
El deísmo enseña que un dios creó el universo, pero luego dejó su creación
sola y no tiene nada que ver con ella, como un propietario ausente. Con dios
ausente, el deísmo enseña que el mundo se rige por leyes naturales que Dios
estableció para gobernar su creación. Por consecuencia, los milagros son
imposibles porque el universo es un sistema cerrado, y Dios no interviene en su
creación ni anula sus leyes naturales.
El diosismo finito
El diosismo finito enseña que dios existe, pero con limitaciones, como no
ser todo consciente (omnisciente) o todopoderoso (omnipotente). La motivación
detrás del diosismo finito es explicar como un buen dios podría existir con todo
el mal y la injusticia en el mundo. El diosismo finito intenta explicar la bondad
de dios y el mal en el mundo al afirmar que, si Dios es bueno, es limitado y no
puede detener el mal en el mundo.
Los problemas con el diosismo finito son muchos. Primero, un dios finito
necesitaría un Dios más grande e infinito para sostener su existencia continua.
Segundo, el mal pasado y presente no niega el hecho de que el Dios
todopoderoso e infinito algún día pondrá fin al mal, como enseñan las Escrituras.
Tercero, la existencia del mal no refuta de ninguna manera la infinita sabiduría y
poder de Dios. Cuarto, un dios finito simplemente no es útil; un dios tan
indefenso realmente no puede ayudarnos en nuestro tiempo de necesidad y, por
eso, no merece adoración ni devoción.
El panteísmo
El panenteísmo
El politeísmo
Dioses falsos
El Antiguo Testamento dice claramente que solo hay un Dios [NOTA: Deut.
4:35, 39; 6:4–5; 32:39; 1 Samuel 2:2; 2 Samuel 7:22; 22:32; Sal 86:8–10; Es
37:20; 43:10; 44:6–8; 45:5, 14, 21–22; 46:9]. El Nuevo Testamento está
totalmente de acuerdo [NOTA: Jn 5:44; Rom 3:30; 16:27; 1 Corintios 8:4–6;
Gálatas 3:20; Ef 4:6; 1 Timoteo 1:17; 2:5; St 2:19; Jud]. La Biblia también
enseña que no hay nadie como Dios [Nota: Éx 8:10; 9:14; 15:11; 2 Samuel 7:22;
1 Re 8:23; 1 Cro 17:20; Sal 86:8; Is 40:18, 25; 44:7; 46:5, 9; Jeremías 10:6–7; Mi
7:18]. Por lo tanto, declararse como Dios es una mentira satánica [NOTA: Gn
3:5; Is 14; Juan 14:8].
Pero, los demonios (seres espirituales caídos) también pueden actuar como dioses
para ser adorados, aunque por sus falsos signos y milagros. Esto también pasa
por el libro del Éxodo cuando el Reino de Dios y el reino de Satanás compiten
por la supremacía en una batalla cósmica.
El monoteísmo
El monoteísmo enseña que solo hay un Dios personal que está separado
(trascendente) del universo, aunque está involucrado en el (inmanente). Como
resultado, muchas personas han considerado el cristianismo como una de las
muchas religiones monoteístas junto con el judaísmo y el islam. En cierto
sentido, el cristianismo es monoteísta, ya que cree en un solo Dios. Sin embargo,
tras una investigación más profunda, la Biblia no está impresionada con el mero
monoteísmo porque el objetivo de Dios no es que simplemente creamos en un
Dios, como dice Santiago 2:19, «Tú dices tener fe porque crees que hay un solo
Dios. ¡Bien hecho! Aun los demonios lo creen y tiemblan aterrorizados.» El Dios
del cristianismo como se revela en la Biblia es un Dios que existe en la
comunidad trinitaria del Padre, Hijo y Espíritu. Ninguna otra religión comparte el
concepto de la Trinidad con el cristianismo. Ahora que hemos eliminado las
formas en que podemos comenzar con el pie equivocado, ahora podemos
comenzar con el pie correcto al aprender sobre el único Dios verdadero.
¿QUÉ ES LA TRINIDAD?
El Padre, Hijo y Espíritu son declarados Dios también por las Escrituras. Vamos
a conocer más cada persona de la deidad, comenzando con el Padre.
DIOS EL PADRE
Las personas con una herida de padre no curada pueden tener una visión
equivocada y deformada de Dios. Nuestra visión de Dios es frecuentemente una
proyección o rechazo de nuestro padre terrestre imperfecto hacia Dios. Aquí hay
algunos ejemplos específicos:
El deísmo dice que tengo un Padre, pero, como mi padre que me abandonó
cuando era pequeño, vive muy lejos y no tenemos una relación.
La teología liberal dice que tengo un Padre que actúa más como un hermano
mayor habilitador y no me dice que hacer, pero me ayuda a hacer lo que quiera,
incluso si es tonto o rebelde.
La teología feminista dice que no necesitamos un Padre porque los hombres son
peligrosos y dañinos, entonces debemos seguir adelante y estar felices de ser
criados espiritualmente por un padre soltero y adorar a Dios como Madre.
Según la Biblia, cuando vemos a Jesús, vemos a Dios el Padre. Dice Jesús, «Los
que me han visto a mí han visto al Padre» [NOTA: Jn 14].
Cuando la Biblia dice que las personas, incluido Jesús, son portadores de la
imagen de Dios, significa que las personas están hechas para reflejar. El trabajo
unico de un espejo es reflejado con precision. Un espejo no existe para crear
ninguna imagen, solo reflejado. Cuando la Biblia dice que Jesús «es la imagen
del Dios invisible» [NOTA: Col 1:15], significa que el carácter del Padre se
refleja perfectamente en la vida del Hijo. En Jesús vemos al corazón paternal de
Dios.
Para curar la herida de padre debes, perdonar a los padres físicos y espirituales
terrenales que te han fallado. Este perdón eliminará el punto de apoyo demoníaco
que trae la amargura. Jesús promete, «No les dejaré como huérfanos» [NOTA: Jn
14]. El Espíritu Santo fue enviado para curar la herida de padre y traer adopción
y filiación. «Pues todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de
Dios. Y ustedes no han recibido un espíritu que los esclavice al miedo. En
cambio, recibió el Espíritu de Dios cuando él los vestía como sus propios hijos.
Ahora lo llamamos «Abba, Padre». Pues su Espíritu se une a nuestro espíritu para
confirmar que somos hijos de Dios. Así que como somos sus hijos, también
somos sus herederos. De hecho, somos herederos junto con Cristo de la gloria de
Dios; pero si vamos a participar de su gloria, también debemos participar de su
sufrimiento» [NOTA: Rom 8-14].
El Antiguo Testamento habla mucho sobre los padres, incluidas las genealogías
que enumeran generaciones de padres. Se refiere a Dios como Padre
aproximadamente quince veces, y esas pocas ocasiones se refiere a la relación de
Dios con la nación de Israel, y no a la comunicación íntima y personal con un
individuo. Todo cambia con la avenida de Jesucristo. Su titulo favorito para Dios
es Padre y, solo en los cuatro evangelios, llama Dios Su Padre aproximadamente
165 veces, específicamente usando la palabra “Abba”, traducida en la mayoría de
Biblias como “Padre”.
Un diccionario teológico dice que «La singularidad de la enseñanza de Jesús
sobre este tema es evidente por varias razones. Por un lado, la rareza de esta
designación para Dios es sorprendente. No hay evidencia en la literatura judía
precristiana de que los judíos se dirigieran a Dios como “Abba”. Una segunda
característica sobre el uso único que hizo Jesús de Abba como designación de
Dios involucra la intimidad del término…Abba era un término que no solo los
niños pequeños usaban para dirigirse a sus padres; También era un término que
usaban niños mayores y adultos. Como resultado, es mejor entender a Abba
como el equivalente de “padre” en lugar de “papá” » [NOTA FINAL 1].
En otras palabras, declare que Dios es amor es confesar que Dios es trinitario. En
la naturaleza misma de Dios hay un fluir continuo de amor, de comunicación y
de unidad porque Dios es una comunidad relacional de amor. Por ejemplo, su
vida terrenal, Jesús frecuentemente habló sobre el profundo amor entre Él y Dios
Padre:
En algún momento entre los años 600 y 900 d. C. Los rabinos comenzaron a
poner puntos y guiones en torno a las antiguas consonantes para que la gente
pudiera ver las vocales. Cuando llegaron al nombre divino YHWH, añadieron las
vocales de 'Edonai'. Esto fue luego transliterado como JeHoWaH. No hay nada
malo con el nombre Jehová, pero estamos seguros de que este no es el nombre
que Dios le dio a Moisés y su pueblo [NOTA: Éx 3:14].
¡Yahveh! ¡El Señor! ¡El Dios de compasión y misericordia! Soy lento para
enojarme
culpable.
Esta descripción de toda la Trinidad es tan plena que tenemos que considerar
cada verdad que allí se revela.
Yahveh, el Dios trinitario de la Biblia, es un ser personal con el nombre de
«Señor». En el Antiguo Testamento, el pueblo de Dios fue rodeado por los
asirios, babilonios, fenicios, filisteos y otras naciones, todas con sus
propios dioses. Estos falsos dioses gobernaban sobre un pueblo y sobre un
lugar; pero no lo hacían sobre todas las personas y todos los lugares como
el Señor de la Biblia. Lo mismo se puede decir del Nuevo Testamento,
donde el pueblo de Dios también se encontró en un mundo lleno de ídolos
[NOTA: He 17:16], e incluso en nuestros días, cuando la espiritualidad es
bastante popular, pero muy poca gene espiritual conoce al Señor que
gobierna sobre todos los espíritus y espiritualidades.
Yahveh, el Dios trinitario de la Biblia, comienza diciendo a Moisés ya
nosotros que él es un ser personal. Él tiene un nombre. Él quiere
relacionarse. Esto es muy diferente de la espiritualidad.
Yahveh, el Dios trinitario de la Biblia es compasivo con las personas
heridas que sufren. Él ve nuestras vidas, conoce nuestra fragilidad y
responde con compasión.
Yahveh, el Dios trinitario de la Biblia, nos ayuda. Dios no solamente nos
gobierna y se compadece de nosotros, sino que también actúa por
nosotros. Nuestro Dios es un siervo que se deleita en servir humildemente
a la gente que ha creado; él lo hace no porque tenga que hacerlo, sino
porque él lo desea como una manifestación de su bondad.
Yahveh, el Dios trinitario de la Biblia, es lento para la ira. A diferencia de
los dioses griegos o romanos que son irritables e inestables y que
descargan su ira sobre los hombres a menos que los aplaquen con
sacrificios o alabanzas, el Dios de la Biblia es lento para la ira. Yahveh
puede enojarse, pero solo después de haber sido provocado por pecadores
determinados a despertar su ira mediante pecados y rebeliones sin
arrepentimiento que abusan su paciencia.
Yahveh, el Dios trinitario de la Biblia, es amorosamente fiel; esto lo
demuestra la maravillosa y poderosa palabra hebrea jesed, la cual habla del
amor constante, apasionado, desbordante, buscador, espléndido, ilimitado,
confiable y misericordioso de nuestro Dios, que siempre nos busca. Nos
habla de su cuidadoa provisión que viene de su gran misericordia.
Yahveh, el Dios trinitario de la Biblia, es confiable y veraz. Él nunca falla
y nunca mente. Como resultado, solo él es totalmente digno de fe,
confianza y devoción, porque solo él cumplirá siempre sus promesas.
Yahveh, el Dios trinitario de la Biblia, es clemente. Dios está plenamente
consciente de nuestro pecado. Sin embargo, en su amor misericordioso él
está dispuesto y apto para perdonar a los pecadores arrepentidos.
Yahveh, el Dios trinitario de la Biblia, es justo. Al final, nadie que viva en
el pecado y rechace su oferta de relación amorosa a través del perdón de
los pecados tendrá excusa alguna. Dios es totalmente santo y bueno, y
porque es justo, no puede y no perdonará o pasará por alto el pecado de
quien no se arrepintió en relación con él.
Esta revelación de Dios adquiere una profundidad extraordinaria, porque el Señor
la dio en el contexto de la traición y el pecado terrible de Israel cuando el pueblo
adoró al becerro de oro [NOTA: Éx 32]. Yahveh, el Dios trinitario de la Biblia,
es un ser personal compasivo, ayudador, lento para la ira, amoroso, confiable,
clemente y justo para con los pecadores que no se lo merecen. Él es aquel a quien
ve en el Dios-hombre, Jesucristo. Juan nos dice que él está lleno de gracia y de
verdad [NOTA: Jn 1:14]. Esta es una alusión inconfundible a Éxodo 34:6-7. Lo
que Juan está diciendo aquí es que Jesucristo está lleno de Yahveh. Él ha venido
para revelar al Padre.
Los primeros versos de las Escrituras revelan a Dios de una manera sorprendente:
En el principio, Dios creó los cielos y la tierra. La tierra no tenia forma y estaba
Aquí vemos que Dios Padre y el Espíritu de Dios tienen parte en la creación.
Solo unos pocos versículos más adelante en el Génesis, Dios habla de sí mismo
con pronombres plurales: «Entonces Dios dijo: “Hagamos a los seres humanos a
nuestra imagen, para que sean como nosotros”» [NOTA: Gn 1:26]. Esto es muy
inusual y ocurre solamente en otros tres lugares en toda la Biblia. No parece tener
ningún sentido, pero cuando se capta de la perspectiva trinitaria de Génesis 1:1-2,
todo «encaja». Además de la deidad, es posible que hubiera ángeles y otros seres
divinos en la presencia de Dios cuando creaba todo.
En toda angustia de ellos él [el Padre] fue angustiado, y el ángel de su faz [el
Hijo]
los salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantaron
todos los días de la antigüedad. Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar a su
santo espíritu; por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó contra
ellos. [NOTA: Is 63-9]
Después del bautismo, mientras Jesús salía del agua, los cielos se abrieron y vio
al Espíritu de Dios descendía sobre él como una paloma. Y una voz [Dios
Padre] dijo desde el cielo: «Este es mi Hijo amado, quien me da un gran gozo».
Las tres personas de la Trinidad están presentes y cada una está haciendo algo
diferente: el Padre está hablando; el Hijo está siendo ungido y capacitado por el
Espíritu Santo para ser Mesías y misionero.
1.
Pericóresis
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Índice
1Etimología
2En la Biblia
3En el Magisterio y la Tradición de la Iglesia católica
4Notas
5Bibliografía
Etimología[editar]
La palabra “pericoresis” proviene del griego y significa recirculación o
recapitulación. Del griego pasó al latín con dos expresiones
similares: circumincessio y circuminsessio. La primera, propuesta
por Buenaventura expresa mayor dinamismo: moverse o dar giros alrededor.3 La
segunda, preferida por santo Tomás de Aquino, insiste en la existencia de unos en
otros; literalmente: estar sentados en un mismo sitio.4
“Pericoresis” era también el nombre de una danza, en la que uno gira en torno al
otro, entrelazados mutuamente como si fueran uno solo. La imagen expresa,
aunque de modo análogo, el significado teológico de este término.
En la Biblia[editar]
El evangelio de Juan es el que ofrece el más sólido fundamento a la doctrina de la
pericoresis. Son más explícitas las afirmaciones sobre la relación entre el Padre y
el Hijo, pero la tradición también ha encontrado textos que sostienen la relación
con el Espíritu Santo.
El Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre: lo que hace él, eso también lo
hace igualmente el Hijo.
Jn 5, 19
El que me ha visto a mí, ha visto al Padre… ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí?
Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las
obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí.
Jn 14, 10-11
Biografía
Fondo
En medio de todos estos desarrollos, Bavinck se quedó quieto y continuó con sus
conferencias de clase, investigación, escritura y publicación, dejando su marca distintiva
como teólogo calvinista ortodoxo y eclesiástico.
Después de rechazar varias veces la invitación de Abraham Kuyper para venir a Amsterdam,
finalmente Bavinck aceptó la súplica de Kuyper. En 1902 sucedió a Kuyper como profesor
de teología en la Universidad Libre de Amsterdam. El mismo Kuyper había desarrollado
otras cargas de trabajo y simplemente quería al mejor hombre disponible para reemplazarlo.
Así, Bavinck se mudó a la gran ciudad, con su primera edición de varios volúmenes de
Gereformeerde Dogmatiek ya en publicación. Llegó bien acreditado y muy respetado.
Permaneció en VU por el resto de su carrera docente. En 1906 se convirtió en miembro de
la Real Academia de Artes y Ciencias de los Países Bajos.En 1911, fue nombrado miembro
del Senado del Parlamento de los Países Bajos. Ayudó a alentar a la gente de
Gereformeerde a construir sus propias escuelas cristianas, sin ayuda financiera estatal,
hasta que la "Guerra escolar" de 80 años terminó con la concesión de asistencia
gubernamental a todas las escuelas.
En 1908 visitó los Estados Unidos y dio las Conferencias de Piedra en el Seminario
Teológico de Princeton.
Bavinck y Kuyper
Publicaciones
Esta sección solo incluye los escritos de Bavinck que están disponibles en inglés (orden
alfabético).
cosmovisión cristi ana. Traducido y editado por Nathaniel Gray Sutanto, James Eglinton y Cory
C. Brock. Wheaton: Crossway, 2019. (Original: 1904; versión en inglés traducida de la segunda
edición)
Ensayos sobre religión, ciencia y sociedad . Traducido por Harry Boonstra, Gerrit Sheeres.
Editado por John Bolt. Grand Rapids: Baker Academic, 2008.
Herman Bavinck sobre la predicación y los predicadores . Traducido y editado por James P.
Eglinton. Peabody: Hendrickson, 2017.
Nuestra Fe Razonable. Traducido por Henry Zylstra. Grand Rapids: Eerdmans, 1956. (Original:
1909)
o Versión actualizada: Las Maravillosas Obras de Dios: Instrucción en la Religión Cristi ana según
la Confesión Reformada . Traducido por Henry Zylstra y Nathaniel Gray Sutanto (Prólogo).
Glenside: Prensa del Seminario de Westminster, 2019.
Dogmáti ca reformada. Editado por John Bolt. Traducido por John Vriend. 4 vols. Grand Rapids:
Panadero, 2003-2008. (Original: Gereformeerde Dogmati ek, 1895–1901)
o vol. 1 prolegómenos
Dogmáti ca reformada: abreviada en un volumen . Editado por John Bolt. Grand Rapids: Baker
Academic, 2011.
Éti ca reformada. Editado por John Bolt. 3 vols. Grand Rapids: Baker Academic, 2019-en curso.
o vol. 3
Salvados por gracia: la obra del Espíritu Santo en el llamado y la regeneración . Traducido por
Nelson D. Kloosterman. Editado por J. Mark Beach. Grand Rapids: Libros del patrimonio de la
reforma, 2013.
La Familia Cristi ana. Traducido por Nelson D. Kloosterman. Grand Rapids: Christi an's Library
Press, 2012. (Original: 1908)
Las últi mas cosas: esperanza para este mundo y el próximo . Editado por John Bolt. Traducido
por John Vriend. Gran Rapids: Baker, 1996.
o Versión actualizada: Filosofí a del Apocalipsis: una nueva edición comentada . Editado por Cory
Brock y Nathaniel Gray Sutanto. Peabody: Hendrickson, 2018.
El Sacrifi cio de Alabanza: Meditaciones Antes y Después de Recibir Acceso a la Mesa del Señor .
Traducido por John Dolfi n. Grand Rapids: Louis Kregel, 1922. (Original: 1901)
o Versión actualizada: El sacrifi cio de la alabanza . Traducido y editado por Cameron Clausing y
Gregory Parker. Peabody, Hendrickson: 2019.
Artículos:
Bavinck, Herman (1892). "Pensamiento dogmáti co reciente en los Países Bajos (traducido por
Geerhardus Vos)". La Revisión Presbiteriana y Reformada . 3 (10): 209–28.
Bavinck, Herman (1894). "El futuro del calvinismo (traducido por Geerhardus Vos)". La Revisión
Presbiteriana y Reformada . 5 (17): 1–24.
Bavinck, Herman (1910). "Las iglesias reformadas en los Países Bajos". La revisión teológica de
Princeton. 8 (3): 433–60.
Bavinck, Herman (1992). "La catolicidad del cristi anismo y la Iglesia" (PDF). Revista teológica
de Calvino. 27 (2): 220–251.
Bavinck, Herman (2017). "Mi viaje a América". Editado por George Harinck. Traducido por
James Eglinton. Travesía Holandesa: Revista de Estudios de los Países Bajos . 41 (2):180–93.
Implicaciones prácticas de la Trinidad
San Agustín dijo de la Trinidad, «en ningún otro tema es más peligroso el
error, ni la investigación más laboriosa, ni el descubrimiento de la verdad
más provechoso».
De hecho, el estudio de la doctrina de la trinidad tiene muchos beneficios.
Sin embargo, en los últimos 100 años ha habido una falta de estudios
serios sobre la Trinidad y sus implicaciones. En lugar de comprender
verdaderamente la naturaleza de la Trinidad, la Trinidad se ha utilizado
como modelo para el ministerio o para justificar ciertos métodos. En lugar
de una aplicación fiel de la Trinidad, esto ha llevado a que esto afecte
nuestra comprensión de la Trinidad. En otras palabras, los métodos y la
práctica han llevado a un malentendido de esta importante doctrina.
Quizás muchos eviten un estudio profundo de la Trinidad porque parece
una idea abstracta, difícil de entender y que poco tiene que ver con el día a
día. ¡Pero nada podría estar más lejos de la verdad! El hombre fue creado
a imagen de Dios. Eso significa que fuimos creados a la imagen del Dios
Trino. Fuimos creados para tener una relación de pacto con este Dios
Trino. Entonces, más que ser una doctrina abstracta que poco tiene que
ver con la vida diaria, tiene mucho que ver con la vida. El estudio de la
Trinidad es laborioso, pero da muchos frutos y nos muestra muchas
implicaciones para nuestras vidas.
Consideremos sólo tres.
I. Su Persona en La trinidad proporciona una base segura para
las misiones y la evangelización.
Que Dios es Padre, Hijo y Espíritu es una verdad que separa al
cristianismo de todas las demás religiones del mundo. Que Dios sea tres
en uno es anatema para musulmanes y judíos. Que haya un solo Dios es
inaceptable para los hindúes y los budistas. Podríamos continuar, pero el
punto es que la doctrina de la Trinidad distingue al cristianismo de otras
religiones.
Si perdemos la trinidad, perdemos esta marca distintiva, perdemos la
base del amor y perdemos el evangelio. Sin la Trinidad, no hay base para
el evangelismo y las misiones. Los misioneros enviados a lugares donde la
cosmovisión bíblica no es dominante, necesitan tener una comprensión
clara y profunda de la Trinidad para poder presentar el evangelio con
claridad y confianza.
A veces, los aspirantes a misioneros preguntan, “¿por qué debería
tomarme el tiempo para estudiar en un seminario antes de ir al campo
misional? ¡Hay gente muriendo y yendo al infierno!” Tienen razón al
sentir la urgencia de predicar las buenas noticias del evangelio. Sin
embargo, una comprensión profunda de la Trinidad nos prepara mejor
para llevar el evangelio salvador de Jesucristo a aquellos que necesitan.
¿Quieres ser un mejor evangelista o misionero? ¡Estudia la doctrina de la
Trinidad!
II. La Trinidad afecta la forma en que adoramos.
Jesús dijo a la mujer junto al pozo, «La hora viene, y ahora es, cuando los
verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque
ciertamente a los tales el Padre busca que lo adoren. Dios es espíritu, y los
que lo adoran deben adorar en espíritu y en verdad».
Jesús describe la adoración verdadera como al Padre a través del Espíritu.
Nuestra adoración debe ser trinitaria. Una mirada rápida a muchas
canciones de adoración contemporáneas, muestra una falta de enfoque en
la adoración trinitaria. Sin embargo, si creemos lo que la Biblia enseña
acerca de la trinidad, seríamos más intencionales para glorificar al padre,
al hijo y al espíritu santo en nuestra adoración.
La relación intratrinitaria está llena de adoración intratrinitaria (Juan
13:31-32; 17:3). Así también debemos adorar al Padre, al Hijo y al Espíritu
Santo. ¿Cuándo fue la última vez que cantaste una canción al Espíritu
Santo? Nuestra falta de adoración trinitaria a menudo revela nuestra falta
de reflexión profunda sobre la realidad de la Trinidad. Para decirlo
positivamente, estudiar la doctrina de la trinidad enriquece nuestra
adoración de nuestro Dios trino.
II. La Trinidad nos enseña cómo tratarnos unos a otros.
Como mencionamos en el punto anterior, los miembros de la Trinidad se
están glorificando unos a otros. Cada uno busca el bien de los demás. Eso
es todo lo contrario a cómo funciona el mundo. Desde Adán en adelante,
nuestro interés ha sido nuestro propio beneficio e intereses. Este egoísmo
sigue causando división en países, iglesias, familias y matrimonios. No
nos sorprende entonces que Pablo en Filipenses 2 nos señala hacia la
Trinidad para aprender a relacionarnos unos con otros.
Pablo dice: «No hagan nada por egoísmo o por vanagloria, sino que con
actitud humilde cada uno de ustedes considere al otro como más
importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses,
sino más bien los intereses de los demás». Para ayudarnos a
entender cómo hacer eso, Pablo nos señala la interrelación de la Santa
Trinidad. «Haya, pues, en ustedes esta actitud que hubo también en
Cristo Jesús».
En lugar del deseo de buscar nuestro propio interés que infecta este
mundo, los creyentes están llamados a buscar los intereses de los demás.
Y aprendemos a hacer eso de Cristo quien con su obediente muerte en la
cruz demuestra cómo los miembros de la Trinidad buscan los intereses
del otro. A menudo leemos este pasaje y pensamos, “deberíamos ser como
Jesús”. Pero podríamos leer este pasaje con la misma facilidad y decir,
“deberíamos ser como la Trinidad”.
Hay muchas más implicaciones prácticas de la Trinidad desde la política
hasta la oración. Como dijo Herman Bavinck: «la Trinidad es
completamente diferente a cualquier otra cosa, pero todo lo demás es
como la Trinidad». Entonces, rechacemos la idea de que la Trinidad es
una doctrina abstracta que no tiene relevancia para la vida cristiana. En
cambio, reconozcamos que no hay nada más importante que comprender
y vivir en respuesta a la naturaleza de nuestro Dios Santo.
La doctrina de la Trinidad explicada
La doctrina de la Trinidad es fundamental para la fe cristiana. Es crucial para
comprender correctamente cómo es Dios, cómo se relaciona con nosotros y cómo
debemos relacionarnos con él. Pero también plantea muchas preguntas difíciles.
¿Cómo puede Dios ser uno y tres? ¿Es la Trinidad una contradicción? Si Jesús es
Dios, ¿por qué los Evangelios registran instancias en las que Él oró a Dios?
Es completamente gratuita.
La doctrina de la Trinidad significa que hay un Dios quien existe eternamente como
tres Personas distintas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Dicho de otra manera,
Dios es uno en esencia y tres en persona. Estas definiciones expresan tres verdades
cruciales: (1) El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son Personas distintas, (2) cada
Persona es totalmente Dios, (3) hay un solo Dios.
La Biblia habla del Padre como Dios (Fil. 1:2), Jesús como Dios (Tito 2:13), y el
Espíritu Santo como Dios (Hch. 5:3-4). ¿Son estas tres formas diferentes de mirar a
Dios, o simplemente formas de referirse a los tres roles diferentes que Dios juega?
La respuesta debe ser no, porque la Biblia también indica que el Padre, el Hijo y el
Santo Espíritu son Personas distintas. Por ejemplo, dado que el Padre envió al Hijo
al mundo (Juan 3:16), Él no puede ser la misma persona que el Hijo. Asimismo,
después de que el Hijo regresó al Padre (Juan 16:10), el Padre y el Hijo enviaron el
Espíritu Santo al mundo (Juan 14:26; Hechos 2:33). Por lo tanto, el Espíritu Santo
debe ser distinto del Padre y del Hijo.
A veces se aprecia la Persona del Padre y del Hijo, pero se descuida la Persona del
Espíritu Santo. A veces se trata al Espíritu más como una “fuerza” que como una
Persona. Pero el Espíritu Santo no es un eso, sino un Él (ver Juan 14:26; 16:7-15;
Hechos 8:16). El hecho de que el Espíritu Santo es una Persona, no una fuerza
impersonal (como la gravedad), también se demuestra por el hecho de que habla
(Hebreos 3:7), razona (Hechos 15:28), piensa y entiende (1 Corintios 2 :10-11),
quiere (1 Corintios 12:11), siente (Efesios 4:30), y da comunión personal (2
Corintios 13:14). Todas estas son cualidades de la personalidad. Además de estos
textos, los otros que mencionamos anteriormente dejan claro que la Persona del
Espíritu Santo es distinta de la Persona del Hijo y del Padre. Son tres personas
reales, no tres papeles que juega Dios.
Otro grave error que ha cometido la gente es pensar que el Padre se hizo Hijo,
quien luego se convirtió en Espíritu Santo. Contrariamente a esto, los pasajes que
hemos visto implican que Dios siempre fue y siempre será tres Personas. Nunca
hubo un momento en que una de las Personas de la Deidad no existiera. Todos son
eternos.
Si bien los tres miembros de la Trinidad son distintos, esto no significa que
ninguno sea inferior al otro. En cambio, todos son idénticos en atributos. Son
iguales en poder, amor, misericordia, justicia, santidad, conocimiento y todas las
demás cualidades.
Si Dios es tres personas, ¿significa esto que cada Persona es “un tercio” de Dios?
¿La Trinidad significa que Dios está dividido en tres partes?
La Trinidad no divide a Dios en tres partes. La Biblia es clara en que las tres
Personas son cada una cien por ciento Dios. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo
son todos completamente Dios. Por ejemplo, dice de Cristo que “en él habita
corporalmente toda la plenitud de la Deidad” (Colosenses 2:9). No debemos pensar
en Dios como un “pastel” cortado en tres partes, cada una de las cuales representa a
una Persona. Esto haría a cada Persona menos que completamente Dios y por lo
tanto no Dios en absoluto. Más bien, “el ser de cada Persona es igual al ser total de
Dios”[1]. La esencia divina no es algo que esté dividido entre las tres personas, sino
que está plenamente en las tres personas sin estar dividida en “partes”.
Así, el Hijo no es un tercio del ser de Dios, es todo el ser de Dios. El Padre no es un
tercio del ser de Dios, es todo el ser de Dios. Y lo mismo con el Espíritu Santo. Así,
como escribe Wayne Grudem: “Cuando hablamos del Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo juntos, no estamos hablando de ningún ser más grande que cuando
hablamos solo del Padre, solo del Hijo o solo del Espíritu Santo”.[ 2]
Habiendo visto que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son Personas distintas, que
cada uno es plenamente Dios, y que, sin embargo, hay un solo Dios , debemos
concluir que las tres Personas son el mismo Dios. En otras palabras, hay un Dios
que existe como tres Personas distintas.
Si hay un pasaje que reúne todo esto más claramente, es Mateo 28:19: “Id, pues, y
haced discípulos de todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo”. Primero, observe que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo
se distinguen como Personas distintas. Bautizamos en el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo. En segundo lugar, observe que cada Persona debe ser
deidad porque todos están colocados en el mismo nivel. De hecho, ¿Jesús nos haría
bautizar en el nombre de una mera criatura? Seguramente no. Luego cada una de
las Personas en cuyo nombre hemos de ser bautizados debe ser deidad. Tercero,
observe que aunque las tres Personas divinas son distintas, somos bautizados en su
nombre (singular), no en nombres (plural). Las tres Personas son distintas, pero
sólo constituyen un nombre. Esto solo puede ser si comparten una esencia.
Esto nos lleva a investigar más de cerca una definición muy útil de la Trinidad que
mencioné anteriormente: Dios es uno en esencia, pero tres en Persona. Esta
formulación puede mostrarnos por qué no hay tres dioses y por qué la Trinidad no
es una contradicción.
Para que algo sea contradictorio, debe violar la ley de no contradicción. Esta ley
establece que A no puede ser A (lo que es) y no-A (lo que no es) al mismo tiempo y
en la misma relación. En otras palabras, te has contradicho si afirmas y niegas la
misma afirmación. Por ejemplo, si digo que la luna está hecha completamente de
queso pero luego también digo que la luna no está hecha completamente de queso,
me he contradicho.
Llevando este concepto a la Trinidad, no es una contradicción que Dios sea a la vez
tres y uno porque Él no es tres y uno de la misma manera. Él es tres de una manera
diferente a como es uno. Por lo tanto, no estamos hablando con una lengua bífida,
no estamos diciendo que Dios es uno y luego negamos que Él es uno al decir que Él
es tres. Esto es muy importante: Dios es uno y trino al mismo tiempo, pero no del
mismo modo.
Lo que hemos visto hasta ahora proporciona una buena comprensión básica de la
Trinidad. Pero es posible ir más profundo. Si podemos comprender con mayor
precisión qué se entiende por esencia y persona, en qué se diferencian estos dos
términos y cómo se relacionan, entonces tendremos una comprensión más
completa de la Trinidad.
Esencia y Persona</h2
¿Ilustraciones trinitarias?
Resumen
3. Las tres Personas no son cada una parte de Dios, sino que son completamente
Dios e igualmente Dios. Dentro del único ser indiviso de Dios hay un
desdoblamiento en tres relaciones interpersonales de modo que hay tres Personas.
Las distinciones dentro de la Deidad no son distinciones de Su esencia y tampoco
son algo agregado a Su esencia, sino que son el despliegue del ser único e indiviso
de Dios en tres relaciones interpersonales de modo que hay tres Personas reales.
4. Dios no es una persona que asumió tres roles consecutivos. Esa es la herejía del
modalismo. El Padre no se hizo Hijo y luego Espíritu Santo. En cambio, siempre ha
habido y siempre habrá tres personas distintas en la Deidad.
Aplicación
La conciencia del papel distinto que cada Persona de la Trinidad tiene en nuestra
salvación puede servir especialmente para darnos mayor consuelo y aprecio por
Dios en nuestras oraciones, así como ayudarnos a ser específicos en la dirección de
nuestras oraciones. No obstante, si bien reconocemos los roles distintos que tiene
cada Persona, nunca debemos pensar en sus roles como tan separados que las otras
Personas no están involucradas. Más bien, en todo lo que una Persona está
involucrada, las otras dos también están involucradas, de una forma u otra.
Notas
Recursos adicionales
Agustín, Sobre la Trinidad
Herman Bavinck, La Doctrina de Dios, pp. 255-334
Edward Bickersteth, La Trinidad.
Wayne Grudem, Teología Sistemática, capítulo 14
Donald Macleod, Vida compartida: La Trinidad y la comunión del pueblo de Dios
RC Sproul, El misterio del Espíritu Santo
RC Sproul, Verdades esenciales de la fe cristiana, págs. 35-36
JI Packer, Conociendo a Dios, págs. 57-63.
John Piper, La Los placeres de Dios, capítulo 1
James White, La Trinidad olvidada
HERMAN BAVINCK – LA TRINIDAD
DE DIOS
La Trinidad de Dios.
| 150 | Más rico y más vivo que en los atributos, el Ser Eterno nos
encuentra en la revelación de su existencia trina. En la Santísima
Trinidad el Ser Divino y toda perfección en ese Ser entra, por así decirlo,
primero en su pleno derecho, despliega su más rico contenido, recibe su
más profundo significado. Sólo entonces sabemos quién y qué es Dios;
sólo entonces comprendemos sobre todo quién y qué es Dios para el niño
humano culpable y perdido, cuando lo conocemos y podemos confesarlo
como el Dios Triuno del pacto, como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Este santo temor también nos conviene, cuando Dios se nos revela como
el Trino en Su Palabra. Siempre tenemos que recordar que en esto no
estamos tratando con una enseñanza sobre Dios, con un concepto sutil de
Dios, con algún sistema filosófico sobre Dios. No estamos abordando
una concepción humana de Dios que nosotros mismos o que otros hemos
inventado, y que ahora intentamos analizar en detalle y tratar de entender
lógicamente. Pero hablamos de la Trinidad, de Dios mismo, del Dios
único y verdadero, que así se revela en su Palabra. Como le dijo a
Moisés: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob,
Éxodo. 3: 6, Él también se revela a nosotros en Su Palabra, y se nos da a
conocer como Padre, Hijo y Espíritu.
Todas estas obras son muchas y se caracterizan por una gran diversidad.
Pero también forman una unidad estricta; se relacionan, se dan la mano,
se preparan y se funden. En él hay orden y progreso, desarrollo y
ascensión. Va desde la creación a través de la redención hasta la
santificación y la glorificación. El punto final vuelve al punto de partida
y es al mismo tiempo un punto superior que se eleva por encima del
punto de origen. Las obras de Dios forman un círculo que se eleva en
espiral; son una conexión de la línea horizontal y vertical: se mueven
simultáneamente hacia adelante y hacia arriba.
| 153 |Pero la propia iglesia cristiana siempre ha tenido una idea diferente
al respecto. Ella vio en la doctrina de la trinidad no una invención de
teólogos astutos, no un producto de la filosofía griega casada con el
Evangelio, sino una profesión que estaba prácticamente encerrada en el
Evangelio y en toda la Palabra de Dios, y que por la fe cristiana desde el
la revelación de Dios fue desviada. A la pregunta: Ya que solo hay un ser
Divino, ¿por qué nombras al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo? el
Catecismo de Heidelberg da esta respuesta breve y contundente: Porque
Dios se ha revelado así en su Palabra, el P. 25. La revelación de Dios es
la base sólida sobre la que también descansa esta confesión de la
congregación; es el principio a partir del cual ha crecido y se ha edificado
esta doctrina de la iglesia cristiana, una, santa, universal. Dios se ha
revelado así; y así se ha manifestado, como Dios trino, porque existe de
esa manera, y lo es, porque así se ha manifestado.
La Trinidad en la revelación de Dios apunta hacia la Trinidad en su
existencia.
| 155 |Sin embargo, a pesar del hecho de que la unidad de Dios se destaca
con tanta fuerza y constituye, por así decirlo, el primer artículo de la
constitución de Israel, a medida que avanza la revelación en la plenitud
del ser divino se produce la diversidad, en la unidad de Dios se produce
el discernimiento personal. a la luz. El nombre con el que generalmente
se llama a Dios en hebreo tiene algún significado aquí. Porque este
nombre, Elohim, es una forma plural, y no designa, como a menudo se
pensaba en el pasado, a las tres personas en el ser Divino, pero, sin
embargo, como un llamado pluralis intensivo, apunta a la plenitud de
vida y poder, que en Dios está presente. Indudablemente asociada a esto
está también la forma plural, de la que Dios a veces se sirve de sí mismo,
hablando de sí mismo, y mediante la cual hace distinciones en sí mismo,
que tienen un carácter personal, Gen. 1:26, 27, 3:22, Isa. 6: 8.
Más significativa es la enseñanza del Antiguo Testamento, que Dios
produce todas las cosas en la creación y mantenimiento a través de su
Palabra y Espíritu. No es una persona que, con gran esfuerzo y esfuerzo,
forma algo más a partir de un material disponible; pero Él, simplemente
hablando, saca todas las cosas de la nada.
Hay dos cosas implícitas en esta noble descripción de las obras de Dios:
primero, que Dios es Todopoderoso, que Dios, hablando solo, llama a la
existencia a todas las cosas, que su palabra es un mandamiento, Sal. 33:
9, que su voz es con poder, Sal. 29: 4. Pero también, en segundo lugar,
que Dios no realiza todas sus obras de manera inconsciente y sin
pensamiento, sino con la más alta sabiduría. La palabra que Dios habla es
poder, pero también conlleva pensamiento; Él hizo la tierra con su poder,
preparó el mundo con su sabiduría, expandió los cielos con su
entendimiento, Jer. 10:12, 51:15. Todas sus obras están hechas con
sabiduría, la tierra está llena de sus bienes, Sal. 104: 24. Y esa sabiduría
no vino a Dios desde afuera; | 156 |pero estuvo con Él desde la eternidad,
lo poseyó como el comienzo de Su camino antes de Sus obras. Y cuando
preparó los cielos, trazó un círculo sobre la faz del abismo, estableció las
nubes arriba, estableció las fuentes del abismo, y estableció los límites
del mar, y puso los cimientos de la tierra; entonces la sabiduría ya estaba
allí, ella era enfermera con él, su deleite diario, y siempre jugando ante
él, Prov. 8: 22-31, Job 28: 20-28. Dios se deleitó en la sabiduría con la
que creó el mundo.
Y esto fue declarado por los profetas. En el futuro, en los últimos días,
entonces el Señor levantará un profeta como Moisés de entre Israel, a
quien el Señor pondrá sus palabras en la boca, Deut. 18:18; un sacerdote
que será sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec, Sal.
110: 4; un rey, de la casa de David, 2 Sam. 7: 12-16; uno que se eleva del
tallo cortado de Isaí, Isa. 11: 1; un brote que reina como rey, y hará juicio
y justicia en la tierra, Isa. 23: 5. Será hombre, hijo de mujer, Jer. 7:14, sin
forma ni gloria, Isa. 53: 2 v.; pero al mismo tiempo será Emmanuel, Isa.
7:14, el Señor justicia nuestra, Isa. 33:16, el Ángel del Pacto, Mal. 3: 1,
el Señor mismo se apareció a su pueblo, Sal. 45: 8, 110: 1, Hos. 1: 7,
Mal. 3: 1, con el nombre de Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre de
la eternidad, Príncipe de paz, Isa. 9: 5.
Y esta aparición del siervo del Señor será seguida por una dispensación
más rica del Espíritu Santo. En una medida extraordinaria, como Espíritu
de sabiduría e inteligencia, aconsejará y de | 159 | la fuerza del
conocimiento y el temor del Señor descansa en el Mesías, Isa. 11: 2, 42:
1, 61: 1; pero de nuevo será derramado sobre toda carne, sobre vuestros
hijos e hijas, vuestros ancianos y jóvenes, vuestros siervos y siervas, Joel
2:28, 29, Isa. 32:15, 44: 3, Eze. 36:26, 27, Zac. 12:10 Y dará a todos un
corazón nuevo y un espíritu nuevo, para que anden en sus estatutos,
guarden sus juicios y cumplan, Ez. 11:19, 20, 36:26, 27, Jez. 31: 31-34,
32: 38-41.
Si Dios es Padre, esto implica que también hay un Hijo que recibió la
vida de Él y participa de Su amor. Ahora el nombre del hijo de Dios ya
estaba en el Antiguo Testamento antes de los ángeles, Job. 38: 7, para el
pueblo de Israel, Deut. 1:31, 8: 5, 14: 1, 32: 6, 18, Os. 11: 1, y
especialmente para el rey teocrático, 2 Sam. 7: 11-14, Sal. 2: 7, 82:27,
28, en uso. Pero en el Nuevo Testamento este nombre adquiere un
significado mucho más profundo. Porque Cristo es el Hijo de Dios en
todo un sentido; Él es exaltado sobre ángeles y profetas. 13:32, 21:27,
22: 2, diciendo que nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al
Padre, sino el Hijo, Mat. 11:27. A diferencia de los ángeles y los
hombres, Él es el propio Hijo, Rom. 8:32, el Hijo Amado, en quien el
Padre se complace, Mat. 3:17, el Hijo unigénito, Juan 3:17. 1:18, a quien
el Padre dio vida en sí mismo, Jn. 5:26.
Del otro lado vino el partido del sabelianismo, | 166 | así llamado así por
un tal Sabelio, que vivió en Roma a principios del siglo III. Esto tomó al
Padre, al Hijo y al Espíritu como tres designaciones del mismo Dios,
quien sucesivamente, a medida que avanzaba su revelación, se había
dado a conocer en diversas formas y formas. En la forma del Padre, Dios
trabajó primero como Creador y Legislador; después trabajó en la forma
del Hijo como Redentor, y ahora obra en la forma del Espíritu Santo
como Creador de la iglesia.
Sin embargo, por otro lado, al usar estos nombres siempre recordaremos
que son de origen humano, limitados, defectuosos, falibles. Los Padres
de la Iglesia siempre lo han reconocido; dijeron, por ejemplo, de la
palabra personas, por la cual los tres modos de existencia se denotan en
el Ser Divino, que esta palabra no expresa el asunto de manera igual sino
que sirve como medio para mantener la verdad y cortar el error. Esta
palabra fue elegida, no porque fuera correcta en todos los sentidos, sino
porque no había otra mejor que encontrar. Así que aquí también la
palabra queda muy por detrás del pensamiento y el pensamiento de
nuevo muy por detrás del asunto. Aunque no podemos preservar la
materia en su forma defectuosa, nunca debemos olvidar que no se trata
principalmente de la palabra, sino para hacer la cosa. En la dispensación
de la gloria, ciertamente seremos puestos en nuestros labios con nombres
diferentes y mejores.
Pero la congregación confiesa ambas: Dios está por encima del mundo,
distinto de él en esencia, y sin embargo con todo su estar presente en él y
en ninguna parte, en ningún punto del espacio, y no separado de él ni por
un momento. Está lejos y cerca; elevado y también descendiendo
profundamente a todas sus criaturas. Él es nuestro Creador, quien, a
diferencia de Su ser, nos produjo por Su voluntad. Él es nuestro
Redentor, que nos salva, no por nuestras obras, sino por las riquezas de
su gracia. Él es nuestro Santificador, morando en nosotros como en Su
templo. Como Dios trino, es un Dios arriba, para y en nosotros.
Finalmente, en tercer lugar, esta confesión de la congregación es también
de suma importancia para la vida espiritual. De manera bastante errónea,
a veces se afirma que la doctrina de la Trinidad es solo un dogma
filosóficamente retirado y no tiene valor para la religión y la vida. Los
Nederlandsche Geloofsbelijdenis lo vieron de manera completamente
diferente; lo expresó en el artículo IX: que Dios es uno en esencia y tres
en personas, todo esto lo sabemos por los testimonios de las Sagradas
Escrituras, como también por su funcionamiento, y principalmente por
los que sentimos en nosotros mismos. Sin embargo, es cierto que no
basamos la fe en la Trinidad en el sentimiento y la experiencia; pero si lo
creemos, encontramos que está íntimamente relacionado con la
experiencia espiritual de los hijos de Dios.
Porque los creyentes llegan a conocer dentro de sí mismos las obras del
Padre, el Creador de todas las cosas, quien también les dio vida y aliento
y todas las cosas. Llegan a conocerlo como el dador de la ley, quien dio
sus santos mandamientos para que pudieran caminar en ellos. Llegan a
conocerlo como el Juez, que está terriblemente enojado con toda la
iniquidad de los hombres, y de ninguna manera absuelve al culpable. Y
por fin llegan a conocerle como el Padre, quien por amor a Cristo es su
Dios y su Padre, en quien confían tanto que no dudan, o les dará toda la
necesidad de | 170 |para nutrir el cuerpo y el alma, y también todo el mal
que les envía en este valle de los lamentos, para volverse hacia ellos para
lo mejor; porque él puede hacer esto como un Dios todopoderoso, y
también quiere como un Padre fiel. Y así confiesan; Creo en Dios, Padre,
Todopoderoso, Creador de los cielos y de la tierra.
En el amor del Padre, la gracia del Hijo y la comunión del Espíritu Santo
es toda la salvación y la bienaventuranza del hombre.
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Luego de terminar sus estudios doctorales en 1880 en Leiden —presentando una tesis sobre
la Ética de Zuinglio— Bavinck acepta el llamado pastoral de una congregación en Franeker
en 1881. Un año después es elegido como profesor de teología en la Escuela Teológica de
Kampen. Dentro de las distintas asignaturas que enseñó, Bavinck enseña “Dogmática
Reformada”, material que durante su periodo en Kampen será publicado en cuatro tomos,
desde el 1895 a 1901, y en una segunda edición revisada durante su periodo como profesor
en la Universidad Libre de Ámsterdam.
Universidad Libre de Amsterdam alrededor de 1900.
Uno de los aspectos más importantes que se refleja en su dogmática, y en general en todo el
pensamiento de Bavinck, es una teología profundamente trinitaria. En su magnus opus, el
profesor reformado describe que “la mente del cristiano no está satisfecha hasta que toda
forma de existencia haya sido referida al Dios Trino y hasta que la confesión de la Trinidad
haya recibido el lugar de preeminencia en nuestro pensamiento y vida”.
Esta teología trinitaria lo llevó a desarrollar una cosmovisión trinitaria y práctica. De esta
manera, la dogmática reformada estaba unida a una ética reformada. De acuerdo con
Bavinck, ”La dogmática describe las obras de Dios para, en y dentro del hombre. La ética
describe las obras que el hombre renovado ahora realiza basado en y en el poder de las
obras de Dios... Dogmática es el sistema del conocimiento de Dios, ética es aquel del
servicio de Dios”. En otras palabras, la teología sistemática y la ética son disciplinas que se
encuentran orgánicamente unidas. De esta manera, el estudio de la teología de Herman
Bavinck nos presenta un panorama donde no es posible tener una doctrina reformada sin
vidas reformadas por la Palabra de Dios y el Espíritu de Dios.
Al desarrollar una teología delante del rostro de Dios, Bavinck logró relacionarla y aplicarla
en distintas áreas de la sociedad. De esta manera, se convirtió en un reformador educacional
(apoyando la educación y el sufragio femenino), un parlamentario, un pionero en
psicología, y en un hombre de ciencias. Todo esto lo pudo lograr porque su vida estaba
escondida en su Creador y Redentor mientras era profesor de teología (tanto en Kampen,
como luego en la Universidad Libre de Ámsterdam) y miembro activo de su iglesia. De
hecho, Bavinck luchó por la unión de dos denominaciones reformadas en Holanda. La
catolicidad reformada era un aspecto importantísimo en su mente y corazón. En sus
palabras: “las Iglesias Reformadas nunca deben descansar hasta que los hermanos que
pertenecen a la misma casa se reúnan en amor y paz bajo un mismo techo”.
Conclusión
Este amor por Dios nos debe llevar las buenas nuevas a todas las esferas de la vida. En su
discurso titulado El Reino de Dios, el Bien Supremo, Bavinck indicó que “la iglesia es lo
que debería ser cuando ella trabaja más allá de sí misma, y no está satisfecha cuando la
gente es piadosa solamente los domingos en la iglesia”. A cien años de su muerte, Bavinck
nos desafía a no estar satisfechos con buenas publicaciones en redes sociales, sino más bien
a trabajar comprometidamente en nuestras iglesias locales, a prepararnos teológicamente lo
mejor posible (humildemente y seriamente, tanto en las iglesias locales como también en
seminarios o universidades) y velar activamente por la unidad, santidad y catolicidad de las
iglesias hispanas que proclaman fielmente que “el fin principal del hombre es el de
glorificar a Dios y gozar de él para siempre”.