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El oráculo le dijo que tenía que acudir a Tirinto y ponerse bajo las órdenes del rey
Euristeo.
Hércules acudió rápido y desde lejos le disparó todas las flechas de las que
disponía, pero fue inútil porque el animal era invulnerable a tales armas. Entonces
decidió enfrentarse directamente con el león blandiendo su maza.
Cuando el animal expiró, Hércules la desolló y se cubrió con su piel a modo de
coraza.
Este monstruo se dedicaba a asolar los campos de alrededor y devorar a todos los
seres vivos de la zona. Pero éstas no eran las únicas cosas que hacía, sino que
además desprendía un hálito mortal y en caso de que se le cortase una
cabeza nacían otras dos.
Hércules acudió junto con su sobrino Yolao para que le ayudase; mientras él iba
cortando cabezas, Yolao iba cauterizando los muñones para que no volviesen a
nacer.
Acabó con su vida cuando sólo le quedaba una cabeza. Acto seguido mojó sus
flechas con su sangre para dotarlas de un poderoso veneno.
Para poder acabar con las aves, las espantó para que salieran de sus escondrijos y
una vez en el aire las abatió a base de flechas.
Para limpiarlo, Hércules decidió cambiar el curso del río Alfeo para que el agua
corriese a través de los establos y quedasen limpios
Este toro iba a ser sacrificado en honor al dios Poseidón a manos de Minos, el rey
de Creta. Hércules consiguió doblegar al animal y lo trasladó hasta Tirinto, donde
lo presentó ante Euristeo.
Para domarlas, Hércules les dio de comer la carne de su propio amo. Después las
trasladó hasta la corte de Euristeo, quien le encargó otro trabajo más.
Hércules acudió hasta el mar Negro, habló con la reina y ella aceptó dárselo, pero
la diosa Hera quiso complicar las cosas haciendo correr el rumor de que Hércules
quería secuestrar a Hipólita.
Esto hizo que las amazonas se enfrentaran contra el héroe y su ejército. Hércules
consiguió el cinturón tras un sangriento enfrentamiento en el que consiguió el
cinturón pero a costa de muchas vidas, incluyendo la de Hipólita.
Además, allí se encontraba un monstruo gigante que tenía tres cuernos y contaba
con la ayuda de un temible pastor, Euritión, y de Orto, un perro de dos cabezas y
con cola de serpiente.
Hércules logró llegar gracias a la ayuda de Helios; éste le había dejado la copa que
usaba para poder trasladarse por el firmamento. Cuando llegó a la isla terminó con
la vida de Euritión y Orto.
En cambio, la batalla con Gerión fue larga hasta que logró acabar con él gracias a
una flecha. Llevó parte de los toros hasta Euristeo en la copa de Helios.
Undécimo trabajo de Hércules: las manzanas del jardín de las Hespérides
El undécimo trabajo consistió en llevarle manzanas del jardín de las Hespérides.
Estas manzanas eran de oro y según se decía otorgaban a los dioses la eterna
juventud.
Este jardín se encontraba alejado donde se ocultaba el sol y estaba vigilado por las
Hespérides, unas ninfas, y por una serpiente, aunque se desconocía su
localización exacta, era un misterio.
Para ello debía reducir al animal únicamente con la fuerza, sin arma alguna.
Euristeo desconocía por completo que Hércules guardaba amistad con varios
humanos y dioses. Hércules acudió a Hermes para que le ayudase a bajar al
Inframundo.