Actualidad Psicológica 2019 - Cryan
Actualidad Psicológica 2019 - Cryan
Actualidad Psicológica 2019 - Cryan
1.INTRODUCCION
Las redes sociales son descriptas por Bernete (2010) como un nuevo fenómeno
tecnológico y social, como formas de interacción social, como un intercambio
dinámico entre personas, grupos e instituciones en contexto de complejidad: “un
sistema abierto y en construcción permanente que involucra a conjuntos que se
identifican en las mismas necesidades y problemáticas”. Las principales
características de las redes sociales: son el “concepto de comunidad, a través de la
creación de redes de usuarios que interactúan, dialogan y aportan comunicación y
conocimiento; tecnología flexible y ancho de banda necesario para el intercambio
de información y estándares web de aplicación libre” (Campos, 2008).
En relación con el planteo anterior, se destacan los aportes de Byung- Chul Han
(2014) quien señala que "nos embriagamos hoy con el medio digital sin que
podamos valorar por completo las consecuencias de esa embriaguez". En sus
conceptualizaciones, el autor afirma que actualmente predomina una falta total de
distancia, en la que la intimidad es expuesta públicamente y lo privado se hace
público. La comunicación digital logra deshacer las distancias convirtiéndose en una
técnica de aislamiento y separación. Justamente, esa falta de distancia lleva a que
lo público y lo privado se mezclen y que no exista en la actualidad ninguna esfera
privada.
Este planteo se encuentra en relación con los desarrollos de Zampieri (2016) quien
sostiene que “las aplicaciones virtuales delimitan la interacción humana, dicen cómo
hacerlo y por lo tanto la facilitan, pero en sujetos donde la identidad no posee la
suficiente cohesión como para identificarse a determinados ideales, y proyectar a
futuro en función de determinados objetivos, donde la autovaloración es fluctuante
y polarizada y donde las dificultades para establecer vínculos íntimos y estables los
llevan al aislamiento, las redes sociales pueden funcionar como muleta imaginaria
en la cual apoyarse para crear una identidad que, aunque ficticia, puede estabilizar
al sujeto y darle cierto sentido de pertenencia”. En este sentido, la autora plantea
que ésta es una identidad siempre sujeta a las valoraciones ajenas, y en el caso en
que esas valoraciones sean negativas pueden tener efectos devastadores sobre la
personalidad o llevar al individuo a un mayor aislamiento social”.
En los últimos años, han aparecido nuevos conceptos que apuntan a comprender
el proceso de construcción de identidad que se lleva a cabo en la adolescencia a
partir del uso de las redes sociales. Uno de estos conceptos es el de identidad digital
propuesto por Ruiz Corbella y De Juanas Oliva (2013). Para los autores, los
entornos digitales le posibilitan al adolescente la opción de “jugar” con diferentes
identidades o con el anonimato, lo cual conlleva todo tipo de riesgos en esta etapa.
Sostienen que “la red, y en especial la participación en redes, promueven un nuevo
tipo de identidad, la digital, que se configura a partir de la habilidad de gestionar con
éxito la propia visibilidad, reputación y privacidad en la red, y que se va
construyendo a partir de la propia actividad y de la de los demás en este entorno”.
En la misma línea, Gardner y Davis (2014) desarrollan el concepto de identidad
prefabricada. Los autores afirman que los nativos digitales (aquellos que “han
crecido inmersos en el hardware y software del momento”) se caracterizan por la
creación de una imagen en las redes sociales, a lo que se le denomina identidad
prefabricada definida como aquella en la que “se desarrolla y se presenta de modo
que transmita una imagen deseable (y definitivamente positiva) de la persona en
cuestión.” Los adolescentes suelen construir una apariencia seductora en las redes
sociales, mostrándose atractivos desde la apariencia física, pasando por sus
habilidades para socializar y para tratar a los demás, destacando los talentos que
puedan tener y el intelecto que dejan aflorar a través de este medio (Cantor Silva,
Perez Suarez y Carrillo Sierra, 2018).
Desde el punto de vista psicoanalítico, y en relación con el vínculo que los
adolescentes establecen con el uso de internet, resulta interesante el planteo de
Alzate Marín y Ángel Franco (2016) quienes afirman que “el uso de las redes
sociales virtuales potencia el registro imaginario, lo cual conlleva implicaciones
subjetivas para el sujeto y su relación con los otros; por un lado permiten mentir más
sobre la falta, en tanto el sujeto intenta esconderla detrás de la imagen, y por el otro,
acentúan satisfacciones narcisistas y agresivas en la relación con el otro”. Para los
autores, las implicaciones subjetivas del uso de las redes sociales virtuales
dependerán del uso que cada sujeto le dé a las mismas, ya que advierten que éstas
hacen parte del discurso de la época, el discurso capitalista, en el que el imperativo
de goce que lo caracteriza promueve más la segregación del lazo social que la
conciliación de los goces particulares.
Para finalizar, entre los aportes de Byung- Chul Han (2018) se destaca que el sujeto
actualmente no posee la gravitación que une las partes, el ser se dispersa en un
hiperespacio de posibilidades que provocan un vacío doloroso. El autor sostiene
que con el predominio de la hipercultura no se crea una masa cultural uniforme,
única, sino que, por el contrario, se provoca una creciente individualización. En este
sentido, afirma que se ha creado una nueva masa a la que denomina “el enjambre”,
que se conforma por individuos aislados, que no forman ninguna unidad sino que
es solo ruido. Los habitantes digitales de la red no se congregan, les falta intimidad
de congregación, por eso no logran formar un “nosotros”.
Los dos extremos del uso inadecuado de la tecnología pueden ser sintetizados a
través de los conceptos de tecnofobia y tecnofilia. La tecnofobia es un miedo o
aversión hacia las nuevas tecnologías o dispositivos complejos, un miedo irracional
al uso de computadoras, celulares, redes sociales, entre otros. La tecnofilia es lo
opuesto, es una pasión exagerada por la tecnología, apego, dependencia y hasta
adicción que sufren algunas personas en relación con los dispositivos tecnológicos,
sus usos y su importancia tanto en la vida cotidiana como para el desarrollo de la
sociedad. Ambas actitudes opuestas demuestran que el sujeto actual no escapa a
establecer una relación con la tecnología, aunque en estos casos sea excesiva por
enfocarse sólo en lo positivo o en lo negativo
En sintonía con este estudio, Arab y Díaz (2015) señalan que el abuso de redes
sociales en la adolescencia ha mostrado una asociación con depresión, síndrome
de déficit atencional con hiperactividad, insomnio, disminución de horas total de
sueño, disminución del rendimiento académico, repitencia y abandono escolar.
Asimismo, destacan el concepto de ciberadicción o conducta adictiva a internet, el
cual es definido como un patrón de comportamiento caracterizado por la pérdida de
control sobre el uso de internet. Para los autores, esta conducta conduce al
aislamiento y al descuido de las relaciones sociales, de las actividades académicas,
de las actividades recreativas, de la salud y de la higiene personal.
En la misma línea, Echeburúa y Corral (2010) consideran que existen algunas
señales de alarma que denotan una Dependencia a las Redes Sociales, similar a lo
que caracteriza a una adicción que es la pérdida de control y la dependencia.
Señalan que la adicción es una afición patológica que genera dependencia y resta
libertad al ser humano al estrechar su campo de conciencia y restringir la amplitud
de sus intereses, interfiriendo gravemente en la vida cotidiana de las personas
afectadas a nivel familiar, escolar, social o de salud.
Por otra parte, es interesante mencionar lo que se conoce con el término nomofobia,
que significa “no-mobile; phone-phobia”, “sin móvil o celular”. Ponce (2011)
conceptualiza a la Nomofobia como el miedo irracional a quedarse sin teléfono móvil
ya sea momentáneamente o para siempre. Esta dependencia al teléfono celular
llevada al extremo es causada por el pánico a sentirse desconectado sintiendo un
miedo irracional de salir a la calle sin el teléfono e incluso estar dentro del hogar sin
tener el teléfono cerca. Entre los síntomas más comunes que genera la nomofobia
se encuentran las palpitaciones, la sensación de ahogo, la angustia, la
desesperación, la alteración del sueño, revisar el teléfono innumerables veces, las
malas relaciones interpersonales y la falta de atención a lo que ocurre alrededor
(Escobar, 2016).
4. CONCLUSIONES
Referencias Bibliográficas
Alzate Marín, Y. E. & Ángel Franco, M. B. (2015) ¿Qué tan sociales son las redes
sociales virtuales? Revista Poiésis, 30, 63-71.
Campos, F. (2008). Las redes sociales trastocan los modelos de los medios de
comunicación tradicionales Revista Latina de Comunicación Social , 11 (63), 277-
286
Cantor Silva, M., Pérez Suárez, E. & Carrillo Sierra, S. (2018). Redes sociales e
identidad social. Revista AiBi, 6(1), 10.
Chaparro Hurtado, H. R., Echeverry Díaz, S. E., & Arévalo Cárdenas, J. E. (2014).
Desde el muro: una mirada a los discursos proyectados por el cuerpo en Facebook.
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Echeburúa, E. & de Corral, P. (2010) Adicción a las nuevas tecnologías ya las redes
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Escobar, P. (2016) Nomofobia: 10 síntomas del miedo incontrolable a estar sin
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nomofobia-sintomas-miedo-celular
Farrés. M.E, Ferreira dos Santos, S. & Veloso, V (2011). La adolescencia en la era
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Miller, J.A. (2010) Extimidad. Los cursos psicoanalíticos de Jacques Alain Miller.
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Zampieri, J. (2016). Las redes sociales en el marco del capitalismo y sus efectos en
las subjetividades contemporáneas. Congreso Online Black Mirror. Disponible en:
http://www.eticaycine.org/Black-Mirror-3398