Algunas Cuestiones Sobre La Mano de Irulegi Signed

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 26

Algunas cuestiones sobre la mano de Irulegi1

A partir de la aparición en 2021 en el yacimiento de Irulegi (Aranguren, Navarra) de un


nuevo texto en escritura paleohispánica que se ha datado en el siglo I a.C.
propondremos dudas y planteamientos que creemos necesarios que sean aclaradas en
la próxima y esperada publicación científica de la pieza.

After being found in 2021 at the Irulegi site (Aranguren, Navarra) of a new text in paleo-
Hispanic script that has been dated to the 1st century B.C. We will propose doubts and
approaches that we believe necessary to be clarified in the next and expected scientific
publication of the piece.

José Luis González Muñoz

[email protected]

Sevilla, 8 de diciembre de 2022

El castillo de Irulegi (Aranguren, Navarra) se sitúa a unos 11 km al este de Pamplona,


junto a él se encuentra un interesante yacimiento vascónico abandonado
probablemente a partir de un incendio fortuito acaecido en el trascurso de la guerra
sertoriana (82-72 a.C.). El lugar es sujeto a excavaciones arqueológicas promovidas por
el ayuntamiento del Valle de Aranguren, con colaboración del Gobierno de Navarra, y
dirección de la Sociedad de Ciencias Aranzadi a mano de Mattin Aiestaran. En el
transcurso de las mismas, el 18 de junio 2021 la arqueóloga Leire Malkorra encontró
bajo los adobes derrumbados de una de las dos viviendas un curioso objeto elaborado
en bronce y forma de mano humana, que en primera instancia fue identificada como
aplique para un casco2. Afortunadamente la pieza fue elegida para realizársele una
limpieza, en la cual Carmen Usua, restauradora del patrimonio arqueológico encontró
cuatro líneas de escrituras completas en sistema paleohispánico. Luego de esto, el texto
fue dado a conocer el 14 de noviembre de 2022 por el Gobierno de Navarra. Desde este
lanzamiento el alcance mediático ha sido espectacular, sorprendiendo sobre todo a los
que nos apasiona estos temas que estamos acostumbrados a un impacto de masas muy
reducido.
El documento tiene un valor cultural incalculable, ya no solo por hablar de lo solo
puramente lingüístico sino por la aportación que puede realizar al conocimiento del
mundo vascónico. De hecho, podemos y debemos considerar al texto como el
documento vascónico más completo y antiguo atribuible a priori a dicho pueblo, digo a
priori porque al ser un objeto de bronce de unos 35 gramos de peso siempre cabe la
posibilidad de desplazamiento. Más mediático si cabe ha sido la casualidad que la

1
He preferido la grafía en euskera del topónimo frente a la castellana Irulegui.
2
A la espera de su publicación premier, su tamaño parece responder a las de 143,1 x 127,9 x 1,09 mm y
su peso a 35,9 gr.

1
primera palabra del documento encuentre fácilmente un paralelo fonético con el vasco
moderno algo que siempre ha de tomarse con cautela.
Los límites del antiguo pueblo vascón no tuvieron que ser estables, ya que al igual que
sus vecinos inmediatos sus vidas estaban fuertemente marcadas por la guerra que tanto
desdibuja los límites geográficos, en un claro ambiente bélico que Roma incentiva en
defensa de sus intereses expansionistas. Quizás fruto de esto, o por ser tierra de paso y
comunicación entre la península y el resto del continente, el territorio estaba
caracterizado por la presencia de una diversidad multicultural compleja con una
composición lingüística variada.
La pieza fue dada a conocer con la presencia personal de los expertos Javier Velaza y
Joaquín Gorrochategui, hablando en todo momento desde la prudencia y cautela.
Habrá que esperar no obstante a la publicación del documento para resolver muchos de
los misterios que se nos han abierto, de los cuales aquí plantear varias dudas que me
han surgido y que me gustaría compartir.

Zócalos de las dos viviendas situadas al suroeste del yacimiento vascón de Irulegi (Aranguren, Navarra), la
mano habría sido localizada en la entrada de la vivienda situada en el extremo derecho de la fotografía.3
Las viviendas parecen compartir el modelo vascón de viviendas individuales separadas.

En búsqueda de referentes étnicos ya en 2020 se encontró un enterramiento de un


individuo perinatal siguiendo una costumbre común en varios pueblos peninsulares de
la Edad del Hierro4 entre ellos los íberos. Lo que me interesaría es saber si ocurrió en la
misma casa donde se encontró la mano de Irulegi, ya que, pese a que es muy probable
que no tengan una relación directa entre uno y otro, pero tampoco somos capaces de
eliminar la posibilidad de que estas viviendas más allá de ser un domicilio particular
puedan albergar un casa-templo difíciles de diferenciar en muchas culturas. Dejo ahí la
cuestión.

El objeto obviamente representa esquemáticamente una mano humana con sus cinco
dedos, y en la cual se observa una perforación que forma parte del sistema de sujeción

3
https://www.noticiasdegipuzkoa.eus/sociedad/2022/11/14/conoce-secretos-desvelados-mano-irulegi-
6228006.html (Aranzadi).
4
https://www.aranguren.es/noticias/encontrados-los-restos-humanos-de-un-bebe-perinatal-de-la-edad-
de-hierro-en-el-poblado-recien-descubierto-en-irulegi/

2
que se hacía mediante una espiga de madera o clavo de bronce. A priori se podría decir
que estamos ante el dorso de la mano derecha a tenor de ejemplos representadas en
estelas-pilares ibéricas, y sobre todo porque el jeme o separación entre el 4º y 5º dedo
es prácticamente el doble que en el resto. A favor de esto es que en las puntas parece
encontrarse señales con intentos de representación de las uñas, al menos constatados
en el meñique y en el pulgar, a no ser que se trate de restos sobrantes de la fundición
no apartados.

Las fotografías provienen de Wikipedia.5 La flecha azul mostraría el jeme o espacio entre el dedo pulgar e
índice destacado por un mayor espacio que el resto de huecos entre dedos.

Habría que esperar a la publicación oficial para que se dé una confirmación oficial de
qué mano se trata. Reconozco un elemento distorsionador en todo esto. Me refiero a
que se han identificado tres líneas que funcionarían como pautado de las de escritura,
pero también su dificultad de explicar estas líneas con anterioridad a la escritura, ya que
en las fotografías que he obtenido de internet parecen haberse ejecutado después de
haberse escrito, de hecho, el pautado 2, corta los cuatro primeros signos de la línea II.

5
https://es.wikipedia.org/wiki/Mano_de_Irulegui#/media/Archivo:Irulegiko_eskua_-
_Nafarroako_Gobernuaren_irudi_galeria_16.jpg
https://es.wikipedia.org/wiki/Mano_de_Irulegui#/media/Archivo:Irulegiko_eskua_-
_Nafarroako_Gobernuaren_irudi_galeria_27.jpg

3
Todo esto viene a añadirse que el parecido formal entre estas líneas y las conocidísimas
marcas presentes en las palmas de las manos, como la vida, mente y corazón que en
muchas culturas ha tenido un valor quiromántico. Habría también que permitirse
pensar que el documento fue realizado en diferentes fases no necesariamente
inmediatas de fundido, esgrafiado y puntillado, y que a modo de posibilidad que estas
líneas sean practicadas a posteriori de la escritura, a modo de colofón a propósito de
dar un mayor realismo a la pieza (simulando la mano humana) o añadiendo incluso
contexto. Es como digo una hipótesis a la espera de su publicación.

Las manos como símbolo han sido ampliamente estudiadas por la primatología ya que
son consideraras unos de los elementos humanos que más nos caracterizan como
especie, tanto respecto de nuestros hermanos evolutivos como otros animales. En los
pueblos antiguos esto jamás fue pasado por alto, mucho más acostumbrados a la
observación pausada que nosotros, es por ello es una de las imágenes más repetidas
dentro del repertorio pictográfico desde la más remota prehistoria y nos permite
afirmar que en general todas las culturas humanas les han atribuido alguna
connotación. Algunas positivas y otras negativas (derecha, siniestra) y que ofrezca
claros significados de acción, donación, recepción, poder, alimentadora, ejecutante, etc.

En un contexto geográfico y cronológico más cercano, hemos de mencionar las


diferentes teseras de hospitalidad epigráficas o anepigráficas como la de Monte Cildá
(Palencia), Paredes de Nava (Palencia), Contrebia Belaisca (Zaragoza) pero suelen
tratarse de dos manos cruzadas en referencia a los acuerdos y pactos alcanzados lo cual
las aleja de la pieza encontrada. Mucho más interesante y vinculante es la presencia de
manos sueltas en el estela-pilar de La Vispasa, en Tamarite de Litera (Huesca), o la
estela del Palao de Alcañiz (Teruel)6.

6
Marco (1976).

4
Mano derecha hacia abajo en estela del Palao de Alcañiz (Teruel) 7 similar a la de Irulegi.

Generalmente han sido consideradas como representación de la victoria o aniquilación


del enemigo, como resultado de la toma de un recuerdo anatómico que el guerrero
arranca a su adversario y que es desgraciadamente practicado por muchas culturas
(cabeza, cabellera, dientes, manos, …) que permite a su vez acrecentar la fama de
ferocidad de todo el grupo.

La estela-pilar de La Vispasa8, era una de las obras maestras de la


epigrafía íbera horriblemente mutilada tras su hallazgo. Lo primero
que habría que corregir es su habitual posición, ya que estoy
totalmente de acuerdo con Garcés (2007) en que se tratan de
manos diestras que han de situarse hacia abajo. De nuevo la
interpretación de objeto macabro de amputación del enemigo
podría estar colaborada por la presencia en ella de cuerpos
descuartizados presentes en lo que debió ser el panel superior, lo
que le le atribuiría un sentido de victoria, triunfo y advertencia al
enemigo. Incidiendo una vez más en su especial protagonismo en
todo el discurso narrativo del pilar-estela es el considerable tamaño
de estas manos respecto al resto de elementos. De ser cierta que la
amputación fuera práctica habitual de este pueblo, una vez pasado
el suceso bélico estos recuerdos anatómicos debieron se colocarían
en las viviendas del guerrero victorioso o en santuarios como pagos
de la vuelta a casa a salvo9. No es difícil deshilar la madeja que explique una evolución a
aspectos apotropaicos a tenor de que estas manos pudieran funcionar en sentido
defensivo de cualquier enemigo real o imaginario, cuando la búsqueda de elementos
protectores es patrimonio universal del ser humano en todo el planeta. Basta decir que
hoy en día se suelen usar patas de conejo o la simple costumbre, presumiblemente

7
https://historiasdelbajoaragon.files.wordpress.com/2013/03/rcm_20070731_0437-01-museo-
alcac3b1iz.jpg
8
Imagen en Wikipedia.
9
En La Vispesa se encuentra escritor Neitin que suele considerarse un nombre de divinidad íbera.

5
moderna en el pueblo vasco de situar la flor del eguzkilore (carlina) en las puertas de las
viviendas.

Con todas estas lecturas tiene problemas de interpretación, ya que hay problemas en el
pilar-estela de La Vispasa cuando uno de los enemigos destruido muestra el antebrazo
izquierdo levantado sin extremidad hacia arriba lo que puede confirmar nuestra idea de
que no necesariamente tiene que ser siempre el derecho sino la mano operativa
dependiendo de si se trata de un guerrero diestro o zurdo. Aunque a la hora de
representar se hacía generalmente la derecha por ser la más habitual entre la
población. Extendiéndonos más con el tema, los investigadores Velaza y Gorrochategui
ya han adelantado que existe una pieza anepigráfica en plomo proveniente del
yacimiento de Puyalcalá, Alcubierre, comarca de Los Monegros (Huesca) con
connotaciones con Irulegi más que evidentes10. Todo ello parece constatar una cierta
identificación de la mano como elemento simbólico para el guerrero-cazador cuyo valor
exacto aún falta mucho por concretar.

Muy alejado del caso de Irulegi, al menos para mí, ocurre cuando nos encontramos con
la presencia de la mano con su antebrazo, o cuando algunos de las falanges se cruzan,
como en la conocida manu fica del mundo romano, usado en la Lemuralia por el pater
familias para expulsar los malos espíritus.

Y mucho más distante geográficamente como culturalmente en Egipto en el reinado de


Neferjeperura Amenhotep (Akenatón) los rayos solares eran proyectados como largos
brazos con manos como portadoras de vida, pero incurren en un concepto obviamente
totalmente diferente de lo que veníamos hablando. Ya que ahora representa la mano
de Dios que se conecta con su creación a la cual amamanta y somete como mano
justiciera. Hay también otro elemento que no podemos pasar por alto con respecto a
las manos y la comunicación con lo divino. Generalmente en las religiones se establecen
unas reglas para posicionar las extremidades de forma especial siguiendo unas reglas.
Existiendo en general por parte de los devotos una tendencia a la sumisión del poder
superior, o receptora de la voz y dones divinos por lo que suelen así situarse en este
contexto levantadas, a la altura del pecho, a los lados, unidas o con las palmas hacia
arriba, o al frente, y muchas más. Seguramente así hemos de interpretar su aparición en
estelas púnicas junto a una panoplia de símbolos religiosos vinculaciones a Tanit,
aunque en este caso la mano aparece con antebrazo y siempre hacia arriba en señal
salutaria. No menos interesante en esta simbología religiosa la representada por los
exvotos íberos ya que muchos de ellos muestran las palmas suplicantes o de alabanza.
Nuestro desconocimiento del ideario de estos pueblos es aún muy elevado y lo que a
priori parecen manos cortadas como habíamos comentado pueden ser simplemente
conexiones devocionales con la divinidad, a modo de representar la oración.

En el mundo judeo-musulmán es muy conocida la hamsa o mano de Fátima cuyo origen


se pierde en la noche de los tiempos, aunque creo difícil vincularla directamente con la
mano de Tanit pese a su parecido formal, y entiendo que pesa más esa conciencia de
Dios Justiciero con su mano todopoderosa.

10
https://mediateca.educa.madrid.org/imagen/fhyuibq4nz3689ni

6
No menos interesante por cronología, pero alejado de la península ibérica es la relación
con el celebérrimo hígado de Piacenza (siglo II a.C.). Como bien es conocido se trata de
una pieza de bronce con numerosas inscripciones etruscas, y líneas delimitando 16
secciones con un valor cosmológico. En él se pueden leer los nombres de dioses, y quizá
empleado como instrumento para el cálculo ritual-religioso o fundacional de la
comunidad. No he traído a colación esta también excepcional pieza si no es con la
intención de preguntarnos si acaso la mano de Irulegi con el esgrafiado de tres líneas
que parecen de pautado, pudieran delimitar varias áreas de la palma que tenían
contexto o relación con el texto escrito bien con valor cosmológico o quiromántico,
porque en este estado de la investigación todas las hipótesis parecen plausibles.

Las líneas y leyendas del hígado de Piacenza Líneas de la mano de Irulegi.


tienen un valor cosmológico.11

La quiromancia por ejemplo es practicada por muchos pueblos


y recogida ya por los autores clásicos12 y no podemos pasar
por alto el parecido formar de las diferentes líneas que portan
la mano de Irulegi, como serían la de la vida (línea 1), la de la
mente (línea 2) y la del amor (línea 3) que a lo largo de la
historia ha tenido otros nombres y funciones. Conservamos
abundantes manuales de quiromancia, algunos muy antiguos,
aunque suelen representarse con los dedos orientados hacia
arriba. La literatura al respecto es extensa como fantasiosa y
no vamos a entrar aquí pero sí nos interesa la perduración de
las 3 o 4 líneas, y delimitación de áreas, puntos cardinales y
planetas13. Con todos es difícil aplicar un sentido cosmológico de Irulegi a tenor de las
pocas áreas que se han dibujado respecto al de Piacenza. Pero como digo ha quedado
dicho que cualquier posibilidad en este estado de la cuestión es interesante.

11
http://kokita-eri-historiadelarte.blogspot.com/2019/03/higado-de-piacenza.html
12
Dibujo quiromántico del siglo XVII en la web.
13
Pueden consultar una gran cantidad de dibujos y representaciones interesantes en:

7
1) La quiromancia seis palmas y las correspondientes lecturas, relacionadas con el parto, de
Johannes Taisnier, Opus Mathematicus, 1562. La quiromancia Tres Palmas y lecturas
correspondientes relativos a la estupidez y la locura, de Johannes Taisnier, Opus Mathematicus,
1562.
2) Excellente Chiromancie, monstrant par les lignes de la main les meurs & complexions des gens,
selon les figures qui y sont depeintes. Par André Corue Mantouan. A Lyon par Benoist Rigaud.
1578.
3) Nicholas Pompeius, Praecepta Chiromantica, 1682.

8
TRANSLISTACIÓN DEL TEXTO

Quizás hemos de remitirnos a la composición química del bronce una de las razones de
la buena conservación de la pieza con la presencia de excelente pátina. El texto se
practicó en un signario paleohispánico bien conocido salvo un signo T aún indescifrable.
La lectura en un primer alzado:

Antesala de estudiar cada segmento he considerado necesario que se planteen ciertas


premisas de reconocer algunas dificultades que afectan a la transliteración. Lo más fácil
de resolver es la presencia de /n/ a la derecha entre la línea I cabalgando sobre el
final de la línea, aunque indudablemente debe ser identificado como la terminación del
texto de la línea II que por problemas de espacio fue situado en esta posición.
Algo más problemático es el comienzo de la línea II que transcribimos por ahora como
el signo te2 , pero difiere al representado por II.10 te1 /te, de/. Una opción es que
simplemente estemos ante una arbitrariedad del escriba que entendía perfectamente
que = , pero si observamos el documento se percibe que II.1 no fue esgrafiado
completamente, con lo que el punteado diagonal pudo resultar de la decisión
unipersonal del punteador. Como ayuda a esto, en un caso similar el signo I.8
representa una /ku, gu/ concretamente ku1 donde no necesitaba sino solo un punto
central. Todo este discurso viene a decir que contar con la posibilidad de que el primer
signo de la línea II sea /ku, gu/ malinterpretado por el punteador como /te, de/.
También y ya fuera de otra orla es que el signo I.8 haya recibido un apéndice inferior
diagonal hacia la derecha que recuerda a la Q latina epigráfica. Démonos cuenta que los
romanos llevan en la península casi un siglo y medio que no es poco, y han podido ir
infiltrándose elementos itálicos en materia de soportes, modelos, y necesidades de
representación gráfica. Es también una hipótesis.

¿? /te, de/ /ku, gu/


II.1 II.10 I. 8
sin trazo de ayuda con trazo de ayuda sin trazo de ayuda

9
Ahora fijémonos en los separadores. En el documento encontramos tres dignos a
interpretar a este respecto.

(3 puntos) (3 puntos)  (6 puntos)


separador ¿separador? /ba/ ó separador
Sin trazo de ayuda Con trazo de ayuda Con trazo de ayuda
I.9 IV.7 III.7

A priori tanto I.9 como IV.7 se sitúan al final de línea. Sin


embargo, III.7 me resulta problemático ya que por una parte el
punteador grabó seis puntos, y por otra, el trazo de ayuda marca
una línea como el esperado signo /ba/ y le antecede el signo
/n/ como ocurre en la moneda 14.

Y una vez aclarado esto ya podemos dar un mapeo con los signos de Irulegi:

I 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14

s o r i o n e ku/gu
II 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13

te/de/ku/gu n e ke/ge be e ki/gi r’ a te/de r’ e n


III 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14
H T  
o x i r’ ta/da n ba/:? e s e a ka/ga r’ i
IV 1 2 3 4 5 6 7

e r’ a u ko/go n

A nivel estadístico el signo más frecuente es /e/ seguido de r’, y n, seguido de las
vocales a, i, o. Esto es porque fonéticamente la aparición de /e/ es abrumadora, de más

14
He subrayado la parte que aparece en el campo epigráfico como topónimo si consideramos en
exclusiva solo el situado dentro de la cartela bajo las patas del caballo, mientras que el otro término
aparece sin cartela. Al parecer Prósper 2013, 24 n. 40 ha pensado en una forma como Uxama (r)ate <
*uχsama-rāti ‘high walls’. No he tenido aún acceso al artículo. Se trataría de Prósper 2013: B. M. Prósper,
“The enigma of ‘benkota’, the Celtic decades and the coinage of the Ebro Valley”, Die Sprache 50-1, 2012-
13, 1-30.

10
de un 40% de las vocales seguido de /a/. Igualmente, aplastante como hemos dicho es
la presencia de k/g frente a otras consonantes, situación que podría aumentar con una
relectura del primer signo de la línea 2. La labial es la menos representada.

Hay signos que no aparecen representados, lo que podríamos reconstruir a partir de


otras piezas encontradas en el territorio cercano. De hecho, del mismo Valle de
Aranguren procede un bronce que muestra signos muy semejantes al de Irulegi. En
aquel caso no hay duda de plantear que contendría una lengua no indoeuropea con
interpunciones de dos puntos frente a los tres de Irulegi, aunque este hecho es
meramente correspondiente a una decisión personalísima del escriba. Asimismo,
emplea la técnica del punteado que remite a la tradición celtibérica que permitió al
grabador una cierta libertad de representar signos redondeados ku2, r’7 y be3
conjuntamente a su versión rectangulares (r’3) y (b3). Entiendo que este suceso
de aparición de distintas formas de un mismo signo ha de entenderse porque la
escritura eran habitual en otros soportes no metalíferos como cera, papiro o cerámica
precocción o pintada, y que abre la posibilidad de encontrar escritura en muchos más
soportes. A no ser que se quiera admitir cierta arbitrariedad de quien escribe, u otro
valor fonético distinto.
En Irulegi la adscripción hacia un modelo rectilíneo propio de escritura sobre metal es
completa, sin duda obligado por la presencia de líneas de ayuda grabadas a buril
previamente sobre la superficie. Con todo el signario empleado en el Valle de
Aranguren y la mano de Irulegi parecen ser el mismo o muy cercano gráficamente, lo
que nos permitiría reconstruir para la segunda algunos signos ausentes; (tu1)/
(tu3), (l2 y (š1). Siendo por ahora hipotéticos (ba1) en A-46, (bi1) del mosaico
de Andelo (NA.03.01), (bo2) en el esgrafiado de Pamplona15, (bu1), (ti4) en A-
40, (to1).

Signos del bronce de Aranguren (NA.05.01):


G/K B D/T
A (ka2) (ta1) S (s1) M
(ka1)
E (e1) (b3) S’ (š1) N (n1)
I (ki1) (ti2) R M’
O (o1) R’ (r’7) ¿?
(r’3)
U (ku2) (tu3) L (l2)
Hay formas redondeadas para /ku/, también dos variantes una curva, y otra recta de /be/ y /r’/.

15
García-Barberana et alii (2015).

11
Y así podríamos reconstruir con cierta probabilidad de acierto el signario completo de
Irulegi:

G/K B D/T
A (a2) (ka1) (ba1) (ta1) S (s1) M ?
E (e1) (ke2) (be1) (te1) S’ (š1) N (n1)
(te2) (n2)
I (e1) (ki1) (bi1) (ti4) R (r’1) M’
O (o3) (ko1) (bo2) (to1) R’ (r’3) ¿?
(o1)
U (u1) (ku1) (bu1) (tu3) L (l2)  

Azul (lectura correcta) – Naranja (dudosa) – Roja (no documentada aquí pero probable) – Verde (no
presente aquí pero sí en otro documento cercano)

No encontramos grandes o ninguna variación gráfica de los signos respecto a los usados
en la misma cronología del ibérico nororiental o celtibérico oriental16 algo que sería
realmente peculiar dentro de la compleja historia de las escrituras paleohispánicas.
Cuesta a priori reconocer que estamos ante un signario propio vascón por su parecido
formal al signario ibérico oriental con uso de las dos vibrantes, esto es así, salvo que
queramos apostar de lleno a que el signo T es exclusivo de este signario. La situación
que plantemos sería:
Opción A) o bien se trata realmente del signario ibérico oriental no dual que
contaba con el signo T pero de uso minoritario (en nuestro alfabeto el empleo
de las letras, K, W y X son por ejemplo minoritarios) eso sí cuando se emplea en
el territorio vascón encuentra una mayor recorrido.
Opción B) estamos ante un signario nuevo “vascón” donde el signo T es
exclusivo de éste, la lengua necesitó la creación de un signo especial para
representar un sonido que en ibérico no existía, y que por tanto en el futuro nos
permitiría utilizar como fósil guía.
Claudicar ante la posibilidad un nuevo signario lleva también aparejado la necesidad de
tener que hablar de dos lenguas diferentes el íbero por un lado y por otro la del vascón,
aunque la diferencia gráfica entre ellas en caso de aceptar la implantación de un nuevo
signo T no es mucho mayor que la que presentan muchos de los alfabetos epicúreos
empleados por dialectos griegos. Con esto quiero decir y aunque debamos aplazar el
tema para después, que la diferencia fonética entre el signario ibérico nororiental no
dual y un probable signario vascón no parecen ser tan graves y solo adscritas al mayor o
meno uso de este signo T. Y esto también debe ser considerado significativo.

16
Los signos de Botorrita por ejemplo son casi idénticos a Irulegi si exceptuamos la
presencia allí de /m/ y un punto a veces central para /tu, du/.
12
La zona periférica de Pamplona debió recibir estímulos para usar escritura desde las
masas de población íbera que contaba con escritura nororiental no dual, y de los
celtíberos con la celtibérica oriental no dual. Ambos casos suponían para la población
vascona presuntamente ágrafa el uso de una técnica muy avanzada pero que encuentra
escollos para su completa implantación y que debemos otorgar por aspectos culturales,
sociales, económicos o meramente religiosos que impidieron su propagación de una
profundidad estructural y no coyuntural. Salta a la vista que el modelo más propicio al
que podamos recurrir sea el íbero por presentar una fonética mucho más similar pero
no significa que el celtíbero no haya podido saltar en algún momento de la que quizás la
moneda ar’saos sea un ejemplo si suponemos que habría recuperado un
nuevo signo para una segunda vibrante, después de que el celtibérico había reducido en
primera instancia su número a uno.

Ibérico Nororiental Celtibérico oriental


Signarios a partir de Ferrer y Moncunill 2019

Antes de pasar a una transliteración e interpretación, hay que tener presentes que los
grandes cambios sufridos por las lenguas a lo largo de los siglos, modfiicaciones casi
imperceptibles de una generación a otra pero que a la larga dieron graves mutaciones.
El siguiente cuadro es solo orientativo no resultando exacto en los detalles asumiendo
que corresponde a errores míos de datación, pero pueden servir para comprobar la
dificultad de comparación entre lenguas dado un documento de un período, y con
especial interés para la mano de Irulegi que sitúa el horizonte con un latín clásico, un
proto-euskera que tiene dos estadios anteriores al vasco moderno, y un íbero arcaico
(epigráfico paleohispánico) que en varias generaciones comienza a desaparecer.

IBÉRICA EUSKÁRICA LATINO TEMPUS


proto-íbero pre-protoeuskera VIII a.C
V a.C.
latín arcaico
Conquista romana (III a.C.)
íbero arcaico
Expansión romana (s. II a.C.)
proto-euskera
Guerra sertoriana (82-72 a.C.)
Muerte de César (44. a.C.)
íbero histórico
latín clásico Nacimiento de Cristo (año 1)

euskera arcaico Alto Imperio (s. I-II d.C.)


aquitano
¿? III-V d.C.
latín tardío
V-VII d.C.
euskera moderno
romances VIII d.C.

13
TRADUCCIÓN

LÍNEA I

La vinculación más elocuente de sorioneku hay que buscarla en la epigrafía ibérica en el


conocidísimo mosaico de Caminreal (Teruel) MLH E.7.1 = K.5.3 (TE.03.01), "likinete ekiar
useker’teku" donde hemos aceptado primero que estamos ante una lengua íbera y que
-ku es uno de tantos marcadores que dispondría para establecer diferentes sentidos de
locativo al amparo de los realizado por otras lenguas aglutinantes, el caso más
elocuente el fines donde encontramos seis casos (elativo, inesivo, ilativo, adesivo,
alativo y ablativo). Podrimos así interpretar a esto en sentido ‘de Osicerda’ o algo
similar. Extendido en este nuevo caso en ¿de Sorione? El marcador se encontraría
igualmente en ataŕeśaŕ-ku y belse-ku-ai17 y kulešbelaur’-te borari-ku esasir’a.

El íbero dispone de otro sufijo acabado en -ki documentado en AB.07.05 una inscripción
del siglo IV-III a.C. procedente del Llano de Consolación (Montealegre del Castillo,
Albacete): A) aitikeltun-ki : iunśtir : bekoŕ : salbitas : otiŕoketa : banotakian B) iskeŕiar
que complicaría más la ecuación si se da que realmente lo que había es una vocal
delantera -kü que sería interpretado gráficamente a veces como, -ku, -ko o -ki. Y más
interés tiene que el signo meridional /ku, gu/ haya hecho una inversión para escribir
en levantino /ki, gi/. Evidentemente Aún hay mucho camino por recorrer. Por otro
lado, conocemos dos posibles antropónimos íberos con misma raíz soŕike de Vic(B) y
soribeis del album de Enguerra (F.21.1) que parten de una raíz íbera formante *sor-.

El latín además presenta sors, sortis ‘suerte’ y recuerda la necesidad de contar con
neologismos en las lenguas indígenas cuya introducción sabemos ocurrió desde los
primeros contactos solo por superioridad técnica. El indoeuropeo mostraría mayor
posibilidad de referirse a un hidrónimo y de ahí un topónimo, aunque lo más esperado
en este sentido sería Surio como una inscripción de Zaragoza CIL III, 6417.

En aquitano conocemos varias inscripciones con SORI (CIL 96) de Ardiège (HP), SORINI
(CIL 276) de Valcabrère (HG) y SORI[ (CIL 201) de Montsérié, valle de Neste (HP) además
de Sorinianus en Hüdner, MLI, 263.18 Y el vasco moderno tiene aunque sea por pura
casualidad txori ‘pájaro’ que podría haberse expandido a ‘augurio’ > ‘fortuna/suerte’
por antiguas prácticas adivinatorias que persisten en muchas culturas19. De hecho, el
segmento se ha hecho sobradamente mediático al compararse con el vasco moderno
zorioneko ‘de buen augurio/suerte’ zor-i-on-e-ku que cuadra perfectamente con el
soporte.

Hay no obstante un evidente problema en proponer una evolución histórica del proto-
vasco -ku al vasco -ko a no ser que queramos barajar que dentro de las lenguas proto-
eusquéricas existieron dialectos que sí cerraron la vocal pero que se extinguieron sin
dejar descendiente lingüístico, o solo se sostuvo en ciertas posiciones como aquitano
ombe y vasco ume ¿aquí por la cercanía labial? Más dificultad añadida si tenemos en

17
Velaza (2019, 176).
18
Gorrochategui (1984).
19
Alvar (2009).

14
cuenta que el sistema empleado no diferencia entre sordas y sonoras por lo que nos
sabemos si estamos ante un sorioneku o sorionegu. En la propia puesta en
comunicación de Velaza y Gorrochategui hacen mención de las dificultades del final -ku.

Con todo esto la presencia de con interpunción final y espacio sin usar
para la escritura asemeja a un titulum. Frente a esto y recobrando los dibujos
quirománticos recuerda a la interpretación de un espacio cosmológico o geográfico en
relación a puntos cardinales (son 4 las líneas escritas) aunque sea una pura casualidad
ya que el vasco actual no tiene términos que similares20.

Al final del término, no habría problema de aceptar el final (I. 9) como separador. Entre
la línea I y II encontramos a la derecha una /n/ que corresponde a nuestro parecer al
final de la II y puesta ahí por la falta de espacio, así la enumero como II.13.

LÍNEA II

De la Línea II, la primera impresión de la lectura de es que nos


encontramos ante una típica formación aglutinante de varias raíces y diferentes marcas.
Tales juegos gramaticales se encuentran como se sabe en íbero y vasco y llegan a ser
comprensibles para el oyente por la presencia de acento en cada uno de los elementos.

En este documento encontramos nada menos que 13 signos seguidos que


necesariamente deberían ser una frase.

·
·
· ·

Esto eleva a muchas posibles segmentaciones aprovechando la presencia de una sílaba


y y la misma vocal . Al encontrarnos en un sistema no redundante, estaríamos ante
la existencia de al menos dos segmentos, evitando hablar de una posible aspirante
be(h)e. Cuando encontramos estas cadenas tan largas pensamos rápidamente en que
deben incluir elementos verbales, sin embargo, nuestro conocimiento del verbo por
ejemplo en íbero es muy limitado, suscribiendo a ello lo que creemos que es por
tamaño, formantes, y posición en los textos, pero poco más. Tampoco hay uniformidad
en hacer una deconstrucción de estos. Por ejemplo podemos traer a colación
śalaiaŕkister’okan donde puede ser entendido por unanimidad como un Nombre
Personal NP-te(marca)-Verbo: śalaiaŕkis-t(e)-er’okan, no la hay a la hora de hacer una
división de formantes pues se tiende a identificar er’okan en e-r’ok-an con un prefijo y
sufijo (¿de perfecto?) o bien (e)-er’-ok-an o e-r’(vocal)-ok-an. Todo ello porque es
complejo admitir un comienzo de raíz con vibrante r’ok-.

20
El comienzo de sortalde ‘este’ debe ser casual porque no es el sonido esperado. También tenemos
tenekebeekir’ater’en contiene eki que es ‘sol’ en vasco moderno.

15
Si buscamos otras raíces, en likine-te ekiar estaríamos ante un NP + VB a partir de una
raíz -Ki- comparable a la del vasco moderno egin y que volvería a aparecer en ban-ite-
(e)ki-tan-e. Para betukine-te iuśtir ante i-ušt-ir o i-uš-t-ir. En oŕkeikelaur ekisir’an neitin[
el verbo debe ser ekisir’an cuya segmentación puede ser e-ki-sir’-an o e-kis-ir’-an
aunque lo más probable sea la primera forma si atendemos a kuleśbelauŕ-te borariku
esasiŕa21 donde el verbo de nuevo sería e-sa-sir’-a(n) frente a e-sas-ir’-an. Esta posible
raíz sir’- se encontraría también en la-siŕ-a. Por cierto, ekisir’a y esasir’an nos permite
ver la existencia de NP con marca y sin marca en lo que consideramos una lengua con
ergativo o una tendencia a la creación del mismo. En las lenguas ergativas con esta
característica ya consolidadas a veces ocurre que el empleo del ergativo se descuide sin
que suponga más que eso a nivel lingüístico, pero es más sensato que esté unido a la
temporalidad (se marque el pasado y no presente, por ejemplo), o incluso más
descabellado si estén desarrollando antipasivas. Un posible verbo mucho más extraño
lo encontraríamos en śalaiaŕkis-te beŕkebeśa aŕika. Mucho más extraño sería śalaiar’kis-
te ikar’ con un supuesto verbo i-kar’ aunque daría pie a resolver śalaiaŕkis-te beŕkebeśa
aŕika con un verbo a-r’(vocal)-ik-a.

Retomando el tema, y partiendo de estas premisas generales, lo más elocuente sería


para esta segunda línea optar por separar por un lado y por otro .

Para ya informamos de que el signo inicial es comprometido por un posible


error o simple versión del punteador. Así podemos corregir como /TeneKebe/
o 22
/KuneKebe/ donde la presencia de -b- me recuerda inevitablemente a una
forma verbal: ku/ten-e-keb-e con la cadena ¿pronombre? +e + raíz + final verbal.
Especialmente la presencia de be es interesantísima ya que be puede funcionar como
una partícula independiente Ku/TeneKe be. Y nos permitiría aislar a una forma vasca
muy reconocible **guneke > **gueke > guek > guk ‘nosotros’ del vasco actual,
aceptando que en este documento sea un precedente eusquérico que aún no ha
perdido -n- lene intervocálica no como en las glosas emilianenses donde contendría
Guec ajutu ec dugu y si hay que leer /güe/ y no /gue/. Lo más grave para mí de esta
presuntuosa propuesta es que el final de -ke es extraño en comparación a lo que
esperábamos para una marca de ergativo ya que se supone que en proto-vasco sería -
ga. Y que hemos relacionado bien por Sprachbund, o mejor por parentesco familiar con
el íbero -Ka.

Se viene considerando que las lenguas eusquéricas y el íbero presentaban marcas


distintas. La del íbero donde parece funcionar mejor una marca -te que nos atrevemos
llamar ergativo, frente al vasco -k. ¿Cómo casar estas dos realidades? Para empezar,
sería bueno desmontar la antigüedad del ergativo pese a que constituya la joya familiar
de estas lenguas a modo de sancta sanctorum. Lo digo de otra forma, de estar
emparentadas filialmente íbero y proto-vasco en un estadio antiguo no tendrían por
qué ser lenguas ergativas. Eso sí, sus hablantes ya tendrían predisposición al uso de la
voz pasiva sobre la activa que en mi opinión explica su nacimiento, tal vez por mayor
relajación de los actantes sobre el sujeto, como ocurre con el inglés que prefiere la

21
Velaza (2019).
22
Señalo como Te para /te/ como /de/, y Ku con valor de /ku/ como de /gu/. Lo mismo podemos decir de
Ke /ke, ge/.

16
pasiva a la activa. Y pese a que las dos o más lenguas emparentadas se dividieron al final
crearon simultáneamente lenguas ergativas, porque las fuerzas para su creación ya
estaban lanzadas, lo que no constituye en absoluto una novedad dentro de la historia
lingüísticas. Así que una de las grandes diferencias entre las dos lenguas podría radicar
en el uso de una marca u otra que en principio eran de uso común, me refiero bien al
ablativo, adlativo o instrumental, así *-de, *-ga. Y de ser así *ga podría seguir vigente
en ibérico, como de hecho creemos que ocurre en la forma documentada –(i)-ka. Y al
contrario -te/de podría preservar su significado antiguo en vasco ya que no pasó a
marcar ergativo, quizás -ez (instrumental) o -ti- porque como digo no pasó a ocupar el
papel protagonista del ergativo. Con todo el final -ke como ergativo no es posible de
demostrar y recordemos que el segmento puede albergar una forma verbal.

/be/ por separado recuerda a las formas partículas adversativas del vasco actual que
cuenta con baina ‘pero’ y baizik ‘sino que’, pero como digo solo recuerda ya que habría
que contar con la apertura en a, aunque no es desconocida en vasco. Por eso estas
formas posiblemente deriven mejor de un ba- que se encuentra en *bade > bat ‘uno’
aunque sea muy deseado el numeral ‘uno’. be es por otra parte una partícula que forma
términos familiares *un-be > ume ‘crío, -a, niño, -a’; *sen-be > seme ‘hijo’; pero también
presente en neba ‘hermano de una chica’; ahizpa ‘hermano de un chico’; osaba ‘tío’;
iloba ‘sobrino’; biloba ‘nieto’.

/ekir’ater’en/ de ser una forma verbal la habríamos asociado a


perfectivo, y si se trata de un sustantivo a un posesivo (con marca -en y que conocemos
abundantemente en íbero). Un problema fundamental es que no contamos aún con un
glosario básico de cierta entidad del proto-vasco, necesitaríamos dicho esto de un
diccionario donde queden eliminadas los neologismos (como por ejemplo los aportados
a lo largo de más dos milenios de la lengua latina). Con todo e-kir’ asemeja a una forma
verbal con un -ki- o -gi-, y recordemos en este sentido que en íbero existió la forma
ekisir’an que solemos dividir en e-ki-sir’-an pero nos complica la existencia con una
cadena siguiente e-ki-r’at-e-r’-en o salvando el comienzo de r’ en raíz verbal e-ki-r’a-ter’-
en.

Eki es una forma de ‘sol’ en vasco moderno si bien no tengo su etimología. Igualmente
pasa con ate23 ‘puerta’. Desde luego ‘sol para la puerta’ sería de nuevo algo parecido a
un objeto apotropaico similar a carlina acaulis o eguzkilore. Lo que ocurre es que sin
duda el parecido con el vasco moderno es muy sospechoso, sobre todo porque como
digo desconocemos las formas proto-vascas de ‘sol’ y ‘puerta’. ate-(a)r’-en estaría
formado de raíz-¿artículo ar’/r’ protésica?-genitivo posesivo.

Si se trata de guneke be ekir’ ater’en ¿‘nosotros un sol para la puerta’? o de gun egebe
ekir’ater’en son indemostrables y necesitan a priori que el signo sea una mala
interpretación de /ku/ a no ser también que se quiera atribuir a den- un valor
pronominal (**den- > zen-).

23
Es interesante que Prósper (2013) proponga para ate de la ceca monetaria una forma proveniente de
*rāti ‘walls’.

17
LÍNEA III

El problema de la línea III es la posible separación o no del signo 7, puntillado con seis
puntos verticales a modo de interpunción. En el bronce de Aranguren la separación se
hace mediante dos puntos mientras que aquí en Irulegi encontramos tres puntos. La
controversia de éste porque en primer lugar se ha indicado una línea de ayuda vertical y
el punteador grabador ha optado por   seis puntos. Esto me hace cuestionar si no nos
encontramos ante (ba1) precedida una vez más por una nasal como en la moneda A-
46. Por tanto, para transliterar y a pesar de complicar la transliteración hasta la
publicación de los expertos, debemos hacer un planteamiento con o sin separador.

III.7 es una interpunción

Partimos entonces de oxirTan eseaKar’i

el primer elemento recordaría a un topónimo, con un nuevo caso de locativo,


y más aún inesivo ‘en OxsirTa’. El parecido quedaría algo forzado si lo queremos
relacionar con Osicerda /Usikerte ya que necesitaría admitir una aspirada Osikerda >
**Osiherda > **Osirda24.

presenta típica terminación a partir de una raíz que ya estaba presente en


aquitano, y que podemos segmentar como e-se-aKar’-i que recuerda asimismo al vasco
moderno egarri ‘dar sed’ aunque debe tratarse de un espejismo.

Salvando la diferencia de raíz, la distancia entre Irulegi e-se-aKar’-i y el íbero e-sa-sir’-


a(n) no es tan elevada.

Mucho más interesante y ya puesto comunicación se ha postulado que ese- sea la


forma reconstruida del vasco moderno ez ‘no’ en sentido de ‘no el agar’i’ sea lo que
sea. También *ese tiene parecido formal con etxe ‘casa’, sobre todo si este objeto
estaba en la puerta de la vivienda, ¿cuál es la forma proto-vasca para casa? La presencia
de -a- sería extraña si se quiere hacer partir de *ese-a(r’)-gari ya que espería mejor un
**eser’gari y tampoco cuadra con la posición intermedia. La terminación en -i se
encuentra en participios o sustantivos *bini > bihi ‘lengua’; *ini > ihi ‘junco’; *ononi? >
onoin > ohoin ‘ladrón’; *seni > sehi ‘familiar’; *suni > suhi ‘yerno’; *zani > zain ‘guarda’;
zini > zi(i) ‘bellota’. Y también, aunque supongo que reciente, en vasco actual hay un
sufijo -ari para profesiones. Poco factible por mucho que nos pudiese gustar es que
eseaKar’i fuese una forma de identificar al término “mano” como ezker ‘mano siniestra’
que hubiera dado el español izquierdo.

24
Beltrán (2004, 75).

18
III. 7 es (ba1)

De esta forma habría que leer el segmento completo de la forma oxir’TanbaeseaKar’i.


Lo que complica aún más las divisiones estando sujetos a decisiones muy subjetivas.
/ba/ ha sido considerado históricamente como un numeral o partícula adversativa.
Desde otro contexto debemos hacer todas las segmentaciones posibles admitiendo que
III.7 esté unido a la primera o siguiente palabra.

  oxir’Tanba · eseaKar’i o bien   oxir’Tan


baeseaKar’i.

 recordaría a un topónimo Oxirtama pero difícil comienzo que creo


improbable con marca aún más extraña de absoluto, junto a eseaKar’i que ya
comentamos. Más curioso resultaría oxir’Tan · baeseaKar’i que recuerda al término
baese- que no de otra forma a las voces íberas con el conocido baiser pero mayor
semejanza a la divinidad aquitana Baeserte.

LÍNEA IV

er’aukon lo primero que llama la atención es el parecido con un genitivo plural de


lenguas celtas no celtibéricas por evolución de *-om>-on pero que no cuadra con el
resto del texto y lo conocido en la zona.

Evitando entrar en este sentido, tiene una forma verbal en la segmentación e-r’auk-on
pero en contra está el comienzo en vibrante r’- que nos resulta especialmente
complicado. Ya que algunas lenguas evitan situar a este sonido en posición inicial (vasco
actual, y otras lenguas). Por ello sería preferible la segmentación e-r’a-uk-on.

e-r’a-uk-on es semejante al frecuente e hipotético verbo íbero e-r’(vocal)-ok-an con


cierre de timbre o > u, y a > o.

En el ámbito de las lenguas eusquéricas no estaría muy lejos de las formaciones del
proto-vasco con los conocidos infijos verbales*-ra- y *-da-, como ocurre en *e-da-ra-kin
> jarrekin. De hecho, nos resulta llamativo el parecido formal con el verbo ukan ‘tener’.
Pero es una verdadera lástima que el palaohispánico elegido no represente en este caso
la dualidad entre sonora/sorda o fortis/lenis ya que si fuere una sonora (o lene) nos
podría remitir a e-go-n ‘estar’ en sentido de ‘hacer colocar’ aunque en este caso resulta
compleja la u-.

Si comparamos lo ofrecido por el íbero y el proto-vasco y aunque sea solo por el cajón
desastre del Sprachbund nos mostraría la presencia de componentes semejantes en la
cadena verbal, sírvase como ejemplo el sustantivo derivado de la acción en vasco: *e-
da-ra-dul-tze > arrautxa ‘huevo’.

19
Resumen

Mi intención no ha sido llevar a cabo una traducción del texto porque simplemente
carezco de los conocimientos suficientes para ello. He de esperar como todos los que
leen estas líneas, a la publicación premier que los expertos epigráficos y lingüísticos
lleven a cabo, pero esta espera tampoco requiere acallar las dudas que se nos van
planteando. Tampoco se esperamos que su desciframiento en el futuro sea completo a
tenor de las dificultades que por ejemplo ha marcado el desciframiento del celtibérico,
que cuenta solo con una reconstrucción potente de la lengua común indoeuropea, sino
también con parientes de otras lenguas correlativas a la misma época, y asimismo con
familiares directos modernos, y con todo esto no hay lecturas claras y universalmente
aceptadas de muchos documentos celtibéricos.

Quizás he sido muy cobarde en no tocar muchos aspectos. Son muchos los altos muros
que no he sobrepasado. Por ejemplo, encontrar -ki-/-gi- dentro de
tenekebeekir’ater’e[n] como tampoco he querido entrar en la posibilidad de segmentar
den-e-geb-e. Aunque sí quizá me he lanzado a la piscina vacía cuando en la línea III, nos
ofrece oTir’tan que bien parece un inesivo incluyendo un paralelo con Ossikerda >
Ossiherda > Ossirda. Se trataría a fin de cuentas de uno de los tantos locativos en que
las lenguas aglutinantes pueden recrearse, y que con suerte podríamos encontrar en las
cecas de bentian y olkair’un.

Con todo debemos reconocer que el texto no marca una diferencia brutal ni fonética ni
estructuralmente con sus vecinos íberos, de hecho, de haberse encontrado en otro
contexto no vascónico y sin la presencia de T se diría que es totalmente íbero. Sírvase el
final de la línea III y la IV tenemos eseakar’i er’aukon que no puede sino recordarnos a la
conocidísima estela íbera de Sinarcas (Silgo (2001), Arse 35, pp-13-24)25, véase aquí
kaŕieukiar (Sinarcas) frente a eseakar’i er’aukon (Irulegi), y no menos llamativo, hay que
decir que uno de los más conocidos ejemplos de verbo íbero e-r’(vocal)-ok-an que
asemeja bastante a este er’aukon.

Estos últimos ejemplos descritos nos obligan a interrogarnos sobre la naturaleza real de
la lengua aquí registrada. Podemos y debemos establecer varias posibilidades a tenor
del parecido fonético con el mundo íbero y que tampoco viene a cambiar mucho de lo
que teníamos considerado hasta el presente.

1. Que estemos ante un Sprachbund: el texto recogería una lengua no


relacionada familiarmente con el íbero, pero si con la que compartía
elementos fonéticos y marcadores parecidos fruto de la convivencia cercana.

2. Que es un dialecto proto-eusquérico que quedó sin descendiente,


emparentado por tanto con el antecesor del vasco actual, y que sí
presentaba -ku frente al proto-vasco -ko. O si derivó en vasco, hubo cambios
vocálicos finales.

25
V.01.01. El Pozo (Sinarcas, Valencia) probablemente de entre el 150-50 a.C. Velaza (2019, 185).

20
3. Que es un texto en dialecto de lengua íbera, que como en el ejemplo
documentado en Caminreal presentaba al menos dialectalmente una marca
-ku.

La presencia así del signo T en la línea III ha venido a convertirse en clave para
determinación cultural del texto y en concreto la designación a la del pueblo vascón,
más allá de su clara localización geo-espacial. Razones mucho más de peso serían si ha
de demostrarse que ese- fuese ‘no’ y la presencia del verbo eraukon de la línea IV que
también recuerdan a elementos eusquéricos e-ra-RAIZ-n.

Son más los datos que hablan de una cercanía familiar entre las dos lenguas que a una
separación en seco. Hay que admitir que, pese a ello, las diferencias fonéticas que
muestran los signarios es mínima, basándose en la probable abundancia de africadas o
sonidos similares en el proto-vasco, pero no localizándose las aspiradas que estarían ya
en proceso de formación ¿a partir de la presencia de un fuerte acento inicial? pero que
no fueron representadas por las deficiencias del signario empleado. Considero que no
sería muy justo basar la conectividad lingüística en la existencia o no de estas africadas
ya que la aparición de estos sonidos no siempre debe estar justificadas por palatización,
o en otro por síncopa vocálica que provoque encuentro entre dos consonantes, sino
que puede surgir al amparo de una lengua que quiera dar diferentes intensidades por
ejemplo aumentativos o diminutivo. Así hipotéticamente un sufijo -s-/-z- que ya
dispondría de un valor podría dividirse en -ts-/-tz- competiendo con su forma original.
Esto no solo pudo ocurrir en sufijos finales sino también en inicio de palabras y raíces, y
con el tiempo se pudieron consolidar. Con todo ello, lo que es indiscutible es que
estaríamos ante una variación dialectal importante.

Todo esto me anima a decir que las diferencias cruciales con el iberismo son explicables
perfectamente como variaciones dialectales, al menos con los datos que disponemos
actualmente o como mucho aceptar una separación antigua, pero estamos muy lejos
una desvinculación total del íbero o proto-íbero de esta familia eusquérica, y querer
relacionar sus semejanzas con meros contagios por cercanía geográfica (Sprachbund).
Sin miedo a sonar desesperado del único bote salvavidas que parece contar el íbero
para su desciframiento, o a la espera de una quimera, un bilingüe de cierta entidad que
lo aclare todo.

A partir de este descubrimiento es legítimo aceptar la identificación del signo T como


fósil guía para vincular no solo este documento como vascónico, extensible a otros del
territorio que ya han hecho sonar, y aquellos que seguro en el futuro lo harán, sin
embargo, esta categorización no está ajeno a problemas, ya que el signo se ha
encontrado varias inscripciones presumiblemente ibéricas y celtíberas que no deben
imputarse a un desplazamiento comercial desde un foco vascónico. Hablo del dolium de
Can Feu (Barcelona) MLH Sup. C.40.1, BDHesp B.18.01 y la fusayola de Can Rodon de
l’Hort (Barcelona) BDHesp B.44.39, Ferrer et al. 2011. En el contexto celtibérico en un
dado de Numancia y una lámina de bronce celtibérica BDHesp SP.02.16, de Hoz 1999,
458. O que parezca en alfabetos. No podemos aceptar que todas estas piezas fueron
importadas del área vascónica, sino que hubo un uso minoritario de este signo en el
pueblo íbero. De hecho, es previsible que existiera una forma marcada fortis en el

21
sistema dual quizá frente a T, pero cuando se evolucionó al sistema no dual
nororiental solo quedó T y este fue el que el vascónico aprovechó para su fonema
especial de gran uso semántico, que podemos lanzar como /ts/, o /tz/ o /ʃ/. Lo que no
hay duda, por tanto, y siempre con cautela, de que estamos ante un elemento singular
para estas gentes.

Mucho más se podría decir, pero lo fundamental es que nos encontramos con un
documento excepcional por factores como que se encuentra en un contexto geográfico
de escasa epigrafía paleohispánica, pero no inexistente. Varios indicios como la
presencia del signo T y la línea IV (er’auKon) abogan por considerarlo vascónico
emparentado sin excesivas dificultades con la lengua proto-vasca. Además, se
encuentra completo y podemos considerar que se ha conseguido casi un 100% de su
lectura correcta, aunque ha también problemas de lecturas de algunos signos pese a la
buena conservación de la pátina, atribuibles al punteador, concretamente los signos II.1
y II.7 que suponen retos para los intentos de desciframiento.

Por otro lado, la forma anatómica del objeto es casi sin equívoco apotropaico y abre de
nuevo la necesidad de plantearnos su valor simbólico o religioso. Quedan abiertas mis
dudas sobre la simbología real de la pieza, bien si parte de una amputación de manos
que evoluciona a figura apotropaica, en menor medida podría tratarse de una
representación de una comunicación con la divinidad, o incluso presentar una valor
cosmogónico-quiromántico. Siguiendo a esto último, el pautado en tres líneas es muy
sospechoso por ahora al romper la segunda línea escrita. Pero este es otro problema
que obviamente excede a este breve comentario.

En el futuro, inexcusablemente deberemos enfrentarnos a la posibilidad de que el


documento hubiere sido trasladado desde otro lugar, aunque no creo que sea así y en
todo caso de un ámbito muy cercano porque los signos simplemente cuadran como
hemos visto con otros documentos de la región, y la composición metalífera parece
responder a una posición geográfica del norte.

No he entrado en cuestiones como la vigencia del signario paleohispánico en esta


cultura, a mi modesta opinión, las pocas variaciones gráficas de los signos en el
territorio nos hablan más bien de una duración limitada a una o dos generaciones.

Para finalizar el texto reabre el tema de la presencia del ergativo y su antigüedad, y la


convivencia con otras marcas. Por no hablar de la posible relación del vasco -ko con esta
-ku. De nuevo la falta de un diccionario proto-vasco libre de neologismos vuelve a ser
imperioso y que podrían ayudar para las comparaciones con íbero, sea pariente o no.

22
Fonético:

Nº % Nº
A 3 7,50% A 5 19,23%
E 7 17,50% E 11 42,31%
I 3 7,50% I 4 15,38%
O 3 7,50% O 4 15,38%
U 1 2,50% U 2 7,69%
KA 1 2,50% Total 26
KE 1 2,50% B 1 11,11%
KI 1 2,50% K/G 5 55,56%
KO 1 2,50% T/D 3 33,33%
KU 1 2,50% Total 9
BE 1 2,50%
TA 1 2,50%
TE 2 5,00%
S 2 5,00%
R 1 2,50%
R' 5 12,50%
N 5 12,50%
X 1 2,50%
Total 40

% de aparición de signos y fonético en la mano de Irulegi

23
Bibliografía

Abascal 2015: Juan Manuel Abascal Palazón. “Escritura, hábito epigráfico y territorio en la
Navarra romana”. Príncipe de Viana, ISSN 0032-8472, Año nº 76, Nº 261, 2015 (Ejemplar
dedicado a: VIII Congreso General de Historia de Navarra: Ponencias, Comunicaciones.
Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua. Historia Medieval. Volumen I), págs. 41-7041 ISSN:
0032-8472.

Alvar 2009: Antón Alvar Nuño. “Nocturnae aves: su simbolismo religioso y función mágica en el
mundo romano” ARYS, 8, Madrid 2009-2010, 187-202 ISSN 1575-166X.

Armendáriz 2005: Javier Armendáriz Marija. “Propuesta de identificación del campamento de


invierno de Pompeyo en territorio vascón”. 2005.

De Azkue 1919: Resurrección María de Azkue. “Fonética Vasca”. Bilbao. 1919.

Beltrán y Velaza 1993: F. Beltrán Lloris y J. Velaza, “Nueva inscripción ibérica sobre bronce
procedente de Aranguren (NA)”, en: I. J. Adiego, J. Siles y J. Velaza (eds.), Studia Palaeohispanica
et Indogermanica Jürgen Untermann ab Hispanicis amicis oblata, Barcelona 1993, 89-99.

Beltrán 1994: Antonio Beltrán Martínez. “Ensayo sobre significación de la mano en el arte
prehistórico y referencia a las del abrigo de Clarillo en Quesada (Jaén)”. Boletín del Instituto de
Estudios Giennenses Nº. 153, 2, 1994, págs. 647-668. ISSN 0561-3590.

Beltrán 2004: Francisco Beltrán Lloris. “Sobre la localización de Damania, Leonica, Osicerda y
Orosis”. Palaeohispanica 4, (2004), pp. 67-88 67.

Ferrer et alii 2011: Joan Ferrer i Jané, Albert Sinner, Alejandro G. Martín Menéndez. “Una
tortera amb inscripció ibèrica de Can Rodon de l’Hort (Cabrera de Mar)”. Sylloge Epigraphica
Barcinonensis (SEBarc) ix, 2011, pp. 17-38 issn 2013-4118.

Ferrer 2014: Joan Ferrer i Jané. “Ibèric KUTU and the iberian abedaries”. Veleia, 31 227-259,
2014. ISSN 0213-2095.

Ferrer y Moncunill 2019: J. Ferrer y N. Moncunill. “Palaeohispanic writing systems.


Classification, origin, and development”. Palaeohispanic Languages and Epigraphies. 2019.

Garcés 2007: Ignasi Garcés Estallo. “Nuevas interpretaciones sobre el monumento ibérico de La
Vispesa (Tamarite de Litera, Huesca)”. Cæsaraugusta, 78. 2007, pp.: 337-354 ISSN: 0007-9502.

García-Barberana et alii 2015: María García-Barberena, Mercedes Unzu, Javier Velaza.


“Esgrafiado en signario paleohispánico hallado en Pamplona”. Palaeohispanica, 15 (2015), pp.
177-182. I.S.S.N.: 1578-5386.

Gottarelli 2017: Antonio Gottarelli. “Cosmogonica. Il fegato di Tiamat e la soglia misterica del
tempo. Dai miti cosmologici del Vicino Oriente Antico ad una nuova interpretazione del fegato
etrusco di Piacenza”.

24
Luján 2010: Eugenio R. Luján. Las inscripciones musivas ibéricas del valle medio del Ebro: una
hipótesis lingüística. Serta Palaeohispanica J. de Hoz Palaeohispanica 10 (2010), pp. 289-301
I.S.S.N.: 1578-5386.

Marco 1976: Francisco Marco Simón. “Nuevas estelas ibéricas de Alcañiz (Teruel)”.
Pyrenae, 1976, Núm. 12, p. 73-90.

Marco 1986: Francisco Marco Simón. “Topografía cualitativa en la magia romana:


izquierda y derecha como elementos de determinación simbólica”, Memorias de
Historia Antigua, 7, 1986, pp. 81-90.

Gorrochategui 1984: J. Gorrochategui, Onomástica indígena de Aquitania, Bilbao. 1984.

Gorrochategui 2009: J. Gorrochategui, “Vasco antiguo: algunas cuestiones de geografía e


historia lingüística”. Acta Palaeohispanica X Palaeohispanica 9 (2009), pp. 539-555 I.S.S.N.:
1578-5386. ActPal X = PalHisp 9 539.

Gorrochategui 2020: Joaquín Gorrochategui Churruca. “Aquitano y Vascónico Aquitanian and


Vasconic palaeoeuropean languages & epigraphies Hispania & Gaul”. Palaeohispanica, revista
sobre lenguas y culturas de la Hispania antigua. 2020 | I.S.S.N. 1578-5386.

Orduña 2018: Eduardo Orduña Aznar. “El signo T de las leyendas monetales vasconas
uTanbaate y oTtikes”. Palaeohispanica 18 (2018), pp. 137-149. I.S.S.N.: 1578-5386. 137.

Orduña 2021: Eduardo Orduña Aznar. “Onomástica ibérica y vasco-aquitana: nuevos


planteamientos. Iberian Iberian and Basque-Aquitanian onomastics: new approaches”.
Plaeohispanica. 2021 | I.S.S.N. 1578-5386.

Rodríguez 2002: Jesús Rodríguez Ramos. “La inscripción sobre escultura de Cerro de los Santos
G.14.1 y los problemas de homomorfia en la escritura íbera meridional”. Habis 33 p.203-211.

Rodríguez 2004: Jesús Rodríguez Ramos. Análisis de epigrafía íbera. Veleia. Anejos. Series Minor
22. Vitoria. 2004.

Sanz 2014: Manuel Sanz Ledesma. “El signo T en las escrituras ibérica y celtibérica”.
Palaeohispanica 14 (2014), pp. 129-152. I.S.S.N.: 1578-5386. 129.

Simón 2015. Ignacio Simón Cornago. “Treinta años de investigación sobre la inscripción musiva
de Caminreal (Hispania Citerior; MLH E.7.1 = K.5.3)”. Palaeohispanica 15 (2015), pp. 87-127.
I.S.S.N.: 1578-5386. 87.

Velaza 2009: Javier Velaza. “Epigrafía y literacy paleohispánica en territorio vascón: notas para
un balance provisional”. Acta Palaeohispanica X Palaeohispanica 9 (2009), pp. 611-622 I.S.S.N.:
1578-5386. ActPal X = PalHisp 9 611.

Velaza 2012: Javier Velaza. “El vasco antiguo y las lenguas vecinas según la Epigrafía. Euskara
eta inguruko hizkuntzak historian zehar”, Vitoria-Gasteiz, Eusko Jaurlaritza-Gobierno Vasco,
2012, 75-84.

Velaza 2013: Javier Velaza. “Nueva inscripción romana de Andelo (Muruzábal de Andión,
Navarra) A new Roman inscription from Andelo (Muruzábal de Andión, Navarra)”. Sylloge
Epigraphica Barcinonensis (SEBarc) XII, 2014, pp. 171-176 issn 2013-4118.

25
Velaza 2017: Javier Velaza. “Imagen y texto en la epigrafía funeraria ibérica”. Acta
Palaeohispanica XII Palaeohispanica 17 (2017), pp. 235-248. I.S.S.N.: 1578-5386.

Velaza 2019: Javier Velaza. “Iberian writing and language”. Palaeohispanic Languages and
Epigraphies. 2019.

Vidal 2014: Joan Carles Vidal. “El origen lingüístico de la antroponimia vascona Joan Carles
Vidal”. Arse 48-49: Boletín anual del Centro Arqueológico Saguntino, 2014, pp.103-150.

Untermann 1993: Jürgen Untermann. “Comentario a la inscripción musiva de Ándelos”.


Trabajos de arqueología Navarra, ISSN 0211-5174, Nº 11, 1993-1994, págs. 127-129.

26

También podría gustarte