La Calculadora
La Calculadora
La Calculadora
Todos tenemos una, todos la hemos usado en el colegio, en la oficina, en el trabajo, nos ayuda
con las operaciones más simples y con las más complejas, la calculadora se ha convertido en una
herramienta más de nuestro día a día. Es como uno más de los dispositivos móviles antiguos, las
calculadoras tienen sistemas de entrada de información y salida.
ORIGEN DE LA CALCULADORA
En el año 1623, el alemán Wilhelm Schickard fue quien creó un primer dispositivo capaz de
realizar operaciones aritméticas. Esta máquina automática era un aparato grande lleno de palancas que
podía sumar y restar números de hasta seis dígitos.
El “reloj calculador”, como se le conocía, puede ser considerado la primera calculadora mecánica
de nuestra historia. Sin embargo, no se tuvo constancia de ella hasta tres siglos después, en 1957, cuando
el historiador Franz Hammer describió unas cartas que Schickard escribió a su buen amigo Johannes
Kepler en las que le explicaba el mecanismo del funcionamiento de este aparato y adjuntaba bocetos de
cómo era.
Más tarde, en 1642 en Ruan, una ciudad del noroeste de Francia, Blaise Pascal se interesó por
diseñar y construir una máquina de sumar a la que bautizo “Pascalina” y con la que se podían realizar las
cuatro operaciones matemáticas básicas, (sumar, restar, multiplicar y dividir).
La “Pascalina” se utilizó tal y como su creador lo había presentado hasta 1902 cuando James L.
Daltron cambio las palancas que la componían por botones, mejorando su diseño y haciéndola más
funcional. De esta primera calculadora se conservan viejos ejemplares que han influido en las posteriores
calculadoras mecánicas.
LA CALCULADORA EN EL SIGLO XX
Ninguna calculadora sustituyo a la “Pascalina” (que se tenga constancia) hasta mediados del siglo
XX cuando en Austria, Curt Herzstark fabrico la calculadora mecánica denominada Curta, fue la primera
calculadora compacta, cabía en una mano y esa portabilidad ha ayudado a aumentar sus ventas, pese a su
elevado precio. Al igual que su precursora, con esta máquina se podía sumar, restar, multiplicar y dividir.
A mediados de los 50, IBM presentó una calculadora de considerables dimensiones basada en
transistores. A finales de esta década, IBM y Casio lanzaron sus primeras calculadoras comerciales, la
IBM 608 y la 14-A respectivamente.
A pesar de ser coetáneas existían dos diferentes entre ellas, ya que solo Casio lanzó un modelo
totalmente compacto y eléctrico (basado en un relé) que iba integrada dentro de un escritorio, por su
parte, la de IBM era electrónica (basada en una placa lógica) y había que almacenarla en distintas sales y
su precio era bastante elevado, unos 80,000 dólares.
La primera calculadora totalmente electrónica fue hecha en 1961 por la compañía británica Bell
Punch, llamada “Sumlock Comptometer ANITA”. En 1970 Sanyo, Canon Pocketronica y la Sharp GT.8B
que se vendieron por todo el mundo con muchísima rapidez.
Tan solo un año después se desarrolló la primera “calculadora en un chip” con el nombre
MK6010 de Mostek. En ese mismo año, Texas Instruments lanzó una nueva calculadora que se convirtió
en el modelo para las calculadoras alrededor del mundo. Eran muy caras, pero gracias a los avances
tecnológicos en unos pocos años estuvieron al alcance del bolsillo de muchos.
LA CALCULADORA CIENTIFICA
La primera calculadora científica fue lanzada solo dos años después, en 1973, por Texas
Instruments. La SR-10 costaba unos 150 dólares y ya incluía un botón para “p” (pi), con el paso de los
años fue completándose con funciones logarítmicas o trigonometría.
En 1980 aparecieron las primeras calculadoras financieras y fue en ese momento cuando las
compañías centraron sus esfuerzos en su desarrollo para mejorarlas, iniciándose una carrera por sacar al
mercado la mejor calculadora. Este hecho ha permitido que podamos disfrutar de ellas en casi cualquier
dispositivo electrónico, desde un reloj hasta un teléfono móvil.
A finales del siglo XX, gracias a tecnologías como la del Sensor CMOS (sensor que detecta la
luz) y de paneles solares, salieron al mercado calculadoras programables o sin necesidad de pilas. El
avance continuo de las tecnologías ha permitido mejorar estos aparatos añadiendo derivadas, integrales,
ecuaciones diferenciales y todo tipo de operaciones, llevando las matemáticas a nuestros bolsillos y
haciendo nuestras vidas más fáciles.