Citas Seleccionadas Del Papa Francisco Por Tema
Citas Seleccionadas Del Papa Francisco Por Tema
Citas Seleccionadas Del Papa Francisco Por Tema
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citas-seleccionadas-del-papa-francisco-por-tema.pdf
del papa Francisco. Esta recopilación informal no es exhaustiva; no cubre todas las
Las citas están ordenadas por tema. Los temas están en orden alfabético. La lista por tema
que presenta abajo el Índice de contenido lleva a la sección correspondiente del documento.
Cada cita de este documento va seguida por una referencia entre paréntesis que indica la
fecha (por ejemplo, 5 de junio de 2013). Cada fecha corresponde a una comunicación oral o
escrita del papa Francisco que se produjo en esa fecha. Cuando se produjeron dos
por el tema (por ejemplo, “28 de marzo de 2013, Misa Crismal” y “28 de marzo de 2013,
Una lista de las comunicaciones del papa Francisco ordenadas por fecha aparece en la
Ejemplo: la primera cita de la sección titulada “Pobreza” va seguida por una referencia
entre paréntesis que dice “(19 de marzo de 2013)”. Para determinar la fuente de la cita, el
lector que vaya a la última página del documento verá que 19 de marzo de 2013 se refiere a
la homilía del papa Francisco en la misa por el comienzo de su ministerio petrino, y puede
Índice de contenido
Los temas que presenta abajo el Índice de contenido llevan a la sección correspondiente de
este documento.
Alimentación/Hambre
Bien común
Caridad/Amor
Caridad/Servicio
Derechos y responsabilidades
Desarrollo
Diálogo cívico
Economía/Justicia económica/Desigualdad
Ecumenismo/Relaciones interconfesionales
Familia/Comunidad
Gobierno y líderes
Jóvenes
Migrantes y refugiados
Misericordia
Misión/Encuentro
Mujeres
Nueva Evangelización
Participación cívica/política
Paz
Pobreza
Presos/Encarcelamiento
Sacramentos y justicia
Solidaridad y subsidiaridad
Tierra Santa
Trabajo/Empleo
Trata de personas
Vida sencilla/materialismo
Vida y dignidad
Vivienda
Miscelánea
Alimentación/Hambre
Si en tantas partes del mundo hay niños que no tienen qué comer, eso no es noticia, parece
Esta cultura del descarte nos ha hecho insensibles también al derroche y al desperdicio de
alimentos, cosa aún más deplorable cuando en cualquier lugar del mundo,
de alimento, al cual a veces ya no somos capaces de dar el justo valor, que va más allá de
los meros parámetros económicos. ¡Pero recordemos bien que el alimento que se desecha es
como si se robara de la mesa del pobre, de quien tiene hambre! (5 de junio de 2013, Medio
ambiente)
Invito a todos a reflexionar sobre el problema de la pérdida y del desperdicio del alimento a
fin de identificar vías y modos que, afrontando seriamente tal problemática, sean vehículo
ambiente)
necesario, cada comunidad puede ir al encuentro de las necesidades de los más pobres.
ambiente)
Estamos llamados no sólo a respetar el medio ambiente natural, sino también a mostrar
respeto y solidaridad con todos los miembros de nuestra familia humana. Estas dos
dimensiones están estrechamente relacionadas; hoy estamos sufriendo de una crisis que no
sólo tiene que ver con la gestión equitativa de los recursos económicos, sino también con la
preocupación por los recursos humanos, por las necesidades de nuestros hermanos y
hermanas que viven en la extrema pobreza, y especialmente por los muchos niños de
nuestro mundo que carecen de una adecuada educación, atención de salud y nutrición. El
consumismo y una “cultura del descarte” han llevado a algunos de nosotros a tolerar el
desperdicio de recursos preciosos, incluso los alimentos, mientras que otros están,
literalmente, consumiéndose de hambre. Les pido a todos que reflexionen sobre este grave
Somos conscientes de que uno de los primeros efectos de las graves crisis alimentarias, y
no sólo las causadas por desastres naturales o por conflictos sangrientos, es la erradicación
limita a la tierra natal, sino que se extiende al ámbito existencial y espiritual, amenazando y
a veces derrumbando las pocas certezas que se tenían. Este proceso, que ya se ha hecho
global, requiere que las relaciones internacionales restablezcan esa referencia a los
principios éticos que las regulan y redescubran el espíritu auténtico de solidaridad que
responder a las emergencias inmediatas, sino de afrontar juntos, en todos los ámbitos, un
problema que interpela nuestra conciencia personal y social, para lograr una solución justa
normal al que hay que acostumbrarse, como si formara parte del sistema. (16 de octubre de
2013)
El tema elegido por la FAO para la celebración de este año habla de “sistemas alimentarios
nuestro compromiso de cultivar y cuidar el medio ambiente y sus recursos, para garantizar
la seguridad alimentaria y avanzar hacia una alimentación suficiente y sana para todos. Esto
vida, incluido el alimentario, que en tantas áreas del planeta está marcado por el
A este respecto, la persistente vergüenza del hambre en el mundo me lleva a compartir con
ustedes la pregunta: ¿cómo usamos los recursos de la tierra? Las sociedades actuales
deberían reflexionar sobre la jerarquía en las prioridades a las que se destina la producción.
necesario encontrar los modos para que todos se puedan beneficiar de los frutos de la tierra,
no sólo para evitar que se amplíe la brecha entre quien más tiene y quien se tiene que
conformar con las migajas, sino también, y sobre todo, por una exigencia de justicia, de
equidad y de respeto hacia el ser humano. En este sentido, quisiera recordar a todos el
necesario destino universal de los bienes, que es uno de los principios clave de la doctrina
efectivo y justo acceso a los bienes básicos y primarios que todo hombre necesita y a los
apoyo. Esta Confederación, junto a sus 164 organizaciones miembros, está hoy
misión de la Iglesia y su atención hacia todos aquellos que sufren por ese escándalo del
hambre, con el que el Señor se identificó cuando dijo: “Tuve hambre y me disteis de
Nos encontramos ante un escándalo mundial de casi mil millones de personas. Mil millones
de personas que todavía sufren hambre hoy, no podemos mirar a otra parte, fingiendo que
el problema no exista. ... La parábola de la multiplicación de los panes y los peces nos
enseña precisamente eso: que cuando hay voluntad, lo que tenemos no se termina, incluso
sobra y no se pierde. Por eso, queridos hermanos y hermanas, les invito a que hagan un
lugar en su corazón para esta urgencia, respetando ese derecho que Dios concedió a todos,
de tener acceso a una alimentación adecuada. Compartamos lo que tenemos, con caridad
cristiana, con todos aquellos que se ven obligados a hacer frente a numerosos obstáculos
para satisfacer una necesidad tan primaria y, a la vez, seamos promotores de una auténtica
cooperación con los pobres, para que a través de los frutos de su trabajo y de nuestro
Invito a todas las instituciones del mundo, a toda la Iglesia y a cada uno de nosotros, como
una sola familia humana, a dar voz a todas las personas que sufren silenciosamente el
hambre, para que esta voz se convierta en un rugido capaz de sacudir al mundo. Esta
campaña quiere ser también una invitación a todos nosotros, para que seamos conscientes
usar mal los recursos a nuestra disposición. Es también una exhortación para que dejemos
Roguemos al Señor para que nos conceda la gracia de ver un mundo en el que nadie jamás
deba morir de hambre. Y pidiendo esta gracia, les doy mi bendición. (9 de diciembre de
2013)
Ayer Cáritas lanzó una campaña mundial contra el hambre y el despilfarro de alimentos,
con el lema: “Una sola familia humana, alimentos para todos”. El escándalo de los millones
de personas que sufren hambre no debe paralizarnos, sino más bien impulsarnos a actuar —
injusticia. El Evangelio de Jesús nos muestra el camino: confiar en la providencia del Padre
y compartir nuestro pan de cada día sin desperdiciarlo. Aliento a Cáritas a llevar adelante
este compromiso, e invito a todos a unirse a esta “ola” de solidaridad. (11 de diciembre de
2013)
La paz además se ve herida por cualquier negación de la dignidad humana, sobre todo por
rostros de cuantos sufren el hambre, sobre todo los niños, si pensamos a la cantidad de
alimento que se desperdicia cada día en muchas partes del mundo, inmersas en la que he
definido en varias ocasiones como la “cultura del descarte”. Por desgracia, objeto de
descarte no es sólo el alimento o los bienes superfluos, sino con frecuencia los mismos
seres humanos, que vienen “descartados” como si fueran “cosas no necesarias”. (13 de
Los que trabajan en estos sectores [políticos y económicos] tienen una responsabilidad
precisa para con los demás, especialmente con los más frágiles, débiles y vulnerables. Es
intolerable que todavía miles de personas mueran cada día de hambre, a pesar de las
de enero de 2014)
Defender a las comunidades rurales frente a las graves amenazas de la acción humana y de
los desastres naturales no debería ser sólo una estrategia, sino una acción permanente que
apropiadas y extienda su uso, respetando siempre el medio ambiente. Actuar así puede
Para vencer el hambre no basta paliar las carencias de los más desafortunados o socorrer
además, cambiar el paradigma de las políticas de ayuda y de desarrollo, modificar las reglas
a la mayor parte de la población mundial, incluso de las migajas que caen de las mesas de
los ricos? Ha llegado el momento de pensar y decidir a partir de cada persona y comunidad,
auténtico futuro de paz, que hoy se ve amenazado también por la inseguridad alimentaria.
En el mundo, incluso dentro de los países pertenecientes al G20, hay demasiadas mujeres y
hombres que sufren a causa de la desnutrición severa, por el aumento del número de
personas sin empleo, por el altísimo porcentaje de jóvenes sin trabajo y por el aumento de
Ante la miseria de muchos de nuestros hermanos y hermanas, a veces pienso que el tema
del hambre y del desarrollo agrícola se ha convertido hoy en uno de los tantos problemas en
este tiempo de crisis. Y, sin embargo, vemos crecer por doquier el número de personas con
imperativo de que el acceso al alimento necesario es un derecho para todos. Los derechos
¡Cuánto se ha progresado, en este sentido, en tantas partes del mundo! ¡Cuánto se viene
trabajando en estos primeros años del tercer milenio para sacar a las personas de la extrema
pobreza! Sé que comparten mi convicción de que todavía se debe hacer mucho más y que,
nosotros son hoy los prisioneros de la trampa de la pobreza. También a estas personas
constantemente, en sus muchos frentes, especialmente en las causas que las provocan. Sé
que gran parte del pueblo norteamericano hoy, como ha sucedido en el pasado, está
El hambre hoy ha adquirido las dimensiones de una verdadero “escándalo” que amenaza la
vida y la dignidad de muchas personas —hombres, mujeres, niños y ancianos—. Todos los
días tenemos que enfrentar esta injusticia, me atrevo a decir, este pecado, en un mundo rico
personas no tienen lo necesario para sobrevivir; y esto no sólo en los países pobres, sino
cada vez más también en las sociedades ricas y desarrolladas. La situación se ve agravada
por el aumento de los flujos migratorios, que llevan a Europa miles de refugiados que
el Evangelio que el Señor, cuando se da cuenta de que las multitudes que vinieron a oírlo
pobreza, sino que hace un gesto que deja sorprendidos a todos: toma lo poco que los
discípulos han traído consigo, lo bendice y multiplica los panes y los peces, tanto que al
final “recogieron de los trozos sobrantes doce canastos llenos” (Mt 14:20). (3 de octubre de
Es Jesús mismo quien nos invita a hacer espacio en nuestro corazón a la urgencia de
“alimentar a los hambrientos”, y la Iglesia ha hecho de ello una de las obras de misericordia
corporales. Compartir lo que tenemos con los que no tienen los medios para satisfacer una
necesidad tan básica, nos educa en la caridad, que es un don desbordante de pasión por la
vida de los pobres que el Señor nos hace encontrar. (3 de octubre de 2015, Banco de
Alimentos)
Al compartir la necesidad del pan de cada día, encuentran ustedes cada día cientos de
personas. No olviden que son personas, no números, cada uno con su carga de dolor que a
veces parece imposible de soportar. Teniendo siempre esto presente, podrán mirarlos a la
cara, mirarlos a los ojos, darles la mano, ver en ellos la carne de Cristo, y también
Banco de Alimentos)
malnutrición, sobre todo por la distribución inicua de los frutos de la tierra, pero también
por la falta de desarrollo agrícola. Vivimos en una época donde la búsqueda afanosa del
resultado de esa cultura que descarta y excluye a muchos de nuestros hermanos y hermanas
de la vida social, que no tiene en cuenta sus capacidades, llegando incluso a considerar
común. Tal vez la pregunta sea otra: ¿Es aún posible concebir una sociedad en la que los
recursos queden en manos de unos pocos y los menos favorecidos se vean obligados a
Tener en cuenta los derechos de los hambrientos y acoger sus aspiraciones significa ante
todo una solidaridad transformada en gestos tangibles, que requiere compartir y no sólo una
mejor gestión de los riesgos sociales y económicos o una ayuda puntual con motivo de
un justo desarrollo económico. Se debe concretizar en ese “amor social” que es la clave de
comprender el justo sentido del uso sostenible de los recursos naturales y del pleno respeto
desarrollar para favorecer la familia, en cuyo seno sus miembros aprenden desde el inicio lo
que significa compartir, ayudarse recíprocamente, protegerse los unos a los otros.
consolidando así su papel en la sociedad, como también apoyar el cuidado de los ancianos y
permitir a los jóvenes continuar su formación escolar y profesional, para que accedan bien
La Iglesia no tiene la misión de tratar directamente estos problemas desde el punto de vista
técnico. Sin embargo, los aspectos humanos de estas situaciones no la dejan indiferente. La
creación y los frutos de la tierra son dones de Dios concedidos a todos los seres humanos,
que son al mismo tiempo custodios y beneficiarios. Por ello han de ser compartidos
justamente por todos. Esto exige una firme voluntad para afrontar las injusticias que nos
encontramos cada día, en particular las más graves, las que ofenden la dignidad humana y
afectan profundamente nuestra conciencia. Son hechos que no permiten a los cristianos
Son muchos los rostros, las historias, las consecuencias evidentes en miles de personas que
la cultura del degrado y del descarte ha llevado a sacrificar bajo los ídolos de las ganancias
fuera algo normal” (Mensaje para la Jornada Mundial de la Alimentación 2013, 16 octubre
2013, 2), o peor aún, a resignarnos ante las formas extremas y escandalosas de “descarte” y
de exclusión social, como son las nuevas formas de esclavitud, el tráfico de personas, el
vidas abandonadas sin protección normativa alguna” (Carta enc. Laudato si’, 25). Son
muchas vidas, son muchas historias, son muchos sueños que naufragan en nuestro presente.
2015, U.N.O.N.)
Que hoy en pleno siglo XXI muchas personas sufran este flagelo, se debe a una egoísta y
maltratada y explotada, en muchas partes del mundo nos sigue dando sus frutos, nos sigue
brindando lo mejor de sí misma; los rostros hambrientos nos recuerdan que hemos
desvirtuado sus fines. Un don, que tiene finalidad universal, lo hemos convertido en
privilegio de unos pocos. Hemos hecho de los frutos de la tierra —don para la
de 2016)
Nos hará bien recordar que el alimento que se desecha es como si se robara de la mesa del
pobre, del que tiene hambre. Esta realidad nos pide reflexionar sobre el problema de la
pérdida y del desperdicio del alimento a fin de identificar vías y modos que, afrontando
seriamente tal problemática, sean vehículo de solidaridad y de compartición con los más
Deseo que la lucha para erradicar el hambre y la sed de nuestros hermanos y con nuestros
hermanos siga interpelándonos, que no nos deje dormir y nos haga soñar, las dos cosas.
Que nos interpele a fin de buscar creativamente soluciones de cambio y de transformación.
Efectivamente les dice: “dadles vosotros de comer” (v. 16). Y les demostró que los pocos
panes y peces que tenían, con la fuerza de la fe y de la oración, podían ser compartidos por
toda aquella gente. Jesús cumple un milagro, pero es el milagro de la fe, de la oración,
suscitado por la compasión y el amor. Así Jesús “partiendo los panes, se los dio a los
discípulos y los discípulos a la gente” (v. 19). El Señor resuelve las necesidades de los
hombres, pero desea que cada uno de nosotros sea partícipe concretamente de su
¿De qué tiene sed el Señor? Ciertamente de agua, elemento esencial para la vida. Pero
sobre todo de amor, elemento no menos esencial para vivir. Tiene sed de darnos el agua
viva de su amor, pero también de recibir nuestro amor. (20 de septiembre de 2016)
Es por eso que, entre las obras de misericordia, se encuentra la llamada del hambre y de la
sed: dar de comer a los hambrientos —hoy hay muchos— y de beber al sediento. Cuantas
veces los medios de comunicación nos informan sobre poblaciones que sufren la falta de
alimento y de agua, con graves consecuencias especialmente para los niños. (19 de octubre
de 2016)
En la Biblia, un Salmo dice que Dios es aquel que “da el alimento a todos los seres
vivientes” (136, 25). La experiencia del hambre es dura. Algo sabe quien ha vivido
periodos de guerra o carestía. Sin embargo esta experiencia se repite cada día y convive
junto a la abundancia y el desperdicio. Siempre son actuales las palabras del apóstol
Santiago: “¿De qué sirve, hermanos míos, que alguien diga tengo fe, si no tiene obras?
10
¿Acaso podrá salvarle la fe? Si un hermano o una hermana están sin ropa y desprovistos del
alimento cotidiano y uno de vosotros les dice: ‘Iros en paz, calentaos y hartaos’, pero no les
dais lo necesario para su cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe, si no tiene obras, está
realmente muerta” (2, 14-17) porque es incapaz de hacer obras, de hacer caridad, de amar.
Siempre hay alguien que tiene hambre y sed y me necesita. No lo puedo delegar a alguien.
Este pobre me necesita, necesita mi ayuda, mi palabra, mi compromiso. Esto nos afecta a
todos. (19 de octubre de 2016)
Una ojeada, incluso rápida, sobre la situación mundial revela la necesidad de un mayor
compromiso en favor del sector agrícola no sólo para mejorar los sistemas de producción y
comercialización, sino también y sobre todo, para acentúar el derecho de todo ser humano a
necesidades, participando en las decisiones y estrategias que se actúen. Es cada vez más
evidente la necesidad de situar en el centro de cada acción a la persona, sea ésta sujeto del
trabajo agrícola que comerciante o consumidor. Este enfoque, si se comparte como acicate
ideal y no como dato técnico, nos permite considerar la estrecha relación entre la
2017)
No hay que olvidar que el Padre nuestro es la oración de los pobres. La petición del pan
expresa la confianza en Dios sobre las necesidades básicas de nuestra vida. Todo lo que
Jesús nos enseñó con esta oración manifiesta y recoge el grito de quien sufre a causa de la
Jesús que les enseñara a orar, él les respondió con las palabras de los pobres que recurren al
único Padre en el que todos se reconocen como hermanos. El Padre nuestro es una oración
que se dice en plural: el pan que se pide es “nuestro”, y esto implica comunión,
superar cualquier forma de egoísmo para entrar en la alegría de la mutua aceptación. (13 de
junio de 2017)
11
Bien común
Guardemos a Cristo en nuestra vida, para guardar a los demás, para salvaguardar la
Es custodiar a la gente, el preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente
por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la
A las tres preguntas de Jesús a Pedro sobre el amor, sigue la triple invitación: Apacienta
mis corderos, apacienta mis ovejas. Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio,
y que también el Papa, para ejercer el poder, debe entrar cada vez más en ese servicio que
tiene su culmen luminoso en la cruz; debe poner sus ojos en el servicio humilde, concreto,
rico de fe, de san José y, como él, abrir los brazos para custodiar a todo el Pueblo de Dios y
acoger con afecto y ternura a toda la humanidad, especialmente a los más pobres, los más
débiles, los más pequeños; eso que Mateo describe en el juicio final sobre la caridad: al
46). Sólo el que sirve con amor sabe custodiar. (19 de marzo de 2013)
Custodiar la creación, cada hombre y cada mujer, con una mirada de ternura y de amor; es
abrir un resquicio de luz en medio de tantas nubes; es llevar el calor de la esperanza. (19 de
marzo de 2013)
La Iglesia, por su parte, siempre se esfuerza por el desarrollo integral de las personas. En
este sentido, insiste en que el bien común no debe ser un simple añadido, una simple idea
verdaderamente al servicio del bien común de sus pueblos. (16 de mayo de 2013)
entre el hombre y la creación; se refiere también a las relaciones humanas. Los Papas han
estamos viviendo un momento de crisis; lo vemos en el medio ambiente, pero sobre todo lo
La persona humana está en peligro: esto es cierto, la persona humana hoy está en peligro;
¡he aquí la urgencia de la ecología humana! Y el peligro es grave porque la causa del
La vida humana, la persona, ya no es percibida como valor primario que hay que respetar y
La hermandad entre los hombres y la colaboración para construir una sociedad más justa no
son un sueño fantasioso sino el resultado de un esfuerzo concertado de todos hacia el bien
común. Los aliento en éste su compromiso por el bien común, que requiere por parte de
12
La creación no es una propiedad, de la cual podemos disponer a nuestro gusto; ni, mucho
maravilloso que Dios nos ha dado para que cuidemos de él y lo utilicemos en beneficio de
Cristo llegar a todos los rincones oscuros de nuestro corazón y de nuestro mundo. Que el
que, movidos por el Espíritu Santo, podamos traer vida a todos, y traerla en abundancia (cf.
Los bienes están destinados a todos, y aunque uno ostente su propiedad, que es lícito, pesa
sobre ellos una hipoteca social. Siempre. Se supera así el concepto económico de justicia,
derecho fundamental de la persona a una vida digna. (7 de julio de 2015, Sociedad civil)
trabajo, las bolsas de pobreza producen incertidumbre y tensiones que constituyen una
amenaza a la convivencia social. Las normas y las leyes, así como los proyectos de la
oportunidades reales a los ciudadanos, especialmente a los jóvenes, creando empleo, con un
macroeconómicas, crear un desarrollo sostenible que genere un tejido social firme y bien
Cada uno a su manera, todos los aquí presentes compartimos la vocación de trabajar por el
bien común. Ya hace 50 años, el Concilio Vaticano II definía el bien común como “el
conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a los grupos y a cada uno de
sus miembros conseguir más plena y fácilmente su propia perfección”. ... Que este esfuerzo
ayude siempre a crecer en un mayor respeto a la persona humana en cuanto tal, con
la estabilidad y seguridad de un cierto orden, que no se produce sin una atención particular
a la justicia distributiva (cf. Enc. Laudato si’, 157). Que la riqueza se distribuya, dicho
El bien común, en cambio, es algo más que la suma de intereses individuales; es un pasar
de lo que “es mejor para mí” a lo que “es mejor para todos”, e incluye todo aquello que da
cohesión a un pueblo: metas comunes, valores compartidos, ideales que ayudan a levantar
un deber moral. Para los cristianos, la carga es aún más fuerte: es un mandamiento. Se trata
de devolverles a los pobres y a los pueblos lo que les pertenece. El destino universal de los
13
Queridos amigos, en la voluntad de servicio y de trabajo por el bien común, los pobres y
Los fieles laicos, llamados a animar las realidades temporales con el fermento evangélico,
no pueden abstenerse de trabajar también dentro de los procesos políticos dirigidos al bien
No puede haber una renovación de nuestra relación con la naturaleza, sin una renovación de
la humanidad misma (cf. Laudato si’, 118). En la medida en que nuestras sociedades
la paz y la prosperidad debe ser llevada a cabo por hombres y mujeres que creen en ella sin
temor, y dan testimonio creíble de los grandes valores espirituales y políticos que inspiraron
Les animo a trabajar con integridad y transparencia por el bien común, y fomentar un
jóvenes y una justa distribución de los recursos naturales y humanos con que el Creador ha
Renuevo el propósito de esta Iglesia particular de contribuir cada vez más a la promoción
contribuir todavía más a “promover a todos los hombres y a todo el hombre” (Populorum
progressio, 14), por usar la feliz expresión de mi predecesor, el beato Papa Pablo VI, que
hace casi 50 años fue el primer Papa de los últimos tiempos que vino a África, para
En el Evangelio de hoy hay una pregunta que se repite tres veces: “¿Qué cosa tenemos que
hacer?” (Lc 3:10, 12, 14). Se la dirigen a Juan el Bautista tres categorías de personas:
impuestos; y tercero, algunos soldados. Cada uno de estos grupos pregunta al profeta qué
debe hacer para realizar la conversión que él está predicando. A la pregunta de la multitud
Juan responde que compartan los bienes de primera necesidad. Al primer grupo, a la
multitud, le dice que compartan los bienes de primera necesidad, y dice así: “El que tenga
dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo” (v.
11). Después, al segundo grupo, al de los cobradores de los impuestos les dice que no
exijan nada más que la suma debida (cf. v. 13). ¿Qué quiere decir esto? No pedir sobornos.
Es claro el Bautista. Y al tercer grupo, a los soldados les pide no extorsionar a nadie y de
14
acontentarse con su salario (cf. v. 14). Son las respuestas a las tres preguntas de estos
su predicación: el camino del amor real en favor del prójimo. (13 de diciembre de 2015)
cooperar con él en la construcción de un mundo más justo y fraterno, en el que todas las
personas y todas las criaturas puedan vivir en paz, en la armonía de la creación originaria
anhelo de una tierra, de un tiempo donde la desvalorización sea superada por la fraternidad,
la injusticia sea vencida por la solidaridad y la violencia sea callada por la paz. (15 de
El lucro y el capital no son un bien por encima del hombre, están al servicio del bien
común. Y, cuando el bien común es forzado para estar al servicio del lucro, y el capital la
única ganancia posible, eso tiene un nombre, se llama exclusión, y así se va consolidando la
cultura del descarte: ¡Descartado! ¡Excluido! (17 de febrero de 2016, Mundo del trabajo)
La riqueza y el poder son realidades que pueden ser buenas y útiles para el bien común, si
se ponen al servicio de los pobres y de todos, con justicia y caridad. Pero cuando, como
ocurre con demasiada frecuencia, se viven como un privilegio, con egoísmo y prepotencia,
contraponer un modelo más solidario, que trabaje por el bien común y por la paz. Sólo así
el mundo intelectual se vuelve capaz de construir una sociedad más sana. Quien tiene el
don de poder estudiar tiene también una responsabilidad de servicio por el bien de la
ser estudiantes en un país distinto del propio, en otro horizonte cultural, permite aprender
nuevos idiomas, nuevos usos y costumbres. Permite mirar el mundo desde otra perspectiva
y abrirse sin temor al otro y al diferente. Esto lleva a los estudiantes, y a los que los acogen,
confianza en uno mismo y en los otros, los horizontes se expanden, la visión del futuro se
Aquello de lo que estamos hablando es del bien común de la humanidad, del derecho de
cada persona de tener parte de los recursos de este mundo y de tener las mismas
participación social. Por lo tanto, la pregunta que debemos plantearnos es cuál es la mejor
manera de animarnos los unos a los otros y motivar a nuestras respectivas comunidades
para responder al sufrimiento y las necesidades que vemos, tanto lejos como entre nosotros.
15
seamos hijos de una cultura, por lo menos en el mundo occidental, que ha exaltado al
individuo hasta hacer como una isla, casi como si se pudiera ser felices solos. Por otra
parte, no faltan visiones ideológicas y poderes políticos que han aplastado a la persona, la
han masificado y privado de esa libertad sin la cual el hombre ya no se siente hombre. A tal
globalización, en lugar de favorecer una mayor repartición entre los hombres, simplemente
para imponer un mercado global del cual son ellos mismos quienes dictan las reglas y
generadora cuando lo son todos y singularmente sus componentes. Esto vale aún más para
de abril de 2017)
Como dice el conocido dicho egipcio: “Después de mí, el diluvio”. Es la tentación de los
egoístas que por el camino pierden la meta y, en vez de pensar en los demás, piensan sólo
de un miembro está vinculada a la santidad de todos (cf. 1Co 12,12-27; Lumen gentium, 7).
Viaje apostólico)
16
Caridad/Amor
A las tres preguntas de Jesús a Pedro sobre el amor, sigue la triple invitación: Apacienta
mis corderos, apacienta mis ovejas. Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio,
y que también el Papa, para ejercer el poder, debe entrar cada vez más en ese servicio que
tiene su culmen luminoso en la cruz; debe poner sus ojos en el servicio humilde, concreto,
rico de fe, de san José y, como él, abrir los brazos para custodiar a todo el Pueblo de Dios y
acoger con afecto y ternura a toda la humanidad, especialmente a los más pobres, los más
débiles, los más pequeños; eso que Mateo describe en el juicio final sobre la caridad: al
46). Sólo el que sirve con amor sabe custodiar. (19 de marzo de 2013)
Vosotros nos decís que amar a Dios y al prójimo no es algo abstracto, sino profundamente
concreto: quiere decir ver en cada persona el rostro del Señor que hay que servir, y servirle
mayo de 2013)
Para nosotros, cristianos, el amor al prójimo nace del amor de Dios y es de ello la más
límpida expresión. Aquí se busca amar al prójimo, pero también dejarse amar por el
prójimo. Estas dos actitudes caminan juntas; no puede haber una sin la otra. En el papel con
membrete de las Misioneras de la Caridad están impresas estas palabras de Jesús: “Todo lo
que hayáis hecho a uno de estos, mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis” (Mt 25,
40). Amar a Dios en los hermanos y amar a los hermanos en Dios. (21 de mayo de 2013)
“Dios es amor”. No es un amor sentimental, emotivo, sino el amor del Padre que está en el
origen de cada vida, el amor del Hijo que muere en la cruz y resucita, el amor del Espíritu
que renueva al hombre y el mundo. Pensar en que Dios es amor nos hace mucho bien,
porque nos enseña a amar, a darnos a los demás como Jesús se dio a nosotros, y camina con
nosotros. Jesús camina con nosotros en el camino de la vida. (26 de mayo de 2013)
Un Dios “que se hace cercano por amor —añadió— y camina con su pueblo. Y este
caminar llega a un punto inimaginable: jamás se podría pensar que el Señor mismo se hace
uno de nosotros y camina con nosotros, y permanece con nosotros, permanece en su Iglesia,
nosotros caminando. Esta es la cercanía. El pastor cercano a su rebaño, a sus ovejas, a las
Jesús “quiso mostrarnos su corazón como el corazón que tanto amó. Por ello hoy hacemos
esta conmemoración. Sobre todo del amor de Dios. Dios nos ha amado, nos ha amado
mucho. Pienso en lo que nos decía san Ignacio; ... nos indicó dos criterios sobre el amor.
Primero: el amor se manifiesta más en las obras que en las palabras. Segundo: el amor está
Estos dos criterios son como pilares del verdadero amor: las obras y darse. (7 de junio de
¿Cuál es la ley del pueblo de Dios? Es la ley del amor, amor a Dios y amor al prójimo
según el mandamiento nuevo que nos dejó el Señor (cf. Jn 13, 34). Un amor, sin embargo,
17
que no es estéril sentimentalismo o algo vago, sino que es reconocer a Dios como único
Señor de la vida y, al mismo tiempo, acoger al otro como verdadero hermano, superando
divisiones, rivalidades, incomprensiones, egoísmos; las dos cosas van juntas. ¡Cuánto
camino debemos recorrer aún para vivir en concreto esta nueva ley, la ley del Espíritu
Santo que actúa en nosotros, la ley de la caridad, del amor! Cuando vemos en los periódicos
o en la televisión tantas guerras entre cristianos, pero ¿cómo puede suceder esto? En el seno
del pueblo de Dios, ¡cuántas guerras! En los barrios, en los lugares de trabajo, ¡cuántas
guerras por envidia y celos! Incluso en la familia misma, ¡cuántas guerras internas!
Nosotros debemos pedir al Señor que nos haga comprender bien esta ley del amor. Cuán
hermoso es amarnos los unos a los otros como hermanos auténticos. ¡Qué hermoso es! Hoy
La luz de la fe, unida a la verdad del amor, no es ajena al mundo material, porque el amor
se vive siempre en cuerpo y alma; la luz de la fe es una luz encarnada, que procede de la
vida luminosa de Jesús. Ilumina incluso la materia, confía en su ordenamiento, sabe que en
ella se abre un camino de armonía y de comprensión cada vez más amplio. (29 de junio de
En el Evangelio leemos la parábola del Buen Samaritano, que habla de un hombre asaltado
por bandidos y abandonado medio muerto al borde del camino. La gente pasa, mira y no se
Cuántas veces decimos: no es mi problema. Cuántas veces miramos a otra parte y hacemos
la mano y lo cura (cf. Lc 10, 29-35). Queridos amigos, creo que aquí, en este hospital, se
hace concreta la parábola del Buen Samaritano. Aquí no existe indiferencia, sino atención,
de las personas y buscar satisfacerlas como podamos. ¿Usted sabe qué es el “ágape”? Es el
amor por los demás, como nuestro Señor lo predicó. No es proselitismo, es amor. Amor por
Una fe vivida de modo serio suscita comportamientos de caridad auténtica. (31 de octubre
de 2013)
caridad, que tiene como dimensión las multiformes e inagotables pobrezas del hombre. (31
de octubre de 2013)
Cada día estamos llamados todos a convertirnos en una “caricia de Dios” para aquellos que
tal vez han olvidado las primeras caricias, que tal vez jamás en su vida han sentido una
Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los
Lo que cuenta es ante todo “la fe que se hace activa por la caridad” (Ga 5,6). Las obras de
amor al prójimo son la manifestación externa más perfecta de la gracia interior del Espíritu:
18
“La principalidad de la ley nueva está en la gracia del Espíritu Santo, que se manifiesta en
El Evangelio invita ante todo a responder al Dios amante que nos salva, reconociéndolo en
los demás y saliendo de nosotros mismos para buscar el bien de todos. ¡Esa invitación en
ninguna circunstancia se debe ensombrecer! Todas las virtudes están al servicio de esta
respuesta de amor. Si esa invitación no brilla con fuerza y atractivo, el edificio moral de la
Iglesia corre el riesgo de convertirse en un castillo de naipes, y allí está nuestro peor
peligro. Porque no será propiamente el Evangelio lo que se anuncie, sino algunos acentos
Iglesia necesita la mirada cercana para contemplar, conmoverse y detenerse ante el otro
cuantas veces sea necesario. (24 de noviembre de 2013, no. 169)
La entrega de Jesús en la cruz no es más que la culminación de ese estilo que marcó toda su
espiritualmente con ellos en sus necesidades, nos alegramos con los que están alegres,
lloramos con los que lloran y nos comprometemos en la construcción de un mundo nuevo.
Benedicto XVI ha dicho que “cerrar los ojos ante el prójimo nos convierte también en
ciegos ante Dios”, y que el amor es en el fondo la única luz que “ilumina constantemente a
un mundo oscuro y nos da la fuerza para vivir y actuar”. Por lo tanto, cuando vivimos la
mística de acercarnos a los demás y de buscar su bien, ampliamos nuestro interior para
recibir los más hermosos regalos del Señor. Cada vez que nos encontramos con un ser
humano en el amor, quedamos capacitados para descubrir algo nuevo de Dios. Cada vez
que se nos abren los ojos para reconocer al otro, se nos ilumina más la fe para reconocer a
cambio, os digo: ‘Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen’ (Mt 5, 43-
44). A quien quiere seguirlo, Jesús le pide amar a los que no lo merecen, sin esperar
recompensa, para colmar los vacíos de amor que hay en los corazones, en las relaciones
“Sois templo de Dios...; santo es el templo de Dios, que sois vosotros” (1 Co 3, 16-17). En
este templo, que somos nosotros, se celebra una liturgia existencial: la de la bondad, del
perdón, del servicio; en una palabra, la liturgia del amor. Este templo nuestro resulta como
profanado si descuidamos los deberes para con el prójimo. Cuando en nuestro corazón hay
cabida para el más pequeño de nuestros hermanos, es el mismo Dios quien encuentra
puesto. Cuando a ese hermano se le deja fuera, el que no es bien recibido es Dios mismo.
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Un corazón vacío de amor es como una iglesia desconsagrada, sustraída al servicio divino y
El don de piedad significa ser verdaderamente capaces de gozar con quien experimenta
alegría, llorar con quien llora, estar cerca de quien está solo o angustiado, corregir a quien
está en el error, consolar a quien está afligido, acoger y socorrer a quien pasa necesidad.
Hay una relación muy estrecha entre el don de piedad y la mansedumbre. El don de piedad
que nos da el Espíritu Santo nos hace apacibles, nos hace serenos, pacientes, en paz con
Dar el primado a Dios significa tener el valor de decir no al mal, no a la violencia, no a los
atropellos, para vivir una vida de servicio a los demás y en favor de la legalidad y del bien
común. Cuando una persona descubre a Dios, el verdadero tesoro, abandona un estilo de
vida egoísta y busca compartir con los demás la caridad que viene de Dios. Quien llega a
ser amigo de Dios, ama a los hermanos, se compromete en salvaguardar su vida y su salud
En su vida cristiana tendrán muchas veces la tentación, como los discípulos en la lectura del
destrozado. Estas personas siguen gritando como la mujer del Evangelio: “Señor,
socórreme”. La petición de la mujer cananea es el grito de toda persona que busca amor,
acogida y amistad con Cristo. Es el grito de tantas personas en nuestras ciudades anónimas,
de muchos de nuestros contemporáneos y de todos los mártires que aún hoy sufren
persecución y muerte en el nombre de Jesús: “Señor, socórreme”. Este mismo grito surge a
rechazan a las personas que piden, como si atender a los necesitados estuviese reñido con
estar cerca del Señor. No, tenemos que ser como Cristo, que responde siempre a quien le
pide ayuda con amor, misericordia y compasión. (17 de agosto de 2014, Juventud)
En efecto, el signo visible que el cristiano puede mostrar para testimoniar al mundo y a los
demás, a su familia, el amor de Dios es el amor a los hermanos. El mandamiento del amor a
Jesús no lo puso en el vértice, sino en el centro, porque es el corazón desde el cual todo
debe partir y al cual todo debe regresar y hacer referencia. (26 de octubre de 2014)
comprendía también el deber de hacerse cargo de las personas más débiles, como el
extranjero, el huérfano, la viuda (cf. Ex 22, 20-26). Jesús conduce hacia su realización esta
fe, y la fe es el alma del amor. Ya no podemos separar la vida religiosa, la vida de piedad
del servicio a los hermanos, a aquellos hermanos concretos que encontramos. No podemos
ya dividir la oración, el encuentro con Dios en los Sacramentos, de la escucha del otro, de
de la fe. ¿Cuánto amas tú? Y cada uno se da la respuesta. ¿Cómo es tu fe? Mi fe es como yo
20
[Jesús] nos entrega dos rostros, es más, un solo rostro, el de Dios que se refleja en muchos
en él el rostro de Dios: ¿somos capaces de hacer esto? De este modo Jesús ofrece a cada
hombre el criterio fundamental sobre el cual edificar la propia vida. Pero Él, sobre todo, nos
donó el Espíritu Santo, que nos permite amar a Dios y al prójimo como Él, con corazón
La fe abre la puerta de la caridad haciéndonos que deseemos imitar a Jesús, nos insta al
bien, dándonos el valor para actuar siguiendo el ejemplo del Buen Samaritano. (20 de
diciembre de 2014)
Jesús, que vino al mundo para anunciar y realizar la salvación de todo el hombre y de todos
los hombres, muestra una predilección particular por quienes están heridos en el cuerpo y
en el espíritu: los pobres, los pecadores, los endemoniados, los enfermos, los marginados.
Así, Él se revela médico, tanto de las almas como de los cuerpos, buen samaritano del
hombre. Es el verdadero Salvador: Jesús salva, Jesús cura, Jesús sana. (8 de febrero de
2015)
Quien se nutre con fe de Cristo Pan vivo su amor lo impulsa a dar la vida por los hermanos,
Focolares)
La vocación cristiana es sobre todo una llamada de amor que atrae y que se refiere a algo
más allá de uno mismo, descentra a la persona, inicia un “camino permanente, como un
(Benedicto XVI, Carta enc. Deus caritas est, 6). (29 de marzo de 2015)
Jesús, ante la multitud de personas que lo seguían, viendo que estaban cansadas y
extenuadas, pérdidas y sin guía, sintió desde lo profundo del corazón una intensa
compasión por ellas (cfr Mt 9,36). A causa de este amor compasivo curó los enfermos que
le presentaban (cfr Mt 14,14) y con pocos panes y peces calmó el hambre de grandes
muchedumbres (cfr Mt 15,37). Lo que movía a Jesús en todas las circunstancias no era sino
indicar el actuar de Dios hacia nosotros. Él no se limita a afirmar su amor, sino que lo hace
visible y tangible. El amor, después de todo, nunca podrá ser una palabra abstracta. Por su
Él se siente responsable, es decir, desea nuestro bien y quiere vernos felices, colmados de
alegría y serenos. Es sobre esta misma amplitud de onda que se debe orientar el amor
misericordioso de los cristianos. Como ama el Padre, así aman los hijos. Como Él es
misericordioso, así estamos nosotros llamados a ser misericordiosos los unos con los otros.
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Esto es lo que se me ocurre decirte. Que esto no sea para nosotros simple beneficencia, sino
que convierta nuestro corazón. Y esta inquietud que te da el Espíritu Santo para encontrar
caminos para ayudar, para promover a los hermanos y hermanas, esto te une a Jesucristo:
esto es penitencia, esto es cruz, pero esto es alegría. Una alegría grande, grande, grande que
Lo que hace que un joven no se jubile es el deseo de amar, el deseo de dar lo más hermoso
que tiene el hombre, lo más hermoso que tiene Dios, porque la definición de Dios que da
san Juan es “Dios es amor”. Y cuando el joven ama, vive, crece, no se jubila. Crece, crece,
El amor tiene dos ejes sobre los que se mueve, y si una persona, un joven, no tiene estos
dos ejes, estas dos dimensiones del amor, no es amor. Ante todo, el amor está más en las
obras que en las palabras: el amor es concreto… El amor es concreto, está más en las
obras que en las palabras… El amor se da… Y la segunda dimensión, el segundo eje sobre
el que gira el amor, es que el amor siempre se comunica, es decir, el amor escucha y
Ese arraigo al barrio, a la tierra, al oficio, al gremio, ese reconocerse en el rostro del otro,
esa proximidad del día a día, con sus miserias, porque las hay, las tenemos, y sus heroísmos
cotidianos, es lo que permite ejercer el mandato del amor, no a partir de ideas o conceptos
sino a partir del encuentro genuino entre personas. Necesitamos instaurar esta cultura del
encuentro, porque ni los conceptos ni las ideas se aman. Nadie ama un concepto, nadie ama
una idea; se aman las personas. La entrega, la verdadera entrega surge del amor a hombres
olvidadas del planeta, de esos brotes de ternura que lucha por subsistir en la oscuridad de la
exclusión, crecerán árboles grandes, surgirán bosques tupidos de esperanza para oxigenar
Para Mateo, y para todo el que sintió la mirada de Jesús, sus conciudadanos no son aquellos
a los que “se vive”, se usa, se abusa. La mirada de Jesús genera una actividad misionera, de
servicio, de entrega. Sus conciudadanos son aquellos a quien Él sirve. Su amor cura
nuestras miopías y nos estimula a mirar más allá, a no quedarnos en las apariencias o en lo
mirar como Él nos mira. Compartamos su ternura y su misericordia con los enfermos, los
presos, los ancianos, las familias en dificultad. Una y otra vez somos llamados a aprender
de Jesús que mira siempre lo más auténtico que vive en cada persona, que es precisamente
Esa caridad que nace de la llamada de un Dios que sigue golpeando nuestra puerta, la
puerta de todos para invitarnos al amor, a la compasión, a la entrega de unos por otros.
Jesús sigue golpeando nuestras puertas, nuestra vida. No lo hace mágicamente, no lo hace
con artilugios o con carteles luminosos o con fuegos artificiales. Jesús sigue golpeando
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nuestra puerta en el rostro del hermano, en el rostro del vecino, en el rostro del que está a
En la oración, todos aprendemos a decir Padre, papá, y cuando decimos Padre, papá, nos
encontramos como hermanos. En la oración, no hay ricos o pobres, hay hijos y hermanos.
donde nuestro corazón encuentra fuerza para no volverse insensible, frío ante las
Jesús quiere ponernos en guardia también a nosotros, hoy, del pensar que la observancia
exterior de la ley sea suficiente para ser buenos cristianos. Como entonces para los fariseos,
existe también para nosotros el peligro de creernos en lo correcto, o peor, mejores que los
demás por el solo hecho de observar las reglas, las costumbres, aunque no amemos al
abrirse al encuentro con Dios y a su Palabra, buscar la justicia y la paz, socorrer a los
afán por las riquezas y el poder; con el apostolado de la bondad se hizo todo para todos;
atraído por la vida eremítica, entendió que no se crece en el amor de Dios evitando la
servidumbre de las relaciones humanas, porque amando a los otros es como se aprende a
amar a Dios; inclinándose al prójimo es como nos elevamos hacia Dios. A través de la
cercanía fraterna y solidaria a los más pobres y abandonados entendió que, a fin de cuentas,
son precisamente ellos los que nos evangelizan, ayudándonos a crecer en humanidad. (3 de
Descubrimos así, como dijo don Guanella, que “el amor al prójimo es el consuelo de la
Don Guanella, que recomendaba mirar a Jesús a partir de su corazón, nos invita a mirar con
la misma mirada del Señor: una mirada que infunde esperanza y alegría, capaz, a la vez, de
experimentar un “vivo sentimiento de compasión” hacia los que sufren. (12 de noviembre
de 2015, Familia)
La carestía más grande es la de la caridad: hacen falta sobre todo personas con ojos
renovados por el amor y miradas que infundan esperanza. Porque “el amor hará que se
encuentren maneras y discursos para confortar a quien es débil”, decía de nuevo vuestro
¿Que nos dirá Jesús para abrirnos las puertas del cielo? “Estaba hambriento y me diste de
comer; no tenía un techo y me has dado una casa; estaba enfermo y has venido a visitarme;
estaba en la cárcel y has venido a verme” (cf. Mt 25, 35-36). Jesús está en la humildad. (18
de diciembre de 2015)
para tranquilizar la conciencia, sino aceptar a quien necesita de nuestro tiempo, de nuestra
23
de febrero de 2016)
Tener paciencia no es dejar que nos maltraten continuamente, o tolerar agresiones físicas, o
permitir que nos traten como objetos. (19 de marzo de 2016, no. 92)
En todo el texto se ve que Pablo quiere insistir en que el amor no es sólo un sentimiento,
sino que se debe entender en el sentido que tiene el verbo “amar” en hebreo: es “hacer el
bien”. Como decía san Ignacio de Loyola, “el amor se debe poner más en las obras que en
las palabras”. Así puede mostrar toda su fecundidad, y nos permite experimentar la
reclamar pagos, por el solo gusto de dar y de servir. (19 de marzo de 2016, no. 94)
El amor puede ir más allá de la justicia y desbordarse gratis, “sin esperar nada a cambio”
(Lc 6,35), hasta llegar al amor más grande, que es “dar la vida” por los demás (Jn 15,13).
Esto me recuerda aquellas palabras de Martin Luther King, cuando volvía a optar por el
amor fraterno aun en medio de las peores persecuciones y humillaciones: “La persona que
más te odia, tiene algo bueno en él; incluso la nación que más odia, tiene algo bueno en
ella; incluso la raza que más odia, tiene algo bueno en ella. Y cuando llegas al punto en que
miras el rostro de cada hombre y ves muy dentro de él lo que la religión llama la ‘imagen
de Dios’, comienzas a amarlo ‘a pesar de’. No importa lo que haga, ves la imagen de Dios
allí. Hay un elemento de bondad del que nunca puedes deshacerte...” (19 de marzo de 2016,
no. 118)
Jesús es el antídoto contra la indiferencia ante el sufrimiento de mis hermanos. Ese llanto
enseña a sentir como propio el dolor de los demás, a hacerme partícipe del sufrimiento y las
dificultades de las personas que viven en las situaciones más dolorosas. (5 de mayo de
2016).
Vemos cuánta tristeza hay en muchos de los rostros que encontramos. Cuántas lágrimas se
derraman a cada momento en el mundo; cada una distinta de las otras; y juntas forman
como un océano de desolación, que implora piedad, compasión, consuelo. Las más amargas
son las provocadas por la maldad humana: las lágrimas de aquel a quien le han arrebatado
ojos que a menudo se quedan mirando fijos la puesta del sol y que apenas consiguen ver el
alba de un nuevo día. Tenemos necesidad de la misericordia, del consuelo que viene del
Señor. Todos lo necesitamos; es nuestra pobreza, pero también nuestra grandeza: invocar el
consuelo de Dios, que con su ternura viene a secar las lágrimas de nuestros ojos (cf. Is 25:8;
“Amor est in via”, recordaba San Bernardo, el amor está siempre en la calle, el amor está
en vuestros ambientes, sino a salir “afuera”. Hay tanta necesidad de sacerdotes y religiosos
que no se detengan solo en las instituciones de la caridad —también necesarias— sino que
24
sepan ir más allá de sus fronteras, para llevar a cada ambiente, incluso al más lejano, el
No los cálculos ni los intereses, sino el amor humilde y generoso atrae la misericordia del
Padre, la bendición de Cristo y la abundancia del Espíritu Santo. (25 de junio de 2016,
Jesús busca corazones abiertos y tiernos con los débiles, nunca duros. (30 de julio de 2016,
Homilía)
En esta tarde, queridos jóvenes, el Señor os invita de nuevo a que seáis protagonistas de
vuestro servicio; quiere hacer de vosotros una respuesta concreta a las necesidades y
corazón del hombre de la plenitud de Cristo. La vía de la cruz es la vía de la vida y del
estilo de Dios, que Jesús manda recorrer a través también de los senderos de una sociedad a
sedientos de Dios. Ellos son la carne viva de Cristo, que grita “tengo sed” de una palabra
sed del prójimo, tanto más seremos predicadores de verdad, de esa verdad anunciada por
amor y misericordia, de la que habla santa Catalina de Siena (cf. Libro della Divina
El amor de Dios nos sale al encuentro, como un río en crecida que nos arrolla pero sin
aniquilarnos… Cuanto más nos dejamos involucrar por este amor, tanto más se regenera
El compromiso que el Señor pide es el de una vocación a la caridad con la que cada
discípulo de Cristo lo sirve con su propia vida, para crecer cada día en el amor. (4 de
septiembre de 2016)
reconocemos el rostro de Dios que nadie puede ver (cf. Jn 1, 18). (4 de septiembre de 2016)
[Madre Teresa] nos ayude a comprender cada vez más que nuestro único criterio de acción
es el amor gratuito, libre de toda ideología y de todo vínculo y derramado sobre todos sin
Al mismo tiempo, ve bien de cerca, pues está atento al prójimo y a sus necesidades. El
Señor nos lo pide hoy: ante los muchos Lázaros que vemos, estamos llamados a
inquietarnos, a buscar caminos para encontrar y ayudar, sin delegar siempre en otros o
decir: “Te ayudaré mañana, hoy no tengo tiempo, te ayudaré mañana”. Y esto es un pecado.
El tiempo para ayudar es tiempo regalado a Jesús, es amor que permanece: es nuestro
tesoro en el cielo, que nos ganamos aquí en la tierra. (25 de septiembre de 2016)
25
Nos sostiene en esto el amor que transformó la vida de los Apóstoles. Es el amor sin igual,
que el Señor ha encarnado: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus
amigos” (Jn 15,13); y que nos lo ha dado para que nos amemos unos a otros como él nos ha
amado (cf. Jn 15,12)… Realmente el amor del Señor nos eleva, porque nos permite
alzarnos por encima de las incomprensiones del pasado, de los cálculos del presente y de
En las próximas Catequesis nos detendremos sobre estas obras, que la Iglesia nos presenta
como el modo concreto de vivir la misericordia. En el curso de los siglos, muchas personas
simples las han puesto en práctica, dando así genuino testimonio de su fe. La Iglesia por
otra parte, fiel a su Señor, nutre un amor preferencial por los más débiles. A menudo son las
personas más cercanas a nosotros las que necesitan nuestra ayuda. No debemos ir en busca
de quién sabe cuáles empresas por realizar. Es mejor iniciar por las más simples, que el
Señor nos indica como las más urgentes. En un mundo desgraciadamente afectado por el
virus de la indiferencia, las obras de misericordia son el mejor antídoto. Nos educan,
pequeños” (Mt 25, 40), en los cuales está presente Jesús. Siempre Jesús está presente allí.
Donde hay necesidad, una persona que tiene una necesidad, sea material que espiritual,
Pedimos el mandamiento nuevo que Jesús nos dio: “Que os améis unos a otros; como yo os
he amado” (Jn 13,34); es lo que nosotros le imploramos que nos dé: su amor para ser
capaces de amar. Dios nos da de muchas maneras este amor; Dios siempre nos está dando
este amor y se hace presente en nuestra vida. Miramos al pasado y damos gracias por tantos
En esto [Jesús] es muy claro, no anda con vueltas ni eufemismos: Amen a sus enemigos,
hagan el bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los
difaman… Al enemigo, al que te odia, al que te maldice o difama: ámalo, hazle el bien,
bendícelo y ruega por él… El enemigo es alguien a quien debo amar. En el corazón de Dios
no hay enemigos, Dios tiene hijos. Nosotros levantamos muros, construimos barreras y
clasificamos a las personas. Dios tiene hijos y no precisamente para sacárselos de encima.
El amor de Dios tiene sabor a fidelidad con las personas, porque es amor de entrañas, un
amor maternal/paternal que no las deja abandonadas, incluso cuando se hayan equivocado.
Nuestro Padre no espera a amar al mundo cuando seamos buenos, no espera a amarnos
cuando seamos menos injustos o perfectos; nos ama porque eligió amarnos, nos ama porque
nos ha dado el estatuto de hijos. Nos ha amado incluso cuando éramos enemigos suyos (cf.
Rm 5,10). El amor incondicionado del Padre para con todos ha sido, y es, verdadera
exigencia de conversión para nuestro pobre corazón que tiende a juzgar, dividir, oponer y
condenar. Saber que Dios sigue amando incluso a quien lo rechaza es una fuente ilimitada
de confianza y estímulo para la misión. Ninguna mano sucia puede impedir que Dios ponga
Como se puede ver, queridos hermanos y hermanas, estas dos obras de misericordia
tampoco están lejos de nuestra vida. Cada uno de nosotros puede esforzarse en vivirlas para
poner en práctica la palabra del Señor cuando dice que el misterio del amor de Dios no ha
26
sido revelado a los sabios e inteligentes, sino a los pequeños (cf. Lc 10, 21; Mt 11. 25—26).
Por lo tanto, la enseñanza más profunda que estamos llamados a transmitir y la certeza más
segura para salir de la duda, es el amor de Dios con el cual hemos sido amados (cf. 1 Gv 4,
10). Un amor grande, gratuito y dado para siempre ¡Dios nunca da marcha atrás con su
amor! Sigue siempre hacia adelante y espera; dona su amor para siempre, del cual debemos
sentir una fuerte responsabilidad, para ser testimonios ofreciendo misericordia a nuestros
27
está la fortaleza del Espíritu Santo que hace nuevas todas las cosas.
La cercanía y el calor de toda la Iglesia deben hacerse todavía más intensos y cariñosos, y
padecer con el otro, sufrir con el otro, acercarme a quien sufre; una palabra, una caricia,
pero que venga del corazón; esta es la compasión. Para quien tiene necesidad del conforto y
El peligro es negar al prójimo y así, sin darnos cuenta, negar su humanidad, nuestra
de Jesús. Esa es la deshumanización. Pero existe una oportunidad: que la luz del amor al
que nos despierte y la verdadera humanidad brote con esa empecinada y fuerte resistencia
Sabemos bien que el gran mandamiento que nos ha dejado el Señor Jesús es el de amar:
amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente y amar al prójimo
como a ti mismo (cf Mateo 22,37-39), es decir estamos llamados al amor, a la caridad: y
esta es nuestra vocación más alta, nuestra vocación por excelencia; y a esta está unida
La hipocresía puede insinuarse en cualquier parte, también en nuestra forma de amar. Esto
cuántos amores interesados hay... cuando los servicios caritativos en los que parece que nos
“¡Pero qué bueno soy!” ¡No, esto es hipocresía! O incluso cuando tendemos a cosas que
capacidades. Detrás de todo esto hay una idea falsa, engañosa, es decir, que, si amamos, es
porque nosotros somos buenos; como si la caridad fuera una creación del hombre, un
producto de nuestro corazón. La caridad, sin embargo, es sobre todo una gracia; un regalo;
caridad es una gracia: no consiste en hacer ver lo que somos, sino lo que el Señor nos dona
28
y que nosotros libremente acogemos; y no se puede expresar en el encuentro con los otros
si antes no es generada del encuentro con el rostro manso y misericordioso de Jesús. (15 de
marzo de 2017)
en instrumento de la caridad de Dios. Y esto sucede cuando nos dejamos sanar y renovar el
corazón de Cristo resucitado. El Señor resucitado que vive entre nosotros, que vive con
nosotros es capaz de sanar nuestro corazón: lo hace, si nosotros lo pedimos. Es Él que nos
celebrar las maravillas de su amor. Y se entiende entonces que todo lo que podemos vivir y
hacer por los hermanos no es otra cosa que la respuesta a lo que Dios ha hecho y continúa
haciendo por nosotros. Es más, es Dios mismo que, habitando en nuestro corazón y en
nuestra vida, continúa haciéndose cercano y sirviendo a todos aquellos que encontramos
cada día en nuestro camino, empezando por los últimos y los más necesitados en los cuales
Esto significa que el Señor Jesús debe convertirse siempre cada vez más en nuestro modelo:
comportado. Hacer lo que hacía Jesús. La esperanza que habita en nosotros, entonces, no
puede permanecer escondida dentro de nosotros, en nuestro corazón: pues, sería una
esperanza débil, que no tiene el valor de salir fuera y hacerse ver; sino nuestra esperanza,
como se observa en el Salmo 33 citado por Pedro, debe necesariamente salir fuera, tomando
prójimo, llegando incluso a perdonar a quien nos hace daño. Una persona que no tiene
consolación de perdonar. Sí, porque así ha hecho Jesús, y así continúa haciendo a través de
vence con el mal, sino con la humildad, la misericordia y la docilidad. (5 de abril de 2017,
Audiencia)
Y aquí nos ayuda otra imagen bellísima, que Jesús ha dejado a los discípulos durante la
Última Cena. Dice: “La mujer, cuando va a dar a luz, está triste, porque le ha llegado su
hora, pero cuando ha dado a luz al niño, ya no se acuerda del aprieto, por el gozo de que ha
nacido un hombre en el mundo” (Juan 16, 21). Así es: donar la vida, no poseerla. Y esto es
lo que hacen las madres: dan otra vida, sufren, pero después están alegres, felices porque
han dado a luz otra vida. Da alegría; el amor da a luz la vida y da incluso sentido al dolor.
El amor es el motor que hace ir adelante nuestra esperanza. Lo repito: el amor es el motor
que hace ir adelante nuestra esperanza. Y cada uno de nosotros puede preguntarse: “¿Amo?
¿He aprendido a amar? ¿Aprendo todos los días a amar más?”, porque el amor es el motor
La herencia viva de los mártires nos dona hoy a nosotros paz y unidad. Estos nos enseñan
que, con la fuerza del amor, con la mansedumbre, se puede luchar contra la prepotencia, la
violencia, la guerra y se puede realizar con paciencia la paz. Y entonces podemos rezar así:
Oh Señor, haznos dignos testigos del Evangelio y de tu amor; infunde tu misericordia sobre
29
paz al mundo entero. A ti, Señor, la gloria y a nosotros, Señor, la vergüenza (cf. Daniel 9,
precisamente allí que el maligno “mete la pata” y nosotros a veces nos dejamos engañar. Y
quienes lo pagan son las personas espiritualmente más débiles. Cuántas de ellas —y
vosotros conocéis algunas— cuántas de ellas se han alejado porque no se han sentido
han alejado, por ejemplo, de alguna parroquia o comunidad por el ambiente de chismorreos,
de celos, de envidias que han encontrado ahí. También para un cristiano saber amar no es
nunca un dato adquirido una vez para siempre; cada día se debe empezar de nuevo, se debe
ejercitar por que nuestro amor hacia los hermanos y las hermanas que encontramos se haga
maduro y purificado por esos límites o pecados que lo hacen parcial, egoísta, estéril e infiel.
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Caridad/Servicio
Pero también vosotros, ayudadnos: ayudadnos siempre. Los unos a los otros. Y así,
ayudándonos, nos haremos bien. (28 de marzo de 2013, Centro Penitenciario para Menores)
No debemos olvidar nunca que el verdadero poder, en cualquier nivel, es el servicio, que
tiene su vértice luminoso en la Cruz. Benedicto XVI, con gran sabiduría, ha recordado en
más de una ocasión a la Iglesia que si para el hombre, a menudo, la autoridad es sinónimo
de humildad, de amor; quiere decir entrar en la lógica de Jesús que se abaja a lavar los pies
a los Apóstoles (cf. Ángelus, 29 de enero de 2012), y que dice a sus discípulos: “Sabéis que
los jefes de los pueblos los tiranizan... No será así entre vosotros —precisamente el lema de
vuestra Asamblea, “entre vosotros no será así”—, el que quiera ser grande entre vosotros,
que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro
Una oración que no conduce a la acción concreta hacia el hermano pobre, enfermo,
necesitado de ayuda, el hermano en dificultad, es una oración estéril e incompleta. Pero, del
mismo modo, cuando ... no se reserva tiempo para el diálogo con Él en la oración, se corre
resumía el estilo de vida que indicaba a sus monjes en dos palabras: “ora et labora”, reza y
trabaja. Es de la contemplación, de una fuerte relación de amistad con el Señor donde nace
los demás. Y también nuestro trabajo con el hermano necesitado, nuestro trabajo de caridad
en las obras de misericordia, nos lleva al Señor, porque nosotros vemos precisamente al
La vida de Jesús es una vida para los demás, la vida de Jesús es una vida para los demás. Es
Cuando los cardenales me eligieron como Obispo de Roma y Pastor universal de la Iglesia
católica, tomé el nombre de “Francisco”, un santo muy famoso, que amó profundamente a
Dios y a todo ser humano, hasta el punto de ser llamado “hermano universal”. Él amó,
ayudó y sirvió a los necesitados, a los enfermos y los pobres; tuvo también gran cuidado de
de aprender a caminar con las propias piernas. La caridad que deja al pobre así como es, no
es suficiente. La misericordia verdadera, la que Dios nos dona y nos enseña, pide la justicia,
pide que el pobre encuentre el camino para ya no ser tal. Pide —y lo pide a nosotros,
Iglesia, a nosotros, ciudad de Roma, a las instituciones—, pide que nadie deba tener ya
necesidad de un comedor, de un alojamiento de emergencia, de un servicio de asistencia
legal para ver reconocido el propio derecho a vivir y a trabajar, a ser plenamente persona.
El aporte de la Iglesia en el mundo actual es enorme. ... [Los cristianos] ayudan a tanta
esclavizadas por diversas adicciones en los lugares más pobres de la tierra, o se desgastan
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muestran ese inmenso amor a la humanidad que nos ha inspirado el Dios hecho hombre.
La gratuidad debería ser una de las características del cristiano, que, consciente de haber
recibido todo de Dios gratuitamente, es decir, sin mérito alguno, aprende a donar a los
donde todo se vende y se compra. Todo es cálculo y medida. La limosna nos ayuda a vivir
la gratuidad del don, que es libertad de la obsesión del poseer, del miedo a perder lo que se
tiene, de la tristeza de quien no quiere compartir con los demás el propio bienestar. (5 de
El ejemplo de los mártires nos enseña también la importancia de la caridad en la vida de fe.
de todos los bautizados, fue lo que les llevó a una forma de vida fraterna que cuestionaba
las rígidas estructuras sociales de su época. Fue su negativa a separar el doble mandamiento
del amor a Dios y amor al prójimo lo que les llevó a una solicitud tan fuerte por las
necesidades de los hermanos. Su ejemplo tiene mucho que decirnos a nosotros, que vivimos
denigrante pobreza; donde rara vez se escucha el grito de los pobres; y donde Cristo nos
En lugares como éste, todos confirmamos nuestra fe, se nos hace más fácil creer, porque
vemos la fe hecha caridad concreta. La vemos dar luz y esperanza a situaciones de gran
mí” (Mc 9, 37). Esta fe que actúa en la caridad mueve las montañas de la indiferencia, de la
incredulidad y de la indolencia, y abre los corazones y las manos para hacer el bien y
difundirlo. La Buena Noticia de que Jesús ha resucitado y está vivo en medio de nosotros
pasa a través de gestos humildes y simples de servicio a los pequeños. (21 de septiembre de
2014, Niños)
necesitados? De la fe en Cristo, nacida tras reconocer nuestra necesidad de Él, que vino a
curar nuestras heridas para enriquecernos, para darnos la vida, para alimentarnos, “brota la
gaudium, n. 186). Os agradezco que estéis tan cerca de los enfermos y de todos los que
es decir, la del buen samaritano, que “ve”, “tiene compasión”, se acerca y ofrece ayuda
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Si creemos en la acción libre y generosa del Espíritu, podemos comprendernos bien unos a
otros y colaborar para servir mejor a la sociedad y contribuir de modo decidido a la paz. (1
de diciembre de 2014)
“La Iglesia ‘en salida’ es la comunidad de discípulos misioneros que toman la iniciativa,
1 Jn 4, 10); y, por eso, ella sabe dar el primer paso, tomar la iniciativa sin miedo, salir al
encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los
la infinita misericordia del Padre” (Exhortación apostólica Evangelii gaudium, 24). (12 de
diciembre de 2014)
Interesarse por las necesidades de los pobres, los que más sufren y los que están más solos,
porque quien escogió amar a Jesús, no puede no amar al prójimo. (18 de diciembre de
2014)
Admiro el trabajo que estáis haciendo, especialmente a través de Cáritas y con la ayuda de
distinción. A través del testimonio de la caridad, ofrecéis el apoyo más valioso a la vida
social y también contribuís a la paz, de la que la Región está tan hambrienta como de pan.
persona y del valor absoluto de todo ser humano. (21 de diciembre de 2014).
Damos gracias a Dios, que suscita en muchos el deseo de convertirse en prójimo y seguir
así la ley de la caridad, que es el corazón del Evangelio. Pero la caridad es aún más
caridad no consiste sólo en ayudar al otro, sino también en una dimensión que impregna
toda la vida y rompe todas las barreras del individualismo que nos impiden encontrarnos.
enero de 2015)
Os pido a todos, especialmente a los que podéis hacer y dar más: Por favor, ¡haced más!
Por favor, ¡dad más! Qué distinto es todo cuando sois capaces de dar vuestro tiempo,
marginación. Hay una absoluta necesidad de este cambio, y por ello seréis abundantemente
El Evangelio de la curación del leproso nos dice que si queremos ser auténticos discípulos
misericordioso, superando todo tipo de marginación. Para ser “imitadores de Cristo” (cf. 1
Cor 11, 1) ante un pobre o un enfermo, no tenemos que tener miedo de mirarlo a los ojos y
personas que ayudan a los demás que lo hagan mirándolos a los ojos, que no tengan miedo
de tocarlos; que el gesto de ayuda sea también un gesto de comunicación: también nosotros
tenemos necesidad de ser acogidos por ellos. Un gesto de ternura, un gesto de compasión...
Pero yo os pregunto: vosotros, ¿cuando ayudáis a los demás, los miráis a los ojos? ¿Los
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acogéis sin miedo de tocarlos? ¿Los acogéis con ternura? Pensad en esto: ¿cómo ayudáis?
muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el
corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina. La
predicación de Jesús nos presenta estas obras de misericordia para que podamos darnos
corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger
al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos. Y no olvidemos
las obras de misericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no
sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia
las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos. (11 de abril de 2015,
no. 15)
Se nos preguntará si ayudamos a superar la duda, que hace caer en el miedo y en ocasiones
personas, sobre todo los niños privados de la ayuda necesaria para ser rescatados de la
pobreza; si fuimos capaces de ser cercanos a quien estaba solo y afligido; si perdonamos a
quien nos ofendió y rechazamos cualquier forma de rencor o de odio que conduce a la
violencia; si tuvimos paciencia siguiendo el ejemplo de Dios que es tan paciente con
hermanas. En cada uno de estos “más pequeños” está presente Cristo mismo. Su carne se
hace de nuevo visible como cuerpo martirizado, llagado, flagelado, desnutrido, en fuga...
olvidemos las palabras de san Juan de la Cruz: “En el ocaso de nuestras vidas, seremos
servir, no a ser servido. Y la esperanza es virtud de los humildes. Creo que este puede ser el
camino. Te digo con sinceridad: no se me ocurre decirte otra cosa. Humildad y servicio:
estas dos cosas custodian la pequeña esperanza, la virtud más humilde, pero la que te da la
amor se sacrifica por los demás… El amor es servicio. Es servir a los demás. Cuando
Jesús, después del lavatorio de los pies, explicó el gesto a los Apóstoles, enseñó que hemos
sido creados para servirnos unos a otros, y si digo que amo pero no sirvo al otro, no ayudo
llevado la cruz [la cruz de la Jornada mundial de la juventud]: allí está el signo del amor. La
historia de amor de Dios comprometido en las obras y en el diálogo, con respeto, con
perdón, con paciencia durante tantos siglos de historia con su pueblo, termina allí: su Hijo
en la cruz, el servicio más grande, que es dar la vida, sacrificarse, ayudar a los demás. No
es fácil hablar de amor, no es fácil vivir el amor. (21 de junio de 2015, Jóvenes)
Y esta es la gran paradoja de Jesús. Los discípulos discutían quién ocuparía el lugar más
importante, quién sería seleccionado como el privilegiado —¡eran los discípulos, los más
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cercanos a Jesús, y discutían sobre eso!-, quién estaría exceptuado de la ley común, de la
norma general, para destacarse en un afán de superioridad sobre los demás. Quién escalaría
más pronto para ocupar los cargos que darían ciertas ventajas. Y Jesús les trastoca su lógica
La invitación al servicio posee una peculiaridad a la que debemos estar atentos. Servir
significa, en gran parte, cuidar la fragilidad. Servir significa cuidar a los frágiles de nuestras
familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo. Son los rostros sufrientes, desprotegidos y
angustiados a los que Jesús propone mirar e invita concretamente a amar. Amor que se
plasma en acciones y decisiones. Amor que se manifiesta en las distintas tareas que como
ciudadanos estamos invitados a desarrollar. Son personas de carne y hueso, con su vida, su
historia y especialmente con su fragilidad, las que Jesús nos invita a defender, a cuidar y a
servir. Porque ser cristiano entraña servir la dignidad de sus hermanos, luchar por la
dignidad de sus hermanos y vivir para la dignidad de sus hermanos. Por eso, el cristiano es
invitado siempre a dejar de lado sus búsquedas, afanes, deseos de omnipotencia ante la
Hay un “servicio” que sirve a los otros; pero tenemos que cuidarnos del otro servicio, de la
tentación del “servicio” que “se” sirve de los otros. Hay una forma de ejercer el servicio
que tiene como interés el beneficiar a los “míos”, en nombre de lo “nuestro”. Ese servicio
siempre deja a los “tuyos” por fuera, generando una dinámica de exclusión. Todos estamos
llamados por vocación cristiana al servicio que sirve y a ayudarnos mutuamente a no caer
en las tentaciones del “servicio que se sirve”. Todos estamos invitados, estimulados por
Jesús a hacernos cargo los unos de los otros por amor. Y esto sin mirar de costado para ver
que honran a Cristo en sus hermanos y hermanas más pequeños, conseguimos que la fuerza
Caridad)
A partir del amor misericordioso con el que Jesús ha expresado el compromiso de Dios,
esto sobre todo en las situaciones de mayor necesidad, donde hay más sed de esperanza.
Pienso —por ejemplo— en nuestro compromiso con las personas abandonadas, con los que
cargan minusvalías muy pesadas, con los enfermos más graves, con los moribundos, con
los que no son capaces de expresar gratitud. A todas estas realidades nosotros llevamos la
Cristo. Debemos siempre llevar esa caricia de Dios —porque Dios nos ha acariciado con su
misericordia—, llevarla a los demás, a aquellos que tienen necesidad, a aquellos que llevan
un sufrimiento en el corazón o están tristes: acercarse con esa caricia de Dios, que es la
El amor no son palabras, son obras y servicio; un servicio humilde, hecho en el silencio y
escondido, como Jesús mismo dijo: “Que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu
derecha” (Mt 6, 3). Esto comporta poner a disposición los dones que el Espíritu Santo nos
ha dado, para que la comunidad pueda crecer (cf. 1 Cor 12, 4-11). Además se expresa en el
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compartir los bienes materiales, para que nadie tenga necesidad. Este gesto de compartir y
de dedicarse a los necesitados es un estilo de vida que Dios sugiere también a muchos no
El amor, la caridad es el servicio, ayudar a los demás, servir a los demás. (12 de marzo de
2016)
modo que nadie permanezca indiferente a los gritos de auxilio del prójimo, incluso cuando
está afligido por una enfermedad rara. Sabemos que a veces no se pueden encontrar
soluciones rápidas a patologías complejas, pero siempre se puede responder con solicitud a
humana, sin embargo, debería ser universal, independiente de las creencias religiosas, de la
primer mes de vida por la malnutrición y las grandes endemias. Os aliento a permanecer
El que sirve no es esclavo de la agenda que establece, sino que, dócil de corazón, está
nunca falta y a menudo es la sorpresa cotidiana de Dios. El siervo está abierto a la sorpresa,
a las sorpresas cotidianas de Dios. El siervo sabe abrir las puertas de su tiempo y de sus
espacios a los que están cerca y también a los que llaman fuera de horario, a costo de
interrumpir algo que le gusta o el descanso que se merece. (29 de mayo de 2016, Diáconos)
Estos son también los rasgos de mansedumbre y humildad del servicio cristiano, que es
imitar a Dios en el servicio a los demás: acogerlos con amor paciente, comprenderlos sin
grande quien manda, sino el que sirve (cf. Lc 22:26). (29 de mayo de 2016, Diáconos)
Dios habita donde se ama, especialmente donde se atiende, con fuerza y compasión, a los
débiles y a los pobres. Hay mucha necesidad de esto: se necesitan cristianos que no se dejen
abatir por el cansancio y no se desanimen ante la adversidad, sino que estén disponibles y
abiertos, dispuestos a servir; se necesitan hombres de buena voluntad, que con hechos y no
sólo con palabras ayuden a los hermanos y hermanas en dificultad; se necesitan sociedades
más justas, en las que cada uno tenga una vida digna y ante todo un trabajo justamente
palabras de Santiago apóstol (cf. 2, 14-17) podríamos decir: la misericordia sin las obras
está muerta en sí misma. ¡Es precisamente así! Lo que hace viva la misericordia es su
viven en pobreza espiritual y material. La misericordia tiene ojos para ver, oídos para
escuchar, manos para levantar... ¡Cuántos son los aspectos de la misericordia de Dios hacia
nosotros! Del mismo modo, cuántos rostros se dirigen a nosotros para obtener misericordia.
insensible ante las necesidades de los hermanos. La enseñanza de Jesús que hemos
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escuchado no admite vías de escape: Tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me
25, 35-36)… A causa de los cambios de nuestro mundo globalizado, algunas pobrezas
¿Nuestra fe es fecunda? ¿Nuestra fe produce obras buenas? ¿O es más bien estéril, y por
tanto, está más muerta que viva? ¿Me hago prójimo o simplemente paso de lado? ¿Soy de
aquellos que seleccionan a la gente según su propio gusto? Está bien hacernos estas
preguntas y hacérnoslas frecuentemente, porque al final seremos juzgados sobre las obras
de misericordia. El Señor podrá decirnos: Pero tú, ¿te acuerdas aquella vez, por el camino
de Jerusalén a Jericó? Aquel hombre medio muerto era yo. ¿Te acuerdas? Aquel niño
hambriento era yo. ¿Te acuerdas? Aquel emigrante que tantos quieren echar era yo.
Aquellos abuelos solos, abandonados en las casas para ancianos, era yo. Aquel enfermo
solo en el hospital, al que nadie va a saludar, era yo. (10 de julio de 2016)
Ante el mal, el sufrimiento, el pecado, la única respuesta posible para el discípulo de Jesús
uno, que se dice cristiano, no vive para servir, no sirve para vivir. Con su vida reniega de
Jesús, por lo tanto, ha permitido a sus discípulos seguir su orden. De esta manera ellos
conocen la vía que hay que recorrer: dar de comer al pueblo y tenerlo unido; es decir, estar
Iglesia capaz de este santo servicio, y para que cada uno de nosotros pueda ser instrumento
pertenencia, una señal visible de la misericordia de Dios que no quiere dejar a nadie en
soledad o con necesidad, para que descienda la comunión y la paz entre los hombres y la
comunión de los hombres con Dios, porque esta comunión es la vida para todos. (17 de
agosto de 2016)
En este momento, pienso con gratitud en los comedores donde tantos voluntarios ofrecen su
servicio, dando de comer a personas solas, necesitadas, sin trabajo o sin casa. Estos
comedores y otras obras de misericordia —como visitar a los enfermos, a los presos...—
son gimnasios de caridad que difunden la cultura de la gratuidad, porque todos los que
trabajan en ellas están impulsados por el amor de Dios e iluminados por la sabiduría del
La misericordia de Dios no es una idea bonita, sino una acción concreta. No hay
implicarse allí donde está el mal, la enfermedad, el hambre, tanta explotación humana. (3
de septiembre de 2016)
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radicalidad y esfuerzo para reconocer al divino Maestro en los más pobres y descartados de
“Dondequiera que haya una mano extendida que pide ayuda para ponerse en pie, allí debe
septiembre de 2016)
más débil, el más pequeño, el más pobre”. Se ha inclinado sobre las personas desfallecidas,
que mueren abandonadas al borde de las calles, reconociendo la dignidad que Dios les
había dado; ha hecho sentir su voz a los poderosos de la tierra, para que reconocieran sus
culpas ante los crímenes —¡ante los crímenes!— de la pobreza creada por ellos mismos. La
misericordia ha sido para ella la “sal” que daba sabor a cada obra suya, y la “luz” que
iluminaba las tinieblas de los que no tenían ni siquiera lágrimas para llorar su pobreza y
sufrimiento. (4 de septiembre de 2016)
Las iniciativas caritativas son el fruto maduro de una Iglesia que sirve, que ofrece
hermanas, tenéis una misión muy grande. Continuad viviendo la caridad en la Iglesia y
manifestándola en toda la sociedad, con el entusiasmo del amor que viene de Dios. (1 de
En el Evangelio, en efecto, el Señor pone las palabras sobre el servicio después de las
abierto y joven, y se ensancha para hacer el bien. Entonces la fe, como dice Jesús en el
Evangelio, se hace fuerte y realiza maravillas. Si avanza por este camino, entonces madura
2016, Homilía)
Por tanto, no estamos llamados a servir sólo para tener una recompensa, sino para imitar a
Dios, que se hizo siervo por amor nuestro. Y no estamos llamados a servir de vez en
cuando, sino a vivir sirviendo. El servicio es un estilo de vida, más aún, resume en sí todo el
disponibles; amar concretamente al prójimo; trabajar con entusiasmo por el bien común. (2
Contemplando la vida de Jesús y mirando la nuestra como peregrinos en este mundo, con
nuestra fe en Él. Sólo entonces podremos servir a nuestro prójimo en la caridad. Todos los
vida para cumplir con nuestra misión, porque “Jesús es ‘el primero y el más grande
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cumplir grandes esfuerzos o gestos sobrehumanos. No, no es así. El Señor nos indica una
vía mucho más simple, hecha de pequeños gestos que sin embargo ante sus ojos tienen un
gran valor, hasta tal punto que nos ha dicho que sobre estos seremos juzgados.
Efectivamente, una página entre las más bonitas del Evangelio de Mateo nos muestra a la
enseñanza que podremos considerar de alguna manera como el “testamento de Jesús” por
Misericordia. Jesús dice que cada vez que damos de comer a quien tiene hambre y de beber
a quien tiene sed, que vestimos a una persona desnuda y acogemos a un forastero, que
ha llamado estos gestos “obras de misericordia corporales”, porque socorren a las personas
Las emergencias sociales actuales requieren que se ponga en marcha lo que san Juan Pablo
eficacia de las ayudas prestadas, sino sobre todo en la capacidad de hacerse prójimo,
Os animo a… buscar vías cada vez más creativas para transformar las instituciones y las
estructuras económicas de manera que sepan responder a las necesidades de hoy y estén al
Ruego también para que podáis comprometer en vuestros esfuerzos a los que intentáis
ayudar; dadles voz, escuchad sus historias, aprended de sus experiencias y comprended sus
necesidades. Ved en ellos a un hermano y a una hermana, a un hijo y a una hija, a una
madre y a un padre. Entre los desafíos de hoy, mirad el rostro humano de aquellos que
Jesús lo dice de forma clara: “El que ama su vida, la pierde” (Juan 12, 25). Tú eres voraz,
buscas tener muchas cosas pero... perderás todo, también tu vida, es decir: quien ama lo
propio y vive por sus intereses se hincha solo de sí mismo y pierde. Quien acepta, sin
embargo, está disponible y sirve, vive a la forma de Dios: entonces es vencedor, se salva a
sí mismo y a los otros: se convierte en semilla de esperanza para el mundo. Pero es bonito
ayudar a los otros, servir a los otros... ¡Quizá nos cansaremos! Pero la vida es así y el
corazón se llena de alegría y de esperanza. Esto es amor y esperanza juntos: servir y dar.
Un odre nuevo con esta concreción inclusiva nos lo regaló el Señor en el alma samaritana
que fue Madre Teresa. Él llamó y le dijo: “Tengo sed”, “pequeña mía, ven, llévame a los
agujeros de los pobres. Ven, sé mi luz. No puedo ir solo. No me conocen, y por eso no me
quieren. Llévame hasta ellos”. Y ella, comenzando por uno concreto, con su sonrisa y su
modo de tocar con las manos las heridas, llevó la Buena Noticia a todos. El modo de tocar
las heridas con las manos: las caricias sacerdotales a los enfermos, a los desesperados. El
sacerdote hombre de la ternura. Concreción y ternura. (13 de abril de 2017, Misa Crismal)
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La verdadera fe es la que nos hace más caritativos, más misericordiosos, más honestos y
más humanos; es la que anima los corazones para llevarlos a amar a todos gratuitamente,
sin distinción y sin preferencias, es la que nos hace ver al otro no como a un enemigo para
derrotar, sino como a un hermano para amar, servir y ayudar; es la que nos lleva a difundir,
a defender y a vivir la cultura del encuentro, del diálogo, del respeto y de la fraternidad; nos
desnudo; a dar de comer al que tiene hambre, a visitar al encarcelado; a ayudar a los
huérfanos; a dar de beber al sediento; a socorrer a los ancianos y a los necesitados (cf. Mt
25,31-45). La verdadera fe es la que nos lleva a proteger los derechos de los demás, con la
misma fuerza y con el mismo entusiasmo con el que defendemos los nuestros. En realidad,