Ensayo

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HISTORIA DE LA CULTURA

DIEGO NICOLÁS GARCÍA SANTANDER

LA EVOLUCIÓN Y EL PROGRESO CIENTÍFICO EN EL SIGLO XIX EN TODOS LOS

ÓRDENES

En este trabajo se expondrán los principales y más relevantes avances científicos que se

dieron a lo largo del siglo XIX (1801-1900), junto con su respectivo impacto que tuvieron tanto

en la sociedad contemporánea como en la actual. Además, demostraré el valor evolutivo que

aportaron en esos momentos los inventos y descubrimientos en las ciencias y tecnología de esos

tiempos. Se hará un recorrido por toda la línea del tiempo con enfoque en todos los órdenes que

encierra la rama científica: Astronomía, Física, Medicina, Química y Matemática. Este siglo ha

acumulado una serie de inventos que han modificado completamente las condiciones de la vida,

contribuyendo al bienestar material del hombre y al progreso de la civilización. Si bien ha sido

superado por otros siglos en las letras y las bellas artes, no tiene rival en el dominio de las

ciencias y de sus aplicaciones técnicas para el desarrollo de la industria.

Las ciencias astronómicas realizaron grandes progresos. El 1 de enero de 1801, un astrónomo

siciliano, Piazzi, anunció el descubrimiento del pequeño planeta Ceres en la zona comprendida

entre Marte y Júpiter. En esta misma región del cielo se han ido descubriendo, merced al método

fotográfico, más de mil pequeños planetas o asteroides, de los cuales algunos no miden más de

15 kilómetros de diámetros. Un jesuita italiano, el Padre Secchi, director del Observatorio del

Vaticano, estudió la composición química del sol y fundó la física solar.

El astrónomo francés Le Verrier, basándose en las perturbaciones experimentadas por el

planeta Urano en su movimiento elíptico, atribuyó dichas variaciones a la acción de un planeta


desconocido, y después de largos cálculos que duraron dos años, descubrió en efecto el planeta

Neptuno. Sin dirigir una sola mirada al firmamento, con solo resolver ecuaciones, la ciencia

acababa de realizar uno de sus más bellos descubrimientos.

Jean Foucault demuestra la rotación de la Tierra suspendiendo un péndulo desde el domo del

Panteón de Paris. En 1856 James Clerk Maxwell demuestra que el sistema de anillos que rodea

al planeta Saturno no puede ser un cuerpo sólido sino un conglomerado de partículas. En 1861

Daniel Kirkwood plantea que las lluvias de meteoros son productos de restos cometarios que

forman conductos que la Tierra se encuentra a su paso. En 1863 William Huggins, usando

espectroscopia, demuestra que los elementos que existen en las atmósferas de las estrellas son los

mismos de la Tierra. En 1900 la astronomía alcanza su punto máximo con Carl Wilhelm Ludvig

Charlier, cuando sugiere que el Universo se encuentra compuesto de cúmulos dentro uno de

otros. Las estrellas de agrupan para constituir cúmulos. Cúmulos de estrellas de convierten en

galaxias. Las galaxias se asocian en pequeños cúmulos, que a su vez se agrupan en

supercúmulos.

En las ciencias matemáticas la teoría de los números debe sus resultados importantes a

Legendre y sobre todo al matemático alemán Gauss, cuyas Disquisiciones aritméticas se

destacan por la originalidad de sus métodos; descubrió también la posibilidad de inscribir en el

círculo, con la regla y el compás, polígonos regulares distintos de los que se conocían en la

antigüedad.

Un campo de la geometría que también posee importancia fue el estudio de las propiedades

proyectivas de las figuras, lo que se suele llamar como la Geometría Proyectiva. Puede

encontrarse trazos de ésta en Pascal y Desargues, y se puede señalar como referencia la obra

desarrollada primeramente por Gaspard Monge, quien fue director de la Ecole Polytechnique en
Francia y que, muchas veces, se caracteriza como el primer especialista moderno de la

geometría. Monge publicó su libro Géométrie descriptive, que condensaba sus lecciones en la

Ecole Normale entre 1794 y 1795, que utilizaba proyecciones.

Uno de los campos más desarrollados en el siglo XIX también fue el álgebra, y una de las

grandes creaciones del álgebra fue la Teoría de Grupos, donde la figura ciñera es la del francés

Evariste Galois. Galois, usando ideas que había mencionado el matemático también francés

Joseph Louis Lagrange (1736-1813) y el italiano Paolo Ruffini (1765-1822), expresó las

propiedades fundamentales de lo que se suele llamar el Grupo de Transformaciones de las raíces

de una ecuación algebraica. A partir de un trabajo sobre estos grupos, muchos de los problemas

clásicos podían ser resueltos como, por ejemplo, la trisección del ángulo, la duplicación del

ángulo, la solución de las ecuaciones cúbica y bicuadrática, así como la solución de ecuaciones

algebraicas de diferentes grados.

Dos asuntos plantearon el desarrollo de los métodos lógicos en las matemáticas del siglo XIX.

Uno de ellos fue los problemas de rigor, las "lagunas'', que se encontraron en el desarrollo del

Cálculo; esto condujo a una construcción más rigurosa de los métodos infinitesimales y de los

números reales (especialmente los irracionales). Los trabajos de Bernard Bolzano, Augustin

Louis Cauchy, Karl Weierstrass y Richard Dedekind, y hasta el mismo creador de la teoría de

conjuntos Geor Cantor, se colocan en esta dirección.

Por otra parte, más por el lado algebraico se encuentra los resultados de los británicos

Augustus De Morgan y especialmente el trabajo de George Boole, que trató de construir una

álgebra de la lógica, en la dirección de lo que había sido una idea de Leibniz: un lenguaje

simbólico y operatorio para realizar el pensamiento. Los trabajos de Boole superan los de

Leibniz. Sus trabajos también van a servir como base para Jevons, el mismo De Morgan y el
norteamericano Charles Sanders Peirce. De Morgan había establecido en su Formal Logic de

1847 que la lógica se refiere esencialmente a relaciones, al igual que Boole. Peirce extendería

estos resultados en sus escritos entre 1870 y 1893, y Schröeder los sistematizaría. El énfasis en

las relaciones era una consecuencia del flujo general que apuntalaba la axiomática y de una

nueva aproximación hacia la matemática y la lógica. Peirce enfatizó los conceptos de "función

proposicional'' y los cuantificadores. La conjunción de relaciones, clases, funciones

proposicionales y cuantificadores abría una nueva etapa en la lógica y describía el panorama de

las misma previo a un gran lógico alemán: Frege.

Estos trabajos motivaron en buena parte el proyecto logicista de Gottlob Frege que buscó toda

su vida reducir las matemáticas a la lógica. Para buscar su cometido, Frege construyó el aparato

simbólico más importante de la lógica desde Aristóteles (Begriffsshrift, 1879). En esa dirección

se colocó durante bastantes años la obra del inglés Bertrand Russell; su libro escrito con Alfred

North Whitehead, Principia Mathematica, es un clásico de la filosofía de las matemáticas y de la

lógica.

La física ha logrado explicar no pocas de las leyes que presiden los fenómenos naturales. En

Francia, Gay-Lussac y Arago calcularon la velocidad del sonido en el aire, Biot calculó esa

misma velocidad a través de los sólidos: los fisicos Cailletet y Pictet consiguieron, merced a

aparatos muy poderosos, licuar todos los gases y solidificar la mayor parte de ellos. Fresnel,

después de largos estudios sobre las ondulaciones de la luz, invento lámparas que, por medio de

vidrios y espejos, multiplican los rayos luminosos, centuplicando su alcance; dio así a los faros

unas focos potentes y adecuados para señalar a los buques perdidos en las tinieblas o tormentas,

los escollos de las costas peligrosas.


A fines del siglo XVIII, el físico italiano Galvani había observado las convulsiones

producidas en los miembros de una rana al unir con un arco metálico los nervios lumbares y los

músculos del muslo. Creyó haber probado con esto la existencia de una electricidad particular

del animal y haber descubierto el fluido nervioso. Un compatriota suyo, el célebre Volta,

demostró la inexistencia del pretendido fluido y el papel de meros conductores de la electricidad

que desempeñan los nervios y músculos de los animales. Sus investigaciones sobre el

galvanismo lo llevaron, por hábiles inducciones, al descubrimiento de la pila voltaica, origen de

la electricidad dinámica.

En Inglaterra, la pila voltaica vino a ser un maravilloso medio de investigación. Carlisle y

Nicholson se valieron de ella para descomponer el agua, Davy pudo aislar el potasio y sodio y

descubrió el arco eléctrico. Finalmente, el danés Oersted, en 1820, mediante el experimento de la

acción de la corriente sobre la aguja imantada, abrió un nuevo campo a la electricidad. Su

descubrimiento cautivó, en efecto, la atención de dos grandes sabios franceses, Ampére y Aragó.

Habiendo comprobado que la corriente eléctrica puede transformar en imán una o varias barras

de hierro e imprimirles, por consiguiente, a distancia, movimientos interrumpidos,

comprendieron que por este procedimiento se podía responder a grandes distancias, y

descubrieron el principio del telégrafo eléctrico. Wheatstone estableció una línea telegráfica en

Inglaterra en 1839, Morse en América en 1814, Bréguet en Francia en 1845.

El descubrimiento capital de los fenómenos de inducción, por el físico inglés Faraday,

completó el conocimiento del electromagnetismo. La consecuencia más considerable de este

descubrimiento fue la creación de la máquina dinamo-eléctrica, realizada prácticamente en 1869

por un obrero belga, Gramme. La electricidad, cada vez más estudiada, ha podido ser utilizada
como fuerza motriz y para el alumbrado, Se deben también a Faraday las leyes y principios

fundamentales de la electrólisis, que permite aislar los me tales de sus compuestos.

Spencer descubrió la galvanoplastia, operación que consiste en dorar o platear los metales por

medio de la corriente de la pila voltaica.

En 1895, el físico alemán Röntegn, con sus famosos rayos X inició una nueva era para la

física, pues descubrió el medio de fotografiar lo invisible y a través de carnes alcanzó el

esqueleto humano, prestando así grandes servicios a la cirugía.

Los esposos Curie lograron, a fines del siglo XIX, preparar las sales puras de un nuevo metal,

el radio, un millón de veces más activo que el uranio y de propiedades maravillosas.

Los sabios ingleses Ramsay y Rutherford, después de múltiples experimentos, han logrado a

principios del siglo XX aclarar en parte la naturaleza de la radioactividad.

En el siglo XVIII. Lavoisier echo los fundamentos de la química moderna. El impulso dado

por el señala el punto de partida de una nueva era para dicha ciencia que no ha cesado de

progresar, principalmente en Francia, Inglaterra y Alemania.

Gay-Lussac fue uno de los creadores de la Química orgánica; estudió de modo particular las

leyes de la dilatación de los gases y vapores, y descubrió el boro El inglés Dalton enunció la ley

de las proporciones múltiples y en su Nuevo sistema de filosofía química, renovó el concepto,

tan antiguo como la misma ciencia, según el cual todas las sustancias están formadas de átomos.

Merced a este sabio, la teoría atómica se halló construida sobre una base experimental.
Un gran continuador de Lavoisier fue el químico sueco Berzelio, quien simplificó la

estructura química, sustituyendo los símbolos de Dalton por las letras empleadas en la actualidad

y publicó el primer cuadro exacto de pesos atómicos. Berzelio obtuvo el silicio y el selenio.

El inglés Davy descubrió la naturaleza elemental del cloro, cuyo conocimiento exacto abrió

paso al descubrimiento del yodo por el francés Courtois (1811) y del bromo (1826) por Balard.

El cuarto cuerpo de la misma familia, el fluor, no pudo ser aislado sino en 1881 por el francés

Moissan, valiéndose de un horno eléctrico.

El francés Chevreul, modelo de trabajo, pues, ya octogenario, se titulaba el decano de los

estudiantes, extrajo de los cuerpos grasos la estearina y la margarina creando así la industria de

los cuerpos grasos. El inglés Faraday aisló la bencina y Unverdorben, alemán, la anilina.

Los sabios ingleses lord Rayleigh y sir W. Ramsay lograron extraer del aire atmosférico

cuatro nuevos gases: argón, neón, kriptón, metargón; asimismo, consiguieron extraer de un

mineral, la cleveita y un gas, el helio, cuya presencia había sido comprobada anteriormente por

medio del análisis espectral en la atmósfera del sol; el helio, por ser un gas incombustible, es de

gran utilidad para inflar los globos.

El alemán Wöhler, dos años después de descubrir el aluminio, consiguió, en 1829, hacer la

síntesis de la urea.

El químico francés Marcelino Berthelot, empleando reacciones muy sencillas, perfeccionó los

métodos de síntesis, enriqueciendo la ciencia con importantes descubrimientos, como la síntesis

del alcohol, del ácido fórmico, del metanol, etileno, bencina, y la más memorable de todas, la

síntesis del acetileno, por medio del carbón y del hidrógeno. Siguiendo su senda, la industria ha
conseguido colores de los alquitranes de hulla con magníficos matices, perfumes artificiales y

productos farmacéuticos de todas clases

Otro químico francés, Pasteur, fue uno de los más extraordinarios genios científicos y al

mismo tiempo uno de los grandes bienhechores de la humanidad. Expuso la teoría de las

fermentaciones y demostró la existencia de los organismos vivientes, agentes de las mismas.

Encontró el principio de las enfermedades infecciosas debidas a la presencia en el organismo de

microbios que pueden ser combatidos con vacunas. El mismo encontró la vacuna de una grave

enferme dad, el carbunclo; pero lo que le dio más popularidad fue haber descubierto la vacuna

contra la rabia. Las teorías de Pasteur han verificado una verdadera revolución en el arte de

curar, indicando los medios de evitar el contagio, Merced a ellas la cirugía ha practicado la

antisepsia, la asepsia, la anestesia y la cloroformización, que permiten realizar operaciones que

antes era siempre fatales. Este gran sabio demostró de una manera irrefragable la imposibilidad

de la generación espontánea.

La ciencia médica dio un gran paso a principios del siglo XIX con el descubrimiento de la

auscultación por el médico francés Laennec Otro sabio francés, Bichat, fundó la histología; el

austriaco Auenbrugger descubrió nuevos métodos de percusión para las enfermedades del

corazón, Pinel se dedicó a hacer más humano el tratamiento de las enfermedades mentales.

Claudio Bernard fundó la fisiología y escribió su famosa Introducción al estudio de la medicina

experimental. Mediante el empleo de los anestésicos que suprimen el dolor, y por los

antisépticos, que impiden la infección de las llagas, la cirugía ha realizado grandes progresos. Un

discípulo de Pasteur, el doctor Roux, ha descubierto el suero antidiftérico que ha salvado la vida

a millares de niños en los llamados "Institutos Pasteur" El inglés Lister perfeccionó un buen

número de métodos curativos.


Fueron las Ciencias naturales las que realizaron progresos más sorprendentes en el siglo XIX.

El ilustre Cuvier, reveló un genio realmente creador en sus célebres Lecciones de Anatomía

comparada, rama de la ciencia que hasta el no existía más que de nombre. Cuvier tuvo el mérito

de formular sus leyes y mostrar sus aplicaciones. Merced a esas leyes pudo fundar una nueva

ciencia, la paleontología, ciencia de las especies perdidas o de los fósiles En virtud de la ley de

las correlaciones, según la cual todos los órganos de un animal están en armonía unos con otras y

tienen proporciones casi invariables, de modo que conociendo un órgano se pueden deducir los

demás, Cuvier pudo reconstruir, con solo algunos huesos, numerosas especies de animales

desaparecidos, siendo cada una de esas reconstituciones una obra maestra de lógica e intuición.

Geoffrey Saing-Hilaire sostuvo con Cuvier ardientes polémicas. Basándose en las semejanzas

que existen entre las especies animales, afirmó que todos los seres vivos están organizados según

un plan único. Cuvier consiguió un al triunfo sobre su adversario.

El francés Lamarck emitió la hipótesis del transformismo y fue precursor del inglés Darwin,

cuyo libro Origen de las especies, alterando en parte la doctrina de Lamarck, al buscar las leyes

del transformismo, emitió la opinión de que, en la lucha por la vida, "struggle for life", se

produce una selección natural de las especies que origina su gradual transformación.

El sacerdote francés Hauy, con su Tratado de mineralogía, abrió definitivamente una nueva

era para esta ciencia y descubrió las verdaderas leyes de la cristalografía.

Dos teorías principales fueron presentadas para explicar la historia de la Tierra: la escuela

neptuniana, representada por el alemán Werner, afirmó el origen exclusivamente acuoso de todos

los terrenos; en cambio, la escuela vulcaniana, cuyos maestros fueron los escoceses Hutton y
Playfair, dio la preponderancia a la acción del calor central. Werner supo definir con precisión

los caracteres exteriores de los minerales, de los cuales dio una clasificación basada en la

composición química.

La botánica progresó en pos de Linneo y Jussieu, que habían presentado una distribución

sistemática de las plantas. El genovés Candolle, en su Teoría elemental de la Botánica, formuló

una clasificación metódica que puede considerarse como la expresión de la clasificación natural.

El sabio alemán Humboldt y su amigo Bompland recorrieron durante cinco años las inmensas

regiones del Orinoco y los valles de Colombia, las mesetas andinas, las selvas del Amazonas y

México, contribuyendo poderosamente al progreso de las ciencias naturales.

No cabe duda que siglo XIX fue rico en cuanto al progreso de las ciencias, los

descubrimientos, inventos, teorías y demás ingenios que en él se desarrollaron fueron de vital

importancia para el progreso de la humanidad, gracias a los aportes astronómicos se le facilitó al

ser humano su ubicación en el espacio y que posición ubica en un “todo”; por medio de los

avances físicos y matemáticos, como la Geometría, el hombre fue capaz de desenvolverse mejor

en ámbitos como la arquitectura, geografía y la astronomía, porque permite desarrollar

problemas concretos y dar con una solución concreta y exacta; la química y sobre todo la

medicina fueron cruciales, en parte, para la evolución del ser humano, porque se obtuvieron

curas para enfermedades mortales. En síntesis, los progresos científicos que tuvieron lugar en el

siglo XIX fueron de suma importancia para el avance de la evolución humana, todos los inventos

y descubrimientos realizados tienen en la actualidad una fuerte y necesaria presencia en casi

todos los ámbitos de la sociedad.


BIBLIOGRAFÍA

- Historia de la Civilización, B. Sarthou y G. Mourié - Capítulo XXVIII, La civilización

contemporanea: Cinecias. Artes. Letras. Desarrollo económico y social.

WEBGRAFÍA

- http://www.tayabeixo.org/historia/his_siglo_xix.htm

- http://www.centroedumatematica.com

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