# 27 La Responsabilidad de Compartir El Evangelio

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LA RESPONSABILIDAD DE COMPARTIR EL
EVANGELIO
1Cor.9:16

Introducción. Una de las grandes verdades de la biblia


es el hecho de que toda persona que tiene una
experiencia con Dios se esfuerza en compartirla, en
hacerla conocer a otros.

Un encuentro con Dios modifica bá sicamente las


estructuras del ser humano.

Nadie puede experimentar a Dios y seguir siendo el


mismo.

Quien oye a Dios, no puede guardar silencio;

Quien es objeto de la revelació n divina, no puede


seguir aferrado a los intereses y convicciones a los
cuales estaba acostumbrado.

Los que Dios uso para escribir los distintos libros de la


biblia, por dejarse usar ellos:
Cambiaron destinos,
Hicieron historia,
se convirtieron en profetas,
poetas, teó logos y filó sofos, como resultado de una
visitació n divina.

La experiencia mas extraordinaria que una persona


puede tener en la vida, es encontrarse con Dios,
cuando uno se encuentra con Dios no puede guardar
silencio.
2

Son muchos los ejemplos que se pueden citar de la


biblia que confirman que esto es cierto, entre ellos:
Nabucodonosor. Después de haber sanado de locura
proclamo por todo el imperio babiló nico las siéguenles
palabras Dan.4:2,3 Conviene que yo declare las señales y
milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo. 3 ¡Cuán
grandes son sus señales, y cuán potentes sus maravillas!
Su reino, reino sempiterno, y su señorío de generación
en generación.

Otros casos es el endemoniado gadareno a quien


después de su liberació n quiso vivir una vida tranquila
andando al lado del señ or, pero el señ or le dijo en
Mar.5:19-20 Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo:
Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes
cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido
misericordia de ti. 20 Y se fue, y comenzó a publicar en
Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y
todos se maravillaban. Nadie se hubiera maravillado, si
el sanado hubiera guardado silencio.

Algo similar sucedió en Samaría después de haber


evangelizado el señ or a la mujer samaritana. Del
testimonio de esta mujer Juan dice: Jua.4:28-30,39
Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y
dijo a los hombres: 29 Venid, ved a un hombre que me ha
dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo? 30
Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él….39 Y
muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron
en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio
diciendo: Me dijo todo lo que he hecho. Nuevamente, si
3
la mujer hubiera guardado silencio, los samaritanos no
hubieran conocido a Cristo.

La responsabilidad que todo creyente tiene de


compartir el Evangelio se deriva de varias razones que
son bien específicas en la Palabra de Dios.
Considerémoslas:

I. ES UNA ORDEN ABSOLUTO DEL SEÑOR

A. En el nuevo testamento hay cuatro versiones de lo


que se conoce como la gran comisió n; veá moslas:
1. La de mateo: Mat.28:18-20
2. La de marcos: Marc.15:15-16
3. La de Lucas: Luc.24:46,47
4. La de el libro de los hechos Hech.1:8

B. Se resume de la siguiente manera:


1. Los creyentes tienen el exigente salir: no deben
esperar que los pecadores vengan a ellos;
2. Todo converso debe pasar por las aguas de
bautismo, simbolizando su muerte al mundo, al
pecado y al yo, dando a entender al mundo
también, su resurrecció n a nueva vida en Cristo
Jesú s;
3. La iglesia debe hacer de cada converso un
discípulo, como lo fueron aquellos que
anduvieron con el señ or durante su ministerio
terrenal;
4
4. Los convertidos deben ser ensenados a guardar
todas las cosas que Cristo ordeno y todo esto es
posible ú nicamente cuando cada uno de los
creyentes es investido con el poder del Espíritu
Santo.

II. PORQUE EL MUNDO ESTÁ PERDIDO

A. Por toda la Biblia resuena como un conmovedor y


fatal veredicto de que todo mundo está bajo
pecado. La historia nos da el relato trá gico de la
maldad de la raza humana que requirió la
intervenció n de Dios para remediar dicha situació n.
No hay libro de la biblia que no diga algo de la
condició n pecadora del ser humano.
1. Adá n y Eva desobedecieron a Dios;
2. Caín y mato a su hermano Abel;
3. Los hijos de Dios se mezclaron con las hijas del
mundo; la humanidad se corrompió tanto, que
Dios la tuvo que destruir por medio del diluvio,
excepto a Noé y su familia;
4. Sodoma y Gomorra fueron calcinadas por cusa
de su perversió n;
5. Las naciones que poblaban Canaá n fueron
destruidas por causa de sus aberraciones
morales;
6. El pueblo escogido, Israel, fue llevado en
cautiverio por su rebelió n contra Dios;
5
7. Egipto, Asiria, Babilonia, Persia, Grecia, Roma, a
pesar; estas naciones, de haber sido
superpotencias se desplomaron
estrepitosamente por sus vicios y provocaciones
contra Dios.

B. Por todas las pá ginas de la biblia se escucha el


mismo verdecito:
1. Ecle.7:20 Ciertamente no hay hombre justo en la
tierra, que haga el bien y nunca peque.;
2. Prov.20:9 ¿Quién podrá decir: Yo he limpiado mi
corazón, Limpio estoy de mi pecado?;
3. Jer.17:9 Engañoso es el corazón más que todas las
cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?;
4. Rom.3:23 por cuanto todos pecaron, y están
destituidos de la gloria de Dios,;
5. Rom.3:10 Como está escrito: No hay justo, ni aun
uno; 11 No hay quien entienda. No hay quien
busque a Dios. 12 Todos se desviaron, a una se
hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no
hay ni siquiera uno. 13 Sepulcro abierto es su
garganta; Con su lengua engañan. Veneno de
áspides hay debajo de sus labios; 14 Su boca está
llena de maldición y de amargura.

C. No hay uno solo individuo sobre la faz de la tierra


que pueda decir:
1. nunca he tenido malos pensamientos
2. nunca he sido egoísta;
3. nunca me he enojado;
4. nunca he deseado el mal para mi pró jimo;
6
5. nunca ha pasado por mi corazó n una idea
lujuriosa;
6. siempre he dicho la verdad;
7. la arrogancia, la soberbia y el orgullos son ajenos
a mi alma;
8. mi conciencia es limpia como la de un Á ngel.
La incuestionable verdad es que todos por
naturaleza somos malos, rebeldes, obstinados y
egoístas; constantemente imponemos nuestra
voluntad sobre la de Dios, por causa de la dureza
de nuestro corazó n.

III. PORQUE AL MUNDO LE ESPERA EL


INEVITABLE JUICIO DE DIOS

A. Nadie que lea lo que la Biblia dice acerca del juicio


final, puede seguir siendo el mismo. Si hay algo que
lo deja a uno preocupado, es lo que la biblia ensena
acerca del juicio ante el gran juicio del trono blanco.
Quien no se estremezca al oír lo que le espera a los
inconversos es porque tiene el alma empedernida, o
sencillamente nunca se ha convertido.

B. Varias de las pará bolas del señ or hablan del juicio


final con lenguaje conmovedor:

1. En una de ellas, la persona no preparada es


atada de manos y pies, y hachada fuera a la
7
oscuridad, done esta el crujir de dientes para
siempre;
2. en otras, la puerta se cierra y les personas
quedan fuera en las tinieblas de la noche.
3. En otra el discurso profético del señ or , habla
que llegara el momento que se dirá a los que
estén a su izquierda: Mat.25:41,46 Apartaos de
mí, malditos, al fuego eterno preparado para el
diablo y sus ángeles. 46 E irán éstos al castigo
eterno, y los justos a la vida eterna.
4. En el dramá tico pasaje del juicio final ente el
gran trono blanco, se leen las funestas palabras:
Apoc.20:15 15 Y el que no se halló inscrito en el
libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.
a. El sitio donde estará n los perdidos será el
infierno;
b. sus pobladores: Sataná s, los demonios, y
todos los condenados;
c. el ambiente será : fuego y azufre que arderá n
sin consumirse
d. El juicio de Dios será irremediable;
e. su sentencia inevitable;
f. su decisió n, irrevocable.

5. La palabra de Dios dice Apoc.20:10 Y el diablo


que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego
y azufre, donde estaban la bestia y el falso
profeta; y serán atormentados día y noche por los
siglos de los siglos.
8

Mat.13:41 Enviará el Hijo del Hombre a sus


ángeles, y recogerán de su reino a todos los que
sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, 42
y los echarán en el horno de fuego; allí será el
lloro y el crujir de dientes.

Mar.9:43 Si tu mano te fuere ocasión de caer,


córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que
teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no
puede ser apagado, 44 donde el gusano de ellos no
muere, y el fuego nunca se apaga.

IV. PORQUE DIOS DEMANDARA RAZÓN DE


NOSOTROS SI NO LO HACEMOS

A. Cuando se posee algo buen o que otros no tienen, y


se niega uno en compartirlo con ellos, acarrea sobre
si el juicio de Dios. Hay varios pasajes de la Biblia
que afirman esta verdad. Notemos algunos de ellos:

1. El caso de los cuatro leprosos de Samaria:


Segú n 2 Reyes 7 Samaria fue sitiada por los
ejércitos de Siria. El hambre era tan grande que
las madres comían a sus propios niñ os, y el
estiércol de paloma se vendía como alimento. Sin
embargo, Dios intervino una noche de tal
manera que los ejércitos sitios huyeron
pensando que el rey de Israel había solicitado
ayuda a Egipto y los heteos. Los sirios
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abandonaron el campamento dejá ndolo intacto.
En las afuera de samaria estaban cuatro leproso
que decidieron ir al campamento de los sirios a
pedirles comida. Si lo sirios les quitaban la vida
sería lo mismo que quedarse en Samaria, porque
allí perecerían de hambre. Por lo tanto se
dirigieron al campamento sirio, y para su
sorpresa lo encontraron abandonado. Entraron
las tiendas de los invasores y hallaron
abundancia de alimentos, bebidas y riquezas. La
abundancia era tal que escondieron el oro, la
plata y los vestidos finos que hallaron. Mientras
disfrutaban de aquella abundancia que Dios les
había deparado, pensaron en la situació n de sus
paisanos en Samaria: en la ciudad la gente
perecía de hambre. El contraste entre lo que
ellos estaban disfrutando y la situació n que
predominaba en Samaria los obligó a reflexionar
en el error que estaban cometiendo. Le escritura
dice que ellos dijeron el uno al otro: No estamos
haciendo bien. Hoy es día de buena nueva, y
nosotros callamos; y si esperamos hasta el
amanecer, nos alcanzará nuestra maldad. Vamos
pues, ahora, entremos y demos la nueva en casa
del rey. 2R.7:9 consideremos los puntos de su
reflexió n:

a. Hubo consejo entre los cuatro que no estaban


haciendo bien: luego se dijeron uno al otro: no
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estamos haciendo bien. No había nada de malo
en comer alimentos abandonados y beber lo
que los sirios habían dejado. Tampoco era
malo recoger los vestidos, el oro y la plata que
habían hallado en el campo. Lo malo era que
se mantuvieran insensibles a las necesidades
que los miles de samaritanos tenían. Los
leprosos poseían la solució n para los
problemas de Samaria. Con tal de ir y
compartir la buena noticia, las madres
dejarían de comerse hijos, la gente pararía de
comer estierco, y la sombra de una invasió n
se esfumaría.
b. Hubo consejo entre los cuatro de que aquel día
era día de buenas nuevas: hoy es día de buenas
nuevas. Nadie debe especular con el día de
mañ ana. Las buenas nuevas corresponden al
día que se vive, no la mañ ana incierto, del
cual solamente Dios tiene control. Cada hora
que los leprosos se mantuvieran en el campo,
perecerían de habré las gentes en samaria.
Así como nadie debe postergar para el día de
mañ ana su conversió n, nadie debe hacerlo
para compartir el evangelio. Son iguales de
pecadores el inconverso que dilata su
conversió n para el ida de mañ ana, como el
cristiano que dilata su servicio a Dios para
otra ocasió n. Las iglesias está n llenas de
creyentes que saben que tienen que
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compartir el Evangelio hoy, pero solos
persisten en la desidia.
c. Hubo consejo en los cuatro de que no estaban
haciendo nada y nosotros callamos. El peor
pecado que se puede cometer es con hacer
nada: y al que sabe hacer lo bueno y no lo hace,
le es pecado Sant.4:17 el que tiene abundancia
de comida, y no la comparte, peca igualmente
si le diera veneno al hambriento; el médico
que tiene el remedio de una enfermedad y no
se lo provee al paciente, peca igualmente que
si le diera una dosis de veneno. En ambos
casos, los resultados son los mismos.

La biblia es especifica en decir que hay


pecados de comisió n, y los hay de omisió n.
En le primero, se peca por lo que se hace, en
el otro , por lo que no se hace.
d. Hubo consejo entre los cuatro que si se
esperaban hasta el amanecer del día siguiente,
recibirían juicio de Dios: y si esperamos hasta
el amanecer, nos alcanzara nuestra maldad.
Nó tese que ellos mismos llamaron a su
demora maldad. Esperar unas cuantas horas,
sería fatal para muchos, y maldad para ellos
delante de Dios. La maldad no consiste en
esperar varios días, sino en guardar silencio
durante unas horas. Es que el mensaje
salvador, segú n las escrituras, siempre tiene
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urgencia. Cuando los á ngeles visitaron a Lot
Gen 19:17Y cuando los hubieron llevado fuera,
dijeron: Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni
pares en toda esta llanura; escapa al monte, no
sea que perezcas. Que darse en la ciudad unas
cuentas horas, equivalía a perecer calcinados
en ella juntos con sus habitantes.

2. Es caso de Ezequiel como atalaya de Dios

Dios le dijo a este profeta: Exe.3:18 Cuando yo dijere


al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni
le hablares, para que el impío sea apercibido de su
mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su
maldad, pero su sangre demandaré de tu mano.
Negarse a compartir el mensaje de salvació n
acarrea serias consecuencias para el hijo de Dios.
Cuando Dios le indica a uno que debe compartir el
mensaje de salvació n en cierto lugar, aciertas
personas y en determinado momento, no acepta
evasivas, ni pretextos, ni alternativas; muchos
menos desobediencia. Este fue el caso de profeta
Joná s que decidió ir a tarsis en lugar de Nínive, a
donde Dios lo había enviado. Y cuando amargas
fueron las consecuencias de su desobediencia
necesitan ser arrojado al mar, tragados por un gran
pez, y estar en el vientre de dicho pez tres días para
comprender que la desobediencia no paga buenos
dividendos. Nadie debe esperar que Dios lo golpee
para sentirse motivado a presentar el mensaje de
salvació n a los que Dios quiere alcanzar.
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Conclusión:
 La responsabilidad que el apó stol Pablo tenia, es
la misma de todo creyente también;
 La responsabilidad que Joná s tuvo para con los
ninivitas, es la misma que todos los creyentes
tienen para con las ciudades perdidas;
 La responsabilidad que Ezequiel tenía como
atalaya de Dios para amonestar al impío de que
no se perdiese, sino que viva, es la misma que
cada creyente tiene hacia los perdidos;
 La responsabilidad que Noé tuvo con su
generació n para que no perecieran el diluvio, es
la misma que cada creyente tiene hacia un
mundo bajo sentencia de condenació n. Mientras
hay un perdido en la tierra todos los creyentes
son instados a procurar su salvació n.

¿Qué respuesta daremos a señ or en el juicio final


cuando nos pregunte por qué permitimos que se
perdieran las almas que pudimos haber salvado?

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