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La revolución de 1930:

El 6 de septiembre de 1930 se dio el primer golpe de estado de la historia de nuestro


pais. Yrigoyen fue destituido de su cargo y comenzaba así una etapa inédita de nuestra
historia. Para entender esta situación creo que es importante contextualizar que estaba
ocurriendo en esa época.

Privitiello nos dice que el golpe fue ejecutado por civiles mal armados que no tuvieron
resistencia en su llegada a la casa rosada bajo las órdenes de dos militares retirados:
Uriburu y Justo, pero se pregunta cómo se llegó a eso:

En el año 1928 se dieron las elecciones presidenciales que arrojaban un respaldo


contundente a Yrigoyen que representaba al radicalismo personalista contra el
radicalismo antipersonalista y si bien la ley Sáenz peña garantizaba la participación
política de gran parte de la sociedad esta fue concebida como un único bloque en un
periodo en el que grandes sectores se embarcaban en la aventura de la movilidad social
y el progreso individual.

Las primeras señales de derrumbe se dieron con las consecuencias del crack del 29 y las
medidas tendientes a amortizar la economía, y fue en este clima que el gobierno inicio
un avance sobre la oposición buscando ganar el control del senado. En las elecciones
del 30 el radicalismo intervino decididamente para lograr este objetivo. Esta crisis
política sumada a la crisis económica desgató la imagen y la autoridad del presidente
que termino derivando en el golpe.

El movimiento del 6 de septiembre fue visto más como una revolución o un movimiento
cívico apoyado por militares cuyo objetivo era la restauración de un régimen
democrático e institucional que estaba siendo violado por el radicalismo. Así Uriburu
llego al poder, pero la insistencia de Uriburu para imponer la reforma constitucional en
un sentido corporativista solo sirvió para erosionar su escaso poder y paralelamente para
consolidar la figura de Justo como abanderado posible de la continuidad legal y de una
rápida apertura comicial.

Es importante también mencionar que el ejército se encontraba en plena consolidación y


como parte de eso se había formado una poderosa burocracia que controlaba el
funcionamiento, los destinos, las jerarquías y los ascensos desde el Ministerio de Guerra
y el Estado Mayor. La política militar del primer mandato de Yrigoyen chocó
rápidamente con las estructuras burocráticas y despertó rechazo incluso con oficiales
que simpatizaba con el radicalismo, como Uriburu o Justo

A comienzos de 1931, un nutrido de altos oficiales reclamó al dictador un rápido retorno


a la normalidad institucional. Semas más tarde, la decisión de Uriburu de convocar a
elecciones detuvo un importante alzamiento castrense, muy probablemente promovido
por Justo. Acorralado en la opinión y derrotado en el Ejército, Uriburu ensayó una
salida electoral Además de consagrar el derrumbe de Uriburu, pero según Privitiello el
acto electoral demostró claramente que la retirada del radicalismo distaba mucho de ser
un desbande Así, Justo comenzó a diseñar una candidatura cuyo camino sería lo
suficiente sinuoso como para no eludir un importante intento por encabezar la fórmula
del radicalismo

Justo buscó entonces la división del partido que desde el golpe parecía volver a unirse.
En esta empresa tuvo un suceso relativo ya que consiguió el respaldo de varios grupos
antipersonalistas, que fueron los primeros en proclamar su candidatura y hasta logró la
adhesión de algunos dirigentes personalistas. Por sus maniobras solo culminaron en un
éxito total una vez que utilizando todo su poder dentro del gobierno, hubo logrado el
veto de la candidatura de Alvear, lo que llevó a la UCR la abstención Su candidatura
obtuvo el apoyo explícito de la cúpula de la Iglesia Católica y el del nacionalismo. Con
la ausencia de los candidatos de la UCR, Justo ganó los comicios presidenciales de
noviembre de 1931 con comodidad y asumió el poder con Roca como vicepresidente
debiendo tomar inmediatamente medidas destinadas a enfrentar la crisis económica y al
mismo tiempo maniobrar en un terreno político complicado.

Como bien mencionamos antes la cuestión económica fue un factor muy influyente en
el golpe del 30, Korol detalla que durante las últimas décadas del siglo XIX y hasta
1930, el país alcanzó altas tasas de crecimiento económico impulsado principalmente
por las exportaciones no lineales ni constantes de productos agropecuarios al mercado
mundial. A partir de la crisis desatada en 1929, las características y la orientación de de
la economía cambiaron profundamente. Las exportaciones dejaron de ser el impulsor
del crecimiento ya que sus tasas se redujeron significativamente, de modo que el
mercado interno se convirtió en el nuevo, pero moderado, estímulo. Con la intervención
económica estatal, el país pasó de tener una economía abierta a los mercados mundiales
a una economía basada en un creciente proyecto volcado hacia adentro. Desde cierto
punto de vista, los males argentinos a partir de 1930 provenían precisamente de la
ruptura con el mercado mundial y como se puede ver, muchas de las características
tanto positivas como negativas que la economía argentina adquirió durante la depresión
y la guerra provenían del desarrollo de fenómenos ya existentes en el período anterior.
El gran avance de la industria agroexportadora se convirtió en el principal motor de la
economía y logró que la Argentina de fines de la década de 1920 fuera totalmente
diferente a la de la década de 1940.

La crisis de 1929, simbolizada en el crack de la Bolsa de New York, puede remitirse a


las dificultades de EEUU, el nuevo centro económico y financiero mundial que
reemplazó a Gran Bretaña, para reaccionar adecuadamente ante señales de crisis. Esta
crisis monetaria o de superproducción implicó una disminución del comercio mundial y
una retracción de la inversión de capital fuera de los países que tradicionalmente
invertían más allá de sus fronteras. Los estados afectados por estas nuevas medidas
económicas del resto de los países debieron adoptar ciertas políticas específicas
focalizadas en la tracción de las economías dentro de las fronteras nacionales, en el
fortalecimiento de barreras proteccionistas y fundamentalmente realizar acuerdos
bilaterales entre países con similar situación económica.

La primera respuesta a la crisis por parte del gobierno de Uriburu consistió en afirmar la
vigencia de políticas ortodoxas. Se trataba de equilibrar el presupuesto del Estado, al
mismo tiempo que se mantenía el pago de la deuda pública. Por una parte, se redujeron
los gastos del Estado disminuyendo los salarios de los empleados públicos. También se
restringió el gasto en obras públicas. La reducción de salarios, aunque recesiva, era
atemperada por la deflación de precios.

Me parece importante también mencionar como vio la prensa el golpe del 30 y según
Saitta además de que fue el primer quiebre institucional del siglo XX también es posible
encontrar muchos testimonios de quienes participaron y quienes lo vivieron y para la
autora hay una representación festiva de la “revolución” en la que se terminaba con la
tiranía de Yrigoyen.

Ahora bien, que rol jugo la prensa en este momento: trascendental, ya que la autora
menciona que el diario critica puso a su disposición todas sus instalaciones y maquinas
para realizar una campaña de desprestigio contra Yrigoyen siendo este el lugar donde
partieron los grupos civiles para congregarse con los militares, así critica seria un actor
fundamental en los acontecimientos.

Por su parte el diario La nación señalaba que el golpe de estado era una conjunción de
civiles y militares caracterizado como un movimiento popular aduciendo que en
septiembre del 30 el pueblo conquisto nuevamente su libertad.

Si bien el marco era “festivo” las mayores diferencias se registraban en los grandes
diarios con respecto al rol de los militares en el gobierno, y sobre todo la legitimidad de
este.

Gálvez por su parte que el golpe fue un latigazo que despertó al pueblo, mientras que
Arlt captaba en sus notas el carácter festivo del pueblo comparándolo con un carnaval.

Aunque el clima festivo duro poco ya que conservadores y nacionalistas se mostraron


descontentos ante las primeras medidas del gobierno provisional, del cual decían que se
había vuelto al escepticismo de siempre ya que Uriburu no se atrevió a realizar las
políticas que había prometido y no se logró frenar la caída económica.

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