Alimentación y Salud en Adolescentes
Alimentación y Salud en Adolescentes
Alimentación y Salud en Adolescentes
Salud
La adolescencia es un período de transiciones biológicas, sociales y económicas; una
etapa transitoria desde las experiencias emocionales y las menos desarrolladas de la
niñez y las más equilibradas de la adultez, que representan un ideal. Existe poco acuerdo
sobre el comienzo y final de la adolescencia; si bien la adolescencia puede abarcar desde
los 10 años o más, la mayoría de profesionales en ciencias sociales reconocen que,debido
al importante crecimiento psicológico y social que de produce en esa década, tiene más
sentido considerar los años de la adolescencia como una serie de fases y no como una
etapa uniforme.
Quienes están ubicados en el rango de edad del grupo etario, se exponen situaciones de
vulnerabilidad y riesgo, por lo que es factible que adquieran hábitos que requieren
intervenciones especificas de los sectores públicos, privados y social, para atender los
déficits que se presenten a su salud; las condiciones que afectan su estado de nutrición,
como el sobrepeso, obesidad, bajo peso y conductas alimentarias de riesgo y con las
consecuencias a largo plazo en el desarrollo de enfermedades crónico-degenerativas,
como la diabetes, la hipertensión arterial y los accidentes cerebro vasculares; así como el
consumo de tabaco, alcohol y otras sustancias psicoactivas; el embarazo y las infecciones
de transmisión sexual, incluyendo el VIH y el sida; la violencia física, sexual o emocional,
las acciones de daño físico y autoinfligido y los accidentes, son los principales retos que
se deben atender desde una perspectiva de prevención y promoción de estilos de vida
activa y saludable.
La violencia sexual también afecta a una importante proporción de los jóvenes da cuenta
de abusos sexuales.
La inmensa mayoría de las personas que hoy en día consumen tabaco empezaron a
hacerlo en la adolescencia. Es crucial prohibir la venta de productos de tabaco a los
menores (menos de 18 años) y aumentar el precio de los productos del tabaco
gravándose con impuestos más elevados, prohibir la publicidad del tabaco y garantizar
espacios libres de humo.
Los adolescentes y los jóvenes adultos deben saber cómo protegerse de la infección por
el VIH y también deben tener los medios para hacerlo, lo que significa en particular que
puedan tener acceso a intervenciones de prevención (como la circuncisión médica
masculina voluntaria, preservativos y profilaxis anterior a la exposición) y mejor acceso a
servicios de prueba y asesoramiento en relación con el VIH, y que además haya nexos
más sólidos con los servicios de tratamiento contra el VIH para aquellos que den resultado
positivo.
Muchos niños y niñas padecen desnutrición cuando llegan a la adolescencia, lo que los
hace más propensos a contraer enfermedades y morir a una edad temprana. En el lado
opuesto, el número de adolescentes con exceso de peso u obesidad está aumentando en
los países de ingresos bajos, medios y altos.
Sobrepeso y obesidad: Relacionado en esta época de la vida con alteraciones en los hábitos
alimentarios y en ocasione la escasa práctica de ejercicio.
Haga ejercicio con regularidad. Los adolescentes deben realizar actividad física al menos 60
minutos al día.
Coma una dieta saludable. Tener una alimentación saludable es una parte importante de su
crecimiento y desarrollo. Debe comer muchas frutas y vegetales, cereales integrales, diferentes
fuentes de proteína y lácteos descremados. Evite la comida chatarra como las gaseosas, la
comida rápida y las papas fritas, incluso en la adolescencia. Esto le ayudará a medida que
envejece.
Mantenga un peso saludable. Los niños y los adolescentes con obesidad tienen más
probabilidades de ser obesos en la adultez. También tienen mayor riesgo de padecer otras
enfermedades crónicas, depresión y hostigamiento escolar.
Cumpla con las vacunas. Es importante vacunarse contra la gripe todos los años. Si aún no tiene
la vacuna contra el VPH, pregunte a sus padres y a su médico sobre el tema. Esta vacuna puede
prevenir el VPH y otros tipos de cáncer, como el cáncer de cuello uterino y el de garganta.
Cepíllese los dientes y use hilo dental. Si se convierte en un hábito ahora, se pueden prevenir
problemas dentales y gingivales en la adultez.
Use protector solar. Quemarse con el sol en la infancia o la adolescencia, aunque sea una sola
vez, incrementa el riesgo de padecer cáncer de piel en la adultez. No utilice camas de bronceado.
Aumentan el riesgo de padecer cáncer de piel.
No escuche música fuerte. Esto puede dañar la audición para el resto de la vida.
Aprenda maneras de manejar el estrés. No puede evitar el estrés, por lo que necesita aprender
habilidades de afrontamiento saludables. Esto lo ayudará a mantener la calma y a poder actuar en
situaciones estresantes.
Estudie y tenga un buen desempeño en la escuela. Existe un fuerte vínculo entre la salud y el
éxito académico.
Intente mantener una buena relación con sus padres. Recuerde que ellos quieren lo mejor para
usted. Intente analizar las reglas que le impongan.
No intente abarcar demasiado. Limite sus actividades a las más importantes y dedíquese a ellas
de lleno. Exigirse demasiado puede provocar estrés, frustración o agotamiento.
Alimentación
La alimentación en este periodo debe sentar las bases para el establecimiento de hábitos
dietéticos saludables a lo largo de la vida, que se experimentan cuando el adolescente
aumenta su independencia y responsabilidad en lo que se refiere a su propia dieta, y que
persistirán hasta la edad adulta. Cuanto antes se adquieran hábitos alimentarios
saludables, más fácil será mantenerlos y, con ellos, disminuirán las posibilidades de
desarrollar más adelante un amplio abanico de enfermedades, tales como las
cardiovasculares, digestivas, endocrinas, etc. Se ha podido establecer un “decálogo de la
nutrición saludable” para los adolescentes
El organismo necesita 40 nutrientes diferentes para mantenerse sano. Ningún alimento los
contiene todos, de modo que no conviene comer siempre lo mismo. Hay que inculcar a los
adolescentes la posibilidad de disfrutar de sus comidas en compañía de familiares y
amigos y observar lo que comen los demás. Seguro que así descubren nuevos alimentos
para dar a su dieta mayor variedad.
No hay que tocar los alimentos sin haberse lavado las manos antes. Deben cepillarse los
dientes al menos dos veces al día y tras el cepillado nocturno ya no se debe ingerir
alimento alguno ni otra bebida que no sea agua.
Es fundamental mantener el cuerpo bien hidratado, ya que más de la mitad del peso es
agua. Hay que recibir el aporte necesario de líquido (al menos 5 vasos cada día). Si hace
mucho calor o se realiza una actividad física intensa, se deberá incrementar el consumo
de líquidos para evitar la deshidratación.
Resultará mucho más fácil hacerlo poco a poco, marcándose objetivos concretos cada día.
No es preciso prescindir de lo que gusta, pero es preciso que la dieta, en conjunto, sea
equilibrada.
La mayoría de las personas consumen menos hidratos de carbono de los que necesitan. Al
menos la mitad de las calorías de la dieta debería proceder de estos nutrientes. Para
aumentar el consumo de hidratos de carbono, hay que comer pan -y en general,
productos elaborados a base de trigo y otros cereales tales como cereales de desayuno,
galletas, pasta, arroz, patatas y legumbres.
El cuerpo del adolescente necesita disponer de energía en cada instante del mismo modo
que los vehículos precisan combustible para moverse. Es necesario inculcar en nuestros
jóvenes que al levantarse, después de pasar toda la noche sin comer, su nivel de energía
está muy bajo de modo que conviene hacer un buen desayuno. Durante el día, si sólo se
realizan ingestas a la hora de la comida y de la cena, su organismo pasará también
demasiadas horas sin recibir aportes energéticos. Hay que aprovechar el recreo de media
mañana para comer algo (un pequeño bocadillo, fruta, yogur…) y no dejar de merendar por
la tarde.
10.- Enseñar de forma “enérgica” que no hay alimentos buenos ni malos y que tampoco
existen las “dietas milagro”.
Es preciso “enseñar” que no hay que sentirse culpable por comer determinados alimentos
pero sí es preciso evitar los excesos y asegurarse que la dieta que se ingiere es lo
bastante variada como para resultar equilibrada. Equilibrio y variedad son las claves para
que la alimentación ayuda a mantener una buena salud.
Las raciones dietéticas recomendadas para la energía se calculan tras la estimación de las
necesidades en reposo multiplicadas por un coeficiente correspondiente a una actividad
medianamente moderada que es de 1,6 a 1,7 para el varón y de 1,5 a 1,6 para la mujer.
Requerimientos proteicos
Las raciones dietéticas recomendadas para las proteínas se basan en pruebas de estudio
de equilibrio nitrogenado que determinan las necesidades, en varones jóvenes, de
proteínas usando como referencia 0.61 g/kg./día y añadiendo dos desviaciones estándar.
De este modo, se estimó que la RDA (raciones dietéticas recomendadas) para el adulto es
0.75 g/kg./día. Se ha utilizado un método factorial para el cálculo de las recomendaciones
en adolescentes que cubra sus necesidades con un coeficiente de variación de un 12,5 %.
Así, la recomendación es de 1g/kg. desde los 11 a los 14 años para ambos sexos y de 0,9 y
0,8 g/kg. día para varones y mujeres respectivamente entre los 15 a 18. Su valor biológico
está en función de la calificación de sus aminoácidos y de su digestibilidad.
Requerimientos de carbohidratos
Requerimientos de lípidos
No existen RDA para los ácidos grasos esenciales aunque se estima que la necesidad de
ácido linoléico es del 1 a 2% del total de la energía ingerida y en su conjunto la familia
omega 6 debe aportar entre un 7 al 10 % de las calorías totales no sobrepasando esta
última cantidad.
Minerales y vitaminas
Durante los últimos años las RDA han sido la referencia para las cantidades que era
necesario aportar de minerales y vitaminas y constituían las ingestas que cubren las
necesidades del 98% de los individuos de una población sana. Desde 1.997 se han
desarrollado las DRI (Dietary Reference Intakes) que establecen unos márgenes de
seguridad a fin de evitar los riesgos de carencia y de enfermedad crónica y unos límites
superiores que carezcan de efectos adversos para la salud.
En la adolescencia es necesario que exista un balance positivo de calcio para poder
alcanzar el pico máximo de masa ósea, pues aunque finalice el crecimiento el proceso de
mineralización puede durar tres o cuatro años más. Los valores de ingesta adecuada (AI)
se han calculado según las cantidades que proporcionen la máxima retención y eviten el
riesgo de osteoporosis en la edad adulta y se han establecido en 1.300 mgr/día entre los 9
y 18 años. El nivel máximo tolerable (UL) es de 2.500 mgr/día para los menores de 18 años.
Para el fósforo entre los 9 y 18 años la AI es de 1.300 mgr/día, la RDA 1.250 y el nivel
máximo tolerable (UL) de 4.000. El requerimiento promedio estimado (EAR) de magnesio
es entre los 9 a 12 años de 200 mgr/día para ambos sexos y entre los 14 y 18 de 340 mgr
para los varones y 300 mgr para las mujeres. La RDA es de 240 mg/día para el primer
grupo y en el segundo de 410 para los varones y 360 para las mujeres. El UL es de 350
mgr/día para todos entre 9 a 18 años.
Para el flúor la AI se ha basado en las cantidades con las que no se presentan caries
dentales, 2 mgr/día entre 9 y 13 años y 3,2 mgr/día entre los 14 y los 18 años. El UL se fija
en 10 mgr para ambos grupos de edad.
La RDA para el hierro es, entre los 11 a 18 años, de 12 mgr/ día para los varones y de 15
mgr para las mujeres, y para el zinc de 15 y 12 mgr respectivamente. Las RDA para el
yodo, para el grupo de edad comprendido entre 11 y 18 años, están fijadas en 150 µg/día
para ambos sexos y las de selenio, entre los 11 y 14 años, de 40 µg día para los varones y
de 50 para las mujeres, y hasta los 18 años en 50 para ambos sexos.
Para las vitaminas hidrosolubles se mantienen las RDA, pero se establecen Ul para la
Niacina de 20 mgr/día, entre los 9 y 13 años, y de 30 entre los 14 y 18; para la vitamina B6
de 60 y 80 mgr respectivamente, para el ácido fólico de 600 µg/día, entre los 9 a 13 años,
y de 800 entre los 14 a 18. Para la colina se establece entre 2 y 3 g/ día para cada uno de
los grupos.
En cuanto a factores de riesgo de carácter sociocultural, hay que destacar el aumento del
poder adquisitivo, la omisión de alguna comida generalmente el desayuno, la proliferación
de establecimientos de fast food que repercute sobre el incremento de su consumo, el
aumento del consumo de snack y bebidas refrescantes, el consumo de alcohol (calorías
vacías), las dietas erráticas y caprichosas, la dieta familiar inadecuada y la realización de
un mayor número de comidas fuera de la casa por motivos de estudio o laborales. Existen
otras situaciones que también constituyen un factor de riesgo nutricional como
enfermedades crónicas, embarazo, actividad deportiva, medicación y abuso de drogas.
Referencias:
Norma Oficial Mexicana NOM-047-SSA2-2015, para la atención a la salud del grupo etario
de 10 a 19 años de edad.
Nieto, J. M. Z., Pedro, E. M. S., Vinaccia, S., Contreras, F., Fernández, H., Londoño, X.,
Ochoa, G. M. A., & Moreno, J. (2004). Hábitos básicos de salud y creencias sobre salud y
enfermedad en adolescentes de España, Colombia y México. Revista Latinoamericana De
Psicologia, 36(3), 483-504. https://www.redalyc.org/pdf/805/80536309.pdf
Stutz, G., Ruiz, R., De Cuneo, M. F., & Santillán, M. T. V. (2012). Nutrición y revalorización
del consumo de las grasas saludables. ExT: Revista de Extensión de la UNC, 2(2).
https://revistas.unc.edu.ar/index.php/ext/article/download/1279/2291
https://data.unicef.org/topic/hivaids/adolescents-young-
people/#:~:text=HIV%20in%20adolescents,of%20new%20adult%20HIV%20infections
https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/adolescents-health-risks-and-
solutions