E. Giberti-Alcances y Peligrosidad Del Grooming

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»El Sigma- Columnas 21/07/2014

Alcances y peligrosidad del grooming

Por Eva Giberti

Como parte de las "ponencias destacadas" que dan marco al Congreso Mundial
que organiza el Sigma, la autora introduce una problemática que aborda
activamente, desde la prevención y el combate del delito nutrido de la circulación
inducida de fotos y videos de niños y niñas. Hablamos del grooming, temática que
preocupa por su avance mediante internet. Se trata lisa y llanamente de la
captación y manipulación de menores con fines sexuales.

El Gran Planeta de las Pulsiones, allí donde Saint Exupery puso a meditar al
Principito como un sufí en miniatura, fue arrollado por el desorden que la
tecnología incorporó en la vida de niños y de niñas. Las pulsiones ordenadas por
los cánones etarios impusieron el funcionamiento de los circuitos en la infancia,
entre los 3 y 5 años, en la latencia, en la pubertad. Saint Exupery [1] se entretuvo en
desandar pacíficamente los estadios evolutivos y dejo al Principito cultivando una
rosa y soñando con un mundo repleto de baobabs. Fue el anticipo incruento de
aquello que las pulsiones de los niños y niñas pueden hacer cuando toman la
iniciativa y se encaminan ‒computadora en mano‒ hacia la meta de la pulsión para
curiosear y sobre todo para no estar solos. A veces quieren estar solos para
curiosear.

Así se introdujeron en el grooming, de la mano de los acosadores sexuales


cibernéticos que son sabedores de los intereses y objetos de las pulsiones que
laten en la niñez y en la pubertad. Los pedófilos y acosadores son personas
pensantes y hábiles, expertos en premeditación (en eso se diferencian de los niños
y las niñas) y no están como aquellos a merced de sus pulsiones (ni sexuales ni de
ataque).

¿Cómo surge el grooming? Según Gustavo Sain [2]: “En la jerga de Internet, el
delito se describe con el nombre de grooming –derivado del verbo en inglés to
groom, preparar– y se define como el proceso de captación y manipulación de
menores on line con fines sexuales. En líneas generales, el grooming tiene tres
objetivos: concertar un encuentro real con el menor para concretar un abuso; el
acoso virtual mediante relatos eróticos; y obtener material multimedia para la
distribución de imágenes pornográficas: fotografías o videos a través de la cámara

1
web en situación de desnudez. A diferencia de otros ilícitos virtuales que tienen
lugar en lugares públicos como cibers y locutorios, este delito se comete
generalmente en ámbitos privados y domicilios particulares, fundamentalmente a
partir del riesgo de exposición del material a terceros”

Desde la creación de Internet fue posible inventar nuevos delitos, en este caso,
gracias a la posibilidad de anonimato. Cuando se chatea no se sabe quien está del
otro lado, exceptuando cuando sí se conoce al interlocutor.

Así empiezan

Pero una niña de diez años puede aceptar el diálogo con un mocito que dice
tener doce y que apareció en su Facebook solicitándole amistad y contándole a que
escuela concurre. También le dice que la conoce a ella. La conoce porque en su
Facebook la niña ha colgado su foto, su dirección, su número de teléfono y una
foto de su dormitorio con sus juguetes favoritos. Pero el niño que la interpela
muestra una identidad falsa. Es un pedófilo o un acechador dispuesto al abuso
sexual.

Durante un tiempo que puede ocupar meses, la púber o la niña flirtea con él
convencida que tiene un amigo interesante, dado que estos sujetos conocen la
estrategia de los diálogos que se comparten entre niños, y progresivamente le
solicita que se saque fotos en distintas posturas y se las muestre, aliviándose de la
remera y del jean. La niña cede al pedido de su amigo con el cual está
engolosinada porque es gentil, seductor, sabe hablar de muchas cosas y es
diferente a los otros chicos.

El sujeto se apropia de las fotos, las copia y compagina su colección que puede
utilizar para venderlas en el consumismo pornográfico –el menor de los riesgos– o
utilizarlas para entablar una cita con la niña.

Ella, por su parte ha posado en poses atrevidas, haciendo mohines, poniendo


trompitas o bajándose furtiva y seductoramente la ropa interior, de manera
sugerente. Las niñas actuales –salvo excepciones que alguien conocerá– no solo
han aprendido los estilos que la teve aporta, también ellas mismas, pulsiones por
medio, inventan gestos que entre los ocho años y diez años no se hubieran
cotizado en la hora de catequesis.

Los pedófilos y acechadores esperan que se produzca la colección de fotos


“comprometedoras”· Mientras se entretienen en el papel del amigo a quien la niña

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le cuenta todo. Ella no es tonta, es pulsional. Podría ser capaz de darse cuenta de la
ficción si estuviera advertida, porque sus procesos cognitivos no han sido
lesionados, pero no está advertida y la curiosidad, el afán de saber, la pulsión que la
conduce en ese sentido es poderosa.

Una vez que el sujeto ha coleccionado la cantidad de fotos, y ha entreabierto


diálogos en los que se mezcla la sexualidad, los deseos de “darle un piquito”, de
acariciarla, de “tener algo juntos”, tentación en la que la niña ingresa ilusionada,
porque está “haciendo cosas de mujer grande”, el producto para el consumo se
encuentra disponible. Es lo que piensa el agresor. Entonces comienza el
develamiento para la niña o el niño.

La develación del sujeto

“Tenemos que vernos personalmente” es la convocatoria “para salir juntos”. Si la


niña ensaya algún remilgo se transforma la situación porque brotan las amenazas:
“Si no salís conmigo voy a colgar tus fotos en Facebook y en internet para que tus
amigos las vean Y se las voy a mandar a tu mamá porque yo sé dónde vivís.”

Puede suceder entonces que la niña se aterrorice y consienta en asistir al convite


donde no encontrará a un amiguito sino a un sujeto que la convencerá de lo
interesante que le propone, como ir a una confitería, a pasear y le explicará que
aunque no es un niño la quiere mucho. Con una sumatoria de estrategias extensas
y complejas para ser explicadas en este texto puede lograr el convencimiento de la
niña y precipitarla en su interés pedófilo. La niña mantiene su terror ante la
posibilidad de ser descubierta.

El aviso a los padres

La otra alternativa es la que nos permite intervenir: la niña narra a sus padres en
qué situación se encuentra, venciendo sus vergüenzas y sus miedos. Así
comenzaron los adultos a convocarnos, recurriendo al Equipo Brigada Niños del
“Programa las Víctimas contra las Violencias” del Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos de la Nación (en Argentina), que coordina la Lic. Carola Saricas. Hasta el
momento y desde 2011 se han producido 48 intervenciones.

Una vez que la niña o el niño narra la situación no es difícil acceder a su


computadora y rastrear los hechos. De allí la posesión de diálogos y fotos que la

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víctima facilita entre vergüenzas y pesadumbres para poder localizar al sujeto. Ése
es un segmento de las intervenciones de este Equipo en complementariedad con la
Fiscalía de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires especializada en Delitos
Informáticos –la primera con esa característica en el país– a cargo de la Fiscal
Daniela Dupuy. También les llegan los historiales y los casos derivados de
pornografía que involucran a niños y niñas. Erróneamente denominado pornografía
infantil: la pornografía, como el abuso sexual no son “infantiles”. Incluyen víctimas
de adultos que delinquen.

La ley y la diferencia con el abuso sexual intrafamiliar (por llamarlo de algún modo)

El artículo Nº 131 de nuestro código penal incorpora circunstancias muy variadas


pero que tienen como punto en común la utilización de las nuevas tecnologías
(internet, redes sociales, mensajes de texto, chats, whatsapp) para fines de
explotación sexual de los niños, niñas y adolescentes. Se castigan todas aquellas
acciones que utilicen cualquier tecnología de transmisión de datos para contactar a
niñas, niños y adolescentes, ganar su confianza para inducirlos en prácticas no
acordes con su edad, o para amenazarlos y cometer cualquier delito contra su
integridad sexual.

Si bien no muchos países tienen tipificado el delito de grooming en sus


legislaciones penales, en noviembre de 2013 el Congreso de la Nación sancionó la
ley Nº 26.904, donde establece penas de hasta 6 años para aquellas personas que
atenten contra la integridad sexual de un menor de edad en la República Argentina.
Dos años antes habían llegado denuncias y consultas al “Programa las Víctimas
contra las Violencias”.

Aunque en casos de grooming aparecen implicados conocidos de la niña o del


niño, con cercanías familiares, este delito no tiene la envergadura intrafamiliar
como el abuso sexual porcentualmente procedente de padres, abuelos, tíos y
convivientes familiares.

La diferencia básica reside en que en el grooming la víctima no solo de forma


consciente, si no aun ignorándolo, impulsa el delito. Por el contrario en el abuso
sexual es víctima del agresor que si bien también actúa mediante la seducción,
carece de anonimato: el pasaje al acto se produce cara a cara, y durante el proceso
el niño o la niña suelen mantenerse inermes e indefensos [3].

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Un pasaje al acto y la detención del sujeto

En el grooming los niños –11 años por ejemplo– suelen ser víctimas de sujetos
que se fingen mujeres, como si fueran niñas de 12 ó 13 años, y les envían fotos –
que afirman– “son de ellas” habitualmente con cierto perfil erótico.

En el caso Flopi Rodríguez [4] la supuesta “amiguita” eligió la foto de una niña que
se mostraba dentro de una bañera en una pose provocativa, al mismo tiempo que
le decía al protagonista: “Me gustás mucho”, para avanzar luego y preguntarle si “le
gustaba hacerse la paja”. Afirmaba quererlo mucho y le pidió que con la cámara le
mostrase el pito.

En este caso la madre descubrió la situación y realizó la consulta. El sujeto fue


rastreado, de allí la importancia de mantener todos los datos que utilizó el niño en
la computadora sin borrar ninguno, para que sea posible localizar al delincuente,
que resultó ser profesor de educación física –que dictaba clases en un importante
club de primera división del futbol argentino–. Tenía 24 años. Durante la
investigación se descubrió que había creado varios perfiles de niñas destinadas a
seducir varoncitos de entre 8 y 13 años, que son las edades preferenciales para
seleccionar niñas y niños (para registrarse en las redes es preciso haber cumplido
13 años, pero…) y en este caso había elegido el sobrenombre de Flopi Rodríguez.
Ésta fue la primera consulta que recibió la Brigada Niñ@s antes que existiera la ley.

Otros son los goces y sus interrogantes

El Gran Planeta pulsional de niñas, niños y púberes no modificó sus tiempos; sus
pulsiones siempre estuvieron alertas del mismo modo a pesar de los intentos
clasificatorios por edades que se regían por los antecedentes de Juanito y por los
nietos de Piaget. Hablábamos de represiones de la representación y después del
gran Otro que ahora el grooming instala con el beneplácito de los niños y niñas
excitados y excitadas por lo que pueden hacer con sus cuerpos y sus maniobras
informáticas. Actualmente desbaratan las clasificaciones merced a los recursos
con los que cuentan y controlan dentro de la propia casa, al lado de sus
guardadores y cuidadores que no los imaginan chateando en clave de porno
temprano, menos aún exitándose con el envío de sus desnudeces enfocadas por
ellos mismo en el entrecasa.

Las interpretaciones psicoanalíticas son muy interesantes en el diálogo con estos


niños y niñas si cuentan –en sus encuentros con el profesional– qué es lo que están
haciendo con esos amigos o amigas del más allá cibernético; la deóntica del

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psicólogo queda embretada al saber que está delante de un delito que apunta a la
corrupción de menores (Código Penal).

Al margen de lo cual, niños y niñas están pulsando con peligros, no con riesgos,
sino con peligros que han sido bautizados con un nombre derivado de la
colonización intelectual que no cesa de imponerse.

Nota: la autora es Coordinadora General del Programa las Víctimas contra las
Violencias que ha creado y sostenido desde el 13 de marzo de 2006 dependiente
del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación Argentina.

http://www.jus.gob.ar/atencion-al-ciudadano/atencion-a-las-victimas/programa-
victimas-contra-las-violencias.aspx

[1] Que en tiempos del general De Gaulle tuvo algunas dificultades políticas con los
franceses.

[2] SAIN, G. (2014):”El acoso sexual por internet”, en Pagina 12. Edición del día 15 de
abril de 2014. http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-244154-2014-04-
15.html

[3] GIBERTI, E. (2014): “Abuso sexual contra niños y niñas en las familias”.
Conferencia Inédita. Fundación Sociedades Complejas, 5 de junio de 2014.

[4] CARBAJAL, M. (2014): "Una Brigada contra los abusos sexuales", en el matutino
Página 12, 15 de julio. http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-250749-
2014-07-15.html

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