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Las etapas de la infancia

A continuación daremos un breve repaso a estas etapas de la infancia y los cambios físicos y mentales que se producen en el paso de
una a otra.

Sin embargo, hay que tener presente que los límites entre estas fases son difusos y no se producen siempre del mismo modo; cada
niño y niña es un mundo.

1. Período intrauterino

Aunque se considera que la infancia empieza en el momento de nacer, en ocasiones se asume que puede empezar antes,
especialmente en los casos de parto prematuro. Esta fase incluye el periodo fetal precoz y el tardío, e involucra procesos de rápida
formación y perfeccionamiento de los sentidos.

Hay que tener presente que, aunque en esta etapa se depende totalmente de los demás, ya se producen los principales
aprendizajes, especialmente a través del oído. Sin embargo, estos están sujetos a un tipo de memorización muy simple y básico. Por
ejemplo, en esta etapa las áreas del cerebro que se ocupan de dar base a la memoria autobiográfica aún no se han desarrollado.

Esta etapa de la vida se caracteriza por el hecho de que ni las estructuras biológicas del organismo han madurado, ni el niño o niña
ha tenido la oportunidad de aprender a partir de la inmersión en un ambiente social y sensorialmente estimulante.

2. Período neonatal

Esta fase de la infancia se inicia en el nacimiento y finaliza, aproximadamente, al final del primer mes. En el período neonatal los
bebés aprenden las principales regularidades del mundo que les rodea y se establece la comunicación más directa con otros seres
humanos, si bien aún no se está en condiciones de entender el concepto del «yo» y «tú» ya que aún no se domina el lenguaje.

Además, ya desde los primeros días los bebés muestran una asombrosa facilidad para distinguir fonemas y, de hecho, son capaces de
discriminar diferentes idiomas por cómo suenan. Esta es una habilidad que se va perdiendo en los primeros meses de vida.

Por lo que respecta a los cambios físicos, en esta etapa de la infancia se empieza a producir el crecimiento de todo el cuerpo menos
de la cabeza. Además, en esta fase se es muy vulnerable, y la muerte súbita es mucha más frecuente en este espacio de tiempo.

3. Período postneonatal o lactante

Esta sigue siendo una de las etapas de la infancia más tempranas, pero en este caso, a diferencia de la etapa anterior, los cambios
físicos y psicológicos son más fáciles de notar, dado que hay más cambios cualitativos en el comportamiento.
En la etapa lactante se empieza a desarrollar una musculatura suficiente para mantener una postura erguida y, además, hacia los 6
meses se empieza a emitir balbuceos y falsas palabras. Además, se aprende a coordinar partes del cuerpo para que sea sencillo
moverlos a la vez con precisión (desarrollo motor fino).

Por supuesto, la lactancia es un elemento muy importante en esta fase del crecimiento, ya que proporciona tanto alimento como un
canal de comunicación con la madre que permite que se estrechen lazos afectivos.

4. Período de la primera infancia

La primera infancia va del primer al tercer año de edad, y coincide aproximadamente con la etapa en la que los niños y las niñas
asisten a la guardería. Aquí ya se empieza a controlar el uso del lenguaje propiamente dicho, aunque al principio es un lenguaje
telegráfico con palabras sueltas y más tarde se gana la capacidad de formular frases simples con incorrecciones como la
generalización (llamar «gato» a un perro, por ejemplo).

Por otro lado, en esta fase se empieza a ganar el control de los esfínteres y se muestra una fuerte voluntad de explorar y descubrir
cosas; según Jean Piaget, esta curiosidad era justamente, el motor del aprendizaje.

Además, en esta etapa el pensamiento es fundamentalmente egocéntrico en el sentido de que cuesta mucho imaginarse lo que
piensan o creen los demás.

En cuanto a los cambios físicos, el tamaño del torno y de las extremidades sigue creciendo, y la diferencia de tamaño entre la cabeza
y el resto del cuerpo se reduce, aunque este desarrollo es más lento que en las etapas anteriores.

5. Período preescolar

El período preescolar va de los 3 a los 6 años. Esta es la etapa de la infancia en la que se gana la capacidad de la Teoría de la Mente,
es decir, la habilidad de atribuir intenciones, creencias y motivaciones únicas (que sean distintas de las propias ) a los demás. Esta
nueva capacidad enriquece mucho las relaciones sociales, aunque también permite que la mentira resulte más útil y eficaz como
recurso.

Además, aquí su capacidad para pensar en términos abstractos se desarrolla más, en parte por la mielinización de su cerebro y en
parte porque empiezan a tratar habitualmente con comunidades amplias que no son únicamente el padre y la madre.

Por un lado, la mielinización hace que más partes del cerebro estén conectadas entre sí, lo cual permite que se creen conceptos más
abstractos a partir de la combinación de ideas de muchos tipos, y por el otro el enriquecimiento del tipo de interacciones a las que el
niño o niña se somete hace que sus capacidades cognitivas aprendan a desenvolverse en tareas más complejas.
En esta fase se empieza a llegar a pactos, a negociar y a buscar dar una imagen concreta. Al final de esta, muchas veces se empieza a
tratar de ajustar el propio comportamiento a los roles de género, y los casos de disforia de género aparecen con frecuencia a lo largo
de esta etapa.

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6. Período escolar

El período escolar es la última etapa de la infancia y la que da paso a la adolescencia. Va de los 6 a los 12 años y en esta fase la
capacidad de pensar en términos abstractos y matemáticos se desarrolla mucho, aunque no llega a su máximo. Esto es debido a que
la mielinización del cerebro sigue su curso (y no se ralentizará hasta la tercera década de vida). Los lóbulos frontales empiezan a
estar mejor conectado con otras partes del encéfalo, y esto facilita un mejor dominio de las funciones ejecutivas como la gestión de
la atención y la toma de decisiones siguiendo estrategias consistentes.

Además, en la etapa escolar la imagen que se da empieza a tener aún más importancia, y se trata de ganar la amistad de quienes se
considera importantes.

El círculo social ajeno a la familia empieza a ser uno de los factores que configuran la identidad de los niños y niñas, y esto hace que
las normas familiares empiecen a ser quebrantadas con frecuencia y teniendo consciencia de ello. Es en parte esto lo que hace que
en esta etapa de la infancia se empiece a ser vulnerable a las adicciones, que pueden llegar a dejar alteraciones significativas en el
cerebro, como en el caso del consumo del alcohol que en muchos casos empieza con la pubertad al inicio de la adolescencia.

La impulsividad también suele ser una característica de esta etapa, así como la propensión a preferir metas a corto plazo que
aquellas que se encuentran muy alejadas en el futuro. Al final del período escolar el cuerpo empieza a manifestar las señales de la
pubertad, marcado por los cambios de voz en los varones y el crecimiento de los senos en las jóvenes, entre otras cosas.

Cambios más importantes

1. Se produce el «estirón»

Los niños crecen entre entre 5 y 8 centímetros y casi duplican el peso. Estas medidas son orientativas, ya que dependen de la
genética y la constitución del niño. El crecimiento es más lento que cuando eran más pequeños, pero es constante hasta que se
produce el popular “estirón” a partir de los 9 años en las niñas y de los 11 en los niños.

Esta época de crecimiento origina un crecimiento óseo importante, pudiendo aparecer los famosos dolores de crecimiento durante
la noche.

2. Se caen los dientes de leche

La caída de los primeros dientes se produce entre los 6 y 7 años. En esta etapa se produce el recambio de la mayoría de los dientes
de leche por piezas permanentes.
3. Fuerza, resistencia y flexibilidad

La psicomotricidad fina se desarrolla muchísimo y permitirá al niño escribir y dibujar con mayor precisión. Maduran a nivel físico de
manera continuada y siendo capaces coordinar y sincronizar movimientos mucho mejor que en etapas anteriores, incrementándose
su fuerza, resistencia muscular y flexibilidad. Pero, si esta no se trabaja, se pierde poco a poco a partir de los 9 o 10 años. Por ello, es
un buen momento para empezar a practicar algún deporte ya que también son capaces de entender las reglas para su práctica y
capacidad crítica para superarse a sí mismos.

4. Desarrollo del cerebro

Los cambios en órganos tan importantes como el cerebro son clave para su desarrollo intelectual y cognitivo. Entre los 7 y 8 años el
prosencéfalo crece significativamente, así como los lóbulos frontales y también madura el cuerpo calloso. Estos cambios permitirán
al niño mejorar su capacidad de aprendizaje, ser más creativo y entender cada vez conceptos más complejos.

5. Desarrollo inmunológico

A nivel de salud, ya no presentan tantas infecciones del aparato respiratorio (resfriados, otitis, amigdalitis) porque su sistema inmune
es más maduro y fuerte. Por otro lado, es frecuente que se empiecen a detectar problemas refractivos, como la miopía, alrededor de
los 10 años.

6. Desarrollo intelectual

En la etapa escolar empiezan a leer y a escribir ya que tienen, no sólo todas las herramientas físicas y cognitiva necesarias para
hacerlo, sino que también los acompaña el interés por estas áreas del aprendizaje. Es por este motivo que muchos países del mundo
no empiezan a enseñar a leer y a escribir hasta los seis años.

La curiosidad es su motor de aprendizaje y motivación por lo que aprenden muy rápido conceptos cada vez más complejos y
abstractos.

La capacidad lógica y el reconocimiento de símbolos para resolver problemas se va acrecentando durante toda la etapa escolar. Esta
capacidad de razonamiento lógico los capacita para salir de esa realidad mágica de etapas anteriores y para emitir juicios de
causalidad.

Es muy habitual que en esta época el niño empiece a desarrollar los primeros hobbies, colecciones o pasatiempos en función de sus
gustos e intereses. También son capaces de establecer y alcanzar objetivos. A pesar de entender las reglas, los matices son difíciles
de apreciar, por lo que esta etapa se caracteriza en que las cosas son “blancas o negras” sin mucho margen a apreciar matices al
inicio de esta etapa.

A nivel de conceptos complejos comienzan a entender la intencionalidad de las acciones y la muerte.

dos niños jugando al ajedrez

Nuestro papel como padres

Lo más importante es que el niño se sienta amado y valorado por sus padres, que sepa que lo quieren por lo que es,
incondicionalmente.
A pesar de que empiezan a tomar responsabilidades, no podemos tratarlos como adultos, es decir, necesitan nuestro rol de adulto
para seguir creciendo y madurando. Respetar sus tiempos y detectar sus necesidades, así como alentarles a superarse e incentivar
sus intereses o habilidades es básico para su desarrollo físico y emocional.

Adolescentes jóvenes (12 a 14 años)

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Adolescente en camisa rayada

Indicadores del desarrollo

Esta etapa está marcada por muchos cambios físicos, mentales, emocionales y sociales. Al inicio de la pubertad se presentan cambios
hormonales. En la mayoría de los varones, comienza a aparecer el vello púbico y facial, y su voz se vuelve más grave. En las niñas,
aparece el vello púbico, les crecen los senos y les llega la menstruación. Estos cambios y la manera en que los demás los perciben
podrían ser factores de preocupación para ellos. También es un periodo en el cual los adolescentes podrían enfrentarse a la presión
que ejercen sus amigos para que consuman alcohol, tabaco y drogas, o para que tengan relaciones sexuales. Otros desafíos de esta
etapa pueden ser los trastornos de la alimentación, la depresión y los problemas familiares. A esta edad, los adolescentes toman más
decisiones por su cuenta en relación con sus amigos, los deportes, los estudios y la escuela. Se vuelven más independientes, con
personalidad e intereses propios, aunque los padres todavía son muy importantes.

Estos son algunos aspectos del desarrollo de los adolescentes jóvenes:

Cambios emocionales y sociales

Los niños a esta edad podrían:

Preocuparse más por su imagen física, la manera en que se ven y la ropa.

Enfocarse en sí mismos; pasar por periodos de muchas expectativas y falta de confianza.

Tener más cambios de humor.

Interesarse y dejarse influir más por los chicos de su edad.

Demostrar menos afecto hacia los padres; puede que en ocasiones se muestren groseros o con mal genio.

Sentirse estresados debido al trabajo escolar más exigente.

Presentar problemas alimentarios.

Sentir mucha tristeza o depresión, que pueden afectar su rendimiento escolar y hacer que consuman alcohol y drogas, tengan
relaciones sexuales sin protección y enfrenten otros problemas.

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