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Revista Psicomotricidad, Movimiento y Emoción (PsiMe) / Vol. 2, No.

2, julio-
diciembre 2016 / Yareli Hernández Barragán / Una mirada al proceso de
comer-alimentarse.

UNA MIRADA AL PROCESO DE COMER–ALIMENTARSE.

YARELI HERNÁNDEZ BARRAGÁN. *

* Licenciada en Nutrición y Maestría en Nutrición Clínica por la Universidad


Iberoamericana, Especialista en Obesidad y Comorbilidades, Nutrición Deportiva y
Diabetes. Nutrióloga Especialista, Sanatorio Florencia. Es Doctorante del Programa de
Doctorado en Ciencias del Desarrollo Humano, en el Colegio Internacional de Educación
Superior, CiES.

Recepción: 10 de octubre de 2016 / Aceptación 10 de noviembre de 2016

RESUMEN
Las elecciones a la hora de comer pueden ser variadas y estar determinadas por
diferentes aspectos, desde la salud, lo cultural, económico, e incluso la disponibilidad del
mismo alimento. El presente, es, como el título lo indica una mirada para conocer cuales
son aquellos elementos que cotidiana y comunmente influyen en lo que la población
come, qué le lleva a decidir y/o preferir el consumo de un alimento sobre otro, no pretende
hacer un análisis exhaustivo de cada uno de esos elementos, solamente dar a conocer
de manera muy general cada uno de estos aspectos a considerar.
PALABRAS CLAVE: Comer, alimentación, alimento, hábitos.

SUMMARY
Elections mealtime can be varied and be determined by different aspects, like health,
cultural, economic, even the availability of the same food. This is just as the title implies a
view to know what are those elements that everyday and commonly influence what people
eat, which leads to decide and / or prefer the consumption of a food on the other, is not
intended to make a depth of each of these elements analysis, only extend or disclose very
generally each of these aspects to consider.
KEYWORDS: Eat, feding, food, habits.

RÉSUMÉ
Les élections à l’heure de manger peuvent être variées et sont déterminées pour différents
aspects, dés la santé, la culture, l’économique, inclus la disponibilité du même aliment. Le
présent, seul est comme le titre indique, un regard pour connaitre les éléments quotidien
et communément influent sur l’aliment de la population, pour décider ou préférer la
consommation d'un aliment sur l'autre, il ne vise pas à faire une analyse complète de
chacun des éléments, seulement prolonger ou divulguer la façon très générale chacun
aspects à considérer.
MOTS-CLÉS: Manger, la nourriture, l’aliment, les habitudes.

INTRODUCCIÓN
Comer, un proceso de todos los días, cotidiano, parte de una rutina, tal como dormir,
vestirse, incluso una necesidad como respirar. En su última edición la real academia
Española menciona que: comer significa masticar y deglutir un alimento [1]. Por su parte
el diccionario Oceano Uno Color, cita que comer es igual a masticar o desmenuzar el
alimento en la boca y pasarlo al estómago. Tomar alimento [2]. A ésta acción se le dedica
muchas veces de manera indirecta o inconsciente tiempo y espacio, por ejemplo, en los
centros de trabajo se establacen horarios para comer, en celebraciones no puede faltar
el momento de comer; en muchas ocasiones la palabra por sí sola es motivo de diferentes
conversaciones, qué comeremos, qué comiste, cuál es tu comida preferida; la expresión
de tengo hambre que en la mayoría de las ocasiones va ligada al hecho de consumir
algún alimento, es decir de comer.

DESARROLLO
Las relaciones entre alimentación y salud se basan en el supuesto de que conocemos los
efectos de los alimentos, de las prácticas y de los hábitos alimentarios en la salud. Las
ciencias de la nutrición y de la dietética parecen proporcionarnos esa base de
conocimientos científicamente contrastados sobre los efectos de la salud de nuestra
alimentación. Y desde ese conocimiento, por numerosas instancias públicas y privadas
se nos hacen recomendaciones sobre qué alimentos debemos tomar, en qué cantidad,
con qué frecuencia y de qué manera han de ser consumidos.
La nutrición es el conjunto de procesos que comprende la digestión de los alimentos, la
absorción de sus componentes, su utilización por los tejidos y la eliminación de los
desperdicios por parte de éstos [3].

La alimentación humana se define como un proceso voluntario, consciente y educable,


aunque una vez ingerido el alimento se vuelve involuntario e inconsciente, y por lo tanto
no educable, es decir, cuando se introduce la comida al organismo no se puede pedir al
hígado (o a otro órgano) que trabaje más o menos aprisa, porque no se le puede controlar
[3].

2
Por su parte la palabra dieta hace referencia a “alimentación cotidiana” o expresado de
otra forma “al régimen alimentario que se sigue a diario” o al “conjunto de alimentos y
platillos que se consumen cada día”. En todas las circunstancias la dieta debe ser
adecuada a las condiciones fisiológicas o fisiopatológicas del organismo que ha de
recibirla, de lo contrario la alimentación sería incorrecta y necesariamente nociva [4].

Sin embargo pese a que comer es una acción tan común, el consumo de alimentos tiene
muchas variantes que son dadas por diferentes aspectos. Los usos y actitudes hacia los
alimentos son tantos como variados y se manifiestan al expresar el significado de comer,
por su utilidad o la razón de hacerlo.

Una alimentación adecuada consitituye un derecho humano básico, y es una base


esencial [5].

Las prácticas alimentarias no responden tan solo a la necesidad biológica de llenar el


cuerpo de combustible, según se propondría una visión mecanicista del organismo
humano, si no a las condiciones materiales y representaciones sociales en las diferentes
sociedades [6].

Bourges en el año 2001, señala que los hábitos alimentarios son actos característicos y
repetitivos que se llevan a cabo ante la necesidad de comer y, al mismo tiempo, satisfacen
necesidades emocionales y normas sociales [7].

La naturaleza de los hábitos de alimentación es muy compleja, ya que lo que se come


depende de diversos factores como los económicos, sociales, geográficos, climáticos,
infraestructura, comunicaciones, política, medios de comunicación, sociedad, familia,
trabajo, horarios, disponibilidad.

El hecho alimentario es, esencialmente multidimensional: transita entre el espacio


psicológico, biológico, ecológico, socioeconómico o político. Es un hecho social,
entendiendo que todas las áreas de la cultura y tipos de instituciones (económicas,
legales, políticas, religiosas, etcétera) encuentran en el expresión simultanea y le influyen
de algún modo. Consecuentemente, el análisis del hecho alimentario puede revelarnos,
a su vez, la naturaleza y la estructura de un orden social dado. El sistema alimentario
depende de y afecta al resto de sistemas que están articulando cada realidad social [8].

3
El vínculo histórico entre alimentación y salud, unido a la aparición cada vez más
recurrente de los asuntos alimentarios en las agendas políticas de los años noventa, ha
hecho que exista cada vez más preocupación por nuestra dieta y de alguna manera por
nuestros comportamientos alimentarios [8].

Cada alimento posee diferencias, que lo hacen único, tales como sabor, aroma, color y
textura.

Los alimentos son una fuente de nutrimentos convenientes y abundantes. Para el ser
humano, tienen un significado biopsicosocial. Por su capacidad de estimular en forma
placentera a los sentidos, los alimentos son satisfactores fundamentales de la esfera
psicológica, un placer que se ha vuelto irrenunciable y que se puede repetir varias veces
al día sin causar fatiga [4].

Los alimentos son también uno de los ejes centrales de la vida social. Parte de la
satisfacción de comer es hacerlo en compañía. El hombre prefiere comer con los demás
y hace de ello un acontecimiento y un acto social , ya sea en el núcleo familiar o en
núcleos más amplios [4].

Así mismo, los alimentos poseen un valor como fuente de nutrimentos, de estímulos
sensoriales y de satisfacción social o cultural, y juntos dan el valor del alimento. El valor
sensorial es calificado por cada persona sin que deba esperarse unanimidad en ello. La
frase popular “en gustos se rompen géneros”, denota que la mayoría de los individuos de
un grado social tienden a opinar respecto al valor sensorial de los alimentos, se puede
decir “tal alimento me gusta poco o mucho”, pero no “tal alimento es sabroso o
desagradable”, pues esto lleva implícita la relatividad del juicio [4].

El valor cultural, por su parte, esta ligado al valor sensorial y por otra parte, supone un
juicio personal influido por el pensamiento colectivo, a su vez producto de una historia
particular del grupo [4]. Las ideas que una población tiene sobre los alimentos se reflejan
en los atributos que les confieren, lo que se constituye en un sistema para regular las
elecciones alimentarias. Al respecto, Sidney Mintz (2003) señala que los alimentos son
portadores de significados, entendidos éstos como los atributos que les confiere una
población para clasificarlos de manera que guíen su elección según la ocasión, la
condición socioeconómica, la edad, el sexo, el estado fisiológico, la imagen corporal, el
prestigio, entre otros factores [9].

4
Existe también el valor de eficacia económica, para la mayoría de los habitantes del
mundo actual, es inconcebible el consumo de alimentos sin incurrir en cierto costo
monetario, ya sea que se adquiera el alimento en un comercio o se produzca. En todos
lo casos, existe un costo que se puede estimar en términos monetarios. Este costo
involucra todo lo invertido, pero también llega a incluir el valor simbólico que da la relación
demanda/disponibilidad [4].

Las disparidades mundiales referentes al abastecimiento y la accesibilidad de los


alimentos amenazan con no resolverse en el próximo futuro y hoy se habla de la
segmentación del planeta en términos alimentarios: aquellos que acceden más o menos
fácilmente a la comida, y en cuyas rentas la partida destinada a la alimentación es cada
vez menos significativa, y aquellos que no saben que comerán mañana si es que hoy han
comido algo, o que lo hacen gracias a la “bondad” y a las ayudas de los primeros; aquellos
que enferman por comer en exceso y aquellos que también enfermen o mueren por no
hacerlo [8].

La supervivencia de un grupo depende en buena parte de la satisfacción de sus


necesidades alimentarias, de ahí que sea normal que la búsqueda de comida constituya
uno de los aspectos más diversos y comunes de cualquier cultura [8].

Según una encuesta realizada a consumidores de alimentos europeos, con


características de vida comparables, se pudieron establecer importantes parámetros que
permitirán definir por parte de los productores de alimentos, tendencias de demandas a
ser satisfechas [10].

 Tendencia a comprar alimentos cada vez más espaciados e incremento de la


congelación.

 Dedicación de menor tiempo a la compra y la elaboración de los alimentos.

 Preferencia por la adquisición de comidas que necesiten poca elaboración.

 Tendencia al plato único o bien comidas menos estructuradas.

 Incremento en la adquisición de platos precocinados, comidas envasadas aptas


para consumo frente al televisor y mayor uso de comidas a domicilio.

 Potenciación en la compra de alimentos con ingredientes y productos naturales,

5
sin salas y sin condimento.

 Aumento en los productos dietéticos, enriquecidos concentrados de nutrientes,


etcétera en los hogares.

 Cambio del concepto de lo natural, admitiéndose perfectamente comida


preparada, siempre que haya sido elaborada a partir de elementos naturales
reconocibles y explicitables. Incremento decisivo de la calidad en la elección de la
alimentación.

 Tendencia generalizada a hacer dietas periódicamente por razones estéticas y


de salud [10].

La población encuestada fue de 1200 personas de entre 10 y 65 años y que viven en


poblaciones superiores a los 25.000 habitantes [10].

Por otro lado, un estudio hecho por la Universidad Autónoma Metropolitana sobre los
significados culturales de los alimentos en diferentes estratos de la Ciudad de México,
en el que se entrevistaron a 12 familias de diferente estrato socioeconómico, y a las que
se le realizaron visitas a lo largo de dos semanas para hacer una observación directa,
aplicar una entrevista abierta y un registro de consumo de alimentos de tres días de un
miembro de la familia, muestra que la diversidad económica y cultural de la capital
mexicana hace suponer que no todos los estratos tienen las mismas ideas sobre la
comida dado que la cantidad de significados puede ser tan amplia como las diferencias
socioculturales y económicas entre los habitantes, o tan diversas como la cantidad de
ideas y valores de los alimentos y las actividades asociadas. Los significados culturales
de la alimentación en la ciudad de México varían de acuerdo con los estratos
socioeconómicos. A través de sus decisiones alimentarias, los individuos se declaran
pertenecientes al grupo en el que viven, de manera que les sirven para identificarse y,
al mismo tiempo diferenciarse de otros. En particular, el concepto de saludable se
relaciona con las preocupaciones de los diferentes grupos: en los estratos altos tiene que
ver con lo natural y con el cuidado de la imagen, mientras en los estratos bajos está
asociado con la higiene y saciedad, en contraposición con el hambre [9].

6
CONCLUSIÓN

Si bien es cierto el comer es un hecho que esta presente todos los días, son muchos los
elementos que influyen en el, y determinan qué se come, cuándo, dónde, cómo, con
quién, con qué y por qué. Es un proceso tan común y cotidiano que puede llegar a perder
importancia ya que la percepción con respecto a una alimentación saludable es poco
clara, y en algunos casos contradictoria. Las ideas que una población tiene sobre la
comida constituyen solo un elemento de los varios que se ponen en juego cada vez que
hay que decidir qué se come. Las restricciones económicas, la disponibilidad y
accesibilidad a los alimentos desempeñan un papel importante que pueden determinar la
amplitud de las opciones alimentarias.

El ritmo de vida, el consumo de comidas fuera del hogar, los tiempos entre una comida y
otra no son fijos, la misma disponibilidad de tiempo que se tiene para hacerla, los gustos,
la cultura, cada uno de estos aspectos son importantes y deben tomarse en cuenta para
considerar el valor que el proceso de comer tiene.

BIBLIOGRAFIA

[1] REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (2016), fecha de consulta el 19 de junio 2016.


Disponible en www.dle.rae.es.

[2] DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO Oceano Uno Color (2000). Madrid: Edición del
Milenio.

[3] MARTÍNEZ, I. VILLEZCA, P. (2003). La alimentación de México: un estudio a partir de


la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares. Revista de información y
análisis. No 21.

[4] RAMOS- GALVAN, R. (1985). Alimentación normal en niños y adolescentes, teoría y


práctica. México: Ed. Manual Moderno.

[5] OIT (2012). Un enfoque integral para mejorar la alimentación nutrición en el trabajo:
estudio en empresas chilenas y recomendaciones adaptadas. Santiago Chile,
Organización Internacional del Trabajo, 2012.

[6] GRACIA-ARNAIZ, M. (2007). Comer bien, comer mal: la medicalización el


comportamiento alimentario. Salud Pública de México. Vol 43, No 3, Mayo-Junio.

7
[7] ALVARADO, E. (2013). Alimentos saludables: la percepción de los jóvenes
adolescentes en Monterrey, Nuevo León. Estudios Sociales. Vol XXI, No 41,143-164.

[8] GRACIA-ARNAIZ, M. (2010). Alimentación y cultura en España: una aproximación


desde la Antropología social. Revista de Saúde colectiva. 20 [20] 2,357-386.

[9] BERTRAN, M, ARROYO, P. (2006). Antropología y Nutrición. Fundación Mexicana


para la Salud. Fondo Nestlé para la Nutrición. México: Universidad Autónoma
Metropolitana, 220-234.

[10] DEL GRECO, N.I. (2010). Estudio sobre tendencias de consumo de alimentos.
Primera parte-Generalidades y casos. Datos relevantes para la toma de decisiones en la
Agroindustria de Alimentos y Bebidas.

Disponible en:
http://www.alimentosargentinos.gob.ar/contenido/procal/estudios/01/TendenciasConsum
oAlimentos.pdf

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