Ensayo de Botanica
Ensayo de Botanica
Ensayo de Botanica
SAN MARTÍN.
ENSAYO:
AUTORES:
ASESORA:
Prof. Ing. M. Sc. García Gonzales Patricia Elena
Asignatura:
Botánica General
Tarapoto - Perú
2022
ÍNDICE
I.Introducción…………………………………………………………………………1
II.Argumentación……………………………………………………………….….…2
III.Concluciones……………………………………………………………..……..…4
IV.Referencias……………………………………………………………….…..……4
I. INTRODUCCIÓN
En los ecosistemas acuáticos, la contaminación por fuentes orgánicas o inorgánicas, provoca
una serie de modificaciones fisicoquímicas en el agua, que repercuten en la composición y
distribución de las comunidades. En los organismos acuáticos los efectos del sometimiento a
una descarga toxica, transcurren con el tiempo de respuestas individuales (bioquímicas y
fisiológicas) a respuestas poblacionales, comunitarias y ecosistémicas; y la magnitud de los
cambios registrados en los organismos, depende del tiempo que dure la perturbación de las
condiciones iniciales del sistema acuático, su intensidad y naturaleza.
Las razones para el empleo de organismos vivos para monitorear la calidad del agua, son
principalmente el bajo costo y la facilidad de implementar este tipo de estudios, en
comparación con los costosos análisis químicos o de toxicidad. Además, la importancia de su
uso para detectar procesos en los ecosistemas acuáticos es que las poblaciones de animales y
plantas acumulan información que los análisis fisicoquímicos no develan. Finalmente, el
monitoreo por medio de bioindicadores, evita la determinación regular de parámetros físicos y
químicos que confluyen en los organismos estudiados.
Aunque todo organismo es indicador de las condiciones del medio en el cual se desarrolla, un
indicador biológico acuático se ha considerado como aquel cuya presencia y abundancia séñala
algún proceso o estado del sistema en el cual habita. La contaminación de un sistema acuático
se refleja en las poblaciones a través del desarrollo simultáneo de tres clases de fenómenos:
modificación de la estructura poblacional, aparición y proliferación de especies asociadas a
determinados aportes y desaparición más o menos rápida y gradual de la totalidad o parte de
la población inicial. De allí que la presencia o ausencia de determinadas especies permite
efectuar un diagnóstico del nivel de contaminación del sistema estudiado, y en comparación
con los análisis químicos o de toxicidad, este método es de relativo bajo costo y sencillo de
implementar.
Los bioindicadores ideales son las especies que son relativamente fáciles de observar, de
recoger, de reconocer, y que son suficientemente abundantes para permitir el muestreo
repetible. Aunque las formas microscópicas son generalmente más abundantes en el
ecosistema y más fáciles de muestrear que formas macroscópicas, para identificar y cuantificar
organismos muy pequeños se requieren equipos considerablemente más sofisticados. De
acuerdo a lo anterior, los buenos bioindicadores son generalmente los organismos
macroscópicos con movilidad limitada y de distribución bastante amplia, los cuales para ser
´útiles y brindar información veraz, deben tener algunas características especiales como ser de
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fácil recolección y cuantificación, estar relacionados con el efecto que se desea indicar, y existir
suficiente información biológica y ecológica sobre ellos.
I. ARGUMENTACIÓN
2.1. Bioindicación
En sentido general, todo organismo es indicador de las condiciones del medio en el cual se
desarrolla, ya que de cualquier forma su existencia en un espacio y momento determinados
responde a su capacidad de adaptarse a los distintos factores ambientales. Sin embargo, en
términos más estrictos, un indicador biológico acuático se ha considerado como aquel cuya
presencia y abundancia señala algún proceso o estado del sistema en el cual habita, en
especial si tales fenómenos constituyen un problema del manejo del recurso hídrico.
Los indicadores biológicos se han asociado directamente con la calidad del agua (Mason, 1984)
más que con procesos ecológicos o con su distribución geográfica, sin que ello impida
utilizarlos en tales circunstancias. Odum (1972) define un organismo indicador como una
especie en particular cuya presencia demuestra la existencia de ciertas condiciones en el
medio, mientras que su ausencia es la consecuencia de la alteración de tales condiciones.
El estudio realizado por Tatis (2005), consideró en su estudio que el Complejo lagunar de
Malambo es un sistema eutrófico, dado que exhibe muchas de las características típicas de
esta condición como son la distribución vertical del oxígeno disuelto (anoxia de los sedimentos
y del agua del fondo), las elevadas concentraciones de nutrientes, un pH elevado, la alta
turbidez del agua y los altos valores de biomasa fitoplanctónca en determinadas épocas del
año. La influencia de los vertimientos en este comportamiento es determinante en cuanto al
aporte alóctono de materia orgánica.
También considera que la condición somera, el carácter polimíctico y los suelos aluviales no
consolidados y de fácil remoción son los principales determinantes de las características
limnológicas y de la productividad y biomasa fitoplanctónica del complejo lagunar de
Malambo. La disponibilidad constante de radiación solar y las altas temperaturas propias de
las tierras bajas del neotrópico intervienen en todos estos procesos, garantizando condiciones
que permiten un movimiento rápido de la materia entre los distintos compartimientos de este
ecosistema.
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El mismo estudio indica que en la dinámica de pulsos que maneja el complejo lagunar de
Malambo pueden distinguirse cuatro momentos con implicaciones limnológicas distintas: un
proceso de llenado con la consecuente remoción de los sedimentos e incremento en la
disponibilidad de nutrientes; una época de aguas altas en la que la columna de agua tiende a
estabilizarse y los sólidos suspendidos precipitan (incrementándose así la transparencia); un
proceso de vaciado en el que nuevamente se remueven los sedimentos y se concentran las
sustancias presentes en el agua; y una época de aguas bajas en la que el viento se encarga de
mantener altas disponibilidades de nutrientes gracias a la fuerte interacción agua –
sedimentos. También el impacto de la influencia antrópica es más evidente gracias a la no
dilución de las sustancias contaminantes, lo que muestra que existe un fuerte proceso de
eutrofización en el que la acción antrópica empieza a influenciar la dinámica del complejo más
que los afluentes naturales (Tatis, 2005).
El uso de las plantas que hiperacumulan metales sólo se ha documentado en los últimos 20
años, y hasta el momento se conocen por lo menos 45 familias de plantas con especies
capaces de acumular metales. Algunas de ellas pueden acumular Cu, Co, Cd, Mn, Ni, Se, o Zn
en niveles que superan de 100 a 1.000 veces los acumulados normalmente por las plantas. En
las algas, específicamente, se produce una bioacumulación de los elementos presentes en el
medio donde crecen o se cultivan, llegando a constituir entre el 5 % y el 20 % de su materia
seca.
Recientes estudios se han enfocado en el uso y los atributos de las microalgas como
organismos bioindicadores de polución. También se han evaluado los efectos de la
concentración de determinados metales sobre algunas especies de algas con el fin de
proponerlas como posibles monitores de contaminación de metales en ambientes acuáticos.
Las comunidades de microalgas responden por lo general a los impactos antropogénicos, como
exceso de nutrientes y substancias tóxicas, convirtiéndose así en buenos bioindicadores de
cambios en la calidad del agua. Existen recientes estudios donde se consideran una serie de
atributos específicos para catalogar estas plantas como indicadores ecológicos. Sus ciclos de
vida cortos las hace bioindicadores adecuadas para impactos a corto plazo; los hábitos de
fijación de la mayoría de las especies hacen que sean afectadas directamente por los cambios
físicos y químicos en la columna del agua; por ser productores primarios son sensibles a
contaminantes que no tienen efecto sobre organismos heterotróficos, y además son
fácilmente muestreables.
Para estudiar la capacidad de las microalgas de absorber metales del agua, y por tanto conocer
su potencial como especies indicadoras de la polución por metales pesados, se utilizan los
bioensayos, que consisten en experimentos donde la microalga es sometida a diferentes
concentraciones de metal para evaluar su grado de respuesta. Sin embargo, es importante
considerar que existen factores biológicos y físicos que afectan la acumulación de metales,
entre los que se encuentran la temperatura, luz, estacionalidad, pH y salinidad, entre otros.
Por ello, para proponer una especie como indicadora de contaminación deben considerarse,
además de otros factores, las características físico químicas de la columna de agua.
En su ambiente natural los organismos están normalmente sujetos a una variedad de factores
productores de estrés, por ello son necesarias algunas medidas para ayudar a identificar y a
separar los efectos introducidos por la acción antropogénica (como la contaminación) de otros
efectos causados por los tensores naturales (como la disponibilidad de alimento). De este
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modo, midiendo algunas respuestas fisiológicas a diferentes niveles de organización biológica,
sensibilidad y especificidad a los tensores, se pueden establecer aquellas causas de estrés que
son o no producto de la contaminación. Por otro lado, evaluando los mecanismos de respuesta
desarrollados por la planta frente a cada uno de estos factores, se pueden identificar especies
indicadoras asociadas a diferentes procesos de contaminación.
II. CONCLUSIONES
III. REFERENCIAS
S.M. Adams (2001). Los perfiles de respuesta de los bioindicadores de los organismos
pueden ayudar a diferenciar entre las fuentes de factores de estrés antropogénicos en
los ecosistemas acuáticos. Biomarker, (6):33– 44.
T.B. Boyle (1984). El efecto de los contaminantes ambientales en las algas acuáticas.
E.L. Shubret, editor, Las algas como indicadores ecológicos, Academic Press Inc.,
London, pp 237–256.
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S. Schiewer and M.H. Wong (2000). Efectos de la fuerza iónica en biosoporciones de
metales por alga marina. Chemosphere, (41):271–282.
B.A. Whitton (1984). Las algas como monitores de metales pesados en aguas dulces.
S.L. Elliot, Las algas como indicadores ecológicos, Academic Press, U.S.A. pp 257–280.