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Boletín de
MONUMENTOS
HISTÓRICOS
46
BOLETÍN DE MONUMENTOS HISTÓRICOS
Tercera época, núm. 46 | mayo-agosto de 2019
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ISSN: 0188-4638
D.R. © INAH, Córdoba 45, Col. Roma, Primera época: 1978-1982 (núms. 1 al 8)
C.P. 06700, México, D.F. Nueva época: 1989-1991 (núms. 9 al 15)
Tercera época: 2004-
Boletín de Monumentos Históricos, tercera época, núm. 46, mayo-agosto de 2019, es una publicación editada por el Instituto Nacional de
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Boletín de Monumentos Históricos, tercera época
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3 más
ve y keywords, que no sean Editorial
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indiquen: nombre del autor, dirección, número telefónico,
celular y correo electrónico, institución en la que labora, ho- Las abreviaturas se utilizarán de la siguiente manera: p. o
7 Esplendor
rarios en los que se le pueda en la capilla
localizar e información de los terciarios
adicional pp. =franciscanos det. Puebla
página o páginas; o tt. = tomo o tomos; vol. o vols. =
que considere pertinente. | jesús joel peña espinosa volumen o volúmenes; trad. = traductor; f. o fs. = foja o fo-
jas; núm. = número.
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12. Loscubiertos. Casosgráficos
cuadros, tablas, en España, Méxicodeberán ir per-
e ilustraciones
1 800 caracteres; 40 cuartillas = 72 000 caracteres). El texto debe- fectamente ubicados en el corpus del trabajo, con los textos
y Guatemala | enrique tovar esquivel /precisos
rá presentarse en forma pulcra, en hojas bond carta y en archivo
esther guadalupe domínguez fernández
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altas y bajas (mayúsculas y minúsculas), a espacio y medio. Las ci- electrónico, en archivo aparte. El texto no deberá presentar
56 Entre San Miguel de Allende y Dolores Hidalgo (Guanajuato).
tas que rebasen las cinco líneas de texto, irán a bando (sangradas) diseño editorial.
La actividad
y en tipo menor, sin comillas iniciales constructiva del alarife Zeferino Gutiérrez Muñoz (1840-1916)
ni terminales.
| martín m. checa-artasu 13. Las colaboraciones serán sometidas a un dictaminador espe-
5. Los documentos presentados como apéndice deberán ser cialista en la materia.
inéditos, y queda a criterio del autor modernizar la ortografía
de los mismos, lo que83 deberáEsplendor
aclarar con nota al pie.
deteriorado. 14. Las
Descripción sugerencias
y estado hechas por el dictaminador o por el correc-
de conservación
tor de estilo serán sometidas a la consideración y aprobación
6. Las ilustraciones digitalizadasde la estructura
deberán entregarse ade unla mesa de sacristía
tamaño dieciochesca del templo
del autor.
de 30 cm de ancho, en formatoagustino de una
jpg o tiff con Salamanca,
resolución deGuanajuato | marte gonzález ramírez
300 dpi (pixeles por pulgada cuadrada) y deberán incluir pie 15. Sobre las colaboraciones aceptadas para su publicación, la
de foto con autor o fuente. Coordinación Editorial conservará los originales; en caso con-
107 El Zócalo de la Ciudad de México. Historia y evidencias
trario, de ser arqueológicas
negativo el dictamen, el autor podrá apelar y soli-
7. La bibliografía deberá incluirse como notasmeraz
| alejandro a pie de página; la citar un segundo dictamen, cuyo resultado será inapelable. En
moreno / gonzalo emilio díaz pérez /
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tín de Monumentos Históricos en el que haya aparecido su
a) nombre y apellidos 129 El antiguo
del autor; almacén
b) título de la obra ende El Puerto decolaboración.
letras Liverpool: un ejemplo de historia
cursivas; c) tomo y volumen;de d) la construcción, 1904-1905 | marcela saldaña solís
lugar de edición; e) nombre
* * *
de la editorial; f) año de la edición; g) página(s) citada(s).
Las colaboraciones deberán enviarse o entregarse en la Subdi-
8. Las citas de artículos 142 Una vivienda
de publicaciones plurifamiliar
periódicas deberán del siglo
rección : República
xixde dedeCuba
Investigación núm. 32, Nacional de Monu-
la Coordinación
contener: mentos Históricos del inah , en la calle de Correo Mayor núm. 11,
Ciudad de México | patricia viridiana sánchez ramírez
Centro Histórico, México, D.F., C.P. 06060, tel. 4166 07 80 al 84,
a) nombre y apellidos del autor; b) título del artículo entrecomi- ext. 413016.
llado; c) nombre de la publicación en letras cursivas; d) número
y volumen; e) lugar de edición; f) fecha y página(s) citada(s). Correo electrónico: [email protected]
156 El salvamento de los monumentos de Nubia y el surgimiento
del concepto de patrimonio mundial. Una revisión a sesenta
años de la campaña | manuel villarruel vázquez
RESEÑAS
194 Alicia Leonor Cordero Herrera, Felipe Cleere, oficial real, intendente
y arquitecto entre la Ilustración y el despotismo, México, Secretaría
de Cultura-inah, 2017 | jaime cuadriello
Editorial
E
l número que el lector tiene en sus manos contiene un variado e interesante
panorama de estudios a propósito de la arquitectura, la arqueología y la restau-
ración en México y en otros países. Los artículos que lo componen abordan la
arquitectura religiosa y civil, las plazas públicas, los contextos y complejos ar-
queológicos, así como la difusión de proyectos de restauración y rescate finca-
dos en la interdisciplinariedad y el apoyo de misiones técnicas de diferentes países que han
propiciado el surgimiento de conceptos como el de patrimonio mundial
El artículo que abre este Boletín, intitulado: “Esplendor en la capilla de los terciarios fran-
|3
ciscanos de Puebla”, de Jesús Joel Peña Espinosa, tiene como objetivo dar noticia de las ca-
racterísticas arquitectónicas y estéticas que alcanzó la capilla de los terciarios franciscanos de
Puebla durante su primer siglo de existencia. Mediante el análisis de documentos inéditos
del siglo xvii, el autor nos describe la capilla, que pertenece a la advocación de la Inmacula-
da Concepción y destaca en sus líneas la particularidad que tiene el templo en cuestión, pues
fue el único de Puebla que contó con una capilla subterránea y que se complementa con un
complejo sistema de bóvedas para la sepultura de sus agregados. El inmueble religioso fue re-
flejo del prestigio y poder que alcanzó la Tercera Orden Franciscana en la ciudad episcopal.
La tipología arquitectónica tiene elementos de interés en el interior y en el exterior de los
inmuebles; el artículo “Origen y evolución de los pasadizos cubiertos. Casos en España, Mé-
xico y Guatemala”, de Enrique Tovar Esquivel y Esther Guadalupe Domínguez, aborda una
solución arquitectónica, con orígenes musulmanes, y que surgió como un recurso para unir
dos construcciones separadas por una calle: el pasadizo cubierto. Esos pasadizos eran soste-
nidos por uno o dos arcos y por ello se les denominaron como “arcos pasadizos”. Entre los
modelos que abordan los autores destaca el pasadizo de la Mezquita de Córdoba, el más anti-
guo registrado, en España; el del convento de San Agustín de México, que es el único que po-
see registro documental y cartográfico, mientras que el ejemplo guatemalteco corresponde
al único pasadizo cubierto que todavía se conserva: el del convento de monjas de Santa Ca-
talina Virgen y Mártir, entre otros.
EDITORIAL
Los vestigios constructivos no se podrían entender y la importancia social que ha tenido a lo largo del
sin la participación del constructor; por ello, Martín tiempo y la presentación de los hallazgos arqueoló-
Checa-Artasu desarrolla el artículo: “Entre San Mi- gicos del basamento. A través de la historia identifi-
guel de Allende y Dolores Hidalgo (Guanajuato). La camos los usos del sitio, entre los que destacan las
actividad constructiva del alarife Zeferino Gutiérrez prácticas públicas, el comercio, los paseos, los con-
Muñoz (1840-1916)”, en el que nos narra la trayecto- ciertos y las festividades cívicas; al mismo tiem-
ria profesional y el detalle de sus principales obras po nos exponen las modificaciones del área que
en el México del porfiriato. El texto plantea reescribir fue base de monumentos proyectados y removi-
la historia de Zeferino: su actividad, sus habilidades dos, paseos arbolados, sede de conciertos militares,
y conocimientos; pero profundizando en las circuns- punto de partida de tranvías de mulitas, plancha
tancias sociales y económicas que vivió el cantero y en la que se desplanta un astabandera de grandes
albañil otomí. Complementa el artículo la presenta- proporciones y escenario de actividades políticas y
ción de las obras documentadas del alarife, no sólo sociales, ferias, exposiciones y espectáculos multi-
la torre campanario de la parroquia de San Miguel tudinarios. La parte medular del artículo aborda los
de Allende, sino otras más encontradas en el estado de trabajos arqueológicos de 1983 y 2017, y los autores
Guanajuato. muestran los vestigios rescatados que justifican el
La riqueza material que se encuentra en el estado nombre con el que se conoce a esta plaza.
de Guanajuato abarca los monumentos inmuebles y A escasos pasos de la Plaza de la Constitución
muebles. En “Esplendor deteriorado. Descripción se establecieron conjuntos comerciales de diver-
y estado de conservación de la estructura de la mesa sa índole, desde cajones de ropa y tenderetes has-
de sacristía dieciochesca del templo agustino de Sa- ta grandes casas comerciales. El artículo de Marcela
4|
lamanca, Guanajuato”, de Marte González Ramí- Saldaña Solís: “El antiguo almacén de El Puerto de
rez, veremos un trabajo exhaustivo de descripción Liverpool: un ejemplo de historia de la construc-
de una mesa de sacristía con una compleja manu- ción, 1904-1905”, plantea que México y Alemania
factura estructural. El autor presenta una revisión tuvieron enlaces no sólo de carácter comercial sino
detallada para identificar sus partes y explicar sus de- también vinculados con la historia de la construc-
talles para entender su funcionalidad, evidenciar su ción. La importancia de El Puerto de Liverpool se
razón de existir en el lugar y exhibir su estado de reconoce como parte del ambiente de consumo im-
conservación. Esta obra virreinal, precisa González pulsado por el porfiriato, el cual propició el surgi-
Ramírez, es una de las pocas en las que hallamos miento de grandes almacenes que ofrecieron una
tres muebles en uno: mesa, cajonera y mueble bom- mayor cantidad de artículos de importación. El aná-
bé, que sirve como caja fuerte, aspecto que la hace lisis de la autora se centra en las cuestiones cons-
original al lado de otras mesas de este tipo. tructivas y precisa, acerca de la estructura de hierro
El siguiente artículo de este número se titu- con la que se construyó dicha casa comercial, que
la: “El Zócalo de la Ciudad de México. Historia y fue una mejora introducida en un periodo de avan-
evidencias arqueológicas”, y es de la autoría de ces en la construcción de edificios y puentes alrede-
Alejandro Meraz, Emilio Díaz, Rubén Arroyo y Ri- dor del mundo; además, su empleo reflejó la técnica
cardo Castellanos, quienes nos presentan una bre- de los países cultos. El antiguo Puerto de Liverpool
ve visión de esta plaza, desde los inicios de la época fue demolido y en 1905 se levantó un nuevo edificio
virreinal hasta el siglo xx, en la que resaltan el uso de hierro: una tienda bien organizada, con diversas
EDITORIAL
de recuperación histórica del inmueble en términos de mucho antes de las primeras manifestaciones fun-
comunicación y experiencia del visitante durante cionalistas del Movimiento Moderno en la arquitec-
su recorrido. Como resultado de este proyecto se es- tura latinoamericana. En la segunda reseña, Jaime
tableció el Seminario de Investigación Interdiscipli- Cuadriello comenta el libro Felipe Cleere, oficial real,
nar sobre el Colegio de Tepotzotlán, en 2017, con el intendente y arquitecto entre la Ilustración y el despo-
fin de documentar y dar seguimiento al avance en tismo, escrito por Alicia Cordero, el cual contiene
el conocimiento del inmueble. el análisis regional y social en dos centros mineros
Completa este número un par de reseñas que claves en la producción de la Nueva España; el aná-
destacan el interés por aspectos de la arquitectura; lisis arquitectónico y de su lenguaje simbólico en la
la primera, de María de Lourdes Díaz Hernández, segunda mitad del siglo xviii y la figura de un fun-
sobre el libro: Concreto armado, modernidad y arqui- cionario arquitecto, situado en la coyuntura de las
tectura en México. El sistema Hennebique 1901-1914 transformaciones económicas y sociales que propi-
de Mónica Silva, nos relata como la autora descu- ciaron las reformas borbónicas.
bre el mundo de relaciones empresariales, nego- Espero que el lector disfrute de este ejemplar
cios, avances científicos y la ideología moderna como lo disfrutó su servidor al redactar esta hoja
que posibilitó la técnica del concreto armado y su editorial.
aplicación a las edificaciones de México en los úl-
timos años del siglo xix y los primeros del siglo xx, José Gustavo Becerril Montero
6|
Descripción de la capilla de la Tercera Orden Franciscana (tof), de Puebla, que tiene como ejes temáticos: el proceso
constructivo, desarrollado a lo largo del siglo xvii; el ornato del inmueble, decorado con yesería, y la riqueza de su interior,
para lo cual se identifican sus retablos, el ajuar y las imágenes existentes hasta avanzado el siglo xviii. Para contextualizar,
se presenta una breve semblanza de la consolidación social de la tof y las circunstancias que fomentaron este boato ba-
rroco, del cual sólo queda el edificio y su decoración en argamasa.
Palabras clave: Puebla, franciscanos, Tercera Orden Franciscana, arte virreinal, templo.
Analytical description of the chapel of the Third Order of Saint Francis in the city of Puebla, focusing on three aspects: the
construction process throughout the seventeenth century; the building’s ornamentation, decorated with plasterwork; and
the richness of its interior, identifying its altarpieces, furnishings, and images until well into the eighteenth century. To con-
textualize the chapel, an overview is given of the social consolidation of the Third Order and the circumstances that led to
this baroque ostentation, of which only the building and its plaster decoration remain.
Keywords: Puebla, Franciscans, Third Order of Saint Francis, viceregal art, church.
F
undada en 1614, la Venerable Orden Tercera de Penitencia de San Francis-
|7
co en la Puebla de los Ángeles1 se convirtió muy pronto en una hermandad
que aglutinó a múltiples sectores sociales y a mediados del siglo xvii alcan-
zó un gran prestigio. No sólo los devotos asistentes al templo franciscano se
sumaron: paulatinamente también ingresaron miembros del Ayuntamiento
angelopolitano, ricos comerciantes y el obispo Manuel Fernández de Santa Cruz se hizo ter-
ciario. Esta circunstancia en la conformación de su nutrida nómina logró expresarse mate-
rialmente a través de su capilla, la cual llegó a tener un esplendor que la colocó entre las
mejores construcciones de la ciudad, por su fábrica y por el rico ajuar que acumuló. Se tra-
tó de un conjunto erigido para honra del espíritu terciario; pero, hijo de su tiempo, también
fungió como espacio de sociabilización entre los connotados miembros de la Orden.
El objetivo del presente artículo es dar noticia de las características arquitectónicas y es-
téticas que alcanzó la capilla de la Tercera Orden Franciscana (tof) durante su primer si-
glo de vida, y ofrecer una explicación al esplendor obtenido hasta ese momento. El templo
aún se conserva, aunque está fuera de culto religioso desde la invasión francesa en 1863 y
en la actualidad alberga una biblioteca pública; cabe señalar que mantiene la yesería y la
estructura de las dos capillas, pues fue el único tem- gria, quando a la Ciudad ilustran con su nombre”.4
plo en Puebla —hasta donde tengo documentado y Así se expresó el padre Agustín de Vetancurt respec-
probado— que tuvo una capilla subterránea en ple- to del origen de los terciarios angelopolitanos. La tof
nitud de funcionamiento. Constituye parte del com- en Puebla fue la primigenia en el virreinato de la
plejo conventual franciscano, está catalogado como Nueva España, y sólo para poner en contexto apun-
8|
monumento histórico y también está incluido en el to lo siguiente: los frailes del convento de Las Lla-
conjunto catalogado por la unesco como Patrimonio gas de Nuestro Padre San Francisco publicaron el 3
de la Humanidad.2 Seré parco en las referencias his- de septiembre de 1614 la exhortación para constituir
tóricas sobre la tof en Puebla, pues ello corresponde una comunidad de terciarios. La licencia incluía los
a otro texto y el objetivo de este ensayo se centra en nombres de los fundadores y fue suscrita por fray
la materialidad del templo (figura 1).3 Juan de Torquemada el 13 de aquel mes;5 según el
dato aportado por Juan B. Iguíniz y conforme con la
Los terciarios en Puebla crónica que los terciarios enviaron al provincial Ve-
tancurt a finales del siglo xvii, la primera reunión de
“… en la Ciudad de los Angeles (que de la penitencia la Tercera Orden de Penitencia de San Francisco, en
de un pecador se alegran) era forzoso que huviera Puebla, se celebró el 3 de diciembre de 1614.6
Orden de Penitencia, que diesse a los Angeles ale-
4 Agustín de Vetancurt, Chronica de la provincia del Santo Evan-
2 cnmh-inah, Listado en inventario de Monumentos Históricos Inmue- gelio de Mexico. Quarta parte del Teatro Mexicano de los successos
bles de la ciudad de Puebla, Clave cnmh 211140010034. Aparece, equi- religiosos, México, Impr. de María de Benavides, 1697, 4. p., t. 2,
vocadamente, como una construcción que data del siglo xvi. § 92. [N. del ed.: en las transcripciones se respetará la ortogra-
3 Estamos en preparación de una historia de la Orden Tercera fía de la época.]
de San Francisco asentada en Puebla, durante el periodo novo- 5 Idem.
hispano. Agradezco la fraterna inducción de algunos miembros 6 Juan B. Iguíniz, Breve historia de la Tercera Orden Franciscana en
de la actual Orden Franciscana Seglar de la ciudad de Puebla la Provincia del Santo Evangelio de México: desde sus orígenes hasta
para profundizar en esta historia de la cual ellos son herederos. nuestros días, México, Patria, 1951, pp. 17-26.
cluir el siglo xviii, los espacios construidos por la fra- cluyendo el nicho y el remate.25 Las dos se construye-
ternidad abarcaban un área de 65 varas de largo por ron en cantera, son totalmente sobrias y casi idénticas
| 13
casi 29 de ancho.24 en el estilo; la principal tiene un frontón roto por la
inclusión del nicho donde indudablemente debió es-
El ornato del templo tar una escultura en piedra de la Inmaculada Concep-
ción. Tres contrafuertes esbeltos y bien trazados más
El acceso a la capilla es mediante dos puertas latera- un cuarto cercano al presbiterio que tiene adosados un
les que dan hacia el atrio del templo conventual, ali- par de estribos hechos en distintas épocas, evidencia
neadas a la portería; una accede al coro y la principal de que la capilla presentó algún problema estructural
al cuerpo de la nave. Ambas están hechas en arco de en la parte donde inicia su desnivel (y punto más cer-
medio punto, tienen de ancho 6 varas y la altura de cano al río), lo que hizo necesario reforzar el edificio.
la portada principal alcanza las 10 varas y media in- La cúpula está montada sobre su tambor y tiene em-
bebidas cuatro lucarnas bellamente enmarcadas, en
24 Las mensuras de los espacios se cotejaron con las dimensio-
cuyo centro hay un óculo que permite el paso de la
nes actuales y viceversa; para ello se emplearon los planos tra- luz al interior de la media naranja. Remata la cúpu-
zados por la empresa Gardeko para el Gobierno del Estado de la una linternilla de cuatro varas de alto.
Puebla y aprobados por el inah, con motivo de una intervención
practicada en 2012. Archivo de la Sección de Monumentos del
Centro inah-Puebla, “Restauración de la Biblioteca Pública Cen- 25 Se ha optado por enunciar las medidas en el sistema anti-
tral Estatal ‘Miguel de la Madrid Hurtado’ localizado en la ciudad guo empleado en la Nueva España, tomando como base la vara
de Puebla”, diciembre 2011-noviembre 2012. Agradezco a la ar- castellana. Así, las medidas que no figuran enunciadas en las
quitecta Olga Sánchez Ruiz su gentileza para facilitarme el acce- fuentes, se coligieron con los planos contemporáneos y se con-
so al expediente. virtieron a varas.
de París la corona de espinas que fue colocada a Je- mismo lado se aprecia la imagen del rey de Castilla,
sús. En la pechina contigua del mismo lado del evan- san Fernando,34 a quien la tradición lo tiene por ter-
gelio está la imagen de santa Isabel de Portugal32 con ciario, aunque el padre Arbiol, a principios del siglo
escapulario, corona y su Breviario en mano, aludien- xviii, lo puso en duda. Ataviado con ropajes reales y
do a su profunda devoción y piedad (figuras 10 y 11). gorguera, tiene la mano derecha sobre el pecho y la
Del lado de la epístola está santa Isabel de izquierda en posición de sostener algo, muy proba-
Hungría,33 patrona de la Tercera Orden, quien ade- blemente se trataba de una espada, como en oca-
más de corona y capa lleva el escapulario entre las siones se le representa para simbolizar su conquista
| 17
manos para portar trozos de pan, en referencia a su sobre Sevilla (figuras 12 y 13).
ejercicio de la caridad y ayuda a los enfermos y me- La distribución en la cúpula tiene sentido del cato-
nesterosos; aunque también puede tratarse de las licismo universal, pues están representados los reinos
rosas que, según su hagiografía, milagrosamente católicos de aquella época: el Imperio austriaco, Espa-
brotaron de su manto. En la pechina contigua del ña, Portugal y Francia, ligados de alguna manera a las
Indias. Desde luego, se ve la influencia del bienhechor
32 Aragonesa por nacimiento, fue dada en matrimonio con el
príncipe Dionisio de Portugal, quien resultó demasiado liberti-
Antonio García en la elección de la santa reina muer-
no y mujeriego; dejó libertad a la reina para sus actos piadosos ta en Coímbra, por ejemplo. En la parte central de la
y obras de caridad. La hagiografía de santa Isabel de Portugal da cúpula se halla un trabajado medallón con elementos
cuenta de numerosos hechos heroicos y hasta milagros; cuando
enviudó tenía el firme propósito de profesar como religiosa cla- fitomorfos. En sus años de esplendor las imágenes es-
risa, pero no pudo hacerlo e ingresó en la Tercera Orden. Murió taban recubiertas por lámina de oro y pintadas, como
en 1336 y fue canonizada el 25 de mayo de 1625. Vid. Gonzalo
lo dice el cronista de 1680: “Con el oro y colores que
de Córdoba, op. cit., pp. 471-475.
33 Hija de los reyes de Hungría y desposada con el duque de Tu- dispone lo galante de la Arquitectura”.
ringia; murió a los 24 años de edad. Desde que era esposa del
landgrave Luis dio muestras de encendida caridad con los pobres 34 Paladín de la lucha castellana contra los musulmanes estableci-
y enfermos; cayó en desgracia al enviudar y acceder al trono su dos en la península ibérica, logró la conquista de importantes
cuñado, por lo que debió exiliarse con muchas penurias para des- ciudades de Al-Andalus como Jaén, Córdoba y Sevilla; su guerra
pués regresar al castillo de Wartburg cuando su hijo fue reconoci- contra el islam fue bendecida por Gregorio IX con las mismas in-
do como legítimo heredero; fue entonces que sucedió el milagro dulgencias que había extendido en favor de los cruzados. Fue se-
de las rosas brotadas de su manto. Murió en 1231 y fue canoniza- pultado con el hábito de la Tercera Orden y canonizado en febrero
da en 1235. Vid. Gonzalo de Córdoba, op. cit., pp. 789-792. de 1671. Vid. Gonzalo de Córdoba, op. cit., pp. 415-418.
35 Ignacio Ibarra Mazari (comp.), Crónica de la Puebla de los Án- 36 Relación de 1680, f. 8v.
geles según testimonios de algunos viajeros que la visitaron entre 37 Mariano Fernández de Echeverría y Veytia, op. cit., t. II, p. 300.
los años 1540 a 1960, Puebla, Gobierno del Estado de Puebla, 38 Relación de 1680, f. 10v.
1990, p. 47. 39 Ibidem, f. 9r.
de las elecciones que se efectuaron para ministro En la actualidad la capilla de la Encarnación ma-
de la misma y la presentación en distintas reunio- nifiesta una altura más pequeña que la original, sien-
nes de las patentes y autos con motivo del litigio de do altamente probable que el piso fuera levantado
1692;51 en todos los casos se menciona la advoca- en tiempos que sirvió como caballeriza y como parte
ción y de forma explícita las palabras “capilla subte- del hospital del cuartel. Los arcos parecieran que es-
22 |
rránea”, donde “se congregaron como lo tienen de tán rebajados más allá del modelo arquitectónico con
uso y costumbre”. Fernández de Echeverría y Veytia que se construyó. Aunque aún entra mucha luz, las
refiere que se trataba de la bóveda que se construyó ventanas también acusan modificaciones introduci-
para enterrar a los terciarios; sin embargo, las bóve- das por la reutilización del inmueble (figuras 14 y 15).
das estaban adyacentes y la capilla servía para cul- El ornato de este espacio no era menor. En el altar
to y diversas actividades. Por otra parte, reconoce la principal estaba un Cristo de media vara de altura he-
amplitud de ese espacio cho en caña de maíz, traído desde Michoacán; se ha-
llaba colocado en una cruz rematada con cantoneras y
[…] que es otra hermosa capilla dedicada a la Encar- las siglas inri de plata, con una peana de ébano forma-
nación del Verbo Divino, que a más de lo suntuoso y da por tres gradas en las que había ocho “láminas de
perfecto de su fábrica, se hace admirar la mucha luz alquimia” doradas con imágenes de diferentes santos; al
y claridad que goza, y que sólo pudo dársela la situa- pie de la cruz estaban grabados en plata sobredorada la
ción en que está por el declive que hace el terreno en Encarnación de Nuestra Señora, una jarilla y la repre-
que está el convento.52 sentación del Espíritu Santo; además se apreciaban 12
ramilletitos y 14 escudos hechos en plata que adorna-
ban la peana, la cual descansaba en cuatro bolillas.
51 af-unam, caja 74, “Traslado del auto de presentación de una pa-
Había también un altar colateral con retablo dedica-
tente del Comisario general”, reunión efectuada el 8 de octubre
de 1692. Hay más reuniones donde se asienta el término. do a la Virgen de la Encarnación, donde estaba un Ecce
52 Mariano Fernández de Echeverría y Veytia, op. cit., t. II, pp. 301. Homo, san Juan y santa María Magdalena, referidos en
te las separa un pasillo (figuras 16 y 17). su muy ilustre ayuntamiento en el año 1746, Puebla, impreso en casa
de José María Campos, 1835 (ed. facsímil de 1997, Puebla, buap), p.
84. La información corresponde a las notas hechas por Francisco
53 Idem. Javier de la Peña a la crónica del dominico Villasánchez.
ciones eclesiásticas a entregar una cantidad fija como cio religioso, máxime que después toda esa área del
reparación por el levantamiento de Zacapoaxtla; a los conjunto conventual fue utilizada por parte del ejér-
terciaros les correspondió la cantidad de 25 000 pesos. cito. Merlo y Quintana consideran que algunas de
Fue un primer golpe para el poder económico de esta las pinturas que se encuentran en el entrepiso del
rama franciscana, seguida de los avatares de la guerra actual claustro mayor del convento quizá formaron
de Reforma y la invasión francesa. parte de la capilla de la tof, pues sus temas ensalzan
Según lo consignado por José de Mendizábal, en- algunos santos terciarios, como el beato Luquesio
tre diciembre de 1862 y principios de 1863 fueron y Margarita de Cortona, lo que permite aventurar
demolidos algunos templos y algunos se cerraron al que tal vez se trate de los pintados por Salvador del
culto; entre los destruidos estuvo la capilla del Cor- Huerto.56 Por otro lado, Carrión asentó a finales
dón (sede de la Cofradía de la Cuerda), que esta- del siglo xix que desde la exclaustración la capilla
ba en el atrio del convento franciscano, y entre los de los terciarios había pasado por “mil vicisitudes,
que fueron cerrados al culto se hallaba la capilla de
la tof.55 Desde entonces dejó de fungir como espa-
Hernández, Los almanaques poblanos y las efemérides de Puebla de
José de Mendizábal Tamborrel, 1519-1933, México, buap, 2009, p. 78.
55 José de Mendizábal Tamborrel, “Sexto almanaque de efemé- 56 Eduardo Merlo Juárez y José Antonio Quintana Fernández,
rides del Estado de Puebla arreglado al meridiano de su capital Las iglesias de la Puebla de los Ángeles, upaep / Gobierno del Esta-
para el año de 1894”, en Carlos Contreras Cruz y Claudia Pardo do de Puebla, 2001, p. 247.
El artículo aborda un elemento arquitectónico conocido como pasadizo, cuya función principal es servir de cruce elevado
entre un sitio y otro, que no debe confundirse con el término puente, pues si bien cumple el mismo fin, difiere en térmi-
nos simbólicos y sociales. La manifestación arquitectónica de aquel elemento irrumpió en el ámbito urbano de la ciudad
de Córdoba hacia el siglo ix, cuando la península ibérica se encontraba bajo el dominio árabe; su presencia se mantuvo
por centurias, e incluso tuvo una modesta aparición en México y Guatemala durante el virreinato.
Palabras clave: pasadizo, cubierta, arco, intimidad, protección.
This article addresses an architectural element today known as a skyway (an elevated pedestrian walkway), permitting
a raised crossing from one building to another, not to be confused with a bridge. Although they fulfill the same purpose,
they differ in symbolic and social terms. The appearance of this architectural element in the urban milieu appeared in
Córdoba in the ninth century, when the Iberian Peninsula was under Arab rule. Its presence continued for hundreds of
years, which included a modest appearance in Mexico and Guatemala during the viceroyalty.
Keywords: elevated walkway, skyway, roofing, arch, privacy, protection.
32 |
D
esde su fundación, la Ciudad de México apostó por una traza que proyec-
tó amplias y rectilíneas calles que formaban, en la medida de lo geográ-
ficamente posible, manzanas rectangulares y plazas delineadas a cordel
con una regularidad que manifestaba no sólo una espacialidad homogé-
nea, sino libre y pública; fue concebida de manera tan distinta a la vieja
capital madrileña que, con sus recovecos sin salida e irregulares calles que se estrecha-
ban en algunos puntos para ensancharse a placer en otros, amén de otras tortuosidades
urbanas, mostraba sus orígenes medievales con tintes intimistas y defensivos contra los
que empezó a luchar en el siglo xvii, intentando transformarse en una ciudad de traza re-
gular y orgánica.
Fue precisamente durante ese siglo que en Madrid se levantó un considerable número
de pasadizos cubiertos, llamados de esa manera por unir las plantas altas de edificios fron-
teros separados por la calle y por resguardar la intimidad de sus propietarios al tiempo que
los protegían contra las adversidades del medio ambiente.
Lerma quiso comprar la propiedad que pertenecía Doña Ynes de Guzmán, marquesa de Alcañices, digo
a Diego Gutiérrez de Pisa (figura 2).16 que me hallo con poca salud y por esta causa impo-
Existe una excelente litografía de 1758 titulada sibilitada a salir a oír los oficios divinos y hacer otros
Vista de las Descalzas Reales por la calle de Bordado- sufragios a las iglesias que como es razón dejo de
res, delineada por Villanueva y grabada por Juan cumplir con lo que es tan forzoso y para poderlo ha-
Minguet (en el presente, la calle de Bordadores se cer querría echar pasadizo de las casas de mi morada
denomina calle de San Martín); en ella observamos que son las de don Fernando de Guzmán mi primo, a
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el pasadizo cubierto que comunicaba a los edificios la iglesia parroquial de San Juan.18
anteriormente citados (figura 3).
Al concepto funcional del pasadizo se le añadió,
Los pasadizos nobiliarios de la Ciudad durante el siglo xvi, el concepto del decoro. Así se pre-
de Madrid sentaron peticiones al Ayuntamiento de Madrid para
la construcción de estas estructuras con dicha excusa:
Como una manera de imitar a la Corte española, la
nobleza también se procuró la construcción de pa- Doña Antonia de Medina, viuda de don Antonio de
sadizos para comunicarse con las comunidades que Ubilla secretario que fue de su majestad, hija de don
estaban bajo su mecenazgo, presenciando así las ce- Cristóbal de Medina y hermana del secretario don Cris-
lebraciones litúrgicas; a cambio de ese privilegio, tóbal de Medina ambos regidores de esta villa […] tie-
las instituciones eclesiásticas recibieron el beneficio ne una casa propia que es en la que vive contigua y
económico de sus protectores.17 dentro del mismo colegio [San Ildefonso de Niños de
la Doctrina Cristiana] y se halla la suplicante con po-
cas conveniencias para mantener en que salir de casa
16 Ibidem, p. 72. con la decencia correspondiente a su calidad y estado
17 Cristina de Mora Lorenzo, “El pasadizo en el Madrid de los y con dos hijas doncellas, suplica a vuestra señoría se
Austrias (siglo xvii). Pervivencia de elementos arquitectónicos
encubiertos de tradición medieval”, Madrid. Revista de Arte, Geo-
grafía e Historia, núm. 6, Madrid, 2004, pp. 259-288, p. 264. 18 Ibidem, p. 265.
Cincuenta años más tarde (1559), el Ayunta- te de la vida urbana del Madrid del siglo xvi. Fue
miento de Toledo decidió cumplir con ambas orde- construida en 1537 por el sobrino del célebre carde-
nanzas y procedió a derribar “saledizos e corredores nal Cisneros, Benito Jiménez de Cisneros. En la ac-
e balcones por las delanteras de las casas”,21 previa tualidad es propiedad del Ayuntamiento de Madrid
inspección realizada entre mayo y septiembre por el y, desde 1909, fue objeto de una profunda restau-
corregidor Fernández Vellón y una comisión munici- ración emprendida por el arquitecto Luis Bellido y
pal que determinaron el derribo de 23 voladizos, 47 González. El pasadizo de Cisneros une a la casa del
saledizos y 25 cobertizos por haber sido edificados o dicho nombre con la antigua Casa de la Villa.
reformados después de 1509.22 Cuando los conventos de Santo Domingo el Real
Uno de esos pasadizos se encontraba en la casa y Santa Clara comenzaron a expandir sus propieda-
de Cisneros (figura 4), propiedad que formaba par- des, cada uno construyó un pasadizo para comuni-
carlas. Es también de destacar el pasadizo de San
21 “Por lo sombrío de las calles, la humedad, la falta de aire y
Pedro Mártir, que pertenecía al convento de domi-
los problemas ante diversas enfermedades, se prohíbe la cons-
trucción de cobertizos, saledizos y otras construcciones fuera de nicos; por otra parte, dentro del barrio judío se en-
la pared”. Archivo Municipal de Toledo. Archivo Secreto, caja 4, cuentra el pasadizo “Arquillo del judío” (figuras 5 y
leg. 1, núm. 40.
22 Ordenanzas de la ciudad de Toledo recopiladas en 1562, edición 6), que unía los barrios de la Assuica y del Alacava,
Martín Gamero, 1858. o Al-aqaba con la judería mayor.
Es excepcional la descripción que hace Sixto y por ellas viene el Prelado cuando gusta a las tribu-
Ramón Parro en su libro Toledo en la Mano…; allí nas que dejamos mencionadas.24
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nos describe el pasadizo desde el interior de la
catedral: Acaso por las características mismas de la traza,
los pasadizos españoles aparecieron de manera fre-
Tiene salida a la calle este patio por una puerta senci- cuente como una solución práctica a las necesidades
lla que se llama del Taller, y vulgarmente es entendida de sus moradores. No ocurrió así en la Nueva Espa-
por del Locum, con una escalera de subida al pasadi- ña, en donde debido a las rectilíneas calles y los
zo que iguala con el nivel del pavimento de la iglesia, espacios bien definidos, aquel elemento arquitectó-
y que desemboca en ella por esta sección inferior del nico pasó prácticamente inadvertido. De hecho, el
hueco de la capilla de San Nicolás […] La puerta que único pasadizo que existió en la Ciudad de México
por la parte de la iglesia da entrada a este pasadizo, es durante el periodo novohispano fue motivo de enco-
pequeña, pero está lleno su marco (que es de piedra nada disputa por los vecinos, que se sintieron afecta-
blanca) de preciosos relieves de gusto plateresco, en- dos por la presencia de una construcción que era muy
tre los que se ven niños, trofeos, mascarones y otros parecida al “Arco de Palacio” en Toledo (figura 10).
juguetes de lindo capricho y esmerada ejecución, te-
24 Sixto Ramón Parro, Toledo en la mano o descripción histórico-ar-
niendo esculpido sobre su clave el escudo de armas
tística de la magnífica catedral y de los demás célebres monumen-
del Cardenal D. Juan de Tavera en cuyo tiempo de- tos: y cosas notables que encierra esta famosa ciudad, antigua Corte
bió labrarse […] Dos puertas, que se ven en el muro de España, con una esplicación sucinta de la misa que se titula Mu-
zárabe, y de las más principales ceremonias que se practican en las
frente a los gigantes, comunican con otras habitacio- funciones y solemnidades religiosas de la santa iglesia primada, To-
nes que van a parar al pasadizo del palacio arzobispal ledo, Imprenta y Librería de Severiano López Fando, 1857.
No os acobarde el temor
que en la tempestad pasada
la calle del Arco muestra
bonansibles las borrascas.40
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El pasadizo en la cartografía histórica
Figura 12. Detalle del Plano de la Ciudad de México, de Antonio Álvarez y
Miguel Rivera, 1720. Centro de Estudios de Historia de México.
No existe, hasta el momento, un plano arquitectó-
nico o siquiera un boceto que muestre la construc- Agustín en el plano de Juan Gómez de Trasmonte
ción del pasadizo de San Agustín; sin embargo, los en 1628 en su Forma y levantado de la Ciudad de Méxi-
planos y mapas de la Ciudad de México que se le- co; aunque ciertamente, la perspectiva no ayuda mu-
vantaron durante el periodo virreinal muestran la cho. Será el Plano del conde de Moctezuma o La muy
estructura volada, misma que puede observarse en noble y leal Ciudad de México (1690), atribuido a Diego
la cartografía urbana desde tres puntos cardinales. Correa, el que mostrará con mayor claridad, la pre-
Visto desde el oeste, el pasadizo parece mostrar- sencia del pasadizo en arco del convento agustino.
se por vez primera, justo detrás de la iglesia de San Sin embargo, las mejores representaciones del
arco-pasadizo de San Agustín nos lo ofrece el siglo
40 Luis González Obregón, Las calles de México, 9a ed., México, xviii. En el Plano de la Ciudad de México de 1720, le-
Ediciones Botas, 1990, t. II, p. 219. vantado por Antonio Álvarez, alarife mayor de la
41 Bernardo García Martínez, “La gran inundación de 1629”, Ar-
ciudad, y Miguel Rivera, tenemos por primera —y
queología Mexicana, vol. 12, núm. 68, México, 2004, pp. 50-57.
42 Diccionario de la lengua castellana en que se explica el verdade- única— vez, una mirada desde el sur, en él se obser-
ro sentido de las voces, su naturaleza y calidad, con las phrases o va un techo de terrado y su sostén en forma de arco,
modos de hablar, los proverbios o rephranes, y otras cosas conve-
nientes al uso de la lengua, Madrid, Imprenta de Francisco del mismo que proyecta una sombra sobre la calle que
Hierro, 1726, p. 645. llevaba su nombre (figura 12).
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Figura 15. Detalle del Plano de la Ciudad de México, de José Antonio de Villaseñor Figura 16. Detalle de la Planta y descripción de la imperial Ciudad de México
y Sánchez, 1750. Archivo General de Indias, Mapas y planos, México, 178. en la América, Carlos López (delineó), Diego Troncoso (grabó), 1760.
Le seguirá otro plano que no desmerece al anterior, Antonio de Villaseñor y Sánchez (figura 15), nos
todo lo contrario, y el cual muestra más detalles sobre ofrece una perspectiva distinta del pasadizo de San
sus acabados. Se trata del Plano de la Ciudad de México, Agustín, ya que muestra la cara que mira hacia el
firmado por Pedro de Arrieta en 1737 (figura 13). Vis- este, y se observa que de ese lado también tuvo un
to desde el oeste, se observa la estructura en arco que par de ventanas.
sostiene al pasadizo cubierto con dos ventanas que mi- En la Planta y descripción de la imperial Ciudad de
ran al punto cardinal ya mencionado. En 1753 sería le- México en la América, delineado por Carlos López y
vantado un plano seccionado de la Ciudad de México, grabado por Diego Troncoso en 1760, se observa la
el Cuartel Mayor No. 3, del que estuvo encargado An- fachada que mira al oriente, y fuera de la estructu-
tonio de Rojas Abreu (figura 14). Éste se trazó con la ra en arco, carece de mayor detalle, ya que mues-
misma orientación que el plano anterior, y muestra un tra el pasadizo cubierto sin ventanas (figura 16). Los
delineado más sencillo, aunque el pasadizo sigue mos- planos posteriores a este año comienzan a delinear-
trando sus dos ventanas que miran al oeste. lo sin detalle alguno, al punto de sólo verse como una
Es preciso regresar a 1750 porque el Plano de la extensión que une dos manzanas a través de un par
Ciudad de México, levantado en ese año por José de líneas.
pasadizos, por su antigüedad, estaban en desuso y tóricas, anecdóticas y de costumbres mexicanas anteriores al actual
estado social., México, Imprenta de Arturo García Cubas, 1904,
“condenados” a su destrucción.
p. 110.
En el particular caso del arco de San Agustín de 55 Artemio de Valle Arizpe, Historia de la Ciudad de México se-
México, no hay precisión sobre su destrucción; Ma- gún los relatos de sus cronistas, México, Jus, 1977, p. 347, nota 10.
56 Manuel Romero de Terreros, La iglesia y convento de San Agus-
tín, 2a ed., México, unam, 1985 [1950], p. 10.
49 Idem. 57 Ignacio Angulo Villaseñor (coord.), Zona Monumental del Cen-
50 Idem. tro de la Ciudad de México, primera etapa: estudio de las manzanas
51 agn, Indiferente Virreinal, exp. 28. comprendidas entre las calles de República de Uruguay, al norte, de
52 Diccionario de la lengua castellana, Madrid, Imprenta Real, Regina, al sur, San Juan de Letrán, al oeste y Anillo de Circunvala-
1817, p. 643. ción, México, sep-inah, 1976 (Científica, 37), p. 29.
Es notable el cambio de color del tezontle en El convento de Santa Catalina Virgen y Mártir
esa área, que coronaba con un dintel interno com-
puesto por cinco bloques de piedra chiluca carea- El pasadizo guatemalteco al que hacemos alusión
da que dan un ancho aproximado de 1.26 metros fue levantado para el convento de monjas de San-
(ancho que debió poseer el pasillo); en ese pun- ta Catalina Virgen y Mártir, fundado en 1609 por
to lo más sobresaliente es el grabado que sólo los cuatro religiosas del convento de la Inmaculada
religiosos agustinos podían leer: del real santuario Concepción,59 pues éste último se encontraba, se-
de chalma abril 29 de 84 (figura 18). Hoy, a la vis- gún la autora Elizabeth Bell, con sobrepoblación.60
ta de todos, el dintel del antiguo pasadizo continúa El terreno no permitía un futuro crecimiento del
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siendo un texto invisible en el andar diario de las convento, por lo que en 1610, el capitán Alonso de
personas que pasan por el lugar. En tanto, al otro Cuellar dispuso del capital para construir iglesia y con-
extremo de la calle se perdió toda huella arquitec- vento en otro predio cercano, estrenándose el templo
tónica de la existencia del arco debido a una nue- el 15 de septiembre de 1647.61 El convento de Santa
va construcción. Catalina, a diferencia del monasterio de la Concep-
ción, tenía alumnas internas, por lo que las solicitudes
Un pasadizo cubierto en Guatemala para su ingreso eran mayores, toda vez que se prefería
el internamiento de las niñas. Tal fue su predilección
A pocos años de haberse construido el arco de San que era necesario ampliar los espacios conventuales,
Agustín (1575) en la Ciudad de México, un pasadi- por lo que la madre abadesa solicitó licencia al Ayun-
zo cubierto fue construido en la Capitanía General tamiento de 1693 para cerrar la calle situada entre la
de Guatemala por razones similares; y al igual que de Mercaderes y la que sigue al poniente (hoy 2ª ca-
aquél, es el único documentado para el periodo vi- lle, entre 5ª y 6ª avenidas), para incorporar “al cuer-
rreinal en esa zona, con la salvedad de que de éste po del monasterio las casas que habían pertenecido a
todavía existe su antigua construcción.58 Juan de Alarcón y a Francisco Contreras; y el Ayunta-
miento no autorizó tal cierre, surgiendo de aquí el pro- estribos de dicho arco no salgan a la calle, sino que
yecto del Arco de Santa Catalina”.62 nazcan dentro de sus pertenencias”.66 La obra dio
así inicio, pero apenas se tenían listos los materiales
El Arco de Santa Catalina cuando fue interpuesta una solicitud de suspensión,
por los propietarios de las casas de la dicha calle, quie-
En 1693 ocupaban el convento 105 monjas y 250 cria- nes se sentían afectados por lo que parecía serles un
das, por lo que la abadesa Ana de la Natividad adqui- estorbo.67
rió, por 6 150 pesos, la casa donde vivió el escribano El pleito duró unos meses: en agosto el Ayuntamien-
50 |
Nicolás de Maeda, situada al oriente del templo de to confirmaba la licencia otorgada a las monjas para la
Santa Catalina, calle Real de por medio, con el objeto construcción del pasadizo y el 5 de diciembre, la Real
de que se construyera en ese lugar más celdas para las Audiencia ratificaba lo hecho por el Ayuntamiento,68
monjas y las novicias;63 en tanto que en las casas que con lo que se reanudó la construcción del pasadizo del
pertenecieron a Juan de Alarcón y a Francisco Contre- convento, el cual quedó terminado en 1694 (figuras 19
ras pretendían construir un colegio.64 En julio de 1693, y 20). Al fin terminaban las obras de un arco que ser-
el procurador del convento, don Diego Rodríguez de viría “de viaducto a las religiosas que habitaban el con-
Menéndez solicitó al Ayuntamiento el permiso para vento a fin de que pasasen a la huerta del mismo, que
construir “un tránsito o pasillo, uniendo el coro de la se encontraba al oriente de aquél, sin que fuesen vistas
iglesia con la casa recientemente adquirida”.65 por los profanos”.69
El síndico del Ayuntamiento, el señor Antonio
Barona y Villanueva, otorgó la licencia siempre y 66 Idem.
cuando se dejara la calle “exenta, de manera que los 67 Idem. Quienes estuvieron en desacuerdo con la licencia otor-
gada a las monjas fueron el capitán Francisco Javier del Folgar,
el alférez Nicolás de Valenzuela, don José y doña Juana Dávila
62 Ibidem, p. 208. y Monroy, el bachiller presbítero Pedro Carmelo, doña Manue-
63 Idem. la Fuentes y Cerda y doña Serafina de los Ángeles y Gramajo.
64 Elizabeth Bell, op. cit. 68 José Joaquín Pardo, Pedro Zamora Castellanos y Luis Luján
65 José Joaquín Pardo, Pedro Zamora Castellanos y Luis Luján Muñoz, op. cit., p. 209.
Muñoz, Guía de Antigua Guatemala, Guatemala, Editorial José 69 “Arco de Santa Catarina”, La Ilustración Guatemalteca, vol. I,
de Pineda Ibarra, 1969, p. 209. núm. 23, Guatemala, 1 de julio de 1897, p. 332.
A partir de entonces, el pasadizo soportó el paso por los dos grandes ventanales, bajo arcos de medio
del tiempo y los fenómenos naturales, entre ellos, punto, que quedaban sobre cada una de las rampas,
los movimientos sísmicos; aunque su empleo por en las caras oeste y este del arco. Ambos ventanales
las monjas finalizó alrededor de 1801, cuando se in- volcaban sobre los claustros de las monjas, lo que evi-
tentó vender parte del convento a Manuel José Ace- taba romper la clausura.71
vedo, aunque él no efectuó el pago y nuevamente
se puso a la venta en 1805; en esta ocasión sí se con- A mediados del siglo xix, por iniciativa del corre-
cretó, y el comprador fue Manuel Silvestre Tovar.70 gidor del Departamento, don José María Palomo y
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A través de los años, la construcción dio nombre a Montúfar, el pasadizo fue reparado.72 Al arco le fue
la calle donde actualmente se encuentra el pasadi- construida una torrecilla con un reloj, instalado hacia
zo, mismo que es descrito por el arquitecto Osmín 1861, cuya maquinaria fue fabricada en el taller de
de la Maza cuando lo restauró en 2017: Morez-du-Jura, Francia, por los relojeros Lamy y
Lacroix, y que todavía es visible en una litografía titulada
El pasadizo tiene una estructura pentagonal. Una “Arco de Santa Catarina. Antigua Guatemala”, la cual
rampa emerge, en el lado oeste, desde una de las cru- se publicó en La Ilustración Guatemalteca (figura 20),
jías del claustro que estaba detrás de la iglesia has- del 12 de julio de 1897. Ahora bien, la torre fue re-
ta un tercio de la luz del arco. A partir de aquí, hay parada hacia 1900 y en 1902, recibiendo trabajos de
una plataforma lisa ligeramente inclinada hacia el conservación hasta 2017 (figuras 21 y 22).
este, que comunicaba con una nueva rampa que des-
cendía hacia los nuevos solares del convento de San- Los pasadizos cubiertos en el siglo xx
ta Catalina.
Dado que el pasadizo había de estar cerrado para Triste sería apuntar que los pasadizos cubiertos per-
evitar las miradas indiscretas y cubierto, para prote- dieron su vigencia en la actualidad; sin embargo,
ger a las monjas de la lluvia, la iluminación llegaba los arquitectos siguen incluyendo este elemento en
Departamento de Salubridad e Higiene, éste posee El pasadizo del edificio de Correos y Telégrafos
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un vano rectangular que permite la visibilidad y el de la ciudad de Guatemala
movimiento del aire, comprensible para una ciudad
que posee un clima con altas temperaturas. El se- Guatemala, al igual que España y México, posee al me-
gundo es el del Oca Hospital, que cuenta con dos nos un pasadizo construido en la primera mitad del
pasadizos cubiertos que comunican con otros in- siglo xx; se trata de un edificio institucional que alber-
muebles anexos al primero, pero que tienen calle gó las oficinas de correos y telégrafos. El pasadizo en
de por medio, el primero se encuentra sobre la ca- cuestión se encuentra ubicado sobre la calle 12, entre
lle Jerónimo Treviño y el segundo sobre la avenida la 7ª y 8ª avenidas, en la zona 1, del Centro Histórico
Pino Suárez. Con el primer pasadizo cubierto, la ins- de la ciudad de Guatemala. El frente de los edificios
titución hospitalaria logró comunicarse con un hos- conectados por el pasadizo está sobre la 7ª avenida; el
pital anexo (Oca Medica Center) y con el segundo edificio que se encuentra al norte alberga actualmen-
pasadizo abierto conectarse con el estacionamiento. te al Centro Cultural Metropolitano, en tanto que el
Acaso el pasadizo más vistoso de la ciudad de edificio ubicado al sur conserva sus funciones primi-
Monterrey sea el que conecta al Museo de Historia genias, toda vez que alberga a la Dirección General de
Mexicana con el Museo del Noreste, que no sólo co- Correos y Telégrafos (figuras 28, 29 y 30).75
munica a dos edificios netamente culturales, sino
75 Las tres fotografías de este pasadizo tienen autoría y se de-
que además atraviesa un arroyo que en su origen
ben a la gentileza de mis colegas guatemaltecas Aracely Esqui-
fue el Santa Lucía y que ahora está encauzado (fi- vel Vásquez, Miria Esquivel Vásquez y Marcela Dávila Esquivel,
gura 27). quienes las tomaron el 8 de junio de 2019.
Figura 30. Fachada posterior del pasadizo del antiguo edificio de Correos
76Ambos ingenieros también trabajarían en el Palacio Nacional y Telégrafos, hoy espacio cultural, Guatemala, 2019. Fotografía de Aracely
de Gobierno y el edificio de la Policía Nacional Civil. Esquivel Vásquez, Miria Esquivel Vásquez y Marcela Dávila Esquivel.
La trayectoria profesional del alarife, cantero y albañil otomí originario de San Miguel, Zeferino Gutiérrez Muñoz (1840-
1916), es poco conocida a pesar de ser el autor de obras como la torre de la parroquia de San Miguel Arcángel, en su ciu-
dad natal, proyectada y construida entre 1880 y 1888. Además erigió altares, cúpulas y pórticos, tanto en San Miguel de
Allende como en Dolores Hidalgo. En este texto se presenta la trayectoria vital y el detalle de las principales creaciones
de este alarife, uno de los muchos que realizaron obra para la Iglesia en el México del porfiriato.
Palabras clave: arquitectura religiosa, México, porfiriato, maestro de obras, San Miguel de Allende.
Little is known of the professional career of the Otomí master builder and stonemason, Zeferino Gutiérrez Muñoz (1840–
1916), although he was the creator of major works such as the tower of the parish church of San Miguel Arcángel in his
birthplace, San Miguel de Allende, Guanajuato, designed and built between 1880 and 1888. In addition, he made other
works: altars, domes and porticos, in both San Miguel de Allende and Dolores Hidalgo. This paper describes his life his-
56 | tory and details the main works of this master builder, one of the many who carried out work for the Church in Mexico
under Porfirio Díaz.
Keywords: religious architecture, Mexico, Porfiriato, master builder, San Miguel de Allende.
E
n el paisaje de la ciudad de San Miguel de Allende, en el estado de Guanajua-
to, lucen omnipresentes dos elementos arquitectónicos que desde finales del
siglo xix han devenido indispensables en el skyline sanmiguelense. Uno, la to-
rre de la parroquia de San Miguel Arcángel, mazacote gotizante de cantera
rosa, construido entre 1880 y 1888. El segundo, la cúpula de la iglesia del otro-
ra convento de la Purísima Concepción, popularmente conocido como “Las Monjas”, cons-
truida en 1891. Ambos elementos arquitectónicos, la torre y la cúpula, fueron construidos
—y probablemente, proyectados— siguiendo la inspiración basada en unos grabados, por Ze-
ferino Gutiérrez Muñoz (1840-1916), albañil y cantero otomí nacido en San Miguel de Allen-
de, quien, fiel a una tradición artesanal anclada en la Colonia, dejó muestras de su actividad
en la región, a lo largo del último cuarto del siglo xix y primeros años del siglo xx.
Un alarife que, como varios más en diferentes lugares de México —Benigno Montoya en
Durango, Refugio Reyes en Aguascalientes, Dámaso Muñetón en Zacatecas y otros tantos
1 Juan Hernández Aguado, “Ceferino Gutiérrez”, en Protagonistas historia, sus monumentos, México, Instituto de Investigaciones Es-
guanajuatenses, Celaya, Juan Hernández Aguado [autoedición], téticas-unam, 1939; Miguel J. Malo Zozaya, Guía turista en San Mi-
2002, pp. 138-140; José Cornelio López Espinoza, La villa de San guel de Allende, San Miguel de Allende, Instituto Allende, 1958;
Miguel el Grande y ciudad de San Miguel de Allende, Guanajuato, Simón González. Síntesis histórica de San Miguel de Allende, San
Gobierno del Estado de Guanajuato-Comisión Estatal para la Or- Miguel de Allende, s. e., 1969; Alberto González Pozo (coord.),
ganización de la Conmemoración del Bicentenario del Inicio del Estado de Guanajuato, Cuatro monumentos del patrimonio cultu-
Movimiento de Independencia Nacional y del Centenario del Ini- ral. Parroquia de Dolores Hidalgo; santuario de Jesús Nazareno, Ato-
cio de la Revolución Mexicana, 2010; Luis Felipe Rodríguez Pala- tonilco; parroquia de San Miguel Arcángel, San Miguel de Allende;
cios, “2016, Centenario luctuoso de don Zeferino Gutiérrez Muñoz”, convento de San Francisco, San Miguel de Allende, 2 vols. México,
Cronista de San Miguel de Allende. Imágenes, gente, cosas y casos del Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología-Dirección General de
San Miguel de Allende [blog], 2016, recuperado de: <http://cronista Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural, 1985; Mina Ramí-
sanmigueldeallende.blogspot.com/2013/08/biografias.html>, rez Montes, “La parroquia de San Miguel de Allende”, Anales del
consultada el 16 de diciembre de 2019; Ruth Olvera Arteaga, “El Instituto de Investigaciones Estéticas, vol. 14, núm. 55, 1986, pp. 97-
oficio de cantero como patrimonio cultural inmaterial de San Mi- 106; Rosalía Aguilar et al., San Miguel de Allende: guía del visitante,
guel de Allende, Guanajuato”, tesis de licenciatura, Escuela Nacio- Guanajuato, PC Editorial, 1993; Israel Katzman, Introducción a la
nal de Estudios Superiores, campus León-unam, León, 2018, p. 159. arquitectura del siglo xix en México, México, Universidad Iberoame-
2 Sylvester Baxter, Spanish-Colonial Architecture in Mexico, Boston, ricana, 2016, p. 577.
JB Millet, 1906; Francisco de la Maza, San Miguel de Allende. Su 3 Luis Felipe Rodríguez Palacios, op. cit.
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rrez contaba con 62 años. Lo que nos hace suponer an blood, and well-nigh unlettered, he has been abso-
un matrimonio más o menos largo. Los restos de lutely self trained in his art if training it can be called.
su mujer descansan, junto a los de su hijo, en la ca- Indeed, his sole education therein is that acquired
pilla de la Virgen de Saleta construida en 1907 por through chance contact with architectural work inci-
el propio Gutiérrez en el templo de la Santa Escue- dental to his original calling as a stonemason, and ac-
la en San Miguel de Allende, donde también haría la quaintance with stray drawings, engravings, etc., now
nueva torre campanario. Zeferino Gutiérrez dejó este and then. But he had an artist’s soul and it found ex-
mundo a la edad de 76 años, falleciendo el 23 de pression in his work. It seems remarkable that such
marzo de 1916 a consecuencia de una epidemia important undertakings should have been confid-
de tifus, que había estallado en la región en medio de ed to him; doubtless his standing as a capable artisan
la vorágine revolucionaria. seemed sufficient, and his clients probably gave no
thought to architectural qualifications. But he had the
Un personaje mixtificado en un entorno fortune to have some remarkable opportunities, and
en decadencia he improved them in remarkable fashion. Having no
technical knowledge as a draughtsman, he imparted
Es probable que la falta de información más concre- his ideas to his workmen by marking off his working-
ta sobre su vida es la causa de que hoy, a más de cien drawings with a sharp stick in the sand.4
años de su deceso, se hayan tejido toda una serie de le-
yendas y suposiciones en torno a su persona, su activi- A partir de ese trabajo creemos que se ha exten-
dad profesional, sus habilidades y sus conocimientos. dido la opinión de que Zeferino Gutiérrez fue un
De forma mayoritaria se le atribuye un origen indí- albañil de origen indígena, de condición humilde,
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gena y una humilde condición social, aspectos éstos casi iletrado, autodidacta, que tomó referencias para
que, junto con otros, han creado la idea de una perso- sus obras a partir de grabados y dibujos, y que ade-
nalidad muy simplista. Simplismo, que probablemen- más enseñaba a su cuadrilla de trabajo la obra a eje-
te no lo fue tanto dadas las obras que llevó a cabo, sus cutar cada día a través de un croquis que trazaba en
años de trayectoria y su dedicación a las mismas. el suelo con un bastón. Pero ¿de dónde salió exacta-
Esas ideas sobre la personalidad de Zeferino Gu-
4 Sylvester Baxter, op. cit. Traducción del autor: “Ceferino Gutié-
tiérrez muy probablemente surgen a partir de la pu- rrez desarrolló su talento en el deprimente entorno artístico del
blicación del libro Spanish-Colonial Architecture in México provincial en el último cuarto del siglo xix, no favoreci-
Mexico, en 1906. Escrito por el historiador y perio- do por el nacimiento y por la fortuna. Un pobre hombre de pura
sangre india, casi iletrado, ha sido totalmente autodidacta en su
dista estadounidense Sylvester Baxter (1850-1927) y arte, si se le puede llamar entrenamiento. De hecho, su única
con fotografías de Henry Greenwood Peabody (1855- educación es la adquirida a través del contacto fortuito con obras
arquitectónicas incidentales a su vocación original como albañil
1951) y los planos y croquis de Bertram Grosvenor
y el conocimiento de dibujos extraviados, grabados, etc.; de vez
Goodhue (1869-1924). El libro se refiere al guanajua- en cuando. Pero tenía alma de artista y encontró expresión en
tense de la siguiente manera: su obra. Parece notable que se le hayan confiado tales importan-
tes compromisos; sin duda, su posición como un artesano capaz
parecía suficiente, y sus clientes probablemente no pensaban
Ceferino Gutierrez developed his talents under the en las calificaciones arquitectónicas. Pero tuvo la fortuna de te-
depressing artistic environment of provincial Mexico ner algunas oportunidades destacables, y las mejoró de mane-
ra notable. Aun cuando no tenía conocimientos técnicos como
in the last quarter of the nineteenth century, favored dibujante, impartió sus ideas a sus trabajadores al marcar en la
neither by birth nor fortune. A poor man of pure Indi- arena sus dibujos de trabajo con un bastón afilado.
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de su inspiración para la ejecución de sus obras; hoy dante, pero improductiva, porque no hay alientos para
es un símbolo de la ciudad. aprovecharla, sino en una pequeña fábrica de hilados,
de unos cuantos husos; con una instalación de tran-
El ambiente socioeconómico en el que vivió vías que hace el tráfico interior desde la Estación del
Zeferino Gutiérrez Ferrocarril; con un buen mercado hecho en honor
del Nigromante, el célebre don Ignacio Ramírez; con
Un aspecto al que Sylvester Baxter hace referencia templos suntuosos que guardan tesoros en obras de
con respecto al alarife Gutiérrez y al cual no se le ha arte, así arquitectónicas como en pinturas y escultu-
prestado la atención debida, es el relativo a las cir- ras; con grandes casas señoriales, pero en calles es-
cunstancias sociales y económicas que tuvo que vi- trechas y pendientes amparadas por caducos escudos
vir Zeferino Gutiérrez. de armas; con un comercio muerto y una sistemá-
Por un lado, las condiciones socioeconómicas tica oposición a todo lo que significa orden, porque
que imperaban en San Miguel de Allende a finales allí es vileza rendir obediencias sensata a las autori-
del siglo xix no eran óptimas para el desarrollo de la dades constituidas: así es la ciudad de San Miguel de
actividad de albañil o de cantero. En 1885 Antonio Allende.9
García Cubas nos informa en su Cuadro geográfico,
estadístico, descriptivo e histórico de los Estados Uni- Por otro lado, a Zeferino Gutiérrez —probable-
dos Mexicanos, que San Miguel era un núcleo urba- mente de etnia otomí y poco alfabetizado, dada la
no de más de 15 000 habitantes (p. 11). Diecinueve falta de escuelas y de recursos económicos— le tocó
años más tarde, en 1904, esa población se redujo a ser proveedor de servicios para la Iglesia, una insti-
10 547 personas, que representaban un cuarto de la tución que le demandaba los quehaceres propios de
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población total del municipio. Ello fue efecto de un cantero y un albañil y, por otra parte, arrastra-
la grave sequía que en 1892 asoló a Guanajuato y ba décadas de conflicto con los gobiernos liberales
de las epidemias de tifo que le siguieron. Según nos mexicanos y que tendría cierto resurgimiento du-
da cuenta Pedro González en su Geografía local del rante el porfiriato.
estado de Guanajuato, publicada en 1904: un tercio En San Miguel de Allende, como en muchos
de la población del municipio era de origen otomí otros lugares, el conflicto entre el Estado y la Iglesia
y se mantenían unos niveles muy bajos de instruc- tuvo sus momentos más álgidos entre 1855 y 1876.
ción, por falta de escuelas. Este mismo autor se re- Años convulsos durante los que se redactaron va-
fiere a las condiciones de la población en términos rias leyes en contra de la Iglesia (la Ley Juárez, la
de una preocupante situación económica y social: desamortización de bienes eclesiásticos, la Ley de
Iglesias, etcétera); estalló la Guerra de Reforma, la
Una ciudad decadente, casi en ruinas, habitada por segunda intervención francesa, el segundo manda-
gentes de costumbres coloniales, que viven más bien to constitucional de Benito Juárez y el conflicto por
del trabajo de artesanos muy pobres que de lo que la el arribo al poder de Porfirio Díaz.
agricultura produce, porque los terratenientes sólo
disfrutan de las rentas y los arrendatarios exportan 9 Pedro González, Geografía local del estado de Guanajuato: leccio-
cuanto recogen de los campos mal cultivados, por lo nes escritas para dar a conocer esta fracción de la República Mexi-
cana a los profesores de instrucción primaria y a la juventud de la
inseguro de las lluvias; una ciudad que debió ser boni- misma, Guanajuato, Tipográfica de la Escuela Industrial Militar
ta en remotos tiempos hoy muy triste, con agua abun- J. O. G., 1904, p. 78.
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bilidad sólo es alterada durante un breve conflicto ar- La pastoral, la captación de seminaristas entre la po-
mado indígena con dos fases: las llamadas Guerra de blación más humilde e indígena, el cuidado de las
Conquista y Guerra Social, entre 1878 y 1879, puso en parroquias y el adecentamiento de los espacios sa-
entredicho la paz social de la villa sanmiguelense. Rá- cros se convertirían en los principales ejes de su ac-
pidamente sofocado, fue un conflicto iniciado en ran- tuación. Prueba de ello son las numerosas nuevas
cherías de San Miguel, hoy olvidado, que ilustraba el iglesias, ciento diez según los biógrafos de Diez de
racismo y rechazo étnico imperante y las condiciones Sollano, y refacciones mayores que hizo en toda su
de desigualdad económica para la mayoría de la po- diócesis.19 Para ello contó con sacerdotes y capella-
blación, en su mayoría indígena, de Guanajuato y de nes que lo secundaron en ese ejercicio de reivin-
otros estados centrales de México.16 dicación social y que solicitaron y gastaron dinero
A caballo de ambos momentos políticos, una cir- para esas nuevas parroquias o esas rehabilitaciones.
cunstancia eclesiástica favoreció la reconstrucción, Un recurso que viene tanto del obispado de León,
la rehabilitación e incluso la construcción de igle- pero también de los ahorros y fortunas personales
sias y parroquias: la creación del obispado de León de esos capellanes y de la captación de fondos con-
en 1863, regentado desde ese año y hasta 1881 por venciendo a la feligresía.
un hijo de San Miguel de Allende, el obispo José Ma- Es en ese contexto que Zeferino Gutiérrez cons-
ría de Jesús Diez de Sollano y Dávalos (1820-1881). truyó la mayoría de sus obras, tanto en San Miguel
Diez de Sollano llegó a la silla episcopal de León como en Dolores Hidalgo. El impulso de Diez de So-
por su condición de teólogo y gran intelectual, cono- llano, personaje cercano a la feligresía y a las parro-
cida en la Santa Sede.17 Era un neotomista declarado quias de su diócesis, da una probable explicación
que trató de oponerse a la implantación del positivis- para la forma de algunas de las obras de Gutiérrez
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mo en la educación gestionada por el Estado mexi- Muñoz, especialmente, de la torre campanario de la
cano. Desde el obispado construyó el Seminario de iglesia parroquial de San Miguel y quizá, la de la pa-
León, en el que obstinadamente defendió la escolás- rroquia de la Asunción en Dolores Hidalgo. Así, Zefe-
tica tomista como fórmula para conocer un mundo rino Gutiérrez trabajó para la Iglesia y algunos de sus
cambiante con notables progresos científicos sin re- agentes: sacerdotes, presbíteros e incluso un obispo,
nunciar a la creencia en un Dios creador. A partir de durante los años de esa pax porfiriana, periodo en el
1876, con la llegada de Porfirio Díaz, su beligerancia cual desarrolló su actividad como cantero y albañil y
contra las normas anticlericales de Juárez y Lerdo se contribuyó, indirectamente, al reposicionamiento so-
redujo y se volcó hacía la reconstrucción de la presen- cial de la Iglesia en dos ciudades guanajuatenses, ex-
cia social de la Iglesia en su diócesis, como hicieron tremadamente religiosas desde su fundación.
otros prelados en sus respectivas circunscripciones.18 Fue la Iglesia el principal cliente del alarife, porque
algunos posibles estaban en horas bajas: por un
16 Mirtha Leonela Urbina Villagómez, “Indígenas, danzantes y lado, se encontró con la decadencia de la aristocracia
rebeldes (la otra historia: planes de las luchas indígenas en Que-
rétaro y Guanajuato durante el porfiriato)”, Ciencia@UAQ, vol. 5, Instituto de Investigaciones Sociales-unam / Instituto Mexicano
núm. 2, Querétaro, 2012, pp. 1-17. de Doctrina Social Cristiana / Miguel Ángel Porrúa, 2010.
17 Óscar Sánchez Rangel, “Los primeros años del obispado de 19 Victoriano Agüeros, Apuntes biográficos del Ilmo. y Rmo. Sr.
León y la influencia de la escolástica”, Valenciana. Estudios de Fi- Dr. y Maestro D. José M. de Jesús Diez de Sollano y Dávalos, digní-
losofía y Letras, núm. 22, Guanajuato, 2018, pp. 159-191. simo primer Obispo de León, tomados del ilustrado periódico El Im-
18 Marta Eugenia García Ugarte, Poder político y religioso. México, parcial que se publica en la Capital de México, León, Tipografía de
siglo xix, 2 tt., México, Cámara de Diputados, LXI Legislatura / José M. Monzón, 1883, p. 19.
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64 | Figura 1. Altar mayor de la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, Dolores Hidalgo, construido por Zeferino Gutiérrez en 1871. Fotografía de Martín M.
Checa-Artasu, diciembre de 2018.
minadas con capiteles jónicos, el entablamento, los Nuestra Señora de Loreto en San Miguel de Allende.
frisos y cornisas entre ambos cuerpos y el templete El lugar era una antigua capilla vinculada al culto de
en el cuerpo superior. Esos elementos están dorados y la Virgen de Loreto, devoción que había arribado a
se observan símbolos católicos (corazones, compases, San Miguel de la mano del terrateniente local Manuel
lictores) entre remates y cornisas. Varias figuras ocu- Tomás de la Canal y Bueno de Baeza. Él sufragó, en
pan el altar. En la parte central, en el primer cuerpo, 1735, las obras de un santuario a la Virgen de Loreto,
la Virgen de los Dolores, y en el segundo nivel, un Sa- junto al templo del oratorio de San Felipe Neri.23
grado Corazón de Jesús. En las laterales, sendas figu- La antigua capilla que intervendría Gutiérrez
ras de santos. Este altar que tiene sotobanco, predela estaba situada en una de las siete entradas a la po-
y altar, vino a sustituir a uno anterior de madera con blación en el antiguo Camino Real a México, y ha-
añadidos de mampostería construido en el siglo xviii. bía sido bendecida como oratorio el 15 de agosto de
1860.24 En ésta, Gutiérrez construyó, con el financia-
Pórtico y atrio del templo de la Ermita,
San Miguel de Allende 23 Erika González León, “La virgen de Loreto de San Miguel el
Grande. Entre el arte, el patronazgo y la devoción”, Historia y
Grafía, núm. 51, México, julio-diciembre de 2018, pp. 123-147.
Tres años más tarde, en 1876, Zeferino Gutiérrez ejecu- 24 Francisco de la Maza, op. cit., 1939, p. 79; Francisco Vidargas,
tó una serie de adecuaciones al templo de la Ermita de San Miguel de Allende y el santuario de Jesús Nazareno de Atotonil-
co, México, San Miguel de Allende, Presidencia Municipal de San 26Luis Adolfo Gálvez González, “San Miguel de Allende”, en El
Miguel de Allende, 2008, p. 26. patrimonio cultural. Las zonas de monumentos históricos, México,
25 José Cornelio López Espinoza, op. cit., p. 247. Cámara de Diputados, LX Legislatura, 2006, pp. 78-79.
ENTRE SAN MIGUEL DE ALLENDE Y DOLORES HIDALGO (GUANAJUATO). LA ACTIVIDAD CONSTRUCTIVA DEL ALARIFE ZEFERINO GUTIÉRREZ MUÑOZ (1840-1916)
Algunos altares más militudes en cuanto a las formas decorativas a los
altares ya construidos por Gutiérrez.
Tras la obra del templo de la Ermita, en 1877 Zeferi- Entre 1880 y 1882 erigió el altar mayor de la igle-
no Gutiérrez y su cuadrilla llevaron a cabo obras en sia del convento de la Purísima Concepción, obra
el templo del oratorio de San Felipe Neri. Esta igle- que coincide con las de la cubierta del presbiterio y
sia se había acabado de erigir, tras varios intentos, en crucero del templo de San Felipe Neri, con una cú-
1652 y había sido ocupada por la Congregación del pula de doble tambor, y que el capellán Pedro Sandi
Oratorio de San Felipe Neri a partir de 1712.27 Ciento Valdovinos le encargó a Zeferino Gutiérrez. El altar,
sesenta y cinco años después, con la congregación de tres cuerpos en altura y tres calles con siete hor-
en horas bajas desde 1867 por el cierre gubernamen- nacinas entre columnas, está hecho en cantera de
tal del colegio de San Francisco de Sales, uno de sus piedra gris. Su decoración es similar a la de los otros
miembros, el sacerdote Antonio Mojica, antiguo rec- que Gutiérrez hizo y tiene clara estética neoclásica.
tor de ese colegio, encargó a Zeferino Gutiérrez la Muy probablemente, la obra se construyó a lo largo
construcción del altar mayor del templo (figura 3). de dos años, entre el 8 de febrero de 1880, cuando se
El encargo, amén de embellecer y modernizar terminan las paredes del crucero, y el 15 de agosto
esa iglesia, contó con el apoyo económico de Isidro de 1882, cuando se bendijeron las bóvedas del cru-
Sierra, un prominente feligrés sanmiguelense. Ése cero y del presbiterio y el altar mayor.28
es el altar de mayor tamaño que construiría Gutié- Un altar más que se le atribuye es el mayor del
rrez y su única obra firmada: en la base aparece la templo de San Juan de Dios, sito junto a un hospital,
inscripción: “Zeferino Gutiérrez, fecit”. y el cual data de 1770. Esa nueva obra tuvo el patroci-
Es un retablo hecho en mármol gris con vetas nio del sacerdote Juan Manuel Villegas.29 Se trata de
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negras. Tiene un tamaño monumental y se enca- un altar con tres cuerpos separados entre sí; el cen-
ja completamente en el ábside de la iglesia, inclu- tral es un templete de planta circular con cúpula, y
so con cerramientos en las paredes laterales. Tiene los dos laterales son marcos festoneados por colum-
tres cuerpos y cinco calles; a nivel del presbiterio nas con una suerte de frontón superior y con pla-
destaca un templete de planta octogonal con colum- fones ovalados. Es de cantera rosada, con notables
nas rematas en capiteles con volutas y motivos ve- similitudes en su decoración de frisos, entablamen-
getales que no están dorados, a diferencia de toda la tos, capiteles y uso de dorados con los altares mayo-
serie de columnas que conforman las hornacinas y res de Dolores Hidalgo y el del oratorio de San Felipe
huecos de ese altar. En el segundo cuerpo, en la par- Neri. Éste, además, queda totalmente empotrado
te central localizamos una hornacina cerrada con vi- en el ábside del templo y con un sotobanco y una
drio donde está la figura de San Felipe Neri. Como predela muy elevados, por lo que llega a ocupar un
complemento de la decoración de columnas, capi- tercio de la altura de éste. Se estima que su construc-
teles, dorados y huecos, encontramos una serie de ción ocurrió en la década de los noventa del siglo xix.
lienzos ovalados con marcos dorados que represen- El último altar que se constata como obra de Ze-
tan imágenes de la vida de Cristo. También tiene ferino Gutiérrez data de 1907. Es el mayor del tem-
sotobanco, predela y altar que conforman una com- plo de Santo Domingo, en San Miguel de Allende;
posición neoclásica y, ciertamente, con muchas si-
28 José Cornelio López Espinoza, op. cit., p. 206.
27 Rafael Castañeda García, op. cit., 2018, p. 95. 29 Pedro González, op. cit., 1904, p. 399.
el sitio es un antiguo beaterio fundado en 1750, que dobles con capiteles decorados con motivos vegeta-
tenía una capilla a la Virgen de Guadalupe.30 De he- les y volutas y dorados en los mismos y en los frisos
cho, el encargo que recibió Gutiérrez, pagado por y las arcuaciones.
dos próceres de la población, tenía la intención de
sustituir un antiguo retablo en madera con la ima- La cúpula y el crucero del convento de la
gen de la Guadalupana ya deteriorado.31 Gutiérrez Purísima Concepción en San Miguel de Allende
levantó un altar de dos cuerpos y tres calles con una
elevada predela y un notable sotobanco que se en- Como hemos visto, desde 1880 Zeferino Gutié-
caja completamente en el ábside de este pequeño rrez estaba trabajando en la iglesia del convento
templo. Está hecho en cantera de piedra rosada, de la Purísima Concepción, popularmente cono-
muy similar a la empleada en distintas obras del al- cida como “Las Monjas”. Allí se encargó de varias
bañil. De nuevo, en las seis hornacinas, como en la obras, entre ellas el citado altar mayor, concluido en
central, a manera de templete abundan columnas 1882, además del cierre de los muros del crucero y
la construcción de una cúpula de doble tambor para
30 Rafael Castañeda García, “Religión, identidad y sociedad. Dos co-
cubrir aquél. Ésta se convertirá, a partir del vera-
fradías de negros y mulatos en San Miguel el Grande (siglo xviii)”,
tesis de doctorado, El Colegio de Michoacán, Zamora, 2011, p. 123.
no de 1891, en un elemento referencial del paisaje
31 José Cornelio López Espinoza, op. cit., p. 214. de San Miguel. Conviene decir que el conjunto de
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obras en esta iglesia está entre las principales en la tro ajardinado alrededor del cual se ubicaban las 12
trayectoria profesional de Gutiérrez, y que éstas se celdas del convento y las salas para un beaterio y
desarrollaron al menos a lo largo de dos momentos: un colegio de niñas que allí hubo. Además, el esta-
un primer periodo, entre 1880 y 1882, y un segun- do inconcluso no ayudó en nada al mantenimiento
do, entre mayo y junio de 1891. del complejo, que pocos años más tarde sufrió un
El convento de la Purísima Concepción obtuvo la terremoto en 1800. Ello obligó a continuas deman-
cédula real para su apertura el 21 de septiembre de das de las religiosas a los herederos de Tomas de la
1754, todo ello tras el apoyo y la anuencia de las au- Canal para arreglar desperfectos y completar el edi-
toridades sanmiguelenses y de buena parte de la aris- ficio. Así, se hizo una serie de refacciones en la en-
tocracia del lugar, pues en buena medida dotaba a la trada de la portería, se añadió el segundo piso del
gran diócesis de Michoacán de un nuevo convento fe- claustro, se rehicieron algunas paredes y se constru-
menino y venía a completar la serie de servicios reli- yó la torre, según una inscripción: “del 6 de octubre
giosos que San Miguel ya tenía y la prestigiaba como de 1841 al 1° de marzo de 1842”.
ciudad. El convento era una iniciativa impulsada por Además de ello, en 1863 se había procedido a
Josefa Lina de la Canal (1736-1770), hija del terrate- la expropiación del convento por parte del gobier-
niente sanmiguelense Tomas Manuel de la Canal. Su no mexicano. Años más tarde, el obispado de León
padre la dotó con una herencia de 70 000 pesos, los sólo pudo recuperar, tras pagar en pública subasta, la
cuales aportó —deseosa de dedicarse a la vida con- iglesia del conjunto, que presentaba un aspecto dete-
templativa—, para la creación de una casa para re- riorado y nada apto para el culto. Ello —creemos—
ligiosas en San Miguel.32 Al parecer, dos años más explicaría por qué desde 1880 Zeferino Gutiérrez y
tarde inició la construcción del convento siguiendo su cuadrilla comenzaron a remozar el edificio por or-
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un proyecto arquitectónico desarrollado por el ar- den del padre Pedro Sandi, responsable del templo.
quitecto tapatío Francisco Martínez Gudiño, ayuda- Respecto del crucero, sabemos que las obras se
do por los alarifes de San Miguel: Pedro Joaquín de habían iniciado en 1880 y que se inauguró con una
Tapia y Salvador Antonio Hernández. Ese arquitecto solemne misa el 8 de diciembre de 1881, la cual fue
calculó los costos de la construcción al detalle dadas presidida por el obispo de San Luis Potosí, José Nica-
las importantes dimensiones que se estaban planean- nor Corona e Izarraraz.34 En cuanto a la cúpula, al pie
do. Nueve años más tarde, cuando se inauguró, el 28 de ésta hay una inscripción que da las fechas exactas de
de diciembre de 1765, se constataba un error de cál- su construcción: “Se comenzó este enladrillado el día
culo en los costos y, por ende, la falta de recursos para 1° de mayo y se terminó en 9 de junio de 1891”. Es de-
concluir la obra. El costo se había disparado, pues lle- cir, en apenas 39 días se completó esa estructura que
gó a los cien mil pesos (frente a los treinta y nueve hoy se enseñorea en el paisaje de San Miguel.
mil presupuestados) y ello significó dejar la obra in-
completa en partes fundamentales, como: la decora- Pero ¿cuál es el detalle arquitectónico
ción del coro o el crucero de la iglesia conventual.33 de ambas obras?
Eso afeaba notablemente un recinto religioso
con diversos atractivos, en especial, su amplio claus- Desde el interior del templo se observa que la cúpula
fue construida con tabique y, para elevarla, colocaron
32 Francisco de la Maza, op. cit., 1939, p. 65.
33 José Cornelio López Espinoza, op. cit., p. 145. 34 Ibidem, p. 132.
ENTRE SAN MIGUEL DE ALLENDE Y DOLORES HIDALGO (GUANAJUATO). LA ACTIVIDAD CONSTRUCTIVA DEL ALARIFE ZEFERINO GUTIÉRREZ MUÑOZ (1840-1916)
La cúpula de Las Monjas. ¿Inspirada en los Inválidos La cúpula de la Concepción de San Miguel Allende,
de París? inspirada en la cúpula de los Inválidos en París, bas-
tante bien construida, está fuera, completamente, del
En este punto hay que señalar que en torno a la sentimiento que inspiró a los constructores populares
construcción de la cúpula se ha articulado un cier- y de las formas que éstos adoptaron.37
to mito, quizás exagerado, pero que pone sobre la
mesa las fuentes de inspiración que tenía el alari- Unos pocos años más tarde, en 1939, el historia-
fe Gutiérrez, y que se centran en la cúpula de los dor del arte Francisco de la Maza, al escribir su mo-
Inválidos de París, obra del arquitecto Jules Har- nografía sobre San Miguel de Allende reproduce las
douin-Mansart, levantada entre 1679 y 1706. Los aseveraciones del Dr. Atl, siendo eso, probablemente,
parecidos con la obra francesa son innegables, es- el inicio público de aquel mito en torno a la cúpula de
pecialmente en cuanto a morfología y estructura Las Monjas que otros van a reproducir. Sea o no cier-
compositiva, pero dada la falta de más información to que Gutiérrez tomó como modelo el domo de los
precisa es imposible saber si hubo tal inspiración y Inválidos, lo que es incuestionable es que la cúpula
cómo es que se dio ésta. Dos fuentes nos alertan, se convirtió en un llamativo elemento del paisaje de
ya fuese que Gutiérrez la obtuviera a partir de una San Miguel, tanto por su tamaño como por su belle-
postal o de un grabado en un libro o una foto en la za. Monumentalidad y belleza que también supieron
prensa. La primera data de 1904 y nos la proporcio- captar artistas como el fotógrafo Henry Greenwood
na el funcionario de correos Pedro González, autor Peabody en 189838 y el propio Dr. Atl en 1927.
de la Geografía local del estado de Guanajuato; allí se
hace referencia a la posible inspiración en los si- El neogótico del alarife Gutiérrez. Tres ejemplos
70 |
guientes términos:
Zeferino Gutiérrez construyó diversa obra religiosa: al-
En la parroquia hay dos buenas pinturas, lo mismo tares, algunas obras menores y varias obras mayores,
que en la Concepción, donde se ven otra bóveda pla- como torres o pórticos en distintas iglesias. En tres de
na cubriendo la parte que daba acceso al convento y estas últimas optó por desarrollar una suerte de ver-
la cúpula que se construyó imitando a la de los Invá- sión del neogótico, terciada por su conocimiento, qui-
lidos de París, por el maestro Zeferino Gutiérrez, tam-
bién autor de la fachada de la parroquia.36 37 Dr. Atl, “La arquitectura en el siglo xviii. El ultra-barroco”, en
Manuel Toussaint, J. R. Benítez y Dr. Atl, Iglesias de México, vol.
6, 1525-1925. México, Publicaciones de la Secretaría de Hacien-
Unos años más tarde, en 1927, el pintor y artis- da, 1927, p. 119.
ta Gerardo Murillo, Dr. Atl, hace similar asevera- 38 La serie de fotografías que Henry Greenwood Peabody tomó
en el marco de la American Architectural Expedition, que se pu-
ción al referirse a la cúpula en el volumen VI de su
blicaron en 1906 en el libro Spanish-Colonial Architecture in Mexi-
obra Iglesias de México. En ese mismo volumen, Atl, co, están depositadas en la Colección Ricardo B. Salinas Pliego;
quien vivió en París a principios del siglo xx, hará un en concreto, la que estamos mencionando se titula: “Cúpula del
convento de la iglesia de la Concepción, San Miguel de Allen-
dibujo de la cúpula y precisa la excepcionalidad de
de, Gto.”, fechada en 1898 e impresa en plata sobre gelatina. Vid.
ésta y de alguna forma vanagloria el trabajo de Zefe- Antonio Saborit, “En busca de la arquitectura hispano colonial.
rino Gutiérrez: El trabajo de Peabody y Baxter en México”, en Isabel Garcés y
Emma Hernández Tena (coords.), Guillermo Kahlo y Henry Gre-
enwood Peabody. Dos miradas a la arquitectura monumental de Mé-
36 Pedro González, op. cit., 1904, p. 400. xico, Madrid, Fomento Cultural Grupo Salinas, 2009.
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relacionadas con las obras allí ejecutadas, que nos Más allá de la construcción en sí, esta iglesia des-
permiten conocer la evolución constructiva de esta taca por otro aspecto no menos importante, su ad-
iglesia: vocación. La Virgen de la Saleta es una advocación
francesa basada en unas apariciones de la Virgen a
En el edificio que mide 65 varas de largo, 12 de ancho, unos pastores en una aldea de los Alpes franceses:
20 de alto, y 45 de altura máxima hasta el cristal que Salette-Fallavauxue, 1846, y aceptadas por la Iglesia
remata en la cúpula, hemos encontrado las siguientes en 1851. Se da la circunstancia de que una aparición
inscripciones: En la espalda del templo, calle del Peli- de la misma Virgen se dio, también, en Dolores Hi-
gro a 15 varas de alto contando desde los cimientos: “El dalgo, en el mismo año. Ésta será aceptada por la
día 12 de mayo de 1885 se comenzaron a abrir los ci- Iglesia mexicana en 1852 y será el detonante de una
mientos de este templo; y en dos años y ocho meses se veneración que requerirá de un templo nuevo, en
llegó a esta altura en todo su perímetro, sin otro recurso una colonia de Dolores Hidalgo, también nueva.43
que la piedad de los fieles, especialmente pobres”. En el Se trata pues, de la justificación religiosa que expli-
pedestal de un pilar de la fachada: “Julio 1° de 1876”. En ca la construcción de este templo, iniciada en mayo
la clave del arco toral: “En 2 de febrero de 1882 se ben- de 1875 y 29 años después de la aparición, que se
dijo y colocó esta piedra por el Sr. cura D. Nazario Bau- enmarca en un contexto de franco apoyo a la Iglesia
tista, siendo padrinos los Sres. D. Isidro y D. Manuel por parte de feligreses de cualquier condición social
Magaña”. En una de las ventanas de la cúpula: “J ul i o 22 por la postura anticlerical de los gobiernos liberales
de 1883 se colocó la primera piedra de estas ventanas de la época.44
bajo los auspicios del Sr. C. y Y. foráneo D. Francisco de La estructura más llamativa de esta iglesia es su
Sales Ginori”. Y en el anillo del arquitrabe de la misma pórtico, construido con clara factura gotizante. Se
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cúpula: “El Sr. CI V foráneo Luis G. Sierra, siguió los tra- trata de una estructura de altura considerable que
bajos de esta cúpula, por dentro desde las ventanas y cubre la totalidad de la fachada principal. Este pórti-
por fuera, desde los cimacios de las columnas”.41 co se conforma con tres arcos ojivales a gran altura
sustentados por pilares de planta cuadrada hechos
A partir de esas informaciones se puede inferir de cantera rosada, a los que se les adosa en el exte-
que el templo se inició en marzo de 1875 y que 16 rior un pedestal, una columna y un capitel de estilo
meses más tarde, en julio de 1876 se podía dar por corintio que parecieran sustentar los arcos, los cua-
concluidos los trabajos de la fachada principal o pór- les en altura están retranqueados, lo que los hace
tico. La obra continuaría con la construcción de la parecer dobles y convertidos en una suerte de bó-
nave central de planta de cruz latina, concluida en vedas apuntadas que cubrirían el pórtico. Encima
febrero de 1882, seguida de la construcción del cru- de esos arcos se extiende un frontón escaso limita-
cero y la cúpula, terminada en julio de 1883; el tem- do por una cornisa moldurada. Sobre el pórtico hay
plo se cerraría en su parte posterior en enero de una torre de planta cuadrada, abierta a los cuatro la-
1888 y se daría por concluido en 1896.42
43 J. Zacarias Barrón, Apuntes históricos de Dolores Hidalgo, 3a ed.,
41 Idem. Dolores Hidalgo, Mata Impresores, 1978, pp. 258-260.
42 En 1985 el templo fue ampliamente restaurado, según expe- 44 Manola Sepúlveda Garza, “El norte de Guanajuato: escenario
dientes resguardados en la Subdirección de Estudios y Proyectos de movimientos sociales en los siglos xviii al xix”, La Colmena. Re-
de la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimo- vista de la Universidad Autónoma del Estado de México, núms. 67-
nio Cultural. 68, Toluca, 2010, p. 25.
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en 1744. Además, menciona que el templo no te- daba —y daría— algunos ejemplos.52 A partir de estas
nía cúpula en su transepto, sino que tal se hizo al circunstancias debemos preguntarnos por las fuentes
construir la nueva torre.49 Por otra parte, a esta mo- que inspiraron a Gutiérrez a usarlo. Sin descartar que
tivación, plausible y hasta lógica, se le ha de sumar probablemente el sacerdote Correa o el obispo Diez
una más que apuntamos a manera de hipótesis: la de Sollano le sugirieran algún modelo o ejemplo de
necesidad de un símbolo católico en la ciudad, que otro lugar, quizás a partir de un grabado, una litografía
reflejase la recuperación social de la Iglesia como o una pintura, aunque también debemos considerar
institución. Este asunto, como hemos visto, era del que el uso del estilo fuese fruto de la propia iniciati-
interés del primer obispo de León, el sanmiguelen- va de Gutiérrez.
se José María de Jesús Diez de Sollano y Dávalos. En cuanto a esos parecidos formales cabe men-
Ello podría justificar que sufragara la obra de la to- cionar, en primer término, el escaso desempeño
rre con 10 000 pesos de su propio peculio.50 Llama la que como constructor había tenido Gutiérrez has-
atención que está donación la hiciera pocos meses ta 1880; para entonces había diseñado, entre 1877
antes de su deceso, y que dejará de encargado de y 1895, la parroquia de Nuestra Señora de la Asun-
las obras al sacerdote José Ma. Correa Pérez, miem- ción en Dolores Hidalgo, donde destaca un enorme
bro de la Congregación del Oratorio de San Felipe y desproporcionado pórtico a manera de nártex, he-
Neri,51 misma que era partícipe del adecentamien- cho de cantera, con arcos apuntados y que culmina
to de varios templos, como el de Las Monjas. Segu- en una torre. También, había construido el pórtico
ramente, sería Correa el que contrataría a Gutiérrez de la ermita del templo en San Miguel (antes de-
y su cuadrilla para hacer la torre, la cúpula y algu- tallado), donde eleva éste con una cúpula a medio
nas otras obras menores, las cuales seguramente co- hacer y una linterna desproporcionada, y también
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menzaron en algún momento de la segunda mitad había concretado trabajos de albañilería en el cru-
de 1881, pues hay que tener en cuenta que Gutié- cero de Las Monjas, que junto con la cúpula de este
rrez estaba enfrascado en los trabajos del crucero de templo será su obra más consistente. Dada esas ex-
Las Monjas. periencias, creemos que es más plausible conside-
Ninguna fuente nos aclara el porqué del uso del rar a Zeferino Gutiérrez más constructor de altares
neogótico para esta torre. Es cierto, que se trata de y habilidoso cantero que albañil o constructor. Este
un estilo que tenía en la Iglesia uno de sus defenso- hecho no es baladí, pues la torre de la parroquia,
res y era visto como el estilo más adecuado para un a pesar de sus formas, también puede ser entendi-
templo debido al sentido simbólico que se le supo- da como un altar, dada la cantidad de hornacinas y
nía. Una suerte de retorno al pasado medieval, cuan- aperturas culminadas con gabletes, así como el he-
do las torres de las iglesias y catedrales despuntaban cho de desplegar las aperturas como un altar mayor
en las ciudades dando muestra del poder moral, so- en calles hacia las alturas, sensación que se fortale-
cial y económico que tenía la Iglesia. Es cierto, tam- ce con el uso de pináculos, ventanas y gabletes. La
bién, que el estilo neogótico se estaba extendiendo
por México en aquellos años y en Guanajuato ya 52 Martín M. Checa-Artasu, “Iglesia, poder y neogótico en ciu-
dades del occidente de México: una aproximación desde la geo-
49 Rosalía Aguilar et al., op. cit., p. 28. grafía de la religión”, en Quim Bonastra y Gerard Jori (eds.)
50 José Mercadillo Miranda, La parroquia de San Miguel de Allen- Imaginar, organizar y controlar el territorio. Una visión geográfica
de, Gto., San Miguel de Allende, Imprenta San Miguel, 1964, p. 8. de la construcción del Estado-nación, Barcelona, Icaria Editorial,
51 Pedro González, op. cit., 1904, p. 399. 2014, pp. 269-292.
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tenerse de ésta. En esa misma parte se adosa a cada dobles arcuaciones ciegas. En el tercer nivel, que se
una de las torres laterales. En las paredes, esquinas abre a los cuatro lados, tiene también dobles venta-
y columnas en este nivel, se encuentran arcuacio- nales con dintel ojival.
nes ciegas y hornacinas, algunas vacías y algunas
con figuras de santos de autor desconocido. Tiene De lo negativo a lo positivo. Críticas hacia la torre
una bóveda de crucería sexpartita con una plemen- parroquial de San Miguel
tería de cantera de colores marrón y rosada.
Desde ese primer nivel es desde donde se calza Para completar la información en torno a la to-
el resto de la estructura, en cuyo segundo nivel tam- rre de la parroquia de San Miguel Arcángel vale la
bién presenta tres fachadas, una delantera y dos late- pena hacer hincapié en toda la serie de impresio-
rales, cada una con tres hornacinas, dos con puertas nes, tanto negativas como positivas que ha genera-
de vidrios emplomados y una central abierta, donde do. En cuanto a las primeras, hay que decir que la
hay una imagen de un santo. Esas hornacinas tienes torre provocó el franco desprecio, ciertamente bas-
arcos lobulados sobre los que se desarrolla un amplio tante falto de educación y con no poco racismo y
gablete con filigrana labrada en la cantera. Ese ele- clasismo, del afamado historiador del arte mexica-
mento decorativo se va a repetir en cada una de las no Francisco de la Maza. En 1939, en su monografía
aperturas de la torre. A los laterales de las hornacinas sobre San Miguel de Allende, se permitía decir lo
de este nivel encontramos una serie de arcuaciones siguiente:
falsas con filigranas en piedra muy elaboradas enci-
ma de las mismas. Los dos siguientes niveles son si- En su parte exterior tenía la Parroquia una fachada
milares entre sí. Éstos se abren a los cuatro lados de sencilla con dos torres, pero fue sustituida por la ac-
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la torre y se presentan con dobles ventanas con ar- tual, de estilo gótico, a fines del siglo pasado. Fue el
cos ojivales enmarcadas en gabletes con filigrana en arquitecto el maestro cantero sanmiguelense don Ze-
bajorrelieve y que, a sus lados, despliegan en altura ferino Gutiérrez. Esta famosa fachada, muy reprodu-
una suerte de pináculos sobre arcuaciones ciegas y cida en fotografías y periódicos, y que agrada tanto a
filigranas labradas en la piedra. En el tercer nivel se la mayoría de las personas, es un error arquitectóni-
sitúan las cuatro campanas del templo, que en pri- co. No encaja, de ninguna manera, con el ambiente
mera instancia fueron colocadas en 1885 y en años y la arquitectura local, además de que su tosca factu-
recientes han sido sustituidas. En el cuarto nivel, los ra no tiene nada de la gracia y finura que distinguen
pináculos se extienden en altura alcanzando la mitad al verdadero gótico. El señor Gutiérrez, sin atenerse
del chapitel. La torre culmina con una aguja o chapi- a la tradición ni comprender su sentido, sin tratar de
tel de planta octogonal muy elaborado que presenta armonizar con el conjunto, levantó su masa pseudo-
un óculo ovalado en cada uno de sus lados y una se- gótica sobre la antigua iglesia del siglo xviii, mexica-
rie de frondas de piedra en cada uno de sus vértices. nísima, destruyendo la hermosa visión colonial de la
Culmina la torre con un pináculo que se limita con el plaza; mas no es culpa del ignorante e ignorado al-
chapitel por una baranda octogonal de hierro y una bañil-arquitecto don Zeferino Gutiérrez, sino del abo-
cruz de hierro. minable gusto artístico que privó durante casi todo el
Cabe mencionar que las torres laterales están siglo xix.53
adosadas a la torre central y a las paredes de la igle-
sia en sus dos primeros niveles. En éstos presentan 53 Francisco de la Maza, op. cit., 1939, p. 73.
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los sanmiguelenses como un orgullo de nuestra tierra y la observaron con otros ojos y se contraponen radi-
que causa el pasmo y la admiración de los ignaros fue- calmente a las anteriores opiniones. Citemos varias.
reños que visitan la ciudad. Lo que más llama la aten- El periodista Agustín Romero López, uno de los
ción es saber que el primer obispo de León, don José introductores del metodismo en México, pasó la Na-
María de Jesús Diez de Sollano y Dávalos, hombre de vidad de 1928 en San Miguel de Allende y dijo la si-
luces y de letras, haya ayudado a Zeferino con diez mil guiente sobre la torre: “y determinó pasar en amable
de “aquellos pesos” a cometer su fechoría de leso arte.58 compañía la universal fiesta de Nochebuena en el ri-
sueño San Miguel de Allende que luce las torrecillas
Desvinculadas de la ideología que permea en las del templo romanista más hermoso que yo he visto,
anteriores, hubo otras críticas que van a denostar la por su estilo maravilloso”.62
torre. Se trata de opiniones sin justificación y sub- Vicente Dávila, un médico venezolano en mi-
jetivas y que han llegado hasta nuestros días. Por sión cultural por México en 1945, se expresaba de
ejemplo: Felipe Cossío de Pomar,59 artista y político forma poética sobre la torre de la parroquia, seña-
peruano, iniciador en 1937 de la Escuela Universi- lando las bondades de la cantera:
taria de Bellas Artes de San Miguel junto con el es-
tadounidense Stirling Dickinson, la va a calificar de La hermosa cúpula, a semejanza del panteón de los
pastiche, aunque dará cierto valor al trabajo de Gu- Inválidos en París, es reconstruida más tarde, en 1842,
tiérrez. En 1964, el arquitecto guanajuatense Víc- por el maestro de obras don Zeferino Gutiérrez. El
tor Manuel Villegas Monroy (1913-2013), una de las mismo que llevó a cabo la portada, estilo gótico, en el
personas con mayor conocimiento del patrimonio templo de La Parroquia, que se alza en la plaza mayor.
cultural de Guanajuato escribía: “Dos años después En estas canteras rosadas los rayos del sol, en la hora
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de acabar la grotesca fachada de gótico popular se de la tarde, se quiebran en las aristas de sus molduras
le envió un sarape bordado con el perfil de la torre y semejan incendios.63
al papa Pío IX”.60 En fechas más recientes, el foto-
periodista holandés Robert De Gast describió la to- En parecido tono, valorizando el trabajo de can-
rre en estos términos: “Although its style has been tera, lo hará el periodista e historiador poblano En-
described as ‘fake Gothic’ and ‘Disneyesque,’ this rique Cordero Torres (1904-1983), quien dice lo
landmark church instantly identifies San Miguel de siguiente de la torre: “No es el templo de San Mi-
Allende, just as the Eiffel Tower announces Paris”.61 guel Allende, prócer cuna de héroes, el que se dis-
Por otro lado, también hubo valoraciones posi- tinga por la altura de sus torres, más sí por el primor
tivas respecto de la torre. Serán la de aquellos que de su estilo gótico, que eleva sus agujas al cielo en
cantería clara”.64
58
Desde otra perspectiva, y abonando una cierta
Leopoldo de Samaniego, Buenos, malos y regulares. Estam-
pas sanmiguelenses, México, Norte. Revista Hispano-Americana, lógica espacial, la guía sobre San Miguel de Allende
1969, p. 77.
59 Felipe Cossío del Pomar, Cossío del Pomar en San Miguel de
Allende, Madrid, Playor, 1974, p. 31 62 Agustín Romero López, “En vacaciones”, El Abogado Cristiano,
60 Víctor Manuel Villegas Monroy, Arte popular de Guanajuato, vol. México, 31 de enero de 1929, pp. 4-5.
1, Guanajuato, Banco Nacional de Fomento Cooperativo / Fon- 63 Vicente Dávila, Rincones mexicanos, México, Imprenta Ma-
do de Fideicomiso para el Fomento de las Artesanías, 1964, p. 28 nuel León González, 1947, p. 57.
61 Robert de Gast, The Doors of San Miguel de Allende, Petaluma, 64 Enrique Cordero y Torres, Las torres mexicanas más altas, Pue-
Pomegranate, 1994, p .8 bla, Centro de Estudios Históricos de Puebla, 1952, p. 63.
Rising majestically from a shelf on the mountainside, Baxter señaló unas características para la torre, en
La Parroquia, the pink church, is San Miguel’s land- las que reivindica la mirada y el hacer de un alarife
mark, trademark and card identity. The church tow- local indígena que, según él, reinterpretó el neogó-
ers above all, imposing its personality by sheer height tico dándole una mirada alternativa que él denomi-
and grandeur. Whether viewed from above or below, na: “gotesco”, término inventado que aglutinaría las
it remains the focal point of landscape.65 características de la obra desarrollada de Gutiérrez,
expresadas en su comentario de la torre. Años más
Por último, cabe anotar la opinión sobre la to- tarde, otro historiador del arte estadounidense, Trent
rre más propositiva, con voluntad de explicar sus Elwood Sanford,67 retomó con poco acierto el térmi-
características y sobre todo el papel de su construc- no, mostrando la torre como un ejemplo de una re-
tor; la escribió el periodista estadounidense Sylves- interpretación indígena de lo gótico.
ter Baxter. Como se ve, la torre de la parroquia de San Mi-
guel Arcángel no ha dejado a nadie indiferente, da-
The most notable work of Ceferino Gutierrez is the das sus dimensiones y características que hoy se
new facade and tower of the Church of San Miguel, enseñorean en el perfil de la ciudad y la convier-
the parochial temple of the city, its huge aspiring ten en el principal atractivo turístico. Tanto es así,
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mass a landmark for miles around, dominating the que la torre se ha convertido en símbolo, e incluso, el
place very strangely for a Mexican city. It is extreme- logo identificativo de esta población guanajuatense
ly interesting as an indigenous notion of the Gothican
66 Sylvester Baxter, op. cit., p. 187. Traducción del autor: “La obra
artist mind, picturesquely impressionable, interpret-
más notable de Zeferino Gutiérrez es la nueva fachada y la torre
ing for itself the Gothic feeling as reminiscently con- de la iglesia de San Miguel, el templo parroquial de la ciudad, su
veyed at second hand by illustrations that came his enorme masa aspirante, un hito para millas a la redonda, domi-
nando el lugar de manera muy extraña para una ciudad mexica-
way. It might be called “Gothesque” rather than Goth-
na. Es extremadamente interesante como una noción indígena
ic, for it is not Gothic at all except in superficial sug- del gótico, una mente de artista, sencillamente impresionable,
gestion. The work is illiterate, of course, as might be interpretando el sentimiento gótico como reminiscentemente
transmitido de segunda mano por las ilustraciones que se le pre-
looked for. But with all its crudeness, and even posi- sentaron. Podría llamarse ‘gotesco’ en lugar de gótico, por eso,
tive badness, it has a certain artistic character—its im- no es gótico en absoluto excepto en sugestión superficial. El tra-
posing mass imbued with an undisciplined sense of bajo es analfabeto, por supuesto, como podría ser buscado. Pero
con toda su crudeza, e incluso su maldad positiva, tiene un cier-
to carácter artístico: su imponente masa imbuida de un sentido
65 Tom Scott y Stirling Dickinson, San Miguel de Allende [s. l.], de la forma indisciplinado y un don sin tutor para la expresión
Brandenburgh Press, 1969, p. 14. Traducción del autor: “Levan- rica. La iglesia original, cuya forma aparece en una vista gene-
tándose majestuosamente en la ladera de la montaña, la pa- ral de la ciudad, fue construida cerca de la mitad del siglo xviii”.
rroquia, la iglesia rosada, es la marca, la marca registrada y la 67 Trent Elwood Sanford, The Story of Architecture in Mexico: In-
identidad de la tarjeta de San Miguel. La iglesia se eleva, sobre cluding the Work of the Ancient Indian Civilizations and that of the
todo, imponiendo su personalidad por su altura y grandeza. Ya Spanish Colonial Empire which Succeeded Them, Together with an
sea visto desde arriba o desde abajo, sigue siendo el punto fo- Account of the Background in Spain and a Glimpse at the Modern
cal del paisaje”. Trend, Nueva York, W. W, Norton & Company Inc., 1947, p. 303.
ENTRE SAN MIGUEL DE ALLENDE Y DOLORES HIDALGO (GUANAJUATO). LA ACTIVIDAD CONSTRUCTIVA DEL ALARIFE ZEFERINO GUTIÉRREZ MUÑOZ (1840-1916)
y de algunos productos que en ella se hacen.68 Esa habían dejado convertida en una maravilla la iglesia
conversión en símbolo, inaudita si sólo se conside- madre de la ciudad. Conserva, sin embargo, su anti-
rasen como válidas las opiniones despreciativas de gua portada con un bello medallón de piedra en que
ciertos especialistas en historia del arte, explicaría el está esculpido un Santo Cristo arriba de la ventana del
denodado interés en su cuidado y restauración en coro, a la cual, lo mismo que a las demás, se le qui-
los años recientes: se contabilizan al menos 12 inter- so forzar a ser gótica apuntándole el arco. Su interior
venciones en el edificio, especialmente, antes y des- es de una sola nave amplia y majestuosa a pesar del
pués de la nominación como Patrimonio Cultural de abandono a que está sometida. Algunas esculturas no
la Humanidad del núcleo histórico de San Miguel.69 despreciables, pinturas y exvotos, recuerdan su anti-
gua magnificencia.70
La torre campanario del templo de San Rafael
o de la Santa Escuela de Cristo, en San Miguel de Allende A pesar de la agreste opinión de De la Maza, la
torre campanario de la iglesia de San Rafael es, pro-
La última obra de factura gótica que podemos atri- bablemente, la construcción más correcta en tér-
buir a Zeferino Gutiérrez es la torre campanario del minos arquitectónicos que desarrolló este alarife
templo de San Rafael o de la Santa Escuela de Cristo, y, también, su última obra para la Iglesia. De he-
en San Miguel de Allende. Construida tras el derribo cho, el propio De la Maza presenta en su monogra-
de la antigua torre campanario, probablemente de- fía sobre San Miguel un croquis de la torre firmado
teriorada pues había sido construida en el siglo xvii. por Zeferino Gutiérrez del que no cita la fuente. Es
Al igual que esa antigua torre, la nueva estaba situa- una prueba más de algo que hemos comentado más
da dentro del atrio de la parroquia de San Miguel Ar- arriba: el alarife Gutiérrez diseñaba y planteaba es-
80 |
cángel y fue construida en 1896, según De la Maza, quemas y croquis de sus obras.
para integrar la iglesia de San Rafael en la estética La torre, que muy pocos años más tarde se con-
que había creado la torre de la parroquia de San Mi- vertiría en reloj municipal, es de planta cuadrada,
guel, algo que este autor no duda en criticar de la hecha de ladrillo en su mayoría, con encalados de
siguiente forma: color siena y cantera gris en su parte superior (figu-
ra 7). Se presenta en cinco cuerpos escalonados, si-
Hacia la izquierda de la iglesia principal, desembo- milar a la estructura de la torre de la parroquia. El
cando al atrio, se levanta la de San Rafael, compañe- primero es el más alto y está conformado por pare-
ro jerárquico del arcángel San Miguel, que también des de ladrillo encaladas con yeso sobre las que su-
ha cambiado su fachada por una torre indefinible y perpone una cenefa hecha de ladrillos que quiere
que quiere parecerse a la de la parroquia, obra que se asemejar arcos dobles ojivales con rosetón. Las es-
creyeron obligados a efectuar quienes pensaron que quinas están recubiertas con ladrillo a manera de
zócalo. El mismo esquema se sucede en el segundo
68 Citamos el ya mencionado sarape con el perfil de la torre bor-
piso, con menos altura que el primero, y también
dado, el cual se regaló en 1890 al papa Pio IX; como ejemplo
en el tercero, que es la mitad de alto que el segundo.
más reciente, puede referirse la imagen de marca de la cerveza
artesanal Allende, producida en la ciudad. En este nivel se presenta una ventana doble ojival
69 Mismas que se pueden consultar en la Subdirección de Es-
con vidrios. El cuarto nivel es la mitad del tercero,
tudios y Proyectos de la Dirección General de Sitios y Monu-
mentos del Patrimonio Cultural de la Secretaría de Cultura de
México. 70 Francisco de la Maza, op. cit., p. 30.
Algunas conclusiones
ENTRE SAN MIGUEL DE ALLENDE Y DOLORES HIDALGO (GUANAJUATO). LA ACTIVIDAD CONSTRUCTIVA DEL ALARIFE ZEFERINO GUTIÉRREZ MUÑOZ (1840-1916)
Por último, hay que destacar que a pesar de la
atribución personalizada hacia las obras que cons-
truyó, él trabajó en cuadrilla, con otros peones y
jornaleros, también conocedores de ambos oficios.
Lamentablemente, tanto su técnica, habilidades y
circunstancias personales no se tomaron en cuen-
ta dada su condición humilde e indígena, y así su
biografía se mixtificó y edulcoró, asociada a la cons-
trucción de una visión de San Miguel de Allende,
donde el tiempo se había parado y se mantenía una
esencia colonial idílica para quienes huían de la mo-
dernidad o buscaban la paz tras la guerra, como los
expatriados estadounidenses que empezaron a ins-
talarse en San Miguel en los años cuarenta y cin-
cuenta del siglo xx.
A fuerza de repetir esas ideas, Zeferino Gutiérrez
se convirtió en un personaje más de ese San Miguel
ideal, hoy asediado por turistas que poco a poco lo
gentrifican. Por desgracia, su figura se diluyó en un
universo naif creado para el turismo y no ha sido
hasta fechas recientes que ha sido reconocida por
82 |
los poderes públicos locales.72 Un parque que lleva
su nombre y una estatua, ambos construyéndose en
el presente en San Miguel, reivindican a uno de los
artesanos más notables del México porfiriano, injus-
tamente desconocido y a quien hemos querido re-
Figura 8. Zeferino Gutiérrez Muñoz. Fotografía recuperada de: <https://
cuperar a través de estas líneas. www.mexicoenfotos.com>.
En los templos católicos de México se encuentran obras artísticas del periodo virreinal popularizadas por los investiga-
dores o por la difusión cultural; sin embargo, en esos recintos se resguardan también objetos que poseen características
únicas —por los materiales que los constituyen, por su diseño o por su ornamentación—, pero que no han tenido mayor
divulgación, lo que las ha mantenido en un bajo perfil o en el anonimato. En estas páginas el lector podrá conocer en de-
talle una mesa de sacristía dieciochesca ubicada en el templo agustino de Salamanca, Guanajuato, digna de mención por
su complejidad estructural.
Palabras clave: mesa de sacristía, mueble barroco, arte agustiniano, mueble bombé, funcionalidad estructural.
Catholic churches in Mexico house artworks from the viceregal period popularized by scholars and cultural dissemination
programs. Nevertheless, these buildings also hold objects unique for the materials of which they are made, their design, or
for their ornamentation, but that have received little attention, making them largely unknown or overlooked. These pag-
es offer readers an in-depth discussion of an eighteenth-century sacristy table from the Augustinian church of Salamanca,
Guanajuato, worth examining for its structural complexity.
Keywords: sacristy table, Baroque furniture, Augustinian art, bombé furniture, structural functionality. | 83
L
a sacristía del templo de San Juan de Sahagún de Salamanca, Guanajuato, des-
de el siglo xviii posee una mesa que en la actualidad se ubica en medio del lugar,
debajo de la cúpula, haciendo eje con el altar mayor y con la nave del templo. Esta
disposición se registra desde el inventario de 1852, en el que se anota que dicho
mueble, con sus características únicas, se encontraba al centro del secretarium.1
A sabiendas de que la mesa se sitúa al centro de la sacristía y que pertenece a un con-
texto cultural y espacial específico, en estas páginas ofrecemos una revisión del mueble
para explorar sus espacios, constitución y diseño, identificar sus partes, y conocer sus de-
talles, y así entender su funcionalidad, evidenciar su razón de existencia en el lugar, y ad-
vertir y exhibir su estado de conservación.
Para poder dar parte de ella es necesario prestar atención a los elementos de la obra, en
sus formas,2 y es preciso, nos dice María del Consuelo Maquívar, observar aguzadamen-
* Universidad de Guanajuato.
1 Inventario de 1852, Libro de Inventario 1832 a 10 marzo 1878, apud Ana Luisa Sohn Raeber, “El conjunto conventual de
San Juan de Sahagún en Salamanca, Gto.”, tesis de maestría, Facultad de Filosofía y Letras-unam, México, 1992, p. 392.
2Ernst H. Gombrich, Imágenes simbólicas. Estudios sobre el arte del Renacimiento, trad. de Remigio Gómez Díaz,
2ª reimp., Madrid, Alianza Editorial, 1990 [1983], p. 15.
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Figura 2. Detalle de una de las patas de la mesa de sacristía del templo
agustino de Salamanca, Guanajuato. Se aprecian los remates circulares, la
Figura 1. Mesa de sacristía del templo agustino de San Juan de Sahagún. moldura cilíndrica envuelta por cintas molduradas de formas ondulantes, como
84 | Se dispone debajo de la cúpula, por lo que en el día se puede apreciar formando nudos. En medio se encuentra un compartimento con forma vegetal y
la madera con la que está fabricada, los detalles de su factura y las pinturas varas de florecillas blancas que lo adornan. Es probable que en estos espacios
con las que se adorna. Fotografía de Marte González Ramírez, 14 de se mantuvieran los misales o libros de oraciones bajo llave. Fotografía de
octubre de 2015. Marte González Ramírez, 15 de octubre de 2015.
te la pieza y hacer un registro puntual de la misma,3 Hacer una buena observación y descripción de ésta
por lo que toca ser minuciosos y claros; lo que justi- ayuda a encontrar el camino para entender las ideas
fica una descripción a profundidad. que nos ofrece la pieza.
En este mismo tenor, Hans-Georg Gadamer dice
que el arte hay que interpretarlo, hay que leer la De pormenores y detalles
obra, dejar que hable para captar lo que quiere decir;
ésta enuncia algo, un mensaje, pero hay que saberlo La mesa en cuestión es de madera tallada, su altura
desentrañar. Lo que hay que hacer es recolectar los total aproximada es de 3.22 metros, y tiene un diáme-
enunciados, armar el mensaje, con lo que debemos tro estimado de 2.50 metros; el tablero se alza a una
tener inteligencia y perspicacia para su recepción.4 altura de 1.7 metros. Actualmente la pieza se encuen-
tra delimitada por postes de metal atornillados al sue-
3
lo y cadenas (figura 1) que denotan que la obra perdió
María del Consuelo Maquívar, “Un camino hacia el estudio de
las imágenes”, en Mario Camarena Ocampo y Lourdes Villa- su sentido utilitario y que está ahí por su valor históri-
fuerte García (coords.), Los andamios del historiador: construcción co y artístico; estar inactiva y aislada, aparentemente,
y tratamiento de fuentes, México, agn / inah, 2001, p. 41.
4 Jean Grondin, Introducción a Gadamer, trad. de Constantino la ha preservado de la inclemencia del tiempo. A sim-
Ruiz-Garrido, Barcelona, Herder, 2003, p. 73. ple vista, la madera con la que está construida pre-
senta diferentes tonalidades y se adorna con varias observa la cerradura, por lo que se abre hacia ade-
técnicas artísticas en algunas de sus partes. lante. La parte interior de estos espacios es rectangu-
Lorena Cordero Valdés aconseja comenzar a des- lar y se encuentra pintada de rojo. La investigadora
cribir una mesa de manera descendente, por el ta- Ana Luisa Sohn Raeber considera que en ellos se de-
blero y después pasar a las patas; sin embargo, por positaban los paños litúrgicos a lavar;5 pero, debido a
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la naturaleza de la obra lo haremos a la inversa. La su espacio rectangular vertical y a que se mantenían
mesa cuenta con una estructura estilizada y ocha- bajo llave, nosotros consideramos que ahí se colo-
vada que la soporta, se auxilia de patas posadas en caban los misales o libros de oraciones, objetos pre-
travesaños mixtilíneos a ras de suelo, que en medio ciados y valiosos dignos del resguardo.
se alzan para dejar al descubierto un par de remates En varios de esos soportes se pueden constatar las
circulares. Cada soporte parte de una moldura ci- reparaciones burdas e inexpertas que ha sufrido la
líndrica, ubicada encima del travesaño, justo sobre pieza; por fotografías antiguas sabemos que algunas
los remates circulares. El cilindro se encuentra en- de las molduras de las patas se habían perdido (véa-
vuelto por cintas molduradas que se separan para se figura 31), pero en la actualidad se muestran com-
elevarse, creando movimientos ondulantes, como si pletas a base de injertos de otro color. De la misma
fueran nudos, hasta alcanzar el tablero. En medio de manera, los compartimentos están muy deteriora-
las caprichosas cintas se dispone un compartimen- dos, con elementos faltantes o muestran las puertas
to camuflado por moldurillas que simulan nervadu- caídas. Un soporte conserva casi todas las floreci-
ras de lo que pareciera ser una gran hoja triangular llas, tres las tienen de manera parcial, los otros cuatro
y curveada, que sirve de telón de fondo a las ramas las han perdido y se observa la madera nueva, puli-
de florecillas blancas creadas por incrustaciones de da y clara, lo que hace más evidente las intervencio-
concha, como formando un adorno floral (figura 2). nes en la obra (figuras 3 y 21).
La puerta del compartimento cuenta con gozne
en la parte inferior, mientras que en lo superior se 5 Ana Luisa Sohn Raeber, op. cit., p. 393.
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Figura 4. Vistas de la estructura de soporte de la mesa de sacristía agustiniana de Salamanca. Del pedestal central surgen brazos ondulantes que se ensamblan con las
patas para distribuir el peso de la pieza. Toda la parte interna está pintada de color rojo para crear luces y sombras y contrastes con los colores de la cara externa.
86 | Se aprecia uno de los soportes de metal que auxilian a la mesa. Fotografías de Marte González Ramírez, 15 de octubre de 2015.
La mesa también se sostiene por un pedestal za, también para crear juegos de luces y sombras y
central que en la actualidad se apoya en una peque- contrastar con el color café y las incrustaciones de
ña base de madera cuadrada añadida, al parecer el la parte externa.
fuste no es el original ya que presume la madera al Al hacer las inspecciones de la mesa nos dimos
natural y no es rojizo como el resto de las piezas del cuenta de que varias de las uniones de las piezas
interior de la mesa. La parte superior del pedestal se ensambladas están reforzadas con pedazos de tela
cubre por una serie de brazos ondulantes que se co- encolada; además, detrás de algunas de las patas se
nectan con la parte trasera de las patas, sistema de disponen soportes de metal atornillados a la cu-
brazos que canaliza y distribuye el peso del centro bierta y apoyados en bases de madera como el pe-
hacia los soportes y éstos se auxilian de los travesa- destal central.
ños a ras de suelo para contener la carga (figura 4). La mitad inferior del fuste se cubre de extraños
Como vemos, el artesano encargado de diseñar roleos rojos y dentados que dan la impresión de tra-
y labrar la obra construyó una gran estructura de tarse de engranes, pero hasta ahora no hemos podi-
soporte a base de ensambles discretos y en armo- do rastrear e identificar este tipo de figuras; ninguna
nía con la cara externa de las patas, ya que los bra- otra pieza presenta formas tales, tampoco ha habido
zos repiten los nudos de las cintas ondulantes. Toda investigador que las haya abordado (figura 5).
la parte interna de esta estructura se encuentra pin- Debajo del tablero se dispone un faldón seccio-
tada de color rojo para darle uniformidad a la pie- nado por las cintas ondulantes de las patas; este ele-
mento no sólo era ornamental sino funcional. En el ción hace difícil su apertura. Algunos de los topes
presente estos espacios se encuentran vacíos, pero que se conservan de estos compartimentos también
en su momento estaban ocupados por cajones, esto están numerados con tinta negra, y son parte de la
se puede constatar porque aún se ven las correderas secuencia de los cajones mencionados en el párra-
y porque varios de los topes que permanecen están fo anterior, por lo que en total marcan dieciséis, aun-
numerados con tinta negra, señalando el orden de que, como dijimos, ocho han desaparecido. Varios
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éstos. La secuencia de los números se lee a la inver- de estos cajones conservan su color rojizo en el in-
sa de las manecillas del reloj, circundando el table- terior, otros no presentan pigmentación; en uno de
ro, y nos dan indicio de que la pieza, a pesar de ser éstos encontramos lo que pareciera ser una inscrip-
tridimensional, tiene una cara principal o anversa y ción o una firma, pero resulta ilegible, y no se sabe
una reversa. El orden comienza justo en el lado en qué dice con exactitud (figuras 8 y 21); además, con
el que se dispone la pintura de la Santísima Trini- las intervenciones que ha tenido la mesa no sabe-
dad, en el corazón de la mesa, y es ahí donde en- mos si es un añadido contemporáneo.
contramos pintado el número 1 (figuras 6, 7 y 21). La figura 31 nos muestra el mal estado en el que
Los cajones que subsisten son los de los vértices, se encontraba la mesa, se destacan no sólo los so-
de madera clara y lisa, con una punta en la parte de portes sino los cajones de los vértices, los cuales es-
abajo (figura 7). Quizá en estos espacios se podían taban incompletos o desaparecidos totalmente. Al
guardar enseres litúrgicos no tan valiosos, porque no parecer, en la primera fotografía que conforma la fi-
cuentan con sistema de seguridad; probablemente gura 31 se aprecia el cajón en el que encontramos la
se usaba para almacenar velas, algunos paños lim- inscripción o firma, pero sin la tapa.
pios o depositar los sucios. La mayoría de las tapas La cubierta es octagonal, que según Ana Luisa Sohn
de estos cajones están reparadas de manera burda, Raeber está muy bien trabajada y señala que es lisa;6
reintegrando sus piezas trozadas; se pueden ver las en efecto, actualmente se muestra la madera al natu-
fracturas en la madera, los clavos que las unen y los
resabios de pegamento; incluso, la mala interven- 6 Ibidem, p. 394.
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Figura 7. En la imagen comparativa, además de apreciarse los cajones de los vértices con punta hacia abajo, se pueden ver los espacios vacíos sobre las patas en
los que había cajones. Con la estrella de cuatro puntas se señala la ubicación de lo que fuera el cajón número 1, pintado con tinta negra, lo que sugiere que ésa es
la cara principal o el anverso de la pieza, justo donde se presenta la pintura de la Santísima Trinidad. Así, la pieza cuenta con una cara trasera en la que se ve la
pintura del Cordero Apocalíptico. En el círculo se resalta la diferencia de colores en la madera, lo que delata las composturas y renuevos en la obra. Fotografías de
Marte González Ramírez, 14 de octubre de 2015.
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Figura 11. Cajonera octagonal en el centro de la mesa de sacristía. Tiene Figura 12. Inscripción en el lado derecho de uno de los cajoncillos que, al
cajoncillos con forma de libros apilados en los que se resguardaban los paños parecer, muestra la palabra “donación” con pintura dorada. Resulta confusa
empleados en la celebración eucarística. Éstos se separan por compartimentos la palabra debido al desgaste de la pintura. Fotografía de Marte González
de formas vegetales, en los que se guarecían los cálices. Fotografía de Marte Ramírez, 16 de octubre de 2015.
González Ramírez, 15 de octubre de 2015.
los amitos.11 También se colocaban en ellos los cor- mentos de la pieza, el interior de algunos de estos
porales y los manutergios sucios, pues así lo seña- cajones se encuentra pintado de color rojo.
lan algunos cajoncillos. Las asignaturas las podemos Al hacer tomas fotográficas por dentro de la cajo-
encontrar repetidas en varias de las veinticuatro ga- nera nos dimos cuenta de que había algunos cajon-
vetas (figuras 11 y 21). Al igual que otros comparti- cillos que tenían palabras inscritas en sus lados, por
lo que los sacamos para verificar lo que decían. Uno
90 | 11 El amito es una prenda que porta el sacerdote al momento de la
de ellos, en su lado derecho, al parecer, presenta la
misa; tiene forma rectangular, con un orificio en medio y con cin-
tas en los extremos para sujetarse en la cintura. Cubre el cuello, palabra “donación” (figuras 12 y 21) y en la parte tra-
los hombros y la espalda del sacerdote. Es una de las seis vestidu- sera “Irapuato” (figuras 13 y 21); otro mostraba en su
ras para celebrar la misa, las demás son: alba, cíngulo, manipulo,
lado izquierdo la palabra “alma” (figuras 14 y 21), to-
estola, orario y la casulla o planeta. El amito suplió al superhume-
rale hebreo conocido como ephod y se coloca debajo de todas las das escritas con pintura dorada. El color dorado de
vestimentas. Las dos cintas con que cuenta se cruzan por el pe- la tinta es distinto al negro con el que están numera-
cho para formar una cruz, y se ata por la espalda, acto que simbo-
liza la buena intención de sus palabras y obras. Al cubrir el cuello
dos los topes de los cajones del faldón, la tipografía
bendice o reforma la voz, la lengua le sirve al sacerdote para ala- es más moderna que la de aquéllos, lo que nos hace
bar y consagrar a Dios, por lo que debe hablar con verdad y senci- pensar que no son originales sino añadidos contem-
llez, sin hipocresía. El amito significa elevación del alma, es lo que
se le pide al oficiante, además de la fe con las buenas obras. Esta poráneos, pintados, quizá, por las personas que en
vestidura sirve de escudo para el sacerdote, simboliza el lienzo con algún momento intervinieron la mesa.
el que los judíos cubrieron el rostro de Jesús para golpearlo y pe-
Esta cajonera es la parte más dañada de la pie-
dirle que adivinara quién lo había herido (Lucas 22:63-64), por ello
el sacerdote le venera al ponérselo. Al cubrir el pecho simboliza la za; al inspeccionar la obra y manipular los compar-
santidad interior, la espalda cubierta es símbolo de la santidad ex- timentos, algunas veces se desprendía la estructura,
terior y fortaleza con que el sacerdote debe obrar. Antonio Lobera
otras los cajones no se movían de su sitio debido al
y Abio, “Tratado I”, en El porqué de todas las ceremonias de la Igle-
sia y sus misterios. Cartilla de prelados y sacerdotes, que enseña las or- peso que soportan o a la deformación que sufre la
denanzas eclesiásticas que deben saber todos los ministros de Dios. En madera; por ello, no pudimos abrir o sacar todos los
forma de dialogo symbolico, entre un vicario instruido, y un estudiante
curioso, dividida en cuatro tratados, Figueras, Ignacio Portèr, impre- cajoncillos, dificultando saber si hay más inscripcio-
sor y librero, 1758, pp. 69-70. nes en sus lados.
Cada conjunto de libros está separado por com- las puertecillas están incrustadas,14 pero al inspec-
partimentos con puertas movibles gracias a su cionar la pieza nos dimos cuenta de que la única que
manija en la parte inferior. El diseño de estas puer- posee letras y florecillas incrustadas, tal vez de con-
tecillas corresponde a las mismas figuras vegetales cha, era la de la palabra castellana, que incluso deja
de los soportes, pero en este caso la mayoría es de ver las pequeñas hendiduras que delatan la pérdida
color rojizo, delineados con pintura blanca, al igual de las incrustaciones; todas las demás presentan las
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que sus ramillas de flores de tres pétalos en botón. letras y las florecillas pintadas con color blanco, en
En estos espacios se resguardaban los cálices para algunos casos la pintura se aprecia desgastada.
las celebraciones eucarísticas, lo que se sabe porque Otra particularidad de ese compartimiento es el
en la parte superior de las puertas se puede leer la estado de conservación de la madera y la diferencia
palabra latina calix o “cáliz”, como lo señala Ana de tonalidades, grosor y tamaño; mientras la mayo-
Luisa Sohn Raeber.12 José de Santiago Silva apun- ría goza de una madera más tersa, presenta un co-
ta que “tienen escrito alternativamente en latín y lor rojizo en su lado anverso y en el reverso —en las
en español: ‘Calix’ y ‘Cáliz’”.13 En realidad, sólo una que pudimos abrir— muestran la superficie al natu-
de las puertecillas presume la palabra en castellano, ral, sin dejar de mencionar su grosor más pronun-
las demás están en latín. ciado y una altura mayor al espacio que ocupan,
El compartimento con la palabra “caliz” llamó la de la palabra castellana delata mayor deterioro
nuestra atención no sólo por la diferencia del idio- y su color es café en el anverso mientras que en el
ma sino porque presenta rasgos particulares que nos reverso está teñida de rojo, su constitución es más
dan indicio de los posibles cambios que ha experi- delgada, lo que la hace verse más fina y su altura co-
mentado la pieza. Sohn Raeber dice que las letras de rresponde a su espacio; ésta posee líneas espigadas,
pero las del resto son más redondas, pesadas y con
12Ana Luisa Sohn Raeber, op. cit., p. 394. curvaturas más pronunciadas.
13José de Santiago Silva, El templo agustino de san Juan de Saha-
gún en Salamanca. Apoteosis barroca, México, Ediciones la Rana
(Arquitectura de la Fe), 2004, p. 450. 14 Ana Luisa Sohn Raeber, op. cit., p. 394.
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Figura 15. Comparativa en la que se aprecian las diferencias entre el compartimento con la palabra castellana “cáliz” y el resto con la leyenda latina “calix”. Resaltan
el color, la textura, la altura, el grosor y el estado de conservación de la madera, además de las incrustaciones en la primera y de sus imitaciones pintadas en el resto.
Se observa el orificio donde originalmente debieron haberse ubicado las manijas. Fotografías de Marte González Ramírez, 1 de agosto de 2016.
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Figura 16. Comparativa que muestra cómo la puertecilla de la palabra “cáliz” conserva su interior teñido de rojo mientras que el resto lo ha perdido. En estas tomas
se deja ver la base circular en la que descansaban los cálices. Fotografías de Marte González Ramírez, 15 de octubre de 2015.
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líneas verticales negras, cual flecos, que represen-
ta un resplandor y que hace de base para la cruz de
cubiertas negras y grosor dorado (figuras 18 y 21).
Es probable que la autora no haya contemplado la
pieza desde lo alto, pues sólo así se puede obser-
var la presencia de la cruz; al ver la obra de frente
únicamente se aprecia su contorno, el grosor y los
compartimentos, que bien puede confundirse con
libros de gran tamaño.
El grosor de la cruz conserva una serie de diseños
Figura 18. Vista que permite apreciar el resplandor negro de extremos a base de marcas punteadas y líneas en la madera;
ondulantes señalado con la flecha, sobre el cual se dispone la cajonera negra se trata de florecillas enmarcadas en elipses delinea-
con bordes dorados que simula una cruz. Además, se observa un bonete
de cuatro picos delineado con franjas blancas e incrustaciones de motivos das por orlas, figuras difíciles de percibir debido al
florales. Resaltan las cubiertas marinas de los compartimentos para cálices,
con la estrella de cuatro puntas se señala la alacena con la puertecilla que desgaste, pero también a la pintura dorada que en
nosotros consideramos la original; la flecha, además, indica la cara principal algunas áreas se percibe retocada como parte de las
de la mesa. Fotografía de Marte González Ramírez, 14 de octubre de 2015.
intervenciones de la mesa (figura 19).
Ninguno de los cajoncillos conserva sus manijas,
sólo en uno aparece el orificio central donde debió
disponerse la agarradera. Por la deformidad de la
madera, el cuerpo de algunos de los compartimen-
tos sobresale de su sitio, mientras que el de otros se
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encubre en el interior de la estructura; por ello, al
momento de inspeccionar la mesa no todos los ca-
jones han podido ser removidos de su sitio. Las ano-
malías que presenta esta cajonera se deben al paso
Figura 19. Detalle de uno de los compartimentos de la cajonera con forma
de cruz, se pueden notar las marcas en la madera de flores enmarcadas en
de los años, pero también al peso que soporta, y a
elipses orlados. Destaca el orificio central que ocupaba la manija. Fotografía la mala restauración que sufrió. Tal como otras par-
de Marte González Ramírez, 15 de octubre de 2015.
tes de la mesa, la entraña de esta cajonera crucifor-
me está teñida de rojo (figura 20). Los cajones no
especifican su función, quizá en ellos se almacena-
ban paños, prendas, librillos o enseres para el oficio.
Debido a que hemos mencionado numerosos
elementos y características de la mesa, considera-
mos pertinente ubicarlos para no perdernos entre
tantos detalles; esto, además de orientarnos, con-
centra y resume lo que, hasta el momento, hemos
abordado (figura 21).
Figura 20. En la toma se aprecia el interior teñido de rojo de unos de los Es importante señalar que la cajonera de en me-
compartimentos de la cajonera en forma de cruz. Contiene un trozo de madera dio de la mesa cumple con las recomendaciones
que debió ser parte de la mesa. Fotografía de Marte González Ramírez, 15
de octubre de 2015. hechas por Carlos Borromeo sobre la necesidad de
Figura 21. Esquema de la distribución de la mesa agustiniana de Salamanca. La numeración indica los dígitos encontrados con pintura negra en los topes de los
cajones del faldón, lo que nos marca el total y el orden de la secuencia de éstos, que se lee, a partir del 1, a la inversa de las manecillas del reloj. El vértice marcado
con la punta de flecha dorada advierte la ubicación del cajón en el que se encontró lo que pareciera ser una inscripción o una firma. El asterisco negro, donde se
ubica el número 1, señala la pata mejor conservada, que cuenta con casi todo el trabajo de incrustaciones con forma de florecillas, los asteriscos grises marcan las
patas con incrustaciones parciales. Al centro de la cubierta octagonal se ubica la cajonera dispuesta en una base de ocho lados, conformada por compartimentos de
libros figurados y apilados en hileras de tres, en ellos se indican los paños o prendas a guardar, cuya función se puede leer en el esquema, de arriba hacia abajo,
para cada pila de libros. En la séptima pila de libros, diferenciado con dorado el sitio y su leyenda, se ubica el compartimento en cuyo lado derecho se encontró,
al parecer, la palabra “donación” y en la parte trasera la palabra “Irapuato”, con pintura dorada. De la misma manera, en la octava hilera de libros se anuncia
el sitio del compartimento en cuyo lado izquierdo se localizó, al parecer, la palabra “alma”. Cada altero de libros está separado por las alacenas para cálices:
la de color café anuncia la que consideramos es la pieza original en cuanto a su diseño, ornamentación, estructura y proporciones. Sobre la cajonera aparece el
resplandor de formas ondulantes y encima la cruz de Malta, también llamada octógona o de rayos, la cual además funge como cajonera. En ambas sobresale
el color negro en la madera. Esquema de Marte González Ramírez, 8 de agosto de 2016; la ilustración de la cruz de Malta fue recuperada de: <http://lohiperboreo.
blogspot.mx/2009_07_15_archive.html>.
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tener armarios y alacenas para el ordenado almace- tical, todo enmarcado por bordes albos. El centro de
namiento de los bienes de la iglesia.17 Como hemos los picos está ornado con guías de ramas en roleos,
visto hasta ahora, esta mesa de sacristía combina de las que penden tres flores, todo hecho con incrus-
dos funciones, ya que es mueble de soporte, pero a taciones. Los picos están delineados por una delgada
la vez armario para el resguardo de los enseres litúr- cinta blanca con líneas perpendiculares y ensegui-
gicos, pieza muy práctica porque permite tener a la da una gruesa tira nívea con líneas verticales negras,
mano los utensilios. Allí se depositaban los objetos a la manera de flecos (figura 22). La figura está dis-
empleados en la consagración de las especies, que tribuida de tal manera que los picos coinciden con
acogían el vino y que preparaban y aseaban los los ángulos de la cajonera en forma de cruz (figura
enseres, cuya excepción son los amitos, que sí se 18), aunque en fotografías antiguas se ven los picos
hacen partícipes al momento de la misa, aunque haciendo eje con los brazos de la cruz. El mal esta-
vistiendo al sacerdote. Se trata de un mueble cuya do también impera en este elemento, ya que se han
función era concentrar los elementos esenciales perdido algunas de las incrustaciones florales y de
para la celebración eucarística, incluso para agrupar las franjas del contorno, así como fragmentos del co-
también la Palabra de Dios que se divulga en la lor negro.
misa, pues recordemos que, de igual modo, la mesa En medio del bonete debería haber una borla,
resguardaba los misales. tal como en el de uso cotidiano, pero en su lugar
Ana Luisa Sohn Raeber llama al mueble de enci- se ve un eje anillado en el que se posa una estruc-
ma de la mesa “peana-cajonera”,18 coincidiendo con tura tridimensional de madera que sobresale por
Elisa Vargas Lugo cuando indica que algunas de las su tamaño y su singular diseño; la figura simula un
mesas como la aquí estudiada cuentan con ese so- corazón estilizado y ornado a base de incrustacio-
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porte funcional.19 Sobre este mueble, que ya descri- nes y pinturas (figura 23). En la parte inferior en-
bimos y que culmina con la cajonera con forma de contramos, nos dice Sohn Raeber, “tres secciones
cruz, encontramos un ornamento de madera que si- de resplandores”22 ejecutados por trazos triangu-
mula, nos dice José de Santiago Silva, “un birrete de lares ascendentes, como si se tratara de puntas de
cuatro picos”,20 aunque Sohn Raeber lo llama bone- flecha; las dos primeras secciones son de color ama-
te, y aclara que es de base circular, rematado con rillo mientras que la última es de color blanco. Los
cuatro picos.21 resplandores disminuyen su tamaño conforme as-
La pieza es negra, su base está realzada por una cienden de nivel.
franja de lazos entretejidos que proyectan rombos Enseguida se aprecia una inscripción dispues-
sobre una serie de flores dispuestas de manera ver- ta con letras blancas incrustadas, que circundan
el cuerpo y que forman la frase: Benedicta sit Sanc-
17
ta Trinitas, atque indivisa unitas (“Bendita sea la
Carlos Borromeo, Instrucciones de la fábrica y del ajuar ecle-
siásticos, int., trad. y n. de Bulmaro Reyes Coria, nota prelim. santa, trina e indivisa Unidad”23), cuyo inicio y fi-
de Elena Isabel Estrada de Gerlero, México, iif‑unam (Estudios y nal está separado por un detalle fitomorfo (figu-
Fuentes del Arte en México, 49), 1985, pp. 80-82.
18 Ana Luisa Sohn Raeber, op. cit., p. 394.
ra 24). Arriba de las letras encontramos una cinta
19 Elisa Vargas Lugo, “Mueble religioso”, en El mueble mexicano. ondulante con detalles albos, cuyo contraste con
Historia, evolución e influencias, México, Fomento Cultural Bana-
mex, 1985, p. 38.
20 José de Santiago Silva, op. cit., p. 431. 22 Idem.
21 Ana Luisa Sohn Raeber, op. cit., p. 395. 23 José de Santiago Silva, op. cit., p. 450.
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Figura 24. Detalles que muestran las letras blancas incrustadas encima de los
resplandores del gran corazón. Si se sigue la secuencia de izquierda a derecha
y de arriba abajo —comenzando con la esquina superior derecha—, se forma
la frase en latín: Benedicta sit Sancta Trinitas, atque indivisa unitas. De principio
a fin, la leyenda es separada por un elemento fitomorfo que pende de la cinta
ondulante. Además, destacan los faltantes tanto en la cinta como en las letras,
pues se ha perdido parcialmente la “S” de la palabra sit y la “d” de la palabra
indivisa se encuentra muy dañada, aunado a que se ve afectada por una fisura
en la madera. Otro detalle por mencionar es que cuando la sacristía se llena
de luz, da la impresión de que los resplandores brillan. Fotografías de Marte
González Ramírez, 15 de octubre de 2015.
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Figura 26. Detalles que permiten apreciar la base con forma de cono trunco que simula la vena y arterias del corazón, la base está pintada con resplandores amarillos
que hacen de tallos con sus dos hojitas cada uno, los cuerpos de las flores son letras que forman la frase: Sancta Trinitas unus Deus, cuya separación es una flor de
cuatro pétalos. Debajo de las letras aparece una línea punteada en zigzag. También destacan las guardamalletas. Fotografías de Marte González Ramírez, 15 de
octubre de 2015.
La mesa agustiniana de Salamanca, Guanajuato, cendente, sólo que desde abajo no se perciben debi-
es, pues, un mueble que siguió las recomendacio- do a la curvatura de la estructura, a la altura, al daño
nes de Carlos Borromeo, concentrando no sólo una y al polvo que los cubre. Sobre el corazón, al cen-
peana-cajonera, como comenta Elisa Vargas Lugo, tro, se ubica un cuerpo con forma de cono trunco
sino que en la estructura también encontramos una y ornado que, como bien apunta De Santiago Silva,
urna que hace de sagrario. Así, esta obra virreinal es corresponde al lugar donde se ubicarían la arteria
una de las pocas en las que hallamos tres muebles pulmonar, la arteria aorta y la vena cava superior,29
en uno, además de ser mesa, es cajonera que sir- en un corazón humano.
ve de peana para un gran mueble bombé que fun- En la base de esta figura aparecen resplandores
ge como caja fuerte, aspecto que la hace original al amarillos, ahora dispuestos de manera ascendente,
lado de otras mesas de este tipo. que a su vez fungen como tallos, pues a cada lado de
Siguiendo con la descripción, en la parte supe- las puntas se disponen pequeñas hojitas blancas, y
rior del gran corazón se encuentran una sección de
resplandores amarillos dispuestos de manera des- 29 José de Santiago Silva, op. cit., p. 431.
ESPLENDOR DETERIORADO. DESCRIPCIÓN Y ESTADO DE CONSERVACIÓN DE LA ESTRUCTURA DE LA MESA DE SACRISTÍA DIECIOCHESCA DEL TEMPLO AGUSTINO DE SALAMANCA, GUANAJUATO
inventario de 1852 dice que el remate no sólo con-
sistía en la mitra, sino que incluso se contaba con el
báculo,32 aunque en la actualidad ya no aparece.
La urna con forma de corazón y la mitra no han
quedado exentos en el conteo de daños, pues al inspec-
cionar su superficie pudimos notar algunos orificios
que antes eran ocupados por incrustaciones, además,
es claro el desgaste de los colores en varios de los deta-
lles; la pieza presenta desprendimiento de elementos o
su pérdida parcial, sin dejar de mencionar las capas de
polvo en la parte superior. En el reverso del tibor, deba-
jo de una de las puertecillas, se aprecia una grieta que
va de en medio del corazón a la base y que sugiere un
daño importante (figura 28).
Otra evidencia de los deterioros es el eje anillado
en el que se posa el gran corazón, pues se encuentra
reforzado con alambre plateado y dos tubillos metáli-
cos que ayudan en el soporte de la urna y que fijan
la pieza (figura 29). Es obvio que esos refuerzos son
parte de los arreglos contemporáneos de la mesa, ca-
racterizados por la improvisación y que delatan la au-
102 | Figura 28. Grieta de tamaño considerable debajo de una de las puertecillas
del gran corazón. La fisura se distribuye de manera vertical de en medio del sencia de una mano profesional en la restauración. Es
corazón a la base, pasando por la “d” de la palabra indivisa, lo que la ha importante señalar que este soporte de características
dañado de manera importante. Fotografía de Marte González Ramírez, 1 de
agosto de 2016. anilladas sugiere que la urna podía girar sobre su pro-
pio eje al antojo de quien manipulara la pieza, lo que
permite pensar que este eje anillado fuera original;
sin embargo, su ubicación y el refuerzo de alambre
hace imposible corroborar nuestra suposición.
Debemos tomar en cuenta que hay un eje que
atraviesa toda la obra y que le sirve de apoyo, ade-
más de las patas, el cual toca el suelo desde el pedes-
tal central de la mesa, que ya analizamos al principio,
pasa por la cajonera con forma de libros, atraviesa la
cajonera cruciforme, emerge de en medio del bone-
te, pero con forma anillada, traspasa el interior del
corazón y sobresale por el centro del cono trunco,
Figura 29. Eje anillado en el que se posa el corazón de la mesa. Actualmente
dos tubillos metálicos se adhieren a él con alambre plateado. Los tubillos que queda oculto por la mitra. Esta vertical, en su
penetran la estructura del corazón y se sujetan en el interior con alambre
cobrizo. Si ese eje es original, sus anillos sugieren un mecanismo que permitía
a la urna girar, aunque es una propuesta que no podemos corroborar por la
32 Inventario de 1852, Libro de Inventario 1832 a 10 marzo 1878,
altura en que se encuentra el detalle. Fotografía de Marte González Ramírez,
14 de octubre de 2015. apud Ana Luisa Sohn Raeber, op. cit., p. 392.
origen y en su totalidad, debió ser de madera, como de la mesa, ya que sugiere que el eje está articulado
lo apuntan las evidencias, sin embargo, algunas de mediante ensambles que se unen conforme se as-
sus partes fueron sustituidas por madera nueva o ciende de nivel, lo que la fijaría y ayudaría a mante-
por material metálico, en específico el que atravie- ner la unidad de la pieza, además de auxiliar en el
sa el interior del corazón. Al abrir las puertecillas del control del peso de toda la obra.
receptáculo se observa el tubo de metal dispuesto en Nuestra hipótesis, basada en la evidencia de to-
el centro, y en el fondo de la urna se encuentra una dos los daños, en las intervenciones y sustituciones
base de madera que lo arropa y lo sujeta, incluso se en la pieza, y tomando en cuenta la constitución de
observan dos tubillos metálicos que se adhieren a la la misma, apunta a que, con el tiempo, el peso de la
base gracias a alambre cobrizo, que son los mismos urna con forma de corazón fue demasiado y el pe-
que se fijan al eje anillado que soporta al gran cora- destal del interior se fragmentó, provocando que el
zón (figura 30). receptáculo no tuviera un soporte que lo fijara y que
Nosotros consideramos que la base de madera en algún momento se inclinara hacia atrás y da-
del interior de la urna, en la que embona el tubo ñara la pieza, tanto que causó la fisura debajo de
metálico, es en realidad la espiga en la que encaja- una de las puertecillas. Esto no sólo afectó al cora-
ría la continuación del eje de madera que, en algún zón sino a todos los componentes de la mesa, pues,
momento, se perdió y fue sustituido por la vertical como ya lo habíamos señalado, ocasionó deformidad
metálica. Esto nos ayuda a entender la constitución en la madera.
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No sabemos con exactitud si la mesa colapsó, extremos de la cajonera en forma de cruz, en otras
pues el fuste inferior, de madera clara, sugiere una los vemos justo en los ángulos de la cruz, como apa-
reposición. Lo que es un hecho es que se decidió recen en la actualidad (figura 31).
auxiliarla con patas de metal disimuladas detrás de Las imágenes también demuestran los diferen-
los soportes originales, apoyadas, a su vez, en bases tes acomodos que ha tenido el gran corazón; a veces
de madera, como en su momento lo comentamos. vemos la cara principal alineada con los ángulos de
Quizá por las prisas y la falta de recursos, la mesa la cajonera cruciforme, otras veces con los extremos
tuvo que ser intervenida de manera rápida, lo que de la cruz de Malta, como la encontramos en el pre-
se puede apreciar en los trabajos de remozamiento sente. No sabemos si las variaciones en la orienta-
y en la falta de criterio profesional, hablando en tér- ción se deban a que la urna podía girar sobre su eje
minos de restauración. anillado y ser manipulada por los frailes, y que al da-
Los arreglos efectuados en la mesa trataron de ñarse el mecanismo decidieran inmovilizar el cora-
respetar el diseño original y de incluir todas las pie- zón, que es como está en la actualidad. Además, es
zas que componen la obra, a excepción del báculo evidente que antes de las intervenciones la base del
que refiere el inventario de 1852; sin embargo, se corazón era más cercana al bonete, y ahora se alza a
modificó la disposición de algunos de los elemen- una altura notable (véase la figura 31).
tos. Fotografías antiguas nos dejan ver cómo el bo- La colocación de la mitra también ha variado,
nete español ubica sus picos coincidiendo con los unas veces está situada hacia la cara principal, lige-
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Figura 31. Comparativa fotográfica en la que se comprueban las modificaciones que ha tenido la mesa. Desconocemos las fechas exactas de las imágenes antiguas,
pero la cronología está basada en las condiciones que presenta la mesa, en su orientación y en la aparición de los postes y cadenas que la aíslan. En la primera
toma vemos la mesa con faltantes en los roleos de las patas, los cajones de los vértices incompletos, la falta de cajones entre los espacios superiores de las patas y
una inclinación pronunciada en la obra, además, los picos del bonete coinciden con los extremos de la cajonera cruciforme, al igual que la cara principal del gran
corazón, y la mitra está de perfil hacia la cara principal. La obra se ubica al centro de la sacristía y su cara principal ve hacia la entrada de la antesacristía. En la
segunda fotografía la mesa tiene mejor aspecto; las patas están completas, los cajones de los vértices cuentan con sus tapas, la inclinación ya no es tan pronunciada,
pero los picos del bonete y la cara principal se alinean a los ángulos de la cajonera cruciforme, además, la mitra está ligeramente inclinada a la cara principal y,
aunque la mesa sigue estando en medio del lugar, la cara principal se dirige hacia el muro horizontal donde se dispone una gran cajonera. Se puede apreciar que
los muros de la sacristía tenían sillares pintados. En la tercera fotografía ya aparecen los postes y cadenas que la protegen, los picos del bonete y la cara principal
siguen coincidiendo con los ángulos de la cajonera con forma de cruz, pero la mitra ve hacia la cara principal. La obra sigue ocupando el centro del secretarium,
aunque, de nueva cuenta, la cara principal se dirige a la antesacristía. En la cuarta fotografía, capturada en octubre de 2015, los picos del bonete hacen eje con
los ángulos de la cajonera cruciforme, pero la cara principal del corazón ahora se alinea con el extremo de la cruz y la mitra vuelve a mostrarse de perfil hacia la
cara principal. Llama la atención que el gran corazón se alza a una mayor altura en comparación a las otras imágenes. Hoy en día la mesa dirige su vista como en
la primera y la tercera toma. La primera fotografía aparece en Juan José Rodríguez Chávez, Crónicas de Salamanca (Salamanca, Gto., Casa de la Cultura, 1994,
p. 200); la segunda proviene del archivo digital: Apuntes históricos de la ciudad de Salamanca, Guanajuato, Colección FotoSal.Iimg296, del Archivo Histórico de
Salamanca; la tercera aparece en Guillermina Gutiérrez Lara, Sitios y monumentos del inah [cd-rom], imagen 0010020B; y la cuarta es fotografía de Marte González
Ramírez, tomada el 14 de octubre de 2015.
ESPLENDOR DETERIORADO. DESCRIPCIÓN Y ESTADO DE CONSERVACIÓN DE LA ESTRUCTURA DE LA MESA DE SACRISTÍA DIECIOCHESCA DEL TEMPLO AGUSTINO DE SALAMANCA, GUANAJUATO
Conclusión importancia de la mesa como pieza única y origi-
nal dentro del gran espectro de muebles novohis-
Hacer una descripción minuciosa de la mesa de panos, pues posee características tan particulares
sacristía del templo agustino de Salamanca, Gua- que concentra en su estructura una gran carga sim-
najuato, no obedece sólo a un gusto personal, sino bólica para la comunidad agustiniana y para los es-
que nos propusimos hacer la revisión de sus par- tudiosos del arte. También quisimos dar a conocer
tes, porque los autores que la han abordado no lo este texto35 porque queremos llamar la atención
han hecho de manera tan detallada. Con este ejer- de especialistas y autoridades para que la tomen
cicio pudimos definir la funcionalidad estructural en cuenta en futuros proyectos de restauración, y
de la obra, que es resguardar los enseres litúrgi- así la rescaten, la estudien y la salven de los estra-
cos y facilitarlos, pero también quisimos resaltar la gos del tiempo y del olvido.
106 |
Este trabajo se desprende de una investigación emprendida en 2017 por la Dirección de Salvamento Arqueoló-
gico del Instituto Nacional de Antropología e Historia, con motivo de la rehabilitación de la Plaza de la Constitución-
Zócalo de la Ciudad de México. A partir del estudio de la construcción y transformación del espacio desde los inicios de la
época virreinal hasta el siglo xx, se resalta su uso e importancia social; se presentan los hallazgos arqueológicos correspon-
dientes al basamento sobre el cual se pretendía erigir el Monumento a la Independencia, que resultó fundamental en la
concepción ideológica de la población, y que aún existe en la actualidad, cubierto por el pavimento.
Palabras clave: zócalo, Ciudad de México, arqueología de salvamento, sistemas constructivos.
This paper comes from research conducted in 2017 by the Director’s Office of Salvage Archaeology of the Nation-
al Institute of Anthropology and History, stemming from the rehabilitation of the Plaza de la Constitución, known
as the Zócalo or Central Square, in Mexico City. It begins with a brief description of the construction and transfor-
mation of the Zócalo from the early viceregal period to the twentieth century, highlighting its use and social importance,
presenting archaeological finds corresponding to the platform on which the Monument to Independence was to be
built, which was fundamental for the ideological conception of the population, which persists today, beneath the
pavement.
Keywords: Zócalo, Mexico City, salvage archaeology, construction systems.
| 107
L
a Plaza de la Constitución, conocida popularmente como el “Zócalo” capitali-
no, se localiza en el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México. Con
cinco siglos de antigüedad como espacio público, sus dimensiones han varia-
do a lo largo del tiempo y ha sido nombrada de diferentes maneras, además
de las mencionadas: Plaza Mayor, Plaza del Palacio, Plaza Principal y Plaza de
Armas; bajo ella yacen los restos de la antigua ciudad de México Tenochtitlan y en sus in-
mediaciones se sitúa el Recinto Sagrado del asentamiento tenochca.
De acuerdo con Ignacio Marquina, dicho Recinto ocupaba el espacio que hoy en día de-
limitan las calles de San Ildefonso y González Obregón al norte, El Carmen y Correo Mayor
al oriente, Moneda y la banqueta frontal de la Catedral al sur y Monte de Piedad y Repúbli-
ca de Brasil al poniente (figura 1), área que albergaría en su interior 78 edificios que refiere
fray Bernardino de Sahagún,1 de los cuales se han localizado y explorado arqueológicamente
108 |
24 elementos2 en diferentes predios.3 En el exterior y 18 y Nicaragua núms. 55, 59 y 61 (Exp. 2001-18), a car-
de esta área delimitada, se encontraban las casas de go de los arqueólogos Janis Rojas y Alberto Mena.
los gobernantes mexicas, como las llamadas Casas Tras la conquista española, Tenochtitlan fue ele-
Nuevas de Moctezuma, el Palacio de Axayácatl o gida para establecer la capital de la Nueva España,
Casa Vieja, así como distintos edificios religiosos y ha- aprovechándose el trazo existente de calles, canales
bitacionales de la élite tenochca; como ejemplos de y acequias, además de la presencia de basamentos y
ello, se pueden mencionar los hallazgos registrados plataformas que sirvieron para erigir los nuevos edi-
por la Dirección de Salvamento Arqueológico (dsa) ficios, con la reutilización, en muchos casos, mate-
en los predios de Venezuela núm. 44, a cargo de la riales de las construcciones arrasadas.
arqueóloga Reina Cedillo, los de Apartado núms. 14, 16 A principios de la época virreinal al espacio se
le conoció como la Plaza Mayor, en contraposición
2 inah, “El inah actualiza la maqueta de México-Tenochtitlan del
con la Plaza Chica,4 y fue el punto a partir del cual
Metro Zócalo”, Boletín de prensa, núm. 64, México, 28 de febrero de se organizó la sociedad novohispana. En medio de
2018, recuperado de: <https://www.inah.gob.mx/boletines/6963-
el-inah-actualiza-la-maqueta-de-mexico-tenochtitlan-del-metro- 4 La Plaza Chica se ubicaba al norte de la Iglesia Mayor, flan-
zocalo>, consultada el 25 de marzo de 2019. queada, de acuerdo con un plano fechado entre 1562 y 1566 (fi-
3 El bloque mencionado constituye el área de investigación del gura 1), por la Casa Vieja —o Palacio de Axayácatl— y un edificio
Proyecto de Arqueología Urbana (pau) del Proyecto Templo Ma- con arcos adosado a “Las escuelas”; en la actualidad el área co-
yor del inah, integrado por siete manzanas del primer cuadro del rresponde al costado poniente de la Catedral, es atravesada por
Centro Histórico, que actualmente se encuentra a cargo del ar- la calle Monte de Piedad y una parte se usa como terminal de
queólogo Raúl Barrera Rodríguez. autobuses turísticos que recorren el Centro Histórico.
Figura 2. Plaza Mayor de México, ca. 1562-1566, autor desconocido. Tomado de Sonia Lombardo y Yolanda Terán Trillo (colab.), Atlas histórico de la Ciudad de
México, Mario de la Torre (ed.), México, Conaculta-inah / Smurfit Cartón y Papel, 1996, lám. 228.
la Plaza Mayor se situaron la horca y la picota; al no- para las casas consistoriales, la cárcel, la carnice-
roeste fue construida la Iglesia Mayor; al oriente el ría y tiendas, aunque fue hasta 1533 cuando se
Palacio Virreinal (sobre las Casas Nuevas de Mocte- le dio posesión a Gonzalo Ruiz de un sitio en el
zuma); al sur, al otro lado de una acequia que cruza- sector suroeste y es probable que a partir de esa
ba de oriente a poniente, se establecieron las casas fecha la plaza empezara a cubrirse de puestos y
de cabildo, la carnicería y la cárcel; mientras que los tiendas de madera.6 El mercado sirvió para abas-
solares al poniente fueron aprovechados por los co- tecer de productos alimenticios y mercancías a la
merciantes para abrir tiendas5 (figura 2). población, además de que a la ciudad le redituaba
Este espacio público tuvo como función princi- económicamente la renta de los tenderetes; sin
pal extender el mercado, pues en 1527 una cédu- embargo, también fungió como el lugar común
la real había dispuesto que se destinaran solares de los habitantes, donde se congregaban e inte-
5José María Lafragua y Manuel Orozco y Berra, La Ciudad de 6 Jesús Galindo y Villa, “La Plaza Mayor de la Ciudad de Méxi-
México, México, Porrúa (“Sepan Cuantos…”, 520), 1987, pp. 35- co”, Anales del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnolo-
36. Esta obra fue publicada originalmente en 1854. gía, 3a ép., t. V, México, 1913, p. 327.
Figura 3. Planta y demostración de cómo estaba la Plaza Mayor de esta Ciudad de México, ca. 1760, autor desconocido. Tomado de Antonio Rubial García, “La
Plaza Mayor de la Ciudad de México en los siglos xvi y xvii”, Arqueología Mexicana, vol. 19, núm. 116, México, 2012, p. 37.
ractuaban, pues, además, se abastecía de agua por glo xix; fue situada a un lado del ábside de la Iglesia
medio de una fuente o pila y se llevaban a cabo di- Mayor, la cual fue demolida en 1626;9 a principios
versos actos como procesiones, autos de fe, desfi- del siglo xvii, al poniente de la plaza fue construido,
les, ejecuciones y castigos.7 sin plan alguno, el portal de mercaderes, dándosele
El crecimiento y las necesidades de la ciudad cierto orden hasta 1754;10 en 1692 tuvo lugar un mo-
transformaron paulatinamente el espacio. La Igle- tín derivado de la escasez de maíz, así como por la
sia Mayor resultó insuficiente y hacia 1551 se pro- opresión y el mal trato que recibían los indios, que
movió la edificación de la Catedral, construyéndose culminó en el incendio del Palacio Virreinal, la casa
sus cimientos en 15738 y completándose hasta el si- del Ayuntamiento y doscientos ochenta cajones de
madera que había para vendimias en la plaza. Ha-
7 Georgina Isabel Campos Cortés, “El origen de la plaza pública
en México: usos y funciones sociales”, Argumentos. Estudios Crí-
ticos de la Sociedad, nueva época, año 24, núm. 66, México, ma- General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural,
yo-agosto de 2011, pp. 106-108. 2008, p. 3.
8 Enrique Santoyo Villa y Efraín Ovando Shelley, Catedral y 9 José Rogelio Álvarez (dir.), Enciclopedia de México, t. 14, Méxi-
Sagrario de la Ciudad de México. Corrección geométrica y endu- co, Salvat, 1975, pp. 8275-8276.
recimiento del suelo 1989-2002, México, Conaculta-Dirección 10 José María Lafragua y Manuel Orozco y Berra, op. cit., p. 262.
En el mismo decreto que ordenaba la demoli- representación acudió José María Bocanegra, mi-
ción del Parián se ordenó también la construcción nistro de Relaciones y Gobernación, así como los
de un Monumento a la Independencia en el centro ministros de Justicia y de Hacienda. La piedra en
de la Plaza; para ello, se convocó a un concurso que, cuestión fue de mármol blanco y presentaba una
de acuerdo con la Academia de San Carlos, ganó En- oquedad para colocar una caja de zinc, dentro de la
rique Griffon, pero por decisión de Santa Anna fue cual se depositaron: el decreto que ordenó la cons-
designado ganador el proyecto de Lorenzo de la Hi- trucción del monumento; el Diario del Gobierno del
dalga23 (figuras 4 y 5), el mismo arquitecto encarga- día 15 de septiembre, en el que se contenía el progra-
do de las obras del mercado del Volador y del Teatro ma de la solemnidad; un calendario de 1843; dos me-
Nacional, originalmente Teatro de Santa Anna.24 dallas troqueladas para esta ocasión, las cuales una
La construcción del “zócalo” dio inicio el 16 de sep- era de plata y la otra de cobre; y, por último, tres
tiembre de 1843, cuando se colocó la primera piedra. monedas acuñadas en la Casa de Moneda, una de
Originalmente, la ceremonia iba a ser presidida por oro, una de plata y una de cobre. Cerrada la caja y co-
Santa Anna, pero al encontrarse mal de salud, en su locada en el hueco, se puso una tapa de mármol y las
juntas se cerraron con mastique. De acuerdo con la
23Jesús Galindo y Villa, op. cit., pp. 338-340. prensa, la piedra fue colocada “en el lugar correspon-
24Elisa García Barragán, “El arquitecto Lorenzo de la Hidalga”,
Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, vol. XXIV, núm. diente”, en el punto más bajo, “para fijar el cimiento
80, México, 2002, p. 103. sobre el que ha de sostenerse la columna”, “se echó
Trabajos arqueológicos
a las dimensiones de los arcos que forman la ban- se encontraba rellenado con cascajo, ladrillos y tie-
queta del sector noreste y la huella del sector no- rra, formando una nivelación.
114 |
roeste, proponemos que al sur la banqueta debió ser Aprovechando que el área sur de los elementos
continua, pues por proporciones y simetría no ha- registrados había sido afectada durante la instala-
bría existido espacio para un acceso hacia este rum- ción del astabandera, excavamos un pozo de sondeo
bo31 (figura 8). para registrar el sistema constructivo del vestigio ar-
La plataforma registrada en el 2017 estaba queológico (figuras 9 y 10) y se contrastó con lo que
construida con un núcleo de mampostería y un la documentación histórica refiere acerca del basa-
paramento de bloques de pórfido de diferentes di- mento sobre el cual se levantaría el Monumento a
mensiones y su parte superior se encontraba sin re- la Independencia, con lo cual podemos reconstruir
cubrimiento. El piso existente entre la plataforma y el sistema aplicado durante el proceso de construc-
la banqueta consistía en lajas o bloques de pórfido ción (figura 11), haciendo notar que la conversión
que formaban la parte superior del basamento origi- de medidas de la pulgada (0.0233 metros) y la vara
nal, mientras que la banqueta también estaba cons- castellana (0.84 metros) se hace a partir de un texto
tituida por grandes bloques de este mismo material; de Jorge Zavala Carrillo.32
adosado a la plataforma se encontraron restos de un
32 Jorge Zavala Carrillo, “De las medidas que usan los geóme-
murete circular de aproximadamente 0.50 metros
tras y cosmógrafos. Sistemas de medición longitudinal y angular
de ancho, construido con ladrillos unidos con arga- utilizados en México durante el virreinato y el siglo xix”, Boletín
masa, y el espacio entre la plataforma y la banqueta de Monumentos Históricos, 3a ép., núm. 22, México, mayo-agosto
de 2011, pp. 64-66. El autor apunta: “En la Nueva España, duran-
te el virreinato y parte del siglo xix la unidad de todas las medi-
31 Ibidem, pp. 75-78. das fue la vara mexicana, cuyo patrón o tamaño fue tomado de
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de otra y estos huecos se encontraban rellenados rellenado con piedra china y mezcla, sobre el cual
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igualmente con mampostería, hasta quedar enrasa- se colocó un revestimiento de pórfido de una vara
do de nuevo.41 Rangel afirma que en este segundo de altura, 0.84 metros;45 además, se contempló la
nivel se utilizaron 124 planchas de cedro para un to- implementación de losas de mármol procedentes
tal de 250 que conformaron el emparrillado.42 de siete canteras de Jiutepec, Morelos.46
Sobre el segundo nivel de vigas se registró la La descripción que hace Rangel del zócalo se
construcción de un macizo de mampostería de ba- refiere a “un sólido anular cilíndrico, cuya circun-
salto y mezcla de 1.36 metros de altura;43 Rangel ferencia exterior, tiene cuarenta y dos varas de diá-
menciona que la cimentación tuvo 37 pulgadas de metro, y la interior, diez y seis y media varas”,47 es
altura,44 0.862 metros, y sobre el enrasado se levan- decir, 35.28 metros en la circunferencia exterior y
tó un talud de 18 pulgadas de altura, 0.419 metros, 13.86 metros en la interior, y contaba con accesos
hacia los cuatro rumbos cardinales. El gasto total de
41 Alejandro Meraz Moreno, Gonzalo Emilio Díaz Pérez, Rubén
la obra, tomando en cuenta los reportes de García
Arroyo Ángeles y Ricardo Castellanos Dounce, op. cit., pp. 84-85.
42 Joaquín Rangel, “Monumento de la Independencia”, Diario Conde y Rangel, fue de 48 463.38 pesos.
del Gobierno de la República Mexicana, México, 14 de julio de A partir de los datos recuperados por los salva-
1844, p. 3; y Diario del Gobierno de la República Mexicana, Méxi-
mentos arqueológicos, complementados con la do-
co, 13 de agosto de 1844, p. 4.
43 Alejandro Meraz Moreno, Gonzalo Emilio Díaz Pérez, Rubén
Arroyo Ángeles y Ricardo Castellanos Dounce, op. cit., p. 84. 45 Joaquín Rangel, “Monumento de la Independencia”, Diario del
44 Joaquín Rangel, “Monumento de la Independencia”, Diario Gobierno de la República Mexicana, 26 de septiembre de 1844, p. 2.
del Gobierno de la República Mexicana, México, 13 de agosto de 46 Pedro García Conde, op. cit., p. 4.
1844, p. 4. 47 Joaquín Rangel, op. cit., 26 de septiembre de 1844, p. 2.
cumentación histórica, durante los trabajos de 1983 ro, administrador del hospital, envió al presidente
se registró una sección de la circunferencia exterior del Ayuntamiento la relación de 153 piezas, men-
del basamento, mientras que en el salvamento de cionando que algunas habían sido utilizadas en el
2017 se registró parte de la superficie del mismo, así propio hospital;50 sin embargo, no existe constan-
como elementos construidos sobre su circunferencia cia de la entrega y, tiempo después, ese mismo año,
interior, es decir, una plataforma circular, un mure- el Ayuntamiento cedió al gobierno parte de dichos
te de ladrillos adosado y restos de una banqueta pe- mármoles para la construcción de cuatro fuentes
rimetral circular con accesos hacia el oriente, norte y que serían colocadas en las esquinas de la plaza y
poniente, que se construyeron para adecuar el basa- que serían restituidos cuando continuase la cons-
mento a las necesidades que fueron presentándose en trucción del Monumento a la Independencia, pero
la segunda mitad del siglo xix (figuras 12 y 13). ni la obra ni el traslado llegaron a concretarse.51 Fi-
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Joaquín Rangel menciona la compra de losas nalmente, en 1859, el Ayuntamiento requirió infor-
de mármol para completar el monumento, pero lo mación acerca de los mármoles y la directora del
cierto es que no se tiene documentado con certe- hospital de San Pablo, sor Micaela Hayanz, mencio-
za lo que ocurrió con ellas pues, en 1849, tras la in- nó en la nota de respuesta haber visto los mármoles
vasión norteamericana, el escritor y diplomático diez años atrás, pero que no tenía registro de ellos en
veracruzano Manuel Eduardo de Gorostiza solicitó los archivos, por lo que no podía decir con certeza el
al Ayuntamiento la donación de dieciséis piedras paradero final que habían tenido.52 Con toda segu-
de mármol para erigir un monumento a la Guar- ridad, los materiales fueron utilizados en diferentes
dia Nacional,48 teniendo conocimiento de que ha- obras arquitectónicas construidas en la ciudad, pues
bían sido trasladadas al hospital de San Pablo por la inversión fue considerable para una joven nación
un Sr. Vanderlenden o Pedro Vander Linden, mé- en una época de desórdenes políticos, militares y
dico militar de origen belga y que había prestado económicos y habían de ser aprovechados.
servicio al ejército,49 por lo que Mariano Rome- Respecto de la “primera piedra” y la caja conme-
morativa, durante la exploración arqueológica de
48 Archivo Histórico de la Ciudad de México (ahcm), fondo Ayun-
2017 no existió posibilidad de identificarlas debido
tamiento / Gobierno del Distrito Federal, sección Historia: mo-
numentos, vol. 2276, exp. 7, año 1849 y 1859, f. 1.
49 Gerardo Díaz, “Vander Linden. El cirujano del ejército mexi- 50 ahcm, op. cit., f. 4.
cano en la guerra de 1847”, Relatos e Historias en México, núm. 51 Ibidem, f. 7.
64, diciembre de 2013, pp. 66-71. 52 Ibidem, f. 16.
a que solamente se retiró el relleno derivado de la acontecimiento,53 por lo que podría pensarse que
afectación de 1999 para cimentar el astabandera; de los datos que utilizó para el resto de su trabajo es-
igual manera, Miranda en su informe de la explo- tán retomados de distintas fuentes de la época, ca-
ración de 1983 no reporta que haya sido registrada, biendo preguntarse la temporalidad de aquellos
por lo que caben dos posibilidades: que la piedra en vestigios que menciona, pues por la profundidad
cuestión, con su contenido, aún se encuentre en el excavada pudieron tratarse tanto de época virreinal,
lugar donde fue colocada o que haya resultado re- acaso la cimentación del Parián, como de construc-
movida en 1999. ciones prehispánicas.54
Por último, retomando lo mencionado por Rive-
ra Cambas en cuanto a la existencia de “cimientos 53 Manuel Rivera Cambas, op. cit., p. 123.
y estacadas antiguas” que fueron retirados cuan- 54 Respecto de las estacadas usadas para la cimentación de
do se acondicionó el área para hincar el estacado, edificios, durante la época virreinal en la Nueva España las
maderas más ampliamente utilizadas fueron las de pino y en-
aun cuando no fue testigo ocular de los trabajos,
cino, cuyos yacimientos más cercanos se encuentran en la
pues nació en 1840, en algunos casos (como la des- sierra de la Cruces, al poniente de la Ciudad de México; por
cripción de la primera piedra, la caja conmemora- otro lado, para la época prehispánica el ahuejote, nativo del
centro de México, se empleaba para afianzar el suelo en zonas
tiva y su contenido) refiere en su obra casi al pie poco profundas de lago, tanto para fines agrícolas como para
de la letra lo expuesto por un diario que reporta el la expansión de terreno.
reprimir los desmanes, improvisando en la Alame- Debido a la aceptación que la sociedad tenía de
da y en la Plaza Principal “aparatos a manera de pi- estos eventos, en agosto de 1859, durante la presi-
cotas”, formando una cruz con un madero y el poste dencia de Miguel Miramón, se abrió un concur-
de un farol, sujetando al madero los brazos del reo so para diseñar un edificio que pudiera armarse y
y al poste los pies y la cintura, mientras un soldado desarmarse alrededor del centro de la plaza bajo el
les descargaba latigazos con el chicote de los carre- menor gasto posible, pero no fue concretado; sin
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teros en la espalda desnuda.64 La capital fue final- embargo, en esta convocatoria se hacía alusión al di-
mente desocupada el 12 de junio de 1848.65 seño de una farola de gas que se situaría en el centro
En los años posteriores, el uso que se le dio al ba- del zócalo y a un enrejado, los cuales fueron insta-
samento y a la Plaza fue variado; se puede mencionar lados un mes después, el 29 de septiembre, a pesar
que en la década de 1850 se llevaron a cabo diversos de la guerra civil que privaba en la nación (la Guerra
eventos como parte de la festividad de Todos Santos, de Reforma). En una litografía de la época se puede
entre ellos exposiciones agrícolas, manufactureras y apreciar que el enrejado fue instalado sobre una pla-
ganaderas, instalando el salón de premios sobre el zó- taforma baja (figura 15), que fue la que registramos
calo, donde además se exponían los productos de hor- en 2017. Las festividades cívicas se siguieron cele-
ticultura como flores, plantas, frutas y verduras.66 En brando en la plaza, denominada entonces de Armas,
otras ocasiones los eventos consistieron en bailes por y en 1861 se organizó un paseo las noches del 1, 2, 3
las noches, acompañados por música militar, que cul- y 10 de noviembre con “baile, música selecta y sun-
minaban con una rifa, previo pago de su boleto.67 tuosa iluminación”, lo cual resultó muy apreciado.68
Ante ello y derivado del gusto de la sociedad por
64 Antonio García Cubas, El libro de mis recuerdos: narraciones histó-
el Paseo de las Cadenas afuera de Catedral, donde
ricas, anecdóticas y de costumbres mexicanas, anteriores al actual esta-
do social, México, Porrúa (Biblioteca Porrúa, 86), 1986, pp. 438 y 441. se congregaban en un espacio insuficiente, Igna-
65 Vicente Riva Palacio (dir.), op. cit., p. 711.
66 El Universal, México, 31 de octubre de 1851, p. 3; El Siglo Diez
y Nueve, México, 17 de noviembre de 1853, p. 4. 68 El Siglo Diez y Nueve, México, 15 de noviembre de 1861,
67 El Siglo Diez y Nueve, México, 26 de octubre de 1855, p. 4. p. 4.
cio Trigueros, alcalde municipal durante el Imperio hierro encargado a París (figura 17), semejante a uno
de Maximiliano, habilitó en 1866 el Paseo del Zóca- del bosque de Bolonia.73 El muro de ladrillos adosa-
lo, formando jardines, andenes de los ángulos ha- do a la plataforma circular y el relleno de nivelación,
cia el centro, una fuente en cada ángulo, 62 bancas registrados en 2017, deben haber correspondido a
de hierro, árboles para proporcionar sombra y un esa época, en la que se hizo necesario acondicionar
alumbrado de gas hidrógeno.69 el lugar para los elementos que fueron instalados.
Tras la victoria frente al Segundo Imperio y la In- De acuerdo con la prensa de mediados del siglo
tervención francesa, Benito Juárez entró triunfan- xix, al basamento se le llamó el “zócalo para el Mo-
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te a la Ciudad de México el 15 de julio de 1867 y la numento a la Independencia” o el “zócalo de la Pla-
plaza fue escenario para la recepción; en el zócalo se za de Armas”, hasta que popularmente al espacio
improvisó “una estatua colosal de la victoria” que ten- se le conoció como el “Zócalo”. Hacia 1880, Ignacio
día “la mano para coronar al grupo de héroes” (figura Manuel Altamirano mencionó que los gobiernos de
16);70 sin embargo, a menos de dos meses de ser co- otras entidades federativas llamaron “zócalos a los
locada, desde el 5 de septiembre la estatua fue derri- jardines que se establecen en las plazas principa-
bada a toda prisa,71 pues “comenzó a resquebrajarse… les de las poblaciones” en la creencia, errónea des-
y a soltar en pedazos la corona de laurel que tenía en de luego, de que “zócalo es lo mismo que jardín”.74
una de sus manos”.72 Es probable que a esa época co- Los habitantes de la ciudad acudían al lugar para
rrespondiera la banqueta perimetral que registramos pasear, sentarse y escuchar música, hasta que, a fi-
en 2017 sobre la superficie del basamento original. nales del siglo xix, la Alameda comenzó a ganar po-
Tiempo después, sobre el basamento se instaló pularidad y la plaza fue quedando desierta.75
una caja acústica donde tocaban las bandas militares Hacia la década de 1880 se introdujeron los tran-
los jueves por la noche y los domingos por la maña- vías de tracción animal, arrastrados por mulas, o
na, la cual fue sustituida en 1875 por un quiosco de
73 Jesús Galindo y Villa, op. cit., p. 344.
69 Jesús Galindo y Villa, op. cit., p. 343. 74 Ignacio Manuel Altamirano, Paisajes y leyendas, tradiciones y
70 Boletín Republicano, México, 17 de junio de 1867, p. 2. costumbres de México. Primera serie, México, Imprenta Litográfi-
71 El Siglo Diez y Nueve, México, 6 de septiembre de 1867, p. 3. ca Española, 1884, pp. 166-167.
72 Boletín Republicano, México, 8 de septiembre de 1867, p. 3. 75 Jesús Galindo y Villa, op. cit., p. 345.
“tranvías de mulitas” como se les conoció en su épo- Diversos eventos públicos continuaron llevándo-
ca, cuyas vías circundaban la plaza y en el lado po- se a cabo en la plaza y en 1936 fue abierta de sur a
niente se instaló una estación terminal, además de norte la avenida 20 de Noviembre con la intención
que frente al portal de Mercaderes se ubicaban los de que una arteria condujera directamente hacia el
sitios de los carruajes de alquiler (figura 18). Para corazón de la ciudad. Para esta obra se demolieron el
1896 se autorizó la electrificación del sistema de portal de la Flores, que se levantaba al sur de la plaza,
tranvías, iniciando en 1898 las obras de cambio de así como una gran cantidad de edificios históricos a
vías y la construcción de las redes eléctricas para la lo largo de su trazo, como la casa de San Felipe y par-
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primera línea que correría desde la Plaza de Armas te de los templos de San Bernardo y de San Miguel.79
hasta Tacubaya, la cual fue inaugurada el 15 de ene- En la década de 1950 Ernesto Uruchurtu, regen-
ro de 1900.76 te del Departamento del Distrito Federal, mandó
Muerta la popularidad del Paseo del Zócalo, a nivelar el piso y cubrir el jardín con una plancha
principios del siglo xx la plaza se hallaba bastante de pavimento, dejándola como una explanada so-
descuidada en cuanto a basura y crecimiento de la lamente con alumbrado público y un astabandera
vegetación se refiere;77 el quiosco se retiró del cen- (figura 19).80 Es posible que para ello haya influido
tro de la plaza en 1914 y, de acuerdo con algunas la construcción de la Plaza de Tian’anmen en Pekín
versiones, fue entregado como regalo al general en 1949, tras la creación de la República Popular de
Francisco Mariel al entrar las tropas carrancistas, China, e incluso, la Plaza Roja de Moscú pudo servir
quien lo llevó a Huejutla, Hidalgo.78 Los árboles si- como modelo, ambas utilizadas para organizar actos
guieron un destino similar y fueron talados el mis- masivos de carácter político.
mo año. Como antecedentes de este proyecto, cabe men-
cionar que en 1901 se había presentado una pro-
76 Manuel Aguirre Botello, “Los tranvías de la Ciudad de México,
1850-1971”, México Máxico, 2015, recuperado de: <http://www. 79 Fernando Aguayo y Lourdes Roca, “Los usos sociales de una
mexicomaxico.org/Tranvias/tranvias.htm>, consultada el 25 de plaza”, en Entre portales, palacios y jardines. El Zócalo de la Ciu-
febrero de 2019. dad de México, 1840-1935, México, shcp / Conaculta / Instituto
77 Jesús Galindo y Villa, op. cit., pp. 366-367. Mora, 2004, p. 34.
78 José Rogelio Álvarez (dir.), op. cit., p. 8279. 80 Fernando Miranda Flores, op. cit., pp. 31-34.
de el asta cuenta con 60 metros de altura y la bande- metros de norte a sur), se mejoró la infraestructura
ra pesa 200 kilogramos, mide 30 metros de largo por existente y se adecuaron las vías de acceso para ase-
20 de ancho. Dicha obra fue resguardada por la Se- gurar la movilidad universal.87
cretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Esta última obra fue la que motivó el salvamen-
El uso constante de la plaza y diferentes obras to arqueológico de 2017 con el que pudimos regis-
menores, como la introducción de redes subterrá- trar los vestigios arqueológicos mencionados líneas
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neas de drenaje, alumbrado y telefonía, la instala- arriba. En cuanto a la protección de los mismos,
ción de estructuras temporales y la construcción de las evidencias fueron cubiertas con geotextil (figu-
bases para mobiliario eléctrico, provocaron el dete- ra 22) sobre el que se depositó tepetate compacta-
rioro del pavimento, generando diferentes desnive- do manualmente (figura 23) que recibió una capa
les que a simple vista no eran observables, pero que de fluido hidráulico, y la cnmh decidió colocar unas
al recorrerla podían ser apreciados; por ello en 2017 placas alusivas semicirculares que dibujaran el con-
el Gobierno de la Ciudad de México (gcm) propuso torno de la plataforma y la banqueta, pero para ase-
el Proyecto de Rehabilitación de la Plaza, que fue gurar su estabilidad y permanencia la empresa piasa
aprobado por la Coordinación Nacional de Monu- colocó un emparrillado doble de aproximadamen-
mentos Históricos del inah (cnmh-inah), para lo cual te 10 × 10 metros con varillas de acero (figura 24)
se demolió el piso existente y se removió el sustra- sobre el que se instalaron las placas (figura 25) y
to a 0.50 m de profundidad desde el nivel de super- que originalmente fue anclado con la cimentación
ficie, para posteriormente vaciar fluido hidráulico y del astabandera, aunque por órdenes de la Sedena
colar un nuevo pavimento con loseta de concreto el emparrillado fue seccionado en el área del asta,
(mr), donde participaron las empresas piasa e iiimsa. haciendo uso de soplete, pero el mr fue colado de
Con esta obra se introdujeron materiales de mayor
87 Gobierno de la Ciudad de México, “Proyecto de Rehabilitación
durabilidad y bajo mantenimiento, se amplió la su-
de la Plaza de la Constitución de la Ciudad de México. Memoria
perficie de la plaza, con lo que alcanzó aproximada- descriptiva”, 2017, Archivo de Inspecciones de la dsa-inah, Méxi-
mente 20 800 m2 (160 metros de este a oeste por 130 co, Exp. 2017-63.
do que reza:
En 1905 llegaron a la Ciudad de México 314 cajas con la estructura metálica para edificar El Puerto de Liverpool, tienda de-
partamental que cubriría las demandas comerciales de una sociedad pujante. La estructura llegó de Alemania, fabricada
por la Fundidora de la Buena Esperanza, la Gutehoffnungshütte, en Oberhausen, Renania (Prusia). El largo viaje de las cajas
desde el Rin hasta las calles de San Bernardo y Callejuela manifiesta que México se había integrado a los circuitos comer-
ciales atlánticos. Al rastrear el intercambio con Alemania, este artículo muestra la historia de la construcción más allá de
cualquier enfoque regional tradicional.
Palabras clave: historia de la construcción, vínculos entre Alemania y México, estructuras metálicas, Gutehoffnungshütte,
El Puerto de Liverpool.
In 1905, 314 crates arrived in Mexico City from Germany. They contained the metal structure to build the new El Puer-
to de Liverpool, a department store that would meet the commercial demands of a thriving society. The industrial con-
glomerate Gutehoffnungshütte (literally, the Foundry of Good Hope) in Oberhausen, Rhineland (Prussia), manufactured
and shipped the steel structure. The long journey of the boxes from the Rhine to the streets of San Bernardo and Calle-
juela, shows that Mexico was integrated into Atlantic trade circuits. By tracing exchange with Germany, this article shows | 129
the history of construction well beyond any traditional regional focus.
Keywords: History of construction, links between Germany and Mexico, metal structures, Gutehoffnungshütte, El Puerto
de Liverpool.
D
esde mediados del siglo xix hasta las primeras décadas del xx, las estructu-
ras metálicas para la construcción de edificios, puentes y techumbres se
volvieron las favoritas de los constructores tanto europeos como america-
nos. La disminución de los costos y del tiempo fueron las cualidades que
les aseguraron un sitio en el ámbito constructivo.
En México se trabajaron pequeñas piezas como herrajes y clavos de hierro fundido, y
no fue sino hasta 1900, con la apertura de la Fundidora Monterrey, cuando se montaron
grandes estructuras metálicas. Sin embargo, aun cuando se podía proveer este material
constructivo en territorio nacional, la importación del hierro industrial continuó por
cuestiones económicas, es decir, era más barato comprarlo en el extranjero que encargar-
lo a Monterrey.
La historiografía ha resaltado en sus estudios sobre Alemania y México las relaciones
comerciales y políticas, las cuales fueron importantes para ambos países, puesto que lo-
dió el comercio exterior gracias a la gran variedad vechadas para construir edificios y puentes, ya que
de recursos minerales, maderables, ganaderos y ofrecían menor tiempo de edificación, además de
que la disminución de costos motivó su uso. Pero su
12 Walther L. Bernecker, “Los alemanes en el México decimonó- atracción no sólo provenía de aquel beneficio, sino
nico: desde la Independencia hasta la Revolución de 1910”, en
porque su empleo, además, reflejaba la técnica de
Karl Kohut, Alicia Mayer, Brígida von Mentz y María Cristina To-
rales (eds.), op. cit., 2010, pp. 294-295.
13 Cristina Torales, “La colonia alemana en la capital mexicana
decimonónica. La construcción de su imagen pública”, Karl Ko- 14 Sandra Kuntz y Elisa Speckman, “El porfiriato”, en Erik Velás-
hut, Alicia Mayer, Brígida von Mentz y María Cristina Torales quez García et al., Nueva historia general de México, México, El Co-
(eds.), op. cit., 2010, p. 319. legio de México, 2010, p. 514.
que enmarcaran las mercancías, pero el gran facili- “Palacio de Hierro”, “Las Fábricas de Francia”, “El
tador fue el empleo de los nuevos materiales cons- Puerto de Liverpool”, “El Sol”, “La Sorpresa y Pri-
tructivos como el hierro industrial, que permitió la mavera Unidas”, etc., ¡el personal que los sirve, los
construcción, ahorrando costos, pero sin sacrificar edificios que ocupan y mercancías que en éstos se
la ejecución y la elegancia. venden!17
La opinión pública destacó la importancia de
los cajones de ropa, que después se convertirían en Sobre la antigua edificación de El Puerto de Li-
grandes almacenes de varios pisos, con aparadores verpool se tienen escasas noticias; sin embargo, por
y su gran variedad de mercancías. referencias gráficas se conoce el edificio de finales
del siglo xix (figura 1), que estaba ubicado también
¡Qué diferencia entre el “Cajón de las siete puertas”, en las calles de San Bernardo y Callejuela. Esa ima-
el personal que lo servía, el edificio en que estaba si- gen corresponde, como se puede apreciar, a un mo-
tuado y las mercancías expedían, y los cajones del desto edificio de dos plantas, y pertenece al cajón de
16“Maravilla de Ingeniería,” en El Mundo Ilustrado, año XVI, t. I, 17 “Notas de la semana,” El Tiempo, año XIV, núm. 3916, 4 de oc-
núm. 20, México, 16 de mayo de 1909. tubre de 1896.
Fuente: Contrato entre los señores J. B. Ebrard y Cía. Herederos y los señores Roberto Boker y compañía, ambos en la Ciudad de Méxi-
co. rwwa, exp. Puerto de Liverpool, 1904/09/01. Traducción Christoph Rosenmüller.
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pleno centro comercial de la capital, y se puede consi- Jean-Baptiste Ebrard y F. Fortolis, no ha dejado de
derar como la más antigua de las empresas francesas contribuir al progreso del país, habiendo colaborado
en México; además, a juzgar por las fotografías, sus a la organización y el desarrollo de grandes institu-
locales son de los más hermosos, ya que tienen una ciones bancarias y de crédito, así como a la creación
organización interior perfectamente apropiada a las de las grandes industrias, hoy en día florecientes, que
necesidades del comercio actual, al mayoreo y mino- clasifican a México en primer rango de las naciones
rista. Esta empresa, de gran profesionalismo, nunca industrializadas.25
se ha desviado del principio de ofrecer a su numerosa
25 François Trentini, La prospérité du Mexique. édition illustrée en
clientela buena mercancía a precios razonablemen-
français, publiée avec l’autorization du gouvernament mexicain, Mé-
te establecidos, lo cual es, por otra parte, el motivo xico, J. Ballesca y Cia., Sucesores, 1908, ils., maps. Traducción de
de su prosperidad. Fundada en 1851 por los señores Enrique Saldaña Solís.
140 |
Figura 9. Interior de El Puerto de Liverpool; escalera al fondo. Fuente: François Figura 10. Interior de El Puerto de Liverpool. Fuente: François Trentini, op. cit.,
Trentini, op. cit., p. 393. p. 393.
Figura 12. Perspectiva que muestra los trabajos de demolición de lo que fue
el templo y convento de San Bernardo para el proyecto de apertura de la
avenida 20 de Noviembre, dando paso a la fachada principal de la tienda
departamental El Puerto de Liverpool, y su eterno compañero, el Palacio de
Figura 11. Interior de El Puerto de Liverpool. Escalera del lado izquierdo y Hierro, separados por la angosta callejuela de la Diputación. Colección de
barandal central. Fuente: François Trentini, op. cit., p. 393. Miguel Ángel Bernabé Huerta.
En el siglo xix la promulgación de las Leyes de Reforma detonó la modificación del entorno urbano, en particular en la
Ciudad de México, lo cual alteró la vida de sus pobladores. En ese contexto, la arquitectura experimentó un proceso de
transición, en el que los modelos de vivienda heredados del periodo virreinal comenzaron a superarse debido a la bús-
queda de nuevos programas y materiales. Las viviendas de República de Cuba núm. 32, en el Centro Histórico, son ejem-
plo de esta transición, de la reapropiación de espacios y de lo valioso de un edificio histórico que mantiene en nuestros
días su función original, la habitacional.
Palabras clave: viviendas plurifamiliares, conservación, arquitectura transicional, habitabilidad, Centro Histórico.
The enactment of the Reform Laws in the nineteenth century triggered changes in the urban environment, especially
in Mexico City, altering the lives of its inhabitants. In this context, architecture underwent a process of transition, where
housing models inherited from the colonial period were gradually supplanted, in the quest for new programs and ma-
terials. The housing at Republic of Cuba no. 32 in the Mexico City Historic Center exemplifies this transition, of the ap-
propriation of spaces and of the value of a historic building that maintains its original residential function to the present.
142 | Keywords: multi-family dwellings, preservation, transitional architecture, habitability, Historic Center.
L
as viviendas plurifamiliares de República de Cuba núm. 32 poseen una histo-
ria fascinante. Sus orígenes se encuentran en el siglo xix, en la época posterior
a la instauración de las leyes de desamortización en 1856 y nacionalización
de bienes eclesiásticos en 1859. Cuando la Ciudad de México atravesaba un
contexto complicado y cambiante, y requería de mayores espacios para habi-
tación debido a la cantidad de gente que migraba a la ciudad en busca de un lugar seguro
y estable tras los conflictos políticos del país.
En general, para la Ciudad de México las Leyes de Reforma produjeron la destrucción
de varios conventos, generaron la liberación de terrenos antes pertenecientes a órdenes
religiosas y propiciaron con ello la construcción de nuevos edificios en el centro de la ciu-
dad, dotándola de su paisaje urbano actual; a la vez que facilitaron al gobierno liberal rom-
per con las herencias coloniales que retrasaban el desarrollo del país.
En particular, en lo que fue el antiguo barrio de Santa María Cuepopan en el centro de
la ciudad, la vida cotidiana se transformó notoriamente. Los habitantes de la zona norte
del barrio vivían bajo la presencia e influencia del extenso y rico convento de La Concep-
| 143
ción y, posterior a su segmentación y demolición, mitido adaptarse a los diferentes modos de vida de
no sólo vieron transformado su antiguo barrio por la sus habitantes y que dan cuenta del cambio en las
creación de nuevas calles, sino también por la cons- necesidades de la sociedad a través de sus modifi-
trucción de edificios plurifamiliares1 y la llegada de caciones arquitectónicas. Además, el edificio per-
nuevos habitantes. manece en nuestros días con su función original: la
Uno de estos edificios fue el número 32 de la habitacional. Por lo que su conservación adquiere
actual calle República de Cuba, el cual se diseñó mayor significación (figura 1).
con múltiples viviendas que aspiraban a un nuevo
modo de habitar, más íntimo e higiénico, alejado de Un poco de historia
los cánones virreinales. El inmueble representa la
transición entre dos épocas históricas, con el uso de El barrio donde se asentarían las viviendas plurifa-
sistemas constructivos de la época virreinal y la in- miliares era el segundo más grande y poblado des-
clusión de nuevos materiales derivados de la revo- de tiempos prehispánicos, además de representar la
lución industrial. Lo más interesante del inmueble frontera entre Tenochtitlán y Tlatelolco. De acuer-
es la serie de transformaciones en el espacio inter- do con Caso,2 los límites de Cuepopan eran:
no que ha experimentado, mismas que le han per-
UNA VIVIENDA PLURIFAMILIAR DEL SIGLO XIX: REPÚBLICA DE CUBA NÚM. 32, CIUDAD DE MÉXICO
Por el Norte, la laguna y las calles de Mosqueta, Ra- encerrar a las mujeres, sino que su interés era pro-
yón y Órgano: por el Oriente, la Ave. Rep. Argentina piciar matrimonios y aumentar así la población de
y Seminario; por el Sur las calles y Calz. México-Tacu- la recién fundada ciudad. Sin embargo, fue hasta
ba, y por el Poniente la orilla de la isla formada por 1540 cuando formalmente se funda el convento de
una línea quebrada que iba más o menos por las ca- La Inmaculada Concepción, estableciéndose las re-
lles de Arista, Violeta, Guerrero, Pedro Moreno, Zar- ligiosas definitivamente en una casa donada por el
co, Moctezuma y Lerdo, uniéndose aquí con la calle conquistador Andrés de Tapia,4 al norte del barrio
de la Mosqueta que marcaba el límite norte. de Santa María Cuepopan.
La importancia del convento de La Concep-
Con la llegada de los españoles, la división terri- ción fue tal que su modelo se replicó en la funda-
torial de la ciudad se mantuvo en los cuatro barrios ción de algunos monasterios femeninos, como lo
prehispánicos, con la diferencia de ver reducidos fueron los de Regina Coeli y de Jesús María, tam-
sus límites para la creación de la traza española; es bién en la capital de la Nueva España.5 Y su in-
decir, para la creación de la Muy Noble y Leal Ciu- fluencia y riqueza alcanzó un nivel tan alto, que
dad de México. Fuera de la cual, continuó la pre- con el paso de los años las religiosas de la Limpia
sencia de los campan como territorios netamente e Inmaculada Concepción de la Virgen Santísi-
indígenas y con permanencia de su organización ma adquirieron una gran cantidad de propieda-
social y política interna. De igual manera, a los des para su renta, extendieron el convento en su
nombres de los barrios se les antepuso el del san- sección sureste y ampliaron su acceso principal
to patrono asignado, por lo que Cuepopan cambió a con la compra de la plaza frente al templo, espacio
Santa María Cuepopan. que con el tiempo recibiría el nombre de Concep-
144 |
Es durante la época virreinal cuando el barrio ad- ción Cuepopan.6
quiere la mayoría de sus características; siendo qui- Es así que el convento femenino creció hasta
zá su aspecto más representativo la fundación del ampliar sus límites al sur, frente a la Puerta Fal-
Convento de Nuestra Señora de la Inmaculada Con- sa de San Andrés, hoy Donceles; al poniente has-
cepción. Sus orígenes se han rastreado hasta 1530, ta las Rejas de La Concepción, hoy Eje Central; al
con la llegada de Elena Medrano y algunas beatas oriente, a la calle del Factor, hoy Allende; y al nor-
provenientes de la casa de la Madre de Dios de Es- te, donde se encontraba la fachada del templo, a
paña. A su llegada a la capital novohispana, ellas se la plaza de la Concepción, hoy Belisario Domín-
convirtieron en novicias de la Orden de la Inmacu- guez, y al callejón de Dolores, hoy República de
lada Concepción. Cuba (figura 2).
En esta primera etapa, Amerlinck de Corsi3 nos
informa que las beatas educaron y evangelizaron 4 María Concepción Amerlinck de Corsi, “Los primeros beate-
a las niñas mestizas y a las hijas de caciques indí- rios novohispanos y el origen del convento de La Concepción”,
genas para ser casadas, ya que la Corona no consi- Boletín de Monumentos Históricos, 2a ép., núm. 15, México, octu-
bre-diciembre de 1991, pp. 6-21.
deraba prioridad la fundación de un convento para 5 María Concepción Amerlinck de Corsi, op. cit., 2017, pp. 21-25.
6 Clementina Battcock y María Flores Hernández, “El espacio
3María Concepción Amerlinck de Corsi, “Los albores del con- de la plaza y capilla de la Concepción Cuepopan en la época
vento de la Purísima Concepción de México”, Boletín de Monu- prehispánica”, en María Carmina Ramírez Maya (coord.), Con-
mentos Históricos, 3a ép., núm. 39, México, enero-abril de 2017, cepción Cuepopan: los rostros de una plaza, México, Universidad
pp. 11-29. Iberoamericana, 2013, pp. 19-36.
Para la segunda mitad del siglo xix, la aplicación mayoría de las posesiones de La Concepción fue-
de las Leyes de Reforma transformó al convento ron demolidas para dar cabida a más viviendas en
más extenso y suntuoso de la capital del virreina- la zona debido al proceso de la densificación pobla-
to en un inmueble seccionado y demolido en par- cional en el área.8
tes. La Concepción se enfrentó a la exclaustración Cuando las propiedades de la manzana del in-
de monjas y novicias en 1861, y a la nacionalización de mueble de viviendas se suponen en manos de la
todos sus bienes en 1867. orden de La Concepción, los censos de 1790 y 1848
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El conjunto se demolió en su eje norte-sur para registran, del callejón de Dolores al convento, la
dar paso al actual callejón Héroes del 57, mientras existencia solamente de la capilla de Dolores y
que de oeste a este se amplió Dolores hasta el ac- ninguna vivienda. Es hasta el censo de 1882 cuan-
tual Eje Central, con el nombre de Progreso, calle do aparece un registro de población,9 lo que hace
que posteriormente se denominaría República de inferir que a partir de la subasta de los lotes se dio
Cuba. la construcción de nuevas viviendas en las anti-
De una extensión aproximada de tres manzanas guas propiedades concepcionistas. Una de ellas se-
y con propiedades aledañas (incluida, seguramente, ría el edificio plurifamiliar de República de Cuba
la manzana donde se edificaría la vivienda plurifa- núm. 32 (figura 3).
miliar de República de Cuba núm. 32), el convento
y sus terrenos fueron divididos en lotes. En lo que 8 María Dolores Morales, “La nacionalización de los conventos y
quedó en pie se conservó la iglesia, un colegio cató- los cambios en los usos de suelo. Ciudad de México 1861-1882”,
en María Dolores Morales y Rafael Mas (coord.), Continuidades
lico, un templo protestante y su colegio anexo. La y rupturas urbanas en los siglos xviii y xix. Un ensayo comparati-
sección del claustro se transformó en una vecin- vo entre México y España. Memoria del II Simposio Internacional
dad que albergó 45 casas con 181 viviendas.7Así, la sobre Historia del Centro Histórico de la Ciudad de México, Méxi-
co, Consejo del Centro Histórico de la Ciudad de México, 2000,
pp. 151-184.
7 María Dolores Morales y María Gayón, “Viviendas, casas y 9 Sonia Lombardo de Ruiz, Guadalupe de la Torre Villalpando,
usos de suelo en la Ciudad de México, 1848-1882”, en Rosalva María Gayón Córdova y María Dolores Morales Martínez, Terri-
Loreto López (coord.), Casas, viviendas y hogares en la historia de torio y demarcación en los censos de población. Ciudad de México
México, México, El Colegio de México, 2001, p, 343. 1753, 1790, 1848 y 1882, México, inah / uacm, 2009, p. 270.
UNA VIVIENDA PLURIFAMILIAR DEL SIGLO XIX: REPÚBLICA DE CUBA NÚM. 32, CIUDAD DE MÉXICO
Las viviendas de República de Cuba núm. 32
ños que se destinaban a albergar familias diversas; ca de República de Cuba #32, Centro Histórico. Arqueología de
la arquitectura. Vivienda plurifamiliar siglo xix”, tesis de maes-
las habitaciones más amplias siempre se localiza- tría, unam, México, 2018, p. 42.
ban en la planta alta con ventanas a la calle, mien- 14 Josefina Muriel, “La habitación plurifamiliar en la Ciudad de Mé-
xico”, en Gisela von Wobeser y Ricardo Sánchez (eds.), La ciudad y
el campo en la historia de México. Memoria de la VII Reunión de His-
10 Pilar Gonzalbo Aizpuru, “Familias y viviendas en la capi- toriadores Mexicanos y Norteamericanos. Papers presented at the VII
tal del virreinato”, en Rosalva Loreto López (coord.), op. cit., Conference of Mexican and United States Historians, Oaxaca, México,
p. 85. 23-26 octubre de 1985, 2 tt., México, iih-unam, 1992, t. I, pp. 268-282.
11 Israel Katzman, Arquitectura del siglo xix en México, México, Tri- 15 En la época se tiene documentado un aumento poblacional, que
llas, 1993, p. 18; Vicente Martín Hernández, Arquitectura domés- hizo necesario ofrecer mayores espacios para habitación dentro de
tica de la Ciudad de México, 1890-1925, México, unam, 1981, p. 104. la ciudad. Las autoras María Dolores Morales y María Gayón (op.
12 Entendiendo por vivienda al espacio destinado a la habitación cit., p. 364) reportan para 1882 un porcentaje de entre 62 y 100 % de
dentro de una construcción, compuesta por uno o varios cuartos viviendas para la manzana, en relación con 1848, año en el que so-
(María Dolores Morales y María Gayón, op. cit., p. 346). lamente se tienen registrados entre 15 y 17 % de viviendas.
UNA VIVIENDA PLURIFAMILIAR DEL SIGLO XIX: REPÚBLICA DE CUBA NÚM. 32, CIUDAD DE MÉXICO
Figura 8. Detalle del sistema de andadores. Fotografía de Patricia Viridiana
Sánchez Ramírez, 2017.
148 |
Figura 7. Corte constructivo de la fachada principal, de Patricia Viridiana Figura 9. Sistema de marquesinas. Fotografía de Patricia Viridiana Sánchez
Sánchez Ramírez, 2017. Ramírez, 2017.
Sin embargo, hay que remarcar que, si bien diferentes tamaños, todos contaban con un cuar-
República de Cuba núm. 32 se construyó toman- to de baño y un área de azotehuela con lavadero
do como base el modelo de habitación de una propio, con lo que se redujo la interacción entre
vecindad del siglo xviii, se puede presenciar la vecinos y se limitó también la comunicación en-
aplicación de nuevos ideales en el habitar. A fi- tre departamentos.
nales del siglo xix se habla de que se asignó una Al mismo tiempo, los materiales y sistemas
mayor importancia a la vida privada, a la vida constructivos dan cuenta de cierto poder adquisi-
dentro de cada hogar, y se dejó de lado la convi- tivo entre sus habitantes;17 es decir, las viviendas
vencia entre vecinos.16 Las viviendas en el núm. de República de Cuba se destinaron a un mismo
32 se construyeron con amplios espacios inter- grupo social que podía permitirse vivir en depar-
nos, y a pesar de que los departamentos tenían tamentos construidos con materiales innovadores
UNA VIVIENDA PLURIFAMILIAR DEL SIGLO XIX: REPÚBLICA DE CUBA NÚM. 32, CIUDAD DE MÉXICO
Para hacer un espacio habitable hay que enten- Por tanto, la definición de habitabilidad implica
der las dos dimensiones de la habitabilidad de las numerosos factores y condiciones para confirmar-
que hablan Lándazuri y Mercado:20 la habitabili- se; una excelente síntesis del concepto sería la dada
dad interna (en el interior de la vivienda) y la ha- por Angela Giglia:
bitabilidad externa (en relación con el exterior, con
el entorno urbano inmediato). Castro21 apunta que El habitar es un conjunto de prácticas y representacio-
dentro de la vivienda se deben propiciar adecuadas nes que permiten al sujeto colocarse dentro de un or-
condiciones climáticas, sin demasiado calor o frío, den espacio-temporal, al mismo tiempo reconociéndolo
considerando la humedad, un adecuado aislamien- y estableciéndolo. Se trata de reconocer un orden, si-
to acústico, y con instalaciones eléctricas, sanitarias, tuarse adentro de él, y establecer un orden propio. Es el
y de abastecimiento de agua suficientes para cubrir proceso mediante el cual el sujeto se sitúa en el centro
las necesidades del total de los usuarios y en buen de unas coordenadas espacio-temporales, mediante su
funcionamiento. Es decir, la habitabilidad involucra percepción y su relación con el entorno que lo rodea.24
una serie de condiciones ideales o deseables en la
vida diaria de cada habitante. Esto es, al habitar un espacio lo cargamos de
En relación con las condiciones exteriores, Cas- simbolismo, de usos y significado. Al apropiarnos
tro menciona que tales abarcan el entorno de la
22 de un espacio lo hacemos nuestro, lo conocemos y
vivienda: fachada, iluminación, banquetas, espacios reconocemos. La habitabilidad se determina por la
públicos, cercanía de servicios y seguridad. relación entre el hombre y su entorno, y a su capa-
cidad de satisfacer las necesidades humanas.
La habitabilidad de una vivienda está, entonces, en fun-
150 |
ción no sólo de la calidad de sus materiales de construc- Unas condiciones óptimas que se conjugan y deter-
ción, de la superficie habitable o de la disponibilidad de minan sensaciones de confort en lo biológico y psi-
los servicios de agua y saneamiento. Está en relación cosocial dentro del espacio donde el hombre habita y
también con la proximidad o lejanía con el empleo (tiem- actúa, las mismas en el ámbito de la ciudad están ínti-
po y costo del traslado vivienda-trabajo), los equipamien- mamente vinculadas a un determinado grado de satis-
tos educativos, de salud y recreativos, la calidad de los facción de unos servicios y a la percepción del espacio
espacios abiertos de encuentro y convivencia, etcétera.23 habitable como sano, seguro y grato visualmente.25
26Información proporcionada por los vecinos de la Asociación Figura 11. Ventana y puerta recién pintadas dentro de un departamento.
de Inquilinos de República de Cuba. Fotografía de Patricia Viridiana Sánchez Ramírez, 2017.
UNA VIVIENDA PLURIFAMILIAR DEL SIGLO XIX: REPÚBLICA DE CUBA NÚM. 32, CIUDAD DE MÉXICO
Figura 12. Etapas constructivas de República de Cuba núm. 32. Patricia Viridiana Sánchez Ramírez, 2017.
152 |
Figura 13. Baños, a la entrada del patio central. Fotografía de Patricia Figura 14. Daños en la fachada. Fotografía de Patricia Viridiana Sánchez
Viridiana Sánchez Ramírez, 2017. Ramírez, 2017.
UNA VIVIENDA PLURIFAMILIAR DEL SIGLO XIX: REPÚBLICA DE CUBA NÚM. 32, CIUDAD DE MÉXICO
los límites trazados para el Centro Histórico como
Zona de Monumentos Históricos, condición decla-
rada en el año de 1980, misma que para 1987 sería
declarada Patrimonio Histórico de la Humanidad
por la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (unesco, por sus
siglas en inglés).
A finales del siglo pasado, el problema de la con-
servación de edificios históricos, en especial de vi-
viendas, se agudizó con la explosión urbanística y
demográfica. En particular, el terremoto de 1985 ge-
Figura 15. Polín que da soporte al dañado sistema de andadores. Fotografía
de Patricia Viridiana Sánchez Ramírez, 2017. neró un paulatino abandono del Centro Histórico,29
situación que propició la expropiación de edificios
mina de acero se encuentra muy deteriorada por
para uso de bodegas comerciales, con lo que au-
la corrosión, lo que genera un riesgo en su uso dia-
mentó el deterioro por falta de mantenimiento.
rio al ser el medio de comunicación entre los de-
Esta realidad —si bien dicho escenario ha mejo-
partamentos del primer y segundo pisos (figura 15);
rado en las últimas décadas— requiere de atención
además convendría proponer un nuevo sistema de
especial para el rescate y la conservación del patri-
tendederos que evite la acumulación de humedad
monio para viviendas. Considero que su importancia
en los andadores y en las estructuras metálicas.
radica, sí en el fortalecimiento de la función habitacio-
nal en el Centro Histórico como mecanismo para la re-
154 | A modo de conclusión: conservar, ¿para quién?
cuperación de edificios con valor patrimonial,30 pero
sobre todo en resolver las necesidades actuales de la
Vale la pena recalcar el rescate del inmueble en su
población, al ser la sociedad misma el depositario final
valor de uso actual, la habitación. Es necesario re-
del valor que posee el patrimonio.
cordar que los edificios históricos pueden retomar
Cuando se plantea un proyecto de conservación,
su uso original si éste es el habitacional, más allá de
probablemente la pregunta más importante es para
pensar en ellos sólo como museos, oficinas o cen-
quién conservamos. Conservamos para las futuras
tros culturales. Y es todavía aún más importante en
generaciones, para preservar el valor histórico, esté-
una zona histórica con valor patrimonial como lo es
tico, simbólico o de uso del patrimonio. Sin embar-
el Centro Histórico de la Ciudad de México y en una
ubicación tan privilegiada como puede ser el Perí-
29 El sismo de 2017 nos recordó la situación tan precaria en la
metro A de protección,28 el cual hace referencia a que subsisten algunos edificios en el Centro Histórico. Al mis-
mo tiempo, causó temor entre algunos vecinos de República de
28 “A fin de revitalizar los centros históricos de una forma integral Cuba núm. 32, quienes decidieron abandonar su hogar tempo-
es necesario recuperar la normalidad de la vida del día a día, te- ral o permanentemente debido a la percepción de inseguridad
niendo presente que no son ni deben convertirse en un museo originada en el estado del inmueble. Por tanto, estamos en tiem-
o un parque temático, sino que son espacios vivos, dinámicos y po de evitar que se repita el fenómeno de abandono de 1985.
cambiantes”. Xavier Cortés Rocha, “Conservar la vida de los Cen- 30 Alejandro Suárez Pareyón, “La función habitacional del Cen-
tros Históricos”, en Arturo Balandrano Campos, Valeria Valero Pié tro Histórico y el desafío de su regeneración”, en Seminario Per-
y Alicia Ziccardi (coords.) Conservación y desarrollo sustentable de manente Centro Histórico de la Ciudad de México, vol. 1, México,
centros históricos, México, Programa Universitario de Estudios so- Coordinación de Humanidades-puec-Programa de Maestría y
bre la Ciudad-unam / cnmh-inah / Conacyt, 2016, p. 266. Doctorado en Urbanismo-unam, 2010, pp. 35-52.
UNA VIVIENDA PLURIFAMILIAR DEL SIGLO XIX: REPÚBLICA DE CUBA NÚM. 32, CIUDAD DE MÉXICO
MANUEL VILLARRUEL VÁZQUEZ*
Hace seis décadas se emprendió una epopeya histórica para rescatar el legado faraónico del sur de Egipto, región antes
denominada Nubia. Ahí existía una serie de complejos arqueológicos amenazados por las crecidas del río Nilo ocasiona-
das por la construcción de la gran presa de Asuán, obra que incentivaba el desarrollo del país, pero que implicaba la pér-
dida de vestigios culturales como los templos de Ramsés II y los de la isla de Filé, entre otros más ubicados en la zona de
influencia del embalse. Por ello, se impulsó una cooperación internacional nunca antes vista para salvaguardarlos, lo que
además aceleró el nacimiento del concepto de Patrimonio Mundial.
Palabras clave: Patrimonio Mundial, campaña de Nubia, río Nilo, Asuán, gran presa de Asuán, lago Nasser, Ramsés II, Abu
Simbel, isla de Filé, Isis, Vittorino Veronese, unesco, templo de Debod, Carta de Venecia.
Abstract: Sixty years ago a historical epic was undertaken to salvage the pharaonic legacy in southern Egypt, a region
formerly known as Nubia, where a number of archaeological complexes were threatened by Nile River floods, resulting
156 | from the construction of the Aswan High Dam. The building of this river containment system advanced the country’s de-
velopment, but it implied the loss of cultural vestiges, such as the temples of Ramses II at Abu Simbel and those on the
island of Philae, among others in the reservoir’s zone of influence. Therefore, unprecedented international cooperation
was promoted to safeguard them, which also accelerated the birth of the concept of World Heritage.
Keywords: World Heritage, Nubian Campaign, Nile River, Aswan, Aswan High Dam, Lake Nasser, Ramses II, Abu Simbel,
Philae Island, Isis, Vittorino Veronese, unesco, Debod Temple, Venice Charter.
L
as imágenes son sumamente impactantes: el agua del río Nilo inundando
gran parte de los templos del Antiguo Egipto, amenazando con devorar esas
inmensas y eternas construcciones, vivas por tantos siglos, pero frágiles a los
efectos cíclicos del agua. Los templos de la antigua región de Nubia —el reino
de Kush bíblico—,1 en el sur de Egipto, quedaban sumergidos en las oscuras
EL SALVAMENTO DE LOS MONUMENTOS DE NUBIA Y EL SURGIMIENTO DEL CONCEPTO DE PATRIMONIO MUNDIAL. UNA REVISIÓN A 60 AÑOS DE LA CAMPAÑA
rica y culturalmente con Egipto, pero también con
las regiones del centro de África y actualmente es
un territorio compartido entre aquel país y Sudán.
Era una región de contacto comercial importantí-
sima para los gobiernos faraónicos, que conectaba
el África subsahariana con el Mediterráneo, prove-
yendo insumos y bienes para la Corte del rey y la
población de todo el país, pero que también tuvo re-
levancia como centro político y de concepción de
Figura 2. La riqueza de Nubia. Fotografía de Manuel Villarruel Vázquez.
cultos religiosos; la provincia tenía una cultura pro-
pia —poco estudiada y valorada aun hoy—, y en di- ria similar con Egipto como Estado helenizado a la
ferentes épocas y de manera intermitente formó llegada de Alejandro Magno, y después sería invadi-
parte del Imperio egipcio. da e integrada a otras naciones africanas, como la de
Para el gobierno de los faraones, Nubia tenía una la cultura de Axum, proveniente de Etiopía.
importancia crucial como fuente de productos y Esta región de África, además, se erigió como
materiales provenientes, por ejemplo, de sus cante- un crisol donde se resguardaron filosofías y creen-
ras, minas o campos de cultivos, o incluso de otros cias religiosas; algunas provenientes del corazón del
bienes que a través de esa zona de transición geopo- continente mismo y otras del culto a los dioses del
lítica se comercializaban hacia el norte de Egipto.5 panteón egipcio; acogió hasta el siglo vi de nuestra
Alcanzó relevancia desde el punto de vista guberna- era la devoción a Isis, que en la isla de Filé recibió
mental por ser una zona de frontera y los faraones culto muchos años después de la caída del Imperio
158 |
en diferentes periodos se enfocaron en establecer egipcio; en la etapa del reino de Meroe, aquí se re-
guarniciones de control militar, puertos comercia- fugiaron “los sacerdotes egipcios, huyendo de las in-
les, villas y sobre todo erigieron ejemplos impor- vasiones asirias y llevando consigo las fórmulas de
tantes de arquitectura religiosa, como culto hacia gobierno teocrático de los reyes-sacerdotes de la
diferentes deidades, construcciones que a la vez da- XXIV dinastía”;7 y fue también ambiente propicio
ban muestra del poderío del rey. para la adopción y desarrollo del culto cristiano cop-
Con cierto margen de individualidad, Nubia cre- to, que en sus tierras creció de forma especial, impul-
ció y desarrolló un sistema político propio durante el sándolo hasta otros países africanos como Etiopía.
periodo de Napata y el de Meroe, como un reino kus- Cerca de la primera catarata del río se encuentra la
hita independiente; incluso, a partir de la Dinastía ciudad de Asuán (la antigua Syene), punto que seña-
XXV hubo algunos reyes nubios, como Shabaka o Ta- la virtualmente la entrada a esa región cultural, a par-
harqa, que se consolidaron como faraones gobernan- tir de la cual y hasta la tercera catarata se ubicaban más
do casi al país entero y construyendo excepcionales de 40 yacimientos arqueológicos relevantes a orillas del
obras.6 Posteriormente, Nubia compartiría una histo- río. El legendario Nilo, desde Nubia hasta Alejandría,
con sus anuales crecidas, significaba la bendición de
5 Nubia proveía productos agrícolas, ganado, mano de obra, oro,
piedras semipreciosas, cobre, plumas y huevos de avestruz, ébano,
marfil, pieles de elefante, entre otros. Jocelyn Gohary, op. cit., p. 4. 7 Jesús Trello, “La experiencia sagrada del templo de Debot”,
6 Richard Wilkinson, The Complete Temples of Ancient Egypt, El Misterios de la Arqueología y del Pasado, año 1, núm. 4, Madrid,
Cairo, The Amercian University Cairo Press, 2005, p. 27. 1997, p. 18.
EL SALVAMENTO DE LOS MONUMENTOS DE NUBIA Y EL SURGIMIENTO DEL CONCEPTO DE PATRIMONIO MUNDIAL. UNA REVISIÓN A 60 AÑOS DE LA CAMPAÑA
lógico por las crecidas del río, patentes a lo largo
de toda su trayectoria, eran especialmente graves
en la zona de Nubia, debido a la cortina que conte-
nía el agua del Nilo en niveles superiores a los de
las épocas faraónicas, dejando a los monumentos
bajo las aguas gran parte del año y desplazando a
grupos de habitantes que abandonaron sus pueblos
de valor histórico, pues tales habían quedado com-
pletamente inundados. Esta situación se acrecenta-
ba más debido a la falta de conocimiento sobre las
Figura 3. Vista general de la isla de Filé parcialmente inundada, previo a la
construcción de la Gran Presa. Fotografía recuperada de: <https://www. características e importancia del patrimonio nubio,
vetogate.com/upload/photo/parags/87/9/266.jpg?q=0>.
que, por ciertos prejuicios, no era bien apreciado ni
Asuán, próxima a esta población, que en 189812 tenía difundido por muchos arqueólogos; en esa época,
los objetivos de reducir las inundaciones del Nilo y ad- llamados como los de Maspero y trabajos arqueoló-
ministrar más eficazmente el agua con fines producti- gicos como los de Weigall, Lyons, Emery, Mustafa
vos. Unos años después, en 1912, el gobierno egipcio Amer o Selim Hassan, serían las primeras voces de
requirió agrandar el volumen de agua del embalse y auxilio para este invaluable patrimonio.
por lo tanto se propuso aumentar la altura de la cor- Al terminar la Segunda Guerra Mundial, Egipto
tina en 7 metros más (a 113 metros sobre el nivel del se encontraba en una situación compleja en térmi-
mar); de nueva cuenta, entre 1929 y 1934 la presa se nos sociales, de estabilidad política y de desarrollo,
elevó aún más, creciendo las áreas inundadas hasta que además se agravó por la transición derivada
160 |
los límites con el vecino Sudán, pero sin lograr cum- de la Revolución del 23 de julio de 1952. Con la na-
plir cabalmente los objetivos iniciales planteados; ciente República Árabe de Egipto, en 1954, un co-
esta situación trajo muchas afectaciones de tipo social mité de expertos concluyó que una solución para
y productivo a los habitantes nubios, así como cre- los problemas de pobreza y hambre en el país sería
cientes daños en los monumentos de la zona. la construcción de una nueva presa en el río Nilo:
Ya desde 1904, el célebre arqueólogo Gastón la llamada el-Saad el Ali (en árabe), la Gran Presa
Maspero, en ese entonces director del Servicio de de Asuán, de 3.6 kilómetros de largo, la cual contri-
Antigüedades Egipcias, señalaba que existían daños buiría, además de a mejorar la producción agríco-
severos en el estado de conservación de los monu- la, a proveer de un sistema de obtención de energía
mentos de la zona y que se requería tomar medidas eléctrica para la industria. La propuesta era prome-
urgentes.13 Las afectaciones al patrimonio arqueo- tedora, sin embargo, era claro que la construcción
del embalse implicaba la desaparición de los más
12 La Presa de Asuán fue construida entre 1898 y 1902 y era la importantes templos y vestigios arqueológicos de la
más grande del mundo hasta la construcción, precisamente, de zona, puesto que se aumentaría el nivel del agua
su sucesora, la Gran Presa de Asuán. Jocelyn Gohary, op. cit., en más de 60 metros, llegando a la cota de los 183
pp. 21-22.
13 Maspero ya preveía un destino oscuro para los monumentos, metros sobre el nivel del mar, inundando valles, po-
por ello, en su reporte de 1904, cuando se desempeñaba como
director del Servicio de Antigüedades, concluía: “Es tiempo de
hacer algo al respecto si queremos salvarlos”. Gastón Mastero, do de The Numibia Project: <http://numibia.net/nubia/salva-
apud James Mika, “The Nubian salvage campaigns”, recupera- ge.htm>, consultada en enero de 2020.
EL SALVAMENTO DE LOS MONUMENTOS DE NUBIA Y EL SURGIMIENTO DEL CONCEPTO DE PATRIMONIO MUNDIAL. UNA REVISIÓN A 60 AÑOS DE LA CAMPAÑA
162 |
Figura 5. Plano general de los monumentos rescatados con la Campaña de Nubia. El Correo de la unesco. Victoria en Nubia: 4.000 años de historia salvados de
las aguas, año XXXII, París, febrero-marzo de 1979, p. 14.
22
1) Traslado en monolítico. Este esquema de trabajo Alberto Siliotti, Abu Simbel et les Temples de la Nubie, ed. en
francés, El Cairo, auc Press (Egypt Pocket Guide), 2008, p. 36.
implicó el desarrollo de tecnologías particulares 23 La importancia de la isla como sede del culto a la diosa Isis
se registra desde el siglo vii a. C., manteniéndose hasta el perio-
20 unesco, op. cit. do cristiano, y es hasta el periodo de Justiniano que se abando-
21 unesco, “The Rescueof Nubian Monuments and Sites”, 2009, nó el templo, en el siglo VI d. C. Ian Shaw y Paul Nicholson, The
recuperado de: <http://whc.unesco.org/en/activities/173/>, British Museum Dictionary of Ancient Egypt, Londres, The British
consultada en marzo de 2009. Museum, 2002, pp. 222-224.
EL SALVAMENTO DE LOS MONUMENTOS DE NUBIA Y EL SURGIMIENTO DEL CONCEPTO DE PATRIMONIO MUNDIAL. UNA REVISIÓN A 60 AÑOS DE LA CAMPAÑA
te el reinado de Ramsés VI, en Aniba (la antigua
Miam), se trasladaron al actual sitio de Nuevo
Amada, donde se encuentra también el templo
de Amada mencionado en el inciso anterior.
Quizás el caso más emblemático de esta mo-
dalidad de rescate es la de los templos de Ramsés
II en Abu Simbel; por su relevancia, este tema se
abordará líneas más adelante.
3) Reubicación en espacios museográficos. Los bienes
mencionados a continuación fueron desmon-
tados con criterios similares a los señalados en
el inciso 2), pero se recolocaron en un espacio
Figura 6. El conjunto de templos de la isla de Filé Fotografía de Manuel confinado de exposición museográfica. Los tem-
Villarruel Vázquez.
plos de Ramsés II en Aksha; el de los dioses Isis
un muelle, entre otros muchos vestigios, desde y Min, construidos por el faraón Amenhotep II;
la cúspide de la isla original a otra de mayor alti- el de Horus, construido por la reina Hatshepsut
tud; y en todo ello se respetó minuciosamente el y su hijastro Tutmés III en Buhen, y los de Sem-
mismo patrón arquitectónico original. na Este (del Imperio Nuevo) y el de Semna Oes-
También fueron reubicados los templos de te (del Imperio Medio) fueron reubicados en el
Ramsés II de Beit el Wali; el ptolemaico templo jardín del museo de Jartum, capital de la Repú-
de Kalabsha, transportado en 13 000 bloques; el blica del Sudán.
164 |
kiosco romano de Kertassi, y del templo de Ram- Durante la campaña se hallaron y registraron
sés II en Gerf Hussein, dedicado a Ptah, Ptah-Ta- múltiples grupos de vestigios arqueológicos en la
tenen y Hathor, que contaba con pilono y patio zona de Debeira, denotando la gran cantidad de
con columnas en la parte externa y un santua- población que la habitaba;24 en dicha localidad
rio de 43 metros de profundidad excavado en la se estudió la capilla funeraria del príncipe nubio
montaña, fue tan sólo posible rescatar los ele- Dyehutyhotep,25 de la misma época de Hatshep-
mentos exentos; cabe mencionar que esas cons- sut, y de la cual se pudo extraer el sarcófago y las
trucciones, aunque fueron erigidas por separado, pinturas de la cámara funeraria, que fueron lle-
durante la campaña de salvamento se reubica- vadas también al museo de Jartum.26
ron juntos en el llamado “Nuevo Kalabsha”, un Se rescataron, aunque parcialmente, algunos
promontorio rocoso existente a un kilómetro de murales de la capilla de Amón, construida como
la cortina. speos por Horemheb en Abahuda (Abu Oda), los
Los templos de Toth en Dakka, el de Isis y Se- cuales fueron llevados al Museo de Nubia.
rapis en Maharraqa y el de Amón y Ra-Horajty
construido por Ramsés II en Uadi el-Sebua, se 24 Rex Keating, op. cit., pp. 152,154.
rearmaron en un nuevo emplazamiento en la 25 También conocido por su nombre nubio: Paitsy. Vid. David N.
misma zona de el-Sebua. El speos de el-Derr, Edwards, The Nubian Past: An Archaeology of the Sudan, Nueva
York, Routledge, 2004, p. 108.
construido también por Ramsés II, y la tumba de 26 Richard Lobban, Jr., Historical Dictionary of Ancient and Medie-
Pennut, un antiguo gobernador de Nubia duran- val Nubia, Londres, Scarecrow Press, 2003, p. 130.
EL SALVAMENTO DE LOS MONUMENTOS DE NUBIA Y EL SURGIMIENTO DEL CONCEPTO DE PATRIMONIO MUNDIAL. UNA REVISIÓN A 60 AÑOS DE LA CAMPAÑA
do a la diosa Hathor y a Nefertari (la consorte real);
tallados en un acantilado y excavados en la mon-
taña, podemos considerarlos como hipogeos,35 es
decir, construcciones basadas en la sustracción de
material pétreo para conformar los espacios arqui-
tectónicos. Son distintivos de estos monumentos las
impresionantes fachadas labradas con decoración y
jeroglíficos, que alcanzan la altura de 30 metros y
Figura 8. Templo de Debod llevado desde Egipto a Madrid. Fotografía de exponen cuatro colosales estatuas sedentes del fa-
Jesús Trello, 2019.
raón que enmarcan la entrada del templo grande,
traslado, como en los casos antes descritos, y ade- y otras más, del mismo Ramsés y su esposa, flan-
más, posibilitó que se emprendieran varias etapas quean la puerta del templo pequeño; la distribución
de exploración incluso en años recientes. Por ello, del adoratorio principal se desarrolla a lo largo de
se considera que es el único sitio de Nubia que se un eje central en el que se ubican la fabulosa sala
encuentra en su emplazamiento original y fuera del hipóstila, con las columnas osiríacas, una segunda
nivel del agua.32 cámara hipóstila más pequeña y varias cámaras la-
terales, todas con bella decoración parietal, rema-
Rescatando la joya del faraón: Abu Simbel tando dicho eje en el templo.
Debido a que el emplazamiento original del con-
Era necesario dedicar unas líneas aparte para el junto se encontraba junto a la ribera del río, el ries-
emblemático caso de los templos de Ramsés II en go por el aumento del nivel del agua era inminente;
166 |
Abu Simbel, que como bien explica Christiane Des- el problema se hacía más complejo puesto que se
roches-Noblecourt, eran “la expresión material de trataba de un espacio arquitectónico poco conven-
la naturaleza divina de la pareja real que formaba cional que no fue construido bloque sobre bloque,
el soberano con Nefertari, su esposa predilecta”;33 sino excavado en el seno de la montaña. Para este
User Maat Ra-Ramsés II, el Grande, mandó cons- proyecto se generó una infinidad de propuestas,
truir dos templos excavados en la montaña que do- presupuestos y discusiones técnicas entre especia-
minaban de forma imponente la vista desde el río, listas, constructores e ingenieros que contribuye-
uno dedicado a Amón, Ra-Horajty, Ptah y el mismo ron, finalmente, al rescate. Para la ejecución del
Ramsés divinizado,34 y un pequeño templo dedica- salvamento de los templos de Abu Simbel, un comi-
té técnico coordinado por la unesco evaluó las pro-
32 Jocelyn Gohary, op. cit., p. 63. puestas que implicaban el traslado en monolítico de
33 Christiane Desroches-Noblecourt, “El mensaje mágico de Abú
dichos templos, la posibilidad de conservarlos en su
Simbel”, El Correo de la UNESCO. Victoria en Nubia: 4.000 años
de historia salvados de las aguas, año XXXII, París, febrero-mar- sitio, o bien, la manera de seccionarlos y reubicar-
zo de 1979, p. 55. los en un nuevo emplazamiento.36 En un camino
34 Martín Almagro Basch, “El salvamento de los templos de Abu
Simbel”, Alicante, Herederos de Martín Almagro Basch / Gabi-
nete de Antigüedades de la Real Academia de la Historia de Es- 35 Capilla o edificio subterráneo. Real Academia Española, Dic-
paña, 2009, p. 2 [publicado originalmente en Atlántida, vol. V, cionario de la lengua española, Madrid, Espasa-Calpe, recuperado
núm. 27, mayo-junio de 1967, 280-287], recuperado de: <http:// de: <https://dle.rae.es/?id=KTTnWtU|KTUbv0q>, consultada
www.cervantesvirtual.com/obra/el-salvamento-de-los-templos- en enero de 2020.
de-abusimbel-1967-0/>, consultada en enero de 2020. 36 Martín Almagro Basch, op. cit., 2009 [1966], p. 3.
EL SALVAMENTO DE LOS MONUMENTOS DE NUBIA Y EL SURGIMIENTO DEL CONCEPTO DE PATRIMONIO MUNDIAL. UNA REVISIÓN A 60 AÑOS DE LA CAMPAÑA
junto, clasificar las piezas, después desmontarlos y
reubicarlos en un punto más elevado de la misma
ladera rocosa original.
Los análisis de las propuestas, evidentemente, se
desarrollaron en diferentes fases previas de registro
y control exhaustivos:
reports, and many others. Numerous measurements, ma orientación geográfica original decidida por los
calculations, drawings and photographs were produ- arquitectos de Ramsés II. En el proceso de restitu-
ced, so that they could be consulted in case of any ción y armado de los bloques históricos se tomaron
problems arising during the re-erection.39 precauciones para no afectar la decoración, hacien-
do invisibles las líneas de corte y colocando rocas de
A partir de 1963 comenzaron los trabajos de tras- la montaña para crear un “marco” original alrededor
lado de los templos de Ramsés II, con el apremio in- de las fachadas de los templos.
ducido por el inexorable aumento de la altura del Es elogiable el hecho de que el efecto lumínico-
nivel de las aguas cercanas. Este trabajo implicó, en simbólico producido por los rayos solares del ama-
168 |
términos generales, la fase de corte de los paramen- necer en dos ocasiones anuales, se sigue apreciando
tos decorados de los templos y una sección de la roca para disfrute de visitantes expertos y neófitos: el 20
de la colina, la cual se hizo a través de la empresa ita- de octubre y el 20 de febrero, los rayos matutinos
liana Impirilo, que ejecutó precisos tajos mecánicos. del sol se filtran hacia el interior del templo excava-
Fue necesario cubrir la fachada de 23 metros de altu- do por su eje central, alcanzando el santuario donde
ra con arena para facilitar las labores, pero aun así se se ubican las estatuas sedentes de Rá-Horakté, Ram-
permitió el acceso de los turistas al templo median- sés II, Amón-Rá y Ptah; el sol se filtra hasta el fondo
te un ducto metálico, y al concluir, se trasladó por y los rayos empiezan por iluminar las figuras de las
los aires los gigantescos bloques con grúas metálicas. tres primeras estatuas, pero dejando siempre en la
Como medida preventiva, fue necesario cons- oscuridad, tal y como le es natural a su concepción
truir un dique que sirviera de protección provisio- religiosa, la imagen de Ptah, el Señor de la Oscuri-
nal mientras se llevaban a cabo los trabajos; a la vez, dad. Este efecto original se sigue presentando en el
el dique extendía el plazo para la obra de desman- templo gracias al preciso trabajo de reubicación y
telamiento; casi al unísono, se construyó, 60 m arri- orientación llevado a cabo.
ba, una colina artificial y hueca de concreto armado El proyecto de rescate significó una inversión
en la que se volvieron a armar los templos de más cercana a los 40 millones de dólares, y es un trabajo
de tres mil años de antigüedad, conservando la mis- que, puesto en perspectiva, quizás pudiera equipa-
rarse con las proezas de las propias obras de los re-
39 Ibidem, p. 53. yes egipcios.
en el mar Mediterráneo,40 y además, sustrajo parte cambios producidos por las obras humanas en el ambiente na-
tural, socio-económico, cultural y/o estético” (Breve Enciclopedia
del Ambiente, recuperado de: <https://www.mendoza.conicet.
40 Jocelyn Gohary, op. cit., p. 24. gov.ar/portal//enciclopedia/>, consultada en enero de 2020).
EL SALVAMENTO DE LOS MONUMENTOS DE NUBIA Y EL SURGIMIENTO DEL CONCEPTO DE PATRIMONIO MUNDIAL. UNA REVISIÓN A 60 AÑOS DE LA CAMPAÑA
En términos de la conservación del patrimonio
de la zona, también es necesario aclarar algunos
puntos. Ciertamente, a través de las operaciones de
salvamento no fue posible rescatar todos los monu-
mentos nubios, de los cuales existen grupos de bie-
nes que se registraron y perdieron en las aguas del
Nilo y otros más que, por estar fuera de catálogos o
inventarios, ni siquiera es posible enumerar. Entre
las pérdidas de monumentos relevantes registrados
destacan: el templo de Amenhotep III en el-Sebua;
como se mencionó en inciso 3) del listado presen-
Figura 11. Vista general de la isla de Filé. La naturaleza ha integrado el nuevo
emplazamiento al contexto. Fotografía de Egypt Tours Portal, recuperada de: tado en párrafos anteriores, debido a su estado de
<https://www.egypttoursportal.com/wp-content/uploads/2017/11/Aswan-
Nile-Rever-Egypt-Tours-Portal.jpg>.
conservación, la capilla de Amón, de Abahuda (Abu
Oda)43 quedó también sumergida debajo del lago,
construcción del nuevo embalse, en 1997, se amplió y sólo se logró rescatar algunos fragmentos de re-
el esquema hidráulico mediante el llamado Proyec- lieves; el yacimiento arqueológico de la fortaleza
to Toshka; este plan ha implicado el aprovechamien- de Mirgissa, la antigua Iken, que protegía la segunda
to de un volumen excedente de agua de la presa de catarata y donde además de restos de un templo de-
Asuán para ser desviado (reduciendo empujes a la dicado a Hathor, cementerios y viviendas, se encon-
cortina y pérdidas de líquido por desfogue) hacia una traron los sutiles vestigios milenarios de la rampa
depresión natural en el desierto mediante canales y de los botes en el suelo, que atestiguaban que los
170 |
bombeo; con la inundación de este valle han aumen- navegantes se apeaban en ese punto del Nilo, y tras-
tado la cantidad de zonas agrícolas y la producción ladaban la embarcación por tierra para salvar los rá-
pesquera, además de reducir la presión de la concen- pidos del río, frágiles elementos que yacen dentro
tración poblacional en las actuales riberas del sagra- de las aguas; el templo excavado de Ramsés II en
do río egipcio. Gerf Hussein (de planta similar al de Abu Simbel),
Considerar como negativa la decisión guber- del cual sólo se rescataron los elementos exentos,
namental de construir la gran presa de Asuán po- como ya se mencionó; los monumentos del área
dría ser un error en el que no podemos dejarnos histórica de Quban, cubiertos para siempre por el
arrastrar: ya existía una presa antigua que produ- lago Nasser;44 además de incontables emplaza-
cía inundaciones y no solventaba las necesidades mientos arqueológicos, necrópolis, pueblos y sitios
básicas alimentarias de la población en constante importantes de la cultura nubia.
crecimiento. La decisión de la construcción de la
segunda y más grande presa era la solución natu- 43 “Ce remarquable spéos de part ses qualités historiques et artisti-
ral y lógica en ese momento y contexto. De igual ques ne pu malheureusement être déplacé lors de la construction
manera, la campaña de salvamento de los monu- du barrage d’Assouan ; la pierre dans lequel il était taillé s’avérant
trop pulvérulente. Les reliefs les plus importants furent malgré
mentos de Nubia como respuesta mundial hacia el tout déposés et conservés pour figurer dans le musé de la Nubie”,
problema inmediato derivado de la obra hidráulica Jean-Luc, “Abou Oda, Le spéos d’Horemheb”, La Balance des 2 Te-
rres, 21 de agosto de 2002, recuperado de: <https://labalancedes-
no debe medirse con base en lo que se perdió, sino
2terres.info/spip.php?article302>, consultada en enero de 2020.
de lo que se ganó. 44 Richard Wilkinson, op. cit., pp 217-229.
EL SALVAMENTO DE LOS MONUMENTOS DE NUBIA Y EL SURGIMIENTO DEL CONCEPTO DE PATRIMONIO MUNDIAL. UNA REVISIÓN A 60 AÑOS DE LA CAMPAÑA
En el presente, en términos de conservación del actual resulta injusto e inútil, pues durante la época
patrimonio cultural conocemos las recomendacio- de la ejecución de las obras, las condiciones socia-
nes y consensos internacionales sobre la importancia les y reglamentarias de ese país árabe eran distintas
de cuidar la estrecha —y a veces tan sutil— relación a las actuales y no se contaba con el marco de refe-
entre un monumento o conjunto de monumentos rencia filosófico y metodológico moderno emplea-
con el entorno en el cual fueron construidos; la con- do comúnmente en la conservación del patrimonio
servación del patrimonio implica la permanencia fí- cultural edificado en el mundo.
sica del bien histórico y sus valores tanto como la De hecho, la conceptualización teórica sobre pa-
del entorno natural y cultural para el cual fue di- trimonio de mediados del siglo xx recibió importan-
señado y utilizado: desde la Carta de Atenas (1931) se tes aportaciones gracias a eventos culturales como
mencionaba la importancia del entorno y se reco- la campaña de Nubia, pues se generaron discusio-
mendaba cuidar el ambiente y las “perspectivas nes, análisis, debates y consensos internacionales
especialmente pintorescas”;48 en documentos poste- sobre conservación; casi coetánea del rescate es la
riores, como las Normas de Quito (1974), la Carta de famosa y aún vigente Carta de Venecia, en la que
Burra (1981) y la Carta de Washington (1987), prin- se estipulaba la importancia de no separar el monu-
cipalmente, se harían señalamientos más precisos mento y el lugar o escenario en el cual se emplazó
sobre los elementos que forman parte del contexto originalmente; sin embargo, en el documento ya se
histórico de un bien o sitio y la relevancia de conser- vislumbraba la posibilidad —basada en causas muy
varlos de manera integral. Quizás basados en estas relevantes, “de importancia mundial”—, del trasla-
recomendaciones internacionales, algunos especia- do de un edificio a otro contexto;50 además, y quizás
listas podrían señalar objeciones al rescate y trasla- aprendiendo de las experiencias en tierras egipcias,
172 |
do de los monumentos faraónicos de Nubia, que sin en el artículo décimo de la misma carta se ponde-
embargo era la solución más viable ante la inunda- raba la posibilidad de utilizar técnicas modernas
ción que se aproximaba; como señala sir Bernard de restauración de eficiencia probada. Cabe seña-
Feilden refiriéndose al caso de Abu Simbel: “No obs- lar que para 1964, año en que se firmó esa carta, ya
tante que algo de su significado se ha perdido debi- habían sido removidos muchos de los monumentos
do a que están divorciados de su sitio original, era la arqueológicos señalados y se encontraba en proceso
única manera en que podían ser preservados”.49 Es el mítico rescate de Abu Simbel. Es cierto que esos
decir, considero que los procedimientos de traslado trabajos, las consultas internacionales, los cuestio-
y restauración llevados a cabo en el salvamento de namientos axiológicos y las dificultades técnicas y
los monumentos de Nubia representan la preserva- económicas presentadas contribuyeron a confor-
ción de importantes bienes que de otra manera no mar un marco teórico de referencia para el mundo
se habrían conservado. que fue evolucionando a raíz de Nubia.
También es cierto que intentar analizar la funda- Por lo anterior, es claro que las condiciones de
mentación teórica del salvamento de los monumen- trabajo y metodologías a las que se recurrió en ese
tos nubios a la luz de la conceptualización teórica tiempo y se aplicaron en bienes arqueológicos eran
48 Artículo 7 de la Carta de Atenas, adoptada en el Primer Con- 50 Artículo 7 de la Carta Internacional para la Conservación y
greso de Arquitectos y Técnicos de Monumentos Históricos, Ate- Restauración de Monumentos y Sitios (Carta de Venecia), adop-
nas, 1931. tada en el II Congreso de Arquitectos y Técnicos de Monumen-
49 Bernard Feilden, op. cit., p. 269 tos Históricos, Venecia, 1964.
EL SALVAMENTO DE LOS MONUMENTOS DE NUBIA Y EL SURGIMIENTO DEL CONCEPTO DE PATRIMONIO MUNDIAL. UNA REVISIÓN A 60 AÑOS DE LA CAMPAÑA
que también una amenaza creciente para el caso de
las poblaciones nubias, fue el acercamiento masivo
del turista hacia las zonas arqueológicas, buscando
conocer los monumentos egipcios que renacieron
desde las aguas; además, los trabajos pusieron de
manifiesto que la conservación del patrimonio tam-
bién es una estrategia redituable en términos de
turismo y desarrollo local, pues incentivaron la eco-
nomía en un país árabe que no puede depender en
mayor medida de los recursos petroleros. Es indu-
dable que el turista habría llegado a Nubia de forma
masiva tarde o temprano, y junto con ellos, las re-
percusiones del descontrol de esta actividad, como
sucede en otras latitudes, como en la isla de Vene-
cia, en la Muralla China o en Teotihuacán; aceptan-
do las repercusiones turísticas y aprendiendo de
casos tan distintivos, los gobiernos de Egipto y Su-
dán deben vigilar y normar para Nubia el acerca-
Figura 12. La cabeza de Ramsés II, a punto de reensamblarse en Abu Simbel.
miento y visita a los monumentos faraónicos que en
Fotografía de la página Peignoirprod recuperada de: <http://peignoirprod. pocas décadas pueden verse en riesgo.55
com/Nouveausite2018/wp-content/uploads/2019/01/Abusimbel.jpg>.
En el presente, con el Nilo en paz, pareciera que
174 |
han supuesto las alteraciones al medio por el cam- el paisaje nubio se ha apropiado de nueva cuen-
bio climático,54 que están afectando a las poblacio- ta de los templos salvados, envueltos en una páti-
nes originarias y al patrimonio cultural, es crucial na mística que únicamente puede otorgar los rayos
mantener un permanente proceso de revisión y es- del sol, muchas veces reflejados por la superficie del
tudio de los fundamentos de la teoría de conserva- agua; de la misma manera, los templos traslada-
ción y la incentivación de las labores de prospección dos a ultramar han recibido su acta de nacimien-
y registro arqueológico y arquitectónico que sienten to en su nuevo país de residencia, constituyéndose
las bases para marcos normativos y de gestión loca- no sólo en piezas de colección de un museo, sino
les, adaptadas a las condiciones naturales y socioe- también, como en el caso del “madrileño” Debod,
conómicas del lugar. en bienes emblemáticos apropiados por los habitan-
Como parte de esas reflexiones, se debe recono- tes de la ciudad y que fomentan una nueva concien-
cer que un beneficio resultante de la campaña, aun- cia de identidad. Esta última situación que nos hace
dudar si los monumentos reubicados perdieron al-
54 Al momento de escribir estas líneas nos llegan imágenes dra-
máticas de la inundación de los sitios arqueológicos de Hampi y 55 De hecho, en la actualidad en Egipto existen restricciones
Pattadakal en la India, ambos inscritos en la Lista de Patrimonio muy importantes para acceder a algunos sitios de los monu-
Mundial de la unesco. Vid. “Karnataka: Flooding Hits World Heritage mentos relevantes, como las cámaras de la Pirámide Keops, en
Site Hampi; Purandara Mantapa And Chola Mantapa Submerged”, Giza, o las tumbas de Tutankamón o Nefertari, en Luxor, por
recuperado de: <https://swarajyamag.com/insta/karnataka-floo- mencionar algunos, que el Supremo Consejo de Antigüedades
ding-hits-world-heritage-site-hampi-purandara-mantapa-and-chola- controla, procurando reducir alteraciones a dichos monumen-
mantapa-submerged>, consultada en enero de 2020. tos. Nota del autor.
| 175
EL SALVAMENTO DE LOS MONUMENTOS DE NUBIA Y EL SURGIMIENTO DEL CONCEPTO DE PATRIMONIO MUNDIAL. UNA REVISIÓN A 60 AÑOS DE LA CAMPAÑA
ALEJANDRA CORTÉS GUZMÁN*
La práctica interdisciplinaria
a partir de la intervención
del camarín de la Virgen de Loreto
en Tepotzotlán
Fecha de recepción: 29 de enero de 2019.
Fecha de aceptación: 26 febrero de 2019.
El proyecto de restauración del camarín de la Virgen de Loreto, emprendido en 2016 por el equipo del Museo Nacional
del Virreinato, fue un trabajo interdisciplinario cuyo eje rector estribó en la discusión sobre las condiciones originales del
espacio y su integración dentro del recorrido y la experiencia del visitante. La rehabilitación buscó subsanar los deterio-
ros causados por la humedad ocasionada por las modificaciones realizadas al edificio; además, se intentó dotar al cama-
rín de rasgos similares a los que probablemente tuvo en el siglo xviii y rescatar su policromía exterior. Aquí se exponen los
criterios museológicos y de conservación seguidos por el equipo para llegar al resultado actual.
Palabras clave: interdisciplina, museología, reintegración cromática, conservación.
The restoration project of the chapel of the Virgin of Loreto in Tepotzotlán, undertaken by the team of the National Mu-
seum of the Viceroyalty in 2016, was an interdisciplinary plan aimed at focusing the debate on the original conditions
of space and its integration within the public’s visit and experience. The rehabilitation project sought to repair damage
176 | caused by humidity generated by later modifications of the building, and to try to give the chapel features similar to those
that it probably had in the eighteenth century and to salvage its exterior polychromy. This article outlines the museolog-
ical and conservation criteria followed by the interdisciplinary team to reach the final result seen today.
Keywords: interdisciplinary, museology, chromatic reintegration, conservation.
T
oda intervención en un inmueble histórico, que a su vez es un museo,
requiere la toma de decisiones basadas en enfoques multidisciplinarios. Ade-
más de la conservación, hay que tomar en cuenta factores museológicos, ya
que en estos espacios encontramos público, por lo que la función comunica-
tiva, la comodidad y la accesibilidad son esenciales. Bajo esta perspectiva, el
enfoque de un proyecto de restauración requiere la visión conjunta de varios especialistas. En
palabras de Francisca Hernández, “vivir el espacio de una catedral o de un museo implica
adentrarse en el tiempo cultural que hizo posible su creación y tener en cuenta las diversas im-
plicaciones históricas, artísticas y sociales que intervinieron en su origen”.1
La restauración del camarín de la Virgen del Colegio de Tepotzotlán ha sido uno de
los proyectos más complejos que se han practicado en las áreas de visita pública del in-
mueble desde su apertura como museo en 1964. Este artículo tiene por objetivo hacer ex-
2 En su mayor parte, dicho acervo se encontraba en el Museo 4 Eugène Viollet-le-Duc, Dictionnaire raisonné de l’architecture
Nacional de Historia, fundado desde 1940 en el Castillo de Cha- française du xie au xvie siècle, s. v., “Restauration”, apud Antón
pultepec. También se incorporaron objetos virreinales que se Capitel, Metamorfosis de monumentos y teorías de la restauración,
encontraban en el Museo de Teotihuacán, así como parte de Madrid, Alianza, 1988, p. 49.
los fondos artísticos de la Catedral Metropolitana, que hasta en- 5 Mónica Martí Cotarelo, “Los avatares del Colegio de Tepot-
tonces había custodiado el Museo de Arte Religioso, además de zotlán”, en Tepotzotlán ayer y hoy. 30 aniversario del Museo Na-
otros acervos. cional del Virreinato, México, Museo Nacional del Virreinato,
3 Colegios de Tepotzotlán: restauraciones y museología, México, 1996, pp. 25-30.
inah, 1964; María del Consuelo Maquívar et al., Museo Nacional 6 Carlos Flores Marini, “Tepotzotlán su restauración y adapta-
del Virreinato y Excolegio de Tepotzotlán, México, Conaculta-inah / ción para museo”, Artes de México, núms. 62-63, año XII, Méxi-
JGH Editores / CVS Publicaciones, 1996. co, 1965, pp. 21-26.
atañen a ambas caras de la misión del recinto. El de- to, el proyecto reunió a restauradores, arquitectos,
sarrollo del proyecto no sólo resultó en la reapertura científicos, arqueólogos, museógrafos, albañiles y
del camarín, sino que también brindó la oportuni- administradores, que trabajaron de manera conjunta
dad de plantear cuestiones de carácter museológico, para lograr la ejecución de un proyecto en los térmi-
relativas a los criterios de recuperación histórica del nos que demanda la interdisciplina: más que como
inmueble en términos de comunicación y experien- simple comunicación, como un diálogo para com-
cia del visitante durante su recorrido. Al ser un pro- prender qué es lo que está pasando (figura 1).11
yecto que tendría un impacto directo en el público, Resultó especialmente enriquecedor el diálogo
se consiguió el apoyo del Gobierno del Estado de Mé- entablado entre el área de conservación, la empresa
| 179
xico, a través de la Secretaría de Turismo, encabeza- responsable de la ejecución del proyecto, disar. Ar-
da por la maestra Rosalinda Benítez González, para quitectura y Diseño y Servicios Generales, y el área
reabrir este destino cultural y turístico, uno de los de Investigación del museo. Los representantes de
más visitados del estado. cada una fueron: Xochipilli Rossell, restauradora;
Ricardo Peza, arquitecto; y Verónica Zaragoza, histo-
El trabajo interdisciplinario riadora del arte, respectivamente. La interacción ge-
nerada reveló aspectos fundamentales mediante los
Las acciones emprendidas en el proceso de inter- cuales fue posible definir las acciones a seguir con
vención del camarín de la Virgen estuvieron sus- una justificación histórica pertinente.
tentadas en un enfoque interdisciplinario que buscó La restauradora Xochipilli Rossell, con más de una
compaginar diversas áreas de especialidad, con el década laborando en el recinto, aportó el conocimien-
fin de aproximarse al contexto de manera amplia, to del inmueble desde una perspectiva integral, ade-
para evitar relativismos en la interpretación, y sobre más de que estuvo a cargo del monitoreo practicado
todo, aportar de manera significativa al conocimien- in situ, desde que se empezó a detectar la problemá-
to que actualmente se tiene del inmueble.10 Por tan- tica, y el contacto directo con el espacio de manera
cotidiana, lo que brindó un panorama certero de los
Como se mencionó desde el inicio, el cambio agregado posiblemente a finales del siglo xix o prin-
de uso de un monumento conlleva el riesgo de que cipios del xx. Este hallazgo permitió también recrear
surjan contradicciones en cuanto a su adaptación al en las ventanas el emplomado original.
momento de concretar su conservación. Por ejem- Los trabajos también confirmaron que eran
plo, en este caso, se suscitó la imposibilidad de tocar ocho las ventanas, en correspondencia lógica con
los muros con la estructura incorporada, ello por el la planta octagonal, en lugar de las siete que has-
lineamiento dictado por la cnmh, y además, la es- ta el momento eran visibles. A partir de la sustitu-
trechez del espacio imposibilitó la colocación de un ción de materiales, la luz cambió notablemente y,
186 |
barandal anclado a los muros. Esto es parte de las por lo tanto, resaltó el brillo y los colores de los reta-
limitaciones que imponen los monumentos histó- blos, esculturas, estucos y pinturas del interior, con
ricos frente a las necesidades de accesibilidad. Por lo que se incrementó de manera significativa la sen-
tanto, en el futuro es necesario seguir analizando la sación de calma y la exaltación emotiva que gene-
adaptación de esta estructura para dar mayor sen- ra este espacio dedicado a la glorificación de María:
sación de seguridad al paso, sin afectar las condicio-
nes de conservación requeridas. Todo dirige la atención hacia la cúpula en la cual está
representada de nuevo la glorificación de María, aquí
Iluminación natural en el interior del camarín en su asunción al cielo entre ángeles, en presencia de
los apóstoles y cuatro santos jesuitas, acompañados
Otra recuperación histórica del inmueble que se lo- por representantes de los pueblos del mundo.26
gró gracias al trabajo interdisciplinario, fue resulta-
do de la restitución de la iluminación original del Por lo anterior, se decidió eliminar las fuentes de
camarín por medio de la sustitución del alabastro iluminación artificial para dar paso a la percepción
que se había colocado en las ventanas en la déca- estética de la luz natural y su significado simbólico
da de 1960; ese elemento se reemplazó por un vi- dentro del espacio (figura 8).
drio translúcido similar al que tuvo en el siglo xviii,
el que se descubrió en la ventana del muro nor-
poniente, la cual estaba cubierta por un elemento 26 Ibidem, p. 212.
Conclusiones
27 Ricardo Peza, “Etapas constructivas del templo de San Fran- 28 María del Consuelo Maquívar, “Una alhaja transportada
cisco Javier de Tepotzotlán (1670-1764)”, Boletín de Monu- por los ángeles: la Casa de Loreto y su camarín en Tepotzot-
mentos Históricos, 3a época, núm. 43, mayo-agosto 2018, pp. lán”, en María del Consuelo Maquívar et al., op. cit., 2018,
154-175. pp. 25-58.
188 |
29 Mónica Martí Cotarelo, “Arquitectura jesuita para la formación:
noviciado y juniorado en el Colegio de Tepotzotlán”, Dimensión
Antropológica, año 17, vol. 49, México, mayo-agosto de 2010.
30 Las principales intervenciones se concretaron entre 1986 y 2002,
y contaron con la participación de la arqueóloga Reyna Cedillo,
quien practicó excavaciones en diversas áreas, con las cuales obtu-
vo hallazgos que arrojaron información sobre los vestigios prehispá-
nicos, además de datos relativos a las primeras etapas constructivas
franciscanas. Vid. Reina Cedillo Vargas, “Exploraciones arqueológi-
cas en el Museo Nacional del Virreinato”, tesis de licenciatura, enah-
inah, Ciudad de México, 2016. Las exploraciones se llevaron a cabo
en cuatro etapas en espacios como la llamada “bodega de perros”,
el patio de las bodegas, el claustro de naranjos, el patio de la enfer-
mería, el patio de los aljibes y el atrio de san Pedro o de los Olivos.
31 Mónica Martí Cotarelo, “Procesos de restauración del edificio
que alberga al Museo Nacional del Virreinato”, Boletín del Museo
Nacional del Virreinato, nueva época, núm. 15, Tepotzotlán, no-
viembre-diciembre de 1994, p. 14.
32 Las aguas rodadas se refieren al sistema de riego que data de
la época prehispánica, el cual, en tiempos de seca, abastece a la
región con el agua proveniente de presas y ríos cercanos que
corren por acequias. Vid. Ivonne Arámbula, “Rehabilitación del
atrio de San Pedro, hoy Atrio de los Olivos”, Boletín del Museo Na-
cional del Virreinato, nueva época, núm. 13, Tepotzotlán, julio-
agosto de 1994, pp. 8-13.
I
nteresarse en los procesos tima como las condiciones de conllevó al rescate de planos, li-
constructivos de la arqui- comodidad, funcionamiento y bros, documentos, periódicos y
| 189
tectura y sus materiales de bienestar para los usuarios— hi- revistas de época, básicos para
construcción era, hace más de cieron que los aspectos técnicos las revisiones del siglo xix. Po-
diez años, asunto de especia- parecieran secundarios para co- cas incursiones a la técnica
listas en tecnología, cálculo de nocer la historia, evolución o el constructiva se habían empren-
estructuras y resistencia de ma- progreso de la arquitectura. dido entonces. Por ejemplo, se
teriales. Aspectos de la arqui- La década de 1990 fue pun- pueden mencionar los capítu-
tectura, sí, pero poco atrayentes tual para la reinterpretación los de los libros: “La construc-
para quienes se dedicaban a ex- histórica de la arquitectura en ción”, en Arquitectura del siglo
plicar su diseño y la organiza- México en muchos sentidos, xix, de Israel Katzman (Méxi-
ción de los espacios habitables, pues a partir de entonces y en co, unam, 1973); “El concreto ar-
considerados entonces elemen- las siguientes décadas hubo una mado”, en La arquitectura de la
tos relevantes para su aprecia- especial mirada a etapas, mo- Revolución Mexicana, de Enri-
ción. La tendencia dominante a mentos, corrientes, persona- que de Anda Alanís (México,
reconocer los estilos artísticos y jes, regiones y temas del pasado unam, 1990), o “Las nuevas tec-
la habitabilidad de los espacios poco considerados dentro de las nologías”, capítulo coordina-
interiores —entendida esta úl- genealogías históricas dominan- do por Carlos González Pozo,
tes. Las revisiones también se en La arquitectura mexicana del
* Centro de Investigaciones
en Arquitectura, Urbanismo y Paisaje,
extendieron a los discursos, tex- siglo xx (Fernando González
Facultad de Arquitectura, unam. tos y fuentes históricas, lo que Gortázar, coord. gral., México,
RESEÑAS
RESEÑASRESEÑASRESEÑASRESEÑAS RESEÑAS RESEÑASRESEÑASRESEÑASRESEÑAS
Conaculta, 1994), por citar algu- arquitectónica como una rama cias al interés del medio aca-
nos. Esos textos mostraban ya del conocimiento y se recono- démico por la modernidad de
cuán determinantes son los as- ce también a los investigado- aquel siglo, fue adentrándo-
pectos constructivos en la histo- res especializados en el tema se a las fuentes históricas dis-
ria para entender las prácticas cuyas carreras se han ido forja- ponibles: a los documentos de
y las formas de la arquitectu- do a la par que la construcción los archivos de las escuelas de
ra. Es en este contexto que ini- se ha adentrado en la historia ingeniería y arquitectura de la
cia la carrera de Mónica Silva, de la arquitectura. Mejor dicho, Ciudad de México, a las revis-
quien es egresada de la Uni- carreras como la de la docto- tas como El Arte y la Ciencia, y
versidad José María Vargas de ra Silva Contreras han posicio- a los periódicos de la época, en
Caracas, Venezuela, y cuya for- nado a la construcción en un los que se difundieron las pro-
mación complementa como nicho especializado del conoci- piedades del concreto armado;
maestra en historia de la arqui- miento, de tal forma que, para principalmente acudió a los ar-
tectura y doctora en arquitec- comprender y hablar de arqui- chivos de la Casa Hennebique,
tura por la Universidad Central tectura, de sus espacios habi- ubicada en París, donde pudo
de Venezuela. Su tesis de doc- tables y de su habitabilidad, es obtener gran parte de la infor-
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torado “Estructuras metálicas preciso tener en consideración mación que nutre los capítulos
en la arquitectura venezolana los materiales, los sistemas y del libro. Así, la investigado-
1874-1935, el carácter de la téc- los procesos constructivos que ra descubre el mundo de rela-
nica”, publicada en el 2009 por los hacen posibles. No se pue- ciones empresariales, negocios,
Ediciones fau, pudiera conside- de explicar aquéllos sin incluir avances científicos y la ideolo-
rarse su despunte como inves- a estos últimos. gía moderna, que hizo posible
tigadora especializada, ya que Hace 10 años, sin embar- el concreto armado y su aplica-
después, una vez instalada en go, el aparato crítico y la meto- ción a las edificaciones de Méxi-
México, presenta el proyecto dología para tratar el tema eran co en los últimos años del siglo
“Los sistemas constructivos de escasos, como hemos anota- xix y los primeros del xx, antes,
la arquitectura mexicana de ini- do. El punto de partida de Mó- mucho antes de las primeras
cios del siglo xx”, para desarro- nica Silva fue la convicción de manifestaciones funcionalistas
llarlo en su estancia sabática en que el desenvolvimiento de la del Movimiento Moderno de la
el Instituto de Investigaciones técnica constructiva hizo posi- arquitectura en Latinoamérica.
Estéticas de la unam en el 2010; ble la expresión de la arquitec- El resultado de todo ello es una
investigación que deriva en el tura moderna del siglo xx. Este significativa investigación reco-
libro que aquí se reseña. hilo conductor la remontó a los pilada en cinco capítulos, una
Ahora se puede reconocer orígenes del concreto armado, introducción, dos anexos y la bi-
a la historia de la construcción a mediados del siglo xix, y gra- bliografía consultada.
RESEÑAS
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Europa, del que se aplicó a una rimentación del sistema cons- La recapitulación e inter-
vivienda al que se empleó en tructivo que se estudia en este pretación de los hechos no sólo
las obras del drenaje de la capi- libro, y aún perviven. Detrás dan cuerpo a los capítulos prin-
tal de México en 1910. de sus ropajes neocoloniales, cipales del libro; una investiga-
En esta historia del concreto neogóticos, neobarrocos, ecléc- ción como la que se tiene en
armado, Miguel Rebolledo, Án- ticos, se ocultan delgados mu- manos no inicia sin cuestio-
gel Ortiz Monasterio, Nicolás ros, esbeltas columnas, losas, nar aquello que se ha dicho del
Mariscal, Miguel Ángel de Que- bóvedas y pórticos rígidos de tema y por qué, de ahí la afor-
vedo, Genaro Alcorta, Samuel concreto armado que dejarían tunada decisión de incorporar
Chávez, Manuel Torres Tori- boquiabierto a cualquier cons- los anexos 1 y 2: “Un análisis de
ja, entre otros, son los actores tructor de hoy en día. Estas y la historiografía sobre el concre-
principales; ellos representan otras obras pocas veces han to armado en la primera déca-
la vanguardia arquitectónica en mostrado sus estructuras y, por da del siglo xx” y “Proyectos del
el país, porque desde 1901 con- tanto, es difícil advertir el uso sistema Hennebique en México
sideraron en sus obras y pro- del entonces nuevo material, 1900-1910”, este último consis-
yectos el nuevo sistema, dando situación expuesta en “La ex- tente en una tabla que contie-
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vida a una serie de edificacio- presión del sistema estructural ne la clasificación de las obras
nes que desafortunadamen- y el carácter de la arquitectu- proyectadas y ejecutadas con
te han pasado casi inadvertidas ra”, capítulo IV; pero gracias el registro del año, nombre de
en las historias de la arqui- al material iconográfico del li- la obra, propietario y fuente
tectura, por lo general aten- bro podemos observarlas por de la información. Ambos ane-
tas más a los estilos artísticos a primera vez. Fotografías, pla- xos son valiosos materiales para
sus tendencias de diseño. ¿Qué nos, esquemas, dibujos y repro- quienes quieran continuar los
une al Palacio de Hierro (re- ducciones de anuncios revelan estudios sobre la historia de la
modelación 1908), con el edifi- al lector los avances técnicos construcción arquitectónica.
cio Escandón (1908), la iglesia que había entonces e hicieron “Las posibilidades de investiga-
de la Sagrada Familia (1902), la posible el levantamiento de ción en este terreno no se ago-
Escuela Nacional Preparatoria obras simbólicas de la moder- tan con el presente trabajo que
(1912, hoy museo de San Idel- nidad arquitectónica. Gracias ha permitido, apenas, definir
fonso), la ferretería El Canda- a este material además en- con claridad una línea de inves-
do (1906) en Mérida, Yucatán, tendemos la relevancia cultu- tigación en la arquitectura del
o algunas casas de la alcaldía ral del concreto armado en su siglo xx en México”, nos señala
Azcapotzalco, de las colonias momento y ahora para la his- la “Introducción” del libro, a lo
Juárez y Santa María la Ribera? toria de la arquitectura y de la que agregaríamos que el cami-
Que fueron el campo de expe- construcción. no ya está trazado.
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RESEÑAS
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Jaime Cuadriello*
L
a autora de Felipe Clee- que estaba desdibujado reconstruye la trayectoria de
re, oficial real, intendente —incluso como intendente—, este personaje, de familia irlan-
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y arquitecto entre la Ilus- no digamos como creador y tra- desa y nacido en Madrid, y que
tración y el despotismo, ha he- cista, también denostado por la pudo embarcarse en el cortejo
cho una contribución original, historiografía del arte: un sim- del virrey marqués de las Ama-
exhaustiva y sustantiva, por ple aficionado a la construcción rillas rumbo a la Nueva España.
partida triple: el análisis regio- carente de herramientas técni- Dudo que otro arquitecto no-
nal y social en dos centros mi- cas y teóricas. Este libro, por el vohispano haya sido estudiado
neros claves en la producción contrario, nos revela el múltiple con esta visión integral y tota-
de la Nueva España; el análi- perfil de un artista-funcionario lizadora de su quehacer políti-
sis arquitectónico y de su len- adelantado a su tiempo, mucho co y artístico, que goce de una
guaje simbólico en la segunda más inquieto y complejo de lo monografía que permita apre-
mitad del siglo xviii, y el estudio que hubiéramos imaginado; no ciar su impresionante obra pú-
de un funcionario-arquitecto si- el segundón cortesano que des- blica en la ciudad de San Luis
tuado en la coyuntura de las cribía Francisco de la Maza en Potosí, donde ejecuta, por pri-
trasformaciones económicas y su libro sobre el arte colonial en mera vez, una política de re-
sociales que propiciaron las re- San Luis Potosí. forma urbana que será más
formas borbónicas. Hasta aho- Esta publicación es fruto de visible a partir de la década de
ra, Cleere había sido un sujeto una ingente búsqueda en ar- 1770 en el resto del virreina-
* Instituto de Investigaciones Estéticas,
chivos de México, San Luis Po- to. El esfuerzo documental que
unam. tosí, Zacatecas y España, que ha hecho Alicia Cordero no es
RESEÑAS
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alhóndiga, por su parte, era un protectorado jurado a la Virgen guaje desde su propio contex-
programa que debía cumplir, Morena, en 1746. La enjundia to y la necesaria recepción de
por medio de sus bóvedas, el al- y la escala monumental de este la obra entre los habitantes de
macenamiento salubre y ven- edificio, los secretos simbólicos una ciudad señalada por la vio-
tilado de los granos, al tiempo que encierra su portada-reta- lencia y la pacificación, la re-
que asegurara la estabilidad so- blo y su emplazamiento como generación urbana y la nueva
cial de la ciudad. punto focal de una calzada pro- política de exacción colonial;
Ya verá el lector cómo Clee- cesional, dejan ver que el cabil- el solo título de este libro ya es
re es un creador racional y vi- do de la ciudad quería mostrar una metáfora, muy completa,
sionario que anticipa y perfila su pertenencia patriótica y os- del gran relato regional y cul-
los tiempos por venir, un ad- tentar, a manera de un exvo- tural que evoca. Felipe Cleere,
ministrador y constructor que to, que la Virgen de Guadalupe oficial real, intendente y arquitec-
configura “el rostro urbano, era el más seguro baluarte con- to entre la Ilustración y el despo-
como dijimos, del Estado bor- tra todo desastre natural, social tismo. Puede decirse que este
bónico”, pero que también sa- y de salud. El lector hallará, en contundente y polifacético li-
tisface las expectativas del suma, una propuesta renovado- bro es un gran teatro en el que
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gusto local y sus demandas de ra para estudiar los usos de las se suceden los acontecimientos
identidad criolla: el santuario tipologías arquitectónicas en (históricos) y desfilan los mo-
guadalupano, extramuros de el crepúsculo del antiguo régi- numentos (artísticos), y en el
San Luis Potosí, no tuvo com- men y en la alborada de la mo- que puede mirarse a los acto-
petidor posible, luego de que dernidad, una tesis que explica res sociales representando un
tantas otras ciudades erigie- uno de los problemas más difí- libreto tan pautado por la ocu-
ron sus correspondientes lu- ciles para responder en el tra- rrencia del tiempo como sor-
gares de peregrinación para bajo de todo historiador del prendente en la configuración
hacer patente el patronato y el arte: la expresión de un len- del espacio.
1. La Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del inah, 9. En el caso de artículos publicados en libros, deberán citarse
a través de la Subdirección de Investigación, invita a todos los de la siguiente manera:
investigadores en antropología, historia, arquitectura y ciencias
afines a colaborar en el Boletín de Monumentos Históricos, ter- a) nombre y apellidos del autor; b) título del artículo entre-
cera época, con el resultado de investigaciones recientes que comillado; c) título del libro en letras cursivas, anteponiendo
contribuyan al conocimiento, preservación, conservación, res- la preposición “en”; d) tomo y volumen; e) lugar de edición;
tauración y difusión de los monumentos históricos, muebles e f) editorial; g) año de la edición; h) página(s) citada(s).
inmuebles de interés para el país, así como con noticias, reseñas
bibliográficas, documentos inéditos, avances de proyectos, de- 10. En el caso de archivos, deberán citarse de la siguiente manera:
cretos, y declaratorias de zonas y monumentos históricos.
a) nombre completo del archivo y, entre paréntesis, las siglas
2. El autor deberá entregar su colaboración en original impreso, que se utilizarán en adelante; b) ramo, nombre del notario
con su respectivo respaldo en disco compacto (cd), usb o vía u otro que indique la clasificación del documento; c) legajo,
correo electrónico con su nombre, título de la colaboración y caja o volumen; d) expediente; e) fojas.
programa de captura utilizado. Deberá incluir un resumen no
mayor de 10 renglones, un abstract, así como cinco palabras cla- 11. Las locuciones latinas se usarán en cursivas, del siguiente modo:
ve y keywords, que no sean más de tres de las que contiene el
título del artículo. op. cit. = obra citada; ibidem = misma obra, diferente pági-
na; idem = misma obra, misma página; cfr. = compárese;
3. El paquete de entrega deberá incluir una hoja en la que se et al. = y otros.
indiquen: nombre del autor, dirección, número telefónico,
celular y correo electrónico, institución en la que labora, ho- Las abreviaturas se utilizarán de la siguiente manera: p. o
rarios en los que se le pueda localizar e información adicional pp. = página o páginas; t. o tt. = tomo o tomos; vol. o vols. =
que considere pertinente. volumen o volúmenes; trad. = traductor; f. o fs. = foja o fo-
jas; núm. = número.
4. Las colaboraciones no deberán exceder de 40 cuartillas, incluyendo
ilustraciones, fotos, figuras, cuadros, notas y anexos (1 cuartilla = 12. Los cuadros, tablas, gráficos e ilustraciones deberán ir per-
1 800 caracteres; 40 cuartillas = 72 000 caracteres). El texto debe- fectamente ubicados en el corpus del trabajo, con los textos
rá presentarse en forma pulcra, en hojas bond carta y en archivo precisos en los encabezados o pies, con la palabra “figura” y
Word (plataforma pc o Macintosh), a 12 puntos y a 10 las citas, en su número, y se incluirán en el cd o en el envío por correo
altas y bajas (mayúsculas y minúsculas), a espacio y medio. Las ci- electrónico, en archivo aparte. El texto no deberá presentar
tas que rebasen las cinco líneas de texto, irán a bando (sangradas) diseño editorial.
y en tipo menor, sin comillas iniciales ni terminales.
13. Las colaboraciones serán sometidas a un dictaminador espe-
5. Los documentos presentados como apéndice deberán ser cialista en la materia.
inéditos, y queda a criterio del autor modernizar la ortografía
de los mismos, lo que deberá aclarar con nota al pie. 14. Las sugerencias hechas por el dictaminador o por el correc-
tor de estilo serán sometidas a la consideración y aprobación
6. Las ilustraciones digitalizadas deberán entregarse a un tamaño del autor.
de 30 cm de ancho, en formato jpg o tiff con una resolución de
300 dpi (pixeles por pulgada cuadrada) y deberán incluir pie 15. Sobre las colaboraciones aceptadas para su publicación, la
de foto con autor o fuente. Coordinación Editorial conservará los originales; en caso con-
trario, de ser negativo el dictamen, el autor podrá apelar y soli-
7. La bibliografía deberá incluirse como notas a pie de página; la citar un segundo dictamen, cuyo resultado será inapelable. En
primera vez que se cite la fuente consultada se incluirá la refe- estos casos, el texto será devuelto al autor.
rencia completa. Los datos a consignar deberán ir separados
por comas: 16. Cada autor recibirá cinco ejemplares del número del Bole-
tín de Monumentos Históricos en el que haya aparecido su
a) nombre y apellidos del autor; b) título de la obra en letras colaboración.
cursivas; c) tomo y volumen; d) lugar de edición; e) nombre
* * *
de la editorial; f) año de la edición; g) página(s) citada(s).
Las colaboraciones deberán enviarse o entregarse en la Subdi-
8. Las citas de artículos de publicaciones periódicas deberán rección de Investigación de la Coordinación Nacional de Monu-
contener: mentos Históricos del inah, en la calle de Correo Mayor núm. 11,
Centro Histórico, México, D.F., C.P. 06060, tel. 4166 07 80 al 84,
a) nombre y apellidos del autor; b) título del artículo entrecomi- ext. 413016.
llado; c) nombre de la publicación en letras cursivas; d) número
y volumen; e) lugar de edición; f) fecha y página(s) citada(s). Correo electrónico: [email protected]
Índice
Ø Esplendor en la capilla de los terciarios Ø El antiguo almacén de El Puerto
franciscanos de Puebla | jesús joel de Liverpool: un ejemplo de
peña espinosa historia de la construcción, 1904-1905
| marcela saldaña solís
Ø Origen y evolución de los pasadizos
cubiertos. Casos en España, México Ø Una vivienda plurifamiliar del siglo xix:
y Guatemala | enrique tovar esquivel / República de Cuba núm. 32, Ciudad de
esther guadalupe domínguez fernández México | patricia viridiana sánchez ramírez
C o o r d i n aC i ó n n aC i o n a l de M o n u M e n to s H i s t ó r i C o s