Ciudades Sustentables

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la ciudad sostenible se rige en principio por las siguientes directrices:

• Igualdad de derechos. Los ciudadanos de una ciudad sostenible gozan de


igualdad de derechos en materias fundamentales como el acceso a la salud y
la educación, el disfrute de un hábitat saludable y que no atente contra la salud, y
una convivencia digna sin abarrotamientos, miseria, ni violencia.
• Tránsito ecológico. El desplazamiento de los ciudadanos en la ciudad debe
darse de la mejor manera posible, minimizando no obstante la quema de
combustibles contaminantes y, eventualmente, el gasto de electricidad. Esto
exige inversión en nuevos materiales y la búsqueda de modelos urbanos que
permitan el uso de la bicicleta, que minimicen la necesidad de automóviles
propios y que sean eficaces en sus mecanismos masivos (metro, autobuses,
trenes, etc.).
• Utilización racional de los recursos. Esto no sólo apunta a los combustibles,
sino a la disposición de aguas servidas, a la tala indiscriminada, a la expansión
urbana indetenible y el embaulamiento de ríos, etc. Las ciudades no pueden
crecer para siempre sin preservar espacios verdes y mantener un cierto balance
con los espacios rurales.
• Las tres R’s. Una ciudad sustentable debe educar a su población para la
reducción de materiales contaminantes y evitar el despilfarro energético; para la
reutilización de los materiales que no requieren de ser comprados nuevamente; y
para el reciclaje de los materiales de desecho que no deben mezclarse con la
basura líquida y biodegradable. Hace falta en ese sentido formar una ciudadanía
global.

claves para que una ciudad sea sustentable:

• Preservar lo público. Las plazas, los parques y los espacios de paseo e intercambio
son vitales en la ciudad global, para evitar el agobio de los infiernos de hormigón. No
sólo porque suelen implicar pulmones vegetales que mejoran la calidad del aire, sino
porque propician el encuentro entre vecinos y fomentan el deporte.
• Urbanizar de modo compacto. Simplemente dicho, las ciudades no pueden crecer
para siempre, y puede que algunas hayan crecido más de lo conveniente. El modelo
global de ciudad debería apuntar a lo compacto, es decir, a la densidad, de modo que las
ciudades no requieran de tanta inversión en transporte.
• Recuperar el centro. La ciudad del futuro deberá recuperar cierta identidad y
mantener su centro vivo, históricamente preservado, para ofrecer a los ciudadanos una
dinámica cultural propia, que forje una identidad y evite la anonimidad de las grandes
urbes.
• Velar por la calidad del aire. Los pulmones vegetales y aperturas para el flujo del
aire son clave en la vida urbana sostenible. De esa manera se evita la concentración
de smog que puede tener consecuencias negativas en la salud.
• Integrar la naturaleza. Una ciudad no debería ser un sistema contrario a la naturaleza
del planeta, sino integrado a ella. La idea no es devastar la naturaleza para urbanizar,
sino convivir con ella, respetando áreas verdes cercanas: bosques, costas, zonas
salvajes, etc.
• Energía limpia. La clave para el futuro está, todos lo dicen, en una nueva forma de
obtener energía, que no contamine tanto como los combustibles fósiles. Ya hay enormes
inversiones en energía eólica, hidroeléctrica, solar o geotérmica, cada una con sus
bemoles y necesidades.

Como puedes imaginar, el objetivo no era otro que reforzar el compromiso de estas
ciudades por el cuidado del medio ambiente y el bienestar de quienes las
habitan, personas y familias con hijos e hijas, igual que tú. Con la progresiva migración
de la población mundial hacia los grandes centros urbanos, muchos de éstos se han
revelado incapaces de gestionar los recursos para satisfacer las necesidades básicas de
sus millones de pobladores. Era necesario, pues, trazar unas directrices en la materia e
implementar soluciones en este sentido. ¿Las vemos? que es indispensable para su
supervivencia.
1) Acceso a recursos públicos básicos
Empecemos por lo esencial: el bienestar de las personas. La ciudad sostenible garantiza
a sus habitantes educación de calidad, centros de salud adecuados, transporte público
accesible, recogida de basuras, seguridad y buena calidad del aire, entre otros aspectos.
Es decir, aquello que es indispensable para su supervivencia.

2) Acciones de renovación urbana


La renovación del espacio público es fundamental. Esto implica adaptación de calles,
plazas, parques y del espacio urbano en general. También supone la conservación del
patrimonio cultural y su incorporación a la ciudad moderna. La ciudad sostenible está
integrada, nunca aislada ni jerarquizada. En Melbourne, Australia, se ha puesto en
marcha la iniciativa Smart Blocks para que los edificios de viviendas sean más
sostenibles. El objetivo es ayudar a las personas propietarias y gestoras a mejorar la
eficiencia energética de las zonas comunes y disminuir el consumo lo máximo posible.
¿Qué te parece?
3) Reducción de emisiones de CO2
La reducción de CO2 y de otros gases perjudiciales para la capa de ozono es uno de los
indicadores más significativos a la hora de valorar el compromiso medioambiental de
una ciudad. Esto se logra con el uso de energías renovables, una buena oferta de medios
alternativos de transporte (bicicletas, trenes y autobuses eléctricos, etc.) y la adaptación
de viviendas que promuevan el ahorro de agua y de energía. Por ejemplo, desde
diciembre de 2013, la ciudad de Shenzhen, en China, introdujo una nueva flota de más
de 6.000 unidades de vehículos ecointeligentes, convirtiéndose en la mayor flota en
servicio con emisiones cero de todo el mundo. Actualmente, todos los vehículos de
su red de transporte público son eléctricos.
4) Favorecer el Comercio Justo
Las ciudades sostenibles se oponen al consumo desmedido. En cambio, impulsan otros
modelos de Comercio Justo que fomenten la compra local y las redes de personas
productoras respetuosas con el medio ambiente. Y tú, ¿has sumado a tu familia al
comercio solidario? Productos básicos de tu cesta de la compra, como son el cacao, el
café o el azúcar, pueden ayudar a que disfrutéis de una alimentación sana porque se han
cultivado bajo los criterios de la agricultura ecológica y, contribuir también, a una vida
sana para las personas agricultoras y para el planeta.
5) Triple fórmula: reducir, reutilizar y reciclar
Las personas gestoras de la ciudad sostenible deben poner en marcha acciones
pedagógicas para concienciar sobre la importancia del reciclaje y el consumo
responsable. Esto evitará el uso desmedido de los recursos naturales de los que se
dispone en entornos cercanos y dará pie a la creación de redes de solidaridad entre sus
habitantes, algo que se enmarca dentro de las iniciativas de ciudadanía global. Desde tu
hogar, tu familia y tú, también podéis hacer mucho al respecto. Consulta la guía
gratuita Consumo Responsable de Oxfam Intermón y poneos manos a la obra con sus
consejos.
Algunas sociedades ya están adoptando un modelo más sostenible. Si quieres ver,
cuáles son las ciudades que figuran entre las pioneras en términos de sostenibilidad,
aquí tienes un
Sabes que más de la mitad de la población del mundo habita en zonas urbanas? La ONU
prevé que esta cifra siga creciendo, ya que en 2050 se estima que 2/3 de la población
viva en ciudades. Para alojar esta ingente cantidad de nuevas personas es preciso
cambiar el paradigma imperante que rige el funcionamiento y gestión de las ciudades.
El ODS 11, Ciudades y Comunidades Sostenibles, busca precisamente atajar los
problemas del crecimiento descontrolado de las ciudades y la explotación de los
recursos. De hecho, algunas zonas urbanas llevan años trabajando para ello. En este
artículo te presentamos las 10 ciudades

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