GUANAJUATO
GUANAJUATO
GUANAJUATO
¿Cómo llegue a ser maestra? Creo que esta pregunta me remonta a mi infancia, allá
en la costa grande del estado de Guerrero, Tecpan de Galeana, para ser exactos, y de solo
nombrar mi tierra, siento una gran nostalgia y alegría al recordar mis años felices en esa
tierra del sur de México mi país del que estoy orgullosa.
Como dije antes siendo la decima hija, pues no era tan rudo el trabajo para mí, lo
que no quiere decir que se me perdonara no hacerlo, además de que todos participábamos
en las cosechas, chicos y grandes, y en vacaciones era desde el primer día que teníamos
descanso en la escuela, y nos gustaba a todos ir a quedarnos varios días a las huertas hasta
terminar la cosecha de coco, de frijol, plátano, maíz, frutas, aguacates, etc., etc. No nos
desanimaba dormir en una cabañita sin agua y sin luz y con camas de “huesos de palma de
coco” o en hamacas, rodeados de mosquitos, bichos o tlacuaches que luego salían en la
noche a buscar las gallinas de la abuela. Comíamos rico, sano, jugábamos en la tierra, entre
los árboles, probábamos de todas las frutas y no bañábamos en el rio.
Así transcurrió mi niñez, cuando curse el preescolar, porque quiero decirles que si
fui a preescolar, de hecho, mi jardín de niños se llamaba “Juan de Dios Arias”, y creo que
fue uno de los primeros que se fundaron en el estado de guerrero, bueno después del de
Tixtla y Chilpancingo. Aun conservo mi diploma con fotos y mensajes muy bellos. Una de
mis maestras Martina Portillo, era de Irapuato, después la vi siendo yo educadora, le dio
gusto verme y saber que había seguido sus pasos, después supe que ella murió de cáncer.
Viví feliz, haciendo todo eso y como era de las mas chicas de la familia, porque hubo
una hermana después de mi, Enriqueta, solo que ella murió a los 3 años, recuerdo que nos
enfermamos de sarampión y viruela, las niñas mas chicas y los niños más chicos de la casa.
Goyo, Ángel, Quety y yo, mi hermano mayor Goyo estaba ya de 11 años y duro mas en
recuperarse, mi hermano Ángel y yo nos aliviamos pronto pero mi hermanita a ella la
internaron en un sanatorio en tecpan y murió a los 15 días, mi hermano después se
compuso de la viruela. Recuerdo que mama se la paso todos los días en el sanatorio con mi
hermanita y me quede a cargo de mis 3 hermanas en casa, solo cuando iban a llevarle cena
podía ir al sanatorio y verlas a las dos. Muchas cosas no comprendí en ese momento, pero
ahora que lo recuerdo, creo que mi hermanita murió porque éramos muy pobres, porque
aunque teníamos que comer todos los días, no había dinero, solo hasta la cosecha algo
quedaba, pero así como para tener en casa regularmente, no había, y llega a mi mente, que
cuando a la edad de 6 años, antes de ir a la escuela primaria a veces iba al molino de
nixtamal moler para la masa de las tortillas que mamá hacia en la casa para todos los de la
familia, después iba al mercado a vender fruta a veces eran “nanches”, a veces eran
plátanos, a veces aguacates, y lo que llevaba hacia trueques con las del mercado por
pescado, queso fresco, jocoque, pan, y raras veces dinero. De manera que a la escuela
íbamos 5 hermanos y nos daban un peso para todos o sea 20 centavos, así transcurrió mi
estadía en la primaria, y como solo hasta la primaria estudiaban las mujeres, en la casa mis
3 hermanas solo hasta ahí habían cursado, y pues mis aspiraciones solo hasta ahí llegarían,
pero no, yo quería seguir estudiando; la secundaria, la prepa y algo más, pero en una región
donde las mujeres tenían pocas opciones de superarse, en una familia de escasos recursos
económicos, veía con tristeza que iba a ser difícil convencerlos de que me dieran no solo la
oportunidad sino los recursos para seguir superándome. Ah, pero déjenme decirles que uno
de mis hermanos estudiaba en la ciudad de México, para contador y cuando él iba a la casa
de vacaciones, era tratado como rey por el hecho de ser estudiante, y creo que eso también
despertó en mi ese sentido de estudiar.
Con dificultad, puede conseguir los requisitos para ingresar a la escuela secundaria,
la solicitud, hacer el examen de admisión y aprobarlo y lo más difícil convencer a mis
padres, de manera que esa era la prueba más difícil de todas, porque solo así podría
convencerlos de que me permitieran estudiar la secundaria, y si, tuve suerte, aprobé el
examen y cuando ya estaba todo listo, le dije a mi papá que me dejara estudiar, que había
hecho un examen y que lo había aprobado y que solo faltaba inscribirme, se me quedo
viendo un rato, no era usual ver a las mujeres ir a la secundaria, no a las de la casa al menos
no para las de mi condición económica, porque mamá solo curso hasta 2DO de primaria y
mi abuela solo primer grado.
La situación la veía difícil, yo no sabía cómo iba a reaccionar, pero lo que si sabía es
que tenía que convencerlo de mi decisión de ser alguien en la vida, de superarme y no
quedarme a hacer lo mismo en casa, no porque no me gustara, sino porque yo creía y
quería en algo diferente para mí, la verdad no me veía yo así como mis hermanas en casa
haciendo solo los quehaceres del hogar, o en algún local en el mercado o tienda del pueblo
como empleada, yo sentía dentro de mí que eso no era para mí, que podía aspirar a algo
más, que podía soñar con tener y ser algo más. Y fue la primera batalla que tuve que librar,
contra mi propia familia, con mis parientes y vecinos, porque empezaba a romper reglas
establecidas.
Y bueno pues por tanta insistencia, mi papá cedió, a que yo estudiara, mis hermanos
se inconformaron 4 de los 6 que tenia ,también, ya sabiendo la decisión, regañaron y me
advirtieron que no iban a querer ninguna queja de mi, que no me iban a querer ver
vacilando con los muchachos, uno creo que dijo que no me quería ver embarazada, yo no
entendí eso, era chica y no tenia aun mucha información, después supe que algunas de las
muchachas de la secundaria, dejaban sus estudios por ese motivo.
Luche contra todo eso pero gracias a dios y a mis padres que creyeron en mi curse la
secundaria, con satisfacciones para mis padres, pues logre buenas notas, y sin ninguna
queja ni motivo de regaños ni llamadas de atención de mis hermanos, porque al igual que
en la primaria, antes de ir a la escuela y en las tardes yo ayudaba en las labores de casa,
pero sobre todo en las “vendimias” de todo lo que se producía en cada temporada o en lo
que mis hermanas, mi mama y mi abuela hacían para reunir fondos.
Esos tres años de la secundaria transcurrieron muy rápido, y de pronto me vi, casi a
los 15 años de edad en la misma situación que cuando termine la primaria, otra vez se
repetía la historia, me angustiaba el solo hecho de saber que esta vez no pudiera
convencerlos de continuar mis estudios porque ello significaba dejar el pueblo, después de
la secundaria algunos iban a la preparatoria oficial, pero con la consigna de seguir
estudiando una carrera larga, y eso en mi situación era un imposible, por eso la vía era una
carrera corta, de preferencia en un internado y la opción era ser maestra. Las escuelas más
cercanas estaban en Acapulco pero eran particulares así que solo quedaban Chilpancingo,
Iguala y Ayotzinapa, pero esta última debido a las revueltas en las que había participado
había dejado de ser mixta.
Entonces solo quedaba iguala por el creen el internado para maestros de primaria y
en Chilpancingo las normales estatales y la oficial de educadoras. Así que mi posibilidad era
el internado, y una compañera del grupo de la secundaria Maricela Antonio, tenia
hermanas en el CRENy me invitó a sacar ficha y hacer el examen ahí, solo que no de enteré
cuando ella se fue y perdí esa oportunidad. Luego platicando con Violeta Hernández ella era
del grupo “d” y yo del “c” pero éramos vecinas y conocidas porque en su casa nos
alquilaban historietas de lagrimas y risas, destinos opuestos, memin pinguin, el payo,
fuego, etc., porque yo era la que iba a su casa por las revistas y así fue como empezamos a
platicar que íbamos a hacer, la ventaja de ella era que 2 de sus hermanas si habían
estudiado una de secretaria y otra de enfermera en Chilpancingo,
Así que solo tuve la segunda opción para ver la posibilidad de irme a estudiar ya no a
Iguala , Gro., al CREN ( centro regional de educación normal) sino a Chilpancingo y como mi
amiga solo iba a ir a solicitar a la normal de educadoras, para mí, significaba irme con ella,
pero ya estando allá en Chilpancingo yo iría a la Normal Estatal para Maestros de Primaria,
pero lo primero era convencer de nueva cuenta a mis padres y hermanos, y el viacrucis fue
el mismo, sola tuve que hacer todos los tramites, consiguiendo dinero con mis hermanos y
como pude convencerlos para que me ayudaran a decir a mis padres que me dejaran ir a
estudiar, para entonces, uno de mis hermanos, Goyo, él estudiaba en Chilpancingo, en la
Universidad de Guerrero, vivía en una casa de estudiante y creo que tenía una beca, así que
no representaba un gasto mayor a la familia, pero mi situación era diferente ya que yo no
iba a ningún internado pues ya no funcionaban como tales en Ayotzinapa, y en Iguala ya no
alcance ficha para examen, así que cuando por fin mi papá accedió, me dijo que tenía que
hacer yo sola todo, así como pasar el examen, si de verdad quería estudiar e irme a
Chilpancingo, y así lo hice, con mi amiga Violeta nos pusimos de acuerdo y decidimos irnos
a la casa donde rentaba una de sus hermanas, solo que ella terminaba sus estudios de
enfermería y ya el cuarto estaba apartado para otras muchachas que iban a estudiar y vivir
ahí. Así que solo quedaba irnos con la otra hermana de Violeta, Olivia la que era secretaria,
y que trabajaba en la secretaria forestal, su esposo era ingeniero ahí. Y bueno con muy
pocas pertenencias pero muchas ganas de quedarme en la normal, de maestros en
Chilpancingo, la estatal, era la más posible, así que con todas mis ilusiones me fui a
Chilpancingo con mi amiga, los primeros días con su hermana Tere y después con su otra
hermana.
Llevamos solo lo necesario para los tramites, el examen y regresar a casa ya por las
cosas si era que ya nos quedábamos, fueron días de tensión y emoción, era la primera vez
que salía de casa, apenas iba a cumplir 16 años, en una ciudad de clima frio, contrario al
calor de la costa, ambiente y gente diferente y desconocida para mí.
Y bien, pues inicié en una ciudad distinta, fue difícil acostumbrarme a la comida. La
ropa, el clima, de solo recordar la sabrosa comida de la costa, pescado frito, frijoles negros,
salsa costeña, tortillas de comal, café de olla, ahh. Y ahora en una escuela diferente, nuevas
compañeras, pero con una gran oportunidad de ser alguien en la vida, y si creo que siempre
quise ser maestra, lo que aprendí de mis maestros desde preescolar, primaria, secundaria y
posteriormente normal, creo que todo lo que ellos me inculcaron y enseñaron no solo de
conocimientos, sino de valores, de afecto de preocupación y ocupación sincera de hacer de
nosotros verdaderas personas de bien, al menos así lo sentí y lo viví con mis maestros por
eso me acuerdo de sus rostros , de sus nombres y hasta de sus apellidos, pero sobre todo
del trato que recibí de cada uno de ellos y eso ha sido lo que hasta el día de hoy me ha
ayudado y estimulado para realizar mi labor docente con compromiso, con amor, con
responsabilidad, son humildad, y sobre todo con la plena convicción de que estoy formando
personas, generaciones que ya ahora por los años que llevo en el sistema educativo, ahora
son ya profesionistas, padres de familia, empleados en las oficinas y dependencias a las que
a veces acudo y los encuentro y veo con satisfacción que aun se acuerdan que fui su
maestra en preescolar.
Después de saber que había aprobado el examen, pedí a mi hermano y a los padres
de una de mis compañeras de grupo, me acompañaran para inscribirme, para no hacer ir a
mis papás hasta Chilpancingo, ya que no teníamos recursos, lo bueno fue que si se pudo de
esa manera.
En un principio por unas semanas vivimos con la hermana Tere de Violeta, y después
con Olivia la secre, nos toco pertenecer a grupos diferentes, pero en la escuela nos
reuníamos, íbamos y veníamos juntas a la escuela y compartíamos tareas y desveladas, esto
fue casi por año y medio, pues su hermana Olivia la esposa del que era ingeniero tuvo a su
bebé y se fue a nuestro pueblo de la costa, a atenderse y cuidarse con su mama, por lo que
tuvimos que buscar un lugar para vivir, algo que me llamo mucho la atención es que el
ingeniero, era de León, Gto. Y se llamaba José Jesús Arana Ramos y platicaba maravillas del
estado de Guanajuato y sentí curiosidad por conocer este estado, y me gusto tanto que ya
llevo 26 años viviendo y trabajando tranquilamente aquí, y cosa curiosa, mi esposo es de
Pénjamo, Gto., y también se llama José Jesús.
Mi vida en la normal transcurrió, entre muchas carencias, vivía con mi amiga en casa
de sus hermanas, y no me cobraban renta, eso era un ahorro para mi, y mi familia, y fue un
propósito desde que ingrese ganarme una beca en la normal y con eso apoyarme en la
compra de materiales, pasajes y otros gastos para salidas a observación y prácticas.
Fue una época muy difícil, con muy poco dinero, que apenas si me alcanzaba para
irla pasando y con el compromiso de no perder la beca, y con la consigna de mis padres de
no reprobar ni dar problemas porque si no me regresaba a Tecpan de Galeana, allá en
Guerrero. Como pude curse el primer y segundo grado, ya habiéndome cambiado de casa,
pero aun con mi amiga del pueblo, le eche todas las ganas a aprobar todas la materias que
cursábamos y que eran muchas, muy completas y algunas muy bonitas y adecuadas a
nuestra labor como son teatro, danza, cantos y juegos, dibujo y pintura, y los talleres de
manualidades que llevábamos adicionales en cada semestre. Recuerdo a mis maestros de
la normal Maty, de cantos y juegos, Ángeles de teatro, Rolando de dibujo, Gustavo de
educación física, Javier Zamora el psicólogo, Esther de pedagogía, Hilda Benita de didáctica,
Chony de danza, Aamada de español, Celis de naturales, Wily de filosofía, Carmelita la
prefecta, y la directora Margarita de la Luz Mora Calvo, entre otros.
Sus enseñanzas en cada una de las artes, las ciencias, el desarrollo personal, los
conocimientos del programa de educación preescolar, las características de los niños, la
vinculación del trabajo con los padres de familia, y el trabajo al servicio en la comunidad,
desde el momento que inicie el servicio social, las logre llevar a la práctica, y
posteriormente al obtener mi título al aprobar el examen recepcional con mención
honorifica, me motivaron aun mas a hacer de mi labor la realización de todos mis sueños, y
los de mi familia, y sobre todo los de mi madre, eso me permitió ganar más respeto con
mis hermanas, incluso una de ellas me pidió bautizarle a su hijo que ahora está conmigo en
Pénjamo a punto de concluir su carrera de derecho, así con un gran compromiso de poder
ayudar a esos pequeños a adquirir los conocimientos, valores, destrezas, habilidades
suficientes para facilitar su ingreso a la escuela primaria, brindándoles un trato amable en
un ambiente de respeto y camaradería, como yo lo viví con mis maestros de antaño.
Creo que eso fue lo que motivo a hacer de mi profesión un espacio para ofrecerles a
los niños la oportunidad de ver el mundo, su entorno, de una manera diferente. Pero sobre
todo dándoles un trato amable, con cariño y respeto, y ahora que veo a alumnos de esas
generaciones que les di clases, se que valió la pena, y siento la satisfacción del deber
cumplido.
Como directora, dure poco, y al igual que mis compañeras de trabajo, me integre
con dedicación a mi nueva función, ya desde otra posición, pero sin olvidar el trato a los
alumnos, a los docentes y a los padres de familia, ya que ellos constituyen la base de todo
este sistema educativo, sin dejar de destacar la enorme importancia que tienen los
recursos y los materiales, entre todos hacemos que esto sea posible.
Todo lo que aprendí en la escuela normal me ha servido para hacer mi labor en las
diferentes escuelas en las que he laborado, pues la mayor parte de esa historia laboral fue
como maestra frente a grupo, inicié en la comunidad de laguna larga de cortes, municipio
de Pénjamo, Gto. En el año de 1983, en un jardín de niños tridocente pero con una
numerosa población escolar, tanto que para el mes de noviembre de ese mismo año
éramos 5 educadoras, 1 intendente,1 maestro de música, y 1 de educación física. Ahí
labore como educadora encargada con grupo durante 2 ciclos escolares. Me fui a vivir a la
comunidad, me integre a su gente, y logre no solo el apoyo sino el aprecio y el
reconocimiento de la gente durante ese tiempo que estuve adscrita a ese plantel. Además
de que ahí conocí a mi esposo un maestro de secundaria técnica que ahora es director, yo
labore 2 años en esa comunidad y el 20 ciclos escolares. Ese incremento de personal que se
logro en el jardín de niños, trajo consigo además del desconcierto e inconformidad de mis
compañeras, una clave 21, de directora técnica liberada de grupo. Cosa que no sucedió
debido a la poca antigüedad laboral que tenia, y por la que perdí, no solo la clave sino el
lugar de adscripción, pues me asignaron a otro centro de trabajo por “disposición oficial y
sindical”. En el que estuve dos años, y posteriormente, como educadora de incremento me
fui a Pénjamo, como educadora frente a grupo a un jardín de niños de organización
completa en el que creo continúe mi labor docente con el ánimo del primer día de ingreso a
la SEP, y entregando en lo posible cada año generaciones numerosas con actitudes y
valores y disposición al trabajo, y una maduración satisfactoria para ingresar a la escuela
primaria, el reconocimiento de los padres de familia y el apoyo que siempre me brindaron,
y que hasta la fecha. Pues cuento con la amistad de varios de ellos, y puedo decir que de
los padres de familia de los alumnos que año con año atendí durante 15 años en este
plantel me dieron la oportunidad de conocer amigos, posteriormente con algunos hasta
compadres nos hicimos debido a esa buena amistad que se dio.
Cuando vi esta invitación a participar en “como llegue a ser maestro” vi que cubría
algunos requisitos como ser maestra, escribirlo a máquina, aunque ya con un poco de
conocimiento en la tecnología, no fue tan difícil, en el nombre o titulo del trabajo, ahí si
tuve una pequeña dificultad ya que no sabía cómo definir mi trabajo, en el nombre
completo del participante no hubo problema, en el domicilio, pues ya lo dije y en la edad
cuento afortunadamente con 46 años de edad, y 26 satisfactorios de servicio en la
docencia, mi correo electrónico, lo tengo desde el curse una maestría, y ha sido el mejor
medio para comunicarme con mis compañeras educadoras encargadas y directoras, la
mayor dificultad que se me presento fue, la de escribir máximo tres cuartillas esta
experiencia de compartir los motivos y circunstancias que intervinieron en la elección de mi
profesión. Y de solo recordar que mi servicio social lo hice en una comunidad 100% náhuatl,
en la comunidad de Atliaca, municipio de Tixtla, en la que tuve que hacer mi propio
diccionario de palabras náhuatl para poder decir a los niños y a la gente lo que
pretendíamos en ese ciclo escolar en su jardín de niños y en su comunidad me llena de
satisfacción, haber podido contar con un alumno y un intendente bilingüe que me
facilitaron el trabajo y la redacción de mi informe para el examen recepcional, de manera
que eso compensó dormir en piso de tierra, lavarme o bañarme con agua helada, no poder
salir o entrar a la comunidad por la falta de transporte, etc.