Introduccion Freud

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Cátedra: Psicología Evolutiva 1

Unidad 3: Apunte de cátedra

Introducción al pensamiento freudiano

Lic. Roxana G. Perrotta.

El propósito de esta ficha de catedra es acompañar a los alumnos en el


recorrido de los conceptos fundamentales de los artículos de S. Freud que serán
trabajados en la materia, apoyándonos en los saberes con los cuales suponemos
que ingresan a la cursada, producto del recorrido que hasta ahora han hecho de la
carrera.

Comenzamos presentándoles un texto freudiano fundamental para pensar el


desarrollo del niño, “Tres ensayos para una teoría sexual” (1905).

En este primer tiempo de su obra, para Freud, el aparato psíquico está


compuesto por tres instancias, Consiente, Preconsciente e Inconsciente, lo que
solemos conocer como la Primera Tópica, o primer modelo del psiquismo, regulado
a su vez, por el primer dualismo pulsional: pulsiones sexuales y pulsiones de auto
conservación.

En este texto la preocupación freudiana fundamental resulta ser el


contrapunto con los conceptos de la medicina de su época respecto de la función
sexual humana, su desarrollo y su constitución, abarcando desde la supuesta
normalidad, hasta lo que se entendía como patología.

Para ello es que toma, en un primer ensayo el tema de las perversiones, en


un segundo ensayo aborda a la sexualidad infantil y en un tercer ensayo introduce la
metamorfosis, los cambios, vinculados a la pubertad. Este último no es parte de la
bibliografía de nuestra materia, sino que integra el recorrido de la Psicología
Evolutiva II, en la que trabajaran la adolescencia como concepto en profundidad, al
igual que nos dedicamos aquí a pensar la niñez.

Siendo estos ensayos de la primera parte de la producción teórica freudiana,


su lectura obliga a repasar en cada página las aclaraciones en notas al pie, con
agregados y reformulaciones de momentos posteriores de su obra, según en cada
caso avanzan sus postulaciones. Por esto, años después escribe “La organización
genital infantil. Una interpolación en la teoría de la sexualidad”, articulo con el que
completaremos el recorrido freudiano sobre el tema, y en el que reorganiza los
conceptos, a la luz de la segunda tópica, segundo modelo del aparato psíquico
integrado por tres instancias a las que nombra como Yo, Ello y Superyó, y del
segundo dualismo pulsional, en el que el par de opuestos de las mociones
pulsionales aparece definitivamente formulado como pulsiones de vida, cuya
energía particular es la libido y pulsiones de muerte, cuya energía es muda. Sin
embargo, muchos de los conceptos que introduce en estos tres artículos continúan
siendo fundamentales como articuladores a lo largo de todo su pensamiento. A ellos
nos dedicaremos.

Los tres ensayos en su conjunto tienden a pensar que es la sexualidad para


el psicoanálisis, despegándola de la genitalidad. Desde allí para Freud si bien
podemos afirmar que todo lo genital es sexual, no todo lo sexual es genital.

La prehistoria de la sexualidad, su origen infantil, no accede a la genitalidad,


pero resulta central para el desarrollo de la identidad sexuada adulta y está presente
durante toda la vida.

La sexualidad está vinculada a aquello que implica ganancia de placer. Idea


que refuerza en la conferencia 20 1. Desde allí vuelve a definir lo sexual,
separándose del pensamiento médico y de la concepción vulgar de su época (no
muy distantes entre sí), para remarcar que perversiones, sexualidad infantil y
reorganización puberal deben tener un modelo de funcionamiento que los explique
en forma coherente y que no aisle a cada uno de ellos en la constitución de la
sexualidad adulta que entendamos como “normal”, e incluso deben poder explicar la
“sexualidad en los neuróticos”, o sea aquellos mecanismos que constituyen las vías
de producción de síntomas en las neurosis.

¿Que nos dice Freud en Tres ensayos acerca de las perversiones?

Como primer movimiento las separa del concepto medico de degeneración


congénita. Cuestiona fuertemente dicho concepto y el uso generalizado que la
medicina de su época hace de él, por el que se inscribe toda patología a la que no
puede atribuírsele una etiología infecciosa o traumática dentro de sus márgenes.

Cuando es dable hablar de degeneración, para Freud, ¿para qué dicho


diagnostico tenga algún sentido? Solo cuando coinciden varias desviaciones graves
respecto de la norma (en diferentes aspectos de la vida del sujeto, incluida su
constitución física) y cuando por efecto de ellas su capacidad de rendimiento
general y de supervivencia aparece gravemente acotada o deteriorada. Esta
especificación del término le permite establecer que los perversos no son
degenerados.

Como segunda cuestión, descarta en su análisis la posibilidad de atribuirle a


la inversión y a las perversiones en general una única causa innata, lo que lo mueve

1 Freud, Sigmund 1916 1917. 20va. Conferencia. La vida sexual de los seres humanos. En Obras Completas
(XV). Argentina. Amorrortu editores.
a la necesidad de buscar otra etiología, otras causas que expliquen las
“desviaciones” sexuales vinculadas con el desarrollo general de la sexualidad.

¿Que causa las diferentes “versiones” que la sexualidad humana puede


presentar? ¿Serán estos diferentes destinos posibles desde la polimorfa sexualidad
infantil, que resulta además el gran “descubrimiento” freudiano?

Antes de desarrollar su segundo ensayo, Freud nos presenta otro de los


articuladores lógicos necesarios para entender la sexualidad, el termino de pulsión
(sexual en este caso, recordemos que aún no ha formulado el segundo dualismo
pulsional).

Las perversiones son desviaciones que podrían pensarse en términos de dos


elementos de la pulsión, el objeto y la meta.

Freud define a la pulsión como un concepto límite entre lo psíquico y lo


somático, un concepto de frontera que permite inscribir el cuerpo en tanto soma en
el registro de lo psíquico y así darle existencia para el aparato. La pulsión es “…la
agencia representante psíquica de una fuente de estímulos intrasomáticos en
continuo fluir”2, nos dice, produciendo en la misma definición la diferencia que
separa al concepto de los estímulos externos y del instinto.

Las pulsiones (parciales) no poseen desde esta postulación cualidad alguna,


lo que las diferencia entre si es la relación que se establece entre ellas, su fuente y
las metas con las que están vinculadas.

Objeto, meta, fuente y agreguemos, fuerza o perentoriedad resultan entonces


los cuatro elementos que constituyen a la pulsión y completan su definición.

El objeto es lo más variable de la pulsión, el análisis de las inversiones y de


las perversiones en general, ya desde este texto, le permite a Freud afirmar que no
hay relación establecida de antemano entre la pulsión y el objeto en el que, en su
rodeo, buscara satisfacerse. Este resulta uno de los hallazgos que, como
conclusión, le parece más importante en este recorrido para explicar las
perversiones. “… debemos aflojar, en nuestra concepción, los lazos ente pulsión y
objeto. Probablemente, la pulsión (sexual) es al comienzo independiente de su
objeto, y tampoco debe su génesis a los encantos de este” 3 nos dice.

La meta, en tanto que búsqueda de le satisfacción, debe ser entendida como


la cancelación de la tensión en la fuente o zona erógena, de la que la pulsión parte.
La fuerza o perentoriedad de la pulsión entonces, resulta ser la medida de trabajo o
exigencia para el psiquismo, que demanda lograr la cancelación de la tensión en la
fuente.

2 Freud, Sigmund. 1905. Tres ensayos de teoría sexual. En Obras Completas (VII, 153) Argentina. Amorrortu
Editores.
3 Freud, Sigmund. 1905. Tres ensayos de teoría sexual. En Obras Completas (VII, 134) Argentina. Amorrortu
Editores.
Después de recorrer las diferentes desviaciones que implican, en las
perversiones, cambios de meta o de objeto (fijaciones a metas provisionales, como
el sadismo y el masoquismo, el tocar y el mirar, la sobrestimación del objeto sexual,
el uso de la mucosa bucal o anal, el fetichismo, la pedofilia, la zoofilia y las
inversiones entre otras) su conclusión más fuerte e importante resulta que todas
estas conductas pueden estar presentes, como rasgos, en la sexualidad llamada
normal.

“En ninguna persona faltara algún complemento de la meta sexual normal


que podría llamarse perverso, y esta universalidad basta por si sola para mostrar
cuan inadecuado es usar reprobatoriamente el nombre de perversión” 4

La diferencia entre las perversiones y estos rasgos comunes a la sexualidad


normal o neurótica resulta ser su contracción, en las perversiones son exclusivos y
están fijados, en la “normalidad” no. Como se ve, Freud se vale de las perversiones
para resaltar la complejidad de la pulsión y su derrotero desde la infancia y para
poder vincular dicho derrotero con la formación de síntomas neuróticos. La neurosis
resulta, desde este texto, el negativo de la perversión. El neurótico reprime aquello
que el perverso actúa. El síntoma neurótico es en sí mismo una satisfacción
substitutiva en la que interviene la represión de pulsiones perversas (parciales,
como toda pulsión) y una zona erógena en particular.

La conducta sexual humana, la que se “decide” después de la pubertad


(Complejo de Edipo y reedición del Complejo de Edipo mediante) se muestra cada
vez más como producto de un conjunto amplio de factores, que “deben ser muchos”,
declara Freud en este texto, puesto que es cada vez más clara la gran diversidad en
su presentación para cada sujeto.

La sexualidad infantil y su desarrollo será el lugar en el que buscara un mayor


esclarecimiento del tema.

¿Qué puntos deja establecidos Freud en su segundo ensayo sobre la misma?

En principio, que existe, o sea que la función sexual, entendida como


ganancia de placer, no surge en la pubertad sino en la infancia y que es la represión
la encargada de “ocultar” los comienzos de la vida sexual para cada uno de
nosotros.

La amnesia infantil oculta la prehistoria de la sexualidad por represión, desde


el sepultamiento del Complejo de Edipo, y es a su vez la responsable de que no se
le haya otorgado con anterioridad la importancia debida a la sexualidad infantil,
primordial para comprender los síntomas neuróticos y las perversiones en su
relación con el desarrollo de la sexualidad y la identidad sexual adulta “normal”, o,
diciéndolo de otra manera, con el poder nombrarse mujer o varón o…

4 Freud, Sigmund. 1905. Tres Ensayos de teoría sexual. En Obras Completas. (VII, 146). Argentina. Amorrortu
Editores.
Más allá de que en este texto Freud aún no ha conceptualizado la etapa
fálica, que luego tendrá un lugar fundamental en los desarrollos del Complejo de
Edipo, ya nos adelanta que la sexualidad se desarrolla en dos tiempos, el infantil y
el de la pubertad, separados por la latencia como articulador del sepultamiento del
complejo y de la constitución de la amnesia y el Superyó.

¿Cuáles son las manifestaciones de la sexualidad previas a la latencia y que


consecuencias teóricas podemos extraer de ellas? Todas las manifestaciones de la
sexualidad infantil que Freud toma en este ensayo dejan en claro que su carácter
fundamental es ser autoerótica, surgir apuntalada y estar vinculada con una zona
erógena.

Desde sus primeras exteriorizaciones (el chupeteo, por ejemplo) nace


apoyada en las funciones corporales importantes para la vida, pero, rápidamente se
independiza, se “divorcia” dice Freud, de ellas, volviéndose autoerótica
(satisfaciéndose en el propio cuerpo) y vinculando su meta con la estimulación de
una zona erógena especifica.

En este texto Freud desarrolla las zonas erógenas oral y anal, luego agregara
la fálica, aclarando que todo el cuerpo tiene la capacidad de erogeneizarse. El
recorrido de la pulsión, erogeneizando determinadas zonas del cuerpo, es lo que
determina la disposición universal de la sexualidad del niño como polimorfa (la
satisfacción tomara las distintas formas que las distintas zonas erógenas
apuntaladas le permitan) y perversa (dado que no es posible en el tiempo de la
infancia arribar a lo que Freud denominara “placer final”, que solo llegara luego del
pasaje por la pubertad y la reorganización genital.

Hasta aquí lo fundamental de los desarrollos en Tres ensayos. Dejaremos


para una próxima ficha la articulación de estos conceptos con el Complejo de Edipo
y la organización genital infantil.

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