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“SANIDAD INTERIOR”

CAPÍTULO 3
EL ALMA

A. QUIENES SOMOS

• En el alma se encuentra nuestra esencia. Con nuestra alma pensamos, razonamos, consideramos,
recordamos y nos preguntamos. Experimentamos emociones como felicidad, amor, tristeza, alivio
y compasión. Y somos capaces de determinar, elegir y tomar decisiones. Nos permite ser
conscientes de nosotros mismos.
• Es por esto que en el alma se hallan: la voluntad (decisiones, determinación), el intelecto (la mente
y los pensamientos) y las emociones (sentimientos).

• Nuestra alma, al ser creada por Dios, solo puede ser saciada a través de Él. La búsqueda de sentido
y pertenencia solo se hallan en Jesús.

“Oh Dios, tú eres mi Dios; de todo corazón te busco. Mi alma tiene sed de ti;
todo mi cuerpo te anhela en esta tierra reseca y agotada donde no hay agua”. Salmo 63:1, NTV
• Al aceptar a Jesús, alcanzamos salvación, nuestra alma es redimida y sometida al Espíritu Santo, y
va camino a la restauración del diseño original. Aunque pasemos por tribulaciones físicas, nuestra
esencia, nuestra vida eterna, se halla en las manos del Señor y nadie puede tocarla. Dios es el
guardián de nuestra alma. Sin embargo, aquellos que rechazan el conocimiento de Dios, sufrirán las
consecuencias del pecado por la eternidad, el cual ha tomado nuestra voluntad, mente y emociones.

“No teman a los que quieren matarles el cuerpo; no pueden tocar el alma. Teman solo a Dios,
quien puede destruir tanto el alma como el cuerpo en el infierno”. Mateo 10:28, LBLA

B. TAMBIÉN LLAMADA “CORAZÓN”

• En la Biblia, el alma también es nombrada como “corazón”. El corazón está compuesto de los tres
componentes del alma: voluntad, mente y emociones. Así también, incluye una parte importante de
nuestro espíritu que es la consciencia. Por tanto, cuando encuentres la palabra corazón en tu Biblia,
debes tener esto presente.
• Ejemplos del corazón como el lugar de nuestra voluntad:
“Este, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que
con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor”. Hechos 11:23

“Con propósito de corazón” significa tomar una postura firme, una decisión radical con respecto a
algo. En este caso, se refiere a permanecer firmes en la fe y fieles al Señor. Aquí vemos que la
voluntad se encuentra en nuestro corazón.
• Ejemplos del corazón como el lugar de nuestra mente:

“Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo:

¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?” Mateo 9:4

“Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida”. Proverbios 4:23, NVI

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“Y sobre todas las cosas, cuida tu mente, porque ella es la fuente de la vida”. Proverbios 4:23, TLA

“Ante todo, cuida tus pensamientos, porque ellos controlan tu vida”. Proverbios 4:23, PDT

“Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él”. Proverbios 23:7

Nuestros pensamientos se encuentran en nuestro corazón, y estos finalmente dictan nuestra

conducta y determinan cómo será nuestra vida.
• Ejemplos del corazón como el lugar de nuestras emociones:

“También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón,
y nadie os quitará vuestro gozo”. Juan 16:22

El gozarse está relacionado con nuestra parte emotiva, y aquí nuestro corazón se goza.
• Ejemplos del corazón como nuestra conciencia:

“Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones
de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura”. Hebreos 10:22

“Pues si nuestro corazón nos reprende…” 1 Juan 3:20

La consciencia es parte de nuestro corazón. Purificar nuestros corazones es permitir que la sangre
de Jesús nos limpie de obras muertas.
• En el principal mandamiento encontramos que Jesús, al responder la pregunta de un escriba,
básicamente desglosa lo que es amarlo con todo nuestro corazón:

“Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente
y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento”. Marcos 12:30

Esto es con nuestras emociones (llamándolo “alma”), con nuestros pensamientos (mente), y con
nuestra voluntad (fuerzas). Es decir, con los tres componentes de nuestra alma.
Nuestra alma define quienes somos, nuestra esencia. Es aquí donde nuestro libre albedrío toma
lugar, revelándonos que está en nosotros responder y amarlo como Él anhela. Debemos decidir
diariamente amarlo con lo que sentimos, decidir diariamente amarlo con lo que meditamos, y
decidir diariamente amarlo con nuestras decisiones.

C. SANIDAD DEL ALMA

“¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole
con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará;
y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad
unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”. Santiago 5:14-16
El alma es una parte estructural muy importante de nuestra naturaleza humana. En Santiago 5:14-16
no solo nos habla de los enfermos que han de ser sanados y los pecados que serán perdonados; también
se nos dice que debemos confesar nuestras ofensas y orar los unos por los otros para que seamos
sanados de aquello que carga en nuestra alma.

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Si no somos conscientes de la funcionalidad de nuestra alma, de cómo opera y cómo sanarla, nuestra
vida sufrirá consecuencias.

El alma funciona como centro de control

Es necesario entender que es a través del alma que el espíritu, por ser más elevado, controla el
cuerpo, el cual se somete al ser más superficial. Por tanto, el alma siempre funciona bajo el gobierno
de algo. Y solo hay dos posibilidades: funciona bajo el control del Creador (Espíritu Santo) o de la
creación.
• No está mal desear el placer, pero tus placeres tienen que llevarte a amar más a Cristo, no menos.

• No está mal que disfrutes de la comodidad, pero si tu alma o también llamado corazón, está más
controlado por el deseo de estar cómodo que por el amor a Dios, no estás siendo movido ni guiado
por Él.

• El problema no es que tu corazón tenga la capacidad de desear; el problema es el deseo que
gobierna. Cuando los placeres ejercen más control sobre tu alma que la voluntad de Dios, tu
corazón ya ha salido de los límites de Dios y tu cuerpo pronto lo seguirá.

La debilidad del alma nos hace vulnerables

• Debido a que ninguno de nosotros se encuentra puro, estamos en un constante estado de
susceptibilidad. Por la gracia de la Cruz, el poder del pecado ha sido quebrantado, pero no significa
que estemos libres de pecado. No, el pecado todavía vive con un poder engañoso y destructivo en
cada uno de nuestros corazones, aunque su control está siendo cada vez más erradicado por la
gracia santificadora de Dios.
“Y el Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda
intención de los pensamientos de su corazón era sólo hacer siempre el mal”. Génesis 6:5, LBLA

“Y me ha dicho: Te basta mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad…”
2 Corintios 12:9, LBLA

Nuestra alma tiende a ser de doble ánimo

• Subestimamos gravemente la naturaleza voluble de nuestro corazón pecaminoso. Cambiamos de
lealtad de un momento al otro. Intercambiamos el afecto de algo por otro. Con demasiada facilidad,
nos dejamos llevar por nuestro amor. Abandonamos voluntariamente compromisos que hicimos
con seriedad. No hacemos lo que prometimos. Abandonamos nuestros sueños por algo que
pensamos que será un sueño mejor.

• Nuestro corazón solo será verdaderamente leal y estable cuando esté libre de pecado. Mientras el
pecado viva dentro de nosotros de alguna manera, tristemente, estaremos a la búsqueda de un
amo mejor y más satisfactorio, negando la gloria del Amo que nos fue dado por gracia.

“El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos”. Santiago 1:8

Nuestra alma o corazón puede engañarnos

• A todos nos gustaría pensar que nadie conoce mejor nuestro corazón que nosotros. Como el
pecado es engañoso por esencia, mientras viva en nuestro corazón, tendremos la tendencia a no
ver la verdadera condición de nuestro corazón. No solo estaremos ciegos a lo que hay en nuestro

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corazón; estaremos ciegos a nuestra ceguera, pensando que vemos cuando en realidad no vemos.
Como el corazón es engañoso, solemos estar en peligro mucho antes de que nuestros ojos lo vean
y nuestro corazón lo admita.

“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino,
según el fruto de sus obras”. Jeremías 17:9-10

Nuestra alma es restaurada y renovada cuando nos enfocamos en las bondades y bendiciones que Dios
nos ha concedido. Es bueno recordar todo lo que Dios nos ha dado y todo lo que ha hecho por nosotros,
aun en medio de las dificultades, esto posiciona nuestra mirada, nos redirige y alivia nuestro corazón.

“Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios.
Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias”. Salmos 103:1-3

El deseo de Dios es obrar en nosotros. Como Padre amoroso que es, se acerca a nosotros con su corazón
compasivo, y sana nuestras emociones, renovando nuestro ánimo y llenando nuestro corazón de
esperanza (Sal. 147:3; Lc. 15:18-20). Por tanto, podemos confiar en su liderazgo y en que Él está por
encima del poder del pecado en nosotros.

“Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas”. Salmos 147:3

D. CONFORMACIÓN DEL ALMA

Para poder vivir la sanidad completa en los procesos del alma, debemos conocer cómo está
conformado.

1. LA VOLUNTAD

a) La voluntad es la intención o el deseo de hacer algo. Nos permite desarrollar determinación.
Significa también “libre albedrío”. El significado bíblico de “voluntad de Dios”, es todo lo que Dios
desea que suceda en el cielo y en la tierra.

b) Nuestra "voluntad" simplemente son las decisiones que tomamos en la vida que están en armonía
con la voluntad revelada de Dios o son contrarias a esta voluntad. Como cristianos debemos querer
que Dios cumpla su deseo, su voluntad y sus planes. Esto significa que nuestra vida y nuestros
planes deben coincidir con los de Él.

“Determinarás asimismo una cosa, y te será firme, y sobre tus caminos resplandecerá luz”. Job 22:28

“Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus caminos.
Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, cuando la lluvia llena los estanques.
Irán de poder en poder; verán a Dios en Sion”. Salmo 84:5-7

c) Las personas con voluntad débil son inconstantes en sus decisiones, se olvidan pronto de lo
que han decidido volviendo a donde estaban. Pueden arrepentirse una y otra vez sin tener un
propósito determinado por el cual hacerlo. Son inestables en sus pensamientos, acciones,
decisiones, en su relación con otros y en su comunión con Dios.

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“Pero que pida con fe, sin dudar; porque el que duda es semejante a la ola del mar,
impulsada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, ese hombre,
que recibirá cosa alguna del Señor, siendo hombre de doble ánimo, inestable en todos sus caminos”.
Santiago 1:6-8, LBLA

“Para que ya no seamos niños, sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá
por todo viento de doctrina, por la astucia de los hombres, por las artimañas engañosas del error”.
Efesios 4:14, LBLA

• Hay padres que creen que la voluntad de un niño debe ser quebrantada para enseñarle a ser
obediente. Sin embargo, un niño con la voluntad quebrantada es un niño quebrantado y como
adulto no podrá tomar decisiones firmes o terminará convirtiéndose en alguien demasiado
rígido.
• La voluntad de un niño se afirma en la obediencia como consecuencia de vivir en una enseñanza
constante, reforzando con amor los principios detrás de las reglas que establecemos. Esto enseña
al niño a tener una voluntad firme y constante, pero también flexible y comprensiva.

“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. Proverbios 22:6

“Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten”. Colosenses 3:21

Parte práctica N°2

Ora al Espíritu Santo y pídele que te muestre qué tipo de voluntad tienes. Cómo están afectando tus
decisiones en tu relación con Él, contigo mismo y con los demás.

Usa estas preguntas como guía:

Voluntad. ¿Qué tipo de voluntad tienes? ¿Débil, frágil, restringida o rígida? ¿En qué tengo que ser
constante? ¿En qué necesito determinación? ¿Qué te pidió Jesús que dejes y “no pudiste” hacerlo? Una
actitud, un vicio, un pensamiento, una relación, un pecado. ¿Hay algo que te impida avanzar y ver los
frutos de una voluntad quebrantada por la persona de Jesús?

Te animo a creer Job 22:28: “Te determinarás una cosa y te será firme”.

2. INTELECTO (LA MENTE)

• Cada parte de la mente tiene funciones específicas, que sirven para dar significado, aprender, captar
información, y formarnos ideas, percepciones, vivencias, memorizar y mucho más. Cuando
entendemos que somos creación de Dios y que tenemos la mente de Cristo, ya no podemos volver
a pensar, sentir, y actuar de la misma manera.
• Podemos dividir la mente en tres partes. Cada una de ellas contribuye grandemente en la manera
en que vivimos la vida: Expectativas, sueños e imaginaciones personales, nuestros pensamientos y
el lenguaje.

a) LAS EXPECTATIVAS, SUEÑOS E IMAGINACIONES

Son lo que esperamos, imaginamos o anhelamos que ocurra en nuestras vidas. Según esto,
planificaremos y viviremos cada uno de nuestros días.

“Encomienda a Jehová tus obras, y tus pensamientos serán afirmados”. Proverbios 16:3

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“Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida
está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces
vosotros también seréis manifestados con él en gloria”. Colosenses 3:2-4

b) LOS PENSAMIENTOS

Son el lugar donde se lleva a cabo la más dura batalla de la mente. La Biblia dice: "Porque cual es el
pensamiento en su corazón, tal es él" (Proverbios 23:7). Pablo escribe a la iglesia en Corinto referente a
nuestra batalla espiritual:

“Pues, aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia
no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos
y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo
todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. 2 Corintios 10:3-5

“Pues, aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo. Las armas
con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas.
Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios,
y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo”. 2 Corintios 10:3-5, NVI

o Este pasaje nos enseña, que no podemos permitir a nuestros pensamientos correr por donde
quieran, tenemos que llevarlos cautivos a la obediencia a Cristo. Muchas veces, ni siquiera nos
damos cuenta de lo que pensamos, pero pensamos continuamente, pensamos acerca de nosotros
mismos, acerca de otros y acerca de Dios.

o Mantenemos conversaciones enteras en nuestra mente, lo cual puede ser positivo si esas
conversaciones son buenas. Por el contrario, las conversaciones negativas nos conducen a la
derrota.

“Por lo demás hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo,
todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna,
si algo digno de alabanza en esto pensad”. Filipenses 4:8

o El Señor quiere que nuestros pensamientos sean los de Filipenses 4:8. Es por esto, que a diario
debemos llevarlos cautivos a la obediencia de Cristo. La Palabra es una invitación diaria, a
conversar con el Padre.

El Señor quiere hablarnos constantemente: Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo».
Y mi corazón responde: «Aquí vengo, Señor» Salmo 27:8 NTV

“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos;
y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”. Salmo 139:23-24

“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan.
Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda y guíame por el camino de la vida eterna”.
Salmo 139:23-24, NTV

b) 1. El origen de nuestros pensamientos

“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová”.

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Isaías 55:8

“Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas. ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!
¡Cuán grande es la suma de ellos!” Salmo 139:16-17

o Sería muy fácil si pudiéramos separar del lado derecho los pensamientos que proceden de Dios
y del izquierdo los nuestros, y en la parte de atrás las tentaciones. Pero, nuestro cerebro no
funciona así. Y como Dios lo sabe, nos dice que examinemos todo y retengamos lo bueno (1 Ts.
5:21).

“Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él?
Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido
el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos
lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas
por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.
Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura,
y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual
juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor?
¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo”. 1 Corintios 2:11-16

o Todas nuestras tentaciones contienen un poco de verdad mezclada en ellas. Satanás, es
padre de mentiras (Jn. 8:44), no hay ninguna verdad en él. Todos sus engaños deben tener algo
de verdad, ya que él no puede crear nada. Solo Dios tiene la capacidad de crear, por lo tanto,
Satanás siempre tiene que "tergiversar o modificar" algo bueno que Dios ha dicho o hecho. A eso
le agrega algo, resta algo, distorsiona lo que queda, hasta que el resultado llega a ser exactamente
lo contrario de lo que Dios había dicho o hecho originalmente.

b) 2. Fortalezas mentales

o Con su mentira, Satanás logra meterse en nuestra mente y atraer nuestra atención hacia "esa
verdad" a tal grado que no podemos percibir lo que ha añadido o quitado. Ese poco de verdad
original, es lo que nos hace asumir que todo el pensamiento es verdad, sin darnos cuenta de que
aún esa mínima parte de verdad original, en ese nuevo contexto, llega a no ser verdad. Se ha
convertido en una mentira.

o Satanás construye fortalezas en nuestras vidas, que tenemos que derribar en el nombre de
Cristo. El temor, la ansiedad y la confusión, junto con las mentiras que esos sentimientos traen a
nuestros pensamientos, son esas fortalezas mentales que el enemigo usa para quitar nuestros
ojos de Jesús. En 2 Corintios 10:5 dice que tenemos que derribar cada argumento y toda altivez
que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevar cautivo todo pensamiento a la
obediencia a Cristo.

b) 3. Distinguir los pensamientos

o Parte de lo que hace que una tentación sea una tentación, es ocultar el hecho de ser una
tentación. Ninguna tentación viene con el rótulo: "Precaución: Esta es una tentación”. Si
reconociéramos que esos pensamientos mentirosos son tentaciones, sabríamos exactamente
qué hacer con ellos.

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“Atrapen a las zorras, a esas zorras pequeñas que arruinan nuestros viñedos, nuestros viñedos en flor”.
Cantares 2:15, NVI

o Ser tentado no es lo mismo que pecar. Todos somos y seremos tentados, pero eso no quiere decir
que vayamos a pecar. Cuando somos guiados por la voz del Padre y nos mantenemos en
comunión con Él, no hay lugar para el pecado. Este tiene como único objetivo alejarnos y
corromper nuestra relación de comunión con Dios.

“Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos,
y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo”. 1 Juan 2:16

o Dios promete siempre proveer una salida a nuestras tentaciones. Aunque Cristo fue tentado
en todo de igual manera que nosotros, no pecó. Aunque Él tuvo que aprender la obediencia por
las cosas que sufrió (He. 5:8), nunca dio lugar al diablo en ningún área de su vida.

“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios,
que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también
juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”. 1 Corintios 10:13

b) 4. Acontecimiento, valoración y reacción

o Cada pensamiento o forma de valorar los acontecimientos, nos inducen a estados emocionales
que terminan impactando en nuestra salud física. Lo primero que tenemos que tener en claro es
que las emociones se generan en nosotros por la manera en que valoramos y pensamos los
acontecimientos que nos ocurren. Ej.: perro (ternura / temor). Es decir, no se trata de no
atravesar situaciones difíciles o desagradables, sino que la manera de evaluar esos
acontecimientos y pensarlos va a determinar nuestra experiencia emocional.

A B C
Acontecimiento Valoración Emoción


▪ Así que lo importante no es qué vivimos, sino cómo pensamos o procesamos lo que
vivimos. La forma en que evaluamos los acontecimientos determinará nuestra
experiencia emocional y por lo tanto nuestra calidad de vida espiritual también.

o Algunos ejemplos de cómo los pensamientos condicionan nuestras emociones:

▪ Cuando tenemos emociones como el enojo es porque nuestro sistema de valoración
está gestando pensamientos de injusticia. (Si él me quisiera, para mí sería todo diferente.
Si no me tratara tan mal, yo no me sentaría así. Si no me respetan, los voy a odiar).

▪ Cuando sentimos miedo se están gestando pensamientos sobre cosas malas que
creemos que van a ocurrir. (Tengo miedo de salir porque hay inseguridad. Prefiero no ir a
las reuniones, porque seguro me enfermo).

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▪Los sentimientos de tristeza surgen porque hay pensamientos de pérdida, reales o

imaginarios. (Yo sufrí mucho cuando era chico, por eso sufro ahora. Prefiero no encariñarme
porque seguro me van a lastimar. Nunca me gustó estar solo/a).

▪ Generalmente la presencia de ansiedad surge porque en nuestro interior creemos que
tenemos que controlar la incertidumbre. (Empezar o emprender algo. Conocer un grupo
de personas, cambiar de trabajo, de escuela).

o Muchas veces vivimos contradicciones entre lo que decimos creer y lo que vivimos.

▪ Puedo decir que “todo lo puedo en Cristo que me fortalece” y ser invadido por
temores.

▪ Puedo asegurar que “todo don perfecto viene de Dios” y ser orgulloso.

▪ Puedo declarar que “Jehová es mi proveedor y que cuidará de mí como lo hace con
las flores o los pájaros” y ser avaro o vivir preocupado por mi economía.

o Cuando una persona sufre un padecimiento emocional (por ej. una crisis de ansiedad), es porque
su manera de pensar no está resultando funcional. Lo que necesita es cambiar su sistema de
creencias. Y el único que puede obrar transformando la manera de pensar de una vida, es el
Espíritu Santo de Dios. Puede que las situaciones que lo rodeen no cambien nunca, pero sı́ podrá
cambiar la forma de valorar esas situaciones. Esto solo depende de nuestra rendición y confianza
en Dios.

“No os conforméis (no estén de acuerdo, no tomen la forma) a este siglo, sino transformaos
por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea
la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Romanos 12:2, RVR

“No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente.
Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta”. Romanos 12:2, NVI

c) EL LENGUAJE

Nuestras palabras siguen a nuestros pensamientos. La mayoría de nosotros hablamos sin pensar qué
es lo que realmente queremos decir. Deberíamos preguntarnos lo siguiente, ¿cómo reaccionaríamos si
las palabras que dirigimos a otros, fueran dirigidas de la misma manera a nosotros mismos? Rara vez
nos detenemos a pensar cómo nos gustaría que la otra persona nos dijera lo que nosotros le estamos
diciendo a ella.

“La lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros,
y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno...
ningún hombre puede domar la lengua…” Santiago 3:6-8

o Las personas que hablan con palabras feas, críticas, chisme o chistes sucios solo pueden
desarraigarlos siendo realmente tocados por el Espíritu Santo. La frialdad espiritual nos hace
insensibles al actuar o al utilizar estas maneras de hablar, dañando a otros, humillando e
hiriendo sin medir el impacto de dolor que podemos provocar en quienes nos escuchan. Aun
"decir la verdad" puede usarse para dañar a otros y exaltarnos a nosotros mismos.

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“El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro
de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca”. Lucas 6:45

“El que guarda su boca guarda su alma; mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad”.
Proverbios 13:3

“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación,
a fin de dar gracia a los oyentes”. Efesios 4:29

o La Biblia nos llama a decir la verdad en amor. Todo lo que sale de nuestra boca puede dar
vida o muerte, ser de bendición o maldición. Cuando lo hacemos de mala manera, con el tono y
actitud incorrectos, en vez de ser personas que impulsen y construyan, nos volvemos
destructores de las emociones de quienes nos rodean.

“Y así, la bendición y la maldición salen de la misma boca. Sin duda, hermanos míos,
¡eso no está bien! ¿Acaso puede brotar de un mismo manantial agua dulce y agua amarga?”
Santiago 3:10-11, NTV


Parte práctica N°3

En un espíritu de humildad y quebranto, ora al Señor pidiéndole que te muestre cada área de tu mente.
Usa estas preguntas como guía:

MENTE. ¿Cuáles son los planes, deseos y anhelos que ocupan tu mente? ¿Qué te desvela en la noche?
¿Qué te inquieta? ¿Qué te falta? ¿Cuáles son los pensamientos que más invaden tu manera de pensar?
¿Tus pensamientos coinciden con los pensamientos del Señor para tu vida? ¿Con quién estás
conversando? ¿Cuáles son los temas de conversación que más acostumbras a hablar? ¿Qué sale de tu
boca? ¿Piensas antes de hablar? Recordemos que nuestras palabras siguen a nuestros pensamientos.
¿Estás amando a Dios y al prójimo con tus palabras? ¿De tu boca sale bendición o maldición?

3. LAS EMOCIONES
• Las emociones son respuestas innatas y biológicas a los estímulos ambientales. Nos proporcionan valiosa
información que nos permite comprender mejor nuestro interior. Dado que la experiencia emocional es
constante e inevitable, y considerando que las respuestas emocionales influyen directamente la calidad de
nuestras relaciones, es imprescindible aumentar nuestra capacidad de regulación emocional.

• Tenemos emociones porque Cristo tiene emociones. El sintió y experimentó cada una de ellas. (Is.
53:3; Mt. 6:28-29; 14:14; Mr. 3:5; 10:14; 10:21; Lc. 10:21; 12:50; Jn. 11:35; He. 5:7-8) No hay
emociones buenas y malas, eso es un mito. Lo que existe son emociones funcionales para ciertos
momentos y reacciones disfuncionales. Si no hay una genuina sanidad interior, solo atrasamos lo
inevitable.

• Proverbios 25:28 nos advierte que la falta de dominio propio nos hace vulnerables. Del mismo modo que
una ciudad sin murallas queda a merced de los ataques de sus enemigos, cuando permitimos que las
emociones nos dominen, corremos el peligro de decidir sin reflexionar y de actuar sin pensar. Un control
de impulsos deficiente es tan problemático como intentar ocultar o reprimir emociones.

“Como ciudad sin defensa y sin murallas es quien no sabe dominarse”. Proverbios 25:28, NTV

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Las emociones son un amo peligroso para el ser humano

1) Cristo afirma que la conducta de la persona es impulsada por lo que tiene en su corazón, más
que por la influencia de otros o las situaciones que los rodean. Nos dice que las luchas, tanto de
la mente como físicas, son inevitablemente luchas del corazón. Ejemplo: El adulterio físico es
sencillamente el cuerpo que va adonde el corazón ya ha llegado. Cuando Jesús resalta esto, les
da a los pensamientos y deseos el valor moral de las acciones.

• No cruzas el límite en la concreción de los actos; los cruzas cuando entregas el corazón a
pensamientos y deseos que están fuera de la voluntad de Dios para ti.

• Nunca ganarás la batalla contra el pecado tan solo intentando controlar tu conducta,
porque todo acto errado está conectado con una decisión, la cual está conectada con un
deseo en tu corazón.

• Siempre entregas el corazón antes de rendir tu cuerpo a lo que está mal.

“Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado.
Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.
Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera que ya no soy yo
quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien;
porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero,
sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo,
sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley:
que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;
pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo
a la ley del pecado que está en mis miembros”. Romanos 7:14-23

2) Lo que sale de la persona es lo que la contamina. Porque de adentro, del corazón humano,
salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los homicidios, los adulterios,
la avaricia, la maldad, el engaño, el libertinaje, la envidia, la calumnia, la arrogancia y la necedad.
Todos estos males vienen de adentro y contaminan a la persona.

“Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón
de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos,
las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez.

Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre”. Marcos 7:20-23

3) Nuestra lucha con el pecado revela la condición oscura y necesitada de nuestros corazones.
Jesús no quiere que nos aislemos o escapemos. Su Palabra dice que Él nos dio las armas para
pelear y salir victoriosos.

“No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo,
como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.
Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo,
para que también ellos sean santificados en la verdad.
Mas no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí
por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti,
que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.
La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.
Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca
que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado”. Juan 17:15-23

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MATERIA
“SANIDAD INTERIOR”

“En otro tiempo ustedes estaban muertos en sus transgresiones y pecados,
en los cuales andaban conforme a los poderes de este mundo. Se conducían según el que gobierna
las tinieblas, según el espíritu que ahora ejerce su poder en los que viven en la desobediencia.
En ese tiempo también todos nosotros vivíamos como ellos, impulsados por nuestros deseos pecaminosos,
siguiendo nuestra propia voluntad y nuestros propósitos”. Efesios 2:1-3, NVI

Es nuestra responsabilidad ser intencionales, pidiéndole al Espíritu Santo que nos dé discernimiento y
sabiduría para reformular, resignificar y gestionar las emociones bajo su guía, a nuestro favor.

Parte práctica N°4

Nuestra alma fue creada para AMAR, ADORAR Y OBEDECER a Dios. Él nos dio la libertad de elegirlo cada
día, respondiendo al Salmo 27:8, Él quiere hablar con nosotros. Cada parte de nuestro ser debe sujetarse
al Espíritu Santo de Dios, y solo nosotros podemos hacer que esto suceda. ¿De qué manera? Llevando
nuestra cruz cada día. Rindiendo nuestros deseos, anhelos y sueños personales al Señor. Llevando
cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo y hablando las verdades que están escritas en su
Palabra. Solo así podremos cumplir el primero y gran mandamiento: “Amar al Señor tu Dios con todo tu
corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”.

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