38 - EDELSTEIN. The Terror of Natural Right - Introducción

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La crítica suena extraña y poco feliz.

Una cosa era criticar el contenido


específico de la Constitución, pero otra muy distinta era cuestionar su misma
existencia. Sólo un monárquico devoto o un conspirador utopista podía criticar
Edelstein, Dan. The Terror of Natural Right: a la Asamblea por haber cumplido con su objetivo de redactar una constitución.
Republicanism, the Cult of Nature, and the Ciertamente, había una veta utópica en Maréchal: poeta pastoral y
librepensador antes de la Revolución, habría de convertirse más tarde en el
French Revolution, Chicago, The University of cerebro ideológico de la Conspiración de los Iguales, un grupo comunista
insurreccional liderado por Graco Babeuf en 1795.2 Pero en 1791, como en
Chicago Press, 2009, pp. 1-25. 1789, Maréchal era primero y ante todo un ferviente republicano: tan temprano
como en 1781 había rechazado a la monarquía en tanto “maquinaria
impracticable y superflua”, argumentando que “sin reyes los estados sólo
necesitan magistrados”.3
El Terror del derecho natural: republicanismo, culto a la
De Livio a Maquiavelo, y de Milton a Madison, sin embargo, el republicanismo
naturaleza y Revolución Francesa. había siempre gravitado en torno a la idea constitución: Maquiavelo observó
que “para el mantenimiento de las buenas costumbres, son necesarias las
leyes”.4 Era gracias a los grandes legisladores —hombres como Moisés, Minos,
Confucio, Licurgo, Solón, o Numa— que los estados habían podido sobrevivir
Traducción del inglés: Ismael del Olmo* (ya se tratara de repúblicas o principados). La idea de que sólo las leyes
naturales no escritas podían proveer los fundamentos de una república viable
Revisión y corrección: Fabián Alejandro Campagne resultaba inconcebible. El derecho natural podía constituir una base para las
leyes civiles, pero nunca se considero como factor suficiente en sí mismo.
¿Cómo podemos interpretar, entonces, la extraña declaración anticonstitucional
y al mismo tiempo republicana de Maréchal? ¿Acaso refleja meramente las
cavilaciones de un panfletario confundido? Antes de rechazarlas de plano,
Introducción haríamos bien en considerar que estas mismas ideas aparecen también en los
escritos no publicados de un líder clave de la primera República francesa,
Louis-Antoine Saint-Just. “El estado de sociedad no es el producto de una
convención”, había argumentado Saint-Just; agregaba que “el arte de
Vivir y morir por las leyes de la Naturaleza establecer (...) una sociedad por un pacto o por transformaciones forzadas es
el arte mismo de destruir la sociedad”.5 Para Saint-Just, así como para
Maréchal antes que él, el derecho natural ofrecía leyes suficientes: “Al no poder
existir sociedad alguna que no esté fundada en la naturaleza, el estado (la cité)
Al enterarse de que finalmente la Asamblea Constituyente había redactado la no puede aceptar otras leyes más allá de las de la naturaleza. (...) La ley no es,
Constitución que dos años antes había jurado solemnemente presentar, el entonces, una expresión de la voluntad sino de la naturaleza”.6 Las
periodista, poeta y philosophe radical Sylvain Maréchal buscó llamar la constituciones y legislaciones civiles que no se contentaran con hacerse eco de
atención del cuerpo con un panfleto anónimo. A través de la voz de la “Señora las leyes de la naturaleza eran perniciosas para la sociedad.
Naturaleza”, reprochaba a los constituyentes haberse equivocado en sus Este no era el republicanismo de los antiguos, rótulo con el que a menudo se
propósitos y redactado el documento equivocado: ha calificado al jacobinismo de Benjamin Constant en adelante: Esparta,
Atenas, incluso Roma, eran conocidas por sus elaboradas constituciones,
obsequio de legisladores cuasi-divinos. Tampoco era éste el republicanismo
“Veinticinco millones de hombres, arruinados por sus relaciones, infelices e incapaces clásico: Maquiavelo tenía poco o nada que decir sobre la ley natural. Percibía a
de soportarse unos a otros, clamaron por un nuevo código, y ustedes tuvieron el valor
la república y a sus constituciones como el más elaborado de los sistemas
de prometerles uno. Pero ¿por qué no tuvieron el buen tino de enviarlos ante mí,
diciéndoles: ‘Hermanos, no tienen ya las leyes de la naturaleza? ¿Podríamos los seres
políticos.7 Las afirmaciones de Saint-Just pueden traernos a la memoria el
humanos pensar mejores leyes que esas?’”.1 republicanismo moderno de los revolucionarios norteamericanos, pero también
aquí las apariencias engañan: sea que enfaticemos el origen ‘liberal’ o
‘republicano’ de este emprendimiento político, sería un sinsentido sugerir que el
caso norteamericano no exhibe rastros de ambas tradiciones. La Declaración
*
La presente traducción se realiza exclusivamente para uso interno de los alumnos de de Independencia pudo haber comenzado por proclamar la fe del Congreso (o
la Cátedra de Historia Moderna, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos
al menos la de Jefferson) en las “leyes y el Dios de la naturaleza”, pero el resto
Aires (septiembre de 2013).
Edelstein, The Terror of Natural Right 1 Traducción: Ismael del Olmo Edelstein, The Terror of Natural Right 2 Traducción: Ismael del Olmo

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del documento y su lista de reivindicaciones demuestran a las claras que el forzada a transitar por la vía del Terror o eligió dicho camino de manera
Congreso entró en conflicto con Inglaterra guiándose por valores ingleses, tales voluntaria? Para responder estos interrogantes decidí centrar mi investigación
como el constitucionalismo y la tradición republicana.8 La variante jacobina, que en el análisis de las tradiciones legales y del pensamiento político, no porque
buscaba gobernar sólo mediante leyes naturales, parece constituir una cepa crea que estas áreas son más importantes que otras (como las prácticas
mutante, a la que llamaré ‘republicanismo natural’. Dado que incorporaba un sociales o la historia de las emociones), sino porque considero que jugaron un
buen número de características del republicanismo tradicional, puede ser rol más decisivo en el establecimiento y la evolución del Terror.
considerado como una de las “transformaciones del republicanismo clásico” El enfoque metodológico que he adoptado, entonces, le debe mucho a
ocurridas durante el siglo XVIII francés, incluso si difería de manera sustancial historiadores como Keith Baker, J. G. A. Pocock, y Quentin Skinner, así como a
de teorías más tempranas, al proponer que sólo el derecho natural podía académicos más tempranos como Hannah Arendt, aunque mi corpus dispar
suministrar el marco legal de las sociedades. 9 también me obligó a ser algo ecléctico. Junto a textos legales y políticos, este
No obstante, la afirmación de que las leyes de la naturaleza eran también las corpus incluye trabajos literarios, etnográficos, de anticuarios, y hasta
leyes de la república, derivó en una fusión entre naturaleza y nación que teológicos, así como representaciones culturales (tanto ‘imaginarias’, como los
tendría graves consecuencias para cualquiera lo suficientemente mitos, o imágenes impresas) y festivales revolucionarios. Por consiguiente, he
desafortunado como para quebrar (o generar al menos la impresión de que sido ecuménico en mi metodología, analizando algunos documentos como un
quebraba) la ley. De hecho, era un supuesto bastante difundido en la teoría historiador de la cultura, otros como un especialista de la literatura, otros como
liberal del derecho natural que quienquiera que violara las leyes de la un científico social, y otros como un teórico político. Ocasionalmente, he lucido
naturaleza podía ser asesinado con impunidad. Se suponía que esta situación los cuatro sombreros al mismo tiempo.11 Este libro no pretende ser un discurso
prevalecía sólo en el estado de naturaleza; sin embargo, existían algunas del método; simplemente, perseguí mis argumentos a lo largo de los caminos
excepciones: los tiranos, los salvajes, los bandoleros, los piratas y otros hostes que fueron tomando.
humani generis (enemigos del género humano) podían ser ejecutados por las No obstante, en el libro propongo algunas innovaciones metodológicas.
autoridades competentes sin el debido proceso o sin formalidades legales. Primero, y quizá debido a mi propio entrenamiento como un especialista en la
Dado que los jacobinos equiparaban la república y sus fines con la naturaleza literatura, y al hecho de que muchos ejemplos de republicanismo natural se
misma, prácticamente cualquier actividad potencialmente subversiva podía ser encuentran en dicha esfera, opté por estudiar las teorías políticas desde una
perseguida como un crimen contra la naturaleza. Lo excepcional se tornaba perspectiva más narrativa. Los historiadores de la política tienden a analizar las
terroríficamente corriente. teorías en términos de su gramática, sus palabras clave, su discurso, a menudo
La tesis de este libro, por lo tanto, no es sólo que los líderes políticos jacobinos en explícita analogía con la teoría de Saussure de la langue y la parole.12 Pero
promovieron una variante inusual de pensamiento republicano, sino que existe también una dimensión temporal en la teoría política, dimensión quizá
recurrieron al derecho natural para autorizar y redactar las leyes que más evidente en la filosofía política griega y temprano-moderna que en sus
sustentaron el Terror. La categoría de hostis humani generis se encontraba en encarnaciones contemporáneas. La teoría del republicanismo de Maquiavelo,
el corazón del ataque que los montañeses lanzaron contra el rey, pero de allí por ejemplo, puede ser contada como un relato. Un príncipe u hombre fuerte
en más proveyó también un modelo para otras categorías de enemigo, desde toma el poder y concede leyes a la ciudad. Estas leyes pretenden inspirar virtud
el notorio hors-la-loi (forajido o “fuera de la ley”) hasta el “enemigo del pueblo”.† en el pueblo, y están sostenidas por instituciones como la religión y el ejército.
En el contexto del sistema legal natural-republicano, en el cual el derecho Eventualmente, sin embargo, la corrupción se desata bajo la apariencia de
natural era percibido como cuerpo de leyes supremo, este concepto radical de lujuria o laxitud moral. La virtud pronto se desploma y la república muere.13
hostilidad no estaba limitado por ninguna garantía civil. Los convencionales Aunque esta versión pueda sonar simplista, tiene la ventaja de subrayar
podían aplicar el Terror manteniendo una apariencia de fidelidad a los similitudes con otras narrativas; por ejemplo, con la del derecho natural,
principios de la Declaración de Derechos de 1789. orientada a describir cómo la sociedad civil nace y eventualmente se disuelve.14
Esta interpretación del Terror se apoya en gran medida en argumentos legales Abordar teorías políticas desde una perspectiva narrativa ofrece así un mejor
y en teorías políticas, en oposición a gran parte de la historiografía de los modelo para comprender cómo tales construcciones pudieron transformarse e
últimos quince años.10 Muchos de los trabajos recientes son excelentes, y de incluso combinarse ―precisamente, una cuestión central en relación con el
republicanismo natural.
hecho los utilizaré de manera recurrente en los capítulos de este libro. Pero en
mi opinión, estas interpretaciones no ofrecen respuestas convincentes a las En segundo lugar, traté de prestar particular atención al rol que los mitos
preguntas fundamentales sobre el Terror: ¿Cómo y por qué tuvo lugar? ¿Cómo ocupan en el pensamiento político. Si bien resulta un lugar común en los
se relacionaba con el pensamiento político jacobino? ¿La Convención se vio estudios sobre el pensamiento político del siglo XX reconocer el poder creador
del mito, las historias políticas de períodos más tempranos raramente
† El autor utiliza aquí el vocablo outlaw, que puede ser traducido alternativamente consideran esta influencia, a pesar de su presencia innegable. En buena
como “bandido”, “bandolero”, o “forajido”, entre otros. Sin embargo, el contrapunto medida, este descuido se debe a la forma profundamente ahistórica en la cual
frecuente que el texto realiza entre el inglés outlaw y el francés hors-la-loi obliga a una algunos académicos han analizado el significado de los mitos en escenarios
traducción más literal del término, con el fin de no perder el hilo del razonamiento ni
modernos. Demasiado a menudo los mitos son interpretados como arquetipos
los juegos del lenguaje que lo sustentan [n. del. trad.].

Edelstein, The Terror of Natural Right 3 Traducción: Ismael del Olmo Edelstein, The Terror of Natural Right 4 Traducción: Ismael del Olmo

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cuyos significados nunca cambian, y cuyo valor para el entendimiento de la códigos legales de Francia y otras naciones.23 El lenguaje y los conceptos del
especificidad de un momento histórico determinado resulta en consecuencia derecho natural circulaban abiertamente por toda Francia; la Déclaration des
escaso.15 En el caso del mito de la edad dorada, que yace en el corazón del droits de l’homme et du citoyen no emergió ex nihilo. Pero tan alejados estaban
republicanismo natural, esta invariabilidad eterna no podría estar más lejos de estos conceptos de la práctica legal real, que su significado y sus relaciones
la verdad. Ha habido un amplio surtido de variantes para este mito, algunas podían fácilmente redefinirse. Su valor político también podía determinarse
monárquicas y otras republicanas, algunas primitivas y otras altamente libremente, ya que fuera de Francia el derecho natural era a menudo
civilizadas. Además, este mito sólo comenzó a ejercer una poderosa influencia identificado con facciones específicas dentro de una determinada lucha
sobre los pensadores políticos cuando las investigaciones antropológicas e política.24
históricas lo naturalizaron.16 Su fuerza no se basaba en deseos inconscientes, De modo similar, el republicanismo era un discurso débil en la Francia del siglo
sino en la visión claramente articulada de una Edad de Oro ‘real’ y
XVIII, aunque no tan ausente como a veces se ha afirmado.25 Si sólo había un
verdaderamente posible.17 Sólo atendiendo a las variantes filológicas de los puñado de teóricos republicanos locales en el reino, varias traducciones de
mitos podremos llegar a valorar su influencia específica sobre el pensamiento
textos republicanos ingleses se encontraban disponibles, como así también la
político. obra fundacional de Maquiavelo, los Discursos sobre la primera década de Tito
Livio.26 Muchas de las lecciones (y el léxico) del republicanismo clásico —la
importancia de las buenas leyes y más aún de la buena moral, el peligro que la
Derecho natural y republicanismo en Francia. corrupción entrañaba para la virtud cívica, el delicado timing del cambio
Un lector versado en historia europea temprano-moderna podría preguntarse político, la necesidad de preservar y promover las instituciones, etc.— también
por qué la ‘mutación’ del derecho natural y el republicanismo ocurrió en un país se hallaban en la discusión de Montesquieu sobre las repúblicas en De l’Esprit
que no está fuertemente identificado con ninguna de estas dos tradiciones. des lois, replicada a su vez en numerosos artículos de la Encyclopédie, tales
Sugiero que la relativa marginalización de estas tradiciones en Francia fue como ‘Démocratie’, ‘Aristocratie’, o ‘République’. La obra de Mably, Des Droits
precisamente lo que tornó posible tamaña mutación radical. El derecho natural et devoirs du citoyen, y El contrato social de Rousseau, diseminaron de modo
no era parte de los curricula de las escuelas francesas de derecho, como sí lo similar numerosos tópicos republicanos. Finalmente, como argumentara
era en Inglaterra, Suiza, Alemania o los Países Bajos. Quizá Mably no recientemente Elena Russo, la apreciada estética de la segunda mitad del siglo
exageraba demasiado cuando afirmaba que “nuestros magistrados, sin duda XVIII, le grand goût o neoclasicismo, infundió con profundos ideales
eruditos (...), no podrían sin embargo ser más ignorantes en materia de republicanos la imaginería cultural y artística de la época.27
derecho natural”.18 De hecho, hasta las reacciones ‘patrióticas’ en contra de la Sin embargo, tal como señala Keith Baker, los historiadores de Francia han
reforma parlamentaria de Maupeou, el derecho natural apenas aparecía en el permanecido demasiado tiempo ajenos a muchos otros aspectos políticos del
pensamiento legal francés.19 Aunque se beneficiaban del legado del derecho republicanismo.28 Puede que pocos autores clamaran abiertamente por la
romano, como todos los juristas europeos, los franceses sólo de palabra creación de una república en Francia, pero el republicanismo implica mucho
aceptaban el ius naturale, pues el foco de sus obras político-legales estaba más que una creencia en, o el deseo de, un modo de gobierno republicano:
puesto en la adaptación del concepto de imperium a las necesidades de la también parte de un ‘diagnóstico’ que considera ‘al desorden y a las vicisitudes
monarquía Borbónica.20 Así, seleccionando y extrayendo elementos del Código como el estado natural de la existencia humana’, y trata de identificar los
de Justiniano, los juristas franceses lograban mostrar al soberano como la ‘intereses individuales con el bien común a través de la inculcación de la virtud
única fuente de la ley, en virtud de su posición por encima de la misma cívica’.29 En este sentido, un discurso republicano puede resultar plenamente
(princeps legibus solutus). Lo que ocultaba esta definición era la dependencia compatible con la monarquía: la definición de Kant, que hace del
que la ley romana tenía respecto de los principios de autoridad del derecho republicanismo una forma de gobierno antes que una concepción específica de
natural, un punto en el que insistían juristas y filósofos ingleses como Locke y soberanía, habría resultado perfectamente aceptable para muchos
Blackstone (así como sus contrapartes continentales, Christian Wolff y Jean- revolucionarios antes de 1792 (más aún si tomamos en consideración que
Jacques Burlamaqui). Rousseau había propuesto una definición muy similar).30 Durante el Antiguo
Aunque desterrado de la teoría jurídica, el derecho natural se mantuvo de todas Régimen, diversos autores ‘patrióticos’ se esforzaron por crear buenos
maneras como un discurso accesible y frecuentemente empleado en la Francia ciudadanos que al mismo tiempo pudieran ser fieles súbditos de un rey.31 Isaac
del siglo XVIII. Abogados en ciernes y filósofos podían estudiar los manuales Kramnick ha dejado en claro que defensores de la thèse nobiliaire como el
de Burlamaqui, escritos para los estudiantes de la Académie de Ginebra, o leer conde de Boulainvilliers podían adoptar los principios republicanos ingleses con
las traducciones y comentarios de Jean Barbeyrac sobre Grocio y Pufendorf.21 tanta facilidad como los defensores de la thèse royale, el marqués d’Argenson
Para fines de siglo, un joven abogado de Arras pudo incluso invocar el derecho entre ellos.32 A la inversa, ciertos antimonárquicos no abrazaron por completo
de gentes como autoridad legal en un caso.22 Como veremos, el derecho el republicanismo: las diatribas del cura Meslier en contra de la tiranía y la
natural era el idioma dominante de la reforma política para una amplia variedad superstición, por ejemplo, incluyen algunas referencias marginales a la “libertad
de escritores del siglo XVIII, que recurrían a las leyes universales e invariables pública”, pero no desarrollaron ninguna idea republicana específica.33
de la naturaleza para criticar los abigarrados y aparentemente arbitrarios

Edelstein, The Terror of Natural Right 5 Traducción: Ismael del Olmo Edelstein, The Terror of Natural Right 6 Traducción: Ismael del Olmo

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Aún tomando en consideración estos restos olvidados del discurso republicano, sin necesidad de leyes”.38 No era sólo el hecho de que estas sociedades no
debe admitirse que el republicanismo no era ni de cerca predominante en necesitaban ni tenían leyes escritas; además lograban prosperar sin
Francia, como sí lo era en otros países europeos. Habrá que esperar hasta las gobernantes ni estructura política alguna.
primeras conmociones revolucionarias para que el republicanismo inglés logre Aunque en su versión tradicional la edad dorada era un tiempo perdido de
interesar de manera sostenida a los políticos franceses.34 Entretanto, el
inocencia, Virgilio otorgó nueva vida a la creencia. En su famosa cuarta
republicanismo floreció en la imaginación de estudiantes y novelistas, Bucólica profetizó que un niño divino vendría prontamente “a restaurar el reino
anticuarios y filósofos; y en ese espacio desbocado fue mucho más libre de de Saturno” (el dios que según los Romanos había presidido la primera edad),
adaptarse e incluso transformarse por completo. y a reclamar el regreso de Astrea, la diosa de la justicia que había volado a la
constelación de Virgo hacia fines de la edad dorada.39 Virgilio retomó el tópico
en el libro 6 de La Eneida, donde el retorno de la edad dorada aparece
El republicanismo natural y la Edad de Oro. asociado a la llegada de Augusto.40 En esta versión prospectiva del mito, la
La fusión del derecho natural y el republicanismo en un mismo lenguaje político edad dorada se volvió tan altamente civilizada (marcaba el apogeo de las artes)
no se originó en tratados de teoría política sino en textos literarios (en el como politizada (en tanto legitimación de un modelo imperial, ‘absolutista’);
sentido amplio abarcado por la expresión belles lettres).35 La transformación como no podía ser de otro modo, del Renacimiento en adelante se convirtió en
más radical que introdujeron estas imaginativas (y a menudo imaginarias) una pieza recurrente de la propaganda monárquica.41 Pero la versión equitativa
narraciones fue la eliminación del contractualismo ―esto es, la doctrina según y pastoral del mito nunca desapareció de la imaginación europea. Fue un topos
la cual los hombres pasan del estado naturaleza a la sociedad civil como común en la Edad Media, cuando por lo general se la identificaba con el amor
resultado de un contrato implícito o explícito.36 En su lugar, obras como el libre (liber amor). Los escritores temprano-modernos, por su parte, tendieron a
Télémaque de Fénelon o las Lettres persanes de Montesquieu mostraban asociar el mito con el cortejo galante de los pastores de Arcadia.42 Ambas
sociedades (la de los Boecianos y la de los buenos Trogloditas, interpretaciones continuaron aflorando durante el siglo XVIII.
respectivamente) que existían en un estado de naturaleza revisado en el que El mito de la edad dorada se convirtió, de este modo, en una poderosa
los individuos eran sociales e iguales, donde ninguno dominaba sobre otro, representación política y literaria. Si la versión virgiliana servía a los intereses
donde la virtud era algo natural. Las únicas leyes que reconocían eran las de monarcas y príncipes, de Montaigne en adelante los escritores políticos
inmutables de la naturaleza, que se encontraban dentro de cada hombre; por utilizaron la descripción de Ovidio como una lente a través de la cual observar
ende, no había necesidad alguna de escribirlas o inscribirlas en una las recientemente descubiertas sociedades del Nuevo Mundo. El concepto
constitución. Sin embargo, el derecho natural resultaba por sí mismo incapaz emergente de un ‘estado de naturaleza’ se tiñó así de los atributos místicos de
de preservar aquellas virtuosas sociedades en el tiempo; aún cuando los la edad de oro. A pesar de que muchos filósofos políticos, Hobbes el primero,
hombres fueran buenos por naturaleza, resultaba posible corromperlos. En la la resistieron, esta asimilación ganó impulso durante el siglo XVIII con el
ausencia de leyes, se necesitaban instituciones republicanas como la ascenso de teorías del derecho natural más ‘liberales’ (por oposición a las más
educación, la censura, y los ejércitos ciudadanos, para asegurar que el derecho ‘absolutistas’ de Gentili, Grocio, Hobbes, y Pufendorf). Fue en este contexto
natural fuera continuamente observado. Esta combinación de derecho natural que el mito vino a suscribir las teorías del republicanismo natural que
(como fuente de virtud) e instituciones es lo que conforma el ‘republicanismo analizaremos en los capítulos que siguen.
natural’.
Aún cuando invocaban el derecho natural como la base de toda teoría política y
Una de las razones por las cuales este ideal político resultaba al mismo tiempo legal, muchos filósofos rechazaban el mito de la edad dorada justamente como
creíble y muy atractivo, era su similitud con uno de los mitos más duraderos y eso: como un mito. Por ello, para que el republicanismo natural pudiera adquirir
generalizados de la cultura occidental, el de la edad dorada. Este mito fue una legitimidad política genuina, la edad dorada debía convertirse en algo más
registrado por primera vez por Hesíodo, quien proveyó la narración básica: en que un dispositivo poético. Como es sabido, el Iluminismo tardío experimentó
el principio de la historia humana, habitó la Tierra una “generación dorada” de una serie de temblores culturales que terminaron concediendo validez histórica
hombres; no necesitaban trabajar, puesto que una naturaleza cornucopiana los y antropológica al mito. Los estudios pioneros de Voltaire sobre la India
alimentaba, permitiéndoles vivir “libres de toda pena”37. Estos afortunados antigua, tanto en el Essai sur les moeurs et l’esprit des nations como en sus
mortales fueron sucedidos por generaciones de plata, bronce y hierro, cada contes orientales, retrataron el estado original de la humanidad como
una de las cuales resultó progresivamente más violenta e injusta. Dado que los sofisticado, racional y republicano, más cerca de la Atlántida que de la Arcadia.
antiguos se percibían a sí mismos como viviendo en la edad del hierro, la El ‘descubrimiento’ de Tahití por parte de Bougainville convenció a muchos de
inocencia natural y la virtud de la edad dorada aparecían siempre sus lectores, entre los que se encontraban Diderot, Sylvain Maréchal y Saint-
magnificadas. El mito fue desarrollado y celebrado por poetas latinos más Just, de que la legislación civil debía estrictamente restringirse a los derechos
tardíos, en especial Ovidio. En Las metamorfosis ―una de las principales naturales, y de que el poder político era un mal innecesario. Al momento de la
fuentes del mito en la Edad Moderna, ya que la obra figuraba en casi todos los Revolución Francesa, el mito de la edad dorada ya no aparecía para muchos
programas de estudio de los collèges― Ovidio describía a esta edad como un como un mito; se había transformado en el modelo ideal y natural sobre cuyas
tiempo en el que los individuos “cultivaban por sí mismos la lealtad y la rectitud bases la sociedad podría reorganizarse.43

Edelstein, The Terror of Natural Right 7 Traducción: Ismael del Olmo Edelstein, The Terror of Natural Right 8 Traducción: Ismael del Olmo

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Con todo, fueron los economistas conocidos como fisiócratas los que necesario, destruirlo.50 Un caso equivalente en la sociedad civil sería el del
proveyeron el marco filosófico clave para el naturalismo republicano. Al ‘gobernante absoluto’ o tirano, que transgredía los derechos naturales de su
proclamar que la regeneración de la sociedad dependía de la restauración de pueblo, y que por lo tanto ‘merecía ser combatido como enemigo declarado de
un “orden natural y esencial”, borraron toda distinción entre el estado de la sociedad humana’ (§93), como ‘la peste de la humanidad’ (§230).
naturaleza y el de la sociedad civil, y argumentaron que las leyes naturales
El uso repetido de esta frase por parte de Locke ―“enemigo de la
resultaban por sí mismas suficientes. Aún cuando se la pensó como una
humanidad”― para definir al individuo que violaba las leyes de la naturaleza
defensa de la monarquía, la fisiocracia ofreció una estructura teorética capaz
resulta sin duda intencional, ya que su equivalente en latín, hostis humani
de apoyar una amplia gama de proyectos políticos, incluido el republicanismo.
generis, posee una historia muy larga, compleja y todavía sin contar. Empleada
Los fisiócratas también hicieron posible imaginar una sociedad en la cual el
en la antigüedad por primera vez por Plinio para designar a los emperadores
poder político fuera asintóticamente reducido a cero, al eliminar del orden
tiránicos, ganó prominencia discursiva en la teología medieval como calificativo
natural la necesidad de soberanía. Esta emancipación de la sociedad respecto
usual para referirse al demonio. Durante el Renacimiento, el término fue
del estado ―un proyecto central del Iluminismo, como Keith Baker ha
aplicado a los piratas, pero más importante aún, fue empleado por los juristas
sugerido― alcanzaría su punto álgido hacia fines del siglo XVIII, tanto en el
humanistas para ‘satanizar’ (de modo bastante literal) a los habitantes del
pensamiento político de Thomas Paine, cuyo punto de partida en Common
Nuevo Mundo. Dado que éstos violaban las leyes de la naturaleza de manera
Sense era la distinción entre sociedad (“un estado de dicha”) y gobierno (“un
constante, argumentaban los juristas, se los podía castigar y destruir en tanto
mal necesario”), como en la teoría natural-republicana de Saint-Just, cuyo
“enemigos de la raza humana”. A raíz de sus maldades, de hecho, habían
pensamiento político se centraba en la creencia de que “uno no puede
perdido sus derechos naturales. Si bien algunos pocos filósofos echaron mano
gobernar inocentemente”, y de que la naturaleza, no la voluntad general, era la
de la doctrina de los derechos naturales para criticar al imperialismo español, la
fuente de toda ley.44
mayoría de los juristas temprano-modernos invocaron esta teoría para autorizar
la conquista y devastación del Nuevo Mundo.51 De ser una expresión teológica,
hostis humani generis pasó a convertirse en un concepto secularizado y
“Enemigos de la raza humana”: transgrediendo las leyes de la legalista, cuya principal corporización fue de allí en más la figura del ‘salvaje’.
naturaleza. Así, la lógica con la cual Locke justificó la ‘destrucción’ de un individuo en el
Si el naturalismo republicano permitía a ciertos escritores reformistas imaginar, estado de naturaleza puede rastrearse hasta los debates coloniales que
si no una ciudad celestial al menos una edad dorada de justicia, su compromiso fogonearon el resurgimiento de la teoría del derecho natural.52 Sin embargo,
excluyente con el derecho natural tenía su costo. En efecto, a este paraíso no una vez que los juristas temprano-modernos declararon que la violación de la
le faltaba su serpiente ―un demonio, de hecho. ¿Qué actitud cabía adoptar ley natural era causal de castigo radical, su razonamiento comenzó a aplicarse
con los individuos que transgredían las leyes de la naturaleza que todos debían a otras figuras además de la del salvaje. Los ‘bandoleros’ eran recurrentemente
respetar? ¿Cómo debían ser corregidos o castigados los infractores, y quién identificados como su equivalente en la sociedad civil, aunque quizás el más
debía encargarse del castigo? importante transgresor del derecho natural en el Viejo Mundo fuera el tirano, el
Por supuesto, sólo se plantearon estos interrogantes los teóricos que hostis humani generis original. Durante los siglos XVII y XVIII, las
consideraban al derecho natural como un código legal fundacional e inviolable justificaciones del tiranicidio recurrieron de manera sistemática al lenguaje del
en su conjunto.45 Hobbes daba por sentado, por ejemplo, que los derechos derecho natural, por lo que el ‘soberano injusto y perverso’ fue crecientemente
naturales del hombre (de modo célebre, su “derecho a todo, incluso al cuerpo caratulado como enemigo de la raza humana (l’ennemi du genre humain)”.53
de los demás”) entraba en conflicto con las leyes naturales.46 Uno de los roles Estas exhortaciones tuvieron su formulación jurídica más autorizada en obras
principales del soberano era precisamente limitar los derechos naturales, dedicadas al ‘derecho de gentes’, es decir, al cuerpo de leyes y costumbres
haciendo cumplir tanto las leyes de la naturaleza como las civiles.47 Sin reconocidas por todos los pueblos razonables. Fue al amparo del derecho de
embargo, estaba contemplado que en el estado de naturaleza los hombres gentes que las violentas excepciones admitidas por el derecho natural vinieron
podían llegar a quebrar estas leyes; sin embargo, estas violaciones no eran a informar categorías legales reales durante el desarrollo de la Revolución
vistas como particularmente problemáticas.48 Por el contrario, para Locke los Francesa.
derechos naturales no tenían la amplitud que les atribuía Hobbes: sólo
alcanzaban al propio cuerpo del individuo y a su propiedad adquirida por medio
del trabajo. En este sentido, no existía un conflicto inevitable entre derechos y El derecho natural y las leyes del Terror en la Revolución
leyes naturales; como Pufendorf antes que él, Locke creía que incluso en el Francesa.
estado de naturaleza los hombres debían obedecer las leyes de la naturaleza.49 La segunda parte de este libro examina cómo el derecho natural sustentó tanto
De hecho, violar la ley natural constituía a sus ojos la ofensa más grave: tal la teoría jacobina del republicanismo como la infraestructura legal del Terror;
transgresor se declaraba ‘a sí mismo sujeto a reglas diferentes a las de la sostengo que ambas tomaron forma durante el proceso al rey. El juicio fue un
razón y la equidad común’, y así se convertía en un peligro para el resto de la asunto difícil, prolongado; constituyó un punto político de no-retorno, pero
humanidad, a tal punto que cualquier persona podía detenerlo o, si fuese
Edelstein, The Terror of Natural Right 10 Traducción: Ismael del
Edelstein, The Terror of Natural Right 9 Traducción: Ismael del Olmo Olmo

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también presentó a los diputados de la Convención un dilema legal. Desde constitucional del rey (un diputado alegó que la cláusula de inviolabilidad era
septiembre de 1791 Luis XVI disfrutaba de inviolabilidad constitucional. Para la ‘una ley que lo declara más allá de la ley’ [une loi qui le déclare hors de la
vasta mayoría de los diputados la cuestión era entonces cómo castigar a Luis loi])57, la categoría de ‘fuera-de-la-ley’ fue en lo sucesivo ampliada para
de manera legal y formalmente aceptable ―su culpabilidad no estaba en duda. designar a cualquiera que hubiera usurpado la autoridad, para terminar
Para tal fin, la cláusula de inviolabilidad representaba un escollo importante.54 abarcando a individuos que se rebelaban o mostraban signos de resistencia a
las disposiciones del gobierno nacional.58 Este último grupo sufrió el destino
Sin embargo, un resquicio quedó al descubierto desde el primer momento de
que los montañeses habían deseado sin éxito para el rey: en su condición de
los debates. La Constitución podía proteger al rey de un enjuiciamiento, pero
fuera-de-la-ley, y tras la verificación de sus identidades por parte de las
¿no había una ley superior que condenaba a los tiranos? Compartida por todos
comisiones militares, se los ejecutó de manera sumaria, sin oportunidad de
los pueblos en todos los tiempos, esta ley había sido dictada por la naturaleza
defensa o derecho de apelación alguno. Esta ley fue la que, en última instancia,
misma. De hecho, era bajo otro nombre que el diputado más joven de la
autorizó el 78 por ciento de las muertes en toda Francia durante el Terror.59
Convención, Saint-Just, identificaba a esta autoridad suprema en su poderoso
discurso inaugural: “las leyes que debemos seguir se encuentran en el derecho El decreto sobre los hors-la-loi estuvo dirigido, en primer lugar, a los
de gentes (droit des gens)”.55 Más de dos tercios de sus colegas parecen haber insurgentes de la Vendée, a quienes los diputados nacionales regularmente
acordado con él: Luis XVI podía ser juzgado de acuerdo con dicho principio. denunciaban como bandidos. Detrás de la persecución de los montañeses
contra Luis XVI y de la respuesta de la Convención a los problemas en el
El proceso del rey bien puede constituir el primer intento de enjuiciar a un
Oeste, yacían entonces dos tipos tradicionales de hostis humani generis. Sin
gobernante depuesto en tanto “criminal contra de humanidad”, que es, de
embargo, poco después de que declarara fuera de la ley a los rebeldes
hecho, la manera en que Robespierre describió a Luis XVI. Pero los diputados
embarcados en la insurrección armada, la Convención aprobó la moción de
no tenían un corpus moderno de derecho internacional con el cual trabajar.
Danton que pedía declarar hors-la-loi a la totalidad de los
Utilizaron lo que tenían a su disposición, y los diputados más radicales (los
‘contrarrevolucionarios’.60 Esta designación increíblemente vaga —¿qué califica
montañeses) atacaron al rey con los términos en los que tiranos y bandoleros
a alguien como contrarrevolucionario?— resulta muy reveladora tanto de la
se habían vuelto reconocibles durante la Edad Moderna, es decir, en tanto
filosofía republicana propugnada por muchos montañeses como de la
ennemis du genre humain. Esta designación también determinó el castigo ―la
naturaleza expansiva de las categorías legales de excepción. Con respecto a lo
muerte― que los montañeses exigían que se le infligiera, aún cuando muchos
primero, la moción de Danton equiparó esencialmente cualquier oposición a la
de ellos, simultáneamente, argumentaban en favor de la abolición de la pena
Revolución con una violación al derecho natural. El establecimiento de un
de muerte para los delitos comunes. Dado que el rey había violado las leyes de
gobierno republicano (el objetivo de la Revolución) fue reinterpretado como una
la naturaleza algunos diputados, entre ellos Saint-Just y Robespierre, fueron
ley de la naturaleza. Esta identificación entre naturaleza y nación, sostengo,
todavía más lejos: exigían que el proceso se detuviera en seco y que Luis fuera
simplemente ejecutado. Sus argumentos no eran sintomáticos de una yace en el corazón mismo del republicanismo jacobino. Desde una perspectiva
legal, en segundo lugar, la declaración general de ilegalidad de todos los
inclinación por la justicia brutal o la anarquía, sino una consecuencia lógica del
tratamiento excepcional que se reservaba a los individuos que transgredían el “contrarrevolucionarios” ilustra la manera en que las categorías criminales, una
derecho natural: podían ser legalmente ejecutados sin juicio. Como Saint-Just vez creadas, tienden a extenderse, absorbiendo un número creciente de
recordaba a sus colegas, “las cortes sólo están instituidas para los ciudadanos grupos e individuos.61 Este fenómeno resulta particularmente visible en relación
con la ley del 22 Prairial, dirigida a los ‘enemigos del pueblo’. En lugar de
(les membres de la cité)”.56 Las garantías procesales eran un derecho que
identificar transgresores específicos, la norma funcionó como una red, dada la
podía perderse, como cualquier otro.
definición amplísima de la nueva categoría.62
La Convención no se dejó llevar por esta parte de la propuesta montañesa, ni
El alcance expansivo de estas extraordinarias categorías criminales no puede
acabó condenando a Luis XVI como enemigo del género humano. No obstante,
interpretarse de manera aislada. Fue impulsado por fuertes dinámicas políticas,
al prolongarse por más de dos meses, el proceso proporcionó a los jacobinos el
que llevaron a los diputados de ambas partes a mostrar en público su grado de
tiempo y el blanco perfectos para refinar sus acusaciones iusnaturalistas. Una
ferocidad y rudeza ―de hecho, fueron los ‘moderados’ girondinos los
categoría legal comenzó a tomar forma alrededor de la figura del rey, con
responsables de las primeras ampliaciones de la categoría ‘fuera-de-la-ley’
algunos diputados incluso inventando un nuevo nombre para este
para su propio beneficio político. No se niega, por supuesto, que la pura
extraordinario criminal: se trataba de un ‘fuera-de-la-ley’, de un hors-la-loi.
Mientras que el término y el concepto resultaban familiares a los oídos ambición y el deseo de aferrarse al poder motivaran muchas de las decisiones
legales y políticas durante el Terror, más notablemente, quizá, la decisión
anglosajones, eran completamente extraños para la jurisprudencia francesa;
jacobina de suspender la Constitución de 1793. Pero esta amplia evidencia en
hacía apenas veinte años que la expresión misma había ingresado en el
lenguaje corriente. En buena medida, entonces, los conventionnels pudieron favor de la manipulación política no implica que los grupos revolucionarios y
sus líderes fueran cínicos despiadados. Por el contrario, las agendas políticas
darle el significado que quisieron, y así lo hicieron. Más todavía, una vez
lanzada a la muy cargada arena de la política revolucionaria, la expresión podía radicales podían alentar a las personas, si no a romper, al menos a torcer las
reglas ―un fenómeno no ciertamente desconocido en nuestro propio tiempo.
resignificarse y emplearse para otros fines. Ésto es precisamente lo que
En lo que concierne a las categorías legales del Terror, el derecho natural
sucedió. Inicialmente confeccionada como un ataque a la soberanía
Edelstein, The Terror of Natural Right 11 Traducción: Ismael del Edelstein, The Terror of Natural Right 12 Traducción: Ismael del
Olmo Olmo

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parece haber jugado un papel propicio hasta el final: fue en nombre del el 2 de Junio de 1793, revela cuán cautelosos se mostraban los diputados
derecho de gentes que Barère convenció a la Convención de que “no debía montañeses a la hora de entronizar a la voluntad general como fuente de
tomarse ningún prisionero de guerra británico o hanoveriano”, mientras que la legitimidad o de rehuir el principio de la soberanía popular directa: “No cansen
ley draconiana del 22 Prairial fue presentada por Couthon como una al pueblo con su soberanía”, declaraba François Chabot.66 En su lugar, estos
herramienta contra “los feroces y cobardes enemigos de la humanidad”.63 diputados apuntaban a la naturaleza como a una autoridad más segura y
augusta a partir de la cual refundar la nación francesa. Dirigiéndose a la diosa
La legislación del Terror, por lo tanto, no implicaba la suspensión de la ley, sino
egipcia de la naturaleza, expuesta en el festival que celebraba la nueva
la substitución de un cuerpo legal por otro ―el código penal por el derecho
Constitución, Héraut de Séchelles proclamaba que dicho documento
natural― bajo ciertas circunstancias extraordinarias.64 Esta distinción resulta
simplemente expresaba “tus leyes”.67
crucial, porque nos permite comprender cómo cientos de conventionnels,
nutridos con la cultura dieciochesca tardía de la sensibilité y la reforma judicial, Por supuesto, la Convención pronto decidiría no poner en práctica esta
pudieron aprobar leyes draconianas que despojaban a los individuos de toda Constitución ―de hecho, los jacobinos probablemente tenían resuelto este
protección legal. Los argumentos enraizados en la teoría del derecho natural curso de acción aún antes de la ratificación del texto constitucional el 10 de
comportaban una influencia especial: no sólo la filosofía liberal Agosto de 1793. Con la Constitución en vigor deberían haberse convocado
prerrevolucionaria solía expresarse en este tipo de lenguaje, sino que la nuevas elecciones, y no existían garantías de que los montañeses pudieran
Revolución misma extrajo mucho de su autoridad política de “los derechos retener su mayoría. La decisión de suspenderla fue un acto de conveniencia
naturales, inalienables y sagrados de los hombres”, afirmados en la política, un abuso flagrante de poder. Pero fue también, al mismo tiempo, más
Declaración de Derechos de 1789. Por supuesto, ello no implica afirmar que el que éso. Algunos jacobinos, particularmente Saint-Just en sus manuscritos no
Terror fue una consecuencia necesaria de este documento fundacional. Pero sí publicados, cuestionaban la necesidad per se de una constitución. ¿Acaso no
prueba que los diputados de la Convención no necesitaron apartarse tenía ya Francia su Declaración de Derechos, esa “constitución de todos los
demasiado de sus principios originales para justificar leyes extraordinarias en pueblos”, como Chénier y Robespierre la llamaron? De modo elocuente, este
contra de individuos “desnaturalizados”. documento en particular nunca fue suspendido: permaneció clavado en los
espacios públicos y considerado ley del país (excepto para aquellos
desafortunados que perdían incluso sus derechos naturales).68 Ya que la
Restaurando la República de la Naturaleza: el proyecto Declaración expresaba las leyes de la naturaleza, ¿qué necesidad había de
jacobino. aprobar una Constitución? Francia estaba en un ‘estado de naturaleza’ político
desde Agosto de 1792, o eso afirmaban Robespierre y muchos otros; ¿no era
No caben dudas de que la república jacobina implicaba mucho más que el solo la república en sí misma ‘la forma de gobierno que se encuentra más cercana a
Terror. Después de todo, los jacobinos buscaban nada menos que una la naturaleza’?69 Si la naturaleza, y no la voluntad general, era la fuente de toda
completa transformación de la sociedad. El nuevo régimen debía rectificar todo ley, la Convención existente podía proclamar y hacer ejecutar el derecho
lo que había de malo en l’ancien, desde la educación y la economía hasta el natural tanto o mejor que cualquier otra asamblea.
calendario.65 Respecto del sistema judicial represivo del Terror, el impulso para
estas transformaciones provino predominantemente del gobierno central, si El argumento trazado en el párrafo anterior no fue enunciado expresamente por
bien este ímpetu sería interpretado de modo diferente de un lugar a otro. Con ningún diputado, aún cuando Saint-Just estuvo cerca de explicitarlo en sus
todo, la co-presencia de estos dos imperativos aparentemente heterogéneos escritos políticos. Se trata de una reconstrucción especulativa, montada a partir
(por un lado, reprimir a los insurgentes y disidentes políticos, y por el otro, de una variedad de textos e influencias identificables (incluido un tratado
transformar la sociedad civil), nos obliga a preguntarnos la relación que existía fisiocrático en posesión de Saint-Just), y de la teoría natural-republicana que
entre ambos. ¿Había una visión unificadora detrás de ambas medidas había tomado forma en Francia durante el siglo XVIII. Por lo demás, estamos
jacobinas, creativas y opresivas? ¿Fue el Terror un aspecto independiente, una obligados a recurrir a esta especulación, ya que luego de octubre de 1793 el
excrecencia de su agenda política? ¿O constituyó una parte fundamental del Comité de Salvación Pública no tuvo apuro alguno por implementar la
republicanismo natural y de su programa de regeneración nacional? Constitución, aún cuando siguió pareciendo genuinamente interesado en
establecer algún tipo de república y no sólo en gobernar de modo dictatorial. Lo
Todos los aspectos de la actividad legislativa jacobina, sean estos penales, que los líderes jacobinos proyectaban crear, por difícil que sea determinar este
civiles o institucionales, parecen haber estado fundados en el mismo referente objetivo, resulta una pieza central en el rompecabezas del Terror.
de autoridad: la naturaleza. Mientras que el significado de naturaleza y sus
principios resultan obviamente vagos y permanecen abiertos a interpretación El capítulo final de este libro es un intento de poner ésta y otras piezas en su
(sin mencionar su posible manipulación), la persistente devoción por la lugar, pero también de sugerir que ‘el Terror’ pudo haber sido en sí mismo una
naturaleza tuvo consecuencias políticas tangibles. Por ejemplo, ofreció a los pieza pequeña en el rompecabezas del republicanismo jacobino. A partir de
jacobinos un considerable margen de acción en los debates con los girondinos fines de febrero de 1794, los informes del Comité de Salvación Pública insisten
en torno a los fundamentos de la constitución republicana. Este debate, que en el mismo mensaje: el tiempo del Terror ha terminado; “la orden del día” es
sería finalmente resuelto con la ‘purga’ de la Convención entre el 31 de Mayo y ahora la justicia. Existían obvias ventajas políticas en esta estrategia, que
permitía al Comité desviar la crítica de los indulgents (que exigían el fin del
Edelstein, The Terror of Natural Right 13 Traducción: Ismael del Edelstein, The Terror of Natural Right 14 Traducción: Ismael del
Olmo Olmo

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Terror) a la vez que atacar la línea dura de los hebertistas (que buscaban internalizado de vigilancia resulta todavía más evidente en la iconografía y las
extender el Terror al terreno económico). Pero también revela que el fenómeno descripciones de los festivales, donde el Ser Supremo (como en
que solemos asociar con ‘el Terror’ bien pudo haber estado sólo marginalmente representaciones revolucionarias tempranas y cristianas) era representado
relacionado con el discurso real sobre el terror que se volvió predominante como un ojo desencarnado. Este ojo divino, que podía “leer en nuestros
entre el verano de 1793 y febrero de 1794.70 Institucionalmente hablando, las corazones”, bien puede ser concebido como un ‘panóptico metafísico’.
bases del ‘Terror’ se colocaron en su totalidad en la primavera de 1793, a Esta institución revolucionaria difiere de sus antecedentes cristianos por el
menudo con amplia aprobación de la Convención; la declaración del Terror hecho de que el ojo del Ser Supremo no sólo era un concepto metafísico
como “orden del día” que tuvo lugar en septiembre de 1793 no se vio abstracto, sino que se ‘encarnaba’ en el más sublime de los cuerpos naturales,
acompañada por ninguna transformación legislativa de envergadura. Las el sol. De hecho, extraños indicios de un ‘culto solar’ aparecieron en el libreto e
nuevas instituciones introducidas por el Comité de Salvación Pública en la iconografía de David para el festival parisino.‡ También aquí la identificación
primavera y el verano de 1794 fueron por su parte presentadas como la del Ser Supremo con el sol puede encontrarse ya en representaciones
antítesis de las medidas arbitrarias del ‘Terror’. Lo que a menudo consideramos tempranas de la Revolución. También resultaba muy común en el Iluminismo
bajo este rótulo puede simplemente haber sido un aspecto más del tardío. Sin embargo, en tanto institución republicana, el simbolismo solar
republicanismo natural jacobino. aumentaba el potencial panóptico del Ser Supremo, y reforzaba la narrativa
Pero ¿tenía acaso el Comité de Salvación Pública la intención de fundar una sobre la edad dorada propia del naturalismo republicano. De acuerdo con los
república? Es posible dudarlo, a juzgar por las declaraciones de sus miembros. principales anticuarios del momento (uno de los cuales, Charles-François
Aunque proclamaron inicialmente el carácter ‘provisional’ del gobierno Dupuis, era miembro de la Convención y participaba del comité que reformó el
revolucionario instituido el 10 de Octubre de 1793, los informes subsiguientes calendario), la adoración del sol había sido la religión de los primeros humanos,
no daban ninguna pista sobre la fecha en que dicho régimen debía concluir; quienes vivían en paz sin otras leyes que su instinto moral interno.
para marzo de 1794, cualquier referencia a la posible restauración de la Ciertamente, el Comité no iba a apostar el destino de la república al éxito de
Constitución había desaparecido. No obstante, existen al menos dos razones una institución religiosa, incluso si los teóricos republicanos consideraban que
para otorgar cierto grado de confianza a las intenciones del Comité. La primera
el miedo a lo divino era un ingrediente crucial en la preservación de la virtud
es que los teóricos republicanos, de Livio a Rousseau, habían destacado
pública. La justicia debía ser impuesta también en la Tierra: por este motivo, no
constantemente la importancia de elegir el momento apropiado para fundar una
debe sorprendernos la presentación de una ley dos días después de la
república. Precisamente porque la tarea en cuestión era enorme y delicada,
celebración del festival del Ser Supremo, a partir de la cual los procedimientos
debía procederse con extrema cautela. Sobre todo, la ciudadanía debía ser
legales del tribunal revolucionario fueron radicalmente racionalizados. Aunque
instruida para tomar un rol activo en la preservación de la república. Con este
la ley del 22 Prairial (20 de Junio de 1794) es a menudo considerada como el
fin, y ésta es la segunda razón para aceptar las afirmaciones del Comité, los
clímax sangriento de la paranoia jacobina (el “Gran Terror”), no representó un
fundadores debían crear o reforzar instituciones públicas. Las instituciones eran
giro fundamental o un crescendo en la legislación punitiva del régimen. En su
la columna vertebral de la república clásica, y jugaban un rol todavía más
mayor parte, se trataba de una mera recapitulación de la teoría judicial
importante para un republicanismo natural que no poseía leyes positivas sobre
defendida por los diputados de la montaña del juicio a Luis XVI en adelante.
las que sostenerse: “hay demasiadas leyes, y muy pocas instituciones civiles”, Junto con el culto al Ser Supremo, puede ser vista como una pieza clave para
se lamentaba Saint-Just.71 A lo largo del invierno y la primavera de 1794, el el establecimiento de los fundamentos del sistema judicial de la república
Comité creó y promocionó de forma obsesiva instituciones que intentaron a la
futura.
vez sostener la virtud cívica e inaugurar una era de justicia en la que las leyes
de la naturaleza fueran las únicas del país. Aunque la teoría jacobina de la Instalar la guillotina en el corazón de Arcadia sin dudas pervirtió el mito de la
justicia era ‘terrible’ en todos los sentidos de la palabra, el hecho de que el edad dorada, pero se trató de una exigencia requerida por la explosiva fusión
Comité siguiera adelante con un ambicioso programa de instituciones judiciales de republicanismo y derecho natural que caracterizó al discurso político del
y reformas sugiere que su retórica no era tan sólo un conjunto de palabras Terror y de la república jacobina. Saint-Just estaba siendo premonitorio cuando
huecas. Podemos dar algún crédito a sus aspiraciones de fundar una república afirmaba que “el espíritu con el que se juzgue al rey será idéntico al espíritu con
francesa. el que se fundará la república”.72 Desde esta perspectiva, el culto al Ser
Supremo y el tribunal reformado aparecen verdaderamente como imágenes
Dos de las instituciones más importantes introducidas por el Comité en el año II
especulares: mientras que el primero buscaba forzar a los ciudadanos a
fueron el culto al Ser Supremo, y el tribunal revolucionario reformado. Aunque
atender los preceptos del derecho natural grabado en sus corazones, el
más evidente en este último caso, ambas creaciones estaban de hecho
segundo imponía a quienes amenazaban al estado la pena reservada a los que
relacionadas con la justicia, como Robespierre explicitó en su discurso del 18
violaban la ley de la naturaleza ―la muerte, con pocos o con ningún obstáculo
de Floreal (7 de Mayo de 1794). El culto al Ser Supremo debía garantizar que
legal; en otras palabras, lo mismo que los montañeses habían pedido para el
los ciudadanos franceses obedecieran los mandatos del derecho natural
“grabados en sus corazones”, inculcando en ellos la sensación de que todas ‡Se refiere a Jacques-Louis David (1748-1825), influyente pintor de la época, quien
sus acciones estaban siendo observadas. Esta teoría de un mecanismo
apoyó desde un comienzo el proceso revolucionario de los jacobinos [n. del trad.].
Edelstein, The Terror of Natural Right 15 Traducción: Ismael del Edelstein, The Terror of Natural Right 16 Traducción: Ismael del
Olmo Olmo

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rey. Los presuntos crímenes por los cuales un hombre llegaba a convertirse en
un “enemigo del pueblo”, en su mayor parte vinculados a la idea de traición, 11 The disparity of my corpus has also led me to adopt a more “semiotic” rather than
poco tenían que ver con la materia del derecho natural. Pero preservar la strictly linguistic approach to historical analysis, as well as, in some instances, a
quantitative one. This combination of methods is much indebted to William H. Sewell
república se había convertido en una nueva ley de la naturaleza. Las leyes del Jr.’s Logics of History: Social Theory and Social Transformation (Chicago: University of
estado se habían naturalizado por completo: Astrea había regresado a la Tierra Chicago Press, 2005).
bajo el disfraz de Mariana, enfurecida. 12 See notably J. G. A. Pocock, “The Concept of a Language and the Métier d’Historien:

Some Considerations on Practice,” in The Languages of Political Theory in Early-Modern


Europe, ed. Anthony Pagden (Cambridge: Cambridge University Press, 1987). In his
more recent work, however, Pocock has himself emphasized the central importance of
NOTAS narratives, suggesting, for instance, that the history of eighteenth-century philosophy
“is the history of the narratives which historians have been impelled to put together”;
1 Dame Nature à la barre de l’Assemblée nationale (Paris: Chez les Marchands de see Narratives of Civil Government, vol. 2 of Barbarism and Religion (Cambridge:
Nouveautes, 1791), 1; available online at Cambridge University Press, 2001), 6. On the use of keywords in historiography, see
http://humanities.uchicago.edu/images/DN/contents. html. Unless otherwise also David A. Bell, The Cult of the Nation in France: Inventing Nationalism, 1680–1800
indicated, all translations in this book are my own. (Cambridge: Harvard University Press, 2001), 24–35. On the concept of discourse, see
2 See especially Maurice Dommanget, Sylvain Maréchal, l’égalitaire (Paris: Spartacus, Keith Baker, Inventing the French Revolution (Cambridge: Cambridge University Press,
1950). Marechal’s politics and career are discussed in chapter 2. 1990), 5–27.
3 Dieu et les prêtres: fragments d’un poème moral sur Dieu (1781; Paris: Patris, an II 13 This narrative, of course, is highlighted in the title and argument of Pocock’s

[1793]), 35; available online at http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k20581k. Machiavellian Moment. One could take this narrative analysis one step further and ask
4 Machiavelli, The Discourses, trans. L. J. Walker and B. Richardson (London: whether Hayden White’s “tropological” theory of historiography, famously outlined in
Penguin, 2003), 1.18; 160. In The Prince, Machiavelli had famously pointed to the need Metahistory: The Historical Imagination in Nineteenth-Century Europe (Baltimore: Johns
for “good laws and good arms” to hold on to a state (chap. 12). On the place of the Hopkins University Press, 1975), may not be better suited for political thought. Both
constitution in classical republicanism, see Quentin Skinner’s observation on how “the Machiavelli’s republicanism and The Prince, for instance, seem to adhere to the
laws relating to the constitution... served to ensure that the common good was tragicomic genre: Fortune is always meddling with our affairs, but intelligence and
promoted at all times,” in “The Republican Idea of Political Liberty,” in Machiavelli and daring (virtù) can overcome her—until a certain point, when fate wins out in the end.
Republicanism, ed. Gisele Bock, Quentin Skinner, and Maurizio Viroli (Cambridge: Rousseau’s second Discourse, by contrast, recounts a classic tragedy of human
Cambridge University Press, 1990), 306; see also J. G. A. Pocock, The Machiavellian society, which is fated to descend into iniquity and corruption. Obviously, not every
Moment: Florentine Political Thought and the Atlantic Republican Tradition (1975; political narrative will obey the rules of literary genre, but the parallel seems
Princeton: Princeton University Press, 2003), 169 and passim. promising.
5 OEuvres complètes, ed. Michele Duval (Paris: Lebovici, 1984), 922 (hereafter cited as 14 I compare these two narratives in chapter 1, with respect to Mably.
15 For instance, Andre Delaporte, in L’idée d’égalité en France au XVIII e siècle (Paris:
SJ).
6 Ibid., 950–951. PUF, 1987), reads a number of eighteenth-century authors through the prism of the
7 On the distinction between republicanism of the ancients and “classical golden age myth; like many French scholars, however, his methodology is derived from
republicanism”, see Paul A. Rahe, Republics Ancient and Modern: Classical the work of Mircea Eliade and Carl Jung, and his observations are much more
Republicanism and the American Revolution (Chapel Hill: University of North Carolina oriented toward ancient wisdom than toward political theory or history. For a similar
Press, 1992), and Wilfried Nippel, “Ancient and Modern Republicanism: ‘Mixed effort, see Raoul Girardet, Mythes et mythologies politiques (Paris: Seuil, 1986). I
Constitution’ and ‘Ephors,’ ” in The Invention of the Modern Republic, ed. Biancamaria propose a different approach to the study of modern myths in“Editors’ Preface:
Fontana (Cambridge: Cambridge University Press, 1994), 6–26. For Constant, see “The Mythomanies,” with Bettina Lerner, Yale French Studies 111 (2007): 1–4.
16 I am borrowing the concept of a “naturalized” myth from Roland Barthes,
Liberty of Ancients Compared with That of Moderns,” in The Political Writings of
Benjamin Constant, trans. and ed. Biancamaria Fontana (Cambridge: Cambridge Mythologies, trans. Annette Lavers (1957; New York: Hill and Wang, 1984), 129.
17 This pragmatic understanding of myth is deeply indebted to Georges Sorel’s
University Press, 1988).
8 Garry Wills, Inventing America: Jefferson’s Declaration of Independence (Garden City, Reflections on Violence, ed. and trans. Jeremy Jennings (Cambridge: Cambridge
NJ: Doubleday, 1978), 63; see also Bernard Bailyn, The Ideological Origins of the University Press, 1999), esp. 20–29. I discuss Sorel’s definition in greater detail in “The
American Revolution (Cambridge: Belknap Press of Harvard University Press, 1967); Birth of Ideology from the Spirit of Myth: Georges Sorel among the Idéologues,” in The
and Gordon Wood, The Creation of the American Republic, 1776–1787 (Chapel Hill: Re-enchantement of the World: Secular Magic in a Rational Age, ed. Joshua Landy and
University of North Carolina Press, 1969). For the“liberal” interpretation, see notably Michael Saler (Stanford: Stanford University Press, 2009).
18 Gabriel Bonnot de Mably, Des droits et des devoirs du citoyen (Paris: Kell, 1789), 73.
Louis Hartz, The Liberal Tradition in America: An Interpretation of American Political
19 See Durand Echeverria, The Maupeou Revolution: A Study in the History of
Thought Since the Revolution (New York: Harcourt, Brace, 1955); and Joyce Appleby,
Liberalism and Republicanism in the Historical Imagination (Cambridge: Harvard Libertarianism (France, 1770–1774) (Baton Rouge: Louisiana State University Press,
University Press, 1992). For a review of these different currents, see Daniel T. Rodgers, 1985), 67–69.
20 For a helpful overview of the concept of imperium in early-modern political thought,
“Republicanism: The Career of a Concept,” Journal of American History 79, no. 1
(1992): 11–38. see Anthony Pagden, Lords of All the World: Ideologies of Empire in Spain, Britain and
9 See Keith Baker, “Transformations of Classical Republicanism in Eighteenth-Century France, c. 1500–c. 1800 (New Haven: Yale University Press, 1995). On France more
France,” Journal of Modern History 73 (2001): 32–53. specifically, see Donald R. Kelley, Foundations of Modern Historical Scholarship:
10 I discuss the current historiography of the Terror and its opposition to the “political Language, Law, and History in the French Renaissance (New York: Columbia
culture approach” in chapter 3. University Press, 1970); by the same author, see also “Law”; and by Julian H.
Franklin, Sovereignty and the Mixed Constitution: Bodin and His Critics,” in The

Edelstein, The Terror of Natural Right 17 Traducción: Ismael del Edelstein, The Terror of Natural Right 18 Traducción: Ismael del
Olmo Olmo

17/23 18/23
Cambridge History of Political Thought, 1450–1700, ed. J. H. Burns and Mark Goldie (Oxford: Oxford University Press, 2 000); D avid A. Bell, “National Character and
(Cambridge: Cambridge University Press, 1991). Bodin, for instance, always spoke in Republican Imagination,” in Cult of the Nation; and various articles in Republicanism:
one breath of “la loy de Dieu et de nature” in Les Six livres de la république, but did A Shared European Heritage, ed. Martin van Gelderen and Quentin Skinner
not elaborate on the potential conflict between this divine natural law and the will of (Cambridge: Cambridge University Press, 2 002).
the sovereign. For the relevant passages, see On Sovereignty, trans. Julian H. Franklin 26 On French translations of English republicanism, see especially Baker,
(Cambridge: Cambridge University Press, 1992). For an overview of French-language “Transformations of Classical Republicanism,” and Rachel Hammersley, French
natural right theories in eighteenth-century France, see Robert Derathe, Jean-Jacques Revolutionaries and English Republicans: The Cordeliers Club, 1790–1794 (Rochester,
Rousseau et la science politique de son temps (1950; Paris: Vrin, 1970); on French legal NY: Boydell Press, 2005); see also Michael Sonenscher, Work and Wages: Natural Law,
training, see David A. Bell, Lawyers and Citizens: The Making of a Political Elite in Old Politics, and the Eighteenth-Century French Trades (Cambridge: Cambridge University
Regime France (Oxford: Oxford University Press, 1994). Press, 1989), 337 and passim. In a subsequent article, Sonenscher quotes an
21 Barbeyrac’s best-known translations are his editions of Pufendorf’s Le droit de la illuminating passage from Burke’s Letters on a Regicide describing French “diplomatic
nature et des gens (Amsterdam: n.p., 1706) and Les devoirs de l’homme et du citoyen politicians”: “They had continually in their hands the Observations of Machiavel on
(Amsterdam: H. Schelte, 1707), and his later edition of Grotius’s Le droit de la guerre Livy. They had Montesquieu’s Grandeur et Décadence des Romains as a manual”; see
et de la paix (Amsterdam: P. de Coup, 1724). Barbeyrac’s extensive, often critical, “Republicanism, State Finances and the Emergence of Commercial Society in
footnotes presented to his readers a much more liberal version of natural right, Eighteenth-Century France—or from Royal to Ancient Republicanism and Back,” in
derived from Locke, whose ideas his commentaries contributed to disseminate in Republicanism: A Shared European Heritage, 2:277. On Machiavelli’s influence in
France. Burlamaqui’s (equally Lockean) textbooks were published beginning in 1747; eighteenth-century France, see Albert Cherel’s (rather dated) La pensée de Machiavel
see in particular his Principes du droit naturel (Geneva: Barrillot, 1747) and his en France (Paris: L’Artisan du livre, 1935); Robert Shackleton, “Montesquieu and
Principes du droit politique (Amsterdam: Zacharie Chatelain, 1751). On both these Machiavelli: A Reappraisal,” Comparative Literature Studies 1 (1964): 1–13; and Jacob
authors, see Derathe, Jean-Jacques Rousseau et la science politique, and, on Soll, Publishing “The Prince”: History, Reading, and the Birth of Political Criticism (Ann
Burlamaqui’s meddling in Genevan politics, Helena Rosenblatt, Rousseau and Geneva: Arbor: University of Michigan Press, 2005).
From the First Discourse to The Social Contract, 1749–1762 (Cambridge: Cambridge 27 Elena Russo, Styles of Enlightenment: Taste, Politics, and Authorship in Eighteenth-

University Press, 1997). Century France (Baltimore: Johns Hopkins University Press, 2007), esp. 16–26. On
22 Maximilien Robespierre, “Pour Marie Somerville,” in OEuvres de Maximilien neoclassicism in painting, see notably Thomas Crow, Emulation: David, Drouais, and
Robespierre, ed. Societe des etudes robespierristes (1913; Ivry: Phenix editions, 2000), Girodet in the Art of Revolutionary France (New Haven: Yale University Press, 2006).
2:344 (hereafter cited as Rob.). The law of nations was brandished here against the 28 Baker, “Transformations of Classical Republicanism,” 34.

“barbarous people” (338) living in a “savage land” (343) of France who had imprisoned 29 Ibid., 36.

a widow for debts: clearly a case of “indignant humanity” (339)! Thankfully, “Europe is 30 For Kant, see “Perpetual Peace,” trans. Lewis White Beck, in On History, ed. Beck

not populated by savage hordes” (388). On the relation between the droit des gens, or (Upper Saddle River, NJ: Prentice Hall, 2001), 95–96. In The Social Contract (2.6),
law of nations, and natural right, see the prologue. Rousseau defined the republic as “tout Etat regi par des loix, sous quelque forme
23 This reformist current could also be described as neo-Stoic: Michael Sonenscher, in d’administration que ce puisse etre” (“any state governed by laws, regardless of its
Before the Deluge: Public Debt, Inequality, and the Intellectual Origins of the French administration”) (OEuvres complètes, ed. Bernard Gagnebin and Marcel Raymond
Revolution (Princeton: Princeton University Press, 2007), noted the importance of Stoic [Paris: Gallimard/Pleiade, 1959–95], 3:379). For examples of this distinction in
principles in Physiocratic thought. Robespierre similarly declared, in his own “study” revolutionary France, see Raymonde Monnier, “Republicanisme et revolution
of the Revolution’s origins, that “stoicism preserved the honor of human nature”; see francaise,” French Historical Studies 26, no. 1 (2003): 104–5. Gareth Stedman Jones
“Sur les rapports des idees religieuses et morales avec les principes republicaines, et suggests that another source for Kant was a 1791 article by Sieyes; see “Kant, the
sur les fetes nationales,” 18 floreal an II (May 7, 1794), Rob., 10:454. French Revolution, and the Republic,” in Invention of the Modern Republic, 155.
24 Rosenblatt, Rousseau and Geneva, demonstrates, for instance, how natural right (in 31 See Bell, Cult of the Nation, 140–68; Marisa Linton, The Politics of Virtue in

the figure of no less than Burlamaqui) was closely associated with patrician Enlightenment France (New York: Palgrave, 2001); Jay M. Smith, Nobility Reimagined:
arguments against the bourgeoisie. The Patriotic Nation in Eighteenth-Century France (Ithaca: Cornell University Press,
25 There is a growing bibliography on French republicanism in the Old Regime. See 2005); and John Shovlin, The Political Economy of Virtue: Luxury, Patriotism, and the
notably Franco Venturi, Utopia and Reform in the Enlightenment (Cambridge: Origins of the French Revolution (Ithaca: Cornell University Press, 2006).
Cambridge University Press, 1 971); Luciano Guerci, Libertà degli antichi e libertà dei 32 Both of whom were in contact with Bolingbroke and echoed the sentiments of his

moderni: Sparta, Atene e i “philosophes” nella Francia del Settecento (Naples: Guida, 1 “country” ideology; see Isaac Kramnick, Bolingbroke and His Circle: The Politics of
979); Claude Nicolet, L’idée républicaine en France (Paris: Gallimard, 1 982); Blandine Nostalgia in the Age of Walpole (Cambridge: Harvard University Press, 1968), 150–52;
Barret-Kriegel, La république incertaine (Paris: PUF, 1 988); Keith Michael Baker, see also Harold Ellis, Boulainvilliers and the French Monarchy: Aristocratic Politics in
Inventing the French Revolution, and, by the same author, “Transformations of Early Eighteenth-Century France (Ithaca: Cornell University Press, 1988); and Kent
Classical Republicanism”; Francois Furet and Mona Ozouf, eds., Le siècle de Wright, “The Idea of a Republican Constitution in Old Regime France,” Republicanism:
l’avènement républicain (Paris: Gallimard, 1 993); Fontana, ed., Invention of the Modern A Shared European Heritage. On Bolingbroke and “country” ideology, see Pocock,
Republic; Mark Hulliung, The Autocritique of the Enlightenment (Cambridge: Harvard U Machiavellian Moment, 478–86 and passim. On the “Real Whig” current of
niversity Press, 1994); Eric Gojosso, Le concept de la république en France (XVI e–XVIII republicanism, see Caroline Robbins, The Eighteenth-Century Commonwealthman
e siècle) (Marseilles: Presses Universitaires d’Aix-Marseille, 1 998); Johnson Kent (Cambridge: Harvard University Press, 1959).
Wright, A Classical Republican in Eighteenth-Century France: The Political Thought of 33 See, for instance, the “Conclusion” to his Mémoire des pensées et sentiments, in

Mably (Stanford: Stanford U niversity Press, 1997), and “Republicanisme et lumieres,” Oeuvres complètes, ed. Jean Deprun, Roland Desne, and Albert Soboul (Paris:
in Dictionnaire critique de la République, ed. Vincent Duclert and Christophe Anthropos, 1970–72), 3:127–70.
Prochasson (Paris: Flammarion, 2 002); Richard Whatmore, Republicanism and the 34 See notably Hammersley, French Revolutionaries and English Republicans ; and

French Revolution: An Intellectual History of Jean-Baptiste Say’s Political Economy Monnier, “Republicanisme et revolution francaise.”

Edelstein, The Terror of Natural Right 19 Traducción: Ismael del Edelstein, The Terror of Natural Right 20 Traducción: Ismael del
Olmo Olmo

19/23 20/23
35 The following paragraphs outline the argument developed in chapter 1. 45 Throughout this book, I use the expression “natural right” (without a definite article)
36 Contractualism was a core element in natural right theories going back to Grotius; to refer to the corpus and theory of both natural laws and rights. The two principal
see most recently Victoria Kahn, Wayward Contracts: The Crisis of Political Obligation components of this corpus are natural laws and natural rights the latter not to be
in England, 1640–1674 (Princeton: Princeton University Press, 2004). It was not confused with “natural right” as a whole.
antithetical to the theory of natural sociability (as Pufendorf demonstrated), but the 46 See, for instance, “For the Lawes of Nature... (in summe, doing to others as wee

two are generally found separately (as with Hobbes and Rousseau). In a different would be done to), of themselves, without the terrour of some Power to cause them to
mode, contractualism also featured centrally in French constitutionalist discourse; be observed, are contrary to our naturall Passions . . . And Covenants, without the
see, for instance, Colin Jones, The Great Nation: France from Louis XV to Napoleon Sword, are but Words and of no strength to secure a man at all. Therefore,
(London: Penguin, 2002), 10, 105. notwithstanding the Lawes of Nature (which every one hath then kept, when he has
37 Hesiod, The Works and Days, trans. Richard Lattimore (Ann Arbor: University of the will to keep them, when he can do it safely), if there be no Power erected . . . every
Michigan Press, 1970), 31. On Hesiod’s version of the myth (which interrupts the man will and may lawfully rely on his own strength and art, for caution against all
steady decline with a heroic age, between those of bronze and iron), see Jean Pierre other men,” Leviathan, ed. C. B. Macpherson (London: Penguin, 1985), chap. 17; 223–
Vernant, Mythe et pensée chez les Grecs (Paris: Maspero, 1965). On the golden age 24. The other quote is from chap. 14.
myth in classical antiquity, see notably Harry Levin, The Myth of the Golden Age in the 47 As Hobbes remarks, “The Right of Nature, that is, the naturall Liberty of Man, may

Renaissance (Bloomington: Indiana University Press, 1969), 3–31; Jean-Paul Brisson, by the Civill Law be abridged, and restrained: nay, the end of making Lawes, is no
Rome et l’âge d’or: de Catulle à Ovide, vie et mort d’un mythe (Paris: La Decouverte, other, but such Restraint . . . Law was brought into the world for nothing else, but to
1992); and Jacques Poirier, ed., L’âge d’or (Dijon: Figures libres, 1996). limit the naturall liberty of particular men,” Leviathan, 26, 315.
38 Vid, “Aurea prima sata est aetas, quae vindice nullo, / sponte sua, sine lege fidem 48 As we will see, Hobbes was following here the Spanish jurist Francisco de Vitoria;

rectumque colebat,” Metamorphoses, I, lines 89–90. For the syllabus used in most see Richard Tuck, The Rights of War and Peace: Political Thought and the International
collèges, see Harold Parker, The Cult of Antiquity and the French Revolutionaries: A Order from Grotius to Kant (Oxford: Oxford University Press, 1999).
Study in the Development of the Revolutionary Spirit (Chicago: University of Chicago 49 John Dunn remarks that for Locke, “The state of nature . . . is a jural condition and

Press, 1937); and L. W. B. Brockliss, French Higher Education in the Seventeenth and the law which covers it is the theologically based law of nature,” The Political Thought
Eighteenth Centuries: A Cultural History (Oxford: Clarendon Press, 1987). of John Locke (Cambridge: Cambridge University Press, 1969), 106.
39 The oft-quoted line in Virgil is iam redit et Virgo, redeunt Saturnia regna. On this 50 Second Treatise, in Two Treatises of Government (1690), ed. Peter Laslett

Eclogue, which was later interpreted as a Christian prophecy, see notably H. (Cambridge: Cambridge University Press, 1988), §8. As Dunn notes, for Locke, such
Mattingly, “Virgil’s Golden Age: Sixth Aeneid and Fourth Eclogue,” Classical Review offenders “no longer have any rights at all against other men,” Political Thought of John
48, no. 5 (1934): 161–65. Locke, 108.
40 See, for instance, Chester G. Starr, “Virgil’s Acceptance of Octavian,” American 51 See especially Anthony Pagden, The Fall of Natural Man: The American Indian and

Journal of Philology 76, no. 1 (1955): 34–46. Both of these Virgilian texts also figured the Origins of Comparative Ethnology (Cambridge: Cambridge University Press, 1987);
on nearly every collège syllabus. see also
41 See Levin, Myth of the Golden Age; and Frances A. Yates, Astraea: The Imperial Richard Waswo, “The Formation of Natural Law to Justify Colonialism, 1539–1689,”
Theme in the Sixteenth Century (London: Routledge & K. Paul, 1975). New
42 See Ernst Curtius, European Literature and the Latin Middle Ages, trans. Willard R. Literary History 27, no. 4 (1996): 743–59.
Trask (Princeton: Princeton University Press, 1990). For a canonical example, see 52 On Locke’s own entanglement in colonial matters, see, for instance, Barbara Arneil,

Guillaume de Lorris and Jean de Meun, Le roman de la rose, ed. Armand Struebel “Trade, Plantations, and Property: John Locke and the Economic Defense of
(Paris: Libraire Generale Francaise, 1992), notably vv. 13879–970. This romance was Colonialism,” Journal of the History of Ideas 55, no. 4 (1994): 591–609. On the
republished in the eighteenth century by N. Lenglet du Fresnoy: Le Roman de la transition from medieval to early-modern natural right theories, see Brian Tierney, The
Rose... (Paris: Vve Pissot, 1735). For the early modern period, see Levin, Myth of the Idea of Natural Rights: Studies on Natural Rights, Natural Law, and Church Law, 1150–
Golden Age; and Jean-Pierre van Elslande, L’imaginaire pastoral du XVII e siècle (Paris: 1625 (Atlanta: Scholars Press, 1997).
PUF, 1999). The chief example of this Arcadian mode is Honore d’Urfe’s multivolume 53 Correspondance Politique de l’Europe: Ouvrage Périodique par une Société de Gens

novel L’Astrée (1607–25). de Lettres, 3 (Brussels: n.p., 1780), 52.


43 For further details and references pertaining to this paragraph, see chapter 2. 54 I discuss the place of the king’s trial in the evolution of Jacobin thought in chapter
44 Keith Baker, “Enlightenment and the Institution of Society: Notes for a Conceptual 3.
History,” Main Trends in Cultural History, ed. Willem Melching and Wyger Velema 55 “Discours sur le jugement de Louis XVI,” November 13, 1792; SJ, 378.

(Amsterdam: Rodopi, 1994), esp. 119–20; see also Brian Singer, Society, Theory, and 56 SJ, 379.

the French Revolution: Studies in the Revolutionary Imaginary (Basingstoke: Macmillan, 57 Didier Thirion, speech against the king, in Archives parlementaires de 1787 à 1860,

1986); Margaret C. Jacob, Living the Enlightenment: Freemasonry and Politics in ed. M. J. Mavidal et al. (Paris: Librairie administrative de P. Dupont, 1862–1913),
Eighteenth-Century Europe (Oxford: Oxford University Press, 1991); and Daniel 54:334.
Gordon, Citizens without Sovereignty: Equality and Sociability in French Thought, 1670– 58 See, respectively, Jean Debry’s December 24, 1792, draft bill (AP, 55:384) and the

1789 (Princeton: Princeton University Press, 1994). As Pierre Manent argued in An March 19 decree (AP, 60:331), and the discussion in chapter 3.
Intellectual History of Liberalism, trans. Rebecca Balinski (Princeton: Princeton 59 Marc Bouloiseau, The Jacobin Republic, 1792–1794, trans. Jonathan Mandelbaum

University Press, 1994), the separation of society from the state in the eighteenth (Cambridge and Paris: Cambridge University Press/Maison des sciences de l’homme,
century was also the founding act of liberalism. As such, this depoliticization also 1983), 211.
provides the ground for Carl Schmitt’s critique of liberalism; see Political Theology: 60 Speech to the Convention on March 27, 1793; AP, 60:605.

Four Chapters on the Concept of Sovereignty, trans. George Schwab (Chicago: 61 In a different context, see Bruce Ackerman, Before the Next Attack: Preserving Civil

University of Chicago Press, 2005). For Paine, see Common Sense (Mineola: Dover, Liberties in an Age of Terrorism (New Haven: Yale University Press, 2007).
1997), 2–3. For Saint-Just, see chapter 4. 62 On this law and the “Great Terror” more generally, see chapter 5.

Edelstein, The Terror of Natural Right 21 Traducción: Ismael del Edelstein, The Terror of Natural Right 22 Traducción: Ismael del
Olmo Olmo

21/23 22/23
63 For Barere’s decree, see his 7 prairial an II (26/5/94) speech, Histoire parlementaire
de la Révolution française, ou Journal des assemblées nationales depuis 1789 jusqu’en
1815, ed. P. J. B. Buchez and P. C. Roux (Paris: Paulin, 1834–38), 30:91–127; see also
Sophie Wahnich and Marc Belissa, “Les crimes des Anglais: trahir le droit,” AHRF 300
(1995): 233–48; and my “War and Terror: The Law of Nations from Grotius to the
French Revolution,” French Historical Studies 31, no. 2 (2008): 229 62. This law was
generally ignored by military commanders. For Couthon, see the report in
Réimpression de l’ancien Moniteur . . . (Paris: Plon, 1861), 20:694–97, and chapter 5.
64 In this regard, attempts to analyze the Terror in terms of Giorgio Agamben’s concept

of homo sacer are unfounded, as I argue in chapter 3.


65 See notably Isser Woloch, The New Regime: Transformations of the French Civic

Order, 1789–1815 (New York: Norton, 1994).


66 AP, 64:163.
67 On this festival and the 1793 Constitution, see chapter 4.
68 See Bronislaw Bazcko, “The Terror before the Terror?” in The Terror, ed. Keith

Baker, vol. 4 of The French Revolution and the Creation of Modern Political Culture
(Oxford: Pergamon Press, 1987–94).
69 Simeon Bonnesoeur-Bourginiere, speech to the Convention, December 6, 1792; AP,

54:118.
70 On this discourse, see Jacques Guilhaumou, “‘La terreur a l’ordre du jour’: un

parcours en revolution (1793–1794),” Revolution Francaise.net, Mots (January 2 007),


http://revolutionfrancaise.net/2007/01/06/94-la-terreur-alordre-du-jour-un
parcours-en-revolution-juillet-1793-mars-1794.
71 Fragments des Institutions républicaines, in SJ, 976.
72 SJ, 380.

Edelstein, The Terror of Natural Right 23 Traducción: Ismael del


Olmo

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