Sobrevivientes de La Ira de Dios
Sobrevivientes de La Ira de Dios
Sobrevivientes de La Ira de Dios
Apocalipsis 7:1-8
El capítulo 7 forma como un paréntesis entre los sellos sexto y séptimo, Después
de los terribles sucesos del sexto sello, y antes de que se abra el séptimo sello
en el capítulo 8, el Espíritu Santo proporcionó este capítulo como un intervalo para que el
lector tome aliento. Es también un recordatorio de que en medio de su ira, Dios
recordará su misericordia.
Habacuc 3:2 Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio
de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la
misericordia.
1. La Ira Refrenada.
Apocalipsis 7:1 Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la
tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre
la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol.
El empleo de Después de esto en este pasaje significa que la visión del sexto sello ha
terminado y que Juan está por recibir una nueva visión.
La palabra detenían viene de krateō, una palabra que sugiere que los vientos están luchando
por librarse de su restricción. La detención de los vientos por los ángeles simboliza también
la retención de las plagas asociadas con los inminentes juicios de las trompetas (8:5ss). De
modo que la siguiente fase de la ira de Dios está detenida por el momento.
La razón de la detención temporal del juicio de Dios se hace evidente cuando Juan ve a otro
ángel, además de los cuatro que detenían los vientos. Algunos han identificado a este
ángel como Jesucristo, pero no es probable porque allos (otro) significa otro en
secuencia numérica, otro de la misma clase que los primeros cuatro ángeles.
El ángel tenía consigo el sello del Dios vivo. Sphragis (sello) se refiere a menudo a un
anillo de sello. Los reyes y otros funcionarios usaban tales anillos para poner su sello en
cera sobre los documentos y otros artículos, confirmando de esta forma su autenticidad
y garantizando su seguridad. De modo que un sello denotaba propiedad y protección.
En el Antiguo Testamento, Dios marcó a Israel con sangre en los postes y dinteles, para
preservarlos cuando Él matara a los primogénitos de Egipto. Él marcó a Rahab con un
cordón de grana para librarla a ella y a los suyos de la muerte.
Ezequiel 9:3-6 Y la gloria del Dios de Israel se elevó de encima del querubín, sobre el
cual había estado, al umbral de la casa; y llamó Jehová al varón vestido de lino, que
tenía a su cintura el tintero de escribano, y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la
ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que
gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella.
Y a los otros dijo, oyéndolo yo: Pasad por la ciudad en pos de él, y matad; no perdone
vuestro ojo, ni tengáis misericordia. Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres,
hasta que no quede ninguno; pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os
acercaréis; y comenzaréis por mi santuario. Comenzaron, pues, desde los varones
ancianos que estaban delante del templo.
El que se refiera a ellos como siervos indica que ya están redimidos. Habrán
permanecido fieles a Dios y al Señor Jesucristo, y probablemente habrán estado
predicando poderosa y eficientemente su Palabra en medio del caos de los seis
primeros sellos. Al llegar a este punto deben recibir protección para que puedan
seguir proclamando la Palabra de Dios y la verdad acerca de su Hijo Jesucristo
durante los tiempos más severos.
Apocalipsis 7:4-8 Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de
todas las tribus de los hijos de Israel.
De la tribu de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados.
De la tribu de Gad, doce mil sellados. De la tribu de Aser, doce mil sellados.
De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés, doce mil sellados.
De la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados.
De la tribu de Isacar, doce mil sellados. De la tribu de Zabulón, doce mil sellados.
De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu de Benjamín, doce mil sellados.
Esos creyentes y evangelistas judíos son las primicias de Israel, que como nación serán
redimidos antes de la venida de Cristo (Zac. 12:10-13:1, 8-9; Ro. 11:26). Los ciento
cuarenta y cuatro mil no son todos los creyentes judíos en ese tiempo, sino un grupo
excepcional seleccionado para proclamar el evangelio en ese día.
Los Adventistas afirman que 144.000 es un número simbólico, y que se refiere a todos
los Adventistas del mundo, que han sido fieles a Dios, y tienen la señal de guardar el
sábado.
Aunque Israel falló en su misión de ser una nación ejemplo en el Antiguo Testamento, esa
no será la situación en el futuro. Del pueblo judío saldrá la más grande fuerza misionera
que jamás haya conocido el mundo. El resultado de sus esfuerzos será un Israel redimido,
como lo prometió Dios, e incontables gentiles redimidos.
Es cierto que el pueblo de Israel rechazó a su propio Mesías y lo crucificó. Y esa misma
actitud de rechazo es la que han mantenido sus descendientes desde entonces.
El apóstol nos dice que esta restauración plena de Israel tendrá lugar una vez que "haya
entrado toda la plenitud de los gentiles" (Ro 11:25), una expresión que en el contexto
hace referencia a la iglesia del Señor que en este tiempo es de mayoría gentil. Pero
después de eso, y coincidiendo con la Segunda Venida del Señor, Israel será salvo:
(Ro 11:25-27) "Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis
arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en
parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo,
como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. Y
este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados."
Y esto es precisamente lo que nos está diciendo también el texto de Apocalipsis 7. Habrá
un momento al final cuando la nación de Israel creerá en su Mesías, y entonces Dios
cumplirá todas las promesas que le fueron hechas en el Antiguo Testamento sin faltar
una de ellas.
(Zac 12:9-10) "Y en aquel día yo procuraré destruir a todas las naciones que vinieren
contra Jerusalén. Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de
Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán
como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el
primogénito."
Por lo tanto, estos judíos se convertirán en algún momento durante la gran tribulación,
probablemente hacia el final de ella, después de haber padecido mucho.
Esto implica necesariamente que Israel ha de ser preservado hasta entonces, algo que
hasta ahora ha ocurrido milagrosamente a pesar de todos los salvajes esfuerzos de
Satanás por destruirlo. Recordemos que el Imperio Romano los expulsó de su tierra en el
año 70 d.C., que los españoles los persiguieron y expulsaron de sus territorios, y Hitler
los masacró en los campos de concentración. Sin embargo, contra todo pronóstico, ellos
regresaron a su tierra en el año 1948 y se constituyeron en una nación.
Aunque los sellados se reparten homogéneamente entre las doce tribus de Israel, sin
embargo observamos algunos detalles curiosos.
Por ejemplo, se omite la tribu de Dan, y se incluye la de José en lugar de su hijo Efraín,
aunque sí que se menciona a Manasés, el otro hijo de José.
Entendemos que si Juan quería cuadrar su lista a doce tribus, debería dejar una fuera,
puesto que los dos hijos de José, Efraín y Manasés recibieron una bendición especial de
Jacob, y en ese caso serían trece tribus. En otras ocasiones, Leví era contada aparte,
puesto que ellos se ocupaban del sacerdocio, pero aquí es incluida. Por lo tanto, había
que excluir a una tribu para que fueran doce. Se toma la decisión de dejar fuera a Dan,
algo que algunos comentaristas justifican diciendo que fueron ellos los que introdujeron
la apostasía en Israel. Sea como fuere, parece que el propósito final de estos cambios es
presentar el número doce como un símbolo de la plenitud de la nación.