Práctico Número 1

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CÁTEDRA II DE FISIOLOGÍA HUMANA

Guía de trabajo practico

TRABAJO PRACTICO N°1

Tema: FISIOLOGIA DE LA VIDA Y LA MUERTE

OBJETIVOS:
- CONOCER EL CONCEPTO DE LA FISIOLOGIA HUMANA
- CONOCER EL SIGNIFICADO DE MUERTE ENCEFÁLICA QUE SOSTIENEN LAS
DIVERSAS ESCUELAS MÉDICAS.
- INCORPORAR EL CONCEPTO MUERTE, MUERTE ENCEFÁLICA Y LA MUERTE COMO
PROCESO.
- ANALIZAR LAS DIFERENCIAS ENTRE APOPTOSIS Y NECROSIS.

CONTENIDOS PARA EL ALUMNO

1- QUE ES LA FISIOLOGIA
"La fisiología es la ciencia que estudia los fenómenos propios de los seres vivos y las leyes que los rigen.
Es la parte de las ciencias biológicas que estudia las funciones de los organismos vivientes, tanto en estado
de salud como de enfermedad. Este conocimiento es indispensable para el médico porque las mismas leyes
generales rigen a los procesos normales y a los patológicos, puesto que estos últimos son modificaciones o
desviaciones de las funciones normales y no pueden comprenderse sin su conocimiento previo".
BERNARDO A. HOUSSAY (Prólogo de la 1era edición de la "Fisiología Humana", 1945).

El concepto teleológico de Aristóteles estaba fundado en que cualquier parte del cuerpo está hecha para un
propósito; por lo tanto, su función puede conocerse a través de la estructura. Esta premisa se mantuvo
durante siglos, sostenida increíblemente por la obra e ideas de Galeno.
El comienzo de la fisiología moderna lo marca el libro de Harvey: "Una disertación anatómica sobre el
movimiento del corazón y la sangre en los animales" y finalmente en el siglo XIX se cimientan los métodos
de la medicina experimental que llevaron a las ciencias fisiológicas al nivel que se encuentran en la
actualidad.
Hoy en día, el estudio de la Fisiología implica la utilización de métodos experimentales, técnicas y
conceptos de las ciencias químicas y físicas en la investigación de los procesos vitales y de las funciones
orgánicas y celulares.
Los orígenes anatómicos de la fisiología se reflejaban hasta hace poco en los textos de numerosas Escuelas
médicas que se dedicaban a estudiar simplemente la actividad de los sistemas orgánicos. En la actualidad,
el énfasis se pone en la función y no en la estructura. El estudio se divide en
especializaciones funcionales, como, por ejemplo: nutrición, transporte, metabolismo, transferencia de
información, etc., para finalmente integrarlos en una unidad biológica.
El profundo estudio de la fisiología celular ha llevado a las últimas generaciones de investigadores a un
nuevo y fundamental nivel de exploración: el de las moléculas que forman las células, abriendo de esa
forma el capítulo de la biología molecular.

2-EVOLUCION HISTORICA DEL CONCEPTO DE MUERTE Y


MUERTE ENCEFALICA

PERSPECTIVA HISTÓRICA:
El diagnóstico de la muerte de un ser vivo unicelular podría estimarse como una tarea sencilla: cuando el
cese de las funciones celulares se acompaña de un deterioro estructural significativo e irreversible se puede
hablar de muerte celular. Sin embargo, la determinación de la muerte de un ser vivo con una conformación
pluricelular y multiorgánica es bastante más difícil y compleja, ya que la muerte de cada uno de sus órganos
y tejidos es un proceso asincrónico que puede durar días o semanas. En este sentido, habría que distinguir,
por tanto, entre el morir y la muerte; mientras que el primero es un proceso, la muerte es el estado que se
alcanza cuando ha finalizado el proceso de morir. A lo que puede aspirar la ciencia médica, en la
elaboración de los criterios diagnósticos de muerte, es a afirmar que ha finalizado el proceso de morir,
aunque no pueda determinarse con exactitud el “momento de la muerte”. Para definir ese punto, parece
evidente, que debemos recurrir a la evaluación y comprobación de la interrupción definitiva de las funciones
de órganos o sistemas con significación para el funcionamiento del organismo entendido como una
globalidad. Los médicos de la antigua Grecia pensaban que el corazón era el lugar en el que se asentaba la
vida. Para ellos, sólo el latido del corazón hacía la distinción entre los estados de vida y de muerte. La
tradición judía, sin embargo, consideraba que el signo de vida por excelencia era la respiración. De ahí, que
la muerte se haya hecho coincidir tradicionalmente con la ausencia de latido cardíaco y de movimientos
respiratorios. A pesar del importante avance en el conocimiento médico, hasta hace tres décadas la
definición de muerte no había experimentado ningún cambio sustancial: el cese de la actividad cardíaca,
respiratoria y del sistema nervioso central determina la frontera entre la vida y la muerte, y a partir de ahí
el deterioro de las estructuras orgánicas del ser humano es rápida e irreversible. Por otra parte, y hasta ese
momento, la demostración de la inactividad de cualquiera de estos tres sistemas orgánicos era casi suficiente
para el diagnóstico, pues inevitablemente la interrupción de las funciones de uno cualquiera de ellos
determinaba la de los otros dos. Sin embargo, con la aparición de las Unidades de Cuidados Intensivos en
la década de los 50, y sobre todo con el desarrollo de aparatos capaces de mantener de forma artificial las
funciones vitales de la ventilación y de la circulación, comenzaron a surgir casos clínicos de coma profundo
con daño cerebral irreversible que mantenían actividad cardiorrespiratoria mediante la ventilación
mecánica. A principios de 1959, Wertheimer, Jouvet y Descotes describieron una situación que ellos
llamaron muerte del sistema nervioso, caracterizado por: coma apneico, ausencia de reflejos tendinosos y
de tronco encefálico, y un cerebro eléctricamente silente; a los enfermos que presentaban esta situación
consideraron justificada su desconexión del respirador. Unos meses más tarde, dos neurólogos, Mollaret y
Goulon, describieron la misma condición bajo el término de coma dépassé (coma sobrepasado), para
referirse a un singular estado más allá del coma profundo. Estos autores se refirieron a las dificultades de
delimitar “las últimas fronteras de la vida”. Estas observaciones pusieron de manifiesto que de los tres
elementos que clásicamente se utilizaban para el diagnóstico de muerte en el hombre, la ausencia de
función neurológica era la clave, y que los otros dos, suspensión de la actividad respiratoria y
cardiocirculatoria, eran elementos secundarios que participaban en el diagnóstico por su efecto
desencadenante del cese de las funciones neurológicas. La inquietud médica por realizar un diagnóstico
certero de la muerte en pacientes bajo régimen de ventilación mecánica, unida al desarrollo de los nuevos
programas de trasplantes que habían surgido en los años 60, requirieron el desarrollo de nuevas definiciones
de muerte basadas en la pérdida definitiva de las funciones del sistema nervioso central. No obstante, es
importante subrayar que el concepto de muerte encefálica no surgió para beneficiar al trasplante, sino que
fue una consecuencia del desarrollo de los cuidados intensivos. El año 1968 fue crucial en este tema, ya
que en ese año la Escuela de Medicina de Harvard publica su Informe del Comité Especial para examinar
la definición de la muerte. Dicho Comité enumera una serie de criterios (Criterios Harvard) para identificar
lo que denominan “coma irreversible”. Con dichos criterios trataron de definir las características de una
ausencia de función cerebral permanente y propusieron que esta situación fuese aceptada como un nuevo
criterio de muerte.
Criterios de Harvard de muerte cerebral
- Falta de receptividad y respuesta Ausencia de movimientos (observado por 1 hora)
- Apnea (3 minutos sin del respirador)
- Ausencia de reflejos (troncoencefálicos y espinales)
- EEG isoeléctrico (“gran valor confirmatorio”)
- Excluir hipotermia (menos de 32.2 °C) y depresores del SNC
- Todas las pruebas deben ser repetidas 24 horas después
Sólo tres años más tarde se produce un nuevo avance conceptual. Mohandas y Chou publican en 1971 un
trabajo en el que exponen lo que posteriormente se conocería como Criterios Minnesota. Ellos afirman que
en pacientes que sufren una lesión intracraneal de etiología conocida e irreparable, el daño irreversible del
tronco cerebral constituye el punto de no retorno. La muerte encefálica sería así la muerte del tronco
exclusivamente.
Criterios de Minnesota de muerte cerebral
- Lesión intracraneal conocida e irreparable
- Ausencia de movimientos espontáneos Apnea (4 minutos)
- Ausencia de reflejos troncoencefálicos: Pupilar, Corneal, Cilioespinal, Oculovestibular,
Oculocefálicos y Nauseoso.
- Hallazgos invariables durante al menos 12 horas
- EEG no obligatorio

En 1981, la President’s Commission for the Study of Ethical Problems in Medicine and Biomedical and
Behavioural Research constituida por expertos en Neurología, Neurocirugía, Medicina Interna, Cuidados
Intensivos, Medicina Forense y Legal, y en otros campos, propusieron la adopción de un “Acta uniforme
sobre la determinación de la muerte”, en el que se dice: “Un individuo está muerto cuando le ha
sobrevenido, bien el cese irreversible de las funciones respiratoria y circulatoria, o bien, el cese
irreversible de todas las funciones cerebrales incluyendo el tronco cerebral. La determinación de la
muerte debe realizarse de acuerdo con los estándares médicos aceptados”. Esta definición, conocida como
Informe de la Comisión Presidencial hace referencia a la muerte encefálica como la pérdida irreversible de
función de todas las estructuras craneales por encima del foramen magnum y lleva implícitas la muerte de
la corteza cerebral y del tronco del encéfalo.
Criterios americanos para la determinación de muerte encefálica
“Una persona con cese irreversible de todas las funciones del cerebro “entero”, incluyendo el tronco
encefálico, está muerta”
Cese de funciones encefálicas
- Ausencia de funciones cerebrales: Coma profundo. No respuesta ni receptividad
- Ausencia de funciones del tronco cerebral Ausencia de reflejos: pupilar a la luz, corneal,
oculocefálico, oculovestibular, orofaríngeo y respiratorio Apnea probada (hasta PCO2 mayor de
60 mmHg) Pueden existir reflejos medulares salvo posturas decorticadas o descerebradas
verdaderas o crisis.
Irreversibilidad
- Causa del coma conocida
- Exclusión de posibilidad de recuperación
- El cese de las funciones persiste durante un periodo suficiente de observación (12 horas o más en
situaciones especiales)
- Es deseable la confirmación EEG o determinación del flujo sanguíneo cerebral (angiografía o
gammagrafía cerebral)
Condiciones especiales
- Intoxicación metabólica y fármacos: no es posible determinar la muerte encefálica hasta la
corrección metabólica o metabolización de los fármacos, a no ser que se demuestre la ausencia de
flujo sanguíneo cerebral
- Hipotermia: con menos de 32,2 °C de temperatura corporal, no es posible determinar la muerte
hasta que se restaure la normotermia Niños: extremar precauciones en niños menores de 5 años
- Shock: ser cautelosos debido a la reducción del flujo cerebral.

Este criterio de muerte encefálica ha sido descrito como igualmente válido para los niños y neonatos con
más de siete días de vida. En los últimos diez a quince años han aparecido una serie de artículos científicos
en los que se defiende que la neocorteza cerebral asume un papel fundamental para caracterizar al ser
humano, y que el resto de las estructuras encefálicas, que controlan las funciones vegetativas, son
irrelevantes para la determinación de la muerte. Es un criterio de muerte que define la muerte encefálica
como la muerte de la neocorteza cerebral; se trata de una concepción de la muerte muy debatida y
controvertida, ya que algunas situaciones, cuyo paradigma es el estado vegetativo persistente, serían
catalogadas de muerte de la persona (aunque el enfermo parpadee o ventile espontáneamente). Antes de
continuar quisiera hacer unas precisiones terminológicas que considero importantes. En la literatura
anglosajona, la muerte encefálica se conoce como brain death que traducida literalmente sería “muerte
cerebral”. Sin embargo, en este caso brain debe ser traducido por encéfalo, pues cerebro, que proviene del
latín cerebrum, únicamente hace referencia a una parte del encéfalo, los hemisferios cerebrales. Así pues,
la traducción “muerte cerebral” es incompleta, por lo que es más correcto utilizar el término de “muerte
encefálica”
CONCEPTO DE MUERTE ENCEFÁLICA: ESTADO ACTUAL
Como hemos visto, las nuevas definiciones de muerte surgen en los últimos 30 años, a raíz del uso de la
nueva tecnología médica, particularmente los ventiladores artificiales. En la actualidad, los criterios de
muerte encefálica que se manejan son de tres tipos: la muerte de todo el encéfalo, la muerte del tronco
cerebral y la muerte de la neocorteza cerebral. Estos tres diferentes criterios surgen de las divergencias en
cuanto a definir la porción del encéfalo que debe perder irreversiblemente sus funciones para que una
persona pueda declararse fallecida.
Vamos a analizarlos detalladamente:
Criterio de muerte de “todo el encéfalo” El criterio de muerte de “todo el encéfalo” se refiere al cese
irreversible de las funciones de todas las estructuras intracraneales: hemisferios cerebrales, tronco
encefálico y cerebelo. Este criterio está fuertemente apoyado por diversos comités e informes, tales como
el Informe de la Comisión Presidencial, los criterios Harvard, el estudio colaborativo americano y la Task
Force para la determinación de muerte en el niño; además, es el más aceptado en la mayoría de los países
(incluida España). Tanto el Informe de la Comisión Presidencial como en el resto de protocolos citados
especifican un conjunto de exploraciones clínicas y procedimientos instrumentales para hacer el diagnóstico
de muerte encefálica, que son prácticamente unánimes.
Criterio de muerte del “tronco encefálico” Cuando Mohandas y Chow, dos neurocirujanos de
Minneapolis, sugirieron que “en pacientes que sufren lesiones intracraneales irreparables, bien
documentadas, el daño irreversible del tronco cerebral constituye el punto de no retorno”, la tendencia fue
considerar que la pérdida irreversible de la función del tronco encefálico era sinónimo de muerte. Esos
autores definieron un grupo de criterios clínicos para el diagnóstico de este estado, que son los conocidos
como los “Criterios de Minnesota”. Así surgió el criterio de “muerte del tronco encefálico”. Según los
defensores de este criterio, el cese irreversible de la función del tronco encefálico puede diagnosticarse a la
cabecera del enfermo, sólo con la evaluación clínica, sin recurrir a investigaciones instrumentales
complementarias. Además, consideran el EEG como una prueba irrelevante que no aporta ningún dato útil
que no haya sido puesto de manifiesto con la exploración clínica. En esto radica la diferencia fundamental
con el criterio de muerte de todo el encéfalo. Con este planteamiento, la función residual cerebral que
aparece en algunos de los enfermos diagnosticados de muerte encefálica (actividad hipotalámica y actividad
bioeléctrica cerebral) no plantea problemas conceptuales ya que la actividad de los hemisferios cerebrales
queda expresamente fuera de la definición de muerte encefálica. Pallis afirma que “existe solamente una
muerte humana: la pérdida irreversible de la capacidad para la conciencia combinada con la pérdida
irreversible de la capacidad para respirar”. Por lo tanto, la capacidad para la conciencia (o lo que es lo
mismo, los mecanismos responsables del estado de alerta) y la respiración, son las dos funciones más
importantes para definir la muerte del ser humano.
Criterio de muerte de la “neocorteza cerebral” Las definiciones neocorticales de la muerte han aparecido
durante las últimas dos décadas y proponen definir la muerte como “la pérdida de la función que es
indispensable y fundamental para la naturaleza humana: el contenido de la conciencia”. Los defensores de
esta posición plantean que “la pérdida irreversible de las funciones corticales superiores, la conciencia y las
funciones cognitivas son necesarias y suficientes para diagnosticar la muerte”. Esta definición está
estrechamente vinculada al manejo de los pacientes en estado vegetativo persistente. De acuerdo con esta
definición, la neocorteza cerebral (los hemisferios cerebrales) asume el papel funcional fundamental para
caracterizar al ser humano, y el resto de las estructuras encefálicas, que controlan las funciones vegetativas,
son irrelevantes para la determinación de la muerte.

CONSIDERACIONES FINALES
Resumiendo, lo anteriormente descripto podríamos decir que “puede haber varias formas de morir,

pero sólo hay una forma de estar muerto”. Al cese irreversible de las funciones encefálicas, sin
entrar a discutir la porción del encéfalo que debe perder irreversiblemente sus funciones para declarar a una
persona muerta, se puede llegar por varios caminos, pero es el único criterio válido de muerte, ya que no
existe, actualmente, ninguna posibilidad de soporte o suplencia de las funciones del sistema nervioso
central. Cualquiera que sea la definición de muerte encefálica utilizada, no tiene que manifestarse en una
forma material, ya que incorpora contenidos primariamente conceptuales, abstractos y filosóficos, que
posteriormente se concretan en unos criterios diagnósticos (pruebas y procedimientos diagnósticos), que no
son más que los estándares objetivos que nos ayudan a determinar si la muerte ha ocurrido según la
definición que hemos utilizado. En este sentido, la divergencia fundamental entre el criterio de muerte de
“todo el encefálo” y el criterio de muerte del “tronco cerebral” es conceptual y filosófica, limitándose en la
práctica a la validez del EEG como prueba diagnóstica para poner de manifiesto si la muerte encefálica ha
ocurrido o no, ya que ambos criterios están de acuerdo en la importancia de la exploración clínica para
hacer el diagnóstico, siendo los protocolos diagnósticos totalmente superponibles.
En nuestro país, el INCUCAI es el ente nacional que regula y legisla los criterios de muerte cerebral, en
cada provincia se encuentra una representación del mismo y se encarga de regulas todos los procesos
relacionados con los criterios de muerte cerebral y lo que surge se allí que es la DONACIÓN Y EL
TRASPLANTE DE ORGANOS.

3. APOPTOSIS
La muerte de las células en los tejidos humanos y en otros organismos multicelulares es un hecho normal
y no produce alteración de las funciones. Por el contrario, el número de células en los diferentes tejidos está
determinado por un balance homeostático entre la proliferación de células nuevas y la muerte de células
agotadas o seniles, existiendo una tasa o ritmo de relación proliferación/muerte que varía de un tejido a
otro.
Existen dos tipos de modos de muerte celular. Una es la que se produce como consecuencia de una
lesión celular masiva conocida como necrosis, mientras que muchas células del organismo mueren a
través de un mecanismo más refinado, no inflamatorio, dependiente de la energía celular, llamado
apoptosis. La apoptosis es un proceso genéticamente programado que puede volverse dañino si no está
controlado y no responde a los mecanismos homeostáticos. Esto ocurre cuando los mecanismos apoptóticos
se presentan en cantidades inadecuadas o desfasados en el tiempo de aparición; más específicamente, la
desregulación de la apoptosis está asociada a enfermedades como cáncer, neurodegeneración,
autoinmunidad y otras alteraciones como las observadas en el proceso inflamatorio inmune.
NECROSIS
La necrosis ocurre de manera aguda, por una forma no fisiológica, mediante una agresión que causa lesión
en una porción importante del tejido, por ejemplo en el centro de un tejido infartado, en un área de isquemia
o en la zona de una lesión por toxinas. El proceso de necrosis es desencadenado por toxinas, hipoxia severa,
agresión masiva y cualquier otra condición que genere caída de ATP. Esto crea cambios que,
histológicamente, están representados por desorganización y lisis del citoplasma, con dilatación del retículo
endoplásmico y las mitocondrias, disolución de la cromatina y pérdida de la continuidad de la membrana
citoplasmática (proceso de oncosis). El ADN es partido en fragmentos irregulares al azar. Debido a la
pérdida de la integridad de la membrana celular, el contenido del citoplasma es volcado al espacio
extracelular, produciéndose la atracción de células inmunes en el área, lo que genera el proceso de
inflamación, en el cual los restos celulares son eliminados por fagocitos inmigrantes

APOPTOSIS
En 1972 se descubrió el proceso fisiológico de apoptosis, que fue dominio de estudios histológicos hasta
finales de los años 80. A principios de los 90 se caracterizaron los mecanismos genéticos y moleculares
involucrados.
El proceso de apoptosis es desencadenado por condiciones fisiológicas o patológicas sin pérdida de niveles
de ATP, debido a que el mismo requiere de energía para su realización. Existen dos vías principales que
pueden llevar a la apoptosis: inducción positiva o externa por un ligando unido a los receptores específicos
de la membrana plasmática y la inducción negativa o interna que ocurre por pérdida de la actividad
supresora de mecanismos intracelulares. La inducción positiva involucra ligandos que por una porción
intracelular del receptor transducen al interior una señal; esa porción intracelular es llamada dominio de
muerte. La inducción negativa se produce por pérdida de la actividad supresora a cargo de una familia de
proteínas específicas que se hallan relacionadas con la mitocondria, liberándose desde la misma citocromo
C que dispara la actividad de las proteasas, enzimas encargadas de ejecutar la apoptosis.
Histológicamente la apoptosis se caracteriza por la condensación o encogimiento de los componentes del
citoplasma, con grandes brotes en la membrana celular y condensación de la cromatina que llevan a la
formación de cuerpos apoptóticos. Este fenómeno se produce en células aisladas dentro de un tejido. El
ADN es fragmentado en trozos de 185 pares de bases o múltiplos, mientras la membrana celular permanece
intacta. Luego el cuerpo apoptótico es fagocitado por células vecinas sin generar proceso inflamatorio, ya
que no se vuelca contenido intracelular al espacio extracelular.
CUESTIONARIO PARA QUE TRABAJE EL ALUMNO DURANTE EL
PRACTICO

1- ¿QUE ESTUIDIA LA FISIOLOGIA HUMANA?

2- ¿QUÉ SIGNIFICA LA EXPRESIÓN "MUERTE CEREBRAL"?

3- ¿ES APROPIADO UTILIZAR CRITERIOS NEUROLÓGICOS PARA DETERMINAR LA


MUERTE?

4- ¿POR QUÉ SIGUE SIENDO CONTROVERSIAL EL USO DE CRITERIOS


NEUROLÓGICOS?

5- EL USO DEL CRITERIO DE "MUERTE CEREBRAL", ¿CAUSA LA MUERTE DEL


PACIENTE?

6- ¿QUÉ DIFERENCIA HAY ENTRE NECROSIS Y APOPTOSIS?

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