Discipulado Hacia La Madurez Espiritual Intro

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HACIA

LA MADUREZ

ESPIRITUAL
INTRODUCCIÓN

MIAN LUZ PARA LAS NACIONES


24 años sirviendo a nuestro Dios.
Una de las grandes necesidades que tenemos como pueblo de
Dios, es la búsqueda de “Madurez Espiritual”, realizamos como
personas, encausarnos en el propósito de Dios, cumplir
cabalmente la tarea que se nos ha encomendado, extender su
Reino, llevar frutos y ser bendición a la familia, a la iglesia y a la
sociedad; no solo se hace difícil, sino casi imposible de realizar
sin madurez espiritual.

Engendrar biológicamente una vida es fácil, pero llevarla


desde el nacimiento hasta la edad madura y a la responsabilidad,
es una tarea difícil. Es un proceso que demanda dedicación,
esfuerzo, trabajo, paciencia, enseñanza y tiempo.
Algo similar sucede en la vida espiritual; la madurez no llega
automáticamente, es un proceso.

“Más la senda de los justos es como la luz de la aurora, que


va en aumento que el día es perfecto” (Proverbios 4:18).

En el desarrollo físico – emocional del ser humano, resaltan


algunas etapas principales: Concepción, gestación, nacimiento,
niñez, pubertad, adolescencia, juventud, adultez y ancianidad.

En lo espiritual la Biblia nos habla de:

1. Ser Engendrados

“Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad


de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios” (Juan
1:13).

2. Nacimiento Espiritual

“Respondió Jesús: De cierto, de cierto, te digo, que el que


no naciere de nuevo de agua y del Espíritu, no puede entrar
en el Reino de Dios” (Juan 3:5).

3. Niñez Espiritual
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“Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por
doquier de todo viento de doctrina, por estratagema de
hombres que para engañar emplean con astucia las
artimañas del error” (Efesios 4:14)

4. Crecimiento Espiritual

“Sino que, siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo


en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” (Efesios 4:15)

5. Madurez Espiritual

“Pero el alimento sólido es para los que han alcanzado


madurez, para los que por el uso tienen los sentidos
ejercitados en el discernimiento del bien y del mal”
(Hebreos 5:14)

En la iglesia encontramos dos clases de niños espirituales:

1. Los recién convertidos e incorporados a la fe cristiana, a


quienes debemos dedicar tiempo, cuidado, amor, provisión
espiritual, protección y seguridad. Lloran, ensucian pañales,
desvelan, se caen, etc. Estos exigen verdaderos padres
espirituales que con paciencia y amor les establezcan las
bases de seguridad en la fe y los motiven a la madurez
espiritual. Necesitamos con urgencia creyentes con
verdadero corazón paterno, para atender la cosecha de
nacimientos espirituales, pero también pacientes maestros
que los conduzcan hacia el camino de la madurez.

2. Los que tienen cuerpo de adulto, pero comportamiento de


niños. Han avanzado cronológicamente; esto es, en años en
la fe, pero no han dejado el comportamiento infantil; lloran
por todo, gritan, hacen pataletas, se quejan de todo, hacen
pucheros, sacan la lengua, fruncen los hombros, pelean, se
aíslan, son manipuladoras y divisionistas; siempre esperan
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que alguien les tenga el biberón en la boca, no se alimentan
por sí solos y quieren depender todo el tiempo del pecho
materno. Esta clase de niños estancan el crecimiento de la
tarea evangelizadora, preocupan a Dios como Padre y
desesperan y angustian a los ministros. Como pastores, a
veces gritamos angustiosamente, como lo hizo Pablo:

“Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto,


hasta que Cristo sea formado en vosotros”. (Gálatas 4:19)

Esto quiere decir, hasta que maduren en la fe. Como padres, nos
gozamos y nos sentimos realizados, en la medida en que nos
vemos que los hijos crecen, se desarrollan y adquieren madurez.

¿Cuál es el mayor deseo de Dios para sus hijos? Que seamos


hechos conforme a la imagen de su hijo.

“Porque a los que antes conoció, también los


predestinó para que fuesen hechos conforme a la
imagen de su hijo” (Romanos 8: 29a).

“Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del


conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto; a
la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para
que ya no seamos niños fluctuantes” (Efesios 4:13 y
14a).

La iglesia de Corinto era ferviente, carismática y fluyente en


dones espirituales; pero carente de madurez. ¿Qué características
de infantilidad manifestaban? Celos, contiendas, divisiones y
otras; no podían recibir alimento sólido; esto es, palabra profunda
de doctrina y exhortación; solo querían leche, alimento de bebés
(1 Corintios 3.2-4).

“Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino


sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de
pensar”
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(1 Corintios 14:20)

¿Por qué los exhorta de esta forma? Porque el niño piensa, habla,
actúa y juzga, con limitaciones y sin mayor responsabilidad.

“Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba


como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui
hombre, dejé lo que era de niño” (1 Corintios 13:11)

El diccionario define la palabra “Madurez” como: Crecer en


edad, juicio y prudencia. Otras definiciones sencillas pueden ser:

La etapa de responsabilidad.
El nivel donde se está preparando para determinado
fin.

Las bases de madurez emocional las vamos recibiendo en el


hogar y continúan desarrollándose en la escuela, la iglesia y las
demás relaciones sociales, donde el tiempo o la edad cronológica
tienen un papel importante; aunque este es relativo, pues hay
personas maduras en años, pero infantiles en su comportamiento;
hay personas jóvenes en edad y maduras mental y
emocionalmente.

En lo espiritual sucede algo similar, sin embargo, nuestra


madurez espiritual dependerá básicamente de nuestra relación con
Dios, con la Palabra, con la iglesia; y al deseo de crecer y
madurar.

La iglesia a la que fue escrita la carta a los Hebreos, tenía


muchos miembros adultos – niños.

“Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto


tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar
cuáles son los primeros rudimentos de la palabra de Dios; y
habéis llegado a ser tales, que tenéis necesidad de leche y
no de alimento sólido” (Hebreos 5:12)
MIAN LUZ PARA LAS NACIONES
24 años sirviendo a nuestro Dios.
Es mi deseo que los pasos que compartiré a continuación, se
conviertan en peldaños que, de alguna manera, le ayuden en el
logro de un mayor grado de madurez, para la gloria de Dios.

Cuestionario
INTRODUCCIÓN

1. ¿Cuántas clases de niños espirituales encontramos en la


iglesia?

a) ______________________________________________
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b) ______________________________________________
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2. Según 1 Corintios 3:2-4, ¿qué características de falta de


madurez tenía la iglesia de Corinto?

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3. ¿Qué exhortación les hizo Pablo? (1 Corintios 14:20)

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4. Defina la palabra de madurez:


MIAN LUZ PARA LAS NACIONES
24 años sirviendo a nuestro Dios.
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Discípulo: __________________________

MIAN LUZ PARA LAS NACIONES


24 años sirviendo a nuestro Dios.

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