El Juicio de Amparo 3
El Juicio de Amparo 3
El Juicio de Amparo 3
John M. Ackerman*
I. Introduccion
*
Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Au-
tónoma de México. Contacto: [email protected]. Agradezco la invitación de Eduardo
Ferrer Mac-Gregor y Manuel González Oropeza para elaborar el presente texto, así como el
apoyo de Carmen Ramírez, Ivan Benumea e Israel Torres con las labores de investigación.
1 Ley de Amparo, artículo 73, fracción VII: “El Juicio de Amparo es improcedente […]
1
2 EL JUICIO DE AMPARO. A 160 AÑOS DE LA PRIMERA SENTENCIA
2 Para una discusión completa de las teorías, la vida y la actividad judicial de José María
Iglesias, véase Moctezuma Barragán, Javier, José María Iglesias y la Kusticia electoral,
México, UNAM, 1994.
4 EL JUICIO DE AMPARO. A 160 AÑOS DE LA PRIMERA SENTENCIA
Puede decirse sin temor de errar, que cuantas veces se infringen en las elec-
ciones de un estado preceptos claros y terminantes de su Constitución par-
ticular y de la general de la República, no es el pueblo quien comete en rea-
lidad esas infracciones, a sabiendas y bajo el amparo de una soberanía que
no alcanza a tanto; sino un puñado de ambiciosos audaces, que van buscando
solamente su medro personal. No es entonces la soberanía del pueblo del
estado la que entra en lucha con la Federación; los verdaderos infractores de
los preceptos constitucionales, son los que a la vez que los conculcan, quieren
servirse como de vil instrumento, del nombre santo de la soberanía popular. 5
asuntos políticos y electorales porque, según él, tal activismo implica una
“desnaturalización” del Poder Judicial.
En un país tan trabajado como el nuestro por las revoluciones, ¿qué garantía
se puede dar de que los amparos por ilegitimidad no sean sino armas de que
se valgan los partidos vencidos para derrocar a los vencedores? ¿qué garantía
puede haber de que la pasión política no se introduzca en este tribunal a dictar
fallos que sólo la justicia debe inspirar?8
Terrazas, San José de Gracia 5, 1984, citado en Flavio Galván, op. cit., pp. 223 y 224.
8 Ibidem, p. 221.
9 Véase, González Oropeza, Manuel, Constitución y derechos humanos: orígenes del
electorales”, Locus Regis Actum, Villahermosa, Tabasco, Nueva Epoca, núm. 10, junio de
ELECCIONES, AMPARO Y GARANTÍAS INDIVIDUALES 7
1997, p. 37.
11 Suprema Corte de Justicia de la Nación, Cuarta Sala, Semanario Judicial de la Fede-
Todo hace pensar que, ante la tesis Iglesias y la antítesis Vallarta, se levanta
la síntesis dialéctica que atribuye al Poder Judicial en general, a la Suprema
Corte de Justicia en particular y al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación en especial, la facultad de resolver conflictos de incuestionable
antecedente, contenido y consecuencias políticas.13
nal violado. Si ese precepto es uno de los primeros venitinueve artículos, que
consagran derechos fundamentales, es posible promover el juicio de amparo en
caso de su infracción, si se contraviene algún precepto diferente, como los que
establecen los derechos políticos de los ciudadanos, que no se encuentran den-
tro de los primeros artículos mencionados, entonces no procede el amparo.15
1. El caso Castañeda
número 743/2005.
23 Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Amparo en Revisión
número 1043/2007.
24 Para una discusión completa de la naturaleza y las implicaciones de la reforma de
2007, véase Ackerman, John (coord.), Nuevos escenarios del derecho electoral: los retos
de la reforma de 2007-2008, México, Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM, 2009.
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Otra vez, vemos que es suficiente una “vinculación estrecha” con la ma-
teria electoral para que se active la improcedencia del amparo. Aún cuando
se involucran derechos fundamentales como “la libertad de asociación” o el
“derecho a la igualdad”, la justicia ordinaria debería mantenerse alejado del
caso y dejar la cancha abierta para el derecho electoral. De nuevo, ante un
posible conflicto de competencias, se le da prioridad al sistema de justicia
electoral.
De cierta manera, se percibe un peligroso retorno a la tesis de Vallarta
sobre la “contaminación” de la justicia ordinaria por los “asuntos políticos”.
La fuerza de los asuntos políticos y electorales sería tal que podría llegar a
desvirtuar la acción de la justicia, aunque el asunto no sea “principalmente”
electoral. Por lo tanto, cualquier asunto que tenga una relación aunque sea
oblicua e indirecta con estos asuntos debería ser abordado enteramente en
otro espacio.
La Corte también sostiene que si el amparo fuera procedente en mate-
ria electoral se podría introducir una inequidad importante en los procesos
electorales, ya que de acuerdo con el “principio de relatividad” de las reso-
luciones de amparo,25 únicamente se aplicarían a los quejosos y no a todos
los actores en la contienda. Por lo tanto:
También es innegable que no puede pasarse por alto la existencia de otro me-
dio igualmente de control constitucional que ha establecido el órgano refor-
mador de la Constitución, que corresponde a conocer al órgano especializado
en la materia y a través del cual se pueden impugnar actos o resoluciones que,
entre otros supuestos, violen el derecho político-electoral de los ciudadanos
a ser votado para un cargo público (énfasis en el original, p. 72).
vigente.
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Una vez más vemos que el argumento central está relacionado con las
competencias diversas entre el TEPJF y la SCJN. Los argumentos históri-
cos de Vallarta y de la tesis “topográfica”, por lo visto ya no son relevantes
a los ojos de los actuales ministros. Lo realmente importante hoy es dejarle
al TEPJF cualquier asunto que pudiera llegar a tener alguna vinculación,
así sea epidérmica con asuntos electorales. La única excepción serían los
casos que pueden ser analizados sin hacer mención alguna de los principios
rectores en materia electoral.
30 Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Sala Superior, Tesis de Juris-
31 Véase, por ejemplo, la discusión del magistrado Zenteno Orantes, Noe, “Juicio de re-
32 Véase, Huerta, Carla, Conflictosn normativos, 2a. ed., México, Instituto de Investiga-
ciones Jurídicas, UNAM, 2007.
33 Véase, Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Sala Superior, SUP-
mos señalado en este capítulo, el nuevo criterio del SCJN con respecto a la
improcedencia del juicio de amparo en materia electoral, necesariamente
empuja hacia el ámbito del TEPJF una diversidad de asuntos que si bien tie-
nen “vinculación” con la materia electoral también contienen partes sustan-
tivas que no son propiamente electorales. A la hora de resolver estos casos
se presentaría una peligrosa situación de desequilibrio procesal, ya que si
bien el TEPJF podría controlar la constitucionalidad de las leyes electorales
relevantes, no lo podría hacer para las otras leyes relacionadas al caso.
2) “Resolver la no aplicación de leyes” no es lo mismo que determinar
directamente el significado de algún texto constitucional o declarar abier-
tamente la inconstitucionalidad de una norma secundaria. Para poder uti-
lizar algún precepto constitucional para inaplicar una disposición incluida
en una ley electoral, los magistrados electorales necesariamente tienen que
discernir el significado del texto constitucional. Sin embargo, no cuentan de
manera explícita con la facultad de fijar el sentido mismo del texto corres-
pondiente, por ejemplo, en caso de ambigüedades en el texto constitucional
o contradicciones con otros artículos constitucionales. Esto sigue siendo la
facultad exclusiva del máximo tribunal del país, la SCJN.
Es precisamente por esta razón que los criterios desarrollados por el TE-
PJF a la hora de inaplicar disposiciones legales, pueden eventualmente ser
revocados por la misma SCJN. El texto del artículo 99 constitucional señala
claramente que:
Cuando una sala del Tribunal Electoral sustente una tesis sobre la inconstitu-
cionalidad de algún acto o resolución o sobre la interpretación de un precepto
de esta Constitución, y dicha tesis pueda ser contradictoria con una sostenida
por las salas o el pleno de la Suprema Corte de Justicia, cualquiera de los
ministros, las salas o las partes, podrán denunciar la contradicción en los tér-
minos que señale la ley, para que el pleno de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación decida en definitiva cual tesis debe prevalecer.
VI. Conclusiones
Para tener un sistema integral de justicia en materia electoral […] deben re-
conocerse ampliamente a las prerrogativas político-electorales del ciudadano
el carácter de derecho fundamental, y permitir que esas garantías sean ple-
namente protegidas, además de los medios de control existentes, por nuestro
juicio de amparo.38
39 Para una discusión más amplia sobre este tema, véase Ackerman, John, “Una recon-
ceptualización del derecho electoral a la luz del Caso Sodi”, Boletín Mexicano de Derecho
Comparado, año XLIII, núm. 128, mayo-agosto de 2010, pp. 563-594.