Terapia Cognitivo Conductual
Terapia Cognitivo Conductual
Terapia Cognitivo Conductual
Antecedentes y características
En nuestra consideración los elementos más relevantes que han catalizado el
surgimiento y expansión de la Terapia Cognitivo Conductual en los años 60 han
sido: la filosofía griega, especialmente la socrática y epicúrea; el conductismo
mediacional, con autores como Tolman y su conducta propositiva; Cautela con sus
operantes encubiertas y Bandura con su aprendizaje social.
Aportaron también:
1. Los estudios de la psicología experimental y social sobre atención,
memoria, percepción, etc., que en consecuencia, mostraron cómo estos
procesos psicológicos median la conducta humana y, por tanto, es
necesario no sólo investigarlos sino aplicarlos para el cambio de la
conducta humana.
2. El desarrollo de la psicología clínica, con la ampliación de su campo de
intervención, el surgimiento de nuevos problemas.
3. La necesidad sentida por muchos autores, como son representativos los
ejemplos de Ellis y Beck, de desechar modelos inadecuados de la conducta
anormal, en lugar de renunciar a los procesos mediacionales, como hacía el
conductismo tradicional, ni renunciar a la verificación empírica de las
técnicas de tratamiento.
La psicología del último siglo se ha caracterizado por ser multifacética, en tensión
dinámica entre tres poderosas fuerzas de la experiencia humana: hacer, pensar y
sentir (Mahoney, 1991). En primer lugar, para los conductistas, la conducta o
acción y sus consecuencias determina la cognición y el afecto. En segundo lugar,
para los cognitivistas el papel central se le da a la cognición, de tal modo que su
afirmación esencial es que “como tú piensas, tú sientes y actúas”. Finalmente,
para los teóricos emotivos, el sentimiento es primario y es lo más poderoso.
Inicios de la Terapia Cognitivo Conductual
El estudio de las experiencias privadas de la persona fue uno de los temas
centrales de los orígenes de la psicología científica, desde Wundt. Sin embargo,
dependiendo de la concepción de la ciencia y de la psicología ha estado
inicialmente considerado como objeto de investigación científica. Luego apartado
por el Conductismo y, a partir de la segunda mitad del siglo pasado, se produce lo
que muchos han denominado la revolución cognitiva, con el reconocimiento de los
procesos internos y la posibilidad de su estudio científico.
Hechos
Al mismo tiempo, podemos considerar varios hechos que facilitan la aparición y
rápida implantación de las terapias cognitivo-conductuales:
Problemas de los clientes
La complejidad de los problemas de los clientes y la aparición de nuevos
trastornos clínicos como consecuencia de una sociedad más compleja. Por
consiguiente, esto es una de las consecuencias de la adquisición del rol del
psicólogo clínico como terapeuta, ampliar su campo de intervención (clínico,
comunitario, salud mental, psicología de la salud, infanto-juvenil, vejez, etc.) y
solicitarles a otros profesionales, soluciones a distintos problemas.
Intervenciones clínicas
La dificultad de eliminar de las intervenciones clínicas, a pesar de la dificultad de
su validación empírica. Por lo tanto, aspectos como valores, creencias,
verbalizaciones, cogniciones, pensamientos, sentimientos, etc.
Un clínico puede considerar la posibilidad empírica de tomar o no en
consideración estos constructos. La gran mayoría son inobservables, pero la
realidad nos enseña que están presentes en la intervención, que se usan y que se
trabaja con ellos a lo largo de cualquier intervención terapéutica. Insistiendo la
terapia cognitiva en que estos elementos encubiertos, las cogniciones, por
ejemplo, son elementos causales de la conducta manifiesta.
Psicología experimental
La psicología experimental ha mostrado que muchos de estos constructos, que a
partir de Watson (1913) y su famosa declaración sobre el objeto y método de
estudio de la psicología fueron eliminados como objeto de estudio de la psicología.
Por lo tanto, con ello se abre la posibilidad de estudiar junto a la conducta
manifiesta la conducta encubierta, la mente en sentido popular. Aunque esta
dicotomía se ha mantenido y se mantendrá durante mucho tiempo al tener una
fuerte carga filosófica (Rachlin, 1994).
Modelo teórico
La mayor comodidad del clínico de trabajar en un modelo teórico que reconozca la
viabilidad de utilizar al mismo nivel, o en distintos niveles. Tanto la conducta
manifiesta como la encubierta y, dentro de ésta, reconocer la utilidad de los
pensamientos, sentimientos, creencias, etc., como causales de la conducta en
todas o en alguna ocasión.
Esta última razón, quizás, es la que mejor explica el gran auge de la Terapia
cognitivo Conductual. Porque la psicología es todavía una ciencia joven, de solo
100 años, y aún no tiene claramente establecidos sus pilares esenciales, aunque
una parte de los mismos hoy ya están claros (ej., procesos de aprendizaje;
procesos de atención, retención y memoria; proceso de socialización y desarrollo
evolutivo; etc.).
Como resultado, esto explica que haya habido un cambio de la consideración de
ser terapeuta conductual a terapeuta cognitivo conductual en casi todo. Hecho que
explica que, en la actualidad, siguiendo la encuesta más reciente de los miembros
de la Asociación Americana para el Progreso de la Terapia de Conducta (AABT),
el 67.4% se consideran de la orientación cognitivo-conductual, el 19.9%
conductuales, el 8.7% otros y un 4% cognitivos (The Behavior Therapist, 1994).
Ellis y la Terapia Cognitivo Conductual
Uno de los hechos iniciales más importantes en el surgimiento de la Terapia
Cognitivo Conductual fue la publicación tanto del libro de Ellis (1962).
Titulado Razón y emoción en psicoterapia, como del artículo de Beck
(1963) Thinking and depression, que es otro hito precursor del surgimiento de la
terapia cognitiva.
Años después, a mediados de los 70, se publican los primeros manuales sobre las
terapias cognitivo conductuales (Kendall y Hollon, 1979, Mahoney, 1974,
Meichenbaum, 1977). El manual de tratamiento de Beck, Rush, Shaw y Emery
(1979) aplicando la terapia cognitiva a la depresión, produciéndose a partir de ahí
su paulatina consolidación.
Ciertamente, hoy asistimos a una eclosión de las terapias cognitivo conductuales.
Los antecedentes cercanos de las terapias cognitivo-conductuales se asientan en
el descontento con el psicoanálisis, la limitación del modelo conductual E-R, la
extensión de la psicología clínica en la aplicación de tratamientos psicológicos a
problemas cada vez más complejos, y finalmente, una base filosófica en la que se
hace una consideración global del ser humano en la que la conducta, sus
pensamientos y sentimientos se consideran al mismo nivel.
Supuestos de de la Terapia Cognitivo Conductual
Aunque no todos estarían totalmente de acuerdo, Ingram y Scott (1990) indican
que la Terapia Cognitivo Conductual se basan en siete supuestos:
1. Los individuos responden a las representaciones cognitivas de los eventos
ambientales más que a los eventos per se.
2. El aprendizaje está mediado cognitivamente.
3. La cognición media la disfunción emocional y conductual.
4. Al menos algunas formas de cognición pueden ser monitorizadas.
5. Al menos algunas formas de cognición pueden ser alteradas.
6. Como un corolario de los números 3), 4) y 5), alterando la cognición
podemos cambiar patrones disfuncionales emocionales y conductuales.
7. Ambos métodos de cambio terapéutico, cognitivo y conductual, son
deseables y deben ser integrados en la intervención.
Características de la Terapia Cognitivo Conductual
A su vez éstos tienen como rasgos o características las siguientes:
1. Las variables cognitivas son importantes mecanismos causales. Esto no
implica que no haya también otros mecanismos causales significativos,
pero las variables cognitivas son importantes en la constelación de los
procesos que elicitan el comienzo y curso de un trastorno.
2. A partir de la asunción de que las variables cognitivas se presumen agentes
causales. Al menos alguno de los métodos y técnicas de la intervención se
dirigen específicamente a objetivos cognitivos.
3. Se realiza un análisis funcional de las variables que mantienen el trastorno,
particularmente las variables cognitivas.
4. Las aproximaciones cognitivo-conductuales emplean tácticas terapéuticas
tanto cognitivas como conductuales. Típicamente, sin embargo, cada
táctica conductual es dirigida a objetivos cognitivos, tal como es el caso de
la aproximación de Beck et al. (1979) a la depresión, en donde emplea la
asignación de tareas para casa (elemento conductual) para ayudar a
modificar los pensamientos y creencias disfuncionales.
5. Hay un importante énfasis en la verificación empírica. Como resultado, este
énfasis está manifestado en dos dominios distintos.