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Año 6 N°10

enero/julio 2022

de ECONOMÍA
y SOCIEDAD

PUBLICACIÓN SEMESTRAL. ENTRE RÍOS - REP. ARGENTINA | ISSN 2591-4669


de ECONOMÍA
y SOCIEDAD

Año 6 Nro. 10
enero/julio 2022

Publicación semestral. Entre Ríos - Rep. Argentina

ISSN 2591-4669
http://doi.org/1 0.33255/2591-4669

Revista Ejes de Economía y Sociedad


Urquiza 552 (E3100FEN)
Paraná, Entre Rios, Argentina

Contacto:
[email protected]
Http://www.fceco.uner.edu.ar/index.php/free-extensions/revista
PRESENTACIÓN INSTITUCIONAL

El presente número de la revista Ejes de Economía y Sociedad de nuestra Facultad es un número


simbólicamente muy importante. Por un lado, el décimo número de la revista simboliza un hito por
sí mismo, habiendo alcanzando ya 5 años de publicaciones continuas, donde la revista ha logrado
grandes avances. En este tiempo no solo se ha sostenido su publicación, también ha crecido la cantidad
de trabajos presentados, colaboraciones, reseñas y producciones en general. Este crecimiento es fruto
del esfuerzo de todas las personas involucradas, quienes trabajan con profesionalismo y compromiso
para este fin, y el desarrollo de nuestra Facultad.
Por otro lado, también lo considero importante al ser el primer número que me toca presentar como
decano. Esta revista representa la importancia que se le ha otorgado a la investigación, y refleja el
crecimiento que esta área ha tenido en estos años. Es intención de nuestra gestión poder continuar
este crecimiento e impulsar el desarrollo de la revista.
Por último, también es muy importante ya que se compone por una gran cantidad trabajos, artículos,
aportes y reseñas. Se compone en primer lugar por dos dossiers, el primero de ellos referido a “la
muerte en las ciencias sociales”. Allí se presentan siete artículos de diversas disciplinas que incorporan
la dimensión de la muerte como un eje de análisis fundamental. El segundo dossier se enfoca en
“transportes y servicios”, con seis artículos que trabajan en torno a estas problemáticas desde las
ciencias sociales. Esta sección cierra con tres artículos en la sección general, manteniendo el espacio
para la publicación de producciones de otras temáticas de las ciencias sociales. Entre todos estos
artículos, se cuentan con tres producciones en portugués, publicadas también en español. Cerramos
el número con cuatro aportes y tres reseñas de libros.
Esperamos que este importante número de nuestra revista sea un aporte significativo para la
comunidad científica y académica. Asimismo, invitamos a investigadores e investigadoras a enviar sus
producciones científicas, aportar a los debates planteados, y que encuentren en Ejes un espacio para
la difusión y valoración de los esfuerzos de sus investigaciones.

Cr. Sebastián Pérez


Decano de la Facultad de Ciencias Económicas
Universidad Nacional de Entre Ríos
ACERCA DE LA REVISTA

La revista EJES de Economía y Sociedad (EjES) es una publicación de la Facultad de Ciencias


Económicas (FCECO, sede Paraná) de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), Argentina.

Si bien uno de los principales intereses de la revista es la indagación sobre problemáticas referidas al
pasado, presente y futuro de la economía y de la sociedad, su objetivo es la difusión de investigaciones
científicas sobre temáticas más generales, en los campos de las ciencias sociales y humanidades.

La revista publica trabajos originales e inéditos, efectuados a partir de técnicas específicas o a partir
de mecanismos interdisciplinares, pretendiendo explícitamente estimular el debate y las interac-
ciones e intersecciones teórico-metodológicas.

Los contenidos de la revista, con acceso libre e inmediato, están destinados a los miembros de la
comunidad científica, pero también a un público masivo, partiendo del principio de democratización e
intercambio del conocimiento como contribución no solo a la dinámica intelectual en particular, sino
a la social en general.

POLÍTICA DE SECCIONES

La revista EjES publica Artículos evaluados por pares, en los que se reflejan resultados de investigaciones
avanzadas o concluidas. La revista también publica Contribuciones y avances evaluados por el comité
académico, donde se presentan avances de investigaciones en marcha, reflexiones o contribuciones
sobre una problemática, críticas bibliográficas, ensayos, informes coyuntura, entrevistas. Finalmente
la revista también publica Reseñas de libros, evaluadas por el comite académico.

PROCESO DE EVALUACIÓN POR PARES

La convocatoria para la presentación de artículos para la revista EjES es permanente. Todos los
trabajos son sometidos a un sistema doble ciego (blind peer review) de evaluación por parte de dos
integrantes del Comité científico, que opinan sobre la calidad y pertinencia de los trabajos propuestos
y recomiendan su aceptación o rechazo.

FRECUENCIA DE PUBLICACIÓN

La revista EjES tiene, una periodicidad semestral, es decir que publica 2 números por año (enero-
junio / julio-diciembre). Publica en forma continua y la convocatoria para presentación de trabajos
es permanente.

POLÍTICA DE ACCESO ABIERTO

La revista EjES provee acceso libre inmediato a su contenido bajo el principio de gratuidad al acceso
de los resultados de la investigación, lo cual fomenta un mayor intercambio de conocimiento global. En
resumen, la Revista es de acceso abierto (Open Access) y se encuentra bajo licencia de Creative Commons.
POLÍTICA DE PRESERVACIÓN DIGITAL

La revista EjES utiliza el sistema LOCKSS para crear un sistema de almacenamiento distribuido entre
las bibliotecas participantes y permite la creación de archivos permanentes en la revista con
fines de conservación y restauración.

ASPECTOS ÉTICOS

La revista EjES adhiere a normas éticas que aseguren la integridad en la publicación de los artículos,
promoviendo una conducta ética en todos los participantes del proceso editorial (lectores, autores,
revisores, editores, etc.).

Todos los trabajos son sometidos a un sistema doble ciego de evaluación por parte de dos asesores
externos que opinan sobre la calidad y pertinencia de los trabajos propuestos y recomiendan su
aceptación o rechazo. Esta modalidad imposibilita la discriminación de autores/as por su categoría
académica o profesional, por su origen geográfico y/o por su género.

La revista EjES entiende que el proceso editorial debe ser transparente y justo, motivo por el cual
adhiere a los principios y políticas que permitan asegurar una conducta ética y equitativa para las
partes implicadas. Estos principios y políticas se inspiran en las normas y códi-gos de ética establecidos
por el Committee on Publication Ethics (Code of Conduct and Best Practices Guidelines for Journals
Editors, COPE) y por el International Committee of Medical Journal Editors (ICJME).
EQUIPO EDITORIAL

Director:
Mateo, José Antonio (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas —Universidad
Nacional de Entre Ríos)

Secretaria de Redacción:
Prof. Ana María Ferreyra (Universidad Nacional de Entre Ríos)

Jefe de Redacción:
Dr. Maximiliano Camarda (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas —Universidad
Nacional de Entre Ríos)

Asistente de dirección::
María Iris Villagra (Universidad Nacional de Entre Ríos)

Redes Sociales:
Cian, Janet (CONICET).
Chicahuala Ferreyra, Axel (UBA).

Revisión de inglés:
Prof. Superior en Inglés Claudia Ester Schira (Universidad Nacional de Entre Ríos)

Revisión en portugués:
Ranieri, María Guadalupe (Universidad Nacional de Entre Ríos)

Maquetación y diseño:
Ríos, Evelyn Lucía (Universidad Nacional de Entre Ríos)
EQUIPO TÉCNICO:

Petitti, Eva Mara (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas —Universidad Nacional
de Entre Ríos)

Cian, Janet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas —Universidad Nacional de


Entre Ríos)

Trucco, Ignacio (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas —Universidad Nacional de


Entre Ríos)

Rodríguez, Leandro (Universidad Nacional de Entre Ríos)

Weidmann, Gabriel (Universidad Nacionalde Entre Ríos) Técnico:

Orsini, German (Universidad Nacional de Entre Ríos)

Perkins, Patricio (Universidad Nacional de Entre Ríos)

Heredia, Mariana (Universidad Nacional de Entre Ríos)

Cattaneo, Ricardo (Universidad Nacional de Entre Ríos)


CONSEJO EDITORIAL:

Locher, María Valentina (Universidad Nacional de Entre Ríos)


Dapuez Andrés (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas —Universidad Nacional de
Entre Ríos)

Boyer, Robert (PhD) (École des Hautes Études en Sciences Sociales –EHESS– Francia)

Contente Claudia (Universitat Pompeu Fabra de Barcelona)

Goularti Filho, Alcides (CNPq-Universidade do Extremo Sul Catarinense-Brasil)

Gutman, Graciela (PhD) (CEUR-CONICET)

Lepratte, Leandro (PhD) (Universidad Tecnológica Nacional)

Miotti, Luis (PhD) (Université Paris Nord 13)

Nieto, Alejandro Agustín (PhD) (CONICET-Universidad Nacional de Mar del Plata)

Rapoport, Mario (PhD) (Universidad de Buenos Aires)

Rispoli Florencia (PhD) (Universidad Nacional de La Plata — Argentina; Universidad Nacional Arturo
Jauretche)

Rofman, Alejandro (PhD) (Universidad de Buenos Aires-CEUR-CONICET)

Schneeberger, Marino (Universidad Nacional de Entre Ríos)

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COMITÉ CIENTÍFICO

Alegret, Joan-Lluis (PhD) (Universita de Girona – Catalunya)

Bandieri, Susana (UNCo – CONICET)

Barbei, Alejandro (Universidad Nacional de La Plata)

Barrancos Dora Beatriz (UBA/CONICET)

Buchieri, Flavio (Universidad de Villa María-UNER)

Contreras Carranza, Carlos Alberto (Pontificia Universidad Católica del Perú)

Gil Montero Raquel (CONICET - Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales CCT- CONICET
Mendoza)

Domínguez, Néstor (UNER- FCECO)

Di Filippo, Armando (CEPAL, Santiago de Chile)

Ferrari, Marcela (UNMDP/INHUS-CONICET)

Frega, Ana (Udelar Montevideo)

Ganem, Javier (Universidad Nacional de Rosario)

Girbal, Noemi (CONICET/CEAR-UNQ)

Krieger, Mario (Universidad de Buenos Aires)

Larocca, Héctor (Universidad de Buenos Aires)

López Molina, Luis (Universidad de Cádiz)

Marchena Fernández, Juan (Universidad Pablo de Olavide Sevilla)

Méndez, Fernanda (Universidad Nacional de Rosario)

Munizaga, Claudio Aguirre (Universidad de Tarapacá - Chile)

Porta, Fernando (Universidad Nacional de Quilmes)

Riela, Alberto (UDELAR)

Sábato, Hilda (UBA/CONICET)

Siede, Mario (Universidad Nacional de Entre Ríos)

Trachitte, María (Universidad Nacional de Entre Ríos)

Truffer, Isabel (INeS- UNER- CONICET)

Viegas, Juan Carlos (Universidad de Buenos Aires)

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COMITÉ INSTITUCIONAL

Sabella Andrés (Universidad Nacional de Entre Ríos)

Muani Eduardo (Universidad Nacional de Entre Ríos)

Perez Sebastián (Universidad Nacional de Entre Ríos)

Albornóz Elena (Universidad Nacional de Entre Ríos)

Brunner Nicolas (Universidad Nacional de Entre Ríos)

Padró Silvia (Universidad Nacional de Entre Ríos)

Retamar Carlos (Universidad Nacional de Entre Ríos)

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ÍNDICE

Tapa: “El último viaje” intervención sobre fotografía de Rogelio Roldán de José
Mateo.

Presentación institucional. Cdor. Sebastián Pérez

Editorial del Director. Dr. José Mateo

Dossier “La muerte en las ciencias sociales”


Presentación del Dossier 22 - 23
Celeste Castiglione

De Moravia a Buenos Aires: la presencia de Francisco Latzina en la 24 - 53


construcción de sentido y en el origen de la Sociología en Argentina.
Celeste Castiglione

El deber y la honra. Suicidio, acción comunicativa y representación de la 54 - 80


identidad masculina en Buenos Aires (1859-1888).
Julián Arroyo

Literatura y cine: un recorrido por la vida de Manuel Puig 81 - 97


Rosa Catullo

Estado y administración de la vida útil. Notas sobre la construcción 98 - 114


estatal de las mentalidades y la conciencia colectiva como reguladores
del tratamiento social de la muerte.
Cosme Damián Navarro

El crecimiento de los suicidios en Santa Cruz durante la década de 1990. 115- 144
Aportes desde la tesis de Émile Durkheim.
Pamela Sosa

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Experiencia antropológica, muerte y salud intercultural en Catamarca 145 - 165
(Argentina).
Bárbara Martínez

“Murió asesinado”. La violencia interpersonal en la campaña de 166 - 179


Buenos Aires durante la primera mitad del siglo XIX. Una aproximación
cuantitativa a partir de los registros parroquiales
Leandro I. González

Dossier “Transportes y servicios”


Presentación del Dossier. 182 - 187
Teresita Gómez Milo & Alcides Goularti Filho

Los ferrocarriles de capital británico y el fomento de la agricultura en la 188 - 228


argentina radical. 1916-1930.
Mario Justo López

A eletrificação do Sul de Santa Catarina: das primeiras iniciativas à 229 – 257


interligação de sistemas elétricos (versión original)
Fabio Farías de Moraes

La electrificación del sur de Santa Catarina: de las primeras iniciativas 258 - 287
a la interconexión de los sistemas eléctricos (versión en castellano por
José Mateo).
Fabio Farías de Moraes

Diseño de indicadores de gestión del transporte público de pasajeros a 288 - 306


través de datos generados por sistema SUBE. Caso de Estudio Ciudad
Paraná.
Juan Francisco Jaurena & Rafael David Diaz Arias & Feliciano Franco &
Sebastián Marcelo Lischet & Raúl Andrés Hurani

A economia das luzes: reformas tarifárias postais e dinâmicas de 307 – 335


circulação de impressos no Brasil do século XIX. (versión original).Pérola
Maria Goldfeder Borges de Castro

La economía de las luces: reformas de los aranceles postales y dinámica 336 - 365
de la circulación de la impresión en el siglo XIX en Brasil (versión en
castellano por Ana María Ferreyra).
Pérola Maria Goldfeder Borges de Castro
El Ferrocarril Noroeste Argentino y su rol en la integración económica 366 – 392
de la provincia de Tucumán (1885-1895)
Daniel Moyano

El complejo vial ferroviario argentino en el siglo XX. La evolución del 393 – 421
transporte de cargas.
Teresita Gómez Milo & Silvia Tchordonkian

Artículos
Sujeitos de direitos”: o discurso sobre a infância na construção das 424 - 443
políticas assistenciais no projeto Criciúma Criança (1990-1992) (versión
original).
Ana Carolina de Sá & Ismael Gonçalves Alves

Sujetos de derecho”: el discurso sobre la infancia en la construcción 444 - 464


de políticas asistenciales en el proyecto Criciúma Criança (1990-1992)
(versión en castellano por Maximiliano Camarda).
Ana Carolina de Sá & Ismael Gonçalves Alves

Repensando y desandando el proceso de investigación en tiempos de 465 – 479


virtualidad en contexto de Pandemia.
Alejandro Heinrich & Verónica Beatriz Odetti & Juliana Sampietro

La política de tierras y colonización en Chaco durante el Plan Trienal 480 - 499


(1973-1976): planificación y análisis para un campo en
transformación.
Adrián Alejandro Almirón
500 - 524
¿Democratización de las elites? El reclutamiento del personal ejecutivo
electivo en Argentina (1983-2015)
María Cecilia Lascurain
Contribuciones y avances

El día del sociólogo. Antonio Dellepiane y sus aportes a la sociología 527 - 530
argentina
Manuel Cavia

Entre Ríos durante los años peronistas. La obra pública en la gobernación 531 - 546
de Héctor Maya (1946-1950)
María Iris Villagra

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(Des) Regulaciones de la riqueza en América Latina: reflexiones y 547 – 563
avances para su estudio en clave histórica y contemporánea.
Valeria Coronel & Luz Irene Pyke & Alba Carosio

Algunas características de los inmigrantes en los partidos de Gral. 564 – 575


Alvarado, Lobería y Necochea en 1895.
José Luis Nogueira

Reseñas
Magdalena Candioti, (2021) Una historia de la emancipación negra. 577 - 579
Esclavitud y abolición en la Argentina por Natalí Monzón.

Julián Casanova, (2017). La venganza de los siervos. Rusia 1917 por 580 - 583
Agustín Migone.

Ferrero, Brián G., compilador (2019). Islas de naturaleza. Perspectivas 584 - 587
antropológicas sobre las políticas de conservación por Francisco José
Preiti.

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PRESENTACIÓN EDITORIAL

En el año 2017 el entonces decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional


de Entre Ríos, contador Andrés Sabella y el entonces secretario de investigación de la misma unidad
académica, el doctor Leandro Rodríguez nos encomendaron el diseño y ejecución de una revista
científica. Con Maximiliano Camarda e Ignacio Trucco nos pusimos a la tarea. Así fue como en diciembre
de ese año apareció el Año1 Número 1 de Ejes de economía y sociedad. Gracias a la generosidad de
colegas ya encumbrados (Mario Rapoport, Marcelo Rougier, Daniel Santilli y Jorge Gelman) más un
aporte a la comprensión de la historia de la población de Entre Ríos, realizamos artesanalmente algo
que cumplía con los requerimientos que nosotros, como profesionales, conocíamos de las revistas
académicas. Guillermo Banzato, amigo y especialista en el tema nos realizó algunas “sugerencias”
que tratamos de seguir. Armando Di Filippo nos apoyó en el número 2 y los decanos Eduardo Muani
y Sebastián “Pepe” Pérez acompañaron en todo momento la revista.
Rápidamente y gracias a las gestiones de Martín Maldonado ingresamos al, para entonces, enigmático
OJS (open journal system) y comenzó entonces abrírsenos el universo que comporta una publicación
científica de acceso libre, gratuito y permanente.
A los pocos números el Equipo de Comunicación Institucional de la facultad (María Belén Aguirre,
Evelyn Ríos y María Laura Scattini) comenzó a hacerse cargo de la maquetación y el arte de la revista,
mejorando sustancialmente la imagen visual de la misma, número a número. Conjuntamente con
esto, el colega Manuel Cavia aportó sus fotografías para la tapa de algunos números y siempre
mantuvo una actitud de colaboración con la revista.
La incorporación de Ana María Ferreyra constituye un hito fundamental en la revista. Su capacidad
innata para las relaciones humanas ha sido esencial para atender las necesidades de los autores y de
los evaluadores que en número creciente se vinculan con EJES. Su iniciativa de presentar los números
de la revista en forma virtual durante la pandemia generó un espacio maravilloso donde los autores
pudieron, en un ambiente cordial y relajado, presentar en una suerte de video-abstract sus trabajos;
algo que comienzan a utilizar ahora publicaciones de alto nivel y presupuesto.
Muchos otros colegas han apoyado, trabajado y sostenido la revista y lo siguen haciendo. Cabe
mencionar especialmente a Mara Petitti y Janet Cian a quienes les debemos algunas de las indizaciones
que hemos conseguido. Mucho nos ha ayudado también Claudia Schira con la revisión de los textos
en inglés y Axel Chicahuala Ferreyra en el diseño de los flyers para las convocatorias. La última
incorporación formal a la revista ha sido María Iris Villagra. Su función es la administración de la
plataforma y presentar los protocolos de indización. Junto a Ana Ferreyra siguen perfeccionándose en
OJS (con el apoyo de la Asociación Gremial de Docentes Universitarios, conducida por el compañero
y colaborador de Ejes, doctor Germán Orsini) para brindar una revista de mejor calidad, y mejor
ranqueada a la vez, en los estándares académicos. Finalmente, y siempre atendiendo nuestras
demandas, soportando nuestros malhumores, apoyando nuestras iniciativas y aportando soluciones
está Gabriel Weidmann, uno más del equipo de EJES, más allá de sus responsabilidades de gestión.
La estructura de la revista fue conformándose en tres secciones, una para artículos, otra para reseñas
de libros, y una tercera que denominamos “contribuciones y avances”, en la cual incorporamos textos
que si bien no llegan a ser un artículo científico (informes, traducciones de textos de difícil hallazgo,
primeros resultados, transcripción de fuentes, biografías y homenajes, etc.) representan un aporte de
singular utilidad a la investigación.
Recién en el número 8 apareció el primer dossier, “Educación y sexualidad”, de la mano de Gisela
Manzoni, Adriana Valobra, que siguió con el segundo “Investigación en Contabilidad” a cargo de
Alejandro Barbei, Andrés Sabella y Dolly Magalì Jojot; y para este número (una suerte de aniversario
por la fascinación de las cifras terminadas en 0), se suman dos más. El primero sobre “La muerte
en las ciencias sociales” organizado por Celeste Castiglione y el segundo acerca de “Transportes y
servicios” compilado por Teresita Gómez Milo y Alcides Goularti Filho.
Hemos mantenido la promesa de traducir los textos que nos llegan en otras lenguas además del
original, y en este número hay tres ejemplos de ello, lo cual fortalece nuestro vínculo con los lectores
y colaboradores del vecino país brasilero.
Sin más, y a la espera de que el número sea del agrado, la utilidad, el interés, suscite dudas, preguntas
y debates, del lector, los despido hasta el mes de diciembre.

José Mateo
Director
Paraná, 28 de octubre de 2021

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Dossier:
La muerte en las
ciencias sociales

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Presentación al dossier “La muerte en las ciencias
sociales”
https://orcid.org/0000-0001-7283-8089

Celeste Castiglione
Instituto de Estudios Sociales en Contextos de Desigualdades
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
Universidad Nacional de José C. Paz
[email protected]
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Argentina

Nada de lo humano nos es ajeno cuando estudiamos la sociedad. Aunque nos


atraviese, nos interpele y dialogue de manera constante con nuestra subjetividad
e historia, no hay otra opción más que abordar algunas temáticas dolorosas con
las que debemos enfrentarnos. Y eso pasa con la muerte: su tratamiento desde los
mitos, las fábulas y los miles de millones de interpretaciones literarias para poder
entenderla y sobrevivir su inevitabilidad requieren que también desde las Ciencias
Sociales la trabajemos como un campo de estudios específico.
Advertido el lector estamos sumamente complacidos por presentar el Dossier sobre
“La muerte desde las Ciencias Sociales”, que es el resultado de un trabajo colectivo
de esos que le dan sentido a nuestra labor y celebran la vida. La idea nació en plena
Crisis del Covid-19 cuando el mundo entero se enfrentó a la finitud y la reflexión
sobre la muerte se hizo necesaria. De manera que este dossier es fruto de ese período
complejo en donde la temática encontró un espacio para (re)pensarse en el presente
número de la Revista Ejes.
La semilla fue un fragmento del Censo de 1914 sobre los suicidios que requería
un contexto socio-histórico que ha desafiado los márgenes de lo entendido por los
orígenes de la Sociología en la Argentina y que me llevó a indagar en las segundas
líneas de la gestión estatal y conocer a Francisco Latzina, migrante del Imperio Austro-
húngaro que construyó sentido y contribuyó con la narrativa estatal de la Generación
del Ochenta. Este abordaje contextual, signó que el recorrido de los artículos fuera
cronológico y permitió el diálogo, en el otro extremo, con el artículo de Julián Arroyo
que analiza las cartas de suicidas incorporadas a los expedientes judiciales, en su
mayoría de extranjeros, que por diversas razones deciden quitarse la vida a fines de

Año 6 N° 10 | FCECO | 22
Celeste Castiglione. Presentación al dossier “La muerte en las ciencias sociales” 22 - 23

siglo, aportando la mirada “micro”.


El trabajo de Leandro González, también situado en el siglo XIX nos brinda un
acercamiento cuantitativo a la violencia interpersonal en la campaña bonaerense
basándose en los datos sobre defunciones que ha recabado de diecisiete libros
parroquiales, arribando a interesantes conclusiones sobre el periodo que tensionan
y dialogan acerca de la construcción de sentido de la que se nutren las élites
gobernantes finiseculares.
En un período intermedio, el artículo de María Rosa Catullo construye una
metodología que parte desde la bóveda familiar de Manuel Puig, para adentrarse en
la vida y la muerte de las minorías que crecieron con los estertores de los diferentes
estados conservadores que a partir de sus emisarios intentaron acallar sus voces.
En esa misma línea el trabajo de Adrián Navarro profundiza sobre tres casos de
muertes silenciadas, escondidas, o utilizadas de trabajadores (pobres) en el Noreste
de la Argentina que han tenido diversas resoluciones, pero como bien señala en
donde “el Estado nunca deja de hablar”. En ese sentido y también dialogando con
este trabajo, el artículo de Pamela Sosa profundiza, a partir del caso de Santa Cruz,
en los suicidios como consecuencia del neoliberalismo y las maneras perversas que
despliega con el fin de desordenar la vida cotidiana de los sujetos y su capacidad de
pensar y soñar el futuro.
Desde la antropología crítica, Bárbara Martínez trabajó en un pueblo de Catamarca
la relación que poseen sus pobladores con la muerte como proceso social y la
enfermedad como parte de un desequilibrio socio-ambiental, un desencuentro con
las entidades tuteladas o el incumplimiento de un ritual. Su etnografía, que además
relata el Proyecto de Salud Intercultural que desarrolló, constituye una experiencia
fundamental para abordar la temática de la muerte en su profunda complejidad y
diversidad.
Nos complace presentar este trabajo compartido, que atraviesa regiones de la
Argentina y que despliega una amplia coloratura en las formas de estudiar e investigar
desde las Ciencias Sociales que constituye un dato en sí. Lejos de allanar cualquier
incógnita esperamos que el presente dossier sobre los distintos abordajes sobre los
estudios de la muerte constituya un aporte para las Ciencias Sociales desde el mundo
académico, que no deja de ser otro espacio más, como el arte, para reflexionar acerca
de su incógnita.

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 23


De Moravia a Buenos Aires: la presencia de Francisco
Latzina en la construcción de sentido y en el origen
de la Sociología en Argentina.

From Moravia to Buenos Aires: the presence of


Francisco Latzina in the construction of meaning and
the origin of Sociology in Argentina .

DOI: http://doi.org/10.33255/25914669/61012

Celeste Castiglione
https://orcid.org/0000-0001-7283-8089
Instituto de Estudios Sociales en Contextos de Desigualdades
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
Universidad Nacional de José C. Paz
[email protected]
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Argentina

Recibido: 01/03/2022
Aceptado: 10/05/2022

Resumen
El presente trabajo busca ofrecer una lectura contextualizada de un
fragmento del Censo de 1914 escrito por Francisco Latzina (1843-1922),
migrante del Imperio Austro-Húngaro, que formaba parte de la élite
política e intelectual que gobernó la Argentina de 1880 a 1916, pero que
proyecta su discurso hasta el presente.
En su figura confluyen una multiplicidad de niveles: las corrientes que
conforman una Sociología argentina embrionaria, las migraciones tem-
pranas que aportan una construcción étnica e identitaria particular, la
formación de cuadros intelectuales que asumen un registro de obser-
vación al otro y en este caso específico con el estudio de su muerte se

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Celeste Castiglione. De Moravia a Buenos Aires: la presencia de Francisco Latzina en la... 24 - 53

revelan desde su enfoque positivista en toda su contradictoria compleji-


dad.
Palabras clave: Migraciones -Francisco Latzina-Suicidios –Sociología-Ar-
gentina

Abstract
This paper seeks to offer a contextualized reading of a fragment of the
1914 Census written by Francisco Latzina (1843-1922), a migrant from the
Austro-Hungarian Empire who was part of the political and intellectual
elite that ruled Argentina from 1880 to 1916, but projecting his speech to
the present.
In his figure, a multiplicity of levels converge: the currents that make up
an embryonic Argentine Sociology, the early migrations that contribute a
particular ethnic and identity construction, the formation of intellectual
cadres that assume a register of observation of the other and in this case
with the study of his death are revealed from his positivist approach in all
their contradictory complexity.
Keywords: Migrations -Francisco Latzina-Death- Suicides-Sociology

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1. Introducción
El presente artículo es un acercamiento a los momentos embrionarios de la Sociología
en la Argentina desde uno de los tantos flancos que ofrece este prisma que vincula
a las estadísticas con múltiples disciplinas que portaban los pioneros de la ciencia
en el ámbito local. A fin de poder vislumbrar un principio en este decurso, hemos
dividido este trabajo en cuatro partes: la primera, vinculada al mundo de las ideas que
atraviesan la Argentina de siglo XIX y principios del XX; la segunda, focalizándonos
en las migraciones tempranas y sus proyecciones en la formación de una comunidad
intelectual, en su mayoría conservadora (Portantiero, 1986), para adentrarnos en la
figura de Lantzina dentro de este escenario como nexo entre dos momentos y, por
último, la entrada a la modernidad junto a la consolidación del Estado Nación y
su análisis de los datos que proporciona el censo y el enfoque través de los cuales
los estudia. Asimismo, en función al tema que nos convoca y del cual intentamos
profundizar el campo de estudios, la muerte es el tema, la incógnita, especialmente
la autoprovocada, que le genera esa necesidad de dilucidarla desde distintos planos.

a.- Discursos y prácticas a fines del siglo XX


“toda civilización –dice– se expresa en trajes,
y cada traje indica un sistema de ideas entero”
(Sarmiento, [1845] 2018:153)

Los significantes del progreso llegaron al Río de la Plata incorporando una nueva
noción del espacio y la temporalidad en donde la historia se inscribía en una
concepción lineal, ascendente y acumulativa dentro de la cual los individuos se
desembarazarían de los resabios del pasado para ir transformándose en nuevos
actores sociales guiados por las ideas de modernidad. Las prácticas y discursos de
la Ilustración comenzaban a filtrarse como parte del clima político que nutría las
corrientes independentistas. Las ideas enciclopedistas corporizadas en los textos
de Voltaire, Montesquieu y Rousseau constituyeron parte de las bibliotecas de un
circuito culto, por lo general, conformado por una parte del clero, letrados y los que
gravitaban alrededor de los primeros periódicos. Instituciones como el Real Colegio
de San Carlos fundado en 1783, luego Colegio de Ciencias Morales será un vórtice
que reunirá a los futuros miembros de la élite política (Belgrano, Moreno, Castelli,
Rivadavia, por citar solo algunos), constituyendo un grupo intelectual que nutría
parte del poder político.
A principios del siglo XIX, un conjunto de ideas económicas y las formas de
desarrollarlas en el territorio abren un debate en cuanto a los alcances de la libertad
de empresa y los límites que se podrían imponer en cuanto a la agricultura, como
una forma pacífica e idílica de gobernar un país en construcción. Una de las líneas
ideológicas, que recupera Terán (2015) es la forma en la que algunas profesiones y

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Celeste Castiglione. De Moravia a Buenos Aires: la presencia de Francisco Latzina en la... 24 - 53

oficios comenzarán a tener una representación social prestigiosa, un brillo moralizador,


que, articulado con la ansiada migración constituyen parte del reservorio doctrinal a
lo largo de décadas.
La independencia de la Corona española nace sin sujetos políticos y sociales que la
“programaran y ejecutaran” (Terán, 2015 :22) y que supieran qué hacer a posteriori; y
la aldea que gestionaba un comercio y un asentamiento poblacional, casi marginal,
comienza su desarrollo hacia una creciente conformación burocrático-comercial.
Hacia el interior, un tercio de los 40.000 habitantes eran esclavos, y el resto se
disputaba el poder dentro una tensión política entre los españoles europeos y los
criollos, en el marco de un imperio español que se disolvía y un mundo progresivamente
subsumido bajo el dominio británico.
De allí se vislumbraba el próximo paso: el territorio, bien concreto y en disputa hasta
fines del siglo XIX en sus límites y dominio; y, por otro lado, la población: ¿Cómo debía
ser el individuo que lo habitara?
Diferentes grupos de ideas tratarán de dar una respuesta a este problema. El
romanticismo, con su adaptación local encarnada por la “Generación del 37” se nutre
de este movimiento estético nacido con Rousseau y Goethe, entre otros e ingresa al
Rio de la Plata reuniendo elementos que revalorizaban lo emocional y la relación con
la naturaleza en todos sus aspectos. Esto aplicado al plano socio-cultural exaltaba
los valores de lo auténtico, de lo original y lo particular de cada pueblo, y, por ende,
de toda nación considerando que cada una tenía una finalidad en sí misma. Esta idea
de apelar al origen rompía con la linealidad evolutiva que asume el positivismo, que
ya se estaba desplegando en Europa y que llegaría a América después de mediados
de siglo. Si bien al principio el grupo intelectual se entusiasma con Rosas, luego
serán los primeros exiliados de la joven conformación político social.
Allí Sarmiento comienza a ejercer su influencia que pervive hasta el presente a
través de Facundo o Civilización y barbarie, configurando un nosotros y ellos, que
constituye la raíz misma del dispositivo discriminatorio y utilizando “una vida concreta
para abstraer de ella sus rasgos esenciales y así construir un tipo” (Terán, 2015
:60). El concepto de civilización es, entonces, utilizado como parte de una valoración
política binaria, con alcances prescriptivos, conformando representaciones sociales,
transformando los conceptos como “elementos activos en los rumbos que toma la
historia, en la manera en la que se distribuyen las fuerzas, en la manera como la
gente percibe las situaciones” (Williams, 1997:17).
En ese relato constitutivo se ensalza al nuevo sujeto moderno, emprendedor, que
se mueve por el mundo, que se desplaza en el espacio como síntoma de lo útil;
en contraposición a la aldea tradicional donde las castas son inamovibles y todo
permanece en una letanía. Sin embargo, la idea de “gran hombre”, encarnada por la
figura del caudillo viril, carismático, conducido por el instinto y domador del territorio
adverso, es un bárbaro.
No nos adentraremos en las tensiones y contradicciones de este discurso fundacional,

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sino solo para incorporarlo a la complejidad que se suma a la invitación que se realiza
a la migración (anglosajona) a contribuir con su saber y a construir una nación en
ciernes.
En definitiva, lo que introduce Sarmiento es una tipología sociológica a los distintos
ordenamientos sociales, así como la relación entre el territorio, los hábitos y las
ideologías que se conforman en ese entrecruzamiento.

Da compasión y vergüenza en la República Argentina comparar la colonia alemana o


escocesa del sur de Buenos Aires y la villa que se forma en el interior: en la primera,
las casitas son pintadas; el frente de la casa, siempre aseado, adornado de flores y
arbustillos graciosos; el amueblado, sencillo, pero completo; la vajilla, de cobre o
estaño, reluciente siempre; la cama, con cortinillas graciosas, y los habitantes, en un
movimiento y acción continuos. Ordeñando vacas, fabricando mantequilla y quesos,
han logrado algunas familias hacer fortunas colosales y retirarse a la ciudad, a gozar
de las comodidades (Sarmiento, [1845]2018:56)

Ya en su presidencia (1868-1874) la migración sigue apareciendo a nivel discursivo,


como la herramienta fundamental para la modernización del país y luego de su viaje
a Estados Unidos, la cosmovisión de una comunidad de farmers, distribuida por el
mar verde de la llanura constituye para Sarmiento el principio de la solución.
La otra posible respuesta a los problemas nacionales es la que planteaba Alberdi,
además de conformarlo desde lo normativo en Bases y puntos de partida para la
organización política de la República Argentina, de 1852, le suma un matiz vinculado
al trasplante de personas que enseñen desde la acción misma. “No es el alfabeto. Es
el martillo, es la barreta, es el arado lo que debe poseer el hombre del desierto”
(Alberdi, 2017:203), acercándose al liberalismo inglés.
Como señala Terán: “De modo que, si para Sarmiento la nación se construye desde
la sociedad y desde el Estado, para Alberdi debe ser [desde] el Estado y el mercado”
(2015:89). Cualquiera fueran las respuestas posibles a la legitimidad del poder y las
formas elegidas, la mirada era bifronte: en lo económico busca su referencia en
Inglaterra y desde lo cultural en Francia estudiando modelos que pudieran adecuarse,
sin embargo, las condiciones materiales estaban lejos de ser gestionadas.
Los testimonios de los viajeros de la época que llegaban a Buenos Aires daban
cuenta de las condiciones de insalubridad general y en relación con la principal
actividad comercial vinculada al ganado y sus derivados: “el horrible olor a carne
podrida que envuelve la ciudad (…) que nace de la carne descompuesta es la que
proviene de los huesos quemados” (Salessi,1995:50), cuya sangre tornaba rojo el
Riachuelo donde drenaban sus desechos los veinte saladeros situados a su vera.
Hasta ese momento el Matadero del Sur estaba a 500 metros del Cementerio de la
“Convalescencia” o “provisorio” como se observa en el plano topográfico (ver Fig.1)

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Figura 1: Plano Topográfico de la Ciudad de Buenos Aires, cementerio (Fragmento), 1867.

Fuente: Cortese (2020)


En estas representaciones que élite intelectual construye sobre los individuos que
habitan la aldea en crecimiento, también les suman sus referencias estéticas acerca
de los espacios anárquicos de controles oficiales en el ámbito rural, al que engloban
bajo la construcción conceptual de “desierto”, metáfora y metonimia, que tiene como
objetivo y función establecer una fantasía de vaciamiento que apuntaba a generar
una disponibilidad de los territorios sin límites (Williams, 2010).
Será un evento sanitario el que alerte sobre la necesidad de que los debates tuvieran
que abandonar los salones gubernamentales y su cosmovisión del “deber ser”, para
pasar a gestionar de manera concreta sobre el territorio. La gran fiebre amarilla
de 1871 y sus estertores previos llevaron a que los médicos instalados en el Estado
tuvieran que reconocer la existencia de una población y un espacio sobre el que tenían
que accionar. Como señala Carbonetti (2015), estas pestes, que asolaron también
Córdoba, Santa Fe y otras ciudades del interior pampeano, fueron catalizadoras de
problemas preexistentes.
La pequeña élite comercial se desplazó a las afueras, abandonando la ciudad hacia
el extremo norte, dejando la zona sur (hoy San Telmo, Barracas, Balvanera, La Boca)
y dividiendo la ciudad en un norte rico que se alejaba de la peste; y un sur pobre, que
la padecía. Sarmiento, que en ese momento poseía la primera magistratura, también
se retiró a un campo de la localidad de Mercedes.
El primer auxilio a los enfermos lo brindaban comisiones populares organizadas
en torno a las parroquias. La encabezaban vecinos prestigiosos como Pedro Telmo,
abogado de renombre y jefe máximo de la masonería local, Lucio V. Mansilla, el Dr.
Wilde el Dr. Argerich, y el Dr. Roque Pérez estos dos últimos protagonistas del cuadro
Juan Manuel Blanes (Ver Fig. 2). Allí se ve al Estado ingresando a una habitación en la
calle Balcarce 384, contritos y mostrando respeto, donde yace muerto el matrimonio

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de migrantes italianos (ella llamada Ana Bristani) simbolizado en el baúl bajo la
cama y el joven asustado (o tal vez el hijo mayor), que alerta. La mirada del Estado
y su presencia allí pone en evidencia que, a partir de ese momento, el bebé es su
responsabilidad.
La fiebre constituyó una huella mnémica en el sistema de ideas que se construye
a partir de allí y en la historia social y política, puesto que un tercio de la población
murió develando la emergencia y la ausencia de un Estado moderno que aún dirimía
pertinencias y alcances.

Figura 2. Cuadro de Juan Manuel Blanes “Un episodio de la fiebre amarilla”

Fuente: Carabaño Aguado (2012)

Finalmente, en 1871 se organizó en Consejo de Higiene Pública que a través de un


decreto ordenaba a todos los médicos a depender de este nuevo organismo, donde
estaban también militares, químicos e ingenieros.
El Cementerio del Norte (Recoleta) y Cementerio del Sur (Parque Ameghino) abierto
en 1869 por el cólera y algunos provisorios (detrás de los hospicios de dementes),
colapsaron, construyéndose el del Oeste, hoy Chacarita. Allí llegaba un tren con

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los cuerpos, que, en día más cruento de la peste, llegó a transportar más de 500
cadáveres que quedaban a la espera de su cristiana sepultura (Ver Fig. 3).

Figura 3. El tren de los muertos “La Porteña”

Fuente: López Mato y Vizzari (2011:12)

Es oportuno el señalamiento que realiza Fiqueprón (2015) en la Fiebre Amarilla como


“evento” constituyó una reconstrucción moral y social, actuando como un vector de
institucionalización. A partir de allí, la salud y la higiene eran parte de las funciones
del Estado, así como su prevención vinculada a pautas y procedimientos en las
construcciones futuras y otros establecimientos tanto laborales como residenciales
(mataderos, saladeros, embarcaderos, conventillos, etc.).
A partir de 1871 la transformación urbana comienza a formalizar su adscripción a
pautas higiénicas que debían llevarse a cabo sepultando, material y simbólicamente, las
estructuras coloniales. Esto se observa especialmente con la creación de cementerios
que adoptan progresivamente las normativas europeas, a medida que se van fundando
los pueblos, conforme avanza la frontera. Estas necrópolis debían obedecer a la forma
“hispánica” --el trazado de una cruz cristiana, con una vía central ancha y larga,
atravesada por otra transversal más corta--, que ayudaban al entrecruzamiento de
los vientos y un perímetro que separara el afuera y el interior en donde el cuerpo del
fallecido debía ser enterrado a una profundidad específica y registrado en un libro.
Su acceso debía contar con un sendero arbolado y, en la medida de lo posible, un
pórtico de importantes dimensiones que estableciera el límite entre el “afuera” y el
recogimiento que debía imperar en la ciudad de los muertos (Viera, 2009).
Asimismo, esta construcción debía estar alejada del casco central, donde
oportunamente debía instalarse una plaza, una iglesia, una estafeta de correos, la
estación del ferrocarril y, eventualmente, otros edificios oficiales o sociales como las
pulperías y comercios de ramos generales.
Para 1872 el discurso de la higiene había adquirido un carácter nacional,
identificando los vacíos legales y delimitando jurisdicciones que abarcaban espacios
públicos y privados, creándose puestos de inspectores y gestionando también los
ámbitos rurales, especialmente en los establecimientos ganaderos. La asociación
moral de la enfermedad con la pobreza construyó parte del discurso de los
tecnócratas positivistas y tuvo como función adoctrinar acerca de las consecuencias
de cierto tipo de comportamientos que llevaban a la anarquía y el descontrol.
En consecuencia, se necesitaba un Estado fuerte que debía estar distribuyendo
funciones y responsabilidades en esta nueva etapa, en donde los flujos de personas
debían ser encausados.
La ley de Inmigración y colonización N° 817, sancionada el 19 de octubre de 1876, que
en su artículo primero creaba el Departamento General de Inmigración, dependiente
del Ministerio del Interior, inauguraba oficialmente la recepción de una movilidad
poblacional que ya existía, pero en un volumen pequeño y heterogéneo.
Esta normativa implementaba la acción de agentes que promovieran a la Argentina
en otros países, su contribución con el pasaje de los migrantes, documentación,
desembarco y arraigo en diferentes lugares de acuerdo a lo que la Oficina de Tierra y
Colonias hubieren designado para poblar.
Como hemos señalado, este plan requería de un Estado Nación fuerte, centralizado
que se condensa en el período de la Generación del 80, que concentra un cambio
profundo en lo social, lo político, lo económico y lo estético, en donde “todo estaba
por hacerse y todos hicieron de todo” (Sanguinetti, 2000:2)
De manera que, de los elementos clásicos del Estado, la población y el territorio, el
primero se encontraba en proceso y el segundo lo consolida bajo el etnocidio de los
pueblos originarios (Bartolomé, 2003).
La profunda transformación que por más de veinte años abrió un amplio
espectro de oportunidades en lo económico con trabajadores librados a sus
capacidades y la discrecionalidad de su empleador, se completa con una
participación política restringida y un desprendimiento de lo social por parte
del Estado, que en caso de los migrantes era absorbido por las asociaciones
de beneficencia y socorros mutuos y a las redes familiares y vecina les.1
Como expresa Roy Hora “pudieron lanzarse a la aventura del ascenso económico
y social y, para fin de siglo los más exitosos de ellos (nativos e inmigrantes) ya
se habían ubicado con comodidad en la cima de la sociedad argentina” (Hora,

1 Algunas comunidades habían pensado en autoasistirse en cuestiones de salud y las ideas embrionarias de los futuros hospitales ya
habían nacido desde los británicos en 1844, el francés en 1863, el alemán en 1871, el italiano en 1872, el español en 1877, el gallego en
1912, el sirio libanés y el israelita en 1916 (Pizarro, 2008).

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2015:24), mientras la gran mayoría trataba de sobrevivir en los intersticios del modelo
agroexportador.
Numerosos son los volúmenes acerca de la historia de la migración que se han escrito
con respecto a esta etapa que llega hasta 1914, cuando la Primera Guerra Mundial
pone en tensión los alcances del modelo. Si bien las ideas anarquistas y socialistas
reunían adeptos, las mejoras laborales no estaban dentro de las prioridades del
Estado y eran desoídas o pospuestas. En este nuevo mundo, según el discurso de las
élites gobernantes, había que subirse al “tren del progreso”, en donde toda causa
tenía un efecto y el mundo era predecible y calculable. El campo intelectual ofrecía
también sus voces para apoyar esa narrativa: el sacrificio del presente llevaría a la
felicidad de las futuras generaciones.
La paradoja se encontraba en los miembros de la élite que, si bien, impulsaban la
modernización, de hecho, la necesitaban, al mismo tiempo lamentan los efectos que
esta conllevaba a partir de la presencia de la masa poblacional que habita la ciudad.
El “interior” y el espacio rural se transforman en el reservorio de lo tradicional, lo
bueno, lo puro, frente a los “males” de la gran aldea, en donde extranjeros brutos
dominaban el comercio transformándose en “nuevos ricos” que ponían en peligro el
ideario de Nación.
Las leyes laicas sancionadas a fines del siglo XIX (Matrimonio Civil, Servicio Militar
Obligatorio y de Educación Obligatoria y gratuita), contribuyeron a la formación como
ciudadanos de los hijos de migrantes para que adquirieran el amor a la nueva Patria;
pero la mirada sobre ellos era construida con elementos biológicos, pinceladas
cientificistas, metáforas zoomórficas y un racismo de base. Ramos Mejía, desde su
púlpito de la Facultad de Medicina en 1899, escribía sobre los niños escolarizados a
partir de la ley 1420 de 1884:

Ese embrión primero, el inmigrante, debía haber revestido en el orden social algo así como
la estructura de los peces, luego de los anfibios y finalmente la de un mamífero, quiero
decir que habría seguido en el orden de su perfeccionamiento intelectual y moral un
transformismo semejante (…) Crepuscular, pues, y larval en cierto sentido, es el estado
de adelanto psíquico de ese campesino, en parte, el vigoroso protoplasma de la raza
nueva, cuando apenas pisa nuestra tierra. Forzosamente tiene uno que convencerse de
que el pesado palurdo no siente como nosotros (1899:291).

La primera generación es, a menudo, deforme y poco bella hasta cierta edad; parece el
producto de un molde grosero, los primeros vaciamientos de la fundición de un metal
noble, pero todavía lleno de engrosamientos y aristas que el pulimento posterior va a
corregir. Hay un tanto por ciento de narices chatas, orejas grandes y labios gruesos: su
morfología no ha sido modificada aún por el cincel de la cultura (1899:301).

Las formas de pensar la llamada “cuestión social” (Lobato, 1996) tiene una respuesta
positivista desde el Estado bien clara, en donde las leyes de las ciencias naturales,
fácilmente podían aplicarse a estos grupos protoplasmáticos, que se encontraban en
estadios inferiores de evolución, que “sienten” distinto y del que cada grupo formaba
parte de una función dentro del “cuerpo social”, (con partes diferenciadas: una que
piensa, otra que trabaja, y otra que constituye los desechos) aplicadas en diversas
metáforas organicistas.
Podríamos seguir con cientos de ejemplos que la cúpula intelectual vierte en
numerosos escritos y foros académicos nacionales e internacionales conformada
por José María Ramos Mejía, Agustín Álvarez, Carlos Octavio Bunge y luego José
Ingenieros, introduciendo a posteriori, la corriente de la criminología lombrosiana y
eugenésica (Miranda y Vallejo, 2005).
Desde el plano político, la figura de Miguel Cané será la más representativa, tanto
como escritor o como senador pone de manifiesto lo latente en las capas altas de su
sociedad. A través de la ley de Residencia sancionada en 1902, condensa un grupo
de ideas y promueve la expulsión de extranjeros que comprometieran la seguridad
nacional o perturbaran el orden público. Allí se englobaban cualquier tipo de
sospechas con respecto a migrantes e incluso a nativos, y solamente en la semana
siguiente a su sanción fueron deportados 500 españoles, italianos y argentinos
sospechados de actividad anarquista (Constanzo, 2009). El principal biógrafo de
Cané, Horacio Sanguinetti mencionaba que hubo un arrepentimiento por los efectos
de la ley y el modo vergonzosamente arbitrario en que fue ejecutada: “Pero esta
aplicación aberrante fue reconocida y denunciada por el propio Cané, y esto lo honra
y lo reivindica en su error. Su inteligencia y su perspicacia no podían dejar de advertir
el crecimiento del monstruo que de buena fe había contribuido a crear” (Sanguinetti,
2000:22).
Terán no deja de mencionar que el “lamento” de Cané, como usualmente ocurre, se
halla relacionado con los privilegios (personales y de clase) que se encuentran en
juego y que expresa de manera clara:

¿Dónde, dónde están los criados viejos y fieles que entreví en los primeros años en la
casa de mis padres? ¿Dónde aquellos esclavos emancipados que nos trataban como a
pequeños príncipes, dónde sus hijos, nacidos hombres libres, criados a nuestro lado,
llevando nuestro nombre de familia, compañeros de juego en la infancia, viendo la vida
recta por delante, sin más preocupación que servir bien y fielmente? El movimiento de
las ideas, la influencia de las ciudades, la fluctuación de las fortunas y la desaparición
de los viejos y sólidos hogares, ha hecho cambiar todo eso. Hoy nos sirve un sirviente
europeo que nos roba, se viste mejor que nosotros y que recuerda su calidad de hombre
libre apenas se le mira con rigor”. Como contrapartida emerge la revalorización de las
provincias del interior y sobre todo de las campañas, donde “quedan aún rastros vigorosos
de la vieja vida patriarcal de antaño, no tan mala como se piensa (Cané, 76 [1901]2004)

En 1910, previendo disturbios ocasionados por las huelgas en distintos sectores que
daban visibilidad a las pésimas condiciones laborales que soportaban, y temiendo

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su impacto en los festejos del Centenario, se sanciona la Ley de Defensa Social, que
prohibía la entrada de anarquistas, los que ingresaban tenía penas de tres a seis años,
se prohibía el asociacionismo, se censuraba sus publicaciones y hasta se promovió
la pena de muerte. En el discurso del diputado Eduardo Oliver se lee en el Diario de
Sesiones del 27 de junio: “Sostengo, señor, que estos monstruos están fuera de toda
ley social que los ampare” (Constanzo, 2009:36).

b. Las migraciones tempranas y las condiciones de posibilidad


“El trabajo de los sirvientes es muy costoso:
el salario varía entre 30 y 50 francos por mes, además de la alimentación y
a pesar de esto no se puede exigir a un sirviente tanto trabajo como en Europa” (Beck-
Bernard, [1865]2015:234)

La estructura remanente del período colonial habilitó a la ciudad de Buenos Aires, la


aldea en crecimiento, con puerto y de fe católica, a que fuera un espacio de recepción
para comerciantes y viajeros que llegaban a los mares del sur a probar suerte.
De manera que españoles, italianos, franceses, irlandeses e ingleses, junto a los
alemanes y del imperio austrohúngaro, entre otros, atravesaron la pampa trazando
diferentes trayectorias y estableciendo sus propios nichos económicos y pautas de
asentamiento.
Estas condiciones de posibilidad local se encontraban con políticas de gran parte
de países europeos que habilitan la salida de su población con una cosmovisión
colonial, a fin de probar suerte en proyectos que iban desde grandes emprendimientos
comerciales hasta aventuras juveniles. En ese contexto de dinamismo económico,
convulsión geográfica y política muchas veces los miembros de un grupo étnico eran
recibidos bajo un nombre que englobaba diferentes nacionalidades. Como señala
Benjamin Bryce (2018) el término “alemán” fue usado en Argentina, entre 1880 y
1930, e incluía a los nacidos en Alemania, Austria-Hungría, Rusia y Suiza entre otros.
Con una Alemania recientemente unificada en 1888 asume el poder el káiser Wilhelm
II, con un espíritu de dominación de los mares expandiendo su presencia hacia otras
colonias de las que poseían en Asia y África. Su poderío naval la coloca en el segundo
lugar con respecto a Gran Bretaña adquiriendo un importante dinamismo, así como
en la formación de estamentos profesionales que la dirigieran.
De acuerdo a Saint Sauveur Henn (2017) si bien poseían una preferencia por
establecerse en Estados Unidos --desde 1835 a 1914 la gran mayoría se dirigía hacia
allí--, así como a Brasil o Chile, después de la Gran Guerra, Argentina comenzó a
revertir esta tendencia, tornándose más atractiva, amén de que ya contaba con un
entramado social, cultural, religioso, hospitalario, educativo y hasta cementerios con
espíritu germano.
De acuerdo a Saint Sauveur Henn (2017) las principales causas de la migración se
focalizan en tres: 1) Motivos laborales y personales; 2) Económicos, vinculadas a la
tierra con agricultores que formaron parte de la primera colonia fundada en 1856,
llamada Esperanza en la Provincia de Santa Fe a la que luego sumarán otras; y 3)
Políticos: socialdemócratas perseguidos por el régimen de Bismark.
La tendencia de la migración alemana en sus orígenes fue de alrededor de cien
pequeños comerciantes, una minoría de obreros y agricultores, provenientes de aldeas
y poblados. En esos momentos la comunidad era bastante unida, configurando una
fraternidad con espíritu social y sutiles diferencias de clase.
Entre 1870 y 1933, ya arribaron mayoristas y grandes empresarios que hicieron suyo
el desarrollo tecnológico, industrial y comercial, así como representantes de clase
media y media alta. Un 10% de esta migración era de élite, con profesiones liberales,
médicos, farmacéuticos, dentistas, ingenieros, maestros y militares. El resto era de
clase media con capital y artesanos especializados que se concentraron en rubros
como la imprenta, la industria lanera y las fábricas de cerveza.
En el año 1865 ya estaba registradas en Buenos Aires 34 casas de importación y
exportación; en 1873, 43 además de 281 negocios. La participación alemana en
importaciones a la Argentina subió de 9% en 1886 al 17% en 1913.
Hasta la Primera Guerra Mundial, entre 1857 y 1910, si bien las cifras no son confiables
se estima que emigraron 50.000 alemanes, aunque no de manera continua; y el saldo,
para 1914 era de 27.000, que gozaban de prestigio y asociacionismo creciente. En
1870 ya había 8 asociaciones y para en 1914, 40 entre escuelas, iglesias, beneficencia,
culturales, deportivas, etc. (Saint Sauveur Henn, 2017:25).
En el contexto político en el que migra Latzina --nacido en Moravia en 1843--, fue
uno de los quince estados que constituyeron el Imperio Austro-húngaro de 1867 a
1919 con representación en Viena, en donde el alemán era la lengua dominante.
Las condiciones socioeconómicas de los estados subsumidos en el Imperio eran
diferentes ingresando en forma desigual a la modernización y la industrialización
que traccionaba el período, aunque pronto mostró un importante desarrollo fabril
y comercial. Francisco José I proclamó desde el inicio de su reinado el derecho
libre a emigrar, con la única excepción de los que debían realizar el servicio militar
(Steffanetti Kojrowicz, 2005).
En ese contexto, de bordes difusos y categorías en construcción, Argentina fue
considerada como un territorio fértil no solo para la recepción migratoria anglosajona
sino también para la transferencia de conocimiento que aunaran el desarrollo de las
ciencias e investigaciones que Sarmiento supo impulsar, como parte de la vanguardia
educativa que implementó en distintas provincias.
El núcleo de científicos de habla alemana en la Universidad de Córdoba resultó
sumamente significativo conformando una red intelectual que fue el germen de
la Academia Nacional de Ciencias y nutrieron la Facultad de Ciencias Físicas y
Matemáticas de la Universidad Nacional de Córdoba y otras instituciones educativas
(Vera de Flachs, 1994). En ese contexto, se inserta Latzina.

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b.1. Francisco Latzina, “el sabio austríaco”


“La civilización se distingue de la barbarie, por la previsión,
que no conocen los bárbaros” (Latzina, 1943:72)

Su reseña en la Academia Nacional de Ciencias señala que el joven Latzina sirvió


en la marina austríaca y como parte de su formación profundizó sus estudios en las
matemáticas, la astronomía y la meteorología. En 1864, una herida en combate lo
obliga a repensar su futuro, ya fuera del servicio activo y los médicos le recomiendan
viajar a Sudamérica (González Bollo, 2013).
Se inserta en un círculo cultural e intelectual con acceso a espacios de poder dado
que en década del setenta conoció a Sarmiento, en ese momento en el cargo de
Presidente, quien lo contrata para desempeñarse como profesor de Matemáticas en
el Colegio Nacional de Catamarca.
En Córdoba, el astrónomo Benjamin Gould, director del Observatorio Nacional
Argentino solicita su designación al Ministro Avellaneda para que incorporase a
Latzina en tareas de catalogación de zonas y estudios vinculados al observatorio.
También lo introduce en la Logia masónica “Piedad y Unión N°34” de la ciudad
de Córdoba (Cornejo y Santilli, 2010). Corría el año 1872 y para el período lectivo
siguiente le ofrecen el cargo de ayudante astrónomo en el Observatorio Astronómico
Nacional en Córdoba, pero desavenencias con algunos colegas, lo llevan nuevamente
a Catamarca hacia 1875. Allí se pone al frente de la cátedra de Matemáticas de la
Escuela de Minas y al año siguiente de la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas
de la Universidad de Córdoba, ya esposo y padre, es convocado por Adolfo Doering2
y Jorge Hieronymus3 que ya se encontraban trabajando en esa casa de estudios.

2 Adolfo Doering nació el 22 de enero de 1848 en Neuwaake, Hannover, Alemania. Estudió en la Universidad de Goettingen, donde dejó
inconclusos sus estudios de doctorado en Ciencias Naturales. Arribó a la ciudad de Córdoba en 1872 como ayudante de la cátedra de
Química de la Universidad Nacional de Córdoba. Al ser separado de puesto el titular, Máximo Siewert, Doering lo reemplazó primero en
forma interina y en 1875 como titular. Cabe aclarar que la cátedra de Química junto con las de Matemáticas, Física, Botánica, Zoología y
Geología constituyeron el núcleo sobre el cual se fundó la Facultad de Ciencias Fisico-Matemáticas en 1876. En esta misma institución,
Doering dictó la materia de Zoología desde 1892 hasta 1916.Al igual que su hermano (Oscar Doering) participó en la organización
de la Academia Nacional de Ciencias, de la que fue miembro desde su creación en 1878 y ocupó la presidencia entre 1914 y 1923.En
la República Argentina Adolfo Doering desarrolló una importante labor científica en química, zoología y geología, siendo una de las
principales el Informe oficial de la Comisión Científica agregada al Estado Mayor General de la Expedición al Río Negro. Murió en 1925
en Capilla del Monte, provincia de Córdoba. (ANC, 2022)

3 Jorge Hieronymus, nacido en 1846 en Silesia (hoy parte de Polonia), dejó inconcluso su doctorado al aceptar el cargo de ayudante del
Profesor Pablo Lorentz (botánico alemán residente en Córdoba que junto con Doering acompañó a Roca en la “Conquista del Desierto”
en 1879), arribando en 1872, a tiempo para unirse a la exploración hacia el noroeste organizada por el Profesor de Botánica. Su primera
contribución al estudio de la flora argentina fue resultado de la travesía desarrollada por las provincias del norte. En 1874 Hieronymus
ascendió al cargo de profesor y director del Museo de Botánica. Posteriormente, participó en forma decidida en la organización de la
Facultad de Ciencias Físico Matemáticas (1876) y de la Academia Nacional de Ciencias. Al frente del Museo de Botánica acrecentó las
colecciones y produjo un conjunto de trabajos originales, escritos en español. Después de 11 años, regresó a Alemania donde murió en
1921. (ANC, 2022)
Como miembro del Instituto Geográfico Argentino (IGA) y la Sociedad Científica
Argentina (SCA), diseñó un mapa a requerimiento de la IGA que se tituló Mapa
geográfico y estadístico de la República Argentina. La República Argentina como
destino de la emigración europea (1883), con ampliaciones de la ciudad de Buenos
Aires y la ubicación de las colonias agrícolas de Santa Fe, con información de leyes,
clima, valor de la tierra, medios de comunicación, tabla de pesos y medidas, así como
el tipo de artículos de consumo popular. Fue traducido al alemán, español, inglés e
italiano, con una impresión de 12.000 ejemplares que se distribuyeron en embajadas
y consulados (González Bollo, 2013). (ver Fig. 4 y 5)
En 1884 Latzina, que ya era Director General de Estadísticas de las Nación, integró
junto a otras personalidades la Comisión Especial de Investigación Agrícola y luego
formó parte de la Comisión Argentina para la Exposición Universal de París en 1889
y el Exposición de Chicago en 1892.

Figura 4: Portada de la República Figura 5: Mapa geográfico de la


Argentina como destino de la República Argentina, 1882.
emigración europea, 1883

Fuente: Archivo General de la Nación, Sala VII, Legajo 1226.

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Como funcionario se desarrolla en múltiples espacios y se mueve en el organigrama


del Estado como un especialista calificado.

Figura 6: Francisco Latzina en su despacho en la Dirección General de Estadística de la Nación, circa 1915.

Fuente: González Bollo, 2013

Ya establecido en Buenos Aires, su incorporación a la Academia Nacional de Ciencias


no se hizo esperar formando parte de su Comisión Directiva, para luego ser miembro
de la Real Sociedad Inglesa de Estadísticas, de la Sociedad de Geografía, Geografía
Comercial, de la Sociedad de Estadística de París y de la Academia Nacional de
Historia de Venezuela. En 1880 es nombrado jefe de la Oficina Estadística Nacional
en Buenos Aires. Ya ascendida a Dirección General de Estadística Latzina se destaca
por los anuarios publicados hasta 1914, y múltiples escritos que realiza, muriendo en
Buenos Aires a los 80 años en 1922.
De acuerdo al libro de defunciones, su nacionalidad era austríaca (nacionalizado
argentino) --como era usual cuando se desempeñaba un puesto en el Estado--,
la profesión declarada por su viuda fue de agrimensor, su domicilio era en la calle
Sarmiento 2471 (hoy barrio de Once) y su deceso fue provocado por una pulmonía.
Su bóveda se encuentra en el Cementerio de Recoleta, reservado para la élite y los sectores
privilegiados, aunque su bóveda posee un tamaño moderado y unas líneas austeras.4

4 Todos estos datos al igual que la foto se la debo a Salvador Francica, porque como suele suceder “al mejor cazador se le escapa la
liebre” y cerrando el artículo di cuenta de que faltaba la morada final de Latzina y fue allí cuando la amiga Liliana Rothkpf con su
habitual generosidad me conectó con el cementerio de la Recoleta, ya descartado que no estuviera en el Cementerio Chacarita.

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Figura 7: Bóveda de Francisco Latzina. Figura 8: Plano del Cementerio de la Recoleta y ubicación de
Sección 2 Tablón 53 la bóveda

Fuente: Salvador Francica Fuente: GCABA


Fuente: GCABA

c. Análisis del suicidio en Argentina de principios del siglo XX: superposiciones


de campos de estudio
El impacto económico del imperialismo fue importante,
pero lo más destacable es que resultó profundamente desigual (Hobsbawm, 2009: 83)

Hemos transitado fragmentos de la forma en que las élites intelectuales consideraban


a las multitudes pobres que se concentraban en las ciudades, a la que vislumbraban
como un animal fantástico que adoptaba formas extrañas e impredecibles, cegadas
por instintos primarios, a quienes las leyes de la naturaleza aplicadas al mundo
social podían llegar a controlar antes de que afectaran la gobernabilidad. Aquí es
donde la experiencia científica positivista europea podía ayudar y autores como
Darwin, Malthus, Comte, Saint Simon, Tarde, Le Bon y luego Lombroso forman parte
del clima ideológico de la época. E incluso desde el positivismo vernáculo se revisita
la figura de Rosas y la necesidad de líderes que “domesticaran” a las multitudes
que actuaban de forma impredecible abarcando desde actos aborrecibles de barbarie
hasta un sorpresivo heroísmo, dentro de su inesperado accionar.
El artefacto ideológico del positivismo posee un planteo simple y, en consecuencia,
poderoso: hechos observables y una explicación llana, revestida de imágenes
fuertes y palabras médicas suelen tornar más convincentes los razonamientos de
esta construcción que funcionó como “una racionalización, una justificación y una
explicación seudocientífica del derecho de los más poderosos (ya fueran naciones o
clases sociales) sobre los débiles”. (Terán, 2015:123).
Desde el Estado, los médicos alienistas y los higienistas buscaban “controlar”

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las enfermedades que provenían del exterior, léase inmigrantes, que llevaban
progresivamente a una “degeneración moral” que derivaba en delitos de diversa
índole, al mismo tiempo que seguían arribando en su “lucha por la vida”, ¿eran
parte de la selección natural? Una de las conclusiones a las que arribaron era que
estos individuos estaban sometidos o tenían una predisposición a dejarse llevar por
pasiones descontroladas, vicios, alcoholismo y múltiples categorías de locura que
empiezan a tipificar.
La élite intelectual y profesional de Argentina se hace eco de los temas que
preocupaban a las sociedades modernas en donde el suicidio era uno de los más
importantes. En su edición original de 1897 Émile Durkheim traza en El Suicidio la
relación entre su aumento con las sociedades modernas estableciendo una tipología
en donde la pérdida de lazos sociales eran el origen de su incremento. Enrico
Morselli que publica Il suicidio. Saggio di statistica morale comparata en 1879, era un
psiquiatra y sociólogo italiano, que usó las estadísticas para sostener que el suicidio
era resultado de la lucha por la vida que proponía el avance de la civilización y uno
de los autores citado por Latzina. Los ecos de los debates europeos darwinistas,
spencerianos y malthusianos se sumaban con la cuestión social en Argentina, que
seguía recibiendo migrantes.
El incremento poblacional en la Argentina posee tres momentos diferenciados: un
período de crecimiento moderado desde el siglo XVII hasta 1857, fluctuantes pero
inferiores al 2% de la tasa media anual; un crecimiento que Otero (2006) señala
como “espectacular” entre 1857 y 1914, con valores superiores al 3% con el pico de
3,65% en 1914, para luego ir descendiendo describiendo una campana de Gauss, con
un crecimiento vegetativo importante y un aporte sin precedentes de la población
extranjera.
Por otro lado, si consideramos el crecimiento poblacional total se observa una
trayectoria que ilustramos en la Tabla N°1, en donde se describen fluctuaciones
vinculadas a una alta proporción de retornos (por ejemplo, en la Crisis de 1890, la
volatilidad “golondrina” del mercado de trabajo, ya que el flujo migratorio estuvo
marcado por una alta tasa de masculinidad hasta mediados del siglo XX, así como
aspectos o demandas vinculados a su sociedad de origen que auspiciaban su regreso).

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Tabla N°1 Crecimiento total, 1870-1960 (Tasas medias anuales de Crecimiento vegetativo y Migración neta)
(En %)

Fuente: Elaboración propia en base al realizado por Otero (2006:125), INDEC.

Pero trascendiendo las cifras, la colonización agrícola de la “pampa gringa” ofreció


una diversidad de arrendamiento, en lugares donde el precio de la tierra era alto
y los grandes propietarios afianzaban su presencia aún en diversos entramados
poblacionales que se iban fundando, que muchas veces sin llegar a ser ciudades,
constituían un eslabón de una diversificación productiva y social.
Hacia principios del siglo XX se habían expandido los sectores medios urbanos en
donde el entramado asociativo e institucional constituyó uno de los vínculos con la
sociedad de destino, así como la posibilidad de consumos tanto materiales como
culturales que nutrieron una “democratización de los estilos de vida”, posibilitando
una movilidad social ascendente.
Como contraparte, las condiciones laborales y habitacionales de los sectores populares
tensionaban y ponían al descubierto la idea engañosa del progreso indefinido de las
que alertaba el movimiento obrero en formación, atento a los cambios ideológicos de
las sociedades de origen.
Las políticas y debates oscilaban entre el “reformismo liberal” y normativas
represivas y de control que dieran cauce a la “masa” que había desembarcado y
que la élite gobernante englobaba bajo el concepto ya mencionado de “cuestión
social” (Zimmermann, 1995; Salessi, 1995). Ya en 1880 se comenzó a consolidar la
idea de que el Estado en sus bases técnicas y administrativas debía ser reforzado,
independientemente de las rispideces políticas, de las internas y los conflictos. De
manera que los pioneros de la estadística se encontraban lejos de tener una formación
orientada, sino que provenían de otras disciplinas (abogados, académicos locales y
extranjeros, matemáticos, astrónomos, ingenieros, entre otros) especialmente de la

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primera generación que se inicia a mediados del siglo XIX. 5Asimismo, las fuerzas
policiales, el mundo penitenciario y la medicina encontrarán una intersección que
suministrará casuística para ser presentada en los congresos científicos que proliferan
a medida que las disciplinas se formalizan y establecen sus pertinencias.
Latzina forma parte de la segunda generación que se establece a partir de la Ley
3180, que en 1894 crea el Departamento Nacional de Estadísticas, dependiendo de la
Dirección General en el Ministerio de Hacienda, ya de carácter nacional.
A partir de ese momento la estadística se despliega en todo el organigrama
administrativo, con cargos más estables y una “promoción meritocrática” (Otero,
2006:196). En ese contexto el Segundo Censo se desarrolla en 1895 con un nivel
técnico y organizacional en donde se separó con distintas fichas individuales con
colores por sexo y se identificó la nacionalidad, pero será el de 1914 el que brinde un
análisis retrospectivo de las implicancias de las migraciones que analiza Latzina y en
un aspecto particular que es el suicidio, fragmento del cual nos ocupamos.
Al inicio de este fragmento, Latzina manifiesta que su punto de partida será el “método
positivo de investigación que consiste en el desarrollo de series comparativas y en
el cálculo de proporciones y términos medios estadísticos de hechos observados”
(Latzina, 1918:592), que aplica al suicidio siendo este un “fenómeno social”.
A lo largo de su análisis comparativo con respecto a otros países, se hace preguntas
que él mismo se responde de causas que podrían acrecentar la tendencia al suicidio y
llega a algunas conclusiones en virtud de las categorías estudiadas. En consecuencia:
no es el clima, ni las estaciones, ni la lluvia, ni la influencia telúrica, ni la estatura del
individuo, ni la estructura antropológica, ni el género, así como tampoco la extensión
de los ferrocarriles lo que lleva al individuo a matarse. Un aspecto interesante lo
plantea en función de los regímenes alimenticios evaluando ejemplos, pero concluye
que es más el acceso al alcohol y especialmente el aguardiente la que favorece
“mucho las tendencias al suicidio [como] es sabido, aun cuando no se pueda atribuir
a aquél solo toda la razón determinante de éste” (602)
El paulatino abandono de las creencias religiosas contribuye “indudablemente”
señala Latzina a aumentar las cifras de los suicidios. Si bien esta es una afirmación
coincidente con las hipótesis de Durkheim, éste nunca lo menciona. Y, seguramente,
formado en un protestantismo ascético señala:

Hay individuos que no faltan a ninguna misa como no faltan a ningún estreno teatral,
y que, esto no obstante, no creen en nada: mientras que otros, que no asisten nunca a
ninguna función religiosa, son verdaderos creyentes, porque tienen el altar ante el cual

5 La primera generación estuvo vinculada a los intentos por institucionalizar una repartición estadística a principios de la década de
1850. De esta etapa, el Primer Censo de 1869, durante la presidencia de Sarmiento constituyó un hito fundamental en esta etapa ya que
hubo un intento de adecuar a los criterios modernos las preguntas a través de un organismo único encargado. Para profundizar en la
historia de los censos, ver Otero (2006) y Massé (2016).

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rezan a su Dios, dentro de su corazón (1916:599)

E incluso los judíos presentan las cifras más exiguas dentro de las estadísticas de
suicidios, aunque no lo da por cerrado.
Resulta sumamente interesante la observación que realiza con respecto a la prensa
y la forma en que la sugestión y la imitación contribuyen al aumento de suicidios
de los sujetos que portan pobres existencias y “que se estrellan contra los escollos”
(Latzina, 1916:593) llevándolos a su fatal decisión.
Aquí incorpora una variable, en concordancia con su línea ideológica, y es la
inteligencia, planteando que son los individuos “vulgares” o “intelectualmente
desequilibrados, moralmente exhaustos y enfermos sin esperanza” los que se suicidan.
De a poco comienza toparse con el conflicto y la contradicción que representan las
sociedades modernas y de las que hablaban Cané, Ramos Mejía y Bunge, en las que el
grado de alfabetismo tampoco define a una persona como “culta”: “el 90% de los que
saben leer y escribir son ignorantes, casi tan ignorantes como si fuesen analfabetos”
(Latzina, 1918:600), de manera que la relación entre alfabetos y analfabetos no revela
una solución posible. Percibe que es la “cultura a medias”, una suerte de emulación
de civilización y falsa erudición por parte de algunos individuos, lo que los lleva
--cuando se enfrentan con su vacío--, a suicidarse.
Lo que queda al descubierto es el crecimiento de la tasa de suicidios a lo que el
clima de la época no dudó en tildar de epidemia y que Latzina diluye a partir de
la constante comparación con otros países, aunque reconoce que “Nuestra cifra me
parece un poco elevada para una tierra en promisión” (1916:596)
Esta era la narrativa que se vertía hacia las clases trabajadoras, entre las que en
su mayoría se encontraban los migrantes. Allí Latzina expone un cuadro que es el
corazón de esta reflexión retrospectiva, que lejos está de ser definitiva, y que hemos
reconfigurado en un gráfico que ilustra su análisis:

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¿Qué nos dice este gráfico al que Latzina no dedica más que dos pequeños párrafos
y pone en evidencia que el 60% de los de los suicidios son de extranjeros, pero sobre
lo que no agrega nada más?6. De 1891 a 1914, 2699 argentinos se sacaron la vida y
3825 eran migrantes, lo cual pone en relieve la emergencia que este segmento de la
población atravesaba, y del que la élite política e intelectual no ofrece respuesta, dado
que traza una línea ascendente durante los años consignados.
Este constituye un dato insoslayable acerca de las situaciones críticas que debía
atravesar la población migrante que, junto a las condiciones indignas de trabajo y
de vida, se sumaban el desarraigo, la distancia, la discriminación entre tantas otras
dolencias físicas y mentales.
A menudo las asociaciones étnicas, también llamadas sociedades de socorros mutuos,
ofrecían algún consuelo material (información de trabajos, contactos, préstamos de
dinero, médicos, vivienda) o simbólicos (encuentros sociales que reforzaban la identidad
étnica, fiestas donde el individuo podía hablar en su idioma y/o dialecto, cantar y ser de
manera natural miembro de un colectivo). Estas instituciones detectaban a través de

6 Las cifras de Latzina, corresponden a una parte del territorio (Buenos Aires en un sentido amplio) como bien me ha informado el
Dr. Julián Arroyo, especialista en este período histórico específico y del suicidio en particular, que me ha facilitado no solo numerosa
bibliografía sino también su tiempo y gran conocimiento de manera generosa, a fin de profundizar este artículo.

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sus miembros enfermedades de diverso orden e intentaban acercamientos y posibles
soluciones. Asimismo, las más poderosas tenían contactos con el entramado político
local y las embajadas o consulados de la sociedad de origen, arribando a posibles
soluciones y consuelo, pero no no se llegaba a todos.
Si cruzamos la Tabla N°2 con los porcentajes de extranjeros de las nacionalidades
elegidas en la Tabla N°3, se revelan algunas cuestiones interesantes ya que todas
las nacionalidades describen una trayectoria ascendente de suicidios, pero algunas
poseen una retracción en su población.

Tabla N°3 Fragmento de los Censos de 1895 y de 1914 con respecto a las nacionalidades elegidas por Latzina
(En números y %)
1895 1914
Gran Bretaña 21.788 2.1% 27.692 1.2%
Alemania 17.148 1.6% 26.995 1.1%
Francia 94.098 8.9% 79.491 3.4%
España 198.685 18.7% 829.701 35.2%
Italia 492.636 46.5% 929.863 39.4%

Fuente: Recorte de la autora con respecto al texto de Bryce (2018)

En la Tabla N°3 se observa que, si bien las tres primeras nacionalidades eran parte
de las llamadas migraciones tempranas en donde nos hemos detenido en el punto 2,
se observa no solo su escaso volumen sino también su descenso.
El en caso de Gran Bretaña, que registra el número más bajo con 101 suicidios su
número se mantiene escaso con menos de diez casos por años, con la excepción de
1908 sin uno y 1909 con 13.
En el caso de Alemania, el número de suicidios es bajo, e incluso en 1898 no se
registra ninguno, hay algunos en donde se percibe un notable aumento de los casos,
especialmente en los últimos tres años consignados con 17, 13 y 14 registrados.
Este número resulta significativo dado que su presencia seguía trazando una línea
descendente de migrantes.
El descenso de migración francesa resulta drástico en la relación intercensal, y sin
embargo mantiene un trazado regular otorgando, en la mayoría de los años números
entre la decena y la treitena de suicidios, llegando a un pico en 1913 con 32 casos,
posicionándose en un tercer lugar.
Los españoles aumentan significativamente su volumen en Argentina dibujando una
traza ascendente con un pico de 156 casos en 1914, que resulta importante, al igual
que la de los italianos. Como expresa Arroyo en su análisis de las cartas (2018) y

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en el presente dossier, la desesperación junto a la vergüenza y el deshonor eran


tan grandes que primaban sobre su profunda religiosidad y las consecuencias de
la condena que este acto poseía por parte de la Iglesia católica, además de marcar
o estigmatizar a su familia. En ocasiones, se le rogaba al médico que no revelara la
causa de su muerte, distorsionando las cifras o se intentaba ocultar en las sociedades
de origen generándose relatos épicos que enmascaraban la verdad.
En cuanto a los italianos, si bien disminuyen el volumen de arribos, casi un millón
ya se encontraban en Argentina desplegando actividades en múltiples espacios y,
curiosamente también, poseen un ascenso significativo y ascendente de suicidios en
los últimos tres años consignados.
Unas posibles explicaciones nos las brinda María Bjerg (2019) que trabaja sobre
expedientes judiciales, registros parroquiales y censos de población que complementan
los motivos emocionales que intervienen (bigamia, vergüenza, venganza, abusos,
maltratos, sensación de profunda soledad y la certeza de que no hay “lugar” donde
volver), que, en cifras absolutas, ofrece Latzina, cuya principal categoría es “causas
diversas e ignoradas”.
Lo que se evidencia es que había “algo” del orden de la condición del migrante que no
terminaba de articular en forma favorable en el escenario local. La combinación de
motivos macro y micro se entrelazan con los contextos locales, sumando elementos
para los desenlaces desgraciados.

Otro de las categorías que estudia Latzina son las causas y allí, el “hastío de la
vida”, que hoy podríamos encuadrar en los distintos tipos de depresión, le continúa
como la segunda fuente de decesos auto infligidos. Latzina engloba aquí a el amor
contrariado, los celos, los disgustos de la vida y los malos tratamientos. Apoyando
la información acerca de la relación con la vejez le siguen las “dolencias físicas”
y las “penurias pecuniarias”, producto de inversiones fallidas, escasez de recursos
materiales y simbólicos a los cuales recurrir, estafas e incluso ludopatía.
En distintos momentos Latzina bordea una explicación que encuentra en la relación
entre la civilización y las necesidades ficticias que esta conlleva, haciendo que el
hombre común desee y ambicione realidades que no están a su alcance, o peor, al
que las luces de la ciudad le hicieron creer que era “merecedor”: “Un individuo con
pocas necesidades es rico y feliz, y lo es en tanto más cuanto menores son éstas”
(Latzina, 1918:600). En consecuencia, es mejor no desear sino aceptar el lugar en
donde Dios y sus propias acciones los han llevado a desempeñar. En consecuencia,
advierte, en las comarcas más avanzadas económicamente son más frecuentes las
muertes autoinflingidas que en las pobres y atrasadas en función de las tentaciones
que ofrece.
Llega a una interesante reflexión en cuanto a que cuando la población es más densa
como ocurre en las ciudades “los modos de ganarse la vida es más cruda”, así como
también lo son más frecuentes en los espacios urbanos más que en el ámbito rural,

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duplicando e incluso triplicando los números.
Latzina observa que, entre las mujeres y los hombres, en el caso de Buenos Aires
encuentra que en 1914 por cada 100 mujeres que se habían suicidado había 143
hombres (una cifra similar a la España) y que esto solo podía explicarse a partir de
que las exigencias de la vida eran mayores para los hombres que para las mujeres y
que la resignación, “la mayor de las virtudes femeninas” se encontraba disminuida y
la entrada de la mujer en la competencia económica, acrecentaría sus números.
Arriba a una interesante conclusión vinculada a la edad y la tendencia al suicidio
que aumenta conforme a la edad en dos momentos clave: la transición de la
adolescencia a la madurez, --relacionado al romanticismo de la juventud la educación
“descabellada” y la lectura sin sentido e incluso “inmoral” --; y el segundo momento,
en la vejez, por la pérdida de la esperanza, el incumplimiento de los sueños y también,
los sufrimientos físicos.
Lo que describe es que en período rector que analiza, de 1881 a 1914, el número
de suicidios aumenta año a año y en la comparación intercensal entre 1887 y 1914
suicidios de niños entre 10 y 15 años ha aumentado el 189%, de los jóvenes entre 15 y
30, el 47%, entre los adultos de 30 a 60, el 60% y el de los mayores de 60 el 113%. Su
conclusión será que, anticipándose a los debates, esto no será sino otra manifestación
más de la “civilización creciente que encona de más en más los egoísmos individuales”
(Latzina, 1918:605)
Su reflexión deja al lector perplejo frente a lo inevitable: el individuo debe trabajar,
pero las mayores oportunidades se encuentran en las ciudades, por esa razón Latzina
considera que el individuo debe morigerar los consumos que no sean los apropiados
y acordes para sus capacidades de acuerdo al lugar donde se encuentra predestinado.
Su crecimiento no es ascendente, ambicionando otra vida, sino hacia los costados,
siendo el mejor dentro de sus habilidades.
Con el caso de los matrimonios y el descenso de los suicidios para los casados
coincide con Durkheim en que el estado civil influye al igual que en el descenso
de la criminalidad. En su análisis concluye que hay una influencia en lo moral, en
la moderación de pasiones, en la base de la familia que también conduce a una
mejor actitud con respecto al trabajo constituyendo una base de contención para las
personalidades lábiles.
Si bien se han revisado a conciencia las biografía de Latzina, y ha estado en París,
Durkheim no entra en sus debates como sí lo hace con Darwin, Morselli y Quételet
Su omisión con respecto al texto del francés resulta cuando menos significativo dado
que una rápida lectura de Durkheim revela la concomitancia de climas y relaciones
ideológicas. En definitiva, este fragmento parece un diálogo a la distancia comparando
casi todos los puntos, pero sin englobarlos en las tipologías de anómico, egoísta o
altruista, que presenta en El Suicidio en 1897.

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Algunas reflexiones finales


En vísperas de los resultados del censo 2022 y de tiempos post pandémicos, en este
recorrido, tal vez zigzagueante hemos invitado al lector a transitar un camino sinuoso
como es la fundación de la Sociología en la Argentina y uno de sus pioneros.
La pregunta clave se fundaba en la necesidad de establecer algún intento de su
comienzo, por esa razón resultaba ineludible adentrarnos capa a capa desde su origen
institucional, las construcciones ideológicas y políticas, la influencia del romanticismo,
la figura de Sarmiento (en nuestra humilde opinión el primer sociólogo argentino), la
de Alberdi que se articulan con el eje insoslayable que constituye la migración como
objeto de estudio, esa masa que no comprenden, pero desean conocer para controlar
emulando modelos europeos.
La élite gobernante de fines del siglo XIX y principios del XX, tiene una paradoja
fundante: requiere de una multitud de pobres para sostener un modelo económico,
pero no estaba dispuesta a compartir sus frutos ni a ceder sus privilegios de clase,
a bajar de la torre o salir del sillón para estudiar la situación social, asumiendo una
posición tutelada y paternalista de la sociedad.
Latzina se inserta en este contexto, como germano parlante y masón, y si bien traza
su propia trayectoria, no deja de ser parte de un colectivo intelectual que allana
su inserción y acomoda su destino. ¿Podemos pensar que desde su configuración
ideológica si el suicidio es un “fenómeno social” como manifiesta en el primer renglón,
la responsabilidad es de la sociedad y no del Estado, del cual él forma parte? Como
expresa claramente, tanto el ladrón, el asesino, el criminal y el suicida son parte de
lo que la sociedad elimina, al igual que el animal se cura de “las impurezas de su
sangre” a través de sangrías purificadoras.
Si el suicidio es un síntoma de estados económicos y morales “malsanos” ¿nada se
puede hacer? Si bien confía en los grandes números y éstos evidencian un aumento
de estas acciones en los países “civilizados”, luego duda “¿quién sabe si esto es cierto?”
(1916:593)
En su diagnóstico, las sociedades con mayor criminalidad y suicidios, como organismo-
cuerpo social, éste se encuentra más enfermo que otro con números menores. En
su cosmovisión nada tienen que ver las condiciones materiales de existencia a la
que fueron sometidos cientos de miles de trabajadores, ni las hambrunas, pestes y
desplazamientos, ni a las escasas o fragmentarias condiciones de subsistencia que
encontraron a su arribo los migrantes y sus familias y sobre los cuerpos de quienes
reposaban los pilares del modelo agroexportador.
La figura de Latzina constituye un nexo entre los contextos de institucionalización
fragmentada, luchas internas y enfermedades y, la consolidación de un Estado Nación
dirigida por una élite gobernante que suma organismos especializados, formaliza su
dominio en el territorio y confía en la racionalización y la ciencia para sostener la
estructura de poder sobre su población nativa y extranjera.
Sin embargo, sus aportes a la estadística moderna y su aplicación en categorías

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poblacionales son parte de nuestra sociología embrionaria que tuvo que esperar
décadas para poder encontrar una mirada complementaria y crítica que se
contrapusiera fortaleciendo el campo de estudios.
Si bien Latzina no es una de las figuras más rutilantes y renombradas, constituye
parte de ese soporte que sostiene a la élite en un espacio de privilegio y distancia,
que reproduce generación a generación y construye sentido para la relación de
subalternidad que se requiere para inserción en el modelo económico global.
Confiamos en que estas reflexiones, siempre relativas y parciales, contribuyan a
complejizar la mirada sobre la migración “aluvional” o “masiva” que ha contribuido a
cimentar gran parte de nuestra historia presente.

Bibliografía

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El deber y la honra. Suicidio, acción comunicativa y
representación de la identidad masculina en Buenos
Aires (1859-1888).
Duty and honor. Suicide, communicative action and
representation of masculine identity in Buenos Aires
(1859-1888).
DOI: http://doi.org/10.33255/25914669/61013

Julián Arroyo
  https://orcid.org /0000-0003-2023-4050
Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires
Facultad de Ciencias Humanas
Centro de Estudios Sociales de América Latina /
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
[email protected]
Tandil, Buenos Aires
Argentina

Recibido: 01/03/2022
Aceptado: 10/05/2022

Resumen
En el presente artículo abordamos, desde una perspectiva histórica
y sociocultural, un conjunto de casos de suicidio ocurridos en la
ciudad de Buenos Aires entre 1859 y 1888, con el fin de observar el
contenido de los mensajes escritos por los hombres que se quitaron
la vida y su relación con el horizonte masculino de expectativas de
la época. Al mismo tiempo, al indagar estos referentes empíricos
también prestamos especial atención a dos cuestiones. En primer
lugar, observamos los distintos tipos de enunciados transmitidos en
las notas (declarativos, expresivos, regulativos, etc.). Asimismo, al

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analizar estos discursos indagamos si el suicida se hacía responsable


de lo sucedido, o, por otra parte, culpaba, directa o indirectamente, a
otros de sus actos.

Palabras clave: suicidio; muerte; Buenos Aires; historia cultural; siglo


xix.

Abstract
This article addresses, from a historical and sociocultural perspective,
a set of suicide cases that occurred in the city of Buenos Aires between
1859 and 1888, in order to observe the content of the messages
written by the men who took off their life and its relationship with the
masculine horizon of expectations of the time. At the same time, when
investigating these empirical referents, special attention is also paid
to two questions. In the first place, the different types of statements
transmitted in the notes (declarative, expressive, regulative, etc.) are
observed. Likewise, when analyzing these speeches, it is investigated
whether the suicide was responsible for what happened, or, on the
other hand, blamed, directly or indirectly, others for his acts.
Keywords: suicide; death; buenos aires; 19th century; cultural history.

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1. Introducción
Este escrito tiene por objetivo llevar adelante un aporte a la investigación histórica y
cultural de las representaciones y prácticas relacionadas con los suicidios, en línea
con los estudios sobre la muerte desde las ciencias humanas y sociales.1 Para ello
consultamos un conjunto de hechos sucedidos en la ciudad de Buenos Aires, en el
último tercio del siglo XIX. Durante este período, de forma paralela al crecimiento
demográfico y las transformaciones en el espacio urbano, surgieron un conjunto de
fenómenos que los miembros de las elites buscaron conocer y prevenir: por ejemplo,
el delito, las enfermedades, la propagación de comportamientos inmorales (como el
juego o la prostitución) y los vicios, las patologías mentales o los suicidios. De este
modo, los estudios demográficos, el higienismo, la psiquiatría alienista, la medicina
legal y la criminología, desde diferentes miradas, buscaron comprender los actos
suicidas en Buenos Aires. Estos, como se ha explicado en trabajos previos, fueron
identificados como un fenómeno social (Otero, 1991; 2004). Desde esta mirada, el
incremento de los casos de muerte por suicidio era uno de los efectos no deseados
de las transformaciones que venían con el avance del progreso y la vida civilizada.
Para abordar las representaciones y prácticas relacionadas con los suicidios en este
marco, estudiamos los testimonios registrados en los expedientes judiciales del
período.2 En los sumarios encontramos distintos modos de representar al individuo
que llevaba adelante el acto suicida. Había narraciones en las que el sujeto estaba
desesperado por cuestiones materiales o por conflictos familiares; en otros, el suicida
padecía algún tipo de patología mental.3 Al mismo tiempo, a través de la indagación
de los sumarios seleccionados, identificamos diferentes tipos narrativos.4 De este

1 Este trabajo retoma ideas abordadas en el décimo capítulo de la Tesis Doctoral del autor, así como nuevas fuentes documentales,
reflexiones y argumentos desarrollados a partir de nuestras tareas de investigación actuales. Agradezco al Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), por brindarme el financiamiento necesario para llevar adelante mis estudios de
postgrado y, en la actualidad, por proveer los fondos para la etapa postdoctoral.

2 Para desarrollar nuestra investigación hemos consultado los sumarios judiciales del fondo “Tribunal Criminal” de la ciudad de Buenos
Aires, disponibles en el Archivo General de la Nación [en adelante, AGN, FTC]. Estos abarcan el período que va de 1859 a 1888. De este
modo, relevamos 722 expedientes, en los que figuran un total de 724 casos de suicidio (500 consumados y 224 tentativas). Parte de este
material fue consultado por Donna Guy (2014), para estudiar los casos de suicidio de las prostitutas de la ciudad de Buenos Aires, entre
1880 y 1900. Asimismo, también hemos consultado algunos ejemplares de los diarios “La Prensa” y “La Nación”, a fin de observar los
discursos que circulaban en los medios gráficos acerca de los casos de suicidio.

3 Hemos encontrado pocas investigaciones que aporten a la comprensión del suicidio desde una perspectiva histórica en Argentina, por
ejemplo: Otero (1991), Caminotti (2010), Guy (2014), Arroyo (2018, 2020, 2021) y González (2019).

4 Podemos definir un tipo narrativo como la historia general que subyace dentro de un relato específico. En este sentido, una misma
narración puede hacer referencia a más de un tema / causa determinante, aunque uno de ellos sea el que predomina. Así, nos
propusimos encontrar, en el conjunto de los testimonios relevados, diferentes modelos de narración. Es decir, reconocer diferentes
formatos de historia verosímil, a partir de los elementos en común, dicho de otro modo, los núcleos centrales de cada modelo narrativo;
por ejemplo, un tipo de narración estaba centrado en los sufrimientos internos del sujeto que padecía la enfermedad; en otro, el relato
estaba orientado a los problemas económicos que estaba atravesando el individuo que se quitó la vida, entre otros posibles modelos
narrativos.

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modo, hallamos diferentes relatos que se repetían con mayor frecuencia, a la hora de
narrar los suicidios ocurridos en la capital del estado argentino, entre 1859 y 1888.
Así, encontramos las historias verosímiles enunciadas por el suicida y los integrantes
de su red vincular. Asimismo, logramos identificar los valores y creencias que daban
sentido a un suicidio, es decir, los principios del marco axiológico.5 En la etapa actual
de nuestra investigación, por otra parte, elegimos centrar nuestra atención en las
acciones comunicativas de los que llevaron adelante un acto suicida. En este sentido,
una de nuestras metas es estudiar el rol que desempeñaba la elaboración de cartas
por parte de los suicidas; dicho de otro modo, cuál era el papel que tenía la redacción
de estos escritos en diversas circunstancias, y qué significados transmitían a los
integrantes de la red social del que se quitaba la vida. Con este objetivo, consultamos
los textos dejados por los suicidas a sus otros significativos.6
En el transcurso de la investigación policial, algunos de los escritos elaborados por
los suicidas fueron incorporados como parte de los expedientes. En otros casos, quedó
registro de la existencia de las notas y datos del contenido, pero no fue adjuntada con
el resto de la documentación. Otras veces, el suicida dejó un mensaje para la policía y
el resto de las cartas en sobres cerrados, para que fueran enviadas a sus destinatarios;
en algunos episodios, los deudos proveían información sobre la nota y las últimas
palabras del suicida. Si los escritos eran encontrados en el hogar del suicida, o entre
sus vestimentas, los integrantes de la familia o sus amistades pedían estos textos; tal
vez, con la intención de preservar estos documentos a modo recuerdo, o de impedir
que los hechos narrados en las notas fueran expuestos en los diarios y periódicos.
En la mayoría de los sumarios, no encontramos notas o referencias a las cartas
legadas por los suicidas. De los 722 sumarios relevados, 180 guardaban escritos de
este tipo en su interior, o alguna mención de su existencia por parte de los policías y
los testigos. Asimismo, observamos que la mayoría de los que dejaron carta fueron
hombres (156 casos, 86,67%). Aunque esto no es sorpresivo, teniendo en cuenta
que la mayoría de los suicidas eran varones, encontramos una pequeña diferencia
si confrontamos este valor con la proporción de suicidios masculinos dentro de
la totalidad de los sumarios analizados (78,18%). Como contracara, mientras que
las suicidas representaban el 21,82% en el total de los casos estudiados, las que
escribieron notas tenían una representación menor en el total de los casos (13,33%,
24 casos).
En vista de que en etapas previas de nuestra investigación hemos notado diferentes
representaciones, actitudes y prácticas vinculadas con los actos suicidas de hombres
y mujeres, consideramos oportuno analizar los escritos redactados por los actores

5 Sobre la categoría marco axiológico véase: Szlajen (2012).

6 Para una reflexión desde una perspectiva historiográfica sobre las notas y cartas de los suicidas como fuentes históricas, véase entre
otros, el reciente trabajo de Mario Fabregat y Daniela Belmar (2020). Sobre este tema consultar también Arroyo (2018, 2020, 2021).

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sociales de cada sexo e indagar si tenían características distintivas, o habían sido
elaboradas en circunstancias específicas. Para ello, en primer lugar, identificamos
las principales explicaciones verosímiles que aparecían en cada grupo de estos casos,
sin perder de vista que las declaraciones eran llevadas adelante en el marco de la
elaboración de un sumario judicial. Aunque no conocemos con precisión todos los
pormenores de la vida del suicida y las dificultades o problemas que lo desesperaban,
podemos relevar los temas que eran revelados por testigos, policías y los propios
suicidas para dar una explicación de lo ocurrido.  En este sentido, al examinar las
distintas explicaciones verosímiles, hemos observado que ciertos hechos conflictivos
y situaciones eran mencionados en los sumarios que contenían la mayoría de las
notas, más allá del mensaje particular que transmitían. Así mismo, cabe mencionar
que, en los sumarios referidos a los varones que dejaron previamente algún escrito
a sus deudos, las principales variables, causas o motivos registrados (ya fueran
mencionados por la policía, los testigos o el propio suicida), en orden descendente,
fueron los siguientes: mal estado de los negocios (12 casos, 7,69%), pobreza (11 casos,
7,05%), cansancio / aburrimiento / hastío de la vida (11 casos, 7,05%), asuntos de
reputación (10 casos, 6,41%), patologías mentales (8 casos, 5,13%). Si tomamos cada
una de estas circunstancias verosímiles, podemos observar que en los expedientes
que aparece mencionado el “mal estado de los negocios” (26 casos) en el 46% (12
sumarios) hallamos alguna carta elaborada por el suicida.7 De igual modo, nos
parece relevante destacar la proporción de notas encontradas en los sumarios que
figuran asuntos de reputación (acusaciones, calumnias, sospechas de robo o estafa,
vergüenza por no poder pagar las deudas, etc.): de 17 casos asociados con estas
circunstancias encontramos escritos en 10 (alrededor del 59%). En el caso de las
mujeres que dejaron notas, por otra parte, las explicaciones que aparecieron de
forma más frecuente fueron: conflictos con la pareja (4 casos, 16,67%), cansancio
/ aburrimiento / hastío de la vida (3 casos, 12,50%), desengaño amoroso (3 casos,
12,50%), conflictos familiares (2 casos, 8,33%) y amores contrariados (1 casos, 4,17%).
Así, al observar el conjunto de los expedientes que contienen notas suicidas (o
referencias a su existencia) aparecen algunas situaciones que se reiteran en los casos
de ambos sexos: enfermedades mentales y físicas, pobreza, cansancio de la vida. Por
otro lado, en el caso de los varones que legaron algún tipo de escrito, muchas veces
estos textos aparecieron en situaciones relacionadas con la defensa de la honra y la
reputación pública del suicida.

7 Los expedientes judiciales presentan diferentes hipótesis manifestadas tanto por los que declaraban como por los interrogadores.
En estos testimonios, podemos encontrar distintas interpretaciones, ilusorias o fundadas, sobre los posibles fundamentos para poner
fin a la vida por mano propia. Es decir, lejos de darnos una visión acabada de lo que ocurrió, estas fuentes nos dicen más sobre lo que
resultaba verosímil para los contemporáneos. Por otra parte, para resultar creíble la explicación debía estar fundada en ciertos hechos
de la vida del suicida. Si bien no podemos comprobar la sinceridad de sus respuestas, o la veracidad de los pormenores de cada historia,
podemos tratar de entrever algunas de las principales dificultades o conflictos que apremiaban al suicida en los momentos previos a
quitarse la vida.

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En las notas suicidas encontradas en estos sumarios, como expondremos a


continuación, observamos que predominan acciones comunicativas oblativas, es
decir, discursos y enunciados orientados a redimir al suicida, expresar su pedido de
perdón y/o generar un recuerdo menos doloroso en los deudos. Por otro lado, si
observamos el contenido de las notas encontramos dos tipos diferentes de mensajes.
En los expedientes relacionados con difamación, calumnias y la deshonra del suicida,
este último enfatizaba la falsedad de las acusaciones que lo llevaron a quitarse la
vida. De este modo, proyectaban y derivaban, a veces de formas más o menos directas
y explícitas, la responsabilidad de lo sucedido en terceros, aquellos que habían
ensuciado injustamente su buen nombre. En cambio, en los sumarios de suicidios
asociados con “malos negocios” o problemas en la actividad productiva y/o comercial,
los suicidas ponían mayor énfasis en hacerse responsables de lo sucedido. En algunos
casos, incluso, encontramos enunciados que presentaban el suicidio como una especie
de sacrificio o acto para redimirse por su fracaso económico y su incapacidad para
responder a los compromisos y a las deudas asumidas. Como veremos, lejos de tener
una aceptación unánime, esta interpretación y el valor de los actos suicidas en estas
situaciones tenía un valor controvertido y abierto. Por otra parte, más allá de los
diferentes puntos de vista, en los escritos de los suicidas y los relatos de los cronistas
de la época podemos reconocer el valor que tenía el honor en la construcción de
la identidad masculina y el horizonte de expectativas de los varones que vivían en
Buenos Aires a fines del siglo XIX.8 En este sentido, los testimonios que presentamos
en este trabajo dan cuenta de la angustia que provocaba imaginar la exposición
pública en la mente de los varones; a su vez, los mensajes de los suicidas también
nos muestran el malestar que generaba no poder cumplir con el rol masculino, de
acuerdo al horizonte de expectativas de la época.

2. Demostrar vergüenza, asumir responsabilidad y cumplir con el deber

8 Según Julian Pitt-Rivers (1999, p. 242), las formas de matar, o inclusive de suicidarse, podían tener un significado honorífico en cada
cultura. Así, por ejemplo, en algunas sociedades, morir por la pérdida de sangre era más honroso que perder la vida asfixiado. Si el medio
de quitar la vida podía ser un símbolo de prestigio o de deshonra, los motivos que alegaba el que se suicidaba también podían afectar
su reputación en la comunidad. Las cuestiones de honor fueron parte de la construcción de las identidades femeninas y masculinas de
la época y como tales eran motivos verosímiles para los que buscaban explicar los casos de suicidio. En algunos, los mismos individuos
que se habían suicidado dejaban sentado en sus cartas frases y enunciados en los que hacían referencia a la importancia de su honra y
la de su grupo familiar. Proteger la respetabilidad de la familia era de importancia, era un mandato central. Las acciones de hombres
y mujeres, de generación en generación, construían a partir de la reputación legada. Así, los méritos y las virtudes, o en su defecto,
los vicios y faltas de cada uno de los miembros del grupo familiar repercutía en el conjunto: el apellido podía ser portador de virtud
o deshonra. En este sentido, los individuos, en cada situación, estaban siendo evaluados por el tribunal de la opinión pública, como
veremos, incluso cuando decidían quitarse la vida. En el período que abordamos, la honra masculina era asociada con el valor, la fuerza
física, la virilidad y la honradez (honestidad en los negocios comerciales y desempeño profesional). Sobre esta última cualidad estaban
centrados los discursos y las referencias legadas por los suicidas que analizamos en esta oportunidad. En este sentido, encontramos
pocas alusiones a la honra masculina y su vinculación con otros temas, por ejemplo, la fidelidad de sus familiares de género femenino,
parejas o cónyuges. Sobre el honor en la cultura durante el proceso de formación de la Argentina Moderna, véase, entre otros, Gayol
(2000 y 2008) y Cicerchia (2001).

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Julio Becker (65 años, soltero) era un comerciante de origen alemán.9 El día que se
quitó la vida, el 15 de septiembre de 1884, se encontraba en su domicilio (ubicado
en la calle Venezuela N°171); vivía en su hogar, junto a sus empleados domésticos,
no tenía familiares en la ciudad. Su habitación estaba alfombrada y “decentemente”
amueblada. Fue encontrado a las 17:00hs. por su socio comercial, José Costa, sin
vida, en su cama, arropado hasta la mitad de su cuerpo con una cobija. El informe
del médico de policía confirmaría que su muerte fue provocada por un disparo de
revólver en el costado izquierdo del tronco y que la bala quedó alojada en el corazón.
De acuerdo con la reconstrucción posterior de lo sucedido, la noche anterior había
intentado envenenarse con láudano y cloroformo. Todavía padecía los efectos de estas
sustancias cuando en la mañana (a las 7:00 horas) fue a despertarlo su empleado
doméstico, Benjamín García (argentino, 54 años, soltero), quien vivía en la casa de
Becker. Al entrar al cuarto, García sintió un fuerte olor a cloroformo, su patrón no
respondía a sus llamados y permanecía inmóvil en su lecho. De inmediato llamó a
otro de los que trabajaban allí y juntos le insistieron que fuera a ver a un doctor, Becker
se negó y alegó que su estado se debía a una descompostura que lo aquejaba desde
la noche anterior. García y su compañero desoyeron estas indicaciones y buscaron
a un médico para que lo atendiera. Por la mañana, el Dr. Carlos Cristiani hizo el
diagnóstico y recetó algunos remedios y una purga. El médico volvió a visitarlo en
la tarde y notó que el intoxicado estaba mejor. Éste le confesó que había intentado
suicidarse debido al “mal estado de sus negocios” y que estaba arrepentido de sus
actos. Asimismo, Becker le pidió reserva a Cristiani sobre lo sucedido, ya que sería
una vergüenza si se enteraban las personas que lo conocían.
Como señala Sandra Gayol (2000: 222), la honra masculina estaba asociada, entre otros
atributos (como la valentía, la fuerza física y la virilidad), con la honradez (honestidad
en los negocios comerciales y desempeño profesional). Así fue representado Becker
en la biografía póstuma reconstruida por el cronista de “La Prensa” (15/09/1884): el
suicida fue caracterizado como un hombre de honor, ejemplo de una “vida laboriosa
y honrada”. Desde su llegada a Argentina, este inmigrante alemán, luego de trabajar
muchos años para la familia Cambaceres como dependiente, les compró el saladero
de su propiedad. Con este negocio había amasado una fortuna respetable. Sin
embargo, en el último tiempo, el saladero había empezado a dar pérdidas:

Personas que conocían al suicida nos hacen saber que ha sido victima de su delicadeza
y tal vez del desaliento que le causo la perspectiva de quedarse sin recursos para
vivir, después de una vida laboriosa que le proporcionó una fortuna respetable. [...] En
estos días tenían algunos vencimientos de importancia para los que no contaba con
efectivo disponible: pero deja tres propiedades libres de carga, cuyo valor escedera

9 AGN, FTC-SE, Legajo B24, Becker, Julio, su suicidio.

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de cincuenta mil pesos fuertes, cantidad sobrada para pagar todas sus obligaciones
en plaza.10
Según lo relatado por el cronista, Becker dejó ocho cartas. Una de estas estaba
dirigida a su ex-patrón, Antonino Cambaceres:

Un detalle que demuestra la prolijidad serena conque tomo esa fatal determinación,
es que la carta dirigida al señor Cambaceres le enviá cuidadosamente envueltos en
papeles de seda los retratos de cada uno de los miembros de la familia de aquel que
durante los veinti tantos años que estuvo de cajero, tanto con el padre de D Antonino
Cambaceres como con este mismo señor, había recibido.11

El contenido de las otras cartas dejadas por el suicida también era interpretado
por el cronista como signo de su carácter imperturbable y frío, propio de una mente
serena, que deja en orden sus asuntos antes de poner fin a su existencia: “En las cartas
indicadas se revela la tranquilidad de ánimo con que dicto su última voluntad”.12
En todas hablaba de sus negocios, sobre todo, en la dirigida a su socio, Costa. En
sus últimos escritos también se mostró preocupado por la suerte de su empleado
doméstico: “Se ha cuidado de la suerte de García con verdadero interés, y en una de las
cartas recomienda al dependiente para que le proporcionen colocación”. Asimismo,
según el cronista, le dejó a su sirviente tres meses de salario adelantado. Por último,
en la dirigida a García lo alentaba a seguir adelante con firmeza: “Póngase a las
órdenes del señor Señorans y tenga sangre fría como corresponde a un viejo soldado
como Vd.”. Por último, en las notas suicidas, Becker pedía un entierro sencillo y sin
invitación. Según el cronista, esto fue respetado por los deudos: “Cumpliendo su último
deseo, hoy será conducido modestamente a su última morada”. Becker fue presentado
en este recuento biográfico como un ejemplo de laboriosidad y honradez, antes que
incumplir con el pago de sus deudas, respondía con su vida y con las propiedades
que le quedaban. Sus actos no eran representados como los de un desesperado, un
apasionado o un loco; eran presentadas como las acciones de un hombre tranquilo,
que había tomado su resolución con serenidad. Al mismo tiempo, en la desgracia,
demostraba preocupación por su empleado y gratitud hacia sus antiguos patrones,
aquellos que le brindaron las posibilidades para crecer y progresar. En suma, era
el relato de un “gran hombre” que había caído en desgracia y terminaba su vida
estoicamente.
El caso de Julio Becker ejemplifica otras situaciones narradas en los sumarios

10 La Prensa, 15/09/1884

11 Ídem.

12 Ídem.

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judiciales, que podríamos agrupar dentro de un mismo tipo narrativo: individuos que
se quitaron la vida al ver que habían quebrado o que estaban endeudados y no podían
responder a las demandas de sus acreedores. Algunos interpretaban que era su deber
responder con la vida. Manuel Pastor (español, 41 años, casado, ropavejero), antes de
suicidarse por medio de un disparo en la cabeza (el 23 de septiembre de 1879), dejó
una nota con el siguiente texto: “A las autoridades todas en general les suplico que
no molesten a nadie por mi determinación que no hago nada más que cumplir con
mi deber. Sin mas Manuel Pastor”.13 Según los testigos, la ropavejería de Pastor no
andaba bien. “La Prensa” y “La Nación”, el 24 de septiembre de 1879, dieron a conocer
el triste desenlace de la biografía de este inmigrante español. Según los cronistas, se
decía que Pastor daba señales de tener sus facultades mentales alteradas el último
tiempo, sin embargo, la carta que dejó el suicida no presentaba indicios de trastorno
mental alguno. El contenido de esta última era el siguiente:

Mis queridos hijos:


Perdonadme la falta que acabo de cometer. No lo hago por carecer de fuerzas para
sobrellevar la vida, sino porque esta destinado por la Providencia, y no hay mas remedio
que cumplir lo que ella nos manda.
Haced efectivas mis deudas con el importe de los enseres y prendas que me pertenezcan.
Manuel, hijo mio, [es su yerno] no desampares a tu esposa, mi querida Máxima, pues
si he conservado la vida hasta hoy, por ella fue, para que nada en el mundo le faltara;
pero veo que ya estoy seguro, y por lo mismo tomo esta determinación.
Todo había concluido para mi hacía muchos años.
No puedo mas; se me confunde la cabeza.
No achaquéis a excesos de ningún genero esta determinación, pues este tenia que ser
mi fin.
OS ADVIERTO QUE BAJO A LA TUMBA SIN MANCHA ALGUNA DE SANGRE, Y
CUMPLIENDO SIEMPRE MIS DEBERES.
Os ruego mis besos a los niños, y ami querida hija, madre, hermanos y demás familia,
pidiendo a todos que me perdonen si les ofendí en alguna cosa.
Manuel Pastor

En esta nota, el suicida se representaba como un hombre honrado que cumplió con
su deber hasta el final, legando un buen nombre a su familia. No era un “cansado de
la vida” o un individuo consumido por los vicios, había luchado hasta ese entonces
por su hija, que encomendaba a su yerno. Sólo le quedaba solicitar perdón a sus
14

13 AGN, FTC-SE, Legajo P19, Pastor, Manuel, por suicida.

14 La categoría más enigmática que hemos encontrado hasta ahora entre las causas determinantes es el llamado “hastío” o “cansancio”

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familiares y que pagaran sus deudas con los bienes que quedaran de su negocio. La
carta de Manuel Pastor funcionaba de la misma forma que las necrológicas elogiosas
y afectuosas, dejaba una imagen más amable que recordar a sus deudos, guardianes
de la memoria del suicida.
Por otra parte, otros suicidas no manifestaban el estado de serenidad y tranquilidad
de espíritu con el que fue caracterizado Becker. De acuerdo con la nota suicida que
dejó Edgardo Moreno (argentino, 41 años, casado, dos hijos, ingeniero), los últimos
momentos de su existencia estuvieron cargados de una fuerte desesperación. Moreno
se quitó la vida en su domicilio, el 3 de agosto de 1888, cerca de las 7:30hs de la
mañana. Según los testimonios de la familia (tenía esposa y cuatro hijos), creían
15

que se había suicidado después de tener una serie de pérdidas como consecuencia
de sus operaciones bursátiles, aunque recalcaban que para ese entonces habían
solucionado estas dificultades con éxito. De acuerdo con la versión de los hechos
narrada en “La Prensa” (04/08/1888), el suicida era hermano de Enrique B. Moreno,
ministro argentino de relaciones exteriores en Rio de Janeiro. Edgardo Moreno se
había desempeñado, la mayor parte de su vida, como ingeniero, y sólo en el último
tiempo se dedicó a las especulaciones bursátiles, de acuerdo con lo mencionado en
la noticia. Las fuertes pérdidas en la Bolsa, durante los meses de junio y julio de ese
mismo año, habían obligado a Moreno a entregar, en pago de lo que debía, todo lo
que poseía y, además, también firmó papeles que lo comprometían a pagar en plazos
el resto de lo adeudado. Al mismo tiempo, Moreno se negó a recibir el auxilio de sus
amistades, que se ofrecieron a ayudarlo para saldar sus deudas. La nota que dejó a
su familia y amigos no fue reproducida, pero el cronista mencionaba su existencia y
aclaraba que, en este escrito, pedía perdón a su esposa y amigos por su resolución y
expresaba su deseo de que nadie tuviera que ocuparse de su muerte. Por último, la
noticia concluía con estas últimas líneas:

Eran bien conocidas sus cualidades, como hombre honrado y trabajador, que le
granjearon amigos y simpatías merecidas.
Es una perdida verdaderamente lamentable, a cuyo pesar nos asociamos sinceramente.

de la vida. De alguna forma, era diferente al resto (demencia, padecimientos físicos, pobreza, malos negocios, etc.), aunque su significado
no nos queda claro. Sólo podemos interpretar que nos habla de un intenso estado de desesperación, pero sin estar asociado a un
hecho concreto o a una variable particular. El “cansancio” o el “hastío” de la vida, más allá de las particularidades de cada caso, era
interpretado, desde el discurso científico, como un signo de la falta de aptitud para encarar la lucha por la existencia en el desarrollo
de la evolución social. José María Ramos Mejía (1896), por ejemplo, entendía esa falta de energía, ese desprecio por la vida (el taedium
vitae), como el resultado de la selección natural que iba acabando con los seres de estructura física, mental y moral débil. Desde esta
perspectiva, estos eran individuos poco útiles para el organismo social, ya que no podían soportar el alto grado de nerviosismo al que
estaban expuestos los que vivían en el mundo civilizado. De acuerdo con el discurso de algunos médicos de la época, los casos que
estaban agrupados bajo el calificativo “cansancio” o “hastío” de la vida, estaban en la frontera que separaba la locura de la razón.

15 AGN, FTC-SE, Legajo M42, Moreno, Edgardo, su suicidio.

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En suma, la noticia de “La Prensa” buscaba resaltar la honradez y la laboriosidad
de Moreno por sobre el escándalo de sus fallidos negocios en la Bolsa y su suicidio.
Al igual que en el caso de Becker, el texto publicado en la prensa actuaba como una
suerte de necrológica que enaltecía al difunto ante sus deudos y el público lector. En
la carta que figura en el expediente, por otra parte, Edgardo Moreno expresaba cómo
se sentía:

Soy el único autor y responsable de mi muerte. Cedo a la fatalidad y a mi cruel destino.


Perdónenme mi virtuosa y leal esposa, mis inocentes hijos, mis hermanos y los que me
honraron con su amistad. Presa del delirio del insomnio, me siento loco, desesperado!
agosto 3/88 Edgardo Moreno.

En este caso, el suicida comunicaba el sentimiento de angustia que lo aquejaba y le


quitaba el sueño; al mismo tiempo, se hacía responsable de su acto suicida. También
dedicaba estas últimas líneas para pedir el perdón de su familia y de aquellos que
habían confiado en él, entre otros, los que probablemente le habían prestado dinero.
Así, en los expedientes hemos encontrado testimonios de la intensa
desesperación que sentían muchos hombres cuando sufrían reveses en sus negocios
o tenían deudas urgentes a las que responder en el corto plazo. En la mayoría de los
casos donde el suicidio fue explicado a partir de los problemas en los emprendimientos
comerciales y financieros del suicida, si esté último dejó carta, como en el caso de
Edgardo Moreno, en general no responsabilizaban a terceros de lo sucedido.16 En este
sentido, observamos la interiorización de ciertos valores patriarcales en los suicidas
de sexo masculino. Durante el siglo XIX, los discursos científicos y las interpretaciones
de otras ramas del saber plantearon la superioridad del varón y, como contraparte, el
carácter subalterno de las mujeres. Desde la perspectiva del paradigma dominante,
la mujer estaba más limitada en sus capacidades en comparación a los sujetos de
sexo masculino: los varones eran más fuertes tanto a nivel físico e intelectual, y, por
ende, debían ejercer la tutoría sobre el resto de los integrantes de la familia: esposa
e hijos (Barrancos, 2020: 14-26). De acuerdo con estos principios, sólo los varones
estaban capacitados para desempeñar papeles en los gobiernos, el desarrollo de
la ciencia y el ejercicio de las profesiones liberales. Como contraparte, el papel
principal de las mujeres era la maternidad y la vida doméstica. Este discurso sirvió
para justificar la inferioridad femenina en las normativas jurídicas del mundo

16 Sobre este asunto, reflexionamos a partir de las ideas presentadas por Daniela Belmar (2018, p. 95) acerca de las actitudes de los
suicidas a la hora de tomar responsabilidad por sus acciones. Belmar, al estudiar los casos de suicidio de Santiago de Chile y San Felipe,
entre 1920 y 1940, observó que mientras los varones tendieron a hacerse responsables de su acto suicida y las circunstancias que los
motivaron a llevarlo adelante, las mujeres, en cambio, hicieron responsables de sus acciones a otras personas o a factores externos.
Como veremos a continuación, al consultar la documentación, si bien podemos observar cierta tendencia de los varones a tomar
responsabilidad o no culpar a terceros por sus actos suicidas, también encontramos casos en los que los suicidas de sexo masculino
denunciaban a otros cuando estaba en juego su reputación personal.

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occidental. Por otra parte, estos mismos discursos establecían la responsabilidad del
varón como proveedor material y guardián del buen nombre de su grupo familiar. En
este sentido, ser exitoso y seguir los ideales patriarcales también representaba una
carga psicológica para los varones que los habían interiorizado, y asumían el deber
de cumplir las expectativas del horizonte masculino de la época.
En el caso de Denny Williams (escocés, 39 años, casado, administrador de la
compañía Italo-platence), por otra parte, si bien no culpaba a otros por el fracaso de
sus negocios en Buenos Aires, mencionó en sus cartas las dificultades que le generaba
su “enfermedad mental”:

Buenos Ayres 17/3/87

Mi querido padre y madre, mi querida mujer e hijas:


perdoneme por mi presente [ilegible]
Mi espiritu y mi corazón estan agobiados bajo
el peso que han sostenido durante los últimos
meses por la conviccion que tengo del fracaso
de los negocios, en los cuales empezando bien
hubiera podido llevar a feliz termino si mi en
fermedad mental que empezo desde mi
infancia no hubiese crecido con los años.
Todo ahora es oscuro alrededor mio menos
la memoria de todos los seres amados en mi
casa y uno o dos verdaderos amigos aquí.
Digan a mis socios y a mis obreros que los
amo. Con el dinero de que dispongo
aquí y lo que Uds. pueden facilitar hubiera
podido continuar la lucha, pero en mi actual
estado y con el conocimiento que ahora poseo
no puedo hacerlo. Digan a mis hijos de
vivir modestamente y para otros y evitar
responsabilidades personales y ambiciones, que
me han aplastado a mi. Ninguno de ellos
tiene que hacer esto. Mi corazón está lleno
de amor por todos Uds. Pide a Halloway que
me perdone. Perdonenme todos, y permita
Dios que su infinita misericordia para
todos los débiles tener piedad de mi si no
puede perdonar mis pecados y a mi mismo.
Mi confianza ha sido en mi mismo, y mis
propios instintos en lugar de mi deber.

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Que esto sea una lección para todos y princi
palmente a los que tengan las mismas tendencias
que yo.

Su muy amoroso
W Denny

traducido del original en B Ayres el 18 de marzo, 188717

El texto anterior es la traducción del mensaje que contenía una de las cartas.18 Las
dos notas que dejó estaban en inglés y fueron traducidas al español por la policía. En
la segunda, el suicida dejó un mensaje para su padre:

Mi querido padre,

Agrego unas lineas mas para


decir primero lo leal y bueno Tullock ha sido
conmigo. Confie en el por todo lo que hay que
hacer. Vucassovich también ha sido leal, y
debemos perdonar sus errores técnicos. Me
acaban de decir que “Aurora” hará buen servicio.
Se que dejo grandes penas a todos Uds. Si
pudiera confiar en mi animo y en mi mismo
para evitarlas viviría, pero no puedo. Mi
permanencia solo aumentaria las dificultades.
Es mejor para todos que me vaya. Como siento
que mi vida no ha sido para Vd un bien en
lugar de lo que es una pena. Pero todo esto pasó.
Ojala venga el dia que todo esté otra vez bien.
Mi amor a todos Vds. Vd, mi madre y mi mujer más que todo.
Su muy amoroso
Wm Denny
Traducido del original Buenos Aires 18 de marzo de 1887.

17 AGN, FTC-SE, Legajo D22, Denny, Williams s/suicidio.

18 El 17 de marzo a las 15:45 Williams se dio un disparo con una pistola. Hacía 9 meses que Denny estaba en suelo argentino. No tenía
bienes o familia. Su esposa, hijos, padres y hermanos estaban en Escocia. Vivía en Belgrano, junto con un hombre de apellido Anderson,
gerente del Banco de Londres. Este último se hizo cargo del cuerpo y del entierro de Williams. Las cartas originales no quedaron en
el expediente, un amigo de Denny, Don Pedro Chirstopherson, solicitó estos documentos al juez para que fueran entregadas a sus
destinatarios. Los escritos fueron encontrados en la mesa del escritorio de Williams, por el gerente y dos empleados de la compañía
para la que trabajaba el suicida.

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En ambos escritos, Williams tomó responsabilidad de lo sucedido, y en algunas de


las líneas de la primera carta podemos entrever que se resistía a pedir ayuda a sus
familiares, se sentía una carga para todos ellos. El suicida expresaba, asimismo, su
pedido de perdón por el dolor que iba a generar con sus actos.
Williams se avergonzaba de su situación, de su incapacidad para vencer los obstáculos
y encarar los desafíos. Un sentimiento similar aparece expresado en la carta que
dejó Ernesto Negri (28 años, italiano, soltero, empleado de una librería).19 Negri
trabajaba como dependiente en una librería propiedad de la familia Navarro Viola.
En dicho local se quitó la vida el 5 de marzo de 1883, alrededor de las 9:30 hs., para
ello se dio un disparo con un revolver. El suicida dejo cuatro cartas: una dirigida al
comisario, otra a una señora de apellido Cernadas (la dueña de la casa de inquilinos
donde alquilaba una habitación), que contenía dinero, otra para su señora madre y la
última para Enrique Navarro Viola (hijo del propietario de la librería). De todos estos
escritos solo quedó preservado en el expediente este último. En el caso de la carta
legada a la madre de Negri, el 15 de marzo de 1883 fue retirada por un familiar del
suicida, Luis Negri, para ser enviada a su destinataria. También cabe mencionar que
fue encontrada, entre las notas que dejó el suicida, la foto de una mujer que no fue
identificada por los que declararon; tal vez se trataba de un amor, presente o pasado,
uno de los afectos que no vería de nuevo tras quitarse la vida. La carta para Navarro
Viola, por otra parte, decía lo siguiente:

Enrique!

Adios para siempre. No tenía más


esperanzas que la Librería; he luchado
lo humanamente posible para ocultar
a tu padre, que quería venderla, el
mal estado de los negocios. Hoy me
falta valor para continuar y los compro
misos me apremian.
Adios! Hasta la eternidad!
Tuyo
Ernesto L. Negri
Marzo 5 de 1883

A partir de la lectura de este documento, podemos observar que Negri sentía afecto
hacia el destinatario. Asimismo, por un lado, destacaba que había hecho todo lo que

19 AGN, FTC-SE, Legajo N4, Negri, Ernesto s/suicidio.

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estaba a su alcance para sacar a flote el negocio, pero que no había sido suficiente.
Por otra parte, confesaba que se sentía un cobarde por no seguir luchando para sacar
la librería adelante y hacer frente a las deudas que quedaban pendientes. En suma,
esta carta es una suerte de confesión de lo sucedido: el fracaso del emprendimiento
comercial, las maniobras para ocultar la situación, las deudas pendientes.
En este sentido, podemos entrever en las historias la presión que sentían los
individuos de género masculino en relación con el éxito económico y material y, como
contraparte, la angustia que generaba la incertidumbre de no poder cumplir con los
compromisos monetarios pautados. Ver el negocio propio quebrar era una pesadilla
que podía trasladar la mente hacia el terreno de la locura. Carlos Jackson estaba solo
y no tenía familia en la ciudad (se creía que estaba en Inglaterra), en el momento que
se quitó la vida. Dejó una carta con los nombres de los apoderados para que se les
20

entregaran unas llaves, las demás notas fueron encontradas en sobres cerrados para
ser enviadas a sus destinatarios. Según Eugenio Berdan (francés, 36 años, casado),
propietario de la casa amueblada “La Universal” (San Martín N°148), hacía dos meses
y medio que ocupaba una habitación allí. En dicha pieza, Jackson (50 años, casado,
comerciante) se quitó la vida. Según el informe médico, el cuerpo estaba rodeado
de un charco de sangre y presentaba una herida de bala en la cabeza, a la altura de
la sien derecha; la pistola con la que se dio muerte estaba entre sus muslos. El Dr.
Blancas, médico de la policía, concluía que se trataba de un suicidio. El policía aclaraba
en su informe: “Se supone que la causa que lo ha inducido a Jackson a quitarse la
vida es el quebranto de su fortuna”. Berdan declaró que desde el momento en que
conoció al suicida, notó un comportamiento extraño: “parecía un loco tanto por la
incoherencia de sus palabras cuanto por su habitual tristeza”. La ruina económica era
representada como una situación desesperante, el sentimiento de angustia era tan
intenso que podía llevar a los individuos a un estado de alienación mental.
Ahora bien, ¿cómo explicaban ese malestar los contemporáneos? Es probable que
en el caso de los hombres casados y con hijos, el bienestar de la familia fuera fuente
de desvelos para el cabeza del grupo familiar. Así lo expresó Luis Giani (italiano, 44
años, casado, 4 hijos, dueño de un almacén), en la nota que dejó antes de quitarse
la vida. Giani se suicidó mientras todos dormían, el día 9 de mayo de 1886, en la
21

letrina de su almacén (que también era el domicilio donde residía con su familia).
Según declaró su esposa, Catalina Ganatti, ya había intentado quitarse la vida en
otras oportunidades. Esa noche, Giani se acercó al lecho, cuando ella dormía, y la
despertó para dejarle una carta que debía enviar al señor Juan Capello (domiciliado
en calle General Lavalle N°518). Según el testimonio de este último, en esa nota

20 AGN, FTC-SE, Legajo J3, Jackson, Carlos, su suicidio.

21 AGN, FTC-SE, Legajo G37, Giani, Luis, su suicidio.

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Giani le manifestaba que se suicidaba porque “sus negocios marchaban mal” y le


encomendaba el cuidado de su familia.22
Sin embargo, la intensa desesperación también era percibida por los hombres solteros,
como el caso ya mencionado de Julio Becker, quien sentía vergüenza de su situación
y sus actos. En este sentido, las deudas sumaban fuertes presiones al propietario de
un emprendimiento: la quiebra del negocio propio implicaba una exposición pública
que dañaba la reputación personal y resultaba muy dolorosa. Esto, tal vez, era lo
que imaginaba Arturo Klome (22 años, alemán, soltero, empleado de una casa de
comercio) por lo que podemos inferir a través del último escrito que legó. El 23 23

de abril de 1884, a las 11:00 h., Klome se dio un disparo con un revolver en la sien
derecha. La nota que encontramos en el expediente estaba dirigida a uno de sus
amigos, Roberto Schaff. En este escrito le expresaba que esperaba que sus amigos no
lo juzgaran o condenaran por sus acciones. Según el policía que elaboró el sumario,
en los papeles que dejó el suicida había varias referencias a deudas que Klome tenía y
no podía devolver. Los testimonios de este tipo, relevados en los casos, dan cuenta del
sufrimiento que provocaba verse expuesto públicamente ante el imaginario “tribunal
del honor”, que mediaba y valuaba la reputación de cada miembro de la comunidad.
En este sentido, la vergüenza era representada como desesperante e insoportable.
El contenido de las notas que dejó Francisco David (español, 39 años, soltero,
comerciante), antes de quitarse la vida, ilustra muy bien cómo se representaba a sí
mismo y a los demás. El 20 de junio de 1875, uno de los empleados del local, José
24

Manuel López (español, 25 años, soltero), amigo íntimo de David, volvía de comer
con su primo y al entrar en el negocio encontró a su patrón sentado en el sillón de
su escritorio, fallecido, con una herida de bala en la cabeza. David era copropietario
de su comercio con Pedro Imeda (español, 35 años, soltero, comerciante). Al mismo
tiempo, tenía otros negocios con Nemesio Zanoletti (español, 46 años, casado, agente
judicial) relacionados con la compra de terrenos. Las circunstancias no quedan claras
en el expediente, pero la situación de los compromisos que David y Zanoletti tenían
por su cuenta se habían complicado de forma grave, lo que, además, comprometía
el emprendimiento que tenían junto con Imeda. Transcribimos la carta dejada por el
suicida a Zanoletti:

Querido Zanoletti: Cuando U. reciba esta, ya habrán concluido mis penas. No me

22 La carta no fue incluida en el expediente.

23 GN, FTC-SE, K1, Klome, Arturo s/suicidio.

24 AGN, FTC-SE, D2, David, Francisco. Tanto Nemesio Zanoletti como José M. López solicitaron que se les devolvieran las cartas que
la policía había recolectado, pues estaban dirigidas a ellos. El Juez de primera instancia en lo criminal indicó que les fueran devueltas
luego de concluido el sumario y que su contenido fuera registrado por escrito. A partir de dicha transcripción, pudimos acceder al
contenido de las notas originales que no quedaron contenidas en el expediente.

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compadezca: entre vivir mártir y sufrir una hora por siempre, creo que la elección de
la última es preferible. Convenga que si usted no tuviera los deberes que tiene, haría
lo mismo. La idea de que me llaman ladrón no puedo soportarla. Por otra parte, si es
verdad que he sido desgraciado, muy desgraciado, no desconozco mis desaciertos y
errores, y hay errores y faltas en la vida, que sin reparar solo se pueden atenuar con el
suicidio. No me compadecerán siquiera; pues que si perdí lo ageno también perdí lo mio,
y con ello la vida, que es harto fuerte perderla de esta manera. Le ruego que haga por
Imeda y López lo que pudiera hacer por mí. En el cajón del escritorio de mi cuarto dejo
un testamento ológrafo de cuatro renglones, sólo nombrando albaceas para evitarle a
Imeda trastornos con los tribunales. Mi último abrazo a Rosa Clotilde y los niños, que
después de sus padres nadie los ha querido tanto como yo, y usted querido Zanoletti,
valor, y al recibir con mi último abrazo mi último adiós le pido perdón por este golpe
que le doy.

F. David

junio veinte, mil ochocientos setenta y cinco.

Le suplico haga lo que este en su mano para evitar que este suceso se publique en los
diarios. También le pido haga dar sepultura a mi cadáver en la tierra y ponga junto a
él, el de mi hijita. Y por último, que lo adjunto vaya por mano segura y la entreguen en
mano propia.

En la carta anterior, David manifestaba el malestar que le generaba sólo imaginar


que lo llamaran ladrón. Este era considerado un insulto grave en la época que
atentaba contra la reputación personal y familiar (Gayol, 2000). También expresaba la
preocupación que le despertaba pensar que los hechos relacionados con su muerte
aparecieran mencionados en la prensa, una exposición en público que dañaría de
forma severa su reputación y la de sus socios. Al mismo tiempo, David se hacía
responsable de lo sucedido y entendía el suicidio como una forma de disminuir el
peso de sus faltas; la muerte por mano propia era representada en esta nota como
un modo de atenuar el remordimiento y la vergüenza, y de resarcirse por los errores
y sus consecuencias (“si perdí lo ageno también perdí lo mio, y con ello la vida”).
Zanoletti, por su parte, declaró que el jueves anterior al domingo en que David puso
fin a su vida, se reunió con él. Su socio y amigo le comunicó que sentía una intensa
preocupación por no poder pagar las deudas a sus acreedores y también le confesó
su preocupación de que murmuraran que tenía más bienes sin declarar. En esta
misma conversación, le comunicó sus intenciones de suicidarse. Según Zanoletti, lo
reprendió por estos pensamientos. Por lo revelado a su socio y lo comunicado en la
carta, a David le preocupaban los rumores, los comentarios maliciosos sobre sus
negocios y su fallecimiento y que circularan calumnias y acusaciones injustas. Por

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esta razón, entendemos, le pedía a Zanoletti que no se divulgara información alguna


sobre los detalles de su muerte y los motivos que lo llevaron a quitarse la vida.
La otra carta estaba dirigida a José Manuel López y allí expresaba lo siguiente:

Querido López
Todo el bien que le quise hacer resultó en mal. Tu que quieres, hasta ahi llegó mi fatal
destino. Pero llevo la confianza, que tu has conocido mis intenciones, que no hubieran
sido otras si como sin tutor hubiese sido tu padre.
Perdóname pues y recibe mi último abrazo.

F. David

Junio veinte, mil ochocientos setenta y cinco.

Por lo que se deja entrever, David sentía un profundo afecto por López y temía
que sus acciones hubieran perjudicado al joven de algún modo (no encontramos
más información al respecto en el expediente). Lo que sí podemos identificar es
el remordimiento que expresaba David en sus cartas por haber comprometido el
bienestar de sus socios y amigos. Asimismo, sufría por la imagen que sería construida
en público, por el escándalo de su situación económica y por haberse quitado la
vida en dichas circunstancias. En este sentido, el suicidio era representado como una
acción que comunicaba la vergüenza y el arrepentimiento por las faltas cometidas.
A pesar de los pedidos de David, el caso fue publicado en el diario “La Prensa”
(23/06/1875). El relato de lo sucedido presentado en el cuerpo de la noticia sigue
la línea de eventos que figuran en el expediente. Sin embargo, hay dos cuestiones a
resaltar. En primer lugar, no se incluyó la carta dirigida a Nemesio Zanoletti, sólo se
reprodujo la destinada a José Manuel López. En segundo lugar, no se dieron detalles
de las deudas y problemas económicos de David. Solo se mencionó que el mal estado
de sus negocios era producto de una especulación; ésta, en lugar de darle fortuna
había acortado su vida… algo que “sólo a Dios incumbe señalar término”, concluía el
cronista.

3. Proteger el honor
Los casos presentados hasta ahora son en su mayoría de comerciantes. Teniendo en
cuenta que la honra en el mundo moderno se defendía cumpliendo los compromisos
comerciales y monetarios, no es extraño que estén afectados por el destino de sus
negocios. Sin embargo, no eran los únicos que recurrían al discurso del honor. En este
sentido, hemos encontrado diferentes actores sociales, con perfiles ocupacionales
diversos, que apelaban a la honra, la vergüenza o asuntos de reputación, para explicar
sus acciones y las de los hombres y mujeres que se quitaban la vida. Por ejemplo, un

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abogado, Adolfo Lamarque (35 años, argentino, soltero). El día 18 de junio de 1888,
alrededor de las 22:00hs, Lamarque caminaba con su hermano, Facundo, y en el
trayecto por la vía pública se suicidó con un disparo de revólver en la sien derecha. 25

Este último declaró que Adolfo y él estuvieron tomando cerveza en el “Café de la


Linterna” y que no notó nada raro ni en el rostro ni en los modos de su hermano. En
una de las cartas que dejó, según lo registrado en el sumario, Lamarque manifestaba
a su hermano que “cansado de pesadumbres, agobiado bajo el peso de calumnias
viles y horribles, busca el abrigo de la tumba”. En el sumario, figura también que
entre sus pertenencias encontraron un papel que tenía un poema titulado “La hora
suprema”. Si bien queda claro que consideraba que otros podían entender el dolor
generado por la exposición pública, no sabemos de qué lo acusaban o cuál era la
injuria que lo angustiaba, el expediente no revela más detalles. Tal vez le achacaban
algún hecho deshonesto, por ejemplo, un mal desempeño en su profesión.
En las noticias publicadas el 20 de junio de 1888 en los diarios “La Prensa” y “La Nación”,
por otro lado, no se informó nada acerca de las calumnias que mencionaba el sumario
judicial. La causa era “absolutamente desconocida”, según el primero. En el caso de
“La Nación”, el cronista señaló que el suicidio de Lamarque era uno producido por
esos “insondables misterios del corazón”, difíciles o imposibles de comprender con la
razón; al mismo tiempo, destacaba: “Todas las cartas son de despedida, rebosantes de
ternura y cariño, pero sin una palabra que explique la causa de su fatal resolución”.
Sólo se citaba algo mencionado en la carta dirigida a un “amigo predilecto”, su ex
jefe, el Dr. Molina Arrotea: “Desde la muerte de mi hermana, he muerto moralmente,
y sólo vivo para algunos amigos”. El cronista acotó al respecto: “Esa idolatría la que
Adolfo tenía por aquella hermana a quien vio extinguirse no ha mucho en la lenta y
lucida agonía de la tisis pulmonar”, lo que hacía suponer, de forma implícita, que tal
vez el duelo por la muerte de este familiar había contribuido a turbar su estado de
ánimo. Nada que comprometiera el buen nombre de Lamarque apareció mencionado
en las noticias. Por el contrario, el perfil del suicida construido, en ambos casos, fue
muy elogioso. Nadie puso en cuestión la honra y la reputación de Adolfo Lamarque
en el relato de su suicidio. Por el contrario, su triste desenlace fue adornado con
una variante del discurso de la “buena muerte”, utilizado en las necrológicas de los
hombres de las elites. No justificaban su acto suicida, pero este no desmerecía los
méritos y el aprecio que el muerto se había ganado en vida. Así, los deudos exaltaron
el buen nombre de Lamarque.
Lo relatado en el sumario judicial referido a este último suicidio, por otra parte, da
cuenta de la preocupación obsesiva que despertaba en muchos individuos el imaginar
la pérdida del respeto y la honra ante sus pares. En este sentido, la narración de
los sucesos relacionados con el suicidio de Eduardo Lavezzari (argentino, 19 años,

25 AGN, FTC-SE, L31 A, Lamarque, Adolfo, por suicidio.

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Arroyo, J. El deber y la honra. Suicidio, acción comunicativa y representación de la identidad.. 54-80

soltero) nos brinda más indicios sobre la autoagresión como una forma de buscar el
perdón y la redención tras haber manchado la propia honra personal y/o familiar.26
Lavezzari comunicó lo que sentía a su prima, Emilia, antes de quitarse la vida.27 El
16 de agosto de 1876, Cipriana Sánchez de Rubio (argentina, 77 años, abuela de
Eduardo,) junto a Emilia Rubio (argentina, 14 años), su nieta, estaba en el comedor;
en la casa sólo estaban ellas y las empleadas domésticas. Alrededor de las 14:00hs,
sintieron una detonación que provenía de uno de los cuartos de la casa. Al llegar a la
habitación, encontraron a Eduardo, sin vida, con una herida de bala en el pecho, a la
altura del corazón, y el revólver de uno de sus hermanos, Marcelo, en el piso. Según
la señora Sánchez de Rubio, “su nieto tenía un carácter muy variable, pues a veces
se le veía muy alegre, y otras triste sin saber la causa, oyéndoselo hablar siempre
con desprecio de la vida, y que en cuanto a la causa cree que haya sido algunos
compromisos que no podía cumplir”. Lavezzari dejó una nota dirigida a su prima,
Emilia. Ésta se negó a entregar la carta original, por eso en el expediente figura una
transcripción del contenido hecha por el policía que llevó adelante el sumario y que
transcribimos a continuación:

Emilia esta determinación de suicidarme que no es sino una villanía, lo hago por salvar
mi honor, pues hoy tengo una letra y como me es imposible el pagarla antes que falle a
mi firma dejo de existir cosa que lo que vengan a cobrar se encuentren con un cadáver.
Emilia mi ultimo deseo es que te resignes.

En este caso, vemos que Eduardo Lavezzari decidió dar cuenta de lo sucedido a un
pariente por el que sentía afecto, que suponía lamentaría su muerte. Al mismo tiempo,
dejaba testimonio del significado de su última acción: salvar su honor. Respondía con
su sangre y con su vida a los compromisos que no podía cumplir. En este sentido,
creemos que la intención de los que dejaban sus notas antes de llevar adelante el
acto suicida era trascender la muerte a través del recuerdo de los integrantes de sus
redes afectivas, de los otros significativos. Así, pensamos que Emilia, tal vez, deseaba
preservar el último adiós de un ser querido y, al mismo tiempo, retirar evidencia que
contribuyera al escándalo público y a la circulación de rumores mal intencionados
sobre su primo. “La Prensa” (18/08/1876) informó el caso de Lavezzari e incluyó en
el cuerpo de la noticia la reproducción de una carta encontrada en la mesa de luz de
su habitación:

26 AGN, FTC-SE, Legajo G31, González, Elías, antecedentes relativos a su suicidio.

27 AGN, FTC-SE, Legajo L8, Lavezzari, Eduardo, su suicidio.

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Padre mio:
Hay situaciones en la vida que no tienen mas solución posible que este terrible remedio:
el suicidio.
Perdoname, pero yo no puedo seguir viviendo. He contraído bajo mi palabra compromisos
sagrados que hoy no puedo cumplir y prefiero la muerte antes que la deshonra.
Eduardo Lavezzari

No resultaba inverosímil imaginar el suicidio de un individuo en la situación que


se encontraba Eduardo Lavezzari; el significado que daba a su acto suicida podía
ser reconocido por otros, aunque no hubiera un claro acuerdo sobre el valor ético
del mismo. En este sentido, Lavezzari representaba su suicidio como una forma de
redimirse y evadir la pérdida de su honor. Al igual que en el caso de Francisco David,
el suicida hacía explícita la intención de su autoagresión: buscaba condicionar al
entorno para obtener el perdón por su falta. Así, encontramos acciones regulativas
oblativas, es decir, discursos orientados a condicionar de alguna manera el recuerdo
que los deudos de los suicidas construirían tras sus muertes. En los casos relacionados
con dificultades en los negocios las acciones oblativas estaban mezcladas con
pedidos o últimas voluntades a los deudos, en los casos vinculados con problemas
de reputación los suicidas podían adoptar actitudes más agresivas en sus discursos,
en especial, si denunciaban que habían sido acusados injustamente.
Como señala Sandra Gayol (2000), los actores sociales de la época poseían una noción de honor. Ésta
formaba parte del vocabulario tanto entre la población extranjera como entre los nativos, y era un valor
que permitía explicar las acciones propias o las de otros. Así queda ilustrado en la nota que dejó Santiago
Kyleurz (suizo, 28 años, soltero), quien trabajaba como tenedor de libros en una casa
de comercio de los Sres. Martínez de Hoz.28 Una de las vecinas que ocupaba una pieza
en la misma casa, Leucadia Sasso, contó al policía encargado de elaborar el sumario
que tras un robo en dicha sociedad comercial las sospechas recayeron sobre Kyleurz,
lo que enojó a este último. Tras este episodio, el 23 de junio de 1876, alrededor de las
18:30hs, Santiago Kyleurz tomó un revólver y se disparó en la frente, en su habitación.
En la nota que dejó dirigida a su familia (que no residía en la ciudad o en territorio
argentino), declaraba: “Mi querido caro, caro Padre y hermanos. Muero con Honor.
Yo no soy ladron. Dios y vosotro, mi queridos, perdonadme. Santiago Kyleurz. Buenos
Aires 23 de junio de 1876”.29
El caso de Santiago Kyleurz fue dado a conocer en los diarios. En las noticias, se

28 AGN, FTC-SE, K3, Kyleurz, Santiago, por suicidio.

29 Esta es la traducción que la policía elaboró a partir del original en alemán. Al comparar ambos textos, se comprueba que lo
traducido, en líneas generales, es fiel a lo expresado en la carta dejada por Kyleurz. Quiero agradecer a Tim Oliver Sander, profesor de
alemán, quien comparó y comprobó que el mensaje era el mismo en los dos escritos.

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Arroyo, J. El deber y la honra. Suicidio, acción comunicativa y representación de la identidad.. 54-80

remarcaba la actitud generosa de los señores Martínez de Hoz con su empleado


(se encargaron de lo necesario para garantizar el entierro del suicida); al mismo
tiempo, los cronistas aclaraban que las acusaciones de robo resultaban de una mala
interpretación del suicida. Según “La Nación” (27/06/1876):

La causa que lo condujo a suicidarse es la que damos a conocer en seguida.


Hacia varios días que le habían robado a los señores antes dichos (Martínez de Hoz) una
fuerte suma de dinero.
Este hecho le causo una profunda melancolía y un gran disgusto.
Se retiro completamente de la sociedad y solo salía de su casa para asistir con la
puntualidad que lo caracterizaba a su trabajo.
El día 24 había tenido un disgusto, a causa del robo mencionado.
Creyose ofendido en su delicadeza y terriblemente impresionado, tomo la peor de las
determinaciones: arrancarse la vida.
Una vez en su casa y recostado en la cama, disparó el revolver sobre su frente.

En “La Nación”, el suicida era descripto como una persona meticulosa y delicada,
proclive a caer en la melancolía.30 En “La Prensa” (25/06/1876), fue representado
como un ser “de caracter silencioso y tétrico, y de genio corto y pusilánime, en una
palabra, era uno de esos sujetos excesivamente susceptibles pero faltos de energía
moral”, un trabajador minucioso y perfeccionista, frío para llevar adelante sus
actos, como los alemanes e ingleses, incluso a la hora de darse muerte.31 Según el

30 La melancolía era un concepto que venía del saber psiquiatrico de la época, el paradigma alienista. ¿Cómo entendían las enfermedades
mentales los médicos alienistas? Las pasiones humanas (opuestas al entendimiento), producto del desorden propio de la civilización
y la vida en el mundo urbano, donde los medios de subsistencia eran más difíciles de conseguir (a diferencia del espacio rural), eran el
origen de la alienación mental (Vezzetti, 1985, p. 82). Éstas se manifestaban en comportamientos que la psiquiatría establecía como
anormales, siendo catalogados como neurosis, locuras parciales, ocultas en las conductas del sujeto. El conocimiento médico de la
época planteaba toda una clasificación de los cuadros mentales asociados al suicidio. José Vásquez (1891), discípulo del célebre alienista
argentino, el Dr. Lucio Meléndez, asociaba los suicidios con varias afecciones mentales, entre otras: el alcoholismo agudo (delirium
tremens), el alcoholismo crónico (locura alcohólica), las manías (en general), la melancolía, el delirio de las persecuciones, la locura
histérica, la locura religiosa, la locura epiléptica. Una forma menos notoria de locura, por ejemplo, era la melancolía o lipemanía. Si
en las manías, como el delirio de las persecuciones, el sujeto era llevado por la idea recurrente y obsesiva hacia un estado de inquietud
y actividad, esto no ocurría en todos los casos de suicidio. En otros, algunos individuos eran identificados por un estado de tristeza
profundo, que no parecía tener explicación alguna. Desde la perspectiva del saber médico, la tristeza era un signo de melancolía. Ésta
era otra de las patologías que el saber alienista asociaba con la muerte voluntaria. El suicidio de los melancólicos, según Vásquez,
era motivado por las alucinaciones que la tristeza despertaba en los que padecían la lipemanía, o melancolía suicida. Mientras que
los maníacos eran agitados e impulsivos, los melancólicos eran calmos y reincidentes. Por esta razón, este alienista, recomendaba
prestar especial atención, ya que: “Se sabe que los melancólicos se distinguen en una cuadrilla de alienados, porque manifiestan tal
tranquilidad que simulan momias vaciadas en mármol, según la espresión de un alienista; se encierran en un mutismo absoluto, que
parece mentira tengan tanta insistencia por acabar con su vida” (Vásquez, 1891, p. 97). Para Alejandro Korn (1883), también médico
especialista en patologías mentales, la melancolía era la forma de locura que más promovía conductas delictivas o criminales en los
individuos. Ésta tenía como rasgo característico la tristeza producida por el decaimiento de las capacidades intelectuales. Las oscuras
reflexiones que nublaban el juicio del sujeto lo volvían sensible a cualquier acontecimiento adverso, y podían conducirlo a sentir un
fuerte hastío hacia la vida, aunque no padeciera delirio o alucinaciones. Si el estado melancólico avanzaba en su desarrollo, podía
desencadenar acciones violentas en los individuos afectados, como el homicidio o el suicidio (Korn, 1883, p. 45-47).

31 Cuando se habla de “energía moral”, se está haciendo referencia a la fuerza de voluntad para apartarse de los deseos inmorales,

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cronista, sus patrones tenían plena confianza en este eficiente y honesto empleado
suizo, que trabajaba con ellos desde hacía cinco años. En suma, el relato construido
a partir del suicidio de Kyleurz tenía como objetivo salvaguardar la reputación de sus
empleadores. Si bien no se ponía en duda la honestidad y el buen nombre del suicida,
su carácter era representado como melancólico, sensible y frágil.
Como mencionamos antes, al estudiar los expedientes donde aparecen con más
frecuencia las cartas de los suicidas podemos observar que figuran dos tipos de
discursos. Por un lado, en las notas de los suicidios vinculados con problemas en
los emprendimientos comerciales o productivos, quedaron registrados enunciados
orientados a demostrar la vergüenza experimentada por el suicida. En muchos de
estos casos, asimismo, el suicida no hacía responsable a terceros de lo sucedido. En
los expedientes vinculados con problemas de reputación, por otra parte, algunas veces
las palabras del suicida estaban orientadas a denunciar o a desmentir calumnias e
injurias. De este modo, de forma directa o indirecta, estaban haciendo responsables a
terceros de sus actos suicidas. Al igual que en el caso de Kyleurz, en otros sumarios,
encontramos suicidios de individuos que, en lugar de demostrar su remordimiento
y sincero deseo de ser perdonados o de limpiar la deshonra, rebatían acusaciones o
injurias y denunciaban injusticias que atentaban contra sus reputaciones personales
y familiares. A modo de ejemplo, podemos mencionar el trágico devenir de Martín
Echenique (argentino, 19 años, soltero, empleado), que trabajaba para Juan Rozas
cobrando los alquileres de las propiedades de este último.32 Rozas había tomado a
Echenique como su empleado porque era huérfano. Según el informe de la policía,
habían tenido una discusión por la falta de dos recibos y el dinero correspondiente.
El cuerpo de Echenique fue encontrado el 29 de mayo de 1885 en la vía pública, en
una zanja, con una herida de bala en la sien derecha. En su nota suicida, declaraba
que moría por creerse “acusado injustamente”. En la carta que dejó a su patrón, el
suicida manifestaba que se sentía muy desgraciado por la recriminación que le había
hecho y el castigo que iba a darle, ya que sólo había pagado con el dinero confiado a
quienes lo reclamaban. Asimismo, aclaraba que podría haber tomado el dinero que
hubiese querido, “como un estafador”, o pagar la suma que faltaba y “mandarme
mudar de su casa, pero veo que es una iniecuidad hacerlo haci, despues de haberle

la ociosidad, el vicio y el descontrol de las pasiones, para portarse como un ciudadano heroico que llevara adelante las acciones
virtuosas basadas en el entendimiento y la razón, desde la perspectiva de la moral burguesa, es decir, apuntando a dedicar la energía
al trabajo, a actividades útiles, al bien público y a generar un ámbito familiar sano y armónico. El vicio y la inmoralidad eran una peste
igual de peligrosa que las enfermedades infectocontagiosas desde la perspectiva alienista. En este caso, la falta de “energía moral”,
era la debilidad frente a las pasiones internas que afectaban a Kyleurz, un sujeto en extremo sensible que no resistía el nerviosismo
de la vida civilizada. Trabajo, educación, matrimonio y vida en familia eran algunas de las actividades recomendadas para preservar la
salud mental de la población desde el discurso alienista. En este discurso también aparecía la oposición entre inmigrantes alienados
y criminales, consumidos por vicios y por la obsesión de obtener fortuna, y la visión idealizada de ciudadanos virtuosos, productivos,
heroicos y comprometidos con la nación. Sobre este tema véase: Vezzetti (1985).

32 AGN, FTC-SE, Legajo E8, Echenique, Martín, suicidio.

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Arroyo, J. El deber y la honra. Suicidio, acción comunicativa y representación de la identidad.. 54-80

servido tanto”. También dejaba sentados los nombres de los que debían pagar el
monto motivo de discordia. En síntesis, podemos entrever que Martín Echenique
alegaba que había dado dinero de Rozas a quienes lo habían solicitado, actuando
de buena fe y que no era una persona deshonesta o un ladrón. Juan Rozas, por su
parte, interpretaba que su empleado doméstico se había suicidado después de que
su robo fuera descubierto, como consecuencia de la vergüenza y el remordimiento.
Tanto “La Nación” como “La Prensa”, el día 30 de mayo de 1885, mencionaban que
Echenique decidió suicidarse para evadir un castigo injusto en su carta, aunque no
había testimonios que respaldaran las acusaciones del suicida sobre dicha sanción.
Así, los diarios daban fundamento a la versión de Juan Ortiz de Rosas, quien negaba
las últimas palabras escritas por su difunto empleado.
Próspero Galliard (francés, 30 años, soltero, empleado en una tienda), también alegó,
en su nota suicida, que había sido culpado de robar a sus patrones.33 El 22 de abril de
1873, se degolló con una navaja de afeitar en su cuarto. Según el informe policial, en
un cuaderno de memorias, que estaba a su lado, dejó escrito que se suicidaba porque
lo acusaban de un robo. Sus patrones, al igual que Juan Ortiz de Rozas, desmintieron
esto y declararon que lo habían notado raro a Galliard e interpretaron que estaba
alienado.
Ser tildado de ladrón dañaba la reputación personal y la propia autoestima. Es
probable que muchos hayan sido denunciados en público como delincuentes sin
honra y que no se quitaron la vida. Por otra parte, la violencia en sí era una forma de
demostrar virilidad y honradez. En este sentido, el uso de la violencia no era sólo una
forma de protegerse, formaba parte de la propia identidad masculina. Un hombre
como tal debía estar dispuesto a jugarse la vida para defender su reputación. Este
era un valor compartido tanto por los inmigrantes como por la población nativa. A
la hora de dirimir conflictos entre dos hombres, frente a alguna ofensa, estos podían
resolver sus diferencias como asuntos privados, recurriendo a la agresión física,
por medio de armas de fuego, cuchillos o golpes a mano limpia. No responder el
desafío era una cobardía, un acto vergonzoso. Un insulto o un comentario injurioso
podían dar pie para que los contendientes se trabaran en combate. En las historias
analizadas, la autoagresión aparecía como un modo de dar veracidad a lo expresado
en las notas; es decir, rebatir las palabras injuriosas oponiendo las que pronunciaban
los hombres de honor, dispuestos a jugarse la vida para probar la falsedad de las
calumnias lanzadas sobre sus nombres.

4. Consideraciones Finales
En el presente trabajo nos dedicamos a estudiar y analizar algunas de las notas

33 AGN, FTC-SE, Legajo G4, Galliard, Próspero.

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legadas por los hombres que se quitaron la vida entre 1859 y 1888, a partir de los
casos preservados en los sumarios judiciales del fondo “Tribunal Criminal” de la
ciudad de Buenos Aires. Mientras que los escritos de las suicidas, aparecieron, sobre todo,
en los expedientes relacionados con peleas con sus cónyuges, desengaños amorosos
o amores contrariados los escritos legados por los varones aparecieron en relatos
de actos suicidas explicados a partir de asuntos de reputación, mal estado de sus
emprendimientos comerciales o inversiones.
Al indagar esas notas analizamos dos cuestiones. Por un lado, qué tipo de discurso
contenían, es decir, cuáles eran las acciones comunicativas que podíamos diferenciar
en estos mensajes. En primer lugar, cabe destacar la frecuente aparición de acciones
oblativas, enunciados orientados a redimir al suicida frente a los deudos. Así,
hemos identificado, además de pedidos de perdón y despedidas, declaraciones que
resaltaban actitudes y valores del horizonte de expectativas masculino: vivir con
honradez, actuar con valor y virilidad, asumir responsabilidad, etc.
En este sentido, otro de los asuntos que abordamos en este trabajo fue la toma de
responsabilidad por parte del suicida: en qué contextos se hacía responsable de sus
acciones, en cuáles acusaba a terceros de lo sucedido o manifestaba que la causa
de sus desgracias eran circunstancias externas a sí mismo. Al analizar las cartas
encontradas en los expedientes, identificamos dos situaciones bien diferenciadas.
Por un lado, en los expedientes relacionados con emprendimientos comerciales/
productivos o problemas en dichos negocios, encontramos notas en las que el suicida
expresaba, por un lado, pedidos de perdón, palabras afectuosas para los deudos,
despedidas, y, al mismo tiempo asumía la responsabilidad o exponía el fracaso de
sus proyectos. Estos discursos nos muestran el peso que tenía ese rol de proveedor
material como parte de la identidad masculina, de acuerdo a los valores patriarcales
vigentes en la época. En este sentido, al no poder cumplir con los compromisos
comerciales asumidos y con la palabra dada, expresaban la vergüenza que les
generaba la situación y, en algunos casos, llegaban a presentar su suicidio como un
modo de redención frente a esa imposibilidad de cumplir con los acuerdos previos y
sostener un comportamiento honorable.
Lo que podemos observar, a través de estos discursos, en ambos tipos de mensajes,
es, por un lado, el importante grado de interiorización de los valores patriarcales en
muchos individuos, y, como contracara, el dolor que generaba no poder cumplir con
las pautas del marco axiológico de la época. Quienes se quitaron la vida y los que
decidieron continuar con sus existencias compartían valores y anhelos del horizonte
masculino. La frustración, el dolor y la angustia que podía generar el no poder llevar
adelante su rol, como hombres honrados, podía ser imaginado por el resto de los
sujetos que observaban lo sucedido.
Como contraparte, en aquellas cartas que fueron encontradas en expedientes que
relatan situaciones de calumnias, injurias o acusaciones que ponían en entredicho
la reputación del suicida, los mensajes tuvieron un tono diferente. Si bien podían

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Arroyo, J. El deber y la honra. Suicidio, acción comunicativa y representación de la identidad.. 54-80

aparecer acciones comunicativas oblativas, en el sentido de condicionar la memoria


y el recuerdo de los deudos, estos mensajes estaban acompañados de acciones
comunicativas agresivas, es decir, acusaciones que trasladaban la responsabilidad a
terceros, y, de este modo, los exponían en público como los culpables de lo sucedido.
A su vez, lo que también podemos observar en los mensajes es la importancia que
el honor y la defensa de la reputación, personal y familiar, tenían dentro del marco
axiológico compartido: este daba sentido a la propia identidad y, al mismo tiempo,
servía para dar cuenta de las acciones propias y las de los otros. En este sentido, no
todos los que tuvieron un conflicto relacionado con sus negocios se suicidaron, así
como no todos aquellos que sufrieron algún tipo de exposición pública se quitaron la
vida, pero es probable que muchos de los actores que vivían en Buenos Aires, a fines
del siglo XIX, podían imaginar el dolor y la desesperación que generaban este tipo de
sucesos.

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Año 6 N° 10 | FCECO | 80
Literatura y cine: un recorrido por la vida de Manuel
Puig
Literature and cinema: a journey through the life of
Manuel Puig
DOI: http://doi.org/10.33255/25914669/61014

María Rosa Catullo


https://orcid.org/0000-0002-1060-1139
Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales
Universidad Nacional de la Plata
Instituto de Relaciones Internacionales
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
[email protected]
La Plata, Buenos Aires
Argentina

Recibido: 21/02/2022
Aceptado: 10/05/2022

Resumen
El escritor y cineasta Manuel Puig nació en General Villegas (Buenos
Aires) el 28 de diciembre de 1932. Pasó su infancia en su ciudad natal,
donde el cine era su gran pasión. Inició sus estudios secundarios
en la ciudad de Buenos Aires, Su relación con su ciudad natal fue
conflictiva, y se incrementó en 1969 al publicar su primera novela,
“Boquitas Pintadas”. La situación sociopolítica y el avance de la
homofobia obligaron a Puig a emigrar de Argentina en 1973. Vivió
en diferentes ciudades, dedicado a la literatura y la cinematografía;
escribiendo guiones y dirigiendo películas. Finalmente se estableció
en Cuernavaca (Méjico) donde falleció el 22 de julio de 1990. Sus
restos fueron cremados y sepultados junto a los de su madre en el
Cementerio Municipal de La Plata.

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 81


Palabras claves: Manuel Puig; Cementerio Municipal de La Plata;
Literatura

Abstract
The writer and filmmaker Manuel Puig was born in General Villegas
(Buenos Aires) on December 28, 1932. He spent his childhood in
his hometown, where cinema was his great passion. He began his
secondary studies in the city of Buenos Aires. His relationship with his
hometown was conflictive, and increased in 1969 when he published
his first novel, “Boquitas Pintadas”. The socio-political situation and
the advance of homophobia forced Puig to emigrate from Argentina
in 1973. He lived in different cities, dedicated to literature and
cinematography; writing scripts and directing films. He finally settled
in Cuernavaca (Mexico) where he died on July 22, 1990. His remains
were cremated and buried next to those of his mother in the Municipal
Cemetery of La Plata.

Keywords: Manuel Puig; La Plata Municipal Cementery; Literature

Año 6 N° 10 | FCECO | 82
Catullo, M. Literatura y cine: un recorrido por la vida de Manuel Puig. 81 - 97

“El pueblo era como un western. Una película que yo había ido a ver por error, y de
la que no podía salir” Manuel Puig

Introducción
El presente trabajo sobre el escritor Juan Manuel Puig Delledonne se realiza
a partir de un interés surgido como lectora y cinéfila de su variada obra literaria,
aclarando que la misma esta mediada por la inmediata interpretación y comprensión
adquirida al mirar esa realidad empírica desde un inevitable enfoque profesional
antropológico-social, resultado de contrastar textos escritos y sus adaptaciones al
cine. La aspiración no es hacer crítica literaria ni de cine o historiar la biografía de
un personaje que adquirió notoriedad pública. Ciertamente Bourdieu en su obra con
Darbel (2012:233) ha señalado que “De hecho, el sociólogo esta siempre bajo sospecha
(…) de impugnar la autenticidad y sinceridad del placer estético por el sólo hecho de
describir sus condiciones de existencia.” Sabiendo ello y que formamos parte de la
visión epistémica profesional del campo social consideramos que para entender a
una personalidad de trascendencia internacional y a su obra- en este caso Puig- es
fundamental comprender cuáles fueron sus placeres estéticos como escritor, llegar a
conocer el origen de esa inclinación por la actividad y el ambiente donde desarrolló
su vida, sus condiciones personales y los condicionamientos recibidos producto de su
articulación con el ámbito social de pertenencia.

Como se llegó a Puig


Llegamos a Puig en forma inversa a la costumbre de historiar a un personaje, desde
su destino final, La Plata hasta su nacimiento General Villegas. El interés en la ciudad
de La Plata como un centro urbano y su significación socio-política comenzó en 1995
con el proyecto “La fundación de la ciudad de La Plata. El primer Proyecto en Gran
Escala de la Argentina”, en el cual, investigamos la planificación, ejecución y fundación
de la ciudad de La Plata con el equipo que dirigí (Catullo, 1998:435; Mallo, Catullo
et al. 1998: 425) Posteriormente integramos otros proyectos relacionados al campo
funerario -iniciados en 2001 y continuados hasta la actualidad que tuvieron como
finalidad interpretar en función de diferentes enfoques teórico-metodológicos como
la semiótica, el campo social, la arqueología urbana, la antropobiología y la mirada,
arquitectónica (Catullo, 2011: 34-41), las expresiones presentes en los cementerios.
El cementerio platense aloja los restos de importantes personalidades que han
trascendido por su trayectoria de vida, la esfera de la vida cotidiana y de la comunidad.
Esta circunstancia, dio la oportunidad para indagar sobre el dirigente político Balbín
(Catullo, 2013) cuyo panteón ubicado en el centro de una de las plazas, comparte la
centralidad simbólica de los correspondientes a dos de los cinco sabios platenses,
Ameghino (Sempé, 1998:647) y Almafuerte (Flores y Gómez Llanes 2013) y al general
Hornos (Preti y Espinoza 2013).

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Estas investigaciones, desarrolladas en la Universidad Nacional de La Plata en
el marco del Programa de Incentivos a docentes-investigadores universitarios del
Ministerio de Educación de La Nación, posibilitaron realizar el relevamiento gráfico,
fotográfico y documental de los monumentos funerarios del cementerio de La Plata.
En especial se obtuvo información en los archivos de Obras Particulares y de Entradas
del Cementerio platense, donde encontramos los datos de entrada y ubicación del
lugar de sepultura de Manuel Puig Delledone y su madre. Otros datos se consultaron
en las bibliotecas y Hemerotecas de la Universidad, de la Legislatura provincial y del
Congreso Nacional.
La sepultura se ubica en el sector P, lote 43, según consta en el acta nº 94531.
Es una bóveda nichera propiedad de las familias Delledonne-Marenghi, por sus
características es posible que haya sufrido modificaciones al reconvertir una antigua
bóveda en nichera. Su estado edilicio es bueno, no presenta daños causados por
raíces de plantas, grietas ni de humedad por filtraciones. En trabajos conjuntos con
la especialista en líquenes Vilma Rosato (2013) registramos la presencia de manchas
negras en las paredes, provocadas por la presencia de talos de líquenes de Caloplaca
austrocitrina poco desarrollados (Rosato 2006) y posibles cianobacterias (Fig.4a).
Es una estructura de ladrillo y mampostería revocada con cemento de rasgos Art
Decó por el uso de planos superpuestos (Fig. 4b). El frontón superior está recubierto
por placas de granito gris, usado también para la cruz que corona la bóveda y en las
tapas de los nichos. Las placas con inscripciones son de bronce. El nicho de María
Elena Delledonne y su hijo, es el central de la hilera superior (Fig. 4b).

a b c
Figura 4: a. colonias de microorganismos b. Bóveda Delledonne-Marenghi. c. nicho de María Elena
Delledonne y Manuel Puig

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.
Quien fue Manuel Puig.
Puig nació un 28 de diciembre de 1932 en la ciudad de General Villegas situada
a poco más de 500 km de la capital provincial La Plata y en el extremo noroeste
de la provincia de Buenos Aires. Es una localidad limítrofe a tres provincias, La
Pampa, Córdoba y Santa Fe, con las cuales comparte sus características ambientales.
El paisaje que rodeó su infancia fue el de una llanura de suaves ondulaciones y
lagunas, con suelos muy productivos de pradera cubiertos de gramíneas forrajeras
que permitieron el desarrollo de actividades agropecuarias. Estas fueron las tierras
del legendario Panguitruz Guor (Zorro Cazador de Leones), bautizado por Juan Manuel Rosas
como Mariano Rosas.
Se podría pensar como un bucólico pueblo donde las noticias llegaban tardíamente
o eran escuchadas en las viejas radios a galena o a válvula. Puig mismo lo describe
como “…la ausencia total del paisaje, es una planicie perfecta y el horizonte es una
recta, no crece nada más que ese pasto…”(Entrevista, 1977). Siente que la ciudad está
muy lejos de todo, a miles de kilómetros del mar, de las montañas y del mundo.
Su abuelo Catalán fue un anarquista exiliado en la Argentina que se radicó en
Villegas. Sus padres fueron Baldomero Puig comerciante fraccionador de vinos y
María Elena Delledonne, licenciada en Farmacia que cumplía tareas como Jefe de
farmacia en el hospital local (Goldchluk, Panesi y Romero (2001:1). Pasó su infancia
en el pueblo natal. (Fig. 1 a y b) y su adolescencia estudiando en el colegio Ward de
ideología cristiana ubicado en Villa Sarmiento partido de Morón.

Figura 1: a. Manuel Puig. b. Casa natal en General Villegas

Al padre, por su condición de primera generación argentina de migrantes aferrada


a su terruño le bastaba su negocio como realización de vida, porque comprendía el
mundo visto desde la puerta de su negocio, que atendía en la parte delantera de la
casa familiar. La madre, apodada familiarmente con el diminutivo Male (Fig. 3) lo
rodeó de un ambiente de literatura y cine, una forma de escapismo, porque nunca
se adaptó completamente a la vida pueblerina y desde muy chico llevaba a su hijo
al cine del pueblo, para ver películas estadounidenses y más ocasionales italianas o
francesas. Sorprendentemente la primera película vista a los cuatro años de edad fue

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La novia de Frankenstein, un clásico del cine de terror de época con Boris Karloff y
Elsa Lanchester.


Figura 3 a. Male y su hijo b. Manuel Puig en la primaria.1

El cine nacional, pasado exclusivamente los domingos, no era de su gusto; sin


embargo, admiraba a Mecha Ortiz, a la que consideraba semejante a las actrices
europeas y norteamericanas que admiraba, Norma Shearer a quien le había puesto
el apelativo de la Reina, Eleanor Powell y Ginger Rogers, en la comedia musical y
Luise Rainer, Greta Garbo y Marlene Dietrich en el género dramático.
Para Bourdieu (2010:68), tanto la educación familiar como escolar imponen
arbitrariamente la formación del habitus y que la frecuentación de una determinada
actividad al naturalizarse origina su gusto por las obras “…naturalmente dignas de
ser admiradas o apreciadas…”. Podemos decir que fue la madre -en su frecuentación
del cine acompañada de su hijo- quien desde temprana edad impuso un aprendizaje
inconsciente de las obras cinematográficas y formó su gusto, especialmente porque al
compartir la actividad se estableció una profunda relación afectiva madre-hijo, donde
este sentía que su madre concordaba más con su mundo de ficción cinematográfica y
su padre, ajeno a la misma, no la compartía de ningún modo. Puig llegó a asistir en
forma extremadamente frecuente -cinco días de la semana- surgiendo así la afición
y pasión por el cine; actividad que convirtió en su “ventana al mundo”.
Su padre juzgaba que ese pasatiempo le impedía vivir en el mundo real de la vida
cotidiana, de relación con los niños del barrio y realización de actividades deportivas.
A los once años, fue fuertemente impactado por circunstancias negativas, la muerte
del hermano menor al nacer y, paralelamente, un intento de violación por parte de
un muchacho de quince años. A partir de esos episodios, su madre procuró alejarlo
del cine para hacerle ver la realidad.

1 Archivo del Centro de historia regional. Biblioteca General Villegas.

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En relación a la vida en su ciudad natal fueron sus propias palabras las que revelaron
claramente sus sentimientos al respecto -quizás exagerando las distancias por la
sensación de aislamiento- en la entrevista que le realizó el periodista español Soler
Serrano.

…yo rechacé totalmente la realidad que me tocó vivir. Era un pueblo casi de western;
a mil kilómetros casi de la capital, en la zona que se llama pampa seca. La pampa
húmeda es la parte que está cerca del mar, hasta 400 kilómetros, más o menos. Es
otro tipo de tierra. Pero allí donde empieza la pampa seca las cosas se ponen muy
serias porque no hay agua. Se saca el agua de napas subterráneas, pero no hay agua
que corra a la vista, no se ve…y todo es muy seco. Crece un pasto que es bueno para
el ganado. Es la riqueza del lugar, pero aquello es de miedo… (…)… el mar está a mil
kilómetros y las montañas están a mil kilómetros y todo, todo está lejos. La persona
que nace y se muere ahí no ha visto nada; nada más que lo que le dan en el cine... (Puig
a Fondo, entrevista, Radiotelevisión Española, 30 de octubre de 1977)

En esta entrevista fue también francamente explícito de lo que pensaba de la ciudad


“…Era la vigencia total del machismo...debían existir fuertes y débiles” (…) “Lo que
daba prestigio era la prepotencia (…) yo rechacé todo eso. …” Para Puig, el origen
de ese sistema machista, de explotación de la mujer, estaba en la pareja, veía a la
mujer como un ser sometido al patriarca hogareño, aprovecha su obra El Error Gay
(Puig, 1977:139) para sostener “…El concepto de pecado hizo posible la creación de
dos roles diferentes de mujer el ángel y la prostituta. Es decir una sirvienta en casa y
una cortesana afuera para divertirse…”, por estas razones se alejó definitivamente de
General Villegas. Su liberación estaba representada por el ambiente cinematográfico
y para entrar a él estudió inglés, francés, italiano y alemán a los que consideraba
el lenguaje del cine. Su realidad eran las historias relatadas por el cine y para ello
coleccionaba recortes de anuncios y críticas de películas.

De su etapa del colegio secundario declaró “…La vida allí fue atroz. …(…)… Mis
compañeros eran crueles… (…)… Extrañaba tremendamente a mi madre…”.

“…me hice amigo de un compañero judío: descubrí que él sabía todo lo referente a Freud
y sentí que ser el mejor alumno no significaba tanto como yo había pensado. Dejé,
entonces, de estudiar mis lecciones y empecé a leer a Hesse, Huxley, Sartre, Thomas
Mann. (…)… descubrí el placer de la lectura... También mi amigo me enseñó que no
todas las películas venían de Hollywood. Incitado por él vi “Crimen en París”, un policial
de H. G. Clouzot, que me fascinó. Allí la estrella era el director. A través de esa película
descubrí, finalmente, lo que quería ser: director de cine. Ya que no podía ser Tyrone
Power o Ginger Rogers o Robert Taylor o Eleanor Powell, podía ser Clouzot. Primer
paso: estudiar seriamente francés e italiano, los “nuevos” idiomas del cine.” (Puig a

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Fondo, entrevista, Radiotelevisión Española, 30 de octubre de 1977)

En la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA se inscribe en 1951, estudiando con


dedicación y al culminar la carrera, ya estaba trabajando en cine. En 1953 al cumplir
con el servicio militar en el área de Aeronáutica, por su conocimiento de idiomas lo
toman como traductor. Como Buenos Aires no resultó su Hollywood añorado en la
infancia, se fue del país, al conseguir una beca para estudiar en Roma en 1956.
Su trayectoria de vida fue itinerante, en 1958 estuvo en Londres y luego en Estocolmo,
donde enseñó español e italiano. También trabajaba en un restaurante donde todos
los empleados, además del dueño, eran actores desempleados. En Italia, su amigo
Fenelli, le insistió en escribir sobre temas que conociera más profundamente. Puig
tomo como personaje modelo a su primo Jorge, para realizar un guion de cine
sobre sus amoríos, en el transcurso del escrito se dio cuenta que estaba escribiendo
una novela. Mudado a Nueva York, trabajando para la empresa Air France y con
más tiempo, concluyó finalmente su primera novela que tituló La traición de Rita
Hayworth. En 1967 regresado a Buenos Aires escribió Boquitas pintadas, publicada
en 1969. Entre 1978 y 1980 vivió en Nueva York, donde dictó cursos de escritura
creativa en la Universidad de Columbia. El año que se estableció en Brasil, publicó la
novela Maldición eterna a quien lea estas páginas, inspirada en sus últimos años
neoyorquinos. En 1982 finalizó Sangre de amor correspondido y fue candidato al
Premio Nobel de Literatura. En 1988 publicó su novela Cae la noche tropical, de la
cual se ha hecho una adaptación teatral.
Entre finales de 1989 y principios de 1990 Puig en Santa Marinella Italia escribe un
guion que quedó inédito sobre el compositor Vivaldi. Vuelve a México, comprando
casa en Cuernavaca, que fue su residencia definitiva con sus más preciadas
pertenencias una Lettera, la computadora IBM y su videoteca integrada por más
de cuatro mil películas. Decidió no regresar a la Argentina- que siempre le resultó
inhóspita-, ningún colega argentino se había interesado por él en el exilio y luego
de la prohibición gubernamental de su obra, el canal estatal le había cerrado las
puertas y la crítica comenzó una campaña de denostación usando su novela anterior
para manifestar una opinión negativa de su producción.
Falleció en Cuernavaca, México en 1990, el 21 de julio fue operado de urgencia de
la vesícula en la Central Quirúrgica de Las Palmas, al día siguiente con problemas
respiratorios y cardíacos murió. Al trascender la noticia, se rumoreo públicamente
que la causa fue el Sida, rápidamente desmentidos, aunque se siguió especulando
con ello. Al velatorio asistieron seis personas entre las que estaban su madre, sus
amigos Javier Labrada y Agustín García Gil y su colega Tununa Mercado, quien se
encontraba allí a razón de un coloquio al que debía presentarse en la ciudad de
Xalapa, en Veracruz.
Los restos de Manuel Puig fueron trasladados a la Argentina y por expreso pedido
de su madre - que había guardado la urna cineraria en su casa de La Plata (Tomas
Eloy Martinez, 1991), al fallecer en 2006 a los 99 años, sus cenizas fueron tumuladas

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junto a ella, en la nichera del panteón familiar del cementerio platense, expresando
así, que la estrecha relación madre-hijo continuaba después de la muerte.

El mundo del cinematográfico según Puig.


El Centro Sperimentale di Cinematografia de Italia lo desilusionó, porque al estar en
auge el Neorrealismo italiano “…Hollywood era una mala palabra, la imaginación
el enemigo número uno del cine, las obras de autor una blasfemia…”. (Puig
a Fondo, entrevista, 30/10/1977). Su deseo era aprender sobre el “cine de autor” y
poseer la libertad presentar sus propios guiones. El  neorrealismo italiano  fue un
movimiento narrativo y cinematográfico que surgió en Italia a partir de 1945 durante
la posguerra. Tuvo como objetivo mostrar condiciones sociales más auténticas y
humanas, alejándose del estilo histórico y musical que hasta entonces había impuesto
la Italia Fascista (1922-1945) con la caída de Benito Mussolini. El término fue acuñado
por el crítico Umberto Bárbaro y suele considerarse como primera película de esta
corriente a “Roma Ciudad abierta” de Roberto Rosselini.
En clase al ver Metrópolis de Fritz Lang el expresionismo alemán lo deslumbró con
su espacialidad, claroscuros e imágenes, especialmente porque cada unidad visual
al adquirir un carácter simbólico trasciende la realidad para expresar un estado
sicológico. Este movimiento cinematográfico iniciado en Alemania en la década del
20 significó un antes y un después para la historia del cine. Según Kracauer (1985:
142-143) el cine alemán de esta época resalta por la tendencia a la introspección
para huir de la realidad y la incertidumbre de la sociedad existente en la posguerra a
partir de 1918. Metrópolis expresó la imagen de una sociedad dual, la ciudad obrera,
subterránea, oscura casi autómata dedicada al manejo de máquinas monstruosas,
que abastecen a la ciudad luminosa de la elite dedicada al disfrute de la vida. Este
cine puso el énfasis en la transmisión de sensaciones y emociones expresadas en
unidades visuales donde la realidad se altera y deforma mediante el uso de los
contrastes de luz y sombra, los decorados y la escenografía.(www.historiadelcine.es/
por-etapas/expresionismo-aleman-cine-caracteristicas Consultado 24/1/2022)
Durante sus vacaciones visitó París, en pleno auge de los Cahiers du Cinéma, la
revalorización del cine imaginativo y de la obra de autor. Los Cuadernos de Cine
(nombre en español) es una revista especializada  francesa, fundada en 1951  por
André Bazin, Jacques Doniol-Valcroze y Joseph-Marie Lo Duca. Supuso el desarrollo
de la originaria Revue du Cinéma junto con los miembros de dos cine club parisinos:
“Objectif 49” (Bresson, Cocteau, A. Astruc, etc.) y el “Ciné-Club du Quartier Latin”.
Inicialmente, tuvo como editor al cineasta Eric  Rohmer, y se incluyeron entre sus
colaboradores a directores como Jacques Rivette, Jean Luc Godard, Claude Chabrol
y François Truffaut. Estuvo relacionada en consecuencia a la “Nouvelle Vague” que
renovó por completo el cine francés, y por su efecto influyó al cine europeo y parte
del estadounidense, en cuyos clásicos se había formado.
Fue en Londres y Estocolmo, donde escribió sus primeros guiones cinematográficos.

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Tras su regreso a Roma, su amigo el argentino Mario Fenelli, le sugirió escribir en su
idioma natal, tomando su consejo en 1960, en Buenos Aires, escribe La tajada que
narra la historia de una actriz durante el gobierno peronista, que decide casarse con
un diputado para utilizarlo en una venganza. Trabajó en dos coproducciones como
asistente de diálogos: Casi al fin del mundo y Una americana en Buenos Aires. Entre
1961-1962 fue asistente de dirección de cine en Buenos Aires y Roma. En 1980 Manuel
Puig se radica en Río de Janeiro, Brasil, y en 1985 hace la adaptación cinematográfica
del El beso de la mujer araña, filmada por el argentino Héctor Babenco.

Su mundo literario
En este campo sus obras en novela son La traición de Rita Hayworth (1968);
Boquitas pintadas (1969); The Buenos Aires affair (1973); El beso de la mujer araña
(1976); Pubis angelical (1979); Maldición eterna a quien lea estas páginas (1980);
Sangre de amor correspondido (1982); Cae la noche tropical (1988) y finalmente
que quedó inconclusa Humedad relativa 95 %] (1965-1966).
Las teatrales fueron Bajo un manto de estrellas (1983); El beso de la mujer araña
(1983); La cara de villano (1985); Recuerdos de Tijuana (1985).
En forma póstuma Beatriz Viterbo editora publicó en 1997 El misterio del ramo de
rosas, prologada por Julia Romero y Angelo Morino; en 1998 La tajada - Gardel, uma
lembrança. Con el prólogo de Graciela Goldchluk y Julia Romero y Triste golondrina
macho - Amor del bueno - Muy señor mío prólogo de Julia Romero y Graciela
Goldchluk.
Sus obras se caracterizan por una estructura dialogada y el empleo de formatos y
estereotipos de géneros «menores», tales como el folletín, el radioteatro sentimental
o la telenovela que tanto le gustaban. Sus características fundamentales fueron la
experimentación narrativa, utilizando técnicas como el montaje, desplazamiento,
asociación de ideas.
La traición de Rita Hayworth, ambientada en “Coronel Vallejos”, los personajes
se corresponden con sus familiares pero cambia su sobrenombre Coco por “Toto”
y el nombre de su primo por el de “Héctor”, cambios que serían comunes en sus
siguientes libros. Un amigo, el cineasta Néstor Almendro mandó el manuscrito a la
editorial francesa Gallimard que la publicó en 1967, recibiendo una crítica positiva en
el diario Le Monde que la consideró una de las mejores novelas del año. Finalmente la
editorial Jorge Álvarez de Buenos Aires la publicó en 1968. En la entrevista realizada
por la revista Confirmado Puig se refiere a su contenido

“…Narrar el mal crecimiento de un chico, la imposibilidad de aceptar la realidad,


el hallazgo del cine como escape. Contar cómo se puede llegar a la inversión de los
términos realidad—ficción. En la novela -en la vida del protagonista- hay un momento
en que la ficción llega a ser mucho más tangible que la realidad.”

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Boquitas pintadas, publicada en 1969. Tiene una estructura de “folletín en dieciséis


entregas” con una textualidad de diálogos directos, cartas, diarios íntimos, expedientes
y publicaciones, de mínima narración convencional. Con ella Puig adquirió renombre
en la Argentina. La novela relata la historia de Juan Carlos Etchepare, donjuán y su
relación con tres mujeres: Nené, de origen humilde, verdaderamente enamorada de
él; Mabel una chica bien, tan infiel como Juan Carlos y la viuda Di Carlo, mal vista
a causa de los rumores de no respetar su viudez. A este eje argumental, entrelaza
otras historias la de Celina soltera empedernida hermana de Juan Carlos, Pancho y
la Rabadilla. Cuando Juan Carlos se interna en Córdoba tuberculoso, los personajes
comienzan a expresar en sus relaciones humanas, por un lado, el valor de los lazos
afectivos y la negatividad de los vínculos establecidos por el deseo.
La historia impactó negativamente en General Villegas, que se reconocía en los
personajes y fue juzgada como una intromisión en la vida privada Precisamente Puig,
al igual que en su anterior libro, había usado conversaciones oídas a escondidas,
Juan Carlos, el personaje, era una combinación de Danilo Caravera, un muchacho
atractivo que padecía tuberculosis, y su hermano Hernán, un muchacho holgazán
y licencioso. Nené se correspondería nada menos que con la madre del autor que
actúa en combinación con una vecina de apellido Fumagallo. La diferencia según
el testimonio posterior obtenido en las entrevistas a personas de la época era que,
su madre se había casado con Baldomero, el hombre más deseado del pueblo, y
Nené con Danilo, el licencioso. La adaptación cinematográfica fue dirigida por
Leopoldo Torre Nilsson y estrenada en 1974, en Villegas provocó un gran impacto y
fue prohibida (presuntamente por presión de la Acción Católica). Llegó a ser tanta
la conmoción causada que, aunque la familia Caravera ya no residía en General
Villegas, el padre de Danilo ordenó cambiar su nichera del cementerio, para que la
prensa no la fotografiara.

“Cuando la gente que quiere ser mejor se le proponen modelos torpes y valores
ilegítimos, el ridículo, la parodia, instalan su reino. Cuando el ideal es ser fino y el
molde es la cursilería, se acaba doblando el dedo meñique para tomar la taza. Pero
esto no me causa gracia. No escribí Boquitas... como una parodia, sino como la historia
de gentes de la pequeña burguesía que, como primera generación de argentinos, debía
inventarse un estilo” (Aída Bortnik, Manuel Puig, 1969).

En 1973 Sudamericana publicó The Buenos Aires Affair, una novela policial que
relata los últimos días de vida del personaje principal, por su contenido, que
preanunciaba el terrorismo de Estado, fue prohibida por el gobierno. Puig al igual que
otros intelectuales y actores recibió amenazas de la “Triple A”, decidiendo exiliarse en
México.
El beso de la mujer araña de 1976, tuvo reconocimiento internacional. Ambientada
durante el tercer gobierno de Perón (1973-1976) en Argentina, cuenta la historia de dos

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reclusos que al compartir celda traban una compleja relación, uno militante de una
organización revolucionaria que es continuamente torturado, el otro un homosexual
acusado de corrupción de menores, afeminado imaginativo le gusta contar películas.
Ambos ejemplifican el contraste entre el mundo ficcional y la realidad de la prisión.
Gallimard -que hasta entonces había publicado todas sus novelas- la rechazó por
decisión de Aurora Bernárdez (esposa de Julio Cortázar), fundamentando que la
imagen del revolucionario ablandado por el homosexual afeminado iba contra de los
ideales leninistas sustentados por la editorial. Siguiendo su ejemplo, otras editoriales
europeas también lo vetaron.
En 1979 publicó Pubis angelical, best seller en España, que expone en una estructura
de planos paralelos, lo que sería el modo de vida argentino de las décadas del 60
y 70, a traves de la vida amorosa de una enferma y las fantasías que anidan en su
inconsciente.
Esta novela, adaptada al cine fue llevada al cine por Raúl de la Torre en 1982, también
se convirtió en una comedia musical de gran éxito en Broadway, en una ópera con
música del alemán Hans Werner Henze y en una obra de teatro escrita por el propio
Puig.
La Maldición eterna a quien lea estas páginas, está inspirada en sus años
neoyorquinos. Ambientada en Nueva York, narra el encuentro y desencuentro de dos
individuos pertenecientes a culturas y modos de vida diferentes, un argentino lisiado
y el otro norteamericano, su acompañante divorciado acosados por un fantasma
femenino. El argentino no quiere recordar su pasado y a la mujer, el yanqui no puede
olvidarlo. La trama refleja carencia de afecto y falta de comunicación.
Sangre de amor correspondido su origen se basa en una serie de grabaciones y
transcripciones de entrevistas realizadas a un albañil brasileño. La trama plantea la
problemática de la sexualidad y su idioma, las metáforas en su forma de expresión
conque el recuerdo, se disimula o expresa en la memoria consciente. Es considerada
su obra más compleja con la que fue candidato al Premio Nobel de Literatura.
En 1988 publicó su novela Cae la noche tropical, de la cual se ha hecho una
adaptación teatral. Es una narración melodramática sobre la vida de tres argentinas,
radicadas en Río de Janeiro, dos son hermanas octogenarias que recuerdan su pasado
y a traves de sus chismes permiten conocer los amores de una joven exiliada política.
Ha sido calificada por el crítico teatral Diego Avalos como una “mirada original y
poética sobre la irredimible soledad del ser humano, la última novela de Manuel Puig
es una obra maestra del siglo XX” (https://www.asalallena.com.ar/teatro/critica-cae-
la-noche-tropical-diego-avalos.)

Puig y sus contemporáneos.


Puig en la década del 70, apoyó al Frente de liberación homosexual FLH de Argentina,
del que también participaron Juan José Sebrelli, Héctor Anabitarte y otras destacadas
personalidades que en 1973 publicaron el manifiesto Sexo y Revolución, que en sus

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párrafos sostiene “…los individuos son moldeados para ser dominados y/o para
dominar, y esto se realiza a través de específicos y poderosos mecanismos sicológicos,
mecanismos que en último término acaban sosteniendo y perpetuando ese orden de
la dominación.”, culpando al sistema capitalista cuyo eje y propósito “…es asegurar la
explotación de la fuerza de trabajo en beneficio de una clase, todos los actos de todos
los individuos están dirigidos hacia ese fin supremo…”, señala la importancia de la
familia que es una “…microsociedad que reproduce en almácigo el sistema que la
nutre…”. En otro de sus párrafos expone “…En la familia standard hay un detentar del
poder, el macho, que, en la medida en que maneja el poder económico en la familia y
el poder político en la sociedad, maneja por derecho propio el sistema de relaciones
familiares y su extensión, las relaciones sociales. El objeto de su dominación es, en
primer lugar, la mujer; y en segundo lugar, los hijos…”
En este manifiesto se puede ver claramente, el pensamiento de Puig al respecto que
expresara en la entrevista con Soler Serrano respecto al machismo imperante en el
ambiente social de su ciudad natal.
La revista El Porteño publica en 1995 un artículo de su autoría El error Gay en el cual
expresa sus ideas sobre el sexo y el erotismo humano “… el sexo carece absolutamente
de significado moral trascendente…” dice que es “…un juego, una actividad, una
actividad de la vida vegetativa como comer y dormir… (…)…Existen personas que
practican actos sexuales con sujetos de su mismo sexo, pero este hecho no debería
definirlos porque carece de significado”.
Adhirió a una posición más radical, de una “sexualidad libre” porque considerar
la existencia de una identidad homosexual implicaba la creación de un ghetto
con sus represiones, semejante al de la “condición heterosexual” por consiguiente
homosexualidad y heterosexualidad eran conceptos que debían eliminarse. El origen
de las restricciones en todo lo relacionado con el machismo y el erotismo fue que
“·… El concepto de pecado hizo posible la creación de dos roles diferentes de mujer,
el ángel y la prostituta. Es decir una sirvienta en casa y una cortesana afuera para
divertirse…”.
 
Suzanne Jill Levine escribió, en su artículo Manuel Puig, Edipo ronda la Pampa (2012,
p.49) :

“Como la traductora de cuatro de sus novelas, considero que su trágico fallecimiento


aquel verano de 1990, dejó al descubierto que Puig nunca recibió la clase de recepción
y comprensión que merecía como un creador literario complejo, aunque poco
convencional. Considero, además, que sus pares, compañeros escritores argentinos y
latinoamericanos, fueron a menudo sus más feroces detractores. El primer novelista
“pop” de Latinoamérica –como muchos críticos argentinos lo calificaron–, un tímido
homosexual por lo demás, trascendió en muchas maneras los logros de los más
laureados escritores del llamado Boom”.

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Juan José Sebrelli, militante junto a Puig en el Frente de Liberación homosexual,
en una entrevista realizada explico que “Puig vivía dedicado exclusivamente a sus
libros, pero justamente porque era conocido quedó como una figura más central
del movimiento.” pero que Puig, en la primera reunión les había aclarado su grado de
apoyo “…‘Miren, yo voy a colaborar con ustedes, estoy completamente de acuerdo,
pero pido que no pongan mi nombre, porque yo soy una persona muy conocida y
muy perseguida y entonces me va a traer problemas en mi trabajo’…”
En el año 1994, en la  Universidad Nacional de La Plata  se fundó un grupo de
investigación que ordenó el archivo durante dos años y llevó adelante sendos
proyectos, dirigidos primero por José Amícola y, luego, por Julia Romero y Graciela
Goldchluk. Este grupo ha ordenado, estudiado los manuscritos y editado textos
inéditos, además de realizar el primer ordenamiento y clasificación. Material que se
encuentra en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
El escritor Carlos Gamerro, en su ensayo sobre Puig y Walsh (2013), sostuvo que
para él “… el modelo de escritor político siempre ha sido Puig, más que Walsh,
fundamentando su opinión en que

“…Puig se propone escribir una literatura explícitamente política…” como en el caso


de El beso de la mujer araña donde el personaje “…Molina, en su relato, lee la película
según una clave excéntrica: en lugar de leer ideológicamente una obra de arte, lee
estética y emotivamente un producto ideológico. A la vez, su lectura supone que ya no
es lo sociopolítico el contexto donde se leen los productos del arte, sino que el arte, la
forma de arte, es el contexto para la lectura ideológico-política…”.

La brasilera Adna Couto (2007). Mestranda en Literatura y Diversidad Cultural


(UEFS). Resaltó a Manuel Puig como “…uno de los escritores contemporáneos más
importantes de la Argentina y tuvo un papel muy importante para la Literatura
Hispanoamérica.” Para Felipe Pigna (2021) fue un escritor militante porque “… nunca
ocultó su opción sexual en un contexto de profunda discriminación y participó en la
fundación del Frente de Liberación Homosexual.”
Según Beatriz Sarlo (2019: 322) Puig “… Tomó en serio la cultura de Hollywood, del
radioteatro, de los géneros sentimentales, que la alta literatura había rechazado…
(…)… construye su propia diferencia al mezclarse en esa cultura media, amable
y concesiva, y escribe sus novelas con las materias de la industria cultural.  Su
originalidad es el lugar común. Todo esto es bien sabido. En realidad, Puig creía que
la literatura había terminado…”.

Consideraciones Finales
Para finalizar pondría el foco en la estrecha relación del escritor con su madre, quien
lo inició en su pasión por el cine y quien cuidó de los restos de su hijo y de su legado

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literario hasta su muerte producida en el año 2006. Marcando una gran diferencia
con el padre, quien nunca salió de General Villegas y por lo tanto a los ojos de su hijo
Manuel, no había conocido nada. Sólo había vivido en la llanura seca pampeana.
Un coyuntura de vida para remarcar en Puig fue la ambivalencia de la articulación
con el espacio familiar y social natal, creando una realidad en el cual el cine fue “…su
ventana al mundo…” y el rechazo de lo local como la verdadera realidad, hecho que
fue esencial o fundamental en la construcción de su personalidad, distinguiéndolo
entre los demás al generar la sensación de no pertenencia y la necesidad de buscar
otros horizontes.
Esa ajenidad de Puig y la hostilidad de sus contemporáneos villeguenses a partir de
su novela “Boquitas Pintadas” -en la que rebautizó como “Coronel Vallejos” a General
Villegas- implantaron un conflicto de relación que expreso así “…salí a los quince años
y nunca volví…”. En el Documental “Regreso a Coronel Vallejos”, dirigido por Carlos
Castro (2018) se relata cómo las nuevas generaciones villeguenses, a 28 años de su
muerte, han vuelto a leer sus obras, superándose, la hostilidad inicial. Ya no queda
nada de aquellas familias ofendidas por la obra de Puig. Por último, destacamos que
los restos de Manuel Puig al encontrarse en el Cementerio Municipal de La Plata, nos
han permitido generar esta reflexión.

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Estado y regulación social de la muerte.
Construcción estatal de las mentalidades
y conciencia colectiva en el nordeste
argentino contemporáneo.
State and useful life administration.Notes on mindset
construction by the State and collective consciousness as
regulators of the social treatment of death.
DOI: http://doi.org/10.33255/25914669/61015

Cosme Damián Navarro


https://orcid.org/0000-0002-8877-9770
Universidad Nacional del Nordeste 
[email protected]
Corrientes, Corrientes
Argentina

Recibido: 10/08/2021
Aceptado: 10/05/2022

Resumen
El escrito presenta elementos para comprender el papel del Estado
en el tratamiento social de tres casos de muertes excepcionales
en el nordeste argentino, ocurridos entre 2012 y 2017. Para ello,
recupera los conceptos de construcción estatal de las mentalidades
y conciencia colectiva, presentes en las teorizaciones de P. Bourdieu
(1997), P. Corrigan y D. Sayer (2007) sobre el Estado y su función de
construir ideas desde las cuales se interpreta y actúa en el mundo
social. Partiendo de allí, reconoce una serie de “rituales” o formas
típicas de acción, tendientes a constituir un ordenamiento acorde
al desarrollo del sistema económico; entre las cuales destaca la
administración de la vida en función de su utilidad y el descarte de los

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Navarro, C. Estado y regulación social de la muerte. Construcción estatal de las mentalidades... 98-114

cuerpos sobrantes, como fundamento para la inacción estatal en el


tratamiento de los casos referidos.

Abstract
This article outlines the keys to understand the role of the State in the
social treatment of three exceptional death cases occurring between
2012 and 2017 in northeastern Argentina. To this end, it brings forward
the concepts of mindset construction by the State and collective
consciousness, which have been theorized by P. Bourdieu (1997), P.
Corrigan and D. Sayer (2007) when addressing the State and its role
in the construction of the ideas that serve as a basis for interpreting
and acting in the social world. From there, it recognizes a series of
“rituals” or prototypical forms of action, which are conducive for
building an order concurrent with the development of the economic
system; among which the life administration in terms of usefulness
and the disposal of surplus bodies stand out as the foundation of state
inaction in the treatment of the referred cases.

Palabras claves: Sociología de la muerte – Estudios sobre el Estado


– Invisibilización de la muerte – Muertes de trabajadores – Nordeste
argentino

Keywords: Sociology of death - Studies on the State - Invisibility of


death - Deaths of workers - Northeast Argentina

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Introducción
Contraria al dicho popular que sostiene que la muerte nos iguala a todos, la realidad
muestra que su tratamiento social depende de las condiciones de existencia del sujeto
que muere. La muerte de los seres humanos, en su gran mayoría, no causa efectos
significativos, diariamente ocurren millones y pasan inadvertidas para el conjunto
de la población; quedando circunscriptas a procesos interiores de pequeños grupos:
familiares, amigos, etc. A las de este grupo, podemos denominarlas naturales o
normales, ya que se consideran como parte del desarrollo típico de la vida humana.
Existen, por otro lado, en número más reducido que las anteriores, algunas que poseen
cierta capacidad disruptiva de la dinámica social; inician procesos que culminan en
cambios de diversos grados a nivel institucional, cultural, político-administrativo, etc.
Las de este último grupo han sido denominadas muertes “excepcionales” (Gayol &
Kessler, 2011), por su capacidad disruptiva de la dinámica social, o “evitables” (Murillo,
2008), poniendo el acento en la cualidad que le hace poseer esa capacidad.
Dentro de estas últimas, hay ciertos casos que no han sido suficientemente explicados
por la teoría social. Se trata de muertes evitables que no alcanzaron un grado de
excepcionalidad, esperable por las características que presentaban. Las mismas, han
sido invisibilizadas, al no haber causado una conmoción visible o significativa en las
sociedades donde ocurrieron.
En otro lugar (Navarro, 2016, 2020), se ha mostrado que lo que explicaría esta
disparidad en el tratamiento no tiene que ver con las características de las muertes en
sí, sino por las condiciones de los territorios donde ocurren. Lo que aquí propondremos
es que para la comprensión de esta cuestión, el objeto principal de observación debe
ser el accionar del Estado, en tanto que es entendido como el organizador de esas
condiciones.
La pregunta que este escrito busca responder es entonces cuáles son las formas de
acción del Estado que producen la invisibilización de la muerte en algunos casos. Para
ello, debemos identificar una serie de acciones o mecanismos a través de las cuales
genera un determinado tipo de pensamiento, es decir, cómo genera la legitimidad
que le permite constituir un ordenamiento específico. Desde allí podremos avanzar
en la comprensión de cómo esos mecanismos se aplican a los casos estudiados.
La estrategia metodológica será el análisis de la bibliografía seleccionada, la
explanación de los conceptos claves, para su aplicación en el análisis de tres casos
concretos, sucedidos en las provincias de Corrientes, Chaco y Misiones en un periodo
de tiempo que abarca desde 2007 hasta el 2012. Esto nos permitirá el acceso a una
serie de justificaciones de nuestra hipótesis acerca de la responsabilidad (en sentido
amplio, equivalente a necesidad) del accionar del Estado en la constitución de las
formas de procesar la muerte en las sociedades de referencia.
La justificación de los textos utilizados cómo insumos de esta investigación está
dada por la temática que estos abordan, se han elegido autores que problematizan
la idea de Estado, como estrategia para mostrar su alcance material. La explicación

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de la capacidad de generar las condiciones de la reproducción de la vida, se convierte


en un punto de acceso para la comprensión del accionar del Estado en situaciones
específicas, como lo es la diferenciación en el tratamiento social de la muerte, al que
nos abocaremos.
El esquema que seguiremos es el de la precisión terminológica de nuestros conceptos
centrales, principalmente el de Estado (Abrams, 2015; Bourdieu, 1997; Corrigan &
Sayer, 2007), construcción estatal de las mentalidades (Bourdieu, 1997) y conciencia
colectiva (Corrigan & Sayer, 2007). Luego pasaremos a la descripción y análisis de
los casos, desde las derivaciones teóricas previamente trabajadas. Para finalizar, en
la conclusión, plantearemos los hallazgos que podemos mostrar y las líneas abiertas
por las que continúa la investigación.

La construcción estatal de las mentalidades o sobre el cuerpo estatizado

Para Bourdieu (1997) “uno de los poderes más importantes del Estado es el de
producir e imponer… las categorías de pensamiento que aplicamos a todo lo que
en el mundo hay…” (p. 91; la cursiva es nuestra). Ante semejante afirmación, cabe la
pregunta acerca de la forma ¿Cómo el Estado produce e impone dichas categorías
de pensamiento? La respuesta que ofrece Bourdieu es que lo hace a través de la
naturalización de las divisiones y jerarquías sociales arbitrarias, presentes en la
cultura, que organiza el accionar legítimo (probable, esperable y aceptable) de un
grupo humano específico. Este proceso opera en la cosas y en las mentes, como un
mecanismo de producción simbólica, desde la cual se presenta el interés del Estado,
que no es otra cosa que el de un grupo de funcionarios que se han apropiado de su
administración; como un interés universal.
La capacidad para lograr que una forma específica de cultura, concordante con las
necesidades de un grupo particular, se naturalice de manera tal en la estructura
cognitiva de los sujetos, que sea percibida como lo que realmente es (validez
universal); se convierte en lo más específico del Estado. Es lo que Bourdieu (1997)
denomina la “eficacia simbólica” (p. 115) que el Estado detenta. Esta es una cualidad
sobre la cual coinciden varios autores, entre ellos, Abrams (2015) que le atribuye una
función ideológica cuando define al Estado como una “falsa representación colectiva
característica de las sociedades capitalistas” (p. 52). Continúa Abrams, y vale la pena
citarlo en extenso:

[El estado es] un proyecto ideológico. Es, ante todo, un ejercicio de legitimación; (…)
un intento de lograr sustento para, o tolerancia de, lo indefendible y lo intolerable,
presentándolos como algo distinto de lo que son, es decir, dominación legítima,
desinteresada. (p. 53)

El Estado es, en definitiva, un ejercicio de legitimación de lo ilegítimo, o, cuando


menos, de lo arbitrario. Su existencia depende de esa eficacia o, para ser más preciso,

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es esa eficacia, que Abrams llama ideológica y Bourdieu simbólica. Estos autores
identifican dos formas bajo las cuales esa eficacia se materializa: la capacidad de
separar, procesos que se dan en conjunto; y de unir, diferentes bandos en pugna bajo
una ilusión de unidad.
Este ejercicio legitimador, su eficacia simbólica para generar estructuras cognitivas,
está constituido históricamente; no pueden separarse de su vínculo material, esto
es, de su relación con el contexto. Dentro del cual hay un elemento primordial que
lo constituye: la violencia física. Este elemento aparece como el mecanismo directo
que garantiza imposición de las formas propias de la clase hegemónica como formas
universales, bajo el instrumento de la orden legitimada; que constituye una dialéctica
orden-obediencia que genera una forma interpretativa general del mundo.
La orden es de una esfera simbólica, porque en su punto más efectivo no necesita
violencia física para que la voluntad se vuelva acto, sin embargo, esto no implica
que prescinda de la dimensión física. La adecuación constante a una voluntad, la
obediencia sostenida, configura una manera de entender las relaciones sociales
y de autopercibirse dentro de ellas. “Las relaciones de fuerza más brutales son al
mismo tiempo relaciones simbólicas y los actos de sumisión, de obediencia, son
actos cognitivos que, en tanto que tales, ponen en marcha estructuras cognitivas…”
(Bourdieu, 1997, p.115). Lo que de aquí se desprende es lo central, la aplicación de la
coerción y la disciplina física es la que produce una forma de ver y entender el mundo.
“… las estructuras cognitivas no son formas de la conciencia sino disposiciones del
cuerpo.” (Bourdieu, 1197, p.118). De un cuerpo estatizado.
Se desprende una mirada sobre la violencia como un operante-generador de lo social,
entendida como condición necesaria para la construcción de tejidos y relaciones
sociales, intrínseca a ellas (Marín, 2009a). La violencia aparece como una fuerza
operatoria, actuando sobre una relación para modificarla. Se ejerce bajo formas de
destrucción – física y/o simbólica – que inmediatamente configura nuevas relaciones
sociales, resituando a los sujetos bajo nuevas condiciones; es decir, que no busca la
destrucción como objetivo final, sino la construcción de nuevas formas de la realidad.
Solo en situaciones excepcionales, como por ejemplo en los genocidios, busca la
destrucción total; y aún en estos casos, para abrir nuevos modos de relaciones que no
contemplan a los cuerpos desaparecidos. Desde esta perspectiva, la violencia posee
una capacidad creativa, modifica relaciones sociales, las destruye y las crea.
Lo que la define a la violencia aun en sus expresiones más simbólicas, siempre será
algún tipo de alteración sobre la realidad material, en la búsqueda de sostener un
ordenamiento o de modificarlo para instaurar uno nuevo. Si la violencia crea relaciones
sociales, el poder administra esas relaciones generando dispositivos de regulaciones
normalizadoras. La violencia aparece como dinamizadora, determinante, operando
en los procesos sociales, siempre ligada a una forma de control o disciplinamiento
(Foucault, 1976; Althusser, 2008); y su punto de actualización es el cuerpo de los
sujetos, es la corporalidad lo que se transforma (Marín, 2009b).

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De este modo, la concepción de Bourdieu, se aparta de mirar el hecho violento


(manifiesto y explícito) como algo aislado, como una anomalía en el desarrollo de
una sociedad que se supone ordenada; para considerar que la violencia y los cambios
que ésta produce son constitutivos de la dinámica social. Lo que se puede caracterizar
como violencia no es ya un hecho, cosa o situación; sino un componente, operado en el
proceso de génesis, consolidación, transformación y destrucción de relaciones sociales
(Rozé, 2015). Rescatando de este modo su carácter potencial, activo y productivo. Que
adopta distintas particularidades según las relaciones preexistentes en el territorio
en que opera; transformando, destruyendo y creando nuevas relaciones sociales.
No se desestima el hecho violento en sí, sino que “encontramos que no se trata de
un conjunto de hechos sino de una multiplicidad de operaciones que lo que tienen
en común es modificar relaciones sociales” (Rozé, 2016: p. 8). La violencia entonces
deja de verse como una característica de ciertos hechos, y pasa a considerarse como
acontecimientos determinantes y reguladores de un espacio social; que no está en
posición de exterioridad con respecto a las relaciones, sino que las constituye.
Así, Bourdieu introduce una especificación en la idea marxiana de la generación
material de la conciencia, a través de un proceso donde el emergente es la violencia.
Marx y Engels sostenían que “No es la conciencia la que determina la vida, sino la
vida la que determina la conciencia. (…) se parte de los individuos vivientes reales
mismos y se considera la conciencia solamente como su conciencia” (2010: p. 50).
Bourdieu, sostiene esa consideración e identifica al Estado como el elemento que
cataliza la generación, al mismo tiempo que la organiza/contiene. De manera similar,
Althusser (2008), le asignaba esa función legitimadora de la dominación al Estado,
que explicaba por la acción de los denominados Aparatos de Estado, que dividía
en dos: Represivos e Ideológicos; según la primacía que tuviera la fuerza física o la
simbólica en la caracterización de las instituciones que consideraba.
Así, la estructura cognitiva, al devenir de un acto de obediencia, no puede constituirse
sino como conformismo (originalmente a la orden), lógico y moral acerca de las
estructuras sociales, que conforma el “mundo de sentido común” desde el cual se
procesa la experiencia. Un marco desde el cual opera toda categoría de pensamiento
y de percepción.
El mecanismo por el cual el Estado genera esta estructura cognitiva conforme a
la orden, es la práctica por la que “ejerce permanentemente una acción formadora
de disposiciones duraderas” (Bourdieu, 1997, p. 117). Entiéndase por práctica,
las actividades propias de todo territorio emanadas por el Estado, a la que están
obligados sectores o grupos de sujetos o lo que Bourdieu llama el “conjunto de
agentes”, constituidos a través de “todas las coerciones y de las disciplinas corporales
y mentales que impone [el Estado]” (ídem). Estas prácticas constituyen los Ritos de
Estado, la concretización física de un componente abstracto que opera, en primer
término clasificando, dividiendo, separando a un grupo humano en sub-grupos. Esta
es la primera acción coercitiva, y la fundamental para cualquier ejercicio de gobierno

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sobre ellos, base de la eficacia simbólica. Sexo, edad, capacidades; son los primeros
criterios, sobre los cuales se asentarán otros. En este sentido, el sociólogo argentino
previamente citado, Carlos Marín, acierta cuando ve que la violencia, sea cual fuese
el orden – simbólico o físico – en el cual se ejerce, siempre tiene como fin al cuerpo-
especie. (Marín, 2009b)
Un aspecto central a considerar es que, esta estructuras cognitiva conformada por
una disposición de obediencia duradera y sobre la cual se asienta el orden simbólico,
si bien es arbitraria, no es inconsistente. Al contrario, parte de su eficacia deriva del
hecho de parecer coherente y sistemática, en la medida en que replicaría para la
conciencia, una pretendida estructura objetiva del mundo social.
Lo que plantea Bourdieu, es que se acepta la estructura social y se somete a lo que
ella implica para la vida, porque se parte de la consideración de que el mundo es así,
independientemente de las voluntades individuales. Lo cual sería posible, gracias la
confluencia en el cuerpo de la historia colectiva e individual de las estructuras del
mundo al que estas se aplican.
En este contexto de explicación, el Estado es capaz de generar una interpretación
del mundo, porque previamente ha intervenido en el mundo a interpretar. Lo que
Althusser (2008) llamaría la necesidad de configurar las conciencias individuales a
las necesidades expansivas del sistema de producción capitalista, que previamente
ha instituido ese sistema. La evidencia de las estructuras cognitivas proviene de la
capacidad para imponer las categorías de percepción. “La evidencia de los imperativos
del Estado sólo se impone con tanta fuerza porque éste ha impuesto las estructuras
cognitivas según las cuales es percibido.” (Bourdieu, 1997, p. 118)

La conciencia colectiva como estrategia de regulación


A este análisis sobre la manera en que el Estado genera subjetividades, le es
complementario el estudio realizado por los ingleses Corrigan y Sayer (2007) sobre la
vinculación que existe entre la formación del Estado y el surgimiento del capitalismo
moderno. El trabajo de estos autores muestra cómo el sistema de producción
capitalista, sólo pudo afianzarse en Inglaterra gracias a (produciendo) una revolución
cultural, de la cual es Estado es forjador y resultado.
De manera similar a Bourdieu, Corrigan y Sayer, plantean que el núcleo de la cuestión
está en la “regulación de las identidades sociales, y en última instancia, de nuestras
subjetividades” (Corrigan & Sayer, 2007, p. 43), en la que el Estado tiene un papel
destacado, como una especie de orquestador. Sin embargo, para los autores ingleses
es una entidad que operó sobre formas culturales ya existentes y las transformó, en
función de las necesidades del sistema capitalista naciente. En donde el Estado actuó
como una forma cultural nueva y estatizó las prexistentes. Es aquí donde difieren con
Bourdieu, quien, por lo dicho más arriba, queda claro que pensaba al Estado como el
espacio en donde se forjaba esa constitución.
Esta construcción de subjetividades es llevada a cabo a través de lo que Corrigan y

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Navarro, C. Estado y regulación social de la muerte. Construcción estatal de las mentalidades... 98-114

Sayer denominan los “rituales de mando” o rutina, que comprenden “[e]l repertorio
de actividades e instituciones convencionalmente designado como el ‘Estado’” (2007,
p. 43), que son, como ya se anticipó, formas culturales. En concordancia con la
definición de Estado, los ritos no generan un tipo de sociedad, sino que organizan
una dicotomía de mando-obediencia ya presente en la misma. De manera tal que
conserva ciertos elementos (prácticas, instituciones, etc.) como modo de legitimar
-en una tradición sostenida en el tiempo- nuevos sentidos, funciones y fines; acordes
a la nueva estructuración social; definiendo “las formas e imágenes aceptables de la
actividad social y de la identidad individual y colectiva.” (Corrigan & Sayer, 2007, p.
44-45)
El proceder del Estado se da a través de la clasificación y la rutina. Dentro de las
múltiples formas que puede adoptar la conducta humana, y las variadas formas de
sociedades que podrían ser constituidas; se promueven algunas y se castigan otras;
modelando un tipo de vida aceptable. Las clasificaciones fundamentales por edad y
sexo se sacralizan por la constancia con que se practican, se incrustan en instituciones,
y se vuelven rutina, procedimientos administrativos. El Estado basa su potencialidad
en la posibilidad de establecer esos ritos, presentes en todos los órdenes de la vida;
de allí, la sugerente afirmación de estos autores, cuando sostienen que “el ‘Estado’,
realmente, nunca para de hablar” (Corrigan & Sayer, 2007, p. 45).
La constancia de las rutinas actúa por acumulación, produciendo una saturación que
vuelve normal, y hasta natural, el ejercicio de un orden social histórico y particular;
generando una “regulación moral”, esto es, una tipificación de la conducta a la que
los sujetos particulares deben ajustarse, por el carácter totalizante que se le adscribe.
Dicha regulación moral actúa de manera tal que permite construir un colectivo, una
comunidad imaginaria a la cual se pertenece. Unión que a su vez es separación de
lo distinto, de los que atentan contra la comunidad; ya sea internos, los que realizan
conductas no reguladas, y, por lo tanto, peligrosas como los delincuentes, los locos,
los enfermos y los niños (Foucault, 1976); o externos, como los extranjeros.
Esta moral socializada (totalizada) por el Estado, constituye el campo de comprensión
de los fenómenos sociales; desde cuyas categorías se ve y entiende la sociedad y lo
que en ella acontece. Esta idea de una especie de unidad de formas de pensamiento
en la multiplicidad individual, está presente en muchos autores, aunque con distintas
procedencias y alcances. Para Durkheim es el “pensamiento social”, que es el Estado
mismo, pero que sin embargo, no explica el complejo campo comprendido por un
concepto mayor, el de la “conciencia colectiva”, que precede al Estado y a la cual éste
se inserta y regula (Corrigan & Sayer, 2007, p. 48). En Marx, también aparece la idea
de una comunidad creada, de un conjunto de ideas compartidas por un grupo que
determinan un “orden ilusorio”. Sin embargo, a diferencia del anterior, para Marx
y Engels, estas ideas no preceden al grupo humano, sino que se constituyen como
parte de la estrategia de una clase emergente para desplazar a una anterior en el
control de las formas productivas. De este modo, el Estado funciona como una entidad

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ilusoria creada como ente legitimador del nuevo orden (Marx & Engels, 2010).
Para referirse a este pensamiento común o general legitimado por el Estado, Corrigan
y Sayer (2007) optan por el término “conciencia colectiva”, reforzando un elemento ya
presente en los autores ya citados anteriormente: el carácter histórico de la misma.
De modo tal que:

Las formas de la conciencia social están ancladas en experiencias históricas y en las


relaciones materiales que las sustentan. En la sociedad burguesa, son relaciones de
desigualdad, dominación y subordinación, y las experiencias sociales, por consiguiente,
difieren según el lugar ocupado en la estructura social. (p. 48)

Esta afirmación, que condensa en pocas palabras el desarrollo hasta aquí hecho,
constituye el núcleo del argumento para comprender la diferencia en el tratamiento
social de la muerte en los casos de obreros pobres; ya que asume la existencia de
una conciencia social unificadora, sostenida en una sociedad desigual, por lo que
la forma de comprensión se aplicará, valorando de manera diferente según sea la
posición en esa situación. A continuación procederemos a una descripción de los
casos a analizar.1

Los casos
a. Corrientes
El primero de los casos a analizar, ocurrió en la ciudad de Corrientes, capital de la
provincia del mismo nombre, el 22 de marzo del 2012. Cerca del mediodía treinta
obreros trabajaban en la construcción de un edificio de siete pisos en la calle San
Martín al 500, en el centro de la ciudad. Un grupo de trece de ellos armaban una
estructura de hormigón a unos 25 metros de altura, que sostendría un tanque
de agua. Una parte de la base de esa estructura cedió y los obreros que estaban
abocados a ella cayeron al vacío, impactaron sobre el techo de una vivienda vecina.
Ocho murieron y seis resultaron heridos, producto del impacto del golpe propio de la
caída y de los materiales que cayeron sobre ellos.
Las víctimas fatales fueron Ramón Valentín Zacarías, Marcos Ramón González,
Diego Hernán Rodríguez, William Arnaldo Valenzuela, Enrique Eduardo Sosa, Pablo
Alejandro Medina, Jorge Ismael Acevedo y Eduardo Luciano Acevedo. El mayor de
ellos tenía 45 años, el menor 19.
Una mención necesaria es que la obra se realizaba de manera ilegal, ya que fue
paralizada por irregularidades constatadas en una inspección realizada unos días

1 Este apartado denominado “Los casos”, constituye una nueva versión, actualizada, de datos que se han publicado en otros lugares
(Navarro, 2020) y que constituyen el material de trabajo de una tesis doctoral en curso.

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antes por funcionarios municipales. La clausura no se respetó y se siguió construyendo.


Se una investigación policial, judicial y administrativa. Inicialmente se produjo la
detención de varios actores vinculados a la empresa constructora, que fueron puestos
en libertad rápidamente. Judicialmente, se procesó a personas involucradas en la
empresa constructora, siete años después aún no han sido juzgadas. Políticamente,
el hecho no generó movimientos, no hubo siquiera declaraciones oficiales. Una
explicación posible estaría a cargo del accionar de los diferentes partidos políticos
con incidencia en el territorio. Socialmente, no logró instalarse como una demanda,
y su repercusión mediática quedó circunscripta a menciones en los aniversarios del
hecho, casi exclusivamente en uno de los diarios locales; sin lograr trascender a los
denominados medios nacionales.
Ante la evidente falta de avance de la causa judicial y el temor de que el caso quede
“olvidado”, un grupo de familiares, principalmente de una de las víctimas, convocaron
a movilizaciones en reclamo de justicia. La participación en las marchas no logró
incorporar a otros sectores de la sociedad, y quedaron circunscriptas a unas cuantas
movilizaciones de una treintena de personas.
Las pocas declaraciones por parte de funcionarios que pudieron registrarse apuntaron
a consolidar la idea del “accidente de trabajo”, lo que permitió tratar el caso como
algo normal, más aún, esperable. Una frase vertida por una funcionaria municipal en
un medio local, resume de manera acertada el modo en que la sociedad correntina
trató el caso; “fue un accidente laboral, los albañiles cuando salen de sus casas para
ir a trabajar saben que están expuestos a accidentes, que eso les puede pasar”.

b. Misiones
El segundo caso del cual nos ocupamos ocurrió el 17 de junio del 2013, en la provincia
de Misiones. Veinticuatro personas, catorce de ellas menores de edad, transitaban en
la parte trasera de un camión de carga, la Ruta Provincial N° 220. Eran trasladados
hacia Villa Bonita, su localidad de origen, después de haber realizado su trabajo: la
tarefa.
Villa Bonita forma parte del Departamento de Oberá, y tiene según el último Censo
Nacional de Población poco más de 1300 habitantes. Todos los ocupantes del camión,
salvo el conductor, tenían algún vínculo de parentesco o vecindad.
El hecho suponía al menos dos características que lo tornaban ilegal. En primer
lugar, cualquier persona debe transitar las rutas en transportes aptos para pasajeros,
con una serie de medidas de seguridad (espacio, butacas, fijaciones, etc.) y no parados
en la parte trasera de un camión. En segundo lugar, los trabajadores de cualquier
rubro no deben ser menores de edad. A pesar de esto, la situación era habitual.
A la altura del empalme con la Ruta Nacional N° 14, en la zona de Aristóbulo del
Valle, el camión tuvo un desperfecto mecánico, el conductor perdió el control y cayó
bruscamente a la banquina, lo que hizo que los trabajadores, al no contar con ningún
medio de sujeción, fueran expulsados. Ocho de los veinticuatro tareferos murieron

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como consecuencia del hecho. Cinco de ellos en el lugar y tres en días posteriores en
el Hospital zonal y en el Hospital Pediátrico.
Las víctimas fueron Miguel Miranda, su hijo Hugo Franco, Luis Godoy, Fabián Da
Silva y Edgar Ferreira, de 17 años; éstos fueron quienes fallecieron en el lugar. Días
después, en el Hospital de Oberá, murió Juan Piñero, luego le ocurriría lo mismo a
su hijo de 12 años, Fernando. Una semana después del accidente, el 25 de junio, en el
Hospital Pediátrico de Posadas, donde fue trasladado por su estado crítico luego del
accidente, falleció Lucas Da Silva, familiar de Fabián, tenía 14 años.
No hubo responsabilidades penales asignadas, los funcionarios locales y provinciales
hicieron declaraciones de pesar y algunos acompañaron a los familiares en los
velatorios. Los habitantes de la zona sostienen que las condiciones laborales no han
cambiado. El hecho no trascendió el ámbito local, y es reflejado en los medios como
una tragedia producto de una “forma particular” de la cosecha de la hoja de la yerba
mate.
Institucionalmente no se produjeron modificaciones en lo que respecta a variaciones
en los cargos de funcionarios o en la estructura de supervisión de la tarefa. Se
proveyeron créditos destinados a la compra de colectivos para trasladar a los
trabajadores, y se intensificó el control para evitar el trabajo infantil, con supervisiones
a las principales plantaciones. Lo que solo logró confirmar lo que es de conocimiento
común entre los habitantes de la zona, el trabajo infantil, ya que en cada control se
verificaba la participación de menores en la tarefa. Dos años después, a instancias
del requerimiento de los legisladores nacionales por la provincia, se decretó el Día
Nacional del Tarefero, Según la Ley N° 27.104.

c. Chaco
El tercer caso ocurrió el 11 de julio de 2017, en la provincia de Chaco. Cuando
Trabajadores de la empresa SAMEEP (Servicio de Agua y Mantenimiento Empresa del
Estado Provincial) debían realizar tareas de mantenimiento de una cámara séptica
en Puerto Vilelas, municipio ubicado a unos diez kilómetros de Resistencia; la capital
de la provincia.
Cuatro obreros constituían la “cuadrilla” ocupada en la tarea. Uno de ellos, abrió
la tapa y se dispuso a ingresar a la cámara séptica; abajo emanaban los gases y
fluidos tóxicos propios de un espacio de esas características. El trabajador no contaba
con los elementos de seguridad necesarios; en este caso, reglamentariamente debía
disponer de una máscara y oxígeno. La inhalación de las emanaciones provocó el
desvanecimiento del operario. Cuando advirtió lo ocurrido, uno de sus compañeros,
que había quedado en la superficie, descendió para intentar ayudarlo. Ninguno de
ellos emitió algún tipo de señales durante unos segundos; ante lo cual, los otros dos
que aún permanecían fuera de la cámara decidieron ingresar, tampoco volvieron a
subir.
Los cuatro trabajadores murieron por inhalación de gases tóxicos, ninguno contaba

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Navarro, C. Estado y regulación social de la muerte. Construcción estatal de las mentalidades... 98-114

con los elementos de seguridad reglamentarios (no tenían máscaras, oxígeno, guantes
o botas de goma específicos). Los cuerpos fueron retirados de la cloaca por la División
de Bomberos Voluntarios de Barranqueras que les practicaron las maniobras de RCP
de rutina, sin lograr resultados, ya que estaban muertos desde hacía varios minutos.
Las víctimas fueron Daniel Peloso, de 38 años, Mario Fernández de 22, Jorge Ramírez
de 26 y Leonel de Prieto de 24.
A raíz del hecho, se inició una investigación judicial. Los funcionarios del Estado
provincial y municipal cruzaron acusaciones, en el marco de lo cual se dieron a
conocer otros casos similares ocurridos en el interior de la provincia que habían
tenido poca difusión en los medios locales. Al otro día de la muerte de los obreros,
al finalizar un acto, Gobernador manifestó públicamente “su “pesar” por lo ocurrido y
la intención de fomentar y colaborar con la investigación judicial, que hasta la fecha
no ha llegado a juicio. A nivel institucional no se produjeron modificaciones en la
estructura de gobierno del Estado provincial ni municipal, ni a nivel organizativo ni
de cargos. Más allá de algunas acusaciones que replicaban internas partidarias, no
se asumieron responsabilidades en ningún ámbito.
Bajo el argumento de “resarcir” al núcleo de familiares directos de las víctimas, se
les ofreció que algunos de ellos ocupasen los puestos que habían aquellas habían
ocupado y que estaban vacantes. Acuerdo que fue aceptado por las familias.
La falta de asignación de responsabilidades provocó que, desde algunos sectores
de movimientos sociales y partidos políticos de izquierda organizados en un frente
denominada “La multisectorial”, sumaran el reclamo de esclarecimiento del hecho a
otros pedidos que se realizaban en marchas frecuentes contra el gobierno provincial.

Conexiones: El papel del Estado


El análisis estará centrado en las acciones del Estado en cada caso, para poder
determinar el papel que ha cumplido en lo que denominamos la naturalización de
las muertes excepcionales (Navarro, 2020). En este sentido, parece excluyente el
tratamiento judicial, al entender que el sub-sistema de justicia es un órgano central
del sistema-estado (Abrams, 2015). También incluiremos los dichos y acciones
de los funcionarios del poder ejecutivo, considerados como agentes visibles de la
administración estatal (Bourdieu, 1997).
Para el caso de Corrientes, luego de ocurrido el hecho, se inició una causa judicial que
no avanzó más allá de imputar a otros obreros presentes al momento del derrumbe
(capataz), y, aunque desde el abogado que representaba a algunos familiares de
las víctimas intentó avanzar contra los responsables civiles; como los dueños de la
empresa constructora y los del edificio que se construía; no pudo prosperar en esa
dirección. Con el correr de pocos meses fueron absueltos todos los imputados en la
causa.
En un esquema de presencia-ausencia, sobre el accionar del Estado, esta situación
nos habilita a caracterizarla como nula. En la medida en que no se avanzó hacia la

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asignación de responsabilidades civiles o penales en la muerte de los obreros, desde
el órgano judicial.
En Misiones y Chaco, por su parte, la causa judicial fue incluso menos visible, ya
que no llegó a armarse definitivamente; si entendemos por esto el avance de las
denuncias a instancias de condena de los posiblemente como culpables. Otra es la
discusión, acerca de quienes efectivamente pueden caracterizarse como responsables.
Aquí solo queremos mostrar como el proceso judicial fue endeble o nulo, en el
sentido de no avanzar en dirección alguna hacia la asignación de responsabilidades,
habiendo pasado diez y cuatro años, de acontecido el primero y el último de los casos
estudiados, respectivamente.
Por otra parte, las posturas de los funcionarios, interpretables a través de sus
declaraciones públicas, presentan algunas diferencias entre los casos. En Corrientes,
ningún funcionario de alto rango se refirió al tema directamente. Quien termina
funcionando como vocera oficial, en la medida en que dio algunas respuestas a medios
periodísticos cuando le consultaron por el tema, fue una Secretaria municipal, que
catalogó el hecho como accidente de trabajo y declaró que todos estamos expuestos a
algo similar, dejando en claro la postura del gobierno de la ciudad acerca de aceptar
y promover la idea del accidente. En Misiones los funcionarios que dieron alguna
comunicación fueron los locales, expresando sus pesares en declaraciones tendientes
a expresar su propio dolor ante lo ocurrido y sus condolencias a los familiares. En
las intervenciones se evidenciaba un marcado interés por mostrarse como parte
de los afectados. Por su parte en Chaco, el hecho rápidamente fue mencionado por
el gobernador de la provincia, quien al otro día de lo sucedido, se comprometió a
colaborar en las diligencias que hicieran falta para aclarar el hecho, en declaraciones
formales, casi protocolares.
El papel en el que se posicionan los funcionarios a través de sus expresiones públicas
es distinto en los tres casos. En Corrientes optan por el silencio, separándose del hecho,
ligándolo a un hecho probable, casi natural. Teniendo en cuenta que los responsables
del municipio y de la provincia eran de diferentes bandos políticos (Justicialistas los
primeros y Radicales los segundos), era esperable alguna pugna entre ellos para
utilizar lo acontecido en contra del otro, como estrategia para posicionarse mejor
en el campo político (Bourdieu, 1997). Sin embargo, esto se vio bloqueado por las
características de los actores involucrados. Mientras que la responsabilidad sobre el
hecho parecía recaer sobre el municipio por la falta de fiscalización de la obra, esto no
pudo ser usado a favor por el gobierno provincial, debido a que el grupo constructor
y los dueños del edificio, tenían reconocido vínculos con ellos (como aportantes de
recursos para campañas electorales y como funcionarios).
En Misiones el análisis puede hacerse en términos de una idea común a los autores
trabajados en este escrito, la necesidad del Estado de mostrarse como una unidad,
como “un proyecto totalizante, que representa a los seres humanos como miembros
de una comunidad particular” (Corrigan & Sayer, 2007, p. 46). Los funcionarios que

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Navarro, C. Estado y regulación social de la muerte. Construcción estatal de las mentalidades... 98-114

se refirieron directamente al tema fueron los locales, en un tono familiar, no dando


sus condolencias, sino mostrándose ellos mismos afectados por lo acontecido. Fue
común la participación de concejales e intendentes en los velorios de las víctimas,
declarándose como miembros de la comunidad conmocionada. La instauración del
Día Nacional del Tarefero, responde a esta lógica. Parte de la élite dominante, articulo
los recursos disponibles para conmemorar el hecho, no como algo que forma parte de
un grupo afectado, sino como algo que expresa el dolor de la comunidad en general.
Por su parte, en Chaco, como ya se dijo, el gobernador salió rápidamente a “hacerse
cargo de la situación”, saludando a los familiares de las víctimas y asegurando
que todos los recursos del Estado estaban a disposición de la Justicia para el
esclarecimiento del hecho. La estrategia aquí puede leerse en términos de lo que
Abrams (2015) denomina “desplazamiento”. “La ideología… desplaza al poder desde
su centro verdadero a uno aparente” (p. 57), en este caso, hacía una pretendida
judicialización del tema, para quitar la atención de la responsabilidad política y penal,
que le caben a los funcionarios involucrados. En este caso la estrategia responde a una
intención de preservación de los cuadros gobernantes, debido la afinidad partidaria
que compartían tanto los municipales como los provinciales.
De este breve análisis podemos derivar dos conexiones o ideas acerca del papel
del Estado en la invisibilización de la muerte de obreros pobres. En primer lugar,
la inacción del Estado en la búsqueda de responsables de las tragedias, que debe
ser leída como falta de interés en las mismas, ya que como sostienen Corrigan y
Sayer (2007), “el Estado, realmente, nunca deja de hablar” (p. 45); por lo que, cuando
no genera acciones, no debe leerse como silencio, sino como una acción tendiente
a silenciar. Por otra parte, las declaraciones de los funcionarios no trascienden
el ámbito de lo individual, las palabras que se repiten buscan instalar la idea de
accidente y por lo tanto de inevitabilidad y, por otro lado, en los casos de Misiones y
Chaco, mostrar empatía individual hacia los familiares o mostrarse como afectados.
En ningún caso se evidencia un intento de problematizar las condiciones que dieron
lugar a esas muertes, es decir, de institucionalizar el problema. Se advierte en esto, una
lógica que subsumiría las diferentes estrategias y las explicaría: el intento de separar
los hechos del desenvolvimiento general de la estructura social y reorganizarlo bajo
una categoría que fuera procesable sin mayores inconvenientes, la del accidente
particular y aislado, que en el caso más extremo muestra al mismo Estado como
“afectado” o “dañado” por el mismo.
Lo segundo que se puede observar es que a la falta de acción institucional o “desde
arriba” (Abrams, 2015), se conjuga con una inacción similar desde abajo. Debido que
no se pudo consolidar ninguna fuerza social que reclamara el esclarecimiento o
algún tipo de resarcimiento social, lo que evidencia que el conjunto de la sociedad
no parece haberlo asimilado como algo a resolver. Lo producido rápidamente salió
de los medios de comunicación locales (a los nacionales siquiera llegaron). Lo que
nos permite hablar de una morigeración de las emociones en torno a estas muertes.

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Los procesos de subjetivación generados por el Estado, en su función de fijar modelos
de conducta, genera una identificación entre un nosotros y un ellos (Corrigan & Sayer,
2007). En este proceso, es común que el nosotros, entendido como el imaginario de
lo que la conciencia colectiva identifica como sí misma, no incorpore lo diferente,
aquello que no reúne las características que se consideran valorables. En este
sentido, hay subjetividades otras, menores o “vidas precarias”, como las denomina
Butler (2010), esto es, existencias marcadas por algún tipo de exclusión, de la cual, la
prescindibilidad del sistema con respecto a ellos -que se traduce en incapacidad para
acceder a recursos necesarios para el ejercicio de su humanidad- es la más evidente.
Los mismos cuerpos de estos sujetos carecen de valor, en la medida en que no son
utilizados, ni siquiera potencialmente para la producción del sistema, en algunas de
sus demandas.
Los cuerpos no utilizables pasan a formar parte de un modo de exclusión novedoso del
capitalismo en su fase financiera-digital, el de lo sobrante. Los “cuerpos sobrantes”,
término acuñado por el filósofo camerunés Achille Mbembe (2011), no solo no son
utilizados por el sistema, como caracteriza al ejercito industrial de reserva al que
se refería Marx, sino que con su existencia “perjudican” al sistema. Por lo que se
instrumenta sobre ellos lo que Mbembe denomina “Necropolítica” y Susana Murillo
(2008) retoma, con algunas diferencias, con la idea de “gerenciamiento de la muerte”.
Esto es, una serie de acciones del Estado que pueden leerse en términos de provocar
las condiciones para llevar a la muerte de sujetos que no son útiles al sistema.
En los casos estudiados esta prescindibilidad de los cuerpos de las víctimas está
dado por su condición social y su grado de calificación. Eran pobres, escasamente
calificados, realizando trabajos en los cuales rápidamente se los podía reemplazar. Y
que, además, los realizaban en condiciones de informalidad tal, que sus muertes no
provocarían ningún desajuste en los eslabones del sistema productivo en el cual se
desempeñaban.

Conclusiones (o sobre Abrams y la dificultad de asir el Estado)


Silencio, separación y reorganización, fueron los tres mecanismos por los cuales
el estado encausó el procesamiento de estas muertes excepcionales. Sostenidos, y
posibilitados, por una forma de conciencia colectiva, generada por el Estado, que no
logró un proceso de identificación con las víctimas que pudieran romper ese esquema.
Asignar una función o una responsabilidad al Estado ante un hecho siempre deja
abierta la discusión sobre la posibilidad de fijar al Estado, es decir, de determinar
sus puntos de acceso a la vida. A modo de cierre de este trabajo, parece pertinente
dedicarla, al menos unas pocas líneas es esta dificultad intrínseca a las investigaciones
que pretenden estudiarlo.
Ver al Estado en las instituciones parece una manera práctica de estudiarlo, sin
embargo, la constitución y funcionamiento de las mismas, las refleja también
atravesadas por un “espíritu de Estado”, esto es, la entidad a estudiar se vuelve a correr

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Navarro, C. Estado y regulación social de la muerte. Construcción estatal de las mentalidades... 98-114

un paso más allá de donde pretendimos encontrarla. Siguen resonando las palabras
de Abrams “el estado, concebido como una entidad sustancial y autónoma respecto
de la sociedad, ha demostrado ser un objeto de análisis muy difícil de alcanzar” (2015,
p. 22).
El problema para la investigación es que damos por sentado qué es el Estado,
“mientras sigue sin quedar aun mínimamente claro qué es” (Abrams, 2015, p. 18).
Nos topamos con el poderío del Estado, “vemos” la consecuencia de su accionar, pero
no podemos determinar cómo lo hace. Abrams, sugiere algo sumamente interesante,
que no vemos al Estado, sino que sufrimos su poder político; el problema no es el de
la emanación sino el del punto de acción, el de la “sujeción políticamente organizada”
(p. 28). Así el análisis debe correrse del estudio del Estado al de la sujeción,
movernos “desde el análisis del estado hasta la preocupación por las realidades de la
subordinación social” (p. 28); en la medida en que se entiende que los distintivo no es
lo institucional sino el proceso a través del cual despliega su poder.

El estado es, a lo sumo, un mensaje de dominación, un artefacto ideológico que


atribuye unidad, moral e independencia a los desunidos, amorales y dependientes
funcionamientos de la práctica de gobierno. […] El mensaje –la afirmada realidad del
estado– es el dispositivo ideológico en cuyos términos se legitima la institucionalización
del poder político. (p. 62, la cursiva es nuestra)

Por lo cual, se hace necesario estudiar los mecanismos a través de los cuales se lleva
a cabo ese ejercicio de gobierno; cómo, de qué manera el Estado regula la vida, con qué
prácticas. En este escrito hemos reconocido cuatro, como ya se dijo, el silencio como
modo de invisibilizar, de no hacer presente algo. La separación de los acontecimientos
de la estructura social. La reorganización discursiva en torno a la idea de accidente
laboral y la consecuente unificación de los sujetos en torno a la idea de comunidad
afectada. Y el control de las emociones con la morigeración, por la lejanía (social)
de las víctimas. Hay otras que aplicarían a este estudio y seguramente las aquí
propuestas son discutibles, pero existen razones fundamentadas, desarrolladas aquí,
para sostenerlas. Dejando evidencia que el proceso por el cual se procesaron las
muertes referidas, puede ser comprendido colocando en el centro de la explicación
al accionar del Estado, considerado como un instrumento de regulación de la vida.

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Corrientes, julio de 2021.

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El crecimiento de los suicidios en Santa
Cruz durante la década de 1990. Aportes
desde la tesis de Émile Durkheim.
The increase in suicides rates in Santa Cruz during
the 1990’s. A contribution based in the thesis of Émile
Durkheim.
DOI: http://doi.org/10.33255/25914669/61016

Pamela Sosa
https://orcid.org/0000-0002-6666-2192
Facultad de Humanidades y Ciencias
Universidad Nacional del Litoral
[email protected]
Santa Fe, Santa Fe
Argentina

Recibido: 20/08/2021
Aceptado: 10/05/2022

Resumen:
Este artículo analiza la relación entre los fenómenos de transformación
social y política generados por la redefinición del perfil social de
la provincia argentina de Santa Cruz, en la década de 1990, y el
aumento de la tasa de suicidios. Partiendo de las principales tesis
de Emile Durkheim, a lo largo del trabajo se visibiliza que aquella
provincia estuvo atravesada por procesos de anomia social, fenómeno
concomitante al aumento de las muertes autoinfligidas. Para abordar
esta problemática, se reconstruyen los impactos de la crisis del
modelo socio estatal argentino hacia fines de 1980 y la aplicación de
las medidas neoliberales en las instituciones típicas de integración
social y regulación social: la familia, el sistema educativo, el Estado,
las relaciones comunitarias y el mundo laboral.

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Palabras claves: Emile Durkheim, Anomia social, Desintegración
social, Santa Cruz, Suicidios

Abstracts
This article analyzes the relationship between the phenomenon of
social and political transformation birthed by the redefinition of the
social profile in the Argentinean province of Santa Cruz in the 1990’s,
and the increase in the suicides rates. Taking as a starting point the
main thesis of Émile Durkheim, this writing makes visible a province
stricken by social anomie, a concomitant phenomenon to the rise in
self-afflicted deaths. To tackle this problematic, we reconstruct the
impact of the crisis of the Argentinean socio-statal model towards the
end of the 1980’s, and the application of neoliberal measures upon
the typical institutions of social integration and regulation: family,
educative system, State, communitarian relationships and the world
of labor.

Keywords: Émile Durkheim, Social Anomie, Social Disintegration,


Émile Durkheim, Santa Cruz, Suicide

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Sosa, P. El crecimiento de los suicidios en Santa Cruz durante la década de 1990... 115- 144

Introducción
En las últimas décadas han aumentado significativamente los suicidios a nivel
mundial, convirtiéndose en una de las causas principales de mortalidad de la
población. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud del año 20151, en
los últimos 45 años su tasa se ha incrementado un 60% a nivel global, constituyendo
una problemática que trasciende los países y los distintos niveles económicos de los
grupos afectados. Según señala el informe, el suicidio es una de las primeras tres
causas de muerte entre personas de 15 a 44 años de edad y la segunda entre jóvenes
de 15 a 19 años.
Por otro lado, también existen en la actualidad ciertos cambios de tendencia en los
grupos más propensos al suicidio. Aunque tradicionalmente las mayores tasas se han
registrado entre los varones de edad avanzada, entre los jóvenes han ido en aumento;
actualmente son el grupo de mayor riesgo en un tercio de los países, tanto en el
mundo desarrollado como en el mundo en desarrollo ¿A qué tipo de fenómenos se
asocia esta problemática creciente? ¿Qué explica el crecimiento de lo que podríamos
interpretar como un indicador de sufrimiento e infelicidad de las sociedades y de
ciertos grupos? ¿Qué afecta a los individuos para llevarlos a tomar este tipo de
decisiones, aún a aquellos que poseen posiciones económicas privilegiadas? En este
artículo se aborda esta problemática a partir de un estudio de caso, el aumento de
la tasa de suicidios en la provincia de Santa Cruz (Argentina) durante la década de
1990 y sus posibles relaciones con fenómenos estructurales de la sociedad. El caso
de la provincia de Santa Cruz resulta sumamente ilustrativo de la problemática, ya
que esta provincia tuvo históricamente -atributo que comparte con las provincias de
la región de la Patagonia- tasas más elevadas que la media nacional y la más alta en
el año 2004, según los datos consignados en este trabajo.
La envergadura de esta problemática en este territorio en la década de 1990 y
probablemente su carácter pionero –como veremos posteriormente esta provincia
lideró el crecimiento general de los suicidios en la Argentina- llamaron la atención
de la literatura, el cine y el mundo periodístico. El ya clásico y difundido trabajo de
Leila Guerriero “Los suicidas del fin del mundo. Crónica de un pueblo patagónico” de
la Editorial Tusquets (2005), el documental de Leandro Listorti “Los jóvenes muertos”
(2010) y multiplicidad de notas periodísticas2 sobre los suicidios pusieron en evidencia
el fenómeno que recorre este trabajo. Aún hoy, probablemente con mayor agudeza
que en el pasado, el suicidio continúa formando parte del paisaje social y público de
esta provincia. Actualmente, se reclama la reglamentación de la ley de prevención

1 Este informe se encuentra disponible en http://www.who.int/mental_health/prevention/suicide/suicideprevent/es/

2 Véase, “Suicidios en once años. Un record indigno para la provincia de Santa Cruz” (Prensalibre, 3/12/2009).

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del suicidio3 pero todavía no es contabilizado por estadísticas locales, razón por la
que se desconoce su cantidad4. Así mismo, se han creado fundaciones5 y programas
de prevención6, acciones que buscan principalmente visibilizar la problemática, y
ponen en evidencia la actualidad y presencia del fenómeno.

El interrogante principal que inspiró esta investigación supone una toma de posición
teórica. Partimos de una concepción sobre la integración y regulación social que
implica la adhesión a los presupuestos principales de la teoría de Durkheim (2006),
que tiene como centro el problema de la cohesión social. Este problema se puede
definir como el estudio de las ligazones, conexiones, lazos o mediaciones, que permiten
la existencia de los grupos y regulan las acciones de los individuos (Lacroix, 1984;
Besnard, 1993). Nos guiamos particularmente de los estudios que Durkheim realizó
para las sociedades religiosas, domésticas y políticas, prestando especial atención a
las formas que adquieren las sociedades con bajos niveles de cohesión y regulación
social que el autor analizó en El Suicidio (Durkheim, 2006).
En sus investigaciones sobre el suicidio el autor define tres tipos que muestran
distintos niveles y formas de integración social de los individuos. En el suicidio egoísta,
el autor indaga sobre la frecuencia de interacción entre el individuo y el grupo, y
entre los grupos, para comprender la intensidad de vínculos sociales. En este tipo,
las formas políticas, religiosas y familiares dan forma a una mayor individualización
de los miembros de la sociedad que, en contraste con sociedades con mayor cohesión
poseen altos niveles de suicidio.
Así mismo –y en contraste-, las sociedades que dan mayor preponderancia al colectivo
generan un tipo nuevo, el denominado suicidio altruista. Este tipo expresa aquellas
sociedades fuertemente colectivistas en las que las posibles ofensas al colectivo –con
fuertes niveles de integración-, la sobre adaptación a los mismos o el honor de su
cumplimiento pueden generar provocar acciones suicidas en sus miembros.
Finalmente, Durkheim define el suicidio anòmico, el que nos interesa principalmente
en este trabajo7. A diferencia de los anteriores, este tipo se produce en una coyuntura
particular; un momento social en el que las normas y pautas sociales que organizaban

3 Véase, “El diputado Roquel pidió la reglamentación en Santa Cruz de la ley de prevención contra el suicidio” Nuevo día, 20/08/21).

4 Véase, “Santa Cruz avanza en la confección de estadísticas criminales” (La Opinión Austral, 17/07/21)

5 Véase, “Se inauguró la sede de la fundación «Un día a la vez» en El Calafate” (Ahora Calafate, 17/02/21) https://ahoracalafate.com.ar/
contenido/4596/se-inauguro-la-sede-de-la-fundacion-un-dia-a-la-vez-en-el-calafate.

6 Véase, “Sosteniéndonos: programa de prevención al suicidio” (La Opinión Austral, 31/05/21)

7 Durkheim nombra y define un cuarto tipo de suicidio, el fatalista. Sin embargo, no lo desarrolla exhaustivamente. Este suicidio
constituye el opuesto al anòmico, es aquel producido por un exceso de normas.

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de manera regular una sociedad, sus representaciones colectivas y sus imaginarios


de sentido (distintos niveles de las estructuras sociales) son afectadas por ciertos
fenómenos, dejando a los individuos sin soportes y normas de regulación. En su
modelo, la ausencia de normas propia del tipo anòmico deja a los individuos presos
de sus deseos ilimitados, fuentes de profundos malestares que desembocan en el
suicidio. A diferencia de los anteriores, este tipo se expresa en determinadas coyunturas
del cuerpo social, como su clásico ejemplo de los aumentos de los divorcios de las
sociedades analizadas –evidencia del relajamiento de la institución matrimonial- y
su correlato en el aumento de los suicidios (Durkheim, 2006).
El principal objetivo de este trabajo es mostrar–en línea con los conceptos
desarrollados- que el aumento de los suicidios en la provincia de Santa Cruz durante
la década de 1990 fue concomitante a un conjunto de cambios y transformaciones
que se expresaron en fenómenos vinculados a medidas políticas concretas y procesos
de inestabilidad que afectaron el cuerpo social de dicho territorio. En algunos casos
relacionados con el fenómeno del neoliberalismo y en otros con la crisis de los
modelos socioeconómicos y políticos previos a las reformas estatales y económicas
típicas de la década de 1990. Así, el artículo sugiere un conjunto de cambios que
hipotéticamente y fundamentado por la mencionada perspectiva teórica podrían
vincularse con los procesos de aumento de los suicidios en dicho territorio.
A lo largo del trabajo se presenta una descripción de los cambios en las distintas
dimensiones de las estructuras sociales de Santa Cruz; como el mundo del trabajo
y la economía, el estado y sus redes institucionales y las estructuras familiares y
de la comunidad. Así mismo, se muestra cómo las mismas fueron afectadas en la
coyuntura histórica analizada y sugiere –sin establecer una relación directa- que
los cambios pueden haber afectado las subjetividades subyacentes y constitutivas
de los miembros de esa sociedad. De esta forma, el trabajo brinda elementos para
el desarrollo de futuras investigaciones –sostenidas en otras fuentes de datos e
interrogantes- sobre el impacto psicológico de las reformas y sus consecuencias y
la conformación de expectativas suicidas, sus características como acción social o el
carácter subjetivo del mismo.
Por último, aun cuando no será abordado en este trabajo, otros rasgos de la
estructura social de Santa Cruz resultan significativos para la presente indagación.
Principalmente para entender el carácter pionero de esta provincia en los aumentos de
suicidios –como señalaremos el resto de las provincias acompañaron posteriormente
estas tendencias- pero también para entender las altas tasas que históricamente
tuvo la Patagonia en general y Santa Cruz en particular.
Efectivamente, como podrá observarse en el cuadro 2, durante finales del siglo XIX
y principios del XX Patagonia superó los promedios nacionales y los niveles del resto
de las regiones. Así mismo, según los datos publicados por Riquelme (2016) Santa
Cruz tuvo altos niveles desde 1972-que superaron desde entonces los promedios
regionales y nacionales- información que evidencia que este territorio poseía altas

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tasas antes de los crecimientos observados en la década de 1990 y que existían ciertas
características previas que la hacían proclive a este tipo de prácticas.
En línea con lo anterior, siguiendo la tesis de Durkheim hemos sugerido en Sosa (2014,
2015ayb) que es posible sostener que esa sociedad tuvo dificultades en el desarrollo
del Siglo XX para generar formas sólidas de integración y solidaridad social. La baja
densidad poblacional, el carácter desértico, el clima hostil, las distancias intra y
extraterritoriales, el flujo de ingreso y egreso permanente de migrantes, la ausencia
de tradiciones producto de su poblamiento reciente, han sido solo algunos de los
rasgos que evidencian los bajos niveles de cohesión que esa sociedad tuvo durante el
siglo señalado.
Este terreno social previo a los procesos de crisis desencadenados en 1990 y su
predisposición al suicidio ya existente –seguramente más cercanos al tipo egoísta-
puede ser un elemento que permita comprender por qué dicha crisis caló tan
profundo en aquella sociedad, de manera tan rápida, y tan prematura. Esto puede
observarse a lo largo de todo el trabajo. La extrema dependencia de los recursos del
estado nacional, la debilidad de los vínculos propia de una sociedad fluctuante y de
migrantes, la escasa diversificación de la economía, la centralidad del empleo estatal
–y el impacto directo de sus formas de regulación y desregulación- son algunos
elementos que muestran una sociedad muy desprotegida y afectada de manera muy
directa por las crisis y las reformas.
El artículo se organiza de la siguiente manera. En primer lugar, se reconstruyen y
comparan las tasas de suicidio de Santa Cruz con el resto del país teniendo en cuenta
las diferencias por regiones, grupos etarios y género durante las décadas de 1990 y
2000. Para esto, se utilizan centralmente datos primarios publicados por la Dirección
de Estadísticas e Información de Salud (DEIS) del Ministerio de Salud de la Nación8 y
otros de carácter secundario. En segundo lugar, se profundiza la perspectiva teórica
e interpretativa a partir de la que se busca comprender e iluminar los fenómenos
sociales asociados al suicidio: la tesis de Emile Durkheim puesta a prueba en El
Suicidio. En tercer lugar, se analizan los impactos sociales de la crisis del Estado
hacia fines de 1980 poniendo en evidencia cómo los procesos de anomia y ruptura de
los vínculos que acompañan el aumento de las tasas de suicidios, comenzaron con
anterioridad a las reformas neoliberales. En cuarto lugar, se analizan los impactos
sociales de ajuste y reforma del Estado provincial, estructura con fuerte presencia en
la vida social de la provincia, y de la privatización de las empresas del Estado Nacional.

8 En los últimos años, los especialistas han llamado la atención sobre los limites generados por la información estadística vinculada
a determinadas muertes. Especialmente en los casos de suicidio, debe ser contemplado el problema del subregistro generado como
consecuencia de las reservas por vergüenza, trastornos familiares y temas religiosos. Por otro lado, en la Argentina particularmente
ha sido señalada la persistente dificultad para discriminar la frontera entre muertes accidentales e intencionales, con el subsecuente
impacto que esto supone en la elaboración de las tasas de muertes violentas en general, y de suicidio en particular. Por estas razones
los datos utilizados deben ser tomados con cautela y como estimaciones de la realidad, no un fiel reflejo de la misma.

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Por último, se pone en evidencia cómo este conjunto de transformaciones debilitó los
lazos sociales de tres espacios de socialización: la familia, el trabajo y la comunidad.
Para abordar estos objetivos analizamos datos demográficos, periodísticos, leyes y
decretos, y datos secundarios.

II. Los suicidios en la Argentina en general y en Santa Cruz en particular


Acompañadas por los accidentes y los homicidios, las muertes por suicidio constituyen
un tipo de muertes que han sido denominadas “violentas”. Según la Clasificación
Internacional de Enfermedades, utilizada por los centros de salud para registrar
las causas de muerte, este conjunto de distintos tipos de muerte se caracteriza -a
diferencia de las muertes originadas en el deterioro o el mal funcionamiento del
organismo humano- por ser provocadas por “causas externas”. Efectivamente, como
ha sido señalado por Bonaldi (2011, p. 2) estas muertes tienen en común el hecho de
haber sido infligidas “desde fuera”, por una causa externa al organismo y suponen
una cierta participación humana, aún en el caso del suicidio. Expresan, a diferencia
de otros tipos de muertes, un resultado de las prácticas y las interacciones entre los
hombres (Holinger, 1987, citado en Bonaldi, 2011, p. 2) y por esta razón constituyen un
objeto posible de la sociología e indicador de los atributos que posee una sociedad.
Como puede observarse en el cuadro siguiente, la tasa de suicidios de la Argentina
presenta un aumento asentuado desde el año 1997 (Fleitas, 2010, 2014).9

Cuadro 1

Extraído de Fleitas (2014, p. 18). Elaborado en base de mortalidad del Ministerio de Salud.

9 Entre 1997 y 2012 la tasa pasó de 6, 5 a 8 cada 100.000 hab. El crecimiento en la tasa de suicidio en la década de 1990 en Argentina
responde a una tendencia creciente de este tipo de muertes inaugurada entre 1985 y 1989 y consolidada durante toda la década. El
crecimiento en las tasas no implicó un aumento generalizado de este fenómeno en la sociedad, fueron los suicidios de la población
masculina los que desataron la tendencia creciente (Datos de la Organización Mundial de la Salud citados en Orellano, 2005, p. 66)

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Al analizar la evolución en el gráfico anterior se puede observar un incremento con
la crisis del año 2002/2003, luego desciende un poco y se ameseta y luego entre 2011
y 2012 sufre un salto del 12%. En el conjunto del período, es decir de 1997 a 2012 los
suicidios aumentaron un 49% (Fleitas, 2014).

Sin embargo, cuando analizamos los grupos que componen la Argentina -como por
ejemplo las regiones del país- podemos observar diferencias significativas. Entre
fines del siglo XIX y principios del XX, las provincias patagónicas presentaron tasas
en promedio más elevadas que el resto de las regiones. El siguiente cuadro muestra
la evolución de las tasas en las distintas regiones del país:

Cuadro 2

Fuente: Extraído de “Perfil epidemiológico del suicidio en la Argentina. Sistema de vigilancia epidemiológica
en Salud Mental y Adicciones” Ministerio de Salud de la Nación (2011). Disponible en http://www.fepra.org.ar/
docs/salud_mental/suicidio.pdf

Como puede observarse, las denominadas provincias patagónicas (Neuquén, Río


Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego) tienden a presentar desde el año
1988 hasta el 2008 un promedio de 4 puntos por encima del resto de las regiones
argentinas. También puede observarse un crecimiento más o menos significativo de
los suicidios en todas las regiones a partir del año 1996, con distintas temporalidades
en los diferentes territorios.
Santa Cruz, no escapa a esta tendencia general. Su comportamiento particular, en
relación a la media nacional se observa en el siguiente cuadro:

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Sosa, P. El crecimiento de los suicidios en Santa Cruz durante la década de 1990... 115- 144

Cuadro 3

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Dirección de Estadísticas e Información de Salud (DEIS) del
Ministerio de Salud de la Nación.10

Como puede observarse, en consonancia con las tasas propias de la Patagonia,


Santa Cruz presenta una diferencia significativa con el promedio nacional de 4 puntos
hasta aproximadamente el año 1997 pasando a una diferencia de 9 puntos pasada la
década de 1990. Por otro lado, sus aumentos han sido significativos. De una tasa
de un promedio de entre 10 y 12 puntos pasó a tener, a partir de la tendencia de
crecimiento inaugurada en 1990, una tasa situada entre 16 y 18, liderando las tasas

10 Agradezco la colaboración de la Licenciada Ana King en la realización de este cuadro.

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más elevadas del conjunto de las provincias.
El análisis de las muertes por suicidio adquiere otra perspectiva cuando se analizan
otros grupos internos que componen la tasa nacional. El grupo que ha presentado
la mayor tasa de crecimiento en los últimos años, en todo el país, ha sido la tasa de
adolescentes y jóvenes, llegando a constituir en el año 2005 la segunda causa de
muerte en el grupo de 14 a 24 años (Ministerio de Salud de la Nación, 2011).
A partir del año 2000, aproximadamente, se produjo un brusco cambio de tendencia
entre las distintas jurisdicciones, expresado en el aumento significativo en las tasas
de suicidios en regiones que no se distinguían por poseer los valores más altos,
especialmente las provincias del NEA y NOA11.
Así, en el año 2001, en la franja etaria de 10 a 19 años Jujuy y Salta, situadas en
promedios provinciales de entre 4 y 6 cada 100.000hab, pasaron a presentar tasas
de suicidio adolescente de 23, 7 y 23, 1 aproximadamente; compartiendo los primeros
puestos con Chubut y Santa Cruz con 22, 7 y 20, 8 respectivamente (Fleitas, 2010).
Efectivamente, a partir del año 2000 se observa una igualación en las tasas de la
Patagonia y el NOA (Fleitas, 2010).
Sin embargo, como ya se sugirió, la tendencia de aumento de suicidios entre grupos
etarios también varía por jurisdicciones. El siguiente cuadro muestra la evolución del
suicidio por grupos etarios en el caso de Santa Cruz:
Cuadro 4

Fuente: Elaboración propia con datos del DEIS, Ministerio de Salud de la Nación.12

11 La región del NEA (nordeste argentino) comprende las provincias de Formosa, Chaco, Corrientes y Misiones y la región del NOA
(noroeste argentino) comprende las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, la Rioja y Santiago del Estero.

12 Agradezco la colaboración de la Licenciada Ana King en la realización de este cuadro.

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Sosa, P. El crecimiento de los suicidios en Santa Cruz durante la década de 1990... 115- 144

La tasa de suicidio de varones adolescentes y jóvenes13, presenta una tasa que


evoluciona entre 5 y 10 puntos antes de 1990 y comienza una tendencia creciente
hasta ubicarse en 2005 entre 20 y 25. Esta tasa aumentó 10 puntos a partir de 1990,
constituyendo un caso pionero en la inauguración de las tendencias crecientes en el
concierto de las provincias argentinas ya que, el aumento del suicidio adolescente,
especialmente entre las provincias no patagónicas comenzó a crecer hacia finales de
la mencionada década.
Por otro lado, como puede observarse en el cuadro anterior, la tasa de suicidios
de los varones de 55 años y más es muy elevada. Esto puede deberse a razones
que podrán ser inferidas del conjunto de características sociales que mostraremos
a propósito y con el objetivo de comprender la evolución del suicidio adolescente,
pero no serán problematizadas directamente. En cualquier caso, la tasa de 55 y más
no presenta una tendencia creciente, más bien presenta una regularidad, pese a los
picos de altas y bajas propios de tasas extraídas de una población reducida.

III. Una hipótesis explicativa del aumento de los suicidios en los ’90
Como los suicidios en Santa Cruz se han convertido en un problema social, sus
causas ya han sido, aunque de manera relativa, determinadas por esta sociedad.
Existen definiciones sobre porqué las personas deciden terminar con su vida en ese
lugar. Estas muertes fueron explicadas por los vaivenes del petróleo, especialmente
en la zona norte de la provincia, ya sea por los efectos de la desocupación generados
por la privatización, ya sea por la recesión productiva del sector de 1998, ya sea por la
radicalización de los niveles del desempleo en plena crisis de 2000. Esta problemática
quedó atribuida a un grupo social particular: los jóvenes.
La falta de expectativas laborales, de proyectos a futuro, de cosas para hacer, de
lugares para ir, la ausencia de sentido de la vida, el clima inhóspito, la escasez de
actividades culturales, el alto porcentaje de embarazo adolescente, la alta deserción
escolar, el alcoholismo, la violencia, la multiplicación de prostíbulos, etc. fueron
parte de las diversas explicaciones que la sociedad de Santa Cruz –muy influenciada
por las olas de suicidio que afectaron a zona norte de ese territorio durante la década
de 1990- se dio así misma sobre las muertes y sobre los contextos sociales que
las rodeaban.14 Ahora bien ¿debemos imputar el aumento de los suicidios a estas
explicaciones sociales de los mismos? ¿Qué potenciales fenómenos sociales están
detrás de los aumentos de los suicidios en esa década?

13Los adolescentes y jóvenes representan los categorizados entre 15 y 34 años.

14 Estas representaciones sobre los suicidios se ven reflejadas en los artículos periodísticos, libros y películas que abordan esta pro-
blemática y retoman declaraciones de habitantes del lugar. Véase, “Suicidas del fin del mundo” (Página 12, 25/11/01); Guerreiro, 2005;
“Suicidios en once años. Un record indigno para la provincia de Santa Cruz” (Prensalibre, 3/12/2009) y la película“Los jóvenes muertos”
dirigida por Leandro Listorti.

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Existen estudios que han intentado identificar las influencias sociales de las muertes
violentas en general y del suicidio en particular tanto para otros países (Almgren,
1998; Bourbeau y Courville, 1997; Greenberg, 1987 y Lane, 1979 citados en Bonaldi,
2011) como para la Argentina (Bonaldi, 1998; 2002ayb; 2011; Orellano, 2005, entre
otros). En el análisis sobre las causas sociales de las muertes violentas en Argentina
se ha indagado sobre las diferencias regionales en los comportamientos y las
distribuciones de las mismas.
Partiendo de una perspectiva durkhemniana Bonaldi (2002a) ha mostrado cómo las
diferencias en las características del tejido social de las provincias del NOA y de la
Patagonia, se relacionan directamente con las tasas particulares de muertes violentas
que posee cada una de estas regiones. Analizando las características de la institución
matrimonial, la familia y la presencia e intensidad de las tradiciones (entre otros
indicadores) ha puesto en evidencia cómo la Patagonia presenta en comparación con
la región del NOA, lazos sociales más débiles, que explican el porqué de sus tasas
más elevadas de muertes violentas (Bonaldi, 2002a).
En esta misma línea de análisis, Bonaldi (2011) puso en relación integración y
regulación con muertes violentas, y analizó el caso argentino en comparación con
los países de la ex Unión Soviética. De una manera comparativa, mostró cómo las
reformas económicas y políticas implementadas bajo el neoliberalismo impactaron al
interior de estas dos regiones y países del mundo, dada sus diferentes configuraciones
sociales (Bonaldi, 2011). En consonancia con esta perspectiva Orellano (2005) también
indagó cómo la desocupación y la desestructuración del mundo del trabajo afecto
fuertemente las dinámicas de integración social, generando una fuerte predisposición
al suicidio en la década de 1990.
En estos últimos estudios han utilizado, como marco interpretativo, las hipótesis
generales sostenidas por Durkheim, mencionadas anteriormente (Durkheim, [1987]
2006). Desde esta perspectiva, los aumentos y las constantes en las tasas de suicidio
de una sociedad se relacionan directamente con las formas de regulación e integración
de los individuos. Desde esta mirada, el tejido social, la cohesión, la coerción, los
hechos sociales y las representaciones colectivas, entre otros, constituyen un conjunto
de dimensiones de observación del comportamiento social que deben ser analizados
para comprender las constantes y los aumentos y/o disminuciones en las muertes
por suicidio en tanto atributo propio de una sociedad. Los estudios sobre las muertes
violentas parten de esta hipótesis y toman la proporción de muertes violentas como
un indicador de cuánto se valora y se protege o bien se pone en riesgo la vida humana
dentro de cada sociedad (Bonaldi, 2011).
Apoyándonos en estos estudios y en los hallazgos empíricos sobre la incidencia
de las reformas económicas y políticas en la década de 1990 sobre el tejido social.
Mostraremos en los apartados siguientes cómo la sociedad de Santa Cruz estuvo
atravesada por fenómenos de desregulación y pérdida de integración social,
hechos que afectaron el cuerpo social y que en futuras investigaciones pueden ser

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Sosa, P. El crecimiento de los suicidios en Santa Cruz durante la década de 1990... 115- 144

relacionados con el desarrollo de expectativas subjetivas suicidas.

IV. Los impactos sociales de la crisis del Estado en la antesala del


neoliberalismo
Atendiendo a la descripción de los rasgos de la sociedad santacruceña en la década
de 1980 (Sosa, 2014, 2015 ayb) salta a la vista que las instituciones más importantes
que configuraban el tejido de la provincia eran las empresas estatales vinculadas a
la energía y las estructuras del Estado provincial. En este sentido, los procesos de
reforma del Estado implicados en las leyes para su reforma y privatización fueron
nucleares para el desencadenamiento de los procesos de desestructuración.
Sin embargo, no es correcto situar lo que Durkheim denominaría “la crisis de la
moral colectiva” en estas reformas (Durkheim, 2006). Ciertamente, los primeros
procesos de debilitamiento del tejido regulador e integrador se observan en la crisis
del modelo socio estatal anterior a las mismas. En este apartado nos ocuparemos
de esta dimensión de la desestructuración: la desorganización y desarticulación del
modelo socio estatal en la antesala del neoliberalismo.
En consonancia con la crisis que afectó a la mayoría de las provincias argentinas
entre 1988 y 1992 (Farinetti, 1999; Luque, Martínez, Auzoberría y Huenul, 2003;
Centragnolo y Jiménez, 2004; Favaro, Iuorno y Cao, 2006) Santa Cruz se sumió en un
contexto de desequilibrio político, económico y social. La inflación alteró todas las
relaciones de intercambio que permitían el sostenimiento del sistema social. Todo el
sistema de contratos que funcionaba articulando relaciones sociales, principalmente
aquellos que involucraban instancias de la institución estatal nacional –con fuerte
presencia en la provincia- se suspendió.
Hacia fines de la década de 1980 se instauró una dinámica de crisis que tuvo como
principal referencia la suspensión y/o el atraso de los pagos de parte del gobierno
nacional hacia las cuentas provinciales, proceso acentuado por la dinámica
crecientemente inflacionaria. Existía, para ese entonces, un vínculo muy estrecho
entre cuentas provinciales y cuentas nacionales, que agudizó la dinámica de la crisis.
La provincia dependía centralmente de regalías petroleras que eran liquidadas por la
empresa estatal Yacimiento Petrolíferos Fiscales (YPF) y por la coparticipación federal
de impuestos, también derivada de una instancia estatal nacional. La Administración
Pública Provincial dependía de estos dos ingresos que eran utilizados en su totalidad
-para mayo de 1989- en el pago de salarios de su planta de personal.
Este vínculo del gobierno provincial con la instancia nacional significó que la crisis
del Estado en la década de 1980 impacte fuertemente en la dinámica local15. La

15Las regalías petroleras, que llegaban a cubrir el 70% de los gastos provinciales –conformados básicamente por salarios- estaban
congeladas desde septiembre de 1988, mientras los precios hasta junio de 1989 se habían quintuplicado. Por otro lado, la administra-
ción Nacional de YPF no realizaba los aportes correspondientes a la provincia en materia de ingresos brutos desde el año 1981, principal

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incapacidad de la instancia pública nacional de cumplir con sus obligaciones y, como
efecto, la incapacidad de la provincia para garantizar sus relaciones contractuales,
desató una dinámica social de inestabilidad que fue afectando los fundamentos y
el tejido del orden social en ese territorio. El indicador más visible de la crisis fue el
retraso en los pagos y la creciente pérdida de poder adquisitivo del salario16.
Sin embargo, la ausencia y el retraso salarial en ese periodo puntual no constituye
el dato más significativo. Desde el punto de vista de la desregulación y desintegración
social, lo importante a tener en cuenta es cómo la ausencia y l demora regular en
uno de los elementos nucleares que sostiene las relaciones sociales –el salario-
impactó en los diferentes vasos comunicantes de la sociedad en la medida en que
fue una constante durante un periodo de casi 3 años. Las prácticas y dinámicas
sociales que se fueron instalando en todo ese proceso nos muestran un proceso de
desnormativización de las interacciones sociales y de descolectivización propios de
contextos de desorganización social.
Un primer impacto de la problemática salarial fue la desarticulación del sistema de
seguridad social. El no pago de salarios redundó en la suspensión de los aportes a la
obra social de la provincia, CSS (Caja de Servicios Sociales de la provincia) que nuclea
a empleados provinciales y municipales, la suspensión de los aportes a los gremios
y sindicatos provinciales para su financiamiento y, por último, la suspensión de los
aportes al sistema previsional, CPS (Caja de Previsión Social).
Un segundo impacto de la problemática fue la imposibilidad de reproducción de las
principales funciones estatales. Los paros fueron un indicador central del periodo. La
suspensión de las actividades docentes implicó que en 1990 el gobierno provincial,
luego de 90 días de paro, firme un decreto a partir del cual todos los alumnos de nivel
primario y secundario pasen el año automáticamente. Los autoacuartelamientos de la
policía, ya sea por aumentos salariales, ya sea porque se los exima de responsabilidades
políticas sobre los efectos de la intervención policial en los conflictos políticos del
momento, fueron también moneda corriente17. Las intervenciones a las empresas
públicas provinciales y los diagnósticos de coyuntura, mostraron a las claras el
desacople de actividades y el desorden generalizado de funcionamiento interno.
Estos fenómenos fueron acompañados por la pérdida de vigencia de mecanismos
colectivos de regulación y protección de la fuerza de trabajo. Para la época, todavía
los convenios colectivos de trabajo y las paritarias eran los mecanismos centrales

fuente autónoma de recursos de la misma, sostenida por el cobro de impuestos a las empresas estatales. La coparticipación, segunda
fuente de ingresos, se llevaba a cabo de forma mensual pero, en un contexto de alta inflación, su pago atrasado –vinculado central-
mente a la capacidad de recaudación del gobierno nacional-desvalorizaba el poder adquisitivo de la provincia.

16 En enero de 1992, el Estado provincial debía el sueldo de diciembre de 1991 y el medio aguinaldo anual, el retraso salarial era de 70
días.

17 La ruptura de la cadena de mandos internas de esta institución fue un elemento visible de todo este proceso.

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Sosa, P. El crecimiento de los suicidios en Santa Cruz durante la década de 1990... 115- 144

de negociación de las condiciones salariales. En este periodo de inestabilidad,


estos mecanismos normativos quedaron completamente caducos, ya que todos
los aumentos y mejoras salariales generadas a través de este tipo de mecanismos
formales nunca pudieron ser llevados a cabo en los hechos.
Las pujas por los salarios generaban por parte de las autoridades el reconocimiento
de los “derechos”, pero en los hechos la imposibilidad de asumir los pagos
imposibilitaba la efectivización real –no abstracta- del derecho. Esto fue erosionando
las jerarquías y estructuras salariales. Si en un principio, las convenciones colectivas
y las paritarias velaban por el cumplimiento de las jerarquías, los estatutos de
escalafón, las antigüedades en la actividad, la formación profesional, etc., hacia el
final del conflicto las retribuciones salariales se comenzaron a dar en función de
garantizar condiciones mínimas de ingreso y de subsistencia para la gran masa de
trabajadores del Estado provincial.
La contracara de esta dimensión de desmantelamiento de las relaciones formales
que rodean el salario, no pudo ser otra, aunque no sabemos las magnitudes –estas
cifras también son objeto de disputas políticas- del ausentismo laboral, un fenómeno
recurrentemente mencionado. El relajamiento de la disciplina laboral puede ser
interpretado, en este marco, como un efecto más del debilitamiento de la regulación
de las normas que sostienen la estructura meritocrática que rodea la relación laboral.
Efectivamente, las estructuras y jerarquías sociales que conformaban un sistema
meritocrático expresados en las relaciones salariales se fueron erosionando.
Finalmente, el indicador más fuerte de cómo la crisis del Estado y su centralidad
impactaron (e impactan) en esa sociedad fue el problema del “éxodo”. En junio de
1989 -cuando aún no habían sido aplicadas las denominadas reformas neoliberales-
se denunció el éxodo de 500 mineros de la localidad de Río Turbio. 500 mineros
chilenos habrían regresado a su país ya que sus salarios, traducidos a pesos chilenos,
pasaron de 4000 a 1000.18 Sureda, diputada nacional y una de las principales dirigentes
políticas de la provincia, alertaba con preocupación sobre la cantidad de letreros de
“se vende” en numerosas casas de la ciudad Capital de Río Gallegos19 y los gremios
denunciaban un éxodo de entre 165.000 y 125.000 personas de la provincia20.
Aunque es difícil de cuantificar el valor real del fenómeno, ya que los números
respondían a estrategias políticas de los actores, la existencia de la denuncia del éxodo
y el volumen del mismo, significativo en relación a la escasa población de la provincia,
pueden ser considerados un indicador de la profundidad de la desintegración. El éxodo
hacia otras provincias muestra cómo una sociedad con problemas para integrar a

18 Véase, “Éxodo de mineros en Río Turbio” (La Opinión Austral, 13/06/89)

19 Véase, “Preocupa a Sureda el éxodo ciudadano” (La Opinión Austral, 21/12/90)

20 Véase, “Solicitada del SOEM. La única verdad es la realidad” (La Opinión Austral, 4/12/91. P. 2)

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sus individuos, dada la ausencia de redes familiares consolidadas y tradiciones, se
ve afectada frente a la crisis de una de las instituciones principales que la dota de
vínculos y normas: el Estado provincial.
Un primer balance de esta etapa muestra un conjunto de rasgos que la crisis del
modelo de Estado y sociedad anterior a las reformas neoliberales adquirió en Santa
Cruz y los efectos que tuvo sobre el orden social. Es posible identificar, como efecto de
la crisis, un proceso de desnormativización y desintegración de la sociedad, siempre
en referencia a la organización social normativa anterior. En este proceso se pueden
englobar todas aquellas “prácticas de hecho” que se fueron instalando, sin conformarse
necesariamente en norma colectiva y legítima, distantes y por fuera de las normas
regulatorias de prácticas sociales predominantes hasta el momento. También se
pueden resaltar los procesos de éxodo, fuertes indicadores de descomposición social
y pérdida de cohesión.

V. Los impactos sociales del ajuste y la Reforma del Estado provincial


Para poder comprender y apreciar los impactos que tuvo la reforma del Estado y las
medidas de ajuste económico en el tejido social de Santa Cruz - política central de las
reformas que se comenzaron a aplicar en 1989-, es necesario resaltar la centralidad
de la Administración Pública Provincial (APP) en esta provincia. Si tomamos los
vínculos de trabajo, en tanto soportes de tejido social de los individuos (Castel,
2004, 2010), podemos hacer visible la importancia del rol de la APP como agente de
integración y regulación social.
En el año 2000 Santa Cruz era la provincia con el mayor porcentaje de trabajadores
estatales en relación a su cantidad de habitantes. Poseía 86 empleados públicos
c/1000 habitantes frente a una media nacional de 51 (CIPPEC, 2003). Durante la
década de 1990, que atraviesa este periodo de estabilidad, los empleados públicos
crecieron en términos absolutos y relativos y pasaron a formar parte del grupo más
importante de personal en términos cuantitativos (Luque, Martínez y Auzoberría,
2000; Ruiz y Salvia, 1999)21. En este apartado veremos cómo impactaron sobre esta
estructura las medidas del gobierno que asumió la conducción de la provincia en los
primeros años de la década de 1990, en el contexto de la aplicación de las medidas
neoliberales.
Dos días después de asumir el gobierno provincial, el Frente para la Victoria
Santacruceña (FVS) -fuerza política que accedió a la presidencia de la Nación en
2003- declaró el Estado de Emergencia Económica (EEE), medida que se declaraba por

21 Así mismo, entre 1980 y 1991 la población “no productiva” se duplicó en términos absolutos, pasando a ser en términos relativos (en
relación a la población ocupada en el sector agrícola y de la industria y comercio) el 39, 4% de la Población Económicamente Activa
(PEA). Efectivamente, la planta orgánica del personal de la APP pasó de tener de 9544 agentes en 1980 a 17812 en 1988, casi el doble
en menos de una década (Luque, et al, 2000).

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segunda vez en menos de un año. Su nueva gestión implicó un cambio profundo en la


política llevada hasta el momento, se basó centralmente en denunciar la “anarquía”
reinante en la provincia y en tomar medidas para garantizar “orden”. A diferencia de
la anterior declaración del EEE, que se había basado en declarar garantías para los
derechos laborales que no se estaban cumpliendo en los hechos, la Ley de Emergencia
Económica aplicada por el FVS fue acompañada por la aprobación de un decreto de
Necesidad y Urgencia (DNU).22
En términos generales, el decreto expresó la consolidación de nuevos criterios de
fijación salarial completamente despojados del conjunto de regulaciones colectivas
y estructuras meritocráticas subyacentes a los vínculos laborales, que se habían
ido erosionando en la etapa de inestabilidad.23 La medida tuvo, como primera
característica, la eliminación explícita de criterios jerárquicos establecidos en la
normas y del conjunto de criterios meritocráticos vinculados a las funciones ejercidas
en el Estado. En segundo lugar, inauguró un nuevo criterio para la fijación salarial que
se incorporó en el artículo 13 del decreto que sostenía que “Los futuros incrementos
salariales a otorgarse (a la APP) estarán fundados en los mayores ingresos que
obtenga el Estado provincial, en la reducción de gastos de funcionamiento del Estado,
y basados en criterios de productividad, eficiencia y presentismo”.
En esta línea, un mes después de asumir, la gestión del FVS declaró a través de un
nuevo decreto -el 309- la suspensión de los pagos de los sueldos atrasados por parte
del gobierno provincial. Se declaró el no pago del mes de diciembre y el no pago de la
segunda cuota del aguinaldo, sin establecer ningún tipo de diálogo con los afectados
por las medidas. Por otro lado, se produjo un descuento del 10% para los empleados
que cobren menos de 500 y de un 15% para aquellos con ingresos mayores a dicha
cifra, medida que estuvo por fuera de las normativas salariales que regulaban el
mercado de trabajo en la coyuntura. La retribución, por parte del Estado, de estas
quitas salariales se supeditó, por otro lado, al ingreso de 480.000.000 dólares que el
gobierno había prometido a la provincia en concepto de regalías mal liquidadas. Es
decir, se continuó con una lógica que había llegado para quedarse: constituir como
criterio de retribución salarial la disponibilidad coyuntural de flujos financieros,
principalmente aquellos facilitados por el estado nacional en conceptos de regalías.
A posteriori, pasado el periodo de inestabilidad económica, esta situación de

22 Véase, Ley de Emergencia Económica 2.077; Ley de reforma del Estado provincial 2.193 y Decreto 0139/91. Capítulo V.

23 La disposición implicó la suspensión de las convenciones colectivas de trabajo para el sector público provincial. Todos los regímenes
legales de determinación de remuneraciones del personal dependiente de cualquiera de los tres poderes del Estado provincial, que
tengan en cuenta formulas en función de coeficientes, porcentajes, índices de precios de referencia, adicionales, plus remunerativos
o no, o cualquier otro medio de cálculo que tenga como base retribuciones distintas a las del propio cargo, o categoría o norma que
establezca la automática aplicación de mejores beneficios correspondientes a otros cargos, sectores, categorías laborales o escalafo-
narias o funciones, cuando ellas no se ejerzan efectivamente o que adopten pautas salariales establecidas en otra jurisdicción que la
provincial (Decreto 0139/91. Capítulo IV)

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suspensión de las normas que regulaban los vínculos laborales, como las convenciones
colectivas, los estatutos, los escalafones y las jerarquías internas, lejos de ser una
excepción, se continuaron en el tiempo. La atribución excepcional del ejecutivo de
fijar los salarios, que se contemplaba en el decreto, se continuó utilizando durante
toda la década (CIPPEC, 2003).
Comprender cómo la dinámica de retribución económica dejó de estar asentada en
un conjunto de normativas que la regulen, es central para entender cómo pese a la
estabilización económica, la desorganización y la ausencia de normas se continuaron
reproduciendo. Efectivamente, el abandono de criterios legales no implicó la ausencia
de los pagos o, más aún, retrasos en los pagos, pero tampoco significó la aparición de
una nueva legislación laboral24.
Sin embargo, este nuevo gobierno, pese a los beneficios económicos que generó, no
produjo nuevas leyes laborales. La orientación de sus acciones de gobierno, en cuanto
a políticas de retribución salarial, estuvo en mano de las decisiones coyunturales que
fue tomando el FVS, como actor de gobierno. La dinámica de los derechos, en tanto
mecanismos formales de regulación de relaciones, de establecimiento de criterios
comunes de justicia, de mérito y de construcción de jerarquías -que como observamos
fueron perdiendo legitimidad para orientar las prácticas sociales hacia fines de la
década de 1980- fue ampliando los márgenes de acción para la toma de decisiones y
establecimiento de criterios por parte del nuevo gobierno.

VI. Los impactos sociales de la privatización de las empresas del Estado


El proceso de privatización en Argentina tuvo serios impactos en el modelo empresarial
y en el mercado de trabajo de Santa Cruz. La reforma del Estado y la conformación
de una economía dinamizada por los grupos económicos concentrados (Azpiazu y
Basualdo, 2004; Castellani, 2011) redefinió las relaciones a nivel local. Este nuevo
escenario implicó, en términos generales, la aparición de la desocupación estructural,
la flexibilización, precarización e informalización de los vínculos laborales (Minujin
y Kessler, 1994; Monza; 1996; Armony y Kessler, 2004). Pero también tuvo fuertes
efectos en los estilos de vida y las pertenencias comunitarias de las poblaciones
afectadas por este proceso (Svampa y Pereyra, 2003; Peñalva, 2001; Klachko, 2005;
Von Storch, 2005; Bohoslavsky, 2008).

Fue, sin dudas, el proceso de desocupación generado por los retiros anticipados, la

24Esto que podemos definir como la separación entre retribución económica y regulación social es posible apreciar con más claridad
en la política que el FVS realizó hacia el sector docente; el sector de la APP más importante de la provincia tanto en términos políticos
y en términos económicos. A posteriori de este proceso, las gestiones del Frente para la Victoria tendieron a reproducir esta dinámica.
Los ingresos fueron determinando que el gobierno provincial salde sus deudas con los empleados, como cuando se restableció el 10%
y el 15% para los empleados de la APP, el sueldo de diciembre y el medio aguinaldo del decreto 309 cuando ingresaron los fondos por
regalías mal liquidadas y los ingresos generados por el pacto fiscal federal a nivel nacional.

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reducción de personal y la posterior venta de las empresas públicas el fenómeno que


tuvo más impactos sobre el tejido social. En Río Gallegos, la zona sur de la provincia,
según los datos de la EPH (Encuesta Permanente de Hogares) la desocupación creció
de 3, 0 puntos en 1990 a 7, 1 en 1995 duplicando el valor histórico que había tenido
en promedio durante la década de 1980 (Ruiz y Salvia, 1999). Así mismo, ha sido
demostrado cómo este proceso se produjo en el marco de un descenso en la tasa de
crecimiento poblacional entre 1992 y 1993, fenómeno que obedeció a la importante
emigración generada por la crisis económica y el ajuste del Estado provincial, así
como también por la privatización de las empresas públicas25 (Ruiz y Salvia, 1999)
Por otro lado, el aumento en la desocupación al sur de la provincia es relativamente
menor al que se presentó en la zona norte de la misma. Mientras que en 1995
el promedio de desocupación en Río Gallegos era de 7 puntos, Caleta Olivia, Las
Heras y Pico Truncado (las tres principales localidades del norte) promediaban los
20, equiparando los niveles más altos del país. Como veremos, esta alta tasa de
desocupación se dio en un contexto muy paradójico, un contexto de fuerte crecimiento
económico a nivel local.
Este fenómeno afectó los dos polos productivos principales de la provincia. El más
dinámico -situado al norte- afectado por la privatización de YPF y Gas del Estado en
el año 1992 y el menos dinámico Yacimientos Carboníferos Fiscales (YCF) -situada
al sur- (Salvia, 1997). Pese a que la privatización no fue la única reforma que tuvo
impactos en el aumento de la desocupación, el desempleo generado específicamente
por este fenómeno tuvo consecuencias particulares en la provincia.26 En primer lugar,
porque las empresas del Estado implicaron para sus integrantes no sólo la pérdida de
empleo sino también la pérdida de conjunto de relaciones que formaban parte de su
estabilidad e inserción social enmarcadas dentro de las Company Towns (Márquez,
1996; Bohoslavsky, 2008).
Por otro lado, los procesos de privatización tuvieron fuerte impacto en el
funcionamiento de tejidos colectivos como las organizaciones gremiales. Durante
este periodo los niveles de sindicalización descendieron por lo menos un 40% y se
desarticularon los cuerpos internos de delegados y las comisiones directivas de los
sindicatos que operaban en los enclaves (Salvia, 1996). La disminución de los afiliados
implicó, por otro lado, la caída de los aportes sindicales limitando las estrategias de
integración social de los sindicatos, centrales en una sociedad con un porcentaje
muy alto de migrantes recientes. Finalmente, los que no se vieron afectados por la
desocupación tomaron sus retiros voluntarios y formaron parte de la lista del éxodo.

25 Este dato evidencia el impacto de los procesos de éxodo en la coyuntura.

26 El fenómeno de la privatización a nivel local afectó centralmente estas tres empresas nacionales de producción energética. La pri-
vatización de las empresas provinciales, especialmente aquellas vinculadas a la producción de servicios como la provisión de agua, luz
y teléfono quedaron en manos del Estado provincial. También la Caja de Previsión Social y el Banco de la provincia que fue privatizado
tardíamente, en 1998.

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En consecuencia, el desempleo no implicó solo la perdida de la socialización y
los soportes materiales y simbólicos de la pérdida del trabajo sino también la
desestructuración de la comunidad fundada al calor de la empresa pública. El golpe
a la comunidad no sólo se efectuó por este proceso, la dinámica de éxodo generada
por las privatizaciones y la crisis coyuntural, como vimos anteriormente, fueron otras
fuentes de motivación para el éxodo, generando un fuerte impacto en la solidez del
tejido social.
Por último, la privatización de las empresas nacionales de producción minera no
sólo afectó los lazos comunitarios y aquellos forjados en el mundo del trabajo,
también significó la extinción del conjunto de imaginarios asociados a la defensa
de la soberanía a través de el sostenimiento de la autonomía energética. Estos
imaginarios, que dotaban de sentido las prácticas de los migrantes vinculados directa
o indirectamente a la producción de energía, fueron perdiendo incidencia a partir del
proceso de privatización.
Por otro lado, como ha señalado Canelo (2005), hacia fines de la década de 1980
-en el marco de la globalización- las hipótesis de guerra y conflicto con otros países
dejaron de tener presencia política. En un nuevo contexto donde los países vecinos
formaban parte de una nueva comunidad globalizada la defensa de la soberanía dejó
de tener asidero, en consecuencia, la “defensa de la patria” dejó de ser otro motor
de sentido tanto para trabajadores del Estado como para pobladores en general que
habitaban las tierras patagónicas.
El desmantelamiento de colectivos sociales generados al calor del proyecto energético,
la defensa de la soberanía y la población de la Patagonia, no fueron los únicos que
debilitaron el tejido social durante la década de 1990. Así como las dinámicas sociales
motorizadas por el gobierno provincial, en manos del FVS, siguieron reproduciendo
esquemas propios de la anomia social, la puesta en funcionamiento de las empresas
privatizadas generó nuevas dinámicas sociales que fueron generando y reproduciendo
la debilidad del tejido social.27
Por supuesto, esta dinámica de crecimiento tuvo impactos directos en los
ingresosfiscales del gobierno provincial. Entre 1991 y 2001 las regalías cobradas en
función de la cantidad de petróleo y gas extraído representaron un porcentaje de los
ingresos de la provincia que superó el 17, 5%, llegando a significar un 25% en 1996 y

27 La nueva organización de la economía instaló la paradoja de la globalización; los procesos de desmantelamiento social, entre ellos
la desocupación, fueron acompañados por fuertes dinámicas de crecimiento económico. El mundo petrolero, que expulsó mano de obra
durante la década de 1990, tuvo un crecimiento extraordinario; las empresas privatizadas, producto de la tecnología, los niveles de in-
versión y sus nuevas formas de organización terciarizadas generaron una dinámica económica explosiva, especialmente en la provincia
de Santa Cruz. Mientras entre 1985 y 1991 las tasas de crecimiento (promedio de las tasas de crecimiento anual) de la producción fue-
ron negativas, entre 1992 y 1994, con el sistema privado en pleno funcionamiento, Santa Cruz pasó de una tasa de crecimiento negativa
de 13 a una tasa positiva de 28, triplicando las tasas de crecimiento del sector de Chubut. Más aún, en 1995, en plena crisis del tequila,
crisis de carácter internacional generada por la devaluación de la moneda mexicana, la provincia duplicó la tasa de crecimiento que
había presentado el año anterior (Cicciari, 1999).

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1997. Estos beneficios fiscales, ligados al crecimiento económico, posicionaron a Santa


Cruz durante toda la década entre las provincias con el Producto Bruto Geográfico
per cápita más alto del país (CIPPEC, 2003).
Sin embargo, los beneficios económicos de las empresas, del Estado provincial y
también de la población no se tradujeron en pertenencias sociales sólidas dadas
por la inserción laboral. Por un lado, se mantuvo una dinámica de incorporación
de trabajadores, muchos migrantes, pero de manera precaria, ya que el sistema
de protección social que habían implicado las empresas estatales se extinguió. En
su reemplazo se adoptó una forma concentrada de organización empresarial que
combinó la presencia de empresas con un alto nivel de concentración de capital que
lideraron el proceso de inversión en el territorio y un conjunto de prestadoras de
servicios con personal precarizado que, en muchos casos, fueron formadas -en forma
de cooperativas- por ex empleados del Estado (Salvia, 1991).
Así, la dinámica de producción de crudo comenzó a marcarle la agenda a lo social.
Los aumentos y las disminuciones del valor del crudo a nivel internacional pasaron
a marcar los tiempos de incorporación y expulsión de mano de obra de las empresas.
Los campamentos de familias petroleras dejaron paso al trabajador petrolero que
trabaja en regímenes laborales, extremadamente flexibilizados, imprimiéndole una
dinámica de fluctuación de personal constante entre los distintos eslabones de la
producción del crudo atado a regímenes temporales heterogéneos y fuertemente
flexibles (Cicciari, 1996; Márquez, 1996, 1999; Salvia, 1997, 1999; Schinelli y Vacca,
1999)

VII. El debilitamiento de lazos familiares, laborales y comunitarios


Para aprehender la anomia como fenómeno social e identificar sus rasgos particulares
Durkheim describe dos universos sociales: el mundo del comercio y de la industria
y la institución matrimonial como esferas afectadas por la misma (Durkheim, [1987]
2006). En esta línea analizaremos, en este apartado, los impactos particulares del
proceso de privatización de las empresas públicas y la posterior consolidación de
nuevas dinámicas sociales en el mundo del trabajo, la familia y la comunidad.
Como ya lo describimos anteriormente, la anomia se genera cuando las condiciones
de vida cambian y las regulaciones -a través de las normas- quedan en una situación
de retraso en cuanto a las nuevas condiciones de vida. La regla deja de tener
funcionalidad, efecto, autoridad y legitimidad, condiciones necesarias para que la
sociedad regule, limite y oriente los deseos de los individuos. Los efectos sobre el
tejido que tuvieron los cambios en el sector público privatizado y los impactos que
tuvieron en los grupos familiares, en el mundo laboral y en el mundo comunitario,
permiten explorar y ostener la hipótesis de la anomia.
Un primer elemento para tener en cuenta en el análisis de los impactos sociales de
la privatización en Santa Cruz es la particular relación entre la condición salarial y
la pertenencia comunitaria que implicaban las Company Towns de las empresas

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estatales. En este marco, para los retirados, desocupados o reconvertidos al nuevo
sector privado productivo globalizado, el cambio laboral se tradujo en una pérdida
de pertenencia comunitaria con altos niveles de protección y fuertes bastiones de la
construcción de sus identidades.
La descomposición de estas comunidades se combinó con la pérdida del trabajo o
con el cambio en la situación laboral (a una condición más flexible) que catalizó e
intensificó los impactos de descomposición del tejido producido por las reformas.
Para completar el impacto de la pérdida que tuvo para estos individuos -en su
mayoría jefes de hogar- el cambio en la situación laboral, debe tenerse presente que
hablamos, en muchos casos, de personas que migraron a estos parajes y encontraron
mejores condiciones de vida -acompañada por un nuevo status social- que en sus
lugares de origen.
La pérdida de status social, económico y de protección de los trabajadores de las
Company Towns tuvo, por otro lado, fuertes impactos al interior de las estructuras
familiares. Hubo un proceso muy importante que afectó esta estructura: la inserción
de los hijos y de las parejas al mercado de trabajo como estrategia de subsistencia
económica (Donza, 1997). Estas estrategias familiares para sortear las dificultades
generadas por los cambios en el mercado de trabajo erosionaron la estructura de
roles y de autoridad de las comunidades familiares.
Este proceso, sumado al carácter masculino de esta sociedad, propio de un universo
social que históricamente se caracterizó por estar compuesto por “hombres”, debe ser
considerado como una de las condiciones de origen de los altos niveles de violencia
familiar que formaron parte de los escenarios sociales generados por el proceso
de desestructuración. La violencia puede ser interpretada como una reacción a la
pérdida de legitimidad de los antiguos sostenedores de las normas que contenían las
viejas estructuras familiares; mientras que la utilización de la misma, tanto hacia la
mujer como hacia los hijos, puede ser comprendida en este marco de transformación
de la estructura de roles internos a la misma.
Por último, cabe resaltar que estamos hablando centralmente de familias nucleares,
tipo de estructura familiar que se diferencia de las familias de carácter “ampliado”;
formaciones sociales que caracterizan las sociedades tradicionales (Bonaldi, 2002).
Es decir, la desestructuración operó sobre estructuras familiares más deficitarias
en términos de tejido que lo que puede haber sido en otras provincias, también
afectadas por la privatización pero más dotadas de tejido familiar.28 Como ya venimos
sosteniendo, esto muestra la particularidad de nuestro caso, la desestructuración
operó sobre un tejido ya débil.

Ahora bien, este proceso de pérdida no puede ser escindido de las dinámicas sociales

28 Para el análisis de las características del tejido social según el tipo de estructura familiar véase, Bonaldi (2002a)

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Sosa, P. El crecimiento de los suicidios en Santa Cruz durante la década de 1990... 115- 144

que se inauguraron con el proceso de privatización. Es decir, las nuevas dinámicas


de la economía generaron otras relaciones sociales, nuevas, que a modo de hipótesis
podríamos sostener que potenciaron y reprodujeron las condiciones de anomia. Esto
constituye una hipótesis posible de porqué la tasa de suicidios fue una tendencia
creciente que, lejos de suspenderse frente el asentamiento de las pérdidas generadas
por los impactos negativos de la privatización, continuó creciendo hasta la actualidad.
Un buen ejemplo de cómo la anomia se evidencia no sólo con procesos de ruptura sino
con la aparición y consolidación de nuevas dinámicas sociales puede ser observado
tomando la primera ola de suicidios que afectó la provincia, fenómeno que se produjo
en la localidad de las Heras, situada al norte de la provincia. Dada la cantidad de
muertes en poco tiempo y los escasos habitantes, este lugar fue considerado el lugar
más afectado y el disparador para que se comience a convertir en un problema social.
Esta primera ola de suicidios inspiró el libro de Los suicidas del fin del mundo
de Leila Guerrero (2005), la película Los jóvenes muertos. Crónica de un pueblo
patagónico de Leandro Listorti (2010) mencionados anteriormente y las intervenciones
institucionales hechas por UNICEF y Poder Ciudadano; que fueron realizadas
promediando la década de 1990 en esa pequeña población.
Pese a que la alta tasa de suicidios, como ya hemos demostrado hasta aquí, es un
problema que afecta a la totalidad del cuerpo provincial y se fue extendiendo a toda la
provincia, el caso de las Heras presenta una particularidad: la desestructuración fue
vivida probablemente con mayor intensidad y de manera prematura por los impactos
sociales que tuvo la refundación del sector privado globalizado.
A diferencia de la totalidad de los pueblos petroleros característicos de la zona norte,
que se fundaron al calor de las Companys Tawns, Las Heras se transformó en un
pueblo estrictamente petrolero a partir de la década de 1990; es decir, se redefinió
productivamente como tal al calor de la globalización. A diferencia del resto de este
tipo de poblamientos que se desarrollaron a partir de la década de 1960, las Heras
pasó de ser una comunidad muy pequeña, vinculada a la actividad generada por el
ferrocarril y a la actividad ganadera propia de una zona de la provincia con muy bajos
niveles de productividad, a ser el espacio geográfico más próspero de producción
de hidrocarburos de las empresas transnacionales. Es decir, la pequeña comunidad
tradicional de “gente de campo y comerciantes”, con una presencia muy breve de
algunas actividades de YPF, se transformó en el polo petrolero globalizado más
productivo de la zona.
El alto dinamismo de la producción petrolera trajo nuevas formas relacionales a la
pequeña sociedad. Las empresas transnacionales y contratistas ya no fomentaron
el asentamiento de las estructuras familiares para extraer el petróleo de la zona e
inauguraron la modalidad de incorporar para la producción local personal de otras
zonas de la provincia, de la región o de otras provincias. Esto fomentó la multiplicación
de los hoteles de paso y transportes que cumplían la función de trasladar diariamente
el personal conformando un grupo social con arraigo laboral en la localidad pero

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con escasos vínculos de pertenencia en otras redes relacionales locales; así como
también la multiplicación de locales nocturnos que se fueron desarrollando frente
al aumento de la demanda de servicios sexuales que acompañó estos nuevos
agrupamientos masculinos desvinculados socialmente de las redes sociales locales.
Los contratados de las empresas, en muchos casos, provenían de otros lugares
permaneciendo 7 días en los lugares de trabajo y 15 días en sus lugares de origen,
alentando un fuerte dinamismo social (Página 12, 25/11/01). Así, las Heras tuvo una
población estable, siempre caracterizada como “la gente del pueblo” y otra masa de
pobladores inestables -completamente masculina- que permanecía algunos días u
horas en el lugar para regresar a sus respectivas localidades sin lazos familiares o de
otra característica a nivel local.

IX. Conclusión:
A lo largo de este trabajo se reconstruyeron las tasas de suicidios de las distintas
regiones de la argentina en las décadas de 1980, 1990 y 2000, su evolución en el
tiempo y la distribución de las mismas por género y edad. En segundo lugar, se
sugirieron un conjunto de fenómenos sugerentemente relacionados con el aumento
significativo de la tasa de suicidios en Santa Cruz durante la década de 1990, aun
cuando tuvo históricamente niveles elevados, atributo que comparte con el resto de
las provincias que conforman la región patagónica.
El análisis de los orígenes sociales del crecimiento de la tasa de suicidios en la
provincia, promediando la década de 1990, nos permitió indagar e identificar un
proceso de ruptura y debilitamiento de los vínculos sociales a partir del estudio de
los impactos de la crisis y transformación social, económica y política desencadenada
hacia fines de la década de 1980, identificada con la crisis del Estado, y consolidada,
a través de las reformas neoliberales, durante toda la década de 1990.
El impacto de la crisis y de las reformas estatales en el mundo del trabajo, la vida
comunitaria, los espacios de socialización vinculados a las redes institucionales del
Estado provincial y los vínculos familiares nos permitió visualizar un proceso de
desregulación y debilitamiento de esos espacios colectivos. El debilitamiento de las
estructuras de aquellos agrupamientos, en tanto formas institucionalizadas de lazos
sociales, permite sugerir la hipótesis de que el aumento de suicidios en la provincia
de Santa Cruz formó parte de fenómenos sociales de alcance mayor. Investigaciones
posteriores podrán profundizar mediante otras fuentes e interrogantes la relación y
las formas de influencia de los fenómenos estructurales visualizados en este trabajo
y sus formas de incidencia en la salud mental.

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Sosa, P. El crecimiento de los suicidios en Santa Cruz durante la década de 1990... 115- 144

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Año 6 N° 10 | FCECO | 144


Experiencia antropológica, muerte y salud
intercultural en Catamarca (Argentina)
Anthropological experience, death and intercultural
health in Catamarca (Argentina)
DOI: http://doi.org/10.33255/25914669/61017

Bárbara Martínez
https://orcid.org/0000-0002-6822-9608
Facultad de Filosofía y Letras
Universidad de Buenos Aires
Instituto de Ciencias Antropológicas
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
[email protected]
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Argentina

Recibido: 20/02/2022
Aceptado: 10/05/2022

Resumen
Nutriéndose de los aportes conceptuales y metodológicos de la
antropología crítica, este trabajo presenta y explora los derroteros
de campo etnográfico en la construcción de un Proyecto de salud
intercultural en la provincia de Catamarca, Argentina, en la década de
2010, que surgió a partir de la demanda de los sectores involucrados.
En particular, analiza los derroteros profesionales que se plantearon
desde las disputas iníciales, y que continuaron en la organización, y en
los primeros resultados de la experiencia. Asimismo, reflexiona sobre
la salud como un proceso de construcción política, las trayectorias de
la comunicación entre las partes, y el rol profesional de la antropología
en estos contextos.

Palabras clave: ETNOGRAFÍA – MUERTE – SALUD INTERCULTURAL

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Abstract

Drawing on conceptual and methodological contributions of critical


anthropology, this paper presents and explores the construction of an
intercultural health project in the province of Catamarca, Argentina,
during the decade of 2010. This project emerged by the demand posed
by the social actors in the field. In particular, it analyzes professional
dilemmas that arose from the initial disputes, and that continued in the
organization, and in the first results of the experience. It also reflects
on health as a process of political construction, the trajectories of
communication between the parties interested, and the professional
role of anthropology in these contexts.

Keywords: ETHNOGRAPHY – DEATH – INTERCULTURAL HEALTH

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6Martínez, B. Experiencia antropológica, muerte y salud intercultural en Catamarca (Argentina) 145 - 165

En marzo de 2012 me encontraba en el hospital zonal de una ciudad de la provincia


de Catamarca, Noroeste Argentino, acompañando a Juana a un chequeo médico
debido a sus condiciones de post parto. La había conocido durante mi trabajo de
campo en su poblado, donde ella había pasado la mayor parte de su embarazo.
Allí había recibido cuidados primarios por parte del enfermero, quien además de
dominar la biomedicina, poseía una gran experticia en el manejo de la medicina
local1. La joven había viajado a la ciudad cabecera, días antes de su parto, impulsada
por las recomendaciones reiteradas del enfermero. Años anteriores, debido a la alta
tasa de muerte de madres gestantes, los enfermeros y agentes sanitarios habían
implementado un plan de trabajo para que ellas se trasladen prematuramente al
poblado en el que se halla el hospital zonal. Aquella vez, la familia de Juana le advirtió
que regrese pronto a su lugar de origen, pues su labor en el cuidado del ganado y
de sus hermanos más pequeños era fundamental para la economía del hogar. Esa
mañana esperamos durante largas horas en el pasillo del hospital. Una vez dentro
del consultorio, el médico no le brindó demasiadas explicaciones. Más aún, las pocas
que emitió las hizo utilizando un lenguaje complejo, propio de la biomedicina. De
hecho, ni siquiera le hablo mirándola a los ojos. En lugar de eso, pasó buena parte de
su tiempo dirigiéndose a mí y explicándome tanto el estado de salud de Juana como
los cuidados que ella debía impartirle a su bebé. “Cuando llegue a la casa explíquele
bien usted”, sugirió, haciendo con la cabeza un pequeño gesto condescendiente.
A pesar de que las indicaciones referían a su propio cuerpo y al de su niño, la joven,
como interlocutora, había sido completamente invisibilizada. Esa no era una situación
nueva para mí. Numerosas veces había mantenido conversaciones con los médicos
del lugar, en las que ellos me expresaban que, desde su perspectiva, las personas de
las poblaciones indígenas más alejadas de la ciudad en la que nos encontrábamos
(como era el caso de la joven) “no entienden” las indicaciones, “no cumplen” los
tratamientos, y sobre todo “se dejan estar”, arribando al hospital con patologías
avanzadas que derivan en decesos.
Días más tarde decidí visitar a N.M., el médico que realiza las rondas sanitarias
en el poblado del que Juana proviene. Éste posee gran prestigio en virtud de haber
cimentado, a lo largo de los años, vínculos de confianza mutua con los pobladores,
basada en un trato amigable y, sobre todo, un diálogo horizontal, respetando las
normas de habla locales. Luego de una larga tarde, él me propuso organizar una
serie de diálogos con el resto de los médicos del hospital, a fin de internalizarlos sobre
cuestiones relativas al modo en que la gente del lugar experimenta sus procesos de
salud, enfermedad y atención (Menéndez, 1992), la muerte como un proceso social
en lugar de un evento meramente biológico (Martínez, 2013a) y el vínculo con el

1 El manejo conjunto de los dos tipos de medicina, y la administración de fármacos que complementen tratamientos nativos, ha sido
estudiada por Eduardo Menéndez (1992, 109).

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 147


personal de salud, entre otras cuestiones. La propuesta me generó dudas, pues veía
lejanas las posibilidades de su realización. Me preocupaba que para llevarlas a cabo
necesitáramos fondos o infraestructura con los que no contábamos. Para complicar
el panorama, me encontraba sin otros colegas que pudieran ser interlocutores con
los que discutir y evaluar el posible devenir de estas ideas (Caratini, 2013, 41). Sin
embargo, mediado cierto tiempo y algunos encuentros, avanzamos en la organización
de un incipiente “Proyecto de Salud Intercultural”. Éste, por supuesto, se constituyó
“ad hoc”, y por fuera de los requerimientos y normativas provinciales, puesto que
ellas, hasta el momento, no han previsto una organización y/o consolidación de
programas de salud intercultural a nivel regional.
Este artículo presenta y discute los derroteros en la construcción de esa experiencia
en salud intercultural, que discurrió por caminos no oficiales, y que pretendió,
entre otras cuestiones, elaborar espacios de discusión sobre los procesos de salud/
enfermedad/atención y las formas nativas de interpretar la muerte como un proceso
social. En particular, me interesa explorar las trayectorias profesionales etnográficas
que, desde mi perspectiva, recorrieron el proceso de organización y mediación
intercultural, así como los primeros resultados de la experiencia.
El estudio se nutre de los aportes conceptuales y metodológicos de la antropología
crítica. Esta propuesta, si bien retoma lineamientos anteriores2, se desarrolla
especialmente en la década de 1980, y pone en cuestión aspectos de la tradición
recibida de los inicios de la disciplina, como la ligazón de los orígenes de la
antropología con el colonialismo occidental, donde el mundo no-occidental era
analizado como “objeto” de conocimiento (Hymes, 1972). Fueron precisamente los
aspectos intersubjetivos de la labor etnográfica los que captaron la atención de la
antropología crítica. En este sentido, mientras la antropología clásica tipificaba la
relación en el campo como un encuentro entre un “informante” que proveía de “datos
certeros y neutrales” a un investigador que, a su vez, actuaba como una especie
de receptáculo de la información, diversos investigadores subrayaron los procesos
comunicativos mediante los cuales se co-construyen los resultados de la pesquisa
(Rigby 1985; Fabian 2001). También sostuvieron que la etnografía implica no sólo
una travesía espacial (hacia otra región o continente), sino también temporal (hacia
un otro “primitivo”). Frente a ello, explicitaron el aspecto coetáneo de la práctica
(Fabian, 1983). Además, abrevando en las ideas marxistas, sostuvieron que el proceso
de producción antropológico, es decir, el trabajo etnográfico y el análisis del material
obtenido, resulta un proceso continuo (Wright, 1994, 350).
Esta indagación constituye una reflexión sobre el devenir del proceso de campo
etnográfico que resulta de la demanda de los interlocutores en un contexto de
mortalidad elevada. Por ello, me interesa señalar que, al igual que los aspectos

2 V. gr. Scholte (1972), Fabian (1974).

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6Martínez, B. Experiencia antropológica, muerte y salud intercultural en Catamarca (Argentina) 145 - 165

mencionados con anterioridad, su papel en la descripción e interpretación también


intervienen en la relación entre las partes involucradas en la pesquisa (Golde 1970;
Clifford 1988). Además, las herramientas desplegadas y los obstáculos epistemológicos
juegan un rol central en el entendimiento recíproco y la interpretación antropológica
del saber local (Ricard Lanata, 2005).
Las relaciones entre salud e interculturalidad, y entre procesos de salud, enfermedad
y atención (Menéndez, 1992) han despertado un gran interés entre los profesionales
de las ciencias sociales y los trabajadores de la biomedicina que desarrollan sus
actividades en contextos de encuentro intersocietal. Entre los primeros, una amplia
gama de lecturas de corte etnográfico han desarrollado las limitaciones de la
biomedicina (Albó, 2004; Fernández Juárez, 2008; Ramírez Hita, 2011; Hirsch y
Lorenzetti, 2016) y las nociones de cuerpo y persona indígena en relación al modelo
médico occidental (McCallum, 1996). Otros trabajos enfatizaron en la puesta en
marcha de proyectos de salud intercultural (Abad González, 2004; Loza, 2008), los
modos en que las poblaciones utilizan articulada y estratégicamente la medicina
local y la biomedicina de acuerdo a diferentes patologías (Martínez, 2013b), y las
barreras de comunicación entre la biomedicina y la medicina local (Dell´Arciprete et.
al., 2014).
La Argentina, a diferencia de otros países como México y Bolivia (Campos Navarro,
2006), no posee un largo camino en cuanto a la reglamentación y consolidación de
políticas de salud intercultural. En la década de 1990, su atención fue subsumida a
programas nacionales elaborados para efectivizar derechos de grupos vulnerables.
Creados con posterioridad, el Subprograma Equipos Comunitarios para pueblos
originarios (2005) y el Programa ANAHI (Apoyo de Acciones Comunitarias para
las Poblaciones Indígenas (2009) constituyen los antecedentes inmediatos a la
consolidación, en 2009, del Área de Salud Indígena del Ministerio de Salud de la
Nación. Aunque en algunas poblaciones se han llevado a cabo experiencias de
medicina intercultural (Sabatella, 2011), gran parte de las articulaciones entre el
sistema de salud local y la biomedicina se encuentran sujetas más a la buena voluntad
de los sectores involucrados, que a políticas estatales concretas. Como analizaremos,
precisamente esto último es lo que ocurre en el contexto de estudio.
El trabajo de campo en el área, iniciado hace más de una década, tuvo como primer
interés el sistema socioreligioso local. Con el correr de la etnografía, la pesquisa
derivó en el estudio de las relaciones entre salud e interculturalidad. Este trabajo
expone los encuentros y disputas emergentes de un proceso de negociación ad-
hoc para la consolidación de un programa de salud intercultural en un intento por
disminuir la tasa de mortalidad y articular a la labor de los actores involucrados.
Esto surgió a partir de la demanda de los pobladores, durante el período que va
de los años 2011 a 2014. Con el objeto de llevar adelante ese proyecto se realizaron
diversas solicitudes de asesoramiento a los gobiernos nacional y provincial. Ante
su silencio, la iniciativa continuó bajo la responsabilidad de los sectores sociales

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 149


comprometidos con su desarrollo. Ellos, al momento de realizar este escrito,
solicitaron conservar su anonimato y preservar el nombre de los poblados. Además
de asegurar esas cuestiones, en esta indagación se privilegia el abordaje etnográfico
en el que la observación participante, la co-residencia y las entrevistas abiertas,
semiestructuradas y de sesiones múltiples constituyen herramientas metodológicas
centrales.

DINÁMICAS DIALÓGICAS
El modo de interacción entre los agentes de salud y algunos pobladores, que
ejemplifiqué al inicio, no era nuevo para mí. El hospital zonal se encuentra en
una ciudad de aproximadamente veinte mil habitantes, que conforma el centro
administrativo, económico y eclesiástico del área. En el área del valle del territorio
departamental, se ubican diversas localidades con gente campesina e indígena, cada
una de las cuales posee un pequeño centro de salud denominado unidad sanitaria,
en el que trabajan un enfermero y un agente sanitario que pertenecen a la población.
Algunas de ellas se ubican en zonas de altura mientras que otras se encuentran más
cercanas al hospital.
Desde la perspectiva de buena parte de la gente de la ciudad, las poblaciones más
cercanas a ella habían sido absorbidas a su dinámica. Por ello, su organización
como comunidad originaria los interpeló (Briones 1996, 1998, 2008). Paulatinamente
fueron estableciéndose mecanismos de creación de la alteridad mediante los que
se cuestionó su legitimidad (Comaroff y Comaroff, 1992). Tópicos enunciados por los
pobladores citadinos como “no son indios verdaderos”, acompañadas por acusaciones
sobre los artilugios de corte económico que los llevaron a organizarse políticamente,
acompañaron los inicios de estos procesos (Escolar, 2005; Gordillo y Hirsch, 2010).
En paralelo, la gente que habita en los pueblos más distantes es considerada por
quienes viven en la ciudad como poseedora de un pasado precolombino arquetípico.
Esta definición del otro no carece de ambivalencias (Ibáñez Caselli, 2005). Por un
lado, en la práctica cotidiana se los liga a ciertas dificultades en asimilar el modo
de vida de la ciudad (v. gr. una escasa experticia en el uso de tecnologías, como
cajeros automáticos). Pero, por el otro, su acción ritual es altamente valorada pues,
desde la perspectiva citadina, estas poblaciones poseen la capacidad de comunicarse
con entidades tutelares pre cristianas, manipulándolas de maneras que sólo ellos
conocen. Así, durante momentos específicos del calendario anual, como la fiesta del
santo patrono, la gente de la ciudad arriba a estos poblados para adquirir tanto los
productos locales (por ejemplo, vegetales y ganado) como su saber ritual (a través de
la consulta con los especialistas locales). En este contexto, como señala Menéndez
(2016), la interculturalidad “en los hechos”, como fenómeno de encuentro político,
económico y religioso ya se producía al menos desde el S. XIX. Y aunque aún no
sabemos la existencia y el alcance de intercambios de tipo sanitario para esas fechas,
de la etnografía que vengo realizando se desprende un diálogo de al menos medio
siglo sobre el saber ritual y las prácticas de salud y enfermedad.

Año 6 N° 10 | FCECO | 150


6Martínez, B. Experiencia antropológica, muerte y salud intercultural en Catamarca (Argentina) 145 - 165

En el contexto local al especialista ritual, que es un miembro de la comunidad, le


compete la atención de las afecciones de los pobladores que los médicos no pueden
solucionar. Él trabaja de manera complementaria a los agentes de salud, con lo que
tiene un vínculo de vecindad y amistad. Su experticia se despliega a través de un
acercamiento circular que concierne a la sintomatología, a la relación con el entono
y al cumplimiento de las normas de reciprocidad. Es que, a nivel local, la naturaleza
no es una esfera desligada de las personas. En los procesos de salud y enfermedad
intervienen las personas, los animales, las plantas (Descola, 1998, 25) y el paisaje.
Por tanto, el dualismo moderno que distribuye humanos y no humanos en marcos
ontológicos independientes, así como el enfoque cartesiano sobre los cuerpos que
caracteriza a la medicina occidental, no agota las significaciones locales. En este
contexto, la enfermedad es concebida como un desequilibrio socio ambiental, un
encuentro fortuito con las entidades tutelares, o, en ocasiones, la consecuencia de
un incumplimiento ritual. Por su parte, la muerte se considera un proceso social que
comienza mucho antes y termina mucho después del cese de las funciones vitales
(Martínez, 2013 a).
En la actualidad, las personas de las poblaciones de altura se encuentran bajo un
régimen de atención mensual, cuando una camioneta con un médico y un enfermero
recorren el territorio. Si la patología es grave, son derivados al hospital zonal por
un enfermero que vive en el lugar. A su vez, los casos complejos de toda el área son
remitidos a Tucumán.
Estos pacientes cargan con el estigma de la pobreza, y poseen un lenguaje y un
modo de vida divergente al de los agentes de salud (Lerín Piñón, 2004, 113), lo que
produce desarticulaciones en el diálogo, que culmina, en ocasiones, con acciones de
evitación de la biomedicina (Platt, 2002) aún en los casos en los que corren peligro
de muerte. Como analizaremos, la alteridad y el esencialismo marcan los vínculos
entre las partes.

CREACIÓN Y PUESTA EN MARCHA DEL PROYECTO


Inmediatamente después de mi conversación con el médico que atiende las postas
rurales y que mencioné en la introducción, nos propusimos dar marcha a un encuentro
que, paulatinamente, cristalizara nuestras ideas. Por supuesto, éste tendría carácter
informal y no vinculante pues, aunque contábamos con el apoyo del director del
hospital, no poseíamos presupuesto, y tampoco nos encontrábamos bajo la acción de
un programa nacional o provincial en el que pudiéramos sostener nuestro proyecto.
Una vez más, todo dependía de la buena voluntad de los participantes.
No era mucho lo que podíamos hacer. Sin dinero, era imposible contratar una
consultora para efectuar un relevamiento poblacional de algún tipo, un muestreo
de patologías, o efectuar siquiera una serie sistemática de visitas a cada población.
Contábamos con los informes que los enfermeros y agentes sanitarios confeccionaban
como parte de su trabajo para el hospital zonal, en los que constan el número de

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pobladores y su estado de salud general. Aunque éstos constituyeron un insumo
relevante en las reuniones que se sucedieron, la información que se plasmaba en ellos
era limitada. Tampoco poseíamos fondos para realizar las reuniones, o tan siquiera
costear los gastos de traslado de los participantes. Más que cualquier otra cosa, nos
movía el pedido de algunos pacientes, el interés de ciertos médicos por mejorar las
condiciones de atención, y el anhelo de mejorar los índices de morbimortalidad.
Yo no era, sin embargo, ingenua de los condicionamientos que acompañan a estos
procesos. Sabía que difícilmente la actividad que intentábamos construir pudiera
cimentarse en un principio de horizontalidad. Por el contrario, nos encontrábamos en
este punto justamente en razón de un horizonte de creación de la alteridad, en el que
el poder que emanaba de miembros detentadores de un conocimiento dominante
(la biomedicina) se volcaba sobre la población campesina e indígena, denostando su
saber, lo que impactaba en la atención hospitalaria (Boccara, 2004).
Por otra parte, tampoco N.M. y yo éramos sujetos neutrales en esta arena política.
Pese a su cercanía con las poblaciones locales, él continuaba siendo un médico,
miembro de la institución de salud, y parte de un estado con el que la gente, en
diversos momentos, había mantenido una relación problemática. Mi rol era similar,
pues si bien poseo un vínculo con las personas cimentado en la etnografía que desde
hace años desarrollo en la región, también formo parte del sistema estatal, puesto
que soy docente de una universidad pública y realizo mis tareas como investigadora
en el sistema científico nacional. Con estas cuestiones en mente, convocamos a una
primera reunión.

A) PRIMER ENCUENTRO: “¿COMO MEJORAMOS LA SALUD Y DISMINUIMOS


LAS MUERTES?”.
En mayo de 2009 invitamos a un evento inicial, que se efectuó en el hospital zonal.
Desde mi perspectiva el sitio no era la mejor opción, teniendo en cuenta los conflictos
y vicisitudes que la población asocia con él. La gente suele criticar abiertamente la
atención hospitalaria. Como mencioné, la derivación de los pacientes hacia centros
de salud de mayor complejidad (generalmente situados en Tucumán) forma parte
de la organización del esquema de salud regional. Pero en la narrativa local, tanto
la gente no originaria como buena parte de la originaria lo atribuyen a que “los
médicos no saben nada”, ilustrando una vez más la compleja relación entre las
partes involucradas. Por su parte, los miembros de las poblaciones más alejadas
rehúyen la asistencia a esa institución argumentando una atención despersonalizada
(antinómica de la que reciben de los especialistas rituales), y la rigidez de las normas
hospitalarias, entre otros factores.
En este contexto, el hospital es un espacio de poder por excelencia, que expresa el
rol del estado en relación a la salud. Es también el sitio donde ejercen su labor los
profesionales cuya agencia contesta buena parte de la población. Por supuesto, es
también la manifestación del ejercicio de la biomedicina, así como los modos de

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medicalización y las normativas hospitalarias que ésta conlleva. Sin embargo, para
N.M. la realización del encuentro en ese sitio garantizaría la asistencia de un número
significativo de trabajadores de la salud, dándole impulso y visibilidad a nuestro
proyecto.
Convocamos a la población a primera hora de la mañana. A medida que arribaban,
y mientras el silencio reinaba en la sala, fui notando el patrón de distribución que
comenzó a formarse: por un lado, se habían ubicado los pobladores locales, y por
el otro, en un área diferenciada, los miembros del sistema de salud. Nosotros, en el
centro, conversábamos animadamente con ambos sectores.
N.M. inició el encuentro comentando brevemente que el objetivo era “articular
posiciones entre la medicina que practican los médicos en este centro, las condiciones
farmacológicas, la adherencia terapéutica, las formas ancestrales que tienen ustedes
para curarse, y disminuir la morbimortalidad”. De inmediato las personas que
estaban en el auditorio comenzaron a mirarse unos a otros con cierta perplejidad.
En primer lugar, campesinos e indígenas (pero sobre todo éstos últimos) no estaban
habituados a ser escuchados, y menos aún que les sea requerida su opinión en temas
de biomedicina y de salud comunitaria. Es que, a nivel local, su horizonte histórico
se inserta en múltiples procesos de dominación, subordinación y explotación (que
continúan hasta la actualidad de la mano de proyectos extractivos como la minería)
y, que han contribuido a formular mecanismos de desequilibrio de fuerzas en sus
diálogos con el estado. Por otra parte N.M., teniendo también a sus colegas como
interlocutores, estaba utilizando un lenguaje técnico y una serie de términos ajenos
al discurso de la gente habituada a ejercer con él un trato caracterizado por el uso de
términos que les eran familiares.
Algunos agentes de salud tomaron la palabra para decir que, desde su perspectiva,
los problemas hospitalarios se relacionaban más bien con el acceso a los recursos
o con las condiciones laborales, entre otros factores. Desde este enfoque, cuestiones
como la falta de adherencia terapéutica, o la incomprensión mutua entre etiquetas
de habla, etc., era un problema de los indígenas y campesinos, pues ellos “hacían
lo correcto” de acuerdo a su práctica profesional. Otros, sin embargo, estaban más
interesados en adentrarse en estas cuestiones, considerándolas una problemática a
resolver en conjunto.
Ante la situación, tomé la palabra para decir que nos interesaba “poder conversar
sobre las formas en que la gente de acá se cura, cuáles son los remedios que usa,
cómo es el tema con las plantas, las cosas que les parecen que los curan y que no son
de los médicos, qué cosas les molestan o les parecen que no están bien del hospital,
y les parece que se puede hacer para evitar las muertes””. Por supuesto, yo sabía
que la trayectoria histórica local mostraba diversos mecanismos mediante los cuales
los campesinos e indígenas habían aprendido a enmascarar sus formas nativas de
relacionarse con el entorno y con los seres que lo pueblan. Los modos en que los
vínculos entre el poder político y eclesiástico local habían impactado en el sistema

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socio religioso, creando a su vez mecanismos específicos de creación de la alteridad
desde fines del S.XIX, resultaban clave para comprender estos procesos. Por ello, yo
no esperaba que el silenciamiento cesara repentinamente en esta reunión. Más bien
me interesaba crear actos de escucha, en el que el diálogo paulatinamente pudiera
emerger, respetando su etiqueta de habla y sus silencios.
Poco a poco, diversos enfermeros y agentes sanitarios de los pueblos alejados fueron
tomando la palabra3. El primero de ellos, Q.R., uno de los enfermeros, señaló tener
conocimiento de que algunos de sus compañeros también sabían hacer “las otras
curaciones” (es decir, la medicina local), pero que no querían hablar abiertamente del
tema por temor a ser reprendidos, y perder su fuente de trabajo. Luego, T.A., el agente
sanitario de una localidad vecina a la anterior, manifestó que muchos de los motivos
que provocan el descontento de los médicos, como la demora en concurrir al hospital
zonal, o a falta de seguimiento de los tratamientos, se debe al desconocimiento que
ellos tienen de la realidad de las poblaciones. Subrayó: “los médicos nos dicen que
le digamos a la gente que venga antes, pero ¿cómo lo vamos a hacer? La gente a
veces no tiene para la camioneta4, o la camioneta no va porque está averiada y pasan
semanas así, o crece el río y ya no se puede cruzar. Ya la gente no se puede largar
(bajar) por el cerro. Los médicos tienen que andar sabiendo eso”.
Frente a ello, un médico reaccionó enérgicamente:

“Ustedes nos vienen a decir eso pero es muy difícil atenderlos. A veces cuando vienen
ya están graves y tienen que pasar para Tucumán5, porque acá ya no hay cómo. Y
después andan diciendo que nosotros tratamos mal a los enfermos, que no servimos, y
nosotros nos enteramos esas cosas. Pero cuando llegan no dicen nada, asienten nomás
cuando les hablamos, y después no hacen lo que les decimos que tienen que hacer”
(S.B., médico, 48 años).

Un murmullo generalizado invadió la sala. El médico había expuesto formas de


comunicación corrientemente utilizadas en estos poblados que, combinando el

3 Es frecuente que ambos actores actúen como nexo entre el sistema de salud y las poblaciones alejadas, operando como traductores
culturales de la biomedicina, e incluso colaborando en cuestiones organizativas (como el cuidado de animales de los enfermos) para
favorecer la adherencia terapéutica. Su carácter mediador y su experticia en trabar relaciones con el sistema de salud citadino hace que
cuenten con herramientas discursivas para expresarse a viva voz en contextos como el de la reunión a la que convocamos.

4 El término “la camioneta” refiere a un vehículo que, una vez a la semana, transporta a las personas, sus bienes y el ganado entre y
hacia las poblaciones de altura. Sin embargo, pese a tener días prefijados, la regularidad de su recorrido es bastante fluctuante. La
camioneta es, además un símbolo de modernidad y un alerta de movimientos poblacionales. Es decir, cuando llega a un caserío “es
señal de que algo pasa, de que llega alguien” (T. A., Noroeste Argentino, mayo de 2013).

5 Se refiere a los traslados que mencionamos con anterioridad.

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chisme y el rumor6, suelen desnudar imaginarios morales e interpretaciones sobre


las acciones y los hechos a nivel local. Es decir, mostró el modo en que, en la narrativa
nativa, se configuran las relaciones sociales entre actores del estado (como los
miembros del sistema sanitario), y los otros miembros de la población (Gluckman,
1963), ilustrando conflictos de larga data.
Ante ello, N.M. intervino para proponer un pequeño receso. Pero al regreso el contexto
se encontraba enrarecido, y fue poco lo que pudo avanzarse en la agenda del evento.
Minutos más tarde cerramos la jornada sugiriendo la elaboración de propuestas que
consideraran adecuadas para lograr un entendimiento mutuo, que pudiera mejorar
las condiciones sanitarias de la población7 y disminuir el número de muertes. Por mi
parte, sabía que debíamos continuar trabajando para sensibilizar a los miembros del
sistema de salud en la relevancia y la eficacia de la medicina local, en los modos de
habla nativos, en las formas de interpretar la salud/enfermedad/atención (Menéndez
2016) y en las conceptualizaciones de la muerte como un proceso (Martínez 2013 a).

B) SEGUNDO ENCUENTRO: “MIRADAS MULTIPLES SOBRE LA SALUD”


Pasaron diez meses antes de que pudiéramos realizar otro evento. Mientras, tanto
N.M. como yo aprovechamos todo encuentro formal e informal con la gente (como
los encuentros casuales en las calles de la ciudad) para abordar la temática. Nos
interesaba convocar tanto a las personas que asistieron la primera vez, como a
aquellos que podrían incorporarse a nuevas reuniones.
En esta segunda etapa, la temática ya estaba instalada entre la población, suscitando
un interés generalizado. Durante ese lapso, en la sección de noticias, la radio y el canal
de televisión local fueron dando a conocer sucintamente los resultados de la reunión
anterior, y divulgaron los datos de la que, por entonces, estábamos convocando. La
citación, amplia y abierta, incorporó a otros actores, como los pobladores citadinos,
que habían estado ausentes en el evento anterior. Esta vez, la sede de un club local
cedió sus instalaciones. Si bien éstas no eran tan amplias como las anteriores, el
nuevo sitio, a diferencia del anterior, era un lugar de socialización habitual entre los
pobladores, que se reunían allí para sus prácticas deportivas o eventos benéficos.
Además, no se hallaba asociado a la biomedicina.
El modo en que se desarrollan los vínculos de género entre las mujeres indígenas que
habíamos invitado especialmente (pues en el anterior evento no participaron) hace

6 Desde la perspectiva analítica, puede decirse que mientras el chisme expone situaciones de la vida diaria sobre otro, el rumor articula
circunstancias locales con hechos a una escala más amplia, ya sea regional y global (Stewart y Strathern, 2004; Ceriani Cernadas,
2017).

7 Me preocupaban, sin embargo, las condiciones de elaboración de estos documentos, debido a que buena parte las formas nativas de
concebir los procesos de salud, enfermedad y atención se sustentan en dispositivos orales, como los rezos. Retomaré este tema con
posterioridad.

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que en algunas ocasiones las mujeres se expresen a través de sus parejas masculinas.
Pero cuando otra toma la palabra de modo visible y sostenido, es posible que esta
situación se revierta. Por ello, junto a N.M. decidimos que yo daría comienzo a esta
jornada, y que tendría una participación activa, con el objeto de propiciar espacios de
diálogo para que ellas, siempre que quisieran, pudieran expresarse.
Comencé la mañana retomando los documentos que los participantes de los
encuentros anteriores habían elaborado. Por supuesto, yo conocía el contexto de
producción de algunos de ellos, las discusiones comunales que habían generado,
las dificultades para desplegar en ellos los procesos de atención sustentados en
herramientas predominantemente orales (como las oraciones cristianas), y las
negociaciones sobre las demandas que debían (o no) incluir. Afortunadamente,
esta vez, la reunión también resultó de interés para varios caciques que se habían
ausentado en el evento anterior.
Luego de repasar las solicitudes de las partes, escritas bajo anonimato, invité a los
participantes a intercambiar sus pareceres. Además, sugerí que se dividieran en
sectores de composición heterogénea. Es que, otra vez, la disposición de las personas
en la sala respondía a un patrón en el que la distinción entre los miembros del
sistema de salud, los de las comunidades indígenas y otros participantes citadinos se
encontraba notablemente demarcada.
Luego de un rato de conversación, N.M. convidó a que expresaran los resultados del
diálogo. Por turnos, grupo a grupo y de manera amena fueron expresando los puntos
generales que habían acordado con anterioridad entre sus pares. A su turno, P.V., un
representante de una de las comunidades indígenas explicitó:

“Estoy de acuerdo con esta reunión, que me habían comentado de la anterior que fue lo
que conversaron, y (ahora) vine a esta. Pero yo no creo que se pueda llegar a un buen
resultado de esta conversación si no se solucionan antes otros problemas. Nosotros
no tenemos únicamente el problema de que no se nos reconocen nuestros modos de
curarnos las enfermedades, que son los modos en que nuestros abuelos se curaban.
Nosotros tenemos el problema de que el río crece, no se puede pasar la ambulancia,
y ahí nomás la gente se nos muere y no podemos hacer nada. Y ustedes saben que
a veces se nos mueren intentando cruzar el río. El río se los lleva y lo encontramos
(a quien intenta atravesarlo) a los días. Nosotros también tenemos el problema de
que no se nos toma en cuenta, no se nos trata como es debido, no nos tratan como a
los demás cuando nos vamos a atender. Pero tampoco nos tratan como a los demás
cuando vamos al municipio, al banco, a cualquier lugar. Nosotros estamos siempre
atrás, siempre somos el último lugar. Hemos visto que nuestros niños no son tratados
como los otros en las escuelas. Se les dicen indios, atrasados, que no comprenden. Eso
lo he visto yo, que me ha tocado a mí mismo vivirlo. Antes los maestros nos enseñaban
que no había más indios, ya no, eso es un progreso, pero no nos reconocen, no nos ven.
Que nos acusan de no ser verdaderos, todo eso tenemos que aguantar. Los políticos

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aparecen en las elecciones nomás, y después nuestros niños igual, teniendo


que pasar y pasar (penurias) allá arriba (en las poblaciones de altura). Y venimos a
conversar, y nadie no nos atiende” (P.V., representante indígena, 58 años).

Frente a ello, encolerizada, F.B., una mujer que habita en la ciudad capital, ejerce
como docente en una institución educativa de nivel primario, y posee un conflicto
sobre tierras de larga data con una comunidad, pidió la palabra, y eufóricamente
expresó:

“¿Cómo va usted a decir eso? No se entiende. Ustedes están por aquí y por allá
pidiendo becas y les dan. A nuestros niños no. Plata para esto, plata para lo otro.
Piden alimento, cosas, y les dan ahora por ser indios. A nuestros niños no. Ahora
está lleno de indios, pero resulta que hace 30 años no había ninguno. ¿Dónde
estaban? Ustedes se dieron cuenta de que eran indios de repente, cuando les
convenía, y ahora nosotros tenemos que dejar todo de lado y aguantar que les
den todo a ustedes y encima andan por ahí, por todos lados acusando. Acusando
a los médicos, acusando a los maestros. Y ya se dicen que andan queriendo las
tierras. ¿Las tierras también les vamos a tener que dar? Ahora todos andan por
ahí, adorando a la Pachamama y subiendo las fotos (a aplicaciones de internet).
Y pone a una viejita ahí para sacarle fotos también. Pero nosotros también
hacemos nuestras cosas con la Pachamama, y no andamos ahí subiendo fotos
ahí para mostrarnos. Y además los niños llegan mal, llegan mal. No saben las
cosas, hay que andar enseñándoles todo de nuevo. Y uno ve que ni los cuidan.
Andan botados (tirados) por ahí, por la plaza todo el día. Solos andan esos
niños8” (F.B., docente, 42 años).

En ese punto, comencé a hablar con el objeto de mediar entre las posturas que uno
y otra habían enunciado. Mi conocimiento de la realidad local hacía que pudiera
percatarme muy bien de los procesos que ambas partes mencionaban. Puntualizando
cada uno de estos asuntos, traté de retomar el eje central que nos convocaba, es decir,
la posibilidad de establecer algunos lineamientos básicos en salud, sustentados en el
respeto y conocimiento mutuo de ambos sistemas.
Luego de ello, siguieron dos horas en las que los miembros de los distintos sectores
expusieron sus ideas las actividades a desarrollar para concretar el proyecto. En
conjunto se confeccionó un documento que, sintetizando, contenía estos puntos
generales:

8 Se refiere a los jóvenes que, por falta de educación secundaria en su lugar de origen, deben migrar a la ciudad y permanecer lejos de
la vigilancia de sus padres durante el ciclo lectivo.

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 La elaboración de un texto por parte de los miembros de las comunidades indíge-
nas y el sector campesino interesados en participar del Proyecto, que sintetizara
lineamientos básicos sobre las formas nativas de comprender la salud y la enfer-
medad. Este texto, además, delinearía sintéticamente las patologías que, desde
su perspectiva, la biomedicina no puede atender.

 Enumeración en el documento de las causas de deceso más frecuentes

 Inclusión de los modos en que se sienten interpelados cuando asisten a consul-


tas en la institución hospitalaria.

 Compromiso de los miembros del sistema de salud en la internalización del conte-


nido del documento, tomándolo como materia prima para abrir el diálogo en el
contexto de las consultas hospitalarias.

 Establecimiento de medidas institucionales para mejorar la calidad y frecuencia


de la atención.

 Implementación de acciones con el objetivo de solicitar fondos para realizar una


encuesta de salud entre la población que complemente la información ya releva-
da por los agentes sanitarios y enfermeros locales.

Aquella tarde cerramos la jornada con un nuevo objetivo: N.M. y yo, junto a las
personas que quisieran adherirse a la iniciativa, colaboraríamos con las partes
asistiendo en lo que requirieran para alcanzar estas acciones. En este marco, también
distribuiríamos los textos elaborados por las comunidades a los médicos de la
institución hospitalaria que hubiesen o no asistido a las jornadas, a las autoridades
municipales ligadas al sistema de salud, y a cualquier interesado en la temática.
Programamos, además, un nuevo encuentro que se realizaría luego de dos meses,
con el objeto de realizar una evaluación de la implementación de estas ideas básicas,
así como de los resultados obtenidos.

C) TERCER ENCUENTRO: “UN PROYECTO DE SALUD HECHO ENTRE TODOS”


Los siguientes dos meses conformaron un período de intensa labor. Comprometidos
a colaborar con las acciones necesarias para acercar a las partes, tanto N.M.
como yo dedicamos numerosas jornadas a cooperar con las comunidades en la
redacción de sus demandas. Ciertas particularidades culturales (por ejemplo, la
articulación entre enfermedad y entorno, y los modos nativos de comprender la

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muerte) resultaban especialmente esquivas a ser plasmadas en el lenguaje escrito.


Por ello, complementamos los escritos con narrativas orales que expresaban las
especificidades culturales sin perder riqueza explicativa, pero que, a su vez, eran lo
suficientemente sintéticas para asegurar la escucha de los receptores. Las demandas
en el proceso de atención fueron puntualizadas en papel sin demasiadas dificultades.
Luego de que el ámbito hospitalario recibiera este material, N.M.se encargó de su
difusión y discusión interna. Ellos, a su vez, comenzaron a implementar algunas
medidas que analizaremos con posterioridad.
Pasados tres meses de nuestro último encuentro (y uno más tarde de lo pautado
inicialmente), organizamos una tercera reunión en el club barrial que anteriormente
había suministrado su salón central. Luego de una breve presentación inicial, N.M.
invitó a los participantes a que expresaran brevemente sus impresiones sobre los
primeros resultados obtenidos. A diferencia de los encuentros anteriores, una a una,
numerosas manos se levantaron pidiendo la palabra, por lo que debimos organizar
una lista de oradores. La concurrencia también era mayor, pues nuevos miembros de
la sociedad local y del sistema de salud se acercaron.
Un cacique, que había permanecido en silencio en las fechas anteriores, mencionó
que encontraba favorable que “la gente del hospital aprenda sobre las costumbres.
Hemos tenido conversaciones sobre el asunto esta semana, (cuando yo) me he hecho
atender en el hospital. Y me han consultado sobre eso. (Los médicos) estaban atentos”.
Otro miembro, esta vez de una comunidad de altura, mencionó que ahora es factible
que sus vecinos puedan obtener turnos de atención cuando arriban al pueblo, en
virtud de las nuevas estrategias que el hospital había desarrollado recientemente9.
A su turno y uno por vez, varios médicos y enfermeros mencionaron estar satisfechos
con el proceso de intercambio implementado, pues “abrieron el diálogo y nos
permitieron aprender cosas de su cultura que nosotros ni conocíamos”.
Yo sabía, sin embargo, que las escasas acomodaciones puestas en marcha no habían
implicado un proceso simple. En primer lugar, varios miembros de la población local
habían trasladado su descontento, expresado con anterioridad en las reuniones, al
ámbito de consulta de los médicos. Así, además de lidiar con la escasez de tiempo y
el alto número de pacientes que cada jornada debían atender, los trabajadores de la
salud debieron sobrellevar los reproches de la gente de la ciudad, que veladamente
fueron a increparlos al hospital sobre varios rumores que corrían en la ciudad.
Entre ellos estaban la existencia de días especiales para la atención de indígenas,
un fondo específico para entregarles medicinas10, y un programa de atención de los

9 Días antes el hospital había puesto en marcha una serie de medidas alineadas con el Programa. Entre ellas se encontraban, por
ejemplo, la implementación de un esquema prioritario de atención para los pobladores debían regresar prontamente a sus lugares de
origen.

10 Esta idea no carecía de correlato con la realidad. En los hechos, desde hacía años los médicos entregaban medicamentos de forma

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especialistas en salud indígena, que pasarían a atender en el ámbito del hospital,
recibiendo un salario por su labor. Aunque muchos de estos puntos eran incorrectos
(aunque deseables), varios médicos tuvieron que enfrentarse a la penosa situación de
responder a las personas que se les enfrentaron.
Aquel encuentro no duró demasiado. En cierto sentido, muchos de los actores
consideraban que aún no había pasado el tiempo suficiente para realizar una
evaluación de los avances, y por tanto la discusión que podía darse no sería más que
preliminar. Así, cerramos aquella jornada con la idea de retomar las reuniones cada
tres meses. Según acordamos, este sería un proceso dinámico que incorporaría cada
vez nuevos actores, nuevas problemáticas sobre el proceso de salud/enfermedad/
atención, sobre la muerte, y también ideas para enfrentarlas. Este proceso, de modo
ideal, se retroalimentaría, abarcando cada vez un número mayor de demandas de
cada sector, e innovaría en la elaboración de propuestas para solucionarlas.

EL ROL PROFESIONAL
Las vicisitudes en la construcción de un Proyecto de salud intercultural sirven como
piedra de toque para explorar el rol profesional que surge en su devenir. Como
mencioné, el Proyecto surgió a partir de una demanda de algunas de las personas
afectadas provenientes tanto del sector indígena y campesino, como del hospitalario.
Mi formación disciplinaria y mi conocimiento de la realidad local hicieron que fuera
convocada. Desde mi perspectiva, el Proyecto implicó un desafío doble. Por un lado,
llevar adelante la idea sin presupuesto y sin encontrarnos bajo el paraguas de un
programa mayor, parecía condenarla, desde sus inicios, a un rotundo fracaso. Pero,
por otro, brindaba la posibilidad de tornar visible un problema sobresaliente de la
sociedad en que me encontraba. Este era el punto que particularmente me interesaba,
pues el propio ejercicio de la antropología es un planteo ético (Caratini, 2013), en el
que la disciplina debe ponerse al servicio de nuestros interlocutores.
La enfermedad, y más aún la muerte, conforman temáticas que resultan
especialmente sensibles para quien lleva adelante tanto una investigación como un
trabajo de articulación entre partes (Martínez 2013a). En efecto, la labor que nos
habíamos propuesto junto a N.M. no era inocua. Más aún, aunque las investigaciones
en antropología rehúyan a profundizar sobre el tema, la etnografía no se encuentra
exenta de riesgos para las poblaciones con las que trabajamos (Santi 2016). Sin
embargo, desde mi perspectiva, accionar frente a las demandas los interlocutores
resulta una tarea que, tanto por nuestro rol como investigadores, como por los lazos
afectivos que desarrollamos a lo largo de nuestras pesquisas, no podemos soslayar.
Si las etnografías se co-construyen junto a los interlocutores (Rigby 1985; Fabian

gratuita provistos por el Programa Remediar del Ministerio de Salud de la Nación. Los destinatarios, sin embargo, no eran sólo las
poblaciones indígenas, sino también los sectores que en ese momento estaban realizando el reclamo.

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2001), no es menos cierto que el contexto local es modificado por la presencia de los
interlocutores de nuestros interlocutores (es decir, nosotros, mediante el ejercicio de
la labor de campo) (Fabian, 1983).
Aunque la primera y la segunda reunión que mencioné en los apartados anteriores
resultaron relevantes para el desarrollo del proyecto, la tercera marcó el inicio
del declive de su puesta en marcha. En primer lugar, un cambio de autoridades
hospitalarias hizo que a partir de entonces para los intereses de la institución el
trabajo realizado no resultara prioritario. Es cierto que la organización de un programa
profundo y significativo, que pudiera transformar de manera drástica las relaciones
entre la biomedicina y la medicinal local, estaba muy lejos de lo que durante ese
corto período pudimos organizar. Además, también era problemático considerar que
el Proyecto lograría un diálogo horizontal entre las partes, pues los procesos sociales
por los que discurrían la desigualdad y las lógicas del poder local conformaban parte
del horizonte histórico desde hacía al menos un siglo. Sin embargo, aquella pequeña
experiencia permitió poner en agenda los lineamientos que afectaban profundamente
a la población. Antes de esta serie de encuentros, los médicos se ocupaban de identificar
las patologías, pero las cuestiones vinculadas a los modos en que se conceptualiza la
muerte, se despliega la medicina nativa y se realiza la comunicación con los pacientes
no formaban parte de sus intereses. Es decir, las dinámicas de los procesos de salud,
enfermedad, y atención (Menéndez, 1992) no constituían instancias que merecían
acuerdos y discusiones entre las partes. Menos aún, los procesos de morir (Martínez
2013a). En cualquier caso, el acercamiento y entendimiento que logramos entre las
partes involucradas derivó en menores aunque relevantes modificaciones.

CONSIDERACIONES FINALES
En este artículo presenté las dinámicas que aspiraban a diagramar un proyecto
de salud intercultural en el que se plasmaron las formas nativas de comprender y
conceptualizar la muerte, así como los procesos de salud/enfermedad/atención, en
una población de la provincia de Catamarca (noroeste argentino). En especial, focalicé
en las dinámicas de la labor profesional y los primeros resultados que arrojó esta
experiencia de mediación y diálogo intercultural. El anonimato sobre el nombre de la
localidad y los actores recorre el texto, pues éste constituyó una solicitud explícita de
mis interlocutores.
Los encuentros llevados a cabo involucraron la articulación entre los agentes
del estado, las poblaciones campesinas y las indígenas, que ilustraron alianzas y
conflictos, algunas veces de larga data. Los chismes y los rumores, como hechos
sociales, eran la herramienta cultural mediante la que las comunidades indígenas,
el sector campesino y la gente de la ciudad expresaban su descontento con la labor
hospitalaria, ilustrando las relaciones y posiciones de los grupos en la estructura
social local (Gluckman, 1963). En paralelo, algunos miembros del sistema de salud
hacían uso de herramientas de creación de la alteridad, sin prestar atención a las

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dinámicas locales.
Si bien el Proyecto se discontinuó, las discusiones que generó aún siguen teniendo eco
en las poblaciones del área. Es posible que surjan en tiempos próximos otros procesos
en la relación entre salud e interculturalidad, exponiendo inquietudes y discusiones, y
tal vez dando lugar a nuevos roles en el ejercicio de la labor antropológica.

BIBLIOGRAFÍA CITADA
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“Murió asesinado”. La violencia
interpersonal en la campaña de Buenos
Aires durante la primera mitad del siglo
XIX. Una aproximación cuantitativa a
partir de los registros parroquiales
“Murió asesinado”. Interpersonal Violence in the
Countryside of Buenos Aires During the First Half of the
19th Century. A Quantitative Approach Based on Parish
Records.
DOI: http://doi.org/10.33255/25914669/61018

Leandro Ignacio González


https://orcid.org/0000-0002-0227-4211
Grupo de Investigación en Historia Rural Rioplatense (GHIRR)
Facultad de Humanidades
Universidad Nacional de Mar del Plata)
[email protected]
Mar del Plata, Buenos Aires,
Argentina

Recibido: 01/03/2022
Aceptado: 31/05/2022

Resumen
En el presente trabajo se aborda el fenómeno de la violencia
interpersonal en la campaña bonaerense desde un enfoque
cuantitativo. El estudio hace foco en una problemática común a
los estudios históricos sobre la criminalidad para períodos pre
estadísticos: las dificultades para elaborar y analizar la evolución de

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Gonzalez, L. “Murió asesinado”. La violencia interpersonal en la campaña de Buenos Aires... 166 - 179

la tasa de homicidios en el mediano y largo plazo dada la carencia


de fuentes. A diferencia de otros estudios que exploraron la temática
a partir de archivos de origen judicial, el trabajo utiliza como fuente
de información los libros de defunciones parroquiales de una
vasta cantidad de poblados rurales de Buenos Aires. A través de la
recopilación y sistematización de los casos de homicidios descritos en
estos documentos, el trabajo ofrece un análisis cuantitativo sobre la
evolución de las muertes letales, así como de la tasa de homicidios en
la campaña de Buenos Aires entre 1800 y 1854.

Palabras clave: violencia interpersonal- libros de defunciones- tasa


de homicidios- campaña de Buenos Aires-

This paper addresses the phenomenon of interpersonal violence in


the Buenos Aires campaign from a quantitative approach. The study
focuses on a problem common to historical studies on crime for pre-
statistical periods: the difficulties in elaborating and analyzing the
evolution of the homicide rate in the medium and long term given the
lack of sources. Unlike other studies that explore the subject from files
of judicial origin, the work uses as a source of information the parish
function books of a vast number of rural residents of Buenos Aires.
Through the compilation and systematization of the homicide cases
described in these documents, the work offers a quantitative analysis
of the evolution of lethal deaths as well as the homicide rate in the
Buenos Aires countryside between 1800 and 1854.

keywords: Iinterpersonal violence- death books- homicide rate- rural


towns of Buenos Aires

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Introducción
Desde mediados de la década de 1960, los historiadores sociales de Europa y
Estados Unidos comenzaron a interesarse por el fenómeno de la violencia social y
sus variaciones a través del tiempo. A raíz de este interés, distintos investigadores
a ambas orillas del Atlántico comenzaron a estudiar el homicidio como una vía
de aproximación a esa temática. En un contexto historiográfico dominado por
la perspectiva serial, buena parte de estas investigaciones se caracterizaron por
privilegiar abordajes metodológicos de tipo cuantitativo (Roth, Maltz & Eckberg,
2011). A través de la recopilación sistemática de crímenes violentos y su tratamiento
estadístico, estos trabajos se propusieron reconstruir las tendencias de las tasas de
homicidio con vistas a poder establecer comparaciones diacrónicas y regionales en
la larga duración. Sus aportes resultaron a la postre ser muy importantes pues
suministraron buena parte de la evidencia sobre la que se desarrollarían algunos de
los ejes temáticos más visitados por los estudios sobre la criminalidad, como la caída
secular de las muertes letales producida en Europa desde fines de la Edad Media
(Gurr, 1980; Spierenburg, 1996; Eisner, 2003) O bien, la persistencia de altos niveles
de violencia interpersonal en Estados Unidos respecto al caso europeo y sus posibles
causas (Roth, 2009)
Fuera del ámbito de la historiografía estadounidense y europea el desarrollo de los
enfoques cuantitativos en torno a la violencia interpersonal ha sido más bien limitado
(Johnson, Salvatore & Spierenburg, 2012). En un reciente ensayo sobre el estado del
arte de las investigaciones sobre la cuestión criminal en América Latina, una de sus
principales referentes apuntaba cómo, a pesar del impulso experimentado por este
campo estudios en las últimas décadas, aún era notoria la carencia de trabajos que
tuvieran como horizonte el análisis longitudinal de los patrones delictivos (Caimari,
2015) La historiografía argentina no ha sido una excepción a esta tendencia. Y en
rigor de verdad han sido escasos los estudios que se han abocado a empresas de
estas características. Los motivos que subyacen a esta situación seguramente son
varios. Pero está claro que un escollo no menor que los historiadores han tenido que
afrontar ha sido la falta de fondos documentales adecuados para la reconstrucción
de series de largo aliento, especialmente aquellos abocados a períodos previos a la
aparición de estadísticas policiales modernas hacia finales del siglo XIX.
Para el tiempo y el espacio que nos ocupa, esto es la campaña de la provincia de
Buenos Aires durante la primera mitad del siglo XIX, en los años setenta y ochenta
del siglo XX distintas investigaciones realizaron abordajes sobre la criminalidad
(Belsunce, 1977; Szuchman, 1984; Slatta y Robinson, 1990). Sin embargo, no fue
sino hasta mediados de la década de 1990 que apareció el análisis cuantitativo
más solvente sobre el tema a cargo de Ricardo Salvatore (Salvatore, 1997). Como
parte de un proyecto más amplio sobre la experiencia de los sectores subalternos
rurales durante los años rosistas, Salvatore recurrió a una fuente de origen judicial
no explotada hasta entonces, consistente en los informes que los jueces de paz de los

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pueblos de la campaña debían elevar de manera periódica al mismísimo gobernador


de Buenos Aires y comunicar, entre otros aspectos, las personas arrestadas en la
jurisdicción a su cargo. A partir de esta rica documentación conocida como los “parte
de novedades”, Salvatore pudo ofrecer una radiografía sobre la criminalidad rural
mucho más ajustada que investigaciones previas, las cuales se habían basado en
fuentes de información eminentemente urbanas que tendían a captar de manera
deficitaria los actos delictivos sucedidos en las áreas rurales.
Uno de los hallazgos más notables del estudio de Salvatore fue haber destacado la
escasa incidencia de los arrestos por causas de homicidio y agresiones físicas durante
el período por él estudiado. Según sus estimaciones, las detenciones por este tipo
de crímenes representaron un porcentaje muy reducido frente a otro tipo de delitos
que fueron perseguidos de manera más severa por el Estado rosista, como los robos
y daños a la propiedad privada o la deserción militar. Por lo que, en función de esta
evidencia, sostuvo que los niveles de crímenes violentos entre 1830 y 1850 no habían
sido significativos. Se trataba, por cierto, de una conclusión muy relevante. Ante todo
porque venía a relativizar una arraigada visión forjada por la élites letradas según la
cual el mundo rural circundante a la ciudad de Buenos Aires se habría caracterizado
por ser un espacio social regido por el imperio de una violencia desbocada e
indiscriminada.
Desde su publicación, la investigación de Salvatore se ha convertido en una referencia
ineludible para otros estudios que lo siguieron. (Garavaglia, 1997; Salguero, 2011;
Yangilevich, 2012; Belsunces, 2017, entre otros). Conviene destacar, sin embargo,
que algunos aspectos de su análisis sobre la violencia interpersonal se vieron
condicionados por las características de las fuentes que utilizó. En efecto, el hecho
de que Salvatore pudiera contar para el desarrollo de su investigación solo con una
muestra fragmentaria de los partes de novedades en teoría producidos por la justicia
rural rosista y no su totalidad, limitó la posibilidad de establecer comparaciones
temporales y espaciales de la violencia homicida en la campaña bonaerense. Como
el propio autor destacara, esta carencia le impidió “extrapolar” una estimación para
explicar “qué sucedía en todos los partidos [bonaerenses] y en todo el período”. Y,
lo que quizás es más relevante, “generar algo así como una tasa de homicidios”
(Salvatore, 2018: 267).
En este trabajo desarrollamos una aproximación cuantitativa sobre la violencia
interpersonal en la campaña bonaerense durante la primera mitad del siglo XIX,
basándonos en los datos sobre homicidios contenidos en los libros de defunciones
parroquiales. A partir de esta documentación, el trabajo reconstruye la cantidad de
muertes violentas para luego ofrecer un cálculo de la tasa de homicidios en base a
esta información.

Los libros de defunciones parroquiales como fuente para el estudio del


homicidio en la campaña bonaerense.

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Junto a los libros de bautismos y matrimonios, los libros de defunciones o muertos
-como también se los denomina- constituyen uno de los registros que desde tiempos
del Concilio de Trento los curas párrocos de la iglesia católica debían llevar sobre su
feligresía. Allí los eclesiásticos tenían que asentar en actas individuales a las personas
que fallecían en su jurisdicción y sepultaban luego en el cementerio parroquial a su
cargo. La información que los eclesiásticos debían volcar en los libros de muertos
era diversa. Cada acta de defunción solía incluir desde datos personales del fallecido
hasta cuestiones vinculadas al ceremonial de entierro1. También era habitual que
los curas párrocos registraran la causa de muerte de la persona difunta, sobre todo
en ocasiones en donde éstos no habían podido administrar los sacramentos de la
penitencia y la extremaunción. Para los cristianos de entonces (como para los de
hoy en día) estos sacramentos resultaban ser muy relevantes como preparativos
para afrontar la muerte. De modo que los curas párrocos debían dejar documentado
las razones por las cuales no habían podido asistir y acompañar a sus feligreses en
este importantísimo acto ritual. De esta manera, los homicidios eran catalogados
junto a otras muertes ocurridas de forma imprevista, como aquellas sucedidas por
accidentes o enfermedades. “Murió asesinado”, “murió apuñalado”, “murió por las
heridas recibidas”, eran algunas de las fórmulas más frecuentes que los eclesiásticos
utilizaban para asentar las muertes violentas que habían dificultado cumplir con su
obligación sacramental.
Los libros de difuntos contienen, pues, valiosos datos para el estudio de la violencia
letal. Es cierto que no brindan la misma información que los historiadores sociales
han sabido extraer e interpretar de los archivos y expedientes judiciales, sobre los
cuales existe un amplio consenso en torno a la riqueza y potencialidad que poseen
como fuente para el estudio del delito ( Taylor, 1983, entre otros). Aun así, los libros
de defunciones ofrecen la posibilidad de construir un registro de homicidios que
difícilmente otro tipo de documentación de origen judicial o policial pueda llegar a
aportar para el período y el espacio que aquí consideramos. Recordemos que durante
este período la presencia estatal en la campaña bonaerense era un proyecto todavía
en ciernes, por lo que las instituciones que lo representaban, como el sistema de
justicia encarnado en los juzgados de paz, aún tenían poco arraigo en el mundo rural y
recién comenzarían a consolidarse durante la década de los años rosistas en adelante
(Gelman, 2000). Por el contrario, como han demostrado los estudios de María Elena
Barral (2005) la presencia del clero en el ámbito rural se remontaba desde tiempos

1 Las actas de defunción suelen incluir generalmente los siguientes datos: lugar y fecha del entierro con asiento del día, mes y año;
indicación temporal del momento del deceso, por ejemplo “murió ayer a la noche”; tipo de entierro, celebrado con rito mayor o menor,
con cruz alta o baja, ceremonia cantada o rezada, ello vinculado al arancel del entierro efectivizado; indicación del cuerpo de párvulo
— en cuyo caso suele aparecer el nombre y apellido de los padres y circunstancia de ser el niño legítimo o natural— o adulto; nombre
y apellido del difunto; en ocasiones el estado civil con indicación del nombre del cónyuge; condición jurídica en caso de esclavos, e
identificación de la etnia en el sector de no españoles; lugar de sepultura; existencia o ausencia de mandas testamentarias; si recibió
los sacramentos antes de fallecer y registro del clérigo interviniente.

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coloniales lo que los convertía en figuras muy relevantes y mediadores de primera


importancia en la vida social de los pueblos de la campaña de Buenos Aires.

Los homicidios en la campaña bonaerense durante la primera mitad del siglo


XIX.
La presente investigación se sustenta en un relevamiento realizado en los libros de
defunciones de diecisiete parroquias de la campaña bonaerense durante la primera
mitad del siglo XIX. El estudio alcanza las parroquias pertenecientes a las localidades
de Arrecifes, Conchas, Chascomús, Exaltación de la Cruz, Guardia de Luján, Lobos,
Luján, Morón, Pergamino, Pilar, Quilmes, Ranchos, San José de Flores, San Isidro,
San Miguel del Monte, San Nicolás de los Arroyos y San Vicente.
La elección de estas comunidades obedece fundamentalmente a que los registros de
estas parroquias se hallan completos o bien presentan pocas lagunas de información,
lo que nos ha permitido contar con una serie de datos homogénea para un período
extenso de tiempo. Por otra parte, hemos tratado de seleccionar la mayor diversidad
de pueblos rurales posible procurando abarcar las distintas regiones que integraban
la campaña de Buenos Aires, a fin de poder obtener una muestra representativa del
fenómeno de la violencia interpersonal para el conjunto del espacio provincial. Dicha
regionalización, construida en base a criterios de orientación productiva y procesos
de antigüedad de poblamiento, distingue las regiones Norte, Cercanías, Centro y Sur.
La única zona que no ha sido incluida en esta oportunidad resulta la integrada por
las localidades ubicadas al sur del río Salado. Ello se debe a que la mayoría de
estos pueblos fueron establecidos tras la expansión de la frontera llevada a cabo
por los gobiernos posrevolucionarios, por lo que muchas de estos poblados no
contarían con una parroquia en su jurisdicción sino hasta mediados del siglo XIX.
En el siguiente mapa se muestra la ubicación
Mapa 1: Ubicación de las parroquias y pueblos rurales en la campaña bonaerense
durante la primera mitad del siglo XIX.

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Fuente: Elaborado sobre la base de GELMAN y SANTILLI (2018).
Nota: en color naranja se destacan los casos

La búsqueda y recopilación de casos de homicidio en los libros de difuntos parroquiales


arrojó como resultado un total de 1.066 personas fallecidas de manera violenta entre
enero de 1800 y diciembre de 1854. En el Gráfico 1 se muestra la cantidad de casos
anuales y su evolución durante la primera mitad del siglo XIX. En el Gráfico 2 se
vuelca la misma información con la salvedad de que los datos se hayan distribuidos
en un intervalo de tiempo quinquenal en vez de anual, con el propósito de hacer más
visibles las tendencias a mediano plazo.
Según se deduce de los datos reunidos, entre 1800 y 1854 el promedio anual de
homicidios para el conjunto de los pueblos rurales bonaerenses fue de 19,3 casos. Sin
embargo, como podemos ver en los gráficos, su distribución a lo largo del período
considerado lejos estuvo de ser homogénea. Las cifras absolutas de homicidios
muestran un número relativamente estable de crímenes violentos entre los años
1800 y 1815. Los párrocos destacaron para estos años el entierro de 119 personas

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muertas por agresiones letales, arrojando así un promedio anual 7, 9 casos. De todas
formas, es probable que el número de homicidios cometidos haya sido en realidad
mayor, puesto que algunas de las parroquias consideradas en este estudio no habían
sido aún fundadas para principios del siglo XIX, por lo que carecemos de los datos
aportados por los libros de muertos para estos años.
Los registros parroquiales presentan para la década de 1810 en adelante, en cambio,
menos vacíos de información. Como podemos apreciar, ya desde la segunda mitad
de la década el número de muertes violentas comenzó a ser sensiblemente mayor
respecto a los años anteriores. Aunque sería a partir de 1820 donde se verifica un
salto cuantitativo de mucho mayor magnitud. Desde entonces y hasta el año 1835 la
cantidad de muertes violentas que figuran en los libros de defunciones se acrecentó
de manera muy notoria. Los curas párrocos documentaron unos 553 homicidios, lo
que elevó el promedio de muertes violentas a una media de 34,5 casos anuales. En el
gráfico 2 puede visualizarse más claramente la concentración de muertes violentas
referida. Allí se destacan particularmente los primeros años de la década de 1820,
con una media de 36 muertes violentas anuales, así como el período entre 1830 y
1834, con un promedio de homicidios todavía más alto de 39,4 casos por año.

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Los datos indican que más del 52 por ciento de todos los homicidios que conforman
nuestra muestra se produjeron en estos años, lo que concuerda con lo apuntado
por otros estudios en torno a cómo el contexto de crisis política que atravesó la
campaña de Buenos Aires durante estos años tuvo su correlato en el incremento de
la criminalidad en general y la violencia interpersonal en particular2 ( Fradkin, 2006;
Di Meglio, 2006)
A partir de 1835, en coincidencia con el inicio del segundo período de Juan Manuel
de Rosas en la gobernación de la Provincia de Buenos Aires, comenzó a cobrar forma
un brusco descenso de los homicidios anotados en los libros de defunciones. Entre
mediados de los años treinta y el año 1852, los curas párrocos contabilizaron unas 259
muertes violentas. El promedio anual de homicidios fue de 15,2 casos, aunque tendió
a incrementarse levemente entre 1845 y 1854, a 20 homicidios anuales. Los años que
presentan un número mayor a la media resultan ser ciertamente excepcionales y se
vinculan todos ellos a coyunturas signadas por la inestabilidad y conflictividad que
caracterizaron la gobernación rosista (Fradkin y Gelman, 2015). De este modo, uno
de los principales incrementos en el número de muertes violentas se produjo en el
año 1840, durante la invasión a la provincia de Buenos Aires del general unitario
Lavalle. Otro pico se registraría años más tarde, en 1845, esta vez en el contexto del
bloqueo anglo-francés. Finalmente, un último aumento se verificó en 1852, durante
el desmoronamiento y disolución del orden rosista tras la derrota del ejército federal
en la batalla de Caseros. Aun así, se deduce que hubo una caída muy sustancial
en el número de homicidios en términos absolutos respecto al período previo ya
que las muertes violentas producidas en estos años representan poco menos de la
cuarta parte del total de casos que conforman nuestra muestra. De este modo, a
juzgar por los datos procedentes de los archivos parroquiales, durante el período
rosista se registraron menos casos de violencia letal como lo había sugerido otras
investigaciones (Salvatore,1997; Salguero)
Analicemos ahora la evolución de la tasa de homicidios. Como es sabido, este es un
indicador mucho más apropiado para observar y comparar la frecuencia de muertes
violentas entre grupos poblacionales de diferente tamaño. O de una misma población
cuyo número de habitantes varía significativamente a lo largo del tiempo, como es
el caso que aquí nos ocupa. La tasa es entonces la proporción de la población que
es víctima de un acto de violencia letal y se calcula dividiendo la cantidad casos
de homicidios sobre la población. Como esa proporción es (habitualmente) muy
pequeña, suele multiplicarse por 100.000 para que sea más fácil su lectura. La cifra

2 Sobre este punto, un conjunto de trabajos dedicados al fenómeno del bandidaje han demostrado lo extendido que estuvo este fenó-
meno en la campaña bonaerense durante la década de 1820. Las fuentes parroquiales aportan pruebas adicionales a esta conjetura.
De hecho, en muchas de las partidas de defunciones realizadas en estos años puede leerse anotaciones de los propios curas párrocos
tales como “muerto por una gavilla”, “asesinado en sus casa por los ladrones” o “murió degollado por unos salteadores”, en no pocas
ocasiones.

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resultante es entonces “el número anual de homicidios por cada 100.000 habitantes.”
Conviene destacar que solo hemos podido calcular la tasa de homicidios desde el año
1815 en adelante, ya que es a partir de entonces cuando se cuenta con información
medianamente fiable sobre la población de las localidades rurales bonaerenses aquí
analizadas.
En el Gráfico 3 se representa la curva de la tasa de homicidios por cada 100 mil
habitantes entre los años 1815 y 1854 así como la evolución del número de homicidios
para el mismo período. Para realzar las tendencias a mediano plazo exponemos la
misma información en períodos de cinco años en el Gráfico 4.
Como podemos apreciar, los datos que disponemos de este indicador a partir
de mediados de la década de 1810 revelan que la tasa de homicidios conoció un
crecimiento muy marcado desde comienzos de 1820. Así, durante los primeros años
de la década, se registraron las tasas más elevadas de toda la serie con valores que
alcanzaron los 157, 97 y 112 homicidios por cada 100 mil habitantes respectivamente.
En el bienio siguiente, la tasa descendería, aunque volvería a incrementarse entre
1825 y 1826 durante la guerra con el Imperio del Brasil. Luego de protagonizar una
significativa caída en 1827 durante la fugaz gobernación de Manuel Dorrego, el índice
daría un nuevo salto hacia finales de la década. De esta forma, en el marco de la
guerra civil que enfrentó a unitarios y federales, treparía a 113 muertos por cada 100
mil personas, para mantenerse entre los 88 y 99 casos por cada 100 mil habitantes
durante buena parte de los años siguientes. Si consideramos el período 1820-1835,
la tasa de homicidios promedio se ubicó en los 83,1 casos por cada 100 mil personas

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La disminución de crímenes violentos acontecida durante el rosismo se torna todavía
más evidente cuando se la examina a partir de la tasa de homicidios. Ello se debe
a que la baja en la cantidad de casos de muertes violentas que tuvo lugar durante
estos años se produjo en un contexto donde la población de la campaña de Buenos
Aires continuó expandiéndose de manera muy vertiginosa. Como consecuencia de
ello, la tasa de homicidios entre 1835 y 1852 se situó en una media anual de 25
casos por cada 100 mil habitantes, lo que representa una reducción de 3, 4 veces
respecto a la tasa promedio de homicidios detectada entre 1820 y 1835. De hecho, a
lo largo de estos años fueron habituales marcas por debajo de aquel promedio. En
1843 y 1844, por ejemplo, las tasas de homicidios fueron de 4,6 y 6 casos por cada
100 mil habitantes respectivamente. Aun en los años donde se produjeron una mayor
cantidad de muertes violentas, como en 1840, 1845 o 1852, las tasas de homicidios se
mantuvieron a niveles muy inferiores a las del período anterior.
Vista en perspectiva, pues, la tendencia de la tasa de homicidios de la campaña
bonaerense presentó un período caracterizado por unas elevadas tasas de
homicidios, seguido de otro momento cuyo elemento distintivo fue su drástica
reducción. Considerados de manera conjunta, la tasa de homicidios promedio del
mundo rural bonaerense entre 1815-1854 se ubicó en los 51,1 homicidios por cada
100 mil habitantes. Esta media resulta un valor de referencia alto comparado con los
registros detectados para el caso europeo. Manuel Eisner (2003) ha calculado una
tasa media de homicidios en aquel continente durante el siglo XIX de alrededor de
2,9 por 100.000 por 100.000 sobre la base de muestras tomadas de once regiones de
Europa. En cambio, la campaña de Buenos Aires parece asimilarse más a las tasas
encontradas por Randolph Roth para algunas regiones de Estados Unidos. Según
este autor, entre la revolución y la guerra de Cesión, las áreas fronterizas en el sur
y el oeste eran particularmente propensas a actos de violencia grave y, en algunas
áreas, las tasas pudieron llegar a variar entre los 25 a 200 o más homicidios por cada

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Gonzalez, L. “Murió asesinado”. La violencia interpersonal en la campaña de Buenos Aires... 166 - 179

100.000 habitantes durante la primera mitad del siglo XIX (Roth, 2009).

Conclusiones
El recurso a los registros parroquiales como fuente para el análisis cuantitativo de
los homicidios en el mundo rural bonaerense nos ha permitido reunir un conjunto de
evidencia mucho más sólida para abordar el fenómeno de la violencia interpersonal
que la suministrada hasta entonces por otros estudios basados en fuentes de origen
judicial. El uso de los libros de muertos nos ha permitido de este modo calcular la
tasa de homicidios y, a partir de este indicador, poner en perspectiva las variaciones
de la violencia interpersonal durante buena parte de la primera mitad del siglo XIX.
El trabajo confirma la reducción de la violencia interpersonal durante los años rosistas
advertido antes por otros estudios. Pero también brinda sólidos indicios sobre los
altos niveles de violencia letal que predominaron en la campaña bonaerense durante
el período previo. De este modo, los cambios apreciados en los casos de muertes
violentas invitan a reflexionar sobre la relevancia de historizar este fenómeno a fin
de comprender mejor el marco social en el que se inscribe.

Fuentes.
Libros de difuntos
Arrecifes (parroquia San José, Libros II, III y IV de difuntos), Las Conchas (parroquia de
Inmaculada Concepción, Libros I, II y III ), Capilla del Señor (parroquia de Exaltación
de la Cruz, libros de difuntos II y III), Chascomús (Parroquia de Nuestra Merced, Libros
de difuntos I y II), Lobos (parroquia de Nuestra Señora del Carmen, libros de difuntos
1, II y III) Luján (parroquia de Nuestra Señora de Luján, libros de difuntos, tomos II
y III) Morón (Parroquia de Inmaculada concepción del Buen Viaje, libro de difuntos,
tomos I, II y III) Pergamino (parroquia de Nuestra Señora de la Merced, libros de
difuntos, tomos I, II y III), Pilar (parroquia de Nuestra señora de Pilar, libros de
difuntos, tomos I, II y III), Quilmes (parroquia de Inmaculada concepción, libro de
difuntos I, II y III) Ranchos (Nuestra Señora del Pilar de Ranchos, libro de defunciones,
tomos I, II y III), San Fernando (parroquia de Nuestra Señora de Aranzazu, libros de
difuntos I, II y III)), San Isidro (parroquia de San Isidro Labrador, libro de defunciones,
tomos I, II y III) San Miguel del Monte (Parroquia de San Miguel Arcángel, libro de
defunciones, tomos I,II y III) San Nicolás de los Arroyos (parroquia de San Nicolás de
Bari, libros de difuntos, tomos II, III y IV)

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Dossier:
Transportes y
servicios

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Presentación del dossier transportes y
servicios
Teresita Gómez Milo
https://orcid.org/0000-0001-7684-0661
Centro de Estudios de la Situación y Perspectivas de la Argentina (CESPA)
Universidad de Buenos Aires
[email protected]
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Argentina

Alcides Goularti Filho


https://orcid.org/0000-0002-0808-4486
Universidade do Extremo Sul Catarinense (UNESC)
[email protected]
Criciúma, Santa Catarina
Brasil

El estudio de los Transportes y Servicios que da nombre al presente dossier, es


parte de una sostenida tarea de compartir e intercambiar investigaciones entre
historiadores del sector desde hace varios años. Con colegas de Brasil y Argentina,
comenzamos compartiendo investigaciones en los congresos de CLADHE en
Montevideo (2007), Bariloche (2012), Bogotá (2014), Sao Paulo (2016) y Santiago de
Chile (2018), incursionando posteriormente en los congresos de AHILA realizados
en Valencia, Salamanca y Paris el año pasado, que finalmente por la pandemia se
realizó en forma virtual. Esta continuidad en la organización de Simposios donde
discutimos nuestras investigaciones en curso, nos llevó a ir conformando un grupo
de investigación, vinculado al Conselho Nacional de Desenvolvimiento Científico e
Tecnologico de Brasil, centrado en profundizar el conocimiento de las Formaciones
económicas regionales, integración de mercados y sistemas de transportes” Este
grupo, además de estas instancias de intercambio se ha embarcado en la publicación
de libros, con la idea de fortalecer su presencia en los debates sobre Historia
Económica en América Latina, a lo cual sumamos en esta ocasión, la realización de
un Dossier, para la concreción del cual invitamos a otros investigadores que si bien
no forman parte del grupo original, sus trabajos versan sobre los mismos temas.
El objetivo de este dossier es contribuir a examinar el lugar que tanto Transportes
como Servicios han ocupado en la conformación de los diversos flujos y estructuras
económicas, sociales y territoriales en los espacios regionales y nacionales en
Argentina y Brasil, en los siglos XIX y XX. Dichos sectores han desempeñado un
papel decisivo en los procesos de crecimiento económico, tanto en la definición de

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Gómez Milo, T. y Goularti Filho, A. Presentación del dossier transportes y servicios. 182 - 187

los territorios como en la configuración política de los diferentes países de la región,


por lo cual consideramos la realización de este dossier como una nueva oportunidad
de explorar estas temáticas en una perspectiva comparada, buscando identificar y
analizar elementos comunes.
En tanto el proceso de crecimiento de las economías latinoamericanas se realizó en
buena medida en una estrecha vinculación con la economía internacional, al interior
de cada una de ellas se iba generando una cierta unidad territorial y avanzaban
en la estabilidad política. (Kuntz Ficker, 2010). El sistema de transportes que se
fue delineando tuvo una estrecha relación, en primer lugar, con las inversiones
extranjeras, en especial las británicas, que hicieron de sus colocaciones en el sector
ferroviario su fuente privilegiada. Esto no llevó, por sí mismo, a desarrollar un
sistema ferroviario regional. Muy por el contrario, los distintos países de América
del sur, por tomar un ejemplo, generaron en su territorio un sistema acorde al
crecimiento económico y social de cada uno de sus integrantes (Nunes 2011:19). Esas
particularidades fueron las que le otorgaron un perfil desintegrado al sistema de
transportes tanto ferroviario como vial en los distintos estados. Son pocos los que
llegaron a contar con conexiones fronterizas sustentadas en el ferrocarril (Argentina,
Brasil, Uruguay, Paraguay, Bolivia y Chile) y en cuanto al sistema de rutas, fue a
partir de los años treinta, en que se registró un proceso sostenido de construcciones
de rutas y accesos adecuados a los automotores.(Gómez, Tchordonkian, 2016) Por su
parte, el transporte y la infraestructura requerida para el intercambio marítimo o
fluvial contribuyeron como los otros sectores al desarrollo de las fuerzas productivas
de los distintos países, acompañando su ocupación y poblamiento, potenciando al
mismo tiempo el comercio exterior de los países de la región.
Es así que, en el siglo XX, los rieles tendrán la compañía y/o competencia de los
caminos por lo que ambos serán los artífices de un entramado que posibilite la libre
circulación de las mercancías, arribando a los puertos a través de distintos enlaces
previamente planificados como modo de facilitar la conexión entre el interior y
exterior del país. Producido el crack de 1929, cambios sustanciales se producen en el
capitalismo y en los procesos que se desarrollan en los distintos países de la región.
Países tradicionalmente agroexportadores comienzan un proceso de industrialización
por sustitución de importaciones. Es así que el sector productor de manufacturas,
al impulso de su mercado interno comienza a cobrar mayor importancia, ve
llegada su hora y en ese cambio, el sector de servicios acompaña el crecimiento
poblacional y los requerimientos de las economías de los distintos países. Cuando
estalla la segunda guerra mundial, la modalidad del intercambio existente hasta
entonces que priorizaba los mercados de los países centrales, fundamentalmente
europeos, se modifica, y son los países de la región quienes ocupan el primer lugar
en los intercambios de productos sean manufacturados o primarios. El mercado
interno insatisfecho y las limitaciones que presentaba el sector importador junto al
intercambio comercial entre los países en general, impulsará el crecimiento en forma

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sostenida de las producciones nacionales en rubros que hasta entonces solo habían
presentado tímidos destellos. Ante la incertidumbre que generaban los vaivenes de
la economía internacional, día a día aumentaba el consenso entre las dirigencias
políticas respecto de lo apropiado que resultaba el desarrollo de la industria como
modo de asegurar el crecimiento económico. En este panorama modificado, los
transportes y los servicios cumplen un rol preponderante permitiendo la conexión de
regiones y países que anteriormente tenían sus abastecimientos como mencionamos,
fundamentalmente en escenarios europeos.
Entre los tópicos en el presente dossier, contamos con trabajos sobre los transportes
terrestres, comunicaciones (correos), y suministro de energía eléctrica.
El trabajo de Mario Justo López pone en discusión en su trabajo una idea muy difundida
en la literatura argentina sobre el tema como es “la vinculación de las compañías
británicas con determinados grupos o sectores de la sociedad argentina”, la llamada
“oligarquía”. En tal sentido, el autor da cuenta de una serie de acciones de fomento
de la producción agrícola desarrolladas, así como la de propiciar la división de los
latifundios, medidas contrarias a los intereses de los grandes terratenientes, al menos
agregaríamos, de aquellos dedicados a la producción ganadera. Contrariamente a eso,
expone la preocupación manifiesta de las compañías que coincidía con la problemática
presente en el gobierno argentino en la primera posguerra como fue la disminución
relativa en el ritmo de crecimiento de la economía agropecuaria pampeana la cual
ponía en riesgo el modelo agroexportador vigente (Barsky y Gelman 2009:263). En tal
sentido, como manifiesta el autor, el “trabajo se propone discutir cómo repercutió esa
inquietud en el comportamiento de las grandes compañías ferroviarias que actuaban
en la Argentina y qué acciones concretas realizaron en respuesta a ella”. Es por ello
que el artículo va dando cuenta de la toma de decisiones de esas grandes compañías,
los intereses que persiguen y la coordinación o no con las políticas diseñadas por
el gobierno nacional. Luego de describir los problemas de la agricultura antes de
la crisis de los años treinta, centrados en dos aspectos: tecnificación y tenencia de
la tierra, el trabajo se adentra en el análisis de las propuestas de las compañías
ferroviarias en repuestos mismos: realización de estaciones experimentales para el
desarrollo de nuevas semillas así como otras tareas de difusión de conocimientos
técnicos relacionadas al sector agrario. En tal sentido, el artículo da cuenta de la
articulación existente entre el gobierno y las compañías ferroviarias siguiendo los
planes propuestos por el Ministerio de Agricultura de la Nación. De ese modo las
compañías se aseguraban un aumento del tráfico, en particular en aquellas zonas
donde no contaban con suficiente carga a transportar. Por la misma razón es que
las compañías ferroviarias fueron partidarias de la eliminación del latifundio ya
que consideraban que, como señala el autor, conspiraban contra el crecimiento del
tráfico. En tal sentido eran proclives a los planes de colonización y fraccionamiento
de tierras, políticas que no contaron con el apoyo del Congreso a mediados de la
década del 20.

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Gómez Milo, T. y Goularti Filho, A. Presentación del dossier transportes y servicios. 182 - 187

El artículo de Fabio Farías de Moraes que es parte de sus investigaciones sobre la


electrificación de Santa Catarina, tema que concluyó siendo su tesis de doctorado,
incursiona como podemos observar, en otro servicio. En el artículo aquí incluido,
Moraes realiza un recorte espacial y profundiza el nivel de análisis sobre la
electrificación de la región sur de Santa Catarina. Sin dudas, esta investigación brinda
una importante contribución a los estudios sobre electrificación, en particular si
tenemos en cuenta la particular periodización propuesta: a) Electrificación “claudiana”
denomina al proceso que evoluciona desde los circuitos eléctricos locales aislados a
la consolidación de los sistemas eléctricos regionales y b) Electrificación planificada
cuando la intervención estatal propicia la transición a un sistema eléctrico estatal
interconectado. El artículo comienza por describir la implementación de numerosas
pequeñas plantas de generación de energía eléctrica en el sur de Santa Catarina.
A continuación, presenta la trayectoria de construcción y puesta em marcha de la
Usina Termoeléctrica de la Compañía Siderúrgica Nacional (UTE-CSN) y la Sociedad
Termoeléctrica de Capivari SA (SOTELCA). Finalmente, el autor incursiona en los
alcances logrados por la electrificación rural centradas em cooperativas, en tanto
cierra el trabajo lo que ha sido el proceso de electrificación en el sur de Santa Catarina
enmarcado en la Electrificación Planificada.
Por el contrario, el trabajo de Juan Jaunarena y otros, realizado por profesionales
de la Ingeniería, pone el punto de análisis en las “trazas” o “marcas” que ofrece la
utilización de la tarjeta SUBE (Sistema Único de Boleto Electrónico). Estos datos
pueden ser esgrimidos en las tareas de planificación del transporte público automotor.
No obstante disponer de un plazo breve para el estudio, solo dos años, el trabajo saca
a la luz cuánto podemos extraer de los datos recolectados por este sistema. Basan su
estudio en una ciudad de dimensiones medias como es la ciudad de Paraná, capital
de la provincia de Entre Ríos. En esta línea es importante mostrar, como lo hacen los
autores, que las nuevas tecnologías y el manejo del big data, “permiten construir
modelos de gestión, adecuando así el sistema de transporte, el cual, se analiza
a través del estudio de los indicadores de gestión y las tendencias de evolución.”
Todo ello contribuye sin dudas a enriquecer la generación de políticas públicas y el
perfeccionamiento de regulaciones para satisfacer las necesidades de la población
con base en datos estadísticos y técnicos. De allí que los autores consideran que en un
lapso mayor de tiempo “será posible desarrollar indicadores que permitan predecir
evoluciones en la demanda que anticipen y perfeccionen la gestión y planificación
del Transporte Público de Pasajeros (TPP).” Justamente, si hay un punto que los
datos de la Sube pueden leer para mejor utilización del sistema de transporte, es el
comportamiento de la demanda, propiciando de tal modo el desarrollo urbano y la
movilidad en general.
El trabajo que nos presenta Daniel Moyano plantea, como allí se señala, una
aproximación a la incidencia que tuvo el Ferrocarril del Noroeste argentino (FCNOA)
en la transformación socioeconómica y productiva de Tucumán, en el transcurso del

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último cuarto del siglo XIX. La originalidad de este artículo reside en que sale del
marco del Tucumán azucarero para analizar de qué modo diferentes sectores de la
economía fueron dinamizados por el auge agroindustrial. Si bien, como el autor lo
señala, faltan datos para incursionar en detalle en las distintas actividades agrícolas
y manufactureras beneficiadas, el tendido de esa nueva línea ferroviaria permitió
consolidar el eje de poblamiento al enlazar antiguos pueblos ubicados en la ruta
comercial centro-sur, en tanto propició la creación de nuevas poblaciones a lo
largo de las vías. En este sentido, la transformación de la estructura productiva que
experimentaron los distintos departamentos alcanzados por la línea, fue cuantiosa.
“También lo fue la ampliación y evolución del sector comercial, tanto en las antiguas
poblaciones mercantiles como en las noveles urbes, que el trazado del FCNOA vino a
consolidar”, agrega Moyano. En su conjunto, el artículo aporta en el conocimiento de la
estructura económica de la provincia de Tucumán en el llamado “despegue azucarero”,
fenómeno al que aún le restan aristas por explorar, tal como nos muestra lo aquí
presentado.
El texto de Pérola Maria Goldfeder Borges de Castro, que es parte de su tesis de
doctorado, nos trae el debate parlamentario en torno a la franquicia postal de
periódicos durante el Primer Reinado en Brasil, con manifestaciones a favor y en
contra de parlamentarios y publicistas. La autora también presenta la implementación
de la primera reforma postal brasileña que tuvo lugar entre los años 1830 y 1840.
Finalmente podemos decir que en su artículo nos brinda una espacialización de
la circulación de los materiales impresos que desde la Corte se dirigían hacia las
provincias.
Por último, la presentación realizada por Teresita Gómez y Silvia Tchordonkian da
cuenta de la evolución del transporte de cargas terrestre en Argentina en los últimos
dos siglos, en medio del desarrollo ferroviario primero y en el auge automotriz
después, lo cual colocó en una relación conflictiva al sistema productivo y la
capacidad instalada de movilizar la producción. El objetivo que buscan las autoras
es dar cuenta de los cambios vinculados con la propiedad, el efectivo control y los
ámbitos de desarrollo del movimiento de cargas que, según las etapas, las que
permiten mostrar una mejora o complicación del servicio de transporte.
Los distintos trabajos aquí incluidos muestran diferencias nacionales y regionales, a
la vez que nos ilustran acerca de las particularidades de su historia y de su geografía.
Pero al mismo tiempo cada uno de ellos expone, con sus singulares recorridos
regionales en el transcurso de los años, cómo se van interrelacionando acorde al
desarrollo y crecimiento económico de cada país.

Teresita Gómez Milo, Alcides Goularti Filho


Junio 2022.

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Gómez Milo, T. y Goularti Filho, A. Presentación del dossier transportes y servicios. 182 - 187

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Los ferrocarriles de capital británico y el
fomento de la agricultura en la Argentina
radical. 1916-1930
The British railway companies and the promotion
of agriculture in Argentina during the radical party
governments, 1916-1930
DOI: http://doi.org/10.33255/25914669/6106

Mario Justo López


http://orcid.org/0000-0003-1616-212X
Fundación Museo Ferroviario
[email protected]
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Argentina

Recibido: 05/02/2022
Aceptado: 10/05/2022

Resumen
A comienzos del siglo XX surgió en la Argentina la preocupación por
el atraso tecnológico en la agricultura. Esa preocupación llegó a los
directorios de las grandes compañías ferroviarias de capital británico que
colaboraron con el gobierno en campañas para la mejora de semillas,
para la difusión de nuevas técnicas de cultivo entre los agricultores y
para facilitar su acceso a la propiedad de la tierra. Esa colaboración fue
exitosa. La Argentina aumentó al volumen de su producción agrícola
y el rendimiento por hectárea de los principales cultivos. Las grandes
compañías ferroviarias actuaron con el objeto de aumentar sus ingresos
sin subordinación a los intereses de otros grupos como el de los grandes
terratenientes dedicados a la producción ganadera.

Palabras claves: Agricultura. Fomento. Ferrocarriles. Gobierno.

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López, M. Los ferrocarriles de capital británico y el fomento de la agricultura.... 188 - 228

Colaboración.

Abstract
At the beginning of the XXth Century, concern arose in Argentina about
the lack of technological development in agricultura. That concern
reached the Boards of the large British-owned railway companies that
collaborated with the Argentine Government in a series of coordinated
activities to improve seeds, to spread new tillage techniques among
farmers and to facilitate access to land ownership. That partnership
was succesful. Argentina increased its agricultural production and
the yields per hectare of the main crops towards the end of the 1920s.
The large railway companies acted in order to increase their income
without subordination to the interests of other groups such as the large
landowners, dedicated to livestock production.

Keywords: Agriculture. Promotion. Railways. Government. Partnership

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Introducción
En la década de 1920, en una situación en la que había consenso en que la Argentina había
vuelto a la “normalidad”, entendida esta en el sentido de que el sistema económico crecía
nuevamente en base al comercio exterior, el aumento de la producción agropecuaria y
la inmigración, en diversos actores del quehacer nacional se generalizó la inquietud de
que algunos factores frenaban la eficiencia de la agricultura. Este trabajo se propone
discutir cómo repercutió esa inquietud en el comportamiento de las grandes compañías
ferroviarias que actuaban en la Argentina y qué acciones concretas realizaron en respuesta
a ella. El tema encuadra en la cuestión más amplia de comprender el mecanismo de
toma de decisiones en esas grandes compañías, los intereses perseguidos por ellas y su
conciliación o no con la política diseñada por el gobierno nacional. Esa comprensión se
vincula con una característica que hemos atribuido a los ferrocarriles de capital británico
que es la de haber conformado empresas autónomas1.
El trabajo se compondrá, además de esta Introducción, de cinco apartados y una
conclusión. En el primero de ellos se describirá con algún detalle los problemas de
la agricultura argentina antes de 1930 en la región pampeana2. En especial se hará
referencia al grado de tecnificación alcanzado y las afirmaciones acerca de la falta de
desarrollo en el mejoramiento de semillas y de mecanización y la falta de difusión de
conocimientos entre los agricultores de las técnicas de laboreo y de las ventajas del uso de
semillas seleccionadas. También se hará mención a los problemas de tenencia de la tierra
que fueron considerados como un factor negativo y sobre la necesidad de retomar planes
de fraccionamiento de latifundios y de colonización, como se había hecho en algunas
décadas a fines del siglo XIX en el sur y centro de Santa Fe, sudeste de Córdoba y ciertas
partes de Entre Ríos, a fin de convertir en propietarios a los inmigrantes agricultores. En
conjunto, estos dos factores, falta de tecnificación y dificultad para acceder a la propiedad
de la tierra, contribuían, se afirmaba, a bajos rindes en la producción agrícola que
mostraban como la Argentina iba quedando relegada respecto de los países competidores
en las exportaciones de materias primas.
En las cuatro partes siguientes se hará referencia a la respuesta de las compañías
ferroviarias a este problema. Para ello se tratará en primer lugar lo realizado por las
cuatro grandes compañías ferroviarias (ferrocarriles Sud, Oeste, Central Argentino y
Buenos Aires al Pacífico) en la creación de estaciones experimentales e investigación
para el desarrollo de nuevas semillas. En las dos secciones siguientes se describirá
lo llevado a cabo por ellas en acciones de extensión agrícola para llevar a los
productores los resultados de las investigaciones y otros conocimientos técnicos

1 López (2018 a)

2 La información relevada en este trabajo se limitará a esa región y a los cultivos predominantes: trigo, maíz y lino, sin perjuicio de hacer
alguna referencia, en algún momento a la expansión agrícola fuera de ella.

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que permitían una mayor eficiencia. Por último, se hará mención a lo realizado por
estas compañías en materia de crítica al latifundio y en la concreción de proyectos de
fraccionamiento de tierras y de colonización. Se tendrá especial cuidado en mostrar
la colaboración que existió entre las empresas y el gobierno, en base a los planes
desarrollados por el Ministerio de Agricultura. Cuando corresponda se comparará
el comportamiento de las grandes empresas de capital británico con lo hecho en el
seno de los Ferrocarriles del Estado, que también se interesaron en estos temas, sin
perjuicio de dejar aclarado que la actividad de la empresa estatal no entra dentro de
nuestro objeto de estudio.
En las conclusiones, partiendo de los hechos reconstruidos, se tratará de desarrollar
las hipótesis enunciadas al comienzo de esta Introducción, en especial, por un
lado, el diagnóstico hecho por las compañías ferroviarias sobre los problemas de
la agricultura, su vinculación con la posición adoptada por el gobierno nacional,
el grado de colaboración entre ambos actores, la dimensión del esfuerzo realizado
y el resultado obtenido en las acciones concretas emprendidas. Por otro lado, se
vincularán estas cuestiones agrícolas con la estrategia empresarial de tratar de
remunerar el capital invertido en base a la ganancia obtenida por la venta de un
servicio de transporte, que implicaba, en lo posible maximizar los ingresos y minimizar
los gastos, con prescindencia en la defensa de ningún otro interés sectorial, lo que
para nosotros es la esencia del comportamiento autónomo.
Para el desarrollo del estado de la agricultura en la Argentina se hará uso de fuentes
secundarias provenientes de autores que han reconstruido la historia agraria de esos
años, sobre todo sobre tecnificación y extensión agrícola. También se recurrirá a
fuentes primarias publicadas, fundamentalmente las Memorias del Ministerio de
Agricultura y los Diarios de Sesiones del Congreso Nacional. Para la descripción del
quehacer ferroviario las principales fuentes primarias publicadas serán las Memorias
de las compañías ferroviarias y otras publicaciones realizadas por las mismas como
las revistas de difusión, las guías comerciales y los programas semanales. Entre las
fuentes primarias inéditas usadas estarán los expedientes de la Dirección General
de Ferrocarriles. Asimismo, se recurrirá a fuentes periodísticas en la forma de los
principales diarios de la época.

La necesidad de una política de reforma para la agricultura argentina a


comienzos del siglo XX
La agricultura en la Argentina creció en forma destacada hasta 1930. Los primeros
años del siglo XX fueron especialmente importantes. La Gran Guerra frenó el impulso
y por unos años la ganadería, con mejor demanda en el mercado mundial, volvió a
ocupar tierras agrícolas. La crisis de posguerra, sin embargo, llevó a un proceso inverso
y la agricultura creció nuevamente y comenzó a desplazar a la cría de bovinos en las
tierras más aptas. A partir de 1925 los precios agrícolas internacionales mostraron
un comportamiento errático con tendencia a la baja. Sin embargo, la inercia llevó a

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que la producción agrícola no disminuyera hasta 1930 y aun después. La Argentina
era entonces el tercer exportador mundial de trigo, después de Estados Unidos de
América y de Canadá3. El área sembrada con los tres cultivos predominantes en la
región pampeana, trigo, maíz y oleaginosas, pasó de 1,2 millón de hectáreas en 1891
a 6 millones en 1909 y a 16,7 millones en 19304.
No obstante este crecimiento destacado, que fue la base del crecimiento económico
argentino, a partir de la presidencia de Figueroa Alcorta el gobierno nacional señaló
la necesidad de instrumentar políticas públicas de impulso a la actividad agrícola
para corregir algunas deficiencias. Motor de esta nueva actitud era un dato preciso:
La producción agrícola había crecido, fundamentalmente, por la incorporación de
nuevas tierras y no por mayor rendimiento de los cultivos por hectárea. Se estima
que, entre 1891 y 1930, el crecimiento de la producción se debió en un 93 % a la
mayor área sembrada y sólo un 7 % a la obtención de mayores rindes por hectárea5.
Quien con claridad señaló esta preocupación fue el segundo Ministro de Agricultura
de Figueroa Alcorta, Pedro Ezcurra, al presentar su informe al Congreso resumiendo
la labor realizada desde que asumió el cargo a fines de 1907 hasta abril de 1910.
Conviene detenerse un momento en sus observaciones.
El Ministro, refiriéndose especialmente al trigo, señalaba que en los últimos diez años
el rendimiento por hectárea no había aumentado y en la comparación internacional la
Argentina se encontraba por debajo de los principales productores. Mientras el Reino
Unido, en ese cereal, superaba las dos toneladas por hectárea, Francia llegaba a 1,35
y Estados Unidos a 0,90, la Argentina sólo tenía un rendimiento de 0,746. En palabras
de Ezcurra, “con la aplicación de conocimientos científicos modernos nos hubiera
sido fácil convertir en aumentos reales los aumentos ficticios de la producción que
señalan las estadísticas”7. Pero la falta de presupuesto había hecho nula la acción
pública, mientras que la actividad privada, cuya importancia y fuerza económica eran
enormes, tampoco había mostrado interés por una mayor eficiencia. Ezcurra confiaba
en que, a partir de su gestión, la Argentina podría comenzar en 1910 “lo que en Francia
se venía haciendo desde 1852”8. Entre las medidas tomadas el Ministro señalaba la

3 Revista Riel y Fomento Nro. 38, octubre de 1925, pp. 26-27.

4 Reca 2006:191-192.

5 Reca 2006:192. El segundo ministro de Agricultura de Roque Sáenz Peña, Adolfo Mugica, llamaba a este hecho “el desarrollo exten-
sivo de la agricultura”. Ver Cámara de Diputados, Diario de Sesiones 1913-II:610.

6 Memoria Ministerio de Agricultura, Año 1910:8-9.

7 Memoria Ministerio de Agricultura, Año 1910:8 .

8 Memoria Ministerio de Agricultura, Año 1910:100. Ezcurra también señalaba que en Canadá, que tenía un presupuesto general de
gastos equivalente al 93 % del argentino, se gastaba en promoción de la agricultura el doble que en nuestro país. Memoria Ministerio
de Agricultura, Año 1910:14.

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López, M. Los ferrocarriles de capital británico y el fomento de la agricultura.... 188 - 228

creación de 5 escuelas agrícolas, 5 estaciones experimentales y la designación de 20


agrónomos nacionales distribuidos en todo el territorio con la misión de desarrollar
tareas de extensión agropecuaria9.
El impulso reformista, como en otros ámbitos del quehacer nacional, perduró durante
la presidencia de Roque Sáenz Peña, aunque murió con él. El nuevo presidente,
en el programa de acción hecho público al asumir el cargo, incluía un proyecto
de reforma socio-económica que, entre otras medidas, comprendía una reforma
impositiva que grababa a quienes tuvieran mayor capacidad contributiva, como un
impuesto progresivo a las herencias y latifundios. Y su primer Ministro de Agricultura
fue Eleodoro Lobos, quien ya en 1898 había presentado un proyecto de ley sobre
distribución de la tierra con fines de convertir en propietarios a los agricultores10.
Desde este primer momento la reforma agrícola comprendió los siguientes puntos:
a) actualización tecnológica mediante la selección de nuevas semillas especialmente
adecuadas para cada región, la introducción de maquinaria para cada una de las
etapas de los cultivos y una mejora en las técnicas de laboreo; b) una modificación
del régimen de tenencia de la tierra para lograr que el productor agrícola llegara a
ser dueño de ella o adquiriera cierta estabilidad para su uso; c) el establecimiento de
nuevas formas de comercialización a fin de que los productores agrícolas pudieran
obtener mejores precios, para lo que se juzgaba necesario la construcción de silos
elevadores, a fin de evitar una venta inmediata después de la cosecha, y la constitución
de cooperativas para aumentar el poder de negociación.
Las iniciativas para poner en marcha todas las acciones que el programa reformista
implicaba fueron sucediéndose unas a otras. La Memoria del Ministerio de Agricultura
del Año 1912, firmada por Adolfo Mugica, sucesor de Lobos en el cargo, señala
algunas de ellas. Para el nuevo ministro “el problema fundamental es la radicación
del agricultor que tendrá triple resultado: mayor producción con menor costo, mejora
de los mismos productores y mayor valor por las cosechas”11. Luego describía la
labor realizada respecto de difusión, educación agrícola y progreso de las estaciones
experimentales, con la contratación de ingenieros agrónomos, aclarar la nacionalidad,
como W. Backhouse, Mario Estrada, H. Amos y J. Williamson, para investigar nuevas
variedades de semilla de trigo adecuadas a las zonas a sembrar12. Y finalmente,
enumeraba los nuevos proyectos a ejecutar, dos de ellos en colaboración con las
compañías ferroviarias. Uno era la creación de nuevas subestaciones experimentales
a través de esas empresas en Pico (Ferrocarril Oeste), Pringles (Ferrocarril Sud) y

9 Memoria Ministerio de Agricultura, Año 1910:94-108.

10 López 2005:238-239.

11 Memoria Ministerio de Agricultura, Año 1912:6.

12 Memoria Ministerio de Agricultura, Año 1912:9-18. Martocci 2013:12 y Martocci 2014.

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San Francisco (Ferrocarril Central Argentino) e implementación de la enseñanza
extensiva a través de los agrónomos nacionales que recorrerían su zona en trenes
especiales de los cuales ya funcionaba el primero, desde Mercedes, con el Ferrocarril
Oeste13. El otro, sin duda más ambicioso, pretendía revolucionar el campo de
la colonización con un proyecto de ley enviado al Congreso, en julio de 1913, que
disponía la adquisición por el Estado de campos de 5.000 hectáreas en cada una de
las Provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba, su división en lotes
de 40 a 80 hectáreas y su venta a los agricultores con un pago contado de sólo el
10 %. El proyecto también fomentaba la colonización privada creando la posibilidad
para los grandes propietarios de convenir el fraccionamiento de sus tierras con el
Banco Hipotecario Nacional mediante el otorgamiento de créditos a largo plazo para
adquirir lotes de hasta 80 hectáreas. Y finalmente preveía la firma de convenios de
colonización con las compañías ferroviarias para que estas crearan sus proyectos
de división de latifundios, adquiriendo voluntariamente o por expropiación grandes
extensiones al costado de sus vías para venderlas fraccionadas con su propia
financiación o con la colaboración del Banco Hipotecario mediante préstamos a los
agricultores adquirentes14.
Sin embargo, la crisis iniciada en 1913 y agravada con el comienzo de la Gran Guerra,
que coincidió con la muerte de Sáenz Peña, pusieron freno a la política de reforma
agrícola. De ahí en más, y por unos cuantos años, la falta de recursos impidió todo
nuevo curso de acción y apenas se mantuvo en actividad las escuelas y las estaciones
experimentales creadas hasta entonces. El número de agrónomos nacionales fue sí
aumentando poco a poco para llegar a ser 35 en total en 1920, cubriendo todas las
provincias y territorios nacionales15. También hubo algún incremento en el número
de trenes que el Ministerio hizo correr con apoyo de las compañías ferroviarias. Para
1913 los habían implementado los ferrocarriles Oeste, Central Argentino, Pacífico y
Sud16, para 1915 dos de esas empresas (Sud y Pacífico) tenían dos trenes cada una y
para 1916 se habían sumado a los cuatro grandes ferrocarriles de trocha ancha las
empresas estatales Central Norte Argentino y La Plata al Meridiano V con un tren
cada una17. Pero toda actividad de investigación para el mejoramiento de semilla
cesó poco a poco y los ingenieros contratados por el Ministerio para esa labor vieron

13 Memoria Ministerio de Agricultura, Año 1912:19 y 33. Ye en 1909 habían corrido los primeros trenes llevando técnicos del Ministerio
de Agricultura en los ferrocarriles Sud, Central Argentino y Pacífico. Ver Martocci 2013:11.

14 Memoria Ministerio de Agricultura, Año 1912:154-158. Cámara de Diputados, Diario de Sesiones 1913-II:610-613.

15 Las Memorias Ministerio de Agricultura presentadas en estos años fueron las de 1913 y 1915 (Ministro Horacio Calderón), 1916 (Mi-
nistro Honorio Pueyrredón) y 1920 (Ministro Alfredo Demarchi)

16 Memoria Ministerio de Agricultura, Año1913:80.

17 Memoria Ministerio de Agricultura, Año 1915:96-97 y 1916:159. Ver también Marotta 1916:12.

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López, M. Los ferrocarriles de capital británico y el fomento de la agricultura.... 188 - 228

rescindidos sus contratos a partir de 1917, debiendo pasar a la actividad privada18.


Los tres aspectos de la reforma se vinculaban, en mayor o en menor medida, con
el acceso al crédito, y, sobre todo, de él dependía la posibilidad de que el agricultor
se convirtiera en propietario. En líneas generales no había existido en la Argentina
abundancia de crédito para la actividad agrícola. Tradicionalmente, el comercio
había sido el mayor beneficiario de la actividad bancaria y en el ámbito rural eran los
terratenientes grandes y medianos, cuya dedicación a la agricultura era débil, quienes
gozaban de preferencia para los préstamos19. Como respuesta a este defecto algunas
medidas legislativas se habían tomado. En noviembre de 1914 se sancionaron las
leyes 9643, de warrants, y 9644, de prenda agraria, que posibilitaron a los productores
agropecuarios que no eran propietarios de tierras ofrecer garantías por los préstamos
que tomaban20. Y para enfrentar el tema del acceso a la propiedad de la tierra,
sucesivas leyes pusieron nuevamente en marcha al Banco Hipotecario Nacional. La
ley 8172 de septiembre de 191121 reformó su carta orgánica, otras leyes lo autorizaron
a emisiones de cédulas hipotecarias y por fin la ley 10676 de septiembre de 1919
le permitió a esa institución específicamente otorgar préstamos de colonización y
préstamos para fomento ganadero. Los préstamos de colonización se otorgaban sólo
a agricultores y financiaban por el término de 30 años hasta el 80 % del precio de
compra de fracciones de hasta 200 has. Los propietarios de latifundios interesados en
dividir sus tierras podían firmar convenios con el Banco y hacer la división y tasación
de común acuerdo con él. La venta debía hacerse en remate público22. Sin embargo hasta
fines de 1922 prácticamente no se otorgaron créditos de este tipo23.

18 Martocci 2014.

19 Regalsky 1999:45-46, distingue dos etapas en la actividad bancaria, separadas por la crisis de 1890. Antes de ese año existió crédito
abundante para la expansión económica, incluso en el sector agrario, con instituciones especializadas en préstamos a largo plazo como
los bancos hipotecarios. Desde entonces, y hasta entrado el siglo XX, la actividad bancaria se limitó a asistir a la estructura empresarial
ya consolidada. La actividad agrícola sólo podía acceder el crédito informal de corto plazo proveniente de los comerciantes con los que
trataban. Sobre esto último ver Adelman 1992:20-21.

20 Regalsky 2018:32 y 50.

21 La ley fue resultado de un proyecto redactado por Manuel de Iriondo, Ministro de Hacienda de José Figueroa Alcorta, presentado en
agosto de 1909. Esta ley permitió poner definitivamente en marcha al Banco, después de su recuperación de los daños producidos por
la crisis de 1890. Los créditos hipotecarios eran dados a 33 años de plazo. También se preveían préstamos a corto plazo para “colonos
agrícolas”, sin garantía real. Fue sancionada recién el 29 de agosto de 1911. Cámara de Senadores, Diario de Sesiones 1911-II:229-253,
258, 279 y 486 .

22 La ley se originó en un proyecto del Poder Ejecutivo de agosto de 1917, siendo el Ministro de Hacienda Domingo E. Salaberry. Se san-
cionó con consenso de legisladores de todos los partidos. Cámara de Senadores, Diario de Sesiones 1919-I:625 y 643-653.

23 Bórea 1923:34-50.

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El aporte ferroviario en el desarrollo de mejores semillas
La intervención de las compañías ferroviarias en cuestiones vinculadas al fomento
de la agricultura obedeció a razones más complejas que las simplemente vinculadas
a la preocupación por el estancamiento denunciado por los gobiernos reformistas.
Por diversos motivos a fines del siglo XIX, sumados a la última expansión de la red
ferroviaria anterior a la Primera Guerra Mundial, las redes de las grandes compañías,
que servían principalmente a la pampa húmeda, tenían ramales y extensiones en
zonas de escaso o nulo tráfico. Así la línea a Tucumán, atravesando Santiago del
Estero, del Ferrocarril Buenos Aires y Rosario devenido en Central Argentino,
construida en un clima de exagerado optimismo antes de 1890; la línea a Neuquén
del Ferrocarril Sud, construida en base a un convenio con el gobierno argentino por
razones militares, y las líneas a través del norte de la Pampa Central, sur de San
Luis y centro de Mendoza, construidas en su competencia mutua por los ferrocarriles
Oeste y Pacífico, eran todos claros ejemplos de extensiones o secciones sin mayor
tráfico. De ahí que, poco a poco, las compañías consideraran necesario emprender
acciones por sí mismas para crear el tráfico inexistente y que volvía excesivamente
oneroso mantener en servicio esas secciones. El caso más importante fue lo hecho
por el Ferrocarril Sud para fomentar la producción de peras y manzanas en el alto
valle del Río Negro24. Las acciones tendientes a la creación de nuevos tráficos, sin
embargo, se dieron en forma contemporánea a las destinadas a fomentar el progreso
de la agricultura pampeana, que era la parte central del programa reformista, y en
algunos casos es difícil diferenciar unas y otras, como las destinadas a fomentar
los sembrados en zonas marginales o limítrofes. De allí que, en el relato que
sigue, muchas veces se mezclen ambos tipos de acciones. Sin embargo, nos parece
importante entender que se trata de dos cuestiones diferentes. El intento de crear
tráfico para extensiones fuera del área pampeana llevó a impulsar nuevas actividades
agrícolas, como ciertos cultivos industriales o producción de frutas. La preocupación
surgida antes del Centenario implicaba ser más eficiente en los cultivos tradicionales
que producían la mayor parte de las exportaciones argentinas25.

24 Me he ocupado de ello en López 2018 b:237-247. Por esa razón el desarrollo agrícola de esa región no será tratado en este trabajo.
Cabe señalar aquí que las compañías no se encontraban todas en igual situación. Para el Ferrocarril Sud en su línea a Neuquén, y en
forma similar el Oeste en su línea a Colonia Alvear, el fomento era imprescindible para crear tráfico para la extensión íntegra. Mientras
que, en el Central Argentino, que transportaba azúcar desde Tucumán, y el Pacífico, que transportaba vino desde Cuyo, el fomento sólo
era necesario en secciones intermedias de sus extensiones. Otro ferrocarril para el que era fundamental crear tráfico en zonas hasta
entonces no productivas era el estatal Central Norte Argentino. En ese sentido, en forma contemporánea a los hechos descriptos en
este trabajo, realizó en combinación con el Ministerio de Agricultura, una vasta tarea para promocionar el cultivo de algodón en el
oriente santiagueño y en el Chaco. Sobre ello ver Revista Riel y Fomento Nº 4, Año 1922, p. 73; Nº 12, mayo 1923, p. 133; Nº 23, Marzo
1924, p. 98; Nº 24, abril 1924, p. 105; Nº 28, agosto 1924, p. 59; Nº 30, octubre 1924, p. 24; Nº 38, octubre 1925, p. 60, y Nº 41, enero 126,
pp. 10 y 11.

25 El Ferrocarril Central Norte Argentino, además de la promoción de nuevos cultivos, también se preocupó del fomento de la agricul-
tura tradicional en el norte de Córdoba y centro de Santa Fe. Revista Riel y Fomento Nº 12. Abril 1923, p. 133, y Nº 14, junio 1923, p. 37.

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López, M. Los ferrocarriles de capital británico y el fomento de la agricultura.... 188 - 228

En los directorios de las compañías ferroviarias la idea de que era necesario mejorar
la forma en que se hacía la agricultura de los cultivos principales (trigo, maíz, lino) se
dio al acercarse el término de la Guerra. El Gerente General del Central Argentino, en
su informe para el ejercicio cerrado el 30 de junio de 1918 señalaba la necesidad de
realizar una campaña para hacer más intensivo el cultivo de trigo26. Un año después
Fernando Guerrico, Presidente de la Comisión Local del Ferrocarril Sud, sostenía que
la producción agrícola en la Argentina estaba afectada de falta de innovación y que
eran necesarias medidas para asegurar el depósito de las cosechas y reformar el
régimen de tenencia de tierras27. Sin embargo, poco fue lo hecho por estas empresas
en materia de mejoramiento de semillas antes de que el gobierno nacional se
decidiera a impulsarlo. Sólo el Ferrocarril Sud, al iniciarse el año 1922, comenzó a
hacer esfuerzos para introducir mejores semillas de trigo, avena y maíz, y estableció
su primera chacra experimental para zonas cerealeras en Pontaut, hizo convenios con
dueños de tierras para instalar centros de experimentación y se dispuso a establecer
subestaciones de su chacra en Copetonas, Energía, Curumalán, Balcarce, Stroeder y
Gascón28.
Al asumir Marcelo T. de Alvear la Presidencia en octubre de 1922 designó como
Ministro de Agricultura a Tomás Le Breton, hasta entonces embajador argentino en
Estados Unidos. El nuevo Ministro retomó con entusiasmo el programa reformista29.
Al presentar su Memoria abarcando el primer año de labor comenzó señalando
que “la agricultura permanece estacionaria desde hace más de 15 años mientras
que el Canadá casi ha triplicado su producción agrícola”. Para terminar con el
estancamiento, según Le Breton, era imperioso destinar a agricultura tierras hasta
entonces ganaderas y aumentar la cantidad de chacareros propietarios30. Pero

Que la preocupación más importante era sobre todo mejorar la agricultura en la pampa húmeda surge del mensaje del Poder Ejecutivo
que acompaña el proyecto de ley de colonización de Roque Sáenz Peña de 1913. Allí se dice que la reforma “es una necesidad improrro-
gable en las zonas en que con más intensidad se practican los trabajos agrícolas”. Cámara de Diputados, Diario de Sesiones 1913-II:611.

26 FCCA, Memoria al 30/06/1918, Informe del Gerente General, p. 17.

27 FCS, Memoria al 30/06/1919, Informe del Presidente de la Comisión Local, p. 15.

28 FCS, Memoria al 30/06/1922, Informe del Gerente General, p. 25. Miatello 1936:15. Cabe hacer notar que el Ferrocarril Sud ya había
instalado en 1918 una chacra experimental en el valle de Río Negro y ello le facilitaba iniciar una acción similar en la zona cerealera.
Ver López 2018 b:239. El Central Argentino también había instalado una chacra experimental en Tacanas, Santiago del Estero, pero
para promover los cultivos de secano. FCCA, Memoria al 30/06/1919, Informe del Gerente General, p. 22. Pero en la zona central recién
comenzó la tarea de promoción en 1923.

29 Alvear, en su primer mensaje al Congreso en mayo de 1923 dijo sobre el tema: “La selección de semillas, la perfección de los méto-
dos de cultivos, cosecha y comercio de los productos, contribuirán a vigorizar nuestra agricultura” y que “pronto sería presentado al
Congreso (un proyecto de ley) con el propósito de una colonización intensa de agricultores, propios y extraños, en tierras adquiridas en
zonas adecuadas”. Cámara de Senadores, Diario de Sesiones 1923-I:23.

30 Memoria Ministerio de Agricultura, Año 1923:4-5.

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también había que enfrentar el problema del bajo rendimiento por hectárea. En el
país el trigo apenas había tenido una mejora, de 611 kg/ha en 1909 a 810 Kg/ha en
1923, mientras que en Canadá en 1922 se había alcanzado 1200 kg/ha. En maíz la
situación era aun peor. El rendimiento había bajado en la Argentina de 1360 kg/ha
en 1909 a 1220 kg/ha en 1923. En Estados Unidos para 1922 el rendimiento para este
cereal había sido de 1770 kg/ha31. Por ello el Ministerio comenzaba a poner en marcha
campañas para clasificación y selección de semillas, hizo más extensos los recorridos
de los agrónomos nacionales, convocó a productores a presentarse a concursos de
semillas e introdujo clasificadoras mecánicas de semillas32.
El cambio de actitud en el gobierno incentivó a las empresas que comenzaron a
participar en todo lo necesario para el mejoramiento tecnológico. Veamos lo hecho
por cada una de ellas en la materia. El Ferrocarril Sud, que se había interesado
primero en el tema, en 1923 logró desarrollar nuevos tipos de semilla adecuadas
a las zonas atravesadas por sus líneas en su granja experimental de Pontaut33. Los
objetivos a lograr eran conseguir semilla de trigo resistente a sequía para la zona
servida por el Ferrocarril Bahía Blanca y Noroeste que el Sud comenzaría a operar,
semilla de maíz de ciclo corto para evitar daños por heladas más tempranas en las
tierras del sur de Buenos Aires y, en todos los casos, variedades de mayor rinde.
Para 1925 las nuevas variedades obtenidas ya habían sido puestas a prueba y para
el año siguiente el proyecto era distribuir 8.000 bolsas de semilla de trigo entre los
productores34. El responsable de esta actividad en el Ferrocarril Sud fue Henry Amos,
quien había venido a la Argentina, como vimos, contratado por el gobierno. Para 1927
se dio un paso importante instalando dos granjas experimentales modelos nuevas:
una en Bordenave, que reemplazó a Pontaut, para experimentación con semillas y la
otra en Quequén, para lechería, con una inversión en ambas cercana a las £ 50.00035.
Estos establecimientos, junto con la granja experimental para frutas de Cinco Saltos,
Río Negro, formaban el Departamento de Fomento Agrícola de la empresa. Para 1928
el Sud estimaba que ya había 300.000 has. sembradas con las variedades de trigo

31 Memoria Ministerio de Agricultura, Año 1923:5.

32 Memoria Ministerio de Agricultura, Año 1923:5-6 y 84.

33 Además de Pontaut en 1922 la empresa instaló la primera subestación en Copetonas. Al cabo de tres años ya se habían obtenido
resultados positivos. FCS, Memoria al 30/06/1924, Asamblea del 22//1924, p. 14.

34 FCS, Memoria al 30/06/1923, Informe del Gerente General, p. 21-2; Memoria al 30/06/1924, Informe del Gerente General, p. 25-6;
Memoria al 30/06/1925, Informe del Gerente General, p. 30; Memoria al 30/06/1926, Informe del Gerente General, p. 33.

35 El Ferrocarril Sud gastó unos $ 90.000 o/s para instalar la estación en Bordenave (una mitad en los terrenos y la otra en las cons-
trucciones) y unos $ 147.000 o/s para la estación en Quequén (también una mitad en los terrenos y la otra en las construcciones), en
total aproximadamente £ 48.000. Ver MNF-ADGFC Caja 1254, Expediente Nº 014517/S/1929. La empresa pidió que se reconociera el ca-
pital por estas inversiones pero la Dirección General de Ferrocarriles dictaminó que “los gastos de esta naturaleza no deben admitirse
con cargo a capital por no ser necesarios ni indispensables para la explotación normal del ferrocarril”. Mismo expediente.

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López, M. Los ferrocarriles de capital británico y el fomento de la agricultura.... 188 - 228

promovidas por su establecimiento36.


Lo hecho en este aspecto por el Ferrocarril Sud es remarcable. Para la investigación
en semillas, Amos colaboró con William Backhouse, nuevamente contratado por el
Ministerio de Agricultura y que había establecido varios centros de experimentación, y
juntos desarrollaron tareas en la estación Barrow37. De ese trabajo resultaron semillas
híbridas de superior calidad, producto de nuevos desarrollos o de la adaptación de
semillas importadas. La granja de Bordenave, por entonces, fue la que mayor extensión
de tierras abarcó para la investigación en el país. Ocupaba una superficie de 500
has. y de ella salieron las variedades de trigo creadas por el Sud, como “Sudoeste” y
“Eureka”, y más adelante “Excelsior” y “Pagador”, o las derivadas del trigo “Kanred”,
de origen norteamericano y destinado a zonas de escasas lluvias38. Cuando a partir
de 1930 las empresas ferroviarias se vieron obligadas a reducir gastos y disminuir
las tareas de experimentación, el Sud se desprendió de las granjas de Quequén, que
fue arrendada a Glaxo, y Cinco Saltos, que pasó a depender de la Argentine Fruit
Distributors, pero mantuvo Bordenave hasta el final. Con la nacionalización pasó
al Estado y todavía subsiste como estación experimental del Instituto Nacional de
Tecnología Agropecuaria39.
Mantener en funcionamiento las estaciones experimentales significó un esfuerzo
económico para el Ferrocarril Sud, sobre todo al comienzo. Aunque las mismas
generaban entradas por la venta de semillas y otros productos, los gastos
de investigación eran altos. En 1929, con las dos nuevas estaciones en pleno
funcionamiento, la pérdida fue de $ 313.000 m/n (unas £ 27.000); en 1930 y en 1931 se
logró reducir los quebrantos a $ 237.000 m/n (£ 21.000) y a $ 145.000 m/n (£ 12.000),
respectivamente40. El alquiler de la granja de Quequén y la reducción de los gastos de
investigación permitieron lograr un equilibrio, aunque recién a partir de 1934. Para
1934, 1935 y 1936 se anotaron superávits de $ 2.284 m/n, $ 9.511 m/n y $ 7.290 m/n,
respectivamente. Para entonces Bordenave vendía unas 20.000 bolsas de semillas al

36 FCS, Memoria al 30/06/1927, Informe del Gerente General, p. 31-2; Memoria al 30/06/1928, Informe del Gerente General, p. 35; Me-
moria al 30/06/1929, Informe del Gerente General, p. 34.

37 El Ministerio de Agricultura volvió a contratar a numerosos técnicos, además de Backhouse, muchos de ellos extranjeros. Esta acción
generó reacción dentro de la propia Unión Cívica Radical con argumentos nacionalistas. Ver Cámara de Diputados, Diario de Sesiones
1924-I:614.

38 Memoria del Ministerio de Agricultura, Año 1924:7; Memoria del Ministerio de Agricultura, Año 1925:8; Miatello 1936:15. Revista
Ferrocarril Sud Nº 39, septiembre 1928, p. 34 en la que se afirma que las variedades “Excelsior” y “Pagador” rendían aproximadamente
1650 kg/ha, un 100 % más que los trigos comunes.

39 FCS, Memoria al 30/06/1931, Informe del Gerente General, p. 38 y www.inta.gob.ar/noticias/estacion-agropecuaria-bor-


denave-90-años (última consulta 10/9/2019).

40 MNF-ADGFC Caja 1255, Expedientes Nº 032749/S/1929 (agregado al 05063/S/1930), folios 12 y 14; Nº 32013/S/1930 (agregado al
0734/S/1931), folios 16 y 19, y Nº 25988/F/1931, folios 8 bis y 10. En todos los casos la Dirección General de Ferrocarriles no admitió la
pérdida de las granjas como gasto de explotación “por ser su explotación ajena a las finalidades del ferrocarril”.

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año, 25 % de variedades propias y 75 % de otros semilleros41.
El Ferrocarril Oeste en principio no llevó adelante tareas de investigación en
mejoramiento de semillas o ensayos tendientes a establecer nuevas técnicas de
laboreo agrícola, aunque sí fue activo en la labor de extensión agrícola. A partir de 1924
hizo más intensa su colaboración con el Ministerio de Agricultura y su Departamento
Comercial se preocupó en difundir una “concepción más científica de la agricultura”
en base a los parámetros establecidos por los técnicos oficiales42. Recién hacia el final
de la década, en 1928, y dentro de un proyecto concreto de colonización en la estación
Ingeniero Foster, que se describirá más adelante, la empresa resolvió instalar una
granja experimental de 220 hectáreas para estudiar y enseñar los mejores métodos
agrícolas y para producir semilla43. Al año siguiente, hechos los primeros ensayos, la
empresa decidió ampliar la superficie de la estación experimental a 586 has. y planeó
obtener nuevas variedades de semillas de trigo, maíz y pasturas para todas las zonas
servidas por la ella44. Sin embargo, la disminución de los ingresos a partir de 1930
frustró este tardío proyecto45.
Más esfuerzos dedicó el Oeste a desarrollar la producción de frutas en la zona
de Colonia Alvear, al sur de Mendoza. La Colonia había sido creada en 1901 por
los sucesores de Diego de Alvear, dueño de una extensa superficie de tierras.
La perspectiva de la llegada del ferrocarril alentó el proyecto de colonización y
radicación de colonos. La Colonia cobró impulso en 1909 en base a la acción de Pedro
Christophersen y, sobre todo, a partir de 1912 con la apertura de los ramales de los
ferrocarriles Buenos Aires al Pacífico y Oeste46. Este último, interesado en crear un
tráfico hasta entonces prácticamente inexistente, fomentó la producción de fruta.
Poco a poco se fue generando una carga valiosa, aunque necesitada de cuidados
especiales. En 1917 el Ferrocarril llevó 1400 tn, en 1920 2500 y en 1923 6400. Para
ello se fletaban trenes especiales durante la temporada de cosecha, de diciembre a
mayo, para hacer el recorrido de 880 kms. entre Colonia Alvear y Buenos Aires. El

41 FCS, Memoria al 30/06/1934, Informe del Gerente General, p. 31; Memoria al 30/06/1935, Informe del Gerente General, p. 42, y Me-
moria al 30/06/1936, Informe del Gerente General, p. 43.

42 FCO, Memoria al 30/06/1924, Informe del Sub Gerente General, p. 29.

43 FCO, Memoria al 30/06/1928, Informe del Gerente General, p. 17.

44 FCO, Memoria al 30/06/1929, Informe del Gerente General, p. 18. En Revista El Oeste, Nº 96, enero 1929, p. 5, se describe las instala-
ciones de la granja experimental. Su director era F.G. Graham, especialmente contratado para ese cargo. Los primeros ensayos fueron
con trigo variedad Kanred y diferentes variedades de maíz.

45 A mediados de 1929 la empresa había adquirido toda la tierra para la estación experimental por un precio de $ 41.053,80 m/n (algo
así como £ 3.800). Ver MNF-ADGFC Caja Nª 1269, Expediente 013283-O-1930, folio 128. La Dirección General de Ferrocarriles tampoco
aceptó esta partida en la cuenta capital. La estación experimental de Ingeniero Foster cerró en enero de 1934. Diario La Nación del
20/1/1934.

46 Martínez Jurczyszyn 2011.

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volumen fue incrementándose muy lentamente siendo la producción afectada por


enfermedades y problemas climáticos. En 1928 alcanzó 8700 tn. Pero para ello el
Departamento de Mecánica del Oeste se vio obligado a construir en sus talleres de
Liniers 60 vagones especiales, que debían hacer vacíos el trayecto hacia Mendoza, y
también a diseñar locomotoras aptas para este tráfico47.
El directorio del Ferrocarril Oeste no parecía muy dispuesto a incursionar en tareas
diferentes a las que habitualmente realizaba. En la medida de que el incremento de
la producción agrícola requería el desarrollo de la investigación en semillas, mejoras
en las técnicas de los cultivos, en el acondicionamiento de los granos y su depósito y,
finalmente preocuparse por su comercialización, la empresa consideraba que no eran
tareas que le fueran propias. Como señaló el presidente de su directorio, el Ferrocarril
Oeste no podía tomar para sí todo ello, “debe mantenerse como eficiente vendedor de
transporte”. Estaba bien en insistir en la sanción de leyes para mejorar las semillas
usadas, construir elevadores y disponer de financiamiento para los agricultores. Pero
el Ferrocarril debía dedicarse al transporte y no a otra actividad48.
El Ferrocarril Central Argentino, al igual que el Oeste, no realizó una labor en el
campo de investigación para desarrollar nuevas variedades de semillas de trigo, maíz
y lino. Pero, en la medida en que entendía que la tecnificación implicaría un aumento
de la producción y, en consecuencia, de la carga a transportar, colaboró en tareas de
extensión agrícola sobre la base de lo aconsejado por el Ministerio de Agricultura49.
Sí, en cambio, realizó acciones tendientes a perfeccionar nuevas técnicas agrícolas
para zonas marginales. Para ello instaló, ya en 1912, una granja experimental en
Tacanas, en el límite entre Santiago del Estero y Tucumán, de lo cual dimos noticias
antes. En ella, además de ensayar cultivos de plantas novedosas aptas para esas
zonas, como algodón, también se probaron semillas de trigo, maíz y lino para zonas
de escasas lluvias50. El responsable del Departamento de Desarrollo Agrícola de la
empresa, Hugo Miatello (h), fue enviado a California para estudiar las técnicas del dry
farming y se intentó su difusión en distintos puntos de la Provincia de Santiago del
Estero. La Compañía estimaba en 1926 que ya había 36.000 has. cultivadas en base

47 Diario La Prensa del 16/2/1929, p. 24. También el Ferrocarril Oeste participó en la organización de una empresa para clasificar, em-
paquetar y comercializar la fruta. Ver FCO, Memoria al 30/06/1927, Asamblea de accionistas del 18/10/1927, p. 9; y López 2018 b:242-3.

48 FCO, Memoria al 30/06/1927, Asamblea de accionistas del 18/10/1927, p. 9.

49 El Central Argentino consideraba en 1927 que, si todos los agricultores de su zona usaran semillas seleccionadas, podría ingresar £
100.000 más por año sólo en concepto de esos fletes. Al mismo tiempo afirmaba que por la falta de tecnología el rendimiento del trigo
en la Argentina seguía siendo muy inferior al de los países competidores. FCCA, Memoria al 30/06/1927, Informe del Gerente General,
p. 15.

50 FCCA, Memoria al 30/06/1924, Asamblea del 20/10/1924, p. 11.

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a ellas51. Hasta 1921 la compañía invirtió algo más de ochenta mil pesos oro sellado
(unas £ 17.000) en esta estación experimental52. También incursionó esta empresa en
la promoción del cultivo de frutales. Cuando las obras del embalse de Río Tercero
avanzaron, la Compañía del Central Argentino adquirió 125 hectáreas en Almafuerte
en 1927 e instaló en ellas una chacra experimental para el desarrollo de durazneros,
damascos, perales y manzanos. Poco después hizo lo mismo en la estación Fernández,
en Santiago del Estero, pero en este caso para el cultivo de cítricos53.
El Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico tampoco desarrolló tareas de investigación
en semillas propias aunque sí se preocupó en probar semillas de otro origen que
fueran especialmente aptas para su zona. Ya en 1922, en su vivero de José C. Paz
comenzó a hacer pruebas con semillas de cereales y de plantas forrajeras. En los años
siguientes instaló viveros en zonas más alejadas, como Monte Comán, Coquimbito y
Rama Caída, en Mendoza, y Villa Dolores, en Córdoba, en los que también realizó ese
tipo de ensayos. En su mayoría las semillas usadas provenían del Criadero Argentino
de Plantas Agrícolas de Enrique Klein. Por ejemplo, en 1927 el Pacífico compró a
ese semillero la producción completa de determinadas variedades de trigo, que
luego probó en sus instalaciones, y distribuyó lo producido entre los agricultores
con amplias facilidades54. Además de cereales, en diversas oportunidades probó
semillas de oleaginosas como lino y soja55. La empresa promovió el uso de las nuevas
semillas entre los productores de su zona y fue verificando año a año en qué medida
las mismas eran adoptadas56.
El Pacífico realizó una tarea un poco más compleja en el campo de investigación,

51 FCCA, Memoria al 30/06/1917, Informe del Gerente General, p. 34; FCCA, Memoria al 30/06/1920, Informe del Gerente General, p.
20; Memoria el 30/06/1927, Informe del Gerente General, p. 35; Memoria al 30/06/1926, Informe del Gerente General, p. 40. En su viaje
Miatello, en mayo de 1927, comenzó su recorrido en Nueva York, donde fue recibido por el embajador argentino Honorio Pueyrredón,
fue luego a Canadá y terminó en California. En parte de él fue acompañado por Gerald Williamson, hijo de Lord Forres, presidente del
Central Argentino. Los temas estudiados fueron amplios pero prestó mayor atención al dry farming californiano. Ver Revista del Ferro-
carril Central Argentino Nº 197, mayo de 1927, p. 35, Nº 198, junio de 1928, p. 35 y Nº 203, noviembre de 1927, p. 36.

52 MNF-ADGFC, Caja Nº 1261, Expediente 019185-C-1921, folios 7, 155/161, 333 y 346. La suma invertida se destinó en un 43 % a compra
de la tierra y en un 57 % a instalaciones y equipamiento. Como en todos los casos similares la Dirección General de Ferrocarriles obser-
vó las partidas destinadas a promoción agrícola y, finalmente, la compañía desistió de su incorporación.

53 FCCA, Memoria al 30/06/1927, Informe del Gerente General, p. 35; Memoria al 30/06/1929, Informe del Gerente General, p.36; Me-
moria al 30/06/1930, Informe del Gerente General, p. 39.

54 Revista Mensual BAP, Nº 110, enero de 1927, p. 15; Nº 112, marzo de 1927, p. 39, y Nº 113, abril de 1927, p. 15.

55 FCBAP, Memoria al 30 /06/1922, Informe del Directorio, p. 6; Memoria al 30/06/1926, Informe del Directorio, p. 6; Memoria al
30/06/1927, Informe del Directorio, p. 9

56 El Directorio informó a los accionistas en 1928 que ya había en su zona 20.000 hectáreas sembradas con semilla de pedigree. Para
1929 la superficie había subido a 200.000 y para 1930 a 500.000. Asimismo, estimaba que en este último año el rendimiento del trigo
sembrado con semilla de primera generación era de 770 kg/hs, mientras que el sembrado con semilla propia era de 480 kg/ha. FCBAP,
Memoria al 30/06/1928, Informe del Directorio, p. 7, Memoria al 30 /06/1929, Informe del Directorio, p. 6, y Memoria al 30/06/1930,
Informe del Directorio, p. 6.

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a través de su Oficina de Agricultura, en materia de producción de fruta, como el
Oeste, con el fin de promover esa actividad en el sur de la Provincia de Mendoza,
alrededor de San Rafael. Como recién vimos, las pruebas sobre semillas de cereales
fueron llevadas a cabo en lugares que la propia empresa llamó “viveros”. Y ello fue
así porque esas instalaciones eran principalmente un establecimiento destinado a la
producción de árboles frutales o de abrigo, de escasa superficie pero intensamente
trabajado57. Para desarrollar la producción de fruta la empresa contrató a dos
especialistas, Mario Estrada, que había sido funcionario del Ministerio de Agricultura
y se ocupaba de los aspectos técnicos, y Ricardo Videla, que entendía en cuestiones
comerciales58. Además de promover la producción, la empresa se preocupó también
por estudiar el comercio de exportación que fue desarrollándose lentamente. En 1920
la fruta mendocina exportada a través del Pacífico alcanzó a 400 tn. En 1924 se llegó
a 2.600 y en 1927 a 3.200. Dos tercios de ese volumen era uva y un 10 % duraznos59.
Los resultados obtenidos por el uso de nueva semilla, desarrollada o multiplicada
por las empresas ferroviarias o simplemente vendidas por ellas, se mostraban
periódicamente a través de exposiciones y concursos, algunas veces organizados
por los propios ferrocarriles y otras por entidades privadas o públicas a las que las
compañías asistían con stands o apoyaban con fletes gratis para los materiales que
allí se enviaban. Así, puede citarse a título de ejemplo, los concursos para semilla
de maíz, trigo y lino que el Central Argentino organizó en 1923 y 1924. Al primero
de ellos se le dio gran trascendencia con un acto en Retiro al que concurrieron
el Ministro de Agricultura y el presidente de la Sociedad Rural Argentina. En esa
oportunidad, el presidente de la Comisión Local de la Compañía, José A. Frías, señaló
que “los rendimientos del maíz, en el país, no son tan elevados como lo permiten
las condiciones naturales del suelo y su fertilidad, pues en Europa se han señalado
records de 60 quintales por hectárea y en Estados Unidos de hasta 135. Aquí se
han conseguido rendimientos máximos de 80 pero el promedio de los últimos diez
años es de 13 a 15. Procedimientos culturales deficientes y el empleo de semilla no
seleccionada son las causas”60.

57 Monte Comán se instaló en 1919 sobre 14 has. y tenía un monte de frutales de 5.000 plantas. Coquimbito tenía una superficie de 3,5
has. también con frutales y era de 1925. Rama Caída y Godoy Cruz eran de 1927, el primero con un vivero desarrollado en 80 has. y el
segundo principalmente con viñedos sobre 6 has. Ver Revista Mensual BAP, Nº 112, marzo de 1927, p. 15 y Nº 114, mayo de 1927, p. 21, y
FCBAP, Memoria al 30/06/1925, Informe del Directorio, p. 7. En 7 años los viveros del Pacífico vendieron alrededor de 1.250.000 plantas.
Ver Miatello 1936:22. Como muestra del costo que implicaba mantener estos establecimientos téngase en cuenta que para el ejercicio
cerrado el 30/06/1929, con todos los viveros en funcionamiento, el Pacífico gastó $ 50.711,80 o/s, unas £ 10.100, que la Dirección Gene-
ral de Ferrocarriles no aceptó como gasto de explotación. MNF-ADGFC, Caja Nº 1277, Expediente 01676-P-1936, folios 3 y 13.

58 Sobre Estrada ver Revista Mensual BAP, Nº 112, marzo de 1927, p. 15; sobre Videla Nro. 110, enero de 1927, p. 25 y Nº 112, marzo de
1927, p. 31.

59 Revista Mensual BAP, Nº 119, octubre de 1927, p. 39.

60 Diario La Prensa del 26/10/1923, p. 14 y 16/11/1924, p. 29. En el concurso de 1924 los jurados fueron un representante del Ministerio

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A partir de 1924, la Sociedad Rural Argentina, dentro de su Exposición de Ganadería


Anual o a veces en fecha anterior a ella, introdujo lo que llamó la Exposición Nacional
de Granja y Feria de Semillas. Allí también concurrieron las cuatro grandes compañías
de capital británico, cada una de ellas con sus propios stands. El único otro ferrocarril
con stand propio fue la Administración General de los Ferrocarriles del Estado61. Otras
exposiciones y concursos eran organizados por las Sociedades Rurales regionales,
normalmente asociadas con los Ministerios de Agricultura nacional o provinciales. A
ellas también concurrían las empresas ferroviarias, otorgaban premios a las mejores
semillas y suministraban jurados para decidir62. Por último, es oportuno señalar que
era común que las grandes compañías ferroviarias, pero no las menores, dieran fletes
gratis para el transporte de las semillas que se enviaban a este tipo de concursos, que
se multiplicaban en las localidades de cada provincia63.

El aporte ferroviario en las tareas de extensión y educación agrícolas. Los


trenes especiales
Las tareas realizadas por las compañías ferroviarias en materia de difusión de
conocimientos técnicos para mejorar la producción agrícola fueron numerosas y,
probablemente, las más visibles de todas aquellas vinculadas a los temas agrarios.
Las empresas estaban en inmejorables condiciones para realizar tareas de difusión
pues contaban con una extensa organización territorial y con empleados, incluso de
jerarquía como los jefes de estación, repartidos en ellas. Los instrumentos usados
en la difusión fueron la circulación de trenes especiales; las revistas mensuales
que ya venían publicando junto con las guías comerciales, generalmente anuales,
y la propaganda gráfica en la forma de folletos y afiches, estos últimos fijados en
las estaciones. En general la tarea de extensión fue llevada a cabo en estrecha
colaboración con el Ministerio de Agricultura.
La circulación de trenes especiales, como forma de extensión agrícola, comenzó en
fecha temprana, al imponerse en el seno del Ministerio de Agricultura la tendencia
reformista. Pueden distinguirse tres tipos de estos trenes, desde que comenzaron
a circular en 1909, hasta el comienzo de la década de 1930: Los trenes escuela,
que divulgaban todo tipo de técnicas para mejorar la producción agropecuaria; los
llamados trenes exposición, que se especializaban en alguna actividad en particular,

de Agricultura, otro de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y Hugo Miatello (h), del Central Argentino.

61 Revista Riel y Fomento Nº 33, febrero 1925, p. 23, y Revista del Ferrocarril Sud Nº 21, junio 1927, p. 32.

62 Revista del Ferrocarril Sud Nº 19, enero 1927, p. 5; Revista El Oeste, Nº 73, febrero 1927, p. 3225, y Revista del Ferrocarril Central
Argentino Nº 212, agosto de 1928, p. 36 y Nº 214, octubre de 1928, p. 36.

63 FCS, Programa Semanal Nº 410/28 de 21/5 a 27/5/1928, p. 3; Nº 458/29 de 22/4 a 28/4/1929, p. 2, y 500/30 del 8/2/1930.

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no puramente agrícola, como la lechería y la avicultura, y los trenes destinados a
mejorar la semilla a utilizar, directamente vinculados al esfuerzo señalado en los
párrafos anteriores, y que llevaban a lo largo de las redes los servicios de limpieza y
clasificación de semillas. Veamos cada uno de estos tipos por separado.
Los trenes escuela surgieron como iniciativa de los llamados agrónomos nacionales
que el Ministerio de Agricultura designó en distintos puntos del país. El impulsor
concreto de la idea fue el agrónomo nacional Hugo Miatello, padre del funcionario
del Central Argentino, que tenía su sede en la Ciudad de Mercedes, Provincia de
Buenos Aires. El primer tren circuló a partir de 1909 en el Ferrocarril Oeste64 y,
pronto, se sumaron los ferrocarriles Sud, Central Argentino y Buenos Aires al Pacífico.
Normalmente constaban de dos coches pertenecientes a las empresas que éstas
habían adaptado para la actividad específica; uno de ellos estaba destinado a sala
de conferencias y el otro a sala de exposiciones y de habitación para el agrónomo
nacional. El costo por la adecuación del material y por la circulación era asumido por
el ferrocarril65. Desde 1912 corrieron continuamente. En 1915 los ferrocarriles Oeste y
Central Argentino tenían un tren de estas características cada uno, y los ferrocarriles
Sud y Pacífico dos cada uno. Su circulación continuó, agregando también trenes en
1916 los Ferrocarriles del Estado, pero la depresión económica obligó a las empresas
y al Ministerio a desistir de esta actividad66.
Los llamados trenes exposición circularon entre 1925 y comienzos de la década de 1930.
Fueron organizados por el Ministerio de Agricultura y viajaban en ellos funcionarios
oficiales que en las estaciones daban conferencias, mostraban películas y distribuían
folletos. Como en el caso anterior las empresas suministraban el material rodante
y asumían los gastos de circulación. Los temas que divulgaban solían denominarse
“de granja”. Concretamente se referían a producción avícola, lechería, forestación y
árboles frutales, aunque también era frecuente el reparto de semillas de cereales
seleccionadas. Veamos algunos ejemplos de los mismos en los cuatro ferrocarriles
principales, sin dejar de mencionar que algunas veces circularon en las redes de
compañías menores. En el Ferrocarril Oeste en 1925 circularon dos trenes exposición,
uno de producción avícola y otro de fomento a la arboricultura, para árboles de
protección y frutales67. Los convoyes compuestos de varios coches recorrieron sobre
todo las estaciones del territorio de La Pampa durante el invierno. Además de viajar
en ellos los funcionarios oficiales, lo hicieron representantes de casas comerciales

64 El primer tren escuela circuló el 10 de octubre de 1909. Hugo Miatello, el agrónomo nacional de Mercedes, Buenos Aires, viajó en él
y dio tres conferencias en Chivilcoy, Suipacha y Alberti. Marotta 1916:12.

65 Miatello 1936:30; Memoria Ministerio de Agricultura, Año 1912:33. Diario La Prensa, 27/8/1912.

66 Diario La Prensa 27/10/1913 y 17/1/1914. Memoria Ministerio de Agricultura, Año 1915:80, 96 y 97; Año 1916:159.

67 FCO, Memoria al 30/06/1925, Asamblea de Accionistas del 28/10/1925, p. 8.

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López, M. Los ferrocarriles de capital británico y el fomento de la agricultura.... 188 - 228

promocionando sus productos. En esta oportunidad se distribuyeron gratuitamente


semillas de cereales68. En 1928, también en el invierno, este tipo de trenes corrieron
en el Noroeste de la Provincia de Buenos Aires69.
Ejemplos de estos mismos trenes, corriendo en invierno y primavera, los encontramos
en el Ferrocarril Sud, en las estaciones de la sección Bahía Blanca y Noroeste, y
en el Central Córdoba en 192670; en el Central Argentino, en estaciones del norte
de Córdoba y Santiago del Estero en 192571, y en el Buenos Aires al Pacífico, en
estaciones de San Luis y Mendoza en 1927. En este último caso los funcionarios del
Ministerio de Agricultura a cargo de la muestra fueron tres que difundían diversas
actividades englobadas en el concepto de “granja”72. En alguna oportunidad las
compañías ferroviarias tomaron la iniciativa y armaron por sí “trenes exposición”.
Así, el Ferrocarril Sud organizó en 1926 un tren sobre lechería montando sobre un
vagón una cremería y fábrica de caseína73.
El Ministerio de Agricultura dio importancia a este tipo de trenes durante varios
años y trató de mostrar en sus memorias la repercusión que sus viajes tenían. Como
ejemplo recordemos que para el año 1926 la Memoria de dicho Ministerio hacía notar
que en sólo tres ferrocarriles (Sud, Central Norte Argentino y Central Córdoba) se
visitaron 114 estaciones y se dieron 512 conferencias a las que concurrieron más de
50.000 personas. El Ferrocarril Sud se distinguía por sobre los demás con la visita,
sólo en él, de 58 estaciones y un recorrido de 4255 kms74. Y hacia el final del período
de su funcionamiento el mismo Ministerio recordaba que “uno de los principales
medios de acción que se utiliza es el Tren Exposición de Fomento Granjero” y que las
mismas empresas ferroviarias solicitaban su formación75.
Los trenes destinados a mejora de semilla comenzaron a circular en 1926 y, como
en el caso anterior, continuaron hasta los primeros años de la década de 1930.
Surgieron como una iniciativa del Ministerio de Agricultura el que desde 1923 inició

68 Diario La Prensa del 1/8/1925, p. 20.

69 Diario La Prensa del 24/7/1928, 2da. Sección, p. 1; y del 29/7/1928, 2da. Sección, p. 1. Por esta época los trenes exposición contaban
al menos con cuatro coches, tres de ellos para exponer distintos aspectos de las cuestiones llamadas de granja (lechería, avicultura,
cunicultura) y el restante para el personal. Ver Revista El Oeste, Nº 96, enero 1929, p. 4437, donde se transcribe una nota del ingeniero
agrónomo Pedro A. de Sarasqueta con una descripción de los trenes.

70 Diario La Prensa del 19/7/1926, p. 24.

71 Diario La Prensa del 8, 19 y 28/10/1925

72 Diario La Prensa del 2/7/1927, p. 19; 8/7/1927, p. 22; 14/7/1917, p. 23, y 17/7/1927, p. 9.

73 Memoria Ministerio de Agricultura, Año 1926:8.

74 Memoria Ministerio de Agricultura, Año 1926:8.

75 Memoria Ministerio de Agricultura, Año 1933:7-9.

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campañas de limpieza, clasificación y selección de semillas. Desde el comienzo, una
de las iniciativas fue la de difundir nuevas máquinas seleccionadoras, especialmente
para la semilla de trigo pero también para maíz. Esta actividad se complementó con
la experimentación sobre semillas que dirigía William Backhouse y que obtuvo la
colaboración de las empresas para instalar junto a estaciones ferroviarias predios
para cultivo de los lotes de prueba76. Esta colaboración se extendió a la instalación
sobre vagón de las mencionadas máquinas en 192477. En 1925 se hicieron las primeras
pruebas en cinco ferrocarriles y se convino que las empresas facilitarían los vagones,
los transportarían por su red sin cargo alguno y darían pases libres para las personas
encargadas de los equipos. Las primeras 18 máquinas fueron prestadas por la casa
importadora Primo Marchesi. Ya en el primer año dichas máquinas móviles visitaron
enorme cantidad de estaciones, donde se detenían y prestaban el novedoso servicio a
los productores para que estos contaran con semillas de mejor calidad78.
A partir de 1927, las compañías ferroviarias asumieron por sí las campañas de
difusión de las máquinas limpiadoras y clasificadoras de semillas, adquiriendo
sus propios equipos79. Entre las grandes compañías, el Sud, el Oeste y el Central
Argentino montaron vagones y los hicieron llegar a las estaciones de su red para
dar demostraciones y prestar el servicio de limpieza y clasificación. Además de ellos,
hicieron lo mismo el Central Córdoba, el Santa Fe y el Central Norte Argentino80. Los
ferrocarriles Sud y Oeste pusieron en marcha un vagón clasificador en 1927 y dos
a partir de 192881. El Central Argentino también comenzó con un vagón el primer
año pero le dio más relevancia al hecho que los anteriores. La clasificadora móvil
fue presentada en la estación Retiro en el mes de febrero en un acto al que asistió
el Ministro de Agricultura e inauguró sus servicios al mes siguiente en la estación

76 Memoria Ministerio de Agricultura, Año 1923:5 y 84, y Año 1925:7.

77 FCO, Memoria al 30/06/1924, Informe del Gerente General, p. 29. El Gerente General del Ferrocarril Oeste al comentar el armado
de su primer vagón con la respectiva máquina clasificadora señaló que de esa forma se hacía eco de la preocupación del Ministerio de
Agricultura de difundir “una concepción más científica de la agricultura”.

78 Memoria Ministerio de Agricultura, Año 1925:143 y 148, y Año 1926:109. La cantidad de estaciones visitadas fueron 40 en el Ferro-
carril Sud, 31 en el Central Argentino, 30 en el Oeste, 23 en el Central Córdoba, 17 en el Pacífico, 12 en el Entre Ríos y 8 en la Compañía
General. El Ferrocarril Central Norte Argentino comenzó a organizar su tren clasificador de semillas en 1923, con un equipo donado
por el fabricante, y en mayo de 1924 estaba funcionando. Estaba dedicado a la limpieza y clasificación de semilla de trigo en sus líneas
entre Cruz del Eje (Córdoba) y Laguna Paiva (Santa Fe) y entre esta estación y Bandera (Santiago del Estero). Revista Riel y Fomento Nº
13, mayo de 1923, p. 98; Nº 20, diciembre de 1923, p. 97, y Nº 25, mayo de 1924, p. 72

79 Memoria Ministerio de Agricultura, Año 1927:71.

80 Revista del Ferrocarril Sud Nº 25, julio de 1927, pp. 33-35. Sobre los vagones para seleccionar semillas del Ferrocarril Central Cór-
doba y del Ferrocarril de la Provincia de Santa Fe, ver Instituto de Estudios Económicos del Transporte 1937:29/30 y 41.

81 Revista del Ferrocarril Sud Nº 23, mayo de 1917, p. 29 y Nº 27, septiembre de 1927, p. 31; FCO, Memoria al 30/06/1927, Informe del
Gerente General, p. 28, y Memoria al 30/06/1928, Informe del Gerente General, p. 17.

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López, M. Los ferrocarriles de capital británico y el fomento de la agricultura.... 188 - 228

Villa María, para lo cual también se convocó a autoridades y a la prensa82. Para 1928
incorporó un segundo vagón y de ahí en más se preocupó en resaltar las campañas
anuales realizadas en diversas secciones de la red. En total realizó ocho campañas,
desde 1927 a 1934, clasificando en cada una de ellas alrededor de 3500 tn de semilla
de trigo y de lino83.

La extensión agrícola a través de las revistas ferroviarias y la propaganda


gráfica
Un medio eficaz usado por las empresas para difundir la necesidad de progreso
tecnológico en la agricultura fue la publicación de sus revistas mensuales. La primera
compañía en tener este tipo de publicación fue el Central Argentino, desde 1911 (Revista
Mensual del Ferrocarril Central Argentino – Central Argentine Railway Magazine).
Sus principales destinatarios fueron, en principio, los empleados de la empresa y la
mayor parte de sus páginas estaban destinadas a informar sobre ascenso, jubilación
o muerte del personal y las actividades sociales o deportivas que realizaban. Pero, a
partir de la preocupación por el progreso de la agricultura, comenzaron a editarse
artículos y avisos en ese sentido, en su mayor parte redactados por quien era el
jefe de su Sección de Fomento Rural: Hugo Miatello (h)84. Y también la revista fue
vehículo para la llegada de avisos de maquinarias agrícolas a los interesados y hasta
de simples y claros consejos a los productores. Por ejemplo, en plena campaña para
difundir la conveniencia de usar mejores semillas, la revista publicaba páginas con
cortas frases en grandes caracteres como: “Agricultores. Siembren trigos de pedigree,
aumentarán sus ganancias”85.
La siguiente compañía en editar su revista fue el Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico.
Comenzó a hacerlo en 1918. Se denominó Revista Mensual BAP. Publicación oficial
del Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico. Agricultura, ganadería, comercio e industria
y como el nombre lo sugiere su objetivo era la difusión de conocimientos en esos
temas y no tanto la comunicación de temas internos, como la anterior. De todas las
publicaciones ferroviarias fue esta la que incluyó artículos más extensos sobre técnicas
agrícolas. Fueron redactados tanto por los funcionarios de la propia empresa, dentro
de su Sección de Fomento Rural, como especialistas del Ministerio de Agricultura o

82 FCCA, Memoria al 30/06/1927, Informe del Gerente General, p. 14; Revista del Ferrocarril Central Argentino Nº 195, marzo de 1927,
p. 7, 36 y 37, y Nº 196, abril de 1927, p. 37.

83 FCCA, Memoria al 30/06/1930, Informe del Gerente General, p. 40; Memoria al 30/06/1931, Informe del Gerente General, p. 37; Me-
moria al 30/06/1932, Informe del Gerente General, p. 39, y Memoria al 30/06/1933, Informe del Gerente General, p. 39. Miatello 1936:20.

84 Como ejemplo ver el artículo “Impresiones del viaje de estudio realizado por el ingeniero agrónomo Sr. Hugo Miatello (h). La fruti-
cultura en Norte América”, Revista del Ferrocarril Central Argentino Nº 203, noviembre de 1927, p. 36

85 Revista del Ferrocarril Central Argentino Nº 210, junio 1928, p. 40

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de otras entidades86. La revista también contenía infinidad de avisos de maquinarias
agrícolas y sobre colonización, tanto sobre ventas de campos en lotes como de
créditos del Banco Hipotecario. Y como en el caso del Central Argentino, también
incluía páginas enteras en las que se consignaban consejos simples al agricultor
como: “¿Ha pensado Ud. en la semilla de trigo que le conviene sembrar?”87.
El Ferrocarril Oeste comenzó a publicar su revista, El Oeste, Revista Mensual de la
Guía Comercial del Ferrocarril Oeste de Buenos Aires, en 1921. Como en el caso anterior
la publicación estuvo principalmente dedicada a la difusión de cuestiones vinculadas
a la agricultura, pero la forma elegida en un principio fue la de artículos simples y
breves, de fácil comprensión para el destinatario, de no más de una página de largo.
En general los mismos no dejaban constancia de sus autores y eran redactados por
quienes confeccionaban la revista, tomando información de otras publicaciones. Por
ejemplo, en noviembre de 1927, se publicaron, una después de la otra, dos notas
como las mencionadas: “El arado cilíndrico. Ventajas de su uso en la preparación de
la tierra para el cultivo de cereales” y “La cosecha de trigo. Indicaciones prácticas
y observaciones de interés general”88. La Revista también presentaba numerosos
avisos sobre maquinaria, colonización y créditos hipotecarios y, como en los casos
anteriores, mensajes directos a los productores, como: “Cure la semilla que ha de
sembrar”89.
La última gran compañía en publicar una revista mensual fue el Ferrocarril Sud.
El primer número de Revista del Ferrocarril Sud. Agricultura, ganadería, avicultura,
fruticultura salió en agosto de 1925. Tenía una parte dedicada a asuntos del personal,
como la revista del Central Argentino, pero la mayor parte de sus páginas se
destinaban a los temas que se mencionaban en su nombre. Los artículos técnicos
estaban firmados y la Revista se enorgullecía de contar entre sus colaboradores a
especialistas del Ministerio de Agricultura, profesores de la Universidad de Buenos
Aires, funcionarios de las otras compañías y sus propios especialistas que dirigían el
Departamento de Fomento Rural del Ferrocarril Sud90. Por ejemplo, fue contenido
del número de enero de 1927 un artículo de Horacio Castro Zinny, del Pacífico, sobre

86 Como ejemplo puede citarse el artículo de Mario Estrada, “La semilla de trigo para las zonas del Ferrocarril Buenos Aires al Pa-
cífico”, en Revista Mensual BAP Nº 111, enero 1927, p. 15, o el de Andrés Barcos (del Ministerio de Agricultura), “Control y análisis de
semillas”, en Revista Mensual BAP Nº 120, noviembre 1927, p. 53.

87 Revista Mensual BAP Nº 113, abril 1927, p. 14.

88 Revista El Oeste, Nº 82, noviembre de 1927, pp. 3608 y 3609.

89 Revista El Oeste, Nº 73, febrero 1927, p. 3216.

90 Revista del Ferrocarril Sud Nº 25, julio de 1927, p. 30.

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“Maíces para la siembra tardía en el sud de Buenos Aires”91; y, en plena campaña


por la mejora de las semillas, un artículo de Hugo Miatello (h), del Central Argentino,
“Selección y clasificación mecánica de semillas”92. Como en los casos anteriores
se incluían en todos los números avisos sobre maquinaria, colonización y crédito
hipotecario93.
Otras publicaciones de las empresas usadas con el fin de extensión agrícola fueron
las Guías Comerciales. Estas se complementaban con las revistas, como el mismo
título de la del Ferrocarril Oeste lo mostraba, pero el propósito concreto de las
guías era dar a conocer detalles de quiénes eran los comerciantes y profesionales
de cada estación para que los interesados en alguna actividad en la zona supieran
a quién recurrir. Sin embargo, las guías también se hicieron eco de la preocupación
por el fomento de la agricultura como lo muestran las palabras introductorias que
acompañan la Guía Comercial del Ferrocarril Sud de 1922 en las que se detallan
algunos de los problemas en la agricultura que se debían solucionar. Después de
destacar que la mayor parte de los productores no se preocupaba en incorporar
semilla adecuada ni en seleccionar mejor la semilla propia, dicha Guía decía cosas
como las siguientes: “El maíz que se necesita para la Provincia de Buenos Aires es
aquel que madura rápidamente, con poco desarrollo de follaje y que no macolla
pero que produce un tallo que contiene una o dos espigas; un maíz de poca altura,
para ofrecer menos resistencia a los vientos, y que sea resistente a la sequía; que no
endurezca rápidamente y que tenga un marlo chico”94. Y después de ocuparse del
cultivo de trigo, que presentaba los mismos problemas que el maíz, la introducción
concluía sosteniendo que “la Sección Fomento Rural del Ferrocarril Sud está
empeñada en hacer una depuración mediante el mejoramiento y selección de los
tipos actuales (de semilla)”95.
En ese sentido el Ferrocarril Sud aprovechaba su Guía comercial para poner en
conocimiento la actividad realizada en la búsqueda de nuevas variedades de trigo y maíz
en sus granjas experimentales, primero en Pontaut y luego en Bordenave. Respecto

91 Revista del Ferrocarril Sud Nº 19, enero de 1927, p. 39.

92 Revista del Ferrocarril Sud Nº 25, julio de 1927, p. 33.

93 Los Ferrocarriles del Estado también publicaron su revista, a partir de 1922. Se denominó Riel y Fomento. Contenía artículos di-
versos, muchos de ellos referidos a arte, literatura y arquitectura en los que predominaba una visión nacionalista. El nacionalismo,
presente desde el comienzo de la publicación y con pretensiones de extenderse a otros temas (El Nº 20, diciembre de 1923, lleva como
encabezado la frase “Nacionalismo integral”), comenzó a ceder espacio a los temas de promoción agrícola. En ese sentido, la publica-
ción de la revista de los ferrocarriles estatales se acercó a lo hecho por las compañías privadas, al incluir múltiples avisos de maqui-
naria y de colonización y notas técnicas sobre agricultura firmadas por los responsables de la Sección Fomento Rural de la empresa y
de colaboradores externos.

94 FCS, Guía Comercial 1922:XIV.

95 FCS, Guía Comercial 1922:XXIII.

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de esta última, la Guía de 1936 afirmaba que era un “importante establecimiento
fitotécnico, creador de los ya difundidos trigos BBNO, Sudoeste y Eureka, y otras nuevas
variedades que serán ofrecidas en venta, después de seis años de ensayo”96. Y más
adelante, al ocuparse de la respectiva estación ferroviaria, agregaba que se trataba
de una “chacra experimental del Ferrocarril Sud, bajo la dirección del ingeniero
agrónomo Carlos Munck, uno de los más importantes establecimientos de genética
agrícola del país, dedicado a la experimentación y creación de cereales de pedigree,
de altos rendimientos y gran calidad, ya ampliamente conocidos y difundidos en la
zona agrícola del país, especialmente en la servida por los ferrocarriles Sud y Oeste”97.
Las guías también contenían avisos comerciales de todo tipo vinculados a nuestro
tema, como maquinaria agrícola, semilleros y viveros, crédito bancario y colonización.
En sus páginas también era común encontrar mensajes simples a los productores
tendientes a aumentar su eficiencia, como, por ejemplo: “¡Agricultores! Formulen
sus consultas a los técnicos agrícolas del Ferrocarril Sud, los que los asesorarán
gratuitamente”98. El uso de las guías comerciales con el fin de difusión de medidas
para el fomento de la agricultura continuó hasta el final de la presencia de los
ferrocarriles británicos en la Argentina. Así, la Guía Comercial de los ferrocarriles
Sud, Oeste y Midland para 1947, en su contratapa anunciaba: “Para su próxima
siembra, recuerde que los ferrocarriles Sud, Oeste y Midland venden Semillas de
Pedigree de trigo, avena, cebada forrajera, cebada cervecera, centeno forrajero y lino
procedente de la Chacra Experimental de Bordenave y otros acreditados criaderos,
todas fiscalizadas, del más alto valor agrícola e industrial. Precios razonables, libres
de flete. Se venderán solamente para sembrar en tierras ubicadas en la zona de
influencia de estaciones de estas empresas”99.
Las publicaciones de las empresas, vinculadas con la extensión agrícola, no se
limitaron a las revistas y guías comerciales. También se preocuparon por editar
multitud de folletos específicos sobre temas técnicos agrícolas, algunos extensos
y con firma y otros más simples y redactados por sus propios especialistas100. Los
temas tratados eran diversos como resulta de los ejemplos siguientes. En enero de
1927 el Ferrocarril Oeste publicó un folleto titulado El triunfo de los buenos colonos

96 FCS, Guía Comercial 1936:48. Sobre Pontaut ver Guía Comercial 1922:291.

97 FCS, Guía Comercial 1936:484 y 485.

98 FCS, Guía Comercial 1936:284. En este misma Guía, en su p. 216, también puede leerse: Hay que emplear métodos científicos de
cultivo … si se desea obtener éxito de una explotación agrícola …”.

99 Guía Comercial de los Ferrocarriles Sud, Oeste y Midland 1947:Contratapa.

100 A principios de la década de 1930 Hugo Miatello (h) afirmaba que las compañías ferroviarias habían publicado multitud de folletos
y volantes sobre temas agrícolas. El Central Argentino había contribuido con más de 70 de ellos. Miatello (1936), pp.15, 20 1 22.

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que contenía innumerables consejos prácticos para la mejora de los cultivos101.


En junio del mismo año el Central Argentino publicó un folleto sobre Agricultura
en Santiago del Estero y en octubre siguiente el Pacífico uno sobre El Comercio de
cereales en Norte América102 El Sud, por su parte, en septiembre de 1938, dio a
conocer una publicación sobre Enfermedades del trigo103.
Los folletos, así como también las revistas y las guías comerciales, eran vendidos
directamente en la administración central de las empresas pero, sobre todo, eran
distribuidos a través de las estaciones a lo largo de las respectivas redes. Estas,
también, recibían otros tipos de material impresos. Había avisos destacados que se
fijaban en las carteleras y que ponían en conocimiento de los productores un tema
en particular, como rebaja de fletes o fletes gratis o simples consejos. Pero más
importante aun eran los catálogos de semillas vendidas por las compañías ferroviarias.
Cada año se ponía en marcha una campaña de venta de semillas de criadero con la
distribución en cada estación de carteles y el respectivo catálogo. Estaban destinados
a los productores que transportaban por cada una de las empresas, como advertía
el Ferrocarril Sud, “ya que el fin de estas ventas es fomentar el tráfico de nuestras
estaciones”. Además se encarecía a los jefes de las estaciones hacer propaganda “por
cuanto el aumento en la producción será en beneficio de todos” y se les reconocía una
comisión por bolsa vendida104.
La actividad para lograr el uso de mejor semilla no terminaba con la venta. También
se repartía a cada comprador de semillas de criaderos un formulario para que al
término de la campaña informaran sobre los resultados105. Las ventas comprendían
semillas de producción propia, para las compañías que tenían sus granjas, o de
reconocidos criaderos. También había catálogos con árboles forestales y frutales,
muchos de ellos producidos en viveros propios106. La promoción para el uso de semilla
especial llegaba a las rebajas de flete. En situaciones de prosperidad sólo se disminuía
en un 50 % el precio del transporte de las semillas producidas en los criaderos
del propio ferrocarril. Pero si las condiciones climáticas, o la situación económica
en general, habían perjudicado a los agricultores, los fletes de toda semilla eran

101 Revista El Oeste Nº 72, enero 1927, p. 3137.

102 Revista del Ferrocarril Central Argentino Nº 198, junio 1927, p. 8, y Revista Mensual BAP Nº 119, octubre 1927, p. 34

103 FCS, Programa Semanal Nº 932/38 del 23 a 29/9/1938, p. 1.

104 FCS. Programa Semanal Nº 973/39 del 6 a 12/3/1939, p. 1 .

105 FCS, Programa Semanal Nº 913/38 del 10 a 16/1/1938, p. 1.

106 FCS, Programa Semanal Nº 402/28 del 26/3 a 1/4/1928, p. 4, y FCS, Programa Semanal Nº 925/38 del 4/4 a 10/4/1938, pp. 1 y 2.

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gratis107. Es difícil establecer las sumas que las compañías ferroviarias gastaron en
la actividad de difusión de tecnología agrícola. Como muestra téngase en cuenta que
el Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico en su ejercicio cerrado el 30 de junio de 1929
informó que el gasto por “Propaganda agrícola” había ascendido a $ 57.053,95 (unas
£ 11.500)108

Fraccionamiento de tierras, colonización y ferrocarriles


El problema del acceso a la propiedad de la tierra por el colono agricultor, puesto
de manifiesto en la época del Centenario y que diera lugar a algunos proyectos hasta
1914, como vimos, no recibió mayor atención a partir de la depresión de la Guerra y la
posguerra. Hasta entonces había existido cierta colonización privada, en la medida de
que los propietarios de grandes extensiones de tierras ponían en venta parte de ellas
subdivididas en fracciones de menor dimensión. La llegada del ferrocarril a nuevas
zonas fomentaba este tipo de acciones. Pero la depresión también había implicado
la suspensión de la construcción de extensiones y ramales. La idea, sin embargo,
estaba instalada, y en el ámbito ferroviario se tenía conciencia de que la existencia de
grandes latifundios conspiraba contra el crecimiento del tráfico109. Algunas compañías
tenían experiencia en colonización y fraccionamiento de tierras. Dejando de lado el
lejano ejemplo del Ferrocarril Central Argentino en sus comienzos110, desde 1909 el
Ferrocarril Sud había iniciado la colonización en el Alto Valle del Río Negro111, y en
1922 el Ferrocarril Oeste había adquirido tierras para colonizar en Colonia Alvear112. A
estos casos, lejos de la región pampeana, se sumaron otros en ella o en sus límites.
El Sud usó la Compañía de Tierras que había creado para la colonización en Río
Negro para promover loteos alrededor de algunas estaciones y el Pacífico organizó
una compañía, la Guatrache Land Company, para, además de explotar directamente

107 FCS, Programa Semanal Nº 417/28 del 9/7 a 15/7/1928, p. 3; Nº 481/28 del 28/9/1929, y Nº 959/38 de 28/11 a 4/12/1938, p. 1.

108 MNF-ADGFC, Caja Nº 1277, Expediente Nº 016768-P-1936, folio 12. Como siempre en estos casos la Dirección General de Ferroca-
rriles no aceptó la partida como gasto de explotación.

109 Revista Riel y Fomento Nº 4, agosto de 1922, p. 13. En el artículo allí publicado “El latifundio, factor negativo” se analiza el tema
desde el punto de vista del tráfico ferroviario. Por su parte el presidente del directorio del Ferrocarril Oeste, al dar cuenta de que existía
un proyecto de colonización privada en tierras ubicadas entre las estaciones Trenel y Martini, en el territorio de La Pampa, afirmaba
que con la producción ovina esa explotación suministraba a la empresa 150 tn de carga anual de lana. Si se destinaban las tierras a
la producción de trigo la carga anual subiría a 20.000 tn y a más de 40.000 si fuera maíz. FCO, Memoria al 30/06/1922, Asamblea de
accionistas del 24/10/1922, pp. 10 y 11.

110 López 1994:65-74.

111 López 2018 b:239-240.

112 FCO, Memoria al 30/06/1922, Asamblea de Accionistas del 24/11/1922, pp. 10 y 11.

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tierras agrícolas, organizar pueblos en la vía del Bahía Blanca y Noroeste113.


Correspondió al gobierno de Marcelo T. de Alvear volver a poner la atención
sobre el tema e implementar acciones para “aumentar la cantidad de chacareros
propietarios”114. Durante 1923 su Ministro de Agricultura se ocupó en redactar un
proyecto de ley de colonización y el propio Alvear declaró que “esperaba que el
Congreso acompañara esa iniciativa a fin de expropiar grandes extensiones de tierras
cercanas a las estaciones ferroviarias para subdividir y colonizar. Y, además que
usaría su influencia para atraer inmigrantes y hacer la agricultura más intensiva”115.
El proyecto de ley fue presentado a la Cámara de Diputados en agosto de 1924. Por
él se facultaba al Poder Ejecutivo a expropiar grandes extensiones de tierras para
subdividir y colonizar. Para su financiación se autorizaba la emisión de bonos, internos
y externos por $ 100.000.000 m/n (más de £ 8.000.000). El gobierno también podría
formar consorcios con propietarios y empresas de ferrocarriles para llevar adelante
los proyectos. Las expropiaciones no podían exceder del 50 % de la superficie de
cada latifundio y en caso de que el propietario voluntariamente iniciara un proyecto
de colonización la venta forzada quedaba sin efecto116. Sin embargo, la iniciativa no
salió de la comisión de la Cámara117. La idea de una acción directa del gobierno en la
eliminación de latifundios y en la radicación de colonos agricultores parecía no poder
seguir adelante118.
Sin embargo, el gobierno también había resuelto emprender otro camino, esta vez
mediante el otorgamiento de créditos, para lo cual contaba como antecedente la

113 Sobre el origen de la Compañía de Tierras del Sud Ver López 2018 b:239; sobre la Guatrache Land Company ver Damus 2008:117-119.
Sobre ventas de lotes por estas compañías en la década de 1920 ver Revista del Ferrocarril Sud, Nº 19, enero 1927, p. 68 y Nº 20, febrero
1927, p.21 y FCS, Guía Comercial Año 1922:275 y 458.

114 Memoria Ministerio de Agricultura, Año 1923:5.

115 FCO, Memoria al 30/06/1923, Asamblea de Accionistas del 23/10/1923, p. 12. Las palabras de Alvear fueron dichas en una reunión
que tuvo el 17/5/1923 con un director y el presidente del Ferrocarril Oeste. Este último concluyó que “ahora el gobierno apoya la sub-
división de la tierra con el fin de atraer colonos y aumentar la producción” (p.11).

116 Cámara de Diputados, Diario de Sesiones 1924-III:480-481. En el mensaje que acompañó al proyecto se afirmaba que su propósito
era lograr “el acceso permanente y definitivo a la tierra del trabajador rural que quiera y sepa cultivarla”; luego se aclaraba que con el
proyecto se pretendía combinar la acción estatal y la iniciativa privada junto “con las empresas de ferrocarril interesadas en aumentar
su tráfico”; el Poder Ejecutivo esperaba que “la ley obre por simple presencia, que los consorcios de propietarios, de empresas de trans-
porte y colonizadores surjan libremente” (Cámara de Diputados, Diario de Sesiones 1924-III:475-479).

117 El diputado Antonio De Tomaso, en representación del bloque socialista, criticó la iniciativa del gobierno por demasiado simple y
poco concreta. En su lugar, presentó un proyecto que creaba la “Sección Agraria” en el Banco de la Nación Argentina para que este
actuara en forma similar al Banco Hipotecario Nacional. Tampoco tuvo éxito alguno. Cámara de Diputados, Diario de Sesiones 1924-
VI:9-13.

118 Para las compañías ferroviarias esto fue una decepción. El presidente del directorio del Ferrocarril Oeste en octubre de 1924 se
lamentaba del comportamiento del Congreso y afirmaba que “para el Ferrocarril Oeste sería beneficioso que hubiera más granjas que
produjeran grano en lugar de inmensas estancias que crían ganado. La agricultura requiere más trabajo y el ferrocarril se beneficia
por el mayor movimiento”. FCO, Memoria al 30/06/1924, Asamblea de accionistas del 21/10/1924, p. 7.

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posibilidad de que el Banco Hipotecario Nacional otorgara préstamos a largo plazo
para la adquisición de parcelas pequeñas y medianas destinadas a la agricultura,
posibilidad que había creado la ley 10676 de 1919. Así, ya en 1923, el gobierno presentó
un proyecto de ley que autorizaba al mencionado banco estatal a emitir cédulas
hipotecarias por sumas suficientes para poner en marcha numerosos proyectos de
fraccionamiento. Esta vez el Congreso permitió que el proyecto prosperara dando
lugar a la ley 11259.
Los créditos del Banco Hipotecario, que financiaban el 80 % del precio a 33 años
de plazo, como al comienzo del trabajo recordamos, permitieron la implementación
de innumerables proyectos de colonización privada. Las compañías ferroviarias se
convirtieron en propagandistas de estos créditos, incluyeron en sus publicaciones
avisos promocionándolos y se preocuparon en destacar los efectos producidos. Así,
en 1925 el gerente general del Ferrocarril Oeste destacaba que desde hacía dos
años eran muchas las divisiones de grandes estancias y estimaba que 150.000 has
habían sido vendidas en fracciones pequeñas o medianas con préstamos del Banco
Hipotecario119. La revista del Ferrocarril al Pacífico, por su parte, comentaba con
preocupación que, en base a los créditos de dicho Banco, durante 1926 se habían
subdivido menos hectáreas que en 1925, pero afirmaba que el gobierno había tomado
medidas para que la caída no se repitiera120. Y las revistas de los ferrocarriles Oeste
y Sud, a comienzos de 1927, hacían publicidad de fraccionamientos financiados con
las cédulas hipotecarias: 2.395 has. en General Rodríguez, Provincia de Buenos Aires,
en fracciones de 23 a 76 has; 1951 has. en Máximo Fernández; 2.100 has. en Coronel
Vidal, Provincia de Buenos Aires, en lotes de 100 a 160 has., y 2.530 has. en Lobería,
Provincia de Buenos Aires, en lotes de 342 a 103 has121.
Los créditos del Banco Hipotecario Nacional también tuvieron fuerte repercusión en
áreas alejadas de la pampa húmeda, sobre todo en el territorio de El Chaco, donde
la empresa ferroviaria estatal fue la que apoyó los proyectos de colonización privada
que se multiplicaron. El Jefe de la Oficina de Colonización de la Administración de
los Ferrocarriles del Estado, Martín Julio Ledesma, afirmaba, en noviembre de 1925,
que en El Chaco ya se habían fraccionado 130.000 has. y que estaban en proceso de
serlo 64.000 has. más. La colonia más grande era la de Quebrachales Fusionados S.A.
con 20.000 has. En muchos casos los adquirentes de las parcelas eran colonos que
habían trabajado en el norte de la Provincia de Buenos Aires o en la de Santa Fe122.

119 FCO, Memoria al 30/06/1925, Informe del Gerente General, pp. 22 y 23.

120 Revista Mensual BAP, Nº 114, mayo 1927, p. 53

121 Revista El Oeste Nª 73, febrero 1927, pp. 3186 y 3238/9; Revista del Ferrocarril Sud Nº 21, marzo de 1927, p. 21 y Nº 22, abril 1927, p. 9.

122 Revista Riel y Fomento Nº 42, noviembre de 1925, pp. 25-29 donde se transcribe un informe elevado por Ledesma al Administrador
General Enrique S. Pérez.

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Al acercarse el fin de su gobierno, Alvear creía que se había avanzado bastante en


los aspectos técnicos de la producción agrícola pero que “no ocurría los mismo en
cuanto a la organización económica de esa producción”123. Esos aspectos económicos
comprendían los problemas de comercialización, sobre todo por la falta de silos,
y la cuestión del productor no propietario. Y respecto de esta última cuestión, el
Presidente no se resignaba fácilmente a abandonar sus proyectos de impulsar la
colonización en forma directa. Ante la evidencia de la no colaboración del Congreso,
en 1926 había recurrido a las compañías ferroviarias para armar un ambicioso
esquema de colonización por su intermedio. La idea fue llevada a los directorios
de Londres por las grandes compañías y a comienzos del año siguiente éstas
estuvieron en condiciones de presentar un proyecto de constitución de un Consorcio
de Colonización Ferroviaria124. Su presentación se hizo en la Casa de Gobierno en el
mes de marzo. Alvear recordó su fracasado proyecto de ley de colonización de 1924 y
afirmó que en el mismo, aunque se daba facultad de expropiación de tierras, también
e contemplaba la colonización en base a la iniciativa privada con colaboración oficial
y era esta idea la que quería poner en marcha ahora. Seguidamente habló el Ministro
de Agricultura Emilio Mihura quien señaló que su cartera haría el estudio técnico de
las tierras y destinaría a cada colonia formada un agrónomo nacional125.
Estuvieron representadas todas las compañías ferroviarias que manifestaron su
disposición para llevar adelante planes de colonización en la forma indicada por el
gobierno. En la presentación se dieron a conocer las bases del consorcio que entre
ellas habían acordado: El objeto del proyecto era “promover el progreso agrícola
de las líneas que sirven” las compañías; para ello organizarían una compañía en
la forma de sociedad comercial; se trataría de hacer la colonización con familias
de nuevos inmigrantes; cada empresa conservaría la supervisión de la colonización
en sus propias líneas; las colonias serían creadas en base a convenios entre el
consorcio y cada empresa; estas venderían las parcelas al costo y no obtendrían
ninguna utilidad; otorgarían el título a cada colono contra el pago del 20 % del
precio y el saldo sería gravado con hipoteca en las mismas condiciones que lo
hacía el Banco Hipotecario Nacional, aunque en este caso la financiación sería
hecha con fondos de las empresas; el consorcio organizaría en cada colonia una
o varias sociedades cooperativas de consumo y comercialización, y la duración del

123 Esas palabras formaban parte de su mensaje de apertura al Congreso al iniciar las sesiones de 1927. Ver Revista Mensual BAP Nº
115, junio 1927, p. 29.

124 Alvear propuso la idea a los representantes legales de las grandes empresas ferroviarias Guillermo Leguizamón, Manuel Augusto
Montes de Oca y Santiago O’Farrell. Montes de Oca fue el encargado de llevar la sugerencia a Londres y defender la iniciativa. Ver diario
La Nación del 26/1/1927, p. 1 y del 29/1/1927, p. 7.

125 Revista El Oeste Nº 73, febrero 1927, p. 3231. Ver también diario La Nación del 16/3/1927, p. 1 y del 18/3/1917, p. 1 y p. 2.

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consorcio sería de 10 años126.
La asistencia financiera iría más allá de la necesaria para adquirir la tierra. Como
el proyecto pretendía radicar inmigrantes y que estos iniciaran su actividad con su
propia explotación, se les suministraría un capital inicial para producir cereales y cada
parcela tendría sus alambrados, casa, agua y útiles de labranza, todo ello comprendido
en el precio127. Inicialmente se estableció una comisión directiva provisoria presidida
por Ezequiel Ramos Mejía, entonces representante legal de los Ferrocarriles de Entre
Ríos. Su primera misión sería, de común acuerdo con el gobierno, crear oficinas
en los países europeos para atraer agricultores. No formarían parte del consorcio los
Ferrocarriles del Estado que tendrían una ley especial de colonización. Los de capital
francés, presentes en la reunión en la casa de gobierno, tampoco lo integrarían desde
el comienzo, pues no habían participado de las reuniones preparatorias en Londres,
pero prometían adherirse en el futuro128.
El ambicioso proyecto, a pesar de su lanzamiento oficial, no tuvo la repercusión
que el gobierno esperaba. Sólo los ferrocarriles Oeste y Sud llevaron adelante
fraccionamientos en la forma planeada. Este último adquirió tierra en dos zonas,
1.400 has. cerca de la estación Plottier, en la línea de Neuquén al oeste, y 5.000 has.
entre las estaciones Carhué y Rivera, en el límite entre Buenos Aires y La Pampa,
por donde tenía proyectado un ramal129. El Ferrocarril Oeste, por su lado, adquirió
10.000 has. cerca de la nueva estación Ingeniero Foster, en el ramal a Arizona, e
inició los trabajos de fraccionamiento cumpliendo las pautas del Consorcio. El plan
contemplaba crear 50 parcelas de 200 has. Cada una de ellas sería provista de su
correspondiente casa. Se perforarían pozos para suministrar agua a razón de un pozo
cada cuatro parcelas y se desmontaría el terreno para dejarlo apto para la siembra130.
El Ferrocarril Oeste sumó el proyecto descripto a otros particulares en la misma zona.
Para 1929 se proyectaban colonizar 18.000 has. entre Jardón (Rancul) y Chamaicó,
en el ramal a Colonia Alvear, y 15.000 entre Conhelo y Runcanelo, en el ramal a
Telén. Para ambos la compañía se comprometió a abrir una estación que promoviera

126 Revista El Oeste Nº 73, febrero 1927, pp. 3231-3235.

127 FCO, Memoria al 30/06/1927, Informe del Gerente General, p. 28. Rögind 1937:652-3.

128 Revista El Oeste Nº 73, febrero de 1927, p. 3235.

129 FCS, Memoria al 30/06/1927, Informe del presidente de la Comisión Local, p. 18, y Asamblea de accionistas del 19/10/1927, p. 10. El
proyecto de Plottier implicaba fraccionar en lotes de unas 15 has cada uno dotados de casa, galpón y equipos para fumigar los futuros
montes. Revista del Ferrocarril Sud, Nº 39, septiembre 1928, pp.29-33, donde se transcribe un informe del vicepresidente del Banco
Hipotecario Nacional Alfredo Goti sobre la colonización en el alto valle del Río Negro.

130 FCO, Memoria al 30/06/1928, Informe del Gerente General, p. 17 y Asamblea de Accionistas del 23/10/1928, p. 6. Para comienzos
de 1929 ya se habían levantado la mayor parte de las instalaciones previstas. El Ferrocarril Oeste las valuó a razón de $ 5.000 m/n por
parcela. Cada una de estas tendría una hipoteca a favor del Banco Hipotecario Nacional por el 80% del precio y una segunda hipoteca
a favor del Ferrocarril por las mejoras. Ver Revista El Oeste, Nº 96, p. 14

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la subdivisión. Sin embargo, las iniciativas enfrentaban serias dificultades. La zona


parecía ser demasiado árida para encarar proyectos agrícolas y la colonia de Ingeniero
Foster, ya con todas sus instalaciones construidas y su estación experimental incipiente,
para fines de 1929 no había atraído a ningún colono131. Para entonces los precios de
los cereales empezaban a derrumbarse y la desilusión a apoderarse de los directores
de las empresas ferroviarias. En la asamblea de accionistas del Oeste de octubre de ese
año, su presidente mostraba esa sensación al afirmar que “lo que los ferrocarriles pueden
hacer para asegurar tierra al colono es poco. La Nación tendría que financiar porque
ese esfuerzo es demasiado para una empresa privada. Además hay que asegurar mejor
precio al productor y para ello falta una buena comercialización y elevadores distribuidos
en la región productiva”132.

Conclusiones
En nuestra opinión, del relato que antecede, surge, en primer lugar, una reflexión
general. Los hechos descriptos hacen muy difícil sostener ciertas afirmaciones, que
son comúnmente aceptadas, acerca de la vinculación de las compañías ferroviarias
británicas con determinados grupos o sectores de la sociedad argentina, como
por ejemplo la sugerencia contenida en el párrafo siguiente: “Con el término élite
conservadora me refiero a los terratenientes más importantes de la región del litoral
argentino … Hasta 1916, este grupo también controlaba el Estado, y durante esa
época se lo conocía comúnmente como ‘la oligarquía’. Al mismo tiempo cobijaba
varios grupos de presión subsidiarios, siendo los principales los grupos empresariales
británicos, que controlaban el sistema de transporte y gran parte de la organización
del comercio exterior argentino …”133.
Más allá del significado que se le quiera dar a términos tan vagos como “élite
conservadora”, cuya crítica no podemos incluir aquí, lo cierto es que las acciones
de fomento de la agricultura, que implicaban apoyar a los pequeños y medianos
productores agrícolas y propiciar la división de los latifundios, como hemos visto,
no parecen ser una demostración de que las compañías fueran “grupos de presión
subsidiarios”, controlados por “los terratenientes más importantes”. Muy por el
contrario, tanto en esas acciones de fomento como en otras contemporáneas, como
el proceso de reducción de tarifas de 1927 y 1928, esas compañías aparecen como
antagonistas de los grandes terratenientes134.

131 FCO, Memoria al 30/06/1929, Informe del Gerente General, p. 18.

132 FCO, Memoria al 30/06/1929, Asamblea de Accionistas del 22/10/1929, p. 8.

133 Rock 2009:93.

134 Sobre este conflicto de intereses en la cuestión de la reducción de tarifas ver López 2012:239-245 y 258-281.

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Respecto de los hechos concretos que se han reconstruido merecen ser resaltadas
algunas cuestiones. En primer lugar, surge que el diagnóstico hecho por las compañías
ferroviarias sobre el estado de la agricultura en la Argentina coincidió con el que
tenía la generación de reformistas de la época del Centenario. Más allá del rápido
crecimiento que la producción de cereales y lino había tenido desde fines del siglo
XIX, lo cierto era que se hacía necesario atender a ciertos problemas si se pretendía
continuar en el camino ascendente. En el caso de las compañías, el diagnóstico,
y los intentos de solucionar los problemas detectados, adquirían especial relieve
porque su propio futuro dependía de que la Argentina aumentara su producción
agrícola. Ello era así por una conjunción de factores diversos. Cada vez resultaba
más claro que la expansión ferroviaria había llegado a cubrir prácticamente todas
las tierras productivas, al menos con la tecnología disponible. El tráfico ferroviario no
podía crecer ya incorporando nuevas regiones. La existencia de ciertas extensiones
y ramales, que atravesaban zonas fuera del área pampeana, era prueba de ello. Y
también era evidente que las compañías habían padecido un incremento de costos,
que la Gran Guerra aceleró, debido básicamente a dos factores: el progreso social y la
difusión de la idea de servicio público. El progreso social producía una presión por el
aumento de salarios y una mejora en las condiciones de trabajo, que incluían jornadas
más cortas y períodos de descanso (semanal o anual) más largos. También exigía
regímenes de seguridad social, como la protección contra accidentes y enfermedades
y un sistema de jubilaciones. La idea de servicio público requería mejoras constantes
en los servicios, en especial de pasajeros, y la imposibilidad de no prestar alguno que
se solicitara. Así, se había vuelto imprescindible una mejora constante en el servicio
suburbano de pasajeros en el área de Buenos Aires. Estas circunstancias exigían un
aumento en los ingresos para mantener la rentabilidad y aquél sólo podía provenir
del aumento de la carga transportada.
La coincidencia descripta nos lleva a poner de relieve un segundo aspecto del tema: en
las cuestiones de fomento a la agricultura existió desde el principio colaboración entre
las empresas y el gobierno. En la tarea de extensión agrícola, ya en fecha tan temprana
como 1909, los técnicos del Ministerio de Agricultura lograron que las compañías
pusieran a su disposición trenes para recorrer las redes. En materia de colonización
agrícola el proyecto de ley de Roque Sáenz Peña de 1913 contemplaba como uno de
sus pilares la formación de consorcios de colonización entre propietarios de tierras y
compañías ferroviarias para radicar colonos agricultores en zonas cercanas a las vías
férreas. Si bien la depresión que comenzó en 1913, y que la Guerra agravó, y la nueva
depresión de posguerra frenaron la mayor parte de las iniciativas y la colaboración
se redujo, con el gobierno de Alvear las compañías ferroviarias volvieron a respaldar
las iniciativas del gobierno y éste a pensar nuevamente en ellas como parte de la
solución. Además de actuar intensamente en el desarrollo de semillas y de extensión
agrícola, la colaboración en colonización fue puesta nuevamente en la agenda. El
proyecto de ley de 1924 y el consorcio de 1927 fueron su resultado.

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En tercer lugar, nos parece relevante preguntarnos sobre los efectos que tuvo toda
esa actividad de fomento de la agricultura, tanto las emprendidas por el gobierno
argentino por sí solo como las que fueron resultado de la colaboración citada. En
grandes números, parecería que puede afirmarse que fue una actividad exitosa.
Algunas cifras así lo indican. Por ejemplo, el número de productores aumentó. Las
chacras dedicadas a la producción de cereales y lino pasaron de 85.311 en 1912-3
a 153.254 en 1929-30. También creció el crédito bancario. Lo muestran, entre otras
cosas, los préstamos otorgados por el Banco de la Nación Argentina a agricultores
cuyo monto pasó de cuarenta y un millones de pesos moneda nacional a casi
ciento noventa de 1920 a 1930135. Y en ese ambiente se logró que el porcentaje de
arrendatarios sobre el total de productores agrícolas disminuyera de 68 % a 61 % de
1909-10 a 1925-6136. Ello era una evidencia del avance en el fraccionamiento de la
tierra, en buena medida por la acción del Banco Hipotecario Nacional. Por la mayor
disponibilidad de crédito también creció el uso de maquinaria agrícola. El capital
invertido en equipo y maquinaria se incrementó un 49 % por hectárea del quinquenio
1920-4 al quinquenio 1925-9137.
Estos cambios, como se pretendía, implicaron mayor volumen de producción agrícola
y más eficiencia. La producción anual de cereales y oleaginosas trepó de 10.520.000 tn
promedio en el quinquenio 1910-4 a 17.151.000 en el quinquenio 1925-9, mientras que
el rendimiento promedio por hectárea, del quinquenio 1910-14 al quinquenio 1935-9,
mejoró en los tres cultivos principales: 45 % más en trigo, 29 % en maíz y 28 % en
lino138. También crecieron, en consecuencia, las toneladas exportadas. Si comparamos
el promedio del quinquenio 1921-5 con el del quinquenio 1926-30 el crecimiento fue
del 27 % en trigo, 41 % en maíz y 31 % en lino139. La Argentina se había acercado algo
a la situación de Canadá, en rendimiento por hectárea, pero también era cierto que en
ese país la producción había crecido mucho más incorporando tierras de peor calidad

135 Regalsky 2018:54.

136 Barsky y Gelman 2005:243. El porcentaje de arrendatarios calculado es para las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y
Entre Ríos y el territorio de La Pampa. La disminución no fue igual en cada una de estas unidades. Las que presentaban los porcentaje
más altos en 1910 (como Buenos Aires, Córdoba y La Pampa) disminuyeron más, mientras que las provincias con mayor colonización
inicial (Entre Ríos y Santa Fe), apenas si aumentaron el número de productores propietarios.

137 Barsky y Gelman 2005:242. En ese sentido Barsky (1988:75), en base a datos publicados por la CEPAL en 1959, da estas cifras sobre
el capital invertido en equipo y maquinaria (millones de pesos por hectárea): 1920-4, 189; 1925-9, 283; 1930-4, 301; 1935-39, 273; 1955,
223

138 Barsky y Gelman 2005:242. En líneas generales, puede decirse que la producción creció algo más que el área sembrada, lo que
muestra una mejora en el rinde. La producción total de cereales y oleaginosas pasó de 6 millones de toneladas en 1910/1 a algo más
de veinte millones en 1930/1, mientras que el área sembrada en el mismo período pasó de 11,8 millones de hectáreas a veinte millones.
Ver Vázquez-Presedo (Ed.) 1988:94 y 114.

139 FCS, Memorias al 30/06/1921 a 1930. En el Informe del Presidente de la Comisión Local, pp. 8 a 14 de cada año, se informan las
toneladas exportadas por tipo de grano.

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y eso explicaba su estancamiento en el rendimiento140. También había mejorado la
situación de muchos productores, algunos de los cuales, quizá no muchos, habían
pasado de la condición de arrendatarios a propietarios y otros, probablemente
muchos más, habían hecho progresar sus empresas con inversión en máquinas y
tecnología, todo gracias al crédito ahora existente141.
Lo hecho en la década de 1920 fue un comienzo de realización del programa de
reforma. Pero había partes de él prácticamente incumplidas, como establecer
condiciones para una mejor comercialización, fundamentalmente la construcción de
depósitos para granos que permitieran elegir el mejor momento para la venta por
parte de los agricultores, y el desarrollo de cooperativas para fortalecer su poder de
negociación. El gobierno de Alvear fracasó en obtener una ley que le permitiera al
Estado construir silos elevadores. En 1928 formó una comisión, con representantes
de la Sociedad Rural Argentina, la Federación Agraria Argentina y las compañías
ferroviarias, que esbozó un proyecto de ley con un plan de construcciones con
financiación por ochenta millones de pesos oro sellado142. Por otro lado, la Asociación
de Cooperativas Argentinas iniciaba su acción con la construcción de depósitos en
diferentes lugares143. Pero poco fue lo hecho en esta materia hasta avanzada la
década siguiente. La crisis que se desató en 1930, una de cuyas manifestaciones, fue
el derrumbe de los precios agrícolas, frenó o hizo fracasar muchos de los proyectos
en marcha144.
En cuarto lugar, nos parece importante evaluar la dimensión del esfuerzo hecho
por las compañías ferroviarias en materia de fomento de la agricultura pampeana.
Si pensamos ello del punto de vista de la inversión inicial, en cifras, podríamos decir
que dicho esfuerzo no fue extraordinario. En el caso del Ferrocarril Sud, el que más
se destacó en el desarrollo de nuevas variedades de semilla, lo invertido para la

140 Solberg 1987:190.

141 Balsa 2006:29, 50 y 68-9. Este autor considera que por los cambios ocurridos en la década de 1920 los agricultores argentinos estu-
vieron en buenas condiciones para enfrentar el derrumbe de los precios de los cereales en la década de 1930. Sartelli 1995 también afir-
ma lo mismo y sostiene que fue recién a partir de 1945 que la agricultura en la Argentina volvió a caer en el atraso. Regalsky 2018:54,
muestra que el porcentaje de créditos para la agricultura, junto con la industria, creció de 1914 a 1930, en detrimento del comercio y la
ganadería. Las cifras que obran en los cuadros del Anexo al final del trabajo muestran un panorama de los efectos de lo hecho en la
década de 1920 y lo ocurrido inmediatamente después.

142 Solberg 1987:221. Guillermo Leguizamón, presidente de la Comisión Local del Ferrocarril Oeste, quien había visitado Canadá a fin
de estudiar las cooperativas agrarias y su sistema de elevadores de granos, fue nombrado presidente de la comisión. FCO, Memoria al
30/06/1928, Acta de la Asamblea de Accionistas del 23/10/1928, p. 7.

143 Sartelli 1995.

144 El precio promedio del trigo en $ m/n por quintal pasó de 14,31 en 1924/5 a 10,50 en 1928/9 y a 5,56 en 1930/1. Ver Roberto Cortés
Conde 2005:62. Los mayores exportadores de trigo habían aumentado la producción, importantes importadores como Italia y Alemania
cerraron sus mercados y la Unión Soviética que hacía años que no exportaba volvió a hacerlo, todo en la segunda mitad de la década
de 1920. Solberg 1987:189.

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instalación de las dos estaciones modelo, una en Bordenave, para el desarrollo de


cereales, y la otra en Quequén, para lechería, cría de cerdos y aves, no llegó a £ 50.000,
como antes ya vimos. Si bien esa cifra no era despreciable, no implicaba para una
gran compañía ferroviaria una inversión relevante. Y claramente estaba muy lejos
de lo hecho pocos años antes cuando la misma empresa participó en el desarrollo
del valle del Río Negro financiando las obras de irrigación por un monto superior a
£ 1.000.000145. Las otras compañías, que quedaron rezagadas respecto del Sud en
materia de investigación, gastaron, de acuerdo a citas previas, cifras aun menores.
Diferente es el juicio, en nuestra opinión, si ponemos el acento en la explotación de
este tipo de establecimientos y no en su erección. Como también vimos antes, las dos
granjas modelo del Ferrocarril Sud implicaron gastos no directamente recuperados,
en 1929, 1930 y 1931, de más de £ 60.000, los que se hicieron insostenibles en la
medida de que los ingresos de la empresa disminuyeron abruptamente a partir de
1930. El Pacífico, por su parte, en 1929 gastó en sus viveros una suma inferior a la
mitad del Ferrocarril Sud (alrededor de £ 10.000 anuales contra 27.000).
También pensamos que merece una evaluación positiva la gestión que las cuatro
compañías británicas hicieron en sus granjas experimentales y viveros. Más allá de
lo invertido y gastado en ellas, la elección de las personas que pusieron al frente de
las respectivas secciones de Fomento de la Agricultura fue inmejorable. Para ello
contrataron a expertos y profesionales de primer nivel, algunos de ellos que habían
trabajado para el Ministerio de Agricultura y que habían perdido sus cargos cuando
el gobierno nacional, por unos años, no sostuvo la política de fomento agrícola. A
ellos se debió no sólo lo realizado en las granjas si no también toda la actividad de
difusión de tecnología y de extensión agrícola que hemos descripto. Publicaron por
sí artículos de difusión, o los obtuvieron de otros especialistas, en las revistas de las
empresas o en forma de folletos, y diseñaron campañas de propaganda que luego
se ejecutaron a través del personal de las empresas distribuido en toda la región
productiva. El resultado fue que los agricultores fueron adoptando cada vez más las
técnicas recomendadas y usando mejores semillas. En este sentido, lo hecho por
las empresas ferroviarias fue tanto o más efectivo que la labor de los técnicos del
Ministerio distribuidos a través de las agronomías regionales.
En el tema de la colonización, en cambio, las compañías ferroviarias tuvieron una
participación menor. Tenían antecedentes en el tema. El Ferrocarril Sud había creado
una compañía específica para la colonización en el valle de Río Negro y allí realizó
una tarea pionera que dio buenos frutos. El Pacífico, por su lado había constituido una
compañía para ocuparse de tierras en la zona del Bahía Blanca y Noroeste, compañía
que pasó al Sud cuando éste se hizo cargo de esta línea. El gobierno nacional, ya
en 1913, con estos antecedentes a la vista, pensó obtener la colaboración de los

145 Detalles del esfuerzo financiero en las obras de irrigación pueden verse en López 2018 b:237-239.

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ferrocarriles para desarrollar proyectos de colonización. Nuevamente el presidente
Alvear intentó esta vía. Pero todo se fue demorando. Cuando finalmente se puso en
marcha el llamado Consorcio de Colonización Ferroviaria, el tiempo se iba agotando
y los pocos proyectos que se lanzaron no llegaron a buen término cuando la baja de
los precios agrícolas les quitó sustento económico146.
La última cuestión relevante que resulta del relato precedente es la relativa al proceso
de toma de decisiones dentro de las compañías ferroviarias y los intereses a que las
mismas respondían. Creemos que queda claro que todas las acciones llevadas a cabo
por las empresas con el fin de fomentar la agricultura pampeana tuvieron el objetivo
de aumentar la carga disponible para transporte y, de esa forma, hacer crecer los
ingresos brutos año a año. También consideramos que no se puede negar que el
fomento de la agricultura implicaba desplazar la actividad ganadera y su reemplazo
por tareas agrícolas. Ese reemplazo iba de la mano de la fragmentación de latifundios
y de un aumento del número de agricultores propietarios. Y las compañías pensaban
que era de acuerdo a sus intereses que todo este proceso ocurriera. Desde hacía
muchos años veían que la falta de subdivisión de la tierra era un obstáculo para
generar mayores cargas, y también un impedimento a un mayor movimiento de
personas. Diversas citas al respecto se hicieron en el relato precedente. A mayor
abundamiento agreguemos ahora las palabras de José A. Frías, Presidente de la
Comisión Local del Central Argentino: “No hay duda que esto (el fraccionamiento
de latifundios) es un buen signo porque lleva a un desarrollo más intensivo de la
tierra”147. Lo realizado respecto de la agricultura pampeana es así un argumento más
en defensa de la tesis de que las grandes compañías ferroviarias de capital británico
fueron empresas autónomas, no subordinadas a otros grupos, que actuaban por sí en
defensa de sus propios intereses.

Fuentes y Bibliografía
Fuentes inéditas
Museo Nacional Ferroviario, Archivo de la Dirección General de Ferrocarriles (MNF-
ADGFC)
Fuentes publicadas:
Congreso Nacional, Cámara de Diputados, Diario de Sesiones, Años 1911 a 1929

146 Solberg afirma que la rebaja de tarifas del Ferrocarril Sud dispuesta en 1928 por el gobierno de Alvear fue la causa del fracaso de
la colonización ferroviaria. Solberg 1987:218. Aunque este autor no cita una fuente concreta que respalde su afirmación, es probable
que fuera cierto. El Ferrocarril Sud estimaba que por esa rebaja había dejado de ingresar £ 476.000. FCS, Memoria al 30/06/1929, Acta
de Asamblea de Accionistas del 23/10/1929, p.1.

147 FCCA, Memoria al 30/06/1925, Informe del Presidente de la Comisión Local, p. 13.

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López, M. Los ferrocarriles de capital británico y el fomento de la agricultura.... 188 - 228

Congreso Nacional, Cámara de Senadores, Diario de Sesiones, Años 1911 a 1929


Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, Memorias al 30/06/1918 a 1935
Ferrocarril Central Argentino, Memorias al 30/06/1917 a 1935
Ferrocarril Oeste, Memorias al 30/06/1918 a 1929
Ferrocarril Sud, Guía Comercial 1922 y 1936
Ferrocarril Sud, Memorias al 30/06/1919 a 1937
Ferrocarril Sud, Programas Semanales 1928, 1929 y 1938
Ferrocarriles Sud, Oeste y Midland, Guía Comercial 1947
República Argentina, Ministerio de Agricultura, Memorias del Ministerio de Agricultura
1910 a 1933

Fuentes Periódicas:
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Diario La Nación 1927 y 1934
El Oeste Revista Mensual de la Guía Comercial del Ferrocarril Oeste (citada como
Revista El Oeste) Nº 72 enero de 1927 a Nº 108 diciembre de 1929
Revista del Ferrocarril Sud Nº 19 enero de 1927 a Nº 42 diciembre de 1928
Revista Mensual del Ferrocarril Central Argentino (citada como Revista del Ferrocarril
Central Argentino) Nº 193 enero de 1927 a Nº 216 diciembre de 1928
Revista Mensual BAP Publicación Oficial del Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico
(citada como Revista Mensual BAP) Nº 110 enero de 1927 a Nº 121 diciembre de 1927

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ANEXO: Datos sobre la evolución de la agricultura argentina entre 1900 y


1940
Cuadro I: Producción de cereales y oleaginosas de origen dominantemente pampeano en miles de Tn
Quinquenio Trigo Maíz Otros cereales Lino Girasol Total
1900/04 2532 2858 55 326 5771
1905/09 4302 3661 296 861 9120
1910/14 4003 4869 841 790 10503

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1915/19 4558 4776 824 684 10842
1920/24 5485 5680 917 1278 13360
1925/29 6770 7076 1408 1839 17090
1930/34 6214 7744 1693 1738 12 17401
1935/39 6634 7892 1581 1702 154 17963

Fuente: Barsky (1988), pp.34/35 (con datos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires)
Cuadro II: Área sembrada con cereales y oleaginosas en miles de Has

Quinquenio Trigo Maíz Otros cereales Lino Girasol Total


1900/04 3588 1516 87 908 6099
1905/09 5619 2710 252 1244 9825
1910/14 6496 3525 1124 1665 12810
1915/19 6704 3743 1451 1466 13664
1920/24 6483 3234 1352 1840 4 12913
1925/29 8072 4286 2025 2737 2 17122
1930/34 7973 5895 2713 3035 18 19634
1935/39 7632 6423 3273 3002 213 20543

Fuente: Barsky (1988), pp. 36/37 (con datos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires)

Cuadro III: Producción de trigo por países exportadores en miles de Tn

Campaña USA Canada Argentina Australia Otros


1929/30 22405 8288 4425 3453 20316
1930/31 24126 11449 6322 5813 21170
1931/32 25629 8745 5979 5188 21031
1932/33 20601 12058 6556 5822 19364

Fuente: Barsky (1988), p. 40 (con datos del Banco Central de la República Argentina)

Cuadro IV: Producción de maíz por países exportadores en miles de Tn

Campaña USA Argentina Sudáfrica


1929/30 64037 7128 2031
1930/31 52845 10660 1452
1931/32 65423 7603 1727
1932/33 74457 6802 757

Fuente: Barsky (1988, p. 41 (con datos del Banco Central de la República Argentina)

Cuadro V: Valor de las exportaciones argentinas en millones de $ o/s

Año   Año  
1910 382,2 1929 915,2
1915 564,3 1930 605,1
1920 970,0 1931 375,9
1925 767,5 1934 262,1
1928 1046,0 1938 247,3

Fuente: Barsky (1988), p. 57

Cuadro VI: Comparación de rendimientos en trigo, maíz y lino en kg/ha


Quinquenio Trigo Maíz Lino

1910/14 661 1362 510


1935/39 958 (+ 44,9 %) 1752 (+ 28,6 %) 654 (+ 28,6 %)

Fuente: Barsky (1988), p.74 (con datos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires)

Cuadro VII: Capital en equipo y maquinaria en millones de $ por ha. Sembrada


Quinquenio Capital
1920/24 189
1925/29 283
1930/34 301
1935/39 273
1955 223

Fuente: Barsky (1988), p. 75 (con datos CEPAL 1959)

Año 6 N° 10 | FCECO | 228


A eletrificação do Sul de Santa Catarina:
das primeiras iniciativas à interligação de
sistemas elétricos
The electrification of South of Santa Catarina: from the
first initiatives to the interconnection of electrical systems
DOI: http://doi.org/10.33255/25914669/6107

Fabio Farías de Moraes


https://orcid.org/0000-0002-7045-8514
Universidade do Extremo Sul Catarinense
[email protected]
Criciúma, Santa Catarina
Brasil
Recibido:28/02/2022
Aceptado:19/05/2022

Resumo
O conteúdo deste artigo traz um levantamento das iniciativas privadas
no setor elétrico da região Sul de Santa Catarina, desde as primeiras
décadas do século XX. Trata-se da formação das primeiras redes de
alcance local, passando a interligação regional, capitaneada por
investimentos estatais, até a interconexão a sistemas maiores, com
abrangência no sul do Brasil. De início, são relacionados alguns
dos principais sistemas isolados, que pulverizados no território sul
catarinense, serviam às diversas localidades. Em seguida, o elemento
unificador de um sistema mesorregional, a Usina Termelétrica da
Companhia Siderúrgica Nacional toma algum espaço de nossa
exposição. Outro investimento estatal, de grande relevância para a
eletrificação do Sul do estado, o Complexo Termelétrico Jorge Lacerda,
tem centralidade a seguir. Finalmente, com algumas considerações
panorâmicas sobre o desfecho da eletrificação na região, encerra-se
este artigo.

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 229


Palavras-chave: Sul de Santa Catarina. Eletrificação. Termoeletricidade.

Abstract
The content of this article brings a survey of private initiatives in the
electricity sector in the southern region of Santa Catarina, since the
first decades of the 20th century. It is about the formation of the first
networks with a local reach, passing the regional interconnection, led
by state investments, to the interconnection to larger systems, with
coverage in the south of Brazil. Initially, some of the main isolated
systems are listed, which, spread over the southern territory of Santa
Catarina, served the various locations. Then, the unifying element of a
regional system, the Companhia Siderúrgica Nacional’s Thermoelectric
Power Plant takes up some space in our explanation. Another state
investment, of great relevance for the electrification of the south of the
state, the Jorge Lacerda Thermoelectric Complex, has a central role to
follow. Finally, with some panoramic considerations about the outcome
of electrification in the region, this article ends.

Keywords: South of Santa Catarina. Electrification. Thermoelectricity.

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9Farías de Morales, F. A eletrificação do Sul de Santa Catarina: das primeiras iniciativas à... 229 - 257

Introdução
Na região estudada, o Sul catarinense, na primeira fase da eletrificação no Estado, ou
seja, até meados da década de 1950, atuavam concessionárias privadas de pequena
dimensão, administradas pelas municipalidades ou pela associação de pequenos
capitais locais. As maiores empresa do setor elétrico que atuam em Santa Catarina
estavam localizadas nas regiões economicamente mais dinâmicas, Litoral Norte e Vale
do Itajaí. Outras duas empresas concessionárias, com alguma expressão, construíram
sistemas elétricos de abrangência regional, a Cia. Catarinense de Força e Luz, com
sede em Lages, e a Empresa de Luz e Força de Florianópolis – ELFA (denominação
dada à empresa que se originou nos serviços públicos de energia elétrica da capital
do Estado). Essas empresas formarão a base para criação e expansão da estatal
criada para o desenvolvimento do setor elétrico catarinense, desde a década de 1950,
a Centrais Elétricas de Santa Catarina – CELESC.
Mesmo antes disso, já ao final dos anos 1940, o quadro do setor iniciou uma
transformação, com a adição de elementos que catalisaram a interconexão dos
sistemas: como as linhas de transmissão da Companhia Siderúrgica Nacional - CSN,
desde o Sul; a estatização da Empresa Sul Brasileira de Eletricidade – Empresul (a
partir da desapropriação de capitais alemães, tratados como indenização de guerra),
no Norte, e; os investimentos privados como os da empresa Força e Luz Santa
Catarina, adentrando o Alto Vale do Itajaí; além do sistema regional da Capital, cuja
atenção do poder público foi notória para sua formação. Havia, para isso, uma média
termelétrica e um conjunto de usinas hidrelétricas que haviam sido construídas até o
final da década de 1940, que supriam carga aos sistemas regionais.
Consideramos todo esse período como de uma eletrificação claudicante1 de Santa
Catarina, porque, mesmo que limitada, de avanço lento e disforme, alcançou as
várias regiões do território do estado. A expansão das redes, o aumento da potência
geradora e, até mesmo, o surgimento embrionário da indústria eletrotécnica (no
Nordeste e Meio Oeste) de Santa Catarina corresponderam ao grau de avanço da
economia regional.
A fase claudicante da eletrificação do estado corresponde ao período de prevalência
dos circuitos elétricos locais isolados, característico das primeiras décadas de
formação do setor elétrico em Santa Catarina, e a um segundo momento, entre as
décadas de 1920 e 1930, em que as áreas de maior desenvoltura industrial, como o
Vale do Itajaí, a região de Joinville e o corredor ervateiro, além da Capital, evoluíram,
por causas distintas, para consolidação de sistemas elétricos regionais.Esses
passam a conviver com o modelo primário. Com a expansão da capacidade geradora

1 Que assim como Claudio, o estigmatizado imperador romano, entre 41 e 54 d.c, retratado em novelas quase inextricáveis do romancis-
ta Robert Graves, fez grandes obras e liderou importantes conquistas militares que expandiram o Império. Utilizamos o termo na ten-
tativa de dar um sentido positivo, em oposição à ideia de eletrificação fraca ou insuficiente, comum na historiografia de Santa Catarina.

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nessas mesmas áreas e o aprimoramento das redes elétricas, entre meados da
década de 1930 e a década de 1950, passam a haver sistemas elétricos regionais
interconectados. Na segunda fase da eletrificação em Santa Catarina, que temos
chamado de eletrificação planejada e que tem base em movimento de escala
maior, com o planejamento da intervenção estatal na economia e uma postura
proativa do poder público, nas esferas estadual e federal, para enfrentamento das
limitações ao processo de industrialização, houve a passagem para um sistema
elétrico interligado estadual.

1. A primeira fase da eletrificação do Sul de Santa Catarina


Laguna, uma das cidades mais importantes do Sul do Estado, já tinha, no início da
década de 1920, uma usina termoelétrica, a “Usina Municipal”, que servia à sede do
município e ao cais do porto (VON SCHÖNENBECK, 1922. p. 147). O fornecimento
de energia elétrica à cidade foi feito pela Companhia Brasileira Carbonífera
Araranguá - CBCA, até meados da década de 1950, quando foi transferido ao próprio
poder público municipal. Outras áreas do município de Laguna permaneceram
sob concessão da empresa carbonífera. A CBCA, também foi responsável pelo
suprimento de energia elétrica em Tubarão, desde 1923. Com a operação da usina
termoelétrica da CSN, em Capivari (que tratamos logo a seguir) a CBCA passa a
contar com o fornecimento em grosso e não faria outros investimentos em geração.
Na década de 1960, a empresa teve suas concessões e redes incorporadas pela
Celesc (SANTOS; REIS, 2002).
Em Imbituba (território de Laguna até 1958, quando se emancipa como “Henrique
Lage) a Cia. Docas de Imbituba, parte do complexo carbonífero, mantinha uma
dessas termoelétricas, desde 1917. Essa usina abastecia também a Indústria
Cerâmica Imbituba SA. – ICISA, que, por sua vez também fabricou isoladores
para redes elétricas, entre outros. Em fins da década de 1950 a cidade passava a
ser suprida em grosso pela Celesc, com uma derivação da linha de transmissão
Capivari-Florianópolis, enquanto a Cia Docas de Imbituba só deixaria de explorar os
serviços de distribuição de energia elétrica na década de 1980, com a transferência
da concessão à CELESC e a desativação dessa termoelétrica (IMBITUBA, 2017;
BRASIL, 1959. Dec. 46.331).
No sul do estado ainda surgiram outras pequenas termoelétricas, principalmente
nas décadas de 1930 e 1940. Alguns dos casos mais relevantes, a exemplo de Laguna
e Tubarão, eram das companhias carboníferas da região de Criciúma, que utilizavam
da termoeletricidade para suas atividades e serviam às suas vilas operárias. A
instalação de locomóveis na localidade de Cresciuma, provavelmente entre fins
da década de 1910 e meados da década de 1920, por Marcos Rovaris e Benjamin

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9Farías de Morales, F. A eletrificação do Sul de Santa Catarina: das primeiras iniciativas à... 229 - 257

Bristot2, foram as primeiras iniciativas observadas. A concessão dos serviços teria


passado por algumas mãos, como Charles Pitet, após a fundação da Empresa Força
e Luz Cresciumense. Quando a Cia Carbonífera Próspera (estatizada em 1943 e mais
tarde incorporada ao patrimônio da CSN) construiu uma termoelétrica, a concessão
teria sido adquirida de Júlio Gaidzinski3. Hoje restam somente vestígios dessa
usina, como a chaminé, que formam um memorial em uma das praças da cidade,
apontando o ano de 1941 como data de sua inauguração (DNPM, 1942; NASPOLINI
FILHO, 2000).
Outros dois casos ocorreram em Urussanga e Orleans. Na localidade de Rio Deserto,
em Urussanga, a Cia. Carbonífera Urussanga mantinha, pelo menos desde fins da
década de 1930, uma usina termelétrica, com 184 kW, que atendia às suas vilas operárias
(DNPM, 1942). Em Orleans, Cia Nacional de Mineração de Carvão de Barro Branco,
também instalara, em 1922, uma termelétrica a carvão. A mesma empresa receberia
a concessão para geração hidrelétrica no rio Tubarão, em 1952, mas já operava uma
hidrelétrica ali, desde 1937 (BRASIL, 1952. Dec. 30.960). Com isso, alcançava Orleans,
Lauro Müller e Grão Pará. Em 1975, a concessão do aproveitamento hidráulico foi
renovada, mas somente para uso exclusivo da concessionária, já que a concessão
para distribuição de energia elétrica ao município caberia à Celesc (BRASIL, 1975.
Dec. 75.681). Para isso, até que a rede de transmissão da Celesc estivesse completada
até aquele município, a energia gerada pela Usina Hidrelétrica da Cia. Barro Branco
supriu as instalações de distribuição da concessionária estadual (BRASIL, 1975.
Dec. 75.682).
Em Araranguá, no extremo sul do estado, o Almanak Laemmert (1930) revela
também que o centro da cidade já possuía iluminação elétrica em 1930, ao que
parece, implantada pelo poder público municipal, servindo a iluminação pública
e particular4. Também, numa espécie de relatório de viagem de Menezes Filho
(1934) há menção sobre Araranguá já estar iluminada a luz elétrica. Em 1934, entra
em operação o gerador térmico de José Firmino Leitão. Em 1938, Leitão instalou
uma hidrelétrica (de 74kW de potência), no rio Manuel Alves, em Meleiro, ainda
distrito do município de Araranguá, para suprimento de carga no local e na sede
de Araranguá, para o que recebeu a concessão federal, em 1942 (BRASIL, 1942.
Dec. 8.639). Em 1953, a concessão foi transferida à Empresa de Eletricidade Luz e
Força de Araranguá S.A., constituída no ano anterior (BRASIL, 1952. Dec. 31.243;
BRASIL, 1953. Dec. 32.483). Em 1961, a firma José Firmino Leitão & Cia. Ltda. recebeu

2 Ambos industriais locais, o primeiro foi um dos sócios fundadores da Carbonífera Próspera, fundada em 1921, o segundo, gerente da
Sociedade Brasileira Carbonífera Progresso, no início da década de 1930

3 Sócio fundador da Sociedade Carbonífera Ouro Preto Ltda., em 1931, e da Sociedade Carbonífera Cresciúma Ltda. em 1932.

4 Em Araranguá, no sul do estado, em 1934 a notabilidade do Hotel Labes cita a existência de “luz elétrica em todos os quartos”

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autorização para funcionar como empresa de energia elétrica (BRASIL, 1961. Dec.
50.708). Até a década de 1980 a região do extremo sul dependerá de concessionárias
locais ou cooperativas de eletrificação rural (o que ainda acontece).
A instalação de uma termoelétrica da Companhia Siderúrgica Nacional - CSN,
no sul do estado, possibilitou surgimento de empresas locais exclusivamente
para distribuição de energia elétrica, nas décadas de 1940 e 1950. Esse foi o caso da
Empresa Força e Luz de Urussanga Ltda – EFLUL (que também teve gerador próprio
na década de 1940), da Empresa Força e Luz João Cesa Ltda, de Siderópolis, da
Cerâmica Cocal, em Cocal do Sul, e da Força e Luz Içarense, de Içara. Em Siderópolis,
a concessão dos serviços de abastecimento de energia elétrica local foi concedida a
João Cesa, em 1951 (BRASIL, 1951. Dec. 29.920). Em 1957, a CSN foi autorizada a suprir
em grosso aquele sistema local (BRASIL, 1957. Dec. 41.752). A Sociedade Força e Luz
Içarense Ltda. recebeu concessão para distribuir energia elétrica na Vila Içara, então
município de Criciúma, em 1956. Sua rede seria suprida de energia elétrica recebida,
em alta tensão, também da CSN (BRASIL, 1956. Dec. 39.061).
Também existiram outras iniciativas de caráter efêmero no sul. Tratava-se de um bom
número de pequenos produtores, com redes bem pequenas, que não passavam de
poucas ruas nos distritos em que se localizavam. Esses pequenos geradores cairiam
em desuso, à medida que se estendiam as linhas de transmissão da CSN, pelo sul
do estado. Porém, foram de grande importância, pois alguns funcionaram desde a
década de 1910, mas foram mais comuns a partir da década de 1930.
Podem ser citados os exemplos de Nova Veneza, que, em 1914 (ou 1919), foi abastecida
pela usina hidrelétrica da firma Ind. e Comércio Bortoluzzi5; Urussanga, desde
1917, abastecida pela hidrelétrica de Ângelo A. Nichele & Antônio Ferraro; Jacinto
Machado, com uma turbina hidráulica de Egídio Tomasi, desde 1929; Braço do Norte,
onde Theodoro Bernardo Schlickmann fornecia energia elétrica, desde 1930, fazendo
novos investimentos em geração e redes de distribuição de energia elétrica em fins
da década de 1940 — mas recebeu a outorga somente em 1953 (BRASIL, 1953. Dec.
32.674) —; Treviso, que desde 1930, tinha um gerador movido por uma roda d’agua,
pertencente à Celeste Losso; Cocal do Sul, com Ângelo Perucchi, também por meio de
uma roda d’água, desde 1932; Sangão, desde 1935, com a roda d’água de Honorato M.
Serafim (Usina Aleinoé); Jaguaruna, desde 1936, com Bez Batti & Martins, utilizando
gerador térmico; Turvo, onde a firma Bez Batti & Rovaris gerava energia elétrica,
desde 1937, por meio de uma roda d’água; Içara, em 1938, com Antônio Rossi Fermo,
com termoeletricidade; Grão Pará, desde 1939, com hidroelétrica de Ângelo Alberton
Luiz; Maracajá, com a hidroeletricidade gerada por Angelo Izé; São João do Sul, em
fins da década de 1930, com hidroeletricidade gerada por Abel Esteves de Aguiar, e;

5 A data de instalação da usina, constante nem levantamento feito pelo DNPM, em 1942, conflita com a petição apresentada pela firma
Bortoluzzi e Irmãos, em 1919, ao Conselho Municipal de Araraguá (DNPM, 1942; BORTOLUZZI E IRMÃOS, 1919).

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9Farías de Morales, F. A eletrificação do Sul de Santa Catarina: das primeiras iniciativas à... 229 - 257

Sombrio, desde 1941, com Paulo Isopo & Jóse Stuart, utilizando da termeletricidade
(DNPM, 1942).
No primeiro quartel do século XX, a região sul do estado tinha pelo menos cinco
cidades/localidades com serviços públicos de eletricidade, Criciúma, Imbituba,
Orleans, Tubarão e Laguna. Em todos esses casos a termoeletricidade foi a opção
adotada. E também seria ainda nas usinas surgidas posteriormente em Criciúma,
Araranguá, Jaguaruna, Urussanga, Içara e, mais tardiamente, em Sombrio e
Forquilhinha. Fora alguns casos, como Sombrio, cujo combustível utilizado foi o
diesel, e outros que utilizaram madeira, foi empregado carvão mineral na maior
parte dessas termelétricas. A região também registra o funcionamento de algumas
pequenas hidrelétricas, em que destacamos uma usina privativa em Nova Veneza,
pela precocidade, e as usinas hidrelétricas de Meleiro (que abastecia o centro de
Araranguá) Orleans e Urussanga. Outras usinas, ainda menores, permitiram que
o extremo-sul não ficasse completamente desabastecido. Toda a região dependeu
dessas pequenas usinas locais até a chegada das linhas de transmissão da UTE-CSN,
entre fins dos anos 1940 e a década de 1960.

Figura 1: Usinas elétricas do Sul de Santa Catarina até 19506

6 Nota: As usinas elétricas são estruturas perenes. Por isso, a figura traz, se disponível, dados da potência final das usinas, pois a capa-

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 235


1.1. A Usina Termoelétrica da Companhia Siderúrgica Nacional (UTE-CSN)
Na segunda metade da década de 1940, surgiu o primeiro elemento unificador das
diversas redes que operavam no estado, tendo influência sobre todo o litoral, mas
especialmente no sul de Santa Catarina. Esse elemento foi a Usina Termoelétrica da
Companhia Siderúrgica Nacional – UTE-CSN, instalada na localidade de Capivari de
Baixo, então município de Tubarão.
A construção da UTE-CSN deveu-se aos desdobramentos das atividades carboníferas
da Companhia, que utilizava o mineral catarinense na usina siderúrgica de Volta
Redonda. A UTE-CSN era necessária para o abastecimento de energia elétrica
ao Lavador Central de Capivari (para beneficiamento de carvão) e a unidade de
mineração (localizada em Siderópolis, então Nova Belluno). As três unidades da
CSN em Santa Catarina foram construídas paralelamente, entre 1943 e 1946. A
localização da termoelétrica ficou junto ao Lavador, que tinha grande necessidade
energética para separar, por frações, todo o carvão extraído no estado. A potência
inicial da termoelétrica foi de 15MW, suficiente para abastecer, também, vários
municípios próximos. Em 1960 uma ampliação da capacidade instalada levou a usina
termoelétrica a 27,4 MW de potência instalada, fornecendo energia a três regiões do
Estado, o Norte, o Sul e a região de Florianópolis (MORAES; GOULARTI FILHO, 2011).
O objetivo maior da CSN em Santa Catarina era de produzir carvão com alta
concentração de carbono para uso siderúrgico. Isso Implicava no acumulo de
reservas de carvão de mais baixo poder calorífico, extraído compulsoriamente, que
teria uso na produção de energia elétrica, o carvão vapor, ou carvão energético. Após
a Segunda Guerra Mundial, a indústria carbonífera brasileira enfrentou a retração da
demanda por carvão tipo vapor7 que começou a ser estocado. A ampliação da UTE-
CSN corresponde a dois fatores: sobra de combustível e falta de energia elétrica.
A estagnação da produção de carvão se manteve até o final da década de 1950,
quando começaram a entrar em operação alguns empreendimentos termoelétricos
no sul do Brasil, e o aumento dos estoques de carvão vapor em Santa Catarina seguiu
até a operação das unidades da Sociedade Termoelétrica de Capivari S.A – SOTELCA,
elemento já da eletrificação planejada.

2. A passagem a sistemas regionais interconectados


Algumas usinas hidrelétricas, construídas ou planejadas antes do fim do Estado

cidade de expansão é fator relevante para a oferta de energia nas várias regiões, quando os sistemas ainda eram isolados. Nas usinas
em operação é considerada a potência atual.

7 Dada a retomada da importação de carvão e do movimento de dieselização da rede ferroviária nacional, por volta de 1955, intensifi-
cando-se após 1957. O transporte ferroviário, naquele momento era o maior consumidor de carvão vapor da época. Este movimento
também se fez na navegação.

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Novo, e a Usina Termoelétrica da Companhia Siderúrgica Nacional – UTE-CSN


formavam o grosso do fornecimento de energia elétrica no estado de Santa Catarina,
até a segunda metade da década de 1940. A conclusão de três obras: a entrada
em operação da UTE-CSN, a operação da Usina Cedros, em 1949, e uma grande
ampliação da Usina Bracinho, entre 1951 e 1953, fez com que a potência instala no
estado crescesse rapidamente, entre 1945 e 1955, como se observa na Tabela 1, baixo:

Tabela 1: Potência nominal (em kW) das usinas geradoras em Santa Catarina (1934-1955)
Brasil
Ano Termoelétrica Hidráulica Total SC 1934=100 Brasil 1934=100
1934 845 13.156 14.001 100 828.000 100

1940 5.568 11.137 119 1.244.000 150


16.705
1945 5.983 11.967 128 1.342.000 162
17.950
1950 11.840 29.966 299 1.883.000 227
41.807
1955 21.038 45.691 477 3.148.000 380
66.729
Fonte: IBGE (1936; 1937; 1939); CEE (1967); Celesc ( 1963; 1964; 1965; 1971). Elaboração própria.

Por volta de 1953, a região Sul de Santa Catarina, identificada em relatórios do


governo do Estado como “litoral de Laguna”, detinha cerca de 31% da potência
instalada no Estado, ou 17,5 MW, distribuídos em 17 usinas, em que se destacava a
UTE-CSN (SANTA CATARINA, 1955).

Tabela 2: Produção total e participação da UTE-CSN na energia elétrica gerada em Santa Catarina (em
MWh) - 1950/55
Ano Total UTE-CSN Ano Total UTE-CSN
1950 118.081 10,9% 1953 150.149 29,4%
1951 119.802 19,2% 1954 186.167 26,7%
1952 138.395 19,0% 1955 207.423 33,3%
Fonte: SANTA CATARINA (1955); CELESC (1960); CBE (1957). Elaboração própria.

Com a energia disponível a partir da operação da UTE-CSN foi possível estabelecer


um conjunto de cooperativas de eletrificação, como veremos adiante, dedicadas

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exclusivamente à distribuição de energia elétrica. Mas somente com a criação de
duas grandes empresas estatais, a Centrais Elétricas de Santa Catarina S.A. – Celesc8
e a Sociedade Termoelétrica de Capivari S.A. – SOTELCA, resolveu-se o problema do
racionamento e foi espraiada a eletrificação para toda a região, consequência da fase
da eletrificação planejada.
Desde fins da década de 1950 a região litorânea do estado estava em estágio de
interconexão. Mas no Planalto até o Oeste, a dependência de plantas isoladas
(algumas com redes de transmissão radiais) para fornecimento de energia elétrica
permanecia. Com a Celesc e com a execução de planos estaduais, abria-se um período
de intensa alteração do quadro vigente.
Na etapa de forte expansão do setor elétrico, iniciada na segunda metade da década
de 1950, a indústria carbonífera e a termoeletricidade a carvão foram foco da inversão
federal. Isso aconteceu, especialmente, no Plano de Metas e no II PND, os principais
planos de industrialização que devemos considerar.

3. A Sociedade Termelétrica de Capivari SA – SOTELCA


O Plano de Metas correlacionava metas setoriais. Dessa forma, a expansão almejada
da produção siderúrgica, de 2,3 milhões de toneladas de aço (bruto em lingotes)
para 1960, e outros 3,5 milhões de toneladas para 1965, partindo-se de 1,36 milhão
de toneladas de 1955, impunha a expansão da produção carbonífera. Para tanto, a
produção catarinense de carvão mineral seria estimulada pela criação da Sociedade
Termelétrica de Capivari SA – SOTELCA, que virá a se tornar o Complexo Termelétrico
Jorge Lacerda.
Os problemas do setor carbonífero criavam a oportunidade para resolver a questão
da geração de energia elétrica no sul do país. A demanda de carvão para o transporte
ferroviário e marítimo caía, com o movimento de dieselização de motores. Restava o
consumo para produção de energia elétrica, que no Rio Grande do Sul alcançava a
totalidade da produção, assim como no Paraná, que viam sua produção reduzir, na
década de 1950. O carvão catarinense, diferentemente, era coqueificável e interessava
a produção siderúrgica. Isso não se fazia antes de um beneficiamento do mineral
que separasse suas frações, carvão metalúrgico (usado na siderurgia), carvão vapor
(para queima em caldeiras), a pirita carbonosa (composto de ferro e enxofre) e
rejeito. A termeletricidade a carvão mineral da CSN não consumia todo o carvão
vapor produzido no Estado. Além disso, uma grande quantidade de rochas e de pirita
avolumavam-se em depósitos à céu aberto, levando a contaminação do solo e dos

8 A Celesc, estatuída em 1955, ultrapassou a abrangência de um quarto do território de Santa Catarina até metade da década de 1960.
Com a operação unificada e os investimentos em geração (Usinas hidrelétricas: Garcia em Angelina, Celso Ramos em Faxinal dos Gue-
des, Palmeiras em Rio dos Cedros, Pery em Curitibanos e Governador Ivo Silveira em Campos Novos.), em grandes linhas de transmissão
(Como Tubarão-Lages-Herval do Oeste-Xanxerê e o Tronco Norte — Joinville-São Bento do Sul-Rio Negrinho-Mafra-Canoinhas) e em
linhas de distribuição, até a metade da década de 1970, sua área de alcance chegou a mais de 90% do estado (CELESC, 1975).

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recursos hídricos.
A ideia de ampliar o uso de carvão mineral na geração elétrica em Santa Catarina
não era nova. Haviam termelétricas a carvão mineral nos três estados sulinos e
propostas de construção de outras unidades eram debatidas desde fins da década
de 1940 (na “Batalha do Carvão”). Além do mais, a criação da Comissão [Executiva]
do Plano do Carvão Nacional - CPCAN (Lei 1.886/1953) trazia expressamente esse
objetivo. O projeto de lei para o Plano Nacional de Eletrificação de Vargas também
tratava do tema. Da mesma forma, a “Meta do Carvão Mineral”, dentro do Plano de
Metas, reconhecia a termeletricidade como alternativa ao mercado do carvão vapor,
sem detalhar as condições para isso.
A CPCAN serviu, então, como intermediadora entre o governador Jorge Lacerda e o
governo federal, levando, em suas exposições de motivos, as demandas regionais e
propondo soluções as negociações. Primeiro Jorge Lacerda pleiteava uma termelétrica
de 50 MW de potência, mas a indústria carbonífera necessitava de uma usina maior
(com pelo menos 100 MW) para reduzir seus grandes estoques. Por outro lado, uma
usina maior não encontraria mercado consumidor para a energia gerada somente
nas imediações e precisaria estar interligada, por longas linhas de transmissão, a
outros estados, possivelmente, até mesmo a São Paulo. Mesmo isso já havia sido
pensado no governo Vargas. A CPCAN, recorrendo a consultoria estrangeira, da
italiana Società Edison, conseguiu emplacar o projeto de 100 MW (GOULARTI FILHO;
MORAES, 2004). Segundo Miranda (1967), então presidente da CEPCAN, em discurso
para o 10º aniversário da Sotelca, a iniciativa de elevar a potência instalada a ser posta
no projeto de lei da criação da termelétrica partia de Nereu Ramos, que encabeçou a
comissão que entregou a proposta ao presidente da república, Juscelino Kubitschek.
Em 1956, já tramitava o projeto de lei para criação da sociedade, elaborado de forma
a não gerar encargos ao Tesouro, visto que previa uma participação da União pelo
emprego de dotações já a disposição da CPCAN, no total de Cr$ 130 milhões. O governo
federal ainda participaria da sociedade por meio da subscrição de ações pela CSN,
com Cr$ 120 milhões, e o governo de Santa Catarina entraria com Cr$ 160 milhões,
enquanto particulares (mineradores) participariam com Cr$ 20 milhões.  Em março
de 1957 foi autorizada a constituição da sociedade e logo em seguida aprovado o
estatuto e feitos os demais atos administrativos. Meses depois, o Paraná também
receberia a aprovação para a Termelétrica Figueira (Lei nº 3.119/1957).
O projeto previa a construção da central geradora, subestações e uma linha
de transmissão (Capivari-Florianópolis-Ilhota-Joinville). Nos meses seguintes
foi elaborado o projeto executivo e iniciada a contratação de empreiteiras. Os
equipamentos vieram da Alemanha e Suíça e contavam com aval do BNDE nos
financiamentos pelo Deutsche Bank e pela Societé de Banque Suisse (SOTELCA, 1962).
A inflação elevada e forte desvalorização da moeda nacional faziam os valores
previstos para as obras subirem muito rapidamente. Se em novembro de 1958 a
previsão total de gastos era de Cr$ 1,4 bilhões, em outubro de 1961 já chegava a Cr$

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10,5 bilhões. Por conta disso, foram feitos alguns aportes de capital e subscrição de
ações pelo BNDE, CPCAN (elevando o capital da sociedade à Cr$ 2,83 bilhões em fins
de 1961) e, mais tarde, pela Eletrobras. A previsão para a entrada em operação da
primeira unidade termelétrica era em 1963, mas as obras atrasaram.
Com a troca de governo, em 1961, e posse de Celso Ramos, integrante da oligarquia
Ramos, com origem no Planalto Serrano, as negociações entre os governos estadual
e federal evoluíram para interligar a região de Lages, via construção da linha de
transmissão Capivari-Lages. Tudo se encaminhava, nos governos Celso Ramos e Ivo
Silveira, para que a Sotelca fosse vista como base para formação de um sistema
elétrico estadual e dela partiriam as linhas de transmissão que interiorizariam o
fornecimento de energia elétrica em Santa Catarina.
Porém, a deficiência de recursos orçamentários impunha lentidão às obras do setor
elétrico em todo o país. Isso exigiu, em 1965, um crédito especial ao MME de Cr$ 30,6
bilhões. Santa Catarina ficaria com parte desses novos recursos correspondentes à
“Cr$5.080.000.000 (...) para a conclusão da primeira etapa da Usina de Capivari, que
servirá aos Estados de Santa Catarina e Paraná; Cr$1.150.000.000 (...) para aplicação
nas Usinas Palmeiras, Garcia e Sistema Sotelca” (BRASIL, 1965. Dec. 56.436).
Finalmente, em julho de 1965, entrou em operação a primeira unidade termelétrica
da Sotelca, que recebeu o nome de Termelétrica Jorge Lacerda, em homenagem ao
ex-governador. Em março do ano seguinte a segunda unidade entrou em operação.
Aquela altura já estavam concluídas as obras das linhas de transmissão até Joinville
(antecipadas à Sotelca, pois pensadas para transportar, inicialmente, a energia gerada
pela UTE) e até Lages, seguindo dali para oeste, até alcançar Joaçaba, em seguida,
e o extremo oeste no início da década de 1970. Em 1967, o Planalto Norte, até Mafra
também já se interligava com uma linha de transmissão que partia de Joinville; e a
linha Joinville-Curitiba também estava concluída, o que na prática interconectava
a Sotelca ao sistema paranaense e, assim, ao da Centrais Elétricas de São Paulo -
CESP. Em 1970, pela linha de transmissão Capivari-Siderópolis-Farroupilha veio a
interconexão ao sistema gaúcho da CEEE (SOTELCA, 1971).
No último ano do governo Kubitschek, iniciava uma reorganização institucional do
setor elétrico. A criação do Ministério de Minas e Energia – MME ocorreu em 1960. Em
1961, após anos de tramitação no Congresso Nacional (Lei nº 3.890-A), foi autorizada a
constituição da Eletrobras, holding das empresas federais de energia elétrica, atuando
da formulação inicial dos projetos da eletrificação brasileira à distribuição de energia
elétrica. Para isso, teve a sua disposição o Fundo Federal de Eletrificação- FFE (antes
sob controle do BNDE). Houve, assim, desde o início da década de 1960, importantes
mudanças no esquema de planejamento e financiamento do setor elétrico brasileiro
que vão, já a partir de 1963, permitir uma nova etapa do planejamento do setor elétrico

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9Farías de Morales, F. A eletrificação do Sul de Santa Catarina: das primeiras iniciativas à... 229 - 257

brasileiro. A Eletrobrás foi ativa, nos anos seguintes9, nos projetos para unificação
e padronização do sistema elétrico e nos levantamentos de potencial hidráulico.
Dispunha, inclusive, de abundante crédito internacional para isso, caminho que foi
amplamente utilizado durante II PND.
Desde 1965 a composição acionária da Sotelca havia sido alterada, ampliando-
se a participação do governo federal (Governo da União: 51,0%; Eletrobrás: 33,5%;
CEPCAN: 13,3%; CSN: 0,9%; Celesc: 1,2%; Mineradores particulares: 0,1%). Em 1968
a Sotelca tornou-se uma subsidiária da Eletrobrás, que detinha 81% das ações da
companhia (Eletrobrás: 81,0%; CEPCAN: 12,6%; USIMINAS: 4,3%; CELESC: 1,1%; CSN:
0,8%; Mineradores particulares: 0,2%) (SOTELCA, 1971).
Em dezembro de 1968 foi constituída e Eletrosul, a terceira subsidiária da Eletrobrás,
junto à Chesf, no nordeste, e Furnas, no Sudeste. Em 1973, o grupo seria completado
pela Eletronorte. A Eletrosul surge, portanto, em pleno Milagre Brasileiro, momento
em que o setor elétrico passava por intensa expansão (ELETROSUL, 1994).
Há capítulos relevantes da eletrificação em todo o Sul do Brasil que dizem respeito
à atuação da Eletrosul. Por isso, não pretendemos abordar sua história. Cabem
considerações bastante panorâmicas, todavia. A nova sociedade anônima de
economia mista, autorizada a funcionar em 1969 (Decreto 64.395/69), era sediada
em Brasília, com escritório central no Rio de Janeiro, e objetivava estudos, projetos,
obras de geração e transmissão de energia elétrica do Sul e a integração dos sistemas
regionais entre si e desses com um sistema nacional.
A Eletrosul ficou responsável pela construção das hidrelétricas Passo Fundo e Salto
Osório e pela operação da termelétrica Charqueadas, e, desde 1971, também das
termelétricas de Alegrete e a Jorge Lacerda. A estatal também assumiu a UTE Serviços
de Eletricidade SA, desde 1973. Esta usina, contudo, funcionaria até 1982, quando
dispunha de uma potência instalada de somente 18 MW, sendo irrelevante frente à
recente expansão do Complexo Termelétrico Jorge Lacerda (ELETROSUL, 1994).
Nos primeiros anos da Eletrosul, sua participação na capacidade instalada da região
sul foi de 6%, em 1970, para 30%, em 1974. Esse incremento foi escorado na conclusão
da hidrelétrica Salto Osório e na Jorge Lacerda II. Também eram construídas grandes
linhas de transmissão no litoral e no oeste da região Sul do Brasil e ampliavam-
se, ou construíam-se novas subestações, de forma que os sistemas antes estaduais
foram interconectados, já na primeira metade da década de 1970 (ELETROSUL, 1994).
A função de interligação de sistemas elétricos da Eletrosul foi reforçada, em
1973 (com a Lei 5.899/73), com a responsabilidade de construção das linhas de
transmissão que partiam de Itaipu. Decorrente disso, foram celebrados os acordos,
entre as concessionárias estaduais (Celesc, CEEE e Copel) e a Eletrosul, repartindo

9 Integrando o consórcio Canambra Engineering Consultant Limited, junto às empresas canadenses Montreal Engineering e Crippen
Engineering e a empresa estadunidense Gibbs & Hill, com apoio, além do governo brasileiro, da Organização das Nações Unidas - ONU
e do Banco Mundial.

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a energia gerada pela megausina (cerca de 12% do total destinado ao Brasil) e
definindo a interligação dos sistemas. Criavam-se, ainda, os Grupos Coordenadores
para Interligação - GCOI, operador dos sistemas elétricos do Sul (GCOI-Sul) e Sudeste
(GCOI-Sudeste). A Eletrosul, desde então, foi desobrigada da compra de carvão-vapor,
que vinha onerando suas finanças. O custo dos combustíveis fósseis passava a ser
rateado pelas concessionárias distribuidoras integrantes dos sistemas Sul e Sudeste.
Para expansão, a Eletrosul recebeu recursos externos, do Banco Mundial e do
BID, e recursos da Eletrobrás. Isso explica o incremento da capacidade instala da
Eletrosul, na segunda metade da década de 1970. As hidrelétricas Salto Osório e
Salto Santiago e as termelétricas da Sotelca colocaram a Eletrosul na liderança
da capacidade instalada da região sul. Enquanto a Copel e a CEEE tiveram algum
crescimento do seu parque gerador, a Celesc manteve estagnada sua capacidade
instalada, desde 1967.
Durante o II PND a preocupação de expansão do parque gerador rivalizava com a
necessidade de expansão dos sistemas de transmissão. Ora, após os investimentos
iniciais em geração, a realidade do setor alterara-se, de forma que novas prioridades
ganhavam vez, como a capacidade de transmissão e transformação.
As linhas de transmissão da Eletrosul estavam, portanto, em franca expansão. Pelo
oeste, fechava-se a duplicação do circuito Salto Osório-Xanxerê-Passo Fundo, em 1977.
Pelo Litoral de Santa Catarina, entre 1977 e 1978, também se concluíam duplicações
importantes (em 230 kV), como das LTs Jorge Lacerda-Siderópolis, Curitiba-Joinville
e Blumenau-Joinville, além da ampliação de subestações (Florianópolis, Joinville,
Ilhota e Siderópolis) e da construção de uma nova em Blumenau, concluída em 1979.
Vários obras da Eletrosul receberam recursos externos. Nos primeiros 10 anos de
atividade, a Eletrosul já havia contratado US$ 500 milhões (do BID e Banco Mundial).
Outros US$ 125 milhões foram emprestados pelo Banco Mundial, em 1980, para
ampliação do sistema de transmissão.
A transferência da sede para Florianópolis ocorreu entre 1975 e fins de 1977, por
determinação do MME. A empresa recebeu seu terreno, vizinho à Universidade
Federal de Santa Catarina, como doação do governo estadual. Foi a partir de
Florianópolis que se coordenou o intenso programa de expansão da empresa de
fins da década de 1970.
A Eletrosul combinava o desenvolvimento dos sistemas elétricos díspares dos três
estados sulinos: o rio Grande do Sul, com o sistema da CEEE era um grande gerador
de energia, mas necessitou de um programa específico de unificação de frequências
(concluído somente em 1980); Santa Catarina, não dispunha de grande potencial pela
Celesc, mas a Jorge Lacerda, preexistente à Eletrosul, era um nó fundamental da
interconexão dos estados, e; o Paraná, da Copel, teve o maior crescimento da potência
instalada durante a década de 1970, por conta do imenso potencial hidráulico
disponível, e conectava o sistema Sul ao restante do país. Em 1980, o território do
estado do Mato Grosso do Sul entra na área de abrangência da Eletrosul.

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3.1 Expansão da Sotelca


Desde 1969, projetavam-se as unidades III e IV, do Complexo Termelétrico Jorge
Lacerda, com 66 MW cada. Elaboradas com equipamentos da GE e da italiana
GIE, as duas novas unidades tiveram sua construção muito mais acelerada que as
duas primeiras, pois ocorreram no ambiente do “Milagre Econômico”. O esquema
institucional, que envolvia o controle da Sotelca pela Eletrosul (desde setembro de
1971), deu impulso a sua expansão. Em junho de 1973 e em março de 1974, entraram
em operação as unidades que elevavam a capacidade instalada da Sotelca para 232
MW. No início da década de 1970 já se projetava uma nova expansão, mas que será
executada pela mobilização do II Plano Nacional de Desenvolvimento – II PND.
O controle da estatal federal sobre a Sotelca, em pleno II PND, também implicaria
em agilidade das novas obras de expansão. O conjunto termelétrico formado pelas
unidades V e VI do complexo foi projetado ainda 1973 e suas obras civis e montagem
dos equipamentos, pela empresa tcheca Skoda, ocorreram no bojo do plano de
industrialização pesada. A entrada em operação das duas unidades de 131 MW cada10
ocorreu entre 1979 e 1980. Desta forma, a Sotelca passava a ter o maior parque gerador
de eletricidade de Santa Catarina, com uma potência instalada total de 494 MW.
As linhas de transmissão, a essa altura, sob responsabilidade da Eletrosul também
se ampliavam e já davam sustentação para o progressivo e intenso espraiamento
da eletrificação no estado de Santa Catarina e formação do sistema interligado
catarinense.
Em 1979, o modelo energético nacional foi elaborado com sentido de intensificar
a substituição de petróleo e estimular o desenvolvimento tecnológico do carvão,
via instalação de novas termelétricas nos estados produtores do mineral. Nesse
momento foi planejada a última unidade do Complexo Termelétrico Jorge Lacerda,
prevista, inicialmente, para entrar em operação em 1988, o que, de fato, não ocorreu.
No planejamento da Eletrosul para a década de 1980 haviam cinco termelétricas para
Santa Catarina. A unidade VII do Complexo Termelétrico Jorge Lacerda era a primeira
delas. Os termos para construção e fornecimento de equipamentos foram assinados
em 1980 com um consórcio ítalo-tcheco-alemão (Skoda-Deutsche Babcock-Ansaldo).
O projeto também se referia a conteúdo nacional (ELETROSUL, 1983).
O Programa de Mobilização Energética do MME, no início da década de 1980,
contemplou também a integração de um gaseificador de carvão mineral para
substituição de óleo combustível na sustentação da chama em usinas do Complexo
Termelétrico Jorge Lacerda, concluído em 1982. Foi elaborado, na mesma época, um
programa de construção de uma usina de gaseificação de carvão mineral (Usival),
para ser construída em Blumenau, mas sem maiores avanços (ELETROSUL, 1994).

10 Nos projetos aparecem como 125 MW cada. O dado de 131 MW refere-se a potência atual das unidades V e VI do Complexo Termelé-
trico Jorge Lacerda.

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A execução do projeto da última unidade do complexo termelétrico se arrastaria
pela década de 1990. O ambiente político e econômico do país é causa maior dessa
lentidão, já que as obras só obtiveram recursos (previsão de US$ 517 milhões) em
1985. Não bastasse, entre 1988 e 1991, como grande número de obras públicas no
país, a construção da termelétrica esteve praticamente paralisada. Em 1992, as obras
civis alcançavam 83% do total. Somente em 1997, a termelétrica estava concluída. A
Jorge Lacerda C, tecnologicamente superior às demais, tem 363 MW em uma única
termelétrica. Sua montagem também envolveu empresas nacionais e estrangeiras,
da Tchecoslováquia, Alemanha e Itália (GOULARTI FILHO; MORAES, 2004).

Figura 2: Complexo Termelétrico Jorge Lacerda

As expansões do Complexo Termelétrico Jorge Lacerda estiveram na base da


ampliação da capacidade geradora do estado de Santa Catarina. Por isso, desde 1965,
a geração termelétrica supera a hidroeletricidade e a cada ampliação do parque
termétrico de Capivari de Baixo aumentava em mesma proporção a capacidade
instalada do estado.
O carvão extraído no sul de Santa Catarina era favorecido, durante a década de
1970, não só pela conjuntura desencadeada pelas crises do petróleo, que o tornava

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mais atrativo como fonte energética, mas também com emprego na indústria. Como
efeito prático do II PND, o aproveitamento do carvão na indústria química e, claro, na
geração de energia elétrica, levou a ampliação do complexo carbonífero catarinense.
Os planos de inversão do II PND incluíam a construção da carboquímica e sua entrada
em operação, além da construção unidades termelétricas em Capivari.
Os planos de industrialização pesada fizeram deslanchar a produção carbonífera
no país (de limitadas reservas). O governo ainda provia estímulos como incentivos
fiscais, cotas obrigatórias de consumo e financiamento para mecanização da lavra.
Indiretamente, a melhoria dos transportes, da modalidade rodoviária, mas também
da navegação de cabotagem e o reaparelhamento portuário, além transformações
da infraestrutura social básica e do parque industrial nacional, corroboraram com o
aumento da produção, mas com negligenciamento da questão ambiental. Assim, após
a estagnação da produção, que se estendeu de 1949 a 1957 (quando atingiu 1,2 milhões
de toneladas), a extração de carvão em Santa Catarina foi crescente. Os principais
produtos da mineração de carvão encontravam mercado: o carvão metalúrgico seguia
do Porto de Imbituba para os portos do Sudeste e, daí, para as grandes siderúrgicas
estatais, CSN, Cosipa e Usiminas, além do emprego em outras indústrias; o carvão
vapor era consumido na geração de energia elétrica pelo Complexo Termelétrico
Jorge Lacerda e; a pirita servia à produção de ácido sulfúrico e ácido fosfórico pela
Indústria Carboquímica Catarinense - ICC11, empresa do grupo Petrobrás Fertilizantes
SA - Petrofértil. A projeção da indústria carbonífera pelos planos de industrialização
pesada levou a expansão contínua da produção até a primeira metade da década de
1980 (19,8 milhões de toneladas, em 1985, e quase 14 mil empregos diretos). Foi nesse
contexto que foi projetada a sétima unidade termelétrica de Capivari (MORAES, 2003).
A reversão desse quadro, entretanto, iniciou na segunda metade da década de 1980,
quando as políticas neoliberais vão retirando o Estado das funções econômicas
que havia assumido. No governo Collor, são eliminados os benefícios concedidos à
indústria. Extinguiram-se as cotas de consumo, desobrigou-se o consumo de carvão
nacional pelas siderúrgicas brasileiras e foi liberada a importação. Com a inclusão da
Petrofértil no Plano Nacional de Desestatização, em 1990, a já sucateada ICC entrou
em processo de liquidação, em 1993.
O neoliberalismo impactou duplamente o Complexo Termelétrico Jorge Lacerda,
implicou no atraso da construção da sua última unidade e levou, em 1997, mesmo
ano da operação da unidade VII (de 363 MW de potência), a sua privatização, junto
com empresas do grupo Gerasul, cujo leilão foi arrematado pela Tractebel Energia
SA. Mesmo após a privatização, o carvão consumido na geração elétrica da Jorge
Lacerda permaneceu recebendo subsídios.

11 A ICC também tinha a capacidade de geração de 15 MW, também instalada durante o II PND, que gerava energia no processo de trans-
formação de pirita carbonosa em ácido sulfúrico para consumo próprio e para distribuição nos arredores. (MORAES, 2004)

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4. Considerações finais: a eletrificação rural e a completude da eletrificação
na região Sul de Santa Catarina
Para entender a eletrificação rural é necessário uma breve exposição sobre o
espraiamento das redes de energia elétrica pelo território do Estado. Esse movimento
tem base nas iniciativas do governo estadual, pois, grosso modo, havia uma clivagem
do setor elétrico desde a década de 1950. Em Santa Catarina essa divisão de funções
ficou basicamente no seguinte formato: ao governo federal couberam os pesados
investimentos em geração, megausinas, e gigantescas linhas de transmissão; ao
governo estadual, a capilaridade, as linhas de transmissão menores e a distribuição.
Nesse contexto, o planejamento a nível estadual também foi de grande relevância
para as mudanças no setor elétrico. Na verdade, os planos de eletrificação estaduais
são precursores da intervenção estatal no setor em vários estados brasileiros. Em
Santa Catarina, apenas mencionamos, foram essenciais as atividades da Comissão
de Energia Elétrica de Santa Catarina – CEE e os planos estaduais como o Plano
Regional de Eletrificação do Estado de Santa Catarina do Governo Jorge Lacerda,
de 1957, o Plano de Obras e Equipamentos - POE (1955-1960), o Plano de Metas do
Governo - PLAMEG (1961-1965), o PLAMEG II (1966-1970), e o Projeto Catarinense de
Desenvolvimento - PCD (1971-1974). Todos eles tiveram importantes investimentos
em energia elétrica, inclusive a criação e expansão da Centrais Elétricas de Santa
Catarina S.A., uma das maiores distribuidoras de energia no país, na atualidade.
A Comissão de Energia Elétrica de Santa Catarina – CEE foi criada em 1951 (Lei
Estadual Nº 505/ 1951) e teve papel no planejamento dos sistemas elétricos no
estado, assumindo, mais tarde, funções na eletrificação rural. Também fruto desse
movimento, fundamentado no planejamento estadual, a Celesc foi, paulatinamente
ampliando seu controle sobre as concessionárias regionais e ampliando sua área
de abrangência12. Desde a inauguração da SOTELCA, a Celesc teve liberdade para
concentrar seus esforços na ampliação do número de ligações, ficando completamente
alijada de investimento em geração. Com isso a área de atendimento da empresa
entrou em rápida expansão, interiorização e unificação de sistemas.
Se, até princípios da década de 1970, havia uma grande disparidade regional e algumas
regiões estavam quase excluídas do processo de eletrificação, a região Sul de Santa
Catarina, já conectada desde a construção das linhas de transmissão que originavam
na UTE-CSN, sentiu, imediatamente, os reflexos da eletrificação planejada.
A região sul passou a ter uma grande produção de energia elétrica na metade da

12 Em seus primeiros anos de atividade, incorporou empresa regionais, como a Elffa, a Empresul e a Força e Luz de Videira - Videluz,
passando a controlá-las em esquema de holding, absorvendo parte da capacidade já instalada no estado. No início da década de 1960,
juntariam-se ao controle da Celesc mais três subsidiárias, a Companhia Pery de Eletricidade - Cipel, de Curitibanos, a Companhia Serra-
na de Eletricidade - Cosel e a Companhia Oeste Catarinense de Eletricidade - Ciaoeste, de Concórdia, e a Força e Luz Santa Catarina S.A.,
de Blumenau. No final de 1963, pela incorporação das sociedades, a CELESC aumentou o controle operacional sobre o setor, o incluía a
incorporação de ações de empresas distribuidoras como a Força e Luz São Francisco e SA e da Canoinhas Força e Luz SA (CELESC, 1964).

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década de 1960, portanto, por conta da Termelétrica Jorge Lacerda, tendo como
consequência (não só por isso) o desenvolvimento de suas atividades industriais,
passando a posição de segundo maior consumo per capta do Estado.
Na década de 1970, com essa nova conjuntura, o governo estadual desenvolveu seu
programa de eletrificação rural, com novos recursos captados junto ao BID, por meio
da Empresa de Eletrificação Rural de Santa Catarina – ERUSC13. Criada em 1973, na
reforma administrativa de Colombo Salles (Lei Estadual nº 4.824/73), a Erusc se estatuía
sobre o espólio da extinta a CEE (com todos os recursos, mão de obra e, até, o caixa), já
então no papel exclusivo da eletrificação rural (SANTA CATARINA, 1975). A CEE, antes
de se “transformar” em Erusc, chegou auxiliar simultaneamente 41 cooperativas
de eletrificação rural, em 1966, a maioria do Sul de Santa Catarina, quando, então,
iniciou a incorporação de algumas delas. Até 1973, foram 8 incorporações (CEE, 1974).

Tabela 3: Cooperativas de eletrificação rural do Sul de Santa Catarina - até 1970

Nome Município Fundação


CER Forquilhinha Ltda Forquilhinha (Criciúma) jan/1959
CER Imaruí Ltda Imaruí set/1961
CER Jacinto Machado Ltda Jacinto Machado set/1961
CER Sombrio Ltda Sombrio set/1961
CER Gravatal Ltda Gravatal dez/1961
CER Treze de Maio Ltda Treze de Maio dez/1961
CER Braço do Norte Ltda Braço do Norte fev/1962
CER Grão Pará Ltda Grão Pará fev/1962
CER Treviso Ltda Treviso (Siderópolis) mai/1962
CER Turvo Ltda Turvo set/1962
CER Praia Grande Ltda Praia Grande jun/1963
CER São João do Sul Ltda São João do Sul jun/1963
CER São Ludgero Ltda São Ludgero ago/1963
CER Içara Ltda Içara out/1963
CER Morro da Fumaça Ltda Morro da Fumaça nov/1963
CER Cocal Ltda Cocal do Sul (Urussanga) mar/1964
CER São Martinho Ltda São Martinho jul/1964

13 Lei Estadual de Santa Catarina nº 4.824, de 15 de janeiro de 1973. Cria a Erusc e extingue a CEE, incorporando seus compromissos,
seus bens, servidores e até mesmo o saldo orçamentário deste órgão para aquele ano.

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CER Rio Fortuna Ltda Rio Fortuna mar/1965
CER São Bento Baixo Ltda Nova Veneza jan/1966
CER Anita Garibaldi Ltda Tubarão fev/1966
CER Garopaba Ltda Garopaba set/1966
CER Urussanga Ltda Urussanga out/1967
CER Armazém Ltda Armazem nov/1967
CER Pindotiba Ltda Orleans fev/1968
CER Laguna Ltda Laguna abr/1970
Total 25

Fonte: CEE, 1971.

Restam, ainda, algumas dessas cooperativas de eletrificação rural, que somadas


a umas poucas empresas privadas (João Cesa e EFLU) cobrem o restante da área
de distribuição de energia elétrica no sul de Santa Catarina. Abaixo elencamos as
cooperativas remanescentes do Sul do Estado.

Tabela 4: Cooperativas de eletrificação rural do Sul de Santa Catarina em funcionamento


Abrangência Rede
Nome Fund(ano) Exclusiva e Tipo
Km kVA
Compartilhada
Forquilhinha,
COOPERA 1959 Nova Veneza, 1.704 65.900 Perm.
Criciúma
CEJAMA 1961 Jacinto Machado 644 18.583 Perm.
CERGRAL 1961 Gravatal 209 16.386 Perm.
Turvo, Meleiro,
Ermo, Morro
Grande, Timbé do
Sul, Araranguá,
CERSUL 1961 Maracajá, 1.147 109.963 Perm.
Sombrio, Jacinto
Machado,
Forquilhinha,
Nova Veneza

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Treze de Maio,
COORSEL 1961 Orleans, Pedras 1.400 38.932 Perm.
Grandes, Tubarão
Braço do Norte,
Rio Fortuna,
Gravatal,
CERBRANORTE 1962 623 79.243 Perm.
Armazém, Santa
Rosa de Lima,
Grão Pará
CERGAPA 1962 Grão-Pará 354 22.732 Perm.
Pedras Grandes,
Urussanga, Cocal
CERMOFUL 1962 do Sul, Morro 263 70.153 Perm.
da Fumaça,
Criciúma, Içara
Paulo Lopes,
CERPALO 1962 Garopaba, 306 38.141 Perm.
Imbituba, Imaruí
Treviso,
Urussanga,
Siderópolis, Cocal
CERTREL 1962 269 28.105 Perm.
do Sul, Lauro
Müller, Criciúma,
Nova Veneza
Armazém, São
COOPERZEM 1962 Bonifácio, São 1.000 nd nd
Martinho
Praia Grande,
São João do
Sul, Passo de
CEPRAG 1963 Torres, Balneário 569 36.594 Perm.
Gaivota, Jacinto
Machado, Santa
Rosa do Sul
Tubarão,
CERGAL 1963 Jaguaruna, 322 35.935 Perm.
Laguna, Gravatal

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Içara, Balneário
Rincão,
COOPERALIANÇA 1963 490 124.805 Conc.
Jaguaruna,
Araranguá
São Ludgero,
Braço do Norte,
CEGERO 1963 nd nd nd
Orleans, Tubarão,
Pedras Grandes
Cocal do Sul,
Urussanga,
Orleans, Lauro
Müller, Pedras
COOPERCOCAL 1964 Grandes, Morro 841 57.875 Perm.
da Fumaça,
Criciúma,
Siderópolis,
Treviso
COOPERMILA 1971 Lauro Miller 160 10.542 Perm.
Fonte: Páginas das empresas; ANEEL (2019). Elaboração própria.

A Erusc não só auxiliava a organização de cooperativas de eletrificação rural,


como também incorporava algumas delas. Ao mesmo tempo a Celesc projetava
o espraiamento da sua área de abrangência com a eletrificação rural e com um
programa de incorporação de empresas regionais/locais. O Sul do estado recebeu
atenção especial com ampliações e recapacitação de linhas de transmissão (para
69kV). Nas incorporações, no começo da década de 1980, as empresas Eletricidade Luz
e Força de Araranguá S.A., Força e Luz de Criciúma (1982) e a Cia Docas de Imbituba,
que funcionavam como distribuidoras foram absorvidas pela Celesc (IMBITUBA-SC,
2017; Decreto Federal nº 46.331/59).
O aumento da abrangência da Celesc esbarrava nas áreas que dependiam da
organização de cooperativas para a eletrificação rural, uma das principais funções da
Erusc. Com o processo de aquisição dos ativos das cooperativas de eletrificação rural,
intensificado na segunda metade da década de 1980, marcado pela incorporação das
cooperativas de eletrificação rural Vale do Chapecó, Vale do Itajaí e Vale do Rio do
Peixe, a própria Erusc foi incorporada à Celesc, em 1987.
Devemos entender a eletrificação rural em Santa Catarina, primeiro, pela criação
das cooperativas de eletrificação rural, auxiliadas pela CEE e, depois, pela Erusc e;
segundo, como um movimento cumulativo de incorporações: i) pela CEE, cujos ativos
passam ao controle da Erusc; ii) pelas incorporações de cooperativas pela Erusc,

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cujos ativos passam ao controle da Celesc, e; iii) pelas incorporações de cooperativas


de eletrificação rural pela Celesc.
No início dos anos 1990, os investimentos na eletrificação do estado, correspondiam
à elevação de padrões de segurança e ampliação da capilaridade da rede, além da
interligação dos sistemas elétricos do país. Nessa etapa, a Celesc teve responsabilidade
na construção das linhas de transmissão e subestações, entroncamento com do
sistema Eletrosul, e desenvolvimento do seu sistema de automação.
Ainda na primeira metade da década, dentro do Plano Nacional de Desestatização,
iniciaram as privatizações no setor elétrico brasileiro, que alcançaria ativos da
Eletrosul. Em 1997, a Eletrosul foi desmembrada em geração elétrica — assumida
por uma nova subsidiária da Eletrobras (Lei n.º 1531/97), a Centrais Geradoras do Sul
do Brasil – Gerasul — e sistema de transmissão. A Gerasul controlava um total de
3,7 GW de potência instalada, nas hidrelétricas Salto Santiago, Salto Osório e Passo
Fundo, além de Itá e Machadinho (em construção), e nas termelétricas do Complexo
Jorge Lacerda, Charqueadas e Alegrete, além de Jacuí (em construção). Já setembro
de 1998, a Gerasul foi a leilão, sendo arrematada pela empresa belga Tractebel, por
US$ 800,4 milhões (GOULARTI FILHO; MORAES, 2004). Em 2002, já em operação de
Itá e Machadinho, a razão social da empresa privatizada passou a Tractebel Energia e,
posteriormente, para Engie Brasil Energia, que continuou em expansão, até se tornar
a maior empresa privada de geração de energia elétrica do país.
A Celesc, com mobilização popular e sem o afinco privatista da administração estadual,
não foi privatizada e permaneceu contribuindo para que Santa Catarina alcançasse
100% do território considerado eletrificado, por volta do ano 2000. Nessa mesma
época os grandes sistemas elétricos já estavam interligados e foi estabelecimento do
Sistema Interligado Nacional (SIN), resultado do processo de eletrificação planejada.
A partir de então, a negligência com o planejamento do sistema elétrico nacional
acarretaria em prejuízo a todo o território.

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La electrificación del Sur de Santa
Catarína: de las primeras iniciativas para la
interconexión de los sistemas eléctricos
The electrification of South of Santa Catarina: from the
first initiatives to the interconnection of electrical systems
DOI: http://doi.org/10.33255/25914669/6108

Fabio Farías de Moraes


https://orcid.org/0000-0002-7045-8514
Universidade do Extremo Sul Catarinense
[email protected]
Criciúma, Santa Catarina
Brasil
Recibido:28/02/2022
Aceptado:19/05/2022

Resumen
El contenido de este artículo analiza las iniciativas privadas en el sector
eléctrico en la región sur de Santa Catarina, desde las primeras décadas
del siglo 20. Trata de la formación de las primeras redes con un alcan-
ce local, pasando de la interconexión regional, liderada por inversiones
estatales, a la interconexión a sistemas más grandes, con cobertura en
el sur de Brasil. Inicialmente, se enumeran algunos de los principales
sistemas aislados, que, repartidos por el territorio sur de Santa Catarina,
sirvieron a las diversas ubicaciones. En primer lugar, el elemento unifi-
cador de un sistema regional, la Central Termoeléctrica de la Siderúrgica
Nacional ocupa un espacio en nuestra exploración. En segundo, otra in-
versión estatal de gran relevancia para la electrificación del sur del es-
tado, el Complejo Termoeléctrico Jorge Lacerda, tiene un papel central.
Finalmente, con algunas consideraciones panorámicas sobre el resulta-
do de la electrificación en la región, finaliza este artículo.
Palabras clave: Sur de Santa Catarina – Electrificación - Termoeletricidad

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ABSTRACT
The content of this article brings a survey of private initiatives in the
electricity sector in the southern region of Santa Catarina, since the first
decades of the 20th century. It is about the formation of the first networ-
ks with a local reach, passing the regional interconnection, led by state
investments, to the interconnection to larger systems, with coverage in
the south of Brazil. Initially, some of the main isolated systems are listed,
which, spread over the southern territory of Santa Catarina, served the
various locations. Then, the unifying element of a regional system, the
Companhia Siderúrgica Nacional’s Thermoelectric Power Plant takes up
some space in our explanation. Another state investment, of great rele-
vance for the electrification of the south of the state, the Jorge Lacerda
Thermoelectric Complex, has a central role to follow. Finally, with some
panoramic considerations about the outcome of electrification in the re-
gion, this article ends.
Keywords: South of Santa Catarina. Electrification. Thermoelectricity.

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Introducción
En la región estudiada, el sur de Santa Catarina, en la primera fase de electrificación
en el Estado, es decir, hasta mediados de la década de 1950, operaban pequeños
concesionarios privados, administrados por municipios o por la asociación de pequeñas
capitales locales. Las empresas más grandes del sector eléctrico que operaban en
Santa Catarina se ubicaron en las regiones económicamente más dinámicas, Costa
Norte y Vale do Itajaí. Otros dos concesionarios, con cierta expresión, construyeron
sistemas eléctricos de alcance regional, La Compañía de Fuerza y Luz, con sede en
Lages, y la Compañía de Luz y Fuerza de Florianópolis - ELFA (nombre dado a la
empresa que se originó en los servicios públicos de electricidad de la capital del
estado). Estas empresas formarán la base para la creación y expansión de la empresa
estatal creada para el desarrollo del sector eléctrico en Santa Catarina, desde la
década de 1950, la Centrais Elétricas de Santa Catarina - CELESC.
Incluso antes de eso, ya a fines de la década de 1940, el marco del sector comenzó una
transformación, con la adición de elementos que catalizaron la interconexión de los
sistemas: como las líneas de transmisión de la compañía Siderúrgica Nacional - CSN,
desde el Sur; la nacionalización de la Compañía Brasileña de Electricidad del Sur –
Empresul (a partir de la expropiación de capital alemán, tratada como indemnización
de guerra), en el Norte, e inversiones privadas como las de la empresa Força e Luz
Santa Catarina, entrando en el Alto Vale do Itajaí, además del sistema regional de la
Capital, cuya atención de los poderes públicos era notoria para su formación. Para
esta, había una termoeléctrica promedio y un conjunto de plantas hidroeléctricas
que se habían construido a fines de la década de 1940, que suministraban carga a los
sistemas regionales.
Consideramos todo este período como una electrificación clauding1 de Santa
Catarina, porque, aunque limitada, lenta y bien formada, llegó a las diversas regiones
del territorio estatal. La expansión de las redes, el aumento de la energía generadora
e incluso el surgimiento embrionario de la industria electrotécnica (en el noreste y
medio oeste) de Santa Catarina correspondieron al grado de progreso de la economía
regional.
La fase claudiana de la electrificación estatal corresponde al período de prevalencia
de circuitos eléctricos locales aislados, característico de las primeras décadas de
formación del sector eléctrico en Santa Catarina, y a un segundo momento, entre
las décadas de 1920 y 1930, en el que las zonas de mayor ingenio industrial, como
el Valle de Itajaí, la región de Joinville y el corredor de Herbal, además de la

1 Que al igual que Claudio, el estigmatizado emperador romano, entre los años 41 y 54 d.c, retratado en novelas casi inextricables por
el novelista Robert Graves, realizó grandes obras y lideró importantes conquistas militares que expandieron el Imperio. Utilizamos el
término en un intento de dar un sentido positivo, en oposición a la idea de electrificación débil o insuficiente, común en la historiografía
de Santa Catarina.

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Capital, evolucionaron, por diferentes causas, para consolidar los sistemas eléctricos
regionales. Estos vienen a vivir con el modelo primario. Con la expansión de la
capacidad de generación en estas mismas áreas y la mejora de las redes eléctricas,
entre mediados de la década de 1930 y la década de 1950, esta region contó con
sistemas eléctricos regionales interconectados. En la segunda fase de electrificación
en Santa Catarina, que hemos llamado “electrificación planificada” y que se basa en
un movimiento a mayor escala, con la planificación de la intervención estatal en la
economía y una postura proactiva del poder público, a nivel estatal y federal para
enfrentar las limitaciones al proceso de industrialización, se produjo la transición a
un sistema eléctrico estatal interconectado.
1. La primera fase de electrificación en el sur de Santa Catarina
Laguna, una de las ciudades más importantes del sur del estado, ya contaba, a
principios de la década de 1920, con una central termoeléctrica, la “Central Eléctrica
Municipal”, que servía a la sede del municipio y al muelle portuario (Von Schönenbeck,
1922. p. 147). El suministro de electricidad a la ciudad fue realizado por la Compañía
Brasileña del Carbón Araranguá - CBCA, hasta mediados de la década de 1950, cuando
fue transferido al propio gobierno municipal. Otras zonas del municipio de Laguna
quedaron bajo concesión de la empresa carbonífera. CBCA, la que también ha sido
responsable del suministro de electricidad en Tubarão desde 1923. Con la operación
de la planta termoeléctrica de CSN en Capivari (que tratamos justo después) CBCA
ahora tuvo el suministro mayorista y no haría otras inversiones en generación. En la
década de 1960, la compañía tuvo sus concesiones y redes incorporadas por CELESC
(Santos; Reyes, 2002).
En Imbituba (territorio de Laguna hasta 1958, cuando se emancipa como “Henrique
Lage” la Cia. Docas de Imbituba, parte del complejo carbonífero, mantuvo una
de estas termoeléctricas desde 1917. Esta planta también abastecía a la industria
cerámica de Imbituba SA. – ICISA, que a su vez también fabricaba aisladores para
redes eléctricas, entre otros. A finales de la década de 1950 la ciudad fue abastecida
a granel por CELESC, con una derivación de la línea de transmisión Capivari-
Florianópolis, mientras que la Cia Docas de Imbituba solo dejaría de explorar los
servicios de distribución de electricidad en la década de 1980, con la transferencia
de la concesión a CELESC y la desactivación de esta termoeléctrica (IMBITUBA, 2017;
BRASIL, 1959. Dic. 46.331).
En el sur del estado todavía había otras pequeñas plantas termoeléctricas,
principalmente de las décadas de 1930 y 1940. Algunos de los casos más relevantes,
como las de Laguna y Tubarão, fueron de las empresas carboníferas de la región
de Criciúma, que utilizaban la termoelectricidad para sus actividades servían a
sus aldeas operativas. La instalación de locomotoras en la localidad de Criciúma,
probablemente entre finales de la década de 1910 y mediados de la década de 1920,
por Marcos Rovaris y Benjamin Bristot, fueron las primeras iniciativas observadas. La
concesión de los servicios habría pasado por algunas manos, como Charles Pitet, tras

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la fundación de la Compañía Fuerza y Luz Cresciumense. Cuando la Ifcia prosperous
Coal (nacionalizada en 1943 y posteriormente incorporada a los activos de CSN)
construyó una termoeléctrica, la concesión habría sido adquirida a Júlio Gaidzinski.
Hoy en día solo quedan vestigios de esta planta, como la chimenea, que forman un
memorial en una de las plazas de la ciudad, apuntando al año 1941 como fecha de su
inauguración (DNPM, 1942; Naspolini Filho, 2000).2 3
Otros dos casos ocurrieron en Urussanga y Orleans. En la localidad de Río Deserto,
en Urussanga, la Cia. Carbonífera Urussanga mantuvo, al menos desde finales de
la década de 1930, una central térmica, con 184 kW, que atendió a sus pueblos de
trabajo (DNPM, 1942). En Orleans, la Compañía Nacional de Minería del Carbón de
Barro Branco, también instaló, en 1922, una planta de energía térmica a base de
carbón. La misma empresa recibiría la concesión para la generación hidroeléctrica
en el río Tubarão en 1952, pero había estado operando una planta hidroeléctrica allí
desde 1937 (BRASIL, 1952. Dic. 30.960). Con esto, llegó a Orleans, Lauro Müller y Grão
Pará. En 1975, la concesión de uso hidráulico fue renovada, pero sólo para el uso
exclusivo del concesionario, ya que la concesión para la distribución de electricidad
al municipio sería a CELESC (BRASIL, 1975. Dic. 75.681). Para ello, hasta que se
completó la red de transmisión de CELESC a ese municipio, la energía generada por
la Central Hidroeléctrica Cia. Barro Branco abastecía las instalaciones de distribución
de la concesionaria estatal (BRASIL, 1975. Dic. 75.682).
En Araranguá, en el extremo sur del estado, el Almanak Laemmert (1930) también
revela que el centro de la ciudad ya tenía electricidad en 1930, al parecer, implantada
por el gobierno municipal, sirviendo alumbrado público y privado. Además, en una
especie de informe de viaje de Menezes Filho (1934) se menciona que Araranguá está
iluminado por luz eléctrica. En 1934 entró en funcionamiento el generador térmico
de José Firmino Leitão. En 1938, Leitão instaló una central hidroeléctrica (74kW de
potencia), en el río Manuel Alves, en Meleiro, todavía un distrito del municipio de
Araranguá, para suministrar carga en el sitio y en la sede de Araranguá, para lo cual
recibió la concesión federal en 1942 (BRASIL, 1942. Dic. 8.639). En 1953, la concesión
fue transferida a la Compañía de Electricidad Luz y Fuerza de Araranguá S.A.,
constituida en el año anterior (BRASIL, 1952. Dic. 31.243; BRASIL, 1953. Dic. 32.483).
En 1961, la firma José Firmino Leitão & Cia. Ltda. fue autorizada para funcionar como
una empresa de energía eléctrica (BRASIL, 1961. Dic. 50.708). Hasta el decenio de
1980, la región del extremo sur dependerá de concesionarios locales o cooperativas

2 Ambos industriales locales, el primero fue uno de los socios fundadores de The Prosperous Carboniferous, fundada en 1921, el segun-
do, gerente de la Sociedad Brasileña Carboniferprogress, a principios de la década de 1930.

3 Socio fundador de la Sociedade Carbonífera Ouro Preto Ltda., en 1931, y de la Sociedade Carbonífera Cresciúma Ltda. en 1932.

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de electrificación rural (lo que sigue ocurriendo).4


La instalación de una central termoeléctrica de la compañía Siderúrgica Nacional -
CSN, en el sur del estado, permitió el surgimiento de empresas locales exclusivamente
para la distribución de electricidad, en las décadas de 1940 y 1950. Este fue el caso
de la Empresa Força e Luz de Urussanga Ltda – EFLUL (que también tenía su
propio generador en la década de 1940), la Empresa Força e Luz João Cesa Ltda, de
Siderópolis, de Cerâmica Cocal, en Cocal do Sul, y de Força e Luz Içarense, de Içara.
En Siderópolis, la concesión de los servicios locales de suministro de electricidad
fue otorgada a João Cesa en 1951 (BRASIL, 1951. Dic. 29.920). En 1957, se permitió
al CSN abastecer ese sistema local a granel (BRASIL, 1957. Dic. 41.752). La Sociedad
Fuerza y Luz Içarense Ltda. recibió la concesión para distribuir electricidad en Vila
Içara, entonces municipio de Criciúma, en 1956. Su red se abastecería con electricidad
recibida, en alta tensión, también del CSN (BRASIL, 1956. Dic. 39.061).
También hubo otras iniciativas de carácter efímero en el sur. Se trataba de un buen
número de pequeños productores, con redes muy pequeñas, que eran apenas unas
pocas calles en los distritos en los que se ubicaban. Estos pequeños generadores caerían
en desuso a medida que las líneas de transmisión del CSN se extendieran por el sur
del estado. Sin embargo, fueron de gran importancia, ya que algunos han funcionado
desde la década de 1910, pero fueron más comunes desde la década de 1930.
Se pueden citar ejemplos de nueva Venecia, que en 1914 (o 1919) fue suministrada
por la central hidroeléctrica de la firma Ind. y Bortoluzzi Trade; Urussanga, desde
1917, abastecida por la presa hidroeléctrica de Ângelo A. Nichele & Antônio Ferraro;
Jacinto Machado, con una turbina hidráulica de Egidio Tomasi, desde 1929; Brazo
Norte, donde Theodoro Bernardo Schlickmann suministraba electricidad desde 1930,
realizando nuevas inversiones en redes de generación y distribución de electricidad
a fines de la década de 1940, pero recibió la subvención solo en 1953 (BRASIL, 1953.
Dic. 32.674) —; Treviso, que desde 1930 contaba con un generador alimentado por
una noria, perteneciente a Celeste Losso; Cocal do Sul, con Ângelo Perucchi, también
por medio de una rueda hidráulica, desde 1932; Sangão, desde 1935, con la rueda
hidráulica de Honorato M. Serafim (Usina Aleinoé); Jaguaruna, desde 1936, con Bez
Batti & Martins, utilizando generador térmico; Turvo, donde la firma Bez Batti & Rovaris
generaba electricidad, desde 1937, a través de una rueda hidráulica; Izado, en 1938, con
Antônio Rossi Fermo, con termoelectricidad; Grão Pará, desde 1939, con una central
hidroeléctrica de Ângelo Alberton Luiz; Maracajá, con la hidroelectricidad generada
por Angelo Izé; São João do Sul, a fines de la década de 1930, con hidroelectricidad
generada por Abel Esteves de Aguiar, y; Sombrío, desde 1941, con Paulo Isopo & Jóse

4 En Araranguá, en el sur del estado, en 1934 la notoriedad del Hotel Labes cita la existencia de “luz eléctrica en todas las habitaciones”

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Stuart, utilizando la termoelectricidad (DNPM, 1942).5
En el primer cuarto del siglo 20, la región sur del estado tenía al menos cinco ciudades
/ localidades con servicios públicos de electricidad, Criciúma, Imbituba, Orleans,
Tubarão y Laguna. En todos estos casos la termoelectricidad fue la opción adoptada.
Y también estaría en las plantas que aparecieron más tarde en Criciúma, Araranguá,
Jaguaruna, Urussanga, Içara y, más tarde, en Sombrio y Forquilhinha. Aparte de
algunos casos, como Sombrio, cuyo combustible era diésel, y otros que utilizaban
madera, el carbón mineral se utilizó en la mayoría de estas plantas termoeléctricas. La
región también registra la operación de algunas pequeñas centrales hidroeléctricas,
en las que destacamos una planta privada en Nueva Venecia, para la precocidad,
y las centrales hidroeléctricas Meleiro (que abastecían el centro de Araranguá)
Orleans y Urussanga. Otras plantas, aún más pequeñas, permitieron que el extremo
sur no se desabasteciera por completo. Toda la región dependió de estas pequeñas
centrales eléctricas locales hasta la llegada de las líneas de transmisión UTE-CSN
entre finales de la década de 1940 y la década de 1960.

Figura 1: Centrales eléctricas en el sur de Santa Catarina hasta 19506

5 La fecha de instalación de la planta, contenida en el relevamiento realizado por DNPM, en 1942, entra en conflicto con la petición
presentada por Bortoluzzi e Irmãos, en 1919, al Municipio de Araraguá (DNPM, 1942; Bortoluzzi y Hermanos, 1919).

6 Nota: Las centrales eléctricas son estructuras perennes. Por lo tanto, la cifra trae, si está disponible, datos de la potencia final de las

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1.1. La Central Termoeléctrica de la compañía Siderúrgica Nacional (UTE-


-CSN)
En la segunda mitad de la década de 1940, surgió el primer elemento unificador de
las diversas redes que operan en el estado, que tiene influencia en toda la costa, pero
especialmente en el sur de Santa Catarina. Este elemento fue la Central Termoeléctrica
de la compañía Siderúrgica Nacional - UTE-CSN, instalada en la localidad de Capivari
de Baixo, entonces municipio de Tubarão.
La construcción de la UTE-CSN se debió a los desarrollos de las actividades
carboníferas de la Compañía, que utilizaban el mineral de Santa Catarina en la
planta siderúrgica Volta Redonda. La UTE-CSN era necesaria para el suministro de
electricidad a la Lavadora Central Capivari (para el procesamiento del carbón) y a la
unidad minera (ubicada en Siderópolis, entonces Nova Belluno). Las tres unidades del
CSN en Santa Catarina fueron construidas en paralelo entre 1943 y 1946. La ubicación
de la termoeléctrica estaba al lado de la Lavadora, que tenía gran necesidad energética
para separar, por fracciones, todo el carbón extraído en el estado. La potencia inicial
de la planta termoeléctrica fue de 15MW, suficiente para abastecer también a varios
municipios cercanos. En 1960 una ampliación de la capacidad instalada llevó a la
central termoeléctrica a 27,4 MW de potencia instalada, suministrando energía a tres
regiones del Estado, el Norte, el Sur y la Región de Florianópolis (Moraes; Goularti
Filho, 2011).
El objetivo principal del CSN en Santa Catarina era producir carbón con alta
concentración de carbono para uso siderúrgico. Esto implicaba la acumulación de
reservas de carbón de menor poder calorífico, extraídas obligatoriamente, que tendrían
uso en la producción de electricidad, carbón de vapor o carbón energético. Después
de la Segunda Guerra Mundial, la industria brasileña del carbón se enfrentó a una
demanda cada vez menor de carbón similar al vapor que comenzó a almacenarse.
La expansión de la UTE-CSN corresponde a dos factores: el combustible sobrante y
la falta de electricidad.7
El estancamiento de la producción de carbón continuó hasta finales de la década de
1950, cuando algunas empresas termoeléctricas comenzaron a operar en el sur de
Brasil, y el aumento de las existencias de carbón de vapor en Santa Catarina continuó
operando las unidades de Sociedade Termoelétrica de Capivari S.A – SOTELCA, un
elemento ya de electrificación planificada.

plantas, porque la capacidad de expansión es un factor relevante para el suministro de energía en las diversas regiones, cuando los
sistemas aún están aislados. En las plantas en operación se considera la potencia actual.

7 Dada la reanudación de las importaciones de carbón y el movimiento de dieselización de la red ferroviaria nacional, alrededor de
1955, intensificándose después de 1957. El transporte ferroviario en ese momento era el mayor consumidor de carbón de vapor en ese
momento. Este movimiento también tuvo lugar en la navegación.

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2. La transición a sistemas regionales interconectados
Algunas centrales hidroeléctricas, construidas o planificadas antes del final del
Estado Novo, y la Central Termoeléctrica de la compañía Siderúrgica Nacional – UTE-
CSN formaron la mayor parte del suministro eléctrico en el estado de Santa Catarina,
hasta la segunda mitad de la década de 1940. La finalización de tres obras: la entrada
en funcionamiento de LA UTE-CSN, la operación de la Planta Cedros en 1949, y una
gran expansión de la Planta Bracinho, entre 1951 y 1953, hicieron que la energía para
instalarse en el estado creciera rápidamente, entre 1945 y 1955, como se observa en
la Tabla 1, a continuación:

Tabla 1: Potencia nominal (en kW) de las plantas generadoras de Santa Catarina (1934-1955)
Brasil
Año Termoeléctrico Hidráulica Total SC 1934=100 Brasil 1934=100
1934 845 13.156 14.001 100 828.000 100
1940 5.568 11.137 16.705 119 1.244.000 150
1945 5.983 11.967 17.950 128 1.342.000 162
1950 11.840 29.966 41.807 299 1.883.000 227
1955 21.038 45.691 66.729 477 3.148.000 380

Fuente: IBGE (1936; 1937; 1939); CEE (1967); CELESC (1963; 1964; 1965; 1971). Elaboración propia.

Alrededor de 1953, la región sur de Santa Catarina, identificada en los informes


del gobierno estatal como “Costa Laguna”, tenía alrededor del 31% de la potencia
instalada en el Estado, o 17,5 MW, distribuidos en 17 plantas, lo que destacó la UTE-
CSN (SANTA CATARINA, 1955).

Tabla 2: Producción total y participación de UTE-CSN en electricidad generada en Santa Catarina (en MWh)
- 1950/55
Ano Total UTE-CSN Año Total UTE-CSN
1950 118.081 10,9% 1953 150.149 29,4%
1951 119.802 19,2% 1954 186.167 26,7%
1952 138.395 19,0% 1955 207.423 33,3%
Fuente: SANTA CATARINA (1955); CELESC (1960); CBE (1957). Elaboración propia.

Con la energía disponible de la operación de UTE-CSN fue posible establecer un


conjunto de cooperativas de electrificación, como veremos a continuación, dedicadas
exclusivamente a la distribución de electricidad. Pero solo con la creación de dos
grandes empresas estatales, Centrais Elétricas de Santa Catarina S.A. – CELESC y

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Sociedade Termoelétrica de Capivari S.A. – SOTELCA, se resolvió el problema del


racionamiento y se alivió la electrificación en toda la región, consecuencia de la 8fase
de electrificación planificada.
Desde finales de la década de 1950, la región costera del estado estaba en la etapa
de interconexión. Pero en la meseta al oeste, la dependencia de plantas aisladas
(algunas con redes de transmisión radial) para suministrar electricidad se mantuvo.
Con CELESC y con la ejecución de los planes estatales, se abrió un período de intenso
cambio en el marco de entonces.
En la etapa de fuerte expansión del sector eléctrico, iniciada en la segunda mitad de
la década de 1950, la industria del carbón y la termoelectricidad del carbón fueron el
foco de la inversión federal. Esto sucedió especialmente en el Plan de Metas y el SNE
II, los principales planes de industrialización que debemos considerar.

3. La Sociedad Termoeléctrica de Capivari SA - SOTELCA


El Plan de Metas correlacionó las metas sectoriales. Así, la deseada expansión de
la producción de acero, de 2,3 millones de toneladas de acero (crudo en lingotes)
para 1960, y otros 3,5 millones de toneladas para 1965, a partir de 1,36 millones de
toneladas en 1955, impuso la expansión de la producción de carbón. Con este fin, la
producción de carbón de Santa Catarina se vería estimulada por la creación de la
Sociedad Termoeléctrica de Capivari SA - SOTELCA, que se convertirá en el Complejo
Termoeléctrico Jorge Lacerda.
Los problemas del sector del carbón crearon la oportunidad de resolver el problema
de la generación de electricidad en el sur del país. La demanda de carbón para el
transporte ferroviario y marítimo cayó, con el movimiento de la dieselización de
los motores. Todavía había consumo para la producción de electricidad, que en Rio
Grande do Sul alcanzó toda la producción, así como en Paraná, que vio reducida su
producción en la década de 1950. El carbón de Santa Catarina, por otro lado, era
coqueificable e interesado en la producción de acero. Esto no se hacía antes de un
procesamiento del mineral que se desprendería de sus fracciones, carbón metalúrgico
(utilizado en acero), carbón de vapor (para quemar en calderas), pirita de carbono
(compuesta de hierro y azufre) y relaves. La termoelectricidad a base de carbón del
CSN no consumió todo el carbón de vapor producido en el estado. Además, una gran
cantidad de rocas y piritas se hincharon en depósitos a cielo abierto, lo que provocó
la contaminación del suelo y los recursos hídricos.
La idea de ampliar el uso del carbón en la generación de electricidad en Santa

8 CELESC, establecida en 1955, excedió el alcance de una cuarta parte del territorio de Santa Catarina hasta mediados de la década de
1960. Con la operación unificada y las inversiones en generación (Centrales hidroeléctricas: García en Angelina, Celso Ramos en Faxinal
dos Guedes, Palmeiras en Rio dos Cedros, Pery en Curitibanos y Governador Ivo Silveira en Campos Novos.), en grandes líneas de trans-
misión (Como Tubarão-Lages-Herval do Oeste-Xanxerê y tronco Norte — Joinville-São Bento do Sul-Rio Negrinho-Mafra-Canoinhas) y
en líneas de distribución, a mediados de la década de 1970, su rango alcanzaba más del 90% del estado (CELESC, 1975).

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Catarina no era nueva. Había centrales eléctricas a base de carbón en los tres estados
del sur y las propuestas para construir otras unidades se habían debatido desde
finales de la década de 1940 (en la “Batalla del Carbón”). Por otra parte, la creación
de la Comisión [Ejecutiva] del Plan Nacional del Carbón - CPCAN (Ley 1.886/1953)
trajo expresamente este objetivo. El proyecto de ley de Vargas para el Plan Nacional
de Electrificación también abordó el tema. Del mismo modo, la “Meta del Carbón”,
dentro del Plan de Metas, reconoció la termoelectricidad como una alternativa al
mercado del carbón de vapor, sin detallar las condiciones para ello.
El CPCAN actuó entonces como intermediario entre el gobernador Jorge Lacerda
y el gobierno federal, tomando, en su exposición de razones, demandas regionales
y proponiendo soluciones a las negociaciones. Jorge Lacerda primero reclamó una
planta termoeléctrica de 50 MW, pero la industria del carbón necesitaba una planta
más grande (con al menos 100 MW) para reducir sus grandes inventarios. Por otro
lado, una planta más grande no encontraría un mercado de consumo para la energía
generada solo en las cercanías y necesitaría estar interconectada, por largas líneas de
transmisión, a otros estados, posiblemente incluso a São Paulo. Incluso esto ya había
sido pensado en el gobierno de Vargas. CPCAN, utilizando la consultora extranjera, la
italiana Società Edison, logró aplacar el proyecto de 100 MW (Goularti Filho; Moraes,
2004). Según Miranda (1967), entonces presidente de CEPCAN, en un discurso por
el 10º aniversario de SOTELCA, la iniciativa de elevar la potencia instalada para ser
puesta en el proyecto de ley de la creación de la central térmica que inició Nereu
Ramos, quien encabezó la comisión que entregó la propuesta al presidente de la
república, Juscelino Kubitschek.
En 1956, el proyecto de ley ya se estaba tramitando para la creación de sociedad,
preparado de tal manera que no generara cargos al Tesoro, ya que preveía una
participación de la Unión para el uso de los créditos ya disponibles para el CPCAN,
por un total de Cr$ 130 millones. El gobierno federal seguiría participando en
la empresa a través de la suscripción de acciones por parte de CSN, con Cr$ 120
millones, y el gobierno de Santa Catarina entraría con Cr$ 160 millones, mientras
que los privados (mineros) participarían con Cr$ 20 millones.  En marzo de 1957 se
autorizó la empresa y poco después se aprobaron los estatutos y se realizaron los
demás actos administrativos. Meses después, Paraná también recibiría la aprobación
para la Central Termoeléctrica de Figueira (Ley Nº 3.119/1957).
El proyecto preveía la construcción de la planta generadora, subestaciones y una
línea de transmisión (Capivari-Florianópolis-Islote-Joinville). En los meses siguientes,
se preparó el proyecto ejecutivo y comenzó la contratación de contratistas. El equipo
procedía de Alemania y Suiza y contaba con la aprobación de BNDE en financiación
por Deutsche Bank y Societé de Banque Suisse (SOTELCA, 1962).
La alta inflación y la fuerte devaluación de la moneda nacional hicieron que los
valores esperados para las obras aumentaran muy rápidamente. Si en noviembre
de 1958 el gasto total previsto era de 1.400 millones de reales, en octubre de 1961

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había alcanzado los 10.500 millones de reales. Debido a esto, algunas contribuciones
de capital y suscripción de acciones fueron realizadas por BNDE, CPCAN (elevando
el capital de la compañía a Cr$ 2.83 mil millones a fines de 1961) y más tarde por
Eletrobras. El pronóstico para la primera central térmica se puso en funcionamiento
en 1963, pero la construcción se retrasó.
Con el cambio de gobierno en 1961, y la toma de posesión de Celso Ramos, miembro
de la oligarquía de Ramos, con orígenes en el Planalto Serrano, evolucionaron las
negociaciones entre los gobiernos estatal y federal para interconectar la región de
Lages, a través de la construcción del Capivari. - Lagos. Todo fue remitido, en los
gobiernos Celso Ramos e Ivo Silveira, para que SOTELCA fuera vista como una base
para la formación de un sistema eléctrico estatal y a partir de él se rompieran las
líneas de transmisión que internalizarían el suministro eléctrico en Santa Catarina.
Sin embargo, la deficiencia de recursos presupuestarios impuso lentitud a las obras
del sector eléctrico en todo el país. Esto requirió, en 1965, un crédito especial al MME
de Cr$ 30,6 mil millones. Santa Catarina tendría parte de estos nuevos recursos
correspondientes a “Cr$ 5.080.000.000 (...) para la finalización de la primera etapa
de la Planta Capivari, que dará servicio a los Estados de Santa Catarina y Paraná;
Cr$1.150.000.000 (...) para su aplicación en las plantas del sistema Palmeiras, García
y SOTELCA” (BRASIL, 1965. Dic. 56.436).
Finalmente, en julio de 1965, entró en operación la primera central térmica de
SOTELCA, la cual fue nombrada Termoeléctrica Jorge Lacerda, en honor al ex
gobernador. En marzo del año siguiente entró en funcionamiento la segunda unidad.
En ese momento ya se completaron las obras de las líneas de transmisión a Joinville
(anticipadas a SOTELCA, porque estaban diseñadas para transportar, inicialmente,
la energía generada por la UTE) y a Lages, yendo de allí hacia el oeste, hasta llegar
a Joaçaba, entonces, y al extremo oeste a principios de la década de 1970. En 1967,
la Meseta Norte, hasta Mafra también se interconectó con una línea de transmisión
que partía de Joinville; y también se completó la línea Joinville-Curitiba, que en la
práctica interconectó SOTELCA con el sistema Paraná y, por lo tanto, con la Central
Eléctrica de São Paulo - CESP. En 1970, la línea de transmisión Capivari-Siderópolis-
Farroupilha llegó a la interconexión al sistema gaucho del CEEE (SOTELCA, 1971).
En el último Año del gobierno de Kubitschek, comenzó una reorganización
institucional del sector eléctrico. La creación del Ministerio de Minas y Energía -
MME tuvo lugar en 1960. En 1961, después de años de procedimientos en el Congreso
Nacional (Ley Nº 3.890-A), se autorizó la constitución de Eletrobras, el holding de
las compañías eléctricas federales, actuando desde la formulación inicial de los
proyectos de electrificación brasileños hasta la distribución de electricidad. Para ello,
tuvo a su disposición el Fondo Federal de Electrificación - FFE (anteriormente bajo
el control de BNDE). Así, desde principios de la década de 1960, ha habido cambios
importantes en el esquema de planificación y financiamiento del sector eléctrico
brasileño que, desde 1963, permitirá una nueva etapa de la planificación del sector

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eléctrico brasileño. Eletrobrás participó, en los años siguientes, en los proyectos de
unificación y estandarización del sistema eléctrico y en los estudios de potencial
hidráulico. Incluso tuvo abundante crédito internacional por esto, un camino que fue
ampliamente utilizado durante el SNE II.9
Desde 1965, la composición accionaria de SOTELCA había sido alterada, aumentando
la participación del gobierno federal (Gobierno Federal: 51.0%; Eletrobrás: 33,5%;
CEPCAN: 13,3%; CSN: 0,9%; Celesco: 1,2%; Mineros privados: 0,1%). En 1968 SOTELCA
se convirtió en una subsidiaria de Eletrobrás, que poseía el 81% de las acciones de la
compañía (Eletrobrás: 81.0%; CEPCAN: 12,6%; USIMINAS: 4,3%; CELESC: 1,1%; CSN:
0,8%; Mineros privados: 0,2%) (SOTELCA, 1971).
En diciembre de 1968, se incorporó Eletrosul, la tercera filial de Eletrobrás, con
Chesf en el noreste y Furnas en el sureste. En 1973, el grupo sería completado por
Eletronorte. Eletrosul, por lo tanto, aparece en medio del Milagro brasileño, cuando
el sector eléctrico estaba experimentando una intensa expansión (ELETROSUL, 1994).
Hay capítulos relevantes de electrificación en todo el sur de Brasil que se refieren
al desempeño de Eletrosul. Es por eso que no tenemos la intención de abordar
su historia. Sin embargo, es una consideración bastante panorámica, la nueva
corporación de economía mixta, autorizada para operar en 1969 (Decreto 64.395/69),
tenía su sede en Brasilia, con una oficina central en Río de Janeiro, y tenía como
objetivo estudios, proyectos, obras de generación y transmisión de electricidad desde
el Sur y la integración de sistemas regionales entre sí y con un sistema nacional.
Eletrosul fue responsable de la construcción de las centrales hidroeléctricas Passo
Fundo y Salto Osório y de la operación de la central termoeléctrica Charqueadas, y,
desde 1971, también de las termoeléctricas Alegrete y Jorge Lacerda. La empresa
estatal también se ha hecho cargo de UTE Serviços de Eletricidade SA desde 1973.
Esta planta, sin embargo, funcionaría hasta 1982, cuando contaba con una potencia
instalada de sólo 18 MW, siendo irrelevante para la reciente ampliación del Complejo
Termoeléctrico Jorge Lacerda (ELETROSUL, 1994).
En los primeros años de Eletrosul, su participación en la capacidad instalada de
la región sur pasó del 6% en 1970 al 30% en 1974. Este aumento se ancló a la
conclusión de la central hidroeléctrica Salto Osório y Jorge Lacerda II. También
se construyeron grandes líneas de transmisión en la costa y en el oeste del sur
de Brasil y se ampliaron o construyeron nuevas subestaciones, de modo que los
sistemas antes del estado estaban interconectados, ya en la primera mitad de la
década de 1970 (ELETROSUL, 1994).
La función de interconexión de los sistemas eléctricos de Eletrosul se reforzó en
1973 (con la Ley 5.899/73), con la responsabilidad de la construcción de las líneas

9 Como parte del consorcio Canambra Engineering Consultant Limited, con las empresas canadienses Montreal Engineering y Crippen
Engineering y la empresa estadounidense Gibbs & Hill, con apoyo, además del gobierno brasileño, las Naciones Unidas - ONU y el
Banco Mundial.

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Farías de Morales, F. La electrificación del Sur de Santa Catarína: de las primeras iniciativas... 258 - 287

de transmisión que salen de Itaipú. Como resultado, se celebraron acuerdos entre


los concesionarios estatales (CELESC, CEEE y Copel) y Eletrosul, compartiendo la
energía generada por la megaplanta (alrededor del 12% del total destinado a
Brasil) y definiendo la interconexión de los sistemas. También se crearon los Grupos
Coordinadores de Interconexión - GCOI, operador de los sistemas eléctricos del Sur
(GCOI-Sur) y Sureste (GCOI-Sudeste). Desde entonces, Eletrosul ha sido liberado de
la compra de carbón de vapor, que había estado acelerando sus finanzas. El costo de
los combustibles fósiles ahora fue prorrateado por los concesionarios de distribución
que forman parte de los sistemas Sur y Sureste.
Para la expansión, Eletrosul recibió recursos externos del Banco Mundial y el BID y
recursos de Eletrobrás. Esto explica el aumento de la capacidad instalada de eletrosul
en la segunda mitad de la década de 1970. Las centrales hidroeléctricas Salto Osório
y Salto Santiago y las termoeléctricas SOTELCA han colocado a Eletrosul a la cabeza
de la capacidad instalada de la región sur. Mientras que Copel y CEEE han tenido
cierto crecimiento en su parque generador, CELESC ha mantenido su capacidad
instalada desde 1967.
Durante el II PND la preocupación por la expansión del parque generador rivalizó
con la necesidad de expansión de los sistemas de transmisión. Así, tras las inversiones
iniciales en generación, la realidad del sector había cambiado, por lo que fueron
aumentando nuevas prioridades, como la capacidad de transmisión y transformación.
Por lo tanto, las líneas de transmisión de Eletrosul estaban en auge. Desde el oeste,
la duplicación del circuito Salto Osório-Xanxerê-Passo Fundo se cerró en 1977. A
lo largo de la Costa de Santa Catarina, entre 1977 y 1978, también se completaron
importantes duplicaciones (en 230 kV), como las LT Jorge Lacerda-Siderópolis,
Curitiba-Joinville y Blumenau-Joinville, además de la expansión de subestaciones
(Florianópolis, Joinville, Islet y Siderópolis) y la construcción de una nueva en
Blumenau, completada en 1979.
Varias obras de Eletrosul recibieron recursos externos. En los primeros 10 años
de actividad, Eletrosul ya había contratado US$ 500 millones (del BID y el Banco
Mundial). Otros 125 millones de dólares fueron prestados por el Banco Mundial en
1980 para ampliar el sistema de transmisión.
El traslado del lugar de su sede a Florianópolis se produjo entre 1975 y finales
de 1977, por determinación del MME. La empresa recibió sus terrenos, junto a la
Universidad Federal de Santa Catarina, como donación del gobierno estatal. Fue desde
Florianópolis que se coordinó el intenso programa de expansión de la compañía de
finales de la década de 1970.
Eletrosul combinó el desarrollo de sistemas eléctricos dispares en los tres estados del
sur: el Rio Grande do Sul, con el sistema EEC, era un importante generador de energía,
pero requería un programa específico de unificación de frecuencias (completado solo
en 1980); Santa Catarina no tenía gran potencial para CELESC, pero Jorge Lacerda,
preexistente a Eletrosul, era un nodo fundamental de la interconexión de estados, y;

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El Paraná de Copel tuvo el mayor crecimiento en potencia instalada durante la década
de 1970, debido al inmenso potencial hidráulico disponible, y conectó el sistema del
Sur con el resto del país. En 1980, el territorio del estado de Mato Grosso do Sul entró
en el área cubierta por Eletrosul.

3.1 Expansión de SOTELCA


Desde 1969 se proyectaron las unidades III y IV del Complejo Termoeléctrico Jorge
Lacerda, con 66 MW cada una. Elaboradas con equipos de GE y el GIE italiano, las
dos nuevas unidades tuvieron su construcción mucho más acelerada que las dos
primeras, ya que ocurrieron en el entorno del “Milagro Económico”. El esquema
institucional, que implicaba el control de SOTELCA por parte de Eletrosul (desde
septiembre de 1971), impulsó su expansión. En junio de 1973 y marzo de 1974 entraron
en operación las unidades que aumentaron la capacidad instalada de SOTELCA a 232
MW. A principios de la década de 1970 ya estaba prevista una nueva expansión, que se
implementará mediante la movilización del II Plan Nacional de Desarrollo – II PND.
El control del estado federal sobre SOTELCA, en pleno II PND, implicaría también
agilidad de las nuevas obras de ampliación. El conjunto termoeléctrico formado
por las unidades V y VI del complejo fue diseñado en 1973 y su obra civil y montaje
de equipos, por la empresa checa Skoda, se produjo en el abultamiento del plan
de industrialización pesada. La entrada en funcionamiento de las dos unidades de
131 MW cada una se produjo entre 1979 y 1980. Así, 10SOTELCA cuenta ahora con
el mayor parque generador de electricidad de Santa Catarina, con una potencia
total instalada de 494 MW. Las líneas de transmisión, en este momento, bajo la
responsabilidad de Eletrosul también se ampliaron y ya dieron apoyo para la
progresiva e intensa extensión de electrificación en el estado de Santa Catarina y la
formación del sistema interconectado de Santa Catarina.
En 1979, se desarrolló el modelo energético nacional con el sentido de intensificar
la sustitución del petróleo y estimular el desarrollo tecnológico del carbón, a
través de la instalación de nuevas centrales térmicas en los estados productores
de minerales. En ese momento, estaba prevista la última unidad del Complejo
Termoeléctrico Jorge Lacerda, inicialmente prevista para entrar en funcionamiento
en 1988, lo que, de hecho, no ocurrió.
En la planificación de Eletrosul para la década de 1980 había cinco plantas
termoeléctricas para Santa Catarina. La Unidad VII del Complejo Termoeléctrico
Jorge Lacerda fue la primera de ellas. Los términos para la construcción y el
suministro de equipos se firmaron en 1980 con un consorcio italo-checo-alemán
(Skoda-Deutsche Babcock-Ansaldo). El proyecto también se refería al contenido

10 En los proyectos aparecen como 125 MW cada uno. Los datos de 131 MW se refieren a la potencia actual de las unidades V y VI del
Complejo Termoeléctrico Jorge Lacerda.

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nacional (ELETROSUL, 1983).


El Programa de Movilización Energética del MME, a principios de la década de 1980,
también contempló la integración de un aireador de carbón para reemplazar el fueloil
en el soporte de la llama en las plantas del Complejo Termoeléctrico Jorge Lacerda,
terminado en 1982. Al mismo tiempo, se desarrolló un programa para construir una
planta de gasificación de carbón (Usival), que se construiría en Blumenau, pero sin
más avances (ELETROSUL, 1994).
La ejecución del proyecto de la última unidad del complejo termoeléctrico se
prolongaría hasta la década de 1990. El entorno político y económico del país es una
de las principales causas de esta lentitud, ya que las obras sólo obtuvieron recursos
(previsión de US$ 517 millones) en 1985. No fue suficiente, entre 1988 y 1991, como
gran cantidad de obras públicas en el país, la construcción de la termoeléctrica
quedó prácticamente paralizada. En 1992, la obra civil alcanzó el 83% del total. Solo
en 1997, se completó la termoeléctrica. Jorge Lacerda C, tecnológicamente superior
a los demás, tiene 363 MW en una sola termoeléctrica. En su asamblea también
participaron empresas nacionales y extranjeras de Checoslovaquia, Alemania e Italia
(Goularti Filho; Moraes, 2004).

Figura 2: Complejo Termoeléctrico Jorge Lacerda

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Las ampliaciones del Complejo Termoeléctrico Jorge Lacerda fueron la base de
la ampliación de la capacidad de generación del estado de Santa Catarina. Por lo
tanto, desde 1965, la generación termoeléctrica supera la hidroelectricidad y con
cada expansión del parque termométrico Capivari de Baixo aumentó en la misma
proporción la capacidad instalada del estado.
El carbón extraído en el sur de Santa Catarina fue favorecido durante la década de 1970,
no solo por la coyuntura desencadenada por las crisis del petróleo, que lo hizo más
atractivo como fuente de energía, sino también por su empleo en la industria. Como
efecto práctico del II PND, el uso del carbón en la industria química y, por supuesto,
en la generación de electricidad, llevó a la expansión del complejo carbonífero de
Santa Catarina. Los planes de inversión del II PND incluyeron la construcción de una
carboquímica y su entrada en operación, además de la construcción de unidades
termoeléctricas en Capivari.
Los planes de industrialización pesada han frenado la producción de carbón en el
país (con reservas limitadas). El gobierno también proporcionó incentivos fiscales,
como cuotas de consumo obligatorias y financiamiento para la mecanización
de la minería. Indirectamente, la mejora del transporte, la modalidad vial, pero
también la navegación de cabotaje y el reaparejamiento portuario, además de
las transformaciones de la infraestructura social básica y del parque industrial
nacional, que corroboraron el aumento de la producción, pero con descuido del
tema ambiental. Así, tras el estancamiento de la producción, que duró de 1949 a 1957
(cuando alcanzó los 1,2 millones de toneladas), la extracción de carbón en Santa
Catarina fue en aumento. Los principales productos de la minería del carbón eran
un mercado: el carbón metalúrgico seguía desde el Puerto de Imbituba hasta los
puertos del Sureste y, por lo tanto, a las grandes empresas siderúrgicas estatales,
CSN, Cosipa y Usiminas, además del empleo en otras industrias; el carbón de vapor
fue consumido en la generación de electricidad por el Complejo Termoeléctrico Jorge
Lacerda y; la pirita sirvió a la producción de ácido sulfúrico y ácido fosfórico por la
Industria Carboquímica de Santa Catarina - ICC, una empresa del grupo Petrobrás
Fertilizantes SA - Petrofértil. La proyección de la industria carbonífera por los planes
de industrialización pesada condujo a la expansión continua de la producción hasta
la primera mitad de la década de 1980 (19,8 millones de toneladas en 1985 y casi
14.000 empleos directos). Fue en este contexto que se diseñó la séptima unidad
termoeléctrica de Capivari (Moraes, 2003).11
La reversión de esta situación, sin embargo, comenzó en la segunda mitad de la
década de 1980, cuando las políticas neoliberales estaban sacando al Estado de las
funciones económicas que había asumido. Bajo el gobierno de Collor, se eliminan los

11 EL ICC también tuvo una capacidad de generación de 15 MW, también instalada durante el II PND, que generó energía en el proceso
de transformación de pirita de carbono en ácido sulfúrico para su propio consumo y distribución en el entorno. (MORAES, 2004)

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Farías de Morales, F. La electrificación del Sur de Santa Catarína: de las primeras iniciativas... 258 - 287

beneficios otorgados a la industria. Se extinguieron las cuotas de consumo, el consumo


interno de carbón fue liberado por las acerías brasileñas igual que las importaciones.
Con la inclusión de Petrofértil en el Plan Nacional de Desnacionalización, en 1990, la
ya desguazada CCI entró en proceso de liquidación en 1993.
El neoliberalismo tuvo un doble impacto en el Complejo Termoeléctrico Jorge
Lacerda, provocó el retraso en la construcción de su última unidad y llevó, en 1997, el
mismo año de operación de la unidad VII (con 363 MW de potencia), a su privatización,
junto con empresas del grupo Gerasul, cuya subasta fue ganada por Tractebel Energia
SA. Incluso después de la privatización, el carbón consumido en la generación de
electricidad de Jorge Lacerda siguió recibiendo subsidios.

4. Consideraciones finales: electrificación rural e integridad de la electrifica-


ción en la región sur de Santa Catarina
Para entender la electrificación rural, se necesita una breve exhibición sobre el
varamiento de las redes eléctricas en todo el territorio estatal. Este movimiento se
basa en las iniciativas del gobierno estatal, porque, en términos generales, ha habido
una división en el sector eléctrico desde la década de 1950. En Santa Catarina esta
división de funciones fue básicamente en el siguiente formato: el gobierno federal se
adaptó a las fuertes inversiones en generación, megaplantas y gigantescas líneas de
transmisión; el gobierno del estado, capilaridad, líneas de transmisión y distribución
más pequeñas.
En este contexto, la planificación a nivel estatal también fue de gran relevancia para
los cambios en el sector eléctrico. De hecho, los planes estatales de electrificación son
precursores de la intervención estatal en el sector en varios estados brasileños. En
Santa Catarina, mencionamos solamente, las actividades de la Comisión de Energía
Eléctrica de Santa Catarina - CEE y los planes estatales como el Plan Regional de
Electricidad del Estado de Santa Catarina del Gobierno de Santa Catarina de 1957,
el Plan de Obras y Equipos - POE (1955-1960), el Plan de Objetivos del Gobierno -
PLAMEG (1961-1965), PLAMEG II (1966-1970), y el Proyecto de Desarrollo de Santa
Catarina - PCD (1971-1974). Todos ellos contaron con importantes inversiones en
electricidad, entre ellas la creación y expansión de Centrales Eléctricas de Santa
Catarina S.A., una de las mayores distribuidoras de energía del país, en la actualidad.
La Comisión de Energía Eléctrica de Santa Catarina - CEE fue creada en 1951 (Ley
Estatal Nº 505/ 1951) y desempeñó un papel en la planificación de los sistemas
eléctricos en el estado, asumiendo posteriormente funciones en la electrificación
rural. También como resultado de este movimiento, basado en la planificación estatal,
CELESC fue ampliando gradualmente su control sobre los concesionarios regionales

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y expandiendo su área de cobertura. Desde la inauguración de12 SOTELCA, CELESC ha
sido libre de centrar sus esfuerzos en ampliar el número de conexiones, quedando
completamente desafectada de la inversión en generación. Con esto el área de servicio
de la empresa entró en rápida expansión, internalización y unificación de sistemas.
Si, hasta principios de la década de 1970, había una gran disparidad regional y
algunas de ellas estaban casi excluidas del proceso de electrificación, la región sur de
Santa Catarina, ya conectada desde la construcción de las líneas de transmisión que
se originaron en la UTE-CSN, inmediatamente sintió los reflejos de la electrificación
planificada.
A mediados de la década de 1960, la región sur comenzó a tener una gran producción
de electricidad, debido a la Central Termoeléctrica Jorge Lacerda, resultando (no solo
por esto) el desarrollo de sus actividades industriales, sino además pasando a la
posición de segunda consumidora per cápita del Estado.
En la década de 1970, con esta nueva coyuntura, el gobierno estatal desarrolló su
programa de electrificación rural, con nuevos fondos recaudados del BID, a través
de la Empresa de Electrificación Rural de Santa Catarina - ERUSC. Creada en 1973,
en la reforma administrativa de Colombo Salles (Ley Estatal Nº 4.824/73), Erusc se
basó en el patrimonio de la extinta CEE (con todos los recursos, mano de obra e
incluso dinero en efectivo), ya en el papel exclusivo de la electrificación rural (SANTA
CATARINA, 1975). La CEE, antes de “transformarse” en ERUSC, llegó simultáneamente
asistiendo a 41 cooperativas de electrificación rural, en 1966, la mayoría de ellas del
sur de Santa Catarina, cuando, entonces, comenzó la incorporación de algunas de
ellas. Hasta 1973, hubo 8 incorporaciones (CEE, 1974).13

Tabla 3: Cooperativas de electrificación rural en el sur de Santa Catarina - hasta 1970


Nombre Municipio Fundación
CER Forquilhinha Ltda Forquilhinha (Criciúma) jan/1959
CER Imaruí Ltda Imaruí set/1961
CER Jacinto Machado Ltda Jacinto Machado set/1961
CER Sombrio Ltda Sombrio set/1961

12 En sus primeros años de actividad, constituyó empresas regionales, como Elffa, Empresul y La Fuerza y Luz de viña - Videluz, comen-
zando a controlarlas en un esquema de holding, absorbiendo parte de la capacidad ya instalada en el estado. A principios de la década
de 1960, otras tres filiales, Companhia Pery de Eletricidade - Cipel, de Curitiba, Companhia Serrana de Eletricidade - Cosel y Companhia
Oeste Catarinense de Eletricidade - Ciaoeste, de Concordia, y Força e Luz Santa Catarina S.A., de Blumenau, se agregarían al control
de Celesc por parte de Celesc. A finales de 1963, debido a la constitución de las empresas, CELESC aumentó el control operativo sobre
el sector, incluyendo la incorporación de acciones en empresas de distribución como Força e Luz São Francisco e SA y Canoinhas Força
e Luz SA (CELESC, 1964).

13 Ley Estatal de Santa Catarina N° 4.824, de 15 de enero de 1973. Crea ERUSC y extingue la CEE, incorporando sus compromisos, sus
activos, servidores e incluso el balance presupuestario de este organismo para ese año.

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CER Gravatal Ltda Gravatal dez/1961


CER Treze de Maio Ltda Treze de Maio dez/1961
CER Braço do Norte Ltda Braço do Norte fev/1962
CER Grão Pará Ltda Grão Pará fev/1962
CER Treviso Ltda Treviso (Siderópolis) mai/1962
CER Turvo Ltda Turvo set/1962
CER Praia Grande Ltda Praia Grande jun/1963
CER São João do Sul Ltda São João do Sul jun/1963
CER São Ludgero Ltda São Ludgero ago/1963
CER Içara Ltda Içara out/1963
CER Morro da Fumaça Ltda Morro da Fumaça nov/1963
CER Cocal Ltda Cocal do Sul (Urussanga) mar/1964
CER São Martinho Ltda São Martinho jul/1964
CER Rio Fortuna Ltda Rio Fortuna mar/1965
CER São Bento Baixo Ltda Nova Veneza jan/1966
CER Anita Garibaldi Ltda Tubarão fev/1966
CER Garopaba Ltda Garopaba set/1966
CER Urussanga Ltda Urussanga out/1967
CER Armazém Ltda Armazem nov/1967
CER Pindotiba Ltda Orleans fev/1968
CER Laguna Ltda Laguna abr/1970
Total 25

Fuente: CEE, 1971.

También hay algunas de estas cooperativas de electrificación rural, que junto con
algunas empresas privadas (João Cesa y EFLU) cubren el resto del área de distribución
de electricidad en el sur de Santa Catarina. A continuación (Tabla 4), enumeramos las
cooperativas restantes del Sur del Estado.

Tabla 4: Cooperativas de electrificación rural en el sur de Santa Catarina, Brasil


Alcance Red
Nombre Fund. (año) Exclusivo y Tipo
Km kVA
compartido
Forquilhinha,
COOPERA 1959 Nova Veneza, 1.704 65.900 Perm.
Criciúma

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Jacinto
CEJAMA 1961 644 18.583 Perm.
Machado
CERGRAL 1961 Gravatal 209 16.386 Perm.
Turvo, Meleiro,
Ermo, Morro
Grande,
Timbé do Sul,
Araranguá,
CERSUL 1961 Maracajá, 1.147 109.963 Perm.
Sombrio,
Jacinto
Machado,
Forquilhinha,
Nova Veneza
Treze de Maio,
Orleans, Pedras
COORSEL 1961 1.400 38.932 Perm.
Grandes,
Tubarão
Braço do Norte,
Rio Fortuna,
Gravatal,
CERBRANORTE 1962 623 79.243 Perm.
Armazém,
Santa Rosa de
Lima, Grão Pará
CERGAPA 1962 Grão-Pará 354 22.732 Perm.
Pedras
Grandes,
Urussanga,
CERMOFUL 1962 Cocal do 263 70.153 Perm.
Sul, Morro
da Fumaça,
Criciúma, Içara
Paulo Lopes,
Garopaba,
CERPALO 1962 306 38.141 Perm.
Imbituba,
Imaruí

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Treviso,
Urussanga,
Siderópolis,
CERTREL 1962 Cocal do Sul, 269 28.105 Perm.
Lauro Müller,
Criciúma, Nova
Veneza
Armazém, São
COOPERZEM 1962 Bonifácio, São 1.000 s/d s/d
Martinho
Praia Grande,
São João do
Sul, Passo
de Torres,
CEPRAG 1963 Balneário 569 36.594 Perm.
Gaivota, Jacinto
Machado,
Santa Rosa do
Sul
Tubarão,
Jaguaruna,
CERGAL 1963 322 35.935 Perm.
Laguna,
Gravatal
Içara, Balneário
Rincão,
COOPERALIANÇA 1963 490 124.805 Conc.
Jaguaruna,
Araranguá
São Ludgero,
Braço do
CEGERO 1963 Norte, Orleans, s/d s/d s/d
Tubarão,
Pedras Grandes

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Cocal do Sul,
Urussanga,
Orleans, Lauro
Müller, Pedras
COOPERCOCAL 1964 Grandes, Morro 841 57.875 Perm.
da Fumaça,
Criciúma,
Siderópolis,
Treviso
COOPERMILA 1971 Lauro Miller 160 10.542 Perm.

Fuente: Páginas de empresas; ANEEL (2019). Elaboración propia.

ERUSC no solo ayudó en la organización de cooperativas de electrificación rural,


sino que también incorporó algunas de ellas. Al mismo tiempo, CELESC diseñó
la ampliación de su área de cobertura con electrificación rural y un programa de
incorporación de empresas regionales/locales. El sur del estado recibió especial
atención con expansiones y recapacitación de líneas de transmisión (a 69kV). En las
incorporaciones, a principios de la década de 1980, las empresas Eletricidade Luz e
Força de Araranguá S.A., Força e Luz de Criciúma (1982) y Cia Docas de Imbituba,
que funcionaban como distribuidoras fueron absorbidas por CELESC (IMBITUBA-SC,
2017; Decreto Federal Nº 46.331/59).
El aumento en el alcance de CELESC fue en áreas que dependían de la organización de
cooperativas para la electrificación rural, una de las principales funciones de ERUSC.
Con el proceso de adquisición de los activos de las cooperativas de electrificación
rural, intensificado en la segunda mitad de la década de 1980, marcado por la
incorporación de las cooperativas de electrificación rural Vale do Chapecó, Vale do
Itajaí y Vale do Rio do Peixe, ERUSC se incorporó a CELESC en 1987.
Debemos entender la electrificación rural en Santa Catarina, primero, por la creación
de cooperativas de electrificación rural, asistidas por la CEE y luego por ERUSC y; en
segundo lugar, como movimiento acumulativo de incorporaciones: i) por la CEE, cuyos
activos están controlados por ERUSC; ii) la constitución de cooperativas por parte de
ERUSC, cuyos activos son el control de CELESC, y; iii) mediante la incorporación de
cooperativas de electrificación rural por parte de CELESC.
A principios de la década de 1990, las inversiones en la electrificación del estado
correspondieron a la elevación de los estándares de seguridad y la expansión de
la capilaridad de la red, además de la interconexión de los sistemas eléctricos del
país. En esta etapa, CELESC tuvo la responsabilidad en la construcción de líneas de
transmisión y subestaciones, el trunking con el sistema Eletrosul y el desarrollo de
su sistema de automatización.
También en la primera mitad de la década, dentro del Plan Nacional de Privatización,

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comenzaron las privatizaciones en el sector eléctrico brasileño, que llegarían a los


activos de Eletrosul. En 1997, Eletrosul fue desmembrada en generación de electricidad,
asumida por una nueva subsidiaria de Eletrobras (Ley Nº 1531/97), Centrais Geradoras
do Sul do Brasil – Gerasul – y sistema de transmisión. Gerasul controlaba un total
de 3,7 GW de potencia instalada, en las centrales hidroeléctricas Salto Santiago,
Salto Osório y Passo Fundo, además de Itá y Machadinho (en construcción), y en las
centrales térmicas del Complejo Jorge Lacerda, Charqueadas y Alegrete, además de
Jacuí (en construcción). Ya en septiembre de 1998, Gerasul salió a subasta, siendo
adquirida por la empresa belga Tractebel, por US$ 800,4 millones (Goularti Filho;
Moraes, 2004). En 2002, ya en operación de Itá y Machadinho, el nombre social de la
empresa pasó a Tractebel Energia y más tarde a Engie Brasil Energia, que continuó
expandiéndose hasta convertirse en la mayor empresa privada de generación de
energía eléctrica en el país.
CELESC, con movilización popular y sin el esfuerzo privatista de la administración
estatal, no fue privatizada y siguió contribuyendo a que Santa Catarina alcanzara
el 100% del territorio considerado como electrificado, alrededor del año 2000. Al
mismo tiempo los grandes sistemas eléctricos ya estaban interconectados y fue el
establecimiento del Sistema Interconectado Nacional (SIN), resultado del proceso de
electrificación planificado. A partir de entonces, la negligencia con la planificación
del sistema eléctrico nacional resultaría en daños a todo el territorio.

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Luz e Força de Araranguá S.A. a concessão outorgada a José Firmino Leitão para o
aproveitamento de uma queda d’água no rio Manuel Alves, distrito de Meleiro, Município
de Araranguá, Estado de Santa Catarina. Coleção de Leis do Brasil - 1953, Página
1137 Vol. 6 (Publicação Original). Disponível em: http://www2.camara.leg.br/legin/
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Schlickmann concessão para o aproveitamento de energia hidráulica de uma
queda d’água existente no rio Braço do Norte, distrito de igual nome, município de
Tubarão, Estado de Santa Catarina. Coleção de Leis do Brasil - 1953, Página 1139
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Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 287


Diseño de indicadores de gestión del
transporte público de pasajeros a través de
datos generados por el sistema SUBE. Caso
de Estudio Ciudad Paraná
Design of public transport management indicators for
passengers through data generated by the SUBE system.
Paraná City Case Study
http://doi.org/10.33255/25914669/6109

Juan Francisco Jaurena


https://orcid.org/0000-0002-5736-3406
Facultad de Ingeniería
Universidad Nacional de Entre Ríos
[email protected]
Oro Verde Entre Ríos
Argentina

Rafael David Diaz Arias


https://orcid.org/0000-0003-3406-2421
Facultad de Ingeniería
Universidad Nacional de Entre Ríos
[email protected]
Oro Verde Entre Ríos
Argentina

Feliciano Franco
https://orcid.org/0000-0001-6596-8520
Facultad de Ingeniería
Universidad Nacional de Entre Ríos
[email protected]
Oro Verde Entre Ríos
Argentina

Año 6 N° 10 | FCECO | 288


Jaurena, J.; Arias, R.; Franco, F.; Lischet, S.; Hurani, R. Diseño de indicadores de gestión del... 288 - 306

Sebastián Marcelo Lischet


https://orcid.org/0000-0001-8615-3486
Facultad de Ingeniería
Universidad Nacional de Entre Ríos
[email protected]
Oro Verde Entre Ríos
Argentina

Raúl Andrés Hurani


https://orcid.org/0000-0002-8405-4211
Facultad de Ingeniería
Universidad Nacional de Entre Ríos
[email protected]
Oro Verde Entre Ríos
Argentina

Recibido: 15/10/2021
Aceptado: 15/03/2022

Resumen
La movilidad urbana, es uno de los elementos centrales que definen
las dinámicas de desarrollo de las urbes. Es determinante tanto para
la productividad económica de las ciudades, como para la calidad de
vida de quienes las habitan. En ese sentido gestionar adecuadamente
el sistema de transporte, se torna una disciplina científica, ya que,
utilizando las nuevas tecnologías y el manejo del big data, se pueden
construir modelos de gestión, adecuando así el sistema de transporte,
el cual, se analiza a través del estudio de los indicadores de gestión y
las tendencias de evolución, lo que permite enriquecer la discusión en
torno a la generación de políticas públicas, y el perfeccionamiento de
regulaciones para satisfacer las necesidades de la población con base
en datos estadísticos y técnicos. El sistema SUBE (Sistema Único de
Boleto Electrónico), implantado en la ciudad de Paraná-Entre Ríos-
Argentina, es un importante generador de datos, este estudio busca
la construcción de indicadores, que permitan medir el desempeño
del sistema de gestión del transporte público de pasajeros, del área
Metropolitana de la Ciudad. Los indicadores permiten obtener y

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 289


evaluar índices y tendencias de evolución, se realizará una evaluación
del servicio, además se podrá proporcionar herramientas para la
planificación de la movilidad urbana. Por otro lado lo novedoso de
este trabajo, al ser Paraná una ciudad intermedia, su población es
cercana a los 300 mil habitantes, apunta a modelos de indicadores
de ciudad, que cumplan con las características poblacionales, de esta
manera gestionar la planificación del territorio teniendo como eje
central el transporte público de pasajeros.

Palabras Claves: Transporte Público, big data, Gestión, SUBE,


Indicadores de Gestión

Abstract
Urban mobility as a whole is one of the central elements that define
the dynamics of urban development. It is decisive both for the
economic productivity of cities and for the quality of life of those who
inhabit them. In this sense, managing the transport system properly
becomes a scientific discipline, since, using new technology and the
management of big data, management models can be built, thus
adapting the transport system, which is analyzed according to through
the study of management indicators and evolution trends, which allows
enriching the discussion around the generation of public policies, and
the improvement of regulations to meet the needs of the population
based on statistical and technical data. The SUBE system (Unique
Electronic Ticket System), implemented in the city of Paraná-Entre
Ríos-Argentina, is an important generator of data, this study seeks to
build indicators that allow measuring the performance of the public
transport management system of passengers, of the Metropolitan area
of the City. The indicators allow obtaining and evaluating evolution
indices and trends, an evaluation of the service will be carried out, and
tools for urban mobility planning can also be provided. On the other
hand, the novelty of this work, since Paraná is an intermediate city, its
population is close to 300 thousand inhabitants, it points to models of
city indicators that comply with the population characteristics, in this
way to manage the planning of the territory having as a central axis
the public passenger transport.

Keywords: Public Transport, big data, Management, SUBE,


Management Indicators

Año 6 N° 10 | FCECO | 290


Jaurena, J.; Arias, R.; Franco, F.; Lischet, S.; Hurani, R. Diseño de indicadores de gestión del... 288 - 306

1. Introducción
La gestión adecuada de la movilidad urbana es uno de los elementos centrales
que definen las dinámicas de desarrollo urbano. Es determinante tanto para la
productividad económica de la ciudad como para la calidad de vida de sus habitantes.
La gestión de un sistema debe contar con datos actualizados que permitan obtener
índices y generar tendencias de evolución de forma tal que permita tomar decisiones
con la menor incertidumbre posible, así enriquecer la generación de políticas públicas
y perfeccionar las regulaciones para satisfacer las necesidades de la población. El
sistema SUBE (Sistema Único de Boleto Electrónico) implantado en la ciudad de
Paraná en el año 2017, es un generador de datos, los cuales pueden ser usados para la
construcción de indicadores. La gestión del transporte debe contemplarse desde una
óptica integral, ya que, no es independiente de otras políticas sectoriales: el transporte
no es un fin en sí mismo [1], sino un medio para alcanzar determinados destinos,
donde satisfacer un conjunto de necesidades. Los indicadores como instrumentos de
control han tenido un auge especial en las administraciones municipales, debido a la
dificultad para introducir mecanismos de mercado que permitan utilizar la capacidad
de elección de los ciudadanos para favorecer la obtención de servicios de mayor
calidad [2]
Los Indicadores de gestión son un valor numérico que provee una medida para
ponderar el desempeño cuantitativo y/o cualitativo de un sistema, es decir, un
indicador es una medida estratégica que permite evaluar los objetivos estratégicos
definidos por la organización, en este caso un sistema de transporte público de
pasajeros.
SUBE es un importante sistema de generación de datos, ya que, la consola no solamente
registra venta de boletos, sino también genera información georreferenciada, con lo
cual se obtiene, distancias recorridas por cada servicio. Es por ello, que las bases de
dato de SUBE generan grandes volúmenes de información, la cual está consolidada
en tablas de información que están disponibles para cada autoridad de aplicación
local. En eso orden de ideas, las herramientas de la ingeniería permiten optimizar y
obtener lectura del sistema con un buen manejo de las bases de datos aportadas por
el sistema SUBE.

2. MATERIALES Y Métodos
2.1 Sistema de Control de Gestión
Controlar es mantener el comportamiento de los factores vitales dentro de un rango
determinado, de un proceso durante un periodo establecido, incluyendo los rangos
de variación tolerable, establecidos para cumplir tanto los niveles estratégicos como
los niveles operativos. Asociados directamente a los objetivos fijados en la fase de
planeación. Además, se debe tener en cuenta que el control de gestión se concibe sobre
un proceso en funcionamiento y se basa en la continua conversión de información

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 291


clave en acción proactiva, a través de una toma efectiva de decisiones. Por lo tanto,
es necesario contar con información administrable, que permita su análisis ágil, es
precisamente este tipo de información la que está contenida en el sistema SUBE lo
que posteriormente se puede convertir en unos indicadores de gestión.
Para lograr una gestión eficaz y eficiente es conveniente diseñar un sistema de
control de gestión que soporte la administración y le permita evaluar el desempeño
de los procesos [3] Si bien la teoría esbozada está vista desde el punto de vista de
la gestión de una empresa, la administración de un sistema de transporte, el cual
es un servicio público prestado por empresas privadas, pero planificado, regulado y
controlado por el estado municipal, debe necesariamente contar con un control de
gestión que permita evaluar el desempeño y tomar decisiones tendientes a mejorar
las condiciones de prestación del servicio. Es por ello por lo que la generación de
indicadores de gestión mediante los datos aportados por el sistema SUBE tienen
singular importancia.

2.2 Indicadores de gestión


Un indicador es una magnitud utilizada para medir o comparar los resultados
obtenidos durante la elaboración de un estudio, proyecto o actividad, es importante
aclarar la diferencia entre indicadores y datos o variables observadas, éstos últimos,
se refieren a hechos, eventos, transacciones, etc. y se convierte en indicador cuando
es establecida la evaluación de un fenómeno. Es la entrada sin procesar de la cual se
produce la información. En cambio, Información se refiere a los datos que han sido
procesados y comunicados de tal manera que pueden ser entendidos e interpretados
por el receptor.
La base del indicador parte de un dato registrado comparado con una magnitud
con un patrón prestablecido según Beltrán (1999) [3], aunque existe la tendencia de
“medir todo” con el fin de eliminar la incertidumbre, o, por lo menos de reducirla a
su mínima expresión, la clave consiste en elegir las variables críticas para el éxito del
proceso y para ello es necesario seleccionar la más conveniente y asegurar que esta
última resuma lo mejor posible la actividad que se lleva a cabo en cada área funcional,
los indicadores por sí mismos no representan un objetivo, sino que constituyen una
herramienta para evaluar la gestión y deben ser lo suficientemente precisos para
efectuar un seguimiento de los aspectos más importantes del programa, servicio u
organización que serán analizados, por lo tanto, los indicadores son un medio y no
un fin en sí mismos.

2.3 El Sistema SUBE


El Sistema SUBE surge en Argentina como la respuesta a necesidades del Estado
Nacional - en cuanto a su rol de autoridad de aplicación de los servicios de transporte

Año 6 N° 10 | FCECO | 292


Jaurena, J.; Arias, R.; Franco, F.; Lischet, S.; Hurani, R. Diseño de indicadores de gestión del... 288 - 306

público automotor en el ámbito del AMBA - con el objetivo primordial de facilitar


a los ciudadanos el acceso al sistema de transporte público de pasajeros urbano
y suburbano mediante un sistema electrónico de boletos. Además, contar con
información estadística sobre movilidad del sistema de transporte, control de calidad
de los servicios y fiscalización, especialmente de los subsidios vinculados a cupos de
Gasoil y kilómetros recorridos por las unidades. En diciembre de 2014 el Ministerio
del Interior y Transporte dictó la Resolución Nº 1535 donde estableció en su artículo
1º que las provincias y municipios en cuya jurisdicción operen empresas destinatarias
de la compensación complementaria provincial (CCP), que prestan servicios urbanos
y suburbanos de transporte público automotor de pasajeros en las ciudades capitales
de provincia y/o en aquellas ciudades que cuenten con una población que supere
200.000 habitantes, deberán adoptar las medidas necesarias a fin de que dichas
empresas implementen el sistema SUBE. El mismo, es administrado por el Banco
Nación a través de una de sus subsidiarias, Nación Servicios S.A. (NSSA) que cuenta
con un sistema de procesamiento central o Back Office encargado de recibir, procesar
y liquidar las transacciones -de uso y carga- y transmitir a las jurisdicciones los datos
de sus respectivos sistemas de TPP.

3.Caso de Estudio
3.1 Ubicación Geográfica y Descripción del Área Metropolitana de Paraná
La Capital de la Provincia de Entre Ríos, se encuentra ubicada sobre la margen
izquierda del Río Paraná, en la Mesopotamia Argentina. Limita al Norte y Oeste con
el Río Paraná, al sur con el municipio de Oro Verde y al este con los municipios
de San Benito, Colonia Avellaneda y Sauce Montrull (ver Figura 1), conformando
una superficie de 29.000 hectáreas denominada Gran Paraná. San Benito es una
localidad suburbana con características residenciales, las vías de ingreso son la RN
N° 18 y la RN N° 12. Colonia Avellaneda, se conecta con la misma a través de la RN
N° 18, la superficie urbanizada representa entre un 10 y 15% de la superficie de su
ejido municipal, incrementándose en el último lustro por la creciente radicación de
habitantes que tienen sus actividades diarias en la ciudad de Paraná. Dicha ciudad
funciona como conurbación residencial de esta última. Sauce Montrull, localidad
vecina de Colonia Avellaneda y San Benito, su escasa población se encuentra sobre
las RN N° 12 y 18, siendo su perfil netamente residencial. Por último, la ciudad de Oro
Verde, localidad al sur de la ciudad capital, se puede acceder transitando la RP N° 11
desde y hacia Paraná. El ejido municipal cuenta con mayor equipamiento urbano que
sus vecinas localidades menores. Alberga sedes universitarias, centros médicos de
alta complejidad, entre otras, lo que se convierten en atractores de viaje adicionales
a los requeridos por las localidades más residenciales.

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 293


Figura 1 – Imagen satelital del Área Metropolitana de la Ciudad de Paraná - Fuente: Google Maps

3.2. Caracterización del sistema de transporte público por colectivos del


área metropolitana de Paraná
La actual fisonomía y regulación del sistema de transporte público urbano por
colectivos del Área metropolitana de Paraná corresponde con los cambios ejecutados
en la última licitación del sistema formalizada por la Ordenanza Nº 9546 sancionada
en enero de 2017 y aplicada en julio de 2018. Los servicios los brindan las empresas
Mariano Moreno y ERSA Urbano agrupadas en ATUP. Estas empresas cubren la
demanda del transporte urbano de pasajeros en toda el área metropolitana de la
Ciudad de Paraná con 83 (44%) y 107 (56%) unidades respectivamente. La Autoridad
de Aplicación del TUP (Transporte Urbano Público) es la Municipalidad de Paraná, la
cual establece los parámetros básicos como son condiciones de calidad de servicio,
tarifa, las zonas a cubrir, entre otros. La oferta actual se puede dividir en dos grandes
grupos:

Líneas que operan dentro del ejido urbano: Con 12 líneas y 3 ramales
Líneas que operan en el área metropolitana: Con 9 líneas y 3 ramales cubren las localidades aledañas de
Colonia Avellaneda, Sauce Montrull, San Benito, Oro Verde y Fontana (ver Figura 2).

Año 6 N° 10 | FCECO | 294


Jaurena, J.; Arias, R.; Franco, F.; Lischet, S.; Hurani, R. Diseño de indicadores de gestión del... 288 - 306

Figura 2 - Red operante dentro del ejido de Paraná Vrs. Líneas que operan el área Metropolitana –
Fuente: ERSA Urbano SA- Google Maps

4. INFORMACIÓN RELEVADA POR SISTEMA SUBE


Habitualmente llega al municipio en los primeros quince días de cada mes y contiene
la base de transacciones unitarias e información de resumen del periodo mensual
vencido.
La información llega a través de un sistema de SFTP (Secure File Transfer Protocol)
y contiene una serie de ficheros de extensión CSV (comma-separated values) que
contienen resúmenes mensuales con diferentes modos de consolidación (ver Figura
3).

Figura 3 – Captura de pantalla del sistema SFTP de transferencia de información SUBE

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 295


Los datos relevantes que se obtienen de cada fichero y que se utilizarán para esta
investigación son los siguientes: ID de tarjeta, código de contrato, ID de línea e interno,
monto pagado, valor de tarifa y descuento realizado, fecha y hora de transacción.
En el desarrollo primario se utilizó la herramienta de bases de datos Microsoft Acces
para consolidar los datos partidos en los diferentes ficheros y Microsoft Excel para
calcular, testear y graficar los indicadores.

5. SELECCIÓN DE INDICADORES
a) Índice Evolución Interanual de Pasajeros Mensual (IPAX)

Donde:
Mes x es el mes calendario de análisis.
Año a es el año extremo tomado para análisis.

Tabla 1 – Diseño de IPAX


IPAX

Objetivo Medir la tasa de variación interanual de pasajeros


transportados en cada mes de referencia

Concepto La comparación porcentual entre los mismos meses


calendarios en años correlativos ascendentes permite medir
la tendencia en la evolución de pasajeros transportados.

Actualización Mensual

Referencia Evolución interanual

Parámetro de - Positivo: IPAX ≥ 4%.


alarma
- Neutro: -4%< IPAX <4%

- Negativo: IPAX ≤ -4%

Año 6 N° 10 | FCECO | 296


Jaurena, J.; Arias, R.; Franco, F.; Lischet, S.; Hurani, R. Diseño de indicadores de gestión del... 288 - 306

b) Índice Evolución Interanual de kilómetros Mensual (IKM)

Donde:
Mes x es el mes calendario de análisis.
Año a es el año extremo tomado para análisis.

Tabla 2 – Diseño de IKM


IKM
Objetivo Medir la tasa de variación interanual de kilómetros
producidos en cada mes de referencia
IKM
Concepto La comparación porcentual entre los mismos meses
calendarios en años correlativos ascendentes permite
medir la tendencia en la evolución de kilómetros
producidos.
Actualización Mensual
Referencia Evolución interanual
IKM
Parámetro de - Positivo: IKM ≥ 4%.
alarma
- Neutro: -4%<IKM<4%

- Negativo: IKM ≤ -4%

c) Índice de Pasajero por kilómetro (IPK)

Tabla 3 – Diseño de IPK

IPK
Objetivo Razón entre pasajeros transportados y km recorridos

Concepto Indicador de productividad de un sistema de transporte


público, cuanto mayor IPK mayor productividad
financiera de la línea de transporte o sistema
Actualización Mensual
Referencia Evolución interanual

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 297


IPK
Parámetro de - Positivo: IKM ≥ 4%.
alarma
- Neutro: -4%<IKM<4%

- Negativo: IKM ≤ -4%


caídas mayores al 5% en el promedio anual debe ser
considerado un umbral de alarma para la toma de
decisión.

d) Índice de Recaudación por Kilómetro (RPK)

Tabla 4 – Diseño de RPK

RPK
Objetivo Razón entre la recaudación total y km recorridos

Concepto Indicador de rendimiento de la recaudación en un


sistema de transporte público, cuanto mayor RPK
mayor rendimiento económico del sistema en general
o por operador.
Actualización Mensual
Referencia Debe tenerse como referencia el último cálculo de
costo por kilómetro realizado
Parámetro de Un sistema saludable debe mantener en equilibrio la
alarma relación RPK y el costo por kilómetro en un periodo
semestral o anual.

e) Índice de Tarifa Media (ITM)

Tabla 5 – Diseño de ITM

ITM
Objetivo Tarifa equivalente que pagarían todos los Usuarios de
existir un solo valor en el cuadro tarifario.
Concepto Relación entre la recaudación por venta de boletos y los
pasajeros totales.
Actualización Mensual
Referencia Evolución respecto de mes anterior: crece, se mantiene,
decae

Año 6 N° 10 | FCECO | 298


Jaurena, J.; Arias, R.; Franco, F.; Lischet, S.; Hurani, R. Diseño de indicadores de gestión del... 288 - 306

ITM
Parámetro de No tiene.
alarma

f) Índice Rendimiento Tarifario (IRT)

Tabla 6 – Diseño de IRT

IRT
Objetivo Relación entre la Tarifa Media y la Tarifa Plana o Boleto
General
Concepto Muestra la amplitud entre la Tarifa Media y el Boleto
General estableciendo el porcentaje de rendimiento de
esta última. También, permite analizar de transferencia
de subsidios cruzados hacia el Boleto General.
actualización Mensual
Referencia Evolución respecto del mes anterior: crece, se mantiene,
decae. Debe considerarse la estacionalidad de los meses
para esta lectura.
Evolución interanual: permite obtener una evolución
respecto de un mismo mes evitando el efecto de
estacionalidad
Parámetro de IRT < 75%
alarma

g) Índice de Demanda Capacidad en Hora Pico (IDC)

Donde 75 es el número de pasajeros que define la unidad típica en capacidad.

Tabla 7 – Diseño de IDC

IDC
Objetivo Relación entre la demanda de hora pico y la capacidad
estimada de trasporte.
Concepto Permite monitorear la capacidad ofertada del sistema
y su relación con la demanda de hora pico pudiendo
determinar si el operador genera subexplotación,
sobreexplotación o la oferta es consistente con la
demanda. Cuando se cuenta con una serie histórica
de datos diarios mensuales, puede determinarse su
tendencia y generar las acciones de corrección.
Actualización Mensual

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 299


IDC
Referencia Evolución respecto de mes anterior: crece, se
mantiene, decae. Debe considerarse la estacionalidad
de los meses para esta lectura.
Evolución interanual: permite obtener una evolución
respecto de un mismo mes evitando el efecto de
estacionalidad
Parámetro de 90%<IDC<100%  pueden existir sectores en la red
alarma con insuficiente capacidad y demanda insatisfecha)
IDC > 100%  existen sectores en la red con insuficiente
capacidad y demanda insatisfecha
Obs. Debe realizarse el estudio de flota para determinar la
unidad típica de sistema.

6. RESULTADOS
Para expresar los resultados de la manipulación de esa gran cantidad de datos, se
optó por desarrollar un tablero de control o dashboard que permitió la posibilidad
de ordenar, filtrar, pivotar, agregar y realizar otros manejos sobre los datos de las
transacciones del sistema SUBE a petición del usuario y presentar gráficas a partir
de este procesamiento para su posterior análisis (ver Figura 4).
El tablero de control se implementó como una aplicación web. Se desarrolló en
lenguaje python utilizando el microframework Flask. Los datos del sistema SUBE
se almacenaron en una base de datos relacional implementada en PostgreSQL. La
interfaz de la aplicación consiste en una sola vista, ocupando la mayor parte de
esta las gráficas de las series temporales de los indicadores. Mediante un panel de
opciones (ver Figura 4) se configuran las gráficas, pudiéndose elegir las líneas a
visualizar, la evolución de los indicadores a mostrar -mensual o interanual-, el post-
procesamiento de las series temporales de las líneas -líneas graficadas por separado,
agregadas o agrupadas-, y los límites temporales de la serie.
Las salidas graficas del panel (ver Figuras 5 a 13) donde se presentan los resultados
de los indicadores IPAX, IKM, IPK, RPK, ITM, IRT y evolución de las transacciones
en Tarifa Plana, con Atributos Locales (ATS Loc.) y Atributos Nacionales (ATS Nac.),
todas con sus respectivos parámetros de alarma. La representación se hizo en el
modo “Agrupados” donde los datos de las líneas son agrupados mostrando valores
medios y rangos.

Año 6 N° 10 | FCECO | 300


Jaurena, J.; Arias, R.; Franco, F.; Lischet, S.; Hurani, R. Diseño de indicadores de gestión del... 288 - 306

Figura 4 – Panel de Control del dashboard

Figura 5 – Representación gráfica de IPAX

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Figura 6 – Representación gráfica de IKM

Figura 7 – Representación gráfica de IPK

Figura 8 – Representación gráfica de RPK

Año 6 N° 10 | FCECO | 302


Jaurena, J.; Arias, R.; Franco, F.; Lischet, S.; Hurani, R. Diseño de indicadores de gestión del... 288 - 306

Figura 9 – Representación gráfica de ITM

Figura 10 – Representación gráfica de IRT

Figura 11 – Representación gráfica de T. Plana

Figura 12 – Representación gráfica de ATS Nac.

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Figura 13 – Representación gráfica de ATS Loc.

7. INTERPRETACIÓN DE LOS RESULTADOS


Conforme a la información generada, se puede interpretar que:
Los indicadores de seguimiento interanual IPAX e IKM dan cuenta que la demanda
tuvo tendencias de alarma desde el primer semestre de 2019, aunque la oferta
de servicio se mantuvo estable. Sin embargo, es notoria la depresión de ambos
indicadores a partir del segundo semestre de 2019 – en especial a partir del mes de
agosto, luego de una huelga de choferes de 15 días1 - con una caída promedio del
24,16% de pasajeros transportados en los últimos 6 meses del año 2019 y del IKM con
una pérdida del 29,22% en el mismo periodo. La conjugación de ambos indicadores
por debajo de los parámetros de alarma da cuenta de una crisis con inicio en el primer
semestre de 2019 vinculado primariamente a perdidas de pasajeros transportados.
Relacionando la evolución del Indicador IKM e IPK se observa como la prestataria
introduce cambios en la producción de servicios tratando de mantener un IPK en el
orden de 2,200 para sostener un límite de rentabilidad.
Si se trata de entender la evolución de la demanda, puede observarse en el progreso
de los indicadores T.Plana, AT Nac. y AT Loc. que la crisis afectó notoriamente a los
usuarios que abonaban Boleto General o tarifas planas, especialmente luego del
aumento tarifario del 69% en el mes de febrero de 2019 [4]. En la evolución de Tarifa
Plana se observa como su participación porcentual va disminuyendo, por lo que la
tendencia negativa de dicho perfil de usuario impacta claramente al financiamiento
del sistema, que se refleja en la evolución del IRT, el cual se desarrolla por debajo
del parámetro de alarma desde principios de 2018 hasta el final de la serie. Éste
último, además, da cuenta de la fuerte transferencia de la capacidad de consumo de
usuarios que pagan la Tarifa Plana para sostener descuentos o franquicias locales del

1 Información obtenida de: www.elonce.com/secciones/parana/598028-los-colectivos-urbanos-vuelven-a-circular-en-paran-


na-tras-15-dnas-de-paro.htm

Año 6 N° 10 | FCECO | 304


Jaurena, J.; Arias, R.; Franco, F.; Lischet, S.; Hurani, R. Diseño de indicadores de gestión del... 288 - 306

sistema. Asimismo, de los índices de ATS Nac. y ATS Loc., puede observarse que sus
participaciones porcentuales aumentaron en 2019, de lo que refuerza la aseveración
de que las mermas en pasajeros totales se dieron en el perfil de Tarifa Plana por
expulsión del sistema o migración hacia las tarifas con descuentos.

8. CONCLUSIONES
Se concluye que el manejo de información y la robustez del volumen de datos,
permite tener un abanico de indicadores de gran potencial para la gestión y control del
sistema de TPP, pudiendo realizarse un diagnóstico certero de la evolución temporal
del sistema, a su vez tener la capacidad de leer dichas variaciones constituyendo una
herramienta poderosa.
Debido a que, al momento de realizarse este estudio, se contaba con solo dos años
completos de registros de SUBE, los indicadores desarrollados en esta etapa solo
pueden mostrar la evolución del sistema, no obstante, se estima que, al transcurrir
mayor tiempo, será posible desarrollar indicadores que permitan predecir evoluciones
en la demanda que anticipen y perfeccionen la gestión y planificación del TPP.
Asimismo, es posible extrapolar la batería de indicadores a cualquier jurisdicción
territorial, mientras cuente con el relevamiento necesario de los datos o con
integración del sistema SUBE. El Área del Gran Paraná fue un caso de estudio no
excluyente.
Es importante destacar la importancia del desarrollo de este tipo de herramientas,
dado que las mismas tienen una transferencia directa al medio. Asimismo, permite
mejorar la calidad de la investigación aplicada mediante casos reales y por último
la inclusión de este tipo de herramientas en el proceso formativo de estudiantes e
investigadores.

9. REFERENCIAS
[1] Prado Lorenzo, José Manuel; García Sánchez. Isabel María (2004 Los indicadores
de gestión en el ámbito municipal Implantación, Evolución y Tendencias. ISSN 1696-
294X, Vol. 2
[2] Izquierdo, Rafael; (1994). “Transporte un enfoque integral”. Servicio de Publicaciones,
Colegio de Ingenieros, Canales y Puertos. Madrid, Reino de España.
[3] Beltrán Jaramillo y Jesús Mauricio. (1999). “Indicadores de Gestión, Herramientas
para lograr la competitividad”. Primera Edición. 3R Editores. Bogotá, Colombia
[4] Decreto DEM Nº 101/2019 - Actualización Tarifaria Para Diferentes categorías de
Boletos. (2019).

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Agradecimientos
A la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Entre Ríos, por la financiación
de proyectos de Investigación y fomentar el programa en Ingeniería en Transporte,
estando a la vanguardia de las necesidades de la sociedad. Y a la municipalidad de
la Ciudad de Paraná, por facilitar el acceso de los datos de SUBE de su jurisdicción.

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A economia das luzes: reformas tarifárias
postais e dinâmicas de circulação de
impressos no Brasil do século XIX
The economy of lights: Postal reforms and printed papers
circulation dynamics in 19th century Brazil
DOI: http://doi.org/10.33255/25914669/61010

Pérola Maria Goldfeder Borges de Castro


https://orcid.org/0000-0001-8229-6527
Universidade Estadual de Minas Gerais
UEMG/ Unidade Campanha
[email protected]
Minas Gerais
Brasil

Recibido:28/02/2022
Aceptado:19/05/2022

Resumo:
Esse artigo tem como objetivo apresentar um dos temas transversais
de nossa investigação de doutorado recentemente concluída, qual
seja: o lugar dos impressos na economia política do Império relativa às
comunicações. Para isso, analisamos o evolver da legislação tarifária
postal, sua discussão nas diferentes esferas de representatividade
(Câmara/ Senado/ Imprensa) e a estatística dos Correios relativas ao
volume, categoria e direção dos fluxos de correspondencia.

Palavras-chave: Correios. Materiais Impressos. Império do Brasil.

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 307


Abstract:
This paper aims to present one of the cross-cutting themes of
our recently completed doctoral research, which is: the place of
printed material in the political economy of the Brazilian Empire
regarding communications. For this, we analyzed the evolution
of postal tariff legislation, its discussion in different spheres of
representation (Chamber of Deputies/Senate/Press) and General
Post-Office’s statistics regarding the volume, category and direction
of correspondence flows.

Keywords: Post-Office. Printed matter. Brazilian Empire.

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Goldfeder Borges de Castro, P. A economia das luzes: reformas tarifárias postais e dinâmicas... 307 - 335

Introdução: “laços de comunicação” no alinhavo do território nacional

As publicações periódicas são hoje uma necessidade dos Povos civilizados; apresentando
em limitado espaço e com certa concisão o essencial das boas doutrinas, [...] acompanhando
o estado, e modificações da sociedade, os Jornais estão sempre em dia com as precisões
da população, e se ocupam com as questões e interesses do momento, que se sucedem
sem cessar, reclamando contra a prepotência, em favor do oprimido, ou patenteando os
abusos de qualquer gênero, que obstam ao bem, e melhoramentos sociais. É por isso que
essa sorte de escritos é indispensável em um Governo Representativo, e aí forma um dos
corretivos do Poder; mas a sua influencia será quase nula, se eles não penetrarem em
todos os ângulos, e não forem levar a luz aos mais ocultos esconderijos; se se [sic] não
estabelecer por seu meio uma franca permutação de ideias uteis, de informações e bons
ofícios, como que se aumente em toda a parte a massa dos conhecimentos humanos, ou o
que é o mesmo a civilização (A AURORA FLUMINENSE, 01 set. 1828).

Com essas palavras, Evaristo Ferreira da Veiga, um dos líderes da oposição a Pedro I,
sintetizava a visão de seus contemporâneos sobre o papel da imprensa periódica na
constituição do regime monárquico constitucional no Brasil. Para o publicista carioca,
os jornais eram, sobretudo, vetores de civilização, sendo a liberdade de imprensa um
dos fundamentos dos governos representativos.1 Ora, para haver livre circulação de
jornais pelo território nacional eram necessárias tarifas postais especificas para esse
tipo de material impresso, e Ferreira da Veiga sabia disso: tanto que, naquele ano
de 1828, ele já havia se manifestado a favor de um projeto que então circulava na
Câmara dos Deputados para se isentarem de porte todas as folhas nacionais:

Lancem-se os olhos sobre o estado de incomunicabilidade e de isolamento em que parecem


estar as diferentes partes do Brasil; e o laço de comunicação, que podem formar as Folhas
políticas circulando de uns para outros pontos. Então se conhecerá a sua transcendência
[do projeto], e extensos resultados (A AURORA FLUMINENSE, 11 jun. 1828) (grifos nossos).

Nem sempre, contudo, os jornais fizeram parte do fluxo postal. O primeiro país a
incluir esse tipo de material na relação de itens expedidos pelos Correios foram os
Estados Unidos, por meio do Post Office Act de 1792. Uma lei complementar de 1794

1 Em 1644, o poeta e intelectual britânico John Milton já defendia o direito à liberdade de imprimir suas ideias e opiniões sem qualquer
tipo de censura; quase dois séculos mais tarde, essa reivindicação seria retomada por seu compatriota Jeremy Benthan em dois ensaios:
Sobre a liberdade de imprensa e de discussão política (1821) e Garantias contra o abuso do poder (1822 – 1823). Na literatura france-
sa, um dos principais representantes da ideia de liberdade de imprensa é Alexis de Tocqueville: Em A Democracia na América (1835),
coletânea de escritos organizada após sua viagem aos Estados Unidos, ele descreve e analisa diversas instituições políticas, dentre
elas a liberdade de imprensa. Para o autor francês, “a soberania do povo e a liberdade de imprensa são, pois, duas coisas inteiramente
correlativas. A censura e o voto universal são, ao contrário, duas coisas que se contradizem e não se podem encontrar por muito tempo
nas instituições políticas de um mesmo povo” (TOCQUEVILLE, 1998, p. 209).

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fixou em apenas 1 cent o porte de todos os jornais que fossem impressos nos estados
norte-americanos, qualquer que fosse a distância percorrida pelos transportadores.
Para o historiador Richard John, essa medida era fundamentada na crença
republicana de que, ao difundirem notícias e opiniões, os Correios desempenhavam
papel de destaque na vida política de uma sociedade, contribuindo, assim, para a
concretização do princípio de cidadania informada (JOHN, 1995, pp. 28 – 30).
Em Portugal, a legislação postal determinava que o cálculo dos portes fosse feito
com base no volume: toda a carta que pesasse até quatro oitavas teria de porte 80
réis. A partir disso, aumentava-se 40 réis a cada duas oitavas excedentes (Alvará
Régio de 20 de janeiro de 1798). Posteriormente, estabeleceram-se cinco distâncias
básicas (TABELA 1), “a fim de se favorecer a mais dificultosa comunicação dos
povos” (Aviso de 14 de março de 1801). Os valores da primeira coluna concerniam às
“cartas singelas”, ou seja, que não excedessem duas oitavas de peso. Havia, ademais,
três classes de “cartas dobradas” de acordo com o peso, a saber: 1ª) de 2 até 4
oitavas; 2ª) de 4 até 6 oitavas e 3ª) de 6 oitavas até 8 oitavas (1 onça). Gazetas, papéis
impressos e autos de processo que fossem remetidos sem capa fechada pagariam,
por fim, metade das taxas estabelecidas.

Tabela 1 – Portes das cartas de terra (1801)

Distância carta singela 1ª classe 2ª classe 3ª classe


(em léguas) (em réis) (em réis) (em réis) (em réis)

0 a 10 $20 $30 $40 $50

10 a 20 $25 $40 $50 $60

20 a 30 $30 $50 $60 $70

30 a 40 $35 $60 $70 $80

40 a 50 $40 $70 $80 $90

Fonte: Elaboração da autora com base no Aviso de 14 de março de 1801. In: Coleção da Legislação Portuguesa
(CLP). Lisboa: Tipografia Maigrense, 1828, pp. 683 – 684.

A transferência da Corte para o Rio de Janeiro em 1808 tornou necessário retificar


a política de tarifação praticada no Reino, adaptando-a a realidade da América
portuguesa de forma a garantir o monopólio do Estado sobre a remessa de
correspondências. Nesse sentido, houve um esvaziamento da jurisdição das Juntas
de Fazenda sobre os serviços postais terrestres, que passaram para a alçada do Erário
Régio: caberia a esse órgão, doravante, organizar rotas, definir datas e horários para

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Goldfeder Borges de Castro, P. A economia das luzes: reformas tarifárias postais e dinâmicas... 307 - 335

os giros dos pedestres, estabelecer regras para arrematações, fixar taxas, etc.2
Quanto à correspondência transportada por navios mercantes estrangeiros, essa
passou a seguir as disposições da lei de 26 de fevereiro de 1810 – também conhecida
como Convenção dos Paquetes – que estabeleceu viagens com regularidade mensal
entre o porto de Falmouth e a cidade do Rio de Janeiro. Esse dispositivo, contudo,
não legislava especificamente sobre periódicos; apenas determinava que as cartas
simples permutadas entre Grã-Bretanha e Brasil pagassem três shillings e oito
pences sterlinos – valor que, na época, equivalia a 120 réis.
A cobrança dessa taxa deve ter suscitado equívocos. Um aviso expedido pela Secretaria
dos Negócios do Brasil continha a seguinte alegação: “por essa Administração do
Correio [da Corte] se tem cobrado indevidamente das cartas vindas pelos navios
mercantes ingleses [...], obrigando-se de mais a mais os donos das amostras das
fazendas, e das gazetas a pagar por estas um porte que não é devido” (Aviso nº 40
[Fazenda], de 14 de novembro de 1812). Sendo assim, o documento recomendava que
apenas cartas fossem taxadas em 120 réis, ficando gazetas e amostras de fazendas
sujeitas ao que na Grã-Bretanha se legislasse sobre o assunto.
Esses são, pois, os principais dispositivos do período joanino concernentes a tarifação
postal. Vistos em conjunto, eles refletem não apenas o processo de interiorização
da metrópole na colônia, mas também a incapacidade dessa metrópole em impor
um monopólio sobre a remessa de correspondências, quer fossem cartas, gazetas,
papéis oficiais, etc. Com algumas alterações, essa legislação continuou vigorando no
Brasil após a Independência. A seguir, veremos o debate ocorrido durante o Primeiro
Reinado (1822 – 1831) sobre a isenção tarifária de impressos.

1- Franqueamento postal de periódicos: os votos e o veto


Em 1823, a Assembleia Constituinte determinou que a remessa de seu Diário fosse
gratuita a todas as Câmaras municipais do Império. Quanto às assinaturas particulares
desse jornal, essas deveriam ser reguladas de modo que seu valor bastasse “tão
somente para fazer face às despesas do papel e impressão” (DIÁRIO DA ASSEMBLEIA
GERAL CONSTITUINTE LEGISLATIVA DO IMPÉRIO DO BRASIL, 09 ago. 1823, p. 481).
Reiterada pela legislatura de 1826, essa medida revela a preocupação dos primeiros
parlamentares brasileiros com aspectos que iam além da dimensão fiscal dos serviços
postais, bem como seu desejo de reforçar o princípio de accountability característico
das instituições representativas liberais.
Não demorou para que o franqueamento de impressos destinados a municipalidades
fosse reivindicado para outras instituições: em setembro de 1827, ao tomar
conhecimento da criação de uma biblioteca pública na cidade de São João Del Rei, José

2 O Erário Régio também administrava o cumprimento das arrematações de linhas postais por particulares, o pagamento de funcio-
nários dos Correios, bem como a concessão de licenças e aposentadorias aos mesmos.

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Bento Leite Ferreira de Melo, sacerdote mineiro e um dos principais representantes
da oposição no Parlamento, requereu à Assembleia que fossem isentos de porte
“todos os livros, jornais e periódicos destinados a enriquecer aquele tão proveitoso
estabelecimento” (ANAIS DO PARLAMENTO BRASILEIRO (APB), 03 set. 1827, p. 11).
Esse requerimento recebeu parecer favorável da Comissão de Instrução Pública da
Câmara que ampliou as disposições nele contidas a todas as bibliotecas do Império
(APB, 22 out. 1827, p. 139).
No Senado, a resolução em questão foi recebida com entusiasmo, considerada de
extrema necessidade à “profusão das luzes” (ANAIS DO SENADO DO IMPÉRIO DO
BRASIL (ASIB), 30 out. 1827, p. 268). Houve mesmo quem quisesse ampliar o escopo
da medida, propondo a isenção de direitos alfandegários sobre livros “não só às
bibliotecas públicas, mas também a outras quaisquer corporações, e a todos os
homens de letras” (ASIB, 05 nov. 1827, p. 302).3 Por fim, o texto da lei foi preservado
tal como viera da Câmara,4 tendo sido sancionada pelo Imperador em 15 de novembro
de 1827.
A iniciativa dos parlamentares brasileiros em aprovar essa medida demonstra-nos
que o modelo liberal de Estado por eles idealizado não prescindia de uma dimensão
civilizacional, materializada na fundação e manutenção de instituições públicas e
privadas de instrução, como as bibliotecas, sociedades literárias, gabinetes de leitura,
etc. Nesses espaços de saber, mas também de exclusão,5 os cidadãos (e apenas eles)
deveriam ser formados (e informados) de maneira a concorrerem para o progresso
da nação com o exercício de sua liberdade e capacidade intelectuais.
O tema da isenção tarifária de impressos voltaria à cena parlamentar em maio de
1828, mais uma vez, pelas mãos do padre Ferreira de Melo. Queixava-se o deputado
mineiro de que enquanto periódicos estrangeiros circulavam livremente pelo território
brasileiro, seus congêneres nacionais pagavam metade do porte das cartas, tal como
convencionado na legislação portuguesa. Em face disso, Ferreira de Melo apresentou
uma resolução que invertia a lógica tarifária: as folhas estrangeiras (a exceção das
destinadas às bibliotecas públicas) pagariam porte, desonerando-se suas congêneres
nacionais (APB, 09 maio 1828, pp. 34 – 36).
Após ser analisado pela Comissão de Fazenda, o projeto de Ferreira de Melo voltou
à discussão no Parlamento, onde recebeu várias propostas adicionais. O deputado

3 Proposição feita por João Lustosa da Cunha Paranaguá (Marquês de Paranaguá).

4 O texto original do projeto era o seguinte: “Não pagarão portes de Correio as folhas periódicas e jornais públicos que forem dirigidos a
bibliotecas publicas, e os livros para as mesmas bibliotecas serão isentos das alfândegas, e portos secos, revogadas para esse fim todas
as leis, alvarás, decretos e mais resoluções em contrario”. APB, 25 out. 1827, p. 147.

5 Vale lembrar que aqueles grupos aos quais a palavra escrita era interditada (escravos, operários, mulheres, etc.) frequentemente
abriam espaço à comunicação por meio da oralidade. Cf.: MOREL, Marco. “Palavras além das letras: apontamentos sobre imprensa e
oralidade na primeira metade do século XIX”. Acervo – Revista do Arquivo Nacional, v. 23, nº 1, jan-jun.: França e Brasil: história, v. 23,
nº 1, pp. 63 – 80, 2010.

Año 6 N° 10 | FCECO | 312


Goldfeder Borges de Castro, P. A economia das luzes: reformas tarifárias postais e dinâmicas... 307 - 335

baiano José Avelino Barbosa, por exemplo, apresentou uma emenda para que a
isenção fiscal dos livros destinados às bibliotecas públicas fosse ampliada “para
todos os cidadãos do império do Brasil” (APB, 07 jun. 1828, pp. 57 – 59).6 Outro
parlamentar, José Gervásio de Queiroz Cerqueira, propôs um artigo aditivo para que
os periódicos fossem tratados como cartas seguras. Receava o deputado cearense
que os extravios, então recorrentes, aumentassem entre os periódicos francos de
porte. Com essa medida, buscava impor à administração dos Correios “a obrigação
de pagar o importe do seguro para obrigá-la a ser mais diligente”. José Lino dos
Santos Coutinho, por sua vez, chamou atenção para as ilegalidades que já ocorriam e
que poderiam se intensificar com essa mudança de legislação:

Os correspondentes dos diversos países estrangeiros, querendo mandar cartas, periódicos


e muitos papeis a seus correspondentes fazem uns pequenos pacotes cobertos com um
pano, e põem-lhe o sobrescrito por fora “Amostras de fazenda”, e com este titulo de
amostras vão estes pacotes para a alfândega, e cada um dos comerciantes vai recebê-los,
e aí vêm 50 e 100 cartas e muitos periódicos, ficando assim a nação inibida de receber
muitos portes.

Embora versassem sobre a inépcia da administração postal brasileira em fazer


valer o monopólio do Estado, as emendas de Queiroz Cerqueira e Lino Coutinho
receberam críticas de distinto teor. Sobre a proposta de tornar seguros os periódicos
francos de porte, José Clemente Pereira observou que essa medida sobrecarregaria
a administração do Correio com mais uma escrituração, fazendo-se necessário
aumentar o número de empregados. Comprometido em preservar a imagem do
governo, o deputado de origem portuguesa questionou, ademais, a veracidade da fala
de Queiroz Cerqueira sobre os extravios de papéis, alegando que, ao menos no Rio de
Janeiro, a distribuição de periódicos era feita de forma regular.
Contradizendo a fala de Clemente Pereira, de quem era antagonista, Vasconcelos
disse de forma irônica que “em outro tempo, as mesmas cartas não escapavam à
caridade da polícia ou de quem tinha essa inspeção”. O deputado mineiro também
previa que, uma vez que os periódicos não pagassem portes de Correio, haveria pouco
cuidado em sua escrituração. Nesse sentido, ele reconhecia a utilidade da emenda
de Queiroz Cerqueira, a qual deveria, segundo ele, ser remetida a uma comissão: “o
abuso é fácil; e muito mais o será não pagando porte os periódicos”, concluía.
Já a emenda sobre coibição do contrabando de cartas trouxe à tona críticas
relacionadas às limitações de poder do Executivo. O padre José Custódio Dias, um dos
mais radicais opositores do governo na Câmara, opôs-se veementemente à proposta

6 Segundo Avelino Barbosa, havia um foral da Alfândega, datado de 15 de outubro de 1518, que legislava sobre esse objeto. A proposta
em questão foi ainda apoiada com ressalvas pelos deputados Francisco de Paula e Souza e Bernardo Pereira de Vasconcelos.

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de Lino Coutinho, alegando que, com ela, o Legislativo dava brechas para que os
Ministros tomassem medidas arbitrárias, como romper o subscrito desses impressos.
No Senado, essa emenda terminou sendo excluída do texto original.7
Os senadores que votaram contra a resolução o fizeram por dois motivos: receio
de que o Tesouro perdesse uma fonte de renda e convicção de que a medida em
questão aumentaria as despesas do Estado com os serviços postais. Nas palavras de
Paranaguá:

No estado em que estamos a respeito de finanças, e quando até nos vemos em circunstâncias
de pôr alguns impostos, não sei como possamos prescindir dessa receita, ao mesmo tempo
que [sic] com isto aumentamos a despesa. Com efeito, uma vez que o porte dos periódicos
for gratuito, crescerá a remessa de tais papéis, e, portanto será preciso maior número de
transportes, e condutores, e consequentemente maior despesa com o Correio (ASIB, 06 jun.
1829, p. 314).

Carneiro de Campos, por sua vez, dizia reconhecer nos periódicos um meio “de
propagar as luzes na massa geral do povo”, porém asseverava: “é cousa [sic]
perigosa a mudança que há de um imposto para outro, pois o povo estranha tudo
o que é novo”. Na opinião do senador bahiano, os Correios brasileiros não davam
“grandes rendimentos” como em outros países, pois estavam sujeitos a diversos
abusos: “vemos nesse diário chamado do Rio de Janeiro anunciar-se todos os dias,
que Fuão [sic] vai à loja de tal, onde se acham cartas para lhe serem entregues;
isto é um verdadeiro contrabando”, denunciava. Sendo assim, mais importante do
que isentar os materiais impressos de porte era promover uma reforma que coibisse
as práticas mencionadas.
Contrapondo-se à lógica fiscalista presente nessas alegações, o mineiro José Inácio
Borges declarou: “Eu também olho para a economia; mas olho para aquelas cousas
[sic] que se opõem a ela, e não para aquelas que resultam em benefício público”.
Nicolau de Campos Vergueiro, por sua vez, apresentou raciocínio semelhante sob a
perspectiva de integração do território:

Os periódicos que são remetidos pelo Correio são poucos, porque como as distâncias são
grandes, e as taxas são fortes, ficam muito caros; um, ou outro é que faz esta despesa. Se é
conveniente conservar as Províncias isoladas, é outro caso; mas eu assento que ninguém
o dirá. É necessário comunicarem-se todas para que não se extinga o espírito nacional.

7 Essa resolução chegou ao Senado em 17 de junho de 1828, tendo sido discutida entre os dias 4 e 18 de setembro. Na ocasião, José Lis-
boa da Silva (Visconde de Cairú) apresentou uma emenda que suprimia o artigo concernente ao porte de folhas periódicas estrangeiras,
enquanto João Antonio Rodrigues de Carvalho sugeriu a supressão da parte do texto que instava o governo a tomar medidas contra o
contrabando. Apenas essa segunda emenda foi aprovada. Cf.: ASIB, 10 set. 1828, p. 246.

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Goldfeder Borges de Castro, P. A economia das luzes: reformas tarifárias postais e dinâmicas... 307 - 335

Ao final da discussão, a imagem dos Correios que prevaleceu foi a de serviço público
essencial e não a de fonte de renda. Essa precedência não apenas garantiu a aprovação
da resolução no Senado, como também convenceu senadores que, como Carneiro de
Campos, haviam se posicionado contra a isenção tarifária de impressos.
Antes de sancionar a resolução aprovada pelas duas casas legislativas, o Imperador
convocou o Conselho de Estado para dar seu parecer sobre o assunto. Em 4 de julho
de 1829, esse órgão se reuniu no Paço Imperial da Corte e, em presença do Ministro
e Secretário dos Negócios do Império, votou unanimemente por não se isentar de
porte os periódicos nacionais. Justificavam os conselheiros sua decisão “pelos
prejuízos que [a medida] causava a este estabelecimento [Correios], desfalcando-
se tão consideravelmente seu rendimento, quando suas despesas tanto se haviam
aumentado para que desta Repartição se tirassem os melhores resultados em
beneficio público” (ATAS DO CONSELHO DE ESTADO, 1873, v. 1, p. 20 – 21). Após adiar
sua decisão por mais de uma semana, d. Pedro I corroborou, por fim, com a opinião
de seus conselheiros e prescreveu a resolução sobre o porte franco de impressos.
Vimos até aqui dois projetos bastante representativos do liberalismo constitucional
predominante na Câmara dos Deputados durante a primeira década de Independência.
Os diferentes desfechos que essas propostas tiveram revelam-nos a existência de
duas lógicas distintas que estiveram em constante conflito e acomodação na esfera
do debate político: a ideologia liberal de difusão das luzes e o imperativo fiscal,
prioridade do governo. Para deputados da ala liberal, a disseminação de jornais que
advogassem por sua causa era condição de significativa vantagem na luta contra
os agentes retrógrados da política nacional. Já os governistas argumentavam que
a ampliação da isenção tarifária a todos os periódicos traria consigo o aumento do
porte das cartas e a consequente ruína financeira dos Correios.
Essas diferentes lógicas remetem-se, por sua vez, à existência de grupos políticos
distintos com projetos de Estado igualmente conflitantes: de um lado, parlamentares
vinculados a interesses provinciais que defendiam o estabelecimento pleno do sistema
constitucional, a limitação da autoridade do governo e a adoção de princípios liberais
mais abrangentes, como distribuição equitativa de poderes, liberdade de imprensa e
autonomia administrativa. Do outro lado, situavam-se o próprio d. Pedro I e políticos
da base governista, os quais buscavam preservar o arranjo institucional vigente,
reiterando a proeminência do Executivo sobre os demais poderes constitucionalmente
estabelecidos.
No primeiro caso analisado, é provável que o franqueamento de impressos remetidos
a bibliotecas públicas tenha sido visto pelo governo como uma medida positiva, de
vez que o bônus civilizacional – difusão de luzes pelo interior das províncias – fosse
maior que o ônus financeiro advindo da diminuição de arrecadação pelos Correios.
Ao proporem a generalização dessa medida a todos os periódicos que circulavam
pelo Império, os parlamentares brasileiros foram, contudo, além do que estava
disposto ceder o governo em prol da comunicação. Daí o uso do veto imperial, medida

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constitucionalmente atribuída ao Poder Moderador, mas que se tornou alvo de críticas
devido à recorrência que dela fez d. Pedro I ao longo de seu reinado.
O prevalecimento da lógica fiscal expressa pelo Conselho de Estado não impediu,
contudo, a consolidação de algumas decisões parlamentares referentes à circulação
de materiais impressos. Assim, por meio do Regulamento da Administração Geral
dos Correios (1829), isentaram-se de porte os periódicos nacionais e estrangeiros
que fossem dirigidos a bibliotecas publicas (artigo 71º). Esses mesmos impressos,
se endereçados a particulares, pagariam, contudo, meio porte das cartas, desde que
fossem acondicionados “sem capa [e] presos com tiras de papel” de forma a evitar o
contrabando de papéis no interior dos maços (artigo 72º).

2- Do franqueamento à tarifa fixa: as reformas postais dos anos 1830 – 1840

O tema do franqueamento de gazetas, jornais e demais publicações periódicas


voltaria a aparecer na pauta de reivindicações da Câmara em diversos momentos,
especialmente durante a 2ª Legislatura (1830 – 1833), quando os deputados da
oposição liberal, então hegemônica, revisaram as bases regulamentares instituídas
pelo governo pedrino. Nesse sentido, a Comissão de Constituição da Câmara8 – que em
agosto de 1830 fora incumbida de analisar o referido regulamento postal – franqueou
de porte todos os impressos nacionais, quer fossem endereçados a particulares, quer
se destinassem a bibliotecas, arquivos, etc. Apenas folhas estrangeiras, quando não
endereçadas a instituições públicas, deveriam pagar porte.
A promulgação do decreto que sancionava as alterações feitas no Regulamento da
Administração Geral dos Correios deu-se em 7 de junho de 1831, dois meses após
abdicação de Pedro I. Em nota, o Jornal do Comércio, uma das folhas nacionais de
maior tiragem na época, elogiou a medida como sendo uma das maiores evidências
de “boas intenções e liberalismo” da Assembleia. O redator concluía seu raciocínio
com uma reflexão sobre as vantagens que a nação colheria do novo arranjo
institucional: “A leitura dos periódicos instrutivos civiliza o Povo, e a franqueza
das comunicações entre as Províncias desfaz o juízo de que são estrangeiras umas
para com as outras, juízo este, que o transacto [sic] Governo fomentava para seus
fins” (JORNAL DO COMMERCIO, 17 set. 1831).
Restava, contudo, o problema do contrabando: Em janeiro de 1832, o presidente
da província de Minas Gerais, Manoel Ignácio de Melo e Souza, oficiou ao governo
imperial para reportar diminuição nas rendas do Correio.9 Argumentava que diversas

8 Essa Comissão era então composta pelos deputados Diogo Antonio Feijó, José Martiniano de Alencar e Ernesto Ferreira França.

9 23 fev. 1832. Ofício de Manoel Ignácio de Melo e Souza a Diogo Antonio Feijó, Ministro e Secretário de Estado dos Negócios do Império.

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pessoas tanto na capital Ouro Preto como no interior estavam se utilizando da


lei que franqueava de porte os periódicos “para roubarem os portes das cartas,
introduzindo-as nos maços das folhas” (CORREIO MERCANTIL, 21 mar. 1832). Os
funcionários da administração provincial haviam notado ademais que, rompidas
as tiras de papel que envolviam os maços de impressos, deles saiam “cartas e até
certidões de muitas folhas de papel, e requerimentos”, sendo essas ocorrências
tanto mais frequentes quanto maiores eram os portes que se tinham de pagar
pelas correspondências. Em vista disso, Melo e Souza pedia orientações sobre como
proceder a fim de que aqueles abusos não tornassem “quase extinto o rendimento
do Correio”.
A atitude daquela autoridade provincial foi elogiada pelos redatores do A Verdade,
que apresentaram os seguintes argumentos para suprimir-se o decerto de 1831:

Porquanto nem todos os jornais são dignos de serem levados à custa da Nação; e se devem
ser dispensados do porte, são só, a nosso ver, os Diários da Assembleia, e os do Governo,
porque convém que ao mais remoto lugar do Império cheguem os feitos destes poderes
Constitucionais; mas a Nação levar a sua custa Matracas, Filhos da Terra, Caramurús,
Carijós, etc., é sem dúvida filantropia demasiada, ou demasiada proteção aos jornalistas,
únicos a quem, o beneficio desta Lei, toca (A VERDADE, 27 mar. 1832).

A opinião desse jornal revela uma visão bastante exclusivista da atividade periódica,
visão essa que se desenvolvera entre os setores moderados do pensamento liberal
brasileiro por ocasião do boom de pasquins radicais ocorrido entre os anos finais do
Primeiro Reinado e o início da Regência. Os redatores do A Verdade reconheciam que,
se os jornais começassem a pagar porte, haveria menor quantidade de impressos
e, consequentemente, menos arrecadação para Tesouro. Esses fatos, porém, seriam
compensados, segundo eles, pela existência de periódicos “mais instrutivos, e mais
úteis” à opinião pública. E concluíam: “perca ela [nação]; mas não tanto que leve
grátis o veneno, onde não deve chegar”.
A reforma dos portes passou a ser pauta do governo em 1835, por iniciativa do titular
da pasta da Fazenda, Manuel do Nascimento Castro e Silva. Em seu relatório, consta
a seguinte nota: “A receita do correio geral não chega nem para metade de sua
despesa; convém sujeitar ao porte as folhas periódicas e aumentar o porte das
cartas pelos paquetes” (APB, 08 maio 1835, p. 51). Com essa proposta, o ministro
reiterava a lógica fiscal do governo, ao mesmo tempo em que atacava dois aspectos
por ele considerados críticos: a onerosidade dos serviços postais marítimos e a
dificuldade de se transportar por terra volumosos maços de materiais impressos
isentos de porte.

AHCD, lata 70, maço 4, pasta 4. Esse documento foi posteriormente publicado pelo Correio Mercantil em 21 de março de 1832.

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Afinada com a perspectiva ministerial, a Comissão de Fazenda e de Orçamento
da Câmara elaborou um projeto de lei no qual propunha “a ampliação de alguns
impostos em substituição de outros do mesmo gênero, ou a modificação de certos,
com o fim de aumentar a sua receita, e simplificar a sua arrecadação” (APB, 23 jun.
1835, p. 202). Essas deliberações deveriam ser adotadas antes que o projeto de fixação
da receita e despesa gerais do Império ficasse pronto e entrariam em vigor a partir
do dia 1º de julho de 1836. No corpo do texto (artigo 9º), destacam-se as seguintes
diretrizes:

§1ª Pagarão as cartas conduzidas pelo correio terrestre um real por oitava de peso em
cada légua de caminho de 20 ao grau; e pelo correio marítimo 5 réis por oitava de grau
em grau de latitude; o máximo porte para cada oitava em ambos estes casos será de 100
réis. §2ª Os autos e outros papéis do foro pagarão a quarta parte do porte das cartas. §3ª
O mínimo porte para cada uma carta será 20 réis. §4ª Pagar-se-á aos particulares que
entregarem nas estações do correio cartas e outros papéis por eles conduzidos, ¼ do porte
correspondente.

Ao uniformizar o cálculo das distâncias terrestres e marítimas – em léguas e latitudes,


respectivamente – o novo arranjo promovia o encarecimento dos portes, sobretudo
no que diz respeito às localidades mais próximas da Corte. Assim, uma carta de 2
oitavas remetida dessa capital para a vila de Santo Antonio de Sá (atual Itaboraí)
que antes custava 10 réis apenas, a partir de então passava a valer 16 réis, visto que
a distância entre os dois pontos fosse de oito léguas. Em compensação, diminuiu-
se o valor máximo dos portes – de 120 para 100 réis – o que favorecia, em tese, as
comunicações à longa distância. Os comissionários reduziram, ademais, a tarifa de
autos e papeis do foro, os quais, segundo a legislação de 1829, pagavam ½ de porte.
Note-se que não havia qualquer menção aos periódicos, fossem eles nacionais ou
estrangeiros.
Posto em discussão, o projeto recebeu diversas ementas: o deputado rio-grandense
José de Araújo Ribeiro, por exemplo, sugeriu isentar de porte as gazetas e publicações
periódicas de nações que concedessem igual isenção aos impressos do Brasil (APB,
13 ago. 1835, p. 166). Bernardo de Vasconcelos, por sua vez, propôs que os impressos
pagassem um quarto do valor das cartas, cujo porte seria dobrado em relação ao
regulamento de 1829. Contrapondo-se ao deputado mineiro, Francisco de Paula
Araújo defendeu redução de 50% em todas as tarifas postais. Finalmente, o deputado
baiano Cornélio Ferreira França recomendava que metade do porte das cartas, autos
e demais objetos postais fosse paga no local da remessa. Ao final do debate, apenas
as proposições de Araújo Ribeiro e Vasconcelos foram incorporadas ao texto final do
projeto que, remetido ao Senado, foi aprovado em outubro do mesmo ano (Lei nº 99
de 31 de Outubro de 1835).

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***
Os protestos contra o retorno da taxação de impressos começaram logo no início do
novo ano financeiro, não se restringindo à Corte. No jornal O Novo Farol Paulistano,
por exemplo, um correspondente de pseudônimo Veritas deplorou os efeitos que a
medida teria sobre o progresso da imprensa local, além de privar os cidadãos “de
mais um meio de comunicação entre eles e a Autoridade Pública” (O NOVO FAROL
PAULISTANO, 06 jul. 1836). A seu ver, o imposto sobre periódicos era um “meio de fazer
retroceder a civilização do povo” e, caso fosse mantido, em breve os habitantes das
cidades marítimas estariam “mais ao fato de conhecer a capacidade das influências
estrangeiras, do que das do seu próprio país”.
Em outro número do mesmo jornal, Veritas voltou a questionar a validade do imposto
em questão, argumentando que o lucro dele proveniente desapareceria na proporção
em que a indústria tipográfica fosse definhando, “até por fim igualar-se a zero”. Tal
prognóstico levava o correspondente a refletir sobre os paradoxos dos governos tanto
do passado como daquele presente em relação às comunicações:

Pedro 1º era infenso às liberdades públicas, e Pedro 1º sancionou a lei que liberava de
porte as folhas periódicas: no entanto que o Governo Regencial eminentemente patriótico,
eminentemente amigo do progresso do país sancionou a lei contrária. A imprensa era
hostil a D. Pedro, e D. Pedro nem por isso a quis por tal forma pear; mas a oposição erguida
e sustentada pela imprensa apenas maioria influente no governo logo procura refrear seu
desenvolvimento. Sim novos parricidas, eu o direi [...] – quereis assassinar a mãe que vos
deu o ser (O NOVO FAROL PAULISTANO, 13 jul. 1836).

Já o jornal O Paquete do Rio, após discorrer sobre a origem dos Correios e sua
adoção por diversos governos modernos, assim se expressou sobre o assunto:

A medida, que agora se está pondo em prática de fazer pagar porte os Periódicos, e Jornais
é sumamente prejudicial à Sociedade, e de alguma maneira imprópria de um país onde há
um Governo Liberal, como o nosso. O Brasil não se acha tão ilustrado, que não precise de
que se espalhem as luzes, e ideias pelas Províncias; a lei de fazer pagar porte aos Jornais, e
Periódicos principalmente os Nacionais aumenta sim as rendas Nacionais, porém impede
o espalharem-se pelas Províncias as luzes de que tanto se precisa para a civilização dos
povos, entorpece o comércio, e faz o povo ignorante relativo à marcha do Governo, e ao
estado geral do Império (O PAQUETE DO RIO, 20 jul. 1836).

Com base no argumento de que “um Governo Constitucional precisa dar aos
seus atos a maior publicidade possível”, os redatores dessa folha questionavam:
“Como poderá isto acontecer, se daqui em diante não haverá quem queira ter
os Periódicos que da Corte vão para as Províncias, ou destas vem para a Corte,
visto que o seu porte custa mais caro que a sua assinatura?”. Eles alegavam não
querer que os impressos deixassem de pagar porte, mas requeriam que esse valor

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fosse mais razoável do que o estipulado pela referida lei. E concluíam: “As cartas
são de um interesse particular, e os Periódicos são de interesse geral, assim seria
mais conveniente que o porte destes fosse menos pesado, ainda que o daquelas se
aumentasse mais”.10
Uma das reflexões mais bem elaboradas sobre o tema apareceu em “Doutrina Social:
Dificultar a ilustração é recuar para a barbaridade: o regresso não deve compreender
a ilustração”. Publicado no jornal O Indicador da Utilidade Pública, esse texto
anônimo fazia crítica à taxação de periódicos sob a perspectiva da antinomia entre a
“índole imitativa” do povo brasileiro e o obstáculo aos “modelos de organização social
e administrativa” europeus representados pela lei:

O nosso País é o País das contradições, e das anomalias: um espírito exclusivo de imitação
tem sido a qualidade mais característica da nossa índole social: as teorias, e as práticas
estrangeiras tem sido geralmente copiadas em todas as nossas reformas, e inovações,
embora não fossem elas na maior parte consentâneas ao nosso estado social; mas
ao mesmo tempo que este espírito de geral imitação transluz em todas as nossas leis,
e regulamentos, um ato legislativo aparece (a imposição dos pesados direitos sobre os
jornais, e os outros impressos) que se poderia dizer positivamente calculado para coibir
essa nossa tendancia [sic], não nos excessos que nos desnacionalizam, mas nos progressos
das ciências, e das artes, e no movimento da civilização, que pertence ao nosso século (O
INDICADOR DA UTILIDADE PÚBLICA, 27 jul. 1836).

“Para imitar as Nações”, continuava o autor, era necessário “acompanhar o
movimento da sua ilustração, e a sucessão dos seus melhoramentos”, daí a
importância de se haver periódicos. Como a taxa sobre materiais impressos ia contra
esse princípio, ele classificava a dita lei como “efeito da mais miserável mesquinharia
financeira” e “expressão a mais clara do nosso atraso nos conhecimentos, e
práticas da sociabilidade”. E acrescentava: o resultado de tão “mal calculada
e impolítica” medida não seria outro senão apartar-se o Império “da majestosa
marcha das Nações cultas para a maior civilização, e aperfeiçoamento social”,
imprimindo-se “um movimento retrógado para a ignorância, e barbaridade dos
passados séculos”.
Nesse clima de protesto em vários veículos de imprensa, os deputados Araújo Vianna,
Calmon du Pin e Souza Martins apresentaram uma emenda à lei do orçamento para
o ano financeiro de 1837/38 que substituía o parágrafo relativo ao porte de periódicos
pelo seguinte texto: “Os jornais e mais publicações periódicas pagarão desde já
somente 10 réis, por número, sem atenção ao peso e às distâncias” (APB, 09 ago.

10 Semelhante argumento também existia nos Estados Unidos: segundo Richard John, “enquanto poucos esperavam que o sistema
postal retornasse lucros, todos estavam de acordo que ele deveria ser, ao menos, autossustentável. Além disso, o subsídio [de materiais
impressos] era pago por aqueles que escreviam cartas, os quais eram em sua maioria mercadores” (JOHN, 1995, p. 39) (tradução nossa).

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1836, p. 161). Essa iniciativa foi elogiada pelos redatores do Jornal do Commercio que
diziam não conceber como os legisladores, “esquecidos do exemplo dos países mais
cultos”, anuíram às recomendações do governo para reinstituir o porte de periódicos.
Novamente em oposição à fala do ministro Castro e Silva, eles acreditavam que o
imposto em questão levaria a uma diminuição no rendimento dos Correios, em razão
do cancelamento das assinaturas de jornais estrangeiros:

Grande número de pessoas residentes no Rio de Janeiro são assinantes de periódicos da


Europa: ignorando a lei, ou tendo sim ouvido falar que de Julho em diante aumentaria
o porte das gazetas, mas nunca pensando que um exemplar de uma folha inglesa
(por exemplo) viesse a pagar 205 réis de porte, não mandaram ordem para que se
suspendessem as assinaturas; por isso continuaram as remessas, e o Correio deve
ter lucrado consideravelmente do 1º de Julho a esta parte. Mas continuará assim?
Provaremos que não. Estes assinantes logo que viram que o simples porte de um
periódico de Londres importava em nada menos do que em 60$, 70$ e 80$ reis por ano,
mandaram suspender as suas assinaturas; e findo o prazo necessário para a ida e volta
da ordem de suspensão, é claro que o rendimento do Correio diminuirá sensivelmente,
e que até ficará menos do que o era antes de adotada a medida de que nos queixamos,
pois que poucas pessoas ou nenhumas quererão sujeitar-se a semelhante ônus (JORNAL
DO COMMERCIO, 11 ago. 1836).

Os redatores se indagavam qual seria o resultado daquela política tarifária, para em


seguida responderem, enfáticos: “Pormos em verdadeiro estado de sítio as luzes do
século; levantarmos obstáculos e barreiras para que se não introduza entre nós
a civilização europeia; e assestarmos baterias contra as artes e as ciências com
que nos dota o progresso contínuo do Velho Mundo”. Já em relação aos periódicos
nacionais, eles criam que a lei tenderia a sufocar a “nobre arte tipográfica”, ramo de
indústria então em desenvolvimento no país:

Em quase todas as cidades provinciais que possuem periódicos, não é o numero de


assinantes do lugar onde eles se imprimem que faz com que se sustentem; a população
não chega para tanto; é necessário que acudam os assinantes de fora. Ora, com o porte
que hoje pagam as gazetas, estes diminuirão sensivelmente; as receitas chegarão
apenas para cobrir as despesas; o desalento se apoderará de uma classe industriosa
que já não achará onde empregue a sua arte, e ninguém ignora que a ociosidade é mãe
de todos os vícios.

Nesse cenário, o próprio Jornal do Commercio estaria com a sobrevivência


ameaçada: de acordo com seus redatores, o “porte exorbitante” havia desanimado
“a mor parte dos assinantes das Províncias”, visto que além dos 16$000 réis anuais
de assinatura eles teriam de pagar portes duas, três e até quatro vezes maiores
que os valores originais. Isso fazia com que uma assinatura dessa folha em Ouro

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Preto saísse por 38$500 réis, aumentando para 61$000 réis na Vila do Príncipe
(atual Serro); 65$000 réis no Tejuco e 70$000 na Vila Diamantina. Em vista disso, os
redatores afirmavam estar o porte dos impressos “na razão inversa da ilustração
dos povos”: os habitantes do litoral, que então gozavam de “alguma civilização”,
poderiam continuar a assinar os periódicos da Corte, ao passo que os habitantes do
interior, tão carentes de artes e ciência, ficariam privados dos benefícios da imprensa.
E concluíam, reiterando tal como seus colegas do O Paquete do Rio, o papel dos
periódicos no sistema representativo:

A lei vigente obsta a que se instrua o povo, a que se desenvolva os dons com que a
natureza o dotou; ataca de alguma forma a liberdade da imprensa, um dos primeiros
elementos do sistema constitucional. E como poderão as províncias longínquas
conhecer as necessidades do país? Onde irão elas saber, se os seus representantes
merecem a confiança que neles depositaram e se se [sic] tem mostrado dignos de
novamente as representarem, quando tenham de procurar outra vez os seus sufrágios?
A ignorância é a causa principal da pobreza, da miséria, e da degradação da espécie
humana. O excessivo imposto que ora pesa sobre os periódicos, contribui a perpetuar
esta ignorância, cumpre pois removê-lo.

Menos de uma semana após a publicação desse artigo, foi a vez da Comissão da
Praça do Comércio do Rio de Janeiro – na pessoa de seu presidente, o comerciante
Felipe Nery de Carvalho – se manifestar sobre o assunto. Em representação dirigida
ao Imperador, esse órgão reclamava da “mal entendida execução dada ao artigo 9
da lei de 31 de Outubro de 1835” pois, a seu ver, a elevação ao dobro do porte das
cartas transportadas por embarcações inglesas ia contra o disposto na Convenção
dos Paquetes de 1810 (JORNAL DO COMMERCIO, 31 ago. 1836).
A Comissão também protestava contra a administração dos Correios por não entregar
cartas senão conjuntamente aos maços de gazetas e periódicos. Argumentava o dito
órgão que essa prática feria o artigo 59º do regulamento de 1829, que obrigava o
destinatário a retirar da agência apenas a totalidade das cartas em seu nome,
omitindo sobre periódicos e materiais impressos.
Preocupados com os jornais comerciais e demais publicações periódicas que a
Comissão mandava trazer “de todas as praças mais notáveis da Europa e América”,
os peticionários reiteravam a isenção fiscal concedida pela mencionada lei do
orçamento aos materiais impressos de países que guardassem reciprocidade com o
Brasil. De acordo com as informações por eles colhidas em diferentes consulados, os
periódicos brasileiros pagavam, em Portugal, 20 réis por folha; na Inglaterra, o valor
era de 20 ou 50 réis por unidade, independentemente da distância percorrida; na
França, em 5 centimes ou 12 réis por folha e nos Estados Unidos, por fim, pagava-se
6 cents ou 80 réis por maço de gazetas que fosse entregue no porto de chegada.
A Comissão concluía sua exposição com as seguintes demandas: 1) permanência do
porte das cartas transportadas por paquetes ingleses segundo a convenção de 1810;

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2) derrogação da retenção de cartas das pessoas que não quisessem retirar jornais e
3) ajuste do porte das folhas estrangeiras de acordo com o preço pago por impressos
brasileiros em seus respectivos países de origem.
Em resposta a essa representação, o então titular da pasta dos Negócios do Império,
Antonio Paulino Limpo de Abreu, não deu qualquer sinal de que o governo estaria
disposto a mudar a execução da lei para satisfazer redatores de jornais e comerciantes.
Em relação ao primeiro tópico levantado pela Comissão, o ministro observou que,
tendo a lei do orçamento para o ano de 1836/37 dobrado o porte das cartas, qualquer
que fosse a origem das mesmas, era “indubitável” que a correspondência conduzida
por paquetes ingleses estava inclusa nessa disposição (JORNAL DO COMMERCIO, 31
ago. 1836). Ele ademais contradizia os peticionários afirmando não haver nenhum
embaraço legal relacionado à Convenção de 1810.
Quanto à obrigatoriedade da retirada conjunta de cartas e materiais impressos,
Limpo de Abreu justificou a razão dos legisladores, ao afirmar que eles consideraram
“implicitamente compreendidas” no referido artigo do regulamento as gazetas e
demais folhas periódicas. Segundo o ministro, a finalidade daquela disposição era
obstar qualquer lesão à Fazenda Pública que porventura pudesse ocorrer com o
abandono de papéis nas agências e administrações, “abandono tanto mais prejudicial
para ela [Fazenda], quanto manifesto o maior ônus do seu transporte”.
Limpo de Abreu recomendava, por fim, que para se efetivar a isenção fiscal dos
periódicos estrangeiros, era necessário que os interessados dessem uma “segurança
oficial” ou mostrassem “por documento autêntico” quais eram os países onde a
reciprocidade vigorava. Tal resposta desconsiderava os certificados dos ministros
plenipotenciários e cônsules de França, Portugal, Inglaterra e Estados Unidos
anexados pelos comissionários à referida representação.
Em sua réplica, publicada no Jornal do Commercio do mês seguinte, a Comissão se
disse sensível “ao clamor e desgosto geral” que tinha tomado o corpo do comércio
carioca após a resposta do ministro (JORNAL DO COMMERCIO, 06 set. 1836).
Reconhecendo esse clamor como “justíssimo”, ela temia que, caso não houvesse
modificações nas tarifas impostas pela lei, aquele setor se veria “privado das
vantagens de uma comunicação rápida e segura com a Europa”; isso porque o
pagamento de 3$856 réis por uma carta simples – cálculo feito com base na soma
do novo porte brasileiro e do valor convertido de três shillings pago nos Correios
britânicos – era “igual a uma proibição”. Os comissionários argumentavam ademais
ser “oposto à boa razão” supor que “um país livre e constitucional”, onde existia
“uma perfeita liberdade de imprensa”, os legisladores pretendessem proibir a
entrada de jornais, gazetas e demais materiais impressos.
Em relação ao aumento do porte das cartas transportadas por embarcações
britânicas, a Comissão citava ipsis litteris o artigo do regulamento de 1829 que tratava
do assunto, porém questionava se aquela legislação havia sido referendada pela outra
parte contratante: “Não estando em vigor, onde existe o direito de exigir maior

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porte sobre as cartas vindas nos Paquetes Ingleses, de que sobre as vindas nos
navios de guerra ou mercantes?”. A mesma estratégia de transcrição de extratos da
lei foi utilizada para deslegitimar a retenção de cartas de pessoas que não quisessem
receber materiais impressos.
Para fundamentar o pedido de ajuste no porte das folhas estrangeiras de acordo com o
princípio de reciprocidade, a Comissão publicou na integra os documentos probatórios
das autoridades consulares que Limpo de Abreu havia desconsiderado em sua resposta.
Em conclusão, esse órgão deixava o seguinte recado: “é da natureza de todo o imposto
excessivo e vexatório, diminuir em lugar de aumentar o seu produto”.
Diferentemente do governo, os deputados souberam ouvir os clamores da opinião
pública e aprovaram uma emenda que instituía o valor fixo de 10 réis por folha avulsa
transportada pelos Correios (Lei nº 70 de 22 de outubro de 1836). Posteriormente,
essa disposição foi estendida aos Cadernos de Atos dos Poderes Legislativo e
Executivo (Decreto nº 254, de 29 de novembro de 1842). Com essa política tarifária,
o governo evitava, assim, a “filantropia demasiada” contra a qual alguns liberais
moderados se debatiam, ao mesmo tempo em que subsidiava o avanço das luzes
pelo interior do Império.

3- Da Corte, para a Corte: a dinâmica de circulação dos materiais impressos


pelo território do Império
A ascensão do Partido Liberal ao poder coincidiu com a chegada de Gabriel Getúlio
Monteiro de Mendonça à Diretoria Geral dos Correios, em dezembro de 1845. Assim
como seu antecessor, Bernardo Jacinto da Veiga, esse burocrata de ascendência
portuguesa conciliara carreira política e ingresso na máquina administrativa: foi
secretário de governo em Mato Grosso (1823); presidente das províncias da Paraíba
do Norte (1828) e do Espírito Santo (1830); vereador da Câmara do Rio de Janeiro
(1840), sendo que, no momento de sua nomeação para o cargo em questão, cumpria
seu primeiro mandato como deputado por Minas Gerais. A participação desses dois
homens nos acontecimentos de 1842 deu-se, contudo, em lados opostos: enquanto
Jacinto da Veiga se ocupara em reprimir os revoltosos, Gabriel Getúlio era apontado
pelos conservadores/legalistas como “uma das pessoas influentes na rebelião” (O
BRASIL, 29 set. 1842).
Um dos primeiros desafios de Gabriel Getúlio foi, com efeito, lidar com o acúmulo de
papéis na repartição sob sua jurisdição. Para isso, ele instituiu uma comissão por ele
presidida a fim de identificar, processar e separar e esse material. O resultado desse
trabalho foi assim elogiado nas colunas de um jornal da época:

Acharam existir no correio o número de 51.807 cartas, destas separaram-se 15.968


para se entregarem, 2.339 para remeter a diferentes correios, 2.240 com portes
inferiores, 880 para diversos militares, 230 seguras; destas entregaram-se 76.989 para

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estrangeiros, 26.791 para pessoas desconhecidas e 370 para pessoas residentes no


município, e fora da cidade (O SOCIAL, 03 mar. 1846).

Dados estatísticos como os que vemos nessa nota começaram a ser disponibilizados
pela Diretoria Geral dos Correios apenas a partir de meados da década de 1840. Para
o período anterior, o que se tem são arrolamentos feitos por fiscais alfandegários
em apreensões específicas ou epistolários utilizados por outros pesquisadores para
compreender a dinâmica de correspondência de funcionários régios, autoridades
consulares e comerciantes. Por seu caráter privado e individual, esses registros não
são capazes, porém, de compor um quadro amplo sobre o volume, a composição e a
direção dos fluxos de comunicação postal no Brasil daquela época.
Em relação a essa primeira categoria de análise (GRÁFICO 1), percebe-se que a
soma das correspondências recebidas (importação) e expedidas (exportação) cresceu
significativamente (542%) entre 1846 e 1865:

Gráfico 1 – Volume total de correspondência recebida e expedida no Brasil


(1846-1865)
Fonte: Elaboração da autora com base nos relatórios dos Ministérios dos Negócios do Império (1832 – 1860) e

da Agricultura, Comércio e Obras Públicas (1861 – 1865).

Essa tendência foi vista de maneira distinta pelos ministros que a comentaram. Para

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José Carlos Pereira de Almeida Torres (Visconde de Macaé), o aumento no número
de exportações não se traduzia em maior arrecadação: “Na Administração da Corte,
[...] expediram-se no ano de 1846 setecentas e setenta e sete mil cartas, e foi a
Receita de 80.436$216, ao passo que sendo expedidas durante o ano passado
849.464 cartas, a Receita arrecadada chegou a apenas 76.652$772”, observava
(1848, p. 42). Já José da Costa Carvalho (Visconde de Monte Alegre), embora também
se admirasse da falta de proporção entre volume e renda, via as estatísticas sob o
ângulo do serviço público prestado pelo Estado:

Excede [...] de dois milhões o numero de cartas e mais papéis expedidos pelo Correio,
durante o ano próximo passado [1850]: cresce, pois, todos os anos de uma maneira
sensível o expediente, e por tanto o trabalho que necessariamente se duplica com a falta
de espaço e cômodos apropriados ao seu desempenho; cumpre pois que na proporção
em que ele aumenta se aumente também o pessoal e a remuneração que lhe é devida,
facilitando-se ao mesmo tempo os meios e arranjos indispensáveis para que se faça com
a maior presteza e pontualidade o respectivo expediente (1850, pp. 55 – 58).

O ministro baiano ainda argumentava que a proeminência do número de exportações


sobre o de importações não poderia ser explicado “senão pela facilidade de se
subtrair ao porte a correspondência levada por pessoas particulares”. Porém,
deve-se levar em conta o impacto da adoção de selos postais nos procedimentos
escriturários da época: a partir de 1843, tornou-se muito mais fácil anotar o número
de cartas egressas, tendo como base a venda daqueles pequenos objetos de papel.
Outro aspecto que sobressai das estatísticas é a alta concentração de fluxos nos
Correios da Corte e província do Rio de Janeiro: em média, 56% das correspondências
recebidas e expedidas no Império estavam nessa administração. As outras províncias
mais expressivas em termos de volume eram: São Paulo (10,27%); Bahia (6,54%);
Pernambuco (6,00%); Minas Gerais (4,72%); Maranhão (3,18%) e São Pedro do Rio
Grande do Sul (3,10%) (GRÁFICO 2).

Gráfico 2 – Volume total de correspondências remetidas e expedidas por província (1846 – 1865)

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Fonte: Elaboração da autora com base nos relatórios dos Ministérios dos Negócios do Império (1832 – 1860) e

da Agricultura, Comércio e Obras Públicas (1861 – 1865).

A contabilidade dos Correios dividia os objetos postais em três tipos: 1) cartas


(classificadas em seguras; seladas e de porte); 2) jornais (subdivididos em selados
e de porte) e 3) ofícios. Entre os anos de 1849 (quando essa classificação passou
a ser incluída nos mapas estatísticos) e 1865 circularam nos Correios do Império
36.064.160 itens da primeira categoria; 21.708.336 da segunda e 5.568.485 da terceira.
20% ou mais de todas essas classes de papéis eram recebidas ou expedidas pela
Administração Geral dos Correios da Corte, cujo cômputo total no último ano da série
foi de 3.936.636 itens (GRÁFICO 3).

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Gráfico 3 – Comparativo entre o Rio de Janeiro e as demais províncias em número de jornais recebidos e
expedidos (1849 – 1865)

Fonte: Elaboração da autora com base nos relatórios dos Ministérios dos Negócios do Império (1832 – 1860) e
da Agricultura, Comércio e Obras Públicas (1861 – 1865).

Resta-nos saber como os fluxos de correspondencia, em especial dos materiais


impressos, se espalharam pelo território do Império. Para isso, analisamos quatro
direções: 1) da Corte para as províncias; 2) das províncias para a Corte; 3) das capitais
provinciais para o interior e 4) do interior para diversas localidades, incluindo
a Corte. Embora os fluxos provenientes de outros países ou que para os mesmos
se destinavam estejam representados nos mapas que apresentamos a seguir, eles
não foram analisados em detalhes, visto que as comunicações internacionais não
estivessem contempladas no escopo de nossa tese de doutorado. Para uma agenda
de investigação futura, eles adquirem, em contrapartida, caráter primordial.
Entre os anos de 1846 e 1849, circularam pela Administração Geral dos Correios da
Corte 4.763.488 ofícios, cartas e jornais. Desse total, 1.130.918 itens (24%) provinham de
administrações e agências da província do Rio de Janeiro, ou a elas eram destinados.
O estrangeiro era outro importante rota (21% ou 1.006.556 itens), seguida de São
Paulo (14% ou 660.223 itens); Minas Gerais (13% ou 619.235 itens); São Pedro do Rio
Grande do Sul (7% ou 346.418 itens); Bahia (7% ou 337.121 itens) e Pernambuco (5%
ou 229.916 itens).
Os fluxos variavam de acordo com o referencial de origem/destino, mas também em
relação ao tipo de objeto postal. Dos 160.015 ofícios recebidos e expedidos no período

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Goldfeder Borges de Castro, P. A economia das luzes: reformas tarifárias postais e dinâmicas... 307 - 335

em questão, quase 47.000 deles (29%) ficaram circunscritos ao Rio de Janeiro. Não
obstante tal concentração era essa a categoria espacialmente mais bem distribuída
de todas, não havendo sequer uma província que registrasse menos de 2% de ofícios
expedidos ou remetidos.
A concentração de jornais no território fluminense também era de 29% (231.264 itens),
porém, nesse caso, a desigualdade era maior: havia províncias, como o Rio Grande
do Norte e Piauí, que não corresponderam a nem 1% do total de folhas expedidas ou
recebidas pela Administração Geral dos Correios. Além disso, o número de impressos
procedentes de outras províncias não chegava a 90.000, representando 11% do total
que circulara por aquela repartição no período em análise (792.698 itens).
Em contrapartida, 80% desse cômputo (630.582 itens) compunham-se de maços que
iam para administrações e agências do interior ou alhures. Sem contar a província
do Rio de Janeiro, os principais receptores desse material eram Minas Gerais (17% ou
131.271 itens) e São Paulo (15% ou 118.941 itens). Já importação era liderada pelos
periódicos estrangeiros (38% ou 58.916 itens) (MAPAS 1 e 2).

Mapa 1 – Jornais expedidos pelas repartições postais provinciais e recebidos pela Administração Geral dos
Correios da Corte (1846 – 1849)

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Fonte: Elaborado pela autora com base em Relatórios Ministeriais dos Negócios do Império (1832 – 1860);
Relatórios Ministeriais dos Negócios da Agricultura, Comércio e Obras Públicas (1861 –
1865); Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística (IBGE).

Mapa 2 – Jornais expedidos pela Administração Geral dos Correios da Corte e recebidos pelas repartições
postais provinciais (1846 – 1849)

Fonte: Elaborado pela autora com base em Relatórios Ministeriais dos Negócios do Império (1832 – 1860);
Relatórios Ministeriais dos Negócios da Agricultura, Comércio e Obras Públicas (1861 – 1865); Instituto
Brasileiro de Geografia e Estatística (IBGE).

Os dados até aqui analisados confirmam o lugar central ocupado pela Corte no
conjunto das atividades burocrático-administrativas, comerciais e intelectuais: era
dela que saiam ou para ela se endereçavam a maior parte dos ofícios, cartas e jornais
que circulavam pelo Império entre os anos 1840 e 1860. Essa centralidade não era,

Año 6 N° 10 | FCECO | 330


Goldfeder Borges de Castro, P. A economia das luzes: reformas tarifárias postais e dinâmicas... 307 - 335

contudo, absoluta: em províncias onde o tom da dinâmica econômica era dado por
centros urbanos regionais, havia espaço para arranjos alternativos de comunicação.
Vejamos o caso de Alagoas: em 1857, essa província expediu e recebeu 50.577 objetos
postais, dos quais 55% (27.883 itens) eram cartas, 23% (11.760 itens) ofícios e 22%
(10.934 itens) jornais. Cerca de 11.000 papéis (23%) circularam em território alagoano;
o restante foi para outras províncias, especialmente para Pernambuco, que liderou a
recepção e a emissão de cartas e jornais na região: 11.605 (42%) e 4.587 (42%) itens,
respectivamente. A direção da maioria dos ofícios não era, contudo, Recife, mas sim a
Corte, capital política e administrativa do Império: cerca de 2.000 itens (18%) de um
total de 11.760 provinham dela, ou para ela eram endereçados (GRÁFICO 4).

Gráfico 4 – Comparativo de jornais recebidos e remetidos pelos Correios da província de Alagoas (1857)

Fonte: Elaboração da autora com base nos relatórios dos Ministérios dos Negócios do Império (1832 – 1860) e
da Agricultura, Comércio e Obras Públicas (1861 – 1865).

Outra conclusão que a análise dos mapas estatísticos provinciais nos leva a formular
é que o distanciamento geográfico em relação à Corte, aspecto tão lamentado pelas
autoridades administrativas e governamentais da época, não era fator impeditivo
de comunicações com aquela capital: das quase 10.500 cartas, ofícios e jornais que
circularam no Amazonas em 1853, 8.213 itens (79%) provinham do Rio de Janeiro ou
de outras províncias. Essa porcentagem aumenta em se tratando da correspondencia
privada: 98% dos jornais (1.135 itens) e 88% das cartas (4.442 itens) eram oriundos

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dessas mesmas rotas (GRÁFICO 5).

Gráfico 5 – Comparativo de jornais recebidos e remetidos pelos Correios da província do Amazonas (1853)

Fonte: Elaboração da autora com base nos relatórios dos Ministérios dos Negócios do Império (1832 – 1860) e
da Agricultura, Comércio e Obras Públicas (1861 – 1865).

As estatísticas amazonenses estão diretamente ligadas à importância das rotas


marítimas e fluviais para o estabelecimento de comunicações a distância: “A
navegação à vapor estabelecida nas águas desta Província facilita muito este
serviço [Correios]. Em geral há, como convém ao público, e particular interesse,
pontualidade, e rapidez na remessa, e recebimento da correspondência”, afirmava
o presidente daquela província, em 1861. Localidades não favorecidas por esse tipo
de vetor – como era o caso das vilas de Borba e de Barcelos – apresentavam, em
contrapartida, números bastante modestos se comparados aos demais: 317 ofícios
(8%), 102 cartas (2%) e nenhum jornal circularam por seus respectivos Correios no
ano em questão.

Considerações finais
Ao refletir sobre as reformas tarifárias ocorridas na Europa dos anos 1840/50, Léonard
Laborie sugere que elas teriam dado início à formação de um espaço atlântico de
trocas informacionais (o qual seria institucionalizado em 1874, com a União Postal

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Goldfeder Borges de Castro, P. A economia das luzes: reformas tarifárias postais e dinâmicas... 307 - 335

Universal), ao mesmo tempo em que reforçaram a dimensão territorial/nacional


ligada aos Correios. Para esse historiador, a uniformização dos portes com base no
peso das correspondências e não mais na distância por elas percorridas foi vista pelos
contemporâneos como uma medida de “justiça territorial”, de vez que incluíssem na
órbita das comunicações comunidades antes afastadas dos centros de poder. Nesse
sentido, ele questiona: “Pode-se concluir que houve uma «desespacialização» do
universo postal a partir desse marco?” (LABORIE, 2007, p. 16).
Apropriada ao caso brasileiro, essa pergunta ganha dimensões específicas que se
relacionam à nossa agenda de pesquisa futura: em primeiro lugar, é necessário
avaliar o real impacto das diferentes reformas aqui analisadas nas estatísticas dos
Correios, de vez que, diferentemente dos países europeus que adotaram a postagem
unificada e franqueamento universal de impressos, o Brasil possuía extenso território,
precárias estradas de rodagem e baixa densidade populacional. Também deve-se
questionar em que medida essas mudanças fiscais e regulamentares afetaram as
práticas de produção/circulação/distribuição/consumo informacional da população
brasileira oitocentista, visto ser essa uma sociedade fundamentalmente escravista e
desigual.
A análise dos dados relativos a volume, composição e direções dos fluxos postais
nos permite tecer algumas conclusões: primeiramente, elas confirmam o lugar de
centralidade ocupado pela Corte e província do Rio de Janeiro. Eram de lá 56% das
correspondências recebidas e expedidas em todo o território nacional. Além disso,
20% ou mais das três classes de papéis contabilizadas (cartas; jornais e ofícios) nos
anos 1850 e 1860 provinham da administração central ou a ela se destinavam.
Porém, como toda a centralidade pressupõem um “topo” e uma “tensão” (RAFFESTIN,
1993, p. 187), ou seja, dinâmicas centrífugas e centrípetas que se complementam,
a concentração de fluxos postais em território fluminense evidencia não apenas o
poder econômico, político e cultural exercido pela Corte como também a dificuldade
do governo imperial em vencer as distâncias físicas e ideológicas que ameaçavam sua
unidade. A realidade não se tornou, pois, desespacializada mesmo com expansão da
taxa única de 10 réis para todas as gazetas, jornais e demais publicações periódicas
nacionais, em 1846. Acresce-se a isso o fato de que a livre circulação de impressos
pelo território do Império encerrava sempre um dilema: eram os impressos, para
além de fonte de renda, vetor de luzes ou de venenos sediciosos?

REFERÊNCIAS BIBLIOGRÁFICAS E FONTES


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Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 335


La economía de las luces: reformas de
los aranceles postales y dinámica de la
circulación de la impresión en el siglo XIX
en Brasil
The economy of lights: Postal reforms and printed papers
circulation dynamics in 19th century Brazil
DOI: http://doi.org/10.33255/25914669/61011

Pérola Maria Goldfeder Borges de Castro


https://orcid.org/0000-0001-8229-6527
Universidade Estadual de Minas Gerais
UEMG/ Unidade Campanha
[email protected]
Minas Gerais
Brasil

Recibido:28/02/2022
Aceptado:19/05/2022

Resumo:
Esse artigo tem como objetivo apresentar um dos temas transversais
de nossa investigação de doutorado recentemente concluída, qual
seja: o lugar dos impressos na economia política do Império relativa às
comunicações. Para isso, analisamos o evolver da legislação tarifária
postal, sua discussão nas diferentes esferas de representatividade
(Câmara/ Senado/ Imprensa) e a estatística dos Correios relativas ao
volume, categoria e direção dos fluxos de correspondencia.

Palavras-chave: Correios. Materiais Impressos. Império do Brasil.

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Abstract:
This paper aims to present one of the cross-cutting themes of our
recently completed doctoral research, which is: the place of printed
material in the political economy of the Brazilian Empire regarding
communications. For this, we analyzed the evolution of postal tariff
legislation, its discussion in different spheres of representation
(Chamber of Deputies/Senate/Press) and General Post-Office’s statistics
regarding the volume, category and direction of correspondence flows.

Keywords: Post-Office. Printed matter. Brazilian Empire.

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Introdução: “laços de comunicação” no alinhavo do território nacional
Las publicaciones periódicas son hoy una necesidad de los pueblos
civilizados; presentando en un espacio limitado y con cierta concisión lo
esencial de las buenas doctrinas, [...] acompañando al Estado, y los cambios
de la sociedad, los Periódicos están siempre al día con las precisiones de la
población, y tratan los temas e intereses del momento, que suceden sin cesar,
quejándose contra la arrogancia, a favor de los oprimidos, o patentando los
abusos de cualquier tipo, que dificultan el bien, y las mejoras sociales. Por
eso este tipo de escritos es indispensable en un Gobierno Representativo, y
ahí forma uno de los correctivos del Poder; pero su influencia será casi nula
si no penetran en todos los ángulos, y no han de llevar luz a los escondites
más ocultos; si [sic] no establece a través de ella una permutación franca de
ideas útiles, información y buenos oficios, como si la masa de conocimiento
humano se incrementara en todas partes, o lo que es la misma civilización
(La Aurora Fluminense, 01 Sep. 1828).

Con estas palabras, Evaristo Ferreira da Veiga, uno de los líderes de la oposición
a Pedro I, resumió la opinión de sus contemporáneos sobre el papel de la prensa
periódica en la constitución del régimen monárquico constitucional en Brasil. Para
el publicista de Río, los periódicos eran, sobre todo, vectores de civilización, y la
libertad de prensa era uno de los fundamentos de los gobiernos representativos.
Sin embargo, para tener libre circulación de periódicos por el territorio1 nacional,
era necesario tarificarlas postales específicas para este tipo de material impreso, y
Ferreira da Veiga lo sabía: tanto que, en ese año de 1828, ya se había manifestado a
favor de un proyecto que entonces circulaba en la Cámara de Representantes para
eximir todas las impresos nacionales:

“Que se abran los ojos sobre el estado de incomunicabilidad y aislamiento en el que


parecen estar las diferentes partes de Brasil; y el bucle de comunicación, que puede
formar las impresos políticas que circulan de uno a otro punto. Luego conoceremos
su trascendencia [del proyecto], y sus extensos resultados” (La Aurora Fluminense, 11
Jun. 1828) (corchetes nuestros).

1 Para 1644, el poeta e intelectual británico John Milton ya defendía el derecho a la libertad de imprimir sus ideas y opiniones sin ningún
tipo de censura; casi dos siglos después, esta afirmación sería retomada por su compatriota Jeremy Benthan en dos ensayos: Sobre la
libertad de prensa y la discusión política (1821) y Garantías contra el abuso de poder (1822-1823). En la literatura francesa, uno de los
principales representantes de la idea de la libertad de prensa es Alexis de Tocqueville: En Democracia en América (1835), una colección
de escritos organizados después de su viaje a los Estados Unidos, describe y analiza diversas instituciones políticas, incluida la libertad
de prensa. Para el autor francés, “la soberanía del pueblo y la libertad de prensa son, por lo tanto, dos cosas totalmente correlativas. La
censura y el voto universal son, por el contrario, dos cosas que se contradicen entre sí y no se pueden encontrar durante mucho tiempo
en las instituciones políticas de las mismas personas” (Tocqueville, 1998, p. 209).

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No siempre, sin embargo, los periódicos formaban parte del correo. El primer país en
incluir este tipo de material en la lista de artículos emitida por la Oficina de Correos
fue Estados Unidos, a través de la Ley de Correos de 1792. Una ley suplementaria de
1794 estableció en solo 1 centavo el tamaño de todos los periódicos que se imprimieron
en los estados de los Estados Unidos, independientemente de la distancia recorrida
por los transportistas. Para el historiador Richard John, esta medida se basó en la
creencia republicana de que, al difundir noticias y opiniones, la Oficina de Correos
desempeñaba un papel destacado en la vida política de una sociedad, contribuyendo
así a la realización del principio de ciudadanía informada (John, 1995, pp. 28-30).
En Portugal, la legislación postal exigía que el cálculo de los gastos de envío se
hiciera sobre la base del volumen: cualquier carta que pesara hasta cuatro octavas
tendría 80 réis. A partir de esto, 40 réis aumentaron cada dos octavas (Carta Real
del 20 de enero de 1798). Posteriormente, se establecieron cinco distancias básicas
(Tabla 1), “con el fin de favorecer la más difícil comunicación de los pueblos” (Aviso
del 14 de marzo de 1801). Los valores de la primera columna se referían a “cartas
individuales”, es decir, que no excedían de dos octavas de peso. Había, además, tres
clases de “cartas plegadas” según el peso, es decir: 1ª) de 2 a 4 octavas; 2º) de 4 a 6
octavas y 3º) de 6 octavas a 8 octavas (1 onza). Las gacetas, los papeles impresos y los
documentos de archivo que se enviaran sin una cubierta cerrada pagarían en última
instancia la mitad de las tarifas establecidas.

Tabla 1 – Cargos de cartas terrestres (1801)

Distancia carta simple 1ª clase 2ª clase 3ª clase

(en léguas) (en réis) (en réis) (en réis) (en réis)
0 a 10 $20 $30 $40 $50
10 a 20 $25 $40 $50 $60
20 a 30 $30 $50 $60 $70
30 a 40 $35 $60 $70 $80
40 a 50 $40 $70 $80 $90

Fuente: Elaboración del autor basada en el aviso del 14 de marzo de 1801. In: Coleção da Legislação Portuguesa
(CLP). Lisboa: Tipografia Maigrense, 1828, pp. 683 – 684.

El traslado de la Corte a Río de Janeiro en 1808 hizo necesario rectificar la política de


precios practicada en el Reino, adaptándola a la realidad de la América portuguesa
para garantizar el monopolio del Estado en el envío de correspondencia. En este
sentido, se produjo un vaciamiento de la jurisdicción de las Juntas Agrarias sobre
los servicios postales terrestres, que pasaron al Erario Regio: correspondería a este
órgano, en adelante, organizar las rutas, definir fechas y horas para los giros de los

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 339


peatones, establecer reglas para el ayuno, establecer tarifas, etc.2
En cuanto a la correspondencia transportada por buques mercantes extranjeros,
siguió las disposiciones de la ley del 26 de febrero de 1810, también conocida como la
Convención de los Paquetes - que establecía viajes con regularidad mensual entre el
puerto de Falmouth y la ciudad de Río de Janeiro. Esta disposición, sin embargo, no
legislaba específicamente sobre publicaciones periódicas; solo determinaba que las
cartas simples intercambiadas entre Gran Bretaña y Brasil pagaban tres chelines y
ocho peniques esterlinos, un valor que, en ese momento, ascendía a 120 réis.
El cobro de esa tasa debe haber suscitado conceptos erróneos. La notificación
emitida por el área de negocios do Brasil contenía la siguiente afirmación: “por
esta Administración de Correo [de la Corte] ha sido acusada erróneamente por
las cartas provenientes de los buques mercantes ingleses [...], obligando a más
propietarios de las muestras de las fincas, y a las gacetas a pagar por ellas un
cargo que no se debe” (Aviso No. 40 [Granja], del 14 de noviembre de 1812). Así, el
documento recomendaba que sólo se gravaran las cartas sobre 120 réis, dejando
gacetas y muestras de fincas sujetas a lo que en Gran Bretaña legislaba sobre el
tema.
Estos son, por lo tanto, los principales dispositivos del período Joanino en lo que
respecta a los precios postales. Vistos en conjunto, reflejan no solo el proceso de
interiorización de la metrópoli en la colonia, sino también la incapacidad de esta
metrópoli para imponer un monopolio en el envío de correspondencia, ya sean cartas,
gacetas, periódicos oficiales, etc. Con algunos cambios, esta legislación continuó
teniendo efecto en Brasil después de la independencia. A continuación, veremos
el debate que tuvo lugar durante el Primer Reinado (1822-1831) sobre la exención
arancelaria de los impresos.

1- Franqueamiento postal de periódicos: los votos y el veto


En 1823, la Asamblea Constituyente ordenó que el envío de su Diario fuera gratuito
a todos los Estados Municipales del Imperio. En cuanto a las firmas privadas de
este periódico, éstas deberían regularse para que su valor fuera suficiente “sólo
para cubrir los gastos de papel e impresión” (DIÁRIO DA ASSEMBLEIA GERAL
CONSTITUINTE LEGISLATIVA DO IMPÉRIO DO BRASIL, 09 de agosto de 1823, p. 481).
Reiterada por la legislatura de 1826, esta medida revela la preocupación de los
primeros parlamentarios brasileños por aspectos que iban más allá de la dimensión
fiscal de los servicios postales, así como su deseo de reforzar el principio de rendición
de cuentas característico de las instituciones representativas liberales.
No pasará mucho tiempo antes de que la franquicia de materiales impresos

2 El Royal Bank también gestionó el cumplimiento de los arrendamientos de líneas postales por parte de particulares, el pago de em-
pleados postales, así como la concesión de licencias y jubilaciones a los mismos.

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destinados a los municipios sea reclamada por otras instituciones: en septiembre


de 1827, al tomar nota de la creación de una biblioteca pública en la ciudad de São
João Del Rei, José Bento Leite Ferreira de Melo, sacerdote de Minas Gerais y uno
de los principales representantes de la oposición en el Parlamento, solicitó a la
Asamblea que se le eximiera de llevar “todos los libros, periódicos y publicaciones
periódicas destinadas a enriquecer ese establecimiento tan rentable” (ANAIS DO
PARLAMENTO BRASILEIRO (APB), 03 de septiembre de 1827, p. 11). Esta solicitud
recibió el asentimiento del Comité de Instrucción Pública de la Cámara, que amplió
las disposiciones contenidas en ella a todas las bibliotecas del Imperio (APB, 22 de
octubre de 1827, p. 139).
En el Senado, la resolución en cuestión fue recibida con entusiasmo, considerada de
extrema necesidad para la “profusión de luces” (ANAIS DO SENADO DO IMPÉRIO DO
BRASIL (ASIB), 30 de octubre de 1827, p. 268). Incluso hubo quienes quisieron ampliar
el alcance de la medida, proponiendo la exención de los derechos de aduana sobre
los libros “no solo a las bibliotecas públicas, sino también a otras corporaciones, y
a todos los hombres de letras” (ASIB, 05 de noviembre de 1827, p. 302).3 Finalmente,
el texto de la ley se conservó tal como había venido de la Cámara, habiendo sido
sancionado por el Emperador el 15 de noviembre de 18274.
La iniciativa de los parlamentarios brasileños de aprobar esta medida nos demuestra
que el modelo liberal de Estado que idealizaron no prescindió de una dimensión
civilizatoria, materializada en la fundación y mantenimiento de instituciones públicas
y privadas de instrucción, como bibliotecas, sociedades literarias, oficinas de lectura,
etc. En estos espacios de conocimiento, pero también de exclusión, los ciudadanos (y
solo ellos) deben formarse (e informarse) para competir por el progreso de la nación
con el ejercicio de su libertad y capacidad intelectual. 5
El tema de la exención arancelaria de los documentos impresos volvería a la escena
parlamentaria en mayo de 1828, una vez más, de la mano del padre Ferreira de Melo.
El diputado de Minas Gerais se quejó de que mientras las publicaciones periódicas
extranjeras circulaban libremente por todo el territorio brasileño, sus congéneres
nacionales pagaban la mitad del tamaño de las cartas, según lo acordado en la ley
portuguesa. En vista de esto, Ferreira de Melo presentó una respuesta que invirtió
la lógica tarifaria: las impresos extranjeras (la excepción de las destinadas a las

3 Proposición hecha por João Lustosa da Cunha Paranaguá (Marqués de Paranaguá).

4 El texto original del proyecto era el siguiente: “Las impresos periódicas y periódicos públicos que se dirijan a las bibliotecas públicas
no se pagarán en los portes, y los libros para las mismas bibliotecas estarán exentos de aduanas, y puertos secos, revocando a tal efecto
todas las leyes, permisos, decretos y más resoluciones a su inversa”. APB, 25 de octubre de 1827, p. 147

5 Vale la pena recordar que aquellos grupos a los que la palabra escrita estaba prohibida (esclavos, trabajadores, mujeres, etc.) a
menudo hacían espacio para la comunicación a través de la oralidad. Cf.: Morel, Marco. “Palabras más allá de las letras: notas sobre
la prensa y la oralidad en la primera mitad del siglo 19”. Colección – Revista do Arquivo Nacional, v. 23, nº 1, ene-jun.: Francia y Brasil:
história, v. 23, nº 1, pp. 63 – 80, 2010.

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bibliotecas públicas) pagarían porte, deshonrando a sus congéneres nacionales (APB,
09 de mayo de 1828, pp. 34 - 36).
Tras ser analizado por la Comisión de Hacienda, el proyecto de Ferreira de Melo
volvió a la discusión en el Parlamento, donde recibió varias propuestas adicionales.
El diputado bahiano José Avelino Barbosa, por ejemplo, presentó una enmienda para
que se ampliara la exención fiscal de los libros destinados a las bibliotecas públicas
“para todos los ciudadanos del Imperio de Brasil” (APB, 7 de junio de 1828, pp. 57
-59). 6 Otro parlamentario, José Gervásio de Queiroz Cerqueira, propuso un artículo
adicional para que las revistas pudieran ser tratadas como cartas seguras. Temía
que la pérdida, entonces recurrente, aumentara entre las publicaciones periódicas de
tamaño franco. Con esta medida, pretendía imponer a la administración de Correos
“la obligación de pagar la importación de seguros para obligarla a ser más diligente”.
José Lino dos Santos Coutinho, por su parte, llamó la atención sobre las ilegalidades
que ya ocurrieron y que podrían intensificarse con este cambio de legislación:

Los corresponsales de los diversos países extranjeros, queriendo enviar cartas,


publicaciones periódicas y muchos periódicos a sus corresponsales hacen un pequeño
paquete cubierto con una tela, y ponen el sobre descripto “Muestras de granja”, y con
este título de muestras van estos paquetes a la aduana, y cada uno de los comerciantes
los recibirá, y aquí vienen 50 y 100 cartas y muchas publicaciones periódicas, por lo
tanto, la nación se inhibió de recibir muchos tamaños.

Aunque se trataba de la ineptitud de la administración postal brasileña para afirmar


el monopolio del Estado, las enmiendas de Queiroz Cerqueira y Lino Coutinho
recibieron críticas de diferente contenido. Sobre la propuesta de hacer seguras las
revistas gratuitas, José Clemente Pereira señaló que esta medida sobrecargaría la
administración de Correos con otra contabilidad, lo que haría necesario aumentar
el número de empleados. Comprometido con preservar la imagen del gobierno, el
diputado de origen portugués cuestionó, además, la veracidad del discurso de Queiroz
Cerqueira sobre la pérdida de papeles, alegando que, al menos en Río de Janeiro, la
distribución de publicaciones periódicas se hacía de manera regular.
Contradiciendo el discurso de Clemente Pereira, de quien era antagónico, Vasconcelos
dijo de manera irónica que “en otro tiempo, las mismas cartas no escaparon a
la caridad de la policía ni de quienes tuvieron esta inspección”. El diputado de
Minas Gerais también predijo que, dado que las publicaciones periódicas no pagaban
franqueo, habría poco cuidado en su contabilidad. En este sentido, reconoció la
utilidad de la enmienda de Queiroz Cerqueira, que dijo que debería ser remitida a
un comité: “el abuso es fácil; y mucho más no estará pagando las publicaciones

6 Según Avelino Barbosa, existía un despacho aduanero, fechado el 15 de octubre de 1518, que legislaba sobre este objeto. La propuesta
en cuestión también fue apoyada con reservas por los diputados Francisco de Paula e Souza y Bernardo Pereira de Vasconcelos.

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periódicas”, concluyó.
La enmienda sobre la inhibición del contrabando de cartas puso de relieve las críticas
derivadas de las imitaciones del poder del Ejecutivo. El padre José Custódio Dias, uno
de los opositores más radicales al gobierno en la Cámara, se opuso vehementemente
a la propuesta de Lino Coutinho, alegando que, con ella, la Legislatura dio resquicios
para que los ministros tomaran medidas arbitrarias, cómo darse de baja de estos
formularios. En el Senado, esta enmienda terminó siendo excluida del texto original.7
Los senadores que votaron en contra de la resolución lo hicieron por dos razones:
el temor a que Hacienda perdiera una fuente de ingresos y la convicción de que la
medida en cuestión aumentaría el gasto estatal en servicios postales. En palabras de
Paranaguá:

En el estado en el que estamos en las finanzas, y cuando incluso nos vemos en


circunstancias de poner algunos impuestos, no sé cómo podemos prescindir de esos
ingresos, mientras que [sic] con esto aumentamos el gasto. De hecho, una vez que el
tamaño de las publicaciones periódicas sea gratuito, el envío de dichos documentos
aumentará y, por lo tanto, será necesario un mayor número de transportes y
conductores, y en consecuencia un mayor gasto en la Oficina de Correos (ASIB, 06 Jun.
1829, p. 314).

Carneiro de Campos, a su vez, dijo reconocer en las revistas un medio “de esparcir
las luces en la masa general del pueblo”, pero aseveró: “es peligroso cambiar de un
impuesto a otro, porque la gente es extraña a todo lo que es nuevo”. En opinión
del senador de Bahía, la Oficina de Correos de Brasil no dio “grandes ingresos”
como en otros países, porque fueron objeto de diversos abusos: “vemos en este
diario llamado Río de Janeiro anunciarse todos los días, que Fuão [sic] va a la
tienda de tales, donde se encuentran cartas para ser entregadas a él; esto es un
verdadero contrabando”, dijo. Por lo tanto, más importante que eximir de tamaño
a los materiales impresos era promover una reforma que cohesionara las prácticas
mencionadas.
En contraste con la lógica fiscalista presente en estos alegatos, el minero José Inácio
Borges declaró: “Yo también miro la economía; pero miro aquellas cosas [sic] que
se oponen, no las que resultan en beneficio público”. Nicolau de Campos Vergueiro,
a su vez, presentó un razonamiento similar desde la perspectiva de la integración del
territorio:

7 Esta resolución llegó al Senado el 17 de junio de 1828, y fue discutida entre el 4 y el 18 de septiembre. En ese momento, José Lisboa da
Silva (Vizconde de Cairú) presentó una enmienda que suprimía el artículo sobre el tamaño de las impresos de periódicos extranjeros,
mientras que João Antonio Rodrigues de Carvalho sugirió la eliminación de la parte del texto que instaba al gobierno a tomar medidas
contra el contrabando. Sólo esta segunda enmienda fue aprobada. Cf.: ASIB, 10 Sep. 1828, 246.

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Las revistas que se envían por correo son pocas, porque como las distancias son
grandes, y las tarifas son fuertes, se vuelven muy caras; uno, u otro es lo que hace este
gasto. Si las Provincias deben mantenerse aisladas, este es otro caso; pero creo que
nadie lo dirá. Es necesario comunicar todo para que el espíritu nacional no se extinga.

Al final de la discusión, la imagen de Correos que prevaleció fue la de servicio público


esencial y no la de Fuente de rentas. Esta precedencia no solo garantizó la aprobación
de la resolución en el Senado, sino que también convenció a senadores que, como
Carneiro de Campos, se habían posicionado en contra de la exención arancelaria de
impresos.
Antes de sancionar la resolución adoptada por las dos cámaras legislativas, el
Emperador convocó al Consejo de Estado para dar su opinión sobre el asunto. El
4 de julio de 1829, este órgano se reunió en el Palacio Imperial de la Corte y, en
presencia del Ministro y Secretario de Negocios del Imperio, votó unánimemente
para no eximir a las publicaciones periódicas nacionales. Los concejales justificaron
su decisión “por el perjuicio que [la medida] causó a este establecimiento [Oficina
de Correos], desfalcando tan considerablemente sus ingresos, cuando sus gastos
habían aumentado tanto que esta División se llevó los mejores resultados para
el beneficio público” (Actas del Consejo De Estado, 1873, v. 1, p. 20 - 21). Después
de posponer su decisión por más de una semana, D. Pedro I finalmente corroboró
la opinión de sus asesores y prescribió la resolución sobre el tamaño franco de la
impresión.
Hemos visto hasta ahora dos proyectos bastante representativos del liberalismo
constitucional imperante en la Cámara de Representantes durante la primera década
de la Independencia. Los diferentes resultados que tuvieron estas propuestas nos
revelaron la existencia de dos lógicas distintas que estaban en constante conflicto
y acomodación en la esfera del debate político: la ideología liberal de difusión de
luces y el imperativo fiscal, prioridad del gobierno. Para los miembros del ala liberal,
la difusión de periódicos que abogaban por su bien era una condición de ventaja
significativa en la lucha contra los agentes retrógrados de la política nacional. El
gobierno argumentó que la expansión de la exención arancelaria a todas las revistas
traería consigo el aumento en el tamaño de las cartas y la consiguiente ruina
financiera de la Oficina de Correos.
Estas diferentes lógicas se refieren, a su vez, a la existencia de distintos grupos políticos
con proyectos estatales igualmente contradictorios: por un lado, parlamentarios
vinculados a intereses provinciales que defendían el pleno establecimiento del
sistema constitucional, la limitación de la autoridad gubernamental y la adopción
de principios liberales más amplios, como la distribución equitativa de poderes, la
libertad de prensa y la autonomía administrativa. Por otro lado, estaban el propio
D. Pedro I y políticos de la base gobernante, que buscaban preservar el arreglo
institucional actual, reiterando el protagonismo del Ejecutivo sobre los demás

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poderes constitucionalmente establecidos.


En el primer caso analizado, es probable que la franquicia de material impreso
enviado a las bibliotecas públicas fuera vista por el gobierno como una medida
positiva, ya que el bono civilizatorio -difusión de luces en todas las provincias- fue
mayor que la carga financiera resultante de la disminución de los ingresos por parte
de Correos. Al proponer la generalización de esta medida a todas las revistas que
circulaban por todo el Imperio, los parlamentarios brasileños estaban, sin embargo,
más allá de lo que estaba dispuesto a ceder el gobierno en favor de la comunicación.
De ahí el uso del veto imperial, una medida constitucionalmente atribuida al Poder
Moderador, pero que se convirtió en blanco de críticas debido a la recurrencia que la
hizo D. Pedro I a lo largo de su reinado.
Sin embargo, la lógica fiscal imperante expresada por el Consejo de Estado no impidió
la consolidación de algunas decisiones parlamentarias relativas a la circulación de
material impreso. Así, a través del Reglamento de la Administración General de
Correos (1829), las revistas nacionales y extranjeras que estaban dirigidas a bibliotecas
públicas (artículo 71) quedaban exentas de franqueo. Sin embargo, estos impresos,
si se adjuntaran a particulares, pagarían la mitad del tamaño de las cartas, siempre
que estuvieran embaladas “sin cubierta [y] pegadas con tiras de papel” para evitar
el contrabando de papel dentro de los paquetes (artículo 72).

2- De la franquicia a la tarifa plana: reformas postales de las décadas de


1830 y 1840
El tema de la franquicia de gacetas, periódicos y otras publicaciones periódicas
volvería a aparecer en la agenda de las demandas de la Cámara en varios momentos,
especialmente durante la 2ª Legislatura (1830 – 1833), cuando los diputados de la
oposición liberal, entonces hegemónica, revisaron los marcos regulatorios instituidos
por el gobierno pedrino. En este sentido, la Comisión de Constitución de la Cámara
-a la que en agosto de 1830 se le había encomendado el examen de8 esa regulación
postal- franquiciaba todas las formas nacionales, ya fueran dirigidas a particulares
o destinadas a bibliotecas, archivos, etc. Sólo las impresos extranjeras, cuando no se
dirigían a instituciones públicas, debían pagar los gastos de envío.
La promulgación del decreto que sancionaba los cambios realizados en el Reglamento
de la Administración General de Correos tuvo lugar el 7 de junio de 1831, dos meses
después de la abdicación de Pedro I. En un comunicado, el Jornal do Comércio,
una de las impresos nacionales de mayor circulación en ese momento, elogió la
medida como una de las mayores evidencias de “buenas intenciones y liberalismo”

8 Esta omisión estuvo compuesta entonces por los diputados Diogo Antonio Feijó, José Martiniano de Alencar y Ernesto Ferreira França.

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de la Asamblea. El escritor concluyó su razonamiento con una reflexión sobre las
ventajas que la nación obtendría del nuevo arreglo institucional: “La lectura de
las publicaciones periódicas de instrucción civiliza al Pueblo, y la franqueza de
las comunicaciones entre las Provincias deshace el juicio de que son ajenas entre
sí, este juicio, que el gobierno anterior [sic] promovió para sus fines” (JORNAL DO
COMMERCIO, 17 Sep. 1831).
Sin embargo, existía el problema del contrabando: En enero de 1832, el presidente da
província de Minas, el general Manoel Ignácio de Melo e Souza, ordenó al gobierno
imperial que informara de la disminución de las rentas de correos. Argumentó
que varias personas tanto en la capital Ouro Preto como en el interior estaban
utilizando la ley que franquiciaba publicaciones periódicas9 “para robar las cartas,
introduciéndolas en los paquetes de impresos” (CORREIO MERCANTIL, 21 de marzo
de 1832). Los funcionarios de la administración provincial también habían notado
que, cuando se rompían las tiras de papel que involucraban las bolsas de material
impreso, de ellas salían “cartas e incluso certificados de muchas impresos de papel,
y requisitos”, y estas ocurrencias eran tanto más frecuentes como los tamaños que
había que pagar por el correo. En vista de ello, Melo e Souza pidió orientación sobre
cómo proceder para que estos abusos no hicieran “casi extinguidos los ingresos del
Correo”.
La actitud dada a la autoridad provincial fue elogiada por los escritores de La Verdad,
quienes presentaron los siguientes argumentos para suprimir la detención de 1831:

Porque no todos los periódicos son dignos de ser traídos a expensas de la nación; y si
deben quedar exentos del tamaño, es sólo, a nuestro juicio, los Diarios de la Asamblea,
y los del Gobierno, porque es apropiado que el lugar más remoto del Imperio pueda
llegar a las escrituras de estos poderes constitucionales; pero la nación se lleva a su
costa Matracas, Hijos de la Tierra, Caramurús, Carijós, etc., es sin duda demasiada
filantropía, o demasiada protección para los periodistas, el único a quien, en beneficio
de esta Ley, toca (LA VERDAD, 27 de marzo de 1832).

La opinión de este periódico revela una visión muy exclusiva de la actividad


periódistica, una visión que se había desarrollado entre los sectores moderados del
pensamiento liberal brasileño en el momento del auge de los pasquines radicales que
se produjo entre los últimos años del Primer Reinado y el comienzo de la Regencia.
Los escritores de La Verdad reconocieron que, si los periódicos comenzaban a pagar
tamaño, habría menos cantidad de impresos y, en consecuencia, menos recaudación
para tesorería. Estos hechos, sin embargo, se verían compensados, según ellos, por
la existencia de revistas “más instructivas y más útiles” para la opinión pública.

9 23 de febrero. 1832. Carta de Manoel Ignácio de Melo e Souza a Diogo Antonio Feijó, Ministro y Secretario de Estado de Negocios del
Imperio. AHCD, lata 70, pack 4, pegar 4. Este documento fue publicado posteriormente por la correio mercantil el 21 de marzo de 1832.

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Y concluyeron: “Pierde su [nación]; pero no tanto como para que saque el veneno
libre, donde no debería llegar”.
La reforma de los portes se convirtió en la agenda del gobierno en 1835, por
iniciativa del titular de la cartera de tesorería, Manuel do Nascimento Castro e Silva.
Su informe dice: “Los ingresos generales por correo no alcanzan ni la mitad de sus
gastos; es aconsejable someter las impresos periódicas al franqueo y aumentar el
tamaño de las letras por las campanas” (APB, 08 de mayo de 1835, p. 51). Con esta
propuesta, el ministro reiteró la lógica fiscal del gobierno, al tiempo que atacó dos
aspectos considerados críticos por él: la carga de los servicios postales marítimos y
la dificultad de transportar por tierra voluminosos paquetes de materiales impresos
libres de tamaño.
En sintonía con la perspectiva ministerial, el Comité de Finanzas y Presupuesto de
la Cámara de Representantes redactó un proyecto de ley que proponía “la expansión
de algunos impuestos en lugar de otros del mismo género, o la modificación de
ciertos, con el fin de aumentar sus ingresos y simplificar su recaudación” (APB, 23
de junio de 1835, pág. 202). Estas deliberaciones deberían adoptarse antes de que el
proyecto para arreglar los ingresos y gastos generales del Imperio estuviera listo y
entrara en vigor a partir del 1 de julio de 1836. En el cuerpo del texto (artículo 9) se
destacan las siguientes directrices:

§1° Pagará las cartas realizadas por correo terrestre un real por octava de peso en
cada legua de ruta desde 20 hasta grado; y por correo marítimo 5 réis por octava de
grado en grado de latitud; el tamaño máximo para cada octava en ambos casos será
de 100 réis. §2. El caso y demás garantías del aforo abonarán la cuarta parte de la
portación de las cartas. §3- Los gastos de envío mínimos para cada tarjeta serán de 20
réis. §4) Los particulares que entreguen cartas y demás trabajos realizados por ellos
serán abonados en las oficinas de correos, 1/4 de los portes correspondientes.

Al estandarizar el cálculo de las distancias terrestres y marítimas, en leguas y


latitudes, respectivamente, el nuevo acuerdo promovió el aumento de los tamaños,
especialmente con respecto a las localidades más cercanas a la Corte. Así, una carta
de 2 octavas enviada desde esta capital al pueblo de Santo Antonio de Sá (actual
Itaboraí) que anteriormente costaba solo 10 réis, a partir de entonces valía 16 réis, ya
que la distancia entre los dos puntos era de ocho leguas. Por otro lado, se redujo el
valor máximo de los portes -de 120 a 100 réis-, lo que favoreció a las comunicaciones
de larga distancia. Los comisionados también redujeron la tarifa de documentos
y papeles del foro, que, según la legislación de 1829, pagaba 1/2 de tamaño. Cabe
señalar que no se mencionaron las publicaciones periódicas, ya fueran nacionales o
extranjeras.
En discusión, el proyecto recibió varios menús: en Rio Grande do Sul José de Araújo
Ribeiro, por ejemplo, sugirió eximir de tamaño las gacetas y publicaciones periódicas
de las naciones que otorgaban igual exención a la impresión brasileña (APB, 13 de

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agosto de 1835, p. 166). Bernardo de Vasconcelos, a su vez, propuso que se imprimiera
una cuarta parte del valor de las letras, cuyo tamaño se duplicaría en relación con
la regulación de 1829. Frente al diputado de Minas Gerais, Francisco de Paula Araújo
defendió una reducción del 50% en todas las tarifas postales. Finalmente, el diputado
bahiano Cornélio Ferreira França recomendó que la mitad del transporte de las
cartas, documentos y otros envíos postales se pague en el lugar del envío. Al final
del debate, las proposiciones de Araújo Ribeiro y Vasconcelos fueron incorporadas
al texto final del proyecto, el cual, enviado al Senado, fue aprobado en octubre del
mismo año (Ley N° 99 del 31 de octubre de 1835).
***

Las protestas contra la devolución del impuesto a la impresión comenzaron a


principios del nuevo año financiero, sin limitarse a la Corte. En el periódico O Novo
Farol Paulistano, por ejemplo, un corresponsal con seudónimo de Veritas deploraba
los efectos que la medida tendría en el progreso de la prensa local, además de privar a
los ciudadanos “de otro medio de comunicación entre ellos y la Autoridad Pública”
(The NEW FAROL PAULISTANO, 06 jul. 1836). A su juicio, el impuesto periódico era un
“medio de retirar la civilización del pueblo” y, si se mantenía, pronto los habitantes
de las ciudades marítimas serían “más conscientes de la capacidad de influencias
extranjeras, que las de su propio país”.
En otro número del mismo periódico, Veritas volvió a cuestionar la validez del
impuesto en cuestión, argumentando que el beneficio del mismo desaparecería
en proporción a la languideciente industria gráfica, “hasta finalmente igualar a
cero”. Este pronóstico llevó al corresponsal a reflexionar sobre las paradojas de los
gobiernos tanto pasados como presentes en relación con las comunicaciones:

Pedro 1º estaba en contra de a las libertades públicas, y Pedro 1º sancionó la ley que
liberaba las impresos periódicas: sin embargo, el Gobierno regencia eminentemente
patriótico, eminentemente amigo del progreso del país sancionó la ley contraria. La
prensa era hostil a D. Pedro, y D. Pedro no lo quería de esa manera; pero la oposición
erigida y sostenida por la prensa sólo de mayoría influyente en el gobierno pronto
busca frenar su desarrollo. Sí nuevos parricidas, lo diré [...] – quieres firmar a la madre
que te dio el ser (El NUEVO FARO DE SÃO PAULO, 13 de julio de 1836).

El periódico O Paquete do Rio, después de discutir el origen de la Oficina de Correos


y su adopción por varios gobiernos modernos, se expresó sobre el tema:

La medida, que ahora se está poniendo en práctica para hacer pagar las revistas
y los periódicos, es extremadamente dañina para la sociedad, y de alguna manera
inapropiada para un país donde hay un Gobierno liberal, como el nuestro. Brasil no
está tan ilustrado, que no necesita las luces y las ideas para extenderse por todas las
Provincias; la ley de hacer del tamaño de los periódicos, y publicaciones periódicas

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principalmente los Nacionales aumenta las rentas nacionales, pero impide la difusión
por las Provincias de las luces que tanto se necesita para la civilización de los pueblos,
embota el comercio, y hace que el pueblo ignore la marcha del Gobierno, y el estado
general del Imperio (EL PAQUETE DE RÍO, 20 de julio. 1836).

Partiendo del argumento de que “un Gobierno Constitucional necesita dar a sus actos
la mayor publicidad posible”, los redactores de esta hoja se preguntaron: “¿Cómo
puede suceder esto, si a partir de ahora no habrá nadie que quiera que los Diarios de
la Corte vayan a las Provincias, o estos lleguen a la Corte, ya que su tamaño cuesta
más caro que su firma?”. Alegaron que no querían que lo impreso dejara de pagar
franqueo, pero exigieron que esta cantidad fuera más razonable que la estipulada
por esa ley. Concluyeron: “Las cartas son de particular interés, y las Revistas son
de interés general, por lo que sería más conveniente que el tamaño de estas fuera
menos pesado, incluso si el que resume más”.10
Una de las reflexiones más elaboradas sobre el tema apareció en “Doctrina social:
obstaculizar la ilustración es retirarse a la barbarie: el retorno no debe entender
la ilustración”. Publicado en la revista O Indicador da Utility Pública, este texto
anónimo criticaba la tributación de las revistas desde la perspectiva de la antinomia
entre la “naturaleza imitativa” del pueblo brasileño y el obstáculo a los “modelos de
organización social y administrativa” europeos representados por la ley:

Nuestro país es el país de las contradicciones y las anomalías: un espíritu exclusivo de


imitación ha sido la cualidad más característica de nuestra naturaleza social: las teorías
y las prácticas extranjeras han sido generalmente copiadas en todas nuestras reformas
e innovaciones, aunque no eran en su mayoría consistentes con nuestro estado social;
pero al mismo tiempo que este espíritu de imitación general se filtra en todas nuestras
leyes, y reglamentos, aparece un acto legislativo (la imposición de derechos pesados
sobre los periódicos, y otros impresos) que podría decirse positivamente calculado
para frenar este nuestro tentus [sic], no en los excesos que nos desnacionalizan, sino
en el progreso de las ciencias, y las artes, y en el movimiento de civilización, que
pertenece a nuestro siglo (EL INDICADOR DE UTILIDAD PÚBLICA, 27 de julio de 1836).

“Para imitar a las naciones”, continuó el autor, era necesario “seguir el movimiento
de su ilustración y la sucesión de sus mejoras”, de ahí la importancia de tener
publicaciones periódicas. Como el impuesto sobre los materiales impresos iba
en contra de este principio, clasificó dicha ley como “el efecto de la mezquindad
financiera más miserable” y “la expresión más clara de nuestro retraso en el

10 Tal argumento también existía en los Estados Unidos: según Richard John, “aunque pocos esperaban que el sistema postal devol-
viera las ganancias, todos estuvieron de acuerdo en que debería ser al menos autosuficiente. Además, la asignación [de los materiales
impresos] era pagada por aquellos que escribían cartas, que en su mayoría eran vendedores” (John, 1995, p. 39) (nuestra traducción).

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conocimiento y las prácticas de sociabilidad”. Añadió: el resultado de tal medida
“mal calculada e impolítica” no sería otra cosa que apartarse del Imperio “de la
majestuosa marcha de las naciones cultas hacia una mayor civilización y mejora
social”, imprimiéndose “un movimiento retrógrado a la ignorancia y la barbarie
de los siglos pasados”.
En este clima de protesta en varios medios de prensa, el Sr. Araújo Vianna, Calmon
du Pin y Souza Martins presentaron una enmienda a la ley de presupuesto para
el ejercicio 1837/38 que sustituyó el párrafo sobre el tamaño de las publicaciones
periódicas con el siguiente texto: “Los periódicos y más publicaciones periódicas
ya pagarán solo 10 réis, por número, sin atención al peso y las distancias» (APB, 09
de agosto de 1836, p. 161). Esta iniciativa fue elogiada por los escritores del Jornal
do Commercio que dijeron que no concebían cómo los legisladores, “olvidaron el
ejemplo de los países más educados”, se apresuraron a las recomendaciones del
gobierno para reinstituir el tamaño de las publicaciones periódicas. Nuevamente en
oposición al discurso del ministro Castro e Silva, creyeron que el impuesto en cuestión
conduciría a una disminución en los ingresos de correos, debido a la cancelación de
las firmas de periódicos extranjeros:

Un gran número de personas que residen en Río de Janeiro son suscriptores de


publicaciones periódicas en Europa: ignorando la ley, o habiendo oído que a partir de
julio aumentaría el tamaño de las gacetas, pero nunca pensando que una copia de
una hoja en inglés (por ejemplo) pagaría 205 réis de tamaño, no ordenaron suspender
las suscripciones; por lo que los envíos continuaron, y la oficina de Correos debe
haberse beneficiado considerablemente desde el 1 de julio hasta esta parte. Pero,
¿seguirá así? Demostraremos que no. Estos suscriptores pronto vieron que el mero
tamaño de un periódico de Londres importaba en no menos de $ 60, $ 70 y $ 80 al
año, tenían sus suscripciones suspendidas; y transcurrido el plazo necesario para la
devolución de la orden de suspensión, es claro que los ingresos del Correo disminuirán
apreciablemente, y que incluso serán menores de lo que era antes de la medida de la
que nos quejamos, porque pocas personas o ninguna querrá someterse a tal carga
(JORNAL DO COMMERCIO, 11 de agosto de 1836).

Los escritores se preguntaron cuál sería el resultado de esa política arancelaria, y


luego respondieron enfáticamente: “Pusimos en un verdadero estado de sitio las
luces del siglo; levantar obstáculos y barreras para que la civilización europea
no entre nosotros; y poner las pilas contra las artes y las ciencias con las que
estamos respaldando el progreso continuo del Viejo Mundo”. En relación con las
publicaciones periódicas nacionales, creen que la ley tendería a sofocar el “noble
arte tipográfico”, una rama de la industria entonces en desarrollo en el país:

En casi todas las ciudades de provincia que tienen publicaciones periódicas, no es


el número de suscriptores del lugar donde imprimen lo que las hace sostenerse; la

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población no es suficiente para hacerlo; es necesario que ayuden a los suscriptores de


fuera. Ahora, con el tamaño que hoy pagan las gacetas, disminuirán sensiblemente;
los ingresos llegarán solo para cubrir los gastos; la consternación se apoderará de
una clase trabajadora que ya no encontrará dónde usar su arte, y nadie ignora que la
ociosidad es la madre de todos los vicios.

En este escenario, el propio Jornal do Commercio se vería amenazado de


supervivencia: según sus autores, el “tamaño exorbitante” había desalentado a
“la mayoría de los suscriptores de las Provincias”, ya que además de los 16$000
ingresos anuales por suscripción tendrían que pagar dos, tres y hasta cuatro veces
más que los valores originales. Esto provocó que una firma de esta hoja en Ouro
Preto saliera por 38$500 réis, aumentando a 61$000 réis en Vila do Príncipe (actual
Serro); 65$000 réis en Tejuco y 70$000 en Vila Diamantina. En vista de esto, los
escritores afirmaron ser del tamaño de las estampas “en la razón inversa de la
ilustración de los pueblos”: los habitantes de la costa, que entonces disfrutaban
de “alguna civilización”, podían seguir firmando los diarios de la Corte, mientras
que los habitantes del interior, tan carentes de artes y ciencias, se verían privados de
los beneficios de la prensa. Y concluyeron, reiterando, al igual que sus colegas de O
Paquete do Rio, el papel de las revistas en el sistema representativo:

La ley actual impide que se instruya al pueblo para que desarrolle los dones con los que
la naturaleza le ha dotado; de alguna manera ataca la libertad de prensa, uno de los
primeros elementos del sistema constitucional. ¿Y cómo pueden las provincias remotas
conocer las necesidades del país? ¿Dónde sabrán, si sus representantes merecen la
confianza que han depositado en ellos y si [sic] se han mostrado dignos de representarlos
de nuevo, cuando tienen que buscar su sufragio nuevamente? La ignorancia es la
principal causa de la pobreza, la miseria y la degradación de la especie humana. El
excesivo impuesto que ahora pesa sobre las revistas, ayuda a perpetuar esta ignorancia,
por lo tanto, debe eliminarla.

Menos de una semana después de la publicación de este artículo, fue el turno de la


Comisión de la Plaza del Comercio de Río de Janeiro -en la persona de su presidente,
el comerciante Felipe Nery de Carvalho- para hablar sobre el tema. En nombre del
Emperador, este organismo se quejó de la “ejecución mal entendida dada al artículo
9 de la Ley de 31 de octubre de 1835” porque, en su opinión, el aumento al doble
del tamaño de las cartas transportadas por los buques ingleses iba en contra de las
disposiciones de la Convención de los Bellfathers de 1810 (JORNAL DO COMMERCIO,
31 de agosto de 1836).
La Comisión también protestó contra la administración de la Oficina de Correos por
no entregar cartas, sino juntas a paquetes de gacetas y publicaciones periódicas. El
organismo argumentó que esta práctica afectaría el artículo 59 del Reglamento de
1829, que requería que el destinatario retirara de la agencia solo todas las cartas en

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su nombre, omitiendo las publicaciones periódicas y los materiales impresos.
Preocupados por los periódicos comerciales y otras publicaciones periódicas que la
Comisión había traído “de todas las plazas más notables de Europa y América”,
los peticionarios reiteraron la exención fiscal otorgada por la mencionada ley de
presupuesto a los materiales impresos de países que mantenían la reciprocidad
con Brasil. Según la información que recopilaron en diferentes consulados, las
publicaciones periódicas brasileñas pagaron, en Portugal, 20 réis por hoja; en
Inglaterra, el valor era de 20 o 50 réis por unidad, independientemente de la distancia
recorrida; en Francia, en 5 céntimos o 12 réis por hoja y en los Estados Unidos,
finalmente, se pagaron 6 céntimos u 80 réis por paquete de gacetas que se entregaba
en el puerto de llegada.
La Comisión concluyó su presentación con las siguientes exigencias: 1) permanencia
del tamaño de las cartas que portaban los paquetes ingleses según la convención
de 1810; 2) derogación de la retención de cartas de personas que no quisieran retirar
periódicos y 3) ajuste del tamaño de las impresos extranjeras de acuerdo con el precio
pagado por Brasil impreso en sus respectivos países de origen.
En respuesta a esta representación, el entonces titular de la Cartera de Negocios del
imperio, Antonio Paulino Limpo de Abreu, no dio ninguna señal de que el gobierno
estuviera dispuesto a cambiar la aplicación de la ley para satisfacer a los escritores
de periódicos y comerciantes. En relación con el primer tema planteado por la
Comisión, el Ministro señaló que, dado que la ley de presupuesto para el año 1836/37
duplicaba el tamaño de las cartas, cualquiera que fuera el origen, era “indudable”
que la correspondencia realizada por los botones ingleses se incluyera en esta
disposición (JORNAL DO COMMERCIO, 31 de agosto de 1836). También contradijo a los
peticionarios al afirmar que no había vergüenza legal relacionada con la Convención
de 1810.
En cuanto al retiro conjunto obligatorio de cartas y materiales impresos, Limpo
de Abreu justificó la razón de los legisladores afirmando que consideraban
“implícitamente entendidas” en dicho artículo del reglamento las gacetas y otras
impresos periódicas. Según el ministro, la finalidad de esta disposición era evitar
cualquier perjuicio a la Hacienda Pública que pudiera producirse con el abandono de
funciones en organismos y administraciones, “abandono tanto más perjudicial para
ella [Hacienda], ya que manifiesto la mayor carga de su transporte”.
Limpo de Abreu recomendó, por último, que, para efectuar la exención fiscal de las
revistas extranjeras, era necesario que las partes interesadas dieran una “seguridad
oficial” o demostraran “por documento auténtico” cuáles eran los países donde
prevalecía la reciprocidad. Esta respuesta no consideró los certificados de los
ministros plenipotenciarios y cónsules de Francia, Portugal, Inglaterra y los Estados
Unidos anexados por los comisionados a esa representación.
En su respuesta, publicada en el Jornal do Commercio el mes siguiente, la Comisión
dijo que era sensible “a la protesta y el disgusto general” que había tomado el cuerpo

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de Comercio en Río después de la respuesta del ministro (JORNAL DO COMMERCIO,


06 de septiembre de 1836). Reconociendo este clamor como “muy justo”; temía
que si no hubiera cambios en los aranceles impuestos por la ley, ese sector se vería
“privado de las ventajas de una comunicación rápida y segura con Europa”; esto
porque el pago de 3$856 réis por una simple carta - cálculo hecho en base a la
suma del nuevo tamaño brasileño y el valor convertido de tres chelines pagados
en la Oficina de Correos Británica - fue “igual a una prohibición”. Los comisionarios
también argumentaron que “en oposición a una buena razón” para asumir que
“un país libre y constitucional”, donde había “perfecta libertad de prensa”, los
legisladores pretendían prohibir la entrada de periódicos, gacetas y otros materiales
impresos.
Con respecto al aumento del tamaño de las cartas transportadas por los buques
británicos, la Comisión citó ipsis litteris el artículo del reglamento de 1829 que
trata del asunto, pero cuestionó si esa legislación había sido respaldada por la otra
parte contratante: “No está en vigor, cuando existe el derecho a exigir una mayor
posesión de las cartas que vienen en los paquetes ingleses, ¿qué hay de venir en
buques de guerra o mercantes?” La misma estrategia de transferir extractos de la
ley se utilizó para deslegitimar la retención de cartas de personas que no querían
recibir materiales impresos.
Para fundamentar la solicitud de ajuste en el tamaño de las impresos extranjeras de
conformidad con el principio de reciprocidad, la Comisión publicó íntegramente los
documentos probatorios de las autoridades consulares que Limpo de Abreu había
ignorado en su respuesta. En conclusión, este organismo dejó el siguiente mensaje:
“está en la naturaleza de todo impuesto excesivo y vejatorio, disminuir en lugar de
aumentar su producto”.
A diferencia del gobierno, los diputados están atentos a los gritos de la opinión
pública y aprobaron una enmienda que instituyó la cantidad fija de 10 réis por
hoja única que llevaba la Oficina de Correos (Ley Nº 70 del 22 de octubre de 1836).
Posteriormente, esta disposición se amplió a los Cuadernos de Actos de los Poderes
Legislativo y Ejecutor (Decreto N° 254 del 29 de noviembre de 1842). Con esta política
arancelaria, el gobierno evitó así la “demasiada filantropía” contra la que luchaban
algunos liberales moderados, mientras subsidiaba el avance de las luces por el
interior del Imperio.

3- De la Corte, a la Corte: la dinámica de circulación de materiales impresos


a través del territorio del Imperio
El ascenso del Partido Liberal al poder coincidió con la llegada de Gabriel Getúlio
Monteiro de Mendonça a la Oficina General de Correos en diciembre de 1845. Al
igual que su predecesor, Bernardo Jacinto da Veiga, este burócrata de ascendencia
portuguesa reconcilió su carrera política y entró en la maquinaria administrativa: fue
secretario de gobierno en Mato Grosso (1823); presidente de las provincias de Paraíba

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do Norte (1828) y Espírito Santo (1830); consejero de Cámara de Río de Janeiro (1840),
y al momento de su nombramiento para el cargo en cuestión, cumplió su primer
mandato como diputado por Minas Gerais. La participación de estos dos hombres en
los acontecimientos de 1842 tuvo lugar, sin embargo, en lados opuestos: mientras
Jacinto da Veiga había estado ocupado reprimiendo a los rebeldes, Gabriel Getúlio
fue nombrado por conservadores / leales como “una de las personas influyentes en
la rebelión” (O BRASIL, 29 de septiembre de 1842).
Uno de los primeros desafíos de Gabriel Getúlio fue, de hecho, lidiar con la
acumulación de roles en la división bajo su jurisdicción. Con este fin, estableció una
comisión que presidió para identificar, procesar y separar este material. El resultado
de este trabajo fue así elogiado en las columnas de un periódico de la época:

Encontraron que había en el correo el número de 51.807 cartas, de las cuales


15.968 fueron separadas para rendirse, 2.339 para enviar a diferentes oficinas
de correos, 2.240 con tamaños inferiores, 880 para diversos militares, 230 a
salvo; de estos, 76.989 fueron entregados a extranjeros, 26.791 a personas
desconocidas y 370 a personas que vivían en el municipio, y fuera de la
ciudad (O SOCIAL, 03 mar. 1846).

Los datos estadísticos como los que vemos en esta nota comenzaron a ser puestos a
disposición por la Oficina General de Correos solo a partir de mediados de la década
de 1840. Para el período anterior, lo que se tiene son las indicaciones hechas por los
inspectores de aduanas en incautaciones específicas o epistolares utilizadas por otros
investigadores para comprender la dinámica de la correspondencia de los empleados
reales, las autoridades consulares y los comerciantes. Sin embargo, debido a su
carácter privado e individual, estos registros no pueden crear una imagen amplia
sobre el volumen, la composición y la dirección de los flujos de comunicación postal
en Brasil en ese momento.
Con respecto a esta primera categoría de análisis (Gráfico 1), se observa que la suma
de la correspondencia recibida (importación) y despachada (exportación) aumentó
significativamente (542%) entre 1846 y 1865:

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Gráfico 1 – Volumen total de correspondencia recibida y enviada en Brasil (1846-1865)

Fuente: Elaboración de la autora basada en los informes de los Ministerios de Negocios del Imperio (1832 -
1860) y de Agricultura, Comercio y Obras Públicas (1861 - 1865).

Esta tendencia fue vista de manera diferente por los ministros que la comentaron.
Para José Carlos Pereira de Almeida Torres (Vizconde de Macaé), el aumento en el
número de exportaciones no se tradujo en mayores ingresos: “En la Administración
de la Corte, [...] en 1846, se emitieron 777,000 cartas, y los ingresos de 80,436 $
216, mientras que 849,464 cartas se emitieron durante el año pasado, los ingresos
recaudados alcanzaron solo 76,652 $ 772 “, señaló (1848, p. 42). José da Costa
Carvalho (Vizconde de Monte Alegre), aunque también le sorprendió la falta de
proporción entre volumen e ingresos, vio estadísticas desde el ángulo del servicio
público proporcionado por el Estado:

Supera [...] en dos millones el número de cartas y más papeles emitidos por
el Correo durante el último año [1850]: el número de expedientes crece tanto
cada año de manera sensible, y por lo tanto el trabajo que necesariamente
se duplica con la falta de espacio y salas adecuadas a su desempeño; por
lo tanto, es necesario que en la proporción en que aumenta, también se
incremente el personal y la remuneración que se le debe, al tiempo que
se facilitan los medios y las disposiciones necesarias para aprovecharlo al
máximo y señalar el recurso respectivo (1850, p. 55 - 58).

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El ministro bahiano también argumentó que la prominencia del número de
exportaciones en las importaciones no podía explicarse “solo por la facilidad de restar
del tamaño la correspondencia que llevan los particulares”. Sin embargo, se debe
tener en cuenta el impacto de la adopción de sellos postales en los procedimientos
descriptivos de la época: a partir de 1843, rasgado o mucho más fácil de anotar el
número de cartas egresas, basado en la venta de estos pequeños objetos de papel.
Otro aspecto que se desprende de las estadísticas es la alta concentración de flujos
en correos de la Corte y provincia de Río de Janeiro: en promedio, el 56% de la
correspondencia recibida y despachada en el Imperio estaba en esta administración.
Las otras provincias más expresivas en términos de volumen fueron: São Paulo
(10,27%); Bahía (6,54%); Pernambuco (6,00%); Minas Gerais (4,72%); Maranhão
(3,18%) y São Pedro do Rio Grande do Sul (3,10%) (Gráfico 2).

Gráfico 2 – Volumen total de correo enviado y enviado por provincia (1846 - 1865)

Fuente: Elaboración de la autora basada en los informes de los Ministerios de Negocios del Imperio (1832 -
1860) y de Agricultura, Comercio y Obras Públicas (1861 - 1865).

La contabilidad de la oficina de correos dividió los objetos postales en tres tipos: 1)


cartas (clasificadas como seguras; selladas y de tamaño); 2) periódicos (subdivididos
en sellados y dimensionados) y 3) oficinas. Entre 1849 (cuando esta clasificación se
incluyó en los mapas estadísticos) y 1865 circularon en correos del Imperio 36.064.160
artículos de primera categoría; 21.708.336 de la segunda y 5.568.485 de la tercera. El

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20% o más de todas estas clases de documentos fueron recibidos o emitidos por la
Administración General de Correos de la Corte, cuyo cálculo total en el último año de
la serie fue de 3.936.636 ítems (Gráfico 3).

Gráfico 3 – Comparación entre Río de Janeiro y las otras provincias en número de periódicos recibidos y
enviados (1849 - 1865)

Fuente: Elaboración del autor a partir de los informes de los Ministerios de Empresa del Imperio (1832 - 1860)
y de Agricultura, Comercio y Obras Públicas (1861 - 1865).

Queda por ver cómo los flujos de correspondencia, especialmente de los materiales
impresos, se extendieron por todo el territorio del Imperio. Para ello, analizamos
cuatro direcciones: 1) de la Corte a las provincias; 2) de las provincias a la Corte; 3)
de las capitales de provincia al interior y 4) del interior a varias localidades, incluida
la Corte. Aunque los flujos procedentes de otros países o destinados a ellos estaban
representados en los mapas que presentamos a continuación, no fueron analizados
en detalle, ya que las comunicaciones internacionales no estaban contempladas en el
ámbito de nuestra tesis doctoral. Para una futura agenda de investigación, adquieren,
por otro lado, un carácter primordial.
Entre 1846 y 1849, 4.763.488 cartas y periódicos circularon por la Administración
General de Correos de la Corte. De este total, 1.130.918 artículos (24%) provenían de
administraciones y agencias de la provincia de Río de Janeiro, o estaban destinados
a ellos. El extranjero fue otra ruta importante (21% o 1.006.556 artículos), seguido
por São Paulo (14% o 660.223 artículos); Minas Gerais (13% o 619.235 artículos); São

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Pedro do Rio Grande do Sul (7% o 346.418 artículos); Bahía (7% o 337.121 artículos) y
Pernambuco (5% o 229.916 artículos)..
Los flujos variaron según la referencia de origen/destino, pero también en relación
con el tipo de objeto postal. De las 160.015 cartas recibidas y emitidas en el período
en cuestión, casi 47.000 de ellas (29%) se limitaron a Río de Janeiro. Sin embargo,
esta concentración fue la categoría más distribuida espacialmente de todas, y ni
siquiera hubo una provincia que registrara menos del 2% de los oficios despachados
o enviados.
La concentración de periódicos en Río de Janeiro también fue del 29% (231.264
artículos), pero en este caso, la desigualdad fue mayor: hubo provincias, como Rio
Grande do Norte y Piauí, que no correspondieron ni siquiera al 1% del total de las
impresos enviadas o recibidas por la Oficina General de Correos. Además, el número
de documentos impresos de otras provincias no llegó a 90.000, lo que representa
el 11% del total que circuló por esa distribución en el período analizado (792.698
artículos).
Por el contrario, el 80% de este cálculo (630.582 artículos) estaba compuesto por
paquetes que iban a parar a administraciones y organismos del interior o de otro
lugar. Sin contar la provincia de Río de Janeiro, los principales receptores de este
material fueron Minas Gerais (17% o 131.271 artículos) y São Paulo (15% o 118.941
artículos). La importación ya fue liderada por revistas extranjeras (38% o 58,916
artículos) (Mapas 1 y 2).

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Mapa 1 – Periódicos emitidos por las oficinas postales provinciales y recibidos por la Administración
General de Correos de la Corte (1846 - 1849)

Fuente: Elaborado por el autor a partir de los Informes Ministeriales de los Negocios del Imperio (1832 - 1860);
Informes Ministeriales de Asuntos de Agricultura, Comercio y Obras Públicas (1861 - 1865); Instituto Brasileño
de Geografía y Estadística (IBGE).

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Mapa 2 – Periódicos editados por la Administración General de Correos y recibidos por las oficinas postales
provinciales (1846 - 1849)

Fuente: Elaborado por el autor a partir de los Informes Ministeriales de los Negocios del Imperio (1832 - 1860);
Informes Ministeriales de Asuntos de Agricultura, Comercio y Obras Públicas (1861 - 1865); Instituto Brasileño
de Geografía y Estadística (IBGE).

Los datos analizados hasta ahora confirman el lugar central que ocupaba la
Corte en el conjunto de actividades burocrático-administrativas, comerciales e
intelectuales: fue de ella que partieron o dirigieron a ella la mayoría de los oficios,

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cartas y periódicos que circularon por todo el Imperio entre los años 1840 y 1860.
Esta centralidad no era, sin embargo, absoluta: en las provincias donde el tono de la
dinámica económica estaba dado por los centros urbanos regionales, había espacio
para arreglos alternativos de comunicación.
Veamos el caso de Alagoas: en 1857, esta provincia emitió y recibió 50.577 envíos
postales, de los cuales el 55% (27.883 artículos) eran cartas, el 23% (11.760 artículos)
artesanías y el 22% (10.934 artículos) periódicos. Alrededor de 11.000 papeles (23%)
circularon en territorio de Alagoas; el resto se destinó a otras provincias, especialmente
Pernambuco, que lideró la recepción y emisión de cartas y periódicos en la región:
11.605 (42%) y 4.587 (42%) artículos, respectivamente. La dirección de la mayoría de
los oficios no era, sin embargo, Recife, sino la Corte, capital política y administrativa
del Imperio: alrededor de 2.000 artículos (18%) de un total de 11.760 provenían de
ella, o a ella se dirigían (Gráfico 4).
Gráfico 4 – Comparación de periódicos recibidos y enviados por correos de la provincia de Alagoas (1857)

Fuente: Elaboración del autor a partir de los informes de los Ministerios de Empresa del Imperio (1832 - 1860)
y de Agricultura, Comercio y Obras Públicas (1861 - 1865).

Otra conclusión que el análisis de los mapas estadísticos provinciales nos lleva a
formular es que el distanciamiento geográfico de la Corte, aspecto tan lamentado
por las autoridades administrativas y gubernamentales de la época, no fue un
impedimento para las comunicaciones con esa capital: de las casi 10.500 cartas,
oficios y periódicos que circularon en la Amazonía en 1853, 8.213 artículos (79%)
provenían de Río de Janeiro u otras provincias. Este porcentaje aumenta en el caso

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de la correspondencia privada: el 98% de los periódicos (1.135 artículos) y el 88% de
las cartas (4.442 artículos) procedían de las mismas rutas (Gráfico 5).

Gráfico 5 – Comparación de periódicos recibidos y enviados por la Oficina de Correos de la Provincia de

Amazonas (1853)
Fuente: Elaboración de la autora a partir de los informes de los Ministerios de Empresa del Imperio (1832 -
1860) y de Agricultura, Comercio y Obras Públicas (1861 - 1865).b

Las estadísticas amazónicas están directamente vinculadas a la importancia de las


rutas marítimas y fluviales para el establecimiento de comunicaciones remotas:
“La navegación a vapor establecida en las aguas de esta Provincia facilita
enormemente este servicio [Oficina de Correos]. En general hay, como corresponde
al público, y particular interés, puntualidad, y celeridad en el envío, y recepción
de correspondencia”, dijo el presidente de esa provincia, en 1861. Las localidades
no favorecidas por este tipo de vectores -como fue el caso de los pueblos de Borba
y Barcelos- tenían, por otro lado, números muy modestos en comparación con
los demás: 317 oficios (8%), 102 cartas (2%) y ningún periódico circulado por sus
respectivas Oficinas de Correos en el año en cuestión.

Consideraciones finales
Reflexionando sobre las reformas arancelarias que tuvieron lugar en Europa en las
décadas de 1840/50, Léonard Laborie sugiere que habrían comenzado la formación

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de un área atlántica de intercambio de información (que se institucionalizaría en 1874


con la Unión Postal Universal), al tiempo que se fortalece la dimensión territorial
/ nacional vinculada a la Oficina de Correos. Para este historiador, la uniformidad
de los tamaños en función del peso de las correspondencias y ya no de la distancia
que recorrieron fue vista por los contemporáneos como una medida de “justicia
territorial”, ya que incluían en la órbita de las comunicaciones a comunidades
previamente alejadas de los centros de poder. En este sentido, se pregunta: “¿Se
puede concluir que hubo una “desespacialización” del universo postal a partir de
este hito?” (Laborie, 2007, p. 16).
Apropiada para el caso brasileño, esta pregunta adquiere dimensiones específicas
que se relacionan con nuestra futura agenda de investigación: primero, es necesario
evaluar el impacto real de las diferentes reformas analizadas aquí en las estadísticas
de correos, ya que, a diferencia de los países europeos que adoptaron la publicación
unificada y la franquicia universal de material impreso, Brasil tenía un extenso
territorio, malas carretera y baja densidad de población. También debe cuestionarse
en qué medida estos cambios fiscales y regulatorios afectaron las prácticas de
producción / circulación / distribución / consumo de información de la población
brasileña del siglo XVIII, ya que esta es una sociedad fundamentalmente esclavista y
desigual.
El análisis de los datos relacionados con el volumen, la composición y las direcciones
de los flujos postales nos permite sacar algunas conclusiones: en primer lugar,
confirman el lugar de centralidad ocupado por la Corte y la provincia de Río de Janeiro.
Hubo un 56% de la correspondencia recibida y despachada en todo el territorio
nacional. Además, el 20% o más de las tres clases de documentos contabilizados
(cartas; periódicos y oficinas) en las décadas de 1850 y 1860 provenían o estaban
destinados a la administración central.
Sin embargo, como toda centralidad presupone un “topos” y una “tensión” (Raffestin,
1993, p. 187), es decir, dinámicas centrífugas y centrípetas que se complementan entre
sí, la concentración de los flujos postales en Río de Janeiro evidencia no sólo el poder
económico, político y cultural ejercido por la Corte, sino también la dificultad del
gobierno imperial para superar las distancias físicas e ideológicas que amenazaban
su unidad. La realidad no se desespacializó, por lo tanto, incluso con la expansión
de la tasa única de 10 réis para todas las gacetas, periódicos y otras publicaciones
periódicas nacionales, en 1846. Además, el hecho de que la libre circulación de
mercancías impresas por todo el territorio del Imperio siempre cerraba un dilema:
¿eran sediciosas los impresos, además de fuente de ingresos, vectores de luces o
veneno?

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Referencias bibliográficas y fuentes
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Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 365


El Ferrocarril Noroeste Argentino y su rol
en la integración económica de la provincia
de Tucumán (1885-1895)
The Northwestern Argentine Railway and its role in the
economic integration of Tucumán (1885-1895)
DOI: http://doi.org/10.33255/25914669/61019

Daniel Moyano
http://orcid.org/0000-0003-2269-6750
Instituto Superior de Estudios Sociales
CONICET-Universidad Nacional de Tucumán
[email protected]
Tucumán, Argentina

Recibido: 17 de marzo de 2022


Aceptado:13 de junio 2022

Resumen
La conexión ferroviaria entre Tucumán y la región central del país
afianzó la autoridad nacional en el norte y fue clave para el impulso
de la industria azucarera. La historiografía cuenta con destacados
avances. Empero, se atendió casi exclusivamente a su relación con
la modernización y salida de la producción de esta agroindustria, y
la conexión entre ingenios y plantaciones. Se buscará aportar nueva
evidencia al tema, a través del estudio del Ferrocarril Noroeste
Argentino, una línea clave para integrar económicamente la provincia.
Se analizará su rol en el desarrollo de la “nueva” región azucarera de
la llanura centro-sur. Además, se abordarán otras facetas, ya que este
tendido reorganizó las comunicaciones y el transporte de personas
al unir a la capital tucumana con centros poblacionales ubicados
en antiguas rutas comerciales, y propició la expansión de diferentes
ramas de la economía durante este período de transformaciones.

Año 6 N° 10 | FCECO | 366


Moyano, D. El Ferrocarril Noroeste Argentino y su rol en la integración económica de la... 366 - 392

Palabras clave: ferrocarril – integración – Tucumán

The railway connection between Tucumán and the central region of


Argentina strengthened the national authority (State presence) in
the northern regions and played a key role for the sugar industry
development. Although this transitional process has been widely
studied in the literature, the analysis has been focused mostly on its
overall effects on the sugar industry. This paper offers new insights on
this subject, trough the study of the Northwestern Argentine Railroad,
a key line for the economic integration. We will analyze the emergence
of the “new” sugar region among the central-southern plains of the
province. In addition, other issues will be addressed, since this railway
reorganized communications and people´s transportation by linking
the capital of Tucumán with several towns located along the old
commercial roads, and boosted the expansion of different economic
activities during this period.

Keywords: railroad – integration - Tucumán

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 367


Introducción
Durante las últimas décadas del siglo XIX, el modelo de crecimiento económico
argentino basado en la producción agropecuaria orientada a la exportación generó
profundos cambios en su estructura productiva. Dentro de sus manifestaciones más
relevantes, se puede mencionar el desarrollo de importantes agroindustrias en diversas
regiones del interior del territorio. En este proceso jugó un rol central el parque de
infraestructuras comunicacionales que, mediante el ferrocarril y el telégrafo, conectó
gradualmente a los principales centros productivos del interior argentino con las
mayores plazas de consumo del litoral pampeano. Entre estas actividades sobresalió
la producción de azúcar y aguardiente a partir del procesamiento de la caña, que
convirtió al norte argentino y, sobre todo, a la provincia de Tucumán, en el principal
centro productor y en una de las agroindustrias más importantes del país en cuanto
a la magnitud de las inversiones y empleo de mano de obra.
Entre diversos elementos que permitieron el “despegue azucarero” del último cuarto
del siglo XIX, jugó un rol central la línea ferroviaria entre las provincias de Córdoba
y Tucumán –inaugurada en 1876– que terminó de unir con medios de transporte
modernos al área septentrional del país con los principales puertos fluviales
y plazas comerciales de Córdoba, Rosario y Buenos Aires. Esta obra, financiada y
administrada por el Estado central, formó parte de un proyecto mayor orientado a
vincular políticamente a las diferentes regiones del territorio nacional y fortalecer
su autoridad en el norte del país (Manzanal, 2000-2001; Bravo, 2008), transformó
la organización de las comunicaciones y el transporte al otorgar mayor fluidez y
volumen de carga a menor costo de flete, y, además, representó una pieza clave
dentro de un paquete de medidas estatales para impulsar el desarrollo de la
actividad azucarera, al proporcionar el corredor de salida para sus productos (Balán,
1978, Guy, 1981, Campi, 2000, Pucci, 2001, Sánchez Román, 2005). Al respecto, la
versión “canónica” de la historiografía azucarera también le otorgó al tenido del
ferrocarril un lugar clave en la conformación del Tucumán agroindustrial, por la
posibilidad de importar maquinaria y transportar rápidamente y en gran volumen
a los azúcares y aguardientes (Schleh, 1910, 1921). Sin discutir la importancia de la
línea Córdoba-Tucumán, estudios posteriores reconsideraron sus efectos, al observar
que la modernización intensiva de los ingenios demoró un cierto tiempo hasta que
se reunieron las condiciones adecuadas (Campi, 2000, Sánchez Román, 2005). Más
allá de estas observaciones, resulta innegable el rol que tuvieron las vías férreas al
brindar una salida fluida y a menor costo de las crecientes producciones regionales y,
a la inversa, al allanar el camino para la colocación en masa de insumos, mercaderías
y bienes de consumo procedentes de la región litoral pampeana y del extranjero.
En general, los análisis históricos sobre el parque ferroviario fueron reducidos al
F.C. Central Norte y abordados en clave azucarera, lo que, sin embargo, permitió
importantes avances en la comprensión del papel de los tendidos de acero en la
colocación de los productos en mercados distantes, en la importación de maquinarias

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Moyano, D. El Ferrocarril Noroeste Argentino y su rol en la integración económica de la... 366 - 392

e insumos y en la vinculación entre ingenios y plantaciones mediante trazados


privados.1 Bajo este enfoque se observaron los tres tendidos férreos que conectaron
a la provincia con el litoral pampeano: el F.C. Central Norte (FCCN), que arribó en
1876; el F.C. Buenos Aires y Rosario (FCBAyR), en 1891; y el F.C. San Cristóbal (FCSC),
en 1892 (Lahitte y Correa, 1898: 108-109).
A estas líneas interregionales, se le sumó un trazado interno que partió de la
capital tucumana, recorrió los departamentos de la rica llanura central y la zona
pedemontana, y conectó -en el sur provincial- con el trazado a Córdoba. Se trató del
Ferrocarril Noroeste Argentino (en adelante FCNOA), un emprendimiento impulsado
por el gobierno de la provincia a mediados de los años 1880 y puesto en servicio a
finales de esa década, que transitó por la “nueva” región azucarera del centro-sur
tucumano.2 Con todo, esta línea no solo conectó ingenios y plantaciones. Además,
fue el corredor de comunicación y traslado de pasajeros y mercaderías de los centros
poblacionales más importantes de la provincia –luego de la ciudad capital– ubicados
en antiguos caminos comerciales del piedemonte tucumano. En consecuencia, su
planificación, ubicación de estaciones y posteriores ramificaciones consolidó la
integración de gran parte del territorial provincial, la reconfiguró económicamente y
dio origen a caseríos y poblados que –siguiendo a Schvarzer (1999)– definió el paisaje
y el espacio habitado, quedando estrechamente ligados los rieles a la economía y a
la sociedad local.
En este trabajo plantearemos una aproximación a los efectos que tuvo el FCNOA
en la transformación socio-económica y productiva de la provincia en las últimas
décadas del siglo XIX, en el entendimiento de que más se conoce sobre el Tucumán
azucarero que sobre los diferentes sectores de la economía dinamizados por este
auge agroindustrial. Pero lejos de proponer en pocas páginas un acabado estudio
cuantitativo sobre el desempeño de esta línea ferroviaria –fundamentalmente por
la dificultad para encararlo con la información disponible– buscaremos esbozar,
mediante diferentes facetas, la reorganización de las comunicaciones y el transporte
de materia prima, mercaderías y personas que impulsó, y la paulatina complejidad
que adquirió la estructura económica de la provincia en esta etapa.
Al respecto, resulta inevitable comentar brevemente sobre las fuentes para este
estudio. La información estadística publicada por las oficinas provinciales resulta
de especial importancia, pero para la etapa abordada es realmente escasa y, en
ocasiones, solo permiten observar las diferencias departamentales en ciertas

1 Vale la pena destacar trabajos que analizaron los proyectos, la realización de las obras y el desempeño de diversas líneas que surca-
ron el suelo tucumano a partir de fuentes oficiales. Véase Rebuelto (1994), López (1994 y 2000).

2 Cabe aclarar que Bosonetto (1952) integró al FCNOA como parte de su análisis sobre la distribución de los ingenios tucumanos.
Pero, sin dudas, fue Sánchez Román (2005) quien avanzó con mayor detalle en el estudio de esta línea y su relación con la actividad
azucarera.

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 369


actividades, ya que no poseen datos desagregados por poblados. Algo similar resulta
de la información del Censo Nacional de 1895 para algunas ramas de la economía,
como el comercio, donde solo presenta una clasificación por rubros y los totales
provinciales. Las dificultades para ubicar fuentes detalladas son evidentes, lo que
impide responder a interrogantes básicos sobre la economía provincial durante la
transformación propiciada por el boom azucarero.3 Como consecuencia, utilizaremos
los datos estadísticos disponibles para los años 1880 y pondremos especial énfasis en
1895 (ubicado temporalmente al final de la etapa del auge azucarero), a partir de la
información agregada brindada por el segundo censo nacional y la provista por las
cédulas de dicho relevamiento en ciertos rubros, con un apreciable nivel de detalle.4
Hemos puesto mayor atención en los departamentos de la llanura y el piedemonte del
centro-sur provincial, por constituir, luego de la ciudad capital, el eje histórico de los
circuitos mercantiles interregionales, además de representar el área que concentró
la mayor población, junto con diversas actividades productivas. No casualmente, el
tendido del FCNOA fue creado para surcar esta zona.5
En síntesis, en el primer apartado ofreceremos una mirada general sobre la
reconfiguración espacial que se forjó con el desarrollo de la infraestructura ferroviaria
y la expansión azucarera. Seguidamente, centraremos la mirada en el origen y puesta
en funciones del FCNOA. Finalmente, mediante un análisis estadístico adaptado a
nuestro estudio, ofreceremos una aproximación con base empírica sobre el impacto
de los rieles en el interior de la provincia, tratando de visibilizar la importancia de
las vías férreas en su distribución geográfica, particularmente las pertenecientes al
FCNOA, también denominado Ferrocarril Provincial.

Una nueva vinculación con el litoral pampeano. El ferrocarril y sus efectos


en Tucumán

“El ferro-carril que hoy inauguramos […] viene en hora oportuna, cuando las
industrias creadas lo esperaban para dar otros mercados á sus productos. –El azúcar
Tucumana se consume después de veinte días en Córdoba y llega en estos momentos
al Litoral. La apertura de esta via es así bajo todos los aspectos un acontecimiento
nacional, y su influencia se hará muy pronto sentir en los consumos del país entero.”

3 Un planteo con mayor profundidad sobre los inconvenientes para reconstruir la economía tucumana durante el auge azucarero a
partir de los datos estadísticos, en Moyano (2022)

4 Trabajos que indagaron sobre las transformaciones económicas durante el auge azucarero a partir de las cédulas censales, en Fan-
dos (2007), Juarez-Dappe (2010), Moyano (2017 y 2022)

5 Los distritos de los valles de altura (Tafí, Encalilla y Colalao, en el noroeste de Tucumán), como gran parte de los del norte y este de
la provincia generaron una configuración comercial particular, entre otros motivos, por la lejanía de las vías y su menor frecuencia en
el abasto de mercaderías y bienes desde los principales centros de acopio.

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Moyano, D. El Ferrocarril Noroeste Argentino y su rol en la integración económica de la... 366 - 392

República Argentina (1876: 7)

Durante los años previos al enlace ferroviario con los mayores mercados del
litoral pampeano, la ciudad de Tucumán conservaba el vínculo con otras regiones
a través de diversas calzadas carreteras y caminos de tropas. Además de mantener
su lugar estratégico como paso obligado de la ruta comercial que conectaba a los
mercados sur andinos con Córdoba y las ciudades-puerto de Rosario y Buenos Aires,
sostuvo un destacado flujo comercial con la región de Cuyo y las provincias vecinas.
Particularmente los distritos ubicados al sur de la ciudad de Tucumán, en la fértil
llanura central y en la falda oriental de la Sierra del Aconquija, representaban las
jurisdicciones más dinámicas luego del departamento Capital, con una producción
que comprendía una variedad de cultivos, elaboración de harinas, azúcares y
aguardientes, explotación de maderas, cría de ganado, curtido de cueros, manufactura
de tabaco, entre las más destacadas (de Moussy, 1860: 255-258; Terán, 1875; Mulhall,
1875: 260-262). Asimismo, constituían los distritos con mayor población (ver cuadro
1).6 La conexión de los poblados de estas jurisdicciones se realizaba mediante sendas
locales y caminos tradicionales que empalmaban con una carretera principal que,
luego de atravesar los poblados más importantes de la campaña, llegaba hasta la
ciudad de Tucumán. Los medios de transporte consistían en ligeros coches diligencias
para los pasajeros, mientras que por medio de carros y carretas se transportaba el
grueso de la producción. Empero, el tendido del ferrocarril procedente de Córdoba
modificaría, en buena medida, esta organización espacial de las comunicaciones.
Mediante sus rieles, no solo se reforzó la vinculación con Córdoba y, por su intermedio,
con los puertos fluviales y los mercados más importantes de la zona central del
país. Además, generó un mayor dinamismo mercantil por la baja pronunciada de los
costos de flete en comparación con el transporte en tropas de carretas, lo mismo que
el incremento de la capacidad de carga y la reducción de los tiempos de traslado. Sin
embargo, debido a su particular trazado, sus efectos inmediatos pudieron sentirse
mayoritariamente en la ciudad de Tucumán –destino prioritario de esta línea, para
luego avanzar con el tendido hacia el norte– y con menor intensidad en el resto de
la campaña.7
En efecto, el plan original de la línea proyectado por el ing. Pompeyo Moneta, en
1866, contemplaba dos posibilidades una vez ingresada la punta de rieles en el
sudeste tucumano: continuar por el este, sobre un llanura despoblada y con escasa

6 En esta época Tucumán se dividía en diez departamentos: Capital, el más extenso y rico ubicado en el centro del territorio provincial;
al sur se encontraban Famaillá, Monteros, Chicligasta, Río Chico, Graneros; Leales, en el este; Burruyacu y Trancas, en el norte; y final-
mente Encalilla en el noroeste (ver imagen 1).

7 El plan original proyectaba la inmediata extensión a las provincias más septentrionales, una vez que los rieles tocaran la ciudad de
Tucumán. Empero, por diversos factores, la extensión demoró varios años hasta que se reactivaron las obras en la década de 1880.
Sobre este particular, se recomienda la lectura de Fandos (2011)

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 371


agricultura, para ingresar a la ciudad capital por el naciente, mediante un puente
sobre el río Salí (que corre de norte a sur al naciente de la ciudad); o bien, apenas
ingresada la línea al territorio provincial, realizar una curva con dirección oeste, luego
norte y finalmente noreste con el fin de enlazar, en su trayecto a la capital tucumana,
a los centros poblacionales y agrícolas del piedemonte y las llanuras fértiles de
la planicie central y las estribaciones de las sierras.8 Empero, un estudio posterior,
llevado adelante por el ing. Guillermo Dahalquist, en 1871, diseñó un nuevo trazado
que recorría casi en línea recta el área menos fértil del sudeste tucumano, con el
objetivo de acortar la traza y, por ende, reducir los costos. El nuevo plan (suscripto
luego por Moneta) reconocía que este recorrido dejaba de lado la zona más poblada
y productiva del sur provincial, pero estimaba factible un “desplazamiento” de la
frontera agrícola hacia el este, y que, además, no representaría un obstáculo para
el traslado de la producción desde los poblados del piedemonte a la línea férrea
(Ferrocarril á Tucumán, 1871) (imagen 1).9
Este pronóstico se cumplió de manera parcial. Las estaciones erigidas en territorio
provincial fueron –de sur a norte– La Madrid, Telfener, Güemes, Monteagudo, Bella
Vista, Río Lules y Tucumán. Al poco tiempo, la tercera y la cuarta mencionadas fueron
suprimidas y reunificadas a la vera del poblado de Simoca, mientras que la estación
Telfener fue rebautizada como Bernardo de Monteagudo. Posteriormente, en 1882, se
erigió la estación San Felipe, a poca distancia del límite sur de la capital tucumana.
Empero, un trecho de 10 a 35 km separaba a las paralelas de acero de importantes
poblados, plantíos y unidades productivas del piedemonte y la llanura central, lo
que impuso la reorganización comunicacional de los pueblos sureños para colocar
la producción en las estaciones más próximas, además de trasladar las mercancías
y bienes importados en carros o tropas, y a los pasajeros en servicios de carruajes
(Groussac, et al., 1882: 341).

8 “hay muchos obstáculos que superar; pero en compensación está la diferencia en la naturaleza del territorio que se cruza. Toda la
región […] es admirablemente favorecida por la naturaleza para el más próspero desarrollo de la agricultura. La población allí es
bastante densa, más densa que en cualquier en cualquier otra parte de la república (se escluye Buenos Aires), porque de los 100,000
habitantes que cuenta la provincia de Tucumán, los cuatro quintos de ellos están en esta región. Es claro pues que el solo tráfico local,
dará allí buenas rentas al ferrocarril.” (Moneta, 1867: 10)

9 Sobre la planificación y construcción de esta línea, se recomiendan los clásico estudios de Ortiz (1946), Cuccorese (1969) y Scalabrini
Ortiz (1971), junto con una renovada mirada sobre los proyectos de conectividad y administración impulsados por el Estado, entre otros,
López (1994), Palermo (2006), Salerno (2003). Cabe señalar que Sánchez Román (2005: Cap. 2) realizó un pormenorizado análisis sobre
el impacto de los ferrocarriles en la agroindustria azucarera tucumana y las relaciones entre empresariado y política.

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Moyano, D. El Ferrocarril Noroeste Argentino y su rol en la integración económica de la... 366 - 392

Imagen 1: Línea del Ferrocarril Central Norte, estaciones, caminos principales del centro-sur provincial e
ingenios azucareros de la provincia (1885)

Fuente: Elaboración propia a partir de Beyer (1894) y Genoma, Consejo Federal de Inversiones (https://
genoma.cfi.org.ar/). Nota 1: Departamento (1) Trancas; (2) Burruyacu; (3) Capital; (4) Famaillá; (5) Monteros;
(6) Chicligasta; (7) Río Chico; (8) Graneros; (9) Leales. Nota 2: Estación (a) La Madrid; (b) Monteagudo; (c)
Simoca; (d) Bella Vista; (e) Río Lules; (f) San Felipe.

El principal efecto que generó la llegada de los rieles fue la modernización del

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 373


parque azucarero provincial. Aunque la importación de maquinaria de baja y mediana
complejidad se realizaba desde años anteriores, en el momento en que se habilitó la
línea Córdoba-Tucumán hasta inicios de la década de 1880, entre antiguas unidades
tecnificadas y nuevos establecimientos, se podían contabilizar alrededor de treinta
ingenios modernos (Groussac, et al. 1882; Greger, 1883). De todos modos, la distancia
que separaba a las estaciones de las fábricas azucareras limitaba la capacidad
potencial del ferrocarril para consolidar la industria (Imagen 1). Efectivamente, solo
algunas ubicadas en los suburbios de San Miguel de Tucumán o instaladas a la vera
de la línea troncal se beneficiaron por su proximidad con alguna estación. En la
principal zona azucarera, al este de la capital provincial (que desde 1889 conformaría
el departamento Cruz Alta), de acuerdo a la ubicación del establecimiento, los
industriales se vieron obligados a trasladar maquinarias e insumos de fabricación
por varios kilómetros en tropas de carros por caminos escasamente consolidados,
desde la estación terminal o desde estación San Felipe. De manera similar, en la
zona azucarera del centro-sur provincial, que se conformó en el piedemonte –entre
otros motivos, por la facilidad de las comunicaciones, la población radicada, además
del aprovechamiento de los terrenos de aluvión que suministraban el agua de riego
(Bonosetto, 1954: 41)– tuvieron que realizar extensos traslados. Así, la gran mayoría
de ingenios modernos distaba de las siete estaciones del FCCN y prácticamente
ninguno aprovechaba sus vías para transportar las cañas desde el campo para
procesarlas en sus trapiches (Sánchez Román, 2005: 99-100). En resumidas cuentas,
estos impedimentos indicarían que el trazado de la línea Córdoba-Tucumán siguió
una lógica que persiguió la reducción de costos antes que aprovechar la estructura
económica preexistente, tendido que luego sería corregido con la construcción del
Ferrocarril Provincial.
Estos obstáculos, por cierto, no representaron un freno para el crecimiento económico
y demográfico, ya sea en el distrito de la Capital o en los principales departamentos
del centro-sur provincial. Ciertamente, estos efectos no pueden imputárseles al
movimiento que generó el ferrocarril o al desarrollo de la actividad azucarera –aunque
su influencia es innegable–, ya que el estado nacional y provincial asumieron, durante
este período, diferentes funciones. Entre varias, se podría mencionar la distribución
la prolongación de telégrafos y correos, demarcación de los poblados, creación de
escuelas, saneamiento de aguadas, o la reparación de caminos principales y vecinales
(AA.VV, 1870-1885).

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Moyano, D. El Ferrocarril Noroeste Argentino y su rol en la integración económica de la... 366 - 392

Cuadro 1: Departamentos, ingenios y principales actividades económicas en el departamento Capital y los


distritos del centro-sur de la provincia (1882/85)

 1882-1885
Río
 Departamentos Capital Famaillá Monteros Chicligasta Graneros
Chico
Población 60.000 17.000 24.000 20.000 15.000 14.000
Ingenios
30 60 20 45  s/d s/d 
preindustriales
Ingenios
16 6 3 3  1 1
modernos
Industrias varias * * * * *
cultivos varios * * * * * *
Ganadería … s/d s/d s/d * *
SM de Santa La
Urbes Lules Famaillá Monteros Simoca Concepción Medinas Graneros
Tuc Ana Cocha
Población 27.000 300  s/d 2.000 s/d   s/d 1.200 s/d  1.500 800
Telégrafo * * (a)
s/d * * s/d * … … *
Mercados/ferias 3 * * * * * * s/d … *
Comercios 326 s/d 16 26 varios 20 20 varios 18 10

Fuente: Elaboración propia a partir de República Argentina (1872: 500-501, 516) Groussac et al. (1882: 667-
687); Mulhall (1885: 517-531). Notas: (a) Ubicado en Estación Río Lules, a pocos kilómetros.

En consecuencia, desde la llegada de los rieles a la provincia hasta mediados de los


años 1880 fue construyéndose gradualmente una organización institucional comarcal
y una interconexión territorial que, mediante el impulso de 14 ingenios modernos a
lo largo de la zona pedemontana, hizo indispensable el mantenimiento de caminos y
calzadas para trasladar mayores cantidades de caña de azúcar por medio de carros
y no interrumpir el flujo de personas y bienes en la campaña. Con todo, el nuevo
tendido del FCNOA, que desde finales de esa década recorrió el centro-sur provincial,
posibilitó el incremento de la molienda de los ingenios y también el desarrollo de
nuevas actividades económicas.

El Ferrocarril “Provincial”. Más que una línea para el azúcar

“La magnitud del proyecto y la gran importancia que encierra él, para el progreso
económico de la Provincia, contribuye a facilitar el desarrollo de las riquezas
de los Departamentos más poblados y comerciales […] El gobierno cree que son
incalculables los beneficios que esta línea férrea hará a la Provincia, pues que viene a
llenar una necesidad sentida por los centros principales de comercio de la campaña”
Mensaje del Poder Ejecutivo de Tucumán, 12/03/1885 (AAVV, 1885, V. 11: Ley 528)

En 1885, el gobierno de Tucumán, en virtud de las deficiencias del trazado del FCCN –no

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 375


en términos de su función en la exportación/importación sino en la baja conectividad
con las áreas más ricas del piedemonte, sumado al deficiente servicio prestado–,
impulsó el crecimiento de la infraestructura ferroviaria con la construcción de una
trocha que, separándose de la línea Córdoba-Tucumán en el sur, transitara por la
región azucarera de la llanura occidental y la falda de los cerros –casi en paralelo al
trazado abierto en 1876– y que conectara su punta de rieles con la ciudad capital.10
Los detalles sobre su planificación podrán abordarse en un trabajo específico. A los
fines de este escrito, basta con señalar que el gobierno provincial concedió el permiso
para la construcción y explotación del trazado a Samuel Kelton, quien constituyó una
sociedad en Londres. Además, las autoridades se comprometieron a la expropiación de
los terrenos necesarios para la traza y las estaciones, pero no brindó garantías sobre
inversión. También se dispuso que el ancho de la trocha sea de la misma medida que
el FCCN, para poder empalmar sin inconvenientes. La empresa, por su parte, estaba
obligada a manejar un esquema tarifario coherente, con descuentos para las oficinas
públicas, y a construir una línea telegráfica a la par de las vías, con oficinas en cada
estación. Por último, debía acordar directamente con los propietarios la construcción
de desvíos a los establecimientos agroindustriales, toda vez que se lo solicitara. (AA.
VV, 1885, v. 11: Ley 528).11
Las obras se iniciaron en ambos extremos del tendido, y se inauguró por tramos,
desde julio de 1888, hasta unir, en septiembre de 1889, a la estación La Madrid con la
ciudad de Tucumán por medio de 152 km de vías.12 La historiografía ha relacionado
la construcción de este ferrocarril con el desarrollo de la industria azucarera, ya
que permitió vincular a los ingenios del centro-sur con la línea a Córdoba y con
los cañaverales (Guy, 1981: 46-47; Sánchez Román, 2005: 100-104; Bravo, 2008: 93-
96). Incluso se sostuvo que los propietarios de ingenios habrían logrado un peso
determinante en las comisiones honorarias de vecinos “notables” de cada poblado,
conformadas ad hoc para gestionar la cesión gratuita de los terrenos donde convendría
instalar las estaciones. De ese modo, habrían logrado una ventaja diferencial al
asegurar un trazado favorable para sus ingenios y plantaciones.
Aunque se efectuaron cambios de nombres en estas comisiones y, efectivamente,
ingresaron propietarios de ingenios, esta interpretación debería matizarse, entre
varias razones, por las siguientes: a) no resulta extraño que los empresarios

10 Sobre las deficiencias en el servicio durante los primeros años del FCCN, véase Sánchez Román (2005: 97).

11 Sobre el esquema de garantías y demás beneficios a las empresas privadas por parte del Estado nacional (y en algunos casos, de
los estados provinciales), véase Lewis (1983) y López (2000). Este último autor realizó una breve pero sugerente reconstrucción sobre
el derrotero de la empresa inglesa propietaria del FCNOA (pp. 521-523). También puede consultarse algunos detalles de esta línea y su
vinculación con la actividad azucarera en Sánchez Román (2005: 100-114)

12 Cabe señalar que, al tiempo en que se construía el tendido, el FCCN fue vendido –a finales de 1887–, a “Hume Hnos.” y, en 1889, pasó
a manos de la compañía inglesa “Ferrocarril Central de Córdoba”. En consecuencia, cuando se habilitó el FCNOA, los esquemas de
frecuencias y conexiones tuvieron que pactarse con la nueva firma propietaria de la línea troncal a Córdoba.

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Moyano, D. El Ferrocarril Noroeste Argentino y su rol en la integración económica de la... 366 - 392

azucareros fueran figuras de relevancia y consulta obligada en los poblados sureños


cercanos a su fábrica y plantaciones. De todos modos, no fueron la mayoría y se
pueden identificar a miembros propietarios de comercios, de campos de cultivos y
a ganaderos –las principales actividades del área sur–; b) El plan del trazado fue
realizado por la empresa con una clara visión comercial consistente en servir a la
mayor cantidad de poblados y unidades productivas. Sin embargo, estaba sujeto
a la aprobación del Departamento Topográfico de la Provincia, repartición que
efectuó varias observaciones al primigenio plan, no necesariamente en favor de
los industriales; c) En más de una ocasión, los interesados de cada poblado y/o
establecimiento intentaron acercar una estación o casilla a las inmediaciones de
su propiedad. Empero, el mencionado Departamento evaluó las propuestas y en
numerosos casos falló en su contra, con el claro objetivo de que se erigieran paradas
en un centro urbano –o en un sitio que fuera la base de un futuro poblado–, antes que
en un punto de alto estratégico para los azucareros.
Al respecto, pueden servir como ejemplos dos episodios. Durante la planificación
de la Estación Aguilares, proyectada a poca distancia del poblado homónimo, un
miembro de la comisión propuso que se trasladara al frente del ingenio Santa Bárbara.
Empero, el ingeniero del Departamento Topográfico no lo consideró conveniente ya
que no existía una población considerable en ese punto, mientras que Aguilares, si
bien no era un centro urbano destacado, lo sería luego del paso del ferrocarril. En
consecuencia, rechazó el pedido y apoyó el punto elegido por la empresa por ser “más
conveniente, de más importancia e interés en general”. Asimismo, en una similar
actitud León Rougés (propietario del ingenio Santa Rosa) solicitó que la Estación
Río Chico, originalmente planeada frente al ingenio La Providencia (de capitales
cordobeses), fuera trasladada un poco más al norte, en un punto equidistante entre
ambos ingenios. Sin embargo, el ingeniero de la repartición provincial decidió que el
lugar proyectado era el más conveniente por tener población radicada y representar
de mayor utilidad para la comunidad y las poblaciones aledañas.13
De todos modos, el enlace con las fábricas se resolvió mediante la construcción de
ramales que conectaron directamente al canchón del ingenio con la línea troncal del
FCNOA, erigidos por cuenta de los propietarios, previa autorización de la provincia.
La construcción de los ramales tenía dos sentidos: por un lado, los ingenios podían
dar salida a su producción a los mercados de consumo con menores gastos de
transporte, evitando trasladarlas hasta las estaciones de carga por medio de carros;
por otro, servían para proveerse de leña, insumos para la fabricación y, sobre todo,
caña de azúcar para la molienda. Este último factor resultaba de especial importancia
puesto que la materia prima, una vez cortada, debía ser molida lo antes posible para
evitar pérdidas en la fabricación. La creciente capacidad de elaboración demandó un

13 Informe del ing. L. Bohm, Departamento Topográfico de la Provincia de Tucumán, 20/02/1888. (AA.VV., 1888, v. 12: 563-567).

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mayor volumen de caña en los ingenios, algo que no podía satisfacer el transporte
tradicional. Son numerosos los contratos entre los propietarios de ingenios para
conectar sus establecimientos con los tendidos, y también de dueños de fincas
cañeras que buscaban una salida rápida a su producción agrícola para despacharla
a las fábricas.14

Imagen 2: Trazado de las líneas ferroviarias, estaciones e ingenios azucareros en la provincia de Tucumán
(1885-1889)

14 Archivo Histórico de Tucumán (AHT), Sección Protocolos (SP), Serie A, 1890: Contrato entre el FCNOA e “Hileret y Cía.” (ingenio Lules,
Famaillá), fs. 544-548v.; Contrato entre el FCNOA y Matías Salazar (ingenio La Reducción, Famaillá), fs. 551-555; Contrato entre el FC-
NOA y “Padilla Hnos.” (ingenio Mercedes, Famaillá) 489v-493v. Con respecto a los cañeros, podemos mencionar dos tipos de acuerdos:
Contrato entre el FCNOA e “Isidoro y Juan José Gómez” (finca cañera en Naranjo Esquina, Río Chico), fs. 520v.-525v; y el Contrato entre
el FCNOA y “Vázquez y Cía.” (finca cañera en Monte Grande, Famaillá), fs.896v.-901. Este último caso posee un especial interés ya que la
sociedad estaba integrada por el cañero Eudoro Vázquez junto con los propietarios del ingenio Concepción (ubicado en el departamento
Cruz Alta). En consecuencia, el ramal construido desde la finca cañera pudo haber alimentado con materia prima a otros ingenios hasta
que, en los años siguientes, la trocha angosta del FCSC llegó a Tucumán y posteriormente se unió con el FCNOA. A partir de entonces,

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Moyano, D. El Ferrocarril Noroeste Argentino y su rol en la integración económica de la... 366 - 392

Fuente: Moyano (2022). Nota 1: Departamento (1), Trancas; (2) Burruyacu; (3) Tafí; (4) Capital; (5) Cruz Alta; (6)
Famaillá; (7) Monteros; (8) Chicligasta; (9) Río Chico; (10) Graneros; (11) Leales. En 1889 se realizó la división
del departamento Capital, que pasó de representar la mayor jurisdicción administrativa, a comprender poco
más que la ciudad de Tucumán, su zona de influencia y localidades aledañas. El departamento Cruz Alta se
formó con el sector oriental, mientras que el departamento Tafí comprendió los valles de altura y parte de
piedemonte cercano a la ciudad. Nota 2: Estación (a) Tucumán; (b) Lules; (c) Famaillá; (d) Monteros; (e) Villa
Quinteros; (f) Concepción; (f-1) Ramal Medinas; (g) Aguilares; (h) Santa Ana; (i) Villa Alberdi; (j) Graneros; (La
Madrid). Nota 3: (FCCN) Ferrocarril Central Norte; (FCCC) Ferrocarril Central Córdoba; FCNOA (Ferrocarril
Noroeste Argentino); (FCBAyR) Ferrocarril Buenos Aires y Rosario; (FCSC) Ferrocarril San Cristóbal.

Con posterioridad, prácticamente todos los ingenios construyeron ramales y


conexiones con las líneas que llegaron a la provincia en 1891 y 1892 (imagen 2).15 Ya
a mediados de la década de 1890, el FCNOA servía directamente a 13 ingenios de la
provincia y mediante las trochas del FCCC y FCSC, podía empalmar prácticamente con
la totalidad de los 37 ingenios modernos de la provincia. La expansión de las fábricas
azucareras y sus poblados inmediatos, generaron la conveniencia de construir
estaciones en diversos puntos de la línea para ofrecer una salida a la producción e,
inclusive, se fundaron nuevas urbes previamente diseñadas para poblar la campaña.
En suma, de los 120 km de líneas férreas que surcaban la provincia en 1876, en
dos décadas que abarcó el “despegue azucarero” se pasó a aproximadamente 600
km, entre tendidos troncales y ramales azucareros (Lahitte y Correa, 1898: 268). La
puesta en funciones de estos nuevos trazados conectó directamente a Tucumán con
la región litoral pampeana y, con la progresiva extensión de las vías, a las provincias
septentrionales. Se podía realizar el traslado surcando el territorio cordobés, luego
de que la trocha angosta uniera a Córdoba con Rosario en 1891, lo que evitaba el
obligado trasbordo por la diferencia del ancho de trochas entre la línea Córdoba-
Tucumán con la línea Rosario-Córdoba (Rebuelto, 1994); o bien, mediante el FCSC,
que permitía a los ingenios enviar su azúcar por trocha angosta directamente hasta
Santa Fe y el puerto de Colastiné, o, inclusive, hasta Rosario y la Refinería Argentina.16
Empero, como ya se señaló, estas vías conectaron, además de ingenios y fincas,
a las poblaciones del este provincial –más cercanas a la capital–, lo mismo que
a los centros urbanos más importantes del centro-sur –ubicados en los antiguos
caminos comerciales–, por lo que el FCNOA no solo modificó la organización de
las comunicaciones y el transporte de cargas con fines agroindustriales. Además,

los miembros de esta sociedad pudieron trasladar la caña desde su finca hasta la fábrica, ubicadas ambas en regiones cañeras distan-
tes. Ejemplos adicionales pueden consultarse en Sánchez Román (2005: 100-104).

15 El Ferrocarril Buenos Aires y Rosario (FCBAyR) arribó a la capital provincial en febrero de 1891, y el Ferrocarril San Cristóbal (FCSC),
en julio de 1892. Ambos atravesaban el corazón de las colonias de Santa Fe y dividían sus trochas en Rafaela, para luego ingresar a
Tucumán por el naciente, a una de las zonas con mayor concentración de ingenios azucareros, en la tradicional área azucarera ubicada
al este de la capital (Lahitte y Correa, 1898: 108-109).

16 Véase López (2000), Regalsky (1989).

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permitió la expansión de diversas actividades económicas, como la agricultura, las
manufacturas e industrias y el comercio.

La economía tucumana durante los años de la expansión


“Dimos la grata nueva de la terminación de la vía del F.C.N.O.A. que, rectificando el
error de la traza del Central Norte, viene a llenar una de las mayores necesidades
de la parte sud de la provincia, la más rica, la más poblada y la de más venturoso
porvenir […] Porque la concesión de esta vía […] volvía á la vida de labor á los
departamentos de campaña de más valiosos intereses, amenazados de muerte desde
la inauguración del Central Norte, trazado en el desierto improductivo é imposible
de poblarse. El comercio interprovincial y exterior está de felicitaciones” (El Orden,
Tucumán, 10/9/1889).

Los cambios que experimentó el interior de la provincia de Tucumán durante los


años del boom azucarero se reconocieron en diversos aspectos. Siguiendo a Campi
(2000), en este período se redefinieron las relaciones económicas, espaciales, sociales
y políticas, tanto en la provincia como a nivel regional; recursos como la tierra, el
agua, la mano de obra y el capital, fueron reorientados en función del cultivo y la
industrialización de la caña de azúcar; mientras que nuevos medios de transporte,
caminos y centros poblacionales emergieron en la campaña y alteraron el ritmo de
crecimiento demográfico y los hábitos de vida de sus habitantes (p. 74). Sin pretender
analizar de manera integral las variaciones que se produjeron, pero con el objetivo de
exhibir las mudanzas en los departamentos por donde surcó el FCNOA, optamos por
aproximarnos a través de diferentes facetas de la economía provincial.
En primer lugar, el incremento de la elaboración del dulce fue posible por la ampliación
de los cañaverales para alimentar los trapiches. En los años del auge azucarero tuvo
lugar el paulatino pero decidido viraje de un sector agrícola notoriamente diversificado
a otro cuyo rasgo saliente fue la producción cañera.17 Con todo, se continuó con la
labranza de cultivos industriales, comerciales y de consumo. En efecto, si observamos
las proporciones de los cultivos en el cuadro 2, no solamente atendiendo al abasto de
caña para los ingenios, sino considerando una llanura densamente poblada con una
afincada tradición agrícola, se puede percibir una provincia con disparidades zonales,
con una buena proporción de cañaverales, pero también prácticamente con la mitad
de los surcos dedicados a otros cultivos.18

17 En este proceso no solo se incrementaron los cañaverales de los ingenios. También aportaron materia prima los agricultores inde-
pendientes, un actor clave dentro del complejo azucarero tucumano, cuya participación se incrementó de solo 13% en 1874 al 48% en
1895 (Bravo, 2008: 51). Véase También León (1993), Juárez-Dappe (2010)

18 Ver Moyano, 2017

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Moyano, D. El Ferrocarril Noroeste Argentino y su rol en la integración económica de la... 366 - 392

Cuadro 2: Proporción de la caña en relación a la tierra cultivada, por departamentos (1895)

Número Número
Superficie total de Superficie % con % otros
Departamento de de fincas
las fincas (en ha) cultivada (en ha) caña cultivos
ingenios cañeras
Capital 6 772 17.641 7.184 66 34
Cruz Alta 14 1.158 48.281 25.088 88 12
Tafí (a) 1 433 4.944 2.899 52 48
Famaillá 6 1.056 43.001 13.045 72 28
Monteros 4 2.076 30.984 14.641 31 69
Chicligasta 3 1.308 21.056 12.666 60 40
Río Chico 2 1.333 44.131 11.875 49 51
Graneros 1 583 5.140 2.215 3 97
Leales … 702 13.123 3.497 27 73
Burruyacu … 595 4.209 2.449 5 95
Totales (b)
37 (c)
10.016 232.508 95.559 59 41

Fuente: Moyano (2017: 98). Dicho cuadro se elaboró a partir de las Cédulas del Segundo Censo de la
República Argentina (1895), Sección Agrícola, N° 27 (T. 1-18, 20, 22-23). Notas 1: (a) Se tomó el distrito 1º del
departamento, que comprende las zonas bajas, aptas para la caña. (b) Se excluyó el departamento de Trancas
por no representar una zona agrícola destacada y sin cultivos cañeros. (c) En 1895 molieron 31 ingenios. Nota
2: Las celdas sombreadas corresponden a los departamentos del centro-sur tucumano.

Se debe señalar, además, que la producción azucarera en la etapa previa al boom


agroindustrial se realizaba generalmente con métodos preindustriales. Solo cuando
los intereses vinculados a la actividad lograron un paquete de estímulos para su
desarrollo, la transformación del parque azucarero cobró celeridad.19 Pese a las
dificultades para obtener información detallada para este período, en el cuadro 3 puede
apreciarse el incremento sostenido de la producción de azúcar y algunas innovaciones
fabriles en cuatro años, desde 1876, con la llegada del ferrocarril FCCN, hasta 1895,
con cuatro líneas férreas surcando la zonas cañeras (y una más en la carrera al norte),
conjuntamente con el ensanche de la mayoría de las fábricas y el incremento de la
producción. Este último año marcó el final de la expansión, una vez que se colmó la
demanda del mercado doméstico y se ingresó en la primera crisis de sobreproducción.
Nótese en el cuadro 3 el incremento constante de la participación en el total de azúcar
y cultivos cañeros de los departamentos por donde circulaba el FCNOA.

19 A lo largo de la década de 1880 se delineó un esquema proteccionista que fijó tarifas aduaneras para desalojar los símiles extran-
jeros que se consumían en las mayores plazas de consumo y favorecer la colocación del azúcar nacional. Paralelamente se imple-
mentaron otras medidas como la exención impositiva al ingreso de maquinaria, la rebaja de los fletes y el apoyo financiero oficial a la
actividad. Bravo y Campi (1999).

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Cuadro 3: Complejo azucarero tucumano (1876, 1882, 1889 y 1895)

Estadísticas   1876 1882 1889 1895


Ingenios En funciones  82 (a)
30  33 31 (f)
Total ingenios (t) 3.000 13.900 40.843 114.291
Elaboración
de azúcar ingenios del centro-sur (% /
 s/d 41% (*)   54% 62% 
total)
Total provincial (ha)  2.200 6.639 12.768 40.724
Cultivo de
caña  Cañaverales del centro-sur
 s/d  36%  43% 54% 
(% /total)
35 (47 de
Trapiches   s/d 47 69
madera)
Hidráulicos s/d 20 s/d 3
Motores
a vapor s/d 87 s/d 398
Total fuerza generada s/d 1.449 (b)
s/d 10.130(d)
H.P
Per cápita s/d 63(c) s/d 349(e)

Fuente: Elaboración propia a partir de Schleh (1910: 81, 98, 109, 193); Groussac, et al (1882: 521); Greger (1883:
318-319); Rodríguez Marquina (1889: 177, 193); República Argentina (1899: 342-343). Notas: (a) Comprende
35 ingenios con trapiches de hierro y 47 establecimientos que trabajaban con métodos preindustriales. (b)
Valores declarados por 23 ingenios (70% del total). (c) Cálculo realizado sobre los ingenios que declararon. (d)
Valores declarados por 29 ingenios (78% del total). (e) Cálculo realizado sobre los ingenios que declararon. (f)
En 1895 figuran 37 ingenios, pero solo 31 molieron. Las celdas sombreadas corresponden a los departamentos
del centro-sur tucumano. (HP) Horsepower o caballo de fuerza, equivale a 1,0138 caballos vapor (CV). (*)
Declararon 22 propietarios. Cuatro de los ocho ingenios que no se tiene información corresponden a la zona
centro-sur.

La expansión agrícola, con más de treinta ingenios modernos al naciente de la


ciudad capital y en el centro-sur provincial, junto al entramado de líneas férreas
que surcaban prácticamente todas las zonas agrícolas de la llanura fértil, y el
accionar de las autoridades provinciales en la creación u ordenamiento de poblados,
sobre todo en diversos puntos de los tendidos ferroviarios, habrían generado las
condiciones para un crecimiento poblacional sostenido, verificable, particularmente,
en los departamentos azucareros (AA.VV, 1918-1919, t. XI-XIX; Bolsi, 2000; Pucci, 1992)
(cuadro 4).

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Cuadro 4: Comparación de la población de la provincia de Tucumán por departamentos y distritos en


diferentes relevamientos (1869, 1882 y 1895)

Totales Diferencias
Departamentos
1869 (a) 1882 (b)* 1895 (c) a-b b–c
Capital 37.559 55.156 49.338 +17.597 …
Cruz Alta … … 28.821 … …
Tafí 1.461 2.156 8.411 +695 +6.255
Famaillá 10.190 25.553 26.991 +7.645 +1.438
Monteros 14.181 20.816 25.511 +6.635 +4.695
Chicligasta 11.960 17.559 22.978 +5.599 +5.419
Río Chico 8.687 12.756 20.001 +4.069 +7.245
Graneros 8.534 12.531 10.420 +3.997 -2.111
Leales 7.203 s/d 8.803 s/d s/d
Burruyacu 5.500 8.079 8.578 +2.579 +499
Trancas 3.670 5.391 5.890 +1.721 +499
Total provincial 108.953 159.997 215.742 +51.044 +55.745

Fuente: Elaboración propia a partir de Provincia de Tucumán (1884: 3), República Argentina (1899: 517), Bolsi
(2000). Nota 1: (*) Según indica la fuente, consisten en cifras calculadas con base en el Censo Nacional de 1869
más el aumento del 3% acumulativo. Se advierte que puedan existir ciertas inconstancias. Nota 2: Las celdas
sombreadas corresponden a los departamentos del centro-sur tucumano.

Hasta el momento se presentaron datos agregados de la mayoría de los


departamentos de la provincia, con una indicación sobre aquellos por donde surcaba
el trazado del FCNOA. Empero, se debe tener presente que la trocha atravesó por
un sector específico de cada jurisdicción y que las cifras departamentales encubren
las diferencias zonales. Entonces, ¿de qué manera se podría brindar una muestra
sobre el impacto del Ferrocarril Provincial en su área de influencia? De acuerdo a la
información disponible, proponemos dos posibles análisis que, seguramente, podrán
ser perfeccionados en trabajos posteriores. Por una parte, es viable apelar a las
estadísticas que incluyen la información de diferentes actividades económicas por
distritos departamentales.20 En este caso, se compararían ambas demarcaciones de
cada departamento y se cotejaría si el trazado del ferrocarril incidió en el desempeño
productivo. Para este ensayo, es posible utilizar los datos estadísticos de agricultura
asentados en el censo de 1895, donde cada departamento posee los resultados del
relevamiento desagregado por distrito.
Como podemos comprobar en la imagen 3 y el cuadro 5, en prácticamente todos los

20 Cada departamento de la provincia estaba dividido en dos distritos con la finalidad de organizar la justicia, el cobro de impuestos y
la fiscalización en general.

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distritos departamentales por donde surcó la línea del FCNOA, la proporción de los
cultivos fue sustancialmente superior a la de la otra demarcación distante de la trocha.
Con los lógicos matices y disparidades, los distritos departamentales con poblados,
estaciones y vías, casi siempre ubicados en el piedemonte y la parte occidental de la
llanura central, demostraron un desarrollo de la agricultura notablemente superior
al sector oriental del departamento. La única excepción la representa Graneros. De
todos modos, es posible especular que el distrito 2° era el único que poseía ingenio
y que la producción agrícola tuvo condiciones edafoclimáticas propicias en este
sector, mientras que, hacia el este, en el distrito 1°, los cultivos y la población fueron
decididamente menores, con una primacía de la ganadería por sobre la agricultura.
La otra opción factible para analizar el impacto del ferrocarril en el centro-sur tucumano
consiste en examinar en detalle las cédulas censales de 1895, donde se registró la
ubicación geográfica de la casa o propiedad relevada, el ramo al que pertenecía, su
capital invertido, entre otros datos complementarios. Este ejercicio, aplicado a los
diferentes rubros relevados, permitiría acercarnos a la distribución geográfica de
los establecimientos o casas censadas en cada área de interés. En este caso, solo
nos enfocaremos en el censo comercial, con el fin de establecer una muestra de los
negocios de mayor capital invertido en mercaderías, lo que permitirá establecer la
distribución mercantil en el espacio provincial, no ya desde una mirada departamental
sino por cada poblado.21 Para tal fin, hemos segmentado el sector en tres categorías
de acuerdo al capital en giro, desde comercios con 50.001 pesos m/n, hasta grandes
casas mercantiles desde 250.000 pesos m/n en adelante. De esta manera, obtuvimos
una imagen del alto comercio en puntos diversos de la provincia con menor nivel de
distorsión que las estadísticas agregadas, y con resultados bastante cercanos a nuestra
hipótesis, en tanto las mayores casas comerciales se radicaron en los antiguos poblados
servidos por las vías del FCNOA (ver imagen 3).

21 Un análisis pormenorizado sobre comercio provincial a partir de las cédulas censales, en Moyano (2022)

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Moyano, D. El Ferrocarril Noroeste Argentino y su rol en la integración económica de la... 366 - 392

Imagen 3: Distribución de las casas comerciales de acuerdo a segmentos conformados a partir del capital
en mercaderías (1895)

Fuente: Elaboración propia a partir de la Imagen 1 y 2, y AGN, Censo Nacional de 1895. Cédulas del Segundo
Censo de la República Argentina (1895). Censo Comercial, n° 41 (T.1-22). Nota 1: Capital en mercaderías
declarados por los mismos propietarios. Valores expresados en pesos moneda nacional. Nota 2: los nombres
de los departamentos pueden ubicarse al pie de la imagen 2. Solo se identificaron los distritos en los
departamentos que servía el FCNOA.

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Cuadro 5: Hectáreas plantadas con caña en diferentes años (1874-1888-1895) y proporción de los cultivos
más importantes en el año 1895, por departamento y distrito.

Caña de Azúcar (en ha) Caña Maíz Otros cultivos


  1874 1888 1895 1895 (en porcentajes)
Famaillá 1° 18 666 4.654 49% 72% 38%
Famaillá 2° 409 1.868 4.754 51% 28% 62%
Monteros 1° 26 950 4.384 98% 53% 62%
Monteros 2°     91 2% 47% 38%
Chicligasta 1°     168 1% 57% 12%
Chicligasta 2° 186 1368 6.844 99% 43% 88%
Río Chico 1° 15 149 3.389 59% 34% 33%
Río Chico 2° 34 314 2.399 41% 66% 67%
Graneros 1°     16 20% 33% 10%
Graneros 2° 33 140 67 80% 67% 90%

Fuente: Elaboración propia a partir de Rodríguez Marquina (1896); República Argentina (1899); AGN, Cédulas
del Segundo Censo de la República Argentina (1895), Censo Económico y Social, Sección Agrícola, N° 27 (T.
1-18, 20, 22-23). Nota: Se tomaron solo los departamentos por donde surcaban las vías del FCNOA.

Como se advierte en la imagen 3, la ciudad de Tucumán resalta como centro


comercial indiscutido, con un elevado nivel de concentración de negocios altamente
capitalizados. Con todo, las poblaciones del centro-sur, como Monteros y las otras
urbes tradicionalmente ligadas a la actividad comercial, se destacaron por reunir los
siguientes estratos más altos. Así, puede observarse una correlación entre los tendidos
ferroviarios con los poblados comercialmente activos y sus respectivas estaciones.
Particularmente es notoria esta tendencia en la línea FCNOA, que enlazaba a los
poblados del piedemonte. Con menos ímpetu figuran los poblados-estaciones del
tendido del FCCC, en la llanura central.
Evidentemente, restan estudios con mayor detalle sobre las poblaciones del interior
provincial para visibilizar sus lógicas internas, no obstante, esta vía de análisis puede
aplicarse también a la ganadería (una actividad de indiscutida importancia en la
provincia) e inclusive a la industria.22 Si bien en este último rubro podría identificarse
una lógica similar al comercio, donde la ciudad capital concentró gran parte de las
inversiones en el ramo, no debe soslayarse, entre otros, la instalación de molinos
harineros o peladoras de arroz en Monteros (en el departamento homónimo) y en
Concepción (Chicligasta), o aserraderos hidráulicos en Alto Verde (Chicligasta) con
importantes capitales invertidos.23

22 Análisis sobre la ganadería en Tucumán, en Fandos (2007) y Fandos y Parolo (2014).

23A título de ejemplo, un propietario de aserradero, al igual que los dueños de ingenios o fincas cañeras, contrató con el Ferrocarril

Año 6 N° 10 | FCECO | 386


Moyano, D. El Ferrocarril Noroeste Argentino y su rol en la integración económica de la... 366 - 392

En suma, contamos con suficiente base empírica para especular que en la región
centro-sur, con mayor población y dinamismo económico, tuvo como puntal el
servicio del FCNOA, no solo para los ingenios instalados a lo largo del trazado, sino
para la producción agrícola, ganadera y el movimiento de pasajeros, tal como lo
muestra el cuadro 6.

Cuadro 6: Cargas en estaciones y circulación de pasajeros dentro de la provincia en las diversas líneas
ferroviarias (1895)

(a) (b) (a) (b)


Líneas Cargas en las estaciones de la provincia (en Pasajeros dentro de la provincia
t.) (en unidades) % %
FCCN 2.832 4.182 7 9
FCSC 8.390 6.065 21 12
FCBAyR 5.606 10.363 14 21
FCCC 8.733 5.435 22 11
FCNOA 14.356 23.006 36 47
Totales 39.917 49.051 100 100

Fuente: Elaboración propia a partir de AA.VV. (1895: 387).

Ciertamente, esta información debe ser matizada, ya que resulta lógico que el
Ferrocarril Provincial arroje cifras superiores al resto en lo referente al traslado de
pasajeros y carga de mercaderías. No solo poseía el mayor número de estaciones
entre todas las líneas que atravesaron el suelo tucumano, sino que usufructuaba del
monopolio del servicio para los poblados más importantes del centro-sur provincial,
sus 14 ingenios y su variada producción agropecuaria. Estos elementos pueden servir
de insumo para preguntarnos por qué motivos el FCNOA mostró un curso errático en
la segunda mitad de la década de 1890, hasta ser finalmente vendido a la empresa
Ferrocarril Central de Córdoba (FCCC), que lo pasó a administrar como un ramal
(Padilla, 1922: 160; López, 2000: 522-523). Interrogantes que merecen respuestas,
no solo respaldadas en los resultados financieros de las empresas, sino en datos
empíricos que permitan indagar sobre los aciertos o falencias en la concreción de
ramales, en la frecuencia y calidad del servicio, o en la conexión de nuevas zonas
de la provincia. Con todo, la distribución geográfica de esta línea, por lo menos
hasta 1895, pareció beneficiar sustancialmente al centro-sur provincial, consolidó
poblados, generó otros nuevos y tejió una red de ramales que conectaron diversos
emprendimientos productivos. Sin dudas una indagación en profundidad otorgará

provincial la construcción de un ramal para extraer su producción a las líneas troncales. AHT, SP, Serie A, 1890. Contrato entre el FC-
NOA y Rodulfo Ovejero (Alto Verde, Chicligasta), fs. 1149v.-1153v.

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 387


nuevas miradas para dilucidar esta problemática.

Palabras finales
A lo largo del escrito hemos introducido ciertas observaciones e hipótesis preliminares,
por lo que creemos redundante insistir en ellas. Reportará mayor interés reflexionar
sobre las facetas salientes del análisis, buscando destacar su real aporte y ponderar
sus postulados mediante el respaldo de una base empírica construida a la medida
de nuestros interrogantes. Con todo, como se podrá comprender, la ausencia de
precedentes para este tipo de estudio en la provincia hace que sus conclusiones
posean un carácter tentativo, en la expectativa de una discusión que las afine
mediante análisis específicos en diferentes poblados.
La temática trabajada es parte de un proceso de cambio más amplio acaecido en la
provincia, con su inserción en el crecimiento económico propiciado por la expansión
agroexportadora a partir de la agroindustria azucarera. Sin dudas, la línea Córdoba-
Tucumán contribuyó en su momento a conectarla comercial y productivamente con el
litoral pampeano. Pero el crecimiento de los ingenios de las zonas azucareras del este
y sur provincial encontraban un tope y sus poblaciones estaban distantes de la línea
troncal. Fue preciso, entonces, habilitar un nuevo recorrido para que se vincularan
fincas e ingenios, y para que los beneficios del ferrocarril se sintieran en las demás
ramas de la economía. El FCNOA vino a llenar esas necesidades. Afianzó no solo al
aparato productivo azucarero, sino que benefició a diversas actividades agrícolas,
manufactureras y comerciales, además de consolidar el eje de poblamiento en la
llanura occidental y el piedemonte. En este sentido, la transformación de la estructura
productiva que experimentaron esos departamentos fue cuantiosa. También lo fue
la ampliación y evolución del sector comercial, tanto en las antiguas poblaciones
mercantiles como en las noveles urbes, que el trazado del Ferrocarril Provincial vino a
consolidar.
Con todo, la estructura económica provincial durante el “despegue azucarero” aún
es poco conocida, y en algunos puntos nuestra comprensión continuará inconsistente
en tanto las fuentes no permitan avances significativos. El tipo de análisis propuesto
de las estadísticas, junto con el cruce de información de las cédulas censales de 1895,
permite un abordaje más certero que los datos agregados. Resultarán valiosos, en
consecuencia, los estudios detallados sobre los aspectos productivos y comerciales
imperceptibles a escala departamental. Confiamos en que ello será posible en un
breve plazo.

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El complejo vial ferroviario argentino en
el siglo XX. La evolución del transporte de
cargas.
The Argentine road-rail complex in the twentieth century.
The evolution of freight transport.
DOI: http://doi.org/10.33255/25914669/61020

Teresita Gómez Milo


https://orcid.org/0000-0001-7684-0661
Centro de Estudios de la Situación y Perspectivas de la Argentina (CESPA)
Universidad de Buenos Aires
[email protected]
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Argentina

Silvia Tchordonkian
https://orcid.org/0000-0003-2117-6382
Facultad de Ciencias Económicas
Facultad de Filosofía y Letras
Universidad de Buenos Aires
[email protected]
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Argentina

Recibido: 10 de abril 2022


Aceptado: 13 de junio 2022

Resumen:
La evolución del transporte de cargas terrestre en Argentina en los
últimos dos siglos, en medio del desarrollo ferroviario primero y en el
auge automotriz después, pone en una relación conflictiva al sistema
productivo y la capacidad instalada de movilizar la producción. Nuestro
objetivo es dar cuenta de los cambios vinculados con la propiedad, el
efectivo control y los ámbitos de desarrollo del movimiento de cargas

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 393


que según las etapas mejoran o complican el servicio de transporte.
Evaluamos el impacto de los ajustes llevados adelante en los años 90
que prometían dotar al país de un sistema eficiente de transportes,
referenciado en los modelos del primer mundo. Este trabajo es
continuidad de una serie de presentaciones anteriores enmarcadas
en un proyecto UBACYT. El recorrido bibliográfico y las estadísticas
son producción de especialistas en el tema y recursos generados en
organismos nacionales.

Palabras claves: ferrocarril, vialidad, Estado.

Abstract:
The evolution of land freight transport in Argentina in the last two
centuries, in the midst of first rail development and later in the
automotive boom, puts the productive system and the installed capacity
to mobilize production in a conflictive relationship. Our objective is to
account for the changes related to ownership, effective control and
the areas of development of the movement of loads that, according to
the stages, improve or complicate the transport service. We evaluated
the impact of the adjustments carried out in the 90s that promised to
provide the country with an efficient transport system, referenced in
the first world models.This work is a continuity of a series of previous
presentations framed in a UBACYT project. The bibliographic tour
and the statistics are the production of specialists on the subject and
resources generated in national organizations.

Keywords: railway, road, State.

Año 6 N° 10 | FCECO | 394


Gómez Milo, T y Tchordonkian, S.. El complejo vial ferroviario argentino en el siglo XX... 393 - 421

Introducción.
El diseño del sistema de transportes terrestres en Argentina se desarrolla en forma
acelerada a partir de la segunda mitad del siglo XIX. El auge ferroviario expresa a
las claras la voluntad modernizadora de la clase dirigente de la época y se inserta
en la lógica del crecimiento económico orientado al mercado externo. Durante la
vigencia de ese modelo, los avances y retrocesos del sistema ferroviario se vincularán
estrechamente con la evolución del comercio exterior.
La aparición del automóvil por estas latitudes a comienzos del siglo XX, coincide con
la etapa de mayor expansión de la red ferroviaria, único medio que hegemoniza el
movimiento de cargas de un país que ha construido la red más larga de América del
Sur y la octava por su extensión en el mundo. En ese panorama, el automotor abre
la posibilidad de un cambio en la circulación interior pero su progreso a diferencia
del ferroviario será lento, determinado por las circunstancias económicas que
condicionan al sector y la carencia de acciones concretas en la definición de una
política vial de largo plazo considerada onerosa e innecesaria, frente a los beneficios
generados por los caminos de hierro. La manifestación más evidente de esta postura
es que las rutas terrestres en uso, heredadas de la colonia, corren paralelas a las vías
del ferrocarril. Las ventajas que pueden aportar las mejoras de los caminos, tanto en
extensión como en infraestructura, se reducen a conectar las zonas alejadas con los
caminos troncales, o abrir pasos en las zonas rurales para agilizar los movimientos
internos allí donde las economías regionales lo justifiquen, y lo más importante,
mejorar las entradas y salidas de productos desde y hacia las estaciones ferroviarias.
Estas concepciones no se dieron solo en la Argentina. El auge ferroviario fue un hecho
común en toda América.1 Los estados nacionales ofrecieron garantías e impulsaron
normas adecuadas para dar seguridad y alentar a los extranjeros a invertir en los
trazados más rentables. Desde el punto de vista de las políticas nacionales el balance
final fue positivo; los distintos países de América del Sur forjaron en sus territorios
sistemas acordes a sus propias necesidades, sin relación con el contexto lindante2y
sin generar un grado aceptable de integración regional efectiva. Muy pocos países a
excepción de Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, Bolivia y Chile, llegaron a contar
con conexiones fronterizas a través del ferrocarril, desde y hacia Argentina.
Habrá que esperar a los efectos de la crisis mundial para que el reordenamiento
del mercado interno derive en la puesta en marcha de obras viales de envergadura
adecuadas al desenvolvimiento del sistema automotor, que en esos años críticos se
impone como una alternativa económica frente a los ferrocarriles cuando las distancias

1 S. Kuntz Ficker (2015), Gómez-Vidal Olivares (2018)

2 I. Nunes (2011)

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 395


lo justifican. Los congresos de vialidad nacional y los congresos panamericanos
convocados periódicamente, muestran cambios en las concepciones acerca las formas
de gestionar la circulación vial y el transporte de cargas y pasajeros. No son ajenas a
estas convocatorias, las empresas automotrices decididas a expandir sus mercados, y
las compañías transportistas. Si las mejoras viales impactan positivamente hacia el
interior de las distintas economías, las propuestas panamericanistas en cambio, no
evidencian los mismos resultados; no aparecen avances sostenibles y cooperativos en
el plano de la integración internacional.
Nuestra propuesta se enfoca en la integración del sistema de transportes en los
modelos de desarrollo del país a lo largo del siglo pasado y su transformación a
finales del siglo XX bajo el impacto de las transformaciones estructurales llevadas a
cabo en los años ´90, bajo el impulso de la ola globalizante. Para ello hemos dividido
la exposición en tres apartados que corresponden a la Argentina agroexportadora,
la Argentina Industrial y la Argentina en transformación y en cada apartado
analizamos la lógica del funcionamiento de cada uno de los sistemas de transporte,
su interrelación y sus efectos sobre la economía del país.

I. El país agroexportador
1. El Ferrocarril
a) Algunos apuntes sobre la etapa fundacional de los ferrocarriles
La construcción de los ferrocarriles revolucionó los medios de transporte, pero
fundamentalmente alteró el orden imperante en todos los sectores de la economía
por sus efectos multiplicadores y por los eslabonamientos abiertos en las estructuras
productoras. El impulso dado a la diagramación e integración de los mercados
interiores y el efecto colonizador tienen en buena medida una vinculación directa con
la transformación generada en el transporte de carga.
En la Argentina la aparición del ferrocarril se asocia al desarrollo productivo de la
región pampeana; en primer lugar, de la provincia de Buenos Aires, como respuesta
al crecimiento de la actividad ganadera y de los primeros avances en el cultivo de
cereales, en las afueras y a cortas distancias de la capital. Pero también, tiene una
importancia relevante en el movimiento de los productos de quintas y chacras de los
alrededores de la gran ciudad, que aseguran el abastecimiento diario de alimentos
frescos.
A partir de los primeros trazados y al compás de la apertura de las fronteras interiores
que da empuje al sector primario, la necesidad de medios de carga aumenta y con
ello el interés de las compañías de extender los circuitos. El incremento resultante
en la oferta de transporte, como alternativa a las carretas, significa un cambio en
los conceptos espaciales en el sentido de que modifica las distancias y acentúa
la importancia de los puestos ferroviarios, las estaciones, que se convierten en

Año 6 N° 10 | FCECO | 396


Gómez Milo, T y Tchordonkian, S.. El complejo vial ferroviario argentino en el siglo XX... 393 - 421

cabeceras de poblados. Además, influye en la noción del mercado, sus magnitudes


y potencialidades. En este sentido, la reducción de los costos de los fletes, favorece a
los productores de una región núcleo (la pampa húmeda), muy vasta, a los que pone
en contacto con los mercados locales y les facilita los vínculos con el mundo.
Las inversiones en el sector crecen en las décadas de 1860 -70. A partir de entonces se
tiende a integrar circuitos provinciales marginales, con el área núcleo. Se establecen
contactos con el sur de Buenos Aires, con Rosario y Córdoba y más allá con Tucumán
y Mendoza. El impulso ferroviario moviliza la actividad de los ingenios tucumanos
y de los bodegueros mendocinos, los que quedan vinculados al mercado litoral. El
azúcar del norte y el vino, las frutas secas, y las conservas cuyanas, todas actividades
que gozan de protección, se comercializan en Córdoba, así como en Rosario y Buenos
Aires puntos de entrada y salida de la producción nacional y de ingreso de las
importaciones.
La peculiar conformación del sistema ferroviario en su conjunto, pone así de relieve
la importancia de la capital del país, punto de confluencia de las líneas troncales y sus
extensiones. Partiendo del puerto, la provincia homónima se revoluciona: la densidad
de vías por kilómetro cuadrado en el momento de mayor apogeo, es equivalente a
la de Inglaterra. Si se avanza en la comparación, se concluye que la escala relativa
y el impacto económico de este caso supera al inglés, pues se trata de un país de
escasa población y carente de industria pesada. 3 Esta situación de densidad de vías,
y por ende de densidad de tráfico, es producto de la ausencia de caminos vecinales
que faciliten el traslado de los productos agrícola ganaderos desde los campos a las
estaciones. De allí los reclamos permanentes de terratenientes y arrendatarios que
demandan la apertura de nuevos ramales. Por otro lado, los inversores británicos a
través de sus agentes juegan un papel importante en la solicitud de concesiones que
presentan en los despachos oficiales hasta las últimas décadas del siglo XIX. Están
convencidos de que los alimentos de calidad producidos en los campos argentinos
tendrán una demanda permanente en Europa y en el mercado británico en particular,
y de esto se desprenderán buenos negocios y excelentes beneficios a futuro. A la
par del Estado nacional, las provincias con posibilidades exportadoras van también
haciendo concesiones a consorcios ingleses y franceses, cuya presencia se consolida
en el país. Esto deriva en un sistema compuesto por diferentes tipos de trochas que,
si bien no atraviesan las mismas regiones, dificultan la integración y la posibilidad de
compartir operatividad al interior del territorio argentino.
Esta conjunción de intereses de la que participaban comerciantes, terratenientes,
inversionistas ligados a fabricantes ingleses, llevó a que los equipos ferroviarios
provinieran casi exclusivamente del Reino Unido. Esta dependencia estrecha
del mercado inglés tuvo efectos negativos en la provisión de equipos e insumos

3 Schvarzer (1999)

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 397


fundamentales como por ejemplo los vagones tolva, y pese al rol abrumador de
las exportaciones de granos tampoco hubo provisión de equipos periféricos como
elevadores en la campaña, en las estaciones y puertos para facilitar la carga a
granel.4Esas mejoras, que hubieran permitido aumentar la eficiencia del servicio,
recién se empezaron a aplicar muy lentamente hacia mediados del siglo XX.
El auge ferroviario encuentra su límite al fin de la Primera Guerra Mundial, cuando
la expansión agrícola pampeana alcanza su máximo y se entra en una etapa de
amesetamiento de la oferta. En esas circunstancias la capacidad instalada del
sistema ferroviario se enfrenta a la caída de la rentabilidad en términos de los niveles
alcanzados en la preguerra, cuestión que desalienta no sólo las acciones de mejora
y renovación de los equipos en uso, sino que además pone de manifiesto la voluntad
de las empresas de deshacerse del negocio.
El estancamiento en la expansión del sistema evidente en la pampa húmeda, queda
en parte compensado por los avances que el Estado nacional lleva adelante en el
resto del país con el interés de unir las capitales provinciales allí donde no llegan
los efectos del auge ferroviario promovidos por los capitales extranjeros. Pero la
integración territorial que se proponía conectar las zonas hasta entonces aisladas
para dar relevancia a los productores marginales, arrojó resultados magros. Si bien
en el interior del país creció el movimiento de pasajeros y el volumen de la carga
transportada, el sistema no alcanzó los niveles de rentabilidad que compensaran las
inversiones realizadas. 5

2. La vialidad
a) La agenda estatal
Mientras Argentina asiste a una acelerada extensión de los ferrocarriles, la red de
caminos permanece estancada en las condiciones de los siglos coloniales. Los criterios
de modernización de la dirigencia nacional, no involucran una transformación
profunda en ese plano. En tanto el ferrocarril se conforma como el principal
medio transporte, la red caminera continúa cumpliendo las funciones que habían
determinado su trazado originalmente.
Fue recién a partir de los años veinte del siglo pasado que el Estado nacional comienza
a destinar sumas crecientes del presupuesto al desarrollo del sistema, cuestión que
continúa a lo largo de la década siguiente coincidiendo con la crisis ferroviaria.6
Para entonces las empresas del riel sostienen que su decadencia se debe en gran

4 Schvarzer (1999)

5 Schvarzer (1999)

6 Gómez, Tchordonkian (2014)

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parte a la competencia desleal de los automotores.7 Lo concreto es que tras el crack


de 1929 no hay duda de que las economías nacionales se verán afectadas, y que los
países especializados en producción primaria deberán ajustarse a las readecuaciones
económicas generadas por los países centrales.
En Argentina los efectos del quiebre se sienten en los inicios de los años ‘30, con
las caídas de los ingresos por exportaciones. El cierre de los mercados mundiales
unido a la baja en la producción de la región pampeana representa un golpe a la
demanda de servicios ferroviarios de carga. Ante el cambio en las condiciones, las
respuestas empresarias de contracción de las inversiones en renovación de equipos,
se profundizaron. Esta situación se agravó con el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
La coyuntura imperante acelera la decisión de la dirigencia política argentina de
fomentar la construcción de caminos como alternativa para el transporte de cargas.
La institucionalización de esta idea se plasma en la sanción de la Ley 11658 que da
origen a la Dirección Nacional de Vialidad (1932) y partir de entonces se ejecutan
con celeridad cierto número de obras, que para el fin de la década dotan al país de
los trazados básicos de una red de caminos y rutas planificadas para integrar las
capitales de provincia y los centros de producción, y agilizar el acceso a los países
limítrofes, a los puertos y estaciones ferroviarias.8 Las obras concretadas desde 1933
en adelante, al cabo de siete años de gestión, muestran los resultados concretos de
aplicación de la ley.
Al comenzar los años ‘40 se señala con euforia que los avances en vialidad han
logrado tal importancia que, ante ellos, las situaciones de las décadas precedentes
son parte de un pasado lejano y superado.

b) Características del sector vial. Formas de gestión y estructuración


El diseño que va adquiriendo el sistema vial reconfigura el paisaje argentino a partir
de las posibilidades del tránsito que genera. En primer lugar, se destaca la importancia
de ciudades que por su ubicación obran como centros camineros y puntos bases del
sistema, a partir de los cuales se abren esquemas de circulación secundarios que, al
vincularse entre sí, aportan a una comunicación amplia, resolviendo al mismo tiempo
el acceso a las grandes ciudades y agilizan el tránsito interior. Buenos Aires, Bahía
Blanca, Rosario, Santa Fe, en el litoral; Córdoba en el centro; Salta y Resistencia en el

7 En 1907 la legislación reguladora de 1907 conocida como Ley Mitre incluyó una cláusula que imponía el aporte de las empresas fe-
rroviarias al armado de la infraestructura vial. Así lo establecía el artículo 8ª de esa Ley 5.315: “El importe del 3 % del producto líquido
(aportado por los Ferrocarriles) será aplicado a la construcción y mantenimiento de los puentes y caminos ordinarios de los municipios
o departamentos cruzados por la línea, en primer término, de los caminos que conduzcan a las estaciones y en proporción a la exten-
sión de vías en cada provincia.” Por tanto, los nuevos caminos (fueran mejorados, pavimentados o de tierra) realizados con los aportes
de las compañías de trenes, no tuvieron otro destino que los trayectos que empalmaban o conducían a las estaciones de ferrocarril.

8 El artículo 3º dice “que, al establecerse los caminos de la red troncal nacional, debe darse preferencia, entre otros conceptos, a los
siguientes: a los que unan las provincias y territorios nacionales, y a los que den acceso a los países limítrofes...” (Art. 3 Ley 11.658)

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norte, cumplen esa función. En el sur, las características peculiares de la Patagonia
imponen un concepto diferente. En lugar de centros camineros se trazan dos grandes
rutas longitudinales siguiendo la línea de la costa y de la cordillera, unidas por rutas
transversales, allí donde las actividades y los flujos locales lo hacen viable.
En cuanto al sistema vial interurbano en Argentina, queda dividido en tres
jurisdicciones, que son las encargadas de gestionarlo: a) red bajo jurisdicción nacional
(a cargo de la Dirección Nacional de Vialidad); b) red bajo jurisdicción provincial (a
cargo de las Direcciones Provinciales de Vialidad) y c) red bajo jurisdicción de las
comunas o municipios.
Al trazar la red nacional, los grandes caminos troncales toman en cuenta los
itinerarios ya fijados, y sobre ellos se construyen los primeros tramos de las distintas
rutas. Las obras sobre las que se trabaja en forma intensa y que para 1940 actúan
como colectoras del tránsito general son:
• La Ruta 9 que une Buenos Aires con Yacuiba (sur de Bolivia) pasando por Rosario,
Córdoba, Santiago del Estero, Tucumán, Salta y Jujuy; es la que registra los mayores
avances.

• La Ruta 3 que une Buenos Aires con Ushuaia pasando por Bahía Blanca, Viedma,
Rawson, Río Gallegos.

• La Ruta 7 que une Buenos Aires con Mendoza y la frontera. Esa ruta empalma con la
Ruta 8, que llega a Río Cuarto y Villa Mercedes.

• La Ruta 40 que desde el Paso Socompa (norte de Salta) llega a Río Gallegos. Recorre
el país de norte a sur junto a la cordillera.

• La Ruta 19 que va desde Santa Fe a Córdoba.

• La Ruta 38 que une Córdoba con Tucumán pasando por la Rioja y Catamarca.

No se puede dejar de señalar que las necesidades urgentes marcan el ritmo de


las obras. Como consecuencia de la crisis mundial, todo lo relativo a los accesos
a los puertos de embarque y a las capitales, recibe un tratamiento prioritario. Esto
determina avances en los caminos cuyos costos absorben una elevada proporción de
las inversiones anuales adjudicadas a la vialidad nacional.
Como resultado apreciable del conjunto de las obras encaradas, las capitales de
provincias y los territorios nacionales, quedan intercomunicados por caminos que
permiten el tránsito en cualquier tiempo sin que las distancias y los accidentes

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geográficos representen inconvenientes insalvables.9 En estas realizaciones los


aportes económicos y la gestión técnica de las provincias, juegan un rol fundamental.
• La integración regional10

En cuanto a lo estipulado por la Ley en lo vinculado al afianzamiento de los contactos


con los países limítrofes, todos los trazados se integran a la red troncal de carreteras.
Las rutas más importantes del país canalizan el tránsito internacional. El esquema se
conforma en base a cuatro rutas que adquieren el carácter de rutas panamericanas:
• la Ruta 9 que vincula Buenos Aires con Bolivia.

• la Ruta 7 que se extiende entre Buenos Aires- Las Cuevas (Mendoza) y llega a Chile.

• La Ruta 11 que conecta con Paraguay.

• La Ruta 14 que conecta con Brasil.

Para 1940, año que tomamos como referencia, el estado de las obras evidencia
avances dispares, producto de las restricciones internacionales. El trazado de la Ruta
9 registra los mayores avances (1000km) en el tramo hasta Salta, a partir de lo cual
allí se abre una discusión en torno a los mejores pasos de ingreso a Bolivia.11En la
ruta 7 se trabaja en el tendido de calzadas pavimentadas hasta Mendoza. Respecto
a la Ruta 11 de tierra, el trazado definitivo se posterga para la etapa siguiente y se
establece como punto de partida la ciudad de Rosario para ir costeando los ríos
Paraná y Paraguay hasta Clorinda, frente a Asunción. Hacia Brasil, el trazado parte
de Paraná, y arriba a Paso de los Libres, localidad donde se construye el puente
internacional sobre el río Uruguay, en cuyo extremo opuesto está ubicada la localidad
de Uruguayana. Esta obra de magnitud prevista para la década del ‘40 se completa
en 1945.12
En lo que se refiere al tipo de caminos, vale la aclaración de que recién a partir de
1938 comienzan a realizarse caminos de hormigón armado. Hasta entonces la regla
general es abrir caminos de tierra y en algunos casos, en trayectos cortos, de madera.

9 La Ingeniería (1940), julio, vol. 44, Nro. 789, p. 549.

10 Ver Mapas en Anexo

11 Los caminos del Plan internacional son la ruta 9 por La Quiaca y la variante por Yacuiba a donde llegaba el ferrocarril. En el acuerdo
firmado en febrero de 1941 entre los gobiernos de Argentina y Bolivia, se estipuló que Argentina anticiparía los fondos para la construc-
ción de la ruta en territorio boliviano que sería devuelto en petróleo.

12 La Ingeniería (1943) diciembre, nro.830, p. 1031. Son las cuatro rutas que integran el sistema panamericano. Ver mapa en anexo.

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A comienzos de los años ’40, la Red Vial Nacional cuenta con 40.514 kilómetros de los
cuales el 11% está pavimentado, el 21% es camino de ripio y el 68% restante, sigue
siendo de tierra.
Estas obras se financian con el Fondo Nacional de Vialidad, establecido por la Ley
11.658. En las condiciones en las que se ejecutan los proyectos, sin aportes externos el
funcionamiento de dicho Fondo es más que errático. Hasta 1943 no se implementa el
impuesto sobre los lubricantes autorizado por la ley, a lo que suma la discontinuidad
en los aportes del Tesoro Nacional. Es el impuesto a los combustibles la principal
fuente de ingresos para la construcción de caminos.13
Los Censos de Tránsito de la DNV registran los avances en la magnitud de la
circulación de vehículos automotores. Señalan que entre 1935 y 1940 la mayor
extensión de las rutas y las mejoras en transitabilidad posibilitaron un incremento
sostenido en la circulación de vehículos de carga y de pasajeros superior al 100%
(114,7%).14 La variación se explica en parte en el hecho que el automotor posibilita
acceder a puntos definidos en mercados de consumo locales, plantas industriales
y a lo que suma además el beneficio de las bajas tarifas, especialmente relevantes
en distancias medias y cortas. Al final de la década de 1930,el número de vehículos
de carga se ha incrementado hasta alcanzar las 107.900 unidades y el transporte
de pasajeros en todos sus rubros cuenta con 316.000 vehículos. En un contexto
nacional e internacional complicado se han puesto las bases de la segunda etapa en
la modernización del sistema de transportes.

II. El país industrial


La década del ‘40 nos permite apreciar la aparición de nuevas problemáticas
relacionadas con nuestro tema de estudio. Un hecho relevante es el proceso de
nacionalización del sistema ferroviario. En medio del estancamiento, el cambio en
la propiedad de las empresas pone fin al proceso de concentración y fusión de las
grandes compañías británicas, que se venía dando desde inicios del siglo.
Al nacionalizar los ferrocarriles en 1948, el Estado asume el gerenciamiento de una
red de 44.000 km, función que recae en la Administración de los Ferrocarriles del
Estado, bajo cuyo control quedan las líneas incorporadas a la estructura empresarial
pública.15 Este proceso de inclusión al ámbito público culmina en 1951, con el traspaso

13 Estas fueron algunas de las razones por las que hacia el final de la década del 30 se aumentaron los impuestos a los combustibles.

14 El primer escollo que se encuentra a la hora de describir al sector de transporte automotor en nuestro país es la falta casi absoluta
de estadísticas sectoriales. No se trata sólo del desconocimiento de los flujos de las mercaderías (datos que son conocidos en otros
países de la región como Brasil, Chile o Colombia, por ejemplo) sino también del tamaño del parque, la cantidad de empresas, el empleo
que el sector genera, etc. Eso no es menor a la hora de diseñar políticas públicas. Roberto Liatis y Jorge Sánchez(2011)

15 A los Ferrocarriles del Estado pertenecían 12.986km es decir, un 31% del total.

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de dos líneas menores, el Ferrocarril Provincial de Buenos Aires y el Ferrocarril


Correntino, con lo que casi todo el sistema pasa a manos del Estado nacional, que
gestiona, controla y regula el conjunto de los ferrocarriles hasta la última década del
siglo.16 Hablamos de casi todo, pues quedan fuera del contexto estatal los llamados
“ferrocarriles industriales o secundarios”, que alcanzan en conjunto una extensión de
3.044 km “destinados a servir al transporte en las zonas de los cañaverales, de los
quebrachales y de los centros mineros (canteras, salinas, etc.)”17

1. Ferrocarriles
a) Aspectos organizativos del transporte
El traspaso de los ferrocarriles a la administración pública no significa un cambio
radical en los aspectos organizacionales. Las empresas continúan operando en
forma separada como lo venían haciendo, con los equipos recibidos cuya renovación
constituye una dificultad siempre enfrentada a las restricciones presupuestarias y
a la escasez crónica de recursos. Debemos tener en cuenta que la empresa pública
incrementa el número de trabajadores, justificado por cuestiones políticas o
necesidades operativas. El crecimiento del empleo, en un contexto de salarios en
alza, incide en el aumento de los gastos de empresa estatal en que la que los ingresos
no llegan a compensar esas erogaciones, debidas en parte a la baja relativa de las
tarifas que no se subsanan con un crecimiento proporcional de las cargas.
Dada su relevancia, el tema del transporte ferroviario aparece entre los prioritarios
en los enunciados del Segundo Plan Quinquenal, pero en la práctica los aspectos
mencionados conforman una barrera difícil de sortear. La falta de divisas para
acceder a los mercados abastecedores de insumos, limita la puesta en práctica de las
mejoras previstas en torno a la reposición de equipos y materiales, la renovación de
las unidades para optimizar el funcionamiento del sistema en su conjunto y cubrir las
exigencias de la demanda.18 Los desequilibrios del sistema se agudizan por el efecto
agregado de la escasez de vagones, a cuya producción interna insuficiente se suma la
restringida provisión desde el exterior, lo que deriva la falta de una oferta adecuada
para responder a las necesidades locales.
Como consecuencia de esta suma de limitaciones, la carga transportada muestra una

16 A fin de profundizar en este aspecto, ver Schvarzer, Jorge; Salerno, Elena; Gómez, Teresita y Waddell, Jorge, entre otros. (1991)

17 Dagnino Pastore, Lorenzo y Donaldson, María Susana (1953), citado en Gómez (2013)

18 A modo de ejemplo, un documento del Ministerio de Transporte de la Nación, expediente Nª31258/52, da cuenta de pedidos de
construcción de una segunda línea en los que se les contesta que deberán dejarse para “un futuro mediato” pues no están incluidos
en el “II Plan Quinquenal que solo contempla las obras ferroviarias de imprescindible necesidad, dada la escasez de material férreo”.
(Gómez:2013)

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tendencia declinante en los decenios que siguen a la nacionalización. Los 30 millones
de toneladas anuales movidas por los ferrocarriles en la década del ‘40 se mantienen
con oscilaciones hasta mediados de los años cincuenta, y caen a casi la mitad (16
millones de toneladas) en los ’60 (1962) en medio de los conflictos ferroviarios y
la crisis económica. Superada la crisis (1964) se registra una leve recuperación que
ubica el movimiento en los 20 millones de toneladas, y los mantiene con altibajos
hasta los años ’80, en que se estabilizan en 14 millones que se mantienen con pocas
variantes hasta la privatización. De este modo el déficit operativo generado desde el
inicio, tiende a crecer con el paso del tiempo, sin revertirse.19
J. Schvarzer señala en su trabajo que la antigüedad y la falta de adecuación de
equipos e instalaciones fue un fenómeno presente hasta fines del siglo XX. Un
informe de la empresa del FFCC General Belgrano S.A.20señala que el 70% de los
10.000 kilómetros asignados a esta nueva empresa (FF.CC. Gral. Belgrano) creada
en los años ’90 cuando se desarticuló Ferrocarriles Argentinos, estaban afirmados
sobre tierra desde el origen. De los rieles tendidos sólo el 7% tenía menos de diez
años de vida, lo que da cuenta de una tasa de renovación de la longitud total de vía
del trazado inferior al 1% anual, prueba cabal del envejecimiento del sistema. En
el rubro material rodante, los datos no fueron mejores. Según un balance de 1960,
el 53% de las locomotoras a vapor con las que contaba la empresa estatal tenían
más de 45 años de antigüedad, es decir habían sido adquiridas antes de la Primera
Guerra Mundial, y sólo un 9% había sido fabricado con posterioridad a 1930. Si bien
se implementaron medidas para mejorar las vías troncales, renovar parte de las
locomotoras (la diesel suplantó finalmente a las a vapor), los coches de pasajeros y
vagones de carga, el estado de las vías condicionó la capacidad técnica muy agravada
hacia fines de los noventa.
En estas condiciones, el déficit de la empresa ferroviaria se convierte en un
problema que incide en el equilibrio del presupuesto nacional. Sumado a éste, la
espiral inflacionaria tiene efectos profundos para la empresa estatal. Las respuestas
tradicionales basadas en los ajustes de tarifas para cargas y pasajeros no aciertan
a modificar la situación. A fines de los años ‘50 se avanza en racionalización del
sistema, momento en que se impone la supresión de los ramales poco rentables, y la
privatización de ciertas actividades periféricas (traspaso del servicio de comedores,
venta de talleres que continúan trabajando como concesionarios para las empresas),
con el objeto de mejorar el funcionamiento operativo a la vez que disminuir el poder
de presión de los sindicatos. En ese contexto, se opera el desplazamiento de las
mercancías y los usuarios hacia los medios alternativos, camión y ómnibus, con lo

19 Schvarzer(1999)

20 Cinco años de gestión. Octubre de 1993- diciembre de 1998.Citado en Schvarzer (1999)

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cual las cuentas de la empresa siguen siendo críticas.


En el ámbito ferroviario como acabamos de señalar, cuenta también la fuerte
presencia sindical. En medio de los ciclos inflacionarios la actividad gremial crece
en demanda de aumentos salariales, y se radicaliza ante los intentos de reducción
de personal. Los conflictos exacerban los problemas en el campo político, dado el
carácter de empresa pública del ferrocarril. Lo prueban las huelgas masivas de 1951
y 1957, y más aún las de 1958 y 1961 en que la gestión radical propicia la militarización
de los ferrocarriles, hecho que deja huellas negativas en el funcionamiento de la
empresa durante mucho tiempo.
La inestabilidad en la conducción de la empresa agrega un factor más al deterioro
del sistema. En los 35 años transcurridos entre 1955 y 1990 dirigieron el organismo 40
presidentes, en promedio 10 meses de gestión cada uno. A diferencia de la dirección, los
niveles gerenciales muestran mayor permanencia, pero en un marco de inestabilidad
estructural la capacidad de decisión de los gerentes se ve muy limitada.21
A pesar de los cambios de gobierno, la disminución de aportes en inversiones físicas
sigue siendo un dato común. Las mejoras como respuesta a las presiones de los
usuarios, los sindicatos y los lobbies de proveedores no van más allá de las soluciones
urgentes de corto plazo. Esto afecta en forma sostenida al movimiento de cargas, a lo
que contribuye el aumento en la oferta de los camiones y la aparición de las grandes
tuberías para el transporte de fluidos como el petróleo y el gas. Entre los años 1991 y
1993, con un volumen de carga de 10 millones de toneladas anuales, un mínimo que
pone en cuestión la racionalidad de mantener este medio de transporte, la política
oficial se orienta a terminar con el déficit ferroviario, echando al cierre de ramales y
la reducción del personal.
El Cuadro nos permite entender la caída sostenida de la presencia ferroviaria en
el movimiento de la producción. El volumen de producto movido en los años ’30
por los ferrocarriles estatales en comparación con el sistema nacionalizado pone en
evidencia el cambio registrado en el sistema de transporte a nivel nacional.

Cuadro 1. Carga transportada anualmente (en millones de Tn-Km) Serie 1930-1990.

1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990

Estado 11.249 12.880 17.309 15.188 13.640 9.778 7.521

Total 11.249 12.880 17.309 15.188 13.640 9.778 7.521

Fuente: Comisión Nacional de Regulación del Transporte.

21 Schvarzer(1999)

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2. Infraestructura vial
a) El desenvolvimiento del sector entre 1940 y 1950.
El desarrollo vial en los años de 1940 se ve afectado, al igual que el ferroviario,
por la inflación de costos que generan las permanentes variaciones en los contratos
de construcción, y que tienen efectos directos sobre la continuidad de las obras. En
ese ámbito se da prioridad a los trabajos iniciados en la década anterior, como por
ejemplo a la Avenida General Paz (1941) que rodea a la capital del país, y a las obras
de envergadura evaluadas en función de necesidades nuevas o urgentes, como es el
caso de la Autopista Ricchieri (1947) que comunica la ciudad con el recién construido
Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini (Ezeiza).
En lo referido a las comunicaciones con países limítrofes, por citar algún hito de
importancia, en 1945 se inauguró el Puente Internacional desde Paso de los Libres en
Corrientes hasta Uruguayana en Brasil, destinado a tránsito carretero y ferroviario.
Vinculado directamente a la operatividad vial, el parque automotor enfrenta
situaciones complejas. Al finalizar la década de 1930 se contabilizan 107.900 unidades
destinadas a la carga, y el triple (316.000) al transporte de pasajeros en todos sus
rubros.22 A lo largo de la guerra cae sensiblemente la importación desde los países
industriales, y en consecuencia el auge registrado en los primeros años en Argentina,
se detuvo. Las fuentes consultadas dan clara cuenta de la disminución en los ingresos
al país de vehículos y autopartes, cuestión muy relevante en un contexto económico y
social, donde la demanda crecía sin que existieran posibilidades reales de reducír la
dependencia del mercado externo. Como contrapartida los Censos de Tránsito llevados
adelante por la DNV permiten realizar un seguimiento de la evolución del sector
automotriz yderivar de ello la incidencia en el servicio de transportes. Una mayor
flexibilidad en el armado de los circuitos apunta al ahorro del tiempo de traslado, y
en el caso particular del transporte de cargas reporta una ventaja ponderable en
ciertos sectores de la actividad que involucran productos perecederos como carnes,
cereales, pescados. Un factor no menos importante, es que el traslado en automotor
posibilita el acceso a puntos definidos en mercados de consumo locales, puertos de
embarque o plantas industriales,situación que se suma a los beneficios resultantes
de las bajas tarifas, especialmente relevantes en distancias medias y cortas.
En el contexto de las dificultades a las que nos hemos referido, a lo largo de los años
que median entre el inicio de la Segunda Guerra (1939) y la abrupta finalización del
segundo gobierno peronista (1955), es el transporte de cargas el que muestra mayor
dinamismo aun cuando su tamaño en términos de número de vehículos resulte
insuficiente en relacióna las superficies a transitar y al número de productores
y consumidores a atender. Culminada la guerra, el estancamiento en la oferta

22 Datos estadísticos en FIAT (1960) p.4.

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automotriz tiende a revertirse a partir de la reanudación de las compras en el


exterior en 1947, que compensan la caída de los años anteriores y moderan en cierta
medida el envejecimiento de los planteles. Sin embargo, las dificultades de pagos
en 1949 sumados al déficit de balanza comercial, no sólo afectan directamente al
rubro transportes sino también a las compras de insumosy bienes intermedios en el
exterior, cuestión central para el desarrollo de las industrias del sector, entre ellas,
la del neumático y la petrolera.
Los problemas arreciaron en la década siguiente. Desde 1954, y al menos por tres
años, el ritmo de expansión del sector se vio dificultado por la falta de recursos para
financiar los emprendimientos. El golpe militar de 1955 y la crisis institucional a la
que dio paso, interrumpieron la continuidad de los proyectos viales presentes en la
planificación del gobierno peronista y el accionar se redujo a las obras de mejora y
mantenimiento. Para 1960, la red vial pavimentada había crecido un 32%, en tanto
la mejorada registraba un salto del 93%.23 A partir de entonces, como correlato de la
expansión del transporte automotor el gobierno de Frondizi promueve la ampliación
sostenida de los trazados viales.
Si comparamos la longitud de los caminos con la red ferroviaria (alrededor de 44.000
kilómetros), en base a los datos que citamos más arriba, queda claro que el ferrocarril
domina el sector como medio de carga (con las limitaciones señaladas) y transporte
de pasajeros hasta los años treinta. A partir de entonces, la crisis del sistema se
evidencia en la pérdida de las zonas centrales del país en beneficio del transporte
automotor, capaz de hacer frente a la creciente demanda del sector productivo. Los
cuadros que siguen, son explícitos respecto a la importancia que va adquiriendo en el
transporte de carga, sea en mediana o larga distiancia (donde claramente compite con
el ferrocarril) así como en el transporte de pasajeros. Los datos con que contamos a
partir de 1950, son producto del trabajo estadístico llevado adelante por las Cámaras
de Automotores, que aparecen periódicamente en las publicaciones sectoriales.
Las cifras indican que, tanto en carga como en pasajeros, el automotor supera
al ferrocarril en los años cincuenta. Las medidas tomadas en beneficio del sector
ferroviario, como ya vimos, no tienen la incidencia esperada por lo que desde el
gobierno nacional se impulsa la compra de camiones y automóviles.
Según un informe de la CEPAL, en 1945 “apenas el 8% de las toneladas-kilómetros
se movía por camiones y en cambio, en 1955 la proporción llegaba al 30%”.24A fines
de 1948 en medio de la reanudación del comercio exterior, se suspenden los permisos
para compras de automóviles individuales y se priorizan los camiones de carga.
La realidad no cambia sustancialmente en los años que siguen. La necesidad de

23 Datos de FIEL, “La infraestructura vial en Argentina”

24 CEPAL (1959), p. 61.

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renovación de las unidades por parte del gobierno y los propietarios particulares es
un tema recurrente; se calcula que, por entonces, el 45% de los camiones en servicio
tenía más de 15 años de vida, tiempo excesivo en relación a la intensidad de su uso.25

Cuadro 2. Distribución de cargas transportadas


(En miles de toneladas)

Año Ferrocarril Automotor Automotor


(+de 60 km) (- de 60 km)

1950 32.849 50.398 94.425


1951 32.966 61.000 102.123
1952 29.677 48.339 94.325
1953 30.540 70.383 102.889
1954 31.042 73.540 105.624
1955 28.712 73.540 105.624

Fuente: ADEFA. Anuarios, 1966

Cuadro 3. Pasajeros transportados

Automotores
(corta, mediana y
Año Ferrocarril larga distancia)
1950 490.987 1.207.496

1951 524.837 1.312.505

1952 531.264 1.340.854

1953 541.053 1.398.699

1954 572.197 1.519.018

1955 578.636 1.563.512


Fuente: ADEFA. Anuarios, 1966

25 Ídem.

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b) Evolución, gestión y financiamiento de la infraestructura vial.


Durante los años 1954, 1955 y 1956 la obra vial se resintió por la carencia de fondos
para afrontar la acción constructiva que las necesidades del país requerían. Por su
parte, el golpe militar de 1955, y la consecuente crisis institucional, generaron un
contexto poco favorable a la inversión en el sector.26 Las estrategias adoptadas en los
últimos meses del gobierno militar pasan por la reformulación del marco de gestión,
una medida que parece dirigida más a sostener la permanencia del equipo existente
que a crear condiciones de posibilidad reales al próximo gobierno constitucional. Se
crea o reformula por Decreto 505/58 la nueva DNV y se amplía con el Consejo Vial
Federal, dependencia destinada al estudio de los problemas y la coordinación de las
propuestas sobre las obras necesarias y de interés común. El nuevo ente integrado
por el presidente de la DNV y los representantes de las vialidades provinciales
asume la responsabilidad de seleccionar las obras y estudiar los aspectos técnicos,
mientras la DNV se encarga de evaluar y gestionar las realizaciones. Asimismo, la
nueva Ley de Vialidad Nacional establece un mecanismo de financiamiento complejo,
con recursos provenientes de distintas fuentes e impuestos para los programas
viales: impuestos a los lubricantes, a las cubiertas, tasa impositiva adicional a las
propiedades beneficiadas, ingresos por de peaje, más los aportes del Estado nacional,
posibles líneas de crédito, etc.
En medio del optimismo resultante del impulso a la producción de petróleo y el
ingreso de las automotrices llevado adelante por el presidente A. Frondizi, ciertas
medidas adoptadas por el gobierno nacional afectaron de distinto modo el desarrollo
de las obras previstas. El gobierno democrático avanzó hacia la formación de un
Fondo vial complementario del existente, conformado con los gravámenes a los
vehículos discriminados por su tonelaje.27 Pero por otro lado la rebaja en el precio
de venta de la nafta común, y la derogación de las disposiciones relativas a la
recuperación de la totalidad del impuesto a los combustibles desde 1961, generaron
una significativa pérdida para los Fondos nacional y provinciales de vialidad, que
incidió en la continuidad de los trabajos encarados.
Entre idas y vueltas el balance de las décadas del 60 y 70 demuestra que la red
pavimentada se duplicó, sostenida en buena medida en los esfuerzos de las provincias
a las que se le transfirieron tramos de ripio y de tierra de las Rutas Nacionales. Como
resultado la Dirección Nacional de Vialidad pasó de administrar 57.056 kilómetros en
el año 1960 a 46.173 kilómetros en el año 1970. Estos avances se complementaron
con obras modernas que aceleraron el tránsito interregional, como el túnel subfluvial
Santa Fe-Paraná y los grandes puentes sobre los ríos Paraná y Uruguay, que

26 Memoria de la Cámara Argentina de la Construcción (2010).

27 Se gravaba vehículos cuyo peso bruto excediera las 12 toneladas.

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solucionaron el aislamiento de la Mesopotamia y facilitaron el acceso a los países de
la cuenca del Plata.
Paralelamente la declinación del servicio ferroviario acentuó el crecimiento del
transporte de cargas por camión, puerta a puerta, que exigía tareas de conservación
y mantenimiento vial permanentes.

Cuadro 4. Evolución de la Red Vial Nacional 1960-1990


Año Pavimento % Km Ripio % Km Tierra % Km Total
1970 20.778 45% 8.773 19% 16.622 36% 46.173
1980 26.475 70% 6.808 18% 4.538 12% 37.821
1990 28.017 76,4% 6.427 17,5 2.233 6,1% 36.677

Fuente: FIEL y DNV.

III. Argentina en Transformación


1. Infraestructura Vial
a) La modernización
Tras la crisis profunda de los años ’80 en la década siguiente se refuerza la caída de
la inversión en obras públicas. Al agotamiento de un modelo de financiamiento como
fue el derivado de los gravámenes sobre los combustibles, se sumó el colapso de gran
parte de la infraestructura vial en un momento de exigencias modernizantes. Una
suma de necesidades impostergables para salvar el estancamiento que arrastraba
el sistema desde mediados de los setenta, se puede resumir en conservación,
rehabilitación y mejoramiento de la red existente, además, por supuesto, de la
exigencia de nuevas construcciones en la medida en que se expandía la población y
el uso particular y comercial de los automotores.
Más allá de los aspectos relativos a la ingeniería vial, el cambio central en la última
década del siglo tiene vinculación directa con el paso de lo público a lo privado que
afecta a la economía en su conjunto. La reforma del Estado y la desregulación derivan
al sector privado la operación de los servicios públicos, teniendo a la eficiencia
empresarial como meta, en el marco de la política de transformación estructural de
la economía del país.
La creación del bloque regional Mercosur, y su impacto en el comercio interregional,
acelera la demanda de transporte carretero por encima de otros medios como el
ferrocarril y el fluvial (también privatizados). A través de las Ley de Reforma del Estado,
se decide dar en concesión de unos 9.000 kilómetros de rutas de la Red Nacional
por el Régimen de Concesión de Obra Pública (Ley Nro. 17.520), que representaban
alrededor de un tercio de la red pavimentada. Para el año 2000, de los 38.484 km que
comprendían la red vial nacional, el 81% se encontraba pavimentado.
En ese marco, las concesiones parciales de la red vial nacional, de los accesos

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a las ciudades de Buenos Aires y Córdoba y de tramos de rutas pertenecientes a


estados provinciales permiten que la irrupción del capital privado en la gestión vial,
impacte positivamente en la recuperación y ampliación de la infraestructura de un
país caracterizado por su extensa superficie, baja densidad de población y grandes
distancias entre las zonas de producción y los centros de consumo y los puertos.

2. Ferrocarriles
a) Desmembramiento del sistema ferroviario
Las reformas estructurales impactaron sobre el sistema ferroviario nacional de
manera profunda. La noción de eficiencia empresarial se tradujo en la decisión
política de reducir los costos de la empresa, para acabar con sus efectos sobre el
presupuesto público. Contrariamente a lo buscado el déficit se agudizó, el despido
de personal gerencial y técnico redujo la capacidad de respuesta de la empresa, a la
vez que se contrajo la oferta de transporte de carga y los ingresos derivados de ello.
Ambas variables (transporte e ingresos) cayeron a niveles mínimos.
El efecto se repitió en el transporte de pasajeros. Los viajes suburbanos de Buenos
Aires pasan de 350 millones en los años ochenta, a 200 millones entre 1991 y
199228 tema que coincide además con el deterioro en los niveles de ocupación.
Más allá de lo ilustrativo de estas cifras, la crisis del sector es palpable. Distintos
servicios interurbanos fueron suspendidos a comienzos de la década en beneficio del
transporte automotor y el avión, para cubrir distancias de hasta 2000 km. Cuando
los conflictos sindicales arreciaron, el gobierno mostró su decisión de liquidar el
problema ferroviario, sintetizando su postura en la frase: “ramal que para, ramal que
cierra.” Como medio de acuerdo y compensación el mismo gobierno entregó a la
Unión Ferroviaria (1993) el manejo del sistema de carga de la red de trocha angosta,
el Ferrocarril General Belgrano, que se siguió manteniendo en base a subsidios
estatales, dada la mínima carga y los servicios de pasajeros escasos.
Paralelamente se va desarrollando un proceso de privatización, complejo, con idas
y vueltas, que afecta al:

1. Sistema de servicios de pasajeros suburbanos en Buenos Aires, decisivo por sus efec-
tos sociales, que no puede afrontar los costos operativos sin aportes estatales. Esta
red, de 800 km, es dividida en cuatro empresas entregadas en concesión por separado,
contrariamente a lo que se hace en las ciudades del mundo donde el servicio trata de
unificarse.

28 En los años ’70 ascendían a 400 millones de viajes anuales.

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2. El servicio de carga que se divide en seis grandes redes: 4 de trocha ancha ya ins-
talada, una de trocha media y otra de trocha angosta. Estas concesiones no reciben
subsidios en tanto no prestan servicios de pasajeros.

3. Los ramales cedidos a las provincias para su explotación, al igual que los trenes de
pasajeros locales, deben ser financiados por los respectivos gobiernos que asumen la
responsabilidad sobre el saneamiento del déficit que pudiera generarse.29
Estas privatizaciones como señalamos, tuvieron marchas y contramarchas, en torno
a las renegociaciones en los plazos de los contratos, las firmas de nuevos convenios
con las empresas de servicios de pasajeros, la modificación de las tarifas, las
exigencias de inversiones, etc.

b) Las nuevas empresas de carga


Con los cambios se generó un panorama particular, en lo relativo a las empresas
de carga. De las nuevas empresas cinco se unieron en una cámara con la finalidad
de organizar la operatividad y la evolución del sistema. La red de estos cinco
concesionarios abarca 21.600 km, con un promedio de 4.300 km cubierto por cada
una de ellas.
Las cinco redes fueron tomadas por diferentes consorcios formados por grandes
empresarios locales asociados a operadores extranjeros (por exigencia de los pliegos)
y algunos socios menores. Tres de estos propietarios locales, utilizan los servicios de la
línea controlada para otras actividades propias. Uno de esos casos es el de Ferrosur30,
relacionado con el grupo propietario de la empresa de cemento Loma Negra, uno de
los mayores cargadores de la línea tanto para recibir materia prima como para enviar
el producto final hacia la ciudad de Buenos Aires, su mayor mercado de consumo. El
segundo, el Nuevo Central Argentino31,con una red que abarcaba buena parte de la
provincia de Córdoba a la que vincula con los puertos del río Paraná, es controlado
por la Aceitera General Dehesa. Esta empresa integra sus operaciones de producción
de aceite centradas en Córdoba con un puerto privado sobre el Paraná a través del
ferrocarril; desde allí se dirige al mercado externo. La tercera empresa, Ferroexpreso
Pampeano32explota el servicio en buena parte de la pampa húmeda y se conecta

29 La superposición de las concesiones obligaba a las provincias a pagar peaje por utilización de las vías a las empresas adjudicatarias.

30 Ferrosur brinda servicio de transporte de cargas en el circuito Cañuelas, Azul, Olavarría.

31 Nuevo Central Argentino,explota las cargas del ferrocarril B. Mitre desde 1992.

32 Ferroexpreso Pampeano, controla la operación de trenes de carga de parte de los ferrocarriles Roca, San Martín, Sarmiento y Mi-
tre desde noviembre de 1991.

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con los puertos de Rosario y Bahía Blanca. La empresa tiene vínculos con el grupo
Techint, que mueve la producción de acero. Estas conexiones han facilitado cierta
especialización de los servicios de carga, así como han activado las inversiones
necesarias para lograrlo.
Las empresas que comienzan a operar entre 1991 y 1994, recuperan parte de la carga
perdida en los años previos, pero no logran hacer lo mismo con los niveles reales de
ingresos. Las tarifas aplicadas (en términos reales) cayeron entre un 10 y un 40 por
ciento respecto a lo supuesto en las proyecciones realizadas en 1992 en el momento
de acceder a la concesión. En esta caída han incidido las nuevas condiciones del
servicio por carretera más competitivo en términos del mercado. Según los datos
elaborados por Ferrocámara el organismo que asocia a los concesionarios de
trenes de carga, durante 1997 las cinco concesionarias facturaron 180 millones de
dólares. Para lograr ese resultado hicieron inversiones en equipos y organización
que permitieron aumentar la especialización de las cargas, renovaron o instalaron
los sistemas de comunicaciones obsoletos y tendieron a concentrar los movimientos
del transporte sobre los corredores decisivos del sistema. Los fondos para inversión
surgieron de aportes de capital propios más recursos provistos vía endeudamiento.
La inversión realizada incluye erogaciones decisivas en actividades que prácticamente
no existían y no en tareas de renovación, lo que apunta a la modernización del sistema.
Un comentario del diario La Nación del 20-8-97, hace referencia a que siguen en pie
estaciones y pasos a nivel del ferrocarril donde las señales se transmiten mediante
lámparas de kerosén y en condiciones técnicas: “La antigüedad de los puentes y de las
vías, poco contribuyen al mejoramiento del sistema. Los trenes tienen que disminuir
su velocidad en algunos tramos con la finalidad de evitar accidentes.”
Las inversiones realizadas, de todos modos, no modifican el estado general de la
red. Las compras de equipos durante esos años, se concentran en materiales usados
que se suman al atraso de décadas del esquema argentino, y por ende no arrojan
los resultados ni la utilidad esperable del material más moderno, ni de un sistema
ferroviario acorde a los tiempos.

c) Carga transportada
Las estadísticas de cargas para 1997, muestran una variación importante en los
rubros respecto de las décadas anteriores, lo que nos permite hablar de una tendencia
hacia la especialización. El 45% del tonelaje total en la fecha citada, se origina en
productos agrícolas con un porcentaje importante de aceites, y otros derivados. De lo
restante el 29% se clasifica como materiales de construcción y entre ellos predomina
el cemento, y el clinker la materia prima para fabricar cemento portland. Estos dos
rubros explican las tres cuartas partes del tráfico total, lo cual muestra lo reducido
en cuanto a la variedad de la carga transportada. La empresa que más diversifica su
carga es BAP (Buenos Aires Pacífico), donde el 30% de los traslados corresponden a
productos agrícolas, el 21% a materiales de construcción y el 15% al petróleo.

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La especialización por productos coincide con la concentración de la carga a lo largo
de ciertos ejes ferroviarios: Mendoza-Buenos Aires, Olavarría–Buenos Aires, Rosario-
Villa María- General Deheza, Rosario-Buenos Aires y Bahía Blanca-General Pico,
que sostienen el tráfico del 60% de los 17 millones de toneladas movidas por los
concesionarios en 1997. Una serie de ramales tienden a abastecer a estos circuitos
mayores, y a otros menores de mínima significación.
A partir de estos años se impone el uso del ferrocarril para el transporte de
contenedores, desde y hacia el puerto de Buenos Aires, con escasa evaluación de las
potencialidades de ese servicio que permita ampliar el tráfico.
En síntesis, lo que se observa es una concentración de la actividad sobre algunos
ramales troncales. De la extensa red heredada, sólo algunas líneas operaron
efectivamente por esos años. Las mejoras parciales contrastan con el deterioro de la
infraestructura en amplias zonas de la red lo que conforma un círculo vicioso: el mal
estado de la red desalienta la producción, cuya caída a su vez reduce el incentivo a
ofrecer un servicio ferroviario eficiente. Esta situación que conduce al abandono de
la infraestructura de vías complica y encarece a su turno las posibilidades de realizar
los reemplazos exigidos para retomar un servicio de calidad.
En cuanto a puestas en marcha de nuevos circuitos en medio del incremento de
las autopistas, podemos citar la apertura el del Tren de la Costa, una extensión
suburbana de 15 km diseñada sobre una antigua traza desafectada en los años
sesenta. A lo largo de esta línea en la zona norte de Buenos Aires, se llevan adelante
una serie de emprendimientos comerciales e inmobiliarios modernos, relacionados
con el ocio y el mini turismo que evidencian intereses diversos, sin que eso signifique
la reconstrucción del servicio ferroviario en sí mismo.

d) Ferrocarriles - Vialidad. La integración regional, algunas consideraciones


Con la firma del Tratado de Asunción en 1991 entre Argentina, Brasil, Paraguay y
Uruguay, se formaliza el proceso de integración subregional, evento decisivo para la
integración del Mercosur, y su objetivo de afianzar los intercambios económicos en
base a la creación de una zona de libre comercio, una unión aduanera y un mercado
común entre los países miembros con el objetivo de promover la libre circulación de
bienes, servicios y factores de producción. Este bloque es la respuesta de la región al
mundo globalizado en la búsqueda de posicionamiento en el marco internacional a
través de la competencia interregional.
En cuanto al movimiento comercial, entre 1990 y 2000 el mayor crecimiento en
exportaciones lo mostró Brasil (486%), en tanto el comercio bilateral entre Argentina
y Brasil, representó el 75% de los flujos comerciales de la subregión, situación que
aumentó la importancia del transporte de cargas en la consolidación del mercado
entre ambos países. La participación del camión en el comercio al interior de la región,

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según datos de la CEPAL33 para el año 2000, es de un 24% en Argentina y un 21% en


Brasil. El mismo informe señala que el 96% del total de las toneladas transportadas
por vía terrestre entre los países del Mercosur se realiza por carreteras, en tanto lo
transportado por tren representa el 4% restante. Medidas en dólares las diferencias
son mayores: más de 8 mil millones de dólares corresponden a lo transportado
por carreteras, en tanto lo comercializado vía ferrocarril supera apenas los 100 mil
dólares. El mayor flujo del transporte automotor se realiza entre Brasil y Argentina
repitiéndose la misma situación en lo que hace a los movimientos de ferrocarril.
Estos dos sistemas de transportes se completan con los marítimos, que son los que
ofrecen mayores posibilidades de traslado de cargas. Argentina hace llegar a Brasil
por mar el 88% de sus exportaciones medidas en toneladas, mientras que por vía
terrestre envía solo un 12%. Brasil por su parte realiza por vía marítima el 67% de su
comercio con Argentina y por automotor un 21%.
Hacia fin de los noventa el comportamiento macroeconómico de la región sufrió
una serie de problemas consecuencia del impacto de la crisis del sudeste asiático,
la devaluación brasileña y la crisis argentina que retrasaron la conformación de la
unión aduanera y la consolidación de un mercado común integrado.

Conclusiones
Las transformaciones que presenta el sistema de transporte de cargas en Argentina
en los a lo largo del siglo pasado nos permiten ciertas reflexiones:
1. La expansión de los ferrocarriles a medida que los inversores británicos se retiraban
y el Estado se hacía cargo de su tendido y explotación, fue exitosa en cuanto a lograr
una mayor integración nacional atravesando zonas marginales. Sin embargo, desde el
punto de vista económico no se lograron resultados similares, puesto que la magnitud
de las cargas no generó niveles de rentabilidad óptimos. Por otra parte, el proceso de
nacionalización se encontró con dificultades propias de un sistema que requería un
reordenamiento y racionalización que el Estado no pudo generar.

2. Los porcentajes de productos transportados por ferrocarril y carretera, nos hablan


a las claras del potencial de ambos esquemas. De la producción de cemento trans-
portado, solo un 20% se hizo por ferrocarril y en rubros como granos y oleaginosas
llevó solo el 16% del total, mientras el 80% se transportaba en camión. Esto depende
ciertamente de los recorridos para llegar a destino, pero además está vinculado a
cuestiones de oferta. De todos modos, no debemos presuponer que el ferrocarril pue-
da llevar el 100% de esas cargas.

33 CEPAL (2003)

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3. Se observa una concentración del tráfico sobre algunos ramales troncales en el caso
del ferrocarril. De la extensa red heredada, sólo algunas líneas operan efectivamente
hacia fines del siglo XX. (Ver mapa en Anexo). Las mejoras parciales contrastan con el
deterioro de la infraestructura en amplias zonas de la red.

4. La sustitución del ferrocarril por la carretera no es privativa de América latina, donde


por cierto no ha habido una política dirigida particularmente hacia el sector. Los de-
fensores del ferrocarril consideraron durante mucho tiempo que este “abandono” por
parte de los gobiernos fue la causa de la superación de las vías por las carreteras.
Sin negar esta afirmación acerca de las responsabilidades gubernamentales seña-
lamos la necesidad de matizar los juicios taxativos que se formulan en ese sentido.
En Europa entre 1970 y 1990 la participación del ferrocarril cayó un 20%, en tanto el
transporte por automotor se incrementó en un 27%. En 1999 el 75% de lo transporta-
do entre los países europeos por vía terrestre se realizó por carreteras, mientras que
en el año 2000, el 96,2% del total del tonelaje del Mercosur, se realizó en camiones.

5. La concesión parcial de la red vial nacional, de los accesos a las ciudades de Bue-
nos Aires y Córdoba y de tramos de rutas pertenecientes a estados provinciales ha-
bilitó que la irrupción del capital privado en la gestión vial impactase en el recupero
y ampliación de la infraestructura de un país caracterizado por su gran superficie,
baja densidad de población y grandes distancias entre las zonas de producción y los
centros de consumo o puertos.

6. Estas concesiones tuvieron marchas y contramarchas por lo que no se puede concluir


que su concreción haya generado un mejoramiento notable del sistema de transportes
tanto ferroviario como automotor. A pesar de que el automotor moviliza aproximada-
mente el 92 % del transporte terrestre, es el sector del que se dispone menos informa-
ción. No se llevan registros sistemáticos sobre productos transportados, volúmenes,
origen y destino de los viajes lo que limita seriamente el establecimiento de políticas
públicas hacia el sector.

7. En los inicios del siglo XXI el comportamiento macroeconómico de la región sufre


una serie de problemas que afectan el desempeño del Mercosur, generando conflic-
tos entre los países miembros (impacto de la crisis del sudeste asiático, devaluación
en Brasil, recesión y dificultades de financiamiento en Argentina, etc.) no obstante
los avances registrados en el comercio. Queda por delante la implementación de la
unión aduanera y la creación de un mercado común integrado. En este sentido cobra
importancia el impacto del transporte de cargas en la consolidación de la subregión.

8. El desenvolvimiento del sector en el siglo XXI se explicará en parte por el compor-


tamiento analizado en los dos siglos anteriores, y por los efectos de la inestabilidad
política y económica en el ámbito nacional, y en buena parte también por el impacto
de los cambios y tensiones en el contexto regional, y en el internacional.

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Anexo
Distribución de las cargas transportadas (en miles de kilómetros)
Año Ferrocarril Automotor (Más da 60 km) Automotor urbano (Menos de 60 km)

1950 32,849 53,398 94,425


1951 32,966 61 102,123
1952 29,677 48,339 94,325
1953 30,54 70,383 102,889
1954 31,042 67,757 103,093
1955 28,712 73,54 105,624
1956 27,785 70,691 104,682
1957 26,872 72,194 105,763
1958 25,32 82,954 110,661
1959 26,798 74,483 110,06
1960 26,166 74,938 111,372
1961 21,964 79,486 118,702
1962 17,229 82,445 113,41
1963 16,313 83,576 109,23
1964 20,78 89,403 118,49
1965 23,407 96,285 130
1966 22,024 90,517 129,542
1967 16,822 96,15 130,7

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1968 19,833 98,6 133
1969 20,913 102,2 135,5
1970 22,123 106,901 141,733
1971 21,547 110,322 146,41
1972 18,318 112,95 147,3
1973 19,091 114,46 148,29
1974 19,122 109,44 137,01
1975 16,27 96,52 122,95
1976 17,788 101,3 119,8
1977 (1) (2) 20,169 98,84 117,25
1978 (1) (2) 17,159 97,4 114,5
Cita: Fondo
Documental
CISEA-
CESPA (Jorge
Schvarzer).
Serie 7.
Corporaciones
Empresarias.
Subserie 7.1.
Industriales.
7.1.11.16. ADEFA
(1979).
Industria
automotriz
argentina. p. 35

ADEFA. Anuarios desde 1980 a 2001


PARQUE AUTOMOTOR DE CARGA

Año Totales Año Totales


1976 993.197 1988 1.414.025
1977 1.046.111 1989 1.421.226
1978 1.064.588 1990 1.423.981
1979 1.098.740 1991 1.454.520
1980 1.169.705 1992 1.486.123
1981 1.241.114 1993
1982 1.302,527 1994 1.203.903
1983 1.329.569 1995 1.200.569
1984 1.362.666 1996
1985 1.374.295 1997
1986 1.399.496 1998

Año 6 N° 10 | FCECO | 420


Gómez Milo, T y Tchordonkian, S.. El complejo vial ferroviario argentino en el siglo XX... 393 - 421

1987 1.422.421 1999


2000 1.520.372

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 421


Año 6 N° 10 | FCECO | 422
Artículos

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 423


“Sujeitos de direitos”: o discurso sobre
a infância na construção das políticas
assistenciais no projeto Criciúma Criança
(1990-1992)1
“Sujects of rights”: the discourse on children in the
construction of assistance policies in the Criciúma Criança
project (1990-1992)
DOI: http://doi.org/10.33255/25914669/6101

Ana Carolina de Sá
https://orcid.org/0000-0003-2356-2121
Programa de Pós-Desenvolvimento Socioeconômico
Universidade do Extremo Sul Catarinense
[email protected]
Criciúma, Santa Catarina
Brasil

Ismael Gonçalves Alves


https://orcid.org/0000-0003-3580-9101
Programa de Pós-Desenvolvimento Socioeconômico
Universidade do Extremo Sul Catarinense
[email protected]
Criciúma, Santa Catarina
Brasil

Recibido: 28/12/2021
Aceptado: 10/05/2022

1 Este artigo faz parte do projeto intitulado “Cuidando das famílias pobres: a assistência social materno-infantil na região carbonífera
catarinense (1930-1980)” financiado pela Chamada Universal MCTIC/CNPq n. 28/2018.

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De Sá, C. y Gonçalves Alves, I. “Sujeitos de direitos”: o discurso sobre a infância na construção... 424 - 443

Resumo:
Neste trabalho temos como objetivo analisar os discursos sobre
infância pobre presentes nas políticas assistenciais do projeto Criciúma
Criança. O projeto, desenvolvido pelo poder executivo municipal, em
conjunto com instituições filantrópicas, buscou implementar ações
assistenciais voltadas as crianças pobres da cidade. Nossa pesquisa se
desenvolveu em torno dos documentos planejadores do projeto, sobre
os quais empregamos o método da análise do discurso proposto por
Michel Foucault, para quem o discurso é um importante instrumento
constitutivo dos regimes de verdade. Assim, ao analisar as fontes
selecionadas, identificamos como discursos excludentes sobre a
infância pobre foram base de políticas assistenciais infanto-juvenis
marcadas por noções elitistas sobre estas fases da vida.

Palavras-chave: infância, políticas assistenciais, Criciúma Criança,


assistência social

Astract:
In this paper, we aim to analyze the discourses on poor childhood
present in the assistance policies of the Criciúma Criança project. The
project, developed by the municipal executive power, in conjunction
with philanthropic institutions, sought to implement assistance actions
aimed at poor children in the city. Our research was developed around
the project planning documents, on which we used the method of
discourse analysis proposed by Michel Foucault, for whom discourse
is an important constitutive instrument of truth regimes. Thus, when
analyzing the selected sources, we identified how excluding discourses
about poor childhood were the basis of child and youth assistance
policies marked by elitist notions about these stages of life.

Keywords: Childhood. Cares policies. Criciúma Criança. social


assistance.

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1- Introdução
Visando à garantia de um suposto futuro promissor para as crianças e adolescentes,
a cidade de Criciúma, após o fim da ditadura civil-militar, procurou organizar
políticas sociais pensadas a solucionar uma questão considerada central por diversas
instituições e órgãos nacionais e internacionais, a infância considerada pobre. O ano
de 1990 foi marcado pela construção e implementação de uma política pública que,
com suas ações, buscava impactar na vida de distintos sujeitos sociais, criando as
condições necessárias para alcançar as diferentes dimensões cotidianas de meninas
e meninos que habitavam a cidade. O projeto Criciúma Criança foi desenvolvido
pelo então prefeito Altair Guidi, que juntamente com o envolvimento de inúmeras
secretarias de governo, coletivamente, produziu estratégias e políticas sociais que
visavam a melhoria da qualidade de vida das crianças e adolescentes, no acesso e
permanência nas escolas, na prática de cuidados higiênicos, na saúde, entre outros.
O desenho e o planejamento desta política pública se realizaram através de reuniões
semanais, com representantes das secretarias de saúde, educação e das instituições
privadas que também foram convidadas a participar da proposta. Essa relação entre
público e privado foi um importante instrumento na produção de políticas públicas
locais, garantindo o compartilhamento de responsabilidade com outros atores sociais,
desresponsabilizando o Estado pela exclusividade do processo, ou seja, segundo Alves
(2014), “com intuito de obter maior efetividade em suas ações assistenciais, o Estado
buscou o apoio de iniciativas privadas e filantrópicas desenvolvidas no âmbito local,
que em muitos casos foram o ponto de partida para as políticas nacionais.”.
Cabe ressaltar que no início dos anos 90 ainda não havia no Brasil políticas
assistenciais centralizadas e/ou efetivamente estabelecidas pela União, criando assim
as condições necessárias para a fragmentação e pulverização das políticas sociais,
bem como a crescente participação do terceiro setor em sua promoção e articulação
nas diferentes esferas da administração pública.
Seguindo o caminho da ampliação de direitos civis e sociais, no pós-ditadura, o
projeto Criciúma Criança buscava instituir na cidade mecanismos de salvaguarda
socioassistenciais que garantissem um futuro promissor para as novas gerações,
afinal, elas seriam as responsáveis pela manutenção da comunidade nacional.
Partindo desse entendimento, o programa implementava entre as camadas populares
diversas atividades de lazer, de ensino, e cuidados médicos, com a finalidade de criar
um vínculo de corresponsabilidade entre a administração pública e as crianças,
adolescentes e suas respectivas famílias, promovendo assim o desenvolvimento de
indivíduos considerados saudáveis. Assim, diante desta complexidade o artigo ora
apresentado visa identificar e analisar as políticas públicas de saúde e assistência
social previstas no projeto Criciúma Criança, bem como suas possíveis implicações
entre a população infantil da cidade de Criciúma.
Para dar conta desta problemática, nos debruçamos sobre o campo da história
da infância, que teve como importante marco as discussões fomentadas pelo

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De Sá, C. y Gonçalves Alves, I. “Sujeitos de direitos”: o discurso sobre a infância na construção... 424 - 443

historiador medievalista Philippe Ariès (1981), que em suas pesquisas apontou para
a complexidade dessa fase da vida e demonstrando a inexistência de um sentimento
a-histórico e único em relação à infância, diferenciando-a das atuais noções de nossa
sociedade. Além disso, o autor também destacou em sua obra a falta de empatia dos
familiares adultos com relação a esses indivíduos, pois havia uma percepção geral
de que essa fase da vida deveria ser rapidamente superada, colocando fim a um
momento de debilidade e animalidade da vida humana. Nesse contexto, as crianças
e adolescentes eram classificados a partir das denominadas “etapas da vida”, que
organizavam esse período de acordo com atividades e etapas em que esses sujeitos
se enquadravam. Aponta Ariès (1981):

A duração da infância era reduzida a seu período mais frágil, enquanto o filhote do homem
ainda não conseguia bastar-se; a criança então, mal adquiria algum desembaraço físico,
era logo misturada aos adultos, e partilhava de seus trabalhos e jogos. De criancinha
pequena, ela se transformava imediatamente em homem jovem, sem passar pelas etapas
da juventude, que talvez fossem praticadas antes da Idade Média e que se tornaram
aspectos essenciais das sociedades evoluídas de hoje (p. 10).

A partir do século XVI ocorre significativa mudança em relação à concepção da


infância, instaurando um novo sentimento no qual, aponta Ariès (1981), a criança “se
tornava uma fonte de distração e de relaxamento para o adulto, um sentimento que
poderíamos chamar de “paparicação”.”. Essa mudança solidificou o surgimento do
sentimento de proteção e cuidados com as crianças e adolescentes, que coincidiu com
o encerramento das famílias no espaço do privado, no interior de seus lares. Assim,
conforme apresenta Fabiana Oliveira (2008), “a família tinha sua vida totalmente
voltada para a comunidade, no entanto, a partir desse momento, a família se fecha,
tornando-se cada vez mais privada e substituindo funções antes desenvolvidas pela
comunidade” (p. 29).
A atenção focalizada nas crianças e adolescentes, pela família, suscitou a construção
de uma rede de cuidados para preservar a infância, colocando estes sujeitos no
centro de ações de preservação e prolongamento da vida. Neste cenário, a infância
passou a ser alvo de atenção de intelectuais, pedagogos, juristas, Estado e Igreja, que
passaram a perceber nas crianças potencial valor na manutenção das riquezas e da
ordem social.
Dessa forma, indivíduos que até então possuíam pouco valor em si passaram a
ocupar lugar significativo em ações políticas que visavam garantir o progresso social,
movimentando discursos que criavam uma criança e uma infância ideal. Ainda
que tenham conquistado maior reconhecimento retórico, em diferentes espaços
sociopolíticos, poucas foram as mudanças implementadas na realidade desses
sujeitos até o século XIX. As novas concepções referentes às infâncias possibilitaram a
separação entre o adulto e o infantil, entretanto, a conquista pelo direito das crianças
e adolescentes viria anos depois, como salienta Oliveira (2008).

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No que tange à questão dos direitos civis e sociais, as crianças e adolescentes foram
entendidos, em diferentes legislações, como sujeitos fundamentais de direitos apenas
no século XX. A preocupação direcionada à criança só se estabeleceu definitivamente
diante da realidade de precarização marcada por altos índices de mortalidade,
enfermidades e pela exploração do trabalho infantil. Como afirma Arend (2915) A
aplicação dos direitos à infância acontece em diferentes momentos do século XX, no
entanto, oficializa-se a partir da movimentação da Organização das Nações Unidas
em meados dos anos de 1980, quando se garantiram os princípios da igualdade, da
compreensão, do desenvolvimento, da liberdade, da dignidade e da integridade física,
mental e moral das crianças por meio da Convenção dos Direitos da Criança.
A construção desse documento promulgado em 1989 ocorreu baseado em
documentos antecessores que, por mais que garantissem os direitos às crianças e
adolescentes, os faziam de maneira universalizante e homogeneizante. Aponta Arend
(2015): “Destacam-se os exercitáveis durante a fase da vida denominada infância,
ou seja, o direito à alimentação, à educação, à saúde, à nacionalidade e a um nome
e patronímico” (p. 33). Com isso, os documentos partiram em busca dos direitos
relacionados diretamente às crianças e aos direitos heterogêneos (Arend, 2015).
Para compreender as interlocuções entre o projeto Criciúma Criança e a construção
de políticas públicas direcionadas à infância e adolescência na cidade de Criciúma,
esta pesquisa se baseia metodologicamente na Análise do Discurso de Michel Foucault
(1996), para quem “por mais que o discurso seja aparentemente bem pouca coisa, as
interdições que o atingem revelam, logo, rapidamente, sua ligação com o desejo e
com o poder” (p.10). Além disso, Foucault (Foucault, 1995) alerta que todo discurso é
marcado por enunciados que o antecedem e o sucedem e aponta para uma análise
da complexidade da formação de discursiva:

Trata-se de compreender o enunciado na estreiteza e singularidade de sua situação; de


determinar as condições de sua existência, de fixar seus limites da forma mais justa,
de estabelecer suas correlações com os outros enunciados a que pode estar ligado, de
mostrar que outras formas de enunciação excluem. (p. 31)

Assim, baseados nesta metodologia buscamos compreender os efeitos discursivos do


projeto na instauração de um modelo de criança e infância que buscou normalizar e
enquadrar diferentes arranjos familiares a uma perspectiva hegemônica de cuidados
infanto-juvenis.
Baseados nessa premissa, o objetivo geral deste artigo é o de analisar o discurso – e
também vozes – que instituíram por meio de políticas públicas a noção de infância
presente no projeto Criciúma Criança. Para isso, utilizamos documentos encontrados
no Arquivo Histórico Municipal da cidade de Criciúma/SC, no acervo referente ao
projeto Criciúma Criança. Dentre os documentos encontrados no Arquivo, foram
catalogados para este trabalho relatórios da prefeitura, produzidos no ano de 1990,
sendo eles: documentos bases do projeto, que contêm os aspectos basilares para a

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construção das ações assistenciais que seriam realizadas; atas de reuniões com todos
os representantes do projeto; cartilha informativa de toda a proposta, entre outros.
Entendemos que os documentos produzidos pelo setor público são importantes
elementos para compreensão do processo de institucionalização de direitos, por isso
consideramos que os documentos escritos são peças-chave na interpretação dos
processos históricos que formataram a vida de meninas e meninos no passado. Le
Goff (1990) aponta:

O documento é uma coisa que fica, que dura, e o testemunho, o ensinamento (para evocar
a etimologia) que ele traz devem ser em primeiro lugar analisados, desmitificando-lhe o
seu significado aparente. O documento é monumento. Resulta do esforço das sociedades
históricas para impor ao futuro – voluntária ou involuntariamente – determinada
imagem de si próprias. No limite, não existe um documento-verdade. Todo documento é
mentira. Cabe ao historiador não fazer o papel de ingênuo (p. 547).

Assim, compreendemos que a análise histórica se constitui a partir de uma perspectiva
pessoal do historiador, por meio de um problema que o mobiliza a compreender
determinados processos históricos. Desta maneira, com o intuito de compreender o
projeto Criciúma Criança este artigo apresenta mais dois tópicos e as considerações
finais. O primeiro trata da conformação socioeconômica e urbana de Criciúma ao
longo do século XX, priorizando a análise do espaço ocupado pela infância entre os
gestores da cidade até a estruturação e implementação do projeto Criciúma Criança
na década de 1990. Destacamos, ao longo de nossas análises, a importante relação
com o Estatuto da Criança e do Adolescente (ECA) e o projeto Criciúma Criança, que
naquele momento, pós-ditadura civil-militar, era um importante marco nacional de
respeito aos direitos de crianças e adolescentes.
No segundo item apresentamos e analisamos o projeto Criciúma Criança, abordando
a constituição dos direitos das crianças e adolescentes, a implementação do discurso
e como todo o projeto esteve alicerçado com a proposta do ECA.

2- “Crescendo Juntas”: o projeto Criciúma Criança como estratégia de


progresso
A cidade de Criciúma impulsionou seu avanço socioeconômico a partir da exploração
e produção de carvão mineral. A descoberta do carvão em seu território e a Primeira
Grande Guerra auxiliaram na estruturação das primeiras empresas mineradoras,
dando início ao ciclo de exploração do mineral no ano de 1917, com a abertura da mina
Paulo Frontin. Essa entrada no ramo carbonífero impulsionou o desenvolvimento
econômico e urbano da cidade, que posteriormente foi incorporada ao processo de
industrialização nacional.
O ápice da prática carbonífera aconteceu entre os anos de 1930 e 1960, quando a cidade

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foi efetivamente integrada ao cenário da economia nacional e despertando interesses
políticos e econômicos em diferentes esferas. Diante do processo de industrialização
nacional e a importância do carvão, o Governo Vargas instituiu a participação direta
do Estado na exploração, produção e exportação do minério. Acerca disso, declara
Teixeira (1995):

A atividade mineradora fica, desta forma, totalmente atrelada às decisões governamentais


que passam a monitorar e decidir sobre todo o processo de mineração, desde a
autorização para a pesquisa e a lavra do carvão mineral à definição das quotas de
produção, administração de preços e mercado (p. 59).

Na década de 1940, com as repercussões econômicas da Segunda Grande Guerra,


a cidade de Criciúma passou a ser denominada como “cidade do carvão”. Esta
continuidade da exploração carbonífera e o vínculo direto do Estado com as empresas
mineradoras colocou a cidade em um lugar econômico privilegiado, com isso, o
minério ocupou o primeiro lugar na lista de prioridades da classe política.
Devido à importância do mineral para a indústria nacional, a cidade de Criciúma,
durante muito tempo, se manteve atrelada quase que exclusivamente às atividades de
extração, o que por um longo período dificultou a diversificação de empreendimentos
econômicos, criando uma espécie de monopólio de famílias e grupos empresariais
carboníferos sobre os destinos da cidade. A partir de 1960, estabeleceu-se no país
um cenário de mudanças, impulsionado pela diversificação da economia nacional,
colocando o setor carbonífero diante do que viria ser uma de suas primeiras crises
econômicas. De acordo com Teixeira (1995), o rompimento com o “exclusivismo” da
mineração propiciou a diversificação dos setores econômicos, suscitando o surgimento
de novos meios de produção, provocando o descontentamento das famílias que até
então viviam da exclusividade da exploração do carvão mineral como sustentáculo
econômico da cidade.
Apesar dos pontos positivos proporcionados pela indústria carbonífera e seu avanço
socioeconômico, o processo de industrialização descontrolado também produziu
uma série de problemas socioambientais, ocasionados, em grande medida, pela
negligência da gestão política, acarretando a falta de infraestrutura básica como
moradias, abastecimento de água, saúde e educação, entre outros. Historicamente,
o setor carbonífero foi marco importante na inclusão da cidade de Criciúma na
economia nacional, concretizando uma identidade completamente voltada ao sucesso
do ouro negro. No entanto, a partir das décadas de 1970 e 1980, o carvão e todos
os seus problemas ambientais e sociais já não eram mais bem-vindos na cidade,
principalmente entre uma parte da elite local, que desejava forjar em Criciúma uma
outra identidade descolada da poeira negra deixada para trás pela exploração do
carvão.
Nesse contexto de mudanças destacou-se o arquiteto Altair Guidi, que em 1977, por
meio de uma aliança como Movimento Democrático Criciumense, conquistou seu

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De Sá, C. y Gonçalves Alves, I. “Sujeitos de direitos”: o discurso sobre a infância na construção... 424 - 443

primeiro mandato como prefeito da cidade, elegendo-se novamente no ano de 1988.


Esta nova conjuntura política procurou apagar os problemas históricos relacionados
à indústria carbonífera que durante muito tempo assolavam a população e o meio
ambiente local.
Assim, aproveitando-se das comemorações do centenário da colonização, que
ocorreriam no ano de 1980, uma das primeiras intervenções de Altair Guidi na
modernização da cidade foi a remodelação urbanística e identitária de Criciúma. Com
o intuito de modificar a identidade citadina, até então ligada às atividades carboníferas,
o prefeito se utilizou da retórica da diversidade étnica e cultural como nova marca da
identidade criciumense. Conforme Cardoso (2011):

O poder público municipal percebeu no Centenário um momento ímpar para recontar


a história criciumense. Seria o momento de desvincular a cidade de sua identidade
carbonífera. Nesse sentido, a nova identidade apresentada à cidade no período de
seu Centenário estaria pautada na etnicidade, centrada nos grupos formadores de
Criciúma (p. 34).

Em meio a esse processo de mudança identitária da cidade, a própria indústria do
carvão passava também por uma nova crise econômica, enfraquecendo politicamente
suas tradicionais elites, e abrindo caminho para outras, supostamente mais modernas
e dinâmicas. A redução da exploração e produção do minério provocou o aumento
do desemprego e fortalecimento da desigualdade social, atingindo completamente o
segundo mandato do prefeito Altair Guidi. As estratégias pensadas pelo prefeito e sua
equipe gestora procuraram reconstruir a identidade da cidade a partir de uma série
de atividades que visavam apagar o histórico de poluição, epidemias e mortalidade,
sobretudo a infantil.
Com o objetivo de restaurar a boa imagem da região, o arquiteto se empenhou em
introduzir características consideradas modernas nos espaços urbanos da cidade,
demonstrando à população que Criciúma, naquele momento, caminhava rumo à
modernização. Entretanto, demonstrar esse progresso apenas no âmbito urbano
não era suficiente para o prefeito, sua intenção era também atuar no cotidiano
biopsicossocial da população. Partindo disso, Altair Guidi procurou repensar as
questões sociais, voltando-se à ampliação das atividades no campo da assistência.
Historicamente, no campo da assistência, os cuidados materno-infantis na região
carbonífera foram pensados a partir do discurso médico estigmatizante, que
intervinha diretamente no meio familiar, atingindo em especial as mães das famílias
mineiras. Tanto em Criciúma como em outras cidades do país, as mães eram as
personagens mais culpabilizadas pelo alto índice de mortalidade infantil, pois eram
tradicionalmente entendidas como únicas responsáveis pelo bem-estar familiar.
Com a finalidade de constituir um novo discurso dentro do campo assistencial, o
governo de Altair Guidi redirecionou no início da década de 1990 essa atenção às mães,

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 431


que passaram a ocupar um novo espaço na modernização da cidade, os cuidados de
saúde, educação e bem-estar baseados na observação dos direitos infanto-juvenis
garantidos na Constituição de 1988. Para o prefeito, as ações assistenciais deveriam
atingir diretamente as crianças e adolescentes pobres da cidade de Criciúma, por meio
de atividades educacionais e de saúde, nas diversas esferas, abrangendo diversas
áreas de sua existência.
Para dar conta dessa empreitada, Altair Guidi, auxiliado por especialistas dos campos
educacionais, assistenciais e salutares, elaborou o projeto intitulado Criciúma Criança,
implementado no ano de 1990, em parceria com diversas secretarias municipais e
instituições privadas e filantrópicas da região. Em um primeiro momento, para a
materialização de tal programa, se fez necessário uma análise minuciosa acerca das
questões infanto-juvenis que mais se encontravam negligenciadas. O funcionamento
do projeto se ancorava em três aspectos elementares para o desenvolvimento dos
sujeitos, sendo eles: aspectos filosóficos, científicos e legais.
Diante disso, um ponto relevante se destaca já no primeiro parágrafo do documento
norteador do projeto (Criciúma Criança, 1990), que afirmava: “Um dos grandes
desafios ao desenvolvimento nos próximos vinte anos será o de alcançar os grupos
populacionais mais pobres e de criar condições para que melhorem suas próprias
vidas. Sem educação, esse desafio será muito maior.”.
A base legal do documento planejador era a estrita observância dos direitos das
crianças e adolescentes, garantidos no recém-promulgado Estatuto da Criança e do
Adolescente2(ECA). Nos aspectos filosóficos, o tema em destaque foi a educação e
saúde, sendo destacada a necessidade da melhoria na educação às crianças, afinal,
como destacado no documento (Criciúma Criança, 1990):

A proteção da saúde e da educação das crianças de hoje é o mais básico dos investimentos
na capacidade física e mental da próxima geração e, portanto, no desenvolvimento
social e econômico das sociedades. Uma saúde melhor, melhoraria a frequência e o
desempenho escolar; uma melhor escolaridade levaria a uma maior produtividade.

Melhorar a qualidade da educação para as crianças garantiria o progresso social


e econômico da cidade, assegurando a reprodução efetiva de uma mão-de-obra
educada e ordeira, evitando romper com o ciclo do capitalismo de acúmulo de
capital. Assim, seguindo outras políticas existentes no país, o público-alvo do
projeto Criciúma Criança eram as famílias pobres, que por meio do acesso à saúde
e educação, consideradas desde a Constituição de 1988 direitos fundamentais,
conseguiriam ultrapassar os limites da pobreza para contribuir efetivamente com o

2 O Estatuto da Criança e do Adolescente foi um documento promulgado no ano de 1990 com o objetivo de garantir e assegurar os
direitos fundamentais da criança e do adolescente. Esse documento foi constituído após diversos debates e reinvindicações de inúmeros
movimentos sociais.

Año 6 N° 10 | FCECO | 432


De Sá, C. y Gonçalves Alves, I. “Sujeitos de direitos”: o discurso sobre a infância na construção... 424 - 443

desenvolvimento do país. Sobre o campo da educação como resolução de todos os


males, Oliveira (2008) analisa:

A escola passou a ser vista como uma forma de cura para os males sociais, sendo a
única possibilidade de remediar os males ocasionados pela pobreza e a mistura de
raças. As escolas então passaram a funcionar como verdadeiras clínicas e hospitais para
salvaguardar a geração futura e assegurar o desenvolvimento do país (p. 36).

Diante dos novos direitos garantidos na Constituição, os direitos básicos da criança


presentes no documento alinham-se com a “Declaração Universal dos Direitos das
Crianças”3, que asseguram a educação, saúde, moradia, cuidado, lazer e alimentação.
Além disso, podemos perceber que o projeto modernizador da cidade também esteve
relacionado à observação do Estatuto da Criança e do Adolescente (ECA), adotando-o
como balizador de parte de suas políticas públicas. O ECA foi promulgado no dia 13
de julho de 1990, tornando-se a principal lei acerca dos direitos da infância brasileira
(Rizzini, 2011a). Um dos princípios que também concebe uma ligação entre o projeto
Criciúma Criança e o ECA seria o da municipalização do atendimento, presente no
Art. 88 do primeiro capítulo (Brasil, 1990):

Municipalização do atendimento; Criação de conselhos municipais, estaduais e nacional


dos direitos da criança e do adolescente, órgãos deliberativos e controladores das ações
em todos os níveis, assegurada a participação popular paritária por meio de organizações
representativas, segundo leis federal, estaduais e municipais; Criação e manutenção
de programas específicos, observada a descentralização político-administrativa;
Manutenção de fundos nacionais, estaduais e municipais vinculados aos respectivos
conselhos dos direitos da criança e do adolescente; Integração operacional de órgãos
do Judiciário, Ministério Público, Defensoria, Segurança Pública e Assistência Social,
preferencialmente em um mesmo local, para efeito de agilização do atendimento inicial
a adolescente a quem atribua autoria de ato infracional; Mobilização da opinião pública
no sentido da indispensável participação dos diversos segmentos da sociedade.

Partindo disso, as estratégias pensadas pelo projeto Criciúma Criança buscaram


observar os direitos para as crianças e adolescentes. No entanto, ao assegurar a
observância de tais direitos, a prefeitura buscava também construir discursos com o
objetivo de direcionar as crianças e adolescentes para um suposto futuro promissor
traçado pelas figuras políticas e filantrópicas da cidade. Rizzini (2011ª) aponta que

3 A Declaração Universal dos Direitos das Crianças passou a vigorar a partir do dia 20 de novembro de 1959. Esta declaração possuiu
importante papel no desenvolvimento de outros documentos que garantem e asseguram os direitos fundamentais das crianças e ado-
lescentes. O Estatuto da Criança e do Adolescente (1990) foi constituído a partir dos direitos presentes nesta declaração.

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 433


proporcionar essa assistência e cuidado se tornava também uma manobra da elite
criciumense na preservação de suas posições e poder, a elite dominante sempre
buscou estabelecer acordos para se manter no poder, em vista de preservar e ampliar
seus privilégios.
No próximo tópico analisaremos os discursos sobre a criança e adolescência presentes
no projeto Criciúma Criança, que em grande medida serviram de base para políticas
assistenciais que visavam difundir entre a população pobre um ideal de criança e
adolescente almejado pelas elites locais e nacionais, a partir da instrumentalização
do ECA.

3- As políticas assistenciais e os discursos acerca da infância presentes no


projeto Criciúma Criança
O projeto Criciúma Criança começou a ser pensado por diversas secretarias e pelo
gabinete do prefeito por volta de 1990. A criação do programa e suas respectivas ações
foram estabelecidas por uma série de reuniões semanais das quais participavam
representantes das secretarias e entidades filantrópicas que foram convidadas a
contribuir no desenvolvimento e administração do programa.
Dentre as figuras responsáveis pela elaboração e administração do projeto
estavam: o prefeito Altair Guidi; o vice-prefeito Ademir Uggioni; o secretário de
Gabinete/Planejamento e Coordenação Geral, Nilson Simon Nandi; o secretário
de Desenvolvimento Urbano e Meio Ambiente, Luiz Baldin; o secretário de Saúde
e Desenvolvimento Social, Elias Scheidt; o secretário de Finanças, Bertholdo Arns;
a secretária de Educação e Cultura, Vera Maria Silvestri Cruz; o secretário de
Administração, Ênio Coan; a responsável pela Associação Feminina de Assistência
Social de Criciúma (AFASC), Sandra Zanatta Guidi; o responsável pela Assessoria
Especial Unicef, prof. Antenor Manoel Naspolini, e a responsável pela Fundação
Educacional de Criciúma (FUCRI), Célia Rovere Canarin.
A gestão administrativa do projeto buscava encontrar um caminho para solucionar o
que acreditavam ser um problema social, a infância pobre. O discurso que classificava
a infância um problema social estava vigente desde meados da Primeira Grande
Guerra. Os reflexos da guerra nas questões sociais atingiram diretamente as famílias
desfavorecidas e, consequentemente, as crianças. Partindo dessas dificuldades em
manter a ordem e o desenvolvimento social, a urgência na recuperação de um futuro
social promissor na sociedade abriu portas para a preocupação de médicos, políticos
e advogados com as camadas populares, figuras que acreditavam que a ordem social
dependia da capacidade do governo de resolver efetivamente tais agraves, em especial
a infância (Wadsworth, 1999).
Em vista disso, as ações constituídas pelo programa Criciúma Criança alinharam-
se diretamente com a Declaração Universal dos Direitos das Crianças, do ECA e da
Constituição de 1988, buscando desenvolver principalmente três áreas: a saúde, a

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educação e a ecologia. O objetivo de propor tais ações direcionadas às crianças e


adolescentes significava uma estratégia de assegurar os direitos sociais e ao mesmo
tempo a utilidade desses indivíduos na manutenção social de Criciúma.
Tais questões podem ser encontradas no “Documento Base” do projeto, que foi
pautado em três aspectos: os filosóficos, os científicos e os legais. Esses aspectos
determinavam um ideal de infância necessário para a manutenção do progresso
social, ou seja, determinavam características consideradas ideais para a infância e
adolescência esperadas pela elite criciumense. No discurso do projeto, a criança ideal
era aquela bem cuidada biológica e moralmente, que devido a esse zelo fosse capaz
de se tornar um adulto totalmente integrado na ordem social vigente e, sobretudo,
produtivo e dedicado ao mundo do trabalho. De acordo com o documento base do
Criciúma Criança (1990):

A sociedade exigirá que a criança seja, mais tarde, um adulto bem integrado, capaz de
usar de modo benéfico, favorável às outras pessoas, todos os seus atributos, só que é
preciso ter em conta que nos primeiros anos, que são os momentos decisivos de seu
desenvolvimento, tais atributos dependem muito mais dos outros do que da própria
criança.

Essas exigências, impostas pelo discurso de ordem social, surgem da necessidade


de estabelecer e assegurar que a infância pobre não fugisse de seu papel social de
bom cidadão, o papel que futuramente seria imprescindível na manutenção social,
urbana e econômica. Rizzini (2011b) afirma que a classe dominante e o governo viam,
na infância, uma oportunidade de efetivar o controle da população pobre a partir das
políticas públicas dirigidas às crianças e adolescentes. Assim, garantir que a infância
pobre permanecesse controlada de acordo com as normas burguesas, como aponta
Alves (2017), significava “resguardar o próprio desenvolvimento da nação, pois a
imagem que se divulgava da criança estava intimamente ligada à noção de progresso
e de cidadania” (p. 124).
Levando em consideração que o ano de 1990 foi um marco importante na garantia e
conquista dos direitos à infância, a construção e implementação de documentos oficiais
que garantissem os direitos das crianças e adolescentes auxiliaram diretamente na
constituição do projeto Criciúma Criança. Com isso, o projeto pautava-se nos direitos
fundamentais da criança e, como consta no “Documento Básico” (Criciúma Criança,
1990), “o trabalho da Prefeitura Municipal de Criciúma a ser desenvolvido terá,
portanto, como princípios basilares os seguintes direitos fundamentais da criança: o
direito de ser; o direito de pensar e o direito de viver.”.
Todos os direitos fundamentais no projeto buscavam adequar estes sujeitos à
manutenção da ordem social, pois a criança era concebida como “um recomeço da
humanidade, uma nova partida de rumo ao infinito, uma parcela do espírito humano
que poderá ser o repositório de uma nova mensagem ou nascedouro de um tempo para
todos os seres humanos.” (Criciúma Criança, 1990). Considerar a criança uma espécie

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de recomeço da humanidade e reconhecê-la como sujeito de direito desde a mais
tenra idade garantiria que fosse reconhecida como “pessoa e tratada como tal, desde
o primeiro instante de vida. Só assim ela se desenvolverá correta e completamente
e contribuirá para o bem-estar e aperfeiçoamento da humanidade, integrando-se na
comunhão humana.” (Criciúma Criança, 1990).
Este discurso afirmava e determinava a criança como uma nova chance para o
progresso da humanidade. O projeto encontrava na assistência às crianças e aos
adolescentes uma estratégia para assegurar a continuação do desenvolvimento
socioeconômico, da preservação da ordem social e da reafirmação dos papéis sociais
esperados pela comunidade nacional. Portanto, ao garantir a observância dos direitos
civis e sociais para as crianças e os adolescentes, os articuladores do projeto Criciúma
Criança buscavam criar as condições para a reprodução do ideal de ordem baseado
no bom cidadão. De acordo com o documento (Criciúma Criança, 1990), “só a garantia
de que a criança tenha resguardado seus direitos levará a sociedade a ser mais justa
e permitirá a instalação de uma nova ordem social.”.
As ações propostas pelo projeto se relacionavam diretamente com as áreas de
assistência à saúde e à educação. A partir de dados coletados pela gestão administrativa
do projeto, os representantes do programa consideraram como urgência a resolução
de problemas em relação à educação e saúde das crianças e adolescentes da
cidade de Criciúma. Entre os anos de 1970 e 1986, Santa Catarina enfrentava uma
decrescente taxa de escolaridade que atingia a infância pobre, “em 1981 atendia-se
82,12% das crianças e em 1986 este índice baixou para 76,48%.” (Criciúma Criança,
1990). Visto isso, o projeto considerava que para enfrentar essa diminuição na taxa de
escolaridade seria necessária a ampliação de vagas nos espaços escolares. De acordo
com o documento-base do projeto Criciúma Criança (1990):

Para superar o problema do acesso, ações específicas de ampliação da oferta de vagas,


prioritariamente no 1° grau, devem ser concretizadas, conjugando um leque de esforços
que obrigue, desde os aspectos administrativos-financeiros, até os pedagógicos-
educacionais e assistenciais.

Entretanto, essa preocupação direta com a ampliação das vagas desconsiderava e/


ou ignorava os inúmeros problemas que atingiam a população pobre e que impediam
sua permanência no ambiente escolar. No entanto, mais que a dificuldade de acesso,
apontado no documento, o que impedia a continuidade dos estudos na década de 1990
eram os problemas de permanência, como por exemplo a dificuldade de locomoção
até as escolas, a falta de materiais escolares, comida e uniformes, que impactavam
diretamente no abandono escolar.
Ainda com relação à educação, outra preocupação que atingiu a gestão administrativa
do Criciúma Criança foi a reorganização curricular, pois, para os representantes, a
revisão do currículo era imprescindível na formação do trabalhador, como destaca

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o documento básico do projeto (Criciúma Criança, 1990): “é preciso ter presente


que, sendo o trabalho da vida humana, cabe à escola ter como referência básica, na
organização básica de seu currículo, a inter-relação entre educação e trabalho.”.
Partindo desse discurso, a concepção de escola pensada para atingir as crianças e
adolescentes presente no projeto, estava intimamente ligada ao processo de formação
de trabalhadores e trabalhadoras, dispostos a disciplinadamente sustentar os padrões
de reprodução do capital. O que se queria para os mais pobres não era uma escola
emancipadora, capaz de fomentar a igualdade e cidadania, conforme prescrevia o
ECA e a Declaração de Direitos da Criança, mas sim criar uma instituição de ensino
voltada para a disciplinarização da classe trabalhadora, como expõe o documento
(Criciúma Criança, 1990):

A escola começa a suprir sua função social de educar no momento em que o aluno
ingressa. Esta condição, a de ingressar, embora não suficiente para garantir a função
social da escola, é certamente necessária. Para as crianças oriundas das camadas de
baixa renda, a escola se constitui na única oportunidade de acesso ao saber sistematizado
do conhecimento.

O saber sistematizado do conhecimento, de acordo com os discursos do projeto


Criciúma Criança, estaria relacionado com a qualificação das crianças para a
realização de trabalhos diversos no momento em que fossem inseridas no mercado,
já na fase adulta. Essa qualificação não seria apenas profissionalizante, mas também
uma qualificação social. Assim, percebe-se que o discurso de inserção das crianças
pobres na escola seguia a intencionalidade de transformá-las em futura mão de obra
para a indústria nacional, sustentando com sua mais-valia o enriquecimento das
elites. De acordo com Faleiros (2011):

A estratégia de encaminhamento da criança pobre para o trabalho articula o


econômico com o político, referindo-se ao processo de valorização/desvalorização da
criança enquanto mão-de-obra, como se a desigualdade social fosse natural. Nessa
ótica, aos pobres e dominados caberia trabalhar, aos ricos e dominantes caberia dirigir
a sociedade (p. 34).

À vista disso, a preocupação com o acesso e permanência das crianças e adolescentes


pobres nos espaços escolares não seria outra coisa a não ser a preocupação com a
reprodução da mão de obra qualificada, a reafirmação da desigualdade e a segregação
das camadas populares.
No que tange à saúde, as ações foram instituídas a partir da análise dos déficits do
setor em Santa Catarina e da região de Criciúma. Através dessa análise, os responsáveis
pelo projeto destacaram sérios problemas na saúde da população pobre. No entanto,
estes problemas não eram novidade e atingiam a saúde das famílias pobres desde
os tempos que o carvão era a principal atividade econômica da cidade, quando o alto

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índice de mortalidade infantil foi um elemento presente e por vezes identificador da
região carbonífera.
Para os médicos puericultores que trabalhavam na região, nas décadas de 1940
a 1960, a mortalidade infantil estava associada à falta de condições sanitárias às
quais estavam expostas as famílias mineiras. Em suas narrativas, descreveram que
as moradias das famílias4 mineiras foram construídas em solo piritoso, em regiões
inadequadas para habitação, ocasionando inúmeras doenças infecciosas nos filhos
e filhas dos operários. Assim, como em décadas anteriores, as principais causas das
mortes destacadas no planejamento do projeto foram afecções originárias no período
pré-natal, seguida das doenças infecciosas e parasitárias e doenças do aparelho
respiratório (Criciúma Criança, 1990). O projeto Criciúma Criança (1990) previu que:

Considerada a problemática de saúde existente, o Criciúma Criança priorizará ações que


deverão implementar atividades relacionadas a promoção da saúde e prevenção das
doenças neste grupo. Para tanto faz-se necessário construção de Unidades Regionais de
Saúde Integradas aos Centros Educacionais Infantis, bem como a reestruturação da rede
básica existente.

A implementação de unidades de saúde integradas aos centros educacionais


auxiliaria no combate às doenças, afinal, por estarem próximas às escolas, as ditas
unidades facilitariam o trabalho do poder público de prolongar a vida e cuidar dos
corpos infantis a partir da participação médica no desenvolvimento dos sujeitos. Além
disso, o Criciúma Criança buscava acompanhar as famílias das camadas populares,
prestando consultoria sobre planejamento familiar, disponibilizando informações e
fornecendo métodos contraceptivos.
O intuito de instituir no interior das famílias informações em relação à necessidade de
um planejamento familiar constituiu-se a partir de uma percepção do discurso médico
e moralista, que percebia nas camadas populares um possível foco de insurreição
contra a ordem vigente, além de percebê-las como disseminadoras de doenças
infectocontagiosas. Essa percepção sempre esteve atrelada aos pobres urbanos,
conforme apontado por Donzelot (1980) ao analisar a fala de um moralista do século
XIX: “Enquanto a sociedade não começar essa reforma pela base, ou seja, através de
uma vigilância infatigável da educação da infância, nossas cidades manufatureiras
serão continuamente focos de desordem, de imoralidade e de insurreição” (p. 63).
Assim, é possível inferir que ações de saúde do projeto Criciúma Criança foram

4 Os principais médicos higienistas da região foram: Francisco de Paula Boa Nova Júnior e David Boianovisky. Ambos possuíram grande
participação na construção da rede de assistência direcionada às famílias operárias. Os discursos transmitidos pelos médicos afirma-
vam que o alto índice de mortalidade infantil estava relacionado às condições sanitárias precárias e na negligência e ignorância das
famílias na realização dos trabalhos de cuidados com seus filhos e filhas, sendo as principais culpabilizadas pelo entrave: as mães. A
partir desses discursos, os médicos procuraram constituir diversas ações assistenciais, juntamente com entidades filantrópicas e reli-
giosas, com o intuito de melhorar a saúde das famílias, diminuir a mortalidade e preservar a exploração acelerada do minério.

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pensadas com o objetivo de disciplinar as famílias, crianças e adolescentes pobres,


controle este que acontecia ainda no período de gestação das mulheres mães, que
eram observadas e examinadas por médicos e enfermeiras. O acompanhamento
familiar surgiu com o objetivo de criar condições para que a mãe pobre pudesse
gerar crianças saudáveis, através de atendimento médico, exames laboratoriais,
suplementação alimentar, estímulo ao aleitamento materno, entre outros. Todos
esses mecanismos de controle sobre as mulheres mães tinham por finalidade garantir
a reprodução de uma infância saudável moral e fisicamente, como afirma Donzelot
(1980): “Assistência às crianças em vez de assistência aos velhos, às mulheres e não
aos homens, pois, em longo prazo, esse tipo de assistência pode, senão render, pelo
menos evitar gastos futuros.” (p. 59).
Pautado nos direitos das crianças e adolescentes, o projeto Criciúma Criança difundia
um discurso controlador das camadas mais pobres, pois ao mesmo tempo em que
afirmava e assegurava a criança enquanto um indivíduo possuidor de direitos construía
discursos que enquadravam esses sujeitos a um ideal de criança e adolescente
almejado. Nisto Foucault (1996) discute que “[...] o discurso que pronunciava a justiça e
atribuía a cada qual sua parte; era o discurso que, profetizando o futuro, não somente
anunciava que ia se passar, mas contribuía para a sua realização, suscitava a adesão
dos homens e se tramava assim com o destino.” (p. 15).
Além das estratégias citadas acima, o projeto ainda difundia o direito da criança ao
lazer, pensando momentos de distração e divertimento, propondo diversas atividades
recreativas, culturais e premiações diversas. Conforme aponta Del Priore (2006),
as burocracias estatais “criam e recriam programas de atendimento, avaliações e
premiações, montando e remontando o espetáculo das compaixões” (p. 360) que
tinham por finalidade camuflar as desigualdades sociais. Assim, as premiações eram
utilizadas como instrumento de envolver as famílias e, ao mesmo tempo, subordiná-
las à lógica da concorrência, premiando aquelas que melhor se adequassem aos
objetivos do programa.
Os impactos das ações propostas pelo projeto Criciúma Criança estão presentes
no documento “Casulo Criciúma Criança”, pois para além de realizar atividades
socioassistenciais junto às famílias e infância das camadas populares era necessário
apresentar à população, principalmente as elites da cidade, os resultados alcançados
pelo projeto. Este segundo relatório, que viria a se tornar uma espécie de cartilha
futuramente - com a intencionalidade de alcançar diversos segmentos sociais -
apresentava de maneira clara como as ações pensadas e realizadas pelo programa
auxiliaram na melhoria social da população considerada pobre. Com isso, para
os gestores do projeto era importante apresentar, como apresenta o documento
(Criciúma Criança, 1991) “gráficos numéricos referentes às obras realizadas em cada
setor da administração [...], a fim de ilustrar com clareza os objetivos atingidos.”.
De maneira geral, o projeto Criciúma Criança possuía um discurso controlador
sobre os corpos das crianças e famílias pobres da cidade, pois estes grupos sociais

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eram considerados vulneráveis e especialmente perigosos. O documento (Criciúma
Criança, 1990) aponta que “este esforço é direcionado preferencialmente aos
centros comunitários e bairros da periferia”, que eram consideradas as áreas mais
precarizadas da cidade. Seguindo um discurso presente em todo território nacional,
para a elite criciumense o progresso citadino se ancorava na reprodução de infâncias
consideradas saudáveis – física e moralmente – pois só assim tais indivíduos, quando
chegassem à fase adulta, continuariam assegurando o avanço socioeconômico do
país. Acerca desta discussão, Ianni (1989) afirma que:

É curioso observar que essas análises não estabelecem uma relação evidente, mas
incômoda: que a prosperidade do capital e a força do Estado estão enraizadas na
exploração dos trabalhadores do campo e da cidade. Precisamente as vítimas das
“dificuldades agudas da fome, desnutrição, falta de habitação condigna e de mínimas
condições de saúde” (p. 147).

Assim, somente por meio de um discurso higienizado acerca da infância, acompanhado


de políticas públicas direcionadas às camadas populares urbanas, é que a ordem
social da cidade de Criciúma seria estabelecida. O domínio exercido sobre crianças e
adolescentes da cidade, através do projeto, alinhou-se a discursos que abordavam e
determinavam as crianças sujeitos de direitos, no entanto, todos os direitos que foram
garantidos se relacionavam com estratégias instituídas para forjar trabalhadores e
trabalhadoras ordeiros, e não sujeitos de direitos.
O corpo da criança pobre foi percebido como uma espécie de laboratório, ideal para
perpetuar o modelo de cidadão almejado pela classe dominante, como destacado no
documento (Criciúma Criança, 1991): “Sem dúvida, um incentivo aos novos valores é
um sinal evidente de que tecnicamente nossos esportes ganham uma nova feição,
criando profissionais em melhores condições de competir, apoiados por diversos
segmentos da sociedade”. Assim, discute Alayón (1995) sobre as ações de assistência
direcionadas às famílias pobres:

É preciso compreender, pois, que não se trata apenas de aumentar a produção, mas,
especialmente, de definir nas mãos de quem ficarão as rendas e a riqueza produzida.
Apenas aumentar os esforços de qualquer população, sem redefinir os critérios de
apropriação e redistribuição da nova produção obtida não é somente injusto e perverso –
tem, igualmente, o efeito de esterilizar o esforço, porque a população só alcançará “uma
participação mais equitativa” numas parcas migalhas (p. 114).

Voltar os olhos para a população pobre que receberia novas produções com o objetivo
de acalmar esses indivíduos seria uma nova estratégia afim de confundi-los, para que
essa camada não questionasse seus problemas e sobrecarga da produção. Dispor de
estratégias assistenciais para essas famílias foi a maneira encontrada para assegurar
que os pobres continuassem pobres, afinal, enquanto essa população permanecesse

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pobre e confusa os mecanismos de controle direcionados a essas famílias estaria


garantido (Alayón, 1995).
Sendo assim, a partir da realização de suas ações, o projeto Criciúma Criança se
tornou base norteadora na formação e disseminação de discursos que definiam
modos de ser e estar das crianças e adolescentes da cidade de Criciúma. A partir
desses discursos, os mecanismos de controle presentes nas estratégias do projeto
buscavam forjar e qualificar a infância para a realização e perpetuação dos trabalhos
produtivos, afim de assegurar o desenvolvimento socioeconômico da região.
O Criciúma Criança via na infância a oportunidade de consolidação da mão de obra
qualificada e da desigualdade entre as camadas, definindo o modelo ideal a ser seguido
pelas crianças e adolescentes, com o intuito de assegurar que esses indivíduos fossem
os futuros protagonistas do progresso da cidade. Dessa maneira, o Criciúma Criança
adentrou no interior das famílias pobres através das políticas assistenciais presentes
nas atividades realizadas, direcionando a infância aos sistemas de produção.

4- Considerações finais
A história da infância passou por diferentes alterações ao longo de distintos
processos históricos. Essas mudanças nas concepções psicossociais sobre infância
foram importantes instrumentos na construção e reinvindicação dos direitos. A
consolidação de tais documentos foram as bases norteadoras na constituição de
uma rede de amparo e assistência direcionada às famílias pobres. Historicamente,
no campo da assistência, os cuidados materno-infantis foram pensados a partir de
discursos médicos que buscavam instituir no interior das famílias, principalmente
aquelas oriundas das camadas populares, ações de cuidados que qualificariam as
crianças como sujeitos que futuramente pudessem contribuir com o desenvolvimento
socioeconômico do país.
O projeto Criciúma Criança, pensado durante o governo do prefeito Altair Guidi,
por meio das políticas assistências à infância, e por consequência à maternidade,
buscava entre as camadas populares urbanas da cidade de Criciúma um ideal de
criança e mãe de acordo com um país que se redemocratizava e buscava se inserir,
internacionalmente, como um país desenvolvido. O projeto vigorou entre os anos de
1990 a 1992, e contava com a participação das Secretarias da Saúde e da Educação,
entidades filantrópicas, além do próprio gabinete do prefeito, que por meio de ações
socioassistenciais buscavam garantir os recém-implementados direitos fundamentais
da criança.
No entanto, ao mesmo tempo que garantia direitos de crianças e mães, o projeto
difundia o modelo ideal de infância almejado pela administração pública criciumense,
que por sua vez combinaria com a nova fase da cidade, que abandonava as marcas
negativas do carvão, como a excessiva mortalidade infantil. Assim, as estratégias
propostas pelo Criciúma Criança atingiram diretamente as famílias pobres – grupos
prioritários desse tipo de intervenção social – com o intuito de reafirmar os “papéis

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sociais” e caminhos estipulados pelas classes dominantes e o Estado.
Buscando encontrar uma solução para o que acreditavam ser um problema social,
as classes dominantes transformaram a infância pobre em alvo de mecanismos de
controle, tornando as crianças uma alternativa de consolidar e perpetuar as ações
e discursos que fomentavam desigualdades e a reprodução da mão de obra, afinal,
sem a participação desses indivíduos o sistema capitalista encontraria dificuldades.
Mesmo pautado no discurso de melhoria na qualidade de vida da população pobre e
garantia dos direitos, foi possível destacar que o objetivo do projeto Criciúma Criança
era o de garantir a formatação de uma sociedade ordeira e produtiva, de acordo com
o ideal de progresso da região.
Por fim, destacamos que o projeto Criciúma Criança, assim como outros espalhados
pelo Brasil na década de 1990, buscava garantir entre as populações mais pobres
os direitos civis, políticos e sociais recém-adquiridos na Constituição de 1988. No
entanto, sua concepção norteadora não estava ligada a um projeto emancipatório,
individual e coletivo, mas sim à reprodução das desigualdades, por meio de serviços
socioassistenciais focalizados e sazonais que pouco contribuíram para as políticas
públicas de cunho social.

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“Sujetos de derecho”: el discurso sobre la
infancia en la construcción de políticas de
cuidado en el proyecto “criciúma criança”
(1990-1992)1
DOI: http://doi.org/10.33255/25914669/6102

Ana Carolina de Sá
https://orcid.org/0000-0003-2356-2121
Mestranda no Programa de Pós-Desenvolvimento Socioeconômico
Universidade do Extremo Sul Catarinense
[email protected]
Criciúma/SC
Brasil.

Ismael Gonçalves Alves


https://orcid.org/0000-0003-3580-9101
Programa de Pós-Desenvolvimento Socioeconômico
Universidade do Extremo Sul Catarinense
[email protected]
Criciúma/SC
Brasil.

Recibido: 28/12/2021
Aceptado: 10/05/2022

Resumen:
En este trabajo pretendemos analizar los discursos sobre la infancia
pobre presentes en las políticas asistenciales del proyecto Criciúma
Criança. El proyecto, desarrollado por el poder ejecutivo municipal,

1 Este artículo forma parte del proyecto titulado “Cuidado de familias pobres: asistencia social materno-infantil en la región carbonífera
de Santa Catarina (1930-1980)” financiado por la Convocatoria Universal MCTIC/CNPq n. 28/2018.

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De Sá, C.. “Sujetos de derecho”: el discurso sobre la infancia en la construcción de... 444 - 464

junto con instituciones filantrópicas, buscó implementar acciones


de asistencia dirigidas a los niños pobres de la ciudad. Nuestra
investigación se desarrolló en torno a los documentos de planificación
del proyecto, sobre los cuales utilizamos el método de análisis del
discurso propuesto por Michel Foucault, para quien el discurso es un
importante instrumento constitutivo de los regímenes de verdad. Así,
al analizar las fuentes seleccionadas, identificamos cómo los discursos
excluyentes sobre la infancia pobre fueron la base de las políticas de
atención infanto-juvenil marcadas por nociones elitistas sobre estas
etapas de la vida.

Palabras claves: infância, políticas asistenciales, Criciúma Criança-


Asistencia social

“SUJEITOS DE DIREITOS”: O DISCURSO SOBRE A INFÂNCIA NA


CONSTRUÇÃO DAS POLÍTICAS ASSISTENCIAIS NO PROJETO CRICIÚMA
CRIANÇA (1990-1992)

Resumo:
Neste trabalho temos como objetivo analisar os discursos sobre
infância pobre presentes nas políticas assistenciais do projeto Criciúma
Criança. O projeto, desenvolvido pelo poder executivo municipal, em
conjunto com instituições filantrópicas, buscou implementar ações
assistenciais voltadas as crianças pobres da cidade. Nossa pesquisa se
desenvolveu em torno dos documentos planejadores do projeto, sobre
os quais empregamos o método da análise do discurso proposto por
Michel Foucault, para quem o discurso é um importante instrumento
constitutivo dos regimes de verdade. Assim, ao analisar as fontes
selecionadas, identificamos como discursos excludentes sobre a
infância pobre foram base de políticas assistenciais infanto-juvenis
marcadas por noções elitistas sobre estas fases da vida.

Palavras-chave: infância, políticas assistenciais, Criciúma Criança,


assistência social

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“Sujects of Rights”: The Discourse on Children in the Construction of
Assistance Policies in the Criciúma Criança Project (1990-1992)

Astract:
In this paper, we aim to analyze the discourses on poor childhood
present in the assistance policies of the Criciúma Criança project. The
project, developed by the municipal executive power, in conjunction
with philanthropic institutions, sought to implement assistance actions
aimed at poor children in the city. Our research was developed around
the project planning documents, on which we used the method of
discourse analysis proposed by Michel Foucault, for whom discourse
is an important constitutive instrument of truth regimes. Thus, when
analyzing the selected sources, we identified how excluding discourses
about poor childhood were the basis of child and youth assistance
policies marked by elitist notions about these stages of life.

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De Sá, C.. “Sujetos de derecho”: el discurso sobre la infancia en la construcción de... 444 - 464

1. Introducción
Con el fin de garantizar un futuro supuestamente promisorio para los niños y
adolescentes, la ciudad de Criciúma, después del final de la dictadura cívico-militar,
buscó organizar políticas sociales destinadas a resolver un problema considerado
central por várias instituciones y organismos nacionales e internacionales, la
infancia considerada pobre. El año 1990 estuvo marcado por la construcción e
implementación de una política pública que, con sus acciones, buscó impactar la
vida de diferentes sujetos sociales, creando las condiciones necesarias para alcanzar
las diferentes dimensiones cotidianas de las niñas y niños que habitaban la ciudad.
El proyecto Criciúma Criança fue desarrollado por el entonces alcalde Altair Guidi,
quien, junto con la participación de numerosos departamentos gubernamentales,
produjo colectivamente estrategias y políticas sociales destinadas a mejorar la
calidad de vida de los niños y adolescentes, en términos de acceso y permanencia en
las escuelas, en la práctica del cuidado higiénico, en salud, entre otros.
El diseño y planificación de esta política pública se dio a través de reuniones
semanales, con representantes de las instituciones de salud, educación y privadas que
también fueron invitadas a participar de la propuesta. Esta relación entre lo público
y lo privado fue un instrumento importante en la producción de políticas públicas
locales, asegurando la corresponsabilidad con otros actores sociales, relevando
al Estado de responsabilidad por la exclusividad del proceso, es decir, según Alves
(2014), “com intuito de obter maior efetividade em suas ações assistenciais, o Estado
buscou o apoio de iniciativas privadas e filantrópicas desenvolvidas no âmbito local,
que em muitos casos foram o ponto de partida para as políticas nacionais”.
Cabe señalar que a principios de la década de 1990 aún no existían políticas
asistenciales centralizadas en Brasil y/o efectivamente establecidas por la Unión,
creándose así las condiciones necesarias para la fragmentación y pulverización de
las políticas sociales, así como la creciente participación de los terceros sector en su
promoción y articulación en las distintas esferas de la administración pública.
Siguiendo el camino de la ampliación de los derechos civiles y sociales, en
la posdictadura, el proyecto Criciúma Criança buscó instituir mecanismos de
salvaguarda de la asistencia social en la ciudad que garantizaran un futuro promisorio
para las nuevas generaciones, después de todo, serían responsables de mantener
la comunidad nacional. A partir de este entendimiento, el programa implementó
diversas actividades de esparcimiento, enseñanza y atención médica entre las
clases populares, con el objetivo de crear un vínculo de corresponsabilidad entre la
administración pública y los niños, niñas, adolescentes y sus respectivas familias,
promoviendo así el desarrollo de individuos considerados saludables. Así, frente a
esa complejidad, el artículo aquí presentado tiene como objetivo identificar y analizar
las políticas públicas de salud y asistencia social previstas en el proyecto Criciúma
Criança, así como sus posibles implicaciones entre la población infantil del municipio
de Criciúma.

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Para abordar este problema, nos centramos en el campo de la historia de la infancia,
que tuvo como hito importante las discusiones promovidas por el historiador
medievalista Philippe Ariès (1981), quien en sus investigaciones señaló la complejidad
de esta fase de la vida y demostró la inexistencia de un sentimiento ahistórico y
único en relación a la niñez, diferenciándola de las nociones actuales de nuestra
sociedad. Además, el autor también destacó en su obra la falta de empatía de los
familiares adultos hacia estos individuos, ya que existía la percepción general de que
esta fase de la vida debía ser superada rápidamente, poniendo fin a un momento de
debilidad y animalidad en la vida humana. En ese contexto, los niños y adolescentes
fueron clasificados a partir de las llamadas “etapas de la vida”, que organizaban este
período según las actividades y etapas en que se encontraban estos sujetos. Aries
(1981) señala:

A duração da infância era reduzida a seu período mais frágil, enquanto o filhote do homem
ainda não conseguia bastar-se; a criança então, mal adquiria algum desembaraço físico,
era logo misturada aos adultos, e partilhava de seus trabalhos e jogos. De criancinha
pequena, ela se transformava imediatamente em homem jovem, sem passar pelas etapas
da juventude, que talvez fossem praticadas antes da Idade Média e que se tornaram
aspectos essenciais das sociedades evoluídas de hoje (p. 10).

A partir del siglo XVI se produce un cambio significativo en relación con la concepción de
la infancia, estableciéndose un nuevo sentimiento en el que, señala Ariès (1981), el niño
“...se tornava uma fonte de distração e de relaxamento para o adulto, um sentimento
que poderíamos chamar de “paparicação”.”. Este cambio consolidó el surgimiento del
sentimiento de protección y cuidado de los niños y adolescentes, que coincidió con el
encierro de las familias en el espacio privado, dentro de sus casas. Así, como lo presenta
Fabiana Oliveira (2008), “a família tinha sua vida totalmente voltada para a comunidade,
no entanto, a partir desse momento, a família se fecha, tornando-se cada vez mais
privada e substituindo funções antes desenvolvidas pela comunidade” (p. 29).

La atención dirigida a los niños y adolescentes por parte de la familia llevó a la


construcción de una red de cuidados para preservar la infancia, colocando a estos
sujetos en el centro de las acciones para preservar y prolongar la vida. En este
escenario, la niñez se convirtió en foco de atención de intelectuales, pedagogos,
juristas, Estado e Iglesia, quienes comenzaron a percibir en los niños un valor
potencial para el mantenimiento de la riqueza y el orden social.
De esta manera, individuos que hasta entonces tenían poco valor en sí mismos
comenzaron a ocupar un lugar significativo en las acciones políticas encaminadas a
garantizar el progreso social, moviendo discursos que crearon un niño y una infancia
ideales. Si bien obtuvieron mayor reconocimiento retórico en diferentes espacios
sociopolíticos, pocos cambios se implementaron en la realidad de estos temas hasta
el siglo XIX. Las nuevas concepciones sobre la niñez permitieron la separación

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De Sá, C.. “Sujetos de derecho”: el discurso sobre la infancia en la construcción de... 444 - 464

entre el adulto y el niño, sin embargo, la conquista de los derechos de los niños y
adolescentes vendría años después, como señala Oliveira (2008).
En cuanto al tema de los derechos civiles y sociales, los niños, niñas y adolescentes
fueron entendidos, en diferentes legislaciones, como sujetos fundamentales
de derechos recién en el siglo XX. La preocupación dirigida a los niños sólo se
estableció definitivamente ante la realidad de precariedad marcada por altas tasas
de mortalidad, enfermedades y explotación del trabajo infantil. Como afirma Arend
(2915) La aplicación de los derechos del niño se da en diferentes momentos del
siglo XX, sin embargo, se oficializó a partir del movimiento de las Naciones Unidas
a mediados de la década de 1980, cuando los principios de igualdad, entendimiento,
desarrollo, libertad, la dignidad y la integridad física, psíquica y moral de los niños a
través de la Convención sobre los Derechos del Niño.
La construcción de este documento promulgado en 1989 se basó en documentos
anteriores que, a pesar de garantizar los derechos de los niños, niñas y adolescentes,
lo hicieron de manera universalizadora y homogeneizadora. Arend (2015) señala:
“Destacam-se os exercitáveis durante a fase da vida denominada infância, ou
seja, o direito à alimentação, à educação, à saúde, à nacionalidade e a um nome e
patronímico” (p. 33). Como resultado, los documentos parten en busca de derechos
directamente relacionados con la niñez y derechos heterogéneos (Arend, 2015).
Para comprender las interlocuciones entre el proyecto Criciúma Criança y la
construcción de políticas públicas dirigidas a la niñez y la adolescencia en la ciudad de
Criciúma, esta investigación se basa metodológicamente en el “Análisis del Discurso”
de Michel Foucault (1996), para quien “por mais que o discurso seja aparentemente
bem pouca coisa, as interdições que o atingem revelam, logo, rapidamente, sua ligação
com o desejo e com o poder” (p.10). Además, Foucault (Foucault, 1995) advierte que
todo discurso está marcado por enunciados que lo preceden y lo siguen y apunta a
un análisis de la complejidad de la formación discursiva:

Trata-se de compreender o enunciado na estreiteza e singularidade de sua situação; de


determinar as condições de sua existência, de fixar seus limites da forma mais justa,
de estabelecer suas correlações com os outros enunciados a que pode estar ligado, de
mostrar que outras formas de enunciação excluem. (p. 31)

Así, con base en esta metodología, buscamos comprender los efectos discursivos
del proyecto en el establecimiento de un modelo de niño e infancia que buscaba
normalizar y enmarcar diferentes arreglos familiares dentro de una perspectiva
hegemónica de cuidado infantil.
A partir de esa premisa, el objetivo general de este artículo es analizar los discursos
–y también las voces– que instituyeron, a través de políticas públicas, la noción de
infancia presente en el proyecto Criciúma Criança. Para ello, utilizamos documentos
encontrados en el Archivo Histórico Municipal de la ciudad de Criciúma/SC, en el
acervo referente al proyecto Criciúma Criança. Entre los documentos encontrados en

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el Archivo, para este trabajo se catalogaron informes del Ayuntamiento, elaborados
en 1990, a saber: documentos del proyecto, que contienen los aspectos básicos
para la construcción de las acciones asistenciales que se llevarían a cabo; actas
de reuniones con los representantes del proyecto; folletos informativos de toda la
propuesta, entre otros.
Entendemos que los documentos producidos por el sector público son elementos
importantes para comprender el proceso de institucionalización de los derechos, por
lo que consideramos que los documentos escritos son piezas clave en la interpretación
de los procesos históricos que moldearon la vida de las niñas y los niños en el pasado.
Como señala Le Goff (1990):

O documento é uma coisa que fica, que dura, e o testemunho, o ensinamento (para evocar
a etimologia) que ele traz devem ser em primeiro lugar analisados, desmitificando-lhe o
seu significado aparente. O documento é monumento. Resulta do esforço das sociedades
históricas para impor ao futuro – voluntária ou involuntariamente – determinada
imagem de si próprias. No limite, não existe um documento-verdade. Todo documento é
mentira. Cabe ao historiador não fazer o papel de ingênuo (p. 547).

Así, entendemos que el análisis histórico se construye desde una perspectiva


personal del historiador, a través de un problema que lo moviliza para comprender
ciertos procesos históricos. Así, para comprender el proyecto Criciúma Criança, este
artículo presenta dos temas más y algunas consideraciones finales. El primero trata
de la conformación socioeconómica y urbana de Criciúma a lo largo del siglo XX,
priorizando el análisis del espacio ocupado por la infancia entre los gestores de la
ciudad hasta la estructuración e implementación del proyecto Criciúma Criança en
la década de 1990, la importante relación con el Estatuto del Niño y del Adolescente
(ECA) y el proyecto Criciúma Criança, que en aquella época, después de la dictadura
cívico-militar, era un importante hito nacional de respeto a los derechos de los niños
y adolescentes.
En el segundo ítem, presentamos y analizamos el proyecto Criciúma Criança,
abordando la constitución de los derechos de los niños y adolescentes, la
implementación del discurso y cómo todo el proyecto se basó en la propuesta de la
ECA.
2.“Crescendo Juntas”: el proyecto Criciúma Criança como estrategia de
progresso
La ciudad de Criciúma impulsó su avance socioeconómico a partir de la exploración
y producción de carbón mineral. El descubrimiento de carbón en su territorio y la
Primera Guerra Mundial ayudaron en la estructuración de las primeras empresas
mineras, iniciándose el ciclo de exploración minera en 1917, con la apertura de la mina
Paulo Frontin. Esta entrada en el sector del carbón impulsó el desarrollo económico y
urbano de la ciudad, que luego se incorporó al proceso de industrialización nacional.

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De Sá, C.. “Sujetos de derecho”: el discurso sobre la infancia en la construcción de... 444 - 464

El auge de la minería del carbón se produjo entre las décadas de 1930 y 1960, cuando la
ciudad se integró efectivamente a la economía nacional y despertó intereses políticos
y económicos en diferentes ámbitos. Ante el proceso de industrialización nacional y
la importancia del carbón, el Gobierno Vargas instituyó la participación directa del
Estado en la exploración, producción y exportación del mineral. Al respecto, Teixeira
(1995) afirma:

A atividade mineradora fica, desta forma, totalmente atrelada às decisões governamentais


que passam a monitorar e decidir sobre todo o processo de mineração, desde a
autorização para a pesquisa e a lavra do carvão mineral à definição das quotas de
produção, administração de preços e mercado (p. 59).

En la década de 1940, con las repercusiones económicas de la Segunda Guerra


Mundial, la ciudad de Criciúma pasó a ser conocida como la “ciudad del carbón”.
Esta continuidad de la exploración del carbón y el vínculo directo entre el Estado y
las empresas mineras colocaron a la ciudad en un lugar económico privilegiado, con
lo que el mineral ocupó el primer lugar en la lista de prioridades de la clase política.
Debido a la importancia del mineral para la industria nacional, la ciudad de
Criciúma, por mucho tiempo, permaneció ligada casi exclusivamente a las actividades
de extracción, lo que dificultó durante mucho tiempo la diversificación de las
empresas económicas, creando una especie de monopolio de las familias. y grupos
empresariales del carbón sobre el destino de la ciudad. A partir de 1960 se instaura
en el país un escenario de cambios, impulsado por la diversificación de la economía
nacional, poniendo al sector del carbón frente a lo que sería una de sus primeras
crisis económicas. Según Teixeira (1995), la ruptura con el “exclusivismo” de la minería
llevó a la diversificación de los sectores económicos, dando lugar al surgimiento de
nuevos medios de producción, provocando el descontento de las familias que hasta
entonces vivían de la exclusividad de la minería del carbón como pilar económico de
la ciudad.
A pesar de los puntos positivos proporcionados por la industria del carbón y su avance
socioeconómico, el proceso de industrialización descontrolado también produjo una
serie de problemas socioambientales, provocados, en gran medida, por la negligencia
de la gestión política, lo que se tradujo en la falta de infraestructura básica como
vivienda, abastecimiento de agua, salud y educación, entre otros. Históricamente, el
sector del carbón fue un hito importante en la inclusión de la ciudad de Criciúma
en la economía nacional, realizando una identidad completamente enfocada en el
éxito del oro negro. Sin embargo, a partir de las décadas de 1970 y 1980, el carbón
y todos sus problemas ambientales y sociales ya no eran bienvenidos en la ciudad,
especialmente entre una parte de la élite local, que quería forjar en Criciúma otra
identidad desligada del polvo negro dejado por minería de carbón.
En este contexto de cambios se destacó el arquitecto Altair Guidi, quien en 1977, a
través de una alianza con el Movimiento Democrático Criciumense, ganó su primer

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mandato como alcalde de la ciudad, siendo elegido nuevamente en 1988. Esta
nueva situación política buscaba borrar la problemas históricos relacionados con la
industria del carbón que durante mucho tiempo asolaron a la población y al medio
ambiente local.
Así, aprovechando las conmemoraciones del centenario de la colonización,
que ocurriría en 1980, una de las primeras intervenciones de Altair Guidi en la
modernización de la ciudad fue la remodelación urbana e identitaria de Criciúma.
Para cambiar la identidad de la ciudad, hasta entonces ligada a las actividades
carboneras, el alcalde utilizó la retórica de la diversidad étnica y cultural como una
nueva seña de identidad criciumnense. Según Cardoso (2011):

O poder público municipal percebeu no Centenário um momento ímpar para recontar


a história criciumense. Seria o momento de desvincular a cidade de sua identidade
carbonífera. Nesse sentido, a nova identidade apresentada à cidade no período de seu
Centenário estaria pautada na etnicidade, centrada nos grupos formadores de Criciúma
(p. 34).

En medio de este proceso de cambio de identidad de la ciudad, la propia industria


del carbón también vivía una nueva crisis económica, debilitando políticamente a
sus elites tradicionales y abriendo el camino a otras, supuestamente más modernas
y dinámicas. La reducción en la exploración y producción de minerales provocó un
aumento del desempleo y un fortalecimiento de la desigualdad social, alcanzando por
completo el segundo mandato del alcalde Altair Guidi. Las estrategias ideadas por el
alcalde y su equipo directivo buscaron reconstruir la identidad de la ciudad a partir
de una serie de actividades que apuntaron a borrar la historia de la contaminación,
las epidemias y la mortalidad, especialmente infantil.
Con el objetivo de restaurar la buena imagen de la región, el arquitecto se esforzó
por introducir características consideradas modernas en los espacios urbanos de la
ciudad, demostrando a la población que Criciúma, en ese momento, caminaba hacia
la modernización. Sin embargo, para el alcalde no era suficiente demostrar este
avance solo en el contexto urbano, su intención era actuar también en la cotidianidad
biopsicosocial de la población. Con base en esto, Altair Guidi buscó repensar las
cuestiones sociales, recurriendo a la expansión de las actividades en el campo de la
asistencia.
Históricamente, en el campo de la asistencia, la atención materno-infantil en la
región carbonífera fue pensada a partir del discurso médico estigmatizante, que
intervino directamente en el ámbito familiar, afectando especialmente a las madres
de familia de Minas Gerais. Tanto en Criciúma como en otras ciudades del país, las
madres fueron los personajes más culpabilizados por la alta tasa de mortalidad
infantil, ya que tradicionalmente se las entendía como las únicas responsables del
bienestar de la familia.
Con el fin de establecer un nuevo discurso dentro del campo de los cuidados, el

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gobierno de Altair Guidi reorientó a principios de la década de 1990 esta atención a


las madres, quienes pasaron a ocupar un nuevo espacio en la modernización de la
ciudad, la atención de la salud, la educación y el bienestar.- basarse en la observación
de los derechos del niño garantizados en la Constitución de 1988. Para el alcalde, las
acciones de asistencia deben llegar directamente a los niños y adolescentes pobres
de la ciudad de Criciúma, a través de acciones educativas y de salud, en los diversos
ámbitos, abarcando diferentes áreas de su existencia.
Para llevar a cabo esta tarea, Altair Guidi, asistida por especialistas en los campos de la
educación, la atención y la salud, elaboró e​​ l proyecto Criciúma Criança, implementado
en 1990, en colaboración con várias secretarías municipales e instituciones privadas
y filantrópicas de la región. En un primer momento, para la materialización de un
programa de este tipo, fue necesario llevar a cabo un análisis exhaustivo de los temas
de la niñez que estaban más desatendidas. El funcionamiento del proyecto estuvo
anclado en tres aspectos elementales para el desarrollo de las asignaturas, a saber:
aspectos filosóficos, científicos y jurídicos.
Frente a esto, se destaca un punto relevante en el primer párrafo del documento
rector del proyecto (Criciúma Criança, 1990), que afirma: “Um dos grandes desafios ao
desenvolvimento nos próximos vinte anos será o de alcançar os grupos populacionais
mais pobres e de criar condições para que melhorem suas próprias vidas. Sem
educação, esse desafio será muito maior”.
La base legal del documento de planificación fue la estricta observancia de los
derechos de la niñez y la adolescencia, garantizados en el recientemente promulgado
Estatuto de la Niñez y la Adolescencia (ECA)2. En los aspectos filosóficos, el tema
destacado fue la educación y la salud, destacando la necesidad de mejorar la
educación de los niños, después de todo, como se destaca en el documento (Criciúma
Criança, 1990):

A proteção da saúde e da educação das crianças de hoje é o mais básico dos investimentos
na capacidade física e mental da próxima geração e, portanto, no desenvolvimento
social e econômico das sociedades. Uma saúde melhor, melhoraria a frequência e o
desempenho escolar; uma melhor escolaridade levaria a uma maior produtividade.

Mejorar la calidad de la educación de los niños garantizaría el progreso social y


económico de la ciudad, asegurando la reproducción efectiva de una fuerza de trabajo
educada y ordenada, evitando romper el ciclo del capitalismo de acumulación. Así,
siguiendo otras políticas existentes en el país, el público-alvo del proyecto Criciúma
Criança eran las familias pobres, que a través del acceso a la salud y la educación,

2 El Estatuto del Niño y del Adolescente fue un documento promulgado en 1990 con el objetivo de garantizar y garantizar los derechos
fundamentales de los niños, niñas y adolescentes. Este documento fue elaborado luego de varios debates y reclamos de numerosos
movimientos sociales.

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considerados derechos fundamentales desde la Constitución de 1988, podrían superar
los límites de la pobreza para contribuir efectivamente con el desarrollo del país.
Respecto al campo de la educación como solución a todos los males, Oliveira (2008)
afirma:

A escola passou a ser vista como uma forma de cura para os males sociais, sendo a
única possibilidade de remediar os males ocasionados pela pobreza e a mistura de
raças. As escolas então passaram a funcionar como verdadeiras clínicas e hospitais para
salvaguardar a geração futura e assegurar o desenvolvimento do país (p. 36).

Ante los nuevos derechos garantizados en la Constitución, los derechos básicos


de los niños presentes en el documento, están en consonancia con la “Declaración
Universal de los Derechos del Niño”3, que aseguran la educación, la salud, la vivienda,
el cuidado, el esparcimiento y la alimentación. Además, podemos ver que el proyecto
de modernización de la ciudad, también estuvo relacionado con la observación del
Estatuto del Niño y del Adolescente (ECA), adoptándolo como guía para parte de
sus políticas públicas. La ECA fue promulgada el 13 de julio de 1990, convirtiéndose
en la principal ley sobre los derechos del niño en Brasil (Rizzini, 2011a). Uno de los
principios que también crea un vínculo entre el proyecto Criciúma Criança y la ECA
sería la municipalización del cuidado, presente en el art. 88 del primer capítulo
(Brasil, 1990):

Municipalização do atendimento; Criação de conselhos municipais, estaduais e nacional


dos direitos da criança e do adolescente, órgãos deliberativos e controladores das ações
em todos os níveis, assegurada a participação popular paritária por meio de organizações
representativas, segundo leis federal, estaduais e municipais; Criação e manutenção
de programas específicos, observada a descentralização político-administrativa;
Manutenção de fundos nacionais, estaduais e municipais vinculados aos respectivos
conselhos dos direitos da criança e do adolescente; Integração operacional de órgãos
do Judiciário, Ministério Público, Defensoria, Segurança Pública e Assistência Social,
preferencialmente em um mesmo local, para efeito de agilização do atendimento inicial
a adolescente a quem atribua autoria de ato infracional; Mobilização da opinião pública
no sentido da indispensável participação dos diversos segmentos da sociedade.

Con base en ello, las estrategias concebidas por el proyecto Criciúma Criança
buscaron la observancia de los derechos de los niños y adolescentes. Sin embargo,
al velar por la vigilancia de tales derechos, la alcaldía también buscó construir
discursos con el objetivo de encaminar a los niños y adolescentes hacia un futuro

3 La Declaración Universal de los Derechos del Niño entró en vigencia el 20 de noviembre de 1959. Esta declaración jugó un papel im-
portante en el desarrollo de otros documentos que avalan y garantizan los derechos fundamentales de los niños, niñas y adolescentes.
El Estatuto de la Niñez y la Adolescencia (1990) se constituyó a partir de los derechos contenidos en esta declaración.

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supuestamente promissório, trazado por figuras políticas y filantrópicas de la ciudad.


Rizzini (2011a) señala que brindar esta asistencia y cuidado también se convirtió en
una maniobra de la élite criciumense en la preservación de sus posiciones y poder,
la élite dominante siempre buscó establecer acuerdos para mantenerse en el poder,
con el fin de preservar y ampliar sus privilegios.
En el próximo tema, analizaremos los discursos sobre los niños y adolescentes
presentes en el proyecto Criciúma Criança, que en gran medida sirvieron de base
para las políticas de asistencia que tenían como objetivo difundir entre la población
pobre un ideal de niños y adolescentes deseado por las comunidades locales. y élites
nacionales, a partir de la instrumentación de la ECA.

3. Políticas asistenciales y discursos sobre la infancia en el proyecto


Criciúma Criança
El proyecto Criciúma Criança comenzó a ser pensado por varias secretarías y la
alcaldía alrededor de 1990. La creación del programa y sus respectivas acciones
fueron establecidas por una serie de reuniones semanales a las que asistieron
representantes de las secretarías y entidades filantrópicas que fueron invitadas a
assistir, contribuir al desarrollo y administración del programa.
Entre los responsables de la preparación y administración del proyecto se encontraba:
el alcalde Altair Guidi; el teniente de alcalde Ademir Uggioni; Secretario de Gabinete/
Planificación y Coordinación General, Nilson Simon Nandi; el Secretario de Desarrollo
Urbano y Medio Ambiente, Luiz Baldin; el secretario de Salud y Desarrollo Social,
Elias Scheidt; el Secretario de Hacienda, Bertholdo Arns; la Secretaria de Educación
y Cultura, Vera Maria Silvestri Cruz; el secretario de Administración, Ênio Coan; la
responsable de la Asociación de Asistencia Social de Mujeres de Criciúma (AFASC),
Sandra Zanatta Guidi; el responsable de la Asesoría Especial de UNICEF, prof. Antenor
Manoel Naspolini, y la responsable de la Fundación Educativa de Criciúma (FUCRI),
Célia Rovere Canarin.
La dirección administrativa del proyecto buscó encontrar la forma de solucionar lo
que consideraban un problema social, la niñez pobre. El discurso que catalogaba a
la infancia como un problema social estuvo vigente desde mediados de la Primera
Guerra Mundial. Los efectos de la guerra en los temas sociales afectaron directamente
a las familias desfavorecidas y, en consecuencia, a los niños. A partir de estas
dificultades para mantener el orden y el desarrollo social, la urgencia de recuperar
en la sociedad un futuro social prometedor abrió las puertas a la preocupación de
médicos, políticos y abogados con las capas populares, figuras que creían que el
orden social dependía de la capacidad de las gobierno para abordar con eficacia tales
problemas, especialmente la infancia (Wadsworth, 1999).
Frente a eso, las acciones constituidas por el programa Criciúma Criança se
alinearon directamente con la Declaración Universal de los Derechos del Niño, la
ECA y la Constitución de 1988, buscando desarrollar principalmente tres áreas:

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salud, educación y ecología. El objetivo de proponer tales acciones dirigidas a niños
y adolescentes significó una estrategia para garantizar los derechos sociales y, al
mismo tiempo, la utilidad de estos individuos en el mantenimiento social de Criciúma.
Tales preguntas se pueden encontrar en el “Documento Base” del proyecto, que
se basó en tres aspectos: filosófico, científico y legal. Estos aspectos determinaron
un ideal de infancia necesario para el mantenimiento del progreso social, es decir,
determinaron características consideradas ideales para la niñez y adolescencia
esperada por la élite criciumense. En el discurso del proyecto, el niño ideal era aquel
biológica y moralmente bien cuidado, que gracias a ese celo pudiera convertirse en un
adulto plenamente integrado en el orden social imperante y, sobre todo, productivo y
dedicado al mundo de trabajo. Según el documento base de Criciúma Criança (1990):

A sociedade exigirá que a criança seja, mais tarde, um adulto bem integrado, capaz de
usar de modo benéfico, favorável às outras pessoas, todos os seus atributos, só que é
preciso ter em conta que nos primeiros anos, que são os momentos decisivos de seu
desenvolvimento, tais atributos dependem muito mais dos outros do que da própria
criança.

Estas exigencias, impuestas por el discurso del orden social, surgen de la necesidad de
establecer y hacer que los niños pobres no escapen a su rol social de buen ciudadano,
rol que sería fundamental en el futuro para el mantenimiento social, urbanístico y
económico. Rizzini (2011b) afirma que la clase dominante y el gobierno vieron en la
infancia una oportunidad de controlar efectivamente a la población pobre a través
de políticas públicas dirigidas a la niñez y la adolescencia. Así, asegurar que la niñez
pobre permaneciera controlada según las normas burguesas, como señala Alves
(2017), significaba “resguardar o próprio desenvolvimento da nação, pois a imagem
que se divulgava da criança estava intimamente ligada à noção de progresso e de
cidadania”. (pág. 124).
Teniendo en cuenta que el año 1990 fue un hito importante en la garantía y conquista
de los derechos del niño, la construcción e implementación de documentos oficiales
que garantizaban los derechos del niño y del adolescente ayudaron directamente en
la creación del proyecto Criciúma Criança. Así, el proyecto se basó en los derechos
fundamentales de los niños y, como se establece en el “Documento Básico” (Criciúma
Criança, 1990), “o trabalho da Prefeitura Municipal de Criciúma a ser desenvolvido
terá, portanto, como princípios basilares os seguintes direitos fundamentais da
criança: o direito de ser; o direito de pensar e o direito de viver”.
Todos los derechos fundamentales del proyecto buscaban adecuar estos sujetos al
mantenimiento del orden social, ya que el niño era concebido como “un reinicio de
la humanidad, un nuevo rumbo hacia el infinito, una parte del espíritu humano que
podía ser depositaria de un nuevo mensaje” o cuna de un tiempo para todos los seres
humanos”. (Criciúma Niño, 1990). Considerar al niño como una especie de reinicio
de la humanidad y reconocerlo como sujeto de derecho desde una edad temprana

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De Sá, C.. “Sujetos de derecho”: el discurso sobre la infancia en la construcción de... 444 - 464

garantizaría que sea reconocido como “persona y tratado como tal, desde el primer
momento de la vida. Sólo así se desarrollará correcta y completamente y contribuirá
al bienestar y mejoramiento de la humanidad, integrándose en la comunión humana”.
(Criciúma Niño, 1990).
Este discurso afirmaba y determinaba al niño como una nueva oportunidad para el
progreso de la humanidad. El proyecto encontró en la atención a niños y adolescentes
unas estrategia para asegurar la continuación del desarrollo socioeconómico, la
preservación del orden social y la reafirmación de los roles sociales esperados por la
comunidad nacional. Por lo tanto, al garantizar la observancia de los derechos civiles
y sociales de los niños y adolescentes, los articuladores del proyecto Criciúma Criança
buscaron crear las condiciones para la reproducción del ideal de orden basado en el
buen ciudadano. Según el documento (Criciúma Criança, 1990), “só a garantia de
que a criança tenha resguardado seus direitos levará a sociedade a ser mais justa e
permitirá a instalação de uma nova ordem social. ”.
Las acciones propuestas por el proyecto estaban directamente relacionadas con
las áreas de salud y educación. Con base en los datos recopilados por la gestión
administrativa del proyecto, los representantes del programa consideraron urgente
resolver los problemas relacionados con la educación y la salud de los niños y
adolescentes en la ciudad de Criciúma. Entre 1970 y 1986, Santa Catarina enfrentó una
tasa de escolarización decreciente que llegó hasta la niñez pobre, em 1981 atendia-
se 82,12% das crianças e em 1986 este índice baixou para 76,48%”. (Criciúma Niño,
1990). Ante ello, el proyecto consideró que para hacer frente a esta disminución de la
tasa de escolaridad sería necesario aumentar las vacantes en los espacios escolares.
Según el documento base del proyecto Criciúma Criança (1990):

Para superar o problema do acesso, ações específicas de ampliação da oferta de vagas,


prioritariamente no 1° grau, devem ser concretizadas, conjugando um leque de esforços
que obrigue, desde os aspectos administrativos-financeiros, até os pedagógicos-
educacionais e assistenciais.

Sin embargo, esta preocupación directa con la ampliación de vacantes desatendió


y/o desconoció los numerosos problemas que afectaban a la población pobre y que
les impedía permanecer en el ámbito escolar. Sin embargo, más que la dificultad
de acceso, señala el documento, lo que impidió la continuidad de los estudios en la
década de 1990 fueron los problemas de permanencia, como la dificultad para llegar
a las escuelas, la falta de material escolar, alimentación y uniformes, lo que tuvo un
impacto directo en la deserción escolar.
Aún en relación a la educación, otra preocupación que afectó la gestión administrativa
de Criciúma Criança fue la reorganización curricular, ya que, para los representantes,
la revisión del currículo era fundamental en la formación del trabajador, como se
destaca en el documento base del proyecto (Criciúma Criança, 1990). ): “é preciso ter
presente que, sendo o trabalho da vida humana, cabe à escola ter como referência

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básica, na organização básica de seu currículo, a inter-relação entre educação e
trabalho.”.
Con base en este discurso, la concepción de una escuela diseñada para llegar a los
niños y adolescentes presentes en el proyecto estuvo íntimamente ligada al proceso
de formación de trabajadores, dispuestos a sostener disciplinadamente los patrones
de reproducción del capital. Lo que se quería para los más pobres no era una escuela
emancipadora, capaz de fomentar la igualdad y la ciudadanía, como prescribe la
ECA y la Declaración de los Derechos del Niño, sino crear una institución educativa
destinada a disciplinar a la clase trabajadora, como expone la documento (Criciúma
Criança, 1990):

A escola começa a suprir sua função social de educar no momento em que o aluno
ingressa. Esta condição, a de ingressar, embora não suficiente para garantir a função
social da escola, é certamente necessária. Para as crianças oriundas das camadas de
baixa renda, a escola se constitui na única oportunidade de acesso ao saber sistematizado
do conhecimento.

El conocimiento sistematizado del saber, según los discursos del proyecto Criciúma
Criança, estaría relacionado con la calificación de los niños para desempeñar
diferentes oficios en el momento en que fueron insertados en el mercado, ya en la
edad adulta. Esta cualificación no sólo sería profesionalizante, sino también una
cualificación social. Así, se puede apreciar que el discurso de la inserción escolar de
los niños pobres respondía a la intención de transformarlos en mano de obra futura
de la industria nacional, sustentando con su valor agregado el enriquecimiento de
las élites. Según Faleiros (2011):

A estratégia de encaminhamento da criança pobre para o trabalho articula o econômico


com o político, referindo-se ao processo de valorização/desvalorização da criança
enquanto mão-de-obra, como se a desigualdade social fosse natural. Nessa ótica, aos
pobres e dominados caberia trabalhar, aos ricos e dominantes caberia dirigir a sociedade
(p. 34)

Ante ello, la preocupación por el acceso y permanencia de los niños y adolescentes


pobres en los espacios escolares no sería más que la preocupación por la reproducción
de la mano de obra calificada, la reafirmación de la desigualdad y la segregación de
los estratos populares.
En cuanto a la salud, se instituyeron acciones a partir del análisis de los déficits
del sector en Santa Catarina y la región de Criciúma. A través de este análisis, los
responsables del proyecto destacaron serios problemas en la salud de la población
pobre. Sin embargo, estos problemas no eran nuevos y afectaban la salud de
las familias pobres desde los tiempos en que el carbón era la principal actividad
económica de la ciudad, cuando la alta tasa de mortalidad infantil era un elemento

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presente y en ocasiones identificaba a la región carbonífera.


Para los médicos puericultores que trabajaban en la región, en las décadas de 1940 y
1960, la mortalidad infantil estaba asociada a la falta de condiciones sanitarias a las
que estaban expuestas las familias mineras4. En sus relatos, describieron que las casas
de las familias de Minas Gerais fueron construidas sobre suelo pirítico, en regiones
no aptas para vivienda, provocando numerosas enfermedades infecciosas en los hijos
e hijas de los trabajadores. Así, como en décadas anteriores, las principales causas de
muerte destacadas en la planificación del proyecto fueron las afecciones originadas
en el período prenatal, seguidas de las enfermedades infecciosas, parasitarias y del
aparato respiratorio (Criciúma Criança, 1990). El proyecto Criciúma Criança (1990)
plantea que:

Considerada a problemática de saúde existente, o Criciúma Criança priorizará ações que


deverão implementar atividades relacionadas a promoção da saúde e prevenção das
doenças neste grupo. Para tanto faz-se necessário construção de Unidades Regionais de
Saúde Integradas aos Centros Educacionais Infantis, bem como a reestruturação da rede
básica existente.

La implementación de unidades de salud integradas con los centros educativos


ayudaría a combatir las enfermedades, al fin y al cabo al estar cerca de las escuelas
estas unidades facilitarían la labor de los poderes públicos para prolongar la vida y
cuidar el cuerpo de los niños a partir de la participación médica en el desarrollo de
los niños. Además, Criciúma Criança buscó acompañar a las familias de las clases
bajas, brindando asesoramiento sobre planificación familiar, brindando información
y proporcionando métodos anticonceptivos.
El objetivo de instituir información en las familias sobre la necesidad de la planificación
familiar se constituyó a partir de una percepción del discurso médico y moralista, que
percibía en las clases bajas un posible foco de insurrección contra el orden vigente,
además de percatarse de ellas como difusoras de enfermedades infecciosas. Esta
percepción siempre ha estado ligada a los pobres urbanos, como señala Donzelot
(1980) al analizar el discurso de un moralista del siglo XIX: “Enquanto a sociedade
não começar essa reforma pela base, ou seja, através de uma vigilância infatigável
da educação da infância, nossas cidades manufatureiras serão continuamente focos
de desordem, de imoralidade e de insurreição” (p. 63).
Así, es posible inferir que las acciones de salud del proyecto Criciúma Criança fueron

4 Los principales higienistas de la región fueron: Francisco de Paula Boa Nova Júnior y David Boianovisky. Ambos jugaron un papel
importante en la construcción de la red de asistencia dirigida a las familias de clase trabajadora. Los discursos transmitidos por los
médicos afirmaron que la alta tasa de mortalidad infantil estaba relacionada con las precarias condiciones sanitarias y la negligencia y
desconocimiento de las familias en la realización de las labores de cuidado con sus hijos e hijas, con el principal culpable del obstáculo:
la madres A partir de esos discursos, los médicos buscaron establecer diversas acciones asistenciales, junto a entidades filantrópicas y
religiosas, con el objetivo de mejorar la salud de las familias, reducir la mortalidad y preservar la explotación acelerada del mineral.

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diseñadas con el objetivo de disciplinar a las familias, niños y adolescentes pobres,
control que ocurría durante el período de gestación de las mujeres madres, que eran
observadas y examinadas por médicos y enfermeras. El seguimiento familiar surgió
con el objetivo de crear condiciones para que la madre pobre tenga hijos sanos, a
través de atención médica, exámenes de laboratorio, suplementación alimentaria,
fomento de la lactancia materna, entre otros. Todos estos mecanismos de control
sobre las mujeres madres estaban destinados a garantizar la reproducción de una
infancia moral y físicamente sana, como afirma Donzelot (1980): “Assistência às
crianças em vez de assistência aos velhos, às mulheres e não aos homens, pois, em
longo prazo, esse tipo de assistência pode, senão render, pelo menos evitar gastos
futuros. ” (p. 59).
A partir de los derechos de los niños y adolescentes, el proyecto Criciúma Criança
difundió un discurso de control para los estratos más pobres, porque al mismo tiempo
que afirmaba y aseguraba al niño como sujeto de derechos, construía discursos que
enmarcaban a esos sujetos en un ideal de niño y adolescente deseado. En esto Foucault
(1996) argumenta que “[...] o discurso que pronunciava a justiça e atribuía a cada qual
sua parte; era o discurso que, profetizando o futuro, não somente anunciava que ia
se passar, mas contribuía para a sua realização, suscitava a adesão dos homens e se
tramava assim com o destino.”. (pág. 15)
Además de las estrategias mencionadas anteriormente, el proyecto también difundió
el derecho del niño al ocio, pensando en momentos de distracción y diversión,
proponiendo diversas actividades lúdicas y culturales y diversos premios. Como
señala Del Priore (2006), las burocracias estatales “criam e recriam programas de
atendimento, avaliações e premiações, montando e remontando o espetáculo das
compaixões” (p. 360) cuyo propósito era camuflar las desigualdades sociales. Así, los
premios se utilizaron como instrumento para involucrar a las familias y, al mismo
tiempo, subordinarlas a la lógica de la competencia, premiando a quienes más se
adecuaban a los objetivos del programa.
Los impactos de las acciones propuestas por el proyecto Criciúma Criança están
presentes en el documento “Casulo Criciúma Criança”, porque además de realizar
actividades de asistencia social con familias y niños de los estratos populares,
era necesario presentar a la población, principalmente las élites de la ciudad, los
resultados alcanzados por el proyecto proyecto. Este segundo informe, que en el
futuro se convertiría en una especie de cuadernillo -con la intención de llegar a
distintos segmentos sociales- presentaba claramente cómo las acciones concebidas
y ejecutadas por el programa ayudaban en la mejora social de la población
considerada pobre. Así, para los gestores de proyectos era importante presentar, ya
que el documento (Criciúma Criança, 1991) presenta “gráficos numéricos referentes
às obras realizadas em cada setor da administração [...], a fim de ilustrar com clareza
os objetivos atingidos.”.
En general, el proyecto Criciúma Criança tuvo un discurso controlador sobre los

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De Sá, C.. “Sujetos de derecho”: el discurso sobre la infancia en la construcción de... 444 - 464

cuerpos de niños y familias pobres de la ciudad, ya que estos grupos sociales eran
considerados vulnerables y especialmente peligrosos. El documento (Criciúma
Criança, 1990) señala que “este esforço é direcionado preferencialmente aos centros
comunitários e bairros da periferia”, que eran considerados las zonas más precarias
de la ciudad. Siguiendo un discurso presente en todo el territorio nacional, para la
élite criciuense, el progreso urbano estaba anclado en la reproducción de infancias
consideradas sanas -física y moralmente- porque sólo así esos individuos, al llegar a
la edad adulta, continuarían asegurando el avance socioeconómico de la población.
Con respecto a esta discusión, Ianni (1989) afirma que:

É curioso observar que essas análises não estabelecem uma relação evidente, mas
incômoda: que a prosperidade do capital e a força do Estado estão enraizadas na
exploração dos trabalhadores do campo e da cidade. Precisamente as vítimas das
“dificuldades agudas da fome, desnutrição, falta de habitação condigna e de mínimas
condições de saúde” (p. 147).

Así, sólo a través de un discurso higienizado sobre la infancia, acompañado de


políticas públicas dirigidas a los estratos populares urbanos, sería instaurado el
orden social de la ciudad de Criciúma. El dominio ejercido sobre los niños, niñas y
adolescentes de la ciudad, a través del proyecto, estuvo alineado con discursos que
abordaban y determinaban a los niños como sujetos de derechos, sin embargo, todos
los derechos que se garantizaban estaban relacionados con estrategias instituidas
para forjar trabajadores ordenados, y no sujetos de derechos
El cuerpo del niño pobre era percibido como una especie de laboratorio, ideal para
perpetuar el modelo de ciudadano deseado por la clase dirigente, como destaca el
documento (Criciúma Criança, 1991): “Sem dúvida, um incentivo aos novos valores é
um sinal evidente de que tecnicamente nossos esportes ganham uma nova feição,
criando profissionais em melhores condições de competir, apoiados por diversos
segmentos da sociedade” Así, Alayón (1995) analiza las acciones asistenciales
dirigidas a las familias pobres:

É preciso compreender, pois, que não se trata apenas de aumentar a produção, mas,
especialmente, de definir nas mãos de quem ficarão as rendas e a riqueza produzida.
Apenas aumentar os esforços de qualquer população, sem redefinir os critérios de
apropriação e redistribuição da nova produção obtida não é somente injusto e perverso –
tem, igualmente, o efeito de esterilizar o esforço, porque a população só alcançará “uma
participação mais equitativa” numas parcas migalhas (p. 114).

Poner la mirada en la población pobre que recibiría nuevas producciones con el


objetivo de calmar a estos individuos sería una nueva estrategia para confundirlos,
para que esta capa no cuestionara sus problemas y sobrecarga productiva. Brindar
estrategias de atención a estas familias fue el camino encontrado para lograr que

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los pobres siguieran siendo pobres, pues mientras esta población permaneciera
pobre y confundida, los mecanismos de control dirigidos a estas familias estarían
garantizados (Alayón, 1995).
Así, a partir de la realización de sus acciones, el proyecto Criciúma Criança se
convirtió en la base orientadora en la formación y difusión de discursos que definieron
modos de ser y estar de los niños y adolescentes de la ciudad de Criciúma. A partir de
estos discursos, los mecanismos de control presentes en las estrategias del proyecto
buscaron forjar y calificar a la niñez para el desempeño y perpetuación del trabajo
productivo, con el fin de asegurar el desarrollo socioeconómico de la región.
Criciúma Criança vio en la infancia la oportunidad de consolidar la mano de obra
calificada y la desigualdad entre los estratos, definiendo el modelo ideal a seguir por
los niños y adolescentes, para que esos individuos fueran los futuros protagonistas
del progreso de la ciudad. De esta forma, Criciúma Criança ingresó al interior de
las familias pobres a través de políticas asistenciales presentes en las actividades
realizadas, encaminando la infancia para los sistemas productivos.

4. Consideraciones finales
La historia de la infancia ha sufrido diferentes cambios a lo largo de diferentes
procesos históricos. Estos cambios en las concepciones psicosociales de la niñez
fueron instrumentos importantes en la construcción y reivindicación de derechos. La
consolidación de tales documentos fueron las bases orientadoras en la constitución
de una red de apoyo y asistencia dirigida a las familias pobres. Históricamente, en el
campo de la asistencia, el cuidado materno-infantil fue pensado a partir de discursos
médicos que buscaban instituir, en el seno de las familias, especialmente las de las
clases más bajas, acciones de cuidado que calificaran a los niños como sujetos que
pudieran contribuir al desarrollo en la futura situación socioeconómica del país.
El proyecto Criciúma Criança, concebido durante el gobierno del alcalde Altair
Guidi, a través de las políticas de asistencia a los niños, y consecuentemente a la
maternidad, buscaba entre las clases bajas urbanas de la ciudad de Criciúma un
ideal de niño y de madre acorde con un país que se redemocratizó y buscó insertarse
internacionalmente como un país desarrollado. El proyecto se desarrolló entre 1990
y 1992, y contó con la participación de las Secretarías de Salud y Educación, entidades
filantrópicas, así como de la alcaldía, que a través de acciones de asistencia social
buscaban garantizar los derechos fundamentales del niño recién implantados.
Sin embargo, al mismo tiempo que garantizaba los derechos de los niños y las
madres, el proyecto difundió el modelo ideal de infancia deseado por la administración
pública criciumense, que a su vez compaginaría con la nueva fase de la ciudad, que
abandonaba las marcas negativas de carbón, como la excesiva mortalidad infantil. Así,
las estrategias propuestas por Criciúma Criança llegaron directamente a las familias
pobres –grupos prioritarios para este tipo de intervención social– para reafirmar los
“roles sociales” y caminos estipulados por las clases dominantes y el Estado.

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Buscando encontrar una solución a lo que consideraban un problema social, las


clases dominantes convirtieron a la niñez pobre en blanco de mecanismos de control,
haciendo de la niñez una alternativa para consolidar y perpetuar las acciones y
discursos que fomentaban las desigualdades y la reproducción de la fuerza de
trabajo; después de todo, sin la participación de estos individuos el sistema capitalista
encontraría dificultades. Incluso con base en el discurso de mejorar la calidad de vida
de la población pobre y garantizar los derechos, fue posible resaltar que el objetivo
del proyecto Criciúma Criança fue garantizar la formación de una sociedad ordenada
y productiva, de acuerdo con el ideal de progreso en la región.
Finalmente, destacamos que el proyecto Criciúma Criança, así como otros esparcidos
por todo Brasil en la década de 1990, buscaban garantizar los derechos civiles,
políticos y sociales recién adquiridos en la Constitución de 1988. Sin embargo,
entre las poblaciones más pobres no estaba vinculado a un proyecto emancipador,
individual y colectivo, sino a la reproducción de desigualdades, a través de servicios
de asistencia social focalizados y estacionales que poco aportaban a las políticas
públicas de carácter social.

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Repensando y desandando el proceso de
investigación en tiempos de virtualidad en
contexto de Pandemia
Rethinking and retracing the research process in times of
virtuality in the context of a Pandemic
DOI: http://doi.org/10.33255/25914669/6103

Alejandro Heinrich
https://orcid.org/0000- 0002- 1633- 2240
Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales
Universidad Autónoma de Entre Ríos
[email protected]
Paraná, Entre Ríos
Argentina

Verónica Beatriz Odetti


https://orcid.org/0000-0002- 4917-5747
Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales
Universidad Autónoma de Entre Ríos
[email protected]
Paraná, Entre Ríos
Argentina

Juliana Sampietro
https://orcid.org/0000-0001-6315-1963
Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales
Universidad Autónoma de Entre Ríos
[email protected]
Paraná, Entre Ríos
Argentina
Recibido: 17/12/2021
Aceptado: 10/05/2022

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Resumen
El presente artículo tiene por objetivo presentar una reseña de ciertas
dimensiones del proceso metodológico de una investigación realizada
en el marco del Estudio nacional sobre las modificaciones en los
consumos de sustancias y las respuestas políticas implementadas
a partir del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) por
COVID-19, llevada a cabo por la cátedra de Psicología Social de la
Facultad de Humanidades Artes y Ciencias Sociales de la Universidad
Autónoma de Entre Ríos en conjunto con la Secretaría de Políticas
Integrales sobre droga de la Nación Argentina (SEDRONAR). Dicha
investigación, comprende una revisión, análisis y reflexión del proceso
de investigación, las implicancias, desafíos y potencialidades del
trabajo remoto en contexto de pandemia durante el 2020.

Palabras claves: Investigación, pandemia, virtualidad.

Abstract
The objective of this article is to present a review of some of the
dimensions of the methodological process of an investigation carried
out within the framework of the National Study on the modifications
in substance use and the the political responses implemented from
the Preventive and Compulsory Social Isolation (ASPO) by COVID-
19, carried out by the Chair of Social Psychology of the Faculty of
Humanities, Arts and Social Sciences of the Autonomous University of
Entre Ríos in conjunction with the Secretariat of Comprehensive Drug
Policies of the Argentine Nation, Which includes a review, analysis and
reflection of the research process, the implications, challenges and
potential of remote work in the context of a pandemic during 2020.

Keywords: investigation, pandemic, virtuality.

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Heinrich, A.; Odetti, V. y Sampietro, J. “Repensando y desandando el proceso de investigación... 465 - 479

Introducción
Partiendo del contexto histórico de Pandemia por Covid- 19, que plantea un
escenario global inédito, y de una cantidad moderada de antecedentes, con
estrategias metodológicas cuantitativas, sobre las modificaciones en las rutinas
de la vida cotidiana y problemáticas asociadas al consumo de drogas durante el
aislamiento generalizado, es que desde la Dirección del Observatorio Argentino de
Drogas y la Dirección Nacional de Investigación y Estadísticas de la SEDRONAR, se
propuso convocar a distintas universidades del país para colaborar en la realización
de un relevamiento estratégico, teniendo en cuenta varios componentes, con el fin
de elaborar un documento – informe que refleje los cambios en los consumos de
sustancias legales y no legales, los cuidados y atención en la población general, en las
consultas a dispositivos públicos y en las respuestas a nivel de políticas provinciales y
nacionales de las agencias de drogas, a partir de la implementación del Aislamiento,
Social, Preventivo y Obligatorio en marzo del 2020.
El presente trabajo es una propuesta de revisión, análisis y principalmente de
reflexión sobre el proceso de Investigación desplegado en transcurso del año 2020
en el denominado “Estudio nacional sobre las modificaciones en los consumos de
sustancias y las respuestas políticas implementadas a partir Aislamiento Social
Preventivo y Obligatorio por COVID-19”, llevado adelante por la cátedra de Psicología
Social de la Facultad de Humanidades Artes y Ciencias Sociales de la Universidad
Autónoma de Entre Ríos en conjunto con la Secretaría de Políticas Integrales sobre
droga y de la Nación Argentina (SEDRONAR).
Cabe aclarar que el Estudio nacional constó de dos ejes: el primero, de corte
cuantitativo, referido a las modificaciones en las políticas y los dispositivos de
acompañamiento y asistencia; y el segundo, de enfoque cualitativo, relativo a las
modificaciones en las prácticas de consumo en la población general.
Nuestra participación en el proyecto estuvo centrada en el segundo eje, al igual que
esta publicación.
A continuación, se expondrá un esbozo de las dimensiones de estrategia general
de investigación, técnicas de recolección y análisis de la información. Esto fue
articulado con diversos aportes teóricos que permitieron robustecer el análisis de
las implicancias de nuestra experiencia de trabajo, en el marco de la virtualidad.
Se incluyen reflexiones en torno a las particularidades presentadas en el trabajo
de campo: la convocatoria de los participantes, la planificación y la ejecución de las
entrevistas grupales en grupos focales virtuales.
El concepto de reflexión etimológicamente deviene del latín reflectus de re-flectus
que significa acción de doblar o curvar, y el prefijo re significa, de nuevo, hacia
atrás; por lo tanto, nos proponemos volver sobre los aportes desarrollados en la
investigación.

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Desarrollo
El “Estudio nacional sobre las modificaciones en los consumos de sustancias y
las respuestas políticas implementadas a partir del Aislamiento Social Preventivo
y Obligatorio por COVID-19. Eje 2: Modificaciones en las prácticas de consumo y
de cuidado en población general”, tuvo como objetivo describir los cambios en las
experiencias de consumo de alcohol, tabaco, medicamentos psicofármacos sin
prescripción médica y drogas ilegalizadas, y cuidados asociados al consumo en la
vida cotidiana, en población de entre 18 y 59 años que reside en contextos urbanos de
la provincia de Entre Ríos, desarrolladas en el contexto de ASPO y DISPO.
El tipo de diseño que se propuso para el estudio fue exploratorio- descriptivo, de
corte transversal con un enfoque cualitativo, a partir de una muestra estratégica
heterogénea que intentó representar a distintos grupos sociales; distribuidos en los
siguientes criterios: socioeconómicos, género, edad y región geográfica de pertenencia.
Acorde con el objeto de estudio, la investigación cualitativa pone el foco en la
vida de las personas, se interesa en sus perspectivas subjetivas, en sus historias,
comportamientos, experiencias, interacciones, acciones, sentidos y los interpreta de
forma situada, considerando el contexto particular en el que tienen lugar (Vasilachis
de Gialdino, 2006).
En este sentido, no podemos dejar de considerar la relevancia del contexto
extraordinario, que imprimió cambios en todas las esferas de la vida, llevándonos a
realizar este estudio, sino que, a su vez, incidió en la práctica de investigación, en los
diferentes momentos de la misma, sobre todo en el trabajo de campo, planteando
otros desafíos que hacen a la complejidad de la investigación como praxis social
situada (Sirvent, 1998), en el marco de la virtualidad.
Más allá de la planificación que conlleva un proyecto de investigación, la pandemia
dejó en evidencia el carácter dinámico y cambiante del proceso de investigación.
En el marco de dicho proceso el rol de investigador, como observador de su propio
proceso de observación y entramado en su responsabilidad ético-amorosa, esto
es un sujeto implicado y comprometido con su hacer científico, que no aspira a
verificar o contemplar, sino a construir con los actores de esa población de estudio
un conocimiento, sin olvidar que él es en primer lugar un actor de esa población,
que se encuentra atravesado por factores institucionales, teóricos y contextuales que
determinan sus decisiones metodológicas; devino nodal para la construcción de la
metodología desplegada.
Al asumir una perspectiva de tipo cualitativo nos comprometimos con el esfuerzo
de comprensión, entendido éste como la captación a través de la interpretación y el
diálogo, del sentido de lo que el otro o las y los otros quieren decir con sus palabras
o sus silencios, con sus acciones o con sus inmovilidades.
La instancia de desarrollo de los grupos focales virtuales (GFV) se desplegó en tres
momentos: primeramente, la convocatoria, luego la conformación de los grupos
y finalmente el despliegue de los mismos. Este desarrollo de los GFV se enmarcó

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dentro de un proceso voluntario y confidencial.

I - Particularidades de la convocatoria
El reclutamiento se llevó adelante en base a contactos personales, enviando
convocatorias por WhatsApp, y solicitando el reenvío de la misma a sus contactos
con el fin de viralizar la invitación. Desde ella se podía acceder al formulario Google
de la convocatoria donde los interesados volcaban los datos recabados y se ponían a
disposición de los organizadores.
También se recurrió a las páginas institucionales de la UADER, a medios masivos
de comunicación, Canal 11, y páginas web de noticias, como www.elonce.com, de
gran llegada en nuestro medio. Sin embargo, no se logró ningún reclutado por estos
medios.
Quedan abiertos los interrogantes en relación a la dificultad que se tuvo para
generar una convocatoria masiva. Consideramos que dicha peculiaridad podría
estar en relación a diversos factores, entre los que se podrían mencionar el contexto
histórico inédito en el que se llevó a cabo el estudio, las dificultades en cuanto a la
conectividad y la brecha digital referida a las desigualdades existentes en cuanto a
la posibilidad de acceso a las nuevas tecnologías y al conocimiento sobre el uso de
las mismas, la residencia en los diferentes lugares geográficos, la complejidad de
la problemática abordada en el estudio, a pesar de haber garantizado en todos los
espacios de difusión la confidencialidad de los participantes y de los datos que se
adquieran, entre otras consideraciones que podrían tenerse en cuenta.
Teniendo en cuenta lo indicado con antelación, creemos que existe un sesgo en la
modalidad virtual de la realización de los grupos focales que implicó una escasa
participación del Nivel Socioeconómico “C”, referido a la población de bajos recursos.
En este sentido, tuvimos dificultad para llegar a este nivel, más allá de la amplia
convocatoria realizada en la etapa del reclutamiento, realizada principalmente bajo
la modalidad virtual.
En el Formulario digital, abierto desde el día 27 de julio hasta el 23 de agosto, se
inscribieron 99 personas. De allí pudimos reclutar los 33 participantes que integraron
los distintos GFVs. Se realizó con cada participante una videoconferencia individual,
la misma funcionó como un espacio de evacuación de dudas. Asimismo, se les
proporcionó información sobre el Consentimiento Informado (CI) (¿Qué es? ¿Cuál es
su objetivo?), el cual se les envió en formato PDF. En relación al CI inferimos que,
debido a su lenguaje técnico jurídico, llevó a que algunos candidatos desistieran de
su participación en el estudio. 

II - Acerca de la técnica de recolección de datos


Los participantes fueron distribuidos en cuatro grupos focales virtuales, los cuales

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se distribuyeron según los siguientes criterios: sexo y edad, segmentados en Varones
y Mujeres, y en grupos de edades mayores y menores. Los mismos se organizaron
buscando la representatividad de la población de la provincia.
El método de entrevista grupal (Grupos Focales) implica la presencia simultánea de
varios/as entrevistados/as que se relacionan a través de técnicas conversacionales en
torno a un tema determinado (Mella,2000).
Este método como técnica de investigación, es una modalidad de interacción grupal
semiestructurada, en donde se auspicia que las y los participantes conversen, refieran
y desarrollen, desde la experiencia-vivencia personal, sobre la temática o hecho
que es objeto de estudio. En líneas generales podemos referir que, a partir de una
pregunta generadora, que funciona como disparador, se invita a los y las participantes
que puedan expresar sus opiniones, comentarios, experiencias generando una
conversación colectiva. La profundidad de la misma y los puntos de debate y discusión
se encontrarán en relación directa con el conocimiento e interés sobre la temática de
parte de las y los participantes y de la capacidad del coordinador sobre la conducción
del grupo. Este último tiene la función de organizar, dirigir, plantear las preguntas y
crear el clima adecuado para llevar a cabo dicha actividad.
Más allá de las similitudes, resulta pertinente mencionar la diferencia entre un
grupo focal propiamente dicho y una entrevista grupal, dado que ésta última refiere
a una entrevista a un grupo de personas al mismo tiempo, es decir, pone el foco en
las preguntas y respuestas entre el investigador y los participantes. En tanto el grupo
focal se centra en la interacción dentro del grupo, la cual gira alrededor del tema
propuesto por el investigador; además, los datos que se producen se basan en la
interacción (Powell et al., 1996 citado por Gibb, 1997). Otra diferencia que resultó de
relevancia para la presente investigación, es la dinámica que reviste el FG permitiendo
la interacción entre las y los participantes, que en la entrevista grupal no adquiere
trascendencia.
Esta técnica, enmarcada dentro de los enfoques cualitativos, promueve la
participación e intercambio de ideas entre los entrevistados, proveyendo gran
cantidad de información en corto tiempo. Por otra parte, cabe aclarar que si bien
los grupos focales online posibilitan acceder a diversas personas que se encuentran
a distancia, sin la necesidad de traslado, sin implicar costos, los mismos reducen el
universo accesible, limitando el estudio a una población de mayor nivel económico y
educativo que cuente con los recursos necesarios para su implementación, pudiendo
ser baja la tasa de aceptación a participar (Marradi et al, 2018).
Las entrevistas grupales virtuales abarcaron una población conformada por personas
ubicadas en las franjas etarias de 18 a 59 años, residentes en contextos urbanos de
las cinco regiones del país. Los criterios de inclusión de la muestra son los siguientes:
a) las personas deben haber atravesado el período de aislamiento generalizado, b)
contar con las condiciones de conectividad, c) su participación de ser efectuada de
forma voluntaria, d) haber consumido alguna sustancia al menos una vez durante el

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Heinrich, A.; Odetti, V. y Sampietro, J. “Repensando y desandando el proceso de investigación... 465 - 479

período de ASPO.
La logística que rodeo la materialización de cada Grupo Focal Virtual consistió en
un grupo integrado por cuatro personas: un Coordinador, dos Observadores, y un
asistente técnico que no participaba del grupo, pero estaba atento a los aspectos
técnicos del encuentro virtual, como grabaciones, conectividad y eventuales caídas
de línea de alguno de los miembros de la organización.

III - Grupo de Discusión


El Grupo de Discusión es una técnica de investigación cualitativa de mucha eficacia
para la realización de estudios sociales, habiendo logrado también un gran consenso
como herramienta para la realización de estudios de mercado.
Se trata de convocar a un número reducido de personas, desconocidas entre sí, que
se reunirán en una única vez, con el fin de conversar sobre un tema específico, y en ese
contexto observar las distintas posturas, opiniones y reacciones que los participantes
tienen sobre el mismo.
Las siguientes líneas buscan sistematizar algunos de los aspectos principales de esta
herramienta y su correspondiente encuadre de trabajo.

• Equipo de trabajo

El equipo de trabajo que lleva adelante el encuentro está conformado por un


Coordinador, un Observador interno y, si ocasionalmente así se lo decide, también
puede contar con la participación de observadores externos.
En algunas configuraciones más complejas, se cuenta con un equipo de profesionales
que siguen el devenir de la reunión desde otro lugar y tiene la posibilidad de
comunicarse con el Coordinador para sugerir caminos alternativos al debate o
introducir algún elemento nuevo en la discusión.
El equipo que lleva adelante la reunión se encarga del posterior análisis del material
registrado.
Otra parte de la organización, que resulta de suma importancia para los resultados
a los que se pueda arribar con la utilización de esta herramienta, es el equipo de
reclutamiento o búsqueda de los invitados. Su labor permitirá encontrar las personas
que reúnan las condiciones del perfil de participante diseñado para el caso.
Resulta pertinente señalar la diferencia de la utilización de los conceptos de
participantes e invitados, entendemos que todos los integrantes del GFV son
participantes del mismo, incluyéndose coordinador, observador, observador externo;
y los invitados refiere exclusivamente a las personas reclutadas.

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Invitados
La cantidad de personas convocadas siempre deberá permitir la participación “cara a
cara” de todos los integrantes en la conversación crítica que se desarrollará, número
tal que evite la conformación de subgrupos. Cada Coordinador, en función de su
experiencia, definirá el número de invitados con el cual puede llevar adelante la
reunión manteniendo su control.
El reclutamiento se llevará a cabo siguiendo los criterios de inclusión, los cuales son
acordes al perfil desarrollado a medida del tema a investigar. Así se contemplarán
variables de sexo, edad, estudios, actividad laboral, conocimiento sobre el tema y
otros aspectos de interés para la investigación.
La participación de los invitados es voluntaria. Al convocarlos se les informa el tema
en cuestión y los diferentes aspectos del encuadre general de la actividad.
Se debe aclarar a los invitados que toda la información brindada será utilizada a
los fines de la investigación y que está garantizada la confidencialidad de sus datos
personales (ley de Habeas Data Nª 25.326 y sus modificaciones de protección de
datos personales), y se les solicitará su consentimiento informado para el registro y
grabación del evento.
En ciertos esquemas de trabajo se les reconoce un viático (correspondiente a su
traslado o al día de trabajo perdido) pero, en general, se busca que esto no signifique
un pago a su presencia.
Debemos tener presente que la homogeneidad será aportada al grupo por el tema
a abordar, razón por la cual resulta de mucha riqueza para los resultados del
estudio buscar configuraciones grupales heterogéneas que aportan epistemologías y
abordajes distintos.
Dependiendo del tema y del alcance que se le quiera dar a la investigación se podrán
desarrollar varios grupos reclutados en base a distintas variables de pertenencia.

• El encuentro

El lugar elegido debe ser neutral y no tener ninguna relación con el tema investigado.
Se tratará de llevar a cabo el encuentro en un ambiente controlado que permita una
charla amena y sin interrupciones externas ajenas al tema en debate, propiciando así
la participación libre de los invitados.
La reunión, en la medida de las posibilidades técnicas con que se cuente, se grabará
y registrará, para su posterior análisis, con el consentimiento previo de los asistentes.

● Coordinador y Observador
La reunión será dirigida por un Coordinador, quien será la figura de referencia para
todos los invitados que, recordemos, no se conocen entre sí.
La otra persona de la organización que formará parte del Grupo de Discusión será el

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Observador, quien tendrá a su cargo la tarea de registrar todo lo que suceda durante
el debate.
También se podrá contar con Observadores Externos que colaborarán con el registro,
pero alejados del grupo propiamente dicho, en cuanto su dinámica y funcionamiento,
no intervendrán de forma directa con su presencia.
Resulta imprescindible tener en claro los roles de quienes llevan adelante la reunión.
La premisa será: el Coordinador “coordina” y el Observador “observa”. Salvo acuerdos
previos, y porque el tema así lo requiere, no se aconseja la participación activa del
observador, ya que se genera un doble polo de atención para los participantes,
pudiendo conllevar la división del grupo.
Las funciones del coordinador son dar la palabra, generar la fluidez en la conversación
y profundizar el tema de forma dialéctica. Estas dinámicas, en las cuales se usan
distintas herramientas, serán abordadas en texto específico para el tema.
Se debe tener en cuenta lo que se dice y lo que se hace cuando alguno de los
integrantes del grupo enuncia un concepto; en este punto, el lenguaje corporal es
uno de los indicadores que permite ver quienes acuerdan o no con el enunciado que
se ha efectuado. El observador será quien pueda dar cuenta de los aspectos verbales
y no verbales que se presenten en el grupo, así como también los aspectos implícitos
y explícitos.

• Etapas del Grupo de Discusión

Preparación individual: Es un espacio de tiempo reservado a la preparación personal


para el encuentro. Esto se realiza en forma individual y en soledad. Se repasan los
objetivos, los elementos, herramientas y puntos de discusión que se van a plantear.

Llegada al lugar del encuentro: Se debe realizar con la anticipación necesaria para
adecuar el lugar al encuentro que hemos planificado. Siempre los organizadores
deben estar antes que los invitados.

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Duración formal: Espacio de tiempo previsto para el encuentro. Se estima una hora
de duración.

Duración real: El tiempo que efectivamente ocupamos para la reunión y que se debe
contar desde el momento de llegada del primer invitado hasta la partida del último,
esto independientemente del tiempo destinado a la discusión propiamente dicha.
Una vez finalizado el Grupo de Discusión se realizarán los siguientes pasos:

Control de registro: Una vez que se retiran los invitados, los organizadores van
a trabajar en corroborar que se haya registrado todo lo percibido, que queden
plasmadas las diferentes cuestiones observadas a lo largo del encuentro. No se trata
de un momento de análisis, sino que será una tarea posterior.

Profilaxis individual: Momento que también se trabaja de forma individual y en


soledad, que permitirá dar un cierre al encuentro, reflexionando sobre el mismo, y
así poder retomar las actividades cotidianas.

El Tiempo Real destinado al desarrollo de un grupo de discusión va desde la


preparación individual hasta el momento de la profilaxis. A esto se debe sumar todo
el trabajo previo de organización y reclutamiento de los invitados.

En cuanto al encuentro propiamente dicho podemos distinguir los siguientes


momentos o etapas.

Llegada del primer invitado: Para los organizadores el grupo comienza a funcionar
con la llegada del primer invitado y comienza un tiempo de pre tarea hasta el formal
inicio del grupo de discusión. En esta etapa se observa y registra del mismo modo
que en el desarrollo formal de la actividad.

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Comienzo formal – Presentación: A cargo del Coordinador de la actividad. Se


presenta, introduce al equipo que lo acompaña, y da a conocer los roles que cumplen
cada uno. Retoma el tema que los convoca y solicita a los invitados que se presenten,
teniendo en cuenta los datos personales que sean relevantes para el motivo del
encuentro: como edad, estudios, ocupación o alguna vinculación con el tema.

Tiempo de Trabajo grupal: el coordinador inicia el debate y busca desarrollar


dialécticamente los distintos ítems que se tenga previsto abordar.
Estas dinámicas, en las cuales se usan distintas herramientas, serán abordadas en
texto específico para el tema.

Doble cierre: El primer cierre versa sobre el tema, se solicita a cada invitado que
exprese lo que a su criterio es una conclusión o síntesis de lo abordado durante el
encuentro. El segundo cierre consiste en solicitarle a cada uno de los invitados una
impresión personal de su participación, de cómo se sintieron participando del evento.
Esta meta-reflexión permite a cada invitado un momento de profilaxis de la actividad,
así podrá cortar con la misma y volver a sus actividades habituales.

Se va el último invitado: Luego del doble cierre finaliza formalmente el grupo. Pero
es habitual que hasta el momento de retirarse los invitados realicen comentarios, que
debemos observar para ser incluidos en el registro y así formen parte del posterior
análisis.
El grupo termina cuando se retira el último de los invitados.

IV - El Grupo de Discusión en contexto de Pandemia


La utilización de esta herramienta en el contexto de la Emergencia Sanitaria
Coronavirus COVID- 19 resultó ser de gran utilidad y permitió el desarrollo de
investigaciones sobre temas específicos vinculados a la Pandemia.
En el caso que nos atañe, como equipo de trabajo de la cátedra de Psicología Social
de la Licenciatura en Psicología de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias
Sociales (UADER) tuvimos la oportunidad de participar en una investigación en el
marco del Estudio Nacional sobre las modificaciones en los consumos de sustancias
y las respuestas políticas implementadas a partir del Aislamiento Social Preventivo y
Obligatorio (ASPO) por COVID-19, realizado por la Secretaría de Políticas Integrales
sobre Drogas de la Nación Argentina (SEDRONAR). En dicha investigación, se pudo
estudiar y profundizar distintos aspectos relacionados a los consumos, a los cuidados
y a las representaciones, prácticas y/o comportamientos relativos a la vida cotidiana,
en el marco de la coyuntura de emergencia sanitaria, que devino de la aplicación del
ASPO, que a todos y todas nos tocó atravesar como sociedad en las primeras etapas
de la pandemia en el año 2020.

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La herramienta permitió tomar contacto virtual con los participantes convocados
y se logró el desarrollo del trabajo grupal propuesto, pudiendo abordar toda la
temática prevista.
Si bien la virtualidad presentaba un desafío organizativo, tanto en la etapa de
reclutamiento como en la de desarrollo propiamente dicho de Grupo de Discusión,
se logró la participación activa de todos los invitados y se pudo debatir y profundizar
cada uno de los aspectos que resultaban de interés para la investigación.
El proceso de reclutamiento debió realizarse adecuando su mecánica a la situación
de ASPO, efectivizándose a partir de la exploración de contactos que sugerían otros
nuevos contactos. Las otras alternativas de libre inscripción de posibles interesados
no dieron ningún resultado (difusión mediática y publicidad abierta y por redes).
Aclaramos que en situaciones de presencialidad la tarea de reclutamiento resulta
muy trabajosa, y la participación lograda es solo un porcentaje reducido de los
invitados que confirmaron su asistencia. Razón por la cual siempre se convoca a más
candidatos de los requeridos con el fin de garantizar la presencia de un número de
asistentes que posibilite la realización del Grupo de Discusión.
Las comunicaciones efectuadas de forma previa, mantenidas desde la organización
con cada uno de los invitados con el fin de asegurar las vías de conexión y la lectura
y aprobación de los Consentimientos Informados previos a la realización de cada
reunión, fueron de gran utilidad.
También se trabajó previamente en garantizar la conectividad de los participantes
y en la disponibilidad de sistemas alternativos que permitieran la continuidad de la
reunión ante un desperfecto en las conexiones de internet.
Así se establecieron protocolos que se activaban ante una falla en la conectividad y
permitían recuperar rápidamente los contactos desde una coordinación alternativa y
de esta manera poder continuar.
Los encuentros virtuales se desarrollaron en plataformas de videoconferencia (zoom
o meet) en base a las etapas descritas anteriormente para los grupos presenciales.
Los roles de coordinación y observación se llevaron adelante adaptando las
herramientas que habitualmente se utilizan en la presencialidad, como lenguaje
corporal, a los rasgos distinguibles en las imágenes de las plataformas de
videoconferencia, en donde resultaron de mucha utilidad las técnicas de la PNL –
Programación Neuro Lingüística - y los indicadores de sonido de cada una de las
ventanas de los participantes como marcadores de rasgos no verbales.
La duración de los encuentros virtuales no presentó diferencias significativas en
relación a los tiempos de los encuentros presenciales.
La utilización de la plataforma de videoconferencia permitió un perfecto registro
de imagen y sonido, los cuales resultaron de suma utilidad al momento del análisis
posterior.
La experiencia fue enriquecedora y se lograron los objetivos previstos en la
investigación. La adaptación realizada a la modalidad virtual conlleva una dedicación

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Heinrich, A.; Odetti, V. y Sampietro, J. “Repensando y desandando el proceso de investigación... 465 - 479

especial a los aspectos técnicos, pero, una vez comenzada, la reunión se desarrolla
dentro de los parámetros de cualquier reunión presencial. Rápidamente la virtualidad
pasa a segundo plano y el diálogo, el relato de experiencias y los aportes ganan el
primer plano en la charla.

V - Acerca de las técnicas de análisis de la información


Una vez que se realizaron las desgravaciones de las entrevistas grupales, se
llevó adelante la codificación de las mismas, utilizando el software Atlas ti, en la
que se identificaron todas las frases correspondientes a cada uno de los códigos
proporcionados por SEDRONAR, incluyendo los códigos emergentes y nuevos que
el equipo de trabajo fue incorporando a partir de la sistematización de los datos
empíricos.
El software Atlas.ti cuenta con múltiples y complejos procedimientos y funciona
como un programa de apoyo a la comprensión, interpretación y análisis de la
información en investigaciones cualitativas. Esta herramienta de uso tecnológico y
técnico facilita la organización de los datos y contribuye a la sistematización (Muñoz
Justicia y Sahagún Padilla, 2017). Sin embargo, es necesario aclarar que el programa
no puede ser considerado como un sustituto de las acciones intencionales que las y
los investigadores realizan a la hora de establecer relaciones y realizar el análisis
(Klüber, 2014).
Con respecto al análisis, cabe aclarar que se retomaron los códigos desglosados,
integrando los elementos del contexto en el cual se trabajó cada código. De esta
forma, se intentó tener en cuenta cómo fueron presentados los códigos por cada
coordinador, lo que generó el abordaje de los mismos en las y los invitados, entre
otras impresiones que se consideraron pertinentes incluir en el análisis a partir de
las notas de registros tomadas en todos los grupos focales virtuales.
El análisis descriptivo consistió en seleccionar las frases textuales más significativas
para encontrar regularidades en los discursos, utilizando las mismas como soporte
de la idea que se planteó en la interpretación de cada tema trabajado.
Según Guber (2004) el investigador emplea sus propios marcos de referencia para
interpretar qué sucede en el sistema estudiado; pero, en la medida que sea necesario,
los irá modificando gradualmente, en busca de un nuevo marco que intente dar
cuenta de la lógica de los actores involucrados, con el fin de contemplar el contexto
significativo de los sujetos sociales en cuestión.
Asimismo, desde el estudio que estamos exponiendo, se intentó considerar los
sentidos, significados y representaciones que los y las participantes le otorgaron a
sus prácticas, tratando de respetar sus propias perspectivas acerca de las diversas
temáticas y/o problemáticas abordadas.
La realización de las conclusiones sobre los principales resultados, obtenidos a
partir del análisis, se centró en la selección de frases destacadas, en la repercusión

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del grupo frente a los tópicos de debates, en los acuerdos que se lograron respecto
a determinados temas, en los contrapuntos y tensiones que aparecieron, entre otras
cuestiones que el equipo de trabajo consideró pertinentes incluir dentro de dicho
apartado.

Reflexiones Finales
En el presente se realizó una reseña del proceso metodológico de investigación, en el
que se desarrolló específicamente la dimensión de estrategia general y la dimensión
de técnicas utilizadas para la recolección y análisis de los datos, complementando con
desarrollos teóricos sobre el enfoque utilizado para el acercamiento a la “realidad”
que tuvo en consideración la cualidad de los datos recabados para interpretar los
fenómenos sociales.
Asimismo, se desarrollaron diversas reflexiones en torno a algunos de los momentos
de las dimensiones señaladas, haciendo hincapié en las particularidades del trabajo
de campo en el marco del trabajo remoto. En este sentido, coincidimos con Guber
(2004) en considerar a la reflexividad como un componente fundamental del
proceso de investigación, entendida por la autora como un proceso de interacción, de
diferenciación y reciprocidad entre la reflexividad del sujeto cognoscente y la de los
actores o sujetos/objetos de investigación (Gutiérrez Vidrio, 2008).
A partir de la propia experiencia del equipo de trabajo en la realización de grupos
de discusión en diversos ámbitos, se intentó destacar los principales aspectos a tener
en cuenta sobre esta técnica de investigación cualitativa, incluyendo el encuadre
de trabajo, la organización interna y las funciones del equipo que consideramos de
relevancia y de gran utilidad, con el fin de ofrecer un aporte para su implementación
considerando las vicisitudes que planteó la modalidad virtual para el trabajo con la
misma. Así, se buscó dejar registro de los desafíos que conlleva su adaptabilidad al
formato virtual, teniendo en cuenta las variaciones que la misma requirió en cuanto
a los aspectos técnicos y organizacionales.
Este trabajo buscó volver sobre la experiencia, entendida por Sergio Rascovan (2018)
como una configuración de vivencias heterogéneas que articula múltiples aspectos
como los emocionales, cognitivos, intersubjetivos, conscientes e inconscientes, para
reflexionar sobre el trabajo conjunto y articulado en el marco de la virtualidad
durante el primer tramo de la pandemia, haciendo hincapié en el contexto socio-
histórico en el que tuvo lugar la investigación como práctica social (Sirvent, 2003)
teniendo en cuenta las implicancias, inconvenientes, desafíos y alcances que tuvo el
trabajo realizado a lo largo de todo el proceso.

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La política de tierras y colonización en
Chaco durante el Plan Trienal (1973-1976):
planificación y análisis para un campo en
transformación
Land policy and colonization in Chaco during the Triennial
Plan (1973-1976): planning and analysis for a field in
transformation
DOI: http://doi.org/10.33255/25914669/6104

Adrián Alejandro Almirón


https://orcid.org/0000-0002-6533-7259
Facultad de Humanidades
Universidad Nacional del Nordeste
Instituto de Investigaciones Geohistoricas
[email protected]
Resistencia, Chaco
Argentina

Recibido: 08/08/2021
Aceptado: 15/05/2022

Resumen
La política de colonización durante la década del setenta en el
Chaco ocupó un lugar preponderante, en especial durante el
segundo gobierno de Deolindo Bittel entre los años 1973-1976. Estas
medidas se relacionaban al denominado Plan Trienal planificado
por el tercer gobierno de Juan Domingo Perón, las cuales buscaban
promover la productividad agrícola y fortalecer la expansión de las
áreas extrapampeanas. De esta forma, el artículo plantea analizar
la reconstrucción de los proyectos de colonización diseñados por el
Estado nacional y provincial. Estudiaremos el rol de las instituciones
y de los expertos en la formulación y en los trabajos realizados en el
territorio a fin de lograr cambios en el agro chaqueño.

Año 6 N° 10 | FCECO | 480


Almirón, A. La política de tierras y colonización en Chaco durante el Plan Trienal... 480 - 499

Palabras claves: Chaco- Colonización- Peronismo- Tierras

Abstract
The colonization policy during the seventies in the Chaco occupied
a prominent place, especially during the second government of
Deolindo Bittel between 1973-1976, these measures were related to
the so-called Triennial Plan planned by the third government by Juan
Domingo Perón, which sought to promote agricultural productivity
and strengthen the expansion of extra-pampeans

In this way, the article proposes the reconstruction of the projects


generated by the national and provincial State to achieve and promote
colonization, we will study the role of experts in the formulation and
in the work carried out in the territory in order to achieve changes in
Chaco’s agriculture.

Keyswords: Chaco- Colonization- Peronism- Lands

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 481


Introducción
La política de tierras en la provincia del Chaco durante la década del sesenta,
estuvo atravesada por diversos cambios. En lo político, el golpe de Estado de 1966,
-denominado Revolución Argentina-, en el cual Miguel Angel Basail, gobernador de
facto, llevó adelante un programa de planificación sobre la tenencia legal benefeciando
a sectores medios del agro. En lo social, el campo nordestino y en especial chaqueño,
los pequeños productores y campesinos lograron organizarse y manifestar su
malestar por la delicada situación productiva del cultivo algodonero. Estas tensiones,
se comprueban en las discusiones y proyectos sobre el uso y utilización del suelo. Las
propuestas de reforma agraria y la colonización fueron temas de debate y análisis a
nivel latinoamericano y en la provincia no fue la excepción, en las tensiones propias
de este debate por los posibles intereses afectados (Barraclough y Collarte, 1972;
Barsky 1990). En tal aspecto, los planes diseñados durante el tercer gobierno de Perón
y en la provincia del Chaco,durante el segundo gobierno de Bittel, se identifican estas
preocupaciones, diseñándose un programa de colonización.
Para pensar en nuestro aporte, hasta el momento los trabajos han realizado
importantes avances en describir y reconstruir los cambios que se han dado en torno
a la expansión agropecuaria junto con las propuestas establecidas para el campo
chaqueño (Bruniard 1978; Roze 2007; Slutzky 2011; Bageneta 2015; Schaller 2017;
Moglia 2020), destacando las características que durante la década del sesenta y
setenta el Chaco atraviesa una redefinición del sistema productivo, diversificándose
en las actividades agropecuarias y siendo una complementación a los cultivos de la
región pampeana. Pero también a nivel nacional, como la política agraria durante
el tercer peronismo, estará atravesada por la discusión de lograr la modernización
agraria (Lattuada 1986; Balsa 2006; Barsky y Gelman 2009; Lazzaro 2013). Asimismo,
otras investigaciones demuestran de manera clara como se ha caracterizado el
mundo rural, describiendo y analizando los por qué de los diversos territorios que
constituyen el mundo agrario argentino y el Nordestino. Estos trabajos permiten
conocer de manera particular las realidades complejas y las tensiones propias de
la ocupación y disputa de los recursos (Rofman 1999; Valenzuela 2018; Moyano
Walker 2020, De Arce y Salomón 2020, Cerda y Mateo 2020, Carini, Poggetti y Barrera
Calderón 2021y Spakus,Vásquez y Telesca 2021).
El articulo analiza la trayectoria y la planificación realizada por el Estado a través
de la política pública referida a la cuestión de la tierra y la colonización, para ello
reconstruiremos las estrategias desde las instituciones y de los técnicos que han
desarrollado un diagnóstico sobre la realidad del agro chaqueño. En este sentido, se
evidencia el rol protagónico del Estado nacional y provincial para la formulación de
políticas públicas a través de acuerdos, entre distintos sectores. Comprendemos al
Estado como un actor, dado que a través de la acción de sus colectivos de funcionarios,
técnicos y expertos (Sckopol, 2007) que ocupan el aparato estatal buscan y diseñan
diversas líneas de acción que promueven cambios estructurales, en la identificación

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Almirón, A. La política de tierras y colonización en Chaco durante el Plan Trienal... 480 - 499

y proyección de las problemáticas. Se pueden indentificar los conflictos por la


resolución y concretar lo planificado (Evans 1996). Nos interesa reconstruir cómo
desde distintas áreas estatales terminan de conformar un corpus de conocimiento
sobre el campo y la sociedad. En este sentido, los expertos que se encuentran
vinculados a instituciones nacionales y provinciales, tendrán un protagonismo en las
formulaciones y reconstrucción de las problemáticas que cada territorio se encuentra
atravesando. De esta manera, analizaremos con una mirada hacia el Estado como un
actor, que tiene multiples dimensiones e intereses con sus expertos, quienes toman
decisiones en torno a las políticas rurales, en especial las políticas de colonización.
Estas medidas se encuentran y se evidencian como muestras de una política estatal
que tiene como finalidad lograr una transformación en los espacios subnacionales,
en este caso la provincia del Chaco. La investigación plantea reconstruir una mirada
cómo la política agraria y de tierras en el Chaco tuvo repercusiones en la sociedad, en
el marco de una década en donde los conflictos sociales y las resistencias populares
estuvieron latentes. Avanzar en las políticas planteadas durante el gobierno de Bittel,
permitirá comprender las preocupaciones y las limitaciones que tuvo su aplicación.
Para la elaboración de este trabajo se acudió al registro y análisis de documentación
oficial, los discursos de gobernadores, memorias oficiales de las reparticiones de
agricultura, en especial del Instituto de Colonización.

Política Peronista a nivel nacional en la década de 1970


La tercera presidencia de Juan Domingo Perón tenía un programa económico y
social que se traducía en diversos aspectos, entre los cuales se encontraba la politica
de tierras y de colonización. Este plan de gobierno se habia concertado con distintos
actores de la sociedad, desde los partidos políticos hasta las corporaciones más
representativas de los distintas instituciones representativas del agro, destacándose,
que por ello se logró la firma del Pacto Social en 1973 (Lattuada, 1986). En el caso
del Nordeste, el acta de compromiso fue firmado con las Ligas Agrarias1, las cuales
reunían a los sectores campesinos del interior de la provincia.
La planificación del gobierno nacional se enfocaba en reactivar la economía, el
encargado de llevar adelante esta tarea fue el Ministro de Economia José Ber Gelbard
(1973-1974) y el objetivo fue ampliar el mercado interno mediante la redistribución del
ingreso, procurar la expansión de las exportaciones de manufacturas y extender los
márgenes de acción del Estado. En cuanto a la politica agraria, el plan del peronismo
se enfocó en lograr la modernidazación y tecnificación del agro, pero también atender
y tratar de lograr una justa y equitativa distribución del ingreso, esto conllevaría a

1 Las Ligas Agrarias se conformaron en 1970 frente a la situación agrícola que se había generado tras el estancamiento productivo y
las condiciones de vida de miles de productores en la región Nordeste. Destacamos los aportes de Ferrara F. ( 1973), Roze ( 1992). Des-
tacamos el documental que se titula El campo de Pie https://www.youtube.com/watch?v=Bc2J3FcynWs

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una mejora en la integración regional desde lo económico (Lattuada, 1986, p 210).
Esta planificación económica-social y política se encontraba expresada en el Plan
Trienal para la Reconstrucción y la Liberación Nacional 1974-1977 y tenía como
objetivo reconvertir el agro destacando y apelando a una política que integrara a los
distintos actores del campo, con realidades complejas y diversas, las cuales desde la
década del sesenta se encontraban atravesadas por crisis de productividad.
El plan presentado esbozaba una dinámica y rol estatal que diferenciaba el tipo
de intervención que debía realizar en cada sector del país, teniendo en cuenta las
problemáticas son consideradas como transformistas, para la región pampeana
esto significó un accionar indirecto del Estado, mientras que para las regiones
extrapampeanas, las políticas realizadas y llevadas por el Estado nacional fueron
centrales (Lattuada,1986, p 43).
En el caso de la colonización para las áreas extrapampeanas, el plan trienal nacional
buscaba consolidar la colonización en áreas escasamente pobladas, esta se iba a
llevar adelante en áreas disponibles, a través de un proceso de subdivisión del suelo
que implicaba la expansión de la frontera agrícola. La cuestión de la tierra estuvo
enfocada en lograr una justa distribución, el compromiso del Estado se enfocaba en
garantizar la propiedad privada con una función social

“Los productores se comprometen a realizar un aprovechamiento pleno y racional de


toda la tierra con aptitud agropecuaria y forestal, la que debe producir con eficiencia
para la comunidad, y el Gobierno Nacional reafirma el ejercicio pacífico del derecho de
propiedad privada en función social. Esta es la base de un régimen de la tierra moderno
y con sentido social”. ( Presidencia de la Nación. Plan Trienal para la Reconstrucción y la
Liberación Nacional”, 1973, p 329)

Para la aplicación de estos objetivos se trazan en el Plan Sectorial agropecuario


1974-1977, en especial la región semi arida chaqueña, en tierras que afectadas o bajo
la órbita del Consejo Agrario Nacional (en adelante CAN). Las áreas destinadas en la
provincia, fueron el departamento de Gral. Güemes y Almirante Brown; parte oeste
de Libertador Gral. San Martín; Maipú; Independencia, Gral. Belgrano; 9 de Julio,
Chacabuco; 12 de octubre; Fray Justo Santa María de Oro. En este sentido, existía una
combinación de un área densamente poblada y otra lista y apta para la ocupación.

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Mapa N° 1: Area de colonización y politica pública del gobierno nacional 1974-1977

Fuente: Elaborado en base al Plan Trienal para la Reconstrucción y la Liberación Nacional 1974-1977. Tomo 4.
Diciembre 1973.

El CAN no tenía grandes áreas disponibles para realizar labores de colonización en la


provincia, las tierras disponibles por la entidad nacional, se encontraban distribuidas
entre los campos de El Ñadubay con 38.508 hectáreas (193 lotes- en adelante se
utilzará la siglas ha) listas para su explotación agrícola y ganadera, los campos
de Mesón de Fierro con 805 ha (41 lotes) y en el departamento de Gral Güemes y
Almirante Brown se disponía de un área que se encontraba con un 90 % de monte.
La muerte de Perón en 1974, significó el detenimiento en las proyección de las
políticas públicas y también la renuncia del Ministro de Agricultura José Gelbard y
técnicos. Uno de ellos fue el ingeniero agrónomo Horacio Giberti. Entre 1975 y 1976
el gobierno nacional se encontrará resolviendo situaciónes políticas cada vez más
radicalizadas, el pacto social habia quedado de lado, existiendo una ruptura por su
inactividad en las políticas agrarias a nivel nacional y provincial.
En este marco complejo, se proyectaron políticas agrarias y de colonización que
también serán analizadas y proyectadas por parte del gobierno provincial para
mejorar la realidad agropeucaria.

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Política de tierras en el Chaco
Hacia 1973 asumía como gobernador de la provincia Felipe Deolindo Bittel2 por el
FREJULI obteniendo un poco más del 50 % de los votos, su nueva victoria le permitió
por segunda vez, hecho que demuestra el liderazgo en el partido y que pudo lograr
construir consensos y apoyo en distintos sectores políticos.
Tras su victoria electoral, el gobernador junto a sus ministros presentaron el Plan
Trienal 1974-1977, diseñado acorde a las necesidades económicas y sociales de de la
provincia. En cuanto a la política agraria, el gobierno de Bittel se concentró en llevar
adelante un plan de regularización de la tenencia de la tierra que pudiera dar cuenta
y solucionar los problemas del campo chaqueño.
Para lograr obtener un diagnóstico, que pudiera contribuir con los planes de
colonización, se realizó un informe sobre la situación social del sector rural de la
provincia en 19743. El informe partía de reconocer que la población urbana superaba
la rural, aumentando su población Resistencia, Presidencia Roque Sáenz Peña, Gral.
San Martín y Quitilipí.
En torno a la situación de la tenencia de la tierra las observaciones hechas por
los especialistas destacaba la necesidad de aplicar un plan integral que pudiera
ser semejante a una reforma agraria, para ello el diagnostico planteaba la rigusa
necesidad de capitalizar y modernizar a los productores(Provincia del Chaco.
Diagnostico social del sector rural de la Prov. del Chaco. Tomo IV, Resistencia, 1974)
Por su parte también a comienzos del gobierno de Bittel se inicia el trabajo en
conjunto de la provincia con la Organización de Estados Americanos (OEA), el cual
realizó un estudio para el aprovechamiento de los recursos hídricos en la Cuenca
Inferior del Río Bermejo. También el equipo realizó un estudio sobre la realidad
de toda la provincia y dedicó un capítulo especial a la cuestión de la tierra4. Las
consideraciones sobre la realidad agrícola exponía la situación productiva y sugeria
la modificación del modelo algodonero y la distibución de la tierra, en cuanto a los
proyectos diseñados por la provincia, el informe destaca la importancia que tiene el
plan y las posibilidades de modificación.

2 Nació el 26 de mayo de 1922 en Villa Ángela, fue escribano y dirigente político del Partido Peronista-Laborista- Frejuli- Justicialista.
Fue vicegobernador de la Provincia Presidente Perón (1953-1955). Ganó en tres ocasiones las elecciones de gobernador, pero solo pudo
asumir dos de ellas ( 1963-1966/ 1973-1976), siendo una de ellas anulada (1962). Fue candidato a vicepresidente en 1983, fue senador
nacional e intendente de la ciudad de Resistencia en 1987. Fallece el 22 de septiembre de 1997.

3 Este año la provincia fue declarada como zona de emergencia dadas las lluvias que superaban los 450 milimetros, los departamentos
afectados fueron los departamentos de Fontana, Santa Maria de Oro, 9 de Julio, Chacabuco, 12 de Occtubre, Tapenaga, O’Higgins, San
Lorenzo, San Fernando y Libertad

4 Este plan coordinado la OEA se llevó adelante en coordinación con las instituciones del Chaco durante el periodo 1973-1976: Banco
de la Provincia del Chaco; el Ministerio de Agricultura y Ganadería, la Dirección de Bosques, el Instituto de Colonización, el Ministerio
de Economía y Obras Públicas. Asimismo la administración de la Provincial de Recursos Hídricos, la Dirección de Estadística y Censos,
la Dirección de Industrias, Comercio y Transporte, la Dirección de Planificación y la Dirección Provincial de Vialidad. ( 1977)

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El Plan Trienal del Chaco expondrá los principales problemas de la estructura,


enfocándose en prioridades las cuales eran: 1. Salud pública, asistencia y seguridad
social y vivienda, 2. Educación, cultura e investigaciones científicas y técnicas, 3.
Acción agro-forestal e industrial, 4. Provisión de energía y agua, regulación hidríca,
vialidad, trasnportes, comunicaciones, 5. Construcción de comunicación y fundación
de poblaciones en el noroeste de la provincia (Gobierno Popular de la Provincia del
Chaco. Plan Trienal 1974-1977, Resistencia, 1974, p 27). Para los trabajos agrícolas y
forestales se destinó el 12 % del presupuesto, mientras que las tareas de expansión
territorial se ocupó un 8% del mismo5. Bittel destacaba que para la reconstrucción
nacional se preveía la incorporación a la producción activa de más de dos millones de
hectareas del centro-oeste chaqueño y una serie de proyectos especiales de indudable
trascendencia geopolítica localizados en el N.O del Chaco.
Se proyectaba la ocupación y colonización de la única área libre, el Impentrable
chaqueño6, el trazado y pavimentación de la ruta Juana Azurduy entre las localidades
de Juan José Castelli y Apolinario Saravia en la Provincia de Salta. Acompañado a
esto se tenia el objetivo de la creación de colonias y pueblos a la vera de la ruta. Su
construcción comenzó en 1975 y se tenía estimado un presupuesto de 216 millones
de pesos.
En lo que se refiere a la colonización, existió una continuidad en exponer la situación
crítica del campo, diagnóstico que fue destacado por diversos especialistas durante
la década del sesenta, en especial los investigadores de la Universidad Nacional del
Nordeste para la región Nordeste. Uno de ellos fue BESIL Antonio Cahan, quien en su
tesis de doctorado en economía titulado Análisis de las causas del actual cambio
en la estructura del sector agrícola en la Provincia del Chaco ( 1969) señalaba
las problemáticas del agro, minifundismo y tenencia precaria de la tierra. También
vemos en Lazzaro como se describe que el minifundismo era un problema económico
y social que debía lograrse un punto de solución con medidas que pudieran fomentar
el desarrollo de las productores.

“El tema del minifundio ocupaba un sitio relevante en el Acta de Compromiso del
Campo —junto con el de los productores—, haciendo explícita la intención de liberar
efectivamente al productor directo de la estructura minifundiaria, posibilitando que
el trabajo productivo ingresos suficientes para el alcance de “una vida digna”, a través
de programas de colonización, incorporación y distribución de tierras, creación y
mantenimiento de unidades de carácter familiar y el desplazamiento de la frontera

5 Se destinó un total $ 242.253.5000 para los diversos trabajos en el Plan Trienal.

6 El Impenetrable constituye una microregión del Chaco argentino que integra el Chaco seco/árido y los vínculos con el Chaco húmedo,
se ubica en los Departamentos General Güemes y Almirante Brown, presentando a la localidad de Castelli como la “puerta al Impene-
trable” y a Nueva Pompeya, misión franciscana creada en 1900, como la localidad más antigua de la zona. Este espacio está poblado
especialmente por comunidades indígenas qom y wichí, y población criolla (Quevedo y Giordano 2021).

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agropecuaria”. ( 2013, p 154)

En la provincia, el minifundio era una problemática abordada por expertos del Consejo
Federal de Inversiones (CFI) y se sugeria abordar nuevas estrategias para lograr la
trasnformación del campo chaqueño. Teniendo en cuenta estos debates, el gobierno
de Bittel, la solución planificada fue diversificar las actividades económicas de estos
colonos algodoneros, dedicándose a las actividades pecuarias y la explotación del
monte.
En materia de colonización, el gobierno intentó lograr que cada productor tuviera
una infraestructura de servicios y posibilidades de producción que les aseguren una
vida digna, por este motivo se proyecto la asistencia técnica de ingenieros agrónomos,
crediticia y social. Por su parte, en su politica de tierras entendía que debía continuar
el proceso de colonización en áreas disponibles, y financieramente viables. Se preveía
sobre una base de 1.100.400 ha disponibles para zonas y sub-zonas de aplicación
de implementación de obras y el fortalecimiento de nuevos asentamientos que
beneficiaria a un total de 5600 familias y la entrega del suelo iba variar entre 100 a
625 ha dependiendo de la zona.

Cuadro N° 1 : Familias asentarse de acuerdo al Plan Trienal 1974-1977

Zona Número de familias Superficie por predio familiares Superficie por predio
Cooperativas
Forestal Ganadera 823 1740 ------

Agrícola 2924 106 3000


Agrícola-ganadera 1850 200 5000

Total 5597 ---- -----

Fuente: Gobierno Popular de la Provincia del Chaco. Plan Trienal 1974-1977, Resistencia, 1974, p 49.

Este plan establecía que no se iban a entregar los títulos de propiedad, se consideraba
que iba a existir un plazo de 10 años de plazos para la entrega de los títulos, esto
intentaba evitar la venta del terreno y asegurar su ocupación directa.
Por su parte, los diputados de la provincia presentaron un proyecto de ley de apoyo
económico en la Cámara de Diputados de la Nación para la realización de este avance
de la frontera. Se estimó que el costo iba a ser de $ 9.950.000 e iba a tener una
duración de 20 años para asentar definitivamente a casi las 6000 familias (República
Argentina. Cámara de Diputados. 1973 Extracto: Silva y otros. N 3285. Prestar apoyo al
plan de colonización de la provincia del Chaco proyectada por el gobierno provincial).
Este pedido de ayuda económica fue aprobada en mayo de 1975. De esta forma Nación
apoyaba desde lo normativo el avance sobre la frontera.

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Mapa N° 2: Plan de Colonización Nacional y Provincial-1973-1977

Fuente: Elaboración propia en base a Gobierno Popular de la Provincia del Chaco. Plan Trienal 1974-1977,
Resistencia, 1974

La política de asentamiento provincial contemplaba la ubicación de población de


aquellas personas que no pudieran ser ubicadas en el centro-oeste por el plan
nacional, podían ser ubicadas en estos dos nuevas áreas, en la colonia pastoril de
Fortín Lavalle o en su defecto en la zona denominada Pico del Chaco.
Este plan tuvo problemas en cuanto a la aplicación, el cual se vio atravesado desde
el presupuesto hasta el personal asignado para la realización. No obstante, lo que
nos demuestra este plan de colonización, es por un lado el proyecto de ocupar y
colonizar el impenetrable chaqueño y por otro lado la necesidad de lograr nuevos
asentamientos que pudieran contener a las familias que decidían abandonar el
campo hacia las ciudades tanto del Chaco como de otras provincias.

La Reforma Agraria y la colonización como problema


La Reforma Agraria7 y las políticas de colonización fueron y se presentaron como
posibilidades de lograr y efectivizar los cambios en la cuestión de la tierra. En tal
sentido, Bittel en su primer gobierno (1963-1966), había demostrado interés en

7 Existe una interesante y fastuosa bibliografía sobre la conceptualización de la Reforma Agraria en America Latina y en Argentina. En
tal sentido destacamos los aportes que problematizan conceptualmente a esta medida Garcia (1967) y aquellos que lo analizan desde
una perspectiva histórica Gomez( 2018), Lazzaro ( 2008, 2013a, 2013b, 2017), Reboratti( 1985)

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reconocer las discusiones y las demandas de sectores de pequeños productores. En este
sentido, llevó adelante lo que él denominó como una reforma agraria practicable.
Esto no fue más que un programa de colonización en áreas libres de ocupación y de
regularización de la tenencia del suelo (Almirón, 2020). Iniciado el tercer gobierno
de Perón, el problema de la tierra, ya no tenía la impronta y la intensidad que había
tomado en la década del sesenta, pero el peronismo reconocía en la denominación de
las políticas, una forma de identificarse con los propósitos y objetivos de la distribución
del suelo. A estas medidas las enunciaron como una reforma agraria integral, que
se caracterizará más como un programa de colonización. Lazzaro analiza que las
discusiones con los distintos sectores promovió la proyección esta medida, la cual se
caracterizaba como

“La reforma agraria integral se asocia aquí con el concepto de reforma agraria marginal,
que no apunta hacia la ruptura del monopolio latifundista sino que opera en una línea de
reformas superficiales, intentando desviar la presión sobre la estructura agraria basada
sobre la gran propiedad, a través de operaciones como la colonización en regiones
periféricas, la parcelación marginal de latifundios o los procesos de mejoramiento de
tierras; persiguiendo como objetivo estratégico la conservación del statu quo dentro
del marco de la estructura agraria pero también en el ámbito de la dinámica política
nacional” ( 2013a, p 116).

La aplicación de estas ideas, se llevaron adelante a través del organismo encargado


de realizar la gestión de la tierra pública: el Instituto de Colonización.
La primera medida de gobierno, fue realizar la intervención del instituto. El argumento
fue conocer a profundidad el estado de situación del organismo, el encargado de
tal tarea fue el hermano del gobernador, Raúl Bittel. Este nombramiento generó
una tensión con las ligas agrarias chaqueñas quienes no tuvieron posibilidad de
participación en la institución y las demandas de una reforma agraria quedaron
completamente relegadas( Roze, 1992). La postura del gobierno en torno a realizar
una reforma agraria era desestimada por el propio interventor:

“Haz la reforma agraria chaqueña”, me decían. “Haz expropiaciones y mete colonos”, otros.

Yo les confieso que a mí me causaba antipatía la terminología “Reforma Agraria”, porque


siempre escuché hablar de ella y nunca, o por lo menos creo que hasta ahora, siempre
se ha realizado con sentido folclórico y poco práctico. Entonces me entusiasmó la del
Reordenamiento y Colonización” (Bittel, 1974, p. 106 ).

La intervención duró hasta 1974 y de acuerdo al propio gobernador, el instituto finalizó


con la aprobación del Plan de Colonización para la Reconstrucción Nacional. Este
nuevo plan de trabajo, era presentado como un nuevo trabajo en conjunto que sería
realizado y llevado adelante en conjunto con los otros dos planes anteriores. Lo
particular y novedoso del plan fue la integración de expertos, que formaron parte

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de instituciones internacionales referidas al agro. Los autores del Plan fueron Julio
Gil del Moro y Antonio Nieves Fernández, el primero de ellos, era médico veterinario
pero con especialidad en desarrollo agrícola y desde 1976, luego de su paso por el
Consejo Agrario Nacional, trabajó en el Instituto Interamericano de Cooperación para
la Agricultura (IICA) con sede en República Dominicana. Mientras que el segundo era
ingeniero agrónomo y se desempañaban en la Secretaria de Estado de Agricultura
y Ganadería. Para este plan se involucraron 23 expertos, todos desempeñando
tareas en el instituto o en otras dependencias del gobierno provincial y Nacional del
Ministerio de Agricultura y Ganadería, de Economía y de Obras públicas. Del Instituto
de Colonización participaron 6 expertos, de los cuales 5 eran ingenieros agrónomos.
En el prólogo del plan se destacaba la acción de los miembros del Instituto, y hasta
ese momento no hay proyecto que tenga tanta incidencia en un plan sistemático de
ocupación y colonización, se destacaba el trabajo en conjunto con otros ministerios
como: educación, salud, agua y de comercio. En el marco de este plan, se estableció una
coordinación con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) delegación
de Presidencia Roque Sáenz Peña por ser la más próxima al área de trabajo.
Los expertos autores que elaboraron el proyecto destacaban con estos trabajos
resolver la inseguridad de legal de la tenencia del suelo y combatir el minifundismo,
en definitiva lograr la modernización del campo chaqueño

“La necesidad de agilizar los procesos de las tierras, de aprovechar las economías
de escala y tamaño, de facilitar la aplicación de la técnica y de utilizar el crédito
y, finalmente, de favorecer, por intermedio de la cooperación, a los sectores
marginados, lleva a plantear como alternativa distinta a la tradicional colonización
en unidades individuales, la formación de cooperativas de trabajo” (Gil de Muro y
Fuentes, 1974, p 109).

El proyecto es un plan integral, que comprendía diversas áreas, destacándose por un


lado resolver la cuestión del modelo agrícola chaqueño, en este caso el monocultivo
algodonero vinculado a la tenencia de la tierra generaba inconvenientes a la hora de
establecer una definición de los cultivos y la rentabilidad.
En este sentido, la diversificación de cultivos exigía mayor concentración de tierras en
aquellos que tenían 25 ha. Se estimaba que podían obtener mayor rentabilidad con
el cultivo de girasol y cereal. Esto podía lograrse a partir de la compra o el arriendo
de los predios de productores “liquidados por la crisis”, mucho de ellos campesinos
que tenían entre 1 a 5 ha. A esto debe sumarse que el proceso de regularización
de la tierra, hizo que el valor de la tierra pasara de 50 a 500 pesos la ha. Esta
recategorización hizo imposible para muchos productores, poder acudir y solventar
tales gastos, produciéndose reventas de ocupaciones, favoreciendo el proceso de
concentración de los colonos que deseaban reconvertir su producción (Provincia del
Chaco. Proyecto de Colonización para la Reconstrucción Nacional. Enero, Resistencia,
1974, pp 23- 24 ).

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El trabajo de campo permitió registrar8 que más del 50 porciento de los productores
tenia menos de 25 ha cultivadas. La mayoría se dedicaba al cultivo de algodón,
produciendo en general menos de 20 toneladas. En cuanto a recursos, la mayoría no
tenía tractor, el ganado vacuno se encontraba presente en todas las explotaciones,
aunque el mismo variaba considerablemente, dado que la mayoría lo disponía para
autoconsumo o labores de trabajo.
Más de la mitad de los productores eran analfabetos o de escolarización incompleta,
y no participaban en cooperativa alguna. Por último, la gran mayoría consideraba
que la tierra, debía entregarse a los productores más chicos. Estas encuentras fueron
realizadas a un sector representativo de 296 productores, de las 5600 familias que
eran ocupantes de tierras fiscales (Provincia del Chaco. Proyecto de Colonización
para la Reconstrucción Nacional. Enero, Resistencia, 1974, pp 42- 43).
El propósito de este trabajo además de lograr la entrega de la tierra y reubicar a
miles de familias, fue intentar lograr que pudieran capitalizarse y formar parte de
cooperativas.
Por su parte, el Instituto de Colonización estaba encargado de varias acciones que
iban a lograr el propósito de mejorar a los asentamientos: 1. Selección del grupo
y lugar con el que comenzar a trabajar; 2. Curso de capacitación para los técnicos,
3. Elaboración del marco productivo y discusión de acciones para la actividad de
la cooperativa, 4. Capacitación para organizar cooperativas a los productores, 5.
Selección final de los socios y el lugar del asentamiento de la cooperativa, 6 asistencia
técnica para la implementación de un plan de explotación y 7 reuniones periódicas de
evaluación de trabajo.
Este plan de trabajos tuvo una importante merma desde 1975, en parte dadas las
características económicas y políticas con las cuales se encontraba atravesando
el país. Sin embargo, en ese mismo año se realizó en Resistencia una reunión
multinacional con distintos exponentes técnicos de países latinoamericanos, para
debatir y compartir los avances logrados en cada planificación9. Aunque como
mencionamos, los trabajos de campo comenzaron lentamente a dejar ser realizados
por el contexto político nacional.

Acciones y alcances en torno a una política de tierras y colonización


En cuanto a la política de regulación del suelo, lo que podemos apreciar en base

8 Estos trabajos se llevaron adelante en las colonias agrícolas, se inicio su aplicación desde 1974, con las visitas de inspectores de
tierras.

9 “El hecho de que se hiciera en Resistencia, capital de la provincia del Chaco, fue estratégica, porque es la zona de la Argentina en que
se está procurando la aplicación de empresas asociativas, en planes de colonización. Hubo oportunidad también para conocer expe-
riencias concretas sobre desarrollo de empresas asociativas que funcionan en Argentina, Uruguay y Perú, gracias a la colaboración de
técnicos que ofrecieron conferencias sobre casos especiales en sus respectivos países”. Informe Anual IICA 1975, p 33

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a los datos del Instituto de Colonización es una aceleración en cuanto a la entrega


de títulos de propiedad que responde a la decisión de regularizar a los miles de
habitantes que se encuentran en el Chaco.

Cuadro N° 2: Trabajos de regularización de la tierra -1973-1975

Año Titulos de propiedad Concesiones en venta Arrendamiento

N° Superficie(ha) N° Superficie(ha) N° Superficie (ha)

1973 810 123.967 714 80.823 ---- -----


1974 364 47.786 743 91.286 268 34233
1975 405 60356 623 78218 252 39124

Fuente: Brodersohn, V., Slutzky, D. y Valenzuela, C. (2009) - Instituto de colonización, Resumen estadístico

De esta forma hacia 1975, la tierra fiscal regularizada y entregada de tierras en


propiedad privada durante el gobierno de Bittel demostraba un continuidad, aunque
existen notables diferencias en cuanto los trabajos de campo y de titularización del
suelo. Vinculado a esto, el plan de expansión sobre el “impenetrable chaqueño”
convertia en realidad la ocupación del monte y de la frontera.
Entre 1973 y 1975 se produjo un acelerado proceso de inspección, mensura, entrega
de tierras en arrendamiento y venta del suelo, se focalizó el trabajo en las dos áreas
señaladas por el Plan provincial aunque se destacaba que la ejecución del mismo fue
variando a partir del contexto político nacional.

Fuente: Provincia del Chaco.


Memoria. Periodo 16-2-77 al 15-
6-77. Resistencia, 1977

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Cómo se registra, en los dos primeros años de trabajo fueron de expansión y de trabajo
de campo, los estudios del agrónomicos, mensura e inspecciones nos demuestran
como se reconoció el terreno, se puso un valor determinado sobre el mismo y se
consideró que tipo de actividad económica podía llevarse adelante. Por su parte, el
arrendamiento y las concesiones en venta nos permite registrar como se realizó la
ocupación efectiva del Impenetrable. Para 1975 se habia logrado distribuir 319.000
ha, es decir un 28 % del área destinada a la colonización.
Sin embargo, la realidad económica del país hizo que todo el proyecto planteado
por el gobierno provincial fuera puesto en consideración. El mismo gobernador en
su mensaje de inauguración de 1975 destacaba los avances hechos en Pico del Chaco
con el programa de aguas subterráneas, pero a pesar de los avances hechos iba a
tener una demora en su ejecución.

“Debemos ser conscientes de que las limitaciones seran difíciles de superar en el presente
ejercicio, pues como expresara hace poco el señor ministro de Económia de la Nación, el
estado coyuntural de las finanzas públicas hace necesario ajustar nuestras expectativas y
demandas a esas limitaciones en beneficio de la Nación toda.
Ello significa que nuestro gobierno va a seguir asumiendo todos los compromisos
necesarios para cumplir los objetivos del Plan, pero extendiendo su tiempo de ejecucón
de acuerdo a la disponibilidad de recursos financieros, y al estado de provisión de bienes
y materiales, dada la reducción consecuente de la capacidad ejecutiva” (Bittel, 1975, p 15).

De esta manera, en Chaco se continuaron los planes de regularización de la tierra


pero el Plan Trienal provincial y nacional dejo de disponer de recursos económicos.
A inicios de 1976, el gobierno del Chaco mostraba estar completamente absorbida
a los problemas nacionales que estaban acaeciendo. La política agraria y de
colonización había dejado de estar presente, no obstante las acciones realizadas
durante este período fue tomado como referencia y terminaron siendo la base para
las nuevas acciones políticas agrarias iniciadas durante el gobierno del Proceso de
Reorganización Nacional.

Consideraciones finales
Los planes de colonización durante el tercer gobierno de Perón y el segundo gobierno
de Bittel demuestran la ampliación de la frontera agrícola y la regularización de la
tenencia del suelo. Para lograr este propósito durante su gobierno se planificaron dos
planes trienales provinciales y un plan Trienal Nacional, identificaban la problemática
de la regularización de la tenencia de la tierra, la extensión del minifundio.Para lograr
estos objetivos se acudieron al trabajo en conjunto con instituciones técnicas las
cuales contribuyeron con informes y propuestas que eran relevantes en el territorio.
Teniendo en cuenta estos proyectos elaborados y la acción estatal, la cuestión de la
tierra tuvo un lugar preponderante en la discusión y en la formulación de medidas de

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políticas para lograr la regularización y la modernización del campo.


La acción de cada una de las reparticiones nacionales, provinciales e internacionales
nos permiten reconstuir los diagnósticos y proyectos propuestos por los expertos
para lograr una transformación de la política agraria en la provincia. Se destacan los
aportes de los expertos del IICA, quienes a partir de las inspecciones diseñaron un
programa integral de colonización, el cual se inserta en las propuetas diseñadas a
nivel nacional del Plan Trienal.
La tierra tanto para el gobierno nacional y provincial debía ser puesta al valor y a
la producción. Si bien existieron diversas formas de entender como se iba a realizar
la colonización y las zonas en las cuales se iba a poner en práctica las tareas, en
defintiva lo que se esperaba con estos trabajos fue lograr la ocupación de las pocas
áreas despobladas con familias rurales que habían quedado o que disponían de poca
tierra.
En este sentido, la relevancia de los expertos del IICA y el INTA en la proyección
de inspecciones y mensuras fueron relevantes para coordinar un nuevo campo
chaqueño, con los trabajos del Instituto de Colonizacion, la visita a los productores
con las encuestas fueron relavantes para conocer las limitaciones y las fortalezas
de las medidas proyectadas. El final del gobierno de Bittel, dejó a la dictadura un
registro y conocimiento del interior profundo del Chaco, con cada uno de sus sujetos
rurales.

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¿Democratización de las elites? El
reclutamiento del personal ejecutivo
electivo en Argentina (1983-2015)
Democratization of elites? The recruitment of elective
executive staff in Argentina (1983-2015)
DOI; http://doi.org/10.33255/25914669/6105

María Cecilia Lascurain


https://orcid.org/0000-0003-0827-4770
Facultad de Ciencias Sociales
Universidad de Buenos Aires
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
[email protected]
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Argentina

Recibido: 13/03/2022
Aceptado: 15/05/2022

Resumen

El artículo analiza los atributos de la elite ejecutiva electiva de


Argentina desde el retorno del régimen democrático hasta los
años de gobierno kirchneristas (1983-2015), a través de la pregunta
clásica de la sociología nacional por la “democratización” de las
elites (Cantón, 1964; De Imaz, 1964). Se reconstruye y compara esta
elite a partir de sus “posiciones” institucionales (Mills, 1987) en los
distintos periodos de gobierno. Los cargos que se analizan son los de
presidente y vicepresidente de la Nación y gobernadores provinciales.
La indagación permite constatar que el personal político seleccionado
se “democratizó” a lo largo de estos años en varios aspectos:
incorporó mujeres por primera vez en cargos ejecutivos electivos,
aparecieron individuos con novedosas credenciales educativas (como

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los ingenieros), que se educaron en nuevas universidades nacionales


(públicas y privadas), y que representaron a nuevas fuerzas políticas
creadas luego de la crisis del año 2001.

Palabras clave: Argentina, democratización, elites ejecutivas


electivas, reclutamiento.

Abstract
The article analyzes the attributes of the elective executive elite of our
country from the return of the democratic regime to the Kirchnerist
years of government (1983-2015), through the classical question of the
“democratization” of elites (Cantón, 1964, De Imaz, 1964). The elite is
analyzed and compared from its institutional “positions” (Mills, 1987)
in the different periods of government. The positions that are analized
are those of president and vice president and provincial governors.
The research reveals that the selected political staff has been
“democratized” over the years in several aspects: first-time women
in elective executive positions, individuals with new credentials (such
as engineers), who were educated in new national universities (public
and private), and who represented new political forces created after
the crisis of 2001.

Keywords: Argentina, democratization, elective executive elites,


recruitment.

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Introducción
El interés por la configuración y las dinámicas de reclutamiento de las elites políticas
argentinas ha constituido un objeto de indagación privilegiado para la sociología
clásica de nuestro país. Una obra pionera en este sentido la encontramos en el trabajo
de José Luis De Imaz (1964). Según este autor, los individuos que ocupaban la cúspide
del poder (político, eclesiástico, militar y económico) en Argentina no conformaban
una verdadera “elite” dirigente. Esta tesis central lo llevó, entonces, a optar por la
expresión más general de “Los que mandan”. En efecto, De Imaz identificaba una
ruptura traída por el fenómeno del peronismo en las “formas de reclutamiento, los
canales de ascenso y los instrumentos de selección para el arribo a las más altas
posiciones formales” (De Imaz, 1964: 9). Por el contrario, el elenco dirigente que había
gobernado los destinos nacionales hasta 1943 había sido “toda una clase dirigente.
Una de las pocas bien cohesionadas que ha tenido el país, funcional (…) en el que
el origen, las relaciones de tipo personal, la situación de familia y los clubes de
pertenencia operaban como criterios selectivos” (De Imaz, 1964: 11-12).
Sin embargo, a partir de 1943 se habría producido una gran transformación: el
nuevo elenco dirigente habría revertido los términos de esta “fórmula” de las
elites “tradicionales”: “se modifican tanto los ‘criterios de legitimidad’, como la
‘formula política’ invocada, los medios ambientes de los dirigentes y los criterios
de reclutamiento”; “los nuevos dirigentes peronistas (…) constituyen un grupo de
‘accesión’ (sic.) muy lato, abierto, extenso, basado en un reclutamiento amplio como
hasta entonces no se había conocido” (De Imaz, 1964: 12-13). Era en esta inexistencia
de un “grupo” cohesionado y esta (demasiado) amplia base de reclutamiento
donde se encontraba parte de la explicación de muchos de sus atributos políticos:
la cristalización de un estricto régimen de lealtades personales, que terminaría
confluyendo en una sola lógica de incorporación: la “cooptación” por parte del líder
dentro de un “régimen de lealtades absolutas institucionalizado” (De Imaz, 1964: 15).
En otro de los trabajos pioneros de la sociología de las elites en la Argentina, Darío
Cantón (1964) volvía a los parlamentarios (diputados y senadores nacionales) de
los años 1889, 1916 y 1946, con el objetivo de “documentar si el proceso de cambio
que atravesó el país en ese lapso histórico (creciente urbanización y alfabetización,
desarrollo industrial, etc.) aparecía reflejado o no, y cómo, en las características de un
sector de dirigentes” (Cantón, 1964: 1). Al igual que De Imaz, Cantón reconocía entre
los parlamentarios un descenso general del nivel educativo, un perfil ocupacional
que integraba progresivamente a aquellas ocupaciones asociadas con los sectores
“más bajos” de la sociedad, y un menor “peso político” general. Y nuevamente, esta
lenta pero inexorable transformación del perfil de las elites dirigentes venía de la
mano de la llegada al Parlamento de nuevos elencos, los parlamentarios laboristas,
que presentaban (junto, por caso, a los anteriores socialistas) un perfil distintivo, más
“abierto” y “democrático” que sus contemporáneos radicales y conservadores.
A lo largo de nuestros años ‘70 y ‘80, en un marco de profundas transformaciones

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sociales y políticas acompañadas por una importante rearticulación de la agenda


académica e intelectual en torno al avance de los paradigmas marxistas y
estructuralistas, las reflexiones de De Imaz y Cantón fueron perdiendo la atención
de los analistas. En efecto, el diagnóstico generalizado de la “crisis” argentina como
“normalidad”, sería atribuido ya no a las propiedades de los individuos al frente de las
grandes decisiones nacionales, sino a las relaciones estructurales establecidas entre
los distintos grupos sociales. Posteriormente, la creciente especialización disciplinaria
llevaría al declive de la pregunta por las elites y a cierta compartimentación de la
reflexión académica, muy asociada con su profesionalización (Heredia, 2005).
Fueron los años ‘90, de la mano de una novedosa asociación entre peronismo y
reformas neoliberales, los que revitalizaron la reflexión sobre “los de arriba”. En un
clima teñido por la inocultable fascinación de académicos e intelectuales frente a la
“edad de oro” de un menemismo en ascenso, la sociología volvió a interrogarse por
las propiedades, atributos y recursos de las elites gobernantes. Por caso, Ricardo
Sidicaro (1995) explicaba el apoyo popular otorgado a la feroz experiencia de reforma
estructural del menemismo recurriendo a la noción de “antielite” (concepto acuñado
por Kornhauser, 1959). Una vez más se percibía en las elites gubernamentales
peronistas aquel carácter disruptivo identificado treinta años antes por otros
sociólogos. La “antielite menemista” podía ser considerada una “elite política
emergente”, que se enfrentaba con “elites establecidas” en sociedades altamente
“atomizada(s) y desorganizada(s)”. Las dinámicas de reclutamiento de esta antielite
(un conjunto de marginales de la política, provenientes de las provincias económica
y culturalmente más atrasadas del país y algunos dirigentes de las zonas centrales
expulsados por la experiencia renovadora del peronismo) parecían explicar su
capacidad para producir cambios rápidos y profundos (Sidicaro, 1995: 126 y ss.).
Las investigaciones sobre la configuración de las elites políticas para el gran periodo
que le siguió a la era menemista -los “años kirchneristas” (2003-2015)- son más,
naturalmente, más recientes y se encuentran en permanente crecimiento. e. Una
parte importante de los interrogantes orientados a dar cuenta de las transformaciones
en las elites durante las presidencias de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de
Kirchner fue protagonizada por la producción sobre las reformas económicas (Azpiazu
y Schorr, 2010; Castellani y Gaggero, 2019; Gaggero, Schorr y Wainer, 2014; Kulfas,
2016); asimismo, se han estudiado los cambios en los actores sociales y políticos
y, entre ellos, el peronismo (Biglieri y Perelló, 2007; Etchemendy y Collier, 2008;
Malamud y De Luca, 2011; Massetti, Villanueva y Gomez, 2010; Montero, 2012; Moreira
y Barbosa, 2010; Pereyra, Vommaro y Pérez, 2013; Raus, 2011; Svampa, 2007). En este
grupo de trabajos, sin embargo, algunos estudios se han enfocado específicamente
en el análisis de las elites políticas. Sólo para mencionar algunos ejemplos, una
importante cantidad de trabajos se ha abocado a indagar en los elencos políticos y
ministeriales del poder ejecutivo, tanto a nivel nacional como subnacional (Canelo,
2020 y 2021; Canelo y Heredia, 2019; Gené, 2019; Giorgi, 2015; Heredia y Gené, 2009;

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Lascurain, 2018; Perelmiter, 2012; Pereyra, 2016; Salerno, 2019; Vommaro y Morresi,
2015).
En este artículo, analizamos los atributos del personal ejecutivo electivo de
nuestro país desde el retorno del régimen democrático hasta los años de gobierno
kirchneristas, a través de la pregunta clásica sobre la democratización de las elites.
Los cargos que se analizan son los de presidente y vicepresidente de la Nación,
gobernadores y Jefes de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Entendemos el
fenómeno de la “democratización” como una apertura de las elites a grupos “no
tradicionales”, mediante un reclutamiento que incorpora individuos con propiedades
o atributos biográficos, sociales, educativos y/o profesionales novedosos, ausentes o
con una representación marginal en grupos gobernantes de periodos previos. Así, si
entre las características regulares de las elites políticas argentinas “tradicionales” se
destaca el predominio de hombres, con niveles educativos altos, títulos tradicionales
(como el de abogado) y de edad avanzada, la apertura o democratización estaría
dada, por ejemplo, por el acceso a estas posiciones de elite de mujeres, individuos con
niveles educativos más bajos, con titulaciones diferentes, que acceden más jóvenes a
la posición de elite, etc.
En este sentido nos preguntamos ¿qué características presentan las elites ejecutivas
electivas que gobernaron la Argentina entre 1983 y 2015? ¿Cuál es su composición
en términos biográficos, educativos, profesionales y partidarios? ¿En qué sentido se
produjeron innovaciones en su perfil y en qué aspectos se advierten continuidades
entre ellas? ¿Se produjo una “apertura” de las elites a grupos “no tradicionales” a lo
largo de los sucesivos gobiernos democráticos? ¿Qué diferencias se observan entre
cada uno de ellos?
Este trabajo requiere de algunas precisiones conceptuales y metodológicas. Primero,
nuestro propósito no es presentar un panorama exhaustivo y detallado sobre las
elites políticas argentinas, sino más bien delinear un conjunto de grandes constantes
o tendencias en su configuración, desde la apertura democrática hasta el año 2015.
Segundo, ¿a quiénes consideramos aquí como miembros de la “elite política”,
categoría de por sí controversial y polémica? Al respecto, hemos tomado dos decisiones
de tipo conceptual. Por un lado, nos distanciamos de las conceptualizaciones que
identifican las elites de acuerdo con la “función” que cumplen, para definirlas de
acuerdo con la “posición” institucional que ocupan (Mills, 1987). Por otro lado, nos
limitamos a analizar a quienes hubieran ocupado estas posiciones en el ámbito del
Poder Ejecutivo, tanto nacional como provincial, de forma electiva (elegidos por voto
popular, salvo los interventores). Así, excluimos de este estudio tanto a las elites
legislativas (senadores, diputados), como a los miembros de las elites ejecutivas no
electivas (como por ejemplo, los ministros), sobre los que es posible consultar una
importante bibliografía (sobre las elites legislativas, Best y Cotta, 2000; Bottinelli,
2008; Canelo, 2011; Ferrari, 2008; Jones, Saiegh, Spiller y Tommassi, 2000; Serna,
2005; sobre los ministros y gabinetes, Amorim Neto, 1998; Camerlo, 2013; Canelo,

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2014; Centeno y Silva, 1998; De Luca, 2011; Giorgi, 2013; Heredia, Gené y Perelmiter,
2012; Pomares, 2014, entre muchos otros).1
Como consecuencia de ambas decisiones, la elite política que será analizada aquí
está integrada por todos aquellos individuos que hayan ocupado por lo menos una
vez los cargos de Presidente de la Nación, Vicepresidente de la Nación, Gobernador
o Interventor de todas las provincias argentinas e Intendente o Jefe de Gobierno2
de la Ciudad de Buenos Aires, entre los años 1983 y 2015. Incorporamos a estos
individuos en nuestro universo independientemente, por ejemplo, del tiempo que
hayan permanecido en la posición de elite; y, además, los registramos tantas veces
como posiciones de elite hayan ocupado (así, si alguno de ellos ocupó durante el
período más de una posición de elite, sus propiedades particulares pasarán a tener
un peso mayor dentro del universo).
El material empírico fundamental del que nos servimos proviene de una gran base
construida de manera colectiva, que contiene datos sociodemográficos, educativos,
profesionales y políticos de los miembros de las elites políticas, técnicas, económicas
y corporativas argentinas entre 1976 y 2019.3 La base ha sido completada con fuentes
secundarias de diversa índole: periódicos nacionales y provinciales, biografías,
material periodístico, bases de datos de políticos publicadas, archivos oficiales,
recursos de internet, etc.
Como muestra la tabla 1, nuestro universo está integrado por un total de 260 casos,
o posiciones de elite. En este universo sobresale el peso de los gobernadores, que
representan el 86,5% del total de las posiciones, manteniendo una importancia
similar en todos los subperíodos.

1 Se excluyeron también los presidentes de la Nación que ocuparon ese cargo en diciembre 2001 luego de la renuncia de Fernando De
la Rúa, puesto que no fueron electos por el voto popular y gobernaron durante algunos días en medio de la crisis institucional, salvo a
Eduardo Duhalde, que completó el mandato presidencial de De la Rúa y gobernó hasta el año 2003.

2 Si bien este cargo no es electivo hasta el año 1997, decidimos incluirlo para poder establecer una serie de tiempo homogénea a lo
largo de todo el periodo considerado, junto con los demás cargos ejecutivos electivos (presidentes y gobernadores)

3 Base de Datos elaborada por el Programa de Estudios sobre las Elites Argentinas (Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Socia-
les, Universidad Nacional de General San Martín) y por el Observatorio de las Elites (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales).

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Tabla 1
Posición de elite política por subperíodo (N)

Cargo   1983-1989 1989-1999 1999-2003 2003-2007 2007-2015 Total


Jefe de
2 4 2 2 2 12
Gobierno CABA
Gobernador 53 61 29 28 54 225
Presidente 1 2 1 1 2 7

Vicepresidente 1 2 1 1 2 7
Interventor
0 6 2 1 0 9
Federal
Total 57 75 35 33 60 260

Fuente: Elaboración propia sobre la Base de Datos construida por el Programa de Estudios sobre las Elites
Argentinas (Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales, Universidad Nacional de General San
Martín) y por el Observatorio de las Elites (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales).

Los casos se distribuyen desigualmente entre los 5 subperíodos en los que dividimos
el gran período 1983-2015. El periodo de 1983-1989, presidencia de Raúl Alfonsín
(UCR); el de 1989-1999, que contempla las 2 presidencias de Carlos Menem (PJ); el de
1999-2003, que incluye las dos administraciones de Fernando De la Rúa (Alianza) y
de Eduardo Duhalde (PJ); el de 2003-2007, del gobierno de Néstor Kirchner (PJ), y el
de 2007-2015, que incluye las 2 presidencias de Cristina Fernández de Kirchner (PJ).
De acuerdo con los interrogantes planteados más arriba, seleccionamos un
conjunto reducido de variables biográficas, sociales, educativas y políticas propias
de este universo, que atravesarán el análisis en torno a la democratización o no
de la elite seleccionada. Se trata, concretamente, de las siguientes variables: sexo,
edad promedio, nivel educativo, tipo de título alcanzado, universidad elegida y
partido político de pertenencia. Además de esta descripción cuantitativa, donde sea
pertinente, ilustraremos también los resultados con una descripción cualitativa de
algunos casos significativos.

Los atributos biográficos, educativos y profesionales de la elite


Numerosos estudios han mostrado que la política argentina ha sido, históricamente,
un asunto de hombres (Botana, 1986; Canelo, 2011, 2013 y 2016; Cantón, 1964; De Imaz,
1964; Ferrari, 2008; Giorgi, 2015; Molinelli, Palanza y Sin, 1999). Muy especialmente,
ésta ha sido una característica destacada entre los cargos ejecutivos electivos, donde
la presencia de mujeres es, todavía, muy escasa (Caminotti, Rotman y Varetto, 2011),
a diferencia de los cargos parlamentarios para los cuales rigen legislaciones que
establecen un cupo mínimo femenino (Archentti y Tula, 2008). En efecto, a lo largo
de todo el período considerado observamos una abrumadora mayoría de posiciones
ocupadas por el sexo masculino entre los integrantes de la elite: 96,9%, contra 3,1%

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de posiciones ocupadas por mujeres (252 contra 8).


La participación de las mujeres aparece levemente incrementada sólo en dos
subperíodos, sugerentemente durante administraciones peronistas: 1989-1999 (2
posiciones ocupadas por 2 mujeres) y 2007-2015 (6 posiciones ocupadas por 4 mujeres).
Esta mayor presencia de mujeres bajo el paraguas de administraciones nacionales
peronistas continúa la línea de otros hallazgos que vinculan la mayor participación
femenina en altos cargos políticos con las reglas de selección de candidaturas dentro
del PJ (Caminotti, Rotman y Varetto, 2011). En efecto, esta fuerza política posee una
cultura organizacional que le da un espacio específico a la llamada “rama femenina”,
sumado al componente identitario del peronismo que asocia la consagración de la
lucha por la participación de las mujeres en política al voto femenino sancionado
durante el primer gobierno de Juan Perón en 1947 (Caminotti, 2008). Por el contrario,
en el resto de los subperíodos analizados, nuestra elite es totalmente masculina.
Al menos desde 1983, ninguna mujer había ocupado un cargo ejecutivo electivo entre
los que aquí se consideran. Estrictamente, sólo durante los gobiernos nacionales de
Fernández de Kirchner hubo mujeres electas por voto popular. Aquellas mujeres que
ocuparon las más altas posiciones de elite en 1989-1999 se desempeñaron como
interventoras de dos provincias argentinas y, por lo tanto, fueron designadas por
el Poder Ejecutivo Nacional. Se trata de Matilde Svatetz de Menéndez, interventora
de Tierra del Fuego entre 1991 y 1992, y de Claudia Bello, interventora federal de
la provincia de Corrientes entre 1992 y 1993. Es recién durante el subperíodo 2007-
2015 que las mujeres llegan a estos altos cargos por el voto popular, marcando un
salto cuantitativo (y cualitativo) fundamental en la participación femenina entre las
elites ejecutivas argentinas, alcanzando un 10%, con 6 posiciones. Se trata de Cristina
Fernández de Kirchner, María Fabiana Ríos, Lucía Corpacci Saadi y Claudia Ledesma
Abdala.4
Las excepcionales mujeres electas para ocupar estos altísimos cargos ejecutivos

4 Cristina Fernández de Kirchner fue la primera mujer electa para ejercer el cargo de Presidenta de la Nación para el período 2007-2011,
y reelecta para el período 2011-2015. Es abogada de la Universidad Nacional de La Plata, y viuda de Néstor Kirchner, también abogado y
político profesional, que la antecedió en el cargo de Presidente de la Nación, con quien tuvo 2 hijos. Ocupó numerosos cargos políticos,
especialmente parlamentarios, siempre por el PJ y representando a la provincia de Santa Cruz.
María Fabiana Ríos es la primera mujer electa gobernadora en el país, por la provincia de Tierra del Fuego para el período 2007-2011
por el ARI, y reelecta para un segundo período, 2011-2015, por el Partido Social Patagónico (fuerza que fundó tras distanciarse del ARI).
Es farmacéutica de la Universidad Nacional de Rosario. Tiene 2 hijas y está divorciada de Gustavo Longhi, quien fue electo en 2007 como
concejal de Río Grande por el ARI, y luego candidato a Intendente por el Partido Social Patagónico. Fue legisladora de Tierra del Fuego
por el Partido Socialista y diputada nacional por el PSP .
Lucía Corpacci Saadi fue electa gobernadora de la provincia de Catamarca (2011-2015). Nacida en Catamarca, es hija de Sebastián Cor-
pacci, ex ministro del gobernador Vicente Saadi. Es médica cirujana de la Universidad Nacional de Córdoba. En 2007 fue electa como
vicegobernadora acompañando a Eduardo Brizuela del Moral, por el Frente Cívico y Social de Catamarca, y en 2009 fue electa senadora
nacional por Catamarca por el PJ.
Claudia Ledesma Abdala fue electa gobernadora de la provincia de Santiago del Estero durante el período 2013-2015 (fin de base), ele-
gida por el Frente Cívico por Santiago (UCR). Es abogada de la Universidad Católica de Santiago del Estero. Está casada con el político
profesional Gerardo Zamora, gobernador de la provincia desde 2005, a quien sucedió en ese cargo en 2013 y con quien tiene una hija.

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presentan trayectorias en las que se destacan algunas interesantes regularidades.
Todas ellas son universitarias, abogadas o tituladas en disciplinas del área de salud
(medicina, farmacia). Generalmente tienen hijos y desempeñaron en algún momento
altos cargos políticos, aunque pertenecen a fuerzas políticas diferentes (PJ, UCR, ARI).
En todos los casos sobresale una estrecha cercanía con destacados hombres políticos
(padres o esposos), con los que en algún momento asocian sus carreras, que se ven
muy potenciadas por este vínculo (es el caso, especialmente, de Claudia Ledesma
Abdala, quien a diferencia de las demás, no posee una carrera política propia).
En cuanto a la edad promedio de ingreso al cargo de elite, es decir, la edad que poseen
los individuos analizados al ser electos (o designados en el caso de los interventores),
ésta es de 52 años. Este valor se corresponde con las tendencias históricas generales
observadas para otros grupos de elite política ejecutiva y legislativa. Así, según De
Imaz, hasta el año 1963 “la edad normal para ser ministro se sit[uaba] en torno a los
50 años” (1964: 20). La tendencia varía, sin embargo, de acuerdo con la orientación
del gobierno: mientras que durante los regímenes conservadores se observaba el
predominio de los mayores (rasgo que la literatura ha comprobado, por ejemplo,
para el conjunto de ministros nacionales de la última dictadura) [Canelo, 2016], el
peronismo tendía a reclutar individuos más jóvenes.
Más recientemente, otros estudios han confirmado esta tendencia general: mientras
que el promedio de edad de los ministros de Alfonsín era de 53 años, el de los ministros
menemistas era de 51 (Molinelli, Palanza y Sin, 1999). En el caso de los parlamentarios, y
especialmente en la Cámara de Senadores, las edades promedio se elevan aún más: por
ejemplo, los senadores nacionales que ocuparon su cargo entre 1973 y 1998 ingresaron
a esa posición a los 54 años promedio (Canelo, 2011), edad levemente superior a la del
promedio de los funcionarios ejecutivos que observamos aquí.
En nuestro universo los promedios más bajos (50 años) se dan durante las
gestiones nacionales de tres gobiernos peronistas: los dos menemistas y el primero
kirchnerista. Estos resultados coinciden con los que encuentra Germán Lodola para
los gobernadores y vicegobernadores de extracción peronista entre 1983 y 2014.
Según este autor, “el PJ en su conjunto recluta una mayor proporción de gobernadores
jóvenes: el 75,8% tiene menos de 55 años” (2015: 6).

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Tabla 2
Edad promedio de ingreso a la elite según subperíodos

Subperíodo Promedio de edad N*

     
1983-1989 52,4528 53
1989-1999 50,3288 73
1999-2003 53,4412 34
2003-2007 50,3939 33
2007-2015 53,2833 60
Total 52,4226 253

Fuente: Elaboración propia sobre la Base de Datos construida por el Programa de Estudios sobre las Elites
Argentinas (Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales, Universidad Nacional de General San
Martín) y por el Observatorio de las Elites (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales).

En lo que se refiere al nivel educativo de la elite, a lo largo de todo el período


1983-2015 predomina la educación terciaria/universitaria (73,54%). Este alto nivel
educativo ha sido también indicado por otros estudios para otros grupos de elite: por
ejemplo, Canelo, Castellani y Heredia han mostrado que entre 1983 y 2001 “el 70% de
la elite argentina posee educación universitaria completa, y que la mayoría asistió a
un establecimiento público (84%)”, en referencia al conjunto de las elites políticas,
técnico-políticas, corporativas y empresarias (2015: 7). En efecto, a lo largo de todo el
periodo que aquí consideramos el porcentaje de terciarios/universitarios se mantiene
estable, por encima del 70%, con una leve disminución en 1999-2003.
Nuestros datos nos muestran algunas regularidades destacables. Primero, los
individuos con formación militar prácticamente desaparecen de la elite política a
partir de 1983. Sólo permanecen 2 individuos, que se desempeñan durante el período
1989-1999: Antonio Domingo Bussi, gobernador de Tucumán entre 1995 y 1999,
y Roberto Ulloa, gobernador de Salta entre 1991 y 1995, ambos electos gracias al
ascenso de los llamados “partidos militares”, una de las novedades de la política
argentina durante los años ‘90 (Adrogué, 1993).
Segundo, es notable la fluctuación del peso del nivel secundario en la educación de
la elite. Si bien dentro del total general éste representa un porcentaje bajo (5,5%) –
idéntico al porcentaje de individuos con nivel educativo de posgrado-, en el subperíodo
2003-2007, durante el gobierno de Néstor Kirchner, se observa un incremento
importante de individuos cuyo máximo nivel educativo es el secundario (18,2%), lo
que contrasta con el subperíodo anterior (8,6% en 1999-2003). Esto podría hablarnos
de una cierta apertura a niveles educativos más bajos en el reclutamiento de las elites
políticas durante los años de gobierno de Néstor Kirchner en la Nación, en un mundo

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político generalmente ocupado por universitarios.5 Este carácter menos “educado” de
la elite entre 2003 y 2007 se ve reforzado, también, por el brusco descenso del peso
de los individuos con formación de posgrado durante este subperíodo.
Tabla 3
Nivel educativo según subperiodo (%)

  Nivel educativo  1983-1989 1989-1999 1999-2003 2003-2007 2007-2015 Total


Primario 3,5% 2,7% ,0% ,0% ,0% 1,0%
Secundario 3,5% 4,0% 8,6% 18,2% 11,7% 5,5%
Terciario /
77,2% 73,3% 71,4% 75,8% 75,0% 73,5%
Universitario
Posgrado 5,3% 9,3% 11,4% 3,0% 10,0% 5,5%
Militar ,0% 2,7% ,0% ,0% ,0% 2,7%
Otras* ,0% ,0% ,0% ,0% 3,3% ,5%
Sin dato 10,5% 8,0% 8,6% 3,0% ,0% 7,5%
Total 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Fuente: Elaboración propia sobre la Base de Datos construida por el Programa de Estudios sobre las Elites
Argentinas (Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales, Universidad Nacional de General San
Martín) y por el Observatorio de las Elites (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales).
*Diplomaturas.

Teniendo en cuenta el alto nivel educativo de la elite, ¿qué disciplinas integran su


formación? Algunos trabajos han destacado que la elite argentina tiende a formarse
en un conjunto relativamente reducido de disciplinas, pero que las mismas se
han ido diversificando con el paso del tiempo, de mano de los cambios sociales,
institucionales, etc. (Cantón, 1964; De Imaz, 1964). Así por ejemplo, Canelo, Castellani
y Heredia han señalado que “en el conjunto de las elites argentinas (1976-2001) el
título de grado más frecuente es el de abogado (40%), seguido por el de ingeniero
(24%), economista (9%) y contador (8%)” (2015: 7). Esto presenta variaciones de
acuerdo con el tipo de elite: por ejemplo, mientras que la elite empresaria tiende
a estar compuesta, mayormente, por ingenieros, los ministros tienden a formarse
en disciplinas económicas (idíd.). En el mismo sentido, Lodola (2015) afirma que,
entre los gobernadores de la era democrática, las disciplinas más destacadas son la
abogacía, la ingeniería, la medicina y la economía.
Nuestros datos muestran que, siguiendo la tendencia histórica de la elite política

5 Fundamentalmente, son individuos que no terminaron sus estudios universitarios (por ejemplo, Sergio Urribarri la carrera de Conta-
dor y Mario Das Neves la de Abogacía), otros de extracción sindical con título secundario (como Daniel Peralta, ex Secretario General
de la CGT y de los Bancarios) y otros comerciantes o empresarios (como Jorge Sobisch, empresario gráfico, Carlos Sancho de familia
de comerciantes dedicados a los negocios inmobiliarios o Hugo Cóccaro, empresario de la construcción). Excepto Sobisch (del MPN) y
Colazo (radical aliado a Kirchner), todos pertenecen al peronismo.

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argentina, durante todo el período analizado la profesión destacada es la de abogado,


alcanzando un promedio general del 46,5%. El de abogado es también el título más
frecuente en todos los subperíodos.
La segunda titulación en importancia, aunque lejos de las anteriores, es la de
ingeniero (11,5%). El ascenso de esta profesión entre los miembros de la elite
argentina había sido anotado ya por Cantón y De Imaz que percibían, especialmente
a partir de la llegada del peronismo a la elite gobernante, cierto desplazamiento
de los abogados y una asociación entre peronismo y especialización profesional de
los elencos gobernantes. De acuerdo con Cantón, los ingenieros habían empezado
a tener representación en la Cámara de Diputados en 1916, mientras que en 1946
ya estaban representados también en el Senado. Asimismo, De Imaz observaba que
con el peronismo había comenzado “la especialización profesional de los ministros”
(1964: 26), con la aparición de “profesionales técnicos” al frente de los ministerios. En
efecto, recién en 1944 –con el nombramiento del General Pistarini, ingeniero militar-
aparece un técnico profesional a cargo de una cartera específica (el Ministerio de
Obras Públicas). A partir de allí, dice De Imaz, los ministros de esa cartera y sus
secretarios, serían ingenieros.
Ahora bien, al comparar los subperiodos entre sí advertimos que la titulación
en ingeniería presenta una importante fluctuación. Lo más destacable es que
experimenta un salto cuantitativo entre 2003 y 2007, durante el gobierno de Néstor
Kirchner: pasa de representar el 5,7% en 1999-2003 al 27,3% en 2003-2007 y el
13,3% en 2007-2015. Esta mayor presencia de los ingenieros en el reclutamiento
de las elites políticas durante estos años podría reflejar, en parte, los cambios
ocurridos en el conjunto de la sociedad, en relación con la transformación de la
estructura productiva del país, en general, y con el aumento de la demanda de
ingenieros y la redefinición de las carreras universitarias ligadas a esta disciplina,
en particular, desde 2003 (Panaia, 2012).
El otro dato sobresaliente es el referido a los contadores. Su participación es
relativamente baja a lo largo de todo el período considerado, pero experimenta
un salto importante entre los dos subperíodos kirchneristas: pasa del 3% en 2003-
2007 al 16,7% en el subperíodo siguiente (2007-2015), durante las presidencias de
Fernández de Kirchner. En términos históricos, esta titulación también aparece
ocupando altos cargos estatales, por primera vez, con el peronismo. En efecto, recién
en 1946 un contador público ocupó la cartera de Hacienda (antes dominada por
los abogados), marcando así una tendencia que prevaleció en los gobiernos sub-
sigueintes (De Imaz, 1964). Por el contrario, los demás profesionales de las ciencias
económicas (licenciados en Economía y en Administración de Empresas, por ejemplo)
no tienen una representación destacada entre la elite ejecutiva electiva (1,2% y 0,8%,
respectivamente), como así tampoco entre la elite parlamentaria, tal como lo han
señalado otros estudios (Canelo, 2011).
Finalmente, hay que destacar el caso de los médicos, que de ser tradicionalmente

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una de las titulaciones más requeridas por las elites políticas argentinas (De Imaz,
1964), junto a la de abogado (ambas, “llaves que abren todas las puertas”), ha pasado
a representar un porcentaje marginal en años más recientes (6,2%). Sólo durante el
subperíodo 1983-1989 -los años alfonsinistas-, esta profesión tuvo un peso importante
dentro de las elites políticas (12,3%), para mantenerse siempre alrededor del 5% en
años posteriores.
Tabla 4
Título universitario según subperíodo (%)

Profesión 1983-1989 1989-1999 1999-2003 2003-2007 2007-2015 Total


Abogado 52,6 48,0 51,4 36,4 41,7 46,5
Ingeniero 7,0 9,3 5,7 27,3 13,3 11,5
Médico 12,3 5,3 5,7 0,0 5,0 6,2
Contador 5,3 2,7 0,0 3,0 16,7 6,2
Lic. en economía 0,0 2,7 0,0 0,0 1,7 1,2
Lic. en adm. de
0,0 2,7 0,0 0,0 0,0 0,8
empresas
Otros* 5,3 12,0 20,0 12,1 10,0 11,2
Militar 0,0 2,7 0,0 0,0 0,0 0,8
No corresponde** 17,5 14,7 17,1 21,2 11,7 15,8
Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0

Fuente: Elaboración propia sobre la Base de Datos construida por el Programa de Estudios sobre las Elites
Argentinas (Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales, Universidad Nacional de General San
Martín) y por el Observatorio de las Elites (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales).
*Farmacéutico/a, Licenciado en Comercialización, Veterinario, Técnico Vial, Odontólogo, Técnico Químico,
Licenciado en Ciencias de la Información, Licenciado en Geología, Técnico Gráfico, Técnico en Estadística,
Licenciado en Letras, Licenciado en Historia.
**Primario, secundario.

Luego de identificar en qué se ha formado el alto personal político de nuestro país,


cabe la pregunta sobre dónde lo ha hecho. En la misma línea de lo que ha señalado
Ferrari (2008) para la elite parlamentaria y Lodola (2015) para los gobernadores
argentinos, las elites ejecutivas electivas aquí consideradas han tendido a formarse
generalmente en las grandes universidades “tradicionales”. En efecto, tal como
muestra la tabla 5, entre las principales se encuentran la Universidad de Buenos
Aires y la Universidad Nacional de Córdoba, que han formado entre las dos a casi la
mitad de los miembros de la elite. Bastante más lejos se encuentran la Universidad
Nacional del Litoral, la Universidad Nacional del Nordeste y la Universidad Nacional
de La Plata. En suma, sobre el total de las elites políticas de nuestro período, más
del 60% se ha formado en alguna de las universidades tradicionales (excluyendo a la
Universidad Nacional del Nordeste, creada recién en 1956).
Ahora bien, esta tendencia general muestra algunas variaciones por subperíodo.

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En primer lugar, se observa un retroceso del peso relativo de las universidades


tradicionales. En efecto, es notable el gran peso que alcanzó la formación en la
Universidad de Buenos Aires entre las elites políticas alfonsinistas (41,5%), que sin
embargo se vio reducido a menos del 8% durante los gobiernos de Fernández de
Kirchner. Lo mismo sucede con la Universidad Nacional de Córdoba, que pasa –
comparando esos mismos sub-periodos- del 31,7% al 11,5%.
En segundo lugar, esta pérdida de terreno de las grandes universidades tradicionales
a lo largo del tiempo muestra, como contrapartida, una heterogeneización del espectro
de instituciones públicas de educación superior en la formación de los miembros de
la elite, tendencia donde se destaca el crecimiento, sobre todo, de la Universidad
Nacional del Nordeste, muy llamativo durante los gobiernos kirchneristas, y también,
aunque en menor medida, de la Universidad Nacional de Cuyo y de la Universidad
Nacional de Rosario.
Tabla 5
Universidad de procedencia según subperíodos (en %)

Universidad 1983-1989 1989-1999 1999-2003 2003-2007 2007-2015 Total

Universidad Nacional de Córdoba 31,7 29,4 25 19,2 11,5 23,2


Universidad de Buenos Aires 41,5 21,6 29,2 26,9 7,7 23,7
Universidad Nacional del Litoral 9,8 11,8 12,5 3,8 7,7 9,3
Universidad Nacional del Nordeste 0 5,9 8,3 11,5 19,2 9,3
Universidad Nacional de La Plata 9,8 11,8 8,3 3,8 3,8 7,7
Universidad Nacional de Tucumán 2,4 2 4,2 3,8 5,8 3,6
Universidad Católica Argentina 0 5,9 0 0 7,7 3,6
Universidad Nacional de Cuyo 0 0 0 3,8 7,7 2,6
Universidad Nacional de Rosario 0 2 0 0 7,7 2,6
Universidad del Norte Santo Tomás
0 3,9 4,2 3,8 1,9 2,6
de Aquino
Universidad Católica de Santiago
0 0 0 3,8 5,8 2,1
del Estero
Universidad Argentina de la
0 0 0 3,8 3,8 1,5
Empresa
Universidad Tecnológica Nacional 0 0 4,2 3,8 1,9 1,5
Universidad Nacional de La Pampa 0 0 0 0 3,8 1
Universidad Nacional de Misiones 0 0 4,2 3,8 0 1
Otras Universidades 4,8 5,7 0 8,2 4 4,7
Total* 100 100 100 100 100 100

Fuente: Elaboración propia sobre la Base de Datos construida por el Programa de Estudios sobre las Elites
Argentinas (Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales, Universidad Nacional de General San
Martín) y por el Observatorio de las Elites (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales).

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*Fueron excluidos los casos sin datos y los no corresponde (sin estudios universitarios y carreras militares).

En tercer lugar, los años kirchneristas también marcan la aparición de las


universidades privadas laicas (como la UADE y la UMSA) y el incremento del peso
relativo de las privadas religiosas (como la UCA y la UCSE) en la formación de la elite
política, como muestra la tabla 6. Este hallazgo coincide con aquél relacionado con
la expansión de las universidades privadas en el sistema universitario argentino, las
cuales experimentan un salto cuantitativo muy importante hacia mediados de los
años ‘90 (Zelaya, 2012).6 Como contrapartida, observamos una disminución del peso
de las universidades públicas con respecto a los periodos anteriores, tendencia que
ya se observaba para otros grupos de elite argentinos (Canelo, Castellani y Heredia,
2015).
Tabla 6
Tipo de universidad según periodo (en absolutos).

Tipo de
1983-1989 1989-1999 1999-2003 2003-2007 2007-2015 Total
universidad
Publica 40 45 23 21 42 171
Privada laica 0 0 0 3 2 5
Privada religiosa 1 6 1 2 8 18
Total* 41 51 24 26 52 194

Fuente: Elaboración propia sobre la Base de Datos construida por el Programa de Estudios sobre las Elites
Argentinas (Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales, Universidad Nacional de General San
Martín) y por el Observatorio de las Elites (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales).
*Fueron excluidos los casos sin datos y los no corresponde (sin estudios
universitarios y carreras militares).

Extracción partidaria: entre viejos y nuevos partidos

¿De qué partidos políticos provienen los presidentes, vicepresidentes y gobernadores


de nuestra democracia reciente? ¿Cómo varía su representatividad en cada período
gubernamental?
Para el total del período 1983-2015, la fuerza política con mayor presencia dentro de
las elites ejecutivas electivas es el Partido Justicialista (PJ) con el 61,2%, seguido por
la Unión Cívica Radical (UCR) con el 22,8%, frente a una participación mínima de otras

6 La aparición de las universidades privadas laicas está representada por 2 individuos: uno graduado en 1992 en la Universidad del Mu-
seo Social Argentino (Pablo Lanusse, interventor de Santiago del Estero en 2004) y otro graduado en 2015 en la Universidad Argentina
de la Empresa (Daniel Scioli, gobernador de Buenos Aires -2007/2015-, y vicepresidente de la Nación -2003-2007).

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fuerzas. El peronismo gobernó la Nación durante 24 años hasta 2015 (de entre los
cuales dos años completó el mandato de la Alianza UCR-FREPASO), correspondientes
a 5 mandatos gubernamentales completos; es decir, más de un 61% del período total
aquí considerado.
Si miramos el comportamiento partidario por subperíodo, encontramos que el PJ
tiene la mayor representatividad en todos los subperíodos. Es decir que, aún durante
los años en los que la UCR controló el Poder Ejecutivo Nacional –es decir, durante
las presidencias de Alfonsín y De la Rúa-, la mayor parte de las posiciones políticas
ejecutivas subnacionales fue ocupada por miembros del PJ. Aunque es importante
aclarar que esta presencia es mayor cuando detenta el ejecutivo nacional: durante
estos subperíodos, no baja del 66%.
Tabla 7
Partido político* de pertenencia según subperíodos (%)

Partido
1983-1989 1989-1999 1999-2003 2003-2007 2007-2015 Total
político
PJ 50,9 66,7 51,4 72,7 66,7 61,2
UCR 35,1 14,7 31,4 24,2 16,7 22,8
MPN 3,5 2,7 2,9 3 3,3 3
PB 3,5 0 0 0 0 0,8
UCEDE 0 1,3 0 0 0 1,5
PRO 0 0 0 0 3,3 0,8
PS 0 0 0 0 3,3 0,8
PSP 0 0 0 0 3,3 0,8
Otro 3,5 12 11,4 0 3,3 6,5
Total 100 100 100 100 100 100

Fuente: Elaboración propia sobre la Base de Datos construida por el Programa de Estudios sobre las Elites
Argentinas (Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales, Universidad Nacional de General San
Martín) y por el Observatorio de las Elites (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales).
*A efectos de ganar en comparabilidad en un período de tiempo tan prolongado, no se consideraron los frentes
políticos, sino los partidos políticos de pertenencia de los miembros de la elite.

Bajo el concierto predominantemente peronista de quienes fueron electos por voto


popular tanto a nivel nacional como provincial desde la apertura democrática, cabe una
especificación para el último subperíodo bajo análisis (2007-2015). Aquí, advertimos
una tendencia a la heterogeneización de las fuerzas políticas con la aparición de nuevos
partidos que logran catapultar individuos a posiciones de elite. Este cuadro responde,
en efecto, a los hallazgos más generales que se han realizado, principalmente, desde
la ciencia política, en el sentido de una creciente “territorialización” del sistema y
la competencia de partidos en el país luego del año 2001, expresado en un sistema

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de partidos más “fragmentado” que debilita el tradicional bipartidismo argentino
(Calvo y Escolar, 2005), y en la configuración de nuevas identidades y liderazgos a
ellos asociados, con mayores márgenes de autonomía relativa con respecto al ámbito
nacional (Cherny y Vommaro, 2004). Se trata del Partido Social Patagónico (PSP), el
Partido Socialista (PS) y el Partido Propuesta Republicana (PRO).7
El Partido Social Patagónico (PSP) fue fundado por la gobernadora de Tierra del
Fuego, María Fabiana Ríos quien, como señalamos previamente, constituyó la primera
mujer en ocupar un cargo electivo de gobernadora en toda la historia argentina. El
PSP nació como fuerza provincial en 2010 producto de la ruptura de Ríos con la líder
del partido ARI (Afirmación para una República Igualitaria), Elisa Carrió. Hacia 2011,
Ríos se postuló para ser reelecta en su cargo por el PSP, ganando la gobernación en
segunda vuelta electoral.
La segunda fuerza que aparece por primera vez con representación entre la elite es
el Partido Socialista. Si bien se trata de un partido centenario de la Argentina, recién
en el año 2007 accedió por primera vez a ocupar una jerarquía provincial de gobierno.
Dos son los individuos que fueron gobernadores por el PS, ambos de la provincia de
Santa Fe. Uno es Hermes Binner, electo primer gobernador socialista de la Argentina,
interrumpiendo de esa forma 24 años de gobierno consecutivo de la elite peronista
en la provincia (Lascurain, 2018). El otro socialista es Antonio Bonfatti, cofundador
con Binner y con Guillermo Estévez Boero del Partido Socialista Popular (Guberman,
2014; Suárez, 2016), quien sucedió a Binner en el cargo de gobernador.
Por último, se encuentra el partido Propuesta Republicana (PRO), una fuerza
eminentemente nueva en el escenario político argentino surgida luego de la crisis
social y política del año 2001, y cuyo territorio de origen lo constituye la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires (Vommaro, Morresi y Bellotti, 2015). Su más alto exponente
es Mauricio Macri, un outsider de la política quien ha hecho una meteórica carrera
pasando de dedicarse a la actividad empresarial, estrictamente, a constituirse en
el líder de PRO (Mattina, 2015). Macri fue, luego de desempeñarse como diputado
nacional, 2 veces electo Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires entre 2007 y
2015, para luego ser electo presidente de la Nación.
Pese a la diversidad de estas distintas fuerzas políticas y a las disímiles trayectorias
de los individuos que las representan, podemos observar algunas regularidades que
interesan al análisis de los rasgos de la elite ejecutiva electiva nacional y provincial de
nuestro país. La más evidente es que todas accedieron a posiciones de elite recién en
2007, en el marco de las transformaciones de la política argentina que mencionamos
más arriba. En algunos casos, a partir de la constitución de una fuerza política nueva
(como el PSP y el PRO) y en otro (como el PS) a partir de una fuerza tradicional que,

7 Para un análisis más reciente sobre los procesos de (des)nacionalización, territorialización y fragmentación de los partidos políticos
en Argentina, y de los casos específicos del Frente Progresista Cívico y Social (FPCyS) en Santa Fe y de la coalición Cambiemos (a cuya
cabeza se encontraba PRO) en la Ciudad de Buenos Aires y en la Nación, ver Cruz (2019).

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Lascurain, M. ¿Democratización de las elites? El reclutamiento del personal ejecutivo electivo... 500 - 524

sin embargo, alcanzaba por primera vez posiciones de poder tan altas en el país.
Además, tres de estos cuatro individuos provienen de la provincia de Santa Fe e
iniciaron su vida política en el Partido Socialista, habiendo vinculado fuertemente
su militancia con su carrera profesional en el área de la salud (dos médicos, Binner
y Bonfatti, y una farmacéutica, Ríos, todos graduados en la Universidad Nacional de
Rosario). El PS es, en efecto, una fuerza que ha demostrado grandes performances
electorales pero que no ha podido proyectarse aún –a diferencia de PRO- al ámbito
ejecutivo nacional.

Reflexiones finales
La pregunta por la “apertura” o “democratización” de las elites políticas argentinas
en su diversa composición ha constituido una preocupación central de los trabajos
clásicos de la sociología de las elites en Argentina, como los de De Imaz (1964) y
Cantón (1964). En este sentido, ambos autores han distinguido al peronismo como el
movimiento político local más “abierto” o “democrático” en términos de reclutamiento
de sus elites. Así, frente a la relativa cerrazón de los grupos dirigentes que contribuirían
a mantener otras corrientes políticas, un rasgo central del reclutamiento político
peronista habría sido permitir el acceso a las más altas posiciones de grupos
relativamente periféricos. Como consecuencia, el alto funcionariado político de
los primeros gobiernos peronistas presentaba atributos poco frecuentes entre los
ocupantes tradicionales del poder político: una mayor participación de mujeres, de
individuos más jóvenes, con un nivel educativo relativamente más bajo que el de
otras elites, o con credenciales profesionales y laborales más cercanas a las de los
sectores populares que a las de las elites, entre otros aspectos.
En este artículo hemos presentado una descripción panorámica de las elites
políticas argentinas ejecutivas electivas del nivel provincial y nacional desde la
recuperación democrática hasta los años de gobierno kirchneristas. A partir de la
selección de un conjunto definido de variables buscamos identificar en cuáles de
ellas se presentaron ciertos rasgos disruptivos que pudieran indicar algún grado de
apertura o “democratización” en la configuración de las elites ejecutivas electivas,
en el sentido en el que lo entendían los analistas clásicos de la sociología de las
elites en Argentina. Para ello, tuvimos en cuenta los atributos correspondientes a las
posiciones de presidente y vicepresidente de la Nación, gobernador, jefe de gobierno
de la Ciudad de Buenos Aires e interventor federal.
El primer indicador en este sentido lo constituye el género. Tal como lo indica la
bibliografía especializada, el personal político argentino ha sido históricamente
masculino, tendencia que se observa también para todos los países con democracias
representativas. En nuestro universo aparecen dos mujeres ocupando una posición
de elite durante el primer gobierno menemista (1989-1995), pero son mujeres
designadas como interventoras provinciales por el presidente de la Nación. Hay que
esperar hasta el año 2007 para encontrar por primera vez en la historia de nuestro

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país mujeres electas por voto popular en la posición de gobernadora (Fabiana Ríos)
y de presidenta de la Nación (Cristina Fernández de Kirchner). Si bien no se puede
afirmar que estos pocos casos expresan un proceso de democratización de la elite
en la variable del género, puede observarse una tendencia –tenue e incipiente- en
cuanto a la incorporación de mujeres en estos niveles institucionales. En efecto, esta
tendencia parece reafirmarse si tenemos en cuenta que tanto en 2015 como en 2019
fueron electas dos mujeres para el cargo de vicepresidenta de la Nación (Gabriela
Michetti y Cristina Fernández de Kirchner, respectivamente), como así también varias
gobernadoras provinciales.
La segunda variable que analizamos es la de la edad de ingreso al cargo de elite.
Aquí encontramos que el universo analizado, con una edad promedio de 52 años,
continúa la tendencia histórica de 50 años para el ingreso del alto funcionariado
político (De Imaz, 1964). Sin embargo, la edad promedio de ingreso es levemente
inferior durante los años de gobierno de Carlos Menem y Néstor Kirchner (50 años), lo
cual podría corresponderse con momentos de renovación de la elite luego de fuertes
crisis sociales, políticas y económicas como las que llevaron a la entrega adelantada
del mando, en el caso de Alfonsín en 1989, y a la renuncia al cargo, en el caso de De
la Rúa en 2001.
En cuanto a las variables relativas a las credenciales educativas, el periodo analizado
nos ofrece varias discontinuidades. Por un lado, observamos que –pese a predominar
en el conjunto de la elite el nivel universitario-, si miramos cada subperiodo por
separado advertimos que durante el gobierno de Néstor Kirchner aparece un peso
relativo mayor de posiciones con nivel secundario, y un paralelo descenso del peso
de la formación de posgrado. Además, dentro de este universo, vemos que la mayoría
de los individuos pertenecen al PJ, fuerza política que –tal como lo han destacado
los estudios sobre el tema- se caracterizó históricamente por reclutar individuos con
niveles educativos más bajos que el resto de los partidos (Cantón, 1964).
Por otro lado, notamos a lo largo del tiempo la disminución del peso de las llamadas
universidades “tradicionales” (como la Universidad de Buenos Aires y la Universidad
Nacional de Córdoba) en la formación de las elites, muy fuertes durante el periodo
alfonsinista. Como contrapartida, se observa el crecimiento –en especial, durante las
administraciones kirchneristas- de universidades públicas de otras regiones del país,
como la Universidad Nacional del Nordeste, Universidad Nacional de Cuyo y de la
Universidad Nacional de Rosario. Esta pérdida de terreno de las grandes universidades
tradicionales se explica, en parte, por los cambios en el sistema universitario en su
conjunto, pero también por una heterogeneización del espectro de instituciones de
educación superior que forman a los miembros de la elite, que incluye, además, a las
universidades privadas (religiosas y laicas), en línea con el fenómeno más general de
“privatización” del sistema universitario nacional (Zelaya, 2012).
Asimismo, durante los años kirchneristas cambia considerablemente la titulación de
la elite, destacándose la ampliación del peso del título de ingeniero, que experimenta

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Lascurain, M. ¿Democratización de las elites? El reclutamiento del personal ejecutivo electivo... 500 - 524

un salto cuantitativo entre 2003 y 2007, pasando de representar el 5,7% en 1999-


2003 al 27,3% en 2003-2007 y el 13,3% en 2007-2015 (aunque siempre por debajo
del título de abogado). La apertura de la formación de la elite hacia esta titulación
podría responder a la reorientación de las políticas públicas y a un perfil educativo
diferenciado al de otros gobiernos, en el marco de fuertes transformaciones en la
estructura productiva del país y en el perfil de las carreras de ingeniería, que se
diversifica y reconfigura al calor de esos cambios (Panaia, 2012).
Por último, nos preguntamos si el proceso de “apertura” de la elite política de la
democracia reciente se expresó, también, en lo relativo a las fuerzas políticas que
representa. Teniendo en cuenta que la Argentina atravesó décadas de inestabilidad
política, por un lado, y de un marcado bipartidismo (entre el PJ y la UCR), por otro, el
restablecimiento del régimen democrático supuso el despliegue de dos fenómenos
simultáneos. Por un lado, un paulatino pero creciente debilitamiento de ese
bipartidismo, con el consiguiente despliegue de una pluralidad de nuevas fuerzas
territoriales reflejadas por las posiciones de elite que aquí analizamos (Calvo y Escolar,
2005). En efecto, si corremos la mirada del conjunto –que ilustra aún un predominio
no desdeñable de las fuerzas tradicionales entre la elite electiva y, especialmente, del
peronismo- advertimos el acceso inédito a los altos cargos ejecutivos de individuos
provenientes de partidos políticos de reciente creación (como el caso del PSP en
Tierra del Fuego, y del PRO en la ciudad de Buenos Aires) o de larga trayectoria, pero
que han llegado por primera vez a ocupar las más altas jerarquías de gobierno (como
el caso del PS en Santa Fe).
Por otro lado, la recuperación democrática y la estabilidad del régimen político
que se consolidó a partir de ella, ofició como condición de posibilidad del desarrollo
de nuevas y sostenidas carreras políticas que antes se veían interrumpidas por la
alteración sucesiva del régimen democrático. Precisamente, estas elites a diferencia
de las que ocupaban a los grandes sociólogos durante los años ‘60, gozan de los
beneficios del creciente e ininterrumpido proceso de profesionalización viabilizado
por la estabilidad del sistema político. Este proceso que las excede y las incluye, al
mismo tiempo las dota de una alta capacidad para construir, mantener y proyectar
en el tiempo una carrera política profesional.

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Aportes y
Contribuciones

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APORTES Y CONTRIBUCIONES

El día del sociólogo. Antonio Dellepiane


y sus aportes a la sociología argentina
Por Manuel Cavia
https://orcid.org/0000-0001-8966-3596
Facultad de Ciencias Económicas
Universidad Nacional de Entre Ríos
[email protected]
Paraná, Entre Ríos
Argentina

Todos los 1 de junio de cada año se conmemora el día del sociólogo en la Argentina,
profesión esta de importancia sustancial para comprender los hechos del mundo
social, pero lo que nos proponemos en esta breve reseña, no es precisamente hablar
sobre el oficio del sociólogo, más cuando importantes profesionales del área han
tratado y trataran con pertinencia el tema, de lo que aquí trataremos es de desentrañar
como se llega y a través de quien se conmemora esta efeméride del día del sociólogo
en la Argentina.
Para adentrarnos en esa historia es necesario mencionar que un 1 de junio de 1899
se dictó la primera cátedra de sociología en la Argentina, más precisamente en la
Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires y esa distinción recayó en
el Dr. Antonio Narciso Dellepiane, nacido en Capital Federal en 1861 y fallecido en
1939. El personaje en cuestión fue abogado, historiador y profesor de la Facultad
de Derecho y Filosofía y Letras de la UBA, además fue vicepresidente del instituto
Internacional de Sociología en la segunda década del siglo pasado, buena parte de
su obra fue traducida y publicada en la Biblioteca Sociología Internacional, como
también se le otorgo el Título de Profesor agréé de la Universidad de Paris, publico
más de 30 libros y, como dato de color, se casará con la hija de Nicolás Avellaneda y
Carmen Miguens, apellido este emparentado, ya bastante más adentrado el siglo XX,
con el creador de la segunda carrera de sociología de la Argentina en la Universidad
Católica Argentina, me refiero al Dr. José Enrique Miguens; pero es hora de volver al
Dr. Dellepiane para poder comprender los lazos que lo unen a la conmemoración del
día del sociólogo.
Responder al porqué de la fecha elegido para celebrar el día del sociólogo y al
vínculo que tendrá con Luis Dellepiane, implica transcender lo socialmente conocido
al respecto, para buscar en su perfil intelectual cuál fue su aporte a la sociología
argentina. En ese sentido, sus temas iniciales de interés los dedicó a la vida y obra
de Juan Manuel de Rosas y de esa época es su texto “Rosas”; sobre quien tendrá una
perspectiva decididamente crítica, también escribirá sobre Dorrego y el federalismo;

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luego continuará en su periplo intelectual de manera constante sobre aspectos o
temas de filosofía del derecho, pero desde lo más estrictamente sociológico se ocupará,
de una manera amplia y genérica, sobre los aspectos propios de la criminalidad y el
delito, a los que deben adicionarse trabajos críticos sobre cuestiones sociológicos de
finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX muy especialmente. Dellepiane leerá en
francés a Augusto Comte y otros pensadores de la época, muy especialmente sobre
quien tendrá mayores consideraciones para su camino intelectual: Gabriel Tarde;
también leerá en ingles a Heriberto Spencer y su Study of sociology. Pero ahora
retomando a Augusto Comte él es presentado como el “inminente sociólogo y padre
de la nueva ciencia”, pero también de haber sido capaz de mostrar “la complejidad de
las ciencias sociales”; sin embargo, no quedará atado a las ideas del positivismo y se
permitirá deslizar algunas críticas a este modelo sociológico.
Recorrerá también los grandes debates sociológicos de su época, tal es el caso
de la tesis organicista para pensar el mundo social, posición esta defendida por
Novicow y Worms y que tendrá como oponentes a Tarde, Stein, Garofalo y Espinas.
Las objeciones que realiza a la tesis organicista es que no es posible identificar a la
sociedad con el organismo vivo dado que no son adecuadas para el mundo social. En
la Argentina, quien sostendrá la tesis biologicista a ultranza será Carlos Rojo, pero
Dellepiane se mantendrá firme en la crítica “la concepción biologicista de la sociedad
entraña una idea no solo falsa, sino que es perjudicial al desarrollo de la sociología”.
La concepción biologicista de la sociedad lleva, según Dellepiane, el germen de la
concepción psicológica dado que al establecer que la sociedad es un organismo vivo,
el pensamiento psicológico de la sociedad, al igual que la biología, tendrá tantos
matices como lo son los sociológicos que la sustentan; sin embargo, por esos años
aparecen líneas de trabajo ligados a la llamada “psicología de las muchedumbres”,
estudios sobre el comportamiento de los hombres reunidos en grupo y su sentir y
obrar. Estos lineamientos tendrán como su gran mentor a Le Bon y su búsqueda
por encontrar el alma de las muchedumbres y su interés en hallar los estados
de conciencia que lo sustentan. Dellepiane considerará a estos estudios como
“deficientes” y en este camino será critico de José María Ramos Mejía, hombre ligado
también a la historia de la sociología argentina y en alguna medida a las ideas de Le
Bon. Dellepiane solo le reconocerá Ramos Mejía, méritos para ser portador de “una
cultura bio-psicológica”, asignándole a su obra sólo un “mérito literario”.
También se interrogará sobre el método para la sociología, pero sin perder de
vista que la sociología es una ciencia en formación y eso hace que cada investigador
tenga un método propio, algo que lo hace intransferible, pero que, por ello, deberá
aprender el don del descubrimiento. En ese camino sobre los aspectos metodológicos
de la sociología se opondrá a los lineamientos de Hobbes y Bhentan, pero considera
aprovechable a Stuart Mill para los usos de una sociología general. Para este debate
Comte es soslayado, atento a que su obra saca sus conclusiones de la biología, pero
también que su escuela no ha logrado demostrar que los fenómenos sociales permitan

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a la ciencia que los estudia sobrepasar el carácter abstracto. Dellepiane pensará que
los fenómenos que estudia la sociología no son directamente perceptibles, ni pueden
ser registrados y medidos, dado que ellos son infinitos y dispersos en el tiempo. En
este aspecto, cree que aún le restan estudiar estos temas y completar la enunciación
de las reglas de una seria y sana metodología sociológica.
Tiene en claro que, la nueva ciencia, tiene problemas sociológicos y que aún le
resta interrogarse sobre el campo de exploración de los fenómenos sociales y los
hechos que se propone estudiar la sociología. Su preocupación angular es conocer
que es lo que reviste de social a una sociedad y que no lo es. En este punto y a
comienzos del siglo XX introducirá a este debate a Emile Durkheim, de quien leerá
“Las reglas del método sociológico”, refiriéndose a él como “el reputado sociólogo”.
No le parece, sin embargo, aceptable su definición sobre los hechos sociales y su
forma de obrar y sentir como exteriores a los individuos, interrogándose sobre quién
los impone a esos modos de sentir y de obrar a los que alude Durkheim. El otro
dato de significación es que conoce y utiliza los anales del instituto internacional de
sociología para fundamentar sus apreciaciones, es decir tiene información y lecturas
sociológicas actualizadas para la época.
En ese camino que emprende sobre las inquietudes sociológicas, diríamos, de
manera casi inevitable, lo llevará a interrogarse sobre la causalidad en la sociología,
pero para ello es necesario saber que para él “la sociología es el estudio de los hechos
de asociación; que ella se propone explicar la sociedad, en sus múltiples actividades”.
También se interroga sobre los nexos causales que ligan los hechos sociales y
para esta polémica hará nuevamente gala Dellepiane de sus lecturas sociológicas
actualizadas, nuevamente recurriendo a los anales del instituto internacional de
sociología, a Marx, Engels y Labriola, al mismo tiempo que rechaza las ideas que
aporta al respecto Tarde y sus pautas sobre la imitación o bien las de Durkheim.
Sus búsquedas intelectuales lo llevan a reflexionar sobre si es posible determinar
la existencia de leyes para el mundo social y, al respecto, como en cada uno de estos
debates, volverá a hace gala de sus conocimientos sobre los debates de la época.
Por ello tendrá clara convicción de la disposición de poder contar con pocas leyes
sociológicas, en contraposición a las “expresiones literarias”, que si entiende abundan
en sociología.
Al comienzo del escrito señalamos que Dellepiane tuvo como objeto de estudio,
de manera genérica, los aspectos ligados a la delincuencia y la criminalidad; al
respecto, tomara debida distancia de la teoría de Lombroso, quien contaba con cierta
reputación e importancia en ese mundo de finales del siglo XIX; él lo relegará a la
categoría de una hipótesis inconsistente y no demostrada todavía, dando cuenta que
en los congresos internacionales de Sociología 1888 y 1889, el primero en Bruselas
y el segundo en Paris, abordaran la tesis de Lombroso y concluyen que ellas son
“arriesgadísimas y extremas opiniones”.
Finalmente, queda algo por destacar por si algo aún faltó sobre Dellepiane, es el de

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haber realizado, seguramente, el primer trabajo empírico en clave sociológica en la
Argentina y es que en 1892 investiga sobre el movimiento criminal de Buenos Aires,
tomando las estadísticas policiales de la época y su vínculo con el incremento de la
criminalidad en la sociedad de inmigrantes; su segundo trabajo data del año 1895,
investigando un tema caro y sentido en la historia sociológica, como lo es el suicidio
en Buenos Aires -recordemos que el célebre texto de E. Durkheim sobre El Suicidio
es de 1897-. Su trabajo empírico sobre el suicido toma los informes policiales de los
años 1881 a 1892 y ese estudio tendrá como epicentro a los inmigrantes y sus formas
de integración social a ese nuevo país que los acoge. Destaca que para el trabajo
sobre el suicidio en Buenos Aires debió atenerse a los datos policiales y que estos son
más bien escasos y deficientes. En síntesis, será una breve investigación, pero un gran
trabajo empírico para esos primeros pasos que daba la sociología en la Argentina.
En este breve perfil intelectual que brindamos sobre Antonio Narciso Dellepiane
queda claro que, atento a los cánones universitarios de la época, tuvo los méritos
suficientes para acceder a la primera cátedra de sociología en la Argentina y a
desarrollar tareas en docencia e investigación, también dejo bases significativas para
el desarrollo de la sociología, tanto en el plano teórico como empírico. Por todo lo
señalado sobre Antonio Dellepiane, no hay dudas que hizo aportes específicos a la
disciplina y también a honrarla, siendo bien merecido que cada 1 de junio de cada año
se celebre el día del sociólogo. Lamentablemente, a partir de 1915 aproximadamente,
sus intereses intelectuales se fueron alejando de la sociología y se concentraron
decididamente en los estudios de carácter histórico.

Bibliografía utilizada
Dellepiane, A. (1892), Las causas del delito, Imprenta de Pablo E. Coni e Hijos, Bs. As.
Dellepiane, A. (1894), El idioma del delito. Contribución al estudio de la psicología
criminal, Arnaldo Moen Editor, Bs. As.
Dellepiane, A. (1907), Estudios filosofía jurídica y social, Valerio Abeledo editor, Bs. As.
Dellepiane, A. (1950), Rosas, Santiago Rueda Editor, Bs. As.Entre Ríos durante los años
peronistas.

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Entre Ríos durante los años peronistas. La
obra pública en la gobernación de Héctor
Maya (1946-1950)
María Iris Villagra
https://orcid.org/0000-0002-8091-6670
Facultad de Ciencias Económicas
Universidad Nacional de Entre Ríos
[email protected]
Paraná, Entre Ríos
Argentina

“Para trabajar por el bien común nosotros tenemos la más amplia y completa
libertad. No tenemos compromisos ni obligaciones con nadie que no sea con
el propio pueblo, que nos ha traído aquí para que cumplamos un mandato
revolucionario.
Y estamos en nuestras respectivas funciones, sin odios, sin rencores de ninguna
especie, que no podemos tenerlos, porque tampoco tenemos agravios, a Dios
gracias.
Estamos animados por un propósito de realizar obras que tienden al beneficio de
todos los entrerrianos, sin excepción de ninguna especie”.
(Palabras de Dr. Héctor D. Maya a los periódicos el 31 de mayo de 1946 al iniciar sus
funciones de Gobernador)1

Durante la gobernación peronista de Héctor Domingo Maya, el desarrollo de


la obra pública fue significativo. Se realizaron trabajos que venían a suplir las
numerosas falencias presentes en la realidad entrerriana de aquel entonces. Las
políticas públicas se consignaron para la infraestructura, la salud, la educación, el
agro, la industria, la cultura, el turismo y la institucionalidad estatal, entre otros
aspectos. Rescatamos algunas de estas obras, sus descripciones e imágenes para
mostrar los alcances de la gestión.
Presentamos una pequeña biografía del gobernador Maya, luego una contextualización
política del proceso histórico, necesaria para comprender e interpretar las fuentes

1 Provincia de Entre Ríos. 4 años de gobierno. Informe oficial.

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que se exponen. Luego se reproducen descripciones de la obra pública presentes en
un informe oficial: “Provincia de Entre Ríos. 4 años de gobierno” y se transcribe el
artículo periodístico “Visión panorámica de Entre Ríos en 1947”, del 11 de enero de
1948 del diario El Litoral.
Héctor Domingo Maya2 desde muy joven militó en el sector yrigoyenista de la Unión
Cívica Radical, siendo a los 19 años presidente del Comité Universitario Radical y en
tal representación uno de los oradores que despidieron los restos de Hipólito Irigoyen
en 1933. Junto a sus hermanos Carlos y Antonio Guillermo, Maya formó parte de la
organización radical FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina),
dirigidos por Arturo Jauretche y Raúl Scalabrini Ortiz.3
La provincia de Entre Ríos tuvo la particularidad de haber sido un territorio gobernado
por el mismo sector político desde 1880 hasta 1943: primero, por el Partido Autonomista
Nacional y posteriormente por el radicalismo (en sus diversas tendencias) durante
veintinueve años, sumándole el rasgo de haber sido una de las dos provincias, junto
con San Luis, en no ser intervenidas por el golpe de estado encabezado por el General
José Félix Uriburu. Al producirse el 04 de junio de 1943 la revolución nacional, que
derrocó al gobierno de Ramón Castillo, se puso fin a la llamada «Década Infame»,
un período de gobiernos autoritarios, ilegítimos y corruptos, signados por la trampa
electoral sistemática, la represión a opositores y la proscripción del yrigoyenismo.
Maya se sumó a un nuevo movimiento político que se generó alrededor del coronel
Juan Perón, con quien colaboró en la Secretaria de Trabajo de la Nación.4 También,
fue diputado (1963) y senador nacional (1973) estos mandatos fueron interrumpidos
por golpes militares.
En los comicios generales del 24 de febrero de 1946 triunfa la fórmula Juan Perón
- Hortensio Quijano y así, cambia el rumbo político del país. En Entre Ríos, Héctor
Domingo Maya, acompañado por Luis Chaile también llevan al triunfo al naciente
peronismo. El Partido Laborista gana todas las provincias, menos Corrientes, donde
una coalición conservadora se impone en el colegio electoral. La Unión Cívica Radical
Junta Renovadora y el Partido Laborista entrerriano, triunfaron con 77.587 votos,
el 47% del total. El nuevo gobernador prestó juramento el 22 de mayo de 1946, su
compañero de fórmula fue Luis Ceferino Chaile, hasta el 22 de mayo de 1950 que
finalizó su mandato.
Se consideran logros de esta gestión la erradicación de la langosta que asolaba

2 Héctor Domingo Maya era hijo de Antonio Mariano Maya que fue intendente de Gualeguaychú en 1923 y de Ana Guezamburu. Fue
alumno de la Escuela Guillermo Rawson y del Colegio Nacional de Concepción del Uruguay. Se graduó de abogado a los 21 años en la
Universidad de Buenos Aires. Contrajo matrimonio con Angélica Paz Laplacette, tuvo cinco hijos.

3 https://web.archive.org/web/20160304035405/http://www.revistaanalisis.com.ar/

4 http://www.laopinionpopular.com.ar/noticia/34466-hector-domingo-maya-primer-gobernador-peronista-de-la-provincia-de-en-
tre-rios.html

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los campos periódicamente, centenares de kilómetros de rutas pavimentados, la


construcción de varios hospitales, la reestructuración del frigorífico de Villa San
José, la construcción del Mercado Frigorífico y fábrica de Hielo de Gualeguaychú. Se
crea la Junta Autónoma de la Vivienda, actual Instituto Autárquico de Planeamiento
y Vivienda, a través de la cual se inicia la construcción de miles de casas para
familias de menores recursos. Además, se producen mejoras de sueldos y salarios,
se implanta el aguinaldo. La agricultura pasó de una superficie de 1.150.000 has
al récord de 1.530.000 has, sumadas a otras 213.000 has de explotación forestal y
pecuaria. Durante este mandato las cabezas de ganado bovino pasan de 2.300.000
a casi 3.7 millones. Llevó a cabo en el marco del Primer Plan Quinquenal peronista
la introducción en el Delta de nuevos cultivos como ciruelos, duraznos, diversas
especies de cítricos, ramio, nueces que representaron numerosas fuentes de trabajo
para los habitantes de las islas.
Institucionalmente se crea la Dirección de Cultura de la Provincia. Del reservorio del
Museo de Entre Ríos (Ciencias Naturales, Antropología e Industrias) se desglosa el
Departamento de Historia y Numismática y el Instituto «Martiniano Leguizamón» y
crea el Museo Histórico de Entre Ríos «Martiniano Leguizamón»5. Otras instituciones
erigidas son la Caja de Jubilaciones y pensiones y el Instituto Autárquico Provincial
del Seguro, la Dirección Provincial de Aeronáutica. Se abren sucursales Banco de
Entre Ríos, en el Delta y sedes en los municipios de Federación, Concordia, Colón,
Concepción del Uruguay, San José, Gualeguay, Villaguay, y Rosario del Tala.
Para la actividad industrial entrerriana, hasta entonces incipiente, el gobierno estimuló
líneas crediticias del Banco estatal de Entre Ríos, destinadas al fortalecimiento de
empresas lácteas, forestales, molineras, aceiteras y peleteras. En el plano agrícola
se facilita la creación de colonias y la modernización de granjas de origen familiar,
que exportaran su producción al mercado bonaerense. En tres años se crearon 5.300
nuevas explotaciones avícolas, se establecen 13 frigoríficos, tres papeleras y 120
empresas madereras y cinco peleteras. Para beneficiar al sector agropecuario, se
combinaron políticas de créditos subsidiados con beneficios impositivos, y se impulsó
la provisión de tecnología y de mecanización, de paulatina eliminación de trabajo
manual, sumado a la producción nacional de tractores y cosechadoras que a nivel
nacional se pasó de una producción anual de 1300 a 9000 tractores, en el periodo
1945/1950.6

5http://www.laopinionpopular.com.ar/noticia/45693-hector-maya-lleva-al-triunfo-en-entre-rios-al-naciente-peronismo.html. Fuen-
te: Archivo General de Entre Ríos

6 https://es.on1.click/tiki-index.php?page=info_H%C3%A9ctor_Domingo_Maya

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Informe oficial: Provincia de Entre Ríos. 4 años de gobierno
Caminos:
“En todo nuestro territorio no existen 30 km de rutas hormigonadas, con lo que
hemos quedado a la zaga todas las demás provincias y aun de muchos territorios
nacionales. Sin prejuicio de que el Gobierno Nacional construya las grandes
rutas de interés general, mi gobierno ha de interesarse porque ellas sean una
realidad y donde no llegue aquella acción hemos de procurar que llegue la de la
provincia”
Palabras de Héctor D. Maya al prestar juramento ante la Asamblea Legislativa el
día 22 de mayo de 1946 7

Obras Básicas y pavimentación.

Camino La paz – Feliciano: 97 Kilómetros de ruta.

7 Provincia de Entre Ríos. 4 años de gobierno

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Camino de Paraná a Diamante: 13 Kilometros

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Camino Diamante- Victoria: 72,890 kilometros

Camino Nogoyá- Victoria: 38 Kilómetros

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Victoria- Gualeguay: 100 Kilómetros

Salud:
El presupuesto para salud en la provincia de Entre Ríos pasó de ser de $ 475.660
en el año 1944 a $ 6.502.260 en 1949. El siguiente cuadro recuenta la inversión:

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Año Camas Unidades sanitarias
1944 154 23
1945 1.289 33
1946 1.464 36
1947 1.854 45
1948 2.553 53
1949 2.812 58

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Educación:

Artículo periodístico: El Litoral, domingo 11 de enero de 1948, p. 4.


Visión panorámica de Entre Ríos en 1947

El gobernador Maya interpreta la Revolución

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El gobierno del doctor Héctor D. Maya ha afrontado su tarea con franco espíritu
revolucionario. El Plan de Obras Públicas en pleno proceso de realización y la
transformación institucional y administrativa encarada con energía, harán de Entre
Ríos un estado nuevo, digno de su jerarquía económico-social. Todas iniciativas
concebidas han tenido resueltamente principio de ejecución mediante financiación
apropiada y estudios previos de cada materia. Lo que se lleva hecho hasta la fecha,
autoriza esperar la feliz consumación del Plan Maya, cuyo sentido y aplicación es
concordante con el Plan quinquenal del presidente Perón.

Obra de gobierno planificada en Entre Ríos


500 viviendas económica y fomento de la edificación privada; 1.000 kilómetros de
camino pavimentados; 230 edificios para escuelas y comisarías de campaña; 1.256
kilómetros de líneas telefónico-telegráficas y renovación total de la red y equipos;
construcción de un Mercado Frigorífico y Fábrica de Hielo en Gualeguaychú:
provincialización y reactivación del Frigorífico San José, exclusivamente destinado
servir la producción avícola; 50 mil hectáreas de tierras fértiles libradas a la
colonización agropecuaria; reorganización y modernización de los servicios
hospitalarios y construcción de 24 nosocomios con capacidad para 1.200 camas;
mejoramiento de sueldos, salarios y asignaciones al personal administrativo
del estado; aplicación del salarlo familiar; reforma de la enseñanza primaria y
secundaria y creación de las escuelas de aplicación rural; reorganización del régimen
rentístico; supresión de toda la deuda flotante de los municipios; fomento de la
asistencia social; renovación total de los equipos mecánicos de las reparticiones
técnicas; efectivización de la lucha contra la langosta; organización de la represión

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del agio y la especulación; estímulo de la industrialización oficial, mixta y privada;


fomento de las artes plásticas y pictóricas; estímulo a la conciencia histórica local;
ayuda a las actividades culturales; difusión del acervo historiográfico; concesión
de los derechos políticos a la mujer; regulación del régimen comunal; estrictez
en la percepción de la renta, honradez en los manejos de los caudales públicos y
seriedad en la inversión de los mismos.

Síntesis final
Tal es la obra que promueve el Gobierno de Entre Ríos, surgido de la Revolución
Nacional. Tal su programa económico-social, concordante en sus propósitos y
paralelo en su ejecución con el contenido moral y material del plan de gobierno
que propugna el general Perón. Tal lo realizado y a realizar para redimir el digno
Estado mesopotámico del injustificable y funesto estancamiento a que lo sometiera
la incurría oficial en el inmediato pasado y liberarlo de la enervante rutina de un
feudalismo absurdo.

Fotografía 1 Sauce Pinto es próspera y densamente poblada colonia del departamento de Paraná. Sus
necesidades escolares serán debidamente atendidas con este edificio en ejecución parte de un plan de 230
construcciones que el gobernador, Dr. Maya, visita Junto con el Ministro de Obras Públicas Ing. Gaggero, vocal
del Consejo de Educación, Sr. Lagraña y arquitecto Sr. Massera.

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Fotografía 2 El plan de construcciones rurales, cuya primera parte comprende 230 edificios, se allá muy
adelantado. El gobernador, Dr. Maya, el Ministro de Obras Públicas Ing. Gaggero, y otros funcionarios visitan
obras de escueta Nro. 93 de Sauce Pinto.

Fotografía 3 Dos etapas de un mismo sacrilegio pedagógico: la primitiva tapera que en Ceybas (departamento
de Gualeguaychú) oficiaba de escuela reducida por el tiempo a una misérrima osamenta abierta al viento, al
agua y al sol. A poca distancia la que hubo de reemplazarla, y que acaba de ser condenada por mandato de la
revolución y del gobierno entrerriano: misérrimo habitáculo de paja y cañas donde funcionó la Escuela Nro.
51 de Ceybas. Es de admirar la perseverancia y desaprensión con que maestros y alumnos pudieron soportar
sus tareas a la sombra de los «quinchos».

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Fotografía 4 Era hora que se remediase la injuria que comporta para los moradores de la campaña, educar
sus hijos en recintos semejantes. El gobernador Maya interpretando un deber primordial de la cultura y del
patriotismo, ha promovido la construcción de 230 edificios escolares similares a éste, distribuidos en todos los
distritos rurales de la provincia, destinados a reemplazar con dignidad las anacrónicas ranchadas.

Fotografía 5 Uno de los dispensarios de barrio inaugurados recientemente en la ciudad de Paraná, cuya
instalación será extendida a todos los centros rurales y suburbanos de la provincia.

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Fotografía 6 Inauguración en la localidad de Pueblo Brugo de un Hospital de Zona dotado de todos los
requisitos de la clínica quirúrgica.

Fotografía 7 En Estación Ramírez se efectúa la inauguración de otro Hospital de Zona, confortable y moderno.

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Fotografía 8, 9 y 10: Entubamiento parcial del Arroyo “Antoñico” y de sus cauces de acción, cuya obra permitirá
urbanizar las barrancosas adyacencias suburbanas.

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Fotografía 11: Se intensifica la lucha contra la langosta mediante el empleo de helicópteros que diseminan
materias tóxicas, con el espectacular resultado de que da cuenta la presente nota gráfica, campo cubierto de
acrídido exterminado.

Fotografía 12: Camino Paraná - Victoria


Esta importante vía pavimentada que cubre 150 kilómetros de longitud, permitirá cómodo acceso al Sud de la
Provincia, paralela al curso inferior del río Paraná. Comprende dos tramos: de Paraná a Diamante, próximo a
terminarse y de Diamante a Victoria, en pleno proceso de construcción.

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(Des) Regulaciones de la riqueza en
América Latina: reflexiones y avances
para su estudio en clave histórica y
contemporánea1
(De) Regulations of wealth in Latin America: thoughts
and advancements for its study from a historical and
contemporary approach
Coronel, Valeria
ORCiD 0000-0001-7984-051X
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales Ecuador
[email protected]
Quito, Ecuador

Pyke, Luz Irene


ORCiD 0000-0002-4754-297X
Universidad Nacional de Misiones
[email protected]
Posadas, Misiones
Argentina

Carosio, Alba
ORCiD 0000-0003-2503-5624
Universidad Central de Venezuela
[email protected]
Caracas, Venezuela

1 El presente artículo fue elaborado como resultado de la estancia de investigación/fellowship financiada por el Centro Maria Sibylla
Merian de Estudios Latinoamericanos Avanzados en Humanidades y Ciencias Sociales (CALAS), habiendo participado en el Laboratorio
de Conocimiento “Confrontando las desigualdades en América Latina: Perspectivas sobre riqueza y poder”.

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 547


Resumen
El artículo propone una aproximación hacia el problema de la
regulación y la desregulación de la riqueza en América Latina
vinculando dos coyunturas: una histórica, centrada en la crisis de
entreguerras, y otra contemporánea, centrada en la crisis por la
pandemia de COVID-19. A través de un trabajo interdisciplinario
entre historia y sociología enfocado en los casos de Ecuador, México,
Argentina y Brasil se presentan avances y resultados parciales para
un estudio de las capacidades de los instrumentos y regímenes
tributarios en los procesos de distribución de la riqueza y reducción
de las desigualdades en América Latina. Distintas experiencias
regulatorias son abordadas sobre la base de la investigación histórica
de la crisis de entreguerras, trazando un puente hacia los desafíos
planteados por la crisis contemporánea del COVID-19.

Palabras Clave: regulación – riqueza – impuestos – crisis

Abstract
The paper proposes an approach on the problem of wealth
regulations in Latin America during two historical turning points: the
interwar crisis and the current COVID-19 pandemic crisis. Through
an interdisciplinary work between history and sociology, it focuses
on the cases of Ecuador, Mexico, Argentina and Brazil, presenting
advancements and partial results for the study of the capacities of tax
instruments and regimes to distribute wealth and reduce inequalities
in Latin America. Different regulatory experiences are addressed on
the bases of historical research, bridging to the challenges posed by
the current COVID-19 pandemic crises.

Keywords: regulation – wealth – taxes – crisis

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La pandemia de COVID-19 con el consiguiente distanciamiento social, confinamiento


y parálisis económica llegó a América Latina a mediados de marzo de 2020. Las
restricciones impuestas para contener la pandemia han exacerbado la desigualdad
social y los problemas estructurales históricos: la pérdida o la precarización laboral
incidiendo en los índices de pobreza y en la pobreza extrema, y la ampliación de la
economía informal (o “rebusque”) como recurso para la subsistencia, en momentos
de contracción del mercado y de políticas de flexibilización laboral en distinto grado
y con impactos diversos según los contextos nacionales. De forma relacionada se ha
observado el desborde de las capacidades de los sistemas de salud y protección social,
conjuntamente con combinaciones extremas dadas en algunos países entre la crisis
sanitaria y el ajuste del gasto fiscal que afectó aún más la capacidad de los sistemas
de salud para atender la emergencia, la posterior vacunación y actualmente a los
posibles nuevos ciclos de la pandemia. Aún en medio de contrastes, resultó común el
limitado margen de maniobra fiscal de los países. La crisis sanitaria global demandó
en la región un replanteamiento de los programas económicos generando respuestas
dispares cuya evaluación está en curso, y de la que pretendemos participar a partir
de nuestro abordaje sobre procesos regulatorios y desregulatorios de la riqueza en
Latinoamérica.
En el marco de la convocatoria general del Maria Sibylla Merian Center for
Advanced Latin American Studies in the Humanities and Social Sciences (CALAS)
para el Laboratorio de Conocimiento “Confrontar las desigualdades en América
Latina”, y particularmente de la construcción colaborativa e interdisciplinaria del
conocimiento en torno al problema de la Regulación y Desregulación de la Riqueza,
que tuvo lugar entre enero y agosto de 2021, hemos logrado desarrollar una serie de
debates que nos enfrentaron a una vasta experiencia latinoamericana para pensar y
confrontar las crisis, a una contrastante historia y actualidad de nuestros estados y
sociedades en torno a la construcción de políticas regulatorias y desregulatorias de
los regímenes de acumulación de la riqueza, y también a los variados impactos y giros
estatales sobre la situación de las sociedades ante la expansión del COVID-19. Los
problemas de índole teórico, histórico y comparativo que nos convocaron inicialmente
se conjugaron con una aproximación acuciante al problema de las desigualdades
durante estos años de pandemia.
A través de un trabajo interdisciplinario, nos propusimos estudiar la capacidad de los
instrumentos y regímenes tributarios en los procesos de distribución de la riqueza y
reducción de las desigualdades en América Latina. Un diálogo de la historiografía
económica y política con la sociología crítica y la teoría feminista latinoamericana
contemporánea nos puso en el mismo camino para poner perspectiva ciclos históricos
junto al tiempo presente en tanto coyuntura de cambios, y cuestionar la persistencia
de las desigualdades y los giros autoritarios contra los democratizantes en la política
pública de nuestra región.
El objetivo del presente ensayo es presentar algunos de los principales debates

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desarrollados a lo largo del trabajo colectivo del Laboratorio de Conocimiento y
de su Eje 1 “Regulación y Desregulación de la Riqueza” durante 2021, los cuáles se
sustentan a su vez en los resultados de las investigaciones individuales llevadas a
cabo sobre ciclos históricos en los que se podían caracterizar distintas sociedades y
modelos estatales por sus rutas regulatorias redistributivas, y su relación con factores
de la economía política en torno a los regímenes de acumulación de la riqueza y
su consecuente matriz de desigualdad social. Para ello proponemos un enfoque
que vincule dos coyunturas: una histórica, centrada en la crisis de entreguerras, y
otra contemporánea, centrada en la crisis por la pandemia de COVID-19. Lejos de
constituir una propuesta antojadiza, consideramos que las alternativas políticas
contemporáneas resuenan en cierto sentido a las que tuvo la sociedad durante
la crisis de los años veinte y treinta. Al presente, como entonces están en juego
corrientes que sostienen que las economías se reactivarán mediante la provisión
de garantías, privilegios, y exenciones al capital para atraer inversión extranjera,
frente a aquellas que plantean que el despojo debe ser contenido y la reproducción
social garantizada por los gobiernos a través de un compromiso regulatorio sobre el
capital mediante tributaciones y procesos redistributivos. Proponemos que algunos
elementos de esta tensión contemporánea se encuentran también presentes en la
disputa librada durante la transición histórica de la crisis mundial de entreguerras,
constituyendo un laboratorio para un análisis del presente. A lo largo de nuestro
trabajo en el laboratorio de conocimiento, hemos podido profundizar y debatir sobre
las características de este proceso en cuatro países Argentina, Ecuador, Brasil y
México, por lo que centraremos nuestro ensayo en estos casos nacionales.

Las crisis de entreguerras como laboratorio para el estudio de los


programas de regulación sobre el capital en América Latina
Tanto el estallido de la primera guerra mundial en 1914 como el crack de 1929 tuvieron
impactos severos en las economías nacionales de América Latina. La contracción de
los mercados internacionales puso en crisis a las exportaciones como una de las
principales fuentes de financiamiento de los estados nacionales, acentuando una
dependencia sobre los impuestos indirectos a los artículos de consumo popular que
encarecían sensiblemente su costo en contextos de fuerte recesión económica. En
este marco los cuestionamientos hacia los regímenes tributarios decimonónicos
se acentuaron y los distintos países de América Latina debieron enfrentar hacia
las décadas de 1920 y 1930 sus crisis fiscales a través de distintas respuestas. En el
presente apartado abordaremos algunas de estas respuestas, las características de
los debates que las inspiraron y las tensiones que generaron según cada caso.
Las respuestas asumidas en mayor o menor grado en los distintos países a partir de
las crisis de la primera postguerra y la gran depresión incluyeron cuestionamientos
a la política financiera y demandas de integración y redistribución. Asimismo
se observó en los distintos países la implementación de impuestos a la tierra, el

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capital o el patrimonio, la racionalización de recursos hacia la productividad y


conformación de economías regionales, impuestos a las inversiones transnacionales
en recursos energéticos y/o primarios de exportación agrícola o agropecuaria. En
el caso de recursos como el petróleo o la minería se produjeron incluso procesos
de nacionalización que acompañaron casos desiguales de implementación de una
política de sustitución de importaciones e industrialización. Las políticas tributarias
y el fomento a la economía interna se articularon a procesos de intervención de los
estados en las relaciones de propiedad y en las relaciones laborales, así como en la
construcción de estados planificados y sistemas de previsión social. La inversión en
salud y en educación así como la seguridad social instalada en este ciclo histórico
se entienden solo en estrecha relación con políticas regulacionistas frente a la
riqueza como respuestas a las crisis, procurando mitigar la extrema dependencia
de la desigualdad social de formas de dominación precarias, informalidad, exclusión
e intercambio desigual a nivel global, característicos de países con predominio
primario exportador. En este sentido, la crisis de entreguerras, una crisis del modelo
oligárquico de la economía, presenta un escenario en el que se disputaron alternativas
de orientación estatal centradas en programas contradictorios de economía política,
y en el que estuvo precisamente en juego el debate respecto de la política tributaria
frente al capital.
En América Latina, al igual que en Europa, tras el fin de la primera guerra y durante
la década de 1920 cobraron popularidad las ideas que proponían reformas fiscales
sobre el principio de mayor progresividad, siendo los impuestos a la riqueza uno de los
instrumentos señalados entre los más efectivos en sus impactos redistributivos. Las
críticas hacia los crecientes impuestos indirectos sobre el consumo hacían hincapié
en las características regresivas del mismo, y su impacto negativo sobre los sectores
trabajadores más castigados por la crisis y la recesión económica. Frente a esto,
desde diversas corrientes del socialismo, el radicalismo y el reformismo se comenzó
a plantear la necesidad de establecer impuestos directos sobre el patrimonio que
buscaran regular y contener los procesos de acumulación y concentración de la
riqueza, también favorecidos en parte por la crisis. Los debates giraron entonces en
torno a distintas nociones de justicia social, que planteaban que “lo justo” era que los
tributos se impusieran en relación a la posición económica del contribuyente. En este
sentido, si bien no existía un consenso pleno respecto a cómo definir la riqueza, el
patrimonio o los niveles de ingresos sobre los cuales se aplicarían estos tributos,2 sí
se consideraba que las reformas fiscales de estas características mejorarían la vida
de los trabajadores y los sectores populares, particularmente en el contexto de crisis.

2 En la discusión sobre la definición de la riqueza sujeta a los nuevos tributos se encontraban las posiciones que sostenían que la rique-
za radicaba fundamentalmente en la propiedad de la tierra y que era por tanto el sector terrateniente el que debía afrontar mayores
cargas fiscales, mientras que otras posiciones se inclinaban por definiciones centradas en los capitales o los ingresos en un sentido
más amplio, incluyendo por lo tanto a sectores empresariales entre los principales sujetos alcanzados por los nuevos gravámenes.

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En otro plano, la introducción de mayores impuestos directos también beneficiarían
las bases de financiamiento de los estados, resentidas por las crisis internacionales.
Las dificultades para la implementación de las reformas no sólo se relacionaron a
la oposición de los sectores económicamente más concentrados, sino también con
las disputas entre los poderes locales y centrales por la potestad en la introducción
y percepción de tributos directos. La introducción de impuestos sobre la riqueza
implicó en muchos casos procesos de mayor centralización fiscal en los gobiernos
nacionales y la pérdida de recursos de los gobiernos locales. Otra de las limitaciones
en la introducción de estas reformas se relacionó con el nivel de desarrollo de las
capacidades estatales para su implementación y fiscalización eficiente.
Los debates en torno a la cuestión fiscal y la necesidad de establecer distintos tipos
de impuestos sobre la riqueza se desarrollaron en los países latinoamericanos con
sus propias particularidades y temporalidades durante la primera posguerra. De
este modo, mientras en algunos casos las reformas fiscales cobraron un sentido
radicalizado vinculado al desarrollo de programas redistributivos y a la confrontación
con los capitales internos y transnacionales, en otros casos las reformas fueron
producto de consensos entre elite políticas y económicas destinados a ensayar
políticas de contención social en un sentido conservador. Entre los primeros casos
podemos ubicar a México y Ecuador, mientras que en los segundos se ubicarían
Argentina y Brasil.
En el caso de México, el contexto post-revolucionario permitió que a comienzos
de la década de 1920 el presidente Álvaro Obregón creara dos nuevos impuestos
directos: el impuesto federal a la propiedad en 1922 y el impuesto sobre la renta en
1924. Los gobiernos post-revolucionarios debieron afrontar las demandas de justicia
social, implementando programas redistributivos y un mayor gasto social, por lo
que la necesidad de incrementar los ingresos fiscales a través de la introducción
de nuevos tributos directos se presentaba como uno de los mejores caminos
posibles. La introducción de este tipo de reformas había sido además una de las
recomendaciones de los economistas norteamericanos Henry Alfred E. Chandler y
Edward Kemmerer realizadas en 1917 para ordenar el sistema financiero y estabilizar
las finanzas públicas tras la revolución. Los nuevos impuestos estaban llamados a
modificar la estructura fiscal regresiva heredada del porfiriato, extrayendo mayores
ingresos desde los sectores anteriormente privilegiados, sobre la base de la capacidad
de pago de los potenciales contribuyentes.3 De este modo, se pretendía trasladar
las ideas de la Revolución al terreno fiscal. No obstante, el impuesto federal a la
propiedad nunca logró implementarse debido la persistente y eficaz resistencia de
los grandes propietarios de tierras tanto rurales como urbanas, acompañada en

3 Sobre las características de la política fiscal durante los últimos años del porfiriato puede consultarse Carmagnani (1994) y Lomelí
Vanegas (2018).

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parte de los gobiernos locales que consideraban a los tributos sobre la tierra como
una de sus principales fuentes de ingresos. El impuesto a la renta, por el contrario,
logró implementarse más exitosamente y bajo una menor resistencia de los sectores
empresariales y de los gobiernos locales. En este caso Obregón y posteriormente
Elías Plutarco Elías Calles no sólo lograron presentar el nuevo impuesto como más
moderno y justo, sino que además desplegaron una estrategia de beneficios fiscales
y crediticios a los sectores empresariales, y de coparticipación de los ingresos con los
gobiernos estaduales y municipales. En este marco, las resistencias al nuevo tributo
lograron aplacarse y los sectores empresariales terminaron por acompañar el mismo
(Unda Gutiérrez, 2017; Aboites, 2003).
En el caso de Ecuador, los debates sobre la necesidad de realizar reformas fiscales
progresivas se desarrollaron durante los gobiernos reformistas a mediados de
la década de 1920, en gran medida bajo la influencia de la experiencia mexicana.
En este caso, también fueron las recomendaciones de Edward Kemmerer para la
estabilización de las finanzas del estado ecuatoriano las que suscitaron resistencias
y reacciones por parte de las elites regionales, las comunidades campesinas y otras
clases trabajadoras. Los informes de la misión Kemmerer incluyen cartas de distintos
sectores para defender sus posiciones. Mientras las elites regionales destacaban sus
nociones de status y la relevancia superior de sus intereses, las clases populares
hacían énfasis en su rol en la economía y la democracia. El debate sobre los impuestos
salta a la vista de manera particularmente relevante en estos informes puesto que
las elites a la vez que obstaculizan el trabajo de la comisión racionalizadora cuando
trata de imponerles reglas, la favorece por el contrario cuando ésta se inclina por la
imposición de impuestos a los bienes de consumo por sobre los impuestos al capital,
definidos siempre como destinatarios de todos los cuidados y condiciones para realizar
inversiones en el país. Las clases populares, por su parte, buscaron manifestarse
en contra de mayores impuestos al consumo, particularmente sobre productos de
consumo masivo como algodón, gasolina y otros alimentos. A través de repertorios
de acción colectiva, las clases populares intervinieron en la esfera pública a través
de medios impresos, expresando la articulación entre las organizaciones políticas del
Radicalismo y del Socialismo con las organizaciones obreras y campesinas del país.
De este modo, los debates en economía política abundan en la prensa de los años
veinte y treinta. En este caso el pensamiento socialista en Ecuador no resultó en una
reproducción de escuelas foráneas sino una activa intervención intelectual y política
organizativa que se reconoció asentada en la escuela de economía política de los
democráticos y del alfarismo. En el marco de la crisis, se analizó el papel cumplido por
la banca para embargar tanto la producción como al estado. Asimismo, se introdujo
el concepto del proletario como un concepto que define las distintas clases y formas
de precarización del trabajo en la economía exportadora, gamonal y transnacional.
Todo este debate en la esfera pública fue clave para marcar la coyuntura sobre la
cual se tomaron las decisiones en torno a impuestos y a regulaciones de la riqueza
en Ecuador durante este periodo. Así, en el debate constitucional de 1928, junto a la

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reforma de la banca y al debate sobre la imposición de tributos al consumo -como
sugerían los norteamericanos- o al capital -como sugería el socialismo democrático
del régimen reformado-, se libran debates sobre la renta agraria, la propiedad de la
tierra, la democracia corporativa y la organización de fuerzas populares sindicalizadas
así como su representación en los poderes del estado (Coronel, 2021).
En los casos de Argentina y Brasil, como hemos mencionado, las reformas tributarias
tuvieron un sentido más bien conservador. En Argentina, si bien los primeros proyectos
de impuestos a la riqueza comenzaron a debatirse hacia fines de la década de 1910
durante el primer ciclo de gobiernos radicales, no fue sino hasta los años treinta bajo
los gobiernos conservadores que logró aprobarse e implementarse un tributo de estas
características. En este sentido, pese a los éxitos electorales, la amplia legitimidad
política y el apoyo popular de los que gozaron los gobiernos radicales hasta 1930, los
mismos fueron incapaces de introducir reformas tributarias significativas de mayor
progresividad. Las dificultades de los gobiernos radicales para reformar el sistema
tributario han contribuido de este modo a la construcción de una imagen paradojal del
período en la que pese al proceso de democratización política, el esquema impositivo
regresivo se habría perpetuado tal como fue heredado del siglo XIX,4 limitándose así
las posibilidades de ampliación del gasto público y sus efectos redistributivos. Por el
contrario, el llamado impuesto a la renta no fue aprobado sino hasta 1932 durante
los gobiernos conservadores sostenidos sobre la práctica del fraude electoral. Las
dificultades y el eventual fracaso del radicalismo para concretar reformas como la del
impuesto a la renta pueden ser explicadas a partir de diferentes factores. Tanto la falta
de suficientes profesionales dotados de los conocimientos técnicos y especializados
para instrumentar estas reformas en forma efectiva durante los años veinte, como
la persistente resistencia presentada por los poderes locales pueden apuntarse al
respecto (Caravaca, 2009; Sánchez Román, 2005 y 2013; Montequín, 2000). En este
sentido, el acompañamiento que las elites económicas presentaron al impuesto a
las renta durante la década de 1930 se relacionó a una mayor capacidad del régimen
conservador para consensuar su cooperación, con el objetivo de hacer frente a las
nuevos desafíos presentados por las transformaciones sociales y asumir el estado un
rol cada vez más social (Sánchez Román, 2013).
El caso de Brasil difiere en parte de los demás casos latinoamericanos, ya que la
inestabilidad de sus ingresos en concepto de comercio exterior, vinculada a la menor
diversificación de su canasta exportadora, derivó en una reflexión temprana sobre la
necesidad de introducir gravámenes directos como el impuesto a la renta. La crisis
producto de la Primera Guerra Mundial solo vino a agravar los apuros fiscales del
país. En este marco, hacia 1924 comenzó a implementarse el impuesto a la renta.

4 Sobre las características de la política fiscal argentina hacia fines del siglo XIX y comienzos del XX puede consultarse Carmagnani
(2011), Montequín (2000) y Oszlak (2004).

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Sin embargo, el nuevo tributo tuvo un alcance limitado debido a múltiples factores,
entre los que se destacan el hecho no alcanzar las propiedades inmuebles -potestad
de los gobiernos estaduales y municipales- y de proveer una serie de deducciones
que beneficiaban principalmente a los sectores del comercio y la industria. Si bien
el gobierno buscó eliminar estas deducciones, el impuesto a la renta no logró
representar más del 6% de los ingresos totales del tesoro nacional hacia 1933. De
este modo, en su diseño no logró modificar la estructura regresiva del sistema fiscal
brasileño (Sánchez Román, 2005).
Los casos mencionados dan cuenta de los distintos impactos que la crisis de la primera
posguerra tuvo sobre los sistemas fiscales latinoamericanos. La crisis económica y
social generó nuevos problemas y demandas hacia los estados que debieron asumir
nuevos roles a fin de brindar mayores y mejores respuestas en el plano asistencial,
sanitario y laboral. Asumir nuevos roles implicaba por tanto asignar mayores partidas
presupuestarias. El nuevo contexto estimuló de este modo los debates en torno a los
mecanismos de acumulación de la riqueza y la profundización de las desigualdades,
y el rol regulador de los estados para intervenir sobre ambos aspectos a través de
nuevos y más justos instrumentos fiscales. Sin embargo, si bien en cada caso las
posibilidades y limitaciones de estas reformas comparten algunas características, las
mismas también presentan trayectorias divergentes, presentándose ante todo como
un terreno de fuertes disputas políticas y económicas entre los sectores vinculados a
los capitales nacionales y transnacionales, las distintas organizaciones y expresiones
políticas, y las clases populares.
Respecto de la gran depresión en América Latina, la literatura ha dado cuenta de
la persistencia de distintos proyectos socio-estatales centrados en la cuestión social
durante los años de la crisis, y cómo éstos combinaron políticas redistributivas
con procesos de inclusión democrática. Sin embargo aún resta observar cómo
estos nuevos modelos intervinieron frente a los mecanismos de acumulación de la
riqueza, la renta y el capital global (Drinot y Knight 2016). Estos resultados pueden
ser evaluados desde análisis centrados en la economía o en sus impactos políticos
para configurar sujetos políticos, pero también al respecto de las bases materiales,
institucionales, culturales y de las relaciones socio-estatales que coexistieron en
tensión con el régimen de acumulación capitalista, cuya condición dominante tiene
además una dimensión global.
Por caso, estudios recientes han notado la preocupación que existió en las empresas
transnacionales y en el mismo Departamento de Estado norteamericano por la
influencia socialista y comunista en el Estado Reformado en el Ecuador previo a la
guerra fría, y la intervención que hacía sobre la propiedad de las élites internas y
las empresas de inversión del capital transnacional (Becker 2017; López-Pedreros
y Weinstein 2012). De igual modo, en el debate más reciente se ha discutido si las
incursiones populistas fueron democratizadoras, reguladoras o autoritarias (De La
Torre 2015; Coronel 2020).

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Junto con el capital extranjero, la precariedad campesina, los conflictos en torno a
la propiedad y la desposesión, el ámbito de los derechos laborales en las nacientes
industrias, las aspiraciones del campesinado sin tierra y los colonos, formaron
parte de las preocupaciones del estado, los intelectuales y las organizaciones
políticas con arraigo popular durante este período. La configuración de clases y
los mecanismos que aseguraron la acumulación de la riqueza en América Latina
conjugaron la acumulación de renta con la formación del capitalismo foráneo, por
lo cual los mecanismos aparentemente más tradicionales que aseguraban la renta
se articularon con los mecanismos de producción de las mercancías y también
con la acumulación del capital. Uno de los ejes de la disputa en los años treinta,
fue precisamente sobre cómo construir una acumulación de capital en el espacio
nacional y cómo modificar arreglos que articulaban la renta de las élites, su rol de
clases oligárquicas y la formación del capitalismo, en un sistema de acumulación solo
ubicable en las metrópolis. Es decir, cómo resquebrajar la articulación entre espacios
rentísticos y espacios capitalistas de la economía que redundaron en distintos modos
de acumulación de la riqueza.
Así, la regulación de las relaciones entre capital y trabajo, y la intervención en los
conflictos en torno a las relaciones de propiedad rural, dieron paso ya en los años
treinta a una combinación entre lo privado y los bienes comunes. Estas iniciativas
de regulación intentaban intervenir al mismo tiempo en la explotación del trabajo
asalariado o de la plusvalía y en la desposesión característica de la renta agraria.
Es decir, apuntaban a ambos mecanismos de acumulación de la riqueza que no
deben entenderse como excluyentes sino como complementarios. Del mismo modo,
las intervenciones frente al capital trasnacional y sus mecanismos de precarización
del trabajo interno, así como de privilegios frente a los estados buscando evadir los
impuestos, constituyen acciones contra los eslabones rentistas y capitalistas clásicos.
En términos globales el capitalismo monopólico logró recomponerse después
de las décadas de crisis mundial, pero las estrategias de acumulación interno
colonial y oligárquica fueron sometidas a procesos de desidentificación social, a
combates políticos y a incursiones regulacionistas de los estados durante el periodo
de entreguerras en América Latina. Con lo cual el curso de estas estrategias de
acumulación, en ese entonces y hasta el presente, no marca un predominio libre de
disputas entre las alternativas regulacionistas y la propia dinámica del capitalismo
global. Tanto sus eslabones rentistas como las estrategias de la oligarquía comercial
y financiera fueron objeto de la disputa política entre las décadas de 1920 y 1940
inclusive. Como en ciclos más recientes de disputa en el marco del capitalismo
tardío, estas coyunturas incluyeron nuevas lecturas del papel de los estados que lo
cuestionaron en tanto mero instrumento de la acumulación, articulando reclamos
asociados a la nacionalidad, el humanismo, la democratización y a la intervención
sobre las bases materiales de la desposesión, que lograron convocar a distintos
actores para la construcción de estatalidad desde la función pública y desde los

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partidos que intervinieron e intervienen en la orientación de la institucionalidad.


En el ciclo en cuestión, mientras en Europa se forjaron las distintas rutas socialistas
de reforma estatal así como las corrientes fascistas antagonistas a éstas,5 en
América Latina se conjugaron procesos políticos endógenos con procesos globales
como la gran depresión. Acogiendo la propuesta de Knight quien tomando en
cuenta el caso del México de Lázaro Cárdenas describe la política de reformas
de los años treinta como una conjunción entre la revolución y la gran depresión,
podríamos extender esta caracterización al Ecuador entre la Revolución Juliana y
la Revolución Gloriosa. En estos casos las coaliciones políticas y los programas de
reforma estatal regulacionistas, redistributivos y democratizadores tuvieron un poder
relativamente relevante para atender al impacto de la depresión mundial, y orientar
ajustes y acciones estatales que ciertamente contrastaban con las que aspiraron a
implementar a la fuerza las elites rentistas y financieras depositando el peso de la
crisis en las clases populares. De hecho, estas habían sido derrotadas previamente
en la mayoría de países de América Latina a través de sucesivas reformas políticas y
económicas. En este sentido, los casos de Argentina y Brasil dan cuenta de caminos
hacia las transformaciones impulsadas por los efectos de la gran depresión, que
no incluyeron procesos de revolución social como en México y Ecuador, pero que
supusieron igualmente rupturas con los regímenes oligárquicos. Los gobiernos de
Getulio Vargas en Brasil y de Juan Domingo Perón en Argentina durante las décadas
de 1930 y 1940 representan en este marco, proyectos más bien nacionalistas de
impulso a ciertas ramas de la industria, que buscaron confrontar con los sectores
oligárquicos, promoviendo una mayor inclusión de los sectores populares a través de
sistemas de previsión y seguridad social (Drinot y Knight, 2016).

La crisis del COVID-19 y las nuevas regulaciones sobre la riqueza: hacia


algunas perspectivas preliminares
La pandemia de COVID-19 llegó a América Latina a mediados de marzo de 2020,
golpeando a una región marcada por profundas desigualdades estructurales. Según
la Encuesta Mundial de Valores (2017-2020), más de la mitad de los latinoamericanos
manifestó que su nivel de vida era igual o peor que el de sus padres. A esta percepción
pesimista de su presente, se suma además un aumento en la percepción de injusticia
en la distribución del ingreso que se ha fortalecido aún más a partir de la pandemia.
En este marco, los esfuerzos financieros necesarios que los países tuvieron que hacer
para cubrir los mayores gastos en salud y asistencia social demandados por la crisis,
impusieron en la agenda pública el debate sobre la necesidad de establecer sistemas

5 Entre los proyectos socialistas solo subsistió el de la Unión Soviética dado el quiebre de la social democracia alemana, de la República
española, y el ascenso de los fascismos.

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tributarios más altos y progresivos en los que los que más tienen también paguen
más. En este apartado, presentamos algunos resultados y reflexiones preliminares
sobre algunas de las medidas socioeconómicas implementadas en Argentina, Brasil,
Ecuador y México para combatir las consecuencias de la pandemia.
En principio, cabe señalar que al momento de la pandemia Argentina y México
cuenta con gobiernos de signo progresista que se han buscado enfocarse en las
necesidades de los sectores más empobrecidos de la población, mientras que Brasil
y Ecuador cuentan con gobiernos de tendencia neoliberal inclinados a favorecer la
acumulación de riqueza con baja redistribución. En este sentido, las respuestas frente
a la pandemia han variado desde una negación de la importancia del contagio, como
ha sido el caso Brasil, hasta un aislamiento y cierre económico y social muy estricto
como en Argentina.
La pandemia llega a una región donde más de la mitad (53%) de las y los trabajadores
de la región están en el sector informal: de un total de 292 millones de personas
ocupadas en América Latina y el Caribe, 158 millones trabajan en condiciones de
informalidad (OIT, 2020). Esto implica inestabilidad laboral, baja remuneración y
desprotección social, ya que, seguridad social y beneficios laborales, están anclados
al empleo. Ocho de cada diez ocupados de los estratos más pobres trabajan en
condiciones de informalidad, sin ninguna protección social. Sobre ellos las medidas
de cierre y confinamiento tienen un impacto devastador, ya que los dejan sin ingresos
de sobrevivencia. Los trabajos en el sector informal latinoamericano se caracterizan
por bajos ingresos, sin posibilidades de ahorro de ningún tipo, ausencia de derechos
laborales y nula protección de salud o ante el desempleo.
Según CEPAL (2020) casi el 99% de las empresas de América Latina son micro,
pequeñas o medianas (Mipyme), y constituyen la mayor parte de las empresas en
casi todos los sectores de la actividad económica, por lo que es posible que no puedan
sobrevivir a los cierres. Las cuarentenas y el aislamiento social implicaron marcadas
caídas en actividades como la aviación, el turismo, el comercio y las zonas francas,
con los consecuentes despidos, pérdidas de puestos de trabajo, y en el mejor de los
casos, reducción de sueldos y salarios. El teletrabajo no es una opción para las y los
más pobres, por las características de sus trabajos, por su formación y equipamiento,
y por las amplias carencias de conectividad.
En términos generales, en los cuatro países se tomaron medidas económicas
dirigidas a las empresas y las poblaciones vulnerables como respuesta a la crisis de
la pandemia. En este sentido, se han introducido exenciones fiscales, en particular
a los pagos atrasados de la seguridad social. También hubo una expansión de los
préstamos, particularmente para las PYME en el caso de Argentina. En Ecuador,
a través del curioso título de «Derecho Humanitario» o Ley Humanitaria se ha
relajado la normativa para la contratación de trabajadores, lo que ha beneficiado
a las empresas y perjudicado a los trabajadores al promover la inestabilidad de sus
puestos de trabajo.

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Coronel, V.; Pyke, L. y Carosio, A. (Des) Regulaciones de la riqueza en América Latina: reflexiones... 547 - 563

En los cuatro países, la población fue apoyada de alguna forma con un enfoque en
los hogares más pobres y vulnerables aunque a través de diferentes estrategias. En
México, el gobierno se centró en los avances de becas y pensiones, el apoyo rural y
el microcrédito, pero no proporcionó fondos especiales a los trabajadores informales
sin reembolso como sucedió en Ecuador, Argentina y Brasil. No obstante, los
fondos proporcionados por Ecuador fueron bajos y de alcance limitado, resultando
inadecuados en términos de seguridad para las poblaciones afectadas. Por su
parte, tanto los gobiernos de Argentina como de Brasil se buscaron apoyar a los
trabajadores informales, los desempleados, las madres solteras con hijos menores
de edad y las madres menores de edad. En Brasil, el beneficio de emergencia se
abonó mensualmente, mientras en Argentina el mismo se realizó en tres cuotas.
Estos programas de ayuda de emergencia en Brasil y Argentina fueron importantes
para estabilizar la economía y mantener la paz social.
Asimismo, como hemos mencionado, estos esfuerzos financieros y el aumento de
la pobreza y la desigualdad abrieron el debate sobre la necesidad de establecer
sistemas tributarios más progresivos. En esta línea, podemos destacar la iniciativa
desarrollada en el caso de la Argentina a través de la llamada Ley de Aporte
Solidario y Extraordinario de las Grandes Fortunas, aprobada en diciembre de 2020.
El nuevo tributo se definió como un aporte solidario extraordinario y único vinculado
al patrimonio de personas físicas y patrimonios indivisos con activos de más de
doscientos millones de pesos argentinos (2.100.000 dólares). La propia ley determinó
para qué se destinarán los ingresos: 20% para la compra y/o fabricación de equipos
médicos, equipos de protección, medicamentos, vacunas y todos los demás bienes
esenciales, 20% para subsidios para PYMES, 20% para becas para estudiantes, 15%
para el Fondo de Integración Socio Urbana de mejora de las condiciones de vivienda
de los residentes de barrios pobres, y 25% para la exploración, desarrollo y extracción
de gas natural. Esta última asignación ha sido criticada por los sindicatos y los
movimientos sociales. Unas 10.000 personas con activos de más de 200 millones de
pesos pagaron el impuesto. El 20% se negó a pagar el impuesto y algunos de ellos
apelaron. De esta manera, el estado recibió $ 2.38 mil millones. En una evaluación
preliminar, podemos decir que se trató de una medida moderada, ya que fue un
gravamen único. Sin embargo, puede evaluarse como exitosa con respecto a la
cantidad recaudada.
Pandemia, confinamiento y restricciones se han extendido en el tiempo con incremento
de consecuencias negativas, magnificando los históricos problemas estructurales:
desigualdad, limitaciones fiscales, alta informalidad, fragmentación de los sistemas
de salud y de la protección social. La caída del PIB es la más grande en 120 años y es
muy clara la movilidad descendente. CEPAL, por su parte, sostiene la necesidad de
mantener un ingreso básico de emergencia para los sectores más golpeados por la
pandemia, que necesita fuentes de financiamiento que podrían conseguirse a partir
de una reforma tributaria con más justicia y menos regresividad.

Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 559


El aumento del patrimonio neto y el número de multimillonarios en América
Latina y el Caribe, medido por la lista de Forbes, ha crecido más del 40% durante
el COVID-19 hasta ahora (Luis Felipe López-Calva, ONU, 2021). Por su parte, cierto
sentido común de élites latinoamericanas ha permeado a las clases medias, con
ideas fuerza tales como el ideal del estado mínimo, la deslegitimación del estado por
su respuesta frente a la crisis, la convicción de que aceptar altos impuestos sociales
no implicará mejoras significativas en la situación, y estrategias preventivas frente a
la posibilidad de construcción de proyectos redistributivos. Las ideas del liberalismo
tradicional se llevan a los extremos y se presentan como transgresoras y libertarias,
centradas en torno a un modelo de estado que no imponga condiciones, ni obligue
a prescripciones. En este marco vuelven al debate público con mayor fuerza las
disputas entre las lógicas de ajuste del gasto público frente a las que por el contrario
defienden la necesidad de ampliarlo en el contexto de crisis. Mientras que en Ecuador
ha prevalecido la primera lógica, en Argentina se ha buscado sostener la segunda.
En algunos estados latinoamericanos, con falta de recursos, sistemas sanitarios y de
protección debilitados, sin medidas distributivas ni compensatorias, los gobiernos han
sufrido una acelerada deslegitimación y las poblaciones se han deslizado hacia ideas
conservadoras, confesionales, de liberalización económica. La desconfianza hacia el
estado debido a su gestión de la crisis por COVID y sus derivaciones, ha aumentado
la desesperanza, y limitando posibilidades transformadoras. Sin embargo, persisten
y a la vez adquieren visibilidad experiencias de solidaridad, acompañamiento mutuo
e insurgencia en capas de las poblaciones, movimientos sociales con gran riqueza de
propuestas y acciones que continúan presentes en la región (Carosio, 2021).
Consideramos que en este marco la política fiscal debe jugar un papel central en la
mitigación del impacto social y económico derivado de la pandemia del COVID-19 y,
dar un impulso para la reactivación postpandemia. La superación de la desprotección
es imperativa para lograr un piso básico de cohesión y paz social.

Reflexiones finales
A partir de nuestro ensayo hemos buscado reflexionar sobre la base de la investigación
histórica acerca de las experiencias ofrecidas por la crisis de entreguerras en América
Latina sobre el fenómeno de la disputa por el poder y la regulación de la riqueza,
trazando un puente hacia los desafíos planteados por la crisis contemporánea
por la pandemia de COVID-19. Con ello pretendemos realizar un aporte para la
reflexión interdisciplinaria desde la historia y la sociología sobre el presente, en
el que la literatura ha observado un nuevo ciclo de tensión entre la capacidad
regulatoria de los estados nacionales frente al poder del capital transnacional y sus
expectativas de acumulación desregulada o privilegiada. En este sentido, respecto
del rol regulador del estado resulta clave observar cómo una reciente y creciente
producción historiográfica ha cuestionado la imagen de los estados latinoamericanos
como meros instrumentos al servicio de una u otra clase social, proponiendo por

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Coronel, V.; Pyke, L. y Carosio, A. (Des) Regulaciones de la riqueza en América Latina: reflexiones... 547 - 563

el contrario que los mismos se configuran en relación a los juegos de tensiones y


contradicciones vinculados a los diversos procesos de acumulación económica y de
acumulación política relativamente autónomos. Los debates en torno a los diversos
proyectos de reforma fiscal y la implementación de impuestos directos sobre las
rentas que hemos analizado para los casos de México, Ecuador, Argentina y Brasil
durante las décadas de 1920 y 1930 no sólo dan cuenta de que los alcances y límites
en materia de justicia tributaria han sido el resultado de las disputas entre múltiples
sectores sociales, políticos y económicos, sino también de una discusión en torno a la
redefinición del rol social y redistributivo de los estados.
Los sistemas y formas de regulación y desregulación de la riqueza en las sociedades
latinoamericanas explican y generan las profundas desigualdades que caracterizan a
la región. Mantener la riqueza y el poder implica una combinación de estrategias que
tienen raíces históricas y también se van ajustando a nuevas realidades. Las formas
arcaicas se combinan con la acumulación moderna, conformando una estrategia
común. Los sistemas tributarios y los sistemas de protección social son uno de los
principales productos de la pugna entre privilegios e igualación, concentración
y democratización, poder y vulnerabilidad. Las regulaciones y desregulaciones
se entienden entonces como resultado de procesos y pugnas con peso histórico y
condiciones particulares, con campos de fuerza, pesos y contrapesos acompañados
por construcciones culturales y simbólicas legitimadoras.
Consideramos que las coyunturas de crisis ofrecen oportunidades al desarrollo de
instrumentos y mecanismos de regulación de la riqueza, y que la crisis actual producto
de la pandemia de COVID-19 no es la excepción. Si bien una evaluación definitiva sobre
su impacto en las formas de intervención de los estado latinoamericanos a través
de instrumentos fiscales más justos aún no es posible, creemos que la coyuntura
actual estimula nuevos debates y agendas, y presenta asimismo alternativas hacia
programas de gobierno inclinados hacia una mayor regulación sobre los mecanismos
de acumulación de la riqueza en un sentido más justos y redistributivo, o bien hacia
políticas de mayor desregulación, flexibilización, garantías y privilegios hacia los
capitales nativos y foráneos, favoreciendo una creciente concentración de la riqueza
y desigualdad social.

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Año 6 N° 10 | ISSN 2591-4669 | FCECO | 563


Algunas características de los inmigrantes
en los partidos de Gral. Alvarado, Lobería
y Necochea en 1895.
José Luis Nogueira
https://orcid.org/0000-0003-1747-3894
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
Estación Hidrobiológica de Puerto Quequén
[email protected]
Quequén, Necochea, Buenos Aires
Argentina

Ya no hay negros botelleros, ni tampoco changador, ni negro que vende fruta,


mucho menos pescador; porque esos napolitanos hasta pasteleros son y ya nos
quieren quitar el oficio de blanqueador.

Ya no hay sirviente de mi color porque bachichas toditos son; dentro de poco¡Jesús por Dios!
bailarán qemba con el tambor.
Anónimo, probablemente de fines del siglo XIX

1) Introducción
Afirma Juan Bautista Alberdi: “…en América todo lo que no es europeo, es bárbaro;
no hay más división que ésta: primero el indígena, es decir el salvaje; segundo, el
europeo, es decir nosotros” (Alberdi, 1979, pp. 49–56 [1852]). Alberdi no nombra a
los negros. Y muchos más ignoraron la presencia de africanos en el país, aunque en
épocas precoloniales hasta tenían profesiones emblemáticas. El rol de los negros, en
las primeras teorías de la organización política de la incipiente República, no estaba
contemplado ¿Será por eso que se quejaba el negro del poema citado más arriba?
La posición del Estado volvió a hacerse explícita al realizarse el Censo Nacional
de  1895  cuando sus responsables afirmaron: “No tardará en quedar la población
unificada por completo formando una nueva y hermosa raza blanca” (De la Fuente,
1908, p. 48).
Hacia 1822, en la ciudad de Buenos Aires, la proporción de negros era del 16% y la
de mulatos del 9% (Mateo, 2013). En 1887, según datos del censo, la población negra
en la ciudad de Buenos Aires no llegaba al 2% del total (Coria, 1997, p. 24). A partir de
ese momento no será registrada en los censos hasta el nacional de 2010, en el que se
consultaba sobre el origen afroamericano.
La Constitución Nacional de 1853 fomentó la inmigración europea desde el artículo
25 que establecía:  “El Gobierno federal fomentará la inmigración europea”. Esta

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Nogueira, J. Algunas características de los inmigrantes en los partidos de Gral. Alvarado... 564 - 575

inmigración multiplicó rápidamente la población del país. Los inmigrantes europeos


habrían desplazado real y simbólicamente a los negros, siguiendo el proyecto de la
clase dirigente de europeización de la Argentina, pero también a los demás criollos,
independientemente del color de su piel.
En 1895 los partidos de Necochea, Lobería y General Alvarado tenían el 2,64% de
la población de la provincia de Buenos Aires, alrededor de tres veces más que en
el 2010 (INDEC, 2010). Esa población estaba compuesta por extranjeros y nativos.
Entre los extranjeros había un africano, sólo uno, un niño de 8 años que tenía el
mismo apellido de un maestro francés que vivía en Necochea. Ya hacía décadas que
había comenzado la ola inmigratoria europea y cabe preguntarse cuántos eran y
qué hacían los extranjeros en estos partidos, para saber si el relato, cuasi denuncia,
del autor del poema - que da cuenta de que los inmigrantes trabajaban en las más
diversas tareas- refleja la realidad.
A partir de los datos proporcionados por el Segundo Censo Nacional, trataremos de
mostrar algunas de las características de estos inmigrantes y su actividad.

2) El caso de Gral. Alvarado, Lobería y Necochea.

¿A qué nación pertenece?

En primer lugar, la procedencia de estos inmigrantes fue mayoritariamente europea


con un bajo porcentaje de inmigrantes de países sudamericanos. Para General
Alvarado el 94,05% provino del resto del mundo y el 5,95% de Sudamérica; en
Necochea el 96,32% del resto del mundo y el 3,68% Sudamérica y para Lobería
96,59% del resto del mundo y el 3,41% Sudamérica. Y eran en promedio para los tres
partidos el 20,16% de la población; aunque se ve una diferencia al discriminarlos por
partido de residencia, ya que eran el 16,47% en Gral. Alvarado, el 24,76% en Necochea
y el 19,26% para Lobería. Provenían de los siguientes países (Tabla 1):

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Tabla 1 Origen de la población de los partidos de Necochea, Gral. Alvarado y Liberia en 1895.

Origen Necochea Alvarado Lobería Origen Necochea Alvarado Lobería


España 1035 461 893 Holanda 3 2
Italia 784 295 521 Irlanda 2
Francia 393 156 415 Luxemburgo 2
Oriental 51 41 6 Perú 2
Dinamarca 32 38 Serbia 2
Austria 20 10 11 África 1
Bélgica 15 6 Irlanda 1
Chile 15 6 48 Japón 1
Paraguay 15 13 Norteamérica 1 1
Inglaterra 14 20 19 Portugal 1 1 2
Suiza 11 6 4 Suecia 1 4
Alemania 9 13 4 Vasco 1 2
Bolivia 2 4 Asia 1
Brasil 4 1 10 China 1
Escocia 3

Fuente: Elaboración propia con datos de las cédulas censales del Segundo Censo Nacional.

Como se ve en la tabla, la mayoría de los inmigrantes provenían de España, Italia y


Francia. Y para los tres partidos representan el 90,6% del total de inmigrantes (44,3%
españoles, 29% italianos y 17,3% de franceses).
¿Cuántos años ha cumplido?

La composicón por edad es la siguiente:


Gráfico 1 Pirámides de edades en valores absolutos de inmigrantes en Necochea, Gral. Alvarado y Liberia
en 1895.

Fuente: Elaboración propia con datos de las cédulas censales del Segundo Censo Nacional.

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Nogueira, J. Algunas características de los inmigrantes en los partidos de Gral. Alvarado... 564 - 575

Estas pirámides nos muestran que la población de inmigrantes estaba compuesta en


los tres partidos de una forma similar y responde a una mayoría de varones en edad
productiva con pocos hijos. También se ve, en menor proporción, la inmigración de
familias.
¿Es varón ó mujer?

El sexo de los inmigrantes de Necochea era de 68% varones y 32% de mujeres, en


Gral. Alvarado 72% de varones y 28 % de mujeres; y en Lobería 77% varones y 23%
de mujeres. En promedio para los tres partidos 72,3% de varones 27,7% de mujeres.
Cifras que muestran una gran inmigración de hombres solos.

¿Es soltero, casado ó viudo?


El estado civil de los inmigrantes, desde los 14 años, es en promedio para los tres
partidos 60,3% de casados, 39,7% de solteros. En Gral Alvarado había 61% de casados,
39% de solteros; en Necochea 62% de casados, 38% de solteros y en Lobería 58% de
casados 42% de solteros.
Si discriminamos los sexos, entre las mujeres desde 14 años, para Necochea 82%
casadas y 18 % solteras; Gral Alvarado 88% casadas, 12% solteras, y en Lobería
también 88 % casadas y 12 solteras. En promedio para los tres partidos: casadas 86%
y solteras 14%.
Entre los varones para Necochea 53% estaban casados y 47% solteros; Gral. Alvarado
50% casados, 50% solteros y para Lobería 47% casados y 53% de solteros. En promedio
para los tres partidos: casados 50 % solteros 50%
El total para los tres partidos es de 3470 hombres y 1361 mujeres. Como vimos
alrededor 14% de las mujeres estaba soltera o sea 199; y 1162 estaban casadas. Entre
los hombres el 50% estaba casado o sea 1735. Es probable entonces que 573 hombres
se casaran con mujeres nativas.
Por otra parte, si el total de mujeres es de 1361 y las casadas son 1162, llegaron al
país casadas el 48% de las inmigrantes.

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¿Qué profesión, oficio, ocupación ó medio de vida tiene? (Gráfico 2)
Gráfico 2 Oficios declarados por la población de Necochea, Gral. Alvarado y Loberia en 1895.

Fuente: Elaboración propia con datos de las cédulas censales del Segundo Censo Nacional.

Las tareas rurales son en promedio el 61,6% para los tres partidos, siguiéndole
los artesanos con un 18%, los comerciantes con un 8%, los empleados con un 6%.
Estas actividades suman el 93,6%. Las otras profesiones declaradas son las tareas
domésticas, las relacionadas al transporte, los artistas y las profesiones “liberales”
médicos y procuradores.

¿Sabe leer y escribir?

Con respecto a la alfabetización se ve que, para los tres partidos en promedio,


un 73.3 % de la población de inmigrantes sabía leer y escribir. Este porcentaje es
considerablemente mayor que los valores de la población global para la época y la
zona. En Gral. Alvarado los que sabían leer y escribir era el 81%, en Necochea el 68%
y en Lobería 71%.

¿Vá á la escuela?
En promedio para los tres partidos el 51,3% de los inmigrantes entre 5 y 14 años iban
a la escuela. En Gral. Alvarado iba a la escuela el 43% de las personas entre 5 y 14
años; en Necochea el 51% y en Lobería el 60%.

Comparación entre los inmigrantes y los nacidos en el país.

Como vimos (Gráfico 1) la composición de la población de inmigrantes estaba


compuesta en los tres partidos de una forma similar y responde a una mayoría de
varones en edad productiva con pocos niños.
Mientras que la composición de los argentinos es la del Gráfico 3.

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Nogueira, J. Algunas características de los inmigrantes en los partidos de Gral. Alvarado... 564 - 575

Gráfico 3 Pirámides de edades en valores absolutos de nativos en Necochea, Gral. Alvarado y Loberia en
1895.

Fuente: Elaboración propia con datos de las cédulas censales del Segundo Censo Nacional.

Lo que muestra que la población argentina responde a la clásica pirámide de una


población joven (Cardoso & Pérez Brignoli, 1986).
José Mateo (2013, p. 21) dice que en el censo de 1869 se registran estas profesiones:
estancieros, peones puesteros, capataces, quinteros, labradores y pastores, abogados,
médicos, curanderos, arquitectos, ingenieros y rentistas. Había también comerciantes,
empleados de comercio, lavanderas y costureras. A ellas se sumaban las nodrizas,
prostitutas, planchadoras y, sirvientes, mucamos y mucamas y cocineros y cocineras.
No faltaban literatos, periodistas, libreros, actores, actrices y fotógrafos. Además,
había vendedores de billetes de lotería, mendigos y mendigas, rufianes, jugadores,
presidiarios y presidiarias, vagos, rateros, vivanderos y vivanderas. Para los tres
partidos que referenciamos aquí y para 1895; la mayoría de éstas, y otras profesiones
(Tabla 1 del anexo), eran ejercidas por sus habitantes, ya sean nativos o extranjeros.
Según Cardoso y Pérez Brignoli (1986, p. 311). la elaboración de clasificaciones socio–
profesionales no está muy extendida en los estudios históricos latinoamericanos;
y brinda una serie de clasificaciones que han realizado distintos autores para el
problema teórico de la jerarquización social. De estas, tomamos la que propuso
Adeline Daumard (1963, p. 209) para el siglo XIX y la adaptamos. La clasificación usada
trató de ubicar en pocas categorías (aunque tienen subdivisiones) a los individuos
censados (Tabla 1 del Anexo).
La clasificación buscó solamente determinar si los extranjeros tenían las mismas
actividades que los argentinos, por lo que carece de algún ordenamiento jerárquico
entre los distintos grupos que componen la sociedad; su situación con respecto a
la propiedad o no de los medios de producción y la teoría de Max Weber sobre la
estratigraficación social, por nombrar algunas maneras de establecer categorizaciones.
Para los tres partidos, en promedio y entre los inmigrantes, el 63% se dedicaba a las
tareas rurales, el 18% eran artesanos, el 8% comerciantes, el 6% empleados, el 3% a

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las tareas domésticas, el 1% al transporte y también el 1% a otros.
Entre los argentinos, en promedio para los tres partidos se ve que el 78% realizaba
tareas rurales, un 9% eran artesanos un 7% empleados, un 2% comerciantes, un 2 %
otros, un 1% tareas domésticas y también un 1% al transporte.

Tabla 2 Profesiones para los tres partidos en porcentajes


Tareas rurales

Comerciantes

domesticas
Empleados

Transporte
Artesanos

Origen

Tareas

Otros
Argentinos 78 9 2 7 1 1 2

Extranjeros 63 18 8 6 3 1 1

Fuente: Elaboración propia con datos de las cédulas censales del Segundo Censo Nacional.

En la tabla 2 se ve que un 15% menos de extranjeros se dedican a las tares rurales,


porcentaje que es igual al 9% más el 6%, en donde los extranjeros se dedican a las
tareas artesanales y el comercio respectivamente. Este universo, las tareas rurales,
los artesanos y comerciantes, representan el 93% de los censados. En las otras
categorías no se nota una diferencia considerable.
Por lo que se puede decir que la mayoría de los extranjeros llegaban a la región con
una cualificación profesional baja y se desempeñaban en las tareas rurales, las que
tenían mayor demanda de trabajadores. Por otra parte, en sus países de origen, esta
población inmigrante estaba empleada en la agricultura y la ganadería (más del 60%
de la población española estaba empleada en el sector primario) (Sánchez Alonso,
2004).

Alfabetización
Con respecto a la alfabetización se ve que, para los extranjeros, en Gral. Alvarado los
que sabían leer y escribir eran el 81%, en Necochea el 68% y en Lobería 71%.
Entre los argentinos en Gral Alvarado el 45% sabía leer y escribir, en Lobería el 45%
y en Necochea el 43%.
Tabla 3 promedio para los tres partidos en porcentajes desde 14 años

Origen Sabe leer y escribir


Argentinos 44,3
Extranjero 73,3
Fuente: Elaboración propia con datos de las cédulas censales del Segundo Censo Nacional.

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Nogueira, J. Algunas características de los inmigrantes en los partidos de Gral. Alvarado... 564 - 575

¿Va a la escuela?

En Gral. Alvarado iban a la escuela el 43% de las personas entre 5 y 14 años; en


Necochea el 51% y en Lobería el 60%. Entre los argentinos en Necochea el 54%, en
Lobería el 38% y el 41% en Gral. Alvarado.

Tabla 4 Personas entre 5 y 14 años promedio para los tres partidos en porcentajes

Origen Van a la escuela


Argentinos 44,3

Extranjeros 51,3
Fuente: Elaboración propia con datos de las cédulas censales del Segundo Censo Nacional.

El estado civil
Entre los inmigrantes desde de 14 años en Gral Alvarado había 61% de casados,
39% de solteros ; en Necochea 62% de casados, 38% de solteros y en Lobería 58% de
casados 42% de solteros.
Para los argentinos desde14 años, en Gral. Alvarado había 43% de casados, 57% de
solteros; en Necochea 43% de casados, 57% de solteros; mientras que en Lobería 44%
de casados, 56% de solteros.

Tabla 5 Promedio para los tres partidos en porcentajes desde 14 años

Origen Casados Solteros


Argentinos 43,3 56,7
Extranjeros 60,3 39,7

Fuente: Elaboración propia con datos de las cédulas censales del Segundo Censo Nacional.

Si discriminamos los sexos, entre las mujeres extranjeras desde 14 años, para
Necochea 82% casadas y 18 % solteras; Gral Alvarado 88% casadas, 12% solteras, y
en Lobería también 88 % casadas y 12 solteras. En promedio para los tres partidos:
casadas 86% y solteras 14%.
Entre los varones para Necochea 53% estaban casados y 47% solteros; Gral. Alvarado
50% casados, 50% solteros y para Lobería 47% casados y 53% de solteros. En promedio
para los tres partidos: casados 50 % solteros 50%
Entre los argentinos se ve que en Necochea el 53% de las mujeres estaban casadas y
el 47% solteras; en Gral. Alvarado el 50% casadas y 50% solteras y en Lobería el 58%
estaba casada y el 42% solteras. En promedio para los tres partidos: casados 53,7%
y solteros 46,3%
Y entre los varones para Necochea el 35% casados y 65% solteros ; en Gral. Alvarado

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35% casados y 65% solteros y en Lobería 34% casados y 66% solteros.
En promedio para los tres partidos: casados 34,7% solteros 65,3%
Tabla 6 Promedio para los tres partidos en porcentajes desde 14 años

Origen
Sexo Casados Solteros

Mujeres 58 42
Argentinos
Varones 34,7 65,3
Mujeres 88 12
Extranjeros
Varones 50 50
Fuente: Elaboración propia con datos de las cédulas censales del Segundo Censo Nacional.

Sexo
Entre los inmigrantes en Necochea había un 68% varones y 32% de mujeres,en
Gral. Alvarado 72% varones 28% de mujeres; y en Lobería 77% de varones y 23% de
mujeres.
En cambio entre los argentinos había en Necochea 53% de varones y 47% de mujeres,
en Lobería 55% de varones y 45% de mujeres; y en Gral. Alvarado 52% varones, 48%
mujeres.
Tabla 6 Promedio para los tres partidos en porcentajes
Origen Varones Mujeres
Argentinos 53,3 47,7
Extranjeros 72,3 27,7

Fuente: Elaboración propia con datos de las cédulas censales del Segundo Censo Nacional.

En síntesís, el censo de 1895 para los tres partidos nos dice:


Que los inmigrantes que vivían en los tres partidos analizados eran en su mayoría
varones (72,3%) frente al 53,3% de nativos. Que el 73, 3 % sabía leer y escribir frente
al 44,3% de argentinos y que el 51,3% de ellos, entre los 5 y 14 años, iban a la escuela
frente al 44,3% de los niños argentinos.
Con respecto a la edad de los inmigrantes varones, entre 20 y 49 años se concentra
el 75,5% de la población, (29,6% para los argentinos), 13,6% son mayores de 49 años
(6,5% de argentinos) y 10,9% entre 0 y 19 años (63,9% de argentinos).
Y en las mujeres 67,1% entre 20 y 49 años (28,6% de argentinas), 18,8% entre 0 y 19
años (66,8% entre las argentinas) y 14,1% de más de 49 años (4,6% en las argentinas).
Con respecto al estado civil, los inmigrantes varones casados eran el 50% y las
mujeres el 88% y entre los argentinos los varones eran el 34,7% y las mujeres el 58%
.La mayoría de los inmigrantes provenían de España, Italia y Francia. Y para los
tres partidos representan el 90,6% del total de inmigrantes (44,3% españoles, 29%

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Nogueira, J. Algunas características de los inmigrantes en los partidos de Gral. Alvarado... 564 - 575

italianos y 17,3% de franceses).


Se ve que un 15% menos de extranjeros se dedican a las tares rurales, porcentaje que
es igual al 9% más el 6%, en donde los extranjeros se dedican a las tareas artesanales
y el comercio respectivamente. Este universo, las tareas rurales, los artesanos y
comerciantes, representan el 93% de los censados. En las otras categorías no se nota
una diferencia considerable.

Bibliografía
Alberdi, J. B. (1979). Bases: y puntos de partida para la organización política de la
República Argentina. Centro Editor de América Latina.
Cardoso, C. F. S., & Pérez Brignoli, H. (1986). Los métodos de la historia. Crítica.
Coria, J. C. (1997). Pasado y presente de los negros en Buenos Aires. Editorial J.A. Roca.
Daumard, A. (1963). Une référence pour l’étude des sociétés urbaines en France aux
XVIIIe et XIXe siècles. Projet de code socio-professionnel. Revue d’histoire Moderne et
Contemporaine (1954-), 10(3), 185–210.
De la Fuente, D. (1908). Segundo censo de la República Argentina. Taller tipográfico de
la Penitenciaría Nacional.
INDEC. (2010). Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010: total del país,
resultados provisionales. Instituto Nacional de Estadística y Censos.
Mateo, J. (2013). La sociedad: población, estructura social y migraciones. In M. Ternavasio
(Ed.), Historia de la provincia de Buenos Aires. Tomo 3 De la organización provincial a
la federalización de Buenos Aires : 1821-1880 (pp. 73–116). Unipe/Edhasa.
Sánchez Alonso, B. (2004). La inmigración española en Argentina, 1880-1914; capital
humano y familia. In C. E. Lida & J. A. Piqueras (Eds.), Impulsos e Inercias delCambio
Económico. Ensayos en Honor a Nicolás Sánchez-Albornoz (pp. 197–230). Fundación
Instituto de Historia Socia

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ANEXO
TABLA 1
Tareas Tareas
Comerciantes Artesanos Artistas Empleados Transporte Otros
Rurales domésticas
Jornalero Comerciante Albañil Sus labores Balarinas Dependiente Carrero Ilegibles
Criador Casa de Baile Carpintero Quehaceres Músico Sirviente Cochero Marino
Tareas
Agricultor Hotelero Cocinero Artista Empleado Mulero Médico
domésticas
Empleado de
Hacendado Negociante Panadero Su casa Cómico Procurador
comercio
Pastor Lavandera Hogar Maestro P.
Peón Costurera Labores Repartidor Prostituta
Labrador Zapateros Ama Educacionista Curandero
Pintor de
Puestero Herrero Escribiente
historia
Empleado de
Quintero Sastre
Policía
Empleado de
Almbrador Carnicero
Ferrocarril
Vizcachero Pintor Empleado Nacional
Mayordomo Planchadora Tenedor de libros
Agente
Propietario Tendero judicial
E. Juzgado
Chacarero Lechero
Ovejero Barbero
Rentista Peluquero
Tersianero Hojalatero
Abastecedor Talabartero
Arador Calero
Medianeros Farmaceútico
Resero Plateros
Empleado de chacra Hornero
Empleado de estancia Licorero
Encargado Modista
Jardinero Oficial Albañil
Tropero Peón de albañil
Caballerizo Tipógrafo
Acopiador
de frutos Ambulante
Peón de Mercachifle
majada
Chanchero Calador
Colchonero
Confitero
Constructor
Dibujante
Ebanista
Fotógrafo
Frutero
Jabonero
Niñera
Nodriza
Periodista
Pescador
Pinturero
Sarandero
Sepulturero

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Carbonero
Choricero
Ladrillero
Tejedora
Relojero
Boticario
Mecánico
Cerrajero
Fondero
Trenzador
Farolero
Tonelero
Pastero

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Reseñas

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RESEÑAS

Magdalena Candioti (2021) Una historia de la emancipación negra. Esclavitud y


abolición en la Argentina. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Siglo XXI Editores
Argentina. 272 pp. ISBN 978-987-801-113-4
Por Natalí Monzón
https://orcid.org/0000-0003-0245-4025
Profesora en Historia
Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales
Universidad Autónoma de Entre Ríos
[email protected]
Paraná, Entre Ríos
Argentina

En este libro, Magdalena Candioti reconstruye de manera interesante y novedosa las


múltiples dimensiones del proceso de deslegitimación, desestructuración y abolición
de la esclavitud en el Río de la Plata entre 1813 y 1860, periodo al que denomina
“tiempo de los libertos”.
Indagando en un amplio corpus documental conformado por archivos judiciales,
policiales, notariales, parroquiales, fuentes periodísticas, censos, obras eruditas
contemporáneas, la autora explora, indaga y analiza por un lado, los discursos
oficiales y las políticas dirigidas a poner fin a la esclavitud y, por el otro, las múltiples
estrategias empleadas por africanos, africanas y afrodescendientes esclavizados
para liberarse e integrarse a la naciente república. Con gran esfuerzo metodológico
logra reconstruir las experiencias, estrategias, imaginarios y puntos de vista de los
esclavizados y libertos. Leyendo a “contrapelo” las fuentes documentales, busca
indicios y huellas para deducir lo ausente y así exponer la dimensión subjetiva del

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proceso de emancipación y abolición de la esclavitud en esta región.
En la introducción la autora advierte sobre la necesidad de problematizar y discutir un
conjunto de supuestos sobre los cuales se ha fundado la tesis que sostiene el carácter
benigno de la esclavitud en Argentina. Como resultado de estos, la historiografía no
se ha preguntado ni ha estudiado con sistematicidad cómo terminó la esclavitud en
el Río de la Plata, qué hicieron las personas esclavizadas para emanciparse, cómo
era la libertad imaginada por las élites y por los esclavizados. En base a estas
preguntas se estructuran los siete capítulos que componen la obra.
El primer capítulo comienza presentando el panorama general de la esclavitud en
el Río de la Plata durante el orden colonial. Luego analiza el impacto que tuvo la
revolución iniciada en 1810 en ese panorama indagando de qué manera la retórica
revolucionaria de la libertad e igualdad posibilitó la sanción de la leyes antiesclavistas
como la ley de abolición del tráfico de personas esclavizadas y la ley de vientre
libre, ambas sancionadas en la Asamblea del Año XIII en el marco de un debate de
dimensiones atlánticas sobre el fin de la esclavitud.
Partiendo del análisis de un proceso judicial entre dos mujeres, el capítulo 2 rastrea
los cambios sustantivos y restrictivos que sufrieron esas leyes con el abandono parcial
del principio de “suelo libre” y la introducción de la figura de “liberto” para enmarcar
la condición jurídica de los hijos e hijas de esclavas. El análisis del caso permite
además, comprender el impacto que las asincronías legales tuvieron en la vida de
las personas esclavizadas en el Río de la Plata, región que estaba redefiniendo sus
límites, sus fronteras y sus políticas.
En el capítulo 3, se analizan los conflictos entre padres y patronos por el cuidado de
los niños; entre diversos patronos por los servicios gratuitos de los libertos; entre amos
y esclavos por su posible estatus liberto. Documentados en expedientes judiciales,
órdenes policiales, registros notariales y noticias periodísticas estos conflictos
permiten comprender cómo funcionaba el patronato y qué significaba ser liberto en
el Río de la Plata. Por otro lado, el análisis de los mismos posibilita conocer las
formas en que los derechos de padres y madres de color fueron restringidos y sujeto
a valoraciones especiales y restrictivas y cómo el Estado y los gobiernos establecieron
políticas de control para regular las libertades y modular el campo de acción de los
libertos.
En el capítulo 4 la autora se adentra al análisis de la lógica de manumisión como
estrategia de negociación desplegada por los cautivos para alcanzar la libertad
en un contexto de escasez endémica de fuerza de trabajo. A su vez, se muestra el
surgimiento, a fines de 1820, de una práctica singular, suerte de contrato laboral de
esclavitud a plazo, resultado tanto de la vocación de los amos de fijar y estabilizar
la fuerza de trabajo como de los esfuerzos de los esclavizados por lograr su libertad.
El capítulo 5 tiene como objeto de estudio la emancipación de varones por medio
de la participación armada. Se rastrea la política de “rescates” de esclavos para ser

Año 6 N° 10 | FCECO | 578


Monzón, N. Magdalena Candioti (2021) Una historia de la emancipación negra. Esclavitud... 577 - 579

incorporados a los ejércitos y los conflictos entre amos y Estado por esa fuerza de
trabajo. En un segundo momento, en este capítulo se traza la biografía colectiva de un
grupo de africanos y afrodescendientes para conocer la dinámica de la participación
armada y, por el otro, iluminar las formas de construcción de redes y de pertenencias
durante esas experiencias y luego de ellas. En este sentido, la autora cambia la
escala de análisis para rescatar el rol que tuvieron las solidaridades diaspóricas en
las estrategias de asimilación y movilidad social.
El capítulo 6 estudia la dimensión racial de la ciudadanía rioplatense para comprender
de qué manera incidió ser africano, afrodescendiente y liberto en las posibilidades de
obtener la emancipación y acceder a la ciudadanía plena. Se analizan las prácticas de
resistencia a las políticas de exclusión protagonizados por pardos y morenos.
El capítulo 7, último de la obra, presenta la historia intelectual del abolicionismo
letrado local. Se analizan discursos que revelan el profundo conocimiento por parte
de la elite intelectual del debate atlántico sobre el fin de la esclavitud y ofrecen
una reflexión situada sobre la condición de los africanos y las leyes rioplatenses.
El capítulo concluye con el análisis de los debates y propuestas que circularon en
la Asamblea Constituyente de 1853, donde se prohibió definitivamente la institución
esclavista. De este análisis, Candioti sostiene que el proceso de abolición en Argentina
fue “silencioso”, al declararse sin debates ni celebraciones públicas.
De esta manera, el libro “Una historia de la emancipación negra. Esclavitud y
abolición en la Argentina” explora las múltiples dimensiones que asumió el proceso
gradual de abolición de la esclavitud en el Río de la Plata, a partir de un enfoque que
revela cómo fue la lógica de este proceso al explorar, indagar y deducir lo que significó
para las élites y para los esclavizados el “tiempo de los libertos”. Así, Candioti ofrece
un interesante aporte historiográfico que invita a reflexionar sobre la presencia negra
en la historia argentina y comprender cómo se produjo la invisibilización mientras se
construía la nación.

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Julián Casanova, (2017). La venganza de los siervos. Rusia 1917. Barcelona, Crítica.

Por Agustín Rodrigo Migone


https://orcid.org/0000-0002-4774-5793
Facultad de Humanidades
Universidad Nacional de Mar del Plata
[email protected]
Mar del Plata, Buenos Aires
Argentina

Todo amante de la historia se ha encontrado alguna vez con algún artículo, libro
o documental que hable de la Revolución Rusa. Este proceso histórico siempre
ha tenido un papel estelar en los debates de los historiadores, y en las charlas de
quienes aman esta disciplina, y no han sido pocos los autores que se han esforzado
en entender, pregonar, o condenar, a este cambio radical consolidado en 1917. No
obstante, pocos han podido esbozar en un libro conceptos que son sólidos a nivel
académico, y amigables para un público general que busca conocer qué llevó a la
revolución de octubre, y es por ello que les propongo abordar La venganza de los
siervos. Rusia en 1917 de Julián Casanova.
Casanova es, para quienes aún no lo conocen, un historiador español muy reconocido,
que ha tratado distintas problemáticas de la España franquista (1992) 2011). Más
recientemente, se sumergió en el periodo de las dos guerras mundiales en Europa
(2011), y la Revolución Rusa en el libro que proponemos leer en esta reseña.
Antes de iniciar la lectura de La venganza de los siervos. Rusia en 1917 es necesario
tener en cuenta algunos conceptos que el autor irá desarrollando. En primer lugar,
uno de los aportes más considerables que hace Casanova en su publicación, es la idea
de que, con el fin de la URSS, surgió una nueva corriente historiográfica dispuesta a

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Monzón, N. Magdalena Candioti (2021) Una historia de la emancipación negra. Esclavitud... 580 - 583

confrontar a la corriente oficial soviética, y a las corrientes históricas anticomunistas


que estuvieron sesgadas por la agenda política de la guerra fría. Sumado a esto,
muchos archivos confidenciales salieron a la luz una vez desintegrada la Unión
Soviética. Aclara también, que existe un cambio de perspectiva, virando de lo material
y político, hacia una mirada más cultural y antropológica, queriendo volcar estas
cuestiones en su libro.
Dentro de esta nueva interpretación de los hechos, el autor advierte que no existió
un proceso lineal de revolución bolchevique dispuesta desde el comienzo a derrocar
a Nicolás II (1894-1917) y tomar el poder, sino que desde fines del reinado del Zar
Alejandro III (1881-1894) y durante la mayor parte del gobierno de Nicolás II existieron
diferentes revoluciones, simultaneas y superpuestas, y de heterogénea composición:
campesinos, élites intelectuales, obreros, la clase media y soldados, se levantaron
con el fin de cambiar el orden social existente; cesar la participación de Rusia en la
Primera Guerra Mundial (la cual fue catastrófica), pero en especial, ponerle fin a la
autocracia zarista.
El libro se compone de cuatro capítulos: 1- “una autocracia anquilosada”, 2- “la
guerra de la que surgieron todas las calamidades”, 3- “1917: un volcán en erupción”
y 4- “la segunda revolución de 1917”; al final de estos, el epílogo y una conclusión a
modo de cierre.
En “una autocracia anquilosada” nos encontraremos con las precondiciones de
la Revolución. En términos de Fernand Braudel, este capítulo nos sumerge en el
segundo nivel del tiempo histórico, “la coyuntura” de la Revolución Rusa. Casanova
nos brindará un primer paneo de como se componía la sociedad, cuál era la actividad
predominante de la economía, las diferencias con las otras potencias europeas, el
nivel de desarrollo industrial y las dimensiones y la organización del sector obrero;
las distintas etnias y pueblos que convivían en el territorio; la aparición de la
“intelligentsia”; las reformas de carácter obligado llevadas a cabo por Alejandro III,
quién experimentó los primeros síntomas de lo que se empezaba a gestar en Rusia,
pagándolo con su vida a mano de terroristas revolucionarios.
Para Casanova, Nicolás II llega al poder, en un sistema autocrático que comenzó
a resquebrajarse desde tiempos del Zar Alejandro II (1855-1881). Por otra parte,
el autor retomará el concepto de “las dos Rusias” de Aleksandr Herzen, con el fin
de explicar que existía una especie de “dualidad”, entre la “Rusia oficial”, de una
aristocracia enriquecida que residía en barrios esplendidos de las grandes ciudades;
con terratenientes, y una burocracia imperial «que podemos entender como una
casta de élite» encargada de cobrar los impuestos en los espacios rurales; con una
jerarquía eclesiástica fuertemente marcada, y que se contraponía a la “otra” Rusia;
campesina, analfabeta, empobrecida, y que según Casanova, idealizaba al estado
como una entidad ajena, casi maligna, que cobraba los impuestos y se llevaba a los
jóvenes a la guerra.
Si el capítulo uno sirve para entender el contexto en el que Nicolás II llega al poder,

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además de brindarnos conceptos indispensables para entender lo que sucedía en
Rusia en este período histórico, el capítulo dos “La guerra de la que surgieron todas
las calamidades”, nos narra el principio del fin. La debacle total de la autocracia
zarista se acelera con el estallido de la Primera Guerra Mundial. Las reformas llevadas
a cabo por Nicolás para apaciguar el clima político empiezan a jugarle en contra,
por ejemplo, la Duma, un órgano que se propone como una expresión política de la
sociedad, pero que responde a la autoridad del Zar. Sumado a esto, el Zar demostró
ser incompetente a la hora de guiar a su ejército en la Gran Guerra.
Para este momento, la desconexión del Zar con la realidad que se plasmó en las
calles de Rusia, los cuarteles, y en las trincheras hizo ya imposible que la monarquía
pudiera recuperarse, y la Revolución, se preparaba para su papel estelar, que se
detalla en el capítulo tres, “Un volcán en erupción”.
En este apartado Casanova retrata el clima que acontecía. Las presiones que vivió el
Zar Nicolás II a partir del acuartelamiento de distintas ramas del ejército y de la marina;
las movilizaciones nacidas en el “día de la mujer trabajadora” el ocho de marzo, a lo que
se sumaron miles de trabajadores de las fábricas de la capital, que despertó como una
fiebre y se extendió en distintas ciudades de Rusia. Los círculos políticos que bogaban
por la renuncia a la corona de Nicolás II y los altos mandos militares que buscaban lo
mismo, con el fin de salvarse ellos mismos a partir del sacrificio de la dinastía. Por esto,
presionaron al Zar, haciéndolo abdicar el l 2 de marzo de 1917. De esta manera, y para
el autor, lo peculiar de esta Revolución es el rol de los marinos y soldados en apoyo a
la quiebra del orden, y no solo esto, sino que la misma revolución había acabado con el
Zar, y su abdicación “voluntaria” fue una forma de “legalizarla”. Con la caída de Nicolás
II, se abrió paso a una inestabilidad constitucional, política y social de connotaciones no
documentadas hasta ese momento.
Siguiendo con el orden de capítulos, en el último, llamado “La segunda revolución
de 1917”, Casanova trata la conquista del poder de los bolcheviques, y las diversas
interpretaciones que existieron de este proceso por investigadores, tanto oficiales
de la Unión Soviética, como por los críticos de esta. Escribe que en la revolución de
febrero de 1917 los bolcheviques no tuvieron un papel importante, y que incluso, el
socialismo aún estaba fragmentado en un orden tripartito. No obstante, la ineptitud del
Gobierno Previsional, y de los dirigentes del Sóviet, posibilitaron que los bolcheviques
fueran ganando protagonismo, convirtiéndose en una alternativa política. Ergo, señala
Casanova, que existe todo un debate y una “mistificación” de este período. Historiadores
señalan que el avance de los bolcheviques se dio contra un orden democrático
establecido, versión que Casanova no comparte, y retoma de Rex. A. Wade, quien
interpreta que el apoyo popular a los Soviets, es decir, a instituciones nacidas desde
“abajo” fue en realidad lo que acrecentó el apoyo a los bolcheviques.
A modo de cierre, volvemos a recomendar este libro para todo aquel que busque
comprender de una manera más completa a la Revolución Rusa, con una perspectiva
más académica, que busca contradecir las versiones tradicionales o más mistificadas

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Monzón, N. Magdalena Candioti (2021) Una historia de la emancipación negra. Esclavitud... 580 - 583

de este evento histórico que ha marcado de manera intrínseca a la historia del siglo XX,
y nuestra actualidad.

Trabajos Citados
Casanova, J. (1992). El pasado oculto. Fascismo y violencia en Aragón, 1936-1939. Madrid:
Siglo XXI.
Casanova, J. (2011). Europa contra Europa,1914-1945. Barcelona: Editorial Crítica.
Casanova, J. (2017). La venganza de los serivos. Rusia 1917. Barcelona, Crítica.

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Ferrero, Brián G., compilador (2019). Islas de naturaleza. Perspectivas
antropológicas sobre las políticas de conservación, UNRaf Ediciones, Rafaela.

por Francisco José Preiti


https://orcid.org/0000-0003-1835-2533
Facultad de Humanidades y Artes
Universidad Nacional de Rosario
Centro de Investigación y Transferencia
Universidad Nacional de Rafaela
[email protected]
Rosario, Santa Fe
Argentina

Este libro reúne una serie de trabajos de investigación social y antropológica en torno
de procesos de conservación de la naturaleza, en los cuales se analizan prácticas
y representaciones de las relaciones humano ambientales que tales procesos
configuran. Se aborda, de manera detallada y desde diversos enfoques, la producción
social del territorio que se asienta a través de la configuración de áreas de conservación
considerando las relaciones de poder inscritas y las formas de reapropiación social de
la naturaleza (Escobar, 1999). Nuestra propuesta no es presentar cada uno de los ocho
capítulos que componen a Islas de naturaleza ya que dicha labor podrá encontrarse
en la Introducción del libro bajo el subtítulo “Los trabajos de este volumen” (p. 36).
Más bien lo que nos convoca en esta oportunidad, es bosquejar las problemáticas más
relevantes que aborda el libro considerando conceptualizaciones teóricas generales a
fin de que el potencial lector del libro pueda orientarse en el tema preliminarmente
antes de iniciar la lectura.
Vale comentar que los contextos etnográficos de los análisis compendiados en Ferrero
(2019) dan muestra de una variedad de localizaciones con distintas problemáticas
socio territoriales que atañen a varios países de América Central y del Sur, Europa

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Preiti, F. Ferrero, Brián G., compilador (2019). Islas de naturaleza. Perspectivas antropológicas... 584 - 587

y África. Entre ellas podemos encontrar trabajos en torno de: las Comarcas del
Alto Pirineo de Cataluña, en la vertiente meridional del Pirineo Central (Capítulo
1); tres Áreas Protegidas de Ecuador y España: el Parque Nacional de Machalilla,
el Parque Nacional Galápagos y Parque Natural Cabo de Gata-Níjar (Capítulo 2); el
Parque Nacional Chapada Diamantina ubicado en la región Centro-Oeste del Estado
de Bahía en Brasil (Capítulo 3); El Parque Nacional Lanin y el Parque Nacional
Nahuel Huapi de Argentina (Capítulo 4); el Parque Nacional Korup, en el sudoeste de
Camerún (Capítulo 5); las Áreas Protegidas de Paso Centurión y Sierra de Ríos, en el
Departamento de Cerro Largo como partes del Sistema Nacional de Áreas Protegidas
de Uruguay (Capítulo 6); El Parque Nacional Islas de Santa Fe, Argentina (Capítulo 7)
y diferentes Áreas Naturales Protegidas de Argentina y México (Capítulo 8).
A partir de los casos de estudio, interpretamos que dos objetos fundamentales
del libro se presentan como las “dos caras de un mismo papel”. Dos objetos que se
implican mutuamente y son: en el anverso, la identificación y el análisis de formas
sociales de construir ‘la naturaleza’ en diferentes territorios por parte de actores
materialmente capaces de modificar las relaciones cosmológicas preexistentes. Y en
su reverso, el impacto social significativo como contraparte de un proceso simbólico y
material que conduce a su resignificación por parte de las poblaciones locales. En tal
sentido, un fundamento transversal que justifica la utilidad social de los análisis podrá
vincularse a que las Áreas Protegidas, en gran proporción, orientan sus esfuerzos
hacia el tratamiento de los problemas sociales que se configuran en relación con las
poblaciones locales más que en torno de la conservación de esa naturaleza que han
promovido. Incluso tales áreas de conservación pueden presentarse como respuestas
institucionales y estatales a conflictos socioambientales de usos y representaciones
del territorio, como lo evidencian Ferrero y Arach (2019) en el Capítulo 7 del libro.
Desde este punto de vista, los conflictos sociales no son una externalidad de las
Áreas Protegidas sino un aspecto aparentemente secundario hacia el cual, en
definitiva, se terminan destinando los mayores esfuerzos por parte de las gestiones
conservacionistas.
Por ello, el compendio aquí reunido, que va desde la propuesta de un análisis
fenomenológico (Cortez Vázquez, 2019) y escalar (Nardi y Mahmoud, 2019) hasta
enfoques etnográficos (Trentino, 2019), antropológicos (Ferrero y Arach, 2019) y
procesuales (Gómez Elías, 2019) con diversas metodologías de abordaje, se focaliza
en el análisis de experiencias de manejo territorial por parte de modelos globales
de conservación. En tales análisis se profundiza, desde la óptica que pueda proveer
la Etnografía y la Antropología Social, la Antropología de la Conservación, la
Fenomenología, la Geografía Humana y otras disciplinas científicas y sociales, en el
análisis de documentos institucionales, testimonios etnográficos tanto individuales
como colectivos y relatos orales, en función de reconstruir e interpretar los procesos
históricos sociales en los territorios considerados. Los casos abordados se articulan
en esta compilación en función de examinar las tensiones entre la implementación

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y el desarrollo de lógicas conservacionistas y las comunidades - por lo general
predecesoras a tales racionalidades - quienes, de un modo u otro, expresan
resignificaciones agenciales de los procesos de conservación y gubernamentalidad
ambiental (Cortez Vázquez y Ruiz Ballesteros, 2019). En este sentido, vale decir que la
conservación, noción clave del libro, es presentada como una
“…arena de acción política, un espacio donde, con desigual poder, intervienen
actores gubernamentales, ONG, agencias internacionales y empresarios,
así como pobladores locales en la lucha por definir la forma de ocupar, usar,
darle sentido al ambiente, al territorio y de definir el futuro de las poblaciones
locales (Ferrero y Arach, 2019, p. 33).
Otro de los ejes que atraviesa transversalmente al libro es el ya clásico problema
antropológico de la discontinuidad naturaleza / cultura que permea prácticamente
la totalidad de las modalidades occidentales de conservación territorial. El dualismo
naturaleza / cultura, es percibido en el espíritu general del libro, más bien como
constructo referencial sociocultural e histórico que diseña, de forma no inocente, un
modo de semiotización del mundo expulsando más allá de lo humano, a una forma
externalizada y asociada a un (in)cierto orden de lo real. En este sentido, la naturaleza
socialmente requerida como patrimonio (Beltrán y Vaccaro, 2019), como práctica
(Cortés Vázquez y Ruiz Ballesteros, 2019) o inclusive definida como construcción
estatal (Gómez Elías, 2019) es cuestionada por los autores en tanto visión occidental
forjada social e históricamente que valoriza los componentes del ambiente conforme
a parámetros económicos, genéticos, biológicos, etc. De este modo, la naturaleza es
redefinida, en conjunto con las Áreas Protegidas, como artefactos políticos (Ferrero y
Arach, 2019) que al mismo tiempo que se presentan como formas de colonización del
paisaje biofísico “…también pueden contribuir a la creación de nuevas posibilidades
políticas para las comunidades locales” (ídem, p. 34). En Islas de naturaleza se
discuten las visiones que definen a la naturaleza como una entidad ontológica
autónoma proscripta a un “allí afuera” (Latour, 2001) y en la cual el ser humano y la
arbitrariedad del sentido (Descola, 2012) advienen irrumpiendo su orden idealmente
auténtico (Beltrán y Vaccaro, 2019).
Ya en su título se bosqueja una crítica a racionalidades hegemónicas apoderadas en
gestionar y fragmentar partes del territorio evidenciando una paradojal implicancia
entre la conservación y el desarrollo:

“…si a nivel local se observan disputas entre delimitación de áreas de


conservación frente al avance de políticas de desarrollo, a nivel estructural
es posible considerar complementariedades, donde el espacio es repartido
y la conservación de pequeñas porciones de tierra (siempre son pequeñas
en relación a los territorios productivos) legitima la explotación de otros
ecosistemas (Ferrero y Arach, 2019, p. 39).

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Preiti, F. Ferrero, Brián G., compilador (2019). Islas de naturaleza. Perspectivas antropológicas... 584 - 587

Así, Islas de naturaleza, nos convoca a cuestionar los modos en que ha sido forjada la
naturaleza en contraposición al ser humano. Los cuestionamientos fundamentales del
libro se vinculan al hecho de que las Áreas Protegidas “…se han ido construyendo de
manera aislada frente a lo que sucede a su alrededor” (Ferrero, Prol y Arelovich, 20211).
La crítica se relaciona de forma general con la consideración de que tal aislacionismo
emerge como característica inmanente en la conservación de la naturaleza.
A pesar de ello, las Áreas Protegidas están fuertemente vinculadas a las sociedades
contiguas y a través de ellas se erigen modelos de territorio que, en definitiva,
responden a imaginarios atravesados por la escisión ontológica entre la cultura y la
naturaleza que manifestamos más arriba. Entonces al binomio Naturaleza / Cultura se
le intercala el de preservación de la naturaleza / existencia de poblaciones humanas,
como desafío contemporáneo de los proyectos ambientales actuales (Alcantara
Guanaes, 2019).
De este modo, podemos inferir que los análisis compendiados en Islas de naturaleza
responden a investigaciones de carácter situado. Es decir que nos encontramos con
desarrollos teórico metodológicos que han tensionado perspectivas teóricas críticas
actuales con datos empíricos, históricos y documentales mediante metodologías de
abordaje precisas para cada caso de estudio. El lector, experto o no, podrá hacerse
con esta lectura, de un recorrido pormenorizado de los debates contemporáneos en
torno a la conservación del territorio, a la gestión de Áreas Protegidas (desde un
punto de vista crítico) y a la des-naturalización de formas societales de organizar la
experiencia humana y los territorios sedimentadas por la historia y el lenguaje.

Bibliografía
Descola, P. (2012) “Más allá de naturaleza y cultura”. 1° Ed. Editorial Amorrortu, Buenos
Aires, Argentina.
Ferrero, B. Comp. (2019) “Islas de naturaleza: perspectivas antropológicas sobre las
políticas de conservación”. 1ª Ed. Editorial UNRaf, Rafaela, Argentina.
Escobar, A. (1999) “El final del Salvaje: naturaleza, cultura y política en la Antropología
Contemporánea”, CEREC, Bogotá, Colombia.
Latour, B. (2001) “La esperanza de Pandora. Ensayo sobre la Realidad en los Estudios de la
Ciencia”. 1° Ed. Gedisa, Barcelona, España.

1 Apuntes de la presentación del libro en el espacio de Comunicación Ambiental gestionado por Sergio Rinaldi en el Centro Cultural
Roberto Fontanarrosa, 29/11/2021 en Rosario, Argentina)

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