El documento discute los retos actuales de la investigación educativa en el contexto de la pandemia de COVID-19. Señala tres líneas principales de investigación: 1) el impacto de las TIC en la educación debido a su uso extensivo durante la pandemia, 2) la sostenibilidad de los sistemas educativos, y 3) el desarrollo de competencias científicas. Dentro de cada línea, plantea varios interrogantes específicos que requieren más investigación.
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El documento discute los retos actuales de la investigación educativa en el contexto de la pandemia de COVID-19. Señala tres líneas principales de investigación: 1) el impacto de las TIC en la educación debido a su uso extensivo durante la pandemia, 2) la sostenibilidad de los sistemas educativos, y 3) el desarrollo de competencias científicas. Dentro de cada línea, plantea varios interrogantes específicos que requieren más investigación.
El documento discute los retos actuales de la investigación educativa en el contexto de la pandemia de COVID-19. Señala tres líneas principales de investigación: 1) el impacto de las TIC en la educación debido a su uso extensivo durante la pandemia, 2) la sostenibilidad de los sistemas educativos, y 3) el desarrollo de competencias científicas. Dentro de cada línea, plantea varios interrogantes específicos que requieren más investigación.
El documento discute los retos actuales de la investigación educativa en el contexto de la pandemia de COVID-19. Señala tres líneas principales de investigación: 1) el impacto de las TIC en la educación debido a su uso extensivo durante la pandemia, 2) la sostenibilidad de los sistemas educativos, y 3) el desarrollo de competencias científicas. Dentro de cada línea, plantea varios interrogantes específicos que requieren más investigación.
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Esta aportacion forma parte de la Lección Magistral que tuve el honor de impartir
con motivo de la concesión del Premio Iberoamericano a la Excelencia en Investigación
Educativa 2020 que me fue otorgado por la Red Iberoamericana para el Desarrollo y difusión de la Investigación Educativa en la Ciudad de México. Con tal motivo se me propuso que planteara los retos de la investigación educativa para el presente siglo. Si bien esta propuesta es, desde mi punto de vista excesivamente ambiciosa y honestamente inabordable, considero que la situación de crisis sanitaria provocada por la actual pandemia COVID 19 está marcando caminos urgentes de abordaje desde la perspectiva de la investigación educativa. En este nuevo escenario surgen cuestiones importantes sobre las que se necesitan nuevos conocimientos. Por ello, nuestro propósito es poner de relieve líneas de trabajo que sirvan de referencia para jóvenes investigadores que necesitan iniciar su carrera investigadora. Pero también señalar caminos que son relevantes para dar respuesta a los retos de la sociedad. La conexión entre países de habla hispana es una oportunidad para converger en tareas científicas y así avanzar en conocimientos científicos educativos contextualizados. En este sentido nuestro propósito, es apuntar y/o plantear cuestiones que sirvan de punto de partida para iniciar y desarrollar caminos fructíferos en la investigación educativa. Pero ¿cuáles son los retos actuales de la investigación educativa? Identificarlos de manera pormenorizada y certera, es difícil y complejo. No obstante, este nuevo contexto social, generado y marcado por la pandemia, vislumbra la relevancia de determinadas líneas de investigación que suponen cambios sustantivos en la educación y en el conocimiento científico sobre ella. Las transformaciones sociales exigen una reconducción de los caminos iniciados . Un claro ejemplo lo tenemos en la investigación médica. La investigación en estos momentos se ha focalizado en el estudio del COVID 19 y sus variantes. Numerosos grupos de investigación abordan desde distintas perspectivas el estudio de este virus porque urge encontrar vacunas que permitan inmunizar a la población. La ciencia se pone al servicio de la sociedad y se convierte en herramienta clave para superar esta crisis sanitaria, de carácter internacional. Pero esta pandemia ha afectado y trastocado otros sectores tales como la economía, la sociedad y con ella a la educación. Estamos ante un panorama nuevo que debe ser analizado, para encontrar soluciones creativas que posibiliten superar esta gran crisis mundial. En este sentido podemos avanzar que la situación actual, marcada por la pandemia originada por el COVID 19, ha generado cambios sustantivos a nivel educativo, que requieren de nuevos conocimientos. Concretamente ha supuesto la irrupción de manera inmediata y extensiva de las TIC en los sistemas educativos. Sí antes, estas entendían como herramientas básicamente de apoyo para la enseñanza y el aprendizaje, el COVID 19 las ha puesto en primer plano, convirtiéndose en el medio esencial e insustituible para la enseñanza en todos los niveles educativos. Ello ha creado toda una serie de problemáticas que requieren ser investigadas. A este referente se añade otro, no menos importante, que es la sostenibilidad de los sistemas vigentes. La sostenibilidad es otro aspecto que se hace patente. Los sistemas sanitarios se manifiestan insostenibles para atender la enorme demanda sanitaria provocada por la pandemia. Y quedan patentes déficits en los sistemas económicos y sociales vigentes, que repercuten y afectan a numerosos colectivos, generando desigualdad y pobreza. Los cambios en los hábitos socioculturales y comunicativos también están teniendo consecuencias a nivel psicológico y mental, afectando al bienestar de las personas. Todos estos aspectos son claves al considerarlos desde la perspectiva de la sostenibilidad económica y social. Otro aspecto que se pone de manifiesto es el valor y la mirada esperanzada hacia la investigación. La investigación pasa a primer plano y los medios de comunicación divulgan este conocimiento. La tarea científica aumenta su visibilidad respecto a periodos anteriores. Es la expresión de un cambio de modelo, en el que la ciencia se presenta como la solución a problemas sociales. Pero también es el contexto idóneo en el que cobra especial significado el concepto de transferencia del conocimiento. Los resultados científicos deben ser conocidos, transmitidos y aplicados a la sociedad. Estos tres referentes, TIC, desarrollo sostenible y formación científica sirven como coordenadas para plantear retos actuales y futuros de la investigación educativa. Somos conscientes de que este desarrollo no agota otros posibles análisis y enfoques que sin duda ayudarian a enriquecer y nutrir de ideas a los investigadores educativos. Remitiéndome a un paralelismo pictoricó, esta exposición la hacemos a modo “puntillista”, en el sentido de que con pequeños puntos o marcadores podamos crear un paisaje. Las líneas marcadas actúan a modo de perspectiva sobre las que crear la imagen de la investigación educativa, que es necesario construir.TIC y educación en lo que respecta a la educación real la pandemia COVID 19 ha sido un fenómeno claramente disruptivo, en tanto que ha generado y obligado a depender de las tecnologías en la educación, además de en otros muchos sectores. Si antes estas se entendían como herramientas básicamente de apoyo para la enseñanza y el aprendizaje, el COVID 19 las ha puesto en primer plano, convirtiéndose en el medio esencial e insustituible para la enseñanza. La necesidad de confinamiento en 2020 generó que los hogares se convirtiesen en obligados espacios educativos y las TIC mediaron la interacción didáctica entre docentes y discentes. Esta situación de cambio radical, de una enseñanza presencial a una enseñanza online, genera numerosos interrogantes para la investigación educativa, por los numerosos efectos que ha tenido y que todavía hoy desconocemos. A pesar de que la investigación sobre TIC y Educación cuenta con una larga trayectoria de aportaciones, y también allazgos y descubrimientos, también es cierto que debido a este nuevo escenario emergen inesperadas problemáticas que constituyen retos para la investigación educativa. Por tanto, algunos interrogantes se hacen patentes en el momento actual, tales como: ¿Como afecta la enseñanza online, en los distintos niveles educativos, a los procesos de aprendizaje? ¿Se aprende lo mismo que con la enseñanza presencial? Dado que se están incorporando diversidad de recursos tecnológicos a los aprendizajes y que este se convierte en multimodal, cabe pensar que este cambio tecnológico está generando procesos cognitivos distintos a los que se reforzaban a través de procedimientos formativos tradicionales. Por tanto, en este sentido, es importante indagar sobre los efectos cognitivos en el aprendizaje según niveles escolares. Desde el punto de vista del alumno cabría preguntarse: ¿Que nuevas dificultades en el aprendizaje se generan?¿En qué medida la reducción de la socialización educativa, habitual en los espacios de aula, afecta al aprendizaje? Es una cuestión muy relevante, tanto a nivel científico como práctico. La observación directa de esta situación nos hace aventurar que se produce una desestabilización personal generada por la pérdida de referentes interiorizados, tales como el docente y los compañeros de clase. En el plano docente, las competencias docentes adquieren especial protagonismo, y surge el interrogante: ¿Qué competencias digitales tienen y\o son necesarias que el docente domine para desenvolverse en la formación online en la enseñanza básica y secundaria? ¿Y en la universitaria? Esta temática ocupa la atención de la investigación y publicaciones recientes (Amhag et al., 2019; Arango et al., 2020; Fraile et al., 2018), además de modelos desarrollados por organismos internacionales que marcan las líneas maestras de desarrollos futuros para la formación docente, tales como el modelo del Marco Europeo para la Competencia Digital del Profesorado (European Framework for the Digital Competence of Educators: DigCompEdu) (Comisión Europea, 2017). Sin embargo, no contamos todavía con datos y conocimientos suficientes sobre esta temática, por lo que se convierte en un reto para la investigación educativa. De forma similar, respecto a las habilidades tecnológicas del alumnado (a pesar de la visión extendida de que los jóvenes son nativos digitales), nos lleva al siguiente interrogante: ¿Que competencias digitales discentes son necesarias desarrollar? Esta cuestión se puede abordar desde dos ángulos: uno, entendidas como objetivos de aprendizaje, es decir competencias digitales a desarrollar atravez de los sistemas educativos, o como recurso para su aprendizaje, y por tanto capacidad para moverse y aprender a través del formato de enseñanza online (Martzoukou et al., 2020). También contamos con aportaciones científicas valiosas respecto a la formación en competencias digitales como parte de la educación ciudadana (Guitert et al., 2020), que abarcan desde a alfabetización digital al pensamiento computacional (Nouri et al., 2020). Sin embargo, es importante avanzar y ampliar el conocimiento disponible en la actualidad, por lo que constituye una temática relevante para investigaciones venideras. Otra dimensión importante que incorporar en la investigación educativa, relacionada con las TIC, es el aspecto emocional. ¿Que consecuencias emocionales genera una enseñanza online? ¿Aumenta la sensación de soledad?¿Disminuye el bienestar?¿Que efectos tiene respecto a la implicación y compromiso de los estudiantes con sus estudios? Esta dimencion emocional está siendo cada vez más importante y acaparando la atención de numerosos estudios (Collazos et al., 2021; Tempelaar et al., 2012; Wortha et al., 2019). Si bien, años atrás, no se contemplaba en la comprensión de los procesos de aprendizaje, en la actualidad se considera que es una dimensión que afecta y regula de manera importante el aprendizaje. En una investigación realizada por mí equipo de investigación en la década de 2010 (De Pablos-Pons et al., 2013) descubrimos que la implicación y el compromiso está estrechamente relacionado con el bienestar y la felicidad. Si las tecnologías son elementos motivadores cabe esperar que aumentará la implicación y el compromiso de los estudiantes, pero esta hipótesis está todavía por contrastar. Por tanto, y como síntesis, es una línea de trabajo de gran potencial para comprender y dar respuesta a problemáticas educativas actuales. Las dificultades de acceso a Internet por parte de la población escolar, pone de relieve y en primer plano el concepto de brecha digital. Este fenómeno tiene efectos y consecuencias notables, tanto en la escolarización, como en el abandono escolar. Por tanto, su abordaje desde la perspectiva de la investigación educativa es importante. Desde los gobiernos se están tomando medidas para reducir la brecha digital a través de fuertes inversiones en infraestructuras (Ministerio de Educación et al., 2020). También contamos con estudios estadísticos que dan fe de variables, de carácter externo, que afectan a la brecha digital, tales como nivel :socioeconómico, zonas geográficas, género, edad, etc. (Rogerson, 2020; Vasilescu et al., 2020). Sin embargo, son necesarias aportaciones que incluyan variables educativas relevantes, tales como niveles de logro académico, desarrollo intelectual, éxito y abandono escolar, entre otras. La otra cara de la moneda la constituye la inclusión educativa, que se puede propiciar con las TIC (Colás-Bravo et al., 2019). Por tanto, queda patente, como reto, dilucidar, a través de la investigación educativa, el potencial y los efectos de las TIC en cuanto a exclusión o inclusión educativa. Desde estas coordenadas planteamos algunos interrogantes que pueden orientar líneas fructíferas de investigación en la educación: ¿Cómo afecta la enseñanza online a los procesos de aprendizaje?¿Qué nuevas dificultades en el aprendizaje se generan cuando la enseñanza se lleva a cabo mediante formación online en todos los niveles educativos?¿Qué competencias digitales tienen y/o son necesarias que el docente domine?¿Qué competencias digitales discentes son esenciales desarrollar? ¿Cuáles están ya logradas?¿Qué consecuencias emocionales produce una enseñanza online, en cuanto a la motivación, interés e implicación del alumnado?¿Qué variables relacionadas con las TIC derivan en exclusión y/o brecha digital?¿Qué prácticas con TIC han demostrado ser facilitadoras de inclusion?Educación para un mundo sostenibleUn reto que marca tanto la investigación educativa, en el presente como en el futuro, es la sostenibilidad. La sostenibilidad es una meta formulada por Naciones Unidas y planteada como un reto en la AGENDA 2030.Por sostenibilidad, a nivel general, entendemos la capacidad de preservar los recursos y adoptar fórmulas para afrontar las condiciones cambiantes. Se trata en definitiva de satisfacer las necesidades del presente, sin poner en juego, ni compro- meter, las condiciones de vida de las futuras generaciones. El desarrollo sostenible se orienta a elevar los niveles de bienestar de las sociedades humanas de hoy, además de preservar para las generaciones futuras un mundo, con aceptables niveles de salud ambiental, económica y social. Los programas y líneas de actuación en sostenibilidad abarcan cuatro ámbitos; el ambiental, el económico, el social y el educativo. (1) La sostenibilidad ambiental, se refiere a la necesidad de preservar los ecosistemas y conservarlos para las generaciones venideras.(2) La sostenibilidad económica, entendida como un crecimiento económico, inclusivo y respetuoso con el medio ambiente. Es decir, promover un crecimiento económico que genere riqueza equitativa para todos, sin dañar el medio ambiente. (3) La sostenibilidad social, implica la necesidad de garantizar el bienestar social, la inclusión y la equidad.La sostenibilidad social, se proyecta al logro de la reducción de las desigualdades, educación inclusiva, la equidad de género, la educación de calidad, la alfabetización universal, la ciudadanía responsable y activa, promover la paz y la justicia diversidad e inclusión social y cultural y el acceso a un empleo digno y al emprendimiento.(4) La sostenibilidad educativa se articula en torno a la equidad de género, acceso a la forma-ción, inclusión educativa, alfabetización universal, empleo y emprendimiento. Estas referencias generan múltiples temáticas y metas de investigación que conciernen a la investigación educativa presente y futura. Algunas de estas temáticas forman parte de líneas de investigación que en la actualidad mantienen una actividad estimable (Cavus et al., 2021; Colás-Bravo et al., 2017). Nos referimos a las temáticas de género y educación,inclusión educativa y atención a la diversidad, así como empleo y emprendimiento. En estos casos se pretende encontrar y experimentar fórmulas pedagógicas para reforzar el desarrollo soste-nible en estas orientaciones. En el primer caso prima la investigación que pretende mostrar y visibilizar la situación actual de discriminación por motivo de género en diferentes contextos; social, educativo, económico, gobernanza, etc. En cuanto a la línea de inclusión educativa y atención a la diversidad, las investigaciones actua-les se orientan a diagnosticar necesidades educativas y a desarrollar propuestas pedagógicas que favorezcan la inclusión. Tienen cabida en esta línea la producción científica sobre multiculturalidad, brecha digital y abandono escolar. Y por último el empleo y emprendimiento es una línea de trabajo que se impulsa y apoya a través de programas I+D, a raíz de la problemática del fuerte desempleo provocado por las crisis económicas. Por tanto, a modo de síntesis, podemos decir que las directrices marcadas por la AGENDA 2030 por Naciones Unidas, han forjado y consolidado temáticas relevantes sobre las que proyectar la investigación educativa presente y futura. Pero desde mi punto de vista, la conciencia sostenible, es la que posibilita activar y avanzar en el logro de los sistemas sostenibles; económicos, ambientales, sociales y educativos. Es la conciencia la que conduce o lleva a la acción responsable para operar en todos los ámbitos de la sostenibilidad. Pero esta no se alcanza de forma automática, sino que exige unos procesos previos de aprendizaje fundamentados en conocimientos, valores y actitudes. No obstante, aunque estos son necesarios, no son suficientes por si mismos para lograr la conciencia sostenible, ya que ésta implica niveles de pensamiento de naturaleza superior. La conciencia es el nivel más alto de aprendizaje vital (Colás-Bravo et al., 2018). Esa conciencia permite obrar activamente en los ámbitos económicos, sociales, ambientales y educativos (Schniederjans, & Khalajhedayati, 2021). Un ejemplo del valor de la conciencia para la acción social lo tenemos en estos momentos en la situación de pandemia actual, en la que se hace una referencia constante a la necesidad de una conciencia ciudadana para actuar responsablemente. Pues este es el quid de la cuestión, ¿cómo desarrollar la conciencia ciudadana? Uno de los autores más representativos, a nivel educativo, que recurre al concepto de conciencia como eje clave de la educación es Freire (1985). Según él, la educación consiste en la concientización, es decir, en el desarrollo de una toma de conciencia crítica, que tiene lugar a partir del aná-lisis e interpretación de la realidad. Este autor distingue tres tipos de conciencia, aplicables tanto para el análisis de la evolución personal, como para el estudio de grupos sociales: conciencia mágica, conciencia ingenua y conciencia crítica. Cada una de ellas conlleva actitudes y modos cognitivos de pensar diferentes. Para este autor, el desarrollo de la conciencia es un proceso que incluye tres estadios o fases: sensibilización, toma de conciencia crítica y acción transformadora. Y conlleva una evolución a través de la interacción y reflexión sobre la práctica, que conduce a una interpretación más profunda de la realidad y a nuevos niveles de compren-sión. Investigaciones educativas han detectado diferentes niveles de conciencia en el profesorado en formación sobre su práctica docente (Colás-Bravo et al., 2018). En primera instancia, la incorporación de contenidos curriculares sobre soste- nibilidad (ambiental, económica, social y educativa) en los programas formativos son iniciativas necesarias para crear una base de conocimientos. En estos saberes se sustentan las actitudes y competencias sostenibles. Y estas, son a su vez, los cimientos en los que asentar la conciencia y por tanto la acción responsable. Por ejemplo, la incorporación de programas de doctorado sobre equidad de género- contenidos y conocimientos que forman parte de la sostenibilidad- constituyen el soporte, tanto para cimentar una toma de conciencia sobre esta problemática social, como para propiciar acciones y proyectos en pro de la equidad. A través de esta propuesta formativa se puede generar una conciencia que conduce a una acción responsable (conciencia sostenible). Esa conciencia permite obrar activamente en los ámbitos económicos, sociales, ambientales y educativos.