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Esta aportacion forma parte de la Lección Magistral que tuve el honor de impartir

con motivo de la concesión del Premio Iberoamericano a la Excelencia en Investigación


Educativa 2020 que me fue otorgado por la Red Iberoamericana para el Desarrollo y
difusión de la Investigación Educativa en la Ciudad de México.
Con tal motivo se me propuso que planteara los retos de la investigación educativa para el
presente siglo. Si bien esta propuesta es, desde mi punto de vista excesivamente ambiciosa y
honestamente inabordable, considero que la situación de crisis sanitaria provocada por
la actual pandemia COVID 19 está marcando caminos urgentes de abordaje desde la
perspectiva de la investigación educativa.
En este nuevo escenario surgen cuestiones importantes sobre las que se necesitan
nuevos conocimientos. Por ello, nuestro propósito es poner de relieve líneas de
trabajo que sirvan de referencia para jóvenes investigadores que necesitan iniciar su
carrera investigadora. Pero también señalar caminos que son relevantes para dar respuesta a
los retos de la sociedad.
La conexión entre países de habla hispana es una oportunidad para converger en
tareas científicas y así avanzar en conocimientos científicos educativos contextualizados. En
este sentido nuestro propósito, es apuntar y/o plantear cuestiones que sirvan de punto de
partida para iniciar y desarrollar caminos fructíferos en la investigación educativa. Pero
¿cuáles son los retos actuales de la investigación educativa? Identificarlos de manera
pormenorizada y certera, es difícil y complejo. No obstante, este nuevo contexto social,
generado y marcado por la pandemia, vislumbra la relevancia de determinadas líneas de
investigación que suponen cambios sustantivos en la educación y en el conocimiento
científico sobre ella. Las transformaciones sociales exigen una reconducción de los
caminos iniciados . Un claro ejemplo lo tenemos en la investigación médica. La
investigación en estos momentos se ha focalizado en el estudio del COVID 19 y sus
variantes. Numerosos grupos de investigación abordan desde distintas perspectivas el
estudio de este virus porque urge encontrar vacunas que permitan inmunizar a la población.
La ciencia se pone al servicio de la sociedad y se convierte en herramienta clave para superar
esta crisis sanitaria, de carácter internacional. Pero esta pandemia ha afectado y trastocado
otros sectores tales como la economía, la sociedad y con ella a la educación. Estamos ante un
panorama nuevo que debe ser analizado, para encontrar soluciones creativas que posibiliten
superar esta gran crisis mundial. En este sentido podemos avanzar que la situación
actual, marcada por la pandemia originada por el COVID 19, ha generado cambios
sustantivos a nivel educativo, que requieren de nuevos conocimientos. Concretamente
ha supuesto la irrupción de manera inmediata y extensiva de las TIC en los sistemas
educativos. Sí antes, estas entendían como herramientas básicamente de apoyo para la
enseñanza y el aprendizaje, el COVID 19 las ha puesto en primer plano, convirtiéndose en el
medio esencial e insustituible para la enseñanza en todos los niveles educativos. Ello ha
creado toda una serie de problemáticas que requieren ser investigadas.
A este referente se añade otro, no menos importante, que es la sostenibilidad de los
sistemas vigentes. La sostenibilidad es otro aspecto que se hace patente. Los sistemas
sanitarios se manifiestan insostenibles para atender la enorme demanda sanitaria provocada
por la pandemia. Y quedan patentes déficits en los sistemas económicos y sociales vigentes,
que repercuten y afectan a numerosos colectivos, generando desigualdad y pobreza.
Los cambios en los hábitos socioculturales y comunicativos también están teniendo
consecuencias a nivel psicológico y mental, afectando al bienestar de las personas.
Todos estos aspectos son claves al considerarlos desde la perspectiva de la sostenibilidad
económica y social. Otro aspecto que se pone de manifiesto es el valor y la mirada
esperanzada hacia la investigación. La investigación pasa a primer plano y los medios
de comunicación divulgan este conocimiento. La tarea científica aumenta su visibilidad
respecto a periodos anteriores. Es la expresión de un cambio de modelo, en el que la ciencia
se presenta como la solución a problemas sociales. Pero también es el contexto idóneo
en el que cobra especial significado el concepto de transferencia del conocimiento. Los
resultados científicos deben ser conocidos, transmitidos y aplicados a la sociedad. Estos tres
referentes, TIC, desarrollo sostenible y formación científica sirven como coordenadas
para plantear retos actuales y futuros de la investigación educativa. Somos conscientes de
que este desarrollo no agota otros posibles análisis y enfoques que sin duda ayudarian
a enriquecer y nutrir de ideas a los investigadores educativos. Remitiéndome a un
paralelismo pictoricó, esta exposición la hacemos a modo “puntillista”, en el sentido de que
con pequeños puntos o marcadores podamos crear un paisaje. Las líneas marcadas actúan a
modo de perspectiva sobre las que crear la imagen de la investigación educativa, que es
necesario construir.TIC y educación en lo que respecta a la educación real la pandemia
COVID 19 ha sido un fenómeno claramente disruptivo, en tanto que ha generado y
obligado a depender de las tecnologías en la educación, además de en otros muchos
sectores. Si antes estas se entendían como herramientas básicamente de apoyo para la
enseñanza y el aprendizaje, el COVID 19 las ha puesto en primer plano, convirtiéndose en el
medio esencial e insustituible para la enseñanza.
La necesidad de confinamiento en 2020 generó que los hogares se convirtiesen en
obligados espacios educativos y las TIC mediaron la interacción didáctica entre
docentes y discentes. Esta situación de cambio radical, de una enseñanza presencial a una
enseñanza online, genera numerosos interrogantes para la investigación educativa, por los
numerosos efectos que ha tenido y que todavía hoy desconocemos.
A pesar de que la investigación sobre TIC y Educación cuenta con una larga trayectoria de
aportaciones, y también allazgos y descubrimientos, también es cierto que debido a
este nuevo escenario emergen inesperadas problemáticas que constituyen retos para la
investigación educativa. Por tanto, algunos interrogantes se hacen patentes en el momento
actual, tales como: ¿Como afecta la enseñanza online, en los distintos niveles
educativos, a los procesos de aprendizaje? ¿Se aprende lo mismo que con la
enseñanza presencial? Dado que se están incorporando diversidad de recursos
tecnológicos a los aprendizajes y que este se convierte en multimodal, cabe pensar
que este cambio tecnológico está generando procesos cognitivos distintos a los que se
reforzaban a través de procedimientos formativos tradicionales. Por tanto, en este sentido, es
importante indagar sobre los efectos cognitivos en el aprendizaje según niveles escolares.
Desde el punto de vista del alumno cabría preguntarse: ¿Que nuevas dificultades en
el aprendizaje se generan?¿En qué medida la reducción de la socialización educativa,
habitual en los espacios de aula, afecta al aprendizaje? Es una cuestión muy relevante, tanto a
nivel científico como práctico.
La observación directa de esta situación nos hace aventurar que se produce una
desestabilización personal generada por la pérdida de referentes interiorizados, tales
como el docente y los compañeros de clase.
En el plano docente, las competencias docentes adquieren especial protagonismo, y
surge el interrogante: ¿Qué competencias digitales tienen y\o son necesarias que el
docente domine para desenvolverse en la formación online en la enseñanza básica y
secundaria? ¿Y en la universitaria? Esta temática ocupa la atención de la investigación y
publicaciones recientes (Amhag et al., 2019; Arango et al., 2020; Fraile et al., 2018), además
de modelos desarrollados por organismos internacionales que marcan las líneas maestras de
desarrollos futuros para la formación docente, tales como el modelo del Marco Europeo para
la Competencia Digital del Profesorado (European Framework for the Digital Competence of
Educators: DigCompEdu) (Comisión Europea, 2017). Sin embargo, no contamos todavía con
datos y conocimientos suficientes sobre esta temática, por lo que se convierte en un reto para
la investigación educativa. De forma similar, respecto a las habilidades tecnológicas del
alumnado (a pesar de la visión extendida de que los jóvenes son nativos digitales), nos
lleva al siguiente interrogante: ¿Que competencias digitales discentes son necesarias
desarrollar? Esta cuestión se puede abordar desde dos ángulos: uno, entendidas como
objetivos de aprendizaje, es decir competencias digitales a desarrollar atravez de los
sistemas educativos, o como recurso para su aprendizaje, y por tanto capacidad para
moverse y aprender a través del formato de enseñanza online (Martzoukou et al., 2020).
También contamos con aportaciones científicas valiosas respecto a la formación en
competencias digitales como parte de la educación ciudadana (Guitert et al., 2020), que
abarcan desde a alfabetización digital al pensamiento computacional (Nouri et al., 2020). Sin
embargo, es importante avanzar y ampliar el conocimiento disponible en la actualidad, por lo
que constituye una temática relevante para investigaciones venideras. Otra dimensión
importante que incorporar en la investigación educativa, relacionada con las TIC, es el
aspecto emocional. ¿Que consecuencias emocionales genera una enseñanza online?
¿Aumenta la sensación de soledad?¿Disminuye el bienestar?¿Que efectos tiene
respecto a la implicación y compromiso de los estudiantes con sus estudios? Esta
dimencion emocional está siendo cada vez más importante y acaparando la atención de
numerosos estudios (Collazos et al., 2021; Tempelaar et al., 2012; Wortha et al., 2019). Si
bien, años atrás, no se contemplaba en la comprensión de los procesos de aprendizaje, en
la actualidad se considera que es una dimensión que afecta y regula de manera
importante el aprendizaje.
En una investigación realizada por mí equipo de investigación en la década de 2010
(De Pablos-Pons et al., 2013) descubrimos que la implicación y el compromiso está
estrechamente relacionado con el bienestar y la felicidad. Si las tecnologías son elementos
motivadores cabe esperar que aumentará la implicación y el compromiso de los
estudiantes, pero esta hipótesis está todavía por contrastar. Por tanto, y como síntesis,
es una línea de trabajo de gran potencial para comprender y dar respuesta a
problemáticas educativas actuales.
Las dificultades de acceso a Internet por parte de la población escolar, pone de relieve y en
primer plano el concepto de brecha digital. Este fenómeno tiene efectos y consecuencias
notables, tanto en la escolarización, como en el abandono escolar. Por tanto, su abordaje
desde la perspectiva de la investigación educativa es importante.
Desde los gobiernos se están tomando medidas para reducir la brecha digital a través de
fuertes inversiones en infraestructuras (Ministerio de Educación et al., 2020). También
contamos con estudios estadísticos que dan fe de variables, de carácter externo, que afectan a
la brecha digital, tales como nivel :socioeconómico, zonas geográficas, género, edad, etc.
(Rogerson, 2020; Vasilescu et al., 2020).
Sin embargo, son necesarias aportaciones que incluyan variables educativas relevantes, tales
como niveles de logro académico, desarrollo intelectual, éxito y abandono escolar, entre
otras. La otra cara de la moneda la constituye la inclusión educativa, que se puede
propiciar con las TIC (Colás-Bravo et al., 2019). Por tanto, queda patente, como reto,
dilucidar, a través de la investigación educativa, el potencial y los efectos de las TIC
en cuanto a exclusión o inclusión educativa. Desde estas coordenadas planteamos algunos
interrogantes que pueden orientar líneas fructíferas de investigación en la educación:
¿Cómo afecta la enseñanza online a los procesos de aprendizaje?¿Qué nuevas dificultades en
el aprendizaje se generan cuando la enseñanza se lleva a cabo mediante formación online en
todos los niveles educativos?¿Qué competencias digitales tienen y/o son necesarias que el
docente domine?¿Qué competencias digitales discentes son esenciales desarrollar? ¿Cuáles
están ya logradas?¿Qué consecuencias emocionales produce una enseñanza online, en
cuanto a la motivación, interés e implicación del alumnado?¿Qué variables relacionadas
con las TIC derivan en exclusión y/o brecha digital?¿Qué prácticas con TIC han demostrado
ser facilitadoras de inclusion?Educación para un mundo sostenibleUn reto que marca
tanto la investigación educativa, en el presente como en el futuro, es la sostenibilidad. La
sostenibilidad es una meta formulada por Naciones Unidas y planteada como un reto en
la AGENDA 2030.Por sostenibilidad, a nivel general, entendemos la capacidad de
preservar los recursos y adoptar fórmulas para afrontar las condiciones cambiantes. Se
trata en definitiva de satisfacer las necesidades del presente, sin poner en juego, ni compro-
meter, las condiciones de vida de las futuras generaciones. El desarrollo sostenible se orienta
a elevar los niveles de bienestar de las sociedades humanas de hoy, además de preservar para
las generaciones futuras un mundo, con aceptables niveles de salud ambiental, económica y
social. Los programas y líneas de actuación en sostenibilidad abarcan cuatro ámbitos;
el ambiental, el económico, el social y el educativo. (1) La sostenibilidad ambiental, se
refiere a la necesidad de preservar los ecosistemas y conservarlos para las generaciones
venideras.(2) La sostenibilidad económica, entendida como un crecimiento económico,
inclusivo y respetuoso con el medio ambiente. Es decir, promover un crecimiento
económico que genere riqueza equitativa para todos, sin dañar el medio ambiente. (3) La
sostenibilidad social, implica la necesidad de garantizar el bienestar social, la
inclusión y la equidad.La sostenibilidad social, se proyecta al logro de la reducción de las
desigualdades, educación inclusiva, la equidad de género, la educación de calidad, la
alfabetización universal, la ciudadanía responsable y activa, promover la paz y la
justicia diversidad e inclusión social y cultural y el acceso a un empleo digno y al
emprendimiento.(4) La sostenibilidad educativa se articula en torno a la equidad de género,
acceso a la forma-ción, inclusión educativa, alfabetización universal, empleo y
emprendimiento. Estas referencias generan múltiples temáticas y metas de investigación que
conciernen a la investigación educativa presente y futura. Algunas de estas temáticas
forman parte de líneas de investigación que en la actualidad mantienen una actividad
estimable (Cavus et al., 2021; Colás-Bravo et al., 2017). Nos referimos a las temáticas
de género y educación,inclusión educativa y atención a la diversidad, así como empleo y
emprendimiento. En estos casos se pretende encontrar y experimentar fórmulas pedagógicas
para reforzar el desarrollo soste-nible en estas orientaciones. En el primer caso prima la
investigación que pretende mostrar y visibilizar la situación actual de discriminación
por motivo de género en diferentes contextos; social, educativo, económico,
gobernanza, etc. En cuanto a la línea de inclusión educativa y atención a la diversidad, las
investigaciones actua-les se orientan a diagnosticar necesidades educativas y a
desarrollar propuestas pedagógicas que favorezcan la inclusión. Tienen cabida en esta línea
la producción científica sobre multiculturalidad, brecha digital y abandono escolar. Y por
último el empleo y emprendimiento es una línea de trabajo que se impulsa y apoya a través
de programas I+D, a raíz de la problemática del fuerte desempleo provocado por las crisis
económicas.
Por tanto, a modo de síntesis, podemos decir que las directrices marcadas por la AGENDA
2030 por Naciones Unidas, han forjado y consolidado temáticas relevantes sobre las que
proyectar la investigación educativa presente y futura. Pero desde mi punto de vista, la
conciencia sostenible, es la que posibilita activar y avanzar en el logro de los sistemas
sostenibles; económicos, ambientales, sociales y educativos. Es la conciencia la que conduce
o lleva a la acción responsable para operar en todos los ámbitos de la sostenibilidad. Pero
esta no se alcanza de forma automática, sino que exige unos procesos previos de
aprendizaje fundamentados en conocimientos, valores y actitudes. No obstante, aunque
estos son necesarios, no son suficientes por si mismos para lograr la conciencia sostenible,
ya que ésta implica niveles de pensamiento de naturaleza superior. La conciencia es el
nivel más alto de aprendizaje vital (Colás-Bravo et al., 2018). Esa conciencia permite
obrar activamente en los ámbitos económicos, sociales, ambientales y educativos
(Schniederjans, & Khalajhedayati, 2021). Un ejemplo del valor de la conciencia para
la acción social lo tenemos en estos momentos en la situación de pandemia actual, en
la que se hace una referencia constante a la necesidad de una conciencia ciudadana para
actuar responsablemente. Pues este es el quid de la cuestión, ¿cómo desarrollar la conciencia
ciudadana? Uno de los autores más representativos, a nivel educativo, que recurre al
concepto de conciencia como eje clave de la educación es Freire (1985). Según él, la
educación consiste en la concientización, es decir, en el desarrollo de una toma de
conciencia crítica, que tiene lugar a partir del aná-lisis e interpretación de la realidad.
Este autor distingue tres tipos de conciencia, aplicables tanto para el análisis de la
evolución personal, como para el estudio de grupos sociales: conciencia mágica,
conciencia ingenua y conciencia crítica. Cada una de ellas conlleva actitudes y modos
cognitivos de pensar diferentes. Para este autor, el desarrollo de la conciencia es un proceso
que incluye tres estadios o fases: sensibilización, toma de conciencia crítica y acción
transformadora. Y conlleva una evolución a través de la interacción y reflexión sobre la
práctica, que conduce a una interpretación más profunda de la realidad y a nuevos
niveles de compren-sión. Investigaciones educativas han detectado diferentes niveles de
conciencia en el profesorado en formación sobre su práctica docente (Colás-Bravo et al.,
2018). En primera instancia, la incorporación de contenidos curriculares sobre soste-
nibilidad (ambiental, económica, social y educativa) en los programas formativos son
iniciativas necesarias para crear una base de conocimientos. En estos saberes se
sustentan las actitudes y competencias sostenibles. Y estas, son a su vez, los
cimientos en los que asentar la conciencia y por tanto la acción responsable. Por
ejemplo, la incorporación de programas de doctorado sobre equidad de género-
contenidos y conocimientos que forman parte de la sostenibilidad- constituyen el soporte,
tanto para cimentar una toma de conciencia sobre esta problemática social, como para
propiciar acciones y proyectos en pro de la equidad. A través de esta propuesta
formativa se puede generar una conciencia que conduce a una acción responsable
(conciencia sostenible). Esa conciencia permite obrar activamente en los ámbitos
económicos, sociales, ambientales y educativos.

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