El Entorno Macroeconómico en Una Economía

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El entorno macroeconómico en una economía

abierta: algunas precisiones conceptuales


1. El análisis de la evolución de una economía
El análisis de las crisis financieras internacionales ocurridas en la década de
1990, es necesario para comprender, no solo la evolución de la economía
mundial en el último quinquenio del siglo XX, sino también para evaluar los
impactos presentes y futuros que estas tuvieron en otras economías
emergentes. Si bien no todas han sido consideradas por la literatura económica
como economías que hicieron crisis, son innegables sus efectos contractivos en
los niveles de actividad económica y el empleo, así como sus repercusiones
negativas en los campos sociales y políticos.
Una adecuada comprensión de las crisis requiere del manejo de va-
rios conceptos relacionados con la macroeconomía de una economía abierta,
como una condición previa para realizar juicios de valor con respecto a las
causas de las mismas.
Ejemplos de estos últimos son el fenómeno de El Niño, la variación
de los precios internacionales de las materias primas y el impacto de las
crisis financieras internacionales. Cuanto más cerrada sea una economía,
mayor relevancia tendrá la política económica interna, pero en la realidad
actual aquello solo es una ficción. La interdependencia cada vez mayor de
las economías, en un mundo cada vez más globalizado, ha llevado a que
los choques exógenos adquieran particular relevancia, sin que ello signifique
dejar de lado un manejo adecuado de las políticas económicas internas. Sin
embargo, parece que cada vez es menor lo que se puede hacer desde dentro,
pues los impactos de lo que ocurre en el exterior, desestabilizan las economías
en tal magnitud, que obliga a ajustes, que de otro modo no hubieran tenido
que realizarse (como las políticas de enfriamiento de la economía peruana de
1996).
En la medida de que todo sistema económico tiene como fin último
elevar el bienestar de los habitantes de un país, lo que conecta a los tres
indicadores con el bienestar es la tendencia del empleo y de los programas
sociales. Por lo tanto, la necesidad de mantener un crecimiento económico alto
y estable, una inflación baja y unas cuentas externas en equilibrio (o por lo
menos, cercanas a él) no son un fin en sí mismo, sino un medio para lograr
aumentos sostenidos en los niveles de bienestar.
2. Globalización y crisis externas: los hechos estilizados
2.1. Globalización: ¿amenaza u oportunidad?
El entorno macroeconómico en una economía abierta dentro y entre las naciones,
eleva el desempleo y obstaculiza el progreso social. En términos amplios, la
globalización significa lo siguiente:
• Incremento de las transacciones internacionales en el mercado de bienes, servicios y
algunos factores de producción. Esto implica una mayor integración de las economías,
de modo que el mundo se comporte como si fuera parte de un único mercado global.
• Visión extendida de muchas instituciones, que trasciende las fronteras nacionales,
como es el caso de empresas, gobiernos, instituciones internacionales y organizaciones
no gubernamentales (ONG). De ahí que incluya, además del crecimiento del comercio
internacional, la expansión de la inversión extranjera directa (IED)3 y las corporaciones
multinacionales, la integración del mercado mundial de capitales, el alcance
extraterritorial de las políticas del gobierno, una mayor atención de las ONG en
problemas que se extienden por todo el mundo y las restricciones en las políticas de
gobierno respecto de lo que pueden hacer, pues sus decisiones dependen cada vez
más de lo que ocurra en el entorno internacional.
Por eso se ha incrementado la sensación en muchas personas de que sus vidas y
opciones económicas no están determinadas por ellas mismas ni por sus gobiernos,
sino por fuerzas externas sobre las cuales no tienen control. En ese sentido, la
globalización está redefiniendo el papel del Estado nación como un manejador efectivo
de la economía nacional (Boyer y Drache 1996)4 . En adición a lo anterior, la
globalización no solo es económica, sino también cultural. Las personas tienden a
imitar comportamientos de individuos de otros países, con el riesgo de que el modelo
del deber ser lleve a que se pierda autenticidad, produciéndose una transferencia de
actitudes, muchas veces ajena a nuestras realidades.
Sin embargo, esta ola de globalización no es la primera. En muchas
formas, la economía mundial alcanzó su pico de globalización antes de la
Primera Guerra Mundial, cuando el comercio y la IED alcanzaron niveles
sin precedentes, dada la tecnología y disponibilidad de transportes y comunicaciones
disponibles en esa época. No obstante, la actual ola de ha sobrepasado con creces a la
anterior. La tasa exportaciones/PBI, que puede usarse como un indicador del
incremento del comercio internacional, se multiplicó por tres entre 1950 y 1998. En el
mismo sentido, la IED creció 59% entre 1960 y 1995. En consecuencia, está claro que
en la segunda mitad del siglo XX, tanto el comercio internacional como los
flujos internacionales de capital se incrementaron de manera notable y este
proceso es aquel al que muchos autores denominan globalización.

2.2. Las crisis externas: una introducción


Las crisis financieras de la década de 1990 se asocian con esa reversión abrupta de la
dirección de los capitales: de un contexto caracterizado por una abundancia delos
mismos se pasó a una sensible disminución. Los casos de México en 1994 (y el impacto
en otras economías, denominado Efecto Tequila),de varios países de Asia Oriental
(Tailandia, Filipinas, Malasia, Indonesia y Corea) en 1997 y de Rusia en 1998 son los
más saltantes, no solo por la importancia de esas economías, sino también porque se
produjo el denominado efecto contagio al resto de economías emergentes. Los
capitales
no solo huyeron de esos países, sino en general, de todas las economías emergentes, a
pesar de que la mayoría de ellas mantenía las finanzas públicas en equilibrio y bajos
niveles de inflación (no fueron crisis fiscales). En síntesis, la reversión de los capitales
provocó una crisis de pagos que llevó a paquetes de rescate internacional de grandes
dimensiones, cuyo primer objetivo era que los países contaran con los recursos para
poder cumplir con sus obligaciones externas. El objetivo de fondo era que los
inversionistas externos retomaran la confianza en los países afectados, de manera que
el ingreso de capitales retornara a aquellos países. De ahí que los paquetes de rescate
estuvieran condicionados a la implementación de una serie de reformas estructurales.
Las crisis externas, vistas desde esta óptica, tuvieron varios aspectos. En primer lugar,
precipitaron crisis cambiarias, pues al salir los capitales, se produjo una escasez de
dólares que presionó el tipo de cambio nominal. Las autoridades de los países optaron
por una defensa del tipo de cambio, mediante la venta de dólares para compensar la
salida de capitales. Para ello usaron sus reservas; cuando estas se agotaron, no
tuvieron otra alternativa que abandonar la defensa del tipo de cambio y dejar su
determinación al libre mercado, lo que supuso fuertes aumentos del mismo. Por eso se
ha vuelto una práctica común ponerle fecha a la crisis: el día en que las autoridades
monetarias dejaron flotar al tipo de cambio; por ejemplo, la crisis mexicana ocurrió el
20 de diciembre de 1994; la crisis de Tailandia, el 2 de junio de 1997, etc. Esto puede
parecer contraintuitivo, pues cualquier crisis es un proceso que tiene un período de
gestación y uno de explosión.
En segundo lugar, las crisis externas también se convirtieron en crisis bancarias y financieras.
La interrupción del ingreso de capitales provocó que los bancos privados no pudieran hacer
frente a sus pagos con el exterior, más aún, porque la mayoría de las deudas había sido
contraída a corto plazo y, además, se endeudaban en dólares, pero prestaban internamente en
moneda nacional. La crisis cambiaria (que llevó a que los agentes económicos internos
requirieran de más unidades de moneda nacional para comprar dólares y pagar a los bancos),
unida a la contracción de liquidez en moneda nacional (las autoridades monetarias al vender
dólares para contrarrestar la salida de capitales retiraban liquidez del sistema), hizo muy difícil
que los bancos contaran con disponibilidad de moneda extranjera para cumplir con sus pagos.
Por ello, gran parte de los recursos obtenidos de los paquetes internacionales de rescate se
dirigieron a facilitar el repago a los bancos privado.

3. El producto bruto interno (PBI) y las identidades


macroeconómicas
El PBI real es una medida de la producción de la economía y se define como el valor de
todos los bienes y servicios finales producidos dentro de los límites geográficos de una
economía, en un período de tiempo determinado, evaluado a precios de mercado, es
decir, los precios que paga el consumidor final. Es distinto del concepto del producto
nacional bruto(PNB), que mide lo producido solo por agentes económicos de un país
dentro o fuera del mismo.

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