Psicofisiologia Del Oido
Psicofisiologia Del Oido
Psicofisiologia Del Oido
Los sonidos que oímos son producidos por objetos que vibran y ponen las moléculas del aire
en movimiento.
Cuando un objeto vibra, sus movimientos provocan que las moléculas del aire se condensen y
se rarifiquen (se separen) alternativamente, produciendo ondas que viajan desde el objeto
vibrante a, aproximadamente, unos 320 m/s. Si los rangos de la vibración están entre 30 y
20.000 veces por segundo, aproximadamente, estas ondas estimularán las células receptoras
de nuestros oídos y serán percibidas como sonidos (Carlson, 2005).
El oído humano está formado por tres partes bien diferenciadas, denominadas respectivamente
oído externo, oído medio y oído interno. A estas tres partes se realizan respectivamente un
procesamiento acústico, mecánico y eléctrico de la señal sonora se agrega al posterior
procesamiento neurológico con progresivos niveles de complejidad hasta llegar a la corteza
cerebral, donde se llevan a cabo los procesos intelectuales superiores como la comprensión
inteligente de la palabra y la música (Oído, 1983).
El oído externo corresponde a la parte visible de la oreja (el pabellón), pero también al
conducto auditivo y al tímpano. Permite recibir los sonidos. El oído medio: se compone de 3
osículos o huesecillos (martillo, estribo y yunque) que transmiten las vibraciones al oído interno.
El oído interno: transforma los sonidos en señales nerviosas que el cerebro descifra a
continuación.
Desde el oído interno salen las conexiones nerviosas que lo relacionan con el sistema nervioso
central principalmente por el nervio coclear y por el nervio vestibular (Letelier Caro y San
Martin, 2013).
a. El oído externo
Está constituido por el pabellón auricular, que se continúa con el conducto auditivo externo
(cae), y desempeña un papel importante en la captación y la transmisión de los sonidos.
Durante mucho tiempo, su papel fisiológico se ha considerado secundario en el órgano de
la audición, pero los trabajos fisiológicos recientes proporcionan elementos que
demuestran su importancia. Por otra parte, el pabellón, debido a su forma y sus
dimensiones, es un elemento de belleza, tanto en el mundo tribal ancestral como en el de
la civilización occidental. Se trata de un elemento de decoración mediante las joyas que
pueden adornarlo (pendientes, piercing) o, actualmente, los tatuajes. Cualquier alteración
morfológica (oreja despegada, malformada) provoca trastornos psicológicos variables
dependiendo de las razas y de las personas. La cirugía de modelado (otoplastia) es muy
demandada en los niños y los adolescentes de ambos sexos.(Thomassin y Barry, 2016).
Los síntomas son prurito, dolor y ardor. Los signos son variables, pudiéndose ver
eritema, descamación, hiperpigmentación de la piel. Puede haber fisuras en la piel. Los
agentes productores son muchos: agua (el más frecuente), champú, jabón, lacas,
perfumes, tapones para oídos, aros (níquel).
3. Tapón de cerumen: el tapón está conformado por productos de las glándulas sebáceas,
ceruminosas, restos de descamación epitelial y pelos. El cerumen es una secreción es
fisiológica y posee función protectora al tener lisozimas e inmunoglobulinas (Letelier
Caro y San Martin, 2013).
Membrana timpánica
Esta membrana separa el oído externo del oído medio. El tímpano es la parte del aparato
auditivo que se encarga de amplificar los sonidos captados por el pabellón auditivo y
transportarlos al oído interno, es decir, su función es trasladar los sonidos que entran por la
oreja hasta la parte del aparato auditivo donde estos sonidos se traducen en impulsos y se
conducen al nervio auditivo para su interpretación. La membrana del tímpano y el conjunto de
los “huesecillos” son los encargados de esa traducción a impulsos (Membrana timpánica o
tímpano | Acland. Video Atlas De Anatomia Humana, s. f.).
b. Oído medio
El oído medio está constituido por una cavidad llena de aire, dentro de la cual se
encuentran tres huesecillos, denominados martillo, yunque y estribo, unidos entre sí en
forma articulada. Uno de los extremos del martillo se encuentra adherido al tímpano,
mientras que la base del estribo está unida mediante un anillo flexible a las paredes de la
ventana oval, orificio que constituye la vía de entrada del sonido al oído interno. Finalmente,
la cavidad del oído medio se comunica con el exterior del cuerpo a través de la trompa de
eustaquio, la cual es un conducto que llega hasta las vías respiratorias y que permite
igualar la presión del aire a ambos lados del tímpano.
Los sonidos, formados por oscilaciones de las moléculas del aire, son conducidos a través
del conducto auditivo hasta el tímpano. Los cambios de presión en la pared externa de la
membrana timpánica, asociados a la señal sonora, hacen que dicha membrana vibre
siguiendo las oscilaciones de dicha señal. Las vibraciones del tímpano se transmiten a lo
largo de la cadena de huesecillos, la cual opera como un sistema de palancas, de forma tal
que la base del estribo vibra en la ventana oval. Este huesecillo se encuentra en contacto
con uno de los fluidos contenidos en el oído interno; por lo tanto, el tímpano y la cadena de
huesecillos actúan como un mecanismo para transformar las vibraciones del aire en
vibraciones del fluido (Uruguay y Música, 2018).
¿cómo oímos?
La audición comienza en el oído externo. Cuando se produce un sonido fuera del oído
externo, las ondas sonoras, o vibraciones, viajan hasta el conducto auditivo externo y
golpean el tímpano (membrana timpánica). El tímpano vibra. Las vibraciones luego pasan a
los tres pequeños huesos del oído medio conocidos como huesecillos. Los huesecillos
amplifican el sonido y transmiten las ondas sonoras al oído interno y en el órgano de la
audición que contiene líquido (cóclea).
Una vez que las ondas sonoras llegan al oído interno, que se convierten en impulsos
eléctricos que el nervio auditivo envía al cerebro. Finalmente, el cerebro traduce estos
impulsos en sonido (MELTZER y GETTES, 1933)
Cuando una célula ciliada se daña, la transmisión de la señal hacia el cerebro se vuelve
imprecisa y se experimentan dificultades para oír.
En cambio, cuando se destruye la célula ciliada, esta no puede transmitir la señal hacia el
cerebro: por lo tanto, ya no se puede oír. Esta pérdida auditiva es irremediable (Antonio
Álvarez, 2019).
c. Oído interno:
El oído interno contiene el órgano sensorial primario con función auditiva y del equilibrio,
funciones que dependen de cóclea y aparato vestibular (Gascón Rubio et al., 2012).
Función de la cóclea:
El órgano con el que oímos es el cerebro. Pero el cerebro no tiene capacidad para comprender
la realidad como es. En la cóclea se convierten las señales acústicas (energía mecánica) en
impulsos eléctricos capaces de ser interpretados por el snc. También en la cóclea se
discriminan los distintos sonidos según su frecuencia, se codifican los estímulos en el tiempo
según su cadencia y se filtran para una mejor comprensión (Sauvage et al., 2000).
Células ciliadas
Las células ciliadas del oído son transductores muy sensibles claves para la capacidad
auditiva. Estas células receptoras neurosensoriales se encuentran en el órgano de Corti y se
dividen en dos tipos:
Ellas son las encargadas de la detección del sonido en el oído interno (Cochlea, 2022).
Las células ciliadas internas, conectadas al nervio auditivo, son las responsables de enviar la
información al cerebro y responden a estímulos intensos.
Las células ciliadas externas reciben información de las células internas y del cerebro y
responden a estímulos de poca intensidad, jugando además un rol de filtro modulador. La
exposición a ruidos demasiado altos puede dañar las células ciliadas sanas, siendo por ello una
de las causas de la pérdida de audición irreversible (Sauvage et al., 2000).
Las células ciliadas externas ayudan a amplificar las vibraciones sonoras que entran en el oído
interno desde el oído medio. Cuando la audición funciona normalmente, las células ciliadas
internas convierten estas vibraciones en señales eléctricas que viajan como impulsos nerviosos
al cerebro. Allí, el cerebro interpreta los impulsos como sonido. Las células ciliadas externas,
que se encuentran al lado de las células ciliadas internas y son más numerosas que ellas,
generalmente son más propensas a dañarse que las células ciliadas internas (Tapia et al.,
2000).
Transducción de la información
La transducción es la transformación de la energía mecánica que actúa sobre los cilios de las
células ciliadas internas y externas en energía bioeléctrica (Varona, 2016)
El proceso de transducción depende del ciclo del potasio. La membrana de las células ciliadas,
al recibir el estímulo mecánico producido por el movimiento de los cilios y de la placa cuticular
en que están anclados, varia su permeabilidad al paso de iones, aumentando la difusión de
potasio, y modificando su potencial de reposo.
Los estímulos auditivos mecánicos, transformados en energía eléctrica por las células ciliadas
del órgano de corti, son conducidos hasta los centros analizadores superiores de la corteza
temporal (verdaderos protagonistas de la audición) a través de una vía específica. La vía
auditiva es un camino complejo con diversas estaciones sinápticas y frecuentes conexiones y
cruces (decusaciones).
Estos asientan en el ganglio espiral de corti, son células bipolares que emiten su prolongación
periférica hacia las células ciliadas. Sus prolongaciones centrales se unen en la base de la
columela formando la raíz coclear del VIII par craneal. Esta raíz coclear penetra en el
endocráneo por el cuadrante antero-inferior del CAI y, acoplándose a la raíz vestibular,
completa el VIII par. El VIII par o nervio estatoacústico, tras un breve recorrido entre la
protuberancia y el cerebelo (ángulo ponto-cerebeloso), penetra por el surco bulbo -
protuberancial en el tronco del encéfalo, donde los axones van a buscar los núcleos cocleares.
Están localizadas en el núcleo geniculado medial del tálamo. Este núcleo tiene también una
determinada organización tonotópica, y no solo desempeña el papel de conexión sináptica, sino
que tiene además funciones integradoras auditivas (Terradillos Sánchez et al., 2015).
a. Vía auditiva aferente
Las proyecciones centrales de los axones de las neuronas del ganglio espiral terminan en
los núcleos cocleares dorsal y ventral en diversos mapas tonotópicos.
Estos núcleos cocleares se proyectan hacia el lemnisco lateral a través de las estrías
acústicas; muchas de estas proyecciones son ipsilaterales. El lemnisco lateral termina en el
núcleo del colículo inferior, que a su vez se proyecta a través del brazo del colículo inferior
hacia el cuerpo (núcleo) geniculado medial del tálamo. El tálamo emite proyecciones
tonotópicas hacia la corteza auditiva primaria en la circunvolución transversal de HESCHL.
Varios núcleos auditivos accesorios del tronco del encéfalo (el núcleo de la oliva superior
para la localización de sonidos laterales, los núcleos del cuerpo trapezoide [no se muestran]
y el lemnisco lateral) envían proyecciones cruzadas y directas a través del lemnisco lateral.
El sonido se representa en todas las vías auditivas aferentes de forma bilateral, de forma
que una lesión unilateral en el lemnisco lateral, el tálamo auditivo, las radiaciones auditivas o
la corteza auditiva no provoca una sordera contralateral. Cuando se producen este tipo de
lesiones, se observa una reducción de la capacidad auditiva y una desatención auditiva
contralateral a la lesión al producirse una estimulación bilateral simultánea (Terreros H et al.,
2013).
Es un conjunto de núcleos que proyectan sus axones desde la corteza hasta la periferia, su
función principal consiste en conciliar el sueño eliminando los sonidos del medio externo y
de la atención
Las vías auditivas eferentes corren paralelas a las vías aferentes a lo largo de toda la
longitud del sistema auditivo formando una cadena desde el córtex hasta las células ciliadas,
estas vías descendentes tienen su origen en neuronas piramidales ubicadas en la capa 5 y 6
de la corteza auditiva primaria desde aquí proyectan dos vías principales la primera hacia el
cuerpo geniculado medial del tálamo y la segunda hacia otros núcleos subcorticales
principalmente iscilaterales a la corteza como coliculos inferiores completo olivar superior y
núcleos cocleares.
Existen fibras auditivas eferentes que se originan en el tronco encefálico y que se dirigen a
la cóclea denominadas fibras oliocucleares, el sistema oligocuclear, está compuesto en
fibras originadas en el complejo olivar superior y se dividen en dos medial y lateral. El
sistema complejo olivar medial poseen fibras que llegan mayoritariamente la cóclea contra
lateral a nivel coclear las fibras se inapta a las células ciliadas externas (Hernandez Zamora
y Poblano, 2014).
Patologías
1. Hipoacusia
Es una patología del oído la cual produce sordera parcial o una acusada pérdida auditiva.
Por lo general sus síntomas se manifiestan de diferentes maneras. Estos pueden
percibirse sonidos más fuertes de lo que realmente son, dificultad para seguir el hilo de la
conversación cuando hay varios interlocutores, mayor dificultad para entender voces
femeninas que voces masculinas, difícil distinción de sonidos agudos o voces que se
emiten entre dientes.
Existen también otros síntomas algo más complejos como perder el equilibrio o sentirse
mareado (más común en un neuroma acústico), presión en el oído o acúfenos.
Esta patología es producida cuando hay una pérdida auditiva en ambos oídos a la vez y
en el mismo grado y puede producirse por varios motivos, los más comunes son la
exposición excesiva a una fuente de sonido muy elevada, el paso de la edad o también
por factores genéticos (Audifón, s. f.-b).
3. Enfermedad de ménière
4. Timpanoesclerosis
Sus síntomas pueden ir desde una hipoacusia leve a una hipoacusia severa.
Dependiendo de la gravedad de esta habrá que aplicar cirugía o no para tratarlo (Del
et al., s. f.).
5. Perforación timpánica
Cuando estas dolencias sean más graves o comiencen a ser muy dolorosas, tendrá que acudir
a un especialista que pueda tratar más de cerca la patología en cuestión.
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