Panorama de La Psicología Clínica y de La Salud
Panorama de La Psicología Clínica y de La Salud
Panorama de La Psicología Clínica y de La Salud
RESUMEN
Como consecuencia de los cambios que se han presentado en las �ltimas d�cadas en
torno al concepto de salud, se consideran cada d�a m�s los aportes de la psicolog�a
en la prevenci�n y tratamiento de las enfermedades. Es as� como se ha desarrollado
la Psicolog�a Cl�nica y de la Salud como una disciplina o campo de especializaci�n
de la psicolog�a, que integra, a su vez, dos campos de especializaci�n separados,
previamente existentes: la Psicolog�a Cl�nica y la Psicolog�a de la Salud. Desde
esta perspectiva, el presente art�culo expone un panorama general de esta
disciplina, a trav�s de aspectos como su desarrollo hist�rico, sus funciones, sus
niveles de intervenci�n y sus �mbitos de aplicaci�n, con el fin de aportar al
cuestionamiento, delimitaci�n, proyecci�n y consolidaci�n de la misma.
INTRODUCCI�N
Continuando con los niveles de calidad de vida, una de las variables que parecen
estar muy implicadas es el �estilo de vida activo�, entendiendo por tal la 73
participaci�n en actividades f�sicas, cognitivas y sociales (Pons, 1998). En lo que
se refiere a la tercera edad, la investigaci�n se centra en las condiciones que
hacen
que unas personas se desarrollen mejor que otras, es decir, qu� aspectos influyen
en que se mantengan las capacidades funcionales y se desarrollen mecanismos de
compensaci�n a los cambios producidos por el paso del tiempo (Fern�ndez-
Ballesteros, Izal, Montorio, D�az y Gonz�lez, 1992).
Desarrollo hist�rico
Al igual que la medicina, la Psicolog�a Cl�nica y de la Salud tiene una serie de
antecedentes hist�ricos hasta su fundaci�n con entidad diferenciada. La fundaci�n
en 1879 del primer laboratorio formal de psicolog�a en la Universidad de Leipzig
por Wilhelm Wundt y del primer centro de medici�n psicol�gica en el South
Kensington Museum de Londres en 1885 por Sir Francis Galton fueron dos de los
primeros hitos. A ello le sigui� la apertura de la cl�nica psicol�gica de Sigmund
Freud un a�o m�s tarde, la publicaci�n en 1890 de principios de psicolog�a por
William James y la fundaci�n de la American Psychological Association (APA) en
1892. Otros antecedentes pueden encontrarse en la fundaci�n del primer laboratorio
de psicodiagn�stico por Alfred Binet en 1895, la aportaci�n de los
En lo que se refiere a Europa, la primera revista del continente fue creada en 1989
en Espa�a por Jes�s Rodr�guez Mar�n (Revista de Psicolog�a de la Salud), que desde
entonces hasta que dej� de publicarse, tuvo una importante repercusi�n
internacional.
De cualquier manera, sea cual sea la definici�n que escojamos, siempre nos 75
encontramos con que la Psicolog�a Cl�nica y de la Salud integra dos campos de
especializaci�n separados, previamente existentes: la Psicolog�a Cl�nica y la
Psicolog�a de la Salud, la primera dedicada a los trastornos considerados
cl�sicamente cl�nicos o mentales y centrada en los tratamientos; y la segunda a los
fen�menos y trastornos psicol�gicos relacionados con los problemas m�dicos o de
salud en general, centr�ndose tambi�n en la prevenci�n y promoci�n de la salud,
a�adiendo la perspectiva social en todos los casos (modelo biopsicosocial).
Funciones de la Psicolog�a cl�nica y de la salud, formaci�n del psic�logo cl�nico y
de la salud, as� como momento, nivel y lugar de la
Intervenci�n
1. Evaluaci�n.
2. Diagn�stico.
Se trata de la identificaci�n y categorizaci�n del problema/s concreto/s del
paciente, de un determinado grupo de riesgo o problem�tica laboral o social de
alg�n colectivo (estr�s laboral). Tras el an�lisis e interpretaci�n de resultados
de las pruebas previamente aplicadas (bater�a), el psic�logo cl�nico y de la salud
deber� decidir: (a) si se trata de su competencia la actuaci�n sobre ese paciente
en concreto o si debe compartir con otros profesionales la ayuda que se precise;
(b) decidir sobre la severidad del problema y la rapidez de la intervenci�n; (c)
efectuar un diagn�stico y (d) dise�ar el tratamiento.
3. Tratamiento
6. Investigaci�n
Como en cualquier otra �rea profesional, la investigaci�n es una parte esencial del
papel del psic�logo cl�nico y de la salud. Las investigaciones del psic�logo
cl�nico y de la salud son llevadas a cabo b�sicamente en los propios contextos
aplicados, aunque tambi�n puede realizarse en laboratorios donde las condiciones
para efectuar estudios controlados son m�s adecuadas. Una connotaci�n especial del
psic�logo cl�nico y de la salud ser�a el trabajo en equipo, por la relaci�n directa
que tiene la disciplina de la psicolog�a con la medicina en el �rea de la salud y
la facilidad que proporciona a su vez en orden a la consecuci�n financiaci�n para
la propia investigaci�n.
7. Ense�anza
Los niveles de intervenci�n, por otra parte, son cuatro: (a) individual, (b)
grupal, (c) familiar y (d) comunitario. Al respecto de los lugares de intervenci�n,
en la actualidad, y por lo que a Espa�a se refiere, el sector privado de la
psicolog�a cl�nica y de la salud goza de un gran dinamismo y diversidad, pudiendo
encontrar
desde gabinetes privados unipersonales hasta centros m�s o menos complejos con
equipos multidisciplinares.
�mbitos de aplicaci�n
De acuerdo con la revisi�n realizada por Fern�ndez, Amigo, P�rez y Fern�ndez
(2003), la Psicolog�a de la Salud cubre al menos los siguientes �mbitos de
aplicaci�n:
Enfermedades terminales
Aunque afortunadamente cada vez son m�s los profesionales que consideran los
aspectos psicol�gicos como algo fundamental en el cuidado del enfermo en fase
terminal, a�n quedan algunos profesionales m�dicos que piensan que si el paciente
padece un momento de nervios, necesita un sedante; si tiene crisis de llanto,
necesita antidepresivos; si muestra expresi�n de enfado, est� atacando
personalmente al profesional, o incluso, en ocasiones, a la familia se la ha
considerado un factor de entorpecimiento de las tareas profesionales, m�s que una
unidad a tratar.
Cada vez m�s, las necesidades emocionales del paciente y de la familia est�n
recibiendo atenci�n profesional en el momento adecuado. El psic�logo enmarcado
dentro del �rea de la Psicolog�a Cl�nica y de la Salud tiene el importante papel de
sensibilizar a los profesionales sanitarios sobre las necesidades emocionales de
sus pacientes y familias, educar, ofrecer criterios adecuados de derivaci�n y
formar un soporte emocional (Organizaci�n Mundial de la Salud, 1990). Asimismo, el
psic�logo trata de adecuar sus servicios profesionales al plan general de
tratamiento de su equipo interdisciplinar, de tal modo que todos los profesionales
del equipo compartan los objetivos emocionales y los apoyen. De esta forma, su
propia actuaci�n puede ser coherente con los objetivos de las otras especialidades
y permite que se trabaje en colaboraci�n para conseguir el m�ximo bienestar para el
paciente y la familia.
Por tanto, atender a las necesidades de todas las personas en esta etapa tan
importante de la vida constituye un deber profesional y moral.
C�ncer
Adem�s, los datos no parecen sugerir que exista claramente un tipo de intervenci�n
m�s eficaz para ayudar a los todos pacientes a la preparaci�n ante al c�ncer.
Varios estudios muestran que algunos sujetos se benefician m�s de intervenciones
individuales, mientras que en otros trabajos se apunta a la superioridad del
tratamiento en grupo. Pese a todo, los resultados parecen se�alar que las
intervenciones tipo counselling (asesoramiento) son el procedimiento a seguir ante
problemas de comunicaci�n, especialmente en la fase de diagn�stico; mientras las
intervenciones cognitivo-conductuales muestran su mayor eficacia de cara a que el
paciente mejore en el afrontamiento de los s�ntomas, los efectos secundarios y los
problemas concretos de la vida cotidiana (fase de tratamiento). Por otra parte, la
terapia no directiva parece ser m�s recomendada para los problemas emocionales e
interpersonales (fase de intervalo libre) y, por �ltimo, la psicoterapia parece m�s
apropiada para cubrir las necesidades de reflexi�n existencial sobre la propia vida
y los nuevos valores (fase de remisi�n). En cualquier caso, parece claro que el
tratamiento m�s efectivo es aquel que considera todas las necesidades del paciente
e intenta cubrirlas con las formas de intervenci�n psicol�gica que sean necesarias.
Tabaquismo
Hasta el momento, las revisiones llevadas a cabo indican que las t�cnicas m�s
eficaces para dejar de fumar son las psicol�gicas o conductuales (p. ej., Beco�a,
1990, 1991; Beco�a, Galego y Lorenzo, 1988; Leventhal y Cleary, 1980; Schwartz,
1987; U.S.D.H.H.S., 1988). Por esta raz�n, la Psicolog�a de la Salud dispone de un
campo f�rtil en el que desarrollar programas psicol�gicos para prevenir e
intervenir en esta adicci�n que tantas consecuencias negativas conlleva para la
salud de las personas.
Desde la aparici�n de las t�cnicas conductuales, las t�cnicas m�s empleadas son los
procedimientos aversivos (fumar r�pido, saciaci�n, retener el humo, sensibilizaci�n
encubierta, shock el�ctrico) y otras t�cnicas como la
autoadvertencia, la relajaci�n, el control de est�mulos, la reducci�n gradual de
ingesti�n de nicotina y alquitr�n, fumar controlado; as� como el manejo de
contingencias, la desensibilizaci�n sistem�tica, la terapia de estimulaci�n
ambiental restringida, los contratos de contingencias, los m�todos de automanejo y
autocontrol y los programas multicomponentes. De todas �stas, los datos sugieren
que las que han demostrado una mayor eficacia, y consiguientemente las que m�s se
utilizan son: la t�cnica de fumar r�pido, la de retener el humo, la de reducci�n
gradual de ingesti�n de nicotina y alquitr�n y, finalmente, los programas
multicomponentes.
Alcoholismo
Finalmente, para la prevenci�n de los efectos del abuso del alcohol, y m�s
concretamente de los riesgos del abuso de alcohol en la conducci�n, los programas
m�s eficaces parecen ser los legislativos que inciden en la edad m�nima legal para
conducir y beber, el establecimiento de horas l�mite para servir alcohol y las
medidas penales y sanciones administrativas para el incumplimiento de las normas,
como el retiro del permiso de conducir.
Dolor cr�nico
El dolor es una experiencia subjetiva que solo es accesible de una forma directa
para la propia persona. El dolor tambi�n es el resultado no s�lo de factores
biol�gicos, tal como se ha sostenido durante mucho tiempo en el modelo m�dico, sino
tambi�n de factores psicol�gicos y sociales.
Con respecto a los tratamientos psicol�gicos para el abordaje del dolor, los
programas conductuales y cognitivo-conductuales han mostrado ser herramientas
eficaces para controlar el dolor cr�nico (Chambless et al., 1997), seg�n diversas
medidas de resultados (reducci�n del dolor, incremento de la movilidad f�sica y
mejora del estado afectivo y cognitivo).
Trastornos cardiovasculares
Asma bronquial
VIH
Por tanto, podemos dividir en dos grandes grupos las �reas de actuaci�n en los
casos de infecci�n por VIH. Respecto a la prevenci�n primaria, las intervenciones
m�s eficaces parecen ser aquellas que combinan informaci�n con entrenamiento en
habilidades. En relaci�n con las personas diagnosticadas como seropositivas al VIH,
las intervenciones se dirigen a varios objetivos: a) mejorar el estado emocional de
los afectados, para lo cual la combinaci�n de informaci�n y t�cnicas cognitivo-
conductuales parece tener una demostrada solidez (v.gr., Antoni, 2003); b) mejorar
la adhesi�n al tratamiento antirretroviral; c) asesorar y apoyar el entorno de la
persona enferma y, d) mejorar los d�ficit neuropsicol�gicos. Es necesario recordar
que las tres �ltimas �reas se caracterizan por la escasez de estudios, aunque ser�n
campos de desarrollo en el futuro.
Diabetes
En general, se cuenta con numerosos ejemplos de intervenci�n que han sido eficaces
tanto en la adherencia al tratamiento en pacientes con los dos tipos de diabetes
como en la mejora de la estimaci�n del nivel de glucosa en sangre y en el control
de hipoglucemias. En la diabetes mellitus tipo 2 tambi�n se han llevado a cabo
intervenciones psicol�gicas m�s centradas en unos aspectos de la adherencia al
tratamiento, como el cumplimiento de la dieta recomendada y la reducci�n del peso,
obteniendo resultados positivos, pero poco concluyentes. Respecto a la intervenci�n
psicol�gica en los trastornos psicol�gicos en pacientes diab�ticos, cabe se�alar la
posible eficacia de los tratamientos mediante el manejo de la ansiedad o la
relajaci�n (asistida o no con biofeedback), bien sea al permitir mejorar el control
metab�lico de la enfermedad, o bien porque genera una mayor adherencia de los
pacientes al tratamiento (v.gr., Surwit et al., 2002). No obstante, tal y como
se�alan estos autores, la existencia de estudios con resultados negativos apunta
hacia la necesidad de continuar investigando sobre esta cuesti�n.
Fibromialgia
una evoluci�n cr�nica y su pron�stico a largo plazo a�n no queda claro. Se cree que
la fibromialgia es un trastorno de los mecanismos de percepci�n del dolor que
condiciona una hiperalgesia a est�mulos mec�nicos. Las causas por las que esto
ocurre son desconocidas y probablemente multifactoriales. Desde el punto de vista
de la Psicolog�a de la Salud, existe unanimidad en la literatura con relaci�n a la
existencia de factores psicol�gicos y sociales en el proceso fibromi�lgico. De este
modo, el cuadro cl�nico incluye sentimientos de tristeza, as� como ansiedad,
fatiga, insomnio, irritabilidad o falta de concentraci�n. Otros s�ntomas son la
apat�a, la hipocondr�a, las cefaleas, la dispepsia y la preocupaci�n por la
normalidad de las funciones fisiol�gicas. Cuando se realizan pruebas psicom�tricas
a personas con fibromialgia se obtienen altas puntuaciones en las escalas de
depresi�n, hipocondriasis y somatizaci�n, y es frecuente la comorbilidad con otras
enfermedades m�dicas con acreditado contenido psicol�gico como el s�ndrome del
intestino irritable, la migra�a, problemas de sensibilizaci�n al�rgica y en
especial el s�ndrome de fatiga cr�nica (Miralles, Otin y Rojo, 2003).
El s�ndrome del intestino irritable es una de las enfermedades m�s frecuentes del
aparato digestivo. Se caracteriza por episodios recurrentes de dolor abdominal,
estre�imiento y diarrea, en ausencia de anormalidades estructurales detectables.
Las hip�tesis sobre su etiolog�a son variadas aunque se sabe que los factores
psicol�gicos tienen un papel importante. Seg�n algunos de los trabajos publicados,
hasta el 70% de los pacientes cumple criterios para alg�n trastorno psiqui�trico,
siendo los trastornos de ansiedad y los depresivos los m�s frecuentes (Miralles et
al., 2003).