Hora Santa 17 de Marzo Con Comentarios

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HORA SANTA

TEMA: Compromiso Cristiano

-CANTO DE EXPOSICION
-INTRODUCCION SOBRE EL TEMA Y SALUDO A JESÚS EUCARISTIA
Señor bendito y alabado seas gracias por permitirme estar esta noche ante ti,
porque Señor he vivido tanto y tengo tanto que platicarte, escúchame. Mi corazón
esta ardiendo por ti, tu lo conoces mas que nadie, mis anhelos, todo lo que te he
pedido durante tanto tiempo, yo confió Señor en que según tu voluntad y tus de
cirios, todo eso que anhelo, todo eso que te he pedido sea cumplido conforme a tu
voluntad. Si lo tengo bien y si no lo tengo también, pero he de adorarte pese a
todo, permíteme esta noche postrarme a tus pies y alabarte. Perdóname por las
veces que no te demuestro a los demás o no reconozco tu presencia, no permitas
que mi corazón se aparte de ti ni mis ojos se cierren a tus acciones, que todo en
mi sea tuyo y que mi amor sea tan grande que me lleve a hacia ti y tu servicio,
AMEN.
Esta noche estaremos en oración por el compromiso Cristiano. El Papa
Francisco nos anima a vivir la cuaresma como un tiempo para renovar la fe, la
esperanza y la caridad.
- LECTURA DEL TEXTO BIBLICO JUAN 15, 1-17
Cuando Jesús anuncia a sus discípulos su pasión, muerte y resurrección, para
cumplir con la voluntad del Padre, les revela el sentido profundo de su misión y los
exhorta a asociarse a ella, para la salvación del mundo.

En este tiempo de conversión renovemos nuestra fe, saciemos nuestra sed con el


“agua viva” de la esperanza y recibamos con el corazón abierto el amor de
Dios que nos convierte en hermanos y hermanas en Cristo. En la noche de
Pascua renovaremos las promesas de nuestro Bautismo, para renacer como
hombres y mujeres nuevos, gracias a la obra del Espíritu Santo. Sin embargo, el
itinerario de la Cuaresma, al igual que todo el camino cristiano, ya está bajo la luz
de la Resurrección, que anima los sentimientos, las actitudes y las decisiones de
quien desea seguir a Cristo.

El ayuno, la oración y la limosna, son las condiciones y la expresión de nuestra


conversión. La vía de la pobreza y de la privación (el ayuno), la mirada y los
gestos de amor hacia el hombre herido (la limosna) y el diálogo filial con el Padre
(la oración) nos permiten encarnar una fe sincera, una esperanza viva y una
caridad operante.

- SILENCIO ORANTE Con frecuencia pensamos que la oración es algo


nuestro, una acción que nosotros llevamos a cabo. Vamos a dejar ahora un
tiempo para hacer silencio interior, apartarnos del ruido y de las
preocupaciones de nuestra vida, y dejar a un lado nuestros pensamientos.
En este silencio de la oración es Dios quien actúa y no nosotros.
Simplemente permanece en el amor de Dios, deja que tu alma descanse en
él.

-CANTO:

-INTENCIONES GENERALES
Señor esta noche quiero dejar a tus pies todas nuestras intenciones tu nos
conoces perfectamente tu conoces todo lo que tenemos en nuestros corazones,
esta noche te quiero pedir especialmente por nuestras familias, por la salud, el
trabajo y los proyectos de cada uno de nosotros y de todos nuestros seres
queridos. Te adoro desde el abismo de mi nada y te doy gracias por todos los
regalos que me has dado especialmente por haberme dado en este sacramento tu
cuerpo y tu sangre. Por haberme dado como abogada a tu santísima madre la
Virgen María, por haberme llamado a este momento, te adoro y te doy gracias por
este precioso momento y porque deseo en esta visita adorarte en todos los
lugares de la tierra. Jesús mío te amo con todo mi corazón perdona todas las
veces que te he ofendido en el pasado, te doy y te entrego toda mi voluntad mis
afectos, mis deseos y todo cuanto me pertenezca de hoy en adelante. Haz de mi
tu voluntad y bendice amado mío a todos los que hoy están ante ti.

Especialmente te queremos pedir esta noche


por las personas que están luchando en estos momentos contra la enfermedad
para que les des salud y fuerza tanto a ellos como a sus familias.
-CANTO:

-REFLEXIÓN
En este tiempo de Cuaresma, acoger y vivir la Verdad que se manifestó en
Cristo significa ante todo dejarse alcanzar por la Palabra de Dios, que la Iglesia
nos transmite de generación en generación. Esta Verdad no es una construcción
del intelecto, destinada a pocas mentes elegidas, superiores o ilustres, sino que es
un mensaje que recibimos y podemos comprender gracias a la inteligencia del
corazón, abierto a la grandeza de Dios que nos ama antes de que nosotros
mismos seamos conscientes de ello. Esta Verdad es Cristo mismo que,
asumiendo plenamente nuestra humanidad, se hizo Camino —exigente pero
abierto a todos— que lleva a la plenitud de la Vida.
El ayuno vivido como experiencia de privación, para quienes lo viven con sencillez
de corazón lleva a descubrir de nuevo el don de Dios y a comprender nuestra
realidad de criaturas que, a su imagen y semejanza, encuentran en Él su
cumplimiento. Haciendo la experiencia de una pobreza aceptada, quien ayuna se
hace pobre con los pobres y “acumula” la riqueza del amor recibido y compartido.
Así entendido y puesto en práctica, el ayuno contribuye a amar a Dios y al prójimo
en cuanto, como nos enseña santo Tomás de Aquino, el amor es un movimiento
que centra la atención en el otro considerándolo como uno consigo mismo.

La Cuaresma es un tiempo para creer, es decir, para recibir a Dios en nuestra vida
y permitirle “poner su morada” en nosotros. Ayunar significa liberar nuestra
existencia de todo lo que estorba, incluso de la saturación de informaciones —
verdaderas o falsas— y productos de consumo, para abrir las puertas de nuestro
corazón a Aquel que viene a nosotros pobre de todo, pero «lleno de gracia y de
verdad» el Hijo de Dios Salvador.

-CANTO:
-REFLEXIÓN
La samaritana, a quien Jesús pide que le dé de beber junto al pozo, no
comprende cuando Él le dice que podría ofrecerle un «agua viva». Al principio,
naturalmente, ella piensa en el agua material, mientras que Jesús se refiere al
Espíritu Santo, aquel que Él dará en abundancia en el Misterio pascual y que
infunde en nosotros la esperanza que no defrauda. Al anunciar su pasión y muerte
Jesús ya anuncia la esperanza, cuando dice: «Y al tercer día resucitará». Jesús
nos habla del futuro que la misericordia del Padre ha abierto de par en par.
Esperar con Él y gracias a Él quiere decir creer que la historia no termina con
nuestros errores, nuestras violencias e injusticias, ni con el pecado que crucifica al
Amor. Significa saciarnos del perdón del Padre en su Corazón abierto.

En el actual contexto de preocupación en el que vivimos y en el que todo parece


frágil e incierto, hablar de esperanza podría parecer una provocación. El tiempo de
Cuaresma está hecho para esperar, para volver a dirigir la mirada a la paciencia
de Dios, que sigue cuidando de su Creación, mientras que nosotros a menudo la
maltratamos. Es esperanza en la reconciliación, a la que san Pablo nos exhorta
con pasión: «Os pedimos que os reconciliéis con Dios». Al recibir el perdón, en el
Sacramento que está en el corazón de nuestro proceso de conversión, también
nosotros nos convertimos en difusores del perdón: al haberlo acogido nosotros,
podemos ofrecerlo, siendo capaces de vivir un diálogo atento y adoptando un
comportamiento que conforte a quien se encuentra herido. El perdón de Dios,
también mediante nuestras palabras y gestos, permite vivir una Pascua de
fraternidad.

En la Cuaresma, estemos más atentos a «decir palabras de aliento, que


reconfortan, que fortalecen, que consuelan, que estimulan», en lugar de «palabras
que humillan, que entristecen, que irritan, que desprecian». A veces, para dar
esperanza, es suficiente con ser «una persona amable, que deja a un lado sus
ansiedades y urgencias para prestar atención, para regalar una sonrisa, para decir
una palabra que estimule, para posibilitar un espacio de escucha en medio de
tanta indiferencia».

En el recogimiento y el silencio de la oración, se nos da la esperanza como


inspiración y luz interior, que ilumina los desafíos y las decisiones de nuestra
misión: por esto es fundamental recogerse en oración y encontrar, en la intimidad,
al Padre de la ternura.

Vivir una Cuaresma con esperanza significa sentir que, en Jesucristo, somos


testigos del tiempo nuevo, en el que Dios “hace nuevas todas las cosas”. Significa
recibir la esperanza de Cristo que entrega su vida en la cruz y que Dios resucita al
tercer día, “dispuestos siempre para dar explicación a todo el que nos pida una
razón de nuestra esperanza”

-CANTO:
-REFLEXIÓN

La caridad se alegra de ver que el otro crece. Por este motivo, sufre cuando el otro
está angustiado: solo, enfermo, sin hogar, despreciado, en situación de
necesidad… La caridad es el impulso del corazón que nos hace salir de nosotros
mismos y que suscita el vínculo de la cooperación y de la comunión.

«A partir del “amor social” es posible avanzar hacia una civilización del amor a la
que todos podamos sentirnos convocados. La caridad, con su dinamismo
universal, puede construir un mundo nuevo, porque no es un sentimiento estéril,
sino la mejor manera de lograr caminos eficaces de desarrollo para todos».

La caridad es don que da sentido a nuestra vida y gracias a este consideramos a


quien se ve privado de lo necesario como un miembro de nuestra familia, amigo,
hermano. Lo poco que tenemos, si lo compartimos con amor, no se acaba nunca,
sino que se transforma en una reserva de vida y de felicidad. Así sucedió con la
harina y el aceite de la viuda de Sarepta, que dio el pan al profeta Elías y con los
panes que Jesús bendijo, partió y dio a los discípulos para que los distribuyeran
entre la gente (cf. Mc 6,30-44). Así sucede con nuestra limosna, ya sea grande o
pequeña, si la damos con gozo y sencillez.

Vivir una Cuaresma de caridad quiere decir cuidar a quienes se encuentran en


condiciones de sufrimiento, abandono o angustia a causa de la pandemia de
COVID-19. En un contexto tan incierto sobre el futuro, recordemos la palabra que
Dios dirige a su Siervo: «No temas, que te he redimido», ofrezcamos con nuestra
caridad una palabra de confianza, para que el otro sienta que Dios lo ama como a
un hijo.
«Sólo con una mirada cuyo horizonte esté transformado por la caridad, que le lleva
a percibir la dignidad del otro, los pobres son descubiertos y valorados en su
inmensa dignidad, respetados en su estilo propio y en su cultura y, por lo tanto,
verdaderamente integrados en la sociedad»

-CANTO:

-REFLEXIÓN

Como católicos, somos un pueblo que cree que toda vida humana nace por
voluntad de un Creador que nos conoce y nos ama. Él nos crea a cada uno de
nosotros con un cuerpo mortal y con un alma inmortal, como hombre o mujer, y
todos somos creados a imagen de Dios, cada uno poseedor de la dignidad de ser
hijo de Dios.
Estas creencias básicas acerca de la santidad de la vida y de la dignidad de cada
persona deberían determinar la manera en la que vivimos y trabajamos, la forma
en la que tratamos a las demás personas y el modo en que cuidamos del mundo
que nos rodea. Estas creencias deberían también moldear nuestros compromisos
como ciudadanos: aquello a lo que le damos prioridad, las leyes y políticas que
apoyamos y el tipo de sociedad que buscamos crear.
Mantener una verdadera identidad católica, percibirnos a nosotros mismos como
seguidores de Jesucristo antes que cualquier otra cosa, es siempre un desafío.
Nuestra misión como católicos es ser discípulos misioneros. Esta es la única razón
de nuestra vida: conocer y amar a Jesús y estar al servicio de su plan para la
salvación del mundo.
Si queremos ser la gente que Dios nos llama a ser, si queremos restaurar y
renovar la Iglesia y reconstruir la sociedad, necesitamos entonces tener una nueva
dedicación a vivir nuestra identidad católica y a comunicarle esa identidad a todo
lo que hagamos, tanto en nuestras escuelas y programas de educación religiosa
como en la manera en la que vivimos nuestra fe en la sociedad.
En términos prácticos, eso significa hacer que nuestra familia y nuestro prójimo
conozcan el amor de Dios. Significa también trabajar para lograr una sociedad de
amor y compasión que esté verdaderamente al servicio de la persona humana.

Conversión
"Convertirse significa cambiar de vida, tomar un rumbo diferente del que se venía
siguiendo.Convertirse significa salir de una situación materialista, naturalista y
humana, para adoptar una actitud angélica, sobrenatural y divina; olvidar los
problemas banales para ponerse en una nueva perspectiva, no más la del tiempo,
sino la de la eternidad, es decir, la del Reino de Dios".
Es decir, lo humano es el pecado, que tiende al materialismo y al naturalismo, o
sea, al olvido de Dios y al olvido del recurso a Dios para enfrentar los problemas
de nuestra vida.

Es el paso de una mentalidad de ‘super-yo' egoísta, cerrada sobre sí,


ensimismada y tendiente a la satisfacción sólo de los propios caprichos, a una
mentalidad abierta a Dios, sabedora de lo dependientes que somos de él, contenta
con esta dependencia y fortalecedora de esta dependencia. Una nueva mentalidad
que a todo momento se reporta al Creador, y de Él implora la fuerza para la faena
de todos los días. 
Es el paso incluso de ese tipo día "con momentos para Dios", con instantes "para
la oración", a pasar todo el día casi que en una contemplación constante del
Creador y sus misterios, a un día en que se piensa comúnmente en Dios, en su
Palabra, en la Virgen, y se vive en función de ellos.
“El Señor Jesús nos está pidiendo y la Iglesia nos pide a través del Papa que nos
convirtamos en apóstoles, que nos sintamos responsables por la conversión del
mundo, todas las personas que conocemos, trabajo, familia, amigos, que nosotros
seamos para ellos realmente testimonio vivo de que Cristo es real, de que Cristo
está vivo, que ha resucitado y que tiene el poder de cambiar la vida de todo el
mundo, especialmente haceros felices en el cambio total del corazón”
-DESPEDIDA

Señor te damos gracias por permitirnos estar ante tu presencia esta noche te
adoramos y te alabamos. Quiero amarte como tu me amas con un amor de
entrega te quiero entregar mi esfuerzo mi mente mi amor quiero ofrecerte todo de
mi que todo lo que haga sea para agradarte te pido que te quedes conmigo
durante todos los días de mi vida Señor.

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