Responsabilidad Extracontractual - Resumen Mariño

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RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL - RESUMEN MARIÑO

Subsistema de responsabilidad extracontractual


El sistema de normas de responsabilidad civil extracontractual rige para todas las situaciones en las cuales
la víctima y el sujeto que produce el daño o debe responder por éste, no se encuentran vinculados por una
relación jurídica obligacional previa al acaecimiento del perjuicio.

El sujeto que causa el daño, más allá que el sistema jurídico pueda designar a otro sujeto para asumir la
obligación indemnizatoria, infringe el deber genérico de no dañar. El deber genérico, en cambio, se tiene
frente a todos los sujetos y no frente a uno o algunos en particular. De ese modo, el deber genérico de no
dañar recae en todos los sujetos imputables de responsabilidad civil con relación a todos los restantes
sujetos. A su vez, todos los sujetos son titulares del derecho a no ser dañados por los demás.

El sistema jurídico otorga a quien ha padecido el daño en el ámbito de la responsabilidad extracontractual


un conjunto de medios reparatorios del perjuicio padecido. El medio reparatorio básico de la
responsabilidad extracontractual lo constituye la obligación indemnizatoria a cargo del sujeto
responsable y de quien, en su caso, deba responder en garantía de éste.

En la responsabilidad extracontractual, una vez producido el daño, si no existe un vínculo obligacional


previo entre víctima y victimario que haga regir el supuesto por las normas de la responsabilidad
contractual, es necesario determinar si se verifica el proceso de asignación de responsabilidad civil, es
decir, si el daño se conecta causalmente con un hecho o conducta atribuible mediante el factor de
atribución.

Los ámbitos del subsistema de responsabilidad civil extracontractual: responsabilidad civil por
hecho propio y por hecho ajeno.
Diferenciados por el sujeto que causa el daño y el sujeto que debe responder por dicho daño.
Un ámbito contiene las normas que regulan la responsabilidad por hecho propio, es decir, la
responsabilidad del sujeto que causa el daño. El otro ámbito se conforma por las normas regulan la
responsabilidad por hecho ajeno, es decir, la responsabilidad de un sujeto por el daño causado por otro
sujeto.

El sistema de responsabilidad extracontractual asigna la responsabilidad civil al sujeto que causa el daño
(responsabilidad por hecho propio) y, en determinadas situaciones, a un tercero que, por la vinculación
que tiene con el sujeto que ha causado el daño, responde por éste en garantía (responsabilidad por hecho
ajeno).

La responsabilidad por hecho propio presenta diversos supuestos con regímenes diferentes entre sí. La
responsabilidad por hecho propio básica es la prevista por el artículo 1319 CC: el sujeto responde por los
daños causados por una conducta o hecho atribuible a él mediante un factor de atribución subjetivo.
A su vez, la responsabilidad por hecho de las cosas tiene una regulación específica y configura también un
supuesto de responsabilidad por hecho propio (artículo 1324 CC incisos 1 y final)

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Lo mismo sucede con el régimen de responsabilidad de padres, tutores, directores de colegios y curadores
por daños causados por sujetos inimputables a su cargo (1324 CC) y con el régimen de responsabilidad por
hecho de los animales feroces y no feroces (artículos 1328, 1329 y 1329-1 CC).

La responsabilidad por hecho ajeno presenta también diversos supuestos con diferentes regulaciones. La
responsabilidad por hecho ajeno se dispone respecto de los daños causados por sujetos que se tienen bajo
su dependencia o cuidado (artículo 1324 inc. 1 CC)

RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL POR HECHO PROPIO


La responsabilidad extracontractual por hecho propio, también denominada responsabilidad directa, es la
que corresponde al sujeto cuya conducta causó un daño. El “hecho del hombre” que tipifica el supuesto de
responsabilidad por hecho propio configura el hecho dañoso que causa un daño a un sujeto.

El hecho dañoso constituye un elemento material o estructural de la responsabilidad civil, al igual que el
daño y los sujetos (víctima y responsable). Dichos elementos estructurales se vinculan por elementos
funcionales, como la relación de causalidad, que conecta el daño con el hecho que lo causa, y la relación
de atribución, que vincula el hecho causante del daño con el sujeto responsable sobre la base del factor de
atribución respectivo. Este último será subjetivo u objetivo, de acuerdo con lo que haya previsto la norma
que regule la situación

Configuran supuestos de responsabilidad por hecho propio: la responsabilidad por hecho de las cosas
(artículo 1324 incisos 1 y final CC), la responsabilidad por hecho de los animales (artículos 1328, 1329 y
1329-1 CC) y la responsabilidad por daños causados por cosas que se arrojan o caen de un edificio
(artículo 1330 CC). Se trata de casos en los cuales el hecho del hombre que causa un daño a otro presenta
características específicas que determinan una regulación particular.

La regla general de la responsabilidad por hecho propio (artículo 1319 CC).


La cláusula general de la responsabilidad extracontractual se encuentra en el artículo 1319 CC. Dicha
cláusula general funciona como una regla de clausura: rige en todos los supuestos de daños en el ámbito
de la responsabilidad extracontractual que no presentan una regulación específica de parte del sistema
jurídico.

La formulación de la disposición normativa contiene los elementos de la responsabilidad civil que


corresponden a la mencionada cláusula general: daño, causalidad, hecho dañoso, factor de atribución,
víctima, sujeto responsable, obligación indemnizatoria.

La disposición del artículo 1319 CC prevé el deber genérico de no dañar a los demás. Si un sujeto daña a
otro por causa de un hecho a él atribuible, entonces debe indemnizar los perjuicios causados a quien los
ha padecido.

La cláusula general mencionada tiene como característica básica la aplicación de un factor de atribución
subjetivo de culpa o dolo, lo cual determina la existencia de una regla que prevé responsabilidad subjetiva

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ordinaria. En su operativa, la víctima debe probar los daños, la causalidad, la conducta y el factor de
atribución

El deber genérico de no dañar previsto en el artículo 1319 CC se aplica a todo el ámbito de la


responsabilidad extracontractual. En cada regulación de supuestos específicos se implica el deber genérico
de no dañar, diferenciándose entre sí por la formulación de sus elementos, en especial del factor de
atribución. En todos los casos, quien daña a otro sujeto por un hecho a él atribuible, debe indemnizar el
perjuicio producido.

La imputabilidad del sujeto responsable civilmente.


La imputabilidad es la posibilidad de imputar responsabilidad a un sujeto por daños que ha causado
(causalidad) con una conducta a él atribuible (atribución). Un sujeto es imputable si el sistema lo hace
pasible de ser responsable y, por ende, de ser titular de la obligación de reparar los daños.

En cambio, un sujeto es inimputable cuando no es pasible de ser declarado responsable.


El fundamento de la inimputabilidad es la ausencia de discernimiento (entender y querer) del sujeto
inimputable respecto de sus propios actos causantes de daños. La ausencia de discernimientopuede
deberse a una enfermedad psíquica o a la escasa edad.

El sistema jurídico va asignando a las personas diversos derechos, deberes y obligaciones en la medida que
su edad va aumentando y su madurez creciendo. El artículo 1320 CC dispone que, a los 10 años de edad,
los sujetos son responsables civilmente por los daños causados por conductas a ellos atribuibles.
Los sujetos de 10 o más años son imputables de responsabilidad civil y, en consecuencia, responden por
los daños causados por sus conductas dañosas. Los sujetos menores de 10 años no son responsables
civilmente por los daños que causen.

Los padres y madres, tutores y tutoras, directores y directoras de colegios, maestros artesanos y maestras
artesanas pueden ser responsables por su falta de diligencia en sus obligaciones respecto del cuidado y
prevención de daños causados por sus hijos, pupilos, alumnos y aprendices menores de 10 años. En efecto,
el artículo 1324 CC prevé una presunción de culpa en contra de los indicados sujetos, quienes deben
probar haber actuado con “toda la diligencia para prevenir el daño” para exonerarse de responsabilidad.

Las personas a cuyo cargo se encuentren menores de 10 años o dementes y que no son mencionadas por
el artículo 1324 CC, pueden ser responsables de los daños causados por estos últimos, si no han actuado
con la diligencia indicada, de acuerdo con lo que surge de la coordinación de los artículos 1320 y 1324 CC.
No rige para ellosla presunción prevista por el inciso final del referido artículo 1324 CC.

La insania psíquica que produce la inimputabilidad de responsabilidad civil no se identifica con el concepto
de demencia que produce incapacidad absoluta de la persona de celebrar actos y negocios jurídicos.

La demencia para producir incapacidad absoluta para celebrar actos y negocio jurídicos debe determinar
que el sujeto no pueda dirigirse a sí mismo ni administrar sus negocios, según lo expresa el articulo 431 CC

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En cambio, la demencia que produce la inimputabilidad de responsabilidad civil debe determinar que el
sujeto que la padece no tenga discernimiento respecto a los daños que produce su conducta. El interdicto,
declarado incapaz absoluto para celebrar actos y negocios jurídicos, puede ser responsable
extracontractualmente, pues puede no tener discernimiento para dirigirse a sí mismo o administrar sus
negocios, pero sí para comprender que su conducta causa daños.

El demente declarado judicialmente incapaz absoluto, puede ser responsable extracontractualmente.


La imputabilidad del menor de 10 años y del demente previstas en el artículo 1320 CC es propia del
paradigma de la culpa: el sujeto es inimputable porque no puede ser culpable quien no tiene
discernimiento respecto de sus actos productores de daños.

Sin embargo, de acuerdo con el paradigma imperante actualmente en el Derecho de daños en general y la
responsabilidad civil en particular, debe primar la protección de la víctima y poner el eje en el derecho de
crédito de la víctima a la reparación del daño y no en la obligación indemnizatoria como sanción al
victimario culpable. Desde dicha perspectiva, el incapaz debe responder para que la víctima no quede
desprotegida y sin reparación del daño. La reparación del daño es un derecho constitucionalmente
consagrado –en nuestro país, establecido por los artículos 7 y 72 de la Constitución de la República- y no
puede ser desvirtuado por una regla que protege al victimario, aunque sea incapaz, frente a la víctima que
ha padecido el daño.

Responsabilidad por hecho propio por daños causados por sujetos inimputables a cargo (artículos
1320 y 1324 CC).
Los sujetos que tienen a su cargo personas inimputables (menores de 10 años y dementes) responden por
los daños causados por éstos. La responsabilidad es por hecho propio pues dichos sujetos responden en
caso que no hayan actuado con la conducta debida en el cuidado y control de los sujetos inimputables que
se encuentran a su cargo.

La responsabilidad por hecho propio en estudio presenta dos ámbitos. Uno está definido por el artículo
1320 CC y otro por el artículo 1324 CC.
De acuerdo con lo dispuesto por el artículo 1320 CC, los menores de 10 años y los dementes no son
imputables de ilícito civil, pero las personas que los tienen a su cargo son responsables si no han actuado
con la diligencia debida en las obligaciones correspondientes al control de dichos sujetos y la adopción de
medidas para la prevención del daño.

A su vez, el artículo 1324 CC contiene una regulación compleja que comprende la responsabilidad por
hecho propio por los daños causados por los inimputables que se tienen a cargo, la responsabilidad por los
daños causados con cosas que se tienen bajo guarda y la responsabilidad por hecho ajeno por los daños
causados por los sujetos imputables que se encuentran bajo dependencia.

Con respecto a determinados sujetos que tienen a su cargo personas inimputables, el inciso final del
referido artículo 1324 CC establece una presunción de actuación con la falta de diligencia debida para la
prevención de los daños. Los padres, tutores, directores de colegios y maestros artesanos responden en
caso de daños causados por los menores de 10 años a su cargo y solo se exoneran de responsabilidad si
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prueban que “emplearon toda la diligencia de un buen padre de familia para prevenir el daño”. Lo mismo
sucede con los curadores por los daños producidos por los dementes bajo su curatela.

Existe una regla general regulada por el articulo 1320 CC para aquellas personas que tienen a su cargo
sujetos inimputables. Dado que éstos no son responsables por los daños que ocasionen, responden las
personas a cuyo cargo se encuentran si éstas no han desarrollado la diligencia debida en dicha posición.
Se trata de una responsabilidad subjetiva ordinaria basada en un factor de atribución subjetivo culpa o
dolo.

Por su parte, el artículo 1324 CC contiene una regla especial que prevé la responsabilidad subjetiva
agravada por una presunción de culpa en contra de los padres, tutores, directores de colegios y maestros
artesanos por los daños causados por los menores de 10 años a su cargo y de los curadores por los
perjuicios producidos por los dementes respecto de los cuales ejerzan curatela.

RESPONSABILIDAD POR HECHO DE LAS COSAS


La responsabilidad por hecho de las cosas es un subtipo de la responsabilidad por hecho propio o
responsabilidad directa.

De acuerdo con la regla contenida en el artículo 1324 inciso 1 CC, existe responsabilidad civil por los daños
causados “por las cosas de que uno se sirve o están a su cuidado”. La responsabilidad por hecho de las
cosas configura una categoría de la responsabilidad por hecho propio o responsabilidad directa. Si el daño
se produce con una cosa que se encuentra al cuidado o al servicio de un sujeto, se aplica una regulación
normativa diferente a la responsabilidad por hecho propio o responsabilidad directa prevista por el artículo
1319 CC.

Como se verá, la diferencia central entre la responsabilidad por hecho propio del artículo 1319 CC y la
responsabilidad por hecho propio por hecho de las cosas del artículo 1324 CC radica en la construcción,
diferente en cada una de ellas, del factor de atribución y el caso fortuito.

Según se verá al tratar el factor de atribución en la responsabilidad por hecho de las cosas prevista por el
artículo 1324 CC, un sector de la doctrina y la jurisprudencia mayoritaria consideran que se trata de un
régimen de responsabilidad subjetiva agravada, con una presunción de culpa en contra del guardián de la
cosa.

Otro sector de la doctrina y jurisprudencia vernácula ha sostenido que el régimen de la responsabilidad por
hecho de las cosas es objetivo. A su vez, dentro de dicha postura objetiva, algunos autores sostienen que a
los supuestos de responsabilidad por hecho de las cosas se aplica un factor de atribución garantía, en
tanto que otros consideran que el factor de atribución es el riesgo.

La regla general de la responsabilidad por hecho de las cosas previstas por el artículo 1324 CC y las
reglas especiales de responsabilidad por hecho de las cosas previstas por otras normas del sistema
jurídico.

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El artículo 1324 CC prevé una regla general que asigna un régimen específico de responsabilidad civil para
el caso que el daño se haya causado por una cosa que se encuentra al cuidado o al servicio de un sujeto.

El Código Civil francés, en su artículo 1384 inciso 1, prevé la responsabilidad del guardián por los daños
causados por las cosas bajo su guarda. En el derecho francés, la construcción del concepto de guarda se
realizó sobre la base de la disposición contenida en el artículo 1385 del Code que regula la responsabilidad
civil por daños causados por animales.

En cambio, el Código Civil uruguayo, en el artículo 1324 inciso 1, consagró la responsabilidad por los daños
causados por una cosa de quien la tiene a su cuidado o se sirve de ella. Con dicha solución, el codificador
uruguayo elude el problema que se planteaba en el derecho francés con la guarda de la cosa y se la asigna
a quien la tiene a su cuidado o la tiene a su servicio. Guardián es quien cuida de la cosa o se sirve de ella.

En el sistema normativo de responsabilidad extracontractual uruguayo, existen otros supuestos de daños


causados por cosas que contienen regulaciones especiales dentro del propio Código Civil: la
responsabilidad por hecho de los animales feroces y no feroces (artículos 1328, 1329 y 1329-1 CC), la
responsabilidad por daños producidos por la ruina de un edificio (artículo 1327 CC), por cosa que cae o se
arroja desde un edificio (artículo 1330 CC).

Dado que se trata de cosas con características específicas, las cuales determinan que el daño se produzca
en situaciones especiales y particulares, el sistema jurídico asigna a dichos supuestos regímenes propios
de responsabilidad civil con soluciones diversas en diferentes aspectos a la dispuesta por el artículo 1324
CC.

En conexión con dichas disposiciones, la norma prevista por el artículo 1324 inciso 1 CC funciona como una
regla de clausura: si no se tipifica ninguno de los supuestos que se regulan por regímenes específicos, rige
el régimen general previsto por la norma contenida en la disposición citada.

Si el daño que produce una cosa determinada no presenta una regulación especial en el sistema jurídico
para dicho supuesto en particular, entonces rige la regla del artículo 1324 CC en materia de
responsabilidad por hecho de las cosas.

Se consagra una regulación general de responsabilidad por hecho de las cosas que se encuentra prevista
en el artículo 1324 CC, el cual hace responsable a quien tiene la guarda de la cosa que causa un daño, es
decir, a quien la tiene a su cuidado o se sirve de ella, con un régimen diferente al establecido por el artículo
1319 CC para la responsabilidad por hecho propio.

A su vez, la regulación general para la responsabilidad por hecho de las cosas del artículo 1324 CC se
articula con regulaciones especiales de responsabilidad por hecho de cosas específicas

Si la cosa que causa un daño no tiene asignado un régimen de responsabilidad específico en el sistema
jurídico, rige el régimen general de responsabilidad por hecho de las cosas contenido en el artículo 1324

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CC. Si el daño no ha sido causado con una cosa, el supuesto queda regido por el régimen dispuesto por el
artículo 1319 CC para la responsabilidad por hecho propio.

El hecho de la cosa.
Si se sostiene un concepto restringido de cosa o de hecho de la cosa, el ámbito de aplicación
del régimen especial de la responsabilidad por hecho de las cosas se acota y aumenta el del
régimen previsto por el artículo 1319 CC.

El concepto de “cosa”.
La expresión “cosa” se utiliza en forma genérica, sin establecer restricciones sobre su significado. De
acuerdo con dicha formulación, “todas las cosas tienen aptitud para generar este tipo de responsabilidad”
El concepto de cosa utilizado por el artículo 1324 CC no es idéntico al que es empleado por el artículo 460
CC. Este último define a los bienes o cosas como “todo lo que tiene una medida de valor y puede ser objeto
de propiedad” y comprende dentro de sí las corporales e incorporales de acuerdo con su tangibilidad.

El artículo 1324 CC refiere a cosas corporales que causan un daño. En efecto, quedan fuera de su ámbito
los daños causados por cosas incorporales, a los cuales hace referencia el artículo 471 CC. A dichas cosas
corporales (también denominadas materiales) es a la que se hace referencia para tratar la responsabilidad
por hecho de las cosas.

Dentro del conjunto de cosas debe excluirse, en primer término, aquellas que se encuentran reguladas
específicamente por otras normas del sistema jurídico: se regulan por los regímenes específicos previstos
en las normas respectivas.

Las cosas pueden ser muebles o inmuebles. El estado de la cosa puede ser sólido, líquido o gaseoso.
Quedan dentro del ámbito de la responsabilidad por hecho de las cosas del artículo 1324 CC, los daños
causados por cosas como el agua, el gas, la electricidad, sustancias incorporadasal aire (herbicidas, plomo,
etc.) y al agua (vertidos), el fuego, el humo, la explosión de una máquina, etc.

La norma contenida en el artículo 1324 CC comprende a los daños causados por cosas en movimiento y a
cosas que se encuentran inertes, quietas o pasivas

Como señala Mazeaud-Tunc, las cosas no son en sí mismas riesgosas o no, sino que el riesgo de daños
depende de circunstancias externas; toda cosa puede ser riesgosa en la medida que pueda causar un
daño, Desde dicha perspectiva, toda cosa contiene un riesgo de producir daños. Lo que varía es el alea de
producirlo.

Hecho del hombre y hecho de la cosa.


La responsabilidad civil extracontractual se categoriza en responsabilidad por hecho propio o directa y
responsabilidad por hecho ajeno o indirecta. La responsabilidad por hecho de las cosas configura una
subcategoría de la responsabilidad por hecho propio

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En la responsabilidad por hecho propio o responsabilidad directa, el sujeto que responde es quien ha
causado el daño. En cambio, en la responsabilidad por hecho ajeno o indirecta, quien responde no es el
sujeto que ha causado el daño, sino un sujeto diferente. La responsabilidad por los daños causados por
una cosa constituye la responsabilidad por hecho propio del guardián de dicha cosa.

La responsabilidad por hecho de las cosas configura un subtipo o subcategoría de la responsabilidad por
hecho propio, diferente al subtipo o subcategoría previsto por el artículo 1319 CC. La responsabilidad por
hecho de las cosas prevista por el artículo 1324 CC no constituye una categoría autónoma de la
responsabilidad por hecho ajeno y de la responsabilidad por hecho propio, sino una modalidad de esta
última. Si un daño es causado con intervención o participación de una cosa, se configura un supuesto de
responsabilidad por hecho de las cosas y se rige por el artículo 1324 CC.

Hecho de la cosa y hecho autónomo de la cosa.


El daño es causado con intervención o participación de una cosa que se encuentra bajo la guarda del
sujeto responsable. La cosa actúa en la producción del daño como un instrumento del hombre que la tiene
bajo su guarda, en tanto la tiene a su cuidado o se sirve de ella, de acuerdo con la previsión del artículo
1324 CC. acota el ámbito de aplicación de la responsabilidad por hecho propio establecida por el artículo
1319 CC y otorga a la víctima un régimen más favorable a sus intereses, sea que se considere que prevé una
presunción de culpa en contra del guardián o la responsabilidad objetiva de éste.

Si la cosa que causa el daño es una prolongación de la actividad del hombre, se configura la
responsabilidad por hecho propio regida por el artículo 1382 del Código Civil francés y por el artículo 1319
CC. En cambio, si el daño se produce por una acción de la cosa independiente de la actividad del sujeto, se
configura la responsabilidad por hecho de las cosas y rigen las normas del artículo 1384 del Código Civil
francés y del artículo 1324 CC

La teoría del “hecho autónomo de la cosa” permitió a quienes la sostuvieron excluir a los daños causados
por vehículos en accidentes de tránsito del ámbito de la responsabilidad por hecho de las cosas. El
vehículo no actuaba en forma autónoma, sino como un instrumento de la actividad del conductor

El factor de atribución en la responsabilidad por hecho de las cosas.


La responsabilidad por hecho de las cosas prevista por el artículo 1324 CC presenta un régimen diferente al
de la responsabilidad por hecho propio establecida en el artículo 1319 CC.

La diferencia central entre ambas regulaciones se encuentra en el factor de atribución. El artículo 1319 CC
dispone para la responsabilidad por hecho propio un régimen de responsabilidad subjetiva ordinaria, en el
cual, el factor de atribución es la culpa o el dolo. La víctima debe probar la culpa o dolo del victimario y
éste puede exonerarse de responsabilidad probando la ausencia de culpa o dolo en su conducta. En
cambio, el artículo 1324 CC plantea para la responsabilidad por hecho de las cosas un régimen de
responsabilidad que favorece a la víctima con relación al régimen previsto por el artículo 1319 CC.

La postura subjetivista tradicional: presunción de culpa en contra del guardián.

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Una posición sostenida por Amézaga y continuada por Gamarra sostiene que el artículo 1324 CC prevé un
régimen de responsabilidad subjetiva agravada para la responsabilidad por hecho de las cosas.

De acuerdo con dicha línea de pensamiento, el inciso 1 del referido artículo 1324 CC debe interpretarse en
coordinación con el inciso final de la misma disposición: quien tiene a su cuidado la cosa que produce el
daño o se sirve de ella es responsable frente a la víctima del perjuicio y puede exonerarse de
responsabilidad probando que actuó con “toda la diligencia de un buen padre de familia para prevenir el
daño”.

La responsabilidad por hecho de las cosas, según esta postura, queda comprendida en la responsabilidad
por hecho propio y se basa en la culpa. El guardián de la cosa –sea porque la tiene a su cuidado o se sirve
de ella- tiene un deber de vigilancia sobre la cosa y si cumple con éste, puede exonerarse de
responsabilidad.

Para la postura en estudio, la guarda de la cosa es el control directo y material sobre la cosa; quien tiene
ese poder de control es el guardián y es el responsable por los daños causados por la cosa bajo su guarda.
Así, se sostiene que existe una conexión entre el concepto de guarda y el factor de atribución de la
responsabilidad por hecho de las cosas, pues “siendo el guardián aquel sujeto que en los hechos (esto es,
efectivamente) tiene la cosa bajo su mando y señorío, y por eso mismo está en condiciones de vigilarla, el
daño acaecido permite presumir la culpa, es decir, permite presumir que omitió vigilarla con la diligencia de
un buen padre de familia”

Desde la perspectiva en cita, la guarda es alternativa y no acumulativa. El fundamento se encuentra, para


la posición en cita, en que aquél que tiene el poder de control sobre la cosa, es “a quien incumbe el deber
de custodiarla y vigilarla a fin de que no produzca daño a tercero”

La doctrina objetivista basada en el factor de atribución garantía.


En la doctrina uruguaya, se ha sostenido que la responsabilidad por hecho de las cosas presenta un factor
de atribución objetivo. Dentro de dicha línea de pensamiento, Peirano sostuvo que el artículo 1324 CC
prevé el factor de atribución garantía. El sujeto que tiene una cosa a su cuidado o se sirve de ella garantiza
la indemnización de los daños que la cosa puede producir.

Para dicho autor, no es admisible sostener la existencia de dos regímenes con factores de atribución
diferentes en la misma norma, un factor de atribución garantía para la responsabilidad por hecho ajeno y
un factor de atribución culpa presumida para la responsabilidad por hecho de las cosas, lo cual, lo conduce
a afirmar que el fundamento de esta última responsabilidad es el mismo que el de la responsabilidad por
hecho ajeno

Según Peirano, el inciso final del artículo 1324 CC no contiene una presunción de culpa en contra del
guardián de la cosa, pues “no regula una cuestión de culpa sino un asunto de contenido de la obligación”,
haciendo referencia a una obligación legal de conducta del sujeto que tiene la cosa a su cuidado o se sirve
de ella.

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De acuerdo con lo antes expuesto, el referido autor señala que el artículo 1324 CC es “un precepto que no
se apoya en la culpa del presunto guardián, sino en una obligación legal de garantía, que nos obliga a
evitar que nuestras cosas dañen a nuestro prójimo”

Dicha postura presenta relación directa con la teoría de la “culpa en la guarda” sostenida por
Mazeaud-Tunc, para quienes el guardián tiene a su cargo una obligación de resultado de prevenir los
daños que la cosa pudiera causar Peirano expresa que, en nuestro derecho, la obligación legal impuesta
por el artículo 1324 CC no es de resultado, sino de medios, pues el sujeto “sólo está obligado a emplear la
diligencia del buen padre de familia para impedir que la cosa de que se sirve o está a su cuidado cause
daño a su prójimo”.

La posición de Peirano presenta inconsistencias que determinaron que no fuera seguida ni en doctrina ni
en jurisprudencia. La existencia de un factor de atribución garantía en la responsabilidad por hecho de las
cosas no ha sido sostenida en ámbitos doctrinarios y jurisprudenciales vernáculos.

La doctrina subjetivo-objetiva basada en los factores de atribución culpa y riesgo.


Una tercera postura doctrinaria y jurisprudencial uruguaya ha sostenido la existencia de dos supuestos
diferentes en la responsabilidad por hecho de las cosas (cuando la cosa está al cuidado y cuando la cosa
está al servicio de un sujeto), a cada uno de los cuales se aplica un factor de atribución distinto.

En efecto, desde dicha perspectiva, si la cosa está al cuidado de un sujeto, pero no se sirve de ella, rige un
factor de atribución subjetivo con presunción de culpa contra el cuidador. En cambio, si el sujeto se sirve
de la cosa, aun cuando no esté a su cuidado, y obtiene un beneficio económico de ello, se aplica un factor
de atribución riesgo.

Los ámbitos de la responsabilidad por hecho de las cosas.


El artículo 1324 inciso 1 CC prevé dos ámbitos de la responsabilidad por hecho de las cosas. En uno de
ellos, quien responde tiene la cosa a su cuidado; en el otro, el sujeto responsable es quien se sirve de la
cosa.

“Cuidado de la cosa” y “servirse de la cosa” son dos conceptos diferentes. El servirse de la cosa no se
identifica totalmente con el uso de ésta. Un sujeto puede servirse de la cosa y no usarla.

Un sujeto puede (i) servirse de una cosa y tenerla a su cuidado, (ii) tener una cosa a su cuidado y no
servirse de ella; y también (iii) servirse de la cosa y no tenerla a su cuidado.

El servicio implica un beneficio patrimonial, es decir, la obtención de un provecho económico, considerado


como cualquier bien o derecho con valor estimable en el mercado. El cuidado de la cosa implica la
adopción de medidas de prevención respecto de la producción de daños de la cosa. En mérito a dichas
características, se sostiene la aplicación de un factor de atribución objetivo riesgo-beneficio en los
supuestos de sujetos que se sirven de la cosa y de un factor de atribución subjetivo agravado en caso de
sujetos que cuidan de la cosa y no se sirven de ella.

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La guarda acumulativa de la cosa.
La guarda de la cosa puede darse en forma alternativa o acumulativa. Si quien tiene la guarda transfiere el
cuidado y el servicio de la cosa, entonces la guarda es alternativa. En cambio, si quien tiene el cuidado de
la cosa y se sirve de ella, transfiere el cuidado y se mantiene sirviéndose de la cosa, entonces, la guarda es
acumulativa, pues le corresponde a quien la tiene a su cuidado y a quien se sirve de ella. Lo mismo sucede
si quien tiene a su cuidado la cosa y se sirve de ella, transfiere el derecho de servirse de la cosa, pero la
tiene a su cuidado. La guarda es compartida entre quien la tiene a su cuidado y quien se sirve de ella.
Si se produce un daño con la cosa, responde quien la tiene a su cuidado y se sirve de ella. Pero si un sujeto
la tiene a su cuidado y otro se sirve de ella, ambos son guardianes y responsa bles por los daños causados,
pues los dos se ubican en los supuestos de sujetos responsables previstos por el artículo 1324 inciso 1 CC
(quien la tiene a su cuidado o a su servicio)
El cuidado de la cosa sin servirse de ella se encuentra reducido a márgenes mínimos en los supuestos de
depósito gratuito. En dicho ámbito, el guardián de la cosa por tenerla a su cuidado, no obtiene un
beneficio económico y no se sirve de ella. En efecto, en los restantes supuestos de disociación del
“cuidado” y el “servirse” de la cosa, quien la tiene a su cuidado, también se sirve de ella. Así, por ejemplo, el
arrendatario, el comodatario, al acreedor prendario, el acreedor anticrético, etc.
La guarda se simplifica. La guarda de la cosa la tiene quien la cuida y/o quien se sirve de ella. Se eliminan
los conflictos que ha causado la teoría de la guarda material alternativa por sus inconsistencias ante
situaciones de disociación entre el cuidado y el servirse de la cosa, en particular, los problemas planteados
con la transferencia de la guarda entre empleador y empleado, arrendador y arrendatario, comodante y
comodatario. Queda suprimida también la problemática causada por la “pérdida de la guarda” y
“transferencia culpable de la guarda”.

El factor de atribución en la responsabilidad por hecho de las cosas.


Los dos ámbitos de la responsabilidad por hecho de las cosas se configuran de acuerdo con las funciones
del guardián – cuidado o servicio- con relación a la cosa. En cada una de dichas hipótesis, el factor de
atribución es diferente.
El “servirse de la cosa” refiere a su aprovechamiento económico. La cosa produce un beneficio patrimonial
para un sujeto. Quien obtiene un provecho económico de una cosa, debe asumir los riesgos de daños que
la cosa puede producir a terceros: ubi emolumentum ibi onues. Corresponde la aplicación de un factor de
atribución riesgo, por el cual, quien se sirve de la cosa responde objetivamente por los daños causados por
la cosa.
Como señala R. D. Pizarro, el sujeto que “introduce en la comunidad una cosa riesgosa o realiza una
actividad de esa índole, obteniendo un beneficio, debe soportar objetivamente, como equitativa
contrapartida, las consecuencias dañosas que aquéllas produzcan”
Una vez verificada la conexión causal entre el daño y la cosa, quien se sirve de ésta sólo puede exonerarse
de responsabilidad si prueba un caso fortuito.
Un segundo ámbito de la responsabilidad por hecho de las cosas es aquel, en el cual, el sujeto sólo tiene la
cosa a su cuidado y no se sirve de ella. En dicho supuesto, que queda reservado al depositario gratuito,
quien cuida la cosa sin recibir nada a cambio, el guardián no obtiene un beneficio económico de la cosa y
el factor riesgo no opera.
En dicho supuesto, no opera el factor de atribución “riesgo-beneficio”, pues el cuidador que no se sirve de
la cosa, no obtiene ningún provecho económico. Corresponde plantearse la aplicación de un factor de
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atribución objetivo por riesgo creado, el cuidador respondería por el riesgo de causar daños que la cosa
conlleva
En efecto, en caso que el guardián se encuentre al cuidado de la cosa y no se sirva de ella, en el caso que la
cosa cause daños, se aplica un factor de atribución subjetivo agravado. Se presume la falta de “toda la
diligencia de un buen padre de familia para prevenir el daño” de quien tiene la cosa que produce el daño a
su cuidado y no se sirve de ella, de acuerdo con lo previsto por el inciso final del artículo 1324 CC.
Para exonerarse de responsabilidad, el guardián-cuidador debe probar haber empleado “toda la diligencia
de un buen padre de familia para prevenir el daño” y que ha cumplido con su deber de vigilancia sobre la
cosa puesta a su cuidado.

RESPONSABILIDAD POR HECHO AJENO


La responsabilidad por hecho propio, o directa, se distingue de la responsabilidad por hecho ajeno o
indirecta. En la responsabilidad por hecho propio, el sujeto que causó el daño con una conducta suya y
responde por él, queda obligado a indemnizar a la víctima de los perjuicios que ha ocasionado. En cambio,
en la responsabilidad por hecho ajeno, un sujeto responde por los daños causados por la conducta de otro
sujeto y, como consecuencia, es obligado a reparar los perjuicios producidos.

Concepto
La responsabilidad por hecho ajeno corresponde a un sujeto que debe indemnizar el daño causado por la
conducta de otro sujeto, el cual es responsable por hecho propio de dicho daño.
Configura un presupuesto necesario de la responsabilidad por hecho ajeno, la existencia de
responsabilidad por hecho propio del sujeto por el cual se responde.
En el derecho uruguayo, el artículo 1324 CC contiene la regulación básica de la responsabilidad por hecho
ajeno.
De acuerdo con dicha disposición, se responde “por el hecho de las personas que uno tiene bajo su
dependencia”.
Existe una relación de dependencia o subordinación entre el sujeto que causa el daño y el que responde
por él. Dicha posición de preminencia hace que quien responde por hecho ajeno se encuentre en posición
de controlar la conducta del dependiente y adoptar medidas de prevención del daño. La referida situación
determina la imposición de la responsabilidad por hecho ajeno a los sujetos que tienen a otros bajo su
dependencia, por razones económicas, familiares, sociales, laborales, etc.
El fundamento de la responsabilidad por hecho ajeno es otorgar una garantía a las víctimas de daños
causados por sujetos que se encuentran bajo dependencia de otro sujeto.
La responsabilidad por hecho ajeno es una medida de protección de las víctimas de daños, pues favorece
la indemnización a dichos perjudicados. Se presentan dos sujetos responsables de los daños acaecidos: un
sujeto responsable por hecho propio y un sujeto responsable por hecho ajeno.

Responsabilidad por los daños causados por los sujetos bajo dependencia. Regla general del
artículo 1324 CC.
todo sujeto que tiene a otro bajo su dependencia, responde por los daños de los cuales éste último sea
responsable.
La regla se construye en el primer inciso de dicha disposición normativa al establecer que se responde por
el hecho propio y por el hecho ajeno de las personas bajo dependencia. A continuación, en los incisos
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siguientes, el artículo 1324 CC establece a título enunciativo un conjunto de supuestos en los cuales un
sujeto responde por los daños causados por la conducta de otro
Una tesis contraria ha sostenido que el artículo 1324 CC no prevé una regla general y que los supuestos
señalados por dicha norma como de responsabilidad por hecho ajeno, no son enunciativos sino taxativos.
De acuerdo con dicha postura, solo se responde por hecho ajeno en los casos previstos por el referido
artículo 1324 CC. El fundamento básico de dicha posición se encuentra en sostener que el artículo 1319 CC
dispone una regla general de responsabilidad extracontractual por hecho propio y que la responsabilidad
por hecho ajeno establecida por el artículo 1324 CC es una regla excepcional. Como consecuencia, si no se
prevé en forma expresa
un supuesto de responsabilidad por hecho ajeno, la responsabilidad extracontractual es por hecho propio.
El texto del inciso primero del artículo 1324 CC prevé un enunciado normativo general respecto a la
responsabilidad por los daños causados por personas bajo dependencia. A su vez,la expresión “Así” que
inaugura el listado de supuestos de responsabilidad por hecho ajeno incluidos en el referido artículo 1324
CC corresponde a un conjunto de ejemplos comprendidos por la regla general de responsabilidad por
hecho ajeno prevista por el inciso 1 de dicha norma. En definitiva, el artículo 1324 CC contiene una regla
general de responsabilidad por hecho ajeno por los daños de los cuales sea responsable un sujeto bajo
dependencia y una lista no taxativa de supuestos específicos de responsabilidad por hecho ajeno.

Responsabilidad por hecho ajeno: factor de atribución objetivo garantía.


El sujeto que tiene a otro bajo su dependencia responde por los daños causados por éste en forma
objetiva como garante sobre la base del factor de atribución garantía. Existe un sujeto responsable de los
daños causados por hecho propio. Dado que el ofensor se encuentra bajo dependencia de otro sujeto, éste
responde en garantía por los daños de los cuales aquél sea responsable.
La garantía es un instrumento de protección del acreedor. Como señala Díez Picazo, "es una norma de
derecho o acto de autonomía privada que viene a añadir al crédito algo que el crédito por sí mismo no
tiene, de tal manera que es esta adición o yuxtaposición lo que refuerza al acreedor la seguridad de que su
derecho será satisfecho". En el caso de la responsabilidad por hecho ajeno, se yuxtapone o adiciona al
derecho de crédito del acreedor contra el sujeto responsable por hecho propio, otro derecho contra otro
sujeto que responde junto con
éste para indemnizar el daño a la víctima.
Con dicha garantía se beneficia a la víctima de los daños, quien puede demandar al sujeto que responde
por hecho propio y al sujeto que responde por hecho ajeno, con quien el primero se encuentra en situación
de dependencia.
Para la asignación de responsabilidad por el hecho ajeno, no se considera la diligencia que ha desplegado
quien debe responder. Una vez que se ha determinado que el dependiente es responsable, responde en
forma automática y objetiva el sujeto respecto del cual el dañador se encuentra en relación de
dependencia.
Desde un punto de vista lógico, el sujeto que responde por hecho ajeno responde en forma objetiva. Una
responsabilidad por hecho ajeno basada en un factor de atribución subjetivo de culpa o dolo es un
concepto contradictorio en sí mismo, pues, precisamente, el sujeto no responde por una conducta suya,
sino por la conducta de un tercero
En el derecho uruguayo, la responsabilidad por hecho ajeno objetiva basada en la aplicaciónde un factor
de atribución objetivo de garantía surge de la acción de regreso otorgada al responsable por hecho ajeno
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contra el sujeto responsable por hecho propio por el cual responde. La regulación de la acción de regreso
emerge de la coordinación de los artículos 1320, 1324 y 1326 CC.
El artículo 1320 CC declara imputables de responsabilidad civil a todos los sujetos mayores de 10 años y no
dementes. Los menores de 10 años y los dementes son inimputables de responsabilidad civil. A su vez, el
artículo 1324 CC establece la responsabilidad por hecho ajeno por los daños causados por los sujetos que
se tiene bajo dependencia. El artículo 1326 CC otorga a quien ha abonado una obligación indemnizatoria
como responsable por hecho ajeno, una acción de regreso contra el sujeto responsable por hecho propio
bajo su dependencia.
La acción de regreso prevista por el artículo 1326 CC corresponde a un factor de atribución objetivo, en el
cual no se valora la conducta del sujeto responsable para la asignación de responsabilidad. Si el
responsable por hecho ajeno respondiera por su falta de diligencia (culpa o dolo), entonces sería
responsable por hecho propio y no sería titular de una acción de regreso contra otro sujeto.
La acción de regreso es propia de las garantías: el garante que paga la deuda del deudor garantizado tiene
acción de regreso contra éste por lo que ha pagado (artículos 1405, 2131 CC).

Sujetos por los cuales se responde. Concepto de dependencia.


La responsabilidad por hecho ajeno corresponde a todos los sujetos que tienen bajo su dependencia a
personas que por su conducta propia son responsables de daños causados a terceros. Desde dicha
perspectiva, asume fundamental relevancia el concepto de dependencia para poder determinar en qué
supuestos se responde por el hecho ajeno.
El artículo 1324 CC establece, en su inciso 1, la regla general de responsabilidad civil por los daños
causados “por las personas que uno tiene bajo su dependencia” y, en los cuatro incisos siguientes, la
regulación de diversos supuestos específicos de responsabilidad por hecho ajeno: padre y/o madre por los
daños causados por sus hijos “que están bajo su potestad y viven en su compañía”(inc. 2), tutores y
curadores “por la conducta de las personas que viven bajo su autoridad y cuidado”(inc. 3), directores de
colegios y maestros artesanos “respecto del daño
causados por sus alumnos o aprendices, durante el tiempo que están bajo su vigilancia”(inc. 4), “dueños o
directores de un establecimiento o empresa, respecto del daño causados por sus domésticos en el servicio
de los ramos en que los tuviesen empleados”(inc. 5).
Sobre la base de dichos textos normativos, se debe construir el concepto de dependencia en la
responsabilidad por hecho ajeno. La dependencia es una relación que tiene frente a sí a la preeminencia;
son el anverso y el reverso de la misma medalla. Un sujeto dependiente tiene frente a sí a un sujeto
preeminente y viceversa. La dependencia, y recíprocamente, la preeminencia, pueden ser económicas o
sociales.
El concepto de dependencia ha sido flexible y evolutivo: su significado ha ido cambiando para adecuarse al
paradigma de protección a la víctima y las transformaciones sociales y económicas operadas.
En el ámbito de la responsabilidad del “empleador” frente al “empleado”, el concepto de dependencia
económica se ha ido construyendo, de acuerdo con las nuevas formas de las relaciones laborales y de la
organización empresarial, en sustitución del concepto de “subordinación jurídica” basado en el poder de
una persona de dictar ordenes respecto de otra. En el ámbito de los restantes supuestos de

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responsabilidad por hecho ajeno, el concepto de “dependencia social” ha ido variando según han variado
las relaciones sociales y familiares entre los sujetos de nuestra sociedad.

A) Dependencia económica.
La dependencia económica se presenta en la relación de preeminencia de un sujeto respecto de otro,
basada en la relación económica existente entre ambos. Su referencia normativa se encuentra en la
previsión del inciso 5 del artículo 1324 CC.
Desde el ámbito de la dependencia económica, se construye la responsabilidad del sujeto que utiliza,
emplea o se sirve económicamente de la conducta de otro sujeto, a quien, a su vez, controla.
La relación económica determina el control del sujeto preeminente respecto del sujeto dependiente.
La preeminencia económica no se limita a la subordinación “jurídica” emergente de la relación de trabajo
entre dos sujetos, uno empleador y otro empleado. Comprende también aquellos sujetos que, sin estar
bajo control, vigilancia y órdenes de otro, son utilizados o empleados por una persona que los hace obrar
para su beneficio económico dentro de su ámbito de control y organización.
Como señala Gamarra, “(…) la reunión que nos interesa es aquella que conforma una concentración
‘vertical’ o ‘piramidal’ entre la sociedad madre (‘capogrupo’) y sus hijas o filiales o empresas satélites”.
Las relaciones de conexión horizontal entre empresas para desarrollar una actividad común determinan
que el daño causado por una de ellas en la búsqueda del objetivo final no se ubique en el ámbito de la
responsabilidad por hecho ajeno sino en el de la responsabilidad por hecho propio. En dichos supuestos,
las empresas conforman una red de agentes económicos que actúan en forma coordinada para la
obtención de una finalidad común. Si una de ellas causa un daño, responden todas las integrantes del
grupo de empresas por responsabilidad por hecho propio.
A su vez, los sujetos contratados para cumplir una determinada prestación en beneficio de quien los
contrata, pero sin ingresar en la esfera de control y organización de este último, no se encuentran en
situación de dependencia. Es la situación del denominado “trabajador autónomo” y de toda persona física
o jurídica que no se inserta en la estructura organizativa que controla quien los ha contratado y que asume
la totalidad de los riesgos económicos de su propia actividad.

B) Dependencia social.
La dependencia social se constata en la relación de preeminencia de un sujeto respecto de otro sujeto
basada en relaciones sociales y familiares existentes entre ellos. Sobre los fundamentos de la dependencia
social, se construyen los supuestos de responsabilidad de los padres, tutores, directores de colegios y
maestros artesanos por los daños causados por los menores “a su cargo” mayores de 10 años.
Los daños causados por inimputables –menores de 10 años y dementes- quedan fuera de la
responsabilidad por hecho ajeno. Por dicho motivo, el curador nunca responde por hecho ajeno por los
daños causados por la persona bajo su curatela; podría responder por hecho propio, recayendo sobre él la
presunción prevista por el inciso final del artículo 1324 CC de no haber actuado con toda la diligencia
debida para prevenir el daño.
La relación de preeminencia basada en una relación social o familiar consiste en el control, organización y
dirección de forma permanente por una persona respecto de la conducta y, en general, del modo de vida
de otra persona
De acuerdo con lo dispuesto por la regla general de responsabilidad por hecho del dependiente contenida
en el inciso 1 del artículo 1324 CC, todo sujeto que controle, organice y dirija el modo de vida de un sujeto
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imputable, es responsable en garantía por los daños causados por éste. Dentro de dicha regla general
quedan comprendidos los supuestos de dependencia social incluidos en los ya mencionados incisos 2 a 5
del artículo 1324 CC.
Para que se configure la dependencia social que abre camino a la aplicación de la responsabilidad por
hecho ajeno, no es necesario que la preeminencia social y/o familiar sea permanente.
Lo relevante, precisamente, es que se constate el poder de controlar, organizar y dirigir la conducta y el
modo de vida de una persona.
Se encuentra en situación de preeminencia social y, por tanto, responde por hecho ajeno, el abuelo
respecto del nieto que pasa a vivir en su domicilio durante un tiempo determinado ytiene respecto de este
último el poder de controlar, organizar y dirigir su conducta y su modo de vida. En cambio, no se produce
la relación de dependencia entre el padre o la madre que reciben a un compañero de clase de su hijo para
estudiar durante unas horas.
Se verifica una relación de preeminencia social en supuestos en los cuales una persona jurídica pública o
privada tiene el poder de control, organización y dirección respecto del modo de vida de una persona.
La responsabilidad de las personas que ejercen poderes de control, organización y dirección respecto de la
conducta y el modo de vida de una persona mayor de 10 años y menor de 18 años de edad, queda incluida
en el ámbito de la responsabilidad en garantía por hecho ajeno prevista por el artículo 1324 CC, sea porque
se encuentre comprendida por la regla general dispuesta por el inciso 1, sea porque se ubique en alguno de
los supuestos contenidos en los incisos 2 a 5 de dicha norma.
En cambio, los supuestos contemplados por el artículo 1320 CC refieren a situaciones de “encargaturas” de
menores de 10 años y dementes, en las cuales, no es necesaria la existencia de una dependencia social con
las características antes referidas de control, organización y dirección del modo de vida. Si la persona tiene
“a su cargo” a una persona inimputable por su edad o estado mental, es titular de deberes de prevención
del daño que ésta pueda ocasionar
En caso de incumplimiento de dicho deber de prevención, la persona que tiene a su cargo al sujeto
inimputable, responde por hecho propio.

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