Obesidad
Obesidad
Obesidad
Detallar tus antecedentes médicos. Tu médico puede revisar tu historial de peso, tus
esfuerzos para bajar de peso, tus hábitos de actividad física y ejercicio, tus patrones de
alimentación y control del apetito, otras afecciones que has tenido, tus medicamentos, tus
niveles de estrés y otros asuntos relacionados con tu salud. Tu médico también podría
revisar el historial médico de tu familia para saber si tienes una predisposición a
determinadas afecciones.
Realizar un examen físico general. Esto incluye medir tu estatura, verificar signos vitales
como la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la temperatura, escuchar tu corazón y
pulmones, y examinar tu abdomen.
Calcular tu IMC. El médico revisará tu índice de masa corporal (IMC). Un índice de masa
corporal (IMC) de 30 o más se considera obesidad. Los números superiores a 30 aumentan
aún más los riesgos para la salud. El IMC se debe revisar por lo menos una vez al año
porque puede ayudar a determinar los riesgos generales para tu salud y qué tratamientos
pueden ser apropiados.
El objetivo del tratamiento contra la obesidad es alcanzar y mantener un peso saludable. Esto
mejora la salud en general y reduce el riesgo de desarrollar complicaciones relacionadas con la
obesidad.
Es posible que necesites trabajar con un equipo de profesionales de la salud, incluido un dietista,
un consejero de comportamiento o un especialista en obesidad, para ayudarte a entender y hacer
cambios en tus hábitos alimenticios y de actividad.
El objetivo inicial del tratamiento suele ser una pérdida de peso modesta: entre el 5 % y el 10 % de
tu peso total. Esto significa que si pesas 200 libras (91 kg), solo tendrías que bajar alrededor de 10
a 20 libras (de 4,5 kg a 9 kg) para que tu salud empiece a mejorar. Sin embargo, cuanto más peso
pierdas, mayores serán los beneficios.
Todos los programas para la pérdida de peso requieren cambios en tus hábitos alimentarios y un
aumento de la actividad física. Los métodos de tratamiento adecuados para ti dependen de la
gravedad de tu obesidad, de tu estado general de salud y de tu voluntad para participar en el plan
de pérdida de peso.
Cambios en la dieta
Reducir las calorías y adoptar hábitos de alimentación más saludables es fundamental para
superar la obesidad. Aunque puedes perder peso rápidamente al principio, la pérdida de peso
constante a largo plazo se considera la forma más segura de perder peso y la mejor manera de
mantenerlo de forma permanente.
No existe una dieta perfecta para perder peso. Elige una que incluya alimentos saludables y que
creas que te dará buenos resultados.Los cambios en la dieta para tratar la obesidad consisten en lo
siguiente:
Reducir las calorías. La clave para perder peso es reducir la cantidad de calorías que
ingieres, y el primer paso es revisar tus hábitos de lo que comes y bebes para ver cuántas
calorías consumes normalmente y de qué manera puedes reducirlas.El médico y tú
pueden decidir cuántas calorías tienes que ingerir por día para bajar de peso, pero la
cantidad normal es de 1200 a 1500 calorías para las mujeres y entre 1500 y 1800 para los
hombres.
Sentir saciedad al comer menos. Algunos alimentos, como los postres, los caramelos, las
grasas y los alimentos procesados, contienen muchas calorías en una pequeña porción. En
contraste, las frutas y verduras proporcionan un tamaño de la porción más grande con
menos calorías. Al comer porciones más grandes de alimentos que tienen menos calorías,
reduces la sensación de hambre, consumes menos calorías y te sientes mejor con la
comida, lo que aumenta la sensación de bienestar general.
Elegir opciones más saludables. Para que tu dieta sea más saludable, come más alimentos
vegetales, como frutas, verduras y granos integrales. Además, elige fuentes magras de
proteínas, como frijoles, lentejas y soja, y carnes magras. Si te gusta el pescado, trata de
comerlo dos veces por semana. Limita la sal y el azúcar agregada. Consume pequeñas
cantidades de grasa y asegúrate de que provengan de fuentes saludables para el corazón,
como los aceites de oliva, la canola y los frutos secos.
Reemplazos alimentarios. Estos planes sugieren que reemplaces una o dos comidas por
sus productos, por ejemplo, batidos o barritas de bajas calorías, así como que comas
refrigerios saludables y que hagas una tercera comida equilibrada, con un contenido bajo
de grasas y de calorías. Este tipo de dieta puede ayudarte a perder peso a corto plazo. Sin
embargo, estas dietas probablemente no te enseñen a cambiar tu estilo de vida
general,así que es posible que tengas que seguir la dieta si quieres mantener tu peso.
Desconfía de las soluciones rápidas. Las dietas relámpago que prometen una pérdida de peso
rápida y fácil pueden ser tentadoras,pero la realidad es que no existen alimentos mágicos ni
soluciones rápidas. Las dietas relámpago pueden ayudar a corto plazo, pero los resultados a largo
plazo no parecen ser mejores que los de otras dietas.
De manera similar, puedes adelgazar con una dieta relámpago, pero es probable que recuperes el
peso perdido cuando la termines.Para perder peso y no recuperarlo, debes adoptar hábitos de
alimentación saludables que puedas mantener con el tiempo.
Aumentar la actividad física o el ejercicio es una parte fundamental del tratamiento contra la
obesidad:
Cambios de conducta
Bupropión-naltrexona (Contrave)
Liraglutida (Saxenda)
Fentermina-topiramato (Qsymia)
Es posible que los medicamentos para la pérdida de peso no funcionen para todas las personas y
que sus efectos disminuyan con el tiempo. Cuando dejes de tomar un medicamento para la
pérdida de peso, es posible que recuperes una gran parte del peso que perdiste o todo.
La obesidad también se clasifica de acuerdo con la distribución del tejido adiposo en:
Obesidad abdominal, visceral. También denominada tipo androide con predominio de adiposidad
en la mitad superior del cuerpo: cuello, hombros y abdomen. Este tipo de obesidad se asocia con
un aumento del riesgo de enfermedades metabólicas (diabetes tipo 2, aterosclerosis, etc.).
Obesidad femoro glútea o ginoide. Con predominio de adiposidad en los glúteos, las caderas, los
muslos y la mitad inferior del cuerpo.