Sentencia Sala V
Sentencia Sala V
Sentencia Sala V
En la ciudad de La Plata, a los 16 días del mes de julio de dos mil quince, se reúnen en
acuerdo ordinario los señores jueces de la Sala Quinta del Tribunal de Casación Penal
de la Provincia de Buenos Aires, Dres. Jorge Hugo Celesia y Martín Manuel Ordoqui,
bajo la presidencia del primero de los nombrados, para resolver el recurso de casación
interpuesto por la Defensa de Eduardo Roque Moreno en la causa n° 67.207. Practicado
el sorteo de ley, resultó que, en la votación, los jueces deberán observar el orden
siguiente: CELESIA – ORDOQUI.
ANTECEDENTES
Contra dicha resolución interpuso recurso de casación el Defensor Oficial del mismo
Departamento Judicial Dr. Juliano Matías Novo, el cual obra a fs. 93/109vta. del
presente legajo.
Sostiene, al igual que lo hiciera durante el debate oral como cuestión de previo y
especial pronunciamiento, que de la simple lectura de la requisitoria fiscal de
allanamiento, si bien surge que el fiscal mencionó y enumero someramente los
elementos de prueba en base a los cuales consideró procedente la diligencia en cuestión,
lo cierto es que omitió explicar detallada, circunstanciada y fundadamente el valor
conviccional de tales elementos para ameritar el quebrantamiento de la garantía de
inviolabilidad del domicilio.
Destaca que las tareas de inteligencia llevadas a cabo por los policías Mario Dearmas y
Federico Rodríguez, se desarrollaron en apenas tres días, y que todas las veces que los
policías dijeron haber visto a alguien realizando movimiento de pasamanos en la finca
allanada ser refirieron a “una persona de sexo masculino, de cabellos entrelargos de
color negro con canas de contextura física obesa”, siendo que su asistido Moreno no
responde a esas características ya que siempre tuvo el pelo corto, casi rapado, y de color
negro sin canas. Que esto último fue corroborados por varios testigos entre ellos el
presbítero Juan Carlos Di Camilo de cuya credibilidad, dice el recurrente, no puede
dudarse ya que se trata de un sacerdote católico de probada talla ética y moral, que
cumple sus funciones en el barrio y que por tal motivo conoce a la gente que vive en la
zona.
Dice el defensor que el sacerdote Di Camilo aseguró que el imputado Roque Moreno es
una persona de bien, trabajadora, que no tiene nada que ver con la venta de droga ni él
ni su familia. Aclaró que lo conoce bien porque la capilla del barrio está ubicada al lado
de la casa del imputado; y que en el barrio “el arrebato”, distante a dos cuadras de la
capilla, vive otra persona apodada “gordo pato” que es gordo, de cabellos largos y con
canas y que por cometarios estaría relacionada con las drogas.
El recurrente señala que efectivamente ese sujeto apodado “gordo pato” del barrio “El
Arrebato” se vió involucrado en una causa seguida por el TOC 4 de San Isidro cuyas
copias adjunta.En otro aspecto el defensor también critica que no se haya recabado
ningún testigo civil que pudiera corrobora los dichos policiales, siendo que no había
ningún impedimento para ello.
En suma, sostiene el recurrente que las falencias investigativas apuntadas así como lo
que surge del cúmulo de testimonios de descargo, tornan insuficiente la prueba de cargo
para determinar la efectiva existencia de la hipótesis acusatoria con el grado de certeza
requerido para el dictado de una condena, generando un estado de duda razonable
respecto de su responsabilidad penal que hace aplicable la máxima in dubio pro reo.
Que durante el debate el policía Dearmas adujo que los “pasamanos” los observó desde
una distancia que no pudo precisar siquiera de modo aproximado, a la tarde-noche y que
había poca luz, por lo que en tales condiciones es inverosímil que haya observado lo
que afirmó.
Señala que tampoco puede afirmarse con certeza que mediante tales maniobras se haya
intercambiado droga por dinero, no sólo porque nadie fue detenido ni preguntado al
respeto, sino porque no se secuestraron los pequeños elementos que supuestamente eran
dados en el domicilio allanado a fin de determinar sin resultaban ser o no
estupefacientes
.Dice el Defensor Oficial que al momento del allanamiento había más personas en la
casa -los hermanos del imputado y tres sobrinos- no obstante lo cual se atribuyó la
tenencia a Moreno.
El recurrente alega que tampoco el mal llamado “comprador previo” puede ser valorado
en sustento de la condena, pues se trató de una persona ilegítimamente requisada
respecto de la que los policías no adujeron razón suficiente para invadir su
privacidad.Dice además que no puede descartarse con certeza que la droga secuestrada
al “comprador previo” la llevara consigo desde antes de pasar por el domicilio del
imputado, siendo que este sujeto no fue convocado al debate, no pudiendo aclararse
éstas y otras dudas.
Destaca en este sentido que, salvo la escasa cantidad de 54 gramos de cannabis sativa,
no se secuestraron en la finca allanada elementos que autoricen a sustentar y respaldar
esa finalidad de comercialización como podrían ser elementos de corte o
fraccionamiento, recortes de nylon, balanzas, etc.
Para así entenderlo arguye que la prueba reunida impide considerar concurrentes los
presupuestos propios de los elementos del tipo distinto del dolo requerido para la
aplicación del art. 5 inc. c) de la ley 23.737 consistente en la finalidad de comercio.
II) Al presentar el memorial que prevé el art. 458 in fine del C.P.P., el Sr. Defensor
Oficial Adjunto ante este Tribunal Dr. Daniel Anibal Sureda, mantuvo el recurso y se
remitió a sus fundamentos peticionante en igual sentido. En la misma oportunidad
procesal, la Sra. Fiscal Adjunta de Casación Dra. Alejandra Marcela Moretti, propició el
íntegro rechazo del recurso, en tanto se trata de una reedición de los argumentos
esgrimidos en el debate y que han sido contestados con fundadas razones por el
sentenciante, sin que el recurrente se haya hecho cargo de esos fundamentos.
Dijo que el planteo nulificatorio es extemporáneo en función de lo normado por los arts.
205 inc. 1 y 338 del C.P.P. Sin perjuicio de ello sostuvo que la orden judicial que otorgó
el allanamiento satisface el requisito de motivación suficiente.
En otro sentido, y luego de realizar un análisis de la prueba valorada y el razonamiento
sentencial, sostuvo que las conclusiones incriminatorias arribadas por la Magistrado de
mérito, fueron obtenidas a partir de la prueba testimonial rendida en el juicio y la
incorporada por su lectura, y han constituido una derivación lógica y razonada del
derecho vigente y de las constancias de la causa.
En el caso de autos no hay razón para apartarse de dicho principio, debiendo tenerse por
subsanadas las eventuales nulidades alegadas, ello a partir del juego armónico de
distintas disposiciones de la ley adjetiva provincial (arts. 203, 205 y 206 del C.P.P.).
Ello es así en primer lugar por cuanto no existen constancias de que, durante la
investigación penal preparatoria o en la etapa intermedia, la parte agraviada haya
efectuado planteo de nulidad alguno, hecho que por sí solo alcanza para subsanar el
vicio alegado.
Por otra parte, y a mayor abundamiento, entiendo que tal como lo ha explicado
correctamente el a quo sin que la defensa haya logrado conmover tales fundamentos, la
orden de allanamiento librada por el Sr. Juez de Garantías cumple acabadamente con las
previsiones constitucionales y legales del caso. Fue librada en los términos de los arts.
219 y ss del C.P.P. sin menoscabo a garantía constitucional alguna.
El a quo tuvo por acreditado que por lo menos desde el 23 de enero hasta el 21 de
febrero de 2013, utilizando el inmueble ubicado sobre la calle Araoz 2275 de la
localidad de Villa Adelina, partido de San Isidro, el imputado Roque Eduardo Moreno,
ha comercializado sustancias estupefacientes entregando cantidades fraccionadas a los
eventuales adquirentes que llegaban al lugar a cambio de dinero. Asimismo, se tuvo por
cierto que el 21 de febrero de 2013, en la mencionada vivienda que ocupaba el
imputado, se logró el secuestro de 10 envoltorios de nylon conteniendo marihuana con
un peso total de 54 gramos, sustancia que era detentada por el imputado con la finalidad
de su posterior comercialización.
El teniente Dearmas dijo que al inicio de las tareas de investigación observaron en ese
domicilio a una persona gorda que hizo un intercambio tipo “pasamanos” con otro
sujeto, que siguieron a la persona que se retiró y lograron constatar que tenía en su
poder marihuana. Que durante las observaciones la persona que llevaba a cabo la
actividad era siempre la misma, un sujeto gordo que a veces tenía puesta una gorrita.El
oficial principal Rodríguez dijo que realizó observaciones en el domicilio de Guayaquil
y Araoz de Villa Adelina, y que se veía que llegaba gente, se entrevistaban con un
masculino, realizaban un pasamanos y se retiraban. Que se pasaban objetos de pequeñas
dimensiones. Que el barrio es conocido como Barrio Obrero y al sujeto se lo identificó
como “el gordo Pato”, era grandote, alto, obeso.
También prestó declaración Rodrigo Ardiles, testigo del allanamiento llevado a cabo en
el domicilio del imputado, cuyo relato permitió corroborar la legalidad de dicho
procedimiento y, consecuentemente, de su resultado.
La pericia química estableció que la droga secuestrada al comprador previo, así como la
encontrada en el domicilio del imputado, resultaron similares en peso, cantidad,
concentración y modo de fraccionamiento, lo que lógicamente permite inferir que
aquella fue entregada por el imputado y corroborar la sospecha de los investigadores en
cuanto al significado de aquel intercambio que lograron observar.
La autoría del imputado en esos hechos también fue acreditada de un modo indubitable
a partir del reconocimiento del acusado en la audiencia de debate por parte de los
preventores, sindicándolo como el sujeto que observaron protagonizar las maniobras
descriptas, lo que permitió al a quo descartar la especulación defensista en cuanto a que
se estuviera confundiendo a su asistido con otro sujeto de características similares que
viviría a unas cuadras de la casa de Moreno y se dedicaría a la venta de droga.
El a quo también se ocupó de analizar los testimonios ofrecidos por la defensa en los
que nuevamente insiste el recurrente pretendiendo la ajenidad de su asistido con los
hechos investigados. En este sentido se tuvo en cuenta que esos testigos buscaron
apuntalar la tesis defensista que consistía en derivar las sospechas hacia otro sujeto, pero
esa situación no hace mella en la investigación seguida respecto de Moreno y la prueba
de cargo hasta aquí referida, pues aún cuando efectivamente existiera esa otra persona y
se dedicara a la venta de drogas, no hay ninguna razón para pensar que los efectivos
policiales a cargo de la investigación respecto del imputado Moreno pudieran haberlo
confundido con aquel, ya que no está en duda que las tareas de investigación en este
caso se desarrollaron siempre sobre el domicilio de Moreno y allí se secuestró la
marihuana, sumado a que los efectivos reconocieron a Moreno como el sujeto respecto
del cual se desarrolló su investigación.
En definitiva, el a quo ha explicado cuales fueron los motivos que lo llevaron a adquirir
certeza respecto de la totalidad de los extremos que se tuvieron por acreditados en el
fallo, y en tal tarea no ha hecho otra cosa que ejercer legítimamente la facultad que la
ley otorga a los jueces del juicio para establecer el mérito de las pruebas con la única
limitación de la razonabilidad en que funden su decisión, ello salvo que se demuestre
contradicción con las reglas de la lógica, el sentido común, el conocimiento científico o
aquellas que rigen el entendimiento humano, y ninguna de estas circunstancias se
advierten en este caso.
Las conclusiones del Tribunal han sido obtenidas de acuerdo a las reglas que rigen la
valoración probatoria, fijadas en los artículos 210 y 373 del Código Procesal Penal,
razón por la cual la alegación del recurrente deviene insuficiente para casar el fallo, por
lo que propongo el rechazo, con costas, del recurso de casación interpuesto.Arts. 202,
203, 205, 1, 210, 373, 448, 530 y ccdtes. del C.P.P.
Así lo voto. A la misma cuestión planteada, el juez Ordoqui dijo: Adhiero al voto de mi
colega preopinante en igual sentido y por los mismos fundamentos.Así lo voto.Con lo
que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente
SENTENCIA
R E S U E L V E: