Anuario Nº35 2019: El Constructivismo Jurídico: Algunos Riesgos
Anuario Nº35 2019: El Constructivismo Jurídico: Algunos Riesgos
Anuario Nº35 2019: El Constructivismo Jurídico: Algunos Riesgos
Nº35 · 2019
El constructivismo
jurídico: algunos riesgos
Páginas 101-127
101 Anuario de Filosofía Jurídica y Social, Nº34 (2018), Páginas 101-127
EL CONSTRUCTIVISMO JURIDICAL
JURÍDICO: CONSTRUCTIVISM:
ALGUNOS RIESGOS SOME RISKS
PALABRAS CLAVE
Interpretación, constructivismo,
indeterminación
I. INTRODUCCIÓN
1. La interpretación
1 Por eso, explica la autora, Dworkin señala que «la interpretación es por tanto interpretativa» (Lifante Vidal, 2018: 177).
de las razones por las que consideramos valioso interpretar (Lifante Vidal,
2018: 178, 179). El objeto de la interpretación es presentar lo interpretado
como el mejor ejemplo posible del género al cual pertenece, lo que remite a
la necesidad de establecer lo que es valioso en el género interpretativo que
se realiza (Lifante Vidal, 2018: 182).
2 La autora resalta que esto no supone señalar que el derecho sea parte de la moral, ni negar la posibilidad de hablar
de derecho injusto porque a lo que se refiere Dworkin con derecho y moral es a prácticas sociales interpretativas, no
conjuntos de estándares (Lifante Vidal, 2018: 198).
con los demás) dependen unos de otros. 3 La ética está integrada por dos
principios fundamentales y conectados: el principio de autorrespeto, que
obliga a tomar en serio la propia vida, a vivir bien; y el de autenticidad,
conforme al cual las personas tienen el deber de identificar lo que cuenta
como éxito en su vida (Lifante Vidal, 2018: 201).
Ahora bien, como estas convicciones son individuales y solo cada uno
puede calibrar su autenticidad, se puede actuar responsablemente (desde su
sincera y coherente perspectiva), pero en forma incorrecta. La exigencia de
responsabilidad no se justifica por su capacidad de reducir las posibilidades
de actuar en forma incorrecta, sino que se exige por el respeto a nosotros
mismos. Por esto es que la moral surge de la ética: «es el respeto por nosotros
mismos —que es uno de los principios fundamentales de la ética— el que nos
lleva a respetar la dignidad de los demás» (Lifante Vidal, 2018: 204).
3 La peculiar definición de ética y moral corresponde al idiosincrático uso que hace Dworkin de tales palabras.
1. Metaética
En efecto, la autora nos señala que Dworkin niega que la metaética sea un
nivel distinto y separado de la ética porque la afirmación de que dos hipótesis
interpretativas están empatadas sería una tesis sustantiva que se califica
de positiva y que requiere argumentos interpretativos (Lifante Vidal, 2018:
177, 178). Agrega más adelante, al hablar de las ocasiones interpretativas,
que un análisis útil de un concepto interpretativo no puede ser neutral,
sino que participa de las controversias que busca esclarecer. Esto sería un
corolario de que no cabe distinguir un nivel de análisis filosófico externo
4 Los textos de Leiter y Ruiz Miguel que se citan a continuación proporcionan una amplia bibliografía al respecto.
5 Como señala el autor, una versión expandida del artículo se encuentra en Rouse (1999).
científico (Rouse, 2001: 192); llevar a lo que denomina una concepción del
conocimiento «deflacionario» que niega su existencia coherente más allá de
lo que construyen las diversas prácticas (Rouse, 2001: 195); y un particular
posicionamiento teórico y político de los estudios de la ciencia vinculado
a una más sólida concepción de reflexividad (Rouse, 2001: 195, 196). Se
trata, sin duda, de una sofisticada propuesta para la comprensión de las
prácticas, pero no resulta claro que permita sostener la tesis constructivista
de la autora.
Ahora bien, de mayor interés que una cita o la opinión de un autor sobre
cómo deberían comprenderse las prácticas científicas, podría resultar que
la obra clarifique o desarrolle una propuesta con relación a la distinción
entre los elementos normativos de las prácticas —desde luego existentes
en la científica— por un lado, con los elementos de razonamiento práctico o
moral que son objeto de tal práctica, por el otro. Esto es, si puede discutirse
plausiblemente que es necesario distinguir entre elementos normativos que
ayudan a explicar el funcionamiento de las comunidades científicas, si se
quiere desde un punto de vista sociológico, por una parte, de la afirmación
que en lo estudiado existen criterios morales como criterios de corrección,
entendidos a la manera constructivista, por la otra. Posiblemente se trata de
cuestiones situadas en planos de discurso distintos que pueden abordarse
fructíferamente en forma separada.
6 La autora señala, en ocasiones, que la propuesta de Dworkin constituiría un «cambio de paradigma». No es posible saber
si el uso de tal terminología es simplemente referencial o apunta a una concepción de relativismo epistémico en línea
con ciertas interpretaciones radicales (por ejemplo, de estructuralistas, sociólogos del conocimiento y posmodernistas)
de la «inconmensurabilidad» de los paradigmas a los que se refería Kuhn (e.g. «el científico aristotélico y el que sigue
a Newton viven en mundos distintos, sin criterios objetivos de corrección») y del holismo de Quine. Abordar tales
interpretaciones ciertamente excede al ámbito de este trabajo. Sin embargo, cabe mencionar que tales interpretaciones
fueron rechazadas no solo por los propios Kuhn y Quine, sino que por la enorme mayoría de los científicos (salvo,
probablemente, por proponentes del «Programa fuerte» de la sociología). Por lo demás, la consecuencia ética de estas
posturas tiende a ser el relativismo ético y el escepticismo en relación con la corrección objetiva en la moral, conclusión
que ciertamente no se compadece con la propuesta constructivista.
3. Indeterminación racional
Se declara que existe un límite derivado del aspecto autoritativo del derecho,
pero se propone (una teoría que supone) una exacerbación de los principios
y una relativa irrelevancia de las reglas que, en la práctica, desconocen
este valor. No es extraña, en este sentido, la afirmación de la autora de que
las que hayan sido las intenciones de los creadores de la ley apenas tienen
importancia (Lifante Vidal, 2018: 137).
7 Aunque Dworkin no utilice el lenguaje de la ponderación, creo que podemos entenderlo en forma razonable como
subyacente a su propuesta.
8 Se dirá que el resultado de la ponderación es una regla general y abstracta aplicable a casos futuros, pero como en
tal hipotético caso futuro debe nuevamente ponderarse (completa indeterminación de Dworkin) y no habrá dos casos
iguales, la nueva regla será, una vez más, derrotable. El legislador, cuando establece excepciones, su número es finito.
Cuando lo hacen los jueces, son infinitos.
9 El propio Dworkin pareció dubitativo sobre si el derecho injusto era válido, pero por su injusticia no debía ser aplicado,
o simplemente era inválido. Las normas que obligaban a devolver a los esclavos que había huido a Estados no esclavistas
serían válidas, pero injustas; mientras que algunas de las más inicuas ¿normas? nazis simplemente no eran derecho. Ver
Moreso (2015: 96).
10 Y, en particular, por Guastini. Para una discusión general, ver Chiassoni (2011: 191 y ss.).
Cuando Tucídides intenta comprender las causas tras las graves condiciones
impuestas por los atenienses al derrotado pueblo melio, imagina un diálogo
en donde los primeros se niegan a ofrecer tranquilizadoras, pero en
definitiva ficticias y meramente retóricas, razones morales que justifiquen
sus imposiciones. Razones de merecimiento o de justicia, tal vez vinculadas
al pasado triunfo sobre los persas, o a pasadas traiciones. Prefieren afirmar,
con fría sinceridad, que «…en el cálculo humano, la justicia solo se plantea
entre fuerzas iguales. En caso contrario, los más fuertes hacen todo lo
que está en su poder y los débiles ceden» (Tucídides, 2014: 541). La ruda
explicación de Tucídides no es reconfortante y ciertamente no da cuenta
del mejor de los mundos posibles. Pero explica con extraña claridad el
fenómeno histórico que intentaba describir. La actitud de Platón es, en esto,
radicalmente distinta. Afirma que el mundo, correctamente entendido, tendrá
11 Como señala Hart, aunque existe una retórica judicial que sugiere que el ordenamiento jurídico no deja casos sin
regular y el juez simplemente descubre tal respuesta, parecen existir buenas razones empíricas para sospechar que ese
lenguaje y esas razones deben mirarse con escepticismo. Ver Hart (2012: 274).
12 Como observa Leiter, el realismo es una teoría (descriptiva de la adjudicación) compatible o más bien que supone el
positivismo. Ver Leiter (2012: 99 y ss.).
Para ilustrar estos puntos puede ser de utilidad un pequeño caso extraído
del análisis económico de la tributación. Como es sabido, las modificaciones
a los impuestos al trabajo afectan no solo la cantidad de personas que
están dispuestas a trabajar, sino la cantidad de horas en que lo hacen.
Lo que no es tan claro es de qué forma se produce esta interacción. En
concreto, si se aumenta la tributación al trabajo, la gente ¿trabajará (querrá
trabajar) más o menos? Existe claridad en que el aumento de este tipo de
tributación genera dos efectos contrapuestos. Por un lado, las personas,
en promedio, tenderán a trabajar más, porque necesitan hacerlo para
mantener los ingresos y consumo que requieren. Es el «efecto renta», el
que intuitivamente se desprende de la idea de que «con este impuesto no
queda otra que trabajar más para pagar las cuentas». Pero, por otro lado,
las personas, en promedio, tenderán a trabajar menos, porque simplemente
reciben menos por su trabajo. Intuitivamente: «con este impuesto, lo que
me pagan no es suficiente para justificar que deje de hacer otras cosas que
me gustan, no vale la pena trabajar tanto». 13
A priori sabemos que existen estos dos efectos, pero no sabemos cuál
prevalece. Ninguna discusión teórica puede resolver la duda. Para lograrlo
debemos experimentar u observar la realidad. Es decir, debemos recurrir
a técnicas empíricas (observaciones temporales y de regresión múltiple,
experimentos, quasi experimentos, etc.). Ahora bien, supongamos que usted
13 El ingreso después del impuesto es, en definitiva, el precio del ocio. El impuesto reduce esta suma (por hora de trabajo
recibía $10 y ahora solo $8). Esto significa que el precio relativo del ocio ha bajado. El precio de una hora de ocio en vez
de trabajo ha bajado de $10 a $8. En consecuencia, por este efecto, subirá el ocio y bajará el trabajo, porque el precio del
ocio es más bajo.
Pero, desde luego, que usted prefiera una u otra cosa, que su ideología o
preferencias sean igualitarias o libertarias, no debería afectar el resultado
de los estudios empíricos sobre el efecto del aumento de impuestos en el
trabajo. La gente, cuando le aumentan los impuestos (en un país y época
determinados), trabaja más o no lo hace. 14 Que alguien prefiera una de las
opciones porque mejor se aviene a sus valores o ideología resulta, para
establecer el resultado, irrelevante.
14 Por cierto, en el ejemplo que se menciona tales resultados existen. Para el mercado laboral de Estados Unidos de
América. Los trabajadores primarios muestran escasa sensibilidad a cambios de tasas (sustitución, 0,1), mientras que los
secundarios muestran reacciones mucho más importantes (sustitución, 0,5 - 1). Ver Gruber (2011, pp. 628).
BIBLIOGRAFÍA