Modulo II DE LIDERAZGO NUEVO

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Ministerio apostólico y profético


“La Gran comisión de Dios”
Escuela de Liderazgo

ESCUELA DE LIDERAZGO

AFIN DE PERFECCIONAR A LOS SANTOS

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Ministerio apostólico y profético
“La Gran comisión de Dios”
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EFESIOS.4:12

MINISTERIO APOSTOLICO Y PROFETICO


LA GRAN COMISION
Personería jurídica especial 5091

PASTOR MAESTRO. DAIRO J. AMAYA M


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INDICE DE CONTENIDO

LECCIÒN N.º 1: El llamado de Dios a liderar.

LECCIÒN N.º 2: La hechura de un Líder.

LECCIÒN N.º 3: La oración de un líder.

LECCIÒN N.º 4: Los planes de un líder.

LECCIÒN N.º 5: Como motiva un líder.

LECCIÒN N.º 6: Como enfrenta un líder la oposición.

LECCIÒN N.º 7: Como resuelve un líder los conflictos.

LECCIÒN N.º 8: Las tentaciones del liderazgo.

LECCIÒN N.º 9: Secretos de un líder de éxito.

LECCIÒN N.º 10: Como un líder mantienes el éxito.

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LECCIÒN N.º 1: El llamado de Dios a liderar
(Por qué y cómo nos llama Dios a liderar)
Los cristianos han debatido el tema del liderazgo por siglos. ¿Es bíblico liderar? ¿No somos
llamados a ser seguidores en vez de líderes? ¿Acaso no somos llamados a ser siervos y no
regidores? ¿Podemos honestamente creer que el liderazgo es una idea bíblica? Cuando
estudiamos la Biblia cuidadosamente, vemos que ciertamente es una idea de Dios. No solo es
Dios el Líder por excelencia, sino que nos ha llamado a liderar también.

Nacido para liderar


Considere esto: La primera descripción del hombre en la Biblia involucra liderazgo. Dios nos
diseñó para liderar, tener autoridad y tomar dominio. De acuerdo a Génesis 1:26-31, usted y
yo nacimos para liderar. Estudie esta escritura…
“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, Conforme a nuestra semejanza; y
señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en
todo animal que se arrastra sobre la tierra.” (Génesis 1:26). De allí podemos extraer:

1. Ser creados a la imagen de Dios significa que hemos sido creados para liderar: De acuerdo
con el verso 26, somos creados a la imagen de Dios. ¿Qué significa esto? Una clave la
encontramos en la siguiente frase: “y señoree”. Parte de lo que significa ser a la semejanza de
Dios es saber que hemos sido confeccionados para liderar y señorear.

2.- Dios dio al hombre autoridad sobre toda la tierra. En el libro de Génesis 1:28, Dios da
responsabilidad al hombre para dominar la creación. Junto con esta responsabilidad, Dios
también le delegó cuidar de toda la tierra para aprovecharla al máximo para el bienestar del
hombre; siendo buen mayordomo de las riquezas que Dios dio en la creación.
Toda la autoridad pertenece a Dios; pero Dios tiene dos maneras de ejercer Su autoridad.
a.- Autoridad directa. Esto significa que Dios nos dice directamente a través de Su Palabra o a
través del Espíritu Santo lo que Él desea que hagamos.
b.- La autoridad delegada. Esto significa que Dios elige a determinadas personas para que lo
representen y ejerzan Su autoridad.
Dios no sólo nos guía personalmente, sino que también nos dirige a través de Su autoridad
delegada. Padres, pastores, presbíteros, diáconos, maestros, profesores, policías, jefes,
gobernantes, etc. son autoridades delegadas.
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Puesto que una autoridad delegada es alguien que representa la autoridad de Dios,
esa persona debe ser obedecida. Ser irrespetuoso o desobediente a la autoridad delegada por
Dios es semejante a ser irrespetuoso o desobediente con Dios mismo.
Dios ha establecido cuatro áreas básicas de autoridad para el hombre:
a.- La familia: Lo que Dios dispuso para la familia es que el padre sea la cabeza del hogar bajo
la autoridad y dirección de Dios. La esposa debe estar sujeta a su esposo y los hijos sujetos a
sus padres.
b.- La iglesia: El plan de Dios es que Cristo sea la Cabeza de cada iglesia. Bajo la autoridad de
Cristo están los líderes designados por Dios, tales como apóstoles, pastores, ancianos,
diáconos y maestros. Debemos someternos a las autoridades de la iglesia, delegadas por Dios.
Aquellos que tienen autoridad en la iglesia no deben imponerse al pueblo de Dios, sino
en cambio, servirlos y ser ejemplo para ellos.
c.- El gobierno: Debido a la naturaleza pecaminosa y rebelde del hombre, Dios estableció
las leyes y el gobierno humano. Dios dio a los hombres la autoridad para hacer cumplir Sus
leyes. Lo hizo para nuestra protección y para nuestro bien.
d.- El trabajo: Nuestro jefe o "patrón" representa la autoridad delegada de Dios en el trabajo.
Honramos a Dios cuando hacemos nuestro trabajo lo mejor posible por causa del Señor. Dios
no se complace cuando hacemos nuestro trabajo en forma descuidada y a medias. Él quiere
que lo hagamos de todo corazón.
Dios quiere que entendamos que todas las personas en autoridad han sido designadas y
ordenadas por Él. Por eso, deben ser obedecidas.

3. Si Dios nos dijo que señoreemos, debemos tener la autoridad para hacerlo: Dios nunca nos
manda a hacer algo sin habernos equipado para llevarlo a cabo. Usted y yo tenemos la
habilidad de liderar porque Dios nos creó y nos mandó hacerlo. Basado en sus dones y
personalidad, usted tiene la habilidad de liderar en alguna área.

Siendo sal y luz


En el Nuevo Testamento Dios confirma este llamado de influenciar a otros. Vea Mateo 5:13-
16. “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No
sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz
del

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mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y
se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, ¡y
glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”
La sal influencia la comida que tomamos y la luz influencia la casa en la cual vivimos. Jesús nos
está llamando a abrazar nuestro llamado a influenciar y brillar a donde quiera que vayamos. El
apóstol Pablo tomó muy en serio este llamamiento al decir: “Conociendo, pues, el temor del
Señor, persuadimos a los hombres…” (2Corintios 5:11)

Permiso divino para liderar


Muchos de nosotros nos sentimos como Moisés cuando estuvo frente a Dios en la zarza que
ardía en Éxodo 3-4. Se sintió incompetente y nada preparado para liderar, sin embargo, eso es
lo que Dios lo llamó a hacer. Muchos líderes potenciales en la Biblia tuvieron miedo y huyeron
de su llamamiento. Dios les tuvo que dar permiso para hacerlo. La mayoría de nosotros
podemos hacer una lista del porqué no lideramos efectivamente, como Moisés la hizo. Cuando
Dios le llamó, él tenía inmediatamente 5 excusas por las cuales no podía liderar. Tome nota de
cómo Dios responde a ellas.

Excusa uno: ¿Quién soy yo? (Éxodo 3:11)


Moisés luchó con su identidad, simplemente no se sentía calificado. Él pensaba que Dios había
escogido al líder equivocado. La respuesta de Dios: No importa quién eres, Yo te he llamado,
Yo estoy contigo.

Excusa dos: ¿Quién eres tú? (Éxodo 3:13)


Moisés luchó con la intimidad. Él no conocía a Dios lo suficiente como para poder dárselo a
conocer a las personas. Su relación con Dios era débil. La respuesta de Dios: YO SOY EL QUE
SOY. Soy cualquier cosa que tú necesites.

Excusa tres: ¿Y qué si no me escuchan? (Éxodo 4:1)


Moisés luchó con la intimidación. Se preocupó sobre la reacción de las personas hacia él. La
respuesta de Dios: Cuando haya terminado, ellos escucharán. Confía en mí.

Excusa cuatro: Nunca he sido un buen orador. (Éxodo 4:10)

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Moisés luchó con la incompetencia. ¿Quién lo seguiría si no podía hablar bien? La respuesta de
Dios: ¿Quién crees que hizo tu boca? Soy la fuente de tus dones.

Excusa cinco: Sé que puedes hallar a alguien más. (Éxodo 4:13)


Moisés luchó con un sentimiento de inferioridad. Se comparó a sí mismo con otras personas
más capaces y se sintió inferior. La respuesta de Dios: Bueno, dejaré que vaya Aarón contigo…
pero sigo llamándote a ti.
PREGUNTA: ¿Qué excusa tiene usted para no liderar bien? ¿Cuál cree usted que sería la
respuesta de Dios?

El Liderazgo es Influencia
El liderazgo es influencia, nada más y nada menos.
Se trata de influenciar a los demás en las cosas que valen la pena. No depende de títulos ni de
posiciones, depende de alguien que tenga una visión de parte de Dios, y movilice a otros a
unírsele para que se realice. Cuando esto sucede, el liderazgo aflora en su forma más pura.
Sucede en toda organización en un momento u otro, especialmente cuando no existe un
sistema o plan; en esos tiempos no hay expectativa de progreso. Hoy en día, hay muchas
regiones del mundo llorando por líderes que sean hombres de Dios y efectivos. El líder deberá
ganarse el derecho a liderar y los demás escogen seguirle.

DIAGRAMA

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El período de los Jueces


Antes de que Israel adoptara una monarquía y fuera Saúl asignado a ser su rey, ellos
experimentaron una etapa llamada Período de los Jueces. Fue una época en donde se requería
del liderazgo puro. Cada juez que lideró fue un pionero. El siguiente verso aparece más de una
vez en el libro de los Jueces: “En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le
parecía.” (Jueces 21:25).

He aquí seis razones por las cuales este período fue una época de liderazgo intensivo:
1. El caos reinó debido a que no había un precedente de líderes.
2. Debido a que los judíos primero ocuparon Canaán, estaban rodeados de enemigos
agresivos.
3. No había gubernamentales para la seguridad ni la defensa nacional.
4. Otras culturas influenciaron a Israel con sus ídolos y sus supersticiones.
5. Los líderes como Moisés y Josué habían muerto, y no había una estructura de orden.
6. La coyuntura y la moral estaban olvidadas, así que el crecimiento era difícil, no fácil.

Catorce jueces dirigieron a Israel durante este período. Cada líder empezó su liderazgo desde
cero. Los siguientes son de los que sabemos: Otoniel, Aod, Samgar, Débora, Gedeón,
Abimelec, Jair, Tola, Jefté, Ibzán, Elón, Abdón, Sansón y Samuel. Ciertamente conocemos más
de estos jueces que de otros, sin embargo, del texto podemos resumir cómo líderes efectivos
lideraron durante una de las épocas más difíciles de Israel. En estos tiempos, los líderes
necesitan regresar a lo básico. Lo básico está claro durante este período de la historia de
Israel. Los jueces tuvieron en común las siguientes características.

- Aspectos básicos de los líderes efectivos:

1. PERCIBEN UNA NECESIDAD


Contrariamente a lo que muchos piensan sobre el liderazgo hoy en día, durante ese tiempo el
liderazgo siempre empezó con una necesidad. En el libro de Jueces, no empieza cuando
alguien quiso llenar una posición vacía. No había posiciones que llenar; no había ni protocolo
ni estructura. No había votos de diáconos ni maestros de escuela dominical. Si alguien
lideraba, era porque había visto una necesidad y pidió a otros que le ayudaran a suplirla.
Todos los jueces empezaron cuando vieron un problema específico que podían abordar.

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• OTONIEL: Encontró a Israel rodeado de los mesopotámicos. Él dio un paso adelante para
reclutar y liderar un ejército de hebreos contra el rey. Él prevaleció y esto los llevó a 40 años
de paz.
• AOD: Observó cómo los moabitas dominaban a su pueblo, y decidió que ya había sido
suficiente. Guió a Israel a una gran victoria sobre Moab. Esto los llevó a 80 años de paz.
• SAMGAR: Dio un paso adelante cuando los filisteos habían oprimido a Israel por años. Al
matar él personalmente a 600 soldados, inspiró a su ejército para lograr la victoria.

Cuando el liderazgo es puro….


a. Siempre comienza con una necesidad.
b. Esa necesidad enciende pasión dentro de una persona.
c. Esa persona actúa en respuesta a la necesidad.
d. Esta acción mueve a otros a cooperar.
APLICACIÓN: Cuando escucha de las muchas necesidades a su alrededor, ¿Cuál de ellas le llega
más al corazón? ¿Qué tipo de “especialista” es llamado a ser? ¿Qué hará antes de morir?

¿Cuál será su contribución significativa?

2. POSEEN UN DON
En cada caso en el libro de los Jueces emergió un líder debido a que tenía un don obvio. Poseía
alguna habilidad que concordó con la necesidad del momento perfectamente.
Era competente en un área relevante. Su don resolvió un problema. En cada caso el “don”
venía de Dios, pero tomó diferentes formas. Era:
a. Un don espiritual: Sansón tenía un don espiritual conectado a su voto de nazareo.
b. Un talento natural: Débora tenía un talento natural para la estrategia y sabiduría.
c. Una habilidad adquirida: Gedeón y Jefté desarrollaron sus habilidades para liderar con el
tiempo. Dios ha puesto algo dentro de todos nosotros que deberá ser entregado a las
personas que les rodean. En otras palabras, cada uno tiene algo que todos nosotros
necesitamos. Cuando lo encontramos, influenciamos de una manera natural.
Nosotros lideramos con naturalidad en el área de nuestro don. En el área de nuestro don,
estamos y somos muy…
• Intuitivos • Satisfechos • Productivos • Naturales • Cómodos • Influyentes

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APLICACIÓN: ¿Qué de Usted? ¿Cuál es su don natural primario? ¿Qué contribución sería
mayormente extrañada por el cuerpo de Cristo si faltara? ¿Qué es lo que usted agrega a su
organización que lleva a cabo mejor?

3. DESPLIEGAN UNA PASIÓN


Cuando una necesidad de fuera se empata con un don de dentro, el líder con frecuencia la
persigue al ser consumido por una pasión. Esta pasión es irresistible para otros, y el líder no
puede menos que compartirla con aquellos que se quieren involucrar. En el libro de los Jueces,
varios líderes experimentaron este tipo de química interna que encendió una pasión. He aquí
los ingredientes para una pasión:

4. PERSUADEN A LAS PERSONAS


Los verdaderos líderes eventualmente llegan al punto en donde atraen e imparten de su
pasión. Algunas veces, solamente hallan a otros que comparten su misma pasión
Una cosa es segura, los líderes genuinos conectan con otras personas. Esto es lo que separa a
un emprendedor de un líder. Los líderes no actúan solos, tienen seguidores.
Tienen que tenerlos, debido a que tienen una causa más grande que ellos. Necesitan de los
demás para llevarla a cabo.

GEDEÓN: A Gedeón se le dijo que reuniera un ejército y atacara a los madianitas.


Él había reclutado a demasiados hombres, así que Dios tuvo que recortar el tamaño del
ejército de lo contrario él tomaría el crédito de la victoria. ¡Este líder persuadió a demasiadas
personas a seguirle! Quisiéramos tener este mismo problema.
DÉBORA: Aunque era mujer, Débora persuadió por completo a Israel. Sin importar qué cosa
determinaba hacer, las personas la seguían. Aun Barac insistió en que ella fuera con él a la
batalla. Él entendía quien tenía influencia.
SAMUEL: El más fuerte de todos los jueces, Samuel, fue el líder que más influencia tuvo
durante la etapa que abarcó de Moisés a David. Su liderazgo se extendió por dos
generaciones. Tantos mayores de edad como jóvenes le escuchaban. Aun los reyes lo
respetaban. Él había ungido a Saúl y a David como reyes, era líder de líderes.

- Prácticas probadas para lograr que las cosas se hagan…


a. Lo que se habla se logra realizar.
b. Para lo que se entrena se logra realizar.

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c. Lo que se calcula se logra realizar.
d. Lo que se presupuesta se logra realizar.
e. Lo que se confronta se logra realizar.
f. Lo que se premia se logra realizar.
APLICACIÓN: ¿Qué de usted? ¿Quién se ha comprometido en un 100% con su liderazgo? ¿A
quién persuade? ¿Son los mayores de edad o los jóvenes? ¿Son ellos líderes o seguidores?
¿Cómo persuade a las personas a tomar el camino con usted? ¿Cuándo es que usted es
influencia para otros? ¿En dónde es influencia para ellos?

5. PERSIGUEN UN PROPÓSITO
Una observación final en cuanto a los jueces es que cada uno de ellos pudo liderar debido a
que siguieron un propósito especial puesto delante de ellos. Ellos se movieron en la dirección
para alcanzar una meta específica. Ningún juez deseaba mantener el mismo estado de las
cosas. Cada uno sintió que tenía una tarea divina que realizar.
Usted podría llamarle el propósito de su vida; este se volvió el compañero que los consumía.
Sería difícil separar liderazgo de propósito. No podría imaginar el liderar sin un claro sentido
del propósito dado por Dios. Quizás es por esto que muchas iglesias no tienen fruto. No hay
una misión clara, acordada, ni definida.
En Jueces, su propósito era…
a. Personal: Era a la medida de sus dones y pasiones.
b. Mensurable: Involucraba actividad que podía ser medida.
c. Memorable: Era lo suficientemente específico para ser recordado y abrazado.
d. Significativo: Tocaba temas nacionales los cuales harían una diferencia.
e. Movible: Podía viajar con ellos a donde quiera que estuvieran.
f. Moral: Era correcto. No solamente sentían que podía realizarse, sino que debía hacerse.

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1ª PARTE: LA FORMACION DE UN LIDER


- Los principios del liderazgo (primera parte)
Versículo central: “cuando el gobernante es entendido se mantiene el orden” (Pr 28:2)
“la tierra… por el hombre entendido y sabio permanece estable” (Pr28:2 RVR-60)
Un liderazgo bueno y fuerte es lo que necesita el mundo hoy. Dondequiera que miramos –
desde nuestros gobiernos hasta nuestros negocios, vecindario y hogares-, nos encontramos
rodeados por los desbastadores resultados de la inestabilidad, la indecisión y la corrupción;
todo porque falta liderazgo. Los secretos del liderazgo no son nuevos. De hecho, los
encontramos a lo largo de toda la biblia; para efectos aplicables en las lecciones siguientes
vamos a tomar el caso de Nehemías, un hombre que vivió alrededor del año 450 a.C., y por
medio de su experiencia vamos a entender todos los elementos del liderazgo que necesitamos
hoy.

La biblia nos habla de los beneficios que produce un liderazgo bueno y sólido: “cuando el
gobernante es entendido, se mantiene el orden” Esta misma cita en la biblia al día dice; “con
dirigentes honrados y sensatos hay estabilidad”. En medio de tanta conmoción y cambios
repentinos que hoy vivimos, la estabilidad ha de ser el fundamento que nos permite sobrevivir
como sociedad. Solo hallaremos estabilidad por medio de un liderazgo bueno y fuerte. Esto
significa que necesitamos personas dispuestas a reconocerse como líderes, y listas para
aprender y practicar los principios bíblicos de liderazgo, aceptando a su vez el desafío.
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El libro de Nehemías será nuestro guía en este emocionante recorrido dentro de los principios
del liderazgo. Pero para iniciar, antes vamos a establecer los principios de liderazgo (en esta
lección se verán los tres primeros):

1. Nada sucede hasta que alguien proporcione liderazgo: Es una ley de la vida. La historia lo
demuestra. Por ejemplo: hasta que no apareció un hombre llamado Martin Luther King y dijo
«tengo un sueño» no se reivindicaron los derechos civiles en Norteamérica. Hasta que no se
levantó un fraile católico conocido como Martín Lutero y exhortó a la iglesia para que
regresara a las enseñanzas bíblicas y que la biblia fuera de dominio público, no se inició un
movimiento reformista. Hasta que Simón Bolívar no anhelara ver al pueblo americano libre del
imperio español, no se conformó un movimiento revolucionario y libertador. Y así, muchos
otros casos. Cuando en tu familia hay problemas, nada sucede hasta que alguien asume el
liderazgo y dice «vamos a hacer algo al respecto».

2. Todo se edifica o se derrumba según sea el liderazgo. A lo largo de toda la historia, e


incluso en el mundo actual, la mayoría de los problemas se remontan a la falta de líderes
competentes. El mundo necesita líderes preparados.
En el libro de los Jueces encontramos siete ciclos. Un día las cosas marchaban bien y la vida
tenía un aspecto bastante bueno; pero al día siguiente andaban por el suelo. Esto se repitió
una y otra vez. Pero tanto fue el desastre en el liderazgo de Israel que el último versículo del
libro de Jueces lo resume así: “en aquella época no había rey en Israel; cada uno hacia lo que
le parecía mejor” (Jue 21:25) Donde no hay líderes, la gente hace lo que mejor le parece. Y la
consecuencia es la inestabilidad.

3. Liderazgo es influencia. Y la influencia es para bien o para mal. Si alguna vez usted ha
estado en el patio de recreo de una escuela y se sienta con un grupo de adolescente, a los
cinco minutos ya sabré quien (o quienes) es el líder; basta ver como se relacionan entre sí. Si
ha estado en una reunión de comité, es probable que haya descubierto que muchas veces el
líder no es el presidente del comité. El líder es la persona a la cual todos se mantienen
mirando con el fin de averiguar lo que piensa.
Es importante que aprenda este principio: cada vez que influimos sobre otra persona estamos
asumiendo liderazgo. Pero la influencia no se da por la avanzada edad. Es más, el liderazgo no
es una cuestión de edad. Pablo entendió esto y por ello le escribió a Timoteo: “ que nadie te

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menosprecie por ser joven. Al contrario, que los creyentes vean en ti un ejemplo a seguir” (1 Ti
4:12). A cualquier edad podemos tener influencia y, lo cierto es que usted es un modelo,
quiera o no. Todos somos líderes en algún aspecto. Por consiguiente, la cuestión no es si eres
líder o no. La pregunta es: ¿Eres un buen líder?
La biblia define al líder como alguien que tiene capacidades dadas por Dios y la
responsabilidad de influir sobre un grupo de creyentes con el fin que se realicen los propósitos
de Dios para con ese grupo.
Reflexión: ¿Qué principios puedo aplicar a mi liderazgo? ¿Cómo estoy influyendo en el grupo,
cómo me ven cada Uno?

1º PARTE: LA FORMACION DE UN LIDER


El trasfondo de la Historia de Nehemías
La ciudad de Jerusalén fue destruida en el año 586 a.C. Los judíos que vivían allí fueron
deportados a Babilonia (hoy en día le damos el nombre de Irak a ese lugar). Debían estar en el
cautiverio durante setenta años, pero en el 537 se le permitió a un primer grupo que
regresara. En el 516 se reconstruyó el templo de Jerusalén. Esdras fue el líder del segundo
grupo de judíos que regresó a Jerusalén en el 458. Luego, en el 445 a.C., Nehemías pidió
autorización para volver a Jerusalén con un tercer grupo, a fin de reconstruir los muros de la
ciudad.
En aquellos días, las ciudades estaban protegidas por los muros que la rodeaban. Si un
enemigo atacaba la ciudad, le podía tomar hasta seis meses abrirse paso para entrar, gracias a
esos muros. Cuando Nehemías entro en escena, los muros de Jerusalén habían estado
destruidos durante décadas.
Ya para entonces, los judíos habían estado viviendo en cautiverio en Babilonia durante algún
tiempo. Finalmente, se les permitió ir regresando poco a poco, y después se les permitió
reconstruir el tempo. Pero la ciudad seguía en ruinas y los muros seguían siendo un montón de
escombros. Esto creaba dos grandes problemas (en esta lección solo veremos la primera):

1. Los habitantes estaban indefensos. Sin protección alguna, los habitantes eran vulnerables
ante los ataques y las provocaciones. Al saber que estaban indefensos, también se sentían
desalentados y derrotados. Cuando un ejército entraba a una ciudad y se apoderaba de ella, lo
primero que hacía era destruir sus muros. Era un símbolo de la derrota y el desamparo.
Jerusalén, con sus muros destruidos, era una deshonra para el pueblo de Dios. Les decía: “Dios
los ha abandonado”. Muchos de ellos creían que lo había hecho. Al fin y al cabo, su cautiverio

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era consecuencia de su desobediencia. Dios había dicho: «Si no comienzan a comportarse
como el pueblo escogido que son, voy a permitir que sea tomada la su ciudad por una nación
enemiga». Y como no se comportaron como era debido, entró una nación enemiga y los
esparció en cautiverio. Dios cumple lo que promete.

Ahora estaban de vuelta y hasta habían reconstruido el tempo. Pero estaban viviendo en
medio de los escombros, su moral estaba por el suelo, se sentían derrotados, desalentados y
deprimidos. ¿Qué hace falta en un momento así? Hace falta un líder.
Y aquí entra en escena Nehemías. Lea Nehemías 1:1-4
“Estando yo en la ciudadela de Susa…” Susa no era la capital de imperio Persa, sino más bien
una especie de palacio veraniego.

Nehemías nos dice: “En aquel tiempo yo era copero del rey”. Así se ganaba la vida. Eso era él,
un copero. En el antiguo testamento se conoce a este rey por tres nombres distintos:
“Artajerjes”, que significa «gran rey», “Hazaras”, que significa «padre venerable» y “Darío el
medo” como lo titula el libro de Daniel. Esto nos dice algo sobre la forma en que consideraban
los pueblos a sus gobernantes en aquellos días, ya que un solo hombre era conocido con tres
nombres distintos.
Es probable que Nehemías, al ser copero del rey, ocupara el segundo puesto de importancia
dentro del reino. El copero el rey era una combinación de Primer Ministro, guardaespaldas,
agente personal de seguridad y ayudante del rey. Era la persona en la que más confiaba el rey.
El título de Nehemías se origina en la parte de sus responsabilidades que incluía la obligación
de probar el vino antes que lo bebiera el rey, para asegurarse de que no estuviera
envenenado. Si caía el copero, el rey sabría que se trataba muy probablemente de algo más
que un simple vino; el oficio de Nehemías era bastante peligroso.
Por otra parte, Nehemías tenía que ser totalmente leal y digno de confianza, y Artajerjes le
había confiado su propia vida. Aunque es probable que Nehemías naciera en Babilonia durante
el cautiverio, no era persa; sin embargo, ocupaba el segundo puesto en autoridad y era una
gran figura dentro del gobierno persa. Dios siempre tiene su manera de poner a su gente en la
posición necesaria y el momento preciso.
Jananí, uno de los hermanos de Nehemías, acabada de regresar de un viaje a Jerusalén. Puesto
que Jerusalén está a una distancia de entre mil trescientos y mil seiscientos kilómetros de
Susa, es probable que le hubiera llevado unos dos meses hacer el viaje a lomo de camello,

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atravesando el desierto; un viaje nada fácil. Nehemías le pidió noticias a Jananí; quería saber
todo lo que está sucediendo a la familia en Jerusalén.

2. Los habitantes estaban desolados, sin esperanza y afrentados frente al resto de las
naciones.«Solo traigo malas noticias», le dijo Jananí. «El pueblo está deprimido, nuestros
parientes están desalentados y los muros siguen en el suelo. Han reconstruido el templo, pero

toda la ciudad está en ruinas. Están invadiendo la ciudad y el pueblo está realmente
desalentado. ¡Malas noticias, hermano!» “Al escuchar esto, me senté a llorar; hice duelo por
algunos días, ayuné y oré al Dios del cielo”. Nehemías se siente triste con las noticias, y
avergonzado por el pueblo de Dios. En los versículos siguientes leeremos su oración. También
veremos que no oró una hora solamente; ni siquiera un solo día. La biblia dice que oyó las
noticias en el mes de Quisleu (última semana de Noviembre),y fue en el mes de Nisán (última
semana de Marzo) cuando el rey lo dejó ir. Había estado orando, llorando, ayunando y
lamentándose durante cuatro meses. Es claro que se había tomado en serio aquellas noticias,
y que las guardaba en lo más profundo del corazón. Nehemías es un hombre de oración. En su
diario (libro de Nehemías) leemos once oraciones; más que en casi cualquier otro libro de la
biblia.
Reflexión. ¿Por qué crees que Dios escogió a Nehemías para que fuera líder? ¿Habrá tenido
algo que ver su vida de oración?

1º PARTE: LA FORMACION DE UN LIDER


Razones por las que Dios escoge a Nehemías como líder
¡Cuántas veces les había advertido Dios a los israelitas a través de sus profetas que se
volvieran a Él, que dejaran los ídolos y las costumbres malvadas que aprendieron de sus
vecinos! Pero ellos no quisieron. Sus oídos se volvieron sordos. El pueblo que Dios había
apartado para El –como pueblo especial- fue alejado de su presencia y llevado al cautiverio. 2
Reyes 17:1-23 nos revela la situación tan delicada que obligó a Dios a esparcir a Israel sobre las
naciones bajo una régimen de cautividad. Ahora, el pueblo de Israel eran esclavos cuyo mayor
opresor fue el imperio babilónico. En este momento de la historia aparece un líder: Nehemías.
Nehemías, (nombre hebrero sig. Reconfortado por el Señor), aparece en un momento crucial
de la historia de Israel: cuando los judíos comenzaron a ser deportados a su patria.
Probablemente había nacido en la cautividad, dentro del pueblo babilonio; por su cargo de
importancia, deducimos que era un hombre ilustre, docto en ciencia y conocimiento de la

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época. Fue llamado por Dios siendo el copero del rey más poderoso del oriente medio;
probablemente tenía cerca de cuarenta años. Pero, ¿por qué escogió Dios a este hombre?

1. Nehemías era sensible ante las necesidades que veía a su alrededor. Dios vio el corazón de
Nehemías; era un hombre al que le importaba que le interesara a Dios. Llevaba una vida
agradable en Babilonia. Nunca había visto a

Jerusalén. Le debe haber parecido que aquellos problemas estaban a un millón de kilómetros
de distancia. Pero cuando oyó hablar del pueblo de Dios –deprimido, desalentado y
derrotado-, se tomó en serio aquellas noticias.
Aprendamos el principio: Los líderes son sensibles ante las necesidades de la gente que los
rodea. Este es el primer principio de liderazgo que hallamos en el libro de Nehemías. Dios usa
personas a las que les interese lo mismo que a Él le importa. A Dios le importó que los muros
de Jerusalén estuvieran por el suelo. A Nehemías le importó lo que le importó a Dios, y eso
hizo de él un líder.
 Bod Pierce, el fundador de World Visión, decía «quiero que mi corazón se quebrante ante
las mismas cosas que quebrantan el corazón de Dios». La primera cualidad de un gran líder
es la sensibilidad ante las necesidades que ve a su alrededor.

2) Nehemías era digno de confianza. Nehemías era un hombre de buena reputación. El rey
Artajerjes le había encomendado su seguridad personal; eso significa un alto grado de
confianza. Dios usa personas que sean dignas de confianza, seguras y fieles. Ver Lc 16:10-13.
Lucas presenta cuatro formas en que Dios pone a prueba nuestra fidelidad. Una de ellas
consiste en observar cómo servimos en el ministerio bajo otro líder. Antes de darnos un
ministerio propio quiere ver cómo tratamos el liderazgo de otro.
Otra forma tiene que ver con el manejo de nuestro dinero. La biblia indica con claridad que
nuestro estilo personal en la administración del dinero determina lo mucho que Dios puede
bendecir nuestra vida. Si no se nos pueden confiar las riquezas terrenales, ¿quién nos va a
confiar los verdaderos tesoros espirituales?

3. Nehemías era dispuesto. Cuando se necesitó un líder, Nehemías dijo: «yo me ofrezco, aquí
estoy, envíame a mí».
Tenía el cargo más envidiable de todo el reino, y el problema estaba a mil seiscientos
kilómetros de distancia. Le llevaría dos meses llegar allí en camello. Habría sido mucho más

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fácil quedarse donde estaba, llevando la vida fácil y placentera de palacio. Pero Nehemías
dice: «yo voy. No soy constructor, pero voy a reconstruir los muros». Él no tenía las
habilidades necesarias para ese trabajo, pero si tenía un corazón bien dispuesto. Dios lo
escogió porque era sensible y de confianza, y se había puesto a su disposición.
Dios no busca tanto en los líderes las capacidades como la credibilidad, la confianza y la
disponibilidad. Esas cualidades son toda cuestión de decisión. Tal vez tú digas: «yo no tengo
los
dones, el talento o el intelecto necesario». Sin embargo no es esa la pregunta que Dios está
haciendo. Dios está diciendo:
► ¿Se puede creer en ti? ► ¿Tienes carácter? ► ¿se halla tu carácter en crecimiento?
► ¿eres sensible ante la gente? ► ¿eres digno de confianza?
► ¿puede Dios apoyarse en ti? ► ¿Estás dispuesto?

Reflexión. Dice Lucas 16:10-13 “El que es honrado en lo poco, también lo será en lo mucho; y el
que no es íntegro en lo poco, tampoco lo será en lo mucho. Por eso, si ustedes no han sido
honrados en el uso de las riquezas mundanas, ¿quién les confiará las verdaderas? Y si con lo
ajeno no han sido honrados, ¿Quién les dará a ustedes lo que les pertenece? Ningún sirviente
puede servir a dos patrones. Menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y
despreciará al otro. Ustedes no pueden servir a la vez a Dios y a las riquezas” ¿Cómo puede
aplicar esto a su vida?

2ª PARTE: LA ORACION DE UN LIDER


¿Cuándo debe orar un líder?
Versículo central: “Yo he buscado entre ellos a alguien que se interponga entre mi pueblo y yo,
y saque la cara por él..¡Y no lo he hallado!” (Ezequiel 22:30)
«Constantemente nos sentimos presionados, por no decir tensos, ante la necesidad de
proporcionar nuevos métodos, nuevos planes, nuevas organizaciones que hagan avanzar a la
Iglesia y aseguren su crecimiento y eficiencia. Sin embargo, el método de Dios son los seres
humanos. La Iglesia anda en busca de mejores métodos, Dios anda en busca de mejore
hombres»
Dios anda en busca de gente que él pueda usar. Anda en busca de líderes, porque nada sucede
mientras no haya alguien que proporcione el liderazgo. Todo se levanta o se derrumba de
acuerdo al liderazgo que exista.

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Mientras que la gente anda ocupada en la búsqueda de métodos, maquinaria y motivaciones
mejores, Dios dice: «yo ando buscando gente mejor, gente que yo pueda usar» Cuando se les
hace preguntas acerca de su vida privada, son demasiados los personajes públicos que hoy
usan esta excusa: «eso a nadie le importa». Incluso uno llegó a decir: «mi vida privada no
afecta de manera alguna mi capacidad para gobernar esta nación»; y fue el peor ejemplo para
una país de supuestos altos principios éticos y valores morales. Según Dios, eso no es así. Esto
es lo que Él dice: la eficacia en el liderazgo público está determinada por la vida privada del
líder.
Nehemías era un hombre de oración. Su diario privado, hecho público para nosotros por
medio de su libro en el antiguo testamento, recoge varias oraciones, que comienza con la que
aparece en el primer capítulo. A través de sus conversaciones con Dios, conocemos con mayor
profundidad la vida privada de este hombre tan único. Lo que es más aún: a Dios le gustaba
responder las oraciones de Nehemías. ¿No te encantaría conocer el secreto de este hombre?
Si examinamos con cuidado la vida de oración de Nehemías, esto nos puede ayudar a
aprender la forma de orar la clase de súplica que a Él le gusta responder.

Antes de hacer cualquier otra cosa, los líderes deben orar. Cuando Nehemías oyó el informe
que le dieron acerca de Jerusalén, lloró, hizo duelo, ayunó y oró. Más aún, no oró por unos
pocos minutos solamente, ni siquiera por unas horas, sino que oró «por algunos días». El líder
hace muchas cosas más, además de orar, pero el líder inteligente, el que anhela agradar a Dios
por medio de su vida, no hace nada antes de orar. ¿Has pensado alguna vez qué hace que haya
algunos que se conviertan en líderes y otros en perdedores? La diferencia está en esto: los
líderes le dan a la oración la más alta prioridad; los perdedores hacen de la oración su último
recurso.

En este siglo XXI tan inclinado a la técnica, son muchas las personas que viven en un constante
estado de agitación. Son las personalidades del tipo A: activas, altivas y aceleradas; quieren
estar en continuo movimiento, con tendencia a los ataques del corazón, orientadas hacia los
logros y las metas, siempre ocupadas. Un estilo de vida así puede ser demasiado agitado para
orar. Aunque Nehemías haya vivido hace siglos, no era diferente. Era un líder orientado hacia
la consecución de unas metas, que quería el éxito, tal como lo queremos nosotros. Nehemías
decía que, antes de hacer cualquier cosa, debíamos buscar tiempo para orar.

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Nehemías también era un hombre de acción. Era organizador, motivador y administrador. Bajo
su liderazgo, unos muros que habían estado descuidados durante décadas se levantaron en
cincuenta y dos días. Pero antes de comenzar a moverse, cayó de rodillas. Cuando oía que algo
andaba mal, no salía para organizar un comité o convocar una junta. Antes de hacer cualquier
cosa, se iba a solas con Dios y oraba. Este era el esquema normal de la vida de Nehemías.
Reflexión. ¿Puede recordar algunas veces que ha orado antes de enfrentar un problema y este
se ha resuelto con una facilidad increíble? Por el contrario, ataca la situación sin antes
presentarla ante Dios y ha notado que esta se ha tornado más compleja y pesada.

2ª PARTE: LA ORACION DE UN LIDER

¿Por qué debe orar un líder?


Los grandes retos del liderazgo no se miden por la capacidad, la entereza, la disponibilidad, el
conocimiento o el anhelo de servir que tenga el líder frente a la labor que tiene que
desarrollar. Los éxitos y los logros se alcanzan cuando el líder esta de rodillas; cuando dedica
tiempo a conocer el anhelo de Dios.
Buscar primero la presencia de Dios garantiza alcanzar la victoria. Proverbios 16:3 dice “deja
en manos de Dios todo lo que haces y tus proyectos se harán realidad” (lenguaje sencillo). Dios
está buscando personas comunes y corrientes, pero con la entereza y corazón dispuesto a
llegar a su presencia con sensibilidad, con pasión por superar retos, con la humildad de
reconocer que sólo la intervención de Él lo impulsará a alcanzar lo imposible. Pero la medida el
éxito está en el tiempo de oración. Orar es la clave fundamental y definitiva para el éxito del
líder. ¿Pero por qué debe orar el líder antes de iniciar un proyecto?

1. Porque eso demuestra que dependo de Dios. A los seres humanos nos encanta sentirnos
autosuficientes. Cualquiera que sea el problema, tenemos la capacidad de enfrentarlo. «¿Para
qué orar?», pensamos. «Este problema lo puedo manejar solo». Cuando llega el problema,
decimos: «y ahora… ¿qué voy a hacer?», cuando deberíamos preguntar «Dios mío, ¿qué
quieres que haga acerca de esto?» “Separados de mí no pueden ustedes hacer nada”, dijo
Jesús en Juan 15:15. Solo por medio de una conexión con Cristo que sea fija, sólida y
mantenida constantemente, podremos llegar alguna vez a dar fruto en nuestra vida.
En la palabra leemos: “Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les
pertenece” (Mt 5:3). No hay nada que Dios no esté dispuesto a hacer por la persona que

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depende de él. Solo podemos comenzar a ser útiles como líderes cuando reconocemos que
dependemos de Dios por completo. Cuando la oración se convierta en tu primera reacción
ante los problemas, como lo era para Nehemías, sabrás que estás viviendo dependiendo de
Dios.

2. Porque eso aligera la carga. Nehemías era un hombre compasivo y sensible; un hombre que
sentía profundamente las cosas. Perturbado por las malas noticias recibidas, trató de
encontrarse con el corazón de Dios por medio de la oración. Lloró por las ruinas, pero no se
limitó a hacer duelo o a gemir. Oró. Llevó el problema delante del Señor. No se quejó; no
gimió ni se revolcó en la autocompasión. El nombre de Nehemías significa. «El Señor es mi
consuelo».

Dios honra la oración que sale de un corazón genuinamente preocupado. Anhela escuchar:
«Señor, no puedo con esto. No sé cómo enfrentarlo. ¡Ayúdame! » Esas son las oraciones que
a Dios le gusta responder. Aprenda este principio: El liderazgo produce gran presión, y el alivio
se encuentra de rodillas. Los líderes hacen realidad Isaías 40:31 “pero los que esperan a Jehová
tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán;
caminarán, y no se fatigaran.”

3. Porque libera el poder de Dios. No hay nada que libere el poder de Dios como lo hace la
oración de fe. En Jer. 33:3, Dios dice: “Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas
grandes y ocultas que tú no sabes”. La oración puede hacer todo lo que Dios puede hacer. La
oración utiliza los recursos mismos de Dios. Cuando se hace entrar a
Dios en un proyecto, lo imposible se vuelve posible.
Sin lugar a dudas Dios tiene la autonomía y poder suficiente para intervenir en forma natural o
sobre natural sobre una necesidad suya. Sin embargo, aun cuando Él sabe lo que usted
necesita, quiere que usted llegue a su presencia y lo pida; Jesús dijo en Mt 7:7-8: “Pedid, y se
os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque cualquiera que pide, recibe; y el que
busca, halla; y el que llama, se le abrirá”.
Reflexión: ¿Por qué considera fundamental que el verdadero líder ore a Dios por el proyecto?
¿Cuánto tiempo considera debe dedicar el líder a estar en la presencia de Dios, antes de
arrancar una tarea?

2ª PARTE: LA ORACION DE UN LIDER

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Cuatro pasos de la eficacia de la oración (primera parte)
Se puede aprender mucho acerca de una persona por el tipo de oración que hace. Cuando una
oración suena como una grabación gastada es indicación de un espíritu que se ha secado. Las
oraciones egoístas, las que hablan solo de «mis» necesidades, son señal de un espíritu egoísta.
Hay oraciones que se parecen una lista de mercado; solo quiere recibir lo que desea. Las
oraciones egoístas suelen proceder de un corazón arrogante y lleno de orgullo. Las oraciones
dicen mucho acerca del que ora.
Cuando leemos la poderosa oración del líder que tenemos en Nehemías 1:5-11, descubrimos
el carácter de este hombre. Lejos de hacer una oración informal, lo que nos ofrece es un
esquema para tener éxito al orar. Si quieres dar un recorrido por lo que es la oración eficaz,
permita que Nehemías sea tu guía. Nehemías nos ofrece cuatro secretos acerca de las
oraciones contestadas.

1. El basaba su petición en el carácter de Dios. ¡A Dios le encanta esta razón! El anhela que
nosotros lo conozcamos tal cual es y admitamos que dependemos de Él. En el versículo 5,
Nehemías dice: “Señor, Dios del cielo, grande y temible, que cumples el pacto y eres fiel con los
que te aman y obedecen tus mandamientos”. Hay tres cosas acerca de
Dios que necesitamos decir, como lo hizo Nehemías:
► Eres grande: la posición de Dios
► Eres temible: el poder de Dios
► Cumples tus promesas: la fidelidad de Dios
Lo primero que hizo Nehemías fue reconocer quién es Dios. Cuando reconocemos el poder y la
grandeza de Dios, lo alabamos. Nehemías dijo: «Dios mío, sé que nuestra situación es un lio,
pero me estoy recordando a mí mismo que tú eres quien lo tiene todo bajo control. Sé que los
problemas que hay en Jerusalén son grandes, pero tú eres más grande que ellos. Tu eres más
grande que este problema»
Comenzó a poner la situación dentro de la perspectiva correcta. Las oraciones que son
respondidas comienzan diciendo «Dios mío, quiero que me respondas por ser quien eres. Tú
nos has hecho todas estas promesas. Tú eres un Dios fiel, amoroso y lleno de misericordia».
Estudia los nombres de Dios. Conócelos mejor y basa tu petición en el carácter divino.

2. Confesaba el pecado que había en su vida. Dios les había advertido a los judíos que el
precio de la desobediencia iba a ser elevado. Les constaría perder su hogar en Israel, la tierra
prometida. Pero ellos no quisieron escuchar. Muchas veces nos parece que Dios nos está

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dando reglas a seguir, simplemente porque él es Dios. Lo cierto es que él sabía que si
desobedecemos es como no hace caso del Manual de Instrucciones para nuestra vida. Por
haber insistido en ir por su propio camino, los israelitas perdieron todo cuanto tenían. La
desobediencia les costó su ciudad, su tempo y su libertad.
“Te suplico que me prestes atención, que fijes tus ojos en este siervo tuyo que día y noche ora a
favor de tu pueblo Israel. Confieso que los israelitas, entre los cuales estamos incluidos mi
familia y yo, hemos pecado contra ti. Te hemos ofendido y nos hemos corrompido mucho;
hemos desobedecido los mandamientos, preceptos y decretos que tú mismo diste a tu siervo
Moisés” (Nehemías 1:6-7).
Nehemías comenzó su oración reconociendo quién es Dios: «Dios mío, tu eres grande. Eres
temible. Cumples tus promesas» Después admitió quién era él mismo. Se identificó con el
pueblo de Israel al confesar: «hemos pecado». Los israelitas no habían ido al cautiverio por
culpa

de Nehemías. Él ni siquiera había nacido setenta años antes, cuando se produjeron aquellos
pecados. Sin embargo, se incluyó a sí mismo dentro del pecado de su nación. Lo que dijo fue:
«yo he sido parte del problema». Hay una confesión personal y una confesión colectiva. Por
ejemplo, actualmente Colombia se debate en una crisis social exteriorizada en violencia e
impunidad; sectores parcializados del conflicto luchan por sus intereses y muchos colombianos
ni siquiera conocen las razones. Sin embargo, pareciera que a los ciudadanos de bien no les
interesara; es más, algunas iglesias evitan tocar el tema para no involucrar al pueblo de Dios
en parte del problema y más en parte de la solución.

¿Cuándo fue la última vez que confesaste los pecados de este país, o los de tu familia, o los de
tu iglesia, o los de tus amigos? Por lo general la gente ya no piensa así. Somos demasiado
individualistas. En muchas sociedades actuales, el concepto que prevalece es que cada cual
solo es responsable por sí mismo. Sencillamente, ¡eso no es cierto!
Aprendamos este principio: los líderes aceptan la culpa; los perdedores se la pasan a otro.
Si quieres ser un líder eficaz, debes estar dispuesto a aceptar la culpa y a compartir el mérito.
Los perdedores siempre son personas acusadoras y excusadoras. Siempre están fabricando
excusas y echándole la culpa a alguien. Los líderes aceptan la culta, tal como hizo Nehemías al
decir: «hemos pecado contra ti».
Reflexión: Vamos a dedicar unos minutos a orar, aplicando los primeros dos secretos que hay
en una oración eficaz.

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2ª PARTE: LA ORACION DE UN LIDER

Cuatro pasos de la eficacia de la oración (segunda parte)


A lo largo de toda la biblia, cuando las personas oraban tenían una razón para buscar la ayuda
de Dios. «Señor», le decían, «quiero que hagas esto porque…». Cuando ores, antes debes
pregúntate: «¿por qué habría Dios de responder mi oración? ¿Por qué le puedo pedir que me
responda?». La biblia nos enseña a darle a Dios una razón para responder nuestra oración. Con
demasiada frecuencia, lo que hacemos es darle una lista.: «quiero esto» o bien, «este es mi
deseo». Preséntale a Dios la razón de tu oración.
Vamos a terminar de estudiar los dos últimos aspectos de cómo debe orar un líder basados en
la experiencia de Nehemías:

3) Reclama las promesas de Dios. “Recuerda, te suplico, lo que le dijiste a tu siervo Moisés: si
ustedes pecan, yo los dispersaré entre las naciones; pero si se vuelven a mí, y obedecen y
ponen en práctica mis mandamientos, aunque hayan sido llevados al lugar más apartado del
mundo los recogeré y los haré volver al lugar donde he decidido habitar” (Nehemías 1:8-9).
Nehemías le dijo a Dios: «quiero que recuerdes lo que dijiste a tu siervo Moisés». ¿Te puedes
imaginar que alguien le diga a Dios que «recuerde» algo? Nehemías le recuerda a Dios lo que
había dicho en el pasado. «Sí, es cierto que hablaste de que perderíamos la tierra por nuestra
desobediencia. Pero también prometiste que, si nos arrepentíamos, nos la devolverías».

A lo largo de la biblia encontramos gente que le recuerda lo que Él ha dicho que quiere hacer.
Lo hizo David, Abraham, Moisés, los profetas. ¿Necesita Dios que le recordemos las cosas? No.
¿Se olvida de lo que ha prometido? No. Entonces, ¿por qué lo hacemos? Sencillamente porque
nos ayuda a nosotros a recordar lo que Dios ha prometido. No hay nada que agrade a Dios que
el hecho de que nosotros recordemos una de sus promesas. Cuando lo hacemos, Él sabe que
nosotros también estamos conscientes de esa promesa.

Muchas veces a nuestros hijos le hacemos promesas, que ellos nunca olvidan; y cuando la
recuerdan nos fuerzan a cumplirla. Si somos imperfectos y sabemos que tenemos que cumplir
las promesas, ¿cuánto más nuestro Padre Celestial que es perfecto cumple sus promesas? La
oración transforma las promesas de Dios en obras. La oración consiste en tomarle la palabra a

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Dios. La oración consiste en pedirle que cumpla lo que ha prometido. Cuando oramos, le
estamos pidiendo que haga lo que ya ha prometido y quiere hacer.

¿Sabías que en la Biblia hay más de siete mil promesas esperando a que nosotros las
reclamemos? Para entender más esta verdad, hay una parábola que vale la pena mencionar:
Un hombre murió, fue al cielo y allí encontró almacenes dondequiera que miraba. -¿para qué
son esos almacenes?- preguntó. –Aquí es donde almacenamos los dones y las bendiciones- le
respondieron. Cuando pidió verlo, hallo riquezas muy superiores a cuanto podía imaginar el
ser humano: riquezas para satisfacer necesidades espirituales, en las relaciones, materiales… y
la etiqueta de todas decían lo mismo: «sin reclamar». Dios no cierra su almacén mientras tú no
cierres tu boca. Dios tiene más deseos de bendecirte que tú de recibir sus bendiciones.

Pero tienes que reclamar las promesas de Dios. Nehemías pudo declarar esas promesas,
porque las conocía. Había estudiado la palabra de Dios. Había escondido en su corazón las
promesas divinas. ¿Cuándo fue la ´última vez que aprendiste de memoria una de las promesas
que hay en la Biblia? El secreto del éxito al orar consiste en suplicarle a Dios que cumpla lo
prometido. Yo sé muy bien que las promesas de Dios determinan la fortaleza de mi vida de
oración. Por eso, es importante aprender las promesas de Dios.

4. Era específico. Para obtener respuestas concretas a nuestra oración, tenemos que hacer
también peticiones concretas. De no ser así, ¿cómo vamos a saber que Dios nos ha
respondido? “Ellos son tus siervos y tu pueblo al cual redimiste con gran despliegue de fuerza y
poder. Señor, te suplico que escuches nuestra oración, pues somos tus siervos y nos
complacemos en honrar tu nombre. Y te pido que a este siervo tuyo le concedas tener éxito y
ganarse el favor del rey” (Nehemías 1:10-11) Nehemías estaba dispuesto a ir a Jerusalén,
dispuesto a dirigir las obras de reconstrucción. Sin embargo, era un hombre realista; para
poder ir bebía obtener la autorización del rey Artajerjes, un hombre que no creía en Dios; un
rey que tenía el poder sobre la vida o la muerte de cualquier habitante de Babilonia, y dentro
de ellos Nehemías que era un esclavo. Por tanto, Nehemías necesitaría un alto poder de
convicción para conseguir que el rey le permitiera ausentarse durante tres años; es más,
incluso hiciera falta un milagro. Sin embargo, no tuvo miedo de orar para pedir éxito.

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Puede ser que durante los cuatro meses que estuvo orando Nehemías, su clamor fue
evolucionando; puede ser que al principio pidiera porque hubiera una solución y al final Dios lo
reta a ser parte de ella; «si estas tan preocupado por ellos, ¿por qué no te involucras en el
asunto?». Y la respuesta fue, «yo puedo ser parte de la solución; tal vez Dios me podrá usar
para que reconstruya los muros. ¡Yo lo hago! ¡Estoy dispuesto!».
A Nehemías le llevó tiempo comprender la visión que Dios tenía prevista. Primero oró
diciendo: «Dios mío, ayuda a los que están allí». Después dijo: «tal vez Dios me puede usar a
mí como respuesta a esa oración». Ahora por fin ora diciendo: «dame el éxito».
Reflexión: ¿Le has pedido alguna vez a Dios que te ayude a triunfar? Si no lo has hecho, ¿Por
qué? Solo hay una alternativa a esto, y es el fracaso. Si lo que estás haciendo es lo correcto y
para la gloria de Dios, no tiene nada de malo que ores para pedir éxito.

2ª PARTE: LA ORACION DE UN LIDER


Cuatro pasos de la eficacia de la oración (tercera parte)
Versículo central: “Pon toda tu confianza en Dios y no en lo mucho que sabes. Toma en cuenta
a Dios en todas tus acciones, y él te ayudará en todo” Pr 3:4-5 (Lenguaje sencillo)
De una u otra forma usted es líder; el liderazgo es influencia. En alguno de los roles de la vida,
está influyendo sobre alguien. Eso lo convierte en líder; así que la cuestión no es si eres líder,
sino qué clase de líder eres.
El primer paso del liderazgo consiste en desarrollar tu vida privada pasando tiempo a solas con
Dios: un caminar personal y diario con devoción. Si quieres ser un líder eficaz, desarrolla tu
vida de oración; aprende a orar como Nehemías, y verás cómo se abren las puertas de los
cielos.
Es muy importante reflexionar nuevamente sobre los cuatro pasos de la eficacia de la oración;
pero particularmente, practicarlas si en realidad quiere lograr éxito en su ejercicio de
liderazgo.

1. En primer lugar, basa la petición en lo que Dios es. Antes de presentar a Dios tu petición,
dile: «Dios mío, yo sé que puedes responder esta petición, porque eres…» y dígale lo que Él es.
«Eres un Dios grande, un Dios amoroso, un Dios lleno de misericordia; escuchas nuestras
oraciones. Eres un Dios fiel; cumples lo que prometes». A partir de lo que crees que Dios es
presentando la petición.

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2. Confiesa el pecado que haya en tu vida. Pregúntale a Dios si hay algún pecado que él
necesite revelar: Así como cometemos de manera concreta, también necesitamos confesarlos
de manera concreta. No tome la salida fácil:
«Dios mío, perdóname todos mis pecados». ¿Hay alguna actitud o algún tipo de obra que
necesita cambiar? Pídele a Dios que perdone por haberlo desilusionado, y dígale que quiere
cambiar esa actitud incorrecta o esa mala forma de vivir. Pídale que purifique su vida de ese
pecado en particular.

3. Ahora, reclama las promesas de Dios. Las afirmaciones de Dios son firmes y verdaderas; El
“… nos ha concedido sus preciosas y maravillosas promesas…” (2 P 1:4); y Dios nunca se retrae
o cambia sus promesas (Salmos 89:34).
Pero para apropiarnos de las promesas que Dios ha hecho debemos conocerlas, guardarlas en
nuestro corazón y mente y recordarlas constantemente. Aquí hay algunas que puede
memorizar:

- “Echad vuestra ansiedad sobre El, porque Él tiene cuidado de vosotros” (1 P. 5:7)
- “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio
propio” (2 Ti 1:7)
- “Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová” (Sal. 34:19)
- “Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que
tiene en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19)
Dale gracias a Dios por sus promesas; háblale de manera concreta de lo que le estás pidiendo;
pon tu petición delante de Él. Hay quienes necesitan pedirle a Dios que les dé el éxito en
alguna empresa o proyecto en particular.
Recuerda: si NO le puedes pedir a Dios que bendiga lo que estás haciendo, lo mejor es que
comience a hacer otra cosa.

4. Por último, comprométase a formar parte de la solución. Dígale: «Señor, estoy dispuesto a
formar parte de la respuesta; estoy dispuesto a dejar usar mi vida de la manera que quieras,
con el fin de llegar una solución para este problema». Un resumen breve de los cuatro pasos
de la eficacia en la oración es estos:

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1) Oración de convicción. Cuando conoces quién es tu Dios, tus palabras deben estar llenas de
convicción. ¿Crees que Dios es un Dios justo, un Dios grande? ¿Crees que Él tiene todo bajo
control? Dios quiere oír eso de ti; anhela responder nuestras oraciones. Por tanto, reconoce
quién es El; alábalo de corazón; la alabanza consiste en alardear acerca de nuestro Dios.
2) Oración de confesión. Debemos reconocer quiénes somos delante de Dios; cuantos
desastres hemos cometidos, cuánto no hemos equivocado.
3) Oración segura. Debes estar esperando que Dios haga realmente lo que ha prometido.
Dígale: «Sé quién eres, sé quién soy yo y sé lo que tú has prometido» Lo creo y punto. Reclama
Sus promesas; estas promesas son la llave que abre las puertas de la oración.
4) Oración de compromiso. Dígale a Dios: «estoy dispuesto a formar parte de la solución;
úsame, Dios mío. Me comprometo a hacer tu obra».
Reflexión: Sabes con seguridad cómo orar con eficacia. Pues ahora, inicia orando a Dios y
presentando el proyecto que tiene en mente o que ya está desarrollando. Y persista, no
desmaye, porque si ora con convicción Dios responderá su súplica.

Planes de un líder Versículo central: “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes
afirma el Señor; planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una
esperanza” (Jeremías 29:11) Cuando un líder se enfrenta a un reto, lo primero que hace es
orar; después, planificar. Sin un plan, no hay manera de saber cómo llegar donde hace falta
llegar. Los grandes líderes, como Nehemías, son expertos planificadores.
Cada uno de nosotros ha sido creado a imagen de Dios. Con el fin de hacernos a ti y a mí, y a
todos los demás, Dios comenzó a partir de un plan maestro. En el caso de Nehemías, Dios nos
ha dejado un modelo de líder con el esquema sobre cómo planificar.
Hay tres razones por las que debemos hacer planes:

1. Porque Dios ha planificado todo lo que existe. “Porque Dios no es un Dios de desorden sino
de paz” (1 Co 14:33). En la biblia la referencia a planeación se descubre como «el consejo de
Dios». Todo lo creado no es producto de la casualidad, ni del azar; Dios planificó todas las
cosas en su omnisciente sabiduría.
Algo interesante es que los planes de Dios son eternos e inmutables. “El consejo de Jehová
permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones” (Sal

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33:11). “Jehová de los ejércitos juró diciendo: Ciertamente se hará de la manera que lo he
pensado, y será confirmado como lo he determinado” (Isaías 14:24)
Otra cosa, es que los planes de Dios son soberanos: “Todos los habitantes de la tierra son
considerados como nada; y El hace según su voluntad en el ejercito del cielo, y en los
habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano y le diga: ¿qué haces?” (Daniel 4:35)
Por último, los planes de Dios son realizados; pase lo que pase, ocurra lo que ocurra, los
planes de Dios se ejecutan como fueron previstos: “Pero Dios cumple sus propios planes, y
realiza sus propósitos” (Sal. 33:11 LS) Dios hace planes; fuimos ubicados en este tiempo y en
este lugar para cumplir con los cinco propósitos de la vida, para desarrollar la planificación
inmutable de Él. Y si Dios planifica cada detalle, estamos llamados a seguir su ejemplo.

2. Dios lo ordena. Una parte del éxito de un líder es aplicar planificación a su trabajo; la
definición de planes encausa la acción y ordena el trabajo. Proverbios 21:1 dice “en las manos
de Dios los planes del rey son como un rio: toman el curso que Dios quiere darles” (LS). Dios es
excelente de planear y en guardar orden en su realización.
“Endereza las sendas por donde andas; allana todos tus caminos” (Pr 4:26); “El corazón del
hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el Señor” (Pr 16:9). “Pero todo debe hacerse

de una manera apropiada y con orden” (1 Cor 14:40). Dios ama el orden. Cuando nosotros
seguimos su esquema de trabajo planificado con todo cuidado, estamos actuando en
obediencia a sus indicaciones, su plan y su propósito para nuestra vida. Dios bendice la
obediencia.

3. Es buena mayordomía. “Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como
necios sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días
son malos. Por tanto, no sean insensatos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor” (Ef
5:15-17).
Para realizar nuestro trabajo como líderes debemos tener la habilidad de administrar todos los
recursos que Dios nos entrega; estos pueden ser:

 la vida: la capacidad de pensar, de reflexionar de moverse, etc., son regalos dados por Dios
para que nosotros los utilicemos de la mejor manera; cualquier actividad que usted
desarrolle, por pequeña que sea, deja invertida en ella parte de su vida. Por tanto, no vale
la pena desperdiciarla en cosas inútiles, en aquellas que no aportan al propósito de Dios.

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 b) el tiempo: todos contamos con igual número de horas al día; la administración de
nuestro tiempo comprende el que hagamos el mejor uso de las oportunidades que Dios nos
proporcione. Para ser buenos mayordomos de lo que él nos ha dado, también tenemos que
ser buenos planificadores. Cuando no planificamos el tiempo, no estamos cuidando lo que
Dios nos ha encomendado.
 c) recursos. Estos puedes ser naturales, económicos o de cualquier orden. Las riquezas
pequeñas o grandes que tenemos deben ser utilizadas de la mejor manera; nadie puede
afirmar que «no tiene nada» para ofrecer. Por todo lo anterior, haz planes para ser buen
mayordomo de los recursos de Dios.
Reflexión: ¿Por qué considera importante planificar? En este momento, ¿su vida sigue un plan
definido por usted y corroborado por Dios? ¿Qué espera alcanzar en un año, en dos, en cinco,
etc.?

3ª PARTE: LOS PLANES DE UN LÍDER


Cómo planifican los líderes (primera parte)
Versículo central: “El sabio piensa bien lo que hace; el tonto deja ver su estupidez”
(Pr 13:16 Lenguaje sencillo) La planificación ha sido por mucho tiempo un tema de
importancia para los gerentes organizacionales. Se pretende con los procesos de planificación
prever el futuro, anticipar las causas, hacer frente a los retos y llegar un punto más alto con
seguridad.

Formula con directrices el sistema de organización que se debe seguir para alcanzar con éxito
los logros.
Sin embargo, se ha hecho tan complejo los procesos de planificación que pretenden abarcar
todos los posibles aspectos; de entrada, solo con pensarlo ya se ha agotado las expectativas y
la buena intención de los participantes. En realidad, el arte de planificar es tan sencillo. Los
principios que encontramos en historia de Nehemías nos permitirán conocer el pensamiento
de Dios con respecto a la planificación. Practicarlos nos ayudarán a ser sabios. Para esta
lección solo vamos a considerar dos de los cinco principios de la planeación.

1. Los líderes lo piensan todo detalladamente. Nehemías había recibido aquella carga cuatro
meses antes, “en el mes de Quisleu”, como él mismo dice. Desde entonces había estado
esperando a que sucediera algo. Ahora, cuatro meses más tarde, “en el mes de Nisán” sucede
algo. ¿Qué estuvo pasando mientras tanto? ¿Qué estaba haciendo Nehemías entre el

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momento en que pensó por primera vez en la reconstrucción de los muros y el momento en el
cual pudo por fin presentarle su idea al rey? Nehemías había pasado aquel tiempo
preparándose: había orado y hecho planes. Cuando el rey le preguntó: «qué quieres».
Nehemías pudo responderle, porque había estado haciendo planes para aquel momento.
Cuando se presenta un problema en tu vida, no es el momento de frustrarse, sino que es la
excelente oportunidad para hacer un alto y copiar el ejemplo de Nehemías: orar y planificar.
Requiere de un tiempo para pensar seriamente en los pasos que vas a realizar. Muchas veces
significa que debe tomar tiempo para alejarse de todo, lejos de las presiones y la agitación de
la vida diaria.
“El prudente actúa con cordura, pero el necio se jacta de su necedad” (Pr 13:16). “La sabiduría
del prudente es discernir sus caminos, pero al necio lo engaña su propia necedad” (Pr 14:8).
¿Dedicas tiempo a pensar acerca de tu vida? Las escrituras nos dicen que las personas sabias
lo hacen. Eso fue lo que hizo Nehemías: pensó bien las cosas; oro durante cuatro meses, pero
mientras oraba, también estaba haciendo planes. ¡No planificar es lo mismo que prever un
fracaso!

2. Los líderes se preparan para las oportunidades. Cuando la oportunidad toque a tu puerta,
tienes que estar listo para abrir esa puerta. La vida está llena de oportunidades, pero nosotros
no siempre estamos preparados para reconocerlas. Si pasas por alto una oportunidad que Dios
ha puesto en el camino, te podrías estar perdiendo el propósito de El para tu vida.

Asegúrate de buscar a Dios todos los días y de pedirle que te muestre las oportunidades que
tiene preparadas… todos y cada uno de tus días. Nunca sabemos de dónde nos va a venir una
oportunidad. Los mejores momentos de nuestra vida pueden ser consecuencia de actos muy
pequeños e incluso en esas ocasiones tal vez pensemos que todo ha sucedido por accidente.
Sin embargo, a menor que estemos atentos para discernir las oportunidades, las podríamos
perder por completo.

Mire lo que le pasó a Nehemías: “Un día, en el mes de Nisán del año veinte del reinado de
Artarjerjes, al ofrecerle vino al rey, cómo él nunca antes me había visto triste, me preguntó:
¿por qué estás triste? No me parece que estés enfermo, así que debe haber algo que te está
causando dolor. Yo sentí mucho miedo” (Nehemías 2:1-2) La carga que sentía Nehemías por
Jerusalén lo afectaba emocionalmente y se había manifestado en su aspecto externo. En
aquellos días, presentarse ante el rey con cara triste era un delito capital. Nehemías lo sabía,

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pero estaba desalentado y no lo podía esconder. Había estado orando por largo tiempo, pero
nada había cambiado.
Viendo la tristeza de Nehemías, el rey le preguntó: “¿Qué te sucede? Él estaba muy consciente
del peligro en el que se encontraba. Ante sus lectores reconoció: «yo sentí mucho miedo». Su
plan era doble:

 pedirle a Artajerjes que le permitiera ausentarse.


 2) pedirle autorización para reconstruir los muros de Jerusalén. No esperaba que el rey
se sintiera encantado con esas dos peticiones; y la situación era que estaba ante un rey
que tenía poder sobre la vida o la muerte.
Vale la pena aprender este principio: Los líderes siguen adelante a pesar de sus propios
temores. Hay un mito popular según el cual deberíamos creer que los líderes nunca tienen
miedo. Lo cierto es que los líderes sienten miedo con frecuencia. El valor no es la ausencia del
miedo, el valor consiste en seguir adelante a pesar de los temores. Observa lo que hizo
Nehemías con su miedo. El rey le dijo: « ¿Qué quieres? Es obvio que estás afligido» Nehemías
oró; una oración muy importante; a veces necesitamos que nuestra oración sea: «Dios mío,
dame sabiduría. Ayúdame a saber qué decir».
Nehemías le respondió al rey: “¿Cómo no he de estar triste, si la ciudad donde están los
sepulcros de mis padres se halla en ruinas, con sus puertas consumidas por el fuego?
(Nehemías 2:3).

Escogió con todo cuidado sus palabras; además, para asegurarle al rey su lealtad, comenzó con
un: « ¡que viva Su majestad para siempre!». Como guardaespaldas del rey, Nehemías sabía
que un rostro triste se podía interpretar como un rostro que escondía información acerca de
algún problema, como una conspiración para asesinarlo; naturalmente el rey quería saber por
qué su funcionario más importante estaba tan afligido.
“La ciudad donde están los sepulcros…”, dijo Nehemías, apelando al respeto cultural de los
orientales por sus antepasados y a su tradición de mantener en buen estado los terrenos
donde estaban sepultados. ¡Funcionó! El rey le respondió: « ¿qué quieres?»
Como había hecho planes, sabía con exactitud lo que debía pedir.
Reflexión: ¿cómo puede aplicar en su vida los dos principios de la planificación de un líder?

3ª PARTE: LOS PLANES DE UN LÍDER

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Escuela de Liderazgo
Cómo planifican los líderes (segunda parte)
Versículo central: “La gente tonta cree todo lo que le dicen; la gente sabia piensa bien antes de
actuar” Pr 14:15 (LS)
«Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces entonces estás peor que antes” (Confucio,
filósofo chino 551 a.C a 478 a.C)
Comenzamos a mirar con detenimiento los principios básicos que aplicó Nehemías en el
proceso de planificación para realizar la labor que tanto anhelaba. Los dos anteriores fueron:
 Pensar todo detalladamente: es necesario prever todos los detalles que pueden surgir
para alcanzar la meta,
 2) prepararse para aprovechar las oportunidades: tener anticipado lo que se considera
necesario hacer es clave para aprovechar las oportunidades cuando se presentan.
Continuemos mirando las otras dos de las cinco que hay:

3. Los líderes se fijan metas. “Le respondí: Si a su majestad le parece bien, y si este siervo suyo
es digno de su favor, le ruego que me envíe a Judá para reedificar la ciudad donde están los
sepulcros de mis padres” (Nehemías 2:5). Vemos que Nehemías pide cosas concretas; su meta
es definida: quiere reconstruir los muros.
El paso siguiente en la planificación es la fijación de una meta. Sin tener un blanco, no estamos
apuntando a nada, y eso es precisamente donde vamos a dar: en nada. Los errores comunes
que cometemos al fijarnos metas, son: metas demasiadas bajas y tener una expectativa poco

realista en cuanto a su cumplimiento. Otros pueden ser que nos contentarnos con resultados
mediocres, o lo queremos todo al instante.
Cuando hacemos un plan que incorpora una meta para cada paso, podemos ir siguiendo
nuestro progreso. Podemos ver cómo vamos llegando a nuestro punto de destino.
No tengas miedo de hacer planes grandes, donde Dios tenga que acudir a rescatarte. A Dios le
encantan los planes grandiosos; le honra el hecho de planificar en grande. En efecto estamos
diciendo: «esto es lo que estoy esperando que Dios haga; no se trata de lo que yo pueda
hacer, sino de lo que puede hacer El».
Nehemías se fijó la meta de reconstruir unos muros alrededor de toda una ciudad. Pero era
copero, no constructor de muros. Nunca había levantado una pared; su oficio no era la de
albañil. Pero no tuvo miedo de fijarse una meta grande, porque servía a un Dios grande. La

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mayoría de nosotros nos fijamos unas metas demasiado bajas y tratamos de llegar a ellas con
demasiada rapidez. Dios nos pide que soñemos en grande y vayamos despacio.

4. Los líderes se fijan fechas límites. “Cuánto durará tu viaje? ¿Cuándo regresarás? -me
preguntó el rey, que tenía a la reina sentada a su lado. En cuanto le propuse un plazo, el rey
aceptó enviarme” (Nehemías 2:6). Sin una fecha límite, una meta no es meta, solo un deseo. El
establecimiento de fecha límite es la parte de la planificación.
Artajerjes apreciaba a Nehemías, como evidencia su pregunta: «¿cuánto tiempo vas a estar
fuera?». ¿Qué piensas del detalle que menciona Nehemías, “…tenía a la reina sentada a su
lado”? Tal vez comprendía la influencia de esta sobre la receptividad del rey; lo más probable
es que por ser siervo principal del rey fuera amigo de la reina. Y Nehemías reconoció que era
el momento adecuado para hacer su petición.
Nehemías oró, hizo un plan, se fijó una meta…. y estableció una fecha límite.

5. Hay que aprovechar los problemas. “Si a su majestad le parece bien, le ruego que envíe
cartas a los gobernadores del oeste del rio Éufrates para que me den vía libre y yo pueda llegar
a Judá” (Nehemías 2:7). Una vez logró el permiso, Nehemías pide protección. Su viaje desde
Babilonia (actual Irak) hasta Israel tenía un recorrido entre 1.300 a 1.600 kilómetros y pasaba
por diversas provincias. Él sabía que necesitaba la ayuda de alguien como el rey para alcanzar
su destino sano y salvo. Por eso le dijo a Artjerjes: “quiero que me des cartas de autorización,
de manera que no tenga problemas cuando llegue allí “.

Se ve claramente que Nehemías lo tenía todo pensado. Cuando el rey le preguntó qué quería,
tenía ya la respuesta preparada, porque había pasado meses pensando en los detalles; no
solamente había pasado cuatro meses orando, sino también planificando y esperando la
aprovechar la oportunidad cuando surgiera.
Cuando planifiques, no te olvides de prever que se van a presentar problemas. El líder
reconoce que, si hay algo que pueda ir mal, lo más probable es que así suceda.
Los planificadores se centran en los problemas del momento; los líderes, en la resolución de
los problemas de mañana.

En la organización hacen falta tanto los administradores como los líderes. Sin embargo, es
importante reconocer que no son los mismos. Los administradores se tienen que centrar en

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“La Gran comisión de Dios”
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los detalles cotidianos; los problemas que surgen todos los días. Los líderes prevén los
problemas. Ven el problema y tienen preparada la solución para enfrentarse, aún antes que se
convierta en realidad. El líder piensa mucho más allá que todos los demás. Al igual que
Nehemías, los líderes visionarios van por delante, listos para enfrentarse a los problemas
cuando surjan, con las soluciones que tienen pensadas.

Aunque la administración y el liderazgo son asuntos distintos, ambos son necesarios.


“El hombre prudente prevé las dificultades y se prepara para ellas” (Pr 27:12 BAD).
La previsión de los problemas y la anticipación para resolver forman parte de una planificación
eficaz.
► Reflexión: Fijar metas, establecer fechas límites y aprovechar los problemas son los otros
tres principios que hay que tener en cuenta para planificar. ¿Cómo aplicaría estos principios a
su vida?

3ª PARTE: LOS PLANES DE UN LÍDER


Cómo planifican los líderes (tercera parte)
Versículo central: “El que piensa bien las cosas se le llama inteligente; quien habla con dulzura
convence mejor” Pr 16:22 (BLS).
Estamos invitados a planificar bien lo que pretendemos hacer. Hacer planes ayuda al líder a
prepararse, a enfrentar con decisión y acción el presente y el futuro. Las oportunidades se
presentan una sola vez y es nuestro deber aprovecharlas. Existen muchas fuentes de recursos
y Dios dispondrá aquella que crea conveniente, así se trate de personas y organizaciones no

creyentes; lo importante es estar preparados para pedir, y pedir hasta el máximo de límite. En
esta lección veremos el último principio de la planificación.

6. Los líderes calculan el precio. “Y por favor ordene a su guardabosques Asaf que me dé
madera para reparar las puertas de la ciudadela del templo, la muralla de la ciudad y la casa
donde he de vivir” (Nehemías 2:8).
Como la planificación exige tiempo y dinero, el presupuesto es el siguiente factor que el líder
necesita tener en cuenta. ¿Te has fijado que todos en la vida tiene precio? Nehemías le
presentó al rey una lista de peticiones: «primero, quiero que me des permiso, quiero que me
des la protección que necesito para viajar, y de paso, quiero que financies el proyecto».

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Nehemías tenía todo pensado y sabía lo que iba a necesitar. Cuando el rey le concedió
audiencia, esas fueron las cosas que pidió. Necesitaba madera para levantar las vigas de las
puertas de ciudad, madera para los muros y madera para edificar su propia casa. Recuerda
que Nehemías no era constructor; nunca había edificado nada en toda su vida.
Pero cuando llegó la oportunidad de presentar sus necesidades al rey, le dijo con exactitud lo
que necesitaba, porque había estado haciendo planes.
Los líderes eficaces oran y después hacen planes.

¿Cómo supo Nehemías lo que necesitaba pedir? ¿Cómo supo que había un bosque real cerca
de Jerusalén? Calculó el precio y planificó por adelantado antes de emprender la tarea; tal vez
hizo las investigaciones necesarias, porque se nota que conocía el nombre del guardabosque.
Todo esto lo había pensado por anticipado y estaba listo cuando la oportunidad tocó a su
puerta.
Dios tiene unas oportunidades magníficas esperándote, pero tienes que estar preparado para
ir a su encuentro cuando aparezcan. Si Nehemías no hubiera hecho sus planes no habría
estado preparado. Como su planificación había sido tan detallada, sabía exactamente qué
debía pedir. Había calculado el precio. Jesús nos dice que nosotros debemos calcular el precio:
“Supongamos que alguno de ustedes quiere construir una torre. ¿Acaso no se sienta primero a
calcular el costo, para ver si tiene suficiente dinero para terminarla? “(Lucas 14:28).

Nehemías se encuentra tan comprometido con su visión, que está dispuesto a pasar por unos
riesgos considerables para lograrla. Se da cuenta que está haciendo peticiones a un rey
pagano, sin embargo, no dudó en recitarle la lista que tenía preparada, teniendo puesta la
confianza en

Dios. La petición fue progresiva: pide autorización, luego protección y por último previsión, y
todo con un gran riesgo para su propia vida.
Recordando:
Es muy importante tener presente los seis principios que encontramos en la vida de Nehemías;
son puntos de referencia que Dios permitió dejar en su Palabra para que nosotros
aprendiéramos y practicáramos.
1. Los líderes lo piensan todo detalladamente.
2. Los líderes se preparan para las oportunidades.

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Escuela de Liderazgo
3. Los líderes se fijan metas.
4. Los líderes se fijan fechas límites.
5. Hay que aprovechar los problemas.
6. Los líderes calculan el precio.
Reflexión: Al fijar tus metas, hazte tres preguntas: ¿Qué quiero ser? ¿Qué quiero hacer? ¿Qué
quiero tener?

Cuando tengas bien claro y definido el plan que vas a desarrollar, trata de pensar para cada
cosa «…y que hago si pasa…tal cosa, tal otra»
Tú sabes lo que quieres hacer y sabes cuándo quieres hacerlo. La pregunta es ¿cuánto tiempo
va a tomar?

4ª PARTE: COMO MOTIVA UN LIDER A OTROS


Siguiendo los principios de motivación (primera parte)
Versículo central: “en realidad, para todo lo que se hace hay un cuándo y un cómo, …”
Eclesiastés 8:6
Para desarrollar un plan se requiere aplicar elementos motivantes en las personas que serán
afectadas o que colaborarán en la ejecución del proyecto. Puede ser que las personas estén
muy conformes con la situación actual, puede ser que no estén dispuestas a asumir riesgos, o
tal vez se sientan limitadas para hacer algo diferente, o en últimas, piensan que todo está bien
y que no hay esperanzas de algo nuevo.

El éxito nunca es un espectáculo de un solo hombre. Nehemías sabía que su proyecto de


reconstrucción de los muros necesitaría de un equipo de personas consagradas y trabajadoras
que compartieran su visión. Cuando llegó a Jerusalén, la gente con que se encontró se sentía

derrotada y apática, y vivía en medio de escombros. En los últimos noventa años se había
intentado en dos ocasiones la reconstrucción de los muros, sin lograrlo. El pueblo había
perdido toda su seguridad; había llegado a una conclusión: « ¡no se puede!».
Nehemías llegó al lugar, y en cuestión de días había conseguido el apoyo de toda la ciudad.
Formó equipos, los movilizó y logró que el muro estuviera reconstruido en cincuenta y dos
días. ¿Cómo logró el éxito donde otros habían fracasado?
Nehemías no eras solo un gran líder; él comprendía los principios de la motivación.

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¿Cómo motiva un líder a otras personas? He aquí dos de los ocho aspectos de cómo lo hizo
Nehemías:

1. Un líder espera oposición. “Pero al oír que alguien había llegado a ayudar a los israelitas,
Sanbalat el heronita y Tobias el siervo amonita se disgustaron mucho” (Nehemías 2:10)
En el momento que digas: «hagamos algo», alguien va a saltar y decir: «no hagamos nada».
Cuando el pueblo de Dios se levanta y dice «edifiquemos», Satanás dice «derribemos».
La gente tiene una resistencia natural a los cambios; no les gustan. Quieren el estatus que,
cuya traducción más cercana sería «quiero que no me quite del lío en que estoy metido». La
gente se resiste a los cambios por diversas razones. Por eso, para favorecer los cambios
necesarios, los líderes averiguan cuáles son esas razones y se enfrentan a ellas.
Sanbalat, el gobernador de Samaria, y Tobías, el líder de los amonitas, oyeron decir que venía
Nehemías para reconstruir los muros. Sin que Nehemías hubiera llegado siquiera a Jerusalén,
ya había oposición contra lo que iba a hacer. No estamos seguros de la forma como Nehemías
lo supo, pero es probable que enviara exploradores por delante, a fin de que descubrieran los
posibles problemas que existieran.

Algo similar ocurrió con Pablo cuando estaba desarrollando su ministerio: había oposición a los
planes; “Pero me quedaré en Éfeso hasta Pentecostés, porque se me ha presentado una gran
oportunidad para un trabajo eficaz, a pesar de hay muchos en mi contra”
(1 Cor 16:8-9). Es normal recibir oposición y resistencia. Cuando se avecinan cambios las
personas muestran resistencia por el temor a perder, a enfrentar algo nuevo o desconocido, o
el desgaste aparente de adaptarse a una nueva situación.
No hay oportunidad sin oposición. Cuando tus planes exijan que tu gente cambie para
producir resultados, espera oposición. “He visto asimismo que todo trabajo y toda excelencia
de obra despierta la envida del hombre contra su prójimo.” Eclesiastés 4:4.

2. Un líder espera el momento oportuno. “tres días después de haber llegado a Jerusalén”
(Nehemías 2:11). ¿Alguna vez has visto morir una buena idea porque no era el tiempo ideal? El
tiempo lo cambia todo. Nehemías sabía que esto también se aplicaba a la motivación de las
personas.
Después de llegar a Jerusalén, esperó tres días antes de comenzar. No entró a la ciudad
cabalgando con banderas desplegadas y tocando la banda militar. No proclamó «aquí estoy

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para salvar la situación, y ahora, ¡a trabajar!». Ni siquiera anunció el motivo de su llegada; su
diario dice que durante tres días no hizo nada.
¿Qué hizo durante estos tres días? Probablemente pasó descansando, recuperándose de un
largo viaje por el desierto. ¡Nunca tomes la decisión de importancia cuando estés cansado! Es
probable que sea una decisión errada; la fatiga enturbia nuestros puntos de vista. Lo más
cercano que hizo Nehemías durante estos tres días fue orar; era un hombre de oración; tal vez
estuvo repasando sus planes, revisando la estrategia. ¿Se puede imaginar las conjeturas que
estaría haciendo la gente de la ciudad? Llegó un «forastero», con cartas de autorización de un
rey, con escolta militar, a una ciudad derrotada y desalentada. La tensión por estos tres días
iba en aumento. Al tercer día, todos habían oído hablar de Nehemías en la ciudad y estaban
muy interesados en escuchar a este hombre.
Si lo que piensas hacer va a producir cambios en la vida o situación de los demás, es vital que
esperes el momento oportuno.
Reflexión: los principios que aplicó Nehemías también pueden funcionar para ti. Si te
ascienden a un puesto, si necesitas hacer que la gente colabore contigo, si necesitas vender
una idea, tienes que introducir cambios; para hacer andar un proyecto necesitas hacer que la
gente se entusiasme con el plan.

4ª PARTE: COMO MOTIVA UN LIDER A OTROS


Siguiendo los principios de motivación (segunda parte)
En la guía anterior vimos los primeros dos principios que aplicó Nehemías para motivar al
pueblo. Continuemos con los otros dos:

3. Un líder evalúa la situación real. “Salí de noche acompañado de algunos hombres, pero a
ninguno de ellos le conté lo que mi Dios me había motivado hacer por Jerusalén. La única
bestia que llevábamos era la que yo montaba. Esa noche salí por la puerta del Valle hacia la
fuente del

Dragón y la puerta del Basurero. Inspeccioné las ruinas de la muralla de Jerusalén, sus puertas
consumidas por el fuego” (Nehemías 2:12-13).
El objetivo claro de Nehemías era inspeccionar personalmente los muros sin llamar la
atención; quería valorar los daños. Es muy interesante observar que Nehemías estaba
realizando la labor previa; una etapa solitaria que realiza el líder para comprobar hechos. La

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preparación, la comprobación de datos y la investigación no tienen nada de encantadoras ni
emocionantes; pero sin ellas el plan está condenado al fracaso.

Es posible que ya a estas alturas Nehemías se sintiera desanimado. Al examinar el problema y


ver lo grande que era, debe haber pensado: «esto es mucho peor de lo que me imaginaba!
¿Qué voy a hacer? Nunca me había enfrentado a un problema así en toda mi vida».
“Los gobernadores no supieron a dónde fui ni qué hice, porque hasta entonces no había dicho
nada a ningún judío; ni a los sacerdotes, ni a los nobles, ni a los gobernadores ni a los que
estaban trabajando en la obra” (Nehemías 2:16). ¿Por qué Nehemías mantuvo tanto secreto
con respecto a la inspección? No quería que detuvieran sus planes antes de comenzarlos;
sabía que necesitaba conseguir datos precisos. ¿Ha notado lo fácil que es para la gente matar
una buena idea? La gente negativa tiende mucho más a expresar sus ideas, que la gente
positiva.
Los grandes líderes protegen sus planes de una muerte prematura.
Para que entendamos esta verdad, mire lo que dice la biblia: “Adquiere la verdad y la
sabiduría, la disciplina y el discernimiento, ¡y no lo vendas!” (Pr 23:23). “Es necio y vergonzoso
responder antes de escuchar” (Pr 18:13). “Sólo el tondo cree sin más lo que se le dice. El
hombre prudente examina lo dicho para ver a dónde conduce” (Pr 14:15 BAD).
Nehemías comprendió que tendría oposición, creó curiosidad y reunió todos los datos.
Finalmente, estuvo listo para hacer públicos sus planes y comenzar a formar su equipo de
colaboradores. Su próximo desafío era hacer que los israelitas se sintieran entusiasmados con
lo que él había ido a hacer allí.

4. Un líder se identifica con su gente. “Por eso les dije: Ustedes son testigos de nuestra
desgracia. Jerusalén está en ruinas, y sus puertas han sido consumidas por el fuego. ¡Vamos,
anímense! ¡Reconstruyamos la muralla de Jerusalén para que ya nadie se burle de nosotros!
Entonces les conté cómo la bondadosa mano de Dios había estado conmigo y les relaté lo que
el rey me había dicho. Al oír esto, exclamaron: ¡Manos a la obra! ¡Y unieron la acción a la
palabra! (Nehemías 2:17-18).

Nehemías no se presentó al pueblo de Jerusalén como el benefactor de los tristes fracasos del
pasado; tampoco presentó un mensaje negativo, ni culpó a nadie. Echarles la culpa a otros
disminuye la motivación. Lo que hizo Nehemías fue aceptar la culpa; se identificó con la

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frustración y animó a hacer una evaluación sincera del problema. Dijo: «soy uno de ustedes, y
este problema es de todos nosotros».
Los buenos líderes se identifican con su gente. Las personas se sienten motivadas a trabajar
para alguien que comparta su carga y tenga una visión para alcanzar la meta. Comprender e
identificarse con el problema es una característica del líder: las mejores ideas no son mías, ni
tuyas, son nuestras.

5. Un líder no oculta la seriedad del problema. Nehemías fue sincero en su mensaje; les dijo:
«tengo unas cuantas ideas, pero primero ustedes necesitan saber la verdad sobre la situación
actual». No trató de atenuar el problema; lo que hizo fue resaltar lo grave que era la situación
y apeló a sus emociones.
¿Por qué usó esta táctica? Él sabía que ellos llevaban años viviendo de esa forma, y mientras
no les importara lo suficiente, no cambiaría nada. ¿Ha notado que cuando uno vive durante
mucho tiempo una mala situación, finalmente comienza a ignorarla? Ocurre muy a menudo
que se ignore una mala situación y termine siendo apático al problema.
Después que el líder se enfrenta a la realidad, necesita que su equipo se enfrente también a
ella. Los cambios no se producirán mientras no sintamos descontentos con el statu quo. Los
líderes deben crear ese descontento; ellos saben que es la única forma de producir el cambio,
sea en el hogar, en la escuela, en el negocio o en la sociedad. Cuando la gente se contenta con
lo que hay, nada cambia.

Cuando se crea descontento, tenga en cuenta que levantará criticas; sacudir los trapos al sol
trae problemas. Pero esa es la marca del líder. Nehemías usó dos puntos de motivación:
primero, apeló a su autoestima. Les dijo: «somos el pueblo de Dios. No deberíamos estar
viviendo en medio de ruinas; sin embargo, ¡miren a su alrededor! La ciudad está en ruinas, los
muros están en el suelo, este lugar es un desastre y es solo un montón de escombros. Esto es
vergonzoso. Nosotros podemos lograr que esto cambie». Nehemías recurrió a restaurar la
autoestima porque sabía que están desmoralizados.
En segundo lugar, y en un nivel más profundo, apeló a la preocupación de ellos por la gloria de
Dios. El pueblo judío era el pueblo de Dios y ahora todos se reían de ellos; era una situación

vergonzosa, una infamia para el nombre de Dios. ¿Cómo podía creer el mundo que existía un
Dios Todopoderoso si su pueblo estaba en vergüenza? Esto tenía que cambiar.

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4ª PARTE: COMO MOTIVA UN LIDER A OTROS
Siguiendo los principios de motivación (tercera parte)
En las lecciones anteriores hemos profundizado los principios de motivación que utilizó
Nehemías con el pueblo con el fin de adelantar el proyecto de reconstrucción de los muros.
Habíamos considerado que el pueblo se había acostumbrado a vivir en las ruinas; ahora
necesitaba Nehemías apelar a agentes motivadores internos: la autoestima y la gloria de Dios.
Había podido utilizar premios e incentivos, pero era lo suficientemente inteligente para
entender que las motivaciones externas solo funcionan con los niños. Sabía que necesitaba
apelar al sentido judío de orgullo y de honor a fin de realizar aquel formidable proyecto.
Este es otro principio que comprendió Nehemías: la mayor motivación de la vida no es la
externa ni la interna, sino la eterna. Para esta oportunidad miraremos los tres últimos:

6. Un líder exige una respuesta específica. Nehemías sabía que las cosas no funcionarían ni se
limitaba a convocar una gran reunión, animar a todo el mundo y después, enviarlos a casa. Lo
que proclamó fue un llamado de la acción: «reconstruyamos los muros». Y les pidió una
respuesta específica.
Él sabía lo que le esperaba. No se estaba engañando con un sueño imposible. Era un hombre
realista, pero al mismo tiempo era optimista. Ese es el equilibrio que necesita tener todo buen
líder. Después de contemplar los escombros y la actitud apática del pueblo frente a la realidad,
Nehemías habría podido darse por vencido y regresar a Babilonia. Pero fue más allá de la
realidad para contemplar la posibilidad; vio a Jerusalén como era, pero también la vio como la
que podría ser. Esa es otra característica del líder: es capaz de inspirar grandeza. Los líderes
ven tanto lo real como lo ideal; ven lo que es, pero también ven lo que puede llegar a ser.
Una persona que solo ve lo que se pude llegar a ser, y no lo que es, no es un líder sino un
visionario. Hay una gran diferencia. Una persona que ve lo que hay, pero no lo que podría
llegar a ser, no es un líder, sino un contador.

Para ser un gran líder necesita ver tanto lo real como lo posible. Y para alcanzar lo ideal,
necesita de ayuda; y no tiene miedo de pedir ayuda. Cometemos el error de pensar que, o
bien nadie nos quiere ayudar, o bien nosotros somos tan estupendos que no necesitamos
ayuda. El liderazgo que produce cambios permanentes requiere un trabajo en equipo.

7. Un líder anima con su testimonio personal. Nehemías relató a los israelitas cómo Dios lo
había llamado con el propósito de reconstruir los muros. Les habló de cómo había recibido

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noticias de Jerusalén, de cómo había clamado a Dios, de la carga que sentía por la ciudad y de
cómo las circunstancias confirmaron el llamado; y les dijo también de cómo él era parte de la
respuesta.
Si alguien se acerca para decirte: «Dios me indicó que hiciera esto», es adecuado preguntarle:
«¿hay alguien que haya confirmado ese llamado? ¿Estás seguro de que no se trata de algo que
se te ocurrió? ¿Hay alguna señal que lo confirme?». Cuando es Dios el que nos indica que
hagamos lo que tenemos en el corazón, El mismo lo confirma y no deja ninguna duda.
“Entonces les conté cómo la bondadosa mano de Dios había estado conmigo y les relaté lo que
el rey me había dicho. Al oír esto, exclamaron: ¡manos a la obra! Y unieron la acción a la
palabra” (Nehemías 2:18). Nehemías confirmó con su testimonio y con los hechos que lo
rodeaban (como la ayuda ilimitada que le dio el rey Artajerjes) que su proyecto estaba en el
corazón de Dios. Cuando el pueblo vio la mano de Dios en aquello, ya la visión dejó de
pertenecer solo a Nehemías y ahora le pertenecía a todo el pueblo.

Nehemías comprendió que la gente está más inclinada a seguir persona que a seguir
programas. Este es el momento excelente para que te hagas esta pregunta: « ¿Por qué razón
me habría de seguir alguien a mí como líder? La respuesta es: «me seguirán como líder cuando
puedan ver la mano de Dios sobre mi vida». Por consiguiente, el liderazgo no es cuestión de es
tu Dios o talento; es cuestión de las evidencias de que el Espíritu de Dios se halla sobre la vida
de la persona.

8. Un líder responde a la oposición con rapidez y firmeza. “Cuando lo supieron, Sanbalat el


heronita, Tobías el oficial amonita y Gesem el árabe se burlaron de nosotros y nos preguntaron
de manera despectiva: pero, ¿qué están haciendo? ¿Acaso pretenden rebelarse contra el rey?”
(Nehemías 2:19). La hostilidad había ido creciendo; ahora no se trataba de Sanbalat y Tobías,
sino que se había unido Gesem. Es un esquema típico. La crítica y desprecio crece a medida
que continúa el proyecto.
Lo primero que encontró fue burla: «… de manera despectiva (burlona)»; se rieron cuando
oyeron el plan. Como esto no los detuvo, lo acusaron de rebelarse contra el rey. Esta táctica ya

había funcionado, pero esta vez no impacto porque Nehemías estaba en la escena. “Yo les
contesté: El Dios del cielo nos concederá salir adelante. Nosotros, sus siervos, vamos a
comenzar la reconstrucción. Ustedes no tienen arte ni parte en este asunto, ni raigambre

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(memoria) en Jerusalén” (Neh 2:20). Nehemías se negó a discutir. Sabía que la idea de la
reconstrucción de los muros era idea de Dios, así que se los recalcó con fuerza.
Cuando te encuentres en una situación parecida, y sepas que Dios está de tu parte, lo más
sabio es no discutir con los oponentes. Nehemías antes que discutir, puso al descubierto los
motivos egoístas que tenían sus enemigos; y para callarlos, al menos temporalmente, sacó las
cartas que tenía y que estaban firmadas por el propio rey Artajerjes.
Reflexión: Si comienzas a trabajar para Dios, puedes estar seguro que habrá oposición. En el
momento que hagas una declaración pública de fe, te convertirás en blanco de críticas y
desprecio; siempre habrá alguien que no esté de acuerdo con nosotros. La única forma de
evitar las críticas en la vida es no hacer nada. ¿Estás preparado para asumir el reto? quieres
hablar. Recuerda lo que dice la Palabra: “Solo el tonto cree sin más lo que se le dice. El hombre
prudente examina lo dicho para ver a dónde conduce” (Pr 14:15). Los buenos líderes investigan
las cosas por su propia cuenta.

4. Identifícate con la gente. El líder que dice: «yo estoy aquí para decirles lo que hay que
hacer», nunca va a ganarse el respeto de la gente. Nehemías no llegó contoneándose para
decir: «vine para reconstruir los muros; si me quieren consultar, voy a estar en mi oficina». En
lugar de esto, lo que fijo fue: «tenemos un problema, y esto es lo que necesitamos hacer;
reconstruyamos». Un gran líder comprende el poder que tienen la identificación, la
apropiación y el trabajo en equipo.

5. Sea sincero con el problema. Nehemías presentó una clara imagen del problema, con el fin
de acentuar su gravedad. Desde el principio, les dijo que el trabajo iba a ser duro. En todo
sentido, fue sincero con ellos en cuanto a lo que les esperaba. Al mismo tiempo, reconoció el
valor que tenía acudir a su sentido de orgullo como pueblo escogido de Dios y a su deseo
natural de glorificar a Dios. Ese era el mayor de los motivos. Cuando te enfrentes a los retos,
no te los guardes para ti solo. Comunícale tus necesidades a tu equipo de tal forma que los
inspires a ayudarte. Los grandes líderes inspiran a trabajar en equipo.

6. Pide una respuesta específica. Nehemías dijo con todo realismo: «necesito ayuda; yo solo
no puedo hacer esto». En su optimismo, también les dijo: «sé que podemos lograrlo si
trabajamos juntos, ¡reconstruyamos esos muros!». Dele a conocer a la gente con exactitud lo

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que necesitas que hagan, y después anímala, asegurándote que, con la ayuda de Dios, se
puede lograr.

7. Anima con tu testimonio personal. La gente responde de manera positiva a los testimonios
de la obra de Dios en nuestra vida, como sucedió en el caso de Nehemías. El habló de la
bendición de Dios, la visión y la confirmación por medio de las circunstancias, y la gente creyó.
Su fe fue levantada y desafiada por lo que habían oído. Ahora, el sueño le pertenecía al
pueblo; podían ver la mano y el Espíritu de Dios en la vida de Nehemías y estaban listos para
seguirlo. ¿Cuáles son las evidencias de que la mano de Dios está sobre tu vida?

8. Responde con rapidez y firmeza a los que se opongan. Nehemías sabía que era inútil
discutir. ¿Cómo manejas a quienes se oponen? Si tus planes y sueños vienen de Dios, la batalla
es también de Él. Si eres líder debes comprender que hay planes que Dios tiene para tu vida, y
metas que quieres alcanzar por medio de ella, y que a la gente no le van a gustar. Se
presentará alguien, en algún lugar, que no esté de acuerdo con la dirección en la cual Dios te
está llevando. Te exigirán que te defiendas. ¿Estamos preparados para la crítica y el ridículo?
¿Estas dispuestos a seguir adelante con Dios sin importarte lo que piensen los opositores?

5ª PARTE: COMO ORGANIZA EL LIDER UN PROYECTO


El principio de la organización (primera parte)
Versículo central: “Pero todo debe hacerse de una manera apropiada y con orden” (1 Cor
14:40)
La motivación sin organización lleva a la frustración. ¿Qué principios debe seguir un líder con
el fin de asegurarse que todo se haga, como dice Pablo, de una manera apropiada y con
orden? Una vez más, Nehemías nos ha facilitado un esquema que podemos seguir.

1. Un líder simplifica. Nehemías tenía un proyecto enorme, pero para organizarlo, tenía un
plan sencillo. A diferencia de muchos líderes actuales, no creó de nuevo la organización ni
trazó gráficos complejos; todo lo que hizo fue ver cómo la gente estaba agrupada y
organizada; aprovechó que las personas estaban asociadas entres sí, como por ejemplo los
sacerdotes, los hombres de Jericó, los hijos de Hasená y los hombres de Tecoa.

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Si no necesitas una organización nueva, no se ponga a crear otra. Haz cuanto puedas por
trabajar con la que existe. Con demasiada frecuencia, los líderes nuevos se precipitan a
cambiar toda la organización, solo para que se parezca a la idea que ellos tienen. Hay un viejo
refrán que se aplica a esto: «si no está roto, no lo arregles».
Recuerda siempre: las organizaciones más sólidas son las más sencillas. Mientas más
complejas sean las empresas, se hacen intolerables, incomprensibles y, sobre todo, fácilmente
desechadas.

2. Un líder selecciona un equipo. Muchos líderes se pasan el tiempo tratando de acorralar a


los perezosos y los apáticos, en lugar de enfocarse a trabajar con los que quieren trabajar; no
se desgaste, trabaje con los que quieran trabajar. Nehemías involucró a todos los habitantes
de la ciudad en la reconstrucción de los muros. Los líderes religiosos abrían camino, mientras
hombres y mujeres, dentro de la ciudad o de las zonas rurales, trabajadores intelectuales o
manuales, movían los ladrillos. Había perfumistas, orfebres, líderes del gobierno y líderes del
mundo de los negocios. Todos estaban moviendo ladrillos y haciendo mezcla.
Todos… bueno casi todos porque “los de Tecoa reconstruyeron el siguiente tramo de la
muralla, aunque sus notables no quisieron colaborar con sus dirigentes” (Nehemías 3:5).
Al parecer los «notables» se creían demasiado buenos para hacer este tipo de trabajo.
Ponerse a mover ladrillos era algo inferior a ellos. No se dice que excusa dieron, pero donde
quiera que vayas encontrarás gente así…egoísta, vanos y perezosos que se creen demasiado
buenos para trabajar.
En todos los proyectos hay dos clases de personas: los que trabajan y los que esquivan el
trabajo. Lo que hizo Nehemías con los que no quisieron fue simplemente ignorarlos; en lugar
de reconvenirlos, centró sus energías en los que estaban dispuestos a trabajar; no perdió el
sueño, ni se amargó la vida, ni perdió el tiempo tratando de motivarlos. Si eres líder, no te
debes preocupar por los que no quieren involucrarse; trabaja con los que quieran trabajar. Sin
embargo, esto no quiere decir que no debas amar a los que evaden el trabajo… pero no
permitas que te lo derriben. He aquí otro principio: los líderes aman a todos, pero se mueve
con los que se mueven.

3. Un líder delega. Cuando este organizando, reparte tareas específicas. Divida el proyecto de
acuerdo con las tareas a realizar, y después asígnalas a personas determinadas. ¿Qué piensa
que haya sucedido si Nehemías, después de despertar el interés en el proyecto hubiera dicho:

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«ustedes empiecen a trabajar donde quieran»? O si hubiera dicho: «vamos todos para esta
parte

del muro, y allí todos trabajaremos al mismo tiempo? Habría sido toda una confusión, caos, los
trabajadores tropezando con otros… en lugar de un muro, habrían hecho un desastre.
Por el contrario, Nehemías dividió la muralla en secciones y asignó tareas por grupos y por
tramos del muro. Esto lo hizo Nehemías cuando caminó alrededor del muro al realizar la
inspección en aquella cabalgata que hizo a media noche; recolectó los datos necesarios y
estimo dividir el muro en secciones. Esto nos enseña que cuando estemos organizando
proyectos debemos mantener las cosas sencillas, trabajar con los que quieren trabajar, y
después hay que asignar tareas específicas.
La delegación del trabajo es otro aspecto difícil del liderazgo. Puede llegar a ser duro soltar
algo y confiar en otros. Pero si pensamos que Dios, el Dios del universo, nos confía a nosotros
su propia obra, tal vez nos ayuda a pensar que es más fácil delegar la nuestra.
La delegación requiere tener en cuenta un detalle muy importante: cuando le asigne una labor
a una persona debe hacerlo con la persona indicada; equivocarse con la persona trae caos,
errores difíciles de reparar o, en últimas, fracaso en el proyecto. Saber delegar significa
comprender las tareas y también las capacidades de los miembros del equipo, con el fin de
asignar las responsabilidades correctas en manos de los obreros que mejor las puedan
desempeñar.

Un principio para aprender es: lo que es responsabilidad de todos no es responsabilidad de


nadie. Alguien tiene que asumir una responsabilidad concreta para cada cosa.
Reflexión: simplificar, seleccionar y delegar son los primeros tres elementos necesarios para
organizar un proyecto; puede ser que en este momento usted este adelantando la realización
de un plan. ¿Cuál considera es más importante para su plan?

5ª PARTE: COMO ORGANIZA EL LIDER UN PROYECTO


El principio de la organización (segunda parte)
Estamos viendo los elementos importantes que reunió Nehemías al organizar el proyecto de la
reconstrucción de la muralla de Jerusalén. En esta lección veremos otros tres:

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4. Un líder motiva. (Leamos Nehemías 3:10, 23-30). Cuando organice algún proyecto, permita
que exista la idea de pertenencia. Ayude a la gente a sentir que el proyecto le pertenece. A lo
largo de toda esta sección de las Escrituras, nos encontramos con persona a quienes Nehemías

ha puesto a trabajar en secciones de los muros que se encontraban cercanas a sus hogares. La
gente trabaja con más dedicación cuando tiene un interés personal.
Cuando hay un sentido de pertenencia en el proyecto, la consecuencia es una alta motivación.
Si estoy edificando la parte del muro que va a proteger mi casa, voy a hace un buen trabajo.
No solo eso, sino que al trabajar cerca de la casa, no tendría que ir lejos. Estaba ahorrando
tiempo, energías y costos al asignar a las personas un trabajo cercano a sus casas, y al mismo
tiempo, esas personas se sienten dueñas del proyecto. “Entonces el sumo sacerdote Eliasib y
sus compañeros los sacerdotes trabajaron en la reconstrucción de la puerta de las Ovejas.
La repararon y colocaron en su lugar, y reconstruyeron también la muralla…” (Neh 3:1). La
puerta de las Ovejas era el lugar donde se sacrificaba los animales para el templo, y por eso,
Nehemías les asignó aquel lugar a los sacerdotes. Al permitir que cada cual trabajara cerca de
su zona de interés, demostró el principio de la organización.
Aprenda este principio: las buenas organizaciones permiten que los trabajadores desarrollen
sus propias áreas de trabajo. Haga que el trabajo sea lo más conveniente posible; tanto tú
como el equipo van a sacar provecho de esta forma de pensar.

5. Un líder promueve la unidad. Un trabajo en equipo es esencial para realizar cualquier


proyecto, cualquiera sea su tamaño. Como líder, haga cuanto puedas para animar a trabajar
bien en equipo. A lo largo del libro de Nehemías leemos la expresión «el tramo siguiente» o
«el siguiente tramo». Al trabajar como equipos bien organizados de personas que ya se
conocían y que habían trabajado juntas, la gente se ayudaba y se animaba mutuamente. Esta
condición permitió, más adelante, afrontar el ataque de los enemigos; necesitaban colaborar
entre sí, trabajar juntos, no solo para alcanzar el éxito sino también para la supervivencia.
Henry Ford dijo: «reunirse es un buen comienzo, mantenerse juntos es progresar, pensar
juntos es tener unidad y trabajar juntos es triunfar». Juntos podemos hacer cosas que no
podemos hacer solos. Por ejemplo, los gansos pueden volar un setenta y dos por ciento más
lejos cuando van en formación, que cuando vuelan dispersos. ¿Quién cree que les enseñó
esto? Dios, claro.

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Donde hay colaboración y trabajo de equipo, hay un gran crecimiento. La colaboración es el
motivador más grande que la competencia; lo hace sentir que forma parte de un equipo
ganador. Las personas influyen unas sobre otras. “Más valen dos que uno, porque obtienen
más fruto de su esfuerzo. Si caen, el uno levanta al otro. ¡Ay del que cae y no tiene quien lo
levante!” (Eclesiastés 4:9-10) Es interesante que la biblia utilice las palabras «uno a otro» más
de cincuenta y ocho veces al referirse a los cristianos en la iglesia. En este mundo estamos
juntos y

nos necesitamos mutuamente; somos un equipo. Hay un poder gigantesco en la colaboración.


Dios lo puede pasar por alto casi todo en una iglesia: los edificios pobres, la falta de edificios o
incluso la pobreza doctrinal. Sin embargo, hay algo que no puede soportar: la desunión.
Cuando haya unidad en la iglesia, tal como la hubo en Hechos, también tendrán poder.
Aprenda el siguiente principio: las buenas organizaciones proporcionan un clima de apoyo
donde hay confianza mutua y trabajo en equipo.

6. Un líder administra. En todas las clases de proyectos, es necesario que se supervise el


trabajo. Es interesante observar que en el libro de Nehemías no se menciona nunca el nombre
de Nehemías; ¿Dónde estaba? Estaba en la primera línea supervisando las labores; estaba
haciendo «geca» (gerencia caminando). Nehemías estaba caminando y viendo la labor que
hacia la gente, inspeccionando y supervisando continuamente el trabajo. ¿De qué otra forma
podía saber lo que estaba pasando? ¿Cómo lo puede hacer usted?
Además de inspeccionar las obras, Nehemías también nombró supervisores que lo ayudaran a
controlar, dirigir y administrar el proyecto. He aquí dos principios que debemos comprender a
partir del ejemplo de Nehemías: primero, las buenas organizaciones establecen líneas de
autoridad claras. Además de unas descripciones de responsabilidades claras, también tienen
unas líneas de autoridad claras. No hay confusión en cuanto a quién debe informar a quién.
Segundo, la gente hace lo que uno inspecciona, no lo que uno espera. ¿Has notado lo cierto
que es esto? Si tus trabajadores saben que no Los estas vigilando, no van a estar trabajando.
Reflexión: Estamos llamados a motivar, a concertar la unidad y administrar. Estos elementos
son necesarios para reforzar la organización de un proyecto. Después de haber aprendido
estos seis principios, ¿Cuál considera que debes aplicar en la realización de su proyecto?

5ª PARTE: COMO ORGANIZA EL LIDER UN PROYECTO


El principio de la organización (tercera parte)

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Versículo central: “y sin con lo ajeno no han sido honrados, ¿quién les dará a ustedes lo que les
pertenece?» (Lc 16:12) El líder requiere tener un esquema claramente desarrollado para
permitir que el proyecto funcione y alcance el objetivo; este esquema no es más que una serie
de principios que afianza la labor del líder. Simplificar, escoger los miembros del grupo,
delegar, motivar, promover la unidad y administrar fueron estudiados en las lecciones
anteriores. Todos ellos deben estar presentes en el sistema organizativo que establece el líder.

Posiblemente, alguno o varios de ellos adquieren mayor importancia dependiendo del tipo de
proyecto a desarrollar, pero el líder está llamado a propiciar el mejor ambiente. Miremos el
último.

7. Un líder agradece. Las buenas organizaciones reconocen el esfuerzo. El reconocimiento a lo


que hacen los demás para lograr que sus proyectos se conviertan en realidad es tal vez el
principal propósito del tercer capítulo de Nehemías. Aquí él presenta una gran lista de honor
de fe, atribuyéndole méritos a quienes se los merecen. Hay unas cuantas cosas que
necesitamos observar acerca de este principio del reconocimiento.

 a) Reconozca a cada persona. Nehemías los conocía por sus nombres. Esa es una de las
señales del buen líder. Nehemías menciona treinta y ocho nombres, y les atribuye el
mérito de haber hecho un buen trabajo en el muro. ¿Sabes quiénes están realizando un
buen trabajo en tu organización? ¿Sabe los nombres de cada uno de ellos? Si lo sabes,
¿recuerdas fechas importantes, conoce dónde viven, ¿qué hacen… etc.? Tener claro
quienes participan en la ejecución del proyecto es un principio de una buena
organización.

 b) Reconozca los logros a cada persona. Debemos desarrolla formas de reconocer con
particularidad el trabajo que está realizando cada persona; por ejemplo, Nehemías dijo
“El tramo siguiente… lo reconstruyó con entusiasmo Baruc…” (Neh 3:20). En este
capítulo son las únicas palabras descriptivas; a otros los reconoce por realizar su trabajo
y, a algunos, porque no trabajaron en absoluto. En cambio, este hombre Baruc hizo su
trabajo de una forma tal que Nehemías pudo notar su actitud; trabajó con entusiasmo y
Nehemías lo reconoció. No sabemos que hizo con exactitud…tal vez trabajó más rápido,

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más horas, o que tuvo una actitud positiva; pero gracias a ese entusiasmo, Baruc sigue
siendo hoy ejemplo para nosotros.
Si quieres que reconozcan tu trabajo, hazlo con entusiasmo; Dios se da cuenta del entusiasmo.
En griego, la palabra “entusiasmo” significa «poseído por Dios»; cuando es Dios quien lo
posee, se nota. Aplica el principio: las buenas organizaciones reconocen y recompensan los
esfuerzos.

 c) No se moleste por las personas que no desean aportar. Nehemías no se enojó por las
personas que no participaron.

Prefirió centrarse en los que sí estaban trabajando, y olvidó aquellos que no quisieron trabajar.
Con aquellas personas que demuestren voluntad y acción en colaborar, el líder debe sentir y
expresar gratitud. No obstante, no hay que olvidar “… que cada uno de nosotros tendrá que
dar cuentas de sí a Dios” (Ro 14:12). ¡Dios va a pedir cuentas por lo que hicimos, no por lo que
nos dio! En síntesis, Dios está haciendo un historial del servicio y de la mayordomía. La verdad
es que no importa lo que los demás piensen de mí, ni siquiera importa quién sabe las cosas; lo
que importa es que Dios sí las sabe.

 d) Identifique en qué ministerio está aportando cada uno. Dios no está pidiendo que se
reconstruya un muro; sin embargo, si está pidiendo que cada quien esté involucrado en
un ministerio. Ser cristiano significa ser llamado al ministerio. Posiblemente alguno no
haya sido llamado a ser pastor, maestro o cualquier otro ministerio; sin embargo, todos
los cristianos han sido llamados a servir. Es cierto que a cada uno Dios le ha entregado
un don con un propósito definido; pero esto no es excusa para no servir en otra área
distinta; debe estar dispuesto a servir en cualquier área, pero se sentirá más cómo y
eficiente aplicando el don que ha recibido.
El líder debe estar atento para apurar el desarrollo del don que ha recibido cada uno, y estar
atento en ubicarlo en el lugar donde se sienta más cómodo y provechoso; pero teniendo en
cuenta que en conjunto forman un solo equipo, dirigido hacia una función, motivados por el
mismo proyecto y seguros que es para la gloria de Dios.

 e) Reconozca las personas que tienen “corazón de siervo”. Dentro de las personas que
se relacionan en Nehemías no había ninguno que fuera constructor profesional en
muros. Ninguno de ellos tenía el «don» de poner ladrillos y hacer mezcla; había

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farmacéuticos, joyeros y orfebres; sin embargo, cuando se necesitaron esas manos para
levantar un muro, no tuvieron temor de llenarse las manos de callos. Es muy interesante
ver como Nehemías reconoce en estos hombres la habilidad para reconstruir el muro; y
cada uno ocupó su lugar y figura en la lista.
Puede ser que alguno de los miembros del equipo no tenga la habilidad o el conocimiento
para hacer una labor sencilla, o inclusivo, el trabajo que están realizando es tan de bajo perfil
que no impacta o llama la atención; pero esta persona merece ser reconocida por la pasión, la
sencillez, la voluntad y disposición que sienten por un trabajo pequeño. ¡Ellos merecen tu
reconocimiento!

Quizás estés en un puesto de liderazgo o de administración y pueda ver de inmediato la forma


de aplicar en la organización esta siete principios. Sin embargo, estos principios son ajustables
a cualquier proyecto que estemos emprendiendo, inclusive a la labor que Dios nos ha
encomendado.

6ª PARTE: COMO SE ENFRENTA UN LIDER A LA OPOSICION


Descubriendo las estrategias que utiliza el enemigo
¿Cómo se enfrenta a los que se oponen a tus proyectos? ¿Sientes pánico cuando lo presionan?
¿Te pones tenso, pierdes la calma, te enojas, te sientes desalentado o te das por vencido?
¿Qué haces? La descripción de responsabilidades de un líder incluye hacer frente a los
ataques. El cuarto capítulo del libro de Nehemías se refiere a la estrategia de batalla: tácticas
de los oponentes, los efectos de esa oposición, y la respuesta correcta del líder. Miremos las
tácticas que utiliza la oposición para detener la realización de un proyecto.

1. Utilizar el ridículo. Esta es una de las tácticas que suelen escoger nuestros enemigos.
“Cuando Sanbalat se enteró de que estábamos reconstruyendo la muralla, se disgustó
muchísimo y se burló de los judíos. Ante sus compañeros y el ejército de Samaria dijo: ¿Qué
están haciendo estos miserables judíos? ¿Creen que se le va a dejar que reconstruyan y que
vuelvan a ofrecer sacrificios? ¿Piensan acaso terminar en un solo día? ¿Cómo creen que de
esas piedras quemadas, de esos escombros, van a hacer algo nuevo? Y Tobias el amonita, que
estaba junto a él, añadió: ¡hasta una zorra, se sube a ese montón de piedras, lo echa abajo!”
(Nehemías 4:1-3).
Después de muchos años, la estrategia de ridiculizar funciona actualmente. El mundo no
creyente ridiculiza continuamente a la iglesia; denigran de ella, discuten con nosotros, se

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burlan, nos caracterizan como débiles y cobardes, o inclusive estafadores. El ridículo es
constante, y es eficaz porque ataca a nuestra estima. Podemos soportar todo, menos el
ridículo. El ridículo es siempre el sustituto del razonamiento; la risa siempre es el sustituto de
la lógica. Cuando alguien te ridiculiza es probable que estén sintiendo miedo de que tengas
razón; tienen miedo de que triunfes. ¿Cómo ocurre el ridículo
? Hay al menos tres formas:
1) Revelarse enojado. La táctica de Sanbalat de disgustarse muchísimo tenía como propósito
sembrar pánico y terror entre los trabajadores; hacerse creer que tenía supremacía sobre el
grupo.

2) Acudiendo al insulto. Sanbalat dijo: «esos miserables judíos»; con ello estaba insinuando
que la motivación de ellos era egoísta.
3) Exagerando la acusación. « ¿Piensan terminar en un día», continuó Sanbalat. Sin embargo,
nadie había dicho tal cosa; nadie tenía el propósito de reconstruir la murada en un día.
Desafortunadamente, el ridículo es contagioso. Una vez que Sanbalat lanza sus ataques
verbales, su compinche Tobías lanza el suyo. Siempre que alguien comienza a ridiculizar habrá
otros que lo sigan; son los cobardes que nunca habrían dicho una palabra por su propia
cuenta.

2. Utilizar el rumor. La siguiente etapa que ocurre, cuando no ha progresado la burla, es la


conspiración. “Continuamos con la reconstrucción y levantamos la muralla hasta media altura,
pues el pueblo trabajó con entusiasmo. Pero cuando Sanbalat y Tobías, y los árabes, los
amonitas y los asdod se enteraron de que avanzaba la reconstrucción de la muralla y de que
ya estábamos cerrando las brechas, se enojaron muchísimo y acordaron atacar a Jerusalén y
provocar disturbios en ella” (Neh 4:6-8) Para este momento, Sanbalat ha agitado a los
descontentos para que se resistan al proyecto de la construcción de los muros; con él, los
samaritanos del norte, los árabes al sur, Tobías con los amonitas al este y los hombre de Asdod
al oeste, los judíos se encuentran rodeados; donde quiera que miran, ven gente conspirando
contra ellos. ¿Has notado alguna vez cómo la gente negativa tiende a juntarse? Hay algunos
cuyo único propósito en la vida parece ser oponerse a los demás.
“Y nuestros enemigos maquinaban: les caeremos por sorpresa y los mataremos; así haremos
que la obra se suspenda… Algunos de los judíos que vivían cerca de ellos venían
constantemente y nos advertían: los van a atacar por todos lados” (Neh 4:11-12). La forma

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más rápida de esparcir un rumor es alimentarse en los miedos que tiene la gente. Acudieron a
una estrategia ruin y malévola; pero lo cierto es que no tenían esa clase de poder. Sin
embargo, el rumor de un ataque bastó para incitar al pánico. Cuando uno comprende que sus
enemigos van a usar rumores para atacarlo, puede estar preparado para sufrir su violencia.

Los rumores se caracterizan por dos cosas:


1) Siempre los esparcen los que están cerca del enemigo: “los judíos que vivían cerca de ellos”;
los judíos que viven fuera de la ciudad y cerca del enemigo eran los más negativos. Las
personas que traen rumores negativos están seriamente propensas a convertirse en nuestros
“enemigos”; lastimosamente, cuando estamos cerca de ellos nos vamos volviendo negativos;
es como un virus que infecta.

2) Los rumores se van exagerando a medida que se repiten. Cuando se exagera un rumor la
gente comienza a creer; cuando una mentira se repite suficiente tiempo, la gente comienza a
creerla.

6ª PARTE: COMO SE ENFRENTA UN LIDER A LA OPOSICION


Los efectos de la hostilidad
En la lección anterior vimos cómo los enemigos de la reconstrucción del muro en Jerusalén
utilizaron el ridículo y el rumor para desanimar los colaboradores del proyecto. Nehemías
sabía que tenía que enfrentar los ataques e infundir aliento para no desmayar en el propósito.
Cuando se está trabajando fuerte y descubre que está siendo bombardeado con el ridículo, el
rumor y la resistencia, es natural comenzar a sentirse desmotivado.
En esta oportunidad vamos a ver los efectos de la hostilidad. “Por su parte, la gente de Judá
decía: los cargadores desfallecen, pues son muchos los escombros; ¡no vamos a poder
reconstruir esta muralla! Y nuestros enemigos maquinaban: les caeremos por sorpresa y los
mataremos; así haremos que la obra se suspenda” (Neh 4:10-11). El síntoma del
desfallecimiento frente a la magnitud de la obra fue ampliado con el ataque de los enemigos;
los enemigos sabían que tenían una situación a favor y no dudaron en aprovecharla. El
desaliento tiene cuatro causas principales:

1. La fatiga: “…los cargadores desfallecen…” La labor que están haciendo en la reconstrucción


de la muralla era grande y fatigosa; no era fácil hacer las dos tareas: levantar el nuevo muro y
recoger los escombros. Y esto causo agotamiento en los cargadores. Un cuerpo cansado puede
causar un espíritu agotado y desalentado. Cuando esté realizando el proyecto, dedica tiempo
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especial que este en armonía con la ejecución de la obra para descansar. Descansa cuando
puedas, para evitar paralizar el proyecto por agotamiento.

2. La frustración. “…son muchos los escombros...”. Cuando está trabajando en un proyecto tan
grande como el de Nehemías, por lo general la frustración es un asunto de percepción. En
realidad, los montones de escombros van disminuyendo, pero si seguimos viendo escombros
esto es abrumador. Si nos limitamos a seguir adelante, podemos vencer.

3. El fracaso. “…no vamos a poder reconstruir esta muralla…”. Cuando el desaliento haya
cabida en nuestro proyecto es más fácil ver y argumentar los aspectos negativos; los
trabajadores no

reconocieron que era más importante resaltar cuánto habían avanzado en levantar la muralla
y cuánto habían recogido de escombros; no se pararon de lejos para ver el progreso de la
obra; no consideraron cuán importante era el trabajo que habían hecho. El cansancio y la
hostilidad de los enemigos ayudaron a considerar el fracaso como punto final al proyecto.
Cuando estas agotado, todo parece imposible. Alguien dijo: «la fatiga nos convierte a todos en
cobardes».

4. El temor. “…nuestros enemigos maquinaban…”. Sanbalat, Tobias y todos sus aliados


analizaron muy bien la situación que estaban viviendo los constructores de la obra, porque
estaban desde afuera viendo otro punto de vista, y atacaron con las armas más degradantes
que puedan existir: aplicando el ridículo, creando rumores y ejerciendo resistencia. Querían
causar pánico, temor y, en últimas, hacer cesar la obra. Una de las tácticas principales del
enemigo es estar constantemente vigilando el progreso de nuestro proyecto y ante la más
mínima debilidad o la situación de falla, está listo para inducir al miedo. Cuando alguien que se
opone tenazmente al proyecto que estamos desarrollando, no dudará en vigilar nuestras fallas
y en atacar haciéndolas más evidentes; estará dispuesto a causar el mayor daño posible. Por
eso es tan importante contrarrestar el desaliento.
Para el caso de la vivencia del evangelio, nuestros enemigos siempre tienen dos metas:
estorbar la Palabra de Dios y detener la obra de Dios; y Satanás estará muy atento para atacar
cuando tenga seguridad que se hace evidente nuestro desaliento.
Reflexión. Pedro vivió la experiencia durante el calvario de Jesús. Días antes había prometido
que no dejaría que le ocurriera algo a Jesús; pero aquel día en el patio cayó en el desaliento y

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pudo negarlo tres veces. Posteriormente, en su carta escribió: “Sed de espíritu sobrio, estad
alerta. Vuestro adversario, el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien
devorar” (1 P 5:8 BLA). Cuando mostramos el desaliento, el enemigo no dudará en
aprovecharla. ¿Ha vivido esta experiencia?

6ª PARTE: COMO SE ENFRENTA UN LIDER A LA OPOSICION


Cómo debe responder un líder ante la hostilidad (primera parte)
Versículo central: “Por tu gran poder vencimos a nuestros enemigos; ¡destruimos a nuestros
agresores! Yo no pondría mi confianza en mí arco y en mis flechas, ni pensaría que mi espada
podría darme la victoria; ¡fuiste tú quien nos hizo vencer a nuestros enemigos!, ¡fuiste tú quien
puso en vergüenza a nuestros adversarios!” Sal 44:5-7 (BLS)

Sin lugar a dudas, nuestra naturaleza humana siente un deseo natural de responder con
agresión ante los ataques de los enemigos que juzgan, intimidan, denigran y obstaculizan la
realización de nuestro proyecto. Pero sabemos que esta no es la actitud correcta. Entonces,
¿qué podemos hacer? ¿Hay alguna manera de oponernos ante cualquier agresión que sea
aceptable delante de Dios? En esta sección estaremos viendo las sugerencias procedentes de
Nehemías

1. Confía en Dios. “¡Escucha, Dios nuestro, ¡cómo se burlan de nosotros! Haz que sus ofensas
recaigan sobre ellos mismos: entrégalos a sus enemigos; ¡que los lleven en cautiverio! No
pases por alto su maldad ni olvides sus pecados, porque insultan a los que reconstruyen” (Neh
4:4-5). Ante el ataque de los enemigos, Nehemías oró. ¡Qué manera más fabulosa de aliviar la
tensión! Cuando estén siendo ridiculizado, no lo niegues; confiésalo; apóyate en Dios.
Admítalo todo delante de Él; dígale «estoy confiado en que tú me vas a defender». Nehemías,
en lugar de enredarse en una competencia de insultos, agresiones y amenazas, lo que hizo fue
ir a buscar apoyo en Dios.
“No respondas al necio según su necedad, o tú mismo pasarás por necio” (Pr 26:4). Si alguien
te está ridiculizando, no le contestes; si lo haces, no vas a ser mejor que aquel que se está
burlando de ti. Apóyate en Dios y ora. El principio para recordar es: cuando te ridiculicen, no te
enfrentes a la gente; convérsalo con Dios; el ridículo no puede detener el proyecto. Nehemías
hizo caso omiso del ridículo y siguió adelante hacia su meta. Esa es la mejor respuesta.

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2. Los líderes respetan a sus oponentes. “Oramos entonces a nuestro Dios y decidimos montar
guardia día y noche para defendernos de ellos” (Neh 4:9). Necesitamos reconocer y respetar la
fuerza de nuestros enemigos. Nehemías dice que oraron («oramos entonces a nuestro Dios»),
planearon («. Decidimos…») y actuaron («. Montar guardia día y noche…»). Está bien que le
pidamos a Dios que nos proteja; es bueno decirle a Dios cuando nos acostamos «protégenos
de los ladrones»; sin embargo, también es necesario que nos levantemos y cerremos con
pasadores la puerta. Oliver Cromwell decía: «confía en Dios y mantén seca la pólvora».
Recuerda siempre este principio: Una petición sin precaución es una presunción.
Cuando te sientas hostigado, necesitas apoyarte en Dios y también necesitas respetar a los
que se te oponen.

Mientras más agresiva sea la oposición, más fuerte será la respuesta que se necesitará.
La respuesta de Nehemías a los enemigos fue observada y seguida por el resto del pueblo;
vieron que estaba orando y actuando y ellos hicieron lo mismo: oraron y actuaron. Si eres líder
en tu negocio y quieres que otros te sigan, comienza a orar y también a actuar.
El refrán popular dice «soldado avisado no muere en la guerra»; es cierto. A lo largo de la
historia, los líderes han tenido que pagar un precio cada vez que han subestimado a sus
enemigos. Ora, pero mantente vigilante. Conoce a tus enemigos y no permanezca ignorante
de lo que está sucediendo. En la biblia se usa una y otra vez la expresión «estén alerta y oren»;
de hecho, Jesús la advirtió. Le siguió Pablo, Juan y Pedro. Estar alerta es la parte humana
(ponerse en guardia) y orar es la parte divina (confiar en Dios). Estamos alerta cuando
cerramos nuestra puerta; oramos cuando le pedimos a Dios que confiamos en El. Haga ambas
cosas.
Reflexión: Es normal que sintamos deseos de atropellar a nuestros enemigos con palabras y
actitudes; pero la enseñanza de Nehemías nos lleva primero a colocar ante Dios la situación y
luego a tomar las medidas preventivas para que no prosperen las amenazas de los adversarios.
Posiblemente nos hayamos equivocado, pero aún es tiempo de remediar. ¿Desea orar por la
situación de adversidad que está pasando?

6ª PARTE: COMO SE ENFRENTA UN LIDER A LA OPOSICION


Cómo debe responder un líder ante la hostilidad (segunda parte)

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Estamos mirando, bajo la experiencia de Nehemías, las acciones que realiza un líder para
enfrentar las hostilidades.

3. Los líderes refuerzan sus puntos débiles. “Así que puse a la gente por familias, con sus
espadas, arcos y lanzas, detrás de las murallas, en los lugares más vulnerables y
desguarnecidos” (Neh 4:13). Después de orar y echar a andar su sistema de alarma, Nehemías
reforzó los lugares más vulnerables; aquellos lugares donde había una muralla más baja. Los
lugares donde estaba más alta no necesitaban tanta vigilancia, pero aquellos puntos bajos
necesitaban una ayuda especial.
¿Sabes dónde se hallan los puntos vulnerables de su proyecto? ¿En su familia? ¿Dónde está
más expuesto a los ataques? Este es el principio que Nehemías nos está enseñando.
Aprendamos el principio: los buenos líderes saben en cuáles puntos son vulnerables, y
refuerzan esos lugares.

Cuando tenga que hacer una presentación, de cualquier forma, que sea, conoce tus
debilidades; prevé las objeciones; prepárate para lo que te puedan arrojar. Espéralo, porque lo
más probable es que suceda. Pero si estás preparado, podrás evitar un desastre.
En Nehemías 4:16-20 podemos ver que la gente trabajaba en la construcción, pero sin
descuidar la defensa; trabajaban día y noche sin parar, pero no tenían ejército. Todos eran
trabajadores neófitos que habían unidos sus fuerzas para levantar la muralla, pero diseñaron
un plan para actuar al toque de una trompeta y salir a la defensa.
Cada vez que comenzamos a levantar algo para Dios, estamos buscando batalla. Sea que se
trate de levantar un matrimonio, una iglesia o su propia vida espiritual, estará buscando pelea.
Satanás va en contra de todo aquello que Dios favorece; y usa gente para que hagan la
oposición. El principio para aprender es: los líderes tienen que edifican y presentan batalla al
mismo tiempo.

4. Los líderes reafirman a su gente. “Luego de examinar la situación, me levanté y dije a los
nobles y gobernadores, y al resto del pueblo: ¡no les tengan miedo! Acuérdense del Señor, que
es grande y temible, y peleen por sus hermanos, por sus hijos e hijas y por sus esposas y sus
hogares” (Neh 4:14). Nehemías reunió a los suyos; alivió sus temores, reforzó su confianza y
levantó la moral. Esas es la tarea del líder. Cuando tu negocio, familia o iglesia estén bajo el
ataque, la tarea como líder consiste en dale nueva fuerzas a tu gente, animarlos.

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Es interesante mirar que Nehemías no se enfocó en motivarlos sobre hechos negativos; no
dijo: «acuérdense de nuestra derrota, de nuestro exilio en Babilonia». Les dijo: « ¡acuérdense
del Señor!, Dios es nuestra esperanza, quitemos los ojos de nuestros enemigos para ponerlos
en el Señor, nuestro vencedor».
Cuando estés sufriendo un ataque, la meta del diablo es que tu atención este puesta en la
oposición. Si lo logra, habrá ganado una victoria. Por eso, te puedes enfocar en la oposición o
enfocar en Dios; en los estados financieros o en la bendición de Dios, en los altibajos de la
economía o en el Señor. Pero recuerde que Dios es grande, es maravilloso; cuando uno tiene
temor a Dios (se reverencia, se respeta y reconoce Su poder) no se le teme a nada ni a nadie.
Una vez hubo temor a Dios, Nehemías exhortó a al pueblo a pelear por sus hermanos, por sus
hijos, por sus esposas y hogares. Necesitaban que se diera cuenta de que se estaban jugando
el todo por el todo. “Yo les había dicho… la tarea es grande y extensa y nosotros estamos
esparcidos en la muralla, distantes los unos a los otros. Por eso, al oír el toque de alarma,
cerremos filas. ¡Nuestro Dios peleará por nosotros!” (Neh 4:19).

5. Los líderes se niegan a abandonar su labor. “Una vez que nuestros enemigos se dieron
cuenta de que conocíamos sus intenciones y de que Dios había frustrado sus planes, todos
regresamos a la muralla, cada uno a su trabajo” (Neh 4:15). La intención del enemigo creando
hostilidad y maquinando maldades es paralizar el proyecto por medio del desaliento; cuando
estemos bajo ataque, es el momento de mantenernos unidos. El líder es el último en darse por
vencido, el último en abandonar el barco; el líder se niega a rendirse.
El desaliento es un arma poderosa que utiliza Satanás, porque sabe que cuando llega el
desaliento es porque se ha apartado los ojos del Señor para ponerlos en las circunstancias; y
seguro que hará más terrible las circunstancias para que definitivamente desistamos. ¿Qué
meta o sueño quiere el enemigo que abandones? ¿Qué está susurrando al oído? Tal vez se
trate del esfuerzo de leer toda la biblia, de una profesión que has querido ejercer, de un
sueño, de tu familia, de una idea, de un ministerio en la iglesia; ahí estará el enemigo
acosando constantemente para sembrar el miedo, el terror y el desánimo. ¡Nunca te des por
vencido! Recuerda el principio: los líderes son modelo de perseverancia

7ª PARTE: COMO RESUELVE UN LIDER LOS CONFLICTOS


Causas de los conflictos
Cuando el enemigo ataca tu liderazgo, usa la burla, el desaliento y los peligros. Pero eso no es
todo. La siguiente línea de ataque también incluye los conflictos internos; la división y la

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discordia son armas que usan las personas para luchar entre sí, y solo las vuelven ineficaces.
Lamentablemente no se pueden desconocer, pues el simple hecho de trabajar con personas
que se relacionan entre sí, tiende abrir la posibilidad de generar conflictos.
El sabotaje interno es uno de los peores problemas a los que se puede enfrentar un líder. ¡Eso
es traición!; a Satanás le encanta dividir, le gusta desarmonizar.
Cuando Nehemías y el pueblo llevaba semanas trabajando apareció el primer problema
interno: abandonaron las huertas y por tanto la comida comenzó a escasear. “Los hombres y
las mujeres del pueblo protestaron enérgicamente contra sus hermanos judíos, pues había
quienes decían: si contamos a nuestros hijos y nuestras hijas ya somos muchos. Necesitamos
conseguir trigo para subsistir” (Neh 5:1-2). Había demasiadas bocas que alimentar y la comida
no era suficiente; tenían inflación, precios elevados y escasez de alimentos.
La situación se tornó delicada pues “por conseguir trigo para no morirnos de hambre, hemos
hipotecado nuestros campos, viñedos y casas” (Neh 5:3). Pero pasados los días, la situación se
volvió grave, pues “había también quienes se quejaban: tuvimos que empeñar nuestros
campos

y viñedos para conseguir dinero prestado y así pagar el tributo al rey” (Neh 5:4). Y por si fuera
poco, el problema se tapizó de crítico, ya que “aunque nosotros y nuestros hermanos somos
de la misma sangre, y nuestros hijo y los suyos son iguales, a nosotros nos ha tocado vender a
nuestros hijos e hijas como esclavos. De hecho, hay hijas nuestras sirviendo como esclavas, y
no podemos rescatarlas, puesto que nuestros campos y viñedos están en poder de otros” (Neh
5:5).
El panorama no era halagador: tenían escases de alimentos, habían pignorado las casas,
campos y viñeros, tenían una carga tributaria implacable, y estaban vendiendo a sus hijos
como esclavos para sobrevivir. Una situación muy caótica, pero realmente el problema estaba
en que “los hombres y mujeres del pueblo protestaron enérgicamente contra sus hermanos
judíos”. Se estaban quejando entre ellos mismos. Los judíos ricos estaban explotando a los
pobres en un tiempo de crisis; estaban aprovechando el infortunio de los pobres para levantar
un capital, a tal punto de recibir a sus hijos en venta, como esclavos. Se estaban explotando
entre sí. Aun cuando en Éxodo 2:25 tenían prohibido prestar dinero a interés a sus hermanos
judíos, estaban cobrando réditos altos, tanto que no podían pagar las deudas. Realmente el
conflicto que se presentó fue entre los que tenían y los que no tenían. ¡Era un sentido
manifestado de egoísmo! De todo esto podemos sacar el principio: la raíz de los conflictos
internos y la discordia siempre está en el egoísmo.

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Escuela de Liderazgo

Bien lo decía Jesús: “¿de dónde surgen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No es
precisamente de las pasiones que luchan dentro de ustedes mismos?” (Neh 5:5). Los conflictos
internos en un grupo siempre tienen que ver con el egoísmo.
Cuando hay una discordia entro lo que yo quiero y lo que tú quieres, tenemos un problema, y
ese problema, si no se resuelve termina en conflicto y en división. Los conflictos sin resolver
detienen la obra del Señor en nuestra vida, en el negocio, en el matrimonio, en la iglesia y en
cualquier lugar donde haya personas que se relacionan entre sí. El líder tiene que aprender a
resolver los conflictos. Trabajar con gente es la mayor satisfacción para un líder y también su
mayor frustración. Todo porque lastimosamente la gente tiende a ser egoísta; queremos las
cosas a nuestra manera. Queremos hacer lo que me importa.
Reflexión: Por el hecho de estar dedicados al ministerio o a desarrollar la obra de Dios, no
quiere decir que el líder no debe enfrentar problemas comunes, ataques de los enemigos y
conflictos internos; tal vez no sepa siempre exactamente por qué ocurre, pero sí puede
entender que el propósito de Dios es que crezca. ¿Cómo considera que el líder deba enfrentar
los conflictos internos?

7ª PARTE: COMO RESUELVE UN LIDER LOS CONFLICTOS


Enfrentando el conflicto: pasos para resolver el problema interno
(Primer parte)
Además de los ataques externos, Nehemías tuvo que soportar los conflictos internos. Todo el
proyecto podía quedar destruido y los muros no se reconstruirían nunca. Los judíos se estaban
explotando unos a otros, peleando unos contra los otros y familias contra familias. Aquello era
peor que pelear contra un enemigo.
Es muy interesante que un ejército se reúna para librar una batalla, atacando un objetivo
común; pero cuando están librando la batalla, es muy seguro que surgirán conflictos internos
que finalmente termina debilitando el grupo. El líder debe estar atento ante esta
sintomatología y actuar de inmediato para contenerla. Lo más seguro, en caso que ocurra la
derrota, no será por la superioridad del oponente sino por la debilidad interna en el grupo. El
propósito de las siguientes lecciones es aprender cómo enfrentar el conflicto, retomando la
experiencia de Nehemías.

Primer paso: enójate. “Cuando oí sus palabras de protesta, me enojé muchísimo” (Neh 5:6).
Como líder, si ve que la armonía del grupo es amenazada, debes enojarte. El papel como líder

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es el de proteger la armonía. Nehemías no pasó por alta el problema que está dividiendo a su
equipo; se lo tomó en serio.
“Si se enojan, no pequen” (Efesios 4:26a) Dios consiente que podamos enojarnos. De hecho, el
Señor Jesús se enojó. El asunto es no pecar. Cuando vea la falta de armonía causada por el
egoísmo, como líder lo mejor que puede hacer es enojarse.
Nehemías no estaba enojado por algún daño o injusticia contra su persona. No estaba
devolviendo el golpe porque lo habían herido en su ego; él no estaba motivado por una
revancha; de haberse manifestado, estaría tapizada de pecado. Nehemías se enojó por el
egoísmo y la explotación por parte de los ricos. Estaba furioso al ver que el oportunismo y la
codicia podía detener todo el proyecto de la reconstrucción de los muros.
Muchos cristianos hemos perdido la capacidad de sentir ira; hemos caído en lo que se
denomina «fatiga de compasión» por el hecho de acostumbrarnos a ver la explotación, las
mentiras, las trampas, el robo, la manipulación; tomamos como normal la proliferación de
falsas doctrinas y las toleramos; peor aún, aceptamos las divisiones en las iglesias. Pero es
tiempo que nos

indignemos y que manifestemos enojo; la unidad del cuerpo de Cristo se debe conservar a
cualquier precio; cuando la iglesia de Dios este unida, las fuerzas del mal serán replegadas en
gran manera.

Segundo paso: tomar un tiempo para reflexionar. Piensa antes de hablar. “Y después de
reflexionar, reprendí a los nobles y gobernantes” (Neh 5:7). En una versión parafraseada esto
se puede leer: “Después de pensarlo, hablé con los ricos funcionarios del gobierno”. La palabra
hebrea reflexionar significa literalmente «consulté conmigo mismo».

La reacción de Nehemías fue enojarse, pero sostuvo una larga charla consigo mismo antes de
actuar; buscó un lugar y momento para estar a solas con Dios, oró acerca de la situación y
reflexionó mucho sobre ella. Algunas veces, el líder necesita conversar consigo mismo, en
lugar de reaccionar con ira y enojo y empeorar la situación. Después de enojarnos necesitamos
comprender qué provocó la ira. Y la mejor forma es dedicar tiempo para reflexionar.

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Es oportuno aclarar que no hay ninguna contradicción entre lo que dice Pablo [airaos pero no
pequéis] y lo que dice Santiago […listos para escuchar,…lentos para hablar y… enojarse; pues
la ira humana no produce la vida justa que Dios quiere” (Santiago 1:19-20)]. Hay una gran
diferencia entre la ira del hombre y la ira de Dios. Cuando nosotros nos enojamos, actuamos
para vengarnos. Cuando nos enojamos con la ira de Dios, actuamos con justicia; nuestra
actuación no comprende ninguna venganza personal. No se enoje porque lo hayan herido,
irritado, frustrado o desilusionado. Esta ira es incorrecta, es egoísta.

Igualmente, hay algo muy importante en el anterior versículo: estemos listos para escuchar y
lentos para hablar. Después de haber pensado bien las cosas, la ira que tengamos va a ser una
ira justa. La ira impulsiva siempre nos mete en problemas.
Reflexión: Tenemos que reaccionar frente a crisis internas del grupo. Una de las maneras es
enojándonos mucho, no contra las personas, sino contra la situación ocurrida. ¿Cuáles
considera sabia las acciones que debemos realizar para manifestar nuestro enojo?.

7ª PARTE: COMO RESUELVE UN LIDER LOS CONFLICTOS


Enfrentando el conflicto: pasos para resolver el problema interno
(segunda parte)
Versículo central: “En cuanto a vosotros, hermanos míos, yo mismo estoy también convencido
de que vosotros estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento y capaces también de
amonestaros los unos a los otros” (Romanos 15:14 BLA)
Estamos revisando la experiencia que tuvo Nehemías para afrontar los conflictos internos en el
grupo. Debemos estar conscientes que el enemigo no solo se limita a lanzar ataque externos,
sino que hace todo lo posible para que se originen conflictos al interior del grupo. Estas
diferencias surgen, por lo general, de actitudes y sentimientos egoístas; y si se dejan
progresar, causaran divisiones y parálisis en la realización del proyecto que Dios quiere
alcanzar. ¿Cómo podemos enfrentar dichos conflictos? Continuemos revisándolos:

Tercer paso. Confronta en privado a la persona que te ha ofendido [reprender]. Cuando haya
un problema que necesite una solución, vaya directamente a la fuente. No pierda tiempo

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tratando de buscar en otras personas la explicación. Fue lo que hizo Nehemías: “...Después de
reflexionar, reprendí a los nobles y gobernantes: ¡es inconcebible que a sus propios hermanos
les exijan el pago de intereses!” (Neh 5:7); los acusó de prestamistas usureros. Estaba muy
enojado, pero después de haber orado y haber pensado bien, fue directamente a los que
estaban ofendiendo a Dios. Cuando hay una situación crítica lo mejor es confrontar el
problema con la persona indicada.
Hay una recomendación clara que hizo el Señor Jesús: “si tu hermano peca contra ti, ve a solas
con él y hazle ver su falta. Si te hace caso, has ganado a tu hermano. Pero si no, lleva contigo a
uno o dos más, para que todo asunto se haga constar por el testimonio de dos o tres testigos.
Si se niega a hacerles caso a ellos, díselo a la iglesia; y si incluso a la iglesia no le hace caso,
trátalo como si fuera un incrédulo o un renegado” (Mt 18:15-17). En la reprensión está
Implícita el amor. Para ser como Jesús y actuar como Nehemías necesitamos amar incluso a los
que ofenden; lo buenos es que no necesitamos tratarlos como si fueran familia. Esa es la
diferencia entre aceptación y aprobación.

En cuanto al grupo o equipo que lideras, ve primero a la persona que está causando el
problema; si no funciona, lleva a otra persona que sirva de testigo o mediador; pero si no
funciona, entonces involucra al grupo mayor. Pero no olvide: primero hay que ir a la persona
incitadora;

no comente el problema con otros y mucho menos difame de la persona; haciendo esto, ya ha
pecado.

Cuarto paso: confronta al ofensor en privado. A nadie le gusta el enfrentamiento con otras
personas; no es agradable causar o sentir sentimientos negativos, sin embargo, algunas veces
es necesario. Así, pues, el enfrentamiento es un paso que se debe tomar por el bien de todos.
Si no se desafía el problema, empeora; si no enfrenta de inmediato, pasado el tiempo más
valor necesitará. Muchas veces en las oficinas el gerente no enfrenta el conflicto, o demora
mucho, y la persona enredadora y sus venenosas actitudes se apoderan de todo el grupo. En
una familia, si no se disciplina a tiempo a los hijos, la moral del hogar se destruye. El amor
fuerte exige que nos enfrentemos en privado con la persona que ha cometido la ofensa.

El principio para aprender es que los líderes deben tener el valor y el amor para afrontar el
conflicto. Ser líder exige valentía. Estamos llamados a soportar a las personas, pero a rechazar

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las malas actitudes; y cuando hay que enfrentarlas hay que hacerlo con decisión, pero con
amor.
“El que cause divisiones, amonéstalo dos veces, y después evítalo. Puedes estar seguro de que
tal individuo se condena a sí mismo por ser un perverso pecador” (Tito 3:10-11). A los líderes se
les ordena que adviertan a los que causan problemas. Cuando es necesario confrontar
debemos estar dispuestos a decir «¡o se arregla o se va! No debe haber temor que la persona
se marche producto del resentimiento o la soberbia; pero si se queda, la persona merece todo
un proceso de restauración.
Reflexión: Incluso para tratar el tema con la persona difamadora o generadora del conflicto
debemos tener una estrategia. ¿Cuáles considera pueden ser los pasos que debemos dar para
confrontar con la persona el conflicto?

7ª PARTE: COMO RESUELVE UN LIDER LOS CONFLICTOS


Enfrentando el conflicto: pasos para resolver el problema interno
(Tercera parte)
Después de hacer lo necesario para resistir las amenazas de los enemigos de la reconstrucción
del muro, Nehemías debe enfrentar la crisis generada por los judíos ricos que estaban
oprimiendo a sus hermanos pobres, a tal punto que recibían a sus hijos como parte de pago de
los préstamos contraídos. ¿Cómo enfrentó Nehemías esta situación?. Miremos los dos últimos
pasos para enfrentar conflictos:

Quinto paso: enfrenta en público las divisiones públicas [determinación]. Obviamente en


Jerusalén todo el mundo sabía que los ricos les estaban haciendo trampas a los pobres. Había
que enfrentar este pecado en público.
Debemos enfrentar en público las cosas que sean de dominio público. Si se trata de un pecado
personal, confiésalo personalmente ante Dios; si es un pecado privado, entre tú y la otra
persona; si la ofensa es contra toda la comunidad, tendrás que enfrentarse a ella en público.
Lo que hizo Nehemías fue: ““y después de reflexionar, reprendí a los nobles y gobernantes: ¡es
inconcebible que a sus propios hermanos les exijan el pago de intereses! Convoqué además
una gran asamblea contra ellos, y allí les recriminé: hasta donde nos ha sido posible, hemos
rescatado a nuestros hermanos judíos que fueron vendidos a los paganos. ¡Y ahora son
ustedes quienes venden a sus hermanos, después de que nosotros los hemos rescatado! Todos
se quedaron callados, pues no sabían qué responder” (Neh 5:7-8). Nehemías repitió en público
lo que les había dicho en privado a los ofensores. Para aquel hombre que había usado sus

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riquezas para liberar esclavos judíos cuando era copero en Persia, aquella manera de
conducirse no tenía sentido. «¿Por qué están tratando de esta forma a sus propios hermanos y
hermanas? -les preguntó en público-; es ilegal lo que están haciendo». Ellos no pudieron
responder.

Necesitó mucho valor para enfrentar a los líderes de la ciudad; estaba reprendiendo a los
mismos de los cuales dependía para costear la reconstrucción del muro. Sabía que se estaba
arriesgando. Es probable que el diablo le estuviera diciendo: «Nehemías, si convocas a esta
reunión pública y pierdes el apoyo de los ricos, ¿quién pagará el costo? Y entonces, ¿qué va a
pensar la gente de Dios?» Pero no dudó en enfrentar el conflicto público con toda la
comunidad; esto demuestra la integridad de Nehemías.

“Yo añadí: lo que están haciendo ustedes es incorrecto. ¿No deberían mostrar la debida
reverencia a nuestro Dios y evitar así el reproche de los paganos, nuestros enemigos?” (Neh
5:9). Nehemías apeló a la conciencia de ellos, señalando que aquello que estaban haciendo no
mostraba a los paganos la verdad de un Dios grande y soberano, reverenciado por el pueblo
judío; era un mal testimonio. Y continuó Nehemías con el regaño público: “mis hermanos y
criados, y hasta yo mismo, les hemos prestado dinero y trigo. Pero ahora, ¡quitémosle esa
carga de encima! Yo les ruego que les devuelvan campos, viñedos, olivares y casa, y también el
uno por ciento de la plata, del trigo, del vino y del aceite que ustedes les exigen” (Neh 5:10-11).
La tasa de interés ascendía al 1%, la cual tal vez no es muy alta actualmente, pero para aquella

época era exorbitante. Nehemías estaba exhortando a aquellas personas para que vieran el
error e hicieran una restitución inmediata. Su llamado de atención funcionó; los ricos que
estaban explotando a los pobres se arrepintieron. “Está bien, respondieron ellos, haremos
todo lo que nos has pedido. Se lo devolveremos todo, sin exigirles nada. Entonces llamé a los
sacerdotes, y ante éstos les hice jurar que cumplirían su promesa” (Neh 5:12). Nehemías
superó el obstáculo, pero se aseguró que se cumpliera; no obstante, para estar seguro les dio
una lección objetiva que no olvidarían fácilmente: “luego me sacudí el manto y afirmé: ¡así
sacuda Dios y arroje de su casa y de sus propiedades a todo el que no cumpla esta promesa!
¡Así lo sacuda Dios y lo deje sin nada! Toda la asamblea respondió: ¡Amén! Y alabaron al
Señor, y el pueblo cumplió lo prometido.

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Paso sexto: muestra desprendimiento [el refuerzo]. De Nehemías 5:14-18 [favor leerlo]
sacamos una gran lección: guiaba a los demás por medio de su ejemplo. Era el fundamento de
su liderazgo. Cuando pidió al pueblo de Jerusalén que reconstruyera los muros, salió con ellos
a trabajar; cuando les pidió que oraran, ya él había estado orando; cuando les pidió que
trabajara de noche y de día para acabar el trabajo, él también se quedaba de pie noche y día
trabajando; cuando les pidió que ayudará a los pobres, ya él lo estaba haciendo.
Aun cuando Nehemías por su condición de gobernador tenía derecho a una manutención,
nunca se la tomó; al contrario, utilizó sus riquezas personales como aporte a la obra de la
reconstrucción. Nehemías fue modelo de generosidad. Tuvo el cuidado de escribir esto al final
del informe, con el fin de hacer una comparación entre los conflictos y el egoísmo. El egoísmo
es la fuente de todos los conflictos.
Reflexión: El principio para aprender es que los líderes solo piden a los demás que hagan lo
que ellos ya están haciendo. ¿Puede estar seguro que su ejemplo es inspiración para todos los
miembros del equipo?

8ª PARTE: LAS TENTACIONES DEL LIDERAZGO


Las tres tentaciones del líder
El líder debe estar preparado para ocupar un puesto alto, sin que el éxito lo destruya. ¿Por
qué? Porque el liderazgo viene acompañado de tres ventajas primordiales:
◘ posición – puedes llegar a estar más alto.
◘ Poder- puedes hacer más.

◘Privilegio - puedes a llegar a tener más.

Cada una de estas cosas es un beneficio legítimo del liderazgo. El esfuerzo y la labor
extraordinarios que has dado para convertirte en líder te ofrecen una posición mejor, con más
poder y unos privilegios mayores. Pero igualmente, todas y cada una de ellas llegan
acompañadas de tentaciones suficientemente grandes para causar la caída al líder, si hace mal
uso de ellas.
Para este momento es muy aplicable el consejo de Pablo: “Por lo tanto, si alguien piensa que
está firme, tenga cuidado de no caer” (1 Corintios 10:12). Lamentablemente es muy común ver
cómo líderes caen porque han hecho mal uso de los privilegios. Tanto dura la palmera en
crecer para que sus cocos caigan en un momento.
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Cuando llegamos a Nehemías 5:14, vemos que Nehemías lleva doce años en el puesto de
gobernador de Judá. Los que estuvieron antes de él, hicieron mal uso del poder, de los
privilegios y de las posiciones para favorecer sus intereses egoístas. Pero Nehemías cambió
esta situación. El propósito de las siguientes lecciones es considerar cómo ocurren las
tentaciones y cómo hacerles frente con el fin de aportar experiencias para usted no cometa
este fatal error.

1. Te sentirás tentado a hacer mal uso de tu posición. “En cambio, los gobernadores que me
precedieron habían impuesto cargas sobre el pueblo, y cada día les habían exigido comida y
vino por un valor de cuarenta monedas de plata” (Neh 5:15a). Los predecesores de Nehemías
habían hecho unas exigencias poco realistas. Le cobraron al pueblo unos impuestos excesitos,
le pusieron cargas injustas y no tenían comprensión alguna por su situación. Literalmente,
aquellos hombres habían abusado de su posición.
Tal vez usted haya visto suceder algo parecido; alguien que conoces en el trabajo, alguien con
quien almorzabas y hacías bromas y que cuando recibió un ascenso, de repente se convierte
en un pequeño dictador. El poder lo transforma. De repente comienza a tratar con
menosprecio a los demás; comienza a hacer exigencias excesivas que desmoralizan a la gente.
El poder adquirido repentinamente puede hacer que esto pase.

2. Te sentirás tentado a abusar del poder. “también sus criados oprimían al pueblo” (Neh
5:15b). También aquellos dictadores habían adoptado el estilo de vida de los líderes opresores.
Eran unos autócratas. Hasta sus criados se habían convertido en pequeños déspotas. Estaban
haciendo un uso abiertamente incorrecto de su poder.

Hay una gran diferencia entre ser jefe y se líder. Aquellas personas habían sido colocadas en
puestos de liderazgo, pero después habían hecho mal uso de su puesto y abusado de su poder.
A nadie le gusta trabajar para un líder dominante; una persona cuyas palabras favoritas son:
«hágalo porque yo le digo que lo haga». Los tiranos exigen sin nunca explicar. El liderazgo no
es señorío.

3. Te sentirás tentado a sacar ganancia de tus privilegios. Cuando Nehemías se refiere al


«impuesto que me correspondía como gobernador», da a entender que el gobernador tenía
una cuenta ilimitada para sus gastos. Sin duda, la comida que recibía era señal de gratitud,

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pero sus predecesores habían hecho mal uso de aquel privilegio. Por lo general a los líderes se
les paga más, reciben más beneficios adicionales y se le concede más libertad en su calendario
de trabajo y sus cuentas de gastos. El liderazgo tiene sus privilegios, pero hay mucha gente que
no sabe cómo manejar todo esto.
“En cambio yo, por temor a Dios, no hice eso” (Neh 5:15c). Nehemías era un líder fuera de lo
común. No era conformista y no seguía los esquemas que se esperaba que siguiera. ¿Qué lo
hacía tan distinto a sus predecesores? Durante el periodo en que Nehemías fue gobernador,
vemos los siguientes datos: nunca recibió sueldo, nunca usó una cuenta de gastos, se negó a
exigir impuestos, se negó a comprar terrenos para obtener ganancias, les pagaba a sus criados
de sus propios ingresos para que hicieran trabajos públicos, y alimentaba a diario a más de
ciento cincuenta personas con sus propios fondos. ¿Cuántos políticos vienen a su mente que
han hecho esto? ¿Cuántos líderes en su empresa ha visto usted que ha practicado este
modelo? ¿Cuántos líderes conocen que han rechazado voluntariamente la oportunidad de
obtener ganancias materiales?.
Reflexión. Es muy complicado que un líder que haya alcanzado la cúspide se oponga a la
tentación; los privilegios asoman cuando llega el éxito y las oportunidades de abusar de su
posición son muy generosas. Sin embargo, la integridad del líder debe prevalecer sobre la
tentación, el temor a Dios es su prioridad y la justa causa de alcanzar el propósito de Dios para
su vida es su anhelo. ¿Está dispuesto a seguir el modelo de Nehemías cuando llegue el éxito?.

8ª PARTE: LAS TENTACIONES DEL LIDERAZGO


Cómo mantener la integridad como líder (primera parte)
La experiencia que vivió el pueblo de Judá con los gobernadores anteriores a Nehemías fue
desastrosa. Estos líderes cuando llegaron a la cúspide se vieron tentados a abusar de su poder

y autoridad, a tal grado de impusieron tributos exorbitantes; pero como si no fuera poco,
también los criados de éstos asumieron la misma actitud, oprimiendo más al pueblo, con la
benevolencia de sus amos. ¿Cuál fue el secreto de Nehemías? ¿Qué hizo que no abusara de su
poder, de su puesto y de sus privilegios?

1. Debes hacer más profunda tu reverencia hacia Dios. Nehemías tenía más interés en
agradar a Dios, que en agradarse a sí mismo: “en cambio yo, por temor a Dios, no hice eso”.
¿Qué significa ese temor reverencial a Dios? En primer lugar, el líder tiene ese temor a Dios

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cuando es consciente que sólo Dios lo ubicó en la posición de liderazgo. Nehemías nunca
olvidó que había sido Dios quien lo envió a Jerusalén con la misión de reconstruir los muros.
“La exaltación no viene del oriente, ni del occidente ni del sur, sino que es Dios el que juzga: a
unos humilla y a otros exalta” (Sal. 75:6-7). Los líderes se dan cuenta de que solo son
mayordomos. Comprenden que el mundo no es de ellos, ni la iglesia no su negocio; solo son
gentes, los mayordomos, los conserjes encargados de las propiedades de Dios. Los ascensos
vienen de Dios, y no de la gente.
En segundo lugar, hay temor reverencial a Dios cuando se comprende que Él va a pedir
cuentas. Nehemías retó a los que estaban abusando de sus vecinos, preguntándoles: “¿No
deberían mostrar la debida reverencia a nuestro Dios...”
La biblia dice que “el principio de la sabiduría es el temor del Señor” (Sal. 111:10). Una de las
razones por las que tantas personas piensan que se pueden salir con la suya y seguir haciendo
lo que no deben, es que no tienen temor de Dios. Piensan que pueden jugar con el fuego y sin
nunca quemarse. Paralelamente, hay que entender que “obedezcan a sus dirigentes y
sométase a ellos, pues cuidan de ustedes como quienes tienen que rendir cuentas.
Obedézcanlos… y sin quejarse...” (Hebreros 13:17). No hay autoridad dada por
Dios que no venga acompañada de responsabilidad. También esto hace parte del temor
reverencial hacia Dios; aun cuando el líder tiene que dar cuentas de su liderazgo, igualmente
debe entender que se debe sujetar a sus líderes inmediatos; esto hace parte de mantener un
profundo respeto hacia Dios.

2. Desarrolla el amor por la gente. “A mi mesa se sentaban ciento cincuenta hombres, entre
judíos y oficiales, sin contar a los que llegaban de países vecinos. Era tarea de todos los días
preparar un buey, seis ovejas escogidas y algunas aves: cada diez días se traía vino en
abundancia. Pero nunca utilicé el impuesto que me correspondía como gobernador, porque ya

el pueblo tenía una carga pesada” (Neh 5:17-18). Se ve claramente que Nehemías era un
hombre compasivo y preocupado por los demás; estimaba genuinamente a la gente. Se enojó
cuando unos explotaban a otros, y fue generoso con lo que se le había dado.
Al hacer un estudio de los líderes, tanto buenos como malos, se encuentra que aquellos que
abusaron de su poder nunca amaron al pueblo. Los que abusan del poder no tienen temor
reverencial hacia Dios y no aman a su pueblo. Pablo a los tesalonicenses les escribió: “así
nosotros, por el cariñó que les tenemos, nos deleitamos en compartir con ustedes no solo el
evangelio de Dios sino también nuestra vida. ¡Tanto llegamos a quererlos!” (1 Tes 2:8). Su

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posición de liderazgo lo llevó a amar con pasión a los santos; lo llevó a compartir su ministerio
y también su propia vida. Es un claro ejemplo que amó a la gente y nunca abusó de su
liderazgo.
Cuando miramos el ejemplo de David entendemos las palabras del sacerdote Asaf cuando dijo:
“y los pastoreó con corazón sincero; con mano experta los dirigió” (Sal. 78:72). Es otro ejemplo
heredado para nosotros donde vemos la conducta transparente y relacional que mostró un
líder por su pueblo. De los anteriores ejemplos aprendemos el principio: los perdedores se
centran en lo que pueden conseguir; los líderes se centran en lo que pueden dar.
Reflexión: El liderazgo nos ubica la posición de reverenciar a Dios en todo instante, sabiendo
que vamos a dar cuentas de nuestra labor; igualmente, el liderazgo bien ejercitado lleva al
líder a sentir un amor sincero y desinteresado por sus dirigidos. ¿Cómo lo considera a usted el
grupo en su posición de líder?

8ª PARTE: LAS TENTACIONES DEL LIDERAZGO


Cómo mantener la integridad como líder (segunda parte)
Estamos mirando la experiencia de Nehemías en el ejercicio del liderazgo, de cómo él supo
administrar el mando, y de cómo mantuvo la integridad, la transparencia y el amor sincero al
pueblo. Para esta lección miraremos el último aspecto clave para mantener la integridad como
líder:

3. Disciplínate para buscar las recompensas eternas. “¡Recuerda, Dios mío, todo lo que he
hecho por este pueblo, ¡y favoréceme!” (Neh 5:19). ¿Por qué Nehemías no cayó en los mismos
abusos de sus predecesores? En sus palabras estaba la clave: no estaba mirando lo temporal,
sino el futuro. Los líderes antecesores abusaron de su puesto, de su poder y de sus privilegios,
estaban explotando al pueblo. Su único anhelo era adquirir riquezas personales.

En la actualidad hay políticos que se pasan la vida explotando al pueblo; de vez en cuando lo
admiten, pero solo cuando los descubren. Y cuando se levanta un líder honesto y defensor de
los intereses del pueblo, sencillamente lo limitan y lo inhiben. Algo similar ocurrió con
Nehemías: “al contrario, tanto yo como mis criados trabajamos en la reconstrucción de la
muralla y no compramos ningún terreno” (Neh 5:16).
Los predecesores de Nehemías se habían aprovechado de los tiempos difíciles para adquirir
ganancias personales; usaron sus puestos y privilegios para asegurarse su propia posición. Una

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vez edificado los muros, el precio de las tierras habrían subido inmensamente, a causa del
aumento en la seguridad, pero Nehemías no aprovechó la oportunidad para comprar terrenos
porque consideró que su integridad como líder tenía prelación sobre los beneficios. Nehemías
se había disciplinado a base de limitar sus propias libertades.

Mientras más alto llegas en el liderazgo, menos libertad tendrás; más se les exige a los líderes.
Mientras mayor es la posición de autoridad, más se espera de ti, más restricciones tendrás, y
en realidad menor libertad posee. El liderazgo exige mucho.
Cuando Nehemías llegó a ser gobernador, tenía una gran cantidad de derechos; se había
convertido en el hombre más importante de aquellas tierras. Solo era responsable ante el rey
Artajejes directamente, y este se hallaba a mil trescientos kilómetros de distancia. No
obstante, no abusó del poder. Tenía el valor necesario para resistirse ante las tres tentaciones,
porque hacía estas tres cosas:
♦ tenía temor reverencial por el Señor
♦Amaba al pueblo
♦Se disciplinó a sí mismo para mirar hacia las recompensas de la eternidad.

Si no es suficiente el ejemplo de Nehemías, también encontramos el de Moisés: “prefirió ser


maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado” (Hebreos
11:25). En la historia del mundo hay pocos personajes que hayan tenido mayor potencial para
el poder, los privilegios y la posición que Moisés. Era el segundo hombre en la corte de un
faraón sin herederos. Se hallaba en línea directa para suceder al faraón y convertirse en líder
de Egipto, la nación más próspera del mundo en aquellos tiempos. Pero como tenía los ojos
puestos en un premio eterno, dejó voluntariamente todo aquello para guiar a un montón de
esclavos a través del desierto; renunció al poder, la posición y los privilegios; sus valores eran
los correctos, porque lo era su visión; mantenía los ojos puestos en la recompensa del futuro.

Como líderes estamos llamados a cumplir el fiel propósito de Dios; a entregar nuestro corazón
y nuestra vida en Su obra; a ejercer un liderazgo efectivo, sin fingimiento, sin ventajas
personales. Pedro escribió a la iglesia diciendo: “a los ancianos que están entre ustedes… les
ruego esto: cuiden como pastores el rebaño de Dios que está a cargo, no por obligación ni por
ambición de dinero, sino con afán de servir, como Dios quiere. No sean tiranos con los que
están a su cuidado, sino sean ejemplos.” (1 P. 5:1-4). Pedro dice que el liderazgo en la iglesia
comienza por reconocer que el «rebaño» es de Dios; los líderes de la iglesia solo tienen la

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función de supervisar la administración, la orientación, la dirección y la gerencia en la iglesia.
Esto es aplicable en la empresa, en la familia o en la organización donde pertenezca; los
buenos lideres guían a los demás con un corazón ardiente; se preocupan por lo que pueden
dar, que por lo que pueden conseguir.

El líder es tentado a utilizar su liderazgo para obtener ventajas personales. Para poder resistir,
necesitamos preguntarnos constantemente: “¿Por qué estoy haciendo lo que estoy haciendo?
El principio para entender es: los líderes eficaces se centran en sus responsabilidades y se
olvidan de sus derechos.

Reflexión. El Señor Jesús dijo: “el más importante de ustedes deberá ser el sirviente de todos”
(Mt 23:11 BLS).
Entre más alta sea la posición de liderazgo en la iglesia, en la empresa, en la comunidad,
donde sea, más está llamado a servir. Pero igualmente, entre más alta dignidad ocupe el líder,
más estará sometido a la tentación del poder, de los privilegios, del abuso de la autoridad.
Bajo esta perspectiva, ¿cuál es su compromiso como líder? Si su pacto con Dioses de fidelidad
e integridad, no dude también de manifestárselo al grupo.

9ª PARTE: LOS SECRETOS DE LOS LÍDERES EXITOSOS


Cómo hacer las cosas bien y rápido (primera parte)

“La muralla se terminó el día veinticinco del mes de Elul. Su reconstrucción había durado
cincuenta y dos días” (Neh 6:15). ¿Cuál fue el secreto de Nehemías? ¿Cómo pudo levantar en
cincuenta dos días unos muros que llevaban décadas derrumbados y descuidados? ¡No darse
por vencido! Siguió trabajando hasta terminarlos.

Como estudiamos antes, Nehemías enfrentó una gran oposición contra la reconstrucción de la
muralla. Los enemigos Sanbalat, Tobías y Gesem utilizaron la división, el desaliento y la
discordia en su intento por detener el proyecto.
Cuando aquello no funcionó, probaron con la burla y la intimidación. Al llegar al capítulo seis
del libro de Nehemías, solo falta colocar las puertas. Sin embargo, los enemigos siguen
haciendo la oposición; tenían unas cuantas cartas por jugar. Pero Nehemías estaba listo para

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hacer frente. De la experiencia de Nehemías podemos mirar cómo un líder hace las cosas bien
y rápido.

1. Siga trabajando a pesar de las distracciones. Los enemigos trataron de desviar la atención a
Nehemías. Le sugirieron que se celebrara una conferencia de paz, diciéndole “tenemos que
reunirnos contigo en alguna de las poblaciones del valle de Ono” (Neh. 6:2). ¿Qué tenía eso de
malo? Pero Nehemías estaba enfocado en el proyecto, y envió a decirles “estoy ocupado en
una gran obra, y no puedo ir. Si bajara yo a reunirme con ustedes, la obra se vería
interrumpida” (Neh 6:3). Estaba decidido a no dejarse distraer mientras no se hubiera
terminado la muralla. El tiempo de las discusiones ya pasó; ahora es tiempo de trabajar.
Tal vez usted haya tenido la oportunidad de relacionarse con personas que solo quieren hablar
y muy poco trabajar; esta situación es muy común. Muchos proyectos no se han terminado
porque han sido asignados a un comité; sólo se dedican a parlotear sobre el problema y no
actúan sobre el mismo. La burocracia amarra el progreso.
Nehemías entendió también que los enemigos tenían malas intenciones; querían engañarlo
para atentar contra su vida. Todos los años como copero del rey le hicieron discernir que se
trataba de un intento de asesinato, o al menos secuestrarlo. Por otro lado, también sabía que
una interrupción atrasaría el proyecto. Nehemías terminó en un tiempo record porque no
permitió que nada lo distrajera. Mantuvo los ojos fijos en su meta. Cuatro veces trataron de
detener o retrasar su labor; y a todas les dijo «no».

2. Siga trabajando a pesar de la difamación. “La quinta vez Sanbalat me envió… el mismo
mensaje en una carta abierta, que a la letra decía: Corre el rumor entre la gente y Gesem lo
asegura de que tú y los judíos están construyendo la muralla porque tienen planes de
rebelarse. Según el rumor, tu pretender ser su rey, y has nombrado profetas para que te
proclamen rey en Jerusalén… Por eso, ven y hablemos de este asunto, antes de que todo llegue
a oídos del rey” (Neh 6:4-7). Trataron de calumniar y desacreditar a Nehemías. Desafiaron su
motivación y lo acusaron de rebelarse contra el rey. Lo hicieron enviando una carta abierta,
con toda la

intención para que cualquiera la pudiera leer. Querían que se hiciera pública, con la finalidad
de agitar rumores y sospechas contra Nehemías.
Querían calumniar a Nehemías.

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¿Sabías que cada vez que calumnias a alguien, estás haciendo la obra del diablo? La palabra
«Satanás» significa «calumniador». Esa es su labor. La biblia dice que Satanás es el acusador
de los santos. ¿Alguna vez has tenido que suspender el trabajo que estaba haciendo para
defenderse, porque alguien lo está criticando? Pues Nehemías no salió corriendo a protegerse,
a organizar un grupo de defensa o mover influencias favorables; simplemente dijo “nada de lo
que dices es cierto. Todo es pura invención suya” (Neh 6:8) y no le dio ninguna otra
trascendencia.

Enfrentarse a las acusaciones falsas es una de las cosas más difíciles que tiene que hacer un
líder. Es muy desalentador; pueden llegar hasta el punto de inclinarlo a la renuncia; no es nada
fácil. Pero Nehemías no cedió ni tampoco se desgastó contestando calumnias; simplemente
oró: “y ahora, Señor, ¡fortalece mis manos! (Neh 6:9b). Ser líder significa darnos cuenta de que
habrá personas y cosas que tratarán de apartar nuestros ojos de la meta. Si tienes grandes
metas lo van a criticar; tal vez incluso, personas denigren de usted porque están celosas por lo
que hace. Los fracasados odian el éxito. Si hace la obra de Dios, de seguro habrá personas que
lo hieran y lo difame. Cuando esto suceda, usted tendrá que decidir: o se pasa todo el tiempo
luchando contra las críticas o sigues trabajando en el muro. Es una elección suya.
Reflexión: La batalla que tiene que enfrentar el líder es con la realización del proyecto
encomendado por Dios, no contestando o defendiéndose de críticas y calumnias. Cuando esto
ocurra, simplemente acuda a Dios en oración y expóngale el asunto. De seguro tendrá la ayuda
sin sus motivaciones son correctas.

9ª PARTE: LOS SECRETOS DE LOS LÍDERES EXITOSOS


Cómo hacer las cosas bien y rápido (segunda parte)
Después de iniciar la reconstrucción de los muros en Jerusalén, Nehemías ha tenido que
enfrentar el ataque de los enemigos, cuyas armas esgrimidas fueron la difamación, la crítica y
la calumnia. Acusaron a Nehemías que la obra que estaba haciendo tenía el propósito de
proclamarlo como rey, declarándose abiertamente enemigo del rey Artajerjes. Pero Nehemías
se mantuvo firme el propósito; no se desgastó atendiendo una defensa a la calumnia. Ahora
continuemos revisando cómo hace un líder las cosas bien y en un corto tiempo.

3. Siga trabajando a pesar del peligro. “Fui a la casa de Semaías.. Él me dijo: reunámonos a
puerta cerrada en la casa de Dios, en el interior del tempo, porque vendrán a matarte. ¡Si esta
noche te quitarán la vida! Pero yo le respondí: ¡yo no soy de los que huyen! ¡Los hombres como

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yo no corren a esconderse en el tempo para salvar la vida! ¡No me esconderé! (Neh 6:10-11).
Ahora, aquellos empecinados enemigos están tratando de asustar a Nehemías.
Quieren que crea que su vida está en peligro. Compran al sacerdote Semaías, amigo de
Nehemías, y hacen que le diga que existe un complot para asesinarlo. De la única manera que
estaría seguro, le dijo su falso amigo, sería esconderse en el templo, en el lugar santísimo; el
supuesto temor de Dios impediría que los asesinos entraran allí. Pero
Nehemías le respondió: «los hombres como yo no salen a esconderse en el tempo para salvar
la vida».

¿Que impidió que Nehemías cediera ante aquella amenaza de muerte?


En primer lugar, Nehemías sabía que, si lo hacía, quedaría como un cobarde; sabía que otras
personas observaban sus reacciones. Lección para aprender: los líderes no salen huyendo ante
las calumnias y el peligro.
En segundo lugar, era aún hombre perspicaz, y supo que aquel consejo no venía de Dios: “Y es
que me di cuenta de que Dios no lo había enviado, sino que se las daba de profeta porque
Sanbalat y Tobías lo habían sobornado. En efecto, le habían pagado para intimidarme y
hacerme pecar siguiendo su consejo. De este modo podrían hablar mal de mí y
desprestigiarme” (Neh.6: 12-13).

Muchas personas están trabajando para el enemigo. Tal vez hasta sean amigos o parientes; es
posible que no estén conscientes de que el enemigo los está usando, pero dan consejos para
su propio beneficio y que no provienen de Dios. Pero para ello, necesitas estar en
comunicación constante con Dios para que no seas engañado por mensajeros Para el caso de
Nehemías, reconoció que había una agenda escondida. Supo que el consejo no procedía de
Dios. Si salía a esconderse pondría en peligro su integridad. Era contrario a la ley que alguien
que no fuera sacerdote entrara en el lugar santísimo. El castigo para el que quebrantara
aquella ley era la muerte. Nehemías lo sabía.
Nunca permita que el miedo lo haga quebrantar una de las leyes de Dios. Eso es precisamente
lo que tus enemigos quieren que hagas. Si no pueden asustarlo para que renuncie a todo, van
a tratar de presionarte para que desobedezca a Dios, y así perder la eficacia. Esos son los
últimos

intentos desesperados de los enemigos, y serán las mismas cosas que van a suceder en su vida
si estas ocupando una posición de liderazgo.

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A pesar de todos los intentos de los enemigos, Nehemías se negó a abandonar el proyecto; al
contrario, “la muralla fue construida en cincuenta y dos días”. Algo sencillamente asombroso.
Pero el asunto no terminó allí: “cuando todos nuestros enemigos se enteraron de esto, las
naciones vecinas se sintieron humilladas, pues reconocieron que ese trabajo se había hecho
con la ayuda de nuestro Dios” (Neh 6:16).
Tan grande y eficiente fue la labor de los judíos liderados por Nehemías, que las naciones
vecinas y los enemigos reconocieron el trabajo y solo la ayuda de Dios les dio el éxito. Ahora la
situación se había invertido. Los judíos ya no se sentían desalentados, deprimidos o
temerosos. Ahora Jerusalén era una ciudad fortificada.

Todo se edifica o se derrumba con el liderazgo. No hay organización, ministerio, iglesia,


familia, escuela o negocio que pueda ir más lejos del punto al que lo lleven sus líderes. Si todo
se levanta o cae con el líder, entonces la forma más rápida que tiene un enemigo de detener a
un movimiento es eliminar a su líder. Como líder necesitas darse cuenta de esta táctica. Hay
gente a la que no les vas a gusta. No quieren que triunfe, así que estarán atacándolo; hay
quienes harán lo necesario para hacerlo fracasar. La forma en que enfrente estos ataques
personales determinarán la clase de líder que usted es.
Reflexión. Los arqueólogos han desenterrado una parte del muro de Nehemías que tiene unos
tres metros de un lado a otro, por tres y medio de ancho. Imagínese: después de miles de
años, sigue con nosotros la evidencia de la fidelidad y la perseverancia de Nehemías. ¿Qué
evidencia va a dejar usted del liderazgo para que otros las encuentren? ¿Cómo van a saber las
generaciones futuras que tú fuiste fiel a Dios? Esto es algo que vale la pena pensar.

9ª PARTE: LOS SECRETOS DE LOS LÍDERES EXITOSOS


Cómo triunfa un líder sobre las distracciones (primera parte)
Siendo Nehemías un hombre importante en el reinado babilónico, el segundo después del rey
Artajerjes, abandonó su posición y permitió que un nuevo propósito motivador impulsara su
vida; nunca imaginó que su oración y su disposición a realizar la obra de Dios lo llevara a
ocupar su vida en un gran proyecto, a tal punto que las naciones que estaban alrededor de
Jerusalén se sintieran humilladas y reconocieran que por Dios había sido hecha la obra de la
reconstrucción de una nación.

Una de las lecciones básicas de Nehemías es que los líderes son esenciales en todo proyecto.
Con los líderes que llegaron pudieron lograr en cincuenta y dos días algo que durante ochenta

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años la gente había estado diciendo que no se podía hacer. Con el catalizador correcto, los
planes entran en acción. ¿Qué clase de persona hace falta para echar adelante un proyecto de
importancia? ¿Qué clase de persona hace falta para logra lo imposible? ¿Qué necesita usted
como líder para triunfar frente a las distracciones, la difamación y el peligro? Veamos la
respuesta de Dios a partir del ejemplo de Nehemías.

1. El líder necesita un propósito impulsor. Este es el primer elemento del liderazgo. Usted
necesita una causa, una visión, un sueño, un objetivo, una meta. El propósito impulsor es lo
que lo va a empujar hacia la meta; no será una guía sino que será un motor; no será su medida
sino sus fuerzas. El hecho de tener un propósito impulsor para el gran proyecto, fue lo que
capacitó a Nehemías para resistir las distracciones, a negarse ante las entretenciones de los
enemigos cuando le sugirieron que descansara de su trabajo por un momento. Nehemías era
un hombre firme, resuelto; su capacidad de concentración fue una de las razones primordiales
por las cuales los que estaban edificando los muros lograron lo imposible en solo cincuenta y
dos días.

¿Cuál es el propósito que impulsa su vida? ¿Qué es lo que lo hace levantar de la cama todos
los días? ¿Qué es lo que motiva su vida a vivirla? Tiene que ser algo más que el afán de hacer
dinero; de lo contrario se puede esfumar muy pronto y lo va a dejar con las manos vacías.
Mientras no descubra un propósito impulsor para su vida, todo lo que está haciendo es sólo
existir. Jesús dijo: “¿qué se puede dar a cambio de tu alma?” (Mt 16:26). Cuando usted da su
tiempo para algo, está invirtiendo su propia vida; eso es la vida, el tiempo que pasas en la
tierra.
Nosotros tenemos tendencia a pensar que la cosa más importante que podemos dar a nuestra
gente es dinero. Sin embargo, el dinero se puede reemplazar; en cambio, el tiempo es
irremplazable. En primer lugar, la característica de un gran líder es que tiene un propósito
impulsor; una meta que lo supera todo, mueve su vida y lo mantiene luchando. Pablo dice: “el
amor de Cristo nos obliga” (2 Co. 5:14).

Las grandes vidas son producidas por un compromiso con una gran causa. Esa causa es la que
los saca fuera de ellos mismos; los impulsa a hacer y llegar a ser más de los que habrían podido
ser por sí mismos. Todos necesitamos un propósito impulsor para nuestra vida.

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Usted puede tener cualquier motivo impulsor en su vida. Sin embargo, ninguno de ellos puede
superar la inversión en el reino de Dios; no hay mejor manera de invertir la vida. El reino de
Dios va a durar por toda la eternidad. La mayoría de las cosas en las que gastamos nuestro
tiempo no durará más de veinte años. También debe saber que
Satanás usa cosas buenas para apartarnos de las mejores; él puede colocar en usted agentes
motivadores aparentemente buenos, pero que realmente no son la voluntad de Dios. Sólo
usted lo puede descubrir manteniendo una relación íntima con Dios.

En una ocasión hubo alguien que le pidió al Señor Jesús que resumiera la biblia. Su respuesta
fue: “ama al Señor tu Dios con todo corazón, con toda tu alma y con toda tu mente –le
respondió Jesús-. Este es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se
parece a éste: ama a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda
la ley y los profetas” (Mt 22:37-40). Esta declaración y la Gran Comisión (Mt 28:19-20)
resumen todo lo que debe hacer la iglesia y nuestra vida. Cuando nosotros hacemos estas
cosas, cuando amamos a Dios con todo el corazón (adoración), amamos a nuestro prójimo
como a nosotros mismos (confraternidad y ministerio), hacemos discípulos (evangelismo), los
traemos a la familia de Dios (compañerismo) y les enseñamos a observar todas las cosas
(discipulado), estamos realizando los cinco propósitos por los que existe la iglesia.
Reflexión. ¿Cuál es la declaración de propósito que usted tiene? Cada vida debe tener una. Esa
proclamación define el propósito impulsor de nuestra vida. Si nunca ha escrito una, es
oportuno hacerlo ahora mismo.

9ª PARTE: LOS SECRETOS DE LOS LÍDERES EXITOSOS


1. Cómo triunfa un líder sobre las distracciones (segunda parte)
En esta segunda parte vamos a terminar de revisar la experiencia que vivió Nehemías para
superar las constantes presiones de los enemigos para hacerle cambiar de dirección. Sin
embargo, la voluntad férrea en mantenerse dedicado a la obra y contar con un agente
motivador, el de reconstruir los muros, lo convirtieron en un líder triunfador. Terminemos de
estudiar los últimos tres puntos:

2. El líder necesita una perspectiva clara. Nehemías tenía un discernimiento1 increíble; era
casi como un radar espiritual. Cada vez que le tendían una trampa, se daba cuenta; cada
vez que

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sucedía, lo olfateaba. En Neh 6:2, los enemigos lo invitaron a salir a hablar, pero Nehemías
discernió cuál era su verdadera intención. ¿Cómo lo supo? Era sagaz, tenía discernimiento.
Más tarde cuando lo acusaron de un complot para hacerse rey y rebelarse contra Artajerjes,
dijo: «en realidad, lo que pretendían era asustarnos». Puso al descubierto los verdaderos
motivos de sus enemigos. Cuando aquel falso amigo le dijo: «ven a esconderte en el templo»,
se dio cuenta que no era de Dios el mensaje. Tenía una aguda capacidad de percepción;
presentía que se trataba de una trampa.

Como líderes necesitamos tener percepción; esto también se llama sabiduría. ¿Cómo se
adquiere? La biblia dice: “si alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios…
(Stg 1:5). Cuando uno pasa tiempo con la Palabra de Dios, comienza a recibir la mente de
Cristo. Así es como nos convertimos en líderes más lúcidos. No nos dejamos engañar por
cuanta cosa se nos cruza en el camino, porque estamos aprendiendo a pensar como Jesús.
El temor nubla nuestra percepción. A propósito de temor, lo podemos definir como el hecho
que las falsas evidencias pueden parecer reales; creemos que algo nos va hacer daño, pero no
es así. Pero algo debe ser muy claro, Dios tiene el control de todo, y nos va ayudar.

3. El líder necesita una vida de oración continua. Nehemías fue un hombre de oración. Su
primera reacción ante cualquier cosa fue orar; pasara lo pasara, era lo primero que hacía.
Cuando estén difamando de usted, también debe ser lo primero que haga; en lugar de
incomodarse con la persona, hable con Dios. Nehemías no se puso a la defensiva, ni tampoco
se vengó cuando sus amigos comenzaron a levantar falsas acusaciones en su contra. Se limitó
a decir «eso no es cierto», y a orar. Es igual lo que necesita hacer usted; no necesita hacer una
gigantesca defensa. Solo diga «no es cierto», y después hable con Dios. “Jesús les contó a sus
discípulos una parábola para mostrarles que debían orar siempre, sin desanimarse” (Lc 18:1).
En la vida, siempre estamos haciendo una cosa o la otra. O bien oramos, o bien nos
desalentamos. Cuando estamos bajo presión, oramos o entramos en pánico. Necesitamos una
vida de oración continua.

3. El líder necesita una perseverancia intrépida. Una de las claves de todo éxito es la
capacidad para seguir adelante; es tener tenacidad; seguir haciendo lo que Dios quiere que
hagamos. Lamentablemente, cuando aparecen las dificultades también aparece el
desánimo; esta es una

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reacción muy humana. Cuando esté desarrollando el proyecto que Dios le ha encomendado,
¡no se desanime! Usted necesita una perseverancia intrépida para alcanzar el éxito.
El valor no consiste en la ausencia de temor. El valor consiste en seguir adelante, a pesar del
temor. La falta de temor no significa que seamos personas valerosas; tal vez podría significar
que somos personas tontas. Tal vez usted no sepa que tan seria es la situación. El valor es lo
que hace que sigamos adelante, a pesar de nuestro temor.

Cuando Nehemías fue intimidado por sus enemigos sintió temor, pero con valor dijo «no voy a
salir huyendo; no me esconderé». Nehemías tenía una perseverancia intrépida.
¿Cómo sabe usted que tiene miedo? Tiene miedo cuando siente un insaciable afán de salir
huyendo: de su trabajo, de su matrimonio, de una relación, de la casa, de la escuela y de todo,
porque piensa que no tiene el coraje para enfrentar la situación. Pero sepa algo: nunca
constituye la voluntad de Dios para usted que salga huyendo de una situación difícil. Si lo hace,
Dios ubicará a otra persona después para que usted aprenda la lección.
Reflexión. ¿Hasta qué punto eres persona perseverante a la hora de cumplir la voluntad de
Dios? Tal vez, en algún momento usted dijo «voy a seguir a Jesús al cien por ciento, sin
importar lo que suceda, ni el precio que tenga que pagar, no lo que diga la gente, o los peligros
de vengan». Sin embargo, cuando llega la primera prueba se desanima. ¿Qué va hacer?
El discernimiento espiritual o discernimiento del espíritu es un conocimiento íntimo que nos
hace distinguir y diferenciar qué viene de Dios, qué viene del espíritu malo y qué viene de
nuestro propio espíritu humano. Cuando nos referimos a espíritu malo, es simplemente la
influencia negativa que ejerce Satanás sobre cualquier hecho o situación planteándola
convenientemente buena y atractiva para hacernos tropezar y caer (pecar). Recordemos que
Satanás es “padre de mentira” (Jn 8:44).

10ª PARTE: CÓMO HACEN LOS LIDERES PARA MANTENER EL ÉXITO


Cómo mantener lo que se ha logrado (primera parte)
El hecho de alcanzar la meta propuesta en el proyecto no significa que es la finalización.
Cuando Nehemías terminó de levantar el muro, inició una nueva etapa que como líder tenía
que enfrentar; ahora comenzó su labor de ejecutivo. Existen dos tipo de líderes: el catalizador,
que es el emprendedor, el motivador, el que genera y desarrolla iniciativas; el otro es el
consolidador, que se posiciona como el administrador, el ejecutivo que da continuidad a la
obra empezada.

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Para nuestro siguiente estudio, vamos a centrarnos en cómo hizo Nehemías para lograr la
transición de líder catalizador a líder consolidador.

1. Recluta más líderes. “Una vez que se terminó la reconstrucción de la muralla se colocaron
sus puertas, se nombraron porteros, cantores y levitas” (Neh 7:1). Tan pronto como se
acabaron los muros y estuvieron colocadas las puertas, Nehemías contrató el personal;
nombró tres clases distintas de líderes: porteros, los guardianes, los vigilantes y la policía de la
ciudad; su labor consistía en proteger y en mantener la paz; cantores, eran líderes de la
adoración; la adoración era importante en Israel. Levitas, eran los ayudantes de los sacerdotes.
“A mi hermano Jananí, que era un hombre fiel y temeroso de Dios como pocos, lo puse a cargo
de Jerusalén, junto con Jananías, comandante de la ciudadela” (Neh 7:2). Nehemías nombró a
su hermano Jananí, un líder civil, como «alcalde» de Jerusalén. Mientras Jananías se convirtió
en comandante de la fortaleza, algo semejante al jefe de policía de la actualidad. En su
condición de gobernador, Nehemías tenía ahora un personal completo en el que había
porteros, cantores, levitas, un alcalde y un jefe de policía. Estaba demostrando una habilidad
de liderazgo clave en toda organización que crece: la capacidad para delegar. Estaba
involucrando a otras personas. Sabía que la administración diaria de la provincia era más de lo
que podía controlar un solo hombre, así que estaba entregando esa responsabilidad,
repartiéndola. Nehemías comprendió y aplicó en su época los principios modernos de
administración; sabía que era necesario dividir la responsabilidad.

Nehemías sabía que ninguna organización puede llegar a estabilizarse, si esta edificada sobre
una sola persona. Por eso, el líder eficaz necesita pasar de emprendedor a ejecutivo. Al
principio, Nehemías lo hizo todo. No había comité, él no le pidió la opinión a nadie y no tenía
más líderes; él lo hizo todo.
Al principio de todo proyecto, el emprendedor debe involucrarse en todas las etapas del
camino. Sin embargo, a medida que va creciendo necesita ir soltando responsabilidades. El
líder del proyecto necesita ir delegando responsabilidades a su personal, a los ayudantes. La
participación en todo es magnífica para echar a andar algo, pero a largo plazo, no es una forma
eficaz de administrar. Por eso es importante delegar funciones, responsabilidades y autoridad.
Llegará un momento en que su empresa, negocio, escuela o iglesia ha crecido tanto y hay
muchos compartiendo la administración que será bastante difícil conocer a todos y cada uno
de ellos.

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Precisamente uno de los precios del crecimiento que debe usted estar dispuesto a pagar es
tener personas en su equipo, que tal vez nunca vea o les hable. Nuestro ego necesita ser capaz
de compartir el liderazgo con los demás. La capacidad, el tiempo, el esfuerzo, la energía, el
talento y los conocimientos de una persona tienen sus limitaciones.
Por eso Dios hizo más de una persona. Uno va entregando el ministerio, va entregando el
liderazgo. Este es el principio de delegación.
Nehemías dijo: «ya levantamos la muralla; ha llegado la hora de asegurarnos que no la vamos
a perder. Distribuyamos el liderazgo». Y delegó responsabilidades.
Puesto que todo se levanta o cae según los líderes, el tipo de líderes que usted escoja es
crucial. Si tiene las personas equivocadas en puestos de liderazgo, pueden sembrar semillas de
destrucción en cualquier negocio, ministerio o programa.
Reflexión. ¿Por qué considera importante contar con líderes para la realización de la nueva
etapa del proyecto? Las personas que entran a participar en la etapa de la consolidación
deben amar el proyecto, tanto o más que usted.
Deben estar dispuestas a entregar su vida en la obra de Dios, sabiendo que la recompensa es
eterna.

10ª PARTE: CÓMO HACEN LOS LIDERES PARA MANTENER EL ÉXITO


1. Cómo mantener lo que se ha logrado (segunda parte)
Estudiamos en la lección anterior que es necesario que el líder pase de catalizador a
consolidador; es decir, hacer la transición de líder emprendedor a líder administrador. Para
ello se hace indispensable desarrollar ciertas estrategias que permitan al líder enfrentar la
nueva etapa. La primera que revisamos fue la importancia de reclutar nuevos líderes. Ahora
miremos la siguiente.

2. Registra el progreso. Para sobrevivir, es esencial mantener buenos registros contables.


Usted necesita establecer algún tipo de sistema de contabilidad y mantenimiento de
estadísticas. La contabilidad se piensa que sólo se refiere a dinero, pero en Nehemías 7 vemos
que él llevaba una contabilidad detallada de la gente. Las personas son más importantes que
el dinero. Nuestros registros de la gente que hay en nuestro negocio o ministerio deben ser
por lo menos tan buenos como la contabilidad económica, o tal vez mejores.

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Registra el progreso; mantenga el rastro de la gente. Nehemías hizo un censo. No era solo para
ver cuántas personas había allí, sino también para ver quiénes eran. El capítulo 7 es el más
largo del libro, porque es una lista de descendencias y genealogías. A la mayoría de las
personas les parecen aburridoras estas listas. Sin embargo, fue Dios quien las puso allí.
¿Por qué le importaba aquello? De hecho, hay tres listas de nombres en el libro de Nehemías
capítulo 7, 11 y 12; tres listas completas de gente. Sus nombres no tienen gran importancia
para usted, pero sí la tuvieron para Nehemías; para él, la gente era importante. Y tienen que
haber significado mucho para Dios; de lo contrario, sus nombres no estarían en la biblia, tanto
que se repiten en el libro de Esdras. Para Dios, la gente es importante.

“La ciudad ocupaba una gran extensión, pero tenía pocos habitantes porque no todas las casas
se habían reconstruido. Mi Dios puso en mi corazón el deseo de reunir a los nobles, a los
oficiales y al pueblo, para registrarlos según su descendencia; y encontré el registro
genealógico de los que habían regresado en la primera repatriación” (Neh. 7:4-5). Nehemías
sabía que era Dios quien lo había inspirado a contar a toda aquella gente. El verdadero líder se
mantiene en sintonía con Dios; fue Dios quien le indicó a Nehemías que hiciera lo que estaba
haciendo; si no hubiera permanecido cerca de Dios, y con la costumbre de hablar con él, no
habría sabido lo que tenía que hacer. Desde el versículo siete hasta el sesenta y nueve,
tenemos el recuento del pueblo; hace una lista de los líderes; divide al pueblo por familias y
por ciudades; pone en la lista también a los líderes religiosos y a los sacerdotes, a los levitas y
cantores, a los criados del templo, a los descendientes de Salomón, e incluso a aquellos cuya
sangre no era cien por ciento judía. Después de la gente, hace una lista de las propiedades: el
ganado y otros bienes. Nehemías lo contabilizó todo; al final alcanza un total de 49.942
personas.

La otra parte interesante es que había pocas personas viviendo en la «ciudad». Nehemías
tenía que comenzar un programa de repoblación. Ha construido los muros que rodean a la
ciudad, ha puesto en su lugar las puertas. Ahora se da cuenta de algo: vive muy poca gente en
la ciudad; mientras los muros estaban destruidos, la ciudad no fue un lugar seguro para vivir,
así que la gente se trasladó a los campos. Nehemías comprendió la necesidad de atraer
nuevamente personas a la ciudad, para fortificarla internamente; necesitaba personas que
vivieran en ella para cuidarla. Ahora Nehemías era responsable por una ciudad de cerca de
cincuenta mil personas. ¿Por qué Dios quiso dejar registrados estos nombres en la biblia, y en

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dos partes diferentes? Pareciera una pérdida de espacio. Al menos hay dos razones para
hacerlo:

► en el año 586 a.C., el rey Zorobabel permitió que regresara a Jerusalén el primer grupo de
judíos llevados al cautiverio de Babilonia, estaban en ese primer grupo. Después de setenta
años, se habían acomodado en Persia, aunque no fuera su tierra. Regresar significaba para
ellos dar un paso de fe. Eran el pueblo de Dios. Su decisión fue difícil, pero querían volver a su
tierra donde podrían adorar al Señor.

► Aquellos eran los que habían reconstruido los muros. Sus nombres quedaron escritos para
la posteridad, como reconocimiento a lo que habían hecho.
Dios recuerda y reconoce todos los pasos de fe que damos. Esas listas son como un pequeño
Salón de la Fama de Dios.

Miles de años más tarde, conocemos los nombres de los que reconstruyeron los muros.
Sabemos que tuvieron fe suficiente para marcharse de Persia, regresar a su tierra y tratar de
reconstruir el tempo. Dios recuerda y reconoce todos los pasos de fe que nosotros damos. A Él
le pareció que aquella gente era lo suficientemente importante para dejarla registrada en la
biblia.

10ª PARTE: CÓMO HACEN LOS LIDERES PARA MANTENER EL ÉXITO


Cómo mantener lo que se ha logrado (tercera parte)
En las lecciones anteriores hemos visto que los líderes necesitan reclutar buenas personas,
delegar y extender el liderazgo para poder ser eficaces. También el líder requiere mantener un
buen registro, y saber dónde se encuentran las personas en sus momentos de necesidad. Hay
una tercera cosa que hizo Nehemías. Es algo que no le gusta a nadie, pero es una tarea del
líder.

3. Pide apoyo económico. “Algunos jefes de familia entregaron al tesoro donativos para la
obra: el gobernador entregó al tesoro ocho kilos de oro, cincuenta tazones y quinientas treinta
túnicas sacerdotales; los jefes de familia entregaron ciento sesenta kilos de oro y mil
doscientos diez kilos de plata, y el resto del pueblo entregó ciento sesenta kilos de oro, mil cien
kilos de plata y sesenta y siete túnicas sacerdotales” (Neh, 7:70-72).

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Alguien tenía que pedir el dinero necesario para que la obra de Dios siguiera adelante.
Nehemías comenzó una campaña de recaudación de fondos a fin de conseguir el dinero para
restaurar el templo. Observe el orden en que fueron contribuyendo.
 Primero contribuyeron los líderes. Ellos eran los que tenían que dar el ejemplo. El
gobernador llegó incluso a decir cuánto estaba dando él.

Si Nehemías lo hiciera hoy, diríamos que estaba fanfarroneando, pero lo cierto es que
estaba tratando de ser modelo de una conducta piadosa; estaba dando el ejemplo. Él fue el
que más dio. Fue el que más sacrificó.
 Segundo, las cabezas de familia también contribuyeron con su regalo. Si sumamos todo lo
que entregaron, para nuestra actualidad sería más de cinco millones de dólares en dinero,
es decir once mil millones de pesos colombianos.
 Tercero, todos los demás dieron lo que tenían.
La financiación de un proyecto en su etapa de consolidación es vital para su permanencia.
Cada una de las áreas de desarrollo necesita ser soportadas en sus gastos, costos e
inversiones. Un buen líder entiende que los recursos y su buena distribución son habilidades
que debe adquirir para mantener el proyecto.

El Señor Jesús nos planteó un ejemplo, que podemos aplicar literalmente al costeo de un
proyecto; Él dijo: “Si alguno de ustedes quiere construir una torre, ¿qué es lo primero que
hace? Pues se sienta a pensar cuánto va a costarle, para ver si tiene suficiente dinero. Porque
si empieza a construir la torre y después no tiene dinero para terminarla, la gente se burlará de
él. Todo el mundo le dirá: "¡Qué tonto eres! Empezaste a construir la torre, y ahora no puedes
terminarla" (Lc 14:28-30). En este ejemplo, Jesús manifiesta tres verdades que como líderes
debemos tener encuentra:

1. Para realizar un proyecto, el mismo debe estar metido en el corazón del constructor. La
palabra que utiliza es “quiere” cuya raíz griega es theló, lo que implica una inclinación de
corazón, disposición, intención con amor. El líder debe amar el proyecto que Dios ha
colocado frente a su camino.
2. Que se hace necesario establecer y ejecutar un plan de acción. Su pregunta «¿qué es lo
primero que hace?» nos indica claramente que el líder considera los planes de acción y
los desarrolla tal como lo ha pensado.

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3. Que considera muy seriamente cual es el costo para la realización de su proyecto. Con
respecto al gasto para la realización del proyecto, Jesús revela la importancia de
terminar la obra; no basta con iniciarla, con arrancarla y dejarla a medio camino. Lo otro
importante para rescatar es que la gente está pendiente, quiera o no, de la obra que
ejecuta el líder. En términos sencillos, el líder es el ejemplo directo o indirecto de una
comunidad circundante.

Como líderes, una vez finalizada la etapa del emprendimiento se requiere adquirir nuevas
habilidades para adelantar la siguiente aventura: consolidación. Estas habilidades las podemos
resumir en:
- Requiere integrar nuevos líderes al proyecto para que en ellos pueda delegar el liderazgo.
Para ello es necesario reclutar líderes; se buscan, se preparan, se les delega y se les involucra.
Registrar el progreso. SE mantiene un buen registro de los recursos existentes.
- Conseguir la financiación del proyecto. Se recoge económico; se hallan los fondos necesarios
para financiar la operación que se está llevando a cabo.

Reflexión. ¿Qué clase de líderes buscó Nehemías? ¿Qué es importante para usted al escoger la
gente que la va ayudar? Busque el mismo tipo de personas que buscó Nehemías: gente
integra, piadosa y fiel.

“Dios le bendiga grandemente”

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