AMOR de Dios Frases
AMOR de Dios Frases
AMOR de Dios Frases
Señálame
el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma. (Salmo 143:8)
Las personas necesitamos que nos guíen en el camino de la vida y nos dejaremos guiar por
quien nos quiere y nos ama.
El amor y la verdad son unos de los valores más importantes del cristianismo y debemos
llevarlos siempre con nosotros aplicándolos en el mundo.
¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aun
cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré! Grabada te llevo en las palmas de mis manos; tus
muros siempre los tengo presentes. (Isaías 49:15-16)
El Señor ama a su creación como una madre a su hijo recién nacido. Nunca nos abandonará y
debemos recordarlo.
Grábame como un sello sobre tu corazón; llévame como una marca sobre tu brazo. Fuerte es
el amor, como la muerte, y tenaz la pasión, como el sepulcro. Como llama divina es el fuego
ardiente del amor. (Cantares 8:6)
No hay ningún sentimiento parecido al amor de Nuestro Señor, es más intenso que cualquier
cosa que podamos imaginar.
El que va tras la justicia y el amor halla vida, prosperidad y honra. (Proverbios 21:21)
El odio es motivo de disensiones, pero el amor cubre todas las faltas. (Proverbios 10:12)
El odio y el amor pueden parecer palabras contrapuestas, pero lo cierto es que el amor es muy
superior al odio.
A continuación, te dejamos algunos versículos más sin comentario, ya que su mensaje es muy
parecido a los anteriores.
El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se
renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad! (Lamentaciones 3:22-23)
Yo amo al Señor porque él escucha mi voz suplicante. Por cuanto él inclina a mí su oído, lo
invocaré toda mi vida. (Salmo 116:1-2)
Porque sólo un instante dura su enojo, pero toda una vida su bondad. Si por la noche hay
llanto, por la mañana habrá gritos de alegría. (Salmo 30:5)
Esta es la oración al Dios de mi vida: que de día el Señor mande su amor, y de noche su canto
me acompañe. (Salmo 42:8)
No alimentes odios secretos contra tu hermano, sino reprende con franqueza a tu prójimo
para que no sufras las consecuencias de su pecado. No seas vengativo con tu prójimo, ni le
guardes rencor. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor. (Levítico 19:17-18)
Con la llegada de Jesucristo al mundo, la imagen de Dios cambió radicalmente en los fieles y el
amor se volvió uno de los pilares de nuestra religión.
Las acciones que hacen los cristianos deben ser siempre por amor y siguiendo los pasos de
Jesús. Esto se refleja en los evangelios y los otros libros del Nuevo Testamento como veremos
a continuación.
El amor verdadero es un sentimiento puro que no va ligado a ninguna otra emoción o valor. Si
no es así, deja de ser amor para convertirse en interés o envidia.
Esta simple sentencia refleja a la perfección la moral y ética de los cristianos. Debemos amar
en todos los actos de nuestras vidas.
Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto. (Colosenses 3:14)
Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que permanece
en amor, permanece en Dios, y Dios en él. (1 Juan 4:16)
El amor nos acerca más al Señor así que es importante amar y actuar con amor cada día.
Siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor. (Efesios 4:2)
Igual como Dios nos ama a nosotros aunque muchas veces no lo merezcamos, debemos amar
a las personas de este mundo y sobre todo tolerarlas siempre.
Tenemos amor en la humanidad gracias a que el Señor nos enseñó a amar. Sin Él el mundo
sería gris.
El amor debe ser sincero. Aborrezcan el mal; aférrense al bien. (Romanos 12:9)
No hay nada más puro que el amor y es el camino que debemos tomar ante cualquier decisión.
Hasta aquí llegamos con los versículos comentados, pero te dejamos una maravillosa lista de
versículos del amor de Dios a continuación. ¡Te recomendamos leerlos!
Los MEJORES VERSÍCULOS de la BIBLIA para sentir el amor de DIOS y AUMENTAR la FE
Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más
excelente de ellas es el amor. (1 Corintios 13:13)
Sobre todo, ámense los unos a los otros profundamente, porque el amor cubre multitud de
pecados. (1 Pedro 4:8)
Le pido que, por medio del Espíritu y con el poder que procede de sus gloriosas riquezas, los
fortalezca a ustedes en lo íntimo de su ser, para que por fe Cristo habite en sus corazones. Y
pido que, arraigados y cimentados en amor. (Efesios 3:16-17)
Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si
tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. (1 Corintios
13:2)
Y éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. (Juan
15:12)
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó
y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados.
(1 Juan 4:10)
Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente.
(Romanos 12:10)
Que el Señor los lleve a amar como Dios ama, y a perseverar como Cristo perseveró. (2
Tesalonicenses 3:5)
Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella para
hacerla santa. Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra. (Efesios 5:25-26)
Nadie ha visto jamás a Dios, pero si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece entre
nosotros, y entre nosotros su amor se ha manifestado plenamente. (1 Juan 4:12)
Si alguien afirma: «Yo amo a Dios», pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el que no
ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto. (1 Juan 4:20)
Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos. (Juan 15:13)
Sin embargo, como está escrito: «Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna
mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman.» (1 Corintios
2:9)
Sino que el amor perfecto echa fuera el temor. El que teme espera el castigo, así que no ha
sido perfeccionado en el amor. (1 Juan 4:18)
No tengan deudas pendientes con nadie, a no ser la de amarse unos a otros. De hecho, quien
ama al prójimo ha cumplido la ley. (Romanos 13:8)
¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! El
mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él. (1 Juan 3:1)
Que el Señor los haga crecer para que se amen más y más unos a otros, y a todos, tal como
nosotros los amamos a ustedes. (1 Tesalonicenses 3:12)
Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas
tus fuerzas. (Marcos 12:30)
¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el
hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? (Romanos 8:35)
Miren qué amor tan singular nos ha tenido el Padre: que no sólo nos llamamos hijos de Dios,
sino que lo somos. Por eso el mundo no nos conoce, porque no lo conoció a él..
1 Juan 3:1
Yo sanaré su infidelidad, los amaré con todo el corazón pues ya no estoy enojado con ellos
Osea 14:5
De lejos Yahvé se le apareció: «Con amor eterno te he amado, por eso prolongare mi cariño
hacia ti.
Jeremias 31:3
Miren qué amor tan singular nos ha tenido el Padre: que no sólo nos llamamos hijos de Dios,
sino que lo somos. Por eso el mundo no nos conoce, porque no lo conoció a él..
1 Juan 3:1
Pero Dios dejó constancia del amor que nos tiene: Cristo murió por nosotros cuando todavía
éramos pecadores.
Romanos 5:8
y ahora no vivo yo, es Cristo quien vive en mí. Lo que vivo en mi carne, lo vivo con la fe: ahí
tengo al Hijo de Dios que me amó y se entregó por mí.
Galatas 2:20
Pero Dios es rico en misericordia: ¡con qué amor tan inmenso nos amó! Estábamos muertos
por nuestras faltas y nos hizo revivir con Cristo: ¡por pura gracia ustedes han sido salvados!
Galatas 2:4-5
Así amó Dios al mundo! Le dio al Hijo Único, para que quien cree en él no se pierda, sino que
tenga vida eterna.
Juan 3:16
Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es
amor. El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.
(1 Juan 4:16)
En aquel día pedirán en mi nombre. Y no digo que voy a rogar por
ustedes al Padre, ya que el Padre mismo los ama porque me han amado
y han creído que yo he venido de parte de Dios.
(Juan 16:26-27)
Así como el Padre me ha amado a mí, también yo los he amado a ustedes.
Permanezcan en mi amor. Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi
amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco
en su amor.
(Juan 15:9-10)
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio
vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes
han sido salvados!
(Efesios 2:4-5)
El Señor se encariñó contigo y te eligió, aunque no eras el pueblo más
numeroso, sino el más insignificante de todos. Lo hizo porque te ama y quería
cumplir su juramento a tus antepasados; por eso te rescató del poder del faraón,
el rey de Egipto, y te sacó de la esclavitud con gran despliegue de fuerza.
(Deuteronomio 7:7-8)
Hace mucho tiempo se me apareció el Señor y me dijo: Con amor eterno te he
amado; por eso te sigo con fidelidad...
(Jeremías 31:3)
Esperamos confiados en el Señor; él es nuestro socorro y nuestro escudo. En él
se regocija nuestro corazón, porque confiamos en su santo nombre. Que tu gran
amor, Señor, nos acompañe, tal como lo esperamos de ti.
(Salmo 33:20-22)
Tu amor, Señor, llega hasta los cielos; tu fidelidad alcanza las nubes. Tu justicia
es como las altas montañas; tus juicios, como el gran océano. Tú, Señor, cuidas
de hombres y animales; ¡cuán precioso, oh Dios, es tu gran amor! Todo ser
humano halla refugio a la sombra de tus alas.
(Salmo 36:5-7)
Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. Canto
salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo!
(Salmo 13:5-6)
Esta es la oración al Dios de mi vida: que de día el Señor mande su amor, y de
noche su canto me acompañe.
(Salmo 42:8)
Pero yo soy como un olivo verde que florece en la casa de Dios; yo confío en el
gran amor de Dios eternamente y para siempre.
(Salmo 52:8)
El Señor es clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor.
(Salmo 145:8)
Le contestó Jesús: El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y
haremos nuestra morada en él.
(Juan 14:23)
Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en
nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.
(Romanos 5:5)
¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la
persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia?
(Romanos 8:35)
Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que
nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni
los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo
profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que
Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.
(Romanos 8:37-39)
Respóndeme, Señor, por tu bondad y tu amor; por tu gran compasión, vuélvete
a mí.
(Salmo 69:16)
Tú, Señor, eres bueno y perdonador; grande es tu amor por todos los que te
invocan.
(Salmo 86:5)
Señor mi Dios, con todo el corazón te alabaré, y por siempre glorificaré tu
nombre. Porque grande es tu amor por mí: me has librado de caer en el
sepulcro. Gente altanera me ataca, oh Dios; una banda de asesinos procura
matarme. ¡Son gente que no te toma en cuenta! Pero tú, Señor, eres Dios
clemente y compasivo, lento para la ira, y grande en amor y verdad.
(Salmo 86:12-15)
El Señor ama a los que odian el mal; él protege la vida de sus fieles, y los libra de
manos de los impíos.
(Salmo 97:10)
El Señor cumplirá en mí su propósito. Tu gran amor, Señor, perdura para
siempre; ¡no abandones la obra de tus manos!
(Salmo 138:8)
Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi
confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma.
(Salmo 143:8)
Por tu gran amor, destruye a mis enemigos; acaba con todos mis adversarios.
¡Yo soy tu siervo!
(Salmo 143:12)
Se acercaba la fiesta de la Pascua. Jesús sabía que le había llegado la hora de
abandonar este mundo para volver al Padre. Y habiendo amado a los suyos que
estaban en el mundo, los amó hasta el fin.
(Juan 13:1)
Y este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he
amado. Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos.
(Juan 15:12-13)
En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por
nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros
hermanos.
(1 Juan 3:16)
El amor de Cristo nos obliga, porque estamos convencidos de que uno murió
por todos, y por consiguiente todos murieron.
(2 Corintios 5:14)
He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Lo
que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y
dio su vida por mí.
(Gálatas 2:20)
¡Den gracias al Dios de los cielos! ¡Su gran amor perdura para siempre!
(Salmo 136:26)
El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada
mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!
(Lamentaciones 3:22-23)
Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios, y todo el que ama al
padre ama también a sus hijos. Así, cuando amamos a Dios y cumplimos sus
mandamientos, sabemos que amamos a los hijos de Dios. En esto consiste el
amor a Dios: en que obedezcamos sus mandamientos. Y estos no son difíciles de
cumplir.
(1 Juan 5:1-3)
Reconoce, por tanto, que el Señor tu Dios es el Dios verdadero, el Dios fiel, que
cumple su pacto generación tras generación, y muestra su fiel amor a quienes lo
aman y obedecen sus mandamientos.
(Deuteronomio 7:9)
Porque el Señor tu Dios está en medio de ti como guerrero victorioso. Se
deleitará en ti con gozo, te renovará con su amor, se alegrará por ti con cantos.
(Sofonías 3:17)
Pero, cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador, él nos salvó, no
por nuestras propias obras de justicia, sino por su misericordia. Nos salvó mediante el
lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo.
(Tito 3:4-5)
2. Efesios 2:4-5
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo,
aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!
(Efesios 2:4-5)
3. Isaías 55:7
Que se vuelva al Señor, a nuestro Dios, que es generoso para perdonar, y de él recibirá
misericordia.
(Isaías 55:7)
4. Lucas 1:69-72
Nos envió un poderoso Salvador en la casa de David su siervo (como lo prometió en el pasado
por medio de sus santos profetas), para librarnos de nuestros enemigos y del poder de todos
los que nos aborrecen; para mostrar misericordia a nuestros padres al acordarse de su santo
pacto.
(Lucas 1:69-72)
5. Hebreos 4:16
Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la
gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos.
(Hebreos 4:16)
6. 1 Pedro 1:3
¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho
nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo, para que tengamos una esperanza viva
(1 Pedro 1:3)
¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho
nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo, para que tengamos una esperanza viva
(1 Pedro 1:3)
7. Jeremías 3:12
Ve al norte y proclama este mensaje: ¡Vuelve, apóstata Israel! No te miraré con ira —afirma el
Señor—. No te guardaré rencor para siempre, porque soy misericordioso —afirma el Señor—.
(Jeremías 3:12)
8. Éxodo 34:6b
El Señor, el Señor, Dios clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor y fidelidad.
(Éxodo 34:6b)
9. Salmo 98:3
(Salmo 98:3)
El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se
renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!
(Lamentaciones 3:22-23)
(Salmo 40:11)
¿Qué Dios hay como tú, que perdone la maldad y pase por alto el delito del remanente de su
pueblo? No siempre estarás airado, porque tu mayor placer es amar.
(Miqueas 7:18)
Señor, he sabido de tu fama; tus obras, Señor, me dejan pasmado. Realízalas de nuevo en
nuestros días, dalas a conocer en nuestro tiempo; en tu ira, ten presente tu misericordia.
(Habacuc 3:2)
Por tu gran amor guías al pueblo que has rescatado; por tu fuerza los llevas a tu santa morada.
(Éxodo 15:13)
Como Lot titubeaba, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos
hijas, y los sacaron de la ciudad, porque el Señor les tuvo compasión.
(Génesis 19:16)
Se negaron a escucharte; no se acordaron de las maravillas que hiciste por ellos. Fue tanta su
terquedad y rebeldía que hasta se nombraron un jefe para que los hiciera volver a la esclavitud
de Egipto.
Pero tú no los abandonaste porque eres Dios perdonador, clemente y compasivo, lento para la
ira y grande en amor.
(Nehemías 9:17)
Sin embargo, es tal tu compasión que no los destruiste ni abandonaste, porque eres Dios
clemente y compasivo.
(Nehemías 9:31)
Pero, aun cuando nos hemos rebelado contra ti, tú, Señor nuestro, eres un Dios compasivo y
perdonador.
(Daniel 9:9)
19. Deuteronomio 4:31
(Deuteronomio 4:31)
Reconoce, por tanto, que el Señor tu Dios es el Dios verdadero, el Dios fiel, que cumple su
pacto generación tras generación, y muestra su fiel amor a quienes lo aman y obedecen sus
mandamientos.
(Deuteronomio 7:9)
(Números 6:24-25)
(Isaías 16:5)
Por eso el Señor los espera, para tenerles piedad; por eso se levanta para mostrarles
compasión. Porque el Señor es un Dios de justicia. ¡Dichosos todos los que en él esperan!
(Isaías 30:18)
Presten atención y vengan a mí, escúchenme y vivirán. Haré con ustedes un pacto eterno,
conforme a mi constante amor por David.
(Isaías 55:3)
Por un momento, en un arrebato de enojo, escondí mi rostro de ti; pero con amor eterno te
tendré compasión —dice el Señor, tu Redentor.
(Isaías 54:8)
Aunque cambien de lugar las montañas y se tambaleen las colinas, no cambiará mi fiel amor
por ti ni vacilará mi pacto de paz, —dice el Señor, que de ti se compadece—. (Isaías 54:10)
Aunque cambien de lugar las montañas y se tambaleen las colinas, no cambiará mi fiel amor
por ti ni vacilará mi pacto de paz, —dice el Señor, que de ti se compadece—.
(Isaías 54:10)
Después que los haya desarraigado, volveré a tener compasión de ellos, y los haré regresar,
cada uno a su heredad y a su propio país.
(Jeremías 12:15)
Si se vuelven al Señor, sus hermanos y sus hijos serán tratados con benevolencia por aquellos
que los tienen cautivos, y podrán regresar a esta tierra. El Señor su Dios es compasivo y
misericordioso. Si ustedes se vuelven a él, jamás los abandonará.
(2 Crónicas 30:9)
Así que oró al Señor de esta manera: ¡Oh Señor! ¿No era esto lo que yo decía cuando todavía
estaba en mi tierra? Por eso me anticipé a huir a Tarsis, pues bien sabía que tú eres un Dios
bondadoso y compasivo, lento para la ira y lleno de amor, que cambias de parecer y no
destruyes.
(Jonás 4:2)
Por lo tanto, así dice el Señor: “Volveré a compadecerme de Jerusalén. Allí se reconstruirá mi
templo, y se extenderá el cordel de medir, afirma el Señor Todopoderoso”.
(Zacarías 1:16)
31. Salmo 13:5
(Salmo 13:5)
La bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa del Señor habitaré para
siempre.
(Salmo 23:6)
Acuérdate, Señor, de tu ternura y gran amor, que siempre me has mostrado; olvida los
pecados y transgresiones que cometí en mi juventud. Acuérdate de mí según tu gran amor,
porque tú, Señor, eres bueno.
(Salmo 25:6-7)
Ten compasión de mí, oh Dios, conforme a tu gran amor; conforme a tu inmensa bondad,
borra mis transgresiones. Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado.
(Salmo 51:1-2)
(Salmo 103:8)
Pero tú, Señor, eres Dios clemente y compasivo, lento para la ira, y grande en amor y verdad.
(Salmo 86:15)
(Salmo 111:4)
38. Salmo 130:6-7
Espero al Señor con toda el alma, más que los centinelas la mañana. Como esperan los
centinelas la mañana, así tú, Israel, espera al Señor. Porque en él hay amor inagotable; en él
hay plena redención.
(Salmo 130:6-7)
(Salmo 136:1-4)
(Proverbios 3:3)
(Job 10:12)
Dos ciegos que estaban sentados junto al camino, al oír que pasaba Jesús, gritaron: ¡Señor,
Hijo de David, ten compasión de nosotros!
La multitud los reprendía para que se callaran, pero ellos gritaban con más fuerza: ¡Señor, Hijo
de David, ten compasión de nosotros!
Jesús se detuvo y los llamó. ¿Qué quieren que haga por ustedes?
Jesús se compadeció de ellos y les tocó los ojos. Al instante recobraron la vista y lo siguieron.
(Mateo 20:30-34)
Un hombre que tenía lepra se le acercó, y de rodillas le suplicó: Si quieres, puedes limpiarme.
Movido a compasión, Jesús extendió la mano y tocó al hombre, diciéndole: Sí, quiero. ¡Queda
limpio!
(Mateo 1:40-41)
...porque el Poderoso ha hecho grandes cosas por mí. ¡Santo es su nombre! De generación en
generación se extiende su misericordia a los que le temen.
(Lucas 1:49-50)
Pero la transgresión de Adán no puede compararse con la gracia de Dios. Pues, si por la
transgresión de un solo hombre murieron todos, ¡cuánto más el don que vino por la gracia de
un solo hombre, Jesucristo, abundó para todos!
(Romanos 5:15)
Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de
ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a
Dios.
(Romanos 12:1)
Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso, él también compartió esa naturaleza humana
para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte —es decir, al diablo—, y
librar a todos los que por temor a la muerte estaban sometidos a esclavitud durante toda la
vida. Pues, ciertamente, no vino en auxilio de los ángeles, sino de los descendientes de
Abraham. Por eso era preciso que en todo se asemejara a sus hermanos, para ser un sumo
sacerdote fiel y misericordioso al servicio de Dios, a fin de expiar los pecados del pueblo.
(Hebreos 2:14-17)
Por esto, ya que por la misericordia de Dios tenemos este ministerio, no nos desanimamos.
(2 Corintios 4:1)
En verdad, consideramos dichosos a los que perseveraron. Ustedes han oído hablar de la
perseverancia de Job, y han visto lo que al final le dio el Señor. Es que el Señor es muy
compasivo y misericordioso.
(Santiago 5:11)
(1 Timoteo 1:13)
La gracia, la misericordia y la paz de Dios el Padre y de Jesucristo, el Hijo del Padre, estarán con
nosotros en verdad y en amor. (2 Juan 1:3)
La gracia, la misericordia y la paz de Dios el Padre y de Jesucristo, el Hijo del Padre, estarán con
nosotros en verdad y en amor.
(2 Juan 1:3)
(Éxodo 33:19)