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Estimada:

En los últimos años estamos asistiendo a una creciente sensación de bullying donde los protagonistas
son los propios alumnos. Lo cierto es que en ámbitos escolares los episodios de maltrato suceden casi
con asiduidad diaria en más del cincuenta por ciento de los Centros y ha pasado a ser, entre los alumnos,
una forma de comportamiento generalizada.

Los 2.484 casos representan el registro más alto de los últimos nueve años, desde la creación del portal
del Minedu. En total, entre 2013 y 2022, se han reportado 10.236 denuncias de bullying, un número que
se eleva de manera sostenida. Asimismo, existe un subregistro de casos que se intensificó durante la
emergencia sanitaria: hubo solo 112 y 118 reportes en 2020 y 2021, respectivamente. Pese a ello, no
todas las UGEL cuentan con estrategias de bienestar socioemocional o planes de convivencia escolar.

En primer lugar, el bullying como una forma de maltrato, intencionado y perjudicial de un estudiante, o
grupo de estudiantes, hacia otro compañero, generalmente más débil, al que convierten en su víctima
habitual; es persistente, puede durar semanas, meses e incluso años y la víctima está indefensa.
las características específicas de esta forma de maltrato: Se establece una relación de fuerzas muy
desigual, donde en ningún caso la víctima puede responder a las agresiones ni encuentra vías de escape.
El bullying puede adoptar diversas formas:
- Físico: atacar físicamente a los demás y robar o dañar sus pertenencias.
- Verbal: poner motes, insultar, contestar al profesor y hacer comentarios racistas.
- Indirecto o social: propagar rumores sucios; excluir a alguien del grupo social.
- Recientemente estamos asistiendo a una forma específica que emplea los medios de la nueva
tecnología, se trata del “ciberbullying”, donde los agresores se sirven del teléfono móvil o de Internet
para humillar a sus víctimas de forma anónima y hacer partícipes de sus bravuconadas
al grupo de iguales.
Las consecuencias afectan a todos los niveles, pero especialmente al agredido. Los alumnos intimidados
sufren sus efectos en diferentes esferas de su vida no solo escolar, sino afectiva y personal, se sienten
infelices, inseguros e incluso llegan a somatizar el alto nivel de ansiedad en el que viven.

En segundo lugar, Los factores que facilitan el desarrollo de las conductas bullying tienen procedencias
diversas, desde aspectos personales (biológicos, cognitivos, de personalidad), ambientales (familiares y
escolares), así como la influencia de los Medios, las formas de ocio y algunos planteamientos legales,
como la escasa cobertura de ayuda a la víctima.
Los efectos a medio y largo plazo son de diversa índole y afectan tanto anímica como físicamente. Las
consecuencias de la victimización escolar se presentan en un continuo que va
desde la pérdida de la capacidad de establecer relaciones de amistad estables, de la confianza en los
demás y en uno mismo hasta altos grados de depresión que, en ocasiones le lleva a
desear “desaparecer”, en otras acrecienta un el deseo de “venganza” como fórmula de escape ante la
violencia sufrida, ya que las emociones que siente en ese momento son muy fuertes que afecta mucho en
su forma de actuar con el mismo y hacia los demás. Produciendo trastornos de sueño, pérdida de apetito
y ansiedad, La idea de suicidio, un auto concepto bajo y más vulnerables a la depresión.

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