Este documento presenta el mito de Prometeo en 3 oraciones. Cuenta cómo Prometeo engañó a Zeus al dividir un buey entre la carne y los huesos, cómo robó el fuego para los humanos, y cómo Zeus castigó a los humanos creando a la primera mujer como venganza. Prometeo fue atado a una columna donde un águila devoraba su hígado cada día como castigo por sus acciones.
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Este documento presenta el mito de Prometeo en 3 oraciones. Cuenta cómo Prometeo engañó a Zeus al dividir un buey entre la carne y los huesos, cómo robó el fuego para los humanos, y cómo Zeus castigó a los humanos creando a la primera mujer como venganza. Prometeo fue atado a una columna donde un águila devoraba su hígado cada día como castigo por sus acciones.
Este documento presenta el mito de Prometeo en 3 oraciones. Cuenta cómo Prometeo engañó a Zeus al dividir un buey entre la carne y los huesos, cómo robó el fuego para los humanos, y cómo Zeus castigó a los humanos creando a la primera mujer como venganza. Prometeo fue atado a una columna donde un águila devoraba su hígado cada día como castigo por sus acciones.
Este documento presenta el mito de Prometeo en 3 oraciones. Cuenta cómo Prometeo engañó a Zeus al dividir un buey entre la carne y los huesos, cómo robó el fuego para los humanos, y cómo Zeus castigó a los humanos creando a la primera mujer como venganza. Prometeo fue atado a una columna donde un águila devoraba su hígado cada día como castigo por sus acciones.
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520 su cabeza e infatigables brazos]; pues esta suerte le
asignó como lote el prudente Zeus. A Prometeo abundante en recursos le ató con irrom- pibles ligaduras, dolorosas cadenas, que metió a través de una columna y lanzó sobre él su águila de amplias alas. Ésta le comía el hígado inmortal y aquél durante 525 la noche crecía por todas partes en la misma propor ción que durante el día devoraba el ave de amplias alas. [La mató Heracles, ilustre hijo de Alcmena de bellos tobillos y libró de su horrible tormento al Jape- tónida, dando fin a sus inquietudes no sin el consenti miento de Zeus Olímpico que reina en las alturas, sino 530 para que la fama de Heracles, nacido en Tebas, fuera mayor todavía que antes sobre la tierra fecunda. Por estos anhelos favorecía a su muy ilustre hijo y, aunque irritado, calmó la cólera que antes tenía desde que Prometeo combatió la voluntad del muy poderoso Cronión.] 535 Ocurrió que cuando dioses y hombres mortales se separaron Mito en Mecona, Prometeo presentó un de Prometeo enorme buey que había dividido con ánimo resuelto, pensando en- gañar la inteligencia de Zeus. Puso, de un lado, en la piel, la carne y ricas visceras con la grasa, ocultándolas 540 en el vientre del buey. De otro, recogiendo los blancos huesos del buey con falaz astucia, los disimuló cubrién dolos de brillante grasa. Entonces se dirigió a él el padre de hombres y dioses: «¡Japetónida, el más ilustre de todos los dioses, ami go mío, cuán parcialmente hiciste el reparto de lotes!» 545 Así habló en tono de burla Zeus, conocedor de inmor tales designios. Le respondió el astuto Prometeo con una leve sonrisa y no ocultó su falaz astucia: TEOGONÍA 95
«¡Zeus, el más ilustre y poderoso de los dioses sem pi
ternos! Escoge de ellos el que en tu pecho te dicte el corazón.» Habló ciertamente con falsos pensamientos. Y Zeus, 550 sabedor de inmortales designios, conoció y no ignoró el engaño; pero estaba proyectando en su corazón desgra cias para los hombres m ortales e iba a darles cumpli miento. Cogió con ambas manos la blanca grasa. Se irritó en sus entrañas y la cólera le alcanzó el corazón cuando 555 vio los blancos huesos del buey a causa de la falaz as tucia. Desde entonces sobre la tierra las tribus de hom bres queman para los Inm ortales los blancos huesos cuando se hacen sacrificios en los altares. Y a aquél dí- jole Zeus amontonador de nubes, terriblemente indig nado: «¡Hijo de Jápeto, conocedor de los designios sobre todas las cosas, amigo mío, ciertamente no estabas olvi- 560 dándote ya de tu falaz astucia!» Así dijo lleno de cólera Zeus, conocedor de inmorta les designios. Y desde entonces siempre tuvo luego pre sente este engaño y no dio la infatigable llama del fuego a los fresnos H, [los hombres mortales que habitan so bre la tierra], Pero le burló el sagaz hijo de Jápeto es- 565 condiendo el brillo que se ve de lejos del infatigable fuego en una hueca cañaheja. Entonces hirió de nuevo el alma de Zeus altitonante y le irritó su corazón cuando vio entre los hombres el brillo que se ve de lejos del fuego. Y al punto, a cambio 570 del fuego, preparó un mal para los hombres:
15 Seguimos la interpretación de los escoliastas y ponemos en
relación este nom bre con el origen de la Tercera Edad en Trab. 145. M. L. West cree que la palabra se refiere a los mitos según los cuales el fuego se encuentra dentro de los árboles, ya que surge por fricción entre dos maderos. 96 OBRAS
Modeló de tierra el ilustre Patizambo una imagen con
apariencia de casta doncella, por voluntad del Crónida. La diosa Atenea de ojos glaucos le dio ceñidor y la adornó con vestido de resplandeciente blancura; la cu- 575 brió desde la cabeza con un velo, maravilla verlo, bor dado con sus propias manos; y con deliciosas coronas de fresca hierba trenzada con flores, rodeó sus sienes Palas Atenea. En su cabeza colocó una diadema de oro que él mismo cinceló con sus manos, el ilustre Pati- 580 zambo, por agradar a su padre Zeus. En ella había artísticamente labrados, maravilla verlos, numerosos monstruos, cuantos terribles cría el continente y el mar; de ellos grabó muchos aquél, y en todos se respiraba su arte, cual seres vivos dotados de voz. 585 Luego que preparó el bello mal, a cambio de un bien, la llevó donde estaban los demás dioses y los hombres, engalanada con los adornos de la diosa de ojos glaucos, hija de poderoso padre; y un estupor se apoderó de los inmortales dioses y hombres mortales cuando vieron el 390 espinoso engaño, irresistible para los hombres. Pues de ella desciende la estirpe de femeninas mujeres [...] . Gran calamidad para los mortales, con los varones con viven sin conformarse con la funesta penuria, sino con la saciedad. . Como cuando en las abovedadas colmenas las abejas 595 alimentan a los zánganos, siempre ocupados en misera bles tareas — aquéllas durante todo el día hasta la pues ta del sol diariamente se afanan y hacen blancos pana les de miel, mientras ellos aguardando dentro, en los recubiertos panales, recogen en su vientre el esfuerzo 600 ajeno— , así también desgracia para los hombres morta les hizo Zeus altitonante a las mujeres, siempre ocupa das en perniciosas tareas.
“ Verso 591: [pues de ella desciende la funesta estirpe y las
tribus de m ujeres]. TEOGONIA 97
Otro mal les procuró a cambio de aquel bien: El que
huyendo del matrimonio y las terribles acciones de las mujeres no quiere casarse y alcanza la funesta vejez sin nadie que le cuide, éste no vive falto de alimento; 605 pero al morir, los parientes se reparten su hacienda. Y a quien, en cambio, le alcanza el destino del matrimonio y consigue tener una mujer sensata y adornada de re cato, éste, durante toda la vida, el mal equipara cons tantemente al bien. Y quien encuentra una mujer des- 6io vergonzada, vive sin cesar con la angustia en su pecho, en su alma y en su corazón; y su mal es incurable. De esta manera no es posible engañar ni transgredir la voluntad de Zeus; pues ni siquiera el Japetónida, el remediador Prometeo, logró librarse de su terrible có- 6i5 lera, sino que por la fuerza, aunque era muy astuto, le aprisionó una enorme cad en a27.
11 La historia de Prometeo en la Teogonia está form ada por
tres mitos etiológicos estrecham ente ligados por la figura del Titán: 1) Por qué en los sacrificios los hombres se reservan la carne de las víctimas y dan a los dioses los huesos y grasa. 2) Cómo encontraron los hom bres el fuego. 3) El origen de la m ujer como ruina para los hombres. El objetivo inicial de 'la historia es explicar el destino de Pro meteo que como sus herm anos sufre un castigo que Zeus le impone por sus pecados. Pero a este objetivo se añade otro: explicar el origen del mal entre los hombres. Pues bien, en nuestra opinión —ya expuesta anteriorm ente (Hesíodo..., págs. 87-96)— tanto Prometeo como Epimeteo repre sentan a la Humanidad en sus aspectos respectivamente de in sensata sabiduría e insensata torpeza. En la Teogonia Hesíodo trata esos dos aspectos como figuras divinas, hijos de Jápeto que reciben un castigo por sus pecados. En el caso de Epimeteo ese castigo se dirige contra su tor peza y por tanto la actitud del Crónida cuya justicia se trata de salvar, no requiere comentario; ahora bien, en el caso de Prometeo se castiga la sabiduría y esto sí requiere explicación. En consecuencia, Hesíodo destaca la figura im portantísim a de