Elementos: Administrativo
Elementos: Administrativo
Elementos: Administrativo
DERECHO
ADMINISTRATIVO
2° Curso
LIMUSA
También influyó en nuestro ánimo la dificultad que para los alumnos representa el
acceso a todos los temas que integran el plan de estudio, ya que de la bibliografía
nacional sólo una obra los contiene, pero su precio es elevado, y las obras de tratadistas
extranjeros, además de su alto costo, son difíciles de adquirir. Por ello, se pensó en un
pequeño manual en el que se expusieran los elementos fundamentales para orientar el
trabajo de quienes se inician en el estudio de esta parte del Derecho Administrativo.
El segundo curso, que comprende esta obra, parte de la consideración de que toda la
manifestación administrativa de los órganos competentes necesita una serie de recursos,
los cuales deben ser administrados conforme a las normas que los regulan, y cuyo
estudio integra la parte económica del Derecho Administrativo que comprende los
regímenes financiero y patrimonial del Estado.
3.1. Noción
3.2. La adquisición de soberanía territorial
3.3. Los esquilmos
3.4. Expropiación por causa de utilidad pública
3.4.1. Teorías que fundamentan la expropiación
3.4.2. Elementos de la expropiación
3.5. La reversión
3.6. La confiscación
3.7. El decomiso
3.8. La requisa
3.8.1. Requisa administrativa
3.8.2. Requisa militar
3.9. La nacionalización
3.10. Las modalidades a la propiedad
3.10.1. Restricciones administrativas
3.10.2. Servidumbres administrativas
Bibliografía
6.1. Noción
6.2. Infracciones y delitos
6.3. La facultad sancionadora
6.4. Las sanciones administrativas
Bibliografía
Capítulo 7. La responsabilidad patrimonial del Estado
7.1. Evolución
7.1.1. Irresponsabilidad del Estado
7.1.2. Responsabilidad del funcionario
7.1.3. Responsabilidad parcial del Estado
7.1.4. Responsabilidad directa del Estado
7.2. Teorías que fundamentan la responsabilidad del Estado
7.2.1. Teoría de la Representación
7.2.2. Teoría Organicista
7.2.3. Teoría de la Proporcionalidad de las Cargas
7.2.4. Teoría de la Responsabilidad por Riesgo
7.3. Tipos de responsabilidad del Estado
7.4. La responsabilidad patrimonial de la Administración Pública en México
7.4. 1. Bases jurídicas
7.4.2. Elementos de la responsabilidad
7.5. Excluyentes de la responsabilidad
7.5.1. Culpa inexcusable de la víctima
7.5.2. Fuerza mayor o caso fortuito
7.5.3. Hechos de un tercero
Bibliografía
8.1. Noción
8.2. Los recursos administrativos
8.2.1. Principios
8.2.2. Clasificación de los recursos
8.2.3. Regulación.
8.3. El contencioso-administrativo
8.4. El contencioso-administrativo en México
8.5. El Tribunal Fiscal de la Federación
8.5.1. Cuestiones particulares del procedimiento
8.5.2. Los recursos procesales
Bibliografía
Bibliografía general
1
El régimen financiero del Estado
Para cubrir los gastos que exige su actividad, el Estado debe obtener los medios
económicos necesarios, administrarlos y aplicarlos adecuadamente. Esta práctica de
obtención, manejo y aplicación de los recursos del Estado recibe el nombre de
actividad financiera, la cual no sólo constituye un medio para alcanzar un fin del
Estado, sino que, como lo señala Giannini, cumple una función instrumental toda vez
que por sí misma no tiende a la satisfacción de necesidades colectivas, sino que
representa una condición indispensable para el desarrollo de todas las restantes
actividades.
De acuerdo con lo anterior, la actividad financiera del Estado está integrada por tres
momentos o fases: la obtención, el manejo o gestión y la aplicación o gasto de recursos
económicos.
El manejo o gestión de los recursos que obtiene el Estado se efectúa mediante los
diferentes órganos que integran la Administración Pública, los cuales están sujetos a las
disposiciones legales que regulan su actuación.
La palabra finanzas deriva de la voz latina finer, que significa "terminar, pagar".
Así, el concepto de finanzas comprende todo lo relativo a pagar, en donde además del
acto de terminar con un adeudo, también queda incluida la forma de manejar aquello
con que se paga, y la forma en que se obtuvieron los recursos necesarios para estar en
posibilidad de realizar los pagos. (Delgadillo Gutiérrez, Luis Humberto. Principios de
Derecho Tributario, Pág. 21.)
Joaquín B. Ortega, citado por Sergio Francisco de la Garza (Derecho Financiero
Mexicano, Pág. 11) define a la ciencia de las Finanzas Públicas como:
"La ciencia que estudia los principios abstractos, los objetos políticos, los medios económicos y
las normas jurídicas positivas que rigen la adquisición, la gestión y el medio de empleo de los
recursos o elementos económicos requeridos por el Estado para la satisfacción de las
necesidades públicas por medio de los gastos públicos".
Otros autores, por su parte, pretenden enfocarla desde el punto de vista político en
virtud de que los criterios de obtención, manejo y aplicación de los recursos del Estado
se encuentran a cargo de un ente de esta naturaleza, además de que su objetivo debe
obedecer a la satisfacción de los grupos sociales que integran la población. En este
mismo sentido, pero dando mayor importancia a las necesidades de los habitantes, la
escuela sociológica considera como base primordial al aspecto social.
No faltan criterios que por considerar toda la actividad del Estado sujeta a un
conjunto de normas legales que regulan su actuación, dan importancia al aspecto
jurídico, base estructural del funcionamiento del ente público, adjudicando a las
Finanzas Públicas un contenido preponderantemente jurídico.
De acuerdo con lo anterior, podemos concluir que existen disciplinas que si bien
aún no logran un desarrollo pleno, sí tienen principios que es posible identificar para su
estudio. Estas disciplinas son: la Economía Financiera, la Política Financiera, el
Derecho Financiero y la Sociología Financiera.
". ..conjunto de normas jurídicas que regulan la actividad financiera del Estado en sus tres
momentos, a saber: en el establecimiento de tributos y obtención de diversas clases de recursos,
en la gestión o manejo de sus bienes patrimoniales y en la erogación de recursos para los gastos
públicos, así como las relaciones jurídicas que en el ejercicio de dicha actividad se establecen
entre los diversos órganos del Estado o entre dichos órganos y los particulares, ya sean deudores
o acreedores del Estado". (De la Garza, Sergio F. Op. cit., Pág. 13.).
Con relación al contenido de esta disciplina, los que aceptan su existencia parten
de tres grandes divisiones que coinciden con los momentos en que se manifiesta la
actividad financiera: la obtención de recursos económicos, cuyo estudio corresponde al
Derecho Fiscal, que a su vez comprende al Derecho Tributario y al Crediticio; el
manejo de los recursos del Estado, que corresponde al Derecho Patrimonial del Estado,
y, por último, la aplicación de esos recursos, que compete al Derecho Presupuestario.
Sin embargo, no hay consenso en dicha integración.
Planteada así la división del Derecho Financiero, tenemos que el Derecho Fiscal
incorporaría los principios y normas según los cuales el Estado percibe los ingresos
necesarios para satisfacer el gasto público, ya sea provenientes de su poder de imperio,
tributos o contribuciones, así como aquellos derivados de la contraprestación que pagan
los particulares por algunos servicios públicos que reciben, los derivados de la
explotación de los bienes de dominio público, enajenación de sus bienes de dominio
privado, los procedentes de sus empresas, así como los percibidos por el uso del crédito
público.
1.2. EL PRESUPUESTO
"En Inglaterra se usó el término para describir la bolsa de cuero (cartera) en que el canciller de
la tesorería llevaba consigo al parlamento una relación de las necesidades de gobierno y con sus
fuentes de ingreso. Eventualmente vino a significar los documentos y propósitos contenidos en
la bolsa, con los proyectos de las finanzas públicas propuestos a los legisladores". (Derecho
Administrativo, tomo II, Pág. 22.)
"Según su concepción tradicional el presupuesto está limitado a los gastos e ingresos del Estado,
es decir, que es un documento meramente financiero. Se considera, por otra parte, que el
presupuesto tiene que ser anual como los presupuestos de los particulares y de las empresas
privadas. Finalmente, y sobre todo, el presupuesto debe estar en equilibrio, es decir, que
ingresos y gastos deben compensarse exactamente. Carácter financiero, equilibrio, anualidad,
tales son los elementos fundamentales que caracterizan el presupuesto clásico". (Hacienda
Pública, Pág. 195.)
"El presupuesto del Estado es el programa de acción del gobierno, ya que los créditos previstos
para los diferentes servicios muestran de forma precisa la actividad de estos servicios y las
posibles reformas que se quiere introducir. Aumentar los créditos para la educación nacional
significa proveer un mejoramiento de la instrucción pública; disminuir los créditos militares
significa prever una disminución de la tensión internacional, etcétera". (Duverger, ob. cit., Pág.
197.)
"Si bien el presupuesto por programas y actividades ofrece poderosos atractivos, tiene ciertos
inconvenientes que aún no han sido vencidos, como por ejemplo, el de ser poco útil para las
dependencias administrativas que no están facultadas para emitir juicios sobre la procedencia o
improcedencia de los programas que nacen en las altas esferas gubernamentales como resultado
de análisis políticos, sociales y económicos; el de que el gobierno hace muchas cosas que no
tienen la importancia necesaria para que sus resultados sean medidos dentro de un programa, por
lo que es indispensable que el programador deba tener el suficiente criterio para determinar
cuáles actividades deben ser consideradas para la evaluación de sus resultados y cuáles no; y el
de requerir de una bien organizada administración pública, cuyos métodos y sistemas le den
plena eficiencia. Por otra parte, esta idea de Presupuesto por Programas y actividades no ha sido
precisamente de la simpatía de los legisladores en buen número de países, quienes exigen una
presentación detallada de los gastos que habrá de hacer el Poder Ejecutivo, además de los
resultados y costos de la actuación de la administración pública". (Ríos Elizondo, ob. cit., Págs.
274 y 275.)
El acto legislativo que determina los ingresos que el Gobierno Federal está
autorizado para recaudar en un año determinado, se denomina Ley de Ingresos de la
Federación, cuya naturaleza jurídica la identifica como un acto formal y materialmente
legislativo.
.. .. .en materia de impuestos, existen dos clases de disposiciones: las que fijan el monto del
impuesto, los sujetos del mismo y la forma de causarse y recaudarse, y !as que enumeran
anualmente cuáles impuestos deben causarse; de modo que la ley general que anualmente se
expide con el nombre de ley de ingresos, no contiene por regla general sino un catálogo de los
impuestos que han de cobrarse en un año fiscal. Al lado de ella existen leyes especiales que
regulan los propios impuestos y que no se reexpiden cada año cuando la primera conserva el
mismo concepto de impuesto". (Derecho Administrativo, Pág. 318.)
l. Impuestos
- Impuesto sobre la renta.
- Impuesto al activo de las empresas.
- Impuesto al valor agregado.
- Impuesto especial sobre producción y servicios.
- Impuesto sobre las erogaciones por remuneración al trabajo personal prestado
bajo la dirección y dependencia de un patrón.
- Impuesto sobre adquisición de inmuebles.
- Impuesto sobre tenencia o uso de vehículos.
- Impuesto sobre automóviles nuevos.
- Impuesto sobre servicios expresamente declarados de interés público por ley,
en los que intervengan empresas concesionarias de bienes del dominio directo de la
Nación.
- Impuesto sobre adquisición de azúcar, cacao y otros bienes.
-.Impuestos al comercio exterior.
a) A la importación.
b) A la exportación.
IV. Derecho
VI. Accesorios
VII. Productos
- Muebles
- Inmuebles
f) Otros.
VIII. Aprovechamientos
- Multas.
- Indemnizaciones.
- Reintegros.
- Hospitales militares.
- Participaciones por la explotación de obras del dominio público señaladas por
la Ley Federal de Derechos de Autor.
- Remanentes de precios de ventas de azúcar, mieles incristalizables, alcohol y
cabezas y colas, realizadas por Azúcar, S.A. de C.V.
- Recuperaciones de Capital.
- Emisiones de valores.
a) Internas.
b) Externas.
- Otros financiamientos.
X. Otros Ingresos
- De organismos descentralizados.
- De empresas de participación estatal.
- Financiamiento de organismos descentralizados y empresas de participación
estatal.
Del análisis de esta lista resulta una clasificación básica en la que se divide a los
ingresos en dos grupos: ingresos provenientes del poder impositivo del Estado, que
llamaremos ingresos tributarios, y los que tienen características diferentes y que, por lo
mismo, denominaremos ingresos no tributarios.
I. Impuestos.
II. Aportaciones de Seguridad Social.
III. Contribuciones de Mejoras.
IV. Derechos.
V. Contribuciones Pendientes de Ejercicios Anteriores.
VI. Accesorios de Contribuciones.
A través de este poder el Estado fija las contribuciones que los particulares
deben aportarle, en los términos de la fracción IV del artículo 31 constitucional, con el
fin de cubrir los gastos públicos de la Federación, Estado o Municipio en que residan,
de la manera proporcional y equitativa que dispongan las leyes.
Este criterio sería plenamente válido en una estructura estatal en que la división
de poderes fuera rígida, lo cual, como se ha demostrado, es improcedente. El sistema
constitucional mexicano establece dos excepciones al principio general: cuando se trata
de situaciones de emergencia que pongan en grave peligro la seguridad del país, y
cuando el Ejecutivo sea autorizado por el Legislativo para legislar a fin de regular la
economía del país y el comercio exterior (artículos 49,29 Y 131 constitucionales). En
estos casos, y sólo en ellos, el Ejecutivo podrá ejercer las facultades legislativas,
emitiendo los llamados decretos-ley, por ser formalmente decretas del Ejecutivo y
materialmente normas jurídica, general, impersonal y abstracta.
Así, solo en los dos casos mencionados las contribuciones pueden ser fijadas por
el Ejecutivo, pero sin perder de vista que el principio general ordena que se establezcan
por una ley, formal y materialmente considerada.
Quizá sean estos elementos de las contribuciones los que más controversias han
originado respecto de sus características. La proporcionalidad da la idea de una parte de
algo, de lo cual se deduce que el tributo debe establecerse en proporción a la riqueza de
la persona sobre la que va a incidir.
La equidad, por su parte, deriva de aquella idea de la justicia del caso concreto,
de la aplicación de la ley en igualdad de condiciones, a los que se encuentren en
igualdad de circunstancias.
"El tributo...cumple con los requisitos de proporcionalidad y equidad exigidos por el invocado
artículo 31, fracción IV de la Constitución Política, ya que es equitativo, en cuanto se aplica en
forma general a todos los que se encuentren en la misma situación tributaria.. .es proporcional,
supuesto que se cobra según la capacidad económica de los causantes.....
"La proporcionalidad radica, medularmente, en que los sujetos pasivos deban contribuir a los
gastos públicos en función de su respectiva capacidad económica, debiendo aportar una parte
justa y adecuada de sus ingresos, utilidades o rendimientos.. .EI principio de equidad radica
medularmente en la igualdad ante la misma ley tributaria de todos los sujetos pasivos de un
mismo tributo, los que en tales condiciones deben recibir un tratamiento idéntico en lo
concerniente a hipótesis de causación, acumulación de ingresos gravables, deducciones
permitidas, plazos de pago, etc., debiendo únicamente variar las tarifas tributarias aplicables de
acuerdo con la capacidad económica de cada contribuyente para respetar el principio de
proporcionalidad antes mencionada"
Con base en lo anterior, podemos concluir, con la explicación más simple, que
habrá proporcionalidad y equidad cuando la carga del impuesto esté de acuerdo con la
capacidad contributiva de los sujetos y se aplique a todos aquellos que se encuentren en
el supuesto señalado por la ley.
Finalmente, deben considerarse como ingresos patrimoniales del Estado los que
no obstante que tienen su origen en la actividad realizada de acuerdo a sus funciones de
derecho público, no derivan de su poder tributario como son las multas,
indemnizaciones, reintegros, participaciones, cooperaciones, regalías, etc., enunciados
en el Código Fiscal de la Federación y en la Ley de Ingresos como aprovechamientos.
Así, "El empréstito es un contrato administrativo, o contrato público, que tiene por objeto
obtener un crédito a interés fijo, a largo plazo, que precisa la forma del servicio de intereses o
del reembolso del capital destinado a cubrir un déficit, financiar gastos extraordinarios, atender
una situación crítica o para apoyar el sistema monetario nacional". (Ibíd., Pág. 125.)
En cambio, los de derecho público son aquellos ingresos que el Estado percibe y
obtiene como autoridad, en ejercicio de funciones de derecho público, y que incluso,
puede obtenerlos por vía forzosa.
Iniciativa
Es por esto que el autor citado, considera que el Ejecutivo es el único que está
dotado de "los medios y elementos para poder hacer los cálculos y estimaciones que
forzosamente implica el proyecto de ley", ya que el Congreso de la Unión no tiene la
preparación técnica ni cuenta con los medios para la realización del proyecto de la Ley
de Ingresos.
Discusión y aprobación
En nuestro país no existe precepto alguno que dé una solución precisa a tal
problema, como sucede en las legislaciones extranjeras, sino que ha sido resuelto de
diversas maneras. En Argentina el artículo 13 del Decreto Ley 23.354/56 dispone que:
" ... si al iniciarse el ejercicio no se hubiere aprobado el presupuesto general, regirá el que estuvo
en vigencia en el anterior a los fines de la continuidad de los servicios, por lo que Fonrouge
dice, con toda razón, que la demora no causa perturbación en cuanto a los recursos, además por
el carácter permanente de las disposiciones relativas a ellos.
Otro argumento que apoya este punto de vista es el hecho de que para el cobro
de los créditos derivados de productos no se aplicará el procedimiento administrativo
de ejecución al deudor, según los términos del artículo 145 del Código Fiscal de la
Federación, sino que el Estado deberá ejercer las acciones civiles o mercantiles ante los
tribunales previamente establecidos, como lo haría cualquier particular.
Por otra parte, estamos de acuerdo con Nava Negrete ("Cuestiones
Constitucionales en la Ley de Ingresos de la Federación" en Estudios de Derecho
Público Contemporáneo, Págs. 186, 187 Y 191.) en que:
"El Congreso de la Unión posee facultades para legislar en diversas materias, señaladas
principalmente en el artículo 73 de la Constitución, y entre ellas figura la de hacerlo en materia
de contribuciones. Para esto último no existe texto alguno que fije límites, salvo si se quiere el
de fondo de no crear contribuciones más que las necesarias a cubrir el presupuesto. Pero esta
restricción no es sobre el número de actos legislativos o leyes que ha de emplear para ejercitar
esa facultad. Por lo que no hay señalamiento expreso para que sea sólo una ley a través de la
cual deba ejercerse tal atribución".
"No habiendo limitación expresa a la facultad legislativa, ésta puede ejercerse y llevarse a cabo
a través de una o más leyes sin que la pluralidad vicie o irregularice el ejercicio constitucional
de establecer las contribuciones. Letrísticamente, la Constitución no habla de una ley, y sí por el
contrario usa el plural en la fracción IV del artículo 31: Son obligaciones de los mexicanos:
contribuir para los gastos públicos así de la Federación, como del Estado y Municipio en que
residan, de la manera proporcional y equitativa que dispongan las leyes".
Ejecución
Los servicios de tesorería que prevé esta ley son: recaudación, concentración,
pagos, custodia de fondos y valores de la propiedad o al cuidado del Gobierno Federal,
contabilidad de fondos y valores, los cuales se prestarán directamente por la tesorería y
las distintas unidades administrativas que la integran, así como por conducto de los
órganos auxiliares.
a) Determinación de créditos.
b) Recaudación de créditos.
c) Cobro coactivo.
d) Concentración.
Se aceptan como medios de pago los cheques certificados y los giros postales,
telegráficos y bancarios; también se puede efectuar el pago a través de cheques no
certificados, cuando el deudor cumpla los siguientes requisitos: a) que sea de las
cuentas personales de los contribuyentes; b) que se expida a favor de la Tesorería de la
Federación, a favor de la Tesorería Estatal u órgano equivalente, tratándose de
contribuciones que administren las entidades federativas, a favor del Instituto Mexicano
del Seguro Social, en el caso de las cuotas obrero patronales que le corresponden a
dicho instituto, y c) que el cheque sea librado a cargo de una institución de crédito que
se encuentre dentro de la población donde esté establecida la autoridad recaudadora.
Los créditos fiscales no cubiertos dentro de los plazos señalados por la ley,
hayan sido determinados por los contribuyentes o bien por las autoridades fiscales, dan
derecho al Estado, a través de las autoridades ejecutoras, a iniciar el cobro de los
mismos por vía forzosa, ejerciendo su facultad económico-coactiva.
"Del mismo modo que no es de la competencia judicial apremiar al ciudadano a tomar las armas,
formando su resistencia una cuestión contenciosa, tampoco lo es hacer efectivo el pago del
impuesto, ni aún en el caso que el deudor se oponga a verificarlo para convertirlo así en judicial,
negocio que por su esencia es administrativo".
"El uso de la facultad económico-coactiva por las autoridades, no está en pugna con el artículo
14 constitucional".
.. .. .si a ese Poder le estuviera prohibido obligar al particular aun por la fuerza a que preste los
servicios públicos que le toca, él sería imposible, y estaría de sobra aquél de los tres Poderes a
quien la Constitución encarga que provea en la esfera administrativa a la exacta observancia de
las leyes, puesto que para cada uno de sus actos.. .necesitaría el auxilio de un juez que legitimara
estas violaciones"
Finalmente, la concentración implica que todos los ingresos que dentro o fuera
del territorio nacional se recauden por los organismos auxiliares referidos, deberán
concentrarse invariablemente en la Tesorería de la Federación. Quedan exceptuados de
esta obligación los fondos correspondientes a las aportaciones de seguridad social y
otras a favor de terceros, cuando así lo disponga la ley o lo determine la propia
tesorería.
Una vez concentrados los fondos en la unidad administrativa aludida, ésta los
depositará en el Banco de México, para que los abone a la cuenta general de la
tesorería, con excepción de aquellos ingresos que por acuerdo de autoridad competente
deban mantenerlos en disponibilidad la tesorería o sus auxiliares.
1.4. EL PRESUPUESTO DE EGRESOS
"En México, los criterios de la estructura del Presupuesto de Egresos de la Federación habían
sido hasta 1976 los tradicionalmente empleados por la Hacienda Clásica. La clasificación de los
gastos públicos en el Presupuesto de Egresos hasta ese año, atendían casi exclusivamente a una
adscripción orgánica o administrativa, agrupándolos en función de las dependencias y entidades
de la Administración Centralizada y Paraestatal, que realizaban el gasto público. Esta
clasificación orgánica, facilitaba en gran medida la elaboración del Presupuesto de Egresos,
elaboración que hacía cada dependencia y entidad, en forma de anteproyecto, para su aprobación
final a cargo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, hasta antes de entrar en vigor la
Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, pues a partir de esta ley, la elaboración del
presupuesto quedó a cargo de la Secretaría de Programación y Presupuesto".
"El criterio tradicional empleado en el Presupuesto de Egresos de la Federación hasta 1976, nos
indicaba quién gastaba y cuánto se gastaba, pero con la seria deficiencia de que no suministraba
la suficiente información sobre los objetivos y metas del programa del gasto público del
Ejecutivo Federal, y sobre el coste económico de los programas gubernamentales, y de las
repercusiones económicas que se esperaban producir en la economía nacional". (Faya Viesca,
Jacinto. Finanzas Públicas, Pág. 228.)
Inversión física son las erogaciones que se destinan a los siguientes capítulos:
planta, equipo y construcciones (incluye la adquisición de materiales de construcción),
maquinaria, muebles e inmuebles y otros bienes que se capitalizan. La inversión
financiera se integra por las erogaciones destinadas a la realización de actividades
financieras que el Gobierno Federal efectúa con fines de fomento y regulación
crediticia y monetaria, como la compra de bonos o acciones del mercado de valores.
1.4.1. Principios
Este principio tiene una excepción que está contenida en el artículo 126 de la
Constitución Federal, el cual establece que: "No podrá hacerse pago alguno que no esté
comprendido en el presupuesto o determinado por ley posterior".
El principio de universalidad expone que todos los gastos públicos deben estar
autorizados en el presupuesto de egresos, y tiene su fundamento constitucional en el
artículo 126, citado en el párrafo anterior.
Ríos Elizondo (Ob. cit., Pág. 291) señala que este principio se refiere a la
ejecución del presupuesto y se divide en cualitativa y cuantitativa.
"La primera exige que sean invertidos todos los recursos precisamente en los fines señalados en
el presupuesto. La segunda requiere que los gastos no excedan, en ningún caso, del importe
asignado en el propio documento, pudiendo, por el contrario, ser por menos cantidad, si no se
requiere hacer la erogación, en cuyo caso procede efectuar las transferencias de Partidas que se
estimen convenientes...".
El fundamento constitucional de este principio se encuentra en el artículo 74,
fracción IV, que prohíbe la existencia de partidas secretas fuera de las necesarias.
1.-Descripción de los programas que sean la base del proyecto, en los que se señalen
objetivos, metas y unidades responsables de su ejecución, así como su evolución
estimada por programas.
2-Explicación y comentarios de los principales programas, Y en especial de aquellos
que abarquen dos o más ejercicios fiscales. Estimación de ingresos y proposición de
gastos del ejercicio fiscal para el que se propone, con la indicación de los empleados
que incluye.
3.-Estimación de ingresos y proposición de gastos del ejercicio fiscal para el que se
propone, con la indicación de los empleados que incluye.
4-Ingresos y gastos reales del último ejercicio fiscal.
5.-Estimación de los ingresos y gastos del ejercicio fiscal en curso.
6.-Situación de la deuda pública al fin del último ejercicio fiscal y estimación de la que
se tendrá al término de los ejercicios fiscales en curso e inmediato siguiente.
7.-Situación de la tesorería al fin del último ejercicio fiscal y estimación de la que se
tendrá al término de los ejercicios fiscales en curso e inmediato siguiente.
8.-Comentarios acerca de las condiciones económicas, financieras y hacendarías y las
que se prevén para el futuro.
9.-En general, toda la información que se considere útil para mostrar la proposición en
forma clara y completa.
La finalidad de este principio consiste, como lo señala Fraga (Ob. cit., Pág.
330), en:
.. ...no sólo establecer un orden en la administración de los fondos públicos, sino también dar
base para que el Poder Legislativo pueda controlar eficazmente las erogaciones",
Ya que de darse en forma global las partidas, los órganos del Estado efectuarían
las erogaciones a su libre albedrío y no con base en los programas autorizados y en la
proporción establecida.
1.4.2. Fases
b) sanción o aprobación
"La fracción IV del artículo 74 constitucional sólo hace mención a las palabras 'examinar,
discutir y aprobar...', omitiendo la de modificar, reformar, negar, u otras similares. Por supuesto
que las palabras examinar, discutir y aprobar, no son sinónimos, como tampoco son términos
opuestos o complementarios. Se trata de tres vocablos que expresan significados distintos,
claramente inteligibles y expresamente diferenciados por sus raíces etimológicas y por la
connotación que de ellos da la lengua de la Real Academia Española. Estas tres voces no tienen
nada que ver con modificar, reformar o negar. Sería arbitrario decir que estas tres últimas
acepciones se derivan de las tres primeras mencionadas. La realidad es que esta fracción
constitucional no le da a la Cámara de Diputados ninguna facultad para modificar el
presupuesto, como tampoco para negar su aprobación."
" . .. Concluimos, diciendo, que la Cámara no puede negarse a aprobar el presupuesto, y que
tampoco puede hacerle modificaciones, y esto por el simple razonamiento de que no está
facultada para ello. Lo más que puede hacer es proponer modificaciones para que el propio
Ejecutivo Federal, si lo considera adecuado, las incorpore a su proyecto de presupuesto. Pero
hasta ahí, y no más". (Ob. cit., Pág. 259.).
c) Ejecución
" .. .es la consecuencia de una decisión tomada por una autoridad administrativa de hacer una
operación que acarrea un gasto para el Estado; un pedido material, una subasta de obras
públicas, el nombramiento de un funcionario, son ejemplos de actos que comprometen gastos
públicos". (Ob. cit., Pág. 30 l.)
Así, el compromiso significa el acto por medio del cual el Estado adquiere la
calidad de deudor, relativo a un gasto público.
"Tal es el caso (señala Duverger) de una ley que aumenta los sueldos de los funcionarios..
.Asimismo una ley que apruebe un crédito para la reparación de los daños causados por una
catástrofe nacional (inundaciones, terremotos, etc.)". (Ob. cit., pág. 302.)
En nuestro sistema jurídico las entidades públicas al contraer compromisos
deberán observar lo siguiente:
"Toda orden de pago se hace contra el presupuesto, disminuyendo las cantidades consignadas en
el presupuesto a medida que se van librando los títulos de pago. Por supuesto que todas la
órdenes de pago tendrán que autorizarse en base a los montos autorizados para los programas y
partidas presupuestales consignadas en el presupuesto". (Faya Viesca, ob. cit., Pág. 271.).
El pago constituye un acto jurídico que tiene como finalidad la extinción de una
obligación crediticia a cargo del ente público.
Los pagos que afecten al presupuesto de egresos de las entidades públicas sólo
podrán hacerse efectivos en tanto no prescriba la acción para exigirlos. El término de
prescripción es de un año, tratándose de las remuneraciones del personal civil y militar
de la Federación y del Departamento del Distrito Federal, el cual se comienza a
computar a partir de la fecha en que sean devengados o se tenga derecho a percibirlos.
En el caso de los demás compromisos, dicho término es de dos años, contados a partir
de la fecha en que el acreedor puede legalmente exigir su pago. En ambos casos, el
término prescriptorio se interrumpe por cada gestión de cobro hecha por escrito.
El control presupuestal tiene como finalidad verificar, por parte de los órganos
encargados del mismo, el exacto cumplimiento del ejercicio del gasto público, de los
programas contenidos en el presupuesto y de reprimir, en su caso, las irregularidades en
que incurran los servidores públicos, a los que se les fincarán las responsabilidades
resarcitorias por los daños o perjuicios causados a la Hacienda Pública Federal, o del
Distrito Federal, o al patrimonio de las entidades paraestatales.
Además de este control en cada una de las entidades públicas, la Ley Orgánica
de la Administración Pública Federal, así como la Ley del Presupuesto, Contabilidad y
Gasto Público otorgan a la Secretaría de Programación y Presupuesto la facultad de
controlar el ejercicio del gasto público y de los presupuestos de egresos.
Por el contrario en la contabilidad pública, y dado que los órganos del Estado,
incluyendo sus empresas, no tienen propósito de lucro, la finalidad de la contabilidad
no estriba en conocer las pérdidas o ganancias, sino en comprobar el debido ejercicio
presupuestario previamente aprobado, para determinar las obligaciones y en su caso las
responsabilidades de los servidores públicos encargados del manejo de los ingresos y
egresos públicos, así como permitir la elaboración de la cuenta pública.
La contabilidad pública se integra con las cuentas para registrar los activos, los
pasivos, el capital o patrimonio, los ingresos, costos y gastos, así como las
asignaciones, compromisos y ejercicios correspondientes a los programas y partidas de
su propio presupuesto.
BIBLIOGRAFÍA
"El patrimonio del Estado o dominio del Estado es aquel conjunto de cosas sobre las que el
Estado ejerce un verdadero derecho de propiedad y se divide entre aquellos bienes destinados a
un servicio público. . ., y aquellos que no lo están y pueden ser enajenados". (Principios de
Derecho Administrativo, Pág. 556.)
"El conjunto de bienes materiales que de modo directo o indirecto sirven al Estado para realizar
sus atribuciones constituye el dominio o patrimonio del propio Estado". (Ob. cit., Pág. 3430) Por
su parte, Acosta Romero lo define como: "El conjunto de elementos materiales tanto del
dominio público, como del privado, bienes y derechos, e ingresos, cuya titularidad es del propio
Estado, ya sea en forma directa o indirecta (a través de organismos descentralizados o
sociedades mercantiles de Estado), y que le sirven para el cumplimiento de su actividad y
cometidos". (Teoría General del Derecho Administrativo, Pág. 5670)
Por otra parte, también olvidan que el patrimonio está integrado por un aspecto
positivo o activo y otro negativo o pasivo. El primero está constituido por los bienes y
derechos, y el segundo por las cargas y obligaciones.
Así, el patrimonio del Estado está integrado con los siguientes elementos:
a) Los bienes inmuebles de los cuales es titular ya sea directa, por conducto de la
Federación, o indirectamente, a través de los estados de la Federación, municipios,
organismos descentralizados y las empresas de participación estatal mayoritaria,
incluyendo las partes integrantes del territorio nacional.
b) Los bienes muebles de los que es titular, en las mismas condiciones apuntadas en el
inciso anterior.
c) Los derechos que le reportan la titularidad de los bienes antes señalados.
d) Los ingresos que el Estado tiene derecho a percibir por vías de derecho público y
privado.
e) El conjunto de bienes de carácter inmaterial o incorpóreo y los derechos que éstos le
reportan.
2. El patrimonio pasivo o negativo, integrado por el conjunto de obligaciones de
carácter pecuniario, y que está representado por la deuda pública federal, estatal y
municipal.
· La propiedad originaria.
· El dominio directo.
· Los bienes del dominio público de la Federación.
· Los bienes de dominio privado de la Federación.
"La propiedad de las tierras yaguas comprendidas dentro de los límites del territorio nacional,
corresponde originariamente a la Nación. . ."
". . . todas las islas y tierras firmes, halladas y que se hallaren descubiertas y que se descubrieren
hacia el Occidente y Mediodía, fabricando y componiendo una línea del Polo Ártico, que es el
Septentrión, al Polo Antártico, que es el Mediodía; ora se hayan hallando islas y tierras, ora se
hayan de hallar hacia la India o hacia cualquiera parte, la cual línea dista de cada una de las islas
que vulgarmente dicen de las Azores y Cabo Verde, cien leguas hacia el Occidente y Mediodía y
de cuyas tierras no hubiere tomado posesión ningún otro Rey o Príncipe Cristiano hasta el día de
Navidad del año de 1492". (Serra Rojas, ob. cit., Pág. 223.)
La propiedad originaria que la nación tiene sobre las tierras del territorio
nacional, se rige por la Ley sobre Terrenos Baldíos, Nacionales y Demasías, publicada
en el Diario Oficial de la Federación del 7 de febrero de 1951, la cual clasifica a los
terrenos nacionales en baldíos, nacionales y demasías.
"Son baldíos los terrenos de la nación que no han salido de su dominio por título legalmente
expedido, y que no han sido deslindados ni medidos".
"Son nacionales los terrenos baldíos y medidos, los provenientes de demasías cuyos poseedores
no los adquieran, y los que recobre la nación por virtud de nulidad de los títulos que respecto de
ellos se hubieren otorgado".
"Son demasías los terrenos poseídos por particulares con título primordial y en extensión mayor
de la que éste determine, encontrándose el exceso dentro de los linderos marcados por el título
y, por lo mismo, confundido en su totalidad con la superficie titulada".
Gabino Fraga resume en cuatro las tesis que se han elaborado para determinar el
significado del dominio directo:
"En primer lugar, se dice que el dominio directo es un dominio eminente. En segundo lugar, se
considera el dominio directo como un dominio semejante al que conserva el dueño en la
enfiteusis. En tercer lugar, se considera este dominio como una facultad especial del soberano,
que en la legislación española se denominaba dominio radical, y, por último, existe otra tesis
que considera el dominio directo como un verdadero derecho de propiedad en favor de la
Nación". (Ob. cit., Págs. 361 Y 362.)
Respecto a la teoría del dominio radical, también resulta objetable dado que
parte de la corriente originada por la antigua legislación española sobre minería, pero
los partidarios de esta teoría pasan por alto que en ellas se concedía íntegramente la
propiedad de las tierras con la condición de entregar una parte de los productos
obtenidos por la explotación; sin embargo, tratándose de bienes sujetos al régimen de
concesiones del dominio directo, por disposición de la ley no puede otorgarse la
propiedad de las mismas, ya que las concesiones sobre tales bienes no crean derechos
reales.
Por último, el maestro Fraga considera más aceptable la teoría que señala al
dominio directo como un verdadero derecho de propiedad, pues tratándose de las
sustancias minerales, a partir de la legislación colonial, el monarca español
". . . no admitía que quedara en manos de particulares, sino que, además del dominio eminente
que se reservaba, las incorporaba realmente a su patrimonio, de tal manera que sobre ellas la
Corona tuvo una propiedad que puede definirse como una propiedad completa, que es la forma
como está consagrada en .la Constitución".
Para reforzar este criterio es conveniente analizar los párrafos cuarto y quinto
del artículo 27 constitucional.
En la redacción de la norma constitucional, parecería que el constituyente
pretendió distinguir los bienes de dominio directo y los bienes de propiedad de la
nación. Sin embargo, las expresiones de dominio directo, usada en el párrafo cuarto, y
la de "bienes propiedad de la Nación", del párrafo quinto, se refieren a un solo régimen
jurídico al que se le ha denominado propiedad pública del Estado.
"La fracción X (del proyecto) contuvo otro de los principios más trascendentales para el futuro
de la patria, al establecer como bases constitucionales el derecho de propiedad absoluta de la
Nación sobre todos los minerales y sustancias que ocultara el subsuelo. . ."
Finalmente, resulta conveniente señalar que todos los bienes propiedad del
Estado se encuentran sometidos a la jurisdicción federal, y que el régimen de tal
propiedad no es de derecho privado, que deba regirse por normas de derecho civil, sino
de derecho público.
2.3.2.- CLASIFICACION
Aun cuando pareciera que el derecho que ejerce un Estado sobre sus recursos
naturales no admite discusión alguna, no es del todo exacto, ya que ese derecho ha sido
cuestionado. Tan es así que ha sido necesario reconocer dicho poder a través de dos
conceptos fundamentales del Derecho Internacional: la igualdad soberana y el derecho
de los pueblos para disponer de sus recursos.
"es una rés communis omnium " que todos los hombres pueden usar libremente y que no puede
ser objeto de propiedad. El espacio, por el contrario, tiene una naturaleza distinta y no es
repugnante el concepto de propiedad y soberanía. Quiero decir, en consecuencia,. . . que el
espacio aéreo puede ser limitado, es fijo y constante y es susceptible de apropiación. La doctrina
enseña que el aire pertenece a todos los hombres, en calidad de res communis, al solo y único
'efecto de que se aspire y así satisfaga una necesidad vital impostergable. Para todos los demás
efectos, el aire no constituye una res communis y sigue la condición jurídica del espacio aéreo,. .
." (Diez, Manuel Ma., Manual de Derecho Administrativo, tomo II, Pág. 405.).
"Los Estados contratantes reconocen que cada Estado tiene la soberanía completa y exclusiva sobre el espacio
atmosférico de su territorio".
Por otra parte, el tratado adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas
en la resolución 2222 del 19 de diciembre de 1966, cuyo nombre es "Tratado sobre los
Principios que deben regir las actividades de los Estados en la exploración y utilización
del espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes”, establece que ni el
espacio ni los cuerpos celestes podrán ser objeto de apropiación por lo Estados, según
su artículo 11 que expresa:
"El espacio ultraterrestre incluso la Luna y otros cuerpos celestes, no podrán ser objeto de
apropiación nacional por reivindicación de soberanía, uso u ocupación ni de ninguna otra manera."
e) Aguas nacionales
"El mar territorial es una zona situada entre las costas y las aguas internas del Estado costanero,
por una parte, y la alta mar, por otro". (Sorensen, Max. Manual de Derecho Internacional
Público, Pág. 335.)
El límite interior de estas aguas coincide con la línea de baja mar (que es la línea
de mayor flujo y reflujo donde llegan las aguas marinas en un momento dado a las
costas continentales o insulares) a lo largo de la costa. El límite exterior de las aguas
marinas interiores coincide idénticamente con las líneas de base a 'partir de las cuales se
mide el mar territorial.
Como se indicó, el derecho que ejerce el Estado mexicano sobre los recursos
naturales y las aguas es inalienable e imprescriptible, sin que dichas características
consideren la imposibilidad de su uso, aprovechamiento y explotación.
". . .el uso o el aprovechamiento de los recursos de que se trata (recursos naturales y aguas) por
los particulares o por sociedades constituidas conforme a las leyes mexicanas, no podrá
realizarse sino mediante concesiones otorgadas por el Ejecutivo Federal, de acuerdo con las
reglas y condiciones que establezcan las leyes."
"La asignación es una figura jurídica que ha surgido en la experiencia administrativa mexicana,
cuya finalidad fundamental es diferenciar el régimen jurídico de la explotación de los bienes del
Estado, que se aplica a los particulares, de aquel que rige los organismos del sector público,
gobiernos estatales y municipales. Existe fundamentalmente en dos materias, la minera y la de
aguas". (Acosta Romero, Miguel, ob. cit., Pág. 448.).
Las asignaciones están sometidas a las mismas reglas de las concesiones mineras en
todo lo que no se oponga a su propia naturaleza.
Respecto de la asignación minera, Rafael Herrera (citado por Acosta Romero, ob.
cit., Pág. 449) la define como
". . .un acto administrativo mediante el cual el Estado otorga a las entidades públicas mineras el
derecho de explotar las substancias minerales contenidas en la zona motivo de la asignación, así
como los derechos conexos necesarios para poder efectuar dichos trabajos de explotación".
Las especiales para la explotación de reservas nacionales, que son las relativas a
ciertas sustancias y zonas que el Ejecutivo Federal, mediante acuerdo de la Secretaría
de Energía, Minas e Industria Paraestatal, decreta como reservas minerales nacionales.
b) Por sustancias que sólo podrán ser explotadas por el Estado por conducto de la
Comisión de Fomento Minero y empresas de participación estatal mayoritaria,
mediante asignación, entre las que se encuentran los yacimientos de azufre, fósforo y
potasio.
c) Por sustancias que sólo podrán ser explotadas por la Comisión de Fomento Minero y
empresas de participación estatal mayoritaria, mediante asignaciones, o por
particulares, mediante el otorgamiento de concesiones especiales. Entre estas sustancias
se encuentran los yacimientos de hierro y carbón.
Las concesiones o derechos que de ellas deriven sólo podrán transmitirse previa
autorización de la Secretaría de Energía, Minas e Industria Paraestatal, únicamente a
personas que reúnan los requisitos para obtener concesiones, es decir, sólo a los
nacionales mexicanos, y cuando no se cumpla esta obligación la transmisión no
producirá ningún efecto legal.
5. Por dotación, restitución o accesión a los ejidos o comunidades agrarias, por lo que
respecta a aguas libres, entendiéndose por éstas: a) los excedentes del volumen total
usados con los aprovechamientos existentes; b) los volúmenes correspondientes a
concesiones extinguidas, revocadas o caducas y las que resultan de reposiciones no
autorizadas; y e) los excedentes sobre los volúmenes originados que acuerda la
secretaría.
1. Usos domésticos.
11. Servicios públicos urbanos.
III. Abrevaderos de ganado.
IV. Riego de terrenos:
a) Ejidales y comunales.
b) De propiedad privada.
V. Industrias:
a) Generación de energía eléctrica para servicios públicos.
b) Otras industrias.
VI. Acuacultura.
VII. Generación de energía eléctrica para servicio privado.
VIII. Lavado y entarquinamiento de terrenos.
IX. Otros
El Ejecutivo Federal podrá alterar este orden cuando lo exija el interés público,
salvo el de los usos domésticos, que siempre tendrá preferencia.
"Ciertas cosas corporales manifiestan, por su misma configuración exterior, un destino especial
de servir a la comunidad, al interés público. Citaremos las vías públicas, los ríos, las
fortificaciones. Se les llama cosas públicas. Su destino no permite que estén en poder de un
particular que dispondría de ellas según sus intereses personales; por lo tanto, quedan sustraídas
al comercio ordinario del derecho privado. Por otra parte, ese destino como objetos de interés
público las coloca en una dependencia especial del poder público, del Estado. Esta dependencia
puede encontrar su expresión en la forma de la propiedad pública o del dominio público del cual
vamos a hablar. . ." (Mayer, Otto, Derecho Administrativo Alemán, tomo III, Pág. 91.)
2.4.1. Significado
Con la misma idea, Capitant señala que el dominio del Estado es el:
Marienhoff señala que la locución "dominio 'público" fue utilizada por vez
primera por Pardessus en 1806, para designar la categoría de bienes del Estado no
pertenecientes al dominio privado del mismo. El citado autor argentino también
menciona que a dicha frase se le han asignado otras expresiones equivalentes como
son: "bienes dominicales", "bienes dominiales", "bienes o cosas públicas", y que para
referimos al dominio público bastaría:
". . .con hablar de 'dominicalidad' o de 'dominialidad', sin que sea necesario agregarles a estas
palabras el adjetivo 'público', ya que el hacerlo implicaría una redundancia o pleonasmo, porque
al hablar de 'dominicalidad' o de 'dominialidad', técnicamente nadie puede pretender que ello se
refiera al dominio privado del Estado". (Tratado del Dominio Público, Págs. 31 y 32.)
Para determinar la naturaleza del poder que el Estado ejerce sobre los bienes
dominicales, la doctrina ha elaborado diferentes teorías, las cuales podemos agrupar en
la siguiente forma:
"En la propiedad pública, las relaciones que se producen con motivo del derecho de propiedad
presentan características distintas; el ejercicio del señorío del titular sobre la cosa no es libre,
sino que se concreta a un serie de funciones administrativas". (Diez, Manuel Ma. , Dominio
Público, Pág. 302.)
El dominio natural se integra con aquellos bienes que son tomados en el estado
en que la naturaleza los presenta (mar, suelo, playas, aguas, espacio aéreo, etc.).
El dominio artificial, por su parte, se constituye con los bienes cuya creación o
existencia depende de un hecho humano (monumentos arqueológicos, artísticos o
históricos, edificios destinados a oficinas públicas, expedientes de las oficinas públicas,
etc.).
Esta distinción resulta importante, pues a través de ella podemos determinar las
autoridades competentes para afectar un bien al dominio público.
". . .desincorporar del dominio público, en los casos en que la ley lo permita y asimismo
mediante decreto, un bien que haya dejado de ser útil para fines del servicio público".
2.4.4. Elementos
El dominio público está integrado con cuatro elementos esenciales, los cuales
deben reunirse simultáneamente, ya que si falta alguno de ellos el bien respectivo no
tendrá la característica de dominicalidad; tales elementos son: el subjetivo, el objetivo,
el teleológico y el normativo o legal.
El elemento subjetivo se forma con el sujeto o titular de los bienes que integran
el dominio público, y que en nuestro país es el Estado, ya que en los términos del
artículo 27 constitucional y 2 o de la Ley General de Bienes Nacionales, los bienes
dominicales forman parte de su patrimonio.
Como fue expuesto con anterioridad, en nuestro sistema jurídico el fin que
tienen los bienes integrantes de la dominicalidad es su destino al uso común, a un
servicio público o a alguna de las actividades que se equiparan a los servicios públicos,
o de hecho se utilicen para esos fines.
2.4.5. Clasificación
La ley en cuestión agrupa los bienes de uso común en: dominicalidad aérea,
dominicalidad marítima y dominicalidad terrestre (artículo 29).
Dominicalidad aérea
Dominicalidad marítima
Esta categoría agrupa: a) el mar territorial hasta una distancia de doce millas
marinas (22,224 metros); b) las aguas marítimas interiores; c) las playas marítimas; d)
la zona marítima terrestre (faja de veinte metros de ancho de tierra firme, transitable,
que corre paralela a los litorales del mar o a las riberas de cualquier depósito que se
forma con aguas marítimas, o de los ríos, desde la desembocadura de éstos en el mar
hasta el puerto río arriba, donde llegue el mayor fluido anual); e) los cauces de las
corrientes y los vasos de los lagos, lagunas y esteros de propiedad nacional; f) las
riberas y zonas federales de las corrientes; g) los puertos, bahías, radas y ensenadas; h)
los diques, muelles, escolleras, malecones y demás obras de los puertos, cuando sean de
uso público.
Dominicalidad terrestre
Los bienes que forman esta categoría son: a) los caminos, carreteras y puertos
que constituyen vías generales de comunicación, con sus servicios auxiliares y demás
partes integrantes, establecidos en la ley federal de la materia; b) las plazas, paseos,
parques públicos cuya construcción o conservación esté a cargo del gobierno federal; e)
los monumentos artísticos e históricos y las construcciones edificadas por el gobierno
federal en lugares públicos para ornato o comodidad de quienes los visitan, y d) los
monumentos arqueológicos inmuebles.
Los bienes dominicales pueden ser objeto de usos indirectos y directos por parte
de la colectividad.
1. Los inmuebles utilizados por los poderes Legislativo y Judicial de la Federación, así
como por el Poder Ejecutivo y sus dependencias.
II. Los inmuebles destinados al servicio de los poderes Legislativo y Judicial.
III. Los inmuebles destinados a las dependencias y entidades de la Administración
Pública Federal.
IV. Los predios rústicos directamente utilizados en los servicios de la Federación.
V. Los inmuebles de propiedad federal destinados al servicio de los gobiernos de los
estados y municipios.
VI. Los inmuebles que formen parte del patrimonio de los organismos descentralizados
de carácter federal, siempre que se destinen a infraestructura, reservas, unidades
industriales, o estén directamente asignados o afectos a la exploración, explotación,
transformación, distribución o que se utilicen en las actividades específicas que tengan
encomendadas conforme a sus respectivos objetos, relacionados con la explotación de
recursos naturales y la prestación de servicios.
Por lo tanto, no caen en esta clasificación los inmuebles que estos organismos
utilicen para oficinas administrativas, o en general para propósitos distintos a los de su
objeto.
Los órganos del Estado utilizarán los bienes considerados de servicio público
por medio de una figura que se conoce en nuestro sistema jurídico como destino, la cual
consiste en el acto administrativo por el que un órgano administrativo competente
otorga un derecho a favor de otro órgano del Estado para el uso, aprovechamiento o
explotación de tales bienes.
"Todos los habitantes de la República pueden usar de los bienes de uso común, sin más
restricciones que las establecidas por las leyes y reglamentos administrativos" .
"Para aprovechamientos especiales sobre los bienes de uso común, se requiere concesión o
permiso otorgados con las condiciones y requisitos que establezcan las leyes".
"Son los que pueden realizar todos los hombres por su sola condición de tales, sin más requisitos
que la observancia de las disposiciones reglamentarias de carácter general dictadas por la
autoridad". (Ob. cit., Pág. 295.)
a) Concesión de uso
a) Dejar de cumplir con el fin para el que fue otorgada la concesión, o dar al bien objeto
de la misma un uso distinto al autorizado.
b) Dejar de cumplir con las condiciones a que se sujetó el otorgamiento de la concesión
o infringir lo dispuesto en las normas que la regulan.
c) Dejar de pagar en forma oportuna los productos que se hayan fijado en la concesión.
d) Realizar obras no autorizadas.
e) Dañar ecosistemas como consecuencia del uso, aprovechamiento o explotación.
f) Las demás previstas en la ley, en sus reglamentos o en las propias concesiones.
Conviene precisar que la revocación a que alude la ley tiene naturaleza jurídica
de sanción, pues no es la revocación que en la doctrina y en la legislación extranjera se
conoce como "revocación administrativa", que es definida como el acto unilateral de un
órgano administrativo, por razones de ilegitimidad, o de mérito, conveniencia u
oportunidad.
6. Caducidad. No obstante que la ley señala la caducidad como una forma de extinción
de la concesión, no precisa los supuestos en que procede, por lo que deberá estarse a lo
que la doctrina considera en relación a esta figura, que es definida como un medio de
extinción de facultades o derechos por la falta de cumplimiento durante un tiempo
determinado de obligaciones establecidas en la ley o en el acto administrativo a cargo
de su destinatario. (Delgadillo, Luis Humberto, Elementos de Derecho Administrativo,
Pág. 188.)
b) Permiso de uso
11. No obstante que para esta figura se emplean los términos permiso o autorización,
no debe confundirse con los de policía, puesto que no consiste en el acto administrativo
que remueve un obstáculo para el ejercicio de un derecho preexistente, ya que
constituyen actos unilaterales de tolerancia de la Administración Pública, para uso
especial de bienes dominicales, al que el particular no puede alegar derecho alguno.
III. Derivada de la característica anterior, tenemos que el uso especial es precario, dado
que puede ser revocado por causas de interés público, en cualquier momento y sin
necesidad de indemnización. Esto tiene su razón de ser en virtud de que el usuario
carece de derecho subjetivo, en tanto que sólo posee un interés legítimo.
IV. El otorgamiento de dichas autorizaciones está sujeto al pago de una
contraprestación (derechos o cuotas), en favor del otorgante y a cargo del permisionario
2.4.8. Utilización directa por la administración pública
Los bienes del dominio privado pertenecen al Estado bajo el mismo título y en
las mismas condiciones que los pertenecientes a los particulares. Estos bienes se
integran con aquellos que no han sido destinados al uso común, al servicio público, o a
un propósito de interés general.
2.5.1. Clasificación
De lo anterior se aprecia que los bienes afectados a este régimen son inmuebles
y muebles a los cuales la ley les da diferentes tratamientos.
En los actos jurídicos, relacionados con los bienes de referencia, que requieran
de la intervención del notario público, se celebrará ante los del Patrimonio Inmueble
Federal, que los nombrará la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología, entre los
autorizados para ejercer el notariado.
Los notarios del Patrimonio Inmueble Federal, para los distintos actos jurídicos
en esta materia, llevarán protocolo especial, así como sus respectivos apéndices e
índices de instrumentos y demás requisitos que la ley exija para la validez de las actas
notariales. Tales protocolos serán autorizados por las autoridades competentes y por la
secretaría de referencia, que podrá efectuar revisiones o solicitar información periódica
sobre los mismos.
Toda enajenación onerosa de inmuebles debe ser de contado, excepto las que se
efectúen en beneficio de grupos o personas de escasos recursos y que tengan como
finalidad resolver necesidades de vivienda de interés social, o las que se destinen para la
realización de actividades sociales y culturales. En estos casos, los adquirentes
disfrutarán de un plazo de 20 años para pagar el precio del inmueble, siempre y cuando
se anticipe por lo menos el 10% de dicha cantidad.
También pueden ser enajenados por las dependencias del Gobierno Federal los
bienes muebles que figuren en sus respectivos inventarios, y que ya no sean adecuados
para el servicio o resulte inconveniente seguir utilizándolos.
En ningún caso los bienes muebles podrán ser enajenados a servidores públicos
que en cualquier forma intervengan en los actos relativos a la misma, ni a su cónyuge o
parientes consanguíneos, o por afinidad hasta el cuarto grado o civiles, o de terceros con
los que dichos servidores tengan vínculos privados o de negocios. De no cumplirse tal
prohibición, las enajenaciones que se realicen serán nulas de pleno derecho y causa de
responsabilidad.
Dado el carácter alienable de estos bienes, podrán ser objeto de toda clase de
contratos que regula el derecho común, con excepción de la donación y del comodato
que no sea en favor de los gobiernos de los estados o municipios para ser utilizados en
los servicios públicos locales, con fines educativos o de asistencia social, o bien de
asociaciones o instituciones privadas que no persiguen fines de lucro y que realicen
actividades de interés social
BIBLIOGRAFÍA
Acosta Romero, Miguel. Teoría General del Derecho Administrativo. Editorial Porrúa,
S.A., México, 1983.
Bielsa, Rafael. Principios de Derecho Administrativo. Ediciones De palma, Buenos
Aires, 1966.
Diez, Manuel María. Manual de Derecho Administrativo. Tomo II, Editorial Plus Ultra,
Buenos Aires, 1981. Fraga, Gabino. Derecho Administrativo. Editorial Porrúa, S.A.,
México, 1980.
Marienhoff, Miguel S. Tratado del Dominio Público. Tipográfica Editora Argentina,
Buenos Aires, 1960.
Mayer, Otto. Derecho Administrativo Alemán. Tomo IV, Editorial De palma, Buenos
Aires, 1951.
Serra Rojas, Andrés, Derecho Administrativo. Segundo tomo, Editorial Porrúa, S.A.,
México, 1984.
3
El régimen administrativo de la propiedad
privado
3.1 Noción.
3.2 La adquisición de la soberanía territorial.
3.3 Los esquilmos.
3.4 Expropiación por causa de utilidad pública.
3.4.1. Teorías que fundamentan la expropiación.
3.4.2. Elementos de la expropiación.
3.5 La reversión.
3.6 La confiscación.
3.7 El decomiso.
3.8 La requisa.
3.8.1. Requisa administrativa.
3.8.2. Requisa militar.
3.9 La nacionalización.
3.10 Las modalidades a la propiedad.
3.10.1. Restricciones administrativas.
3.10.2. Servidumbres administrativas.
Objetivos específicos
3.1. NOCIÓN
A los anteriores, Acosta Romero (Ob. cit., Pág. 590) agrega el relativo a la
adquisición de soberanía territorial y los esquilmos.
"El Estado, en uso de su soberanía legislativa y en concordancia con los principios de Derecho
Internacional Público, puede reclamar para sí determinados elementos territoriales, a través del
ejercicio de su soberanía legislativa, al dictar leyes que incorporen a su territorio elementos que
antes no formaban parte de él, o bien, ampliar su soberanía sobre los ya existentes".
Para Acosta Romero (Ob. cit., Pág. 600) los esquilmos son la:
". . . apropiación de ciertos bienes que se consideran desperdicios. En efecto, hay casos en que la
basura puede industrializarse mediante la relación de determinados artículos que todavía pueden
transformarse y rendir utilidad, como son el desperdicio de metales, de papeles o la
transformación de los desperdicios orgánicos en abonos".
"Las expropiaciones sólo podrán hacerse por causa de utilidad pública y mediante
indemnización".
Esta institución de derecho público surge por la imperiosa necesidad que tiene el
Estado de satisfacer las necesidades públicas, sacrificando, inclusive, la propiedad
privada.
A nivel doctrinal, las teorías más importantes que han pretendido fundamentar
el derecho del Estado a la expropiación son dos: a) la del dominio eminente, según la
cual el Estado conserva el poder para disponer de tales propiedades cuando el interés
público lo requiera, en virtud de que a la nación le corresponde la propiedad originaria
de las tierras y aguas ubicadas dentro del territorio nacional, y sólo por una concesión
suya se constituye la propiedad privada, y b) la de los fines del Estado, que sostiene que
la expropiación se justifica por las necesidades que el Estado tiene para cumplir sus
fines, entre los que tiene primordial importancia el bien común.
a) Sujetos
Podrán ser objeto de expropiación todos los bienes susceptibles del derecho de
propiedad, sean muebles o inmuebles, o derechos como son los de autor y los de
patentes de invención. De éstos se excluye el dinero, ya que como apunta Acosta
Romero (Ob. cit., Pág. 595): "Sería ilógico expropiar dinero para indemnizar con
dinero. . .", así como los bienes de dominio público, en virtud de que ya están afectos
directa o indirectamente a la utilidad pública y, por lo tanto, la expropiación no tendría
razón de ser, por inútil.
". . . la utilidad es la cualidad que atribuimos a las cosas para satisfacer nuestras necesidades",
Para que haya utilidad pública se precisa de una necesidad que requiere ser
satisfecha, un objeto capaz de satisfacer y un posible destino concreto del objeto a la
satisfacción de la necesidad.
". . . que el legislador no puede considerar como causa de utilidad pública la satisfacción de una
necesidad cuando el Estado no tiene conferida la atribución correspondiente para atenderla".
(Fraga, Gabino, ob. cit., Pág. 383.)
d) El procedimiento expropiatorio
"Sin embargo, la propia Corte ha reconocido que cuando la ley respectiva ordene que dentro del
procedimiento se dé oportunidad al afectado para que presente sus defensas, hay obligación de
seguir ese procedimiento". (Fraga, Gabino, ob. cit., Pág. 385.)
". . . el acto de autoridad por el cual se hace pasar la propiedad, del expropiado a la persona en
cuyo favor se haga la expropiación".
"El exceso de valor o el demérito que haya tenido la propiedad particular por las mejoras o
deterioro ocurridos con posterioridad a la fecha de la asignación del valor fiscal, será lo único
que deberá quedar sujeto a juicio pericial y resolución judicial" .
Este último criterio es el que adopta nuestra legislación, mismo que también ha
retornado el Poder Judicial en algunas tesis jurisprudenciales, entre las cuales está la
emitida por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación al resolver el amparo
en revisión 5220/80, incluido en el informe de 1980, Primera Parte, Pág. 350, que
establece:
e) La indemnización
Sin embargo, tratándose de la expropiación por causa de utilidad pública no sucede así,
ya que el daño sufrido por el particular no es producto de la actividad ilegal de la
Administración Pública, y por tal motivo
Por esta razón, la indemnización, por regla general, se cubrirá en dinero. Sin
embargo, en nuestro sistema jurídico se reconocen otras formas de pago, como en
materia de expropiaciones agrarias, que conforme a la fracción XVII, inciso a), del
artículo 27 constitucional se prevé que pueda ser a través de bonos de la deuda agraria
local. Asimismo, el artículo 14 de la Ley General de Bienes Nacionales señala otra
forma de pago, ya que establece que la indemnización podrá efectuarse mediante la
entrega de bienes similares a los expropiados, y donar al afectado la diferencia de más
que pudiera resultar de los valores, siempre que se trate de personas que perciban
ingresos no mayores a cuatro veces el salario mínimo general de la zona económica en
la que se localice el inmueble expropiado, siempre que éste se estuviera utilizando
como habitación o para alojar un pequeño comercio, un taller o una industria familiar
propiedad del afectado. Tales supuestos también procederán en los casos de campesinos
de escasos recursos económicos, cuando se les entreguen terrenos de riego en
sustitución de los que les hayan sido afectados como consecuencia de la ejecución de
obras hidráulicas o de reacomodo o relocalización de tierras en zonas de riego.
Dos han sido las opiniones que al respecto se han manifestado. La primera
considera que la indemnización debe ser previa a la privación del bien expropiado, tal y
como lo establecía la Constitución de 1857, en virtud de que aun cuando se ha
sustituido la palabra previa por mediante, el sistema no ha variado.
Según Gabino Fraga (Ob. cit., Pág. 387) esta tesis tiene como apoyo las siguientes
razones:
"a) No existiendo ninguna disposición expresa en el texto constitucional, no hay motivo para
considerar que la indemnización pueda ser a posteriori”.
"b) Como la expropiación es una venta forzada que se impone a un particular, y como la venta
supone a falta de cláusulas expresas la simultaneidad en el cumplimiento de las obligaciones del
vendedor y del comprador, el propietario no puede ser desposeído mientras el comprador, que es
el Estado, no cumpla con la obligación que tiene de pagar el precio".
"c) La palabra 'mediante' usada por el texto constitucional, de ninguna manera significa que la
indemnización pueda ser a posteriori, pues dicho término es empleado en otros artículos de la
misma Constitución en el sentido de significar un acto previo para la realización de otro. Así,
por ejemplo, cuando el artículo 14 de la Constitución dispone que nadie puede ser privado de la
vida, de la libertad o de sus posesiones o derechos, sino mediante juicio, está significando
claramente con el término 'mediante' la necesidad de que el juicio sea previo a la privación que
en el propio precepto prevé".
"La tesis contraria sostiene que no puede pensarse que la Constitución exija la indemnización
previa, aunque se trate de una venta forzada de bienes y aunque haya otros textos
constitucionales en que tenga un significado diferente la palabra 'mediante', porque el cambio
que al emplear esta palabra hizo el término usado por la Constitución de 1857, revela claramente
que hubo un propósito de variar el requisito que dicha Constitución establecía, no siendo por lo
mismo necesario que la indemnización sea previa". (Fraga, Gabino, ob. cit., Pág. 388.)
"La manera, sin embargo, de evitar que la sociedad abuse del derecho de expropiación, es
obligarla a la indemnización y, desde este punto de vista, la palabra mediante indica que la
indemnización debe ser forzosa; pero como no hay razón ya para que sea previa, puede hacerse
desde el momento de dictarse la resolución respectiva, hasta que el propietario pierda el último
recurso que las leyes le conceden para revocar dicha resolución o para cobrar la indemnización
misma. La acepción en este caso de la palabra mediante, es la de que la indemnización debe
mediar entre los dos citados puntos extremos. Ahora bien, la equidad impone que esos dos
puntos se acerquen todo lo más que sea posible, coordinando las posibilidades de pago por parte
de la sociedad, con el deber moral que ésta tiene de no causar al propietario innecesarios
perjuicios".
3.5. LA REVERSIÓN
3.6. LA CONFISCACIÓN
En virtud de que esta pena tiene carácter trascendente, ya que afecta a personas
distintas del sujeto que cometió el acto ilegal, como son sus familiares, ha sido criticada
y abolida en casi todos los sistemas jurídicos, siendo España la primera en derogarla en
su Constitución de 1827.
3.7. EL DECOMISO
"El comiso no significa la pérdida total del patrimonio y la privación coactiva de una parte de
los bienes de una persona por razón de utilidad pública (como sucede en la confiscación y en la
expropiación, respectivamente). El comiso no tiene por finalidad afectar la cosa comisada a usos
públicos. La cosa continúa siendo privada en manos de la administración, salvo en los supuestos
especiales en que el legislador la afecta al dominio público. En general, las cosas caídas en
comiso por razones de seguridad, moralidad o salubridad que sean peligrosas, pueden ser
destruidas. Se podría decir, en consecuencia, que el comiso es la pérdida definitiva de una cosa
mueble sin indemnización por razones de seguridad, moralidad o salubridad". (Diez, Manuel,
Ma., tomo 11, ob. cit., Pág. 303.)
3.8. LA REQUISA
"La requisa tiene sólo como presupuesto una necesidad, una urgencia que debe resolverse. Se
trata de hacer frente a las necesidades de naturaleza extraordinaria o, cuando menos, fuera de lo
normal, necesidades que no pueden preverse sino cuando nacen y no antes. Estas necesidades
exigen una satisfacción inmediata. Son necesidades inicialmente transitorias, por cuanto están
destinadas a desaparecer con la cesación de las circunstancias de tiempo y lugar que les dieron
origen. Se tratará, entonces, de una actividad extraordinaria de la administración, la que se
realiza cuando esas necesidades se manifiestan con la intensidad necesaria". (Diez, Manuel Ma.,
tomo 11, ob. cit., Pág. 299.)
Por otro lado, la expropiación recae, por regla general, en bienes fungibles. En
la requisa de bienes inmuebles o muebles fungibles sólo es de uso, en la expropiación,
por el contrario, es de propiedad. Por último, cabe mencionar que la requisa podrá
hacerse por la prestación de servicios o actividades, lo cual no será posible tratándose
de la expropiación.
"Nadie podrá ser obligado a prestar trabajos personales sin la justa retribución y sin su pleno
consentimiento, . . ."
Conforme a este precepto, los únicos servicios que los particulares están
obligados a prestar son el de armas, los de jurados, los cargos consejiles, los de elección
popular, los de funciones electorales y censales, los servicios profesionales de índole
social, así como el trabajo impuesto como pena por la autoridad judicial.
". . . la privación del uso y goce transitorio de un bien o cosa determinados, mueble o inmueble. .
. dispuesta a favor de otro sujeto de derecho, que puede ser un particular o la misma
administración, por razones de utilidad pública y por un tiempo limitado". (Diez, Manuel Ma.,
tomo n, ob. cit., Pág. 267.)
Ahora bien, aun cuando en la doctrina existen diversos tratadistas que niegan
que la ocupación temporal sea una forma de requisa, ya que sostienen que aquélla
constituye una verdadera servidumbre porque supone la existencia de un derecho real
de disposición sobre un bien privado o ajeno, existen otros que no la niegan.
"Pero se trata de una tesis que no resulta convincente. Para explicar el poder de disposición que
el Estado ejercita sobre un bien privado no es en absoluto necesario recurrir al artificio de
entender que previamente se haya constituido un derecho real sobre ese bien. Por otra parte, la
servidumbre administrativa responde a una idea de permanencia en cuanto a la necesidad de la
utilización de un bien determinado. . . que no se da en el caso de las ocupaciones temporales,
donde la finca sujeta no aparece hasta que la necesidad administrativa ha surgido".
La requisa militar es aquella que llevan a cabo las autoridades militares, y que
en nuestro país sólo es procedente en época de guerra. Este acto de adquisición tiene
lugar para satisfacer las necesidades de las fuerzas armadas, siempre y cuando éstas no
puedan ser satisfechas mediante otros procedimientos.
"En tiempo de paz ningún miembro del Ejército podrá alojarse en casa particular contra la
voluntad del dueño, ni imponer prestación alguna. En tiempo de guerra los militares podrán
exigir alojamiento, bagajes, alimentos y otras prestaciones, en los términos que establezca la ley
marcial correspondiente”.
3.9. LA NACIONALIZACIÓN
, '. . . también tiene cabida dentro de regímenes liberales o capitalistas modernos que estiman
conveniente que sea el Estado mismo el que, directamente o a través de entidades públicas
especiales, tome a su cargo la propiedad y la administración de ciertas empresas, con el fin de
imprimir una dirección más decidida a la actividad económica, de impedir que los particulares
se beneficien desproporcionadamente con ciertas industrias monopolísticas o muy vinculadas al
interés nacional o de obtener que sean los intereses generales los que orienten la forma de
producción o de distribución de la riqueza en ciertos rubros. En estos últimos casos, un criterio
empírico altamente variable determina la decisión nacionalizadora, pero tras ella está siempre la
idea de que toca al Estado intervenir en la función económica en toda la medida en que lo
reclaman las necesidades públicas de producción de bienes y de distribución de la riqueza".
(Novoa Monreal, Eduardo, ob. cit., Págs. 32 y 33.)
Conforme al artículo primero de esta ley existen tres clases de bienes sujetos al
régimen de nacionalización:
La tercera clase la constituyen los bienes raíces y capitales impuestos sobre ellos
que estén en posesión o administrados por asociaciones, corporaciones o instituciones
religiosas, sea directamente o a través de interpósitas personas.
"La nación tendrá en todo tiempo el derecho de imponer a la propiedad privada las modalidades
que dicte el interés público".
Las limitaciones son de derecho privado y de derecho público. Las primeras son
de naturaleza civil y se imponen por razones de vecindad, atendiendo a intereses
privados que benefician a los particulares. En cambio, las segundas responden al interés
de la colectividad y no favorecen singularmente a los particulares, sino sólo de una
manera indirecta, en cuanto la beneficiaria es la sociedad en general.
"Las restricciones en el interés público se establecen para que el derecho de propiedad no resulte
incompatible con determinados intereses, es decir, con el interés general que tiene a su cargo el
Estado. Las restricciones implican una actividad de policía sobre la propiedad privada cuando
tiene contacto con bienes del dominio público. . ." (Diez, Manuel Ma., tomo n, ob. cit., Pág.
249.)
"La doctrina moderna ha señalado los siguientes rasgos característicos de las servidumbres
administrativas, que al mismo tiempo sirven para limitar el concepto frente a las restricciones
administrativas: a) La servidumbre restringe, no tanto el contenido del derecho de propiedad
cuanto su exclusividad, por lo que las facultades de la propiedad vienen a quedar divididas entre
el propietario y el titular de la servidumbre; así es que, desde el punto de vista del propietario, la
servidumbre consiste en soportar algo. En cambio las restricciones consisten, en general, en un
nonfacere. b) La servidumbre implica, por lo tanto, la sujeción parcial del bien privado a un uso
por parte de la colectividad. En cambio en la restricción el fin de utilidad pública se consigue sin
necesidad de una utilización efectiva del bien afectado". (Manuel Ma., Diez, ob. cit., Pág. 250.)
Por otro lado, el artículo 844 del Código Civil Federal establece servidumbres
por utilidad pública para tener expedita la navegación de los ríos, las vías públicas y
otras obras comunales.
BIBLIOGRAFÍA
Acosta Romero, Miguel. Teoría General del Derecho Administrativo. Editorial Porrúa,
S.A., México, 1983.
Diez, Manuel María. Manual de Derecho Administrativo. Tomo II, Editorial Plus Ultra,
Buenos Aires, 1981.
Fernández del Castillo, Germán. La Propiedad y la Expropiación en el Derecho
Mexicano. Escuela Libre de Derecho, México, 1987. Fraga,
Gabino. Derecho Administrativo. Editorial Porrúa, S.A., México, 1980.
Garrido Falla, Fernando. Tratado de Derecho Administrativo. Volumen II, Centro de
Estudios Constitucionales, Madrid, 1986.
Mayer, Otto. Derecho Administrativo Alemán. Tomo ID, Editorial De palma, Buenos
Aires, 1951.
Novoa Monreal, Eduardo, Nacionalización y recuperación de recursos naturales ante
la ley internacional. Fondo de Cultura Económica, México, 1974.
Serra Rojas, Andrés. Derecho Administrativo. Tomo 11, Editorial Porrúa, S.A. México,
1984.
4
Las relaciones administración-administrados
4.1. La relación jurídica.
4.2. La relación jurídico-administrativa.
4.3. Los derechos públicos subjetivos.
4.4. Los derechos públicos subjetivos del Estado y del gobernado.
4.5. Interés legítimo e interés simple.
4.6. Derechos y obligaciones administrativas.
Objetivos específicos
Al finalizar este capítulo el alumno podrá:
La relación jurídica es el vínculo que une a dos o más sujetos de derecho, por el
cual uno de ellos (acreedor), titular de un derecho subjetivo, puede exigir del otro
(deudor) el cumplimiento de una obligación. Es una relación bilateral que establece una
obligación y un derecho.
"De esta suerte la pretensión de uno, protegida por la Ley, implica correlativamente el deber de
otro sujeto de satisfacerla". (Ortiz Reyes, Gabriel, El control y la disciplina en la administración
pública federal, Pág. 25).
"Antes del advenimiento del Estado de Derecho, se consideraba como una cuestión dada la de
que el Estado, por su carácter soberano, lo podría ligarse con los particulares a través de una
relación de naturaleza jurídica: entre aquél y sus súbditos sólo podrían darse relaciones de
poder". (Entrena Cuesta, Rafael, Curso de Derecho Administrativo, Vol. 1/1, Pág. 166.)
Es más,
El sujeto activo en la relación jurídica es aquel que puede exigir de otro sujeto el
cumplimiento de una obligación, pero para que opere tal facultad de exigencia es
indispensable la titularidad de un derecho subjetivo a favor del sujeto activo. El derecho
subjetivo es pues una parte inseparable de la relación jurídica, ya que a través de él se
puede exigir al obligado una determinada conducta, de dar, hacer o de no hacer.
"El poder público estatal se halla en consecuencia equilibrado -un poco tan sólo- por los
derechos subjetivos públicos de los habitantes. Tanto el poder público estatal como los derechos
subjetivos de los habitantes encuentran su origen y su fuerza jurídica en la Constitución, que es
el instrumento mediante el cual el pueblo soberano se da sus reglas fundamentales de
organización; por ello, tanto uno como otro son facultades que se desenvuelven dentro del orden
jurídico". (Gordillo, Agustín A., Introducción al Derecho Administrativo, Págs. 63 y 64.)
Por esta razón, los derechos públicos subjetivos de los gobernados se consideran
como la facultad de un particular para exigir de la Administración una determinada
conducta que se traduce en un hacer, o en dar, o en un no hacer, protegida por el
derecho objetivo en forma directa.
"Esta ventaja o daño es distinta de la que puede recibir cualquier particular por su simple
condición de tal y de allí que la situación de estos particulares afectados requiera una especial
protección de sus intereses. Como las normas han sido dictadas únicamente para garantizar el
interés general y no tienen por qué garantizar intereses particulares, éstos no llegan a ser
derechos subjetivos: los particulares simplemente se aprovechan de la necesidad de que se
observen las normas dictadas en interés colectivo y sólo a través y como consecuencia de dicha
observancia resultan ocasionalmente protegidos en sus intereses. Se trata de un efecto reflejo del
derecho objetivo y por eso a estos intereses se les llama derechos reflejos o intereses legítimos".
(Diez, Manuel Ma., ob. cit., tomo II Pág. 464.)
"En primer lugar puede ser el resultado de la particular posición de hecho en que uno o algunos
ciudadanos se encuentren, que los hace más sensibles que otros frente a un determinado acto
administrativo; así, si la Administración acuerda cerrar un camino al tránsito, tal decisión afecta
más directamente que a cualquier otro ciudadano a quienes tienen sus fachadas en dicha calle.
En segundo lugar, puede ser el resultado de que ciertos particulares sean los destinatarios del
acto administrativo que se discute (por ejemplo, el acto que resuelve unas oposiciones con
respecto a quienes han tomado parte en ellas). De todo esto resulta pues que ciertos ciudadanos
puedan tener un interés cualificado respecto de la legalidad de ciertos actos administrativos, lo
cual merece una cierta protección del ordenamiento jurídico". (Garrido Falla, Fernando, "Las
Tres Crisis del Derecho Público Subjetivo", Pág. 202.)
La existencia de una norma y el interés del particular de que sea observada son
requisitos comunes de la existencia del derecho subjetivo y del derecho reflejo. Pero se
diferencian en cuanto que en el primero el interés es propio y excluyente, en virtud de
que la norma jurídica lo protege directamente, por eso se dice que jurídicamente está
protegido, y sólo lo podrá hacer valer el titular del derecho subjetivo con el fin de lograr
la contraprestación deseada. En cambio, en el derecho reflejo el interés, aunque
protegido por la norma, no afecta de manera directa, sino general, en cuanto que al
gobernado no se le concede una facultad de exigencia con respecto de otras personas
para conseguir la satisfacción de sus pretensiones; de esta forma el interés se encuentra
protegido de una manera objetiva, no subjetiva.
"Este interés particular que se beneficia por formar anónimamente parte del contenido de un
interés general, no tiene en realidad ninguna situación particular o subjetiva, ya que no existe la
relación jurídica entre él y el órgano estatal. Existe solamente un derecho reflejo, un efecto
reflejo del interés general, que satisface la norma, sobre una situación particular. Este interés
reflejo es siempre la consecuencia de un interés general calificado, que se refiere a determinadas
circunstancias con las que ocasionalmente coincide". (Diez, Manuel Ma., ob. cit. Pág. 468.)
Por otro lado, cuando el gobernado sólo pretende que la ley sea cumplida, pero
sin que la norma lo proteja, directa o indirectamente, resulta que dicho interés será vago
e impreciso, en razón de que el gobernado carece de un interés personal y directo en
reclamación alguna. A esto la doctrina administrativa lo ha denominado interés simple o
mero interés.
, 'Se dice que éste es el mero interés que le corresponde a todo ciudadano en que la ley sea
cumplida; no existe aquí ni el derecho exclusivo que era típico del derecho subjetivo, ni el
interés legítimo de un número determinado de personas, sino el interés de toda la comunidad en
que no haya actos administrativos ilegales. El interés simple, como regla, no da derecho a
interponer acciones judiciales ni recursos administrativos: sólo permite hacer denuncias ante la
Administración sobre aquello que se considera ilegítimo; a diferencia del interés legítimo, en que
se puede interponer un recurso administrativo, que la Administración está obligada a resolver,
en el interés simple la Administración no está necesariamente obligada, en principio, a resolver
la denuncia interpuesta". (Gordillo, ob. cit., Pág. 325.)
En lo que se refiere a los gobernados, las normas les otorgan una serie de
derechos que, como ya hemos señalado, constituyen limitaciones al poder público.
Estos derechos, que se conocen como libertades, son: la libertad de trabajo, de industria,
de asociación, de comercio, de culto, e enseñanza, de tránsito, etc., los cuales se
agrupan bajo el nombre de "Libertades públicas". (Dromi, ob. cit., pág. 34.)
Diez, Manuel María. Manual de Derecho Administrativo. Tomo n, Editorial Plus ltra,
Buenos Aires, 1981.
Dromi, José Roberto. Derecho Subjetivo y Responsabilidad Pública. Editorial Temis,
Bogotá, Colombia, 1980.
Entrena Cuesta, Rafael. Curso de Derecho Administrativo. Vol. I/ 1, Tecnos,
Madrid, 1984. Fraga, Gabino. Derecho Administrativo. Editorial Porrúa, S.A., México,
1980.
Garrido Falla, Fernando. "Las tres Crisis del Derecho Subjetivo." En estudios dedicados
al Profesor García Oviedo con motivo de su jubilación, Vol. 1, derecho Administrativo,
Sevilla, España, 1954.
Gordillo, Agustín A. Introducción al Derecho Administrativo. Segunda edición
Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1966.
Gordillo Agustín A. Teoría General del Derecho Administrativo. Instituto de Estudios
de Administración Local, Madrid, 1984.
5
La policía administrativa
5.1. Noción de policía.
5.2. Poder de policía y policía administrativa.
5.3. Bases jurídicas.
5.4. Fines de la policía administrativa.
5.5. Los medios de policía administrativa.
5.6. Los órganos de policía administrativa.
Objetivos específicos
El vocablo policía ha sido utilizado para designar diversos aspectos del ejercicio
del poder público, por lo que al transformarse en un término multívoco ha traído como
consecuencia la falta de precisión en su contenido.
". . .la noción de 'poder de policía' está llena de vicisitudes e incertidumbres jurídicas, a lo que se
suma una evolución accidentada, pues su acepción etimológica explicativa de su concepto
originario -no el actual- se deriva de politeia (política), y ésta a su vez de poli s (ciudad), de
suerte que textualmente sería 'administración de la ciudad' o 'gobierno mismo'. La modernidad
no lo entendió así. Aparece como una función del poder. . ." (Derecho Subjetivo y
Responsabilidad Pública, Pág. 47.)
". . .el conjunto de servicios organizados por la Administración Pública con el fin de asegurar el
'orden público' y garantizar la integridad física, y aun moral, de las personas mediante
limitaciones impuestas a la actividad personal o colectiva". (Principios de Derecho
Administrativo", Pág. 832.) Para Manuel María Diez". . .es una actividad administrativa de
limitación, por medio de la cual se controla el ejercicio de los derechos individuales de
propiedad y libertad, a los efectos de adecuarlos a las exigencias de interés general". (Manual de
Derecho Administrativo. tomo II, Pág. 193.)
". . .aquella actividad que la Administración despliega en el ejercicio de sus propias potestades
que, por razones de interés público, limita los derechos de los administrados mediante el
ejercicio, en su caso, de la coacción sobre los mismos". (Tratado de Derecho Administrativo.
Volumen II, Pág. 171.)
". . .el conjunto de normas y principios, provistos de medios coactivos eficaces, para obligar a
los particulares a que se subordinen a los intereses generales del Estado y a los propios agentes
de la Administración para que se mantengan en el orden de legalidad imperante en un país".
(Op. cit., tomo II, Pág. 387.) Acosta Romero la identifica como la ". . .facultad del Estado, o de
la Administración Pública, para realizar determinados actos directamente encaminados a
preservar el orden público, la seguridad, la tranquilidad y la salubridad en un Estado". (Ob. cit.,
Pág. 536.)
El elemento esencial del concepto en el cual coinciden casi todos los tratadistas
de la materia estriba en que se trata de un poder, o de una facultad, de imponer
limitaciones y restricciones a los derechos individuales, sólo difieren en su
identificación como poder o actividad y en el alcance de su contenido.
Por otro lado, hay que tomar en cuenta que el principio jurídico de reserva legal
establece que la restricción a los derechos de los gobernados debe ser materia de ley, en
un sentido formal y material. Lo anterior nos lleva a considerar que siendo la policía
administrativa un control que limita la esfera jurídica de los administrados, de manera
necesaria debe establecerse dicha ley y, por lo tanto, el significado que debe darse a la
expresión "reglamento" usada principalmente por los artículos 16 y 21 constitucionales
es en el sentido de ley formal o regla de derecho.
Por tanto, las bases legales de esta actividad se pueden encontrar en las
diferentes leyes administrativas que facultan la intervención de la autoridad
administrativa.
El ejercicio del poder de policía por parte de los órganos administrativos ha sido
diferente en razón de la época y el lugar en que se manifiesta, toda vez que su fin varía
conforme se modifica la concepción acerca de los fines del Estado.
Sin embargo, con la evolución de las ideas políticas cambió la concepción sobre
la actividad del Estado, y con ello se dio un mayor contenido a la actividad de policía.
En la actualidad el concepto de orden público ha dejado de ser el fin de la policía
administrativa, ya que ahora el Estado no sólo limita los derechos individuales para
salvaguardar la seguridad, salubridad y tranquilidad públicas, sino también lo hace
respecto de otros bienes jurídicos que es necesario proteger, como son la moral pública,
la confianza pública, la economía pública, la estética pública, el decoro público y la
seguridad social, con lo que se explica la mayor parte de los controles y limitaciones
que la administración pública impone a la actividad de los particulares.
a) La confianza pública, con el fin de que las personas puedan actuar en sus relaciones
sin temor a engaños en materia de comercio. Por esta razón se regula la actividad
comercial en materia de pesas y medidas, presentación y promoción de artículos; por
ejemplo, que la calidad y la cantidad del producto sea precisamente la anunciada, que la
presentación del envase corresponda a la cantidad del contenido aparente del producto.
b) La moral pública, para la protección de las buenas costumbres que el interés público
considera. Para ello se regulan los medios de comunicación y las actividades que se
ofrecen al público, a través de la censura a películas, radio, televisión, periódicos y
revistas.
e) La estética pública, con el fin de evitar el mal gusto en la vía pública,
fundamentalmente a través de la regulación de las características de las construcciones
en cuanto al tipo, altura, orden, etc., independientemente de la seguridad, así como a las
actividades que se realizan en la vía pública y que afectan la estética de las ciudades y
de los barrios.
d) La economía pública, para la protección de las condiciones económicas de los
particulares, a través del establecimiento de precios máximos y precios sujetos a
control, prohibición de monopolios, implantación de precios de garantía, etc., con lo
que la libre concurrencia debe realizarse de acuerdo con las normas protectoras de la
economía de los particulares en general.
e) La seguridad social, que consiste en obligaciones para asociarse a las cajas de
jubilación; de contratar seguro de vida, de enfermedades o contra accidentes; de
someterse a revisiones médicas periódicas; de asociarse en agrupaciones gremiales, etc.
5.5. LOS MEDIOS DE POLICÍA ADMINISTRATIVA
a) Reglamentos de policía
Por tanto, el estudio de los medios de policía parte del supuesto de la existencia
de la norma que garantiza su ejercicio, de tal forma que los medios a través de los
cuales se manifiesta la actividad administrativa de policía sólo pueden ser válidos
cuando tengan el soporte normativo para la actuación de la autoridad.
En efecto, la facultad reglamentaria que está a cargo del Ejecutivo tiene como fin
fundamental facilitar el cumplimiento de las disposiciones legales, por lo que a través
de los reglamentos no es posible establecer nuevas obligaciones o limitar los derechos
de los particulares, ya que esto es materia de reserva de ley.
b) Autorizaciones de policía
Las órdenes de policía, como especie del acto administrativo, constituyen una
declaración unilateral de la voluntad de un órgano administrativo que establece una
relación jurídica entre la administración y el administrado al que va dirigida, a fin de
crear una situación jurídica concreta e individual. La característica de este tipo de acto
es que restringe la esfera jurídica del gobernado, a diferencia de la autorización que,
como se indicó, la amplía.
Las órdenes de este tipo pueden contener un mandato de hacer, con lo cual el
sujeto pasivo de dicha relación jurídica se ve obligado a realizar una conducta
específica, por ejemplo, la orden de vacunación obligatoria a determinadas personas, la
orden para que el propietario de un edificio modifique su fachada, la orden para que el
propietario de un automóvil lo repare para que no emita humo altamente contaminante,
etc.; o bien puedan establecer mandatos de no hacer, que obligan al gobernado a
abstenerse de llevar a cabo una determinada conducta, por ejemplo, circular
automóviles por determinadas calles, alterar precios, hacer ruidos molestos, etc.
Por otra parte, las órdenes policiales son generales o particulares. Son generales
las que se emiten para un número indeterminado de personas, sin identificarlas en
forma individual, y a las cuales se refieren por ciertas cualidades que revisten como
son: usuarios, comerciantes, automovilistas, contribuyentes, etc. En cambio en las
particulares, que pueden dirigirse a una o más personas, el sujeto es plenamente
individualizado, verbigracia, Juan Pérez, Andrés Sánchez, Pablo Ramírez.
d) La coacción
Al respecto Manuel María Diez (Ob. cit., tomo II, Pág. 214.) afirma que:
"La doctrina distingue dos clases de coacción: la coacción directa y la ejecución por coacción.
En el primer caso la administración acciona directamente contra el hecho contrario a la policía.
En el segundo caso la administración actúa por medio de un procedimiento reglado a los efectos
de la ejecución de una orden de policía, con respecto al que no la ha obedecido”.
BIBLIOGRAFÍA
6.1. NOCIÓN
Las relaciones jurídicas que regulan las normas administrativas, como todas las
relaciones de derecho, se caracterizan por someter a las partes al mandato legal
previamente establecido en la propia norma, a la vez que a un sujeto determinado le
otorgan la facultad para exigir el cumplimiento de la obligación. De esta manera,
gobernantes y gobernados, al realizar el supuesto general previsto por el legislador,
quedan sujetos por el vínculo que establece la ley.
De esta manera, los gobernantes, que sólo pueden hacer lo que la ley les
autoriza, y los gobernados, que pueden ejercer su libertad hasta el límite de la
prohibición legal, quedan sujetos, de diferente forma pero irremisiblemente, al mandato
legal, de modo que cuando incumplen sus obligaciones producen el ilícito
administrativo.
El criterio más aceptado es aquel que considera el aspecto de los delitos como
un apartado especial del Derecho Penal, y deja el estudio de las infracciones o faltas
administrativas al Derecho Administrativo.
Independientemente de que las normas relativas al ilícito administrativo se
ubiquen en el Derecho Penal o en el Derecho Administrativo, es conveniente precisar
que ante la comisión de un ilícito administrativo resulta indispensable identificar el
tratamiento que la ley da a la conducta: ya sea como infracción o falta, o como delito.
De lo anterior dependerá el procedimiento para sancionarla, ya sea ante el Poder
Judicial, en el caso de los delitos, o en sede administrativa, tratándose de las
infracciones o faltas. En este caso, lo importante es determinar el tratamiento que el
legislador le dio a la conducta, puesto que cuando el grado de peligrosidad de ésta, o el
tipo de valores lesionados es de mayor trascendencia, se tipifica como delito, en tanto
que cuando con el ilícito sólo se perturba el buen funcionamiento de la administración,
se establece como infracción.
Por otra parte, con base en la interpretación literal del artículo 21 constitucional,
se ha pensado que la autorización que la propia ley da a la administración para la
imposición de sanciones debe ser declarada inconstitucional, al igual que la actuación
de la autoridad en ese sentido.
"La aplicación de las penas propiamente tales, es exclusiva de la autoridad judicial. La política o
administrativa sólo podrá imponer, como corrección, hasta quinientos pesos de multa o hasta un
mes de reclusión, en los casos y modos que expresamente determine la ley".
Del análisis de las distintas sanciones que establecen las leyes y los reglamentos
administrativos se encuentran diferencias en razón de la situación y características de
los sujetos infractores frente al Estado. Esto es así puesto que los ciudadanos, en su
calidad de gobernados, se encuentran sometidos al cumplimiento de sus obligaciones
que, en general, la ley y los reglamentos de policía disponen para todas aquellas
personas que se encuentran en el supuesto genérico que fija la norma administrativa,
por lo que su incumplimiento produce la infracción administrativa.
Manuel María Diez (Ob. cit., tomo II, Pág. 220.) denomina a este tipo de
sanciones penas de policía, las cuales, afirma, deben estar establecidas por la ley y son
Las sanciones, por su parte, pueden ser de muy diversos tipos, desde el
apercibimiento, la amonestación, suspensión, inhabilitación, destitución, cancelación,
clausura, decomiso, multa y arresto hasta por 36 horas.
". . . un mal que se inflige a una persona pero cuya aplicación está a disposición de la autoridad,
a fin de obtener la obediencia a una orden de policía". (Diez, Manuel Ma., ob. cit., tomo 11, Pág.
223.)
Las medidas de apremio son recursos que la autoridad utiliza para hacer cumplir
sus determinaciones. Se trata de medios de coacción para obligar a los gobernados a
observar los requerimientos que le hace la autoridad. Su imposición exige una actuación
previa de autoridad y el incumplimiento por parte del gobernado. Generalmente
consisten en apercibimiento, multas, auxilio de la fuerza pública y arresto.
Manuel María Diez (Ob. cit., tomo II, Pág. 222.) diferencia las sanciones en general
(penas de policía) y las multas de apremio (penas ejecutorias) de la siguiente forma:
"Si la amenaza de pena prevista por la ley se dirige individualmente mediante un acto
administrativo para servir a la coacción de policía, se trata de una pena ejecutiva. Si la amenaza
de pena está prevista de una manera general por una regla de derecho, con el fin de dar a conocer
al público que tal acción u omisión contraria a la policía será objeto de una sanción, se trata de
las llamadas penas de policía".
Al respecto, Ortiz Reyes (Ob. cit., Pág. 105.) señala que la participación del
individuo en el ejercicio de la función pública lo coloca en una situación especial frente
al Estado.
"De aquí que pueda afirmarse que la sustancia propia de esta relación de sujeción de los
servidores públicos, aliado de la que resulte o sea inherente a la constituida en cada caso
particular, ya sea por nombramiento o por contrato, se configura como una manifestación de la
supremacía organizativa especial del Estado en orden al cumplimiento de las funciones y
servicios que le otorga el ordenamiento jurídico”.
Por tanto, cuando el individuo participa en el ejercicio del poder público, ya sea
como funcionario o empleado, queda sujeto a un régimen especial de obligaciones, a tal
grado que cuando las incumple se hace acreedor a sanciones disciplinarias, que son de
naturaleza administrativa por ser reguladas por leyes administrativas, impuestas por
autoridades administrativas y mediante procedimientos administrativos.
BIBLIOGRAFÍA
Acosta Romero, Miguel. Teoría General del Derecho Administrativo. Editorial Porrúa,
S.A., México, 1983.
Diez, Manuel María. Manual de Derecho Administrativo. Tomo II, Editorial Plus Ultra,
Buenos Aires, 1981.
Delgadillo Gutiérrez, Luis Humberto. Elementos de Derecho Administrativo. Editorial
Limusa, México, 1986.
Garrido Falla, Fernando. Tratado de Derecho Administrativo. Volumen II, Centro de
Estudios Constitucionales, Madrid, 1986.
Lomelí Cerezo, Margarita. Derecho Fiscal Represivo. Editorial Porrúa, S.A., México,
1979.
Serra Rojas, Andrés. Derecho Administrativo. Tomo II, Editorial Porrúa, S.A., México,
1986.
7
La responsabilidad patrimonial del
Estado
7.1. Evolución.
7.1.1. Irresponsabilidad del Estado.
7.1.2. Responsabilidad del funcionario.
7.1.3. Responsabilidad parcial del Estado.
7.1.4. Responsabilidad directa del Estado.
7.2. Teorías que fundamentan la responsabilidad del Estado.
7.2.1. Teoría de la Representación.
7.2.2. Teoría Organicista.
7.2.3. Teoría' de la Proporcionalidad de las Cargas.
7.2.4. Teoría de la Responsabilidad por Riesgo.
7.3. Tipos de responsabilidad del Estado.
7.4. La responsabilidad patrimonial de la Administración Pública en México.
7.4.1. Bases jurídicas.
7.4.2. Elementos de la responsabilidad.
7.5. Excluyentes de la responsabilidad.
7.5.1. Culpa inexcusable de la víctima.
7.5.2. Fuerza mayor o caso fortuito.
7.5.3. Hechos de un tercero.
Objetivos específicos
7.1. EVOLUCIÓN
Cuando por alguna razón se llegaba a ocasionar algún daño a los gobernados,
bien sea en su persona o en sus bienes, esto era considerado como un caso fortuito o de
fuerza mayor y, por lo tanto, el afectado carecía del derecho para reclamar la
indemnización.
". . .el concepto de la soberanía considerada como un derecho de una voluntad jurídicamente
superior de actuar sin más limitaciones que las que el propio Estado se impone, impide
considerar al Estado como responsable cuando se mantiene dentro de dichas limitaciones. Lo
propio de la soberanía es imponerse a todos sin compensación" (Fraga, Gabino, ob. cit., Pág.
415.)
Este tipo de responsabilidad parte del supuesto de que el Estado como entidad
jurídica abstracta, constituida y organizada para la satisfacción del bien común, sólo
puede actuar por medio de sus funcionarios y dentro del mandato de la ley. Por tal
motivo el Estado no es responsable al no poder causar daños a los gobernados, y si éstos
lo llegaran a sufrir sería consecuencia de que el funcionario en su actuación
quebrándola ley y, por lo tanto, al ser culpable del daño, él es el único responsable.
Con el transcurso del tiempo, las ideas en torno a la responsabilidad por daños
causados en el ejercicio de las funciones públicas fueron cambiando para introducir la
responsabilidad estatal en determinados actos, dependiendo de su naturaleza.
Así, en una primera etapa se consideró al Estado responsable cuando los actos
que ocasionaban el daño eran de gestión. Poco después la idea evolucionó al establecer
como fundamento de la responsabilidad del Estado el daño proveniente de una falta de
servicio del agente o funcionario.
Los actos de gestión son aquellos que caen en la esfera del derecho privado, ya
que son de tipo patrimonial en cuanto que en ellos existe el derecho de igualdad entre
las partes. Los actos de autoridad, por el contrario, son regulados por el derecho público
y se rigen por el principio de subordinación o de supraordenación, existiendo, en
consecuencia, la desigualdad entre la administración y los administrados.
"El Consejo de Estado francés dejo la teoría de los actos de autoridad y de gestión para analizar
la responsabilidad del Estado y llegó a la conclusión de que todo acto administrativo puede
entrañar la responsabilidad del Estado, pero se subordina esta responsabilidad a una falta de
servicio público' '. (Altamira, ob. cit., Pág. 65.)
Por lo anterior, el Estado será responsable en los casos en que haya existido falta
de servicio y será irresponsable cuando exista falta personal del funcionario.
En virtud de que bajo el sistema descrito con anterioridad el afectado no siempre
lograba la reparación del daño, por la insolvencia del funcionario, la jurisprudencia del
Consejo francés, en la ejecutoria Anguet, del 3 de febrero de 1918, determinó que
podría coexistir una falta personal y una de servicio, debido a que en ocasiones ambas
estaban íntimamente vinculadas. Altamira (Ob. cit., Págs. 70 y 71.) señala que existen
dos casos que dan lugar a la coexistencia de faltas. La primera:
". . .cuando dos culpas distintas, cometida la una personalmente por un agente de la
Administración, e impersonal la otra, por el servicio administrativo, han concurrido a la
producción del daño. Por ejemplo: un militar que sustrae un vehículo del ejército gracias a la
negligencia con que eran guardados esos vehículos; un agente de la Administración que maneja
ebrio un automóvil oficial en estado defectuoso".
". . .cuando en un mismo hecho se encuentran ambas faltas, si fue personal del agente y no
obstante se encuentra unida a la ejecución del servicio. Así: un agente de la Administración, en
lugar de sustraer un vehículo oficial, lo cual constituiría para él una culpa estrictamente personal,
se aprovecha de que cumple una misión al volante de tal vehículo para efectuar un rodeo con
fines personales. Su culpa, aunque personal, sigue unida a la prestación del servicio."
". . .el Estado nunca tiene un auténtico poder público soberano, o poder de imperio; sus
facultades emergen siempre de un orden jurídico previo que le ha sido impuesto, y por ello son
infra-jurídicas, esto es, se encuentran bajo un orden jurídico, sometidas a él: si lo contravienen,
son antijurídicas y carecerán de validez y vigencia. El Estado actúa así siempre en el mismo
plano: siempre bajo un orden jurídico; su personalidad es fuera de toda duda una sola, y los
particulares tienen frente a él auténticos derechos subjetivos, que pueden hacer valer
plenamente; si el Estado los desconoce, incurrirá en responsabilidad". (Gordillo, ob. cit., Pág.
50.)
". . .hay infinidad de ocasiones, en las que el Estado es responsable sin haber incurrido en culpa.
Por el simple hecho de haber incumplido con alguna de sus obligaciones. Por no ejercer la
función pública, estando en el deber de hacerlo; por haberla ejercido defectuosa y tardíamente;
inclusive habiéndola ejercido en forma adecuada y oportuna, si se causó un perjuicio a alguien".
(Esguerra Portocarrero, Juan Carlos, La responsabilidad del Estado por falla del Servicio
Público, Pág. 142.)
Por otro lado, se origina para fijar las bases sobre las cuales se regulariza este
tipo de responsabilidad, las cuales se establecerían en principios y reglas especiales,
distintas de las previstas en el Código Civil y más acordes al derecho público.
"En virtud de tal concepción, era apenas lógico, que cuando se dispuso que la responsabilidad
del Estado debía arreglarse por principios de derecho público, ella adquiriera la denominación de
responsabilidad por falta o falla de los servicios públicos, dado que ellas constituían todo el
derecho público". (Esguerra Portocarrero, ob. cit., Pág. 143.)
Ahora bien, no obstante que desde la época en que se originó esta doctrina a la
fecha la noción de servicio público ha variado, pues actualmente no toda la actividad
estatal es servicio público y no todo servicio público es una actividad del Estado, para
efectos de esta responsabilidad el servicio público sigue teniendo el significado que le
otorgaba la escuela clásica francesa, entendida como toda la actividad estatal.
Por otro lado, como lo sostiene Álvarez Gendín (Tratado General de Derecho
Administrativo, tomo 1, Pág. 517.), es falso que la administración designe a sus
funcionarios, puesto que éstos son elegidos por otros, y éstos a su vez por otros, de lo
que resultaría que unos y otros serían responsables, lo cual haría imposible exigir la
reparación del daño.
Esta teoría, de naturaleza administrativa, creada por el jurista alemán von Gierke
en 1883 surgió por la necesidad de sustituir la antigua tesis civilista de la
representación.
La Teoría Organicista manifiesta que el Estado sólo puede actuar a través de sus
órganos, los cuales se integran por un elemento objetivo (competencia) y uno subjetivo
(funcionario). Todo lo que éstos hagan se entiende hecho por la propia administración,
por lo que si al actuar lesionan a un particular, el Estado debe responder por los daños
causados.
"Según esta tesis, si los agentes de la Administración Pública son activos, diligentes y
dinámicos, la Administración será activa, diligente y rápida. Si por el contrario, los funcionarios
son torpes, incapaces, negligentes, perezosos en sus funciones, la Administración Pública será
inútil, deficiente y lerda". (Altamira, ob. cit., Pág. 76.)
Esta teoría considera que cuando el Estado causa un daño injusto a un individuo,
tiene la obligación de indemnizarlo, ya que nadie está obligado a sufrir, en desventaja
de otros, las cargas impuestas en interés de todos, puesto que de lo contrario se
rompería el principio de igualdad.
". . .critica esta teoría, aduciendo que los riesgos podrán ser la causa de los daños y perjuicios,
pero no el fundamento de la responsabilidad estatal; y esa teoría queda absorbida por las
consecuencias del Estado de derecho, cuyos principios fundamentan la responsabilidad del
Estado en el derecho público; ya que estos principios o postulados forman un complejo y tienden
a lograr la seguridad jurídica y el respeto del derecho de los administrados". (Altamira. ob. cit.,
Pág. 83.)
". . .por los actos u omisiones en que incurran en el desempeño de sus respectivas funciones".
Asimismo, el Código Civil regula la responsabilidad del Estado por los daños
que sus funcionarios causen en el ejercicio de sus funciones (artículo 1928), sólo que
esta responsabilidad es de carácter subsidiario, por lo que sólo podrá hacerse efectiva
cuando el funcionario directamente responsable no tenga bienes, o los que tenga no
sean suficientes para responder por el daño causado.
"Cuando la falta del servidor público no le sea imputable, ya porque no ocurrió dolo o
negligencia, o bien porque no se cometió en el ejercicio de sus funciones, el Estado no puede
resultar sujeto imputable de la responsabilidad patrimonial", además de que el sistema del
artículo 1928 citado deja en estado de indefensión al particular por la imposibilidad de
identificar al servidor público autor del daño (falta anónima) (Ortiz Reyes, Gabriel, ob. cit., Pág.
14.)
". . .porque ni se trata de la clásica 'responsabilidad' del derecho privado, ni tampoco "civil" en el
sentido de regirse por las normas de dicho Código (estas normas son invocadas, pero con una
constante modificación en atención a los principios de derechos públicos, lo que hace ya
inexacto que podamos hablar en rigor de 'responsabilidad civil')" , además de que" ... .No existe
ninguna regla general que determine cuáles son concretamente las condiciones para que esa
responsabilidad exista, pues ello depende del caso que se está considerando: en algunos casos se
exigiría que la conducta dañosa sea culpable, y en otros no; por fin, en algunos casos deberá
existir el daño apreciable en dinero, mientras que en otros será indemnizable el daño meramente
moral". (Gordillo, ob. cit., Pág. 780.)
"Opuestamente, la Administración Pública Federal, en cuanto sujeto titular de derechos
patrimoniales, ocupa, respecto de los particulares, una posición de ventaja en el resarcimiento de
los daños o perjuicios que le causen sus propios servidores o terceros. En este sentido el artículo
106 del Reglamento de la Ley del Servicio de Vigilancia de Fondos y Valores de la Federación,
y el 45 de la Ley de Presupuesto, Contabilidad y Gasto Público, le otorgan determinadas
facultades ejecutivas para resarcirse de los daños y perjuicios que le ocasionan las conductas
infractoras de sus servidores públicos y de terceros".
"Es contrastante, entonces, que frente a la eficacia ejecutiva de los actos de resarcimiento
patrimonial por la Administración Pública en un procedimiento iniciado por y ante sí, se configura la
casi indefensión de los particulares frente a los actos del Estado que les causen perjuicios
patrimoniales o de otra índole". (Ortiz Reyes, Gabriel, ob. cit., Págs. 16 Y 17.)
"Cuando la reclamación se funde en actos u omisiones de los que conforme a derecho dan origen a la
responsabilidad civil del Estado, no será preciso demandar previamente al funcionario o funcionarios,
siempre que tales actos u omisiones impliquen una culpa en el funcionamiento de los servicios
públicos".
"El Estado tiene obligación de responder de los daños causados por sus funcionarios en el
ejercicio de las funciones que les estén encomendadas. Esta responsabilidad es subsidiaria, y
sólo podrá hacerse efectiva contra el Estado cuando el funcionario directamente responsable no
tenga bienes o los que tenga no "Sean suficientes para responder del daño causado".
a) La acción u omisión.
b) Los sujetos.
c) El daño.
d) La culpa.
e) El nexo casual.
a) La acción u omisión
b) Sujetos
En el campo del Derecho las situaciones que guardan los sujetos entre sí derivan
de la institución conocida como relación jurídica, la cual, obviamente, se produce entre
sujetos de derecho. A través de esta relación la pretensión de uno implica la obligación
del otro sujeto. Frente al derecho de alguien existe correlativamente la obligación de
otro.
Conforme a esta idea y de acuerdo con lo dispuesto por el artículo 1928 del
Código Civil Federal, la relación jurídico-administrativa se da entre el gobernado
afectado moral o patrimonial mente como sujeto activo, y como sujetos pasivos el
funcionario que causó el daño, que responde directamente, y el Estado, en forma
subsidiaria.
El maestro Ortiz Reyes (Ob. cit., Pág. 26.) establece en torno de la calidad del
funcionario las siguientes consideraciones: en primer lugar, para que el funcionario sea
responsable es menester que el daño que cause sea en ejercicio y con motivo de las
funciones estatales,
". . .pues de tratarse de una conducta estrictamente personal de éstos, sin ninguna vinculación
directa o indirecta con la función o servicio de que se trate, la responsabilidad personal es
exclusiva de éstos, sin que pudiera extenderse a la propia Administración Pública".
En segundo lugar, considera que para determinar la graduación del daño se debe
tomar en cuenta la relación de los servidores públicos con la administración a la que
sirven, pues no se debe graduar con la misma intensidad el daño causado con motivo de
un acto de autoridad proveniente de funcionarios, con la realización de un hecho
material, producido por un empleado o funcionario.
"Se debe tomar desde luego en consideración la posición jurídica de la víctima frente al acto o
hecho dañoso, pues evidentemente cuando se trata de un acto de autoridad (clausura, negativa
del registro), que a la postre resulta ilícito, la posición de subordinación de la víctima es por
esencia diferente a la que pudo haber tenido cuando se produjera un daño material por parte de
un agente público (daños por obras en construcción, colisión de vehículos, etc.)". (Ortiz Reyes,
ob. cit., Pág. 28.)
Así, ante un acto de autoridad que por su propia naturaleza se presume válido, la
víctima está obligada a asumir la carga de la prueba de la ilegalidad de dicho acto. Sin
embargo, frente a un hecho material, que no es producido por el ejercicio de una
función pública, sino por la realización del servicio público, la víctima del daño no tiene
la carga de la prueba respecto de la ilicitud del hecho, pues se encuentra en igualdad de
condiciones que el infractor.
c) El daño
El artículo 2108 del Código Civil Federal reputa el daño como la pérdida o
menoscabo sufrido en el patrimonio por la falta de cumplimiento de una obligación; por
su parte, el 2109 establece el perjuicio como la privación de cualquier ganancia lícita
que debiera haberse obtenido en el cumplimiento de la obligación.
De acuerdo con lo anterior, el daño tiene una naturaleza netamente material por
constituir una lesión que disminuye el patrimonio; sin embargo, no es el único
reconocido por nuestra legislación, ya que conforme al artículo 1916 del ordenamiento
de referencia, el daño también puede ser moral, porque no recae en el patrimonio de la
víctima, el cual se conceptúa como la afectación que una persona sufre en sus
sentimientos, afectos, creencias, decoro, honor, reputación, vida privada, configuración
de aspectos físicos, o bien en la consideración que de sí misma tienen los demás y que
deberá repararse mediante una indemnización en dinero, independientemente del daño
material que también se hubiere ocasionado. Asimismo tendrá que ser reparado
directamente por el funcionario y, en su caso, subsidiariamente por el Estado, tal y
como lo ordena el artículo 1916.
Esguerra Portocarrero (Ob. cit., pág. 70) señala que para que el daño pueda
considerarse como fundamento de la responsabilidad debe reunir los siguientes
requisitos:
a) Que el daño sea cierto, lo que implica que deba de existir la evidencia de haberse
producido y no que pueda ser eventual, posible o hipotético. La certeza del daño puede
ser presente o futura. En el primer caso significa que se haya producido al momento de
ejercerse la acción indemnizatoria; en el segundo, "lo que constituye la certidumbre del
daño, más que su realización misma, es el hecho de haberse producido las
circunstancias que lo determinan”.
b) Que el daño no haya sido reparado. Este segundo requisito considera no sólo al
causante del daño sino también a terceros.
c) Que el daño sea personal del demandante. Lo cual implica que sólo la persona que ha
sufrido el daño puede exigir su reparaci6n.
d) La culpa
". . .la conducta humana consciente e intencional, o inconsciente por negligencia que causa un
daño, y que el derecho considera para los efectos de responsabilizar a quien lo produjo".
Con esta base, el autor citado divide la culpa en: a) dolosa o intencional y b) no
dolosa o por negligencia. En cuanto a la primera afirma que:
"Es en la que se incurre cuando al realizar un hecho ilícito, se verifica con conocimiento pleno
de que esa conducta es punible para el derecho, y sin embargo se lleva adelante con el ánimo de
causar daño". Por lo que respecta a la segunda menciona que: "Se incurre en ella cuando se
realiza un hecho o se incurre en una omisión, sin ánimo de perjudicar, y sin embargo por la
imprevisión, negligencia, falta de reflexión o de cuidado, el daño se produce". (Ob. cit., Págs.
419 y 420.)
"Si la voluntad psíquica de la persona física titular del órgano no corresponde a los medios
(competencia legal) o a la finalidad específica de su ejercicio (interés público), aparecerá
disociada de la voluntad de la ley. Y resultando que la función de la relación orgánica es la
imputación de los actos del órgano del Estado, resulta lógico concluir que, frente a tal
disociación, la conducta irregular del titular, en cuanto no corresponde a la voluntad de la ley, no
puede ser imputada a la Administración Pública. Por lo tanto, si el acto del titular causa a un
tercero un daño injusto, es a aquél en lo personal y no al órgano que encarna, y en consecuencia
tampoco a la Administración Pública, a quien jurídicamente se pueden atribuir los actos o
hechos causales de la responsabilidad". (Ortiz Reyes, ob. cit., pág. 23.)
e) Nexo Causal
"El nexo causal no solamente ha de ser necesario sino directo. Y es directo, cuando de no haber
mediado la culpa, el daño no se habría producido. Si en cambio, el perjuicio se hubiera originado
de todos modos, sin intervención de la culpa, el hecho ilícito no habrá sido su causa directa y
necesaria". (Ob. cit., pág. 71.)
"Los daños y perjuicios deben ser consecuencia inmediata y directa de la falta de cumplimiento
de la obligación, ya sea que se hayan causado o que necesariamente deban causarse".
Al respecto menciona Fiorini, citado por Ortiz Reyes (Ob. cit., Págs. 33 Y 34.),
que
". . .estas excepciones a la reparación del daño ocasionado responde a principios generales del
derecho y nunca a preceptos particulares o singulares del Código Civil. No es necesario que el
codificador establezca y articule que no hay daño reparable cuando sea producido exprofeso o
por culpa exclusiva de quien lo sufre; razón también existe que nadie será responsable por los
daños provenientes de hecho provocados por fuerza mayor. Estos preceptos excluyentes sobre la
responsabilidad no responden al régimen del derecho privado, como que provienen de los
principios esenciales del derecho que corresponden a la búsqueda de la justicia, la equidad y la
razón".
Estas causas exonerativas son reconocidas en forma parcial por la Ley Civil
Federal mexicana en el artículo 1910 por lo que respecta a la culpa inexcusable de la
víctima, y en el 2111 referente al caso fortuito o fuerza mayor.
Con relación a lo expuesto, tenemos que frente a los actos de autoridad, que
como ya se señaló gozan de la presencia de legalidad, difícilmente podría eximirse al
funcionario, y en su caso al Estado, de la responsabilidad patrimonial, salvo en aquellos
casos en que la víctima haya consentido tal acto al no haberlo impugnado dentro de los
plazos que establezcan las leyes respectivas.
"Es imprevisto, cuando no hay razón alguna que haga pensar o creer en su realización; es
irresistible, cuando no es posible evitar su ocurrencia o sus consecuencias. La determinación en
cada caso de si el suceso constituye fuerza mayor, depende de su naturaleza y de las
circunstancias. El hecho debe ser en sí mismo imprevisible e irresistible, de manera tal, que ni la
víctima ni la Administración, ni ninguna otra persona colocada en las mismas circunstancias de
modo, tiempo y lugar, habría podido preverlo y resistirlo. Esta imposibilidad debe ser absoluta.
No basta una imposibilidad relativa o una simple dificultad. Un acontecimiento que se hubiera
podido prever y evitar obrando con mayor diligencia y cuidado, o a costa de un mayor esfuerzo y
sacrificio, no es un caso fortuito. Por ello, un mismo suceso, puede o no revestir ese carácter;
todo depende si existió o no la imposibilidad absoluta o de preverlo y evitarlo". (Esguerra
Portocarrero, ob. cit., Págs. 225 y 226.)
Ahora bien, para que el hecho de un tercero, sea o no ilícito, opere como
excluyente de responsabilidad es menester que no sea una persona de cuyos actos sea
responsable el Estado; es decir, que no se encuentre vinculada por una relación de
servicio con el Estado, bien sea por un empleo, cargo o comisión de cualquier
naturaleza.
BIBLIOGRAFÍA
8.1. NOCIÓN
". . . el conjunto de medios que el Derecho positivo otorga a los administrados para reaccionar
contra la actividad ilegal de la Administración y para exigir indemnización por la lesión que
aquélla ocasiona en los derechos o intereses de quienes no están obligados a soportar dicha
lesión".
Así tenemos las garantías de debido proceso y de legalidad a que se refieren los
artículos 14 y 16 constitucionales, en razón de los cuales:
"Nadie puede ser privado de la vida, de la libertad o de sus propiedades, posesiones o derechos,
sino mediante juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos, en el que se cumplan
las formalidades esenciales del procedimiento y conforme a las leyes expedidas con anterioridad
al hecho”.
Y además que;
"Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en
virtud de mandamiento escrito de autoridad competente, que funde y motive la causa legal del
procedimiento".
Pueden existir algunos casos en que no obstante que la ley no otorga un derecho
subjetivo, sí reconoce la posibilidad de que el particular afectado en su interés, aunque
no en su derecho, promueve algún medio de defensa, por lo que a ese derecho la
doctrina le ha llamado derecho reflejo O interés legítimo. Al respecto, Álvarez-Gendín
(Teoría y Práctica de lo Contencioso-Administrativo, pág. 12.) menciona que:
"El Estado moderno se caracteriza por la evolución encaminada a ofrecer, cada vez más,
mayores garantías a los ciudadanos. Así, pues, se trata de proteger el interés privado que
coincide con el derecho singular del ciudadano, y para ello se pone a disposición de los
particulares la facultad de obtener del Poder público una resolución bajo ciertas condiciones y
con arreglo a ciertas formalidades”.
Este medio de auto tutela se pone a disposición del administrado para hacerle
ver a la administración las fallas o las deficiencias legales de su actuación y, de esta
manera, optar por una resolución que se encuentre apegada a la ley.
"El recurso administrativo puede definirse como un acto con el que un sujeto legitimado pide a
la Administración que revise una resolución administrativa, o, excepcionalmente, un acto
trámite, dentro de los plazos y con arreglo a las formalidades pertinentes".
"El recurso administrativo constituye un medio legal de que dispone el particular, afectado en
sus derechos o intereses por un acto administrativo determinado, para obtener en los términos
legales, de la autoridad administrativa, una revisión del propio acto, a fin de que dicha autoridad
lo reviste no está previsto en la ley, la autoridad no tendrá la obligación de resolver lo planteado.
8.2.1. Principios
Que sea tramitado y resuelto por autoridad competente. Que se otorgue al particular la
oportunidad de formular agravios, los cuales deben ser analizados y valorados por la autoridad.
Que se le permita ofrecer y rendir pruebas.
Que se deje constancia por escrito de todas las actuaciones. Que sea ágil, sin trámites que
dificulten su desarrollo. Que el particular conozca todas las actuaciones administrativas. Que se
funde y motive la resolución.
"En principio un juicio de garantías es improcedente y debe ser sobreseído cuando la parte
quejosa no hace valer, previamente a la promoción de dicho juicio, los recursos ordinarios que
establezca la ley del acto, pues entre los principios fundamentales en que se sustenta el juicio
constitucional se halla el de definitividad..."
Por tanto, los recursos administrativos sólo podrán ser establecidos en ley,
formal y materialmente considerada.
Lo ideal sería que, como en otros países, existiera una Ley de Procedimiento
Administrativo, en la que se estableciera un procedimiento uniforme para todos los
recursos administrativos.
8.3. EL CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO
". . . por el conflicto jurídico que crea el acto de la autoridad administrativa al vulnerar derechos
subjetivos o agraviar intereses legítimos de algún particular o de otra autoridad autárquica, por
haber infringido aquélla, de algún modo la norma legal que regula su autoridad y a la vez
protege tales derechos o intereses". (Argañaráz, Manuel J., Tratado de lo Contencioso
Administrativo, pág. 13.)
Con esta idea se creó el Consejo de Estado Francés que en principio instruyó los
expedientes de las controversias entre la administración y los gobernados, para que la
resolución definitiva la dictara el soberano; es decir, se trataba de un sistema de justicia
retenida. Posteriormente, en 1848, se otorgaron facultades para que este órgano
instruyera la causa y emitiera la resolución, dando lugar a un tribunal de justicia
delegada, todo ello en el ámbito de la Administración.
El sistema angloamericano, con otra interpretación de la división de poderes,
atribuye a los órganos judiciales la facultad de conocer y resolver las controversias entre
los particulares y la autoridad administrativa, con lo que deja el control de la legalidad
en el Poder Judicial, ya que considera que la función jurisdiccional debe ser realizada
precisamente por este poder, ya que de lo contrario habría duplicidad de funciones.
Dentro del sistema francés son dos las formas más importantes de lo
contencioso-administrativo: contencioso administrativo de anulación, objetivo o de
ilegitimación y el contencioso-administrativo de plena jurisdicción o subjetivo.
Conforme a la doctrina (Argañaráz, ob. cit., pág. 19.) las diferencias sustanciales
entre un contencioso de anulación, objetivo o de ilegitimación, y un contencioso de
plena jurisdicción o subjetivo, pueden identificarse en cuanto a su finalidad, al
procedimiento, a su sentencia y a sus efectos.
Noroeste, con sede en Cd. Obregón, Son. y jurisdicción en los estados de Baja
California y Baja California Sur, Sinaloa y Sonora. Noreste, con sede en Monterrey,
N.L. Y jurisdicción en los estados de Nuevo León y Tamaulipas.
Los requisitos que se deben reunir para ser magistrado son: ser mexicano por
nacimiento, mayor de treinta años, tener notoria buena conducta, ser licenciado en
Derecho con título debidamente registrado, expedido cuando menos cinco años antes de
la fecha de la designación, y tener un mínimo de tres años de práctica en materia fiscal.
Este tribunal, que en sus inicios tuvo una competencia exclusivamente fiscal,
que denominamos tributaria, en la actualidad también conoce de multas administrativas
por violación a leyes federales; pensiones civiles o militares; sobre interpretación y
cumplimiento de contratos de obras públicas celebrados por la Administración Pública
centralizada; sobre responsabilidades resarcitorias provenientes de daños y perjuicios
causados a la Hacienda Pública Federal o al patrimonio de las entidades paraestatales,
competencia que se encuentra prevista en el artículo 23 de la ley orgánica de dicho
tribunal.
Sin embargo, esta ley no es la única que regula su competencia, ya que existen
otras leyes que le otorgan facultades para conocer acerca de diversos actos: en materia
de responsabilidades administrativas (Ley Federal de Responsabilidades de los
Servidores Públicos); en materia de fianzas, respecto de los requerimientos de pago
efectuados por la Tesorería de la Federación (Ley Federal de Instituciones de Fianzas),
y en materia financiera, respecto de las resoluciones definitivas que se dicten en el
recurso de revocación que se haga valer en contra de las multas impuestas a quienes
infrinjan el régimen de control de cambios (Ley Orgánica del Banco de México).
Las partes que intervienen en estos juicios son: el demandante; los demandados;
el Titular de la dependencia o entidad de quien dependa la autoridad demandada; la
Secretaría de Hacienda, cuando se controvierta el interés fiscal federal; y los terceros
que tengan un derecho incompatible con la pretensión del demandante.
Junto con la demanda se deberán adjuntar copias para las partes, la prueba de su
personalidad, el documento que compruebe la existencia del acto impugnado y la
constancia de su notificación, en su caso; los cuestionarios de peritos y las pruebas
documentales, o señalar el archivo en que se encuentren estos documentos. En caso de
omisión de requisitos, el magistrado instructor dará un plazo de cinco días para que se
presenten.
El último elemento con que cuenta la sala para cerrar la instrucción son los
alegatos que deben rendir las partes dentro de los 5 días siguientes a la notificación de
que se han desahogado las pruebas con lo que el asunto quedará para sentencia, la cual
se dictará con base en el proyecto del magistrado instructor.
2. Omisión de los requisitos formales exigidos en las leyes, que afecten las defensas del
particular y trascienda al sentido de la resolución impugnada, inclusive la ausencia de
fundamentación o motivación, en su caso.
3. Vicios del procedimiento que afecten las defensas del particular y trascienda el
sentido de la resolución impugnada.
Este recurso se deberá interponer dentro de los cinco días posteriores a aquel en
que surta efecto la notificación de la resolución que se pretenda impugnar, cuestión que
la sala deberá resolver dentro de los cinco días siguientes a aquel en que la contraparte
exprese lo que a su derecho convenga.
La objeción del auto admisorio procede en contra de los autos que admitan la
demanda, la contestación, la intervención del tercero perjudicado o alguna prueba, y
deberá interponerse dentro de los cinco días siguientes a la fecha en que surta efecto el
auto a impugnar, y será resuelto por la sala en la resolución que ponga fin al juicio.
La queja por incumplimiento de la sentencia firme procede por una sola vez ante
la sala regional, dentro de los quince días siguientes al día en que surta efecto la
notificación del acto o resolución que la provoca, cuando la autoridad responsable repite
indebidamente el acto o resolución anulado, o cuando se cumplimente en exceso o
defecto una sentencia. La sala del conocimiento pedirá un informe a la autoridad
responsable y dictará su resolución que podrá: anular el acto o resolución repetida, dejar
sin efectos el acto o resolución con el que cumplimenta con exceso o defecto, o declarar
infundada la queja. También podrá imponer multas al responsable, amonestar al
funcionario y comunicarlo a su superior jerárquico.
El recurso de revisión, establecido en los artículos 248 y 249 del código, debe
ser interpuesto por la autoridad, ante el Tribunal Colegiado de Circuito competente, a
través de la sala responsable, dentro de los 15 días siguientes a aquel en que surtan
efecto las resoluciones definitivas de la sala, las que decreten o nieguen el
sobreseimiento y las que se hayan dictado con violaciones procesales durante el
procedimiento, siempre que afecten las defensas del recurrente y trasciendan al sentido
del fallo, y cuando el interés del negocio exceda tres mil quinientas veces el salario
mínimo general diario del Distrito Federal.
BIBLIOGRAFÍA
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S.A., México, 1983.
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