Lectura 7
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Introducción
“sistematización de prácticas sociales y educativas”,
Varios momentos hacen parte del origen de este y dejar abiertas algunas preguntas e inquietudes.
texto: haber solicitado a educadores y educadoras
que escriban sobre lo que saben y hacen en torno
Contextos del pensar sobre el hacer
a la sistematización, el leer con interés lo que escri-
bieron y tener que redactar unas líneas que, además No es raro, hoy, ver a profesionales de las ciencias so-
de motivar a la lectura de los artículos, transmita las ciales y a educadores enfrentados a la tarea desgas-
inquietudes, temas e interrogantes que de ellos se tante de diligenciar planillas, esquemas y listados,
desprenden. Por esto es que muchas palabras, ideas enumerando actividades, participantes y recursos
y argumentos presentes en este escrito no son ori- utilizados; señalando con una “x” el grado de éxito
ginales, sino apropiados —hechos propios— y se en- y el porcentaje de logro alcanzado; generando infor-
tretejen para enriquecer y ampliar estas líneas. mación mediante modelos e instrumentos que los
El texto tiene por objetivos rescatar algunas ideas inhabilitan y aquietan en su capacidad reflexiva.
claves que permitan contextualizar y problemati- No es tampoco ajeno a la realidad reconocer
zar los discursos que se vienen planteando sobre que una cosa es la que se pone en los papeles y otra
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diferente la que sucede. Así, la tecno-burocracia se las exigencias de las políticas dominantes, que no
alimenta de datos parametrizados que no reflejan ni son sólo coyunturales, sino estructurales y proyec-
corresponden a los procesos desarrollados, transmi- tadas para un largo tiempo.
tiendo de esa manera informaciones que encubren De aquí que las personas se olviden de la necesi-
los fenómenos y conflictos sociales, nutriendo el di- dad de reflexionar críticamente lo que se les propo-
seño de políticas que se aplican, ejecutan e imponen ne, eligen y hacen, llegando al extremo de creer que
sobre comunidades y profesionales, fortaleciendo eso es lo normal, racional, digno y ético. Esta inercia
un sistema donde el silenciamiento, el empequeñe- y rutina mental se transmiten, entre otras cosas, a
cimiento y la sistemática exclusión marcan la coti- través de regímenes autoritarios donde no circula
dianidad y el futuro de la gente. el poder, aunque parezcan apostar a la democracia
Ante semejante realidad el sociólogo Orlando y a la equidad con procedimientos y herramientas
Fals Borda señalaba: estandarizados que borran la incertidumbre usur-
pando a la práctica el carácter hermenéutico y la
Se precisa coraje e imaginación para convertirnos dimensión experiencial de los protagonistas. Así se
en constructores y defensores eficaces de culturas impone, silenciosa pero sistemáticamente, un pen-
y civilizaciones protagonistas en la búsqueda de un samiento a-crítico y a-histórico, donde se justifican
desarrollo que nos dignifique, nos reconcilie con la los estereotipos generadores de ideologías y emo-
naturaleza y abra espacios para intervenir en la de- ciones caracterizadas por el empequeñecimiento,
finición del futuro. el sometimiento y el silencio, dando cuenta de con-
formidades miedosas, dispuestas a no cuestionar las
El problema no son los instrumentos de gestión diferentes exclusiones y desigualdades mantenidas
e información, aunque reconocemos que no hay y producidas por el modelo.
técnicas neutras. La contrariedad está en la inca- En este sentido es que Zygmunt Bauman, en su
pacidad de resistir a un sistema de pensamiento, de texto Tiempos líquidos, afirma:
información, de gestión y de acción impuesto por
lógicas de poder capaces de promover e instaurar En la actualidad, el miedo se ha instalado dentro y
una mirada única sobre la realidad circundante. satura nuestros hábitos diarios; si apenas necesita
Emociones, pensamientos y acciones vinculadas a estímulos externos es porque las acciones a las que
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Sistematización. Un pensar el hacer, que se resiste a perder su autonomía
da pie día tras día suministran toda la motivación y a solicitudes de agencias de cooperación, programas
energía que necesita para reproducirse. de desarrollo impulsados por el Banco Mundial, y
fundaciones de empresas multinacionales, univer-
Urge entonces, entre los educadores y profesio- sidades e instituciones encargadas de impulsar pro-
nales críticos, generar, promover y consolidar formas yectos económicos de sobrevivencia entre sectores
de construcción de conocimientos que confronten excluidos. Estas entidades actualmente demandan
las lógicas del “pensamiento único” que se imponen la sistematización como uno de los medios de ges-
en proyectos, organizaciones e instituciones sin nin- tión del conocimiento, con el fin de construir las evi-
guna resistencia. Por esto las propuestas de sistema- dencias que respalden y justifiquen sus propuestas e
tización tienen que ir más allá de la reflexión que un inversiones.
actor social realiza sobre sus prácticas para recons- Una lectura ingenuamente optimista de este fe-
truirlas y aprender de ellas. El contexto de exclusión nómeno señalaría que la propuesta alcanzó el pres-
y de sometimiento exige a los educadores y profesio- tigio y la madurez necesarios para universalizarse,
nales reflexivos críticos algo más que objetivar y co- y entender esto como logro. Una visión esperanza-
municar la memoria sobre sus quehaceres buscan- doramente crítica señalaría que si bien la sistemati-
do comprenderlos, socializarlos y cualificarlos. Se zación, como propuesta de construcción de conoci-
requiere de un conocimiento sobre la práctica que miento, se divulga entre diferentes sectores sociales,
interpele las concepciones, los intereses, las lógicas, empresariales y académicos, transitando por he-
los procedimientos, los instrumentos y las formas de terogéneas redes, ésta ha sido y es cooptada fácil-
reconocer y entender los procesos socio-culturales mente, perdiendo su sentido epistemológico, ético y
en sus miedos, impactos y resultados. político, como proceso generador de conocimientos
Se necesita, entonces, pensar en sistematizacio- de resistencia, capaces de interpelar y hacerle frente
nes que se resistan a la formalización, estandariza- al pensamiento dominante, desnaturalizando y de-
ción y transferencia —extensión— de los saberes velando el enquistamiento de éste en las prácticas
que se tienen sobre el quehacer pedagógico o social. educativas, culturales, organizativas y productivas.
Se precisa un conocimiento sobre la práctica que Lamentablemente, muchos discursos generados
deje de hacer transparentes —invisibles— los meca- desde procesos de sistematización aparentemente
nismos por los que el modelo social se enquista y pa- críticos, parecen ser simples ecos de una voz mayor
rasita nuestro quehacer, asfixiándolo, haciendo que y globalizada que ordena y somete a los verdaderos
pierda coherencia y fuerza transformadora. dueños del hacer y de los proyectos socio-culturales.
Urgen sistematizaciones que devuelvan el pensa- El desafío que tenemos hoy es el de reconocer, recon-
miento, restableciendo el protagonismo de los suje- siderar y recrear los fundamentos éticos y políticos
tos en sus modos de emocionar, pensar, expresarse que están a la base de las propuestas de sistematiza-
y actuar. ción, recontextualizando las propuestas y recreando
las orientaciones que las constituyen.
Independientemente de los intereses teóricos y
Sentidos de la sistematización de prácticas
extra teóricos que guían las propuestas y proyectos
A la sistematización se la viene entendiendo como de sistematización de prácticas o experiencias edu-
el proceso de reconocer y valorar la práctica, como cativas, éstas parecerían coincidir en que están refe-
una construcción colectiva de conocimientos sobre ridas a un proceso de construcción de conocimiento
el quehacer, orientada a extraer aprendizajes, com- que tiene por objeto el estudio de las prácticas y los
partirlos y cualificarlos; esta manera de comprender discursos que, en ellas y sobre ellas, se generan; dan-
y presentar la sistematización hizo que la propuesta do cuenta de contextos y desarrollos, así como de las
reflexiva dejara su impronta crítica y se la asimilara características de los sujetos que las agencian y de
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los resultados que se generan. Esta reflexión del que- conocimiento codificado, burocratizado, estandari-
hacer genera una teorización sustantiva, pertinente, zado y replicable, capaz de ocultar el movimiento y
que alimenta los diálogos entre actores, los sistemas las dinámicas dialécticas y complejas propias de lo
de gestión de conocimiento y los diseños de estrate- socioeducativo.
gias que realimentan y recrean la comprensión, la Además, para algunos educadores y profesiona-
expresión y el hacer. les en el área de las ciencias sociales, la sistemati-
Al parecer, ninguna propuesta de sistematiza- zación se constituye en una oportunidad reflexiva
ción, independientemente de quien la promueva, que permite interpretar críticamente los discursos
busca, de manera explícita, llegar a generalizaciones generados sobre y desde la práctica, trascendiendo
universales; aunque vemos que detrás de algunas la simple descripción, al profundizar el análisis en
concepciones hay una inquietud de modelizar as- torno a las lógicas particulares de las experiencias
pectos metodológicos y técnicos derivados de la ac- educativas-sociales. Comprender aquello que con-
ción social o educativa. En esta perspectiva, los pro- figura y da sentido a las prácticas permite generar
ductos del proceso de sistematización se asemejan aprendizajes significativos que aportan al cambio
a manuales que dan cuenta de recetas o fórmulas cognitivo, expresivo, emocional y práctico.
exitosas y acabadas de hacer las cosas, sin alertar so-
bre contextualizaciones, inacabamientos y lagunas
Sistematización como construcción de
existentes en toda práctica educativa y social.
textos sobre la práctica
Por otro lado, estos procesos y productos tensio-
nados por la transferibilidad enfatizan la formaliza- En las propuestas de sistematización reconocer, re-
ción, lo que lleva a que las propuestas de sistematiza- cuperar y expresar lo que se conoce del hacer impli-
ción y sus resultados se sitúen en conformidad con ca exigencias, asumir retos y agenciar procesos de
los discursos dados, establecidos teórica, política o elaboración, reelaboración y concertación de textos
institucionalmente. Los procesos de sistematiza- y significados entre quienes realizaron la experien-
ción, así entendidos y enmarcados, caen en la tram- cia. La comprensión y valoración de estas narrativas
pa de buscar a ultranza semejanzas y acuerdos entre están mediadas por el diálogo, los encuentros cara
el pensamiento generado en la reflexión de la prác- a cara o virtuales entre las personas, y propician la
tica y la racionalidad tecnológica, que impone un interpretación de los diferentes relatos a través de
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