Amaneció de Golpe: José Ignacio Cabrujas

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CO L E CC I Ó N F E B R E R O Sy AB R I L E S

José Ignacio Cabrujas


Amaneció
de golpe
IDEA ORIGINAL Y DIRECCIÓN:
CARLOS AZPÚRUA
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Amaneció
de golpe
(Guion cinematográfico)

CO L ECCIÓN F EBREROSyABR I L E S
17
1.a edición Fundación Editorial El perro y la rana, 2022

© José Ignacion Cabrujas


© Carlos Azpúrua
© Fundación Editorial El perro y la rana, 2022
Fundación Editorial El perro y la rana
Centro Simón Bolívar, Torre Norte, piso 21, El Silencio,
Caracas - Venezuela, 1010.
Teléfonos: (0212) 768.8300 / 768.8399

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www.mincultura.gob.ve

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Twitter: @elperroylarana

Hecho el Depósito de Ley:


DC2022000445
ISBN 978-980-14-5014-6
José Ignacio Cabrujas
Amaneció
de golpe
(Guion cinematográfico)

Idea original y dirección:


Carlos Azpúrua
CO LECCIÓ NFE BR E ROSyABR I LE S
Los febreros y abriles tienen significados más que históricos. Son
fechas y hechos que nos hablan, entre otras cosas, de la valentía
del pueblo, de la aparición pública del hombre que devolvió los
sueños y la esperanza a un país que clamaba por un verdadero y
profundo cambio. Han pasado treinta años desde ese momento
histórico, de ese 4 de febrero de 1992, cuando pudimos conocer
el rostro de ese hombre que había iniciado, años atrás, las
circunstancias que determinarían aquel “Por ahora”.
Los eventos que determinaron las acciones del 4F tienen sus
antecedentes en el 27 de febrero de 1989. El pueblo —como
tantas veces se lo escuché a decir al comandante Chávez—
“se les adelantó”, salió a la calle a protestar contra las medidas
neoliberales del segundo Gobierno de Carlos Andrés Pérez.
Toda revolución tiene su contrarrevolución. Es por ello que la
frase: “Todo once tiene su trece” debemos recordarla, porque
siempre tendremos que volver a ella. Hace veinte años vivimos
el golpe de Estado contra el comandante Chávez y el pueblo
venezolano, auspiciado por sectores empresariales e imperiales.
Nada ha cambiado desde entonces.
Estos febreros y abriles nos recuerdan cuál es nuestro destino
revolucionario, nuestra ética como militantes de un camino que
dejó sembrado nuestro comandante Hugo Chávez.
Nuestra historia, aunque reciente, ha producido un abundante y
prolífico material para su lectura y estudio.
Esta colección es una muestra del trabajo de historiadores,
cronistas y escritores para que viejas y nuevas generaciones
asistan a la memoria de las luchas del pueblo.

Nicolás Maduro Moros


Presidente de la República Bolivariana de Venezuela
NOTA EDITORIAL

La presente edición de Amaneció de golpe, (guion cinema-


tográfico) fue extraída del proyecto original de la película,
está presentada en el orden original del proyecto, le fue in-
cluida solamente un índice de abreviaturas para facilitar al
lector general su comprensión. Se respetó el uso de mayús-
culas sostenidas y negritas para la presentación de las se-
cuencias, la entrada de los personajes y los llamados a planos
especiales.

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LA IDEA

Amaneció de Golpe, es un proyecto para realizar un film ba-


sado en las experiencias de varios grupos familiares e indivi-
duos que quedaron atrapados en sus casas, constituyéndose
en “testigos de primera fila” de los combates más intensos
ocurridos, alrededor de la residencia presidencial, la noche
del fallido golpe de estado del 4 de febrero de 1.992.
Consiste en articular un conjunto de historias parale-
las, de maneras de reaccionar, de dramas internos -hasta esa
noche ocultos o silenciados y que la situación límite que se
vive hace aflorar- de opiniones sobre el país, la democracia
y sobre si mismos que todos estos personajes comienzan a
exponer impulsados por la tensión a la que se ven sometidos
entre los dos bandos que se enfrentan a muerte. Todo ocurre
en medio de un gran frenesí en el que se alternan los sucesos
de la calle y del país (vividos a través del televisor), con el
conflicto interno que se desarrolla en cada una de las vivien-
das que articulan la trama.

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EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Amaneció de Golpe representa la continuidad de una línea


de reflexión sobre el hecho social contemporáneo en Vene-
zuela, iniciada con Disparen a Matar. En este sentido es una
obra necesaria en cuanto intenta confrontar al espectador,
con una situación reciente, y de gran trascendencia. Hechos
que hasta el momento no han sido abordados por el cine. La
película tiene como proposición central involucrar al espec-
tador en la reflexión sobre unos hechos en los cuales todos,
de alguna manera, hemos participado.
En este sentido, es una profunda indagación sobre los
valores de la libertad y la democracia, sobre aquello en lo que
creemos y sobre nuestras contradicciones. En pocas pala-
bras se trata de abordar la definición última que debe asumir
la sociedad contemporánea: democracia o autoritarismo.
La película esta estructurada a partir de un rico con-
trapunto entre la vivencia cotidiana de los personajes y la
presencia desbordada de la política. Todo ello dentro de una
circunstancia que incide sobre los aspectos más particulares
de la existencia de cada uno.
La situación de los personajes está determinada por dos
elementos de la narración, por una parte ellos viven en la

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misma calle de una urbanización de clase media, detrás de
la residencia presidencial “La Casona”, donde las casas fue-
ron tomadas por los insurrectos dando lugar a algunos de
los más fieros combates de la intentona golpista. Ello hace
que todos los personajes se vean súbitamente inmersos en
una terrible circunstancia, que generará en ellos una enor-
me incertidumbre ante la posibilidad de un abrupto cambio
político en el país.
El otro elemento que caracteriza la narración es que en
medio de esa circunstancia su única comunicación es a través
de la televisión y el teléfono, de tal manera que los persona-
jes van cambiando sus criterios y opiniones sobre los hechos
de acuerdo a la percepción que tienen de la información a
través de esos medios.
En este sentido la película satisface una necesidad de re-
flexión sobre la crisis a dos niveles, uno referido a la dimen-
sión colectiva de la misma y otro que tiene que ver con las
consecuencias que generaron estos hechos contradictorios
sobre la vida de los personajes.

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SINOPSIS

Una calle pacífica, serena, clase media, de casa con jardín y


familias. La armonía se rompe violentamente cuando la ca-
lle se convierte en el escenario de fieros combates entre un
grupo de militares que intenta tomar por asalto la residencia
familiar del Presidente de la República y los militares que in-
tentan defenderla. Durante horas, cuando el combate es más
brutal, los habitantes de la calle son presas de la confusión
y del miedo. No saben exactamente de que se trata, quiénes
son los “golpistas”, cuáles ideas defienden, a cual bando de la
política nacional pertenecen. Durante ese lapso las reaccio-
nes son de miedo animal, de sobrevivencia, de protección, de
solidaridad y cariño frente al peligro. La televisión, la radio y
el teléfono son su único contacto con el mundo exterior.
A medida que la situación se va identificando, gracias
a informaciones obtenidas por los tres medios, las familias
y grupos van pasando de la situación de miedo a la situa-
ción de conflicto interior al evaluar ética y pragmáticamente
los acontecimientos. Se trata ahora de fijar posición frente
a lo que está ocurriendo, de evaluar que hacer si triunfan
los golpistas (ya que mientras la TV dice que ya todo está

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controlado, aquí el combate continúa), de decidir actitudes
inmediatas frente a los jóvenes soldados que se han ido apos-
tando y protegiendo en los jardines de las casas.
Como transcurren las horas y la situación se estanca, los
soldados se van haciendo cada vez más débiles, más indefen-
sos, más “cazadores cazados”, las familias comienzan a tejer
conflictos dramáticos sobre si mismos y sobre sus maneras
de entender el país.
Al final, la situación, es aparentemente controlada, no
hay exactamente alegría, ya ninguno es como antes, muchas
“cartas han sido colocadas sobre la mesa” y hay desconcierto
porque entre tantas tensiones y conflictos la noche se fue
rápidamente. Amaneció de golpe.

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PROYECTO CINEMATOGRÁFICO
(Sinopsis larga)

ESCRITOR: JOSÉ IGNACIO CABRUJAS


DIRECTOR: CARLOS AZPÚRUA

La acción transcurre en Caracas el 4 de Febrero de 1992,


día de una inesperada sublevación militar en contra del go-
bierno.
Comienza el asunto a eso de la media noche en los alre-
dedores de La Casona, residencia oficial del Presidente de la
República. Allí acaba de celebrarse un agasajo sinfónico-cul-
tural convocado por la primera dama a los efectos de cele-
brar la adquisición de quinientas sillas de ruedas destinadas
a otros tantos minusválidos nacionales. Los músicos se dis-
ponen a marcharse después de interpretar la novena sinfo-
nía de Beethoven y de improvisar una sesión de jazz mien-
tras comían albondiguillas de carne, pero en los estertores
de la fiesta observamos movimientos empresariales-oficia-
les, otorgamientos de contratos y hasta cobro de comisiones.
El presidente se encuentra en esos momentos a bordo
de una aeronave y de regreso al territorio nacional después
de una asamblea de dignatarios. La primera Dama lo llama
por el correspondiente celular y la voz amplificada del Jefe

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de Estado se hace oír en el ámbito de la residencia a la hora
de saludar a los presentes y agradecer las donaciones de si-
llas. Todo esto transcurre durante la secuencia de créditos.
Queda La Casona vacía de huéspedes y músicos que se
alejan y observamos la quietud de los alrededores. Un des-
tacamento hace su guardia de rutina, pero en las viviendas
cercanas todo expresa cierta paz vecinal característica de
una urbanización de clase media.
En una calle próxima vemos una patrulla militar que
avanza en un vehículo capaz de transportarla. Algo extraño
sucede porque el mencionado vehículo se desplaza sin luces
hasta estacionarse en mitad de la calle. De allí salen siete
soldados provistos de uniforme de campaña y con los rostros
tiznados. Los guía el Capitán Gustavo Farías de treinta años
y ademanes resueltos, como si cada movimiento hubiese sido
largamente ensayado. Rápidamente él y sus hombres toman
posiciones en tormo a la residencia presidencial, arman las
metralletas, instalan una bazuka en los hombros de Farías y
tras aguardar unos segundos deciden el ataque a La Casona
que se inicia con un disparo de mortero a cargo del Capitán.
A partir de allí la balacera es espantosa al intentar los guar-
dias repeler el sorpresivo ataque y los músicos que en ese
momento salen de la Casona en un autobús del Ministerio
de Cultura interpretando la canción popular de El Totumo
de Guarenas, viven momentos de grave peligro al quedar en
mitad del combate.
Vecinos del sitio y habitantes de una casa de dos pisos
que es un verdadero emblema de la clase media nacional
y próspera, la familia Pardo en rápida sucesión de planos,
despierta sobresaltada porque todo aquello parece suce-
der en su propia vivienda. Anselmo y Antonia Pardo, él de
cincuenta y dos años y ella de cuarenta y cinco, emergen del

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lecho matrimonial estupefactos y preguntándose que suce-
de. En otra habitación, Beatriz la hija mayor de los Pardo de
regreso a la casa de sus padres después de una desavenien-
cia conyugal al comprobar que su esposo, el Coronel Verga-
ra, mantiene un tórrido romance con una integrante del Ba-
llet Nacional de Venezuela, protege a sus dos hijos de cinco
y tres años, que lloran aterrados. Javier Pardo, el hermano
menor de Beatriz, acude en su auxilio y cuando la familia
logra reunirse en el dormitorio de Beatriz, todo es descon-
cierto y confusión. Una ráfaga de ametralladora destroza
ventanas y agujerea peluches y los Pardo se tiran al piso tal
como han visto en las películas.
En la calle prosigue el combate, pero el comando del ca-
pitán Farías no las tiene todas consigo. Uno de los soldados
atacantes recibe un balazo y queda tendido junto a la casa de
los Pardos. Farías, obligado por las circunstancias, decide
buscar refugio en la cercana vivienda y tras volar la cerra-
dura de la puerta principal, penetra en la propiedad de la
familia Pardo. Disparos aislados indican que aún se combate
en La Casona cuando Farías responsable de sus hombres
decide instalarse en la casa de los civiles.
Tras localizar a los habitantes de la casa, Antonia y An-
selmo, Beatriz, su hermano Javier y los dos niños, Dolores
Pardo la anciana madre de Anselmo y Margarita Tovar, la
criada, el Capitán Farías instalado en la sala procede a infor-
marles de la novedad indicándoles que se trata de un golpe
de estado sin lugar a dudas triunfante y que la vivienda ha
sido tomada en nombre de los insurgentes y sin el menor
deseo de atropellar a sus moradores.
La llamada telefónica de una amiga interrumpe la impro-
visada reunión. Beatriz enciende el televisor y allí aparece
Hugo Chavez pronunciando la proclama del levantamiento.

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Sometidos y sin más remedio los Pardo se disponen a
vivir una verdadera pesadilla, cuando en los alrededores au-
mentan los disparos y se escuchan terribles explosiones. No
hay la menor duda: es una insurgencia militar que ha esta-
llado no solo en Caracas sino en otras ciudades de Venezuela
calificando al gobierno de corrupto e insensible ante grandes
calamidades nacionales.
La proclama da por descontado el éxito de los insurgen-
tes y la implantación de un régimen cívico-militar de emer-
gencia, en capacidad de ofrecer prontas elecciones.
Uno a uno los Pardo comienzan a percatarse de lo su-
cedido. El azar los ha envuelto en la asonada y todo hace
presentir que en las próximas horas podrá ocurrir cualquier
cosa. Es hora de pensar en ellos mismos y en futuras conse-
cuencias. Anselmo Pardo escucha en la radio los alegatos del
Teniente Coronel Arias Cárdenas, quien desde Maracaibo
promete castigo ejemplar a los corruptos y es allí cuando el
dueño de la casa se hace preguntas porque siendo contratis-
ta de obras públicas y hombre ligado a la Banca Comercial
ha hecho cuanto soborno y procedimiento irregular pueda
ser concebido. El dilema de sentirse culpable lo consume tan
pronto recapacita en sus últimos negocios. ¿es un corrupto
o un ingeniero próspero que ha hecho lo que buena parte de
sus colegas hacían sin mayores preguntas? ¿Dónde está el
límite que ahora, parece definir la nueva situación?
Encerrados en el piso superior los Pardo son testigos
de las maniobras de combate cuando el capitán Farias y sus
hombres ubicados en el jardín y en los muros de la residen-
cia, han continuado disparando en contra del objetivo Mar-
garita, la criada, atiende a un soldado herido y muestra soli-
daridad con los golpistas, a pesar de los reclamos de Antonia
decidida a permanecer neutral sobre todo cuando entiende
que la situación dista mucho de decidirse.

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Beatriz, en trance de divorcio, recibe una llamada de
su esposo, el Coronel Vergara, ignorante de lo que sucede
en la casa. Desesperada logra informarle de lo que ocurre.
Vergara logra darle instrucciones y se entera del inminente
fracaso de la asonada. El mismo irá a rescatarla tanto a ella
como a sus hijos y el resto de la familia.
Un clima tenso envuelve las acciones que suceden en la
casa. Cheo, el soldado herido agoniza en la sala sin que nadie
pueda hacer nada. Farías ha comenzado a sentir el acoso, la
desesperación de saberse allí aislado y sin ninguna informa-
ción. Anselmo, en crisis, no tiene más remedio que enterar a
su familia de los delitos que ha cometido, recibiendo de ma-
nera progresiva el desprecio de los suyos y especialmente el
de su madre. Cándida, la abuela, decide irse sin importarle el
fuego cercano, y al llegar a la calle es herida mortalmente. La
muerte de la abuela desata los acontecimientos y los Pardo
parecen vivir en carne propia los acontecimientos que suce-
den en toda la nación. La corrupción y la violencia les per-
tenecen, son parte de ellos mismos. Ya no hay bandos sino
definitivas preguntas que parecen envolverlos.
Vergara, decidido a rescatar a los Pardo, llega a las inme-
diaciones al frente de un comando armado hasta los dientes.
Se inicia entonces el operativo de rescate, mientras el cadá-
ver de Cándida permanece tendido en la calle. Con violencia
extrema, Vergara logra desalojar a los rebeldes y asesina al
Capitán Farías.
Los Pardo han sido rescatados, y Anselmo no puede me-
nos que alegrarse. ¡Nos hemos salvado! Es lo único que se le
escucha decir, cuando la familia avergonzada por lo que han
descubierto de él, lo abandona.
El levantamiento ha fracasado y el orden constitucional
se restablece. Quienes no se restablecen son los Pardo, des-
pués de lo ocurrido esa noche.

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INVENTARIO DE FESTIVALES
NACIONALES E INTERNACIONALES
DONDE PARTICIPÓ LA PELÍCULA

FESTIVALES INTERNACIONALES
1998:

THE WORLD FILM FESTIVAL. Montreal, Canadá. 27 de


agosto al 7 de septiembre. (Fuera de competencia).
XV FEST1VAL DE CINE DE BOGOTA. Bogotá, Colombia.
FESTIVAL INTERNATIONAL DE BIARRITZ. Fran-
cia. 23 de septiembre al 4 de octubre.
FORT LAUDERDALE INTERNATIONAL FILM FES-
TIVAL. Usa. 26 de octubre al 15 de noviembre.
XXIV FESTIVAL DE CINE IBEROAMERICANO DE
HUELVA. Huelva, España. 21 al 28 de noviembre.
Premio “Manuel Barba” al Mejor guion, Premio “Radio
Exterior” de España de la Crítica Internacional y Premio
“ASECAN” al Mejor largometraje
XX FESTIVAL INTERNACIONAL DEL NUEVO
CINE LATINOAMERICANO. La Habana, Cuba. 1 al 11
de diciembre.

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Premio “Vigía” de la Organización de Escritores de la ciudad
de Matanzas.
1999:

XIII PREMIOS GOYA 1999. España. Nominada entre las


tres finalistas participantes en el Premio a la Mejor Película
Extranjera de Habla Hispana.
V MOSTRA DE CINEMA LLATINOAMERICA DE
LLEIDA. Lérida, España. 15 al 23 de enero. Premio de la
audiencia a la mejor película.
PUERTO RICO INTERNATIONAL FILM FESTIVAL.
Puerto Rico. 27 de enero al 7 febrero. Sección “Luces Lati-
noamericanas”.
MUESTRA DE CINE ORGANIZADA POR LA CÁMA-
RA DE COMERCIO DE MIAMI. Usa. 19 de febrero.
XXXIX FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE
CARTAGENA. Colombia. 15 al 19 de marzo. Competencia.
XVI ENCUENTROS CON EL CINE LATINOAMERI-
CANO DE BURDEOS. Francia. 10 al 18 de marzo.
XV FESTIVAL REFLEJOS DE CINE IBÉRICO Y LA-
TINOAMERICANO DE LYON. Villeurbane. Francia. 10
al 23 de marzo.
XI ENCUENTRO DE CINE LATINOAMERICANO DE
TOULOUSE. Francia. 15 al 23 de marzo.
XV CHICAGO LATINO FILM FESTIVAL. Usa. 9 al 21
de abril.
II FESTIVAL DE CINEMA LATINOAMERICAIN DE
MONTREAL. CINE-FIESTA. Montreal, Canadá. 15 al 18
de abril.

24
III FESTIVAL DE CINE HISPANO DE MIAMI. Usa. 23
de abril al 2 de mayo.
MUESTRA EN ORLANDO EN EL MARCO DEL I FES-
TIVAL DE CINE VENEZOLANO. Orlando, Fl. Usa. 30
de Abril.

FESTIVALES NACIONALES

PREMIOS DEL CONCEJO MUNICIPAL 1998.


Mejor dirección (Carlos Azpúrua), Mejor guion (José
Ignacio Cabrujas), Mejor actriz (Elba Escobar), Mejor actor
(Héctor Mayerston), y mejor sonido (Víctor Luckert).
PREMIOS ANAC 1999.
Mejor música: (Luís Paniagua y José Vinicio Adames} y
Mejor actriz (Ruddy Rodríguez}.
PREMIOS NACIONAL DEL ARTISTA 1999.
Mejor actriz (Ruddy Rodríguez), Mejor Primer Actor
(Héctor Mayerston).

ITINERARIO DE FESTIVALES INTERNACIONALES


CONFIRMADOS
1) Exhibición en Salas de Cine en Miami. USA. Julio.
2) Exhibición en Salas de Cine en Madrid, España. Ju-
lio-agosto
3) Exhibición en Salas de Cine en Bogotá. Colombia. Ju-
lio-agosto
4) I Festival Internacional de Cine de Santo Domingo. Re-
pública Dominicana. 9-18 de julio

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5) III Encuentro Latinoamericano de Cine. Perú. 30 de ju-
lio al 8 de agosto.
6) XXVII Festival de Gramado. Cine Latino y Brasilero.
Brasil. 9 al 14 de agosto.
7) XXVI Jornada Int. de Cinema de Bahía. Brasil. 10 al 16
de septiembre.
8) II Latin American Cinema Festival. New York. 20 de
agosto al 9 de septiembre.
9) III Festival Latino Americana de Cine y Literatura de
Rotterdam. Holanda. 13 al 20 de octubre.
10) XIV Festival del Cine Latino Americana de Trieste.
Italia. 23 al 31 de octubre,
11) XI Festival Internacional de Cine de Viña del Mar. Chi-
le. Octubre.
12) San Juan Cinemafest. Puerto Rico. Octubre.
13) III Los Ángeles Latino International Film Festival.
Usa. 1 al 10 de octubre.
14) IX Oslo Films from the south Film Festival. Noruega. 1
al 10 de octubre,

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ÍNDICE DE ABREVIATURAS

EXT. Exterior
GPG. Gran plano general
INT. Interior
PP. Primer plano
PPP. Primerísimo primer plano
SEC. Secuencia

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AMANECIÓ DE GOLPE
Guion Cinematográfico

ESCRITO POR JOSÉ IGNACIO CABRUJAS


IDEA ORIGINAL Y DIRECCIÓN DE CARLOS AZPÚRUA

1. SEC.EXT.-COTA MIL-NOCHE.

Un convoy militar formado por dos camiones y dos jeeps re-


corren un trecho de autopista.
Soldados provistos de armamento de combate sentados en
el interior del camión. La cámara recorre algunos rostros.
Tensión. Expectativa.
Cuatro militares en el jeep que avanza por la autopista. El
Capitán Alexis Farías de 32 años y aspecto recio. A su lado
el teniente Raúl Márquez, de 28 años, conduce el vehículo.
En el asiento posterior los sargentos Manuel Torrealba y
José Antonio Benitez, ambos de 23 años, se tiznan la cara de
negro utilizando una crema. Márquez mira a los sargentos a
través del retrovisor. Farías comprueba la hora en su reloj.
Plano del convoy en movimiento. A buena velocidad un lu-
joso Buick avanza por el hombrillo y rebasa prudentemente
los vehículos militares.

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Farías y Márquez miran de reojo al Buick que en ese mo-
mento los rebasa.
Torrealba y Benitez dejan de untarse la crema y se inclinan
en el asiento a fin de no ser percibidos.
Plano del Buick que acelera confiado, se sale del hombrillo y
toma un canal de la autopista.
En el espejo retrovisor del Buick puede verse el convoy mi-
litar. Aníbal Pardo, un cincuentón corpulento que parece
derrochar vitalidad conduce el vehículo y no parece darle
importancia a lo que observa. Lo enreda un profundo deseo
de orinar. A su lado, el ingeniero Veitía, panzón y de la mis-
ma edad. Veitía se mete en la boca una pastilla de antiácido
y resume lo que venía diciendo.(voz en off del diálogo entre
Aníbal y Veitía sobre la imagen del convoy).

VEITÍA.-
Ponle el martes o ponle el miércoles que
firme el Ministro.
Cobras y sacas entonces un cheque de
gerencia por dos millones exactos a nom-
bre de Inversiones La Palometa S.A. No
vayas a poner C.A. porque es la cagada.
Aníbal asiente mecánico.

ANÍBAL.-
Veitía, me estoy meando. Aguántame
aquí.

Aníbal maniobra hasta recorrer el hombrillo que bordea la


montaña.

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VEITÍA.-
Pero meas en mi casa.

ANÍBAL.-
Verga, es que no llego. Estoy abombado.
Aníbal detiene el automóvil y sale dispuesto a orinar.
Protegido por la oscuridad avanza unos pasos hacia una es-
pesura, internándose en ella. En las cercanías hay un auto-
móvil europeo, estacionado.

2. SEC.EXT.-COTA MIL-VEGETACIÓN CONTIGUA-NOCHE.

Aníbal se detiene en un sitio y comienza a orinar.


Mientras lo hace, escucha voces y jadeos que corresponden a
una mujer y a un hombre.

VOZ DE BETZAIDA.-
Así, papito. En la tierra, papito, en la sel-
va papito, que coño colchón, el colchón
aliena, el colchón es lo que nos tiene jo-
didos.
Rostro de Aníbal orinando copiosamente y sorprendido por
lo que escucha. Orina e intenta atisbar entre algunas malezas.
A través de las malezas, un par de treintones acariciándose
a medio vestir.
Rostro de Aníbal, estupefacto.
El hombre ha dejado su chaqueta sobre una piedra. Encima
de la chaqueta hay una pistola.
La cámara busca los rostros de la mujer y el hombre.

31
BETZAIDA.-
Rico José Manuel...

JOSÉ MANUEL.-
Estoy convencido de que nos va a picar
una mierda, Betzaida.
Repentinamente, la mujer vuelve su rostro hacia el sitio
donde está Aníbal.
Subjetiva de Betzaida.
Aníbal como una silueta sin rostro que atisba entre las ma-
lezas.
Rostro de Betzaida.

BETZAIDA.-(GRITA)
¡José Manuel, un ladrón!

Sin pensarlo, Aníbal corre hacia la cercana autopista.


Aníbal corre. A sus espaldas suena un disparo. Aníbal corre
más.

3 SEC.EXT.-COTA MIL-BORDE AUTOPISTA-NOCHE.

Aníbal, corriendo, se aproxima al Buick. Veitía ha asoma-


do su rostro por la ventanilla. Azorado Aníbal entra en el
vehículo.

VEITÍA.- (ALARMADO)
¿Qué pasa?

ANÍBAL.-
Guevón, dos carajos tirando.

32
El Buick se aleja a toda velocidad. La cámara se aproxima
al borde de la autopista junto a la maleza. No tardan en aso-
marse allí, Betzaida y José Manuel, pistola en mano.
Betzaida mira hacia el automóvil europeo estacionado en las
cercanías.

BETZAIDA.- (SIEMPRE NERVIOSA)


Pero no te robaron el carro...

JOSÉ MANUEL.-
Hemos podido ir a un hotel, chica, pero tú
con la ecología y la vaina.

En ese momento la cámara se aproxima al convoy militar


que a mediana velocidad recorre la autopista.
Betzaida y José Manuel, lo miran pasar. (voz en off de las
trasmisiones militares).
Farías se embadurna la cara con la crema y habla por un
transmisor. Mientras sus compañeros se colocan brazaletes
del MBR 200.

FARÍAS.-
Aquí. Amanecer siete, reportando sin no-
vedad.

VOZ TRANSMISOR.-
Copiado Amanecer siete. Adelante.

FARÍAS.-
Aproximándonos a objetivo. Cambio.

33
VOZ TRANSMISOR.-
Copiado. Prosiga de acuerdo a instruccio-
nes. Fuera.

FARÍAS.-
Copiado. Fuera.

Plano del convoy que recorre un trecho de autopista.

MÚSICA.TEMA DE ACCIÓN.

4 SEC.EXT.–INT.-CALLE DE ORITOPO-NOCHE.

El Buick de Aníbal recorre un trecho de calle y se detiene


frente a la lujosa residencia del Ingeniero Veitía.

VEITÍA.- (ANIMADO)
Es que esta vaina se está volviendo una
mierda con la delincuencia. Un carajo que
sale tranquilo a mear y hay dos tirando y
le quieren meter un pepazo. ¡Es jodido,
Aníbal, no vayas a creer!

ANÍBAL.-
Te llevo el cheque el miércoles.

VEITÍA.-
S.A.

ANÍBAL.-
S.A. La Palometa, S.A.

Veitía termina de salir.

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VEITÍA.-
Y pendiente de cuando la subcomisión de
luz verde porque allí hay un billete. Yo te
mantengo informado.

ANÍBAL.-
Vaya.

Veitía suelta un peo.

VEITÍA.-
¿No te digo que esas albóndigas estaban
crudas?

Veitía se encamina hacia su residencia.


Aníbal lo mira y más que mirarlo, lo constata. Pone en mar-
cha el vehículo.
Plano del Buick que se aleja.

5 SEC.EXT.-UNA REDOMA-NOCHE.

Calle desierta. El convoy de militares se ha detenido en las


inmediaciones. Descienden aún algunos rasos de los camio-
nes. Los soldados se están formando en una pequeña plaza
contigua a la redoma. Son unos treinta hombres provistos de
uniforme de cazadores.
Farías, acompañado de Márquez, Benítez y Torrealba, se
aproximan a los soldados.
La cámara se desplaza hacia un pequeño edificio de los va-
rios que hay en la redoma. Con el movimiento de la cámara
se enciende la luz de un apartamento.

35
La cámara se aproxima a ese balcón. Allí se asoma Gertrudis
Paiva, una mujer de cuarenta años, colombiana, de aspecto
menudo y frágil. Con actitud nerviosa se va del balcón e in-
gresa en la sala.

6 SEC.INT.-APARTAMENTO DE LUIS ALBERTO MÉN-


DEZ-SALA.

En la sala del modesto apartamento se vive un gran conflic-


to. Luis Alberto, cuarenta y cinco años, nativo de Popayán,
tiene lo que a todas luces parece ser un serio dolor de apendi-
citis. Lo acompaña Ana Dolores, su esposa, también colom-
biana y de la misma edad de Gertrudis.
Gertrudis viene entrando.

GERTRUDIS.-
No llega el taxi, ni la ambulancia.
Méndez se dobla del dolor.
Ana Dolores da rienda suelta a su desesperación.

ANA DOLORES.-
¡Pero vuelve a llamar, Gertrudis! ¡Diles
que es una emergencia!

GERTRUDIS.-
¡Ya van tres veces que les digo! ¡Y me
responden lo mismo! ¡Que sí que vienen,
que ya!

MÉNDEZ.- (DOBLÁNDOSE)
Puta madre, no aguanto, Ana Dolores,
esta vaina tiene que ser apendicitis...

36
GERTRUDIS.-
Yo creo que es mejor que bajemos y nos
paremos en la calle. Abajo hay unos sol-
dados.

Méndez ahoga un grito y señala el dolor en su cuerpo.

MÉNDEZ.-
Es aquí...es exactamente aquí...

Méndez, ayudado por las dos mujeres, logra dar unos quejo-
sísimos pasos en dirección a la puerta.

MÉNDEZ.-
Los hijos de puta del seguro que le dicen a
uno que tienen servicio de ambulancia las
venticuatro horas, cuando llega el momen-
to y por fin contestan, no vienen. Coños de
su madre. Porque uno es extranjero.

GERTRUDIS.-
No diga feo, Luis Alberto.

ANA DOLORES.-
Ya se soluciona, Luis Alberto. Ya te van
a ver.

Gertrudis se adelanta.

GERTRUDIS.-
Voy llamando el ascensor

Gertrudis abre la puerta y sale.

37
7 SEC.EXT.-REDOMA Y PEQUEÑA PLAZA-NOCHE.

Rostros de soldados.
Rostro de Farías, ya situado frente al pelotón. Habla en voz
baja, apenas lo suficiente para ser escuchado por el compac-
to grupo.

FARÍAS.-
Soldados de la Patria, soldados de Bolí-
var y Zamora.
Esta no es una operación de rutina. Se les
informó que lo era, pero no es así.
Rostros de los soldados, atentos al superior.
Rostro de Farías, como observando el efecto inicial de sus
palabras.

FARÍAS.-
Esto es un golpe de estado, contra el go-
bierno de Carlos Andrés Pérez.
Benítez extiende un afiche a colores con el rostro de Pérez.
Rostro Soldado I.
Rostro Soldado II
Rostro Soldado III
Farías toma el afiche y lo exhibe.

FARÍAS.-
Nos estamos dirigiendo a la residencia
presidencial donde vive esta rata con el
fin de tomarla a como de lugar. Acaba
de comenzar una insurrección en varios

38
cuarteles del país y en todas las bases
aéreas. Yo estoy al frente del operativo
Madriguera. Me asisten el capitán Már-
quez y los sargentos Torrealba y Benítez.
Vamos a encontrar resistencia y vamos a
combatir. Vamos a devolverle a este país
la dignidad que una banda de traidores le
ha decomisado. Así que, disciplina estric-
ta y en marcha. Esta vez no es contra el
pueblo. Esta vez es por el pueblo.

Farías toma el afiche y los rompe en dos pedazos que arroja


al suelo.

FARÍAS.-
¡A sus puestos!

Farías destraba el seguro de su metralleta.


Benítez y Torrealba se ponen en acción y conducen a los sol-
dados a los camiones.

BENÍTEZ.-
Vamos.

TORREALBA.-
¡Movimiento! ¡Rápido!

Los soldados se aproximan a los camiones.

8 SEC.EXT.-EDIFICIO DE MÉNDEZ-FACHADA Y CALLE


-NOCHE.

Se asoman, Méndez, Ana Dolores y Gertrudis, bañados, casi


enceguecidos, por la luz de los faros del convoy militar.

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MÉNDEZ.- (ENCEGUECIDO)
¿Trajiste la póliza? (A ANA DOLORES).

ANA DOLORES.-
Sí mi amor, aquí mismito la tengo.

9 SEC.EXT.-CALLE REDOMA Y PLAZA-NOCHE.

El convoy militar se pone en movimiento.


Méndez, Gertrudis y Ana Dolores, observan la movilización.
Gertrudis decide inspirada.

GERTRUDIS.-
¡A ver si nos llevan!
Y sin pensarlo, corre hacia la calle.
Ana Dolores la llama.

ANA DOLORES.-
¡Gertrudis!
Gertrudis corre hacia los camiones en movimiento.

GERTRUDIS.-
¡Paren! ¡Una emergencia!
Cruza frente a ella, el jeep donde viajan Farías, Márquez,
Torrealba y Benítez.

GERTRUDIS.-
¡Esperen! ¡Esperen!
Márquez acelera.
Plano del camión alejándose.

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Gertrudis desalentada.

GERTRUDIS.-(EN VOZ BAJA)


Desgraciados.
Se vuelve hacia el edificio.

SUBJETIVA DE GERTRUDIS.

Méndez y Ana Dolores parados frente a la puerta del edifi-


cio. El buick de Aníbal pasa frente a ellos.

10 SEC.EXT.-CALLE CERCANA A LA CASONA-NOCHE.

Aníbal, rostro impasible, sintoniza en la radio un programa


de su interés, en el que se escucha un discurso de Fidel Cas-
tro, sobre la Crisis de los Misiles. A través del parabrisas
vemos como se aproxima a la residencia presidencial, una
inmensa casa fortificada e iluminada casi hasta lo incandes-
cente. Varios soldados la custodian rutinarios.

LOCUTOR.- (EN OFF)


A raíz de la Crisis de los Misiles, el mun-
do estuvo al borde de una guerra nuclear.
Aníbal, obedeciendo a un viejo temor, apaga la radio.
Aníbal conduciendo su vehículo pasa junto a La Casona. Al-
gunos guardias lo observan. Aníbal sonríe y asiente a ma-
nera de saludo. Continúa su recorrido y media cuadra más
adelante se detiene frente a una casa de dos pisos y ochocien-
tos metros de construcción, rodeado de un amplio jardín. Al
fondo puede verse el lateral de la residencia presidencial y el
grupo de soldados antes descrito. Aníbal acciona un mando
de control remoto y el portón de su casa se abre.

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11 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-JARDÍN-NOCHE.

Beatriz, treinta años, hija de Aníbal, está sentada en una


silla de extensión, como si contemplara el cielo. La vemos
beber un largo trago de whisky. Al fondo el Buick de Aníbal
avanza hacia un techado. El rostro de Beatriz se hace tenso.
Aníbal apaga el Buick y sale. Activa un control en su llavero
y el Buick dice:

BUICK.-
Activado. Este vehículo ha sido activado.

No ha visto a Beatriz y avanza hacia su casa. Atraído por un


ruido, mira hacia el balcón del segundo piso, donde acaba de
asomarse su esposa, Ángela.

ANÍBAL-
Epa.

Plano de Ángela asomada al balcón. Se lleva un dedo a la


boca como indicando silencio y luego con el mismo dedo se-
ñala hacia Beatriz.
Aníbal mira y reconoce a su hija.
Mira de nuevo a Ángela.
Ángela adopta una expresión intensa y a lo trágico.
Aníbal la mira un momento y avanza hacia Beatriz.
Durante el corto trayecto, algo llama su atención.
Sobre el muro de la casa contigua, puede verse, distante, la
silueta de Freddy, el hijo del Cónsul de México.
Aníbal se enerva.

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ANÍBAL.- (EN LO QUE PARECE SER UNA
RUTINA)
Bájate de allí, coño, voy a tener un peo
con tu papá así sea el cónsul de México o
lo que sea.

Freddy lo observa y no parece entender la hostilidad.

FREDDY.-
No va el pinche Nafta en México, guevón.

Rostro de Aníbal.
Rostro de Freddy.

FREDDY.-
Aquí tenemos que hacer un mercado,
nosotros con exclusión de Canadá y Es-
tados Unidos. Un Norte-Sur dentro del
Sur-Sur.

Aníbal, trata de controlar una ira que lo desborda.


Plano de Ángela tensa y asomada al balcón.
Rostro de Aníbal.

ANÍBAL.-
Bájate de allí, coño, porque voy a poner
corriente. Te vas a electrocutar, drogó-
mano coñoemadre.
Plano de Ángela.

ÁNGELA.-
Aníbal, no discutas con ese loco.

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Rostro de Aníbal que hace caso omiso del comentario de
Ángela.

ANÍBAL.-
Hijo de...

12 SEC.INT.-JARDÍN-POSICIÓN DE BEATRIZ.

Rostro de Beatriz, abrumada, deprimida.

BEATRIZ.- (EN ALTA VOZ)


Ay, ya,ya. Papá...

Ladridos de feroces dobermans en el jardín del Cónsul de


México.
Freddy reacciona a los ladridos.

FREDDY.-
Mañana se te explica, guevón. Pero tú,
callado. Un millón seiscientos mil mexi-
canos indocumentados están limpiando
pocetas, así que aprieta el culo.

Aníbal toma una piedra y la arroja contra Freddy.


Freddy salta hacia su jardín.

ANÍBAL.-
Que vaina con este loco.

Aníbal palidece de la rabia.


Reemprende el camino hacia Beatriz.

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13 SEC.EXT.-ALREDEDORES DE LA CASONA-NOCHE.

Un grupo de soldados, se arrastran sigilosamente y toman


posición de combate.

14 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL JARDIN–NOCHE.

Beatriz ve acercarse a Aníbal y toma un largo sorbo de whisky.

ANÍBAL.- (HOSCO)
Su madre.

BEATRIZ.-
No tienes que estar discutiendo. Con ir a
la Alcaldía y poner la denuncia...

Aníbal mira hacia el muro donde estaba Freddy.

ANÍBAL.- (ENCOJONADO)
Un cable pelado es lo que voy a poner. Un
coñazo de voltios.

Plano de Ángela.

ÁNGELA.-
Yo digo que yendo a Asovecar. Porque
para eso está Asovecar.

ANÍBAL..(MURMURA)
Asovecar del coño.

15 SEC.EXT.-ALREDEDORES DE LA CASONA-NOCHE.

Uno de los soldados que ha tomado posición, prueba su fusil.

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SOLDADO.-
¡Esta mierda se encasquilló!

16 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL JARDÍN-NOCHE.

Observa a su hija.

ANÍBAL.-
¿Tú no estabas en Aruba?

BEATRIZ.-
En Miami.

ANÍBAL.- (CORRIGIÉNDOSE)
En Miami.

BEATRIZ.-
Me vine en el avión de las cuatro.

ANÍBAL.-
¿Y Rafael?

Beatriz amarga el rostro.

BEATRIZ.-
Ah, no sé.

Aníbal parece sorprendido.

ANÍBAL.-
¿Qué pasó, mija?

Beatriz resume decisión.

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BEATRIZ.-
Bueno, que ya está, que se acabó... Me
traje a Ernesto y a María Eugenia y se
van a quedar aquí.
Plano de Ángela.

ÁNGELA. -
¿Le estás contando, Beatricita?

BEATRIZ.- (ALTERADA)
De bola que le estoy contando, mamá.

Aníbal mira irritado, hacia el balcón.

ANÍBAL.-
Ángela, baja y deja la gritadera. ¿0 es
que vamos a enterar a todo el vecindario?

17 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-DORMITORIO MATRIMO-


NIAL Y SALA-NOCHE.

Ángela recorre el dormitorio y sale.


Ángela se asoma en el pasillo del segundo piso y a toda
velocidad baja las escaleras.
Cándida, la madre de Aníbal, setenta y cinco años, está sen-
tada en un butacón de la sala, viendo televisión.
Ángela cruza junto a ella. Viene de lágrimas en los ojos.

ÁNGELA.-
¿Ya se durmieron los niños?

Cándida responde entristecida.

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CÁNDIDA.-
Si. ¿Llegó Aníbal?

ÁNGELA.-
Acaba de llegar.

CÁNDIDA.-
Gracias a Dios.
Ángela sale.
Sobre el rostro de Cándida, concentrada en la televisión, se
escuchan lejanas sirenas.
Cándida vuelve a interesarse en las imágenes del televisor.
En la pantalla la promoción de una telenovela que se inte-
rrumpe bruscamente al irse la señal.
Cándida toma el control remoto. Busca otro canal.
Lo mismo. No hay señal: solo puntos y el siseo característico.
Rápidamente busca otro canal, con idéntico resultado.
Rostro de Cándida.

CÁNDIDA.-
Guá.

18 SEC.EXT.-FACHADA DE UN EDIFICIO CERCANO-NO-


CHE.

Seis soldados rebeldes, sombras apenas, caras tiznadas, en-


tran en el edificio.
Márquez, en la puerta mira de un lado a otro, comprobando
que no son vistos.

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19. SEC.EXT.-EDIFICIO DE ISBELIA-FACHADA-NOCHE.

La fachada del edificio de Isbelia, ocupa toda la pantalla.


La mayor parte de los apartamentos están iluminados con el
resplandor de los televisores.
Vemos simultáneamente dieciocho salas iluminadas por die-
ciocho televisores, y en todas ellas, sus propietarios, cam-
bian canales, produciéndose un curioso efecto absolutamen-
te sincrónico, como si la fachada del edificio, parpadease, una
y otra vez al mismo ritmo.
En la calle, vemos estacionarse un Volkswagen frente a la
puerta del edificio.
Luisana, de ventiocho años, conduce el automóvil.
Miguel, un profesor de matemáticas, 33 años, barba anteojos
redondos, abre la puerta del vehículo, y besa a Luisana.

LUISANA.- (INQUIETUD, ANGUSTIA)


¿Estás seguro, Miguel? Porque podemos
damos un tiempo, piénsalo bien

MIGUEL.- (DECIDIDO)
Ya vengo.
Miguel sale, internándose en la entrada del edificio.

POR SOBREIMPRESIÓN A:

20 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-ESTUDIO DE
ISBELIA-NOCHE.

Plano del monitor de Isbelia Requena, periodista producto-


ra de especiales en un canal de TV.

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Imágenes de represión militar correspondientes al 27-F.
Isbelia, de 29 años, viste de bata y sostiene, sentada en su
escritorio, un mando de control remoto. Isbelia acelera las
imágenes.
En el escritorio hay unos U-Matics apilonados y una tablilla
con hojas de anotaciones.
Un ruido de puerta que se abre, llama su atención.
Acostumbrada, pregunta.

ISBELIA.
¿Miguel?
Proveniente de la sala se escucha la voz de Miguel, su esposo.

VOZ DE MIGUEL.-
Epa.
Isbelia congela la imagen en el plano de un hombre que está
siendo golpeado por militares.

21 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-SALA-NOCHE.

Miguel, automático, va a despojarse de su chaqueta, pero a


mitad del gesto se arrepiente.

ISBELIA.- (ALGO DE MALHUMOR QUE-


JOSA Y RESIGNADA)
¿Dónde estabas, chico, que no llamas?

MIGUEL.-
En la Facultad. ¿No te dije que había
asamblea?

50
Un rutinario beso.

ISBELIA. -
¿Hasta esta hora?

MIGUEL.-
Mucho espontáneo.

Isbelia mira a Miguel, extrañada de que este no se quite la


chaqueta.

MIGUEL.-
Creí que te iba a encontrar dormida.

ISBELIA.-
No. Mañana tengo que editar el especial
aniversario del 27 F y desde las cinco es-
toy mirando muertos. ¿Ya comiste?

MIGUEL.-
No tengo hambre.

ISBELIA.-
¿Y eso?

MIGUEL-
Eso. No tengo hambre.

ISBELIA.- (AHORA TENSA)


Has podido avisarme, porque te estaba
esperando para comer.
Isbelia entra en la cocina contigua.

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22 SEC.EXT.-ALREDEDORES DE LA CASONA-NOCHE.

Un oficial arenga en voz baja al grupo de soldados que ya ha


tomado posición.

OFICIAL.- (CON EMOCIÓN)


¡Soldados! !Nos estamos jugando el des-
tino y la dignidad de nuestra patria, ten-
gan valor! ¡Vamos a vencer!
Plano de soldados atentos a las palabras del oficial.

23 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-COCINA-NO-
CHE.

Isbelia, entra en la cocina. Su rostro refleja inquietud y un


mal humor acumulado.
Abre la nevera.
Allí hay una bandeja con ordenadas lonchas de jamón, sa-
lami, pavo ahumado, lomo, quesos diversos, además de pan
negro y cuatro latas de cerveza importada.
Isbelia saca la bandeja y el pan, con la intención de hacerse
un sandwich.
Miguel se asoma en la cocina.

MIGUEL.-
Isbelia, yo no quiero pelear.
Isbelia, continúa en los preparativos del sandwich.

ISBELIA.-
Yo no estoy peleando, chico, pero hay te-
léfono.

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Rostro de Miguel.

MIGUEL.-
Isbelia...yo quiero que hablemos.
El sandwich parece detenerse en las manos de Isbelia.

MIGUEL.-
Yo me quiero separar.
Tensa pausa. Isbelia mira la bandeja que ha puesto junto al
fregadero.
PP de la bandeja.
Rostro de Isbelia.
Isbelia toma la bandeja y la estrella contra una pared junto
a Miguel.
Una loncha de pavo ahumado cae sobre el rostro de Miguel.
Miguel la toma y la deposita en la mesa del fregadero.
Pausa.

MIGUEL.-
Lo siento.
Isbelia mira a Miguel como paralizada.

24 SEC.INT.-EDIFICIO EN LAS CERCANIAS-NOCHE.

Con una pata de cabra un soldado arranca el candado que


cierra la puerta de acceso a la azotea del edificio. Márquez y
los otros presencian la tarea.
La puerta se abre.
Los soldados entran en la azotea.

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25 SEC.INT-APARTAMENTO DE ISBELIA-COCINA.

Isbelia, enfurecida mira a Miguel.

ISBELIA.-
¿Con quién estás?

MIGUEL.-
Eso no es el...

ISBELIA.-
¿Con quién estás?
Pausa.

MIGUEL.-
Con Luisana Rondon.

26 SEC.INT.-EDIFICIO DE ISBELIA-FACHADA Y CALLE.

Frente al volante del Volkswagen, Luisana Rondón aguarda


mirándose en el retrovisor y retocándose los labios. Ahora
la detallamos, resultando una mujer joven, atractiva, ves-
tida de jeans y con franela corta que deja ver el candoroso
ombligo.
Mira hacia el final de la calle.

SUBJETIVA DE LUISANA.

La Casona. Un vehículo militar recorre una calle de acceso a


la residencia presidencial y haciendo sonar su sirena, pene-
tra en ese recinto.
Luisana mira la hora en su reloj.
Mira hacia los lados

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27 SEC.INT.-EDIFICIO DE ISBELIA-SALA-NOCHE.

Trifulca sentimental entre Isbelia y Miguel, ahora en la sala.

ISBELIA.-
¡Mentira! ¡No vienes de ninguna asam-
blea ni un coño! ¡Vienes de verla a ella!

28 SEC.EXT.-CALLE CERCANA A LA CASONA-NOCHE.

Farías al frente de un comando, se mueve sigilosamente y


toma posiciones.
Sobre esta acción las voces de Miguel e Isbelia.

VOZ DE MIGUEL.-
¡Vengo de la asamblea y vengo de verla a
ella en la asamblea porque eso es lo que
pasa, que yo comparto con ella la asam-
blea y los problemas y mi trabajo!

VOZ DE ISBELIA.-
Con esa puta.

VOZ DE MIGUEL.-
No la llames puta, chica. ¿Por qué tienes
que llamarla, puta? ¿Por qué no lo discu-
timos como gente, sin la vaina y la desca-
lificación y la jodienda?

29 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-SALA-NOCHE.

Continúan enfrentados Isbelia y Miguel.

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ISBELIA.-
Esa es la gordita, ¿no?

MIGUEL.-
¿Cuál gordita?

ISBELIA.- (RESUMIENDO IRA)


La de la piscina, la que tiene pies de pato.

MIGUEL.- (DESALENTADO Y FURIOSO)


Coño, yo no sé cómo tiene los pies... Coño
de la madre, yo no sé cómo tiene los pies.

30 SEC.EXT-CALLE FACHADA CASA DE ANÍBAL-NOCHE.

Vemos algunos soldados recorrer sigilosamente la calle.


Con la acción sigue el diálogo de Isbelia y Miguel siempre en
primer plano de sonido.

VOZ DE ISBELIA.-
¿Qué vas a saber?

MIGUEL.-(ALZANDO LA VOZ)
Y me importa un carajo si son de pato o
de mierda o de lo que sea. A mi no me vas
a rebajar el problema con esa ridiculez y
esa imbecilidad, Isbelia. Yo no soy enemi-
go tuyo, ni vine a pelear...

31 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-SALA-NOCHE.

Miguel detiene el paso de Isbelia.

56
ISBELIA.-
Déjame, coño.

MIGUEL.- (FURIOSO)
Te estoy dando una explicación....
Isbelia empuja a Miguel.

ISBELIA.-
¡Vete a lavar ese culo, chico!

32 SEC.EXT.-EDIFICIO CERCANO A DOS CUADRAS DE LA


CASONA-NOCHE.

Un grupo de soldados rebeldes avanzan hacia un edificio de


diez pisos.
Sobre esta imagen, continúa la voz de Miguel.

MIGUEL.- (VEHEMENTE)
¿Pero por qué no lo quieres entender?
Estoy atracado y esa es la única mierda
que hay que entender. ¿Tengo que de-
cirlo cuarenta veces? No encuentro sa-
lida. ¡Estoy harto de este hueco, Isbelia
porque lo único que hacemos es pelear y
ponernos carotas! Yo tengo treinta y dos
años y es como si tuviera cincuenta.

33 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-SALA-NOCHE.

Isbelia avanza hacia el estudio y entra, cerrando con un


portazo.
Miguel permanece en la sala, absurdo.

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MIGUEL.-(LLAMA)
¡Isbelia!
Intenta abrir la puerta.
Isbelia lo impide tirando de ella.

ISBELIA.-
¡No abras! ¡Te quieres ir y te vas! ¡Pal
carajo te vas! ¡Ya! ¡Te vas!

34 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-ESTUDIO-NOCHE.

Isbelia contra la puerta sin saber qué hacer. En su rostro hay


lágrimas de ira y una expresión angustiada, como si la vida
se viniera abajo. Mira sin buscar ni entender, la imagen en el
U-Matic. La pausa cede en ese momento y el aparato conti-
núa mostrando imágenes de violencia en el monitor.
El rostro de Isbelia se contrae.
Repentinas ganas de vomitar. La náusea termina por ha-
cerse inevitable. Isbelia abre la puerta y sale hacia el baño,
apartando a Miguel.
Entra en el baño y cierra violentamente la puerta.
Oímos los arqueos.

35 SEC.EXT.-EDIFICIO CERCANO-AZOTEA-NOCHE.

Márquez y los soldados recorren con sigilo la azotea.

36 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-SALA NOCHE.

Miguel escucha a Isbelia vomitar y mira algunas lonchas de


jamón, salami, pavo y queso, que han caído en la sala.

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MIGUEL.- (SIN ASPIRAR A SER OÍDO)
El vómito freudiano.

La depresión lo invade. Continúa escuchando toses y mo-


queos de Isbelia.

MIGUEL.-
Cinco minutos y después Listerine.
Otro vómito.

MIGUEL.-
Ahí va. Coño de la madre, ahí va.

Da vueltas sin saber qué hacer.


Se acerca al estudio.
Mira.
Plano del Monitor. Soldados, con enorme violencia, enfren-
tan una turba.
Continúan oyéndose las toses de Isbelia.

MIGUEL.-
Uno más.

Monitor del estudio: plano de un cadáver tendido en la calle.

MIGUEL.-
Dos tapitas de Listerine.

Miguel se aproxima al balcón. Se asoma. Mira hacia abajo.

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37 SEC.EXT.-CALLE CERCANA A LA CASONA-FACHA
EDIFICIO DE ISBELIA-NOCHE.

Con la mirada de Miguel desde ángulo alto vemos el Volkswa-


gen estacionado.

38 SEC.EXT.-CALLE CERCANA A LA CASONA-FACHADA


EDIFICIO DE ISBELIA-NOCHE.

Rostro de Miguel que mira hacia abajo y silba absurdo y con


mínima intensidad para no ser oído.

39 SEC.EXT.-CALLE CERCANA A LA CASONA-FACHADA


DE ISBELIA.

Luisana saca la cabeza a través de la ventanilla del Volkswa-


gen y mira hacia lo alto. La cámara reproduce su mirada.
Miguel, en el balcón, le indica a Luisana que aguarde e inme-
diatamente desaparece. Rostro de Luisana. Expectativa.
Nerviosa observa la calle desierta.
Al fondo, cree distinguir algo a través del retrovisor. Som-
bras que avanzan.
Saca la cabeza por la ventanilla y mira hacia atrás.

SUBJETIVA DE LUISANA

A unos setenta metros, sombras de soldados agazapados


que avanzan.
Rostro de Luisana.
Nerviosa, cierra la ventanilla. El miedo de algo que no en-
tiende, se apodera de ella.
Enciende la radio.
PP mano de Luisana localizando una emisora.

60
Se escuchan sucesivas músicas y voces de locutores en rápi-
da sucesión, Luisana mira hacia atrás

40 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-DORMITO-
RIO-NOCHE.

Miguel entra en el dormitorio. Toma un amplio maletín de


lona y comienza a meter allí ropa. Provenientes del monitor
del estudio, escuchamos gritos y disparos.

41 SEC.EXT.-CALLE CERCANA A LA CASONA-FACHADA


EDIFICIO DE ISBELIA-NOCHE.

La calle desierta. Al fondo, en dirección contraria al plano


anterior, vemos los soldados de la Casona en sus rutinas de
vigilancia. La cámara gira sobre su eje y recorre la calle en
travelling óptico, hasta aproximarse a la azotea de un edifi-
cio donde se divisan sombras de soldados rebeldes que avan-
zan rápidamente penetrando en el interior del edificio.

42 SEC.EXT.-CALLE CERCANA A LA CASONA-FACHADA


CASA DE ANÍBAL-NOCHE.

Un grupo de diez soldados encabezados por Farías, recorren


con gran sigilo la calle, parapeteándose en salientes de muro
y en algunos automóviles estacionados.

FARÍAS.- (VOZ RONCA Y MÍNIMA)


Por Ezequiel Zamora, Carajo. ¡Contra la
rata!

43 SEC. EXT.- CASA DE ANÍBAL-JARDÍN-NOCHE.

Beatriz concluye su relato. Aníbal la mira con gran preocu-


pación. Ángela, con ojos húmedos, escucha a su hija.

61
BEATRIZ.-
Entonces yo le digo a la telefonista que
me pase la llamada, porque él se estaba
desayunando con los niños. Yo, creyen-
do que lo estaban llamando del Estado
Mayor...

44 SEC.EXT.-EDIFICIO CERCANO A LA CASONA-AZO-


TEA.

Soldados sigilosos que recorren la oscura azotea.


Rostro y manos de un soldado que, protegido por el muro de
la azotea, instala una bazuka.

VOZ DE BEATRIZ.-
Atiendo y me sale una tipa con voz tras-
nochada.
¿Está Rafael?

VOZ DE ÁNGELA.-
Coñodesumadre.

VOZ DE BEATRIZ.-
Yo, al principio, como ella dice, Rafael,
creía que era la hermana, Sonia.. Y le
digo, epa Sonia, ¿cómo estás?

45 SEC.EXT.-CALLE CERCANA A LA CASONA-FACHADA


CASA DE ANÍBAL-NOCHE.

Farías, armado de su metralleta avanza dos o tres pasos por


la calle y se parapetea detrás de una camioneta.

62
46 SEC.EXT.-CASA DE ANÍBAL-JARDÍN-NOCHE.

Rostro de Beatriz.
Idéntica posición de Aníbal y Ángela.

BEATRIZ.-
No, no, yo no soy Sonia, me contesta la
hija de puta. Yo lo que quiero es hablar
con Rafael. ¿Y quién eres tú? le pregunto
yo. Y la tipa me dice....

ÁNGELA.-
Oye esa vaina.

47 SEC.EXT.-EDIFICIO CERCANO A LA CASONA-AZO-


TEA-NOCHE.

Un soldado ha terminado de armar su bazuka y está a punto


de accionarla. La voz de Beatriz sobre el plano del soldado.

VOZ DE BEATRIZ.-
Mira, Beatriz, me dice así por mi nombre,
mira Beatriz, yo trabajo en Miraflores en
no se qué mierda y para hacerte el cuen-
to breve, yo estoy con tu marido y estoy
harta de que tu marido no te diga las co-
sas como son y de que tú lo tengas chan-
tajeado con los niños.

PPP del dedo del soldado a punto de disparar la bazuka.

63
48 SEC.INT.-SALA COMEDOR-RESIDENCIA-CÓNSUL DE
MEXICO-NOCHE.

Alrededor de una amplia mesa, el Cónsul y su familia se dis-


ponen a cenar. Un mayordomo sirve la comida. El Cónsul, su
esposa Luisa y Freddy cumplen con las más estrictas nor-
mas de etiqueta, al fondo se escucha muy suave una sonata
de Beethoven. Un solo detalle rompe la armonía: Freddy no
lleva camisa.
Luisa observando a su hijo.

LUISA.- (AFECTUOSA)
Hijo, pero ¿Por qué no te pusiste la ca-
misa?
Freddy toma sopa mecánicamente.

49 SEC.EXT.-CASA DE ANÍBAL-JARDÍN-NOCHE.

Ángela resume indignada.

ÁNGELA.-
Chantajeado, le dijo, ¿tú estás oyendo
Aníbal? Porque para esa hija de puta dos
hijos es un chantaje, o sea que tenerle dos
hijos a un hombre es un chantaje. ¿Tú has
visto esa vaina?
Y en ese preciso momento, con la pregunta de Ángela y con
la palabra “vaina” sucede lo impensable. Un mortero estalla
en el jardín a poca distancia de donde se encuentran Bea-
triz, Ángela y Aníbal. La explosión ensordecedora levanta
un tierrero y pulveriza un trozo de construcción que cae en
los alrededores.

64
50 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-SALA-NOCHE.

Miguel, deprimido en la sala, escucha la explosión del pro-


yectil que ha estallado en casa de Aníbal.
Reacciona alarmado y pendiente de Luisana, se aproxima al
balcón.

51 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-BAÑO-NOCHE.

Isbelia bebe antiséptico bucal, que escupe sobre el lavama-


nos. La explosión de la bazuka parece sorprenderla.

52 SEC.EXT.-CERRO DEL ÁVILA-SENDERO-NOCHE.

Betzaida y José Manuel avanzan de manos agarradas por un


sendero. La explosión de la bazuka se escucha lejanísima.
José Manuel, no parece concederle mayor importancia.

JOSÉ MANUEL.-
Estallló una vaina ¿No oístes?

BETZAIDA.-
¿No, dónde?

53 SEC.EXT.-UNA CALLE-NOCHE.

Avanza el adolorido Luis Alberto, en compañía de Ana Do-


lores y Gertrudis.
Se escucha la explosión distante.

GERTRUDIS.-
¿Será fiesta?

65
54 SEC.INT-SALA COMEDOR-RESIDENCIA CONSUL DE
MEXICO-NOCHE.

El embajador y su esposa se han refugiado bajo la mesa del


comedor. Trozos de cielo raso caen sobre los platos de comi-
da. Freddy, sin embargo sigue comiendo con parsimonia, las
balas estallan a su alrededor. Un trozo de concreto cae sobre
su sopa y le salpica en el rostro.
Freddy se levanta de la silla con tranquilidad y se dirige a la
ventana, mientras su padre le grita.

CÓNSUL.-
Agáchate Freddy, tírate al piso, que te
van a matar.
Freddy sin hacer caso, se aproxima a la ventana. Mira a tra-
vés de ella.
GPG de Caracas, sobre este plano se escuchan las explosio-
nes de morteros y bazuka, que dan comienzo a la acción del
golpe. Los resplandores se observan en la lejanía.

55 SEC.EXT.-CASA DE ANÍBAL-JARDÍN-NOCHE.

La reacción de los tres es, como se supone, de simultáneo


aturdimiento. Ángela, ha sido despedida dos metros más
allá de donde se encontraba. Beatriz y Aníbal están cubier-
tos de tierra y grama.
Aníbal solo atina a decir.

ANÍBAL-
Verga ¿qué es? ¿qué pasó?
Beatriz reacciona a un instinto.

66
BEATRIZ.- (UN GRITO ANGUSTIADO)
¡Los niños!
Ángela trata de incorporarse.

ÁNGELA.- (DESESPERADA)
¿Y qué fue?

ANÍBAL.-
¡Coño! ¡Las bombonas!
Beatriz corre hacia la casa en busca de sus hijos. Aníbal la
mira.

ANÍBAL.-
¡Beatriz!
Plano de Beatriz que corre.

BEATRIZ.- (GRITA COMO SI LLAMARA)


¡Ernesto! ¡María Eugenia!
Aníbal se vuelve hacia su casa y mira a Beatriz entrar.
En ese momento, estalla en la calle un tableteo de ametra-
lladoras.
Cándida se asoma y Margarita sale por la puerta lateral que
da a la cocina.

CÁNDIDA.-(GRITA)
¡Aníbal!

MARGARITA.-(GRITA)
¿Qué pasó?
Plano de Aníbal.

67
ANÍBAL.-
¡Verga, es plomo! ¡Mamá, ¿adónde va?
Cándida responde azorada y sin tener idea de lo que hace.

CÁNDIDA.-
Gua, pa la calle.
Aníbal corre hacia ella.

ANÍBAL.-
¡Mamá, métase! ¡Métase, mamá!
Se vuelve hacia Ángela que parece un muñeco atarantado por
la explosión y ahora por el nutrido fuego de ametralladoras.
La voz de Farías ruge desde la calle.

VOZ DE FARÍAS.-
¡Por la patria!

ANÍBAL.-
¡Ángela, pa la casa!
Ángela corre maltrecha hacia la casa. Aníbal la sigue.

MARGARITA.-
¡Pero eso fue aquí!
Aníbal grita desesperado y sin parar la carrera.

ANÍBAL.-(A MARGARITA)
Están echando plomo.... ¡Métanse! ¡Mé-
tanse!
Cándida, Margarita, Ángela y Aníbal entran en la casa.

68
Resplandores y explosiones iluminan el entorno.
Fuego nutrido.

56 SEC.EXT.-CALLE Y FACHADA CASA DE ANÍBAL.

La calle casi a oscuras parece ahora un campo de batalla.


Vuela en pedazos el bombillo de un poste y puede verse el
trazo rojizo de los morteros hasta explotar en las cercanías y
en los muros de La Casona.
Farías, Benítez y Torrealba, avanzan agazapados recorriendo
la calle en zigzag. Farías trae consigo un altoparlante portátil.
De las garitas de La Casona responden con fuego intenso.
Farías, protegido por un automóvil grita a través del alto-
parlante.

FARÍAS.-
¡Guardias de Honor! ¡Se alzaron las
Fuerzas Armadas!
¡Llamen a los cuarteles! ¡Pidan instruc-
ciones! ¡No disparen!
¡Somos lo mismo! ¡Únanse a nosotros!
Pero la respuesta es fuego graneado.
Del edificio cercano parte otro “bazukazo” que estalla frente
al portón de la residencia presidencial.
La cámara se aproxima al Volkswagen estacionado frente
al edificio de Isbelia a unos cien metros de la casa de Aníbal.

57 SEC.EXT.-VOLKSWAGEN FRENTE A EDIFICIO DE IS-


BELIA-NOCHE.

Luisana Rondón, aterrada, envuelta en los disparos y sin la


menor idea de lo que está sucediendo.

69
En el edificio de Isbelia y en las casas cercanas, se encienden
luces de habitaciones y salas. Con las luces, escuchamos gri-
tos diversos.

GRITOS.-
¿Qué pasa?
¡Cuidado!
¡Pa adentro!
¡No disparen!
Son decenas de personas, que lentamente han comenzado a
asomarse a los balcones y ventanas de sus respectivas vivien-
das. Distinguimos sus siluetas en la oscuridad de la noche.
La cámara se aproxima al edificio de Isbelia, destacando el
balcón por el que vimos asomado a Miguel.

58 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-SALA-NOCHE.

Una bala perdida rompe un trozo de pared en lo alto de una


pequeña biblioteca.
Miguel, se tira al piso.
Isbelia, abre la puerta del baño, indispuesta aún pero total-
mente desconcertada por lo que sucede y no comprende.

ISBELIA.-
¿Qué pasa?

MIGUEL.- (GRITA)
¡Plomo! ¡Al piso!
Detonaciones cercanas deshacen los vidrios del balcón.
Isbelia se lanza al piso, quedando junto a Miguel.

70
ISBELIA.-
¿Plomo de dónde?

MIGUEL.-
De todos lados.

ISBELIA.- (PÁNICO)
Vamos al estudio. Es mejor
Gateando, arrastrándose, Isbelia y Miguel se desplazan ha-
cia el estudio, hasta alcanzar la entrada.

59 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-ESTUDIO-NO-
CHE.

Se incorporan Miguel e Isbelia, al entrar en el estudio. Vemos


en el mismo plano, las imágenes de violencia en el monitor.

ISBELIA.- (DESCONCERTADA)
¿Y esa vaina?

MIGUEL.-
Tiene que ser en La Casona.

ISBELIA.-
Coño, Miguel.
En el rostro de Miguel hay confusión y pánico. Por un mo-
mento, mira sin ver, las imágenes del monitor, pero ahora es
como si leyéramos en su rostro que acaba de recordar a la
abandonada Luisana.

MIGUEL.-
Aguanta aquí.

71
ISBELIA.- (SORPRENDIDA)
¿Adónde vas?

MIGUEL.-
No te muevas.

ISBELIA.- (ALARMA)
¿Pero adónde vas?
Ráfagas y explosiones estremecen el estudio. Un cenicero
de cristal cae al suelo.

MIGUEL.- (CONFUNDIDO)
Dejé...

ISBELIA.-
¿Qué?

MIGUEL.-
Unos amigos.

ISBELIA.-
¿Donde?

MIGUEL.-
Abajo.

ISBELIA.-
¿Abajo, dónde?

72
MIGUEL.-
Abajo, en la calle...
Arrecian disparos y explosiones.
Rostro de Isbelia. Intuición.

ISBELIA.-
¿Unos amigos o ella?
Miguel amarga el rostro y decide agresivo.

MIGUEL.-
¡Coño, chica ella! ¡Me está esperando
abajo! ¿No ves que me estoy yendo pa la
mierda?
Isbelia concentra sus palabras

ISBELIA.-
Tú si eres rata, Miguel.

MIGUEL.-
Ya vengo.

ISBELIA.-
¿Quéee? ¿La vas a subir?

MIGUEL.-
¡Voy a ver como está, coño...! ¡Me asomo
y veo!

ISBELIA.-
¡Miguel!

73
MIGUEL.-
Ya vengo.

Miguel sale caminando a gatas.

60 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-SALA-NOCHE.

Vemos a Miguel desplazarse por la sala, gateando, hasta al-


canzar el balcón. Allí se desliza arrastrándose, entre las de-
tonaciones. Logra asomarse.

61 SEC.EXT.-CALLE FRENTE A EDIFICIO DE ISBELIA-NO-


CHE.

El automóvil de Luisana visto desde el balcón de Isbelia.


El Volkswagen de Luisana Rondón.
Luisana, frente al volante, como si tratara de sumergirse en
el interior del automóvil.

LUISANA.- (UN MURMULLO RAPIDÍSI-


MO)
¡Auxilio! ¡Auxilio!

Las balas silban a su alrededor.


La cámara se aleja hasta mostrar el automóvil y la silueta de
Luisana, aterrada.

62 SEC.EXT.-CASA DE ANÍBAL-FACHADA Y CALLE-NO-


CHE.

Toma de establecimiento. Disparos a granel.

74
63 SEC.INT-CASA DE ANÍBAL-SALA-NOCHE.

Apenas hay luz en la sala y se escuchan atronadores disparos


que provienen de la calle.
Ángela, Cándida, Margarita y Aníbal, apretujados frente al
televisor.
Aníbal cambia y cambia canales sin ningún resultado.

CÁNDIDA.-
Ya te dije que no hay.
Y de pronto, el patrón del canal 8 y una voz.

ANÍBAL.-
Cállese, mamá.
Silencio.
Se escucha un fragmento de audio del manifiesto MBR200,
mientras recorremos los rostros de los personajes.
Aníbal mira a Ángela.
Rostro de Margarita junto a Cándida.

ANÍBAL.- (REFLEXIVO CASI PARALIZA-


DO)
Coño. Un golpe treinta y cinco años de
democracia pal carajo.

MARGARITA.-
Si es que yo escuché al señor que habló en
la calle por micrófono.

ÁNGELA.-
¿Pero de quién?

75
ANÍBAL.-
¿De quién más, chica? Del Ejército.

MARGARITA.-
Si es lo que yo más o menos alcancé a oír...

CÁNDIDA.-
¡Cállense, déjenme oír!
Continúan escuchando la lectura del manifiesto.
Pausa.
Tensión en los rostros.
Concluye.
Himno Nacional.
Proveniente de la calle se escucha la voz de Farías a través
del altoparlante.

VOZ DE FARÍAS.-
¡Soldados de la Guardia de Honor!

64 SEC.EXT.-CALLE CERCANA A LA CASONA-NOCHE.

Farías, aún protegido por el automóvil, grita a través del


altoparlante.

FARÍAS.-
¡Este es el último aviso! ¡Todas las
Fuerzas Armadas están en el operativo!
¡Llamen a los cuarteles! ¡No disparen
contra hermanos en armas! ¡El enemigo
es la corrupción, no nosotros! ¡Muera Pé-
rez! ¡Muera la corrupción!

76
Los balazos son de nuevo, la única respuesta.
Plano de la casa del Cónsul de México contigua a la de Aníbal.
Del muro que da a la calle, parece brotar la bandera de Méxi-
co, instalada por unas manos que no identificamos.
Sobre la bandera de México hay una cartulina donde leemos
con letras de grueso marcador. “Somos Mexicanos”.
La cámara recorre un trecho de la calle de Aníbal y se apro-
xima a la calle del edificio de Isbelia.
Márquez, conduce un pelotón que se abre paso, disparando.
Plano de casas con luces encendidas.
Provenientes de estas viviendas se escuchan gritos.

GRITOS.-
¡No disparen!
¡Hay niños!
¡Muera Pérez!
¡Auxilio!
De una casa en sombras se escucha el Himno Nacional.
Proveniente de una casa en sombras se termina de oír el
Himno Nacional.

65 SEC.EXT.-AVENIDA-NOCHE.

La avenida desierta de peatones.


Escaso tránsito de vehículos.
Gertrudis, Ana Dolores sostienen al quejoso Méndez y al-
canzan la acera.
La cámara se aproxima a ellos.

77
ANA DOLORES.-
Pendiente de un taxi, Gertrudis.

GERTRUDIS.-
Pendientísima.

MÉNDEZ.-
Yo siento que me voy...porque esto es un
sudor feo... Esto si es berraco, coño...
Y de pronto, un taxi destartalado, se aproxima en la avenida.

GERTRUDIS.-
¡Ahí está uno!
Y sin pensarlo se lanza a la calle, decidida a interceptar el
vehículo.

GERTRUDIS.-
¡Señor!

ANA DOLORES.-
¡Pare, taxi!
Antonio, gallego de sesenta años, conduce el cacharro como
quien ha decidido concluir una larga jomada.
A través del parabrisas observa a Gertrudis, heroína en la
avenida, haciéndole señas para que se detenga.
Antonio frena a escasa distancia de Gertrudis y se asoma por
la ventanilla.

ANTONIO.-
Que no voy ya, hombre.

78
Gertrudis no se mueve y decide enfrentar a Antonio

GERTRUDIS.-
¡Cómo que qué, señor, si es una emergencia!

ANTONIO.-
Que no voy, coño, se ha dicho.
Gertrudis, fiera, grita a Ana Dolores, a tiempo que permane-
ce frente al taxi.

GERTRUDIS.-
¡Entre Ana Dolores con Luis Alberto! (Y
A ANTONIO) Y me matas porque me vas
a tener que pisar!
Ana Dolores y Luis Alberto se aproximan con la prisa del
caso al taxi.
Ana Dolores abre la puerta.

ANA DOLORES.-
Es una emergencia, señor porque mi es-
poso tiene un ataque... Es aquí mismo a la
clínica Santiago de...

ANTONIO.- (TESTARUDO)
¡Recoño, yo monto en mi propiedad a
quien quiera!
Gertrudis obstaculiza aún el paso del taxi.

GERTRUDIS.-
¡Pero es que nos montas a nosotros por-
que si...!

79
ANA DOLORES.-
¡Diosito, señor, háganos la caridad....!
Que venimos caminando con un enfermo!
Méndez consigue entrar en el vehículo.

MÉNDEZ.-
Vea, hermano, me estoy muriendo...Es
una peritonitis ¡Tenga la caridad, que le
pagamos lo que sea!
Consigue entrar Ana Dolores y Gertrudis aborda el taxi, por
la puerta contraria.
Antonio se empecina.

ANTONIO.- (IMPLACABLE)
A ver si no me muevo... A ver quién me
hace mover...

GERTRUDIS.-
¡Es que nos vas a llevar a como sea, por-
que si no te denuncio! Así que empieza a
moverte.
Mientras los personajes discuten se escucha la radio que in-
forma sobre los primeros incidentes del golpe, pero con la
agitación de la discusión, ellos no se dan cuenta.
Ana Dolores exhibe su cartera.

ANA DOLORES.-
Aquí hay tres mil bolívares señor, de una
vez con confianza....Es hasta la Santiago
de León y ya vamos para una hora, cami-
nando, por la caridad del cielo...

80
ANTONIO.- (DÁNDOSE UN PUNTO)
¡Es que si se me pide, se me pide...! Por-
que yo de taxista no trabajo por hambre.
Eso, primordial. Y denuncias, me cago en
ellas, señora, porque salí desde las tres y
le puede decir a cualquier policía lo que
quiera usted decirle a cualquier policía.

MÉNDEZ.- (VIVIENDO UNA PESADILLA)


Maestro, lléveme, por su vida....Ana Do-
lores, páguele...

ANTONIO.-
Hablando, si será otra cosa...hablando, se
entiende uno, hablando se habla...
Ana Dolores abre la cartera, saca tres mil bolívares en tres
billetes y los aproxima a Antonio.

ANA DOLORES.-
Aquí tiene señor y vámonos.
Antonio ignora los billetes.

ANTONIO.-
Clínica Santiago de León. Eso, tomamos
por la autopista vía Chacao, hasta La Li-
bertador.

MÉNDEZ.-
¡Pero ya!
Antonio acciona la palanca de velocidades y pone en marcha
el taxi.

81
ANTONIO.-
Peritonitis tiene lo suyo. (HOSCO) Pero a
ver si en la próxima hay más educación,
¿eh? porque ese es el problema, que no
hay educación y todo el mundo quiere ha-
cer lo que quiere, todo el mundo tira para
su lado, y así un país se tiene que hundir
que es lo que está pasando acá.
Con las últimas líneas del parlamento anterior, plano del
taxi, que se aleja por la avenida. Entra en el cuadro un con-
voy militar, que avanza en sentido contrario.
Desde el convoy un soldado insurgente transmite informa-
ción sobre las acciones que están llevando a cabo.

SOLDADO.-
Aquí Amanecer cinco reportando. Nos
dirigimos a reforzar los compañeros que
están tomando la Base Aérea La Carlota.
Cambio

VOZ TRANSMISOR.-
Copiado, Amanecer cinco. Cambio y Fuera.
El convoy sale de cuadro. Avenida solitaria, a lo lejos se oyen
disparos y estallidos.

66 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-CUARTO DE HUÉSPE-


DES-NOCHE.

Beatriz a María Eugenia y Ernesto, de cinco y cuatro años


respectivamente.
Ambos visten pijamas.

82
La puerta se abre y Ángela entra en la habitación. Viene
demudada.

BEATRIZ.-
¿Qué pasa?
Angela no contesta y mira a su hija con expresión de terror.
Beatriz sostiene la mirada como pidiendo una explicación.
Ángela observa a los niños. No quiere hablar en presencia
de ellos, pero lleva sus dos manos palmas abajo a la altura
del estómago y las desplaza hacia los lados como indicando,
esto se jodió.

ÁNGELA. -
La... televisión.
Y luego lleva rapidísimo el índice derecho al cuello en señal
de cuchillo.
Beatriz, nerviosa, mira a sus hijos.

BEATRIZ.-
Se quedan aquí, María Eugenia y Ernes-
to. Ya vengo.
Se escucha una explosión.
Beatriz corre al cuarto donde están sus hijos.

ÁNGELA.-
¡Beatriz!
Ángela permanece sola, confusa, como acorralada en lo que
ahora le parece el lugar más inseguro de toda su vida.

BEATRIZ.- (LLAMA)
¡Aníbal!

83
Corre escaleras abajo.

68 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL PARDO-COCINA-NOCHE.

Acercamiento de la cámara a Margarita, que habla por telé-


fono, al mínimo de su voz.

MARGARITA.-
¿Abuela? Soy yo. (BREVE PAUSA) No,
no… estoy bien. ¿Y allá? (BREVE PAUSA)
Militares, si y están tomando la Casona...
(BREVE PAUSA) Bueno, usted sabe, plo-
mo, pero aquí es seguro. No se angustie.
Yo la llamo, cualquier cosa. Vigíleme la
casita, ¿fueron los albañiles? (BREVE
PAUSA) Desgraciados, pero si les mandé
la plata con Mayra. (FURIA SORDA) Oja-
lá, carajo, que estos triunfen pa vé si esta
mierda se arregla...Ponga la radio, abuela
y ligue la vaina.

69 SEC.EXT.-INT CONVOY MILITAR-AVENIDA-NOCHE.

El convoy militar que vimos anteriormente avanza amena-


zante hacia la cámara.
Un soldado trasmite nuevas informaciones.

SOLDADO.-
Aquí amanecer cinco, reportando.

VOZ TRASMISOR.-
Aquí amanecer siete copiando, adelante.

84
SOLDADO.-
El Comandante Arias Cárdenas, ha to-
mado las instalaciones petroleras de Ca-
bimas, Ciudad Ojeda y Lagunillas. La
Primera División de la Infantería y Guar-
nición Militar del Estado Zulia. Triunfa-
mos en el Zulia. Cambio.

VOZ TRANSMISOR.-
Copiado, Cambio y fuera

70 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-SALA-NOCHE.

Aníbal acompañado de Cándida, sostiene una radio de tran-


sistores.
Ángela viene a su encuentro.

ANÍBAL.- (AGITADO)
Maracaibo.

ANGELA.-
¿Qué?

ANÍBAL.-
Tomada. Lo acaban de decir. Tomada de
bola.

ÁNGELA.-
Ah, carajo

CÁNDIDA.-
Y que van a bombardear, pero que los ci-
viles no se tienen que preocupar...

85
En ese preciso momento, la puerta de vidrio que cierra la
sala y a través de la cual puede verse un lateral del amplio
jardín, estalla en pedazos tras una detonación.

ANÍBAL.- (GRITA)
¡Al suelo, mamaíta, que están bombar-
deando es lo que es...!
Cándida se inclina y se tumba al piso, junto a Ángela y Aníbal.

ÁNGELA.-
¡Beatriz!
Se activa el celular de Aníbal, depositado en una butaca, en-
cima de su chaqueta. El celular repica.

BEATRIZ.- (DESDE EL PISO)


¡El teléfono, papá...ese tiene que ser
Rafael...! ¡Coje el teléfono, papá!
Aníbal se arrastra a lo comando y toma el celular. Los dispa-
ros parecen suceder en la sala.
Aníbal, boca abajo sobre la alfombra, contesta.

ANÍBAL.-
¿Si?

71 SEC.EXT.-AEROPUERTO INTERNACIONAL SIMÓN


BOLÍVAR-SALIDA-NOCHE.

Ambiente de confusión. Soldados y civiles que corren de un


lado a otro en las inmediaciones. Rafael Vergara Bolaños, de
cuarenta y cinco años, Coronel de la República, aunque ves-
tido de chaqueta corta, pantalones de viaje, absolutamente
confortables y gorrita mayamera, sostiene en sus manos el
celular y un enorme Pato Donald traído desde Orlando.

86
A su lado hay dos pesadas maletas, y Alberto Cárdenas, su
chofer, recoge una con la intención de colocarla en la caja de
un automóvil cercano. (BMW, convertible, descapotado).

VERGARA.-
Soy yo, Aníbal.

72 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-SALA-NOCHE.

Aníbal acostado en la alfombra y envuelto en detonaciones,


contesta:

ANÍBAL. -
¿Quién coño es yo?

73 SEC.EXT.-AEROPUERTO-SALIDA-NOCHE.

PP del Pato Donald y rápido movimiento de la cámara al ros-


tro de Vergara Bolaños.

VERGARA.-
Tu yerno. Disculpa la hora. Dile a Bea-
triz que me espere, que voy saliendo para
allá. Dile que mantenga a los niños vesti-
dos porque van a dormir en mi casa y dile
que la familia es la base de la sociedad.

74 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-SALA-NOCHE.

Aníbal en la misma posición se hace oír.

ANÍBAL.-
¿Qué coño está pasando, Rafael? ¡Aquí
hay una plo...!

87
Simultáneamente un fogonazo aterrador que parece prove-
nir del jardín. El resplandor ilumina durante fracciones de
segundo, la figura de Freddy. Ángela lo mira sorprendida.

75 SEC.EXT.-AEROPUERTO-SALIDA-NOCHE.

Vergara continua hablando en el celular, mientras se aproxima


a su automóvil. Alberto, a pocos pasos, carga la segunda maleta.

VERGARA.-
Yo no sé lo que te ha contado Beatriz,
pero no es posible Aníbal, que yo me ten-
ga que responsabilizar porque una loca
llame por teléfono y pregunte por mí.
Entonces....

76 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-SALA-NOCHE.

Continúan, filtradas, las palabras de Vergara, sobre el rostro


perplejo de Aníbal.

VERGARA.- (CONTINUACIÓN, VOZ FIL-


TRADA)
...yo trato, chico, de explicarle esa vaina
a tu hija...
Ángela continúa mirando hacia el jardín, pero es tal su an-
gustia y tan oportuna la llamada de Rafael, que se desentien-
de de Freddy.

ÁNGELA.- (SIMULTÁNEAMENTE)
¿Qué dice?

CÁNDIDA.-
¿Quién es, mi amor?

88
ÁNGELA.-
Rafael.
Rostro de Aníbal.

VERGARA.- (VOZ FILTRADA)


...pero es lo que te digo, que ella se ciega
y no quiere oír ni razonar. Además, chi-
co, con el perjuicio que esa vaina significa
para mis hijos, porque no son hijos de ella
solamente, sino también...

ANÍBAL.- (LOGRA INTERRUMPIRLO AL


FIN)
¡Hay un golpe, guevón! ¿Dónde coño es-
tás tú?

77 SEC.EXT.-INT-AEROPUERTO-SALIDA-AUTOMÓVIL
DE VERGARA-NOCHE.

Vergara, instalado en el asiento delantero. Alberto está en-


trando a fin de poner el vehículo en marcha.

VERGARA.- (PREOCUPADO)
¿Quién se dio un golpe?

78 SEC.INT-CASA DE ANÍBAL-SALA-NOCHE.

Aníbal, desesperado.

ANÍBAL.-
No, nadie se dio un golpe.

ÁNGELA.-
¡Dile que venga, Aníbal!

89
Aníbal hace caso omiso de la angustia de Ángela.

ANÍBAL.-
¡Que hay un golpe es lo que estoy di-
ciendo! ¡Que están disparando contra La
Casona! !Que hay una plomazón arrechí-
sima! ¡Que se alzaron unos carajos y to-
maron Maracaibo y hablaron por la tele-
visión! ¿Qué sabes tú?, ¿Dónde estás tú?

79 SEC.EXT.-INT.-AEROPUERTO-AUTOMOVIL DE VER-
GARA.

Alberto conduce hacia la salida del terminal.


A través de las ventanillas pueden verse grupos de soldados
que corren.

VERGARA
¿Quién dijo eso?

80 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-SALA-NOCHE.

Rostro de Aníbal, siempre acostado en la alfombra. Menu-


dean los disparos.

ANÍBAL.-
¿Cómo que quién dijo eso?

ÁNGELA.- (ACOTA ENARDECIDA)


¡Pero será, guevón!

ANÍBAL.-
¡Lo estoy oyendo, guevón! ¡Lo estoy
viendo en la televisión, lo tengo al lado!

90
¡Aquí estamos tirados en el piso! ¡Escucha
la plomazón! (levanta el celular para que
Vergara escuche las detonaciones).
Pausa. Vergara no contesta.
Aníbal insiste desesperado.

ANÍBAL.-
¡Rafael....! ¡Rafael!
Y por fin llega la voz.

VERGARA.- (VOZ FILTRADA)


No se muevan de allí.

ANÍBAL.- (ABRUMADO)
¿Tú eres guevón? ¿Qué coño nos vamos a
mover?

81 SEC.EXT.-INT.-CARRETERA-SALIDA AEROPUERTO.
AUTOMÓVIL DE VERGARA-NOCHE.

Vergara concluye su llamada.

VERGARA.-
No salgan de la casa. Lleva a los niños a
la cocina que es más seguro. Yo averiguo.
Voy para allá.
Vergara cierra la comunicación y comienza a sentirse ano-
nadado.
Alberto, el chofer, lo mira de reojo.

VERGARA.-
Y que un golpe, dice...que le están echan-
do plomo a La Casona.

91
ALBERTO.-
No, si yo en el Aeropuerto venía notando
una corredera.
La idea se define en el rostro de Vergara.

VERGARA.-
¡Devuélvete! ¡Ya! ¡Sube el techo!
El automóvil de Vergara frena bruscamente y con rápida ma-
niobra se dirige de nuevo a las instalaciones del aeropuerto
internacional, mientras el techo del carro sube lentamente.
Vergara enciende la radio, donde un locutor oficial informa.

VOZ LOCUTOR OFICIAL.-


La situación en todo el territorio nacio-
nal, salvo algunos incidentes aislados, es
de absoluta normalidad.

82 SEC.EXT.-CALLE Y FACHADA EDIFICIO DE ISBELIA -NOCHE.

Se escucha nuevamente el locutor oficial (voz en off)

VOZ LOCUTOR OFICIAL.-


Repetimos, la situación en todo el terri-
torio nacional, salvo algunos incidentes
aislados es de absoluta normalidad.
Plano del Volkswagen de Luisana. Persisten los disparos y
las explosiones.
La cámara se acerca (zoom in) a la ventanilla del vehículo.
Con la aproximación de la cámara se amplía el volumen de
la radio.

92
VOZ LOCUTOR OFICIAL.-
Como simple medida de precaución, se
recomienda a los ciudadanos permanecer
en sus hogares y aguardar un nuevo co-
municado.
Luisana asiente y traga grueso.

SE ESCUCHA MÚSICA

LUISANA.- (IMPOTENCIA, RABIA)


¡Miguel!
La cámara avanza hacia el balcón del apartamento de Isbelia.
Siempre arrastrándose, Miguel retrocede hacia la sala.
Isbelia, sentada en una butaca lo contempla mientras escu-
cha a alguien por teléfono.

ISBELIA.-
Lo que sea, llámame... (BREVE PAUSA)
De acuerdo. No, no me muevo. Cuídense.
Miguel termina de arrastrarse
Isbelia cierra la comunicación
Miguel, desde el suelo la mira avergonzado, pero al mismo
tiempo ávido de saber.

MIGUEL.-
¿Quién era?

ISBELIA.-
Prensa. Acaban de dar un golpe.
Se miran.

93
Miguel parece calcular la magnitud del asunto.

MIGUEL.-
¿Quién?
Miguel se incorpora.

ISBELIA.-
Comenzó a media noche.
Miguel se sienta en el sofá y es la viva imagen de la impotencia.

MIGUEL.-
¿Pero qué? ¿Gorilas? ¿Tipo panameño?
¿Tipo qué?

ISBELIA.-
No saben
Miguel trata de encontrarse.

MIGUEL.- (VACÍO)
Coño.

ISBELIA.-
Hace días lo hablamos, ¿no?...Que había
rumores...
Miguel asiente tensísimo.

ISBELIA.-
Pero como lo hablamos todo.

MIGUEL.- (DE MAL HUMOR)


Isbelia.

94
ISBELIA.-
Por encima. Igual que esos muertos,
igual que los que se están matando ahora.
Como si no pasara.

MIGUEL.- (HOSCO)
¿Qué? ¿Le vamos a dar a una metafísica?

ISBELIA.-
Por mí te puedes ir a la mierda.

MIGUEL.-
Eso es lo que estoy tratando.
Se incorpora. Se pasea nervioso, intentando acercarse a la
ventana… Se detiene.

MIGUEL.-
¿Tiene que ser así? ¿No es posible con-
versarlo? ¿No es posible una vaina ra-
cional? ¿Tú crees que estoy bien, que la
estoy pasando del carajo, que te quiero
insultar, agredir o alguna mierda?
Isbelia se pone de pie.

ISBELIA.- (COMO UN ESTALLIDO)


¿Pero adónde se fue todo, chico?
Sucesión de disparos.

MIGUEL.-
¡Coño! ¡Yo que sé!
Una nueva explosión estalla en la azotea del edificio y hace
crujir la sala. Penetra una nube de polvo en el recinto.

95
Fuera de sí, Isbelia se aproxima enérgica, al balcón.

ISBELIA.- (GRITA)
¡Ya, coño, ya! ¡Paren eso! ¡Ya! ¡Paren!
¡Paren!
Miguel corre hacia ella. La toma de un brazo obligándola a
retirarse de la ventana.

MIGUEL.-
¡Deja los gritos!
Isbelia quiere soltarse y continúa gritando sin parar.

ISBELIA.-
¡No sigan más! ¡Paren! ¡Paren!
Urgido de protección, Miguel la hace entrar en el dormitorio.

84 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-DORMITO-
RIO-NOCHE.

Continúan las detonaciones.


Isbelia y Miguel entran abrazados, como si sobre ellos llo-
vieran balas.
Rápidamente, se sientan en la cama para protegerse de po-
sibles proyectiles.

MIGUEL.- (POR LA EXPLOSIÓN ANTERIOR)


Eso fue aquí....arriba...

ISBELIA.- (UN QUEJIDO)


¡Nos van a matar esos hijos de puta....!

96
MIGUEL.- (INTENTANDO CALMARLA)
¡Ya, Isbelia, ya!
Isbelia se abraza a Miguel aterrorizada, como haciéndose
mínima.

MIGUEL.-
Será que hay alguien en el techo...
Isbelia tiembla. Transcurre una pausa.
El rostro de Isbelia adquiere otra expresión.

ISBELIA.- (BALBUCEA)
Estoy jodida, ¿sabes? Estoy jodida...Te-
nía que pasar esta vaina... ¿Cuándo fallé,
chico? ¿Qué hice?
Una explosión cercana ilumina el dormitorio. Se escucha el
estruendo, y un espejo cae al piso.
Isbelia y Miguel se tienden en la cama, estrechándose, pro-
tegiéndose.
Los disparos aumentan.

ISBELIA.- (TERROR)
¡Coño, Miguel! ¡Se acabó...!

MIGUEL.-
Cállate.

ISBELIA.-
No es que te vas a separar, guevón, es
que se acabó....Aquí nos van a encontrar
muertos... ¡Aquí se terminó!

97
Miguel la abraza.

MIGUEL.-
¡Ya, Isbelia! ¡Ya!

ISBELIA.-
Aquí se...
Se besan de tanto susto y en el impulso hay un largo hábito.
Por la ventana del cuarto continúan entrando nubes de pol-
vo, producto de la explosión.

ISBELIA.-
Se está cayendo esta mierda...
Gritos en la calle, sobre los rostros de Miguel e Isbelia.

VECINOS.-
¡No disparen más!
¡Auxilio!
¡Que nos saquen!
Se despierta el llanto de un bebé.

MIGUEL.- (COMO NECESITADO DE SE-


GURIDAD)
No se va a caer. Es un edificio construi-
do después del sesenta y ocho. Tiene su
vaina, su anclaje...su....normativa...hor-
migón full en las bases...
Se miran. Vuelven a besarse. El pánico parece haber provo-
cado en ellos un súbito deseo erótico.

ISBELIA.-
¡Qué bolas tienes tu, chico!

98
Miguel introduce la mano bajo la bata de Isbelia y la acaricia
apasionadamente.

MIGUEL.- (CON ESTA ACCIÓN)


Y tampoco es tan fácil la vaina... Porque
está la cuestión internacional... Está la
OEA... Tiene que haber una reacción,
¿qué te digo? México... Y también el De-
partamento de Estado... Porque esto es
estratégico... El petróleo es estratégico...
Aquí, tumbar un gobierno... No te creas...
No es, mira Irak... Mira Haití...
Miguel ha terminado de desvestirla y se abrazan frenética-
mente, mientras el fuego arrecia.

85 SEC.EXT.-EDIFICIO DE ISBELIA-CALLE Y FACHADA


-NOCHE.

El Volkswagen y Luisana, impotente entre las balas que silban.

LUISANA.- (COMO UN REZO)


Miguel, baja... ¡Miguel, coño, baja...!

86 SEC.INT.-AEROPUERTO INTERNACIONAL-ENTRADA
SALÓN PROTOCOLO.

Vergara entra en el salón.


Seis soldados vestidos con uniforme de campaña, custodian
el salón.
Vergara se acerca a uno de ellos.

VERGARA.-
¿El Coronel Padrón?

99
87 SEC.INT.-AEROPUERTO INTERNACIONAL-SALÓN PRO-
TOCOLO-LAVABO-NOCHE.

Vergara entra en el lavabo de seis letrinas divididas por


otros tantos compartimientos.
Luz de crudo neón en un ambiente impecable, desodorizado
y refulgente.
Vergara mira a todas partes.

VERGARA.-
¿Padrón?
La respuesta es un sonoro pedo que parece explotar en uno
de los water close.

VOZ DE PADRÓN.-
¿Quién es?

VERGARA.-
Padrón. Es Vergara Bolaños. ¿Te falta
mucho?
Plano del water close. Pueden verse las piernas de Padrón
sentado en el retrete.

VOZ DE PADRON.-
Échate una aguantadita.
Nuevo pedo.
Rostro de Vergara que siente un bochorno y lamenta encon-
trarse allí.

100
88 SEC.EXT.-ALREDEDORES DE LA CASONA-NOCHE.

Un grupo de soldados insurgentes dispara hacia La Caso-


na. Desde la casa presidencial responden con fuego cerrado.
Uno de los rebeldes cae herido y lanza un grito de dolor. Un
compañero se acerca e intenta arrastrarlo bajo el fuego cru-
zado, para protegerlo detrás de un vehículo. Pero un nuevo
disparo remata al herido.
Al ver a su compañero muerto el otro soldado se incorpora
temerariamente y dispara con rabia. Grita.

SOLDADO.-
¡Mataste a un compañero! ¡Traidor!
¡Hijo de puta! ¡Estamos luchando contra
la corrupción! ¡No joda!
En PP continúa disparando enardecido.

89 SEC.EXT-PARAJE DEL AVILA-NOCHE.

MÚSICA.

La toma viene de lo alto y entra en una espesura. Tras la es-


pesura, aparece un claro junto a un riachuelo. Allí, al borde
del riachuelo y en un sleeping bag, insisten en coger Bet-
zaida y José Manuel. Un gemido de José Manuel indica su
orgasmo.
Betzaida sonríe satisfecha y ecológica. No se apartan y con-
tinúan sobre el sleeping bag.
Han bebido, y junto a ellos, hay una botella de Etiqueta Negra.

BETZAIDA.-
Es que es distinto, ¿Verdad? Aquí es distinto.

101
José Manuel medita un instante.

JOSÉ MANUEL.-
Es distinto.

BETZAIDA.-
Aquí uno tiene un trato con las piedras.
Hay días en que las piedras te aman, hay
días en que te agreden.

JOSÉ MANUEL.-
Betzaida, yo prefiero el Macuto Shera-
ton, que las piedritas te quieren siempre.

BETZAIDA.-
Porque no sabes vivir.

JOSÉ MANUEL.-
Debe ser.

BETZAIDA.-
Porque te calas esa alienación. Pero aquí
tiraban tranquilos, Guaicaipuro y Para-
maconi, a la luz de la luna y libres. Mira
esa luna... Mira esa luna...
Plano de la luna inmensa, reluciente y las dos figuras a con-
traluz sobre el fondo de la luna.

BETZAIDA.-
Y este riíto siempre ha estado aquí. Es lo
único que siempre ha estado, la montaña,
los árboles.

102
JOSÉ MANUEL.-
Y la culebra que jode.

BETZAIDA.-
No, chico, ¡qué culebra!
Betzaida sale desnuda del sleeping bag y se despereza ante
la luna.
JOSÉ MANUEL.- (FASTIDIADO)
Mami, ¿No nos vamos a quedar aquí, verdad?

BETZAIDA.-
Un rato, chico.

JOSÉ MANUEL.-
No te vayas a empatar en esa, Betzaida.
Yo mañana tengo comisión de presupues-
to cultural.

BETZAIDA.- (OFENDIDA)
Vámonos, pues. Ya está.

JOSÉ MANUEL.-
¿Cuál es la ruta?

BETZAIDA.-
Derecho.
José Manuel toma la pistola. Betzaida observa la acción.
Betzaida termina de vestirse.
A lo lejos se escuchan detonaciones sobre un movimiento de
cámara que se eleva por encima del riachuelo hasta desapa-
recer los personajes.

103
Dejamos de ver a Betzaida y José Manuel y observamos el
cielo y el resplandor de la ciudad.

JOSÉ MANUEL.- (OFF)


Estoy oyendo explosiones desde hace
rato.

BETZAIDA.- (OFF)
Será que celebran. ¿Qué hora es?

JOSÉ MANUEL.- (OFF)


Tarde que jode.

BETZAIDA.-
Coño, estoy mareada.

JOSÉ MANUEL.-
Si es que no hemos comido...
Y de pronto una explosión en la ladera cercana. Tras ella se
levanta una bola de fuego.

BETZAIDA.- (ALARMADA)
¡Coño, José Manuel!
Plano de José Manuel y Betzaida de espaldas a cámara y ob-
servando la explosión.

90 SEC.INT.-AEROPUERTO-PROTOCOLO-BAÑO-NOCHE.

Vergara aguarda impaciente a que Padrón se desahogue en


el water close.

VERGARA.-
¿Entonces?

104
PADRÓN.- (DESDE EL WATER CLOSE)
Me jodió un pato laqueado.
Vergara espanta un mal olor.

VERGARA.-
¿Quiénes están en esto?
Plano de los pies de Padrón en el cubículo del water close.

PADRÓN.-
Básicamente la Fuerza Aérea. Se alzaron
en Palo Negro, tomaron las guarniciones,
el peo se complicó en San Juan de los Mo-
rros y en Maracaibo. Ahora hay plomo en
Miraflores.

VERGARA.-
¿Y desde cuándo?

PADRÓN.-
Se empezó a saber cómo a las diez y media.
Otro pedo a cargo de Padrón.

VERGARA.-
Arrecho ese cólico, Padrón.

PADRÓN.- (RESIGNADO)
No joda.

VERGARA.-
Yo vengo llegando de Miami que estaba
con mi señora y los carajitos. Llamo a la

105
casa de mi suegro que es cerquita de La
Casona y me dice que eso es una ploma-
zón arrechísima. ¿Quién se alzó?

PADRÓN.-
La vaina es a nivel de mayores y tenien-
tes coroneles. Uno, de apellido Arias,
tomó Maracaibo. ¿Tú lo conoces?

VERGARA.-
Ni idea. ¿Y el Presidente?

PADRÓN.-
Llegó de México hace una hora y el Mi-
nistro se fue con él.

El hedor abruma el rostro de Vergara.

VERGARA.-(TANTEANDO)
¿Quién controla la situación?

PADRÓN.-
Nadie sabe.

VERGARA.-
¿Y tú con quién estás?

La respuesta es un sonoro pedo.


Pausa.

VERGARA.- (AL NO RECIBIR RESPUESTA)


¿Padrón?

106
Plano de los pies de Vergara en el water close. No vemos
ahora a Vergara.

PADRÓN.-
La orden del Ministro es que nos congre-
guemos en su despacho. Cago y nos va-
mos, Vergara. Yo tengo el carro afuera.
Plano general del lavabo. Al fondo la puerta se cierra delica-
damente.
Vergara se ha ido. Breve pausa.

PADRÓN.- (LLAMA)
¡Vergara! (BREVE PAUSA) ¿Vergara, es-
tás ahí?
Permanece unos segundos la imagen del lavabo sin Vergara.

91 SEC.EXT.-AVENIDA LIBERTADOR-NOCHE.

El taxi de Antonio se desplaza por la avenida casi desierta.


Los escasos vehículos que transitan la avenida, vienen a
toda velocidad y algunos de ellos hacen sonar vigorosamen-
te sus cometas.
Gertrudis, Ana Dolores y el cada vez más adolorido Méndez,
en el asiento posterior. Débiles gemidos de Méndez, mien-
tras Antonio perora.

ANTONIO.-
Pero hombre, señora acaso es culpa mía,
que no le hayan aceptado al esposo en la
Clínica porque el gilipollas del vigilante
se emperró en no dejamos entrar. ¡La
puta que lo parió!

107
Se escuchan disparos.

GERTUDIS.-
¿Y esos tiros, qué pasa?

ANTONIO.-
¿Qué va a pasar, señora? No pasa nada.
Pasa lo de siempre. ¿O es que se cree us-
ted que trabajar de noche es fresco? Ya
le contaría yo los muertos que he visto.
¡Joder! Igual un cerro que el Country....
¡Si es que esto anda mal! ¡Esto no es lo
mismo!
En un recodo de la avenida, observamos un jeep militar, que
muestra múltiples impactos en su carrocería, el conductor
yace acribillado sobre el volante. Al fondo del encuadre se
desplaza el taxi de Antonio cuyos ocupantes no notan la pre-
sencia del vehículo militar.

ANTONIO.-
¡Yo porque eche raíces y me casé con una
nacional, que si no, ya me habría ido como
se han ido tantos! Porque ¿Así quién se
queda?.
Al final del parlamento de Antonio, plano de Méndez que
mira los faroles de la Avenida Libertador en rápida sucesión.
Méndez parece aislarse en esa visión.

SUBJETIVA DE MENDEZ.

Los postes de la Avenida Libertador.

108
VOZ DE ANTONIO.- (SIN INTERRUPCIÓN
Y DE CORRIDO CON LO QUE VIENE DI-
CIENDO)
¡Yo sé lo que era vivir en 1954, con todo y
dictadura! Que salía usted a la calle a las
dos de la mañana y como en el Monasterio
de Burgos, todo el mundo en lo suyo y las
casas sin “Multilock”. Porque aquí se ha-
bla de los militares, como se habló en Es-
paña y como se ha hablado en todas par-
tes sin decir lo cierto. No porque yo tire a
lo militar, vamos...
Mientras Antonio sigue hablando en off, vemos en primer
plano a unos soldados que violentamente sacan a un grupo
de civiles de un edificio y los hacen subir a un camión militar.
Al fondo se sigue desplazando el taxi.
Rostro verdoso de Méndez

SUBJETIVA DE MÉNDEZ.

La voz de Antonio no deja de oírse.

UN EDIFICIO EN LA AVENIDA LIBERTADOR.

Sombras de soldados en el oscuro vestíbulo, algunos soldados


entran violentamente al edificio Méndez gime a lo pajarito.
Rostro de Antonio.

ANTONIO.- (SIN INTERRUPCIÓN)


…Pero a ver si la democracia viene so-
la...A ver si no nos acordamos, porque
memoria es lo que falta.... Se vivía, joder.

109
¿No costaba tres cincuenta, un kilo de ca-
lamares?
Rostro de Méndez y mínimos gemidos.
A través de la ventanilla, Méndez observa un comando de
soldados que recorren la calle dispuestos al combate.

ANA DOLORES.- (A GERTRUDIS)


¿No son muchos disparos?

GERTRUDIS.-
¿Cómo que sí, verdad?

ANTONIO.- (PARTE DE ESTE DIÁLOGO


EN OFF SOBRE LOS SOLDADOS)
Los de siempre, señora Si aquí hay ba-
lazos como leche. ¿Pero no me salvé yo
por nada de que me atracaran en Di-
ciembre? En la Intercomunal del Valle,
un día viernes, regresando a casa a eso
de las diez. Diga usted que pude verle el
chuzo al desgraciado y aceleré, porque
de otra manera no lo estaría contando.
Pero como le digo a Ana Rosa, ¿de qué
se come si no? Claro, yo estoy tramitando
la pensión con el gobierno de González...
Porque ahora, el que es español cobra por
ser español, que es lo que tiene que ser,
cobra desde los cincuenta y cinco y no
como aquí, que va usted al Seguro, y es la
hostia, lo tratan a uno como perro... En-
tonces, yo digo ¿Democracia? Joder ¿Qué

110
es democracia? Democracia, Francia...
Democracia, Inglaterra, democracia los
suizos y no le digo España... Porque es lo
que se llama idiosincrasia, culturalmente
hablando, es decir, que somos jodidos de
naturaleza, que tiramos cada cual para
nuestro lado y así quien vive... Aquí es
de llorar la política, ¿Eh? ¡Leche! Aquí,
no hay derecho para hacer lo que se ha
hecho...
El taxi se aleja y repentinamente pierde velocidad estreme-
ciéndose hasta detenerse en mitad de la avenida.

VOZ DE ANTONIO.-
Me cago en la rolinera.... A ver si se ha
parado esto....
Sin que Antonio lo note una tanqueta avanza silenciosa por
el centro de la avenida. Vemos a Antonio salir del automóvil.
Y escuchamos su voz, lejana.

ANTONIO.-
¡Me cago en la...! Once mil seiscientos
bolívares pagué ayer... ¡Ya con razón lo
vengo sintiendo falloso desde las tres!
Me cago en la... ¡A ver si es la carbura-
ción... Joder, es que la gasolina la venden
con agua...!
Mientras Antonio continúa su perorata la tanqueta se va
aproximando cada vez más al taxi. Antonio se acerca al capó
y lo abre.

111
En ese momento Antonio nota la presencia del vehículo mili-
tar y se voltea sorprendido. Su figura rechoncha se observa
diminuta frente a la tanqueta.

92 SEC.EXT.-AEROPUERTO-SALIDA-NOCHE.

Vergara, aguarda tenso y oculto en una sombra a que unos


soldados se desplacen en los alrededores.
Los soldados se alejan.
Vergara corre hacia su vehículo donde espera Alberto sen-
tado frente al volante.
Entra.
Vergara toma asiento junto a Alberto.

VERGARA.-
¡Arranca, guevón!
Alberto enciende el vehículo.

ALBERTO.- (SERENO)
¿Y qué es lo que...?

VERGARA.-
Dale. No preguntes. Se alzaron unos ca-
rajos y más nada. No sé más nada.
Alberto pone en marcha el vehículo

ALBERTO.-
¿Pa donde su suegro, entonces?

VERGARA.-
Mejor coge pa donde Anita y allí vemos.

112
El automóvil se aleja.

93 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-COCINA.

Plano de un pequeño televisor en la cocina.


Aníbal, recorre los canales sin conseguir ninguna señal.
Cándida, Ángela y Margarita, permanecen a la expectativa.

ÁNGELA.-
Aquí es donde uno tiene que tener una
parabólica, porque en CNN, tienen que
estar diciendo....

MARGARITA.-
A lo mejor el señor de al lado...

ANÍBAL.-
¿Quién?

ÁNGELA.-
Verdad, Aníbal... El que se mudó el mes
pasado.... El que tiene el Mercedes, el tie-
ne parabólica.

Rostro de Aníbal. Inquietud. Esperanza.


Plano del pequeño televisor de la cocina. Puntos y rayas.

94 SEC.EXT.-CALLE Y CASA DE ANÍBAL-FACHADA.

Imágenes de combate. Farías, seguido de un grupo de sol-


dados, se arriesga y avanza en dirección a La Casona, prote-
giéndose en rejas y muros de casas.

113
FARÍAS.-
¡Por Bolívar....! ¡Pa alante!
El soldado Benítez, sale de su escondite e intenta unirse al
grupo de Farías que se aleja después de la consigna, pero en
ese momento recibe un balazo en la pierna.
Benítez cae al suelo y se arrastra intentando llegar a la acera
en las inmediaciones de la casa de Aníbal.
Logra aproximarse al portón de la casa de Aníbal y allí mira
su herida.
La sangre brota copiosamente.

BENÍTEZ.- (LLAMA)
¡Capitán....! ¡Capitán!
Pero Farías y los soldados están lejos y no pueden oírlo.

BENÍTEZ.- (EN VANO, LLAMA)


¡Capitán!
Rostro de Benítez.

95 SEC.EXT.-INT.-CASA DE ANÍBAL-JARDÍN TRASERO


-NOCHE.

Aníbal avanza por el área posterior del jardín y observa el


alto muro que divide su casa de una de las casas vecinas.
Escucha un siseo.
Aníbal se vuelve hacia el muro contiguo que bordea el jardín
del Cónsul de México.
Aníbal retrocede asustado.
De nuevo un siseo.

114
Es Freddy, montado en una mata de mango en el jardín del
Cónsul. Freddy que sonríe, ameno y solidario.
La cámara se aproxima al hijo del Cónsul.

FREDDY-
Chipotles guevón y lo que necesites lla-
mas porque no va a haber comida, ni
agua. Llénate. Papá llamó a México. Los
gringos hasta el culo. Después se te in-
forma.
Freddy salta del árbol y desaparece.
Aníbal enrojece de bronca.

ANÍBAL.-
¡Maricón, coñoe...! (SE INTERRUMPE)
Ladridos furiosos provenientes de la casa del Cónsul de
México.
Rostro de Aníbal, impotente y resumiendo ira.
Piensa un momento en lo que ha decidido.
Los ladridos se hacen más furiosos.
Consigue una parrillera cercana, la lleva hasta el muro del otro
vecino y se encarama sobre ella. Asoma su cabeza hasta ob-
servar el jardín de Van Leuten, contiguo al jardín del Cónsul.

96 SEC.EXT.-CASA DE VAN LEUTEN-JARDÍN-NOCHE.

Desde el área trasera del jardín de Van Leuten, vemos a


Aníbal asomado en lo alto del muro. .Procedente de la casa
de Van Leuten escuchamos el Concierto Opus 3, Número 11
de Vivaldi, impecablemente reproducido.

115
Aníbal observa las inmediaciones de la casa contigua. Apro-
ximación a una gigantesca antena parabólica en el techo.
Aníbal alza su voz, todo lo que aconseja la prudencia.

ANÍBAL.- (LLAMA)
¡Vecino!... (PAUSA) ¡Vecino!
No hay respuesta.
Aníbal agrega un silbidito.

ANÍBAL.-
¡Vecino!
Se escucha, proveniente de la calle, una explosión de granada.
Susto y tensión en Aníbal, quien de inmediato se encorajina.

ANÍBAL.-
¡Nojoda!
Aníbal termina de subirse al muro.

97 SEC.INT.-CASA DE VAN LEUTEN-PASILLO Y SALA


-NOCHE.

Aníbal se asoma tímidamente en el pasillo.

ANÍBAL.-
¡Vecino! ¡Buenas!
Avanza asustado por el pasilllo reluciente. Lo vemos en-
trar en la sala.

ANÍBAL.-
¡Buenas noches! ¡Soy el vecino de al...!

116
Nadie en la sala. De un sofisticado equipo de sonido brota
maravillosa la música de Vivaldi.
Aníbal mira a todas partes. Se siente atrapado y con la con-
ciencia de estar cometiendo un disparate irremediable.
Piensa en regresar; pero desecha la idea. Mira hacia lo alto
de una imponente escalera de mármol que conduce a un se-
gundo piso de habitaciones.

98 SEC.NT.-CASA DE VAN LEUTEN-PASILLO SEGUNDO


PISO-NOCHE.

Aníbal recorre el pasillo y observa uno de los dormitorios,


cabalmente iluminado.
Se escuchan voces en inglés.
Aníbal se aproxima a la puerta del dormitorio.

ANÍBAL.-
¡Buenas noches! ¡Vecino! ¡Disculpe el
atrevimiento, pero es que esto es una
emergencia...! ¡No se vaya a asustar! ¡Yo
soy su vecino de al lado… mucho gusto...!
Diciendo esta excusas alcanza la puerta del dormitorio,
abierta de par en par. Al hacerlo observa desde su ángulo.

99 SEC.INT.-CASA DE VAN LEUTEN-DORMITORIO-NOCHE.

Aníbal asoma tímidamente medio cuerpo en la habitación y


entra.
Mira en la pantalla del televisor donde hay imágenes de una
película pornográfica.
Rostro de Aníbal. Se vuelve.

117
Sentado en un confortable butacón está Van Leuten, un hom-
bre de cincuenta años, acicalado, vestido con bata y pijama
de seda. A su lado, en una mesilla, hay una botella de whisky,
una hielera repleta y un vaso con un trago impecable.

ANÍBAL.- (DESCONCERTADO)
Disculpe...
Aníbal mira bien.
Plano de Van Leuten. Un balazo le ha destrozado la mandíbula.
El cristal de la ventana, hecho añicos.

ANÍBAL.- (ATERRADO Y RONCO)


¡Coño!
Va a escapar y corre hacia la puerta, pero lentamente, domi-
na su deseo de irse.
Se vuelve. Mira el lugar como aterrado de encontrar a otra
persona.
Nadie.
Se acerca al cadáver.
Lo mira.

ANÍBAL.-
¡Verga!
Un escalofrío recorre a Aníbal.
Rostro de Van Leuten, muerto.
Aníbal tiembla.
Necesita salir, pero al escuchar detonaciones cercanas, se
arrepiente.

118
Mira el televisor. Torpe, tembloroso, decide.
Interrumpe el VHS y conecta la instalación de la parabólica.
Busca apresuradamente el canal 27. En la pantalla sale el
noticiero CNN, comentado por un narrador negro.
Aníbal mira la pantalla.
Sobre su rostro escuchamos, la voz del Narrador Negro de
CNN.

VOZ NARRADOR NEGRO.- (EN INGLÉS)


Informes procedentes de Venezuela indi-
can que en horas de esta noche, aproxi-
madamente a las once treinta hora local,
ha estallado una insurrección militar en
contra del gobierno del Presidente Car-
los Andrés Pérez.
Aníbal descifra el lenguaje.

ANÍBAL.-
Yes.
Plano del Locutor Negro, en la pantalla.
Rostro de Aníbal.

NARRADOR NEGRO.-
Las primeras informaciones son muy
confusas

ANÍBAL.-
Okey.
En el televisor aparece un mapa de Venezuela.

119
VOZ NARRADOR NEGRO.-
...pero en todo caso, denotan que el gol-
pe de estado sucedido en ese país de
Suramérica ha tenido éxito y que el pre-
sidente Pérez ha sido depuesto, temién-
dose incluso que haya sido asesinado.
Rostro de Aníbal.

ANÍBAL.-
Okey.

VOZ NARRADOR NEGRO.-


El Presidente Pérez regresaba de la
Cumbre de Guadalajara en México, cuan-
do al llegar al aeropuerto de Caracas, fue
al parecer arrestado y según informe eje-
cutado por los insurrectos.
Aníbal mira al muerto y automático, desconcertado, urgido
de testigo, le comenta.

ANÍBAL.-
Jodieron a Pérez.
Rostro de Van Leuten, mas cadáver que nunca.

VOZ NARRADOR.-
Según los insurrectos, el golpe militar se
produce al no poderse tolerar una situa-
ción de corrupción creciente que ha ca-
racterizado los últimos años de la política
venezolana.

120
Rostro de Aníbal.
Plano del televisor.
La imagen del Locutor Negro se interrumpe.
Comienzan mensajes publicitarios de CNN.
Pálido, Aníbal, desconecta la parabólica, conecta el VHS. En
la pantalla prosigue el film porno.
Aníbal mira las imágenes y después al muerto.

ANÍBAL.- (BALBUCEA)
Lo... Lo siento...
Una última mirada a las imágenes del televisor, mientras
elimina las huellas dactilares con un pañuelo que saca del
bolsillo de la camisa.
Aníbal sale.
Plano del rostro de Van Leuten y la herida en la cabeza.
Plano del televisor y el video pornográfico.

100 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-ESTUDIO


-NOCHE.

PP del monitor.
Imagen de un caraqueño que lleva un costillar sangrante du-
rante los sucesos del 27 de Febrero.
Tregua de disparos. Alguna que otra detonación aislada.
Isbelia viste ahora una bata y toma Nescafé como si la inti-
midad sucedida no hubiese dejado rastros.
Miguel se asoma en la puerta del estudio.

121
ISBELIA.-
¿Qué vas a hacer?
Miguel rehuye la mirada de Isbelia.

MIGUEL.-
Tengo que bajar.
Pausa.

ISBELIA.-
¿Te vas con ella?

MIGUEL.-
Isbelia....

ISBELIA.-
No, chico, tampoco es un chantaje...

MIGUEL.-
Yo... yo regreso... la... la llevo y...

ISBELIA.-
Aquí no la traes, ¿ah? Digo, por si acaso....
Miguel se congestiona de ira y da un puñetazo a la puerta.

ISBELIA.-
Y si te arrecha, lo lamento.
Miguel asiente.

MIGUEL.- (RENCOR)
No sirve Isbelia. La mierda es que no
sirve, que podrá caerse esta vaina y el

122
gobierno y vamos a seguir en lo mismo.
Yo vine a eso... Y ya te lo dije. Lo demás
es un polvito... Pero la relación es esta...
La verdad es esta.
Y sale del estudio.
Sobre el rostro de Isbelia, sonido de la puerta de entrada al
apartamento que se abre y se cierra con violencia.

101 SEC.EXT.-EDIFICIO DE ISBELIA-CALLE-FACHADA


-NOCHE.

El Volkswagen de Luisana Rondón.


Un grupo de soldados encabezados por Farías, avanzan ha-
cia el Volkswagen.
Luisana, a través del retrovisor lateral distingue el movi-
miento de Farías y los soldados.
Detonaciones aisladas.
Luisana se hunde en el asiento.
Farías se aproxima.
Pasa junto a Luisana.
Se detiene.
La observa.
Rostro de Luisana como de piedra.
Farías regresa hacia el Volkswagen
Golpea en el vidrio cerrado.
Luisana lo mira aterrada.
Abre el vidrio.

123
FARÍAS.-
¿Qué estás haciendo allí?

LUISANA.- (INCONTENIBLE)
Que me agarró la cosa, señor. Yo estoy es-
perando al profesor Miguel Medina, que
se quedó arriba.

FARÍAS.- (ACTIVO)
Sal, chica...¿tu estás loca?

LUISANA.- (TARTAMUDEA)
¿Pero cómo no voy a estar, señor, si esto
ha sido plomo y plomo....?

FARÍAS.-
¿Dónde está él?
Luisana señala tímidamente el edificio de Isbelia.

LUISANA.- (CON EL GESTO)


Ahí mismito.
Farías, observa los alrededores, decide y abre la puerta del
Volkswagen.

FARÍAS.-
¡Salte ya!

LUISANA.-
¿Adónde?

FARÍAS.-
¡Sal de ahí, chica!

124
Aterrada, temblorosa, Luisana sale del automóvil.
Tras veloz carrera, entra con Farías en el oscuro vestíbulo
del edificio.

102 SEC.INT.-EDIFICIO DE ISBELIA-VESTÍBULO Y FON-


DO CALLE-NOCHE.

Entran de carrerita en el oscuro vestíbulo Luisana y Farías.


Permanecen como adosados, protegidos en un saliente de la
escalera.

FARÍAS.-
Búscalo, porque esto se va a poner mal...

LUISANA.-
¿Más?
Farías aguarda una pausa. Asoma la cabeza. Abandona el
saliente dispuesto a marcharse.

FARÍAS.-
Sigo.

LUISANA.-
¿Adónde?

FARIAS.-
Métete, pa adentro....
Luisana se oculta.
Farías avanza hacia la salida.
Luisana da unos pasos, descubriéndose de nuevo.

125
LUISANA.-
¡Epa! ¿Usted de quién es?
Farías se vuelve.

FARÍAS.-
Métete.

LUISANA.- (COMO ALELADA)


¿Del golpe?

FARIAS.-
Del Movimiento.
Se miran.
Luisana observa un brazalete negro con las siglas del MBR-
200 en el antebrazo de Farías.
Farías vuelve a la calle.

LUISANA.- (LO LLAMA)


¡Oiga!
Farías desaparece.
Rostro de Luisana. Pánico.

LUISANA.-
¡Oiga!

103 SEC.INT.-EDIFICIO DE ISBELIA-ESCALERAS-NOCHE.

Miguel corre desesperado, escaleras abajo. En los pasillos,


junto a las puertas abiertas, se han congregado algunos veci-
nos. Ambiente de pánico, intenso nerviosismo que observa-
mos fugazmente durante la carrera de Miguel.

126
Se escuchan detonaciones que retumban en las escaleras.
Miguel continúa su carrera escaleras abajo.
La cámara lo sigue, dos pisos.

104 SEC.INT.-EDIFICIO DE ISBELIA-VESTÍBULO-NOCHE.

Luisana íngrima en el vestíbulo.


Un soldado rebelde dispara repetidamente desde la puerta
del edificio.
Miguel alcanza el vestíbulo. Se detiene. La mira.

MIGUEL.-
¡Luisana!
Luisana permanece inmóvil, alelada.

LUISANA.-
Coñoetumadre.
Miguel la alcanza y regresa con ella hacia el comienzo de la
escalera.

MIGUEL.-
Tumbaron a Pérez.
Luisana no reacciona. Permanece con los ojos abiertos mi-
rando a Miguel.

MIGUEL.-
Hay que esperar...

LUISANA.-
¿Dónde?

127
MIGUEL.-
Aquí. ¿Dónde más?
Luisana mira a Miguel y es como si lo reconociera de nuevo.
Un llanto se apodera de ella.

LUISANA.-
¡Ay, Miguel!
Luisana se abraza a Miguel y llora compulsivamente.

MIGUEL.- (TENSO)
Ya, vale, ya... ya está todo... salimos de
esta...y la cosa está hablada.
Y de pronto, una explosión en la puerta del edificio. El
Volkswagen estalla, envuelto en fuego.

105 SEC.EXT.-CALLE Y FACHADA EDIFICIO DE ISBELIA


-NOCHE.

El Volkswagen arde en llamas y explosiones sucesivas.

106 SEC.INT.-EDIFICIO DE ISBELIA-VESTÍBULO-NOCHE.

La llamarada ilumina el vestíbulo y los rostros de Luisana y


Miguel al fondo.

107 SEC.EXT.-CALLE Y FACHADA CASA DE ANÍBAL-NOCHE.

Benítez, herido en la pierna, ha logrado arrastrarse hasta el


muro que rodea el jardín de la casa de Aníbal. Lo vemos pro-
tegido en la sombra, decidiendo que hacer. El dolor lo tras-
pasa. Jadeando mira a todas partes y después se arrastra
por la acera.

128
Al fondo de la avenida, arde el Volkswagen de Luisana.
Continúa Benítez arrastrándose unos metros, hasta que
algo llama su atención.
El impacto de un mortero ha destrozado una parte del muro.
Benítez mira hacia la casa de Aníbal, aún iluminada.
Continúa arrastrándose hasta encontrar un boquete en el
muro destrozado.
Vemos a Benítez aparecer por el boquete. Arrastrándose,
avanza hacia el interior de la casa.
Mira hacia la fachada. Ladridos furiosos del perro en el jar-
dín del Cónsul.
Tenso acercamiento de la cámara hacia la fachada de la casa
de Aníbal.
Benítez, desde el lugar donde se encuentra logra ver la parte
posterior del jardín y a Aníbal que en ese momento salta el
muro y escapa aterrado de la casa de Van Leuten.

108 SEC.EXT.-AVENIDA LIBERTADOR-NOCHE.

El taxi de Antonio con el capó abierto.


Antonio golpea los bornes con una llave inglesa.
Gertrudis frente al volante aguarda instrucciones.
En el asiento posterior, Méndez, pálido y sin fuerzas. A su
lado Ana Dolores.

ANTONIO.-
A ver otra vez.
Gertudis rezonga, lívida.

129
GERTRUDIS.-
¡Hijo de puta…!
Sin pausa, Ana Dolores murmura desesperada.

ANA DOLORES.-
Hijo de la grandísima...

MÉNDEZ.- (SUCESIVOS AYES DE RES-


PIRACIÓN CORTA)
Esto se perforó...Esto se perforó total-
mente...

ANA DOLORES.- (COMO UN RUGIDO)


¡Prende, Gertrudis!

Gertrudis acciona la llave.


El motor no logra arrancar.
Un camión militar repleto de soldados pasa a gran velocidad
junto al taxi.
Se escuchan más disparos.

ANTONIO.-
¡Me cago en la...!

Gertrudis da puñetazos al volante.


Antonio se acerca a la ventanilla.

ANTONIO.-
¿Pero será jodido? ¡A ver si me va a rom-
per usted la dirección, señora!

130
GERTRUDIS.- (COLÉRICA)
¿Y cómo sale usted a la calle con esta...?

ANTONIO.- (LA INTERRUMPE ENCA-


RÁNDOLA)
¡Pues qué se ha de hacer! Si es por pres-
tar el servicio, se viene prestando, pero
ya se ve que es causa mayor...

ANA DOLORES.- (VEHEMENTE)


¿Y entonces, quién nos lleva?

ANTONIO.-
Pues, señora, yo lo llevaría cargado, pero
si abandono la unidad, ¿qué voy a encon-
trar? ¡Me llevan el motor!
Un jeep militar seguido por una ambulancia atraviesa veloz-
mente una calle transversal a la avenida.

MÉNDEZ.- (AGÓNICO)
¿Dónde estamos?

ANTONIO.- (SEÑALA)
¡Hombre, a tres cuadras del hospital...!

GERTRUDIS.-
¿Y empujando otra vez?

ANTONIO.- (EXASPERADO)
¿Pero no le estoy diciendo que es el car-
burador? ¡No es de empujar! ¡No es ba-
tería!

131
Ana Dolores, mira a su esposo.

ANA DOLORES.-
¿Qué hacemos, mi amor?
Gertrudis decide enrabiada, disponiéndose a salir del auto-
móvil.

GERTRUDIS.- (FURIOSA)
¡Vamos! ¡Yo lo cargo! ¡Me lo monto en-
cima!
Antonio señala hacia adelante en la Avenida por la que avan-
za un pelotón de soldados al trote.

ANTONIO.-
Conque caminéis derecho...
Gertrudis sale erizada del automóvil, dando un portazo...
La violencia de Gertrudis saca de quicio a Antonio. Los dis-
paros se oyen cada vez más próximos.

ANTONIO.-
¡Pero no me reviente usted la puerta,
señora! ¡Joder si me daña la unidad y si
tengo yo la culpa del carburador!

MÉNDEZ.- (HARTO)
Yo camino. Total...

ANA DOLORES.- (COMO UNA SÚPLICA)


¡Vamos Gertrudis!
Gertrudis no puede contenerse y murmura rabiosa mientras
se encamina hacia Ana Dolores y Méndez.

132
GERTRUDIS.-
Hijo de...
Antonio la escucha y reacciona airado…

ANTONIO.-
¡A mi madre no, eh! A mi madre la de-
jamos porque no te cabe en la boca, gua-
rra más que guarra ¡barragana! Ya tengo
visto que sois colombianos, así que menos
gritos, porque de colombianos sé cosas,
¿eh? ¡Yo de colombianos...! ¡Vamos! ¡Un
libro!
Gertrudis y Ana Dolores continúan alejándose sosteniendo
el inseguro caminar de Méndez. Gertrudis se vuelve respon-
diendo a la provocación. Una patrulla de la Disip avanza a
contra mano mientras hace sonar la sirena.

GERTRUDIS.- (A ANTONIO)
¡Esto no se queda así, desgraciado!

ANTONIO.- (ENARDECIDO)
¡Quita, putarra, que trata uno de ser gente!
Se alejan Gertrudis, Ana Dolores y Méndez.

GERTRUDIS.- (GRITA)
¡No haber unos indios berracos! ¡No ha-
berlos guindado a todos!

ANTONIO.-
¡Calla, estúpida! ¡Y a ver si os comportáis
como personas! ¡Joder!

133
GERTRUDIS.- (GRITA)
¡EAG-832-B! ¡Porque la placa la tengo
aquí! (Y SEÑALA SU CABEZA). Cuando
pase todo esto lo denuncio. ¡Español hijo
de puta!
Plano de Ana Dolores, Gertrudis y Méndez, alejándose por
la Avenida.
Plano de Antonio, empequeñecido en la Avenida. Los dispa-
ros ahora más cerca de Antonio.

ANTONIO.-
¿Pero será imbécil, esta?
Se escuchan fuertes detonaciones.

109 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-DORMITORIO DE ANÍ-


BAL-NOCHE.

Aníbal muy tenso, sentado al borde de la cama no se repone


aún de la impresión vivida en la casa de Van Leuten. Bebe un
tembloroso whisky en las rocas.
Ángela se estremece.

ÁNGELA.-
Ay.

ANÍBAL.- (CONMOVIDO)
Yo nunca había visto así la muerte. Una
vaina, coño, ¿qué te digo? Te pones a hor-
near un pollo, te sientas a ver una sin-
gadera, te sirves un whisky y pácata, te
jodiste.

134
Una pausa.
ÁNGELA.- (COMO UN SECRETO)
¿Tú crees que hayan matado a Pérez,
Aníbal?

ANÍBAL.-
No te estoy hablando de Pérez...

ÁNGELA.-
Yo sé. Pero te pregunto.

ANÍBAL.-
El locutor dijo.

ÁNGELA.-
¿Fusilado?

ANÍBAL.- (GRAVE)
Fusilado. Y que la vaina es por la corrup-
ción.
Ángela traga grueso.
Aníbal bebe un trago.

ANÍBAL.- (OBSESIONADO)
Hasta música clásica había puesto.

ÁNGELA.-
¿Pérez?

ANÍBAL
¡No chica! ¡El de al lado! Para mí que es-
peraba a alguien y se estaba animando.

135
Aníbal se incorpora.

ANÍBAL.-
Vamos a la cocina.

Se incorpora y va hacia la puerta.


Ángela se aproxima

ÁNGELA.- (TENSA)
Aníbal.

ANÍBAL.-
Vamos.

ÁNGELA.-
Espérate.

Aníbal la mira extrañado.

ANÍBAL.-
¿Qué pasa?

Ángela vacila. No sabe cómo plantear el asunto.

ÁNGELA.- (DISMINUIDA)
Esto de Pérez... Es que... (DUDA)... va a
haber un nuevo gobierno, ¿verdad?

ANÍBAL.-
De bola. ¿Y si no, cómo?

ÁNGELA.-
Pero la gente que estaba con él...

136
ANÍBAL.-
Deben haber cogido para las Embajadas
que es lo que se estila cuando...

ÁNGELA.-
¿Y los que tenían negocios con el gobierno?

ANÍBAL.- (EVASIVO)
Depende.

ÁNGELA.- (ATREVIÉNDOSE)
Tú, por ejemplo.

ANÍBAL.-
¿Yo, qué?
El pecho de Ángela parece estremecerse.

ÁNGELA.- (INEXPRESIVA SIN MOVER


UN MÚSCULO DE LA CARA)
¿Tú no tenías lo de Inversiones La Palo-
meta, pues?

ANÍBAL.- (DESESTIMANDO EL TEMOR


DE ANGELA)
Pero…

ÁNGELA.- (MIRADA FIJA)


Y los contratos de Mindur.

ANÍBAL.- (UNA INCOMODIDAD)


Coño Ángela, tendrán que joder al Cole-
gio de Ingenieros completo.

137
ÁNGELA.-
¿Y lo que me referiste de la perimetral 13
en San Carlos?

ANÍBAL.-
La comisión normal, chica, la comisión a
la Comisión otorgante. La de...

ÁNGELA.
Aníbal... Tú fuiste al Aniversario de Ac-
ción Democrática.

Aníbal contempla estupefacto a Ángela.

ANÍBAL.- (MAL HUMOR)


No tiene nada que ver, Ángela y me de-
jas la histeria y la vaina. ¡Seré yo el único
guevón que no ha pasado una comisión
por debajo! ¡Si es así tendrán que joder
a medio país!

ÁNGELA.- (CONCRETA)
¿Y si joden a medio país? Porque están
echando plomo en todas partes.

ANÍBAL.- (PROGRESIVO ASOMBRO)


¿Entonces tú crees que yo soy un corrup-
to?

ANGELA.- (PROTESTA)
¡Yo que te voy a estar diciendo eso, chico!
Yo lo que...

138
ANÍBAL.-
¿Cómo que no me me lo estás diciendo?
¡Eso es lo que me estás diciendo! ¡Me
estás echando en cara que fui a la fies-
ta de Acción Democrática! ¡Coño, y allí
estaba todo el mundo! ¡La izquierda, la
derecha, el centro y toda vaina! ¡No me
jodas, Ángela!

ÁNGELA.-
¡Yo no te estoy echando en cara nada,
Aníbal! ¡Yo te estoy diciendo que hay que
prevenir!

ANÍBAL.- (HUMILLADO)
¿Prevenir qué? ¡Un hombre de trabajo,
chica! ¡Eso es lo que yo soy! ¡Un hombre
de trabajo! ¡Yo no tengo nada que ver con
la política!

ÁNGELA.-
A ti te gustaba Fidel Castro.
La sorpresa y la furia invaden a Aníbal.

ANÍBAL.-
¿Y esa mierda que tiene que ver, Ángela?
De la rabia, abre la puerta y sale.

109 SEC.INT-CASA DE ANÍBAL-PASILLO Y PUERTA DEL


DORMITORIO-NOCHE.

Aníbal, indignado, recorre el pasillo hacia las escaleras.

139
Ángela, lo sigue.
ÁNGELA.-

Aníbal, yo no te...
Lo detiene.
ÁNGELA.-
¡Aníbal!

ANÍBAL.- (RABIA, ANGUSTIA)


¡No, si es que el golpe es contra mí! ¡El
golpe es pa jódeme a mí!

ÁNGELA.- (LLOROSA, DESESPERADA)


¡Yo no puedo con el susto chico! ¡Nos van
a matar! ¡Una bala perdida, como el se-
ñor que viste, cualquier cosa, un cohete,
una explosión! La gente va a salir a la ca-
lle... y uno está metido, sin querer, yo sé
que es sin querer, pero uno está metido...
¿No lo está diciendo CNN?
Aníbal mantiene su ira, pero al mismo tiempo parece tocado
por las palabras de Ángela. Beatriz, proveniente del cuarto
de huéspedes, se asoma.

BEATRIZ.-
¿Qué pasa?
Aníbal mira a su hija.

ANÍBAL.-
Nada. Voy a...
Y se encamina escaleras abajo.

140
BEATRIZ.-
¿Qué tiene, mamá?
No ha terminado Aníbal de bajar las escaleras cuando Mar-
garita se asoma.

MARGARITA.-
¡Señor Aníbal, corra pa que vea la tele-
visión!
Ángela se asoma en lo alto.

ÁNGELA.- (ATERRADA)
¿Qué pasó?

MARGARITA.-
¡Vengan!
Ángela y Beatriz corren hacia la escalera.

110 SEC.EXT.-CASA DE ANÍBAL-JARDÍN LATERAL DE LA


COCINA-NOCHE.

Benítez, arrastrándose, recorre a duras penas un trecho


sembrado de piedras.

111 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-COCINA-NOCHE.

PPP Imágenes en la pantalla del televisor mostrando las tan-


quetas que avanzan hacia Miraflores.

AUDIO DE ESTAS IMÁGENES.


La cámara retrocede hasta descubrir el televisor. Cándida
mira la pantalla fijamente.
Aníbal acaba de entrar.

141
Vienen tras él, Beatriz, Ángela y Margarita

CÁNDIDA.- (AGITADA)
Van derechito pal Palacio.

Todos contemplan el televisor, como embebidos.


PPP Pantalla del televisor.
Imágenes de las tanquetas que disparan contra Miraflores.

AUDIO DE ESTAS IMÁGENES.


Rostro de Aníbal.
Plano de la pantalla.
Rostro de Ángela
Margarita, entre el asombro y la emoción.

MARGARITA.- (COMO UNA SENTENCIA)


Se acabó esto, pues.

Todos la han oído y la conclusión de Margarita parece flotar


en el ambiente, pero nadie contesta.
Plano de la pantalla.
Temor en el rostro de Aníbal junto a Ángela.
Beatriz, mira anonadada las imágenes.

112 SEC.EXT.-CASA DE ANÍBAL-JARDÍN LATERAL A LA


COCINA-NOCHE.

Benítez ha logrado aferrarse a la puerta de la cocina.


Lentamente se incorpora y asoma su rostro a través de los
vidrios.

142
Nadie lo ve aún, concentrados como están en las imágenes
del televisor.
Desde su posición, Benítez mira hacia la pantalla del televi-
sor y observa la acción de las tanquetas.
En su rostro crece una emoción, como si reconociera a sus
compañeros.
Benítez, emocionado, no puede tragarse las palabras.

BENÍTEZ.-
¡Ahí los bravos, carajo!... ¡Ahí los bravos!
Pánico general.

MARGARITA.- (UN GRITO)


¡Señor Aníbal!
Margarita ha reaccionado con un grito, que se confunde con
el de Ángela y una exclamación de Cándida. Aníbal retroce-
de. Beatriz mira sobrecogida hacia la puerta.
El rostro de Benítez desaparece.

ANÍBAL.- (SOBRESALTO)
¡Cuidado! ¡Salgan!

ÁNGELA.- (TERROR)
¡Dios mío! ¡No!
Beatriz, por el contrario, reacciona furiosa y avanza hacia la
puerta de la cocina. Cándida, la sigue.

ANÍBAL.- (ALARMADO)
¡Beatriz!
Rápidamente, Beatriz abre la puerta y grita decidida.

143
BEATRIZ.- (A TODO RIESGO)
¿Qué es lo que pasa, coño? ¿Nos quieren
matar, desgraciados?
Ligando con Beatriz asomada a la puerta.

BEATRIZ.-
¿Qué es lo que...?
Se interrumpe. Mira al suelo.
Benítez, desvanecido. La pierna sangra.

113 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-SALA Y BAL-


CÓN-NOCHE.

Isbelia apaga una lámpara que hacía penumbra en la sala.


Disparos aislados.
Isbelia mira hacia el balcón.
Avanza, atemorizada, lentamente.
Las llamas del Volkswagen que arde en la calle, crean refle-
jos en las plantas y en el rostro de Isbelia.
Isbelia llega al balcón.
Venciendo el miedo, se asoma.

SUBJETIVA DE ISBELIA.
Desde el balcón, plano del Volkswagen que arde.
Unos soldados del comando rebelde entran en el edificio.
Rostro de Isbelia. Angustia.
Regresa a la sala.
Decide.

144
Toma sus llaves, abre la puerta y sale del apartamento.

114 SEC.INT.-EDIFICIO DE ISBELIA-ESCALERA-NOCHE.

Luisana y Miguel sentados en un escalón.

LUISANA.- (MUY NERVIOSA)


Yo lo que quiero es llamar a mamá... por-
que imagínate como pueden estar....

MIGUEL.-
¿Y decirle qué?

LUISANA.-
Que estoy en la casa de una compañera...
que no hay peligro, que llego tan pronto se...

MIGUEL.- (CONJETURA)
Salir mientras no se sepa...

LUISANA.-
No te digo salir, sino llamar, que alguien
me preste

MIGUEL.- (DECIDIDO)
La señora del siete. ¡Vamos!
Se incorporan, disponiéndose a subir escaleras arriba, cuan-
do tres pisos más abajo, en el vestíbulo estalla una balacera.
Los disparos retumban en el interior del edificio.
Se escuchan gritos de los vecinos.

MIGUEL.- (TERROR)
¡Eso es aquí!

145
Se escuchan pasos y carreras en las escaleras cercanas.

LUISANA.- (UN GRITO)


¡Pa arriba, Miguel!!!

Luisana y Miguel corren escaleras arriba.


La cámara permanece en el mismo piso aproximándose al
borde de las escaleras.
Tres pisos más abajo, vemos a Márquez que corre escaleras
arriba...
Lo persiguen dos soldados.
Márquez se detiene, se vuelve y acciona su metralleta.
Los soldados se ocultan en un pasillo.
Márquez continúa subiendo metralleta en mano.
Una ráfaga lo alcanza.
El cuerpo de Márquez cae escaleras abajo, hasta detenerse
en un rellano.
Allí recibe varios impactos de bala.
Provenientes del vestíbulo se escuchan detonaciones.
Luisana y Miguel corren desesperados escaleras araba.

LUISANA.- (GRITA FUERA DE SI)


¡Lo mataron, coño! ¡Lo mataron! ¡Lo ma-
taron, Miguel!

MIGUEL.-
¡Corre!

Suben dos pisos. Ya no hay vecinos en los pasillos.

146
Avanzan hacia el próximo piso y al alcanzar el rellano, Mi-
guel y Luisana, se detienen sorprendidos.
Isbelia los mira.
Rostro de Luisana, paralizada.

ISBELIA.-
Sube.
Isbelia regresa al próximo piso que es el de su apartamento.
Miguel y Luisana van tras ella.
Isbelia alcanza la puerta de su apartamento.
Nerviosa introduce la llave y abre.
Miguel y Luisana, se asoman en el pasillo.
Isbelia los mira.
Luisana se detiene junto a Miguel.
Rostro de Isbelia.

ISBELIA.-
¿Qué pasa? ¿No van a entrar?
Isbelia entra, seguida de Miguel.

115 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-SALA-NOCHE.

Isbelia entra en la sala.


La puerta permanece abierta.
Miguel y Luisana se asoman en el umbral.
Entran.

ISBELIA.- (A MIGUEL)
Cierra la puerta.

147
Miguel cierra la puerta.

116 SEC.EXT.-AVENIDA LIBERTADOR-NOCHE.

Méndez, Ana Dolores y Gertrudis, recorren un trecho de la


Avenida Libertador.

MÚSICA.

Méndez, a cada paso, se queja adolorido. Ana Dolores y Ger-


trudis lo sostienen.
La cámara recorre parte de la fachada del local comercial,
hasta detenerse en la figura de un atracador armado de un
filoso cuchillo y envuelto en la sombra.
El atracador aguarda como adivinando los pasos de las tres
personas que recorren la avenida.
Sobre el rostro del atracador, escuchamos detonaciones y
explosiones lejanas.

117 SEC.EXT.-AVENIDA LIBERTADOR-CERCANÍAS LO-


CAL COMERCIAL-NOCHE.

Ana Dolores, Gertrudis y Méndez se aproximan al local co-


mercial. Quejidos de Méndez.

118 SEC.EXT.-AVENIDA LIBERTADOR ANGULO LOCAL


COMERCIAL-NOCHE.

Rostro del Atracador.


Tensión.
Ana Dolores, Gertrudis y Méndez, pasan junto al local co-
mercial.

148
Un instante después, y el atracador blandiendo el cuchillo,
los acomete.

ATRACADOR.- (RÁPIDO)
¡Todo lo que tienen, ya!

Ana Dolores, Gertrudis y Méndez, se vuelven sin entender.

ATRACADOR.- (A MÉNDEZ)
¡La cartera, coñoemadre, borracho! ¡Ya!

Y al mismo tiempo arrebata el bolso a Gertrudis.

GERTRUDIS.- (SOBRECOGIDA)
¡Ay!

ANA DOLORES.-
¿Qué pasa?

El atracador ordena a Méndez y sus palabras carecen de


modo o simple significado, resultando en todo caso sonidos
impersonales.

ATRACADOR.-
¡Sácate los zapatos! ¡Dame los zapatos!

Méndez, estupefacto comienza a entender que están siendo


víctimas de un atraco.
Se lleva las manos al bolsillo trasero en busca de la cartera.
Inmediata reacción del atracador.

ATRACADOR.- (MAL INTERPRETÁNDOLO)


¿Qué estás haciendo ahí, hijoeputa?

149
MÉNDEZ.-
¡La cartera! La que me....
Y saca la cartera.
El atracador se acerca y toma con violencia la cartera de
Méndez. Rápidamente la examina. Toma el dinero y arroja
la cartera al pavimento.

ATRACADOR.-
¿Cuánto cargas aquí?

MÉNDEZ.- (SUPLICANTE)
Hermano, me estoy muriendo. ¿Qué se
yo?
Gertrudis agrega temblorosa.

GERTRUDIS.-
Señor, esto es una emergencia. Nosotros
estamos yendo al hospital, aquí mismito...
El Atracador se aproxima a Gertrudis, sin descuidar a Mén-
dez y Ana Dolores.
Nuevamente la máquina que ordena.

ATRACADOR.- (A GERTRUDIS)
¡Dame la cadena! (A MÉNDEZ) ¡Sácate
los zapatos, te dije!
Gertrudis comienza a despojarse de su cadena.
Méndez se desespera del dolor al intentar quitarse los za-
patos.
Ana Dolores llora.

150
ANA DOLORES.-
Ay, Dios mío....Ay Dios mío...

MÉNDEZ.- (PATÉTICO)
Vea, hermano, no me la ponga así...Yo
le doy lo que usted quiera, pero déjeme
llegar.
Gertrudis entrega su cadena.
El Atracador la toma.

ATRACADOR.-
¿Esta vaina que es? ¿Oro?

GERTRUDIS.- (TIEMBLA)
Puro.
Méndez se ha quitado los zapatos.
Mira hacia la Avenida, desierta.

SUBJETIVA DE MÉNDEZ.

Plano de la Avenida. Un camión militar cruza en el semáforo


de la esquina y avanza por la avenida en dirección adonde
se encuentran Gertrudis, Ana Dolores y Méndez acosados
por el atracador. Rápidamente el atracador reacciona ante
la presencia del camión militar. Toma los zapatos de Méndez,
retiene la cadena y el dinero y emprende veloz carrera desa-
pareciendo por una calle lateral.
El camión militar se acerca.
Gertrudis se lanza, decidida, impetuosa, a la avenida y plan-
tándose con los brazos abiertos e inmóviles, frente al camión
de soldados, grita a más no poder.

151
GERTRUDIS.- (UN GRITO DESESPERADO)
¡Militares!
Tal es la actitud de Gertrudis que el camión militar se detiene.
Ana Dolores reacciona y corre hacia el camión.
Méndez es un guiñapo.

ANA DOLORES.-
¡Por la caridad de Dios, señores, que esto
es una emergencia!

Gertrudis sin moverse de su posición obstaculizadora, se in-


tegra al clamor de Ana Dolores.

GERTRUDIS.-
¡Nos acaban de atracar!

ANA DOLORES.-
¡Mi marido se está muriendo! ¡Hay que
operarlo!

GERTRUDIS.-
¡En el hospital, aquí cerquita!

Plano de Méndez.

MÉNDEZ.-
¡Oficial, por favor, hágame esa caridad!

Un Sargento que acompaña al conductor pondera el suceso.


Convencido, abre la puerta de la cabina y acepta la emer-
gencia.

152
SARGENTO.-
¡Suban!
Gertrudis y Ana Dolores corren hacia Méndez y lo conducen,
ayudadas por el Sargento, hasta la parte trasera del camión,
donde se han asomado irnos rasos.

ANA DOLORES.- (A LOS RASOS)


¡Por favorcito, señores, para que nos ayu-
den a subirlo!

Los rasos extienden sus manos y ayudan al dolorido Méndez


a subirse al camión.
Durante esta acción, Méndez palidece del dolor

MÉNDEZ.-
¡Ajjo! ¡Cuidadito! ¡Ajjo!

Logra subir al camión, seguido de Gertrudis y Ana Dolores.


Con los nuevos pasajeros en la caja, el vehículo no tarda en
proseguir su marcha.
Méndez logra sentarse en un banco de madera adosado a
unos de los laterales del camión.
Gertrudis y Ana Dolores lo rodean, protectoras.
En el interior del camión hay oscuridad.
Seis soldados jóvenes miran a Méndez, Ana Dolores y Ger-
trudis.
La luz de un poste de la avenida ilumina el espacio.
En el piso hay cinco cadáveres de soldados, brutalmente
abaleados.

153
Rostro de Méndez que se siente morir
Mira a Gertrudis y a Ana Dolores.
Plano de los muertos.

119 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-SALA-NOCHE.

Luisana concluye una llamada telefónica durante la cual ha


tratado de disimular el miedo que la embarga.

LUISANA.-
No, mamá, por aquí nada...Yo espero has-
ta mañana. (BREVE PAUSA) Bueno, si,
tiros he escuchado, pero todo se ve tran-
quilo y de todas maneras yo los llamo,
cualquier cosa.
Isbelia, de pie junto a la puerta del estudio, mira a Luisana.
Miguel se ha ubicado en la entrada de la cocina.

LUISANA.-
(BREVE PAUSA) Espérate. (A MIGUEL,
TAPANDO LA BOCINA) ¿El teléfono de
aquí?
Miguel mira de reojo a Isbelia.

MIGUEL.-
5626024.
Rostro de Isbelia.

LUISANA.-
5626024. Pero no te vayas a angustiar. Yo
estoy bien.

154
Isbelia abre la puerta del estudio y entra.
Isbelia cierra la puerta.
Se apodera de ella un temblor de rabia.
Con rostro airado mira el monitor.
Plano del monitor.
Sobre la pantalla se congela la imagen de un plano caracte-
rístico de los saqueos colectivos del 27-F.
Luisana ha terminado de hablar con sus padres y está ahora
cerca del balcón.
Miguel la mira

MIGUEL.-
¿Agua?

LUISANA.-
No.

Luisana, venciendo el miedo se asoma al balcón.


Miguel se aproxima a ella.
El rostro de Luisana inmóvil, ocupada toda ella de lo que
sucede abajo.
Miguel mira.

120 SEC.EXT.-EDIFICIO DE ISBELIA-FACHADA Y CALLE


-NOCHE SUBJETIVA DE LUISANA Y MIGUEL.

El Volkswagen arde aún. Predomina el humo sobre las lla-


maradas.

155
121 SEC.EXT.-EDIFICIO DE ISBELIA-FACHADA Y CA-
LLE-NOCHE.

Desde el balcón de Isbelia, plano del Volkswagen envuelto


en una humareda.

122 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-BALCÓN-NO-


CHE.

Rostro de Luisana, abrumada.


Miguel quiere protegerla, estrechar sus hombros.
Luisana deshace el gesto de Miguel.

LUISANA.-
Aquí, no.
Malhumorada avanza hacia la sala. Tropieza una mesita y un
portarretrato cae al suelo.

123 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-ESTUDIO.

Sobre el rostro de Isbelia, ruido del portarretrato al caer.


Isbelia mira hacia la puerta.
Se desentiende.
Su mirada sobre la pantalla del monitor.
Isbelia, congela la imagen y acciona el record de un pequeño
grabador reporteril ubicado en la mesa de trabajo. Lee un
número al pie de la pantalla.

ISBELIA.-
Plano... (CONSULTA EN LA TABLILLA)...
117... localizar en 3067... Idea de lo que

156
debe decir el narrador. El narrador debe
decir (BUSCA, IMPROVISA)... Para quie-
nes nacimos después de la democracia...
PP: Mano de Isbelia que quita la pausa.

(CORRIGE) Quienes nacimos después


de la democracia nos acostumbramos a
creer en un país seguro, en un país con-
fiado, sin preguntarnos donde descansa
esa seguridad, (CORRIGE) donde descan-
saba esa seguridad y que nos induce a esa
confianza.
Plano de la pantalla.
Cadáveres.

MÚSICA.
VOZ DE ISBELIA.-
Días antes, horas antes, estos hombres
andaban por las calles, trabajaban por sus
hijos, votaban en las elecciones, preferían
a este o a aquel político... Días antes, ho-
ras antes, éramos el sistema político más
estable de Latinoamérica, el milagro de
una abundancia que nunca supimos en-
tender... No habíamos crecido. Habíamos
engordado. No éramos prósperos. Éra-
mos gordos, obesos... estúpidos adiposos
en un país de manteca. Nadie sabe por
qué se dispara una bala en Venezuela... o
en nombre de qué. Era...un juego. Y aquí
dejó de serlo. ¿Pero qué es ahora?
Rostro de Isbelia contándole su idea al grabador

157
124 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-CUARTO DE MARGARI-
TA-NOCHE.

La habitación de Margarita está ubicada en las cercanías de


la cocina.
Allí entran, Beatriz, Margarita, Cándida y Aníbal trayendo
a Benítez, debilitado por la herida aunque ahora consciente.
Precavidos, lo depositan sobre la cama
Ángela se asoma en el umbral, como si no quisiera participar
en lo que ocurre.

BEATRIZ.-
Trae vendas, Margarita...y agua oxigena-
da, alcohol...

CÁNDIDA.-
Mertiolate, en la repisita...
Margarita sale.
Ángela en el umbral cruza con Margarita una mirada de su-
frido reproche.
Benítez mira a Beatriz.

BENÍTEZ.-
La cosa es parar la..

BEATRIZ.-
La sangre.
Mira los rostros frente a él.

BENÍTEZ.-
Después me voy.

158
Cándida decide.

CÁNDIDA.-
Agua hervida, mija. Yo voy.
Cándida va a salir. Ángela la detiene en la puerta.

ÁNGELA.-
Que los niños no entren.

BEATRIZ.- (QUE SIENTE LA MOLESTIA


DE ANGELA)
Ve con ellos, mamá.
Ángela, tensa, incómoda, mira a Beatriz, asiente y sale con
Cándida.
Permanecen Beatriz y Aníbal, con Benítez.

ANÍBAL.-
¿Y cómo fue eso?

BENÍTEZ.- (DÉBIL)
Me dieron.

BEATRIZ.-
Tranquilo. No muevas la pierna.

BENÍTEZ.- (REPITE)
Me dieron.

ANÍBAL.-
¿Quiénes?

BENÍTEZ.-
Yo iba a buscá al Capitán...

159
Aníbal duda antes de atreverse a preguntar.

ANÍBAL.-
Pero... ¿Tú eres de.... del golpe... o de....?

BENÍTEZ.- (SIN ÉNFASIS)


Yo soy del ejército.

ANÍBAL.- (DESCONCERTADO)
No, claro...eso...

BEATRIZ.-
Hay que abrirle el pantalón.
Aníbal observa la herida.

ANÍBAL.-
Con una tijera, porque quitárselo...

BEATRIZ.-
En la cocina.
Aníbal sale.
Benítez mira a Beatriz.

BENÍTEZ.-
Gracias.

BEATRIZ.-
¿Tu eres de los golpistas, verdad?
Benítez no contesta.
Se miran.

160
125 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-COCINA-NOCHE.

Cándida calienta agua.


Aníbal busca la tijera en una gaveta.
Cándida busca la mirada de Aníbal.

CÁNDIDA.- (POR TODO)


Ay, mijo.
Aníbal asiente y amarga el rostro.
Encuentra la tijera.

ANÍBAL.-
Para abrirle el pantalón.

CÁNDIDA.- (MIRÁNDOLO FIJAMENTE)


Aníbal.
Cándida abre una gaveta. Toma una fotografía donde están
Aníbal, Veitía y Carlos Andrés Pérez en lo que parece ser
una fiesta campestre.
Aníbal la mira.
PP de la fotografía.
Rostro de Cándida

CÁNDIDA.- (COMO UN SECRETO)


¿Qué vamos a hacer con esto?
Aníbal tensa el rostro.

ANÍBAL.- (DESESTIMANDO)
Eso mamá no tiene...

161
CÁNDIDA.-
Yo sé que no tiene, pero ¿Qué vamos a ha-
cer? ¿La quemo?
Rostro de Aníbal. Lentamente, asiente.

CÁNDIDA.-
Por nada, ¿No? Por...
Aníbal sale de la cocina llevándose la tijera.
Rostro de Cándida, mientras tapa la olla. Comienza a que-
mar la foto en el fuego de la hornilla.
PP foto quemándose.

126 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-CUARTO DE MARGARI-


TA-NOCHE.

Beatriz toca el cuello de Benítez indagando una fiebre

BEATRIZ.-
¿La bala está adentro?
Benítez se toca en las cercanías de la herida.

BENÍTEZ.-
La cosa es hacer un torniquete...bien
apretado. Yo, más o menos
Aníbal entra con la tijera.

ANÍBAL.- (INCÓMODO)
Esta es la afilada.
Beatriz toma la tijera y a la altura de la herida corta cuidado-
samente la tela del pantalón.

162
BEATRIZ.-
Hay que limpiarla bien.
Aníbal se aproxima.

ANÍBAL.-
¿Eso fue un tiro de qué?

BENÍTEZ.-
Eso es metralleta. Yo sentí la ráfaga.

ANÍBAL.-
¿De la Casona?

BENÍTEZ.- (EVASIVO)
Oscuro es difícil sabé...
Plano de la tijera en manos de Beatriz y cortando la gruesa
tela del pantalón.

127 SEC.EXT.-ALREDEDORES DE LA CASONA-NOCHE.

Se queja en voz Farías yace inerme, está esposado sobre el


pavimento y sangra copiosamente. Se queja en voz baja.
Botas de un funcionario policial, en su mano sostiene una pis-
tola automática.
Movimiento de la cámara que descubre el rostro de una mu-
jer, que se comunica por radio transmisor con su superior.
Se escucha la voz filtrada del superior, que ordena

VOZ RECEPTOR.-
¡Jodan a esos carajos!

163
La cámara se detiene en el rostro de la mujer, quien dispara
dos veces a la cabeza de Farías.

128 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-CUARTO DE HUÉSPE-


DES-NOCHE.

Ángela celular en manos ha entrado en el cuarto donde duer-


men Ernesto y María Eugenia.
Marca un número.

129 SEC.EXT.-CUMBRES DE CURUMO-UNA AVENIDA


-NOCHE.

El automóvil de Vergara se desplaza por la avenida. Escu-


chamos en el mismo plano dos repiques de un teléfono celular.
Alberto conduce.
Vergara, a su lado, escucha el repique del teléfono.

VERGARA.- (TENSO)
Atiende, Alberto. Si es del Estado Mayor
o cualquier vaina parecida, que estoy en
comisión. Que tu cargas mi celular y no
sabes dónde estoy, pero que estoy en co-
misión.

Vergara activa el sistema que permite hablar en speaker.


Alberto contesta.

ALBERTO.- (SERENO, IMPERSONAL)


¿Diga?

VOZ DE ÁNGELA.-
¿Quién es?

164
ALBERTO.-
Alberto.

Vergara toma el celular y desactiva el speaker.

VERGARA.- (AL TELÉFONO)


Ajá, suegra.

I30 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-CUARTO DE HUÉSPE-


DES-NOCHE.

Rostro de Ángela. Al fondo los niños duermen.

ÁNGELA.-
Rafael, mijo ¿dónde estás tú?
¿Estás en la comandancia?

131 SEC.EXT.-INT-AUTOMÓVIL DE VERGARA-AVENI-


DA-NOCHE.

Rostro de Vergara. Rostro de Alberto al fondo del plano.

VERGARA.-
No suegra estoy en camino, voy para allá.
¿Cómo están todos? ¿Los niños y Beatriz?

132 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-CUARTO DE HUÉSPE-


DES-NOCHE.

Plano de Ángela y al fondo, los niños dormidos

ÁNGELA.- (CUCHICHEA)
Rafael, se nos acaba de meter un soldado
que yo creo que es del golpe. Entre Bea-
triz y mi suegra lo están curando.

165
133 SEC.INT.-EXT.-AUTOMÓVIL DE VERGARA-AVENI-
DA-NOCHE.

PP de Vergara.

VERGARA.-
¿Cuándo entró?
La cámara avanza hasta PPP del celular en el oído de Vergara.

VOZ DE ÁNGELA.-
Hace nada. Estábamos en la cocina, como
tu dijiste y se metió. Ahorita está en el
cuarto de servicio. Pero no se le ve que
amenaza ni nada...
Vergara piensa.

VERGARA.-
Yo resuelvo eso, Ángela. Si alguien se
acerca a la casa, alguien que pregunte o
lo que sea, ustedes dicen, mire este señor
llegó aquí, herido y nosotros no tenemos
nada que ver. Dile a Beatriz que no se
meta, que se deje de vainas.
El automóvil de Vergara se detiene frente a un edificio de
pocos pisos.
Vergara cierra la comunicación del celular y sale del automóvil.
Avanza rápidamente hacia el edificio.
Alberto se asoma por la ventanilla.

ALBERTO.-
¿Y qué fue Coronel? ¿Me va a dejá botao?

166
Desde la puerta de entrada, Vergara mira a Alberto.

VERGARA.-
Baja pues. Cierra el carro.
Vergara saca de su bolsillo unas llaves.
Abre la puerta de entrada del edificio.
Al fondo, Alberto sale del automóvil.
Vergara retrocede y mira hacia lo alto del edificio.

134 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-CUARTO DE HUÉSPE-


DES-NOCHE.

Ángela observa a los niños dormidos y se dispone a salir de


la habitación cuando unos gritos y ladridos lejanos prove-
nientes de la casa del Cónsul de México, llaman su atención.

VOZ DEL CÓNSUL.-


¡Baja, desgraciado!

VOZ ESPOSA CÓNSUL.-


¡Baja Freddy!

VOZ CÓNSUL.-
¡Voy a subir, Freddy!
Ángela se aproxima a la ventana. Mira.
Desde la ventana del cuarto de huéspedes vemos el patio
trasero de la casa del cónsul mexicano.
Freddy, provisto de un altavoz, se ha encaramado en una
mata de mango.
Al pie del árbol, el Cónsul, Femando Toro y su esposa. Luisa
amén de un imponente doberman, decididos a hacerlo bajar.

167
Freddy desnudo arenga a través del altoparlante.

FREDDY.-
¡Atención, combatientes revolucionarios,
atención!

TORO.- (UN GRITO)


¡Freddy!

FREDDY.- (COMO SI CALCULARA CADA


PALABRA)
¡EL pueblo de México, solidario de esta
insurgencia, solidario de la justicia lati-
noamericana, declara su apoyo a los her-
manos rebeldes venezolanos!
El doberman ladra exasperado.
Luisa grita.

LUISA.-
¡Bájate de ahí, Freddy, por Dios!
Don Fernando Toro, grita desesperado.

TORO.-
¡Baja, mierda!

LUISA.-
¡Freddy!
Freddy continúa.

FREDDY.-
¡Ya se sabe en México y en Nicaragua,
donde el ejército del pueblo sandinista se

168
está reagrupando hacia la liberación fi-
nal, vía fax! ¡Ya se sabe en Colombia y en
Perú, porque allí también los hermanos
combatientes continúan su lucha!
Toro intenta subir al árbol.
Luisa intenta detenerlo.

LUISA.-
¡Con calma, Femando...!

TORO.- (FURIOSO)
¡Baja!

135 SEC.EXT.-CALLE CASA DE ANÍBAL-NOCHE.

Plano de la calle desierta.


La cámara recorre un trecho de calle.

VOZ AMPLIFICADA DE FREDDY.-


¡Y el Consulado de México, en nombre
del pueblo mexicano, reconoce el nuevo
gobierno de Venezuela!! ¡Repito!! El
Consulado de México, en nombre del pue-
blo mexicano, reconoce al nuevo gobierno
de Venezuela en esta hora… (SE ESCUCHA
UN CHIRRIDO DEL ALTOPARLANTE)

136 SEC.EXT.-CALLE EDIFICIO DE ISBELIA-NOCHE.

Plano de la calle donde podemos ver la humareda del


Volkswagen y soldados rebeldes que aún disparan en contra
de La Casona.

169
Continúa, el chirrido del altoparlante y la voz amplificada de
Freddy, ahora más lejana.

VOZ AMPLIFICADA DE FREDDY.-


¡No me bajo, burócratas de mierda! ¡Ni
vuelvo nunca más a la clínica, chingados!

Los disparos impiden oír la voz de Freddy.

137 SEC.EXT.-CASA DE ANÍBAL-JARDÍN LATERAL A LA


COCINA-NOCHE.

Aníbal avanza por el jardín lateral. Se escuchan los furiosos


ladridos del doberman.
Cándida que se ha ido de la cocina viene al encuentro de Aníbal.

ANÍBAL.-
¡Pa dentro, mamá!

Aníbal no se detiene. Indignado, avanza hacia el muro que


divide su casa de la del vecino.
Plano de Ángela asomada a la ventana del cuarto de huéspedes.

ÁNGELA.-
Aníbal, ¿adónde vas?

Aníbal prosigue su camino.


Se acerca al muro divisorio con la casa del cónsul y apoyán-
dose en algunos ladrillos salientes, trepa hasta asomarse al
patio contiguo.

170
138 SEC.EXT.-CASA DEL CÓNSUL-PATIO TRASERO-NO-
CHE.

Freddy en el árbol, arenga.

FREDDY.- (COMO ILUMINADO)


Aquí está amaneciendo, cabrones. ¡Aquí
amaneció de golpe y de coñazo! ¡Trescien-
tos millones de latinoamericanos dicién-
dole no a la corrupción de Salinas-Pérez,
diciéndole no, a los cómplices del sistema!
La cámara se aproxima al rostro sudoroso de Freddy.

FREDDY.- (ALUCINA)
¡Y mañana vendrán los indios!

LUISA.-
¡Los indios no, Freddy! ¡Los indios están
bien! ¡Acuérdate ayer, ayer me lo dijiste!
¡Los indios están bien, Freddy! ¡Recuer-
da al doctor! ¡Los indios están bien!

FREDDY.-
¡No he dicho nada! Y están mal... están
remal... ¡No comen!
¡No duermen!
Aníbal desde el muro, grita.

ANÍBAL.-
¡Toro, bájalo de ahí que nos van a matar
a todos!
Toro se vuelve hacia Aníbal.

171
TORO.- (DESESPERADO)
¡Pinche mierda, si en eso estoy!

FREDDY.- (A ANÍBAL)
¡Ya te di comida, cabrón! ¿Qué más? ¡Sal
a pelear! ¿No estás oyendo? Estos no pa-
ran de comer, ¿ah?

LUISA.- (ABOCHORNADA)
¡Baja, Freddy! (A ANÍBAL) Disculpe,
¿no? Es el tratamiento...
Toro ha tomado unas piedras y las arroja hacia el árbol inten-
tando a toda costa que Freddy baje.

LUISA.- (A SU MARIDO)
¡Violencia, no, Femando! ¡Violencia, no!
¡Freddy, baja!

139 SEC.EXT-CALLE CASA DE ANÍBAL-NOCHE.

Torrealba y dos soldados, protegidos tras un automóvil.


Sobre ellos la voz de Freddy y los ladridos del doberman.

VOZ DE FREDDY
¡Nadie se va a callar! ¡Nadie se va a callar!
¡Aquí es un territorio libre de América!
¡Viva México libre, bola de cabrones!
Retumban los disparos en la calle.
Torrealba mira a uno de los soldados.

TORREALBA.- (PERPLEJO)
Verga, hasta México...

172
140 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ANA-ENTRADA Y SA-
LA-NOCHE.

La puerta se abre y Ana da paso a Vergara y al tímido Alber-


to que permanece en el pasillo sin atreverse a entrar.
En la sala de muebles modernos, plantas y exceso de espe-
jos, hay un televisor tamaño gigante, encendido
Ana, muy nerviosa, abraza a Vergara.

ANA.-
¡Mi amor! ¡Viniste!

VERGARA.-
¿Llamaste a Miraflores?

ANA.-
Horas y nadie....

VERGARA.-
¿Y el privado de la secretaría del Minis-
tro?

ANA.-
¡Nada!

VERGARA.-
¿La señora Loayza... la de Interiores?

ANA.-
También.

VERGARA.-
¿La que te dio el pasaporte?

173
ANA.-
Yolanda. Nada
Alberto se asoma tímidamente.

ALBERTO.-
Buenas.
Ana intenta una sonrisa.

ANA.-
Buenas, Alberto, ¿cómo está? (A VERGA-
RA) La única Alma Rosa, la Secretaria
del...

VERGARA-
¿Y?

ANA.-
Bueno...que mucha gente se ha metido
en las Embajadas...en la del Perú...en
la de Colombia...Parece que mataron a
Pérez. ¿Tú has visto los tanques en Mi-
raflores?....a cada rato los ponen en la
televisión....
Vergara palidece.

VERGARA.-
¿Quién dijo que mataron a Pérez?

ANA.-
Alma Rosa que lo escuchó en la parabólica.
La cámara avanza sobre Alberto, quien, discretísimo mira
hacia el televisor.

174
Y en la pantalla está Pérez. La imagen es defectuosa, como si
la antena del televisor no estuviese bien instalada.

ALBERTO.-
Coronel, pero allí está Pérez.
Ana y Vergara se vuelven.
Plano de la imagen borrosa y sin audio de Pérez.
Ana decide.

ANA.-
¡Vamos al cuarto que allí se ve bien!
Ana y Vergara corren hacia el dormitorio contiguo.

141 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ANA-DORMITORIO


-NOCHE.

Cama de agua, luces indirectas y espejos en el techo.


El televisor, de iguales proporciones al de la sala muestra la
imagen de Pérez, nítida y sin interferencias.

VOZ PÉREZ.-
Pido a todos los oficiales de las Fuerzas
Armadas, que se trasladen a sus cuarte-
les y que se pongan el alerta para que no
haya el menor asomo de peligro, de que
quienes quieren ver a nuestra patria su-
mida en el desastre, en el desprestigio
internacional (Balbucea). Los Comandos
de las Fuerzas Armadas están tomando
las medidas del caso....
Vergara y Ana escuchan y precisan cada palabra.

175
142 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ANA-SALA-NOCHE.

Alberto sube el volumen del televisor. Se escucha ahora el


audio. Imagen borrosa.
Alberto mira a Pérez.

VOZ PÉREZ.-
Vuelvo a repetir, la orden terminante, a
todos los grupos de oficiales que puedan
estar en actitud de subversión y rebelión,
contra el orden legítimamente constitui-
do para que depongan las armas.
Algo, sin embargo, llama su atención.
Se acerca al sofá de rojo cuero repujado y observa en un lateral.
Hay allí un par de zapatos de hombre. Junto a los zapatos,
una media.
Alberto, observa la sala.
Viendo a Pérez, se acerca a la cocina.
CONTINÚA AUDIO DE PÉREZ.
La cocina, de relucientes electrodomésticos. Al fondo vemos
la puerta del cuarto de servicio.
Alberto se acerca y abre suavemente la puerta.

SUBJETIVA DE ALBERTO.

CONTINÚA AUDIO DE PÉREZ.

El cuarto, desierto, iluminado por la luz de la cocina. La cama


tendida.
Y en el piso la otra media.

176
La cámara avanza hacia un closet.
Rostro de Alberto.

CONTINÚA AUDIO DE PÉREZ.

Plano del televisor y la imagen borrosa.


Alberto entra en la sala.
Mira a Pérez.
Se acerca al sofá de cuero.
Con el pie empuja los zapatos y la media, haciéndolos desa-
parecer debajo del sofá.
Rostro de Alberto.
Rostro de Pérez en la pantalla.

143 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ANA DORMITORIO


-NOCHE.

CONTINÚA AUDIO DE PEREZ.

Rostro de Pérez con buena recepción.

VOZ PEREZ.-
Quiero decirle al pueblo de Venezuela
que todos los Comandos, que todas las
guarniciones de Venezuela, se mantuvie-
ron fieles al pueblo venezolano, a su cons-
titución y a su juramento.

Rostro de Vergara junto a Ana. Alivio.

VERGARA.-
Coño, esto es distinto. Esto es otra cosa.
Sácame el uniforme.

177
ANA.-
Es que hay mucho rumor.
Ana abre el closet y mira a Vergara.

ANA.-
¿El de gala?

VERGARA.-
¡No chica! El de campaña.
Mientras se sigue escuchando en off la voz de Pérez, Vergara
se viste hasta que lo vemos completamente uniformado y
listo para el combate.

144 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ANA-SALA-NOCHE.

Rostro de Alberto que mira de otra manera a Pérez.


Rostro de Pérez. Algunas palabras.

CORTE A:
LA IMAGEN DE PEREZ HABLANDO EN VENEVISIÓN
OCUPA TODA LA PANTALLA.

145 SEC.EXT.-CASA DEL CÓNSUL-PATIO TRASERO-NO-


CHE.

Toro, manguera en mano, apunta un fuerte chorro al cuerpo


de Freddy.
Emparamado, Freddy salta y corre hacia un muro distante.
Aníbal permanece asomado en el muro de su casa.

ANÍBAL.-
¡Allí va!

178
LUISA.-
¡Freddy!
El Cónsul se ha alejado manguera en mano, tras Freddy.

ANÍBAL.-
¡Es que no es lugar para tenerlo, señora!

LUISA.-
¡Freddy!

CORTE A:
IMAGEN DE PEREZ HABLANDO EN VENEVISIÓN.
AUDIO PÉREZ.

146 SEC.EXT.-TERRENO DE UNA CASA EN CONSTRUCCIÓN


-NOCHE.

Vemos a Freddy que, conservando el megáfono en sus ma-


nos, recorre el terreno contiguo a la casa del Cónsul. Ha co-
menzado a construirse allí una casa.
Freddy corre hacia la calle y salta la frágil cerca.

CORTE A:
IMAGEN DE PEREZ HABLANDO EN VENEVISIÓN.
AUDIO PÉREZ

147 SEC.EXT.-CALLE LATERAL A LA CASA DE ANÍBAL


-NOCHE.

Freddy, recorre la calle desierta.


Chirridos del megáfono.

179
CORTE A:
IMAGEN DE PEREZ HABLANDO EN VENEVISIÓN.
AUDIO PÉREZ.

148 SEC.EXT.-CALLE CASA DE ANÍBAL-NOCHE.

Freddy recorre un trecho de calle.


Toma el megáfono.
Habla.
FREDDY.-
Ratas. Ratas. Ratas.
E imitando algún comando de su adolescencia recorre en
zig-zag la calle.

CORTE A:
IMAGEN DE PEREZ HABLANDO EN VENEVISIÓN.
AUDIO PÉREZ.

149 SEC.EXT.-CALLE CASA DE ANÍBAL-NOCHE.

Freddy alcanza el final de la calle y continúa avanzando hacia


La Casona.
Disparos.
FREDDY.- (MURMURA)
¡Libre cabrones! ¿Quién dijo más? ¡Libre!

CORTE A:
IMAGEN DE PÉREZ HABLANDO EN VENEVISIÓN.
AUDIO PÉREZ.

180
150 SEC.EXT.-CALLE EDIFICIO DE ISBELIA-NOCHE.

Freddy avanza hacia La Casona y pasa junto al edificio de


Isbelia.
Silencio súbito. Ya no hay disparos.
Plano del edificio de Isbelia ocupando ahora toda la pantalla.
Cada apartamento es una armonía de luces.
Treinta y dos veces la voz de Pérez. El mismo resplandor
en cada sala. El mismo silencio en cada ventanal de sala. El
mismo televisor que ordena.
Tan solo Luisana asomada al balcón.
La cámara avanza hasta PP de Luisana asomada al balcón.
Desde allí, mira a Freddy pasar.
Subjetiva de Luisana.
Freddy recorre la calle y pasa junto al Volkswagen, hierro
retorcido aún humeante.

151 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-SALA-NOCHE.

Luisana regresa a la sala apenas iluminada por una lámpara


de mesa.
Miguel se ha quedado dormido sobre el sofá.
Luisana no sabe qué hacer.
Por momentos escucha el silencio.
Mira a Miguel. Se aproxima a él con la intención de desper-
tarlo.
Se arrepiente.
Mira hacia la puerta del estudio.

181
Plano de la puerta del estudio. Hay luz.
Mira la hora en un reloj de mesa.
PP del reloj. Las cuatro a.m.
Rostro de Luisana.
La puerta del estudio se abre.
Isbelia sale, se detiene un instante, mira a Luisana y se en-
camina hacia la cocina.
La luz de la cocina se enciende.
Isbelia avanza hacia el fregadero.
Llena con agua un vaso y lo vierte en una cafetera automá-
tica.
La enciende.
Luisana se asoma en la cocina.
Isbelia coloca un filtro de papel en la cafetera y agrega dos
medidas de café.

LUISANA.-
Apenas haya sol...me voy…
Rostro de Isbelia que mira la cafetera.

LUISANA.-
Y no es que me haya quedado por...
Isbelia la mira.

ISBELIA.-
No quiero explicaciones.
Luisana, tras una pausa, avanza hacia Isbelia.

182
Se detiene prudentemente.

LUISANA.-
Te he visto muchas veces en...en televi-
sión....
Isbelia observa el café.

ISBELIA.-
¿Un autógrafo?
Pausa.

LUISANA.- (INCÓMODA)
Mira sé que no vale la pena decírtelo...
pero...se lo pregunté muchas veces, lo
hablamos muchas veces...y él me explicó
que yo no era la razón...que ustedes ya
habían conversado lo de lo de separarse.
Isbelia mira a Luisana.

ISBELIA.-
¿Dijo?
Pausa.

LUISANA.-
Yo no me siento enemiga tuya.

ISBELIA.- (SIN ÉNFASIS)


¿Quieres que llore?

LUISANA.-
No.

183
ISBELIA.-
¿Entonces?

LUISANA.-
Nada. Darte las gracias por...
Pausa.

LUISANA.-
Tu sabes...yo soy Bioanalista....yo trabajo
en...

ISBELIA.-
Me importa un carajo donde trabajas.

LUISANA.-
No he dicho...

ISBELIA-
¿Tú sabes por qué se están matando allá
abajo? ¿La verdadera razón?
Luisana mira al piso.
En el televisor en blanco y negro que está en una pequeña
mesa, rostro de Pérez sin audio.

ISBELIA.-
Porque todo el mundo negocia, todo el
mundo comprende, todo el mundo acepta,
todo el mundo explica...Tú estás viendo la
realidad y no la crees. Tú estás viendo
que un hijo de puta se roba unos reales
y encuentras el motivo. Coñoesumadre la
sociología. Coñoesumadre la explicadera

184
¿No será que alguna mierda tiene que ser
válida, un día? Válida y sin explicaciones.
Él es un hijo de puta y tú, bioanalista o lo
que sean eres la misma mierda. Ya. Un
solo día y se acabó. Nos decimos las vai-
nas y se acabó. El soberano día del coña-
zo. Coñoetumadre y ya. Es cada persona
en su sitio. ¿Este es un hijo de puta? Este
es un hijo de puta. ¿Este, vale? Este vale.
¿Este sabe? Este sabe ¿Este es una rata?
Este es una rata. Y si no, ¿cuándo va a
ser?
Mira a Luisana y enrojece porque habló demasiado.
Se sirve una taza de café y arroja el resto en el lavaplatos.
Sale.
Sobre el rostro de Luisana, el sonido de la puerta del estudio,
que vuelve a cerrarse.

152 SEC.INT.-EDIFICIO DE ISBELIA-PASILLOS-ESCALERAS.

Luisana va de prisa, recorriendo dos pisos de escaleras.


Se aproxima a un rellano.
Se detiene, paralizada.
El cadáver de Márquez, desangrado, cierra el paso.
Luisana lo evade, aterrorizada.
Corre escaleras abajo.

153 SEC.EXT.-CALLE Y FACHADA EDIFICIO DE ISBELIA.

El Volkswagen carbonizado.

185
Luisana sale del edificio y corre en dirección a La Casona.
La vemos avanzar un trecho y pasar a gran carrera junto
a una tienda de electrodomésticos, donde hay un display
de doce televisores encendidos todos ellos con el rostro de
Eduardo Fernández durante su intervención en la madru-
gada del 4F.
Con el movimiento de Luisana, escuchamos la voz de Fer-
nández proveniente de los televisores.
Luisana prosigue su carrera.

154 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-CUARTO DE MARGARI-


TA-NOCHE.

Benítez, provisto del torniquete, toma café.


Margarita ha sustituido a Beatriz. Proveniente de un radio
minúsculo, prosigue la voz de Fernández
Margarita recibe la taza de manos de Benítez.

MARGARITA.-
Este apoya. Y si apoya será porque hay
algo que apoyé ¿no es así?

BENÍTEZ.-
¿Qué hora es?

Margarita mira su reloj.

MARGARITA.-
Cuatro y veinte.

Benítez observa a su alrededor.

186
MARGARITA.-
¿Qué quieres?

BENÍTEZ.-
Pararme.

MARGARITA.- (RECHAZA)
Epa. Cuidado.

Benítez trata de incorporarse.

BENÍTEZ.-
No me va a cogé el día aquí.

Intenta levantarse. La debilidad lo vence.

MARGARITA.-
¡Te va a sangrar, chico!
Angustia en el rostro de Benítez.

BENÍTEZ.-
Ya se sabrá, ¿verdad?

MARGARITA. -
¿Qué?

BENÍTEZ.-
Si la vaina hubiera....

MARGARITA.-
¿No estás oyendo?
Prosigue la voz de Fernández.

187
Benítez logra incorporarse con gran dolor.
Pausa.

BENÍTEZ.- (SONRISA TENSA)


Si la vaina hubiera... ya se sabría.
Rostro de Margarita.

MARGARITA.-
¿Dónde vives tú?
Rostro de Benítez.

155 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-ESTUDIO DE ANÍBAL


-NOCHE.

Aníbal revisa papeles. Ángela vacía gavetas y coloca más


papeles sobre el escritorio de Aníbal.
En un pequeño televisor, ubicado en una mesa, Aníbal obser-
va de cuando en cuando la imagen de Fernández.
Continúa Ángela vaciando gavetas.
Continúa Aníbal, amontonando papeles, tarjetas, documen-
tos, comprobantes.
Continúa Fernández expresándose.

156 SEC.EXT-COTA MIL-NOCHE.

El automóvil de Vergara, baja el techo mientras se desplaza


por la autopista rumbo a la casa de Aníbal. Tras el vehículo,
avanzan dos jeeps militares repletos de soldados.
Sobre este plano se prolongan las palabras de Eduardo Fer-
nández iniciadas en la secuencia anterior.

188
En la radio del automóvil de Vergara continúa hablando
Fernández.
Vergara asiente como si aprobara el sentido de esas pala-
bras.
Abre la guantera.
Saca una Magnum de guerra.
Destraba el seguro.
Alberto lo mira de reojo.
La cámara se desplaza hacia la montaña e indaga en ella.

157 SEC.EXT.-PARAJE EN EL ÁVILA-NOCHE.

Betzaida y José Manuel, avanzan por una trocha de la montaña


Ambos lucen extenuados.

JOSÉ MANUEL.-
Es que tiene que estar pasando una vaina
muy grande.

BETZAIDA.-
A lo mejor fue un rayo.

JOSÉ MANUEL.-
Son muchas explosiones.

BETZAIDA.-
Puede ser la feria artesanal que había en
la Plaza Venezuela.
José Manuel se detiene.

189
JOSÉ MANUEL.-
Espérate ¿Adónde estamos yendo? ¿Dón-
de está la autopista?
Betzaida se sienta en un saliente de piedra. Se quita un zapa-
to y revisa en su interior alguna incomodidad.

BETZAIDA.-
Son las cuatro y media. Un ratico y ama-
nece.
Disparos lejanos.

JOSÉ MANUEL.-
Te estoy diciendo que no es normal, Bet-
zaida...que son demasiados tiros…

BETZAIDA.-
¿Y cuando no es así? ¿O es que esa vaina
allá abajo es Disneyworld? ¿No nos in-
tentó atracar un tipo? ¿No le soltaste un
tiro? Bueno, así como tú, ¡cuántos! Vivir
en Caracas, chico, es un parte de guerra.
Betzaida se soba el tobillo.
José Manuel observa en los alrededores.

BETZAIDA.-
La idea era quedamos. Así que vamos a
quedamos hasta que empiece el sol. Total,
mijo, yo te acompañé a la Convención del
MIN en el Intercontinental de Valencia y
no dije nada...que para serte franca, pre-
fiero El Ávila.

190
José Manuel se sienta en las cercanías.

JOSÉ MANUEL.-
¿Cuándo dices que va a amanecer?
Betzaida se tiende sobre el saliente de piedra.

BETZAIDA.-
¿Cómo que cuando digo? Amanecer no
se dice. (MIRA EL CIELO) Primero se
pone morado....después rosado...después
amarillo y después azul....¿No te lo han
dicho en el MIN?
La cámara busca el cielo, oscuro aún, pero teñido de una in-
cipiente claridad.

MÚSICA.

158 SEC.EXT.-GRAN PLANO GENERAL DE CARACAS


DESDE EL AVILA-DÍA-5 AM.

MÚSICA.

159 SEC.EXT-PLANOS DIVERSOS DE LA CIUDAD-DÍA


-5.30 AM.

CONTINÚA MÚSICA.
POR SOBREIMPRESIONES
La Catedral.
La Plaza Bolívar.
El Arco de la Federación.
El Capitolio.

191
El Concejo Municipal.
La Academia de la Historia.
El Teatro Municipal.
El Silencio.
Cesa bruscamente la música amable que acompaña estas
imágenes.
Sobre el plano de El Silencio, se escuchan las voces de los
locutores de NotiRumbos comenzando a dar noticias de la
insurrección.

VOCES DE LOCUTORES Y CAMPANITAS.

160 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-CUARTO DE MARGARI-


TA-AMANECER.

Benítez, escucha en el radio de Margarita, la voz de los locu-


tores, como si tratara de entender lo sucedido.
La puerta de la habitación se abre lentamente.
Temor en Benítez.
En el umbral aparece Cándida que trae consigo, un panta-
lón, una camisa, medias y unos zapatos.
Benítez la mira.
Margarita se asoma. Trae consigo la ametralladora.
Cándida avanza casi de puntillas.

CÁNDIDA.-
Vístete, porque te tienes que ir.
Rostro de Benítez, que asiente sin preguntas.

192
161 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-ESTUDIO DE ANÍBAL-
AMANECER.

Aníbal, sentado en el escritorio revisa papeles. A su lado,


una botella de Old Parr.
El televisor continúa encendido y muestra de nuevo el rostro
de Fernández que habla y apoya el gobierno constitucional.
Plano de Aníbal que revisa papeles.
Plano del televisor. Fernández habla.
Tensión en Aníbal. Encuentra lo que ha buscado.
La cámara se aproxima a un documento en manos de Aníbal.
Sobre el papel hay tres fotocopias de otros tantos cheques a
nombre de Inversiones La Palometa S.A.
Rostro de Aníbal que mira el documento.
Rostro de Fernández que apoya la constitucionalidad
Aníbal toma la botella de whisky y rocía el documento.
Rostro de Fernández que continúa hablando.
Aníbal toma un yesquero desechable. Lo enciende y lo apro-
xima al documento empapado de whisky Old Parr
El documento comienza a arder en la mano de Aníbal.
Rostro de Fernández en el televisor, exhortando a la defensa
de las instituciones.
El documento arde hasta consumirse sobre el vidrio que
protege el escritorio.
Rostro de Fernández que habla.
Rostro de Aníbal que sopla los fragmentos.

193
162 SEC.INT.-HOSPITAL PÉREZ DE LEÓN-PASILLO
-AMANECER.

El pasillo del hospital es un pandemonium de heridos, en su


mayoría soldados, policías, disips.
El personal no se da abasto y el pasillo demuestra esa inca-
pacidad. El lugar está congestionado de camillas.
La cámara se desplaza sobre las camillas mostrando heridos
y un frenesí de médicos, enfermeras y personal diverso.
Al fondo del pasillo, entre heridos de gravedad, reconoce-
mos en una camilla a Luis Alberto acompañado de Gertrudis
y Ana Dolores.
Méndez delira de fiebre.

MÉNDEZ.- (COMO UNA SÚPLICA)


Nos vamos a Colombia. Salgo de esta y
nos vamos a Colombia. Total, para jodido
aquí, jodido allá.

ANA DOLORES.-
Y en Popayán ya estarías operado.

GERTRUDIS.-
O muerto....
Ana Dolores trata de consolarlo.

MÉNDEZ.-
Pero no vaya a decir que somos colom-
bianos.

194
ANA DOLORES.-
Ni locas.

MÉNDEZ.-
Di que somos de San Cristóbal, y ten cui-
dado como hablas. Porque si cuando la
cosa está más o menos, lo tratan a uno a
lo perro, dígame ahora que hay guerra.
No salgo.
Gertrudis, horrorizada, como viviendo una pesadilla, mira a
los heridos.
Observa, particularmente, a un civil de aspecto robusto, ti-
rado sobre una camilla. El hombre no se mueve.

GERTRUDIS.-
Vea Ana Dolores, yo creo que el señor
está muerto.
Gertrudis permanece mirando al civil muerto.
Una Enfermera se abre paso entre las camillas y la barahun-
da de heridos y familiares.
Gertrudis mira a la enfermera. Parece identificarla.
Avanza a su encuentro.

GERTRUDIS.-
Ya son tres horas, enfermera... ¡Se va a
morir! Porque mire...éste se murió...éste
se ve que se murió....
La enfermera observa someramente al civil cadáver.

195
ENFERMERA.- (POR MÉNDEZ)
Váyalo pasando.

GERTRUDIS.-
¡No! ¿Pa donde, vea? ¡El que se murió
fue este. El de la apendicitis, mi cuñado,
no....!

ENFERMERA.- (ACLARA)
¡El de la apendicitis, digo! ¡Vamos a lle-
varlo!

Emoción en el rostro de Gertrudis.

GERTRUDIS.-
¿Ya?

ENFERMERA.-
¡Vamos! (COMO ADVERTENCIA) Eso sí,
el quirófano esta full...

Gertrudis corre hacia Luis Alberto.

GERTRUDIS.- (ALBOROZO)
¡Ya! ¡Ya te van a operar!

Ana Dolores se incorpora entusiasmada.

ANA DOLORES.-
¡Ay, Virgen Santísima!

Entre la enfermera, Gertrudis y Ana Dolores conducen a lo


largo del pasillo, la camilla donde reposa Luis Alberto.

196
LUIS ALBERTO.- (DÉBIL)
¡Yo no quiero dar molestia! ¡Yo no pido
que me duerman, sino cuchillo, cuchillo...!
La cámara sigue a la camilla a lo largo del congestionado pa-
sillo.
Rostros de heridos, muertos, parientes desesperados.
Gertrudis y Ana Dolores acompañan a la camilla en movi-
miento.
Rostro de Gertrudis, mientras avanza.
Mira en dirección a una camilla.
Crispada, se detiene en seco.
Sobre la camilla, el cadáver de Antonio el taxista, con un tiro
en la cabeza.
Rostro de Gertrudis.

GERTRUDIS.- (AHOGADA)
¡Ay!
Rostro de Antonio.
Rostro de Gertrudis que se persigna.
Al fondo se aleja la camilla donde va Méndez, acompañado de
Ana Dolores y La enfermera.
Gertrudis permanece atónita.

163 SEC.INT.-HOSPITAL PÉREZ DE LEÓN-ENTRADA A


QUIRÓFANO-AMANECER.

La camilla donde llevan a Luis Alberto recorre la entrada


del quirófano y se detiene ante una puerta batiente.

197
En camillas cercanas hay cinco soldados muertos.
La cámara se aproxima.
Uno de ellos, con la cabeza destrozada, exhibe en su antebra-
zo la insignia del MBR 200.
Es Torrealba.
Movimiento de la cámara.
A poca distancia, muerto en una camilla, el Capitán Farías.

MÚSICA.
Ana Dolores se santigua.
Gertrudis entra, lívida. Se aproxima a Ana Dolores y a Méndez.

GERTRUDIS.-
El....el del taxi...el....832...él...
Ana Dolores no entiende ni presta mayor atención.
Méndez, gime.
Gertrudis permanece aislada y sin reponerse de la terrible
impresión.
Mira a Ana Dolores. Quiere contar lo que ha visto.
Una enfermera se aproxima.

ENFERMERA II.-
¿Quién es el de la apendicitis?

MÉNDEZ.- (DESESPERADO)
Yo.

ENFERMERA II.-
¿La familia?

198
ANA DOLORES.-
Nosotras.
Gertrudis mira hacia el pasillo.

ENFERMERA II.-
Para que firmen.
Lentamente, Gertrudis se vuelve hacia la enfermera.

GERTRUDIS.-
Ella es su esposa (A ANA DOLORES). Yo
me quedo.
Ana Dolores mira a Luis Alberto con angustia y esperanza.

ANA DOLORES.-
Ya vengo, mi vida.
La vemos salir presuroso, junto a la enfermera II.
Rostro de Luis Alberto.
Rostro de Gertrudis, que lo mira sentimental y con ilumina-
da sonrisa.

GERTRUDIS.-
Vas a salir bien, con el favor de Dios..
Méndez murmura apenas.

MÉNDEZ.-
Gracias.

GERTRUDIS.-
Y mañana nos vamos a estar riendo.
Méndez trata de reírse.

199
Rostro emocionado de Gertrudis.

GERTRUDIS.-
Es una operación corriente. La cosa, cla-
ro, es que... ¿cómo iba uno a saber que...?
Méndez asiente.
Gertrudis lo mira y no se reprime.

GERTRUDIS.-
Yo...
Con un impulso, Gertrudis besa en los labios a Méndez.
Méndez la mira beatifico.

GERTRUDIS.-
¿Usted sabe, no? Usted sabe.
Méndez asiente.
La puerta del quirófano se abre.
Entran dos asistentes.

ASISTENTE I.-
¿Él de la apendicitis?
Gertrudis, emocionada, llorosa, señala a Méndez.

GERTRUDIS.-
Él.
Los asistentes conducen a Méndez hacia el quirófano.
Rostro de Méndez.
Rostro de Gertrudis, sonriendo y de ojos aguados.
Méndez desaparece en el quirófano.

200
Rostro de Gertrudis que asiente.

MÚSICA.
Gertrudis vuelve su mirada sobre el recinto.

SUBJETIVA DE GERTRUDIS.
Rostro de Torrealba.
Rostro de Farías.
Gertrudis sale.
Rostro de Antonio muerto.
Gertrudis se aproxima a la camilla.
Mira a Antonio.
Lleva sus manos al rostro del taxista.
Le cierra los ojos.

GERTRUDIS.- (A ANTONIO)
Vea. Son cosas, ¿no? Pero no era en se-
rio. Era...la angustia, no quise ofenderlo,
pero la vida hermano...
Rostro de Antonio.

164 EXT.-CALLE-FACHADA-CASA DE ANÍBAL-AMANE-


CER.

La calle llena de cascajos y barro. Una tubería rota deja es-


capar agua.
Las casas y muros a lo largo de la cuadra exhiben boquetes,
ventanas rotas, rejas y puertas destrozadas.
Un nutrido grupo de soldados, frente a la casa de Aníbal, pa-
recen dispuestos a entrar en combate y muestran atrinche-
rados tras sacos de arena, fusiles, ametralladoras y bazukas.

201
Vergara, ahora de anteojos negros y Magnum en mano se
abre paso hasta acercarse a la reja.
Observa hacia la casa.
Plano de la casa de Aníbal. Puertas y ventanas cerradas. El
hueco de la explosión a escasa distancia de la piscina.
Vergara se acerca a un jeep que ostenta en el techo sendos
altoparlantes.
Toma el micrófono.

VERGARA.- (VOZ AMPLIFICADA)


¡Atención! ¡Atención! ¡Oficiales y solda-
dos rebeldes! ¡Les está hablando el Co-
ronel Rafael Vergara Bolaños! ¡Se han
ocupado todas las posiciones! ¡Están en
este momento dentro de un área de fue-
go! ¡Abandonen las armas! ¡Salgan con
las manos en alto!
Parte de la requisitoria de Vergara sobre la fachada de la
casa de Aníbal vista a través de la reja. Ningún movimiento
en la casa. Ninguna señal.

VERGARA.-
¡Repito! ¡Están rodeados! ¡Se han
ocupado todas las posiciones! ¡Abandonen
las armas y salgan con las manos en
alto....!!!
Pausa.
La puerta principal de la casa de Aníbal se abre tímidamente.
Se asoman, Aníbal, Ángela, Cándida y Margarita.
Rostro de Vergara que los mira.

202
VERGARA.- (ABANDONANDO EL MICRÓ-
FONO)
¡Apunten al área! ¡Cuidado!
Plano de fúsiles y ametralladoras en manos de soldados que
apuntan hacia la casa y Margarita, rostros ajados, caminar
melancólico, avanzan hacia la reja exterior de la casa.
Rostros de los soldados.
Avanzan lentamente, Aníbal, Ángela, Cándida y Margarita.
Aníbal se detiene.
Se lleva una mano al bolsillo.
Plano de un soldado que se dispone a disparar.
Vergara lo impide.

VERGARA.-
¡No disparen!
Aníbal saca del bolsillo las llaves de su automóvil y oprime el
control remoto que abre la reja, plano de la reja que se abre.
Vergara corre al encuentro de Aníbal, Magnum en mano.
Lo alcanza.

VERGARA.- (SOLICITO)
¿Beatriz? ¿Los niños?
Aníbal, impasible y sin volverse, señala la casa.
Angela mira angustiada a Vergara.
Cándida y Margarita se apartan.
La cámara avanza hacia la puerta principal.

203
Por allí salen, Beatriz y los dos niños.
Vergara mira en varias direcciones y corre hacia ellos.

VERGARA.- (JUNTO A BEATRIZ)


¡Beatriz!
Beatriz lo mira impasible, sin detenerse.
Los niños sonríen.
Vergara estrecha a Ernesto y a María Eugenia.

VERGARA.-
¡Salgan! ¡Rápido!
Beatriz no modifica el paso. Continúa avanzando hacia la
reja.
Vergara mira la casa.
Plano de la casa de Aníbal.
Ernesto, de la mano de Beatriz, grita.

ERNESTO.-
¡Pum! ¡Pum!
Vergara avanza hacia Beatriz y camina a su lado.

VERGARA.-
¿Cuántos son?

BEATRIZ.- (INERTE)
Averígualo.

VERGARA.-
Ángela me dijo...

204
BEATRIZ.- (SUAVE, EVITANDO QUE LOS
NIÑOS LA OIGAN)
Vete a la mierda.
Se detiene un momento.
Vergara la mira.
Beatriz sostiene la mirada una breve pausa. Se vuelve y con-
tinúa avanzando con los niños.
Vergara la mira.

VERGARA.-
¿Cuántos son, Beatriz?
Beatriz se aleja con los niños.
Al fondo Aníbal, Cándida, Margarita y Ángela parecen des-
aparecer entre los soldados.
Vergara mira hacia la casa.
Plano de la fachada.

165 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-SALA-DÍA.

Diez soldados entran en la sala desierta.


El televisor encendido y el rostro de Pérez en la pantalla.
Un Sargento al frente del grupo, mira a todas partes.
Los soldados se desplazan por la sala.

166 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-COCINA-DÍA.

Tres soldados entran con ímpetu en la cocina.


Una licuadora revuelve leche inútilmente.

205
El televisor encendido y el rostro de Pérez en la pantalla.

167 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-ESTUDIO-DÍA.

Tres soldados entran en el estudio, ametralladoras en mano.


La botella de Old Parr, el televisor encendido y el rostro de
Pérez en la pantalla.

168 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-DORMITORIO-DÍA.

Dos soldados abren con violencia la puerta del dormitorio y


entran.
El televisor encendido y el rostro de Pérez en la pantalla.

169 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-CUARTO DE HUÉSPE-


DES-DÍA.

La puerta cede a una patada.


Tres soldados entran en el cuarto de huéspedes.
El pequeño televisor encendido y el rostro de Pérez junto a
peluches Dumbo y Pinocho, olvidados allí por los niños.

170 SEC.INT.-CUARTO DE MARGARITA-DÍA.

Dos soldados derriban la puerta con una ráfaga de ametra-


lladora.
El cuarto de Margarita, impecablemente ordenado.
Proveniente del pequeño radio de transitares se escucha la
voz de Pérez.
En la cama, el brazaleta del MBR-200.
Un soldado toma el brazalete.

206
171 SEC.EXT.-CALLE Y FACHADA CASA DE ANÍBAL-DÍA.

Aníbal, Cándida, Margarita, Ángela, Beatriz y los niños, ro-


deados de soldados.
Aníbal vuelve su mirada repasando el lugar.
Tres soldados muertos al fondo de la calle.
Una patrulla militar comienza a retirar los cadáveres.
Rostro de Aníbal.
Cándida y Margarita miran los muertos.
Beatriz protege a Ernesto y María Eugenia.
Ángela se retoca el peinado.
Aníbal mira a los soldados que recogen cadáveres
Un cadáver es depositado en un camión militar

POR LENTAS SOBREIMPRESIONES COMIENZAN A DESA-


PARECER DEL PLANO.
Margarita y Cándida.
Ángela.
La mitad de los soldados.
Ernesto y María Eugenia.
La otra mitad de los soldados.
Beatriz.
El camión militar.
Los soldados que recogían cadáveres.
Un último cadáver tendido en el piso.
El camión.

207
Agujeros, cascajos, barro, agua.
Aníbal.
La calle desierta, impoluta, alegre.

172 SEC.EXT.-AVENIDA EN LAS MERCEDES-DÍA.

La avenida desierta.
Luisana y Miguel caminan juntos.
La cámara se eleva en grúa hasta lo más alto, precisando
abajo las figuras de Luisana y Miguel que avanzan.

VOZ DE MIGUEL.-
Si es que el asunto tenía antecedentes des-
de la presidencia de Lusinchi. Pero claro,
estos alzaron la Aviación, y la Aviación no
es el Ejército. El Ejército es la clave. El
soldado de tierra, como se llama, porque
vamos a estar claros, ese es el soldado y
también sin apoyo internacional, cuidado
si hubieran invadido los marines porque
Estados Unidos tiene una política defini-
da, sobre todo desde la Guerra del Golfo.
Cero aventura. Mucho más en un país es-
tratégico, porque estamos hablando del
proveedor confiable a dos horas de Miami.

Un automóvil recorre la Avenida.


La cámara avanza sobre el automóvil.
Isbelia conduce.
El automóvil de Isbelia pasa junto a Miguel y Luisana.

208
173 SEC.INT.EXT.-AUTOMÓVIL DE ISBELIA-AVENIDA DE
LAS MERCEDES-DÍA.

Isbelia, bien arreglada observa por el espejo retrovisor.


La cámara busca el espejo y allí vemos las figuras de Luisana
y Miguel que la distancia empequeñece.
Isbelia enciende un cigarrillo.
Continúa su trayecto.
Enciende la radio. Esta vez hay Oscar D’ León.
Algo llama su atención.
Isbelia aminora la velocidad y observa.

SUBJETIVA DE ISBELIA.

174 SEC.EXT.-AVENIDA DE LAS MERCEDES-DÍA.

Un árbol. Atados a él con una gruesa cadena provista de can-


dados, Freddy y un mendigo.
El mendigo da vueltas en tomo al árbol y obliga a Freddy a
hacer lo mismo. Freddy mira hacia lo alto.

FREDDY.-
¡Ya van a venir! ¡Olvídate que aquí no
nos quedamos! ¡Vienen y nos rescatan!
¡Los nuestros! ¡La gente! ¡Y deja de dar
vueltas, cabrón!

Pero el mendigo no escucha y continua girando y arrastran-


do a Freddy en torno al árbol.
Plano General de la Avenida.

209
POR LENTAS SOBREIMPRESIONES DESAPARECEN PRO-
GRESIVAMENTE.
El automóvil de Isbelia.
Luisana y Miguel al fondo.
Freddy.
El mendigo.
La avenida desierta.

POR SOBREIMPRESIÓN PROGRESIVA.


La misma Avenida.
Tres automóviles la recorren.
Y después diez.
Y después treinta.
Hasta concluir en la Avenida repleta de vehículos.

175 SEC.EXT.-COTA MIL-DÍA.

Provenientes del Ávila, Betzaida y José Manuel terminan


de recorrer el sendero donde hay un manantial cercano a la
Autopista.
Rápidamente alcanzan la vía.
A mediana distancia, puede verse el automóvil de José Ma-
nuel.
Betzaida, de espléndido humor observa el escaso tránsito de
la Cota Mil
Nada de particular llama su atención.

210
BETZAIDA.-
¿Ves que no pasaba nada? Y tu y que ex-
plosiones. ¿Qué va a pasar aquí, chico? La
misma vaina.
La cámara los ve alejarse hasta que se detienen junto al au-
tomóvil.

POR SOBREIMPRESIONES SUCESIVAS.


Desaparecen Betzaida, José Manuel y el automóvil.
Desaparecen los escasos vehículos que recorren la Avenida.
La Autopista desierta.

POR SOBREIMPRESIÓN.
La Autopista repleta de vehículos.

176 SEC.EXT.-BARRIO MARGINAL-CALLE EN CUESTA


-DÍA.

Escasos vecinos recorren la calle.


Benítez emerge de un callejón lateral y camina cuesta arri-
ba, vestido con la ropa de Aníbal.
Sube con dificultad una cuesta.

POR SOBREIMPRESIONES SUCESIVAS.


Manteniendo el movimiento de Benítez cuesta arriba, la ca-
lle comienza a llenarse de vecinos.
Diez.
Treinta.
Cincuenta, en actividades diversas.
Los vecinos terminan por ocultar el paso de Benítez.

211
177 SEC.EXT.-CASA DE ANÍBAL-CALLE Y FACHADA-NO-
CHE.

La calle desierta.
Algunos soldados cierran el paso en la cuadra anterior a La
Casona.
La cámara se desplaza hasta la fachada de la casa de Aníbal.
La casa está a oscuras.

178 SEC.EXT.-CASA DE ANÍBAL-JARDÍN-NOCHE.

Vemos el Buick estacionado donde lo dejó Aníbal, la noche


anterior.
La cámara recorre el suelo a ras.
A cierta distancia del automóvil de Aníbal y oculta tras unas
plantas hay una granada.

MÚSICA
Plano del Buick.
Plano de la granada.
Plano del Buick.
Plano de la granada.
Plano del jardín.
La granada estalla,
Plano del Buick. Sobre el automóvil cae tierra, plantas, pie-
dras y escombros que acaba de remover la explosión.
Cesa el estrépito.
Silencio.

212
Se disipa el polvo.
Y escuchamos la alarma del Buick.

BUICK.
¡Desactivado! ¡Este vehículo está desac-
tivado!
La cámara abandona el carro destrozado y descubre en un
recodo del jardín otra granada.

COMIENZAN CRÉDITOS FINALES


Sobreimpresión de la granada que se mantendrá sobre las
siguientes imágenes:
Discurso de Rafael Caldera, ante el Congreso Nacional el
4-F.
Imágenes documentales de la destitución de Pérez.
Pérez en prisión.
Caldera asume la presidencia de la República.
Material documental sobre la crisis financiera.
Noticia sobre la huida de los banqueros.
Manifestaciones de los abortistas estafados.
Protestas contra el alto costo de la vida.
Una información periodística cierra la secuencia:
De novecientos mil millones de bolívares en auxilios finan-
cieros sólo el treinta por ciento será recuperado.
Ningún banquero ha sido detenido

FIN

213
Índice

Nota Editorial / 9

La idea / 11

Exposición de motivos / 13

Sinopsis / 15

Proyecto Cinematográfico (Sinopsis larga) / 17

Inventario de Festivales Nacionales


e Internacionales donde participó la película / 23

Índice de abreviaturas / 27

Amaneció de golpe
Guion Cinematográfico / 29
AMANECIÓ DE GOLPE
DIGITAL
Fundación Editorial El perro y la rana
Caracas, Venezuela,
abril de 2022
Amaneció de golpe. El guion cinematográfico nos permite un acerca-
miento al oficio del cineasta y cómo la creación audiovisual se empa-
renta y se apoya con la labor literaria. La noche del 4 de febrero de 1992
se desarrolló en Venezuela una rebelión cívico-militar en contra del
presidente Carlos Andrés Pérez, el grupo de rebeldes liderados por
Hugo Chávez intentan hacerse del poder atacando simultáneamente
puntos importantes del territorio nacional. El filme se centra en el
ataque a la residencia presidencial La Casona, ubicado en un sector de
clase media al este de la capital. Negociantes inescrupulosos, soldados
ingenuos, amantes ecológicos, amantes traidores y huidizos, mandos
militares, inmigrantes despitados, diplomáticos, una periodista con
conciencia social y un taxista español van en paralelo desarrollando la
narrativa de esa noche histórica para Venezuela.

José Ignacio Cabrujas (1937-1995). Escritor, dramaturgo y guionista de


cine. Fue uno de los mas destacados intelectuales venezolanos del siglo
XX. Se le conoció como el maestro de la telenovela latinoamericana,
junto a Román Chalbaud marcó una época del cine venezolano con
Sagrado y obsceno (1975), La quema de Judas (1975), El pez que fuma
(1977), Carmen, la que contaba 16 años (1978). Su columna periodística
“El Pais según Cabrujas” se convirtió durante mucho tiempo en un
referente obligatorio en el quehacer cultural de la nación. Amaneció de
Golpe fue su último guión cinematográfico concebido bajo la idea origi-
nal de Carlos Azpurua.

Carlos Azpúrua (1950-). Cineasta y promotor cultural. Realizó estudios


de sociología en la Universidad Central de Venezuela. Diputado al
congreso nacional entre los años 1989-1993, en ese periodo presidió la
Comisión de cultura y fue sancionada la Ley de cinematografía nacio-
nal. Comenzó su carrera en el cine en actividades técnicas, desarrolló
una primera etapa de su trabajo en el área documentalista, luego de su
labor como diputado estrenó su primer largometraje Disparen a matar,
Amaneció de golpe fue su segundo largometraje apoyado en el guion
del maestro José Ignacio Cabrujas.

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