Amaneció de Golpe: José Ignacio Cabrujas
Amaneció de Golpe: José Ignacio Cabrujas
Amaneció de Golpe: José Ignacio Cabrujas
CO L ECCIÓN F EBREROSyABR I L E S
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1.a edición Fundación Editorial El perro y la rana, 2022
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www.elperroylarana.gob.ve
www.mincultura.gob.ve
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LA IDEA
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EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
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misma calle de una urbanización de clase media, detrás de
la residencia presidencial “La Casona”, donde las casas fue-
ron tomadas por los insurrectos dando lugar a algunos de
los más fieros combates de la intentona golpista. Ello hace
que todos los personajes se vean súbitamente inmersos en
una terrible circunstancia, que generará en ellos una enor-
me incertidumbre ante la posibilidad de un abrupto cambio
político en el país.
El otro elemento que caracteriza la narración es que en
medio de esa circunstancia su única comunicación es a través
de la televisión y el teléfono, de tal manera que los persona-
jes van cambiando sus criterios y opiniones sobre los hechos
de acuerdo a la percepción que tienen de la información a
través de esos medios.
En este sentido la película satisface una necesidad de re-
flexión sobre la crisis a dos niveles, uno referido a la dimen-
sión colectiva de la misma y otro que tiene que ver con las
consecuencias que generaron estos hechos contradictorios
sobre la vida de los personajes.
14
SINOPSIS
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controlado, aquí el combate continúa), de decidir actitudes
inmediatas frente a los jóvenes soldados que se han ido apos-
tando y protegiendo en los jardines de las casas.
Como transcurren las horas y la situación se estanca, los
soldados se van haciendo cada vez más débiles, más indefen-
sos, más “cazadores cazados”, las familias comienzan a tejer
conflictos dramáticos sobre si mismos y sobre sus maneras
de entender el país.
Al final, la situación, es aparentemente controlada, no
hay exactamente alegría, ya ninguno es como antes, muchas
“cartas han sido colocadas sobre la mesa” y hay desconcierto
porque entre tantas tensiones y conflictos la noche se fue
rápidamente. Amaneció de golpe.
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PROYECTO CINEMATOGRÁFICO
(Sinopsis larga)
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de Estado se hace oír en el ámbito de la residencia a la hora
de saludar a los presentes y agradecer las donaciones de si-
llas. Todo esto transcurre durante la secuencia de créditos.
Queda La Casona vacía de huéspedes y músicos que se
alejan y observamos la quietud de los alrededores. Un des-
tacamento hace su guardia de rutina, pero en las viviendas
cercanas todo expresa cierta paz vecinal característica de
una urbanización de clase media.
En una calle próxima vemos una patrulla militar que
avanza en un vehículo capaz de transportarla. Algo extraño
sucede porque el mencionado vehículo se desplaza sin luces
hasta estacionarse en mitad de la calle. De allí salen siete
soldados provistos de uniforme de campaña y con los rostros
tiznados. Los guía el Capitán Gustavo Farías de treinta años
y ademanes resueltos, como si cada movimiento hubiese sido
largamente ensayado. Rápidamente él y sus hombres toman
posiciones en tormo a la residencia presidencial, arman las
metralletas, instalan una bazuka en los hombros de Farías y
tras aguardar unos segundos deciden el ataque a La Casona
que se inicia con un disparo de mortero a cargo del Capitán.
A partir de allí la balacera es espantosa al intentar los guar-
dias repeler el sorpresivo ataque y los músicos que en ese
momento salen de la Casona en un autobús del Ministerio
de Cultura interpretando la canción popular de El Totumo
de Guarenas, viven momentos de grave peligro al quedar en
mitad del combate.
Vecinos del sitio y habitantes de una casa de dos pisos
que es un verdadero emblema de la clase media nacional
y próspera, la familia Pardo en rápida sucesión de planos,
despierta sobresaltada porque todo aquello parece suce-
der en su propia vivienda. Anselmo y Antonia Pardo, él de
cincuenta y dos años y ella de cuarenta y cinco, emergen del
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lecho matrimonial estupefactos y preguntándose que suce-
de. En otra habitación, Beatriz la hija mayor de los Pardo de
regreso a la casa de sus padres después de una desavenien-
cia conyugal al comprobar que su esposo, el Coronel Verga-
ra, mantiene un tórrido romance con una integrante del Ba-
llet Nacional de Venezuela, protege a sus dos hijos de cinco
y tres años, que lloran aterrados. Javier Pardo, el hermano
menor de Beatriz, acude en su auxilio y cuando la familia
logra reunirse en el dormitorio de Beatriz, todo es descon-
cierto y confusión. Una ráfaga de ametralladora destroza
ventanas y agujerea peluches y los Pardo se tiran al piso tal
como han visto en las películas.
En la calle prosigue el combate, pero el comando del ca-
pitán Farías no las tiene todas consigo. Uno de los soldados
atacantes recibe un balazo y queda tendido junto a la casa de
los Pardos. Farías, obligado por las circunstancias, decide
buscar refugio en la cercana vivienda y tras volar la cerra-
dura de la puerta principal, penetra en la propiedad de la
familia Pardo. Disparos aislados indican que aún se combate
en La Casona cuando Farías responsable de sus hombres
decide instalarse en la casa de los civiles.
Tras localizar a los habitantes de la casa, Antonia y An-
selmo, Beatriz, su hermano Javier y los dos niños, Dolores
Pardo la anciana madre de Anselmo y Margarita Tovar, la
criada, el Capitán Farías instalado en la sala procede a infor-
marles de la novedad indicándoles que se trata de un golpe
de estado sin lugar a dudas triunfante y que la vivienda ha
sido tomada en nombre de los insurgentes y sin el menor
deseo de atropellar a sus moradores.
La llamada telefónica de una amiga interrumpe la impro-
visada reunión. Beatriz enciende el televisor y allí aparece
Hugo Chavez pronunciando la proclama del levantamiento.
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Sometidos y sin más remedio los Pardo se disponen a
vivir una verdadera pesadilla, cuando en los alrededores au-
mentan los disparos y se escuchan terribles explosiones. No
hay la menor duda: es una insurgencia militar que ha esta-
llado no solo en Caracas sino en otras ciudades de Venezuela
calificando al gobierno de corrupto e insensible ante grandes
calamidades nacionales.
La proclama da por descontado el éxito de los insurgen-
tes y la implantación de un régimen cívico-militar de emer-
gencia, en capacidad de ofrecer prontas elecciones.
Uno a uno los Pardo comienzan a percatarse de lo su-
cedido. El azar los ha envuelto en la asonada y todo hace
presentir que en las próximas horas podrá ocurrir cualquier
cosa. Es hora de pensar en ellos mismos y en futuras conse-
cuencias. Anselmo Pardo escucha en la radio los alegatos del
Teniente Coronel Arias Cárdenas, quien desde Maracaibo
promete castigo ejemplar a los corruptos y es allí cuando el
dueño de la casa se hace preguntas porque siendo contratis-
ta de obras públicas y hombre ligado a la Banca Comercial
ha hecho cuanto soborno y procedimiento irregular pueda
ser concebido. El dilema de sentirse culpable lo consume tan
pronto recapacita en sus últimos negocios. ¿es un corrupto
o un ingeniero próspero que ha hecho lo que buena parte de
sus colegas hacían sin mayores preguntas? ¿Dónde está el
límite que ahora, parece definir la nueva situación?
Encerrados en el piso superior los Pardo son testigos
de las maniobras de combate cuando el capitán Farias y sus
hombres ubicados en el jardín y en los muros de la residen-
cia, han continuado disparando en contra del objetivo Mar-
garita, la criada, atiende a un soldado herido y muestra soli-
daridad con los golpistas, a pesar de los reclamos de Antonia
decidida a permanecer neutral sobre todo cuando entiende
que la situación dista mucho de decidirse.
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Beatriz, en trance de divorcio, recibe una llamada de
su esposo, el Coronel Vergara, ignorante de lo que sucede
en la casa. Desesperada logra informarle de lo que ocurre.
Vergara logra darle instrucciones y se entera del inminente
fracaso de la asonada. El mismo irá a rescatarla tanto a ella
como a sus hijos y el resto de la familia.
Un clima tenso envuelve las acciones que suceden en la
casa. Cheo, el soldado herido agoniza en la sala sin que nadie
pueda hacer nada. Farías ha comenzado a sentir el acoso, la
desesperación de saberse allí aislado y sin ninguna informa-
ción. Anselmo, en crisis, no tiene más remedio que enterar a
su familia de los delitos que ha cometido, recibiendo de ma-
nera progresiva el desprecio de los suyos y especialmente el
de su madre. Cándida, la abuela, decide irse sin importarle el
fuego cercano, y al llegar a la calle es herida mortalmente. La
muerte de la abuela desata los acontecimientos y los Pardo
parecen vivir en carne propia los acontecimientos que suce-
den en toda la nación. La corrupción y la violencia les per-
tenecen, son parte de ellos mismos. Ya no hay bandos sino
definitivas preguntas que parecen envolverlos.
Vergara, decidido a rescatar a los Pardo, llega a las inme-
diaciones al frente de un comando armado hasta los dientes.
Se inicia entonces el operativo de rescate, mientras el cadá-
ver de Cándida permanece tendido en la calle. Con violencia
extrema, Vergara logra desalojar a los rebeldes y asesina al
Capitán Farías.
Los Pardo han sido rescatados, y Anselmo no puede me-
nos que alegrarse. ¡Nos hemos salvado! Es lo único que se le
escucha decir, cuando la familia avergonzada por lo que han
descubierto de él, lo abandona.
El levantamiento ha fracasado y el orden constitucional
se restablece. Quienes no se restablecen son los Pardo, des-
pués de lo ocurrido esa noche.
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INVENTARIO DE FESTIVALES
NACIONALES E INTERNACIONALES
DONDE PARTICIPÓ LA PELÍCULA
FESTIVALES INTERNACIONALES
1998:
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Premio “Vigía” de la Organización de Escritores de la ciudad
de Matanzas.
1999:
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III FESTIVAL DE CINE HISPANO DE MIAMI. Usa. 23
de abril al 2 de mayo.
MUESTRA EN ORLANDO EN EL MARCO DEL I FES-
TIVAL DE CINE VENEZOLANO. Orlando, Fl. Usa. 30
de Abril.
FESTIVALES NACIONALES
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5) III Encuentro Latinoamericano de Cine. Perú. 30 de ju-
lio al 8 de agosto.
6) XXVII Festival de Gramado. Cine Latino y Brasilero.
Brasil. 9 al 14 de agosto.
7) XXVI Jornada Int. de Cinema de Bahía. Brasil. 10 al 16
de septiembre.
8) II Latin American Cinema Festival. New York. 20 de
agosto al 9 de septiembre.
9) III Festival Latino Americana de Cine y Literatura de
Rotterdam. Holanda. 13 al 20 de octubre.
10) XIV Festival del Cine Latino Americana de Trieste.
Italia. 23 al 31 de octubre,
11) XI Festival Internacional de Cine de Viña del Mar. Chi-
le. Octubre.
12) San Juan Cinemafest. Puerto Rico. Octubre.
13) III Los Ángeles Latino International Film Festival.
Usa. 1 al 10 de octubre.
14) IX Oslo Films from the south Film Festival. Noruega. 1
al 10 de octubre,
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ÍNDICE DE ABREVIATURAS
EXT. Exterior
GPG. Gran plano general
INT. Interior
PP. Primer plano
PPP. Primerísimo primer plano
SEC. Secuencia
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AMANECIÓ DE GOLPE
Guion Cinematográfico
1. SEC.EXT.-COTA MIL-NOCHE.
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Farías y Márquez miran de reojo al Buick que en ese mo-
mento los rebasa.
Torrealba y Benitez dejan de untarse la crema y se inclinan
en el asiento a fin de no ser percibidos.
Plano del Buick que acelera confiado, se sale del hombrillo y
toma un canal de la autopista.
En el espejo retrovisor del Buick puede verse el convoy mi-
litar. Aníbal Pardo, un cincuentón corpulento que parece
derrochar vitalidad conduce el vehículo y no parece darle
importancia a lo que observa. Lo enreda un profundo deseo
de orinar. A su lado, el ingeniero Veitía, panzón y de la mis-
ma edad. Veitía se mete en la boca una pastilla de antiácido
y resume lo que venía diciendo.(voz en off del diálogo entre
Aníbal y Veitía sobre la imagen del convoy).
VEITÍA.-
Ponle el martes o ponle el miércoles que
firme el Ministro.
Cobras y sacas entonces un cheque de
gerencia por dos millones exactos a nom-
bre de Inversiones La Palometa S.A. No
vayas a poner C.A. porque es la cagada.
Aníbal asiente mecánico.
ANÍBAL.-
Veitía, me estoy meando. Aguántame
aquí.
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VEITÍA.-
Pero meas en mi casa.
ANÍBAL.-
Verga, es que no llego. Estoy abombado.
Aníbal detiene el automóvil y sale dispuesto a orinar.
Protegido por la oscuridad avanza unos pasos hacia una es-
pesura, internándose en ella. En las cercanías hay un auto-
móvil europeo, estacionado.
VOZ DE BETZAIDA.-
Así, papito. En la tierra, papito, en la sel-
va papito, que coño colchón, el colchón
aliena, el colchón es lo que nos tiene jo-
didos.
Rostro de Aníbal orinando copiosamente y sorprendido por
lo que escucha. Orina e intenta atisbar entre algunas malezas.
A través de las malezas, un par de treintones acariciándose
a medio vestir.
Rostro de Aníbal, estupefacto.
El hombre ha dejado su chaqueta sobre una piedra. Encima
de la chaqueta hay una pistola.
La cámara busca los rostros de la mujer y el hombre.
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BETZAIDA.-
Rico José Manuel...
JOSÉ MANUEL.-
Estoy convencido de que nos va a picar
una mierda, Betzaida.
Repentinamente, la mujer vuelve su rostro hacia el sitio
donde está Aníbal.
Subjetiva de Betzaida.
Aníbal como una silueta sin rostro que atisba entre las ma-
lezas.
Rostro de Betzaida.
BETZAIDA.-(GRITA)
¡José Manuel, un ladrón!
VEITÍA.- (ALARMADO)
¿Qué pasa?
ANÍBAL.-
Guevón, dos carajos tirando.
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El Buick se aleja a toda velocidad. La cámara se aproxima
al borde de la autopista junto a la maleza. No tardan en aso-
marse allí, Betzaida y José Manuel, pistola en mano.
Betzaida mira hacia el automóvil europeo estacionado en las
cercanías.
JOSÉ MANUEL.-
Hemos podido ir a un hotel, chica, pero tú
con la ecología y la vaina.
FARÍAS.-
Aquí. Amanecer siete, reportando sin no-
vedad.
VOZ TRANSMISOR.-
Copiado Amanecer siete. Adelante.
FARÍAS.-
Aproximándonos a objetivo. Cambio.
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VOZ TRANSMISOR.-
Copiado. Prosiga de acuerdo a instruccio-
nes. Fuera.
FARÍAS.-
Copiado. Fuera.
MÚSICA.TEMA DE ACCIÓN.
4 SEC.EXT.–INT.-CALLE DE ORITOPO-NOCHE.
VEITÍA.- (ANIMADO)
Es que esta vaina se está volviendo una
mierda con la delincuencia. Un carajo que
sale tranquilo a mear y hay dos tirando y
le quieren meter un pepazo. ¡Es jodido,
Aníbal, no vayas a creer!
ANÍBAL.-
Te llevo el cheque el miércoles.
VEITÍA.-
S.A.
ANÍBAL.-
S.A. La Palometa, S.A.
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VEITÍA.-
Y pendiente de cuando la subcomisión de
luz verde porque allí hay un billete. Yo te
mantengo informado.
ANÍBAL.-
Vaya.
VEITÍA.-
¿No te digo que esas albóndigas estaban
crudas?
5 SEC.EXT.-UNA REDOMA-NOCHE.
35
La cámara se aproxima a ese balcón. Allí se asoma Gertrudis
Paiva, una mujer de cuarenta años, colombiana, de aspecto
menudo y frágil. Con actitud nerviosa se va del balcón e in-
gresa en la sala.
GERTRUDIS.-
No llega el taxi, ni la ambulancia.
Méndez se dobla del dolor.
Ana Dolores da rienda suelta a su desesperación.
ANA DOLORES.-
¡Pero vuelve a llamar, Gertrudis! ¡Diles
que es una emergencia!
GERTRUDIS.-
¡Ya van tres veces que les digo! ¡Y me
responden lo mismo! ¡Que sí que vienen,
que ya!
MÉNDEZ.- (DOBLÁNDOSE)
Puta madre, no aguanto, Ana Dolores,
esta vaina tiene que ser apendicitis...
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GERTRUDIS.-
Yo creo que es mejor que bajemos y nos
paremos en la calle. Abajo hay unos sol-
dados.
MÉNDEZ.-
Es aquí...es exactamente aquí...
Méndez, ayudado por las dos mujeres, logra dar unos quejo-
sísimos pasos en dirección a la puerta.
MÉNDEZ.-
Los hijos de puta del seguro que le dicen a
uno que tienen servicio de ambulancia las
venticuatro horas, cuando llega el momen-
to y por fin contestan, no vienen. Coños de
su madre. Porque uno es extranjero.
GERTRUDIS.-
No diga feo, Luis Alberto.
ANA DOLORES.-
Ya se soluciona, Luis Alberto. Ya te van
a ver.
Gertrudis se adelanta.
GERTRUDIS.-
Voy llamando el ascensor
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7 SEC.EXT.-REDOMA Y PEQUEÑA PLAZA-NOCHE.
Rostros de soldados.
Rostro de Farías, ya situado frente al pelotón. Habla en voz
baja, apenas lo suficiente para ser escuchado por el compac-
to grupo.
FARÍAS.-
Soldados de la Patria, soldados de Bolí-
var y Zamora.
Esta no es una operación de rutina. Se les
informó que lo era, pero no es así.
Rostros de los soldados, atentos al superior.
Rostro de Farías, como observando el efecto inicial de sus
palabras.
FARÍAS.-
Esto es un golpe de estado, contra el go-
bierno de Carlos Andrés Pérez.
Benítez extiende un afiche a colores con el rostro de Pérez.
Rostro Soldado I.
Rostro Soldado II
Rostro Soldado III
Farías toma el afiche y lo exhibe.
FARÍAS.-
Nos estamos dirigiendo a la residencia
presidencial donde vive esta rata con el
fin de tomarla a como de lugar. Acaba
de comenzar una insurrección en varios
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cuarteles del país y en todas las bases
aéreas. Yo estoy al frente del operativo
Madriguera. Me asisten el capitán Már-
quez y los sargentos Torrealba y Benítez.
Vamos a encontrar resistencia y vamos a
combatir. Vamos a devolverle a este país
la dignidad que una banda de traidores le
ha decomisado. Así que, disciplina estric-
ta y en marcha. Esta vez no es contra el
pueblo. Esta vez es por el pueblo.
FARÍAS.-
¡A sus puestos!
BENÍTEZ.-
Vamos.
TORREALBA.-
¡Movimiento! ¡Rápido!
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MÉNDEZ.- (ENCEGUECIDO)
¿Trajiste la póliza? (A ANA DOLORES).
ANA DOLORES.-
Sí mi amor, aquí mismito la tengo.
GERTRUDIS.-
¡A ver si nos llevan!
Y sin pensarlo, corre hacia la calle.
Ana Dolores la llama.
ANA DOLORES.-
¡Gertrudis!
Gertrudis corre hacia los camiones en movimiento.
GERTRUDIS.-
¡Paren! ¡Una emergencia!
Cruza frente a ella, el jeep donde viajan Farías, Márquez,
Torrealba y Benítez.
GERTRUDIS.-
¡Esperen! ¡Esperen!
Márquez acelera.
Plano del camión alejándose.
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Gertrudis desalentada.
SUBJETIVA DE GERTRUDIS.
41
11 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-JARDÍN-NOCHE.
BUICK.-
Activado. Este vehículo ha sido activado.
ANÍBAL-
Epa.
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ANÍBAL.- (EN LO QUE PARECE SER UNA
RUTINA)
Bájate de allí, coño, voy a tener un peo
con tu papá así sea el cónsul de México o
lo que sea.
FREDDY.-
No va el pinche Nafta en México, guevón.
Rostro de Aníbal.
Rostro de Freddy.
FREDDY.-
Aquí tenemos que hacer un mercado,
nosotros con exclusión de Canadá y Es-
tados Unidos. Un Norte-Sur dentro del
Sur-Sur.
ANÍBAL.-
Bájate de allí, coño, porque voy a poner
corriente. Te vas a electrocutar, drogó-
mano coñoemadre.
Plano de Ángela.
ÁNGELA.-
Aníbal, no discutas con ese loco.
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Rostro de Aníbal que hace caso omiso del comentario de
Ángela.
ANÍBAL.-
Hijo de...
12 SEC.INT.-JARDÍN-POSICIÓN DE BEATRIZ.
FREDDY.-
Mañana se te explica, guevón. Pero tú,
callado. Un millón seiscientos mil mexi-
canos indocumentados están limpiando
pocetas, así que aprieta el culo.
ANÍBAL.-
Que vaina con este loco.
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13 SEC.EXT.-ALREDEDORES DE LA CASONA-NOCHE.
ANÍBAL.- (HOSCO)
Su madre.
BEATRIZ.-
No tienes que estar discutiendo. Con ir a
la Alcaldía y poner la denuncia...
ANÍBAL.- (ENCOJONADO)
Un cable pelado es lo que voy a poner. Un
coñazo de voltios.
Plano de Ángela.
ÁNGELA.-
Yo digo que yendo a Asovecar. Porque
para eso está Asovecar.
ANÍBAL..(MURMURA)
Asovecar del coño.
15 SEC.EXT.-ALREDEDORES DE LA CASONA-NOCHE.
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SOLDADO.-
¡Esta mierda se encasquilló!
Observa a su hija.
ANÍBAL.-
¿Tú no estabas en Aruba?
BEATRIZ.-
En Miami.
ANÍBAL.- (CORRIGIÉNDOSE)
En Miami.
BEATRIZ.-
Me vine en el avión de las cuatro.
ANÍBAL.-
¿Y Rafael?
BEATRIZ.-
Ah, no sé.
ANÍBAL.-
¿Qué pasó, mija?
46
BEATRIZ.-
Bueno, que ya está, que se acabó... Me
traje a Ernesto y a María Eugenia y se
van a quedar aquí.
Plano de Ángela.
ÁNGELA. -
¿Le estás contando, Beatricita?
BEATRIZ.- (ALTERADA)
De bola que le estoy contando, mamá.
ANÍBAL.-
Ángela, baja y deja la gritadera. ¿0 es
que vamos a enterar a todo el vecindario?
ÁNGELA.-
¿Ya se durmieron los niños?
47
CÁNDIDA.-
Si. ¿Llegó Aníbal?
ÁNGELA.-
Acaba de llegar.
CÁNDIDA.-
Gracias a Dios.
Ángela sale.
Sobre el rostro de Cándida, concentrada en la televisión, se
escuchan lejanas sirenas.
Cándida vuelve a interesarse en las imágenes del televisor.
En la pantalla la promoción de una telenovela que se inte-
rrumpe bruscamente al irse la señal.
Cándida toma el control remoto. Busca otro canal.
Lo mismo. No hay señal: solo puntos y el siseo característico.
Rápidamente busca otro canal, con idéntico resultado.
Rostro de Cándida.
CÁNDIDA.-
Guá.
48
19. SEC.EXT.-EDIFICIO DE ISBELIA-FACHADA-NOCHE.
MIGUEL.- (DECIDIDO)
Ya vengo.
Miguel sale, internándose en la entrada del edificio.
POR SOBREIMPRESIÓN A:
20 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-ESTUDIO DE
ISBELIA-NOCHE.
49
Imágenes de represión militar correspondientes al 27-F.
Isbelia, de 29 años, viste de bata y sostiene, sentada en su
escritorio, un mando de control remoto. Isbelia acelera las
imágenes.
En el escritorio hay unos U-Matics apilonados y una tablilla
con hojas de anotaciones.
Un ruido de puerta que se abre, llama su atención.
Acostumbrada, pregunta.
ISBELIA.
¿Miguel?
Proveniente de la sala se escucha la voz de Miguel, su esposo.
VOZ DE MIGUEL.-
Epa.
Isbelia congela la imagen en el plano de un hombre que está
siendo golpeado por militares.
21 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-SALA-NOCHE.
MIGUEL.-
En la Facultad. ¿No te dije que había
asamblea?
50
Un rutinario beso.
ISBELIA. -
¿Hasta esta hora?
MIGUEL.-
Mucho espontáneo.
MIGUEL.-
Creí que te iba a encontrar dormida.
ISBELIA.-
No. Mañana tengo que editar el especial
aniversario del 27 F y desde las cinco es-
toy mirando muertos. ¿Ya comiste?
MIGUEL.-
No tengo hambre.
ISBELIA.-
¿Y eso?
MIGUEL-
Eso. No tengo hambre.
51
22 SEC.EXT.-ALREDEDORES DE LA CASONA-NOCHE.
23 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-COCINA-NO-
CHE.
MIGUEL.-
Isbelia, yo no quiero pelear.
Isbelia, continúa en los preparativos del sandwich.
ISBELIA.-
Yo no estoy peleando, chico, pero hay te-
léfono.
52
Rostro de Miguel.
MIGUEL.-
Isbelia...yo quiero que hablemos.
El sandwich parece detenerse en las manos de Isbelia.
MIGUEL.-
Yo me quiero separar.
Tensa pausa. Isbelia mira la bandeja que ha puesto junto al
fregadero.
PP de la bandeja.
Rostro de Isbelia.
Isbelia toma la bandeja y la estrella contra una pared junto
a Miguel.
Una loncha de pavo ahumado cae sobre el rostro de Miguel.
Miguel la toma y la deposita en la mesa del fregadero.
Pausa.
MIGUEL.-
Lo siento.
Isbelia mira a Miguel como paralizada.
53
25 SEC.INT-APARTAMENTO DE ISBELIA-COCINA.
ISBELIA.-
¿Con quién estás?
MIGUEL.-
Eso no es el...
ISBELIA.-
¿Con quién estás?
Pausa.
MIGUEL.-
Con Luisana Rondon.
SUBJETIVA DE LUISANA.
54
27 SEC.INT.-EDIFICIO DE ISBELIA-SALA-NOCHE.
ISBELIA.-
¡Mentira! ¡No vienes de ninguna asam-
blea ni un coño! ¡Vienes de verla a ella!
VOZ DE MIGUEL.-
¡Vengo de la asamblea y vengo de verla a
ella en la asamblea porque eso es lo que
pasa, que yo comparto con ella la asam-
blea y los problemas y mi trabajo!
VOZ DE ISBELIA.-
Con esa puta.
VOZ DE MIGUEL.-
No la llames puta, chica. ¿Por qué tienes
que llamarla, puta? ¿Por qué no lo discu-
timos como gente, sin la vaina y la desca-
lificación y la jodienda?
29 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-SALA-NOCHE.
55
ISBELIA.-
Esa es la gordita, ¿no?
MIGUEL.-
¿Cuál gordita?
VOZ DE ISBELIA.-
¿Qué vas a saber?
MIGUEL.-(ALZANDO LA VOZ)
Y me importa un carajo si son de pato o
de mierda o de lo que sea. A mi no me vas
a rebajar el problema con esa ridiculez y
esa imbecilidad, Isbelia. Yo no soy enemi-
go tuyo, ni vine a pelear...
31 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-SALA-NOCHE.
56
ISBELIA.-
Déjame, coño.
MIGUEL.- (FURIOSO)
Te estoy dando una explicación....
Isbelia empuja a Miguel.
ISBELIA.-
¡Vete a lavar ese culo, chico!
MIGUEL.- (VEHEMENTE)
¿Pero por qué no lo quieres entender?
Estoy atracado y esa es la única mierda
que hay que entender. ¿Tengo que de-
cirlo cuarenta veces? No encuentro sa-
lida. ¡Estoy harto de este hueco, Isbelia
porque lo único que hacemos es pelear y
ponernos carotas! Yo tengo treinta y dos
años y es como si tuviera cincuenta.
33 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-SALA-NOCHE.
57
MIGUEL.-(LLAMA)
¡Isbelia!
Intenta abrir la puerta.
Isbelia lo impide tirando de ella.
ISBELIA.-
¡No abras! ¡Te quieres ir y te vas! ¡Pal
carajo te vas! ¡Ya! ¡Te vas!
34 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-ESTUDIO-NOCHE.
35 SEC.EXT.-EDIFICIO CERCANO-AZOTEA-NOCHE.
58
MIGUEL.- (SIN ASPIRAR A SER OÍDO)
El vómito freudiano.
MIGUEL.-
Cinco minutos y después Listerine.
Otro vómito.
MIGUEL.-
Ahí va. Coño de la madre, ahí va.
MIGUEL.-
Uno más.
MIGUEL.-
Dos tapitas de Listerine.
59
37 SEC.EXT.-CALLE CERCANA A LA CASONA-FACHA
EDIFICIO DE ISBELIA-NOCHE.
SUBJETIVA DE LUISANA
60
Se escuchan sucesivas músicas y voces de locutores en rápi-
da sucesión, Luisana mira hacia atrás
40 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-DORMITO-
RIO-NOCHE.
61
BEATRIZ.-
Entonces yo le digo a la telefonista que
me pase la llamada, porque él se estaba
desayunando con los niños. Yo, creyen-
do que lo estaban llamando del Estado
Mayor...
VOZ DE BEATRIZ.-
Atiendo y me sale una tipa con voz tras-
nochada.
¿Está Rafael?
VOZ DE ÁNGELA.-
Coñodesumadre.
VOZ DE BEATRIZ.-
Yo, al principio, como ella dice, Rafael,
creía que era la hermana, Sonia.. Y le
digo, epa Sonia, ¿cómo estás?
62
46 SEC.EXT.-CASA DE ANÍBAL-JARDÍN-NOCHE.
Rostro de Beatriz.
Idéntica posición de Aníbal y Ángela.
BEATRIZ.-
No, no, yo no soy Sonia, me contesta la
hija de puta. Yo lo que quiero es hablar
con Rafael. ¿Y quién eres tú? le pregunto
yo. Y la tipa me dice....
ÁNGELA.-
Oye esa vaina.
VOZ DE BEATRIZ.-
Mira, Beatriz, me dice así por mi nombre,
mira Beatriz, yo trabajo en Miraflores en
no se qué mierda y para hacerte el cuen-
to breve, yo estoy con tu marido y estoy
harta de que tu marido no te diga las co-
sas como son y de que tú lo tengas chan-
tajeado con los niños.
63
48 SEC.INT.-SALA COMEDOR-RESIDENCIA-CÓNSUL DE
MEXICO-NOCHE.
LUISA.- (AFECTUOSA)
Hijo, pero ¿Por qué no te pusiste la ca-
misa?
Freddy toma sopa mecánicamente.
49 SEC.EXT.-CASA DE ANÍBAL-JARDÍN-NOCHE.
ÁNGELA.-
Chantajeado, le dijo, ¿tú estás oyendo
Aníbal? Porque para esa hija de puta dos
hijos es un chantaje, o sea que tenerle dos
hijos a un hombre es un chantaje. ¿Tú has
visto esa vaina?
Y en ese preciso momento, con la pregunta de Ángela y con
la palabra “vaina” sucede lo impensable. Un mortero estalla
en el jardín a poca distancia de donde se encuentran Bea-
triz, Ángela y Aníbal. La explosión ensordecedora levanta
un tierrero y pulveriza un trozo de construcción que cae en
los alrededores.
64
50 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-SALA-NOCHE.
51 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-BAÑO-NOCHE.
JOSÉ MANUEL.-
Estallló una vaina ¿No oístes?
BETZAIDA.-
¿No, dónde?
53 SEC.EXT.-UNA CALLE-NOCHE.
GERTRUDIS.-
¿Será fiesta?
65
54 SEC.INT-SALA COMEDOR-RESIDENCIA CONSUL DE
MEXICO-NOCHE.
CÓNSUL.-
Agáchate Freddy, tírate al piso, que te
van a matar.
Freddy sin hacer caso, se aproxima a la ventana. Mira a tra-
vés de ella.
GPG de Caracas, sobre este plano se escuchan las explosio-
nes de morteros y bazuka, que dan comienzo a la acción del
golpe. Los resplandores se observan en la lejanía.
55 SEC.EXT.-CASA DE ANÍBAL-JARDÍN-NOCHE.
ANÍBAL-
Verga ¿qué es? ¿qué pasó?
Beatriz reacciona a un instinto.
66
BEATRIZ.- (UN GRITO ANGUSTIADO)
¡Los niños!
Ángela trata de incorporarse.
ÁNGELA.- (DESESPERADA)
¿Y qué fue?
ANÍBAL.-
¡Coño! ¡Las bombonas!
Beatriz corre hacia la casa en busca de sus hijos. Aníbal la
mira.
ANÍBAL.-
¡Beatriz!
Plano de Beatriz que corre.
CÁNDIDA.-(GRITA)
¡Aníbal!
MARGARITA.-(GRITA)
¿Qué pasó?
Plano de Aníbal.
67
ANÍBAL.-
¡Verga, es plomo! ¡Mamá, ¿adónde va?
Cándida responde azorada y sin tener idea de lo que hace.
CÁNDIDA.-
Gua, pa la calle.
Aníbal corre hacia ella.
ANÍBAL.-
¡Mamá, métase! ¡Métase, mamá!
Se vuelve hacia Ángela que parece un muñeco atarantado por
la explosión y ahora por el nutrido fuego de ametralladoras.
La voz de Farías ruge desde la calle.
VOZ DE FARÍAS.-
¡Por la patria!
ANÍBAL.-
¡Ángela, pa la casa!
Ángela corre maltrecha hacia la casa. Aníbal la sigue.
MARGARITA.-
¡Pero eso fue aquí!
Aníbal grita desesperado y sin parar la carrera.
ANÍBAL.-(A MARGARITA)
Están echando plomo.... ¡Métanse! ¡Mé-
tanse!
Cándida, Margarita, Ángela y Aníbal entran en la casa.
68
Resplandores y explosiones iluminan el entorno.
Fuego nutrido.
FARÍAS.-
¡Guardias de Honor! ¡Se alzaron las
Fuerzas Armadas!
¡Llamen a los cuarteles! ¡Pidan instruc-
ciones! ¡No disparen!
¡Somos lo mismo! ¡Únanse a nosotros!
Pero la respuesta es fuego graneado.
Del edificio cercano parte otro “bazukazo” que estalla frente
al portón de la residencia presidencial.
La cámara se aproxima al Volkswagen estacionado frente
al edificio de Isbelia a unos cien metros de la casa de Aníbal.
69
En el edificio de Isbelia y en las casas cercanas, se encienden
luces de habitaciones y salas. Con las luces, escuchamos gri-
tos diversos.
GRITOS.-
¿Qué pasa?
¡Cuidado!
¡Pa adentro!
¡No disparen!
Son decenas de personas, que lentamente han comenzado a
asomarse a los balcones y ventanas de sus respectivas vivien-
das. Distinguimos sus siluetas en la oscuridad de la noche.
La cámara se aproxima al edificio de Isbelia, destacando el
balcón por el que vimos asomado a Miguel.
58 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-SALA-NOCHE.
ISBELIA.-
¿Qué pasa?
MIGUEL.- (GRITA)
¡Plomo! ¡Al piso!
Detonaciones cercanas deshacen los vidrios del balcón.
Isbelia se lanza al piso, quedando junto a Miguel.
70
ISBELIA.-
¿Plomo de dónde?
MIGUEL.-
De todos lados.
ISBELIA.- (PÁNICO)
Vamos al estudio. Es mejor
Gateando, arrastrándose, Isbelia y Miguel se desplazan ha-
cia el estudio, hasta alcanzar la entrada.
59 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-ESTUDIO-NO-
CHE.
ISBELIA.- (DESCONCERTADA)
¿Y esa vaina?
MIGUEL.-
Tiene que ser en La Casona.
ISBELIA.-
Coño, Miguel.
En el rostro de Miguel hay confusión y pánico. Por un mo-
mento, mira sin ver, las imágenes del monitor, pero ahora es
como si leyéramos en su rostro que acaba de recordar a la
abandonada Luisana.
MIGUEL.-
Aguanta aquí.
71
ISBELIA.- (SORPRENDIDA)
¿Adónde vas?
MIGUEL.-
No te muevas.
ISBELIA.- (ALARMA)
¿Pero adónde vas?
Ráfagas y explosiones estremecen el estudio. Un cenicero
de cristal cae al suelo.
MIGUEL.- (CONFUNDIDO)
Dejé...
ISBELIA.-
¿Qué?
MIGUEL.-
Unos amigos.
ISBELIA.-
¿Donde?
MIGUEL.-
Abajo.
ISBELIA.-
¿Abajo, dónde?
72
MIGUEL.-
Abajo, en la calle...
Arrecian disparos y explosiones.
Rostro de Isbelia. Intuición.
ISBELIA.-
¿Unos amigos o ella?
Miguel amarga el rostro y decide agresivo.
MIGUEL.-
¡Coño, chica ella! ¡Me está esperando
abajo! ¿No ves que me estoy yendo pa la
mierda?
Isbelia concentra sus palabras
ISBELIA.-
Tú si eres rata, Miguel.
MIGUEL.-
Ya vengo.
ISBELIA.-
¿Quéee? ¿La vas a subir?
MIGUEL.-
¡Voy a ver como está, coño...! ¡Me asomo
y veo!
ISBELIA.-
¡Miguel!
73
MIGUEL.-
Ya vengo.
60 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-SALA-NOCHE.
74
63 SEC.INT-CASA DE ANÍBAL-SALA-NOCHE.
CÁNDIDA.-
Ya te dije que no hay.
Y de pronto, el patrón del canal 8 y una voz.
ANÍBAL.-
Cállese, mamá.
Silencio.
Se escucha un fragmento de audio del manifiesto MBR200,
mientras recorremos los rostros de los personajes.
Aníbal mira a Ángela.
Rostro de Margarita junto a Cándida.
MARGARITA.-
Si es que yo escuché al señor que habló en
la calle por micrófono.
ÁNGELA.-
¿Pero de quién?
75
ANÍBAL.-
¿De quién más, chica? Del Ejército.
MARGARITA.-
Si es lo que yo más o menos alcancé a oír...
CÁNDIDA.-
¡Cállense, déjenme oír!
Continúan escuchando la lectura del manifiesto.
Pausa.
Tensión en los rostros.
Concluye.
Himno Nacional.
Proveniente de la calle se escucha la voz de Farías a través
del altoparlante.
VOZ DE FARÍAS.-
¡Soldados de la Guardia de Honor!
FARÍAS.-
¡Este es el último aviso! ¡Todas las
Fuerzas Armadas están en el operativo!
¡Llamen a los cuarteles! ¡No disparen
contra hermanos en armas! ¡El enemigo
es la corrupción, no nosotros! ¡Muera Pé-
rez! ¡Muera la corrupción!
76
Los balazos son de nuevo, la única respuesta.
Plano de la casa del Cónsul de México contigua a la de Aníbal.
Del muro que da a la calle, parece brotar la bandera de Méxi-
co, instalada por unas manos que no identificamos.
Sobre la bandera de México hay una cartulina donde leemos
con letras de grueso marcador. “Somos Mexicanos”.
La cámara recorre un trecho de la calle de Aníbal y se apro-
xima a la calle del edificio de Isbelia.
Márquez, conduce un pelotón que se abre paso, disparando.
Plano de casas con luces encendidas.
Provenientes de estas viviendas se escuchan gritos.
GRITOS.-
¡No disparen!
¡Hay niños!
¡Muera Pérez!
¡Auxilio!
De una casa en sombras se escucha el Himno Nacional.
Proveniente de una casa en sombras se termina de oír el
Himno Nacional.
65 SEC.EXT.-AVENIDA-NOCHE.
77
ANA DOLORES.-
Pendiente de un taxi, Gertrudis.
GERTRUDIS.-
Pendientísima.
MÉNDEZ.-
Yo siento que me voy...porque esto es un
sudor feo... Esto si es berraco, coño...
Y de pronto, un taxi destartalado, se aproxima en la avenida.
GERTRUDIS.-
¡Ahí está uno!
Y sin pensarlo se lanza a la calle, decidida a interceptar el
vehículo.
GERTRUDIS.-
¡Señor!
ANA DOLORES.-
¡Pare, taxi!
Antonio, gallego de sesenta años, conduce el cacharro como
quien ha decidido concluir una larga jomada.
A través del parabrisas observa a Gertrudis, heroína en la
avenida, haciéndole señas para que se detenga.
Antonio frena a escasa distancia de Gertrudis y se asoma por
la ventanilla.
ANTONIO.-
Que no voy ya, hombre.
78
Gertrudis no se mueve y decide enfrentar a Antonio
GERTRUDIS.-
¡Cómo que qué, señor, si es una emergencia!
ANTONIO.-
Que no voy, coño, se ha dicho.
Gertrudis, fiera, grita a Ana Dolores, a tiempo que permane-
ce frente al taxi.
GERTRUDIS.-
¡Entre Ana Dolores con Luis Alberto! (Y
A ANTONIO) Y me matas porque me vas
a tener que pisar!
Ana Dolores y Luis Alberto se aproximan con la prisa del
caso al taxi.
Ana Dolores abre la puerta.
ANA DOLORES.-
Es una emergencia, señor porque mi es-
poso tiene un ataque... Es aquí mismo a la
clínica Santiago de...
ANTONIO.- (TESTARUDO)
¡Recoño, yo monto en mi propiedad a
quien quiera!
Gertrudis obstaculiza aún el paso del taxi.
GERTRUDIS.-
¡Pero es que nos montas a nosotros por-
que si...!
79
ANA DOLORES.-
¡Diosito, señor, háganos la caridad....!
Que venimos caminando con un enfermo!
Méndez consigue entrar en el vehículo.
MÉNDEZ.-
Vea, hermano, me estoy muriendo...Es
una peritonitis ¡Tenga la caridad, que le
pagamos lo que sea!
Consigue entrar Ana Dolores y Gertrudis aborda el taxi, por
la puerta contraria.
Antonio se empecina.
ANTONIO.- (IMPLACABLE)
A ver si no me muevo... A ver quién me
hace mover...
GERTRUDIS.-
¡Es que nos vas a llevar a como sea, por-
que si no te denuncio! Así que empieza a
moverte.
Mientras los personajes discuten se escucha la radio que in-
forma sobre los primeros incidentes del golpe, pero con la
agitación de la discusión, ellos no se dan cuenta.
Ana Dolores exhibe su cartera.
ANA DOLORES.-
Aquí hay tres mil bolívares señor, de una
vez con confianza....Es hasta la Santiago
de León y ya vamos para una hora, cami-
nando, por la caridad del cielo...
80
ANTONIO.- (DÁNDOSE UN PUNTO)
¡Es que si se me pide, se me pide...! Por-
que yo de taxista no trabajo por hambre.
Eso, primordial. Y denuncias, me cago en
ellas, señora, porque salí desde las tres y
le puede decir a cualquier policía lo que
quiera usted decirle a cualquier policía.
ANTONIO.-
Hablando, si será otra cosa...hablando, se
entiende uno, hablando se habla...
Ana Dolores abre la cartera, saca tres mil bolívares en tres
billetes y los aproxima a Antonio.
ANA DOLORES.-
Aquí tiene señor y vámonos.
Antonio ignora los billetes.
ANTONIO.-
Clínica Santiago de León. Eso, tomamos
por la autopista vía Chacao, hasta La Li-
bertador.
MÉNDEZ.-
¡Pero ya!
Antonio acciona la palanca de velocidades y pone en marcha
el taxi.
81
ANTONIO.-
Peritonitis tiene lo suyo. (HOSCO) Pero a
ver si en la próxima hay más educación,
¿eh? porque ese es el problema, que no
hay educación y todo el mundo quiere ha-
cer lo que quiere, todo el mundo tira para
su lado, y así un país se tiene que hundir
que es lo que está pasando acá.
Con las últimas líneas del parlamento anterior, plano del
taxi, que se aleja por la avenida. Entra en el cuadro un con-
voy militar, que avanza en sentido contrario.
Desde el convoy un soldado insurgente transmite informa-
ción sobre las acciones que están llevando a cabo.
SOLDADO.-
Aquí Amanecer cinco reportando. Nos
dirigimos a reforzar los compañeros que
están tomando la Base Aérea La Carlota.
Cambio
VOZ TRANSMISOR.-
Copiado, Amanecer cinco. Cambio y Fuera.
El convoy sale de cuadro. Avenida solitaria, a lo lejos se oyen
disparos y estallidos.
82
La puerta se abre y Ángela entra en la habitación. Viene
demudada.
BEATRIZ.-
¿Qué pasa?
Angela no contesta y mira a su hija con expresión de terror.
Beatriz sostiene la mirada como pidiendo una explicación.
Ángela observa a los niños. No quiere hablar en presencia
de ellos, pero lleva sus dos manos palmas abajo a la altura
del estómago y las desplaza hacia los lados como indicando,
esto se jodió.
ÁNGELA. -
La... televisión.
Y luego lleva rapidísimo el índice derecho al cuello en señal
de cuchillo.
Beatriz, nerviosa, mira a sus hijos.
BEATRIZ.-
Se quedan aquí, María Eugenia y Ernes-
to. Ya vengo.
Se escucha una explosión.
Beatriz corre al cuarto donde están sus hijos.
ÁNGELA.-
¡Beatriz!
Ángela permanece sola, confusa, como acorralada en lo que
ahora le parece el lugar más inseguro de toda su vida.
BEATRIZ.- (LLAMA)
¡Aníbal!
83
Corre escaleras abajo.
MARGARITA.-
¿Abuela? Soy yo. (BREVE PAUSA) No,
no… estoy bien. ¿Y allá? (BREVE PAUSA)
Militares, si y están tomando la Casona...
(BREVE PAUSA) Bueno, usted sabe, plo-
mo, pero aquí es seguro. No se angustie.
Yo la llamo, cualquier cosa. Vigíleme la
casita, ¿fueron los albañiles? (BREVE
PAUSA) Desgraciados, pero si les mandé
la plata con Mayra. (FURIA SORDA) Oja-
lá, carajo, que estos triunfen pa vé si esta
mierda se arregla...Ponga la radio, abuela
y ligue la vaina.
SOLDADO.-
Aquí amanecer cinco, reportando.
VOZ TRASMISOR.-
Aquí amanecer siete copiando, adelante.
84
SOLDADO.-
El Comandante Arias Cárdenas, ha to-
mado las instalaciones petroleras de Ca-
bimas, Ciudad Ojeda y Lagunillas. La
Primera División de la Infantería y Guar-
nición Militar del Estado Zulia. Triunfa-
mos en el Zulia. Cambio.
VOZ TRANSMISOR.-
Copiado, Cambio y fuera
70 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-SALA-NOCHE.
ANÍBAL.- (AGITADO)
Maracaibo.
ANGELA.-
¿Qué?
ANÍBAL.-
Tomada. Lo acaban de decir. Tomada de
bola.
ÁNGELA.-
Ah, carajo
CÁNDIDA.-
Y que van a bombardear, pero que los ci-
viles no se tienen que preocupar...
85
En ese preciso momento, la puerta de vidrio que cierra la
sala y a través de la cual puede verse un lateral del amplio
jardín, estalla en pedazos tras una detonación.
ANÍBAL.- (GRITA)
¡Al suelo, mamaíta, que están bombar-
deando es lo que es...!
Cándida se inclina y se tumba al piso, junto a Ángela y Aníbal.
ÁNGELA.-
¡Beatriz!
Se activa el celular de Aníbal, depositado en una butaca, en-
cima de su chaqueta. El celular repica.
ANÍBAL.-
¿Si?
86
A su lado hay dos pesadas maletas, y Alberto Cárdenas, su
chofer, recoge una con la intención de colocarla en la caja de
un automóvil cercano. (BMW, convertible, descapotado).
VERGARA.-
Soy yo, Aníbal.
72 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-SALA-NOCHE.
ANÍBAL. -
¿Quién coño es yo?
73 SEC.EXT.-AEROPUERTO-SALIDA-NOCHE.
VERGARA.-
Tu yerno. Disculpa la hora. Dile a Bea-
triz que me espere, que voy saliendo para
allá. Dile que mantenga a los niños vesti-
dos porque van a dormir en mi casa y dile
que la familia es la base de la sociedad.
74 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-SALA-NOCHE.
ANÍBAL.-
¿Qué coño está pasando, Rafael? ¡Aquí
hay una plo...!
87
Simultáneamente un fogonazo aterrador que parece prove-
nir del jardín. El resplandor ilumina durante fracciones de
segundo, la figura de Freddy. Ángela lo mira sorprendida.
75 SEC.EXT.-AEROPUERTO-SALIDA-NOCHE.
VERGARA.-
Yo no sé lo que te ha contado Beatriz,
pero no es posible Aníbal, que yo me ten-
ga que responsabilizar porque una loca
llame por teléfono y pregunte por mí.
Entonces....
76 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-SALA-NOCHE.
ÁNGELA.- (SIMULTÁNEAMENTE)
¿Qué dice?
CÁNDIDA.-
¿Quién es, mi amor?
88
ÁNGELA.-
Rafael.
Rostro de Aníbal.
77 SEC.EXT.-INT-AEROPUERTO-SALIDA-AUTOMÓVIL
DE VERGARA-NOCHE.
VERGARA.- (PREOCUPADO)
¿Quién se dio un golpe?
78 SEC.INT-CASA DE ANÍBAL-SALA-NOCHE.
Aníbal, desesperado.
ANÍBAL.-
No, nadie se dio un golpe.
ÁNGELA.-
¡Dile que venga, Aníbal!
89
Aníbal hace caso omiso de la angustia de Ángela.
ANÍBAL.-
¡Que hay un golpe es lo que estoy di-
ciendo! ¡Que están disparando contra La
Casona! !Que hay una plomazón arrechí-
sima! ¡Que se alzaron unos carajos y to-
maron Maracaibo y hablaron por la tele-
visión! ¿Qué sabes tú?, ¿Dónde estás tú?
79 SEC.EXT.-INT.-AEROPUERTO-AUTOMOVIL DE VER-
GARA.
VERGARA
¿Quién dijo eso?
80 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-SALA-NOCHE.
ANÍBAL.-
¿Cómo que quién dijo eso?
ANÍBAL.-
¡Lo estoy oyendo, guevón! ¡Lo estoy
viendo en la televisión, lo tengo al lado!
90
¡Aquí estamos tirados en el piso! ¡Escucha
la plomazón! (levanta el celular para que
Vergara escuche las detonaciones).
Pausa. Vergara no contesta.
Aníbal insiste desesperado.
ANÍBAL.-
¡Rafael....! ¡Rafael!
Y por fin llega la voz.
ANÍBAL.- (ABRUMADO)
¿Tú eres guevón? ¿Qué coño nos vamos a
mover?
81 SEC.EXT.-INT.-CARRETERA-SALIDA AEROPUERTO.
AUTOMÓVIL DE VERGARA-NOCHE.
VERGARA.-
No salgan de la casa. Lleva a los niños a
la cocina que es más seguro. Yo averiguo.
Voy para allá.
Vergara cierra la comunicación y comienza a sentirse ano-
nadado.
Alberto, el chofer, lo mira de reojo.
VERGARA.-
Y que un golpe, dice...que le están echan-
do plomo a La Casona.
91
ALBERTO.-
No, si yo en el Aeropuerto venía notando
una corredera.
La idea se define en el rostro de Vergara.
VERGARA.-
¡Devuélvete! ¡Ya! ¡Sube el techo!
El automóvil de Vergara frena bruscamente y con rápida ma-
niobra se dirige de nuevo a las instalaciones del aeropuerto
internacional, mientras el techo del carro sube lentamente.
Vergara enciende la radio, donde un locutor oficial informa.
92
VOZ LOCUTOR OFICIAL.-
Como simple medida de precaución, se
recomienda a los ciudadanos permanecer
en sus hogares y aguardar un nuevo co-
municado.
Luisana asiente y traga grueso.
SE ESCUCHA MÚSICA
ISBELIA.-
Lo que sea, llámame... (BREVE PAUSA)
De acuerdo. No, no me muevo. Cuídense.
Miguel termina de arrastrarse
Isbelia cierra la comunicación
Miguel, desde el suelo la mira avergonzado, pero al mismo
tiempo ávido de saber.
MIGUEL.-
¿Quién era?
ISBELIA.-
Prensa. Acaban de dar un golpe.
Se miran.
93
Miguel parece calcular la magnitud del asunto.
MIGUEL.-
¿Quién?
Miguel se incorpora.
ISBELIA.-
Comenzó a media noche.
Miguel se sienta en el sofá y es la viva imagen de la impotencia.
MIGUEL.-
¿Pero qué? ¿Gorilas? ¿Tipo panameño?
¿Tipo qué?
ISBELIA.-
No saben
Miguel trata de encontrarse.
MIGUEL.- (VACÍO)
Coño.
ISBELIA.-
Hace días lo hablamos, ¿no?...Que había
rumores...
Miguel asiente tensísimo.
ISBELIA.-
Pero como lo hablamos todo.
94
ISBELIA.-
Por encima. Igual que esos muertos,
igual que los que se están matando ahora.
Como si no pasara.
MIGUEL.- (HOSCO)
¿Qué? ¿Le vamos a dar a una metafísica?
ISBELIA.-
Por mí te puedes ir a la mierda.
MIGUEL.-
Eso es lo que estoy tratando.
Se incorpora. Se pasea nervioso, intentando acercarse a la
ventana… Se detiene.
MIGUEL.-
¿Tiene que ser así? ¿No es posible con-
versarlo? ¿No es posible una vaina ra-
cional? ¿Tú crees que estoy bien, que la
estoy pasando del carajo, que te quiero
insultar, agredir o alguna mierda?
Isbelia se pone de pie.
MIGUEL.-
¡Coño! ¡Yo que sé!
Una nueva explosión estalla en la azotea del edificio y hace
crujir la sala. Penetra una nube de polvo en el recinto.
95
Fuera de sí, Isbelia se aproxima enérgica, al balcón.
ISBELIA.- (GRITA)
¡Ya, coño, ya! ¡Paren eso! ¡Ya! ¡Paren!
¡Paren!
Miguel corre hacia ella. La toma de un brazo obligándola a
retirarse de la ventana.
MIGUEL.-
¡Deja los gritos!
Isbelia quiere soltarse y continúa gritando sin parar.
ISBELIA.-
¡No sigan más! ¡Paren! ¡Paren!
Urgido de protección, Miguel la hace entrar en el dormitorio.
84 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ISBELIA-DORMITO-
RIO-NOCHE.
96
MIGUEL.- (INTENTANDO CALMARLA)
¡Ya, Isbelia, ya!
Isbelia se abraza a Miguel aterrorizada, como haciéndose
mínima.
MIGUEL.-
Será que hay alguien en el techo...
Isbelia tiembla. Transcurre una pausa.
El rostro de Isbelia adquiere otra expresión.
ISBELIA.- (BALBUCEA)
Estoy jodida, ¿sabes? Estoy jodida...Te-
nía que pasar esta vaina... ¿Cuándo fallé,
chico? ¿Qué hice?
Una explosión cercana ilumina el dormitorio. Se escucha el
estruendo, y un espejo cae al piso.
Isbelia y Miguel se tienden en la cama, estrechándose, pro-
tegiéndose.
Los disparos aumentan.
ISBELIA.- (TERROR)
¡Coño, Miguel! ¡Se acabó...!
MIGUEL.-
Cállate.
ISBELIA.-
No es que te vas a separar, guevón, es
que se acabó....Aquí nos van a encontrar
muertos... ¡Aquí se terminó!
97
Miguel la abraza.
MIGUEL.-
¡Ya, Isbelia! ¡Ya!
ISBELIA.-
Aquí se...
Se besan de tanto susto y en el impulso hay un largo hábito.
Por la ventana del cuarto continúan entrando nubes de pol-
vo, producto de la explosión.
ISBELIA.-
Se está cayendo esta mierda...
Gritos en la calle, sobre los rostros de Miguel e Isbelia.
VECINOS.-
¡No disparen más!
¡Auxilio!
¡Que nos saquen!
Se despierta el llanto de un bebé.
ISBELIA.-
¡Qué bolas tienes tu, chico!
98
Miguel introduce la mano bajo la bata de Isbelia y la acaricia
apasionadamente.
86 SEC.INT.-AEROPUERTO INTERNACIONAL-ENTRADA
SALÓN PROTOCOLO.
VERGARA.-
¿El Coronel Padrón?
99
87 SEC.INT.-AEROPUERTO INTERNACIONAL-SALÓN PRO-
TOCOLO-LAVABO-NOCHE.
VERGARA.-
¿Padrón?
La respuesta es un sonoro pedo que parece explotar en uno
de los water close.
VOZ DE PADRÓN.-
¿Quién es?
VERGARA.-
Padrón. Es Vergara Bolaños. ¿Te falta
mucho?
Plano del water close. Pueden verse las piernas de Padrón
sentado en el retrete.
VOZ DE PADRON.-
Échate una aguantadita.
Nuevo pedo.
Rostro de Vergara que siente un bochorno y lamenta encon-
trarse allí.
100
88 SEC.EXT.-ALREDEDORES DE LA CASONA-NOCHE.
SOLDADO.-
¡Mataste a un compañero! ¡Traidor!
¡Hijo de puta! ¡Estamos luchando contra
la corrupción! ¡No joda!
En PP continúa disparando enardecido.
MÚSICA.
BETZAIDA.-
Es que es distinto, ¿Verdad? Aquí es distinto.
101
José Manuel medita un instante.
JOSÉ MANUEL.-
Es distinto.
BETZAIDA.-
Aquí uno tiene un trato con las piedras.
Hay días en que las piedras te aman, hay
días en que te agreden.
JOSÉ MANUEL.-
Betzaida, yo prefiero el Macuto Shera-
ton, que las piedritas te quieren siempre.
BETZAIDA.-
Porque no sabes vivir.
JOSÉ MANUEL.-
Debe ser.
BETZAIDA.-
Porque te calas esa alienación. Pero aquí
tiraban tranquilos, Guaicaipuro y Para-
maconi, a la luz de la luna y libres. Mira
esa luna... Mira esa luna...
Plano de la luna inmensa, reluciente y las dos figuras a con-
traluz sobre el fondo de la luna.
BETZAIDA.-
Y este riíto siempre ha estado aquí. Es lo
único que siempre ha estado, la montaña,
los árboles.
102
JOSÉ MANUEL.-
Y la culebra que jode.
BETZAIDA.-
No, chico, ¡qué culebra!
Betzaida sale desnuda del sleeping bag y se despereza ante
la luna.
JOSÉ MANUEL.- (FASTIDIADO)
Mami, ¿No nos vamos a quedar aquí, verdad?
BETZAIDA.-
Un rato, chico.
JOSÉ MANUEL.-
No te vayas a empatar en esa, Betzaida.
Yo mañana tengo comisión de presupues-
to cultural.
BETZAIDA.- (OFENDIDA)
Vámonos, pues. Ya está.
JOSÉ MANUEL.-
¿Cuál es la ruta?
BETZAIDA.-
Derecho.
José Manuel toma la pistola. Betzaida observa la acción.
Betzaida termina de vestirse.
A lo lejos se escuchan detonaciones sobre un movimiento de
cámara que se eleva por encima del riachuelo hasta desapa-
recer los personajes.
103
Dejamos de ver a Betzaida y José Manuel y observamos el
cielo y el resplandor de la ciudad.
BETZAIDA.- (OFF)
Será que celebran. ¿Qué hora es?
BETZAIDA.-
Coño, estoy mareada.
JOSÉ MANUEL.-
Si es que no hemos comido...
Y de pronto una explosión en la ladera cercana. Tras ella se
levanta una bola de fuego.
BETZAIDA.- (ALARMADA)
¡Coño, José Manuel!
Plano de José Manuel y Betzaida de espaldas a cámara y ob-
servando la explosión.
90 SEC.INT.-AEROPUERTO-PROTOCOLO-BAÑO-NOCHE.
VERGARA.-
¿Entonces?
104
PADRÓN.- (DESDE EL WATER CLOSE)
Me jodió un pato laqueado.
Vergara espanta un mal olor.
VERGARA.-
¿Quiénes están en esto?
Plano de los pies de Padrón en el cubículo del water close.
PADRÓN.-
Básicamente la Fuerza Aérea. Se alzaron
en Palo Negro, tomaron las guarniciones,
el peo se complicó en San Juan de los Mo-
rros y en Maracaibo. Ahora hay plomo en
Miraflores.
VERGARA.-
¿Y desde cuándo?
PADRÓN.-
Se empezó a saber cómo a las diez y media.
Otro pedo a cargo de Padrón.
VERGARA.-
Arrecho ese cólico, Padrón.
PADRÓN.- (RESIGNADO)
No joda.
VERGARA.-
Yo vengo llegando de Miami que estaba
con mi señora y los carajitos. Llamo a la
105
casa de mi suegro que es cerquita de La
Casona y me dice que eso es una ploma-
zón arrechísima. ¿Quién se alzó?
PADRÓN.-
La vaina es a nivel de mayores y tenien-
tes coroneles. Uno, de apellido Arias,
tomó Maracaibo. ¿Tú lo conoces?
VERGARA.-
Ni idea. ¿Y el Presidente?
PADRÓN.-
Llegó de México hace una hora y el Mi-
nistro se fue con él.
VERGARA.-(TANTEANDO)
¿Quién controla la situación?
PADRÓN.-
Nadie sabe.
VERGARA.-
¿Y tú con quién estás?
106
Plano de los pies de Vergara en el water close. No vemos
ahora a Vergara.
PADRÓN.-
La orden del Ministro es que nos congre-
guemos en su despacho. Cago y nos va-
mos, Vergara. Yo tengo el carro afuera.
Plano general del lavabo. Al fondo la puerta se cierra delica-
damente.
Vergara se ha ido. Breve pausa.
PADRÓN.- (LLAMA)
¡Vergara! (BREVE PAUSA) ¿Vergara, es-
tás ahí?
Permanece unos segundos la imagen del lavabo sin Vergara.
91 SEC.EXT.-AVENIDA LIBERTADOR-NOCHE.
ANTONIO.-
Pero hombre, señora acaso es culpa mía,
que no le hayan aceptado al esposo en la
Clínica porque el gilipollas del vigilante
se emperró en no dejamos entrar. ¡La
puta que lo parió!
107
Se escuchan disparos.
GERTUDIS.-
¿Y esos tiros, qué pasa?
ANTONIO.-
¿Qué va a pasar, señora? No pasa nada.
Pasa lo de siempre. ¿O es que se cree us-
ted que trabajar de noche es fresco? Ya
le contaría yo los muertos que he visto.
¡Joder! Igual un cerro que el Country....
¡Si es que esto anda mal! ¡Esto no es lo
mismo!
En un recodo de la avenida, observamos un jeep militar, que
muestra múltiples impactos en su carrocería, el conductor
yace acribillado sobre el volante. Al fondo del encuadre se
desplaza el taxi de Antonio cuyos ocupantes no notan la pre-
sencia del vehículo militar.
ANTONIO.-
¡Yo porque eche raíces y me casé con una
nacional, que si no, ya me habría ido como
se han ido tantos! Porque ¿Así quién se
queda?.
Al final del parlamento de Antonio, plano de Méndez que
mira los faroles de la Avenida Libertador en rápida sucesión.
Méndez parece aislarse en esa visión.
SUBJETIVA DE MENDEZ.
108
VOZ DE ANTONIO.- (SIN INTERRUPCIÓN
Y DE CORRIDO CON LO QUE VIENE DI-
CIENDO)
¡Yo sé lo que era vivir en 1954, con todo y
dictadura! Que salía usted a la calle a las
dos de la mañana y como en el Monasterio
de Burgos, todo el mundo en lo suyo y las
casas sin “Multilock”. Porque aquí se ha-
bla de los militares, como se habló en Es-
paña y como se ha hablado en todas par-
tes sin decir lo cierto. No porque yo tire a
lo militar, vamos...
Mientras Antonio sigue hablando en off, vemos en primer
plano a unos soldados que violentamente sacan a un grupo
de civiles de un edificio y los hacen subir a un camión militar.
Al fondo se sigue desplazando el taxi.
Rostro verdoso de Méndez
SUBJETIVA DE MÉNDEZ.
109
¿No costaba tres cincuenta, un kilo de ca-
lamares?
Rostro de Méndez y mínimos gemidos.
A través de la ventanilla, Méndez observa un comando de
soldados que recorren la calle dispuestos al combate.
GERTRUDIS.-
¿Cómo que sí, verdad?
110
es democracia? Democracia, Francia...
Democracia, Inglaterra, democracia los
suizos y no le digo España... Porque es lo
que se llama idiosincrasia, culturalmente
hablando, es decir, que somos jodidos de
naturaleza, que tiramos cada cual para
nuestro lado y así quien vive... Aquí es
de llorar la política, ¿Eh? ¡Leche! Aquí,
no hay derecho para hacer lo que se ha
hecho...
El taxi se aleja y repentinamente pierde velocidad estreme-
ciéndose hasta detenerse en mitad de la avenida.
VOZ DE ANTONIO.-
Me cago en la rolinera.... A ver si se ha
parado esto....
Sin que Antonio lo note una tanqueta avanza silenciosa por
el centro de la avenida. Vemos a Antonio salir del automóvil.
Y escuchamos su voz, lejana.
ANTONIO.-
¡Me cago en la...! Once mil seiscientos
bolívares pagué ayer... ¡Ya con razón lo
vengo sintiendo falloso desde las tres!
Me cago en la... ¡A ver si es la carbura-
ción... Joder, es que la gasolina la venden
con agua...!
Mientras Antonio continúa su perorata la tanqueta se va
aproximando cada vez más al taxi. Antonio se acerca al capó
y lo abre.
111
En ese momento Antonio nota la presencia del vehículo mili-
tar y se voltea sorprendido. Su figura rechoncha se observa
diminuta frente a la tanqueta.
92 SEC.EXT.-AEROPUERTO-SALIDA-NOCHE.
VERGARA.-
¡Arranca, guevón!
Alberto enciende el vehículo.
ALBERTO.- (SERENO)
¿Y qué es lo que...?
VERGARA.-
Dale. No preguntes. Se alzaron unos ca-
rajos y más nada. No sé más nada.
Alberto pone en marcha el vehículo
ALBERTO.-
¿Pa donde su suegro, entonces?
VERGARA.-
Mejor coge pa donde Anita y allí vemos.
112
El automóvil se aleja.
93 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-COCINA.
ÁNGELA.-
Aquí es donde uno tiene que tener una
parabólica, porque en CNN, tienen que
estar diciendo....
MARGARITA.-
A lo mejor el señor de al lado...
ANÍBAL.-
¿Quién?
ÁNGELA.-
Verdad, Aníbal... El que se mudó el mes
pasado.... El que tiene el Mercedes, el tie-
ne parabólica.
113
FARÍAS.-
¡Por Bolívar....! ¡Pa alante!
El soldado Benítez, sale de su escondite e intenta unirse al
grupo de Farías que se aleja después de la consigna, pero en
ese momento recibe un balazo en la pierna.
Benítez cae al suelo y se arrastra intentando llegar a la acera
en las inmediaciones de la casa de Aníbal.
Logra aproximarse al portón de la casa de Aníbal y allí mira
su herida.
La sangre brota copiosamente.
BENÍTEZ.- (LLAMA)
¡Capitán....! ¡Capitán!
Pero Farías y los soldados están lejos y no pueden oírlo.
114
Es Freddy, montado en una mata de mango en el jardín del
Cónsul. Freddy que sonríe, ameno y solidario.
La cámara se aproxima al hijo del Cónsul.
FREDDY-
Chipotles guevón y lo que necesites lla-
mas porque no va a haber comida, ni
agua. Llénate. Papá llamó a México. Los
gringos hasta el culo. Después se te in-
forma.
Freddy salta del árbol y desaparece.
Aníbal enrojece de bronca.
ANÍBAL.-
¡Maricón, coñoe...! (SE INTERRUMPE)
Ladridos furiosos provenientes de la casa del Cónsul de
México.
Rostro de Aníbal, impotente y resumiendo ira.
Piensa un momento en lo que ha decidido.
Los ladridos se hacen más furiosos.
Consigue una parrillera cercana, la lleva hasta el muro del otro
vecino y se encarama sobre ella. Asoma su cabeza hasta ob-
servar el jardín de Van Leuten, contiguo al jardín del Cónsul.
115
Aníbal observa las inmediaciones de la casa contigua. Apro-
ximación a una gigantesca antena parabólica en el techo.
Aníbal alza su voz, todo lo que aconseja la prudencia.
ANÍBAL.- (LLAMA)
¡Vecino!... (PAUSA) ¡Vecino!
No hay respuesta.
Aníbal agrega un silbidito.
ANÍBAL.-
¡Vecino!
Se escucha, proveniente de la calle, una explosión de granada.
Susto y tensión en Aníbal, quien de inmediato se encorajina.
ANÍBAL.-
¡Nojoda!
Aníbal termina de subirse al muro.
ANÍBAL.-
¡Vecino! ¡Buenas!
Avanza asustado por el pasilllo reluciente. Lo vemos en-
trar en la sala.
ANÍBAL.-
¡Buenas noches! ¡Soy el vecino de al...!
116
Nadie en la sala. De un sofisticado equipo de sonido brota
maravillosa la música de Vivaldi.
Aníbal mira a todas partes. Se siente atrapado y con la con-
ciencia de estar cometiendo un disparate irremediable.
Piensa en regresar; pero desecha la idea. Mira hacia lo alto
de una imponente escalera de mármol que conduce a un se-
gundo piso de habitaciones.
ANÍBAL.-
¡Buenas noches! ¡Vecino! ¡Disculpe el
atrevimiento, pero es que esto es una
emergencia...! ¡No se vaya a asustar! ¡Yo
soy su vecino de al lado… mucho gusto...!
Diciendo esta excusas alcanza la puerta del dormitorio,
abierta de par en par. Al hacerlo observa desde su ángulo.
117
Sentado en un confortable butacón está Van Leuten, un hom-
bre de cincuenta años, acicalado, vestido con bata y pijama
de seda. A su lado, en una mesilla, hay una botella de whisky,
una hielera repleta y un vaso con un trago impecable.
ANÍBAL.- (DESCONCERTADO)
Disculpe...
Aníbal mira bien.
Plano de Van Leuten. Un balazo le ha destrozado la mandíbula.
El cristal de la ventana, hecho añicos.
ANÍBAL.-
¡Verga!
Un escalofrío recorre a Aníbal.
Rostro de Van Leuten, muerto.
Aníbal tiembla.
Necesita salir, pero al escuchar detonaciones cercanas, se
arrepiente.
118
Mira el televisor. Torpe, tembloroso, decide.
Interrumpe el VHS y conecta la instalación de la parabólica.
Busca apresuradamente el canal 27. En la pantalla sale el
noticiero CNN, comentado por un narrador negro.
Aníbal mira la pantalla.
Sobre su rostro escuchamos, la voz del Narrador Negro de
CNN.
ANÍBAL.-
Yes.
Plano del Locutor Negro, en la pantalla.
Rostro de Aníbal.
NARRADOR NEGRO.-
Las primeras informaciones son muy
confusas
ANÍBAL.-
Okey.
En el televisor aparece un mapa de Venezuela.
119
VOZ NARRADOR NEGRO.-
...pero en todo caso, denotan que el gol-
pe de estado sucedido en ese país de
Suramérica ha tenido éxito y que el pre-
sidente Pérez ha sido depuesto, temién-
dose incluso que haya sido asesinado.
Rostro de Aníbal.
ANÍBAL.-
Okey.
ANÍBAL.-
Jodieron a Pérez.
Rostro de Van Leuten, mas cadáver que nunca.
VOZ NARRADOR.-
Según los insurrectos, el golpe militar se
produce al no poderse tolerar una situa-
ción de corrupción creciente que ha ca-
racterizado los últimos años de la política
venezolana.
120
Rostro de Aníbal.
Plano del televisor.
La imagen del Locutor Negro se interrumpe.
Comienzan mensajes publicitarios de CNN.
Pálido, Aníbal, desconecta la parabólica, conecta el VHS. En
la pantalla prosigue el film porno.
Aníbal mira las imágenes y después al muerto.
ANÍBAL.- (BALBUCEA)
Lo... Lo siento...
Una última mirada a las imágenes del televisor, mientras
elimina las huellas dactilares con un pañuelo que saca del
bolsillo de la camisa.
Aníbal sale.
Plano del rostro de Van Leuten y la herida en la cabeza.
Plano del televisor y el video pornográfico.
PP del monitor.
Imagen de un caraqueño que lleva un costillar sangrante du-
rante los sucesos del 27 de Febrero.
Tregua de disparos. Alguna que otra detonación aislada.
Isbelia viste ahora una bata y toma Nescafé como si la inti-
midad sucedida no hubiese dejado rastros.
Miguel se asoma en la puerta del estudio.
121
ISBELIA.-
¿Qué vas a hacer?
Miguel rehuye la mirada de Isbelia.
MIGUEL.-
Tengo que bajar.
Pausa.
ISBELIA.-
¿Te vas con ella?
MIGUEL.-
Isbelia....
ISBELIA.-
No, chico, tampoco es un chantaje...
MIGUEL.-
Yo... yo regreso... la... la llevo y...
ISBELIA.-
Aquí no la traes, ¿ah? Digo, por si acaso....
Miguel se congestiona de ira y da un puñetazo a la puerta.
ISBELIA.-
Y si te arrecha, lo lamento.
Miguel asiente.
MIGUEL.- (RENCOR)
No sirve Isbelia. La mierda es que no
sirve, que podrá caerse esta vaina y el
122
gobierno y vamos a seguir en lo mismo.
Yo vine a eso... Y ya te lo dije. Lo demás
es un polvito... Pero la relación es esta...
La verdad es esta.
Y sale del estudio.
Sobre el rostro de Isbelia, sonido de la puerta de entrada al
apartamento que se abre y se cierra con violencia.
123
FARÍAS.-
¿Qué estás haciendo allí?
LUISANA.- (INCONTENIBLE)
Que me agarró la cosa, señor. Yo estoy es-
perando al profesor Miguel Medina, que
se quedó arriba.
FARÍAS.- (ACTIVO)
Sal, chica...¿tu estás loca?
LUISANA.- (TARTAMUDEA)
¿Pero cómo no voy a estar, señor, si esto
ha sido plomo y plomo....?
FARÍAS.-
¿Dónde está él?
Luisana señala tímidamente el edificio de Isbelia.
FARÍAS.-
¡Salte ya!
LUISANA.-
¿Adónde?
FARÍAS.-
¡Sal de ahí, chica!
124
Aterrada, temblorosa, Luisana sale del automóvil.
Tras veloz carrera, entra con Farías en el oscuro vestíbulo
del edificio.
FARÍAS.-
Búscalo, porque esto se va a poner mal...
LUISANA.-
¿Más?
Farías aguarda una pausa. Asoma la cabeza. Abandona el
saliente dispuesto a marcharse.
FARÍAS.-
Sigo.
LUISANA.-
¿Adónde?
FARIAS.-
Métete, pa adentro....
Luisana se oculta.
Farías avanza hacia la salida.
Luisana da unos pasos, descubriéndose de nuevo.
125
LUISANA.-
¡Epa! ¿Usted de quién es?
Farías se vuelve.
FARÍAS.-
Métete.
FARIAS.-
Del Movimiento.
Se miran.
Luisana observa un brazalete negro con las siglas del MBR-
200 en el antebrazo de Farías.
Farías vuelve a la calle.
LUISANA.-
¡Oiga!
126
Se escuchan detonaciones que retumban en las escaleras.
Miguel continúa su carrera escaleras abajo.
La cámara lo sigue, dos pisos.
MIGUEL.-
¡Luisana!
Luisana permanece inmóvil, alelada.
LUISANA.-
Coñoetumadre.
Miguel la alcanza y regresa con ella hacia el comienzo de la
escalera.
MIGUEL.-
Tumbaron a Pérez.
Luisana no reacciona. Permanece con los ojos abiertos mi-
rando a Miguel.
MIGUEL.-
Hay que esperar...
LUISANA.-
¿Dónde?
127
MIGUEL.-
Aquí. ¿Dónde más?
Luisana mira a Miguel y es como si lo reconociera de nuevo.
Un llanto se apodera de ella.
LUISANA.-
¡Ay, Miguel!
Luisana se abraza a Miguel y llora compulsivamente.
MIGUEL.- (TENSO)
Ya, vale, ya... ya está todo... salimos de
esta...y la cosa está hablada.
Y de pronto, una explosión en la puerta del edificio. El
Volkswagen estalla, envuelto en fuego.
128
Al fondo de la avenida, arde el Volkswagen de Luisana.
Continúa Benítez arrastrándose unos metros, hasta que
algo llama su atención.
El impacto de un mortero ha destrozado una parte del muro.
Benítez mira hacia la casa de Aníbal, aún iluminada.
Continúa arrastrándose hasta encontrar un boquete en el
muro destrozado.
Vemos a Benítez aparecer por el boquete. Arrastrándose,
avanza hacia el interior de la casa.
Mira hacia la fachada. Ladridos furiosos del perro en el jar-
dín del Cónsul.
Tenso acercamiento de la cámara hacia la fachada de la casa
de Aníbal.
Benítez, desde el lugar donde se encuentra logra ver la parte
posterior del jardín y a Aníbal que en ese momento salta el
muro y escapa aterrado de la casa de Van Leuten.
ANTONIO.-
A ver otra vez.
Gertudis rezonga, lívida.
129
GERTRUDIS.-
¡Hijo de puta…!
Sin pausa, Ana Dolores murmura desesperada.
ANA DOLORES.-
Hijo de la grandísima...
ANTONIO.-
¡Me cago en la...!
ANTONIO.-
¿Pero será jodido? ¡A ver si me va a rom-
per usted la dirección, señora!
130
GERTRUDIS.- (COLÉRICA)
¿Y cómo sale usted a la calle con esta...?
ANTONIO.-
Pues, señora, yo lo llevaría cargado, pero
si abandono la unidad, ¿qué voy a encon-
trar? ¡Me llevan el motor!
Un jeep militar seguido por una ambulancia atraviesa veloz-
mente una calle transversal a la avenida.
MÉNDEZ.- (AGÓNICO)
¿Dónde estamos?
ANTONIO.- (SEÑALA)
¡Hombre, a tres cuadras del hospital...!
GERTRUDIS.-
¿Y empujando otra vez?
ANTONIO.- (EXASPERADO)
¿Pero no le estoy diciendo que es el car-
burador? ¡No es de empujar! ¡No es ba-
tería!
131
Ana Dolores, mira a su esposo.
ANA DOLORES.-
¿Qué hacemos, mi amor?
Gertrudis decide enrabiada, disponiéndose a salir del auto-
móvil.
GERTRUDIS.- (FURIOSA)
¡Vamos! ¡Yo lo cargo! ¡Me lo monto en-
cima!
Antonio señala hacia adelante en la Avenida por la que avan-
za un pelotón de soldados al trote.
ANTONIO.-
Conque caminéis derecho...
Gertrudis sale erizada del automóvil, dando un portazo...
La violencia de Gertrudis saca de quicio a Antonio. Los dis-
paros se oyen cada vez más próximos.
ANTONIO.-
¡Pero no me reviente usted la puerta,
señora! ¡Joder si me daña la unidad y si
tengo yo la culpa del carburador!
MÉNDEZ.- (HARTO)
Yo camino. Total...
132
GERTRUDIS.-
Hijo de...
Antonio la escucha y reacciona airado…
ANTONIO.-
¡A mi madre no, eh! A mi madre la de-
jamos porque no te cabe en la boca, gua-
rra más que guarra ¡barragana! Ya tengo
visto que sois colombianos, así que menos
gritos, porque de colombianos sé cosas,
¿eh? ¡Yo de colombianos...! ¡Vamos! ¡Un
libro!
Gertrudis y Ana Dolores continúan alejándose sosteniendo
el inseguro caminar de Méndez. Gertrudis se vuelve respon-
diendo a la provocación. Una patrulla de la Disip avanza a
contra mano mientras hace sonar la sirena.
GERTRUDIS.- (A ANTONIO)
¡Esto no se queda así, desgraciado!
ANTONIO.- (ENARDECIDO)
¡Quita, putarra, que trata uno de ser gente!
Se alejan Gertrudis, Ana Dolores y Méndez.
GERTRUDIS.- (GRITA)
¡No haber unos indios berracos! ¡No ha-
berlos guindado a todos!
ANTONIO.-
¡Calla, estúpida! ¡Y a ver si os comportáis
como personas! ¡Joder!
133
GERTRUDIS.- (GRITA)
¡EAG-832-B! ¡Porque la placa la tengo
aquí! (Y SEÑALA SU CABEZA). Cuando
pase todo esto lo denuncio. ¡Español hijo
de puta!
Plano de Ana Dolores, Gertrudis y Méndez, alejándose por
la Avenida.
Plano de Antonio, empequeñecido en la Avenida. Los dispa-
ros ahora más cerca de Antonio.
ANTONIO.-
¿Pero será imbécil, esta?
Se escuchan fuertes detonaciones.
ÁNGELA.-
Ay.
ANÍBAL.- (CONMOVIDO)
Yo nunca había visto así la muerte. Una
vaina, coño, ¿qué te digo? Te pones a hor-
near un pollo, te sientas a ver una sin-
gadera, te sirves un whisky y pácata, te
jodiste.
134
Una pausa.
ÁNGELA.- (COMO UN SECRETO)
¿Tú crees que hayan matado a Pérez,
Aníbal?
ANÍBAL.-
No te estoy hablando de Pérez...
ÁNGELA.-
Yo sé. Pero te pregunto.
ANÍBAL.-
El locutor dijo.
ÁNGELA.-
¿Fusilado?
ANÍBAL.- (GRAVE)
Fusilado. Y que la vaina es por la corrup-
ción.
Ángela traga grueso.
Aníbal bebe un trago.
ANÍBAL.- (OBSESIONADO)
Hasta música clásica había puesto.
ÁNGELA.-
¿Pérez?
ANÍBAL
¡No chica! ¡El de al lado! Para mí que es-
peraba a alguien y se estaba animando.
135
Aníbal se incorpora.
ANÍBAL.-
Vamos a la cocina.
ÁNGELA.- (TENSA)
Aníbal.
ANÍBAL.-
Vamos.
ÁNGELA.-
Espérate.
ANÍBAL.-
¿Qué pasa?
ÁNGELA.- (DISMINUIDA)
Esto de Pérez... Es que... (DUDA)... va a
haber un nuevo gobierno, ¿verdad?
ANÍBAL.-
De bola. ¿Y si no, cómo?
ÁNGELA.-
Pero la gente que estaba con él...
136
ANÍBAL.-
Deben haber cogido para las Embajadas
que es lo que se estila cuando...
ÁNGELA.-
¿Y los que tenían negocios con el gobierno?
ANÍBAL.- (EVASIVO)
Depende.
ÁNGELA.- (ATREVIÉNDOSE)
Tú, por ejemplo.
ANÍBAL.-
¿Yo, qué?
El pecho de Ángela parece estremecerse.
137
ÁNGELA.-
¿Y lo que me referiste de la perimetral 13
en San Carlos?
ANÍBAL.-
La comisión normal, chica, la comisión a
la Comisión otorgante. La de...
ÁNGELA.
Aníbal... Tú fuiste al Aniversario de Ac-
ción Democrática.
ÁNGELA.- (CONCRETA)
¿Y si joden a medio país? Porque están
echando plomo en todas partes.
ANGELA.- (PROTESTA)
¡Yo que te voy a estar diciendo eso, chico!
Yo lo que...
138
ANÍBAL.-
¿Cómo que no me me lo estás diciendo?
¡Eso es lo que me estás diciendo! ¡Me
estás echando en cara que fui a la fies-
ta de Acción Democrática! ¡Coño, y allí
estaba todo el mundo! ¡La izquierda, la
derecha, el centro y toda vaina! ¡No me
jodas, Ángela!
ÁNGELA.-
¡Yo no te estoy echando en cara nada,
Aníbal! ¡Yo te estoy diciendo que hay que
prevenir!
ANÍBAL.- (HUMILLADO)
¿Prevenir qué? ¡Un hombre de trabajo,
chica! ¡Eso es lo que yo soy! ¡Un hombre
de trabajo! ¡Yo no tengo nada que ver con
la política!
ÁNGELA.-
A ti te gustaba Fidel Castro.
La sorpresa y la furia invaden a Aníbal.
ANÍBAL.-
¿Y esa mierda que tiene que ver, Ángela?
De la rabia, abre la puerta y sale.
139
Ángela, lo sigue.
ÁNGELA.-
Aníbal, yo no te...
Lo detiene.
ÁNGELA.-
¡Aníbal!
BEATRIZ.-
¿Qué pasa?
Aníbal mira a su hija.
ANÍBAL.-
Nada. Voy a...
Y se encamina escaleras abajo.
140
BEATRIZ.-
¿Qué tiene, mamá?
No ha terminado Aníbal de bajar las escaleras cuando Mar-
garita se asoma.
MARGARITA.-
¡Señor Aníbal, corra pa que vea la tele-
visión!
Ángela se asoma en lo alto.
ÁNGELA.- (ATERRADA)
¿Qué pasó?
MARGARITA.-
¡Vengan!
Ángela y Beatriz corren hacia la escalera.
141
Vienen tras él, Beatriz, Ángela y Margarita
CÁNDIDA.- (AGITADA)
Van derechito pal Palacio.
142
Nadie lo ve aún, concentrados como están en las imágenes
del televisor.
Desde su posición, Benítez mira hacia la pantalla del televi-
sor y observa la acción de las tanquetas.
En su rostro crece una emoción, como si reconociera a sus
compañeros.
Benítez, emocionado, no puede tragarse las palabras.
BENÍTEZ.-
¡Ahí los bravos, carajo!... ¡Ahí los bravos!
Pánico general.
ANÍBAL.- (SOBRESALTO)
¡Cuidado! ¡Salgan!
ÁNGELA.- (TERROR)
¡Dios mío! ¡No!
Beatriz, por el contrario, reacciona furiosa y avanza hacia la
puerta de la cocina. Cándida, la sigue.
ANÍBAL.- (ALARMADO)
¡Beatriz!
Rápidamente, Beatriz abre la puerta y grita decidida.
143
BEATRIZ.- (A TODO RIESGO)
¿Qué es lo que pasa, coño? ¿Nos quieren
matar, desgraciados?
Ligando con Beatriz asomada a la puerta.
BEATRIZ.-
¿Qué es lo que...?
Se interrumpe. Mira al suelo.
Benítez, desvanecido. La pierna sangra.
SUBJETIVA DE ISBELIA.
Desde el balcón, plano del Volkswagen que arde.
Unos soldados del comando rebelde entran en el edificio.
Rostro de Isbelia. Angustia.
Regresa a la sala.
Decide.
144
Toma sus llaves, abre la puerta y sale del apartamento.
MIGUEL.-
¿Y decirle qué?
LUISANA.-
Que estoy en la casa de una compañera...
que no hay peligro, que llego tan pronto se...
MIGUEL.- (CONJETURA)
Salir mientras no se sepa...
LUISANA.-
No te digo salir, sino llamar, que alguien
me preste
MIGUEL.- (DECIDIDO)
La señora del siete. ¡Vamos!
Se incorporan, disponiéndose a subir escaleras arriba, cuan-
do tres pisos más abajo, en el vestíbulo estalla una balacera.
Los disparos retumban en el interior del edificio.
Se escuchan gritos de los vecinos.
MIGUEL.- (TERROR)
¡Eso es aquí!
145
Se escuchan pasos y carreras en las escaleras cercanas.
MIGUEL.-
¡Corre!
146
Avanzan hacia el próximo piso y al alcanzar el rellano, Mi-
guel y Luisana, se detienen sorprendidos.
Isbelia los mira.
Rostro de Luisana, paralizada.
ISBELIA.-
Sube.
Isbelia regresa al próximo piso que es el de su apartamento.
Miguel y Luisana van tras ella.
Isbelia alcanza la puerta de su apartamento.
Nerviosa introduce la llave y abre.
Miguel y Luisana, se asoman en el pasillo.
Isbelia los mira.
Luisana se detiene junto a Miguel.
Rostro de Isbelia.
ISBELIA.-
¿Qué pasa? ¿No van a entrar?
Isbelia entra, seguida de Miguel.
ISBELIA.- (A MIGUEL)
Cierra la puerta.
147
Miguel cierra la puerta.
MÚSICA.
148
Un instante después, y el atracador blandiendo el cuchillo,
los acomete.
ATRACADOR.- (RÁPIDO)
¡Todo lo que tienen, ya!
ATRACADOR.- (A MÉNDEZ)
¡La cartera, coñoemadre, borracho! ¡Ya!
GERTRUDIS.- (SOBRECOGIDA)
¡Ay!
ANA DOLORES.-
¿Qué pasa?
ATRACADOR.-
¡Sácate los zapatos! ¡Dame los zapatos!
149
MÉNDEZ.-
¡La cartera! La que me....
Y saca la cartera.
El atracador se acerca y toma con violencia la cartera de
Méndez. Rápidamente la examina. Toma el dinero y arroja
la cartera al pavimento.
ATRACADOR.-
¿Cuánto cargas aquí?
MÉNDEZ.- (SUPLICANTE)
Hermano, me estoy muriendo. ¿Qué se
yo?
Gertrudis agrega temblorosa.
GERTRUDIS.-
Señor, esto es una emergencia. Nosotros
estamos yendo al hospital, aquí mismito...
El Atracador se aproxima a Gertrudis, sin descuidar a Mén-
dez y Ana Dolores.
Nuevamente la máquina que ordena.
ATRACADOR.- (A GERTRUDIS)
¡Dame la cadena! (A MÉNDEZ) ¡Sácate
los zapatos, te dije!
Gertrudis comienza a despojarse de su cadena.
Méndez se desespera del dolor al intentar quitarse los za-
patos.
Ana Dolores llora.
150
ANA DOLORES.-
Ay, Dios mío....Ay Dios mío...
MÉNDEZ.- (PATÉTICO)
Vea, hermano, no me la ponga así...Yo
le doy lo que usted quiera, pero déjeme
llegar.
Gertrudis entrega su cadena.
El Atracador la toma.
ATRACADOR.-
¿Esta vaina que es? ¿Oro?
GERTRUDIS.- (TIEMBLA)
Puro.
Méndez se ha quitado los zapatos.
Mira hacia la Avenida, desierta.
SUBJETIVA DE MÉNDEZ.
151
GERTRUDIS.- (UN GRITO DESESPERADO)
¡Militares!
Tal es la actitud de Gertrudis que el camión militar se detiene.
Ana Dolores reacciona y corre hacia el camión.
Méndez es un guiñapo.
ANA DOLORES.-
¡Por la caridad de Dios, señores, que esto
es una emergencia!
GERTRUDIS.-
¡Nos acaban de atracar!
ANA DOLORES.-
¡Mi marido se está muriendo! ¡Hay que
operarlo!
GERTRUDIS.-
¡En el hospital, aquí cerquita!
Plano de Méndez.
MÉNDEZ.-
¡Oficial, por favor, hágame esa caridad!
152
SARGENTO.-
¡Suban!
Gertrudis y Ana Dolores corren hacia Méndez y lo conducen,
ayudadas por el Sargento, hasta la parte trasera del camión,
donde se han asomado irnos rasos.
MÉNDEZ.-
¡Ajjo! ¡Cuidadito! ¡Ajjo!
153
Rostro de Méndez que se siente morir
Mira a Gertrudis y a Ana Dolores.
Plano de los muertos.
LUISANA.-
No, mamá, por aquí nada...Yo espero has-
ta mañana. (BREVE PAUSA) Bueno, si,
tiros he escuchado, pero todo se ve tran-
quilo y de todas maneras yo los llamo,
cualquier cosa.
Isbelia, de pie junto a la puerta del estudio, mira a Luisana.
Miguel se ha ubicado en la entrada de la cocina.
LUISANA.-
(BREVE PAUSA) Espérate. (A MIGUEL,
TAPANDO LA BOCINA) ¿El teléfono de
aquí?
Miguel mira de reojo a Isbelia.
MIGUEL.-
5626024.
Rostro de Isbelia.
LUISANA.-
5626024. Pero no te vayas a angustiar. Yo
estoy bien.
154
Isbelia abre la puerta del estudio y entra.
Isbelia cierra la puerta.
Se apodera de ella un temblor de rabia.
Con rostro airado mira el monitor.
Plano del monitor.
Sobre la pantalla se congela la imagen de un plano caracte-
rístico de los saqueos colectivos del 27-F.
Luisana ha terminado de hablar con sus padres y está ahora
cerca del balcón.
Miguel la mira
MIGUEL.-
¿Agua?
LUISANA.-
No.
155
121 SEC.EXT.-EDIFICIO DE ISBELIA-FACHADA Y CA-
LLE-NOCHE.
LUISANA.-
Aquí, no.
Malhumorada avanza hacia la sala. Tropieza una mesita y un
portarretrato cae al suelo.
ISBELIA.-
Plano... (CONSULTA EN LA TABLILLA)...
117... localizar en 3067... Idea de lo que
156
debe decir el narrador. El narrador debe
decir (BUSCA, IMPROVISA)... Para quie-
nes nacimos después de la democracia...
PP: Mano de Isbelia que quita la pausa.
MÚSICA.
VOZ DE ISBELIA.-
Días antes, horas antes, estos hombres
andaban por las calles, trabajaban por sus
hijos, votaban en las elecciones, preferían
a este o a aquel político... Días antes, ho-
ras antes, éramos el sistema político más
estable de Latinoamérica, el milagro de
una abundancia que nunca supimos en-
tender... No habíamos crecido. Habíamos
engordado. No éramos prósperos. Éra-
mos gordos, obesos... estúpidos adiposos
en un país de manteca. Nadie sabe por
qué se dispara una bala en Venezuela... o
en nombre de qué. Era...un juego. Y aquí
dejó de serlo. ¿Pero qué es ahora?
Rostro de Isbelia contándole su idea al grabador
157
124 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-CUARTO DE MARGARI-
TA-NOCHE.
BEATRIZ.-
Trae vendas, Margarita...y agua oxigena-
da, alcohol...
CÁNDIDA.-
Mertiolate, en la repisita...
Margarita sale.
Ángela en el umbral cruza con Margarita una mirada de su-
frido reproche.
Benítez mira a Beatriz.
BENÍTEZ.-
La cosa es parar la..
BEATRIZ.-
La sangre.
Mira los rostros frente a él.
BENÍTEZ.-
Después me voy.
158
Cándida decide.
CÁNDIDA.-
Agua hervida, mija. Yo voy.
Cándida va a salir. Ángela la detiene en la puerta.
ÁNGELA.-
Que los niños no entren.
ANÍBAL.-
¿Y cómo fue eso?
BENÍTEZ.- (DÉBIL)
Me dieron.
BEATRIZ.-
Tranquilo. No muevas la pierna.
BENÍTEZ.- (REPITE)
Me dieron.
ANÍBAL.-
¿Quiénes?
BENÍTEZ.-
Yo iba a buscá al Capitán...
159
Aníbal duda antes de atreverse a preguntar.
ANÍBAL.-
Pero... ¿Tú eres de.... del golpe... o de....?
ANÍBAL.- (DESCONCERTADO)
No, claro...eso...
BEATRIZ.-
Hay que abrirle el pantalón.
Aníbal observa la herida.
ANÍBAL.-
Con una tijera, porque quitárselo...
BEATRIZ.-
En la cocina.
Aníbal sale.
Benítez mira a Beatriz.
BENÍTEZ.-
Gracias.
BEATRIZ.-
¿Tu eres de los golpistas, verdad?
Benítez no contesta.
Se miran.
160
125 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-COCINA-NOCHE.
ANÍBAL.-
Para abrirle el pantalón.
ANÍBAL.- (DESESTIMANDO)
Eso mamá no tiene...
161
CÁNDIDA.-
Yo sé que no tiene, pero ¿Qué vamos a ha-
cer? ¿La quemo?
Rostro de Aníbal. Lentamente, asiente.
CÁNDIDA.-
Por nada, ¿No? Por...
Aníbal sale de la cocina llevándose la tijera.
Rostro de Cándida, mientras tapa la olla. Comienza a que-
mar la foto en el fuego de la hornilla.
PP foto quemándose.
BEATRIZ.-
¿La bala está adentro?
Benítez se toca en las cercanías de la herida.
BENÍTEZ.-
La cosa es hacer un torniquete...bien
apretado. Yo, más o menos
Aníbal entra con la tijera.
ANÍBAL.- (INCÓMODO)
Esta es la afilada.
Beatriz toma la tijera y a la altura de la herida corta cuidado-
samente la tela del pantalón.
162
BEATRIZ.-
Hay que limpiarla bien.
Aníbal se aproxima.
ANÍBAL.-
¿Eso fue un tiro de qué?
BENÍTEZ.-
Eso es metralleta. Yo sentí la ráfaga.
ANÍBAL.-
¿De la Casona?
BENÍTEZ.- (EVASIVO)
Oscuro es difícil sabé...
Plano de la tijera en manos de Beatriz y cortando la gruesa
tela del pantalón.
VOZ RECEPTOR.-
¡Jodan a esos carajos!
163
La cámara se detiene en el rostro de la mujer, quien dispara
dos veces a la cabeza de Farías.
VERGARA.- (TENSO)
Atiende, Alberto. Si es del Estado Mayor
o cualquier vaina parecida, que estoy en
comisión. Que tu cargas mi celular y no
sabes dónde estoy, pero que estoy en co-
misión.
VOZ DE ÁNGELA.-
¿Quién es?
164
ALBERTO.-
Alberto.
ÁNGELA.-
Rafael, mijo ¿dónde estás tú?
¿Estás en la comandancia?
VERGARA.-
No suegra estoy en camino, voy para allá.
¿Cómo están todos? ¿Los niños y Beatriz?
ÁNGELA.- (CUCHICHEA)
Rafael, se nos acaba de meter un soldado
que yo creo que es del golpe. Entre Bea-
triz y mi suegra lo están curando.
165
133 SEC.INT.-EXT.-AUTOMÓVIL DE VERGARA-AVENI-
DA-NOCHE.
PP de Vergara.
VERGARA.-
¿Cuándo entró?
La cámara avanza hasta PPP del celular en el oído de Vergara.
VOZ DE ÁNGELA.-
Hace nada. Estábamos en la cocina, como
tu dijiste y se metió. Ahorita está en el
cuarto de servicio. Pero no se le ve que
amenaza ni nada...
Vergara piensa.
VERGARA.-
Yo resuelvo eso, Ángela. Si alguien se
acerca a la casa, alguien que pregunte o
lo que sea, ustedes dicen, mire este señor
llegó aquí, herido y nosotros no tenemos
nada que ver. Dile a Beatriz que no se
meta, que se deje de vainas.
El automóvil de Vergara se detiene frente a un edificio de
pocos pisos.
Vergara cierra la comunicación del celular y sale del automóvil.
Avanza rápidamente hacia el edificio.
Alberto se asoma por la ventanilla.
ALBERTO.-
¿Y qué fue Coronel? ¿Me va a dejá botao?
166
Desde la puerta de entrada, Vergara mira a Alberto.
VERGARA.-
Baja pues. Cierra el carro.
Vergara saca de su bolsillo unas llaves.
Abre la puerta de entrada del edificio.
Al fondo, Alberto sale del automóvil.
Vergara retrocede y mira hacia lo alto del edificio.
VOZ CÓNSUL.-
¡Voy a subir, Freddy!
Ángela se aproxima a la ventana. Mira.
Desde la ventana del cuarto de huéspedes vemos el patio
trasero de la casa del cónsul mexicano.
Freddy, provisto de un altavoz, se ha encaramado en una
mata de mango.
Al pie del árbol, el Cónsul, Femando Toro y su esposa. Luisa
amén de un imponente doberman, decididos a hacerlo bajar.
167
Freddy desnudo arenga a través del altoparlante.
FREDDY.-
¡Atención, combatientes revolucionarios,
atención!
LUISA.-
¡Bájate de ahí, Freddy, por Dios!
Don Fernando Toro, grita desesperado.
TORO.-
¡Baja, mierda!
LUISA.-
¡Freddy!
Freddy continúa.
FREDDY.-
¡Ya se sabe en México y en Nicaragua,
donde el ejército del pueblo sandinista se
168
está reagrupando hacia la liberación fi-
nal, vía fax! ¡Ya se sabe en Colombia y en
Perú, porque allí también los hermanos
combatientes continúan su lucha!
Toro intenta subir al árbol.
Luisa intenta detenerlo.
LUISA.-
¡Con calma, Femando...!
TORO.- (FURIOSO)
¡Baja!
169
Continúa, el chirrido del altoparlante y la voz amplificada de
Freddy, ahora más lejana.
ANÍBAL.-
¡Pa dentro, mamá!
ÁNGELA.-
Aníbal, ¿adónde vas?
170
138 SEC.EXT.-CASA DEL CÓNSUL-PATIO TRASERO-NO-
CHE.
FREDDY.- (ALUCINA)
¡Y mañana vendrán los indios!
LUISA.-
¡Los indios no, Freddy! ¡Los indios están
bien! ¡Acuérdate ayer, ayer me lo dijiste!
¡Los indios están bien, Freddy! ¡Recuer-
da al doctor! ¡Los indios están bien!
FREDDY.-
¡No he dicho nada! Y están mal... están
remal... ¡No comen!
¡No duermen!
Aníbal desde el muro, grita.
ANÍBAL.-
¡Toro, bájalo de ahí que nos van a matar
a todos!
Toro se vuelve hacia Aníbal.
171
TORO.- (DESESPERADO)
¡Pinche mierda, si en eso estoy!
FREDDY.- (A ANÍBAL)
¡Ya te di comida, cabrón! ¿Qué más? ¡Sal
a pelear! ¿No estás oyendo? Estos no pa-
ran de comer, ¿ah?
LUISA.- (ABOCHORNADA)
¡Baja, Freddy! (A ANÍBAL) Disculpe,
¿no? Es el tratamiento...
Toro ha tomado unas piedras y las arroja hacia el árbol inten-
tando a toda costa que Freddy baje.
LUISA.- (A SU MARIDO)
¡Violencia, no, Femando! ¡Violencia, no!
¡Freddy, baja!
VOZ DE FREDDY
¡Nadie se va a callar! ¡Nadie se va a callar!
¡Aquí es un territorio libre de América!
¡Viva México libre, bola de cabrones!
Retumban los disparos en la calle.
Torrealba mira a uno de los soldados.
TORREALBA.- (PERPLEJO)
Verga, hasta México...
172
140 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ANA-ENTRADA Y SA-
LA-NOCHE.
ANA.-
¡Mi amor! ¡Viniste!
VERGARA.-
¿Llamaste a Miraflores?
ANA.-
Horas y nadie....
VERGARA.-
¿Y el privado de la secretaría del Minis-
tro?
ANA.-
¡Nada!
VERGARA.-
¿La señora Loayza... la de Interiores?
ANA.-
También.
VERGARA.-
¿La que te dio el pasaporte?
173
ANA.-
Yolanda. Nada
Alberto se asoma tímidamente.
ALBERTO.-
Buenas.
Ana intenta una sonrisa.
ANA.-
Buenas, Alberto, ¿cómo está? (A VERGA-
RA) La única Alma Rosa, la Secretaria
del...
VERGARA-
¿Y?
ANA.-
Bueno...que mucha gente se ha metido
en las Embajadas...en la del Perú...en
la de Colombia...Parece que mataron a
Pérez. ¿Tú has visto los tanques en Mi-
raflores?....a cada rato los ponen en la
televisión....
Vergara palidece.
VERGARA.-
¿Quién dijo que mataron a Pérez?
ANA.-
Alma Rosa que lo escuchó en la parabólica.
La cámara avanza sobre Alberto, quien, discretísimo mira
hacia el televisor.
174
Y en la pantalla está Pérez. La imagen es defectuosa, como si
la antena del televisor no estuviese bien instalada.
ALBERTO.-
Coronel, pero allí está Pérez.
Ana y Vergara se vuelven.
Plano de la imagen borrosa y sin audio de Pérez.
Ana decide.
ANA.-
¡Vamos al cuarto que allí se ve bien!
Ana y Vergara corren hacia el dormitorio contiguo.
VOZ PÉREZ.-
Pido a todos los oficiales de las Fuerzas
Armadas, que se trasladen a sus cuarte-
les y que se pongan el alerta para que no
haya el menor asomo de peligro, de que
quienes quieren ver a nuestra patria su-
mida en el desastre, en el desprestigio
internacional (Balbucea). Los Comandos
de las Fuerzas Armadas están tomando
las medidas del caso....
Vergara y Ana escuchan y precisan cada palabra.
175
142 SEC.INT.-APARTAMENTO DE ANA-SALA-NOCHE.
VOZ PÉREZ.-
Vuelvo a repetir, la orden terminante, a
todos los grupos de oficiales que puedan
estar en actitud de subversión y rebelión,
contra el orden legítimamente constitui-
do para que depongan las armas.
Algo, sin embargo, llama su atención.
Se acerca al sofá de rojo cuero repujado y observa en un lateral.
Hay allí un par de zapatos de hombre. Junto a los zapatos,
una media.
Alberto, observa la sala.
Viendo a Pérez, se acerca a la cocina.
CONTINÚA AUDIO DE PÉREZ.
La cocina, de relucientes electrodomésticos. Al fondo vemos
la puerta del cuarto de servicio.
Alberto se acerca y abre suavemente la puerta.
SUBJETIVA DE ALBERTO.
176
La cámara avanza hacia un closet.
Rostro de Alberto.
VOZ PEREZ.-
Quiero decirle al pueblo de Venezuela
que todos los Comandos, que todas las
guarniciones de Venezuela, se mantuvie-
ron fieles al pueblo venezolano, a su cons-
titución y a su juramento.
VERGARA.-
Coño, esto es distinto. Esto es otra cosa.
Sácame el uniforme.
177
ANA.-
Es que hay mucho rumor.
Ana abre el closet y mira a Vergara.
ANA.-
¿El de gala?
VERGARA.-
¡No chica! El de campaña.
Mientras se sigue escuchando en off la voz de Pérez, Vergara
se viste hasta que lo vemos completamente uniformado y
listo para el combate.
CORTE A:
LA IMAGEN DE PEREZ HABLANDO EN VENEVISIÓN
OCUPA TODA LA PANTALLA.
ANÍBAL.-
¡Allí va!
178
LUISA.-
¡Freddy!
El Cónsul se ha alejado manguera en mano, tras Freddy.
ANÍBAL.-
¡Es que no es lugar para tenerlo, señora!
LUISA.-
¡Freddy!
CORTE A:
IMAGEN DE PEREZ HABLANDO EN VENEVISIÓN.
AUDIO PÉREZ.
CORTE A:
IMAGEN DE PEREZ HABLANDO EN VENEVISIÓN.
AUDIO PÉREZ
179
CORTE A:
IMAGEN DE PEREZ HABLANDO EN VENEVISIÓN.
AUDIO PÉREZ.
CORTE A:
IMAGEN DE PEREZ HABLANDO EN VENEVISIÓN.
AUDIO PÉREZ.
CORTE A:
IMAGEN DE PÉREZ HABLANDO EN VENEVISIÓN.
AUDIO PÉREZ.
180
150 SEC.EXT.-CALLE EDIFICIO DE ISBELIA-NOCHE.
181
Plano de la puerta del estudio. Hay luz.
Mira la hora en un reloj de mesa.
PP del reloj. Las cuatro a.m.
Rostro de Luisana.
La puerta del estudio se abre.
Isbelia sale, se detiene un instante, mira a Luisana y se en-
camina hacia la cocina.
La luz de la cocina se enciende.
Isbelia avanza hacia el fregadero.
Llena con agua un vaso y lo vierte en una cafetera automá-
tica.
La enciende.
Luisana se asoma en la cocina.
Isbelia coloca un filtro de papel en la cafetera y agrega dos
medidas de café.
LUISANA.-
Apenas haya sol...me voy…
Rostro de Isbelia que mira la cafetera.
LUISANA.-
Y no es que me haya quedado por...
Isbelia la mira.
ISBELIA.-
No quiero explicaciones.
Luisana, tras una pausa, avanza hacia Isbelia.
182
Se detiene prudentemente.
LUISANA.-
Te he visto muchas veces en...en televi-
sión....
Isbelia observa el café.
ISBELIA.-
¿Un autógrafo?
Pausa.
LUISANA.- (INCÓMODA)
Mira sé que no vale la pena decírtelo...
pero...se lo pregunté muchas veces, lo
hablamos muchas veces...y él me explicó
que yo no era la razón...que ustedes ya
habían conversado lo de lo de separarse.
Isbelia mira a Luisana.
ISBELIA.-
¿Dijo?
Pausa.
LUISANA.-
Yo no me siento enemiga tuya.
LUISANA.-
No.
183
ISBELIA.-
¿Entonces?
LUISANA.-
Nada. Darte las gracias por...
Pausa.
LUISANA.-
Tu sabes...yo soy Bioanalista....yo trabajo
en...
ISBELIA.-
Me importa un carajo donde trabajas.
LUISANA.-
No he dicho...
ISBELIA-
¿Tú sabes por qué se están matando allá
abajo? ¿La verdadera razón?
Luisana mira al piso.
En el televisor en blanco y negro que está en una pequeña
mesa, rostro de Pérez sin audio.
ISBELIA.-
Porque todo el mundo negocia, todo el
mundo comprende, todo el mundo acepta,
todo el mundo explica...Tú estás viendo la
realidad y no la crees. Tú estás viendo
que un hijo de puta se roba unos reales
y encuentras el motivo. Coñoesumadre la
sociología. Coñoesumadre la explicadera
184
¿No será que alguna mierda tiene que ser
válida, un día? Válida y sin explicaciones.
Él es un hijo de puta y tú, bioanalista o lo
que sean eres la misma mierda. Ya. Un
solo día y se acabó. Nos decimos las vai-
nas y se acabó. El soberano día del coña-
zo. Coñoetumadre y ya. Es cada persona
en su sitio. ¿Este es un hijo de puta? Este
es un hijo de puta. ¿Este, vale? Este vale.
¿Este sabe? Este sabe ¿Este es una rata?
Este es una rata. Y si no, ¿cuándo va a
ser?
Mira a Luisana y enrojece porque habló demasiado.
Se sirve una taza de café y arroja el resto en el lavaplatos.
Sale.
Sobre el rostro de Luisana, el sonido de la puerta del estudio,
que vuelve a cerrarse.
El Volkswagen carbonizado.
185
Luisana sale del edificio y corre en dirección a La Casona.
La vemos avanzar un trecho y pasar a gran carrera junto
a una tienda de electrodomésticos, donde hay un display
de doce televisores encendidos todos ellos con el rostro de
Eduardo Fernández durante su intervención en la madru-
gada del 4F.
Con el movimiento de Luisana, escuchamos la voz de Fer-
nández proveniente de los televisores.
Luisana prosigue su carrera.
MARGARITA.-
Este apoya. Y si apoya será porque hay
algo que apoyé ¿no es así?
BENÍTEZ.-
¿Qué hora es?
MARGARITA.-
Cuatro y veinte.
186
MARGARITA.-
¿Qué quieres?
BENÍTEZ.-
Pararme.
MARGARITA.- (RECHAZA)
Epa. Cuidado.
BENÍTEZ.-
No me va a cogé el día aquí.
MARGARITA.-
¡Te va a sangrar, chico!
Angustia en el rostro de Benítez.
BENÍTEZ.-
Ya se sabrá, ¿verdad?
MARGARITA. -
¿Qué?
BENÍTEZ.-
Si la vaina hubiera....
MARGARITA.-
¿No estás oyendo?
Prosigue la voz de Fernández.
187
Benítez logra incorporarse con gran dolor.
Pausa.
MARGARITA.-
¿Dónde vives tú?
Rostro de Benítez.
188
En la radio del automóvil de Vergara continúa hablando
Fernández.
Vergara asiente como si aprobara el sentido de esas pala-
bras.
Abre la guantera.
Saca una Magnum de guerra.
Destraba el seguro.
Alberto lo mira de reojo.
La cámara se desplaza hacia la montaña e indaga en ella.
JOSÉ MANUEL.-
Es que tiene que estar pasando una vaina
muy grande.
BETZAIDA.-
A lo mejor fue un rayo.
JOSÉ MANUEL.-
Son muchas explosiones.
BETZAIDA.-
Puede ser la feria artesanal que había en
la Plaza Venezuela.
José Manuel se detiene.
189
JOSÉ MANUEL.-
Espérate ¿Adónde estamos yendo? ¿Dón-
de está la autopista?
Betzaida se sienta en un saliente de piedra. Se quita un zapa-
to y revisa en su interior alguna incomodidad.
BETZAIDA.-
Son las cuatro y media. Un ratico y ama-
nece.
Disparos lejanos.
JOSÉ MANUEL.-
Te estoy diciendo que no es normal, Bet-
zaida...que son demasiados tiros…
BETZAIDA.-
¿Y cuando no es así? ¿O es que esa vaina
allá abajo es Disneyworld? ¿No nos in-
tentó atracar un tipo? ¿No le soltaste un
tiro? Bueno, así como tú, ¡cuántos! Vivir
en Caracas, chico, es un parte de guerra.
Betzaida se soba el tobillo.
José Manuel observa en los alrededores.
BETZAIDA.-
La idea era quedamos. Así que vamos a
quedamos hasta que empiece el sol. Total,
mijo, yo te acompañé a la Convención del
MIN en el Intercontinental de Valencia y
no dije nada...que para serte franca, pre-
fiero El Ávila.
190
José Manuel se sienta en las cercanías.
JOSÉ MANUEL.-
¿Cuándo dices que va a amanecer?
Betzaida se tiende sobre el saliente de piedra.
BETZAIDA.-
¿Cómo que cuando digo? Amanecer no
se dice. (MIRA EL CIELO) Primero se
pone morado....después rosado...después
amarillo y después azul....¿No te lo han
dicho en el MIN?
La cámara busca el cielo, oscuro aún, pero teñido de una in-
cipiente claridad.
MÚSICA.
MÚSICA.
CONTINÚA MÚSICA.
POR SOBREIMPRESIONES
La Catedral.
La Plaza Bolívar.
El Arco de la Federación.
El Capitolio.
191
El Concejo Municipal.
La Academia de la Historia.
El Teatro Municipal.
El Silencio.
Cesa bruscamente la música amable que acompaña estas
imágenes.
Sobre el plano de El Silencio, se escuchan las voces de los
locutores de NotiRumbos comenzando a dar noticias de la
insurrección.
CÁNDIDA.-
Vístete, porque te tienes que ir.
Rostro de Benítez, que asiente sin preguntas.
192
161 SEC.INT.-CASA DE ANÍBAL-ESTUDIO DE ANÍBAL-
AMANECER.
193
162 SEC.INT.-HOSPITAL PÉREZ DE LEÓN-PASILLO
-AMANECER.
ANA DOLORES.-
Y en Popayán ya estarías operado.
GERTRUDIS.-
O muerto....
Ana Dolores trata de consolarlo.
MÉNDEZ.-
Pero no vaya a decir que somos colom-
bianos.
194
ANA DOLORES.-
Ni locas.
MÉNDEZ.-
Di que somos de San Cristóbal, y ten cui-
dado como hablas. Porque si cuando la
cosa está más o menos, lo tratan a uno a
lo perro, dígame ahora que hay guerra.
No salgo.
Gertrudis, horrorizada, como viviendo una pesadilla, mira a
los heridos.
Observa, particularmente, a un civil de aspecto robusto, ti-
rado sobre una camilla. El hombre no se mueve.
GERTRUDIS.-
Vea Ana Dolores, yo creo que el señor
está muerto.
Gertrudis permanece mirando al civil muerto.
Una Enfermera se abre paso entre las camillas y la barahun-
da de heridos y familiares.
Gertrudis mira a la enfermera. Parece identificarla.
Avanza a su encuentro.
GERTRUDIS.-
Ya son tres horas, enfermera... ¡Se va a
morir! Porque mire...éste se murió...éste
se ve que se murió....
La enfermera observa someramente al civil cadáver.
195
ENFERMERA.- (POR MÉNDEZ)
Váyalo pasando.
GERTRUDIS.-
¡No! ¿Pa donde, vea? ¡El que se murió
fue este. El de la apendicitis, mi cuñado,
no....!
ENFERMERA.- (ACLARA)
¡El de la apendicitis, digo! ¡Vamos a lle-
varlo!
GERTRUDIS.-
¿Ya?
ENFERMERA.-
¡Vamos! (COMO ADVERTENCIA) Eso sí,
el quirófano esta full...
GERTRUDIS.- (ALBOROZO)
¡Ya! ¡Ya te van a operar!
ANA DOLORES.-
¡Ay, Virgen Santísima!
196
LUIS ALBERTO.- (DÉBIL)
¡Yo no quiero dar molestia! ¡Yo no pido
que me duerman, sino cuchillo, cuchillo...!
La cámara sigue a la camilla a lo largo del congestionado pa-
sillo.
Rostros de heridos, muertos, parientes desesperados.
Gertrudis y Ana Dolores acompañan a la camilla en movi-
miento.
Rostro de Gertrudis, mientras avanza.
Mira en dirección a una camilla.
Crispada, se detiene en seco.
Sobre la camilla, el cadáver de Antonio el taxista, con un tiro
en la cabeza.
Rostro de Gertrudis.
GERTRUDIS.- (AHOGADA)
¡Ay!
Rostro de Antonio.
Rostro de Gertrudis que se persigna.
Al fondo se aleja la camilla donde va Méndez, acompañado de
Ana Dolores y La enfermera.
Gertrudis permanece atónita.
197
En camillas cercanas hay cinco soldados muertos.
La cámara se aproxima.
Uno de ellos, con la cabeza destrozada, exhibe en su antebra-
zo la insignia del MBR 200.
Es Torrealba.
Movimiento de la cámara.
A poca distancia, muerto en una camilla, el Capitán Farías.
MÚSICA.
Ana Dolores se santigua.
Gertrudis entra, lívida. Se aproxima a Ana Dolores y a Méndez.
GERTRUDIS.-
El....el del taxi...el....832...él...
Ana Dolores no entiende ni presta mayor atención.
Méndez, gime.
Gertrudis permanece aislada y sin reponerse de la terrible
impresión.
Mira a Ana Dolores. Quiere contar lo que ha visto.
Una enfermera se aproxima.
ENFERMERA II.-
¿Quién es el de la apendicitis?
MÉNDEZ.- (DESESPERADO)
Yo.
ENFERMERA II.-
¿La familia?
198
ANA DOLORES.-
Nosotras.
Gertrudis mira hacia el pasillo.
ENFERMERA II.-
Para que firmen.
Lentamente, Gertrudis se vuelve hacia la enfermera.
GERTRUDIS.-
Ella es su esposa (A ANA DOLORES). Yo
me quedo.
Ana Dolores mira a Luis Alberto con angustia y esperanza.
ANA DOLORES.-
Ya vengo, mi vida.
La vemos salir presuroso, junto a la enfermera II.
Rostro de Luis Alberto.
Rostro de Gertrudis, que lo mira sentimental y con ilumina-
da sonrisa.
GERTRUDIS.-
Vas a salir bien, con el favor de Dios..
Méndez murmura apenas.
MÉNDEZ.-
Gracias.
GERTRUDIS.-
Y mañana nos vamos a estar riendo.
Méndez trata de reírse.
199
Rostro emocionado de Gertrudis.
GERTRUDIS.-
Es una operación corriente. La cosa, cla-
ro, es que... ¿cómo iba uno a saber que...?
Méndez asiente.
Gertrudis lo mira y no se reprime.
GERTRUDIS.-
Yo...
Con un impulso, Gertrudis besa en los labios a Méndez.
Méndez la mira beatifico.
GERTRUDIS.-
¿Usted sabe, no? Usted sabe.
Méndez asiente.
La puerta del quirófano se abre.
Entran dos asistentes.
ASISTENTE I.-
¿Él de la apendicitis?
Gertrudis, emocionada, llorosa, señala a Méndez.
GERTRUDIS.-
Él.
Los asistentes conducen a Méndez hacia el quirófano.
Rostro de Méndez.
Rostro de Gertrudis, sonriendo y de ojos aguados.
Méndez desaparece en el quirófano.
200
Rostro de Gertrudis que asiente.
MÚSICA.
Gertrudis vuelve su mirada sobre el recinto.
SUBJETIVA DE GERTRUDIS.
Rostro de Torrealba.
Rostro de Farías.
Gertrudis sale.
Rostro de Antonio muerto.
Gertrudis se aproxima a la camilla.
Mira a Antonio.
Lleva sus manos al rostro del taxista.
Le cierra los ojos.
GERTRUDIS.- (A ANTONIO)
Vea. Son cosas, ¿no? Pero no era en se-
rio. Era...la angustia, no quise ofenderlo,
pero la vida hermano...
Rostro de Antonio.
201
Vergara, ahora de anteojos negros y Magnum en mano se
abre paso hasta acercarse a la reja.
Observa hacia la casa.
Plano de la casa de Aníbal. Puertas y ventanas cerradas. El
hueco de la explosión a escasa distancia de la piscina.
Vergara se acerca a un jeep que ostenta en el techo sendos
altoparlantes.
Toma el micrófono.
VERGARA.-
¡Repito! ¡Están rodeados! ¡Se han
ocupado todas las posiciones! ¡Abandonen
las armas y salgan con las manos en
alto....!!!
Pausa.
La puerta principal de la casa de Aníbal se abre tímidamente.
Se asoman, Aníbal, Ángela, Cándida y Margarita.
Rostro de Vergara que los mira.
202
VERGARA.- (ABANDONANDO EL MICRÓ-
FONO)
¡Apunten al área! ¡Cuidado!
Plano de fúsiles y ametralladoras en manos de soldados que
apuntan hacia la casa y Margarita, rostros ajados, caminar
melancólico, avanzan hacia la reja exterior de la casa.
Rostros de los soldados.
Avanzan lentamente, Aníbal, Ángela, Cándida y Margarita.
Aníbal se detiene.
Se lleva una mano al bolsillo.
Plano de un soldado que se dispone a disparar.
Vergara lo impide.
VERGARA.-
¡No disparen!
Aníbal saca del bolsillo las llaves de su automóvil y oprime el
control remoto que abre la reja, plano de la reja que se abre.
Vergara corre al encuentro de Aníbal, Magnum en mano.
Lo alcanza.
VERGARA.- (SOLICITO)
¿Beatriz? ¿Los niños?
Aníbal, impasible y sin volverse, señala la casa.
Angela mira angustiada a Vergara.
Cándida y Margarita se apartan.
La cámara avanza hacia la puerta principal.
203
Por allí salen, Beatriz y los dos niños.
Vergara mira en varias direcciones y corre hacia ellos.
VERGARA.-
¡Salgan! ¡Rápido!
Beatriz no modifica el paso. Continúa avanzando hacia la
reja.
Vergara mira la casa.
Plano de la casa de Aníbal.
Ernesto, de la mano de Beatriz, grita.
ERNESTO.-
¡Pum! ¡Pum!
Vergara avanza hacia Beatriz y camina a su lado.
VERGARA.-
¿Cuántos son?
BEATRIZ.- (INERTE)
Averígualo.
VERGARA.-
Ángela me dijo...
204
BEATRIZ.- (SUAVE, EVITANDO QUE LOS
NIÑOS LA OIGAN)
Vete a la mierda.
Se detiene un momento.
Vergara la mira.
Beatriz sostiene la mirada una breve pausa. Se vuelve y con-
tinúa avanzando con los niños.
Vergara la mira.
VERGARA.-
¿Cuántos son, Beatriz?
Beatriz se aleja con los niños.
Al fondo Aníbal, Cándida, Margarita y Ángela parecen des-
aparecer entre los soldados.
Vergara mira hacia la casa.
Plano de la fachada.
205
El televisor encendido y el rostro de Pérez en la pantalla.
206
171 SEC.EXT.-CALLE Y FACHADA CASA DE ANÍBAL-DÍA.
207
Agujeros, cascajos, barro, agua.
Aníbal.
La calle desierta, impoluta, alegre.
La avenida desierta.
Luisana y Miguel caminan juntos.
La cámara se eleva en grúa hasta lo más alto, precisando
abajo las figuras de Luisana y Miguel que avanzan.
VOZ DE MIGUEL.-
Si es que el asunto tenía antecedentes des-
de la presidencia de Lusinchi. Pero claro,
estos alzaron la Aviación, y la Aviación no
es el Ejército. El Ejército es la clave. El
soldado de tierra, como se llama, porque
vamos a estar claros, ese es el soldado y
también sin apoyo internacional, cuidado
si hubieran invadido los marines porque
Estados Unidos tiene una política defini-
da, sobre todo desde la Guerra del Golfo.
Cero aventura. Mucho más en un país es-
tratégico, porque estamos hablando del
proveedor confiable a dos horas de Miami.
208
173 SEC.INT.EXT.-AUTOMÓVIL DE ISBELIA-AVENIDA DE
LAS MERCEDES-DÍA.
SUBJETIVA DE ISBELIA.
FREDDY.-
¡Ya van a venir! ¡Olvídate que aquí no
nos quedamos! ¡Vienen y nos rescatan!
¡Los nuestros! ¡La gente! ¡Y deja de dar
vueltas, cabrón!
209
POR LENTAS SOBREIMPRESIONES DESAPARECEN PRO-
GRESIVAMENTE.
El automóvil de Isbelia.
Luisana y Miguel al fondo.
Freddy.
El mendigo.
La avenida desierta.
210
BETZAIDA.-
¿Ves que no pasaba nada? Y tu y que ex-
plosiones. ¿Qué va a pasar aquí, chico? La
misma vaina.
La cámara los ve alejarse hasta que se detienen junto al au-
tomóvil.
POR SOBREIMPRESIÓN.
La Autopista repleta de vehículos.
211
177 SEC.EXT.-CASA DE ANÍBAL-CALLE Y FACHADA-NO-
CHE.
La calle desierta.
Algunos soldados cierran el paso en la cuadra anterior a La
Casona.
La cámara se desplaza hasta la fachada de la casa de Aníbal.
La casa está a oscuras.
MÚSICA
Plano del Buick.
Plano de la granada.
Plano del Buick.
Plano de la granada.
Plano del jardín.
La granada estalla,
Plano del Buick. Sobre el automóvil cae tierra, plantas, pie-
dras y escombros que acaba de remover la explosión.
Cesa el estrépito.
Silencio.
212
Se disipa el polvo.
Y escuchamos la alarma del Buick.
BUICK.
¡Desactivado! ¡Este vehículo está desac-
tivado!
La cámara abandona el carro destrozado y descubre en un
recodo del jardín otra granada.
FIN
213
Índice
Nota Editorial / 9
La idea / 11
Exposición de motivos / 13
Sinopsis / 15
Índice de abreviaturas / 27
Amaneció de golpe
Guion Cinematográfico / 29
AMANECIÓ DE GOLPE
DIGITAL
Fundación Editorial El perro y la rana
Caracas, Venezuela,
abril de 2022
Amaneció de golpe. El guion cinematográfico nos permite un acerca-
miento al oficio del cineasta y cómo la creación audiovisual se empa-
renta y se apoya con la labor literaria. La noche del 4 de febrero de 1992
se desarrolló en Venezuela una rebelión cívico-militar en contra del
presidente Carlos Andrés Pérez, el grupo de rebeldes liderados por
Hugo Chávez intentan hacerse del poder atacando simultáneamente
puntos importantes del territorio nacional. El filme se centra en el
ataque a la residencia presidencial La Casona, ubicado en un sector de
clase media al este de la capital. Negociantes inescrupulosos, soldados
ingenuos, amantes ecológicos, amantes traidores y huidizos, mandos
militares, inmigrantes despitados, diplomáticos, una periodista con
conciencia social y un taxista español van en paralelo desarrollando la
narrativa de esa noche histórica para Venezuela.