Memoria Finalizada
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FACULTAD DE DERECHO
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS DEL DERECHO
LA TRANSFORMACIÓN DE LA
CONCEPCIÓN DE LA PROPIEDAD DE LA
TIERRA DE LOS MAPUCHES, EN LOS
PARLAMENTARIOS DE LA MISMA ETNIA
(1924 – 1973)
Santiago, Chile.
2023
1
RESUMEN
El objetivo de esta tesis es demostrar que durante el período a analizar, en los diputados
mapuches, existió una transformación en relación a la opinión que sostuvieron respecto a la
imposición de limitaciones al ejercicio del derecho de propiedad, sobre las tierras indígenas, que
fue desde una visión liberal, de propiedad individual, en un comienzo, hasta decantarse por una
visión más proteccionista y comunitaria.
Para lograr lo anterior, en primer lugar, se analizan las leyes dictadas en el período que tuvieron
impacto en la forma en la cual se configuró el derecho de propiedad de los mapuches sobre sus
bienes inmuebles. Luego, se aborda la participación política mapuche en el Estado entre los años
1924 y 1973, esto es, la vinculación de los diputados mapuches electos con las principales
organizaciones políticas mapuches, al igual que con los hechos políticos acaecidos, y los
partidos a los que pertenecieron. Finalmente, se describirá la visión de dichos parlamentarios
sobre cuál es la mejor forma de regular el ejercicio del derecho de propiedad por parte de los
mapuches, sobre sus tierras.
Al tratarse de temas que abordan la representación y análisis del derecho civil, se utilizará un
método de investigación de análisis jurídico, desde una perspectiva histórica. Junto a esto, para
responder el problema de la tesis se seguirá un modelo analítico – descriptivo, esto porque se
pretende detallar el sistema político de la época, el trabajo legislativo entorno a los derechos de
los mapuches sobre su propiedad, y la evolución de ambas cosas.
2
ÍNDICE
RESUMEN 2
INTRODUCCIÓN 5
CAPÍTULO I: EL ESTADO DE CHILE AL SUR DEL BIOBÍO 10
Normas dictadas por el Estado antes de iniciarse la ejecución del plan de Ocupación 12
● Reglamento - Ley de 1813. 13
● Decreto de 4 de marzo de 1819. 13
● Ley de 10 de junio de 1823. 13
● Ley de 2 de julio de 1852. 14
● Decreto de 14 de marzo de 1853. 14
Normas dictadas por el Estado durante la ejecución del plan de Ocupación 15
● Ley de 4 de diciembre de 1866. 16
● Ley del 15 de julio de 1869. 21
● Decreto de 6 de julio de 1872. 21
● Ley de 4 de agosto de 1874. 21
● Ley del 13 de octubre de 1875. 23
● Ley de 9 de noviembre de 1877. 24
Normas dictadas una vez culminado el proceso de Ocupación 25
• Ley de 20 de enero de 1883. 26
• Decreto de 10 de noviembre de 1884. 27
• Ley de 12 de marzo de 1887. 27
• Ley Nº 1, de 11 de enero de 1893. 28
• Ley Nº 1.581, de 13 de enero de 1903. 28
• Ley Nº 2.737, de 8 de enero de 1913. 28
• Ley Nº 3.792, de 5 de septiembre de 1921. 28
CAPÍTULO II: MEDIO SIGLO DE LEGISLACIÓN INDÍGENA 34
• Ley Nº 4.169, de 1927. 36
• Ley Nº 4.802, de 1930. 38
• D.F.L. Nº 266, de 1931. 41
• D.L. Nº 4.111, de 1931 44
3
• “Leyes de Constitución de Propiedad Austral”. 44
• Ley Nº 8.736, de 1947. 47
• Ley Nº 7.864, de 1944. 48
• D.F.L. Nº 12, de 1953. 49
• D.F.L. Nº 56, de 1953. 49
• Ley Nº 14.511, de 1961. 50
• Ley Nº 15.020, de 1962. 53
• Ley Nº 16.640, de 1967. 54
• Ley Nº 17.729, de 1972. 55
CAPÍTULO III: LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA MAPUCHE EN EL ESTADO 60
Principales organizaciones políticas mapuches 61
Sociedad Caupolicán Defensora de la Araucanía (posteriormente, Corporación Araucana) 61
Federación Araucana 69
Unión Araucana 73
Situación previa a la formación de la Corporación Araucana 76
La Corporación Araucana: cambios en el contexto político regional y nacional 85
CAPÍTULO IV: LOS PARLAMENTARIOS MAPUCHES Y SU VISIÓN RESPECTO A LA
PROPIEDAD INDÍGENA 95
Voces a favor de la propiedad individual y división de las comunidades 95
La importancia de mantener la estructura comunitaria 114
CONCLUSIONES 127
BBIBLIOGRAFÍA 135
Libros, artículos y memorias 135
Fuentes Primarias 141
Diarios de sesiones del Congreso Nacional 142
ANEXO 149
4
INTRODUCCIÓN
La historia de nuestro país está íntimamente ligada con la de sus pueblos indígenas y,
especialmente, con la mapuche. Desde los albores de la República – y desde mucho antes – ha
existido una importante relación. En efecto, al poco tiempo de la llegada de los españoles a
nuestro actual territorio nacional surgen los primeros enfrentamientos entre peninsulares y
mapuches. La conquista, pretendida por los primeros, se vería entorpecida gravemente por la
astucia y la forma de organización de los segundos. La primera batalla ocurre en Reinogüelén
(1536),1 existiendo períodos de mayor belicosidad que otros, prolongándose a través de un largo
conflicto bélico. Pese a esto, es necesario indicar que no hay unanimidad en cuanto a determinar
el hito que pone fin a esta guerra, existiendo autores que sostienen que se extendió hasta 1662,
y otros la prolongan incluso hasta después de lograda la independencia de Chile. 2.
1 Francisco Encina y Leopoldo Castedo. Resumen de la Historia de Chile, Tomo I, 14º ed. (Santiago: Zig-Zag, 1982), 43.
2 Entre los primeros, podemos mencionar a Villalobos, quien sostuvo que ha existido un mito en cuanto a la duración de la
guerra en la Araucanía, prolongándose por 112 años y no tres siglos como se sostenía por otros. Sergio Villalobos, Vida
fronteriza en la Araucanía: El mito de la guerra de Arauco, (Santiago: Editorial Andrés Bello, 1995), 35. En cambio, entre
los segundos se encuentra Góngora, afirmando que en Chile “… en el siglo XIX la guerra pasa a ser también un factor
histórico capital: cada generación, podemos decir, vive una guerra. Primeramente, (…) las guerras de la Independencia, que
trajeron como consecuencia la creación del nuevo Estado y que se prolongaron en la ‘guerra a muerte’ contra los realistas
del Sur y en la campaña para la liberación del Perú (…), la guerra de 1836 – 1839 contra la Confederación Perú-Boliviana
de Santa Cruz, la guerra naval contra España (…), la guerra del Pacífico (…), y por último la guerra civil de 1891. Mas no
hay que olvidar la inacabable ‘pequeña guerra’ contra los araucanos, con sus periódicas entradas en la selva y en los
reductos indígenas, los incendios de siembras, los mil ardides de la ‘pequeña guerra’, que remata en un levantamiento mayor
en 1880, que sólo puede considerarse definitivamente aplastado en 1883”. Mario Góngora. Ensayo histórico sobre la noción
de Estado en Chile en los siglos XIX y XX, (Santiago: Ediciones La Ciudad, 1981), 9.
3 En la presente memoria se ha optado por utilizar la expresión cacique como sinónimo de lonco (o longko), identificando con
esa denominación a los mapuches que estaban en una posición de liderazgo, especialmente político. Seguimos en esto a
autores como Bengoa, Foerster y Montecino y la Comisión de Verdad Histórica y Nuevo Trato con los Pueblos Indígenas.
José Bengoa. Historia del pueblo mapuche: Siglos XIX y XX, 7º ed. (Santiago: LOM, 2000); José Bengoa. Mapuche, colonos y
el Estado nacional. (Santiago: Catalonia, 2017); Rolf Foerster y Sonia Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas
Mapuches (1900 – 1970) (Santiago: Editorial CEM, 1988); Comisión Verdad Histórica Y Nuevo Trato. Informe de la
Comisión de Verdad Histórica y Nuevo Trato con los Pueblos Indígenas. (Santiago: Editado por el Comisionado Presidencial
para Asuntos Indígenas, 2008).
5
importante de los grupos mapuches apoyara al bando realista en la guerra por la independencia
de Chile.4
Ahora bien, una vez lograda la emancipación, era común entre los líderes del movimiento
independentista la concepción de unidad territorial hasta el Cabo de Hornos, sin embargo,
especialmente al sur del río Biobío, el ejercicio de la soberanía por parte del Estado era
prácticamente nulo, prolongándose este estado – en mayor o menor medida – hasta la actual
región de Los Lagos.
De esta manera, se pone en práctica el plan propuesto por Cornelio Saavedra y se inicia un
proceso, al que se la ha dado el nombre de ocupación de la Araucanía, 8 que durará cerca de 22
años (1861-1883) en que el Estado logrará anexionar ese territorio. Como consecuencia de lo
anterior, los mapuches que, mayoritariamente ocupaban este territorio, no solo se verán
seriamente afectados en cuanto al cambio cultural que se producirá, sino que también sufrirán
la pérdida de una gran cantidad de tierras que históricamente dominaban y utilizaban en su vida
diaria.
de Chile, Tomo II, 14º ed. (Santiago: Zig-Zag, 1982), 1.285; Alejandro Lipschutz. La comunidad indígena en América y en
Chile. (Santiago: Editorial Universitaria S.A., 1956) 131 – 132.
8 Se ha optado por utilizar este concepto, siguiendo en esto el criterio utilizado por la Comisión Verdad Histórica y Nuevo
Trato con los Pueblos Indígenas, por considerar que envuelve de mejor forma los hechos ocurridos durante ese período.
Comisión Verdad Histórica Y Nuevo Trato. Informe de la Comisión. Pese a lo anterior, hay que anotar que existen autores
que han definido este proceso como “Pacificación de la Araucanía”. Por ejemplo: Francisco Encina y Leopoldo Castedo.
Resumen de la Historia de Chile, Tomo III, 14º ed. (Santiago: Zig-Zag, 1982), 1.587; o Góngora. Ensayo histórico, 88.
6
Entre los años en que se desarrolla este proceso y los siguientes a ellos, se irán produciendo
varias modificaciones a nivel legislativo y administrativo, pudiendo identificar – para efectos
de esta tesis - distintos períodos históricos:
1- Previo a la ocupación, que finaliza en 1883.
2- De las formaciones de “reducciones” o “radicaciones”, que finaliza poco antes de 1927,
año en que se dicta la ley 4.169, que crea un tribunal de división de comunidades y
reglamenta sus procedimientos.
3- De la presencia de diputados mapuches en el Congreso Nacional, comenzando con la
elección de Francisco Melivilu en 1924, y concluyendo en 1973 con la clausura del
Congreso.
Así las cosas, el primer período se caracterizó por los esfuerzos de los distintos gobiernos para
incorporar esta amplia zona a la soberanía, mediante la aplicación del plan de Saavedra y, al
final del mismo, por la dictación de las primeras leyes para iniciar la colonización del territorio.
En el segundo período se buscó potenciar la colonización y la puesta en producción de las tierras
agrícolas, a través de la enajenación de las mismas – supuestamente despobladas – y la
radicación de los grupos mapuches mayoritariamente en comunidades cuya superficie se había
reducido en relación a lo históricamente ocupado. Herramienta esencial para lograr lo anterior
fueron los títulos de merced, entregándose el último en 1929. Finalmente, en 1927, luego de
iniciada una discusión que perdurará durante todo el período que cubre esta tesis, se opta por
una concepción de la propiedad raíz mapuche de carácter liberal, dictándose la ley Nº 4.169 que
buscará promover la división de las comunidades mapuches, con el objeto de instaurar la
propiedad individual, propio de una visión liberal.
Pues bien, el año 1924 es electo el primer parlamentario mapuche, Francisco Melivilu
Henríquez, y hasta el año 1973 ejercerán el cargo como diputados 8 integrantes de la misma
etnia. En efecto, a Melivilu se le sumarán Manuel Manquilef González, Arturo Huenchullán
Medel, Venancio Coñuepán Huenchual, José Cayupi Catrilaf, Esteban Romero Sandoval,
Manuel Rodríguez Huenumán, y Rosendo Huenumán García.
7
Como se verá, prácticamente todos ellos, ingresarán al Congreso Nacional como promotores y
defensores de los derechos de los integrantes de este pueblo indígena, previo paso por
organizaciones políticas mapuches logrando, asimismo, ingresar al sistema de partidos existente
en la época. Por otro lado, entre dichos años cobraría especial relevancia entre estos mismos
parlamentarios la discusión fundada en instaurar limitaciones al derecho de propiedad para los
mapuches sobre sus predios o, si por el contrario, se debían regir por las normas de carácter
general.
Pues bien, lo que se buscará determinar en este trabajo es que si bien, estas dos visiones se han
mantenido en conflicto – incluso más allá del período que se pretende analizar – se puede
considerar que, al menos en cuanto a lo que los representantes parlamentarios de dicha etnia se
refiere, es observable una transformación en relación a la concepción que tuvieron respecto al
ejercicio del derecho de propiedad, de los mapuches sobre sus tierras, que fue cambiando desde
una concepción liberal, de propiedad individual, en un comienzo, hasta decantarse por una
visión más proteccionista y comunitaria.
Para lograr lo anterior se realizará, en los primeros dos capítulos, un análisis de la legislación
dictada por el Estado que tuvo incidencia en la configuración de la propiedad inmueble en la
zona y los derechos que sobre ella tenían los mapuches, sobre todo aquella que rigió en la zona
geográfica en que estuvo ubicado este pueblo después de la independencia de Chile, es decir, en
el territorio en que hoy se emplazan las actuales regiones de la Araucanía, Los Ríos y Los Lagos,
poniendo especial énfasis en la superficie delimitada por el río Biobío, por el norte, y el río
Toltén, por el sur. Todo lo anterior por ser esta la zona en que no solo estaría concentrada la
mayor parte de la población mapuche, sino que porque aquí se aplicarían preferentemente las
normas dictadas por el Estado que tendrían impacto en la manera en que se conformó el derecho
de propiedad de los indígenas sobre sus tierras.
Así las cosas, en el primer capítulo se hará un breve resumen de la historia previa a la
incorporación del territorio al sur del Biobío, analizando la legislación dictada hasta antes de
1927. Luego, en el siguiente capítulo se analizarán las leyes dictadas entre 1927 y 1973, con la
relevancia de considerar que es este el período en que ejercerán el cargo de diputados los 8
mapuches nombrados previamente.
8
A continuación, en el tercer capítulo, se señalará la importancia de las organizaciones políticas
mapuches, y los vínculos de los parlamentarios de este pueblo con la política institucional, con
el objeto de determinar si estos actuaron exclusivamente como hombres de partido, o si bien,
tuvieron una opinión distinta en estas materias respecto a la posición oficial del partido.
Finalmente, para mayor orden y buscando no distraer de los aspectos esenciales de este trabajo,
se adjunta en un anexo el proyecto de ley referido a la constitución de la propiedad indígena,
aprobado en el VI Congreso Araucano, organizado por la Federación Araucana. En ese sentido,
si bien es citado en uno de los capítulos aquella parte que ha sido identificada como más
relevante para los efectos indicados, se ha decidido agregar el documento en su integridad por
el valor que tiene en sí mismo, para comprender de mejor forma la visión de una de las
organizaciones mapuches más importantes de la época, y de uno de los parlamentarios que se
estudian en esta tesis.
9
CAPÍTULO I: EL ESTADO DE CHILE AL SUR DEL BIOBÍO
La ocupación de las ruinas del que fuera el pueblo de Villarrica por parte del Ejército, realizada
el 1º de enero de 1883, marcó el hito que puso fin a un proceso iniciado en 1861. En efecto, ese
año, quien fuera por entonces Intendente de Arauco, Cornelio Saavedra, expuso un plan ante el
Congreso, para incorporar definitivamente ese territorio a la soberanía del Estado. La estrategia
consistía en un avance progresivo mediante la instalación de distintas líneas fortificadas que
permitieran ir consolidando la presencia en las zonas ocupadas. Junto a lo anterior, los terrenos
que se fueran incorporando debían declararse en su mayoría fiscales, subdividirse y enajenarse,
con el fin de colonizar la zona. Con todo lo dicho, este plan se vería retrasado en su consecusión.
En efecto, “Los vaivenes políticos obligaron a Cornelio Saavedra a presentar su renuncia,
acusado de incondicional de Montt, en enero de 1864”.9 Producto de lo anterior, y pese a que
se mantuvo un contingente militar en la zona, no se registrarían mayores avances hasta que
Saavedra se reincorporara a las armas, para afrontar la guerra contra España (1865 – 1866). “Al
producirse este conflicto con España, fue nombrado Intendente y Comandante del Ejército de
la Frontera y recibió fondos para avanzar las líneas hacia el Malleco por el norte y el Toltén
por el sur”.10
No está demás mencionar que, en la ocupación del territorio, influyeron de forma importante
distintas situaciones tanto a nivel de política interna, como externa.
En efecto, con anterioridad a que Saavedra expusiera su plan en el Congreso, el mundo mapuche
no se había mostrado indiferente a los conflictos políticos internos que se dieron en el país
durante las primeras décadas de su existencia. Tanto en las revoluciones de 1851 y 1859, y sobre
todo en esta última, importantes grupos aprovecharon para atacar a las fuerzas leales al gobierno,
y las ciudades fundadas en esta zona. 11 “El alzamiento del 59 vino a agregar un ingrediente
9 Encina y Castedo. Resumen de la Historia de Chile, Tomo II, 1.287. También se atribuye como causa de su renuncia el
rechazo inicial que sufrió su plan, luego de la exposición que hiciera ante el Congreso. Para más información, ver José
Bengoa. Historia del pueblo mapuche, 185.
10
Bengoa. Historia del pueblo mapuche, 189.
11 Pese a lo anterior, hay que dejar en claro que no exisitía unidad en la acción respecto a todos los caciques. Tanto en los
primeros años como país independiente e, incluso durante el proceso de ocupación de la Araucanía, habrían importantes
caciques que mantendrían una cercana amistad con los distintos gobiernos y sus representantes en la zona. Dentro de los más
10
más en la convulsionada cuestión de la Araucanía. Una vez más aparecían los mapuches como
feroces y peligrosos guerreros, una amenaza para las poblaciones que se venían formando.
Esto constituía un argumento poderoso para los partidarios de aumentar el contingente militar
y avanzar en la ocupación del territorio…” 12 También hay autores que mencionan como otra
de las motivaciones para que el Estado decidiera ocupar definitivamente el territorio, los intentos
realizados por el francés Orelie Antoine de Tounens de fundar el Reino de la Araucanía y la
Patagonia, durante las décadas del 60’ y 70’, autoproclamándose Rey. Buscando alianzas con
algunos caciques, pretendió – infructuosamente - que se lo reconociera como tal y gobernar un
basto territorio reclamado tanto por la República de Chile, como de Argentina. Debido a ello, el
gobierno chileno tomaría cartas en el asunto, siendo arrestado, juzgado y expulsado del país. 13
Asimismo dos sucesos internacionales impulsarían la resolución de lograr una anexión completa
y definitiva. Estos fueron, por una parte, la guerra que libró Chile contra Perú y Bolivia (1879
– 1884) y, por la otra, la crisis diplomática con Argentina por la delimitación de las fronteras en
el sur. Con respecto a la primera, una vez ocupada Lima por las fuerzas chilenas en enero del
81’, fue posible destinar recursos y efectivos militares a otros objetivos. Esto, a su vez, precipitó
la resolución del segundo de los problemas con la firma, en julio de 1881, del Tratado de Límites
con la República Argentina. 14 “Las grandes lizas en la guerra del Perú habían trocado
diametralmente la actitud de Argentina hacia Chile. Se hallaba ahora, en el arrastrado conflicto
de límites, frente a un Chile vencedor, con una escuadra que doblaba a la suya y un ejército
fogueado fuerte de más de sesenta mil hombres. Al renovarse la cuestión pendiente entre ambos
países se encontraba en el dilema de aceptar un arbitraje que el canciller Bernardo de Irigoyen
reconocidos podríamos nombrar a los Coñuepan y los Colipí; Bengoa. Mapuche, colonos y el Estado nacional, 118 – 119;
Bengoa. Historia del pueblo mapuche, 72 – 81.
12 Bengoa. Historia del pueblo mapuche, 170;
13 Una interesante exposición de las gestiones realizadas por el gobierno tanto en el país, como en el extranjero, se puede
encontrar en Hamish Stewart. «Alberto Blest Gana y el Rey de la Araucanía y Patagonia», Revista de Historia de la
Universidad de Concepción, vol. 1, nº 15 (2005), 43-49.
14 Este tratado que, en su artículo 1º afirmaba que la frontera entre ambos países, de norte a sur, hasta el paralelo 52 de latitud
sur, era la Cordillera de Los Andes, significó que ambos países reconocieron mutuamente sus soberanías sobre los territorios
en que existía una amplia presencia indígena. La firma de este tratado era de especial interés puesto que la expansión de Chile
hacia el sur y de Argentina hacia el oeste, fue prácticamente simultánea y, en realidad coordinada, puesto que ambos países
enfrentaron resistencia por parte de los mapuches. En efecto, el general y a la postre, presidente argentino, Julio Roca,
“avanzó hacia el Río Negro el 78, y Saavedra ese mismo año ocupó la línea del Traiguén (…) En la medida que Roca
avanzaba hacia el occidente los chilenos debían ocupar rápidamente su territorio. De hecho los argentinos llegaron hasta
Lonquimai, ubicado en la vertiente del Pacífico. Estos hechos se transformaron en un argumento más para ocupar
definitivamente los territorios y fijar fronteras, ahora con Argentina”. Bengoa. Historia del pueblo mapuche, 260 – 261.
11
consideraba perdido, inclusive la Patagonia, o ir a una guerra en las peores condiciones.”15
Ahora bien, junto al desarrollo del plan militar, se implementaron una serie de medidas
administrativas y legales en orden a integrar efectivamente la zona. Para analizarlas de forma
correcta, es necesario mencionar brevemente aquellas normas creadas por el Estado chileno,
distinguiendo distintos períodos. A saber, antes de la puesta en marcha del plan para anexar el
territorio, durante el desarrollo del mismo, y con posterioridad a su consecusión. Si bien, muchas
veces esta normativa se pronunciará sobre distintas cuestiones relativas al derecho indígena, en
este trabajo nos centraremos en aquellas que tienen mayor relación con el tema que se busca
analizar.
Normas dictadas por el Estado antes de iniciarse la ejecución del plan de Ocupación
Considerando que tradicionalmente se fecha en 1861 como el año de inicio del proceso conocido
como ocupación de la Araucanía, este período de normas a analizar se extiende desde los albores
de nuestra historia republicana, hasta ese año. Es importante mencionar que, hasta que no se
fueron consolidando las líneas fortificadas del plan de Saavedra, en la práctica, estas normas no
se aplicaron a los mapuches de la Araucanía, puesto que el Estado no ejercía realmente soberanía
sobre dicho territorio. Así las cosas, debemos nombrar las siguientes normas: 17
Memoria para optar al Grado de Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad de Chile, 2007,
12
● Reglamento - Ley de 1813.
El objetivo del reglamento de 1813 fue crear una comisión encargada de formar villas de
indígenas, mediante remates públicos de las tierras que ocupaban en ese momento y el traslado
de sus habitantes. Asimismo, en lo relativo a este trabajo es importante destacar que su artículo
IV establecía que: “Cada indio tendrá una propiedad rural, ya sea unida a su casa, si es posible,
i de nó, en las inmediaciones de la villa. De ella podrán disponer con absoluto i libre dominio;
pero sujetos a los estatutos de policía i nuevas poblaciones, que podrán añadir o modificarse
por la comision”. Pese a lo anterior, esta normativa no sería aplicada debido a la caída del
gobierno patriota y la recuperación del mismo por parte de las fuerzas realistas. No será hasta
el Decreto de 4 de marzo de 1819 que haya un nuevo pronunciamiento del Estado en esta
materia. En efecto, en esa oportunidad se otorga la ciudadanía a todo indígena y se los exime
del pago de tributos.18 Dicho esto, no resulta difícil identificar la intención del legislador en
cuanto a poner en un pie de igualdad a los indígenas con el resto de la población, existiendo una
clara preferencia por no imponerles prohibiciones especiales al ejercicio del derecho de
propiedad.
Poco tiempo pasaría para que se decidiera empezar a reglamentar el proceso de venta de las
tierras indígenas. Así, el 10 de junio de 1823, se dicta una ley con ese objeto y, entre otras cosas,
determinó en su artículo 3º que “lo actual poseído segun leí por los indijenas, se les declare en
de nuestra especie continúe en tal estado de abatimiento. Por tanto, declaro que para lo sucesivo deben ser llamados
ciudadanos chilenos, i libres como los demas habitantes del Estado con quienes tendrán igual voz i representación,
concurriendo por sí mismos a celebrar toda clase de contratos, a la defensa de sus causas, a contraer matrimonio, a
comerciar, a elegir las artes a que tengan inclinación, i a ejercer la carrera de las letras i de las armas, para obtener los
empleos políticos i militares correspondientes a su aptitud. Quedan libres desde esta fecha a la contribución de tributos.”
13
perpetua y segura propiedad.”, al igual que dispuso que lo sobrante sería del Estado, debiendo
enajenarse en pública subasta. 19
Con respecto a la legislación en materia administrativa, previa puesta en marcha del plan de
ocupación, podemos mencionar la ley de 2 de julio de 1852. Esta norma, además de crear la
provincia de Arauco, faculta “Al Presidente de la República para dictar ordenanzas
encaminadas a una mejor administración de la frontera, resaltando la protección debida a los
indígenas, de manera de obtener lo más pronto posible su civilización, regulando sus relaciones
contractuales y de comercio”20. Observamos acá un cambio de criterio, otorgándose facultades
a la autoridad para regular las relaciones contractuales.21Estas regulaciones se introducirían por
medio de Decretos dictados en virtud de lo indicado en la ley mencionada precedentemente.
Así las cosas, “Las primeras limitaciones sobre la propiedad fueron impuestas por los decretos
del 14 de marzo de 1853 (Arauco), Decreto de diciembre de 1855 (Valdivia), y decreto de Julio
de 1856 para los territorios de Llanquihue.” 22Estas limitaciones consistieron principalmente en
formalidades habilitantes y de publicidad. De estos decretos, especialmente importante será el
de 14 de marzo de 1853, puesto que sus limitaciones serán consideradas para la legislación que
se dicte en el futuro. 23 En él, se introducen en sus artículos 1º, 2º y 5º formalidades habilitantes
como la intervención en el acto, del Intendente o la autoridad por este designada y del
Gobernador de indígenas, para toda compra de terrenos hecha a indígenas o de terrenos situados
en territorio de indígenas, al igual que en el caso de empeño o arriendo de terrenos por un tiempo
superior a 5 años, so pena de nulidad. Asimismo, como formalidad de publicidad “se impone a
los dueños de terrenos o propiedades rurales de esa zona que hayan adquirido por compra a
los indígenas o de cualquier otro modo, deberán hacer tomar razón de sus títulos en la
19 También establecía la misma ley en su artículo 5º que “los remates se harán por porciones, desde una hasta diez cuadras,
para dividir la propiedad, y proporcionar a muchos el que puedan ser propietarios.”
20 Larrère, «Tierras en el ordenamiento jurídico aplicable al pueblo mapuche», 80.
21 Profusa es la literatura en cuanto a relatar las razones por las cuales se impondrían ciertas formalidades para la celebración
de actos y contratos sobre sus tierras, intentando con ello proteger a los indígenas. Se pueden encontrar ejemplos de ellas en
Bengoa, Historia del pueblo mapuche, 156 – 161.
22
Valenzuela, La política indígena del Estado chileno, 16.
23 Similares objetivos persiguieron otros decretos dictados como los de 5 de junio del 56’, 23 de marzo del 57’, y 16 de
octubre del 63’. Para más detalle revisar José Aylwin. Estudio sobre tierras indígenas de la Araucanía: antecedentes
histórico legislativos (1850 – 1920). (Temuco: Instituto de Estudios Indígenas, 1995), 13 -14.
14
Secretaría de la Intendencia de Arauco en el término de un año”.24
Por último, al final de este período, el año 1857, entró en vigencia el Código Civil. Sin embargo,
este cuerpo normativo, al igual que las otras normas hasta acá expuestas, no sería plenamente
aplicable en la práctica al sur del Biobío, por cuanto aún no existía un ejercicio real de la
soberanía por parte del Estado. Ahora bien, podemos precisar que si bien tuvo por objeto regular
gran parte de las materias civiles, entre ellas las relativas a su libro II, es decir “los bienes, y de
su dominio, posesión, uso y goce”, esta regulación fue creada desde una perspectiva liberal,
poniendo el acento en la importancia de la propiedad individual; sin embargo, aquellas normas
especiales que se han mencionado, contenían ciertas reglas que por su especificidad deberían
considerarse preferentemente sobre aquellas que contenía este cuerpo normativo.
Recordemos que si bien, el plan de Cornelio Saavedra había sido propuesto en 1861, no sería
sino hasta la guerra contra España del año 65’ que recibiría los fondos para avanzar y consolidar
las líneas fortificadas de los ríos Malleco por el norte, y Toltén por el sur. Luego del avance del
Ejército, el plan contemplaba la colonización del territorio. En esta materia, se optó por una
estrategia – citando a Bengoa - “estatalista”,25 reflejo de una de las posiciones existentes en la
época respecto a qué hacer con las tierras que se fueron ocupando. A saber, por una parte estaban
aquellos que creían que la mejor forma de llevar a cabo el proceso de colonización era mediante
15
un poblamiento espontáneo; por otra, existían quienes abogaban porque el Estado se
transformara en el propietario de las tierras. 26Siendo el Estado el propietario de la mayor parte
de estos predios, podía organizar ordenadamente la colonización. En el caso chileno, esto se
haría enajenando las tierras vía remates públicos.
En consecuencia, las normas dictadas durante este período están relacionadas íntimamente al
contexto descrito anteriormente. Así las cosas, dentro de los 22 años que abarca, podemos
mencionar las siguientes:
Las principales leyes que se dictarán en estas casi dos décadas serán la del 4 de diciembre de
1866 y la de 4 de agosto de 1874. En efecto, permitirán materializar posteriormente la estrategia
de colonización “estatalista”, por dos vías claramente identificables en su articulado: por una
parte, a través de la compra de terrenos por parte del Estado y, por otra, mediante la declaración
de ser terrenos baldíos aquellos sobre los cuales no se haya probado su posesión, de acuerdo a
lo señalado en la ley.
La ley del año 1866 buscó materializar la ocupación del territorio. Para ello, se siguió un criterio
estatalista, donde sería el Estado quien, adquiriendo la mayor parte de las tierras, diseñaría y
organizaría la ocupación mediante la colonización y la radicación de indígenas.
Así las cosas, esta ley contendrá las dos vías mediante las cuales el Estado adquiriría los terrenos.
Estas se encuentran en el artículo 1º y en el inciso 2º del artículo 6º de la misma:
26 Ibid.
16
“Artículo 1.° Fúndense poblaciones en los parajes del territorio de los indíjenas, que el
Presidente de la República designe, debiendo adquirirse por el Estado los terrenos de
propiedad particular que conceptuare convenientes para este i los demas objetos de la presente
lei.
Art.6.°, inciso 2: Para los efectos de este artículo, se reputarán como terrenos baldíos i por
consiguiente de propiedad del Estado, todos aquellos respecto de los cuales no se haya probado
una posesion efectiva i continuada de un año por lo ménos.”
Pues bien, adquiridos los terrenos por el Estado, el segundo paso era poder transferirlos a
aquellos particulares para quienes estaba destinado el plan de colonización. Conocida es la
intención del gobierno y el legislador de poblar la zona con colonos 27, preferentemente
extranjeros – aunque no exclusivamente -, por el enorme territorio que abarcaba nuestro país y
el escaso número de personas que lo poblaban en ese momento. 28 Esta intención quedaría
plasmada en los incisos 1º y final, del artículo 3º de la ley:
Art. 3°, inciso 1º: “ Los terrenos que el Estado posea actualmente i los que en adelante adquiera,
se venderán en subasta pública en lotes que no excedan de quinientas hectáreas.
Art. 3º, inciso final: “Sin embargo, una parte de los terrenos se destinará al establecimiento de
colonias de nacionales o estranjeros con arreglo a las leyes que rijen esta materia.”
27 Un sistema que se utliziaría comúnmente sería el de otorgar concesiones de tierras a empresas colonizadoras. “De acuerdo
con este sistema, el gobierno celebraba un contrato con el empresario particular, en virtud del cual se otorgaba a éste una
extensión variable de tierra (…), obligándose éste a radicar a las familias en el terreno, a asegurar que su establecimiento en
ellos fuese duradero, y a adelantar a los colonos, en calidad de anticipo, iguales cantidades en especie y en dinero que las
que con este objeto hace el Estado a los colonos. Una vez cumplidas las condiciones y transcurridos los plazos estipulados, el
gobierno concede título definitivo de propiedad por el número de hectáreas a que el empresario tuviese derecho en virtud de
las familias que se hubiese establecido”. José Luis Ureta. «La constitución de la propiedad austral». (Memoria para optar al
Grado de Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad de Chile, 1927), 202 y ss. En: Aylwin. Estudio sobre
tierras indígenas de la Araucanía, 49.
28 “La sociedad santiaguina y el Estado consideraron que esos territorios del sur estaban desocupados. Tierra de nadie, se
dijo: Terra Nullius (…). A mitad del siglo se mandó a realizar un "censo de población" y se estimó que sólo vivían treinta mil
personas en toda la Araucanía, lo cual sin duda era una cifra pequeña para el gran territorio comprendido desde el río Bío
Bío hasta Valdivia. Casi con el inicio de la República, surgió la idea de colonizar las tierras australes. Ya don Mariano
Egaña, uno de los próceres civiles de la construcción de la República, viajó a Europa con esa misión. Siguió el tema dando
vueltas en las mentes de los políticos e intelectuales criollos más progresistas de la época. Vicente Pérez Rosales, por
ejemplo, no era especialmente un ‘antiindígena’ pero sí fue un decidido partidario de la inmigración extranjera. Ciertamente
Chile poseía una población muy exigua y no tenía la capacidad de poblar el norte minero y el sur agrícola…”. Bengoa.
Mapuche, colonos y el Estado nacional, 40.
17
Ahora bien, con respecto al reconocimiento de la posesión sobre los predios que ejercían los
indígenas, hay que recordar lo indicado por el inciso 2º del artículo 6º ya analizado. En dicho
artículo, es posible observar que el concepto de terrenos baldíos – esto es, los terrenos que se
considerarán propiedad del Estado – se construyó a partir de aquello que se consideró no
poseído. En consecuencia, la ley también buscó reconocer la posesión ejercida por los mapuches
y fijó reglas para su enajenación. Así las cosas, para enajenar un predio ubicado en territorio
indígena en su artículo 4º se establecieron las siguientes exigencias:
“Art. 4.° Los contratos traslaticios de dominio sobre terrenos situados en territorio de
indígenas, solo podrán celebrarse válidamente cuando el que enajena tenga título escrito i
rejistrado competentemente.
Siendo indíjena alguno de los contratantes, se necesita ademas que el contrato se celebre con
arreglo a las prescripciones del decreto de 14 de marzo de 1853, el cual queda vijente en todo
lo que no sea contrario a la presente lei…”
Con respecto al inciso 2º debemos recordar las formalidades habilitantes y de publicidad que se
habían introducido en el decreto del año 53’, sin embargo, la función que, de acuerdo a dicho
decreto, debían desempeñar los Intendentes y Gobernador de indígenas, se transfiere al protector
de indígenas, funcionario nombrado por el Presidente de la República, quien además, de acuerdo
al artículo 8º “representará los derechos de los indíjenas en todas las circunstancias que se
ofrezcan, i especialmente en el deslinde de sus posesiones i en todos los contratos traslaticios
de dominio”, debiendo también “defender i ajitar la resolucion definitiva de las cuestiones
pendientes sobre validez o nulidad de los contratos de venta o arriendo de terrenos de indíjenas,
efectuados con anterioridad a esta lei.”
18
Asimismo, su inciso 2º indicaba que “Falladas dichas cuestiones i fijados los deslindes de un
modo claro i preciso, los injenieros estenderán acta de todo lo obrado en un libro que se llevará
al efecto por un ministro de fe pública que servirá de secretario, i espedirán a favor del indíjena
o indíjenas poseedores un título de merced a nombre de la República, insertando copia de dicha
acta i anotando el título en otro libro que servirá de rejistro conservador.” 29
Pues bien, la comisión de ingenieros que se menciona en su inciso 1º - que más adelante sería
conocida como Comisión Radicadora -, en especial a lo relativo a la extensión de los títulos de
merced, no entraría en funciones sino hasta que el plan de ocupación de la Araucanía estuvo
finalizado30. En efecto, el primero de los títulos de merced indicados en el inciso 2º sería
entregado el 6 de febrero de 1884, casi 20 años después de la ley que analizamos. 31
Finalmente, el artículo 7º establece cómo deberían proceder los ingenieros para efectos de
practicar la operación de deslindes. Llama la atención que a partir de este, se reconoce la
propiedad indígena tanto individualmente como comunitaria, siendo el germen de la discusión
sobre la que versa este trabajo. Es fácil vislumbrar lo anterior con solo leer los numerales que
fijan las reglas en virtud de las cuales deben operar los ingenieros.
“1.º La ocupacion efectiva i continuada por el tiempo que designa el inciso 2.° del artículo
anterior, será título bastante para que el indíjena sea considerado como dueño. 32
29 Además, el inciso 1º del artículo 6, estableció la obligación de levantar un plano en que se identificaran las posesiones
asignadas a cada indígena, y las reputadas como terrenos baldíos. Todo lo anterior, una vez que hubiera actuado la comisión
de ingenieros, en conformidad al artículo 5º.
30 Junto a lo anterior, sería la ley del 20 de enero de 1883 la que daría el impulso necesario para que entrara en funciones esta
Comisión Radicadora, con la diferencia que se conformaría por un abogado y dos ingenieros.
31 Pese a esto, existen registros que indican que la Corte de Apelaciones de Concepción - que, luego de la dictación de la ley
de 1874, reemplazaría durante un período en sus funciones a esta comisión - habría entregado un total de 10 títulos de merced
a indígenas de Angol por un total de 1.518 hectáreas, entre 1874 y 1883. Aylwin. Estudio sobre tierras indígenas de la
Araucanía, 37 – 38.
Bengoa. Mapuche, colonos y el Estado nacional, 53.
32 El tiempo designado por el inciso 2º del artículo 6º es de un año al menos. Con posterioridad, una vez que entró en
funciones la Comisión Radicadora, el 19 de mayo de 1910, el gobierno dictó un decreto que otorgó la facultad a la Comisión
de otorgar el título de merced a quienes comprobaren haber poseído por un año continuo los terrenos, aún cuando hubieran
perdido la tenencia material del suelo por la ocupación de terceros, siempre que se acredite que esta ocupación es violenta o
19
2.º Cuando varios indíjenas pretendan derecho a un mismo terreno, se considerara como
dueño el que haya poseído los últimos cinco años.”
“3.º Si varios indíjenas poseyesen un terreno sin que ninguno de ellos pueda establecer
posesion esclusiva sobre una porcion determinada, se les considerará como comuneros, i se les
dividirá por partes iguales.
5.º Cuando los indíjenas que ocupan un terreno posean como individuos de una reduccion
dependiente de un cacique, se les tendrá a todos como comuneros, i se deslindará el terreno
como propiedad común a todos ellos.
6.º Si una octava parte de los indíjenas cabezas de familia de la reduccion reconocida como
propietaria de un terreno, pidiese que se le asigne determinadamente lo que les corresponda,
los injenieros procederán a hacer la division i demarcacion de límites, asignando al cacique el
triple de la parte de terreno que se asigne a las cabezas de familia.”
En resumen, la ley de 1866 crea las bases jurídicas bajo las cuales el Estado planifica la
colonización del territorio. Hasta este momento, los indígenas siguen teniendo el derecho de
enajenar sus tierras, siempre y cuándo se ajusten a las disposiciones del decreto del año 1853,
con los cambios ya indicados. Asimismo, se establece legalmente el reconocimiento de la
propiedad tanto individual, como comunitaria bajo las fórmulas expuestas anteriormente.
Con posterioridad, a medida que avanzaba el plan de ocupación, se dictarán distintos decretos
que buscarán, principalmente, otorgar mayores garantías para que aquellos actos jurídicos en
que participa un indígena, sean reflejo de su voluntad real, con el fin de evitar abusos y fraudes
en desmedro de los mismos;33 al igual que proteger el dominio del Estado sobre los territorios
clandestina. Lo anterior, ya que se tomó en consideración que, en muchas ocasiones, los indígenas no podían acreditar la
posesión material de sus tierras por hallarse estas ocupadas por extraños que las detentaban contra su voluntad.
33 En el decreto de 23 de marzo de 1873 esta preocupación queda expresada en sus considerandos. A saber, en él se indica
que, “no obstante la prescripción del citado Artículo 8º (de la ley de 4 de diciembre de 1866) los escribanos públicos de la
provincia de Arauco otorgan escrituras en que los indígenas, sin intervención del expresado Protector, se confiesan deudores
a favor de terceros por cuantiosas sumas que, atendidas sus facultades, su ninguna versación en los negocios y su falta de
hábitos industriales, ofrece fundadas dudas la efectividad de los préstamos.” Lo anterior habría provocado que ante la
imposibilidad de pago de las deudas, muchas veces se persiguiera su ejecución sobre terrenos de dominio del Estado, o en
predios en que los indígenas no podrían acreditar el dominio legal, por no contar con título de merced. Por esta razón se
20
que se van adquiriendo. En este sentido, podemos encontrar el decreto de 6 de julio de 1872,
que exigirá a los escribanos públicos en los departamentos de Nacimiento, Angol, Lebu e
Imperial, la presentación del título escrito y competentemente registrado para la celebración de
cualquier contrato que tenga por objeto gravar o enajenar terrenos indígenas. Asimismo, si
fueran indígenas los que enajenan o pretenden gravar la propiedad, los escribanos deberían
exigir la copia legalizada de la escritura que previamente se hubiera otorgado, en conformidad
a la ley de 4 de diciembre de 1866. Similar objetivo persiguió el decreto de 30 de noviembre de
1876.
Ahora bien, las leyes que se dictarán luego de 1866, serán reflejo de un vaivén de decisiones
que tendrán por objeto equilibrar dos intereses: la facilitación de las condiciones necesarias para
la colonización, y la protección de los derechos de los indígenas.
En efecto, la siguiente ley dictada será la de 15 de julio de 1869. Esta norma tuvo por objeto
crear los departamentos de Angol, Lebu e Imperial, considerándose como territorios de
colonización y, además, señaló que el departamento de Arauco dejaría de ser considerado como
territorio de indígenas. La consecuencia de esto último es que sus habitantes quedaron
facultados para celebrar contratos sin sujeción a la ley del 4 de diciembre de 1866.
Luego, será dictada la ley de 4 de agosto de 1874 que, junto a la del año 66’ serán las principales
de este período. Esta norma introduce distintas regulaciones a la propiedad de la tierra, cada una
de estas asociada a una zona en particular del territorio que se busca ocupar. Junto con ello altera
la composición de la comisión de ingenieros de la ley de 1866 34, incluye incentivos para
colonizar la zona con extranjeros de naciones específicas 35, e introduce normas especiales sobre
impone la obligación a los escribanos públicos de la provincia de Arauco de abstenerse de otorgar escrituras en que indígenas
contraigan obligaciones personales o constituyan un derecho real, sin que concurra el protector de indígenas al acto.
34 El artículo 7º traspasa las funciones que el artículo 5º de la ley de 1866 encomendó a esta comisión, a un Ministro de la
Corte de Apelaciones de Concepción. Este Ministro podría disponer de uno o más ingenieros para desempeñar el trabajo.
Ahora bien, tal como se señaló anteriormente, el trabajo encomendado a la comisión contemplada en la ley del 66’ no se
materializaría hasta después de dictada la ley de 1883, pero existen registros que indican que la Corte de Apelaciones de
Concepción habría entregado un total de 10 títulos de merced a indígenas de Angol por un total de 1.518 hectáreas, entre
1874 y 1883. Aylwin. Estudio sobre tierras indígenas de la Araucanía. 37 – 38.
35 Esta intención de poblar las tierras preferentemente con extranjeros, mencionada al analizar la ley de 1866 queda clarísima
en el artículo 11º de esta ley. Aún más, en esta disposición se expresa una preferencia prácticamente exclusiva por colonos
venidos de Europa y de los Estados Unidos. Reza su inciso 1º: “A los particulares que quieran establecer colonias por su
cuenta en el territorio indíjena, se les concederá hasta ciento cincuenta hectáreas de terrenos planos o lomas o bien el doble
21
el estado civil de los indígenas. 36
En lo referente a las regulaciones, tal como se adelantó, estas generaron diferencias en tres
franjas de terreno, de norte a sur. De la lectura de sus disposiciones se podría sostener que la
principal motivación sería organizar de mejor forma la ocupación del territorio, de tal manera
que, mientras menos presencia del Estado existe – esto es, mientras más al sur -, más
restricciones se imponen a la celebración de contratos a través de los cuales los particulares
buscaran adquirir terrenos de indígenas y, a su vez, menos protección se da a la propiedad que
estos particulares alegaren haber constituido en forma previa a esta ley.
Así las cosas, la franja septentrional la compuso, de acuerdo al artículo 4º de la ley, aquella
formada por los terrenos “comprendidos entre los rios Biobio, Vergara i Renaico i la cordillera
de Los Andes”. En conformidad a este artículo, se debían rematar los terrenos del Estado, en
subasta pública conforme a lo dispuesto en el artículo 3º de la ley de 4 de diciembre de 1866,
“siempre que sobre su propiedad los particulares pretendieren derecho i consintieren en la
subasta.”
Por su parte, la franja central, de acuerdo al artículo 1º, la formaron “Los terrenos situados entre
los rios Renaico por el norte, Malleco por el sur, el Vergara por el oeste i la cordillera de los
Andes por el este…”. En este caso, al igual que en la zona mencionada anteriormente, también
se ordena enajenar en subasta pública los terrenos en los cuales los particulares pretendieran
algún derecho, en conformidad a la ley del año 66’. Se aprecia que acá el consentimiento de los
en las serranías o montañas, por cada familia inmigrante de Europa o de los Estados Unidos de Norte-América…”. Repite
esta idea, pero ahora para la iniciativa estatal, su inciso 3º: “En las colonias que se fundaren por el Estado en el mismo
territorio conforme a lo dispuesto en el inciso final del art. 3.° de la lei de 4 de diciembre de 1866, no se admitirá como
colonos sino a inmigrantes de las nacionalidades antedichas.” No será hasta las leyes Nº 380, de 1896, y Nº 994, de 1898,
que se empezará a incentivar la colonización nacional.
36 Indica en su artículo 9º que “La posesion notoria del estado de padre, madre, marido, mujer o hijo, se tendrá como título
bastante para constituir a favor de los indíjenas los mismos derechos hereditarios que establecen las leyes comunes en favor
de los padres, cónyujes e hijos lejítimos”. Este tipo de disposiciones se incorporarían en adelante a prácticamente todas las
principales leyes indígenas. Tal como señala el protector de indígenas de Cautín, Eulogio Robles…. “La razón de este
precepto excepcional es que el Estado no quiso despojar de un terreno determinado a los herederos de los indios poseedores.
Sin este precepto, no estando la familia indígena constituida legalmente, los bienes del que falleciere caerían indudablemente
en poder del Fisco…” Congreso Nacional: Comisión Parlamentaria De Colonización, «Anexos» en Informe, Proyectos de
Ley, Actas de las Sesiones y otros antecedentes. (Santiago, Sociedad Imprenta y Litografía Universo, 1912), 142.
22
particulares ya no es un elemento a considerar para proceder a realizar la subasta. 37
Ahora bien, además de las regulaciones indicadas por cada zona mencionada hasta el momento,
el artículo 5º, extendió en estas las restricciones impuestas por el inciso 1º del artículo 4º de la
ley de 1866 a todo contrato sobre terrenos situados en territorio indígena.
Finalmente, la franja meridional estaría delimitada, según prescribía su artículo 6º, “por el norte
el rio Malleco, desde su nacimiento en la cordillera de los Andes, hasta su desembocadura en
el Vergara, i de este punto siguiendo al sur el curso del rio Picoiquen hasta su nacimiento en
la cordillera de Nahuelbuta, i desde allí una línea hasta la laguna de Lanalhue, situada en dicha
cordillera i el curso del rio Paicaví hasta su desembocadura en el mar, por el sur el límite que
separa al departamento del Imperial de la provincia de Valdivia, por el este la cordillera de los
Andes i por el oeste el mar”.Pues bien, en esta gran superficie - que actualmente equivale a casi
la totalidad del territorio compuesto por el centro y sur de la región de la Araucanía -, en el
mismo artículo, se prohibió a los particulares la adquisición por cualquier medio de terrenos
indígenas, excepto los predios cuyos títulos ya estuvieran previamente inscritos en la forma
legal.
Casi un año después, se introduce una ley que tiene por objeto modificar la administración del
territorio. Así las cosas, se dicta la ley de 13 de octubre de 1875, creando las provincias de
Biobío y de Arauco, y del territorio de colonización de Angol. Ahora bien, además de lo anterior,
se producirá, en ciertos sectores de las provincias creadas, una derogación de las normas que
restringían y prohibían la compra de tierras indígenas, contenidas en las leyes de 1866 y 1874.
En consecuencia, más allá de las implicancias administrativas, interesa analizar lo indicado
previamente.
A saber, el artículo 14º de la ley del 75’ estableció que las limitaciones contenidas en las leyes
mencionadas anteriormente quedaban derogadas en el departamento de Lebu y en la parte norte
del departamento de Cañete, comprendida hasta la ribera septentrional del Río Tirúa. Quedan
37 La compensación para estos particulares se encuentra en el artículo 2º de la ley: “A los que por resoluciones judiciales
justifiquen derechos de propiedad sobre los terrenos enajenados, se les entregará el valor que se hubiere obtenido por estos
en la subasta.”
23
igualmente derogadas en el departamento de Imperial en el territorio comprendido entre el río
Toltén, el mar, el límite con Valdivia y el río Liuchén. Pese a lo anterior, se mantuvieron las
formalidades exigidas por el decreto de 14 de marzo de 1853.
Por su parte, el artículo 16º establece que los terrenos de indígenas quedarían en adelante sujetos
al pago de los derechos de alcabala. 38 Además, agrega el mismo artículo, la indicación de que
después que estos predios sean vendidos, deberán pagar también la contribución territorial.
Como veremos más adelante, la derogación de los impuestos territoriales será una de las
principales banderas de lucha de los diputados mapuches.
Finalmente, la última ley que se dictaría antes de culminar el plan de ocupación de la Araucanía
sería la de 9 de noviembre de 1877. Los objetivos de esta ley fueron tanto aclarar el alcance del
inciso 2º del artículo 6º de la ley de 4 de agosto de 1874; como derogar el inciso 2º del artículo
14º de la ley de 13 de octubre de 1875.
Con respecto al primer objetivo, recordemos que el inciso indicado es aquel que señalaba una
excepción a la prohibición impuesta a los particulares para la adquisición de terrenos indígenas.
La excepción en cuestión la constituían “los fundos cuyos títulos estuvieren ya inscritos en
forma legal”. Ahora bien, pese a que la norma no debiera dar lugar a mucha interpretación “la
mala práctica había originado casos, en que se suponía la sola existencia de haber inscrito el
título, en cualquier fecha para poder vender”. 39Por esto, la ley del año 77’ señaló que la
disposición en cuestión se refería solo a los fundos cuyos títulos ya estuvieran inscritos en forma
legal a la fecha de promulgación de esa ley.
Sobre la derogación del inciso 2º del artículo 14º de la ley del 75’, tuvo como fin volver a
imponer las prohibiciones contenidas en las leyes de 1866 y 1874, en el territorio existente entre
el río Toltén y el límite norte de la provincia de Valdivia. Esta es una demostración más de una
decisión política – en este caso, imponer más o menos prohibiciones a la libre circulación de
38 La alcabala era un impuesto cuya aplicación en nuestro territorio se remontaba a la época del dominio español. En concreto,
gravaba cierto actos principalmente vinculados a las compraventas. Gabriel Bocksang Hola, “La Reconfiguración y
consolidación de la alcabala en el derecho patrio chileno (1810-1866)”, Revista Chilena de Derecho, 44, nº 3 (2017): 727 –
753.
39 Larrère. «Tierras en el ordenamiento jurídico aplicable al pueblo mapuche». 113.
24
bienes raíces – que se toma en un sentido contrario a lo que otra ley había resuelto 2 años antes.
En definitiva, en este período que hemos reseñado se ha visto cómo desde el año 1866 se dictan
leyes con el fin de ocupar – preferentemente con colonos y, entre estos, con extranjeros de ciertas
nacionalidades – la zona. Ha sido posible observar también que, dado el desconocimiento de la
legislación por parte de los mapuches y el abuso cometido por muchos particulares, el Estado
buscó conciliar el plan de ocupación con la protección de los grupos indígenas, siendo esto
último insuficiente. En muchos otros casos la actuación del Estado sería derechamente
negligente, tal como mencionamos en el análisis de la ley de 1866 que, si bien contempló la
formación de una Comisión para identificar y deslindar los predios de los habitantes indígenas
– y así respetar las tierras que en ese momento poseían -, esta no inició sus trabajos sino hasta
casi dos décadas después de su creación. 40
Asimismo, hemos analizado cómo, antes de la puesta en marcha del plan de ocupación, salvo
las formalidades exigidas por el decreto del año 1853, no se contemplaron mayores limitaciones
al ejercicio del derecho de propiedad de los mapuches sobre sus tierras, sin embargo, en este
período existió un vaivén entre aumentar las restricciones al mismo o disminuirlas. Un claro
ejemplo de aquello serán las leyes de 1866, 1874, 1875 y 1877.
40 Interesante es leer lo expuesto por el Protector de Indígenas de de Cautín, Eulogio Robles, respecto a la negligencia del
Estado en la ejecución del procedimiento contemplado en la ley de 1866: “Para proceder con el método indicado por la ley,
se debió en primer término, radicar á los indios en lo que ocupaban, y hecha la radicación, habría quedado determinado el
sobrante que es de propiedad de Estado: el Fisco habría sabido matemáticamente la extensión de terreno que le pertenecía.
No se obró así. Al mismo tiempo que se radicaban indígenas, se formaban hijuelas para remates, se daban lotes de terreno en
arrendamientos, se donaban suelos á cólonos y se hacían enormes concesiones de suelos a particulares para que los
colonizaran. Todavía más: en muchas ocasiones, se procedió primeramente á rematar hijuelas, á colonizar, etc., y en el
sobrante se radicó a los indios (…) De aquí, los conflictos y enredos de todo género. De aquí la escasa cabida de suelos que
ha tocado á los indios, lo que motiva las romerías de araucanos que periódicamente van á la capital a interponer quejas por
el despojo de sus terrenos…” Congreso Nacional: Comisión Parlamentaria De Colonización, «Anexos», en Informe,
Proyectos de Ley, Actas de las Sesiones y otros antecedentes, 144-145.
25
vigencia de la ley 4.169, de 1927.41 Será importante recordar que esta fase tiene como
antecedentes principales la ley de 1866, que contiene el fundamento jurídico para radicar a los
mapuches en comunidades, y la de 1874, que genera normas prohibitivas para evitar que los
particulares pudieran adquirir el dominio de buena parte de los terrenos incorporados a la
soberanía nacional. Así las cosas, dentro de los 44 años que se abarcarán a continuación,
podemos mencionar las siguientes normas42:
La primera de las mencionadas, de fecha 20 de enero de 1883, tuvo tres objetivos principales:
ampliar la prohibición de adquirir terrenos indígenas que incorporó la ley de 1874, reformar la
Comisión Radicadora, y restablecer el cargo de protector de indígenas 43.
En efecto, el inciso 1º del artículo 1º de esta ley, extenderá “la prohibición de adquirir terrenos
de indígenas, hecha a los particulares en el artículo 6º de la leí de 4 de agosto de 1874 en el
territorio designado en dicho artículo (…) a las hipotecas, anticrésis, arriendos o cualquier
otro contrato en virtud del cual se prive directa o indirectamente a aquéllos de la posesión o
tenencia del terreno, sobre terrenos situados dentro de esos límites, aún cuando el indíjena o la
41 Aunque se suele identificar como fin del período el año 1929 por haberse entregado en aquella época el último título de
merced.
42 Recordar que si bien, existieron normas distintas a estas que también fueron dictadas en este período, se analizan aquellas
que guardan mayor relación con el objetivo que persigue este trabajo.
43 La ley busca restablecer el cargo porque, en palabras del protector de indígenas de Malleco, Manuel Oñat: “se creyó que el
artículo final de la ley de 15 de octubre de 1875 había suprimido ese puesto…”. (La ley citada se dictó con el fin de organizar
los tribunales y sus atribuciones). Congreso Nacional: Comisión Parlamentaria De Colonización, «Anexos», en Informe,
Proyectos de Ley, Actas de las Sesiones y otros antecedentes, 109.
26
reducción a quien pertenezcan tengan registrados su título de propiedad”. Asimismo, el inciso
2º establece que esta prohibición se mantendría por diez años 44. En definitiva, desde este
momento no solo existiría una prohibición de adquirir el dominio de los terrenos, sino que se
extendió dicha prohibición a cualquier contrato realizado con el fin de obtener un derecho real
o personal relacionado a dichos terrenos. Es claro que esta norma tiene como contrapartida una
afectación, en la práctica, absoluta al derecho de propiedad de esos mapuches sobre sus tierras.
Por otro lado, tal como adelantamos, el artículo 2º determinó que “Las funciones que el artículo
5.° de la lei de 4 de diciembre de 1866 atribuia a una comision de injenieros i que el artículo
7.° de la lei de 4 de agosto de 1874 confirió a un Ministro de la Corte de Apelaciones de
Concepcion, serán desempeñadas por una comision compuesta de un abogado, que la presidirá,
i dos injenieros nombrados por el Presidente de la República” 45. Será esta comisión la que
realmente dará operatividad a la función encomendada en la ley del año 66’, inaugurando el
período de las radicaciones o reducciones, entregando el primer título de merced el 6 de febrero
de 1884 al cacique Ancapi Ñancucheo, por un total de 880 hectáreas, y el último a Juan Melivilu
el 14 de noviembre de 1929, por una superficie equivalente a 230 hectáreas.46
Pues bien, una vez iniciada la labor de la Comisión Radicadora, se dicta el Decreto de 10 de
noviembre de 1884 que, en los departamentos fronterizos, transfiere, desde los Protectores de
Indígenas a los promotores fiscales, las funciones de representar a los mapuches en los juicios
sobre propiedad o posesión de sus tierras, al igual que en los contratos de compraventa y
arriendo que celebraren.
44
Esta prohibición se prorrogaría sucesivamente por otras leyes en 1893, 1903 y 1913.
45
Su inciso 2º señala que, en cuanto al procedimiento a seguir, se sujetará la comisión al contenido en la ley del año 1866.
Además, su inciso 3º indicaba que si el título que la comisión debía extender a favor de un indígena o una reducción pasare de
300 hectáreas, debía elevarse el expediente en consulta al Presidente de la República.
46 Bengoa. Mapuche, colonos y el Estado nacional, 53.
27
entre otros.
Como es de suponer, al igual que como ocurrió en 1893, la Ley Nº 1.581, dictada el 13 de enero
de 1903, prorrogaría por otros 10 años la prohibición impuesta en las leyes de 1874 y 1883. Lo
mismo perseguiría la Ley Nº 2.737, de 8 de enero de 1913, pero en esta norma encontramos una
evidencia clara de lo que mencionamos recientemente. En efecto, en su artículo único dispuso:
“Miéntras se dicta la lei jeneral sobre constitucion de la propiedad indíjena, prorrógase la
prohibicion de adquirir terrenos de indíjenas en el territorio de la República…”. Es decir,
existió una clara relación entre las prohibiciones y el plan que tenía el Estado para materializar
la configuración de la propiedad raíz en la zona.
Posteriormente se dicta la ley Nº 3.792, de septiembre de 1921 que, tuvo por objeto eximir del
47 En conformidad con el Decreto 2.173 del Ministerio del Interior, dictado el 8 de junio de 1893, se ordena empezar a
numerar las leyes según el orden en que las despache el Consejo de Estado. La numeración de las leyes comenzaría desde el
1º de enero de ese año.
28
pago de algunas contribuciones a los indígenas radicados en comunidades 48, y a condonar las
sumas que adeudaren en ese momento por dichas contribuciones.49Para la aprobación de esta
ley se consideraron, por nuestros legisladores, el hecho que el indio pagare solidariamente las
contribuciones, ocurriendo que en la práctica se obligare al familiar con mayor solvencia, lo
que no le permitía con posterioridad, recuperar lo pagado del resto de los comuneros. 50Tal
como se adelantó, al analizar la ley de 13 de octubre de 1875, una de las principales luchas que
se dará por parte de los diputados mapuches será aquella que buscará mantener e incluso ampliar
esta exención tributaria a lo largo del tiempo. 51
Con el paso de los años, ante la poca certeza que existía sobre la propiedad de los predios que
eran ocupados por particulares, acrecentada por el lento avance en los trabajos realizados por la
Comisión Radicadora, el gobierno dictaría el Decreto Ley Nº 601, de 14 de octubre de 1925.
Este D.L., promulgado pocos días después de la renuncia de Arturo Alessandri, establecía un
procedimiento para la constitución de la propiedad austral. Pese a que expresamente excluye de
su aplicación a los indígenas y a los propietarios de predios urbanos, su aplicación igualmente
podía afectar a los primeros. “La ley dispuso que cualquier particular que no tuviera títulos
emanados del Estado, o de compras hechas a indígenas antes de las leyes de prohibición (1874
para la Araucanía y 1893 de Valdivia al sur), o no tuviera sentencia definitiva en un juicio
seguido contra el Fisco, debía demandar al Estado (…) en el plazo de dos años, de lo contrario
perdería sus derechos sobre tierras. Además, los que tuvieran títulos con anterioridad a 1893,
de Valdivia al sur, debían registrarlos en una oficina estatal. El Estado tendría dos años para
impugnar estos y pasado este tiempo quedarían saneados (…) El propósito de la ley era
establecer los derechos de los particulares respecto al Estado (…) Los indígenas fueron
excluidos de estas obligaciones, su aplicación los afectaba, ya que el agricultor reconocido
como propietario por el Estado obtendría un argumento decisivo para detener cualquier
48 Dispuso su artículo 1º: “Los indíjenas radicados en comunidad con otros indíjenas, en conformidad a las leyes respectivas,
están exentos del pago de la contribucion sobre bienes muebles e inmuebles establecida en la lei número 3,091, de 13 de
Abril de 1916, i de la contribucion de caminos que prescribe la lei número 3,611, de 24 de Abril de 1920.”
49 Esto sería reflejado en su artículo 2º: “Condónanse a los mismos indíjenas, las sumas que actualmente estén adeudando en
normas: “Ello ocurriría en virud de las leyes de 3 de septiembre de 1915 (exceptúa del impuesto extraordinario de cuatro por
mil a los indígenas radicados)” y “de 13 de abril de 1916 (exime del impuesto adicional a la propiedad indígena)”. Aylwin.
Estudio sobre tierras indígenas de la Araucanía, 44.
29
reclamo indígena….” 52 Pese a ello, su aplicación habría sido más bien escasa. 53
De todo lo anterior podemos afirmar que desde la independencia hasta antes de la dictación de
la ley que buscará dividir las comunidades mapuches, la República de Chile aplicó distintas
legislaciones a los mismos. En un comienzo, es posible reconocer normas vinculadas a un
ideario liberal en el cual se reconocía a los indígenas, al menos teóricamente, los mismos
derechos que a cualquier otro habitante de la República, incluso garantizando la “perpetua y
segura propiedad” sobre las tierras que poseían. Pese a ello, conforme avanzó el Siglo XIX y
la presencia del Estado republicano se fue asentando – sobre todo en la zona central del país -,
distintas situaciones generarían la necesidad de expandir esta presencia a las regiones del norte
y el sur. Pues bien, el plan de colonización propuesto por Cornelio Saavedra, y su posterior
ejecución, sería una respuesta a esta necesidad, pero traería aparejados distintos cambios en la
legislación que regulaba la propiedad raíz indígena.
Así las cosas, desde mitad de siglo en adelante, el Estado introduciría distintas normas que
intentarían equilibrar dos objetivos: la facilitación de las condiciones necesarias para la
colonización, y la protección de los derechos de los indígenas, producto de los abusos que
cometían ciertos particulares. En ese sentido, si bien en un comienzo, no existió limitación
alguna para el ejercicio del derecho de propiedad de los mapuches sobre sus tierras, luego se
irán incorporando restricciones al mismo, por medio de la exigencia de cumplir con ciertas
formalidades, en un comienzo, e incluso prohibiendo derechamente cualquier contrato que
otorgara a un particular la posibilidad de adquirir algún derecho sobre terrenos de indígenas.
En efecto, la ley de 1866 contiene ciertas exigencias para adquirir el dominio de los predios –
buscando integrarlo al régimen jurídico contemplado en el Código Civil - y recalca el deber de
cumplir con las formalidades del decreto del 53’, pero no existe acá una prohibición absoluta a
la facultad de disposición. De igual forma, al mismo tiempo que reconoce jurídicamente a la
comunidad como forma en la cual se puede estructurar la propiedad indígena, no se decanta por
52 Fabián Almonacid. «El problema de la propiedad de la tierra en el sur de Chile (1850 – 1930).» Historia, Nº 42 (2009): 30,
DOI: 10.4067/S0717-71942009000100001.
53 Almonacid. «El problema de la propiedad de la tierra en el sur de Chile», 31.
30
este único tipo de propiedad. Pese a ello, el ente público que creó esta ley – la Comisión
Radicadora –, pieza clave para configurar adecuadamente la propiedad austral, no entraría en
funciones sino casi 20 años después de que se creara.
Esta tardanza, junto a la burocracia con que operaría posteriormente la Comisión, habría sido
crucial para que, en la práctica, gran parte de los terrenos poseídos por grupos mapuches no
fueran reconocidos por la autoridad, transformándose esta en una de las causas de los actuales
problemas existentes en la macro zona de la Araucanía. “La acción de la Comisión, sin
embargo, adoleció de muchos defectos que no pueden dejar de ser mencionados aquí. Su
trabajo fue lento y enogorroso, su personal no daba a vasto para atender las solicitudes de
radicación de los indígenas, demoró años en llegar a zonas de importante población indígena,
y por lo mismo, cuando ésta llegó, la propiedad de gran parte de la tierra había pasado a manos
de particulares, impidiendo su radicación (…) La lentitud del proceso de radicación fue una
causa importante de pérdida de tierra para los indígenas. Los mapuche no podían vender sus
tierras a particulares, sino únicamente esperar que la Comisión llegase a radicarlos. Pero en
el intertanto se produjeron muchas situaciones de fuerza en virtud de las cuales estos fueron
desplazados de sus tierras por medieros, colonos, que los acorralaron a un espacio reducido”. 54
Sumado a lo anterior, el informe de la Comisión Verdad Histórica y Nuevo Trato con los
Pueblos Indígenas sostiene que, en realidad, la tesis sobre la cual se habría confeccionado el
plan de ocupación, esto es, que todo ese territorio habría estado prácticamente despoblado, no
guardaría relación con la realidad, de tal forma que los terrenos que el Estado podría haber
adquirido de las formas ya expuestas, habrían sido considerablemente menos. Por lo mismo,
finalmente se habría cambiado el criterio de reconocer y mantener las posesiones indígenas
existentes, por el de “reducir” los predios: “… Hasta que no se llegó a medir físicamente la
Araucanía, no se percibió que esas propiedades indígenas eran muy grandes y que en muchas
áreas ocupaban en forma plena el territorio (…) Llegó la noticia a Santiago de que no había
espacios vacíos al sur y se le encomendó a la Comisión que redujera las tierras de los
indígenas.”55 “La forma más común en que operaba la reducción, consistía en otorgarle al
31
dueño de casa la tierra que tenía abierta, cercada, limpia para la agricultura; esto es,
evidentemente, trabajada. Las tierras de montaña casi nunca se les reconocieron, como
tampoco ocurrió con las tierras de grandes vegas o linajes que no estaban siendo trabajados
en ese momento.”56
Así las cosas, entre los años 1884 y 1929, se entregaron alrededor de 3.000 títulos de merced
que equivalían a 500.000 hectáreas aproximadamente, radicando a cerca de 80.000 personas en
ellas.57Pues bien, como dijimos la ley de 1866 establecía la posibilidad de que la Comisión
Radicadora extendiera títulos de merced tanto individuales 58 como comunitarios, sin embargo,
“la comisión se decidió mayoritariamente por la segunda.”59 Ahora bien, en muchos casos
ocurrió que estas radicaciones comunitarias “colocaron en ‘igualdad’ de condiciones a los
caciques tenedores de los títulos de merced, a pesar de que entre los mapuches se distinguía
entre caciquillos y caciques principales. Algunos que no eran más que ‘mocetones’, nombre
dado al mapuche común, pobre, fueron puestos a la misma altura de un cacique principal, lo
que para este era insoportable, en su calidad de ‘ulmen’ (hombre rico y respetado).”60Agrega
Bengoa que “Fue una verdadera intervención explosiva la que hizo el Estado chileno en la
sociedad mapuche. No sólo les quitó las tierras, sino que los agrupó en forma arbitraria y, así,
los obligó a convivir de un modo por completo artificial. Es por ello que se rompió
profundamente la sociedad mapuche en sus sistemas institucionales más fundamentales (…)
Las causas que los mapuche ventilaban en esos años en los tribunales de justicia chilenos eran
más entre ellos que con los huincas, esto es, los colonos.”61
título de merced a nombre de una familia nuclear (padre, madre e hijos) (…) También hubo algunos caciques principales
que, habiendo apoyado la acción del Gobierno en la zona, recibieron títulos a su nombre, por separado.” Almonacid. «El
problema de la propiedad de la tierra en el sur de Chile», 12 – 13.
60 Almonacid. «El problema de la propiedad de la tierra en el sur de Chile», 13.
61 Bengoa. Mapuche, colonos y el Estado nacional, 55.
32
Las prohibiciones para realizar prácticamente cualquier acto sobre el bien raíz acarrearán una
serie de problemas que, junto a la constitución mayoritariamente comunitaria de la propiedad
raíz indígena, y a todo lo relatado anteriormente, constituirán los antecedentes de las discusiones
que se darán en el parlamento en los años venideros, especialmente promovidas por los
diputados mapuches que se analizarán más adelante.
33
CAPÍTULO II: MEDIO SIGLO DE LEGISLACIÓN INDÍGENA
Este período, que abarcará las leyes que tuvieron relevancia a nivel indígena, dictadas entre
1927 y 1973, contará con un elemento diferenciador respecto a lo reseñado en el capítulo
anterior. A saber, en los distintos períodos legislativos que se sucedieron en esos casi 50 años
de nuestra historia republicana, ejercieron el cargo como parlamentarios 8 mapuches, todos
electos como diputados. Pese a que su participación será analizada en los próximos capítulos de
este trabajo, a modo de referencia, indicaremos los años en que ejercieron sus cargos para que
el lector pueda hacer un paralelo con las normas que revisaremos en este capítulo.
62 Primeramente fue electo para el período 1924 – 1927, pero el Congreso sería disuelto en septiembre del año 24’, luego de
que el Presidente Alessandri abandonara el país y una junta militar tomara el poder. Biblioteca del Congreso Nacional de
Chile. “Francisco Melivilu Henríquez, Reseñas biográficas parlamentarias”, 2 de septiembre de 2022,
https://www.bcn.cl/historiapolitica/resenas_parlamentarias/wiki/Francisco_Melivilu_Henr%C3%ADquez
63 Los parlamentarios electos en aquella ocasión, originalmente debían permanecer en sus cargos hasta 1934, pero el llamado
“Congreso Termal” – que se abordará con mayor profundidad en el próximo capítulo – fue disuelto en junio del 32’.
64 Coñuepan también es escrito de distintas formas: Coñuepán (Biblioteca del Congreso Nacional), Coñoepán (Bengoa), o
Coihuepán (Vicuña Mackenna). También se lo ha mencionado usando el segundo apellido “Paillal’ (Ancan), en vez de
Huenchual. Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Venancio Coñuepán Huenchual, Reseñas biográficas
parlamentarias”, 19 de agosto de 2022,
https://www.bcn.cl/historiapolitica/resenas_parlamentarias/wiki/Venancio_Coñuepán_Huenchual; Bengoa. Mapuche, colonos
y el Estado nacional; Benjamín Vicuña Mackenna, La Guerra a muerte: Memoria sobre las últimas campañas de la
independencia de Chile, 1819 – 1824. (Santiago: Imprenta Nacional, 1868); José Ancan Jara, Venancio Coñuepan Paillal:
Ñizol longko y líder político mapuche del siglo XX. (Santiago: Editorial Universidad de Santiago de Chile, 2010).
65 En noviembre del 52’ dejaría la labor parlamentaria al integrarse al gabinete del Presidente Ibáñez, transformándose en el
primer mapuche en ser nombrado Ministro. En ese caso, tendría aún mayor relevancia por la cartera que estaría a su cargo: El
Ministerio de Tierras y Colonización. Pese a ello, se mantuvo en su cargo hasta marzo del 53’, momento en el que asume otro
cargo gubernamental como Director de la Dirección de Asuntos Indígenas, hasta 1961, año en que es nombrado como
consejero del Banco del Estado por el Presidente Jorge Alessandri. Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Venancio
Coñuepán Huenchual”.
66 Coñuepan fallece el 30 de abril del 68’, sin embargo, el período parlamentario terminó en 1969. Ibid.
34
ejercer como diputados serán Manuel Rodríguez Huenumán y Rosendo Huenumán García.
Rodríguez Huenumán entre los años 1965 y 1969, y Huenumán García solo en 1973, ya que el
período legislativo finalizó ese mismo año, producto del golpe de Estado acaecido en
septiembre. Ahora bien, durante este medio siglo, al igual que como mencionamos en el capítulo
anterior, se dictó un variado número de normas que tendrán relevancia para los indígenas, pero
se analizarán aquellas que digan relación con el objeto de esta tesis.
El final del período analizado previamente estuvo caracterizado por el intento del Estado de
definir jurídicamente la propiedad indígena y delimitarla. El instrumento que se utilizó fue la
entrega de los títulos de merced, extendidos por la Comisión Radicadora y, considerando que el
último de estos títulos fue entregado en 1929, en el año en que comenzamos a analizar la
legislación en este capítulo -1927 - el proceso de las radicaciones ya estaba casi culminado.
35
Así las cosas, la ley que inaugura este período, y que tiene como fin la división de las
comunidades mapuches, buscando integrar a estos grupos al derecho común, será la ley Nº
4.169, de 1927, promulgada por Ibáñez del Campo a poco de iniciar su primer gobierno. Tal
como lo indica la norma, crea un tribunal especial de división de comunidades indígenas que
tuvieran título de merced y reglamenta los procedimientos para materializar aquello. 67
Por otra parte, el inciso 1º de su artículo 2º establecía la forma en que debía realizarse la división:
“El Tribunal hará, en cada comunidad, tantas hijuelas como jefes de familia, sucesiones e
individuos figuren en el título, tomando como base para la extensión de cada hijuela, el número
de personas con que figura cada uno de estos grupos o individuos en el título de merced,
asignando, en todos caso, a cada jefe, sucesión o persona, una parte de igual valor en la
comunidad, respetándose en lo posible al actual poseedor.” Asimismo, su inciso 2º indicaba
que ningún indígena podría recibir terrenos en virtud de un acto particional hecho en
conformidad a esta ley, en más de una comunidad, sin perjuicio de los derechos hereditarios que
pudieran hacer valer en terrenos de otra comunidad.
El artículo 5º, disponía en su inciso 1º que el Tribunal debía proceder, previo a efectuar la
división, a restituir la integridad de los terrenos comprendidos en el título de merced y en los
planos respectivos. Todo lo anterior producto de numerosas usurpaciones que habían sido
67Su artículo 16º delimita el territorio sobre el que produciría sus efectos: las provincias de Biobío, Arauco, Malleco, Cautín,
Valdivia, Llanquihue, Chiloé y el territorio de Magallanes.
36
cometidas por particulares.68 Para integrar estas nuevas hijuelas que se fueran generando al
régimen general de la posesión inscrita que contiene el Código Civil, el inciso 1º del artículo 7º
establecía “Las hijuelas de la partición deberán inscribirse en el Registro de Propiedades del
Conservador de Bienes Raíces respectivo, y en el Registro de Propiedades del Conservador de
Indígenas.”
En relación a los derechos que podrían ejercer los indígenas sobre los predios individuales que
se generaran una vez terminada la división, el artículo 10º indicaba que estos podrían ser
libremente gravados o enajenados, siempre que los adjudicatarios cumplieran ciertas
condiciones: haber cumplido con la ley de Instrucción Primaria Obligatoria o estar en posesión
del grado de bachiller o algún título profesional conferido por una universidad, o de algún título
conferido por el Estado. Pese a lo anterior, si el mapuche no cumplía con los requisitos
señalados, podía igualmente gravar o enajenar su predio, siempre y cuando estuviera casado o
“… se casaren civilmente con una mujer que sepa leer y escribir.” Ahora bien, si ninguno de
los cónyuges supiera leer ni escribir, pero tuvieran al menos un hijo que reuniera tales
condiciones y fuera mayor de 21 años, se le permitiría realizar igualmente dichos actos de
disposición. Todo lo anterior, previa autorización judicial, oyendo previamente al Defensor de
Menores.
Con todo, el artículo 12º prescribía que si hubieran transcurrido 10 años después de terminada
totalmente la partición de una comunidad, los miembros de ella, aunque no reunieran los
requisitos indicados previamente, quedarían también habilitados para celebrar cualquier acto o
contrato sobre los terrenos de su propiedad debiendo, sin embargo, ser autorizados previamente
por el juez correspondiente, quien igualmente debía oír al Defensor de Menores.
Cabe agregar que el artículo 11º indicaba que estos nuevos terrenos individuales, no serían
embargables por obligaciones contraídas con anterioridad a la fecha en que estos fueran
habilitados para disponer de sus bienes.
Por último, en su artículo 4º se establecieron disposiciones que permitían radicar como colonos
68 “Durante las tres primeras décadas del siglo XX es cuando se producen las mayores usurpaciones de las tierras
contenidas en los Títulos de Merced, dichas usurpaciones emplearon, por lo general, medidas de fuerza para arrebatarles las
tierras a los indígenas.” Comisión Verdad Histórica Y Nuevo Trato. Informe de la Comisión, 391.
37
nacionales a aquellos indígenas que no quedaren conformes con el resultado de lo que les
correspondiera después de practicada la división, o - de acuerdo a su artículo 6º - para
compensar a aquellos que se pudieren ver perjudicados en la división por un predio adjudicado
de menor valor en comparación a los otros. Asimismo, el artículo 13º introdujo la posibilidad
de que, siempre que se cumplieran ciertas exigencias, y la unanimidad de los miembros de la
comunidad lo decidiera, se pudieran permutar los terrenos de la misma.
Con posterioridad a la ley de divisiones, se dictarán otras normas – todas ellas también durante
el gobierno de Ibáñez - que buscarían perfeccionar lo dispuesto en ella. A saber, la ley Nº 4.802,
de enero de 1930; el Decreto con Fuerza de Ley Nº 266, de mayo de 1931; y el Decreto Ley Nº
4.111, de junio del 31’.
69 El inciso 1º dispuso “Créanse cinco juzgados de Indios, que procederán de oficio a dividir las comunidades de indígenas
que tengan título de merced otorgado con arreglo a las leyes de 4 de Diciembre de 1866, y posteriores.” A su vez, el inciso 2º
determinó que “Estos juzgados conocerán en única instancia: de las cuestiones sobre estado civil, derechos hereditarios y
sobre toda otra cuestión que se suscite dentro del juicio de partición; y en primera instancia: de las cuestiones sobre el dominio,
posesión, tenencia o prestaciones mutuas relacionadas con los terrenos a que los antedichos títulos se refieran y que se ventilen
38
los juicios relativos a esta ley, el artículo 3º, estableció que el Presidente de la República debería
designar hasta tres abogados.
En cuanto al procedimiento, podemos destacar que el artículo 6º determinó que los Jueces de
Indios tendrían facultades de árbitros arbitradores para la tramitación y fallo de los juicios
divisorios, pero fallarían como tribunales de derecho las cuestiones relacionadas con personas
no indígenas. Por otra parte, respecto a la forma de proceder a la liquidación de las comunidades,
al igual que en la ley Nº 4.169, el artículo 7º establecía que los jueces debían formar tantas
hijuelas como jefes de familia, sucesiones o individuos figuraren en el título de merced, de tal
forma que las extensiones de las hijuelas, si el terreno de la comunidad era de similar valor,
deberían ser proporcionales al número de personas con que figure cada grupo en el título de
merced.70Ahora bien, de acuerdo al artículo 9º, las hijuelas formadas en conformidad a lo
anterior, debían ser adjudicadas a los jefes de familia, sucesiones o individuos domiciliados en
la comunidad o a sus sucesores, según un empadronamiento que debía efectuarse de cada
reducción. Asimismo, manteniendo una disposición de la ley anterior, los indígenas solo podrían
recibir terrenos en una comunidad, aún cuando figuraren en varios títulos de merced, sin
perjuicio de los derechos hereditarios que estos pudieran hacer valer en terrenos de otras
comunidades, agregando el artículo 12º que, aquel que se encontrare en esta situación, debería
optar por uno de los títulos dentro de un plazo fijado por el juez, de lo contrario sería considerado
como asignatario en la reserva en que tenga su ocupación o en la que el juez determinare. El
artículo 13º, también mantuvo la facultad otorgada al indígena de ser radicado como colono en
terrenos fiscales, en caso de quedar disconforme con su hijuela.
En caso de presentarse controversia acerca del dominio emanado de un título de merced, la ley
Nº 4.802 determinó que este título prevalecería sobre cualquier otro, con algunas
excepciones.71Asimismo, se pasa a regular las expropiaciones para restitución de terrenos en los
con particulares, sean éstos demandantes o demandados.” Por último, de acuerdo al inciso 3º, en segunda instancia conocerían,
por vía de apelación o consulta, de estas materias las Cortes de Apelaciones correspondientes.
70 El inciso 2º del artículo 7º de la ley Nº 4.802 agrega que “Si el suelo de las comunidades fuere de calidades diferentes y, en
consecuencia, de diferente valor, los valores deberán ser proporcionales al número de personas con que figure cada grupo en
el título de merced.”
71
Así lo indicó su artículo 29º: “En caso de controversia acerca del dominio emanado de un título de merced, éste
prevalecerá sobre cualquier otro, excepto en los casos siguientes:
1º Cuando el ocupante exhiba un título que emane del Estado, de fecha anterior al de merced; y
39
casos que corresponda. En efecto, el artículo 31º estableció que “Se declaran de utilidad pública
los terrenos restituídos o que deban restituírseles, en conformidad a las leyes sobre división de
las comunidades, por los ocupantes y respecto de las cuales el Presidente de la República estime
que existe utilidad general en que continúe en posesión de estos últimos, a virtud de las obras
o mejoras por ellas realizadas en dichos terrenos, sin perjuicio de lo dispuesto en la presente
ley.” En ese sentido, el artículo 34º otorgó al Presidente de la República la facultad “…para
vender a los actuales ocupantes los terrenos expropiados. El precio que se obtenga por ellos,
que, en ningún caso podrá ser inferior al de expropiación, se invertirá en adquirir otro terreno
para transferirlo gratuitamente por el Estado al indígena.”72
En lo relativo al ejercicio del derecho de propiedad de los mapuches sobre sus predios, el artículo
35º señaló que, de común acuerdo, podían enajenar o gravar 73 el terreno comprendido en el título
de merced, previa autorización del juez de indios y por causa de utilidad o necesidad manifiesta,
previa constancia de estar prestando libremente su consentimiento. Ahora bien, su artículo 37º
indicó que una vez los indígenas fueran dueños o adjudicatarios podrían gravar y enajenar sus
hijuelas con autorización del Juez de Indios, ajustándose a lo dicho para la enajenaciones de
común acuerdo, al igual que podrían arrendar estos inmuebles, hasta por cinco años, previa
autorización de dicho juez; quedando exceptuados de este requisito, los indígenas que hubieran
cumplido con la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria, o que tuvieran algún título otorgado
por universidad o institutos del Estado o particulares.74Por otro lado, el artículo 39º declaraba
que las hijuelas formadas después de la división serían inembargables por obligaciones
contraídas con anterioridad a la fecha de las respectivas inscripciones, al igual que cuando estas
obligaciones fueran posteriores, pero se hubiere omitido la correspondiente autorización
judicial.75Finalmente, al igual que se dispuso en la ley Nº 4.169, el artículo 40º estableció que
2º Cuando el ocupante exhiba un título de origen particular, de fecha anterior al de merced, aprobado de conformidad con
la ley de Constitución de la Propiedad Austral.
En ambos casos el indígena, sería radicado como colono nacional.
72 De acuerdo al artículo 41º de la ley Nº 4.802, en estos casos no regirían respecto a los indígenas que adquieran estos
terrenos las restricciones al ejercicio del dominio ni las prohibiciones establecidas en la ley.
73 El inciso final indicaba que si se permutaba, además el juez debía cerciorarse que el permutante ofrecía a los indígenas un
celebraren con la Caja de Crédito Hipotecario, Caja Nacional de Ahorros, Caja Agraria u otras similares.
75 Agrega este artículo que estas propiedades serían embargables cuando se tratara de hacer efectivo el pago de las
contribuciones a que estuvieran afectas, o por el pago al que debiera concurrir el propietario por el ejercicio de la acción de
cerramiento (art. 846º del Código Civil).
40
los indígenas podrían disponer de sus propiedades, de conformidad a las leyes comunes, después
de diez años contados desde la fecha de promulgación de la ley. 76
Poco más de un año después se dictaría el Decreto con Fuerza de Ley Nº 266 de 1931(en adelante
D.F.L. Nº 266), para modificar la ley Nº 4.802, de tal forma que, en todo lo no modificado,
seguiría rigiendo el texto de esta última. Pues bien, según enunciaba el mismo D.F.L Nº 266,
se tomó como consideración -entre otras cosas - que la división forzada de las comunidades
contradecía con frecuencia los deseos de la mayor parte o la totalidad de los comuneros, quienes
se negaban a acatar las sentencias adjudicatarias, en vista del reducido tamaño de las parcelas
que se les asignaban, perjudicando el objetivo de someter a los indígenas al régimen legal que
imperaba en el resto del país. 77
En atención a lo anterior, el artículo 1º mantuvo los cinco Juzgados de Indios, pero la división
de las comunidades ya no procedería de oficio, sino que a petición de partes – al menos la tercera
parte de los comuneros -, incorporando en el mismo artículo el deber de restituir los terrenos
comprendidos en los títulos de merced. Las materias que debían conocer estos tribunales
especiales, al igual que las instancias en que debían conocer cada una de ellas, se mantendría
sin mayores cambios, excepto que ahora solo la Corte de Apelaciones de Temuco conocería en
segunda instancia. Por otro lado, en su artículo 2º reemplaza a los tres abogados – procuradores
por uno solo, que tendría en segunda instancia la representación legal de los indígenas en los
juicios a que se refiere la ley. 78
76
Se diferencia respecto a la ley Nº 4.169 en que en esta última el plazo de los diez años se contaban una vez terminada
totalmente la partición de la comunidad, y en que no era necesario ser autorizados por el juez correspondiente.
77 Véase los Considerandos del D.F.L. Nº 266.
78 También se dispone en el mismo artículo que el Presidente designaría dos abogados más para que asumieran la defensa de
41
Una norma que llama la atención es aquella que introduce el artículo 3º, reemplazando el artículo
5º de la ley Nº 4.802. A saber, dicha norma estableció: “El Presidente de la República podrá
señalar y delimitar zonas del territorio indígena en que deba regir el derecho común, y en que
la división misma de las comunidades se ciña también a las leyes comunes, ya sea con el objeto
de incorporarlas plenamente al régimen legal de las transacciones o de propender al ensanche
de las poblaciones, siempre que la medida parezca justificada por la densidad de la población
de dichas zonas o por su estado de civilización.”. Todo lo anterior es corolario de las facultades
discrecionales que tuvo la autoridad presidencial en la configuración de la propiedad indígena,
prácticamente desde los inicios de la República. 79
Al igual que en la ley anterior, el artículo 4º determinó que los jueces tendrían facultades de
árbitros arbitradores para la tramitación y fallo de los juicios. Con respecto a la formación de
las hijuelas, el artículo 6º cambió levemente la redacción anterior, indicando que en la
liquidación de las comunidades, estas se formarían de a una por cada jefe de familia o individuo
que figurare en el título de merced, o para sus respectivas sucesiones, en su caso. Asimismo, la
parte o cuota de los que hubieren fallecido sin dejar sucesión acrecería al grupo correspondiente,
y si en este no quedare ninguna persona viva, beneficiaría a la comunidad. Se introducen
también algunas normas que imponen otras obligaciones al momento de realizar el
empadronamiento requerido antes de iniciar la división de la comunidad. 80
Atendido a que anteriormente no se había dicho nada en especial respecto a la situación de los
incapaces, el artículo 8º estableció que ni en las divisiones, ni en la partición de una sucesión,
requerirían alguna representación especial, al mismo tiempo que tampoco deberían observar en
aquellos casos, las demás formalidades que las leyes comunes establecían. 81
Hecha la división, el artículo 9º agregó que las hijuelas formadas de acuerdo a este
procedimiento, serían adjudicadas a los jefes de familias o individuos, o a sus sucesiones, que
79 Otra evidencia de esto lo encontramos en el artículo 17º del D.F.L. Nº 266, al establecer que las sentencias de división que
pronunciaren los jueces de indios serían sometidas al Presidente de la República para su reforma o aprobación.
80 El artículo 8º del D.F.L. Nº 266 agrega, entre otras cosas: “El empadronamiento deberá contener la expresión de los
comuneros que figuren en el título de merced y de los que actualmente los representen, y las observaciones pertinentes
relativas a la ausencia, fechas aproximadas de los matrimonios, nacimientos y defunciones, y, en general, a las demás
circunstancias necesarias a la individualización y más claro establecimiento del estado civil de los empadronados.”
81 Agregó dicho artículo respecto a las particiones efectuadas antes de la vigencia de este D.F.L. que estas serían válidas aún
cuando los menores hubieren carecido en ellas de representación especial y no se hubieran observado las formalidades
prescritas en las leyes comunes.
42
residieren en la reserva o que se apersonaren al juicio de división. 82 Pese a lo anterior, en el
artículo 12º se fijó que si un adjudicatario no quedaba conforme con su hijuela, podría renunciar
a ella dentro de los quince días siguientes a la notificación de la sentencia definitiva, y acogerse
a los beneficios que contemplaba el título de las radicaciones.83
En cuanto al ejercicio del derecho de propiedad, el D.F.L. innova en su artículo 26º al permitir
que, antes de realizada la división, los mapuches pudieran celebrar contratos de arriendo o
aparcería sobre las parcelas que ocuparen dentro de la comunidad, sin necesidad de obtener el
acuerdo de todos los comuneros, pero bajo autorización del Juez de Indios, todo lo anterior por
un plazo máximo de un año agrícola. La misma disposición vuelve a repetir que terminada la
división de la comunidad, los dueños podrían celebrar toda clase de actos o contratos sobre sus
predios, con autorización del juez de indios y por causa de utilidad o necesidad manifiesta,
quedando exceptuados de las formalidades los que hubieran cumplido con la ley de Instrucción
Primaria Obligatoria o tuvieran un título conferido por universidades o institutos del Estado o
particulares;84manteniendo también la facultad de disponer de sus propiedades, conforme a las
leyes comunes, después de diez años contados desde la promulgación de la ley Nº 4.802.
Por otro lado, agrega su artículo 28º que los predios de indígenas que tuvieran título de merced,
quedaban exentos del impuesto territorial por un plazo de cinco años, contados desde la
promulgación de la ley Nº 4.802, se haya efectuado o no la división. 85Respecto a la
embargabilidad de las propiedades, el artículo 27º agregó que aquellas que contaren con título
de merced, mientras permanecieren en la indivisión, serían inembargables, al igual que las
afectas a un título otorgado a un solo jefe de familia, mientras no se hubiere inscrito.
Sumado a lo anterior, el artículo 29º del D.F.L. incorpora a la ley modificada dos nuevos títulos:
“De la liquidación de créditos”86 y “De las radicaciones”. Teniendo especial relevancia para este
82 En ese sentido, esta norma incorpora la posibilidad de ser adjudicadas las hijuelas también a aquellos que se apersonaren al
juicio, sin necesariamente residir en ellas.
83 A diferencia de la ley modificada, esta expresaba que podrían optar a ser radicados en tierras fiscales, sin hacer alusión a su
“gravar y enajenar”, esta dice “celebrar toda clase de actos y contratos”, buscando ampliar el ámbito de acciones posibles.
85 El mismo artículo incorpora una excepción, puesto que este beneficio tributario cesaría en el momento en que los indígenas
contiendas civiles entre partes, sobre créditos en que tengan interés un indígenas, ya sea éste acreedor o deudor.-
Exceptúanse los créditos exigibles en juicios universales, los créditos hereditarios, los que se originen en la división de una
43
trabajo el último de ellos. En efecto, se establece, entre otras cosas, que los jefes de familia que,
desde antes del 16 de abril de 1928 ocuparen tierras fiscales disponibles, serían radicados en
ellas por el Juzgado de Indios en que estuvieran ubicadas las tierras, ajustándose al
procedimiento establecido para el otorgamiento de títulos gratuitos, debiendo este resolver,
previamente, todas las cuestiones que se suscitaren sobre el dominio o posesión de dichas tierras.
Asimismo, los indígenas agregados a una comunidad o familia con título de merced que deba
restituir los terrenos que ocuparen y aquellos que, sin título de merced, debieran ser desalojados
de las tierras que hubieran ocupado durante cinco años, a lo menos, en virtud de mejores títulos,
podrían ser radicados en tierras fiscales disponibles. Lo mismo ocurriría con aquellos indígenas
que renunciaren, por disconformidad con el resultado, al predio que se les hubiere adjudicado
en la división de su reserva. 87
Finalmente, en el inciso 2º del artículo 32º se estableció que se autorizaba “al Presidente de la
República para refundir en un solo texto la ley número 4,802 y la presente, modificando el
orden y la numeración de los artículos y las referencias que no guarden congruencia con las
disposiciones que quedan vigentes.” Esta autorización sería materializada mediante la dictación
del Decreto Ley Nº 4.111, en junio de 1931.
Ahora bien, junto a estas normas que estaban orientadas especialmente a los indígenas, se
dictaron otras que fueron denominadas como leyes de Constitución de la Propiedad Austral.
Pese a ello las disposiciones que contenían, también les afectaron, toda vez que sus dos
comunidad indígena o en la liquidación de una sucesión y los causados por prestaciones mutuas provenientes de la posesión
o tenencia de terrenos afectos a un título de merced.”
87
De acuerdo a Valenzuela, los motivos para incorporar las disposiciones que contenía este título se debían a que “… la
Comisión Radicadora fue suprimida por el artículo 45º del la Ley Nº 4.802 de enero de 1930, cesando legalmente, desde ese
momento la constitución de la propiedad comunitaria indígena. A partir de entonces las posteriores radicaciones ya no
estarían destinadas a crear la propiedad indígena legalmente constituida, sino a remediar las consecuencias que había
generado la aplicación de las normas divisorias y expropiadas y sobre todo la política sostenida por el Estado en la
Constitución de la Propiedad Austral…” Valenzuela, La política indígena del Estado chileno, 55.
88 Pese a ello, podríamos mencionar como cambio relevante el dispuesto en su artículo 57º: “los indígenas podrán disponer
de sus propiedades de conformidad con las leyes comunes, después de 10 años contados desde la fecha de promulgación de
esta ley.”. Pues bien, el D.F.L. Nº 266º de 1931 había mantenido la regla que contenía el artículo 40º de la ley Nº 4.802 que
estableció la facultad de los indígenas para enajenar y gravar sus propiedades de conformidad con las leyes comunes, pero a
diferencia de lo dispuesto por él D.L. Nº 4.111, dicha facultad nacía después de 10 años de promulgada la ley Nº 4.802. En
conclusión, el artículo 57º del D.L. Nº 4.111 no sería simplemente una repetición de la legislación existente al momento, sino
que postergaría en un año el nacimiento de esta capacidad plena, sin embargo, las leyes posteriores seguirían prorrogando por
más tiempo este plazo.
44
principales objetivos eran “deslindar la propiedad particular y fiscal y determinar los derechos
de dominio de los actuales poseedores en relación a los derechos reclamados por
terceros.”89En esta legislación podemos encontrar, entre otros, el Decreto Ley Nº 605, de 14 de
octubre 1925 (analizado en el capítulo I), las leyes Nº 4.310, Nº 4.510, Nº 4.660, y Nº 4.909, y
los Decretos con Fuerza de Ley Nº 4.444 de 1929, Nº 39 de 1931, Nº 1.600 de 1931, y Nº 260
de 1931; todas estar normas – con excepción de la primera – fueron promulgadas por Ibáñez del
Campo.90Entre las normas señaladas anteriormente, son de especial relevancia el Decreto con
Fuerza de Ley Nº 1.600 de 1931 y el Decreto con Fuerza de Ley Nº 260 de 1931 (en adelante,
D.F.L. Nº 1.600 y D.F.L. Nº 260, respectivamente). 91
El D.F.L. Nº 1.600 fijó el texto definitivo de prácticamente todas las leyes sobre Constitución
de la Propiedad Austral dictadas previamente. En su artículo 2º se establecía que se continuaría
radicando a los indígenas con arreglo a las leyes vigentes sobre la materia, sin perjuicio de poder
acogerse a esta ley; sin quedar sujetos a las leyes prohibitivas relativas a los terrenos indígenas
ni a las disposiciones de este D.F.L. los predios urbanos que tenían títulos inscritos con
anterioridad al 1º de enero de 1921. En su artículo 4º, indicaba que “las personas que se crean
con derecho al dominio de los terrenos situados al Sur del límite Norte señalado en el artículo
6º de la ley de 4 de Agosto de 187492, y al Norte de la provincia de Magallanes, deberán pedir
al Presidente de la República el reconocimiento de la validez de sus títulos, antes del 31 de
Diciembre de 1931.”93 Asimismo, el artículo 7º determinó que el Presidente de la República
reconocería como válidos, los siguientes títulos, siempre que quien los invocare poseyera
materialmente los terrenos a que se refieren, sea personalmente o por otro a su nombre: En
primer lugar, aquellos cuya inscripción originaria fuera anterior al 4 de agosto de 1874. También
como principal objetivo el configurar de forma adecuada la propiedad en dicha zona del país. Esta Secretaría de Estado tuvo
una duración limitada, manteniéndose hasta 1931, siendo reemplazado por el de Tierras y Colonización.
92 Recordar que este artículo es el que introducía una prohibición absoluta para adquirir por cualquier medio, los terrenos de
por remates de tierras efectuados con posterioridad al 4 de diciembre de 1866, mercedes a indígenas, concesiones definitivas
otorgadas a ocupantes nacionales, a colonos nacionales, extranjeros repatriados de Argentina y concesiones definitivas
otorgadas por el Gobierno en las poblaciones fundadas en conformidad a la ley.
45
operaría en aquellos cuya inscripción originaria haya sido hecha en ciertas fechas, siempre que
el predio estuviera ubicado dentro de las zonas que se indican en la disposición. 94Lo mismo
ocurriría en el caso de aquellos que emanen válidamente del Estado, siempre que, a la fecha del
pronunciamiento del Presidente de la República se encontraren debidamente inscritos, o hubiera
recaído en su caso sentencias judiciales ejecutoriadas en juicio de dominio en que hubiere
litigado como parte el Fisco. Serían reconocidos como válidos también aquellos que, sin
encontrarse en los casos indicados previamente, se hubieren otorgado legalmente con
anterioridad a la vigencia del Registro del Conservador de Bienes Raíces, siempre que quien los
invocare acreditare haber ocupado materialmente el terreno durante 10 años. Finalmente, serían
reconocidos los títulos no emanados de indígenas cuya inscripción originaria tuviera más de 30
años de antigüedad.95
De esta forma, el D.F.L. Nº 1.600, al igual que gran parte de las leyes de Constitución de
Propiedad Austral eran un mecanismo para reconocer el dominio de particulares sobre los
terrenos que poseían, pese a la existencia de leyes prohibitivas o limitantes del ejercicio del
derecho de propiedad. Su objeto era regularizar estas situaciones que, en los hechos, se
mantenían hace muchos años y, una vez transcurrido ciertos plazos fijados por esta norma,
determinar cuáles eran finalmente los inmuebles del Fisco y los privados. Así, se pretendía
cumplir con el primero de los objetivos principales de estas leyes.
El D.F.L. Nº 260, por su parte, tuvo como principal consideración el problema que existía en la
determinación del derecho de dominio de los poseedores de las tierras, respecto a los posibles
derechos de terceros, debido a la forma anómala en que se habían otorgado los títulos, no
siempre con sujeción a los preceptos del Código Civil. 96Para ello, su artículo 1º estableció que
los poseedores con título inscrito, de predios situados en la zona a la que se refiere el artículo 4º
del D.F.L. Nº 1.600 ya analizado, cuyos títulos hubieren sido o fueran reconocidos como válidos
por el Presidente de la República, o emanaren del Estado, por compra directa o concesión
94 Aquellas fechas y zonas se encuentran en los numerales 2º y 3º del artículo 7º del D.F.L. 1600 de 1931. Por su parte, el
numeral 6º también reconocería como válidos aquellos otorgados legalmente con anterioridad a las fechas indicadas en los
numerales 1º, 2º y 3º, cuyas inscripciones se hubieran efectuado hasta 5 años después de las fechas en ellos señaladas para
cada zona.
95 Asimismo, su título III, estableció disposiciones para el otorgamiento de títulos gratuitos a los ocupantes de tierras fiscales
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gratuita, serían reputados poseedores regulares para todos los efectos legales, aún cuando
existieren a favor de otras personas inscripciones anteriores, que no hubieren sido canceladas.
De acuerdo al artículo 2º, estos poseedores podrían adquirir el dominio por prescripción,
siempre que su posesión durara dos años continuos y no fuera interrumpida por algún recurso
judicial intentado por otro, que disputare el dominio. Una vez cumplido lo anterior, se podría
materializar el segundo de los objetivos principales de las leyes de constitución de la propiedad
austral.
En las dos décadas siguientes, las principales normas que se dictaron estuvieron relacionadas a
la mantención de las disposiciones que limitaban el ejercicio de propiedad para los mapuches y
el cobro del impuesto territorial.
Así las cosas, dentro de las primeras encontramos las leyes Nº 6.519 de febrero de 1940, Nº
6.822 de febrero de 1941, y Nº 7.165 de febrero de 1942. Cada una de ellas extendió por el plazo
de un año, las limitaciones y restricciones a la capacidad de los indígenas establecidas en el
Decreto Ley Nº 4.111 de 1931. 97A partir de 1942 “… no se dictó una ley de prórroga, por lo
que se inició el período en que los indígenas dispusieron de plena capacidad para enajenar y
gravar su tierras, fueran ellas o unidades, acciones y derechos en ellas, o hijuelas singulares
resultantes del proceso de división. Este período duró hasta el 7 de febrero de 1947…” 98La
fecha indicada precedentemente hace referencia a la publicación de la ley Nº 8.736, de solo dos
artículos99. En su artículo 1º, dispuso que continuarían vigentes las limitaciones y restricciones
de la capacidad de los indígenas establecidas en el Decreto Ley Nº 4.111, hasta que no se hiciera
una reforma general de la ley de indios, es decir, del D.L. mencionado. Por otro lado, su artículo
2º estableció que la ley regiría desde el 11 de febrero de 1943, es decir, con efecto retroactivo.
Con esto, “… pretendió cubrir el período de libre enajenación, entre el 11 de febrero de 1943
y la fecha de publicación de esta ley…”,100sin embargo, “… no surtió los efectos deseados, ya
97 El artículo 57º del D.L. Nº 4.111 disponía que “los indígenas podrán disponer de sus propiedades de conformidad con las
leyes comunes, después de 10 años contados desde la fecha de promulgación de esta ley.”
98 Hugo Ormeño y Jorge Osses. «Nueva legislación sobre indígenas en Chile», Cuadernos de la Realidad Nacional, Nº 14,
(1972), 21.
99 “Artículo 1º.- Continuarán en vigencia las limitaciones y restricciones de la capacidad de los indígenas, establecidas en el
Decreto Nº 4.111, de 12 de Junio de 1931, que fijó el texto definitivo de la Ley Nº 4.802, mientras se haga la reforma general
de la Ley de Indios, actualmente en vigor.
Artículo 2º - La presente Ley regirá desde el 11 de Febrero de 1943.”
100 Hugo Ormeño y Jorge Osses. «Nueva legislación sobre indígenas en Chile», 21.
47
que la Corte Suprema de Justicia, en reiterados fallos, acogió los recursos de inaplicabilidad
por inconstitucionalidad, deducidos por los particulares demandados de nulidad y restitución
de las hijuelas adquiridas sin autorización del Juez de Indios…”101
En relación al segundo tipo de normas dictadas en estas décadas, podemos destacar la ley Nº
5.875 de septiembre de 1936, que declaró exentas de toda contribución durante el plazo de cinco
años, las propiedades de comunidades indígenas sometidas a juicio de partición. Lo anterior, en
atención a que el plazo fijado para la duración de la exención tributaria que había establecido el
artículo 58º del D.L. Nº 4.111 de 1931, en beneficio de los predios indígenas, había
finalizado.102Lo mismo ocurrió posteriormente con la dictación de la ley Nº 7.864, de septiembre
de 1944, que modifica dicho artículo 58º del D.L. Nº 4.111, estableciendo en su artículo 1º que
los predios de comunidades indígenas, mientras permanecieran en estado de indivisión, estarían
exentos del pago de contribuciones fiscales o municipales. Además, su artículo 2º condonó las
contribuciones adeudadas por dichos predios, desde el año 1936 hasta la fecha de la publicación
de esta ley, es decir, cubriendo el tiempo en que no gozaron de la exención.
Llegando ya a mitad de siglo, los estudios nos indican que “el número de araucanos que viven
en comunidades agrícolas, asciende, según el Censo del año 1952, a 127.000 (Dir. Gen. Estad.,
1953).” 103
Con respecto a la cantidad de comunidades divididas a esa fecha, no existe gran
claridad entorno a la cifra. Según Lipschutz, de acuerdo a una investigación realizada en el
archivo de Asuntos Indígenas, hacia el año 1952, “…el número de comunidades que fueron
divididas alcanza apenas 170 (…) Resulta, según los datos en discusión, que apenas 5 por ciento
de la totalidad de las comunidades indígenas han hecho uso, en el curso de casi 25 años, de los
medios legales que facilitan la división.” 104Agrega el mismo autor que a un resultado similar
habría llegado el Fiscal de la Corte de Apelaciones de Temuco, sin embargo, también menciona
que el diputado Ignacio Palma, - quien previamente había ejercido como Ministro de Tierras y
101 Ibid.
102 Este artículo rezaba: “Los predios de indígenas que tengan títulos de merced quedarán exentos del impuesto territorial
por un plazo de 5 años, contados desde la promulgación de la ley número 4,802, se haya efectuado o no la división de la
respectiva comunidad, pero sin derecho a reclamar la devolución de lo ya pagado.
Cesará el privilegio establecido en el inciso anterior tan pronto como los indígenas adjudicatarios transfieran sus hijuelas
por acto entre vivos.”
103 Lipschutz. La comunidad indígena en América y en Chile, 142.
104 Lipschutz. La comunidad indígena en América y en Chile, 173 – 174.
48
Colonización - el año 1953 declaraba que “… en el Ministerio hay antecedentes de la
subdivisión de 769 comunidades que cubren más o menos 97 mil hectáreas de los cuales 80 mil
permanecen en poder de los indígenas.”105Esta última cifra se asemeja más a aquella indicada
por el profesor Héctor González en el estudio que realizó respecto a las comunidades mapuches
divididas entre 1931 y 1971: “Del total de reducciones divididas en este período, un 92,9%
(733 reservas) lo fueron antes de 1948…”,106cantidad similar a la mencionada por la Comisión
de Verdad Histórica y Nuevo Trato107
Así las cosas, con la llegada de Carlos Ibáñez del Campo a la Presidencia de la República, en
1952, se dictarían dos Decretos con Fuerza de Ley de gran importancia: El D.F.L. Nº 12 y el
D.F.L. Nº 53, ambos de 1953. Recordar que estos cuerpos legales nacen a la vida del Derecho
mientras Venancio Coñuepan formaba parte del Gobierno. En efecto, al momento de la dictación
del D.F.L. Nº 12 era Ministro de Tierras y Colonización, y fue el primer director de la Dirección
de Asuntos Indígenas, institución creada por el D.F.L. Nº 53.
Pues bien, el D.F.L. Nº 12, se dictó considerando la situación en la que se encontraban las
propiedades de indígenas que habían sido el resultado de la división de una comunidad. A saber,
las propiedades comunitarias de indígenas que se mantenían indivisas, estaban amparadas por
la modificación introducida por la ley Nº 7.864 al D.L. Nº 4.111 de 1931, de tal forma que se
encontraban exentas del pago del impuesto territorial, sin embargo las hijuelas resultantes del
proceso de división sí debían pagarlas. Por esto, el D.F.L. En su artículo único las exime de esta
carga por un lapso de diez años, contados desde la fecha de su publicación.
El D.F.L. Nº 53, por su parte, como dijimos crea la Dirección de Asuntos Indígenas (en adelante,
DASIN). Este organismo público, dependiente del Ministerio de Tierras y Colonización, de
acuerdo al artículo 1º, tendría a su cargo el cumplimiento del D.L. Nº 4.111 de 1931, sobre
división de comunidades, incluyendo el traspaso de todas las atribuciones relativas a los
derechos patrimoniales de los indígenas, desde el Ministerio a esta institución; al igual que la
49
debida organización de las comunidades indígenas existentes o que se establecieran en el futuro,
la constitución legal de las familias indígenas y sus derechos patrimoniales, entre otras.
Finalizado el gobierno de Ibáñez, durante el primer año del gobierno del Presidente Jorge
Alessandri, se dicta la ley Nº 14.511, derogando las leyes Nº 4.802, Nº 7.864 y Nº 8.736; al igual
que el D.F.L. Nº 266 de 1931, y el Decreto Ley Nº 4.111 de 1931. En consecuencia supone una
modificación íntegra a las reglas que regulan los tribunales especiales de indígenas, las
divisiones de comunidades, liquidaciones de créditos, y las radicaciones.
En su título II se estableció el régimen legal de la propiedad indígena. Así las cosas, entre otras,
su artículo 16º definió qué debía entenderse por particulares. 109Asimismo, el artículo 19º indicó
que, durante la indivisión, los indígenas no podrían enajenar el terreno comprendido en el título
de merced, solo gravarlo en favor del Banco del Estado u otras instituciones creadas por ley en
108 En segunda instancia, solo podría comparecer representado por procurador del número o abogado defensor de indígenas.
109 “Para los efectos de la presente ley, se tendrá por particulares a las personas que reclamaren derechos que no emanen
directa e inmediatamente de un título de merced, ni la calidad de herederos de los que figuren o hayan debido figurar en
alguno de estos títulos.”
50
que el Estado tuviera aportes. Tampoco podrían enajenar sus acciones y derechos en la
comunidad, ni sus derechos hereditarios en esta, salvo a favor de otro miembro de esa
comunidad u otra. Todos estos actos de disposición requerían la autorización del Juez de Letras
de Indios (en adelante, Juez), quien podría otorgarla siempre que existiera necesidad o utilidad
manifiesta de vender. Mientras subsistiera la comunidad, los mapuches podrían celebrar
contratos de arriendo o aparcería sobre las parcelas que ocuparen en la comunidad, bastando la
autorización del Juez. 110 Por otro lado, el artículo 91º determinó que los predios de las
comunidades, mientras permanecieren en la indivisión, estarían exentos del pago de
contribuciones fiscales y municipales, pero una vez divididas, dicho beneficio persistitría para
las hijuelas resultantes hasta quince años desde la inscripción de la adjudicación en el
Conservador de Bienes Raíces. 111
Con respecto al ejercicio del derecho de propiedad de los mapuches, una vez terminada la
división de una comunidad, el artículo 22º dictaminó que los adjudicatarios no podrían gravar 114
o enajenar los lotes que les hubieren correspondido, sino después de quince años contados desde
la inscripción del título en el Conservador de Bienes Raíces. Para las comunidades que ya
51
estaban divididas, ese plazo se contaría desde que esta ley entrara en vigencia. 115Pese a lo
anterior, podían enajenarlos a indígenas que, teniendo derecho a tierras comprendidas en algún
título de merced, las posean y trabajen, previa autorización del Juez, siempre que hubiere
necesidad o utilidad manifiesta de vender. Ahora bien, de acuerdo al artículo 29º, tanto la
autorización del Juez que impone este artículo 22º, como la del artículo 19º, no sería necesaria
cuando los mapuches contaren con un título profesional conferido por alguna universidad del
Estado, o hubieran rendido 6º año de Humanidades, o estudios equivalentes. Además, antes de
que transcurriera el plazo, las hijuelas resultantes, podían ser arrendadas, dadas en comodato o
aportadas para su explotación por terceros, con autorización del Juez, por un plazo máximo de
tres años.116
Respecto a los incapaces, el artículo 30º mantuvo la regla del D.L. Nº 4.111 de 1931. También
se mantuvo en el artículo 43º la situación del indígena que figurare en varios títulos de merced,
fijando que solo recibiría terrenos en la comunidad que viviera o trabajara.
Tal como se había establecido en las anteriores leyes de división, se regulaban las restituciones
de las tierras correspondientes al título de merced. El artículo 67º determinó que en caso de
controversia acerca del dominio sobre un predio, el título de merced prevalecería, excepto en
ciertos casos.117 El ocupante – continuaba el artículo 68º - que debiera restituir las tierras, sería
radicado en tierras disponibles de valor equivalente al predio.
También se pronunció esta ley respecto a las expropiaciones que fueran necesarias. Así las
cosas, se declararon de utilidad pública, entre otros casos, para proceder a su expropiación los
115 Con esto, se volvería a prorrogar esta limitación para disponer de estas hijuelas individuales.
116 Esto bajo una interpretación, a contrario sensu del artículo 23º.
117 “Artículo 67. En caso de controversia acerca del dominio emanado de un título de merced, éste prevalecerá sobre
52
terrenos pertenecientes a comunidades indígenas que el Presidente de la República considerara
necesarias para fines educacionales y en beneficio preferente de la población indígena, como
también para fundar poblaciones. Lo mismo ocurriría para expropiar los terrenos ocupados por
indígenas con anterioridad al 30 de junio de 1959, sobre los cuales existieran títulos de dominio
reconocidos por el Presidente o emanados del Estado, en favor de otras personas que reclamaran
su posesión material. 118
Por último, su Título Octavo dispuso nuevas normas para mejorar el acceso al crédito de los
mapuches.
Con posterioridad a esta ley, en los gobiernos del Presidente Alessandri y Eduardo Frei, se
promulgarían las llamadas leyes de reforma agraria. La primera de ellas, Nº 15.020, el año 1962,
y la segunda en 1967. Si bien no son leyes especialmente dirigidas a los mapuches, por tener
como fin la reestructuración del dominio de la tierra en nuestro país, vale la pena detenerse
brevemente en ellas. 120
Así las cosas, la ley Nº 15.020, creó en su artículo 11º la Corporación de la Reforma Agraria (en
adelante, CORA), declarándola sucesora legal de la Caja de Colonización Agrícola. Dicho
artículo, encomendó al Presidente de la República dictar normas relativas al funcionamiento de
dicha institución, y dentro de su letra i), se indicó que debía incorporar aquellas relacionadas a
parcelaciones y colonizaciones destinadas preferentemente a los indígenas regidos por la ley Nº
14.511, en las cuales se contemplare la posibilidad de someter las nuevas tierras a las
disposiciones de esa ley. Asimismo, su artículo 12º, crea el Instituto de Desarrollo Agropecuario
(en adelante, INDAP), teniendo dentro de sus funciones, otorgar asistencia técnica gratuita y
118
Para los otros casos en que la ley declaraba de utilidad pública los terrenos para proceder a su expropiación véase el Título
Sexto de la ley Nº 14.511.
119 Pese a ello, el artículo 84º determinó que igualmente quedarían estos beneficiarios sujetos a todas las limitaciones y
53
ayuda crediticia a los indígenas, facultándolo para administrar en común, o coordinadamente
minifundios y pequeñas explotaciones agrícolas individuales efectuadas en terrenos
pertenecientes a comunidades indígenas, requiriendo el consentimiento de sus integrantes. Por
otro lado, su artículo 15º, estableció los predios que se considerarían de utilidad pública y, por
lo tanto, expropiables. Pese a lo anterior, el inciso final del artículo 28º determinó que no serían
aplicables las normas relativas a las expropiaciones a las tierras indígenas sometidas a la ley Nº
14.511.
Con respecto a las expropiaciones relativas al interés mapuche, “en la zona de la Araucanía, se
transfirieron a la Corporación de Reforma Agraria sólo tres predios (…) Estos predios
sumaban una superficie de 2.399,8 hectáreas”121
Pues bien, ya en pleno gobierno del Presidente Frei, se dicta la nueva ley de Reforma Agraria,
Nº 16.640, que, al igual que en el caso anterior, contuvo pocas normas especiales hacia los
mapuches. A continuación analizaremos las de mayor relevancia.
Su artículo 8º estableció que serían expropiables los predios rústicos cuyos dueños fueran dos o
más personas en común, pero esto no sería aplicable a las comunidades indígenas. Por otro
lado, su artículo 67º indicó que, excepcionalmente, las tierras adquiridas por la CORA, podrían
ser asignadas en dominio a cooperativas campesinas o de reforma agraria o en copropiedad a
campesinos o cooperativas campesinas o de reforma agraria, cuando los beneficiarios fueran
campesinos miembros de una comunidad indígena. 122
Al referirse la ley a las causales que establecían preferencias para ser asignatario, la letra d) del
artículo 72º, determinó que, en las provincias donde existieran comunidades indígenas
mapuches formadas en virtud de un título de merced, los indígenas integrantes gozarían de
preferencia, siempre que hubieran estado explotando personalmente terrenos de la comunidad,
al menos, desde el 21 de noviembre de 1965. Ahora bien, en el caso de que se expropiaren
terrenos pertenecientes a una comunidad indígena, el inciso 3º del artículo 73º ordenó que el
Juez de Letras de Indios respectivo, a requerimiento de la CORA, determinara los derechos que
121
Martín Correa, Raúl Molina y Nancy Yáñez. «La Reforma Agraria y Las Tierras Mapuches». Revista del doctorado en el
estudio de las sociedades latinoamericanas. (2002): 203, citado en Comisión Verdad Histórica Y Nuevo Trato. Informe de la
Comisión, 403.
122 La regla general que introdujo dicho artículo era la asignación a campesinos, en dominio individual.
54
correspondieran a cada uno de los comuneros y fijara su valor en relación con el monto de la
indemnización. Luego, la CORA imputaría esos valores al precio de la tierra que asignara a los
comuneros y debía consignar a la orden del Juez, la parte de la indemnización que corresponda
a los comuneros no asentados, para su distribución.
El artículo 182º, por su parte, estableció que INDAP o la DASIN, podrían promover el trabajo
en común de las tierras pertenecientes a una comunidad indígena no dividida y la constitución
de cooperativas campesinas.
“En definitiva, durante el gobierno de Frei Montalva, con la aplicación de la Ley 16.640, se
expropiaron a favor de comunidades mapuches un total de siete predios (…), representando el
4,69% de los expropiados durante el período, con un total de 10.682, 3 hectáreas físicas…” 123
Pues bien, con la victoria por parte de la Unidad Popular, y el cambio de gobierno, se envía un
proyecto de ley con el objeto de reemplazar la regulación contenida en la ley Nº 14.511, de tal
forma que, en septiembre del año 1972, entró en vigencia la ley Nº 17.729. 124
123 Martín Correa, Raúl Molina y Nancy Yáñez. La Reforma Agraria y Las Tierras Mapuches. Revista del doctorado en el
estudio de las sociedades latinoamericanas. (2002): 248, citado en Comisión Verdad Histórica Y Nuevo Trato. Informe de la
Comisión, 405. Ahora bien, durante el gobierno de Allende, “los predios expropiados a favor de comunidades mapuches o
con participación mapuche fueron 138, con una superficie total de 132.115,78 hectáreas físicas…” Martín Correa, Raúl
Molina y Nancy Yáñez. La Reforma Agraria y Las Tierras Mapuches. Revista del doctorado en el estudio de las sociedades
latinoamericanas. (2002): 256, citado en Comisión Verdad Histórica Y Nuevo Trato. Informe de la Comisión, 411.
124 Su artículo 65º derogó la ley Nº 14.511 y sus modificaciones.
55
Así las cosas, “por primera vez una Ley Indígena delimitó desde el punto de vista étnico a los
sujetos del ordenamiento jurídico: ‘los indígenas’125 y demarcó el objeto de aplicación, ‘las
tierras indígenas’.126”127
Asimismo, su artículo 7º estableció que los mapuches no podrían enajenar los terrenos
comprendidos en el título de merced o en un título gratuito de dominio común, pero podrían
gravarlo en favor de ciertas instituciones. 128Tampoco podrían enajenar sus acciones y derechos
en la comunidad, excepto en favor de otro miembro indígena de la comunidad que viviera y
trabajare en ella, y de cooperativas campesinas. Toda enajenación o gravamen requeriría
autorización del Instituto de Desarrollo Indígena (en adelante, IDI). Asimismo, el artículo 8º
mantuvo la posibilidad de que un indígena celebrara contratos de arrendamiento o aparcería
sobre las parcelas que ocupare en la comunidad, siempre que la otra parte viviera y laborare en
la misma u otra comunidad o que fuera dueño de una hijuela singular o se tratare de una
cooperativa o asentamiento campesino, no siendo necesario el acuerdo de los otros comuneros,
pero sí la autorización del IDI, que podría otorgarlo por un plazo máximo de cinco años.
Por su parte, el artículo 14º limitó la posibilidad de dividir las comunidades indígenas. Para
proceder a ello, se requiriría que la mayoría absoluta de los comuneros que viviera o trabajare
personalmente en la comunidad lo solicitare al IDI, o que el mismo instituto lo
125 Artículo 1º de la ley Nº 17.729: “Se tendrá por indígena, para todos los efectos legales, a la persona que se encuentre en
algunos de los siguientes casos:
1.- Que invoque un derecho que emane directa e inmediatamente de un título de merced o título gratuito de dominio
otorgado en conformidad a las leyes de fecha 4 de Diciembre de 1866, 4 de Agosto de 1874 y 20 de Enero de 1883; a la ley
N° 4.169, de 8 de Septiembre de 1927; a la ley N° 4.802, de 11 de Febrero de 1930; al decreto N° 4.111, de 9 de Julio de
1931; a la ley N° 14.511, de 3 de Enero de 1961 y demás disposiciones legales que las modifican o complementan;
2.- Que invoque un derecho declarado por sentencia dictada en juicio de división de una comunidad indígena con título
conferido de acuerdo con las disposiciones legales mencionadas en el número precedente, salvo que dicho derecho se haya
adquirido por un título oneroso anterior o posterior a la división, y
3.- Que, habitando en cualquier lugar del territorio nacional, forme parte de un grupo que se exprese habitualmente en un
idioma aborigen y se distinga de la generalidad de los habitantes de la República por conservar sistemas de vida, normas de
convivencia, costumbres, formas de trabajo o religión, provenientes de los grupos étnicos autóctonos del país.
La calidad de indígena se acreditará con un certificado del Instituto de Desarrollo Indígena…”
126 Artículo 2º de la ley Nº 17.729: “Se tendrá por tierras indígenas, para todos los efectos legales:
1.- Las concedidas en merced a nombre de la República, de conformidad a las leyes de 4 de Diciembre de 1866, de 4 de
Agosto de 1874 y de 20 de Enero de 1883;
2.- Las concedidas mediante título gratuito de dominio de conformidad a los artículos 4 y 14 de la ley N° 4.169; artículos
13, 29 y 30 de la ley N° 4.802; artículos 70 y 74, ambos inclusive, del decreto N° 4.111, que fijó el texto definitivo de la ley
N° 4.802; artículos 82, 83 y 84 de la ley N° 14.511 y demás disposiciones legales que las modifican o complementan.”
127 Valenzuela, La política indígena del Estado chileno, 96.
128 Estas eran el Banco del Estado, la CORA, la Corporación de Fomento de la Producción, INDAP u otras instituciones de
56
determinare.129Pese a lo anterior, su inciso 7º indicó que, una vez producida la división, el
asignatario solo podría enajenar su parte a aquel otro de la misma comunidad que sea dueño de
un terreno de una cabida inferior a una unidad agrícola familiar. 130En este sentido, “una regla
importante es la que se consagra en el artículo sexto, al expresar que toda enajenación (sentido
amplio) de tierras indígenas, quedaría sujeta solamente a las disposiciones de la presente ley,
con lo que se evitaba toda disquisición sobre la normativa llamada a ser
aplicada.”131Asimismo, las unidades agrícolas familiares que se formaren de la división, no
podrán dividirse ni aún por transmisión. En consecuencia, en razón de lo anterior, se limita casi
totalmente la capacidad de disponer de las hijuelas resultantes de la división, salvo en aquellos
casos en que producto de lo anterior, no se produzca un real “desmembramiento” de la
comunidad, esto es, una desconexión total con respecto a sus orígenes o sus integrantes
originales.
Al igual que en las leyes dictadas anteriormente, el artículo 15º declara la inembargabilidad de
las tierras indígenas, y se amplía no solo a lo que se adhiera permanentemente a ellas, sino que
a otros elementos como los créditos que tenga el indígena y que provinieran de la
comercialización de los productos de sus tierras, hasta un cierto límite. Asimismo, el artículo
66º mantuvo la exención de contribuciones fiscales de los predios de la comunidad.
Se determinó en su artículo 16º que solo los herederos que vivieran y trabajaren personalmente
en las tierras indígenas al momento de abrirse la sucesión, tendrían derecho a sucederle en dichos
inmuebles. En subsidio, estos bienes acrecerían a la comunidad o cooperativa, en su caso, y a
falta de ellas, el Fisco.
Con respecto a la restitución de las tierras indígenas, el artículo 17º determinó que el Consejo
del IDI, a solicitud del interesado o de oficio, podría acordar la restitución total o parcial de los
terrenos que se encontraren ocupados por personas no indígenas, siempre que el ocupante
careciere de títulos sobre los terrenos; o cuando los títulos del mismo o sus antecesores, se
57
hubieren otorgado por un medio distinto al establecido en el numeral 1º del artículo 1º; o cuando
la posesión del ocupante emanara de títulos otorgados con infracción a la ley en comento.
En conjunto con lo anterior, el Título Segundo de esta ley transforma la DASIN en el Instituto
de Desarrollo Indígena, del que hemos hablado previamente, fijando sus funciones y
organigrama. Asimismo, el párrafo tercero del Título Tercero introdujo normas con el objeto de
incentivar el desarrollo educacional.
En definitiva, a lo largo de este capítulo hemos observado cómo evoluciona la legislación desde
un momento en que se pone énfasis en integrar al mapuche al derecho común, intentando
transformar la propiedad comunitaria de las tierras en una individual, pero al mismo tiempo,
desde una mirada proteccionista, busca protegerlos manteniendo ciertas limitaciones al ejercicio
de propiedad por tiempos determinados – pese a que sucesivamente distintas leyes prolongarán
estas limitaciones a través de los años -, bajo el entendido de que en el lapso que media entre la
división y la obtención de la facultad de disponer de las tierras, los indígenas pudieran adquirir
el conocimiento suficiente para comprender los alcances de enajenar o gravar sus tierras, y
decidir libremente, sin abusos mediante, entorno aquello.
58
Pese a lo anterior, con el transcurso del tiempo, las limitaciones se mantendrán e incluso
aumentarán. Asimismo, se crearán normas para restituir aquellas tierras que originalmente
formaban parte de los títulos de merced, pero que se encontraban en manos de particulares por
distintos motivos. Esto se contrapondrá, entre otras, con las leyes de Constitución de Propiedad
Austral, y los reconocimientos de los títulos que introdujeron. En efecto, a pesar de que los
indígenas no eran el objeto de estas leyes, “…su aplicación los afectaba, ya que el agricultor
reconocido como propietario por el Estado obtendría un argumento decisivo para detener
cualquier reclamo indígena en su contra.”134La colisión entre estos intereses quedó de
manifiesto en distintos momentos. Así por ejemplo, luego de la entrada en vigencia de la primera
ley de división de comunidades, el Tribunal de división creado en la misma, generó malestar
entre los agricultores del sur de Chile, “…puesto que procedía sin juicio a restituir los terrenos
de las comunidades que estaban en poder de particulares. Por Febrero de 1929, una 1.653
hectáreas habían sido devueltas a los indígenas (…) El propio tribunal se daba cuenta de que
no podría más que cumplir la ley, sin considerar las diversas situaciones; junto a los verdaderos
usurpadores, había ocupantes de buena fe, que recibieron títulos del Estado o que compraron
a particulares tierras que ya incluían esos terrenos. Por ello, el gobierno ordenó detener las
restituciones, hasta que se resolvieran las reformas a la ley de propiedad austral” 135
De acuerdo al informe del profesor González ya citado, entre 1931 y 1971, se habrían dividido
un total de 832 reducciones, representando un 28,5% del total de radicaciones. Esto se habría
traducido en la formación de 12.737 hijuelas que, sumadas todas, comprendían una superficie
total de 132.763,72 hectáreas. 136
Así las cosas, a fines del período, el objetivo de limitar el ejercicio de propiedad de los mapuches
sobre sus tierras es innegable, ya sea restringiendo las posibilidades de transformar la propiedad
comunitaria en individual, o coartando la facultad de disposición de los mismos sobre los
predios, aún cuando estuvieran divididos. Todo lo anterior, materializado en la ley Nº 17.729.
134
Almonacid. «El problema de la propiedad de la tierra en el sur de Chile», 30.
135 Almonacid. «El problema de la propiedad de la tierra en el sur de Chile», 47.
136 González. «Propiedad Comunitaria o individual», 8.
59
CAPÍTULO III: LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA MAPUCHE EN EL ESTADO
Tal como se dijo en el capítulo anterior, la presencia de los mapuches en el Congreso se produce
en 1924, de la mano del diputado Francisco Melivilu, sin embargo, antes de esto, se recorrió un
largo camino que culminó en la formación de distintas organizaciones indígenas, las cuales
jugaron un rol importante en la defensa de sus intereses. Por otro lado, tanto el diputado
Melivilu, como aquellos que fueron electos posteriormente, estuvieron integrados al sistema
político nacional, a un punto tal, que uno de ellos, Venancio Coñuepan sería nombrado Ministro
de Tierras y Colonización durante el segundo gobierno de Carlos Ibáñez del Campo.
En este capítulo, se expondrá primeramente una breve historia de las principales organizaciones
políticas mapuches, porque casi la totalidad de los diputados cuya actividad se relata en la
segunda parte de este capítulo, pertenecieron a ellas. Además, como se verá, la postura frente a
las leyes indígenas de estos parlamentarios estuvo fuertemente entrelazada a la de estas
agrupaciones indígenas, a un punto tal que algunos de ellos siguieron siendo miembros y
dirigentes de la organización a la que pertenecían, al tiempo que eran diputados militantes de
partidos políticos nacionales.
Por otro lado, la segunda parte del capítulo se ha dividido en dos apartados: la actividad de estos
parlamentarios antes y después de la creación de la Corporación Araucana (1938). La razón de
tomar esta opción está dada principalmente, porque es apreciable una diferenciación entre los
diputados que ejercieron ese cargo antes y aquellos que lo hicieron después de ese hito en cuanto
a su concepción del ejercicio del derecho de propiedad por parte de los mapuches sobre sus
tierras. En efecto, los diputados que promovieron una concepción más restrictiva, es decir,
partidarios de limitar el ejercicio del derecho de propiedad, fueron dirigentes de esta
organización mapuche, en la cual precisamente dieron forma a esta visión; y luego de haber
pertenecido a ella durante muchos años, fueron electos parlamentarios y ejercieron cargos en
los cuales expusieron esta posición, influyendo en el debate público de acuerdo a ella.
Pues bien, en este capítulo analizaremos cuáles fueron las principales organizaciones políticas
mapuches y cómo actuaron en relación a sus intereses. Junto a lo anterior, se expondrá la
60
relación entre los diputados mapuches, los partidos políticos a los que pertenecieron, y los
gobiernos que existieron durante la época.
No es posible entender la relación de los mapuches con el Estado sin hacer alusión a las distintas
organizaciones que los mismos crearon, tomando estas especial fuerza durante el siglo XX.
Todas ellas adoptaron una posición frente a las distintas leyes analizadas en los capítulos
anteriores, de tal forma que no exisitó una opinión unánime con respecto a cómo configurar el
derecho de propiedad de los mapuches sobre sus tierras.
Si bien, existieron numerosas agrupaciones de este tipo, las principales serían la Sociedad
Caupolicán Defensora de la Araucanía (que posteriormente se transformaría en la Corporación
Araucana), la Federación Araucana, y la Unión Araucana.Es por lo anterior, que resulta del todo
interesante y útil describir la historia de las mismas, y la importancia que tuvieron en el ejercicio
del poder político en relación a los indígenas. Con este objetivo, a continuación analizaremos a
las tres principales organizaciones.
“Nació en 1910, presidida por Manuel Neculmán (considerado el primer profesor normalista
de Temuco), con Basilio García como secretario y con Tomás Guevara, Director del Liceo de
Temuco, como presidente honorario”137
61
presidente las principales actuaciones de esta agrupación estarían relacionadas con sus
postulados. A saber, “… exigir la radicación de los mapuches no radicados, el no pago de
contribuciones, la subdivisión de las comunidades, educación, denuncia y amparo constantes
ante los atropellos sufridos por los indígenas.”139
Ahora bien, esta campaña en contra del proyecto promocionado por Manquilef, no pasó
desapercibida para las autoridades nacionales.“Siendo Ministro del Interior, Ibáñez del Campo
instruyó a la Intendencia de Cautín: ‘Las medidas que se deben adoptar para reprimir una
propaganda sediciosa que se está ejercitando entre los indígenas, quienes reducidos por ella
han desechado los medios legales para ocupar las tierras que les han sido usurpadas y han
entablado ante el Gobierno acciones directas que no conducen a nada’. La orden dictada por
Ibáñez del Campo apuntó a los dirigentes (…) Alberto Panguilef (Manuel Aburto Panguilef) y
Arturo Huenchullán, disponiendo servirse ‘notificar a las citadas personas que deben cesar
inmediatamente en esa clase de propaganda bajo pena de ser detenidos y expulsados de la
139
Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 22 – 23.
140
Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 23.
141 Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 25.
142 Véase el apartado de la Federación Araucana.
62
provincia” 143Pese a ello, el mismo Ibáñez impartió instrucciones para la protección de los
predios indígenas, razón por la cual el Comité Ejecutivo organizó el 21 de mayo del 27’ un
desfile en Temuco como agradecimiento, y la Sociedad Caupolicán Defensora de la Araucanía
(en adelante, Sociedad Caupolicán) llamó a votar en la convocatoria realizada para la elección
presidencial de ese año por, pese a que el otrora Ministro del Interior se presentó como único
candidato.144
Poco tiempo después, con la entrada en vigencia de la reforma de la ley de divisiones - ley Nº
4.802 -, ahora con Esteban Romero a la cabeza de la Sociedad Caupolicán, surgió la necesidad
de generar una mayor coordinación con las otras organizaciones. “A fines de 1930 la Sociedad
Caupolicán hizo un llamado a la unificación de la raza, logrando el éxito de esta iniciativa;
Manuel Aburto Panguilef e, incluso, Antonio Chihuailaf y Manuel Manquilef se sumaron a ella.
Solamente Francisco Melivilu se opuso.”148Esta acción mancomunada, contraria a la nueva ley,
derivó en la dictación por parte del Ejecutivo del D.F.L. Nº 266, que modificó la ley Nº 4.802,
buscando, entre otras cosas, proteger la integridad de la comunidad. 149
143 Mauricio Cárdenas. «Sociedad Caupolicán Defensora de la Araucanía. Demandas y Conflictos relacionados al problema
indígena (1910 – 1938)». (Tesis para optar al grado de Magíster en Historia, Universidad de Andrés Bello, 2010), 113 – 114,
https://www.academia.edu/es/42682558/Tesis_Sociedad_Caupolic%C3%A1n_Mag%C3%ADster_2010_
144 Cárdenas. «Sociedad Caupolicán Defensora de la Araucanía», 114.
145 Cárdenas. «Sociedad Caupolicán Defensora de la Araucanía», 115.
146
27º Sesión Ordinaria, Cámara de Diputados, 12 de julio de 1933.
147
Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 27.
148 Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 28.
149 Cárdenas. «Sociedad Caupolicán Defensora de la Araucanía», 119.
63
En 1931 es electo como presidente de esta organización, Venancio Coñuepan. Bajo su liderazgo,
en las elecciones presidenciales de ese año, tanto la Sociedad Caupolicán como las otras
organizaciones,150brindaron su apoyo a Arturo Alessandri.151“Al finalizar 1931 la organización
esbozó su naciente estilo: no esperar del Estado la solución de las urgentes necesidades de los
mapuches, sino trabajar por una autogestión indígena (…) Se estructuraron así dos proyectos:
el de escuelas y – el más importante – la creación de una Caja de Crédito Indígena.” 152Este
último objetivo se lograría en julio de 1936, fecha en que comenzó su funcionamiento. 153
En las elecciones de diputados de 1932, la Sociedad Caupolicán presenta a José Cayupi como
candidato independiente, movilizando a sus adherentes , sin embargo, no resultaría electo en
dicha oportunidad.154 Pese a lo anterior, la participación electoral motivó aún más a la directiva
de esta agrupación, llegando incluso a proponerse la creación de un partido mapuche, que
finalmente no tendría mayor desarrollo. 155 Previamente, esta organización había adherido a la
Junta de Gobierno que derrocó al Presidente Montero y buscó implantar una República
Socialista, sin éxito. 156
“A comienzos de 1937, Coñuepán se presentó por primera vez como candidato a diputado junto
con José Cayupi y el presidente de la Unión Araucana Floriano Antilef (…) fueron como
independientes. La campaña estuvo orientada, fundamentalmente a los electores mapuches,
resaltando la creación y obra de la Caja Central Indígena. Aunque ninguno de ellos triunfó,
obtuvieron una cantidad no despreciable de votos.”157 Contrario a lo que podría considerarse,
el apoyo de los partidos en los que, hasta ese momento, habían triunfado electoralmente los
mapuches, tampoco fue determinante, puesto que no triunfaron ni Manquilef (Liberal
150 Sin embargo, dentro de las principales organizaciones, la Unión Araucana, en los mismos comicios, brindó su apoyo a
Juan Esteban Montero. Véase apartado de Unión Araucana.
151 Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 30
152 Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 32.
153 Cárdenas. «Sociedad Caupolicán Defensora de la Araucanía», 143.
154 Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 117.
155 Ibid. Pese a ello, en los años 50’ Coñuepan insistiría nuevamente en esta idea, pero sin mayor éxito. Para mayor
información, véase la segunda mitad de este capítulo.
156 Cárdenas. «Sociedad Caupolicán Defensora de la Araucanía», 144.
157 Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 122.
64
Democrático), ni Aburto (Democrático), 158ni Huichalaf (Nacional Democrático). 159Por otro
lado, si bien los candidatos de la Sociedad Caupolicán habían ido a la elección en una lista
conjunta con la Unión Araucana, no lograron la misma coincidencia con respecto al apoyo
entregado al candidato presidencial, puesto que la Sociedad Caupolicán adhirió junto a la
Federación Araucana a la Alianza Popular Libertadora, coalición de partidos y movimientos que
apoyaban a Ibáñez. Sin embargo,160luego de ocurrida la “matanza del Seguro Obrero”, Carlos
Ibáñez renunció a su candidatura y llamó a sus adherentes a votar por Pedro Aguirre Cerda.
161
Los miembros de la Sociedad Caupolicán, siguiendo dicho llamado, se plegaron a la
candidatura de Aguirre,162el cual resultó electo Presidente de la República.
158 El Partido Democrático se origina a partir de una división ocurrida en el Partido Demócrata. Este último, ya debilitado
internamente por haber colaborado desde 1920 con todos los gobiernos (con las contradicciones ideológicas que ello suponía),
para la elección presidencial de 1932, “…ya estaba dividido en demócratas y democráticos”. Ambos proclamaron a
Alessandri, pero en forma separada. En 1933 se llevaron a cabo intentos de unificación a nivel parlamentario, que se
rompieron en abril cuando hubo que votar las Facultades Extraordinarias que pedía Alessandri para gobernar. La ruptura
total se dio a comienzos de 1934. Los demócratas formaron un partido gobiernista; los democráticos, uno de izquierda, de
oposición…”. Sofía Correa Sutil, «Arturo Alessandri y los partidos políticos en su segunda administración», en 7 ensayos
sobre Arturo Alessandri Palma, (Santiago: Instituto Chileno de Estudios Humanísticos, 1979), 417.
159 Ibid.
160 Aparentemente, habría influido en la separación con la Unión Araucana, y la alianza con la Federación Araucana, el
fracaso de la elección parlamentaria de 1937. Cárdenas. «Sociedad Caupolicán Defensora de la Araucanía», 158 – 159.
161 Sofía Correa Sutil et al., Historia del Siglo XX chileno, 6º ed. (Santiago: Sudamericana, 2001), 126.
162
Cárdenas. «Sociedad Caupolicán Defensora de la Araucanía», 161.
163
Cárdenas. «Sociedad Caupolicán Defensora de la Araucanía», 162.
164 Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 154.
165 Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 124.
65
1940),166uno de los principales objetivos de la nueva agrupación sería formar una Subsecretaría
Indígena.167
Así las cosas, en las elecciones parlamentarias de 1941 Coñuepan se presenta como candidato a
diputado, duplicando su votación anterior, pero tampoco logra ser electo. Pese a lo anterior, la
influencia de la Corporación seguiría creciendo. Ese mismo año, la Unión Araucana se sumaría
a la “…necesidad de crear una especie de Subsecretaría Indígena…” 168.
Con esta victoria, se inicia una nueva etapa para la Corporación, que se caracterizó por buscar
impedir la división de comunidades mapuches por considerarse que aquello implicaba la pérdida
de las tierras y su cultura; y revalorizar las tradiciones y la cultura mapuche. 170 Todo lo anterior
acompañado de una estrategia para obtener una mayor representación parlamentaria. 171
“Una de las primeras metas de Coñuepán (…) fue implantar nuevamente las restricciones y
limitaciones a la capacidad civil del indígena para disponer de sus bienes, y esto con efecto
retroactivo” 172Todo lo anterior porque en 1943, conforme a la ley Nº 7.165, el mapuche ya
había adquirido esta capacidad. Su esfuerzo rendiría frutos en 1947, con la promulgación de la
ley Nº 8.736.173
166
La participación de Coñuepan es propiciada por el gobierno de Pedro Aguirre Cerda, quien lo envía en representación
chilena como respuesta a la invitación extendida por Lázaro Cárdenas, Presidente mexicano. Comisión Verdad Histórica Y
Nuevo Trato. Informe de la Comisión, 395.
167 Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 128 – 129.
168 Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 134.
169 Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 135.
170 Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 197.
171
Ibid.
172
Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 202.
173 En el intertanto, En la campaña presidencial de 1946, la Corporación brindó su apoyo “…al candidato de derecha, Cruz
Coke…”, pero resultaría electo González Videla. Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches,
203.
66
El siguiente objetivo, era lograr hacer realidad la llamada Ley Mapuche que había diseñado la
Corporación Araucana. Esta buscaba la creación de una Corporación de Asuntos Indígenas;
paralizar las divisiones de comunidades indígenas; la restitución de tierras usurpadas; radicar a
los indígenas; reforma integral del D.L. Nº 4.111; entre otras. 174 Este proyecto fue presentado
por Coñuepan durante su período como diputado, a través de memorándums enviados al
Presidente de la República, 175pero sus objetivos no encontrarían mayor recepción sino hasta el
triunfo presidencial de Ibáñez.
Previamente, en 1947 Venancio Coñuepan había ingresado al Partido Conservador y sería como
candidato de esa lista que iría a la reelección en 1949,176obteniendo la primera mayoría en la
Agrupación Departamental con 2.593 votos.177En medio de esta alza en la popularidad de la
Corporación Araucana y sus miembros, 178 nuevamente apoyaron a Ibáñez en las elecciones
presidenciales de 1952, quien resultó triunfador. Este premiaría el permanente apoyo
nombrando a Coñuepan como Ministro de Tierras y Colonización. 179En efecto, durante este
gobierno se dictarían dos normas largamente anheladas por esta Corporación: El D.F.L. Nº 12
y el D.F.L. Nº 53, ambos de 1953. La primera eximía a las propiedades indígenas por diez años
del impuesto territorial sobre sus predios; la segunda, creaba la anhelada institución estatal
indígena, la DASIN.180 Como se ha indicado en el Capítulo II, la importancia de esta última
institución – que estaría durante todo el gobierno de Ibáñez en manos de miembros de la
Corporación –181era que controlaba todo lo relacionado a la aplicación de la ley de divisiones
de comunidades. En efecto, Coñuepan, luego de cinco meses como Ministro, fue nombrado
director de este nuevo organismo público, cargo que ejerció hasta bien entrado el gobierno del
Presidente Jorge Alessandri.
174
Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 204 – 206.
175 Véase la segunda parte de este capítulo.
176 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Venancio Coñuepán Huenchual”.
177 Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 210.
178 Este éxito se explica, entre otras cosas, por el grado de organización que había alcanzado la Corporación: “… contaba en
esa fecha con 120 Grupos Regionales y con un Grupo Juvenil, en Temuco, que funcionaba en las oficinas de la Corporación
Araucana en Calle Arturo Prat N. 680”. Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 210.
179
Bengoa además indica que “Varias gobernaciones de la Araucanía fueron ocupadas por dirigentes de la Corporación
Araucana, entre ellas, Pitrufquén, por don Arturo Coñoepán Huenchual, hermano de Venancio;” Bengoa. Mapuche, colonos
y el Estado nacional, 135.
180 Comisión Verdad Histórica Y Nuevo Trato. Informe de la Comisión, 400.
181 Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 216 – 217.
67
Al año siguiente, la influencia de la Corporación aumentaría con la elección de una cantidad
importante de sus miembros en cargos de elección popular: doce regidores 182y dos diputados
(José Cayupi y Esteban Romero, ambos bajo la lista del Partido Nacional Cristiano) 183.184Este
creciente poder en la zona y en la institucionalidad del Estado no pasó desapercibido. Así, se
iniciaría una campaña en contra de la Corporación, acusándola de instrumentalizar la DASIN
en beneficio propio. En agosto de 1953, la Cámara de Diputados aprueba instruir la creación de
una Comisión Investigadora para recabar información respecto al actuar de la
organización.185“La labor de la Comisión Investigadora confirmó así las apreciaciones de los
diputados mapuches: lo que les preocupaba no eran los fondos y recursos de la Corporación
Araucana sino su capacidad de impedir la división de comunidades, de haber entorpecido la
constitución de la propiedad privada indígena.” 186Sumado a lo anterior, el Fiscal de la Corte
de Apelaciones de Temuco, León Erbetta redactó dos informes que dejarían en entredicho a la
Corporación al acusar que, Coñuepan, como director de la DASIN, habría logrado frustrar la
acción de los Juzgados de Indios – en relación al objetivo de la Corporación de evitar las
divisiones de comunidades –, entre otras formas, suprimiendo el Juzgado de Victoria, evitando
la labor de los agrimensores, 187 e integrando los Juzgados de Indios con miembros su misma
agrupación, removiendo a los que no pertenecieran a ella. 188
de octubre de 1955.
188
El Fiscal Erbetta, publica su segundo informe en diferentes ediciones de El Diario Austral de Temuco, responsabilizando a
Coñuepan y la Corporación Araucana. Véase “Aporte de la Justicia a la solución del problema indio”, El Diario Austral,
ediciones del 3, 4, 5, 6 y 7 de octubre de 1955.
189 Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 242 – 243.
68
influencia política enormemente debilitada, se produjo una escisión entre los dirigentes de la
Corporación, formando algunos de ellos La Nueva Sociedad Lautaro, que apoyaría la
candidatura de Frei,190 sin embargo aquellos que se mantuvieron, apoyaron a Jorge Alessandri
en la nueva elección presidencial quien, luego de salir victorioso, dictó durante su gobierno la
ley Nº 14.511, que reemplazó a los Juzgados de Indios por los de Letras de Indios, sometiéndolos
al control de la Corte de Apelaciones de Temuco, y modificando la función de la DASIN que
ahora “… debía abocarse a los temas del desarrollo (indígena) y los juzgados a los problemas
legales y judiciales sobre la tierras.”.191Naturalmente, esta agrupación adoptaría una posición
contraria a la ley en comento, incluso amenazando con recurrir a las Naciones Unidas, pero sin
concretarlo.192Pese a lo anterior, Coñuepan se mantuvo durante un tiempo como Director de la
DASIN, hasta 1961, año en que fue nombrado por Alessandri como Consejero del Banco del
Estado.193
En definitiva, la derrota electoral a nivel parlamentario y el fin del gobierno de Ibáñez, sellarían
el futuro de la Corporación Araucana, entrando en una decadencia que no le permitiría superar
en el futuro la relevancia que logró alcanzar en la década del 50’. Quizás la gran excepción sería
Coñuepan, quien lograría obtener un escaño parlamentario nuevamente para el período 1965 –
1969, sin terminarlo, pues fallecería en su cargo en 1968194Finalmente, luego de la muerte de
Coñuepan, la organización se integraría en 1969 a la Confederación de Sociedad Mapuches,
desapareciendo del escenario societario. 195
Federación Araucana
Su origen se remonta a 1916, cuando Manuel Aburto Panguilef fundó la Sociedad Mapuche de
Protección Mutua de Loncoche, cuyos principales objetivos estaban relacionados a la
promoción de la cultura mapuche y la educación de los mismos.196En 1922, a raíz de los
acuerdos tomados en una reunión general en el denominado I Congreso Araucano, se constituye
69
la Federación Araucana, siendo siempre presidida -mientras existió como tal - por Aburto. Al
igual que la Sociedad Caupolicán, trabajó por denunciar los atropellos que sufrían los indígenas,
al mismo tiempo que realizó una crítica a la forma en que se radicó a los mismos. 197
En 1924, apoyó a Francisco Melivilu como diputado, incluso formando parte de su comité de
campaña.198Asimismo, ese mismo año, se celebra el Parlamento Araucano de Metrenco,
participando otras organizaciones como la Moderna Araucanía de Cunco y la Sociedad
Caupolicán. Uno de los acuerdos a las que llegó la Comisión que aquellas integraron fue
recomendar al gobierno autorizar la subdivisión de las comunidades indígenas, cuando sus
comuneros la solicitaran. 199
Por otra parte, en 1926, integraría junto a la Sociedad Caupolicán el Comité Ejecutivo de la
Araucanía, oponiéndose al proyecto de ley que buscaba la división de las comunidades, tal como
estaba planteado. “En primera instancia, se acordó aceptar el proyecto de Manquilef en base a
su objetivo fundamental; la subdivisión de la propiedad; sin embargo, se estableció que la
forma de hacerlo no era la más adecuada”. 200Aún más, ese mismo año, en el VI Congreso
celebrado por la Federación Araucana, se elaboraría un proyecto de Ley Mapuche, que
básicamente consideraba como fundamental: la creación de un tribunal especial que procediera
a la radicación de los indígenas y a dividir las comunidades cuando sus comuneros, o uno de
ellos, lo solicitare; la restitución de terrenos indígenas usurpados; establecer una cantidad
mínima de terreno para el caso de producirse una división de comunidad; establecer una cantidad
mínima de terreno para la radicación de mapuches como colonos; y la inembargabilidad e
imposibilidad de enajenación de los predios indígenas.201
“A poco andar, Panguilef se encuentra con la Federación Obrera de Chile (FOCH), la que se
transforma en su vocero en Santiago (…) en los congresos araucanos participan delegados de
la FOCH, de los partidos demócrata y comunista, los que harán el puente entre el indigenismo
1926), https://bibliotecadigital.indh.cl/bitstream/handle/123456789/359/sesto-congreso.pdf?sequence=1&isAllowed=y
70
y la cuestión social chilena…”202Estas alianzas, las posturas adoptadas, y actos cometidos, le
granjearían a la organización y a Aburto Panguilef, distintos opositores: los capuchinos, la
Unión Araucana (vinculada a los anteriores), y también el gobierno, siendo detenido y enviado
a Santiago en 1927. 203Así las cosas, en el VII Congreso organizado por la Federación Araucana,
además de replicar los acuerdos llegados como Comité Ejecutivo, se resolvió enviar un
telegrama a Ibáñez, en su calidad de Presidente de la República, solicitando la “…libertad
incondicional…” de Aburto.204
pueda desenvolver su vida de acuerdo con su psicología, costumbres y rituales; ser la dueña de su tierra, ocupando las
provincias en las cuales puedan vivir sus ciento cincuenta mil indígenas (considerando las reservas para el crecimiento de la
población)…”. Ibid.
209 Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 137.
210 Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 138.
71
Huenchullán (este último apoyado también por el partido Democrático), resultando electo este
último.211
Pese a su apoyo a Alessandri, en más de una ocasión la Federación Araucana mantendría una
relación entrecortada con el mismo. “Al finalizar 1933 (…) dirigió un telegrama al mandatario,
solicitándole la postergación de la discusión del proyecto de ley sobre la Caja de Colonización
hasta que se consideraran los acuerdos de la Convención de Colonos e Indígenas.” 212Ante
aquella solicitud, Alessandri respondió: ‘Perdóneme que no tome en cuenta ninguna petición
de ustedes (los araucanos) mientras los representantes de ustedes (Huenchullán) en el
Congreso ataquen al Gobierno con la injusticia y deslealtad con que hoy lo
hacen”.213Alessandri aludía con esto al diputado mapuche, porque en ocasiones anteriores había
intervenido en contra de diferentes proyectos e iniciativas del Ejecutivo.214 La Federación en
adelante mantendría su vínculo con el Presidente, pero solicitaría a Huenchullán que “… en lo
sucesivo se acerque más a las virtudes de la raza para sus actuaciones políticas, antes que
hacerlo con el Partido Demócrata…”. 215
En los años sucesivos la organización estrecharía vínculos con la Federación Obrera de Chile
(en adelante, FOCH), incluso llevando a cabo Congresos en conjunto, y en 1937 Aburto se
presentaría a las elecciones parlamentarias por el Partido Democrático, fracasando en este nuevo
intento al obtener solo 46 votos.216Por otro lado, en las elecciones presidenciales, poco antes de
su unión con la Sociedad Caupolicán, declararía su adhesión a Ibáñez, quien, luego de renunciar
a su postulación, apoyaría a Pedro Aguirre Cerda, y la Federación seguiría la misma senda. 217
Luego de estos hechos, en noviembre de 1938, se asocia junto a la Sociedad Caupolicán para
formar la Corporación Araucana.
211 Pedro Cayuqueo, “Participación y voto mapuche en las Municipales” (Trabajo presentado en el III taller de Formación
Política de Wallmapuwen, Padre Las Casas, 29 de abril de 2006)
https://www.mapunet.org/documentos/mapuches/mapuches_municipales.pdf.
212 Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 141.
213 Bengoa. Mapuche, colonos y el Estado nacional, 124.
214 Véase la segunda parte de este capítulo.
215 “El diputado Huenchullán debe acercarse más a su raza, dice el Congreso Araucano”, El Diario Austral, 4 de enero de
1934.
216 Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 144.
217 Véase el apartado de la Sociedad Caupolicán.
72
En el futuro, pese a estar bajo el alero de la Corporación, la Federación Araucana realizaría
nuevos Congresos Araucanos. En general, asumiría posturas que buscarían recoger la cultura y
estilo de vida mapuches más tradicionales, en contrapartida al integracionismo.218
Unión Araucana
“La Unión Araucana se gestó en 1926 bajo la tutela de los padres capuchinos (…) Su presidente
– por varios años – fue Antonio Chihuailaf (a la sazón Alcalde de Cunco, creador y líder de la
Moderna Araucanía de Cunco, que fundó en 1916 y en la cual militará paralelamente durante
todo este período); pero su política, sus programas y su dirección recayeron en el Prefecto
Apostólico de la Araucanía, Guido de Ramberga.”219Sus principales objetivos tuvieron relación
con la educación de los mapuches, lograr su bienestar económico y acercarlos a los valores
morales de la Iglesia. 220
Por su parte, Guido de Ramberga, se transformaría en quién principalmente haría llegar los
postulados de esta organización referente a la constitución de la propiedad, a las autoridades,
73
llegando a reunirse en 1927 con Ibáñez y su Ministro de Fomento, encontrando una recepción
positiva a su posición.223
En 1928, Chihuailaf sería elegido miembro del Tribunal de División de Comunidades, razón
por la cual renunciaría a la presidencia tanto de la Unión Araucana, como de la Moderna
Araucanía de Cunco. 224Sin embargo, en 1930, pese a la campaña favorable emprendida por esta
organización, se reemplazaría la ley Nº 4.169 por la Nº 4.802, eliminando al Tribunal de
División y creando cinco Juzgados de Indios. Asimismo, frente al llamado hecho por la Sociedad
Caupolicán para la actuación en conjunto, la Unión Araucana optaría por rechazarlo dadas las
diferencias ideológicas entre estas organizaciones.225
Ese mismo año se produciría una crisis en la Unión Araucana generada por la discusión entre
altos dirigentes – entre ellos Chihuailaf - y los misioneros liderados por Ramberga,
principalmente por dos razones: en primer lugar se criticaba el que esta misión católica hiciera
de representante de los mapuches, cuando ya existían representantes en el Congreso y diversas
organizaciones que cumplían con esta misión; y por otro lado, se acusó a los capuchinos de
educar un bajo número de estudiantes mapuches en sus escuelas (en proporción al total), y que
no habían tenido éxito para que estos accedieran a carreras como profesores, abogados y grandes
comerciantes.226La crisis finalizaría en noviembre, en una Asamblea General en que se eligiría
una nueva directiva, presidida por Floriano Antilef, manteniéndose el obispo Ramberga como
Director General, y rechazando la iniciativa propuesta por la Sociedad Caupolicán de unificar a
las organizaciones.227
En 1931, frente a la elección presidencial, la organización apoyaría a Juan Esteban Montero, 228
quien resultaría electo, pero tendría una corta duración al mando del gobierno, pues en junio de
1932 se realizaría el golpe de Estado que daría origen a la efímera “República Socialista”. Ese
mismo año, esta organización se mostraría en contra de la idea de la creación de una República
(Disertación para optar al grado de doctor en Filosofía en Historia, Syracuse University, 2018), 111.
https://surface.syr.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1879&context=etd.
226
Stegeman. «Indigenismo and Mapuche Politics in Chile», 105.
227 Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 66.
228 Cárdenas. «Sociedad Caupolicán Defensora de la Araucanía», 129.
74
Indígena, surgida en el XI Congreso Araucano de la Federación Araucana, considerando Antilef
que “… los acuerdos de la reunión fueron ‘el comunismo en su forma más
revolucionaria’.” 229Por otro lado, en las elecciones parlamentarias de 1932, esta organización
llamaría a votar por los representantes del Partido Conservador.230
En 1937 la Unión Araucana funda el primer periódico mapuche, como forma de difundir sus
ideas, llamado El Araucano. 233Asimismo, en las elecciones parlamentarias, presenta a Antilef
como candidato a diputado en la lista independiente, en conjunto con los candidatos de la
Sociedad Caupolicán, sin resultar electos.
En definitiva, en las líneas previas se ha podido dilucidar las posturas de las organizaciones
mapuches más importantes del siglo XX. En ellas participaron la mayor parte de quienes fueron
diputados en aquel momento, de tal forma que nos permite entender las posiciones que
adoptaron posteriormente en el ejercicio de su cargo. En lo que resta de este capítulo nos
abocaremos a dilucidar cuáles fueron las militancias políticas de los mismos, al igual que su
75
adhesión a los distintos candidatos presidenciales, con el fin de analizar cómo interactuaron con
sus posturas respecto al ejercicio de propiedad de los mapuches sobre sus tierras. Para ello, se
dividirá el análisis en dos partes: previa formación de la Corporación Araucana, y después de
formada esta.
En el presente apartado analizaremos las relaciones antes dichas, desde la elección del primer
parlamentario mapuche, Francisco Melivilu (1924), hasta la formación de la Corporación
Araucana (1938).
Pues bien, en esta primera parte exploraremos las alianzas político partidistas de tres
parlamentarios mapuches: Francisco Melivilu Henríquez, Manuel Manquilef González y Arturo
Huenchullán Medel.
Estos tres diputados tuvieron en común no solo su interés en la defensa de los indígenas, sino
que además, todos ellos fueron profesores.235 Por otra parte, los tres provenían de familias
mapuches de renombre: Melivilu236, Manquilef237 y Huenchullán238 eran apellidos que habían
pertenecido a caciques importantes.
235
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Manuel Segundo Manquilef González”, Reseñas biográficas parlamentarias,
2 de septiembre de 2022,
https://www.bcn.cl/historiapolitica/resenas_parlamentarias/wiki/Manuel_Segundo_Manquilef_González; Biblioteca del
Congreso Nacional de Chile. “Francisco Melivilu Henríquez”; Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Arturo
Huenchullán Medel, Reseñas biográficas parlamentarias”, 2 de septiembre de 2022,
https://www.bcn.cl/historiapolitica/resenas_parlamentarias/wiki/Arturo_Huenchullán_Medel
236 Bengoa, Historia del pueblo mapuche, 336.
237
Ibid.
238
Cornelio Saavedra, Documentos relativos a la Ocupación de Arauco que contienen los trabajos practicados desde 1861
hasta la fecha por el Coronel de Ejército D. Cornelio Saavedra. (Santiago: Imprenta de la Libertad, 1870), 217.
239 En Biblioteca del Congreso Nacional, “Arturo Huenchullán Medel” se sindica a Huenchullán como militante del Partido
Democrático, al igual que en 1933 en sesión de la Cámara de Diputados, donde se lo menciona como parte del comité
76
Manquilef por el Partido Liberal Democrático. 240 Existe un predominio inicial de los demócratas
que se explica por su temprana acción en la Araucanía. “En 1903 tenemos las primeras noticias
de reuniones políticas al interior de las comunidades mapuches. Una información de prensa
nos dice que ‘se ha formado un comité político del Partido Demócrata en casa de don Ramón
Lienan.’ El Cacique Lienan había sido reducido a una hijuela en las cercanías de Temuco (…)
este era el Lonco que dominaba el sector donde se construyó la ciudad de Temuco. En esa
reunión, se dice, participaron caciques de la localidad y tuvo por objeto apoyar las
candidaturas de ese partido.” 241Sin embargo, ni el partido Demócrata, ni el Liberal
Democrático obtuvieron representación parlamentaria indígena con posterioridad,
principalmente por el éxito de la Corporación Araucana y su vinculación a los partidos del ala
más conservadora.
Pues bien, Melivilu ingresó a la política gracias a la influencia que sobre él ejerció Artemio
Gutiérrez, quien fuera senador demócrata por Cautín. En efecto, el señor Gutiérrez actuó como
su apoderado mientras el joven Francisco Melivilu, estudió en la Escuela de Artes y Oficios en
Santiago.242Esta relación propició su entrada al Partido Demócrata. 243 Dicha tienda, para las
elecciones presidenciales de 1920, siendo parte de la Alianza Liberal (junto a la vertiente
reformista del Partido Liberal y el Partido Radical), apoyó a Alessandri, quien resultó electo .244
Melivilu incluso fue secretario de aquella campaña. 245Al año siguiente, su figura adquirió un
parlamentario del Partido Democrático. 1º Sesión Ordinaria, Cámara de Diputados, 22 de mayo de 1933. Por esta razón se ha
optado por nombrarlo como militante democrático. Sin embargo, es del caso anotar que en las siguientes fuentes se lo nombra
como militante demócrata: Cayuqueo, “Participación y voto mapuche en las Municipales”, 2; Foerster y Montecino.
Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 138; y Cárdenas. «Sociedad Caupolicán Defensora de la Araucanía», 144 –
145. Lo mismo se puede constatar en la solicitud que le hace la Federación Araucana al diputado por su pugna con el
Presidente Alessandri: “Lamentar que el diputado señor Arturo Huenchullán Medel, se haya puesto en pugna con el
Presidente de la República (…) después de haber formado parte en la oposición del Partido Demócrata, contra el Gobierno
del señor Alessandri…” por esto la Federación “… ruega a este Honorable Parlamentario, que en lo sucesivo se acerque más
a las virtudes de la raza para sus actuaciones políticas, antes que hacerlo con el Partido Demócrata…”. “El diputado
Huenchullán debe acercarse más a su raza, dice el Congreso Araucano”, El Diario Austral, 4 de enero de 1934. En esta última
fuente, probablemente por “oposición del Partido Demócrata” se refiera al Partido Democrático.
Por último, luego de la reunificación de los demócratas con los democráticos, Huenchullán permanecería en el Partido
Demócrata. Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 6º Sesión Especial, 15 de
marzo de 1935”. https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/20733/1/C19350315_06.pdf
240 Biblioteca del Congreso Nacional, “Manuel Segundo Manquilef González”; Biblioteca del Congreso Nacional, “Francisco
77
gran renombre al iniciar, junto a Gutiérrez (entonces diputado por Temuco), una cruzada para
liberar por medio de un proyecto de ley el impuesto municipal a los predios de comunidades
indígenas,246logrando el éxito de la iniciativa con la promulgación de la ley Nº 3.792.
Disuelto el Congreso, se constituyó una Junta de Gobierno que, sin embargo, sería derrocada
por parte de la oficialidad más joven de las fuerzas armadas – entre ellos Ibáñez del Campo – y
lograrían que Alessandri volviera a terminar su período presidencial. 250Pese a lo anterior, la
disputa entre Ibáñez y Alessandri no tardaría en asomar, al punto que este último renunciaría el
2 de octubre de 1925.251 Prontamente, el coronel Ibáñez, impone como condición a los partidos
políticos para desistir de su intención de asumir la presidencia de la República, que se pusieran
de acuerdo en un candidato único. Estos, contra lo esperado por el militar, lograron presentar
como candidato único a Emiliano Figueroa Larraín, militante del Partido Liberal Democrático,
quien pese a la candidatura de José Santos Salas levantada por algunos grupos, logró una
aplastante victoria, con más del 70% de los votos. 252
septiembre de 1924.
250
Correa et al., Historia del Siglo XX chileno, 95.
251 Correa et al., Historia del Siglo XX chileno, 102.
252 Ibid.
78
Por su parte, en las elecciones parlamentarias del mismo año, son electos Melivilu y Manquilef,
por el mismo distrito (Vigésimoprimera Circunscripción departamental de Llaima, Imperial y
Temuco),253 pero en posiciones ideológicas contrapuestas. Frente al gobierno de Figueroa,
Melivilu se ubicaría en la oposición 254y Manquilef, al igual que su partido, en el sector
oficialista. En el período 1926 – 1930 Melivilu integró la Comisión de Relaciones
Exteriores,255y Manquilef formó parte de las Comisiones de Educación Pública (reemplazante)
y de Agricultura y Colonización. 256Este último, fue candidato luego de un pasado al mando de
la Sociedad Caupolicán, y como miembro del Partido Liberal Democrático, vinculado al
balmacedismo. La razón de lo anterior la comenta Bengoa: “…su abuelo era amigo del general
Orozimbo Barbosa, (…) que en ese entonces estaba a cargo de la línea del Toltén y del cuartel
militar de Freire. Recordaba que Barbosa había recomendado al cacique Manquilef que
educara a sus hijos y les había ayudado a ello, incluso llevándose a los niños a su casa. Era
una costumbre muy antigua de prestarle un niño a un capitán español o chileno en prueba de
amistad y confianza (…) Barbosa fue general balmacedista en la Guerra Civil del 91. Esta
razón llevaba a Manquilef a decir que ‘toda esta familia pertenece al Partido
Balmacedista’.” 257Con respecto a esta elección, “…Manquilef no deseaba un cargo a diputado,
sin embargo accedió a una petición que le hizo el Presidente Emiliano Figueroa Larraín,
militante del Partido Liberal Democrático.”258Junto a lo anterior es importante mencionar que,
pese a haber sido su presidente, la Sociedad Caupolicán no apoyó su candidatura. 259
Poco tiempo transcurriría desde el inicio del gobierno de Figueroa hasta que Ibáñez se hiciera
con el Ministerio del Interior, instaurando una política de persecusión en contra de sus opositores
(Huenchullán y Aburto incluidos, como ya vimos), lo que sumado a su intención por sustituir al
253 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Manuel Segundo Manquilef González”.
254
Producto de la poca proactividad - de la cual culpaba al Gobierno - para enfrentar los abusos que sufrían los colonos y
mapuches, llegaría amenazar con presentar un proyecto de ley para suprimir el Ministerio de Colonización. Asimismo, frente a
la acusación constitucional presentada en contra del Ministro del Interior, Manuel Ibáñez, votaría a favor (Manquilef, en contra).
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 16º Sesión Ordinaria, 14 de Junio de
1926”. https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/12040/1/C19260614_16.pdf; 1 Biblioteca del
Congreso Nacional de Chile, “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 19º Sesión Extraordinaria, 28 de octubre de 1926”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/11452/1/C19261028_19.pdf
255 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Francisco Melivilu Henríquez”.
256 Biblioteca del Congreso Nacional, “Manuel Segundo Manquilef González”.
257 Bengoa. Mapuche, colonos y el Estado nacional, 122.
258 Cárdenas. «Sociedad Caupolicán Defensora de la Araucanía», 98.
259 Cárdenas. «Sociedad Caupolicán Defensora de la Araucanía», 99; Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y
79
presidente de la Corte Suprema, hermano del Presidente Figueroa, llevó a este último a renunciar
y al militar a asumir el gobierno en su calidad de Vicepresidente, llamando a elecciones y siendo
proclamado Presidente por el Congreso Pleno.260 Sería durante este gobierno que, impulsadas
por el mismo, se promulgarían prácticamente todas las leyes de constitución de propiedad
austral y la primera ley de división de comunidades, 261 con sus posteriores reformas. El proyecto
contó con un respaldo prácticamente transversal en la Cámara de Diputados, con excepción de
los parlamentarios comunistas. 262En ese sentido, si bien tanto Melivilu 263 como Manquilef eran
opositores a la propiedad comunitaria de las tierras indígenas, ambos se pronunciaron de distinta
forma frente al proyecto de ley que ingresó el gobierno para dividir las comunidades. El primero
intervino solo una vez en la discusión del proyecto, 264oponiéndose al inicio de su tramitación,
esgrimiendo que el Presidente de la República se había comprometido a retirarlo para enviar un
nuevo mensaje en que estuvieran incluidas las opiniones de una comisión de indígenas que había
esgrimido una opinión contraria al proyecto. 265Aunque no señaló quiénes fueron los integrantes
de esa delegación, es posible deducir que hace referencia a la comisión de miembros de la
Sociedad Caupolicán y la Federación Araucana que viajaron tres meses antes de esta
intervención a Santiago, oponiéndose al proyecto, enviando comunicaciones y reuniéndose con
autoridades.266En dicha delegación, las objeciones al proyecto no estaban vinculadas a la
subdivisión de las comunidades, sino que principalmente a la libre enajenación de las hijuelas
Congreso que, en realidad, se prolongaría hasta fines de ese año. Esta situación impediría que participara durante la discusión
en las sesiones de la Cámara de Diputados. Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, “Diarios de sesiones, Cámara de
Diputados, 1º Sesión Extraordinaria, 9 de mayo de 1927”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/11473/1/C19270509_01.pdf
265 44ª Sesión Extraordinaria, Cámara de Diputados, 13 de diciembre de 1926.
266 Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 25. Asimismo, de acuerdo a estos autores , las
diversas acciones emprendidas por esta comisión, “… lograron que la Ley 4.169, incluyera indicaciones precisas sobre la
devolución de las tierras usurpadas (…) Desde el momento en que se publicó la Ley, el Comité Ejecutivo presionó por la
aplicación de esas disposiciones.” Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 78.
80
resultantes, por el abuso al que se podían ver expuestos los indígenas vendedores, producto de
su escasa instrucción e ignorancia en estos negocios.267Pues bien, aunque producto de su
enfermedad Melivilu no participó del debate de este proyecto, tanto la Federación Araucana,
como los representantes del Partido Demócrata esgrimieron argumentos similares, pero
apoyaron la idea de fondo: la división de las comunidades.268Es posible identificar esta línea de
pensamiento en la discusión de la reforma a la ley Nº 4.169, donde el parlamentario sí participó,
criticando el proyecto enviado por el Ejecutivo, precisamente porque, en su opinión, no lograría
terminar con el problema de la comunidad indígena.269Pese a ello, no estuvo presente en la
sesión de la Cámara baja en que se aprobó esta reforma, por lo que no concurrió con su voto.270
Manquilef, por su parte, en ese período, tuvo un rol preponderante en la aprobación de las leyes
indígenas promovidas desde el Ejecutivo (pese a que Ibáñez hubiera provocado la dimisión del
Presidente con el que no solo compartía militancia, sino que había sido quien lo impulsara a ser
candidato a diputado), siendo incluso designado como representante de los diputados para
exponer ante el Senado, tanto el proyecto de división de comunidades aprobado en la Cámara
baja, como su posterior reforma. 271
Será durante la dictadura de Ibáñez del Campo que, aprovechando la celebración de las
elecciones parlamentarias, que debían realizarse para la siguiente legislatura se “diseña” la
composición del Congreso. En efecto, “De acuerdo a la Constitución, si había tantos
candidatos como cargos a elegir no era necesario convocar a la ciudadanía a votar. Llamó
entonces Ibáñez a los dirigentes de todos los partidos, les asignó cupos de parlamentarios a
cada uno, y les pidió una terna para cada cargo, a partir de las cuales eligió a quienes estimó
más convenientes. Mediante este procedimiento surgió el nuevo Congreso. Recibió este el
nombre de Congreso Termal porque las reuniones del general Ibáñez con los partidos se
81
llevaron a efecto en su lugar de veraneo, las Termas de Chillán.” 272Pues bien, Melivilu y
Manquilef formaron parte de este Congreso, representando a la misma agrupación de
comunas.273 En consecuencia, no solo fueron del interés de sus respectivos partidos, sino que de
Carlos Ibáñez, puesto que los primeros los presentaron en una terna, y el segundo los escogió.
Asimismo, al decidir Ibáñez la composición del Congreso Termal, se produjo una variación en
la representatividad de los partidos políticos. A modo de ejemplo, el Partido Demócrata aumentó
su representación parlamentaria con respecto al parlamento de 1926, desde 22 a 27
diputados274(Javier Ibáñez del Campo – hermano de Carlos -, entre los años 1927 y 1931 ejerció
como presidente del Partido Demócrata. 275No es difícil suponer que esta fuera una de las razones
por las cuales dicho partido se vió favorecido). Por su parte, los partidos liberales fueron los
más perjudicados (en su conjunto), pasando de 43 a 32 diputados, 276 pero Manquilef se mantuvo
como tal.
Ahora bien, ni Ibáñez, ni los miembros de este Congreso lograrían completar sus respectivos
períodos. El primero, notablemente perjudicado por la crisis económica mundial de 1929 y una
profunda crisis política, el 26 de abril de 1931, entregó el mando al presidente del Senado y
partió al exilio.277Casi inmediatamente, Ibáñez enfrenta 3 acusaciones constitucionales. La
primera es aprobada en la Cámara de Diputados y las otras dos son desechadas por falta de
quórum. Melivilu no estaría presente en ninguna de las sesiones en que se discutieron, 278pero
Manquilef sí participó. En la primera, asistió, pero no votó.279Respecto a las otras, no es posible
Barrios. «Los primeros parlamentarios indígenas en el Congreso Nacional: Francisco Melivilu y Manuel Manquilef. Un breve
análisis de la representación y participación política de los pueblos indígenas en la experiencia nacional y comparada».
Memoria para optar al Grado de Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad de Chile, 2020,
https://repositorio.uchile.cl/bitstream/handle/2250/180119/Los-primeros-parlamentarios-indigenas-en-el-Congreso-Nacional-
Francisco-Melivilu-y-Manuel-Manquilef-un-breve-analisis-de-la-representacion.pdf?sequence=1, 35.
279 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 51º Sesión Ordinaria, 2 de
82
asegurar la forma en que votó, puesto que no intervino en las sesiones y no fueron votaciones
nominales,280sin embargo, en una de ellas integró una de las comisiones parlamentarias para
determinar si había o no lugar a la acusación, pronunciándose a favor en el informe, 281lo que
permite suponer su votación.
La crisis política precipitó una sucesión de gobiernos de corta duración, hasta la elección
presidencial de Alessandri en 1932. Es del caso anotar que, previo a esto, en la elección
presidencial de 1931 en que Alessandri perdió frente a Juan Esteban Montero, los principales
líderes indígenas – Coñuepan, Huenchullán, Cayupi, Romero, y también Manquilef – apoyaron
al primero.282 El Congreso, por su parte, fue disuelto en junio de 1932 por la Junta de Gobierno
que buscó instaurar la llamada “República Socialista”. Termina así, la participación
parlamentaria de estos primeros diputados mapuches. Mientras ejercieron como tales, además
de lo ya expuesto, se destacaron por su permanente denuncia de los abusos cometidos en contra
de mapuches, y su trabajo para incentivar la fundación de escuelas y propiciar la educación de
los indígenas.283
280 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 35º Sesión Extraordinaria, 12 de
noviembre de 1931”. https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/46246/1/C19311112_35.pdf
281 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 20º Sesión Extraordinaria, 2 de
83
dividida la comunidad, y la devolución de los terrenos usurpados, respetando los títulos de
merced.285En efecto, mientras estuvo al mando de la Sociedad Caupolicán, no se mostró
contrario a la división de las comunidades, sino que a la enajenación posterior de las hijuelas
resultantes. Pues bien, durante su período como diputado propiciaría iniciativas relacionadas a
la educación de los indígenas, la ayuda económica por parte del Estado para los mismos, y la
defensa frente a los atropellos cometidos contra ellos.286
Pues bien, pese a la adhesión que Huenchullán había demostrado previamente a la candidatura
de Alessandri, durante su gobierno sería parte de una disputa con el mandatario. Dicho conflicto
se produjo a raíz de la oposición del diputado tanto a la solicitud enviada por el Presidente al
Congreso para que se le otorgaran Facultades Extraordinarias, y así, poder restringir ciertas
libertades públicas con el fin de reprimir los intentos por desestabilizar al gobierno; como a la
existencia de las Milicias Republicanas, del agrado de La Moneda. 287 En respuesta, Alessandri
se negó a considerar una solicitud de la Federación Araucana (organización que había apoyado
a Huenchullán en su campaña a diputado), lo que genera la respuesta del diputado: “El pueblo
Araucano como cualquier otra sección de los habitantes de este país tiene el derecho de petición
al Gobierno, quien puede resolver favorablemente o no, pero yo estimo improcedente y
eminentemente injusto que el Primer Mandatario le diga como respuesta que no atenderá sus
pedidos mientras que haya un Diputado de los suyos contrario a su Gobierno. ¡Eso sí, señor
Presidente, que es injusto! (…) El telegrama del Presidente es injusto y además es desleal a la
raza araucana.”288 La polémica terminaría con la Federación Araucana solicitando al diputado
mayor moderación en sus exposiciones.289Con posterioridad, el mismo Huenchullán en 1935,
ante la acusación constitucional promovida por el Partido Radical, en contra del Ministro del
Interior de Alessandri, votó en contra, argumentando que “… la mayoría de los Diputados
demócratas presentes estimaron que esta acusación del Partido Radical no era simplemente en
defensa de las libertades que se dicen atropelladas, sino que la mayoría de los hombres reunidos
84
estimaron que tras esta acusación había el propósito (…) de derrocar a este Gobierno…”, 290y
concluye expresando “… El país, cansado de los gobiernos de tiranía que lo agobiaron por
espacio de diez años, quiso formar una mayoría de izquierda, y fue el Partido Demócrata,
fueron los Diputados demócratas con los Diputados radicales quienes intentaron este
propósito. Pero, desgraciadamente, señor Presidente, no fuimos los Diputados demócratas los
que abandonamos la idea sino que lo fueron los Diputados radicales los mismos que hoy
pretenden hacer lo que rechazaron (…) Nosotros (…) queremos más bien afirmar con todo
nuestro entusiasmo, con todo nuestro empeño el Gobierno del Excmo. Señor Alessandri, porque
estimamos que después de 10 años no habría podido otro hombre hacer más bien a la patria
que él, ya que mediante sus condiciones de estadista viene poco a poco haciendo resurgir el
país en todas sus múltiples actividades (…) Por esto votaremos y voto que no.” 291
Manquilef, por su parte, luego de su período como diputado, fue nombrado por Alessandri como
Gobernador de Lautaro en 1936, ejerciendo dicho cargo por un año.292
En este apartado abarcaremos desde 1938 a 1973, y analizaremos las alianzas políticas de cinco
diputados mapuches: Venancio Coñuepan Huenchual, José Cayupi Catrilaf, Esteban Romero
Sandoval, Manuel Rodríguez Huenumán, y Rosendo Huenumán García. Tal como ocurrió en el
caso de Melivilu, Manquilef y Huenchullán, los primeros tres parlamentarios de este período
también fueron descendientes de caciques famosos.293
290
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 6º Sesión Especial, 15 de marzo
de 1935”.
291 Ibid.
292 Biblioteca del Congreso Nacional, “Manuel Segundo Manquilef González”.
293 “Todos los antepasados de Coñuepan fueron importantes ñizol longko. Su bisabuelo aparece mencionado en crónicas y
relatos de principios del siglo XIX, en su calidad de aliado de los patriotas chilenos en la Guerra de la Independencia (…) El
abuelo (…) recibió el título simbólico de Cacique General de la Araucanía de manos del general Gregorio Urrutia, con el fin
de que sirviera de contrapeso hacia los longko que mayoritariamente decidieron participar en el último Malón de 1881”.
Ancan, Venancio Coñuepan, 31 – 33. “Esteban Romero y José Cayupi Catrilaf, eran también descendientes de familias de
longko. El abuelo de Romero, longko de la zona de Truf Truf, aledaña a Temuko; al contrario de Coñuepan, fue uno de los
líderes de la resistencia a la ocupación militar chilena, habiendo tenido una destacada participación en la Batalla de
Temuko, en noviembre de 1881, durante el último Malón. Otro tanto ocurría con José Cayupi Catrilaf, cuyo tío directo el
longko Catrilaf, también había peleado junto a Romero en la citada gesta”. Ancan, Venancio Coñuepan, 36.
85
dentro del Estado. Claramente influyó en esta decisión la irrupción en la directiva de la Sociedad
Caupolicán - principal organización mapuche que conformaría posteriormente la Corporación -
de una nueva generación integrada, entre otros, por Coñuepan, Cayupi y Romero. En 1931, con
el primero de ellos en la presidencia, adhirieron a la candidatura presidencial de Alessandri, y
en 1932 presentaron a José Cayupi como candidato a diputado independiente, sin resultar electo.
Un nuevo intento se produjo en las elecciones parlamentarias de 1937, pero ninguno de los
candidatos mapuches fue electo. Perdieron Manquilef, Antilef, Huichalaf, Aburto Panguilef y
los candidatos de la Sociedad Caupolicán: Coñuepan y Cayupi. Todos ellos pertenecían o habían
pertenecido a las organizaciones mapuches que hemos descrito, pero a diferencia de los demás,
Coñuepan, Cayupi y Antilef, fueron en una lista de independientes. Aún no se habían integrado
al sistema de partidos.
Al año siguiente ocurrirían dos eventos de especial importancia para el destino de los tres
jóvenes dirigentes mapuches que posteriormente serían diputados. En primer lugar, al igual que
en 1927, pero en esta ocasión adhiriendo explícitamente a la candidatura, la Sociedad
Caupolicán se plegó a la campaña presidencial de Ibáñez, “más aún, Coñuepán presidió el
movimiento pro Ibañista llamado Alianza Popular Libertadora” 294(en Cautín). Con
posterioridad a la “Matanza del Seguro Obrero”, luego de la renuncia de Ibáñez a su postulación,
al igual que todo su movimiento, endosó su apoyo a Pedro Aguirre Cerda, quien finalmente
resultó electo. Sería precisamente el Presidente Aguirre Cerda, quien solicitaría a Coñuepan que
asistiera al Primer Congreso Indigenista Interamericano en Pátzcuaro, México. Su participación
en dicho Congreso, realizado en 1940, influiría en su actividad política en el futuro, buscando
impulsar políticas estatales con un marcado carácter indigenista, entre ellas la creación de una
Subsecretaría Indígena. En segundo lugar, el 13 de noviembre se formó la Corporación
Araucana, que logró aglutinar a las principales organizaciones políticas mapuches. Mediante
esta organización el mundo mapuche lograría obtener la mayor representación que tuvo durante
el siglo XX en el Estado.
Así las cosas, en 1941, Coñuepan es nuevamente candidato independiente, pero pese al aumento
considerable en su votación, pierde. Sucedió en esta ocasión que había sido propuesto por los
86
partidos de izquierda para formar parte de la lista de senadores del Frente Popular. Aunque se
negó, los interesados lo inscribieron como candidato igualmente, apareciendo tanto en los votos
de la lista de diputados (independiente), como de senadores; situación perjudicial para la
campaña.295Nuevamente los mapuches quedaron sin representación en el Congreso. Por otro
lado, en las elecciones presidenciales de 1942, apoyó - junto a la Corporación (Cayupi y Romero
incluidos) – nuevamente a Ibáñez, que, sin embargo, es derrotado por Juan Antonio Ríos. Estos
constantes intentos por lograr un escaño parlamentario se verían recompensados en la elección
de diputados para el período 1945 – 1949, resultando electo Coñuepan, por la Vigésimaprimera
Agrupación Departamental de Temuco, Lautaro, Villarrica y Pitrufquén, “ya no como
independiente sino con el respaldo de la Alianza Popular Libertadora”. 296Durante este primer
período integró la Comisión Permanente de Agricultura y Colonización, 297y buscó hacer
realidad los objetivos de la Corporación Araucana, promoviendo la creación de una Corporación
de Asuntos Indígenas,298oponiéndose a la división de las comunidades, alegando por una
reforma integral al D.L. Nº 4.111 (aquella que fijó el texto refundido del D.F.L. Nº 266 de 1931
y la ley Nº 4.802),299y buscando mantener las limitaciones a la capacidad indígena para enajenar
sus predios. Respecto a este último objetivo se buscó y logró la aprobación de la ley Nº 8.736
en 1947, no sin controversias: como la ley en su artículo segundo establecía su retroactividad,
una vez aprobada por el Congreso, el gobierno interino de Alfredo Duhalde (Vicepresidente de
la República, luego del fallecimiento de Juan Antonio Ríos), vetó la ley. No sería sino hasta
unos meses después que el nuevo Presidente de la República, González Videla, procedió a retirar
el veto, logrando la promulgación de la ley y, en consecuencia, prorrogando, con efecto
295 “Efectivamente, en la lista oficial Coñuepán aparece en la número 1 del Frente Popular, para el cargo de Senador con un
total de 28 votos y en la de Independientes con los resultados ya conocidos (1.117 votos)”. Algunos dirigentes habrían
sostenido que lo anterior habría influido en las futuras militancias partidarias que adoptaría. Foerster y Montecino.
Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 132.
296 Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 135
297 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Venancio Coñuepán Huenchual”.
298 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 49º Sesión Ordinaria, 7 de
septiembre de 1948”. https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/35456/1/C19480907_49.pdf;
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 25º Sesión Extraordinaria, 5 de enero
de 1949”. https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/17679/1/C19490105_25.pdf
299 Ibid.
87
retroactivo, las restricciones y limitaciones a la capacidad civil de los mapuches para disponer
de sus tierras. 300
Pues bien, como se adelantó previamente, en medio de este período parlamentario se llevó a
cabo de forma anticipada la elección presidencial de 1946, por el fallecimiento del Presidente
Ríos. En aquella ocasión, los miembros de la Corporación otorgaron su apoyo a Eduardo Cruz
Coke, aliándose con conservadores y falangistas,301sin embargo, fue el candidato de radicales y
comunistas, Gabriel González Videla, quien resultó electo. 302 El gobierno de este último no
estuvo exento de complicaciones. Especial relevancia tuvo la aprobación, en 1948, de la Ley de
Defensa Permanente de la Democracia, puesto que fue uno de los factores que produjo unos
años después, una división profunda en el Partido Conservador – al que Coñuepan había
ingresado en 1947 - que tardaría tiempo en recomponerse. 303En este contexto, Venancio
Coñuepan se presenta a las elecciones de diputados de 1949 por el mismo partido (antes de su
fragmentación), resultando reelecto, con la primera mayoría de su Agrupación Departamental,
integrando en este nuevo período las Comisiones Permanentes de Agricultura y Colonización,
de Economía y Comercio, y la Comisión Especial Investigadora del Ministerio de Tierras y
Colonización.304
300 Para más información véase el apartado de la Sociedad Caupolicán y Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, “Diarios
de sesiones, Cámara de Diputados, 2º Sesión Extraordinaria, 26 de noviembre de 1946”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/64244/1/C19461126_02.pdf
301 Correa et al., Historia del Siglo XX chileno, 129. Es de caso anotar que esta elección presidencial presenta una doble
excepción en el comportamiento de los miembros de la Corporación Araucana: fue la única - desde que regresara Ibáñez del
exilio (1937), hasta su triunfo en 1952 - en que el otrora militar no fue candidato a la presidencia. En todas en las que sí lo fue,
se convirtió en el abanderado de los miembros de la agrupación indígena. Asimismo, en esta oportunidad no siguieron en su
preferencia electoral a Ibáñez, quien apoyó a al candidato del Partido Liberal, Fernando Alessandri. Correa et al., Historia del
Siglo XX chileno, 115.
302 Germán Urzúa Valenzuela, Los partidos políticos chilenos: Las fuerzas políticas. (Santiago: Editorial Jurídica de Chile,
1968), 87.
303 La mayoría de los parlamentarios conservadores votaron a favor de la ley, pero existió una fracción que se opuso. Esto
produjo que se profundizaran las diferencias entre dos tendencias que se venían acentuando desde la elección presidencial de
1946: los tradicionalistas, favorables a la ley; y los socialcristianos, contrarios a la misma. Así las cosas, poco tiempo después
de las elecciones parlamentarias de 1949, se materializa la división con la creación de los partidos Conservador
Tradicionalista y Social Cristiano. Para mayor información véase Teresa Pereira Larraín, El Partido Conservador 1930 –
1965: Ideas, Figuras y Actitudes. (Santiago: Editorial Vivaria, 1994), 223 – 255; Sofía Correa Sutil, Con las riendas del
poder: La derecha chilena en el siglo XX. (Santiago: Editorial Sudamericana, 2005), 111 – 131.
304 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Venancio Coñuepán Huenchual”.
88
candidatura de Ibáñez (en desmedro de la de Arturo Matte, que fue apoyado por conservadores
tradicionalistas y liberales; o de la de Pedro Enrique Alfonso, candidato de radicales y
socialcristianos), 305como fue el Partido Nacional Cristiano.306Carlos Ibáñez, en un nuevo intento
por obtener la presidencia de la República, apoyado por el Partido Agrario Laborista, el
Socialista Popular, 307 el mismo Nacional Cristiano y, diversas organizaciones – entre ellas, la
Corporación Araucana -,308logra llegar al sillón presidencial. Este apoyo permanente se ve
recompensado al ser nombrado Coñuepan Ministro de Tierras y Colonización, en el primer
gabinete presidencial. Mientras ejerció como Ministro buscó que se legislara en relación a las
demandas históricas de la Corporación. Así, logró en 1953 la dictación del D.F.L. Nº 12, que
eximió del pago del impuesto territorial a las hijuelas resultantes de la división de una
comunidad, y el D.F.L. Nº 53 que creó la Dirección de Asuntos Indígenas (DASIN).309Aún más,
luego de 5 meses en su cargo, fue designado como el primer director de la DASIN. Desde este
lugar, “la Corporación Araucana se introdujo en el aparato estatal, pudiendo controlar la
aplicación de la Ley 4.111 sobre divisiones de comunidades e intervenir de manera amplia en
los asuntos internos de las comunidades.”310
Paralelamente a estos sucesos y luego de la victoria de Ibáñez, existe un intento por crear un
Partido Nacional Araucano, vinculado también al ibañismo, liderado por Venancio
Coñuepán.311De una duración bastante efímera (se extingue en 1957 al no obtener
representación), mientras aún estaba en formación, este partido decide respaldar al Partido
Nacional Cristiano, para los comicios parlamentarios de 1953. 312A través de su postulación en
la lista de candidatos de este último partido fueron electos los diputados Cayupi y Romero, para
el período 1953 -1957, ambos como representantes de la Vigésimaprimera Agrupación
305
Correa, Con las riendas del poder, 161.
306 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Partido Nacional Cristiano, Partidos movimientos y coaliciones”.
307 Urzúa, Los partidos políticos chilenos, 93.
308 Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 213.
309 También, con Cayupi y Romero como diputados, lograron aprobar un fondo de $30.000.000 para concesión de créditos a
los indígenas a través de la Caja de Crédito Agrario, y otros $10.000.000 para la construcción de viviendas indígenas.
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 16º Sesión Ordinaria, 6 de julio de
1966”. https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/62680/1/C19660706_16.pdf
310 Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 216.
311 Jaime Etchepare Jensen. «Los partidos regionalistas bajo la constitución de 1925. ¿Mito o realidad?». Política, Revista del
89
Departamental. 313 Cayupi integró la Comisión Permanente de Agricultura y Colonización, y
Romero la de Economía y Comercio. 314Pese a lo anterior, posteriormente Romero se unió al
Partido Democrático del Pueblo, y Cayupi al Partido Democrático de Chile, pero finalmente
ambos terminaron militando en el Partido de Acción Renovadora de Chile. 315
Sería con ellos en el Congreso y con Coñuepan en el Ejecutivo que se opusieron a distintos
proyectos patrocinados, entre otros, por diputados agrariolaborista y Socialistas Populares,
partidos que integraba también el gobierno de Ibáñez.316En ese sentido, en agosto de 1953, se
presentó en sesión de la Cámara de Diputados un proyecto de ley encabezado, entre otros, por
Manuel Bart – Agrario Laborista – que disponía: “Artículo único -. Desde la fecha de la
promulgación de esta ley, los indígenas y las propiedades indígenas, quedan sometidas al
imperio de la ley común, y derogados los decretos leyes de excepción que a ellos refieren,
especialmente la Ley N.o 4.802 (…), el decreto N.o 4.111 (…) y la Ley 836…”. 317Junto con esto,
se presentó un proyecto de acuerdo por parte del Comité Socialista Popular, que fue aprobado,
cuyo objeto era crear una Comisión Investigadora que investigara el actuar de la Corporación
Araucana y sus miembros.318
313 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Esteban Romero Sandoval”; Biblioteca del Congreso Nacional de Chile.
“José Caryupi Catrilaf”.
314 Ibid.
315 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 9º Sesión Extraordinaria, 9 de
otorgar facultades extraordinarias al poder Ejecutivo. Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, “Diarios de sesiones,
Cámara de Diputados, 5º Sesión Extraordinaria, 10 de abril de 1957”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/10723/1/C19570410_05.pdf
90
acusación, sólo por lealtad y comprensión hacia Su Excelencia el Presidente de la República,
don Carlos Ibáñez del Campo; y decimos esto, porque los partidos que apoyaron y apoyan al
Presidente (…) especialmente el Partido mayoritario, el Agrario Laborista, han tenido
procedimientos que demuestran su deslealtad y su incomprensión hacia nuestras
colectividades…”320Lo mismo hicieron votando en contra de la Acusación Constitucional
presentada en contra del Ministro del Interior, Osvaldo Koch, 321e igualmente ante otra
presentada contra el mismo Ibáñez casi al final de este período parlamentario. 322
Ahora bien, mientras ejercieron como diputados, ni Cayupi ni Romero presentaron una nueva
ley indígena al Congreso. En opinión de Foerster y Montecino: “Su actuación fue defensiva y
conservadora de las leyes existentes, las que neutralizaron en su objetivo central: la disolución
de las comunidades. Esta actitud se debió tal vez a que la Corporación Araucana estimó menos
infructuoso frenar la ley vigente que proponer una nueva, de defensa y desarrollo de la
comunidad, que evidentemente hubiera sido rechazada por amplios sectores.” 323
Así las cosas, en las elecciones de 1957, se presentan para la reelección Cayupi y Romero, sin
conseguirlo. Coñuepan, por su parte, intenta ser elegido senador, pero pese a obtener la octava
mayoría en la Agrupación Provincial de Biobío, Malleco y Cautín (4.764 votos) no consigue
acceder a la Cámara alta. 324 Como dijimos, este fracaso electoral, no solo inauguró un nuevo
período sin representación parlamentaria mapuche, sino que echó por tierra el proyecto del
Partido Nacional Araucano. Ante esto, la estrategia de Coñuepan fue redirigir sus esfuerzos en
el Partido Conservador Social Cristiano, 325aunque poco tiempo pasaría para que el dirigente
indígena se integrara al Partido Conservador Unido.326
320 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 18º Sesión Extraordinaria, 13 de
noviembre de 1953”. https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/35719/1/C19531113_18.pdf
321
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 74º Sesión Ordinaria, 9 de
septiembre de 1955”. https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/35826/1/C19550909_74.pdf
322 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 30º Sesión Extraordinaria, 6 de
Cámara de Diputados se relacionaron principalmente con la denuncia de los atropellos sufridos por los indígenas. Canales,
“Diputados mapuche en Chile”, 113.
324 Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 243.
325Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Venancio Coñuepán Huenchual”.
326Ibid. Luego de la división conservadora entre socialcristianos y tradicionalistas, unos y otros apoyaron a candidatos
presidenciales distintos en la elección de 1952. Los primeros - junto a otras fuerzas de centroizquierda - a Pedro Enrique
Alfonso (Partido Radical), y los segundos – junto a liberales – a Arturo Matte (Partido Liberal). Con posterioridad a esos
comicios, en que triunfó Ibáñez, en las elecciones parlamentarias de 1953 los socialcristianos “…lograron elegir solo dos
91
Pues bien, al aproximarse las elecciones presidenciales de 1958, Coñuepan y los miembros de
la Corporación Araucana, decidieron apoyar la candidatura de Jorge Alessandri. Este último,
triunfante, mantuvo en su cargo al primero hasta 1961, momento en que lo nombra Consejero
del Banco del Estado. 327Sería precisamente durante el gobierno de Alessandri, mientras se
desempeñaba como Director de la DASIN, que fue llamado por el Presidente a su despacho para
que expresara ante él y los Ministros de Tierras y Colonización, y de Agricultura, las razones
de su rechazo al proyecto de una nueva ley indígena que el gobierno promovía en el Congreso,
pero a pesar de contestarle “… que por muchas razones y porque teníamos otras ideas al
respecto, las que, por ser muchas, prefería entregarlas por escrito…”,328 finalmente se
promulgaría la ley Nº 14.511 en 1961.
diputados y ningún senador; la Falange Nacional obtuvo únicamente (…) tres diputados. Esta debilidad llevó a los dirigentes
de los dos partidos a constituir, en 1953, la Federación Social Cristiana, a la que se agregaron poco después algunos
miembros del Movimiento Nacional Cristiano, que reunía a ex conservadores que habían apoyado la candidatura de Carlos
Ibáñez en 1952. Los conservadores socialcristianos se alejaban definitivamente de la derecha, aunque no todos ellos
siguieron esos pasos, pues no fueron pocos los que, volviendo a su antigua militancia, se incorporaron al Partido
Conservador Tradicionalista, que pasó a llamarse Conservador Unido. En 1957, los conservadores socialcristianos y los
falangistas se unieron en un nuevo partido, el Partido Demócrata Cristiano…”. Correa, Con las riendas del poder, 139.
327 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Venancio Coñuepán Huenchual”.
328 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 16º Sesión Ordinaria, 6 de julio
de 1966”.
329 Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 291.
330 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Venancio Coñuepán Huenchual”.
331 Ibid.
332 Pereira Larraín, El Partido Conservador, 290.
333 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Partido Nacional, Partidos movimientos y coaliciones”, 22 de septiembre de
2022, https://www.bcn.cl/historiapolitica/partidos_politicos/wiki/Partido_Nacional
92
evitar la victoria de Allende. 334 Sin perjuicio de lo anterior, luego de la victoria de Frei, y la
discusión entorno a una nueva reforma agraria, propiciada por el gobierno, Coñuepan, al igual
que el resto de los nacionales, se opuso al proyecto. 335 Finalmente, el líder indígena fallecería,
en 1968, mientras aún era diputado. 336 Durante sus períodos como diputado se caracterizó por
propiciar una legislación indígena relacionada a las ideas que promovía la Corporación
Araucana (especialmente la mantención de las limitaciones a la capacidad de los
mapuches),337su oposición a la división de las comunidades, y la creación de una
institucionalidad estatal indígena. 338 También expuso numerosas veces los abusos cometidos en
contra de los mismos, logrando la aprobación de proyectos de acuerdo por parte de la Cámara
de Diputados, confrontando estas situaciones. 339
En las mismas elecciones parlamentarias de 1965, también fue electo el único de estos
parlamentarios mapuches, que representó un territorio distinto al de la actual región de La
Araucanía: Manuel Rodríguez Huenumán. 340En efecto, fue electo diputado por la Novena
Agrupación Departamental de Rancagua, Cachapoal, Caupolicán y San Vicente, para el período
1965 – 1969.341Habiendo vivido durante su infancia tanto en Carahue (actual provincia de
Cautín), como en Rancagua, se recibió como profesor normalista de la Escuela Normal de
Victoria.342En esa misma ciudad iniciaría su militancia en la Democracia Cristiana, partido por
el que se postularía al momento de ser electo y en el que permaneció hasta el 25 de enero de
noviembre de 1946”.
338 Encontramos dentro de las primeras, la ley Nº 8.736, que prorrogó, con efecto retroactivo, las restricciones y limitaciones
a la capacidad civil de los mapuches para disponer de sus tierras. Dentro de las segundas, su presentación de un memorándum
al Presidente González Videla, con propuestas en el sentido indicado. Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, “Diarios de
sesiones, Cámara de Diputados, 49º Sesión Ordinaria, 7 de septiembre de 1948”.
339 Ibid.
340 También fue el único que no se caracterizó por haber pertenecido a alguna organización política mapuche, o haber sido
septiembre de 2022,
https://www.bcn.cl/historiapolitica/resenas_parlamentarias/wiki/Manuel_Rodr%C3%ADguez_Huenumán
342 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Manuel Rodríguez Huenumán”; Biblioteca del Congreso Nacional de Chile,
93
1969, fecha en que falleció en el ejercicio de su cargo.343 Fue el único de los cinco diputados
que analizamos en este período que se mostró a favor de ir eliminando las restricciones al
ejercicio de propiedad por parte de los mapuches en sus tierras,344y como diputado
democratacristiano, formó parte de la fuerza oficialista durante el gobierno del Presidente Frei.
En general, su participación en el debate legislativo estuvo centrada en los proyectos de ley
sobre reforma agraria, reforma al Código del Trabajo, en el ámbito de los sindicatos agrícolas y
en la creación de la Corte de Apelaciones de Rancagua.345
Ahora bien, producto del golpe de Estado del 11 de septiembre del 73’, Huenumán
prácticamente no alcanzó a intervenir en el hemiciclo en la Cámara de Diputados, sin embargo,
podemos destacar su opinión, en el contexto de una discusión relativa a una modificación a la
Constitución que afectaba al proceso de la reforma agraria, donde representaría la voz de
distintas organizaciones campesinas en cuanto a su oposición a la división de la tierra y la
asignación individual de la misma, porque actuar así - sostuvo Huenumán - contribuiría al
sistema minifundista. 349
343 Ibid.
344 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 6º Sesión Extraordinaria, 18 de
abril de 1967”. https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/43936/1/C19670418_06.pdf
345 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Manuel Rodríguez Huenumán”.
346 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Rosendo Huenumán García”
347 Ibid.
348 Carlos Ruiz Rodríguez, “El Pueblo Mapuche y el Gobierno de Salvador Allende y la Unidad Popular”, Archivo Chile,
CEME, 17 de noviembre de 2022, http://www.archivochile.cl/Pueblos_originarios/hist_doc_gen/POdocgen0005.pdf
349 Véase el capítulo IV.
94
CAPÍTULO IV: LOS PARLAMENTARIOS MAPUCHES Y SU VISIÓN RESPECTO A
LA PROPIEDAD INDÍGENA
En los primeros dos capítulos se han analizado las leyes dictadas por el Estado, que normaron
jurídicamente el derecho de propiedad de los mapuches sobre sus tierras; y en el capítulo pasado,
la relación existente entre las organizaciones políticas mapuches, los partidos políticos, los
parlamentarios y los gobiernos con esta regulación.
Pues bien, en este último capítulo se podrá observar cuáles fueron específicamente estas
opiniones, cuándo y dónde fueron vertidas, y si influyeron de alguna forma en el proceso
legislativo, cómo lo hicieron. Con el fin de ordenar de mejor forma la exposición de estas
intervenciones, se ha optado por subdividirlo en dos apartados. A saber, en primer lugar,
mencionaremos a los diputados mapuches que se mostraron a favor de la propiedad individual
y la división de las comunidades formadas durante el proceso de radicación; y luego, en una
segunda sección, analizaremos la participación de aquellos que se mostraron a favor de
mantener la estructura comunitaria en la propiedad de los indígenas sobre sus tierras. 350
En 1929, con la entrega del último título de merced, finaliza el proceso de radicación. El total
de estos títulos ascendió a 3.000 aproximadamente, circunscribiendo en alrededor de 500.000
hectáreas, a cerca de 80.000 personas. 351Así, luego del trabajo realizado por la Comisión
350 Respecto a las fuentes de los datos biográficos vertidos en este capítulo, véase el capítulo III.
351 Véase el capítulo I.
95
Radicadora, en la gran mayoría de las tierras indígenas, se configuraron propiedades
comunitarias, situación que, a medida que fueron transcurriendo los primeros años del siglo XX,
generó numerosas críticas, sobre todo provenientes de las organizaciones mapuches que
adquirieron mayor relevancia.
Tal como se vió en el capítulo anterior, estas organizaciones jugaron un rol muy importante en
canalizar políticamente los intereses indígenas. Asimismo, formaron parte de ellas o fueron
apoyados por las mismas, casi todos los mapuches que accedieron al parlamento. En
consecuencia, no es de extrañar que en los distintos períodos históricos, coincidieran los
postulados de unos y otros.
En este orden de cosas, cinco años antes de finalizar el proceso de radicación, fue electo
Francisco Melivilu como parlamentario. Tal como sucedió con los representantes de su misma
etnia, tenía una opinión bastante clara con respecto a este proceso, y la forma en que se había
ido configurando la propiedad de la tierra a consecuencia del mismo. Estas ideas las expuso en
distintas ocasiones, incluso antes de llegar al Congreso.
“Los títulos de inmuebles de indígenas forman en el sentido jurídico una comunidad que
representa, en la realidad de la vida social del pueblo araucano, una ilegalidad que nadie
comprende, respeta ni quiere mantener.
Esta comunidad del suelo, invención de la Inspección de Colonización y de las Oficinas de.
Radicación de Indígenas, es la más extraña que se puede imaginar y no hay otro recuerdo en
96
la historia del mundo de semejante destino jurídico, económico y social a la vez. Esta
comunidad nació de la ignorancia absoluta, de la oscuridad mental plena de los que, en hora
fatal, recibieron el encargo de distribuir las tierras de indígenas, y, es la comunidad de los
bienes inmuebles el factor principal que ha retardado en cien años la evolución natural, el
progreso de la raza araucana.
Los radicadores de indígenas (…) por ahorrarse trabajo en unos casos y por recibir el soborno
de los particulares en otros, procedieron a agrupar en sus imaginaciones primero y después en
el papel a las familias que en lo sucesivo debían estar ligadas por la comunidad del suelo: se
formó la comunidad con familias que no querían vivir juntas, con personas que habían entrado
ya, en su evolución, a la plena individualización de la propiedad y con ello a la lucha
económica.
(…) La comunidad representa para los araucanos un inmenso daño; y, una vez subdividida la
propiedad cada persona recibirá en el mejor de los casos tres hectáreas de suelo.
Entonces, cómo es posible que haya alguien de criterio sano que se atreva a calumniar a los
indígenas porque no cercan y cultivan mejor sus indivisos suelos? Subdivídase el suelo, créase
la primera escuela del Estado, especial para araucanos y esperemos los resultados.
El Congreso debiera, también, por medio de una ley llevar a cabo la subdivisión de terrenos en
comunidad; y al mismo tiempo crear escuelas especiales para araucanos.”353
Ya como diputado, compartiría sus últimos dos períodos con Manuel Manquilef, y en ellos se
discutirían la ley de división de comunidades, y su reforma.
Tal como anunciamos en el capítulo III, durante la discusión de la primera de estas leyes,
intervino solo una vez, oponiéndose al inicio de su tramitación, puesto que el Presidente de la
97
República se había comprometido a retirar el proyecto, para enviar un nuevo mensaje en que se
contuvieran las opiniones de una comisión de indígenas, que se había dirigido a distintas
autoridades con el fin de ingresar algunas modificaciones. 354En 1927 Melivilu enfermó
gravemente, solicitando en mayo un permiso de tres meses para ausentarse a las sesiones del
Congreso aunque, finalmente, su ausencia se prolongaría hasta fines de ese año. Esta situación
impidió que participara durante la discusión de la ley en las sesiones de la Cámara de Diputados.
Pues bien, aunque producto de su enfermedad Melivilu no intervino mayormente en el debate
de este proyecto, tanto la Federación Araucana (organización que impulsó su candidatura),
como los representantes del Partido Demócrata esgrimieron argumentos similares, apoyando la
idea de fondo: la división de las comunidades. En la discusión que se dió en la Cámara de
Diputados del proyecto, los parlamentarios demócratas lo apoyaron, aunque se pronunciaron
negativamente respecto a la libre enajenación de las hijuelas resultantes de forma inmediata,
luego de terminada la división; principalmente porque consideraron que se requería el transcurso
de un tiempo - 5 o 10 años – para que los indígenas adquirieran instrucción formal, y no fueran
víctimas de abusos en las ventas de los predios.355Opinión similar sostuvo el senador Luis
Enrique Concha en la discusión del proyecto en el Senado, siendo prácticamente el único
demócrata que intervino en aquella oportunidad. En efecto, el senador estimó que 20 años sería
un período más adecuado para conseguir el objetivo que habían esgrimido sus correligionarios
en la Cámara de Diputados.356
Pese a lo anterior, Melivilu participó en la discusión del proyecto que al poco tiempo buscó
reformar dicha ley, poniendo especial énfasis en los problemas del mensaje enviado por el
Ejecutivo, aunque al igual que en el proyecto de ley anterior, su salud le impediría intervenir
con frecuencia. Los defectos que contenía el proyecto, irían en contra – en su opinión – del
objetivo de terminar con las comunidades indígenas:
354
Véase el capítulo III.
355
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 7º Sesión Ordinaria, 3 de junio de
1927”.
356 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diario de sesiones, Senado, 29º Sesión Ordinaria, 26 de julio de 1927”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/11560/1/S19270726_29.pdf
98
“Señor Presidente, el mal estado de mi salud me va a impedir hacer, como hubiera deseado,
la relación de estos asuntos indígenas que, dicha sea la verdad, hay muchas personas que no
conocen sino superficialmente.
Esta misma ley será recibida por los indígenas con honda pena, por las razones que voy a
expresar.
La Comisión Radicadora de Indígenas, tal vez por desconocimiento o por otras causas, que no
es del caso detallar, matriculó a los indígenas en forma tal, que creó una comunidad especial
y que fue permanente motivo de descontento entre los indígenas.
Posteriormente, se ha dictado una ley que – se dice – viene a resolver este problema, pero que,
en realidad, lo resuelve solo en apariencia.
Las comunidades van a continuar mucho más fuertes y más violentas que antes, porque se
vuelve sobre la doctrina de que los terrenos y los títulos que se daban a los indígenas eran
constituídos en favor de los jefes de familia, y estos jefes de familia han muerto casi todos… De
ellos no quedará un 5 por ciento.
De tal manera que la resolución de las comunidades va a ser para los muertos; los vivos van a
permanecer en comunidad, agravada, todavía con conflictos enormes sobre los derechos
hereditarios.
Todavía más, si se toma en cuenta lo que corresponde a cada comunidad o jefe de familia, se
verá que los indígenas tienen toda la razón para encontrar injusta esta ley, que no resuelve,
repito, el problema indígena, porque a cada comunero corresponden 20 y cuando más 30
hectáreas, en condiciones de que cada uno tiene 7, 10 y hasta 15 y más hijos (…)
Voy a terminar, señor Presidente, repitiendo, una vez más que este proyecto no va a resolver el
problema indígena y que, por el contrario, lo va a dificultar más. Bien podría el señor Ministro,
que tan interesado está en esta cuestión, consultar las ideas tan interesantes que se han
expresado en el curso del debate, sin olvidar, sobre todo, que el problema de la comunidad no
se va a resolver con esta ley, porque la inmensa cantidad de los jefes de familia sobre los cuales
se ha querido hacer recaer el derecho de propiedad, han muerto. De ahí es que se presente para
99
sus hijos una situación difícil en la distribución de las herencias, todo lo cual va a dar origen a
peleas y pleitos que no terminarán jamás.”357
En consecuencia, queda clara que en las ideas que expresó Melivilu, existió una preferencia por
la subdivisión de las comunidades, el reconocimiento de su capacidad para disponer de las
tierras, y su oposición al cobro del impuesto territorial. Repetimos su visión al respecto, expuesta
en el Diario Austral, tal como se mostró anteriormente: La comunidad se formó “…con familias
que no querían vivir juntas, con personas que habían entrado ya, en su evolución, a la plena
individualización de la propiedad y con ello a la lucha económica.”
Ahora bien, entre 1926 y 1932 también llegó al parlamento Manuel Manquilef. Representó a la
misma Circunscripción Departamental que Melivilu, pero a diferencia de él, militó en las filas
del Partido Liberal Democrático. Como liberal, creyó fervientemente que la configuración de la
propiedad de las tierras indígenas en forma de comunidades, era uno de las grandes culpables
del perjuicio económico al que se veían afrontados los mapuches.
Al igual que Melivilu, su arribo al Congreso estuvo precedido por diversas acciones que, a través
de los años, le ganaron popularidad. Además de sus trabajos relacionados a la docencia, fue un
prolífico escritor, utilizando como tema central de su obra la realidad indígena. Paralelamente,
ingresó a la Sociedad Caupolicán Defensora de la Araucanía, alcanzando la presidencia de la
organización en 1915, mismo año en que publicaría su libro “¡Las Tierras de Arauco!”, donde
expuso claramente sus ideas contrarias a las comunidades indígenas surgidas de las
radicaciones.358
Foerster y Montecino mencionan al respecto: “Su punto de vista expresa que en ella (la
comunidad) sólo podían vivir ‘los tontos o los santos’, que la comunidad era contraria al
‘progreso’, a la ‘civilización y a la vida armónica’; que mataba al mapuche destruyendo sus
energías: ‘… dentro de la comunidad el indio sufre mucho, y quien más sufre es el honrado y
el trabajador. En efecto, tiene alguno un buen talaje, se lo roban los demás; tiene los animales
gordos, luego algún civilizador de esa buena gente mandada por el padre Gobierno incita a los
357 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 102º Sesión Ordinaria, 5 de
febrero de 1929”. https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/12306/1/C19290205_102.pdf
358 Cárdenas. «Sociedad Caupolicán Defensora de la Araucanía», 75.
100
demás y roban entre ambos el animal; tiene buena siembra, se la embargan por las deudas de
otro, los acreedores arrastran el primer piño de ganado que en la reducción encuentran sea de
quien sea…”359
También en 1915, se pronunció en contra del cobro de contribuciones a los predios comunitarios
indígenas.
“La contribución no debemos pagarla porque no somos dueños, porque no están divididos no
sabemos cuanto debemos pagar cada uno i sobre todo porque serán poquísimos los que
divididos quedemos con una propiedad de valor superior a $2.600”.”360
Así pues, durante el período en que fue presidente, la Sociedad Caupolicán puso sus esfuerzos
en influenciar en el panorama político para lograr la subdivisión de las comunidades, la exención
del pago del impuesto territorial a las comunidades indígenas, la radicación de los mapuches
que aún no lo estuvieran, mejoras en la educación de los mismos, y amparo ante los distintos
atropellos sufridos.
En las elecciones parlamentarias para el período 1926 – 1932, habiendo dejado el mando de la
Sociedad Caupolicán – y sin su apoyo -, se postuló como candidato a diputado por el Partido
Liberal Democrático, resultando electo. Sería precisamente durante este período parlamentario
en que se enviaría el primer proyecto de ley que buscaba la división de las comunidades, y
Manquilef fue su principal promotor en la Cámara de Diputados. Al discutirse el mensaje
presidencial en la Cámara baja, Manuel Manquilef ilustra la relevancia de lo que había postulado
hace ya más de una década, y que fue la base de su pensamiento respecto de las leyes que se
tramitaron en el Congreso.
Así, primero pasa a enunciar el pasado glorioso en el que vivían los mapuches, los efectos que
tuvo la independencia del dominio español, y de qué forma las leyes dictadas por el Estado
chileno habían repercutido negativamente en su vida:
359
, Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 70. Las citas que incluyen los autores en su
observación las extraen de Manquilef, ¡Las Tierras de Arauco!, 11 – 12.
360 “La Súplica de Arauco”, La Época, 29 de diciembre de 1915, citada en Cárdenas. «Sociedad Caupolicán Defensora de la
Araucanía», 65.
101
“Apenas se libertaron los chilenos del tutelaje español, después de la cruenta lucha de la
Independencia y constituído el Gobierno nacional ¿qué hicieron?
Dejaron tranquilos a los indios porque habría sido una inconsecuencia, que en nombre de la
libertad con que tanto lucharon y de la guerra al despotismo español, hubieran procedido a
oprimir a un pueblo como Arauco, cuyo valor respetaron los conquistadores españoles. Los
indios se civilizaban lentamente, alejados de los centros poblados; vivían ricos y poderosos,
eran dueños de cientos de miles de animales. Esta época fue la edad de oro de la vivienda
araucana. Todos eran ricos.
Estado actual de los indios: Hoy día yacen los indios oprimidos con leyes propias para un
pueblo de esclavos, y soportando el duro peso de injusticias sin cuento. Caminan como
tonificados ante tanta ignominia. Muchos se han civilizado, a pesar del Gobierno. La mayoría,
arrebatadas sus riquezas, son hoy unas pobres y miserables víctimas del Gobierno y de la
sociedad en que viven. ¿Cómo es posible que un Gobierno republicano como el de Chile haya
procedido así? ¿Por qué y cómo ha conseguido destruir a esta raza fuerte y valerosa que entró
a formar parte de la República, no como pueblo conquistado, que jamás lo fue, sino en virtud
de solemnes tratados? (…)”361
Acto seguido, reconociendo que la intención del Estado, al iniciar la ocupación del territorio,
era aprovechar las tierras indígenas que estos no poseyeran o que “no podían aprovechar”, al
implementar la ley de radicación, en la práctica, lo que ocurrió fue todo lo contrario,
arrebatándoselas sin mayor discriminación e infringiéndose la ley misma:
“Radicación: Jamás pretendió el Gobierno arrebatar al indio todas sus tierras, quiso sólo
quitarle lo que no podían aprovechar, siempre se principia por poco…
361Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 85º Sesión Extraordinaria, 1 de
febrero de 1927”. https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/11132/1/C19270202_86.pdf
102
Cuando se dictó la ley en referencia, aún había en el Gobierno y administración pública
sentimientos de honradez y respeto a la propiedad indígena. Reconoce ella ampliamente la
propiedad del natural.
El modo de adquirir del indio es ‘la ocupación efectiva y continuada durante un año, lo que lo
constituye dueño’ como dice el número 1.o del artículo 7 de la ley del 66.
Es este título y modo de adquirir del indio que hubo de reconocer el Estado respecto de los
indígenas por no tener otro. La ocupación de las cosas es su aprehensión de señor y dueño y en
consecuencia, al indio debió reconocerse como suyo todo el suelo dentro del cual mandaba y
en el que alimentaba sus animales. Hízose así en un principio. La Comisión Radicadora se
constituía en el terreno, e piso facto procedía a demarcar el suelo que el indio ocupaba. Esto
duró poco y luego todo se echó a la chacota: cuatro, seis u ocho ingenieros que constituyeron
tantas comisiones, que hicieron lo que se les antojó, y arrojaron a los indios de sus tierras para
darlas a colonos o rematantes. Se mató al que no respetaba sus injusticias y al fin se dio por
establecido por esta comisión de que el indio no podía ocupar más de 3 o 4 hectáreas.
Aquí cabe hacer presente que la infracción a una disposición expresa de la ley, constituye una
nulidad.
Falseando la ley, solo interpretándola malamente, se dijo que no era la ocupación el modo de
adquirir del indio, sino la posesión y no ésta en su acepción legal, sino una posesión que
permitiera arrebatarle si era posible todo. No se respetó la definición legal ‘o sea que la
posesión es la tenencia de una cosa determinada con ánimo de señor o dueño’ sino que llegó a
sentar que la posesión del indio sólo podía ejercitarse en el terreno que cultivaban (Código
Civil artículo 700). Se les negó el derecho de ser dueños de la montaña virgen, de la vega
naturalmente limpia donde pastaban sus animales. En una palabra, se despreció el acto
posesorio por excelencia que el indio podía ejercitar como pastor que era.” 362
362 Ibid.
103
“Comunidades: La radicación no tuvo otro objeto que constituir la propiedad del indio y
sacarlo de su estado inculto.
Lo primero no se ha conseguido hasta hoy porque con la radicación no se ha hecho más que
dividir la Araucanía en tantas araucanías chicas como comunidades, donde vive el espíritu
araucano, no ya indomable como antes, sino corrompido (…)
Hoy son más perezosos que antes por culpa del mismo Gobierno que o no les dejó trabajar o si
lo hizo los obliga a vivir en una comunidad, en que solo los santos pueden hacerlo.
No puede exigirse a un indio que trabaje en comunidad y es una frase malévola la de quien
dice: ‘esta tierra está mal cultivada porque es de indios’. Debe decir: ‘está mal cultivada porque
es tierra común’ (…)
¿No saben que comunidad es contrario a propiedad? No saben que el suelo solo puede ser
común donde no se ha hecho necesaria la constitución de la propiedad de él? ¿No saben que
para que el suelo progrese es indispensable se dé al que lo aprovecha seguridad de que no se
le quitará para que así inmovilice en él su dueño cuanta energía pueda y sea acreedor a una
holganza? (…) ¿No saben que las doctrinas comunistas jamás han podido ponerse en práctica
ni entre sus apóstoles?
Es a partir de la argumentación anterior que pasa a enunciar las razones por las cuales apoyará
el mensaje presidencial de esta primera ley de división de comunidades:
“… dividiendo la comunidad en una forma estable y no siguiendo la misma chacota que hasta
hoy se ha hecho; indudablemente todos los indios cerrarían inmediatamente y ya no estarían
estos campos abiertos esparcidos aquí y allá que es la causa de todos los robos (…)
363 Ibid.
104
Dividiendo las comunidades, esté seguro el Gobierno que terminará el problema indio. No se
le atropellará más ni se le arrebatará sus tierras. El indio cerrará inmediatamente. A un suelo
cerrado nadie entra. El suelo ganará antes de una media docena de años el doble en valor.
Producirá también el doble y la riqueza privada base de la República, se acrecentará
rápidamente. Se tendrán unos cincuenta o sesenta mil pequeños propietarios, que serán más
tarde elementos de orden, porque los que algo tienen aunque sea poco, no son revolucionarios
ni empleados públicos. Sin necesidad de andar tras la justicia y las oficinas públicas, trabajarán
sus tierras y prestarán el concurso de su brazo a los fundos vecinos cuando su pequeña heredad
no lo demande y acaso en días no lejanos los grandes propietarios que hoy se quejan de estar
rodeados de indios, se alegrarán de estarlo de pequeños propietarios que serán sus
trabajadores obligados (…)
La aprobación del proyecto traerá como consecuencia: Trabajadores para los fundos.
Pequeños propietarios que aumentarán la riqueza pública.
La radicación individual, a la par que social, es un problema de cultura. Por eso, señor
Presidente, apoyaré el mensaje gubernativo que trata de la subdivisión de la propiedad. En la
discusión particular del proyecto presentaré mociones que garanticen la forma definitiva y una
vez por todas, con este problema de la comunidad. Por eso, repito, daré mi voto al proyecto.” 364
Previo a ello, al poco tiempo de haber ingresado dicho proyecto, hizo referencia a una
clasificación que contenía la ley en discusión de los indígenas, y lo relevante de lo anterior para
que estos adquirieran la capacidad de enajenar sus tierras:
“Y este proyecto envuelve un estímulo a los indígenas. Los divide en tres clases: indígenas
civilizados, semicivilizados e ignorantes.
Se llaman indígenas civilizados, señor Presidente, a todos los que tienen títulos del Estado, y
yo pregunto: ¿a estos indios que tienen título del Estado, - por lo menos del de profesor, - se les
puede engañar fácilmente?
364 Ibid.
105
Por otra parte, los indios semicivilizados son los ciudadanos electores y este ciudadano para
poder adquirir el derecho de disponer de su propiedad tienen que recurrir al juez, y éste oirá
al Promotor Fiscal y al Defensor de Menores y al Protector de Indígenas respectivo… Esas
cuatro personas dirán si está o nó autorizado para gobernar sus bienes y disponer libremente
de su tierra. Los temores que existen son infundados, señor Presidente.
El indio ignorante va a tener una ventaja: va a quedar con su suelo deslindado y puede acogerse
a la ley de prenda agraria (…)
Yo, por ejemplo, Diputado por Imperial, que contribuyo a la dictación de las leyes, no puedo
hacer contratos con ningún chileno por la razón de ser indígena…” 365
Pese a lo anterior, la tramitación del proyecto encontraría ciertas dificultades, sobre todo generó
reparos el artículo 10º que permitía que, luego de cinco años desde que se dividiera una
comunidad, cualquier indígena, independiente de su nivel de instrucción, podía enajenar su
propiedad.366Ante lo cual, Manquilef, que patrocinó personalmente la iniciativa presidencial,
con tal de obtener su aprobación, se muestra disponible a introducir una modificación que
permitiera ampliar ese plazo. Precisamente fue en la misma sesión de la Cámara de Diputados
donde se aprueba en general el proyecto, que realizada esta concesión, se sella favorablemente
la suerte de la ley:
“El señor Quevedo 367.- Este proyecto ya se había discutido antes y su campeón ante esta
Honorable Cámara ha sido el honorable señor Manquilef (…)
365 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 42º Sesión Extraordinaria, 7 de
diciembre de 1926”. https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/12272/1/C19261207_42.pdf
366. Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 41º Sesión Extraordinaria, 6 de
Villarrica y Río Bueno, para los períodos legislativos de 1926 - 1930 y de 1930 – 1934. Militó en su primer período en la
Unión Social Republicana de los Asalariados de Chile (USRACH), identificándose con los elementos comunistas que lo
integraban. Posteriormente, se unió definitivamente al Partido Comunista. Durante la discusión de la primera ley de
divisiones, se mostró crítico al proyecto, pero logró convencer a Manquilef de prorrogar el plazo luego del cual se otorgaba a
los indígenas total capacidad para enajenar las hijuelas resultantes de la partición de la comunidad. Biblioteca del Congreso
Nacional de Chile. “Abraham Quevedo Vega, Reseñas biográficas parlamentarias”, 2 de noviembre de 2022,
https://www.bcn.cl/historiapolitica/resenas_parlamentarias/wiki/Abraham_Quevedo_Vega; Biblioteca del Congreso Nacional
de Chile. “Unión Social Republicana de los Asalariados de Chile, Partidos, movimientos y coaliciones”, 2 de noviembre de
2022, https://www.bcn.cl/historiapolitica/partidos_politicos/wiki/Unión_Social_Republicana_de_los_Asalariados_de_Chile
106
Yo hice algunas objeciones a este proyecto; pero después no queriendo demorar su despacho,
hablé personalmente con el honorable señor Manquilef y le hice ver ciertos peligros que habría
para los indígenas en la aplicación de esta ley.
El honorable señor Manquilef no insistió en este punto, pero sí insistió en que se terminaran
las comunidades de indígenas. Llegamos a ese acuerdo, pero yo no sé si el honorable señor
Manquilef mantendrá todavía esa idea. Si la mantuviera, y a fin de no demorar el despacho de
este proyecto, no me alargaría en la discusión (…)
El señor Manquilef.- Con respecto a lo que dice el honorable señor Quevedo, es efectivo que
yo he hablado con él sobre este problema (…)
Si se estima que este proyecto adolece de algún defecto, como aquel de que el indio puede
vender sus tierras después de 5 años, yo no tengo inconveniente en que este plazo se prorrogue
por 20 años368 (…)369
Una concepción distinta tuvo quien sería parlamentario, después de Melivilu y Manquilef. A
saber, como se expuso en el capítulo III, luego de la salida de Maniquilef de la presidencia de
la Sociedad Caupolicán, asumió dicho cargo Arturo Huenchullán. Al poco tiempo este último
368 En la votación en particular de este artículo, se propuso una modificación para prorrogar este plazo a 10 años. Se aprobó
con 26 votos a a favor, 5 en contra, y una abstención. Manquilef estuvo por la afirmativa. Este fue el guarismo que se estableció
finalmente en la ley. Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 7º Sesión
Ordinaria, 3 de junio de 1927”.
369 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 4º Sesión Ordinaria, 30 de mayo
de 1927”. https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/11184/1/C19270530_04.pdf
107
asumió una postura crítica frente al proyecto de ley de división de comunidades ingresado por
el gobierno, y promovido por Manquilef en el Congreso Nacional. Aliándose con Manuel
Aburto, formaron entre la Sociedad Caupolicán y la Federación Araucana, el Comité Ejecutivo
de la Araucanía, oponiéndose a la propuesta legislativa en conjunto.
Primeramente se estableció que “…un tribunal especial, con el carácter de arbitrador (…),
procederá a la radicación de los indígenas conforme a las leyes, i a la división de las
comunidades cuando sus comuneros o uno de ellos lo solicite…” 372. Una vez que se constituyera
el tribunal, este debía proceder “…administrativamente a restituir los terrenos de indígenas
370 Federación Araucana, “Sesión Inaugural del Sesto Congreso Araucano”. En las actas de este Congreso se deja constancia
que el Comité Ejecutivo fue criticado por no haberlos invitados. Ante ello, Aburto se defendió indicando que recordaba que
José Cheuque, presidente del Consejo Federal Nº1 en Selva Oscura, había invitado a varios diputados, entre ellos a Melivilu,
pero no a Manquilef. Cheuque dijo que efectivamente invitó a Melivilu, y no a Manquilef, principalmente porque él mismo
había escuchado decir en Santiago al parlamentario liberal “… que no era diputado de la Raza Araucana, sino que de su
partido”. Finalmente, Aburto agregó a lo anterior que Manquilef, previamente se había comprometido en una asamblea de la
Sociedad Caupolicán, a enviarles un proyecto que tenía elaborado para la constitución de la propiedad indígena, pero al no
cumplir, se le solicitó que concurriera a Temuco para que, junto a Melivilu elaboraran una ley en este sentido, sin embargo, al
poco tiempo se enteraron por el mismo Manquilef que el Presidente Emiliano Figueroa había firmado el mensaje que contenía
un proyecto para constituir la propiedad indígena. Esto, sumado a que dicho proyecto no guardaba relación con los intereses
del Comité Ejecutivo, hizo que se sintieran engañados, razón por la cual se decidió no invitarlo.
371 En el anexo de esta memoria, puede leerse la propuesta de ley en toda su integridad.
372 Federación Araucana, “Sesión Inaugural del Sesto Congreso Araucano”.
108
usurpados, conforme a los títulos y planos existentes…”.373Finalmente, su artículo 16º
estableció que: “LA PROPIEDAD INDÍGENA DEBE SER ENENAJENABLE E
INEMBARGABLE.”374
Del proyecto nacido de la comisión dirigida por Huenchullán, aprobada por el VI Congreso
Araucano, podemos deducir que este último estaba de acuerdo con la división de la comunidad,
pero no con que se otorgara la capacidad para enajenar las tierras indígenas. Pese a esto, en 1927
se aprobó la ley de Manquilef, con ciertas modificaciones, mismo año en que Huenchullán fue
comisionado por la dictadura de Ibáñez para ir a estudiar a Estados Unidos las nuevas tendencias
de la enseñanza primaria.
Luego de volver a Chile, Huenchullán es electo diputado por el Partido Democrático, siendo
apoyado también por la Federación Araucana, para el período 1933 – 1937. Durante estos años,
si bien no se promulgaron las leyes indígenas más importantes, sí se discutieron en el Congreso
distintas iniciativas que les afectaban. Huenchullán mismo se encargaría de instalar varias de
estas discusiones, y se vería reflejado en sus discursos. Así por ejemplo, en 1934, al solicitar la
creación de un internado para educar a los indígenas, critica que precisamente por la falta de
formación de los mismos, y la ley que les permitió vender sus propiedades, las hayan ido
perdiendo:
“… Han pasado los años y los Gobiernos de este país nunca se han preocupado de este
problema y siguen permitiendo que los indígenas se empobrezcan cada vez más. En enero de
1925375 se dio término a la prohibición que el Gobierno hizo a todos los habitantes de este país
para que pudieran adquirir terrenos indígenas; pero esta misma ley estableció que aquellas
comunidades indígenas divididas ya durante cierto número de años, podían vender. ¿Qué ha
ocurrido? Que los indígenas que han podido vender su parcela – la que poseyeron siempre –
se han bebido el dinero; y ahora no tienen a dónde ir (…)”376
373 Ibid.
374
Ibid. El énfasis es propio de las actas. Se deja constancia que se usa en ellas la palabra “enenajenable”, indicando su
preferencia por impedir las enajenaciones.
375 Se refiere a la primera ley de división, aunque esta en realidad se promulgó en 1927.
376 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 27º Sesión Extraordinaria, 10 de
109
Ese mismo año, un grupo de diputados presentó una moción para extender el plazo de la
exención del pago del impuesto territorial, que gozaban los predios de las comunidades
indígenas, en virtud del artículo 58º del D.L. Nº 4.111, pero que terminaba en febrero de 1935.377
Pues bien, en la discusión que se dió en la Cámara de Diputados, Huenchullán defendió el
proyecto, confrontando a otros parlamentarios que consideraban que si se había dictado una ley
de división de comunidades, era contraproducente promover una ley que las eximiera del pago
de contribuciones, puesto que sería un desincentivo para que los indígenas procedieran a la
partición de la comunidad. El diputado mapuche expresó en su defensa tanto su deseo porque
se concreten las divisiones, como la importancia de prorrogar la exención tributaria:
“El señor Huenchullán.- Desde hace tiempo, señor Presidente, viene eximiéndose a los
indígenas del pago de la contribución territorial, en atención a que, al dividir las comunidades
el valor de cada parcela, más bien, el avalúo de ellas, sería tan escaso, que de todos modos
quedarían exentas del pago de contribución. Esto se ha hecho otras veces, ahora se pretende,
con el proyecto del señor Zúñiga, prorrogar esta situación por cinco años más. Creo que mis
honorables colegas, comprendiendo las razones que ha tenido el Gobierno para eximir del pago
de contribución a las comunidades indígenas, no tendrán inconveniente en prorrogar este
privilegio, si así puede decirse, hasta cierto punto, y le darán su aprobación al proyecto (…)
El señor Alfonso.- (…) Si la ley ha querido que se proceda a la partición de las comunidades
indígenas, no es lógico que se establezca una exención de pago de impuesto para aquellas
comunidades que no han procedido a efectuar la división (…)
El señor Huenchullán.- (…) Decía que la situación, señor Presidente, subsistiría, puesto que
los indígenas no son culpables de que no se dividan las comunidades: allí solamente hay tres
juzgados de los cinco que creó la ley y hay tantas comunidades indígenas que no pueden
terminar con la división de éstas en la forma rápida que sería de desear. Así, sería muy
razonable crear un nuevo juzgado, como lo piensa hacer el señor Ministro de Tierras, pues la
377Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 58º Sesión Ordinaria, 11 de
septiembre de 1934”. https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/14927/1/C19340911_58.pdf
110
situación, por desgracia, no va a terminar con la sola aprobación de la indicación del señor
Alfonso (…)”378
Tal como mencionaba Huenchullán, durante la discusión el diputado Alfonso presentó una
indicación para que esta exención tributaria rigiera solo para las comunidades que hubieran
hecho una solicitud expresa para que se procediera a su partición. Finalmente, la Cámara baja
aprobó el proyecto, pero modificado por la indicación de Alfonso.379Luego, el Senado aprobaría
la moción en los mismos términos ya reseñados, 380convirtiéndose en la Ley Nº 5.875.
Finaliza este apartado con el diputado democratacristiano, Manuel Rodríguez Huenumán, quien,
fue el único de los parlamentarios mapuches que representó un territorio distinto al de la actual
región de La Araucanía. 381Asimismo, a diferencia de los otros diputados, tampoco perteneció a
alguna organización política mapuche, ni consta que haya sido apoyado en su campaña por una
de ellas.
Pues bien, en noviembre de 1965, durante la discusión de la ley que buscaba crear el Ministerio
de la Vivienda y Urbanismo, existieron posiciones encontradas en cuanto a los efectos que
algunas de sus disposiciones tendrían en los indígenas. Así, el diputado Tuma solicitó, entre
otras cosas, que en el proyecto se declararan de utilidad pública los predios de pueblos creados
por decretos anteriores del Ministerio de Tierras y Colonización, ubicados en “La Frontera”,
cuyos ocupantes, por carecer de medios legales, no tuvieran sus títulos de dominio. Ante esto,
Coñuepan se opuso a la solicitud de Tuma, arguyendo:“De una de sus frases se entendería que,
con el fin de legalizar la situación de algunos pueblos chicos del Sur, habría que expropiar, en
378 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 38º Sesión Extraordinaria, 7 de
enero de 1935”. https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/13697/1/C19350107_38.pdf
379
Ibid.
380
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 40º Sesión Ordinaria, 10 de
agosto de 1936”. https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/20595/1/C19360810_40.pdf
381 En efecto, fue electo diputado por la Novena Agrupación Departamental de Rancagua, Cachapoal, Caupolicán y San
111
más de una ocasión, algunos terrenos de indígenas…”.382En respuesta, Tuma contrapuso que
la inclusión iría en beneficio de los indígenas. Rodríguez Huenumán, respaldando a Tuma,
expuso:
“Señor Presidente, creo que ya está bueno que dejemos de hacer diferencias entre chilenos e
indios. Es necesario que comencemos a pensar que, en nuestro país, todos somos chilenos, y
que si estamos legislando en esta Honorable Cámara, lo hacemos para todos nuestros
conciudadanos. En consecuencia, no es posible continuar haciendo diferencias que pertenecen
ya al pasado. Estimo que debemos enfrentar el futuro de nuestra población con dignidad,
porque los indios también son chilenos y nosotros – repito – estamos legislando para todos
nuestros compatriotas, dándoles las mismas responsabilidades por igual.
En el proyecto sobre reforma agraria los indígenas también son considerados en la parte
correspondiente, porque creemos que no mencionarlos en forma especial significaría negar su
existencia; pero han sido tomados en conjunto con el resto de ciudadanos chilenos.
Considero que está bueno que ya no hablemos más de diferencias, porque a los indios siempre
se nos había tomado como los hijos menores de Chile. Estimo que, de aquí en adelante, debemos
enfrentar este problema con más seriedad, para integrar a esos compatriotas en forma
inmediata a la legislación vigente (…).”383
Refuerza esta idea en la discusión de la Reforma Agraria y, ademås, hace presente la importancia
de la restitución de tierras que, alegaba, aún estar pendiente:
“La raza de gigantes de la nueva Araucanía, de que hablara Samuel Lillo, aquellos 280 mil
indígenas chilenos, también necesitan de las prerrogativas que les permitan alzarse por sobre
la vida obscura y sin horizontes en que viven postergados.
Es indudable que la ley N° 14. 511 legisló en favor de los indígenas. Pero es preciso ampliar
esas disposiciones (…)
382 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 16º Sesión Extraordinaria, 10 de
noviembre de 1965”. https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/22564/1/C19651110_6.pdf
383 Ibid.
112
Creo que este Gobierno es el indicado para mejorar la situación y las condiciones en que vive
esta raza que está sumida en la ignorancia y no tiene ayuda de nadie. Estimo necesario que este
Gobierno no le dé tratos especiales, sino que reconozca el esfuerzo y sacrificio que, en cada
hogar y en cada reducción indígena, se están realizando.
Hemos conversado sobre estos problemas con el señor Ministro y con los dirigentes de la
Federación de Campesinos. Hemos visitado, además, provincias y zonas, como Arauco,
Malleco, Cañete, Tirúa, Puerto Saavedra y otros. Es decir, hemos formulado diversas consultas
a las autoridades, a los sectores indígenas y a sus dirigentes.
“Desgraciadamente, no soy Diputado por Cautín, sino por O’Higgins; pero creo que es
fundamental, para analizar este problema de la reforma agraria que tengamos bien en claro
que el indígena en Chile no es ya un niñito, un menor de edad; es, simplemente, un hombre que
quiere integrarse a la sociedad para poder también exigir alguna responsabilidad (…)
Por eso, agradezco a mis Honorables colegas, que me hayan permitido hacer estas
observaciones. Como lo explicara en Cautín el Ministro de Agricultura, aquí presente, y el
Vicepresidente de la CORA y el señor Jacques Chonchol, estamos recorriendo el país para
hacerles presente que si desean integrarse a las comunidades, primero tienen que saber, por
ejemplo, que deben dividirse las comunidades para que sus títulos sean saneados y puedan
inscribirse en el Conservador de Bienes Raíces y que, si les falta abogado, el Ministerio de
384
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 90º Sesión Extraordinaria, 19 de
mayo de 1966”. https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/17750/1/C19660519_90.pdf
113
ramo les dará la oportunidad de contar con el respectivo asesoramiento jurídico. Eso es lo que
queremos.”385
En el apartado anterior pudimos ver que los cuatro diputados analizados fueron partidarios de
dividir las comunidades. Si el máximo referente de la concepción liberal del ejercicio de
propiedad de los mapuches sobre sus tierras, fue Manquilef, Huenchullán fue la transición entre
estas primeras posturas y las que vendrían en el futuro (con excepción de Rodríguez). Lo anterior
debido a que el diputado Huenchullán se mostró partidario de la partición de la propiedad
comunitaria, pero no así de la enajenación de las hijuelas resultantes.
Pues bien, Coñuepan, que había intentado llegar a la Cámara baja en 1937 y 1941, sin éxito,
logra su objetivo en las elecciones parlamentarias de 1944, con el apoyo de una Corporación
Araucana bien asentada en la Araucanía y de la Alianza Popular Libertadora, partido ibañista.
Así las cosas, en sus períodos como parlamentario buscó hacer realidad los objetivos de la
Corporación, buscando mantener las limitaciones a la capacidad indígena para enajenar sus
predios, promoviendo la creación de un organismo público dedicado especialmente a los temas
indígenas, oponiéndose a la división de las comunidades, y alegando por una reforma integral
al D.L. Nº 4.111.
La primera de estas era necesaria porque en 1943, conforme a la ley Nº 7.165, el mapuche ya
había adquirido esta capacidad. Su esfuerzo rendiría frutos en 1947, con la promulgación de la
ley Nº 8.736. Pese a lo anterior, la tramitación de este proyecto no estuvo exenta de
complicaciones, siendo aprobada por el Congreso, pero vetada durante el gobierno del
Vicepresidente Alfredo Duhalde. Es más, no fue promulgada hasta que González Videla retiró
385 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 6º Sesión Extraordinaria, 18 de
abril de 1967”.
114
el veto al llegar a la Presidencia. 386Precisamente en la sesión en que se comunica el retiro del
veto, por parte del Presidente, Coñuepan interviene nuevamente en defensa del proyecto.
Así, en primera instancia, alegó que, a pesar de la legislación vigente, los mapuches habían ido
perdiendo sus tierras, y por lo mismo, era necesario aprobar la ley en discusión, con efecto
retroactivo. Lo anterior – sostuvo Coñuepan –, con sumo, afectaría a “los grandes millonarios
que existen en la frontera”, puesto que ellos, y no los “pobres campesinos” habrían sido quienes
compraron tierras indígenas en el período en que no hubo una prohibición como la que se
discutía en ese momento:
“… yo quiero rogar a la Honorable Cámara que piense un poco sobre la situación de los
indios. Nosotros tenemos el convencimiento de que, a pesar de las leyes dictadas, hemos ido
perdiendo nuestras tierras (…)
Sobre el primer punto, tengo que decir lo siguiente: los pobres campesinos no han comprado
tierras. Precisamente, tengo aquí la lista de los nuevos compradores. Puedo, por lo tanto decir
a los Honorables Diputados que todos los nombres que aparecen en esta lista, pertenecen a los
grandes millonarios que existen en el frontera. De manera, pues, que si esta gente mañana se
le anula sus negocios, no va a quedar en la calle; son los pobres indios los que, una vez más,
quedarán en la miseria”.387
Acto seguido, se pronunció en contra de aquella tesis que planteaba que reponer las restricciones
a la capacidad de los indígenas para disponer de sus tierras, afectaría negativamente el
rendimiento agrícola de las mismas, puesto que se acusaba a los mapuches de no aprovecharlas
en toda su potencialidad:
“Ahora, señor Presidente, se dice que los indios no hacen producir lo suficiente las tierras que
cultivan y que es necesario llevar a ellas a hombres que las hagan rendir más. Yo quisiera
preguntar a quienes así afirman, si ellos, en las dos o tres hectáreas de terreno en que viven los
indígenas, serían capaces de vivir, de subsistir y de afirmarse en la vida, como lo han hecho los
indios (…)
115
Pero yo, señor Presidente, quiero decir que la brigada de doscientos mil indios, que siempre
han sido atropellados, que siempre han sido explotados, pone su esperanza en esta H. Cámara,
y espera que los señores Diputados aprobarán este proyecto de ley con el efecto retroactivo que
trae, porque esto significará hacer justicia para los débiles y castigo, en parte siquiera, para
aquéllos que, a sabiendas, entraron a hacer estos negocios…” 388
Con respecto a su postura respecto a los otros intereses que se venían promocionando desde la
Corporación Araucana, Coñuepan, presentó en 1948 un memorándum al Presidente de la
República en el cual le solicitaba tomar las siguientes medidas: presentar un proyecto que creara
la Corporación de Asuntos Indígenas, paralizar las divisiones de las comunidades indígenas,
hacer cumplir la ley 8.736, realizar una investigación minuciosa y completa sobre vida indígena,
por un General de la República, y una Reforma integral del D.L. 4.111. 389A continuación se
transcribe esta solicitud respecto a los efectos que producían la partición de las comunidades:
“Las divisiones de las comunidades indígenas están dando como resultado las pérdidas de las
tierras de los indígenas, están significando para éstos grandes dificultades, empobrecimiento y
cesantía. Se han visto con las divisiones las pequeñísimas extensiones de tierras que les
corresponde a los adjudicatarios, o sea, parcelas absolutamente antieconómicas. Se ha visto
que cientos de personas inescrupulosas convierten los contratos de aparcerías y arriendos en
compraventas; así hay ya cientos de indígenas, sin tierras y cesantes, por su estado de incultura,
que, en el correr de los años, pueden ser elementos de intranquilidad social para el país…” 390
388 Ibid.
389 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 49º Sesión Ordinaria, 7 de
septiembre de 1948”. En 1949, la Corporación Araucana acuerda el envío de un nuevo memorándum al Presidente de la
República, agregando algunos puntos, pero sin cambiar lo manifestado en 1948. Este memorándum puede leerse en Biblioteca
del Congreso Nacional de Chile, “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 25º Sesión Extraordinaria, 5 de enero de 1949”.
390 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 49º Sesión Ordinaria, 7 de
septiembre de 1948”.
391 Ibid.
116
Luego de obtenida su reelección en las elecciones parlamentarias de 1949, se pronuncia
nuevamente sobre este tema, haciendo un llamado aún más explícito con respecto a la división
de las comunidades. En aquella oportunidad el gobierno había anunciado su intención de crear
más Juzgados de Indios, asunto que perjudicaba los intereses promovidos por Coñuepan en este
tema:
“Sobre el propósito de crear más Juzgados de Indios, tenemos que decirle al S. Gobierno que
no sólo no necesitamos más de ellos, sino que suprima o cierre los existentes y que, en todo
caso, paralice sus actividades de dividir comunidades y los reemplace por una Autoridad,
llámese Protectorado, Director o Comisionado de Asuntos Indígenas, que cuide y defienda
efectivamente el patrimonio indígena, y que así no solamente hará bien a la Raza sino que
también ahorrará varios millones de pesos al Erario Nacional. Ojalá que esto lo oiga S.E. el
Presidente de la República, el señor Ministro de Hacienda, el señor Ministro de Tierras, el
Congreso y la opinión pública…”392
Al año siguiente, en la visita a Temuco del Ministro de Tierras y Colonización, Ignacio Palma
Vicuña, se discutió un anteproyecto de reforma a la ley indígena, participando de ella varios
dirigentes, entre ellos, Venancio Coñuepan, 393quien, al pronunciarse sobre el mismo, dejó clara
cuál era la razón por la cual se oponía a la partición de las comunidades:
392 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 28º Sesión Ordinaria, 3 de agosto
de 1949”. https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/14245/1/C19490803_28.pdf
393
Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y Contiendas Mapuches, 211.
394 Claudio Bravo, «La legislación y el problema indígena en Chile». Memoria para optar al Grado de Licenciado en Ciencias
Jurídicas y Sociales, Universidad de Concepción, 1962, 45, citado en Foerster y Montecino. Organizaciones, Líderes y
Contiendas Mapuches, 212.
117
Luego de la elección presidencial en la cual Ibáñez sale victorioso, Coñuepan es llamado a
formar parte de su primer gabinete. En paralelo, en los comicios parlamentarios de 1953, son
electos Cayupi y Romero, ambos miembros de la Corporación Araucana. Sería con ellos en el
Congreso y con Coñuepan en el Ejecutivo que se opusieron a distintos proyectos patrocinados,
entre otros, por diputados de partidos que integraban también el gobierno como lo eran los
agrariolaboristas y socialistas populares. En ese sentido, en agosto de 1953, se presentó en
sesión de la Cámara de Diputados un proyecto de ley encabezado, entre otros, por Manuel Bart
– Agrario Laborista – que disponía que tanto los indígenas como sus propiedades se regirían
por la ley común, derogando la legislación prohibitiva y especial que existía respecto de
aquellos. Junto con esto, se presentó un proyecto de acuerdo por parte del Comité Socialista
Popular, que fue aprobado, cuyo objeto era crear una Comisión Investigadora que investigara el
actuar de la Corporación Araucana y sus miembros.
Ante ambos hechos, los diputados Cayupi y Romero se pronunciaron, reflejando su postura
respecto a la configuración del derecho de propiedad de los mapuches sobre sus tierras. En
efecto, en la misma sesión en la cual se presentó la moción que buscaba derogar las leyes
indígenas especiales, Romero esgrime la razón por la cual se opone a la división de las
comunidades, principalmente por la falta de educación de los indígenas, difiriendo en esto a la
razón cultural entregada por Coñuepan:
“… se ha expresado qué hay que incorporar al indio a la ley común. Nosotros no nos oponemos
a esta idea, pero previamente habría que civilizar al indio. Para esto, hay que llevarlas a sus
propias reducciones escuelas; es indispensable capacitarlos económica y socialmente; llevarlo
a la escuela y darle ayuda técnica para que aprenda a explotar intensivamente la tierra. No es
conveniente que los indígenas dispongan libremente de sus tierras, porque seguramente las van
a vender a cualquier precio. Primero, como acabo de decir, hay que educarlo, enseñarle a
trabajar. A este respecto voy a recordar el caso de don Manuel Manquilef, que pasó por este
hemiciclo y que fue coautor de la ley de subdivisión de comunidades indígenas. Como una ironía
del destino, él fue uno de los primeros en perder su hijuela por efectos de esta ley.” 395
395Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 46º Sesión Ordinaria, 25 de
agosto de 1953”. https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/14382/1/C19530825_46.pdf
118
Al mes siguiente, el mismo diputado, continuaría su defensa respecto a la mantención de la
integridad de las comunidades, atacando a quienes postulaban la necesidad de terminar con las
leyes especiales.
Primero, comparó los efectos que tendría el incorporar a los indígenas al derecho común, con el
espíritu de una de las primeras normas dictadas en la historia del país, esto es, aquella que
reconocía en perpetua y segura propiedad a los mapuches lo que poseyeran en dicho momento:
Como indio y como chileno, siento en el alma que ni esos caballeros ni muchos de ahora sean
dignos descendientes de los patriotas que formaban el Senado Consulto de 1823, de aquellos
que dictaron el artículo 3.o de la ley que dice ‘que lo actual poseído, según la ley, por los
indígenas, se les declare en perpetua y segura propiedad’ (…)
Inmensa es la diferencia entre aquellos hombres y los que ahora quieren, de una plumada,
borrar las leyes que protegen a los indios y que se molestan por que nuestra raza está arraigada
a la tierra y quiere seguir viviendo en ella…” 396
Esto es lo que entendemos que, concretamente, desean nuestros enemigos. Porque, abolidas
las leyes especiales, sometidos al derecho común, y como jamás tendrían abogados defensores
sinceros y honestos, los indios, en breve tiempo, perderían fatalmente sus tierras(…)
Nuestros enemigos, que no estudian en forma seria nuestros problemas, ignoran o quieren
ignorar que la política de terminar con las comunidades, dividiéndolas y derogando las leyes
396Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 62º Sesión Ordinaria, 15 de
septiembre de 1953”. https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/16029/1/C19530915_52.pdf
119
especiales, fracasó totalmente en México y Estados Unidos. Esos países se vieron obligados a
volver a la constitución de las comunidades. Pues bien, si en esas naciones fracasó ese sistema,
aquí también fracasará.”397
Asimismo, en la misma sesión destaca la importancia de la exención del pago del impuesto
territorial:
“A contar del presente año, los indígenas han quedado exentos del pago de contribuciones por
las tierras que poseen y protegidas con títulos de merced. La situación de mora en el pago de
estas contribuciones provocaba abusos, engaños, pérdidas de tierras y hasta vidas.”398
Pese a lo anterior, Romero hizo una diferenciación entre los miembros de la coalición oficialista
que atacaban a la Corporación Araucana, y el Presidente Ibáñez, con quien mantuvo, tanto él
como Cayupi, una férrea lealtad hasta el final de sus períodos, reconociendo en él a alguien con
quien compartían intereses.
“Señor Presidente, Honorable Cámara, los hechos y las realidades son distintos: los indios
vienen clamando y pidiendo, desde mucho tiempo, ante los Tribunales competentes, la
devolución de sus tierras usurpadas por hombres inescrupulosos y bien apadrinados. Estos
detentadores y usurpadores de bienes indígenas agitan a la opinión pública por medio de
publicaciones de prensa y de radio alarmantes y falsas, tendenciosas, …………399 en contra de
esta raza mil veces ultrajada, vejada y humillada, y en contra de sus dirigentes que, según el
señor Ministro, son agitadores comunistas”.400
397 Ibid.
398 Ibid.
399 “Los espacios marcados con puntos, corresponden a expresiones antiparlamentarias, tarjados de la versión, de acuerdo
con el artículo 12 del reglamento”. Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados,
45º Sesión Extraordinaria, 23 de diciembre de 1954”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/16643/1/C19541223_45.pdf
400 Ibid.
120
Acto seguido, recordó la inalterable lealtad que estos dirigentes venían demostrando desde un
comienzo a Carlos Ibáñez, todo lo cual develaba lo falso de la acusación:
Nosotros, los indígenas, no somos comunistas; nuestra naturaleza nos hace incomprensible e
inaceptable esta ideología política. Si nosotros fuéramos comunistas, seguramente habríamos
ayudado en su campaña presidencial al Honorable Senador señor Salvador Allende, y no
habríamos luchado entusiastamente en favor del General señor Ibáñez (…) La raza fue
partidaria del General Ibáñez desde su primer gobierno; siempre estuvo al lado de él en su
triunfo y en su derrota”. 401
Finalmente, deja claro que, pese a lo injusto de la acusación del Ministro Montero, la lealtad a
Ibáñez permanecería inalterada, puesto que pese a que previamente, según sostuvo Romero, el
Ministro había dejado clara su intención de suprimir los tribunales especiales, y traspasar el
conocimiento de las causas indígenas a los tribunales ordinarios, aquello contrariaba la política
del Presidente de la República:
Frente a la conducta del señor Ministro de Tierras y Colonización, declaro, desde esta alta
Tribuna, al Supremo Gobierno y a la opinión pública, que este ataque ministerial es cruelmente
injusto; que la declaración ministerial es ……… que el Ministro de Tierras y Colonización,
señor Mario Montero, no interpreta la política de S.E. El Presidente de la República, Excmo.
Señor Carlos Ibáñez del Campo, que consiste en hacer justicia a los humildes y a los
necesitados; que el Presidente de la República desea vivamente, con alto espíritu de justicia,
que se mantenga vigente la legislación proteccionista de los indios; que el Ministro de Tierras
actual quiere hacer todo lo contrario: quiere suprimir los Tribunales de Indios y llevar los
asuntos de que conocen, a la Justicia Ordinaria, con lo cual se constituye en un instrumento de
los que quieren adueñarse de las tierras indígenas.” 402
401 Ibid.
402 Ibid.
121
“Señor Presidente, la Comisión parlamentaria investigadora de Asuntos Indígenas, pretende y
quiere suprimir, de una plumada, la legislación indígena, que todos los gobiernos de Derecha
y de Izquierda han venido manteniendo y respetando desde 1866, con los evidentes propósitos
honrados y patrióticos de resguardar y defender sus tierras a la raza indígena en contra de los
detentadores y rapiñándoles.”403
Cayupi, al igual que su correligionario, se opuso al proyecto de ley que buscaba someter a los
indígenas a la ley común:
“… Frente a este cuadro aterrador, esta Honorable Cámara, en un momento confuso, aprobó
una moción de algunos Honorables Diputados para lanzar a los indígenas a la ley común. Así,
a corto plazo, serán totalmente destruidos mediante la forma que ya he señalado, cual es, el
procedimiento de los usurpadores…”404
“Estamos trabajando al máximo de nuestros esfuerzos, ya que los señores usurpadores nos han
dejado en misérrimas cabidas; pero no están contentos, porque mediante la ley común, quieren
adueñarse de todo lo que hemos mantenido en nuestras comunidades; quieren confundir la
tierra con mercaderías; quieren los usurpadores que el indio tenga libre venta de sus tierras.
Esto es todo; pero nosotros confiamos en que la mayoría de la ciudadanía de Chile no permitirá
jamás que al indio de Chile se le dén los últimos latigazos para convertirlo en esclavo,
quitándole sus tierras, como ocurriría si por desgracia se aprobara la ley común. Porque la
raza se encuentra atrasada en la alfabetización y seríamos engañados a cada paso, como ya ha
ocurrido en las provincias de Arauco y Malleco, en los últimos diez años, donde los indios han
perdido sus tierras de mil maneras, pues la astucia inmoral de los leguleyos es enorme. Así han
arrebatado y quieren seguir arrebatando nuestras tierras.”405
403 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 25º Sesión Ordinaria, 13 de julio
de 1954”. https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/14278/1/C19540713_25.pdf
404
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 26º Sesión Ordinaria, 13 de julio
de 1954”. https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/19546/1/C19540713_26.pdf
405 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 52º Sesión Extraordinaria, 11 de
122
En 1956, en medio de la celebración del Indio Americano, el profesor Alejandro Lipschutz,
dictó una conferencia sobre “el problema indígena” que existía en toda América. A raíz de lo
anterior, Cayupi hace suya la tesis de Lipschutz, exponiéndola en la Cámara de Diputados:
“Señor Presidente, con ocasión de haberse celebrado el día del Indio Americano, en el mes de
abril próximo pasado, las sociedades indígenas Unión Galvarino y Corporación de Indios, con
residencia en esta capital, solicitaron al sabio y catedrático de la Facultad de Medicina de la
Universidad de Chile, señor Alejandro Lipschütz, que dictase una conferencia sobre el
problema indígena de América y, en especial, de Chile. Dicha conferencia se llevó a efecto,
patrocinada por el Instituto Indigenista de Chile, con sede en Santiago (…)
En ese mismo sentido, planteó que las comunidades debían constituirse en “cooperativas
organizadas” para que, sin que se eliminaren los beneficios de su mantención, pudieran ser
objeto de una explotación agrícola de alto rendimiento:
“En la época actual, las comunidades indígenas deben transformarse, bajo el concepto de
moderno, en cooperativas organizadas, cuyos componentes deben ser dirigidos y tratados con
profunda humanidad, dándoseles ayuda económica y dirección técnica, para que las
comunidades tengan el rendimiento necesario para el sostén y prosperidad de miles de familias
indígenas, incluso para contribuir a la alimentación de los pueblos o ciudades”.407
Dicho lo anterior, no dudó en enrostrar a aquellos que Romero había denominado “enemigos”,
la “ignorancia completa del problema social indígena y acaso mala fe”, sobre todo considerando
que tendría el someter a los indígenas al derecho común, subdividiendo las comunidades:
406Biblioteca
del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 25º Sesión Extraordinaria, 9 de
mayo de 1956”. https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/35918/1/C19560509_25.pdf
407 Ibid.
123
“Señor Presidente, frente a estas doctrinas del nuevo trato que preconiza el ilustre señor
Lipschutz para trescientos mil indios de Chile y unos treinta millones de todo el continente
americano, yo quiero hacer presente a algunos Honorables colegas que representan la zona
indígena del sur de mi país y pretenden ser mentores de nuestros problemas patrocinando leyes
comunes que no pueden compararse con las sabias concepciones del ilustre pensador e
investigador, que todas estas tentativas resultarán de pésimo efecto y demostrarán ignorancia
completa del problema social indígena y acaso mala fe; de consiguiente, la raza rechazará con
todas sus energías las destrucciones que están anunciando en esta misma Honorable Cámara.
Continuó el señor Lipschutz diciendo que tratar de forzar la subdivisión obligatoria de las
comunidades de que se ha hecho alarde últimamente con ocasión del informe jurídico del señor
Erbetta, significaría el exterminio de la raza y la pulverización de las tierras indígenas, para
que pasen a manos de otros o de los blancos que viven ansiosos de su despojo.” 408
Pese a lo anterior, ni Cayupi ni Romero presentaron una ley indígena, fijando su objetivo más
bien en impedir la creación de una legislación que eliminara las comunidades. Este objetivo se
cumplió mientras ambos se mantuvieron en el Congreso, pero tanto su derrota – y la de
Coñuepan - en las elecciones parlamentarias de 1957, como el término del gobierno de Ibáñez
y la asunción de Jorge Alessandri, trajo como consecuencia un cambio en ese status quo, que se
materializó en la dictación de la ley Nº 14.511 que, entre otras cosas, supuso el fin de la
influencia que tenía la Corporación Araucana en la configuración de la propiedad inmueble
indígena, a través de Coñuepan quien se mantuvo como Director de la DASIN durante los
primeros años del gobierno de Alessandri. Pese a lo anterior, poco pudo hacer el líder mapuche
para evitar que la nueva ley modificara importantes facultades que tenía la Dirección de Asuntos
Indígenas en esta materia.
Así las cosas, no sería sino hasta 1973 que otro diputado mapuche, Rosendo Huenumán, se
expresaría en contra de la subdivisión de la tierra. En efecto, Huenumán, de militancia
comunista, antes de ingresar al Congreso, durante el gobierno de Allende, fue presidente de la
Federación Campesina Luis Emilio Recabarren y dirigente de la Federación Campesina e
Indígena Ranquil. Esta última organización, vinculada al mismo partido Comunista y al
408 Ibid.
124
Socialista, siguió la misma posición política de la Corporación Araucana respecto a la
configuración de la propiedad de la tierra de los mapuches, buscando impedir las divisiones de
comunidades.
Ahora bien, el diputado Huenumán, en el corto período que medió entre que inició sus funciones
y la clausura del Congreso producto del golpe de Estado ocurrido en septiembre de 1973, solo
logró intervenir una vez en el hemiciclo, precisamente para replicar el mensaje de distintas
organizaciones campesinas. Todo lo anterior en el contexto de una discusión relativa a una
modificación a la Constitución que afectaba al proceso de la reforma agraria:
Debemos insistir y precisar, una vez más, de acuerdo con la experiencia vivida en el campo y
los planteamientos reales de los campesinos, que han venido entregando a través de sus
organizaciones, como son la Confederación Campesina Indígena Ranquil, la Confederación
Nacional Unidad Obrero – Campesina, la Confederación Nacional de Cooperativas
Campesinas, la Confederación Campesina ‘Pedro Aguirre Cerda’ y la Confederación Nacional
de Asociaciones Mapuches, las que han expresado su más enérgico repudio a este vil intento
por hacer retroceder el proceso de la reforma agraria chilena.
Nos oponemos, dicen los campesinos organizados, a las asignaciones individuales de la tierra,
porque ello significa dividir los predios y dar forma, en general, en gran escala, al sistema
minifundista, lo que implica la ruina económica y el fracaso productivo, ya que no se podría
409 En esta parte de la intervención, Huenumán hace referencia a Rafael Moreno Rojas, quien en ese momento era senador por
la Democracia Cristiana, y sostenía una posición contraria a la promovida por el diputado mapuche. Previamente, durante el
gobierno de Frei Montalva, Moreno había sido designado vicepresidente ejecutivo de la Corporación de la Reforma Agraria
(CORA), cargo que ejerció desde 1964 hasta 1970, siendo responsable de la planificación y ejecución de dicha reforma.
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Rafael Adolfo Moreno Rojas, Reseñas biográficas parlamentarias”, 6 de enero de
2023, https://www.bcn.cl/historiapolitica/resenas_parlamentarias/wiki/Rafael_Adolfo_Moreno_Rojas
125
hacer uso de la maquinaria, de la técnica, ni planificar adecuadamente los diversos procesos
de aprovechamiento y trabajo de la tierra”.410
Así las cosas, no es de extrañar que la opinión esgrimida por Huenumán guarde perfecta relación
con el espíritu de la ley Nº 17.729, dictada durante el gobierno del Presidente Allende, puesto
que esta buscó limitar el ejercicio de propiedad de los mapuches sobre sus tierras, ya sea
restringiendo las posibilidades de transformar la propiedad comunitaria en individual, o
reduciendo en demasía la facultad de disposición de los mismos sobre los predios, aún cuando
estuvieran divididos. Todo lo anterior con el objetivo de impedir el minifundio, y la adquisición
de estas tierras por personas ajenas a su etnia.
410Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 27º Sesión Ordinaria, 31 de julio
de 1973”. https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/16546/1/C19730731_27.pdf
126
CONCLUSIONES
En efecto, se puede constatar inicialmente una visión liberal, tendiente a la propiedad individual,
la que deriva hacia una concepción más proteccionista y comunitaria.
Todo este cambio, influenciado por distintos hechos y vinculaciones que generaron o en los que
se vieron envueltos estos parlamentarios. A saber: Melivilu, Manquilef y Huenchullán fueron
diputados en el momento en que estaba finalizando el proceso de radicación. Como mapuches
provenientes de familias cuyos antepasados habían sido caciques destacados, vivieron en carne
propia los resultados del mismo, criticándolo desde distintas posiciones, pero reconociendo los
tres la necesidad de otorgar a los comuneros la posibilidad de proceder a la partición de las
comunidades indígenas.
Esta legislación debía reconocer a los mapuches la capacidad para disponer de las hijuelas
resultantes. Sin embargo, durante la discusión del proyecto de la pimera ley de división,
Manquilef estuvo de acuerdo con establecer distintos efectos jurídicos dependiendo de las
condiciones de educación o ilustración de los afectados, para que, con esta consideración, se les
concediera mayores o menores grados de libertad para enajenar sus predios. Pese a lo anterior,
127
esta limitación tenía una duración en el tiempo determinada. Ahora bien, para lograr la
aprobación del proyecto, Manquilef se mostró dispuesto a aumentar esta cantidad de tiempo,
pero en ningún momento abandonó la idea principal: se debían introducir mecanismos para
reconocer la capacidad de enajenar libremente las tierras.
Es importante mencionar que esta primera ley de división de comunidades indígenas, tuvo su
génesis en un proyecto enviado al Congreso por el Gobierno de Emiliano Figueroa. En
consecuencia, sería razonable pensar que, tras la solicitud que hace el Presidente Figueroa a
Manquilef – con quien además compartía militancia - para que sea candidato a diputado, se
encontraba su intención para que este último condujera el debate parlamentario de ese proyecto
de ley. Por otro lado, considerando que Ibáñez era quien ejercía de facto el poder, y que
posteriormente “seleccionó” a Manuel Manquilef para formar parte del Congreso Termal, es
también concebible otra opción: que fuera él – y no Figueroa – quien estuviera interesado en
que el líder mapuche fuera candidato.
El diputado Melivilu, por su parte, no participó activamente en las discusiones de las leyes que
crean un tribunal de división de comunidades y reglamenta sus procedimientos, sin embargo,
antes de ser parlamentario había esgrimido su posición en varios de los asuntos sobre los cuales
la primera de estas normas buscaba pronunciarse: fue crítico de la confiormación de la propiedad
indígena en comunidades, se mostró de acuerdo con la división de las mismas, y alegó que los
mapuches, antes del proceso de radicación, ya habían entrado a la plena individualización de la
propiedad y con ello a la lucha económica, es decir, habían adquirido la capacidad para disponer
de sus tierras, pero se los había despojado de ella.
Ahora bien, no deja de ser llamativo el hecho de haberse opuesto – al iniciarse la discusión de
la primera ley de división – a comenzar a su tramitación, toda vez que el Presidente de la
República se había comprometido a retirar el proyecto, para enviar un nuevo mensaje en que se
contuvieran las opiniones de una comisión de indígenas, que se había dirigido a distintas
autoridades con el fin de ingresar algunas modificaciones.
128
Esta comisión posiblemente estuvo compuesta por miembros de la Sociedad Caupolicán y la
Federación Araucana. Esta última había impulsado su campaña parlamentaria y se había
pronunciado en favor de la partición de las comunidades, pero no de su enajenación.
Arturo Huenchullán compartió con los otros dos diputados la idea de facilitarles a los mapuches
la capacidad jurídica para dividir sus comunidades, pero se opuso a eliminar las restricciones
que existían sobre el derecho a enajenar sus predios. Esta fue la postura que exhibió tanto como
Presidente de la Sociedad Caupolicán, como en el Congreso Nacional.
Pues bien, mientras Manquilef como Melivilu fueron partidarios de la división de las
comunidades y de que, una vez transcurrido un plazo determinado legalmente, los indígenas
pudieran disponer de sus tierras; Huenchullán, comparte su postura en cuanto a la partición de
las comunidades, pero se muestra contrario a su enajenación, incluso cumpliéndose ciertos
requisitos legales. A su vez, Coñuepan, Cayupi, Romero y Huenumán, fueron opositores a la
idea de dividir las comunidades y a la enajenación de las tierras indígenas, ya sea en los hechos,
o en las opiniones vertidas en el ejercicio de su cargo. Por tales razones se ha afirmado que
Huenchullán fue una especie de transición entre la preeminencia de una visión liberal en cuanto
al ejercicio del derecho de propiedad por parte de los indígenas, y la afirmación de una postura
más restrictiva.
129
En efecto, aquellos que fueron electos una vez ya constituida la Corporación Araucana
promoverían una mirada distinta a los anteriores. Es así como Venancio Coñuepan, José Cayupi
y Esteban Romero a pesar de haber tenido cargos como dirigentes en las organizaciones
mapuches, no habían podido lograr que sus ideas influyeran en la política regional y nacional,
situación que cambió una vez que el primero de ellos alcanzó primero la presidencia de la
Sociedad Caupolicán, y luego, igual cargo en la Corporación.
Venancio Coñuepan hizo suyas muchas de las ideas expuestas en el primer Congreso Indigenista
en Pátzcuaro al que asistió. Con estas ideas influyó no sólo en los miembros de su organización
mapuche, sino que en el actuar de los parlamentarios que pertenecieron a ella.
Cuando fue Ministro de Tierras y Colonización logró la dictación de los D.F.L N.º 12 y 53º,
ambos de 1953. El primero eximió del pago del impuesto territorial a las hijuelas resultantes de
la partición de las comunidades, por un plazo de 10 años, y el segundo creó la Dirección de
Asuntos Indígenas, asumiendo como su primer Director. En estas funciones desempeñó un rol
muy importante considerando que la DASIN, durante ese período, estuvo a cargo del
cumplimiento del D.L. N.º 4.111 de 1931, sobre división de comunidades.
130
Sus correligionarios en la organización, también se opusieron a la división de las comunidades
y a la libre enajenación de las tierras, pero con matices. Mientras Romero expresó que no se
oponían a la idea de someter a los mapuches a la ley común, agregó que esta era una política
que sólo podía ser realizada una vez que tuvieran un nivel de educación tal, que no perdieran
sus predios en situaciones abusivas, llegando a tachar de enemigos a aquellos que proponían la
abolición de las leyes especiales. Pese a ello, al igual que Cayupi, no propició una reforma a la
ley de divisiones existentes, ni expuso la necesidad de establecer un límite temporal que se
considerara suficiente para que los mapuches pudieran adquirir la educación necesaria para
poder disponer de sus predios.
José Cayupi, en el mismo sentido que Romero, critica la derogación de la legislación que regía
especialmente para los indígenas, puesto que producto de su escasa educación, estos perderían
sus tierras, pero rescata – al igual que Coñuepan – la función social y cultural que cumplían las
comunidades indígenas, haciendo alusión a los postulados de Alejandro Lipschutz. Sostuvo que
este tipo de propiedad debía ser inalienable y declararse en perpetua propiedad, prohibiendo su
comercialización. Reconoce, en todo caso que debían transformarse en cooperativas
organizadas.
Antes de ser electo parlamentario, Rosendo Huenumán se destacó como dirigente en distintas
organizaciones, entre ellas la Federación Campesina e Indígena Ranquil. Esta última, vinculada
al Partido Comunista - en el cual militaba Huenumán - mantuvo el ideario de la Corporación
Araucana, buscando impedir las divisiones de comunidades. Durante el gobierno del Presidente
Salvador Allende integrado, entre otras colectividades, por el Partido Comunista, se impulsó la
creación de una nueva ley indígena, reconociendo precisamente estas aspiraciones que
promovían las asociaciones de las cuales provenía el líder mapuche, y restringiendo casi en su
totalidad la posibilidad de dividir y vender las tierras de las comunidades mapuches.
El diputado Huenumán, en el corto período previo a la clausura del Congreso producto del golpe
de Estado ocurrido en septiembre de 1973, solo logró intervenir una vez en el hemiciclo,
precisamente para replicar el mensaje de distintas organizaciones campesinas, criticando las
asignaciones individuales de las tierras, porque aquello significaría dividir los predios y
favorecer un sistema minifundista, lo que implicaría la ruina económica y el fracaso productivo.
131
Mencionaremos finalmente al diputado Rodríguez Huenumán, quien fue una excepción en este
cambio conceptual, sobre cómo debía configurarse el derecho de propiedad de los indígenas
sobre sus tierras, que se evidenciaba entre los parlamentarios mapuches. Este diputado
compartió en este período legislativo con Coñuepan, aunque mientras el primero representó al
Partido Demócrata Cristiano, el segundo hizo lo propio con el Partido Nacional.
Rodríguez Huenumán fue el único que no perteneció a una organización política mapuche, ni
existe constancia de haber sido apoyado por una de ellas en su campaña parlamentaria.
Representó a la Novena Agrupación Departamental de Rancagua, Cachapoal, Caupolicán y San
Vicente, que es una zona típica del Chile central. Si bien no se legisló mayormente respecto a
temas indígenas en el momento en que ejerció su cargo, en distintas ocasiones expresó su
intención de que se eliminaran las leyes especiales que regían en la materia.
El caso de Rodríguez Huenumán es, como ya afirmamos, una excepción que se enmarca
perfectamente en la forma en la cual se desenvolvieron los parlamentarios mapuches durante la
mayor parte del siglo pasado, postura influenciada, en mayor medida, por el contexto en el cual
actuaban. Los primeros, que compartieron la idea de permitirles a los indígenas la división de
las comunidades, vivieron en carne propia los efectos del proceso de radicación, criticándolo
desde las distintas posiciones reseñadas. Esto explica por qué, diputados integrantes de
coaliciones políticas contrarias, coincidieron en la idea que dominó en los primeros años: las
comunidades indígenas resultantes de un proceso mal ejecutado, eran perjudiciales para quienes
habitaban en ellas. Ese punto central, fue complementado desde distintas miradas ideológicas
por Manquilef, Melivilu y Huenchullán.
En ese mismo sentido, los parlamentarios que se desempeñaron como tales posteriormente,
especialmente aquellos que eran miembros de la Corporación Araucana, defendieron la
mantención de las leyes indígenas y sus restricciones, por diversas razones: En primer lugar,
creían que esto era una protección para que los mismos no perdieran sus tierras, puesto que
afirmaban que, una vez se derogaran estas normas, era muy difícil que no sucumbieran ante
situaciones de engaño que se les presentarían, y que significaría el traspaso de sus predios a
otras manos no indígenas. Todo lo anterior, sostuvieron, quedaba en evidencia en distintos casos
que se habían presentado luego de la entrada en vigencia de las leyes de división. Otra razón
esgrimida fue la función social y cultural que cumplían las comunidades indígenas en la
132
mantención de las tradiciones mapuches. Asimismo, protestaron que las cabidas de las
comunidades ya eran pequeñas, y facilitar la división de las comunidades y su enajenación,
contribuiría a la pérdida de su capacidad de sostenerse económicamente.
Rodríguez Huenumán, no escapa a esta lógica. En efecto fue representante de un lugar donde,
desde la dominación española, los indígenas se habían ido integrando culturalmente al Chile
central, siendo difícil distinguirlos – en cuanto a sus intereses - del campesinado en general,
sobre todo si consideramos que su llegada al Congreso se produjo en la segunda mitad del siglo
XX. En consecuencia, no parece extraño que, dado ese escenario, su pensamiento escapara al
cambio de concepción que existió sobre cómo configurar el derecho de propiedad, por parte de
quienes ejercieron el mismo cargo representando a una zona cuyos habitantes se vieron
afectados particularmente por las leyes indígenas que había dictado el Estado.
Finalmente, es posible afirmar que este cambio ideológico y político no fue absoluto, sino que
mostró matices, Los distintos sucesos históricos y la legislación del Estado en la materia,
modificaron los criterios existentes. Este fenómeno es identificable aún considerando las
alianzas realizadas por cada uno de estos parlamentarios en forma particular, como en su
conjunto.
Tanto Arturo y Jorge Alessandri como Carlos Ibáñez – adversarios políticos a nivel nacional –
fueron vistos en sus dos períodos presidenciales como figuras importantes para resolver el
problema que los aquejaba. Particularmente relevante es este último, quien no solo introdujo en
el aparato estatal a los altos mandos de la Corporación Araucana, sino que logró mantener su
lealtad en todas sus candidaturas presidenciales y en el gobierno.
Por otro lado, a nivel particular, cada diputado militó en partidos políticos de las más diversas
ideologías, desde el Partido Comunista, hasta el Partido Nacional. Pese a ello, no se alejaron de
la concepción del derecho de propiedad dominante en sus períodos. Manquilef, liberal
democrático; Melivilu, demócrata; y Huenchullán, democrático y demócrata, coetáneos del fin
del proceso de radicación, compartieron la idea central de dividir las comunidades.
Lo mismo ocurrió con quienes, después de haber entrado en vigencia las leyes de división,
entraron a la Cámara baja, siendo contrarios a la eliminación de la propiedad comunitaria:
133
Coñuepan, por la Alianza Popular Libertadora, y posteriormente, conservador, conservador
socialcristiano, conservador unido, y nacional; Romero, nacional cristiano, democrático del
pueblo, y de la Acción Renovadora de Chile; Cayupi, nacional cristiano, democrático de Chile
y de la Acción Renovadora de Chile; y Huenumán, comunista.
134
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https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/11132/1/C192
70202_86.pdf
142
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/11473/1/C192
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Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diario de sesiones, Senado, 29º Sesión Ordinaria,
26 de julio de 1927”.
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Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 102º
Sesión Ordinaria, 5 de febrero de 1929”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/12306/1/C192
90205_102.pdf
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 21º
Sesión Ordinaria, 15 de julio de 1929”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/15664/1/C192
90715_21.pdf
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 22º
Sesión Ordinaria, 16 de julio de 1929”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/12244/1/C192
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143
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 51º
Sesión Ordinaria, 2 de septiembre de 1931”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/11162/1/C193
10902_51.pdf
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 54º
Sesión Ordinaria, 7 de septiembre de 1931”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/11305/1/C193
10907_54.pdf
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 20º
Sesión Extraordinaria, 2 de noviembre de 1931”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/46231/1/C193
11102_20.pdf
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 35º
Sesión Extraordinaria, 12 de noviembre de 1931”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/46246/1/C193
11112_35.pdf
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 58º
Sesión Ordinaria, 11 de septiembre de 1934”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/14927/1/C193
40911_58.pdf
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 27º
Sesión Extraordinaria, 10 de diciembre de 1934”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/13959/1/C193
41210_27.pdf
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 38º
Sesión Extraordinaria, 7 de enero de 1935”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/13697/1/C193
50107_38.pdf
144
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 6º
Sesión Especial, 15 de marzo de 1935”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/20733/1/C193
50315_06.pdf
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 40º
Sesión Ordinaria, 10 de agosto de 1936”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/20595/1/C193
60810_40.pdf
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 49º
Sesión Ordinaria, 7 de septiembre de 1948”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/35456/1/C194
80907_49.pdf
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 25º
Sesión Extraordinaria, 5 de enero de 1949”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/17679/1/C194
90105_25.pdf
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 28º
Sesión Ordinaria, 3 de agosto de 1949”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/14245/1/C194
90803_28.pdf
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 46º
Sesión Ordinaria, 25 de agosto de 1953”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/14382/1/C195
30825_46.pdf
145
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 62º
Sesión Ordinaria, 15 de septiembre de 1953”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/16029/1/C195
30915_52.pdf
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 18º
Sesión Extraordinaria, 13 de noviembre de 1953”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/35719/1/C195
31113_18.pdf
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 25º
Sesión Ordinaria, 13 de julio de 1954”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/14278/1/C195
40713_25.pdf
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 26º
Sesión Ordinaria, 13 de julio de 1954”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/19546/1/C195
40713_26.pdf
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 45º
Sesión Extraordinaria, 23 de diciembre de 1954”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/16643/1/C195
41223_45.pdf
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 52º
Sesión Extraordinaria, 11 de enero de 1955”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/35822/1/C195
50111_52.pdf
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 74º
Sesión Ordinaria, 9 de septiembre de 1955”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/35826/1/C195
50909_74.pdf
146
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 9º
Sesión Extraordinaria, 9 de noviembre de 1955”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/35853/1/C195
51109_09.pdf
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 19º
Sesión Extraordinaria, 24 de noviembre de 1955”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/17462/1/C195
51124_19.pdf
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 25º
Sesión Extraordinaria, 9 de mayo de 1956”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/35918/1/C195
60509_25.pdf
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 30º
Sesión Extraordinaria, 6 de diciembre de 1956”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/13195/1/C195
61206_30.pdf
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 16º
Sesión Extraordinaria, 10 de noviembre de 1965”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/22564/1/C196
51110_6.pdf
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 90º
Sesión Extraordinaria, 19 de mayo de 1966”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/17750/1/C196
60519_90.pdf
147
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 16º
Sesión Ordinaria, 6 de julio de 1966”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/62680/1/C196
60706_16.pdf
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 22º
Sesión Extraordinaria, 19 de marzo de 1969”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/14125/1/C196
90319_22.pdf
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Diarios de sesiones, Cámara de Diputados, 27º
Sesión Ordinaria, 31 de julio de 1973”.
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/16546/1/C197
30731_27.pdf
148
ANEXO
“ Artículo 1º)- Un tribunal especial, con el carácter de arbitrador, formado por un Ministro de
la Corte de Apelaciones de Santiago, que la presidirá, del abogado consultor de la Comisión
Radicadora de Indígenas, del Presidente del Comité Ejecutivo de la Araucanía de Chile, y un
agrimensor de la Dirección General de Tierras y Colonización, procederá a la radicación de
los indígenas conforme a las leyes, y a la división de las comunidades cuando sus comuneros o
uno de ellos lo solicite.
Este Tribunal se someterá en sus actuaciones y resoluciones a las Reglas que se fijan en el
Reglamento respectivo.
El Tribunal resolverá por mayoría de los votos y en caso de dispersión o empate, prevalecerá
el del representante de la Raza.
Artículo 2)- Constituído este Tribunal, procederá administrativamente a restituir los terrenos
de indígenas usurpados, conforme a los títulos y planos existentes.
Así mismo procederá a reponer a los indígenas en sus posesiones de donde hayan sido lanzados,
conforme al Decreto Supremo de 10 de mayo de 1910.
Artículo 3)- Las sentencias que dicte este Tribunal serán apelables ante la respectiva Corte de
Apelaciones dentro del plazo de 30 días contados desde la notificación de la sentencia.
Se entenderá notificada la sentencia a todos los comuneros de una misma parte por el solo
hecho de darse a conocer su pronunciamiento por fijación de cartel durante 20 días en la
Oficina Regional de Colonización correspondiente.
149
Transcurrido 50 días contados desde el primero en que se fijó al cartel el secretario certificará
sobre este hecho en el expediente respectivo y desde ese momento la sentencia quedará firme.
Artículo 4)- Los derechos de los comuneros se determinarán con arreglo a las leyes comunes,
sin tomar en consideración la calidad de Cacique y entendiéndose que la concesión se ha hecho,
a)- A los que figuren en el título de merced como casados, al marido y mujer, por sí y por sus
respectivos hijos;
b)- A los que figuren como viudos, al padre o madre, también por sí y por sus respectivos hijos,
y
c)- A los demás, individualmente.
Artículo 6)- La parte o cuota de los comuneros que fallezcan antes de la división de la
comunidad, sin dejar sucesión, acrecerá a ella.
Artículo 7)- Para los efectos de esta ley valdrá la posesión notoria, aunque tal estado derive de
la poligamia.
Los indígenas no necesitan del requisito del tiempo exigido en el artículo 313 del Código Civil
para acreditar la posesión notoria de su estado civil.
Artículo 8)- Si al practicarse la división correspondiera algún jefe de familia casado o viudo,
derechos inferiores a veinte hectáreas de terreno de cordillera por persona matriculada, podrán
estos optar por su radicación como colonos en terrenos fiscales, en cuyo caso, además de la
parte que le correspondiere en la comunidad, podrán aumentar su cabida conforme al artículo
noveno.
Artículo 9)- Los indígenas que opten por su radicación como colonos, de acuerdo con el artículo
precedente, tendrán derecho a sesenta hectáreas por si y veinte hectáreas más por cada hijo en
terrenos planos o de lomaje, y hasta ochenta hectáreas por sí y treinta más por cada hijo en
terrenos de cordillera.
150
Las hijuelas concedidas de acuerdo con el inciso precedente quedarán sometidas a la
legislacion de indígenas vigente.
Artículo 11)- Al practicar la partición de las comunidades, el Tribunal podrá hacer las
compensaciones que crea justas de acuerdo con los comuneros.
Artículo 13)- Los títulos de merced otorgados a un solo jefe de familia o individuo, se
inscribirán en la forma establecida en el artículo anterior.
Artículo 14)- Las particiones practicadas por la Comisión Radicadora de Indígenas con
anterioridad a la vigencia de esta ley, serán revisadas por el Tribunal y si éste las encontrare
equitativas, ordenará su inscripcion en la forma indicada en el artículo 12.
Artículo 15)- A los comuneros que no concurran a las actuaciones de la partición se les
adjudicará también las hijuelas que le correspondan.
151
Artículo 17)- Esta ley regirá en las provincias de Bio-Bio, Arauco, Malleco, Cautín, Valdivia,
Llanquihue, Chiloé y Territorio de Magallanes, sesenta días después de la publicación en el
Diario Oficial.
Artículo 18)- Para el cumplimiento de esta ley, créanse dos plantas de Agrimensores Primeros
y tres Agrimensores segundos, dependientes de la Dirección General de Tierras, colonización
e Inmigración, con una remuneración igual a las fijadas actualmente en esos cargos.
Artículo 19)- Autorícese al Presidente de la República para invertir hasta la suma de quinientos
mil pesos ($500.000) en los gastos iniciales que exija el cumplimiento de esta ley, con cargo al
Erario Nacional como gastos fijos.
Artículo 20)- Dentro del plazo de sesenta días deberá dictarse por el Presidente de la República
el Reglamento respectivo.
Artículo 21)- Se considerarán vigentes todas las leyes especiales dictadas en favor de la
Araucanía en todo aquello que no fuera contrarias a la presenta ley.”.
152