Juicio Ejecutivo
Juicio Ejecutivo
Juicio Ejecutivo
El juicio ejecutivo se encuentra reglamentado en los Títulos I y II del Libro Tercero del Código de
Procedimiento Civil. Asimismo, resultan aplicables a su respecto, las normas comunes a todo
procedimiento del Libro I del Código y, en forma supletoria, las disposiciones del juicio ordinario,
en conformidad al artículo 3° del Código. A este respecto, Eduardo J. Couture señala que el juicio
ejecutivo es aquél que, promovido mediante título que trae aparejada ejecución, tiene por objeto
la realización de bienes suficientes como satisfacer el interés de un acreedor de suma de dinero
líquida y exigible.
Tabla de Contenido
Por otra parte, los fundamentos del juicio ejecutivo, consisten en obtener, por parte del acreedor,
el cumplimiento forzado de una obligación que no ha cumplido voluntariamente el deudor. Por
eso, el juicio se sigue entre acreedor y deudor, uno como demandante y otro como demandado,
que toman el nombre de ejecutante y ejecutado. El juicio, es lo contrapuesto al juicio declarativo,
pues en éste se persigue la declaración de un derecho controvertido y en el juicio ejecutivo se
persigue la ejecución de un derecho preestablecido.
En lo referente a las características del juicio ejecutivo, suelen citarse, entre otras, a las siguientes:
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Clasificación del juicio ejecutivo
La acción ejecutiva es aquella facultad radicada en el patrimonio del acredor, que tiene por objeto
obtener, por vía de apremio, el cumplimiento de una obligación convenida o declarada
fehacientemente que el deudor no cumplió en su oportunidad.
Para intentar una acción ejecutiva, es decir, para que pueda exigirse ejecutivamente el
cumplimiento de una obligación, es necesario que concurran los siguientes requisitos:
El profesor Juan Colombo Campbell, después de referirse a las distintas acepciones de la palabra
título, señala "Nos quedamos con la concepción del título como el instrumento que acredita
nuestro derecho". Y agrega: "Este, título reviste el carácter de fundante del juicio ejecutivo y
probatorio de la pretensión deducida en él y autoriza para acceder derechamente al empleo del
procedimiento ejecutivo".
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Por último, sostiene: "debe tenerse en consideración que el título ejecutivo genera una presunción
de veracidad del derecho, por parte de quien lo invoca, frente a lo cual cambian los principios
informadores que rigen el procedimiento común".
"Dícese de aquél emanado del deudor o su representante, que, por tener consignada una
obligación de pagar cantidad de dinero líquida y exigible, permite al acreedor en virtud de texto
expreso de ley, promover el proceso ejecutivo".
"Calidad o condición que la ley atribuye a determinados créditos, que permite al acreedor ejercer
su derecho en vía ejecutiva, aún careciendo de documento emanado del deudor que justifique la
obligación".
Esa declaración solemne a que nos hemos referido, puede tener su origen en:
En todo caso, cualquiera que sea el origen del título ejecutivo, la manifestación de voluntad debe
ser expresada en forma solemne, y las solemnidades consisten en que:
Asimismo, cabe tener presente que quien crea los títulos ejecutivos es la ley, pues sólo ella puede
atribuir mérito ejecutivo a determinados títulos, lo que no se contradice con los orígenes del
título, pues si un contrato tiene mérito ejecutivo, es por cuanto la ley lo permite.
En consecuencia, no hay más títulos ejecutivos que aquellos que señala la ley.
Título ejecutivo perfecto o completo es aquel que permite iniciar un juicio ejecutivo para
exigir el cumplimiento de una obligación desde el instante en que es otorgado. Ejemplos:
sentencias, copias de escrituras públicas.
Titulo ejecutivo imperfecto o incompleto es aquel en que, para poder iniciar la ejecución,
es preciso cumplir con ciertas gestiones previas llamadas gestiones preparatorias de la vía
ejecutiva. Ejemplos: reconocimiento de firma puesta en instrumento privado.
El profesor Colombo, en la obra citada, señala que el Título Ejecutivo Perfecto "es aquel que es
suficiente para que el tribunal acceda provisoriamente a la demanda ejecutiva, abriendo proceso
con su mérito y despachando mandamiento de ejecución y embargo contra el ejecutado"; y Título
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Ejecutivo Imperfecto "es aquel que para lograr eficacia como título ejecutivo requiere de una
gestión preparatoria de la vía ejecutiva".
Las gestiones preparatorias de la vía ejecutiva, por su parte, son ciertos procedimientos judiciales
previos que puede iniciar el acreedor en contra del deudor, destinados a perfeccionar o completar
el título con el cual pretende iniciar una ejecución.
Las gestiones preparatorias de la vía ejecutiva son las siguientes: reconocimiento de firma puesta
en instrumento privado; notificación judicial de protesto de letra, pagaré o cheque; confesión
judicial o confesión de deuda; confrontación de títulos y cupones; avaluación; validación de
sentencias extranjeras; y notificación del título ejecutivo a los herederos del deudor.
Los títulos ejecutivos se encuentran señalados, en general, en el artículo 434 del Código de
Procedimiento Civil y al estudiar a cada uno de ellos, señalaremos si es perfecto o imperfecto.
Sentencia firme, bien sea definitiva o interlocutoria (art. 434 N° 1 CPC). La sentencia, es el título
ejecutivo por excelencia, pues declara el derecho en forma indiscutible y es, por cierto, un título
perfecto o completo.
Sentencia definitiva es aquella que pone fin a la instancia resolviendo la cuestión o asunto
que ha sido objeto del juicio (158 CPC).
Las Sentencias interlocutorias son aquellas que fallan un incidente estableciendo derechos
permanentes a favor de las partes o resuelven sobre algún trámite que debe servir de
base en el pronunciamiento de una sentencia definitiva o interlocutoria (art. 158 CPC).
En ambos casos, debe tratarse de sentencia firme, recordándose que una sentencia se entiende
firme o ejecutoriada:
Desde que se haya notificado a las partes, si no procede recurso alguno en contra de ella;
o
Desde que se notifique el decreto que la manda cumplir, una vez que terminen los
recursos deducidos; o
Desde que transcurran todos los plazos que la ley concede para la interposición de esos
recursos, sin que se hayan hecho valer por las partes, caso en el que, tratándose de
sentencias definitivas, certificará el hecho el secretario del tribunal a continuación del
fallo, el cual se considerará firme desde este momento, sin más trámites (art. 174 CPC).
Las resoluciones judiciales son actos jurídicos procesales que emanan de los agentes de la
jurisdicción; y mediante el cual dan curso al procedimiento, resuelven los incidentes que se
promueven durante el curso de él o deciden la causa o asunto sometido a su conocimiento.
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Copia de escritura pública
Copia autorizada de escritura pública (art. 434 N° 2 CPC). Escritura pública es el instrumento
público o auténtico otorgado con las solemnidades legales, por el competente notario, e
incorporado en su protocolo o registro público (art. 403 COT).
Las copias, son las transcripciones autorizadas por el notario o el archivero, en su caso y
constituyen un título ejecutivo completo o perfecto.
Desde el punto de vista del mérito ejecutivo, la escritura pública extendida en el protocolo o
registro público, carece de él, pues, por una parte, la ley jamás se lo ha dado y, por la otra, porque
materialmente es imposible acompañarla al juicio.
Acta de avenimiento
Acta de avenimiento pasada ante el tribunal competente y autorizada por un ministro de fe o por
dos testigos de actuación (art. 434 N° 3 CPC). El acta de avenimiento es el acuerdo producido entre
las partes litigantes para poner término al juicio y aceptado por el juez. Es un título completo o
perfecto.
Cabe advertir que, tratándose de actas de avenimiento, la ley no condicionó el mérito ejecutivo
del título al documento original y, por ese motivo, también lo tienen las copias autorizadas de
dichas actas.
Instrumento privado, reconocido judicialmente o mandado tener por reconocido (art. 434 N° 4
CPC). Instrumento privado es aquel que deja constancia de un hecho sin que se haya observado
solemnidad alguna en su otorgamiento.
Por regla general, estos instrumentos carecen de mérito ejecutivo y excepcionalmente, lo tienen
cuando han sido reconocidos por su otorgante o mandados tener por reconocidos.
Para obtener uno de esos reconocimientos, es preciso cumplir con una gestión preparatoria de la
vía ejecutiva, que se verá más adelante, con el fin de preparar la ejecución. Por ende, son títulos
imperfectos o incompletos.
Por otra parte, hay ciertos instrumentos privados a los que, pese a carecer de la necesaria
autenticidad, la ley les confiere mérito ejecutivo. Ellos son:
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a) Letras de cambio o pagarés, en que el aceptante o el suscriptor, respectivamente, no hayan
objetado como falsa su firma al tiempo de protestarse el documento por falta de pago, siempre
que el protesto haya sido personal. Es, por ende, un título perfecto.
"El protesto personal —han sostenido los Tribunales— constituye una presunción de
reconocimiento de firma que se deduce del hecho de no alegarse su falsedad al ser requerido de
pago, reconocimiento a que es permitido tal valor, ya que en el acto interviene un ministro de fe
que certifica que no se alegó tacha de falsedad, única excepción que se permite al aceptante para
excusar el pago de la deuda".
Se requiere, entonces, la notificación judicial del protesto lo que se obtiene a través de una gestión
preparatoria de la vía ejecutiva y, por lo tanto, son títulos imperfectos o incompletos;
Debemos advertir que, de acuerdo al artículo 110 de la Ley N° 18.092, sobre Letras de Cambio y
Pagarés, cualquier persona que tache de falsa su firma, en el acto del protesto o en la gestión
preparatoria, y resultare, en definitiva, qué su firma es auténtica, es sancionada con las penas del
delito de estafa del artículo 467 del Código Penal, salvo que acredite justa causa de error o que el
título en el cual se estampó la firma, es falso.
Ahora bien, si se tacha de falsa la firma, ella se tramita como incidente, debiendo, el demandante,
probar con todos los medios de prueba, la autenticidad de ella, incluyendo la confesión.
Así, en una sentencia, la Corte Suprema consignó: "Que, en consecuencia, al tachar el demandado
de falsa la firma puesta en los aludidos documentos, (letras de cambio) tal situación quedó regida
por el artículo 111 de la Ley N° 18.092 que en este caso dispone que "la tacha se tramitará como
incidente y corresponderá al demandante acreditar que la firma es auténtica", para lo cual, como
es lógico, el actor podrá usar de todos los medios de prueba legal, dentro de los cuales está la
confesión judicial y no está impedido de usar dicho medio para demostrar el hecho de que se
trata, pues ni remotamente la ley equipara la indicada tacha a una confesión prestada en juicio,
sino un medio para impedir que se configure un título ejecutivo, a menos que, como se dijo, el
demandante pruebe la autenticidad de la firma respectiva"; y
c) Letras de cambio, pagarés o cheques, respecto del obligado cuya firma aparezca autorizada por
un notario o por el oficial del Registro Civil en las comunas donde no tenga su asiento un notario.
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vocablo autorizar no supone necesariamente la presencia de aquel cuya rúbrica se autentifica y,
por consiguiente, la correcta interpretación del inciso 2° del artículo 434 no puede llevar a exigir la
comparecencia ante el notario, del obligado que firma un pagaré, bastando al efecto la sola
actuación de ese ministro de fe". (Corte Suprema, 4.8.80 Rev. Fallos del Mes N° 261, pág. 238).
Carece en efecto de importancia la alegación del demandado y no le resta mérito ejecutivo al
título, como se pretende".
Confesión judicial
Confesión judicial (art. 434 N° 5 CPC). Confesar, es reconocer un hecho y la confesión debe
prestarse ante el juez. La manera de obtener la confesión es por medio de una gestión
preparatoria, por lo que se trata de un título imperfecto.
"Existen personas naturales y jurídicas, entre estas últimas con mayor frecuencia, que están
facultadas por la ley para emitir ciertos títulos de crédito como manera de atraerse capitales, los
cuales devengan intereses. La materialidad de estos títulos está formada por el documento que se
desglosa del libro talonario en que se contabiliza la emisión y los cupones que representan los
intereses".
Y se añade: "Según lo consigna Carlos H. Salazar C. en su memoria de prueba, el Art. 434 N° 6 del
CPC, fue copiado textualmente del Código de Procedimiento Civil español. El tratadista Manresa
de esta última nacionalidad y comentador del Código, refiriéndose a estos títulos, expresa "que los
bancos de emisión, los de crédito y otras sociedades mercantiles y civiles están autorizadas para
emitir, con ciertas formalidades y garantías, obligaciones, cédulas o billetes al portador o
nominativos, amortizables por sorteo o a plazo fijo, y con un interés determinado pagadero por
trimestres, semestres o anualidades, que se consignan en los cupones adheridos a las láminas o
títulos de los que se cortan y separan para el cobro de los intereses a sus respectivos
vencimientos".
"Como, en la autorización prestada por la ley, para que estas instituciones emisoras puedan crear
estos títulos, va implícito el reconocimiento público de la autenticidad de ellos, no se fijó otro
resguardo de su garantía ejecutiva, que aquella diligencia de confrontación que se señala en el
artículo en comentario; confrontación que es por partida doble según se trate de un título (con el
libro talonario) o de un cupón (con el título y éste, en todo caso, con el libro talonario)".
"Expresamente, desestimó la ley la alegación que pueda deducir el director o persona responsable
que represente al deudor, en el sentido de tachar de falso algunos de estos títulos, sin perjuicio
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que pueda excepcionarse por esta vía y en la oportunidad que le está reservada durante la secuela
del juicio".
Por último, en la obra a que nos referimos se dice que del "trámite de la confrontación deberá
levantarse el acta correspondiente, de la que en definitiva, se obtendrá la constancia del
perfeccionamiento ulterior del título".
Ahora bien, si las obligaciones que representan esos títulos no son pagadas, el tenedor puede
exigir ejecutivamente el cumplimiento de las mismas, lo que también puede hacerse con los
cupones vencidos de esos títulos, que son aquellos documentos que permiten exigir el pago de los
intereses de ellos.
Como tanto los títulos como los cupones deben confrontarse, se requiere de una gestión
preparatoria y, por lo tanto, son títulos imperfectos.
Cualquiera otro título a que las leyes den fuerza ejecutiva (art. 434 N° 7 CPC). De este número, se
concluye que la enumeración que efectúa el artículo 434 no es taxativa, pues hay leyes especiales
que otorgan mérito ejecutivo a determinados títulos. Ejemplos: Listado de Deudores de
Contribuciones (artículo 169 del Código Tributario); certificado del secretario municipal respecto
de patentes, derechos y tasas municipales (artículo 47 Ley Rentas Municipales), etc.
Si existiera alguna de esas modalidades, una vez cumplidas ellas, la obligación puede ejecutarse. La
exigibilidad, asimismo, debe ser actual, pues la obligación y su exigibilidad deben existir en el
momento en que se inicia la ejecución.
Que la obligación sea líquida, tratándose de obligación de dar; que sea determinada, en el caso de
obligación de hacer; o que sea susceptible de convertirse en la obligación de destruir la cosa
hecha, tratándose de obligación de no hacer. Es el tercer requisito de la acción ejecutiva y difiere
según el tipo de obligación de que se trate.
Obligación líquida
Tratándose de los juicios ejecutivos de obligación de dar, la obligación debe ser líquida. Una
obligación es líquida cuando su objeto se halla perfectamente determinado, sea en su especie o en
su género y cantidad y por eso, es que la ejecución puede recaer:
Sobre la especie o cuerpo cierto que se deba y que exista en poder del deudor;
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Sobre el valor de la especie debida y que no exista en poder del deudor, haciéndose su
avaluación por un perito; y
Sobre una cantidad líquida de dinero o de un género determinado, avaluándose por
peritos (art. 438 CPC).
También se entiende por cantidad líquida la que pueda liquidarse mediante simples operaciones
aritméticas, solo con los datos que el mismo título ejecutivo suministre.
En una sentencia, un Tribunal de Alzada, rechazando la excepción del N° 7 del artículo 464 del
Código, invocada por el ejecutado en cuanto a la iliquidez de la obligación, señaló "Que deberá
rechazarse igualmente, la excepción de falta de requisitos para que el título tenga fuerza ejecutiva,
por cuanto la obligación que él contiene en cuanto al interés pactado es perfectamente líquida, ya
que puede determinarse con sólo los datos que consigna, la tasa base Unidad de Fomento Banco
de Chile de 90 días, que establece diariamente, y que los demandados en el documento en que se
obligan, declaran conocer y aceptar".
El acreedor debe expresar, en la demanda ejecutiva, la especie o la cantidad líquida por la cual
pide el mandamiento de ejecución.
Si del título aparece una obligación en parte líquida y en parte ilíquida, puede precederse
ejecutivamente por la primera y el resto reclamarse por la vía ordinaria (art. 439 CPC).
Obligación determinada
En el caso de los juicios ejecutivos de obligación de hacer, la obligación debe ser determinada, y lo
es cuando su objeto, es decir, lo que debe hacerse por el deudor, es perfectamente conocido y no
da margen a equívocos.
Obligación convertible
Por último, tratándose de juicios ejecutivos de obligación de no hacer, la obligación debe ser
convertible, es decir, cuando existe la posibilidad de convertirse en la obligación de destruir la
obra hecha.
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Que la acción ejecutiva no este prescrita. Es el cuarto requisito de la acción ejecutiva y a él se
refiere el artículo 442 del Código.
La falta de ejercicio de una acción judicial, por el solo transcurso del tiempo, contado desde que la
obligación se hizo exigible, extingue esa acción por medio de la prescripción. El tiempo en que
prescriben las acciones ejecutivas es de tres años (artículos 2514 del Código Civil y 442 del Código
de Procedimiento Civil).
No obstante lo anterior, existen normas especiales que determinan plazos diversos. Así, el artículo
34 de la Ley sobre Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques, señala que la acción ejecutiva contra
los obligados al pago de un cheque protestado prescribe en un año, contado desde la fecha del
protesto.
La jurisprudencia ha dicho que "la facultad de denegar la ejecución por estar prescrita la acción
ejecutiva, solo cabe al juez hacerla valer de oficio, antes de despachar el mandamiento respectivo,
pues, despachado éste, no puede el juez volver atrás y dejar sin efecto dicho mandamiento".
Por otra parte, el examen del título que debe efectuar el juez, para los efectos del referido artículo
442, resulta procedente en el momento en que el título sea perfecto.
Sobre él particular, los tribunales han resuelto "que la diligencia de confesión de deuda y
reconocimiento de firma en una letra de cambio, sólo tiene por objeto preparar la vía ejecutiva de
acuerdo a la norma invocada del artículo 435 del Código de Procedimiento Civil" y, "en
consecuencia, en esta gestión no corresponde que el juez de la causa practique el examen del
título -aún no perfeccionado- para los efectos de lo preceptuado en el artículo 442 del Código
citado y artículo 98 de la Ley N° 18.092". (Corte de Apelaciones de Santiago, sentencia de 19 de
mayo de 1995, Apelación N° 189-95).
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