Mente, Carácter y Personalidad 2: Ellen G. White

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 12

Mente, carácter y

personalidad 2

Ellen G. White

Copyright © 2012
Ellen G. White Estate, Inc.
Capítulo 41—El régimen alimenticio y la mente

El cerebro debe estar sano


El cerebro es el órgano y el instrumento de la mente, y controla
todo el cuerpo. Para que las demás partes del organismo estén sanas,
el cerebro tiene que estar sano. Y para que el cerebro esté sano, la
sangre debe ser pura. Si la sangre se mantiene pura mediante hábitos
correctos relativos a la comida y la bebida, el cerebro recibirá una
adecuada nutrición.—SpT Serie B, 15, 18, 13 de abril de 1900;
Counsels on Health, 586, 587.

El cerebro provisto de vida y fortaleza


El organismo humano es una maquinaria maravillosa, pero se
puede abusar de ella [...]. La transformación del alimento en sangre
buena es un extraordinario proceso, y todo ser humano debe estar
informado respecto de este asunto [...].
Cada órgano del cuerpo conserva parte de los nutrientes para
mantener sus diferentes partes en acción. Al cerebro se le debe
[32] proporcionar su parte, a los huesos su porción. El gran Maestro
constructor está trabajando en cada momento, para suplir lo necesa-
rio a cada músculo y tejido, desde el cerebro hasta la punta de los
dedos de las manos y los pies, a fin de dar vida y fortaleza.—Carta
17, 1895.

Resultados de ignorar las leyes de la naturaleza


Dios ha concedido gran luz a este pueblo, aunque no estamos fue-
ra del alcance de la tentación [...]. Un discapacitado—aparentemente
muy concienzudo, pero fanático y lleno de suficiencia propia—
confiesa libremente su desprecio por las leyes de la vida y la salud
que, como pueblo, la misericordia divina nos ha guiado a aceptar.
Sus alimentos deben ser preparados de una manera que satisfaga
sus anhelos malsanos. Más bien que sentarse a una mesa donde se

56
El régimen alimentario y la mente 57

provea alimento sano, recorre los restaurantes donde pueda satisfa-


cer su apetito sin restricción. Locuaz defensor de la temperancia,
desprecia sus principios funtamentales. Quiere alivio, pero se niega
a obtenerlo al precio de la abnegación.
Este hombre está adorando ante el altar del apetito pervertido. Es
un idólatra. Las facultades que, santificadas y ennoblecidas, podrían
ser empleadas para honrar a Dios, son debilitadas y hechas de poca
utilidad. Un genio irritable, una mente confusa y nervios desquicia-
dos, se cuentan entre los resultados de ese desprecio por las leyes
naturales. Este hombre no es digno de confianza ni eficiente.—Joyas
de los Testimonios 2:55, 56 (1882).

Íntima relación entre lo que comemos y la mente


En relación con la declaración de Pedro de que debemos añadir
“al dominio propio paciencia” (2 Pedro 1:6), me referí (en un dis-
curso) a la bendición de la reforma pro salud, y a las ventajas que se
logran mediante el uso de la apropiada combinación de alimentos
sencillos y nutritivos. Me referí a la íntima relación que existe entre
el comer y el beber, y la condición de la mente y el carácter. No nos
podemos dar el lujo de desarrollar un mal carácter como consecuen-
cia de malos hábitos de vida.—The Review and Herald, 12 de julio
de 1906.

La complacencia del apetito es la mayor causa de debilidad


mental
La complacencia del apetito es la causa más importante de la
debilidad física y mental y el cimiento de la flaqueza que se nota por
doquiera.—Joyas de los Testimonios 1:417 (1875). [33]

Mente confundida por un régimen alimentario inadecuado


No debemos preparar para el sábado una mayor cantidad o va-
riedad de alimentos que para los demás días. En lugar de ello, las
comidas deberían ser más sencillas, y se debería comer menos, para
que la mente esté clara y vigorosa a fin de comprender las cosas
espirituales. El exceso de comida nubla la mente. Se pueden oír las
58 Mente, Carácter y Personalidad 2

más preciosas palabras sin apreciarlas, porque la mente está confun-


dida por un régimen alimentario inadecuado. Al comer en exceso
durante el sábado, muchos han hecho más de lo que piensan para
deshonrar a Dios.—Testimonies for the Church 6:357 (1900).

Satanás domina la mente por medio del apetito


Por medio del apetito, Satanás gobierna la mente y el ser en-
tero. Millares que podrían haber vivido, han ido a la tumba como
náufragos físicos, mentales y morales, porque sacrificaron todas
sus facultades en la complacencia del apetito.—Consejos sobre el
Régimen Alimenticio, 198 (1890).

Los órganos de la digestión afectan a la felicidad


Los órganos digestivos tienen una parte importante que reali-
zar en nuestra felicidad en la vida. Dios nos ha dado inteligencia,
para que aprendamos lo que debemos usar como alimentos. ¿No
estudiaremos, como hombres y mujeres sensatos, si las cosas que
comemos combinarán, o si producirán dificultad? Las personas que
tienen acidez estomacal tienen a menudo un temperamento agrio.
Parece que todas las cosas están en contra de ellas, y están incli-
nadas a ser malhumoradas e irritables. Si queremos tener paz entre
nosotros, debemos dar mayor consideración al pensamiento de tener
un estómago sano.—Consejos sobre el Régimen Alimenticio, 133
(1908).

El vigor de la mente depende del cuerpo (consejo a escritores y


pastores)
Obedezcan los principios de la reforma pro salud y eduquen a
otros para que hagan lo mismo. La salud de la mente depende en
gran medida de la salud del cuerpo, y la salud del cuerpo depende de
la forma como se trata la maquinaria viviente. Coman únicamente
aquellos alimentos que favorezcan que el estómago se conserve en
las mejores condiciones posibles.
Necesitan aprender más cabalmente la filosofía relativa al cui-
dado apropiado de ustedes mismos con respecto al asunto de la
[34] alimentación. Organicen su trabajo de manera que puedan disponer
El régimen alimentario y la mente 59

de horas fijas para comer. Deben ejercer cuidado especial en relación


con este asunto. Recuerden que para vivir la verdad tal como es en
Jesús, se requiere mucha disciplina propia.—Carta 297, 1904.

Horarios irregulares, descuido y falta de atención a las leyes de


la salud
Con frecuencia, la mente no se cansa ni se quebranta como con-
secuencia del trabajo diligente y del estudio empeñoso, sino como
resultado de ingerir alimentos inapropiados a horas inadecuadas,
y del descuido y la falta de atención a las leyes de la salud [. ].
La irregularidad en las horas de comer y dormir drena el vigor del
cerebro. El apóstol Pablo declara que quien quiera lograr el éxito en
alcanzar una elevada norma de piedad, debe ser temperante en todas
las cosas. La comida, la bebida y la vestimenta, todas ellas tienen
una relación directa con nuestro progreso espiritual.—The Youth’s
Instructor, 31 de mayo de 1894.

El exceso de comida debilita la mente


Ha de evitarse el exceso de comida, aunque sea de la más salu-
dable. El cuerpo no puede usar más de lo que se requiere para la
reparación de sus diversos órganos, y el exceso entorpece al orga-
nismo. Más de un estudiante cree haber arruinado su salud por el
exceso de estudio, cuando la verdadera causa es el exceso de ali-
mento. Mientras se presta la debida atención a las leyes de la salud,
el trabajo mental ofrece poco peligro, pero en muchos casos del así
llamado fracaso mental, lo que cansa el cuerpo y debilita la mente es
el hábito de sobrecargar el estómago.—La Educación, 205 (1903).

La complacencia del apetito embota los más nobles


sentimientos de la mente
La complacencia del apetito al comer demasiado es glotonería. La
gran variedad de alimentos que a menudo se ingieren en una sola
comida es suficiente para producir un estómago y un temperamento
desordenados. Por eso Dios requiere de cada ser humano que coopere
con él, para que nadie traspase su propio límite al comer en exceso o
al participar de alimentos inapropiados. Esta complacencia fortalece
60 Mente, Carácter y Personalidad 2

las inclinaciones animales y embota los más nobles sentimientos


de la mente. Todo el ser se degrada, y el instrumento humano se
convierte en un esclavo del apetito al mimar y complacer sus propias
pasiones degradantes y sensuales.—Manuscrito 113, 1898.[35]

El exceso de comida produce olvido y pérdida de la memoria


(consejo a un amante de la comida)
Usted es un glotón cuando se sienta a la mesa. Esta es la gran
causa de sus olvidos y falta de memoria. Dice cosas (yo sé que las
ha dicho) que luego cambia completamente, afirmando que ha
dicho algo diferente de lo que ha dicho. Yo me enteré de esto, pero
lo pasé por alto al considerar que era glotonería resultado de la
sobrealimentación. No valía la pena hablar de ello. No curaría el
mal.—Consejos sobre el Régimen Alimenticio, 164 (1895).

El exceso de comida embota las emociones *


La intemperancia en el comer, aunque se trate de alimentos de
buena calidad, tendrá una influencia agotadora sobre el organismo
y embotará las emociones más sensibles y santas. La temperancia
estricta en el comer y beber es altamente esencial para la sana con-
servación y el ejercicio vigoroso de todas las funciones del cuerpo.
Los hábitos estrictamente temperantes, combinados con el ejer-
cicio de los músculos tanto como de la mente, conservarán el vigor
mental y físico y darán fuerza y resistencia a los que se dedican
al ministerio, a los redactores y a todos los demás cuyos hábitos
sean sedentarios. Como pueblo, a pesar de que profesamos practicar
la reforma pro salud, comemos demasiado. La complacencia del
apetito es la causa más importante de la debilidad física y mental y
es el cimiento de la flaqueza que se nota por doquiera.—Joyas de
los Testimonios 1:417 (1875).

Restrinja la diversidad de alimentos


Debemos cuidar los órganos de la digestión, y no forzarlos con
una gran variedad de alimentos. El que se llena de muchas clases
*
Véase “El comer en exceso”, en Consejos sobre el régimen alimenticio, pp. 155-168.
El régimen alimentario y la mente 61

de alimentos en una misma comida está haciéndose daño. Es más


prudente que comamos lo que nos sienta bien que probar cada uno de
los platos colocados delante de nosotros. No existe ninguna puerta en
nuestro estómago a través de la cual podamos mirar su interior para
ver lo que pasa; de manera que debemos usar nuestra mente, y
razonar de causa a efecto. Si usted se siente nervioso, y todo parece
andar mal, tal vez se deba a que está sufriendo las consecuencias de
comer una gran variedad de alimentos.—Consejos sobre el Régimen
Alimenticio, 132, 133 (1908). [36]

El plan de Dios para nosotros


Dios desea que nosotros, mediante una estricta temperancia,
mantengamos la mente clara y alerta para que podamos distinguir
entre lo sagrado y lo común. Debemos luchar para comprender la
maravillosa ciencia de la incomparable compasión y benevolencia
de Dios. Los que comen demasiado y los que ingieren alimentos no
saludables se crean problemas y se descalifican a sí mismos para
el servicio de Dios. Es peligroso comer carne, porque los animales
padecen muchas enfermedades mortales. Los que insisten en comer
carne de animales, sacrifican la espiritualidad a causa de un apetito
pervertido. Sus cuerpos se llenan de enfermedad.—Manuscrito 66,
1901.

La actividad intelectual se dificulta como consecuencia de un


consumo abundante de carne
Las facultades intelectuales, morales y físicas quedan perjudica-
das por el consumo habitual de carne. El comer carne trastorna el
organismo, anubla el intelecto y embota las sensibilidades morales.—
Joyas de los Testimonios 1:195 (1900).

Lo que comemos puede disminuir la capacidad intelectual


Estamos compuestos por lo que comemos, y si comemos mu-
cha carne nuestra actividad intelectual disminuirá. Los estudiantes
lograrían mucho más en sus estudios si nunca ingirieran carne. Cuan-
do la parte animal del ser humano se fortalece al comer carne, las
facultades intelectuales disminuyen proporcionalmente.
62 Mente, Carácter y Personalidad 2

Se lograría una vida religiosa más exitosa, y se la conservaría,


si se eliminara la carne, porque ese régimen sirve de estímulo para
actividades intensas, inclinaciones sensuales, y debilita la naturaleza
moral y espiritual. “La carne [...] [lucha] contra el Espíritu, y el [...]
Espíritu [...] contra la carne”.Gálatas 5:17.
Necesitamos muchísimo animar y cultivar pensamientos puros y
castos, y fortalecer las facultades morales en lugar de fortalecer las
tendencias carnales. ¡Que Dios nos ayude a despertar de nuestros
apetitos y nuestra complacencia propia!—Carta 72, 1896;Medical
Ministry, 277, 278.

El consumo de carne y el estado de ánimo


Por lo general, el Señor no proveyó para su pueblo alimentos a
base de carne en el desierto, porque sabía que el uso de ese régimen
[37] crearía enfermedad e insubordinación. A fin de modificar la disposi-
ción, y con el propósito de poner en ejercicio activo las facultades
más elevadas de la mente, quitó de ellos la carne de los animales
muertos.—Consejos sobre el Régimen Alimenticio, 448 (1898).

Consecuencias del consumo de carne de cerdo


El consumo de carne de cerdo no daña únicamente la salud física.
La mente es afectada y la delicada sensibilidad queda embotada
por el uso de este tosco alimento.—Consejos sobre el Régimen
Alimenticio, 470 (1865).

Quien come imprudentemente se descalifica para ser consejero


El azúcar no es buena para el estómago. Produce fermentación
y esto obnubila el cerebro y causa irritabilidad en la disposición de
ánimo. Y está probado que dos comidas son mejor que tres para la
salud del organismo.*
Qué lástima que a menudo, cuando debe ejercerse la mayor
abnegación, el estómago está lleno de una masa de alimento malsano,
que permanece allí para descomponerse. La aflicción del estómago
*
Véase “Número de comidas” en Consejos sobre el régimen alimentario, pp. 205-

212.
El régimen alimentario y la mente 63

afecta el cerebro. El que come imprudentemente no se da cuenta de


que se está descalificando para dar un consejo sabio, a fin de trazar
planes para el mayor progreso de la obra de Dios. Pero así es. No
puede discernir las cosas espirituales, y en las reuniones de la junta,
cuando debe decir “sí” y “amén”, dice “no”. Hace propuestas que no
vienen al caso. El alimento que ingirió ha sumido en la penumbra sus
facultades mentales.
La complacencia propia descalifica al instrumento humano para
dar testimonio en favor de la verdad. La gratitud que ofrecemos a
Dios por sus bendiciones queda grandemente afectada por el ali-
mento que ponemos en el estómago. La complacencia del apetito
es causa de disensión, contienda, discordia y muchos otros males.
Se pronuncian palabras llenas de impaciencia y se llevan a cabo
hechos poco amables; se aplican métodos deshonestos y se mani-
fiesta la pasión. Y todo ello porque los nervios del cerebro están
enfermos por el alimento que se ha amontonado abusivamente sobre
el estómago.—Manuscrito 93, 1901.

El café afecta a las facultades mentales y morales


El café proporciona una complacencia dañina. Si momentánea-
mente estimula la mente [...] el efecto posterior es agotamiento, [38]
postración, parálisis de las facultades mentales, morales y físicas.
La mente se enerva, y a menos que por un esfuerzo determinado
se venza el hábito, la actividad del cerebro disminuye en forma
permanente.—Consejos sobre el Régimen Alimenticio, 506 (1890).

La alimentación errónea produce pensamientos erróneos


La salud del debe considerarse como esencial para el crecimiento
en la gracia y la adquisición de un carácter templado. Si no se cuida
correctamente el estómago, será trabada la formación de un carácter
moral e íntegro. El cerebro y los nervios están en íntima relación con
el estómago. De los errores practicados en el comer y beber resultan
pensamientos y hechos erróneos.—Joyas de los Testimonios 3:360
(1909).
64 Mente, Carácter y Personalidad 2

El elevado aprecio que se debe tener por la expiación queda


anulado
Cuando seguimos un patrón de conducta que tiende a disminuir
el vigor mental y físico, ya sea en la comida, en la bebida o en cual-
quiera de nuestros hábitos, deshonramos a Dios porque le robamos
el servicio que él espera de nosotros. Cuando complacemos el apeti-
to a expensas de la salud, o cuando nos entregamos a hábitos que
disminuyen nuestra vitalidad y nuestro vigor mental, no podemos
tener un alto aprecio de la expiación y una correcta estima de las
cosas eternas. Cuando nuestras mentes están en medio de la niebla
y parcialmente paralizadas por la enfermedad, las tentaciones de
Satanás nos vencen fácilmente.—Carta 27, 1872.

Demasiado cuidado acerca de la comida


Es imposible calcular el peso exacto de los alimentos que debe-
mos comer. No es aconsejable seguir este procedimiento porque si
lo hacemos, la mente se concentrará en sí misma. La comida y la
bebida se convierten en tema constante del pensamiento. Los que
no hagan un dios del estómago, vigilarán con cuidado el apetito.
Comerán alimentos sencillos y nutritivos [...]. Comerán despacio
y masticarán cabalmente los alimentos. Después de comer harán
ejercicio físico adecuado al aire libre. Los tales nunca necesitarán
preocuparse de ingerir cantidades exactas de alimentos.
Hay muchos que han llevado una gravosa responsabilidad en
cuanto a la cantidad y la calidad de los alimentos más aptos para
nutrir el organismo. Algunos, especialmente los dispépticos, se han
preocupado tanto por el gusto de la comida que no han ingerido
[39] el alimento suficiente para nutrir sus organismos. Le han causado
un gran perjuicio a la casa donde viven, y tememos que se hayan
dañado a sí mismos para esta vida.—Carta 142, 1900.

Coma de acuerdo con su buen criterio y después, descanse


Hay quienes siempre recelan de la comida y por muy sencilla
y sana que sea, creen que les hace daño. Permítanme decirles: No
piensen que la comida les hará daño; no piensen siquiera en la
comida. Coman conforme se lo dicte su sano juicio; y cuando hayan
El régimen alimentario y la mente 65

pedido al Señor que bendiga la comida para fortalecimiento de su


cuerpo, crean que los oye, y quédense tranquilos.—El Ministerio de
Curación, 247 (1905).

Los intemperantes no pueden tener paciencia


Existen amplias razones que explican que haya tantas mujeres
nerviosas en el mundo y que sufren de dispepsia con su estela de
males. La causa ha sido seguida por el efecto. A las personas
intemperantes les resulta imposible ser pacientes. Primero deben
reformar los malos hábitos y vivir en forma saludable, y después de
esto no encontrarán difícil ser pacientes.
Al parecer muchas personas no comprenden la relación que hay
entre la mente y el cuerpo. Si el organismo es perturbado a causa del
alimento impropio, el cerebro y los nervios quedan afectados de tal
modo que hasta las cosas pequeñas molestan a los que padecen de es-
te mal. Las pequeñas dificultades son para ellos problemas enormes.
Esta clase de individuos está incapacitada para educar correctamente
a sus hijos. En su vida primarán las actitudes extremas: algunas veces
serán muy indulgentes, en cambio otras serán severos y con- denarán
pequeñeces que no merecían ninguna atención.—Mensajes Selectos
2:498 (1865).

La dispepsia conduce a la irritabilidad


Un estómago dispéptico siempre conduce a la irritabilidad. Un
estómago avinagrado produce un temperamento agrio. Su cuerpo
debe estar en sujeción si usted quiere que sea un templo adecuado
para la morada del Espíritu Santo [. ]. Coma frugalmente de modo
equilibrado y sano. Haga ejercicio con moderación, y se convencerá
de que su vida vale la pena.—Carta 27, 1872.

El alimento malsano anestesia la conciencia


Nuestro pueblo ha estado retrocediendo respecto de la reforma
pro salud. Satanás ve que no puede ejercer un poder tan grande sobre [40]
las mentes cuando el apetito está bajo control, como cuando se le da
rienda suelta, y él está trabajando constantemente para inducir a los
hombres a complacerse a sí mismos. Bajo la influencia de alimentos
66 Mente, Carácter y Personalidad 2

malsanos la conciencia se anestesia, la mente se


entenebrece y se malogra su susceptibilidad a las
impresiones [...].
¿Querrá ver y comprender nuestro pueblo el pecado de
pervertir el apetito? ¿Querrán eliminar toda complacencia
dañina y dedicar los medios que así se economicen a la
difusión de la verdad?— Manuscrito 132.

Una definición de la temperancia en el comer


Los principios de la templanza deben llevarse más allá
del mero consumo de bebidas alcohólicas. El uso de
alimentos estimulantes indigestos es a menudo igualmente
perjudicial para la salud, y en muchos casos, siembra las
semillas de la embriaguez. La verda- dera temperancia nos
enseña a abstenernos por completo de todo lo perjudicial,
y a usar moderadamente lo que es saludable. Son pocos los
que comprenden la influencia que sus hábitos relativos a la
alimentación ejercen sobre su salud, su carácter, su utilidad
en el mundo y su destino eterno. El apetito debe sujetarse
siempre a las facultades morales e intelectuales. El cuerpo
debe servir a la mente, y no la mente al cuerpo.—Historia de
los Patriarcas y Profetas, 605 (1890).

Hemos de evitar los extremismos


Los que entienden debidamente las leyes de la salud y se
dejan dirigir por los buenos principios, evitan los extremos, y
no incurren en la licencia ni en la restricción. Escogen su
alimento no meramente para agradar al paladar, sino para
reconstruir el cuerpo. Procuran conservar todas sus facultades
en la mejor condición posible para prestar el mayor servicio
a Dios y a los hombres. Saben someter su apetito a la razón
y a la conciencia, y son recompensados con la salud del
cuerpo y de la mente. Aunque no imponen sus opiniones a los
demás ni los ofenden, su ejemplo es un testimonio en favor de
los principios correctos. Estas personas ejercen una extensa
influencia para el bien.—El Ministerio de Curación, 246
(1905).[41]

También podría gustarte