Mi Libro Plan Lector
Mi Libro Plan Lector
Mi Libro Plan Lector
,
aJU\tos ~ua.nos-
Selección y Notas de
José María Arguedas y Francisco Izquierdo Ríos
M I N 1ST E R I O O E E O U e A e (o N -P U B LI eA
LIMA
COSTA
ó'
LEYENDAS
EL MEDANO BLANCO
23
Se cuenta que dos señores, yendo por esos lugares,
se perdieron del camino. Cuando se dieron cuenta que
estaban perdidos ya habían caminado bastante; tenían
sed y no encontraban donde tomar' agua.
Caminaron más y más, buscando como orientarse.
De pron to, vieron un río, se alegraron y se dirigieron
a él. Cuando llegaron hicieron beber a sus· caballos.
Ellos llevaban dos depósitos y también los llenaron de
agua. Creían que era el río de Batán, que pasa cerca
de Sechura; pero como estaban cansados, se quedaron
a descansar y se durmieron. Cuando despertaron, cuál
sería su sorpresa al ver que el río era un médano; los
depósitos que llenaron de agua estaban llenos de are-
na. Estaban encantados; este médano era el famoso
Médano Blanco, y no sab-ían cómo llegaron a él.
Dicen que en época de Semana Santa aparecen va-
rios de esos llamados encantos, junto al Médano; tam-
bién dicen que aparece, un patito; y creen que éste fue
una persona que por curiosa subió al médano y se que-
dó encantada. Algunas veces el patito aparece en los
ríos, transformado en patito de oro, y cuando encuentra
alguna persona buena, sale a hablarle, diciéndole que
en tal o cual lugar hay un tesoro reservado para él.
24
LA PLA YA DE YASILA
J ::~idades
1 . (la es una atrayente playa situada en las'pro-
de Paita. '
Acerca del origen de este nombre unos dicen que
viene de dos palabras que se unieron. Un joven lla-
mado Zila vivía en esa playa, y cuando sus familiares
lo llamaban, le decían "Ya Zila", y al unirse estas dos
palabras, llamaron a esta atrayente playa: "Yasila".
Según otros el origen de la palabra se remonta a
los tiempos del último Inca de una regi6n llamada Chin-
chasuyo. Había entonces una familia muy respetada
y en ella siempre se destacaba el hijo mayor como sa-
bio, o sea Amau tao
. En aquel tiempo la tribu nombr6 como Cacique
25
a un hombre llamado Yucay) el cual era enemigo del
Amauta. Siempre, desde su infancia, el hijo de la fa-
milia se había distinguido por su ingenio, es decir, el
hijo de la familia respetada. Este hijo era €ntonces
Huayna, contemporáneo de Yucay. En cambio Yu-
cayera envidioso, y siempre buscaba la forma de des-
hacer el trabajo de Huayna, pero éste, que era más há-
bil que Yucay, lograba evitarlo.
Pasaron algunos años hasta que Yucay se destac6
como guerrero y lo elevaron a "Cacique. Lo primero
que hizo fue expulsar a la familia de Huayna, y orden6
que se retiraran en secreto, durante la noche. La fa-
milia de Huayna se componía de siete personas, y sa-
lieron en más de 100 llamas, pues se les permiti6 que
llevaran sus tesoros.
El viaje fue penoso, hasta que llegaron a una pla-
ya solitaria. Y sintieron temor; pero luego se acostum-
braron a la soledad, y decidreron quedarse. Yempeza-
ron a construir sus viviendas.
Pero como la felicidad nunca es duradera, cierto
día unos indios desconocidos, incivilizados, llegaron a
perturbarles su tranquilidad, atacándolos. Ellos pen-
saron en salvarse y se embarcaron en un gran bote, gl-
miendo y pidiendo ayuda. Mas) viendo que todo era
inútil, resolviero~ callarse. " "" ,
La familia de Huayna continu6 navegando en su
canoa, cantando himnos al sol,-y en sus estrofas decían
varias veces: "Yasila, Y asila". De allí que la gen te "d e
aquellos tiempos opt6 por Üama~le a este lugar: Yasila.
'26
EL PUEBLO DE NARIHUALA
21
tía una campana de oro; al descubrirla, los españoles
se llenaron de admiraci6n; y aument6 más S\l codicia.
Se arrojaron para capturar la campana, pero ella se
desplom6, y cay6 al suelo, hundiéndose; y no fue posi-
ble encontrarla apesar de los esfuerzos de los españoles.
Hoy este pueblo tiene pocos habitantes; y todavía exis-
ten paredes de casas an tiguas. La Iglesia está cons-
truÍda sobre una lomita de tierra, a la cual se le ha de-
nominado, el Alto de N arihualá.
Cuentan los pobladores que el día de Viernes Santo
(1) sale un indiecito que lleva en la mano derecha un
candil encendido y en la izquierda una campana que al
tocarla hace gran ruido; y que este día es el apropiado
para hacer la bv,squeda de los objetos enterrados.
Muchas veces han encontrado sepulcros rodeados
de objetos de oro, plata y huacos que contienen dentro
gran can tidad de perlas.
Está prohibido por el gobierno y las autoridades
apoderarse de estas riquezas aplicando serios castigos
a los que desobedecen esta orden.
28
LA BARQUITA MISTERIOSA
29
La esposa de un pescador estaba cierta vez triste
y desesperada por la tardanza de su esposo, cuando sin-
tió un inmenso calor en todo el cuerpo y el reflejo tan
grande de la luz de aquel barquito; y luego ella quiso
huir hacia su humilde hogar, pero se quedó petrificada
y una voz débil le dijo : "No habrá más aflicciones
para este sitio, pero pido que mañana, que es día de
San Juan, arrojen al mar un niño sin bautizar, a las doce
de la noche, o si no los hombres que fueron a pescar de-
, ".
sa pareceran
La mujer palideció y prometió hacer lo convenido;
la barca desapareció rápidamente. Para esto, todas las
mujeres comentaban sobre la voz que había salido de
la barca. Y una mujer, haciendo el más grande de los
sacrificios, tomó a su hijita en sus brazos; la niña esta-
ba moribunda, desahuciada por los médicos; y con gran
. pena arrojó la criatura al mar. Y una luz hizo estre-
mecer a la mujer: era la explosión de aquella barca que
según dicen era de un pirata que estaba condenado y
que quiso salvarse haciendo desaparecer a muchos hom-
bres; pero sólo un niño sin pecado podía salvarlo (2);
.y es por eso que desapareció para siempre aquella inmen-
sa pena e inquietud de los pescadores, con el sacrificio
de la criatura moribunda. Sin embargo, aún hoy, con
mucha timidez, van cerca de ese sitio, para ver si sale la
barquita mágica, pero la barquita no se asoma. Y dicen
que sólo para Semana Santa sale a las doce de la noche
y da terror .
30
EL CERRO DE LA VIEJA Y EL VIEJO
n
~
uentan los antepasados esta leyenda del Cerro de
la Vieja y del Viejo que se encuentra en el centro
de la carretera de Lambayeque a ·r..10tupe .
D icen que en el cerro vivían un par de viejitos; y
un día se les presentó Nuestro Senor J esucristo en per-
sona, y como tenía sed, les pidió por favor le dieran
agua; y los viejos le negaron; y entonces Nuestro Se'ñor
Jesucristo, en castigo, los convirtió en cerros. Y dicen
que cada añ0 cae una piedra de los cerros y que éstos
lanzan sus ·quejidos:
31.-
EL CERRO DE LA CAMPANA
32
de oro de una belleza divina; llevaba una inscripción
que rezaba: "Para la Iglesia de Huanchaco". La no-
ticia se difundió en un momento y llegó hasta Trujillo.
Se trató de averiguar su procedencia; pero vanos fue-
ron los esfuerzos porque no se supo nada . Se discutió
sobre el destino que se debía dar a la campana; según
unos debía quedarse en la Capilla de Huanchaco; pero
otros alegaban que no podfa quedarse una cosa de tan-
to valor en una Caleta insignificante; que Trujillo ad-
quiriría mayor atractivo con su catedral adornada por
esa campana; además lo mismo daba que estuviera
en una Iglesia o en otra. Aceptándose la segunda opinión,
y con mucho trabajo, en el cual cooperaron mucl~os hom-
bres, se trasladó la campana hasta la Catedral de Tru-
jillo. Pero si el transporte fue difícil, mucho más cos-
t6 subirla hasta la torre y fijarla en las barras donde
se debía tañer. Muy cansados y transpirando a cual
mejor bajaron los hombres de la torre para contem-
plar cuán hermosa se veía la Catedral con su nueva y
potente campana. Mas el espeCtáculo no duraría;
al día siguiente, y muy temprano , acudieron nuevos
curiosos a conocer la campana; pero cuál sería su sor-
presa al contemplar la torre vacía y los barrotes de la
campana rotos. ¡La campana había desaparecido!
Un mensajero de Huanchaco vino a confundirlos
más; pues, la campana se hallaba en el lugar donde la
vier6n por primera vez. Pero a pesar de este raro su-
ceso, no se conformaron con que la campana se quedara
33
en Huanchaco. E hicieron los preparatIvos para lle-
varla nuevamente a Trujillo. Esta vez la encon-
traron muy pesada y tuvieron que redoblar el es-
fuerzo y el ingenio para conseguir su propósito. Con
todo, sin tieron gran satisfacción al con tem pIar la cam-
pana nuevamente en la Catedral donde por segunda
vez la admiraron. Se pusieron guardianes para evitar
que se repitiera el suceso que días antes los había asom-
brado. Pero ~q ué · sucedió? Quizá los guardianes se
durmieron; lo cierto es que al día siguiente, en lugar
de la campana, estaban sólo los barrotes rotos.
Esta vez no podrían apoderarse más de la campa-
na; los habitantes de Huanchaco la habían visto pasar
por el aire, en vuelo veloz, y clavarse con gran estruen-
do en un cerro que 'queda cerca de la Capilla de esa Ca-
leta.
y ahí está y estará; quién sabe hasta cuando.
A la Virgen de la Capilla se le hace una gran fies-
ta cada cinco años y se la lleva desde Huanchaco hasta
Trujillo. En las vísperas de esa fiesta, cuentan que a
1as doce de la noche se oyen los tañidos graves y sono-
ros de la campana; y otros dicen que no sólo por esos
días sino todos los días a las doce de la noche se oyen
unos toques como si llamaran a misa; que el repique es
muy impresionante y extraño.
Esta Capilla es notable por su Virgen y porque ahí
reposan los restos del Dean Saavedra. Y además jun-
to a ella se halla el Cerro de la Campana (3).
34
EL CERRO DE PITURA
36
LAS LINTERNAS
37
ternas". El guardián obedeció, y mir6 hacia ellas y con
gran sorpresa exclam6: "¿Pero, estoy soñando o es
verdad lo que veo?". "Ciertamente, es verdad" -res-
pondi6 el capataz. Aquella linterna que ves, cuya
llama es de color rojo intenso, no es una linterna como
las nuestras, ella está encantada y si quieres convencer-
te vamos a seguirla y verás a donde nos lleva". Y am-
bos, armados con sus machetes y palas, se encaminaron
a la búsqueda. Pero sucedió algo extraño; conforme se
iban aproximando la linterna se retiraba más y más.
Dándose cuenta el capataz y el guardián que se habían
retirado de la choza más de la cuenta, al ver que era
grande la distancia, se detuvieron. La linterna, poco
a poco, se fue transformando en un toro de oro que su-
bía hasta la plataforma de una huaca; una vez que lleg6
allí, comenz6 el toro a mugir, haciendo temblar total-
men te a la huaca. Dicen que esta linterna está encan:'
tada y se pasea por todos esos sitios.
38
LA FIESTA DE LOS NEGROS
R ecogida en eI.Puerto del Callao por Estela Westphalen
I'.'lilano, alumna del cuarto año de media del Co-
legio Nacional "Miguel Grau " de Magdalena Nue-
va, Lima.
/:J
~
uenta la historia que hace muchos años el famoso
Puerto del Callao se extendía hasta la Isla de
San Lorenzo, pero que debido a un castigo mandado
por Dios, se ha reducido a lo que es.
Dicen que los negros festejaban a un dios desco-
nocido, danzando los bailes más inmorales, que causa-
ba escrúpulos entre los chalacos que lo presenciaban.
Quiso Dios poner fin a esta fiesta escandalosa de los
negros, y como para borrar esta falta puso todo su vi-
gor sobre las aguas tranquilas del océano, haciendo
que crecieran enormemen te las olas, y buscando terre-
no donde extenderse, taparon inmensas áreas del Puer-
to, trayendo el espanto y terror de los negros. Estos
39
corrieron a salvar sus vidas, pero todo fue en vano.
Nunca más el mar azotó como aquel día.
Sin embargo, todos los años para Semana Santa el
mar se embravece, como recordando que en tiempos
antiguos estos terrenos no le pertenecían.
40
lfJ
o
....
bJ)
<!.)
z
lfJ
o
LAS ISLAS DE PACHACAMAC
4/.
puso en su cuarto. Pasaron pocos días y el pájaro se
convirtió en el hijo del curaca; volvió a su verdadero ser.
El padre, después de muchos meses, se da cuen ta
que su hija iba a tener un bebé; en tonces le pregunta
cómo había sido ésto; y ella le contesta, que un día so-
ñó que el pájaro que tenía en su cuarto se había conver-
tido en gente. El padre al darse cuenta que su hija
fue víctima de un ardid, manda que la maten; ella hu-
ye, pero al voltear la cara, ve con gran sorpresa que
le está persiguiendo el mismo pájaro, pero en forma re-
pugnante. Entonces, para no ser alcanzada, se arroja
al mar jun to con su hijo. Al caer al mar, el hijo se con-
virtió en una isla pequeña y ella en una isla grande.
y así es como se formaron las islas de Pachacamac.
·42
LA LAGUNA ENCANTADA
43
EL CERRO ENCANTADO
44
EL PAJARO MALO
45
EL CERRO HUECO
46
se lo llev6 para tenerlo bajo su cuidado. Cierta vez
se 0lvid6 de darle la comida, y el faisán desapareci6;
el señor -fue en su busca y después de vario'S días lo vol-
vi6 a encontrar, y lo criaba con más cuidado. D espués
de muchos años, un día que el señor descuid6 al faisán,
éste desapareci 6 de nuevo; y por más que el señor 10 bus-
c6, no lo volvi6 a encontrar; s610 haIl6 una de las ma-
ravillosas plumas que el pájaro le dej6 en el Cerro
Hueco.
• Los habitantes del valle creen que este animal,
tan hermoso, había sido mandado por Dios para que
sirviera de compañía a aquel señor que había perdido
a toda su familia en el terremo to.
47
EL POZO DE LA CALZADA
48
10 velaban, apareci6 un perro que tenía los ojos como
dos fuegos; y se apagaron las luces. Algunos acompa-
ñantes se desmayaron. Cuando prendieron las luces,
y volvieron en sí, no encontraron el cuerpo. El diablo
cumpli6 su palabra y se llev6 al señor inglés. Pero hasta
la actualidad baja' el agua del cerro.
49
LA LAGUNA MISTERIOSA
50
laguna están adornados, por un lado de pin torescos ce-
rritos, y por el otro de hermosos árboles; y al pie de
éstos, hay numerosas florecillas. Su misterio se debe
principalmente a la aparición de una pata con bastantes
patitos sólo el día de San J uan, porque en otros días-
jamás aparecen dichos animalitos.
5i
EL POZO ENCANT ADO
52