Lar09 2022 03
Lar09 2022 03
Lar09 2022 03
La neurotecnología en la valoración
de la prueba testimonial en Venezuela
Michelle Bernier*
Universidad Rafael Urdaneta (Venezuela)
Cómo citar: Bernier, Michelle. “La neurotecnología en la valoración de la prueba testimonial en Venezuela”. Latin
American Law Review, n.º 09 (2022): 35-51 https://doi.org/10.29263/lar09.2022.03
Resumen
El trabajo de investigación que aquí se presenta tuvo como objetivo analizar la aplicabilidad de la
neurotecnología para determinar la credibilidad del testimonio en los procesos jurisdiccionales,
ya que la ley venezolana ha vetado esta posibilidad alegando la vulneración de derechos funda-
mentales. El tipo de investigación se identifica como documental, y la técnica de análisis de datos
empleada fue la hermenéutica jurídica. Como resultados, se determinó que la neurotecnología
puede usarse como una prueba de experticia que el juez podrá evaluar conforme a la sana crítica,
y que funciona como un método de confirmación de los hechos traídos al proceso.
Palabras clave
Abstract
The objective of this research work is to analyze the applicability of neurotechnology to determine
the credibility of testimony in jurisdictional processes, since Venezuelan law has vetoed this possi-
bility, alleging the violation of fundamental rights. The type of research is identified as documentary,
whose data analysis technique used is legal hermeneutics. As a result, it was determined that neu-
rotechnology can be used as a test of expertise that the judge will be able to evaluate according to
sound criticism, functioning as a method of confirming the facts brought to the process.
Palabras clave
INTRODUCCIÓN
1 Venezuela, Tribunal Supremo de Justicia, Sala de Casación Civil, 6 de junio de 2000, 219.
2 Venezuela, Congreso de la República, Código de Procedimiento Civil, aprobado el 18 de septiembre de
1990, Gaceta Oficial de la República de Venezuela, 4.209.
Lat. Am. Law Rev. n.° 09 · Agosto de 2022 · pp. 35-51 · ISSN 2619-4880 (En línea) 37
https://doi.org/10.29263/lar09.2022.03
En la más alta acepción del vocablo, el testigo es todo individuo que asevera alguna
cosa, pero jurídicamente no se considera tal sino a la persona que declara en juicio
acerca de un litigio, que le es extraño o respecto del cual es tercero. El testigo, en
efecto, no es materia de derecho sino como medio de prueba en juicio.
En este aspecto resulta pertinente destacar dos teorías doctrinales sobre la valoración de la
prueba: la prueba legal y la sana crítica, respectivamente. En la primera se le atribuye a la prueba
un efecto determinado, consistente según Taruffo9 en la aplicación de reglas que, de forma gene-
ral y abstracta, predeterminan el valor que debe atribuírsele. A su vez, Seoane10 destaca que en
este sistema de valoración la ley es la que tiene la facultad para señalarle al juzgador la forma
como debe valorar las pruebas, bajo el fundamento de la seguridad jurídica.
En un mismo orden de ideas, es dable precisar la labor del juez frente a la prueba testimo-
nial, al elaborar la sentencia de conformidad con la regla de valoración tasada, en la cual se
atentaría contra la facultad que este tiene para apreciar libremente el testimonio. Uno de los
autores que fundamenta este argumento es Brice11, cuando señala: “Es peligroso establecer
reglas para apreciar las declaraciones de los testigos, porque tratándose de esta materia tan
particular, tan complicada, lo mejor sería dejar al Juzgador la apreciación de las declaraciones
sobre las cuales va a fundamentar su fallo.”
Es decir, con el paso del tiempo se acabó desistiendo de las medidas y exigencias atinentes a
la prueba testimonial, pues no es considerada segura por los problemas de percepción y memo-
ria mencionados anteriormente, ya que pueden ocasionar alteraciones en la verdad de los he-
chos, por lo que se entregó la determinación del valor de esta a la apreciación del sentenciador.
En consecuencia, el dilema de las exigencias de la valoración probatoria se resolvió con
la segunda regla, esto es, la sana crítica, la cual supone un enfoque de la valoración desde la
perspectiva de los medios y no del fin. Como explica Guasp12, las reglas de libre valoración
de la prueba consisten en distintos criterios normativos que sirven al hombre, a través de una
actitud objetiva que le permite ejercer juicios de valor sobre una determinada realidad. Por su
parte, Taruffo13 afirma:
Sin embargo, es necesario precisar que la libre valoración de la prueba no significa que
el juez pueda apreciar a su arbitrio los medios probatorios de que dispone, sino que deberá
efectuarla conforme a principios o pautas seguras de enjuiciamiento de acciones, conductas y
hechos de relevancia procesal, depurando los medios conforme a las máximas de experiencia.
En términos del artículo 508 del Código de Procedimiento Civil venezolano14, el legislador no
se ha limitado a formular una alusión genérica a las reglas de la sana crítica para la valoración
del interrogatorio de testigos, sino que ha enunciado diversos criterios entre personales, for-
males y reales. Distintas jurisprudencias nacionales han ejercido influencia sobre la interpre-
tación del texto del citado artículo.
En primer lugar, resulta conveniente destacar que la Corte Suprema de Justicia, mediante
dos sentencias de fecha 18 de noviembre de 1959 y 30 de junio de 197715, respectivamente,
reconoció el artículo 367 del antiguo Código de Procedimiento Civil (hoy en día 508), como
una norma de valoración de la prueba testimonial, estableciendo así un sistema tasado o de
prueba legal en el ordenamiento venezolano, de la siguiente forma:
No obstante, este criterio fue cambiado posteriormente por la Sala de Casación Civil de
la Corte Suprema de Justicia, mediante sentencia del 31 de mayo de 198816, en la cual se
contempló el artículo 508 del nuevo Código de Procedimiento Civil como una norma de sana
crítica aplicable a la valoración de dicha prueba17.
La misma Sala, a través de la sentencia del 23 de mayo de 199018, se pronunció sobre la
posible existencia de un sistema mixto en Venezuela, en los siguientes términos:
Siete años después, a través de la sentencia N.º 160 de fecha 25 de junio de 1997, expe-
diente N.º 93-176, dicha Sala cambió el criterio nuevamente, al vincular el artículo 508 del
Código de Procedimiento Civil19 como una regla legal expresa de valoración, de acuerdo con
la siguiente justificación:
16 Oscar Pierre, Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, n.º 5, 1988, p. 193, citado en Rengel-Romberg,
2016: 333.
17 Código de Procedimiento Civil, 1990.
18 Oscar Pierre, Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, n.º 5, 1990, p. 257, citado en Rengel-Romberg,
2016: 333.
19 Código de Procedimiento Civil, 1990.
Lat. Am. Law Rev. n.° 09 · Agosto de 2022 · pp. 35-51 · ISSN 2619-4880 (En línea) 41
https://doi.org/10.29263/lar09.2022.03
2) EL Juez deberá desechar la declaración del testigo inhábil o del que apareciere no
haber dicho la verdad. Con respecto a este punto, el juez tiene el deber legal de des-
echar el testigo mendaz, o el que incurre en contradicciones, y el resultado de esta
labor corresponde a su libertad de apreciación de la prueba, por lo que ésta sólo po-
dría ser censurada en casación cuando el juzgador incurra en suposición falsa o haya
violado un máximo de experiencia.
3) En el proceso mental que siga el juez al analizar y apreciar una prueba de testigos
deberá aplicar las reglas de la sana crítica (artículo 507), debiendo estimar cuidadosa-
mente los motivos de las declaraciones y la confianza que merezcan los testigos por su
edad, vida y costumbres, por la profesión que ejerzan y demás circunstancias.
20 Venezuela, Tribunal Supremo de Justicia: Sala de Casación Civil, 6 de junio de 2000, 219.
21 Ibidem.
22 Código de Procedimiento Civil, 1990.
42 La neurotecnología en la valoración de la prueba testimonial en Venezuela
Michelle Bernier
entre el testigo y los hechos, entre los que cita su accesibilidad a los hechos declarados, la
relatividad de sus valoraciones subjetivas y su interés personal en el resultado del proceso.
Sin embargo, estos criterios en la actualidad son relativos, discrecionales y obsoletos para
valorar la prueba testimonial, e incluso podría alegarse que crear jurisprudencialmente crite-
rios de evaluación del testimonio según la condición del testigo es discriminatorio. Factores
como la profesión, por ejemplo, no deben afectar la credibilidad de un testimonio, tomando
en consideración que este no es simplemente la narración de un hecho, sino un juicio reali-
zado por el testigo para narrar un hecho tal y como lo ha percibido con sus sentidos.
Los comentarios acerca de la relatividad de la justicia aumentan, y si a esta circunstancia
se añade el hecho de que las herramientas más básicas con que cuentan los jueces, magistra-
dos y tribunales en la actualidad para valorar la credibilidad de la declaración de un testigo
no han tenido cambios significativos en muchos años, resulta imposible ignorar la posibilidad
de considerar medios técnicos o científicos que puedan ofrecer mayores cuotas de fiabilidad.
Aunque la sana crítica o la experiencia del juzgador resultan del todo relevantes para la
correcta resolución de los casos judiciales, sus parámetros de fiabilidad son objetivamente
inferiores a los que pueden garantizar determinados avances científicos y tecnológicos, ya que
estos poseen un mayor índice de seguridad, confianza y solidez, y en cualquier caso son infi-
nitamente superiores a la que poseen el hombre medio y el experto para detectar la mentira,
el engaño o la imprecisión en una declaración testifical.
El interés del estudio científico de la memoria se inició a finales del siglo XIX en Alemania. Allí,
Hermann Ebbinghaus realizó diferentes pruebas de laboratorio para el estudio de este proceso
en condiciones controladas. Desde entonces, diferentes investigadores han seguido sus pasos
con el fin de descubrir qué es la memoria, cuáles son las reglas que la rigen, qué factores inci-
den en su deterioro y qué modelos son los que mejor explican su funcionamiento.
2.1. La memoria
Según Ballesteros, la memoria es “un proceso psicológico que sirve para almacenar infor-
mación codificada”23. Esta facultad se ha desarrollado a lo largo de la historia de la especie
humana, para dar respuesta a las necesidades de adaptación del individuo al medio. Aunque
el funcionamiento de la memoria no es perfecto en su totalidad, la verdad es que cumple su
función adecuadamente en personas sanas. Dicha función consiste en codificar, registrar y
recuperar información que resulta fundamental para la adaptación del individuo.
Según Punset24, el pionero de la “era neurocéntrica” fue Thomas Willis, quien visualizó
el cerebro y la mente como conceptos prácticamente inseparables, pues para él pensamientos
Hasta hace poco tiempo se pensaba que la información que el hipocampo procesaba para
que llegara a distintas zonas de la corteza cerebral se fijaba allí y no tenía la fragilidad de una
memoria a corto plazo. Sin embargo, diversos estudios han demostrado la inestabilidad de la
memoria; incluso, sobre la base de estos descubrimientos es que se han desarrollado pruebas
como el polígrafo o el test de Rorschach.
Es necesario comprender que el recuerdo, en el ser humano, implica un proceso de re-
consolidación en el que intervienen el hipocampo y la corteza prefrontal derecha, durante el
cual este puede atenuarse, reforzarse o desaparecer. Al respecto, Punset26 establece: “La recu-
peración de un recuerdo pasa porque la información almacenada vuelva a su estado lábil: es
una nueva vivencia del momento pasado, pero en un estado mental distinto al del instante del
suceso rememorado”.
El cerebro reconstruye los sucesos reales, los reinventa y los reposiciona. Al recordar, es
posible que acudan a la consciencia aspectos asociados a una realidad que nunca ocurrió.
Punset relata la historia de un neurólogo especializado a quien le ocurrió algo relacionado con
este tema y que puede utilizarse para probar un punto de esta hipótesis. En dicha historia, él
habla sobre cuando escribió su autobiografía, basado en dos recuerdos que tenía sobre unas
bombas que explotaron en Londres. Cuando su hermano leyó sus recuerdos, le expresó que él
nunca había estado ahí, pues su familia nunca estuvo en Londres en el momento de la explo-
sión, sino que un familiar le había escrito una carta detallada con los hechos.
Probablemente esta no sea la única ni la primera persona que tenga una anécdota parecida
a esta, y ello demuestra la debilidad y al mismo tiempo la fuerza de la memoria humana y de la
25 Thomas Willis. Cerebri Anatome: Cui Accessit Nervorum Descriptio et Usus (London: Flesher, Martyn y
Allestry, 1664).
El alma está en el cerebro, 35.
26 Punset,
44 La neurotecnología en la valoración de la prueba testimonial en Venezuela
Michelle Bernier
El ser humano solo maneja una pequeña parte de la información de su cerebro y, por tanto, ni
siquiera se vale de esta para tomar una decisión, es decir, el responsable de la mayoría de los
actos y decisiones es el inconsciente.
El inconsciente se basa en información, fuentes y datos a los cuales el cerebro no tiene
acceso de forma consciente. Al ser humano le gusta pensar que sus decisiones son el producto
de una valoración interna de los pros y contras de cada situación, y el cerebro se asegura de
que confiemos en él y en la realidad que él nos describe, pues le resulta más importante contar
una historia consistente que una historia verdadera.
En este sentido, se destaca que cuando recordamos, pensamos, soñamos, el cerebro finge
y falsifica para asegurar nuestra supervivencia a toda costa. Incluso, para conseguir esa seguri-
dad, es capaz de suplir la información que falta por fantasías producto de la imaginación. Lo
importante para nuestro cerebro es que la información nunca falte y que esta se presente con
un sentido completo y coherente.
Ante esta realidad, surge la interrogante: ¿Cómo podemos medir la presencia de actos
conscientes e inconscientes? Tomando en consideración que se ha determinado que un 80%
de nuestras decisiones están basadas en ideas conglomeradas de las cuales no somos cons-
cientes, Punset30 aclara:
Ante esta afirmación, Gladwell31 asegura que el juicio instantáneo puede tener tanta va-
lidez como el que se toma meses de reflexión. Es decir, la información almacenada en el
inconsciente es tan importante como la que se fija de forma consciente. El problema consiste
en que el ser humano no es capaz de distinguir cuándo un recuerdo es “real” o “falso” ni tam-
poco se ha determinado con precisión cuál, de toda la información que se maneja, es la que
se encuentra de forma consciente en el cerebro.
Por tanto, es necesario cuestionar si hoy en día la prueba testimonial debe seguir siendo
la prueba por excelencia, la más confiable y la de más importancia, jurisdiccionalmente ha-
blando, tomando en consideración que en esta investigación se ha visto todo lo contrario, y se
concluye que el ser humano y específicamente su memoria carece de fidelidad.
3. NEUROTECNOLOGÍA Y PONDERACIÓN
DE DERECHOS FUNDAMENTALES
Con el desarrollo de sistemas tecnológicos que permiten tener acceso a la vida privada de
otras personas, y también a sus pensamientos y recuerdos, se podría llegar a vulnerar el dere-
cho a la intimidad. No obstante, en el supuesto de que se esté vulnerando dicho derecho, se
cuestiona si el sujeto debiese permitir esta intromisión y, además, en caso de que no lo acepte,
¿debería aplicársele la prueba pericial a su testimonio bajo coacción?
Sin embargo, ante esta afirmación, es necesario destacar que estos derechos no son abso-
lutos y poseen sus límites, incluso cuando están vinculados a otros preceptos constitucionales.
A su vez, es pertinente aclarar que este derecho solo tiene vocación expansiva en materia
sancionatoria, entre ellas, el derecho penal y el derecho administrativo sancionatorio. Sin em-
bargo, en el resto de las disciplinas jurídicas, como sería en este caso, en el derecho probatorio
la confesión contra sí mismo se rige por la teoría de indivisibilidad del acto confesional.
Así mismo, la protección de este derecho prohíbe la realización de cualquier método
interrogatorio que menoscabe o coaccione la libertad y voluntariedad de la declaración. No
obstante, es necesario tomar en consideración que el aspecto de la autonomía personal en el
derecho a la privacidad y el no declarar contra sí mismo tiene límites, y el punto clave de estos
límites se basa en la obtención de la verdad como fin último del proceso judicial.
Ante el problema que lo anterior puede generar resulta pertinente analizar la teoría de la pon-
deración de derechos propuesta por Robert Alexy38, la cual es considerada una técnica para
resolver conflictos de derechos fundamentales, ya que los jueces tendrían la facultad para
determinar, en un caso concreto, por intermedio de la ponderación de principios, cuál es el
derecho fundamental que debería prevalecer.
La ponderación, señala Alexy39, es objeto del tercer subprincipio del principio de propor-
cionalidad, que trata de la optimización relativa a las posibilidades jurídicas, y se divide en tres
etapas: 1) determinar el grado de no satisfacción o restricción de un principio, 2) determinar
la importancia de la satisfacción del principio contrario y 3) determinar si la importancia del
principio contrario justifica la no satisfacción o restricción del otro principio.
40 Ibíd., 30.
41 Ronald Dworkin, Los derechos en serio (Barcelona: Editorial Ariel, 2009).
42 Enrst Forsthoff, “Zur Problematik der Verfassungesaus”, Forsthoff, RechtsStaat in Wandel II (1976): 4.
43 España, Tribunal Europeo de Derechos Humanos, 29 de enero de 2013, 2013/3774.
Lat. Am. Law Rev. n.° 09 · Agosto de 2022 · pp. 35-51 · ISSN 2619-4880 (En línea) 49
https://doi.org/10.29263/lar09.2022.03
no declarar contra uno mismo no son absolutos ni cuasi-absolutos, siendo incluso ad-
misible extraer inferencias del silencio del acusado con determinados condicionantes.
CONCLUSIONES
Por último, el uso de la neurotecnología en cualquier lugar del mundo generaría diferentes
consecuencias jurídicas, que a su vez conllevarían efectos positivos y negativos. Por tanto,
resulta pertinente analizar posteriormente las implicaciones de esta utilización, verificando
factores como la incidencia de la realidad política y social que atraviesa Venezuela en la im-
plementación de estas nuevas tecnologías, así como la expansión de este estudio tanto a otras
áreas del derecho como en materia penal.
BIBLIOGRAFÍA
1. Alexy, Robert. La construcción de los derechos fundamentales. Buenos Aires: Ad-Hoc, 2010.
2. Asamblea General de las Naciones Unidas. Declaración Universal de los Derechos Huma-
nos. Resolución 217 A (III). Aprobado el 10 de diciembre de 1948.
3. Ávila, Flor, Katia Castaldo y Anthony Urdaneta. «Los Derechos a la Intimidad y a la Privaci-
dad en Venezuela y en el Derecho Comparado». Revista Telemática de Filosofía del Derecho,
n.º 11 (2008): 313-33.
4. Ballesteros, Soledad. “Memoria humana: investigación y teoría”. Psicothema 11, n.º 4 (1999):
705-23.
5. Binder, Alberto. Introducción al derecho procesal penal. Buenos Aires: Ad-Hoc, 1993.
6. Borjas, Arminio. Comentarios al código de procedimiento civil venezolano. Vol. 3. Caracas:
Ediciones Jurídicas, 1984.
7. Brice, Ángel. Lecciones de procedimiento civil. Vol. 1. Caracas: Editorial Bruguera, 1981.
8. Cabrera, Jesús. Contradicción y control de la prueba legal y libre. Caracas: Editorial Jurídica
Alba, 1997.
9. Contreras, Cristian. “Valoración de las pruebas de la declaración de personas en segunda
instancia”. Tesis de doctorado, Universidad de Barcelona, 2015.
10. De la Oliva Santos, Andrés. Curso de Derecho Procesal Civil. Vol. 2. Madrid: Editorial Uni-
versitaria Ramón Areces, 2012.
11. Dworkin, Ronald. Los derechos en serio. Barcelona: Editorial Ariel, 2009.
12. España. Tribunal Europeo de Derechos Humanos. 29 de enero de 2013. 2013/3774.
13. Forsthoff, Enrst. “Zur Problematik der Verfassungesaus”. In Forsthoff, RechtsStaat in Wandel.
Munich: C.H. Beck, 1976.
14. Galán, Mercedes. Intimidad. Nuevas dimensiones de un viejo derecho. Madrid: Editorial
Universitaria Ramón Areces, 2005.
15. Gazzaniga, Michael. El cerebro ético. Barcelona: Ediciones Paidós, 2006.
16. Gladwell, Malcolm. The Power of Thinking Without Thinking. Estados Unidos: Back Bay
Books, 2005.
17. Gómez Colomer, Juan. “La prueba: los medios de prueba en concreto”. Derecho Jurisdiccio-
nal II. Proceso civil, n.º 22 (2014): 290-300.
18. Guasp, Jaime. Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento Civil. Madrid: Editorial Piel, 1947.
Lat. Am. Law Rev. n.° 09 · Agosto de 2022 · pp. 35-51 · ISSN 2619-4880 (En línea) 51
https://doi.org/10.29263/lar09.2022.03