Hilos de Luz (Kepler) (Spanish Edition)
Hilos de Luz (Kepler) (Spanish Edition)
Hilos de Luz (Kepler) (Spanish Edition)
DENISE LINN
HILOS DE LUZ
LA GUÍA DEFINITIVA PARA LIMPIAR LOS CORDONES
ENERGÉTICOS INVISIBLES QUE BLOQUEAN TU VIDA
Prefacio
Introducción. La profunda verdad sobre las hebras de energía
1. Comprender las hebras de energía
2. Explorar tus hebras
3. Cortar los lazos que atan: soltar las hebras que te debilitan
4. Proteger y salvaguardar tu campo energético
5. Reforzar las hebras que te empoderan
Conclusión
Agradecimientos
Sobre la autora
PREFACIO
¿Te ha ocurrido alguna vez, cuando charlabas con alguien, que empezaste a
sentir un bajón de energía, mientras la persona con la que conversabas se
mostraba más activa y animada? Una posibilidad es que tu energía fluía en un
sentido, hacia la otra persona, y en consecuencia tú te sentías agotado…,
mientras la otra persona se mostraba revitalizada.
O quizá te has sentido de pronto eufórico, sin ningún motivo aparente. Esto
podría significar que alguien con quien has compartido un cordón de amor
estaba pensando en ti, y su amor ha viajado a través de la hebra hacia ti. (Este
tipo de gratos pensamientos suelen revitalizar tanto al remitente como al
receptor.) Estos son algunos ejemplos de cómo las hebras de energía se
manifiestan en tu vida.
Este libro te ofrece la oportunidad de averiguar qué hace que tu energía
aumente o disminuya. Aprenderás a desprenderte de lo que no es útil en tu
vida y a proteger tu energía. El alma ama la verdad, y el camino a la verdad
es permanecer fuerte dentro tu propio campo energético. Descubrirás cómo
conseguirlo mediante los ejercicios que te presento aquí.
Escribir este libro me supuso un dilema. Por un lado, una parte de mí no
cree en cortar cordones y utilizar métodos psíquicos de protección, porque
eso contribuye a la falsa ilusión de que estamos separados unos de otros. Pero
otra parte de mí —la que se ha formado con gentes de culturas nativas que
emplean métodos para proteger la energía— ha visto la devastadora falta de
energía que puede producirse debido a ataques psíquicos y de personas que
absorben la energía de los demás.
El desafío al que me enfrentaba era que deseaba compartir unos métodos de
limpieza y protección que te resultaran útiles en tu vida, pero no quería
contribuir al concepto equivocado de que todos estamos aislados unos de
otros. Quería que las personas que leyeran mi libro abrazaran la vida con los
brazos abiertos sabiendo que, cuando fundes la escoria en cualquier corazón
humano, hallas oro puro. Temía que al compartir técnicas de protección de
energía pudiera inducirte a ver el mundo como un lugar temible en el que hay
que proceder con cautela para evitar que otros te lastimen.
Por fin, decidí seguir adelante y enseñarte lo que he aprendido a lo largo de
toda una vida tratando con campos energéticos. Periódicamente, compartiré
amables recordatorios de quiénes somos desde el punto de vista espiritual. Lo
hago porque es verdad: tú no eres un ser separado del universo que te rodea.
Desde un punto de vista divino, no existe nada en el mundo contra lo que
debas protegerte. En el sentido más profundo, todo eres tú.
Este libro es para los momentos en que olvidas quién eres. Y, en tanto que
humanos, olvidamos continuamente quiénes somos. Me ocurre a mí. Te
ocurre a ti. Nos ocurre a todos. Forma parte de nuestra naturaleza. Cuando lo
olvidamos, creemos que estamos separados unos de otros y del universo. En
esos momentos en que lo olvidamos conviene que seamos conscientes de ello
y aprendamos a soltar las hebras supuestamente negativas y a expandir las
supuestamente positivas.
Desde un punto de vista sagrado, no hay nada en el mundo que pueda
lastimarte realmente. Yo misma lo experimenté una vez, cuando mis médicos
pensaban que estaba muerta después de ser víctima de un tiroteo casi mortal.
Fue una experiencia muy profunda…, y real. Penetré en un lugar iluminado
por un resplandor dorado que comprendí sin la menor duda que era mi
verdadero hogar. Me resultaba familiar. Sentí que ya había estado allí; es
más, tuve la sensación de que no lo había abandonado nunca. Mi vida en la
tierra era como un sueño en el que imperaba la falsa ilusión de que todos
estamos separados unos de otros.
En esa esfera iluminada por un resplandor dorado, en la que penetré
mientras los médicos trataban de reanimarme, recordé lo que siempre había
sabido, pero había olvidado: no existe nada en el universo que no seamos
nosotros.
La esfera en la que penetré era muy real. La visión de la realidad era muy
distinta de cómo había experimentado hasta entonces la vida en la tierra, pero
me resultaba familiar. Mis 17 años de vida hasta ese momento parecían una
historia, y lo que experimenté en esa esfera celestial parecía ser la verdad
auténtica.
Quizá te parezca que esto no tiene ningún sentido, pero cuando los médicos
pensaron que yo había muerto, recuerdo haber abandonado mi cuerpo y ser
parte de todo. No había límites. Yo formaba parte de todos los seres y toda la
vida. Tú también estabas allí. Todos estábamos allí. Todo habitaba dentro de
mí, al igual que dentro de ti. Comprendí que todos éramos una sola cosa.
Tú eres parte de todas las cosas. Eres la montaña coronada de nieve en el
Tíbet. Eres el aliento de un niño recién nacido en Sudán. Eres el aire puro del
Ártico y el smog de Los Ángeles. Eres la energía mística de un santo y la
furia de un pandillero. Tú eres todo. Yo soy todo. Pero solo en un estado de
elevada consciencia (o cuando estamos casi muertos, como en mi caso)
alcanzamos a tocar esta verdad.
Aquí, en nuestra existencia terrenal, creemos que los demás pueden
lastimarnos…, y pueden hacerlo porque lo creemos. Creemos que los ataques
psíquicos y los vampiros energéticos que nos succionan la energía pueden
dejarnos sin fuerzas… y pueden hacerlo, porque lo creemos. No solo se debe
a nuestras creencias individuales. Cuando tropezamos, cuando caemos
rodando por la escalera y nos hacemos daño, es real, y cuando alguien lanza
una emoción negativa hacia nosotros, el dolor que sentimos es real. Por el
mero hecho de que somos humanos, formamos parte de un inconsciente
colectivo que cree que estamos separados de la vida que nos rodea y que la
vida que nos rodea puede perjudicarnos y lastimarnos, y por tanto lo hace.
Cuando regresé del otro lado, recordé la verdad de que todos formamos
parte de lo mismo y no estamos separados del universo. Sin embargo, esta
verdad era solo un recuerdo. Cuando penetré de nuevo en mi cuerpo, me
enganché automáticamente a nuestro continuo espacio-tiempo. El agravio
más insignificante me ofendía. Seguía temiendo que me hicieran daño.
Cuando alguien me hería me ponía furiosa. Algunas personas seguían
despojándome de mi energía. El recuerdo de la verdad no bastó para
disminuir la sensación de agotamiento.
Te ofrezco esta perspectiva confiando en que, cuando aprendas a proteger
tu campo energético y descubras cómo eliminar las influencias negativas que
se adhieren a ti mediante los cordones energéticos de otras personas, seas
consciente de que, a niveles muy profundos, todo eres tú: cada hebra, cada
conexión, cada estrella y galaxia.
Cuando tienes la sensación de que alguien succiona tu energía, en realidad
es la parte de ti que existe en esa otra persona la que te despoja de energía.
Cuando tienes la sensación de que alguien restituye tu energía, en realidad es
la parte de ti que habita en la otra persona la que restituye tu energía.
Como humanos, percibimos la esfera cósmica como ahí fuera, como un
remoto lugar en las estrellas. Cuando pensamos en ese lugar más allá de la
muerte alzamos la vista al cielo. Pero lo cierto es que está aquí. Existe
aquí…, dentro de mí y dentro de ti. Al igual que puedes sintonizar distintas
emisoras de radio —para escuchar desde jazz hasta música rock—,
excluyendo otras cuando sintonizas una emisora, el lugar que llamamos cielo
—el lugar donde no estamos separados unos de otros— es una esfera que
existe aquí y ahora. Se trata, simplemente, de sintonizarla. Tú eres un ser
expansivo formado por ondulantes frecuencias, que existe por doquier y en
todas partes al mismo tiempo. Pero aquí en la tierra has sintonizado —como
hacemos todos— con la emisora cósmica de la separación.
Aun sabiendo esto, sin embargo, es natural que te protejas cuando creas
que debes hacerlo. Es natural que cortes los cordones que te ligan a otros que
te roban tu energía. De hecho, no solo es natural que lo hagas, sino necesario
a fin de permanecer en tu propia luz y alcanzar un estado superior de
consciencia. No obstante, cuando cortes esos cordones, te recomiendo que
bucees en tu interior para localizar el lugar donde habita el transgresor. Honra
esa parte de ti. Atesórala…, para minimizar las probabilidades de que en el
futuro atraigas esas ataduras negativas.
Quizá te preguntes: «¿Cómo puedo amar y atesorar una parte de mí donde
habita un maltratador o un drogadicto? Estos son algunos de los cordones de
otros que deseo cortar. No puedo atesorar estas cosas». En le medida en que
juzgas y reprimes lo que se denomina «la sombra del yo», así es como atraes
este tipo de cosas indeseables que se adhieren a ti. Y si no puedes atesorar
estas cosas, en lugar de juzgarlas conviértete en el observador sagrado. Si
eres capaz de observar un patrón perjudicial, puedes eliminarlo; si lo juzgas,
se adhiere a ti. Lo que juzgas con dureza, lo atraes. Por extraño que parezca,
tus juicios de valor refuerzan los cordones entre tú y lo que juzgas.
Jerry asistió a uno de mis eventos; durante la pausa, se acercó a mí y en el
transcurso de nuestra conversación mencionó que todas las mujeres son
pésimas conductoras. Dijo que prácticamente todos los días se topaba con
una conductora que hacía un adelantamiento indebido o había estado a punto
de chocar con él. No se le había ocurrido que esa dura crítica y creencia atraía
a las malas conductoras. Era como si de él fluyera un cordón energético que
se extendía y abría paso a través de la ciudad hasta dar con una mala
conductora, a la que enganchaba y atraía hacia él. Así es como las hebras de
los juicios de valor funcionan. Nuestra necesidad de estar en lo cierto sobre
nuestros juicios de valor es tan fuerte que inconscientemente nos convertimos
en un imán de experiencias que confirman nuestras creencias, como Jerry
respecto de las mujeres conductoras.
El desafío reside en que es difícil aceptar e incluso abrazar cosas que crees
que son injustas o perversas, pero si eres capaz de observarlas —con
imparcialidad— resulta más fácil eliminar esos cordones negativos de tu
campo energético. En última instancia, aceptar y atesorarte a ti mismo en
todas tus vertientes sin vacilar y sin reservas es un viaje del alma, y en las
páginas siguientes descubrirás cómo hacerlo.
La mayoría de mis libros ofrecen la posibilidad de buscar en ellos
determinada información de modo no secuencial. Puedes tomar algo de aquí
y de allá. Sin embargo, en Hilos de luz la información sigue un orden
específico. En el primer capítulo, descubrirás en qué consisten las hebras de
energía y qué cordones energéticos se adhieren a ti. Descubrirás qué tipo de
hebras fluyen entre tú y tus amigos, parientes, conocidos y ancestros, así
como las que fluyen hacia y desde tus amantes, pasados y presentes. También
averiguarás en qué consisten las hebras de sueños, los fantasmas, las
conexiones astrales, los chakras, los cuerpos celestiales y demás.
En el capítulo 2, descubrirás algunos de los efectos que tus hebras pueden
tener sobre tus emociones y tu salud y obtendrás valiosa información acerca
de los vampiros energéticos, los ataques psíquicos, los lazos energéticos
procedentes de personas tóxicas y la forma en que la energía residual y
predecesora puede afectar tu bienestar. Asimismo, aprenderás a utilizar los
métodos de radiestesia y exploración para descubrir qué hebras influyen en
ti…, tanto en tu cuerpo como en tu casa.
En el capítulo 3 propongo métodos muy específicos y eficientes para cortar
y soltar cualquier cordón que te perjudica o debilita. Son métodos muy
potentes cuya eficacia ha quedado probada con el paso del tiempo.
El capítulo 4 te ofrece información poco conocida sobre protección y
cuándo utilizarla. También aprenderás métodos paso a paso para sellar y
proteger tu campo energético, y cuándo conviene o no conviene utilizarlos.
Por último, en el capítulo 5 aprenderás cómo revitalizar, reforzar y
establecer cordones de comunión, amor y alegría, y cómo reforzar tus lazos
sagrados con el universo. Descubrirás numerosas formas de crear un espacio
sagrado en tu hogar para convertirlo en un santuario…, a fin de impedir que
toda hebra que no sea espléndida y vibrante fluya hacia ti y a través de ti.
Observarás que a menudo repito mensajes similares, aunque empleando
distintas palabras. Quizá leas en este libro cosas que has leído en otros libros
míos. No es casual. La repetición es la madre del saber. También es una
forma muy tradicional de enseñar. Buena parte de mis conocimientos
proviene de culturas nativas, y la sabiduría y las historias recogidas en estas
culturas son relatadas una y otra vez, si bien de forma algo distinta. Según
dicen, es la mejor forma de aprender.
Cuentas con mi amor y mi apoyo en este viaje que te dispones a emprender.
Es una odisea bendita y sagrada del alma.
1
COMPRENDER LAS HEBRAS
DE ENERGÍA
Nosotros, con nuestras vidas, somos como islas en el mar, o como
árboles en el bosque. El arce y el pino se susurran el uno al otro con sus
hojas… Pero las raíces de los árboles también pueden confraternizar en
la oscuridad bajo tierra, y las islas pueden visitarse a través del fondo
marino.
WILLIAM JAMES
Yo denomino los cordones energéticos que nos conectan con el universo que
nos rodea «hebras de energía», y también «hebras de afinidad», porque la
energía de las personas, los lugares y los objetos no puede adherirse a ti a
menos que exista una afinidad; o dicho de otro modo, a menos que existan
unas frecuencias concordantes. Esta es mi definición de «afinidad»: una
atracción natural a una persona, un objeto, una idea, etcétera; una
semejanza o concordancia inherente; también significa un estrecho parecido
o conexión. En el ámbito de la química, la afinidad es la fuerza en virtud de
la cual los átomos se mantienen unidos. En este libro empleo el término de
forma que puede referirse a una afinidad «positiva», lo que significa que
puede incrementar tu energía, o una afinidad «negativa», que te despoja de
energía. Estas hebras pueden ser extremadamente delgadas, como
microfilamentos o telarañas, o pueden ser grandes y fuertes como unos
gruesos cordones energéticos. Pueden ser flexibles, fluidas y suaves, o
pueden ser rígidas y aparentemente inamovibles. Pueden ser hilos
transparentes, iridiscentes y llenos de luz o pueden ser opacos, viscosos,
densos y turbios.
Las hebras de energía no son solo cordones etéricos y astrales de conexión
entre personas, eventos, lugares y objetos; constituyen también una senda
para enviar y recibir subconscientemente energía e información a y desde las
personas, los lugares, los eventos y los objetos que nos rodean. Así es como
funcionan entre las personas: cuando estableces una relación con alguien (en
un sentido negativo o positivo), se forman unos dúctiles filamentos de
energía que te ligan a la otra persona y ella a ti, de modo que ambas os
transmitís información, emociones y frecuencias energéticas.
En muchos casos, las personas muy intuitivas y los chamanes de culturas
nativas son capaces de ver o sentir estas hebras. En algunos casos las hebras
emanan del plexo solar, como ya he mencionado; otras veces irradian de otras
zonas del cuerpo, como el área del tercer ojo, la parte superior de la cabeza, el
área del chakra del corazón e incluso el chakra raíz, que se encuentra junto a
la base de la columna vertebral. Las hebras pueden ser de distintos colores,
texturas y tamaños. Las hebras que se forman cuando dos personas se
enamoran suelen ser grandes, radiantes y transparentes, y se extienden del
chakra del corazón del uno al chakra del corazón de la otra. El color puede
ser azul o verde e incluso rosa y dorado, pero siempre son colores vivos. Sin
embargo, cuando una persona está resentida con otra, las hebras entre ambas
pueden presentar un color verde guisante turbio o un gris parduzco, y los
cordones suelen ser delgados y fibrosos.
Puedes sentirte revitalizado o agotado por la energía que fluye entre tú y
otra persona. Del mismo modo que el océano fluye y refluye, a veces
transmites energía y otras la recibes a través de tus cordones, y a veces tú y
otra persona transmitís y recibís energía al mismo tiempo.
Si después de conversar con alguien te sientes agotado y decaído, pero la
otra persona se muestra animada y revitalizada, esto podría deberse a una
fuga de energía a través de las hebras. Dicho de otro modo, la energía ha
fluido de ti hacia la otra persona, pero esta no te la ha devuelto: ha sido un
viaje sin retorno. Por consiguiente, después de la conversación te has sentido
agotado.
Existen hebras energéticas que te conectan con prácticamente todas las
personas con las has mantenido una relación. En ocasiones estas hebras son
tan delgadas que apenas son un susurro, y otras se asemejan a una autopista
en Los Ángeles. A través de las hebras puede fluir en ambos sentidos
información, energía, sentimientos amorosos y pensamientos tóxicos. Por
ejemplo, puedes tener el mismo pensamiento o la misma emoción al mismo
tiempo que una persona con la que estás conectado a través de los cordones, o
puedes ir al mismo lugar que ella en el mismo momento, o comprar el mismo
objeto, o saber intuitivamente qué hace o siente esa personas. Cuando el
cordón es fuerte, aunque la otra persona se encuentre en el otro extremo del
mundo, eres consciente de sus emociones, su dolor físico o sus
pensamientos… porque estáis unidos por las hebras. En algunos casos las
hebras de energía pueden crecer y consolidarse más, aunque tú no mantengas
contacto físico con esa persona. Puedes sentir sus emociones como tuyas e
incluso sus pensamientos como si fueran tuyos, en especial si la persona es
una remitente potente y/o tú un receptor abierto. (Es importante saber si las
emociones que sientes son tuyas o si provienen de alguien con quien estás
conectado mediante los cordones energéticos. En este libro aprenderás a
descifrar qué emociones y pensamientos son tuyos y cuáles no lo son.)
¿Te has encontrado alguna vez con una persona conocida cuando ambos os
hallabais muy lejos de donde vivís? Por supuesto, este encuentro podría ser
fortuito, pero también podría deberse al tirón de los cordones que os atraen el
uno al otro. Cuando estáis juntos, las corrientes de energía entre vosotros se
refuerzan e incluso actúan como imanes que os atraen. Cuantas más
emociones estén implicadas en la relación, más fuerte es la atracción. (Las
emociones negativas a menudo crean una atracción incluso más fuerte que las
emociones positivas.) Cuanto más tiempo hace que conoces a una persona y
más unido estás a ella, más gruesas y fuertes son las hebras. Si hace años que
no mantienes contacto con una persona, las hebras entre tú y ella pueden estar
fláccidas e inactivas; pero cuando estáis cerca el uno del otro (o mantenéis
contacto telefónico, por carta o Internet), las hebras se activan y refuerzan, e
incluso pueden uniros.
La mayoría de de las personas no son conscientes del efecto que las hebras
de energía tienen en su vida y su bienestar. En este capítulo aprenderás todo
lo relativo a la energía y descubrirás qué filamentos, cintas, hebras y
cordones te conectan al mundo que te rodea. En capítulos sucesivos
aprenderás cómo cortar los cordones que te despojan de energía y potenciar
los cordones que te refuerzan.
Para adquirir un conocimiento más profundo de las hebras que nos conectan
con el universo que nos rodea, conviene descubrir algunas cosas sobre la
naturaleza de la energía en general. Existen tres principios aplicables a los
cordones energéticos y absolutamente a todo. Estos tres principios están
presentes en todo lo que explorarás referente a la energía que fluye de ti y
hacia ti.
Cuando eres consciente de que no hay nada ahí fuera que no seas tú, es
mucho más fácil comprender y eliminar las hebras que no deseas.
Como nota al margen, quiero mencionar que, aunque a veces las hebras son
consideradas líneas de energía, existe una forma más profunda de percibirlas.
El motivo de que las percibamos como hebras es porque nos permite definir
algo que esencialmente es indefinible. Del mismo modo, los chakras suelen
describirse como bolas de energía coloreadas, aunque son más vagas y menos
definidas. Los colores del aura y los chakras con fluidos y cambian
constantemente, pero nos resulta más fácil percibirlos cuando pensamos en
unas bolas de energía coloreadas. Esto es comparable con el hecho de que en
muchas culturas se otorga a Dios una forma física, porque resulta más fácil
identificarse con él/ella. Es difícil identificarse con algo inaprensible que está
por doquier. De modo que no te desanimes si no «ves» las hebras y los
cordones que te conectan con todo lo que hay en el universo. Su visualización
es una especie de metáfora para ayudarte a comprender cómo y por qué
funcionan. Y cuando los imaginas como cordones es también más fácil que
los métodos utilizados para cortar cordones y eliminar hebras den resultado y,
por ende, que tu vida goce de más bendiciones, gracia y amor.
A continuación aprenderás por qué estos singulares y extraordinarios
cordones y hebras influyen en tu energía y, por consiguiente, afectan tu vida.
Cuando descubras a qué estás ligado, quizá debas examinar tu vida para
averiguar si una determinada hebra de energía te está afectando.
Hebras familiares
De bebé en el útero materno, estabas ligado —a través de tu cordón umbilical
— a tu madre. Había una unión física, pero también una conexión energética
que se prolongó más allá del momento en que el cordón umbilical fue
seccionado. Por eso una madre sabe que su bebé está en apuros aunque ella se
encuentre en otro lugar. Los cordones suelen ser muy fuertes y no importa lo
lejos que se halle la madre del niño, porque en esos primeros años el cordón
se expande y la distancia carece de importancia. Entre el niño y la madre
fluye una energía emocional. Poco a poco, a lo largo de los años, los
cordones disminuyen e incluso pueden disolverse, a medida que el hijo se
hace más independiente y autosuficiente.
En algunos casos, sin embargo, ni la madre ni el hijo cortan el vínculo que
les une y la relación puede seguir siendo de apoyo, cariño y cercanía, o la
madre o el hijo sufren cuando entre ellos fluyen emociones menos positivas.
Por ejemplo, quizás experimentes una sensación de agotamiento cuando estás
con tu madre, por lo que decides trasladarte a otra parte del país para ser
independiente, pero de alguna forma sigues sintiéndote falto de energía, en
especial después de mantener contacto con tu madre. Aunque hayáis
permanecido 40 años separados, viviendo en lugares distintos, un miembro
de la familia puede seguir despojándote de energía. Esto sucede porque,
aunque las hebras se hayan vuelto gruesas y viscosas, siguen extendiéndose
entre ambos, al margen de dónde vivas tú y la otra persona. Esas mismas
hebras de tu madre pueden estar también llenas de amor, y la energía que
fluye a través de ellas puede seguir apoyándote con dulzura a través de los
altibajos de la vida. Esto puede suceder también con las hebras que se
extienden entre miembros de una familia, sea cual sea el parentesco que les
une; sin embargo —debido a la conexión umbilical—, las hebras iniciales
suelen ser más fuertes entre madre e hijo.
Está demostrado que una persona puede tener lazos energéticos que la
conectan con sus padres, aunque no los conozca y sus progenitores hayan
muerto. Niños que fueron adoptados, aunque no sepan nada sobre sus padres
biológicos, pueden tener una conexión con sus padres biológicos e incluso
con sus padres adoptivos mediante los cordones energéticos. Curiosamente,
cosas como preferencias en materia de comida, e incluso tendencias
religiosas, pueden transmitirse a través de estos hilos energéticos. Las hebras
entre hermanos gemelos son especialmente fuertes. A menudo, aunque estén
separados por muchos kilómetros, saben lo que el otro siente e incluso lo que
piensa. Dependiendo de la dinámica familiar, este tipo de cordones pueden
empoderar o debilitar a una persona. Cuando los cordones familiares son
transparentes y vibrantes, las hebras que conectan a miembros de esa familia
pueden proporcionar un apoyo emocional y energético reconfortante y
sanador. Cuando los cordones están inactivos son opacos y densos, ocurre lo
contrario. Dicho de otro modo, tu familia te acompaña adonde quiera que
vayas.
Los traumas pueden transmitirse a través de los cordones energéticos
familiares, y recientes estudios confirman la transmisión de traumas a lo largo
de varias generaciones. En 2016, la revista científica Biological Psychiatry
publicó un artículo titulado «Efectos intergeneracionales inducidos por la
exposición al Holocausto sobre el gen FKBP5 mediante la metilación del
ADN», demostrando que los traumas pueden transmitirse a través de los
genes. La doctora Rachel Yehuda, directora del departamento de Estudios de
Estrés Traumático llevados a cabo en el hospital Monte Sinaí, dirigió un
estudio en el que su equipo entrevistó y practicó análisis de sangre a 32
grupos de supervivientes de un trauma y a sus hijos, focalizándose en un gen
denominado FKBP5. Los investigadores observaron lo que se llama un
«cambio epigenético»: no se trata de un cambio en el propio gen, sino un
cambio en el marcador químico adherido a él. Por ejemplo, en la primera
generación, la de los supervivientes de un trauma (como el Holocausto, la
catástrofe del 11 de Septiembre o el huracán Katrina), se observa una
adaptación o respuesta genética al terrible suceso. Sin embargo, en la segunda
generación, que no experimentó ningún trauma similar, se observa el mismo
cambio genético. La doctora Yehuda explicó que, cuando examinaron a los
hijos de los supervivientes, estos presentaban también un cambio epigenético
en el mismo lugar en un gen relacionado con el estrés. Desde una perspectiva
espiritual, el trauma que se transmite a través de los genes fluye también a
través del cordón energético familiar y afecta a sucesivas generaciones.
Una de mis clientas, Laurie, me contó que de niña sentía siempre una
agitación irracional en presencia de una persona con uniforme. Y cuando
viajaba, era presa del pánico cada vez que alguien le pedía que mostrara sus
documentos. Dijo que no se explicaba el motivo de estos dos hechos tan
predominantes en su vida hasta que mantuvo una conversación con su abuela
(su «Oma»).
Su Oma había sido una niña en la Alemania nazi, pero siempre se había
negado a hablar de esa época con sus hijos y sus nietos. Oma vivía en el otro
extremo del país y no mantenía relación alguna con el padre de Laurie, por lo
que de pequeña esta había visto a su abuela en contadas ocasiones y apenas
sabía nada sobre ella. No obstante, durante una conversación íntima, su
abuela le contó que, aunque habían pasado muchos años, le seguía
espantando la posibilidad de que unos hombres de uniforme la apresaran.
Compartió con Laurie el terror que había sentido de niña cada vez que tenía
que mostrar sus papeles (que eran falsos). No había terminado en un campo
de concentración, pero el trauma de esa época aciaga había permanecido con
ella durante décadas. En este caso, el trauma y el temor que había
experimentado su abuela se habían transmitido a través de los cordones
energéticos familiares y sin duda explicaban los temores que atormentaban a
Laurie. Después de cortar algunos cordones, su persistente temor en
presencia de hombres de uniforme y su angustia cuando tenía que mostrar sus
documentos desaparecieron por completo. Tú puedes cortar el cordón de un
patrón y al mismo tiempo mantener el cordón de afinidad con una persona a
la que quieres.
Las hebras familiares pueden tener un marcado efecto sobre tus emociones,
incluso a distancia. No obstante, esta influencia puede ser aún más potente
cuando estás cerca. Cuando alguien —un progenitor al que no has visto desde
hace tiempo o un examante— entra en tu vida, una hebra que ha permanecido
enroscada y seca en un rincón puede tensarse de pronto y adquirir fuerza. Es
como una planta que no ha sido regada en mucho tiempo y está mustia…, y
de golpe, cuando la riegas, se endereza y reanima. Aunque haga mucho
tiempo que no ves a una persona, no significa que no exista un cordón que te
conecta a ella que puede haber permanecido inactivo.
También puede haber fuertes hebras energéticas que te conectan con
parientes que han muerto. A veces estas hebras te sostienen y apoyan, pero
otras te despojan de energía. Si te sentías arropado y apoyado por una
persona cuando estaba viva, es probable que persistan unos lazos de apego
que siguen apoyándote. Si ese pariente te despojaba de energía o te agobiaba
con sus exigencias cuando vivía, en tal caso es probable que, si siguen
existiendo hebras que te conectan a él, éstas te produzcan efectos debilitantes.
Aunque tu familia no sea tu familia biológica, los cordones que te conectan
a ella pueden ser muy fuertes. Un día, David, mi marido, mi hija Meadow y
yo nos dirigíamos en coche a la bahía de San Francisco desde nuestra casa en
el estado de Washington para asistir a una boda. David y yo nos turnamos al
volante. Cuando atravesamos la línea estatal y entramos en Oregón, nos
perdimos. (Fue antes de que existieran los GPS.) Conducía yo, y mi idea de
navegación es parar y pedir a alguien que nos indique el camino. David es
absolutamente contrario a esa solución, pues prefiere consultar el mapa. Es
una de las pocas cosas en la que no estamos de acuerdo. Yo quería parar y
buscar a alguien que pudiera ayudarnos, pero David se mostraba cada vez
más irritado ante esa perspectiva. Estaba seguro de que acabaríamos
resolviendo el tema consultando el mapa. David y yo no solemos pelearnos,
pero en esos momentos los ánimos estaban muy caldeados, y cada vez
estábamos más perdidos mientras dábamos vueltas por la campiña sin rumbo
fijo.
Por fin, declaré: «¡Estoy harta! ¡En la próxima casa que vea, paro el coche!
¡Entraré y les pediré que nos indiquen la dirección!» No bien hube declarado
mis intenciones, vimos un largo camino de tierra y una casita al final del
mismo. Enfilé el sendero de acceso a toda pastilla, levantando grandes nubes
de polvo a ambos costados del coche cuando frené bruscamente frente a la
casa. Antes de que David pudiera detenerme, salté del vehículo y eché a
correr hacia los escalones del amplio porche. Llamé a la puerta con
insistencia. Estaba cansada de dar vueltas inútilmente, y enfadada con David
por no haberme hecho caso sobre peguntar a alguien la dirección.
Transcurrieron unos minutos sin que acudiera nadie a abrir, pero, cuando di
media vuelta para marcharme, la puerta se abrió.
Al volverme vi a mi hermanastra, Sandy. ¡Era increíble! Hacía años que le
había perdido la pista y ni siquiera sabía en qué país vivía. ¡Pero ahí estaba,
ante mis ojos! No solo nos indicó el camino, sino que nos presentó a su
marido y a sus dos hijas y cenamos todos juntos. Fue como un milagro, pero,
debido a mis conocimientos sobre las hebras de energía, comprendí lo que
había ocurrido. Era un caso típico en que, cuando dos personas se hallan
cerca, las hebras que han permanecido descuidadas durante largo tiempo se
activan y atraen una a la otra, como dos superimanes.
Hebras ancestrales
Además de tener hebras que te conectan con tus parientes más cercanos,
también tienes hebras y filamentos que se remontan a muchas generaciones a
través de la línea de sangre. En algunas áreas, esto se llama síndrome
ancestral. Por supuesto, algunas similitudes con tus ancestros, como el color
de los ojos y la estatura, pueden atribuirse a los genes; pero los estudios han
comprobado que algunos rasgos, como la preferencia en materia de profesión
o carrera, se transmiten a través de varias generaciones aunque un niño sea
adoptado al nacer y no sepa nada sobre sus antepasados. Lo que ocurre es que
todos formamos parte de un linaje que se extiende detrás de nosotros y se
despliega ante nosotros. Es una cuerda inquebrantable de frecuencia, luz y
energía a través de la cual se transmiten las emociones, las experiencias y los
pensamientos (de quienes han vivido antes que tú) hacia ti y a través de ti. En
muchos sentidos, todos somos un joven retoño en una raíz vetusta. Tú estás
conectado a tus antepasados a través de cordones ancestrales.
Estas hebras pueden ser muy beneficiosas para ti si tus antepasados eran
seres nobles, amables y magnánimos. Sin embargo, si algunos de tus
ancestros no fueron tan nobles o experimentaron un intenso y prolongado
trauma, temor, ira, falta de seguridad en ellos mismos o tristeza, estas
emociones pueden filtrarse a través de los cordones ancestrales y adherirse a
ti.
En resumen, el temor o la depresión que sientes puede que no sea un rasgo
tuyo personal, sino que se debe a una fuga de energía ancestral que se ha
transmitido a través de tu familia y ha llegado a ti.
En algunos casos, las emociones y los sentimientos que se transmiten a
través de las hebras de energía desde tus ancestros están tan clavados en ti
que tienes la sensación de que son tuyos. Los eventos en la vida de tus
ancestros que pueden perturbarte son guerras, opresión, esclavitud,
hambruna, peste, enfermedades devastadores, crímenes e injusticia. Aunque
no conozcas su ascendencia, pueden afectarte debido a los cordones que te
conectan a esas personas y, a través de ellas, a esos eventos. No obstante, la
parte positiva es que puedes cortar estos cordones para no tener que cargar
con el bagaje de tus antepasados, ni transmitirlo a futuras generaciones.
Kirk, un cliente mío, fue adoptado al nacer y no conoció sus raíces
biológicas hasta que se hizo adulto. Sin embargo, me contó que de niño
recogía piedras y las «pegaba» con barro para construir casitas de muñecas. A
sus padres les asombraba su talento y la belleza de sus pequeñas creaciones.
Más tarde, cuando Kirk investigó su ascendencia, descubrió que sus
antepasados biológicos eran albañiles, y dedujo que había heredado de ellos
su destreza. Dicho de otro modo, las hebras de sus ancestros se habían
adherido a él, y estos le habían transmitido su destreza a través de los
filamentos.
Julie, otra clienta, me contó que se sentía siempre oprimida y tenía pánico a
la autoridad, en especial si la figura de autoridad era de descendencia
japonesa. También temía expresar sus opiniones ante los demás. Dijo que no
se consideraba una persona con prejuicios, y le preocupaba la respuesta
emocional que experimentaba en presencia de personas de ascendencia
japonesa. Quería averiguar la causa de este problema.
Por supuesto, pueden existir muchas razones que explican por qué Julie se
sentía así, entre ellas problemas personales presentes, la educación que le
habían dado sus padres, cosas que había oído subconscientemente de niña o
incluso problemas relativos a vidas pasadas. Sin embargo, cuando investigó
su ascendencia averiguó que varios de sus parientes holandeses habían sido
internados en las Indias Orientales Holandesas durante la Segunda Guerra
Mundial y habían sufrido graves vejaciones a manos de los soldados
japoneses durante esa época. Julie no recordaba que su familia comentara el
tema con ella; sin embargo, armada con esta información, empezó a
comprender de dónde provenían sus problemas. (Aunque los que
probablemente habían afectado sus hebras eran antepasados recientes, a veces
pueden afectarnos los cordones ancestrales de multitud de generaciones
pasadas.)
Julie envió su amor a sus parientes que habían sufrido tanto, y cortó el
cordón que la ligaba a esos eventos. Casi al instante se sintió mejor, y más
tarde me dijo que le parecía como un milagro, porque su constante temor de
expresar su opinión y el temor que le inspiraban las personas que ejercían
cargos de autoridad parecía haber desaparecido. Me explicó que al cabo de un
tiempo se encontró un día rodeada de un grupo de turistas japoneses, una
situación que tiempo atrás le habría provocado una profunda angustia (y
sentimiento de culpa por reaccionar de esa forma), pero dijo que no había
sentido la menor ansiedad, y había conversado con ellos sin mayores
problemas.
Amigos y conocidos
Cathy acudió a mi consulta porque había empezado a experimentar
emociones confusas e intensas desde que su mejor amiga atravesaba por una
mala época en su matrimonio.
«Necesito ayuda, y confío en que puedas aliviar mi situación», me dijo.
«Mi vida va viento en popa estos momentos: tengo una maravillosa relación
sentimental, mi trabajo me encanta y hace años que no me sentía tan bien.
Pero, desde que mi mejor amiga ha empezado a tener problemas con su
marido, de pronto me asaltan oleadas de ira o tristeza que no me explico.
Cuando pasan, llamo a mi amiga Sherry y me dice que, en el preciso
momento que yo sentía esas intensas emociones, ella se estaba peleando con
su marido».
Cathy continuó: «Las emociones que experimento son análogas a las que
siente Sherry en ese momento. Quiero mucho a mi amiga y no quiero poner
fin a mi relación con ella, pero tengo que bajarme de esta montaña rusa
emocional. ¿Puedes ayudarme?»
No es infrecuente que se formen hebras de energía entre tú y tus amigos, e
incluso entre tú y tus conocidos. Si las hebras son gruesas y fuertes, no es
raro que sientas las emociones que experimentan tus amigos en el mismo
momento. (Es como cuando, en la película ET, Elliott siente todo lo que ET
está experimentando en ciertos momentos.) Después de una sesión en que
ayudé a Cathy a cortar sus cordones, le expliqué unos métodos que podía
utilizar ella misma. Posteriormente, Cathy me informó muy aliviada que,
aunque su amiga tuviera una pelea con su marido, las emociones de esta ya
no la afectaban, y dormía mejor. Cathy tenía la impresión de que con ese
cambio las hebras habían reforzado su relación con su amiga y habían
aportado un mayor equilibrio a su vida.
Es posible que se extiendan cordones energéticos entre tú y simples
conocidos. A veces me sorprende lo grandes y fuertes que son estos
cordones. John, otro cliente mío, desarrolló un persistente dolor de garganta.
Trabajaba como maestro, por lo que no era raro que los niños a los que daba
clase le contagiasen algún resfriado o gripe, pero su dolor de garganta no
mejoraba. Fue a ver a su médico de familia, pero este no encontró la causa de
la dolencia. Cuando John acudió a mi consulta, sentí una hebra de un color
verde grisáceo casi enfermizo que emanaba de su garganta. Le pregunté si
conocía a alguien que tuviera problemas de garganta, pero me dijo que no. Le
ayudé a cortar ese cordón. Al cabo de unos días me informó asombrado que
el dolor de garganta que había padecido durante casi cuatro meses había
desaparecido por completo. (No es raro que cuando cortamos una hebra el
dolor asociado a ella desaparezca.) Luego expliqué a John cómo evitar que
esas hebras se reprodujesen.
La semana siguiente, John me llamó para comunicarme que había
averiguado que otro maestro en su escuela (que daba clase en el aula contigua
a la suya, pero al que apenas conocía) padecía un cáncer de garganta que le
producía constantes dolores, pero no se lo había dicho a nadie. Este tipo de
lazos no son raros. Es posible que tengas hebras que se extienden entre tú y
otra persona aunque apenas la conozcas.
En cierta ocasión asistí a una fiesta en la que nos sentamos formando un
amplio círculo en la sala de estar. La gata de la dueña entró y se tumbó en el
centro de la habitación. Empezó a estirarse y a girar de un lado a otro de
forma muy sensual. Observé a las personas que se hallaban junto a cada
extremo del cuerpo de la gata: eran un hombre y una mujer, sentados frente a
frente. No parecían interesados el uno en el otro, máxime dado que habían
venido acompañados por sus respectivas parejas. Pero la gata parecía haber
reconocido una hebra que fluía entre ellos, y parecía gozar con la corriente de
energía que fluía entre ambos. Más tarde me enteré de que ese hombre y esa
mujer mantenían una relación clandestina; aunque nadie en la habitación lo
sabía, la gata lo había percibido.
Este es otro ejemplo de la forma en que funcionan las hebras de energía:
Dan era amigo nuestro cuando vivíamos en Seattle. Había asistido a varios de
mis seminarios e incluso nos ayudaba en los eventos que organizábamos.
Siempre se había mostrado muy amable con los participantes y con mi
familia. Un día en que debía tomar un avión para trasladarme a Australia,
donde iba a impartir mis enseñanzas en un evento, Dan se ofreció para
llevarme en coche al aeropuerto, un gesto que yo le agradecí. Durante mi
estancia en Sydney, me alojé en un hotel en una población costera llamada
Manly.
Poco después de llegar, fui a la farmacia de Manly para comprar unas
tiritas. Mientras hacía cola, me fijé en el sombrero de paja que llevaba un
hombre que estaba en la cola. Le comenté lo mucho que me gustaba su
sombrero y, mientras hacíamos cola, nos pusimos a charlar.
Durante esta curiosa conversación, averigüé que Roger (el hombre del
sombrero de paja) había visitado recientemente Seattle y había conocido a
Dan y, de hecho, el sombrero que llevaba era suyo. ¡Dan se lo había regalado
a Roger! Lo que había ocurrido era que entre Dan y yo se habían formado
unas hebras de amistad y parte de la energía de Dan seguía adherida a ese
sombrero, por lo que, al hallarme cerca de él, las hebras que me conectaban
con Dan habían empezado a vibrar. Me había sentido subconscientemente
atraída por el sombrero, aunque no había visto nunca a Dan con él.
Otra forma en que puede producirse un lazo energético es cuando alguien
dirige intensas emociones hacia ti. Pueden ser emociones negativas,
semejantes a un ataque psíquico, o pueden ser positivas: por ejemplo, cuando
alguien te envía su apasionado amor. Los ataques psíquicos son reales.
Pueden pillarte por sorpresa. No obstante, la mayoría de los supuestos ataque
psíquicos no son intencionados. Una persona puede enfadarse contigo y
pensar en ti con intensa emoción sin ser consciente de que está alterando tu
campo energético. (Ver el Capítulo 2 para obtener más información sobre
este tipo de experiencias y cómo resolverlas.)
Antes de que pienses «Ya sé a quién me gustaría descolocar un poco
proyectando unas encendidas emociones hacia esa persona», recuerda que, si
utilizas tu energía de esta forma —con el propósito de perjudicar a alguien—,
casi siempre se vuelve en tu contra como un bumerán, creando desequilibrio
en tu vida. Aunque creas que merece la pena, no es así.
Pero no te sientas culpable por algo que puede haber ocurrido en el pasado.
Si alguna vez te has sentido furioso contra alguien, lo más probable es que no
le hayas creado un desequilibrio en su vida. No es solo la intensa emoción lo
que debilita a otra persona: es la emoción unida al claro propósito de hacerle
daño. La mayoría de las personas experimentan un tipo de ira que abarca un
amplio espectro, lo que significa que cuando se enfurecen su ira irradia en
todos los sentidos, alcanzando a quienquiera que se encuentre en su campo de
acción. Pero no es un campo potente, porque está diluido. Uno solo puede
desestabilizar a alguien mediante un cordón cuando es capaz de focalizar su
emoción y su propósito en esa persona.
En el otro extremo de la balanza, cuando amas a alguien y sientes la
intensidad de ese amor, al mismo tiempo que visibilizas con claridad a la
persona, esta energía puede ser sanadora y revitalizadora. Cuando yo siento
que me invade una oleada de relajación y alegría, sigo el cordón hasta dar con
quien me lo envía. Si se trata de una persona que conozco, la llamo y casi
invariablemente esa persona me dice: «Vaya, en estos momentos estaba
pensando en ti con todo mi cariño». Lo bueno de enviar amor a una persona
es que al instante se produce un efecto bumerán…, y tú recibes otra oleada de
amor a través de las hebras de energía. La energía que fluye por estos
cordones es sanadora y beneficiosa tanto para el remitente como para el
receptor.
A veces, sin embargo, cuando hay varias personas negativas unidas a ti
mediante estos cordones, sientes que tus chakras (los centros de energía
ubicados en tu cuerpo) están atascados (como cuando un gran número de
personas están utilizando sus móviles y el sistema se bloquea). Debido a ello
puedes sentirte constantemente falto de energía o agobiado, en especial
cuando algunas de esas personas te abruman con sus necesidades y
exigencias. (Si quieres averiguar qué personas están adheridas a ti mediante
cordones muy potentes, «escanea» a tus amistades: casi siempre, los primeros
nombres que aparecen son los correctos. Ver el Capítulo 2 para más
información sobre cómo hacerlo.)
Hebras de extraños
¿Has ido alguna vez de compras, o has estado en la calle rodeada de gente, o
haciendo cola con otras personas, y más tarde te has sentido inusitadamente
agotada y sin fuerzas? ¿O esa noche has tenido unos sueños extraños? O
puede que algunos días, al llegar a casa después de estar con mucha gente, te
hayas sentido sucia y has tenido que ducharte, aunque no hayas hecho nada
para ensuciarte. No es raro que unos filamentos energéticos se adhieran a tu
plexo solar en lugares atestados de gente procedentes de extraños, o de
personas con las que te has cruzado en la calle, aunque ni siquiera te hayas
fijado en ellas. Es posible que esas personas no sepan que lo hacen, al igual
que tú quizá no seas consciente de lo que ha sucedido. A veces puedes tener
una sensación como si alguien te agarrara del brazo para decirte algo.
Esos lazos son más profundos y difíciles de eliminar cuando te sientes
agotada. Por ejemplo, si estás de viaje y cansado debido al jet lag y te
encuentras en un aeropuerto repleto de gente en el que otras personas están
también cansadas, es fácil que se adhiera a ti una gran cantidad de energía
negativa que no es tuya. A menos que tu energía sea fuerte y vibrante, cuando
estás rodeada por una multitud es posible que unos filamentos energéticos se
adhieran a ti. Sin embargo, una vez que descubres este tipo de filamentos, son
relativamente fáciles de eliminar a menos que haya otro tipo de emociones en
juego, como cuando alguien te grita enojado en una multitud o te echa la
bronca cuando pasa en coche junto a ti.
Cuando estás rodeada de extraños y cruzas los brazos, suele ser una forma
subconsciente de evitar que unos cordones energéticos se adhieran a tu plexo
solar. A menudo, las mujeres, cuando están en un lugar lleno de gente,
sostienen el bolso delante de su plexo solar. Además de mantener sus
pertenencias a salvo, evitan subconscientemente que posibles filamentos
energéticos de extraños se adhieran a ellas.
Otro tipo de conexiones energéticas que se producen en lugares abarrotados
de gente es cuando, por alguna razón, mantienes contacto visual con alguien
durante un par de segundos más de lo habitual, e inconscientemente se forma
entre ambos un cordón energético. Posteriormente te tropiezas con esa
persona una y otra vez en lugares públicos. Quizá la veas en un restaurante y
luego en la cola en una tienda, y más tarde entre una multitud. Cuando esto
ocurre, sabes que es un cordón temporal que se ha adherido a ti. No se trata
de algo negativo; simplemente, debes tenerlo en cuenta.
Una forma de averiguar si los cordones energéticos de otros han impactado
en ti cuando estabas fuera de casa es observar tus sueños durante un par de
noches. Puede que tengas unos sueños que te extrañen. De hecho, la energía
que sigue adherida a ti a menudo aparece en sueños y tienes la sensación de
que «esos sueños no son tuyos».
Hebras de mascotas
Algunas de las hebras más fuertes son las que fluyen entre humanos y sus
animales de compañía. No es raro que un perro se despierte de un sueño
profundo y corra hacia la puerta para recibir a su dueño… aunque este
regrese a una hora poco habitual y se halle a un kilómetro de distancia. Lo
que ocurre es que el perro presiente una fluctuación del cordón que lo conecta
con su dueño. A medida que las fluctuaciones a través del cordón aumentan,
el perro siente la llegada inminente de su dueño. Se dan muchos casos en que
una mascota se pierde —por ejemplo, cuando sus dueños se la llevan de
vacaciones o cuando se mudan de casa— y el animal recorre centenares de
kilómetros para regresar a su casa. Por ejemplo, Buck, un perro labrador de
tres años, recorrió más de ochocientos kilómetros hasta Myrtle Beach,
Carolina del Sur, desde Winchester, Virginia, para reunirse con su dueño. Los
científicos sostienen que los perros son capaces de encontrar el camino de
regreso a su casa debido a su acusado olfato (en el caso de los gatos, debido a
su sensibilidad a las fluctuaciones magnéticas); sin embargo, es difícil
imaginar que Buck fuera capaz de guiarse por su olfato a través del vasto
océano de olores y recorrer ochocientos kilómetros hasta llegar a casa. Lo
más probable es que siguiera las hebras que lo conectaban con su dueño. (Los
animales regresan o bien a su casa o bien a su dueño, dependiendo de a qué o
a quién estén más fuertemente conectados.)
Las emociones también pueden fluir del dueño a su animal de compañía. El
animal puede sentir el timbre emocional de su dueño y responder replicando
esa emoción. Aunque no siempre es así, a menudo basta con observar las
emociones de la mascota para adivinar el estado emocional del dueño.
Las mascotas también pueden aliviar ciertas dolencias físicas
«asumiéndolas» subconscientemente a fin de mitigar los efectos sobre su
dueño. A menudo el síntoma aparece en la macota antes que en el dueño. Por
ejemplo, si el dueño empieza a sentir dolor de espalda, no es raro que su
mascota lo padezca antes que él. La frecuencia del dolor de espalda viaja a
través del cordón energético que fluye entre ellos. O, cuando una mascota
desarrolla diabetes, es posible que su dueño esté predispuesto a padecer esta
enfermedad y su mascota la haya asimilado para protegerlo.
Por supuesto, a veces no existe ninguna conexión entre la condición física
de un ser humano y la de un animal, pero si ocurre con tu mascota, no debes
sentirte culpable. No menosprecies con tu sentimiento de culpa el regalo que
te hace tu mascota (asumiendo tu dolencia). Los animales de compañía
asumen ciertas dolencias como un servicio que prestan a sus dueños con todo
su amor. Todos debemos embarcarnos en nuestro viaje espiritual, y los
animales evolucionan a lo largo del suyo lo mismo que nosotros. Una
mascota que mitiga el dolor y los desequilibrios físicos para su dueño llega
muy lejos en su viaje espiritual.
Aunque es raro, también puede suceder lo contrario: un humano asume la
dolencia de su mascota mitigándola o, simplemente, reflejándola. En cierta
ocasión me hallaba de viaje y me desperté con un intenso dolor en mi cadera
derecha. No comprendí el motivo. Había dormido en una cama confortable.
No había realizado ningún esfuerzo exagerado y no me había lastimado
ningún músculo. Llamé a David, mi marido, que estaba en casa, y le conté lo
de mi dolor. «Es extraño que tengas ese dolor», dijo, «porque hoy no he
podido sacar a Sadie a pasear. Parece que le duele la cadera derecha.» (Sadie
es nuestra vieja y dulce mestiza border collie.) En este caso yo había asumido
el dolor que padecía nuestra mascota, que se había manifestado como un
dolor en mi cadera.
Pamela me contó que a menudo soñaba que perseguía ratones e incluso se
los comía cuando su gato, Tam, dormía en la cama con ella. Dijo que estaba
convencida de que esos sueños no eran suyos, porque cuando estaba despierta
la idea de comerse un ratón le repugnaba, pero en sus sueños, los ratones
estaban muy ricos. Creía tener un fuerte cordón energético que la conectaba
con Tam y que había penetrado en los sueños de su gato.
En algunos casos las hebras son tan fuertes que el espíritu del animal
permanece junto a ti incluso después de morir. Quizá creas haber visto (con
el rabillo del ojo) o imaginado haber oído a tu difunta mascota. Es probable
que su espíritu permanezca junto a ti debido a que las hebras siguen
conectadas.
En ocasiones, las hebras están tan unidas que una mascota se encarna en el
cuerpo de otro animal para permanecer junto a su dueño. Sesame, la gata de
Carly, solo quería comer en un viejo y maltrecho bol. Carly, pensando que
era poco apetitoso, trató en varias ocasiones de sustituirlo por otro, pero
Sesame empezaba a maullar lastimosamente hasta que su dueña le ponía su
viejo bol. Pese a los numerosos intentos de Carly de ponerle de comer en un
bol nuevo, Sesame quería el viejo. De modo que Carly acabó cediendo y no
volvió a quitárselo.
Después de morir Sesame, la gata de una vecina tuvo gatitos. Carly adoptó
a uno, al que llamó Cinnamon. A medida que el gato crecía, Carly empezó a
observar que tenía muchas hábitos que le recordaban a Sesame. Por ejemplo,
cuando Cinnamon se asustaba, corría a refugiarse en el pequeño espacio
detrás del cesto de la ropa sucia, como solía hacer Sesame, e incluso roncaba
igual que ella. Pero cuando Cinnamon empezó a maullar a pleno pulmón cada
vez que su dueña le ponía de comer y a veces se negaba a comer lo que le
daba, Carly empezó a pensar que Cinnamon era Sesame. (Cuando por fin se
le ocurrió sacar el viejo bol de Sesame, Cinnamon comenzó a ronronear de
satisfacción y se comía todo lo que su dueña le ponía, siempre que fuera en el
viejo bol.)
«No puedo probarlo», dijo Carly, «pero en mi corazón sé que Cinnamon es
Sesame. Ha regresado junto a mí.» Algunas hebras sobreviven a la muerte.
Hebras de ideas
Las ideas, al igual que tus promesas, tienen energía e incluso consciencia. Por
eso no es raro que varias personas ubicadas en diversos lugares del mundo
tengan la misma idea en el mismo momento. La consciencia de la idea
emerge y flota alrededor del éter, en busca de alguien a quien conectarse. Si
varias personas están oscilando en la misma frecuencia que la idea, esta se
conectará a ellas. Es un concepto que no resulta extraño a gentes de culturas
nativas.
Cuando estuve con los aborígenes en Australia, me dijeron que los diseños
y los motivos artísticos viajaban a través de las esferas invisibles en busca de
alguien —generalmente un niño— para que las adoptara y las dibujara. A
veces los diseños viajaban a través de linajes familiares, de modo que el
diseño de un antepasado era dibujado por un descendiente aunque el
descendiente no conociera esa determinada obra artística. A veces ese
diseño elegía a alguien al azar con quien conectarse, pero siempre ha existido
la creencia cultural de que el arte posee su propia consciencia, su propia
voluntad y sus propios deseos.
Estas creencias de los pueblos nativos están reflejadas en el extraordinario
libro de Elizabeth Gilbert Libera tu magia: una vida creativa más allá del
miedo, en el que la autora sostiene que las ideas tienen consciencia. Dice que,
aunque no tengan un cuerpo material, tienen consciencia e incluso voluntad:
son formas de vida energéticas. Está convencida de que nuestro planeta está
habitado no solo por animales, plantas, bacterias y virus, sino también por
ideas, que, aunque separadas de nosotros, pueden interactuar con nosotros.
Pueden llamar a tu puerta, y si no conectas con ellas, buscarán otro
receptáculo. Elizabeth afirma que las ideas se pasan una eternidad girando en
torno a nosotros, buscando parejas humanas disponibles y dispuestas a
conectar con ellas, y esto incluye a todas las ideas: artísticas, científicas,
industriales, comerciales, éticas, religiosas y políticas.
Hebras de sueños
Una mañana me desperté acariciada por los remanentes de un maravilloso
sueño… sobre algas marinas. Que yo recuerde, nunca había soñado con algas
marinas, ni solía pensar en ellas. No era algo que estuviera en mi radar. Fue
un sueño muy curioso. Más tarde decidí llamar a mi hermana, Heather. Hacía
meses que no hablábamos. Durante nuestra conversación telefónica, me contó
que se había quedado dormida leyendo un libro sobre algas marinas.
Entonces comprendí mi sueño.
Lo que había ocurrido era que los pensamientos de mi hermana sobre algas
marinas —que había tenido poco antes de irse a dormir— habían viajado a
través del cordón que nos conectaba a ambas. Estas imágenes de algas
marinas viajando a través de la hebra la activó, haciendo que a mí se me
ocurriera llamar a Heather. No es raro que los pensamientos y las emociones
de las personas con las que estamos conectados por medio de nuestros
cordones energéticos aparezcan en nuestros sueños.
No solemos tener hebras conectadas a nuestros sueños nocturnos, pero las
cosas a las que estamos conectados aparecen a menudo en nuestros dramas
nocturnos. Tus sueños pueden empezar a darte una idea más clara de dónde
se hallan tus lazos de energía… y cuáles deberías potenciar o soltar.
Cuando escribas un diario para dejar constancia de tus sueños, empezarás a
descubrir a qué estás ligado por medio de tus cordones energéticos. Presta
atención a las pesadillas y los sueños repetitivos. Este tipo de sueños suelen
ofrecer pistas.
Este es un ejemplo de cómo puedes descubrir hebras de afinidad en tus
sueños: Laura, una de mis estudiantes, tuvo un inquietante sueño en el que se
encontraba en una panadería donde la mayoría de los artículos eran bollos de
Viernes Santo,1 unos bollos dulces con una cruz dibujada con azúcar glas en
la parte superior. De niña, Laura solía cantar las canciones infantiles sobre
bollos de Viernes Santo. En su sueño, cuando trató de tomar uno, comprobó
que estaba caliente y sintió como si alguien la obligara a meter la mano
dentro del bollo. Al ver que no podía sacarla, se asustó.
Cuando Laura analizó su sueño, recordó que el apellido de su nuevo jefe
era Cross. El primer día en que este acudió a trabajar y conoció a Laura,
murmuró para sí: «¡Me pongo caliente con solo mirarte!» A partir de ese día
siempre le prestaba una atención especial, haciendo que Laura se sintiera muy
incómoda. Me dijo que necesitaba el trabajo y no quería crear problemas en
la oficina, pero intuía que Cross le había clavado un cordón energético que
hacía que se sintiera agotada.
Laura utilizó algunos de los métodos que aprenderás más adelante en este
libro, y me dijo: «Denise, fue casi un milagro lo que ocurrió cuando utilicé
tus métodos para desprenderme de ese cordón energético. Yo sentía que el
señor Cross me observaba en el trabajo. A veces incluso me parecía como si
me estuviera desnudando con la mirada. Odiaba ir a trabajar debido a él. Pero
utilicé tu método para cortar el cordón y al día siguiente, cuando llegué a la
oficina, fue como si el señor Cross no me viera. Fue maravilloso. Desde
entonces trabajo tranquila, sin sentirme incómoda. Curiosamente, poco
después el señor Cross fue despedido —ignoro el motivo—, y ahora tenemos
un jefe al que adoramos. ¡Todo se ha resuelto de maravilla!»
Tus sueños pueden indicar conexiones energéticas de las que quizá no seas
consciente pero que succionan tu energía, por lo que es muy importante que
te acuerdes de analizarlos. Al igual que en el caso de cualquier método
utilizado para resolver un problema relacionado con los sueños, te aconsejo
que lleves un diario en el que escribas tus sueños en cuanto te despiertes. (La
mayoría de los sueños los olvidamos a los diez minutos de despertarnos, por
lo que es esencial que los anotes de inmediato.)
Hebras de un sanador/terapeuta/maestro/médico
Si eres sanador o masajista terapeuta, es probable que hayas tenido la
experiencia de haber atendido a un paciente que padecía un determinado
dolor o trastorno y que, después de haberlo sanado, te lo traspasó a ti. Gina
era una excelente masajista terapeuta que vino a verme porque estaba
convencida de que absorbía todos los dolores y los achaques de sus clientes.
Me dijo: «Denise, todos se van sintiéndose felices y aliviados, pero yo me
siento agotada, como si experimentara las dolencias de mis pacientes».
Esto ocurre a menudo porque el cliente crea un lazo energético muy fuerte
con el sanador. La energía benevolente del sanador fluye hacia el cliente, y el
dolor del cliente fluye de vuelta hacia el sanador. Este tipo de conexión
energética puede formarse también entre un cliente y un terapeuta, un
maestro, un mentor espiritual o un médico. Si ejerces una profesión que
consiste en ayudar a los demás y notas que tu energía disminuye después de
trabajar con tus clientes, conviene que aprendas a cortar los lazos energéticos
de inmediato, para no absorber los desequilibrios de otros.
Es muy importante que tengas en cuenta que si absorbes una dolencia o un
problema de un cliente, o absorbes algo de un amigo o conocido, no es culpa
de la otra persona. No le eches la culpa. No tiene ninguna culpa. (No lo
habrías absorbido de no existir una coincidencia en las vibraciones que hay
en ti.) Si hubiese algo que reprochar —que no lo hay—, sería el que tú veas a
esa persona como un ser enfermo y disminuido.
Cuando sentimos profunda compasión por las dolencias o las desgracias de
los demás, no es raro que absorbamos sus males. Esto suele ocurrir porque
eres una persona bondadosa y compasiva. Sin embargo, también significa que
ves a tu cliente, amigo o conocido como su dolencia o desgracia…, en lugar
de ver el ser íntegro, majestuoso y extraordinario que es. Si, por el contrario,
no ves a esa persona como alguien enfermo o disminuido, sino como un ser
humano glorioso y fuerte —e interactúas con él como tal—, no absorberás
nada negativo de él. Asimismo, cuando tratas a esa persona como a un ser
humano íntegro, fuerte y sano, haces que recuerde quién es y que se esfuerce
en potenciar su vitalidad. Si tratas a alguien como si estuviera enfermo o
incapacitado de alguna forma, así es como esa persona se verá, y es posible
que acabe enfermando o padeciendo algún desequilibrio.
Sexto chakra. Llamado el chakra del tercer ojo, este centro está asociado a tu
intuición y tu capacidad de sentir las esferas invisibles. Si alguien quiere
«meterse en tu cabeza», o si desea tu sabiduría, el cordón energético suele
adherirse al sexto chakra. Asimismo, si estás excesivamente vinculado a
alguien que ha fallecido, aquí es donde suele producirse la conexión
energética.
Séptimo chakra. Conocido como el chakra de la corona, es el área que nos
conecta con lo divino. Las conexiones energéticas que se producen aquí
pueden ser muy bellas, como resplandecientes hilos de luz, pero también
pueden producirse conexiones procedentes de quienes te consideran la vía de
acceso a lo divino. Pueden desear o envidiar tu conexión con las esferas
celestiales, de modo que se conectan a nivel subconsciente aquí. Es
importante que este chakra no tenga conexiones procedentes de quienes
desean que creas sin cuestionar esas creencias, al igual que ellos. Este tipo de
cordones suelen proceder de líderes religiosos, maestros, personajes políticos
y personas dominantes.
Hay otras zonas del cuerpo donde se producen conexiones energéticas, pero
los chakras o centros de energía son los más comunes.
Hebras celestiales
De niña viví con mis abuelos durante dos años, de los nueve a los doce. Mi
abuela paterna era astróloga; elaboró mi carta astral el día que nací. Ella y mi
abuelo se habían formado con el místico Manly P. Hall. Cuando yo vivía con
ella, mi abuela me hablaba del efecto y el influjo de las estrellas en nuestra
vida. Decía que hilos invisibles nos conectaban a cada uno de nosotros con
las estrellas, dependiendo de su posición en el momento de nuestro
nacimiento. De niña, yo imaginaba que podía ver estos hilos de luz a los que
se refería mi abuela. De mayor, me fascina nuestra conexión con los cuerpos
celestes.
La mayoría de las hebras que nos conectan con el cosmos son tal delgadas
que son casi irreconocibles; no obstante, estamos profundamente conectados
con el universo y todo lo que contiene. Todos tenemos hebras de energía que
fluyen hacia las estrellas, la luna, el sol y el espacio inabarcable de cuerpos
celestes. Por eso la astrología funciona. También hay hebras de energía que
nos conectan con nuestros ángeles y espíritus guías. Estas son las hebras que
debemos reforzar para potenciar la conexión. (En el Capítulo 5 aprenderás a
reforzar los cordones que te empoderan.)
Hebras colaterales
A veces las hebras de energía se transmiten de forma colateral. Hace muchos
años —antes de casarme— viajé a Hawái para visitar a mi hermana y tratar
de recuperarme de una época difícil en mi vida. No había estado nunca en
Hawái, y el viaje me hacía ilusión. Antes de partir, una amiga me entregó un
trozo de papel doblado. Me dijo: «Denise, aquí tienes el nombre y el número
de teléfono de un amigo que vive en Hawái. Creo que sería estupendo que os
conocierais. Estoy segura de que tenéis muchas cosas en común». Yo le di las
gracias y guardé el papel en el fondo de mi bolso.
Hawái me encantó. Me alegré mucho de ver a mi hermana y, después del
invierno gris y deprimente de Michigan, fue maravilloso gozar del tiempo
soleado y cálido. Mientras la herida de mi corazón sanaba, encontré trabajo
como camarera en uno de los bares situados a lo largo de la costa de Waikiki.
El barman, Gary, era muy simpático y atractivo, y cada vez que le pasaba el
pedido de un cóctel bromeábamos mientras él lo preparaba. Al cabo de un
tiempo empezamos a salir juntos. Era divertido averiguar diversos detalles
sobre la isla desde la perspectiva de Gary. Averigüé donde se hallaban las
mejores playas y qué tiendas ofrecían un amplio surtido de joyas de jade. Un
día, cuando Gary y yo llevábamos saliendo varios meses, decidí vaciar mi
bolso. Al hacerlo encontré, oculto en un rincón, el trozo de papel doblado que
me había dado mi amiga Bridget. Al abrirlo vi, escrito con su bonita letra, ¡el
nombre completo y número de teléfono de Gary!
Este es un ejemplo de hebras colaterales, porque Bridget estaba conectada a
mí y también a Gary mediante cordones energéticos. Gary estaba conectado
colateralmente a mí, pero ambos nos habíamos conectado sin saber nada el
uno del otro.
Conductos solares
¿Has observado que hay ciertas personas extraordinarias en cuya presencia tu
energía siempre aumenta, pero ellas no se muestran agotadas o despojadas de
su energía por ti u otras personas? Estas personas son como el sol. No
despojas al sol de su energía cuando lo tomas, sino que reflejas su luz. Estos
seres están conectados a una fuente de energía y son conductos de
resplandecientes hilos de luz y vitalidad. Tienen tantos hilos dorados de luz
moviéndose a través de ellos que parece como si irradiaran luz solar. Algunos
gurús y santos pertenecen a esa categoría, pero la mayoría de conductos
solares son seres normales y corrientes que tienen el don de permitir que una
cascada de luz emane de ellos. Su buena suerte puede aumentar o disminuir y
pueden experimentar una amplia gama de emociones, pero eso no suele
representar ningún menoscabo para ellos, porque no es su energía lo que
fluye en una incesante cascada a través de ellos: es una especie de energía
universal lo que se canaliza a través de estas personas.
A veces tú y yo nos convertimos también en conductos solares. A veces
estamos conectados a la fuente, de modo que todos los que nos rodean se
sienten revitalizados, pero nosotros no nos sentimos faltos de energía. Es
más, nuestra energía puede aumentar al mismo tiempo que aumenta la
energía de quienes nos rodean, porque cuanta más energía proyecramos, más
fluye hacia nosotros. En esos momentos nos convertimos en conductos.
Cuando eso sucede, experimentamos una sensación maravillosa. Alcanzamos
ese estado durante la meditación, a veces cuando estamos en contacto con la
naturaleza y nos sentimos conectados a todo, y a veces ocurre cuando
estamos enamorados. Es como si nos halláramos en estado de gracia. Para
convertirnos en conducto solar, una de las cosas más importantes a tener en
cuenta es no tomarnos las cosas personalmente.
Conductos protectores
Al igual que algunas personas son conductos de energía vital, otras portan
una especie de energía protectora. Cuando estás en presencia de ellas, las
hebras de energía debilitante no pueden penetrar en ti. Es como si estuvieras
bajo su paraguas protector. Estas personas suelen dedicarse a profesiones que
ayudan a otros, como enfermería, servicios sociales, urgencias médicas,
servicios de ambulancia, policía e incluso funcionarios de prisiones. Las
tragedias que ocurren a su alrededor no las desestabilizan, y constituyen un
refugio para personas que pasan por tiempos duros. Por supuesto, no todas las
personas que trabajan en esos campos son así —solo un pequeño porcentaje
—, pero eres consciente de ello cuando estás junto a uno de estos seres. Son
como un puerto seguro en una tormenta.
A menudo los videntes ven colores asociados a diversas hebras y cordones
de energía, y las personas que son conductos protectores suelen tener hebras
de colores fríos, como el azul cobalto, y tonos iridiscentes fríos. Y, al igual
que los conductos solares, tienen tantas hebras que casi parece que irradien
un color sólido. Rara vez se sienten agotadas o debilitadas por las personas
que las rodean. Otro rasgo que comparten en común con los conductos
solares es que no suelen tomarse nada personalmente. Parece como si los
golpes de la vida les resbalaran, sin llegar a afectarles.
Imagina a una mujer fuerte en la cima de una colina de noche bajo las
estrellas. Tiene los pies bien plantados en la tierra y los brazos levantados al
cielo. Ves las hebras de energía que fluyen de sus chakras. Algunas son muy
delgadas y delicadas, como el hilo de una telaraña. Otras están tirantes,
tensadas casi al límite. Algunas están a sus pies, enroscadas como cuerdas
viejas y abandonadas. Otras parecen estar enredadas entre sí, como
espaguetis. Algunas parecen hechas de luz y se elevan hacia las estrellas y la
luna; otras se hunden en la tierra. Cada filamento, cinta, hebra o cordón
transporta distintos colores y sonidos. Algunos se mueven, vibran y ondulan
(como siguiendo el ritmo de la melodía que toca una banda invisible), otras
parecen casi sólidas y congeladas en el tiempo. Puede haber una que tiene un
color rojo fuego que es dura y lacerante: el punto donde se inserta en el
cuerpo de la mujer tiene un aspecto llagado, como una herida.
Si pudieras ver los ríos de energía que fluyen hacia y desde tu cuerpo, lo
que verías se asemejaría a esta descripción. Verías que estás conectada a cada
parte del universo a través de tus hebras y filamentos de energía. La mayoría
de los que penetran en ti insuflan vida y son portentosos. Sin embargo, quizás
observes algunos que podrían debilitarte, como la hebra roja y lacerante que
se inserta en la mujer de la colina. En este capítulo descubrirás los efectos de
las hebras que te despojan de energía y cuándo debes soltar esos cordones
malsanos. Aprenderás también cómo «ver» tus hebras y descifrar cuáles te
están impactando. A medida que descubras las características de los cordones
negativos y los métodos para reconocerlos, conviene que tengas en cuenta
algunos aspectos sobre la energía.
El actual paradigma de nuestra cultura —o forma de contemplar la realidad
— es que el mundo constituye una ingrata esfera de separación. Un lugar
donde impera el temor y los abismos entre personas y lugares. Sin embargo,
empieza a emerger una nueva realidad en la que la unidad, la unión, la
interconexión instantánea y el «aquí y ahora» comienzan a florecer.
Conforme la brecha entre lo viejo y lo nuevo disminuye, conviene tener un
pie en cada realidad a fin de no precipitarnos en el vacío. Y es importante
honrar cada realidad. A continuación te ofrezco información sobre la
profunda naturaleza de tus hebras.
Ahí fuera no hay nadie excepto tú. En un profundo sentido espiritual, ahí
fuera no hay nadie excepto tú. He hablado de esto en la introducción, pero
deseo abundar más en ello.
¿Qué significa que ahí fuera no hay nadie excepto tú? En los momentos en
que los médicos pensaban que yo había muerto cuando tenía 17 años, pasé al
«otro lado» y experimenté una profunda sensación de unión y unidad con
todas las cosas y todos los seres. Esta percepción era tan natural como
respirar y tan auténtica y real como todo cuanto yo había experimentado.
Desde mi atalaya en el «cielo», «vi» que cuando estamos en el plano
terrestre nos sentimos separados de todo y de todos. Creemos que otros
pueden dañarnos; por tanto, nos protegemos del mundo que nos rodea. Esta
creencia colectiva es tan potente que, cuando no nos protegemos, resultamos
dañados. Puesto que lo creemos, es así. No obstante, esta creencia es una
falsa ilusión. Lo cierto es que todos somos distintas facetas de una gema
eterna de luz, amor y espíritu; como he mencionado antes, no hay nada «ahí
fuera» que pueda dañarnos realmente.
El problema es que no solemos experimentar esta maravillosa sensación de
unión con todo y con todos. Quizá la experimentamos en algunos momentos,
cuando meditamos o cuando hacemos el amor, cuando alcanzamos un estado
superior de consciencia. Pero en general todos estamos convencidos de la
realidad de la separación. Nos parece absolutamente real, en especial cuando
nos sentimos heridos en nuestros sentimientos o alguien nos despoja de
nuestra energía. Estamos convencidos de que no nos hemos perjudicado
nosotros mismos…, sino que ha sido otra persona. ¿Quién puede imaginar lo
contrario? Lo entiendo, puesto que yo tampoco suelo experimentar una
sensación de gracia y unión con el universo. Por regla general, me siento
separada de los demás y del mundo que me rodea. Pero lo extraordinario es
que recuerdo la experiencia de comprender que todos somos una misma cosa.
No lo experimento, pero lo recuerdo.
Si te pareces a mí, y no sueles experimentar una especie de unidad celestial,
sino que te comportas como si estuviésemos separados unos de otros, tu vida
empezará a cambiar a partir de ahora. Utiliza tu imaginación para visualizar
un campo vital inmenso y unificado. Con el tiempo, empezarás a comprender
que todas las hebras —tanto las que consideras negativas como las que
consideras positivas— forman parte de ti, y que las hebras negativas pueden
reflejar cualidades que no has aceptado, amado o abrazado.
Esto no significa que no debas cortar algunos cordones; debes hacerlo. Esto
no significa que no debas protegerte; debes hacerlo. Pero debes saber que
esos cordones constituyen en realidad un reflejo de algo que está dentro de ti.
Cuando comprendas que no solo eres tu cuerpo sino la montaña y el roble, y
cuando comprendas que cada persona que conoces no solo es parte de ti sino
de una sensación más expandida del yo, empezarás a entender la profunda
naturaleza de la vida.
No siempre recordamos nuestra fuente espiritual, y con frecuencia
olvidamos quiénes somos; por tanto, este capítulo es para esos momentos en
que olvidas. Al mismo tiempo, aprenderás por qué y cuándo debes eliminar
ciertas hebras.
A menudo hay síntomas que indican que tienes hebras adheridas que te
despojan de energía. Por supuesto, puede haber muchas razones que
expliquen estos síntomas, pero a veces hay alguien o algo que te está robando
tu energía. Repasa los siguientes síntomas para comprobar si alguno se aplica
a ti.
Agotamiento crónico. A veces el agotamiento puede deberse a una falta de
sueño, a una dieta poco saludable o al hecho de hacer algo que no te gusta
hacer. Pero a veces el agotamiento que sientes proviene de hebras debilitantes
que están adheridas a ti, a través de las cuales pierdes tu fuerza vital. Si te
sientes constantemente agotado y no encuentras ninguna razón física, es
posible que algo o alguien esté succionando tu energía. En la mayoría de los
casos, si se trata de una persona, esta no es consciente de que lo hace. A
veces esto puede ser temporal; por ejemplo, un amigo puede estar
atravesando por una crisis y despojándote a nivel subconsciente de tu energía.
Pero en ocasiones puede haber un cordón extremadamente negativo
enganchado a ti que lleva tiempo robándote tu fuerza vital.
Dolores compartidos. ¿Has estado alguna vez con alguien que te dice que
padece un dolor de cabeza insoportable y poco después tú también
experimentas una jaqueca espantosa? Sarah fue al hospital a visitar a su
amiga, a la que le habían extirpado la vesícula biliar. Cuando se marchó,
Sarah sintió un intenso dolor en la zona de su vesícula biliar. Las personas
que sienten un «dolor compartido» son compasivas y bondadosas. Sienten los
sufrimientos del mundo, y experimentan una profunda compasión por los que
padecen alguna dolencia. El problema es que este tipo de personas suelen
tener muchos cordones que las conectan con aquellos de quienes se
compadecen, lo que crea una sobrecarga en su sistema energético. Puede
decirse que asumen literalmente el dolor del mundo.
Vampiros energéticos
Ataques psíquicos
Posesión
Personas «tóxicas»
Personas que pisotean tus sueños
Tristeza, temor, ira y otras emociones que no son tuyas
Recuperarte del dolor después de la muerte de un ser querido
Energía residual y predecesora de una casa o lugar de trabajo
Grupos religiosos, espirituales u organizaciones políticas que no se
basan en el amor
Ataques psíquicos
Los ataques psíquicos son reales. Son distintos a que un vampiro energético
te deje sin fuerzas, porque los vampiros te succionan la energía. Un ataque
psíquico puede provenir de alguien que consciente (o inconscientemente) y
deliberadamente desea lastimarte. Es un ataque directo y muy inquietante. Es
como si alguien te asestara un puñetazo en el vientre, pero utilizando energía.
Ver el Capítulo 4 para averiguar más sobre este tipo de ataques y cómo
protegerte de ellos.
Posesión
Otro momento en que conviene tomar medidas es en el caso de posesión. (La
posesión es cuando un espíritu ocupa o comparte un cuerpo con alguien.) Es
una especie de conexión energética interna. Se produce un potente cordón
entre alguien y el espíritu de una persona difunta que ha penetrado en su
cuerpo. Hay textos sobre la posesión que se remontan a los albores de la
historia humana. Durante mi formación con mi kahuna hawaiana, esta me
enseñó cómo eliminar fantasmas —que también podemos llamar espíritus
terrestres— y espíritus de personas que estaban poseídas. Me dijo que era
muy raro toparse con una posesión, pero quería que yo estuviese preparada.
En esa época, muchas personas acudían a mí para que las librara de
fantasmas. Resultaba un poco hollywoodiense: cuando conseguíamos que los
fantasmas las abandonaran, las puertas se cerraban de un portazo, las
ventanas se cerraban de golpe y las luces se encendían y apagaban. (Más
tarde comprendí, en mi subconsciente, que yo gozaba con ese drama, pero en
esos momentos no era consciente de ello. Uno atrae aquello en lo que se
focaliza.) Un día, durante la época en mi vida en que me dedicaba a eliminar
fantasmas, una mujer vino a verme porque creía que estaba poseída; tenía
motivos fundados para creerlo. Fui a su casa y eliminé al espíritu tal como me
había enseñado mi kahuna. La mujer se sintió muy aliviada de que esa
entidad la hubiera abandonado.
Yo no sabía si se trataba de una auténtica posesión o no, puesto que la
mayoría son psicológicas e imaginarias. Pero cuando abandoné la casa de esa
mujer y me dirigí hacia mi coche, que había dejado aparcado delante de la
casa, no lo encontré. Yo lo había cerrado con llave y había bloqueado el
volante. No me explicaba lo ocurrido. De pronto vi mi coche a media
manzana de distancia, en el césped de otra casa. El volante estaba bloqueado
y las puertas cerradas con llave, pero el vehículo se hallaba a unos 30 metros
de distancia de donde lo había dejado aparcado. O un equipo de fútbol
americano o unos tipos forzudos lo habían levantado y transportado hasta el
césped de esa casa, o algo sobrenatural había sucedido.
Aún no estoy segura de qué ocurrió, pero cuando vi mi coche en el césped
de esa casa, comprendí que había llegado el momento de dejar de centrarme
en fantasmas y posesiones. A partir de entonces, los fantasmas dejaron de
estar en mi radar. Y a lo largo de los 48 años que llevo enseñando, me he
topado solo con unos pocos fantasmas y una posesión. En cuanto dejé de
centrarme en ellos, dejé de tener que eliminar fantasmas y apenas volví a
toparme con otro. En la vida atraes aquello en lo que te focalizas.
La posesión que he mencionado ocurrió cuando yo impartía clases en
Australia. Era la pausa para almorzar durante un evento multitudinario que
había organizado. Tenía prisa por ir a comer, pero la cola de gente que
esperaban hablar conmigo o que les firmara un libro era muy larga. Dos
mujeres se acercaron a mí. Una estaba pálida y parecía aturdida. Me dijo:
«Mi amiga está poseída. Tengo miedo, porque ayer, cuando circulábamos por
la carretera, dio un volantazo y estuvimos a punto de caer en la cuneta».
Sé que es muy raro que se produzca una auténtica posesión —casi siempre
los síntomas son psicológicos—, de modo que no me alarmé. A veces las
personas tratan de darse importancia imaginando que están poseídas. Otras,
tratan de suscitar compasión debido al drama que se crea porque son víctima
de alguien que ellas creen que está poseído.
De modo que respondí con aire despreocupado: «De acuerdo, vamos a
expulsar a ese engorroso espíritu que ha poseído a su amiga».
No se me ocurrió protegerme, porque no pensé que tuviera que protegerme
contra nada. No creí que esa mujer estuviera poseída. De haber pensado que
se trataba de una auténtica posesión, no me lo habría tomado de forma tan
disciplente (tenía prisa por ir a comer).
Informé a la mujer que iba a golpearla en el pecho con bastante fuerza, y
que al hacerlo el «espíritu» la abandonaría. Apreté la mano en un puño, conté
«¡Uno, dos, tres!» y grité «¡Fuera!» al mismo tiempo que la golpeaba en el
pecho.
La mujer se sobresaltó; las líneas de estrés alrededor de su boca y su frente
se suavizaron. La expresión de angustia en sus ojos desapareció. Me miró
entre atónita y aliviada y exclamó: «¡Se ha ido! ¡Se ha ido! ¡Gracias! ¡Dios
mío, se ha ido!»
Yo supuse que había dejado de creer que estaba poseída, de modo que me
olvidé del tema y me dispuse a responder a una pregunta de otra persona que
estaba en la fila, Por fin, cuando se marchó la última persona, fui a recoger mi
bolso. De pronto empecé a sentir unas fuertes contracciones musculares. Era
como si todo mi cuerpo se retorciera, como si padeciera un ataque. Caí sobre
la alfombra, presa de fuertes convulsiones. El promotor del evento me miró
aterrado. «¿Qué te ocurre? ¿Quieres que llame a un médico?»
Yo podía oír sus palabras, pero sonaban sofocadas y lejanas, como si me
hallara al final de un largo y oscuro túnel. Pensé aterrorizada: «¿Qué está
ocurriendo?» De golpe lo comprendí. La mujer estaba poseída y la entidad
que la había abandonado había penetrado en mí. Maldita sea.
El promotor se inclinó sobre mí. «Posesión», murmuré.
Él me había visto golpear a la mujer en el pecho y decirle que la entidad se
había marchado, por lo que entendió a qué me refería. Tomó un trozo de
papel y dibujó rápidamente la estrella de David. (Era judío y pensó que la
estrella de David me protegería.) Me metió el papel en la boca, tratando de
obligarme a tragarlo, para librarme de la entidad. Yo temí que me asfixiara.
Cuando todo empezó a oscurecerse, vi ante mí un puntito de luz que se
alejaba. A medida que la luz se encogía, oí una voz interior decir: Recuerda
quién eres.
Esas palabras, dichas con sencillez, lo cambiaron todo.
Recuerda quién eres.
Pensé para mis adentros: Soy todo lo que es y será siempre. Nada existe
que no sea yo. Soy infinita. El Creador habita en mí… como yo. Solo existe
gracia y amor.
Con estas palabras, el puntito de luz se intensificó…, hasta que me sentí
inundada por una luz dorada radiante y esplendorosa. En ese momento
comprendí que no existía ninguna entidad y ninguna posesión. Lo que se
había adherido a mí había desaparecido…, solo quedaba la luz.
El hecho de recordar quién era yo lo cambió todo. Aunque insistí en que
recordar mi auténtica naturaleza lo había cambiado todo, el promotor estaba
convencido de que había sido obra de la estrella de David. (Lo cierto es que,
ante su insistencia, yo había masticado y me había tragado el trozo de papel.)
Siento gran respeto por la estrella de David, pero sabía que no era eso lo que
me había librado de la entidad. De todos modos, di las gracias al promotor
por la rapidez con que me había auxiliado. Fuimos a almorzar y seguí
impartiendo el resto del seminario, sin experimentar ningún residuo de la
experiencia.
He dudado en relatarte esta historia, porque no quería que temieras la
posibilidad de que se produzcan posesiones. (Casi puedo garantizarte que ni
tú ni las personas que te rodean sufriréis una auténtica posesión. Es un hecho
muy raro.) No obstante, he decidido compartirla contigo por si se da el caso,
insólito, de que te encuentres con una posesión. Si eso ocurre, recuerda quién
eres. Es así de simple. Eres un majestuoso y radiante ser de luz. No tienes que
recitar palabras especiales. Este método se aplica no solo a una supuesta
posesión, sino a cualquier reto al que te enfrentes en la vida. Cuando
recuerdas quién eres, y cuando recuerdas que eres un ser infinito de gracia,
amor y luz, no hay espacio para nada más. No eres una víctima de la vida, ni
tienes que serlo.
Personas «tóxicas»
A veces hay personas en tu vida que consideras tóxicas. En tal caso, debes
tomar medidas de inmediato para limpiar tu campo energético de esos
cordones. Hay personas que te despojan de tu energía o hacen que tu
autoestima disminuya después de haber estado con ellas. (El término no
significa necesariamente que esas personas sean tóxicas, sino que los
cordones que fluyen entre tú y ellas son tóxicos para ti.) Estas personas no
son vampiros energéticos, puesto que no succionan tu energía, y no son
atacantes psíquicos porque no te desean conscientemente ningún mal. Son
personas cuyo estado de ánimo es tan negativo que contaminan a todos los
que están a su alrededor. Si hace un día espléndido, advierten sobre el mal
tiempo que se avecina o la cantidad de polen que hay en el ambiente. Si
alguien las felicita por su nuevo corte de pelo, se quejan del dineral que les ha
costado o los olores que tuvieron que soportar en la peluquería. Sea cual sea
el tema que surja en la conversación, siempre hallan la forma de darle un giro
negativo. Son personas que tienen un enfoque totalmente negativo respecto
de la vida. Lo chocante es que lo único que parece hacerlas felices es cuando
están con otra persona negativa…, para poder quejarse juntas.
Es difícil no juzgar a alguien que siempre se muestra negativo y no deja de
quejarse. Sin embargo, tu juicio sobre otra persona puede dañarte a ti. Sé que
es difícil no hacerlo cuando estás con alguien tan irritante, pero en lugar de
juzgar a la persona con dureza, compadécete de ella. (Estas personas no se
han propuesto ir por el mundo despojando a la gente de energía: desean ser
amadas y aceptadas, pero no saben cómo lograrlo.) Ten en cuenta que por el
mero hecho de ser tóxicas para ti no significa que sean tóxicas en general. Su
alma no es tóxica. Algunas personas son alérgicas a las fresas o a los
langostinos. Eso no significa que las fresas o los langostinos sean
necesariamente tóxicos, sino que lo son para algunas personas.
Para descubrir tus conexiones energéticas y hasta qué punto influyen en ti,
puedes hacer varias cosas. En esta sección, aprenderás algunos métodos
dirigidos a explorar e investigar tus hebras. También aprenderás algunas
técnicas de visualización y radiestesia que puedes utilizar tú mismo para
sacar el máximo provecho de tu intuición natural. Cuanto más fuerte sea tu
intuición, más potentes serán los resultados que obtengas durante el viaje
para averiguar y explorar tus hebras. Tu intuición te permitirá obtener una
idea más clara de a qué objetos y personas estás conectado.
Para empezar, te propongo tres cosas que son esenciales para activar tu
intuición.
Activa tu intuición
1. Confía en tu sentido intuitivo. Aunque vivimos en una época tecnológica
que suele primar la lógica y desdeñar la intuición, sigue habiendo una parte
de ti que está íntimamente conectada con el mundo invisible de la energía que
te rodea. Aunque hayas olvidado conscientemente esta conexión, aún puedes
acceder a ella. Muchas personas intuyen que va a suceder algo segundos
antes de un accidente. O perciben una clara imagen de la persona que llama
en el momento de descolgar el teléfono. Otras tienen estas mismas
sensaciones cuando ven un meteorito surcar el cielo: una sensación de
integridad, una percepción precognitiva de lo que es realmente importante en
la vida. Los sentimientos y las sensaciones que experimentamos en esos
momentos provienen del lugar donde nos habla nuestra voz interior. Esta voz
nos proporciona constantemente orientación e información. Para oírla, en
primer lugar debes confiar en ella. Aunque no tenga sentido para tu mente
consciente, presta atención a esta voz. Escucha lo que te dice. Confía en ella.
2. Acepta que puedes estar equivocado. Una de las mayores barreras que te
impiden confiar en tu voz intuitiva es tu temor a equivocarte. Para desarrollar
tu saber instintivo, es preciso que reconozcas que puedes estar equivocado.
Cuando doy clases de intuición, he observado que los estudiantes que
obtienen mejores resultados son los que les importa un bledo estar en lo
cierto o no. La persona que teme fallar reprime el libre curso de la mente
intuitiva.
Disponte a fallar. ¡Abraza tus fallos! Cada vez que fallas, aprendes algo.
Cuando estás equivocado, conectas con una especie de mente de principiante,
el lugar donde estás dispuesto a aprender, a escuchar y a recibir.
Uno de los ejercicios más potentes para descubrir tus hebras es explorar
tu cuerpo mientras te hallas en un estado meditativo. Es un método muy
simple, pero el más efectivo para descubrir tus hebras de energía. Estos
son los pasos que debes seguir:
En este capítulo has aprendido los efectos de las hebras negativas, cómo
explorar y evaluarlas, y cuándo conviene que te desprendas de ellas. En el
siguiente capítulo, aprenderás métodos precisos para cortar los vínculos que
te despojan de energía.
3. Yelp: Multinacional dedicada a validar empresas a través de las reseñas de los usuarios. (N. de
la T.)
3
CORTAR LOS LAZOS QUE ATAN:
SOLTAR LAS HEBRAS
QUE TE DEBILITAN
En este capítulo comparto contigo varios potentes métodos para cortar los
cordones y las hebras que te perjudican. ¿Qué método debes utilizar? Todos
funcionan. Algunos resultan más eficaces para una persona que para otra. Mi
consejo es que pruebes algunos, y no tardarás en descubrir los que te resultan
más efectivos.
1. Purifícate. Date una ducha, frótate con sal y luego enjuágate con
agua fría. (Esto limpia tu campo áurico.) También puedes darte un
baño con sal y enjuagarte con agua fría. Ponte ropa de colores claros.
(Los colores claros reflejan y los colores oscuros absorben; tu ropa
debe repeler cualquier conexión malsana, no absorberla.)
2. Bebe mucha agua. Es importante que estés bien hidratado para esta
ceremonia. Es preferible que el agua esté energizada. Para
energizarla, sostén la mano sobre el agua y bendícela o déjala al sol
(o bajo la luna y las estrellas durante al menos cinco horas con el
propósito de que las fuerzas celestiales la energicen).
3. Anótalo. Ten claro de quién y/o de qué quieres desprenderte. A
veces es útil escribir exactamente qué deseas y colocarlo en tu altar
personal. Si no tienes un altar, enciende una vela y deposita la lista
debajo de la vela.
4. Siéntate en un lugar cómodo. Cierra los ojos y relájate. Merece la
pena que pongas una música ambiental de fondo. La música te
permitirá sumirte en un estado meditativo más rápidamente. Respira
hondo unas cuantas veces. Con cada inhalación, imagina que te
invade una energía fresca y resplandeciente, y con cada exhalación,
que eliminas todo lo que no necesitas.
5. Invoca a los guías. Invoca a tus guías espirituales, ángeles y
ancestros para que te proporcionen ayuda y orientación. Pídeles, con
gratitud, que te ayuden a eliminar lo que es innecesario por el bien
supremo de todos.
6. Visualiza. Cuando estés relajado, imagina que te encuentras en lo
alto de una colina cubierta de hierba. A lo lejos ves unas montañas
coronadas de nieve o una costa luminosa. Dedica unos minutos a
sentirte rodeado de este hermoso panorama. Imagina que una suave
brisa agita lentamente la alta hierba. Contempla las vaporosas nubes
en el cielo. Tómate un momento para sentirte fuerte y centrado. Hay
un sendero serpenteante que conduce a la cima de la colina.
Cualquier persona u objeto que tenga lazos energéticos contigo
puede subir por el sendero hacia ti, tal como deseas.
7. Corta y suelta. Observa que sostienes en las manos unas tijeras de
podar grandes y afiladas, unas tijeras normales o un cuchillo. Tienen
un tacto sagrado. Cuando la primera persona con la que deseas cortar
tus ataduras aparezca en el sendero, imagina que se halla frente a ti.
Observa las hebras que os conectan. Si son de colores vivos y
vibrantes, quizá deberías dejarlas. Si alguna es oscura y opaca o está
arrugada, toma las tijeras de podar (las tijeras normales o el cuchillo)
y córtala. Si tienes la impresión de que el cuchillo es romo, sostenlo
sobre tu cabeza para que la luz del sol lo afile. A veces cortas un
cordón y parece que vuelve a formarse. Sigue cortándolo una y otra
vez, o arráncalo. Al fin lograrás seccionarlo.
8. Afirma. Mientras cortas, con un propósito claro, di, «Lo que es mío
es mío. Lo que es tuyo es tuyo». O puedes decir:
«Yo (di tu nombre) deseo cortar y soltar todos los cordones que
me atan a ti que no sirven ni refuerzan nuestro bien supremo.»
«Cuando corto los cordones que me ligan a ti, honro mi
espacio… y honro tu espacio. Cada cual es libre en su propia
luz. Yo soy libre. Tú eres libre.»
«Solo permanece lo que es beneficioso y empoderador.»
Invoco la luz pura del espíritu para que fluya a través de mí. El amor del
Creador me abraza y protege. Solo lo que me sostiene y alimenta está
conectado a mí. Me siento a salvo, fuerte y bien. Todo está bien.
1. Imagina los cordones o las hebras. Visualiza que los cordones que
deseas cortar están frente a ti; imagina que se extienden entre tú y la
persona, la conducta adictiva, el objeto o la creencia con la que
deseas romper.
2. Sostén el péndulo delante tuyo. Mientras sostienes el péndulo
delante tuyo, deja que oscile o se balancee de un lado a otro. Al
principio tendrás la sensación de que eres tú quien hace que oscile.
Es normal. Al cabo de un rato te darás cuenta de que el péndulo se
mueve solo, pero hasta entonces, es normal que piensas que eres tú
quien lo controlas.
3. Visualiza una luz vibrante que irradia del péndulo. Imagina que,
mientras el péndulo oscila o gira, la luz se intensifica más y más.
Esta luz que oscila o gira secciona los cordones innecesarios.
4. Comienza por encima de tu cabeza. Mientras el péndulo se mueve
(de forma análoga a como se mueve el péndulo de un reloj), sostenlo
unos centímetros delante tuyo, o sostenlo por encima de tu cabeza.
Bájalo lentamente. A medida que desciende delante tuyo, irá
cortando los cordones. (Si lo prefieres, puedes comenzar por la zona
del hueso púbico e ir subiendo el péndulo hasta tenerlo por encima
de tu cabeza.)
5. Deja que se detenga solo. No te preocupes por la rapidez o lentitud
con que el péndulo gira u oscila. Deja que se mueva a su propio
ritmo. A veces tendrás la sensación de que tiene voluntad propia, lo
cual es positivo. Deja que se pare solo; deja que complete el proceso
que ha iniciado. Cuando esto suceda, significa que los cordones han
sido seccionados.
Elegir tu pluma. Cada pluma tiene su propia energía. Las mejores plumas
son las que te eligen a ti. Son las que dan la impresión de que aparecen de la
nada. Una pluma que te regala una persona que comulga con los principios de
la medicina tradicional también es muy potente. Por supuesto, también
puedes comprar tú mismo una pluma. Las tiendas que venden material de
pesca con mosca y de artesanía suelen vender plumas. Los vendedores
ambulantes en las asambleas de indígenas norteamericanos también suelen
vender plumas y abanicos de plumas. No obstante, no elijas la primera que
veas. Para encontrar la pluma más adecuada para ti en una tienda o un
mercadillo, relájate, entrecierra los ojos y pide que se te aparezca tu pluma. A
menudo verás una pluma que parece más radiante que las otras. Es un signo
que es la que te está destinada.
Cuidar tus plumas. Cuidar tus plumas con el respeto que merecen potencia
su efectividad. Debes guardarlas en un lugar especial y «alimentarlas»
espolvoreando de vez en cuando un puñado de harina de maíz sobre ellas y
luego sacudirlas un poco para eliminarlo. Hacerlo simbólicamente alimenta al
espíritu del ave y restituye la energía de la pluma.
Muchas aves tienen ácaros que pueden estar presentes en las plumas. Si no
las cuidas, los ácaros pueden acabar corroyendo tus plumas y destruyendo su
belleza y utilidad. Para prevenir este tipo de deterioro te recomiendo que las
guardes entre hojas de cedro, de salvia o de tabaco.
Formas de plumas para cortar cordones. Las plumas utilizadas para cortar
cordones se presentan en tres formas tradicionales: una sola pluma, abanicos
de plumas y alas. Puedes usar una sola pluma sin adornos, o decorarla
envolviendo el extremo del cálamo en un trozo de cuero o de tejido. También
puedes decorar este trozo de cuero o de tejido con otras tiras de cuero y
abalorios.
Otra opción es utilizar un abanico de plumas, que suele estar confeccionado
con varias plumas aseguradas con un trozo de cuero o una base de madera.
Las alas y los abanicos de plumas tienen una superficie más amplia para
mover la energía, pero son menos fáciles de controlar que una sola pluma.
Salvia y cedro para sahumar. Una de las hierbas más potentes utilizadas
para limpiar energía es la salvia. Utilizada tradicionalmente por los indios de
las llanuras, la salvia ha adquirido gran popularidad recientemente debido a
su potente efectividad en la limpieza y purificación de personas y espacios.
Sus efectos son perceptibles de inmediato, por lo que es una buena opción
para eliminar cordones de energía negativa. El olor acre del humo de salvia es
excelente para disolver una energía muy densa o estancada o eliminar
cordones oscuros y viscosos. Los cheroquíes (mi tribu) y otras tribus utilizan
tradicionalmente cedro con el mismo propósito. En diversos países se utilizan
distintas hierbas. Pero el tipo de hierba utilizada es menos importante que el
propósito y la oración que se utilizan con ella.
Cada vez que estamos con otras personas, nuestro campo energético se ve
afectado. A veces nuestra energía aumenta y otras disminuye, y a veces se
mantiene neutra. Sin embargo, a menudo es difícil adivinar qué energía es
tuya y qué energía pertenece a otra persona.
Si te sientes estupendamente y cuando te acercas a cierta persona tu energía
decae, puede indicar que has absorbido los sentimientos subyacentes de esa
persona. Si te alejas de ella y tu energía aumenta, también confirma que su
energía ha influido en ti. (Recuerda que esto no significa que esa persona sea
negativa, sino que en esos momentos su frecuencia no coincide con la tuya.
Es posible que otros estén junto a esa persona y sientan que su energía se
dispara y experimenten una profunda satisfacción.)
De joven trabajé como masajista terapeuta especializada en shiatsu. A
veces me sentía estupendamente antes de una sesión, pero cuando colocaba
las manos sobre mi cliente, notaba un cambio radical en mi estado emocional.
En ocasiones pasaba en un instante de sentirme muy animada a nerviosa,
deprimida o irritada. Cuando empecé a dar masajes, pensé que todo lo que
sentía era mío, y buscaba alguna circunstancia en mi vida que explicara esas
emociones.
Una soleada mañana de primavera, Saul vino a mi estudio para una sesión
de shiatsu. Cuando llegó, yo estaba muy contenta porque habían florecido
unos narcisos frente a la ventana. Pero cuando apoyé las manos en la espalda
de Saul, de pronto caí en una profunda depresión. Fue como si estuviese en
una habitación brillantemente iluminada y alguien hubiese apagado la luz.
Examiné mi vida para averiguar qué había provocado esta repentina
depresión. Estaba convencida de que todo iba bien en mi relación con mi
marido, pero quizás habían surgido problemas de los que yo no era
consciente. Recordé algunos problemas de mi infancia y pensé que quizá mi
depresión estaba relacionada con ellos. Sin embargo, cuando retiré las manos
del cuerpo de Saul, la emoción se disipó. Cuando hablé con él después de la
sesión de shiatsu, me contó que acababa de perder su empleo y se sentía muy
disgustado y deprimido.
Por fin empecé a comprender que esos repentinos cambios de emoción eran
las emociones de mis clientes, que no las mías. Para confirmarlo, preguntaba
al cliente cómo se sentía, y este casi siempre corroboraba las emociones que
experimentaba yo.
No es infrecuente sentir las emociones y los pensamientos de otros. Si
observas que tu energía disminuye en presencia de una determinada persona
o en un determinado lugar, es probable que la energía que sientas no sea tuya.
Has absorbido una parte de la energía de esa persona o lugar. Pregúntate si…
Estos síntomas pueden ser signo de que has absorbido la energía de otros
de una forma que no te beneficia. Existen ciertas influencias que no alcanzas
a ver pero que inciden en tu energía. Algunos lugares tienen una energía
residual de eventos pasados que puedes absorber. ¿Has entrado alguna vez en
una habitación en la que se ha producido una discusión y has notado un
ambiente opresivo? Es debido a la energía residual. Otros lugares tienen una
energía predecesora de las personas que vivieron allí (o murieron allí, como
por ejemplo un espíritu terrestre) que también puede mermar tu energía.
Existen multitud de fuerzas visibles e invisibles que pueden desequilibrar
tu energía. Protegerte es buena idea cuando la energía que absorbes no te
beneficia. También conviene que te protejas cuando alguien dirige de forma
consciente (o incluso a nivel subconsciente) energía negativa hacia ti. Eso se
llama un ataque psíquico.
ATAQUES PSÍQUICOS
Si has respondido sí, es probable que alguna vez hayas dirigido de forma
subconsciente energía negativa contra alguien. No te sientas culpable por
ello. Todos lo hemos hecho. Es importante que te perdones a ti mismo. Sin
embargo, si te das cuenta de que reincides, para de inmediato. Este tipo de
ataques siempre se vuelven contra ti, más pronto o más tarde, de una forma u
otra. Más adelante, en este capítulo, aprenderás métodos para repeler ataques
psíquicos y energías negativas que se vuelven contra ti como un bumerán.
Ésta es solo una breve lista y, desde luego, pueden existir numerosas
razones que expliquen estas experiencias, pero si tienes estos síntomas y
crees ser objeto de un ataque, quizá lo seas.
Drogadicción. Una persona que está enganchada a las drogas no solo tiene
agujeros y desgarros en su campo áurico (de forma que las entidades astrales
puedan pasar a través de ellos y adherirse a ella), sino que —dado que no ve
el mundo con claridad— puede ofenderse sin motivo alguno y dirigir un
violento ataque psíquico contra alguien que piensa que la ha perjudicado.
Posesión. Aunque es muy raro, se dan casos en que una persona está poseída.
No obstante, el noventa y nueve por ciento de las veces, lo que interpretamos
como una posesión no lo es. Lo más probable es que no te encuentres nunca
con una persona que está poseída. La mayoría de las veces, la persona padece
un desequilibrio o un trastorno mental y creemos que está poseída
basándonos en lo que vemos en películas y series de televisión.
He incluido la posesión bajo el epígrafe de ataques psíquicos porque puede
presentar síntomas similares. Pero es distinto de un ataque. La posesión se
produce cuando una entidad (o un espíritu terrestre) coocupa un cuerpo
durante cierto tiempo. Solo puede suceder si el cuerpo tiene aberturas en su
campo áurico. Estas aberturas suelen deberse al consumo excesivo de drogas
(o alcohol) durante largos períodos de tiempo; aunque a veces puede ocurrir
cuando una persona se siente agotada o cede continuamente su poder
personal a otros.
1. Imagina una esfera con forma de huevo que rodea tu cuerpo. Debe
sobresalir de tu cuerpo no menos de treinta centímetros y no más
de noventa centímetros. Cuarenta y cinco centímetros es la medida
ideal. Está llena de una luz blanca resplandeciente.
2. La esfera tiene una superficie muy resistente, comparable a un
cristal a prueba de balas. Pese a su resistencia, puedes ver a través
de ella.
3. Observa toda la superficie por si presenta pequeños desgarros,
grietas o incluso arrugas. Observa también si en algunas zonas este
material protector es más delgado que en otras. Lo ideal es que la
superficie sea lisa y reflectante como un espejo pulido.
4. Si hay algo que debes reparar, imagina que dispones de un
pegamento cósmico o una varita mágica con que repararlo. La
superficie exterior deber ser lisa y resbaladiza para que nada pueda
adherirse a ella.
5. Ten en cuenta que solo las energías de elevada frecuencia más
beneficiosas pueden atravesar la superficie resistente pero
semipermeable de tu esfera de luz blanca. Tu energía puede fluir a
través de ella, pero solo las frecuencias más impolutas pueden
penetrarla. Es un campo de fuerzas invisible e imponente.
Puedes utilizar otros colores además del blanco para tu esfera. Puedes
imaginar una esfera de luz rosada a tu alrededor, que te envuelve en una
energía benevolente. O visualizar una bola de luz verde, que te abraza con
una energía sanadora. La luz dorada suele evocar las esferas celestiales,
además de la sabiduría interior. O tu esfera puede ser de color violeta,
pasando de lo negativo a lo positivo. Imagina que te hallas en el centro de
una espléndida y radiante luz violeta. La luz violeta tiene la facultad de
transmutar y disolver la energía nociva en la luz. Puede ayudarte a eliminar
las energías perjudiciales de tu pasado. También puede transformar el temor y
la ira en amor y gozo. Todo lo que no es necesario se disuelve en esta
esplendorosa luz que te rodea.
A veces es útil imaginar una abertura semipermeable en la parte superior de
la esfera a través de la cual penetra una radiante cascada de luz blanca o
dorada que cae del cielo sobre ti. Solo una energía vital celestial puede pasar
a través de esta abertura. Y en el fondo de tu esfera hay un sumidero por el
que se escurre todo lo que no es necesario y cae en tierra, donde es
neutralizado. Nada puede penetrar a través de esta abertura salvo lo que
contribuye al bien supremo.
Hace muchos años, una amiga me contó que una luz blanca le había
salvado la vida. Un día, al cruzar la calle, un coche se precipitó hacia ella. Me
dijo: «Denise, no me dio tiempo a echar a correr, de modo que alcé las manos
sobre mi cabeza, agarré una luz blanca y bajé las manos, como si cerrara una
persiana. Al instante, la luz blanca me rodeó por completo».
Continuó diciendo: «El coche frenó en seco, deteniéndose justo en el borde
de mi escudo de luz blanca. El conductor, demudado, se apeó y me miró
como si no diera crédito. Dijo que era como si un campo de fuerzas invisibles
hubiera detenido su coche».
«¿Qué ha pasado? ¡Pude haberla matado!», exclamó. Mi amiga le contó lo
de la luz blanca, pero el hombre se alejó meneando la cabeza con
incredulidad.
Comparto esto contigo porque quiero que sepas lo poderosa que es la esfera
protectora de luz blanca. Sin embargo, a mi modo de ver, si un coche se
precipita hacia ti, echa a correr para ponerte a salvo. Es buena idea rodearte
de una luz blanca antes de salir de casa si tu intuición te aconseja que lo
hagas.
1. Para este escudo protector, imagina que estás dentro de una bola
formada por espejos. El exterior de la bola es una superficie de
espejos lisa y reluciente. Solo una energía positiva de elevada
frecuencia puede penetrar en ella; todo lo demás es repelido por la
bola. Esto resulta muy eficaz para defenderte de ataques psíquicos.
2. Otro método consiste en imaginar que estás rodeado por una bola
de energía, pero los espejos están en el interior. De esa forma, tu
energía rebota hacia ti y no se disipa. Permanece dentro de la bola.
Tú eres tu campo energético. (Puedes tener también una superficie
interior de espejos y una superficie exterior de espejos.)
3. El tercer método está reservado solo a casos muy graves. Es muy
efectivo, pero debe utilizarse con prudencia. Si hay alguien que te
avasalla y eres incapaz de mantener tu energía intacta cuando estás
con esa persona, este es el método que debes usar. Debe utilizarse
con compasión y en ningún caso con ira o temor. Esto es
importante, porque diriges esto hacia otra persona en lugar de
focalizarla en ti.
Para este método, imagina que una bola de espejos (con los
espejos en la parte interior) rodea a la persona de quien te
consideras víctima. Si esa persona te envía una energía alegre y
benevolente, la energía rebota hacia ella magnificada. Si envía una
energía malintencionada, también rebota hacia ella magnificada.
Por consiguiente, cualquier energía negativa (que te envíe)
permanece dentro de la bola de espejos.
Nota: aunque los aceites esenciales son una sustancia natural, algunas
personas tienen una reacción alérgica cuando su piel entra en contacto directo
con ellos, en especial la delicada piel de la cara. Sé prudente cuando te
apliques los aceites directamente sobre la piel. Los aceites esenciales pueden
mezclarse con aceites portadores, como el aceite de jojoba, el de zanahoria, el
de semillas de albaricoque o el de almendra dulce, si tienes la piel sensible y
deseas utilizarlos directamente sobre el cuerpo.
Estos son algunos aceites esenciales que puedes utilizar como protección;
la mayoría sirven tanto para limpiar como para proteger.
Abeto: aroma fresco, puro, a madera, verde. Combina bien con neroli,
aceites cítricos, pino, enebro.
Albahaca: aroma herbal, dulce, fresco, verde. Combina bien con
limón, hierba limón, naranja, rosa.
Camomila: aroma suave, cálido, delicado (aconsejable para proteger
a niños). Combina bien con rosa, lavanda, ylang-ylang, neroli.
Ciprés: aroma cálido, suave, a madera. Combina bien con incienso,
menta, madera de cedro.
Clavo: aroma a madera, terroso, cálido. Combina bien con canela,
cardamomo, naranja.
Enebro: aroma a madera, verde, fresco. Combina bien con plantas de
hoja perenne (como el abeto y el pino), romero, vetiver, salvia sclarea,
hierba limón.
Eucalipto: aroma fresco, limpio, estimulante. Combina bien con
limón, menta, tomillo.
Incienso: aroma cálido, a madera, dulce. Combina bien con rosa,
madera de cedro, mirra, sándalo.
Madera de cedro: aroma terroso, a madera, cálido. Combina bien
con salvia, ciprés, incienso.
Menta: aroma fresco, frío, limpio. Combina bien con pomelo,
romero, eucalipto.
Mirra: aroma cálido, terroso, picante. Combina bien con incienso,
clavo, sándalo.
Naranja: aroma fresco, limpio, soleado. Combina bien con tomillo,
eucalipto, otros aceites cítricos.
Pachulí: aroma cálido, terroso, a madera. Combina bien con
bergamota, salvia sclarea, menta, geranio.
Romero: aroma puro, fresco, picante. Combina bien con aceites
cítricos, árbol de té, menta, abeto.
Salvia: aroma a madera, terroso. Combina bien con aceites cítricos,
madera de cedro.
Vetiver: aroma cálido, a madera, terroso. Combina bien con pino,
albahaca, geranio rosa.
Hay muchos otros aceites esenciales que puedes utilizar para proteger tu
energía, pero estos son los básicos.
Luego visualizamos las alas de los ángeles que rodean a cada ocupante del
coche. Otra oración que utilizo es el mantra japonés Namu Amida Butsu. Para
mí, representa una protección poderosa e inmediata. Viví en un monasterio
budista zen durante varios años, por lo que tengo afinidad con el budismo, y
Amida es uno de los ideales más sublimes del budismo japonés. Traducido
libremente, este mantra significa Yo me refugio en la luz. Yo misma he
experimentado algunos milagros al utilizarlo. Un día mi marido, David, mi
hija, Meadow, y yo circulábamos en coche, en invierno, por la cordillera de
las Cascadas. De pronto nos topamos con un tramo de carretera helado, el
coche hizo un trompo y se precipitó hacia el borde del acantilado. Grité
«¡Namu Amida Butsu!» y el coche frenó casi al instante… a medio metro del
precipicio. Fue un momento increíble.
En otra ocasión, me hallaba en una pequeña cafetería con Katie, una amiga,
en San Luis Obispo, California, cuando de pronto se produjo un terremoto de
magnitud 6,4. El suelo empezó a temblar y los objetos se caían de los
estantes. Yo agarré las manos de Katie a través de la mesa, la miré a los ojos,
y empecé a recitar: «¡Namu Amida Butsu!» A pesar del caos que estalló a
nuestro alrededor, ambas experimentamos una profunda serenidad. Katie dijo
que fue un momento sagrado para ella. Para mí también lo fue.
PROTECCIÓN SUBCONSCIENTE
Ducha caliente / ducha fría. Date una ducha caliente (o tibia), pero luego
abre el grifo del agua fría y permanece debajo del chorro durante tantos
minutos como seas capaz de soportar. Lo ideal es que te des una ducha de dos
minutos con agua helada. Es muy beneficioso. Luego abre de nuevo el grifo
del agua caliente, para entrar en calor, y termina con otra ducha de agua fría.
Puedes repetir esta operación varias veces. Pasar rápidamente del calor al frío
elimina las viejas energías. Es un poco como cuando un perro se sacude con
fuerza para eliminar el agua de su pelo. El agua fría no solo produce un
impacto en tu cuerpo físico, sino también en tu campo energético, de forma
que las viejas energías no pueden adherirse a ti con facilidad. Asimismo,
frotarte el cuerpo con sal, durante la fase caliente o la fase fría, contribuye a
restituir tu energía.
PROTEGER A OTROS
5. Práctica consistente en tomar contacto con la energía eléctrica de la tierra. (N. de la T.)
5
REFORZAR LAS HEBRAS
QUE TE EMPODERAN
Todo en la vida es vibración.
ATRIBUIDO A ALBERT EINSTEIN
Me desperté aterrada.
«¡Despierta, David!», exclamé, zarandeando a mi marido para despertarlo.
Me costó mucho, porque duerme como un tronco.
«¿Qué pasa?», masculló por fin, medio dormido.
«He soñado que Heather estaba en un pequeño bote, de noche, en un mar
agitado. Hacía mucho frío. Una gigantesca ola la arrojó por la borda al agua,
negra y helada. Era muy real. Estoy asustada.»
«Cariño, vuelve a dormirte. Ha sido solo una pesadilla», dijo mi marido,
dándose la vuelta y quedándose dormido al instante.
Pero yo no podía conciliar el sueño. Quiero mucho a mi hermana, Heather,
y estaba preocupada. Algo malo le ocurría, estaba segura de ello. Empecé de
inmediato a proyectar oraciones hacia ella y a rodearla de una luz blanca
protectora.
Por aquella época Heather trabajaba como marinera en un buque de
investigación, pero cuando tuve ese sueño yo no sabía en qué parte del
mundo se encontraba. Después de dar muchas vueltas en la cama y de
enviarle numerosas oraciones, por fin volví a dormirme. Por la mañana, seguí
envolviendo a mi hermana en una burbuja de luz.
En aquel entonces yo no podía contactar con mi hermana cuando estaba
navegando. De modo que dos semanas más tarde, cuando regresó, compartí
con ella mi sueño. Tras guardar silencio largo rato, Heather me contó que la
noche de mi sueño había estado trabajando en un barco frente a las islas
Aleutianas, en aguas de Alaska. Once de los investigadores y los tripulantes
habían desembarcado en una pequeña isla. Pero había estallado una tormenta
y el violento oleaje había impedido que salieran a rescatarlos para
transportarlos de regreso al barco.
Los investigadores y los tripulantes iban a quedarse varados en la playa de
la isla Unimak una noche de tormenta, con temperaturas bajo cero, sin ropas
adecuadas que los protegieran. Los tripulantes a bordo del barco estaban muy
preocupados por que sus compañeros no lograran sobrevivir. De modo que
Heather y otro tripulante tomaron la valiente decisión de ir en su auxilio en
un pequeño bote hinchable (una Zodiac). Tenían que afrontar las
embravecidas aguas para tratar de llevar el necesario equipo de supervivencia
a la isla.
Las gigantescas olas se abatían sobre la Zodiac mientras surcaba las aguas
en la oscuridad. En muchos momentos Heather y el otro tripulante estuvieron
a punto de caer al mar. Mi hermana me dijo que fue un milagro que
sobrevivieran. Yo quiero pensar que la energía que le envié contribuyó a que
se salvara esa noche.
Este es un ejemplo de unas hebras muy especiales que yo llamo «cordones
de comunión», que son lo que mantienen a la familias y a los seres queridos
unidos. No solo podemos conectar entre nosotros a través de ellos, sino que
nos tranquiliza saber que no estamos solos. Sabemos que contamos con el
apoyo de un clan de fuerza, amor y sabiduría. Cuanto más transparentes y
luminosos son estos cordones de comunión, más equilibrado te sientes.
Cuando las relaciones van viento en popa, estas hebras de conexión son
hermosas, radiantes, gruesas y fuertes. En personas que mantienen un
compromiso sentimental estable o que se profesan gran cariño las hebras
relucen, aunque esas personas estén separadas por muchos kilómetros de
distancia. El amor, la información y las emociones viajan rápida y fácilmente
a través de estos cordones de comunión. Por eso un marido puede darse
cuenta de que su esposa se ha lesionado al resbalarse en el hielo a la entrada
de su casa aunque en ese momento se encuentre en su lugar de trabajo. O que
una madre sepa que su hijo soldado corre grave peligro aunque se encuentre
muy lejos en el campo de batalla. O que un mellizo percibe que su hermano
se siente muy feliz aunque vivan en ciudades distintas. Los cordones de
comunión nos conectan con nuestros queridos amigos y parientes, ancestros,
mascotas y gurús espirituales, así como con las esferas angelicales y al
Creador. La vida es armoniosa y completa cuando nuestros cordones de
comunión están limpios y radiantes.
Sin embargo, a veces en las relaciones personales se produce una
interferencia vibratoria que crea residuos en las hebras de comunión que nos
conectan. Esto significa que, aunque el amor fluya a través del cordón de
conexión, no siempre es tan limpio como debería ser. Pueden producirse
interferencias de personas, lugares y objetos. Este fenómeno ha sido descrito
como una especie de cinturón de asteroides vibratorio que golpea el cordón.
La interferencia vibratoria que pasa a través de las hebras —como los
asteroides que surcan el espacio galáctico— hace que el flujo de energía se
enturbie y deteriore. De ahí que en ocasiones malinterpretemos lo que alguien
dice, o creamos que nos malinterpretan a nosotros. Creemos haber enviado
una comunicación compasiva y benevolente, pero cuando alcanza su destino,
es malinterpretada y recibida de forma distinta a como pretendíamos.
Esta interferencia vibratoria puede provenir de otras personas, pero también
puede provenir de la energía del lugar donde resides o de tu casa. En este
capítulo aprenderás varios métodos que puedes utilizar para mantener tu
campo energético personal fuerte y tus cordones de comunión limpios y
chispeantes. A continuación te ofrezco un sencillo ejercicio para limpiar los
desechos que se producen en las hebras que te conectan con un ser querido.
Despejar tu casa de objetos inútiles es uno de los sistemas más efectivos para
mantener tu frecuencia elevada y tus hebras limpias. Tienes hebras de energía
que te conectan con cada uno de los objetos que hay en tu casa. Los objetos
que tengan un significado positivo para ti, o que te regaló una persona con la
que mantienes una relación cariñosa, serán cordones transparentes. Si la
relación con la persona que te dio el objeto no es buena, las hebras que te
conectan con ella serán turbias y fláccidas. Las asociaciones y los recuerdos
que un objeto tiene para ti impactan también en las hebras que te conectan
con esa persona. Si tienes en tu cama un edredón que perteneció a tu abuela,
pero ella se quejaba siempre de lo dura que es la vida, es posible que exista
una relación entre sus continuas quejas y el edredón. Esto puede incidir en tus
cordones de conexión con el edredón y, por extensión, afectar tu sueño.
Cada objeto tiene un cordón conectado a uno de tus chakras o centros de
energía. El cúmulo de objetos inútiles en tu casa te expone a un revoltijo de
cordones, hebras y filamentos que bloquean tu energía. Esto puede hacer que
te sientas agotada, desanimada y abrumada. Cuando las hebras de energía
están obstruidas, tienes la sensación de que tu vida también lo está.
Si quieres que tus hebras vibren con fuerza vital y potenciar los cordones
que te conectan con el universo, ¡despeja tu hogar de objetos inútiles! ¡Haz
que la energía de tu hogar resplandezca!
Una de las formas de eliminar los cordones que te despojan de energía es
deshacerte de «trastos» que asocias con una persona, un lugar o una
experiencia negativa. Si crees que tu exmarido tiene hebras enganchadas a ti
que deseas eliminar, pero en tu casa tienes objetos que te regaló que te
recuerdan a él, ha llegado el momento de deshacerte de esos objetos. (El
mero hecho de que tu ex te haya regalado un objeto no significa que te esté
despojando de energía, sino que tiene asociaciones emocionales negativas
que hacen que disminuya tu energía e incluso puede reforzar los dolorosos
cordones entre tú y él.)
Después de un divorcio, una separación o una ruptura, uno de los lugares
del que debes eliminar cualquier objeto que te perturbe es tu cama. Dormir en
la misma cama que compartiste con tu ex impide que puedas distanciarte de
él. Los cordones entre vosotros pueden seguir formándose de nuevo aunque
los cortes. (Por supuesto, si no puedes permitirte adquirir un colchón nuevo,
puedes purificar el viejo con salvia. Haz lo mismo con el cabecero y el
armazón. Si tu cabecero es de madera, toma un diapasón y, después de
golpearlo, apoya el extremo sobre la madera para que la vibración se
propague a través de la fibra de la madera. Si la cama es de metal, utiliza una
campana o un gong para purificarla.)
Desde un punto de vista espiritual, deshacerte de objetos físicos equivale a
deshacerte de bloqueos y barreras emocionales en tu vida. Lo cierto es que el
cúmulo de trastos inútiles puede ser una señal que indica otros problemas
debajo de la superficie. También puede ser una forma de protegerte contra
diversos temores (como el temor al rechazo o el temor al futuro), o puede ser
el resultado de relaciones negativas, traumas infantiles sin resolver, un
complejo de inferioridad, el constante afán de complacer a los demás sin
atender a tus propias necesidades y muchas otras cosas.
Los cordones y las hebras que nos conectan con nuestros objetos pueden
obstruir nuestra energía si no tenemos cuidado. Las hebras de energía que nos
conectan con el mundo que nos rodea pueden parecer un nido de ratas si no
nos deshacemos de los objetos inútiles. No basta con que te deshagas de los
objetos a los que no tienes cariño y apenas utilizas. Si no vas a la fuente del
motivo por el que acumulas trastos inútiles, volverán a acumularse una y otra
vez.
Más no es mejor. Numerosos estudios demuestran que no somos más
felices, sanos, inteligentes o más benevolentes porque acumulamos bienes.
Vivimos en una sociedad de excesos, y nuestras casas están atestadas de
objetos. Deshacernos de trastos superfluos, en tanto que actividad física,
constituye un ejercicio muy útil: hay menos objetos que cuidar y limpiar y
menos probabilidades de que tropecemos con ellos. Sin embargo, en un
sentido más profundo, eliminar trastos inútiles puede ser un ejercicio
espiritualmente empoderador, porque llega un momento en que los objetos
materiales desplazan a nuestras necesidades emocionales y espirituales.
Nuestros cordones están atascados debido a los residuos energéticos.
Algunas personas padecen un trastorno de conducta que las impulsa a
acumular cosas. Esto no tiene nada que ver con la persona que tiene gran
cantidad de objetos inútiles. Las personas que acumulan compulsivamente
tienen un patrón cerebral muy específico que les crea la necesidad de
acumular objetos. Es un trastorno fisiológico que requiere tratamiento
psiquiátrico. La información que ofrezco aquí sobre el almacenamiento de
objetos superfluos no es aplicable a las personas que padecen este penoso y
debilitante trastorno.
En última instancia, no tiene que ver con los objetos, sino con el
significado que conferimos a nuestros objetos. Por ejemplo, un jarrón rosa
puede ser simplemente un jarrón rosa, pero si es el último regalo que te hizo
tu novio antes de partir para la guerra —y no regresó—, puede representar el
amor auténtico. O puede evocar en ti un sentimiento de culpa por su muerte
(por ejemplo, si le animaste a que partiera). O puede significar un amor sin
igual. No es el objeto en sí lo que crea el problema, sino el significado que le
otorgas. Si te cuesta mantener una relación sentimental y en tu casa tienes
objetos que representan relaciones anteriores fallidas, estos objetos siguen
echándote en cara una y otra vez, de forma subliminal, que eres un desastre a
la hora de mantener una relación sentimental. Esto, a su vez, se convierte en
una profecía que se hace realidad.
En el Capítulo 2 examinaste tu cuerpo para descubrir a qué estabas
conectada. Puedes utilizar el mismo proceso para examinar tu vivienda y
comprobar con qué objetos y pertenencias mantienes una fuerte conexión.
También puedes utilizarlo para averiguar si hay algo que merma tu energía y
debas eliminar de tu casa.
Lo que para una persona representa un montón de trastos inútiles para otra
tienen un significado distinto. Si estás encariñada con ellos y los utilizas, no
son trastos inútiles. Por lo demás, algunos objetos que podríamos definir
como superfluos en una zona de la casa quizá no lo sean en otra. Te aconsejo
que examines cada objeto que tienes en tu casa y te preguntes si estás
encariñada con él y si lo utilizas. Si la respuesta es negativa, quizá debas
eliminarlo de tu casa. ¡Tus hebras de energía te lo agradecerán!
Cuando vives en una casa libre de objetos inútiles, es mucho más fácil
desprenderte de las hebras molestas y mantener los cordones beneficiosos
fuertes y transparentes. (Para más información sobre cómo deshacerte de
objetos inútiles, consulta mi programa online «Less Clutter, More Joy» para
convertirte en una coach experta en eliminar objetos inútiles an la página web
de HayHouseU.com.)
El siguiente paso, después de deshacerte de lo superfluo en tu casa, es
adecentarla y limpiar los espacios.
La energía en tu hogar
responde a pensamientos e intenciones
Unas hebras de energía invisibles pero muy reales están entrelazadas por toda
tu casa. Tu hogar no solo es una estructura física inanimada. Es un
receptáculo de campos energéticos invisibles y vibrantes, y estos campos
energéticos responden a tus pensamientos e intenciones.
Cada espacio tiene energía. Tu casa no solo es un compuesto de materiales
utilizados para darte cobijo, sino que cada centímetro cúbico —ya sea un
espacio sólido o aparentemente vacío— también se compone de infinitos
flujos y hebras de energía. Cuando entras en un espacio que hace que te
sientas de inmediato animado y optimista, o en una habitación donde la
atmósfera hace que te sientas cansado y sin fuerzas, respondes a la energía
del entorno. Si percibes tensión y opresión en una habitación en la que se ha
producido una discusión, experimentas una energía residual que puede
permanecer en ese espacio mucho después de que la discusión haya
concluido.
A veces la energía en una vivienda o una oficina está estancada y apagada.
En tal caso puedes sentirte cansado y apático o nervioso e irritado. Sin
embargo, basta con que aprendas unas sencillas técnicas para limpiar la
energía de tu espacio para que se produzca una asombrosa y positiva
influencia en la forma en que te sientes y en todos los aspectos de tu vida.
Cuando invocas bendiciones y ayuda a las esferas invisibles del espíritu, las
hebras negativas desparecen y tu corazón rebosa de una increíble magia y
alegría, de forma que tu casa se convierte en un hogar para tu alma.
Los requisitos más importantes para aplicar cualquier técnica de limpieza
siempre son tu intuición y los dictados de tu corazón. Cuando abras tu
corazón al espíritu, este te guiará hacia las herramientas, la información y las
ceremonias más adecuadas para ti.
El mero hecho de pasearte por las habitaciones más importantes de tu casa
haciendo sonar una campana, quemando incienso sobre un altar o haciendo
circular el humo de un manojo de salvia ardiente con una pluma a primeras
horas de la mañana puede establecer un patrón de claridad para el resto de la
jornada. Mientras limpias los espacios de tu casa, no es raro que se
desprendan también de tu persona hebras negativas. A continuación describo
los pasos que debes utilizar para limpiar espacios.
Campanas
En todo el mundo se fabrican campanas muy bellas. Su sonido y los metales
con que están hechas varían dependiendo de las tradiciones o sus orígenes.
Cualquier campana puede ser utilizada para limpiar espacios si sientes una
conexión con ella y te encanta su sonido. La historia y el folclore que rodea a
las campanas llenaría un libro. Utiliza tu intuición para hallar la campana más
adecuada para ti.
Cuencos tibetanos
El monje sostiene un amplio cuenco de metal en la mano. Sus dedos se
apoyan delicadamente sobre la fría y lisa superficie mientras el peso del
cuenco reposa en la palma de su mano. Acto seguido el monje, concentrado y
deliberadamente, golpea el borde con un mazo de madera y empieza a pasarlo
lentamente por el borde del cuenco, creando un sonido profundo y
reverberante, potente y majestuoso. El monje cierra los ojos. Su respiración
se hace más lenta y profunda. El sonido le llena hasta que siente que
desaparece dentro de él. Las ondas de sonido vibran a través de él e inundan
la habitación. El monje deja el mazo con suavidad y se sienta en silencio,
hasta que el sonido se convierte en un murmullo… y se disipa por completo.
El monje abre los ojos despacio y contempla el espacio que lo rodea. Toda la
habitación parece resplandecer de energía y luz.
Los cuencos tibetanos, llamados a veces cuencos del Himalaya, provienen
del Tíbet, Nepal o el norte de la India y tienen una extraordinaria capacidad
de purificar la energía de un hogar. Su uso en Asia se remonta a más de 3.000
años. Estos asombrosos objetos crean una vibración sonora tan poderosa que
puede dar la impresión de que los muros se desploman. La vibración del
sonido parece tocarte el alma. Puede purificar tus hebras y multitud de hebras
en tu casa. De hecho, algunos médicos occidentales utilizan cuencos
tibetanos con pacientes de cáncer porque han comprobado que los sonidos
generados pueden tener un impacto en las células malignas.
Cuando se utiliza con propósitos espirituales, el sonido del cuenco tibetano
puede proyectar también poderosas formas de energía. Alexandra David-
Néel, una intrépida aventurera francesa que pasó 14 años explorando el Tíbet
a principios de la década de 1900, describió haber visto unos fogonazos de
luz procedentes de un cuenco tibetano tocado por un lama en un remoto
monasterio. El santón dijo que el sonido que emitía el cuenco podía crear
formas e incluso seres espirituales. Afirmó que los pensamientos y las
intenciones de una persona podían viajar a través del sonido del cuenco
tibetano para crear manifestaciones de energía.
Cuencos de cristal
Los cuencos de cristal de cuarzo tienen una habilidad especial para armonizar
la sutil energía de la luz en una habitación, así como tu campo energético
personal. Tienen la asombrosa capacidad de eliminar cualquier hebra
innecesaria, en especial las que estén conectadas a tus chakras del tercer ojo y
la corona. La energía que generan es de una naturaleza casi alquímica, capaz
de incrementar dramáticamente la consciencia de un espacio. Estos cuencos
están hechos de sílice, el componente básico de los cristales de cuarzo, y
vienen utilizándose desde hace miles de años para prácticas espirituales. Los
cristales de cuarzo tienen la capacidad de transmitir información y energía y
se utilizan en las radios de cuarzo originales para transmitir sonido.
El tamaño de los cuencos de cristal de cuarzo varía entre 15 y 50
centímetros de diámetro. Distintos tamaños producen distintos tonos. Estos
cuencos de aspecto etéreo se tocan golpeándolos suavemente con un mazo de
madera forrado para crear un sonido puro como una campana. También
puedes tocarlos pasando un mazo recubierto de goma por la circunferencia
del cuenco hasta que empiece a emitir un sonido. Hay que evitar que la
vibración sea demasiado intensa durante largo rato, pues puede resquebrajar
el cristal. El movimiento en espiral del sonido crea espirales místicas en la
energía de la habitación.
Una de las formas más eficaces de aportar una energía vibrante y equilibrada
a tu hogar es mediante el uso de un altar doméstico. Los altares domésticos se
remontan a los albores de la historia de la humanidad, a épocas primarias,
cuando la gente habitaba en cuevas. Se han hallado altares hechos con huesos
de osos y otros objetos en las cuevas. Ahora, en los tiempos modernos,
existen ecos de esta práctica. Por ejemplo, un grupo de fotos sobre el piano
en una casa constituye una especie de altar ancestral subliminal. Los objetos
que colocas sobre la repisa de tu chimenea evocan los altares que honraban a
Hestia en la Grecia antigua, donde los altares junto al fuego bendecían la casa
y el hogar.
No es necesario que los altares sean religiosos; basta con que coloques
juntos objetos que tengan un sentido especial para ti para revitalizar tu casa.
Los altares son valiosos porque constituyen un telón de fondo espiritual para
todo lo que sucede en tu casa. También sirven como un faro para invocar
ayuda espiritual y luego irradiar una energía cristalina en el espacio.
Las piedras que coges en la naturaleza también pueden ser fuentes de una
energía sanadora. Asimismo, una piedra que te da una persona especial
contiene la energía de esa conexión. Colocar estas piedras en tu altar es una
forma de implantar esa energía en el espacio.
Una de las cosas más profundas que puedes hacer para recibir bendiciones en
tu casa es invocar las energías de los ángeles. A continuación te ofrezco un
método muy sencillo para llenar tu hogar de radiante luz y espléndida
vitalidad. Enciende una vela, apacigua tu mente y concéntrate en la intención
de que los ángeles eliminen todas las hebras innecesarias de tu persona, de
otros ocupantes de tu casa y de tu misma casa. Imagina a un gigantesco ángel
detrás de ti, envolviéndote en sus alas de luz. Déjate ir, ríndete y confía en
que todo está en orden.
Existe un secreto que hace que este método sea el más potente de todos los
métodos. Para que funcione, debes creer en los ángeles y confiar en que
pueden cortar todo lo que no sea necesario. Los ángeles son reales…, aunque
no creas en ellos. No obstante, si crees en ellos, este método resulta mucho
más efectivo.
Yo he tenido algunas experiencias relacionadas con ángeles que deseo
compartir contigo confiando en potenciar tu conexión con la esfera angélica.
Yo no creía en los ángeles antes de tener esas experiencias angélicas. Ahora
sé que los ángeles están a un pensamiento de distancia, y que el mero hecho
de que leas acerca de ellos en este libro empieza a crear unas hebras más
amorosas entre tú y las esferas angélicas.
Mi primera y vívida experiencia con ángeles ocurrió cuando estuve
ingresada en el hospital, a los 17 años, como consecuencia de las traumáticas
heridas que había sufrido. Una noche me desperté sintiendo unos dolores
espantosos. Cerré los ojos con fuerza; el más mínimo esfuerzo era como si
me desgarraran por dentro. Eran unos dolores insoportables, que me
asaltaban en una oleada tras otra. Rogué en silencio que alguien acudiera en
mi ayuda.
Oí el rechinar de la puerta al abrirse, seguido por el sonido de unos pasos.
Luego sentí una mano tomar la mía suavemente. De inmediato, el dolor
remitió y experimenté una maravillosa sensación de estar a salvo. Abrí los
ojos, suponiendo que vería a la enfermera o al médico que había acudido para
confortarme, ¡pero la habitación estaba vacía!
Sin embargo seguía sintiendo el calor y el tacto de una mano que apretaba
la mía. Alguien sostenía mi mano. No vi a nadie, pero sentí sus dedos y sus
uñas. Era innegable. Poco a poco me invadió una sensación de paz y
tranquilidad y caí en un profundo sueño. A partir de esa noche, cada vez que
me asaltaban los dolores, aparecían unas manos reconfortantes que me
procuraban alivio durante las horas nocturnas. A veces era una mano
masculina, otras femenina. En cierto momento, recuerdo una mano menuda,
como la de un niño, que sostenía la mía. Me sentí profundamente agradecida
por esa presencia que ahora sé que eran ángeles.
Desde ese episodio, hace muchos años, los ángeles han aparecido en mi
vida de distintas guisas. La mayoría de las veces aparecen como una
repentina imagen o intuición. A veces su presencia es invisible, como cuando
me hallaba en el hospital. Pero otras, en raras circunstancias, aparecen con
una forma física, humana, pero con una presencia celestial.
Yo tenía 18 años. Cuando abandoné el hospital, mi vida fue muy dura.
Vivía en un camping para caravanas junto a la autopista, trabajando de
lavaplatos en un restaurante de carretera para reunir el dinero suficiente para
ir a la universidad. No conocía a nadie y me sentía muy sola. Las noches de
invierno eran especialmente duras. El viento helado y el constante ruido del
tráfico que circulaba por la autopista se filtraban a través de las junturas
metálicas de mi caravana. A menudo la dureza de mi trabajo y mi
desesperada situación me abrumaban, y caía dormida deprimida y agotada.
Una gélida noche de invierno, hacia las 3 de la madrugada, me desperté
profundamente abatida. No podía más. No quería seguir viviendo. Me
invadió una fría sensación de calma, y comprendí lo que debía hacer.
Decidida a llevar a cabo mi propósito, salí de mi caravana, eché a andar por
la carretera hacia el puente y al poco rato llegué a un enorme parque. El suelo
estaba cubierto de nieve embarrada. Mientras atravesaba el parque, iluminado
por las farolas, vi a un joven aproximadamente de mi edad sentado en un
banco del parque, cabizbajo. En circunstancias normales no me habría
acercado a un extraño a las 3 de la mañana en una zona tan aislada. Pero,
puesto que había decido poner fin a mi vida, pensé: «¡Qué más da si trata de
atacarme! En cualquier caso, dentro de unos momentos estaré muerta, de
modo que no tengo nada que perder».
Me acerqué al joven y le pregunté si se encontraba bien. Él alzó la vista, me
miró meneando la cabeza y murmuró: «No».
Me senté a su lado. El joven empezó a contarme los problemas que tenía en
su vida, y al cabo de un rato me confesó que también había decidido arrojarse
desde el puente.
Charlamos largo rato. «Eres muy joven», dije. «Estás pasando por malos
momentos, pero todo se arreglará».
Más animado, el joven me dijo que yo le había ayudado mucho y me dio
las gracias. Me sentí tan bien que olvidé que había decidido arrojarme del
puente para morir ahogada. Di media vuelta y regresé a mi caravana. Cuando
eché a andar de regreso a través del parque, observé que el sol empezaba a
despuntar. La nieve embarrada y sucia que había visto antes mostraba ahora
un espléndido color rosado en contraste con la tierra oscura. Cuando entré en
mi caravana, comprendí que, aunque estaba pasando por una época muy dura
en mi vida, las cosas mejorarían…, y era verdad.
Años más tarde, comprendí que mi encuentro con el joven no había sido
fortuito. Estoy convencida de que esa fría noche de invierno me encontré con
un ángel…, un auténtico ángel. Claro está, nunca lo sabré con certeza, pero
ese joven siempre será un ángel para mí.
Los ángeles se presentan de numerosas guisas; sin embargo, la mayoría de
las veces son invisibles. No solo he tenido la suerte en mi vida de que me
visitaran unos ángeles invisibles, sino que muchas personas que asisten a mis
seminarios han tenido la misma experiencia.
En cierta ocasión me hallaba en Irlanda, impartiendo un curso sobre
ángeles, cuando sucedió algo extraordinario. Durante un ejercicio, pedí a los
asistentes que levantaran su brazo derecho. En una esquina de la habitación
había un hombre sentado en una silla de ruedas porque padecía una
enfermedad muy debilitante. Para él era un contratiempo no poder levantar el
brazo debido a su enfermedad, por más que deseaba seguir mis instrucciones.
De pronto sintió que alguien detrás de él le levantaba el brazo. Cuando se
volvió para ver quién era, comprobó que no había nadie.
No obstante, sentía los dedos de la mano de alguien sosteniéndole el brazo
en alto, y observó una marca en su brazo donde alguien se lo había sujetado.
Yo pedí a los participantes que alzaran el brazo cinco veces, y cinco veces
una mano invisible levantó el brazo del hombre sentado en la silla de ruedas.
Su esposa, que estaba sentada junto a él, también vio las marcas en la parte
superior de su brazo, como si una mano invisible lo hubiera sostenido en alto.
Cuando finalizó el curso, el matrimonio se acercó a mí, con los ojos llenos de
lágrimas. Estaban convencidos de haber presenciado un milagro.
Aunque los ángeles suelen ser invisibles, también pueden presentarse en
forma humana, como el ángel que apareció cuando yo tomaba un café con mi
amiga Andrea en Londres. Por aquella época, Andrea era la directora de una
de las revistas más importantes del mundo. Estábamos sentadas a una mesa
en un pequeño y desierto café, charlando sobre nuestras cosas, cuando una
mujer que aparentaba unos 70 años, muy elegante, con el pelo blanco peinado
en un moño y un traje sastre de color rosa, entró en el café. Tras pedir un
cappuccino, se acercó a nuestra mesa y nos preguntó si podían sentarse.
Andrea y yo nos quedamos atónitas. Las otras mesas estaban vacías y en la
nuestra apenas había sitio para dos personas. No obstante, accedimos a que se
sentara con nosotras. La mujer se sentó, depositó su café ante ella, se volvió
hacia Andrea y empezó a hablar como si sus palabras fluyeran directamente
de su alma hacia el corazón de mi amiga.
Los atinados consejos que ofreció a Andrea con respecto a su vida eran
asombrosos. En cierto momento, Andrea y yo nos miramos como diciendo:
¡Esto es increíble!, y cuando nos volvimos de nuevo hacia la mujer, ¡había
desaparecido! Se había evaporado literalmente. Miramos incrédulas su
cappuccino, que estaba intacto, y luego nos miramos de nuevo. Andrea se
inclinó hacia mí y susurró: «¡Era un ángel!»
Yo asentí con la cabeza. «Sí, era un ángel».
Los ángeles son reales… y están aquí para ayudarnos. Están a un
pensamiento de distancia. Basta con que los invoquemos. Pídeles que te
ayuden a eliminar las hebras y las telarañas de energía que no te empoderan
ni te son útiles, en tu campo energético personal y en el campo energético de
tu hogar.
CONCLUSIÓN
Gracias por compartir conmigo este viaje sobre la naturaleza de las hebras de
energía. Como he mencionado en el Prefacio, mi querida maestra hawaiana
me dijo: «Cuando comprendes la naturaleza de estas hebras, te ubicas en el
centro de todo lo que es real e importante en tu vida. Sabes permanecer en el
centro de la gracia y el poder personal». Sus palabras me han servido de guía
durante décadas. Me iniciaron en el viaje que me llevó a comprender que no
estamos separados del universo que nos rodea, que formamos parte de un
vasto y pulsante océano de energía que interactúa constantemente con
nosotros.
No solo estamos influidos por la consciencia de este mar de fuerza vital,
sino que todos somos una parte integrante, esencial y viva de él. Estamos
infinitamente interconectados con todo. Grandes flotillas de hebras de energía
fluyen de cada uno de nosotros hacia una esfera donde el tiempo y el espacio
son una quimera, donde el pasado, el presente y el futuro existen en un
continuo aquí y ahora.
El viaje para seguir nuestras hebras individuales y colectivas hasta la lejana
orilla del vasto universo es un viaje bendito y sagrado. Me honra haberos
acompañado en esta senda, queridos compañeros de viaje del alma, mientras
hemos explorado los filamentos, los hilos, las cintas, las hebras y los
cordones de energía que nos conectan con todo lo que existe en el mundo.
Juntos hemos aprendido a descifrar a qué estamos fuertemente conectados y
qué incide en nuestra energía haciendo que aumente o disminuya, además de
numerosas formas de cortar los cordones que nos atan y aumentar y
magnificar las hembras que nos empoderan.
Confío haber sido una grata compañera de viaje mientras leías este libro.
Deseo sinceramente que la información que habéis obtenido en estas páginas
os sea valiosa durante vuestros periplos por la vida.
AGRADECIMIENTOS